MES DE PREPARACIÓN PARA CONSAGRARSE A MARÍA
SANTÍSIMA EN MATERNA ESCLAVITUD DE AMOR
Según San Luis María Grignion De Montfort
Décimo día
Tratado: [90-95]
Deformación del culto a María
Después de haber declarado las cinco verdades anteriormente
enumeradas, San Luis María indica la verdadera devoción, pero antes
advierte la existencia de falsas devociones, que se confunden fácilmente
por verdaderas. Afirma pues: “El demonio busca llevar consigo a las
almas falsificando la devoción a la Santísima Virgen y a Jesús”.
Consiguientemente el santo nos hará conocer las falsas devociones a
María, para evitarlas, y la verdadera para abrazarla, y luego nos dará a
conocer entre las diferentes formas de devoción a la Virgen Santa: la más
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perfecta, la más agradable a Ella, agradable al Señor y la más santificadora
para nosotros, a fin de que la elijamos.
El santo continúa diciendo que para él existen siete tipos de falsos
devotos y de falsas devociones a María:
1) Los devotos críticos: Éstos son doctores orgullosos, que tienen cierta
devoción a la Virgen Santa, pero critican todas las prácticas de piedad
que las personas simples cumplen inocente y santamente en honor de la
Virgen. Ponen en duda todos los milagros y relatos referidos por autores
dignos de fe, que demuestran los favores y el poder de la Virgen
Santísima. Cuando se les demuestra los honores que los Santos Padres
tributan a María, o bien responden diciendo que hablan retóricamente o
bien que alteran la interpretación. Ésta especie de falsos devotos son muy
peligrosos pues ellos cometen una grave injusticia hacia la devoción a la
Virgen María.
2) Los devotos escrupulosos: Son aquellos quienes temen que por
honrar a la Madre se deshonre al Hijo. Ven con gran pesar que delante
de un altar de la Virgen Santa haya más personas arrodilladas que delante
del Santísimo Sacramento, como si las dos cosas fuesen incompatibles y
como si los que ruegan a la Virgen no rezaran a Jesucristo por medio de
Ella. Lo que éstas personas dicen, en cierto sentido es verdadero, sin
embargo, de acuerdo a la aplicación que ellos hacen para obstaculizar la
devoción a María, es una sutil insidia del maligno escondida bajo el
pretexto de un bien mayor, porque nunca se honra más a Jesucristo,
como cuando más se honra a la Virgen Santa. De hecho, se la honra a
Ella para honrar más perfectamente a Jesucristo, y se dirige a Ella como
la vía que conduce a la meta hacia la cual tendemos: Jesucristo. La Iglesia
en la oración del Ave María, bendice en primer lugar a la Virgen Santa y
después a Jesucristo, “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de
tu vientre!”, no porque María sea más importante que Jesús o igual a Él,
sino porque es necesario bendecir primero a la Madre para bendecir más
perfectamente al Hijo, Jesucristo.
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Prácticas de preparación
Después de habernos orientado los primeros diez días a liberarnos del
espíritu del mundo, San Luis María nos invita ahora a hacer el propósito
de adquirir el conocimiento de nosotros mismos, de nuestra maldad,
debilidad, pequeñeces y miserias, con el fin de conducirnos a una
auténtica contrición de los pecados propios y reconocer la
necesidad de ser ayudados. Para lo cual proponemos algunos textos
de San Alfonso, útiles para alcanzar la virtud de la humildad y
disponernos a reconocer nuestra propia miseria.
1) Ponerse en la presencia de Dios.
2) Pedir la gracia de tener un gran conocimiento de nosotros mismos:
“Que me conozca Señor”.
3) Lectura Tenemos un alma inmortal que salvar (De San Alfonso
María de Ligorio, Vía de la salud).
El negocio de nuestra salvación eterna es el negocio más importante de
todos: nos procura la bienaventuranza o la perdición eterna. Este negocio
termina en la eternidad, es decir, en la salvación o perdición eterna: en
procurarnos una eternidad de gozo o una eternidad de tormentos: a vivir
una vida para siempre feliz o para siempre infeliz. ¡Oh Dios mío!, ¿qué
será de mí? ¿Me salvaré o me condenaré? Puede ser que me salve o puede
ser que me pierda. Y si es posible que me pierda, ¿por qué no me resuelvo
a abrazar una vida, que me asegure la vida eterna?
“¿Y después? ¿Y después?” Si todos pensaran en la muerte, cuando todo
se ha de dejar; o en el juicio, en el cual rendiremos cuenta de todo,
¡eternidad feliz o infeliz, según a cada uno le tocare!
Veo, Dios mío, que he olvidado que mi alma es inmortal,
descuidando el quehacer más importante de mi vida, cambiándolo por
pequeñeces y superficialidades. Me arrepiento, oh Sumo Bien, de haberos
vuelto la espalda y hoy resuelvo entregarme del todo a vos. ¿Y que
espero? ¿Quizá que vos me abandones, y que la muerte me encuentre
miserable e ingrato, de acuerdo a como he vivido hasta ahora? No, Dios
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mío, yo no quiero daros más disgustos, y os quiero amar. ¡Os amo
Bondad! ¡Ayúdame tú, María, ¡esperanza mía!
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Letanías del Espíritu Santo
Señor ten piedad, Señor ten piedad
Cristo ten piedad, Cristo ten piedad
Señor ten piedad, Señor ten piedad
Cristo óyenos, Cristo óyenos
Cristo escúchanos, Cristo escúchanos
Dios Padre Celestial, Ten piedad de nosotros
Dios Hijo Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros
Santa Trinidad, un solo Dios, Ten piedad de nosotros
Después de cada invocación, decir: Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor, que aleteando sobre las aguas al comienzo de la creación la
fecundaste
Espíritu por cuya inspiración han hablado los santos hombres de Dios
Espíritu cuya unción nos enseña todo
Espíritu testigo de Cristo
Espíritu de verdad que nos sugiere toda cosa
Espíritu que te posas sobre María
Espíritu del Señor que llenas la tierra
Espíritu de Dios que habitas en nosotros
Espíritu de sabiduría y entendimiento
Espíritu de consejo y fortaleza
Espíritu de ciencia y de piedad
Espíritu del temor del Señor
Espíritu de gracia y misericordia
Espíritu de virtud, de dilección y de sobriedad
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz
Espíritu de humildad y castidad
Espíritu de benevolencia y de mansedumbre
Espíritu de la gracia multiforme
Espíritu que sondeaste también las profundidades divinas
Espíritu que pides por nosotros con gemidos inenarrables
Espíritu que bajaste sobre Cristo en forma de paloma
Espíritu en el cual nacemos
Espíritu por el que la caridad es infundida en nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios
Espíritu que te apareciste sobre los discípulos en lenguas de fuego
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Espíritu del cual están repletos los Apóstoles
Espíritu que repartes los dones como más te parece
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo – Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo – Escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo – Ten piedad de nosotros
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