CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO TERAPÉUTICO EN LA ACTUALIDAD
Leidy Johanna Blanco Blanco
Juan Henry
Alejandro
Leidy Johana
Jenny
Politécnico Grancolombiano
Psicología
Profesora
Angela Gisselle Lozano Ruiz
Septiembre de 2021
La psicología clínica es aquella especialización que aplica los principios, técnicas y
conocimientos basados en hechos científicos desarrollados y estudiados por esta para evaluar,
diagnosticar, explicar, entender, tratar, modificar y prevenir las irregularidades o los trastornos
mentales y algún otro comportamiento importante para los procesos de salud en los distintos
campos en que estos puedan tener lugar. Por otro lado, la terapia psicológica consiste en una
relación interpersonal entre dos o más pacientes, para el cual uno debe ser el profesional
capacitado, este debe contar con un entrenamiento y experiencia especifica en el manejo de los
problemas psicológicos, en el cual, es el paciente que cursa algún problema en su ajuste
emocional, conductual o interpersonal, que ha pasado a hacer parte de la relación con el
tratamiento, con el fin de resolver sus problemas. La relación psicoterapéutica es una unión de
ayuda, pero con propósitos claros, en la cual se aplican varios métodos, en su mayoría de
naturaleza psicológica, con el fin de incidir en los cambios que el paciente desea y el profesional
aprueba. De acuerdo a lo anterior, estas técnicas se cimentan en un estudio formal acerca de los
problemas psicológicos en general y del malestar especifico del paciente. A parte de los
resultados teóricos, generalmente los profesionales aplican varias técnicas de intervención tales
como, fomentar la percepción de la realidad o lo que siente el paciente (insight), disminuir el
sufrimiento emocional, entender el proceso de libración de las emociones negativas (catarsis),
proporcionar información nueva y acertada, crear tareas fuera de la terapia y aumentar la fe de
los pacientes y sus expectativas de lograr cambios.
.
Por otro lado, encontramos diferentes modalidades de intervenciones psicoterapéuticas que son
dadas y consensuadas por el terapeuta y el paciente a lo largo de la terapia, estas han sido muy
relevantes a lo largo de los años (Sandler 1993). Son instrumentos de vital importancia para el
proceso terapéutico, dan herramientas que impulsan y conforman el camino al cambio. De igual
manera han formado parte de múltiples estudios psicoanalíticos muy interesantes y el estudio de
tipos de intervenciones que resultan más apropiadas para provocar un cambio terapéutico
tomando en cuentas las condiciones del paciente y la relación que se establezca con el terapeuta.
El estudio de las intervenciones se ha enriquecido con los aportes de diferentes autores,
la apropiación de los descubrimientos interdisciplinarios en las neurociencias, al igual que la
investigación de procesos y resultados de psicoterapia. El concepto que se tenga del proceso va a
tener influencia en los objetivos del tratamiento y en las intervenciones. Tal como dijo (Thoma
y Kachele 1989), para que un modelo de procedimiento sea útil, debe tener ciertas
características; ser flexible, individual y tener regularidad (es decir la función terapéutica debe
tener una estructura). Este modelo de proceso tiene como base los siguientes principios:
el terapeuta selecciona según sus objetivos métodos a corto plazo y estrategias a largo plazo,
diferentes intervenciones Los logros terapéuticos, remiten a las creencias otorgadas a la cura y a
los modelos de proceso terapéutico (Leibovich de Duarte et al. 2004). Uno de los propósitos de
la psicoterapia psicodinámica, es hacer una modificación de la relación del paciente con sus
mismos afectos; facilitar la presentación de la afectividad mentalizada y potencializando
funciones integradoras. Diferentes investigadores, y clínicos suponen que las acciones del
terapeuta tienen relación con los cambios en la terapia (Foa y Kozak, 1986; Greenberg, 2002;
Linehan, 1987, Luborsky, 1984; Strupp & Binder, 1984; Weissman, Markowitz y Klerman,
2000). En el campo de la psicoterapia se han estudiado características y clases de intervenciones.
Existen terapias con muy buena estructura, como la terapia conductual o la terapia cognitiva, ya
que poseen intervenciones muy bien definidas, como la búsqueda de explicaciones alternativas o
la exposición para eventos específicos. Otras terapias son menos directivas, como las de
orientación psicoanalítica, estas consisten en acciones facilitadoras del terapeuta, como la
reflexión o la exploración. también encontramos, la terapia personal la cual existe una extendida
creencia entre los psicoterapeutas según la cual la terapia personal es una preparación deseable,
si no necesaria, para poder dirigir un tratamiento (Garfield y Kurtz, 1976; Goldberg, 1986; Guy
y Liaboe, 1986). Sin embargo, muchos programas de formación siguen exigiéndolo o, cuando
menos, lo recomiendan (Greenberg y Staller, 1981). En un estudio sobre programas doctorales de
psicología clínica, el 71 % exigía, o decididamente recomendaba, que sus estudiantes recibieran
algún tipo de psicoterapia personal (Wampler y Strupp, 1976). Hay varios motivos para la
adopción de esta medida: los dos principales son que la terapia personal proporciona una valiosa
experiencia de aprendizaje y que promueve un grado más alto de estabilidad emocional y salud
mental. Como dice Storr (1979), “creo que a los psicoterapeutas les es valioso someterse a la
psicoterapia a fin de que les sea más fácil penetrar imaginativamente en lo que los pacientes
están experimentando”. Más allá de la oportunidad de experimentar lo que se siente un paciente,
La psicoterapia personal también puede ayudar al estudiante durante los años de formación a
tolerar las presiones el estrés y las tensiones inherentes al proceso de formación en psicoterapia.
No solo el estrés relacionado con la formación puede exacerbar una psicopatología preexistente,
sino que también suele precipitar nuevas dolencias y dificultades. Marmor (1983) señala que
convertirse en psicoterapeuta a menudo despierta cierto sentimiento de superioridad en el
estudiante, que puede llegar a requerir una solución terapéutica.; sin embargo, su valor potencial
hace deseable que todos los estudiantes que estudian para convertirse en psicoterapeutas.
Para concluir, cuando se habla de psicoterapia nos referimos a una gama de tratamientos que nos
pueden ayudar con dificultades emocionales y algunos trastornos psiquiátricos, mediante el uso
de técnicas verbales psicológicas. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la
psicoterapia se puede definir como un “tratamiento de colaboración entre un individuo y un
psicólogo” donde el psicólogo utiliza “procedimientos científicamente validados para ayudar a
las personas a desarrollar hábitos más saludables y más efectivos”, en otras palabras, la
psicoterapia es un tratamiento psicológico para abordar una variedad de trastornos mentales que
pueden o no realizarse en combinación con un tratamiento farmacológico. Su objetivo
fundamental es permitir que los pacientes o consultantes, entienden sus sentimientos y aquello
que los hace sentir pesimistas, ansiosos o deprimidos, lo cual puede brindarles herramientas para
hacer frente a las situaciones difíciles de su vida de una manera más adaptable. Cerca del 75 por
ciento de las personas que son tratadas por medio de la psicoterapia muestran algún beneficio
(APA, 2016). Se ha demostrado que la psicoterapia puede mejorar las emociones y los
comportamientos, además está relacionada con cambios positivos a nivel cerebral e inclusive
corporal. Sus beneficios también incluyen reducción de los días de incapacidad por enfermedad,
disminución de la discapacidad, problemas médicos y aumento de la satisfacción laboral.
REFERENCIAS:
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Sandler, J., Dare, C., y Holder, A. (1993). El paciente y el analista. Las bases del proceso
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