Tecnicas Proyectivas en La Infancia y en La Adolescencia
Tecnicas Proyectivas en La Infancia y en La Adolescencia
Psicología Forense
Especializada en niñas, niñas y adolescentes
Mod. VI Tema VII
INTRODUCCIÓN
1
Jean Laplanche, Jean Bertrand Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis. Traducción de Fernando Gimeno Cervantes,
Barcelona, Paidos, 1993, pp 306-312
1
no presupone o exige una determinada respuesta”2. Por otra parte, el test o prueba proyectiva
es “una situación relativamente no estructurada aunque estándar, a la que un probando debe
responder con tan pocas restricciones como sea posible en su forma de respuesta”3. De forma
que una prueba a diferencia de una técnica tiene material estandarizado y una forma de
presentación y consigna tipificados.
DESARROLLO HISTÓRICO
A continuación se exponen las técnicas más importantes en orden cronológico y los conceptos
fundamentales que aportan al estudio de los métodos proyectivos. El desarrollo histórico es
especialmente importante porque ofrece las bases epistemológicas que dan sustento a las pruebas.
Son esas teorías las que servirán a la hora de definir una batería, dar sustento científico y
congruencia a la pericial, y defenderla eventualmente en juntas de perito. En cada referencia
histórica aparecerán los referentes epistemológicos.
La intención del test era provocar la asociación libre. Freud, había descubierto esta técnica como
método para investigar el inconsciente. El adjetivo inconsciente se utiliza para connotar el
conjunto de los contenidos no presentes en el campo actual de la conciencia. Esto en un sentido
descriptivo y no tópico, sin efectuar una discriminación entre los contenidos de los sistemas
preconsciente e inconsciente descubiertos por el padre del psicoanálisis. En el sentido tópico la
palabra inconsciente designa uno de los sistemas definidos por Freud dentro del marco de su
primera teoría del aparato psíquico. El inconsciente está constituido por contenidos reprimidos, a los
2
Horace Bidwell English, A comprehensive dictionary of psyhological and psychoanalitical terms. New York, Longmans, 1974, p 207
3
Horace Bidwell English, A comprehensive dictionary of psyhological and psychoanalitical terms. New York, Longmans, 1974, p 156
2
que ha sido rehusado el acceso al sistema preconsciente- consciente4. Por su parte, la asociación
libre “consiste en expresar sin discriminación todos los pensamientos que vienen a la mente ya sea
a partir de un elemento dado (palabra, número, imagen de un sueño, representación cualquiera) o
de forma espontánea”5. En el caso de la prueba de C.G. Jung, la lista de palabras del test constituye
el elemento a partir del cual el sujeto “asocia libremente”. La prueba o experimento de Jung no
trascendió como método de evaluación.
Rorschach sostiene que en la percepción hay tres procesos: sensación, memoria y asociación.
Si la percepción se puede considerar como una integración asociativa de anagramas disponibles
(imágenes en la memoria) con complejos recientes de sensaciones, entonces la interpretación de
figuras aleatorias puede considerarse como una percepción en la que el esfuerzo de integración es
tan grande que se le identifica conscientemente como esfuerzo. Esta conciencia intrapsiquica de que
el complejo de sensaciones y los anagramas no son idénticos es lo que da a la percepción el
carácter de identificación.6
Con base en la noción psicoanalítica de proyección es posible sustentar que la interpretación que
da el sujeto a los estímulos preceptuales de la prueba está basada en huellas mnémicas y las
capacidades del sujeto para interpretar la realidad en general. Las diferencias entre la percepción y
la interpretación dependen de factores individuales, por lo que la interpretación se puede considerar
un tipo especial de percepción.
4
Sigmund Freud, Lo inconsciente, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIV, Buenos Aires, Amorrortu,
1996, pp 153-162
5
Sigmund Freud, Trabajos sobre técnica psicoanalítica, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion Vol XII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996, pp 77 – 176
6
Herman Rorschach, Psychodiagnostik, Traducción de Mariana Fernández de la Peña, México, Manual Moderno,1994
3
La técnica de Rorschach aplica los conceptos de la técnica psicoanalítica pretendiendo dos cosas:
producir material y analizarlo. Para producir material, se utiliza la técnica de la asociación libre
sostenida en las interpretaciones que el sujeto hace de los estímulos mostrados. La asociación libre
es la técnica fundamental de la labor psicoanalítica. El método requiere que el paciente diga cuanto
acude a su consciencia, no importando cuán ridículo o impertinente pueda ser. Esto lleva al paciente
a una reflexión consciente desde su síntoma hasta los recuerdos e ideas con él asociados. En la
técnica de Rorschach (extraída de la técnica propuesta por Jung como asociación verbal), se
evocan los contenidos inconscientes del sujeto de la misma manera que en la asociación
libre en el contexto analítico. A la par, Rorschach considera los aspectos preceptuales que
remiten a las capacidades del sujeto para percibir e interpretar la realidad.
El TAT consiste de una serie de diseños impresos en láminas en blanco y negro con imágenes que
siguieren ciertos temas y conflictos inconscientes. El sujeto debe contar una historia sobre cada
lámina presentada. Las historias deben tener pasado, presente y futuro a fin de conocer como se
llega al conflicto, como se vivencia y como se resuelve o no. Murray y su equipo diseñan en total 31
láminas. Algunas de ellas son sólo para varones, otras sólo para mujeres y otras sólo para
7
Emanuel F. Hammer, Tests proyectivos gráficos, Traducción de Alberto Brodesky, 2°ed. 1°reimp. Buenos Aires, Paidos,
2005, pp 28 - 29
4
adolescentes. La batería de láminas se compone de 20 dependiendo de la edad y el sexo del
evaluado. Posteriormente Bellack diseña un protocolo para sistematizar la interpretación de los
contenidos que aporta el TAT.8
Si bien el pionero en utilizar láminas de dibujos con temáticas específicamente diseñadas para
movilizar temas del inconsciente fue Henry Murray y su equipo de colaboradores, es Bellack quien
sistematiza y amplía la investigación respecto a las técnicas temáticas. En los años sesentas,
Bellack y sus colaboradores intentan hacer una psicología proyectiva como una teoría
independiente. Con este afán, Bellack define la apercepción como una interpretación
dinámicamente significativa que un organismo hace de una percepción. Agrega también que
“toda interpretación subjetiva constituye una distorsión aperceptiva dinámicamente
significativa”9.
El CAT-A es la versión infantil del TAT. Diseñado con 10 láminas que pretenden movilizar temas
específicos de la sexualidad infantil. Las láminas están representadas con animales, asumiendo que
la proyección será más sencilla para el niño en las figuras que con humanos. La consigna es la
misma que en el TAT: el niño debe contar una historia de cada lámina que tenga pasado, presente y
futuro.
8
Lawrence Edwin Abt, Leopold Bellak, Psicología Proyectiva, Traducción de Noemi Rosenblatt, 2°ed. Buenos Aires,
Paidos, 1978 pp 119-138
9
Lawrence Edwin Abt, Leopold Bellak, Psicología Proyectiva, Traducción de Noemi Rosenblatt, 2°ed. Buenos Aires,
Paidos, 1978 p 27
10
Sydney Levy. Dibujo proyectivo de la figura humana. En: Emanuel F. Hammer, Tests proyectivos gráficos, Traducción
de Alberto Brodesky, 2°ed. 1°reimp. Buenos Aires, Paidos, 2005, pp 66
11
Juan A. Portuondo. Test Proyectivo de Karen Machover (La figura humana), Madrid, Biblioteca Nueva, 1973.
5
completa. Terminado el dibujo se solicita escribir atrás de la hoja una historia sobre la persona
que se dibujó. A continuación le solicita el dibujo de una persona completa de sexo contrario a la
primera. Al término del dibujo se solicita una historia de la persona dibujada. Dado que la consigna
verbal constituye el elemento que desencadena la proyección gráfica, es de suma importancia la
sistematización de la técnica. La consigna pretende ser lo más sencilla y menos tendenciosa posible
para que toda elección en el diseño del dibujo (sexo, tamaño, trazo, elementos de ornato, etc…) sea
interpretable como aspectos de la imagen corporal del sujeto. De ahí que se elimine la consigna
original de Goodenough que especificaba dibujar primero una figura masculina y luego una femenina.
Por último, la historia de la persona funciona como la asociación libre clásica.
Convencionalmente agrupan las técnicas proyectivas en graficas y temáticas. Las gráficas son
aquellas en las cuales se solicita al sujeto haga un dibujo. Las temáticas son aquellas en las que
se presentan estímulos gráficos ante los cuales el sujeto debe relatar historias.
Las pruebas proyectivas han sido clasificadas por diversos autores a partir de sus características. En
el presente material, se recurre a la clasificación de la española Rocío Fernández Ballesteros12 por
ser la más contemporánea. Esta autora recomienda denominarlas técnicas proyectivas en vez de
pruebas y las divide en:
12
Rocío Fernández Ballesteros, Evaluación psicológica, Madrid: Pirámide
6
2. Temáticas.- en la cuales el sujeto a partir de la organización de unos estímulos visuales más
o menos estructurados debe narrar una historia. Ejemplo de estas técnicas con el CAT, TAT,
Pata Negra y TRO.
3. Expresivas.- requieren solicitar al evaluado que realice un dibujo. Estas técnicas se conocen
también como gráficas. Tal es el caso del HTP, DFH, FKM, y todas las que impliquen dibujos.
5. Asociativas.- requieren que el sujeto asocie a la palabra estímulo otra palabra, una frase o
un cuento. Se apoyan en la técnica de asociación libre. Por ejemplo el test de asociación de
palabras, prueba desiderativa o frases incompletas de sacks
Por su población
En cuanto a los rangos de edad para los cuales son aplicables los métodos proyectivos, esto
depende de tres criterios:
Los aspectos de madurez que hacen valida la aplicación de la técnica. Esto sobre todo
en términos de niños muy pequeños, adultos mayores y ciertos trastornos neurológicos que
impelen las habilidades cognitivas como el retraso mental o la disfunción cerebral. En general,
el requisito para casi cualquier técnica es el entendimiento del lenguaje y la capacidad para
emitir una respuesta verbal y/o gráfica.
Los referentes epistemológicos, el sustento psicoanalítico y las teorías de personalidad
de la edad determinada. Dado que los datos arrojados por las técnicas proyectivas requieren
ser interpretados a la luz de la teoría psicoanalítica, es requisito tener claridad sobre los
postulados de dicha teoría respecto a la edad del evaluado.
La existencia de investigaciones sólidas que arrojen información válida y confiable
sobre la aplicación de la técnica en el rango de edad deseado. Este criterio implica la
revisión de la bibliografía científica respecto a los hallazgos con los cuales se van a comparar
los resultados de un evaluado de cierta edad.
7
En este sentido, se pueden agrupar las técnicas en aquellas que son aplicables a todas las edades 13,
las que son solo para adultos14 y las que son solo para niños15. A continuación se ofrece un cuadro
que agrupa las principales técnicas de acuerdo a estos criterios:
13
A partir de los 4 o 5 años y hasta los 80 o 90, dependiendo del criterio de madurez
14
Considerando adulto al sujeto cuya personalidad se encuentra estructurada. Esto incluye la más de las veces a los
adolescentes. Algunos autores aplican las técnicas de adultos desde los 16 años, dependiendo de la existencia de
investigaciones que soporten resultados objetivos.
15
Salvo la técnica del juego libre aplicable a pequeños desde el año de edad, es requisito que el niño verbalice y/o logre
una reproducción gráfica estable y entendible para el aplicador, apelando al criterio de madurez.
8
EVALUACIÓN PROYECTIVA EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA
Por otra parte, dado que las técnicas apelan al sistema perceptual del individuo, requieren para su
uso un grado de madurez neurológico y cognitivo. Esto es una variable que debe considerarse de
manera fundamental en la evaluación infantil. Si un niño, mas allá de su edad, no tiene la madurez
neurológica, psicomotriz y perceptual requerida, su ejecución no podrá ser interpretable como
símbolos derivados de su personalidad de la misa manera que en niños que si tienen la madurez
necesaria. Esto es debido a que tanto la percepción como la motricidad y el desarrollo del lenguaje
son requeridas para la aplicación de las técnicas proyectivas.
A continuación se presentan dos apartados sobre las teorías en las cuales se basan las técnicas
proyectivas y sus postulados infantiles. Primeramente la teoría de la percepción y posteriormente la
teoría psicoanalítica. Cabe aclarar que para fines del presente material, se hace una revisión breve y
concisa de los conceptos relevantes a la aplicación e interpretación de las técnicas proyectivas. Para
una revisión más amplia de las teorías se recomienda consultar la bibliografía.
9
Teoría de la Percepción16
El procesamiento de la información se lleva a cabo a partir de las funciones cognitivas. Los procesos
cognitivos involucrados en la percepción son fundamentalmente la sensación, la atención y la
concentración. Sin embargo, la integración de percepciones complejas (como es el caso de los
estímulos de las técnicas proyectivas) involucra diversas funciones. En términos generales, el
esquema de la cognición humana se muestra en el siguiente esquema:
Propiocepción I Imágenes D I
Propioceptivas E
Ó
E.i. N N
MEMORIA A T
Cinestesia Imágenes LARGO PLAZO O
Abstracto
Cinestésicas
EMOCIÓN MOTIVACIÓN 17
Los estímulos de medio (E) pueden ser externos (E.e.) o internos (E.i.). Los estímulos externos son
registrados por los órganos de los sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto; mientras los estímulos
internos se registran por los sentidos propioceptivos (órganos internos) y cenestésico (equilibrio y
relaciones espaciales). Los umbrales sensoriales presentan una atención constante cuya
participación depende de procesos neurológicos. Cuando un estímulo sobrepasa el umbral sensorial
o bien, el organismo encuentra una motivación particular por ese estímulo, la atención se enfoca en
el proceso de concentración.
16
Laura Elena A. Ferrón Martínez, Curso Básico en Psicodiagnostico de Rorschach, Registro INDAUTOR 03-2007-
061912003600-01
17
Laura Elena A. Ferrón Martínez, Curso Básico en Psicodiagnostico de Rorschach, Registro INDAUTOR 03-2007-
061912003600-01
10
Los estímulos registrados por los sentidos son integrados en los niveles de corteza cerebral como
imágenes perceptuales que son almacenadas en la memoria a largo plazo y van conformando una
serie de asociaciones con respecto al mundo externo. Ante un nuevo estímulo, el organismo recurre
a las asociaciones almacenadas para dar un referente de la realidad. Esto permite que procesos
como el aprendizaje, el razonamiento, el pensamiento y la creatividad ocurran aportando nueva
información, cada vez más elaborada, que se almacena en la memoria a largo plazo.
Finalmente, las respuestas tanto motrices como verbales frente a los estímulos del medio son dadas
por el organismo a partir de los canales psicomotrices. En el caso de las respuestas verbales, la
participación del lenguaje asociado al pensamiento, involucran los aspectos del simbolismo y la
asociación de los significantes tanto culturales como personales del sujeto.
Teoría Psicoanalítica
Existen consideraciones generales que deben tomarse en cuenta para el uso de las técnicas
proyectivas en la infancia y la adolescencia. Dado que todas están basadas las teorías
psicoanalíticas sobre el desarrollo y funcionamiento de la personalidad, es necesario tomar en
cuenta las premisas que el psicoanálisis plantea al respecto. Una de las primeras premisas al
respecto es que la personalidad se desarrolla a partir de las experiencias infantiles. De manera que
durante la infancia e incluso la adolescencia, la personalidad se encuentra “en construcción”.
Freud18 postula la existencia de un aparato psíquico que regula lo que en psicología denominamos
personalidad. El aparato psíquico se compone de tres instancias (tópica topográfica): la conciencia,
la pre consciencia y el inconsciente. La consciencia es la parte de la personalidad que esa en
contacto con la realidad. Como consciente se entiende la serie de percepciones, sensaciones,
procesos cognitivos y actos volitivos del ser humano. Por lo tanto, la concienciación se halla
vinculada a las percepciones del mundo exterior que reciben los órganos sensoriales.
18
Sigmund Freud, El Yo y el Ello, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIX, Buenos Aires, Amorrortu,
1996
11
19
El resto del psiquismo constituye lo inconsciente, es decir, los instintos reprimidos por fenómenos
culturales y sociales. Estos instintos reprimidos se encuentran en dos instancias; la primera, que
puede ser accesible a la consciencia, se denomina preconsciencia. El resto de los fenómenos
psíquicos inaccesibles al consciente constituyen el inconsciente. La clasificación de estas cualidades
no es permanente, puesto que lo preconsciente puede tornarse consciente sin la intervención del
sujeto, y lo inconsciente puede
volverse consciente si se vencen las
resistencias internas.20
La estructura más primitiva se denomina ello. Esta instancia contiene todo lo innato, lo heredado; los
instintos originados en la organización somática del individuo.
Bajo la influencia del mundo exterior, a partir del ello evoluciona una nueva instancia, el yo. Esta
instancia controla lo voluntario para la auto-conservación. Valiéndose de la memoria, la fuga, la
adaptación y la actividad; acumula, enfrenta, elude o modifica los estímulos del medio externo para
su conveniencia. Así mismo, domina las exigencias de los instintos del ello. El yo persigue el placer y
pretende evitar el desplacer calificado de peligro y respondiendo ante él con señales de angustia.
Dentro del yo se forma una tercera instancia como eterna influencia parental llamada super-yo. Esta
instancia acumula las experiencias de la etapa infantil que incluyen todas las normas sociales y
culturales impuestas por el medio exterior. El ello y el super-yo son instancias que representan el
pasado vivencial del individuo, mientras que el yo abarca las vivencias propias y presentes del
mismo.
19
Laura Elena A. Ferrón Martínez, Curso Básico en Psicodiagnostico de Rorschach, Registro INDAUTOR 03-2007-
061912003600-01
20
Sigmund Freud, Lo Inconsciente, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIV, Buenos Aires, Amorrortu,
1996
12
21
Freud relaciona las cualidades y el aparato
psíquico como una sola unidad psíquica. De
tal forma, los fenómenos conscientes ocurren
en la capa cortical más periférica del yo. Los
fenómenos restantes en el yo son
inconscientes. Aquí cabe indicar que la
periferia del yo no es sólo estimulada por las
percepciones del mundo exterior, sino
también por los procesos internos como los
ideativos y las secuencias de
representaciones como ocurre en el sueño o
en las alucinaciones.
El interior del yo, los procesos cognoscitivos (inteligencia), así como el super-yo, tienen la cualidad
de preconscientes. Se tornan conscientes en ciertas ocasiones por sí solos o provocados por el yo
consciente. Lo inconsciente es la cualidad dominante en el ello. Originalmente, todo era ello. El yo se
desarrolla a partir del ello para cumplir las exigencias del medio. Durante esta evolución, algunos
contenidos del ello se tornan preconscientes formando el yo. Otros contenidos permanecen
inconscientes en el ello. Por esta razón, Freud denomina a veces al ello como lo reprimido.
En la teoría Freudiana original22, el aparato psíquico queda completamente formado hasta los 6 años
de edad, al sepultarse en Complejo de Edipo. Durante estos primeros años, el individuo pasa por
tres estadios del desarrollo psicosexual: oral (de los 0 a los 2 años), anal (de los 2 a los 4 años) y
fálica (de los 4 a los 6). De los 6 años a la pubertad se denomina etapa de latencia. En la pubertad,
debido a los cambios corporales, se revive la sexualidad infantil y la personalidad queda constituida
en esta última fase del desarrollo que Freud llamo genital. A continuación se presenta un resumen
de los postulados más importantes tanto de Freud como de otros autores sobre los rangos de edad
en los cuales se utilizan las técnicas proyectivas.
Desde el psicoanálisis, se sostiene la teoría de que el desarrollo del psiquismo inicia desde la
gestación. Lacan, psicoanalista francés, propuso en el estadio del espejo que el Otro precede la
21
Laura Elena A. Ferrón Martínez, Curso Básico en Psicodiagnostico de Rorschach, Registro INDAUTOR 03-2007-
061912003600-01
22
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol VII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
13
existencia del sujeto. Esto es que antes de nacer, nuestros padres conciben una idea de nosotros.
Misma que durante la gestación es transmitida inconscientemente a la “bola de pelos y carne” que
devendrá sujeto. De tal forma que el bebé al nacer ya posee una serie de significaciones alrededor
de su ser otorgadas por esa otredad que representa su madre como agente de lo
social/cultural/familiar. De ahí que sea de suma importancia en el trabajo con niños preguntar a los
padres sobre la manera como el niño fue significado desde su concepción. Es decir, en qué
momento se encontraba la pareja y la familia en general. Se investiga con la madre cómo fue la
gestación tanto en términos médicos como en términos emocionales.
Durante los primeros meses de vida, el bebé construye su psiquismo. Freud 23 pensaba que el
aparato psíquico se construía durante los primeros 6 años de vida y que al nacer el psiquismo del
bebé era solo Ello inconsciente. Hacia los dos años devenía el Yo y el Súper Yo se introyectaba
hasta los 6 años. A su vez pensaba que la consciencia y la pre consciencia se fundaban al
instaurarse la represión como mecanismo principal hasta los 6 años también. Sin embargo, el padre
del psicoanálisis no trabajó nunca con niños. Melanie Klein, psicoanalista alemana, quien incursiona
en el psicoanálisis infantil, postula que el aparato psíquico se encuentra completo desde el
nacimiento y madura durante los primeros 6 años.
Melanie Klein24 plantea que el bebé al nacer tiene un Yo y un Súper Yo primitivos así como un
instinto de vida y un instinto de muerte. Es la lucha entre estos dos instintos lo que estructura al
aparato psíquico y el contacto con la realidad lo fuerza a madurar. Estos instintos son descritos por
la autora como fuerzas naturales que llevan al bebé a la vida y a la muerte. El instinto de muerte en
este sentido es una fuerza interna destructiva innata, mientras el instinto de vida asemeja al de
supervivencia común a todas las especies. Wilheim Fairbain, psicoanalista escocés, genera una
explicación sobre el surgimiento de estas estructuras primitivas en el contacto con la madre y
durante el trauma del nacimiento, partiendo de la excitabilidad del sistema sensorial del bebé.
Wilfred Bion, psiquiatra británico, postula que la consciencia aparece alrededor de sexto mes de vida.
El autor refiere la consciencia como la capacidad para distinguir la realidad externa de la fantasía.
Esto implica que alrededor del sexto mes, el bebé es capaz de reconocer los estímulos de la
realidad y distinguirlos de su mundo interno.
23
Sigmund Freud, El Yo y el Ello, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIX, Buenos Aires, Amorrortu,
1996
24
Melanie Klein, El desarrollo de un niño, Traducción de Arminda Aberastury, 2°reimpresion, Vol 1, Barcelona, Paidos,
1994
14
Etapa Oral25
De los cero a los dos años Freud postula la etapa denominada oral. Le llama así debido a que la
libido (pulsión de vida) se encuentra localizada en la boca. La mucosa bucal es la zona erógena a
partir de la cual el bebé descubre el mundo. Es su principal contacto con la realidad y con su primer
objeto: la madre.
El primer contacto del niño con el exterior es por medios orales (con el pezón de la madre y en
busca de alimento). El succionar es un reflejo innato del bebé al nacer y es su única forma (aparte
del llanto) de comunicación y abstracción de información del medio. Durante la primera etapa de vida
se desarrollan a la par varios aspectos: el oral propiamente (succionar, reconocimiento del medio por
la boca, fijación de la libido), el narcisista, y el desarrollo de la piel como zona erógena en menor
intensidad que la boca.
El desarrollo de la zona erógena cutánea esta relacionado con la sensación de calor del pecho
materno. El calor es relacionado con el afecto y la aceptación maternos (objetales). El dolor es otra
característica de este desarrollo. Es la primera expresión de impulsos masoquistas. El primer objeto
en el que el bebé proyecta su mundo interno es la madre. La figura materna es quien provee de
alimento al bebé y su primera fuente de amor. En este sentido, se trata del cuidador principal, más
que de la madre biológica como tal. El bebé ama a esta madre nutricia oralmente, con la boca.
El primer miedo en el bebé que después se expresará como síntoma en caso de una fijación en esta
etapa, es el miedo a ser devorado. Este miedo se denomina miedo oral específico. Durante esta
etapa, el bebé explora y conoce su alrededor por medio de la boca. Con la simple observación de
bebés en esta etapa, podemos comprobar que todo se lo meten a la boca: el dedo, los juguetes:
todo.
25
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIX, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
15
Karl Abraham26 sugiere dividir la etapa oral en dos sub fases: la Receptiva (también llamada pasiva)
y la Agresiva (también llamada canibalística):
Fase Oral-Receptiva.
La primera etapa oral (receptiva o de succión) se desarrolla en los primeros seis meses cuando el
bebé se alimenta de la leche materna succionando el pezón. Por este medio, expresa a la madre su
afecto, proyecta sus fantasías inconscientes, y recibe de la madre lo mismo. El desarrollo del amor
objetal comienza también en esta etapa con el auto-erotismo. Esto es una etapa anterior al
narcisismo en la que el bebé recibe satisfacción (sexual) por medio de sí mismo (succionando). El
mundo externo no ha sido diferenciado del interno. Las emociones de amor y odio no son tampoco
diferenciadas. La diferenciación de éstas lo llevará a la posición esquizo paranoide, aún dentro de la
fase receptiva de la etapa oral.
Posición Esquizo-Paranoide27
Los conflictos entre el instinto de vida y el instinto de muerte, los estímulos de mundo exterior y el
trauma de nacimiento, provocan en el Yo del bebé una ansiedad que lleva a la desorganización de
éste. Ante esta angustia, el Yo articula el mecanismo de defensa más primitivo: la escisión del Yo.
Este mecanismo consiste en la coexistencia dentro del Yo de dos actitudes psíquicas con respecto a
la realidad. Una actitud la acepta, y la otra la niega sustituyéndola por la producción de un deseo.
Una parte del Yo queda investido de instinto de vida y en la relación que establece con el pecho
materno que lo alimenta genera una relación idealizada de objetos buenos. Otra parte del yo queda
investida de instinto de muerte. Ante la ausencia del pecho nutricio, el bebe proyecta su instinto de
muerte y por identificación proyectiva alucina un pecho malo persecutorio que busca aniquilarlo. La
identificación proyectiva, es el mecanismo por el cual el sujeto introduce su propia persona total o
parcialmente en el interior del objeto para su daño, posesión y control. Este movimiento en la
fantasía, permite al Yo el manejo del instinto de muerte en la paranoia a través de la proyección
primitiva. Esto permite que el instinto devenga pulsión de muerte y pulsión agresiva. La pulsión, a
diferencia del instinto, es una representación psíquica de una fuerza intrasomatica dinámica (el
instinto). Es decir, en tanto concepto psicosomático es ya un producto del psiquismo en el cual se
entrecruza la noción de necesidad biológica instintiva con la representación del afecto y el vínculo
con los objetos.
26
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIX, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
27
Melanie Klein, El desarrollo de un niño, Traducción de Arminda Aberastury, 2°reimpresion, Vol 1, Barcelona, Paidos,
1994
16
Entre los tres y los seis meses de edad de acuerdo a Klein, el bebé mantiene un control sobre la
ansiedad de aniquilación escindiendo al objeto y a sí mismo. El pecho bueno y el bebé bueno se
mantienen por el mecanismo de idealización primitiva, proceso por el cual se llevan a la perfección
las cualidades y el valor del objeto, el cual es exaltado y engrandecido psíquicamente. El objeto en la
idealización primitiva son los padres. Esta internalización alimenta lo que devendrá en su momento
como ideal del Yo. A su vez, consolida el núcleo narcisista (auto erótico) del psiquismo, fundante
para una posterior “autoestima” como se le denomina en psicología.
Las partes malas se mantienen negadas. La negación primitiva es el mecanismo mediante el cual el
individuo niega (no acepta) que un deseo, idea o sentimiento reprimido le pertenezca. Así, el bebé
malo queda separado del bebé bueno y el pecho malo persecutorio (derivado del Súper Yo primitivo)
al estar proyectado afuera, permite que la cohesión del Yo se consolide. Sin embargo, hacia el sexto
mes, gracias al precario juicio de realidad del bebé, la existencia de la fantasía persecutoria del
pecho malo es insostenible, por lo que el bebé entra en la fase depresiva.
Fase Oral-Agresiva.
Durante la segunda mitad del primer año, comienza la dentición y con ella la segunda etapa oral
(mordaz, sádico-anal o canibalística). El bebé continúa alimentándose del pezón materno y lo
muerde al succionar. Estas son las primeras expresiones sádicas del bebé. Es también una etapa
activa en la que el niño no solo recibe (alimento) sino también da (mordidas).
El bebé encuentra placer al morder. Inclusive cuando se mete el dedo a la boca por la comezón
(dolor) causado por la dentición, el morderse le produce dolor, pero también le da placer. Este es el
primer indicio de masoquismo. El desarrollo del amor objetal continúa pasando del auto-erotismo al
narcisismo primario. El bebé comienza a diferenciar agrado (alimento) de desagrado (hambre), sin
diferenciar aún las emociones de amor y odio.
Entre el sexto y el noveno mes, el bebé entra en la posición que Klein denomina depresiva. Le llama
así dado que el bebé pierde los objetos buenos idealizados al reconocer que el pecho bueno y es el
mismo que lo abandona y que el pecho malo no existe. Así mismo debe integrar sus instintos
destructivos con sus instintos vitales. Esta integración da paso a la constitución de las pulsiones
28
Melanie Klein, El desarrollo de un niño, Traducción de Arminda Aberastury, 2°reimpresion, Vol 1, Barcelona, Paidos,
1994
17
orales canibalicas. Este es el origen del sadomasoquismo que Klein encuentra como constitutivo. La
pulsión agresiva evoluciona de la paranoia al sadismo.
Al integrar al objeto (pecho bueno y pecho malo en la madre como objeto integrado) y a sí mismo
(bebé bueno y bebé malo). Aparece un nuevo temor en el infante: la fantasía de que los objetos
malos destruyan a los buenos29. Así, aparece la envidia como afecto destructivo del bebé frente a la
capacidad nutricia del pecho. La envidia es una nueva forma de articular los impulsos destructivos,
más evolucionada que la paranoia, y cercana al sadismo. A la par, se gesta la culpa primitiva ante la
posibilidad de la destrucción del objeto por la envidia y el sadismo (devorar a la madre). La culpa
lleva a la reparación del objeto, generando el circuito afectivo que permite una modulación de las
pulsiones con el objeto menos angustiante.
La ambivalencia de los afectos (amor/odio) es insoportable para el psiquismo del bebé, por lo que
genera defensas maníacas que lo llevan nuevamente a escindir el objeto y “repetir” la posición
esquizo-paranoide. Esta repetición se dará, según Klein30, con todos los objetos que se presenten en
todas las etapas de la vida. Todas las relaciones objetales se articulan desde la ambivalencia
afectiva, la escisión/idealización de objetos y su debida integración. Para que el Yo pueda soportar la
ambivalencia de sus afectos, pulsiones e instintos, es necesario que estos evolucionen y el Yo
madure y se fortalezca. El ejercicio de fragmentación al cual es sometido el psiquismo del bebé
fortalece sus estructuras internas y lo flexibiliza.
En la defensa maníaca, se retorna a la idealización de los objetos buenos en una protesta narcisista
ante la pérdida de los mismos. Los objetos malos son ahora desplazados a un nuevo objeto: el pene
del padre. Esto marca el inicio del primer complejo de Edipo planteado por Klein.
Edipo Primitivo31
Este ocurre alrededor del primer año de vida. La incursión del padre en el psiquismo del bebé es a
través de la madre y en tanto pareja parental. Klein postula que el bebé fantasea con la existencia
del pene del padre dentro del cuerpo de la madre. Es este objeto fantaseado el cual deviene es
segundo persecutor. Al repetir la dinámica paranoide con el objeto paterno, el objeto madre queda
“salvado” de los impulsos destructivos y el sadismo del bebé. El pene bueno del padre se incorpora
29
Melanie Klein, Amor, Culpa y Reparación, Traducción de Arminda Aberastury, 2°reimpresion, Vol 1, Barcelona, Paidos,
1994
30
Melanie Klein, Amor, Culpa y Reparación, Traducción de Arminda Aberastury, 2°reimpresion, Vol 1, Barcelona, Paidos,
1994
31
Melanie Klein, Estadios tempranos del conflicto edipico, Traducción de Arminda Aberastury, 2°reimpresion, Vol 1,
Barcelona, Paidos, 1994
18
a la imago materna buena consolidando la fantasía de la madre fálica, no solo completa sino
poderosa, omnipotente e idealizada, amorosa con el bebé bueno, igualmente idealizado. En esta
etapa, el objeto persecutorio queda impregnado del imago paterno como agente del Súper Yo
primitivo.
El final de complejo de Edipo viene con el reconocimiento depresivo de la integración del padre
como objeto total con la consecuente reintegración de la madre y el bebé como objetos totales
también. Ante esta integración, aparece en la fantasía del pequeño la figura del filial como rival: el
terrible hermanito, sustituto del pene del padre en el interior del cuerpo materno. La fantasía sobre el
hermano y el cuerpo materno lleno de bebés hacia los cuales se dirige la ambivalencia, permiten al
niño “salvar” al padre y a la madre en tanto díada parental de sus impulsos destructivos y su
sadismo. Las fantasías sobre los bebés dentro del cuerpo materno precipitan al niño hacia las
teorías sexuales infantiles sobre su propio origen, la sexualidad de los padres y su propia sexualidad.
Estos contenidos cobraran mayor relevancia en la etapa anal.
Hacia el segundo año de vida, el niño ha madurado en muchos aspectos: motriz, verbal, cognitivo…
Su control corporal le permite un grado importante de independencia respecto a la madre y los
adultos en general. Posee un vocabulario limitado y seguramente su pronunciación es deficiente,
pero es capaz de comunicarse y apalabrar sus deseos. Su pensamiento es concreto, sin embargo,
es capaz de resolver problemas simples. Todas estas adquisiciones madurativas se ven coronadas
con el control de esfínteres para entrar a lo que Freud denominó etapa anal.
Etapa Anal
Alrededor del segundo año de vida, el niño ha adquirido un amplio control sobre su cuerpo y sobre
su realidad. Hasta ese momento, el postulado freudiano32 sobre el desarrollo psicosexual se sostiene
en la biología. El control de esfínteres constituye el primer entrenamiento social al que es sometido
el Ello. Klein 33 por su cuenta, postula que en la etapa anal, ante las fantasías alrededor del
hermanito o rival filial, el control de esfínteres constituye el clímax del desarrollo del sadismo infantil.
En este período, el niño aprende las normas sociales. La más importante es que aprende a controlar
sus esfínteres. En esta etapa, la libido pasa de la boca a la mucosidad del ano. El niño experimenta
placer al controlar sus esfínteres y defecar.
32
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIX, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
33
Melanie Klein, El desarrollo de un niño, Traducción de Arminda Aberastury, 2°reimpresion, Vol 1, Barcelona, Paidos,
1994
19
Al paralelo que el desarrollo psicosexual, se va dando también un desarrollo social. El niño aprende
a caminar, a hablar, a manejar a los adultos y a educarse en la sociedad. Esta educación es dada
por los padres y es la base de las normas morales del individuo para toda su vida.
Las heces simbolizan en el niño la posesión de cosas externas con cualidades de Yo. Es también un
objeto ambivalente: interno en su origen y externo en su concepción; amado (retención e
introyección, oral al comerlo, o cutánea al embarrarse), y odiada (expulsión); ternura arcaica (al ser
el objeto compartido con la madre y el mundo exterior), y hostilidad o desprecio (al excretarlo como
agresión); placer sádico (excreción) y placer erótico (retención).
En esta etapa se logra también una sobre valoración narcisista en la que el niño siente el poder de
manipular a los adultos (madre) en el entrenamiento del control de esfínteres cumpliendo con sus
exigencias (defecando cuando y donde debe) o rebelándose a ellas como le plazca. El miedo anal
específico en esta etapa es el de ser despojado de los contenidos de su cuerpo (heces).
Es de suma importancia la noción de pérdida en relación a las heces. Serán las herederas del
trauma del nacimiento (en el cual se pierde el cuerpo materno) y el trauma del destete (donde se
pierde el pecho materno). A la vez, las heces serán la representación del falo anal 34, antecedente de
la falicidad de la etapa fálica centrada en la diferencia de los sexos y las generaciones. Este falo anal
constituye la representación de un poder absoluto, perverso, desafiante y transgresor.
El trámite de la pérdida de las heces será determinante para la apertura de la creatividad y otras
funciones cognitivas asociadas como áreas libres de conflicto en la latencia. Dado que las heces
angustian al niño ante la fantasía de desprenderse de una parte de su propio cuerpo, la capacidad
sublimatoria de convertir esta pérdida en un regalo amoroso para la madre resulta un acto creativo35.
Este logro sustentará el desarrollo de las habilidades cognitivas y lo que Freud llamo la pulsión del
conocimiento que en la siguiente fase se articulará con la teoría de la cloaca y llevará al complejo de
Edipo.
34
Jeanine Chasseguet-Smirgel. Loss of reality in Perversions – with special reference to Fetishism. Journal of the
American Psychoanalytical Association, num 29, 1981, pp 511-534
35
Sigmund Freud, Sobre las fantasías sexuales infantiles Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol IX,
Buenos Aires, Amorrortu, 1996
20
Fase Anal-Retentiva
Nuevamente Abraham36 sugiere dividir la fase anal en dos sub fases, la anal retentiva y la anal
expulsiva. La fase retentiva posee un contenido masoquista en el cual el niño experimenta placer en
la retención de las heces. Este placer conlleva a su vez una sensación dolorosa que se asocia al
placer de satisfacer al objeto (la madre). Este masoquismo constitutivo se cimienta en la previa
experiencia de la dentición y se consolida ahora en el control esfinteriano. En la teoría freudiana, la
génesis de las perversiones (siendo su mejor expresión el sado-masoquismo) aparece en esta etapa.
Fase Anal-Expulsiva
La fase expulsiva corresponde a las expresiones abiertas del sadismo infantil, donde la destrucción del
objeto se juega en la expulsión de las heces. Klein plantea que en esta fase, las heces representan el
odio derivado de la pulsión agresiva. Al expulsar las heces, el niño agrede al objeto y en la fantasía lo
destruye. Al reverso de la fantasía masoquista de la fase retentiva donde el dolor (de la retención de las
heces) se asocia al placer por la satisfacción del objeto (madre); en la fase expulsiva se asocia el dolor
36
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol VII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
37
Sigmund Freud, Pegan a un niño. Contribuciones a la génesis de las perversiones sexuales, Traducción de José L.
Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIV, Buenos Aires, Amorrortu, 1996
38
Sigmund Freud, Pegan a un niño. Contribuciones a la génesis de las perversiones sexuales, Traducción de José L.
Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XIV, Buenos Aires, Amorrortu, 1996
21
infligido al objeto (madre) por la expulsión de las heces con su respectivo placer sensorial (esfinteriano
en el cuerpo del niño).
Las fantasías de destrucción del objeto se asocian, como se explicó anteriormente, a la dinámica de la
culpa inconsciente y hacen madurar al Súper Yo primitivo (persecutorio y aniquilante) hacia una faceta
sádica (castigador y tirano). Esta evolución del Súper Yo coloca al Yo en la posición pasiva masoquista
que lo frustra y lo prepara para la angustia de castración.
Etapa Uretral
El control de esfínteres no es solamente anal, sino también uretral. El control uretral tiene distintos
atavares. Durante la micción, los niños ven la diferencia entre los sexos, lo cual se combina con el
complejo de castración para crear la angustia de castración. Es una etapa intermedia entre las etapas
pre-genitales y la etapa fálica. La miccion tiene también un significado fálico de penetración activa con
daño y destrucción y al mismo tiempo una actitud de entrega pasiva y renuncia al control (dejar fluir).
Esta actitud se desplaza sobre todo en la mujer hacia las lágrimas.
La sexualidad uretral en el varón deriva en sexualidad prostática. En esta fase, la zona erógena es la
base del pene y la próstata, y la uretra cercana al clítoris. Esto aproxima al niño a la siguiente etapa
fálico/clitorídea. El miedo uretral específico es la vergüenza relacionada con el complejo de castración.
Esto mismo se relaciona en las fijaciones uretrales. Un ejemplo es la ambición que surge como lucha
contra la vergüenza en los conflictos erótico-uretrales.
Etapa Fálica
Al erotizarse el control uretral, la libido queda finalmente centrada en los genitales. El control del
esfínter uretral provoca sensaciones placenteras en los genitales tanto femeninos (clítoris) como
masculinos (pene). Ante estas sensaciones, la sexualidad infantil se re-organiza bajo la hegemonía
del erotismo de estos órganos. Así mismo, aparecen en el psiquismo infantil la noción de la
diferencia de los sexos y la diferencia de las generaciones.
Los niños de ambos sexos exploran su zona genital por medio de la masturbación. Esto es la
estimulación de sus propios genitales para lograr placer. Esta actividad está vinculada a las
fantasías edípicas. En nuestra sociedad, la masturbación es castigada por los padres, lo cual
aunado a las fantasías edípicas va creando en el niño sentimientos de culpa asociados a la
estimulación placentera.
22
En el varón, el falo (pene) es su orgullo varonil, pues es la parte más sensitiva y por lo tanto preciada
de su cuerpo. Se identifica con este por su riqueza en sensaciones y sus tendencias activas de
penetración. Hasta esta etapa, el niño ha amado a su madre con la boca (amor oral), con las heces
(amor anal) y ahora desea hacerla con el pene. La comparación de su pene con el de su padre (o
cualquier adulto), le crea un sentimiento de inferioridad.
Estos sentimientos se unen a otros para fortalecer la angustia de castración. Esta es sentida por
ambos sexos de manera distinta. Sin embargo, tanto para el niño como para la niña, existen dos
tipos de personas (dos sexos): fálicas (con pene) y castradas (que perdieron el pene).
Complejo de Edipo.39
En la mitología griega, la reina Yocasta de Tebas, recibe del oráculo la profecía de que su hijo varón,
Edipo, matará a su padre el rey Layo y la desposará a ella quedándose con el trono del reino.
Aterrada ante la idea del incesto, abandona a su hijo cuando era solo un bebé. Edipo es recogido en
un reino vecino y crece sin conocer su origen. Siendo un hombre, se encuentra a un hombre rico en
una carroza y después de un altercado lo mata sin saber que era su padre. Después llega al reino de
Yocasta, quien acaba de quedar viuda, y tras resolver el acertijo de la esfinge salva al reino de esta
bestia y se casa con la reina. La profecía se había cumplido.
Existe otro mito griego, sobre Electra y su padre Agamenón rey de Mecenas. Este es asesinado por
su mujer y el amante de ésta. Electra, con su hermano, venga la muerte de su padre matando a su
madre Clitemnestra y a su amante. Ambos mitos inspiraron Sófocles para escribir las tragedias de
"Electra" y "Edipo Rey". En estos mitos, el hijo (Edipo y Electra) matan a su progenitor del mismo
sexo (Layo y Clitemnestra) por amor al progenitor del sexo contrarío (Agamenon) o bien se casan
con éste (Yocasta). Este conflicto, según Freud, se presenta en todos los niños y niñas y lo llamó
complejo de Edipo y es la culminación de la sexualidad infantil.
39
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol VII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
23
en cierta medida de los roles de género típicos de la cultura patriarcal, donde el varón tiene primacía
sobre la mujer.
Otras personas como los hermanos mayores, tíos, amigos de los padres, e inclusive otros niños
pueden ser objetos edípicos dependiendo del caso. La verdadera resolución del conflicto edípico se
logra en la sexualidad genital con el establecimiento de la pareja sexual. La elección de esta pareja
(objeto del amor genital) puede ser de dos tipos:
1. Tipo Anaclítico. - donde la elección es por asociaciones con objetos del pasado. Estos
objetos son típicamente o la madre o la pareja edípica (que pueden ser la misma).
b) Elección Negativa.- hecha por formación reactiva; es decir, se busca el objeto con las
características contrarias al prototipo.
c) Elección Ideal.- donde se busca lo que se hubiera querido que el objeto fuera.
Para Freud, el tránsito edípico será distinto en el niño que en la niña. Tanto el niño como la niña han
investido al padre y a la madre libidinalmente, es decir, ambos son objeto de amor para el niño. La
principal relación objetal para ambos sexos es la madre. En el caso del varón, ante la erotización del
pene como zona erógena, se exalta el amor hacia la madre. Esto ocasiona la fantasía del padre
como rival de amor ante la madre. Cabe indicar que el padre participa activamente de esta fantasía
rivalizando con el hijo. La erotización de la relación con la madre constituye el núcleo de las
fantasías incestuosas retroalimentadas por la sobrevaloración de los genitales del niño por parte de
la madre. La aparición del padre como rival hace que su relación quede investida agresivamente
construyendo las fantasías parricidas.
El conflicto edipico está centrado en la rivalidad con el padre, en la ambivalencia de amor/odio hacia
él. La resolución que Freud encuentra en sus pacientes es la utilización del mecanismo de formación
40
Sigmund Freud, El sepultamiento del Complejo de Edipo, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XI,
Buenos Aires, Amorrortu, 1996
24
reactiva mediante el cual el niño transforma su odio al padre en miedo a este. Se trata de una
elaboración mucho mas evolucionada de la dinámica paranoide por la cual se alucina al pecho malo.
En este caso, la fantasía parricida se traduce en fantasía infanticida. No soy yo quien quiere aniquilar
a mi padre (fantasía cargada de culpa), es él quien desea hacerlo. El temor a la aniquilación es
ahora representado como angustia de castración, no se trata de la aniquilación total sino de la
pérdida de la parte corporal fuente de placer: el pene.
Para la niña, su objeto de amor es también la madre. En la erotización de su clítoris como zona
erógena, exalta también el amor hacia la madre. Sin embargo, ante la realización de la castración,
se enoja con la madre por no haberle dado pene. Este enojo con la madre lleva a la investidura
agresiva de la relación materna y la vuelta hacia el padre como objeto de amor para tener su pene.
En un primer momento, la niña se niega a admitir la falta de pene en su cuerpo y sostiene la fantasía
de que su clítoris es un pene pequeño que crecerá. Freud llamo a esto complejo de masculinidad.
Sin embargo, ante la ausencia del órgano en la madre, cae la fantasía de poseer un pene y la niña
se vive traicionada por la madre.
El complejo de castración lleva a la niña a entrar al complejo de Edipo al agresivizar la relación con
la madre. La envidia del pene antes la sobrevaloración de los genitales masculinos por parte de la
madre llevan a la pequeña a la fantasía incestuosa con el padre. Es importante notar que la
seducción de la niña péquela con el padre versa sobre una línea de identificación con el para tener
su pene, pene que la madre no le dio. Nuevamente, el conflicto edipico de la niña es con su madre, a
quien ama y odia al mismo tiempo. Freud plantea que ante esta dificultad, la niña rescinde sus
41
Sigmund Freud, La feminidad, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XXII, Buenos Aires, Amorrortu,
1996
25
deseos incestuosos hacia el padre por amor a la madre identificándose con ella en una idealización
de la maternidad.
El falo en la teoría Freudiana es el pene; no así en la re-lectura Lacaniana. Para Lacan, el falo es el
significante primordial, signo de poder y atributo que en la fantasía colmará la falta de la castración.
La castración para Lacan no es la ausencia de pene sino la eterna pérdida del paraíso perdido (el
cuerpo materno) aquello que nos mantiene incompletos y por lo tanto deseantes.
Lacan postula el Edipo en tres tiempos42; en el primer tiempo, el bebé cree satisfacer los deseos de
la madre sujetándose a su deseo. Se trata de la Ley Materna, al Ley de su deseo. Para complacer a
la madre, es suficiente con ser un bebé para ser el falo, el objeto de su deseo. En este tiempo, el
bebé ES el falo.
A través del pronunciamiento del Nombre del Padre (relación simbólica), el niño toma conocimiento
de la diferencia de los sexos y de las generaciones. Sin embargo, aún puede negarse a ello ya que
el padre aún no aparece como tal. Aquí aparece una primera noción con respecto a la separación de
la madre, la frustración y el orden de la castración.
En el tercer tiempo aparece el padre como ese que TIENE el falo y puede PROBARLO. Este padre
fálico es introyectado como Ideal del Yo, siguiendo el clásico Edipo Freudiano. En la perversión, es
la madre quien es introyectada en el Ideal del Yo como poseedora del falo.
42
Lacan J. Los tres tiempos del Edipo, Traducción de Eric Berengeuer, Vol 5, Buenos Aires: Paidos, 1981
43
Lacan J. Los tres tiempos del Edipo Traducción de Eric Berengeuer, Vol 5, Buenos Aires: Paidos, 1981
26
Conceptos psicoanalíticos sobre el psiquismo en el niño en edad escolar (de 6 a 11 años)
Ante el sepultamiento del complejo de Edipo 44, la instauración de la represión como mecanismo
principal y la introyección del Súper Yo, el niño entra en la etapa de latencia. La característica
principal de esta etapa es que la efervescencia de la sexualidad infantil cae bajo el dominio de la
represión. El niño entonces, fortalece su Yo, sus mecanismos de defensa maduros y sus áreas libres
de conflicto durante esta etapa.
Etapa de Latencia
El niño es más consciente, ha desarrollado sus habilidades motrices y cognitivas y ha ganado una
independencia importante respecto a las figuras parentales. En estos años45, será más importante el
contacto con la realidad externa que las fantasías del mundo interno. El niño socializa y desplaza en
nuevas relaciones los conflictos infantiles reprimidos. Los procesos de socialización con otros niños
y con otros adultos fuera del núcleo familiar permiten disminuir los conflictos con las figuras
parentales y filiales. Las relaciones son en general sexuadas, es decir, el niño define un estilo
particular de relación con las personas de su mismo sexo distinto de estilo relacional con personas
del sexo contrario. Esto es resultado del transito edipico.
Por otra parte, se consolida una incipiente identidad de Yo. La imagen corporal se vuelve
relativamente estable y reconocible para el propio niño. La evolución de su narcisismo le permite
establecer relaciones de empatía e interés por el otro siendo a la vez alimentado por los afectos de
los demás en retribuciones narcisistas sublimadas. Esto evidencia por su cuenta la existencia de una
autoestima estable y en formación. Las retribuciones narcisistas devienen de los logros que el niño
promueva. Generalmente estos logros dependerán del grupo de pares y los valores sociales y
culturales en los que el niño se desarrolle. La identidad psicosexual también se consolida de manera
incipiente. El niño tiene un conocimiento de su identidad sexual en tanto varón o mujer. Se identifica
con un rol de género y sostiene una preferencia sexual.
Las habilidades cognitivas se potencializan en esta etapa siempre y cuando se consoliden como
áreas libres de conflicto. Freud observo que el desarrollo de las habilidades intelectuales se haya
relacionado con la pulsión de conocimiento, derivado de la pulsión sexual. Las fallas en la represión
44
Sigmund Freud, El sepultamiento del Complejo de Edipo, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol XI,
Buenos Aires, Amorrortu, 1996
45
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol VII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
27
afectan los procesos de aprendizaje y las elaboraciones intelectuales. La represión falla tanto en el
sentido de rigidizarse como en el sentido de romperse.
El estado latente de la vida pulsional se ve interrumpido por la acción biológica del despertar sexual
propio de la pubertad. Los cambios hormonales afectan tanto al cuerpo como al humor del niño. Las
diferencias anatómicas de los sexos se hacen mas evidentes y se reviven los conflictos infantiles.
Etapa Genital46
El conflicto genital entre las pulsiones biológicas y las ansiedades provocadas por los sentimientos
de culpa del Súper Yo provocan en el adolescente dos posiciones ambivalentes y simultaneas en su
conducta:
a) Tomar partido por las pulsiones combatiendo la ansiedad. Expresado en la rebelión contra
las normas, la sociedad y los padres típicos del adolescente, o;
b) tomar partido por la ansiedad combatiendo las pulsiones e instintos reprimiéndolos. Dando
por resultado actitudes de apatía y rigidez.
Es común entre los adolescentes las reuniones del mismo sexo para evitar la excitante presencia del
sexo opuesto y la ansiedad que esta provoca, buscando el reaseguramiento. A menudo se
presentan fenómenos homosexuales temporarios de adaptación como resultado de la timidez ante el
sexo opuesto o una orientación narcisista. Los objetos son utilizados para la re aseguración ante las
regresiones parcial provocadas por la ansiedad. La libido es sublimada a intereses intelectuales,
filosóficos y científicos.
46
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol VII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
28
medida la facilidad o dificultad del tránsito adolescente. En 190547 Freud postula que para el varón la
llegada a la pubertad lo lleva al ejercicio de la sexualidad masculina genital sin toparse con los
prejuicios sociales. Es decir, que para el niño, los rituales sociales de pasaje sexual en la
adolescencia resultan más naturales que para la niña.
En el caso de la niña, el despertar sexual recupera como zona erógena el clítoris. Sin embargo, la
niña se ve obligada a cambiar de zona erógena hacia la predominancia vaginal, pasando de una
sexualidad activa clitoridiana a una sexualidad pasiva vaginal. Freud comenta que la represión de la
sexualidad masculina de la mujer y la desmentida de su sexualidad femenina pasiva la hacen más
proclive que el varón a presentar cuadros neuróticos, particularmente a la histeria 48.
47
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol VII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
48
Sigmund Freud, Tres Ensayos de teoría sexual, Traducción de José L. Etcheverry, 4°reimpresion. Vol VII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1996
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