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El - Espejo - Haitiano - Final - Camino Real

Este documento resume un artículo que analiza la crisis alimentaria en Haití y sus causas. La liberalización comercial acelerada y el abandono del sector agrícola en Haití han destruido su capacidad de producción interna de alimentos, creando una dependencia de las importaciones y falta de soberanía alimentaria. Ahora, la subida de precios de los alimentos a nivel mundial está agravando el hambre y la inestabilidad social en el país.

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El - Espejo - Haitiano - Final - Camino Real

Este documento resume un artículo que analiza la crisis alimentaria en Haití y sus causas. La liberalización comercial acelerada y el abandono del sector agrícola en Haití han destruido su capacidad de producción interna de alimentos, creando una dependencia de las importaciones y falta de soberanía alimentaria. Ahora, la subida de precios de los alimentos a nivel mundial está agravando el hambre y la inestabilidad social en el país.

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El espejo haitiano.

Defender la soberanía alimentaría

1
Por Hecmilio Arístides Galván Cruz

Contenido “El espejo haitiano”

1. El libre comercio
2. Haití: el alumno ejemplar
3. La liberalización de la mano del Banco Mundial
4. Las consecuencias de la liberalización acelerada.
5. Haití: el ejemplo del arroz
6. La agricultura haitiana actualmente
Recuadro 1: La soberanía alimentaria
7. La agropecuaria dominicana hoy
a. Regímenes de política y desempeño agropecuario
8. Caso Dominicano: el ejemplo de la leche
a. El déficit lechero
b. El aumento internacional en los precios
9. Conclusiones
10. Bibliografía

Santo Domingo De Guzmán


República Dominicana
Abril de 2008

1
Hecmilio Galván es Economista.
Encargado del Departamento de Evaluaciones Económicas del Consejo Nacional Para La Reglamentación
y Fomento de la Industria Lechera de la República Dominicana
Email: [email protected]

1
PRÓLOGO

Agradezco infinitamente el interés de la Fundación Juan Bosch de publicar este


modesto esfuerzo en su prestigiosa publicación Camino Real, en primer lugar por lo
que representó y representa la figura a la que esta institución rinde homenaje, pero
además, porque abre una interesante puerta a la discusión teórica-práctica sobre la
situación mundial y local, a la luz de una experiencia tan cercana y aleccionadora
como la experiencia haitiana en materia de agricultura y comercio.

La crisis en los precios de alimentos por la que atraviesa el mundo, y que ha estado
impactando nuestra economía de una u otra forma, está vinculada a aspectos
coyunturales pero también a fenómenos de carácter estructural. Entre las causas
más estudiadas de la crisis actual se encuentran la especulación en el mercado
mundial de los alimentos, el aumento de la demanda de tierra para cultivos
utilizados en los agro combustibles, el aumento de la demanda de alimentos en
países emergentes como China y la India, diversos fenómenos atmosféricos que
han disminuido las cosechas en lugares importantes como Australia, Ucrania y
Argentina, y el efecto dominó causado por los incrementos de precios en las
materias primas utilizadas en la agricultura como los fertilizantes y sobretodo la
energía derivada del petróleo.

Otros autores apuntan hacia fenómenos más estructurales como el agotamiento de


las tecnologías que le dieron base a la llamada revolución verde,, pero sobretodo,
destacan que la crisis es el resultado por el modelo de producción y distribución que
ha imperado, incluyendo las políticas de subsidio en países ricos, frente a las
políticas de desmantelamiento de la producción agrícola en países subdesarrollados.

Mas allá de la importante discusión sobre la crisis alimentaria, en lo inmediato, el


problema de nuestros países se resume en buscar soluciones políticas que permitan
enfrentarla, y proteger de sus efectos a la población, en especial a sus sectores
más vulnerables, garantizando su alimentación, y la única respuesta inteligente es
producir más y mejor.

Sin embargo, la producción, en sentido general y en el sector agrícola en particular,


está vinculada a la evolución y la situación de la estructura económica. La economía
de un país no es un producto del azar, es el resultado de su desenvolvimiento
histórico, de los recursos disponibles, pero sobretodo de las decisiones tomadas en
materia de qué, cómo, cuanto, cuando, con quien y dónde producir.

El devenir del modelo de desarrollo y las decisiones políticas del país configuran su
economía y constituyen el marco general de acción de la política pública. Un
ejemplo importante y gráfico de esto es el sector agropecuario. Una vez se
desmantelan las condiciones en que se desenvuelve como sector productivo, por
decisiones de política económica o por coyunturas locales o externas, se reducen al
mínimo las posibilidades de revitalizarlo, y el proceso de reestructuración que
permita impulsar la producción se hace virtualmente imposible. Por esta razón es
que se hace fundamental la asunción de una conciencia política que permita la
toma de decisiones razonables que permitan el desarrollo de este sector como
única garantía de la seguridad y soberanía alimentaria de nuestros países.

No hay forma de proteger nuestros países de la crisis alimentaria actual, ni de las


que vendrán, si no se fortalece el sector agropecuario nacional con políticas
públicas de fomento y regulación, con protección comercial, pero sobretodo, si no
se genera un proceso de revalorización de lo agropecuario y de lo rural desde una
nueva perspectiva que lo sitúe en el lugar que se merece desde el punto de vista
ambiental, económico y cultural.

2
La experiencia haitiana en esta materia en las últimas tres décadas, es el mejor
ejemplo de cómo las decisiones de políticas públicas equivocadas pueden contribuir
a desmantelar un sector productivo, cuyo proceso de recuperación es complejo,
tortuoso y regularmente infructuoso.

Una ves se produce el desmonte de la agricultura, se genera una dependencia


alimentaría con el exterior y por tanto el país se vuelve indefenso ante posibles
shoks externos, sobre los cuales tendrá muy pocas posibilidades de incidir. Su
población quedaría a expensas de los efectos negativos de la crisis y, por tanto,
afectada por el desabastecimiento y el hambre.

El ejemplo de Haití, nuestro vecino más cercano es claro: se produjo un desmonte


del sector agropecuario como consecuencia de decisiones políticas, y se generó una
peligrosa dependencia que hoy contribuye a la situación de hambre y
empobrecimiento progresivo, una crisis que se ve agravada por el adverso contexto
internacional. Estudiar a profundidad su experiencia es la mejor manera de obtener
lecciones que contribuyan a asumir esa nueva conciencia sobre este neurálgico
sector en nuestro país, impulsar su desarrollo y garantizar con esto la soberanía
alimentaría que se necesita para proteger a la población dominicana de los efectos
de la crisis alimentaria.

Este es un esfuerzo inicial en ese sentido. En la perspectiva de contribuir a plantear


la discusión sobre la necesidad de ejecutar políticas productivas y comerciales
consistentes, que contribuyan al desarrollo del sector agropecuario local, como
garantía sustentable y segura de la alimentación de la población. Es por eso que
agradezco a la Fundación Juan Bosch el interés en fomentar este necesario e
inaplazable debate.

Hecmilio Galván

3
“Digo la verdad: no es Dios que abandona al hombre, es el hombre el que abandona la
tierra y recibe su castigo: la sequía, la miseria y la desolación”.
Jacques Roumain. Gobernadores del rocío (1944)

En enero de este año, cables de prensa internacionales nos alertaban de una


dramática situación: en los barrios pobres de Haití, la tierra arcillosa que cubre el
centro del país (zona de Hincha) se ha convertido en una valiosa mercancía que se
recolecta y se vende en los mercados locales. Es materia prima, increíblemente,
para galletas comestibles que, con su sabor salobre y mineral, sacian el hambre de
los empobrecidos habitantes de Haití, el primer país libre de Latinoamérica.

Las noticias recientes que llegan desde Puerto Príncipe dan cuenta también de una
enorme crisis social, de movilizaciones y de disturbios callejeros provocados por el
aumento progresivo de los productos alimenticios que son, cada vez, más
inalcanzables para los trabajadores haitianos.

Miles de personas se han lanzado a las calles para protestar contra el alza de
precios, incendiando negocios y oficinas. Las protestas han llegado hasta el punto
de que algunos manifestantes intentaron tomar por asalto el Palacio Presidencial,
levantando barricadas y lanzando piedras contra la policía.

Por la crisis ya ha caído el Primer Ministro, Jacques Edouard Alexis y su gabinete,


censurados por el Parlamento, reunido de emergencia. Se contabilizan oficialmente
al menos cinco muertos incluyendo un soldado nigeriano de la Misión de
Estabilización de Naciones Unidas para Haití (Minustah)

La tendencia alcista de los precios internacionales de las materias primas,


sobretodo de los alimentos, se refleja automáticamente en Haití, sin que las
autoridades puedan hacer mucho para evitarlo. La producción alimentaria local,
diezmada por las importaciones es incapaz, no sólo de responder positivamente
ante el aumento de los precios internacionales, si no también de reducir el impacto
negativo de la crisis mundial, garantizando alimentos a la población. Los precios de
los alimentos suben y los ya alarmantes niveles de hambre y desnutrición tienden a
crecer.

Pero, lo que sucede en Haití ahora no es más que la consecuencia previsible de una
crisis más antigua y latente, la que podemos definir como una crisis
agroalimentaria. La crisis alimentaria haitiana, que amenaza con destruir mucho
más la gobernabilidad de aquel país, y la misma sostenibilidad de la fuerza de
ocupación la MINUSTAH, es la consecuencia del empobrecimiento del país y de la
destrucción de su aparato productivo agropecuario nacional.

La falta de soberanía alimentaría de la República de Haití, producto de las políticas


de liberalización comercial acelerada, por un lado, y del abandono del campo por
otro, le impide al país caribeño enfrentar la escalada alcista de los precios de los
alimentos en el mercado internacional, y tener un “colchón” alimentario para
protegerse de la inestabilidad en los mercados internacionales y garantizar la
alimentación de la población. Su alta dependencia agroalimentaria no le permite
proteger a su población de los estragos del hambre. Esta fue una consecuencia
previsible del modelo.

4
1. El libre comercio
Según la escuela neoclásica de la economía, y todos sus promotores, el aumento en
el comercio internacional generaría un aumento progresivo en el ingreso y la
riqueza de la población. Proponen qué, mientras menores trabas tenga el comercio,
mayores serán los beneficios para la economía

Esta Escuela económica cifra su base primigenia en la teoría de las ventajas


comparativas en el comercio internacional del inglés David Ricardo; en la cual, los
países deberían exportar aquellos bienes en cuya producción tengan una ventaja
relativa de costos superior (o una desventaja relativamente menor) e importar
aquellos bienes para los cuales tengan una ventaja relativa de costos inferior (o una
desventaja relativamente mayor).

Según la teoría, si dos países producen dos bienes y uno de ellos es más eficiente
en la producción de ambos, si el éste se especializa en la producción en la que es
más eficiente e importa aquel producto que es relativamente menos eficiente,
aumenta el bienestar de los dos países.

Basados en esta teoría, sus continuadores, los neoclásicos desarrollaron


posteriormente un importante modelo teórico titulado “Hecksher y Ohlin” bajo el
nombre de estos dos importantes economistas, en el cual, cumpliendo un conjunto
de supuestos, una nación exportará la mercancía cuya producción requiera el uso
intensivo del factor relativamente abundante, e importará la mercancía cuya
producción requiera de uso intensivo del factor relativamente escaso. En otras
palabras, la nación relativamente rica en trabajo exporta la mercancía
relativamente intensiva en trabajo, e importa la mercancía relativamente intensiva
en capital. La economía de esa nación se especializaría en producir con su factor
abundante. Por ejemplo, una economía como la economía Latinoamericana
abundante en mano de obra barata, se especializaría en producir bienes que son
intensivos en el factor trabajo tales como los bienes agrícolas.

Sin embargo, el problema central para que no se aplique el modelo neoclásico


sobre el comercio internacional es que, una parte importante de los diez supuestos
en los que se basa el modelo Hecksher y Ohlin no se cumplen en la realidad. Por
ejemplo, en la economía real, ni todos los factores de producción son movibles, ni
existe una transferencia perfecta de tecnología. Las preferencias no son iguales
entre las naciones, ni mucho menos hay competencia perfecta. El incumplimiento
de estos factores hace imposible a este modelo poco eficaz para la explicar a
cabalidad el funcionamiento y los beneficios del comercio internacional.

El incumplimiento de los supuestos en que se basa el modelo, lo hace relativamente


poco aplicable en la realidad de los mercados mundiales, generando lo que se
conoce como la “Paradoja de Leontief”; la cual, demuestra qué los Estados Unidos,
un país abundante en capital, no se ha especializado en producir únicamente
aquellos productos que utilicen intensivamente este factor; al contrario, es
actualmente el principal productor y exportador agropecuario del mundo.

La falla del modelo en que se sustenta la teoría neoliberal no les impidió a algunos
economistas, ni a las instituciones multilaterales, proponer e imponer una agenda
liberalizadora, sobretodo, a países subdesarrollados. Como podremos ver a
continuación, una liberalización comercial acelerada y poco autónoma, tiene mucho
que ver con la actual crisis alimentaria de Haití.

5
2. Haití: el alumno ejemplar

"La división del trabajo entre las naciones consiste en que unas se especializan en
ganar y otras en perder". Eduardo Galeano, 1989

Las últimas tres décadas han sido decisivas para la desarticulación productiva de la
economía haitiana actual y el aumento escalonado de la pobreza y las iniquidades
sociales. Pero el empobrecimiento haitiano no ha sido fortuito, diversos factores se
han unido para ocasionar que la bella y productiva tierra haitiana deje de parir el
alimento de su pueblo.

Las últimas tres décadas en Haití han estado marcadas por la inestabilidad en el
plano político y por la liberalización comercial en el plano económico. Debilidad
institucional y democrática, inestabilidad política y social y liberalización comercial
acelerada y poco autónoma, son una combinación explosiva e insostenible para
cualquier economía.

La destrucción de la producción agropecuaria, en ese contexto, vinculada a la


agudización de sus limitaciones estructurales gracias a una liberalización comercial
acelerada e irresponsable, y a un abandono sistemático del sector en la política
pública, ha ido sentando las bases para la eliminación de la cohesión social y
política del país. La destrucción del campo haitiano, no sólo ha generado pérdida
significativa en el empleo y en el producto interno, pobreza rural e impacto sobre el
mercado cambiario y la balanza de pagos; si no que ha generado un enorme
movimiento migratorio rural y hacia el exterior, con todas las consecuencias que
este fenómeno conlleva, incluyendo un desarraigo de la tierra de origen y una
pérdida de valores culturales.

Una aproximación general y rápida a la historia económica reciente de Haití permite


sacar la conclusión de que este país no logró una transición gradual que le
permitiera una reestructuración económica desde la crisis del modelo sustitutivo de
importaciones hacia finales de los 70´s hasta el modelo neoliberal actual.

3. La liberalización de la mano del Banco Mundial


Es el mismo dictador Jean Claude Duvalier – Baby Doc- quien en 1981 afirma “el
sector agrícola ha fracasado", traduciéndose esto, según él, en “un crecimiento
sensible de las importaciones de los productos alimenticios y de bienes de consumo
durables no esenciales" (Antonin ,Arnold, 1982). Para esa época Haití era un país
auto-suficiente en la producción de cereales y de otros productos alimenticios.
(Chalmers, Camille, 2005). La respuesta del Gobierno haitiano ante la crisis
estructural del campo fue la peor de todas: la liberalización.

Durante el período 1957-1986 el mercado agrícola en Haití, como en la mayoría de


los países, se encontraba altamente protegido. El Gobierno del Presidente François
Duvalier (1957-1971) efectuó una política de protección del mercado nacional y
control estricto de las importaciones. La ayuda externa era débil y el contrabando
casi inexistente. Con la llegada de su hijo, Jean Claude Duvalier (Baby Doc) al
poder en 1971, esta política económica proteccionista comienza gradualmente a ser
sustituida. La visión modernizante de la economía hacia la exportación de productos
no tradicionales y el sector terciario se iba imponiendo en todo el Continente.

En poco tiempo, y siendo un país adelantado en la región, Haití comenzó a aplicar


reformas neoliberales fundamentalmente vinculadas a la liberalización comercial.

6
La liberalización económica emprendida en Haití en 1981, que incluyó la apertura
de los puertos provinciales, y la reducción arancelaria (que pasan de 30 al 10%), la
eliminación de los impuestos a la exportación y licencias de importaciones, una ley
especial que elimina las medidas previas de protección de la producción nacional,
se inicia a instancias del Banco Mundial (BM) y la Agencia Desarrollo de los Estados
Unidos USAID, quienes para esa época iniciaron una publicitada “estrategia de
desarrollo conjunta” para Haití, basada en las cadenas de montaje y la exportación
agrícola, que auguraba la conversión de la economía haitiana en el “Taiwán” del
Caribe. La historia ha sido diametralmente diferente.

Este proceso de liberalización económica se afianza y continúa con ciertos altibajos


después de 1986 con la pérdida del poder de Duvalier. Repitiendo el modelo chileno
fueron enviados economistas neoliberales a Haití para “reformar y modernizar su
economía”. Era el periodo de la “crisis de la deuda”, “los cambios estructurales” y
las insurrecciones populares en todo el continente2

La segunda oleada neoliberal ocurre en Haití después del período del Golpe de
Estado a Aristide (1991-1994), cuando la política de liberalización comercial es
reforzada en 1995 por la eliminación total y/o la fuerte reducción de los aranceles
aduaneros a la importación. La estructura de los aranceles se simplificó para llegar
a seis tipos: 0%, 3%, 5%, 10%, 15% y 57.8%. Este último tope arancelario
(57.8%) se aplica solamente a las importaciones de gasolina.

El arancel promedio en Haití pasa en 20 años, entre 1982 y 2002, de 27.7% en


1982, a 2.9% en 2002; El sector agrícola es el más protegido con un tipo de
protección medio es del 4.5%. Actualmente el arancel promedio de Haití es el más
bajo de la región y uno de los más bajos del mundo

A partir de 1986, los aranceles para el arroz y el azúcar pasaron de 50 a 3%; en el


trigo de 100 a 50%, en pollo de 40 a 5%. La producción de azúcar desapareció a
consecuencia del aumento las importaciones desde el 1995 al 2003. (Yves Pierre,
Ráphael, 2006)

Pero, la liberalización generalizada del comercio en Haití se afianzó y desarrolla en


el marco de un “Programa de ajuste estructural” de los que el Banco Mundial y
el Fondo Monetario Internacional (FMI) impusieron a los países subdesarrollados a
raíz de la Crisis de la Deuda de principios de los 80´s y como una condicionalidad
para el financiamiento. Estos condicionamientos convirtieron al régimen comercial
haitiano en uno de los más abiertos de los países menos adelantados –PMA-.

La misma Organización Mundial del Comercio OMC, en sus tradicionales exámenes


de políticas, ha criticado el modelo de liberalización comercial desarrollado en Haití
a instancias del Banco Mundial y el FMI. Según la OMC “dada su gran dependencia
de los gravámenes aplicados a las mercancías importadas, el país se enfrenta a
riesgos crecientes de inestabilidad social, debidos, sin duda, a una liberalización del
comercio demasiado intensa. En un contexto de dificultades internacionales, la
fragilidad de sus estructuras socioeconómicas es cada vez mayor”. (OMC, 2003).

Según el Examen de las Políticas Comerciales de la OMC de 2003 sobre Haití: “el
Informe de la UNCTAD sobre los PMA de 2002 confirma los temores del Gobierno y
da cuenta de un neto aumento de la pobreza en los países que han adoptado el
régimen comercial más abierto, mientras que la pobreza tiende a disminuir en los
que han liberalizado moderadamente su economía. Estas condiciones ponen de
relieve las enormes dificultades que deberá superar Haití para impulsar el
crecimiento y reducir la pobreza en el contexto del libre comercio. (OMC, 2003).

2
Ver el “Caracazo” en Venezuela y la “Poblada de Abril de 1984” en República Dominicana

7
La agencia internacional de cooperación OXFAM, por su parte, ha dicho que “La
liberalización de las importaciones es utilizada por el FMI, el Banco Mundial y los
gobiernos del Norte como un baremo para evaluar el grado de compromiso de los
gobiernos de los países en desarrollo con la reforma económica y la reducción de la
pobreza”. (OXFAM 2002)

Haití, un pequeño y pobre país del Caribe, resultó por mucho tiempo el mejor
alumno del FMI y del Banco Mundial en todo el hemisferio occidental en la materia
de liberalizar aceleradamente su comercio internacional; destacándose así en
reiteradas ocasiones en el Índice de Restricción Comercial (IRC) del FMI3. Haití,
junto a Uganda y Perú están entre las economías del mundo que se han liberalizado
más rápidamente. (OXFAM 2002)

Pero, lo cierto es también que la reforma de la política comercial (reducción


arancelaria) ha sido casi un rasgo universal de los programas del FMI.
Regularmente cuando los países en desarrollo recibían préstamos, también
aceptaban condiciones que les obligaban a liberalizar las importaciones de bienes y
servicios en detrimento de sus economías locales.

Haití sobresale como alumno modelo del FMI y del Banco Mundial. Es el país más
pobre del continente, pero, llegó a ser en 1986 uno de los pocos países del mundo
que alcanzaron el elevado estatus de economía totalmente abierta, con una
clasificación de 1, según el indicador IRC del Fondo Monetario Internacional.
(OXFAM 2002)

La reducción y la uniformización de los aranceles haitianos han disminuido


significativamente la protección efectiva de la producción nacional poniéndola a
competir con competidores en el extranjero regularmente subsidiados y con mayor
acceso a tecnología y otros factores que favorecen su competitividad.

En el próximo apartado descubriremos por qué el sector agropecuario haitiano es


un ejemplo evidente de que no siempre es posible la reestructuración productiva y
de que la transición a sectores más competitivos regularmente resulta costosa. Un
costo que muchos agricultores pobres no pueden pagar.

La liberalización en el mercado agrícola ha tenido consecuencias atroces para los


productores y los consumidores haitianos, pero, aún así, el país es alabado, sobre
todo por el Banco Mundial, por ser un “alumno aventajado”.

4. Las consecuencias de la liberalización acelerada.


A un año del inicio de la liberalización económica el déficit de la balanza comercial
haitiana pasaría de 794,9 millones de gourdes en el período 79-80, a 1.119,6
millones de gourdes en el período 80-81; mientras que, los salarios reales,
disminuyeron un 56% a lo largo de la década de los 80´s.

En los últimos 10 años de liberalización comercial, desde 1995 hasta el 2005, se


eliminaron todos los aranceles sobre 67 productos. Con la apertura casi total y sin
medidas de protección se han perdido 830 mil puestos de empleo en cuatro
sectores de la agricultura. Actualmente el país se encuentra en una situación de
dependencia grande con el mercado estadounidense, comprando anualmente $200
millones de dólares sólo en arroz, ya que sólo el 18% del mercado local está
cubierto por su exigua producción arrocera. (Chalmers, Camille 2005)

3
El ICR indica en una escala de diez puntos, donde un 1 indica las economías más abiertas y un 10 las
más restrictivas.

8
Según la OMC, la desintegración del sistema productivo haitiano, “se debe, en
parte, a una liberalización demasiado rápida del comercio exterior, que ha
beneficiado en mayor medida a las importaciones”. En varias ramas de actividad,
determinadas industrias de sustitución y otras, cuya producción se basaba en las
materias primas locales no han sido capaces de hacer frente a la situación. Muchas
de ellas han desaparecido o se han convertido en empresas comerciales e
importadoras, por ejemplo en los sectores agroindustrial, siderúrgico, harinero,
azucarero y de artículos de aluminio.” (OMC, 2003).

Desde 1995, Haití tiene un 2.8% de arancel promedio, el cual no sólo es el más
bajo de la región, si no, uno de los aranceles promedio más bajos del mundo
significando esto que la economía haitiana ha sido la más abierta de toda América
Latina. El cuadro No. 1, a continuación se compara el arancel promedio haitiano con
los aranceles promedios de algunos países. Haití posee un arancel aplicado
promedio más bajo, incluso, que países como Chile, la Comunidad Económica
Europea y los Estados Unidos, los cuales se suponen países líderes en materia de
libre comercio.

Cuadro 1: Arancel (NMF) promedio aplicado (2005)


País Arancel promedio
Haití 2.8
Comunidad Europea 3.4
Estados Unidos 3.5
Guatemala 5.6
Honduras 5.6
Chile 6.0
República Dominicana 8.5
Fuente: elaborado por el autor con datos de la OMC

5. Haití: el ejemplo del arroz


En octubre 2007, en el número 87 de la revista “Observatorio de la Economía
Latinoamericana”, el investigador haitiano, Jean Baptiste Bonny, publicó un
interesante artículo titulado “Liberalización comercial y producción de arroz en
Haití”, el cual ha sido citado en varias ocasiones por este ensayo. El artículo de
Bonny, no sólo hace una retrospectiva del proceso de liberalización comercial en el
vecino país, si no, que analiza sus efectos sobre la producción y el comercio del
producto alimenticio más importante en la economía haitiana. Para Bonny, el
impacto de la liberalización puede ser apreciado mediante los indicadores de la
producción, las importaciones y el consumo de arroz.

Las reforma a la política comercial desarrollada en los años 80’s y 90’s por Haití que
hemos descrito, permitió importaciones masivas de arroz hacia mercado haitiano,
que compitieron y desplazaron parcialmente a la producción local. Según este
autor, “de 200 toneladas métricas importadas para el período 1961-1966, las
importaciones pasaron a mil trescientos millones para el período 1997-2002.” La
producción arrocera, frente a la competencia directa del arroz importado y de otros
factores como el Embargo y la ayuda alimentaria (que contrajo los precios y
transformó las preferencias), disminuyó de 759.446 toneladas métricas para el
período 1985-1990, a 723.320 para el período 1997-2002 (Bonny, Jean Baptiste,
2007)

Cuadro 2: Producción e importación de arroz en Haití en millares de toneladas


métricas (1961-2002)
Periodo Importaciones Producción
1961-1966 200 395,000
1973-1978 82,300 680,406
1985-1990 198,000 759,446

9
1991-1996 925,000 680,478
1997-2002 132,3900 723,320
Fuente: FAO (FAOSTAT) citado por Bonny, Jean Baptiste.

Producción e Importación de Arroz en Haití


1961-2002

1400000

1200000

1000000
Cantidad

800000

600000

400000

200000

0
1961-1966 1973-1978 1985-1990 1991-1996 1997-2002
Años

Importaciones Producción

Fuente: FAO (FAOSTAT) citado por Bonny, Jean Baptiste, elaborado por el autor

Otro elemento que afectó significativamente la producción local de arroz, fue la


ayuda alimentaria hacia Haití que aumentó la disponibilidad interior del cereal.
Pero, además, la fuerte reducción de las protecciones a la importación de los
productos agrícolas tuvo una influencia directa sobre los sistemas de precio y las
rentas agrícolas. La liberalización comercial rápida en Haití (acompañada del
contrabando) tuvo como resultado la entrada de volúmenes importantes de arroz
americano y una caída relativa de los precios al productor. Esto favoreció a los
consumidores urbanos, pero redujo la rentabilidad de los productores que tuvieron
que competir en precios con productos importados, a precios mucho menores que
sus costes.

¿Quien se beneficio de la destrucción de la producción arrocera?

Según la investigación de Bonny, los principales beneficiarios del proceso de


liberalización comercial en Haití fueron incuestionablemente los productores de
Estados Unidos. La liberalización comercial reforzó aún más la dependencia de Haití
respecto al exterior, sobretodo con los Estados Unidos, convirtiendo a Haití en uno
de los cinco primeros importadores de arroz americano en el mundo.

El USDA, que clasifica los 10 primeros países donde los Estados Unidos exportan
más arroz en el mundo; Haití pasó del sexto lugar en 1996-1997, al cuarto lugar en
el año siguiente (1997-1998), y finalmente terminó ocupando desde 2001 a 2004 la
tercera posición, cayendo a la cuarta posición en el Ranking de importadores de
arroz americano en el 2005 mostrando una tendencia concluyente, y siendo
sustituido ese año nada mas que por Iraq.

Cuadro 3: Lista de los 10 primeros en la exportación total de arroz americano


1996- 1997- 1999- 2001- 2002- 2003- 2004- 2005-
1997 1998 2000 2002 2003 2004 2005 2006
1-México 1-México 1-México 1-México 1-México 1-Mexico 1-Mexico 1-Mexico
(263.8) (318.9) (373.0) (471.9) (471.9) (739.3) (707.7) 785.8)
2-Turquía 2-Japón 2-Japón 2-Japón 2-Japón 2-Japan 2-Japan 2-Japan
(226.9) (267.4) (281.8) (359.2) (359.2) (379.7) (352.7) (387.5)

10
3-Japón 3- 3-Turquía 3-Haití 3-Haití 3-Haití 3-Haití 3-Iraq
(220.2) Colombi (212.8) (256.0) (256.0) (273. 1) (266. 6) (385.2
a
(207.1)
4-Canadá 4-Haití 4-Haití 4-Canadá 4-Canadá 4-Brazil 4-Canadá 4-Haití
(161.8) (178.7) (200.2) (175.8) (175.8) (215.6) (235.9) (350. 5)
5-Arabia 5- 5-Canadá 5- 5- 5-Canadá 5- 5-Canadá
Saudí Canadá (180.4) Nicaragua Nicaragua (206) Nicaragua (245.2)
(160.3) (172.8) (133.6) (133.6) (182.4)
6-Haití 6-Arabia 6- 6-Turquía 6-Turquía 6-Cuba 6-Costa 6-Cuba
(146.4) Saudí Indonesia (120.8) (120.8) (181.7) Rica (186.5)
(121.3) (174.2) (178.2)
7-Rep. de 7-Perú 7-Arabia 7- 7- 7-Costa 7-Ghana 7-
Sudáfrica (119.8) Saudí Honduras Honduras Rica (165.4) Nicaragua
(119.1) (154.2) (115.3) (115.3) (154.9) (183.5)
8-Reino 8- 8-Reino 8-Arabia 8-Arabia 8- 8- 8-
Unido Ecuador Unido Saudí Saudí Honduras Honduras Honduras
(101.8) (112.6) (125.9) (114.5) (114.5) (131.4) (138.7) (151.8)
9- 9-Rep. 9-Ghana 9- 9- 9- 9-Cuba 9-United
Jordania Dominic (81.3) Salvador Salvador Philippines (125.2) Kingdom
(87.9) ana (109.1) (109.1) (111.2) (141.2)
(108.7)
10-Suiza 10- 10-Rep. 10-Reino 10-Reino 10- 10-Iraq 10-Costa
(79.6) Turquía de Unido Unido Nicaragua (123.6) Rica
(101.3) Sudáfrica (94.4) (94.4) (108) (126.1)
(75.0)
Fuente: USDA

Mucho más, si realizamos el cálculo para el periodo analizado en términos per


capita (calculado por la cantidad de kilogramos de arroz importado de los Estados
Unidos por habitante), Haití comienza, desde 1997 hasta 2002, a ocupar el primer
peldaño en la lista, en 2003 ocupa el 2do lugar, en 2004 el tercero y en 2005 ocupa
nueva vez el primer lugar. Esto significa que, en comparación con su población, el
país más pobre de la región es el principal comprador del país más rico. Y no de
cualquier bien, sino de su principal alimento y fuente de calorías.

Cuadro 4: Clasificación de los diez grandes países importadores de arroz de


Estados Unidos según la cantidad de kilogramos de arroz importado por habitante.
1996- 1997- 1999- 2001- 2003- 2004- 2005-
1997 1998 2000 2002 2004 2005 2006
1-Jordania 1-Haití 1-Haití 1-Haití 1-Costa 1-Costa 1-Haití
(19.81), (23.37), (25.15),). (30.89), Rica Rica (42.23)
(38.53) (44.32)
2-Haití 2-Rep. 2-Arabia 2- 2-Haití 2- 2-
(19.54), Dominicana Saudí Nicaragua (32.93) Nicaragua
Nicaragua
(13.17), (7.44), (25.01), (34.16)
(34.36)
3-Suiza 3-Ecuador 3-Canadá 3-Salvador 3- 3-Haití
3-Costa
(11.23), (9.25), (5.86), (17.0), Nicaragua (32.15)
Rica
(20.23) (31.37)
4-Arabia 4-Arabia 4-Ghana 4-Honduras 4-Honduras 4-Honduras 4-Honduras
Saudí Saudí (4.15), (16.96), (19.32) (20.4) (22.33)
(7.98), (5.85),
5-Canadá 5-Canadá 5-México 5-Canadá 5-Cuba 5-Cuba 5-Cuba
(5.39), (5.70), (3.81), (5.61), (15.94) (10.98) (16.36)
6-Turquía 6-Colombia 6-Turquía 6-Arabia 6-Mexico 6-Ghana 6-Iraq
(3.63), (5.07), (3.16), Saudí (7.33) (7.53) (14.37)
(5.23),
7- Rep. de 7-Perú 7-Japón 7-México 7-Canadá 7-Canadá 7-Canadá
Sudáfrica (4.83), (2.22), (4.68), (6.57) (7.52) (7.81)
(2.93),

11
8-México 8-México 8-Reino 8-Japón 8-Japan 8-Mexico 8-Mexico
(2.79), (3.73), Unido (2.82) (2.98) (7.02) (7.79)
(2.14),
9-Japón 9-Japón 9-Rep. de 9-Turquía 9-Brazil 9-Iraq 9-Japan
(1.75), (2.12), Sudáfrica (1.73) (1.17) (4.61) (3.04)
(1.70)
10-Reino 10-Turquía 10- 10-Reino 10- 10-Japan 10-United
Unido (1.59). Indonesia Unido Philippines (2.77) Kingdom
(1.72). (0.84) (1.59) (0.13) (2.38)
Fuente: USDA.

6. La agricultura haitiana actualmente


El modelo colonial francés asentado en lo que hoy es la República de Haití, al igual
que en la mayor parte del Caribe, se basó en la economía de plantaciones
(sobretodo de caña de azúcar), explotando una fuerza de trabajo de 500 mil
esclavos cuya esperanza de vida útil era menor de cinco años. Este sistema a gran
escala permitió que la colonia de Saint-Domingue se convirtiera en la colonia más
rica del mundo en el siglo XVII. La Revolución antiesclavista y la posterior
Independencia de Haití en 1804, interrumpió la economía de plantaciones a gran
escala, y después de diversas luchas intestinas se generó una economía agrícola
altamente artesanal y minifundista, no impidiendo, sin embargo, que por mucho
tiempo la agricultura continuara siendo la más importante actividad económica en
la República de Haití.

Actualmente, según datos del Institut haïtien de statistique et d'informatique, la


superficie cultivada representa aproximadamente el 48% del territorio. Y aunque la
importancia del sector agropecuario en la economía del país viene disminuyendo de
manera constante desde hace varios años, la contribución de la agricultura al PIB
real se mantiene aún en un 28% del PIB.

El descenso de la importancia relativa del sector, que en los años ochenta


representaba el 38% del PIB, está vinculado, no a una modernización industrial de
la economía, si no a la disminución de la producción agrícola ocasionada por el
éxodo rural, los efectos de la liberalización, los efectos del Embargo sobre la
producción de artículos exportables y por el abandono de la política de desarrollo
rural por parte del Estado haitiano. A principios de los noventas, el sector
agropecuario haitiano experimentó, incluso, un promedio de decrecimiento anual
del 1%. De 1995 a 2000, a pesar del restablecimiento del sistema democrático y el
mejoramiento de la situación política, la tasa media de crecimiento en el sector fue
de sólo el 0,2% anual. No obstante a la pérdida de importancia del sector, la
población sigue siendo esencialmente rural, y el sector sigue empleando además
casi el 45% de la mano de obra activa, lo que implica un empobrecimiento de la
población.

En ese contexto, la producción comienza a ser demasiado escasa para atender las
necesidades alimentarias de la población, las cuales son cubiertas por las
importaciones (210,74 millones de en 1995 y 278,97 millones de dólares en 1999).
En 1999 las importaciones de arroz ascendieron a 82 millones de dólares,
equivalentes a cerca del 30 por ciento del total de las importaciones de productos
alimenticios.

Cuadro 5: Importaciones de productos alimenticios, 1995-99


(En miles de dólares EE.UU.)

12
Productos 1995 1996 1997 1998 1999
habichuelas secas 25.000 10.000 12.000 15.000 16.000
Maíz 6.900 630 1.700 1.200 1.200
Arroz 71.000 70.000 81.000 72.000 82.000
Otros productos 107.840 138.990 114.900 148.280 179.770
alimenticios
Total 210.740 219.620 209.600 236.480 278.970
Fuente: FAO e informaciones comunicadas por las autoridades haitianas, MARNDR.

Actualmente los principales cultivos que sobreviven en Haití son el café, el cacao,
los aceites esenciales, las pitas y cuerdas, los mangos y la caña de azúcar. Los
cultivos alimentarios comprenden el arroz (que es el elemento de base en la
alimentación), el mijo, el maíz, los guisantes, el maní, las habichuelas, las frutas
(limones, fruto del árbol del pan, aguacates), los tubérculos (mandioca, batatas
(boniatos), ñame, malangas) y los bananos. El café es el principal cultivo de
exportación y aportó unos ingresos de 18,04 millones de dólares EE.UU. en 2000.
Los mangos, el cacao y los aceites esenciales son también productos importantes
desde el punto de vista de la exportación, y aportaron respectivamente 7,98
millones de dólares, 6,05 millones de dólares y 2,46 millones de dólares. En total,
las exportaciones de productos agropecuarios en 2000 se cifraron, en términos de
valor, en un 24% de las exportaciones totales.

Los subsectores de la pesca, la ganadería y la silvicultura aportaron


aproximadamente el 22% de la producción del sector en 1999. En estos
subsectores las actividades siguen siendo principalmente de tipo tradicional.

En Haití, aunque los títulos de propiedad son imprecisos y poco seguros, la


atomización de los productores es un problema extremo. El 75% de las
explotaciones agrícolas tienen una superficie inferior a 2 hectáreas, y el 90% menor
que 5ha., lo que limita la explotación de economías de escala. La mayoría de los
agricultores son independientes. Existen algunas cooperativas, pero esa forma de
organización sigue siendo marginal y no se aplica más que en un 2 ó un 3% de las
explotaciones.

Cuadro 6: Superficie de las explotaciones, 2002


Superficie Porcentaje de explotaciones
Inferior a 1 ha 15
Entre 1 y 2 ha 60
Entre 2 y 5 ha 15
Entre 5 y 10 ha 8
Superior a 10 ha 2
Fuente: Informaciones facilitadas por las autoridades haitianas.

La infraestructura es escasa, sobre todo en lo relativo al riego. De un millón de


hectáreas que se cultivan anualmente, sólo se riegan unas 70.000, por lo que la
mayor parte de las explotaciones quedan expuestas a las variaciones imprevisibles
del clima, fundamentalmente sequía, ya que el país padece de una deforestación
importante. Sólo un 2% del territorio haitiano está cubierto por bosques. El acceso
al crédito a tasas blandas y a la tecnología es igualmente escaso.

Aunque no se dispone de datos recientes sobre la producción de alimentos en Haití,


la tendencia reciente observada es una reducción de la producción de cultivos
alimentarios como producto de la liberalización. De 1997 a 2001, en pleno gobierno
constitucional y posterior a la última ola neoliberal en Haití (1995), que redujo el
arancel promedio a 2.9%, casi todos los productos agroalimentario esenciales,
como el arroz, las habichuelas, el maíz, y el maní, redujeron su producción; lo que

13
sugiere un fuerte desplazamiento de la producción local por las importaciones y una
desaparición progresiva de los productores locales.

Cuadro 7: Producción de ciertos cultivos alimentarios, 1997-2001


(En toneladas)
Cultivos 1997 1998 1999 2000 2001
Bananos 540.000 577.669 580.000 570.000 315.000
Habichuelas (judías) 50.000 35.000 35.000 30.000 28.000
secas
Ñame 240.000 193.000 195.000 197.000 ..
Maíz 230.000 206.096 215.000 212.000 200.000
Mandioca 280.000 320.000 325.000 330.000 ..
Arroz 110.000 100.000 105.000 101.000 100.000
Sorgo 100.000 95.180 96.000 95.000 93.0000
Frijoles secos 35.000 36.605 38.500 37.000 ..
Batatas (boniatos) 160.000 170.250 172.000 172.000 ..
maní con cáscara 25.000 20.000 21.000 20.000 ..
Fuente: FAO (2001), e información facilitada por las autoridades haitianas. (OMC)

La realidad actual es que la agricultura haitiana se halla en una grave crisis


estructural que le impide generar los alimentos que la población necesita. El sector
agrícola haitiano, escasamente mecanizado, sin acceso al crédito y a policitas
públicas sectoriales efectivas, y dependiente de las contingencias climáticas, no ha
subsistido al embate de la competencia de los productos extranjeros, por lo general
altamente subvencionados.

Mientras la producción agroalimentaria decrece y desaparece en la vorágine del


modelo neoliberal, las importaciones, procedentes esencialmente de los Estados
Unidos (70%), de la Unión Europea (15%) y de la República Dominicana (7%),
crecen de forma alarmante; lo que denota una clara dependencia alimentaria de
Haití respecto a otros países, fundamentalmente de los Estados Unidos.

Cuadro 8: Importaciones de Haití por grandes categorías de productos


(En millones de dólares EE.UU.)
Equipo Produc
Productos Combusti Productos Otros Total
de tos
Período alimenticio bles manufactur produc importaci
transp químic
s minerales ados tos ones
orte os
1994 67,01 46,24 30,68 15,45 16,48 75,71 251,57
1995 210,74 73,73 90,69 109,00 41,01 174,98 700,15
1996 219,62 79,44 110,62 125,01 53,77 99,46 687,91
1997 209,6 74,89 122,70 126,80 50,18 172,04 756,21
1998 236,48 80,84 169,98 142,07 49,68 204,86 883,92
1999 304,76 86,79 223,63 182,97 54,38 241,61 1.094,14
2000 265,78 186,53 255,41 171,54 50,66 238,60 1.168,51
2001 279,44 163,81 226,92 175,22 50,83 238,64 1.134,86
2002 (P) 235,92 157,28 209,50 159,76 46,78 244,95 1.054,20
Fuente: Institut haïtien de statistique et d'informatique. (OMC)

Cuadro 9: Producto interior bruto por rama de actividad económica


(En millones de gourdes de 1986-87)
1997 1998 1999 20001 20012 20023
Sector primario 3.676,5 3.669,6 3.566,7 3.437,4 3.459,3 3.330,7
Agricultura, silvicultura,
ganadería y pesca 3.664,9 3.656,9 3.553,1 3.423,8 3.445,6 3.316,8
Industrias extractivas 11,6 12,7 13,6 13,6 13,7 13,9

Sector secundario 1.819,8 1.899,4 1.947,4 2.005,9 1.990,9 2.002,9


Industrias manufactureras 1.015,0 1.017,9 987,4 982,2 983,3 986,4

14
1997 1998 1999 20001 20012 20023
Productos alimenticios y
bebidas 486,7 487,2 479,5 464,3 467,1 472,4
Industrias del tabaco 36,7 37,6 37,2 37,2 37,7 38,2
Textiles, prendas de vestir,
cuero 219,5 220,8 206,0 206,0 202,4 196,7
Productos químicos, caucho 64,9 64,7 61,9 62,0 62,8 63,6
Productos minerales no
metálicos 9,6 10,7 11,0 11,3 11,3 11,5
Transformación de metales 19,0 20,2 20,2 21,5 21,4 20,8
Productos de diversas
industrias 178,6 176,7 171,6 179,8 180,5 183,3
Electricidad, gas y agua 96,4 93,7 90,4 82,0 59,8 61,0
Construcción y obras públicas 708,4 787,8 869,6 941,7 947,9 955,5

Sector terciario 6.133,3 6.325,3 6.518,2 6.675,0 6.621,1 6.612,9


Comercio 2.646,5 2.736,4 2.876,6 3.039,2 3.059,7 3.072,0
Restaurantes y hoteles 383,0 388,2 374,2 358,7 350,1 338,7
Transportes y comunicaciones 531,2 568,7 665,3 748,3 764,6 762,7
Instituciones financieras 700,7 761,3 801,2 842,3 852,1 849,4
Otros servicios comerciables 672,0 692,5 699,5 724,2 703,6 705,3
Servicios no comerciables 1.427,7 1.446,4 1.444,4 1.421,7 1.385,4 1.389,8
Industria ficticia* -227,8 -268,1 -343,0 -459,3 -494,4 -505,0
11.629, 11.894, 12.032, 12.118, 12.071, 11.946,
Valor añadido bruto total 6 3 3 4 3 5
Impuestos sobre los
productos, menos
subvenciones 780,6 786,7 992,4 1.019,7 919,7 927,8
12.410, 12.681, 13.024, 13138, 12.991, 12.874,
Producto interior bruto 2 0 7 1 0 3
1 Datos semidefinitivos.
2 Datos provisionales.
3 Estimación.
* Se trata, por convención, de una unidad especial que tiene en cuenta la
utilización hecha por las demás ramas de la "producción atribuida a los servicios
bancarios" (SCN 1993).
Fuente: Institut haïtien de statistique et d'informatique (OMC)

Cuadro 10: Cuenta del producto interior bruto


(En millones de gourdes a precios corrientes)
1997 1998 1999 20001 20012 20023
PIB 54.005,0 62.997,0 69.254,0 77.580,0 85.442,0 92.164,0
Importaciones 14.280,0 16.770,0 20.568,0 25.923,0 29.225,0 33.379,0

Recursos 68.285,0 79.767,0 89.822,0 103.503,0 114.667,0 125.543,0

Consumo 49.393,0 57.148,0 62.157,0 72.446,0 82.353,0 90.433,0


Inversiones 13.247,0 16.382,0 19.182,0 21.208,0 22.106,0 23.528,0
Exportaciones 5.645,0 6.237,0 8.483,0 9.849,0 10.208,0 11.582,0

Empleo 68.285,0 79.767,0 89.822,0 103.503,0 114.667,0 125.543,0


Fuente: (OMC)

Cuadro 11: Cuenta del producto interior bruto


(En millones de gourdes de 1986-87)
1997 1998 1999 20001 20012 20023
PIB 12.410,0 12.681,0 13.025,0 13.138,0 12.991,0 12.874,0
Importaciones 9.019,0 9.614,0 11.797,0 15.249,0 14.719,0 14.606,0

15
Recursos 21.429,0 22.295,0 24.822,0 28.387,0 27.710,0 27.480,0

Consumo 16.446,0 16.962,0 18.389,0 21.107,0 20.607,0 20.406,0


Inversiones 3.054,0 2.955,0 3.663,0 4.335,0 4.253,0 4.307,0
Exportaciones 1.929,0 2.378,0 2.770,0 2.945,0 2.850,0 2.767,0

Empleo 21.429,0 22.295,0 24.822,0 28.387,0 27.710,0 27.480,0


1 Datos semidefinitivos.
2 Datos provisionales.
3 Estimación.
Fuente: Institut haïtien de statistique et d'informatique. (OMC)

Recuadro 1: La soberanía alimentaria

La soberanía alimentaria – en contraposición al término seguridad alimentaria- es


un concepto político introducido en 1996 por la organización mundial Vía
Campesina4 en Roma, en el marco de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la
Organización para la Alimentación y la Agricultura

De acuerdo a la Vía Campesina, la soberanía alimentaria es el “derecho de los


pueblos, de sus países o uniones de Estados a definir su política agraria y
alimentaria, sin dumping frente a terceros países. La soberanía alimentaria va más
allá del concepto más usual de seguridad alimentaria que plantea sólo asegurar
que se produzca suficiente cantidad de comida con garantía sanitaria sin tener en
cuenta qué comida se produce, cómo, dónde y en qué escala.”

La soberanía alimentaria involucra:

- priorizar la producción agrícola local para alimentar a la población, el acceso de


los campesinos y campesinas a la tierra, al agua, a las semillas y al crédito. De ahí
la necesidad de reformas agrarias, de la lucha contra los Organismos
Genéticamente Modificados (OGM) para garantizar el libre acceso a las semillas, y
de mantener el agua en su calidad de bien público a repartir de una forma
sostenible.

- el derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los


consumidores a poder decidir lo que quieren consumir, y cómo y quién se los
produce.

- el derecho de los países a protegerse de las importaciones agrícolas y


alimentarias demasiado baratas (dumping).

- precios agrícolas ligados a los costos de producción; esto será posible siempre
que los países o las uniones de países tengan el derecho de gravar con impuestos
las importaciones demasiado baratas, que se comprometan a favor de una
producción campesina sostenible y que controlen la producción en el mercado
interno para evitar excedentes estructurales.

- la participación de los pueblos en la definición de la política agraria.

- el reconocimiento de los derechos de las campesinas que desempeñan un papel


esencial en la producción agrícola y en la alimentación.

La soberanía alimentaria es una nueva concepción de la agricultura en el mundo


4
Vía Campesina es un movimiento internacional que coordina organizaciones campesinas de Asia, África,
América y Europa

16
que rompe con las influencias del modelo neoliberal, valoriza la agricultura como
un modo de vida, y enfrenta las tendencias liberacionistas del comercio
internacional, que ponen en juego el sustento cientos de millones de campesinos
alrededor del mundo.

7. La agropecuaria dominicana hoy


La agropecuaria es un sector estratégico de la economía, evidenciado esta máxima
en la crisis actual. Es el sustento fundamental de la soberanía alimentaria, la
reducción de la pobreza rural, la generación de empleos en zonas rurales, y la
generación de externalidades positivas sobre el medio ambiente.

En el caso dominicano, el sector agropecuario al finalizar la década del los 90’s


contribuyó casi con el 12% del PIB y actualmente representa alrededor de un 8%
de la producción total. Las exportaciones agrícolas y agroindustriales, para el año
2007 representaron al rededor del 50% de las exportaciones nacionales;
proporcionando además el 70% de los alimentos que se consumen en el país, y
dando empleos directos a casi el 15% de la población.

Los productos agrícolas más importantes de exportación son el azúcar, el café, el


tabaco, y el cacao, considerados productos tradicionales, y los bananos, las frutas,
los vegetales, las raíces y los tubérculos, considerados no tradicionales. Para el
mercado interno se destacan productos como el arroz, la habichuela, los plátanos,
la carne y la leche.

a. Regímenes de política y desempeño agropecuario


Tradicionalmente en la República Dominicana, el sector agropecuario ha sido de
atención residual para la política económica lo que se ha traducido en un
significativo rezago productivo de ese sector, una sostenida caída de su
participación en el producto total, y una acentuación de los retrocesos e
inequidades sociales las zonas rurales.

Aunque los productores dominicanos no han corrido similar suerte que sus vecinos
en Haití en términos de magnitud, han sufrido también los embates del modelo;
que sólo en la última década, ha contribuido a reducir la participación del PBI
agropecuario en el PBI total de 15% a 8%. Perdiendo importancia relativa también
en las exportaciones de 21.1% en 1996 a 15.5% en 2007. Esta situación residual
ha sido una recurrente a lo largo de los diferentes regímenes de política en la
República Dominicana

En efecto, durante la sustitución de importaciones, vigente desde fines de los


sesenta hasta inicios de los ochenta, las políticas públicas pusieron énfasis en la
industrialización y la urbanización, mientras el sector agropecuario fue afectado con
severos controles de precios, discriminación en la asignación de crédito y de
recursos públicos y sobrevaluación del tipo de cambio que constriñó la capacidad
exportadora; Aun así, el sector fue altamente protegido por la política comercial
que garantizo elevados aranceles y controló las importaciones. Entre 1971 y 1984,
el crecimiento medio anual del producto agropecuario fue de 3.49%, menos de un
60% de la tasa observada para la economía.

Es a partir de 1990 cuando se inaugura un nuevo período de políticas públicas


caracterizadas por énfasis en la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial
y la reforma económica al estilo del Consenso de Washington. Para el sector
agropecuario dominicano esto se tradujo una continuada restricción de recursos
públicos y en una progresiva liberalización comercial. Se eliminaron los programas
de control y sustentación de precios, de reforma agraria, de provisión de
infraestructura y de subsidios crediticios generalizados. En términos globales, el

17
cambio en las políticas implicó una reducción significativa de los recursos publicos y
privados dirigidos hacia el sector. Durante el primer lustro de los noventa, el
desempeño del sector fue el peor de la historia reciente. El producto sectorial creció
a una tasa promedio anual en 0.1%.

Según el Registro Nacional de Productores Agropecuarios de 1998, la superficie


explotada en el sector en República Dominicana se redujo en 24% entre 1991 y
1998, al pasar de 2.5 millones de hectáreas, a 1.9 millones hectáreas. Esto, junto a
las tendencias observadas en la productividad, revela el declive de la agricultura en
el país. Tendencias similares se han revelado para la participación del sector
agropecuario en el PIB.

A partir de la segunda mitad de los 90’s y a principios de siglo XXI, el sector


reencontró la dinámica de crecimiento con un crecimiento robusto de 5.5%
promedio anual. Y, aunque las políticas públicas sectoriales continuaron
desmantelándose y perdiendo importancia en la política económica, se creó al
amparo de la OMC un régimen de protección selectiva a algunos productos de
sustitución de importaciones en el marco de un proceso de apertura comercial
(Rectificación Técnica), que fue aun así mucho más gradual que el haitiano.

Durante el periodo 1993 – 2006 la mayoría de los cultivos no han tenido una clara
tendencia al crecimiento, lo cual evidencia por el lado de los rendimientos, el muy
escaso nivel tecnificación y el bajo nivel de especialización. Además de la
progresiva liberalización comercial que ha hecho desaparecer algunos sectores
como el maní y el maíz, esta situación también se asocia a la caída significativa del
gasto público en la agropecuaria, así como a la residualidad de las políticas
sectoriales.

Las importaciones de productos alimenticios de la República Dominicana han


continuado creciendo en los últimos años, pasando de 2,465.8 millones de dólares
en 2004 a 2, 905.9 millones de dólares en 2007

Importaciones alimentarias de la República Dominicana


1997-2007

1.600,0

1.400,0

1.200,0
Millones RD$

1.000,0

800,0

600,0

400,0

200,0
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Años

Fuente: Banco Central de la República Dominicana

En 2007 el sector agropecuario creció solamente un 1.2%, cayendo desde un


robusto 8.6% en 2006; motivado la caída en la tasa de crecimiento de la mayoría
de los productos agropecuarios. La desaceleración del sector queda evidenciada en

18
por los producción del arroz que se desaceleró de 9.48% en 2006, a 4.9% de
crecimiento en 2007; la ganadería silvicultura y pesca pasó en ese año de crecer de
5.8% a 3.8% de 2006 a 2007. En la actualidad (2007), el sector aporta el 8% del
PIB5, lo que significa que la riqueza generada por el sector agropecuario en el año
es de alrededor de $3.3 miles de millones de dólares. A su vez, la agricultura y la
ganadería emplean el 14.5% de la fuerza de trabajo del país.

Cabe destacar que para el año 2007, algunas eventualidades resultaron


significativas sobre el desempeño del sector, porque acumulándose junto a la
evidente residualidad en las políticas públicas, afectaron significativamente la
producción agropecuaria. El primero de ellas fue el aumento progresivo y
sistemático (desde finales de 2006) de los precios de todas las materias primas
agrícolas en los mercados internacionales. El maíz, la soya, el trigo, la leche, y
otros productos, han duplicado y triplicado sus precios en el mercado internacional,
en una escalada alcista que afecta significativamente, no sólo la ganadería
vinculada a la importación de “commodities”, sino también a toda la cadena de
costos del sector. El fenómeno, llamado ahora la “Agroinflación, está vinculado a
diversos factores, entre los que se destacan: la utilización de grandes extensiones
de tierra dedicadas tradicionalmente a la producción de alimentos para elaborar
agrocombustibles, la especulación, los efectos del cambio climático, y algunos
cambios en la política de subsidios de los países centrales, sobretodo la Unión
Europea.

En segundo lugar la República Dominicana fue impactada, a finales de 2007, por


dos catástrofes naturales de gran magnitud que afectaron sensiblemente la
producción agropecuaria nacional. El primer caso fue el de la Tormenta Noel que
arrasó la producción de la mayoría de las provincias del Sur, el Centro y el
Nordeste, y después, la Tormenta Olga, la cual afectó fundamentalmente el
Noroeste, el Norte y el Centro del país, volviendo a golpear con fuerza la región del
Nordeste.

Como pudimos observar, a diferencia de la economía haitiana, la liberalización


comercial en la agricultura dominicana, por haber contenido mayores niveles de
gradualidad y, aunque impactó en la producción, no se tradujo en un
desplazamiento brusco de la producción de la mayoría de los productos nacionales;
sin embargo, las políticas neoliberales impactaron significativamente en el
desmantelamiento de las políticas públicas sectoriales, en la concepción de la
política económica, y por tanto, en el desenvolvimiento y desarrollo del sector.

8. Caso Dominicano: el ejemplo de la leche


La República Dominicana fue, hasta inicio de los años 80s, autosuficiente en
producción de leche. La ayuda alimentaria, que modificó las preferencias de los
consumidores, y la posterior liberalización, han agudizado las limitaciones
estructurales del sector lechero dominicano, provocando un aumento considerable
de las importaciones (regularmente subsidiadas) que han desplazado la producción
local. Actualmente las importaciones cubren alrededor de un 31% de la demanda.

La producción de leche puede considerarse como la actividad más importante de la


producción agropecuaria, no sólo por el aporte a la producción, si no por su
encadenamiento productivo y su enorme impacto geográfico. Su valor no
solamente se expresa en que aporta alrededor un 10% del valor total de la
producción agropecuaria; si no por la intensidad en utilización de mano de obra
(204,246 empleos indirectos generado por la ganadería), además de que la leche
es el producto con mayor encadenamiento productivo de la agricultura, con 38,000

5
El PIB de la República Dominicana para el 2007 fue de 41,245.9

19
empleos directos generados por la poderosa industria de derivados lácteos (quesos,
mantequilla, yogurt, dulces, etc)

Actualmente el 48% de toda el área explotada en la agropecuaria está dedicada a


pasturas para la ganadería en todos sus tipos; mientras que, un 25% de la
inversión en la agropecuaria dominicana radica exclusivamente en ganadería
lechera.

Al analizar el desempeño de la producción del rubro, se nota una dinamización


productiva desde el año 1999 (excluyendo 2003, 2004 de la crisis). La producción
de leche ascendió en el 2005 a 436 millones litros (100 millones de litros más que
en 1997) ya en 2007 se estima que la producción alcanzó los 600 millones de litros.
(CONALECHE, 2008)

Esto demuestra que el sector lechero dominicano respondió positivamente al


régimen de protección implementado a través de la cuota acordada en la OMC
dentro del régimen de la Rectificación Técnica.

Producción de Leche de Rep. Dominicana


2000-2007

600

500
Millones de litros

400

300

200

100

0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Años

Fuente: Conaleche

a. El déficit lechero
La leche6 es un subsector considerado sensible por nuestro país, y reconocido como
tal en el marco de las negociaciones multilaterales de la Organización Mundial del
Comercio. Para nuestro país está actualmente protegida por un contingente
arancelario de 32,000 TM7 por año como tope máximo para importaciones de leche
en polvo.

Sin embargo, durante los años noventa y, como producto directo de la


liberalización, las importaciones de leche crecieron de manera significativa, aún
más que el volumen de la producción, triplicándose entre 1990 y 2000. Desde el
año 2000 se observa que hay una significativa caída de las importaciones, las
cuales se recuperan en el año 2005 para seguir aumentando significativamente. La
importación de leche pasó de 116.3 millones de dólares en 1997 a 156.4 millones
de dólares en 2007.

6
Incluimos también los productos derivados.
7
Este esquema sería modificado una vez entre en vigencia el Acuerdo de Asociación Económica entre el
CARIFORO y la Unión Europea (EPA en inglés)

20
Importación de Leche de Rep. Dominicana
2000-2007

180

160

140
Millones de US$

120

100

80

60

40

20

0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Años

Fuente: Banco Central de la República Dominicana

Pese a tener enormes potenciales de desarrollo en ese sector, el país no es


autosuficiente en materia láctea. Falta de apoyo gubernamental, crisis histórica del
sector eléctrico y la competencia desleal, a través de las importaciones subsidiadas
han desplazado considerablemente la producción local.

El poder de mercado, dado a importadores e industriales por la posibilidad de


importar leche más barata y re-hidratarla sin cumplir ningún tipo de regulación,
sustituyendo así la leche nacional, les ha dado tradicionalmente la posibilidad de
disminuir al mínimo la rentabilidad del productor, a través de reducir los precios en
finca.

El carácter monopólico y oligopólico de los importadores (plantas y particulares),


permite que puedan determinar el precio de la leche al productor sin tener en
cuenta los elevados costos a que se enfrentan estos últimos. Los precios bajos de la
leche y la rentabilidad muchas veces nula o negativa, provocan naturalmente una
migración de los recursos de la lechería hacia otros sectores, impidiendo así su
desarrollo y el crecimiento de la producción.

b. El aumento internacional en los precios


Por otro lado, desde hace casi un año los precios de la leche en polvo en el mercado
mundial han estado subiendo paulatinamente. La leche en polvo se ha encarecido
en un 70,9% desde septiembre de 2006, y en un 96% desde diciembre de 2001 a
febrero de 2007.

Esta nueva situación obedece fundamentalmente a una combinación de factores


como son los desmontes de subsidios a las exportaciones en Europa, inundaciones
en Argentina, la sequía sin precedentes en Australia y Nueva Zelanda, el aumento
de la demanda de China, el aumento en el consumo de maíz y otros granos para la
producción de biocombustible y el aumento de otros “commodities” , lo que eleva
los costos de producción.

La subida de los precios internacionales de la leche se conecta también con la


rápida subida de los precios de todos los productos agrícolas, que obedece en parte
a la demanda de combustibles derivados de cultivos, y también a la especulación,

21
lo cual eleva a su vez el precio de los alimentos a escala mundial y genera una
nueva fuente de presiones inflacionarias.

Los pronósticos más reservados indican que estos factores no parecen modificarse
en el corto ni en el mediano plazo. Ante un sostenimiento de estas condiciones, y
ante un sector estructuralmente débil, los altos precios de la leche en polvo
importada podrían afectar los precios de la leche a nivel interno e impactar
negativamente en la población.

Estas condiciones adversas a nivel internacional tienen un impacto significativo en


el país debido a la vulnerabilidad del sector lácteo producto, por un lado por la
política de liberalización y por otro lado por la falta de atención del Estado al sector.

La falta de políticas públicas que favorezcan el sector ante la competencia desleal


de los subsidios y ayudas internas de la leche importada, y el aumento de los
costos, ha hecho financieramente insostenible la producción lechera, y al país
vulnerable ante shoks internacionales, poniendo en peligro la alimentación de
poblaciones tan especiales para nuestro país como los infantes y los ancianos.

Ante esta dramática situación, y ante los posibles aumentos del precio interno de la
leche y las consecuencias sociales que esto pueda generar, el Gobierno Nacional ha
iniciado, desde finales de 2007, un programa de fomento a la producción
consistente en otorgar un subsidio directo a los productores asociados de tres pesos
dominicanos por litro de leche vendido,. Esta medida contribuye en el corto plazo a
garantizar la rentabilidad de los productores y a generar incentivos para el aumento
de la producción.

Sin embargo, además de medidas coyunturales y subsidios, se hace necesario


mejorar la política pública sobre el sector lácteo, con énfasis en mejorar la
competitividad y reducir las limitaciones estructurales en términos de acceso al
crédito, a la tecnología, extensión, comercialización, y mejora en la genética y la
alimentación.

Sólo garantizando la autosuficiencia lechera del país, desde la perspectiva de la


soberanía alimentaria, y a través de políticas públicas coherentes con las
necesidades del sector, se podrá limitar el impacto de estos shoks internacionales y
sus impactos sobre los consumidores locales.

9. Conclusiones
• Este trabajo demuestra con ejemplos concretos, que sólo la garantía de la
soberanía alimentaria permite a los Estados reducir los impactos negativos
de la inestabilidad en los mercados internacionales. Un sector agropecuario
desarrollado y estructuralmente sólido, funciona como un colchón que
amortigua los efectos de un encarecimiento de los productos alimentarios a
nivel internacional. Los países que no cuentan con un sector agropecuario
desarrollado, no pueden proteger a su población de la agroinflación actual,
ni del hambre.

• La liberalización comercial profunda y acelerada en Haití, ocurrida durante


las décadas de 1980 y 1990, contribuyó a agudizar las limitaciones
estructurales del sector agrícola y, por tanto, contribuyó significativamente a
la desarticulación productiva de ese sector, generando la desaparición de
productos agropecuarios. Esta situación generó dependencia alimentaria, lo
cual ha demostrado, ser muy peligroso para la sostenibilidad democrática de
los países.

22
• La política comercial debe estar guiada por objetivos concretos de
desarrollo, responder a una agenda nacional a largo plazo y no verse como
un fin en sí misma. La apertura comercial, aunque puede ser positiva para
algunos sectores, suele ser negativa para otros. La liberalización del
comercio debe por tanto, responder a una agenda de desarrollo, bajo los
criterios de: gradualidad, trato especial y diferenciado y protección de los
sectores vulnerables. En ésta, como en toda política, el sector agropecuario
debe ser reenfocado como sector de amplia repercusión social y
ambientalmente vulnerable.

• Por tanto, es menester desarrollar políticas sectoriales activas que permitan


el desarrollo rural y garanticen la soberanía alimentaría de los países, como
única garantía para enfrentar las inestabilidades del mercado internacional
definitivamente. La soberanía alimentaria es la única arma para proteger a
la población dominicana del hambre.

10.Bibliografía

1. Antonin, Arnold. “Haití en el Caribe”. Nueva Sociedad (63):P. 103-112.


Noviembre-Diciembre 1982.

2. Banco Interamericano de Desarrollo “Impacto Fiscal de la Liberalización


Comercial en las Américas”, Noviembre 2003. [In:
http://www.asies.org.gt/fortalecimiento/15.pdf[]

3. Bonny, J.B.: Liberalización comercial y producción de arroz en Haití en


Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 87, octubre 2007. [In:
http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ht/bjb-arroz.htm]

4. Cieca-Action Aid. “Memorias de taller insular agricultura, comercio y


soberanía alimentaria”. Participación de Pierre, Ráphael. Marzo de 2006,
Santo Domingo.

5. Galván, H. “Porque suben los precios de la leche”. CONALECHE, 2007.

6. La Haine “Haití: Soluciones militares para un drama con raíces


históricas” Entrevista con Camille Chalmers, 24 de junio de 2005 [In:
http://www.nodo50.org/tortuga/article.php3?id_article=2074]

7. Isa, Pável “Implicaciones del DR-CAFTA para sectores seleccionados


de la agropecuaria en la República Dominicana con especial atención
a pequeñas unidades productivas”. CIECA-ACTION AID, 2006. 54p.

8. OXFAM. “cambiar las reglas; comercio, globalización y lucha contra la


pobreza. 2006. [In:
www.maketradefair.com/es/assets/espanol/cambiarreglas.pdf]

9. OMC. ““EXÁMENES DE LA POLÍTICAS COMERCIALES DE HAITÍ”. Informe de


la Secretaría. 2003. [In: http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ht/bjb-
arroz.htm]

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