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Gomez Hernandez-La Biblioteca Universitaria

La biblioteca universitaria tiene como función principal apoyar la docencia y la investigación en la universidad. Sin embargo, las bibliotecas universitarias españolas tradicionalmente han tenido escaso financiamiento y se han organizado de manera dispersa, separando las colecciones para estudiantes de las colecciones para investigación. Además, los enfoques pedagógicos en las universidades a menudo no fomentan el uso activo de las bibliotecas por parte de los estudiantes. Para que las bibliotecas se conviertan realmente en el corazón
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Gomez Hernandez-La Biblioteca Universitaria

La biblioteca universitaria tiene como función principal apoyar la docencia y la investigación en la universidad. Sin embargo, las bibliotecas universitarias españolas tradicionalmente han tenido escaso financiamiento y se han organizado de manera dispersa, separando las colecciones para estudiantes de las colecciones para investigación. Además, los enfoques pedagógicos en las universidades a menudo no fomentan el uso activo de las bibliotecas por parte de los estudiantes. Para que las bibliotecas se conviertan realmente en el corazón
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LA BIBLIOTECA UNIVERSITARIA

José Antonio Gómez Hernández

La función de la biblioteca en la Educación Superior

Un axioma de la Biblioteconomía aplicada a la Educación Superior es que la biblioteca es el cora-


zón de la Universidad, un motor para hacerla conservadora, transmisora a de saber. La bibliote-
ca es una institución imprescindible para que la Universidad cumpla sus fines. Puede definírse-
la, según la ALA, "como una combinación orgánica de persona, colecciones e instalaciones cuyo
propósito es ayudar a sus usuarios en o de transformar la información en conocimiento". Esta
definición contiene sistemáticamente algunos aspectos clave de la biblioteca universitaria. Inclu-
ye la estrecha unión que debe haber entre la biblioteca y la docencia y la investigación, los dos
canales es a través de los cuales se transmite y produce el conocimiento en la Universidad. Pre-
supone también algo obvio: el conocimiento se produce desde la información, decir que la biblio-
teca hace a la Universidad. Si se acepta que las funciones de la universidad son principalmente
comunicativas e informativas (recoger, transmitir, enseñar a producir información científica,
humanística, social y tecnológica), sería evidente la importancia de la institución mediadora en
ese proceso informativo: la Biblioteca. Y afirma la necesidad de que todos los elementos del sis-
tema estén integrados como una combinación orgánica, es decir, estructurados y no meramente
añadidos o superpuestos, lo que es decir bien planificados.
Los fines de la biblioteca universitaria son los de la Universidad. El cumplimiento de estos viene
dado por el éxito y la capacidad de actuación de sus estudiantes, por la relevancia de las publica-
ciones de sus profesores, por el carácter de foco cultural que tenga, por la utilidad social que con-
siga la Universidad en su región, etc. A todo esto tiene que ayudar la biblioteca universitaria. No
creemos que sea posible sin buenas bibliotecas el modelo de vida académica que propone la LRU
en su preámbulo, encaminado "a conseguir unos centros universitarios donde arraiguen el pen-
samiento libre y la investigación". Las bibliotecas universitarias reúnen los saberes y los propor-
cionan a los interesados en ellos, alumnos y profesores, y por tanto son instituciones primordia-
les para seguir haciendo realidad lo que fue la Universidad en su origen: una comunidad de estu-
diantes y profesores, unidos por el interés en acceder al saber, que difunde la biblioteca. Las
misiones de la biblioteca universitaria se pueden concretar en:

a) Proporcionar una colección básica de acuerdo a las necesidades de introducción en el co


nocimiento científico que tengan los estudiantes: muy accesible, múltiple de acuerdo al
número de estudiantes, actualizada en relación con los programas de estudio, etc.
b) Una colección de materiales de referencia formada por fuentes bibliográficas, personales e
institucionales -tanto en soportes impresos como electrónicos, de acceso local, en red o
por teledocumentación- que pueda ser tanto base de información como medio didáctico y
metodológico en el proceso de aprendizaje y adquisición de hábitos investigadores.
c) Una colección documental especializada en las distintas materias que cubran los Planes
de Estudio y los proyectos de investigación, disponible tanto para los profesores como
para los alumnos iniciados y los que tengan ocasión de usarlos para su proceso formati
vo. Debe estar formada por monografías, revistas, traducciones, informes, tesis de
otras universidades, y en general literatura gris, como biblioteca especializada.
d) Un servicio de información, orientación, referencia y formación de usuarios, que promueva
y mejore los hábitos de uso de la biblioteca, preparando para un óptimo aprovechamiento
de sus recursos.
e) Un servicio de apoyo a la investigación especializada que cumpla las funciones de acceso a
bases de datos internacionales, orientación bibliográfica especializada y obtención del do
cumento original.
f) Favorecer el acceso a la cultura del entorno y la época, a través de una colección do
cumental diversa relacionada con las manifestaciones espirituales, y de la programación
de actividades de difusión de la ciencia y la cultura.

El modo en el que se han organizado en España las bibliotecas para apoyar los fines de la Univer-
sidad, especialmente docencia e investigación, y dar los servicios antes enumerados, ha dependi-
do de diversos factores, que configuran su organización actual. Entre ellos cabe señalar:

1) La financiación. Hasta hace pocos años, las bibliotecas universitarias españolas contaban
con muy escasa financiación. Sólo tenía presupuesto propio la biblioteca general, es decir, la
biblioteca heredera del fondo histórico de las Universidades y de algunos servicios centrales. En-
tretanto, el profesorado debía adquirir con sus propios recursos las colecciones bibliográficas de
su interés. Ello daba lugar a la existencia de múltiples colecciones, dispersas entre los despachos
del profesorado que las había seleccionado y adquirido.
2) La escisión entre estudio-enseñanza e investigación. La práctica de la educación de los
nuevos científicos se ha entendido por la comunidad científica como una introducción, en cierto
sentido dogmática, en el paradigma vigente, a través de manuales y obras sintéticas y sistemáti-
cas dedicadas a ello. No se trataría de presentar modelos alternativos, sino de adiestrar en los
métodos aceptados, los modos típicos de resolver problemas y desarrollar la lógica propia del mo-
delo teórico establecido. La justificación sería que la naturaleza es muy compleja para su explo-
ración al margen de un paradigma que señale el camino. Según esto, hasta llegar a la licenciatu-
ra, cuando se supone ya al alumno preparado para integrarse en la comunidad científica, no se le
darían las claves de la comunicación en la ciencia, de la documentación especializada en su cien-
cia: el conocimiento de las publicaciones periódicas, las publicaciones no convencionales, el acce-
so y uso de las bases de datos de la especialidad, etc. Simplemente podría aprender con los
apuntes y los manuales. Por eso muy pocos estudiantes de primer ciclo conocen las revistas de
su especialidad, o las posibilidades de la Documentación.
Este modelo de educación científica ha contribuido también a la estructura bibliotecaria típica de
las bibliotecas universitarias basada en la separación entre las bibliotecas generales de los cen-
tros, consideradas "para los alumnos", con los manuales recomendados por el profesor repetidos
para que todos puedan estudiar los mismos libros de texto, y las bibliotecas de investigación del
profesor o del alumno de tercer ciclo, con las fuentes especializadas, la bibliografía extranjera
más al día, etc.3. En estas colecciones, ubicadas en los seminarios y departamentos, los profeso-
res han dispuesto muy a la mano de los documentos que les ponían en contacto con la ciencia
vigente y la comunidad científica. Este modelo, aunque pueda considerarse cómodo para el pro-
fesor del departamento, cuya accesibilidad es máxima, es poco eficaz para el conjunto de los
usuarios, pues se producen pérdidas, duplicaciones, y dificultades de acceso para los interesados
ajenos al departamento (pues en esas minibibliotecas no hay personal que las atienda, el profesor
frecuentemente pasa temporadas trabajando fuera de la Universidad, durante las cuales no se
puede acceder a los libros). Además, resulta muy antieconómico, y parte de que se pueden ges-
tionar bibliotecas sin bibliotecarios.
3) El enfoque pedagógico del est dio y la enseñanza en la Universidad. Además del enfoque
de la educación científica descrito, afecta al lugar de la biblioteca en la Universidad el que su uso
por los estudiantes no sea lo bastante estimulado por el enfoque pedagógico que el profesorado da
a la enseñanza y el estudio. A su vez, este enfoque es consecuencia de algunos factores como el
enorme crecimiento del número de estudiantes que requiere un lugar en las aulas, y de la enorme
presión que el profesorado tiene para investigar. La masificación favorece una teorización excesi-
va que provoca la pasividad del alumno, que se hace un "oyente", con poca iniciativa para el
aprendizaje independiente y activo mediante el uso intenso y variado de las bibliotecas. En cuan-
to a la presión para investigar, hace que disminuya el interés y el tiempo dedicado por el profesor
a la formación de los alumnoS4. Si unimos a estas afirmaciones que el modelo de examen suele
primar la capacidad de reproducir fielmente lo trasmitido y la memoria a corto plazo del alumno,
se explica que el uso de las bibliotecas no se demande en exceso (salvo como sala de estudio). La
Universidad, en lugar de enseñar a hacer ciencia a los alumnos, meramente se la está divulgan-
do, reduciendo la necesidad del estudiante de utilizar las bibliotecas como recurso de aprendizaje
del conocimiento vigente y de los modos de acceder a él.

Todos los problemas que estamos reseñando inciden en la configuración de la bibliotecas univer-
sitarias. Es cierto que cada vez se usan más -principalmente por el crecimiento cuantitativo de
los usuarios, que se ha multiplicado en los últimos años-, y que han mejorado enormemente las
colecciones y los servicios, especialmente para posibilitar la investigación -acceso a bases de da-
tos, creación de hemerotecas científicas, automatización, servicios centrales, etc.-. Pero necesitan,
para el despegue que las haga auténticamente el corazón de la universidad, por un lado, que el
estilo docente5 haga su uso imprescindible. Y por otro, que los bibliotecarios se impliquen en
conseguirlo dando servicios muy eficaces y atractivos, volcados sobre los usuarios, e intervinien-
do activamente en la política universitaria.

Normas y recomendaciones para bibliotecas universitarias

Las normas se pueden entender como un modelo, como una medida de valoración, como un es-
tímulo para el desarrollo y la mejora, o como un instrumento para ayudar a la decisión y la ac-
ción.

Toda norma o recomendación para bibliotecas universitarias deberá insistir en la corresponden-


cia que debe haber entre los fines de la Universidad y los de la biblioteca, en que éstos deben ela-
borarse con la implicación total de la comunidad universitaria, objetivarse de modo que podamos
examinar su consecución, en la necesidad de conocer y atender las necesidades de los usuarios, y
en dar acceso a la información documental que se precise por todos los medios, incluyendo espe-
cialmente la cooperación y la integración en redes.

Reconociendo que hay una gran diversidad entre las instituciones universitarias y situaciones
muy variadas, lo que hace difícil y peligroso fijar normas precisas y cuantificables, debe haber
unas normas mínimas que nos indiquen lo que caracteriza a una biblioteca para que efectiva-
mente lo sea en cuanto a colecciones, instalaciones, personal y servicios. Y unas normas proyec-
tivas que orienten sobre el futuro desenvolvimiento de la biblioteca.

Normas Internacionales para bibliotecas universitarias

La IFLA publicó en 1986 unas Normas para Bibliotecas Universitarias destinadas a los países en
desarrollo. De esta normas destaca la importancia que dan a algo muy elemental, pero que a
veces se olvida en algunas bibliotecas universitarias españolas: definir claramente sus objetivos
particulares, recogiéndolos por escrito para que se puedan fácilmente consultar, revisar y eva-
luar. Del mismo modo que debe hacerse con la estructura, los procedimientos, las normas de
accesibilidad y los programas concretos de actuación. Igualmente, estas normas sientan el prin-
cipio de la orientación primaria hacia los servicios al usuario, que determinarán la organización, e
incluirán información, orientación y formación en el uso de los recursos documentales.

Estas normas también señalan la necesidad de realizar políticas de gestión de la colección que
aseguren su suficiencia y diversidad, para que se puedan desarrollar los planes de estudio y los
proyectos de investigación. La colección debe ser revisada periódicamente con objeto de asegurar
su vigencia, de acuerdo a las necesidades de la Universidad, y deben darse de baja de la colección
los materiales que carezcan de actualidad o interés. Finalmente, destacan la importancia de que
las bibliotecas universitarias participen en redes que aseguren la complementación de sus recur-
sos, con objeto de satisfacer las necesidades de investigación, de contar con las instalaciones
adecuadas, y con un presupuesto suficiente en relación con los objetivos básicos de la universi-
dad, los programas académicos y el número de estudiantes.

Casi simultáneamente, la Association for College & Research Libraries redactó unas normas para
bibliotecas de instituciones académicas, que daban algunas recomendaciones cuantitativas en
materias como la colección y el personal:

- Colección básica
85.000 volúmenes

- Por cada profesor a tiempo completo


100 volúmenes

- Por cada estudiante


15 volúmenes

- Por cada diplomatura


350 volúmenes

- Por cada licenciatura


6000 volumenes

- Por cada programa de máster


(si no hay licenciatura en esa materia)
6.000 volúmenes

- Por cada programa de máster


(si hay licenciatura en esa materia)
3.000 volúmenes

- Por cada programa de doctorado


25.000 volúmenes

En cuanto a plantillas, las mismas normas aconsejan:

- Por cada 500 estudiantes hasta 10.000 1 bibliotecario


- Por cada 1.000 estudiantes, a partir de 10.000 1 bibliotecario
- Por cada 100.000 volúmenes o fracción 1 bibliotecario
- Por cada 5.000 volúmenes que se añadan al año 1 bibliotecario

En este caso se enumeraban también unos factores adicionales para ajustar el tamaño de la
plantilla. Estos dependían de los servicios dados por la biblioteca, como por ejemplo el tener for-
mación de usuarios, servicios de referencia, servicios de audiovisuales y electrónicos, o de la ins-
titución: el número de titulaciones ofertadas, el tamaño de la plantilla docente, la existencia de
programas de formación continua o el volumen de la investigación.

Por su parte, otro grupo de la American Library Association especializado en bibliotecas universi-
tarias redactó en 1989 unas normas9 muy novedosas y acertadas, orientadas a facilitar la eva-
luación de su eficacia. Su punto de partida es que cada biblioteca es única, y que por ello debe
determinar individualmente sus propios criterios de actuación y evaluación, marcados por los
objetivos de la Universidad. Se renuncia, por tanto, a marcar unos indicadores de rendimiento
cuantitativos y generales. El gasto en la biblioteca se considera como la principal inversión en
capital de la Universidad, a la que proporcionará un valor añadido. Se afirma igualmente que la
biblioteca debe ser dinámica y orientada al futuro, reconociendo la rápida transformación de la
información en la era tecnológica, y que muchos de los recursos están fuera de la propia Univer-
sidad. Por ello, sin abandonar el rol tradicional de reunir y conservar colecciones, se afirma que
las bibliotecas añadirán nuevas misiones que habrá que recoger en el proceso de actuación y eva-
luación.

Respecto a la ubicación de la biblioteca, en consonancia con la importancia de las misiones de


servicio que se le atribuyen ' se considera que debe estar en el centro la actividad del campus.

Se debe planificar haciendo posible el libre acceso, y sistemas remotos o compactos de almace-
namiento para los materiales menos usados, pero evitando que en que pueda llegar a ser difícil el
acceso a los usuarios.

Sobre los servicios, estas normas insisten en que debe asegurarse la accesibilidad óptima tanto a
la propia colección como a la información externa, en soporte impreso o electrónico, y realizarse
instrucción en el uso de los recursos y servicios, orientación y referencia. El objetivo es desarro-
llar las habilidades de información de los usuarios de todos los niveles.

También se destaca la necesidad de que la biblioteca tenga sensibilidad ante los cambios en el
campo de la información, anticipándolos para llamar la atención a los usuarios y procurar ade-
cuarse a ellos. Por último, se marcan unos criterios para la evaluación de las bibliotecas en las
universidades, que recogemos en detalle porque permiten vislumbrar los aspectos fundamentales
que debemos perseguir en su funcionamiento:

1) Planificación
a) ¿Cuenta la institución con la biblioteca para su proceso de planificación?
b) ¿Existen planes para el desarrollo futuro de la biblioteca?
c) ¿Son adecuados los mecanismos para llevar a cabo dichos planes?
d) ¿Reflejan estos planes que se han llevado a cabo las consultas pertinentes dentro
de la Universidad?
e) ¿Participa el personal de la biblioteca en el planeamiento y toma de decisiones de
una manera adecuada?
f) ¿Existen estrategias definidas para alcanzar las metas establecidas?
g) ¿Son realistas los objetivos y programas?

2) Adecuación del presupuesto


a) ¿Son suficientes los recursos presupuestarios para mantener las actividades
cotidianas y para asegurar sus desarrollos futuros?
b) ¿Sufraga el presupuesto asignado la adquisición o el acceso al nivel necesario de
todos los materiales documentales que se solicitan?
c) ¿Permite el presupuesto mantener el número y categorías suficientes de profesio-
nales para los programas ofertados?
d) ¿Son adecuados el salario y los incentivos y se orientan a favorecer la continuidad
del personal y a reconocer los logros?
e) ¿Provee el presupuesto el apoyo suficiente para otros gastos de funcionamiento, in-
cluyendo los servicios automatizados?
f) ¿Provee el presupuesto de adecuado soporte para nuevos programas e innovacio-
nes?
g) ¿El proceso de desarrollo del presupuesto permite el asesoramiento necesario
h) ¿Tiene el director de la biblioteca el apropiado nivel de control y discrecionalidad
sobre el gasto del presupuesto asignado?

3) Adecuación de los recursos humanos


a) ¿Es suficiente la cantidad de profesionales para los servicios ofrecidos?
b) ¿Es ajustada la distribución de personal entre los programas?
c) ¿Es apropiada la proporción entre personal profesional y personal de apoyo
en relación con los programas ofertados?
d) ¿Existe algún programa de formación de personal con vistas a mantener y
mejorar la formación y destrezas del personal de la biblioteca?
e) ¿Se tienen en cuenta suficientemente las necesidades de personal en la planifica-
ción de nuevos proyecto o en la expansión de los existentes?
f) ¿Están formuladas de manera correcta las políticas y procedimientos para
llevar a cabo adecuadamente los asuntos de personal y se encuentran a disposi-
ción del personal? ¿Figuran por escrito? ¿Favorecen la eficacia o la obstaculizan?
g) ¿Existen medios de análisis de la utilización del personal/análisis del trabajo
para asegurarse de que los puestos se asignan según el nivel y que el personal está
ejecutando su trabajo de manera apropiada en cada nivel?

4) Adecuación de la colección
a) ¿Hay una política escrita de gestión de la colección?
b) ¿Incorpora esta política aspectos de satisfacción de los usuarios?
c) ¿Se tiene en cuenta la posibilidad de cambio en las necesidades académicas?
d) ¿Qué criterio se usa para determinar el nivel y tamaño de las colecciones'
e) ¿Se sabe si hay áreas infradotadas?
f) ¿Se sabe si hay áreas excesivamente dotadas?
g) ¿Reflejan las adquisiciones en curso un apoyo suficiente a los docentes?
h) ¿Hay suficiente dedicación a la evaluación de las colecciones?
i) ¿Está prevista la transferencia y reubicación de las colecciones o sus partes
cuando se considere necesario?
j) ¿Se tienen en cuenta las posibles relaciones de cooperación?

5) Adecuación de los edificios y equipamientos


a) ¿Hay edificios suficientes para albergar el personal y las colecciones?
b) ¿Están los edificios adecuadamente mantenidos?
c) ¿Está adecuadamente distribuido el espacio?
d) ¿Se han tomado las medidas adecuadas para el uso por discapacitados?
e) ¿Se adecúan a los programas los equipamientos en tipo, cantidad y ubicación?
f) ¿Se mantiene el equipamiento correctamente?
g) ¿Hay reservas presupuestarias para realizar mejoras, reparaciones y sustitución de
equipamientos?
h) ¿Hay constancia de que exista planificación para el uso de nuevas tecnologías?

6) Acceso y disponibilidad
a) ¿Están claramente definidas y son disponibles fácilmente las medidas que
organizan el acceso y uso de las colecciones?
b) ¿Están las colecciones bien ubicadas?
c) ¿Están las colecciones, de hecho, accesibles y disponibles?
d) ¿Son los registros bibliográficos adecuados?
e) ¿Es suficiente el personal dedicado a la automatización, a los servicios técnicos o a
otras funciones relacionadas con la colección?
f) ¿Con qué rapidez puede proveer la biblioteca los materiales que no posee?
g) ¿Qué tipo de programas cooperativos existen?
h) ¿Es adecuado el nivel de apoyo del personal?

7) Preservación y conservación
a) ¿Tiene la biblioteca apropiados controles mediambientales?
b) ¿Tiene la biblioteca un plan de emergencias?
c) ¿Provee el presupuesto los recursos adecuados para preservación y reparación de
los libros dañados, deteriorados por el tiempo o estropeados?
d) ¿Tiene la biblioteca las medidas adecuadas de seguridad contra pérdidas,
mutilaciones o robos?

8) Uso de los recursos


a) ¿Cuáles son las medidas de la biblioteca p ara el uso de los recursos9
b) ¿Cuánto se usa la colección?
c) ¿Cómo se aprovecha la colección?
d) ¿Cuál es el grado de satisfacción?
e) ¿Cuál es la relación entre tamaño de la colección, índice de crecimiento, y
uso de la colección?

9) Adecuación de los servicios


a) ¿Qué serie de servicios se ofrecen, y en qué diversidad de horarios?
b) ¿Se adecúan estos servicios a la misión de la biblioteca?
c) ¿Son adecuados los espacios en donde se ofrecen los servicios apropiados a
su fin?
d) ¿Qué estadísticas y qué otras mediciones cuantitativas y cualitativas se realizan re-
gularmente?
e) ¿Es el tamaño y la distribución de la plantilla destinada a los servicios al público
adecuada al número y los tipos de usuarios?
a) ¿Qué estadísticas y qué otras mediciones cantitativas y cualitativas se utilizan re-
gularmente?
e) ¿Es el tamaño y la distribución de la plantilla destinada a los servicios al pú-
blico adecuada al número y los tipos de usuarios?

Normas españolas

En España, durante el período de redacción de los Estatutos de las Universidades, el Centro de


Coordinación Bibliotecaria promovió la elaboración de unas recomendaciones para las bibliotecas
universitariaslo. Estas recomendaciones supusieron un esfuerzo notable, y algunas de sus dis-
posiciones aún están por cumplir. Reflejan un esfuerzo por integrar a los bibliotecarios en las
tareas docentes e investigadoras, a través de la formación de usuarios, la participación en proyec-
tos de investigación propios o en colaboración con equipos de trabajo. Se esfuerzan por dar uni-
dad al conjunto de bibliotecas de cada universidad" e insisten en el servicio que las bibliotecas
deben dar a la comunidad universitaria y a la sociedad en general. En el aspecto económico, se
reclama que el presupuesto de la biblioteca alcance el 5 % del total de la Universidad.

En la actualidad, estas normas se encuentran algo envejecidas en sus propuestas respecto del
personal, pues no recogen la figura de los auxiliares de biblioteca, sino sólo a los de administra-
ción, y también en lo referido a estructura, pues no prevén las bibliotecas de área, el modelo que
se ha impuesto en los años noventa. Engloban servicios tan importantes como la formación de
usuarios en la llamada "extensión bibliotecaria", y prescriben unos estándar mínimos de carácter
cuantitativo basados en el número de usuarios, no en los servicios ofrecidos o el perfil de los pro-
gramas académicos de cada institución. Estos mínimos serían los siguientes:

1) Locales. Se aconseja 1 M2 usuario, lo que permitirá puestos de lectura para el 20%, a


razón de 4,5 m por puesto de lectura en locales de libre acceso. El local mínimo debería ser de
1.000 M2.

2) Fondos. Se aconsejan 130 monografías por estudiante (cifra, por otro lado, inalcanzable
con el crecimiento del número de alumnos), con un incremento anual de 0,5 volúmenes (propor-
ción que sí es plausible). Y una suscripción a revistas científicas por cada diez estudiantes. Con
estos documentos se supone cubierto el 40% de las necesidades, debiendo el 60 % restante ser
atendida por el préstamo interbibliotecario v por presupuestos extraordinarios.
3) Presupuesto. Deberá ser el 5 % del presupuesto ordinario de la Universidad, sin contar
los vastos de personal. Se dividirá en las siguientes partidas: (i) adquisición de fondos; b) cursos,
conferencias, viajes o exposiciones; c) material inventariable; y (1) material fungible.

4) Personal. Un bibliotecario por cada quinientos estudiantes, un facultativo por cada tres
ayudantes, un subalterno por ayudante. Un auxiliar administrativo por cada dos ayudantes y
dos informáticos por Universidad.

5) Servicios. Libre acceso, lectura en sala, información bibliográfica, información y docu-


mentación científica, préstamo a domicilio e interbibliotecario y reprografía, con un horario sin
interrupción de doce horas por día.

Además de esas propuestas tenemos únicamente el Real Decreto 12-99 sobre creación y recono-
cimiento de Universidades y Centros, que señaló una serie de requisitos materiales mínimos para
la creación de Universidades en España, entre los que mencionaba, en relación con la biblioteca,
lo siguiente:

"El edificio o los correspondientes servicios de biblioteca universitaria deberán permitir en su con-
junto la a utilización simultánea de al menos, un 10 Por ciento del número total de alumnos pre-
vistos. Contará con salas de lectura, archivo Y Sistema de préstamo, garantizando el uso de, al
menos, cincuenta y cinco horas semanales. Igualmente quedará garantizado el número de volú-
menes necesario para el correcto desarrollo de las enseñanzas que imparta y su uso en soporte
no convencional, así como el de las principales revistas científicas de cada campo del saber, en el
ámbito de dichas enseñanzas."

Las breves referencias anteriores nos dan cuenta de la dificultad de tener un marco normativo
para las bibliotecas universitarias españolas. Se carece de indicaciones basadas en estudios fia-
bles de cuántos volúmenes debe haber por estudiante en las distintas áreas de conocimiento, o
de cuantos bibliotecarios deben formar las plantillas, o de las necesidades documentales e infor-
mativas del profesorado de diversas materias. Junto a esto, tampoco existen estadísticas globales
de la situación en España que se constituyan en referencia y orientación de la evolución de las
bibliotecas, ni se utilizan los mismos modelos de recopilación de datos para sus Memorias anua-
les. Por ello, cada biblioteca universitaria está desarrollando modelos y estructuras diferentes,
tanto resultado del análisis particular de sus propias necesidades como de las propias tradiciones
de la institución.

Los usuarios

Si algo hace específica la gestión de la biblioteca universitaria es la atención que da a sus usua-
rios, cuyas necesidades debemos conocer muy bien. Se pueden dar algu~ nas orientaciones ge-
nerales, pero cada biblioteca deberá estudiar estas necesidades de modo aplicado a sus propios
usuarios, las titulaciones que se impartan, etc. La gran diferencia de intereses y niveles de cono-
cimiento que hay entre estudiantes -Y profesores, y las peculiaridades de la comunicación cientí-
fica en los distintos campos del conocimiento, hacen que en las bibliotecas universitarias coinci-
dan a veces tareas de documentación científica especializada con actuaciones de carácter general,
educativo, divulgativo, cultural, etc.

En general, puede hacerse una primera distinción de los usuarios de las bibliotecas universita-
rias por su condición de alumnos de primer, segundo o tercer ciclo, o por ser profesor. Podríamos
decir que los alumnos de primer ciclo necesitan obras más homogéneas e introductorias. Los de
segundo van comenzando a interesarse por monografías especializadas y ocasionalmente por otro
tipo de fuentes. Y que el profesorado y los estudiantes de doctorado requerirán ya todo tipo de
fuentes documentales de investigación. Esta clasificación obligará a diferenciar las colecciones,
los servicios y las normas de acceso. Las colecciones de alumnos de primer ciclo suelen incluir
un alto porcentaje de obras de las que se poseerán ejemplares múltiples, y que deberán tener
períodos de préstamo externo cortos, pues hay una gran presión de demanda sobre las mismas
obras. Al mismo tiempo, debe haber una parte importante de la colección, cuyo uso sea más di-
ferenciado y autónomo' formado por monografías que se demandan para trabajos de curso o pro-
fundizaciones en la materia. Estas se deberán prestar durante al menos quince días, pues re-
quieren lecturas más sosegadas y la presión sobre ellas será menor.

Por último, los usuarios de tercer ciclo y los profesores quieren de la biblioteca préstamos múlti-
ples, para consultar simultáneamente varias obras ne-cesarias en su investigación, períodos am-
plios de préstamo - que se autorizarán siempre que no se pidan obras de carácter no especializa-
do-, y sobre todo, colecciones de revistas que contengan las aportaciones más novedosas en el
conocimiento. Para ellos es fundamental también el rápido acceso al documento original, cuando
localizan referencias que no están en su Universidad.

Una segunda distinción que cabe hacer para diferenciar las necesidadades de los universitarios
es por su área de especialización. En efecto, las demandas de informa-cion son diferentes en
cada titulación: ni se buscan por igual las publicaciones, ni las bases de datos, ni se demandan
los mismos tipos de servicios, etc., por parte de los especialistas de los diversos campos.

Entre los hábitos y necesidades de información se han opuesto tradicionalmente a


las de los estudiosos de humanidades, por un lado, y las ciencias experimentales, por otro, es-
tando entre ambos extremos las demandas de los de las carreras de ciencias sociales. Así, por
ejemplo, los expertos de humanidades usan una gama muy variada de documentos, en el que los
libros cumplen todavía un papel fundamental. Los libros-homenaje, las actas de congresos, las
monografías, las memorias y estadísticas oficiales, la literatura informal, las ediciones antiguas y
descatalogadas, son muy necesarias. Además, a veces, están publicadas por entidades locales o
no lucrativas con escasa distribución, lo que hace difícil al bibliotecario incorporarlas al fondo
documental. Frente a esto, los científicos de áreas experimentales usan principalmente el artícu-
lo y la revista como medio de comunicación.

Por otro lado, la literatura científica en las ciencias sociales y las humanidades tiene una mayor
vida media, hay un bajo índice de envejecimiento de la información, del que se deriva un aumento
del volumen de información que se demanda, pues se debe mantener en la colección obras muy
antiguas pero aún vigentes.

A diferencia de las ciencias, en que las que los investigadores sólo buscan normalmente informa-
ción de los últimos años, en las humanidades los investigadores consideran útiles trabajos de un
período muy dilatado de años. De hecho, en ocasiones un tra bajo sobre una época o suceso his-
tórico, o un estudio filosófico hecho hace decenas de años es todavía base de la investigación, un
enfoque clásico que el historiador o el filósofo de hoy utilizan. En humanidades la dispersión de
fuentes de información es mayor porque, además de que se demandan documentos de muy dis-
tintas clases, la interdisciplinariedad es muy grande, debiéndose buscar en diversas bibliotecas,
bases de datos ( archivos las fuentes). Todo esto debe saberlo una biblioteca universitaria del
área de humanidades, para aplicar correctamente la política de la colección y la normas para es-
tos usuarios. Por ejemplo, la diversidad de intereses puede hacer posibles período! de préstamo
más largos, que además se necesitan por la extensión de las obras a consultar.

Por otro lado, es evidente también que en las humanidades y en algunas ciencias sociales hay
todavía inseguridad conceptual, un vocabulario caracterizado por la ambigüedad y por variacio-
nes que dependen del entorno cultural, contexto geopolítico, de la pertenencia a diversas escue-
las, etc. Esto lleva a problemas de los lenguajes de recuperación, dificultando las búsquedas de
información, su exactitud, exhaustividad y pertinencia. Los usuarios de la información humanís-
tica y social suelen formular sus necesidades de modo distinto a como se hace en las ciencias
naturales, en las que es fácil llegar a una serie de términos que determinarán la búsqueda. Es
posible que acudan a un servicio documental requiriendo una información poco concreta para
reconstruir cada realidad a través de la elaboración discursiva. Para ello requerirán, por el "con-
texto" lingüístico, histórico, sociológico o político, y tienen que ir precisando por sí mismos sus
demandas. La dificultad de esta tarea les puede llevar a cierto escepticismo respecto de la ex-
haustividad de las fuentes de información que les pueden proporcionar las bibliotecas y los servi-
cios de Documentación. En muchas s tienen una cultura de autoabastecimiento, basada en el
contacto personal y la intuición, acudiendo al profesional solo en último extremo, y con pocas
expectativas, y utilizando menos que los científicos de áreas experimentales los servicios de in-
formación secundaria. Por otra parte, cuando la investigación está vinculada a la realidad donde
se genera, al ámbito geográfico propio, la información relevante estará publicada normalmente y
accesible en el ámbito local, -al menos en principio-, y por ello son menos relevantes las bases de
datos internacionales a las que se puede acceder, como Historial Abstracts, Art&Hiímanities Cita-
tion Index, Social Scietice Citation Index, etc.

Todo esto creemos que explica por qué los investigadores de humanidades y los de ciencias re-
quieren cosas distintas de las bibliotecas universitarias que tienen a su servicio, y consideren
buena una biblioteca en la medida en la que satisfaga sus expectativas. Como ha explicado Li-
ne'7, una biblioteca universitaria de humanidades producirá seguramente satisfacción a sus
usuarios si:
a) Dispone de una colección bibliográfica muy grande, pues sus intereses pueden ser muy diver-
sos, y por ello los documentos potencialmente necesarios.
b) Tiene un alto elevado porcentaje de nuevas adquisiciones, sobre todo bibliográficas.
c) Posibilidad de hojear directamente los libros, para encontrar por cualquier rincón una informa-
ción de interés. El investigador prefiere encontrar y analizar por sí mismo antes que se lo den
todo hecho.
d) Buenos catálogos, que le permitan localizar la bibliografía al máximo.
e) Si es posible encontrar información valiosa, aunque el tiempo consumido sea mucho o la velo-
cidad de acceso sea lenta. El factor tiempo no es determinante.

Frente a los usuarios, alumnos o profesores, de las áreas científicas y tecnológicas, que requerirí-
an, para considerar buena una biblioteca de su materia: a) Un buen acceso a bases de datos ex-
ternas, que permitan recuperar por materias. Las bases de datos le importan más que los catálo-
gos de los fondos propios. b) Acceso a las revistas científicas más importantes de su especialidad,
y sobre todo a los últimos números. No suele ser de interés para él hojear directamente fondos
extensos de revistas, o volúmenes de años ya pasados. c) Rápido acceso al documento original,
esté o no en el depósito de la biblioteca. d) Una biblioteca que sea de fácil uso y acceso, con fon-
dos vivos que no requieran una formación bibliotecaria grande en el manejo de catálogos para
encontrar lo que les interese entre los laberintos de un gran fondo documental desfasado. e) Ser-
vicios de información listos para servirle, aunque no los valore hasta que no los use. Prefiere ser
servido a buscar por sí mismo. Deja que le hagan la consulta, a diferencia del investigador de
humanidades, que prefiere cerciorarse si algo que podría ser de su interés no se recupera con el
sistema de clasificación de la biblioteca.

Aunque haya que introducir matices a esta imagen de las necesidades informativas y biblioteca-
rias en las distintas materias, (por ejemplo, en el caso de los científicos sociales, que se están
acercando al modelo de los investigadores experimentales), esta aproximación de Line permite
apreciar cómo las características de la comunicación científica afectan a las demandas de los
usuarios, y por ello, al funcionamiento de los servicios bibliotecarios de la Universidad.

Tendencias actuales en la gestión


Modelo y estructuración de las bibliotecas universitarias

Si los años ochenta dieron lugar a las bibliotecas de centro, fruto del crecimiento del número de
estudiantes, los años noventa han dado lugar a las bibliotecas de área. La reforma de los Planes
de Estudio, y el aumento del número de titulaciones ha roto el sentido de la biblioteca de facul-
tad, porque cada centro puede impartir varias carreras, alojar departamentos y titulaciones dife-
rentes, etc. En un contexto de profesionalización de la gestión de las bibliotecas universitarias,
en donde se pretende un buen aprovechamiento de los recursos personales, económicos y docu-
mentales, ya n tiene sentido una pequeña biblioteca para los estudiantes de cada título. La res-
puesta este problema, tanto en las nuevas Universidades, que habitualmente ya con modelos
centralizados, como en las históricas, ha sido crear bibliotecas de grandes áreas temáticas, o a
veces bibliotecas que han reunido los servicios para conjuntos de titulaciones cercanas físicamen-
te en los campus.

Además, la automatización de los procesos técnicos permite potenciar los servicio centrales, que
se van haciendo cargo de coordinar todas las adquisiciones - recogiendo las demandas de profe-
sores y alumnos- la gestión de publicaciones periódicas, el proceso técnico -catalogación y clasifi-
cación centralizada, unificación de encabezamientos y otra autoridades, catalogación retrospecti-
va-. La biblioteca ha procedido a una centralización de la gestión, que debe ir acompañada de un
aumento de la accesibilidad a la colección a la información desde cualquier lugar.

El debate más fuerte se ha producido en las Universidades históricas cuando, además de la cen-
tralización de la gestión, se ha intentado unir físicamente la colección, concentrando las bibliote-
cas departamentales y las de centro que habían ido surgiendo por los campus. Aunque objetiva-
mente este modelo sea mejor -facilita el control de los fondos, permite el acceso a los usuarios de
distintos centros, y conduce a la construcción d nuevos edificios bibliotecarios-, debe implantarse
de modo que se eviten problema que afecten a la eficacia e imagen de las bibliotecas. Creemos
que la centralización ni es un objetivo es sí misma, sino un medio, que debe utilizarse de modo
eficiente, pero distinto en cada caso, a la luz de consideraciones como las siguientes:

1) Asegurar que la mayoría de los usuarios no pierdan accesibilidad: no se puede centralizar


de golpe, sin personal y recursos para reubicar la colección en breve plazo. Hay que evitar que al
centralizarse los fondos en la práctica se pierdan, o que estén durante años sin procesar, perjudi-
cando a los que hasta la centralización podían usarlos. Hay que planificar muy bien todo trasla-
do y reubicación de fondos, sincronizándolo con el inventario la recatalogación o la redistribución
por materias.

2) Evitar el alejamiento físico excesivo de los usuarios a su colección de interés no se debe


eliminar una biblioteca de centro o de departamento si se trasladan los fondos a lugares a los que
sea difícil llegar. Deben mantenerse estas bibliotecas, con una dependencia técnica de la biblio-
teca de área o campus a la que pertenezca. Todo usuario debe tener cerca de su lugar de estudio
o trabajo colección básica, sin verse obligado a traslados penosos para las consultas más frecuen-
tes.

3) Graduar la centralización: probablemente no es rentable la centralización de colecciones


hiperespecializadas, que requieren muy intensamente unos poco
usuarios, y que probablemente no llegarán nunca a usar estudiantes o profesores de otras espe-
cialidades. La centralización es básica en los campos donde hay mayor interdisciplinariedad las
humanidades y las ciencias sociales, sobre todo, donde más solapamientos involuntarios de la
colección o duplicaciones innecesarias se pueden producir, y en las materias que se impartan en
varias titulaciones.

La comunicación en la biblioteca universitaria

E1 buen funcionamiento de la biblioteca universitaria requiere una buena comunicación entre los
agentes implicados en ellas, que favorezca su integración y evite su aislamiento. Esta comunica-
ción abarca:
1) La comunicación a través de las comisiones de biblioteca entre los profesores, los alum-
nos, los bibliotecarios y los responsables de la Universidad. Sin un buen funcionamiento de estas
comisiones, que logre la integración de los interesados con los objetivos de la política de la biblio-
teca universitaria, suelen fracasar los intentos de cambio, los proyectos de reglamentos, etc.

2) La comunicación interna: debe asegurarse la fluidez en la comunicación y los intercam-


bios de pareceres entre los bibliotecarios, los auxiliares técnicos de biblioteca y los directores de
la biblioteca. Es tarea principal de la dirección lograr la buena comunicación de la plantilla, que
favorezca la motivación y el intercambio.

3) La comunicación con los usuarios: debe haber instrumentos que hagan frecuente y natu-
ral el que los usuarios -especialmente los estudiantes- realicen observaciones sobre los servicios.
Debe haber buzones de sugerencias, reuniones con los representantes de profesores y alumnos,
etc. Un medio de comunicación preferente será el de la formación de usuarios, que debe abarcar:

a) Visitas de orientación inicial a la biblioteca para grupos de estudiantes recién ingresados, que
les acerquen a las materias, secciones y servicios, normas de consulta y préstamo de la colección,
complementadas con guías de uso y proyecciones.

b) Explicaciones sobre los instrumentos básicos, los catálogos, tanto impresos como automatiza-
dos. Los OPACS.

c) Explicaciones y demostraciones sobre búsqueda en obras de referencia, bibliografías y otras


fuentes de información especializada.

d) Indicaciones sobre la manera de establecer bibliografías y redactar informes, trabajos de curso


y tesis.

e) Introducción a las publicaciones periódicas, su acceso y uso.

f) Uso de las bases de datos en CD-ROM que pueden consultarse de modo libre en las bibliotecas,
por red local.

Cooperación y redes

La automatización de los catálogos que ya están completando las bibliotecas universitarias permi-
te la integración en redes, pues se da el medio básico para los intercambios y la cooperación, es
decir, la existencia de catálogos colectivos, o al menos la posibilidad de conocer los fondos de las
diversas bibliotecas.

La cooperación principal que se puede dar entre las bibliotecas es el intercambio y


el préstamo interbibliotecario, poner mutuamente a disposición las colecciones, en una época en
la que no importa tanto la propiedad cuanto la accesibilidad a los documentos. Otra forma im-
portante de cooperación entre las bibliotecas es el intercambio de registros bibliográficos, que
también es posible actualmente en España gracias a las redes de comunicaciones existentes y a
la edición de catálogos en CD-ROM. El avance en estas actuaciones posibilitará formas más
complejas de cooperación, como la adquisición coordinada o cooperativa o los almacenamientos
cooperativos. Las distintas bibliotecas se especializarían en aspectos o partes de la colección,
para economizar recursos, y ante la imposibilidad de tener todos los fondos de interés. Y, a su
vez, las bibliotecas irían manteniendo las colecciones antiguas o menos demandadas de modo
coordinado, favoreciendo una política de expurgo y paso a depósitos de colecciones sin uso en un
momento en que la falta de espacio es un gran problema de las Universidades.
Estas líneas de cooperación se han iniciado a través de redes como DOCUMAT, RUEDO -integra a
las bibliotecas que usan Dobis-Libis como medio de gestión automatizada-, la Red de Bibliotecas
Universitarias (REBIUN), y MECANO, una red centrada en la cooperación de las bibliotecas uni-
versitarias del área de Ingeniería y Tecnología. Actualmente, por último, existe una conferencia
de directores de bibliotecas universitarias y científicas españolas que está procurando canalizar la
cooperación, avanzando en la unificación de los procesos de préstamo interbibliotecario y en los
modelos de obtención de datos sobre las bibliotecas para su análisis y evaluación. Ello llevará,
próximamente, a la edición de una estadística estatal sobre la situación de las bibliotecas univer-
sitarias españolas.

NOTAS AL CAPÍTULO 21

Se trata de una imagen recurrente para describir la función de la biblioteca. Así, el University
Granis, órgano de la Administración inglesa para la Universidad, ya en 1921, afirmaba que "El
carácter y eficacia de una Universidad puede medirse por el tratamiento que da a su órgano cen-
tral, la biblioteca. Consideramos la dotación para el mantenimiento de la biblioteca como la ne-
cesidad primaria y más vital del equipamiento de una Universidad. Una biblioteca adecuada no
sólo es la base de todo estudio y enseñanza, es la condición esencial para la investigación, sin la
cual no se puede añadir nada a la suma del conocimiento humano" (Cit. por THOMPSON, J. y
CARR, R.: La biblioteca universitaria. Madrid: Germán Sánchez Ruipérez, 1990, pp. 17-18). En
1966, Cartter, desde el punto de vista norteamericano, insistía: La biblioteca es el corazón de la
Universidad. No hay otro factor material más estrechamente ligado a la calidad de la Educación
Superior. Unas pocas universidades con escasos medios bibliotecarios han logrado un desarrollo
importante en algunas áreas, porque los recursos de laboratorio pueden ser más importantes que
la biblioteca en algún campo particular, o en otros casos porque las universidades estén situadas
junto a otras colecciones de grandes bibliotecas (... ) Pero las instituciones que destacan en todas
las disciplinas tiene invariablemente las mejores bibliotecas de investigación del país". (Cit. en
CLAVEL, J. P. (dir): L'Evaliation des bibliotliéqiíes universitaires, Montreal: AUPELF, 1984, pp.
295-296). 0 el Itifonze Atkinson, en 1976: "La biblioteca es el corazón de una universidad. Ocupa
el lugar central y básico, como un recurso que es, porque sirve a todas las funciones de una uni-
versidad -enseñanza e investigación, la creación de nuevo conocimiento y la transmisión a la pos-
teridad de la ciencia y la cultura del presente y del pasado" (THOMPSON, J., CARR, R.: op. cit, p.
20) Esta idea que ha sido recogida en el ámbito latinoamericano por Buonocore, en su Dicciotia-
rio: "no se concibe una enseñanza sin el libro, y de ahí que la biblioteca sea el centro vital, el ner-
vio y el corazón que impulsan el dinamismo fecundo de la Universidad".

14 Un investigador de la Historia de la Filosofía, por ejemplo, debería quizás buscar fuentes


históricas sobre un autor, su época, estudios filológicos sobre su obra, las corrientes culturales
de su tiempo y su sociedad, revisar todos los trabajos propiamente filosóficos sobre el autor, la
valoración que hacen de 61 distintas escuelas o corrientes de pensamiento, su influencia sobre el
pensamiento en su país, o sobre movimientos históricos o sociales. Esto exigirá pasar por archi-
vos y por bibliotecas de Filología, Historia, Literatura, Estética, Sociología, cte., y deberá consul-
tar artículos, monografías, tesis, comunicaciones de Congresos, cte. A la Historia le interesan
fuentes de información de las Ciencias Sociales: Economía, Sociología, Política, etc. La informa-
ción que requiere el historiador estará por ello en bases de datos de Historia Social, Economía,
Educación. De todo esto se deriva que a un experto en Humanidades le pueden interesar fuentes
de información enormemente dispersas. Hay un fuerte componente multidisciplinar, pues el in-
vestigador puede llevar el hilo conductor de su trabajo por muy diversos caminos.

15 Esta aseveración ha sido comprobada recientemente en el CINDOC. Estudiando la proce-


dencia de las peticiones de obtención de documentos, se vió que sólo el 6,5 % de éstas correspon-
dían a las Humanidades, frente al 79,7 %, que correspondían a materias de Ciencias Experimen-
tales. En cuanto a usuarios, pertenecían a campos humanísticos y sociales sólo el 20,8 %, y el
74,6 % a las Ciencias. Cf. VÁZQUEZ, M., RONDA, C., VALLE, A.: «Estudio de los usuarios de un
servicio de fotodocumentación». En: IVJornadas Españolas de Documentación Automatizada.
Oviedo: Universidad, 1994, p. 546. Una de las conclusiones de este trabajo señala que la de-
manda de los servicios de fotodocumentación de las Humanidades y las Ciencias Sociales sólo
llegó a un 10 % respecto de la de las Experimentales.

16 El desarrollo de las fuentes de información en soportes electrónicos es, por estas razones,
mucho menor en las Humanidades que en las Ciencias. Así, se ha comprobado que menos del 10
% de] total de los registros de las bases de datos accesibles por Dialog son de campos humanísti-
cos y sociales, marcando una enorme desproporción con el tratamiento que reciben las áreas ex-
perimentales. Y del total de ba-ses de datos existentes, unas 9.000, analizadas por materias, sólo
un 6 % es de Ciencias Sociales, un 4 % de Humanidades, y un 1 1 % de materias jurídicas y le-
gislación. Dado el carácter privado y comercial de los principales servicios internacionales de
bases de datos, especialmente en el ámbito norteamericano, se deriva que incluyan preferente-
mente las publicaciones que por su ámbito cultural e idiomático puedan ser más rentables para
la mayor parte de sus clientes. Por eso, la literatura europea está poco contemplada, perdiendo
mucha exhaustividad para el universitario español. V. VÁZ QUEZ, M. «Las bases de datos. Pano-
rama actual y perspectivas». Boletín de Anabad, 1994, XLIV, 1.

17 Cf. LINE, M. B.: «The concept of'library goodness': user and library perception oí quality
and valuc». En LINE, M. B. (ed.): Acadenzic Library Management. London: Library Ass, 1990, pp.
185-188.
22

LAS BIBLIOTECAS ESPECIALIZADAS

Inmaculada Vellosillo González


Las bibliotecas. especializadas ocupan, dentro de la tipología bibliotecaria, uno de los lugares
más recientes, ya que en su nacimiento está claramente vinculado al aumento de la información
que se ha producido sobre todo en la segunda mitad de este siglo.

En efecto, el volumen de la documentación se ha visto tan incrementado que la for-ma más eficaz
de almacenar, tratar y difundir la información que los documentos contienen es haciéndolo a tra-
vés de núcleos pequeños que limiten sus fondos a los que tratan de un tema concreto.
Parece que, según la expresión utilizada con frecuencia, la especialización es la cla-ve de la efica-
cia, y esto, que puede referirse a distintos ámbitos sociales, también tiene su reflejo en el ámbito
de la información y la documentación.

22.1. Concepto, características y funciones

En el primer decenio del siglo xx los norteamericanos dieron el primer paso para reconocer la
existencia de las bibliotecas especializadas y crearon la Asociación de Bi-bliotecas Especiales
(Special Libraries Association) con el fin de favorecer el estudio y la reflexión sobre este nuevo tipo
de bibliotecas. Más tarde aparecieron asociaciones similares en el Reino Unido (Aslib-Association
of Special librarianship) y en Francia (Adbs-Asociation des Documentalistes et Bibliothecaires
Specialises).

Como vemos, la denominación anglosajona utiliza el término "especiales" para referirse a lo que
aquí estamos llamando "especializadas". En la actualidad el término "especiales" suele utilizarse
en relación con bibliotecas que poseen determinadas características sin que estas tengan que ver
necesariamente con su contenido temático (por ejemplo, bibliotecas de hospitales, para ciegos, de
instituciones penitenciarias); también, en ocasiones, se llaman "especiales" las bibliotecas que
contienen determinado tipo de documentos (publicaciones periódicas, grabaciones sonoras, pelí-
culas, etc.), pero en estos casos resulta más conveniente utilizar las denominaciones particulares
de cada uno de ellos (hemerotecas, fonotecas, videotecas, etc.).

Una vez aclarada la terminología, podemos referirnos al concepto de biblioteca especializada.


Esta denominación responde a aquellas bibliotecas, centros de documentación o centros de in-
formación (nos referimos a estas instituciones indistintamente), que aglutinan, tratan y difunden
información relativa a un tema o a un grupo de temas afines.

Normalmente se tratará de bibliotecas vinculadas a centros de investigación, organizaciones in-


dustriales o culturales, laboratorios, asociaciones profesionales, departamentos gubernamentales
y todo tipo de instituciones que desarrollan su trabajo en un ámbito determinado. La misión
principal de estas bibliotecas será proporcionar información a las personas que trabajan en esos
centros, para que pueden desarrollar adecuadamente sus estudios e investigaciones.

Para completar algo más esta definición, podemos señalar algunas de las características que dife-
rencian este tipo de bibliotecas de otros:

- La tipología y tratamiento de sus documentos.


- Los usuarios, con una formación elevada y unos requerimientos de información altamente
especializados.
- Los profesionales que las mantienen, frecuentemente con una formación espe-cífica en el
área temática.
- Su funcionamiento activo y su continua actualización.
- La frecuente conexión y relación con otras bibliotecas, centros e instituciones.
- El alto grado de automatización de todos sus servicios, que facilita notablemente el ac-
ceso y la recuperación de la información.
- El pequeño tamaño, en cuanto a colección, espacio y personal.
De las características citadas podemos deducir las funciones principales que tienen encomenda-
das este tipo de bibliotecas:

- Proporcionar información de manera rápida y eficaz.


- Realizar un tratamiento exhaustivo de los documentos, que permita obtener una mayor
información.
- Continua puesta al día de sus materiales y catálogos.
- Difusión activa de la información mediante boletines, resúmenes, etc.
- Difusión selectiva de la información, realizada "a medida" de las necesidades de los
usuarios.
- Facilitar el acceso a bases de datos relacionadas con su temática y que tenga inte-rés pa-
ra ella.

22.2. Los fondos en las bibliotecas especializadas: composición y tratamiento

Una de las características que hemos mencionado anteriormente son los fondos que constituyen
la colección de una biblioteca especializada. ¿En qué estriba esta peculiaridad? Podemos estable-
cer varios aspectos, referidos a la composición y tipología de sus fondos y a su tratamiento.

Generalmente se admite que en la mayor parte de las bibliotecas especializadas la colección tiene
tres principales componentes:
1) Información publicada: publicaciones periódicas, monografías, normas, patentes, obras de
referencia
2) Información generada internamente por la institución en que se ubica: literatura gris
(papeles de trabajo, correspondencia), informes, estudios, proyectos, etc.
3) Información disponible a través de fuentes externas a la institución u organización:
bases de datos y catálogos de otras instituciones.

Paralelamente a estos componentes, podemos detallar los tipos de documentos que más frecuen-
temente contienen las colecciones de las bibliotecas especializadas.

Estos son:

Publicaciones periódicas: constituyen uno de los materiales más abundantes ante


todo porque son las que proporcionan una información más actual. En las bibliotecas especiali-
zadas existen publicaciones periódicas tanto primarias -lo que son revistas especializadas- como
secundarias -revistas de resúmenes y referencias de documentos primarios-. Estos últimos cons-
tituyen un material excepcional para la orientación en la selección de información de los usua-
rios.

- Literatura gris: documentos que contienen información no comercializada pero que suele ser
muy especializada. Se trata de tesis, proyectos, informes, actas de
conferencias y congresos, etc.
- Publicaciones oficiales
- Enciclopedias, repertorios, anuarios, y, en general, obras de referencia especializadas.
- Normas, patentes.
- Monografías.

Por supuesto esta tipología contempla simultáneamente la inclusión de documentos no sólo bi-
bliográficos sino en múltiples formatos (sonoros, visuales).

En cuanto a la temática de los documentos es importante reseñar que aunque el hecho de ser
una biblioteca especializada ya hace referencia a contenidos específicos, sin tener embargo
es frecuente que la temática de los documentos que contienen no sea demasiado específica ya que
las necesidades de información de sus usuarios puede no ceñirse tanto a un área concreta y pre-
cisar la consulta de temas relacionados o más o menos próximos al de la especialidad.

Otro de los aspectos más relevantes referidos a la colección de los fondos de las bibliotecas
especializadas es el tratamiento a que se someten. Al citar las características de estas
bibliotecas hemos hecho mención de un "tratamiento exhaustivo" de los documentos. En
efecto, mientras que en otras bibliotecas el tratamiento hace referencia a la descripción
bibliográfica y a una mención de su contenido a través de un término o encabezamiento de
materia, en las bibliotecas especializadas se presta especial atención a la precisión en este
último aspecto y también a realizar un tratamiento del contenido de los fondos que
permiten proporcionar mayor orientación al usuario sobre el interés o no
de consultar determinado documento. Para ello es frecuente utilizar el resumen como
instrumento de selección de información. Se trata de facilitar el trabajo a los usuarios
proporcionándoles una información ya elaborada que les permita seleccionar o rechazar los
documentos con un mayor acierto y un menor esfuerzo.

También la representación del contenido a través de palabras clave se pretende realizar en una
biblioteca especializada con una mayor precisión. Para ello, se suelen utilizar listas de términos o
tesauros especializados que permitan una mayor concreción y delimitación de la información de
los documentos y cuya comunicación esté más acorde con la formación de los usuarios. Muchas
bibliotecas especializadas desarrollan sus propios sistemas de clasificación adaptando algunos
sistemas ya existentes (CDU, Dewey) o creando otros totalmente nuevos. En relación con la se-
lección y descarte de documentos, este se realiza sobre todo teniendo en cuenta la actualidad de
las informaciones y el interés potencial de los usuarios. En las bibliotecas especializadas se pres-
ta especial atención a la selección de documentos que suponen novedad, aportan datos recientes
o investigaciones en curso. Aunque estos documentos quedan almacenados durante algún tiem-
po, se hace necesario revisarlos y en cuanto quedan desfasados o aparece una nueva publicación
que los incluye y actualiza, se procede a relegarlos de la colección (expurgo) disponiéndolos para
donaciones o intercambios con otras instituciones o almacenándolos en un depósito si se piensa
que pueda interesar esporádicamente. Es frecuente que las colecciones de bibliotecas especiali-
zadas no sean muy numerosas, muy extensas. Esto es debido, por una parte, a la actualización
constante de los documentos y, por otra, a la cooperación o intercambio de información con otros
centros. Ello, por lo tanto, no significa que sean más limitados en cuanto a la información que
puedan proporcionar, sino todo lo contrario, que la información puede localizarse y disponerse
según las necesidades puntuales.

Por lo tanto nunca se debe pretender encontrar una gran colección en una biblioteca especializa-
da, sino una pequeña pero precisa colección y numerosas y fluidas comunicaciones con otras
bibliotecas e instituciones.

22.3. Los usuarios y los servicios en las bibliotecas especializadas

Otra de las características que distinguía las bibliotecas especializadas de las restantes son los
usuarios. Desde el momento en que una biblioteca especializada se crea para satisfacer las nece-
sidades de información de una institución, ya estamos acotando o restringiendo el tipo de usua-
rios que van a utilizarla.

La información que reúne una biblioteca especializada está dirigida fundamentalmente a las per-
sonas que trabajan o colaboran con la entidad o institución a que se vincula a la biblioteca.

La mayor parte de estos usuarios va a poseer una formación de nivel alto referente a estudios y a
desarrollo profesional, lo que va a provocar que en sus requerimientos de información exijan efi-
caces respuestas. Frecuentemente, estos usuarios estarán acostumbrados a utilizar la biblioteca
como un instrumento dentro de su trabajo, por eso también exigirán que ese instrumento funcio-
ne adecuadamente.

En otras ocasiones, los usuarios pueden ser personas que se dirigen a esa biblioteca sin estar
vinculados a la institución, pero que manifiestan interés por la temática, si se encuentran reali-
zando alguna investigación relacionada con ella. También a estos usuarios casuales la biblioteca
debe poder suministrar la información que desean.

En relación con el usuario de bibliotecas especializadas, es importante las condiciones en que


éste va a formular la consulta. Es probable que:

1) Lo haga, físicamente, a distancia.


2) Requiera respuesta en el momento.
3) Utilice esa respuesta para el trabajo que está realizando en ese preciso instante.
4) Precise una elaboración y selección en las mismas respuestas que demanda, es decir, que
exija al bibliotecario un trabajo intensivo sobre la información solicitada, depurándola pa-
ra concretar lo más posible.

En otras ocasiones, puede realizar consultas sin concretar y será el bibliotecario el que las irá
delimitando.

Así pues, tenemos que el usuario de bibliotecas especializadas va a ser un usuario exigente, que
busca soluciones rápidas y adecuadas a sus demandas y que desea tener información constante
sobre las novedades informativas que se producen en su ámbito profesional y de estudio. No obs-
tante, cada biblioteca deberá realizar estudios de usuarios para tener un conocimiento lo más
real posible a cerca de las necesidades de sus lectores y así poder diseñar y adecuar sus servicios
de manera que respondan a dichas necesidades

Generalmente, los servicios que las bibliotecas especializadas pueden prestar a sus usuarios son
variados. Algunos de ellos son comunes a los de otras bibliotecas (préstamo, lectura en sala, in-
formación, etc.), y otros. aunque también pueden darse en otro tipo de biblioteca, adquieren en
las especializadas un carisma distinto.

Así, el servicio de información y referencia cumple un papel fundamental en estas bibliotecas de-
bido a que las demandas más importantes por parte de los usuarios son resueltas a través de
este servicio.

La difusión de información que se realiza a él, puede ser previa petición del usuario, es decir, con-
testando a preguntas realizadas por él, o puede ser la biblioteca la que tome la iniciativa, antici-
pándose a las peticiones de los lectores y suministrando información que puede resultar de inte-
rés para ellos.

En el primer caso, las solicitudes de información de los usuarios pueden ser de varios tipos:

- Preguntas sobre datos concretos, para resolver cuestiones puntuales (fechas, nombres, térmi-
nos, datos estadísticos, etc.) y que el bibliotecario puede resolver previa consulta de las obras de
referencia. Este tipo de cuestiones suele ser parte del trabajo cotidiano.

- Preguntas de tipo bibliográfico: para obtener un documento concreto; para ver los documentos
de que pueden disponer referidos a un tema determinado; sencillamente, para conocer las nove-
dades bibliográficas sobre un asunto.

En el segundo caso, el servicio de difusión de la información que anticipa la biblioteca puede rea-
lizarse de forma periódica o esporádica. Los instrumentos habitualmente utilizados para ello son:
- Boletines de novedades.
- Boletines de resúmenes.
- Boletines de sumarios.
- Listados que contienen referencias bibliográficas específicas relativas a un perfil de-
terminado previamente (difusión selectiva de la información).
- Conferencias, coloquios, presentaciones, etc.

Otro servicio que es común a todas las bibliotecas pero que tiene peculiaridades en las especiali-
zadas es el servicio de formación de usuarios. La formación de los usuarios siempre tiene como
objetivo que éstos dispongan de mayor autonomía en la búsqueda de la información y que la rea-
licen con la mayor efectividad y menos pérdida de tiempo.

Algunos programas de formación pueden facilitar el manejo de instrumentos bibliotecarios. Así,


en bibliotecas especializadas la formación de usuarios debe tener un nivel de complejidad elevado
y dirigirse a facilitar el uso de bases de datos, repertorios especializados, nuevos tesauros, etc.

Igualmente importantes en este tipo de bibliotecas son el servicio de reprografía y el servicio de


traducción. El servicio de reprografía debe ofrecer la posibilidad de reproducir tanto los fondos
propios como obtener la reproducción de otros fondos nacionales y extranjeros. El servicio de
traducción ' aunque poco frecuente, sin embargo puede facilitar muchas consultas de los usua-
rios. No se trata de un servicio que se preste de forma sistemática, pero si en ocasiones un do-
cumento resulta importante para un grupo de usuarios y se encuentra en otro idioma, la bibliote-
ca debe posibilitar su traducción, bien realizándola con personal propio, o bien contactando con
personal externo (empresas de traducciones). El servicio de préstamo interbibliotecario está cada
vez más extendido en todo tipo de bibliotecas. Pero en las especializadas resulta imprescindible
que se cuente con este servicio para no duplicar fondos y compartir los de otras bibliotecas dán-
doles esta forma mayor utilización. Sin este servicio, la biblioteca especializada se vería obligada
a almacenar un mayor número de volúmenes, con lo que disminuirían sus posibilidades de espe-
cialización.

En general, los servicios de las bibliotecas especializadas tienden a compartiese cada vez más: los
planes de adquisición cooperativa, la catalogación y el tratamiento cooperativos y el préstamo
interbibliotecario son algunos de los aspectos en los que se pone de manifiesto la colaboración.
Además, el alto grado de automatización permite disponer de las informaciones que almacenan
en distintas unidades.

22.4. Las bibliotecas especíalizadas en España

Las bibliotecas especializadas en España son de reciente creación; se estima que un gran número
de ellas no superan los cincuenta años de existencia, y más de la mitad de las existentes han sido
creadas en las dos últimas décadas. También la mayor parte dependen de organismos oficiales, y
sólo un pequeño porcentaje se vincula a instituciones privadas. En relación a las áreas temáticas
objeto de la especialización, son más frecuentes en áreas de Humanidades, aunque también son
numerosas las relativas a ciencias médicas, naturales y matemáticas.

El grupo más importante de bibliotecas especializadas en España es el formado por la Red de


Bibliotecas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El CSIC cuenta con más de
ochenta bibliotecas distribuidas en todas las Comunidades. Frecuentemente, las bibliotecas del
CSIC se encuentran vinculadas a institutos de investigación y suelen estar especializadas en te-
mas muy concretos. Algunos ejemplos son: la biblioteca del Instituto de la Grasa y sus Deriva-
dos, en Sevilla; la del Instituto de Investigaciones Pesqueras, en Pontevedra; la del Instituto Na-
cional del Carbón, en Oviedo; la del Instituto de Astrofísica, en Granada; la del Instituto de Car-
boquímica, en Zaragoza; la de Investigaciones del Agua, en Madrid; o la de el Museo de Ciencias
Naturales, también en Madrid.

Destacan, de manera especial, dos bibliotecas vinculadas al CSIC pero con unos servicios muy
extendidos, un mayor volumen de fondos y una actividad informativa y documental notoria en los
campos que abarcan. Éstas son:

- La Biblioteca del Instituto de Información y Documentación, en Ciencia y Tecnología


(YCYT, Madrid, C/ Joaquín Costa, 22), creada en 1948, con aproximadamente 22.500 volúmenes
y más de 3.000 publicaciones periódicas.
- La Biblioteca del Instituto de Información y Documentación en Humanidades y Ciencias
Sociales (ISOC,. Madrid, C/ Pinar, 25), fundada en 1970 con casi 3000 volúmenes y más de
1.400 publicaciones periódicas.

Los dos institutos a que se vinculan estas bibliotecas forman, desde 1991, el denominado Centro
de Información y Documentación Científica (CINDOC). Esta institución se establece como un
centro de información que desarrolla su actividad investigadora en el campo documental, elabora
diversos productos de información (publicaciones, bases de datos, etc.) y mantienen unos servi-
cios bibliotecarios variados y de gran alcance.

En el año 1987 el Ministerio de Educación y Ciencia a través de la Dirección General de Investi-


gación Científica y Técnica, publicó el "Directorio de Centros de Documentación y Bibliotecas Es-
pecializadas". En él se recoge la descripción de más de 2.000 centros, aportando sobre ellos da-
tos relativos a su localización, actividad, servicios, recursos, personal, etc.

Aunque no todas las bibliotecas o centros que recoge el directorio son especializados (algunos son
generales y muchos son universitarios), sin embargo constituye una referencia insustituible para
conocer el panorama de las bibliotecas especializadas en España. Recientemente, algunos datos
que refleja el Directorio han sido actualizados por el Ministerio de Cultura en el "Mapa de Infraes-
tructuras, Operadores y Recursos Culturales MIOR", publicado en 1995.

En la actualidad, muchas empresas o instituciones privadas están formando sus propias bibliote-
cas, lo que está provocando un desarrollo importante del sector de bibliotecas especializadas.
23

LA BIBLIOTECA PÚBLICA

Luisa Orera Orera


23.1. Defínición y funciones

En la exposición del concepto actual de biblioteca pública, es imprescindible que nos refiramos a
la UNESCO (United Nations Educational Scientific and Cultural Organization), agencia especiali-
zada de la ONU, creada en 1946 como medio para contribuir a la paz y bienestar social a través
de la colaboración entre las naciones en el ámbito de la educación, la ciencia y la cultura.
A partir de su creación, ha jugado un papel muy importante en la promoción y desarrollo de las
bibliotecas públicas en el mundo, concebidas como un instrumento para la expansión de la cul-
tura, la democracia y el fomento de la paz.
Su doctrina sobre bibliotecas públicas se halla contenida en el universalmente conocido Manifies-
to de la UNESCO, publicado por primera vez en 1949 y revisado por la IFLA, a petición de la
UNESCO, en 1972. A causa de los cambios habidos en el seno de las bibliotecas públicas, conse-
cuencia a su vez de los cambios sociales y tecnológicos, que hacían necesaria la revisión del texto,
la Sección de Bibliotecas Públicas de la IFLA elaboró un nuevo texto aprobado por la UNESCO en
1994, que reproducimos a continuación.

23.1.1. Manifiesto de la UNESCO sobre la biblioteca pública (1994)

La libertad, la prosperidad y el desarrollo de la sociedad y de los individuos son valores humanos


fundamentales. Éstos sólo podrán alcanzarse mediante la capacidad de los ciudadanos bien in-
formados para ejercer sus derechos democráticos y desempeñar un papel activo en la sociedad.
La participación constructiva y la consolidación de la democracia dependen tanto de una educa-
ción satisfactoria como de un acceso libre y sin límites al conocimiento, el pensamiento, la cultu-
ra y la información.
La biblioteca pública, puerta local hacia el conocimiento, constituye un requisito básico para el
aprendizaje a lo largo de los años, para la toma independiente de decisiones y el progreso cultural
del individuo y los grupos sociales.

Este manifiesto proclama la fe de la UNESCO en la biblioteca pública como una fuerza viva para
la educación, la cultura y la información y como un agente esencial para el fomento de la paz y
del bienestar espiritual a través del pensamiento de hombres y mujeres.
Así pues, la UNESCO alienta a las autoridades nacionales y locales a dar soporte y comprometer-
se activamente en el desarrollo de las bibliotecas públicas.

* La biblioteca pública

La biblioteca pública es un centro local de información que facilita a sus usuarios todas clases de
conocimiento e información.
Los servicios de la biblioteca pública se presentan sobre la base de igualdad de acceso para todas
las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición
social. Deben ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que por una u
otra razón no pueden hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías
lingüísticas, personas con discapacidades o personas en hospitales o en prisión.
Todos los grupos de edad han de encontrar material adecuado a sus necesidades. Las coleccio-
nes y los servicios han de incluir todo tipo de soportes adecuados, tanto en modernas tecnologías
como en materiales tradicionales. Son fundamentales su alta calidad y adecuación a las necesi-
dades y condiciones locales. Los materiales deben reflejar las tendencias actuales y la evolución
de la sociedad, así como la memoria del esfuerzo y la imaginación de la humanidad.
Ni los fondos ni los servicios han de estar sujetos a forma alguna de censura ideológica, política o
religiosa, ni a presiones comerciales.

* Misiones de la biblioteca pública


Las siguientes misiones clave, referentes a la información, la alfabetización, la educa-ción y la
cultura, habrán de ser esencia de los servicios de la biblioteca pública:

1) Crear y consolidar los hábitos de lectura en los niños desde los primeros años.
2) Prestar apoyo a la educación, tanto individual como autodidacta, así como a la educación
formal en todos los niveles.
3) Brindar posibilidades para el desarrollo personal creativo.
4) Estimular la imaginación y creatividad de niños y jóvenes.
5) Fomentar el conocimiento del patrimonio cultural, la valoración de las artes, de los lo-
gros e innovaciones científicos.
6) Facilitar el acceso a las experiencias culturales de todas las manifestaciones artísticas.
7) Fomentar el diálogo intercultural y favorecer la diversidad cultural.
8) Prestar apoyo a la tradición oral.
9) Garantizar a los ciudadanos el acceso a todo tipo de información de la comunidad.
10) Prestar servicios adecuados de información a empresas, asociaciones y agru-paciones de
ámbito local.
11) Facilitar el progreso en el uso de la información y su manejo a través de medios in-
formáticos.
12) Prestar apoyo y participar en programas y actividades de alfabetización para todos los
grupos de edad y, de ser necesario, iniciarlos.

o Financiación, legislación y redes

- La biblioteca pública ha de ser, por principio, gratuita. La biblioteca pública es responsa-


bilidad de las autoridades local y nacional. Debe regirse por una legislación específica y estar
financiada por los gobiernos nacional y local. Ha de ser un componente esencial de cualquier
estrategia a largo plazo para la cultura, la provisión de información, la alfabetización y la educa-
ción.
- Para lograr la coordinación y cooperación bibliotecaria a nivel nacional, la le-gislación y los
planes estratégicos han de definir y promover, también, una red nacional de bibliotecas, basada
en normas de servicios convenidas.
- La red de bibliotecas públicas ha de ser concebida en relación con las bibliote-cas nacio-
nales, regionales, especializadas y de investigación, así como con las bibliotecas escolares, de
institutos y universitarias.

· Funcionamiento y gestión

- Ha de formularse una política clara que defina objetivos, prioridades y servicios en rela-
ción con las necesidades de la comunidad local. La biblioteca pública ha de organizarse eficaz-
mente y mantener normas profesionales de funcionamiento.

- Ha de asegurarse una cooperación con interlocutores relevantes, por ejemplo, grupos de


usuarios y otros profesionales a nivel local, regional, nacional e internacional.

- Los servicios han de ser físicamente accesibles a todos los miembros de la co-munidad.
Esto requiere que los edificios de las bibliotecas públicas estén bien situados, con buenas condi-
ciones de lectura y estudio, tecnologías adecuadas y un horario suficiente y apropiado a los usua-
rios. Supone, asimismo, servicios de extensión para quienes no pueden acudir a la biblioteca.

- Los servicios de la biblioteca han de adaptarse a las necesidades de las distintas comuni-
dades en áreas rurales y urbanas.
- El bibliotecario es un intermediario activo entre los usuarios y los recursos. Es indispen-
sable su formación profesional y permanente para que pueda ofrecer servicios adecuados.

- Habrán de establecerse programas de extensión y de formación de usuarios


con objeto de ayudarles a sacar provecho de todos los recursos.

o Aplicación del Manifiesto

Se insta a quienes toman las decisiones a nivel nacional y local y a la comunidad bibliotecaria en
general, en todo el mundo, a que apliquen los principios expuestos en este Manifiesto'.

Del texto anterior queremos destacar tres aspectos que por sí mismos pueden de-finir la bibliote-
ca pública:

1) Funciones de la biblioteca pública. La biblioteca pública debe contribuir a la educación


e información de los ciudadanos.

2) Dependencia administrativa y financiación. La biblioteca pública ha de estar constituida


en virtud de textos legales precisos y financiada por el Estado o Ad-ministraciones lo-
cales, de manera que sus servicios sean gratuitos.

3) Usuarios. La biblioteca pública ha de estar abierta a todos los miembros de la comunidad


sin distinción de edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la biblioteca pública puede definirse "biblioteca
fundada y sostenida por un órgano de la administración local -o, en algún caso, central- o
por algún otro organismo autorizado para actuar en su nombre, y accesible, sin perjuicios
ni discriminación alguna, a cuantos deseen utilizarlas.

23.2. Normas para bibliotecas públicas

El estudio de las normas existentes para bibliotecas públicas es también muy importante
a la hora de perfilar el concepto sobre la misma.
Las primeras normas fueron dadas por la American Library Association (ALA) en los años 30. En
1973 la IFLA publica las Normas para Bibliotecas Públicas, y en 1977, lleva a cabo una nueva
edición. Estas normas, de tipo cuantitativo, representaron en su momento un avance importan-
te, sirviendo de guía en la evaluación y desarrollo de las bibliotecas públicas. Recogemos aquí, de
forma sucinta, su contenidos

1) Sistemas de bibliotecas públicas. La población recomendada es de 150.000 habitantes.


Se considera como mínimo viable una población de 50.000 habitantes.

2) Unidad administrativa. La población mínima en cualquier circunstancia es de


3.000 habitantes.

3) Horas de apertura de los puntos de servicio. En las bibliotecas urbanas centrales, 60


horas semanales. En bibliotecas sucursales, entre 18 y 60 horas a la semana.

4) Colecciones. La colección mínima de libros para todos los departamentos (exceptuando


las colecciones especiales), calculada en relación con la población alfabetizada, es de 3 vo-
lúmenes/habitante para unidades administrativas menores. En circunstancias generales se-
ría de 2 volúmenes/habitante.

Cuando el 25-30 % de la población está constituido por menores de 14 años, los libros infantiles
deben representar 1/3 de la colección total.
Los libros de consulta deben suponer 100 volúmenes en las unidades administrativas menores y
un 10 % de la colección total en circunstancias generales. Este porcentaje se elevará cuando se
trate de unidades administrativas muy grandes. El número de publicaciones periódicas en uni-
dades administrativas de hasta 5.000 habitantes deberá ser, al menos, de 50. En unidades ad-
ministrativas de entre 5.000 y 10.000 habitantes, la dotación será de 10 cada 1.000 habitantes.
En cuanto a discos y cintas, en poblaciones de hasta 20.000 habitantes, la colección para usar
dentro de la biblioteca será de 2.000.

En las colecciones en depósito para uso de pequeñas comunidades deberán hacerse, al menos,
cuatro cambios anuales en las mismas. En cada ocasión, el cambio afectará como mínimo a 200
volúmenes.

En circunstancias generales, el aumento anual de la colección supondrá 250 volúmenes al año


por cada 1.000 habitantes. En unidades administrativas más pequeñas, el aumento se elevará a
300 volúmenes.

En cuanto a colecciones destinadas a minorías étnicas y lingüísticas, cuando se trate de grupos


de menos de 500 personas, los libros en sus propias lenguas serán al menos 100. Para grupos de
500 a 2.000 personas, las colecciones deberán estar constituidas por un libro por cada 5 perso-
nas. En grupos de más de 2.000 habitantes, un libro por cada 10 personas.
Los aumentos anuales supondrán un libro por cada 25 personas, en grupos de hasta 2.000. En
grupos mayores de 2.000 habitantes, 1 por cada 50 personas. Las publicaciones periódicas, in-
cluidos diarios, en la propia lengua, supondrán 1 por cada 500 personas.

5) Personal. En unidades administrativas menores, las Normas señalan la necesidad de 1


bibliotecario profesional a tiempo completo, con ayuda de personal administrativo. En grandes
unidades, con servicios bibliotecarios desarrollados, un bibliotecario por cada 2.000 habitantes.
Cuando las unidades administrativas sean muy grandes, un bibliotecario por cada 2.500.

En cuanto a la composición de este personal, cuando se trate de unidades urbanas de-


sarrolladas, un 33 % del mismo estará integrado por bibliotecarios titulados. Si se trata de sis-
temas bibliotecarios con muchas sucursales y pequeños puntos de servicio, el porcentaje se ele-
vará al 40 % del personal. Por otra parte, en los grandes sistema bibliotecarios 1/3 de los biblio-
tecarios profesionales deben ser especialistas en bibliotecas infantiles.

6) Edificios. En cuanto a la distribución de las bibliotecas en zonas urbanas, cuando se tra-


te de zonas de mayor densidad, las Normas hablan de 1 biblioteca sucursal en un radio de 1,5
km y una biblioteca relativamente grande en un radio de 3/4 km.
En cuanto a la distribución de los espacios interiores del edificio, las Normas distinguen varios
apartados: zonas dedicadas a préstamo, a consulta de documentos, a actividades recreativas, a
personal, a espacios comunes y de circulación, etc.
Para la zona de préstamo de adultos se dedicarán, al menos, 100 M2. En condiciones normales,
se señalan 15 M2 por 1.000 volúmenes. En las zonas destinadas a préstamo infantil, las Normas
recomiendan 16 M2 por 1.000 volúmenes, cuando la ubicación se lleve a cabo en estanterías
abiertas de 4 baldas cada una.

En cuanto a las instalaciones destinadas a la consulta de documentos por parte de adultos, se


destinan lo M2 por 1.000 volúmenes. En cuanto al número de plazas, se recomienda 1,5 por
1.000 habitantes. Para cada plaza se destinan 2,5 M2. Para la exposición y consulta de publica-
ciones periódicas, incluidos diarios, en bibliotecas que atienda hasta 20.000 habitantes, se reco-
mienda un asiento cada 2.000 habitantes. Si se trata de bibliotecas que atiendan a más de
20.000 habitantes, la proporción establecida es de un asiento cada 3.000 habitantes. La superfi-
cie señalada para cada asiento es de 3 M2.
Para depósitos cerrados se asignan 5,5 M2 para cada 1.000 volúmenes. Esta capacidad puede
duplicarse en estanterías compactas. En depósitos de acceso limitado la proporción se eleva a 7
M2 por cada 1.000 volúmenes.

En cuanto al espacio dedicado a actividades recreativas infantiles, de todo tipo, se estima conve-
niente 3 M2 por plaza. Si se trata de actividades en que los niños van a escuchar, la proporción
es de 1,5 M2 por plaza. Para despachos y oficinas destinadas al personal que trabaja en la biblio-
teca, se establecen 10/12 M2 por persona. Cuando se trate de zonas de descanso, la proporción
oscila entre 2 y 4 M2 por persona, siguiendo las siguiente escala:

CUADRO 23.1. Relación personal-superficie.

Número de personas Superficie necesaria

2 8 M2
10 40 M2
20 60 m2
50 120 M2
100 220 M2
200 400 M2

En espacios comunes y zonas destinadas a la circulación se incluyen: el vestíbulo de entrada, las


escaleras, los servicios higiénicos, los guardarropas, las salas de espera y los pasillos. Para estos
espacios se destina entre el 10 y el 15 %, cuando se trate de zonas públicas y el 20-25 %, cuando
se trate de superficies destinadas a personal.

A medida que las bibliotecas públicas se han ido desarrollando, y dado que la si-tuación de di-
chas bibliotecas varía mucho de unos países a otros, ha habido una evolu-ción de las normas -de
tipo más rígido y cuantitativo- hacia las pautas - menos rígidas y de tipo cualitativo -. Así se hace
constar en el prólogo de las Pautas publicadas por la IFLA que señala: "Cuando las necesidades y
medios son tan variados, no se puede es-tablecer unas normas comunes para los servicios. Por
esta razón a este trabajo le hemos dado el nombre de 'pautas' y no el de 'normas'. No ofrecemos
reglas, sino consejos basados en la experiencia de muchos países y susceptibles de aplicación
general"5. Las Pautas publicadas por la IFLA recogen orientaciones sobre los siguientes puntos:

1) Los servicios de la biblioteca pública, que trataremos en el apartado siguiente de este ca-
pítulo.

2) Los distintos soportes documentales que deben integrar las colecciones de las bibliotecas
públicas, constituidas fundamentalmente por libros y publicaciones periódicas, pero con
una presencia cada vez más importante de nuevos soportes documentales como audiovi-
suales, documentos legibles por ordenador, etc.
Así mismo, en este apartado las Pautas hacen referencia al desarrollo, gestión y
mantenimiento de las colecciones.

3) El personal, al que clasifican en:


a) Bibliotecarios profesionales. Personal con formación específica, generalmente de nivel
universitario, que debe encargarse de los procesos técnicos y científicos relacionados con
el desarrollo y mantenimiento de las colecciones; de la planificación de los servicios y que
debe tomar parte activa en todos aquellos procesos directamente relacionados con el suministro
de información.
b) Personal de oficina, sin necesidad de titulación específica en Biblioteconomía y encarga-
dos de todos los procesos burocráticos y administrativos.
c) Trabajadores manuales, como limpiadores, bedeles y conductores. Para grandes bibliote-
cas, las Pautas distinguen tres categorías más de personal: - Otros profesionales, especialis-
tas en distintos campos: archivemos, informáticos, etc.
d) Administradores.
e) Técnicos encargados del manejo de materiales y equipos audiovisuales y electrónicos; en-
cuadernadores, etc.

Además de la enumeración del personal que puede trabajar en una biblioteca pública las Pautas
recogen otros aspectos sobre el mismo co-mo el número, gestión, etc.

4) El capítulo cuarto trata de temas relacionados con los puntos de servicio de un sistema de
biblioteca pública: número y distribución de los mismos, condiciones de ubicación, etc.
5) El último capítulo está dedicado al tema de la gestión de bibliotecas públicas.

Basadas en estas pautas generales para bibliotecas públicas, se han ido editando otras más es-
pecíficas para distintos servicios especiales como los destinados a pacientes de hospitales y lecto-
res discapacitados, a personas privadas de libertad, a niños, etc. De ellas queremos destacar las
Pautas sobre servicios en las bibliotecas para niños y las Pautas para servicios bibliotecarios para
prisioneros, editadas en 1993.

23.3. Servicios de la biblioteca pública

Antes de pasar a hablar de los servicios propiamente dichos es preciso hacer algunas considera-
ciones:

- En la biblioteca pública se da una mayor diversificación de servicios que en otras biblio-


tecas en función de la diversificación de usuarios. Hay que recordar que la biblioteca pública
posee la mayor variedad posible de usuarios, ya que los incluye a todos.

- Con el desarrollo bibliotecario general, ayudado a su vez por un mejor desarrollo tecnoló-
gico, las bibliotecas en general, y las públicas en particular, están en mejores condiciones para
atender todas las necesidades de los usuarios, lo que incide también en una cada vez mayor va-
riedad de servicios.

- El Manifiesto de la UNESCO establece que los servicios de la biblioteca pública deberían


ser gratuitos, afirmación coherente si se tiene en cuenta que el mismo documento establece un
carácter de universalidad para la biblioteca pública, al concebirla abierta a todo tipo de usuarios.
El cobro de servicios excluiría a determinados grupos sociales de un acceso total a la biblioteca
pública.

Sin embargo este espíritu del Manifiesto se ha enfrentado en los últimos tiempos con dificultades,
ya que algunos servicios, y más concretamente los relacionados con el suministro de información
al usuario, en los que cada vez es más frecuente la necesidad de acceder a bases de datos, gene-
ran costes muy altos, y las administraciones no disponen de medios ilimitados.
La IFLA, a través del Grupo de Trabajo sobre el Impacto de la Tecnología en las Bibliotecas Públi-
cas, se dedicó al estudio de este tipo de problemas, mostrándose partidaria de restringir las tasas
lo más posible6. En los últimos tiempos este problema se ha atenuado por la introducción en las
colecciones de las bibliotecas de las bases de datos en CD-ROM, cuya mayor o menor consulta no
genera un mayor gasto que el producido ya por su adquisición. Lo mismo ocurre con la suscrip-
ción por parte de las bibliotecas a redes de comunicación que suponen gastos fijos pero que no se
ven incrementados por el número de consultas realizadas.

- La IFLA al referirse a los servicios de la biblioteca pública menciona los siguientes: servi-
cios relacionados con el acceso al documento (consulta y préstamo); servicios de información y
referencia; servicios para niños; actividades culturales; atención a personas discapacitadas; ser-
vicios a personas que por su situación especial no pueden acudir a la biblioteca (personas hospi-
talizadas, soldados residentes en acuartelamientos, personas confinadas en instituciones peni-
tenciarias, etc.); servicios a minorías étnicas y lingüísticas y servicios a escuelas'.

- No todos los servicios, en principio posibles, son igualmente necesarios en cualquier co-
munidad, ni todas las bibliotecas públicas están en condiciones de darlos, aunque, hoy día, las
posibilidades se multiplican al existir una mayor cooperación interbibliotecaria. En el campo de
las bibliotecas públicas se impone cada vez más la creación de sistemas y redes para atender
todas las necesidades.

- Existen unos servicios que pueden considerarse básicos, y que deben ser ofrecidos
por todas la bibliotecas públicas, y otros que, por determinadas circunstancias son menos fre-
cuentes y están menos generalizados.

- Algunos servicios arriba enumerados, son comunes a otras bibliotecas y ya se estudian


en otro capítulo de este Manual, por lo que en esta exposición sólo desarrollaremos algunos as-
pectos más característicos de la biblioteca pública o algunos servicios exclusivos de la misma y
no desarrollados en otro apartado.

23.3.1. Servicio de información y consulta de documentos

La biblioteca pública debe permitir por medio de sus servicios el acceso no sólo a los documentos
integrantes de sus colecciones y a la información en ellos contenida, sino también a documentos
e información pertenecientes a las colecciones de otras bibliotecas. Esto es posible gracias a los
avances tecnológicos a los que no son ajenas las bibliotecas públicas.

En cuanto a la composición de estas colecciones, han de estar integradas en la actualidad por


todo tipo de materiales como se refleja en las mencionadas Pautas y en el Manifiesto de la UNES-
CO cuando dice que las colecciones y los servicios han de incluir todo tipo de soportes adecua-
dos, tanto en modernas tecnologías como en materiales tradicionales.
Hay que destacar que en las colecciones de las bibliotecas públicas juegan cada vez un papel más
importante los materiales audiovisuales, ya que además de cumplir como cualquier otro material
una misión informativa instruyen, enriquecen y entretienen de forma más atractiva, lo que les
hace especialmente adecuados para el logro de algunas de las funciones propias de la biblioteca
pública, sobre todo, la relacionada con el aprovechamiento del ocio del ciudadano.

En el suministro de documentos e información, dentro de la biblioteca pública tiene especial im-


portancia la existencia de la colección local.

Independientemente de su denominación, la colección local es la sección de la biblioteca pública


formada por el conjunto de documentos, característicos de las colecciones bibliotecarias, relacio-
nadas con un área geográfica determinada (un pueblo, una comarca, un barrio, una ciudad, etc.)
con una organización que facilite su consulta. Dichos documentos pueden encontrarse en cual-
quier tipo de soporte y pueden contener información sobre cualquier tema relacionado con el
marco geográfico al que se refiera.

Las Pautas enumeran una serie de funciones y servicios que la biblioteca debe cumplir respecto a
la colección local, relacionados todos ellos con el suministro de información y la preservación de
dicha colección.

23.3.2. Servicios para niños y jóvenes


El servicio para niños tiene una gran importancia dentro de la biblioteca pública, y así lo conside-
ra la UNESCO cuando enumera, entre las funciones de la biblioteca pública, las de crear y conso-
lidar los hábitos de lectura en los niños desde los primeros años y estimular la imaginación y
creatividad de niños y jóvenes.

Las Pautas sobre servicios en las bibliotecas para niños, lo entienden así también al decir que el
servicio para niños asegura la continuidad de la biblioteca, ya que los que la utilizan tiende a
seguir siendo usuarios cuando crecen. El objetivo básico de las bibliotecas para niños queda
también expuesto: "la biblioteca para niños deberá ofrecer estímulos culturales y educativos de
tal clase que permita a los niños convertirse en adultos activos y espontáneos"

Para niños y jóvenes los límites de edad varían de unos países a otros de 3 a 14 años, de 4 a
13, etc. Las edades entre 5 y 14 años suelen ser las más frecuentes.

Pero los usuarios de las bibliotecas o secciones infantiles no sólo son niños y jóvenes, incluyen
también adultos, como docentes, padres de familia, tutores de guarderías infantiles, de clubes
juveniles, editores, bibliotecarios, etc.
Dentro del marco de la biblioteca pública, la biblioteca infantil presenta una serie de peculiarida-
des en aspectos tales como la colección, el personal, el marco físico, etc. en orden a una mejor
adaptación a las circunstancias especiales de dicho grupo de usuarios.

En cuanto a la ubicación aunque existen otros modelos organizativos, lo más habitual es incluir
los servicios para niños como una de las secciones de la biblioteca general.

En cuanto a personal, se necesita también una formación específica que permita resolver situa-
ciones generadas por las propias necesidades y la psicología especial de los niños. Estas situa-
ciones están relacionadas en algunas ocasiones por hechos tales como:

1) El tiempo de permanencia de los niños en la biblioteca es generalmente mayor que el de


los usuarios adultos, y con frecuencia necesitan ayudas en temas que no están relacionados
con el servicio bibliotecario.

2) Las preguntas formuladas por los niños suelen ser imprecisas y con frecuencia ha-cen
eferencia a ciertos libros para niños, por lo que el bibliotecario debe leerlos.

3) Dentro de la biblioteca infantil juegan un papel muy importante las actividades ela-
cionadas con la animación a la lectura y al uso de la biblioteca: charlas, narra- iones, lecturas,
actividades prácticas, veladas de pasatiempos y competiciones, etc. Por a frecuencia con
que deben darse, si se quiere observar cierta calidad en los mismos, mplica mayores recursos
de personal que las secciones de adultos.

4) La selección de libros infantiles implica muchas veces la lectura de muchos libros por arte
de los bibliotecarios.

5) El tratamiento técnico de los fondos debe ser básicamente el mismo utilizado en otras ec-
ciones, pero adecuándolo a la edad, lenguaje, etc., de los niños. Muchas veces es ecesario
abreviar o simplificar estos sistemas.

23.3.3. Servicios a escuelas

La IFLA, a través de sus Pautas propone una estrecha colaboración entre la biblioteca pública y
las bibliotecas escolares con la finalidad de dar un servicio más completo a la comunidad escolar.
Por otra parte algunos autores han señalado que la escuela y la biblioteca pública comparten
unos objetivos comunes, como son los de poner en relación a los niños con los libros, promovien-
do el gusto y dominio por la lectural.

Existe una dilatada experiencia acerca de la colaboración entre la biblioteca pública y la bibliote-
ca escolar, variando de unos países a otros tanto el modo de establecer dicha colaboración como
las líneas de actuación.

Refiriéndonos al primer aspecto hay que decir que en muchos países, generalmente los más des-
arrollados desde el punto de vista bibliotecario, las relaciones se establecen formalmente, por
medio de disposiciones legislativas. En Dinamarca, por ejemplo, en 1964 la legislación establece
la creación de bibliotecas escolares, distintas de la biblioteca pública. La colaboración entre am-
bas se establece por medio de distintos mecanismos como son: la creación de un comité de selec-
ción de libros común, la inclusión de las disposiciones sobre bibliotecas escolares dentro de la
legislación de bibliotecas públicas, la creación de un Servicio de Bibliotecas Públicas con la fun-
ción específica de promocionar la colaboración entre ambos tipos de bibliotecas.

En España, sin embargo, no sólo no existen disposiciones dirigidas a desarrollar esta colabora-
ción, sino que en el Real Decreto 582/1989, de 19 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento
de Bibliotecas Públicas del Estado y del Sistema Español de Bibliotecas (BOE de 31 de mayo) las
bibliotecas escolares quedan excluidas expresamente del Sistema.
Las líneas de colaboración entre ambas bibliotecas también varía según los países. En Dinamar-
ca existe una Oficina Central de Bibliotecas, que entre otras actividades tiene la de elaborar bi-
bliografías destinadas a diversos tipos de usuarios, tanto propios de bibliotecas públicas como de
bibliotecas escolares. La Central de Encuadernación atiende igualmente a las necesidades de las
bibliotecas públicas como de las escolares. En Alemania, durante los años setenta se crearon
servicios de asesoramiento por parte de las bibliotecas públicas dirigidos atender a las escuelas
que no estaban dotadas de personal bibliotecario. Otras veces la colaboración consiste en la ad-
quisición, por parte de la biblioteca pública, de fondos documentales para escuelas que no dispo-
nen de biblioteca escolar, etc.

23.3.4. Servicios a personas discapacitadas. Servicios a personas que no pueden acudir a la bi-
blioteca. Servicios a minorías étnicas y lingüísticas

La biblioteca pública actual, en su compromiso de estar abierta a todo tipo de usuarios, se plan-
tea una serie de servicios que van dirigidos a grupos minoritarios. A veces, a este tipo de servi-
cios se los ha denominado especiales, denominación dudosa, que convendría desterrar, ya que
dichos servicios deben ser tan habituales como cualquier otro.
Van dirigidos a lectores que padecen algún tipo de minusvalía, a aquéllos que no pueden acudir a
la biblioteca (ancianos, soldados, enfermos, personas confinadas en instituciones correccionales,
etc.) y a las minorías étnicas y lingüísticas.

Entre las personas discapacitadas, las Pautas hacen especial mención a las personas ciegas o con
dificultades de visión, haciendo constar que la biblioteca pública debe ofrecerles materiales espe-
ciales para posibilitar la lectura, papel muy importante si tenemos en cuenta que estos materiales
son más bien escasos, ya que de la producción impresa, sólo una décima parte es accesible a los
ciegos.

En el caso de los servicios a personas ciegas o con importantes dificultades de visión, la biblioteca
pública en muchos casos, debido a la falta de recursos, lo que hace sobre todo es prestar su cola-
boración a las organizaciones, generalmente importantes, que atienden a este tipo de usuarios.
Es el caso de la ONCE en España.
Sin embargo, hay bibliotecas, que disponiendo de más medios, no sólo se plantean esta colabora-
ción sino que han desarrollado los servicios bibliotecarios para invidentes, como, por ejemplo, la
BPI Centre Georges Pompidou de París que ha destinado una sala especial para este tipo de
usuarios, en la que pueden leer en voz alta. Además ha creado la infraestructura necesaria tanto
de personal especializado como de aparatos, para permitir el acceso a la información contenida
en todo tipo de documentos, así como a otros servicios propios de la biblioteca pública (activida-
des culturales, etc.).

Muchas veces, los lectores no pueden acudir a la biblioteca pública, por lo que ésta debe acercar-
se a ellos. Es el caso de los ancianos confinados en el hogar o en residencias; enfermos ingresa-
dos en hospitales, reclusos, etc. La biblioteca pública tiene la obligación de acercarse a ellos por
distintos métodos: reparto a domicilio, préstamo colectivo, etc.

Dentro de este colectivo heterogéneo, los usuarios recluidos en instituciones peni-tenciarias reú-
nen unas características muy especiales siendo quizá los que generalmente han tenido menos
contacto con la biblioteca, por lo que este grupo resulta uno de los más difíciles para la acepta-
ción por parte de la biblioteca pública.

La existencia de este servicio en el marco de la biblioteca pública está recogida en el espíritu del
Manifiesto de la UNESCO y reúne una serie de características que han sido formuladas por la
Pautas para servicios bibliotecarios para prisioneros'5 y que aquí reproducimos:

1) Los prisioneros tienen el mismo derecho que otros ciudadanos a acceder a la información
y por lo tanto, a facilidades bibliotecarias apropiadas. Tienen derecho a acceder a material de
lectura del mismo modo que tienen derecho a participar en actividades deportivas o a asistir a
cursos para mejorar su educación.

2) Las facilidades bibliotecarias deben estar situadas dentro de las instituciones, dado que es
virtualmente imposible para los prisioneros asistir a bibliotecas fuera de ella.

3) Las bibliotecas en prisiones están situadas en una posición especial (después de la televi-
sión) como única fuente de información y por ende, tienen la responsabilidad de coleccionar y
ofrecer tal información a sus clientes presos. Debemos aclarar, sin embargo, que el objetivo pri-
mordial debe ser el de proveer acceso igualitario para todos los programas y servicios de los cua-
les se puede también disfrutar en bibliotecas externas.

4) Los servicios bibliotecarios, como parte de las actividades sociales y culturales deberán ser
considerados ampliamente en la programación de las actividades carcelarias. Se dará a los pri-
sioneros suficiente tiempo para usar la biblioteca.

5) Como factor integral en el desarrollo de los programas socioculturales, una biblioteca car-
celaria será un centro completo de información y de recursos. La biblioteca estimulará el desa-
rrollo intelectual, social y cultural de los prisioneros.

6) La biblioteca apoyará todas las actividades educativas que se realizan en la institución.


Habrá consultas entre bibliotecarios y supervisores de tales actividades con el fin de permitir a
los bibliotecarios contribuir a su preparación, organización e implementación. La biblioteca am-
pliará el horizonte educativo de los prisioneros y enriquecerá sus antecedentes culturales.

7) La biblioteca estimulará en su entorno un clima de libertad intelectual, curiosidad, res-


ponsabilidad, consulta creativa y sensibilidad cultural y preparará a los prisioneros para poder
reinsertarse en sociedad con éxito.

8) La biblioteca proveerá al personal de la prisión apoyo y material para su desarrollo profe-


sional.
9) El sistema de bibliotecas carcelarias deberá ser idéntico, o bien parecerse lo más posible, a
aquéllos aplicados en las bibliotecas públicas de cada país.

La existencia de minorías étnicas y lingüísticas en todos los países es una constante histórica,
aunque sea por causas distintas en cada uno de ellos. Unas veces esta presencia responderá a
causas políticas, otras causas económicas, otras, las más, a ambas a la vez.
La biblioteca pública puede jugar también en este caso, un importante papel en la integración de
estos colectivos en la sociedad entendiendo dentro de la integración la conservación de sus señas
de identidad cultural. La biblioteca pública puede también actuar como un canal de comunica-
ción entre los grupos mayoritarios y los minoritarios. La existencia de servicios distintos para
minorías étnicas y lingüísticas dentro de la biblioteca pública, se justifican por ser estas minorías
incapaces de utilizar al máximo los servicios dirigidos a los usuarios en general, por varias razo-
nes:

a) La mayoría de sus miembros desconoce el idioma o idiomas de la comunidad en la que


viven.
b) Sus patrones culturales son diferentes.
c) En muchas ocasiones se trata de grupos desfavorecidos económica y culturalmente res-
pecto al resto de la comunidad.

La biblioteca pública debe plantearse dar servicios completos a estos grupos y no quedarse, por
ejemplo, sólo en la formación y mantenimiento de las colecciones adecuadas, ya que esto debe ser
únicamente un primer paso. Los niños deben ser atendidos, como ocurre siempre en la biblioteca
pública, con especial cuidado.

Para poder llevar a cabo este tipo de servicio es preciso contar con colecciones en lenguas minori-
tarias, que frecuente han de obtenerse en los países de origen, así como con personal especializa-
do con conocimiento de idiomas. La cooperación con otras bibliotecas, con determinadas institu-
ciones de los países de origen, asociaciones de inmigrados, etc., es fundamental.

Los servicios aquí enumerados no son suficientes. La biblioteca pública debe abrirse cada vez
más a todo tipo de usuarios y estar presente cada día en más foros, por lo que debe salir fuera de
su recinto físico. Esta tendencia se manifiesta en su presencia cada vez más frecuente en lugares
que hasta hace poco resultaban impensables: la piscina, el parque, etc.

23.4. Sistemas de bibliotecas públicas

Del reiterado Manifiesto de la UNESCO destacamos dos ideas: 1) Todos los habitantes de un país
tienen derecho a disfrutar de los servicios de biblioteca pública sin ningún tipo de discriminación,
incluidos aquéllos que pudieran estar generadas por causa del lugar de residencia de cada ciuda-
dano. De ahí que el Manifiesto insista en que "la biblioteca pública es un centro local de informa-
ción..." 2) Es indispensable la cooperación entre bibliotecas para rentabilizar al máximo los recur-
sos nacionales. Al respecto la UNESCO señala que "para lograr la coordinación y cooperación
bibliotecaria a nivel nacional la legislación y los planes estratégicos han de definir y promover
también, una red nacional de bibliotecas basada en normas de servicio convenidas". Más adelan-
te insiste en que "la' red de bibliotecas públicas ha de ser concebida en relación con las bibliote-
cas regionales, especializadas y de investigación, así como con las bibliotecas escolares, de insti-
tutos y universitarias".

El modelo de biblioteca con un funcionamiento individual quedó desterrado hace tiempo en paí-
ses como EEUU e Inglaterra donde pronto se vio la necesidad, sobre todo en las grandes áreas
urbanas, de que una biblioteca central y varias bibliotecas sucursales funcionaran conjuntamen-
te. Esta misma situación, aunque por causas distintas, se daba también en las áreas rurales.
En los últimas tiempos la cooperación interbibliotecaria se ha visto apoyada tanto por el desarro-
llo de todas las bibliotecas en general como por el desarrollo de otro tipo de factores entre los que
hay que citar la informática, las telecomunicaciones, etc.
La cooperación en el campo de las bibliotecas públicas, se ha plasmado en la existencia de redes
y, sobre todo, en la existencia de sistemas. Estos dos tipos de cooperación no son excluyentes, de
manera que cualquier biblioteca puede formar parte de ambos abriendo mayores posibilidades en
este campo. Aquí no nos vamos a ocupar de las redes porque son objeto de estudio de otro capí-
tulo.

La existencia de sistemas de bibliotecas hace más rentables las inversiones, posibi-litando que las
minorías tengan acceso a servicios bibliotecarios completos, lo cual no sería posible en unidades
administrativas muy pequeñas. Los sistemas pueden entenderse como unidades administrativas
o como Sistemas Regionales o Nacionales de Información, en los que intervienen todo tipo de bi-
bliotecas tanto de forma individual como formando parte de redes y sistemas.

Aquí vamos a referirnos a los primeros.

Las Pautas definen un sistema de biblioteca pública como un "conjunto de servicios y puntos de
servicio de biblioteca pública administrada colectivamente, con personal y administración com-
partidos y con una dotación de libros y de otros materiales mantenida en común. Un servicio de
biblioteca pública constituirá normalmente una sola unidad administrativa, pero dos o más uni-
dades administrativas pueden estimar conveniente cooperar juntas para proporcionar un solo
sistema de biblioteca pública"16.

Los sistemas se organizan de forma distinta según los casos, ya que la situación social -y por
tanto la situación bibliotecaria- así como la configuración geográfica y la organización administra-
tiva varían según los distintos países, pero hay "modelos" que pueden tomarse como punto de
referencia o como sugerencia. Estos sistemas pueden ser locales o urbanos, comarcales, provin-
ciales y regionales.

23.4.1. Sistemas urbanos

En la configuración y desarrollo de sistemas de bibliotecas públicas ha tenido un papel muy im-


portante INTAMEL (International Association of Metropolitan City Li-braries), creada en 1968 con
la principal finalidad de estudiar e investigar sobre sistemas urbanos de bibliotecas públicas de
ciudades de más de 400.000 habitantes, con el fin de promover la cooperación entre los mismos a
nivel internacional. Surgió como una subsección del Comité de Bibliotecas Públicas de la IFLA,
aunque con una estructura organizativa y un sistema de afiliación diferentes. En 1976 se produ-
ce un cambio de estructura de la IFLA e INTAMEL se convierte en una de las Mesas Redondas de
la División de Bibliotecas que sirven al público en general.
Los sistemas locales o urbanos funcionan en una ciudad y en sus barrios periféricos. INTAMEL
recomienda en estos sistemas la creación de las siguientes bibliotecas:

A) Biblioteca Central. En un sistema de bibliotecas la biblioteca central está llamada a ejer-


cer un papel importantísimo en cuanto a la coordinación de las distintas unidades que lo compo-
nen, en definitiva, un papel decisivo en la existencia o no del propio sistema.
La biblioteca central además de atender de forma individualizada a sus propias obligaciones como
biblioteca pública, lleva a cabo la coordinación del sistema mediante la centralización en la mis-
ma de determinados procesos, servicios, etc., que afecta todo el sistema. INTAMEL ha hecho una
serie de recomendaciones respecto a los pectos que deben centralizarse:

- La dirección y administración generales del sistema.


- El proceso técnico de los documentos que conforman las colecciones de distintas unidades
el sistema: adquisición, catalogación, clasificación, equi miento del libro, ncuader-
nación y restauración.

Al analizar la conveniencia de centralizar los procesos hay serias dudas


respecto a la selección, en la que muchos abogan por la descentralización,
que la selección descentralizada tiene ventajas derivadas del hecho de que personal de las respec-
tivas bibliotecas que conforman el sistema conocen mejor a sus usuarios; usuarios que pueden
ser muy diferentes según las zonas urbanas donde se hallen ubicadas dichas bibliotecas. Al res-
pecto hay que señalar que los informes de las respectivas bibliotecas siempre pueden ade-
cuar la selección centralizada a las necesidades más concretas de cada una de ellas.

- La biblioteca central debe también encargarse de mantener la principal colección de re-


ferencia de todo el sistema.

- Se recomiendatambién la existencia en la biblioteca central de colecciones especiales


relacionadas con asuntos locales.

- En la organización del préstamo interbibliotecario, tanto interior como el dirigido hacia


tras bibliotecas que no formen parte del sistema, debe ejercer como biblioteca central de
prestamo

- Debe mantener también una biblioteca infantil central que puede presta servicio dentro
del sistema y a otras bibliotecas, instituciones, profesional (psicólogos, pedagogos,
etc.).

- Independientemente de que existan servicios a grupos minoritarios en distintas


bibliotecas, en la biblioteca central es donde radica este tipo de servicios dirigidos a
hospitales, prisiones, asilos, etc

- Como ya hemos señalado, en este momento el funcionamiento eficaz de un sistema pasa


por la automatización del mismo. En estos casos, lo habitual es que piense en la
biblioteca central para instalar la unidad central de proceso del sistema informática
correspondiente.

El gran crecimiento de este tipo de biblioteca ha tenido como consecuencia que m chas de ellas se
departamentalicen atendiendo a diversos temas. Las ventajas de este si tema es que, debido a la
especialización tanto de fondos como de personal, se alcance una gran calidad en los servicios.
Pero no todas las bibliotecas pueden llevar a cabo dicha departamentalización debido al alto cos-
te. Presentan también otros inconveniente como el riesgo de duplicaciones, una estructura a
veces compleja para los usuarios, etc.

B) Bibliotecas de distrito. Se recomienda que para que el servicio sea eficaz la biblioteca de
distrito atienda a 100.000 habitantes, en un área de 20 a 25 kM2.
Para el buen funcionamiento del sistema, las bibliotecas de distrito deben llevar cabo una serie de
servicios de los que destacan como indispensables:

- El servicio de referencia.
- El servicio de préstamo a adultos.
- El servicio a niños y jóvenes.
- Mantenimiento y explotaciones de colecciones de interés local.
- Mantenimiento y explotación de colecciones de medios audiovisuales.

C) Bibliotecas de barrio. Se les asignan los servicios mínimos de acceso al documento y de


referencia. Es muy importante que cuenten con una sección infantil bien dotada.
. Sistemas "rurales"

Los sistemas denominados "rurales" atienden no sólo la población de una ciudad, sino también a
los municipios que dependen de ella. En estos sistemas de bibliotecas públicas podemos incluir
los comarcales, provinciales y regionales.

Tomando como ejemplo un sistema provincial cuya capital de provincia no tuviera una población
de 400.000 ó más habitantes -en cuyo caso habría que aplicar las orientaciones de INTAMEL
mencionadas en los sistemas urbanos-, podría estar formado por los siguientes elementos:

- Biblioteca central del sistema. Que se ocuparía de los servicios propios de las bi
bliotecas centrales de los sistemas urbanos, además de algunos otros relacionados con la
atención a zonas rurales, como son las bibliotecas móviles.
- Bibliotecas de barrio. Sería conveniente una biblioteca por cada 15.000 habitantes.
- Bibliotecas municipales fijas. En municipios de 30.000 ó más habitantes, debería haber
una biblioteca central y bibliotecas filiales, éstas últimas manteniendo una proporción de
una cada 15.000 habitantes. En municipios de menos de 30.000 habitantes bastaría una
biblioteca central.
- Bibliotecas móviles. Las bibliotecas móviles no son exclusivas de las zonas rurales. Las
Pautas señalan que en áreas urbanas pueden servir, por ejemplo, a grupos de población aislados
de las principales carreteras y líneas férreas. Sin embargo, se usan más frecuentemente en me-
dios rurales. En cuanto al número, Méndez Aparicio recomienda una cada 15.000 habitantes
para atender a poblaciones menores de 3.000 habitantes, en las que no es recomendable la crea-
ción de bibliotecas fijas.

23.5. Bibliotecas públicas en España

La organización bibliotecaria española, en lo que a bibliotecas públicas se refiere, ha experimen-


tado un profundo cambio tras la aparición de las autonomías. Considerada globalmente, está
aún inacabada, sobre todo en algunas comunidades autónomas
(CCAA).
Antes de la Constitución, las bibliotecas públicas presentaban una organizacion única a nivel
nacional caracterizada, sobre todo, por la existencia de:

1) El Servicio Nacional de Lectura. Creado por el Decreto de 24 de julio de 1947, del


Ministerio de Educación Nacional, por el que se dan normas para la ordenación de Archi-
vos yBibliotecas (BOE 17 de agosto de 1947), sus funciones se desarrollan por el Reglamento

de 4 de julio de 1952, en el que se establecen como más importantes, las siguientes:


a) Hacer llegar el libro a todo el territorio nacional.
b) Comprar los libros necesarios para todas las bibliotecas públicas. Para ello se encargaba
de la tramitación de las peticiones de compra y de las facturas correspondientes,
presentadas y conformadas por las Bibliotecas Públicas Provinciales y los Centros
Coordinadores.
c) Promover la creación de nuevos Centros Coordinadores y de nuevas bi-bliotecas públicas
municipales.
d) Dotar a las bibliotecas públicas municipales de un fondo bibliográfico inicial.
e) Organizar una Biblioteca Central Circulante para el préstamo interbibliotecario nacional.

2) Las Bibliotecas Públicas Provinciales. Dependían del Servicio Nacional de Lectura, ya que
el intento de que éstas fuesen grandes bibliotecas municipales cofinanciadas por los
ayuntamientos respectivos, no llegó a cuajar.
3) Los Centro Provinciales Coordinadores de Bibliotecas. Tienen su origen en una Orden de
18
de noviembre de 1940, por la que se concede carácter oficial al Centro Coordinador de
Bibliotecas creado por la Diputación de Oviedo.
Tomando como modelo Asturias, se decide crear un Centro Coordinador por provincia que
se
ocupará, como órgano delegado del poder central, del desarrollo bibliotecario en la
demarcación. Los Centros Provinciales Coordinadores de Bibliotecas tenían como misión:

a) Elaborar los planes bibliotecarios provinciales.


b) Inspeccionar y proporcionar ayuda técnica a las bibliotecas públicas de la provincia.
c) Promocionar la creación de bibliotecas públicas municipales en la provincia.
d) Encargarse de organizar una biblioteca circulante para el préstamo interbi-bliotecario de
la provincia

Dichos Centros, funcionaban mediante la colaboración presupuestaria de: el Ministerio, a través


del servicio Nacional de Lectura, que subvencionaba la compra de libros; las Diputaciones pro-
vinciales, que se hacían cargo de los gastos generales y los Ayuntamientos, que se ocupaban de
proporcionar o pagar locales para instalar las bibliotecas, así como de pagar al personal.

A través de todo ello, se creó una organización bibliotecaria nacional, basada en la existencia de
sistemas bibliotecarios provinciales cuya conexión se llevaba a cabo unificando la dirección técni-
ca del Centro Coordinador y de la Biblioteca Pública del Estado correspondiente, que recaía en un
único funcionario del Cuerpo Facultativo de Archivos y Bibliotecas'.

Pasemos ahora a hablar de la organización bibliotecaria actual, distinguiendo en-tre bibliotecas


públicas de titularidad estatal y bibliotecas publicas municipales.

23.5.1. Bibliotecas públicas de titularidad estatal

La existencia de estas bibliotecas aparece recogida en el artículo 149.1 (28.0) de la Constitución


española: "El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:.. Defensa del pa-
trimonio cultural, artístico y monumental español contra la exportación y la expoliación; museos,
bibliotecas y archivos de titularidad estatal, sin perjuicio de su gestión por parte de las comuni-
dades autónomas".

Estas bibliotecas conforman una red de cincuenta y una bibliotecas, generalmente situadas en
las capitales de provincia, algunas de las cuales nacieron para albergar los fondos procedentes de
la Desamortización de Mendizábal. Salvo excepciones han sido receptoras del Depósito Legal
desde su creación. En virtud de lo anterior, algunas poseen un importante fondo antiguo y una
interesante colección local.

La condición de ser de "titularidad estatal" se traduce en que el Estado es propietario de las insta-
laciones y el responsable de las inversiones que se lleven a cabo en las mismas. Es también
quien establece el Reglamento general como ha hecho a través del Real Decreto 58211989, de 19
de mayo (BOE de 31 de mayo de 1989).

Por medio de los convenios de gestión, firmados entre el Ministerio de Cultura y las distintas
CCAA, estas bibliotecas han pasado a ser gestionadas por estas últimaS21. Esto se traduce en
que las CCAA son responsables de la prestación de servicios. Asimismo se encargan de la elabo-
ración de los reglamentos de funcionamiento interno.

Para llevar a cabo lo anterior se ha transferido a las CCAA el personal y el presupuesto que el
Estado gastaba en el mantenimiento de dichas bibliotecas. Los gastos de inversión nueva siguen
figurando en los Presupuestos del Estado. En este último plano hay que citar el Plan de Inver-
siones en las Bibliotecas Públicas del Estado (INVER-CAS), iniciado en 1983 con el objetivo de
construir nuevos edificios o remodelar los existentes. También el Estado está llevando a cabo un
Proyecto de Informatización de la Red de Bibliotecas Públicas del Estado (PROINRED), que co-
menzó en 1987 y que se encuentra en fase muy avanzada.

Consideradas globalmente, a pesar de los avances que en algunos aspectos se han producido en
dichas bibliotecas, en la actualidad presentan algunas carencias. La colección ubicada en estas
bibliotecas está por debajo de las recomendaciones de la IFLA, ya que supone un 21,30 % respec-
to a la dotación óptima aconsejada, representando 0,43 volúmenes por habitante. Lo mismo ocu-
rre con el personal que supone un 23,01 % tam-bién respecto a la dotación óptima aconsejada,
representando un 0,23 por cada 2.500 habitantes. A ello hay que sumar la inadecuación de la
plantilla: 250 bibliotecarios (22,06 %) frente a 873 personal administrativo, subalterno y auxiliar
(77,05 %). Por otra parte se da una importante carencia de personal especializado en informática
(0@88 %)22.

La dependencia de estas bibliotecas del Ministerio de Cultura queda regulada por el Real Decreto
2045/1994, de 14 de octubre, en el que se establece la estructura orgánica básica de dicho Mi-
nisterio (BOE de 20 de octubre de 1994). Dentro del organigrama del Ministerio se menciona la
Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, y dentro de la misma la Subdirección General
de Coordinación Bibliotecaria, con las siguientes funciones:

a) La elaboración de programas y planes concertados para la constitución y fomento de


bibliotecas, mediante la oferta de servicios técnicos y asesoramiento en materia
bibliotecaria.
b) La creación, dotación y fomento de bibliotecas de titularidad estatal, sin perjuicio de la
gestión de las mismas por las comunidades autónomas.
c) El diseño y desarrollo de campañas de utilización de bibliotecas.
d) La obtención, explotación y utilización de datos estadísticos de bibliotecas.
e) La asistencia bibliotecaria a sectores especiales de población que no pueden utilizar los
servicios habituales de las bibliotecas públicas.

23.5.2. Bibliotecas públicas municipales

La competencia de las CCAA sobre las bibliotecas públicas también aparece señalada en el
artículo 148.1. (15.1): "Las Comunidades Autónomas podrán asumir competencias en las
siguientes materias:... Museos, bibliotecas y conservatorios de música de interés para la
Comunidad Autónoma". Posteriormente, los respectivos Estatutos de Autonomía recogen entre
otras, las competencias sobre bibliotecas transferidas a las CCAA por la Constitución. La
transferencia de las mismas se ha llevado a cabo mediante los denominados Decretos de
Transferencias, a través de los cuales se han traspasado las competencias del antiguo Servicio
Nacional de Lectura, Depósito Legal, etc. Hay que hacer notar que estos traspasos no se han
dado de un modo uniforme para todas las CCAA, variando tanto el momento como la forma de
llevarlos a cabo. Tras ello las CCAA han dictado sus propias normas legales en materia de
bibliotecas conformándose así los distintos sistemas bibliotecarios autonómicos.

23.5.3. Sistemas bibliotecarios autonómicos

Como ya hemos señalado, mediante los decretos de transferencias, las competencias que la Ad-
ministración Central tenía en las bibliotecas públicas municipales, a través de los Centros Pro-
vinciales Coordinadores de Bibliotecas, pasan a las comunidades autónomas. No hay que olvi-
dar, además, que el artículo 26 del la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local establece
que los municipios de más de 5.000 habitantes tienen obligación de dar servicio de biblioteca.
Por otra parte, las distintas CCAA gestionan las bibliotecas públicas de titularidad estatal, me-
diante los convenios de gestión. Sobre la base legal constituida por los Estatutos de Autonomía,
los decretos de transferencias y los convenios de gestión, además de la legislación específica de
bibliotecas - que las distintas comunidades autónomas han desarrollado- se asientan los distin-
tos sistemas bibliotecarios autonómicos. En cuanto al modelo, dichos sistemas bibliotecarios,
aunque con ciertas variantes, suelen ajustarse a un esquema de tipo general, integrado, salvo
excepciones, sólo por bibliotecas públicas. Casi todas las leyes señalan que los correspondientes
sistemas bibliotecarios están compuestos por órganos y centros. Los órganos suelen ser:

1) En la cúspide se encuentra la Consejería de Educación, Cultura, etc. De ella depende el


Servicio de Bibliotecas, órgano coordinador de la actuación biblio-tecaria con un carácter admi-
nistrativo y técnico. De dicha Consejería depende también un centro técnico, cabecera del siste-
ma, que es la Biblioteca Central, Regional, etc.

2) El Consejo de Bibliotecas, órgano con carácter consultivo y asesor y formado por una serie
de vocales natos o por designación del Consejero de Cultura o equivalente, entre los cuales suele
haber representantes de los diversos tipos de bibliotecas e instituciones bibliotecarias de la co-
munidad en cuestión.

Los centros bibliotecarios son:

1) La Biblioteca Central25.
2) La Red de Bibliotecas Públicas de titularidad estatal (sólo en cuanto a su gestión).
3) Las bibliotecas públicas municipales que dependen del Servicio de Bibliotecas, a través de
los Centros Coordinadores.

Los actuales sistemas bibliotecarios autonómicos, hablando siempre de forma general, se enfren-
tan a problemas heredados -que en algunos casos han empeorado- y a otros nuevos.

Entre los ya heredados hay que citar la secular falta de medios (insuficiencia de colecciones, de
personal, etc.) y la falta de planificación a la hora de crear bibliotecas públicas municipales, ya
que no siempre se han creado allí donde se necesitaban, sino donde los ayuntamientos las han
solicitado.

Pero dentro de este apartado, dedicado a los sistemas bibliotecarios autonómicos, hay que desta-
car la indefinición en los canales de comunicación entre las bibliotecas pertenecientes a los mis-
mos, y por lo tanto la precariedad de dichos sistemas.

A la desconexión de los antiguos sistemas provinciales, hay que unir la actual des-conexión re-
sultante de la superposición sobre la estructura anterior - basada, como ya hemos señalado, en
la existencia de un Centro Nacional de Lectura, las bibliotecas provinciales y los centros coordi-
nadores- de otra nueva estructura que se basa esta vez en la existencia del servicio de bibliotecas,
la biblioteca central, las bibliotecas públicas del estado y los centros coordinadores de bibliotecas,
pero sin llevar a cabo los ajustes necesarios para intercomunicar todas las bibliotecas.

El resultado es la falta de claridad en los nexos de unión entre las distintas bibliotecas que inte-
gran los distintos sistemas bibliotecarios autonómicos.
De todas formas, en aquellas comunidades autónomas en las que se optó por un sistema centra-
lizado con la supresión de los centros coordinadores como es el caso, entre otros, de Aragón, la
situación le os de mejorar, se ha agravado más si cabe".
24
BIBLIOTECAS ESCOLARES

José Antonio Gómez Hernández

La biblioteca escolar puede entenderse como un servicio de los centros educativos en el que se
reúnen, organizan y usan los recursos documentales necesarios para el aprendizaje de los escola-
res. El que ese servicio sea un pequeño almacén de libros que no merezca el nombre de bibliote-
ca - como ocurre en muchas ocasiones- o un motor de progreso en el aprendizaje de los estudian-
tes, integrado con los objetivos y la metodología curricular, depende de aspectos conceptuales,
económicos y organizativos. Desde el punto de vista pedagógico, como veremos, es imprescindi-
ble en el proceso de enseñanza disponer de una colección documental diversa y accesible. Es
casi superfluo insistir en que en la sociedad de la información todos los individuos deben ser ca-
paces de aprender por sí mismos, de adaptarse a las cambiantes necesidades sociales, laborales y
personales. Y que para ello hay que saber informarse y documentarse, saber acceder, seleccio-
nar, organizar y analizar la información. Y es evidente también que este aprendizaje tiene su lu-
gar idóneo en el sistema educativo, a través del uso de las bibliotecas escolares entendidas como
centros de recursos multimedial.
Pero en la práctica aún subsiste el tipo de enseñanza que hace marginal la biblioteca escolar. El
campo de las bibliotecas escolares es, desgraciadamente, dentro de la Biblio-teconomía, en el que
hay una distancia mayor entre la realidad y las propuestas teóricas. Es un terreno en el que hay
que unir los esfuerzos de maestros y bibliotecarios, junto a las propuestas teóricas y la interven-
ción social, para hacer realidad las bibliotecas escola-res. Aunque son muchos los esfuerzos y las
experiencias realizadas, no puede dejar de remarcarse aquí el papel para el desarrollo de la biblio-
teca escolar en España realizado por Francisco J. Bernal y por la revista cuya creación impulsó,
Educación y Biblioteca.

24.1. Fundamentos teóricos de la biblioteca escolar en España. Los planteamientos de la LOG-


SE y la Reforma Educativa sobre las bibliotecas y el acceso a la información

La LOGSE2 señala entre sus objetivos la adquisición de hábitos intelectuales y de técnicas de


trabajo autónomo en los escolares, el desarrollo de las capacidades creativas y del espíritu crítico.
Su principio básico (art. 2) es la educación permanente, lo cual deberá preparar a los alumnos
para aprender a aprender. Y propugna una todología activa que asegure la participación de los
escolares en los procesos de e nan za y aprendizaje. Los niños deben integrar sus experiencias
previas con los nue aprendizajes, y habrá que respetar el ritmo propio de cada escolar, las situa-
ciones sonases y la diversidad de contextos.

Creemos que aunque la LOGSE no cita expresamente la biblioteca, su cumplimieno exige tener
bibliotecas escolares que ejerzan las funciones instructivas relaciona con los objetivos, principios
y metodologías prescritos en el nuevo sistema educatl Cómo sin ellas podrá cumplirse el objetivo
señalado para la Educación Secund Obligatoria, según el cual los estudiantes deberán saber uti-
lizar con sentido crítico distintos contenidos y fuentes de información, y ser capaces de adquirir
nuevos con mientos con su propio esfuerzo. Y es igualmente precisa en el Bachillerato, en el cual
alumno (art. 26. d) deberá comprender los elementos fundamentales de la investigaciónes y del
método científico, y adquirir la capacidad para aplicar los métodos apropiados investigación en
cada caso.

Si la LOGSE solamente llega a formular los objetivos y los principios generales la Educación, al-
gunos de los documentos posteriores que la desarrollan demuestra que se atribuye un lugar im-
portante a los recursos documentales y la Biblioteca. Por ello iremos comentando los Decretos de
Currículo (textos de carácter prescriptivo que establecen las principales características de cada
etapa, sus ciclos, los objetivos generales, contenidos -que abarcan conceptos, procedimientos y
actitudes-, los principios metodológicos y los criterios de evaluación). Y, además, los Materiales
para la Reforma, estudios editados por el Ministerio de Educación y Ciencia para guiar la im-
plantación del nuevo sistema educativo y hacer realidad lo señalado en el Currículo.

24.1.1. La biblioteca escolar en la Educación Infantil

El Currículo de la Educación infantil realiza pocas menciones referidas directamente a la realiza-


ción de actividades documentales, algo explicable porque se refiere a los objetivos educativos
para los niños de 3 a 6 años. Sin embargo, disponer texto medios de información ya se precisa:
por ejemplo, se cita entre los contenidos relacionados con la vida en sociedad los medios de co-
municación. Su conocimiento por parte del niño es considerado un medio para que aprendan
que son un instrumento de o y difusores de acontecimientos sociales. Y en el área de comunica-
ción y representas¡ se manifiesta que se debe:
a) capacitar al niño para comprender, reproducir y recrear textos de tradición cultural canciones,
romanzas, cuentos, coplas, poesías, dichos populares, refranes, etc.), mostrando actitudes de
valoración, disfrute e interés ha ellos;
b) interesarse por el lenguaje escrito y valorarlo como instrumento de información y disfrute y
como medio para comunicar deseos, emociones e informaciones; y leer, interpretar y producir
imágenes como una forma de comunicación y disfruta descubriendo e identificando los elementos
básicos de su lenguaje.

También se debe dar una aproximación al lenguaje escrito, que se define como medio de comuni-
cación, información y disfrute" cuyos instrumentos son: libro, revista, periódico, cuento, cartel,
etiquetas o anuncios. El niño debe interpretar las imág nes, carteles, grabados, fotografías, etc.,
que acompañan a los textos escritos, y h que lograr la atención y la comprensión de narraciones,
cuentos y otros mensajes 1 dos por un adulto. Se pretende también un acercamiento al libro
como objeto y a la estructura: linealidad, orientación de la lectura, función de la ilustración,
etc. Y entre las actitudes a fomentar se mencionan el gusto y placer por oír y mirar un cuento
que el adulto lee y el deseo de manejar y cuidar los libros.

En los Materiales para la Reforma. Educación Infantil, hay ya numerosas referencias a las biblio-
tecas. Así, el volumen dedicado a las orientaciones didácticas apunta a la utilización de cuentos
y relatos como medio para el estímulo tanto del lenguaje oral como escrito, explicando cómo llevar
a cabo las lecturas. Se menciona que con los más pequeños se deben utilizar cuentos sencillos y
manejables, a base de imágenes simples y atractivas, y que a la hora de organizar los espacios de
clase es interesante pensar en un rincón tranquilo y atractivo donde colocar los libros (libros de
imágenes, cuentos fantásticos, cuentos que se refieren a la realidad de los niños, historias de
animales, libros hechos por los niños a base de ilustraciones o algún texto del profesor). Esta
será la primera biblioteca de aula, donde los niños podrán manipular, mirar e interpretar los li-
bros, así como producir sus propios cuentos y libros. Para ello, se considera que "una alfombra y
unos cojines servirán para delimitar el espacio e invitar a los niños a una actitud relajada y aten-
ta". E, igualmente, se afirma que se podrá disponer de estos ambientes en algún espacio común
del centro, en los que se propicie la comunicación con otros niños de la escuela y otros adultos.
Se refiere a que donde haya biblioteca, se debe prever el uso de la misma por el alumnado de
Educación Infantil.

Otras referencias a documentos, lectura o biblioteca se encuentran, por ejemplo, en el volumen


dedicado a los Temas Transversales. Por ejemplo, al explicar la educación para la igualdad de los
sexos, se considera relevante el criterio no sexista a la hora de seleccionar los cuentos, textos
orales y escritos, grabados, imágenes y libros de la biblioteca, y la reflexión sobre los estereotipos
de los cuentos tradicionales, cuando, por ejemplo, contribuyen a la omisión del mundo social de
las mujeres relegándolas al plano de lo cotidiano y secundario. Se dan, incluso, criterios de aná-
lisis del sexismo del cuento, para guiar la selección de los fondos de la biblioteca de aula4. Otras
referencias se encuentran en el campo de la Educación Ambiental, para la que se considera nece-
saria la selección de películas, diapositivas, láminas, revistas, libros, y material que estimule la
expresión y la imaginación: canciones, cuentos, teatrillos, pinturas, disfraces. También, en la
Educación del Consumidor, donde se sugiere un taller de cuentos sobre consumo y consumismo,
con el complemento de la invención y creación de historias por parte de los propios niños, y con
la visita a servicios como la biblioteca pública. Finalmente, al estudiar los problemas de la Edu-
cación en el medio rural, se menciona que hay que asegurar el contacto con los medios de comu-
nicación, el amor por los libros y el deseo de escribir y leer por el placer de hacerlo, como un me-
dio para la comprensión de mundos que no están a su alcance.

Los Materiales también incluyen todo un volumen, la Guía Documental y de Recursos, con una
bibliografía para profesores y escolares, en donde se relacionan y comentan cientos de obras ade-
cuadas para conseguir los objetivos y contenidos de la etapa. En ella se considera la biblioteca de
aula o de centro "lugar privilegiado en la Escuela Infantil, con entidad propia de espacio y mate-
riales, puesto que en ambos ciclos de la etapa, la narración y el manejo de cuentos tiene una gran
importancia". Y se explicita que "la biblioteca debe estar situada en un lugar relativamente aisla-
do de otras zonas de juego, decorada de forma que invite a la contemplación, a la lectura de imá-
genes y que transmita tranquilidad. Se puede complementar con una zona de audiciones con
cascos individuales para narraciones y música. Las estanterías es preferible que sean bajas y
accesibles para permitir la colocación frontal de los cuentos y favorecer así la libre elección, la
autonomía y el orden". La conclusión del análisis de todas estas referencias es que se opta por la
biblioteca de aula para la educación infantil, pero abriendo la posibilidad de trabajar en las bi-
bliotecas de centro a los niños, junto con otros mayores.

24.1.2. La biblioteca escolar en la Educación Primaria


El Decreto de Currículo para la Educación Primaria, comienzo de la escolarización obligatoria,
marca como fin que el niño realice los aprendizajes necesarios para vivir e integrarse en la socie-
dad de forma crítica y creativa, y conseguir el desarrollo integral de su persona.

En la descripción de los objetivos generales y los contenidos de las áreas se encuentran frecuen-
tes observaciones que insisten en el uso de recursos informativos y documentales en el
aprendizaje. Y no sólo en el Área de Lengua y Literatura, sino también en áreas como el Medio
natural, social y cultural, la Educación artística, o las Lenguas Extranjeras. Así, se habla de la
utilización de técnicas de consulta e interpretación de guías y modelos anatómicos para la
identificación de órganos y aparatos, y del uso de técnicas de recogida, archivo y consulta de
imágenes, sonidos, materiales impresos, etc. Respecto del medio social, un procedimiento a
enseñar es la recogida, sistematización e interpretación de informaciones de diversas fuentes
sobre la problemática laboral. Se mencionan los medios de comunicación: prensa, radio,
televisión, cine, vídeo, satélites; de información: noticias y publicidad y el consumo, así como la
información a través de la imagen, el ordenador. En el estudio de los cambios históricos se hace
mención a documentos orales, escritos y visuales. Y en los procedimientos se habla de la
recogida, archivo y clasificación de diversos documentos históricos relativos a la historia personal
y familiar y al pasado histórico, así como del interés de iniciar en la recogida de información sobre
el pasado a partir de restos arqueológicos, obras de arte y textos escritos sencillos. Entre los
criterios de evaluación está ser capaz de obtener información concreta y relevante sobre hechos o
fenómenos previamente delimitados a partir de la consulta de documentos diversos (imágenes,
planos, textos descriptivos, etc.).
En el Área de Lengua Castellana y Literatura, el Currículo sigue implicando actividades
documentales para el aprendizaje. Se considera que el aprendizaje de la lengua escrita debe
permitir al alumnado descubrir las posibilidades que ofrece la lectura (y también la propia
escritura) como fuente de placer y fantasía, de información y de saber. Se deben conocer los
textos literarios de tradición oral: canciones, romances y coplas, cuentos y leyendas populares.

Los niños aprenderán las distintas formas de comunicación escrita, que se encontrarán en la
biblioteca. También explica el Currículo de esta etapa que se deben revisar los textos escritos
utilizando como apoyo diccionarios, obras de consulta, manuales sencillos, etc. Y dentro de las
actitudes a fomentar están el cuidado en el empleo de los libros y otros materiales escritos, ade-
más del interés por el uso de las bibliotecas y respeto por las normas que rigen su utilización.
Por último, entre los criterios de evaluación se menciona especialmente la localización y utiliza-
ción de diferentes recursos y fuentes de información de uso habitual en la actividad escolar - bi-
bliotecas, folletos o libros de consulta- para satisfacer necesidades concretas de información y
aprendizaje.

Los Materiales para la Reforma. Educación Primaria, desarrollan también lo dicho en el Currícu-
lo. Entre las orientaciones didácticas se recoge la necesaria selección de materiales curriculares
diversos. Y al hablar de los espacios, se recomiendan rincones de información, lectura y bibliote-
ca. Hay textos específicos para el funcionamiento en las distintas áreas, tanto curriculares como
transversales, que incluyen orientaciones didácticas para el trabajo y bibliografías especializadas
con referencias documentales tanto para el profesor como para los alumnos.

Así, por ejemplo, entre las orientaciones didácticas generales del Área de conocimiento del medio
se señala que el niño debe utilizar la exploración bibliográfica y la observación como técnicas ge-
nerales de recogida de información, y "se deben aprovechar fuentes diferentes de información que
sean accesibles a los alumnos, tanto procedentes del entorno como vinculadas a las diversas tec-
nologías de la información, sin olvidarla presencia y el uso de la bibliografía variada que no tenga
por recurso primordial el uso de un único libro de texto". Se destaca el uso de la biblioteca, la
consulta de documentos y la elaboración de la información a través del análisis y comprensión de
los diferentes tipos de textos escritos. Se cita el uso de archivos, gráficos y otros medios de repre-
sentación entre las técnicas más importantes. Metodologías documentales para la evaluación son
la elaboración de diarios de clase, memorias de excursiones, resúmenes monográficos, informes
sobre algún tema de actualidad, etc. Y "debe evaluarse también el uso y consulta de fuentes do-
cumentales y de información, tanto en lo que se refiere a la utilización de documentación escrita,
oral o gráfica, observando y extrayendo información de fuentes materiales o demandando infor-
mación de otras personas, como en lo que se refiere a la adquisición de las técnicas para utilizar
dichas fuentes: acceso a bibliotecas, utilización de ficheros, consulta de libros, dic-cionarios, guí-
as, etc." Para ello el maestro observará las citas y reseñas bibliográficas que haga el alumno al
final de sus trabajos o los momentos y situaciones en los que las use.

Similares observaciones se realizan para el Área de Lengua y Literatura: si en cursos anteriores el


alumnado puede haberse familiarizado con la biblioteca del aula y del centro, ahora "resulta
apropiado propiciar el uso de otras bibliotecas fuera del ámbito escolar. Niños y niñas han de
saber localizar aquello que precisan en función de diversas necesidades de información y respetar
ciertas normas que rigen el funcionamiento de estas bibliotecas". Los textos en el primer ciclo de
Primaria llevarán a leer por placer obras diversas y a aprender a localizar alguna información
específica. En el segundo ciclo se consultarán libros más extensos y con estructuras más com-
plejas. Y en el tercer ciclo aparte de la literatura se deben incluir como libros de consulta, prensa
y cualquier fuente de información escrita. El uso de la biblioteca se considera básica para el de-
sarrollo de las estrategias de búsqueda y selección de la información.

Lógicamente, las Orientaciones didácticas de este área mencionan tanto la biblioteca de centro
como la de aula, así como las nuevas tecnologías de la información: "así por ejemplo pueden utili-
zarse: libros de lectura, libros de consulta, cuadernos, libretas, ficheros ortográficos, diccionarios,
grabados (... ). Desde el inicio de esta etapa es importante fomentar en los niños el buen uso y
cuidado en la utilización de los materiales. Por otra parte se deberá potenciar la formación de
una biblioteca de centro y bibliotecas de aula. También es importante que los niños aprendan a
manejarse en bibliotecas mas grandes, que se familiaricen con librerías, que conozcan a libreros y
que, poco a poco, vayan construyendo su biblioteca personal Con respecto a la biblioteca del au-
la, no es necesario que sea excesivamente amplia en cuanto al número de volúmenes pero sí es
importante una selección adecuada. También una orientación individual a cada niño para pro-
mover la lectura autónoma." Dentro de la lectura las actividades han de abarcar gran variedad de
textos: progresivamente el alumnado ha de irse familiarizando con diversidad de textos literarios
(poemas, cuentos, etc.), fuentes de información escrita, índices, mapas y gráficos, etc., y en cuan-
to a la escritura es aconsejable trabajar textos que atiendan a diferentes finalidades como: des-
cripciones, poemas, cuentos, resúmenes, informes, fichas de recogida de información, cuestiona-
rios, revistas u otras publicaciones periódicas.

24.1.3. La biblioteca escolar en la Educación Secundaria Obligatoria

En el Currículo de la Secundaria se reiteran contenidos y orientaciones basadas en una educa-


ción de tipo documental. Recordemos que esta etapa persigue aprendizajes funcionales para la
futura vida activa y adulta, pretendiendo facilitar la transición hacia ella. Así, para el Área de
Ciencias Sociales, Geografía e Historia, se señala como contenido el adquirir capacidades relacio-
nadas con el manejo critico de la información y de los medios que la canalizan y procesan, en
especial de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Entre los procedi-
mientos a enseñar está el de tratamiento de la información, y se mencionan las capacidades rela-
tivas a la recogida y registro de datos, el análisis critico de las informaciones, la inferencia, el con-
traste, la síntesis interpretativa y el juicio evaluador. Y en el área de Área de Lenguas Extranjeras
se señala que se planificará y llevará a cabo, individualmente o en equipo, la consulta de diversas
fuentes de información mediante el manejo de índices, fichas y otros sistemas de clasificación de
fuentes, en el marco de trabajos sencillos de investigación. Para ello, se menciona que el alumno
deberá conocer y manejar los sistemas de clasificación (ficheros, índices, etc.) de la biblioteca del
centro u otras semejantes que sean de posible consulta.

En los Materiales para la Reforma. Secundaria Obligatoria, se añaden más aspectos que desarro-
llan la concepción que tiene el MEC de la biblioteca escolar para esta etapa. En el volumen dedi-
cado al proceso de elaboración del Proyecto Curricular se comentan, dentro de las decisiones re-
lativas a la organización de los espacios y los tiempos, las del uso de los espacios comunes, los
horarios de la biblioteca. Para la selección y uso de los materiales y recursos didácticos se acon-
seja identificar los distintos tipos de materiales impresos y de recursos que se consideren necesa-
rios, de los cuales el texto cita los "libros de consulta, textos literarios, cartografías, audiovisua-
les, instrumentos musicales, etc." Dado que no se prevé la figura de un bibliotecario escolar, se
cita que la selección de los materiales se debe discutir entre el conjunto del profesorado, así como
los criterios para su uso: dónde están, quién es el responsable de su cuidado, quiénes tendrán
acceso a ellos, cómo se archivan, cómo se difunden, etc., concluyendo que "en este sentido, la
existencia de un centro de recursos y documentación en el que se recojan todos los materiales
que en el centro se van generando, y que permiten que profesores distintos de aquellos que los
han elaborado en un primer momento los utilicen cuando tengan necesidad de ello, en lugar de
volver a realizar la tarea de elaboración, se muestra como uno de los puntos claves en la organi-
zación de un centro, en lo que a este ámbito de recursos materiales se refiere"7.

También se recoge, como es obligado en el actual contexto de integración, la adopción de medidas


de atención a las diferencias al organizar los recursos materiales, de modo que se posibilite a los
alumnos con necesidades educativas especiales el uso de las fuentes de información, y el desarro-
llo de estrategias de búsqueda de información a través de medios informáticos: bases de datos y
fuentes secundarias informatizadas. Igualmente, en el Proyecto Clirricular se exige que se cuide
de manera especial "la accesibilidad física de todas las fuentes de información existentes en el
centro y de los lugares en los que se encuentran organizadas (libros, ficheros de consulta, biblio-
teca, etc.)"

En el documento relativo a las Orientaciones Didácticas se vuelve a considerar como un espacio


muy importante la biblioteca o centro de documentación: "el empleo flexible del centro, el trabajo
autónomo, la importancia concedida a los procedimientos de indagación, búsqueda y consulta de
información, de trabajo en equipo, etc., plantean nuevas necesidades y demandas que hacen de
este espacio un lugar clave en la vida del centro y que conviene favorecer. Debe estar situado en
un lugar de fácil acceso y asegurar un tiempo de funcionamiento tan amplio como sea posible.
Deben cuidarse particularmente las condiciones térmicas, acústicas y de iluminación de tal forma
que proporcione el marco de trabajo adecuado y un ambiente interno acogedor, estimulante y
adaptado a la edad de los usuarios". Se insiste en la buena selección de todos los recursos do-
cumentales, y en su uso ("es necesario organizar formas de intercambio de materiales, de repro-
ducción, de archivo y consulta, de difusión de la información que llega al centro, etc.") y en su
organización: "asimismo, debe cuidarse la organización de los recursos didácticos comunes del
centro (medios audiovisuales, biblioteca ... ) que permitan un acceso ágil, información para su
uso, fórmulas para compartirlos, control de mantenimiento y orientación sobre su adquisición.

Entre las distintas áreas que incluyen destrezas documentales, destacaremos la atención que dan
los Materiales a la de Tecnología. En ella se reclama formar a los alumnos en la lectura e inter-
pretación de documentos técnicos sencillos, compuestos de informaciones de distinta naturaleza:
textos, símbolos, esquemas, diagramas, fotografías o dibujos técnicos. La confección de docu-
mentos técnicos sencillos compuestos de información de distinta naturaleza, como texto o símbo-
los. Entre los conceptos se deben enseñar los principios de organización y gestión de la informa-
ción como clasificación, catálogo, índice, fichero, ficha, registro. Y, a lo largo de los ciclos, se irá
enseñando a buscar información en documentos y valorarla en función de su utilidad. Se consi-
dera que el alumnos deben obtener información de los libros, los folletos y catálogos comerciales,
los objetos, sistemas y conjuntos técnicos, así como de museos, ferias, tiendas y exposiciones
comerciales. Deberán aprender a buscar un libro en una biblioteca o en una librería que posi-
blemente contiene la información que busca, o consultar a una persona que sepa de un determi-
nado tema, etc.

Pero lo que más se recomienda de nuevo para este área es la biblioteca de aula: en el "aula-taller"
debe haber una zona para estudio y consulta de documentos, dibujos, elaboración de trabajos
escritos, exposición de un tema por los alumnos. Es una "biblioteca de aula, dotada de libros,
catálogos y folletos comerciales, recortes de prensa, revistas especializadas, ideas y proyectos
elaborados por los propios alumnos, etc. (... ). Otros recursos importantes del aula de Tecnología
son los medios audiovisuales, para la presentación de información previamente elaborada y los
archivos, para clasificar y ordenar los datos e informaciones acumuladas por el desarrollo de la
actividad. También el ordenador con programas adecuados para procesar textos y dibujos".

También el Área de Matemáticas menciona la biblioteca. Las orientaciones didácticas recogen


que los alumnos deben analizar los datos de documentos diversos: fichas, libros de consulta, de
divulgación, de historia, de problemas, de juegos lógicos y matemáticos, sobre temas monográfi-
cos, libros de texto diversos, ilustraciones gráficas, etc. Y se afirma: "el profesor debe proporcio-
nar a cada alumno el material más indicado para el momento. Ha de fomentar también que los
alumnos lean y utilicen espontáneamente diferentes tipos de textos matemáticos, adecuados a
sus gustos y nivel de comprensión. Progresivamente los alumnos deben acostumbrarse a utilizar
la biblioteca como fuente de información para determinadas tareas. El profesor ha de enseñarles
cómo y dónde buscar datos y tablas, fórmulas, enunciados, definiciones, algoritmos, ilustraciones
gráficas". Y presentar situaciones obtenidas de diversas fuentes, como la prensa, los libros, la
publicidad o la televisión.

Para el área de Educación visual y plástica se habla de la Mediateca - aunque otra vez con el ape-
llido de aula-, que estaría compuesta por una biblioteca con libros de consulta, revistas, catálo-
gos, folletos, videoteca, un archivo de imágenes, un archivo de diapositivas y programas de orde-
nador. Debe incluir toda la información visual que pueda despertar el interés de los alumnos,
periódicos, revistas de decoración y diseño, revistas de fotografía, tebeos y cómics.

Entre los recursos didácticos para las Ciencias de la Naturaleza se destacan los biblio-gráficos:
"la creación de una biblioteca de aula adecuada puede resultar de una gran ayuda. En ella puede
haber libros de consulta, de divulgación, guía de campo, libros de expe-riencias, algún diccionario
y enciclopedia y otros materiales que se consideran útiles para el trabajo de los alumnos, y que
sean comprensibles. Fomentar también la colaboración de todos en una biblioteca puede ayudar
a que los alumnos la sientan suya y la cuiden adecuadamente. Es necesario que el alumnado
conozca la estructura de la biblioteca del centro y aprenda a manejarse en ella, así como en otras
exteriores al centro como pueden ser las municipales".

También se considera un procedimiento a adquirir en los alumnos la revisión bibliográfica de


fuentes: el alumno debe manejar la biblioteca escolar, consultar periódicos, revistas, enciclope-
dias e incluso acudir a otro tipo de fuentes externas, como datos del municipio, estadísticas, in-
formes meteorológicos, etc. Asimismo, deberá aprender a elaborar un pequeño informe como
resumen de su trabajo.

Para la Educación musical se habla de "la conveniencia de dotar el aula de música con una bue-
na fonoteca y biblioteca musical al alcance de los alumnos". Del mismo modo, para las Ciencias
Sociales, se recomienda que las bibliotecas tengan materiales variados, entre los que estarán la
prensa periódica, los materiales audiovisuales, el ordenador y la disposición de videotecas en los
centros de préstamo de documentos en vídeo. En el Área de Lengua Castellanay Literatura, junto
a muchas referencias a las distintas fuentes de información, se aconseja en la orientaciones gene-
rales que se prevean los espacios apropiados - dentro y fuera del aula- como la biblioteca de aula
y de centro, archivos, mediateca, laboratorio de sonido y de imagen, al igual que otros adecuados
para la lectura silenciosa, la creatividad en equipo o individual, la elaboración de materiales, la
grabación de actividades, etc.

Entre las materias optativas que se citan para la Educación Secundaria hay una sobre los proce-
sos de comunicación, entre cuyos contenidos están los principales aspectos relacionados con el
desarrollo de habilidades de información: búsqueda y recepción de fuentes bibliográficas, heme-
rográficas, videográficas, filmográficas, fuentes locales, agencias de noticias, información en so-
porte magnético, información en soporte ópti-co, gestores de bases de datos, CD-ROM, telex, vi-
deotexto, fuentes remotas y telemá-ticas. También, el estudio de la producción y las nuevas téc-
nicas de edición electrónica y difusión. Se habla del acceso y consulta de diversas fuentes de
información en las que intervengan recursos tecnológicos (bases de datos, archivos sonoros ... ) e
incluso de cómo llevar a cabo la interrogación de una base de datos, la programación de una con-
sulta a un banco de datos de acceso telemático. Esta asignatura es literalmente una introduc-
ción a la Comunicación, las fuentes de información y la Documentación.

Por último, reflejar que también en las enseñanzas transversales, respecto de la Secundaria, se
atiende a la biblioteca y las fuentes documentales. Por ejemplo, en el área de Educación para la
paz se dice que la llamada "biblioteca de centro y de aula por la paz" ofertará a los alumnos una
selección de libros de literatura infantil y juvenil que traten o desarrollen temas de paz, y fomen-
tará el placer de la lectura de libros de literatura infantil y juvenil sobre la paz, así como la reali-
zación activa de textos, poemas, obras de teatro que fomenten la paz, bien individual o colectiva-
mente y la creación de una "fototeca por la paz".

De este resumen, incompleto y apretado, sobre los textos que el Ministerio está produciendo para
conducir la Educación, puede concluirse que el nuevo sistema educativo necesita, si no quiere
llevar la reforma al fracaso, la biblioteca escolar. Habrá de estar dotada de todo tipo de recursos
de información, bien organizada y disponible para su uso en todas las áreas, tanto como apoyo
para el aprendizaje de conceptos a través de la consulta bibliográfica, como para la formación de
las destrezas procedimentales requeridas para informarse en la sociedad actual, y como medio
para el desarrollo de actitudes positivas hacia la información y documentación que van a ayudar
durante toda la vida del individuo a ser una persona activa, crítica y creativa.

24.2. Problemas para la normalización de la biblioteca escolar en España.

Debemos estudiar entonces las causas de la pobreza de la biblioteca escolar española, normal-
mente una sala pequeña y con escaso mobiliario, dotada de libros comprados azarosamente a
editoriales, donaciones obsoletas y lotes ministeriales, y ver los problemas que impiden que el
modelo que la Reforma presupone se haga realidad. En primer lugar, se podrían señalar algunos
factores:

1) El retraso general del sistema bibliotecario en su conjunto, que afecta especialmente a su


sector más débil, las bibliotecas escolares. Ni siquiera las asociaciones profesionales han sólido
acordarse de promocionar y defender estas bibliotecas.

2) El vacío legal sobre la biblioteca escolar, excluida tanto de la legislación educativa como de
la cultural en la mayoría de las Comunidades Autónomas, y la desconexión de las administracio-
nes. Los únicos documentos prescriptivos que citan la biblioteca escolar son los Decretos de Cu-
rrículo - que en parte son papel mojado mientras no se doten adecuadamente los medios para su
realización- y algunos decretos sobre espacios mínimos de los centros - que por cierto, señalan
unas dimensiones ínfimas para los espacios bibliotecarios -.

3) La falta de medios económicos y de formación del profesorado para llevar a cabo un


aprendizaje significativo, que han suplido por el mantenimiento de los libros de texto.

Para superar esta situación y llegar a una educación a la altura de su época, basa-da en el traba-
jo en la biblioteca escolar, subsisten estos problemas:

1) Educativos. Un primer y fundamental problema señalado por Cobos y Álvarez es que no


se tiene claro qué son ni para qué sirven las bibliotecas escolares. Hay un desconocimiento en el
mundo educativo de qué es la documentación, qué tipo de documentos existen y cómo hacer uso
de ellos en la práctica diaria de clase. Cuando se sabe, no se disponen de los recursos necesa-
rios, del horario ni de espacios. Se habla de la importancia de la lectura, pero la mayoría de los
profesores no leen, y se identifica lectura con ficción, sin fomentar lo bastante el uso de otro tipo
de documentos. Se ha producido una adaptación del profesorado y del alumnado a los centros
sin bibliotecas, al uso exclusivo de libros de texto, al dictado de apuntes o al uso de fotocopias. Y
se confunden dos conceptos muy distintos: animación lectora con dinamización de bibliotecas,
esto es, actividades puntuales de vinculación del alumnado a la lectura con procesos diseñados
para conseguir garantizar la adquisición de hábitos de aprendizaje autosuficientes en todos los
campos. Se identifica biblioteca con lectura y no se entiende que las bibliotecas permitan la
coordinación de las distintas materias y su interdisciplinariedad en torno a unas posibilidades
inmensas de información y el uso de procedimientos comunes a todas ellas. Esto limita enorme-
mente la importancia de la biblioteca escolar. Por otro lado, la inexistencia de bibliotecarios esco-
lares ha hecho que los maestros hayan asumido parcialmente su gestión, a veces de modo se-
cundario y obligado, con voluntarismo pero también con incomprensión de la institución escolar.

2) Políticos, administrativos y profesionales. Entre estos estaría la carencia de voluntad polí-


tica para su puesta en marcha. Predominan las actuaciones llamativas sobre la planificación a
largo plazo.

3) Técnicos y económicos. Principalmente, la falta de personal que las ponga en marcha, de


los recursos económicos necesarios para dotarlas, de una buena apli-cación de soluciones infor-
máticas, y de las superficies mínimas para albergar estas bibliotecas.

24.3. Aspectos básicos de gestión de bibliotecas escolares

24.3.1. Objetivos

Se pueden formular numerosísimos objetivos de carácter genérico, que luego habría a adecuar a
las distintas edades, niveles y etapas:

- Proporcionar apoyo permanente a los programas de enseñanza y aprendizaje e imprimir


impulso al cambio educativo.
- Asegurar el máximo acceso a la más amplia gama de recursos y servicios.
- Instruir a los estudiantes en los métodos para utilizar esos recursos.
- Guiarlos hacia el uso de las bibliotecas, con fines recreativos, informativos y de
educación permanente.
- Ser un ambiente y un medio para enseñar a los alumnos a estudiar y fomentar el gusto
por
la lectura.
- Ser escuela de investigación que acostumbre a los alumnos a encontrar por si mismos las
informaciones que precisen.
- Servir de apoyo a las enseñanzas de los profesores, informando sobre las disci. plinas del
Currículo.
- Facilitar la puesta al día de los profesores, actualizando sus conocimientos y formación
profesional.
- Medio de formación socializadora de los alumnos, dando hábitos de compor-tamiento so-
cial y
cultural.

24.3.2. Modelo de biblioteca escolar

La carencia de personal para las bibliotecas escolares se ha solucionado frecuente mente median-
te la existencia exclusiva de bibliotecas de aula, conteniendo los libros con los que se trabaja bajo
la dirección del profesor. Ello ha relegado la biblioteca escolar, si la había en el centro, a ser un
almacén de los libros sin uso, a veces ocupada por otros servicios. Hoy se considera que la bi-
blioteca de aula y la de centro no son realidades excluyentes, sino que ambas tienen su función.
La biblioteca de aula se inscribe en actividades de enseñanza la escolar, de aprendizaje. La nece-
sidad de ésta última no puede obviarse por la presencia de la primera.

Las ventajas de la biblioteca de aula son la rapidez de consulta, el empleo permanente, el buen
conocimiento del maestro del fondo, pues 61 lo elige, y que no tiene problemas de gestión, pues
normalmente el profesor y los alumnos cuidan, usan y controlan los textos que permanecen el
aula. Los inconvenientes serían: el reducido número de libros -40 ó 50 a lo sumo, la menor ca-
pacidad de atender los distintos niveles de lectura, la dificultad de realizar búsquedas, el que no
hay posibilidad de comparar las fuentes, y que puede quedar reservada a los mejores alumnos o
los más rápidos en completar las tareas. Metodológicamente no favorece que el alumno por sí
mismo se dirija a la biblioteca a buscar lo que más se ajusta a sus intereses o a aprender por sí
mismo. Se le da una pequeña selección de lo que debe leer. En ese sentido, se inscribe en un
modo de funcionamiento tradicional, donde el niño depende de las lecturas que le son marcadas
bajo la tutela del profesor.

El modelo de biblioteca central tiene como ventajas:

a) No hay repetición de gastos.


b) Permite trabajos interdisciplinares.
c) Mayor riqueza de consulta.
d) Facilita la investigación del alumno y la máxima explotación.
e) Posibilita la lectura y consulta en horas extraescolares.
f) Centraliza el control del préstamo en todo el colegio.
g) Mejor ambiente, libertad de desplazamiento.
h) Lectores de varias edades conviven en la misma sala.

Su dificultad estriba en que si no tiene personal, su uso se restringe a un período muy estrecho,
normalmente fuera del horario escolar, y puede haber un menor rendimiento metodológico de los
fondos. Lo idóneo sería disponer de biblioteca escolar con personal cualificado, una colección
variada de materiales documentales, y un local con su equipamiento válido para el uso de los
escolares. Y las bibliotecas de aula recibir préstamos colectivos para los distintos períodos del
curso, que permitieran el uso en clase sin marginar el trabajo en la biblioteca del centro, siendo
un paso intermedio para llegar a la biblioteca mayor del centro.

24.3.3. Algunas recomendaciones generales

La biblioteca debe estar ubicada en un lugar accesible y céntrico de la escuela. Su mobiliario


debe ser muy flexible, formado por piezas modulares móviles, fácilmente adaptables a los distin-
tos espacios y actividades que se puedan programar. Debe tener libre acceso, pues ello agiliza y
rentabiliza el uso de los fondos de la biblioteca, anima al trabajo y obliga a conocer un poco el
funcionamiento y organización de la colección. Su superficie debe ser suficiente para albergar
como mínimo a un 10% de los escolares, pudiéndose proponer -por ejemplo, para una escuela
con 16 unidades- una superficie de unos 200 M2 para contener unos 50 puestos de lectura y al
menos unos 4.000 volúmenes en estanterías abiertas. Debe tener un ambiente acogedor con
mobiliario adecuado. Además, debe haber otra sala para trabajo en grupo, de unos 90 M2 para
análisis de prensa, proyecciones o audiciones en común, etc., y un espacio para trabajos técni-
cos. Debe haber un bibliotecario con conocimientos específicos de los programas educativos, que
colaborará tanto en la organización de la biblioteca como en las actividades propiamente educati-
vas que dirijan los docentes del centro para el aprendizaje de los escolares. Se procurará la cola-
boración de todo el claustro en la vivificación de la biblioteca, así como de los padres y los escola-
res.

La colección mínima debe estar entre 8-10 libros por alumno, como se aconseja en Inglaterra, con
una sustitución anual del 10%, pues puede preverse una vida media de los libros de unos 10
años. Una colección debería tener al menos, incluso en las menores escuela rurales, unos 1.500
libros. Pero la calidad del fondo debe anteponerse a la cantidad, debiéndose retirar todo libro
desfasado, y rechazar lotes de saldo, donaciones superfluas y compras determinadas por la pre-
sión comercial.

La colección debe ser variada, de todos los soportes y materias, de interés para alumnos, profeso-
res y padres, adecuado a las necesidades de cada uno, analizándose la calidad material de la obra
(legibilidad tipográfica y lingüística, lecturabilidad - facilitación de la comprensión apoyada en las
características del mensaje -, longitud de las líneas, espaciados entre palabras y líneas, tipo de
tinta y papel) y su contenido: pertinente a la edad y los conocimientos previos del escolar, léxico
adecuado (uso de vocablos comunes, nombres propios, numerales, palabras no demasiado largas)
sintaxis apropiada (frases cortas, puntos y puntos y aparte), integración de texto e ilustración,
etc. Debe constituirse una colección de obras de referencia.

La ordenación de la colección en las estanterías obedecerá, en primer lugar, a 11 diferenciación


de las obras de conocimiento o documentales, que se deberían ordena: por una versión simplifi-
cada de la CDU, lo que hará similar la biblioteca escolar a 11 pública más cercana, y las obras de
ficción, que normalmente se pueden clasificar por grupos de edades, diferenciándolos por colores
característicos, y dentro de cada un( de ellos, por géneros. La colección de referencia debe estar
unida y en lugar preferente, y también pueden disponerse algunos fondos por el sistema de cen-
tros de interés agrupando las obras más demandadas en torno a grandes materias de interés de
actualidad. En un lugar de lectura cómoda e informal se pueden situar las revistas y 1, prensa, y
en otro, unos puntos para audiciones personales. Se debe evitar el exceso di altura de los estan-
tes, y alojar en un depósito cerrado las obras que hayan perdido uso o actualidad, que habrán de
ser retiradas del libre acceso.

Las tareas técnicas, el proceso de adquisiciones, de catalogación y clasificación, 1: edición de ca-


tálogos o el control de publicaciones periódicas deben realizarse, del mismo modo que el control
de usuarios y préstamos, con un software de gestión automatizada adaptado para bibliotecas
escolares de los existentes en el mercado".

24.3.4. Posibilidades de- coordinación de las bibliotecas escolares

Una de las principales medidas para el desarrollo de la biblioteca escolar, dada 1a carencia de
estructuras que permitan la organización, el asesoramiento y la formación para el desarrollo de
las bibliotecas escolares, es contar con centros coordinadores de estas bibliotecas, que sean apo-
yo para la selección, la catalogación y la automatización de las bibliotecas de cada zona.

Estos centros suponen, una vez comprometió ( los colegios al mantenimiento y explotación de las
bibliotecas, un primer paso para 1ª constitución de colecciones coherentes y para su continuidad.
Su organización puede venir dada desde los Centros de Profesores de cada zona, en los que
habría que incluir un equipo de bibliotecarios con conocimientos pedagógicos que realizara las
tareas, o desde las bibliotecas públicas de la comarca o zona urbana. Una de los mayores apoyos
para las bibliotecas escolares deberían ser las bibliotecas públicas, como ocurre, por otro lado, en
la mayoría de los países desarrollados bibliotecariamente hablando.

24.3.5. Servicios y actividades

La biblioteca escolar debe tener unos servicios básicos - lectura en sala, préstamo a domicilio,
información y referencia- coincidentes con los que se dan en otras bibliotecas. Además de estos
servicios, su utilización dependerá de la implicación de los propios docentes, de la aplicación a
lograr los objetivos del currículo, y de la profesionalidad de su gestión. Una biblioteca escolar
debe permitir el estudio individual, la consulta, el trabajo en grupos pequeños e incluso del grupo
de clase. Apoyar tanto la adquisición de conceptos como la práctica de procedimientos y el fo-
mento de actitudes. Debe utilizarse para el aprendizaje y el desarrollo de habilidades de informa-
ción en todas las áreas, en función del desarrollo de las etapas y los ciclos. Y también como lugar
de ocio, disfrute y socialización. Y todo esto dará lugar a actividades documentales y de dinami-
zación que pueden ser enormemente variadas.

Especial importancia tienen las actividades de formación documental. M. Couetl-, ha clasificado


las actividades entre aquéllas que sirven para apropiarse los espacios - conocer y situar la biblio-
teca escolar así como sus diferentes áreas-; las que permiten apropiarse de los instrumentos do-
cumentales - utilizar y diferenciar los soportes, el plan de ordenación de los documentos, la clasi-
ficación utilizada por la biblioteca y los distintos catálogos, y aprender a localizar la información
en los libros, sus índices, su modo de ordenación etc., y los materiales de referencia, las que
permiten apropiarse los objetos de lectura - entrar en los textos, disfrutarlos, recrearlos, conocer
su producción; y, finalmente, las que se relacionan con la práctica reflexiva de la lectura inclu-
yendo su evaluación, la identificación de las distintas intenciones, modos y hábitos de lectura, y
el intercambio de experiencias lectoras -.

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