La Paz fruto de la justicia y de la caridad:
La paz no es simplemente ausencia de guerra, ni siquiera un
equilibrio estable entre fuerzas adversarias, sino que se funda sobre
una correcta concepción de la persona humana y requiere la
edificación de un orden según la justicia y la caridad.
La paz es fruto de la justicia entendida en sentido amplio, como el
respeto del equilibrio de todas las dimensiones de la persona
humana. La paz peligra cuando al hombre no se le reconoce
aquello que le es debido en cuanto hombre, cuando no se respeta
su dignidad y cuando la convivencia no está orientada hacia el bien
común. Para construir una sociedad pacífica y lograr el desarrollo
integral de los individuos, pueblos y Naciones, resulta esencial la
defensa y la promoción de los derechos humanos.
La paz también es fruto del amor: La verdadera paz tiene más de
caridad que de justicia, porque a la justicia corresponde sólo quitar
los impedimentos de la paz: la ofensa y el daño; pero la paz misma
es un acto propio y específico de caridad.
El Fracaso de la Paz; la guerra
La guerra, que supone el enfrentamiento directo de facciones
armadas regulares o irregulares con un objetivo determinado, es la
manifestación más violenta de un conflicto entre diferentes grupos
humanos. Su origen puede ser el control político de un territorio, su
población y sus recursos naturales, o el choque de diferentes
ideologías o religiones. En los casos más extremos, la guerra
persigue conscientemente la destrucción total del enemigo.
Cada año permanecen abiertos en el mundo más de 30 conflictos.
Desde principios del siglo XX, el impacto directo de las guerras en
las poblaciones civiles se ha ido agravando: a menudo son víctimas
buscadas de los bombardeos, ataques y abusos, y cuando no,
quedan atrapadas entre las facciones en liza sin posibilidad de
recibir asistencia, o se ven obligadas a huir en las más adversas
condiciones.
Además, en los países en los que trabajamos, estamos observando
elevados niveles de la violencia no asociada a conflictos armados
clásicos. Por ejemplo, la violencia ejercida por bandas callejeras de
delincuentes y traficantes se está recrudeciendo en algunos
lugares, especialmente en Latinoamérica, y ha alcanzado
proporciones difíciles de ignorar desde nuestra condición de
organización médico-humanitaria; este tipo de violencia no afecta
solo a una clase sociocultural determinada, aunque suele aparecer
asociada a sectores marginados, y genera víctimas en ambos
sexos. Estas otras situaciones de violencia también se encuentran
habitualmente vinculadas a la actividad de las mafias de tráfico de
personas.
La Legitima Defensa
Hay acciones que, aunque sean castigadas por la ley, no conllevan
necesariamente responsabilidad penal para la persona que la
comete. Es el caso de una persona que le quite la vida a otra con el
único fin de protegerse de una agresión de esta última. Son varios
elementos que hay que tener en cuenta para alegar esta
justificación; solo un buen abogado instruido en el área penal podría
ayudarlo con una situación como esta.
La legítima defensa es un comportamiento nato, basado en el
instinto de sobrevivencia, que se manifiesta al repeler una agresión,
es decir vim vi repelerle Liceth. El derecho a la legítima defensa
surge con el derecho romano, donde se concebía como derecho
individual originario, éste se limitaba a la defensa de la vida y de la
integridad física de las personas.
En el derecho germánico, se fundamenta dentro de una defensa
colectiva del ordenamiento jurídico, esto es, al defenderse el
individuo de ataques injustificados, se defiende al orden jurídico en
general.
Defender la Paz
Como lo afirma la declaración de este Encuentro, al defender la paz
defendemos la Constitución de 1991, las instituciones y los
procedimientos democráticos, la Corte Constitucional, la Corte
Suprema de Justicia, la Jurisdicción Especial para la Paz y el
Sistema Integral de justicia transicional. Invitamos a emprender una
campaña permanente, a elaborar una declaración de principios y un
llamado a la movilización para proteger el Estado social de derecho
como garante del proceso de paz. Asimismo, a conformar un solo
bloque con destacados exmagistrados y exmagistradas, y con ex
constituyentes, muchos de los cuales hacen parte de nuestro
movimiento.
El deber de proteger a los Inocentes
El derecho al uso de la fuerza en legítima defensa está asociado al
deber de proteger y ayudar a las víctimas inocentes que no pueden
defenderse de la agresión. En los conflictos de la era moderna,
frecuentemente al interno de un mismo Estado, también deben ser
plenamente respetadas las disposiciones del derecho internacional
humanitario. Con mucha frecuencia la población civil es atacada, a
veces incluso como objetivo bélico.
En algunos casos es brutalmente asesinada o erradicada de sus
casas y de la propia tierra con emigraciones forzadas, bajo el
pretexto de una «limpieza étnica» inaceptable. En estas trágicas
circunstancias, es necesario que las ayudas humanitarias lleguen a
la población civil y que nunca sean utilizadas para condicionar a los
beneficiarios.
Medidas Contra quien amenaza la paz
Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar
medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la
paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de
la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los
principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o
arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles
de conducir a quebrantamientos de la paz.
Artículo 39 El Consejo de Seguridad determinará la existencia de
toda amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de
agresión y hará recomendaciones o decidirá qué medidas serán
tomadas de conformidad con los Artículos 41 y 42 para mantener o
restablecer la paz y la seguridad internacionales.
El Desarme
“Variedad de medidas diseñadas para limitar o reducir, tanto
cuantitativamente como cualitativamente, eliminar, y cesar la
producción de medios de guerra.” También puede incluir limitación o
reducción del personal militar o el gasto de defensa.
La aportación de la iglesia a la paz
“La Iglesia a lo largo de historia de la sociedad ha jugado un papel
protagónico en torno a la consolidación de las instituciones
estatales, nacionales y territoriales, como mediadora o definidora de
las mismas.
Específicamente desde finales del siglo XIX hasta el presente su
participación en la solución de los conflictos internos armados ha
sido significativa, pero debido a la falta de unidad interna por la
existencia de corrientes teológicas y sociales polarizadas, sus
propuestas de paz y sus aportes a los principios sobre verdad,
justicia, reparación y reconciliación no han logrado el impacto
esperado de las fracturas estructurales de la sociedad , de ahí que
los retos que nos plantea este proyecto sea concretar propuestas
de paz para unir a la sociedad civil, la Iglesia y el Estado, de
manera que los beneficios de la paz lleguen a todos, asimismo,
conformar un frente común contra la violencia en cualquiera de sus
expresiones y apoyar la reconciliación nacional”