Clase 5 - Causas de Accidentes e Incidentes
Clase 5 - Causas de Accidentes e Incidentes
Circunstancia
Se refiere a los defectos hereditarios o no de las personas, tales como: nerviosismo, terquedad,
aptitud física, educación, habilidad, factores económicos sociales y familiares.
Es toda condición física peligrosa presente en un puesto de trabajo que puede permitir que
directamente se produzca un accidente. Ej. Resguardo o protecciones inadecuadas o
faltantes, equipos y materiales defectuosos, congestión de materiales, sistemas inadecuados para
llamar la atención, peligro de incendios y explosiones, falta de orden y limpieza. Condiciones
ambiéntales peligrosas: emisión de gases humos y vapores contaminantes, ruido excesivo,
iluminación o ventilación inadecuada, pisos rotos, falta de tapas, rejillas o barandas, etc.
Actitud insegura
Es todo aquel accidente de trabajo, cuyo daño físico origina al trabajador una incapacidad
temporal que sea igual o mayor la jornada total de trabajo posterior al día que ocurrió el proceso.
Es todo aquel accidente de trabajo cuyo daño físico origina al trabajador una incapacidad temporal que
no supera la jornada de trabajo del día en que se produjo el suceso.
1 Accidente mortal
10 Accidente CPD
30 Accidente SPD
600 Incidentes
Este estudio fue realizado sobre una empresa alemana y sobre una base de 2.500.000 de horas-
hombre trabajadas.
Se llegó a la conclusión (estadística) que por un accidente mortal ocurrió previamente 10 accidentes CPD
y
30 SPD y 600 incidentes con causa generadora similar a la que desencadenó l accidente fatal.
De esto se deduce que a los fines de preservación de accidentes se deben investigar todas los
accidentes de trabajo que ocurran y todos los incidentes a fin de poder determinar cuál fue la causa
básica que lo generó y poder tomar las acciones correctivas que eliminen la posibilidad de ocurrencia de
un menor accidente o incidente.
Una enfermedad profesional es la producida por causa del lugar o del tipo de trabajo. Existe un
Listado de Enfermedades Profesionales en el cual se identifican cuadros clínicos, exposición y
actividades en las que suelen producirse estas enfermedades y también agentes de riesgo
(factores presentes en los lugares de trabajo y que pueden afectar al ser humano, como por
ejemplo las condiciones de temperatura, humedad, iluminación, ventilación, la presencia de ruidos,
sustancias químicas, la carga de trabajo, entre otros).
Según los autores Frank E. Bird Jr. Y Frank E. Fernández, autores del Manual de Administración
Moderna conocido como sistema “Administración del Control de Pérdidas”, para que exista un
accidente se dan una serie de circunstancias previas que conducen a el irremediablemente.
Nota: El Control Total de Pérdidas fue iniciado como modelo en 1969, y desarrollado por el
International Loss Control Institute (ILCI) de Georgia (USA) en 1974. Es un conjunto de herramientas
de Gestión aplicables desde la máxima Gerencia, cuyo principio fundamental es: “Una Gestión
SEGURIDAD I
preventiva eficaz prioriza el control sobre las causas básicas que podrían generar pérdidas”.
El sistema traza un paralelismo con el conocido “efecto dominó”, ejemplificando cada una de las
etapas con una pieza del mismo, y que comienza a caer desde la izquierda.
La falta de control permite la aparición de ciertas causas consideradas básicas para que
ocurra un accidente. Por esto, estas causas se mencionan como causas básicas, las que,
según su origen se clasifican en dos grupos:
a) Factores técnicos: Provienen de normas o instrucciones de trabajo inadecuadas,
diseño o mantenimiento defectuosos, uso indebido, etc.
b) Factores humanos: Inherentes a las personas, y son debidas a problemas físicos o
mentales, falta de conocimiento o capacitación, desmotivación, desinterés, negligencia,
impericia, etc.
La existencia de causas básicas de accidentes brinda la oportunidad para que ocurra algún acto
fallido, descuido o error, que son las causas inmediatas que derivan irremediablemente en el
accidente. Las causas inmediatas se clasifican a su vez en:
a) Condición insegura: Es una condición o circunstancia física peligrosa que puede derivar
en un accidente. Ejemplo de estas puede ser:
o Equipos con protecciones Inadecuadas.
o Elementos, equipos y material defectuoso.
SEGURIDAD I
Siempre que se permita que existan condiciones y actos fuera de los estándares de trabajo,
se da oportunidad para el contacto con una fuente de energía o elemento que provoca la
aparición de un accidente.
Una vez que la secuencia completa ha tenido lugar, la magnitud de las consecuencias del
SEGURIDAD I
RESULTADO DE LOS
ACCIDENTES
Objetivos:
a) Reducir la siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos derivados del trabajo b)
1- Los empleadores y los trabajadores comprendidos en el ámbito de la LRT, así como las
ART están obligados a adoptar las medidas legalmente previstas para prevenir
eficazmente los riesgos del trabajo.
A tal fin y sin perjuicio de otras actuaciones establecidas legalmente, dichas partes
deberán asumir compromisos concretos de cumplir con las normas sobre higiene y
seguridad en el trabajo. Estos compromisos podrán adoptarse en forma unilateral, formar
parte de la negociación colectiva, o incluirse dentro del contrato entre la ART y el
empleador.
2- Los contratos entre la ART y los empleadores incorporarán un Plan de Mejoramiento de las
condiciones de higiene y seguridad, que indicará las medidas y modificaciones que los
empleadores deban adoptar en cada uno de sus establecimientos para adecuarlos a la
normativa vigente, fijándose en veinticuatro (24) meses el plazo máximo para su ejecución.
El Poder Ejecutivo Nacional regulará las pautas y contenidos del Plan de Mejoramiento, así como
el régimen de sanciones.
3- Mientras el empleador se encuentre ejecutando el Plan de Mejoramiento no podrá ser
sancionado por incumplimiento de las normas de higiene y seguridad en el trabajo.
4- La ART controlará la ejecución del Plan de Mejoramiento, y está obligado a denunciar los
incumplimientos a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
5- Las discrepancias acerca de la ejecución del Plan de Mejoramiento serán resueltas por
la SRT.
En efecto, a diferencia del diseño legal tradicional, el primer párrafo establece que no sólo los
empleadores están obligados a adoptar medidas para prevenir los infortunios laborales, sino
Vale decir que el deber de seguridad, tal cual lo describe la ley 24.557, excede el marco
tradicional del contrato entre el empleador y el trabajador y la Aseguradora está tan obligada
como la empleadora a efectuar ese ejercicio de previsión y de implementación que la naturaleza de
la tarea exija para procurar la indemnidad de los dependientes.
Asimismo, la Aseguradora de Riesgos del Trabajo está llamada a efectuar un diagnóstico de las
condiciones de labor, y debe incorporar un Plan de Mejoramientos para adecuar la situación a la
normativa vigente.
Resulta extraño que, para la ley 24.557, mejorar sea intentar salir de la ilicitud y cumplir, en la
medida en que se pueda, con las normas imperativas, y también sorprende advertir que el
legislador presume, con algo de ligereza, que la gran mayoría de los empleadores no acatan las
normas de seguridad.
Quizás lo único que esta norma tenga en claro es que la Aseguradora de Riesgos del Trabajo
está obligada en el diseño de seguridad y prevención, y por este motivo se sostiene que la ley
24.557, crea una suerte de delegación, con ampliación de sujeto obligado que se refleja en la
teología lucrativa del vínculo que la une con la empleadora y que implica una suerte de
privatización de los sistemas de contralor y acatamiento de las obligaciones que emergen del
tácito deber de prevención, que está ínsito en todo contrato que implica prestaciones
personales.
Desde la perspectiva de análisis, las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo están llamadas a
representar, un papel muy trascendente en materia de seguridad, y es esta función la que
genera responsabilidad de la relación de causalidad adecuada que es necesaria para
efectivizarla.
En el art. 18 del Decreto 170/96, reglamentario de la ley 24.557, obliga a las Aseguradoras de
Riesgos del Trabajo a efectuar un asesoramiento de los empleadores dirigido a prevenir y a
proteger, y el art. 19 las conmina a la realización de actividades permanentes de prevención y les
impone la carga de vigilar, a cuyo efecto las empresas deben someterse a un régimen análogo
al que conlleva la tarea de Policía del Trabajo, que implica el deber de permitir el ingreso del
personal de las Aseguradoras, sin necesidad de previo aviso, entre otras facetas, incluso
docentes, hacia los trabajadores que dan trascendencia suma al rol de las ART.
En síntesis, la particularidad del régimen creado por la ley 24.557 en el aspecto que nos
convoca reside en la incorporación de un nuevo ente, con el fin de lucro, que opera como
agente del sistema, no sólo en lo que concierne al pago de las prestaciones y al trámite para
encauzar el reclamo, sino también en lo que hace al diagnóstico, a la prevención y a la
implementación del régimen de seguridad concreto de cada unidad productiva de bienes o
servicios y que es introducido por el propio ordenamiento como sujeto obligado de este deber de
prevención, que ya no sólo tiene como deudor al empleador, sino también a la misma ART.
Tan vez sea ésta una de las pocas disposiciones protectorias que se pueden hallar en el nuevo
régimen en la medida, que funcionen en la práctica con una mínima seriedad.
Por lo tanto, y ante un infortunio laboral, disipadas las aristas fácticas, y en aras de ceñir la
responsabilidad de la Aseguradora de Riesgos del Trabajo, corresponde elucidar si el hecho
dañoso acaeció por el incumplimiento de algunas de las cargas que el sistema y la naturaleza de
la vinculación le imponen a aquélla. Cabría precisar, si el suceso tuvo lugar por la omisión de acatar
alguna norma de seguridad que exigía claramente la tarea o si se originó en la falta de
diagnóstico de un resguardo que lo podría haber evitado.
En el orden de saber reseñado, cobra clara vigencia el artículo 1074 del Código Civil, en la
medida en que se demuestre, es obvio, que la omisión, ya sea de diagnosticar, proponer o
vigilar, ocasionó el daño.
Desde la perspectiva de análisis expuesta, por lo que se debe precisar en el proceso judicial es la
causa eficiente del hecho dañoso y, al respecto, es relevante tener muy en cuenta que la
Aseguradora de Riesgos del Trabajo es la “especializada” en lo que corresponde a la
seguridad, más aún que el empleador, y está llamada a diseñar lo que éste debe “hacer” para
tutelar la salud psicofísica de los trabajadores. Esta última pauta surge de una manera diáfana del
artículo 902 del Código Civil, en cuanto establece que “Cuanto mayor sea el deber de obrar con
prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las
consecuencias posibles de los hechos”.
Los artículos 901 y concordantes del Código Civil, cuya fuente es el Código de Prusia,
describen lo que la doctrina denominó “teoría de la causalidad adecuada” y que se basa,
precisamente, en la idoneidad de representación, o sea de previsión, del sujeto responsable.
Vélez Sarsfield se opuso a la “teoría de la equivalencia de las condiciones” y en nuestro
régimen legal no basta que un hecho sea condición de un resultado para que al agente se lo
pueda considerar “autor”. La existencia de relación de causalidad se vincula a un juicio en
abstracto que, repito, impone al que juzga la tarea de analizar y de ponerse en el lugar del
“punto de vista del sujeto” tomando en cuenta todas las circunstancias que previó o pudo
prever, como lo destacara la doctrina civil más clásica.
Las consecuencias inmediatas, que acostumbran a suceder según el curso natural y ordinario de
la vida, implican que no existe interposición de otra circunstancia entre el hecho y el daño. Es
obvio, por lo tanto, que son siempre imputables al autor porque son inequívocamente
predecibles.
Las consecuencias mediatas tienen mayor interés en lo que hace al tema que nos reúne,
porque son las que provienen de la vinculación del hecho del sujeto, de su conducta afirmativa y
omisiva, con otro acontecimiento. Este último, interpuesto entre el suceso principal y la
consecuencia, impone la responsabilidad dentro de la teoría de la causalidad adecuada, si su
autor debió preverlo, empleando la debida atención y conocimiento de las cosas (art. 904,
Código Civil).
Vale decir que el juicio de probabilidad de las consecuencias en abstracto debe llevarse a cabo
teniendo presente si el sujeto, por sus conocimientos, sus aptitudes o su actividad, poseía
mayor idoneidad de previsión que un hombre medio.
Este último elemento, que Brebbia denomina “mayor poder causal” y que está reflejado en el
artículo 902 del Código Civil ya transcripto, es la base misma de la atribución de
responsabilidad de las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo que son responsables porque
deben saber de seguridad y, por lo tanto, prever o imaginar que determinada omisión puede
producir determinada consecuencia dañosa.
Obviamente la intensidad del reproche del eventual daño y la potencial responsabilidad por el
perjuicio dependerán de la clara y diáfana sucesión de los hechos, que marcará la simplificación de
la relación de causalidad y, a manera de ejemplo, podría decirse que sería innegable la
responsabilidad de la Aseguradora de Riesgos del Trabajo si omitió diagnosticar que el trabajoen
altura exigía cinturón de seguridad o si el elevadísimo nivel de ruido imponía la exigencia de
protectores auditivos porque en un caso es fácilmente representable la fatalidad de una caída y en
el otro la posibilidad de una sordera. Distinto seria si la vinculación entre el daño y el hecho y
omisión fuese más compleja, oculta o barroca, ya que nadie podría reprochar a una
Aseguradora el no advertir que determinada sustancia química en relación con determinado
sujeto producía una reacción nociva, si la ciencia aún no lo tenía afirmado.
Este razonamiento no implica una vanguardia creadora, y es útil recordar el clásico ejemplo de la
antigua doctrina francesa conocido como el del “Toro Enfermo” de Pothier, tan poco
postmoderno. Una persona vende a otra un toro enfermo que muere de su dolencia. La muerte es
una consecuencia inmediata del hecho de haber vendido el toro enfermo, circunstancia
previsible para un hombre común, y el vendedor responde por el precio. Pero la muerte del toro,
lamentablemente, no fue instantánea. El comprador lo ubicó en un corral con otros animales, a los
que contagió la enfermedad y también murieron. Esta consecuencia es el producto de la
conexión de la venta del toro enfermo con un hecho distinto, o sea, la colocación en el corral con
otros animales. Se trata de una consecuencia mediata y el vendedor responde por el daño que
produjo la muerte de todos los animales, pese a que vendió uno solo enfermo, porque, como lo
recordaría Pothier, era previsible para el que vende y compra ganado que el comprador iba a actuar
como lo hizo, porque nadie ubica a un animal por corral. Se incurre en este ejercicio para
demostrar que la previsión está presente en el más clásico Derecho Civil y si el diagnóstico y el
control de la implementación están a cargo de la Aseguradora de Riesgos del Trabajo, que es