MAESTROS DE LA BOLSA
Metodología, estrategias y operaciones exitosas
de los mejores inversores de todos los tiempos
JUAN CARLOS MORALES
Copyright © 2020. 2ª edición copyright MAESTROS DE LA BOLSA
Todos los derechos reservados.
Queda prohibida, sin la autorización expresa del autor, la reproducción parcial o total de esta obra por
cualquier medio o procedimiento.
Portada: Canva
Gráficos: Slideshare.com
Dibujos: Flickr.com y Valuewalk
ASIN-10: BO8HQ3TFCS
Este libro está dedicado a la memoria de mi cuñado, Antonio Macías Hernández, quién
siempre me animó a ser un poco mejor cada día.
Contents
Title Page
Copyright
Dedication
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1: BENJAMIN GRAHAM
1.1. MR.MARKET
1.2. VALUE INVESTING
1.3. MARGEN DE SEGURIDAD
1.4. VALOR CONTABLE NETO POR ACCIÓN
1.5. RATIO PER
1.6. INVERSOR DEFENSIVO VS INVERSOR AGRESIVO
1.7. BATIR A LA INFLACIÓN
1.8. DIVERSIFICACIÓN
1.9. VALUE INVESTOR PORTFOLIO
1.10. EL LEGADO
CAPÍTULO 2: WARREN BUFFETT
2.1. RESULTADOS EXTRAORDINARIOS
2.2. PARA TODA LA VIDA
2.3. ¿MERCADOS EFICIENTES?
2.4. OPORTUNIDADES
2.5. EL AMIGO DEL TIEMPO
2.6. ESPECIALIZACIÓN
2.7. NUNCA ES TEMPRANO
2.8. MOVIMIENTO VS QUIETUD
2.9 EL BONO CONVERTIBLE
2.10. MAESTRO Y ALUMNO
CAPÍTULO 3: JOHN TEMPLETON
3.1. DIVERSIFICA Y VENCERÁS
3.2. SÉ DIFERENTE
3.3. PESIMISMO VS OPTIMISMO
3.4. BENEFICIOS PERMANENTES
3.5. LA FRASE MÁS CARA
3.6. HUMILDAD
3.7. MINIMALISMO
3.8. LOS CUATRO CICLOS DEL MERCADO
3.9. FUTURO Y CERTEZAS
3.10. VIVIR EN EL PARAÍSO (FISCAL)
CAPÍTULO 4: JOHN BOGLE
4.1.SENTIDO COMÚN
4.2. INTERÉS COMPUESTO
4.3. AMIGOS Y ENEMIGOS
4.4. ¡COMPRA EL PAJAR!
4.5. SIMPLICIDAD
4.6. ESTRATEGIA GANADORA
4.7. APRENDIZAJE BARATO
4.8. ÉTICA FINANCIERA
4.9. VANGUARD GROUP
4.10. THE BOGLEHEADS
CAPÍTULO 5: PETER LYNCH
5.1. 10-BAGGER
5.2. APLICA TUS CONOCIMIENTOS
5.3. ACCESO A LA INFORMACIÓN
5.4 GANANCIAS INFINITAS
5.5. LA REGLA DEL 72
5.6. ¡SÁLTATE EL STOP!
5.7. DIWORSEFICATION
5.8. BENEFICIOS...Y MÁS BENEFICIOS
5.9. TONTOS S. A.
5.10 CONSTRUIR UN PORTFOLIO
CAPÍTULO 6: BILL GROSS
6.1. CONÓCETE A TI MISMO
6.2. RENTA FIJA VS RENTA GARANTIZADA
6.3 EL REY DE LOS BONOS
6.4. EL REY DEL BLACKJACK
6.5. SECULAR VS CYCLICAL INVESTMENT
6.6. TOTAL RETURN FUND
6.7.ORANGE: ¿IS THE NEW BLACK?
6.8. BARBELL, BULLET AND LADDER STRATEGIES
6.9. INVERSIONES ALTERNATIVAS
6.10. EL FIN DEL REINADO
CAPÍTULO 7: RAY DALIO
7.1. DECISIONES
7.2. PRINCIPIOS, ERRORES Y APRENDIZAJE
7.3. DESAPEGO EMOCIONAL
7.4. SEGURIDAD Y LIBERTAD
7.5. ÉXITO Y CONOCIMIENTO
7.6. OPCIONES
7.7. ESTRATEGIAS CON OPCIONES
7.8 CASH IS TRASH
7.9. LA MEJOR DEFENSA ES UN BUEN ATAQUE
7.10. EL SANTO GRIAL
CAPÍTULO 8: ANDRÉ KOSTOLANY
8.1. LA BOLSA ES UN ARTE
8.2. EL FACTOR PAZ
8.3. MEDIAS VERDADES: MENTIRAS COMPLETAS
8.4 TODO ESTÁ CONDICIONADO
8.5. LÓGICA BOLSÍSTICA
8.6. EL ÉXITO DEL ESPECULADOR
8.7. “FAIT ACCOMPLI”
8.8. ESPECULADOR VS APOSTADOR
8.9. EL HUEVO DE KOSTOLANY
8.10. LIBERTAD FINANCIERA
CAPÍTULO 9: GEORGE SOROS
9.1. LAS BUENAS INVERSIONES SON ABURRIDAS
9.2. CONCEPTO DE FALIBILIDAD
9.3. VISIÓN DE MERCADO
9.4 CONCEPTO DE "FALACIA FÉRTIL"
9.5. CONCEPTO DE REFLEXIVIDAD
9.6. DAY TRADING
9.7. ¡MÁS TEQUILA!
9.8. FELINOS ORIENTALES
9.9. BLACK WEDNESDAY
9.10. ARBITRANDO EL MUNDO
CAPÍTULO 10: MICHAEL BURRY
10.1. ESTILO PROPIO
10.2 CISNES NEGROS
10.3 ESTRATEGIA MADE IN BURRY
10.4. CARTERA IDEAL
10.5. BURBUJA PASIVA
10.6. ARROZ, TULIPANES Y ACEITUNAS
10.7. BE WATER MY FRIEND
10.8.LA FIEBRE DEL LADRILLO
10.9. LA GRAN APUESTA
10.10. NO TOCAR, ¡PELIGRO!
ANEXO I: EJERCICIOS CON OPCIONES Y FUTUROS
TEST DE OPCIONES Y FUTUROS
EPÍLOGO
AUTOR
Agradecimientos
PRÓLOGO
“Regla número uno de la inversión en bolsa: no perder dinero. Regla número dos: no
olvidar nunca la primera regla”. Warren Buffett.
◆◆◆
¿Porqué escribir un libro sobre los grandes inversores del ámbito bursátil?
¿Sirven sus estrategias para el ciudadano medio?¿Resultan útiles sus
consejos? Algunos de estos interrogantes trataremos de esclarecerlos en este
libro, pero a priori, analizar a diez de los mejores inversores de la historia
de la bolsa debe contestarnos a muchas de estas preguntas.
No resulta fácil hacer una selección de los mejores inversores de la
todos los tiempos. Como se suele decir, son todos lo que están pero no están
todos los que son. No admite discusión alguna que las personas de las que
hablaremos en estas páginas se han merecido un puesto de privilegio en este
complejo mundo de las inversiones financieras: ganan mucho dinero y
hacen ganar mucho dinero a sus inversores. Pero como comprobaremos, la
clave radica en saber hacer las inversiones adecuadas. El dinero llega
como causa de realizar bien el trabajo y seleccionar los productos idóneos
de inversión. Intentaremos discernir cuáles son dichos instrumentos
idóneos.
A la hora de hacer la selección, he debido dejar fuera a reputadísimos y
exitosos inversores como Philip Fisher, Carl Icahn, Joel Greenblatt o Jesse
Livermore. Por unas razones u otras se han quedado fuera de la elección
final pero sin duda han hecho méritos suficientes para que muchos los
consideremos también entre los más grandes inversores de todos los
tiempos.
El objetivo principal del libro es plasmar los conocimientos de estos
excelentes profesionales. Tiene sin lugar a dudas una intención práctica.
Para el lector más novel, pretende ser una fuente de sabiduría excepcional
para aprender qué se debe hacer (y qué no) a la hora de invertir. Cuándo,
cómo, porqué y para qué se debe invertir para ser un inversor con criterio,
formación y, lo más importante y fundamental, tener las máximas
posibilidades de ganar dinero en la bolsa de valores. Para el lector que
cuenta con más experiencia en el arte de invertir, es una buena oportunidad
para revisar los diferentes productos financieros existentes en el mercado,
repasar estrategias, recordar las operaciones más exitosas llevadas a cabo
por estos maestros del mundo del dinero y tener condensados en un único
libro, el ABC de los grandes triunfadores de la inversión en bolsa.
Los puntos de vista de estos diez personajes difieren enormemente en
algunos puntos y sorprendentemente convergen en otros aspectos que, en un
principio, podrían parecer mucho más divergentes. La gran mayoría se
criaron en épocas de dificultades económicas como la Gran Depresión o las
dos guerras mundiales, por lo que sus orígenes son bastante humildes en
muchos casos. Ello les brinda una interesante perspectiva sobre el dinero y
la gestión del mismo. Repasaremos y compararemos sus distintos criterios
con detalle. Siete de los inversores seleccionados nacieron en los Estados
Unidos de América, dos en Hungría (Kostolany y Soros que, no obstante,
adoptaron la nacionalidad francesa e inglesa respectivamente) y uno en
Inglaterra (Benjamin Graham, quien sin embargo, emigró a Norteamérica
siendo un niño y por supuesto adquiriría la ciudadanía estadounidense). La
bolsa estadounidense es la que mueve más dinero en todo el mundo y donde
la legislación es más favorable a la expansión empresarial por lo que resulta
lógico que la gran mayoría de inversores exitosos procedan de allí.
Lamentablemente ninguna mujer aparece en este distinguido Top Ten.
Por desgracia la proporción del género femenino respecto al sexo masculino
es significativamente menor en el mundo bursátil. Durante años existió
discriminación (como en otros muchos ámbitos) pero una serie de mujeres
consiguieron romper barreras: Muriel Siebert se convirtió, en 1967, en la
primera mujer en conseguir un asiento en el New York Stock Exchange y la
primera en convertirse en CEO de una empresa cotizada en la propia bolsa
de New York; Geraldine Weiss creó escuela al crear su propia filosofía de
inversión basada en la estrategia de cobro de dividendos; Abigail Johnson,
por su parte, preside uno de los mayores fondos de inversión del mundo,
Fidelity. No podemos olvidar tampoco a Victoria Woodhull, quien se
convirtió, en 1870, en la primera mujer en fundar una sociedad de valores
en Wall Street, así como tampoco a Abby Joseph Cohen, Cathy Wood,
Linda Bradford Raschke y Lubna Olayan.
Como novedad respecto a la primera edición en formato electrónico,
hemos ampliado y actualizado algunos capítulos y, además, se incluye un
anexo con operaciones prácticas con opciones, además de un test de
veinticinco preguntas sobre derivados financieros.
Queridos lectores: ¡A aprender y disfrutar!
Toda la información y opiniones referidas en este libro tiene una
orientación totalmente educativa y no constituyen una asesoría de
inversión. El equipo de Maestros de la Bolsa no se hace responsable del
uso inadecuado que se haga de dicha información y opiniones.
Real Decreto-Ley 14/2018, de 28 de Septiembre de 2018- Real Decreto
1464/ 2018, de 21 de Diciembre
CAPÍTULO 1: BENJAMIN GRAHAM
“Puesto que usted no puede predecir el comportamiento de los mercados, debe usted
aprender a predecir y controlar su propio comportamiento”.
◆◆◆
Benjamin Grossbaum Graham (Londres, Inglaterra 1894 - Aix San
Provence, Francia 1976) fue un economista, profesor e inversor
norteamericano de descendencia británica. Se le considera el “padre del
Value Investing” y es escritor de dos de los libros más influyentes jamás
escritos sobre el mundo de la bolsa: Security Analysis (1934), y El Inversor
Inteligente (1949), co-escritos ambos con David L. Dodd. Impartió clases
de economía en la universidad de Columbia durante más de tres décadas y
trabajó en diferentes corredurías de bolsa hasta fundar su propia empresa en
1926. Entre sus discípulos más aventajados se encuentran el legendario
Warren Buffett, Irving Kahn y Walter J. Schloss. Sus conocimientos
también supusieron una enorme contribución en la teoría económica,
especialmente los relacionados con el mercado de divisas.
1.1. MR.MARKET
“Mr.Market es un esquizofrénico en el corto plazo pero a largo plazo siempre recupera la
cordura”.
◆◆◆
Benjamin Graham escribió El Inversor Inteligente en 1949 pero sigue
teniendo un gran vigencia hoy en día. Warren Buffett lo considera como “el
mejor libro de bolsa jamás escrito” y sus enseñanzas son la senda que ha
guiado a la mayoría de los inversores de los que hablamos en este libro. No
es exagerado considerar este libro como la "biblia" de la inversión en bolsa
y a Graham como el padre del Value Investing. Desde entonces, El Inversor
Inteligente ha sido reeditado y actualizado quince veces (cuatro en vida de
Graham) gracias al propio Buffett (que comenzó su carrera de inversor
trabajando para Graham) y al escritor especializado en los mercados
financieros, Jason Zweig.
Lo primero que debe hacer un inversor es investigar para conocer
los mercados de valores en profundidad. La bolsa a corto plazo resulta
imprevisible y caprichosa, moviéndose entre el optimismo más exacerbado
y el pesimismo más extremo, por lo que resulta esencial para el inversor
conocer las distintas fases del mercado para que, de esta manera, consiga
invertir con mayor tranquilidad. Estudios realizados recientemente
concluyen que la media de ganancias del inversor promedio se sitúa en el
2,3% anualizado cuando la media del mercado, históricamente, ha sido de
casi el 9%. El análisis también resuelve que los rendimientos podrían haber
sido un 50% mejor si el pequeño inversor no sobrereaccionara a los
movimientos inesperados del mercado.
Graham crea un personaje, Mr.Market, un inversor bipolar,
esquizofrénico, con síntomas maníaco-depresivos que lo conducen a
cambios de humor constantes que le provocan malas decisiones de
inversión. Cuando está de buen humor quiere vender o comprar acciones a
un precio muy elevado y cuando está de mal humor las vende con prisas a
un precio muy inferior de su valor real. El inversor debe aprender a
beneficiarse de los cambios de humor de Mr.Market, comprando acciones
cuando éste está pesimista y se desprende de ellas a un precio por debajo de
su valor, y venderlas cuando Mr. Market está optimista y dispuesto a
comprar a un precio por encima de su valor real. Mr. Market además, vende
sus acciones al menor indicio de crisis, cuando el pánico y las prisas actúan
de malas consejeras. Craso error ya que tarde o temprano el mercado
recupera su cordura y Mr.Market ya ha malvendido sus acciones, debiendo
buscar entonces, la oportunidad de entrar de nuevo en juego, esperando en
muchas ocasiones más de lo debido y desaprovechando las fases en que las
compras son más fructíferas que es cuando la mayoría de las acciones están
infravaloradas. “El mercado es como un péndulo que siempre oscila entre el
optimismo insostenible (que hace que los activos sean más caros), y el
pesimismo más injustificado (que hace que los activos sean más baratos). El
inversor inteligente es aquél que compra a pesimistas y vende a optimistas”.
Y añade: “El principal problema del inversor es que su peor enemigo sea,
probablemente, él mismo”.[1]
Mr.Market comete, uno a uno, todos los pecados capitales. Es perezoso
porque no quiere aprender a invertir bien. Es soberbio porque se cree que
sabe más que nadie. Muestra ira cuando las cosas no marchan como a él le
gustaría, le parece injusto no conseguir buenos resultados y cree que todos
conspiran en su contra. La gula le impide desear dejar nada para los demás.
La lujuria anula por completo su escasa capacidad de raciocinio. Por último,
la codicia le consume y le conduce a la envidia de ver que otros sí han
conseguido lo que él anhelaba. Mr Market es un especialista en seguir
cavando mientras se encuenta dentro del hoyo. No hay nada que hacer con
él.
Graham utiliza esta alegoría para explicar como funcionan los mercados
financieros. La bolsa es el lugar donde se encuentran empresas que
buscan financiación y ahorradores que desean invertir su capital
buscando rentabilidades. Las primeras bolsas de valores se desarrollaron,
principalmente, en Amberes y Amsterdam entre finales del siglo XV y
principios del XVI. Son muy importantes en la economía porque canalizan
el ahorro hacia la economía productiva que es su principal función, aunque
en ocasiones, el componente especulativo inherente a ellas resulta
perjudicial. En la bolsa, la psicología de los participantes es fundamental
para su correcto funcionamiento. Una excesiva avaricia de los agentes
implicados corrompe su principal objetivo que es la asignación eficiente del
capital hacia la inversión productiva.
Una empresa tiene, básicamente, cuatro formas de financiarse:
1) Recursos propios: si una compañía dispone de fondos suficientes
puede optar por esta alternativa. La principal ventaja es que no
debe pagar ningún interés. La mayor desventaja es la
descapitalización.
2) Financiación bancaria: la compañías acuden a entidades
financieras para la financiación de sus proyectos a cambio de pagar
una tasa de interés.
3) Emitiendo su propia deuda: las compañías acuden a entidades
especializadas en colocación de títulos de deuda a inversores
particulares o privados. De esta manera, la deuda queda repartida
en varias manos en lugar de una sóla como ocurre en el punto dos.
4) Emitiendo acciones: la empresa pone a la venta parte de la
compañía. Los accionistas compran una parte de la misma y se
convierten en partícipes del negocio. Se benefician de la buena
marcha de la compañía a través de la revalorización de los títulos y
pueden, en muchos casos, cobrar dividendos como recompensa. No
obstante, se ven perjudicados cuando el negocio no va bien
mediante la depreciación de sus acciones.
1.2. VALUE INVESTING
“Invertir significa tener paciencia, ser disciplinado, con ganas de aprender y de pensar
por uno mismo”.
◆◆◆
Cada vez que acudimos a una bolsa de valores para invertir en una
empresa estamos adquiriendo un pedacito de ellas y nos podemos
aprovechar de su buena marcha con la revalorización de sus títulos y el
cobro de dividendos (retribución de parte de los beneficios generados por la
compañía que recibe el accionista como premio). Pero también podemos
perder dinero si la compañía no funciona como se espera de ella. A lo largo
de la historia, se han intentado sistematizar diferentes métodos de inversión
con mayor o menor éxito. Benjamin Graham ha sido uno de los inversores
más exitosos creando escuela al inventar el Value Investing (o inversión en
valor), fuente de la que han bebido muchos de los grandes inversores,
incluidos algunos de los que estudiaremos en este libro. Además del ya
citado Warren Buffett, Peter Lynch, Jack Bogle o Michael Burry siguen, en
mayor o menor medida, estrategias basadas en la filosofía Value Investing.
Los principales pilares en los que se asienta esta metodología de
inversión, como bien explica Graham en El Inversor Inteligente, son:
1) La inversión a largo plazo.
2) El margen de seguridad.
3) La diversificación.
4) La protección ante la inflación.
El objetivo fundamental es la detección de valores infravalorados
para poderlos adquirir a un precio razonable. El inversor Bill Gross, al
que estudiaremos en el capítulo seis, asegura que: “Las acciones a largo
plazo son históricamente más rentables que otros instrumentos de inversión
pero únicamente si son adquiridas a un precio justo podremos ganar la
carrera”.[2] Para la detección de dichos valores infravalorados por el
mercado y con un precio adecuado, Graham utiliza el análisis fundamental.
El análisis fundamental se basa en el estudio de los datos
económicos de una empresa para, de esta forma, averiguar cuál es el
valor intrínseco de la misma. El valor intrínseco de una acción (en el
próximo capítulo lo analizaremos más detalladamente) representa el
conjunto del valor futuro de la empresa descontado al valor presente. Las
principales variables que se tienen en cuenta en este tipo de análisis son:
1) Balances generales de la empresa.
2) Análisis de sus resultados.
3) Los flujos de efectivo (free cash flow) y su capacidad para seguir
generándolos en el futuro.
4) Estado financiero: activos + deudas.
5) Calidad de la gestión de la empresa.
6) Cuota y nicho de mercado.
También establece una serie de ratios para ayudar al análisis:
1) El ratio PER (Price Earning Ratio).
2) Cálculo del valor contable por acción.
3) Cálculo del beneficio por acción.
En bolsa existe también el análisis de tipo técnico que se apoya en el
estudio de gráficos. Benjamin Graham jamás usó el análisis técnico para
valorar empresas. Su filosofía de inversión se fundamenta en las variables
que contemplábamos más arriba, de las que Graham concedía el mayor
grado de importancia a la calidad del equipo gestor y, muy especialmente, a
la contabilidad. Saber interpretar las cuentas de las empresas nos
ayudará a separar las compañías ganadoras de las perdedoras. Un
negocio que marche mal, pero cuente con una sólida contabilidad, casi con
toda probabilidad, terminará funcionando bien. Es una de las principales
lecciones que Buffett aprendió de Graham: “La reacción de un equipo débil
a las operaciones débiles es a menudo una contabilidad débil”, escribió en
su libro El TAO de Warren Buffett. Una mala contabilidad deriva en una
situación financiera mediocre y las empresas mediocres son una pésima
inversión a largo plazo.
El inversor tiene la obligación de investigar exhaustivamente y
encontrar acciones infravaloradas que cuenten con un alto potencial de
crecimiento. Deberá por tanto, examinar sus balances, sus equipos
directivos, buscar ventajas competitivas, su historial de ingresos, evaluar la
contabilidad de la empresa, si tiene o no deudas, y si su potencial
crecimiento es sostenible en el tiempo. No olvidemos que lo que el
inversor en valor busca es obtener beneficios a largo plazo obviando las
aleatoriedades del cortoplacismo. Así pues, el inversor deberá esperar
hasta que el mercado valore a la empresa como debe y pueda obtener
plusvalías al venderlas. “Aunque a veces es fácil olvidarlo, una acción no es
un billete de lotería. Es parte de la propiedad de un negocio. Es
verdaderamente sorprendente observar cuantos empresarios exitosos tratan
de operar en Wall Street desentendiéndose de todos los principios de
sensatez con los que han conseguido el éxito en sus propias empresas”,
afirmaba el afamado inversor en el capítulo diez de El Inversor Inteligente.
1.3. MARGEN DE SEGURIDAD
“Precio es lo que pagas, valor es lo que obtienes”. Warren Buffett.
◆◆◆
Graham señala: “Wall Street aprende nada y olvida todo”.[3] De esta
manera, las fases de optimismo y pesimismo se van sucediendo por ciclos.
En lugar de intentar predecir dichos ciclos y adivinar sus movimientos, el
inversor debe aprender a aprovecharse de los fallos del mercado. Y en el
epílogo de El Inversor Inteligente subraya: “Las inversiones exitosas
provienen de saber gestionar el riesgo, no de evitarlo”.
A veces resulta inevitable perder dinero pero Graham nos enseña que,
para ser ricos, es más importante aprender a invertir bien que a ganar
dinero. También aconseja que aprendamos a ser autocríticos, disciplinados
e independientes para tener más probabilidades de batir al mercado. En un
escenario en el que es más susceptible perder dinero, podemos intentar
minimizar las pérdidas operando con lo que Graham llama “margen de
seguridad”. De hecho, recomienda no invertir si no se dispone de suficiente
margen de seguridad. El margen de seguridad consiste en la diferencia
que hay entre el precio de mercado y su valor intrínseco. Por lo tanto, el
inversor debe tener la capacidad de valorar cuál es dicho valor intrínseco. El
cálculo del valor intrínseco de una empresa resulta imposible de precisar
con exactitud. Lógicamente siempre difiere del precio al que se compra o
vende la acción. Cuanto más barato sea el valor intrínseco respecto de la
cotización, mayor será el margen de seguridad y de esta forma el
inversor se protege de las posibles fluctuaciones del valor y de los
errores que pueda cometer. El mercado termina siempre, más tarde o más
temprano, premiando aquellas empresas que mejor funcionan, por lo que
adquiriendo empresas infravaloradas, llegará el momento en que el valor
intrínseco y el valor de mercado tiendan a igualarse y, llegado ese momento,
el inversor estará ganando dinero.
“Muchos de los que se han alzado, caerán y muchos de los que han
caído, se alzarán”. Comentaba su discípulo Warren Buffett en su libro El
TAO de Warren Buffett (nº41, para más señas). Nos interesan más los
segundos, desde luego. No tendría sentido pagar precios desorbitados en
compañías que ya han subido mucho porque ya queda muy poco espacio
para más subidas y, en cambio, hay mucho margen para las bajadas. Lo
ideal es pagar a precios de ganga títulos que comienzan a levantar el
vuelo. Como norma general, Graham adquiría valores cuyo valor de
mercado era un tercio inferior a su valor intrínseco y vendía cuando la
balanza se nivelaba. Ello le tomaba aproximadamente entre dos o tres años.
Si no alcanzaba su objetivo en dicho periodo de tiempo, deshacía
posiciones para dejar espacio a nuevas inversiones que le permitieran
maximizar las rentabilidades de su cartera, con lo que no podemos
considerar al catedrático de Columbia como un apóstol de la filosofía
buy&hold, a pesar de ser una de las premisas que más tarde se identificarían
con la inversión en valor. En sus primeros tiempos como inversor el
horizonte temporal de Graham era el medio plazo.
Si adquirimos un valor cuyo precio de mercado es de trenta y cinco euros
y, tras hacer nuestro estudio, concluimos que su valor intrínseco es de
cincuenta euros, estaremos adquiriendo la acción por debajo de un tercio de
su valor, el requisito mínimo de descuento perseguido por Graham.
Lógicamente cuanto antes alcanze el precio de mercado justo, mayor será la
rentabilidad anual. Si tardara un año en nivelarse, obtendríamos un 42,8%
de revalorización anualizada. Si el objetivo no se logra hasta el segundo
año, la tasa anual de rentabilidad, disminuye hasta la mitad, un 21%. El
límite para Graham llegaría al final del tercer año, con una media de
revalorización anual del 14%. Una rentabilidad inferior ya no vale la pena
según el profesor, por lo que, en sus primeros años, vendía si a los tres años
no lograba el objetivo deseado. Posteriormente, se demostraría que, en
muchas ocasiones, los compradores tardaban más tiempo del debido en
darse cuenta del potencial de las compañías infravaloradas, pero una vez
alcanzado el precio objetivo, éstas tendían a subir mucho más deprisa. Es
psicología de mercado pura: cuanto más sube un valor, mayor interés
despierta entre la comunidad inversora hasta convertirse en una acción de
rápido crecimiento. Graham, convencido por su discípulo Buffett, cambiaría
su estrategia a la hora de deshacer posiciones. Rectificar es de sabios. No
hay porque poner límites al cielo.
1.4. VALOR CONTABLE NETO POR
ACCIÓN
“Usted no tendrá razón ni se equivocará por el hecho de que la multitud no esté de
acuerdo con usted. Tendrá razón porque sus datos y razonamientos son correctos”.
◆◆◆
El valor contable neto de una acción se calcula dividiendo el valor total
del patrimonio neto de una empresa entre el número de acciones en
circulación. Este cálculo sirve para determinar el valor teórico de una
empresa desde un punto de vista contable. También se conoce como Price
to book o "valor en libros". Si el inversor es capaz de detectar una empresa
con tendencia al alza a largo plazo en los beneficios netos por acción y un
valor contable o valor en libros negativo, habrá hallado una empresa con
ventaja competitiva sostenible. Las compañías que cuentan con ventaja
competitiva sostenible tienen un valor intrínseco por acción muy superior a
su valor contable. Este tipo de empresas son las que persigue el Value
Investor al mismo tiempo que se aparta de las empresas de baja calidad que
ofrecen precios elevados y que son las que no rentan dinero al inversor.
VCNA = PATRIMONIO NETO/ NºACCIONES
EJ: 1.000 millones de euros / 10 millones de acciones : VCNA 100 euros
El patrimonio de una empresa se calcula restando sus pasivos
financieros de sus activos.
P=ACTIVOS - PASIVOS =X
EJ: 2.000 millones activos - 1.000 millones pasivos: patrimonio 1.000 millones
Otro aspecto a tener en consideración para los análisis es el cálculo del
beneficio por acción, que se obtiene dividiendo el beneficio neto de la
empresa por el número de acciones en circulación.
BNPA= beneficio neto / nº de acciones
EJ= BNPA 1.000000 / 100.000 ACCIONES = 10
Para calcular el valor neto de una empresa, Graham ponía su foco de
interés en los activos netos corrientes. Los activos netos corrientes de una
empresa son el flujo de efectivo ajustado a las cuentas adeudadas más
inventario, menos el total de pasivos a corto plazo, es decir, todo los pasivos
susceptibles a convertirse en cash en un período de doce meses, obviando
los pasivos de largo plazo. A este tipo de análisis, Graham lo bautizó como
net-net strategy, consolidándose como una técnica valiosa para estudiar el
comportamiento de las compañías a corto plazo, pero poco fiable a la hora
de predecir el modo en que se comportarían sus acciones a más largo plazo.
A los inversores value les gusta también recomprar las acciones que
poseen en cartera cuando las circunstancias lo requiere. La recompra de
acciones hace que suba el valor intrínseco por acción mientras disminuye el
valor contable por acción, lo que infravalora el valor y lo hace más atractivo
todavía a ojos de potenciales compradores.
1.5. RATIO PER
“Las pérdidas más importantes de un inversor suelen provenir de la compra de acciones
de baja calidad en tiempos de bonanza económica”.
◆◆◆
Una de las principales premisas del Value Investing consiste en comprar
acciones que cotizan a un precio inferior que su valor real, como ya hemos
visto. El valor real de la acción debe ser superior al precio pagado por ella.
Para ello, Graham hacía uso del ratio PER (Price Earning Ratio), valoración
que él mismo creó y desarrolló en su libro de 1934, Security analysis. El
ratio se obtiene dividiendo el precio de la acción entre el beneficio por
acción. El resultado obtenido es el número de veces pagado por el precio de
la acción en relación a su beneficio real. El PER sirve como baremo para
medir si una acción está cara o barata. Un valor atractivo sería aquél que
cotiza a un PER de alrededor diez veces su beneficio. De esta forma, una
empresa que tenga un beneficio por acción de diez dólares y cotize a cien,
tendría un PER equivalente a diez y sería un valor a considerar según los
parámetros de Graham, que busca valores que no rebasen, por lo general,
una cotización de entre quince y veinte veces beneficio. El PER no es, ni
mucho menos, la única vara de medir que utilizaríamos para valorar una
acción, pero, a grandes rasgos, un valor con un PER atractivo es probable
que sea una buena oportunidad de inversión.
PER: PRECIO DE LA ACCIÓN/BENEFICIO POR ACCIÓN
EJ: PPA 100/10=PER 10
El ratio PER también nos indica cuanto tiempo vamos a tardar en
recuperar nuestra inversión. Considerando el ejemplo anterior, tardaríamos
diez años en recuperar nuestra inversión si pagamos cien euros por un valor
que vale diez. Si el PER fuera de veinte veces su beneficio, tardaríamos
veinte años y ya no sería tan buena idea...la acción debería crecer el doble
de rápido para que la inversión fuera rentable.
También resulta conveniente comparar el PER del valor elegido con el
del sector del que forme parte la compañía. Puede ocurrir que una empresa
con un PER de veinte, esté infravalorada porque en su sector dicho ratio
cotice a una media de treinta veces su beneficio, por poner un ejemplo. Por
regla general, los valores de un sector de alto crecimiento acostumbran a
tener un PER considerablemente más elevado, por lo que resulta
complicado encontrar acciones infravaloradas entre los negocios que
pertenecen a sectores que estan en boga de todos, como ocurre en la
actualidad con los valores tecnológicos.
1.6. INVERSOR DEFENSIVO VS
INVERSOR AGRESIVO
“Ponga todos los huevos en el mismo cesto... y vigile bien el cesto”. Andrew Carnegie.
◆◆◆
Graham hace especial hincapié en diferenciar el objetivo del especulador y
el del inversor. El inversor posee una parte de una empresa, es un socio de
la misma y, por lo tanto, está más preocupado en el desarrollo del negocio
que en la ganancia en sí, ya que ésta llegará a largo plazo si se ha invertido
en el valor adecuado. En cambio, al especulador le da igual en que empresa
o mercado invierte, puesto que su objetivo consiste en obtener un beneficio
rápidamente. El autor reflexiona: “Casi todo el tiempo, las acciones están
expuestas a la irracional y excesiva fluctuación en ambas direcciones tanto
a la baja (bear market) como al alza (bull market), como consecuencia de la
arraigada tendencia de la mayoría de la gente al juego especulativo,
cediendo a la esperanza, la avaricia y el miedo”.[4]Son las cosas de
Mr.Market...
Un especulador puede obtener grandes beneficios en cortos espacios de
tiempo pero también sufrir grandes pérdidas si se equivoca. Tiene más
sentido obtener resultados más seguros a largo plazo que intentar conseguir
dinero rápido. Buffett, en su libro El TAO de Warren Buffett (nº 23), apunta:
“Llamar inversor a una persona que está comprando y vendiendo acciones
constantemente, es como llamar romántico a quien tiene relaciones de una
sola noche”. Corolario.
Sin embargo, también incide en distinguir entre inversor pasivo o
defensivo e inversor activo o agresivo. El inversor agresivo no es un
especulador, sino alguien que destina tiempo y recursos en buscar más
activamente los mejores valores para invertir y obtener mejores
rendimientos. Este perfil de inversor, según Graham, puede llegar a
obtener mejores rendimientos que la media del mercado. El inversor pasivo,
por el contrario, se enfoca más en minimizar errores y dedica menos tiempo
al análisis, optando en muchas ocasiones por la inversión en fondos mutuos
o en fondos indexados (hablaremos de ellos en el capítulo 4).
Para el inversor defensivo invertir en acciones que paguen buenos
dividendos resulta una buena estrategia, dice Graham. Es un modo de
obtener una renta "fija". Geraldine Weiss fue una gran experta en invertir en
empresas con altos dividendos, además de romper con la regla no escrita de
Wall Street de que la bolsa es un mundo de hombres. El inversor debe
buscar valores que posean un largo historial de distribución de dividendos y
lo hayan aumentado de manera continua durante los últimos diez años. Hay
empresas que lo aumentan, lo disminuyen o directamente dejan de repartirlo
cuando les conviene. Por lo que el inversor inteligente debe ser cauto y no
fiarse ciegamente de una estrategia basada únicamente en la adquisición de
valores que pagan un dividendo elevado, ya que las circunstancias pueden
cambiar de un día para otro y dejar la empresa de distribuirlo.
Otro requisito para que el inversor conservador sea exitoso sería buscar
empresas grandes con una capitalización bursátil mayor a diez mil
millones, y que se financien de manera conservadora, es decir, sin
excesivo endeudamiento. Las empresas de baja capitalización son más
sensibles tanto al aumento como al descenso del volumen de compraventa,
produciéndose fluctuaciones más amplias en sus cotizaciones.
Para el inversor agresivo recomienda la filosofía Growth investing. Ésta,
es una metodología en la que el inversor invierte en acciones buscando
empresas, por lo general jóvenes, con una esperada tasa de crecimiento
superior a la media del mercado. Para Graham, el retorno mínimo medio
anualizado para este tipo de valores debería ser del 7%. A Graham no le
gustaban en demasía este tipo de empresas ya que no podía evaluar a
ciencia cierta los flujos de caja posibles ni sus ingresos futuros, amén de ser
valores generalmente sobrevalorados, sin disponer del margen de seguridad
suficiente que con tanto ahínco buscaba. El prestigioso inversor Philip
Fisher, contemporáneo de Graham, fue el gran impulsor de esta filosofía de
inversión.
1.7. BATIR A LA INFLACIÓN
“La inflación es la madre del paro y la ladrona invisible de los que han ahorrado”.
Margaret Thatcher.
◆◆◆
La RAE define a la inflación como:
1) “Incremento excesivo de algo”.
2) “Proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre
la producción y la demanda. Causa una subida continuada de los
precios de la mayor parte de los productos y servicios, y una
pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de
ellos”.
Graham apunta que la inflación roba nuestros ahorros de manera silenciosa
pero podemos protegernos de ella comprando acciones. La estrategia está
bien clara: debemos conseguir una tasa de rentabilidad anual con nuestras
acciones que bata la tasa de inflación anual. En épocas de baja inflación,
como las que vivimos actualmente, resulta más fácil batirla y la bolsa es de
las pocas opciones financieras que, actualmente, pueden protegernos de la
"ladrona", puesto que la remuneración de depósitos bancarios y bonos es
prácticamente nula (en algunas ocasiones incluso negativa, como en el caso
del interés pagado por el Bund alemán). En épocas de alta inflación, la
economía suele estar en crecimiento y normalmente las bolsas suben en
consonancia. Evidentemente el inversor deberá obtener rendimientos más
altos para compensar la pérdida de poder adquisitivo pero deberá
resguardarse de precipitaciones a la hora de tomar decisiones. También
debe tener en cuenta el inversor, los gastos que conlleva el mantenimiento
de su cuenta de bróker, comisiones de compraventa y cánones bursátiles.
Dichos gastos merman la rentabilidad, por lo que, cuanto más altos sean
éstos, peor rendimiento ofrecerá su cartera de valores.
Los bonos no son una medida protectora adecuada hoy día y únicamente
nos protegen cuando se produce el efecto contrario a la inflación, es decir,
hay deflación. En este caso, nuestro principal (capital inicial aportado) se
revaloriza y nuestro dinero aumenta en términos reales. Los casos de
deflación, huelga decirlo, suelen ser menos habituales. Cuando se produce
deflación en la economía de un país, el ahorrador gana poder adquisitivo
pudiendo adquirir más productos y servicios por el mismo monto y sus
dividendos o rentas se revalorizan en términos reales. Hablaremos largo y
tendido sobre los bonos en el capítulo 6 dedicado a Bill Gross. Por lo tanto,
el inversor debe tener muy en cuenta la inflación, aunque sin embargo, no
pueda hacer nada, a priori, para protegerse de ella, ya que el aumento de
precios no es una variable que pueda controlar. Graham señala que una
inflación moderada de alrededor del 6% suele ser positiva para la salud
económica, pero por encima de esa tasa, suele significar problemas
económicos a corto plazo para las empresas. En el entorno actual, la
inflación se mueve en torno al 2% anual. En próximos capítulos volveremos
a hablar de la inflación y de los instrumentos que usan los grandes
inversores para combatirla.
1.8. DIVERSIFICACIÓN
“Para la mayoría de inversores, la diversificación es la manera más simple y barata de
ampliar su margen de seguridad”.
◆◆◆
“No pongas jamás todas las manzanas en la misma cesta”, reza un dicho
popular. Ya se sabe que una sóla manzana podrida puede dañar todo el
cesto, por ello, en bolsa, la diversificación es clave. Graham es tajante al
respecto: “No invertir jamás todo el capital en una sola acción por muy
prometedora que pueda parecer. Si la empresa quiebra podrías perder todo
tu dinero”.[5] Por el contrario, si compramos un estanque, podremos elegir
entre todos los peces...
Graham recomienda diversificar en treinta valores diferentes para
grandes carteras (a pesar de haber llegado a tener portfolios con cerca de
cien acciones). Para pequeñas carteras recomienda fondos de inversión o
diez acciones como máximo. Asimismo, señala que no es conveniente tener
todo el patrimonio en valores: recomienda tener una parte del portfolio
invertido en bonos. Este punto siempre ha resultado ser el más polémico de
la estrategia de inversión de Graham, debido a que los bonos siempre han
sido menos rentables a largo plazo que las acciones e índices bursátiles. Sin
embargo, actúan como refugio en tiempos de crisis, amortiguando las
pérdidas que acarrean las bolsas en tiempo de recesión.
En cuanto a la cuestión de saber la cantidad de capital a asignar a cada
tipo de activo en el portfolio del inversor (Asset Allocation en la
terminología anglosajona), Graham recomendaba tener, como máximo, un
75% en uno de los dos activos (renta fija o renta variable). Sin embargo,
estaba más de acuerdo en mantener una proporción equilibrada al 50% y
rebalancear la cartera semestral o anualmente. En la cuarta edición de El
inversor Inteligente, Graham explica como durante el periodo entre 1965 y
1970, la rentabilidad de los bonos corporativos superaron el rendimiento
medio de las principales compañías de Norteamérica, incluidos sus
dividendos. En cualquier caso, no es lo habitual y, a lo largo de la historia,
las bolsas suelen batir a largo plazo el rendimiento de los bonos.
Tampoco aconsejaba tener mucho capital asignado en bonos en periodos de
alta inflación, aunque más tarde aparecerían en los mercados bonos
indexados a la inflación (TIPS, por sus siglas en inglés) y que no existían en
vida de Graham.
Sobre los tipos de bonos en los que invertir, el afamado inversor
analizaba diferentes emisiones: bonos de largo y corto plazo; bonos
corporativos; bonos basura o de alto rendimiento; bonos municipales y
bonos convertibles, priorizando, no obstante, la inversión en bonos
corporativos y gubernamentales de alta calidad.
Otros activos con los que diversificar una cartera también pueden ser la
inversión inmobiliaria o el oro. La primera tiene el inconveniente de las
altas barreras de entrada y su poca líquidez, y la segunda, presenta
problemas como el almacenamiento, fluctuaciones, poca líquidez y que no
reparte dividendos: sólo se gana dinero si sube de valor. Aun así, existe la
posibilidad de contratar fondos indexados que repliquen el movimiento
subyacente del oro en lugar de tener la obligación de poseerlo físicamente.
Otra forma de diversificar es mediante la diversificación temporal o
estrategia Dollar Cost Averaging en inglés. Consiste en invertir
cantidades periódicas de dinero sin importar en que fase se encuentra
el mercado. Así se evita aportar grandes cantidades de dinero en periodos
de burbuja, error que cometen muchos inversores minoristas que entran en
el mercado cuando el nivel de precios está excesivamente sobrecalentado.
En estos casos puede resultar mejor invertir en fondos de inversión (ver
capítulo 3) que directamente en acciones, ya que nos permitirá mayor
diversificación y menos costes. Además, resulta conveniente a aquellos
inversores que no tienen un conocimiento demasiado profundo del mercado
o no disponen de tiempo suficiente para realizar exhaustivos análisis.
Constatar que, en su día, Graham no recomendaba los fondos porque, en
aquel entonces, algunos estaban cerrados al inversor minorista y los costes
eran altos. Hoy en día, disponemos de una gran variedad de fondos, ETF´s
o fondos indexados con comisiones cada vez más bajas debido a la alta
competencia entre intermediarios y sin apenas barreras de entrada, como
veremos en el capítulo cuatro dedicado a Jack Bogle.
1.9. VALUE INVESTOR PORTFOLIO
“Incluso el inversor más inteligente, es probable que requiera de una gran fuerza de
voluntad para no dejarse arrastrar por la multitud”.
◆◆◆
En 1925, Graham logró una de sus inversiones más exitosas adquiriendo
acciones de la Northern Pipeline Company, empresa dedicada a la
explotación de oleoductos. Leyendo un informe de la compañía, cayó en la
cuenta que estaba cotizando a 65$ por acción y poseía bonos de alta calidad
valorados en 80$ por título. El valor de la compañía en bolsa, entendió, era
inferior a su valor intrínseco por ese motivo. Graham adquirió todas las
acciones que pudo y presionó a la empresa para que canjeara los bonos por
acciones y los distribuyera entre los accionistas como dividendo. Tres años
más tarde, los deseos de Graham se cumplieron y la compañía repartió un
dividendo de 70$ por acción. Graham vendería los títulos a 110$ por acción
obteniendo una revalorización total del 70%, más de un 20% de retorno
anualizado. Si sumamos los 70 euros adicionales del dividendo, las
ganancias se disparan a un 276% (40% anualizado).
La inversión más rentable de su vida llegaría en 1948, cuando adquirió
acciones de la aseguradora estatal GEICO (Government Employees
Insurance Company), por un precio de 27 dólares, alcanzando un tope de
16.349 dólares en 1973, justo antes del desplome de los mercados
financieros por la crisis energética. Graham apostó fuertemente por la
aseguradora colocando un 50% del capital de su empresa Graham-Newman
en GEICO, rompiendo la regla autoimpuesta de no asignar más del 5% del
dinero total a una sola acción. La empresa, que ofrecía al principio, seguros
a los empleados públicos en quince estados, se expandió diligentemente por
toda la nación ampliando vastamente su cobertura de servicios. Huelga
decir que se convirtió en la aseguradora más grande del país y la acción se
disparó como un cohete. Newman y Graham salieron del capital de la
empresa en 1971, poco antes de la publicación de la cuarta edición de El
Inversor Inteligente. Newman se retiró ese año. Graham lo había hecho
varios años antes y obtuvieron una increíble revalorización de seiscientas
veces su inversión inicial. Graham escribió en el prólogo de la mencionada
última edición de su libro, lo siguiente: “El beneficio de mi inversión en
GEICO ha sobrepasado con creces el rendimiento total del resto de acciones
que he tenido en cartera a lo largo de estos años. ¿Fue un golpe de suerte?,
quizás. Pero cuando te preparas durante muchos años con disciplina y
dedicación, las puertas de las oportunidades se te abren de par en par”.
Estos golpes de suerte se dan en contadísimas ocasiones y sólo a las
personas con preparación y ética de trabajo les llega la santa fortuna.
Los más escépticos podrían decir que eso ocurrió en 1972 pero
¿Funciona el Value Investing en la actualidad?¿Quizás ha quedado un poco
anticuada esta filosofía de inversión?¿Qué tipo de acciones podemos buscar
este 2020 siguiendo las enseñanzas del profesor Graham? Parece, a priori,
buen momento para el Value Investing con la que está cayendo, pero los
análisis deben ser más acurados que nunca para poder discernir claramente
las acciones que nos sirven y las que no. Es fundamental ser muy selectivos
en momentos de incertidumbre. A continuación vamos a analizar una
empresa bajo el prisma de un experimentado Value Investor que busca
componer una sólida cartera.
Las acciones más infravaloradas las encontraremos entre los negocios
que están experimentando mayores dificultades en los tiempos actuales
como aerolíneas o empresas hoteleras. Pero no nos sirve cualquier
compañía de estos sectores, sino aquellas que tengan unos sólidos estados
financieros que les permita aguantar las dificultades transitorias y
recuperarse a medio y largo plazo. El negocio automovilístico también
presenta grandes problemas en la actualidad. Es un sector tan gigantesco
que supone el 7% del P.I.B. de la Unión Europea y al que los gobiernos
saben que no pueden dejar caer. Por ello, en Junio de 2020, se han
comprometido a inyectar fondos por valor de cuatro mil millones de euros a
los principales fabricantes de automóviles. Una empresa a valorar sería la
alemana Volkswagen, claro ejemplo de compañía Too Big to Fail.
Volkswagen es el mayor conglomerado automovilístico del mundo.
Fabrica once millones de coches al año y factura cerca de doscientos
cincuenta mil millones de euros anuales. Aparte de su matriz, es el dueño de
reconocidas marcas como Seat, Audi y Porsche. La empresa ha sufrido en
bolsa en los últimos años debido a las dificultades del sector por la bajada
en las ventas, la irrupción del coche eléctrico y el caso Dieselgate. Sin
embargo, en la actualidad, la compañía teutona presenta valoraciones
atractivas: un PER de 4,75 veces beneficio, de los más baratos del sector
automovilístico que, ya de por sí, presenta múltiplos muy bajos. Tiene,
además, un BPA de 29,46 euros. Si a ello le añadimos un dividendo
consistente y constante que paga 7,46 euros por acción en 2020, un valor
neto contable de 0,51 euros y, pese a la caída generalizada de las ventas en
el sector, ha estado presentando crecimientos del 4% anual, resulta
interesante. Multiplicamos su BPA de 29,46€ por su crecimiento medio
anual de los últimos cinco años que es del 4% (BPA 29,46€ x 4% x 5 años =
35,35€), lo multiplicamos por su PER medio de los cinco últimos años que
es del 7,05 (BPA 35,35€ x PER 7,05 = 249 €). Si deseamos hacer un cálculo
más conservador, podemos multiplicar el BPA por su PER más bajo de los
últimos cinco años que es el de 2020, 4,75 (BPA 35,35€ x PER 4,75 = 168
€). Con estas cifras, podemos considerar por tanto, que Volkswagen
cotizaría en un rango aproximado de entre ciento sesenta y ocho y
doscientos cuarenta y nueve euros dentro de cinco años, dependiendo de la
prudencia con la que hiciéramos los números. Este valor presenta pues, un
margen de seguridad suficiente (cotiza a un valor muy por debajo de su
valor intrínseco), tiene un PER barato, un sólido crecimiento y un
dividendo constante.[6] Sería, por tanto, el tipo de acción a considerar para
nuestro portfolio.
Queda claro entonces que en tiempos de crisis se abre un amplio
abanico de posibilidades para los inversores de perfil value y que empresas
consolidadas pasan a cotizar a múltiplos atractivos. El inversor inteligente
puede aprovechar estos periodos para adquirir nuevas empresas que no
serían posible en un bullish market donde el tren de la oportunidad no pasa
con tanta asiduidad por nuestra estación.
1.10. EL LEGADO
“Tienes que desarrollar disciplina y coraje para que nunca permitas que otros dirijan tu
destino financiero”.
◆◆◆
La estrategia de inversión del profesor Graham fue mutando con el paso
del tiempo. Murió rico, es cierto, pero se arruinó dos veces por el camino.
Si bien era un experto en detectar gangas, lo que le llevó dos veces a la
bancarrota fue un cierto desajuste en el timing a la hora de deshacer
posiciones.
Graham empezó en el mundo de la bolsa partiendo de cero. A la edad de
veinte años consiguió trabajo en la firma Newburger, Henderson&Loeb
como chico de los recados. Dos años después ya era analista en la empresa
y unos pocos años más tarde era socio de la misma.
En 1926 fundó la Graham-Newman Corporation junto a su socio Jerome
Newman. Aunque en un principio se centraron en el análisis y compra de
bonos infravalorados, muy pronto aplicarían su filosofía Value Investment a
las acciones ordinarias. Graham y Newman escogían acciones
infravaloradas y mantenían sus posiciones durante aproximadamente tres
años como hemos visto. En octubre de 1929 sobrevino el crash bursátil y
Graham creyó que ello le permitiría cazar aún mejores gangas. En 1930
volverían a caer los mercados y con más fuerza todavía, esta vez
arrastrando con ella la economía del país, y la cartera de inversion de la
Graham-Newman Corporation perdería un 70% de su valor en 1932.
Pese a ello, Graham fue capaz de revertir la situación. Y es que: “No hay
mejor educación como la que proporciona la adversidad”, como bien dijo el
ex-primer ministro británico Benjamin Disraeli en un discurso a la nación.
En aquel entonces, empezó a obsesionarse con el denominado margen de
seguridad y, durante mucho tiempo se dedicó a adquirir empresas más
grandes que resultaban ser las que más prontamente se recuperaban y
deshechó adquirir acciones más pequeñas. Graham necesitó casi veinticinco
años para recuperar el capital proviniente de la parte de su cartera destinada
a los valores de menor capitalización. Pero su apuesta de comprar empresas
grandes infravaloradas le salió a pedir de boca.
Paralelamente a su actividad inversora, Graham estuvo impartiendo
clases en la Universidad de Columbia durante treinta años. En 1949,
coincidiendo con la publicación de El Inversor Inteligente, un joven
estudiante impresionado por las enseñanzas que el libro impartía, decidió
estudiar economía, precisamente en Columbia, para tener a su admirado
escritor como profesor. El nombre de ese estudiante era Warren Buffett. El
genio de Omaha se ofreció a trabajar gratis para Graham como analista. En
los años cincuenta, el mercado de valores volvía a estar en plena
efervescencia. El crack de 1929 quedaba ya lejos y la economía
norteamericana se consolidaba como la mayor del mundo. Buffett y
Graham volvieron a adquirir empresas de baja calidad pero, en esta ocasión,
con la lección ya aprendida, supieron encontrar el timing preciso para
venderlas a los inversores minoristas.
El profesor Graham se jubiló en 1956, justo treinta años después de
fundar la Graham-Newman Corporation, con un track-record del 17% de
beneficio anualizado. El legado que dejó resulta mucho más importante que
unos fríos números. Lo que legó como herencia es una manera de proceder
en los mercados que ha creado escuela en el mundo de la inversión bursátil.
Una escuela que sigue proporcionando alumnos y cuyos resultados
espectaculares persisten, pese al paso de los años, en un mundo bursátil
inmerso siempre en una evolución continua. “Si quieres aprender, enseña”
escribía el sabio Marco Tulio Cicerón hace ya más de veinte siglos.
Graham, voluntaria o involuntariamente, enseñó, y mucho, sobre el arte de
invertir. Se puede decir que sentó cátedra. “Esa persona que está sentada a
la sombra es porque alguien plantó un árbol hace mucho tiempo”, citaba
Warren Buffett en el ya citado libro, El TAO de Warren Buffett. Ese árbol al
que se refiere el inversor de Omaha, lo plantó hace mucho tiempo Graham,
quien tuvo la suficiente paciencia para encontar las semillas adecuadas para
plantar, no ya sólo un árbol, sino un bosque entero en el que los inversores
en valor se sientan a disfrutar los frutos que de él emana.
CAPÍTULO 2: WARREN BUFFETT
“Sea temeroso cuando los demás sean codiciosos y codicioso cuando los demás sean
temerosos”.
◆◆◆
Warren Edward Buffett nació en Omaha, estado de Nebraska (EEUU),
en 1930. Inversor, empresario y filántropo, es el tercer hombre más rico del
planeta según la revista Forbes y una de las cien personas más influyentes
del mundo según el magazine Time. Le llaman el "oráculo de Omaha" en
honor a su lugar de nacimiento y a sus certeras predicciones sobre los
mercados financieros. Es el CEO y principal accionista de Berkshire
Hathaway. Su hija, Mary Buffett, en colaboración con el periodista David
Clark, ha escrito varios libros sobre el estilo de inversión de su padre como
El TAO de Warren Buffett, Warren Buffett y la interpretación de los estados
financieros o La cartera de acciones de Warren Buffett.
2.1. RESULTADOS
EXTRAORDINARIOS
“No es necesario hacer cosas extraordinarias para lograr resultados extraordinarios”.
◆◆◆
Para la consecución de resultados extraordinarios nuestro principal
objetivo debería ser evitar cometer grandes errores. Y, ¿cómo invertir sin
cometer grandes errores? La respuesta nos la proporciona el propio Buffett:
“Compre aquellas empresas que pueda usted mantener
despreocupadamente, así los mercados los fueran a cerrar por un periodo de
diez años”. O como decía su maestro y mentor Benjamin Graham (El
Inversor Inteligente cap 1, pag. 41): “Compre sólo aquellas empresas con
las que estaría contento aunque no pudiera seguir su cotización diaria”.Y
¿qué clase de empresas cumplen estos requisitos? se preguntará el lector...,
la respuesta es: el tipo de compañías que siguen vendiendo el mismo
producto o servicio desde tiempo inmemorial. Empresas que poseen una
ventaja competitiva sostenible, como en el caso de Coca-cola®, sin ir más
lejos, compañía conocida en todo el mundo, que lleva fabricando y
vendiendo el mismo producto desde hace más de un siglo. Su mayor ventaja
competitiva radica en que destina poquísimo dinero a I+D, y únicamente
reemplaza su maquinaria cuando se desgasta, obteniendo pues, el máximo
rendimiento de sus plantas y equipamientos, que, por otra parte, cotizan
como empresa independiente de su matriz. “Existe una enorme diferencia
entre los negocios que necesitan grandes cantidades de capital y los
negocios que crecen sin necesitar más cantidad de capital. Un negocio que
necesita una gran flujo de capital para crecer nunca le hará rico, mientras
que otro que necesite poco capital para crecer nunca dejará que sea usted
pobre”, asegura el inversor en el libro escrito por su hija, El TAO de Warren
Buffett (nº 30). Adicionalmente, Coca-cola® representa el paradigma de
compañía de lo que Buffett denomina "empresa con monopolio de
consumidor": existen muchos refrescos de cola, pero el cliente
inconscientemente piensa en Coca-cola® si quiere comprar este tipo de
bebida. Además, ha ido expandiendo, mediante acuerdos, su gama de
productos sin tener que fabricarlos, como en el caso de las adquisiciones de
Aquarius, Fanta, Powerade y Minute Maid, lo que le permite cubrir un gran
porcentaje de la cuota del sector mundial de los refrescos.
Una empresa con ventaja competitiva sostenible mostrará, además,
una consistencia en sus ingresos de manera regular, incrementando sus
beneficios por acción durante largos periodos de tiempo. Esto provoca
un aumento de su valor intrínseco subyacente, con lo que, con el tiempo, el
mercado de valores reconocerá su valor real. Buffett empezó a invertir en la
compañía en 1988 y en la actualidad consigue alrededor de un 10% de
beneficio anualizado pese a ser una empresa que ya no crece al ritmo de
antaño: están presentes en todo el mundo, y el globo se les queda ya
pequeño. Una particularidad que distingue a la empresa con sede en
Atlanta, recae en que ofrece a Berkshire una rentabilidad por dividendo del
60% sobre su inversión inicial. Berkshire Hathaway reinvierte los
dividendos creando el efecto bola de nieve o efecto de interés compuesto.[1]
Los productos de estas empresas con ventaja competitiva sostenible son
previsibles (muchos años vendiendo productos de calidad y ventas
contrastadas) y, por tanto, sus ingresos se convierten en predecibles: la
galleta Oreo de Nabisco (la galleta más vendida del mundo) se fabrica
desde 1912. Buffett imagina que los niños del futuro seguirán lamiendo el
glaseado interior de la galleta como lo han venido haciendo una decena de
generaciones y él podrá seguir ganando dinero: “Busco empresas sobre las
que pueda predecir qué aspecto tendrán dentro de diez o quince años.
Tomemos como ejemplo la marca de chicles Wrigley; no creo que internet
cambie la manera en que la gente masca chicle”.[2] El afamado inversor no
compra sino puede predecir que ingresos generará una empresa en el futuro.
Las empresas que suben en bolsa sin haber ganado un sólo céntimo, como
ocurrió en la burbuja de las puntocom, son en realidad una mera ilusión
porque no hay nada tangible que justifique tales subidas.
Otras empresas que cumplen las premisas del "Oráculo de Omaha" y
que forman parte de su cartera desde hace décadas son: Johnson&Johnson,
Procter&Gamble, American Express o Wal-mart; siempre harán falta
productos de limpieza y allí estará el lavavajillas líquido Fairy o la marca de
detergente para lavadoras Ariel, de Procter&Gamble; Johnson&Johnson
seguirá ofreciendo una amplia gama de productos de higiene y belleza
como Listerine y el famoso champú para niños que lleva su nombre; y las
personas cada vez pagan más con tarjetas de crédito por lo que American
Express y Visa estarán presentes haciendo valer su posición de
preeminencia en los sistemas de pago electrónico. Estas empresas, además,
tienen tal ventaja competitiva y una imagen de marca tan potente que,
incluso durante caídas eventuales en la cotización, resulta atractivo adquirir
nuevas acciones.
Buffett busca obtener retornos de un 20% anualizado, un objetivo que
no solamente ha cumplido con creces, sino que en numerosas ocasiones lo
ha rebasado ampliamente. Buscar retornos rápidos nos hace incurrir en
errores graves. Si invertimos cien mil dólares y mantenemos la inversión
durante veinte años con ese 20% obtendremos 3,8 millones gracias al
interés compuesto. Si mantenemos la inversión durante treinta años
acumularemos 23,7 millones. Pero debemos ir paso a paso, sin prisa, pero
sin pausa: “No busque saltar vallas de diez metros sino vallas de un metro
que pueda pisar”.
2.2. PARA TODA LA VIDA
“No tenga ni diez minutos una acción que no esté dispuesto a tener en cartera diez
años”.
◆◆◆
Buffett, como buen discípulo de Benjamin Graham, es seguidor de la
filosofía Value Investing. Esta metodología de inversión requiere mucha
paciencia y estar dispuesto a mantener posiciones durante largos periodos
de tiempo. ¿El mejor momento para vender una acción? ¡Nunca! Las
grandes oportunidades surgen muy de vez en cuando. Una vez hemos
detectado un buen valor que comprar y nos encontramos invertidos en él,
debemos permanecer allí todo el tiempo posible hasta el momento que
ocurra algo que pueda cambiar la perspectiva positiva de la compañía.
Algunas de las empresas que la actual cartera de Buffett contemplan son:
American Express, adquirida en 1993; Coca-cola® y Kraft Heinz, ambas
compradas en 1988; o, para citar a una "jovencita", Costco Wholesale
Corporation, adquirida en 2011. The Washington Post (una de las acciones
más exitosas del genio de Nebraska) estuvo en cartera la friolera de ¡40
años! See´s Candy lleva en el portfolio de Berkshire Hathaway desde 1972
y le ha aportado una ¡rentabilidad anualizada del 32%! Así que no es una
metodología de inversión para gente impaciente. Según el filósofo Jean
Jacques Rousseau, “la paciencia es amarga, pero su fruto dulce”. El Value
Investing requiere focalización, alejarse del ruido mediático (noticias
macroeconómicas, gurús financieros y otros vendedores de humo como
vecinos y cuñados) y evitar compras y ventas por impulso. “Hay cosas que
requieren su tiempo: una mamá no puede generar nueve bebés en un mes”.
Y añade: “Una inversión debería ser como un matrimonio católico: para
toda la vida”.[3]
Imaginemos que deseamos abrir una cafetería. Tras realizar nuestra
pertinente investigación de mercado, nos cuadran los números y realizamos
la inversión. Nuestro estudio de mercado concluye que podemos esperar
facturar unos mil euros diarios pero el primer día tras la apertura,
facturamos únicamente la mitad, y nos entra prisa por deshacernos del local.
Nadie en su sano juicio haría tal cosa. La inversión en valores, al igual que
la inversión en negocios, necesita cierto tiempo para que madure y resulte
una cosecha provechosa. Nadie abre un negocio y lo cierra al día siguiente
porque en su primer día ha facturado por debajo de lo previsto. En Wall
Street es la forma en que se actúa mayoritariamente. Se piensa demasiado
en el corto plazo. Las empresas presentan resultados trimestrales y, si éstos
no cumplen las expectativas creadas, muchos inversores venden. Así es
imposible que un negocio resulte rentable para el inversor en bolsa. Se
necesita tiempo para obtener resultados extraordinarios siendo personas
ordinarias. Nadie se casa pensando en que se va a divorciar al mes
siguiente, ni planta un jardín esperando que en un día las plantas florezcan.
Además, cuanto menos tiempo dediquemos a comprar y vender acciones,
más tiempo libre tendremos para estar con la familia, jugar a paddle o echar
una siestecita todas las tardes, mientras los traders se quedan tuertos
mirando gráficos. “Mantener una acción durante veinte, treinta o cuarenta
años requiere un nivel de sacrificio difícil de ver incluso en unos monjes de
monasterio, no digamos pues, en el mundo de la bolsa”, comenta Buffett en
El TAO de Warren Buffett.
2.3. ¿MERCADOS EFICIENTES?
“A menos que no sea capaz de ver caer en un 50% el dinero de su inversión sin entrar en
pánico, no debería invertir en el mercado de valores”.
◆◆◆
Buffett se opone radicalmente a la teoría de los mercados eficientes que
postulan que el precio de las acciones representan lo que valen en un
determinado momento gracias a toda la información disponible. Según su
punto de vista, los mercados pueden ser eficientes a corto plazo, pero las
perspectivas a largo plazo del mercado suelen ser ineficientes y Buffett
siempre saca partido de estas anomalías. ¿Cómo van a ser los mercados
eficientes cuando dependen de la racionalidad de las masas y ésta brilla por
su ausencia? “Si los mercados fueran eficientes yo sería un vagabundo con
un cazo de hojalata”, ha comentado con frecuencia en diversas entrevistas.
Warren siempre ha sido un inversor encuadrado en la categoría
Contrarian y ha adquirido muchas de sus acciones preferidas durante
recesiones, cracks bursátiles y momentos de pánico financiero. “Durante la
recesión de los años 2008 y 2009, tuvimos la oportunidad, aquellos que nos
lanzamos a aquel abismo, de aprovecharnos de beneficios enormes.
Observamos que la cotización de los valores tenian un PER que no se veían
desde principios de la década de 1980: Coca-cola® cotizaba a un PER de
16 y en 1999 cotizaba a 47; Walmart cotizaba a un PER de 12 mientras en
2001 lo hacía a 38; Procter&Gamble cotizaba a 16, cuando en 2000 lo hacía
a 29 veces su beneficio”, resume brevemente Buffett, a su hija Mary en La
cartera de acciones de Warren Buffett. Y resalta además: “Esto ofrece al
inversor oportunidades reales de incrementar su patrimonio. No nos
referimos a oportunidades que aporten beneficios rápidos, sino a formas
seguras de hacer dinero a largo plazo, en un horizonte de diez años con
tasas de rentabilidad anual conservadoras, en un rango de entre un 8% y un
12%”.
Desde que empezara su carrera de inversor, Buffett ha aprovechado los
grandes cracks de las bolsas de valores para, literalmente, "armarse hasta
los dientes". Durante el periodo de 1973-74, la gran crisis del petróleo hizo
que el índice Dow Jones se desplomara casi un 50% de su valor. La guerra
del Yom Kippur y la alineación de los países occidentales con Israel,
provocó un boicot de los países exportadores de petróleo que recortaron la
producción petrolera desencadenando una escalada descomunal de los
precios y escasez de gasolina en el mercado (las gasolineras debían racionar
el crudo debido a los recortes en la producción). Se produjo una crisis de
estanflación en las economías occidentales, combinando un cocktail fatal de
estancamiento económico y alta inflación. En aquellos duros momentos,
adquirió casi dos millones de acciones de The Washington Post a un precio
de 6,36 dólares por acción: una compra por valor de once millones de
dólares. En 2014 vendió las acciones por aproximadamente setecientos
cincuenta millones. Un incremento del valor de más del 5.500%,
equivalente a una tasa de rentabilidad anual de prácticamente un 12%... casi
nada.
En las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos experimentó un
crecimiento económico sin precedentes. La recuperación de la Gran
Depresión (auspiciada por el New Deal), el crecimiento de las
exportaciones (especialmente acero) durante la II Guerra Mundial y el Plan
Marshall, afianzó a los Estados Unidos de América como primera potencia
mundial. La clase media norteamericana consumía cada vez más y mejores
productos: casas, automóviles, electrodomésticos, viajes, ocio, deporte...
Las bolsas de valores vivieron una época dorada. A finales de los sesenta,
sin embargo, Buffett comenzaba a estar preocupado porque el mercado
estaba sobrecalentado y cada vez le resultaba más complicado encontrar
buenas empresas en las que invertir. Así que líquidó su fondo, pagó a los
accionistas, invirtió las ganancias obtenidas en oro y bonos, y se sentó
pacientemente a esperar el colapso del mercado (salvo alguna excepción
puntual como Disney que pudo adquirir a buen precio). Finalmente, en
1973, explotó la crisis energética, el mercado colapsó y los codiciosos se
volvieron temerosos, desatándose una oleada de ventas. Buffett que había
sido temeroso, se volvió codicioso y, cargado de efectivo, empezó a
comprar lo que él mismo denominó la creme de la creme entre el
empresariado norteamericano. “Me sentía como un hombre sediento de
sexo en un harén”[4]dijo. Adquirió, entre otras, The Washington Post, (como
hemos visto con anterioridad), Kraft Heinz y Gillette.
La prudencia no es la cualidad más abundante en Wall Street. Buffett es
muy reticente a entrar en el mercado cuando reina la euforia compradora.
“Cuanta menos prudencia exhiban los demás en conducir sus asuntos, más
prudentes debemos ser nosotros con los nuestros” resalta en El TAO de
Warren Buffett. En momentos así, es muy selectivo para no caer en el error
de comprar a precios exorbitados. En los mercados alcistas, la mayoría de
inversores se vuelven imprudentes y son capaces de pagar precios
absurdamente altos en compañías que no merecen esas altas valoraciones.
Las masas se despojan de cualquier halo de sensatez. Los mercados olvidan
rápidamente el dolor y se entregan al placer que brinda el dinero fácil...
hasta que cambia el ciclo y llegan las lamentaciones.
En 2007 repetiría la jugada de los años setenta, tras la crisis hipotecaria
que derivaría en la quiebra de Lehman Brothers. Berkshire adquirió
acciones de empresas gigantescas como General Electric, Goldman Sachs o
Swiss Re (una de las mayores reaseguradoras del mundo), en todos los
casos con acciones preferentes o con derechos de opción, lo que le permite
adquirirlas a unos precios más ventajosos y que no están al alcance de la
gran mayoría de los inversores. En todo caso, y como podemos observar, se
trata de magníficas empresas en las que, bajo otras circunstancias, sería
difícil entrar a buenos precios. Mientras el mercado se rendía al frenesí
vendedor, el legendario inversor volvía a dejar a todos con un palmo en las
narices. “La historia nos enseña que no aprendemos de la historia”, recitaba
el escritor y filósofo Aldous Huxley. Los ciclos de euforia y depresión se
suceden. Ayer, hoy y mañana. Únicamente debemos aprender a estar en
todo momento en el bando correcto, del lado de los ganadores.
2.4. OPORTUNIDADES
“El mejor momento para comprar una acción es cuando nadie las quiere”.
◆◆◆
Durante la recesión de los años 1990 y 1991, el precio de las acciones del
banco Wells Fargo, cayeron casi un 50% durante unos meses del año 1990,
afectados por la invasión de Kuwait por parte de Iraq. “Aunque habíamos
comprado algunas acciones a los precios vigentes de antes de las caídas,
acogimos con satisfacción el descenso, porque ello nos permitió adquirir
muchas más acciones a los nuevos precios suscitados por el miedo”.[5] De
esta manera, Buffett consigue que el promedio pagado por acción baje. Un
gran acierto: su capitalización bursátil ha pasado de 2.900 millones de
dólares en 1990 a los 275.000 millones de hoy. Una "modesta" rentabilidad
anualizada del 21%... El Value Investing trata sobre cómo conseguir duros a
cuatro pesetas.
Cuando se trata de empresas grandes y consolidadas, la tendencia
es que se recuperen antes que las empresas más pequeñas después de la
grandes caídas bursátiles. Como ya hemos comentado, compañías que
aúnan ventaja competitiva, ingresos estables, vendan productos predecibles
y tengan beneficios constantes, si sufren eventuales caídas, mejor que
mejor. “Es mejor comprar una compañía fantástica a un precio justo que
comprar una compañía normal a un precio fantástico”, afirma el inversor
estadounidense, de manera categórica, en El TAO de Warren Buffett.
En los años 50, cuando empezaba a trabajar para Graham, ambos se
dedicaban a cazar gangas entre las Pink Shits (lo que en España conocemos
como acciones de céntimo o vulgarmente "chicharros"). Aunque se basaban
en el Value Investing para analizar las compañías, realmente buscaban
obtener rendimientos altos a un plazo medio. Sin embargo, ya en Berkshire,
cambió su estrategia y su horizonte temporal se ampliaría mucho más, a
veces, incluso, abarca décadas como hemos visto. Las Pink Shits son más
volátiles, difíciles de predecir y pueden ser difíciles de liquidar. Pueden ser
buenas compañías a un precio fantástico pero resultan mucho más
beneficiosas compañías fantásticas como Visa o BNYM a un precio justo.
Este giro en su manera de invertir supuso un avance con respecto a lo
aprendido de Graham, ya que éste, siendo un estupendo seleccionador de
acciones, fallaba en el momento de deshacer posiciones, lo que le supuso
arruinarse dos veces, en 1920 y 1932. Buffett sólo vende cuando considera
que la compañía ya ha agotado su ciclo o si ha habido un cambio que ha
supuesto una variación de sus fundamentales y no puede predecir cómo
estimar sus ingresos y beneficios futuros.
No hay que confundir el buscar oportunidades con promediar a la
baja. Algunos piensan que comprando acciones que consistentemente caen
es hacer Value Investing. A eso se le llama promediar a la baja o
"martingala" en idioma patrio. “Sería como intentar coger un cuchillo
mientras está cayendo”, afirma el presidente de Berkshire. En España las
acciones de los principales bancos han caído un 70% después de alcanzar
sus máximos históricos en 2007. Un inversor que haya estado comprando
estas acciones a lo largo de los últimos años se habrá quedado manco. A
Buffett le gusta recitar la siguiente cita bíblica pasada por su propio tamiz:
“El mercado, como el Señor, ayuda a los que se ayudan a sí mismos, pero a
diferencia del Señor, el mercado no perdona a los que no saben lo que
hacen”, escribió en El TAO de Warren Buffett.
El mercado ofrece siempre buenas oportunidades. Lo difícil es
detectarlas y, una vez detectadas, aún es más difícil prever si el precio que
vamos a pagar realmente resulta ser el precio justo. Gracias a la
sistematización de los análisis del Value Investing creado por Graham y
ampliado y mejorado por Buffett, el inversor minorista posee herramientas
valiosas para determinar qué gangas ofrece el mercado y qué precio debe
pagar por ellas. Avisa, sin embargo, de que las oportunidades no aparecen
de un día para otro y que tener la esperanza de encontrar más de una ganga
anual es engañarse a uno mismo. El inversor debe ser consciente que,
quizás, el tren de la oportunidad pase una, dos o, a lo sumo, tres veces, en
toda su carrera inversora. El ejemplo que hemos comentado sobre Wells
Fargo es una clara muestra. Una crisis inmobiliaria mezclada con una
guerra en uno de los principales países productores de petróleo, desató una
recesión y el pánico vendedor se apoderó de Wall Street. Todos los bancos
cayeron en bolsa pero Wells Fargo era el que menos expuesto estaba a los
créditos hipotecarios por lo que la recesión le afectó mucho menos que a
otras entidades bancarias. Nunca se sabe cuando va a surgir la oportunidad
pero debemos tener los deberes hechos y estar preparados para disparar y
no errar el tiro.
Buffett se abstiene de acudir a IPO´s (siglas en inglés de Oferta
Pública de Acciones), es decir, cuando una empresa saca por primera vez a
bolsa una parte de la compañía. La razón es que, en las salidas a bolsa, las
empresas parten de valoraciones altas que son creadas artificialmente por
los colocadores (grandes bancos e inversores institucionales) y prefiere
esperar a ver cómo evolucionan para saber si son compañías con futuro
potencial. Los bancos difícilmente ofrecen duros a cuatro pesetas, pero la
bolsa sí, sostiene. Sin embargo las IPO´S tampoco suelen ofrecerlos.
2.5. EL AMIGO DEL TIEMPO
“El tiempo es amigo de los buenos negocios y enemigo de los mediocres”.
◆◆◆
Hemos comentado en líneas anteriores como un Value Investor debe
aprender a ser paciente. “Perder la paciencia significa perder la batalla”
escribió Gandhi.[6] Buffett retó en 2008 a Wall Street. Apostó a que un
sencillo fondo indexado batiría a otro fondo de gestión activa dirigido por el
gurú Ted Seides, fundador de Protegé Partners. Se trataba de comprobar que
producto ofrecería un mejor rendimiento en una década. Buffett eligió un
fondo indexado de Vanguard (ver capítulo 4) que replicaba el índice bursátil
S&P500, mientras que Seides seleccionó cinco de los Hedge fund con
mejor rendimiento del mercado. Ocho meses antes de la conclusión de la
competición, Seides admitió oficialmente su derrota. Buffett acumulaba una
subida del 80% que llegaría prácticamente al 100% en los siguientes meses.
En cambio, Seides sólo acumulaba ganancias de un 28%. El rendimiento
del fondo Vanguard fue superior al fondo de gestión activa durante ocho de
esos diez años. Los dos únicos años en los que Seides superó a Buffett fue
2008, primer año de la apuesta y que coincidió con la quiebra de Lehman
Brothers, en el que el S&P500 tuvo un desplome del 37% y el fondo de
Seides "sólo" perdió un 23%, y 2015 en que el S&P500 tuvo unos tímidos
avances del 1,4%, y el Hedge Fund obtuvo también un pobre rendimiento
del 1,7% ¡La paciencia es la madre de la ciencia! es practicamente
imposible obtener rentabilidades del 100, 200, 400 o 1000% en días,
semanas o meses pero sí es posible obtenerlas en años, lustros o décadas.
El gran error de la mayoría de los inversores es siempre el mismo:
buscar convertirse en millonario de la noche a la mañana. Entre 1983 y
1999 el S&P500 vivió el mayor rally alcista de su historia: de los 180
puntos de 1983, hasta un máximo de 1550 en 1999, poco antes del estallido
de la burbuja puntocom. Una revalorización del 861% pese a vivir
momentos como el Lunes Negro de Octubre de 1987, la Guerra del Golfo
de 1990 o la crisis bancaria de 1991. Así que todo es cuestión de tiempo. En
acciones individuales, las compañías seleccionadas por Warren Buffett
suelen resistir mejor los envites de las crisis, incluso aprovecha para
aumentar posiciones en ellas en momentos de incertidumbre, como hemos
visto anteriormente con Wells Fargo. Si el negocio es sólido, no importan
tanto las situaciones coyunturales que puedan atravesar. Por el contrario, los
negocios mediocres se caracterizan por tener problemas de liquidez y
arrastrar ingentes cantidades de deuda. No importa si se releva el equipo
directivo: si la base económica del negocio no es sólida, aunque entre en
escena un equipo excelente con una gran reputación, prevalece la del
negocio. Si además, las perspectivas generales del mercado no son buenas
caerán mucho más que las empresas más consistentes.
American Express es una de las inversiones estrella de Warren Buffett.
Se interesó por ella por primera vez en 1963 tras el escándalo Salad Oil,
cuando la empresa de soluciones de pagos prestó dinero a una compañía de
la que tomó como garantía almacenes con depósitos llenos de aceite. En
cuanto el prestatario no pudo hacer frente a los pagos, American Express
quiso ejecutar las garantías pero éstas eran inexistentes, los barriles sólo
tenían una fina capa de aceite en la superfície, el resto era agua. Al
descubrirse el fraude y, temiendo problemas los inversores, el precio de las
acciones cayeron de ochenta dólares a treinta, pero Buffett consideraba que
su ventaja competitiva en cuanto a tarjetas de débito, crédito, cheques y
franquicias de viajes, seguían siendo una auténtica mina de oro, por lo que
puso el 40% del capital de su sociedad para adquirir acciones (por un valor
de trece millones de dólares) y tres años después vendió las acciones con
unas ganancias próximas a los veinte millones de dólares. La lección que se
extrae de esta historia es que cuando una empresa con una ventaja
competitiva experimenta una pérdida muy seria, a pesar de que pueda
castigar sus fondos, el valor fundamental de la misma, terminará
devolviendo a la empresa a su lugar, tarde o temprano. En 1993, volvería a
entrar en la empresa tras una fallida operación de corretaje con la firma
Shearson Lehman Brothers. Esta vez entró para quedarse y, aprovechando
la infravaloración que sufría la compañía, siguió acumulando posiciones en
1994,1995, 1998 y 2000 (siempre después de caídas puntuales) hasta
alcanzar las ciento cincuenta y un mil acciones, acumulando un total del
12,6% del valor total de la empresa.[7]
En cambio, durante la burbuja de las puntocom, negocios mediocres que
no habían generado ganancia alguna estaban valoradas, muchas de ellas, a
un PER entre cincuenta y ochenta veces beneficios, un verdadero disparate.
El tiempo terminó por colocarlas en el lugar correspondiente a la gran
mayoría (o sea, la bancarrota) y sobreviviendo únicamente aquellas como
Yahoo, Amazon o Apple que sí tenían una ventaja competitiva. El precio de
aquellas compañías que crecen de manera vertiginosa no lo hará hasta el
infinito, aunque lo pueda parecer cuando los mercados están eufóricos.
Tarde o temprano, la realidad del negocio prevalecerá. Esto ocurre tanto con
los sectores o valores sobrevalorados como con los infravalorados. Aquellas
empresas cuyos rendimientos no mantienen las expectativas que les han
llevado a una alta valoración, alcanzarán un tope y luego caerán en picado.
En cambio, aquellas compañías en que los rendimientos están muy por
debajo de las expectativas y han tocado suelo, pueden girarse en el
momento en que los rendimientos de la compañía se adecúen a la realidad
del mercado y escalar con rapidez.
2.6. ESPECIALIZACIÓN
“Únicamente debería invertir en aquello que usted conoce".
◆◆◆
Zapatero a tus zapatos. Durante años, Buffett se alejó de las empresas
tecnológicas. De hecho, IBM es uno de los grandes fracasos en su carrera
como inversor. Su desconocimiento en este campo le hizo desistir de
participar en él durante bastante tiempo, achacándolo a no saber interpretar
o valorar cuánto de consistentes podrían ser sus ganancias en un entorno tan
competitivo, amén de su costumbre de alejarse del ruido y de aquellos
sectores que estan más de moda. Finalmente, terminaría por enmendar su
error y, aconsejado por su socio Charlie Munger, entró en el capital de
compañías como la de su amigo Bill Gates, Microsoft, o el fabricante de
teléfonos Apple, reportándole ambas, suculentas ganancias con el paso del
tiempo.
Isaac Newton, quien formuló las leyes de la gravedad, debió pensar que
por ser muy inteligente le iría bien en la bolsa, pero se arruinó a raíz del
estallido de la burbuja de la Compañía de los Mares del Sur. Su inteligencia
no podía sustituir a los conocimientos y a la experiencia que no poseía en
los mercados financieros. Asimismo, el escritor Honoré de Balzac, el
filósofo Baruch Spinoza o los economistas David Ricardo y John Maynard
Keynes fueron especuladores bolsistas con suerte más o menos desigual.[8]
El mensaje de Buffett es claro: ¡Manolete si no sabes torear, pa´ que te
metes! Quien no tenga ni idea de cómo funciona la bolsa de valores, que se
aleje al máximo de ella. Y aquellos que están más curtidos en los mercados
financieros deben de centrarse en aquellas acciones que conocen mejor.
Debemos acotar nuestro campo de acción a la especialidad que dominemos.
Los sectores en los que tradicionalmente se ha especializado el inversor
estadounidense son aquellos en los que se siente cómodo porque se ha
convertido en un auténtico especialista, leáse el bancario (hemos repasado
el caso de Wells Fargo, pero también tiene al Bank of America en cartera),
el de bienes de consumo y las compañías farmacéuticas, se encuentran entre
sus favoritas. Sin embargo, de vez en cuando, se permite alguna que otra
canita al aire. Buffett no suele mirar más allá de sus fronteras, pero en 2003
hizo una excepción con Petrochina, adquiriendo quinientos millones de la
petrolera estatal participada en un 90% por el gobierno comunista chino.
Adquirió las participaciones a un PER equivalente a dos terceras partes más
baratas que las de sus homólogas estadounidenses y ha sido una de sus
inversiones recientes más rentables.
Una crítica recurrente que le hacen sus detractores es su excesiva
concentración en el mercado norteamericano. Petrochina sería una de sus
mayores excepciones y lanza un dardo envenenado en su libro El TAO de
Warren Buffett (nº19): “Si muchos no son capaces de ganar en un mercado
como el estadounidense que mueve cinco mil billones de dólares, ¿qué les
hace pensar que lo que tienen que hacer es alejarse unos miles de
kilómetros y hacer la apuesta?” Sería como ir a jugarse los cuartos a los
casinos de Macao porque se pierde en los de Las Vegas...
Otro de los sectores que le encantan al inversor estadounidense es el de
los seguros. Todas las personas necesitan algún seguro de algo, ya sea de
vida, del hogar, para su coche... y tienen la ventaja de cobrar siempre por
adelantado. No puedes quemar tu casa y contratar un seguro, tienes que
contratar antes y lo más probable (90% de los casos) es que tu hogar no lo
quemes (primero porque constituye un fraude, y, segundo, porque muy
posiblemente te quedarías sin casa y sin la indemnización). No sabemos que
tecnología despuntará en el futuro pero lo que está claro es que alguien, en
cualquier lugar y momento, necesitará un seguro por alguna circunstancia.
Buffett lo sabe y adquirió GEICO como subsidiaria de Berkshire Hathaway
en 1996, obteniendo un 29% de revalorización media anualizada hasta
2011. Lo curioso es que ya invirtió en esta misma empresa en 1950,
vendiendo dos años después con generosas plusvalías, mientras su "profe"
Graham, nada partidario de la filosofía de comprar y mantener, mantuvo las
acciones en cartera durante veintitrés años, consagrándose como la
inversión más rentable de su dilatada carrera (ver capítulo uno). Ironías de
la vida.
2.7. NUNCA ES TEMPRANO
“Comencé a invertir a la edad de once años. Me arrepiento de haber empezado tan
tarde”.
◆◆◆
A la tierna edad de once años, casi a las puertas de la pubertad, Buffett
llevó a cabo su primera inversión: compró acciones de la petrolera City
Services. Adquirió tres acciones a un precio de treinta y ocho dólares cada
una. En un principio, el valor cayó a veintisiete dólares. Más tarde, se
recuperaría y se disparó hasta los doscientos dólares. Buffett mantuvo la
acción, aunque en muchos momentos tuvo la tentación de tirar la toalla y
vender. No lo hizo y se convirtió en su primera ganancia significativa en la
bolsa de valores. La historia de los mercados financieros se hubiera escrito
de manera muy diferente de haber abandonado...
Posteriormente, Buffett compró varias máquinas de pinball y, mediante
acuerdos con diferentes establecimientos, les pagaba a los propietarios un
alquiler fijo por las máquinas y él se quedaba con los beneficios que
generaban, embolsándose una media de cincuenta dólares (de la época)
semanales. Más tarde adquirió un Rolls Royce de segunda mano por
trescientos cincuenta dólares para alquilarlo a razón de unos treinta dólares
diarios, por lo que rápidamente amortizó la inversión. Llevaba los negocios
en su ADN.
El magnate del petróleo John D. Rockefeller hizo su primera inversión a
los dieciséis años y Richard Branson fundó su primer negocio a la misma
edad: un fanzine musical que sólo duró un verano. El aventurero, filántropo
y emprendedor británico no cejó en su empeño y al verano siguiente crearía
el germen de lo que hoy en día es Virgin Enterprises. Moraleja doble:
primero, cuanto antes comienza un inversor a invertir antes puede aprender
de sus fallos y ganar experiencia; segundo, a los que tienen paciencia y no
ceden les ocurren cosas buenas. Muhammad Alí decía que abandonar no
formaba parte de su vocabulario y que eran muchos más los que abandonan
que los que pierden. Razón no le faltaba al legendario boxeador.
La mentalidad de Warren Buffett a la hora de invertir es parecida a la
del jardinero que planta cañas de bambú. El bambú es una planta cuya raíz
no empieza a crecer hasta pasados cinco años. A partir de entonces crece
exponencialmente. Los cinco años de espera del crecimiento de la raíz sería
el equivalente al posible periodo de recuperación de una crisis de mercado
en que nuestros activos no crecerían. Por lo que, cuanto más tarde
empecemos a invertir, más posibilidades tenemos de que no consigamos
recuperarnos de un periodo adverso. Hay que plantar las semillas adecuadas
en el jardín propicio, regarlo con regularidad y nuestro dinero crecerá en los
árboles. El jardín de Berkshire Hathaway abarca desde bonsáis hasta
sequoias. Hay que aprender a ser pacientes. El imperio romano no se
levantó en un día.
2.8. MOVIMIENTO VS QUIETUD
“Wall Street es el único lugar donde la gente va en Rolls Royce para dejarse aconsejar
por gente que viaja en metro”.
◆◆◆
Un asesor financiero jamás recomendará una estrategia buy&hold, puesto
que sus comisiones bajarían. Como bien le gusta decir a Warren y así dejó
constancia en El TAO de Warren Buffett: “Wall Street obtiene sus
beneficios del movimiento. El inversor los obtiene de la quietud”. Un viejo
chiste reza que “un asesor es aquél que mueve el dinero de otros hasta que
lo dejan sin nada”. Los analistas aconsejan constantemente sobre qué hacer
con las inversiones. Si una empresa presenta malos resultados trimestrales,
hay que vender. Al siguiente trimestre, si los resultados son buenos, hay que
comprar. Si suben los tipos de interés, tenemos que comprar acciones de
compañías bancarias porque dicen que su valor se disparará. Al mes
siguiente, se reforma la ley hipotecaria y te dicen que hay que vender
porque se van a desplomar... Ya bastante difícil es predecir que tiempo hará
mañana como para estar haciendo caso de confusos analistas que ni saben
lo que se debe comprar. Lo que más les interesa es hinchar las transacciones
para así cobrar más comisiones. No dejan de ser empleados con hipotecas e
hijos que mantener. No viven de sus inversiones por lo que no analizan los
valores desde el punto de vista de un inversor sino desde la perspectiva de
un vendedor. “Si preguntas a un peluquero si necesitas un corte de pelo
¿qué te va a responder? los vendedores siempren quieren que gastes.
Pregúntales si hay un problema y siempre encontrarán alguno y si no lo
encuentran, se inventan uno”, escribe en El TAO de Warren Buffett. Los
vendedores inventan problemas para vender sus soluciones. Es así en Wall
Street, en Tegucigalpa y en la China comunista.
La prensa financiera también tiene miga. Su principal misión es vender
periódicos, no asesorar, y recomiendan sin parar "nosequé" y "nosecuál"
valor, y se les llena la boca con rocambolescas opiniones sobre la situación
económica, empresarial o la subida del 0,0001% de los tipos de interés. A
Buffett la marcha del mercado, la evolución empresarial o de los tipos de
interés le trae sin cuidado: “Sólo leo The Wall Street Journal para ver si
alguien está a punto de cometer alguna locura”, comentó jocosamente a su
hija Mary en El TAO de Warren Buffett.
El inversor debe ser capaz de pensar por sí mismo. Las inversiones
exitosas no se consiguen siguiendo las recomendaciones de las masas.
Los valores de moda de Wall Street, no interesan a Buffett. Prefiere aquellas
acciones que los analistas ignoran. Los valores ignorados suelen estar
infravalorados. No todos son buenos negocios, claro está, pero debemos
tener por seguro que "el próximo Microsoft" que nos recomienda nuestro
asesor, tampoco lo será. Los mejores negocios son siempre inesperados
porque son únicos, aportan valor añadido y resultan escasos y difíciles de
encontrar. Por ello, cuando descubrimos uno, debemos comprar y
mantenernos allí todo el tiempo que las condiciones del negocio permitan.
Ogilvy&Mather era una agencia de publicidad que en la ya comentada
crisis del año 1974 cotizaba a cuatro dólares cuando su beneficio por acción
era de setenta y seis dólares... Buffett invirtió en ella y obtuvo un 20%
anualizado durante el tiempo en que estuvo invertido en la agencia
¡Chapeau!
Otra vieja cantinela de Wall Street tiene que ver con la diversificación.
Ya se sabe: quien mucho abarca poco aprieta. “A menudo cuando su asesor
le recomienda diversificarse, en realidad lo hace para protegerse de su
propia ignorancia y lo peor es que esa ignorancia se mezcle con la avaricia.
Entonces es seguro el desastre financiero”, asevera tajantemente al portal
The Motley Fool (28/9/2014). Los asesores cuentan su propia versión del
cuento de hadas y le dicen a sus clientes que la mejor forma de conseguir a
su príncipe es besando cuantas más ranas mejor. La diversificación
difícilmente hará rico a ningún inversor aunque tampoco le hará pobre. El
trabajo de un buen asesor consiste en hacerse rico él pero ayudando al
cliente a enriquecerse también en lugar de cobrar comisiones tanto si al
inversor le va bien como si le va mal. Con la diversificación lo que se
obtiene es un teórico equilibrio, pero evita tener concentrado el dinero en
las posiciones más valiosas que son las que generan las ganancias más altas.
Asimismo recomienda poner el 10% del capital disponible al invertir en una
determinada acción si se tiene la convicción de apostar fuertemente por
dicha compañía.
2.9 EL BONO CONVERTIBLE
“Únicamente en cuanto baja la marea descubrimos quién ha estado bañándose
desnudo”.
◆◆◆
Buffett considera que el rendimiento de las acciones de empresas con
ventaja competitiva sostenible se asemeja más al comportamiento de un
bono debido a la previsibilidad y estabilidad de sus ingresos. Por ello, los
denomina "bonos convertibles" (el lector no debe confundir este término
con un tipo de bono de renta fija que se llama del mismo modo. En el
capítulo 6 dedicado a Bill Gross, se explicará con detalle en que consiste tal
producto financiero).
Según el punto de vista de Warren Buffett, dividiendo el valor contable
de una acción entre su beneficio neto anual obtendremos lo que denomina
como "tasa de rentabilidad del bono convertible".
TR= VCA/BNA
EJ= 100$/10$=10$
Buffett busca, además, que sean empresas que hayan ido aumentando
sus ingresos netos durante por lo menos diez años a un ritmo histórico del
10%. Si esto ocurre, el bono convertible se convertirá en un "bono
convertible expandido", puesto que la tasa de rentabilidad inicial irá
creciendo a medida que los ingresos netos de la empresa sigan aumentando.
TRI= BPA/PPA
EJ= 50/5=10%
Analizamos la empresa de fabricación de semiconductores
norteamericana TSM para ver de forma más clara los parámetros de
inversión del maestro Buffett y de esta forma proyectar su futuro precio y el
rendimiento de su "bono convertible". TSM es una empresa norteamericana
dedicada al diseño de microchips y semiconductores con más de diez mil
productos a la venta, siendo mucho menos conocida que una de sus grandes
rivales en el sector: la archiconocida Intel. Diseñan productos para más de
quinientas compañías entre las que se incluyen Apple, AMD y Nvidia, que
suponen el 18% de sus ingresos totales. En el mundo de los
semiconductores podemos distinguir dos modelos de negocio diferentes: el
modelo integrado y el modelo Fabless. En el modelo integrado las
compañías diseñan y fabrican ellos mismos los semiconductores y es el
modelo que siguen grandes empresas como Samsung e Intel. Por su parte,
TSM utiliza el modelo Fabless, en el que únicamente se dedican a
desarrollar el diseño de los semiconductores, externalizando la fabricación
de los mismos a terceros. Ello les permite centrarse en aquello que son
excelentes -diseño- y les otorga la tan deseada ventaja competitiva que
anhela cualquier inversor en valor, ya que ahorran en costes de fabricación.
Los semiconductores sirven como material aislante de la temperatura,
presión atmosférica, radiación de campos magnéticos y eléctricos y son
fundamentales para la creación de productos electrónicos y tecnológicos.
Pese a ser un sector bastante cíclico, la alta demanda de productos
tecnológicos en los últimos años ha convertido a este tipo de empresas en
negocios con altas y consistentes ventas. Además, TSM no vende productos
al consumidor, por la que la convierte en una empresa menos vulnerable a
los gustos cambiantes de los clientes, centrándose pues, en la venta
mayorista.
Entre 2007 y 2010, a pesar de la crisis global, la compañía consiguió un
incremento de sus beneficios de un 50%, lo que prueba que es una
compañía resistente en los periodos de adversidad. Desde entonces ha sido
capaz de aumentar su margen de beneficios sobre ingresos en un 40%,
mientras su gran competidor Intel, sólo lo aumentó en un 30%. El ROI
actual de TSM se sitúa en el 25% contra el 10% del sector. La empresa no
tiene deuda de ningún tipo y no le afecta directamente el problema del
Covid-19. Su PER actual es de 17 veces su beneficio contra un 25 del sector
y su beneficio por acción estimado para 2020 es de 3$. En los últimos diez
años ha crecido a una tasa anual del 10% por lo que podemos estimar que
su beneficio por acción será de 7.78$ en 2030 (3$ x 10% x 10 años =
7,78$). Multiplicamos su PER histórico de 17 x 7.78$ y proyectamos un
precio objetivo de 132$ en 2030. No podemos, sin embargo, adquirir las
acciones a 7.78$ sino que debemos comprarla al precio actual de mercado
que es de 50 dólares por acción. Esto significa que podemos prever que
obtendríamos una tasa de rentabilidad inicial antes de impuestos por nuestro
bono convertible de TSM del 6% (3$:50$=6%). Esa tasa de rentabilidad
inicial, crecerá a medida que la empresa obtenga más beneficios que
previamente habíamos calculado a un 10% de tasa anual histórica del
beneficio por acción. Si compramos acciones de TSM A 50$ cada una en
2020 y las vendiéramos a 132$ en 2030, nuestra ganancia total por la venta
sería de 82 dólares por acción, lo que daría una rentabilidad total del 264%
y una tasa de rentabilidad anual del 10.2% durante esos diez años. TSM
además, paga un dividendo anual del 1.61 dólares por acción por lo que si
es capaz de mantener el pago durante los diez próximos años, podremos
añadir un beneficio adicional de 16.10 dólares a los 82 dólares generados
por nuestra venta. 82+16.10=98.10$. Esto incrementa nuestra rentabilidad
total hasta el 296% y nuestra tasa de rentabilidad anual hasta el 11.47%, por
tanto, este 11.47%, es la rentabilidad de nuestro "bono convertible".
Para concluir: ¿Resulta interesante para el inversor una tasa potencial de
rentabilidad anual del 11.47% en nuestro bono convertible? Pues bien,
teniendo en cuenta que la media histórica del beneficio de las bolsas
mundiales es del 9%, la de los bonos un 6% (quien lo pillara en los tiempos
actuales) aproximadamente, y que el track-record histórico del "papá" del
Value Investing, Benjamin Graham es del 17%, quedaríamos a medio
camino entre un inversor promedio y el de uno de los mejores inversores de
todos los tiempos, doblando la rentabilidad anual histórica de la renta fija.
No está nada mal. Debemos considerar que Buffett obtuvo un 12%
anualizado por su inversión en The Washington Post (ver capítulos
anteriores), por lo que estaríamos en unas cifras similares a una de sus
mejores inversiones de siempre. El inversor que opte por este método debe
considerar que las perspectivas de las empresas que analice pueden cambiar
y que las cifras reales pueden diferir al final porque son estimaciones. El
inversor más conservador puede optar por hacer sus cálculos a la baja para
no caer en falsas expectativas. Desde luego, a Buffett no le ha ido nada mal.
Se ha convertido en una de las personas más ricas del planeta gracias a su
propia interpretación del "bono convertible".[9]
2.10. MAESTRO Y ALUMNO
“Si el alumno no supera al maestro. Ni es bueno el alumno ni es bueno el maestro”.
Proverbio chino.
◆◆◆
Ya ha quedado claro en este capítulo que Buffett fue el alumno aventajado
que aprendió, mejoró y superó a su maestro, el profesor Benjamin Graham.
Buffett a su vez, ha servido de inspiración a varias generaciones de
inversores que invierten con gran éxito en el mercado de valores como
Michael Burry o Joel Greenblatt. Por tanto, Buffett fue primero monaguillo
aventajado y luego Papa.
Pero como última consideración antes de cerrar este capítulo, el autor
quisiera señalar, la principal particularidad del mago de Nebraska respecto
al resto de inversores analizados en este libro: en realidad Buffett no es un
inversor en bolsa, es un empresario. “Soy mejor inversor porque soy
empresario y mejor empresario porque soy inversor”, reza su TAO nº 43.
Combinando ambas disciplinas se retroalimenta porque como empresario
despierto sabe distinguir un negocio bueno de uno malo y como inversor
atento sabe distinguir cuando una compañía está barata o cara.
Berkshire Hathaway no es un fondo de inversión sino un conglomerado
empresarial que engloba aproximadamente treinta compañías. Berkshire es
el máximo accionista en la gran mayoría de ellas y Buffett tiene asiento
prioritario en sus consejos de administración. Su objetivo es de larga
permanencia e influir en ellas para incidir en su buen funcionamiento. No
especula con sus acciones aunque destina una pequeña parte de su cartera a
coberturas (en el capítulo 7 dedicado a Ray Dalio analizaremos lo que son
las coberturas). La cotizacion de Berkshire era de diecinueve dólares en
1965 y actualmente ronda los trescientos mil. Una revalorización superior a
un 100.000% en cincuenta y cinco años. La fortuna personal de Buffett es
de aproximadamente ochenta mil millones de dólares y suele estar entre las
cinco principales fortunas mundiales de la lista Forbes año sí, año también.
Como hombre de negocios avispado, Buffett consigue acuerdos muy
provechosos. En 1985 ayudó a financiar la compra del conglomerado de
comunicación Capital Cities a la cadena de noticias ABC por tres billones y
medio, a cambio del 25% de las acciones en circulación, a un precio de
17,25 dólares. Diez años después, el valor alcanzó los ciento veintisiete
dólares, una revalorización del 24% anualizado. En aquel entonces fue la
fusión mas grande de la historia aparte de las provinientes del mundo de las
petroleras. En un primer momento, Capital Cities declinó la oferta, pero
terminaría finalmente aceptando porque de otra forma el acuerdo no hubiera
sido posible. “Nunca tema pedir mucho cuando venda ni ofrecer mucho
cuando compre. Si pide mucho igual no recibe nada pero si no lo intenta...”
comenta Buffett en su libro El TAO de Warren Buffett. El oráculo aboga
también por los tratos justos ya que resulta imposible, moralmente, hacer
buenos tratos con malas personas ni tampoco deshacer un contrato, por lo
que hay que reflexionar mucho antes de hacerlo.
Pese a sus espectaculares resultados aún sigue siendo cuestionado por
algunos detractores que proclaman que sus principios de inversión han
quedado anticuados. En este año 2020, varias voces críticas le achacaban
que todavía tuviera compañías aéreas en su cartera de inversión. En marzo
del citado año 2020, vendió sus participaciones en Southwest Airlines y
Delta Airlines debido al parón de actividad por el coronavirus. Los costes
fijos, la variabilidad del precio del petróleo y la competencia por conseguir
el asiento más barato es lo opuesto a la ansiada búsqueda del santo grial de
la inversión en valor que tanto proclama. Lo cierto es que tanto Southwest
como Delta, le proporcionaron excelentes resultados en el pasado, pero a
día de hoy, parece una inversión un tanto arriesgada debido a la
incertidumbre que el COVID-19 arroja sobre la posibilidad de restricciones
en el tráfico aéreo. Es probablemente por ello que el de Nebraska ha
vendido las acciones, pero sus más furibundos críticos le insinúan que ha
reaccionado tarde. Sólo el tiempo dirá si las aerolíneas pueden volver a ser
un buen negocio, pero queda claro que ni siquiera Warren Buffett es
infalible ni posee una varita mágica que convierte todo lo que toca en oro.
Buffett se ve a si mismo como lo que es: un hombre de negocios que se
preocupa de que sus compañías marchen bien.
Debemos ir pensando en un futuro próximo en una vida sin Warren
Buffett. Este 2020 cumple noventa años. Su socio Charlie Munger tiene
noventa y seis. Todd Combs y Ted Weschler, gestores de Berkshire, son los
mejor situados para su sucesión. El oráculo de Nebraska aún no se ha
pronunciado al respecto, pero los que lo conocen aseguran que tiene cuerda
para rato. Ha donado hasta el momento treinta y dos mil millones a causas
benéficas y donará la mayor parte de su dinero a la fundación de Melinda y
Bill Gates. Warren considera que las personas que heredan su fortuna no
hacen nada bueno en la vida y considera que el mayor legado que puede
dejar a sus hijos es una esmerada educación, como bien expresó en su
discurso en la sede de la fundación The Giving Pledge en 2010.
CAPÍTULO 3: JOHN TEMPLETON
“Las cuatro palabras más peligrosas en el mundo de la inversión son: esta vez es
diferente”.
◆◆◆
John Marks Templeton nacido en Winchester, Tenessee (EEUU) en
1912, terminó adquiriendo la nacionalidad británica y siendo nombrado
Caballero del Imperio Británico. Cursó estudios en la Universidad de Yale,
convirtiéndose en el primer nacido en Winchester en graduarse. Empezó a
trabajar en Wall Street en la década de 1930. La revista económica Money
le eligió como "El mejor seleccionador de acciones del siglo XX".
Conocido también por todas sus labores de filantropía, creó, en 1947,
Templeton Growth Fund, considerado el primer fondo de inversión
moderno. En 1992 vendió el fondo a Franklin Resources por un valor de
440 millones de dólares y se retiró. Fallecido en 2008 en Bahamas, escribió
varios libros. Algunas de sus obras más destacadas fueron: Golden Nuggets,
Buying at the point of maximum pessimism e Investing the Templeton way.
3.1. DIVERSIFICA Y VENCERÁS
“El único inversor que no debería diversificar nunca es aquél que acierta el 100% de las
◆◆◆
Y, como ya bien sabemos, ni en la bolsa ni en cualquier otro ámbito de la
vida, se acierta el 100% de las veces. Así que lo mejor es no poner todos los
huevos en el mismo cesto, puesto que los huevos podridos nos podrían
estropear los huevos de oro. En el capítulo anterior hemos visto otra
perspectiva sobre la diversificación. Eso es bueno. Los puntos de vista
diferentes enriquecen.
En 1939, Sir John Templeton decidió hacer un experimento: compró
todos los valores de la bolsa de Nueva York que cotizaban a menos de un
dólar. Fueron ciento cuatro empresas por un valor total de diez mil
cuatrocientos dólares. Al cabo de cuatro años, treinta y cuatro de las
empresas seleccionadas habían quebrado. No obstante, las setenta restantes
se revalorizaron de manera significativa obteniendo en torno a cuarenta mil
dólares en plusvalías.
Por lo tanto, la diversificación resulta esencial, ya que si hubiéramos
destinado todo nuestro dinero al mismo valor, la probabilidad de quiebra
habría sido del 33% y, en caso de error, habríamos perdido todo nuestro
capital. Cuando estamos en la fase de confección de una cartera debemos
esperar que, de media, un tercio de las empresas puedan quebrar y un tercio
apenas tendrán desarrollo positivo. Por consiguiente, la clave de las
ganancias está en el tercio que tiene el potencial de revalorización más alto.
Para el inversor minorista es harto complicado comprar ciento cuatro
acciones, además de tremendamente costoso. Prácticamente una utopía y
ciertamente desaconsejable. Según John Templeton, la mejor opción para
obtener una correcta diversificación, es contratar un fondo de inversión.
Denominamos fondo de inversión o fondo mutuo a una institución
de inversión colectiva que reúne dinero de distintos inversores
particulares o jurídicos para invertirlo de manera conjunta en
diferentes instrumentos financieros. Estos fondos son gestionados por
sociedades gestoras que administran e invierten el dinero, y por entidades
depositarias que custodian el efectivo y que ofrecen garantías y vigilancia
ante las inversiones. A los inversores que realizan el aporte dinerario se les
conoce como partícipes. Al invertir en un fondo se obtiene un número
determinado de participaciones, las cuáles, tienen un valor liquidativo
(precio) que se conoce a diario y que se extrae de la división entre la
valoración del patrimonio total del fondo y el número de participaciones en
circulación. Los rendimientos provinientes del fondo se consiguen en el
momento de vender las participaciones, que por lo general, se limita a unas
fechas o periodos concretos conocidos como ventanas de liquidez. Existen
fondos de diversa naturaleza (individuales, grupales, privados o estatales) e
invierten en función de diferentes riesgos y objetivos. La principal razón
de ser de estos instrumentos financieros es posibilitar al pequeño
inversor el acceso al mercado monetario, a partir de unos requisitos de
capital relativamente modestos, canalizando su ahorro de forma más
profesionalizada, diversificada, rentable y accesible que si lo hiciera de
manera individual.
Existen cuatro tipos de fondos de inversión clasificados según criterios
de riesgo:
1) Fondos de renta variable: su rentabilidad no está garantizada y
conllevan riesgos mayores pero un potencial de ganancias alto.
2) Fondos de renta fija: su rentabilidad se conoce de antemano y son
más seguros pero no están totalmente exentos de riesgo.
3) Fondos mixtos: se componen de una combinación de activos de
renta fija y renta variable.
4) Fondos garantizados: están destinados a garantizar la preservación
del capital.
El primer fondo de inversión tuvo origen anglosajón (como la mayoría
de las innovaciones financieras) y se creó en Londres en 1868. Se llamaba
Foreign and Colonial Investment Trust e invertía en distintos valores de
deuda pública de hasta diecisiete países diferentes y tenía un capital total
aproximado de un millón de libras. Algunos historiadores confirman que en
el siglo XVI, en diferentes territorios europeos como Augsburgo, Florencia
y Holanda, se desarrollaron algunas instituciones privadas que hacían
inversiones colectivas. Posteriormente aparecieron en Escocia las Parish
Trust, gestionadas por párrocos que invertían los excedentes de los
feligreses. En España no aparecerían hasta finales de la década de 1950 con
la idea de que los pequeños ahorradores pudieran participar del mercado de
valores, democratizando la inversión en bolsa, limitada entonces a los
tenedores de grandes capitales. No sería hasta bien entrada la década de
1980, coincidiendo con la liberalización del sector financiero, la entrada en
la Comunidad Económica Europea y la caída generalizada del rendimiento
de los depósitos bancarios, que los fondos despegarían totalmente.[1]
John Templeton creó Templeton Growth Fund (actualmente Franklin
Templeton Investment) en 1947 y está presente en los cinco continentes. Lo
primero que debe tener claro un inversor es saber si quiere delegar la tarea
de multiplicar su dinero a un gestor profesionalizado o desea hacerse cargo
del destino de su capital él mismo. Warren Buffett y Benjamin Graham
afirman que es mejor lo segundo. Templeton, en cambio, cree que el
inversor promedio no dispone ni de los conocimientos ni los recursos para
batir al mercado y, consecuentemente, resulta conveniente que invierta a
través de fondos de inversión.
3.2. SÉ DIFERENTE
“Es imposible tener una rentabilidad superior a la mayoría a no ser que hagas algo
diferente a lo que hace la mayoría”
◆◆◆
El ex-director general de General Electric, Jack Welch, lo tiene claro: “Si
no tienes nada diferente, no compitas”.[2] El éxito procede de la diferencia,
así que Templeton se preguntó: ¿Qué puedo ofrecer yo que los demás no
tengan? La respuesta: el primer fondo de inversión moderno. Pero además,
se caracterizaba por un modus operandis muy diferente del resto. En un
momento dado, el inversor británico decidió cambiar su residencia y
establecerse en Bahamas: “Mis resultados aquí (en Nassau, Bahamas) son
mejores para mis clientes de lo que eran cuando tenía mi oficina en el
Rockefeller Center. Cuando estás en Manhattan resulta más difícil ir en
contra de la mayoría”.[3] En Wall Street, a la hora del desayuno, ya han
llegado tres rumores que hacen que te entren ganas de vender toda tu
cartera. En el Caribe, toda la preocupación del día es elegir bajo que
cocotero nos vamos a tumbar.
Templeton resultó ser un pionero en mirar más allá de las acciones de su
país y fijarse en valores de fuera de sus fronteras. Fue de los primeros en
comprender el fenómeno de la globalización, anticiparse a ella y, de esta
manera, diversificar su cartera. Otros inversores contemporáneos suyos
como Philip Fisher, Benjamin Graham o Warren Buffett, limitaban su
campo de operaciones a Estados Unidos (salvo contadas excepciones).
“Seguramente encontrará mejores oportunidades de inversión si mira desde
una perspectiva global que si se limita a un sólo país” afirma. Y añade: “El
crecimiento de la prosperidad en el mundo será mayor cuando todos
podamos invertir en el progreso del resto”.[4]
Uno de los primeros mercados en los que Templeton puso el punto de
mira fue Japón. En unos tiempos en que la economía americana crecía a un
ritmo del 2,5% anual, el país nipón lo hacía a tasas cercanas al 10%. Por
otra parte, el índice Nikkei, que engloba a los doscientos veinticinco
mejores valores del país, estaba valorado en un PER de cuatro veces
mientras que el índice industrial norteamiericano Dow Jones cotizaba a
diecinueve veces su beneficio. El crecimiento potencial de la nación
oriental era enorme.
Otros mercados en los que Templeton consiguió invertir con éxito fueron
China y Rusia, especialmente tras el aperturismo derivado de la caída del
muro de Berlín. A la hora de invertir en mercados extranjeros, Templeton
valoraba principalmente dos cosas: que no fueran países con gobiernos muy
intervencionistas y que sus niveles de inflación resultaran moderados. Para
un inversor que desea diversificar riesgos, invertir en un fondo que
abarque todo el mercado global de acciones podría ser una buena idea.
Limitarse a un mercado nacional (algo que hace la mayoría de inversores
principiantes) puede ser contraproducente ya que hay mercados bursátiles
como el español, el italiano o el argentino, que arrojan resultados
anualizados negativos desde hace muchos años. Para los residentes de estos
países no resulta un negocio provechoso arriesgar su capital en las bolsas
nacionales. Otros países, como los asiáticos, arrojan resultados irregulares
con grandes periodos de expansión y otros largos ciclos de depresión. Los
mercados más rentables con crecimiento sostenible suelen ser el
estadounidense, el alemán y el británico. Un fondo global elimina las dudas
del inversor sobre dónde es más conveniente invertir, obteniendo una media
ponderada de todo el planeta. Templeton llegó a contar con tres mil
empleados en el pico de su carrera y sucursales en los cinco continentes con
alrededor de ochenta fondos diferentes divididos por países y sectores.
3.3. PESIMISMO VS OPTIMISMO
“La gente me pregunta a menudo donde hay buenas perspectivas, pero ese es un
planteamiento erróneo... La pregunta correcta es: ¿Dónde están los pronósticos más
desalentadores?”
◆◆◆
Comprar en los valles y vender en los picos. O lo que es lo mismo:
comprar cuando la bolsa está por los suelos, que son los momentos en que
los pronósticos son más desalentadores, y vender cuando los precios están
por las nubes y las perspectivas son más prometedoras. En la bolsa, muy a
menudo, hacer lo contrario a la mayoría suele salir muy rentable. Sir John
Templeton hace suyo el dicho de que “un pesimista es un optimista
informado”.
Una de las empresas que Templeton adquirió en su "experimento" de
1939 fue la compañía ferroviaria Missouri Pacific Railroad. La empresa
cotizaba a 0.12$ en aquel momento. El valle difícilmente podía ser más
profundo (bueno en realidad sí, cero dólares) y las perspectivas más
pesimistas. El mundo estaba a las puertas de la II Guerra Mundial y Estados
Unidos sufriendo la Gran Depresión. Cuatro años más tarde vendió las
acciones por encima de los cinco dólares.
En 2004 (nada menos que sesenta y cinco años más tarde) seguía
invirtiendo de manera individual. Pese a estar ya retirado, detectó una
oportunidad de inversión en el fabricante de vehículos Kia Motors. La
empresa surcoreana cotizaba a menos de cinco veces su beneficio y tenía
márgenes y tasas de crecimiento muy superiores a sus competidores
occidentales. Esta sería la última inversión exitosa del inversor de Tenessee
que fallecía cuatro años después, pero aún viviría suficiente para ver como
los cincuenta millones de dólares de su inversión inicial conseguían una
revalorización del 175%, transformándose en casi ciento cuarenta millones.
Habíamos comentado con anterioridad que Japón fue una de las
primeras naciones en las que Templeton intuyó un alto potencial de
crecimiento. Comenzó a hacer inversiones en el país del sol naciente
durante la década de 1960 y su presencia en el país oriental resultó
tremendamente rentable. En 1986, sin embargo, consideró que su índice de
referencia, el Nikkei, estaba excesivamente sobrecalentado e infraponderó
su posición en el país nipón hasta reducirla a una pequeña porción del pastel
del fondo de tan sólo el 3,86% . El estalllido de una burbuja inmobiliaria
condenó a Japón a una debacle bursátil de la que aún no se ha recuperado
hoy en día. El Nikkei alcanzó un nivel máximo de 38.957,44 puntos el 29
de Diciembre de 1989 y en 2020 apenas cotiza a 20.000 puntos: una caída
de casi el 50% en tres décadas. Templeton aprovechó la bonanza de un
mercado japonés que durante veinticinco años fue la segunda potencia
económica mundial y se retiró en el momento justo enfocándose en su país
vecino, China, que estaba a punto de experimentar un mayor crecimiento
todavía en los años venideros. El índice Nikkei está especialmente
sobreponderado por empresas tecnológicas y automovilísticas. La mano de
obra en Japón es cara y la competencia de Corea del Sur y China resta
competitividad a las compañías niponas. Templeton llegó a la conclusión de
que su bolsa de valores no daba para mucho más de sí. No se equivocaba: el
rendimiento del fondo global de Templeton batió por un margen del 33% al
benchmark de referencia, el MSCI World Index, que tenía una
sobreponderación al mercado japonés del 39%. El análisis de mercado de
Templeton, concluía que los pronósticos para el futuro de la economía
japonesa eran desalentadores y que las perspectivas eran más positivas en
otros mercados pese a que, en aquel momento, probablemente nadie más
era capaz de detectar tal cosa. El conocimiento profundo que el británico
tenía de la economía global era, sin lugar a dudas, una gran baza a su favor.
3.4. BENEFICIOS PERMANENTES
“Pensé que únicamente iba a estar a una vez en este mundo, y por sólo un corto espacio
de tiempo, así que pensé...¿Qué puedo hacer con mi vida para conseguir beneficios
permanentes?”
◆◆◆
¡Y vaya si consiguió beneficios permanentes! ¡un 14.5% anualizado
durante cuarenta años de gestión! Una inversión inicial de mil euros con
Templeton habrían significado doscientos mil en nuestros bolsillos cuatro
décadas más tarde. Sir John Templeton era un inversor encuadrado en la
categoría Contrarian y combinaba las técnicas de evaluación del Value
Investing con las estrategias del Growth Investing, es decir, buscaba gangas
infravaloradas con grandes posibilidades de revalorización a corto-medio
plazo. Su método se asemejaba más a Benjamin Graham y Philip Fisher que
a Warren Buffett.
Templeton utilizaba el análisis conocido como Bottom-up para
seleccionar los valores que conformaban sus diferentes fondos. Algunos
otros gestores utilizan otra estrategia totalmente opuesta denominada Top-
down.
En el gráfico de arriba a la derecha observamos una pirámide. En la
base de la misma, situaríamos el análisis macroeconómico mundial. Las
tendencias macro-globales arrojan pistas sobre los países donde va a ser
más interesante invertir, y el Templeton Fund sobrepondera en su cartera
aquellos mercados con un potencial de revalorización más alto a cinco años
vista. A continuación, estudia el mercado nacional seleccionado para
identificar las industrias con mayor capacidad de crecimiento. Para ello, el
fondo cuenta con un equipo de analistas muy especializado para cada sector
y cada país. En la punta de la pirámide se sitúan las empresas que
configurarán la cartera. Los puntos principales sobre los que pivota la
selección de compañías son: la calidad, el crecimiento y la posible
infravaloración del valor desde el punto de vista del mercado. Templeton
buscaba empresas que generaran beneficios sostenibles, crecimiento
contínuo de los flujos de caja, poca deuda en sus balances contables y con
contrastados equipos directivos (exactamente como lo haría un Value
Investor). El sistema top-down funciona justo al revés, como una pirámide
invertida: primero seleccionamos el valor y posteriormente analizamos su
sector, más tarde el país y, por último, sus tendencias macro.
Otra clave común del éxito de Templeton y de los grandes inversores
consiste en la reinversión contínua de los beneficios. Con revalorizaciones
de capital como las obtenidas por Templeton, nuestro dinero se doblará cada
cinco años por lo que, a partir del quinto año, estaríamos cobrando
beneficio sobre beneficio y nuestro capital estaría exento de riesgo. “Pocas
cosas me proporcionan más placer que ver como llegan mis dividendos”,
solía decir John D. Rockefeller.[5] Por otra parte el magnate del negocio de
la carne, Sir William Vestey afirmaba: “Vivo del dinero ganado hace veinte
años ya que he estado continuamente reinvirtiendo mis ganancias. Me
encanta vivir de los beneficios de mis beneficios”.[6]
3.5. LA FRASE MÁS CARA
“Las cuatro palabras más peligrosas del mundo de la inversión son: esta vez es
diferente”.
◆◆◆
Esta vez es diferente: el mercado no puede colapsar. Cuando los árboles
crecen demasiado rápido, no nos permiten ver el bosque. Cuando suenan las
trompetas celestiales en la bolsa, nadie quiere que el director (el mercado)
pare la música. Aunque el pasado se repite constantemente y los libros de
historia así lo atestiguan, parece que la memoria del mercado no recibe el
suficiente fósforo para recordarlo. Los mercados experimentan fases de
rápido crecimiento a las que suceden caídas vertiginosas. De hecho, cuando
más prolongada suele ser la subida, más rápida y profunda es la corrección.
Pero cuando todos están en una nube, bajar a la Tierra se antoja poco menos
que una quimera. Sólo aquellos inversores que estén con los pies en el suelo
y prevenidos, podrán aprovecharse de los cambios de tendencia bursátiles.
Esta vez es diferente: los robots sustituirán a los empleados. Se habla
mucho de que la tecnología terminará reemplazando a los seres humanos.
Pero siempre ha sido así, no resulta para nada novedoso. El descubrimiento
de la excavadora enterró los picos y las palas. Los que se adaptaron
aprendieron a manejarla y los que no, fueron expulsados del mercado
laboral. Cuando aparece una nueva tecnología parece que va a ser el fin del
trabajo, pero éste no desaparece, simplemente se transforma. Unas
profesiones desaparecen y otras son creadas. Los cocheros de los coches de
caballos fueron substituidos por taxistas que ahora se ven desplazados por
los conductores de Uber y Cabify y éstos, a su vez, se verán relegados por
los coches autónomos. Es absurdo pensar que las regulaciones pueden
evitar que el progreso se imponga.
Esta vez es diferente: cada vez que oigamos esta frase ya podemos
posicionarnos en el mercado de un lado u otro porque el optimismo más
incauto nos proporcionará enormes alegrías acompañadas de grandes
recogidas de beneficios en las ventas, y el pesimismo más acentuado nos
permitirá adquirir los chollos más sobresalientes de un mercado deprimido.
El inversor sabio no debe dejarse arrastrar por las masas y debe desarrollar
un criterio propio que le ayude a pescar en ríos revueltos y a nadar y
guardar la ropa cuando vengan mal dadas en la bolsa.
3.6. HUMILDAD
“Trabaja para ser humilde”.
◆◆◆
La humildad es una cualidad fundamental para aprender en la vida. Y las
finanzas no son una excepción a la regla. En la bolsa, la humildad sirve para
tener los pies en el suelo. “Si somos cada vez más humildes acerca de lo
poco que sabemos, podemos estar más ansiosos por buscar más
conocimiento”, dejó escrito el maestro nacionalizado británico en varios de
sus libros. El término proviene del latín y, entre sus varias acepciones, se la
reconoce como la virtud que consiste en el reconocimiento de las propias
limitaciones y debilidades. Miguel de Cervantes la califica en su obra El
coloquio de los perros como: “La base y fundamento de todas las virtudes y
sin ella no hay ninguna que lo sea”. Santo Tomás de Aquino dejó escrita en
su monumental obra Summa teológica (parte II, cuestión, 161): “La
humildad es la sabiduría de lo que somos”. Por su parte, en un artículo en
la página web de johntempleton.org, Sir John Templeton, que era una
persona tremendamente espiritual y religiosa, sentencia: “La humildad es la
cualidad que permite al ser humano ser digno de confianza”.
Los grandes inversores (así como los grandes personajes de la historia
desde Jesucristo hasta Mahatma Gandhi) se han caracterizado por su
humildad. En la bolsa de valores ser humildes y conocer nuestros límites
nos capacita para tomar decisiones mejores. Si un inversor cree que lo sabe
todo y actúa con soberbia, el mercado, tarde o temprano, lo pondrá en su
lugar porque es implacable. Por el contrario, aquellos otros inversores
cautos que consideren que siempre tienen algo nuevo que aprender,
actuarán de una forma muy diferente, de manera reflexiva. Estarán abiertos
a consejos, nuevas propuestas, considerarán cambios y mejoras en sus
estrategias de inversión y desarrollarán una capacidad de decisión coherente
a sus propias ideas.
Sir Templeton era un gran apasionado de la ciencia. En 1956 lanzó un
fondo especializado en la industria química llamado Nucleonics, en
colaboración con la firma de asesoría financiera Damroth William con la
que posteriormente comercializaría otros fondos sectoriales. La capacidad
de detectar y cubrir nuevos nichos de mercado fue uno de los secretos del
éxito del caballero británico. Su sed de conocimiento lo llevó a ser cada vez
mejor inversor. Crecer, aprender y mejorar requiere de humildad para
alimentarse con otras opiniones y puntos de vista diferentes que nos ayuden
a ampliar nuestros horizontes. Demasiada autosuficiencia conduce a la
ineficiencia. Los más sabios son, por lo general, las personas más humildes.
3.7. MINIMALISMO
“Aquellos que gastan demasiado, terminarán siendo propiedad de
aquellos que son ahorrativos”.
◆◆◆
El poeta inglés Samuel Johnson citaba: “Las cadenas del hábito son
demasiado ligeras como para notarlas hasta que se vuelven demasiado
pesadas para romperlas”. Romper las cadenas del excesivo consumismo
imperante resulta una ardua tarea. El excesivo derroche en tiempos de
abundancia significa estrecheces en tiempos de escasez. Templeton buscó
desde joven la manera de ganar más, gastar menos y vivir mejor. Sabía que
para poder invertir en el mercado de valores se necesita capital, pero no se
puede tener suficiente capital si no se ahorra previamente. El ahorro va en
primer lugar: no podemos invertir si nos saltamos este ineludible primer
paso. El empresario y conferenciante Jim Rohn solía decir en sus charlas:
“Debemos enseñar a nuestros hijos a no gastar el dinero en baratijas ya que
aquellos que compran lo innecesario no tardarán en tener que vender lo
necesario”. La disciplina del ahorro es algo difícil de asimilar hoy en día
con tantas tentaciones que el consumismo nos sirve en bandeja pero es
imprescindible si se quiere construir una cartera de inversión robusta.
Miles de personas se quejan a diario que no ganan lo suficiente como
para permitirse el lujo de ahorrar. Por ello, la solución está en el
preahorro: en lugar de esperar a final de mes, es muchísima mejor idea
ahorrar al principio cuando cobramos nuestra nómina. Esta obligación de
separar una parte de nuestros ingresos al comenzar el mes, nos evitará
gastar de manera innecesaria ya que una vez hayamos separado el dinero
destinado al preahorro (menudo cambio de mentalidad, en lugar de dejar la
tarea para final de mes la hacemos al principio), deberemos afrontar los
gastos principales que nos dejaran con las cuentas temblando. Nadie dijo
que fuera fácil. Como recompensa, una vez hayan transcurrido seis meses,
podemos separar otra pequeña parte para destinarlo a algún capricho. Es
más sencillo de lo que parece y una vez nos acostumbramos a ello se
convierte en hábito. ¿Y qué cantidad de dinero sería la adecuada? pues no
hay una respuesta categórica para tal pregunta pero preahorrar un 10% del
salario sería un buen comienzo. Si se puede más, evidentemente mejor. Lo
ideal, probablemente, sería un 30%. Tenemos que pensar que cada euro que
se ahorra no hay que volverlo a ganar. Otra opción válida podría ser añadir
a la cantidad asignada al preahorro, el importe de deudas (si las hubieran)
que se vayan saldando a lo largo del tiempo. Así, si estamos pagando el
coche a plazos por ejemplo, en el momento que paguemos la última letra, el
dinero liberado por saldar la deuda lo podríamos destinar al preahorro.
Los grandes inversores y las personas ricas en general primero,
ganan; segundo, ahorran; tercero, invierten; cuarto, generan
dividendos; quinto, reinvierten dividendos; sexto, generan nuevos
dividendos (reinvirtiendo capital inicial más beneficios) y, por último;
pagan sus lujos. El ciclo de la clase media es bastante más corto: primero
ganan; segundo, gastan; y, tercero; ahorran (a menudo nada). Una creencia
equivocada de la clase media es que la clase adinerada vive a todo trapo,
pero nada más lejos de la realidad: Warren Buffett vive en la misma casa
desde hace casi cincuenta años en su Omaha natal, en la América profunda,
lejos del bullicio de New York o el glamour de California y conduce un
coche de segunda mano. Podría ir a los restaurantes más lujosos del mundo
y pedir las marcas de champagne más caras pero prefiere tomar dos
refrescos y un bistec en su restaurante preferido, al lado de las oficinas de
Berkshire. Y es que “las personas más ricas son aquellas cuyo placeres son
más baratos” como bien recitaba el filósofo Thoreau. Algunos consideran
tacañas a estas personas pero ellos prefieren gastar el dinero en formación
para sus hijos o donar los excedentes a fundaciones. No tiene nada de malo
conocer el valor del dinero: es algo que resulta difícil de obtener y fácil de
perder.
Templeton era austero por convicción. La sobriedad y la austeridad son,
en muchas ocasiones, conceptos mal entendidos. Suelen asociarse con la
racanería. Pero conviene tener los pies en el suelo en tiempos de bonanza
económica y hacer acopio de liquidez para cuando llegan las vacas
flacas. Cuando se gestionan grandes capitales es fácil perder la perspectiva.
Los mayores desastres financieros ocurren en rallies alcistas por la
incapacidad de raciocinio cuando todo va de cara. Algunos gestores se
creen tocados por una varita mágica y la prudencia desaparece. Templeton
siempre fue muy fiel a sus principios y mantuvo a raya sus estándares de
austeridad. Tanto es así que no se permitió comprarse el coche de sus
sueños (un Rolls Royce) hasta bien entrados los ochenta años. Los ricos,
insistimos, siempre pagan los lujos al final...
Templeton, al igual que otros grandes inversores, empezó en el mundo
de la bolsa trabajando en diferentes firmas de corretaje. Vivía frugalmente
para ahorrar la mitad de su sueldo y hacer, de esta manera, sus primeras
inversiones. Incluso se jactaba de aplicar su estrategia de búsqueda de
gangas bursátiles a la compra del supermercado (ir de rebajas también lo
podemos considerar Value Investing). De esta manera disponía de más
excedente para invertir. Cogiendo cada día un puñado de arena, acabamos
formando una montaña. Una vez acumulado el capital, se trata de
transformarlo en inversiones exitosas: transformar las inversiones en
empresas que produzcan beneficios; convertir los beneficios en más
inversiones que generen nuevos beneficios y terminar logrando la
independencia financiera.
Thomas J. Stanley y William D. Danko fueron dos escritores que
durante años estudiaron la forma de vida de los millonarios y plasmaron sus
conclusiones en un libro superventas titulado El millonario de la puerta de
al lado.[7]
Según los autores los rasgos más importantes de estos millonarios son:
1) Más del 80% no eran ricos al nacer. Y muchos de los que nacen
ricos pierden su fortuna a la tercera generación.
2) Son austeros: viven por debajo de sus posibilidades.
3) La riqueza acumulada tiene más que ver con lo que ahorran que con
lo que ganan.
4) Se marcan un presupuesto y planifican.
5) Se pagan primero a sí mismos. Primero ahorran y luego pagan los
gastos.
6) Piensan diferente y piensan en grande.
7)Los pequeños gastos pueden hundir el barco.
8)Maximizan beneficios reduciendo costes e impuestos.
3.8. LOS CUATRO CICLOS DEL
MERCADO
“Los mercados alcistas nacen en el pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el
optimismo y mueren en la euforia”.
◆◆◆
Los inversores, como las estaciones y los mercados de valores, desarrollan
cuatro ciclos: nacen y, como en la primavera, aparecen los primeros brotes
verdes. En esta primera fase aún se siente el frío invernal y en los mercados
se respira pesimismo por lo que los pesimistas, desanimados, descuidan el
jardín. Los optimistas en cambio comienzan a plantar las semillas
adecuadas para las estaciones venideras; crecen y los inversores agoreros
son escépticos de que el verano pueda durar eternamente y las hojas de los
árboles se tornen perennes. Los inversores inteligentes, entretanto,
continúan sembrando y aguardan la cosecha; el ciclo estacional sigue su
curso con la llegada del otoño y los inversores avispados han recogido ya
sus frutos y se disponen ahora, a recolectar las uvas que les proporcionarán
los más refinados vinos. En cambio, los rezagados tratan de sembrar las
semillas que no plantaron en su momento. El problema es que el otoño es
una estación muy cambiante y las cosechas se pueden ver afectadas, por lo
que sienten inseguridad. Por último, llega el temido invierno que hiela los
mercados y, mientras los inversores más atentos se refugian esperando la
fértil primavera, los despistados siguen fuera a la intemperie buscando el
abrigo de su refugio, sin ningun fruto que llevarse a la boca. “La época de
máximo pesimismo es el mejor momento para comprar acciones y la época
de máximo optimismo es el mejor momento para venderlas”, dice uno de
los slogan preferidos del fondo Franklin Templeton Investment. Compran
en primavera, dejan madurar la inversión en verano y venden en otoño,
mientras aprovechan el largo y frío invierno buscando nuevas semillas para
plantar en una futura primavera fructífera. El inversor inteligente se
anticipará a los ciclos y buscará comprar en el punto de máximo pesimismo
a los vendedores más derrotistas, y vender en el punto de máximo
optimismo a los compradores más confiados.
En marzo del año 2000, el PER de mercado en las bolsas mundiales, era
de cuarenta y ocho veces beneficio, el triple de la media histórica de los
ciento veinticinco años previos, que era de dieciséis veces. El beneficio
esperado por los inversores era una tasa anual de crecimiento del beneficio
por acción de un 15% con un crecimiento del producto interior bruto
estimado del 5%. Aunque en épocas de alto crecimiento son tasas normales,
éstas son insostenibles si se prolongan demasiado en el tiempo. Los
inversores value aprovechan esos momentos coyunturales para endosarles
las acciones sobrevaloradas, a las que han exprimido ya todo el zumo
posible, a los optimistas que creen que pueden escudriñar aún más la
naranja.
A principios de 2003, los pesimistas rehuían la bolsa como si fuera la
peste. Los índices habían perdido la mitad de su valor. El índice tecnológico
Nasdaq iba a la cabeza con gran parte de sus valores ya liquidados. Estos
valores a precio de saldo eran un caramelito dulce para los inversores
pacientes, los inversores inteligentes. A partir de ese momento, los índices
experimentan casi cinco años de crecimiento, repitiendo el ciclo de las
cuatro estaciones, hasta el estallido de la crisis subprime que sumiría a los
mercados a otro largo y duro invierno.
3.9. FUTURO Y CERTEZAS
“La única certeza sobre el futuro es que será distinto del pasado”.
◆◆◆
Pocas semanas despúes del Lunes Negro de 1987, Templeton concedió una
entrevista en televisión. El periodista parecía reprocharle que apenas unos
meses antes le había asegurado que sus perspectivas de futuro eran
optimistas. “No he cambiado de opinión. Todo progresa cada vez más
rápido. La mitad de los descubrimientos científicos han ocurrido en los
últimos cincuenta años. La mitad de los descubrimientos en medicina han
sucedido durante los últimos veinte años. Hay diez veces más accionistas
hoy que hace cuarenta años, así que los mercados seguirán subiendo a largo
plazo, con eventuales caídas a medio y corto plazo”.[8] No conocemos el
futuro con certeza pero sí los patrones que rigen los mercados.
La caída del lunes 19 de Octubre de 1987 es la mayor de la historia en
términos porcentuales en una sóla sesión, con un 22% de caída. El índice
Dow Jones perdió 508 puntos en ese fatídico día. En España el derrumbe
fue del 6%, en muchos mercados europeos la debacle rozó el 10%, y Hong
Kong, lideró el derrumbe con un 31% de caída. No se había visto nada igual
hasta entonces, ni siquiera en 1929. El frenético rally vivido durante cinco
años de manera prácticamente ininterrumpida se cortó drásticamente de raíz
un día de otoño. El mercado había tocado máximos históricos dos meses
antes, el 25 de agosto, y comenzó una amplia corrección del 12%, pero
nadie podía imaginar semejante hecatombe. Los mercados tardarían once
meses en recuperar los níveles previos al Black Monday. Fue algo más
pasajero de lo esperado. Se había producido una recesión en la economía
pero estaba lejos de ser una crisis. Los booms y los cracks se suceden
variando en su intensidad y durabilidad. Esa es otra certeza irrebatible: cada
crisis es diferente, la duración no es la misma, no está previsto un tiempo de
recuperación concreto y las razones que las provocan son diversas y
diferentes en cada ocasión.
Pero la mayor certeza que podemos esperar del futuro es que será
distinto del pasado. Y que lo único que no cambia es el cambio. A
principios del siglo XX, las bolsas más importantes eran las de Viena,
Amsterdam y Budapest. Ahora son las de Nueva York, Londres, Pekín y
Frankfurt. Las acciones de compañías ferroviarias eran las más pretendidas
por el público hace ciento veinticinco años. Ahora el medio de transporte
más poderoso es la autopista de la información -internet- y los valores
tecnológicos son los más ansiados por los inversores. Los ganadores pueden
tornarse perdedores y los derrotados en vencedores. Los postulados que
sirven en los momentos alcistas se vuelven inservibles en los mercados
bajistas y las medidas tomadas en situaciones adversas pueden funcionar en
un momento dado pero no hacerlo en otro. Las bolsas de valores se mueven
siempre en la incertidumbre.
3.10. VIVIR EN EL PARAÍSO
(FISCAL)
“Si usted no es egoísta, le dará la bienvenida a la oportunidad de aprender más”.
◆◆◆
Ya hemos comentado que Templeton decidió fijar su residencia en
Bahamas, país de influencia anglosajona, situado en el Caribe. Pero las
espectaculares playas de agua cristalina del paraíso caribeño no fueron la
principal razón del cambio. Hubieron otras dos muy poderosas: la primera,
como bien sabemos, alejarse del ruido de Wall Street. La segunda es porque
Bahamas era paraíso fiscal y, a partir de 1968, su recién adquirida
nacionalidad británica le permitía residir allí como súbdito británico.
Los paraísos fiscales o Tax Haven en inglés son territorios o estados
que ofrecen a personas físicas y jurídicas ventajas tributarias a cambio
de domiciliarse en ellas. Dichas ventajas incluyen baja o nula
tributación en los principales impuestos de las rentas sobre las personas
físicas o jurídicas y, en determinados casos, aplican el secreto bancario.
Las empresas y particulares que usan los paraísos fiscales buscan la elusión
o la evasión fiscal. Hay una fina línea que separa la elusión de la evasión.
En el primer caso, no es delito debido a que se considera que busca reducir
la factura fiscal de manera legítima aprovechando vacíos legales no
previstos en la ley tributaria. Mientras que, en el segundo caso, el objetivo
principal supone la ocultación de bienes con el fin de evitar los pagos
tributarios requeridos por las autoridades fiscales, lo que constituye delito.
En estos territorios conviven dos regímenes fiscales diferenciados: uno para
los residentes, con tributaciones altas, y otro para el capital extranjero con
baja tributación y con sus propias instituciones (llamadas offshore o
extraterritoriales) creadas a conveniencia. Gran parte de estos paraísos
fiscales son antiguas colonias británicas que se independizaron de la madre
patria pero fueron alentadas a permanecer prestando servicios financieros a
través de la City de Londres.
Benjamin Franklin afirmaba que en la vida nada era seguro excepto la
muerte y los impuestos. Se le olvidó decir que para unos pocos
privilegiados, lo segundo es opcional... Los paraísos fiscales están
constantemente en el ojo del huracán y están considerados por la mayor
parte de la población como inmorales. Los defensores argumentan, sin
embargo, que su existencia se debe a la existencia de "infiernos fiscales"
que ahogan a particulares y empresas en todo el mundo. Pese a todo,
muchos países occidentales tienen territorios onshore (intraterritoriales) en
los que se conceden ventajas fiscales al capital nacional y extranjero como
es el caso del País Vasco, en España, o la región de Campione de Italia,
situada en territorio suizo. Asimismo, Holanda ofrece ventajas fiscales a
filiales de multinacionales (el conocido como Sandwich Holandés o Dutch
Sandwich) e Irlanda tiene un modelo similar con el Doble Irlandés (que
usaba Google para desviar sus ganancias provenientes de la baja tributación
permitida por la legislación irlandesa) cuyos fondos fluyen hacia países del
Caribe. Dinamarca también es conocida por ofrecer ventajas de impuestos a
royalties y derechos de autor. Por otra parte, deportistas de élite mundial
constituyen empresas pantalla en Costa Rica y Uruguay para cobrar
derechos de imagen. Mónaco es paraíso fiscal para personas físicas y sus
residentes no tributan por rentas del trabajo. Por último, Estados Unidos,
adalid de la lucha anti-fraude tributario, fomenta la presencia de territorios
de baja tributación dentro de sus fronteras para que empresas extranjeras se
instalen allí: Delaware, Florida, Nevada, Dakota del Sur y Wyoming son los
estados que mejores condiciones ofrecen.
Durante muchos años, Bahamas estuvo considerada paraíso fiscal, pero
en 2020 ya no lo es por su compromiso con la transaparencia fiscal.
Templeton sabía que trasladando su residencia y la de su negocio a la isla
caribeña, maximizaría las ganancias de sus inversores. Las altas
tributaciones merman considerablemente las rentabilidades. Una
ventaja de la inversión a través de fondos es el diferimiento de la tributación
hasta el momento de liquidar la participación en el fondo. El partícipe
tampoco paga por cambiar de fondo. Además, muchos de estos fondos
tienen establecida su sede en países con ventajas fiscales como
Luxemburgo. El inversor que opere en los mercados financieros
(independientemente que lo haga de forma individual como si lo hace a
traves de instituciones colectivas) debe calcular el coste fiscal de sus
inversiones tratando de minimizar y diferir el pago de impuestos en la
medida que le sea posible y siempre dentro de los márgenes de la ley. Un
pequeño truco que podemos utilizar es consolidar nuestras ganancias en
bolsa en enero. Si vendemos nuestras operaciones positivas el 2 de enero de
2021 no deberemos declarar ese dinero hasta mayo del 2022 por lo que
podemos optar por reinvertir ese dinero hasta esa fecha y sacar una
rentabilidad extra. Si además, en el ejercicio de 2021 tuviéramos posiciones
perdedoras, las venderíamos el 31 de diciembre para minimizar el dinero a
pagar. Vamos a ver un par de ejemplos para que quede más claro:
1) John Winner tiene una cartera valorada en cien mil euros a
principios de 2020. El 31 de Diciembre de 2020, el valor de su
cartera ha subido a ciento diez mil euros por lo que su portfolio se
ha revalorizado un 10% este año. Desea desinvertir en una posición
ganadora y en otra perdedora. La cartera la tiene dividida en diez
acciones a un precio inicial de diez mil euros cada una. La acción
A se ha revalorizado un 100% pasando de un capital de diez a mil a
veinte mil pero la tendencia está cambiando y cree que es momento
de desprenderse de ella. John esperará al día 2 de enero de 2021
para no tener que declarar las ganancias hasta mayo de 2022
cuando deba presentar la declaración fiscal del ejercicio 2021, por
lo que tendrá disponible durante dieciséis meses, veinte mil euros
para invertir (diez mil de la posición inicial más otros diez mil de la
revalorización obtenida por la venta de la acción). La acción B por
el contrario, presenta una caída del 20%. No quiere saber nada ya
de ese valor. Prefiere no perder más que esperar a tener razón y, el
día de fín de año, vende su posición inicial de diez mil euros a un
precio de ocho mil incurriendo en una minusvalía de dos mil euros.
Su balance total de cartera queda en un total de ciento ocho mil
euros (100.000 de capital inicial + 10.000 en plusvalías - 2000 en
minusvalías = 108.000€). Al llegar el día 31 de diciembre de 2021
su balance en el ejercicio es el siguiente: los veinte mil de la
reinversión (10.000 del capital inicial + 10.000 de la plusvalía) los
dividió en dos valores siendo fiel a su diversificación de diez mil
euros en cada valor. Cada uno de ellos se ha revalorizado un 10%
por lo que su capital se ha incrementado en dos mil euros más
(20.000 + 10% = 22.000€). El resto de su cartera, ochenta y ocho
mil euros (recordemos que partía de un valor inicial de ciento ocho
mil euros), se ha revalorizado un 5%. Ahora su posición total es de
ciento catorce mil cuatrocientos euros (22.000 + el 5% de 88.000)
y todavía no ha soltado un céntimo al fisco. En mayo de 2022, Mr.
Winner presenta su declaración y presenta sus ganancias de 2021:
un total de diez mil euros de ganancia provinientes de la acción A
que vendió el día 2 de enero de 2021. Le toca pagar un 19% del
impuesto de las ganancias de capital sobre sus primeros seis mil
euros y un 21% sobre los otros cuatro mil. Pero ¡atención! puede
desgravarse la minusvalía de dos mil euros de la pérdida del año
anterior, por lo que deberá pagar sólo sobre la cantidad de ocho mil
euros (10.000 de plusvalía – 2.000 de minusvalía = 8.000€).
Pagará, por tanto, un total de mil quinientos sesenta euros [(6.000 x
19% = 1.140)+(2.000 x 21% = 420) = 1560€)]. Recapitulando: en
mayo de 2022 John Winner tiene que pagar mil quinientos sesenta
euros a restar de su cartera (aunque si quiere y dispone de ese
capital, lo puede retirar de su cuenta bancaria) que a 31 de
Diciembre de 2021 tenía un valor de ciento catorce mil
cuatrocientos euros (114.400 - 1560 = 112.840). Ciento doce mil
ochocientos cuarenta euros sería el valor neto de su cartera que se
ha revalorizado un 11,28% neto en dieciséis meses usando este
sencillo truquito para diferir (legalmente) los impuestos.
2) John Loser tiene una cartera idéntica a la del señor Winner. La
diferencia es que desea vender, el 31 de Diciembre de 2020, ésa
acción que se ha revalorizado un 100% para regalarle a su familia
una semana de esquí en Baqueira Beret. En unos días vienen los
reyes magos y quiere que sus hijos disfruten de lo lindo. Muy
loable y tierno, desde luego. Deshace la posición y deja los diez mil
euros inciales para invertir en otra acción. Decide que la otra
acción, la acción B que John Winner no dudó en quitarse de encima
sin contemplaciones y que perdía un 20%, la va a mantener ya que
confía en que las expectativas de la empresa mejoren de forma
sustancial. La familia Loser pasa unas vacaciones inolvidables.
Mientras están haciendo muñequitos en la nieve, la acción
perdedora cae un 10% adicional y a John le entra el pánico y
decide vender, produciéndose una minusvalía de tres mil euros. En
mayo Mr. Loser tiene que pasar cuentas con el fisco por los diez
mil euros de ganancia de su desinversión en fin de año, que
tributan, recordemos, al 19% los primeros seis mil euros (6000€ x
19% = 1.140€) y al 21% los siguientes cuatro mil (4.000€ x 21% =
840€). Una suma total de mil novecientos ochenta euros (1.140 +
840) que casualmente, es el sobrante de las vacaciones en la nieve
de la familia. Los beneficios de la inversión de la acción A se han
evaporado y tampoco puede desgravarse la minusvalía de tres mil
euros ya que deshizo la posición en 2021. Por suerte para él es un
inversor diversificado y su cartera de cien mil euros sólo ha
perdido un 3% de valor ya que la minusvalía del 30% en el valor B
sólo era sobre diez mil euros. Además, si consigue ganancias
durante 2021, podrá compensar los tres mil euros de pérdida de la
acción A. Sin embargo, la nueva acción en la que invirtió a
principios de año ha caído un 30% por lo que su posición inicial ha
pasado de diez mil a siete mil euros (10.000 - 30% = 7.000€). El
resto de su cartera (88.000) no obstante, se mantiene estable y
consigue unas plusvalías del 5%, obteniendo una ganancia de
cuatro mil cuatrocientos euros (88.000 x 5% = 4.400€). El total de
su cartera es, por tanto, de 99.400 euros (88.000 + 4.400 + 7000 =
99.400€) por lo que sólo pierde un 0,6% gracias a su
diversificación. Lamentablemente para él, al no conseguir
plusvalías durante 2021, no puede desgravarse la minusvalía
famosa de la acción B. Así pues, a su minusvalía de cartera de
seiscientos euros debemos añadirle, irremediablemente, los mil
novecientos ochenta del pago tributario: total dos mil quinientos
ochenta euros. Un porcentaje del -2,58% por su poca mano
izquierda a la hora de manejar los "tempos" fiscales. No hace falta
ahondar en la herida de Mr. Loser pero las comparaciones con Mr.
Winner son sencillamente odiosas...
Dejando de lado razonamientos éticos, lo cierto es que en algunos
estados la presión fiscal resulta agobiante. El ex-presidente norteamericano
Ronald Reagan, exclamó en un mítin: “El contribuyente es alguien que
trabaja para el estado sin haber hecho las oposiciones a funcionario”. Y
añadió a continuación: “ Si se mueve, regúlelo. Si se sigue moviendo,
póngale un impuesto. Si se queda quieto, otórguele un subsidio”.[8] Adam
Smith, por su parte, dejó escrito: “No guardes toda tu riqueza en el país en
el que vives, porque puede suceder cualquier cosa, y por lo general,
sucede”.[9]
El aprendizaje de un inversor no termina nunca. Continuamente
aparecen nuevos productos financieros y cambios de legislación y
tributación. El inversor en bolsa ha de aprender diferentes aspectos que
atañen a las inversiones y a los mercados bursátiles y la fiscalidad es uno de
los más importantes. Para maximizar ganancias es primordial minimizar
impuestos (siempre de manera legal y consultando con asesores fiscales).
CAPÍTULO 4: JOHN BOGLE
“El mayor enemigo de un buen plan es el sueño de un plan perfecto. No abandones el
buen plan”.
◆◆◆
John Clifton "Jack" Bogle, nació en Montclair, New Jersey, en 1929 y
falleció en Bryan Mawr, Pennsylvannia, en 2019. Se crió en la época de la
Gran Depresión, lo que no fue óbice para que se graduara en la prestigiosa
Universidad de Princeton, obteniendo una licenciatura en economía. Tras
licenciarse, fue contratado por la empresa Wellington Management como
asesor financiero y llegaría a convertirse, además, en presidente de la firma.
Tras ser despedido, fundó su propia gestora de fondos en 1974: Vanguard
Group, pionero en la gestión de fondos índice de bajo coste, creando el First
Index Investement Trust. Está considerado el "democratizador" de los
fondos de inversión, orientando su gestión a la fidelización del cliente. Fue
seleccionado por la revista Time como uno de los personajes más
influyentes del mundo en el año 2004 y elegido por la revista Fortune como
uno de los "4 gigantes de la inversión del siglo XX". Ha escrito libros como
Sentido común en fondos mutuos, El pequeño libro para invertir con
sentido común y El experimento Vanguard.
4.1.SENTIDO COMÚN
“El secreto para invertir es que no hay secretos”.
◆◆◆
No existen secretos a la hora de invertir. Tampoco fórmulas mágicas. Sí
existen, por el contrario, estrategias para hacer crecer nuestro patrimonio.
La manera que encontró Bogle para incrementar su fortuna y la de sus
partícipes se basaba en algo que parece escasear hoy en día, la utilización
del sentido común:
- Definición de sentido común según la R.A.E.: Capacidad de entender
o juzgar de forma razonable.
- Definición de Bogle del sentido común: “Es el menos común de los
sentidos” (en realidad, la frase la cita el filósofo Voltaire en su obra
Dictionaire Philosophique).
El sentido común es necesario para obtener los mejores retornos del
mercado. Bogle nos aconseja las siguientes pautas en su libro El pequeño
libro para invertir con sentido común:
1) “Distribuye tus activos según tu tolerancia al riesgo y tus
objetivos de inversión”. Cada persona tiene diferentes objetivos y
sus propios baremos para calibrar el riesgo. No tiene sentido que un
inversor con cero tolerancia al riesgo sufra pesadillas por tener una
cartera expuesta a una alta volatilidad. Ni que una persona que
quiera altas rentabilidades ponga su dinero en un fondo que invierte
en letras del tesoro. Nuestras inversiones deben permitirnos dormir
a pata suelta, si no es así, mejor abstenerse de invertir en los
mercados financieros.
2) “Diversifica tus inversiones en diferentes fondos indexados de
bajo coste”. Los costes son importantes así que el inversor debe
buscar obtener una buena relación precio/beneficio diversificando
en diversos índices que mitiguen posibles pérdidas en pro de
cuantiosas ganancias.
3) “NO compres y vendas activos por tu cuenta”. Bogle, a
diferencia de Warren Buffett y Peter Lynch (capítulo 5), considera
que el inversor no profesional tiene pocas posibilidades de mejorar
el rendimiento medio del mercado por lo que es mejor que acuda a
gestores profesionales que hagan el trabajo por él.
Los fondos indexados son fondos de inversión de gestión pasiva. La
clave aquí está en la palabra "pasiva". En los fondos de inversión
tradicionales, la gestión de los mismos se hace de manera activa tratando de
batir un objetivo o Benchmark. En los fondos de gestión pasiva, por el
contrario, se trata de replicar el movimiento de un índice subyacente. Para
entender mejor la diferencia: si seleccionamos un fondo de inversión de
gestión pasiva que replique el índice Eurostoxx 50 y tenemos un capital
total de cinco mil euros, el gestor repartirá exactamente la misma cantidad
(en este caso cien euros) entre las cincuenta compañías que componen el
índice, con lo que conseguirá replicar fielmente el movimiento del índice
subyacente. Por el contrario, en un fondo de gestión activa, el gestor
invertirá tratando de conseguir una rentabilidad extra del mercado, por lo
que la asignación de capital irá en función de la rentabilidad esperada por el
gestor, asignando un porcentaje mayor de capital a los valores que éste
considere que tiene mayores posibilidades de altos retornos, y no
constituirá, por tanto, una réplica fiel del índice subyacente. Podrán haber
ganancias o pérdidas superiores al índice de referencia dependiendo de la
habilidad que demuestre el gestor de turno.
Un inversor que invierta tanto en fondos indexados como en fondos de
gestión activa debe decidir primero de que modo hacer la asignación de
activos (renta fija o renta variable) dependiendo de su perfil de inversor. Lo
siguiente es elegir invertir en índices sobre bolsas de países concretos,
globales o por sectores principalmente.
Debemos considerar que algunos índices tienen una sobreponderación
excesiva a algún tipo de sector como es el caso del IBEX 35 español, cuyo
peso del sector bancario es muy elevado (25%). Por lo que, si no nos atrae
el sector financiero, no sería de sentido común invertir en este índice, donde
además, tres compañías (Santander, Iberdrola e Inditex), suponen el 35% de
la capitalización total del IBEX35. Cualquier movimiento a la baja de estos
tres pesos pesados dañaría significativamente el valor del índice. Otros
países presentan un mayor equilibrio. Sin embargo, el S&P500, uno de los
principales índices de referencia del mundo, tiende cada vez más a la
sobreponderación de valores tecnológicos. En la década de 1990, el peso de
las compañías tecnológicas era de un 10% aproximadamente, y en la
actualidad es del 17%. Por otra parte, en el índice Nasdaq 100 (que engloba
las cien principales empresas tecnológicas), seis empresas (Facebook,
Amazon, Apple, Netflix, Google y Microsoft) tienen una sobreponderación
del 40% nada más y nada menos. Por lo tanto, debemos tener claro que, a
veces, no diversificamos tanto como pueda parecer invirtiendo en fondos
indexados...
4.2. INTERÉS COMPUESTO
“El interés compuesto es la octava maravilla del mundo”. Mayer Amschel Rothschild.
◆◆◆
“Los datos históricos lo confirman: para ser un inversor de éxito debes
invertir a largo plazo”. Explica Bogle en Invertir en bolsa con sentido
común .[1] Cuanto antes empiezes a invertir mejor, y si es en un momento
en que el mercado va a la baja, mejor todavía, ya que estarás comprando
barato. Las inversiones que hagas en tus primeros años, aún siendo
modestas, te permitirán acumular sumas más cuantiosas de dinero a lo largo
del tiempo gracias al interés compuesto.
Observemos en los gráficos siguientes la comparación entre las
diferentes rentabilidades que nos ofrece el interés compuesto en
contraposición al interés simple:
Una imagen vale más que mil palabras. Si invertimos dinero de manera
periódica y no retiramos los beneficios anuales, reinivirtiendo éstos junto al
capital inicial, no hace falta una rentabilidad demasiado elevada para
obtener resultados más que satisfactorios. Una tasa de rentabilidad del 5%
sería muy asequible y un objetivo del 10% no resulta tan descabellado.
Históricamente los índices norteamericanos rondan el 9% de retorno
anualizado, con lo que contratar un ETF o fondo indexado sobre algún
índice norteamericano podría ser una buena idea para nuestros planes de
jubilación. Albert Einstein afirmaba que el interés compuesto es la fuerza
más poderosa del universo. No seremos nosotros los que discutamos esta
ley universal. Los números no mienten.
Es primordial que la tasa de rentabilidad obtenida supere a la inflación.
Aunque pueda ser que en años concretos no se consiga batir (nadie es
perfecto) sí que deben superarse sus tasas a largo plazo para lograr una alta
rentabilidad. Debemos tener en cuenta que en España, entre 1925 y 1980,
pese a que la bolsa creció en términos nominales, no produjo beneficios a
sus inversores en términos reales. El único periodo rentable fue entre 1980
y 2000 (en cuanto a este milenio mejor corramos un tupido velo). Los
mercados francés e italiano tampoco experimentaron crecimientos en
términos reales entre 1930 y 1980[2] (mal de muchos, consuelo de tontos).
El inversor que decida invertir a través de Vanguard Group, si le interesa la
renta fija, tiene al alcance la posibilidad de invertir en bonos ligados a la
inflación.
Si dejamos que el dinero haga su trabajo, nosotros podremos centrarnos
en hacer actividades que nos gusten. Quizá tener un empleo a media jornada
para tener una cierta estabilidad y jugar con nuestros hijos por la tarde
¿porqué no? el trabajo del ser humano depende de una variable finita
como es el tiempo pero el capital no tiene esa limitación: dejemos que el
dinero haga su faena.
4.3. AMIGOS Y ENEMIGOS
“El tiempo es tu amigo. El impulso tu enemigo”.
◆◆◆
El tiempo es tu amigo y te permite disfrutar de la magia del interés
compuesto. Los impulsos son sentimientos que hacen desviarnos de nuestra
estrategia a largo plazo. Son nuestro mayor enemigo. A lo largo de nuestra
carrera de inversión, viviremos momentos en que las emociones intentarán
desviarnos de nuestro objetivo. Debemos aislarnos de todo el ruido del
corto plazo, pensar con la cabeza fría y que los vaivenes emocionales no
nos pasen factura. El filósofo francés Michel de Montaigne lo resumía con
esta frase: “Como no puedo gobernar los acontecimientos, me conformo
con gobernarme a mí mismo”.
Muchas personas que marcharon del mercado en 2008 para obtener
liquidez, se perdieron diez años de mercado alcista. Esas personas se vieron
influenciadas por el miedo y cambiaron su estrategia en el peor momento,
puesto que vendieron en la mayoría de casos a pérdidas, y más tarde, el
mercado giró y ellos estaban fuera. Y es que si algo hay peor que perder
dinero es ver que aquellas acciones en donde habíamos desinvertido, se
recuperan y revalorizan al cabo del tiempo. El inversor que invierte en
fondos de gestión pasiva busca sacar partido de la tranquilidad. El filósofo y
matemático francés Blaise Pascal decía que las miserias del ser humano
derivaban de la incapacidad de permanecer sólo en una sala sin hacer nada.
El inversor pasivo desea que el que se mueva sea su dinero, no él.
Un enemigo a evitar son los planes de pensiones. Aunque sobre el papel
funcionan como un fondo de inversión, el inconveniente de no poder
disponer de los fondos hasta el momento de la jubilación (salvo contadas
excepciones) y el hachazo fiscal que se aplica en el momento de rescatarlos,
los convierte en un pésimo vehículo de inversión. Para colmo, en lugar de
tributar únicamente los beneficios del plan (como sí ocurre en los fondos de
inversión o en la bolsa), se tributa por los derechos consolidados, que son la
suma del capital aportado más los beneficios, por lo que podría darse el
caso de tener que pagar aunque se obtuvieran cero euros de ganancia. Para
rematar el disparate, tributa como renta de trabajo y no como renta de
ahorro (¿tiene algún sentido?), que es progresivo, y puede llegar el partícipe
a pagar auténticas barbaridades dependiendo del tramo en que se encuentre
(en la declaración de la renta se suman los derechos consolidados a las
rentas de trabajo por lo que casi siempre conviene posponer un año el
rescate para abaratar la factura fiscal). Antes de sentir el impulso de
contratar un plan de pensiones por ver peligrar las pensiones públicas,
tenemos que hacer el análisis pertinente y no hacer caso de los vendedores
de humo (gobernantes y banqueros) que nos los quieren endosar.
4.4. ¡COMPRA EL PAJAR!
“Olvídese de la aguja y compre el pajar”.
◆◆◆
En lugar de tratar de adivinar las acciones o los sectores que lo van a hacer
mejor, es preferible comprar todas las acciones, todos los mercados o todos
los sectores que tengamos disponibles. Podemos adquirir fondos indexados
globales, de países concretos y/o de índices sectoriales, permitiéndonos
invertir en una industria que nos atraiga o sea de alto rendimiento. Además,
existen índices de materias primas, de títulos de deuda (corporativos o
gubernamentales), otros que replican la inflación y un largo etcétera.
El MSCI World Index total return es un ETF que replica el
comportamiento de las bolsas mundiales. Las décadas de 1970 y 2000 las
podríamos considerar perdidas, pero las décadas de 1980, 1990 y 2010 han
superado con creces los baches de las décadas precedentes. Por ello
insistimos que cuanto más largo es el periodo activo del inversor, más
posibilidades tiene de obtener resultados más favorables ya que no le
influyen tanto los vaivenes del corto plazo.
ETF son las siglas en inglés de Exchange Traded Fund, que significa
Fondos de Inversión Cotizados. Se podría considerar un híbrido entre
una acción y un fondo de inversión: posee la liquidez de una acción y la
diversificación de un fondo de inversión. Existen ETF´s que replican
índices de renta fija, renta variable, distintos mercados y sectores... Pero,
como novedad, resaltar que existen los llamados ETF´s inversos que
permiten operar en sentido opuesto (en corto) al índice de referencia, por lo
que pueden ganar dinero cuando éste baja. Por norma, los ETF son más
accesibles que los fondos tradicionales, con menor coste, ya que no cobran
comisión (ni de suscripción ni de reembolso) y existe la posibilidad de
cobrar dividendos, si los hubiera. Por contra, no existe la posibilidad de
diferimiento fiscal. En los fondos tradicionales se pueden traspasar las
participaciones a otro fondo sin penalización fiscal, sólo se pagan impuestos
cuando se liquida el fondo. Mientras, el ETF soporta gastos de compraventa
exactamente igual que lo haría una acción ordinaria, por lo que, si
compramos y vendemos con frecuencia, deberemos asumir costes extras.
Mientras la gran mayoría de inversores busca encontrar la aguja en el
pajar, Bogle recomienda directamente comprar el pajar con todas las agujas
y eso es lo que supone comprar un ETF global: comprar todas las acciones
del mundo. Michael Burry, a quien analizaremos en el capítulo diez, alerta
no obstante, de una posible burbuja de la indexación pasiva. Desde 2008, la
indexación pasiva ha resultado ser la clara ganadora pero debemos tener
claro que si se gira la tortilla (y en algún momento ocurrirá) la gestión
pasiva pasará al furgón de cola. Bogle y Burry son magníficos inversores
pero representan dos polos opuestos. El inversor debe considerar ambas
propuestas y dictaminar cuál de las dos se adapta mejor a su perfil de
riesgo.
4.5. SIMPLICIDAD
“Cuando hay muchas soluciones para un problema, elige la más sencilla”.
◆◆◆
Nuestras estrategias de inversión deben ser lo más simples posible. La
navaja de Ockham o principio de simplicidad o parsimonia reza: “En
igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta”.
[3] Guillermo de Ockam fue un filósofo franciscano y eclesiástico que vivió
en el siglo XIII. El principio se aplica en varios ámbitos de la ciencia, entre
ellos la microeconomía para explicar el comportamiento del consumidor.
Si aplicamos dicha teoría, que puede ser cierta pero también puede no
ser correcta, en los mercados financieros complicarse la vida a la hora de
invertir suele ser contraproducente. Una buena selección de activos
compuesta por bonos, acciones y reservas de liquidez sería ideal. En fases
de caídas del mercado, rebalancearíamos nuestra cartera dando prioridad a
la deuda de países con solidez económica como EEUU o Alemania,
comprando oro o plata, y colocando efectivo en depósitos o cuentas
bancarias. En fases de recuperación bursátil, usaríamos parte del efectivo,
para poco a poco, adquirir fondos indexados de renta variable sectoriales o
por países. En fases de euforia (antesala de derrumbes), deberíamos pensar
en deshacer las posiciones ganadoras en oro o plata para seguir la tendencia
alcista de la renta variable... hasta agotar el ciclo y volver a empezar. Como
los cambios de ciclo no acostumbran a ocurrir de la noche a la mañana, y
dichos cambios suelen ser anticipables, podría resultar una estrategia
sensata.
Bruce Lee afirmaba que en la simplicidad está la clave de la brillantez.
Una de las frases favoritas de Bogle es: “Cuanto más simple, mejor”.[4]A
Wall Street le encanta complicar las cosas, pero el inversor debe huir de la
complejidad. Grandes matemáticos, físicos e ingenieros han fracasado
estrepitosamente en bolsa. Todo lo que un inversor en bolsa debe saber
es: sumar cantidades, restar gastos, multiplicar capital, dividir para
diversificar y saber calcular rentabilidades y porcentajes. Las
ecuaciones y el álgebra las dejamos para las ciencias complejas. André
Kostolany nos enseñará en el capítulo ocho que la bolsa es un arte y no una
ciencia...
4.6. ESTRATEGIA GANADORA
“No permitas que un juego ganador se convierta en un juego perdedor”.
◆◆◆
Es una simple cuestión de aritmética: a menor coste, mayor
rentabilidad. Las rentabilidades podrán ser superiores unas veces e
inferiores en otras, incluso negativas. Unos altos costes nos harán incurrir
en pérdidas más elevadas en periodos de mercados a la baja, tener pérdidas
en tiempos de mercados laterales y conseguir rentabilidades
significativamente menores en ciclos alcistas. Uno de los factores que más
inciden en la rentabilidad es el alto coste en comisiones: “El sentido común
nos dice que las rentabilidades van y vienen pero los costes están siempre
ahí”, insiste Bogle en uno de sus libros más conocidos: The little book of
common sense investing.
No debemos obcecarnos en encontrar el plan perfecto, sino en
hallar el plan ideal para nosotros. La perfección no existe aunque, cuanto
más cerca de la excelencia esté el plan, más cerca de la perfección nos
encontraremos. Si el plan además de bueno, tranquilo y bonito, es barato
¡miel sobre hojuelas! No obstante, corremos el riesgo de que nos pase como
a un amigo de Warren Buffett que pasó veinte años buscando la mujer
perfecta y cuando al fín la encontró, ésta se dio cuenta de que él no era el
hombre perfecto... En las siguientes líneas trataremos de estudiar diversos
tipos de cartera que puedan acercarnos a un buen plan para obtener una
cartera que nos exija el mínimo esfuerzo.
El plan ideal debe contemplar el plazo temporal de las inversiones
(recordemos que cuanto más largo, mejor), edad (cuanto antes se empieze,
mejor), situación laboral, situación familiar (a los solter@s se les permite
más temeridades), rentabilidad deseada y tolerancia al riesgo. Después de
cotejar todas las variables, debemos planificar si queremos que el portfolio
incluya varias gestoras. Contratar más de una sociedad nos permite
diversificar el riesgo de una posible actuación de mala fe. No está de más
protegernos. Podemos además, tomar las ventajas que cada una de ellas nos
pueda ofrecer.
Un plan magnífico debe contemplar rebalanceos. Lo ideal sería ajustar
las carteras anualmente en función de posibles variaciones que hayamos
podido sufrir como despidos laborales, cambios familiares, problemas de
salud... Ajustaremos el portfolio adoptando un perfil más defensivo si las
circunstancias son negativas o diseñando un perfil más agresivo si procede,
lo deseamos y nos lo podemos permitir. Asimismo, se recomienda ir
aportando más fondos semestral o anualmente aplicando la estrategia
Dollar Cost Averaging (ver capítulo 1) aportando más capital en nuestros
años mozos y disminuyendo las aportaciones a medida que nos acercamos a
la madurez.
4.7. APRENDIZAJE BARATO
“Aprende cada día pero de las experiencias de otros, ¡es muy
barato!”
◆◆◆
Voltaire ya aplicaba estas lecciones y escribió: “Existen personas tan
inteligentes que aprenden de los errores de los demás”. A pesar de que es
difícil aprender de los errores si no se cometen en primera persona, el
inversor debería intentar aprender de los fallos del prójimo como si los
sufriera en sus propias carnes. Un error habitual de los inversores que
buscan invertir a través de profesionales es buscar un gestor o fondo estrella
que bata constantemente al mercado. Desconocen la regla de la reversión a
la media.
Explicación sencilla (no olvidemos la navaja de Ockham) a la regla
de la reversión a la media: Recuerda que ganancias pasadas no
garantizan ganancias futuras y que la mayoría de fondos estrella que
rinden por encima de la media, tienden a revertir sus resultados y
regresar a la media o por debajo de ella. A Bogle le gustaba citar a San
Mateo: “Los últimos serán los primeros, y los primeros, últimos”.[5] Así que
mejor no utilizar como única vara de medir las rentabilidades pasadas.
Aunque puede servir como indicador de que el gestor está haciendo bien su
trabajo en un momento concreto, no significa que lo vaya a seguir haciendo
bien en el futuro. Busquemos aprender de donde otros ya fallaron. La
experiencia es una buena maestra, pero aprender de los errores propios
puede salir demasiado caro. Una cartera de inversión es como la reputación:
se tarda veinte años en construirla y cinco minutos en destruirla.
En las escuelas de negocios se suelen estudiar los casos de éxito pero en
contadas ocasiones los casos fallidos. Si se enseñaran también los fracasos,
podríamos recurrir a las experiencias negativas de otros para aprender. El
conocimiento únicamente sirve si le damos una utilidad práctica. Analizar
los casos de fracaso sirven para no olvidar que podemos errar. Stanley
Druckenmiller reconoce que el Soros Fund Management (del que
hablaremos en el capítulo nueve) perdió mil millones de dólares en la crisis
rusa de Agosto del 98, la misma cifra que ganó en 1992 apostando contra la
libra esterlina.[6] Sin embargo, un caso (el ganador) es archiconocido y el
otro (el perdedor) pasó tremendamente desapercibido.
El mercado de valores es un implacable ejemplo de selección natural:
los más fuertes sobreviven, los más débiles perecen. Es importante
aprender a invertir, pero también a cómo no invertir. En otras palabras:
aprender a desaprender y si debemos desaprender de lo aprendido, lo
hacemos. Lo que cuenta es ver crecer el patrimonio. Si éste disminuye, no
hemos aprendido lo suficiente. Hay un viejo dicho que reza: “No puedes
enseñar a un perro joven los trucos de un perro viejo” pero escuchar los
sabios consejos de uno de los mejores inversores de todos los tiempos como
es John Bogle puede que nos enseñe algún truco para sobrevivir en un
mundo, este de la bolsa, tan darwinista.
4.8. ÉTICA FINANCIERA
“Por lo general, la industria financiera sustrae valor a la
sociedad”.
◆◆◆
Durante años, el pensamiento general era que los fondos de inversión
resultaban la mejor idea para hacer crecer los planes de retiro en EE.UU.
Para desgracia de muchos norteamericanos, no ha sido así. La cruda
realidad es que el 96% de los fondos no fueron capaces de batir a los
principales índices de referencia en un periodo que abarca veinte años, los
correspondientes entre 1993 y 2013. Durante este tiempo, el índice S&P500
consiguió un retorno del 9,28% anualizado, mientras que la media de los
fondos de inversión apenas obtuvieron un discreto 2,54%. Una diferencia
de rentabilidad de casi un 80%. Por si fuera poco, los costes totales de
dichos fondos, arrojan una media del 3,17% anual, según un estudio de la
revista Forbes. Estos gastos incluyen costes de transacción, cánones de
bolsa, gastos de gestión y gastos de mantenimiento.
Tomemos como ejemplo "La década perdida" que abarca los años 2000-
09. Es un periodo plano para el mercado, con multitud de altos y bajos,
burbujas y crisis financieras, en el que nadie ganó dinero. El coste
anualizado del 3,17% nos hubiera reportado, en nuestro portfolio de cien
mil euros, una pérdida total de treinta mil, dañando significativamente
nuestra cartera. Además de cornudos, apaleados. No ganamos nada y
encima nos cobran. La conclusión a la que llegamos es que el interés
compuesto, si va a nuestro favor, nos hace más ricos, pero si juega en
nuestra contra (gastos), nos hace más pobres. “El pequeño inversor no
tiene porque pagar para conseguir resultados decepcionantes. Es poco
menos que una estafa”, comentó amargamente el legendario gestor en una
entrevista a la cadena de noticias CBS. Y resalta: “El milagro de las
rentabilidades del interés compuesto se ve amenazada por la tiranía de los
costes del interés compuesto”.[7] Europa tampoco anda a la zaga en este
sentido.[8]
En los últimos años, los avances tecnológicos han posibilitado la
aparición de robo advisors, gestores automatizados que sustituyen a la
gestión humana mediante algoritmos. Aunque nada en esta vida se puede
asegurar al cien por cien, la eliminación del factor humano a la hora de
invertir debería repercutir en una mayor rentabilidad (los robots no son
emocionales), amén de abaratar aún más los costes. La inversión pasiva a
través de robo advisors ha crecido a nivel mundial de seis millones de
clientes en 2015, a cuarenta y cinco millones en 2020 y se estima que pueda
alcanzar los cien millones en 2022 si se mantienen las mismas tasas de
crecimiento del último lustro.
A Bogle se le estimaba al morir un patrimonio de unos 80 millones de
dólares. Si lo comparamos con las cifras de otros gigantes de la industria de
fondos, observamos que Bogle perdió (o quizás es más correcto decir que
dejó de ganar) mucho dinero al cobrar costes de gestión tan bajos. A
Stephen Schwarzman, fundador de Blackstone Group, se le estima una
fortuna cercana a los doce mil millones de dólares. La fortuna de Abigail
Johnson, presidenta de Fidelity, se acerca a los catorce mil millones según
aparece publicado en diferentes medios financieros. Sobran los
comentarios... Bogle gestionaba activos por valor de cinco mil millones de
dólares, cifras similares a Fidelity o Blackstone. La principal diferencia es
que los costes de gestión de Vanguard Group oscilan en un rango de entre el
0,05 y el 0,17%. El coste del fondo promedio,como hemos visto, ronda el
3%. Los gestores de fondos cobran igual vayan bien o mal los mercados
financieros, lo que resulta injusto para el cliente de fondos de inversión. La
ventaja competitiva que permitió el éxito del fondo Vanguard, ha sido un
modelo de precio justo que ha permitido la fidelización del cliente de clase
media merced a un producto financiero ecuánime.
4.9. VANGUARD GROUP
“No ponga interés en el dinero. Ponga su dinero a interés”. Oliver Wendell Holmes.
◆◆◆
Es primordial para un inversor que quiera adentrarse en la inversión pasiva
disponer de las herramientas necesarias para poderlo hacer. El vehículo es
tan importante como quien maneja el volante. El mejor jinete no sería capaz
de ganar una carrera con un caballo cojo. Pero, por el contrario, un jinete
mediocre podría ganar con el mejor equino. Por lo tanto, primero
procuraremos encontrar el ejemplar más rápido y después trataríamos de
encontrar el mejor montador si es posible. Durante muchos años el caballo
ganador ha sido Vanguard Group y el mejor jinete llevando las riendas,
Bogle.
La vida de Bogle no fue nada fácil. Su familia sufrió la Gran Depresión
y su padre era alcohólico. Ya desde temprana edad destacó, especialmente
en matemáticas, lo que le permitió acceder a la prestigiosa universidad de
Princeton y graduarse magna cum laude. Tras la graduación, Walter Morgan
lo recluta para trabajar en el fondo Wellington Management y en apenas
cuatro años se convierte en su adjunto. En Wellington ya destacó por su
innovación y fue nombrado presidente de la compañía tras la jubilación de
Morgan. La crisis energética de 1973 supuso un duro varapalo tanto para el
fondo como para el propio Bogle y sería el desencadenante de su despido
un año más tarde. Gracias a este infortunio, sin embargo, se gestó la
fundación del mítico fondo Vanguard Group. “Fue un duro golpe, sin duda
alguna, pero aprendí mucho de ello” afirmaba pocos meses antes de morir,
en declaraciones a la web de cnbc.com.
El objetivo de Jack Bogle al fundar Vanguard era crear un vehículo de
inversión apto para todo tipo de bolsillos. Vanguard es el mayor fondo de
inversión del mundo por número de activos, con la friolera de cinco
trillones de dólares bajo gestión, y el segundo mayor comercializador global
de ETF´s. Jack Bogle fundó la compañía con una doble esperanza:
conseguir una rentabilidad mayor de la que ofrecían los fondos de inversión
tradicionales y que el inversor minoritario tuviera la oportunidad de pagar
unas tarifas justas de gestión. Ello le ha llevado a tener veinte millones de
clientes alrededor del planeta.
Entre las herramientas proporcionadas destaca una aplicación en la que,
contestando un sencillo cuestionario, podemos acceder a consejos para
formar una cartera en función a la volatilidad, aversión al riesgo,
rentabilidad, diversificación y espacio temporal de manera personalizada.
El fondo además tiene blogs de información, asesoramiento personalizado,
algoritmos para hacer simulaciones... todo orientado a la eficacia de la
gestión de costes y a la alta calidad de las inversiones. En el blog destacan
los informes y artículos que "postean" los Bogleheads.
4.10. THE BOGLEHEADS
“Alcanzar resultados satisfactorios en las inversiones, es mucho más
fácil de lo que muchos creen”.
Tiene mérito que un inversor tenga un club de inversores acérrimos como
si de una estrella de Hollywood se tratase: son los llamados Bogleheads.
Pese a tener nombre de grupo británico de la New Wave, comparten con el
genio de los fondos su filosofía de inversión. La gran mayoría de los
Bogleheads, lógicamente, provienen de Estados Unidos, aunque el grupo de
fans se va extendiendo cada vez más por los cinco continentes. En España,
por ejemplo, el número de fieles va en aumento y ya son unos veinte mil en
todo el globo. Este club sigue a pies juntillas las enseñanzas de su profeta,
que son, básicamente, ahorrar e invertir a largo plazo, mientras discuten sus
estrategias y publican sus portfolios en su propio foro. Hemos extraído
varias ideas de su página bogleheads.org para inversores que quieran formar
una cartera pasiva:
1) Cartera conservadora: simple y defensiva para momentos
complicados. Se compone del 40% en renta variable con un ETF o
fondo indexado de acciones global y el restante 60% en renta fija,
centrándose especialmente en los bonos de mayor calidad. El mayor
peso en renta fija no aporta grandes rentabilidades pero evita sustos
en momentos de pánico financiero. Para un inversor conservador
que aún no ha empezado la construcción de su portfolio y que
cuenta con poca o nula experiencia en el mundo de la inversión,
podría ser el modelo ideal. En el periodo bajista de 2007-2009 su
drawdown (máxima caída desde máximos), fue del 16%, siendo
2008 el peor año con una caída del 6,80%, y 2007 el mejor año con
un aumento del 10,45%, para un rendimiento medio anualizado del
3,65%. Buen resultado si tenemos en cuenta el descalabro que
supuso la crisis financiera global en el mundo de la renta variable.
A medida que el inversor se sienta más seguro, puede rebalancear la
cartera aumentando el porcentaje de renta variable, si además, la
situación del mercado lo sugiere.
2) Cartera tipo Boglehead: compuesta de un 60% en renta variable y
el 40% en renta fija. La ponderación en renta variable es mayor en
este portfolio. El 30% se invertirá en renta variable europea,
dividiendo el 50% en un fondo índice que replique el Eurostoxx50,
y la otra mitad en un fondo de empresas Small Cap (pequeña
capitalización). El restante 30% lo dividiremos en un 15% para un
fondo o ETF que replique el S&P500, un 10% en Small Cap
norteamericanas y un 5% en un índice que englobe acciones de
países emergentes. El 40% de los bonos globales debe ser de la
máxima calidad. En un capítulo anterior hemos dicho que la
primera década del milenio fue neutra, sin ganadores ni
perdedores... pues mentíamos. Los Boglehead que apostaron por
este tipo de cartera en el año 2000 y lo conservaran hasta 2010,
hubieran obtenido un rendimiento anualizado del 6,74% en este
periodo, que no es para echar cohetes pero sí que quedó muy por
encima de la media del mercado. Su drawdown fue del 20%, en su
peor año perdió un 17,66% y, en su mejor año, arrojó unas
ganancias del 27,35%. Ganar dinero cuando los demás no lo hacen.
Ese es el buen inversor en bolsa.
3) Rick Ferri´s Portfolio Core Four. Rick Ferri es un asesor financiero
y firme Boglehead. Cartera simple con cuatro diferentes activos,
como bien reza el título de su cartera, creada en 1988: 30% en un
fondo índice que replique el Eurostoxx600, un 25% en un fondo o
ETF de acciones globales, un 5% en REITS (fondos de inversión
inmobiliaria de la eurozona), y un 40% en bonos de máxima
solvencia. Su comportamiento en treinta años arroja un 12% de
media anualizada, con un drawdown que iguala su peor año (cómo
no 2008, con un -21,48%) mientras que en su mejor año obtuvo un
24,10% de rentabilidad. La novedad aquí es la inclusión de
inversiones inmobiliarias a través de REITS que son el equivalente
a las SOCIMIS en España (en el capítulo 10 dedicado a Michael
Burry trataremos este tema más a fondo).
4) Larry Swedroe´s Efficient Portfolio: como bien indica el título, el
objetivo es lograr una cartera eficiente que se adapte a cualquier
momento de mercado. Larry Swedroe es otro "legionario"
Boglehead, asesor financiero de Buckingham Wealth Management.
En este portfolio aumentamos al 70% los bonos de alta calidad y
reducimos a un 30% la exposición a renta variable, exponiéndolos a
activos más volátiles, compensando y equilibrando la relación
rentabilidad/riesgo. El 30% de renta variable lo diversificamos de la
siguiente manera: un 15% en un ETF o fondo indexado que replique
un fondo global de Small Cap, un 10% en Small Cap de alto
crecimiento y un 5% en acciones de mercados emergentes.
Son tipologías de carteras muy simples con el objetivo de alcanzar el
mayor rendimiento con el menor esfuerzo. El inversor puede variar
porcentajes y productos para adaptarlas al perfil que mejor se ajuste a sus
necesidades y objetivos.
John Bogle es uno de los grandes. La revista Fortune lo eligió entre los
cuatro gigantes de la inversión del siglo XX (casualmente, dos de los cuatro
inversores que llevamos analizados hasta el momento, Buffett y el propio
Bogle), los otros dos, (Lynch y Soros), evidentemente, están incluidos...y,
en cuánto al resto, tranquilos que no vamos a bajar el nivel de calidad en los
capítulos siguientes. Su mayor contribución (de John Bogle) ha sido acercar
y simplificar los productos de inversión al gran público y dejar, antes de
despedirse de este mundo, una gran legión de seguidores que mantienen
vivo su legado.
CAPÍTULO 5: PETER LYNCH
“El destino de un inversor lo marca su estómago, no su cerebro”.
◆◆◆
Peter Lynch nació en Newton, Massachussets (EEUU), en 1944. Su
padre murió de cáncer cuando Lynch tenía diez años, por lo que tuvo que
trabajar de caddy en un campo de golf durante su adolescencia para ayudar
a la economía familiar. Se graduó en el Boston College, donde estudió
filosofía, historia y psicología. Más tarde obtendría un MBA en finanzas en
la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania. Comenzó a trabajar
en el fondo Fidelity como analista en 1965 y, en 1977, fue nombrado
director del fondo de inversión Magellan del propio Fidelity (con unos
activos de 18 millones de dólares) hasta 1990, cuando el fondo pasó a tener
un valor de 14 billones en activos, obteniendo un 29,2% de rentabilidad
anual y convirtiendo a Magellan en el fondo de inversión más rentable de
todos los tiempos. En la actualidad se mantiene más en un segundo plano,
dedicándose a obras filantrópicas y haciendo de mentor para nuevos
gestores en Fidelity. Es autor de dos best-seller internacionales sobre el
mundo de la bolsa: Batiendo a Wall Street (1989) y Un paso por delante de
Wall Street (1993).
5.1. 10-BAGGER
“Hay que ser capaz de resumir en unas pequeñas frases el motivo por el que se posee
una acción, de modo que hasta tu hijo adolescente lo entienda”.
◆◆◆
“Poseo acciones de Nike porque es la empresa líder mundial en la venta
de zapatillas deportivas y tiene una trayectoria y una marca consolidada en
la que varios deportistas de la élite mundial la usan y son sus embajadores
de referencia”. En unas pocas palabras concisas hemos resumido la razón
porque Nike podría ser una posible acción de nuestra cartera (recuerde
querido lector, que esta clase de comentarios no sugieren ninguna
recomendación de inversión). Tu hijo de trece años y tu abuela de noventa
serían capaces de comprenderlo. Muy a menudo, lo más difícil es hacerlo
fácil. Peter Lynch es un inversor que busca hacer las cosas de forma simple.
Jamás mira gráficos para analizar una inversión, se enfoca en el análisis
fundamental (ver capítulo 1). Cuando queremos invertir, debemos saber
responder a unas sencillas preguntas del tipo ¿porqué debo invertir aquí?
Puede resultar una pregunta simple a más no poder pero si no somos
capaces de responder, mejor abstenerse de invertir en bolsa.
Su estrategia de inversión se centra en la búsqueda de las 10-bagger,
anglicismo que hace referencia a acciones que multiplican por diez, o
más, el capital invertido. Sale a la "pesca" de empresas que están en su
primera fase de expansión, con un amplio potencial alcista. Normalmente,
se trata de empresas a las que nadie presta atención en un principio. Los
gestores de fondos de inversión suelen tener modelos de carteras muy
similares, con valores defensivos que se han convertido paulatinamente en
acciones de lento crecimiento. Lynch busca “empresas nuevas, pequeñas y
agresivas que crezcan a una tasa del 20 o 25 % anual”. Y añade: “Una
empresa de alto crecimiento no tiene que pertenecer necesariamente a un
sector de alto crecimiento”.[1]
El negocio hotelero sólo creció un 2% anual en la década de 1980, pero
la cadena Marriott creció a tasas del 20% anual durante el mismo periodo.
Aunque son empresas de alto riesgo, suelen ser las grandes triunfadoras de
la bolsa. “Yo busco las que tienen un buen balance, tienen un equipo
directivo entusiasta y obtienen buenos beneficios. La clave es saber cuando
van a dejar de crecer y se van a convertir en empresas de bajo crecimiento”,
asegura en Un paso por delante de Wall Street. Lynch sigue algunas reglas
básicas del Value Investing pero no podemos clasificarle dentro de esta
categoría. Tiene en cuenta varios de sus principios básicos y no le hace
ascos a comprar empresas que están por debajo de su valor contable y con
un PER atractivo, pero se enfoca en los valores de alto crecimiento.
Podemos catalogarle como un híbrido entre Value Investor y Growth
Investor.
En su segundo año de carrera en el Boston College, Lynch invirtió 800
dólares en acciones de la aerolínea Flying Tiger. Se convertitiría en su
primer gran éxito y su primera 10-bagger, lo que le permitió costear parte
de sus estudios universitarios. El término "bagger" proviene del baseball,
deporte del que Lynch es un gran seguidor, y que hace referencia a cuando
un bateador consigue completar un "home run" en las cuatro bases del
campo, anotándose un 4-bagger. En los últimos años, varias compañías
conocidas por todos arrojan resultados como los siguientes: comercio
minorista (Amazon, 100-bagger); servicios de internet (Google, 20-
bagger); tecnología (Apple, 3000-bagger)...
5.2. APLICA TUS CONOCIMIENTOS
“Aproveche lo que sabe. ¿En qué campo es usted especialista?”
◆◆◆
En su libro Batiendo a Wall Street, Lynch explica la anécdota de una
profesora de instituto que encargó a sus alumnos la creación de una cartera
fictícia para invertir en bolsa. Lo sorprendente del ejercicio es que el
rendimiento de la cartera de aquellos chavales superó ampliamente la media
del S&P500. Cuando se analizó el estudio, quedó comprobado que los
estudiantes habían optado por escoger aquellos productos que mejor
conocían. Si vestían Levis, jugaban con juguetes de Mattel o comían
cereales Kellogg´s todas las mañanas, resultaba lógico para ellos elegir esos
valores, ya que los comprendían bien al formar parte de su vida cotidiana y
les resultaban, por lo tanto, más familiares.
En los años 70, muchas personas del ámbito farmacéutico podrían
haberse convertido en millonarias si hubiesen comprado acciones de la
farmacéutica británica SmithKlineBeckman (actualmente
GlaxoSmithKline), que vende medicamentos tan consolidados como el
Ventolin, Nicorette, Parodontax y el dentífrico Sensodyne. Esta compañía
farmacéutica comercializó, en la década de los setenta, un medicamento
contra las úlceras llamado Tagamet. Las empresas farmacéuticas presentan
una gran ventaja competitiva cada vez que registran una patente puesto que
gracias a ellas tienen un periodo de exclusividad (por lo general diez años)
para mejorar, comercializar y fijar el precio que mejor les convenga. De
esta manera, recuperan gran parte de la inversión en investigación y
desarrollo que se necesita para llevar a cabo el avance de un fármaco.
Según Lynch: “Un gran medicamento para el paciente es aquel que cura
de una vez para siempre, pero un gran medicamento para el inversor es
aquel que el paciente debe seguir comprando una y otra vez”. Tagamet, por
supuesto, pertenece a la segunda categoría. Este medicamento proporciona
un gran alivio para una enfermedad estomacal muy molesta pero el efecto
pasa rápido y el paciente se ve obligado a tomarlo una y otra vez. El valor
subió de cuatro a siete dólares entre 1974 y 1976, periodo en el que el
medicamento estuvo en pruebas. Una vez se aprobó la patente, en 1977,
subió a once dólares. En 1987 cotizaba a setenta y dos dólares,
convirtiéndose en una impresionante 18-bagger. No era una oportunidad
sólo al alcance de un farmacéutico: cualquier médic@, enfermer@,
administrativ@, conserje de oficina... podría haber detectado la acción.[2]
La tendencia actual deriva hacia la especialización y el micro-targeting.
Los profesionales cada vez se especializan en nichos de mercado más
pequeños y concretos. El meticuloso conocimiento de un segmento
especializado proporciona una inmensa ventaja competitiva. Es imperativo
saberlo aprovechar.
5.3. ACCESO A LA INFORMACIÓN
“Toda la información está a nuestro alcance. Si prestamos atención, podemos dar con
aquellas acciones en las que debemos invertir”.
◆◆◆
Hoy en día, gracias a la tecnología que tenemos disponible, somos capaces
de tener acceso a ingentes cantidades de información con tan sólo un par de
clicks de nuestro ratón. Salir a cenar a una cadena de hamburgueserías, un
nuevo producto estrella en las estanterías de los supermercados o una nueva
tendencia en moda, puede brindarnos, igualmente, excelentes oportunidades
de inversión. La imposibilidad de tener contacto humano durante la
pandemia del COVID-19 ha disparado la cotización de la empresa de
mensajería instantánea Zoom. La limitación de otras compañías a la hora de
ofrecer conectividad simultánea, le ha propiciado a esta tecnológica una
enorme ventaja competitiva al permitir la conexión de hasta cien
dispositivos electrónicos al mismo tiempo. De esta manera, millones de
ciudadanos han podido estar en comunicación (virtual) con sus familiares y
amigos. De todas las personas que han hecho uso de la aplicación...¿cuántas
habrán pensado en invertir en ella? En ocasiones tenemos algo delante de
las narices y somos incapaces de verlo.
Consultar con profesionales de distintos sectores también proporciona
enormes ventajas. Lynch recuerda en su libro Un paso por delante de Wall
Street: “En un momento dado, llegué a la conclusión de que el sector de los
moteles estaba a punto de iniciar un cambio de ciclo. Yo ya había invertido
en United Inns, y mantenía los ojos abiertos por si aparecían nuevas
oportunidades. En una conversación telefónica con el presidente de United
Inns le pregunté cual era su competidor de mayor éxito (...) me respondió
que La Quinta Motor Inns hacían un trabajo extraordinario”. Si alguien de
la competencia habla tan admirablemente de un competidor, puedes apostar
tu dinero a que dicha empresa merece la pena: “Hablé con un directivo. La
idea era sencilla. La Quinta ofrecía habitaciones de la misma calidad que la
competencia a un precio un 30% más baratas. Habían prescindido de la
zona para bodas, de las salas de conferencia y del restaurante. Es decir,
todos los espacios que no aportaban nada o poco beneficio pero que hacían
aumentar considerablemente los gastos. La idea era incorporar un
establecimiento con servicio 24 horas (como un 7eleven), junto a cada uno
de sus moteles. La mayoría de hoteles y moteles pierden dinero con sus
restaurantes en los cuales se concentran el 95% de las quejas”.
Ésta sería una de las principales razones por las que Lynch invirtió en La
Quinta. Hablar con directivos y la competencia, gente que hace trabajo de
campo y que pueden proporcionar la información más valiosa, le reportó
una ventaja competitiva a la hora de hacer una valoración de la empresa.
Fueron unas conversaciones provechosas puesto que en diez años la acción
se convertiría en una 11-bagger.[3]
Otro gran éxito para Magellan sería The body Shop. Descubrió la tienda
acompañando a su mujer a los centros comerciales. Fue una 20-bagger.
Dunkin´Donuts también la descubrió in-situ. En cuanto adquirió su primera
caja de donuts, decidió que cambiaría las rosquillas por acciones y, en lugar
de comprar un chrysler cada siete años, invertiría regularmente en sus
acciones que marchaban estupendamente por aquel entonces. Así que
paremos atención al mundo que nos rodea y desarrollemos la capacidad de
visualizar tendencias y productos que están por descubrir y explotar. Las
oportunidades están a la vuelta de la esquina esperando que alguien saque
partido de ellas.
5.4 GANANCIAS INFINITAS
“Operando en corto, podrás obtener, en el mejor de los casos, el 100%. Operando en
largo, las ganancias tienden al infinito”.
◆◆◆
Una acción que baja de 200 euros a 0,01 nos proporcionaría una ganancia
del 100% si operamos en corto. Pero una acción que sube de 0,01 a 200 te
proporcionaría ¡¡¡una ganancia del 200.000%!!! La operativa en corto, o
Shortselling en inglés, es una operación financiera que permite al
inversor o trader tomar prestadas acciones de un bróker esperando a
que éstas caigan, recomprarlas más baratas, devolver el dinero al
intermediario y embolsarse la diferencia. El riesgo para el trader en este
caso es que el precio de las acciones suba. El intermediario financiero
requiere al inversor que diposite unas garantías que cubran parte del coste
de la inversión. En caso de que el precio de la acción suba, se ejecutarán las
garantías y el especulador deberá presentar garantías adicionales. Si el
operador no lo hace, podría ver cerrada su posición antes de tiempo con
pérdidas. Para protegerse, el trader puede operar con stop-loss: órdenes que
se lanzan al mercado y que sirven para protegerse de las pérdidas, ya que,
en el caso de la venta en corto, si la acción sube, el trader se verá obligado a
recomprar las acciones más caras y perderá dinero. Hablaremos de los stop-
loss más tarde.
Los traders siempre presumen de que tienen más posibilidades de ganar
por que operan a ambos lados del mercado. Pero cuando hacen su apuesta
no saben lo que hará el mercado. Pueden apostar a la baja y el valor ir al
alza. Un inversor de largo plazo e inteligente sabe que el lado correcto es el
lado largo. Y la historia lo demuestra. Entre 1800 y 1900 el índice Dow
Jones se multiplicó por trenta y tres veces: de dos puntos a sesenta y seis.
Durante el siglo XX, el índice se multiplicó por ciento cincuenta y una
veces, pasando de sesenta y seis a diez mil puntos. En estos veinte años que
llevamos de milenio ya se ha multiplicado por dos y, aunque es difícil que
siga subiendo al nivel de múltiplos pasados, no sería descabellado pensar
que el índice podría alcanzar algún día los cien mil puntos. No sabemos si
tardará diez, veinte o noventa y nueve años... cualquier predicción es
ciencia ficción pero, a largo plazo, la bolsa sube. Desde 1800 el mundo ha
experimentado dos guerras mundiales, veintiuna recesiones, tres
depresiones económicas, cinco pánicos bancarios, tres pandemias, varias
epidemias, tres crisis del petróleo y, pese a todo, los resultados son los que
comentamos más arriba.
Lynch relata en el capítulo 19 de Un paso por delante de Wall Street:
“En medio de todos esos cuentos de exitosas operaciones en corto, están
también las historias de terror de los que vieron con impotencia cómo sus
acciones ruinosas favoritas subían más y más, contra toda razón y lógica,
hasta llevarlos hasta la casa de beneficiencia. Uno de estos desafortunados
fue Robert Wilson, un hombre inteligente y buen inversor con un gran
track-record pero que en la década de los 80 vendió en corto Resorts
International. Sin embargo, y desafortunadamente para él, las acciones
subieron de setenta centavos a setenta dólares. Una "modesta" 100-bagger
que dejó a Wilson con una nada despreciable pérdida de aproximadamente
25 millones de dólares”.
Eventos inesperados, como la votación del Brexit en que algunos
mercados abrieron con gaps superiores al 12%, pueden provocar que
nuestras carteras salten por los aires. Un gap o agujero en la cotización se
produce durante un periodo determinado debido al desajuste entre los
precios de oferta y demanda, cuando los mercados están cerrados y,
por lo tanto, no hay negociación (en inglés se conoce como overnight
risk). Si el desajuste tiene lugar en la demanda respecto a la oferta (mucha
más demanda que oferta), se producirá un gap alcista. Si ocurre al revés
(mucha más oferta que demanda), se producirá un gap bajista. Estos huecos
en las cotizaciones suelen cubrirse cuando todo vuelve a la normalidad.
Algunos day traders (ver capítulo 9) se especializan en buscar acciones que
abren con gaps para operar especulando con el "relleno". Para el inversor,
los gaps son un inconveniente si opera con stop-loss, ya que, como hemos
comentado, suelen rellenarse al cabo de un tiempo pero a él ya le han
saltado y se encuentra con un palmo en las narices, fuera del mercado.
En otros capítulos estudiaremos diversas historias de éxito de inversores
que hacen operaciones en corto pero parece claro que no convenceremos al
señor Lynch para convertirlo en un agresivo trader a lo Gordon Gekko.
5.5. LA REGLA DEL 72
“Sólo es necesario unas pocas elecciones ganadoras para lograr una cartera muy
rentable”.
◆◆◆
El afamado inversor declara: “Una proporción de seis acciones ganadoras
de cada diez basta para obtener unos resultados satisfactorios. Tus pérdidas
están limitadas a la cantidad que inviertes en cada acción, mientras que tus
ganancias no tienen ningún límite absoluto”[4]. “Si logras convertir una o
dos de esas seis acciones ganadoras en una 10-bagger, tu carrera como
inversor exitoso queda más que justificada”[5]. “Todo cuanto necesitas para
disfrutar de una larga y exitosa carrera como inversor son unas cuantas
apuestas ganadoras y las plusvalías de éstas superarán con mucho las
minusvalías de las acciones que salen mal”.[6] Imaginemos que a lo largo
de toda nuestra carrera hemos llegado a tener cincuenta valores en cartera
ponderadas todas por igual. Únicamente con acertar con una 3000-bagger
como Apple, significaría una increíble ganancia de sesenta veces el capital
invertido aunque las cuarenta y nueve empresas restantes hubieran
quebrado y hubiéramos perdido todo nuestro capital. Esto último es
altamente improbable, de hecho, es más factible conseguir una rentabilidad
del 3000% (aunque es muy difícil) que perder en cuarenta y nueve
empresas de cincuenta. Al inversor que le ocurra esto no es que sea mal
inversor ¡es que es gafe!
Sobre la rentabilidad ideal, Peter Lynch afirma: “Entre 1974 y 1990 gané
un 29% de rentabilidad anual compuesta. Sin embargo no es una proyección
realista. La media del Dow Jones es de un 9% anual pero lo ideal sería
obtener entre un 12%y un 15%”.[7] Una rentabilidad de entre un 12 y un
15% es difícil de obtener: habrá años en que se pueda obtener ganancias de
un 20% y otros en que se produzcan minusvalías de un 25%... no hay
manera de saberlo.
Por último, reseñar que una rentabilidad del 12%, nos supondría una
plusvalía total del 100% en seis años, mientras que una rentabilidad del
10%, haría que nuestro capital se multiplicara por dos en siete años. Por
tanto, aunque puedan parecer diferencias no demasiado importantes, sí que
resultan bastante significativas en cuanto a términos de rentabilidad
financiera de nuestra cartera.
Para calcular cuanto tiempo podemos tardar en doblar nuestro capital,
basta con dividir el número 72 por el número de porcentaje de rentabilidad
que esperamos obtener:
72/1 = 72 años 72/2 = 36 72/3 = 24 72/4 = 18 72/5 = 14,5 72/6 =
12 72/ 7 = 10,2 72/8 = 9 72/9 = 8 72/10 = 7,2 72/11 = 6,54 72/12 =
6
A mayor rentabilidad anual, menos tiempo emplearemos en doblar
nuestro capital inicial. Las increíbles rentabilidades del 29% anual
obtenidas con el fondo Magellan, permitía a Lynch duplicar el capital del
fondo en poco mas de tres años. Suficiente para vivir veinticinco vidas...
5.6. ¡SÁLTATE EL STOP!
“Detesto las órdenes STOP”.
◆◆◆
Tranquilos. Lynch es una persona sensata. No nos está incitando a emular
a Lewis Hamilton. Continuemos prudentes al volante, por favor. El inversor
de Massachussets se refiere a otro tipo de stops: los stop-loss que ofrecen
los intermediarios financieros para proteger nuestras órdenes de mercado.
Un stop-loss es una orden fijada a un determinado precio que se
lanza al mercado y en el momento en que el precio la toca o rebasa, se
vende. Si compramos un valor de la empresa X a un precio de diez euros y
fijamos nuestro stop de pérdidas en un 10%, el valor se venderá
automáticamente si la acción cae a nueve euros. El principal propósito
consiste en proteger al inversor en caso de que el precio se mueva en contra
de sus intereses una vez abierta la posición. Existe otro tipo de orden
llamada stop dinámico, en la que, si el precio va a nuestro favor, la
orden se ajusta automáticamente en la dirección del precio en base a un
porcentaje. Si el mercado va en nuestra contra, el stop no se mueve. De
esta manera, si el valor del que hablábamos en el ejemplo le colocamos un
stop dinámico del 10% y la acción sube a once euros, la orden de venta se
fijará en diez euros, asegurando al operador no perder dinero en la
operación en caso de que posteriormente el valor gire.
Otra opción interesante para un trader es la posibilidad de fijar un stop de
beneficio. Si el operador compra un título a un precio de diez euros y le
interesa vender con un 20% de ganancia, fijaría un stop de beneficio en los
doce euros: cuando la acción alcance ese precio, la orden se ejecutará y el
trader no tiene que estar pendiente de seguir el desarrollo del mercado. Esta
posibilidad a Lynch le resulta absurda: ¡Jamás se deben limitar las
ganancias!
Por último, el operador tiene a mano la posibilidad de ejecutar una
orden bracket. Se trata de una orden múltiple en la que el trader ejecuta
una orden de compra, un stop de pérdidas y otro de beneficio de forma
simultánea. Una vez uno de los dos stop se ejecute, el otro stop se
anulará inmediatamente de manera automática.
Si bien es cierto que fijando órdenes stop se limitan las pérdidas, dada la
volatilidad existente hoy en día en los mercados, casi todos los valores se
acercan al nivel de stop en algún momento durante las horas de cotización.
“¡Me habría perdido diez veces Taco Bell si hubiera colocado órdenes stop!
Una cartera con órdenes stop prefijadas en, digamos, un 10%, es una cartera
predestinada a perder exactamente esa cantidad”.[8] Cuando se coloca un
stop en una acción, admitimos que estamos dispuestos a vender
(recordemos las palabras de Warren Buffett: “No tenga en cartera ni diez
minutos una acción que no esté dispuesto a tener durante diez años”).
Resulta igualmente curiosa la tendencia que tienen los precios a
dispararse después de rebasar el stop, justo cuando el inversor
supuestamente precavido, ha sido expulsado del mercado. Desde luego, si
operamos en mercados con apalancamientos como el FOREX, con futuros o
con CFD´s, es imprescindible el uso de stop-loss, ya que las consecuencias
de que los mercados giren en nuestra contra pueden ser pérdidas superiores
al dinero invertido. Así que podemos concluir que protegerse con stop-loss
si operamos apalancados resulta adecuado y no debemos usarlos si
invertimos a largo plazo.
Un último apunte: si operamos con stop-loss y éstos saltan en la
mayoría de los casos, nos veremos obligados a rediseñar con frecuencia
nuestra cartera. Ello puede acarrear gastos de hasta un 4% extra
dependiendo del tamaño de cartera y del bróker con el que operemos debido
al coste de estar comprando y vendiendo acciones de manera más
continuada.
5.7. DIWORSEFICATION
“Diversificar, sí. Diempeorar, no”.
◆◆◆
Diempeorar sería la traducción (no oficial, puesto que la RAE no la
reconoce) del anglicismo diworsefication, juego de palabras que mezcla los
términos diversificar y empeorar. “El afán de diversificación es el peor
consejo de los pequeños inversores, que en muchas ocasiones "diempeoran"
sus carteras”[9] comenta el inversor. Tanto diversificar termina derivando
en un inmenso zoológico sin suficiente personal para atender a los
animales. Pese a ser director de un fondo de inversión durante lustros,
Lynch se caracterizaba por tener carteras concentradas, llevando la contraria
a la tendencia predominante. Algunos inversores, además, no tienen muy
claro el concepto de diversificación. Si alguien dice: “Mi cartera está
diversificada: he invertido dinero en el Deutsche Bank, Banco Santander y
BBVA”, Lynch comentaría que dicho inversor está "diempeorando" su
cartera, ya que si bien ha repartido su capital en tres empresas, todas ellas
pertenecen al sector bancario. Una eventual crisis financiera podría
provocar unas importantes pérdidas latentes para el inversor pues la crisis
golpearía por igual a las tres compañías. Asimismo, es importante
diversificar entre diversos países y otras inversiones sin correlación con las
bolsas de valores como oro, negocios propios o activos inmobiliarios.
No es partidario, en cambio, de la inversión en bonos. Al contrario, la
desaconseja rotundamente en su libro Batiendo a Wall Street: “De hecho, si
esta es la única lección que aprendes de este libro, entonces habrá merecido
la pena escribirlo”. El razonamiento de Lynch es muy concreto: la
rentabilidad de las acciones ha superado el rendimiento de los bonos de
manera significativa en el transcurso del tiempo. Por ello, invertir en bonos
supone un alto coste de oportunidad por todo el dinero que deja de ganar el
inversor a cambio de una falsa sensación de seguridad. Si aun así, el
inversor sigue creyendo que debe invertir parte de su dinero en bonos, es
aconsejable, según el inversor de Massachussets, acudir directamente al
departamento del tesoro de su país.
Lynch clasifica las acciones en seis categorías diferentes: valores
estables, valores de bajo crecimiento, valores de alto crecimiento, valores
cíclicos, valores recuperables y valores con activos ocultos. “Por regla
general, coloco el 30 o 40% de mis inversiones en valores de alto
crecimiento. Invierto un 10-20% en valores estables, otro 10-20% en
empresas cíclicas y el resto en recuperables. Las empresas de bajo
crecimiento presentan poco riesgo y también pocas ganancias. Los valores
estables, poco riesgo y ganancias moderadas. Las empresas de valor oculto
ofrecen poco riesgo y grandes ganancias si se está seguro del valor de los
activos. Las compañías cíclicas pueden ser de poco riesgo y grandes
ganancias o de gran riesgo y pocas ganancias o pérdidas, según nuestra
habilidad para prever los ciclos. Las potenciales 10-bagger es más probable
encontrarlas entre las empresas de alto crecimiento y las compañías
recuperables”.[1]0
Debemos considerar, sin embargo, que los valores pueden estar sujetos a
cambios de categorías. Algunas acciones de alto crecimiento pueden
estancarse algún día y convertirse en valores de bajo crecimiento, y/u otros
valores sufrir severos reveses empresariales pasando a formar parte de la
categoría de compañías recuperables, por poner sólo dos ejemplos.
5.8. BENEFICIOS...Y MÁS
BENEFICIOS
“Todo se reduce a una palabra: beneficios”.
◆◆◆
Lynch obtuvo durante catorce años una tasa de rentabilidad anualizada del
29,2%. En once de esos catorce años, consiguió batir el rendimiento del
índice S&P500. Una de las claves principales de su éxito consiste en la
compra de empresas que aumentan de valor continuamente. Pero...¿Qué es
lo que da valor a una empresa?¿Porqué ha de ser más valiosa mañana que
hoy? Al final todo se resume en una palabra: beneficios.
Una empresa tiene cinco maneras de incrementar los beneficios:
1) Reducir los gastos.
2) Subir los precios.
3) Expandirse a nuevos mercados.
4) Vender más productos.
5) Revitalizar, cerrar o deshacerse de operaciones no rentables.
Reducir costes es el método fácil. A menudo, lamentablemente, estos
recortes se extienden al mercado laboral. Algunas empresas consideran a
los trabajadores un pasivo cuando en realidad son el activo que puede hacer
crecer a la compañía. Subir precios no es la mejor solución si la empresa no
mejora la calidad del producto o servicio. Expandirse a nuevos mercados
requiere de financiación o de una buena situación de liquidez. Vender más y
deshacerse de operaciones poco rentables se antojan como las mejores
soluciones para aumentar beneficios.
Un punto que quisiera resaltar y que Peter Lynch pasa por alto, es
que es más fiable observar el BPA que el beneficio total anual. Esto es
así porque el resultado puede ser engañoso según el tamaño de la compañía
y el número total de acciones en circulación. Si la empresa A obtiene diez
millones de beneficio y tiene cinco millones de acciones en circulación,
obtendrá un BPA de dos euros. Por contra, si la empresa B presenta la
misma cifra de beneficio de diez millones pero únicamente tiene dos
millones de acciones en circulación, su beneficio por acción asciende a
cinco. Por tanto, pese a tener el mismo beneficio total, la empresa B resulta
muchísimo más rentable para el inversor.
Lynch, al contrario que otros inversores en Growth Investing, no suele
comprar acciones con un PER alto. Busca valores con altas tasas de
crecimiento a un PER bajo o aceptable. De este modo, evita invertir a
precios desorbitados. La mayoría de las empresas recuperables tienen un
PER bajo cuando atraviesan dificultades, por eso son de sus favoritas.
5.9. TONTOS S. A.
“Si cualquier tonto puede llevar este negocio, éste es el valor perfecto”.
◆◆◆
Cuanto más simple, mejor. Si encontamos una empresa a la que un tonto es
capaz de dirigir, habremos hallado la acción perfecta. Los inversores han de
huir de las compañías con procesos complicados y abrazar la simplicidad.
Lynch reconoce que la acción perfecta es la que reúne alguno o varios
de los siguientes requisitos: suenan aburridas como Automatic Data
Processing o ridículas com Pep Boys; hacen algo tedioso como fabricar
latas, cajas de cartón o papel como Viscofán o Europac; realizan tareas
desagradables como las empresas desinfectantes, de plagas o que
proporcionan máquinas que limpian piezas grasientas de los motores como
Safety Kleen; aquellas que los inversores institucionales no compran y los
analistas no siguen; las que resultan deprimentes como funerarias; las que
tienen bien cubierto un nicho de mercado; las que fabrican productos
deshechables como Kleenex y aquellas que la propia empresa recompra sus
acciones y sus empleados también las adquieren. También resultan
especialmente jugosas las compañías estatales cuando se privatizan. A
finales de los 90, en España, se privatizó Telefónica pasando de costar dos
euros y medio por acción en 1995 a un valor de treinta y tres euros en 2007
(los pronunciados descensos que sufre desde entonces ya son otra historia).
Pero quizás aquellas adquisiciones más provechosas provengan de
escisiones como la que llevó a cabo la compañía telefónica estadounidense
AT&T. En 1984, los reguladores forzaron a la empresa a dividirse en varias
compañías regionales para evitar un monopolio. Las autoridades no
lograron su propósito ya que en 1998, varias de las compañías escindidas,
volvieron a fusionarse con su ex-matriz, dejando, entre medias, un
promedio de ganancias del 170% a quienes colocaron sus ahorros allí. En el
siglo anterior ya había ocurrido algo similar cuando la SEC (Security
exchange Control), el equivalente a la CNMV en España, obligó a escindir
el trust Standard Oil en treinta y cuatro compañías diferentes. El objetivo de
la comisión reguladora era evitar que el magnate John D. Rockefeller
siguiera monopolizando el negocio del refinado de petróleo. Las compañías
escindidas llegaron a multiplicar su valor por cinco tras independizarse de
su matriz, acuñando uno de los lemas más famosos de Wall Street: “¡Oh
Dios, por favor, regálanos otra escisión de trust!”.[1]1
5.10 CONSTRUIR UN PORTFOLIO
“No todos los valores son adecuados para todos los momentos de la vida de una
persona”.
◆◆◆
Una adecuada cartera de inversión debería ser más agresiva en los
años de juventud del inversor y más conservadora a medida que éste
llega a su etapa de mayor madurez. Muchos gestores recomiendan hacer
el asset allocation de esta forma: restando tu edad al 100%. Si un inversor
tiene treinta años, por ejemplo, debería tener un 70% de su capital en renta
variable y un 30% en renta fija. El mismo inversor, en el momento de soplar
las velas de la tarta de su cuarenta cumpleaños, debería mirar de reojo su
portfolio y rebalancearlo para que de nuevo quedara equilibrado según su
edad, en este caso una proporción 60%/40%. Sin embargo, es el propio
inversor el que debe decidir, puesto que ni todas las personas tienen el
mismo apetito por el riesgo ni tampoco la edad debe ser un condicionante.
El gran inversor Irving Khan tuvo apetito por el riesgo hasta el día que
falleció con ciento nueve años y ¡seguía invirtiendo con la ilusión de un
principiante!
Para evitar caer en el diempeoramiento del que Lynch se quejaba,
podríamos dividir nuestra cartera de renta variable (obviaremos la renta fija
para no decepcionar al tío Peter) en una acción de cada tipo y siguiendo los
patrones que hemos visto unos capítulos más arriba:
1) 10% en valor de bajo crecimiento. De estos valores no debemos
esperar gran cosa, simplemente que ayuden a mantener la cartera
estable. Los sectores grandes como el automovilístico o las
empresas eléctricas cumplen el requisito. Presentan además, el
aliciente de pagar altos dividendos.
2) 20% en acción de alto crecimiento. Estos son los valores que
entrañan un mayor riesgo. Debemos buscar empresas en ciernes y
con un alto potencial de crecimiento. Los encontraremos entre
sectores pujantes como biomedicina o tecnología. Para minimizar
riesgos podríamos dividir este subgrupo en dos o tres valores. El
objetivo es que nos ofrezcan crecimientos del 20-25 % de tasa
anualizada.
3) 20% en un valor estable. Una gran empresa farmacéutica del estilo
de Pfizer o del sector del lujo como LVMH que crecen a tasas
estables de manera continuada y con un dividendo aceptable.
4) 20% en una empresa cíclica. Como las petroleras cuando el crudo
tiene tendencia alcista. Aquí debemos acertar el timing al
desinvertir, intentando prever cuando se aproxima el ciclo
desfavorable.
5) 15% en una empresa de activo oculto. McDonald's podría ser esa
empresa. En una conferencia, el fundador del sistema de
franquicias de la cadena de restaurantes, Ray Kroc, preguntó a los
asistentes a que negocio se dedicaba. La audiencia empezó a reír
creyendo que se trataba de una broma pero dejó a todo el mundo
estupefacto cuando les explicó que el verdadero negocio de
McDonald's es el inmobiliario. La cadena es propietaria de locales
en las calles más caras del mundo desde Times Square a los
Campos Elíseos pasando por la Gran Vía madrileña. Cada vez que
sube el precio por metro cuadrado de estos enclaves, McDonald's
se convierte en una empresa más valiosa ya que sus activos
inmobiliarios se revalorizan considerablemente. Además, cobra un
porcentaje de las ventas a sus franquiciados amén de cobrarles
alquileres que, debido a la ubicación estratégica privilegiada de las
franquicias, son ostensiblemente caros.[1]2
6) 15% en una acción recuperable. Las petroleras también entrarían
en esta categoría tras el desplome de los últimos meses. Se trata de
encontrar empresas injustamente tratadas por los inversores.
ArcelorMittal ha sufrido grandes oscilaciones de precio en los
últimos años. ¿Se seguirá usando el acero en el futuro? Parece que
la respuesta es afirmativa ya que la compañía acerera líder en el
mundo debería ser una buena apuesta aunque, evidentemente, no
podemos nunca dar nada por sentado.
El objetivo principal de esta cartera es que nos aporte unas tasas de
crecimiento entre un 12-15% anualizado, la tasa que Lynch considera que
un inversor no profesional con preparación puede obtener. Si se desea
conseguir tasas más elevadas, el número de potenciales acciones 10-bagger
en cartera debe ser considerablemente más alto, debiendo rebalancear la
cartera para incluir más valores de alto crecimiento, y disminuyendo la
proporción de valores estables y bajo crecimiento.
CAPÍTULO 6: BILL GROSS
“Si los activos financieros ya no funcionan para usted a un ritmo muy por encima de la
tasa de creación de riqueza verdadera, debe entonces trabajar más por su dinero”.
◆◆◆
William Hunter Gross nació en Middletown, Ohio (EEUU), en 1944.
Está considerado por muchos el mejor gestor de renta fija de todos los
tiempos por lo que se le conoce con el sobrenombre de "el rey de los
bonos". Se licenció en psicología por la Universidad de Duke, sirvió en
Vietnam y cursó un MBA en la Universidad de California para
posteriormente ingresar en la aseguradora Mutual Life Pacific como
analista de inversiones. En 1982, creó PIMCO como filial dentro de Mutual
Life Pacific a la que convirtió en la mayor gestora de renta fija del mundo
con activos por valor de sesenta mil millones de dólares. En 2014 deja
PIMCO para unirse a Janus Henderson Capital Group. Se retiró en 2019.
Ha publicado dos libros: Bill Gross on investing y Todo lo que has oído
sobre inversiones es falso. Forma parte del Hall of Fame de la asociación de
análisis de renta fija.
6.1. CONÓCETE A TI MISMO
“Antes de intentar conocer bien el mercado, debes conocerte bien a ti mismo con tus
fobias y excentricidades”.
◆◆◆
Debemos conocer bien las reglas del juego antes de salir a jugar. Tener en
cuenta los riesgos a los que nos enfrentamos antes de adentrarnos en
terrenos pantanosos. Conocer de antemano nuestros puntos fuertes y
nuestros puntos débiles. Saber calcular los posibles riesgos y recompensas a
los que nos exponemos. Mentalizarnos que es una carrera de larga duración
y que encontraremos obstáculos en ella. Debemos estudiar bien el mercado
porque éste no está precisamente compuesto de indefensos corderitos sino
por los mejores inversores del mundo que juegan a un juego que conocen
bien y, si pecamos de inocentes, perderemos.
Gross siempre destacó por una especial intuición a la hora de hacer sus
inversiones. Su punto fuerte era su especial capacidad para visualizar las
tendencias macroeconómicas. Animal de costumbres, en sus años de
actividad llegaba a su oficina a las 5.30 de la mañana (8.30 en la costa Este)
y permanecía analizando y sintetizando toda la actualidad económica hasta
las nueve, hora del almuerzo en Wall Street. A continuación sesión de yoga
y vuelta al despacho para reunirse con su equipo y fijar estrategias. Después
del almuerzo seguía trabajando hasta las cuatro de la tarde. Así ofició,
durante cuatro décadas, el genio de los bonos, que sabía que debía
comprometerse al máximo para poder exigir lo mismo a su equipo
colaborador. Era extremademente disciplinado y adaptó su método de
trabajo a sus particularidades. Siendo otra persona, no hubiera conseguido
llegar a ser lo que fue: siempre fiel a sus principios.[1]
Gross confiesa en una entrevista en reuters.com en Abril de 2014: “He
de admitir que soy una persona introvertida. No se porque razón las
personas introvertidas deberían disculparse por ello”. Quizá a esto se debe
gran parte de su éxito. Dicen que el que calla otorga y, mientras muchas
personas se dedican a hablar, con frecuencia sin tener ni idea de lo que
hablan, Gross las mata callando o bien hablando sólo cuando tiene algo
importante que decir. Si se da el caso, no se muerde la lengua. Sus
declaraciones han sido, en diversas ocasiones, motivo de polémica. En
2012, durante la crisis del Euro, manifestó en unas declaraciones recogidas
por el periódico eleconomista.com el 5 de Abril : “Europa tiene un grave
problema: Grecia es un grano en el culo, Portugal un furúnculo y España un
tumor”. No es la clase de comentarios de los que hacen amigos
precisamente. Dice lo que piensa sin pelos en la lengua. No se anda con
medias tintas. Huelga decir que especuló con la deuda soberana de estos
países. No hay que ser un genio para concluir que un país con dificultades
para pagar sus deudas, tendrá problemas si sigue pidiendo prestado. En
2003 también criticó fuertemente la intervención de su país en Iraq. Dada su
influencia en los mercados de renta fija, sus declaraciones no son tomadas a
la ligera. Dispone de un enorme margen para poder mover sus intereses a su
antojo y, a pesar de que en ocasiones le falta diplomacia, dice verdades
como puños.
Cuando Gross ingresó en Mutual Life Pacific, el mundo de la renta fija
era un auténtico cementerio de elefantes. Los bonos eran el patito feo de la
industria financiera. Revolucionando este mercado, Gross encontró su filón.
La renta fija se diferencia básicamente de la renta variable en que los
inversores que participan en él conocen de antemano la rentabilidad
que dicha inversión le va a proporcionar en el futuro. La renta fija
engloba títulos de deuda que emiten gobiernos y empresas para
financiarse. Los títulos de deuda que emiten los gobiernos se
denominan bonos del estado y los títulos de deuda que emiten las
empresas se denominan bonos corporativos.
La rentabilidad de los bonos, tanto corporativos como
gubernamentales, viene determinada principalmente por la solvencia
de la entidad emisora de la deuda. De esta manera, aquellas compañías o
estados más solventes ofrecerán tipos de interés inferiores a cambio de
ofrecer unas mayores garantías de retorno del capital desembolsado. Por el
contrario, aquellas empresas o países con mayor riesgo de insolvencia se
verán obligados a ofrecer tipos de interés más elevados. Ello sirve para
compensar el riesgo de los inversores al invertir en este tipo de empresas o
estados con, a priori, un mayor riesgo de insolvencia.
La rentabilidad de un bono es inversamente proporcional a su
precio. Aquellos bonos con una mayor solvencia tienen un precio más
elevado y una rentabilidad menor. Si cambian las circunstancias del
mercado y hay mayor posibilidad de riesgo, el precio de las nuevas
emisiones bajará y la rentabilidad que el emisor del bono ofrezca deberá
ser mayor para compensar riesgos. Por el contrario, aquellos bonos con
mayor riesgo de insolvencia se verán beneficiados en próximas emisiones si
sus perspectivas mejoran. El bono bajará de precio y el emisor podrá
financiarse más barato al rebajar su riesgo de insolvencia.
El inversor tiene dos opciones para invertir en renta fija:
1) Invertir en el mercado primario. Recomendado especialmente en el
caso del inversor minorista. Se adquieren los títulos a través del tesoro
respectivo de cada país o en entidades financieras.
2) Comprar o vender los títulos de deudas a terceros en el mercado
secundario. Por regla general, está limitado a inversores
institucionales. Es aquí donde Gross abrió una nueva puerta,
innovando y creando escuela para generaciones futuras de inversores
en renta fija.
El vocabulario básico que un inversor en renta fija debe aprender es el
siguiente:
1) Emisor del bono: nombre de la empresa o estado que vende el
bono.
2) Tenedor del bono: particular o empresa que compra el bono.
3) Valor nominal del bono: precio del bono emitido (principal). Será
la cantidad a abonar por el emisor a fecha de vencimiento.
4) Cupón: porcentaje del valor emitido (interés) que periódicamente
se le abona al tenedor del bono. Existen también los llamados
"bonos de cupón cero" que no pagan interés alguno hasta la fecha
de vencimiento.
5) Fecha de vencimiento: fecha final en la que es reintegrado el
principal al tenedor del bono.
El objetivo primordial buscado por los inversores de renta fija es la
preservación del capital. Bill Gross afirma que el dinero reservado para
renta fija debe ser considerado como rainy day money, es decir, dinero para
época de vacas flacas.[2] Los rendimientos suelen ser, salvo excepciones,
más bajos que en la renta variable a largo plazo, pero ha habido épocas en
que Gross ha igualado o superado la rentabilidad media de los índices de
renta variable. Los grandes inversores tienen una porción importante de
renta fija en su portfolio para diversificar riesgos: a mayor capital
disponible para inversiones, mayor conservadurismo. Bill Gross y su fondo
PIMCO tratan de obtener rentabilidades superiores a través de la gestión
activa en mercados secundarios. En tiempos de bullish market, la renta
variable acostumbra a tener un comportamiento mejor que la renta fija y
sucede justo lo contrario en un escenario de bearish market.
6.2. RENTA FIJA VS RENTA
GARANTIZADA
“Un barco en el puerto está seguro, pero los barcos no se construyen para eso”. Paulo
Coelho.
◆◆◆
Muchas personas que no están familiarizadas con los productos
financieros tienden a creer que renta fija equivale a renta garantizada. Sin
embargo, no es así. Renta fija significa que el inversor que invierte en este
tipo de producto conoce de antemano la rentabilidad que dicho producto le
va a proporcionar. Pero ni la rentabilidad está garantizada ni la inversión en
renta fija está exenta de riesgo.
Veamos las ventajas que ofrece la inversión en renta fija:
1) El inversor conoce de antemano la rentabilidad que va a obtener,
eliminando la incertidumbre que acompaña a la inversión en renta
variable.
2) En momentos de turbulencias financieras actúa como refugio de
capitales.
3) En caso que nuestros títulos tuvieran una rentabilidad mayor que la
que ofrece el mercado en ese momento, podríamos venderlos en el
mercado secundario consiguiendo una ganancia adicional.
4) El pago del cupón se asemeja a una estrategia de inversión pasiva
actuando como renta regular para el tenedor del bono.
Desventajas de la inversión en renta fija :
1) Riesgo de iliquidez. El capital total desembolsado no se recupera
totalmente hasta que el bono no madura (llega al final del plazo
establecido) con lo que no se puede disponer de la totalidad del
monto inicial aportado hasta que llega la fecha de vencimiento del
bono.
2) Los intereses se pueden cobrar (dependiendo del tipo de producto)
trimestralmente, semestralmente o anualmente pero el dinero no se
acumula dentro del capital desembolsado por lo que el inversor no
dispone de la posibilidad de disfrutar de las ventajas del interés
compuesto.
3) El interés cobrado por el inversor está sujeto a pagos de impuestos
por lo que la rentabilidad obtenida se ve mermada.
4) En caso de necesitar recuperar el principal, el inversor se vería
obligado a vender sus bonos en el mercado secundario. Si los títulos
que pone a la venta el inversor ofrecen un tipo de interés menor que
el que ofrezca el mercado en ese momento, el inversor podría verse
obligado o bien a vender los títulos con descuento para hacer
atractiva la inversion, y ver así, los rendimientos de su inversión
afectados, o bien correr el riesgo de que nadie se interese por sus
títulos incurriendo, entonces, en riesgo de iliquidez.
5) La inflación y los cambios en los tipos de interés pueden erosionar
la rentabilidad del inversor o prestamista.
6) Riesgo de quiebra del emisor. En caso que la empresa o el estado
que actúa como emisor incurriera en insolvencia, el inversor podría
perder parte o la totalidad de su inversión.
7) Riesgo de retorno del capital antes de la fecha de vencimiento. Si el
emisor del bono paga el total del mismo antes del vencimiento,
corre el riesgo de obtener menor rentabilidad si vuelve a invertir en
bonos cuando las nuevas emisiones pagan menor cupón que las
anteriores.
El bono estatal de referencia en el mundo es el bono estadounidense a
diez años. El bono de referencia en el mercado europeo es el Bund, o bono
alemán a diez años. Se les denomina Benchmark (mercado de referencia).
Llamamos prima de riesgo a la cotización diferencial entre el bono de
referencia y un bono en concreto. Cuando escuchamos en las noticias
comentar que la prima de riesgo del bono del tesoro español a diez años
cotiza a doscientos puntos básicos, significa que si el tipo de interés del
bono de referencia (en este caso el Bund alemán a diez años) es por ejemplo
del 0%, el interés del bono español es del 2% o doscientos puntos básicos.
En España distinguimos tres tipos de bonos del tesoro:
1) Letras del tesoro: emisiones a corto plazo, con vencimiento máximo
de dos años.
2) Bonos del tesoro: emisiones a medio plazo, vencimientos de entre
dos y cinco años máximo.
3) Obligaciones del estado: emisiones con un plazo superior a cinco
años. Las más frecuentes son a diez años aunque se ha llegado
(excepcionalmente) a realizar emisiones a cincuenta y cien años.
Jamás un mar en calma hizo experto a un marinero. El inversor de renta
fija debe tener claro que su dinero no está 100% garantizado, aunque a decir
verdad, la posibilidad de fuertes oleajes es menor que en la inversión en
productos de renta variable, más sujeta tradicionalmente, a intempestivas
mareas.
6.3 EL REY DE LOS BONOS
“No me adapto a los cambios del mercado. ¡Cambio los mercados!”
◆◆◆
Una de las mayores ventajas (quizás la principal) es que cuando eres un
pez gordo en un mercado o industria, la capacidad para poder mover hilos a
tu antojo es inmensa. De esta manera, Gross dispone de la capacidad de
cambiar los mercados en lugar de molestarse en adaptarse a ellos. Los
informes que el inversor afincado en California presentaba mensualmente
eran seguidos con gran fervor por la comunidad inversora e influían de
modo decisivo en el devenir de los productos de renta fija. El mismísimo
Warren Buffett reconoce públicamente su admiración por Gross aunque
difieren considerablemente en bastantes aspectos.
Gross no sacaba partido del mercado de bonos con una estrategia
buy&hold, sino operando constantemente en el mercado secundario.
PIMCO ofrecía a sus clientes una variada gama de bonos con diferentes
vencimientos, riesgo y liquidez buscando un equilibrio y una baja
correlación entre activos que redujeran la volatilidad de los mismos. Los
clientes de PIMCO, mayoritariamente inversores institucionales y grandes
patrimonios, suelen tener posiciones a partir de medio millón de dólares
para poder diversificar plenamente en la amplísima gama de bonos que el
fondo californiano ofrece. Dentro del pool ofrecido, Gross tratará de
comerciar más activamente en aquellos mercados donde pueda sacar mayor
tajada dependiendo de como sean las perspectivas de mercado del
momento.
Desde 1982 hasta el año 2000, tanto el mercado de renta fija como el de
renta variable vivieron un rally alcista sin precedentes. Lo habitual es que,
cuando un mercado es alcista, el otro es bajista y viceversa, pero durante
dos décadas se dio la extraña circunstancia de que ambos mercados
anduvieron a la par en un continuo bullish market. En 1982, las tasas de
interés eran de dobles dígitos en casi todo el mundo. Los bancos centrales y
la administración Reagan (además de otros gobiernos conservadores como
el chileno y el británico influidos claramente por Milton Friedman y la
escuela de economía de Chicago), decidieron ir bajando tipos
paulatinamente para combatir la inflación, estimular las inversiones y
relanzar la economía. En el capítulo dedicado a André Kostolany,
comprobaremos cuanto gustan a los bolsistas los tipos bajos (y no, no nos
referimos a personas de menos de metro y medio de estatura). Para los
operadores de renta fija ese cambio también supuso un chollo. Les resultaba
muy fácil colocar bonos con rentabilidades superiores al 10% en mercados
donde se ofrecían tipos cada vez más bajos. Por el contrario, aquellos que
invertían en el mercado primario, altas rentabilidades únicamente eran
posibles si adquirían bonos cuando éstos pagaban altos intereses. Dichas
rentabilidades menguaban considerablemente cuando se producían los
vencimientos y querían adquirir nuevas emisiones que pagaban tipos cada
vez menos elevados. Para intentar mantener esas altas rentabilidades, los
ahorradores conservadores debían cambiar de bando y pasarse a la renta
variable ya que la posibilidad de poder operar en el mercado secundario era
mínima. PIMCO ofrecía varias carteras de renta fija con las que los
inversores podían diversificar en varios tipos de títulos de renta fija con un
horizonte temporal de tres a cinco años (por lo general) cubriendo, de esta
manera, una necesidad de mercado no solucionada todavía.
Los inversores en renta fija tienen que lidiar con varios inconvenientes
que, de menor a mayor, son: el riesgo de iliquidez del producto, el riesgo de
crédito del emisor y, muy especialmente, la inflación. ¡Inflación! Debemos
batallar de nuevo contra nuestra más temida enemiga: ¿Cómo protegernos
de ella al invertir en renta fija? En 1997, el tesoro norteamericano
empezó a emitir TIPS (acrónimo de Treasury Inflation Protected
Securities), bonos ligados a la inflación. Los bonos son emitidos a un
interés fijo al que se le suma un porcentaje de entre 1-3%, según varíe la
inflación. Estos bonos tienen techo (3% como hemos visto) pero no tienen
cláusula suelo por lo que aunque las tasas caigan a cero o por debajo de
cero, la rentabilidad nunca será negativa. El mercado de estos bonos es, no
obstante, limitado: únicamente tienen una cuota de mercado del 5% del
total de bonos emitidos y sólo del 8% en el mercado secundario. Su mayor
desventaja radica que, en tiempos como los actuales con inflación baja,
son caros y pagan un cupón muy exiguo. Son mucho más interesantes
en un mercado con tipos crecientes. Gross fue un gran impulsor en la
comercialización de este tipo de bonos, ofreciendo a sus clientes un motivo
más para confiar en la gestión de PIMCO. El gestor nacido en Ohio asegura
que: “Los inversores en bonos son los vampiros del mundo de la inversión”
(entran en acción cuando hay sangre en las calles como le gustaba decir a
Nathan M.Rothschild)[3] “El inversor en bonos ama las recesiones y caídas
porque les lleva a una baja inflación y a la protección del valor real de sus
activos”, remarca en una entrevista a la web financiera Qfinancial.com.
En cuanto al riesgo de crédito del emisor, debemos hacer hincapié de
nuevo en que los rendimientos más elevados provienen de aquellos
bonos con un mayor riesgo de incurrir en impago. A este tipo de bonos
se les denomina junk bonds o bonos basura. Cuando contratamos un
fondo de renta fija jamás aparecerán descritos como tales sino como High
Yield Bonds o bonos de alto rendimiento. En una cartera de renta fija bien
diversificada debemos incluirlos, en pequeñas proporciones, camuflados
entre los bonos de mayor calidad. En caso de un probable impago,
minimizará el impacto negativo en nuestro portfolio y, si por el contrario
todo marcha según sus cauces, aumentará la rentabilidad de nuestra cartera
al proporcionarnos mayores retornos. La ponderación de estos bonos debe
ser mayor cuando el mercado de renta variable es bullish ya que al
aumentar el apetito de riesgo de los inversores, el interés de éstos por los
bonos basura repunta. Asimismo, se comportan mejor en entornos
inflacionarios. Los principales High Yield Bonds los encontraremos entre
empresas de mediana y pequeña capitalización, bonos hipotecarios
subprime y gobiernos de países emergentes.
Bill Gross clasifica los bonos según sus diferentes tipologías:
1) Domestic Securities: los bonos emitidos por empresas
estadounidenses, Agencies (emisores hipotecarios respaldados por
el gobierno estadounidense como Ginnie Mae y Fanni Mae) y el
gobierno nacional norteamericano.
2) Tax free domestic Bonds: los bonos libres de impuestos emitidos por
los gobiernos locales y estatales.
3) Foreign Bonds: los bonos emitidos por parte de empresas y
gobiernos extranjeros.
Entre los bonos emitidos por el gobierno de los Estados Unidos
distinguimos tres tipos:
1) U.S. Treasuries: letras del tesoro de hasta un año de vencimiento.
2) U.S. Notes: bonos de entre uno y diez años de vencimiento.
3) U.S. Bonds: emisiones con vencimientos superiores a diez años.
Dependiendo del momentum y el tipo de cartera, Gross y sus gestores
cofeccionarán los portfolios según convenga, intentando maximizar los
retornos potenciales. La estrategia de PIMCO se ha centrado,
históricamente, en carteras cuya duración media de las emisiones oscila
entre tres y seis años que son las que le ha generado un mejor ratio
rentabilidad/riesgo aunque en sus carteras se combinan bonos con todos los
tipos de vencimiento.
6.4. EL REY DEL BLACKJACK
“Una vez juegas con las posibilidades a tu favor, la mejor apuesta es una gran apuesta”.
◆◆◆
Durante su adolescencia, Gross pasó un verano jugando al Blackjack en
Las Vegas. Aunque los mercados financieros y los juegos de azar son
mundos distintos, guardan ciertos paralelismos que Gross explica en el libro
que el periodista financiero Timothy Middleton escribió en 2003, The Bond
king: Investment Secrets from PIMCO´s Bill Gross: “Invertir es muy
semejante a apostar en la ruleta, pero debes saber lo que haces para contar
con más probabilidades a tu favor”, asegura. Gross se sentía fascinado por
un libro que leyó en su adolescencia, Beat the dealer de Edward O. Thorp,
sobre estrategias para ganar jugando al Blackjack.
La primera regla del libro de Thorp, que Gross aplicó a rajatabla, tiene
que ver con la gestión monetaria o money management en inglés. Era
consciente que, para tener éxito en las mesas de juego, resultaba primordial
mantener su capital intacto por lo que no apostaba más del 1% de su dinero
disponible en cada jugada. La gestión monetaria es fundamental. Si no se
controla lo suficiente podemos ser expulsados del juego. Tenemos que
cuidar nuestro capital. Imaginemos que sólo pudiéramos tener un coche
para toda la vida. Deberíamos tratarlo con mimo para poder conservarlo
para siempre: pasar revisiones, cambiar el aceite, hacer el mantenimiento
del motor... cuidemos nuestro capital como si fuera el único que vamos a
tener. Después, ya aprenderemos cómo ponerlo a trabajar, pero primero, hay
que aprender a preservarlo.
La segunda regla tiene que ver con la estrategia. Los grandes jugadores
siguen metodologías que les distingue de los apostadores mediocres que
juegan sin seguir criterio alguno. Gross tenía un sistema de conteo de cartas
que aumentaba sus posibilidades a favor. Creó un sistema que se apoyaba
en su prodigiosa capacidad matemática para que el casino no sospechara
que contaba cartas.
La tercera regla la resume con estas palabras: “Una vez que tienes las
posibilidades a tu favor, la mejor apuesta es una gran apuesta, pero si las
posibilidades van en tu contra, retírate del juego. No apuestes ni un mísero
dólar”, dice de manera contundente.[4] En la bolsa, como en los juegos de
azar, muchos partícipes acaban dilapidando su capital. Pero cuando todo
evolucionaba favorablemente para Gross, no dudaba en hacer apuestas cada
vez más grandes. Si más tarde la tendencia se giraba en su contra, iba
reduciendo sus apuestas, y, cuando los factores no evolucionaban a su favor,
simplemente se retiraba. En cuatro meses su capital creció de los doscientos
dólares iniciales a diez mil lo que le permitió pagarse sus estudios. No
obstante, las enseñanzas que aprendió en Las Vegas no tienen precio.
“Aprendí más en esos cuatro meses que en años de escuela” comentó a
Middleton. Estaba comenzando a forjar una carrera legendaria.
6.5. SECULAR VS CYCLICAL
INVESTMENT
“Lo que distingue al hombre rico del hombre común es que el primero ha desarrollado la
facultad de ver lo posible, donde otros no ven más que lo imposible”. Aristóteles Onassis.
◆◆◆
El estudio de Bill Gross de los mercados de renta fija se divide en dos
tendencias temporales: una cíclica (más a corto plazo) que comprende
periodos de tres a doce meses y una secular (más a largo plazo) que abarca
periodos de tres a cinco años. “El mercado puede moverse de manera
irracional, así que debemos estar preparados para ello” declaró en mayo de
2005 a la cadena de noticias CNN. Para prepararnos estudiaremos con
detenimiento ambas tendencias.
Gross utiliza la tendencia cíclica para determinar el rendimiento de
los bonos a corto plazo, de hasta un año, conocidas como letras del
tesoro (Treasury Bills). Esta tendencia es más difícil de prever porque viene
marcada por acontecimientos más recientes, sobrereacciones de los
mercados y giros inesperados ante tensiones políticas territoriales, guerras o
amenazas de atentados. El atentado que costó la vida a la diputada
demócrata sueca Anna Lindh poco antes del referéndum de entrada de
Suecia en el euro en 2003, creó tensiones en las emisiones de bonos del país
escandinavo durante unas semanas viéndose obligados a financiarse más
caro. Al poco, las aguas volvieron a su cauce y la normalidad se restableció
en el mercado de renta fija de Suecia. En Estados Unidos, la ajustada
victoria de George W. Bush sobre Al Gore en los comicios presidenciales
del año 2000, también creó tensiones en las emisiones estadounidenses a
corto plazo. La incertidumbre por la polémica resolución del voto por
correo propició que los inversores demandaran más seguridad para financiar
al estado. A principios de 2003 la aparición del virus SARS1 sacudió China
y a sus países satélites socavando el rápido crecimiento que aquellas
naciones estaban experimentando. La epidemia duró aproximadamente
quince meses por lo que la recuperación del mercado de bonos en las
naciones asiáticas, lógicamente, tardó más que en el caso sueco que fue por
un caso aislado que afectó menos a la coyuntura económica que en el caso
SARS1.
En la tendencia secular determinamos el rendimiento de los bonos a
medio y corto plazo. Cuenta más la cuestión estructural que los
acontecimientos pasajeros. Dejando de lado la inflación, de la que ya
hemos hablado hasta el aburrimiento y los cambios en las tasas de interés,
Gross concede una importancia vital a la demografía. Los países con
estancamiento demográfico tienen un crecimiento más lento, su población
envejece y se producen aumentos del gasto público especialmente en salud
y pensiones públicas. Estas naciones se ven obligadas a financiarse más a
menudo para sufragar gastos sociales.
El comercio internacional es otro factor importante. A principios de
siglo, Gross manifestó que China se dedicaba a exportar deflación al
deprimir los precios de la mano de obra y sus productos manufacturados.
Esta deflación se trasladaba a los precios de los bonos ya que, al decaer el
crecimiento económico, no se pueden subir tipos. Esto favorece a empresas
y estados que se financian más barato y perjudica a los inversores que ven
que, en cada emisión sucesiva, las rentabilidades ofrecidas menguan.
La tendencia secular es de vital importancia en el cálculo para
determinar las rentabilidades de los bonos hipotecarios. En un sector
como el inmobiliario, con refinanciaciones constantes, el riesgo principal en
el que incurre un tenedor de bonos hipotecarios es que, si el deudor
amortiza la deuda de manera anticipada, las nuevas emisiones ofrezcan
yields menos atractivos. Para paliar este riesgo el carry (prima adicional
que ofrece el emisor para hacer más atractiva la emisión) suele ser
alrededor de doscientos puntos básicos más elevado respecto a la prima
correspondiente a los bonos del tesoro.
Gross también utiliza la tendencia secular para analizar los bonos
convertibles. Éstos son títulos que en un determinado momento se
pueden canjear por acciones a un precio fijado previamente cuando se
dan una serie de condiciones. El inversor que opta por adquirir este
tipo de bonos debe tener claro si la convertibilidad es opcional u
obligatoria. Es conveniente que sólo invierta en aquellas cuyo canje es
opcional para que, de esta forma, el inversor sólo lleve a cabo la permuta si
le sale rentable hacerlo.
Si tenemos diez mil euros en bonos convertibles de la empresa XYZ,
con un interés del 4% (10.000€ x 4% = 400€ anuales) con posibilidad de
canje a los tres años, obtendríamos una rentabilidad total de mil doscientos
euros de nuestra inversión (400€ x 3 = 1200€). Si al vencimiento nos
ofrecieran la posibilidad de adquirir las acciones a un precio de diez euros y
la empresa pagara un dividendo del 5%, el canje saldría a cuenta:
tendríamos 1000 acciones cotizando a diez euros (1000 x 10€ = 10.000€),
obteniendo quinientos euros anuales (10.000€ x 5% = 500€) durante tres
años que totalizarían mil quinientos euros (500€ x 3 = 1500€) contra los mil
doscientos euros que nos devengaría el cupón. El inversor, sin embargo,
debe tener en cuenta que, al convertirse el bono en acción, ésta fluctúa y
además, en el momento del canje, el precio del valor baja por el exceso de
oferta que provoca el aumento de acciones en circulación. En la cartera de
PIMCO la duración media de los bonos convertibles es de dos años siendo
éstos de canje voluntario y tendrá una ponderación menor o mayor
dependiendo del perfil del portfolio en que estos instrumentos se encuadren.
Tanto para el análisis cíclico cómo para el secular, tendremos que
considerar los charts para intentar predecir la curva de rendimiento o Yield
Curve.
La curva de rendimiento viene, como no, determinada por las
expectativas de inflación. La denominada curva normal, o curva de
rendimiento positivo, es la que se da más frecuentemente: en ella, las
emisiones de corto plazo generan un rendimiento peor que las
emisiones de largo plazo en los instrumentos de la misma calidad
crediticia. Cuando se da esta tendencia, los analistas descuentan una futura
expectativa de subidas de tipos. En la Flat Curve, o curva plana, se espera
que el rendimiento, tanto de los instrumentos de corto plazo como los de
largo sea, esencialmente, el mismo. Esto se ve en los mercados como una
inminente aproximación a un posible periodo de recesión. En la curva
invertida (Inverted Yield Curve) los rendimientos esperados de los
productos de corto plazo serán superiores a los de largo plazo. Este tipo de
curva es la menos habitual de las tres y es el resultado de un incremento del
riesgo derivado de una recesión en los instrumentos de largo plazo por el
incremento del riesgo crediticio y de iliquidez.
Debemos incluir en el estudio también a la Humped Curve yield, un
fenómeno que se produce de manera muy poco frecuente en los
mercados de renta fija y que se da en los casos en que los rendimientos
de los instrumentos de medio plazo son mejores que los de corto y largo
plazo. Esta situación se produjo durante la Guerra del Golfo Pérsico entre
1990 y 1991. El riesgo de una iminente recesión y la imposibilidad de
determinar cuánto podía durar el conflicto tensó la cuerda tanto de las
emisiones de corto como de largo plazo ofreciendo los instrumentos de
medio plazo mayor seguridad a los inversores.
Inversores de renta fija: ¡Agárrense fuerte que vienen curvas!¡Qué
levante la mano quien crea que la renta fija es un camino llano y sin
obstáculos! El camino de la inversión en bonos es una larga carretera de
baches y deslizamientos que nos puede sacar de la carretera si no tomamos
las precauciones adecuadas. Dicen que el que avisa no es traidor. Inversores
¡Sed precavidos!
6.6. TOTAL RETURN FUND
“La disciplina es el puente que une sus metas con su respectivo logro”. Jim Rohn.
◆◆◆
Bill Gross es una persona con una disciplina fuera de lo común. Es
consciente que, para ser el mejor en un campo, la exigencia de calidad debe
ser máxima para acertar de pleno en un mundo tan competitivo como el de
las inversiones. En la edición online del medio financiero Business insider
manifestó en octubre de 2014: “Mi principal obsesión es generar valor para
mis inversores y ganar el juego desde mi propia perspectiva personal”. A
Gross le gustaba ganar y hacerlo a su manera, como a Sinatra. Para ello
analizaba hasta el último detalle para confeccionar las carteras que
componían su gestora. Gross argumentaba: “Aquellos que fallan en el
reconocimiento de las cuatro variables que componen los cuatro elementos
estructurales de la ecuación (asignación de activos, diversificación, medidas
de equilibrio/riesgo y costes de inversión), dejarán las cartas boca arriba
para que se aprovechen inversores más inteligentes que ellos”, recoge un
artículo de investopedia.com.
Una vez realizado el análisis cíclico y secular de manera concienzuda,
cada gestor del equipo de Gross confeccionará un portfolio buscando
obtener rentabilidades superiores a la media del mercado. PIMCO ofrece
una amplia gama de productos de renta fija a sus clientes. Bajo el mando de
Bill Gross el fondo estrella fue el TOTAL RETURN FUND que, a grandes
rasgos, presentaba la siguiente composición en sus años dorados:
1) 75% Bonos AAA de empresas, Agencies y bonos respaldados por el
gobierno federal o extranjeros.
2) 10% Bonos BBB o bonos basura, aumentando al 15% en tiempos de
recuperación económica.
3) 10-15% en operaciones de cobertura.
La composición del paquete de bonos de máxima calidad o triple A
presentaba la siguiente distribución:
1) 37% en bonos hipotecarios.
2) 35% en Treasuries.
3) 28% en bonos corporativos.
Esta sencilla cartera estaba pensada para ofrecer su máximo rendimiento
al cuarto año, momento a partir del cuál, el inversor podía considerar hacer
retiradas de capital embolsándose importantes beneficios. Durante treinta
años, este fondo estrella alcanzó una rentabilidad anualizada cercana al
10%, batiendo no sólamente a la práctica totalidad de gestoras de renta fija,
sino superando también con claridad muchísimos fondos e índices de renta
variable.
PIMCO ofrece varias carteras dependiendo del perfil del cliente y del
momento de mercado. Para momentos en que los mercados son estables se
podría crear un portfolio que incluyera:
1) 15% en letras del tesoro.
2) 15% en bonos hipotecarios.
3) 15% en bonos corporativos AAA.
4) 15% en bonos basura.
5) 15% en deuda soberana extranjera de primera clase.
6) 15% en deuda soberana de países emergentes.
7) 10% en TIPS.
En momentos en que los tipos de interés suben, sería interesante la
cartera siguiente:
1) 40% en letras y bonos del tesoro con vencimientos entre uno y tres
años.
2) 40% en TIPS a medio plazo, con un vencimiento entre tres y siete
años.
3) 10% en deuda soberana extranjera a medio plazo.
4) 10% en deuda soberana de países emergentes.
En tiempos en que los tipos de interés caen, la composición de nuestra
cartera debería ser de la siguiente manera:
1) 35% en bonos del tesoro de largo plazo (a partir de vencimientos
superiores a diez años).
2) 30% en bonos hipotecarios.
3) 20% en TIPS a largo plazo.
4) 10% en bonos corporativos a medio plazo.
5) 5% en deuda extranjera soberana de primera clase.
Estas carteras están pensadas desde un punto de vista secular para
momentos en los que no se prevén cambios a corto y medio plazo. Siempre
se pueden ajustar los porcentajes o eliminar los productos con los que no
nos sintamos cómodos. Si PIMCO ha sido durante cuatro décadas la
empresa más exitosa, tenemos que otorgarle un voto de confianza por su
dilatada experiencia. Sin embargo, como inversores inteligentes, debemos
estudiar otras gestoras alternativas para decidir dónde es más provechoso
depositar nuestro dinero.
6.7.ORANGE: ¿IS THE NEW
BLACK?
“El dinero siempre está allí. Sólo cambian los bolsillos”. Gertrude Stein.
◆◆◆
Como todos los grandes, Gross también ha sufrido varapalos. En 1995, la
quiebra del condado de Orange, en California, afectó a su cartera de bonos.
El suceso además, fue especialmente doloroso para él y su esposa (ahora
ex-mujer) que han sido benefactores del condado a lo largo de los años.
Orange era una de las regiones más ricas de Norteamérica y la suspensión
de pagos a la que tuvo que acogerse pilló desprevenido a más de uno, Gross
incluido.
Robert Citron era el tesorero del condado desde hacía más de veinte
años. Su gestión era muy alabada por los inversores institucionales quienes
ganaban millones de dólares anuales financiando al condado. Las bajadas
en los tipos de interés durante finales de la década de 1980 y principios de
1990, provocó que Citron hubiera de tomar mayores riesgos para seguir
brindando altas rentabilidades. Además, una reducción significativa de los
impuestos locales acucían al condado a buscar nuevas fuentes de ingresos.
Orange County disponía de más de siete mil millones de dólares en sus
arcas libres para inversiones y usó el apalancamiento financiero para tratar
de maximizar ganancias. El problema es que gran parte de la apuesta se
sustentó sobre una premisa equivocada: la bajada de tipos de interés. El
análisis secular de Gross preveía que los tipos a los que se financiaban las
instituciones locales seguirían bajando pero, durante todo 1994, aumentaron
en doscientos cincuenta puntos básicos. La consecuencia es que el condado
perdió doscientos sesenta mil millones de dólares y Gross vio que, por
primera vez desde que dirigía PIMCO, el fondo arrojaba pérdidas anuales
debido a este tremendo error de cálculo.
El excesivo apalancamiento en opciones financieras que hacían que las
subidas de tipos provocaran la pérdida de valor de las emisiones llevó a los
intermediarios financeros a exigir mayores garantías para mantener
posiciones o bien liquidarlas para hacer frente a las pérdidas. Como el
condado no disponía de fondos adicionales para aportar tuvo que liquidar
posiciones y declararse en quiebra técnica en diciembre de 1994. Gross, que
en su táctica habitual de invertir un mínimo del 10% en aquellas
oportunidades que merecen la pena, sobreponderó los bonos del condado
que, además, ofrecían la ventaja de ser libres de impuestos (por regla
general, los bonos locales y estatales de los Estados Unidos, lo son).
La confianza de los inversores en títulos provinientes de organismos
oficiales como eran las obligaciones emitidas por el condado de Orange se
transformó en desconfianza hacia este tipo de bonos locales. “La naturaleza
humana indica que llegado cierto punto, las instituciones pierden el sentido
de su misión que es garantizar la seguridad”, explicó Gross a la cadena
cnnmoney.com para incidir en el problema. Las entidades (tanto
gubernamentales como corporativas) están conformadas por personas y la
naturaleza humana, en ocasiones, es avariciosa. Pese a que en las últimas
décadas invertir en el condado de Orange había dado provechosos
beneficios a los prestamistas, al no gestionar de forma correcta el dinero,
éste acabó esfumándose de un plumazo. “Si las empresas (en este caso
instituciones) no saben que pueden perder su capital, no pensarán formas de
no perder ese capital”, sentencia.[5] Nunca pensamos que algo así va a a
pasar, que una gestión pública es más prudente que una privada, pero muy
frecuentemente es un punto de vista incorrecto. La clave está en los
gestores sin importar si dicho capital es público o privado.
6.8. BARBELL, BULLET AND
LADDER STRATEGIES
“Si le interesa un valor en particular ponga por lo menos el 10% de su capital en él. Las
buenas ideas no deben diversificarse”.
◆◆◆
A principios de la década de 1990, a Gross se le conocía en Wall Street
con otro sobrenombre. Aparte del ya consabido "rey de los bonos", le
llamaban "el Peter Lynch de la renta fija" aunque, según opinión de
muchos, era más correcto afirmar que Peter Lynch era "el Bill Gross de la
renta variable". Una característica común entre ambos inversores (rasgo
compartido también con Warren Buffett y el profesor Benjamin Graham) es
su escaso afán por la diversificación. Eso no significa que no diversifique
sino que se centra en diversificar de manera adecuada, concentrando el
capital en las inversiones que consideraba que le podían reportar ganancias
más sustanciosas.
Gross buscaba la maximización de beneficios dividiendo sus estrategias
de inversión en tres tipos: Bullet Investment Strategy, Ladder Investment
Strategy y Barbell Investment Strategy. En esta última, Gross sugiere que,
para un equilibrado balance entre rentabilidad y riesgo, debemos
centrarnos en los activos situados en ambos extremos: los de alto riesgo
y bajo riesgo, obviando los intermedios. La estrategia se puede extrapolar
a la renta variable: dividiendo nuestros activos entre acciones de alto riesgo
y acciones de Blue Chips (término que en inglés se refiere a los valores más
estables y seguros), o mezclar renta fija y renta variable, distribuyendo una
parte de los activos en acciones de alto rendimiento, y la otra, en bonos
seguros. Según Gross explicaba a Timothy Middleton en 2003: “Esta
estrategia permite tener menor vulnerabilidad si no somos capaces de
predecir los errores y ser "superconservadores" o "superagresivos" en lugar
de quedarnos atrapados en una estrategia entre dos aguas, situándonos a
medio camino en un mercado donde no podemos sacar provecho ni de un
lado ni del otro de la balanza”.[6] A través de esta estrategia, Gross consigue
amortiguar el impacto de una caída de los rendimientos de los bonos de
larga duración mediante el incremento derivado de un mejor rendimiento en
los bonos de corto plazo y viceversa, utilizando siempre esta táctica cuando
las perspectivas a medio plazo no son buenas.
Por su parte, en la estrategia Bullet el objetivo de Gross es invertir en
bonos de medio plazo en momentos en que la curva presenta un aspecto
humped, como habíamos visto en un capítulo anterior, y es más beneficioso
adquirir dichos instrumentos. Es por tanto un tipo de estrategia totalmente
opuesta a la estrategia Barbell. Históricamente es la situación que se da
con menor probabilidad.
Por último, en la denominada Ladder Investment Estrategy,
diversificaremos los activos en los diferentes plazos que el mercado de
bonos pone a nuestra disposición, juntando en una sola, las dos
estrategias vistas hasta ahora. Así nos protegemos de los vaivenes en los
tipos de interés a largo plazo, obtenemos cash de los activos de corto plazo
y diversificamos al máximo nuestro portfolio. Esta estrategia es muy
adecuada para personas que ya están jubiladas y tienen una cierta necesidad
de cash flow. Sin embargo, es la estrategia que necesita de un mayor capital
para ser implementada para hacer una diversificación lo suficientemente
amplia y poder componer todos los peldaños que conforman la "escalera".
6.9. INVERSIONES ALTERNATIVAS
“Para triunfar debemos dejar de ser normales”. Tom Peters.
◆◆◆
En Octubre de 2018, Gross fue protagonista en los medios de
comunicación, pero en esta ocasión, los bonos no eran el sujeto de la
atención de la prensa sino la venta de parte de su colección de sellos por
valor de diez millones de dólares. Desde joven, Bill Gross ha sido un
enamorado de las estampillas. Durante muchos años estuvo en posesión de
una de las mejores colecciones de sellos del mundo y conserva lotes
valorados en cuarenta millones de dólares. La inversión en sellos tiene mala
fama en España a raíz del escándalo Forum Filatélico pero, ya desde la
antigüedad, la filatelia ha sido objeto de culto para millones de
coleccionistas. Para evitar ser timados, y como ocurre con cualquier otro
tipo de inversión, hay que conocer bien el mundillo y contar con el
asesoramiento adecuado. En este mundo las falsificaciones están a la orden
del día por lo que, si no se es un experto en el tema, es posible que nos den
gato por liebre.
El objetivo del inversor de Ohio afincado en California era donar los
beneficios a obras de caridad. Las malas lenguas aseguran que en realidad
era para conseguir liquidez para costear su carísimo divorcio. El lote
estrella era un bloque central (colección de entre cuatro y nueve sellos) de
estampillas estadounidenses vendidas por setecientos trenta y siete mil
dólares y el denominado "bloque biblia", que incluía seis sellos de diez
centavos de 1847 a quinientos noventa mil dólares. En palabras de un
experto filatélico de New York: “Es una venta que sólo se da una vez en una
generación”. Gross comenzó a comprar sellos a principios de la década de
1990 y una de sus adquisiciones más importantes las obtuvo de un banquero
japonés (¿quizás a cambio de una emisión de bonos del banco?) por importe
de dos millones de dólares. Hace unos años, ya vendió una importante
colección de estampillas suizas y británicas pero conserva las más
importantes de la colección. Entre las joyas de la corona se encuentra la
primera emisión de sellos del correo postal estadounidense fechada en 1847
e incluye sellos timbrados, bloques, parejas y tiras (colecciones de tres
sellos).
Los sellos más valiosos acostumbran a ser los que contienen algún error
de impresión, los que conmemoran eventos especiales y aquellos cuya
emisión es limitada, con pocos ejemplares. El primer sello conocido fue el
Black Penny que se emitió en Inglaterra en 1840 y muestra la efigie de la
reina Victoria. El sello más cotizado del mundo es el Magenta de un
centavo de la Guayana Británica valorado en nueve millones de euros.
Entre los coleccionistas más ilustres encontramos al rey Jorge VI de
Inglaterra, al barón Rothschild, al zar de Rusia Nicolás II, al cantante
Freddie Mercury o al presidente norteamericano Franklin Delano
Roosevelt, obviamente todos ellos con un alto nivel adquisitivo. Otros
millonarios buscan diversificar comprando obras de arte. Ningunas de estas
inversiones están, evidentemente, al alcance del inversor promedio.
La inversión en filatelia es parecida a la bolsa. Un coleccionista
acérrimo puede llegar a pagar cantidades exorbitadas que harían sonrojar a
más de uno. Un sello con un valor de un centavo en 1856 cuesta nueve
millones de euros en la actualidad como hemos visto unas líneas más arriba.
Buscar y encontrar las estampitas adecuadas, al precio correcto, para
venderlas a coleccionistas dispuestos a pagar un riñón por ellas, es puro
Value Investing: únicamente cambiamos acciones por sellos. Como es
habitual desde estas páginas, animamos a que los interesados en este tipo de
inversión se informen adecuadamente y consulten a expertos antes de
lanzarse a comprar sellos y desembolsar ninguna cantidad significativa de
dinero.
6.10. EL FIN DEL REINADO
“Encontrar al mejor gestor o la mejor compañía para gestionar sus inversiones, puede
ser una de las mejores decisiones que tome en su vida” .
◆◆◆
En 2014, Gross parecía haber perdido su toque mágico. Los bajos tipos de
interés habían mermado significativamente las cuentas de PIMCO. En
cuarenta años de gestión, el fondo apenas había sufrido tres años de
resultados negativos con ganancias próximas al 10% anualizado: unos
rendimientos excepcionales, incluso ligeramente superior a la media
histórica del Dow Jones, lo que resulta una barbaridad para un fondo de
renta fija. Una combinación de escándalos relacionados con el propio
Gross, su mala relación con el CEO de PIMCO, Mohammed El-Erian, y las
malas perspectivas para el mercado de bonos, provocaron una masiva fuga
de capitales de la empresa provocando el despido de Gross en Septiembre
de 2014. “Parece probablemente, que cuanto más tiempo permaneces en
este negocio, mayor tiempo estás expuesto a tu verdadero talón de Aquiles”,
concluye en declaraciones a cnbc.com en abril de 2013.
A principios de 2015, Gross fue contratado por Janus Henderson Capital
un modesto fondo que gestionaba activos por valor de aproximadamente
doscientos millones de dólares y permanecería allí hasta su retirada en
2019, aunque sigue invirtiendo por su cuenta. El escenario para la renta fija
ha sido el peor posible desde 2013: tipos de interés rozando cero sin ningún
tipo de tendencia clara para comerciar con renta fija y sin ningún incentivo
para que el ahorrador ponga su dinero en ella. Casi que resulta mejor gastar
el ahorro disponible que poseer efectivo. El ahorrador conservador se ha
visto en la obligación de buscar alternativas. Los más beneficiados, sin
duda, los emisores, que se han financiado incluso a tasas positivas, como en
el caso del Bund alemán, generando rendimientos negativos a los tenedores
de bonos y depositarios. Sin embargo, Gross no se esconde de sus malos
resultados recientes y, en la entrevista a cnbc.com a que nos referíamos
anteriormente, espetó: “Cuando tus resultados son incapaces de batir a los
índices resulta fácil compadecerse de uno mismo. Pero no nos pagan para
esconder la cabeza y lloriquear”. La palabra autocompasión no aparece en
su diccionario particular.
Pese a terminar su carrera saliendo por la puerta de atrás, la influencia
que ha ejercido en los mercados financieros es incuestionable. Gross ya
avisó, en Enero de 2012, en la carta mensual que escribía a los partícipes de
PIMCO: “Estamos asistiendo a la muerte de la abundancia y al nacimiento
de la austeridad que viene para quedarse por mucho tiempo”. Sus
declaraciones no son tomadas a broma en los ambientes bursátiles pese a no
estar ya en activo.
Por todas las estrategias e innovaciones que hemos detallado a lo largo
de este capítulo, Gross se merece el prestigio adquirido. Aunque se define
como inversor, no le hace ascos a quienes le denominan especulador. Dos
de sus referentes en el mundo de la bolsa fueron Bernard Baruch y Jesse
Livermore, los mejores especuladores del siglo XIX que, junto al banquero
JP Morgan, forman la santísima trinidad que Gross venera y que le sirven
de inspiración a la hora de hacer trading.[7] De Baruch y Livermore
aprendió las estrategias que aplicó continuamente en el trading de bonos
(táctica que utilizó en las mesas de Blackjack como hemos comentado con
anterioridad). Una vez encuentra lo que considera un filón, invierte el 10%
de su capital disponible. Gross usa también derivados financieros,
especialmente opciones sobre futuros, que le ayuden a cubrirse en caso de
que la tendencia cambie y para maximizar ganancias si la tendencia se
alinea con su apuesta. En próximos capítulos profundizaremos sobre los
derivados financieros.
CAPÍTULO 7: RAY DALIO
“Para ganar más en los mercados hay que pensar de forma independiente y ser
humilde”.
◆◆◆
Raymond Dalio nació en Queens, Nueva York (EEUU), en 1949. De
origen italoamericano e hijo de un músico de Jazz, es inversor, gestor de
fondos y filántropo. Actualmente es mentor de la firma de inversiones
Bridgewater Associates, la cuál fundó en 1975. Estudió finanzas en la
Universidad de Long Island y cursó un MBA en la Harvard Business
School. Se curtió en el parqué de la Bolsa de Nueva York negociando con
futuros sobre materias primas y trabajando para prestigiosas firmas como
Dominick&Dominick, Shearson o Merryll Lynch. La revista Bloomberg lo
sitúa entre las cien primeras fortunas del planeta y la revista Time lo eligió,
en 2012, entre las cien personas más influyentes del mundo. Se calcula que
bajo su mandato llegó a gestionar alrededor de ciento sesenta mil millones
de dólares en activos. Su libro Principles (2017) es un auténtico best-seller
mundial.
7.1. DECISIONES
“El que vive junto a una bola de cristal, comerá cristales rotos”.
◆◆◆
En 1981, Dalio predijo una recesión que nunca sucedió. Todo lo contario.
Se produjo el periodo más alcista de la historia de los mercados financieros.
Dalio perdió mucho dinero, sufrió una importante fuga de clientes y se vio
obligado a despedir empleados. Este revés supuso un punto de inflexión
tanto para su carrera profesional como para su vida personal. Tuvo que
plantearse si seguía adelante con Bridgewater o regresaba a la cómoda vida
de empleado. Decidió perseguir su sueño. Temía mucho más al
aburguesamiento y a la mediocridad que al fracaso. Tuvo que vivir
austeramente una temporada para intentar reflotar Bridgewater fundada seis
años antes. “Creo que los errores son algo bueno ya que considero que la
mayoría del aprendizaje proviene de cometer errores y reflexionar sobre
ellos”.[1]
Para subsistir tuvo que pedir prestados cuatro mil dólares a su padre. Pero
su ego no se resintió y no solamente salvó a la compañía, sino que fue
capaz de situarla en el número uno del ránking de los mejores Hedge Fund
del mundo con mil seiscientos empleados y ciento sesenta mil millones de
dólares en activos en la actualidad. “Fue muy doloroso pero una de las
mayores experiencias de mi vida, porque cambió la manera en las que
abordaba las decisiones e hizo preguntarme cómo saber si tengo razón o
no”. No le asusta decidir de manera independiente. “Debemos definir
nuestras propias metas en base a nuestros propios valores y pensar por
nosotros mismos qué es verdad y qué no lo es”, afirma en una entrevista
concedida al diario El Confidencial en diciembre de 2018. “La verdad es el
cimiento ideal para producir buenos resultados. Debemos aceptar nuestra
verdad (nuestra realidad) y aceptarla trabajando con los medios que
dispongamos en este determinado momento”, afirma en el capítulo dos de
su libro Principles, donde presenta la siguiente ecuación:
"sufrimiento + reflexión = progreso"
Un Hedge Fund, también llamado fondo de cobertura o fondo de
inversión libre en latinoamérica, funciona de manera similar a un
fondo de inversión (ver capítulo 3 dedicado a John Templeton)
realizando inversiones colectivas pero, a diferencia de los fondos
tradicionales, operan de manera más activa y con diferentes niveles de
apalancamiento y riesgo. Su operativa en ocasiones ha sido objeto de
polémica por su opacidad y escasa regulación. Por norma general, son más
restrictivos que los fondos de inversión y estan únicamente al alcance de
inversores institucionales ya que el capital mínimo exigido para participar
ronda el medio millón de euros. En España, por ejemplo, no pueden
constituirse fondos de cobertura y, en otros países de Europa como Francia,
Alemania o Italia, la legislación impone bastantes límites a su operativa. Sin
embargo, Hedge Fund extranjeros sí que pueden operar en España como
hizo Bridgewater durante la crisis del Euro en 2010 o el estallido de la
pandemia del covid-19 en 2020, abriendo posiciones cortas contra bonos de
deuda nacional y empresas españolas.
Un fondo de cobertura puede operar tanto en largo como en corto
(un fondo de inversión tradicional únicamente puede hacer operaciones
en largo). La gran mayoría cobran a sus partícipes sólo si los rendimientos
que generan son positivos (cosa que no ocurre con los fondos de inversión
que cobran tanto si el inversor gana como si el inversor pierde) aunque las
comisiones suelen ser altas: la tarifa media se sitúa alrededor del 20% de las
ganancias. Pese a que, a priori, las ventajas de los Hedge fund para generar
rendimientos positivos puedan parecer mayores ya que disfrutan de la
posibilidad de ganar tanto en mercados al alza como en mercados a la baja,
lo cierto es que sólo un puñado de fondos de cobertura son capaces de batir
consistentemente al mercado (ver capítulo 2). Bridgewater es uno de ellos.
Los fondos de cobertura se caracterizan por su alto nivel de
apalancamiento y el uso de derivados financieros. Un derivado es un
activo financiero cuyo valor depende de la fluctuación de su activo
subyacente. Imaginemos que sostenemos una naranja en nuestras manos.
La naranja sería el activo subyacente y su zumo, el derivado. La cantidad de
zumo (precio del derivado) que extraigamos dependerá del tamaño, calidad
y precio de la naranja. Los Hedge fund pueden usar estos derivados de
manera especulativa, consiguiendo grandes beneficios gracias al
apalancamiento financiero, o como cobertura de riesgo sobre posiciones ya
abiertas en caso de que la tendencia cambie de signo. Si estos fondos no
vigilan suficientemente los niveles de apalancamiento, las pérdidas pueden
superar con creces el capital invertido.
El apalancamiento financiero (leverage, en inglés) supone la
realización de la totalidad de una inversión arriesgando sólo una
pequeña parte de ella. Esa pequeña parte la deposita el que quiere
hacer la operación financiera y el intermediario financiero presta el
resto. La compra de una vivienda con garantía hipotecaria es un claro
ejemplo de apalancamiento financiero. Como norma general, la entidad o
intermediario, en este caso un banco, exige depositar el 20% del valor de la
casa como garantía para prestar el 80% restante a cambio de un interés. En
este caso hablamos de un apalancamiento 1:5, es decir, la entidad nos presta
cinco veces la cantidad depositada. Si adelantáramos el 50% de la
operación nos estaríamos apalancando a un nivel 1:2. La ventaja del
apalancamiento financiero es que sólo necesitamos una pequeña fracción de
capital para llevar a cabo nuestra operativa eliminando, de esta forma,
barreras de entrada. La desventaja es que un mal control de los niveles de
apalancamiento puede derivar en pérdidas superiores al capital aportado.
La última década no ha sido nada positiva para los Hedge Fund. La tasa
de rentabilidad en los últimos diez años apenas alcanza el 1.5% de beneficio
anualizado, resultado muy inferior al rendimiento de los principales índices
mundiales. Ni siquiera supera el interés de los bonos ofrecidos por el tesoro
norteamericano. Teniendo en cuenta que, de media, los fondos de cobertura
más exitosos llegan a cosechar rentabilidades de entre un 20-30%
anualizado, parece claro que la gran mayoría han arrojado rentabilidades
negativas los dos últimos lustros. En el capítulo 2 dedicado a Warren
Buffett, hemos leído cómo la rentabilidad de un sencillo fondo indexado de
Vanguard Group (ver capítulo 4) había batido a un fondo de cobertura de
gran prestigio. Los reembolsos en los cinco últimos años han sido
habituales, con trece de diecisiete trimestres con más retiradas que
suscripciones, lo que ha reducido considerablemente la cantidad total de
activos gestionados. Asimismo, la tasa de desaparición de los Hedge Fund
ha sido del 15% en los últimos veinte años. Sólo en 2008, mil quinientos
fondos de cobertura cerraron tras la borrachera de especulación y
apalancamiento que precedió a la crisis financiera global. Parece claro, tras
repasar las cifras, que para sobrevivir en el mundo de la inversión colectiva
libre, es primordial saber elegir adecuadamente. Grandes capitales no
garantizan el triunfo. Lo que asegura el éxito es la buena y prudente gestión.
Aún tropezando con algunos obstáculos, los resultados de Bridgewater han
sido lo suficientemente buenos para aguantar durante cuarenta y cinco años
en la cresta de la ola.
7.2. PRINCIPIOS, ERRORES Y
APRENDIZAJE
“Los errores son el camino hacia el progreso”.
◆◆◆
“En 1981, cometí mi mayor error como inversor. Calculé que los bancos
americanos habían prestado mucho más dinero a otros países de lo que
serían capaces de devolver, con lo que habrían fallidas y una grave crisis
económica”.[2] Si bien es cierto que algunos países como México fueron
incapaces de afrontar sus deudas, la renta variable, pese a caer en 1982, se
recuperó al año siguiente, continuó con subidas en los años venideros y la
economía se relanzó como un cohete. “Aquel error me dio humildad, virtud
fundamental para equilibrar la audacia. Ese cambio de enfoque me ayudó a
tener éxito en la vida y buscar siempre a la gente más inteligente que pude y
que no estaba de acuerdo conmigo, para entender su lógica. Puedes
aumentar tus posibilidades de tener razón si eres abierto de miras. Me
ayudó a mejorar la combinación de retornos y riesgos entre otras cosas”,
declaró el gestor norteamericano al periódico Business Insider. Desde
entonces, las opiniones de Dalio son tomadas muy en cuenta ya que ha
venido prediciendo todas las crisis sucesivas y él ha estado ganando dinero
tanto para si mismo como para sus clientes.
Thomas Alba Edison se equivocó diez mil veces mientras inventaba la
bombilla (probablemente algún historiador quisquilloso me recriminará que
el verdadero inventor de la electricidad fue Nikola Tesla). Sin errores no
hay aprendizaje, que es la base para mejorar. Equivocarse significa
intentarlo e intentar algo siempre suma a nuestra experiencia. “Crea una
cultura en la que sea aceptable cometer errores, pero inaceptable no
identificarlos, analizarlos y no aprender de ellos. Las mentes innovadoras
cometen errores. Aprende a amar tus errores. Sé reflexivo y haz que las
personas que te rodean también lo sean”.[3]
Su capacidad para aprender de los errores le sirvió para analizar
correctamente los ciclos de la economía, y con ello, adelantarse a los
cambios que se producen en los mercados. Alguien que pretenda tener éxito
especulando en bolsa con derivados no puede estar mortificándose
continuamente por operaciones pasadas erróneas. El pasado resulta
irrelevante. El único camino siempre es hacia delante. Un especulador
siempre encontrará una razón por la que podría haber hecho una operación
más provechosa pero lamentarse no le hará hacer mejores trades en el
futuro.
La primera inversión de Dalio fue en la compañía Northeast Airline
Company. Con los ahorros recaudados con su sueldo y sus propinas como
caddy en un campo de golf, siguió los consejos de un cliente que le
recomendó unas determinadas empresas. Escogió la aerolínea ya que era el
único negocio que cumplía el requisito que el joven y sin blanca Dalio
podía permitirse: una acción con un valor inferior a cinco euros. En unos
meses el precio del valor se triplicó.[4] Posteriormente, mientras estudiaba
en la universidad, conoció los mercados de derivados e hizo sus pinitos
aprendiendo y comerciando en el mercado de futuros de la soja. Más tarde,
trabajó todo un verano en una empresa de Wall Street donde aprendió a
manejarse en el mercado de divisas y estudió de que modo afecta la ley de
causa-efecto en la psicología de masas. También estuvo una temporada
como trader de commodities en Merryll Lynch y un año en Shearson,
empresa de la que fue despedido por propinar un puñetazo a su superior.
En 2017, Dalio publicó un libro titulado Principios. Como el título
sugiere, explica los principios fundamentales que le han llevado al éxito
profesional. En el capítulo número uno presenta la siguiente ecuación:
sueños + realidad + determinación = vida exitosa
Nuestros sueños se convierten en realidad a partir de la determinación
de decidir por nosotros mismos lo que hay que hacer y tener la valentía de
hacerlo. “Debemos aceptar todas nuestras realidades, en especial las
realidades desagradables que desearíamos que no fueran ciertas”, aparece
escrito en el capítulo dos de Principles. Para ser exitosos debemos tomar un
camino en el que, en ocasiones, encontraremos obstáculos y en los que, de
manera inevitable, tropezaremos. Dichos tropezones nos llevarán a nuestra
propia evolución personal. Para alcanzar tal evolución, Dalio enumera cinco
pasos básicos en su capítulo número tres:
1) Debemos identificar nuestros objetivos y correr tras ellos. Luchar
por nuestras metas nos ayuda a evolucionar.
2) Averiguar que problemas nos podemos encontrar en la búsqueda de
nuestros objetivos y eliminarlos.
3) Diagnosticar dichos problemas hasta llegar a la raíz de los mismos.
4) Diseñar un plan de ejecución.
5) Ejecutar el plan diseñado y no desfallecer hasta alcanzarlo.
7.3. DESAPEGO EMOCIONAL
“No ser controlado por una emoción ayuda a ver las cosas a un nivel más alto”.
◆◆◆
En 1973, Dalio fue despedido de Shearson debido al famoso incidente del
puñetazo. Las emociones le jugaron, desde luego, una mala pasada. No era,
por aquel entonces, una persona con la humildad y el autocontrol necesario
que iba a adquirir con el paso del tiempo ni el tipo de profesional que
desean los inversores para gestionar sus carteras. Las emociones fuera de
control pueden transformar a personas inteligentes en estúpidas. Sin
embargo, llegó a revertir la situación a través de la meditación que, como
bien comentó en cnbc.com en marzo de 2018, “Es la razón principal de mi
éxito. Me lleva a conectar conmigo mismo de un modo que ninguna otra
actividad consigue”. Eso está bien, cada uno tiene que relajarse como
buenamente pueda... La meditación le ayuda además, a desarrollar un
desapego emocional que resulta fundamental para gestionar exitosamente
su fondo de cobertura. Saber mantener la cabeza fría es clave para dirigir
una empresa como Bridgewater. Desapego no significa no tener
sentimientos hacia las personas o cosas materiales, sino operar dejando las
emociones a un lado, guiándonos por motivos racionales. Puede que sea
más correcto hablar de desapego al dinero o, mejor aún, desapego al
resultado. Invirtiendo acorde a una estrategia previamente planificada, todo
transcurrirá según unos cauces y, si no es así, nos salimos del plan A y
pasamos al plan B. Cuando hay mucho dinero en juego (o lo que es más
peligroso, dinero ajeno) los profesionales que gestionan grandes (o
pequeños) capitales tienen la obligación de ser plenamente racionales.
“El dinero obtenido de las inversiones es el resultado del proceso de
hacer bien las cosas. Los ganadores del mercado de valores se enfocan en el
proceso y dicho proceso deriva en unos resultados. El resultado (dinero) es
el efecto provocado por la causa (proceso). Para elevar el nivel se necesita
capacidad de reflexión. Las decisiones no deben ser nunca tomadas en base
a la euforia o el pánico, sino en base a la evaluación y la reflexión”. [5]
El inversor debe tener claro que la inversión en bolsa no debe ser
emocional. No tenemos que acostarnos con los valores. Si la dirección que
sigue el valor no es la que queríamos, tenemos que reflexionar y tomar una
decisión en base a la razón. Algunos se enfadan y les coge manía a las
acciones cuando pierde dinero. Pero es absurdo porque los valores no
conocen a sus dueños, son objetos inanimados por lo que no expresan
emociones y, por consiguiente, el inversor tampoco debería.
Dalio identifica, en el capítulo dos de Principles, dos barreras que nos
alejan de nuestros objetivos y que están, de manera inconsciente,
establecidas en nuestro cerebro: el ego y los "ángulos muertos". El ego nos
impide reconocer nuestras debilidades de forma objetiva y provoca que las
emociones se impongan a la razón. Sobre los "ángulos muertos", Dalio se
refiere, en sentido figurado, a todo aquello que no percibimos o pasamos
por alto. Cada persona tiene su propia capacidad para captar, retener o
procesar información, por eso se producen disparidad de resultados. El
fundador de Bridgewater Associates es capaz de percibir detalles que otras
personas omiten.
En sus primeros años, Bridgewater se dedicaba, principamente, al
asesoramiento de grandes empresas y al trading de divisas. Entre sus
clientes estaban Nabisco, McDonald´s (y su principal proveedor, la cadena
de carne mexicana American Beef, respaldado sin duda alguna, por su
detallado conocimiento de los mercados agrícolas) y el Bank of Mid-
America, cuyo tesorero Bob Prince, se convertiría, posteriormente, en
vicepresidente de la firma. Incluso miembros del gobierno de la URSS
buscaron asesoría en Bridgewater en 1977 anticipándose varios años a la
Perestroika. Tras el fiasco sufrido a principios de la década de 1980, Dalio
continuaría con su labor de asesoramiento pero a un nivel más residual. La
compañía dio un giro de ciento ochenta grados y comenzó a gestionar
dinero de inversores institucionales como el Banco Mundial, que depositó
cinco millones de euros en 1987, y especializándose en bonos globales.
Tampoco dudó en aplicar técnicas innovadoras en las operaciones de
cobertura de riesgo de divisas. Prestigiosas firmas como kodak o Loews
también pasaron a formar parte de la clientela de Dalio en aquellos años.
7.4. SEGURIDAD Y LIBERTAD
“¿Cuánta libertad y seguridad necesitas?”.
◆◆◆
Primero va el ahorro por encima de todo lo demás. Sin capital no podemos
invertir. “Pregúntate a ti mismo: ¿Durante cuánto tiempo puedo vivir
exclusivamente de mis ahorros?¿Cuántos meses o años de seguridad y
libertad necesitas? cuando sepas la cantidad, asegúrate de que sea un poco
más que eso”, afirma el inversor de manera tajante. Tener cierta libertad
financiera es un requisito fundamental para operar en los mercados con
tranquilidad, especialmente si se va a invertir de manera activa como en el
caso de los mercados de derivados. Dalio habla de sus comienzos en la web
gurufocus.com, en un artículo fechado en abril de 2019: “Cuando empezé a
trabajar, buscaba tener seis meses de libertad financiera, sin ningún tipo de
ingresos. Luego lo aumenté a una perspectiva de años y más tarde incluí en
el cálculo a mis hijos y sus necesidades. Ahorré esas cantidades y te
aconsejo que hagas lo mismo”.
En el capítulo 3 ya hemos hablado del ahorro y de los planteamientos
erróneos de muchas personas que afirman que comenzarán a invertir el día
que puedan ahorrar. El planteamiento correcto es: “Voy a invertir y entonces
tendré la oportunidad de ahorrar”. Si al principio la capacidad para
preservar capital es escasa no importa. Lo primero es generar el hábito y
más tarde aumentar la cantidad en función de nuestras posibilidades. Pero
hay que empezar algún día y el mejor momento era anteayer. El segundo
mejor momento es ahora mismo.
Es más importante cuánto se conserva que cuánto se gana y cuánta
libertad se compra con ese ahorro. Dalio es una persona pragmática que no
necesita grandes derroches para ser feliz. Ganar, conservar e invertir es el
ABC del mundo del dinero. Rockefeller tan sólo necesitó estas tres reglas y
una libreta donde apuntar sus operaciones financieras y aprender de ellas.
Quien consiga un buen empleo, podrá canalizar gran parte de sus
ingresos hacia el ahorro y la inversión y, si aprende a invertir de manera
adecuada, podrá retirarse cuando lo desee. Se debe, no obstante, ir paso a
paso aprovechando la seguridad y estabilidad que unos altos ingresos le
puedan proporcionar. En cambio, quien pretenda comerse el mundo
haciendo trading con una cuenta de inversión de cinco mil euros va
apañado. En el mundo de las finanzas se ha extendido mucho la leyenda del
trader encerrado en una habitación, operando con tres pantallas, a modo de
lobo solitario. Pero la realidad es que los grandes gestores como Ray Dalio
actúan de la siguiente forma:
1) Están muy bien formados: aunque hay personas que no han tenido
una preparación académica específica en finanzas, la gran mayoría
de ellos han estudiado en prestigiosas universidades como Harvard,
Yale o la London School of Economics, lo que les ha abierto
muchas puertas, especialmente al principio de sus carreras
profesionales.
2) Cobran un sueldo: y... bastante elevado por cierto. Aunque trabajar
por cuenta propia suena muy romántico, algunos grandes
inversores como Peter Lynch no lo han necesitado. Por su parte,
Soros, Bogle o el propio Dalio, terminaron estableciendo sus
propios negocios y ocupan cargos importantes en sus empresas
autoimponiéndose un sueldo, por lo que, si las cosas en un
momento determinado se ponen feas, tienen un salario al que
aferrarse. Con este ingreso los mejores profesionales viven el día a
día (y muy bien ya que lo preguntáis...). El trader solitario de las
tres pantallas, en cambio, tiene que recurrir a su propio capital si
tiene problemas.
3) Cobran pluses y comisiones: además del sueldo, cobran primas por
buenos resultados y comisiones a sus clientes, por lo que pueden
invertir el dinero extra derivado de dichos pluses. Nuestro querido
operador solitario, muy a su pesar, no tiene clientes a los que
cobrarles primas y comisiones, mas bien al contrario: es el propio
operador quien engorda las primas de sus intermediarios y quien
abona las comisiones que les permite a los grandes gestores vivir a
cuerpo de rey.
4) Tienen ventajas fiscales: la inmensa mayoría de los gestores de
Hedge Fund tienen a su alcance suficiente capital para pagar
buenos abogados y asesores que les aconsejan cómo aprovecharse
de rebajas fiscales. El trader que opera constantemente en los
mercados, suele ser una persona física que no puede sacar tajada de
las ventajas de las que sí disponen los intermediarios financieros
como entidades jurídicas que son.
7.5. ÉXITO Y CONOCIMIENTO
“El éxito viene más de saber lo que no sabes, más que de lo que sabes”.
◆◆◆
“La cualidad más importante que distingue a las personas más exitosas de
las que no lo son es la capacidad de aprender y adaptarse”, comenta en el
capítulo dos de su best-seller mundial, el inversor americano de raíces
italianas. Saber que no se sabe, lleva a preguntar, compensar carencias, a
estudiar o pedir ayuda.[6] Sócrates decía: “Sólo sé que no sé nada”. La
arrogancia nos lleva a la autocomplacencia y a perder la perspectiva global
de mercado. La autocomplacencia conduce al fracaso.
El titán de las finanzas afirma en Principles: “Para tener éxito en la vida,
y por supuesto en los mercados, es importante saber mucho pero todavía
más importante es saber cómo lidiar con lo que desconoces o ignoras. Si
quieres sacar el máximo partido a la vida y a los mercados, hay que
arriesgarse y hacer cálculos con respecto a la combinación de retornos y
riesgos. Tienes que poner en balanza la oportunidad y saber qué riesgos
asumes”. Los riesgos calculados nos pueden ofrecer grandes retornos pero
los riesgos mal calculados nos ofrecerán grandes pérdidas.
Una de las principales claves del éxito del gestor neoyorquino es su
ansia de conocimiento. Pasa horas y días devorando libros, estudiando y
analizando al detalle toda la información que cae en sus manos sobre
tendencias macroeconómicas, estados financieros, anomalías de mercado,
etcétera. Durante su periplo en Shearson, se convirtió en jefe de división de
futuros sobre commodities (materias primas), especializándose en productos
agrícolas. Se instaló en Texas para conocer absolutamente todo sobre
tierras, ganado (desde los tipos de alimentos que se usan para engordar a los
animales a sus enfermades), así como el modo en que las condiciones
climatológicas afectaban a las cosechas, tipos de grano existentes... Al
llegar a conocer al dedillo todos los detalles del negocio, Dalio era capaz de
predecir, con habilidad pasmosa, cuánto grano comía el ganado, deducir
cuánto grano se iba a vender y, por tanto, prever sus precios. “Al saber
cuántas vacas, pollos y cerdos se alimentaban y cómo de rápido
aumentaban de peso, podía proyectar la cantidad de carne y de maíz que se
vendería y, usando la ley de la oferta y la demanda a mi favor, predecir los
precios de estos bienes en los mercados de futuros”, comentaba Dalio en un
artículo aparecido en la web de investopedia.com en agosto de 2019. Había
hecho lo mismo años atrás al estudiar los mercados del maíz y la soja,
observando la cantidad de superfície cultivada, estudiando el clima en cada
una de esas áreas y analizando cómo podía afectar tales factores a sus
cosechas. Para la mayoría de los mortales estos estudios resultan tediosos,
pero a Dalio le apasionan los pormenores de los mercados agrícolas,
proporcionándole una enorme ventaja en el mundo de las commodities. Sin
duda alguna: “La inversión en conocimiento es la que paga el mejor
interés” (Benjamin Franklin dixit).
La quiebra del banco Barings es una muestra de que el éxito y el
conocimiento pueden, sin embargo, conducir a la codicia. El banco Barings
era, en 1995, el banco más antiguo del mundo. Fundado en Londres en
1762, se le conocía con el sobrenombre de "banco de los lores" y su cliente
más notorio era la Corona Británica. El banco era famoso por haber
financiado la compra, por parte de los Estados Unidos de América, del
estado de Louisiana a los franceses. En 1989, un joven operador de gran
éxito llamado Nicholas W. Leeson, entró a trabajar en el departamento de
productos derivados del banco. En 1992, fue trasladado a Singapur para
operar y formar un equipo de traders en el mercado de futuros del Nikkei.
El 23 de Febrero de 1995, el banco se declaró en quiebra técnica tras
comprobarse que el operador estaba ocultando pérdidas millonarias. El
joven destinaba dinero a una cuenta de errores denominada 88888,
considerado el número de la suerte en Asia. Con una cartera de
aproximadamente trescientos millones de dólares en activos, Leeson estaba
operando por valor de miles de millones en los mercados derivados que
supusieron unas pérdidas de mil cuatrocientos millones de dólares
(ochocientos millones de libras), cantidad superior al capital total de la
entidad. Leeson se estaba apalancando de manera agresiva para tapar las
pérdidas de la cuenta 88888 y que le hacían incurrir en un riesgo cada vez
mayor, llegando incluso, hasta el punto de tomar dinero de las cuentas de
los clientes para tapar el agujero. El control contable que el banco realizaba
era tan absolutamente laxo, que era el propio Leeson quien controlaba la
contabilidad. En el primer año, llegó a generar (de manera ficticia) diez
millones de libras, el 20% de los beneficios totales del banco, por lo que
evidentemente, a la entidad no le interesaba que el zorro dejara de cuidar a
las gallinas de los huevos de oro. Leeson recibió como premio un bonus de
ciento sesenta mil dólares a añadir a su sueldo de cincuenta mil. Intentando
arreglar el desaguisado, Leeson utilizó una estrategia con opciones llamada
Short Straddle. Tal estrategia resulta ideal en caso de que no exista una
tendencia de mercado definido y sirve para maximizar beneficios en
escenarios de poca volatilidad, normalmente poco fecundos en beneficios
para los traders. En Enero de 1995, un terremoto en la ciudad japonesa de
Kobe, colapsó los mercados asiáticos (el índice Nikkei llegó a perder mil
puntos ese día) y la estrategia con opciones de Leeson resultó inservible,
llegando a generar un agujero sólo durante ese día, de cincuenta millones de
libras. En los días posteriores, Leeson lo intentó todo para salvarse de la
quema, como acudir al mercado de divisas para financiar compras de
futuros para sostener al Nikkei por encima de los 18.000 puntos, breakeven
(umbral de rentabilidad) en el que su estrategia con opciones daría
resultado. No sirvió de nada. El mal era ya irreparable. La ciudad nipona se
sobrepuso al desastre pero el banco tuvo que echar el cierre tras doscientos
veinticinco años de trayectoria. Leeson puso pies en polvorosa pero fue
arrestado en el aeropuerto de Frankfurt el 28 de Febrero, cinco días después
de la huida. La historia de Leeson fue llevada al cine por el director James
Rearden y protagonizada por Ewan McGregor. El film se tituló Rogue
Trader.
Dalio jamás enmendaría un error agrandándolo aún más. Es la principal
diferencia entre un operador exitoso y otro que no lo es. La avaricia rompe
el saco y el apalancamiento financiero es una arma que se puede tornar de
destrucción masiva si su uso no es el adecuado. Además de éxito
necesitamos conocimiento (sentido común).
7.6. OPCIONES
“Octubre es el mes más peligroso para especular en bolsa. Le siguen diciembre, marzo,
noviembre, julio, mayo, enero, abril, septiembre agosto, junio y febrero”. Mark Twain.
◆◆◆
Muchos inversores compran acciones y desconocen que pueden adquirir
opciones sobre acciones, minimizando el riesgo. Si tuvieran conocimiento
de su existencia y aprendieran a usarlos de manera satisfactoria (no como
en el caso de Leeson), podrían invertir sin necesidad de tanto capital como
el que se requiere para la inversión en valores. Las opciones son un
instrumento financiero derivado que otorgan al comprador el derecho, y al
vendedor la obligación, de realizar una transacción a un precio previamente
fijado llamado Strike Price, a una fecha determinada, llamada fecha de
vencimiento. Existen opciones sobre valores, materias primas, futuros,
bonos e índices. También las (mal) llamadas opciones exóticas. La principal
finalidad al operar con opciones es ganar un efecto de apalancamiento sobre
la inversión y disminuir la aportación de capital inicial, así como recoger
beneficios más cuantiosos que en la inversión en acciones.
Imaginemos que queremos adquirir un terreno porque las expectativas
respecto al precio del suelo son alcistas. En dicho terreno, que es
urbanizable, existe una alta probabilidad de que una constructora edifique
un bloque de viviendas. La promotora nos ofrece la posibilidad de adquirir
una opción de compra sobre el terreno a cambio de depositar un diez por
ciento del valor del mismo. La parcela se vende por cien mil euros y
nosotros, depositando un 10% (diez mil euros), nos reservamos el derecho
pero no la obligación, de adquirir el terreno en un plazo máximo de tres
años. En el momento en que la opción de compra expira, el precio del suelo
se ha revalorizado un 20%. El precio del terreno es ahora de ciento veinte
mil euros, por tanto, nos interesa ejecutar la opción de compra.
Depositamos 90.000 euros (recordemos que ya hemos pagado una prima de
10.000€ como garantía) y simultáneamente revendemos la parcela a
120.000€. La diferencia a nuestro favor es de veinte mil euros (120.000€ de
precio de venta - prima de 10.000€ - 90.000€ de cantidad restante
depositada a vencimiento = 20.000€ de beneficio). Pero lo mejor de todo es
que, gracias al apalancamiento financiero, hemos logrado una ganancia del
200% sobre el capital arriesgado (hemos obtenido veinte mil de beneficio
arriesgando únicamente diez mil). En una operación sin apalancamiento
financiero tenemos mayores barreras de entrada ya que debemos
obligatoriamente aportar la totalidad de nuestro capital. La operación que
hemos descrito (y que no tiene en cuenta posibles gastos como el impuesto
de plusvalía sobre la venta del terreno) podría haber sido negativa y, en caso
de que la operación no hubiera tenido un desarrollo satisfactorio, nuestra
pérdida se hubiera limitado tan sólo al capital aportado, es decir, diez mil
euros o el 10% de nuestro monto total. Además, no deberíamos esperar al
vencimiento necesariamente. En el momento en que el precio del
subyacente (el terreno) sobrepase el precio de ejercicio más la prima
desembolsada (100.000 + 10.000= 110.000€) podremos ejercer nuestro
derecho de compra. Si al vencimiento el precio del terreno estuviera entre
cien mil y ciento diez mil (en argot de los derivados se llama estar At the
Money o "en el dinero") nos interesa ejercer la opción ya que limitamos la
pérdida a una cantidad inferior a la prima depositada. Si la parcela se
vendiera a un precio de ciento cinco mil a vencimiento, ejecutamos la
opción y limitamos nuestra pérdida a cinco mil, mientras que si no
ejercemos, recordemos, perderemos la prima desembolsada que es de diez
mil euros, cantidad superior a la minusvalía de cinco mil que incurriríamos
en caso de ejercitar el derecho.
También podemos ejercer un derecho de venta sobre el susodicho
terreno. A ver, un momento. ¿Vender una opción de venta de algo de lo que
no somos los propietarios? Pues sí, los mercados de derivados lo permiten.
En este caso adquirimos la obligación de comprar el terreno si el comprador
lo requiere antes de la fecha de vencimiento, a cambio de recibir una prima.
Tomando como referencia el ejemplo anterior, recibiríamos diez mil euros
de prima para sentarnos a esperar a que el terreno bajara de valor. Este es el
quid de la cuestión: nos interesa que el precio de la parcela baje para
obtener un beneficio, por lo que esta estrategia sólo nos sirve si pensamos
que el mercado inmobiliario va a ir a la baja y queremos especular con el
terreno. El mayor hándicap de esta estrategia es que tengamos que adquirir
un terreno que realmente no queramos poseer. Si a fecha de vencimiento el
precio del terreno es de ochenta y cinco mil euros, el comprador de la
opción no ejercitará su derecho de compra y nosotros podremos quedarnos
con la prima ya que, si el comprador ejecutara la compra, perdería una
cantidad superior a la prima desembolsada (15.000€ vs 10.000€). Si por el
contrario el precio del terreno hubiera subido a ciento veinte mil, nos
veríamos obligados a comprar a precio de mercado (120.000 euros) un
terreno que, en caso de haber comprado de manera directa, nos hubiera
costado mucho menos (100.000 euros).
Se comercializan dos tipos de opciones :
1) Opciones europeas: con ellas no se puede ejercer el derecho de
compra antes de la fecha de vencimiento.
2) Opciones americanas: con ellas sí se permite ejercer el derecho de
compra antes de la fecha de vencimiento.
Existen cuatro posiciones posibles:
1) COMPRA DE CALL: la compra de una opción CALL otorga al
comprador el derecho, pero no la obligación, de comprar el activo
subyacente a un precio específico (strike price), en una fecha
determinada (fecha de vencimiento), a cambio de desembolsar una
prima. Las acciones las entrega quien recibe la prima (vende el
CALL). Interesa adquirirla cuando creemos que el activo subyacente
irá al alza, como en el ejemplo del terreno que hemos explicado con
anterioridad.
2) VENTA DE CALL: la venta de una opción CALL otorga al
comprador el derecho, pero no la obligación, de vender el activo
subyacente a un precio específico en una fecha determinada a
cambio de desembolsar una prima. Las acciones las compraría (si se
diera el caso) quien haya cobrado la prima (quien vende la CALL).
Interesa si pensamos que el activo subyacente va a caer.
3) COMPRA DE PUT: la compra de una opción PUT supone la
obligación de vender el activo subyacente al precio de ejercicio, en
caso de que el comprador quiera ejercitar el derecho de compra
porque el subyacente ha subido de precio. La prima la recibe el
vendedor de la PUT, pero a cambio de depositar una garantía de
pago, bien sea en acciones o metálico. Resulta interesante si
creemos que el activo subyacente caerá de precio.
4) VENTA DE PUT: la venta de una opción PUT supone la
obligación de comprar el activo subyacente al precio de ejercicio, si
el comprador desea ejercitar el derecho de vender porque el precio
del subyacente ha caído por debajo del Strike Price. A cambio de
asumir ese riesgo, el vendedor cobra una prima. Interesante si
creemos que el activo subyacente irá al alza.
Para la formación de los precios de ejercicio y de la prima se tienen en
cuenta las siguientes variables:
1) Precio en curso del subyacente.
2) Precio de ejercicio de la opción (STRIKE PRICE).
3) Días hasta la fecha de vencimiento.
4) La volatilidad del subyacente.
5) La evolución de los tipos de interés.
6) Dividendos (únicamente en las opciones sobre acciones).
A las dos primeras variables se las conoce como valor intrínseco y las
otras cuatro como valor extrínseco.
Para calcular el valor intrínseco de la prima se tienen en cuenta las
siguientes variables:
1) Delta: indica el movimiento de la prima ante las variaciones del
precio del subyacente. Ésta se mueve entre valor 0-1. Cuanto más
cerca de 1 más amplio es el movimiento.
2) Gamma: mide la tasa de variación del delta.
3) Vega: indica cómo varía la prima ante cambios en la volatilidad.
4) Theta: mide la variación de la prima por efecto del paso del tiempo.
La mayoría de inversores piensa que basta con comprar una opción en
el mercado para que se mueva exactamente como lo hace la acción y no es
así. No siempre se mueven a la par.
Las opciones pueden estar según su momento temporal:
1) OTM (Out of the money): son opciones que expiran sin valor con un
valor intrínseco negativo. No tienen un delta suficiente. Son las que
se encuentran más cerca de la fecha de vencimiento y las que tienen
una prima más barata.
2) ATM (At the money): son las opciones cuyo valor se encuentra más
cerca del precio del subyacente con un valor intrínseco neutro.
3) ITM (In the Money): son las opciones con un delta más fuerte. Son
las que tienen un valor intrínseco positivo y el precio de la prima
más caro.
En el mundo de las opciones se estudian dos tipos de volatilidad:
1) Volatilidad histórica: variaciones que miden las fluctuaciones
erráticas de una acción o materia prima en el pasado.
2) Volatilidad implícita: variaciones que miden las fluctuaciones
erráticas de una acción o de una materia prima que se espera en el
futuro (volatilidad de mercado).
Cuando la volatilidad es elevada, el precio de las opciones será más
caro. Si la volatilidad es baja, el precio de las opciones será más barato de
lo habitual.
Las opciones se pueden utilizar para diversas finalidades. Las tres
principales son:
1) Especulación. Apostando sobre la dirección de un valor o activo
subyacente.
2) Cobertura. Como medida de protección de una inversión ya
existente.
3) Producción de renta. Generando ingresos por prima recibida.
Las principales ventajas de hacer trading sobre opciones son:
1) El apalancamiento que permite recoger ganancias de entre
100%-500% por operación.
2) Tener menos capital en riesgo que si se comercia con acciones.
3) Ganar tanto si el activo subyacente va al alza como si va a la baja.
4) Posibilidad de ganar aunque no se acierte la dirección del activo
subyacente.
Las principales desventajas de hacer trading sobre opciones:
1) En la venta de opciones el riesgo es, teóricamente, ilimitado (salvo
si se realizan coberturas).
2) El 80% de las opciones expiran sin valor. Por ello, los traders
novatos que compran opciones CALL pierden dinero con
frecuencia.
3) Son instrumentos financieros complejos por lo que resultan
complicados de entender para traders principiantes.
Los errores más frecuentes que se cometen a la hora de operar con
opciones son:
1) Operar sin suficientes conocimientos. Las opciones son
instrumentos financieros complejos y hay que abstenerse de operar
sin conocer bien su funcionamiento.
2) Comprar opciones baratas. Por una u otra razón, muchos inversores
creen que pueden predecir la dirección de una acción o materia
prima y compran opciones baratas muy próximas a la fecha de
vencimiento y éstas expiran sin valor, es decir fuera del dinero
(OTM Out of the money).
3) Guardar la opción hasta la fecha de vencimiento. Cuando nuestra
opción supera el umbral de rentabilidad, debemos tomar una
decisión no vaya a ser que cambie la directriz. A algunos traders
novatos les ocurre que aciertan en la tendencia, pero fallan en el
timing.
7.7. ESTRATEGIAS CON OPCIONES
“El mayor placer de la vida es hacer lo que la gente dice que no puedes”. Walter
Bagehot.
◆◆◆
Como norma general, el trader en opciones debe centrarse en la
compra de opciones en las fases de baja volatilidad y en la venta de
opciones en las fases de alta volatilidad.
Existen diversas estrategias aplicables a la especulación con opciones.
Una en concreto es totalmente pasiva y nos puede proporcionar buenas
rentas. Se denomina NAKED PUT SELLING. La estrategia, denominada en
castellano "Opción de Venta al Desnudo", trata de aprovechar momentos
en que el mercado ofrece fuertes perspectivas alcistas. Una advertencia:
no vender opciones al desnudo sobre acciones que no se quieran poseer
potencialmente. En una primera etapa, debemos consultar el nivel de precio
en el que estaríamos dispuestos a pagar la acción y, en una segunda etapa,
consultar los precios de los puts con diversas fechas de vencimiento sobre
dicha acción. A cambio de la aceptación del riesgo de comprar la empresa
X a Y€, el comprador nos pagará hoy Z€ (la prima) como garantía por cada
contrato de opción. Los riesgos que corremos con la venta de PUTS al
desnudo es que las acciones puedan bajar sustancialmente a la fecha de
vencimiento y que nos "asignen" los valores. Recordemos que el vendedor
de PUTS tiene la obligación de recomprar los títulos si es requerido por el
comprador. Por ello, insistimos en no usar esta estrategia si no queremos
correr el riesgo de asignación, de lo contrario nos deberemos "comer" unas
acciones que no queremos.
Para que los títulos nos sean asignados, los precios deben cerrar el
día del vencimiento por debajo del nivel del precio de ejercicio,
transformando nuestro contrato de opciones en títulos reales. Si, por
contra, el día de vencimiento, el precio de la acción cotiza por encima
del precio de ejercicio, no seremos asignados y la prima recibida será
nuestro beneficio.
El quid es que nos pagan por la posibilidad de comprar una acción que
nos gusta a un precio más bajo del que ofrece el mercado en un momento
determinado. Esta estrategia funciona de maravilla cada vez que una
compañía fantástica está siendo machacada sin razón alguna. El mercado
siempre termina por colocar el título en el sitio que le corresponde y el
vendedor de puts al desnudo recibe premio seguro: o bien cobra la prima, o
bien recibe acciones de una de sus empresas favoritas a precio de ganga,
pudiendo venderlas más adelante con una suculenta plusvalía. Dos consejos
antes de terminar: primero, no vender puts desnudos en acciones que pagan
fuertes primas. Cuanto más cara es la prima, más volátil es la acción.
Segundo, tener suficiente Margin Call, o margen de seguridad, en nuestra
cuenta de bróker por si finalmente somos asignados.
Otra estrategia interesante se denomina compra de CALL DEEP IN THE
MONEY y se encuadra dentro de la categoría de especulación. Lo mejor de
esta estrategia es que permite "comprar" acciones a un coste de
partida inferior, un menor riesgo de capital, un ROI más elevado y la
posibilidad de emplear el capital excedente para comprar otros CALL.
También se puede usar la liquidez para inversiones más conservadoras.
Los dos inconvenientes de la compra de CALL DITM es que no se
reciben los posibles dividendos que la empresa pueda pagar ni existe
derecho a voto, al contrario de lo que sucede cuando se es accionista.
Las claves para triunfar con esta estrategia son:
1) Ir siempre tan "dentro del dinero" como nos sea posible al
seleccionar un precio de ejercicio.
2) Escoger bien el precio de ejercicio. Que tenga un delta fuerte (90%
o más), el precio más bajo cotizado y con el umbral de rentabilidad
más próximo posible a la acción.
3) Sopesar bien los costes operativos.
4) La gran mayoría de compradores de opciones pierden porque eligen
comprar aquellas que tienen una prima de ejercicio más barata que
son las opciones OUT OF THE MONEY. Las opciones OTM son las
que tienen sus precios de ejercicio muy lejos del precio real de las
acciones y, por lo tanto, muchas menos probabilidades de que el
precio del subyacente sea mayor a fecha de vencimiento. El
comprador de CALL DITM paga primas más altas a cambio de
mayores probabilidades de éxito puesto que las CALL DITM tienen
su strike price mucho más próximo al precio real de las acciones.
Esto nos lleva a cuatro posibles escenarios:
1) La opción vence sin valor: perdemos la prima desembolsada.
Siempre conocemos de antemano nuestra pérdida máxima.
2) Ejercer la opción antes de vencimiento: (en el caso de que sean
opciones del tipo americano) siempre que el precio real rebase el
precio de ejercicio más el precio de la prima, incurriremos en una
ganancia. También podríamos esperar a la fecha de vencimiento y
colocar un stop-loss que nos asegure la ganancia.
3) Cambiar la opción para una fecha posterior (roll over). Es una
operación que se divide en dos partes: primero se vende el contrato
de opción original y luego compramos otra opción más alejada de
plazo.
4) Ejercer el CALL. Pagar la opción descontando la prima y
simultáneamente vender las acciones en el mercado al precio de
cotización. Deberemos tener los fondos necesarios disponibles para
pagar el valor de los títulos (nuestro bróker nos lo exigirá).
Una tercera estrategia utilizada por los operadores es la llamada
OPTION DEBIT SPREAD, en la que tratamos con dos opciones
simultáneamente, una que se compra ITM con baja volatilidad y otra que se
vende OTM con alta volatilidad. Esta estrategia tiene un triple objetivo:
1) Cobertura: protegiendo la transacción inicial con una posición
opuesta e inclinando la volatilidad a nuestro favor.
2) La reducción del coste inicial gracias a la prima.
3) El exceso de liquidez permite realizar otras operaciones.
Para tener éxito con esta estrategia, debemos verificar la curva de
volatilidad y que ésta tenga el llamado "sesgo de sonrisa", curva que se
asemeja a una sonrisa. En caso de que sea así, tenemos ventaja de
volatilidad en el trade.
Más posibilidades para el trader: estrategia de venta de calls cubiertos
(COVERED CALL o BUY WRITE). Sirven para protegernos de acciones
que ya tenemos en cartera. Nos proporciona tanto cobertura como renta,
ingresando una prima y consiguiendo liquidez suplementaria. Además
conseguimos rebajar el precio inicial de las acciones, ya que cada vez que
vendamos un CALL, la prima recibida actúa como reductora del precio
pagado por las acciones, cubriendo posibles bajadas en la cotización. Es
como si nos hicieran un descuento en nuestra posición larga.
La clave radica en vender las CALL OTM para que queden
erosionadas por el paso del tiempo, utilizándolas contra nuestras
posiciones largas.
El mayor riesgo que corremos es que nos asignen y seamos requeridos a
vender las acciones. Por eso debemos tener claro antes de operar que no
deseamos vender potencialmente las acciones. Sin embargo, si aplicamos
bien la estrategia y vendemos CALL OTM, es poco probable que ocurra tal
cosa.
Nos podemos encontrar con dos posibles escenarios:
1) El CALL cotiza a vencimiento por encima del precio de ejercicio:
seremos asignados. Doble ganancia ya que cobraremos tanto la
prima como la plusvalía de la venta de acciones.
2) El CALL cotiza a vencimiento por debajo del precio de ejercicio. El
comprador del CALL no ejerce la opción y nos quedamos con la
prima.
Pero probablemente la estrategia cinco estrellas sea la denominada
OPTION CREDIT SPREAD. Podemos obtener un beneficio triple: funciona
como renta, cobertura, especulación y se puede aplicar en cualquier
momento, escenario y tipo de valor. Tiene muchas ventajas:
1) Recogida de ingresos debido a la naturaleza vendedora de la
estrategia.
2) Proporciona un buen colchón de seguridad si se produce un error
direccional.
3) Limita las posibles pérdidas.
4) No necesitamos adivinar hacia donde irá la acción: podemos ganar
si el mercado se desplaza a nuestro favor, si se desplaza ligeramente
contra nosotros o bien permanece estancado.
5) Pese a que la única ganancia a obtener es la prima, la probabilidad
de retenerla es más alta en esta estrategia que en otras, como por
ejemplo en la estrategia NAKED PUT SELLING.
Compramos y vendemos simultáneamente el mismo número de
opciones en una simple transacción para un precio dado, con la misma
fecha de vencimiento, con diferentes precios de ejercicio y son, o bien dos
CALLS o bien dos PUTS. El truco es vender la más cara de las dos ITM
y comprar la más barata OTM, concentrándonos en las que tienen
vencimientos más cortos (inferior a sesenta días).
Existen dos variantes:
1) BEAR CALL OPTION CREDIT SPREAD: spread de opción
direccional neutral/bajista, utilizada con CALLS.
2) BULL PUT OPTION CREDIT SPREAD: spread de opción
direccional neutral/alcista, utilizada con PUTS.
Como hemos podido comprobar, las opciones son extraordinariamente
polivalentes y los grandes gestores de Hedge Fund como Ray Dalio las
utilizan continuamente. Existen más estrategias con nombres tan sugerentes
como Straddles, Stranglers, Iron Butterfly, Collars...mucho más complejas,
por lo que hemos decidido explicar las más básicas. En el anexo se incluye
una ejemplo de cada estrategia. Probablemente no sean el instrumento más
adecuado para el inversor minorista, pero saber cómo funcionan le puede
proporcionar una gran ventaja si algún día decide dedicarse al trading de
opciones.[7]
7.8 CASH IS TRASH
“El mayor error que cometen los inversores es creer que es probable que persista lo que
ocurrió en el pasado reciente. Suponen que lo que fue una buena inversión en el pasado
seguirá siéndolo en el futuro”.
◆◆◆
La memoria del mercado es muy corta. En 2019, con los principales
índices norteamericanos en máximos históricos, nadie parecía recordar
batacazos de antaño. Lehman Brothers sonaba lejano y el mercado parecía
no tener techo. Entonces, la aparición del Coronavirus supuso un giro
radical a la situación. No era una situación nueva, aunque el problema sí lo
era. Un par de años antes, en España (lugar de nacimiento de su esposa), en
la entrevista mencionada con anterioridad en la web de El Confidencial,
afirmaba: “Están (España) metidos en un ciclo de mucha deuda. Los bancos
centrales han tenido muchas limitaciones porque no han podido bajar los
tipos de interés más allá del 0%, y han estimulado la economía imprimiendo
dinero y comprando activos, lo que ha aumentado el volumen de deuda en
el mundo, y ahora están normalizando sus políticas monetarias pero las
políticas fiscales no serán suficientes”. Por ello, Bridgewater está operando
en corto en el IBEX 35 debido a la coyuntura actual del mercado y porque
España es un país al que le cuesta más salir de las crisis, al igual que, por
ejemplo, Italia. Es una cuestión estructural y Dalio, como gran analista de
mercado, es capaz de detectar estas tendencias con rapidez. A veces, no es
tanto cuestión de habilidad o inteligencia sino de anticipación, de ser más
veloz y llegar antes.
Aunque el COVID-19 parece que va a llevar a los mercados a una
recesión sin precedentes, hay que poner las cosas en perspectiva, con una
visión a medio y largo plazo, porque las consecuencias de nuestras
decisiones nunca se ven de forma inmediata. Todos los mercados se
recuperan tarde o temprano, aunque no podemos saber cuando. Lo que sí
parece claro es que en lo que hemos invertido hasta ahora no va a servir en
el futuro más próximo. Algunos sectores brillantes en el pasado como el
financiero, el inmobiliario o el aeronaútico, se enfrentan a grandes desafíos.
Algunos de los sectores más prometedores de hoy, pueden ver sus
perspectivas cambiadas por la aparición de alguna industria disruptiva.
Internet ha cambiado la manera en que los humanos consumen
entretenimiento (paradigmático resulta el caso Netflix) y seguirán habiendo
tendencias rompedoras en el futuro. La banca tradicional está sufriendo por
la irrupción de las Fintech cuyo funcionamiento, mucho más dinámico,
resulta más acorde con los tiempos actuales.
En los meses previos a la aparición de la pandemia del coronavirus,
Dalio estuvo estudiando las caídas de los diferentes imperios que han
habido en el mundo a lo largo de la historia. Todos los imperios se han
venido abajo, en parte, por la autocomplacencia. En las bolsas de valores es
muy fácil caer en ella cuando todo es jauja. Las bolsas, al igual que los
imperios, desarrollan unos patrones históricos que el inversor o trader debe
conocer con precisión para tener la oportunidad de ganar dinero: “Debemos
utilizar el pasado como trampolín para el futuro” comentó en cierta ocasión
el ex-premier británico Harold McMillan. El pasado sirve para conocer el
presente y anticiparnos al futuro. Ignorando el pasado es más que probable
que el inversor tropieze continuamente con la misma piedra.
A principios de 2020, Dalio espetó lo siguiente en el foro económico de
Davos: “En la actualidad el efectivo es "basura". Cuando se refiere a
efectivo (cash), el prestigioso gestor no se refiere únicamente al remanente
que queda en nuestra cuenta bancaria, sino a cualquier activo susceptible de
convertirse en efectivo en espacio de tres y seis meses como las letras del
tesoro. Mientras los bancos centrales le den a la manivela del dinero,
nuestro efectivo pierde valor. Desde que los países desarrollados
abandonaran el patrón oro, no hay nada tangible que respalde el valor del
dinero. La gestión monetaria de los bancos centrales está dominada por la
tiranía de la deuda. Cuanto más papel hay en circulación, más se devalúa
nuestro poder adquisitivo. Podemos comprar menos cosas con cien euros
ahora que hace diez años y hoy, probablemente, podemos adquirir más
productos que dentro de diez años. Dejar estancado nuestro dinero en una
cuenta bancaria es, visto lo visto, una pésima idea. El dinero debe circular.
Cuando el dinero es barato las bolsas suben.
7.9. LA MEJOR DEFENSA ES UN
BUEN ATAQUE
“En el trading tienes que ser defensivo y agresivo al mismo tiempo”.
◆◆◆
“Si no eres agresivo, no vas a ganar dinero, y si no estás a la defensiva no
vas a poder mantener ese dinero”,[8] expresa Dalio con rotundidad. Los
mercados de futuros son una de las grandes especialidades del inversor
italoamericano como bien hemos podido comprobar anteriormente.
Comenzó a operar en ellos desde joven, puesto que le permitían maximizar
su exiguo capital gracias al apalancamiento financiero.
Los futuros son productos financieros derivados que replican los
movimientos de un producto financiero subyacente. Un contrato de
futuros es un acuerdo que obliga (al contrario que las opciones en que
la parte compradora no tiene la obligación) a las partes contratantes a
comprar o vender un número determinado de bienes o valores (activo
subyacente) en una fecha futura determinada y con un precio
establecido de antemano. Dichos contratos se negocian en los
denominados mercados de futuros, donde se establece un sistema de
garantias y liquidación diaria, en el que todos los contratantes, depositan
una garantía cuando toman una posición en el mercado.
Existen varios tipos de futuros, pero los principales son sobre materias
primas, divisas, índices, títulos de renta variables y títulos de renta fija. El
mini S&P 500 es el contrato de futuros más negociado con un volumen de
de cien mil millones de dólares al día en transacciones y el mercado más
importante del mundo es el Chicago Board of Trade, donde se intercambian
miles de futuros cada semana.
Los mercados de futuros europeos abren de lunes a viernes, de nueve de
la mañana a cinco y media de la tarde hora española (una hora más tarde en
Reino Unido). El horario de los mercados de futuros norteamericano es de
tres y media a diez de la tarde. En Asia se opera de madrugada (siempre
hablamos de horario español).
La duración de los contratos son de quince meses con cuatro diferentes
fechas de vencimiento: el tercer viernes de los meses de marzo, junio,
septiembre y diciembre. Cada vencimiento supone una extensión de
contrato llamado roll over. La posición real en el mercado se mide por
puntos y cada punto tiene un valor y apalancamiento diferente según el tipo
de futuro. De esta manera, en el mini-S&P500, un punto equivale a
cincuenta dólares. En el mini-DAX 30 (índice alemán), el valor es de diez
euros por punto. Por su parte en el índice español mini-IBEX35, un punto
equivale a un euro. El movimiento mínimo de las cotizaciones en el mini-
S&P500 se mide por TICKS , que equivalen a un cuarto de punto (0,125).
Si por ejemplo, abrimos un contrato de futuros en el S&P500 con un
valor de tres mil puntos, tendríamos una posicion real en el mercado de
ciento cincuenta mil dólares (3000 pts x 50$ = 150.000$). El contrato mini-
S&P500 nos permite operar por una décima parte del montante total
(15.000$) que el bróker nos prestará exigiendo una contrapartida como
garantía. Si abrimos un contrato en largo en el futuro mini-S&P500 a tres
mil puntos por contrato y lo vendemos a tres mil diez, ganamos cincuenta
dólares por cada punto, es decir, quinientos dólares (3010-3000= 10 pts x
50$ cada punto = 500 $). Si en cambio, cerramos el contrato a dos mil
novecientos noventa puntos, obtendríamos una pérdida de quinientos
dólares (2990-3000 = -10 pts x 50$ cada punto = -500$).[9]
La inversión en futuros es compleja y el inversor debe sopesar los pros
y los contras antes de lanzarse al mercado a especular con estos productos.
Hoy en día existe mucha publicidad engañosa para que gente sin
experiencia se adentre en este apasionante mundo, muy interesante pero
muy difícil, y no debe el especulador novato dejarse engatusar por la
promesa de dinero fácil. Si negociamos con futuros deberemos superar a
gente muy experimentada que nos gana en medios, conocimientos y
veteranía. ¿Creéis que yo podría ganar a Nadal o a Djokovic jugando al
tenis? o ¿cualquier lector ganarle una carrera a Usaín Bolt? Creo que ya he
respondido a ambas preguntas...
7.10. EL SANTO GRIAL
“Cuando todos piensan lo mismo y apuestan por lo mismo, generalmente va a afectar el
precio y no deberías apostar por eso”.
◆◆◆
Una vez decidido la cantidad de dinero que podemos destinar a inversión,
el siguiente paso es elegir el Asset Allocation. La asignación de activos la
debemos hacer calibrando nuestra tolerancia al riesgo, la búsqueda de la
preservación de capital y buscando ganar la batalla a la inflación. Con
intereses del 0% sobre los rendimientos bancarios y una inflación anual de
entre el 2-3%, como la que hay en la actualidad, depósitos bancarios y
bonos del tesoro no son buena opción porque no conseguimos, tan siquiera,
preservar el capital en términos reales. No obstante, el gestor neoyorquino
mantiene una alta proporción de bonos para mantener a raya el binomio
rentabilidad-riesgo.
Dalio da unas pistas para la asignación de capitales en el libro de
Anthony Robbins Money: master the game: “Aconsejo asignar un 30% en
acciones, un 40% en bonos estadounidenses a largo plazo, un 15% en bonos
estadounidenses de medio plazo, un 7,5% en oro y otro 7% en materias
primas a traves de opciones o futuros. Esta asignación pretende un buen
rendimiento tanto si el mercado va al alza o a la baja, así como si la
inflación sube o baja. Tampoco necesita de rebalanceo”. Esta cartera se
denomina All weather, dentro de una estrategia que Bridgewater denomina
beta (que le vamos a hacer: el mundo financiero tiene predilección por el
alfabeto griego...).[10]
A principios de 2020 el portfolio All weather presentaba la siguiente
composición:
1) ETF´s en mercados emergentes con especial ponderación en Rusia,
China, Taiwán y Brasil que suponen un 19% de la cartera.
2) Un 15% en un ETF referenciado al índice SP&500.
3) Un 10% en un ETF que replica valores globales de sectores
emergentes con empresas como Tencent, Samsung o Alibaba.
4) Otro 5% en un ETF que engloba empresas norteamericanas de baja
y media capitalización.
5) Un 4% en oro a través de ETF´s.
6) Un 2% en bonos norteamericanos con vencimientos a ocho, diez y
doce años.
7) Un 1% en un ETF indexado en el mercado de Corea del Sur.
8) Otro 1% en varias compañías como Berkshire Hathaway o el Royal
Bank de Canada, por citar las de mayor importancia.
Bridgewater gestiona otros fondos más agresivos encuadrados dentro de
las estrategias Alpha y Pure alpha, con correlaciones muy bajas. El fondo
detallado arriba está pensado para un inversor pasivo y sin necesidad de
rebalanceo. Son algunas pistas que el gran gestor neoyorquino nos deja para
evitar que nuestro efectivo se deteriore. El fondo está pensado para
responder correctamente en cuatro escenarios posibles: alto crecimiento,
bajo crecimiento, aumento de la inflación y disminución de la inflación.
Quince es el número ideal de activos descorrelacionados, que reducen en un
80% el riesgo de cartera. La rentabilidad del portfolio ronda el 9% de
beneficio anualizado.[11]
En cuanto a la diversificación, Dalio, consciente por experiencia propia
de que las cosas pueden no salir del modo que uno había previsto, es más
partidario de la descorrelación entre activos ya comentada. Muchos
inversores diversifican mucho pero mal, puesto que se centran en activos
muy correlacionados entre sí. Diversifican por países, sectores, fondos de
inversión y acciones individuales pero cuando los mercados marchan mal,
los activos escogidos, debido a su alta correlación, también van a la baja.
Normalmente, cuando los mercados caen, se revalorizan el oro y los bonos,
mientras el mercado inmobiliario se mantiene, por lo general, estable.
Bridgewater trabaja de manera activa en prácticamente todos los mercados
del mundo en pequeñas cantidades (con relación a su tamaño) para que las
pérdidas de algún mercado en particular, llegado el caso, no dañen de
manera significativa otros activos del portfolio.
CAPÍTULO 8: ANDRÉ KOSTOLANY
“Cuando hay más tontos que papel, la bolsa sube. Cuando hay más papel que tontos la
bolsa baja”.
◆◆◆
André Kostolany nació en Budapest, Hungría, en 1906 y falleció en
París, Francia, en 1999. Comenzó su carrera bursátil en los años veinte del
siglo XX como ayudante de un amigo de su padre, corredor de bolsa. Está
considerado como uno de los más grandes especuladores de todos los
tiempos. Gran amante de la música, estudió filosofía e historia del arte. Es
autor de tres libros: El fabuloso mundo de la Bolsa y el dinero, El arte de
reflexionar sobre el dinero: confesiones en un café y Confesiones de un
especulador. Hizo la mayor parte de su fortuna a raíz del crack de 1929.
Algunas de sus frases son legendarias en el ámbito bursátil.
8.1. LA BOLSA ES UN ARTE
“En el mundo de la bolsa de valores dos por dos son cinco menos uno. Nunca jamás
cuatro”.
◆◆◆
¡Paciencia! no hay que correr nunca detrás de unos valores, ¡nuestra
oportunidad ya llegará! Al final todo sucederá cómo debe suceder. “Dos
más dos son cuatro, aunque sólo como resultado final. Pero no llegaremos a
este resultado final en linea recta, sino dando un rodeo”. Compraremos una
acción a diez euros con la esperanza que un día llegue a valer cuarenta.
Probablemente lo hará, aunque al principio, casi con toda probabilidad,
caerá a cinco euros. Remontará, volverá a descender, se disparará hasta los
treinta euros y más tarde retrocederá a quince. Por último recuperará el
precio de treinta euros para posteriormente dispararse hasta los cuarenta.
“El arte se distingue de la ciencia justamente por este axioma, ya que, en un
trabajo científico, dos más dos tienen que ser cuatro inmediatamente.
Cuando un ingeniero construye un puente, sus cálculos deben ser
matemáticamente exactos, ya que si lo construyera según la fórmula 2+2 =
5-1, se derrumbaría en el cinco antes de llegar al cuatro”. Debemos, por
tanto, considerar la bolsa como un arte y no como una ciencia.[1]
Resulta un placer leer libros como El arte de reflexionar sobre el dinero,
lleno de anécdotas vividas en primera persona y que abarca ocho décadas
de experiencias bursátiles. “Mi lema dice: el dinero obtenido en la bolsa es
el salario del dolor. Primero vienen los dolores y después el dinero, nunca
es al revés”. El inversor debe aguantar las consecuencias de las tempestades
transitorias y no sucumbir al dolor cuando las cotizaciones bajan. “Si no se
tiene la suficiente paciencia para esperar que llegue ese indispensable
menos uno, al final conservará la razón de su lógica, pero ya no podrá sacar
provecho”. Y también deja bien claro: “Quien pretenda obtener un sueldo
en la bolsa es un iluso. Un especulador puede estar diez años sin ganar
dinero y de repente, un día, hacer una operación exitosa que le permita
retirarse. Asismismo nadie es un especulador auténtico si no se ha
arruinado, como mínimo, una vez”.
La especulación existe desde tiempos del antiguo Egipto, cuando José,
el consejero del faraón, acumuló los excedentes de las cosechas de trigo
durante los siete años de vacas gordas para venderlas más caras en los años
de vacas flacas. Boom y bancarrota forman un binomio inseparable, le
gustaba recordar al especulador centroeuropeo. Ha habido, a lo largo de la
historia, momentos delirantes como la burbuja de los tulipanes en Holanda,
ataques dirigidos a todas las divisas cotizadas conocidas o hundimientos
deliberados sobre el precio de materias primas, como el oro o el petróleo.
Las ha habido y siempre las habrá. La especulación forma parte del ser
humano.
El término "especulación" suele utilizarse normalmente de manera
peyorativa. En principio, la especulación no es buena ni mala per se, pero el
vocablo ha terminado derivando en un significado negativo. Teóricamente,
cualquier acción referida al futuro es una especulación en sí misma.
También puede resultar, de manera intrínseca, una mentira. Por tanto,
podemos deducir que cualquier afirmación que hagamos sobre el futuro es
una mentira (especulación). Diferente es, no obstante, cuando acciones
especulativas derivan en perjuicios económicos, sociales o morales. Pero
insistimos que el término en sí no implica connotaciones negativas. La
especulación financiera (que es la que nos incumbe) tiene mala prensa pero
ayuda a los mercados, inyectando una liquidez que los apóstoles de la
estrategia buy&hold son incapaces de proveer.
8.2. EL FACTOR PAZ
“Comprar acciones de empresa, tomarse unas pastillas para dormir durante veinte o
treinta años y cuando uno despierta, ¡Voilà!, es millonario”.
◆◆◆
Es sorprendente oír estas palabras pronunciadas en boca del maestro
húngaro. No en vano ganó una considerable fortuna vendiendo en corto
durante el crack de 1929. Pero apunta: “Para la mayoría de inversores es
prácticamente imposible ganar en un mercado a la baja”. Y cuando el
mercado cae, comenta: “Debes comprar acciones en una recesión o crisis
porque ya se encargará el gobierno de encauzar la situación bajando los
tipos de interés e inyectando liquidez”.[2] Eso ha ocurrido en nuestra
historia más reciente: tras la quiebra de Lehman Brothers, los bancos
centrales redujeron los tipos de interés a los niveles más bajos de la historia
y, cuando parecía que los tipos no podían caer más abajo, la crisis del
coronavirus en 2020 dejó los intereses a cero por primera vez en la historia.
Financiarse no había sido nunca tan barato como lo es ahora.
Kostolany se crió en un mundo en constante conflicto. Sufrió en sus
carnes la Primera Guerra Mundial. Vio el desmoronamiento del imperio
austrohúngaro, se curtió en el parqué de la bolsa de Viena durante el
periodo de entreguerras y vivió la sinrazón de la Segunda Guerra Mundial.
Después de la contienda bélica, a las potencias occidentales no les
quedaban demasiadas ganas de conflictos. Kostolany decidió fijar su
residencia en París. La paz y la reconstrucción trajeron a Occidente
prosperidad durante casi treinta años. Ese periodo es el de mayor
crecimiento económico de la historia del mundo industrializado.
Kostolany pronto comprobó que debía redefinir sus estrategias debido al
factor "paz" y, como bien solía decir: “Hay que respetar la tendencia. Un
buen especulador debe dominar tanto el lado corto como el lado largo”. Los
beneficios de las empresas aumentan cuando lanzan al mercado productos
nuevos y ricos en posibilidades y, para ello, es indispensable la estabilidad
que conlleva la paz. Con las compañías obteniendo beneficios cada vez más
elevados, el mercado bursátil va para arriba. Otro punto en el que Kostolany
incide, especialmente, es el de la disponibilidad de liquidez. Si no hay
liquidez, la bolsa no sube. “Como dicen los gitanos: si no hay dinero, no
hay música”.[3]
Las decisiones de los bancos centrales, las políticas crediticias y las
decisiones gubernamentales respecto a los flujos de capitales, nos dan
pistas sobre que dirección tomarán las bolsas. Si los tipos de interés de
los créditos son bajos, los ciudadanos piden más prestado, el consumo crece
y por ende los beneficios empresariales suben. Con estas perspectivas, el
inversor prefiere la bolsa porque los rendimientos de los depósitos son bajos
y, a consequencia de ello, los mercados se inundan de dinero. “Una cosa
gusta a todos los bolsistas: bajos intereses”.[4]
8.3. MEDIAS VERDADES:
MENTIRAS COMPLETAS
“En la bolsa, una verdad a medias es una mentira completa”.
◆◆◆
La trampa más peligrosa en la que puede caer atrapado un especulador,
desde el más curtido hasta el más novato, consiste en la falsa interpretación
de las noticias reales y auténticas, pues una media verdad es igual de mala
que una mentira completa. Por ello, al maestro húngaro le gustaba tomar
sus decisiones a solas mientras escuchaba música. El especulador debe
resguardarse de bulos o rumores. La falsa percepción de los hechos reales
deriva en confusión. Llega un momento en que uno no tiene claro en qué
creer y termina por no creer en nada. “No confíe usted en aquellos que ya
han encontrado la verdad, confíe solamente en aquellos que siguen
buscándola” escribía en su libro Conversaciones en un café: el arte de
reflexionar sobre el dinero.
“La bolsa girará en breve”, se oye comentar con frecuencia a los
futurólogos. Pero los giros esperados, con frecuencia, toman otros
derroteros. Torres más altas han caído: el fabricante de coches Citroën, el
cuarto mayor del mundo automovilístico en aquel momento, sufrió
bancarrota por sobreendeudamiento en 1933, aunque por suerte, su
principal acreedor, Michelin, rescató a la compañía y mantuvo la marca a
flote. Seis meses antes la empresa había aumentado la retribución de su
dividendo a los accionistas y todo parecía ir viento en popa. Los giros
pueden suceder en el momento más inesperado.
Muchos intentan buscar sus verdades en los gráficos. Según Kostolany,
sólo sirven para apreciar qué ocurrió ayer y qué ocurre hoy. El resto es
palabrería barata. Basar una estrategia de inversión en figuras como el
hombro-cabeza-hombro, Barras de Bollinger, Ondas de Elliot y demás,
resulta absurdo y peligroso. En algunos casos, usa las figuras "M" y "W",
pero siempre como mero apoyo a sus análisis y nunca como dogma de fe.
Estas figuras son las más antiguas utilizadas en el anális técnico. En la
figura M, o doble techo, el precio ha alcanzado dos veces su máximo y la
cotización cae con posterioridad. Debajo podemos visualizar el volumen de
transacciones: en las dos ocasiones que se alcanzó el doble techo, el
volumen de compraventa descendió porque nadie compró nuevas acciones.
En el último tramo se aprecia como el volumen de compraventa vuelve a
ascender, pero en cambio, la cotización desciende, puesto que las ventas se
aceleran. Eso avisa de un cambio de tendencia en el precio.
En la figura W ocurre justo lo contrario. Las caídas en el precio han
venido acompañadas de un fuerte volumen de ventas. En las dos ocasiones
que los precios han tocado suelo, se han reactivado las compras pero sin la
suficiente fuerza para buscar un máximo. En el último tramo se sugiere un
cambio de tendencia en busca de un máximo que deje atrás el doble suelo.
El dinero busca entrar para romper la tendencia lateral y dispararse
buscando nuevos máximos.
8.4 TODO ESTÁ CONDICIONADO
“Las palabras más comunes en bolsa son: si..., quizás, puede que... posiblemente, según
se espera, podría ser, no obstante, a pesar, ciertamente, yo creo, yo opino, pero, me parece...
todo cuanto se cree y se dice es condicionado”.
◆◆◆
¡¡¡Siempre tienen razón!!! ¿Cómo lo hacen? ¿Porque son más inteligentes
que yo? Nadie posee una bola de cristal para predecir qué va a pasar. Así
que todo lo que se habla en los corrillos de los parqués de las bolsas
mundiales (y en los foros de internet) son meras conjeturas, simples
elucubraciones. Y eso es una realidad irrefutable desde Nueva York a París,
pasando por Madrid, Milán o San Petesburgo. En la bolsa de acciones, en
los mercados de futuros, en el mercado FOREX o en el de materias primas.
SI la empresa X presenta buenos resultados rebotarán sus acciones... y
presenta buenos resultados pero las acciones no rebotan. QUIZÁS es el
momento de entrar al mercado... y en cinco meses se hunde la bolsa un
50%. PUEDE QUE en marzo baje el euríbor... pero llega marzo y el euríbor
sube. PROBABLEMENTE Taiwán será el emergente del futuro... y
entonces una milicia derroca al gobierno y se instaura una dictadura
comunista que incauta el dinero proviniente de la inversión privada. Estados
Unidos reaccionará SEGÚN SE ESPERA... y su presidente reacciona de
forma inesperada porque se vuelve loco. PODRÍA SER que la FED baje el
precio del dinero... y al final decide subirlo. La situación actual PARECE
desalentadora, no obstante, el futuro se presenta brillante... y el futuro se
tiñe de negro. YO CREO que la bolsa bajará mañana... ¿y también crees en
el ratoncito Pérez? YO OPINO que en tres meses se recuperarán los
mercados... ¿y quién lo dice? ME PARECE que la bolsa española está para
comprar... OK tu mismo.
A toro pasado, todo el mundo parece muy listo pero siempre se habla en
condicional. En la prensa económica parece que aciertan siempre y nosotros
creemos que son adivinos pero juegan con ventaja: tienen su repertorio de
respuestas muy preparado y estudiado. Si se produce una mala noticia y la
bolsa baja, dirán que se debe a la noticia negativa, pero si sube, dirán que
los inversores ya la descontaban. Si recomiendan comprar un valor y baja,
dirán que es una oportunidad para comprar más porque están baratas y, si
sigue bajando, dirán que vale la pena por el dividendo. Tienen respuestas
convincentes para todo, incluso para aquellas preguntas que una hora antes
ni se planteaban. Pero el especulador inteligente no se deja engañar
fácilmente. El especulador novato, sin embargo, puede verse embaucado
por los aspirantes a meiga.
También es habitual que los agentes económicos implicados en el
mundo bursátil traten de sacar provecho manipulando a las personas
desinformadas. Kostolany cuenta en su libro El fabuloso mundo del dinero
y la bolsa, como el presidente de una empresa financiera, a la que denomina
L, le comentó, de manera confidencial, que una sociedad llamada
Hutchinson podría ser una interesante oportunidad de inversión. L dijo que
ya le avisaría en qué momento debía comprar las acciones. Cuando el genio
húngaro acudió a informarse sobre Hutchinson, comprobó que las acciones
habían descendido los últimos meses de un precio de doscientos cincuenta
dólares a ciento sesenta. A nadie le interesaban esas acciones excepto a
alguien que las estaba vendiendo en corto: ¿Lo adivináis? Correcto, la
empresa L. Kostolany advirtió que L tenía la intención de aprovecharse de
la venta en corto y, posteriormente, adquirirlas muy baratas para
recomendarlas más tarde a sus clientes para hacer subir la cotización y
ganar con el alza de los precios. Kostolany no quiso esperar y empezó a
adquirir las acciones que en poco tiempo alcanzaron un valor de trescientos
dólares. En ese preciso momento, el presidente de L le llamó para que las
adquiriera, precisamente cuando estaban más caras que nunca, para así el
grupo L empezar a deshacer posiciones apuntándose la ganancia. Podemos
hacernos un juicio de la catadura moral del personaje.
8.5. LÓGICA BOLSÍSTICA
“En bolsa todo es posible incluso lo lógico”.
◆◆◆
La bolsa tiene su lógica pero ésta es muy particular. Es una lógica
caprichosa. Lo mejor para el especulador es acoger los cambios del
mercado con frialdad, y, sobre todo, no intentar para ello buscar una
explicación sensata ya que la lógica bolsística no guarda nunca relación
respecto de la cotidiana. La lógica cotidana se fundamenta en
consideraciones técnicas mientras la bolsística se fundamenta en
diagnósticos basados en la psicología de masas.
Debemos comprender la bolsa en su conjunto. Conocer los mecanismos
que empujan los precios al alza o a la baja. Entender los factores que
impulsan la oferta y la demanda. No considerar como un axioma que las
acciones de buenas compañías suben y los valores de empresas malas bajan,
como tampoco creer que si la economía funciona mal, la bolsa baja y, si
funciona bien, sube. Lo normal es que todo lo que sube, baja y todo lo que
baja, sube, aunque muchos se empeñan en comprar cuando la bolsa baja y
en vender cuando la bolsa sube. El buen especulador es aquél que no se deja
guiar por su lógica, sino que se guía por la lógica del mercado.
A principios de la década de 1990 se creó un Hedge Fund llamado Long
Term Capital Management fundado por un antiguo operador de bonos de
Salomon Brothers llamado John Meriweather. Como principales gestores se
encontraban los futuros premio nobel de economía, Myron S. Scholes y
Robert Merton. El fondo se caracterizaba por aplicar una nueva
metodología para determinar el valor de los derivados financieros usando
modelos cuantitativos para buscar anomalías y aprovecharlas en el arbitraje
de bonos. También desarrollaron avances en el cálculo para la formación de
precios de las opciones, creando un nuevo mercado: las opciones a largo
plazo (LEAPS, por sus siglas en inglés). Entre los inversores institucionales
que participaban en él, se incluían Lehman Brothers, Merryll Lynch y Bear
Stearns. En cuatro años la rentabilidad del fondo se multiplicó por cuatro.
No duraron mucho más. La crisis de "los tigres asiáticos" y la suspensión de
pagos de Rusia en el verano de 1998, no fueron predecidas por los
algoritmos diseñados por los premiados economistas, cuyos modelos les
sirvieron para ganar el premio de la academia sueca pero no para evitar el
desastre que se avecinaba. En septiembre de ese año, catorce de los
principales bancos de inversión del mundo acudieron al rescate de la
economía inyectando cientos de millones de dólares para impedir una crisis
financiera que podría haber sido devastadora. Tal desaguisado costó a los
contribuyentes norteamericanos, sin comerlo ni beberlo, tres mil seiscientos
millones de dólares. LTCM operaba con activos valorados en más de cien
mil millones de dólares cuando sus activos propios eran de poco más de mil
millones, un apalancamiento respecto al capital propio de doscientas
cuarenta veces. Un auténtico harakiri especulativo.
Como bien comentábamos líneas más arriba, los mercados financieros
son un arte y no una ciencia. Los modelos cuantitativos siguen el modelo de
los mercados eficientes: la fórmula 2 + 2 = 4 que hemos visto que en bolsa
no funcionan. Tener los mejores modelos matemáticos del Masachussets
Technology Institute (uno de los centros de investigación más prestigiosos
del mundo) no sirve para nada ante la intervención de factores humanos.
8.6. EL ÉXITO DEL ESPECULADOR
“Los únicos testigos que prueban el éxito de un especulador son sus herederos”.
◆◆◆
Y es el especulador que deja mucho dinero a sus herederos, el verdadero
especulador exitoso. Kostolany murió rico, lo que prueba su éxito. Todo lo
contrario que el también legendario especulador Jesse Livermore que murió
en la más absoluta ruina después de una azarosa vida sentimental y una
cierta tendencia a la autodestrucción (el humilde autor que suscribe estas
páginas estuvo tentado de incluirlo en el libro. ¿Quizás en una segunda
parte?).
“Quien tiene mucho dinero NO DEBE especular, quien tiene algo de
dinero PUEDE especular, quien no tiene nada de dinero DEBE especular”,
afirmaba en el prólogo de su magnífico libro El fabuloso mundo del dinero
y la bolsa, el maestro húngaro afincado en Francia. Quien tiene mucho
dinero NO DEBE porque no lo necesita. Puede vivir cómodamente del
cobro de dividendos, de su propio negocio, o de rentas inmobiliarias. Quien
tiene algo de dinero PUEDE especular, siempre que lo haga con dinero que
pueda permitirse perder. Quien no tiene dinero tampoco debería, pero si
decide hacerlo, DEBE vigilar sus niveles de apalancamiento para no perder
más dinero del que tiene y siempre asumiendo el gran riesgo que corre. Es
su única esperanza para ganar dinero más rápidamente.
La especulación es la gasolina que alimenta la economía. Los grandes
avances, desde la invención del ferrocarril hasta la aparición de internet,
han sido posibles gracias al capital aportado por pequeños y grandes
ahorradores que salen en busca de ganancias. La especulación además,
inyecta liquidez al mercado, imprescindible como hemos comprobado, para
insuflar energía a las bolsas. Cicerón ya advertía en el siglo I a. c. que la
especulación era el motor de la formación de capitales. Ya hemos
comentado con anterioridad que los especuladores no están bien vistos.
Pero la ventaja es que su presencia da dinamismo al mercado. Si todos los
participantes del mercado siguieran una estrategia buy&hold sería
imposible tener un mercado de valores con liquidez. Los compradores
comprarían sus títulos, los conservarían durante treinta años y cuando
quisieran retirar sus inversiones...¿a quiénes venderían los títulos?
8.7. “FAIT ACCOMPLI”
“Lo que todo el mundo sabe en bolsa, a mí ya no me interesa”.
◆◆◆
No se deje engañar. Cuando una información supuestamente confidencial
llega a sus oídos, todo el mundo la conoce y ya no se puede sacar partido de
ella. Los mercados financieros descuentan todas las noticias, tanto negativas
como positivas. Siempre lo hacen, más tarde o más temprano. Esto es
debido a lo que Kostolany llamaba fait accompli, o "hecho consumado" en
castellano. La supuesta información privilegiada tiene breve fecha de
caducidad por eso al titán húngaro no le interesaba lo que todos ya sabían.
Él iba en busca de lo que no sabía. “La ventaja en la bolsa se obtiene más
de lo que no se sabe que de lo que se sabe. Saber demasiado en ocasiones es
incluso perjudicial”. Comentaba en varios de sus libros.
Los especuladores expertos tienen sus propias fuentes de información.
Kostolany acudía de joven con su familia al balneario de Marienbad,
situado en los bosques de Bohemia para enterarse de chismes. Allí estaba en
el verano de 1914, cuando se produjo el asesinato del archiduque de
Austria, Francisco Fernando, que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
El magnicidio desató una fiebre especuladora brutal. Su hermano
Emmerich, empleado de banca, decidió especular con rafia (material usado
para tejidos) pensando que una guerra larga, tal y como se esperaba,
derivaría en un espectacular aumento de precio de todo tipo de
commodities, rafia incluida. Sin embargo, el imperio austrohúngaro derrotó
a Rusia en Tannenberg y el precio de la rafia bajó considerablemente. Todos
creyeron que la guerra se terminaría pronto y no haría falta la acumulación
de materias primas. El padre de Emmerich se vio obligado a liquidar las
deudas que su hijo había contraído. Poco después, Francia ganó la batalla
del Marne y la rafia volvió a subir... la guerra sería larga. A André, que por
entonces contaba con ocho años de edad, le marcó para siempre este hecho
y le sirvió para aprender su primera lección: todo depende de la oferta y la
demanda. Una segunda lección como propina: no especules si no sabes lo
que haces.
Otra historia interesante que le sucedió a Kostolany, y que da pie a una
profunda reflexión, se produjo a principios de los años 30 en el Hotel
Palace de St.Moritz, en Suiza. El hotel alojaba a personajes ilustres de la
época, como el actor Charles Chaplin y a gran variedad de magnates como
Andre Citroën o el dueño del conglomerado petrolero anglo-holandés,
Royal Dutch Shell. Por un error del botones, un telegrama destinado al
dueño de la petrolera, llegó a manos del especulador húngaro. En la misiva
se hablaba de una fuerte compra de acciones por parte de varios inversores
institucionales de todo el mundo. Kostolany, conmocionado, acudió al
mercado a comprar acciones de la empresa petrolera. En pocos meses el
valor había descendido un 70%. “Me dejé seducir por el sonido del arpa y
no escuché los cañones de guerra. En aquella época estábamos en la Gran
Depresión y yo especulaba a la baja. No me sentía cómodo apostando al
alza. No fui fiel a mis principios y me dejé llevar por una supuesta
información privilegiada que se demostró, a todas luces, errónea”.[5] Desde
entonces, no volvió a hacer caso de las informaciones tipo insider ya que
son los que están dentro del mundo financiero los que, a menudo, menos
saben del tema.
Pero probablemente la historia más rocambolesca sucedió con su
apuesta en corto sobre las acciones del fabricante sueco de cerillas,
Krueger&Toll. Se convirtió en una de sus operaciones más exitosas e hizo
bueno el dicho de que en bolsa es más importante lo que no se sabe. Ivar
Krueger emitía deuda corporativa de su empresa en Wall Street y el dinero
obtenido lo invertía en expandir su imperio de fósforos en Europa. Kreuger
buscaba llegar a acuerdos con países europeos para prestarles dinero a
cambio de establecer monopolios en la fabricación y venta de cerillas. En la
mayoría de los casos, las naciones aceptaban (recordad que era la década de
1930, de gran convulsión en los mercados de capitales y con grandes dudas
sobre la solvencia de la deuda soberana de países europeos). El negocio era
redondo: se apalancaba barato en Estados Unidos y Gran Bretaña para
prestar el dinero recibido en Europa (especialmente a las naciones con más
problemas como Alemania, Hungría y los países del Este) a intereses más
elevados y acaparando la totalidad de su cuota del mercado de fósforos.
Esta estratagema le reportaba jugosos beneficios con los que devolver la
deuda e incrementar aún más sus ganancias. André, ante la mala salud
económica de los principales estados europeos, dudaba de que éstos
pudieran hacer frente a los pagos y especuló a la baja. La operación no
parecía, en un primer momento, demasiado prometedora ya que las
acciones de la empresa permanecieron bastante estables por un tiempo. Pero
todo cambió una tarde de sábado en París. En los años treinta del siglo XX,
las bolsas americanas abrían los sábados por la mañana (hora del atardecer
en Francia). Kostolany pasaba la tarde junto a un compañero suyo, agente
de bolsa, en su oficina de los campos Elíseos tras asistir al funeral de estado
para despedir al ex primer ministro francés, Aristides Briand. Mientras
echaban un vistazo de última hora a las cotizaciones, observaron
gigantescas transacciones de compraventa en las acciones de Kreuger&Toll,
unos movimientos fuera de lo común. Cuando Kostolany acudió la mañana
siguiente a comprar la prensa, las principales portadas destacaban que Ivar
Kreuger se había suicidado. El socio de Kreuger había conseguido que la
noticia no se hiciera pública inmediatamente, por lo que su sociedad, junto
a unas pocas personas más que conocían la noticia, habían empezado a
desprenderse del valor, propiciando su caída. Un periodista norteamericano
llamado Michael Wilson destapó la noticia y el lunes, cuando abrieron los
mercados, las acciones de Kreuger&Toll se despeñaban. Kostolany cerró la
operación y se apuntó significativas ganancias. Kreuger se quitó la vida,
arruinado por su calamitosa operación. Muchos de los bonos habían
terminado sin tener colocación por el poco apetito por el riesgo del inversor
americano (recordemos que eran los tiempos de la Gran Depresión) y
habían quedado en depósitos como garantía por lo que no pudo usar el
dinero para contrarrestar los impagos de deuda estatal de las naciones
europeas (especialmente Alemania por hiperinflación). El genio húngaro
destaca en sus memorias que esta operación le quitó las ganas de operar a la
baja: “Especular en el lado corto es como tomar champagne mientras los
que te rodean no se pueden pagar ni un café. Ya no podía disfrutar de ello
nunca más”.
8.8. ESPECULADOR VS
APOSTADOR
“En la bolsa, especulación es permanente improvisación”.
◆◆◆
La mayoría de participantes de las bolsas de valores invierten como locos
aquí y allá, sin ningún criterio ni reflexión. Ya hace mucho tiempo que han
hecho de muchas bolsas un casino. Creen que son especuladores pero en
realidad son meros apostadores. Hay jugadores que compran valores y
cuando éstos alcanzan una revalorización del 10%, venden. En cambio,
mantienen las posiciones perdedoras. El resultado final es que obtienen
ridículos beneficios y abultadas pérdidas. Son los apostadores aficionados,
las manos blandas del mercado. El especulador destaca por hacer justo lo
contrario. Mantiene sus posiciones ganadoras y se deshace sin miramientos
de las perdedoras. No se conforma con pequeñas ganancias, puesto que con
pequeñas ganancias y grandes pérdidas, uno no puede aguantar demasiado
en el mercado. “Quién añora pequeñeces no merece grandezas”. Es uno de
los lemas preferidos del Maestro magiar.[6]
Un especulador es un estratega de largo plazo y no se deja influenciar por
el ruido del corto plazo. El jugador siempre apuesta al corto plazo
dejándose llevar por la corriente. Si entra en un casino, apostará al rojo si la
tendencia de las últimas partidas inclina la balanza a ese color (en realidad
la posibilidad es del 50%, puesto que el hecho de que haya salido más veces
la casilla roja en las últimas apuestas no significa que lo vaya a hacer en el
futuro). El especulador se mantendrá en la casilla del rojo si, tras un análisis
concienzudo de los hechos fundamentales, llega a la conclusión de que ésa
es la casilla correcta. El jugador, por el contrario, cambiará nervioso la
estrategia continuamente, sin ningún criterio ni sentido.
Los apostadores del mercado cometen una serie de pecados mortales que
les condenan a penitentes errores. Entre ellos: creerse más listos de lo que
realmente son; tragarse confidencias supuestamente secretas; tomar como
referencia cotizaciones antiguas; mirar continuamente la evolución de los
precios sobrereaccionando a cada movimiento que se produce y el
engrandecimiento de su ego a la más mínima operación satisfactoria. Pero
probablemente, el mayor error que cometen sea intentar recuperar lo
perdido. No debemos jamás obsesionarnos con las pérdidas sino mirar
adelante y concentrarnos en las siguientes operaciones. Agua pasada no
mueve molino. Pérdidas siempre habrán. El especulador exitoso tan sólo
debe concentrarse en tener más operaciones positivas que negativas y que
las ganancias de las operaciones positivas superen con creces las pérdidas
de las operaciones negativas y le irá bien en bolsa.
El especulador profesional debe ser reflexivo y preguntarse porqué debe
tomar posiciones en un valor, sector o país. Si la respuesta es afirmativa,
tener paciencia siguiendo la fórmula 2+2 = 5-1. A continuación, debe
mantenerse firme pero flexible, ante posibles cambios en el mercado que
supongan un cambio en la concepción de la idea que le llevó a realizar
dicha operación. Además, debe de ser lo suficientemente humilde para
admitir sus equivocaciones. Por último debe tener siempre una buena
situación de liquidez que le haga operar con la tranquilidad suficiente que le
permita no ceder a la presión de tener que vender antes de tiempo.
Otra diferencia primordial del especulador versus el apostador, tiene que
ver con la concepción que se tiene del mercado. El maestro de origen judío
lo resume en esta frase: “En la próxima fiebre del oro no invierta usted ni en
oro ni en buscadores de oro, invierta usted en picos y palas”.[7] Hay
infinidad de buscadores del preciado metal y su precio siempre oscila tanto
al alza como a la baja, mientras que siempre harán falta instrumentos que
extraigan el oro. Hoy día, existen muchos fabricantes de teléfonos móviles
que compiten entre ellos por precio. En lugar de invertir en estas
compañías, muy dependientes de los precios de las materias primas, la
evolución de las ventas y con alta competencia, resulta más provechoso
buscar fabricantes de piezas concretas que se usan en su fabricación. Las
ventas de teléfonos tienen sus picos y valles, según sus marcas esten más o
menos de moda. En cambio las piezas de fabricación y ensamblaje son
comunes a todos los aparatos, así que resultan más interesantes empresas de
semiconductores con una amplia cuota de mercado como hemos visto en el
capítulo 2, por ejemplo. Cada día hay más teléfonos móviles en el mundo
(se dice que más de uno de media por habitante) por lo que cada vez se
necesitan más los componentes indispensables para su fabricación.
Ocurre igual con la aviación. Las aerolíneas estan sufriendo lo indecible
este 2020 pero en este mundo globalizado seguirán siendo necesarios. Por
lo tanto, las compañías aéreas seguirán necesitando aviones para sus vuelos
comerciales. Pese al parón de la actividad, los dos principales fabricantes
(Boeing y Airbus, un oligopolio que acapara la casi totalidad de la
fabricación de aeronaves) tienen asegurados pedidos de estas empresas para
los siguientes ocho años. Aunque es posible que necesiten menos aviones y
su facturación se resienta, tienen trabajo casi asegurado (aunque siempre es
mejor no dar nada por sentado, como hemos comprobado a lo largo del
libro).
8.9. EL HUEVO DE KOSTOLANY
“No hay que seguir los acontecimientos con los ojos sino con la cabeza”.
◆◆◆
En bolsa, frecuentemente, hay que saber cerrar los ojos para ver mejor. Y
usar la cabeza para, como dice el especulador húngaro, “Mejor pensar una
hora sobre dinero, que trabajar toda una semana por él”. [8]
Kostolany creó el siguiente diagrama para explicar su teoría de los
mercados:
Es el famoso huevo de Kostolany. Observamos que se divide en un total
de seis fases: tres fases alcistas ( A1, A2 y A3) y tres fases bajistas (B1, B2
y B3). Vamos a examinar cada fase del ciclo con detenimiento:
A1. La economía comienza a despertar del letargo de una crisis. Los
bancos centrales inyectan liquidez a la economía. Las tasas de interés más
bajas reincentivan la inversión en acciones. Ratios PER en valoraciones
históricamente bajas. Atractiva relación precio-dividendo. Volumen de
operaciones relativamente bajo. Todavía se respira en el ambiente tensión y
angustia. Volumen de operaciones en corto comienza a descender. Alta
volatilidad. Los mercados empiezan a descontar las malas noticias.
Comienzan a entrar las manos fuertes al mercado. Primeras señales de
compra.
A2. Empieza la reactivación de la economía. Tipos de interés aún
bajando. Comienzan a llegar los beneficios empresariales. Las manos
fuertes van incrementando posiciones paulatinamente. Optimismo ante
perspectivas alcistas, altos volúmenes de compra y bajos volúmenes de
venta. Posibles malas noticias económicas no parecen afectar a los agentes
de mercado. Volatilidad controlada. Fase de mantener acciones
compradas en la fase A1 y de continuar acumulando posiciones.
A3. Es la fase de la exageración al alza. El optimismo da paso a la
euforia. Es probablemente el único momento en que todos los participantes
del mercado (99%) están felizmente de acuerdo y los precios no cesan de ir
hacia arriba. Los tipos de interés ya no bajan sino que comienzan a subir.
Continuamente llegan noticias de aumentos de beneficios empresariales.
Los grandes fondos, junto a los particulares, entran en juego. Fase de
distribución. Las manos fuertes comienzan a traspasar sus posiciones a las
manos débiles que cada vez son más numerosas en el mercado. En estos
momentos es cuando el limpiabotas le pregunta a Kostolany qué acciones
comprar y él vende ¡ojo!
B1. Los rezagados entran en acción. Los tipos de interés comienzan a
ser altos y se restringe la liquidez. Primeros síntomas de agotamiento. Los
beneficios empresariales se estancan. Dividendos elevados. Relación
precio-beneficio de las acciones alto. Comienzan a llegar las primeras
noticias negativas. Las manos débiles empiezan a vender en cadena. Las
manos fuertes aumentan las posiciones bajistas. El pesimismo se instala en
la bolsa y las cotizaciones comienzan a descender. Fase de venta.
B2. Fase de exageración a la baja. Las cotizaciones siguen
descendiendo y aumenta la operativa en corto. Los miedosos huyen
despavoridos y las cotizaciones caen dramáticamente. Volatilidad elevada,
caídas con volúmenes de venta altas y rebotes con volúmenes de compra
bajos. Las noticias económicas son cada vez más pesimistas. Suceden los
primeros despidos y recortes en las empresas. Distribución del dinero desde
las manos débiles hacia las manos fuertes que operan en corto y acumulan
efectivo. No hacer nada en esta fase.
B3. La bolsa está por los suelos. Pesimismo exacerbado. Los mercados
no reaccionan a las primeras medidas tomadas por gobiernos y banco
centrales. Malas noticias empresariales. Las cotizaciones siguen en
descenso, aunque menos. Los profesionales comienzan a tomar el mercado.
Empiezan a cerrarse las operaciones en corto y las manos fuertes empiezan
sus primeras compras con prudencia. ¡Atención! Debemos prepararnos
para un cambio de ciclo al alza. La fase A1 se aproxima.
La duración de los ciclos son imposibles de prever. Dependerá de lo
sobrevendido o sobrecomprado que esté el mercado, de la psicología de
masas y de la rápida actuación de los diferentes agentes económicos.
Toda la filosofía de inversión de André Kostolany se basa en la ley
de la oferta (dinero) y demanda (inversores). Como solía decir: “Si hay
más papel (dinero) que tontos (inversores), la bolsa baja. Si hay más tontos
que papel, la bolsa sube”.[9] La tendencia que determina la oferta y la
demanda dependerá de si para el vendedor es más urgente y necesario
desprenderse de sus acciones que para el comprador obtener acciones a
cambio de su dinero. Cuando el tenedor de acciones se ve con la presión
psicológica o material de tener que deshacerse de ellas, pero el potencial
comprador ni tiene prisa ni se ve en la necesidad de comprar, las
cotizaciones bajan. Aquí entra en juego la psicología de masas. El poseedor
de acciones que van a la baja siente la presión social de ver a todo el mundo
deshacer sus posiciones y, consecuentemente, se plantea venderlas él
también. El potencial comprador esperará pacientemente porque,
evidentemente, no tiene ninguna presión ni ninguna prisa para comprar. De
hecho, mientras sigue la tendencia a la baja, mayores posibilidades tiene de
conseguir precios aún mas asequibles en el futuro. Los compradores y los
vendedores se tantean mutuamente intentando, cada uno, sacar provecho de
la forzada situación del otro.
(T) Tendencia: (D) dinero + (P) psicología
Cuando los dos factores (dinero+psicología) son negativos, se producen
caídas bruscas en las cotizaciones. Cuando ambos factores confluyen
positivamente, suben las cotizaciones rápidamente. Cuando uno de los dos
factores se impone levemente al otro, se produce una tendencia lateral en el
mercado de valores.
En 2020, todo parece indicar que estamos en la fase B1. Si somos
inversores cautos, debemos esperar tiempos mejores. El mercado ha estado
una década subiendo de forma casi ininterrumpida y se encuentra
sobrecalentado. Se puede especular a la baja siempre que se tengan los
conocimientos y las herramientas adecuadas para hacerlo. Si no es así,
insistimos, alejarse del mercado por el momento.
Si tomamos las dos últimas grandes recesiones mundiales como
referencia, vemos que en el año 2000, tras la explosión de la burbuja
puntocom, el mercado tocó mínimos en 2003, que es cuando comienza el
punto de inflexión para la recuperación. Total: tres años de caída y cuatro de
recuperación (el caso del índice Nasdaq, fue más dramático ya que en 2003
retrocedió a niveles no vistos desde 1995). La crisis de 2007-08 provocó
una caída mucho más vertical. Si el índice S&P500 había caído un 45% en
el periodo 2000-2003, en 2007 la caída duraría la mitad, un año y medio
pero perdería un 50%. Recuperar el nivel anterior le llevaría cinco años al
índice americano. ¿Conclusión? ¿Es una caída pasajera por un mal
momento de mercado, como en el otoño de 1997 o en el verano del 98? ¿O
es, por el contrario, la antesala de algo mucho más grave como en 2000 o
2008? no se puede predecir, pero el inversor cauto e inteligente debe ajustar
sus estrategias de inversión y estar preparado por si la situación se agrava o
se alarga bastante más de lo previsto.
8.10. LIBERTAD FINANCIERA
“No hay que tratar de ser rico sino independiente”.
◆◆◆
El fin al que debe aspirar un especulador es a ser independiente
financieramente. En palabras de Platón: “La libertad consiste en ser dueño
de tu propia vida”. El especulador busca no tener que rendir cuentas ante
ningún jefe ni arrodillarse ante ningún cliente. Busca disponer libremente
de su tiempo. El tiempo es más importante que el dinero. Cada minuto que
transcurre no vuelve. El dinero viene y va, pero el tiempo sólo se marcha de
manera inexorable.
Buckminster Fuller fue un inventor, arquitecto y pensador, conocido por
desarrollar el método geodésico, fundamental para la construcción de
cúpulas. Según le gustaba explicar, la riqueza se mide por la cantidad de
tiempo que una persona es capaz de vivir por sus propios medios, sin
necesidad de recurrir a rentas proporcionadas por un trabajo. Un ser
humano que gasta diez mil euros al año y posee un patrimonio de cien mil
tiene una libertad financiera de diez años. Por el contrario, alguien que
gasta cien mil al año y arroja un saldo patrimonial de cien mil sólo tiene una
riqueza financiera de un año. Existen diversas varas para medir la riqueza,
algunas poco convencionales como la del profesor Fuller, pero queda claro
que una persona puede tener mucho dinero y poca libertad financiera. Son
dos conceptos mucho más opuestos de lo que podría parecer a priori. De
hecho, se puede tener poco dinero y ser libre financieramente.
Parafraseando al filósofo Henry David Thoreau: “Un hombre es rico en
proporción a las cosas que puede desechar”.
La ventaja del especulador o inversor bursátil exitoso es que no necesita
trabajar ya que el dinero nunca duerme, está trabajando mientras uno está
con su familia o en la playa. El dinero es un fiel soldado, un buen siervo.
Para el resto de mortales es un malvado amo que los esclaviza. La clave
consiste pues, en convertir el dinero en nuestro siervo para evitar que sea
nuestro amo. Aunque al principio es probable que tengamos que trabajar
duro por nuestro dinero, a medida que aprendamos el modo en que funciona
el mundo de la bolsa, será el dinero quien termine trabajando duro para
nosotros.
Según Aristóteles: “La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en
la posesión”. ¿De qué nos sirve tener mucho dinero si no podemos disfrutar
de él? No andar agobiados por ir escasos de plata es media vida. A muchos
no les llega el mes al final del sueldo... La tranquilidad económica provoca
decisiones más meditadas, permite el lujo de prescindir de la deuda y el
acceso a mejores servicios (educación y/o salud). Una vez cubiertas las
necesidades básicas, el especulador puede concentrarse en operar mejor
hasta llegar un punto en que con más debe hacer menos porque es el dinero
el que trabaja por él, y por ende, el puede trabajar menos. Vida sólo
tenemos una, aprendamos a disfrutarla.
En el mundo laboral, la renta del trabajo soporta una carga
impositiva progresiva: a medida que un trabajador gana más, debe
pagar mayores impuestos. Las tasas por ganancias de capital, por el
contrario, se mantienen estables a partir de ciertas cantidades. Un
empleado residente en España que gane cien mil euros al año puede llegar a
pagar un 45% de su renta al fisco, mientras que un inversor que gane la
misma cantidad en la bolsa, pagará únicamente un 21%, aproximadamente
(un 19% por sus primeros seis mil euros, un 21% hasta los siguientes
cincuenta mil y un 23% por el resto), por lo que cada año que transcurra, se
irá abriendo una brecha patrimonial cada vez mayor entre las dos personas.
Es la razón principal por la que los ricos son cada vez más ricos y los
pobres cada vez más pobres. Así que, además de desgastarnos física,
emocional y mentalmente, nos empobrecemos. No obstante seguimos
trabajando ¿tiene esto sentido? “No quiero ganarme la vida, quiero vivir”,
escribió Oscar Wilde. La clave para vivir con libertad financiera es ir
transformando paulatinamente nuestras rentas de trabajo en rentas de
capital.
André Kostolany fue un gran vividor en el mejor sentido de la palabra.
A la hora de confeccionar el capítulo he tenido que sintetizar muchísimo
porque sus vivencias son una fuente interminable de anécdotas exquisitas y
podría haber escrito páginas y más páginas con su apasionante vida en los
parqués y fuera de ellos. Ocho décadas de experiencia en los mercados
financieros dan mucho de sí.
CAPÍTULO 9: GEORGE SOROS
“No importa para nada si tienes razón o no. Lo verdaderamente importante es cuánto
ganas cuando tienes razón, y cuánto pierdes cuando te equivocas”.
◆◆◆
Györgi Schwartz, más conocido como George Soros, nació en Budapest
en 1930, en el seno de una familia judía. Huyendo del yugo del nazismo, se
estableció en Inglaterra donde cursó estudios de economía. Llegó a trabajar
de camarero para costearse la carrera. A finales de los años cincuenta,
marchó a Estados Unidos para trabajar y dirigir varios fondos de inversión
en Wall Street. En 1973, fundó Soros Fund Management, semilla de
Quantum Fund. En septiembre de 1992, saltó a la palestra por apostar
contra la Libra Esterlina y causar la bancarrota del Banco de Inglaterra. Se
le calcula una fortuna personal de cinco mil millones de dólares
aproximadamente. Preside la Soros Fund Management y el Open Society
Institute. Se retiró recientemente de su cargo de director del fondo Quantum
aunque sigue invirtiendo por su cuenta. Destaca también por sus actos
filantrópicos y su activismo político. Como escritor ha publicado ocho
libros: La crisis del Capitalismo Global, Globalización y La Tormenta
Financiera, entre otros.
9.1. LAS BUENAS INVERSIONES
SON ABURRIDAS
“Si te estás divirtiendo, si la inversión es entretenida, probablemente estás perdiendo
dinero. Las buenas inversiones son aburridas”.
◆◆◆
Soros obtuvo ganancias de un 30% anualizado durante los años en que
estuvo al mando del fondo Quantum del que fue co-fundador junto al
también legendario inversor, Jim Rogers. Soros, en contraposición a otros
inversores cuya vida pública pasa desapercibida, es mucho más conocido
por el gran público debido a su activismo político. No en vano, ayudó a
financiar la candidatura presidencial de Hillary Clinton, realiza donativos
regularmente a Greenpeace y apoya a colectivos feministas, entre otras
causas. Su figura despierta recelo por ser visto como un tiburón de las
finanzas. Lo cierto es que lo es. Pero también es un excelente Growth
Investor, lo que le ha reportado inmensos beneficios en su larga carrera
inversora que abarca sesenta años. La polivalencia para destacar en diversos
campos como el arbitraje, los futuros sobre materias primas o el mercado de
divisas, hace de Soros un inversor con un rasgo diferenciador.
La inversión en valores de crecimiento, o Growth Investing, parte de
la idea de que el factor más importante de una inversión no es el precio
de adquisición de un valor concreto (fundamental desde el punto de
vista de la inversión en valor) sino que lo realmente importante es la
capacidad de crecimiento de la empresa en el medio y largo plazo. De
esta manera, el retorno de la inversión vendrá determinado por la capacidad
de la compañía de obtener tasas de crecimiento por encima de la media y
que dicho crecimiento se vea reflejado en la cotización de la empresa. Por
lo tanto, el enfoque de la inversión en crecimiento a la hora de invertir
difiere bastante del de la inversión en valor.
Como norma general, se identifica la inversión en valor con sectores de
crecimiento menores con valoraciones más bajas que la media, como
telecomunicaciones, sector financiero o bienes de consumo mientras que la
inversión en crecimiento se relaciona más con sectores que cotizan con
valoraciones que, generalmente, están por encima de la media del mercado
como el negocio tecnológico o el de consumo discrecional. Aunque
estadísticamente, a largo plazo, parece que la inversión en valor ha
generado ganancias más significativas que la inversión en crecimiento,
Soros ha sido capaz de batir a muchos gestores de Value Investing.
Durante toda la vida de una empresa, ésta atravesará distintas fases. Por
lo que, en un momento determinado, una compañía puede ser infravalorada
por el mercado y resultar ideal para una estrategia value, como más adelante
formar parte de un sector que viva un boom y convertirse en una compañía
de tipo Growth. Ambas estrategias, por otro lado, no son excluyentes pero
demandan un enfoque muy distinto. Un factor que puede considerar el
inversor es desarrollar una estrategia que combine ambas filosofías de
inversión.
En 2016, el Quantum Fund Management inyectó trescientos cinco
millones de dólares en Solar City, productor de paneles solares que se
fusionó con Tesla Motors. Tesla es el clásico ejemplo de empresa de alto
crecimiento. Salió a bolsa en 2010 a un precio de 19.20 $ y diez años
después su precio ronda los cuatrocientos cincuenta dólares, habiendo
tocado máximos en novecientos. Un Value Investor difícilmente colocaría
su capital allí: PER elevado, beneficios dudosos (mas bien es una empresa
que pierde dinero), sector de moda, y alta competencia. Sin embargo, al
inversor en crecimiento lo que le interesa es que el precio de la acción se ha
multiplicado por veinticinco en diez años, múltiplos difíciles de ver en
empresas que encajan con un perfil value. Soros posee participaciones en
más valores tecnológicos famosos como Alphabet (Google) o ebay que le
reportan jugosos beneficios anualmente.
Por otro lado, Soros tiene abiertas posiciones en empresas como
Mondelez, multinacional del sector de la alimentación (que incluye marcas
como Chips Ahoy, los chicles Halls y el chocolate Milka), la farmaceútica
Grifols, o Tiffany´s que encajarían mejor en un perfil defensivo.[1] Este
quizás es uno de los rasgos más destacados de Soros. Sabe adaptar su estilo
de inversión según las oportunidades que ofrece el mercado. El maestro
húngaro es un camaleón que cambia su piel e intenta adaptar su estilo de
inversión al momento de mercado. Los principios de inversión no son
inmutables. Cuando dejan de funcionar dejan de ser principios válidos.
Mejor no aferrarse a ellos a muerte no vaya a ser que estemos equivocados.
Mejor atenernos a los principios de Marx (Groucho, no Karl): “Estos son
mis principios, si no le gustan tengo otros”.[2]
9.2. CONCEPTO DE FALIBILIDAD
“Una vez nos damos cuenta de que el entendimiento imperfecto viene implícito en la
condición humana, no hay ninguna vergüenza en equivocarse, sólo en fallar en corregir
nuestros errores”.
◆◆◆
Según citaba un famoso escritor: “Cuando las ideas fallan, las palabras
resultan de gran utilidad”. Las palabras son excusas en el mundo de la
bolsa. Las cifras son las palabras del mundo financiero. Si se acierta, se
gana dinero. Si se falla, se pierde dinero, punto. Cuando una idea no resulta,
inventar excusas no nos salvará de la quema. Nos salvará la rápida asunción
del error cometido. Pese a ser famoso por hacer quebrar al Banco de
Inglaterra, en la probablemente, mayor acción especulativa de la historia de
la bolsa, es justo decir que también ha tenido varias operaciones fallidas que
le han hecho perder mucho dinero. En el año 2000, Quantum era el mayor
Hedge Fund del mundo con activos por valor de diez mil millones de
dólares bajo gestión. Sin embargo, la explosión de la burbuja de internet de
comienzos de la década significó una caída severa para Soros y su fondo,
perdiendo alrededor de un 60% de valor debido a la alta exposición de
Quantum a valores tecnológicos. Soros decidió reestructurar la empresa. El
magnate comunicó dicha reestructuración a través de una carta a los
accionistas en la que explicaba que iba a fusionar Quantum Fund y
Quantum Emerging Growth Fund para transformarla en el Quantum
Endowment Fund. La intención era convertir Quantum en un fondo de
menor riesgo y menos especulativo. La gestión quedó en manos de un
asesor exterior, y el, hasta entonces, director ejecutivo Duncan Hennes y el
prestigioso asesor Stanley Druckenmiller presentaron su dimisión.
Como inversores debemos tener la suficiente flexibilidad para
adaptarnos a las circunstancias en las que el mercado nos sitúa e introducir
los cambios necesarios que resulten imprescindibles para llevar a cabo
nuestras estrategias de inversión. Si alguien de la experiencia y
conocimiento del mercado como Soros falla en ocasiones, resulta lógico
pensar que nosotros también podemos errar. En estos casos, la inacción
puede resultar fatal. El apego a unas acciones o fondos nos puede llevar al
más absoluto de los desastres. “Únicamente soy rico porque sé cuando
estoy equivocado. Básicamente he sobrevivido reconociendo mis errores”,
afirma.[3] En 2008 asumió posiciones en Lehman Brothers poco antes de su
bancarrota. Aceptó su error, analizó en qué había fallado, y, apenas un año
más tarde, entraba en el capital de IndyMac Bank. Una operación por valor
de catorce mil millones de dólares que le permitió tener bajo control un
banco con ciento sesenta mil millones en activos como préstamos,
inversiones y depósitos. El rescate bancario promovido por la reserva
federal daba sus frutos y todas las empresas financieras del país
comenzaron a remontar el vuelo. Inversores de la categoría de Soros tienen
una especial habilidad para saber anticiparse a los acontecimientos y hacer
leña del árbol caído. “No soy mejor que ningún trader. Sólo soy más rápido
asumiendo las pérdidas y en moverme a la próxima operación”, señala.[4]
Las pérdidas forman parte del juego. Saber asumirlas es fundamental para
no tropezar una y otra vez con la misma piedra. El ser humano detesta errar
y sobretodo, odia reconocer que ha fallado. Esta capacidad para la asunción
de errores ha sido una de las claves para convertir a Soros Fund
Management en el segundo fondo de cobertura más grande por número de
activos de la historia, tan sólo por detrás de Bridgewater Associates (ver
capítulo 7).
Cuando el inversor húngaro entra en el capital de una compañía, abre
inicialmente una posición pequeña. Si el mercado le da la razón, continuará
aumentando posiciones paulatinamente (estrategia que hemos visto en el
capítulo 6 dedicado a Bill Gross). Si el mercado le da la espalda, vende su
posición, asume la pequeña pérdida y pone su foco en encontrar otras
empresas o productos financieros donde invertir o especular.
9.3. VISIÓN DE MERCADO
“Los mercados financieros son generalmente impredecibles. Uno debe prever diferentes
escenarios. Pensar que se puede predecir lo que pasará, contradice la manera en que yo veo
los mercados”.
◆◆◆
Nadie, absolutamente nadie, puede predecir el futuro. Sí podemos, en
cambio, analizar pasado y presente para prever qué puede pasar en el
futuro. Aun así, aunque acertemos en nuestra predicción, no podemos saber
con exactitud el momento en que ésta se producirá. En 2018, tras vivir el
peor año en las bolsas desde la crisis de 2008, muchos analistas predijeron
que la recesión acechaba en 2019. Se equivocaron. 2019 finalizó con una
revalorización cercana al 30% en los principales índices norteamericanos.
Incluso 2020 empezaba con subidas en torno al 10% tras los meses de enero
y febrero. Entonces, la propagación del coronavirus provocó caídas incluso
más virulentas que tras la quiebra de Lehman Brothers. Los principales
índices mundiales arrojaron unas pérdidas de entre el 25 y el 30% en el
negro mes de marzo (justo el mismo mes en que había explotado la burbuja
puntocom veinte años antes) aunque es justo decir que los mercados se
recuperaron mucho antes de lo previsto. Los Hedge Fund tienen la ventaja
de poder sacar partido de las anomalías de mercado.
Los fondos de cobertura utilizan estrategias de cobertura, valga la
redundancia, como técnica para reducir o eliminar el riesgo derivado
de la fluctuación del precio del activo subyacente. Se utiliza para, entre
otras cosas, no tener que deshacer una posición ya abierta, vendiendo otra
correlacionada con el activo subyacente. Imaginemos que compramos
acciones de la empresa X a diez euros y suben a veinte, pero debido a sus
malos resultados pensamos que va a bajar. En lugar de vender las acciones,
nos protegeremos con una posición corta en el futuro de la acción para
asegurar la ganancia. Cuando la tendencia negativa desaparezca, cerraremos
la posición en el mercado de futuros con la ganancia y continuaremos en
posesión del valor para que reanude su tendencia alcista. De esta manera,
no tenemos que desprendernos del activo si no nos interesa y conseguimos
unos beneficios adicionales con la posición contraria. Esta estrategia en
concreto se denomina Long-short, la cual Quantum opera magistralmente.
También podemos hacer coberturas utilizando opciones con las estrategias
Covered Call y Buy Write (ver capítulo 7).
El domicilio fiscal del fondo Quantum está en la isla de Curaçao,
situada frente a la costa de Venezuela, en pleno Caribe. Curaçao es un
paraíso fiscal que actúa como miembro asociado de la Unión Europea, lo
que resulta ideal para grandes patrimonios europeos. Las personas físicas
residentes en los Estados Unidos, en cambio, lo tienen vetado. El beneficio
obtenido por los partícipes no tributa en la isla, sólo lo hace en el momento
en que el capital es repatriado. Los clientes del fondo deben notificar por
escrito su deseo de acceder a retiradas de capital y éstas se abonan en unos
tres meses. Esto impide a Quantum tener que hacer operaciones de manera
apresurada. El fondo cobra entre un 15 y un 20% de comisión sobre las
ganancias. Los fondos de inversión libre que operan en Europa acostumbran
a tener domiciliadas sus empresas en territorios de baja o nula tributación
como Luxemburgo y Liechtenstein.
9.4 CONCEPTO DE "FALACIA
FÉRTIL"
“Los mercados están constantemente en estado de incertidumbre y cambio, y a menudo el
dinero se gana descontando lo obvio y apostando a lo inesperado”.
◆◆◆
Soros acuñó un término llamado "falacia fértil" que nos ayuda a arrojar un
halo de verdad sobre las burbujas. Imaginemos que se anuncia que una
empresa farmacéutica ha desarrollado una vacuna que cura el COVID-19.
Los inversores acudirán en masa al mercado provocando que las acciones
de dicha empresa se disparen. Un día se descubre que el anuncio era falso y
los inversores dejan de comprarla. La acción se derrumba pero los
espabilados ya han hecho su agosto. Eso ocurre con frecuencia en los
mercados financieros (rumores de fusiones, OPAS , bulos...). Una falacia
fértil es una mentira que se torna rentable para los que la difunden. En
realidad las vacunas sirven como prevención y, por tanto, el supuesto
anuncio de una vacuna que "cure" el COVID-19 es, intrínsecamente, una
mentira que el inversor acepta como realidad, acude apresuradamente a
comprar la acción y se lleva un batacazo.
En España tenemos un ejemplo claro con la burbuja inmobiliaria de los
años 2000. La creencia de que la vivienda siempre sube es una falacia fértil
que favorece a uno de los sectores con mayor peso en la economía. El
inmobiliario es un sector gigantesco que proporciona ganancias millonarias
a bancos, constructoras, notarías y agencias inmobiliarias. Crea millones de
empleo de manera directa e indirecta y, a todos los agentes económicos, les
interesa alentar la falacia de que la vivienda siempre sube. De esta manera,
los vendedores pueden inflar los precios de sus inmuebles para que todos
los agentes que participen en él consigan sacar tajada.
Y entonces ocurre lo inesperado. Los precios alcanzan valores que rozan
el absurdo. Se ofrecen zulos a precio de chalet en La Moraleja, nadie quiere
comprar a esos precios desorbitados y explota la burbuja. ¡Es que no había
ocurrido antes!¡a mí me dijeron que la vivienda era una apuesta segura!
Que algo no haya ocurrido antes no significa que no pueda suceder en el
futuro. Así pues, debemos descontar lo obvio (lo que los demás dan por
descontado) y apostar por lo inesperado (lo que los demás dan por
esperado). Como dejó escrito Sun Tzu en El arte de la guerra: “Cualquier
movimiento inesperado siempre tiene más impacto y es más rentable que
uno esperado”[5] (aunque no fue para nada rentable para los que adquirieron
pisos en el punto máximo de la locura, desde luego).
La gran operación de la vida de Soros, la apuesta contra la Libra
Esterlina (que más adelante detallaremos) se basó en la falacia fértil de que
el Gobierno de Inglaterra y su banco central podrían salvar su divisa si ésta
tenía problemas (lo que se considera obvio). Soros apostó a lo inesperado: a
que el gobierno no podría salvar la divisa y ganó la apuesta.
9.5. CONCEPTO DE REFLEXIVIDAD
“Las burbujas del mercado de valores no crecen de la nada. Tienen una base sólida en la
realidad, pero la realidad está distorsionada por un malentendido”.
◆◆◆
Otro término introducido por el especulador de origen judío es el de
"reflexividad", por lo menos a lo que a los mercados financieros se refiere
ya que realmente el concepto no lo acuñó él. Soros es un gran aficionado a
la filosofía y cuando estudiaba en la London School of Economics tuvo de
profesor al filósofo Karl Popper, padre del concepto.
Según la teoría de la reflexividad, la comprensión humana,
inherentemente imperfecta, ayuda a forjar la realidad en la que vivimos: el
error inherente a la percepción humana afecta a los acontecimientos, que a
su vez, afectan a la percepción, con lo que se establece un círculo de
causalidad o reflexividad. El concepto de reflexividad en economía se
refiere a el efecto de refuerzo de la confianza (error de percepción), en el
que el aumento de precios atrae a más compradores al mercado (afectación)
impulsando aún más al alza los precios hasta llegar un punto en que se
vuelven insostenibles y entonces se revierte el proceso, colapsando el
mercado (círculo de reflexividad). “Todas las burbujas del mercado
comienzan con una tendencia que puede observarse en la realidad y una
confusión al respecto de esa tendencia. Los dos elementos interactúan de
forma reflexiva”, destaca.[6]
La gran especialidad del magnate europeo es el trading de divisas.
El mercado FOREX es un mercado mundial dedicado al intercambio
de divisas. El término FOREX es una abreviación de Foreign exchange
Market. Es, con una gran diferencia sobre el resto, el mercado
financiero más grande del mundo con un movimiento diario de cuatro
trillones de dólares. Casi un tercio del volumen de este mercado se
negocia en Londres y la divisa más negociada es el dólar americano
(USD), reserva de divisa mundial. Otras divisas importantes son el euro
(EUR), la libra esterlina (GBP), el yen japonés (JPY) y el franco suizo
(CHF). El trading de divisas se puede realizar las veinticuatro horas del día,
cinco días por semana. Los tipos de cambios cotizan haciendo referencia a
dos monedas que son conocidas como par de divisas. Las más importantes
en cuanto a volumen de negociación y liquidez son el EUR/USD, el
USD/GBP, el USD/JPY y el USD/CHF. La divisa nombrada en primer lugar
es la divisa base y la segunda es la secundaria. La divisa base es siempre
igual a una unidad de esa divisa:
DIVISA BASE DÓLAR (USD )/ DIVISA SECUNDARIA EURO (EUR) 1$/0,90€
Cuando los pares de divisas cotizan, creadores de mercado y traders
lanzan sus precios de oferta y demanda (BID/ASK). Los precios cotizan
siempre desde el punto de vista del creador de mercado:
0,90€/0,95€
Si queremos comprar cien mil dólares, deberemos pagar el precio más
alto de los dos y desembolsar noventa y cinco mil euros. Si queremos
vender cien mil dólares obtendríamos el precio menor de los dos, es decir
noventa mil euros. A esta diferencia entre los precios se le denomina
SPREAD o "horquilla de precio".
Cuando un tipo de cambio se revaloriza significa que el valor de la
moneda base está subiendo en relación a la moneda secundaria.
Cuando un tipo de cambio se deprecia, quiere decir que el valor de la
moneda está bajando en relación a la moneda secundaria. El
movimiento de los precios de las divisas se expresa en PIPS, acrónimo de
Percentage in Points. El movimiento mínimo es de un pip que equivale a
0,0001 en el caso del par USD/EUR y en el de la gran mayoría de pares
negociados. La excepción es el yen japonés que cotiza con dos decimales:
0,01.
Las divisas se negocian en lotes estandarizados de cien mil unidades de
la divisa base. Existen también mini lotes a diez mil unidades y micro lotes
a mil unidades con altos niveles de apalancamiento para los inversores
minoristas (entre nosotros, poco recomendables).[7]
En Noviembre de 1989, la caída del telón de acero abrió nuevas
expectativas de aperturismo en Europa Occidental. La ansiada democracia
llegó a buena parte de las naciones que configuraban la Europa del Este.
Uno de los eventos más celebrados fue la reunificación de las dos
Alemanias en Octubre de 1990. Stanley Druckenmiller, asesor de Soros,
intuyó que la tremenda desigualdad entre la RFA y la RDA podía llevar al
marco alemán a fuertes presiones, cosa que finalmente sucedió,
deprimiendo la divisa alemana a niveles casi insostenibles. El Soros Fund
Management apostó a una futura revalorización de la divisa germana y
paulatinamente añadió nuevas posiciones en el par marco/dólar hasta
alcanzar la cantidad de dos mil millones de marcos. El plan dio los frutos
esperados generando un beneficio de aproximadamente quinientos millones
de dólares.
9.6. DAY TRADING
“Nunca perdí dinero. Pagué por obtener lecciones”. Jordan Belfort.
◆◆◆
Se conoce como day trading, o operativa intradía, a las operaciones
financieras que se llevan a cabo (apertura y cierre de posición) en el
mismo día, aprovechando, en la mayoría de los casos, el
apalancamiento financiero. Los Hedge Fund, como grandes instituciones
que son, utilizan el day trading para ganar dinero a muy corto plazo. En los
últimos años, este tipo de operativa se ha abierto al inversor minorista. El
day trader usa el análisis técnico para determinar si debe operar al alza o a
la baja. Los day trader utilizan gráficos de corto plazo (1, 3, 10, 30 y 60
minutos) como apoyo en sus decisiones. El objetivo de la operativa intradía
es conseguir beneficios día a día y evitar las fluctuaciones que pueden darse
cuando los mercados están cerrados, así como la aparición de gaps en las
cotizaciones. Se puede operar con acciones, índices, materias primas,
futuros y opciones entre otros instrumentos financieros.
Las principales ventajas del day trading son:
1) Evitar colapsos bursátiles cuando los mercados están cerrados. El
dinero descansa en una cuenta asociada.
2) Posibilidad de recogida de beneficios a diario.
3) Gestionar uno mismo sus propias operaciones.
4) Apalancamiento financiero.
Las principales desventajas del day trading son:
1) Comisiones: al operar con mayor frecuencia, se incrementan los
costes en comisiones y gastos de compraventa. Dependerá en gran
medida del bróker elegido, ya que las comisiones varían entre unos
y otros.
2) Control del apalancamiento: un excesivo apalancamiento puede
provocar pérdidas potenciales mayores al dinero invertido sino se
realizan coberturas adecuadas.
3) Gestión monetaria: un control inadecuado de la gestión monetaria
puede hacernos acumular muchas pequeñas malas operaciones que
nos expulsen del mercado.
4) Psicotrading: una mala gestión del control emocional es muy
perjudicial en este tipo de operativa.
Existen diversas estrategias de day trading. Una de las más utilizadas es
el scalping. Los operadores de scalping hacen muchas operaciones al
día buscando obtener pequeñas ganancias con cada operación en un
breve espacio de tiempo (normalmente minutos). Esta técnica no resulta
demasiado adecuada en periodos de alta volatilidad ya que se debe operar
con stop-loss muy ajustados y productos muy volátiles nos pueden dejar
fuera de juego mucho antes de lo deseado de las operaciones. En los
últimos tiempos, se ha popularizado una nueva herramienta llamada Social
Trading en la que un trader puede seguir las operaciones de un trader
profesional y replicar sus operaciones.
También se ha extendido últimamente el llamado "trading de alta
frecuencia" o High Frequency Trading, en inglés. Es como la técnica de
scalping pero a lo bestia, usando supercomputadoras que pueden realizar
cientos de miles de transacciones por nanosegundo consiguiendo enormes
ganancias para los dueños de los Hedge Fund, que son los que pueden
pagar alquileres de locales que rondan los seis mil dólares mensuales y
donde se guardan dichas computadoras. Los programadores son expertos
ingenieros, físicos y matemáticos que utilizan complejos algoritmos para
desarrollar sus sistemas de trading. Esta operativa ha propiciado varios
momentos de polémica en los mercados financieros. El 6 de Mayo de 2010,
se produjo lo que los expertos denominan un flash crash. Ese día, al poco
de abrir los mercados norteamericanos, el índice Dow Jones Industrial se
desplomó seiscientos puntos en un lapso de veinte minutos. La caída a nivel
intradía fue de mil puntos durante cinco de esos veinte minutos.
Transcurrido ese breve periodo, el índice se recuperó rápidamente. Esos
días los mercados habían permanecido volátiles, en gran parte, debido a la
crisis de deuda que azotaba a Grecia. Las investigaciones posteriores
determinaron que un Hedge Fund con base en Londres, había aprovechado
el HFT para hundir los precios con miles de operaciones a la baja para
provocar el hundimiento del mercado y obtener ganancias con la caída de
las cotizaciones y su consiguiente subida. El 15 de Octubre de 2014 ocurrió
un hecho similar en el mercado de bonos norteamericano.
Existe un sistema de trading más relajado conocido como swing
trading. Este sistema no implica necesariamente abrir y cerrar
operaciones en el mismo día. Esta operativa trata de aprovechar la
tendencia predominante, buscando plazos temporales más largos, con
apalancamientos menores, atenuando así, tensiones emocionales. Para el
análisis técnico de esta operativa, se necesitan gráficos temporales más
largos de entre quince minutos y cuatro horas. La desventaja es que
corremos riesgo overnight (el lapso de tiempo que transcurre entre el cierre
del mercado y su apertura al día siguiente) y que puede generar pérdidas
superiores a lo esperado puesto que nuestro stop puede ser superado debido
a un hueco o gap en la cotización (ver capítulo 5).
9.7. ¡MÁS TEQUILA!
“El dinero es como el agua para el sediento. Cuanta más agua bebe, más sediento se
siente”. Arthur Schopenhauer.
◆◆◆
En diciembre de 1994, se desató una crisis de deuda en México que fue
bautizada como "efecto tequila" y tuvo enormes repercusiones, a posteriori,
en naciones como Guatemala, Venezuela, Colombia y, muy especialmente,
en Argentina (efecto Tango). En 1988, el presidente mexicano Carlos
Salinas de Gortari, decidido a solucionar los problemas financieros de años
anteriores, diseñó un ambicioso proyecto para privatizar grandes empresas
estatales (entre ellas la banca) para generar fondos que dotaran al país
centroamericano de infraestructuras modernas. El presidente acordó, junto a
Estados Unidos y Canadá, un tratado de libre comercio que permitió a la
nación la entrada de capital extranjero y que propició un rápido desarrollo
económico. México se convirtió en el estado emergente de moda.
En 1994, el olfato de Soros le llevó sobre el rastro del país
latinoamericano. Sus estudios concluían que el peso (divisa mexicana)
estaba al menos un 20% sobrevalorado repecto a su cambio con el dólar
(moneda base). Además, ese era el último año de mandato de Salinas, por lo
que incrementó el gasto público para influir en la elección de su compañero
y sucesor Ernesto Zedillo, generando un alto déficit. Para financiar ese alto
déficit, Salinas emitió deuda a corto plazo, "Tesobonos", emitidos en
dólares. 1994 no fue nada fácil en el plano político. Las revueltas en el
estado insurgente de Chiapas y el asesinato de los candidatos
presidenciales, Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu,
elevaron la preocupación de los inversores que empezaron a desprenderse
masivamente de los bonos, vaciando las reservas del Banco Central de
México. Al ser año electoral, un incremento de los tipos de interés resultaba
impopular, por lo que el gobierno decidió comprar deuda mexicana para
mantener la base monetaria e impedir la desaceleración económica. Sin
embargo, el resultado no fue el esperado sino el opuesto y los inversores
siguieron retirando sus títulos de deuda. Soros intuyó que, en un momento u
otro, México debería dejar flotar su divisa como terminaría ocurriendo.
El Primero de Diciembre, Ernesto Zedillo toma posesión del cargo de
presidente y su primera decisión es fijar una flotación máxima de entre
2,70-4 pesos por dólar, desde una base de 3,4 pesos de media anual ese año
1994. La desconfianza se extendió y los especuladores (Soros entre ellos)
empujaron a la divisa fuera de los márgenes establecidos hasta un máximo
de 7,20 pesos por dólar. Estados Unidos, de la mano de Bill Clinton, y
sorteando los obstáculos del senado que culpaba al tratado comercial de la
situación en México, envía un paquete de veinte mil millones de dólares
para adquirir pesos. Más tarde se uniría el FMI con diecisiete mil millones
más y Canadá con diez mil millones. 1995 y 1996 fueron años de duros
ajustes, pero en 1997 merced a las exportaciones, la economía mexicana ya
generó crecimiento y la fluctuación del peso se estabilizó. Soros se enfundó
una ganancia aproximada de novecientos millones de dólares en esta
operación.
9.8. FELINOS ORIENTALES
“Si no estás dispuesto a arriesgar lo inusual, tendrás que acostumbrarte a lo ordinario”.
Jim Rohn.
◆◆◆
Los flujos monetarios se encauzan siempre hacia aquellos lugares donde
mayor rentabilidad se obtiene. A finales de la década de 1980 y principios
de la década de 1990, el sureste asiático parecía ser ese lugar. El prestigioso
economista Paul Krugman hablaba de milagro asiático gracias a la
prosperidad de los países que formaban parte del ASEAN (acrónimo de
Asociation of South East Asian Nations). Las diez naciones que la
componen son: Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar,
Singapur, Filipinas, Tailandia y Vietnam. Estos países crecían a unas tasas
de entre el 8% y el 12% anual de media. Grandes capitales extranjeros
comenzaron a invertir dinero en estas crecientes economías, incluso algunas
de ellas como Singapur, se convirtieron en centros financieros. Los bajos
tipos de interés animaban las inversiones, la mano de obra era barata y se
produjo un enorme crecimiento en ciertos sectores (el inmobiliario
principalmente) donde los precios y el apalancamiento alcanzaron niveles
de burbuja. Tras ocho años de bonanza, la FED, comandada por la
"exhuberancia irracional" de su presidente Alan Greenspan, había puesto en
marcha una serie de estímulos que devolvió el interés por invertir en
Estados Unidos. El dólar se encareció, perjudicando a las divisas asiáticas
en su cambio frente a la divisa norteamericana. Además, durante el lapso de
tiempo que transcurrió entre 1993 y 1996, la deuda externa de las cuatro
principales economías del ASEAN registraron medias superiores al 100%
del P.I.B. Los precios insostenibles de muchos activos inmobiliarios
(referenciados en gran parte en divisa extranjera) provocaron las primeras
suspensiones de pago a finales de 1996. A esta crisis se la conoce como
"efecto dragón". En Mayo de 1997, viendo las orejas al lobo (o, en este
caso, al dragón), Soros comienza a posicionarse en corto en el Baht
tailandés.
El Primero de Julio de 1997, Hong Kong deja de ser protectorado
británico y, sin el apoyo de su madre patria, su divisa pasa a estar
fuertemente sobrevalorada respecto al dólar. Ese mismo día, Tailandia, en
situación de bancarrota técnica por deuda externa, decide dejar fluctuar
libremente el Baht (su divisa nacional) abandonando la paridad respecto al
dólar. A principios de año, el gobierno tailandés había rechazado la ayuda
del FMI. El 2 de Julio el Baht se hundió un 20% y en los días posteriores, la
divisa de Corea del Sur (que no formaba parte del ASEAN) se vio afectada
por el efecto dominó. La situación pareció remitir un poco en las siguientes
semanas, pero en octubre se acentuaron de nuevo las caídas llegando, en
algunos casos, a porcentajes superiores al 50%. Las bolsas de "los tigres
asiáticos" (apodo por el que se conocían a los países que conformaban el
ASEAN), arrastradas por la crisis de las divisas, se desplomaron
estrepitosamente.
Finalmente, el Fondo Monetario Internacional, aplicó un rescate por
valor de ciento diecisiete mil millones de dólares a finales de 1998. El
bailout supuso recortes en el gasto público, buscando disminuir el déficit
público, y el aumento de las tasas de interés, reduciendo el producto interior
bruto del ASEAN en doscientos veinte mil millones de dólares. Las
consecuencias de la crisis provocaron disturbios en la región indonesia de
Timor Oriental y se llevaron por delante al presidente Haji Suharto tras
trenta y un años en el poder. A finales de 1999, sin embargo, las principales
economías del sureste asiático empezaron una recuperación más rápida de
la inicialmente prevista. En aquellos días, Soros afirmó en una entrevista:
“Sin la intervención de las autoridades monetarias, el sistema financiero
internacional se hubiera derrumbado por lo menos en cuatro ocasiones:
1982, 1987, 1994 y 1997”.[8]
Malasia rechazó la ayuda del FMI y el primer ministro malayo Mahathir
Mohamed (ferviente antisionista) acusó formalmente a Soros de estar detrás
de un complot. Como principales medidas para paliar la crisis, Mohamed
decidió la prohibición de sacar dinero a los extranjeros durante el plazo de
un año, restricciones para retiradas de efectivo a los ciudadanos malayos,
una reforma bancaria, y la obligación de repatriar ringgits (divisa malaya)
en el plazo de un mes. Como consecuencia de dichas medidas, la caída del
consumo fue del 25%, el derrumbe de la inversión privada extranjera de un
20%, el desplome del ringgit fue del 35% y su bolsa de valores se
desmoronó el 50%. “Yo sostengo que los mercados financieros nunca
reflejan la realidad subyacente con precisión, siempre la distorsionan de un
modo u otro, y las distorsiones encuentran su expresión en los precios de
mercado”.[9] El magnate apostó en un principio por el hundimiento de las
divisas asiáticas y posteriormente sacó provecho de las revalorizaciones de
sus bolsas. Es lo bueno de operar a ambos lados del mercado...
9.9. BLACK WEDNESDAY
“Cuanto peor parece la situación, menos esfuerzo requiere cambiarla y mayor potencial
de ascenso posee”.
◆◆◆
Antes de la creación del Euro en 1999, los nueve países que formaban
parte de la CEE (Comunidad Económica Europea, antecesora de la UE)
crearon, en 1979, el ERM (Exchange Rate Mechanism) un mecanismo de
control de los tipos de cambio de divisas entre los diferentes países que
conformaban la comunidad europea. El principal objetivo era controlar la
variabilidad de los tipos de interés y asegurar la estabilidad monetaria en
Europa. Dichos mecanismos consistían, básicamente, en mantener a las
diferentes divisas fluctuando en unos márgenes fijos determinados con
respecto a la moneda de referencia, el marco alemán, en este caso. La divisa
alemana era la más estable y su economía la más fuerte por lo que se
estableció que las diferentes divisas fluctuaran en un 2,5% en ambas
direcciones (arriba y abajo) respecto al tipo de cambio del marco. La
principal ventaja de este mecanismo es que se estabilizan las posibles
fluctuaciones de una moneda y el principal inconveniente es que no
permiten la plena autonomía de los países que intervienen en dicho
mecanismo.
Los gobiernos pueden intervenir en el mercado de divisas de dos
formas: comprando su propia moneda o fijando tasas de interés en el
tipo de cambio. En el primer caso, un país puede usar sus propias
reservas de moneda extranjera para comprar su propia moneda,
consiguiendo una apreciación de la misma o, en caso contrario, vender
su propia moneda generando una devaluación de la divisa. En el
segundo caso, estableciendo un tipo de interés de cambio elevado, se
consigue que los países extranjeros compren la divisa para prestarla a
tasas de interés altas. Por el contrario, establecer un tipo de interés
bajo provocará que el dinero fluya a otras divisas que tengan tasas de
interés más elevadas. Las decisiones de los gobiernos en materia de
expansión o reducción de la masa monetaria se toman en base a la situación
del país. Si una nación en concreto atraviesa una recesión, su gobierno
reaccionará reduciendo tipos para hacer más atractivas las inversiones y
fomentar el gasto. Contrariamente, si una nación experimenta una
expansión económica, rebajará los tipos de interés para restringir el dinero
en circulación y controlar que no se dispare la inflación.
Inglaterra no entró en el ERM hasta 1990 (ya sabemos que a los
británicos siempre les ha gustado ir por libre). El país insular atravesaba una
recesión aquel año que desembocó en un relevo en el Gobierno de Downing
Street. El hasta entonces ministro de hacienda, John Major, tomaba las
riendas del país sustituyendo a Margaret Thatcher. El tipo de cambio
respecto al marco alemán quedó fijado en un precio de 2,95 marcos
respecto a cada libra esterlina. El gobierno conservador se veía obligado a
mantener el tipo de cambio en un ratio entre 2,78-3,13 marcos alemanes (6
% de fluctuación en lugar del 2,5 % que se estableció para el resto de
países). Entre 1990 y 1992, los planes de Major dieron buen resultado
rebajando la tasa de paro del 12 al 7% y las tasas de interés, por su parte, se
mantuvieron estables. Pero en la primavera de 1992 todo cambió.
A pesar de que la libra cotizaba en el margen de la banda más baja con
respecto al marco, Soros consideró que la divisa británica cotizaba
sobrevalorada respecto al margen mínimo establecido por el ERM. Por lo
tanto, consideró que el valor real de la libra esterlina estaba fuera de los
márgenes acordados por el ERM. Desde un punto de vista
macroeconómico, Inglaterra sufría una recesión con una débil demanda
interna y con un gran déficit comercial (el país importaba más de lo que
exportaba). El magnate empezó a tomar posiciones contra la libra ya que
consideraba que la divisa no lograría mantenerse dentro de los márgenes
establecidos, y ésta sería expulsada del mecanismo europeo de cambio.
Soros, utilizando el concepto de reflexividad, se dio cuenta de que la divisa
se mantenía relativamente estable porque los mercados daban por sentado
que Inglaterra sería capaz de mantener a la libra, indefinidamente,
comprando marcos por su valor mínimo establecido de 3,13£. Soros sabía
que, creando una fuerte presión sobre la divisa británica, provocaría que el
Banco Central tuviera que sacar a Inglaterra del ERM. Si eso ocurría, el
magnate húngaro aumentaría considerablemente su fortuna. Vendió en corto
mil quinientos millones de libras.
Durante el mes de agosto de 1992, Soros incrementó paulatinamente su
posición corta contra la libra hasta alcanzar un total de diez mil millones de
dólares. El 10 de Septiembre, el presidente del Banco de Alemania, Helmut
Schlesinger, declara en una entrevista al Wall Street Journal que una o dos
divisas podrían caer bajo la presión de no poder aguantar la bajada de tipos
de interés dictada por el Banco de Alemania. Para colmo, unos días más
tarde, debía celebrarse un referéndum en Francia para votar sobre la
conveniencia del Tratado de Maastricht (tratado en el que se sentaron las
bases para la creación de la moneda única, el euro) lo que añadía más
inestabilidad a los mercados de divisas.
Y llegamos al fatídico día: miércoles 16 de Septiembre, día que es
conocido en los ambientes bursátiles como Black Wednesday. Soros, a
través de su fondo Quantum, empieza a vender todas las libras que había
acumulado y comienza a comprar marcos alemanes. La oleada de ventas
sorprende al Banco de Inglaterra que decide comprar mil millones de libras
para contrarrestar las caídas. Eran las nueve de la mañana. A lo largo del
día, el banco se verá obligado a comprar veintiséis mil millones de libras
más. Los esfuerzos se intuyen, a todas luces, infructuosos. Otros fondos de
cobertura, oliendo sangre, se tiran a la yugular y se apuntan a la venta
masiva de libras. El Gobernador del Banco de Inglaterra comunica al
Primer Ministro Major, que no dispone de más fondos para comprar libras y
sugiere una subida de tipos de interés para hacer atractiva la compra de la
divisa británica. Major rechaza la sugerencia. Subir tasas de interés en
medio de una recesión, ahondaría aún más en la crisis. A las once de la
mañana la sangría no se ha detenido todavía. El gobernador del Banco de
Inglaterra, Lamont, vuelve a contactar con el primer ministro para que
reconsidere su decisión. Major rectifica y sube los tipos de interés del 10 al
12%. Sigue sin ocurrir nada. A mediodía se anuncia una nueva subida de
tipos al 15%. Volvería a resultar una decisión inoperante: los especuladores
no iban a parar hasta que Inglaterra se viera obligado a dejar el mecanismo
de cambio.
Finalmente, a las siete y media de la tarde, Lamont anuncia lo que debía
haber hecho desde un principio y retira a Inglaterra del ERM. Soros se
embolsó en esta operación mil millones de dólares. Para Inglaterra, supuso
pérdidas por valor de más de seis mil millones de libras, agudizar en la
recesión y un cambio de rumbo en la política británica que acabaría con los
laboristas de Tony Blair en el poder. Por otra parte, la peseta española y la
lira italiana también sufrieron fuertes oscilaciones ese día y a punto
estuvieron de verse fuera del ERM aunque al final consiguieron mantener
sus divisas a flote.
9.10. ARBITRANDO EL MUNDO
“Sin desviación de la norma, el progreso no es posible”. Frank Zappa.
◆◆◆
George Soros también es un pez gordo en el campo del arbitraje (no, no
estamos hablando de balompié), actividad en la que realizó sus primeros
pinitos en el mundo financiero al poco de ingresar en Estados Unidos. El
arbitraje es una operación financiera que permite aprovechar anomalías en
la formación de precios en los mercados, comprando y vendiendo
simultáneamente el mismo activo en dos mercados diferentes cuando existe
una diferencia entre el precio del mercado de contado respecto del de
futuro. Esto ocurre durante periodos cortos y requiere de grandes recursos,
tanto humanos y técnicos como de capital, por lo que sólo están al alcance
de poderosas compañías como el Soros Fund Management.
A finales de la década de 1990 y principios del nuevo milenio, Soros
trató de arbitrar títulos de deuda emitidos por el gobierno argentino al
existir una discrepancia entre el valor real del bono y el precio al que se
estaba comerciando en diferentes mercados de deuda, condición
indispensable para que una operación de arbitraje tenga sentido. La idea
consistía en desarrollar una estrategia long-short, vendiendo en corto deuda
sobrevalorada y cara, como bonos del tesoro de Estados Unidos y
comprando, simultáneamente, deuda soberana de alto rendimiento (y
riesgo) del gobierno de Argentina.
La prima de riesgo (ver capítulo 6) de Argentina había escalado a
niveles insostenibles durante el otoño de 2001 debido a la desconfianza de
que el estado latinoamericano fuera capaz de relanzar su economía. El país
sudamericano experimentaba un crecimiento negativo de cincuenta puntos
básicos en el segundo trimestre y tenía que hacer frente al pago de su deuda
externa (ciento treinta millones de dólares en ese momento y seguía en
aumento). El riesgo país se disparó a mil setecientos sesenta puntos básicos
la primera semana de octubre. Para que el lector se haga una idea de la
gravedad de la situación, la prima de riesgo de Grecia alcanzó en 2010, un
porcentaje inferior al 30% respecto a los niveles de la deuda argentina de
aquel momento. El gobierno con sede en la casa rosada, debía afrontar
pagos de doce mil millones de dólares anuales, cuando sus ingresos anuales
rondaban los cincuenta mil millones, lo que significaba dedicar un 25% del
producto interior bruto anual a pagar la deuda externa, una auténtica
barbaridad. Ante tal situación, Buenos Aires se podía ver obligada a
reestructurar su deuda, debiendo alargar los plazos y sumando más intereses
a deber en un bucle sin fin. El resto de países latinoamericanos también se
podían ver afectados por el efecto contagio. De hecho, un par de años antes,
una grave crisis de deuda en Brasil provocó una profunda devaluación de la
divisa brasileña y Equador sufrió default también ese año por no poder
hacer frente a sus obligaciones de deuda soberana.
En agosto de 2002, la prima de riesgo de Argentina había escalado hasta
los seis mil cuatrocientos puntos básicos, cifra cinco veces superior a la de
la suspensión de pagos de Rusia del año 98. Entre medias, sucedió lo que ya
es conocido: corralito, ajustes económicos dolorosos y quitas de deuda. El
fondo capitaneado por Soros y Druckenmiller estuvo operando con los
bonos argentinos hasta que olieron el default y liquidaron la posición: si se
deja de pagar la deuda externa esta operación ya no tiene sentido porque
resulta imposible colocar unos bonos sin valor a nadie.
A lo largo de este capítulo, hemos visto de qué modo el Quantum Fund
ha ganado dinero alrededor del globo aprovechando los desajustes
temporales en las economías de varios países. Para muchas personas
resultan poco éticas estas prácticas pero mientras sean legales, los Hedge
Fund las utilizarán. Gobiernos, ciudadanos y empresas se sobreendeudan y
olvidan, con demasiada frecuencia, que el dinero obtenido de forma fácil se
tiene que devolver y, sin una sistema financiero saneado, se producen
dificultades para su devolución. La deuda se puede utilizar en el buen
sentido (para desarrollar un negocio, comprar activos o la adquisición de
una vivienda) o en el malo (deudas de consumo o compra de pasivos). Una
persona educada financieramente utilizará deuda para adquirir activos
y limitará o eliminará la adqusición de deuda pasiva. Soros, persona de
moral calvinista, es de gustos austeros y utiliza la deuda a su favor,
apalancándose en sus operaciones financieras. El especulador húngaro
utlliza todas las bazas a su favor para equilibrar el binomio
rentabilidad/riesgo y cubre sus espaldas en caso de que sus transacciones
transcurran de manera desfavorable.
CAPÍTULO 10: MICHAEL BURRY
“Es un hecho extraño pero real: cuanto más cerca estás del mercado, más complicado
resulta percibir su locura”.
◆◆◆
Michael J. Burry nació en San José, California (EEUU), en 1971. Cursó
estudios de medicina en la Universidad de California, graduándose como
neurólogo. Mientras trabajaba en el turno de noche en el hospital de
Stanford, comenzó a hacer sus primeras inversiones. En el año 2000, fundó
Scion Capital con una pequeña herencia recibida y dinero prestado por su
familia. Cuatro años después, ya gestionaba activos por valor de seiscientos
millones de dólares. En 2005 apuesta por la caída del mercado inmobiliario
consiguiendo ganancias netas para su fondo de 2.600 millones de dólares,
más de un 400% de beneficio tanto para el propio Burry como para sus
partícipes. Tras unos años retirado de la vida pública, vuelve a sus orígenes
creando una cartera de inversión enfocada al Value Investing.
10.1. ESTILO PROPIO
“Ninguna escuela puede enseñar a nadie cómo invertir. Sería la escuela más popular del
mundo con una matrícula prohibitivamente alta”.
◆◆◆
En el mundo de la bolsa se actúa mucho por imitación. Se hace lo que las
masas están haciendo en un momento determinado. Incluso personas
instruidas no siguen un criterio propio a la hora de invertir. El prestigioso
profesor de la universidad de Harvard, Michael Porter, afirma: “El éxito no
está en ser el mejor; el éxito está en ser diferente”.[1]
Michael Burry es un auténtico rara avis en este negocio. Para empezar,
es el único personaje de los que tratamos en estas páginas que ni ha tenido
una preparación académica específica en finanzas ni ha forjado su
reputación en los parqués como John Templeton, Ray Dalio o André
Kostolany. Proviniente del mundo de la medicina, sufre el síndrome de
Asperger lo que le dificulta sus relaciones interpersonales pero le supone
una capacidad de concentración por encima de la media. Bill Gross, al que
hemos analizado ya en el capítulo seis, también sufre este peculiar
síndrome: “Tengo Asperger y por tanto puedo compartimentar y separar
diferentes universos sin que se mezclen y afecten a los otros”, declaró una
vez a la agencia de noticias Market Watch. Añadir que dentro de este
selecto club que analizamos en Maestros de la Bolsa, Burry es el más joven
con diferencia: ha cumplido cuarenta y nueve años este 2020.
Se declara seguidor de Warren Buffett y defensor del Value Investing
pero ha creado la mayor parte de su riqueza sacando partido a las anomalías
del mercado por lo que también tiene un denominador común con Ray
Dalio, André Kostolany y George Soros, quienes usan estrategias para
ganar dinero contra el mercado. Burry tenía claro que para lograr el éxito
debía hacer lo contrario que la mayoría de las personas. Su "pelotazo" con
las hipótecas subprime es, probablemente, la operación bursátil más
brillante de la historia junto al crash de la libra esterlina de 1992 inducida
por Soros (ver capítulo 9).
Su forma de vida era extravagante en su época en Scion Capital (su
propio fondo de inversión). Fanático del heavy metal, se relajaba tocando
una simulada batería, repicando sus baquetas encima del escritorio de su
oficina donde pasaba días enteros estudiando mercados y analizando
empresas. Incluso hacía ejercicio allí mismo. Las malas lenguas dicen que
no olía muy bien durante sus periodos de confinamiento (voluntario). Un
tipo peculiar sin duda alguna. Como decía la diseñadora Coco Chanel: “El
único modo de ser irremplazable es siendo diferente”.[2]
Comenzó su carrera en al año 2000, abriendo posiciones cortas en
empresas sobrevaloradas por la burbuja puntocom alcanzando una
rentabilidad del 55% anualizado en un año donde Wall Street obtuvo
pérdidas de un 12 %. El año siguiente no resultó para nada mejor para los
mercados (mas bien al contrario) con pérdidas cercanas al 22%. Sin
embargo, Burry hizo ganar un 16% a sus inversores. 2003 supuso un
cambio de ciclo para los mercados: el S&P500 se apuntó ganancias de un
26%. Burry volvió a batir con creces a los índices de referencia con un 50%
de beneficios. En 2005, puso su foco en el mercado inmobiliario y ya nada
sería igual desde entonces...
10.2 CISNES NEGROS
“No es lo que no sabes lo que te mete en problemas. Es lo que crees con certeza al 100%
lo que te mete en problemas”. Mark Twain.
◆◆◆
En el estupendo libro escrito por el ex-trader Nassim Taleb, El Cisne
Negro, el autor utiliza dicho término para referirse a la reacción que
provocan en la sociedad (y en los mercados financieros) los eventos
inesperados.[3] Acostumbran a ser acontecimientos difíciles de predecir. Si
bien es cierto que las recesiones, crisis y profundas debacles bursátiles
ocurren de vez en cuando, algunas destacan por ser situaciones no vividas
anteriormente. Por ejemplo, durante la crisis de los "tigres asiáticos" en
otoño de 1997, los mercados mundiales cayeron entre un 20 y 30% debido a
la devaluación de varias divisas del sureste asiático. Fue, sin embargo, una
crisis pasajera dentro del rally alcista vivido en las bolsas mundiales en el
periodo 1994-99, como lo fue también la suspensión de pagos del gobierno
ruso en agosto de 1998. En ambos casos hubo una rápida recuperación ya
que la tendencia del mercado era alcista. Fueron acontecimientos parecidos
a otros que habían sucedido en el pasado: el hundimiento del franco en la
década de 1920 por la suspensión del pago de la deuda alemana contraída
por la Primera Guerra Mundial; la propia devaluación del marco alemán en
la década de 1930 (creando la crisis hiperinflacionista que auspició la
ascensión del Partido Nazi en Alemania); o la crisis del dólar en 1973 tras
abandonar EEUU el patrón oro en 1971.
En el periodo 2000-02 ocurrió un "cisne negro" de los que nadie era
capaz de imaginar y que Michael Burry sí supo predecir: la explosión de la
burbuja puntocom. Comenzó en 1996 con la fundación (y posterior quiebra
en muchos casos) de miles de compañías de la denominada Nueva
Economía que englobaban nuevas empresas nacidas al calor de un
fenómeno nuevo, Internet. Un cóctel de especulación, veloz aumento de los
precios de las acciones y un gran apetito del capital riesgo por estos activos,
llevaron al mercado a un estado de "exhuberancia irracional". El término
fue acuñado por el ex-presidente de la Reserva Federal de los Estados
Unidos, Alan Greenspan. Las altas expectativas creadas por los gestores de
fondos de alto riesgo no iban en sintonía con el funcionamiento real de la
gran mayoría de estas nuevas empresas. Incluso muchas de ellas ni siquiera
habían llegado a generar beneficios. En consecuencia, Burry abrió
posiciones cortas contra estas compañías generando enormes beneficios
para su fondo en este trienio de recesión, como bien hemos visto en el
capítulo anterior. El índice Nasdaq, que había escalado de mil trescientos
puntos en 1996 a cinco mil a principios del año 2000, retrocedía de nuevo a
mil trescientos puntos a finales de 2002.
No obstante, la madre de todos los "cisnes negros" aguardaba
agazapada: la crisis de las hipotecas subprime estallaría con extremada
virulencia en 2007 hasta el punto que su onda expansiva aún se siente en
nuestros días, más de diez años después.
10.3 ESTRATEGIA MADE IN BURRY
“Mi estrategia no es para nada compleja. Trato de comprar empresas ignoradas cuando
parecen que van a quebrar y vendo cuando mejoran ligeramente”.
◆◆◆
Sobre la gestión de su cartera afirma: “Es igual de importante para mí que
la selección de activos. Si puedo hacer ambas cosas de manera correcta, sé
que tendré éxito”.[4] Una cartera concentrada en un rango de entre doce y
dieciocho empresas de industrias deprimidas es la gallina de los huevos de
oro para Burry. Lo importante es saber seleccionar, entre esas industrias con
problemas, las que el mercado está infravalorando, descartando las que
están afectadas por problemas propios no sectoriales. Debemos, por tanto,
aprender a separar el grano de la paja.
Debido a las dudas generadas en los mercados por la irrupción del
coronavirus, Burry ha abierto posiciones bajistas en fondos indexados de las
principales bolsas mundiales. Muchas personas creen en una rápida
recuperación en forma de V pero él no lo ve así: “La mentalidad de la gente
de comprar ante ligeras caídas no ha cambiado. Muchos creen en una pronta
recuperación y probablemente estemos ante un problema pasajero pero a
largo plazo el mercado debe sanearse, especialmente de la burbuja pasiva”
(entraremos en detalle más adelante).[5] En mayo de 2020, la cartera bajista
de Burry se mantiene en cifras negativas. Tras caer los mercados
internacionales un 30% en el mes de marzo, los principales índices se
recuperaron un 20% en abril, pero históricamente, siempre hay fuertes
rebotes tras caídas verticales, por lo que hay que esperar unos meses más
para poder extraer conclusiones.
Al doctor Burry, como buen inversor en valor, le gusta colocar un
mínimo de un 10% de su capital en aquellas empresas seleccionadas que
puedan tener un potencial de revalorización más alto y tener la capacidad de
influir en sus decisiones empresariales para lograr ventaja competitiva. Para
muchas compañías en problemas, la entrada de gestores exitosos puede
suponer un punto de inflexión. Cuando grandes gurús del mundo bursátil
entran en el capital de una empresa es que hay algo a ganar. Si un inversor
de la talla de Burry compra este valor, ¿debería yo plantearme comprarlo?
Al inversor californiano le gusta asegurarse que a largo plazo la situación de
la empresa vaya a ser buena. La mejor manera de estar seguro es
participando activamente en la actividad de la compañía para que sus
perspectivas mejoren y el valor de los títulos aumente a medida que la
empresa va a mejor.
10.4. CARTERA IDEAL
“La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de
las decisiones presentes”. Peter Drucker.
◆◆◆
El actual portfolio de Burry está prácticamente concentrado en seis
valores: tres de ellos son de comercio minorista (Tailored Brands,
Sportsman's Warehouse y Bed Bath & Beyond), dos tecnológicas (Game
Stop y Alphabet) y una cíclica (Canadian Natural Resources). Exceptuando
Alphabet, el resto no son empresas demasiado conocidas para el gran
público. Vamos a analizar estas compañías bajo el prisma de Peter Lynch
(ver capítulo 5):
1) Canadian Natural Resources: es la posición más pequeña en la
cartera. Representa un 5% del portfolio del inversor nacido en San
José. Es una empresa cíclica que se dedica, principalmente, a la
extracción de petróleo y gas, siendo la compañía líder en su país,
Canadá. Burry adquirió sus títulos a un precio de cuatro dólares por
acción en 2002, ha tenido máximos de cuarenta y siete dólares en
2014 y ahora cotiza alrededor de veinte dólares por acción debido a
la actual crisis petrolera, por lo que se ha convertido en una 5-
bagger. Lynch argumentaría que CNR es una empresa con activo
oculto ya que posee una técnica innovadora para la extracción de
petróleo y este tipo de compañías son las preferidas del inversor de
Massachussets. Además, ofrece un dividendo creciente sostenible
que ha aumentado un 4% de media anual a lo largo de los últimos
años.
2) Alphabet: es la empresa matriz de Google. Tiene un peso del 15%
en cartera. El buscador de internet sería el tipo de compañía ideal
para Warren Buffett por tener un monopolio en su industria: el 90%
de las búsquedas en la red de redes las acapara la compañía fundada
por Sergey Brin y Larry Page en 1998. Pese a tener un PER de
treinta veces su beneficio, Burry razona que es un ratio inferior a la
media de los valores tecnológicos por lo que se podría considerar
que está ligeramente infravalorada por el mercado. La compañía de
Silicon Valley comenzó su andadura bursátil allá por 2004, con un
precio de ochenta dólares por acción y actualmente cotiza cerca de
los mil trescientos dólares. Cumple dos requisitos: valor estable y
monopolio de consumidor.
3) Game Stop: es la mayor empresa de videojuegos del mundo.
Atraviesa grandes problemas en la actualidad por haber tenido que
cerrar sus puntos de venta por el coronavirus. Sus acciones han
perdido más de un 70% de su valor en cinco años, por lo que
representa la clásica acción value machacada que ama Lynch, y que
la convierte en una empresa recuperable. Burry está interviniendo
activamente para influir en las decisiones de la compañía y tratar de
mejorar sus perspectivas futuras. Es la acción con más peso en la
cartera de Scion Capital: un 25% del total del portfolio.
4) Sportman Warehouse: es una empresa dedicada a la venta minorista
de material deportivo de aventura y al aire libre. Ocupa un 14% de
la cartera. Su PER es de doce veces beneficio, mucho más barato
que la media de su sector. Se vio perjudicada por la restricción en la
práctica de actividades al aire libre debido a la pandemia. Cumple
dos de las reglas que Lynch utiliza para cazar gangas: nicho
especializado y valor recuperable.
5) Tailored Brands: es la segunda acción con más peso en cartera con
el 20%. Es una empresa minorista dedicada a la venta de ropa de
caballero a medida. Está padeciendo lo indecible en bolsa. Su PER
actual es de cinco veces beneficio. Burry ve un potencial enorme en
la empresa cuando ésta se recupere de las consecuencias del
confinamiento. Es una compañía de tipología recuperable.
6) Bed, Bath & Beyond: empresa de venta de productos para el hogar.
Su peso en la cartera de Scion es del 10%. Es otra compañía azotada
por el cierre parcial de comercios minoristas. Llegó a cotizar a
setenta y cinco dólares en 2014 y su precio actual apenas ronda los
cinco. Otra empresa machacada con potencial recuperable. Burry
parece confiar plenamente en que este tipo de compañías de venta al
detalle remonten el vuelo a largo plazo.
Asimismo, el doctor sigue con detalle a las compañías de baja y media
capitalización de Estados Unidos, Corea del Sur (Ezwelfare) y Japón
(Autech CJ Group). Completan su actual cartera de quince valores: Blue
Chips como Walt Disney y Fedex; tecnológicas como Western Digital,
Tazmo y Sansei Technologies; el gigante de internet, Alibaba; la japonesa
Yotai Refractories; la multinacional de la salud, Cardinal Health y, por
último, la compañía minera Cleveland-Cliffs. Todas ellas componen un
portfolio de lo más heterogéneo.[6]
10.5. BURBUJA PASIVA
“No se preocupe por lo que van a hacer los mercados. Preocúpese sólo por cuál será su
respuesta ante el movimiento de los mercados”. Michael Carr.
◆◆◆
En opinión de Michael Burry, la inversión pasiva a través de vehículos de
inversión como son los fondos indexados y ETF´s puede terminar
derivando en una nueva burbuja. Como bien explicó a una cadena de
noticias: “La inversión a través de estos productos distorsiona la valoración
de los activos y hace que los valores más grandes se revalorizen cada vez
más respecto a los valores más pequeños”.[7] El flujo de capitales en la
inversión pasiva se canaliza masivamente hacia aquellos productos más
masificados, como por ejemplo los ETF´s o fondos indexados que replican
el S&P500. De esta forma se distorsiona al alza el verdadero valor de las
empresas que lo componen. En cambio, en un ETF o fondo indexado
focalizado en empresas de media y pequeña capitalización, las valoraciones
sufren distorsiones a la baja ya que el flujo de dinero no llega del mismo
modo a estas compañías. Finalmente, estas distorsiones provocan que las
empresas caras sean cada vez más caras y las compañías baratas cada vez
más baratas, provocando que las empresas más grandes lo sean cada vez
más, y las pequeñas se empequeñezcan más. Burry, como buen inversor en
valor, busca empresas poco valoradas por el mercado (cotizando por debajo
de su valor en libros e ignoradas por el gran público) porque son las que
mayor potencial alcista poseen.
Para intentar paliar la situación, Burry intenta aportar su granito de arena
invirtiendo en compañías de baja y media capitalización de Corea del Sur y
en su país, Estados Unidos. El país asiático es, en opinión de Burry, la
mejor alternativa a China. Presenta un PER de mercado muy atractivo y una
población joven con un alto nivel educativo. Unas condiciones similares a
las que tenía Japón en la década de 1960 y que llevó a Sir John Templeton
(ver capítulo 3) a apostar fuerte por el país del sol naciente hace sesenta
años. Debemos dar a las compañías pequeñas la oportunidad de crecer. El
doctor cree que una empresa como Netflix no hubiera crecido tanto si todo
el mundo hubiera apostado por su némesis, Blockbuster. Por lo tanto,
tenemos que confiar en las pequeñas empresas para, entre muchas otras
cosas, evitar que unas pocas compañías terminen repartiéndose toda la tarta.
Toda empresa grande fue un día pequeña. Nadie nace siendo un gigante.
10.6. ARROZ, TULIPANES Y
ACEITUNAS
“Las oportunidades son como los amaneceres: si uno tarda demasiado, se los pierde”.
William A. Ward.
◆◆◆
Dicen que la especulación es tan antigua como las montañas. Según la
Biblia, ya tenemos muestras de operaciones especulativas incluso con la
raza humana. En el capítulo 29 del libro del Génesis, Jacob compra una
opción para casarse con su amada Raquel a cambio de siete años de trabajo
para su futuro suegro... Estaba sentando las bases para el comercio de
derivados. El filósofo griego Tales de Mileto es protagonista de la primera
operación especulativa con opciones conocida, en el siglo VII antes de
Cristo. Gracias a sus conocimientos sobre astronomía que le permitieron
incluso predecir un eclipse solar, el sabio griego pronosticó un verano
venidero con una fructífera cosecha de aceitunas. Con una pequeña parte de
sus ahorros, arrendó todas las almazaras (molinos que se usan para la
extracción del aceite de oliva) que pudo a muy bajo precio al ser el único
ofertante. Al llegar el momento de la cosecha, pudo subarrendar la
almazaras a los campesinos a precios mucho más altos de la cantidad que
había desembolsado en un principio, consiguiendo así, acumular una
pequeña fortuna. ¿Quién dice que la filosofía no puede servir también para
enriquecerse?
La burbuja más famosa de todos los tiempos es, probablemente, la de
los bulbos de tulipán del siglo XVII de la que tenemos conocimiento
gracias a José de la Vega. Este ensayista holandés de origen español relata
los detalles en su famoso libro Confusión de confusiones, considerado el
primer libro que trata del mundo de la bolsa. ¿Tiene sentido que una
semilla de tulipán sea más cara que una casa?¿Es posible que alguien
pagara un precio de diez veces su salario anual para adquirirla? Pues
sucedió, por increíble que pueda parecer. A mediados del siglo XVII,
Amsterdam era el epicentro de los mercados financieros más desarrollados
de Europa. Holanda era la potencia naval por excelencia y el comercio
crecía a pasos agigantados. Eran habituales los contratos de futuros para
asegurar, entre otros productos, las cosechas de pimienta portuguesa y el
mercadeo de cobre húngaro. Los bulbos de tulipán también se negociaban
aunque, al principio, no era de los productos más comerciados. Esta flor de
origen otomano, se convirtió en símbolo de buen status social. De repente,
tener tulipanes plantados en el jardín, otorgaba cierto caché aristocrático
puesto que fueron este grupo social los que popularizaron la flor. Holanda
prosperaba y cada vez habían más personas ricas que podían gastar sus
excedentes en cultivar flores exóticas. Así pues, fue mas bien una cuestión
cultural y no especulativa, el detonante de este boom. Los bulbos
comenzaron a tener mucha demanda y, cuando eso ocurre, ya sabemos que
los precios se disparan. En 1638 alcanzaron su pico: casi diez mil florines
de valor, cuando el sueldo medio anual era de apenas mil. Un año después,
la demanda decayó drásticamente y los vendedores no encontraron nuevos
compradores a los que endosarles la semilla y, consecuentemente, el
mercado se vino abajo. No fue realmente una burbuja que creara una gran
crisis, realmente parece que se ha mitificado su impacto, pero si parece
cierto que los últimos en entrar salieron escaldados...
Los japoneses fueron capaces de diseñar, un siglo después, un mercado
de futuros mejor desarrollado, muy similar a como los conocemos hoy en
día. El choi-ai-mai (traducido como mercado de arroz a plazos y con mil
trescientos comerciantes inscritos para operar en él) fue creado en la ciudad
nipona de Osaka. En ese mercado organizado habían horarios concretos de
negociación, contratos formalizados y liquidaciones de posición a diario. Se
crearon, además, cámaras de compensación (clearing houses) por si
algunas de las partes incumplía su parte del contrato. Igualito pues, que hoy
día. La negociación se llevaba a cabo en una plaza central y el arroz se
depositaba en almacenes. Los gestores de los almacenes emitían unos
certificados, llamados "letras de arroz", a los depositantes del cereal. Estas
letras concedían el derecho a comerciar con el grano tal y como
actualmente hacemos con otras materias primas, índices o acciones. En un
momento dado, unos financieros lúcidos se convirtieron en prestamistas y
ya no hacía falta suministrar arroz como garantía sino certificados de
futuras promesas de pago (conocidos con el nombre de "pagarés") a partir
de cantidades exiguas de grano. Los terratenientes del arroz pasaron a
financiarse entregando a los prestamistas sus futuras cosechas. Pronto, la
especulación se apoderaría de este mercado, negociándose ciento diez mil
fardos diarios de arroz de Dojima, cuando en todo Japón existían apenas
treinta mil fardos. La economía japonesa aún se regía por el régimen
Shogun (feudal) y los señores feudales tenían que emitir bonos para
garantizar las letras del arroz cuando el mercado colapsaba.
Así pues, llegamos a la conclusión de que las burbujas en los
mercados financieros ni son una novedad de los tiempos modernos ni
producto exclusivo de la globalización. Las burbujas existen desde la
invención del comercio. Michael Burry es de los mejores en detectarlas,
tomar partido, explotarlas y generar ganancias aprovechando a su favor las
distorsiones de la realidad que provocan en los mercados financieros.
10.7. BE WATER MY FRIEND
“Sé moldeable, no te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, sé
como el agua”. Bruce Lee.
◆◆◆
Michael Burry decidió, hace ya algunos años, poner su foco de atención
en el agua. Para el doctor, representa el petróleo del siglo XXI. La inversión
o especulación en el líquido elemento está prohibida pero se puede invertir
en empresas que se dedican a la gestión del agua: desalinizadoras,
compañías que tratan los residuos, empresas de infraestructuras hidraúlicas,
etc. “He llegado a la conclusión de que, si quiero invertir en agua, la mejor
forma de hacerlo es mediante alimentos, comprando terrenos agrícolas con
abundancia de agua para transportarla a las zonas geográficas más
necesitadas”, resume.[8] La agricultura consume el 70% del agua
disponible en el mundo.
Pese a que tres cuartas partes de la superfície del planeta está cubierta por
agua, se considera que podemos sufrir escasez de suministro en un futuro
próximo ya que el porcentaje de agua dulce disponible se agota. De hecho,
se calcula que, ya hoy, unos setecientos cincuenta millones de habitantes no
tienen acceso a agua potable. “Agua fresca y potable es algo que damos por
sentado que habrá en abundancia pero sólo el 1% del agua del planeta es
potable y su suministro no está garantizado”.[9] El agua es un producto
insustituible que nunca dejará de tener demanda, afirma. El crecimiento de
la población mundial puede crear problemas de suministro en dos terceras
partes del globo según reporta la Organización Meteorológica Mundial. Es
un hecho irrefutable. En países del golfo pérsico como Jordania o Amán ya
sufren cortes de suministro con frecuencia. La OMS también ha mostrado
informes que aseguran que, en 2050, una de cada cuatro personas en el
planeta puede verse privada de acceso al agua.
Existen fondos de inversión, fondos idexados y ETF´s relacionados con
el agua. Sus tasas de crecimiento escalan a un ritmo mucho mayor y
consistente que el precio del petróleo y con una volatilidad mucho menor,
apenas un 4%. El rendimiento del índice mundial de referencia, el S&P
GLOBAL WATER INDEX, arroja un atractivo 9,21% de revalorización
anual. La empresa francesa Veolia, y las norteamericanas American Water y
Danaher son las empresas líderes de un sector que mueve billones de euros
en todo el mundo.
10.8.LA FIEBRE DEL LADRILLO
“No creo en algo a no ser que lo entienda al dedillo. Aun así, es frecuente que me oponga
a la creencia generalizada (aunque provenga de un premio Nobel)”.
◆◆◆
La inversión en inmuebles presenta diversos problemas: barreras de
entrada, liquidez escasa, riesgo de impago del inquilino cuando se compra
un inmueble para ponerlo en el mercado del alquiler, desperfectos causados
por dichos inquilinos en la propiedad, derramas, impuestos y altos costes de
mantenimiento...Todo ello provoca que sea una inversión mucho más
arriesgada de lo que muchas personas creen.
Sin embargo, podemos invertir en el mercado inmobiliario a través de
REITs y SOCIMIS, su equivalente en el mercado español. REIT procede
de las siglas en inglés Real State Investment Trust. Son sociedades que se
dedican a la gestión de activos inmobiliarios, comprando,
promocionando, rehabilitando e incluso adquiririendo paquetes de
préstamos hipotecarios para obtener beneficios como lo haría una
sociedad gestora de valores. Pueden generar beneficios de dos formas:
distribuyendo los beneficios a través del pago de dividendos o con la
revalorización de sus acciones en bolsa. En algunos casos, cuentan con
ventajas fiscales. Una de las principales consiste en que, al cotizar en
bolsas de valores, la liquidez está casi siempre garantizada.
El primer REIT, llamado Continental Mortgage Investors, se constituyó
en 1965 en los Estados Unidos de América, con la finalidad de que los
inversores minoristas pudieran participar de los beneficios de los mercados
inmobiliarios sin necesidad de poseer grandes capitales. Paulatinamente, se
implantarían en el resto del mundo. En España, la primera SOCIMI se creó
en 2004.
Existen distintas tipologías de REITs según su naturaleza de inversión:
1) Equity REITs: invierten en propiedades para su explotación en
régimen de alquiler. Pueden ser propiedades residenciales o
comerciales: centros comerciales, garajes, fábricas, terrenos
agrícolas, hoteles, edificios públicos... También pueden buscar la
rehabilitación de los activos para su posterior venta y ganar dinero
con la revalorización de las propiedades.
2) Mortgage REITs: invierten en paquetes de préstamos hipotecarios o
directamente pueden dar los préstamos a los propietarios. En este
caso, el beneficio proviene de la tasa de interés cobrada a los
deudores.
3) Hybrid REITs: consiste en una mezcla de los dos conceptos
anteriores.
Aunque principalmente hemos visto que se puede invertir en REITs,
constatar que también existen ETF's y fondos de inversión especializados
en el sector inmobiliario. Una desventaja de invertir en este tipo de activo
es la correlación entre activo inmobiliario y activo bursátil. Se da con
frecuencia que en casos de caídas bursátiles también lo hagan los REITs
mientras que una propiedad real actúa como refugio. No debemos tampoco
considerarlo como un axioma puesto que durante la crisis del ladrillo
cayeron todo tipo de activos: inmuebles, REITs, bolsas, e incluso el
mercado de bonos que siempre aguantaba bien los chaparrones en épocas de
tormentas financieras.
10.9. LA GRAN APUESTA
“¿Cómo hacer que los pobres se sientan ricos cuando sus sueldos están estancados? muy
fácil: concediéndoles préstamos baratos”.
◆◆◆
En los años 70 del siglo anterior, el mercado de bonos hipotecarios era un
absoluto muermo. Los bancos lo consideraban una apuesta segura y, como
tal, dejaba escasos beneficios. Pero entonces, un avispado operador de
bonos, Lewis Ranieri, creó un nuevo tipo de producto financiero:
titulizaciones de bonos hipotecarios. En pocas palabras: se agrupan varios
préstamos hipotecarios y se venden y compran en el mercado interbancario.
Los préstamos se agrupan según la solvencia de los prestatarios. La
máxima puntuación existente es la triple A (máxima solvencia) y la
mínima puntuación es triple B (insolvente, subprime, o lo que
vulgarmente conocemos como “bono basura”). Estas puntuaciones son
otorgadas por empresas que se dedican a analizar riesgos empresariales. Las
principales agencias de calificación, y que prácticamente se reparten todo el
pastel son Standard&Poors, Moody's y Fitch. Los paquetes de préstamos
con calificación triple A pagan una tasa de interés menor porque son más
seguros y los paquetes de préstamos triple B pagan una tasa de interés
mayor porque incurren en una mayor probabilidad de insolvencia. Un
sistema calcado a las calificaciones de los bonos gubernamentales y
corporativos. Hasta aquí todo parece correcto. ¿Pero dónde estaba el
problema? Pues que nadie quería comprar los paquetes con calificación de
bono basura. ¿Solución? Camuflar los préstamos insolventes dentro de
paquetes de préstamos de máxima solvencia. Con el visto bueno de las
agencias de calificación, los bancos comenzaron a arriesgar cada vez más
concediendo créditos a particulares con mayor riesgo de insolvencia. En un
edificio de diez plantas, los pisos de las plantas superiores son los más
solventes, es decir, los que tienen una calificación triple A, y los más
insolventes (triple B), los pisos de las plantas de más abajo. Si hay riesgo de
inundación, las plantas inferiores quedan anegadas y se salvan las de arriba.
Pero si las plantas de la parte superior del edificio, en realidad, tienen el
mismo riesgo que los pisos que están en la planta inferior, nuestro
inmueble se derrumbará como un castillo de naipes.
Burry fue el primero en darse cuenta de esta anomalía y quiso apostar
en corto. El problema es que no existía un mercado para hacer esta apuesta.
Pues si algo no existe, se inventa. Burry propuso a los bancos crear un
nuevo producto: la permuta de impago crediticio sobre bonos
hipotecarios (CDS, o Credit Default Swap, por sus siglas en inglés).
Existían permutas de impagos en otros tipos de productos financieros pero
no sobre bonos hipotecarios porque la percepción sobre el mercado
inmobiliario hacía que no fueran rentables ya que el volumen de impagos
hipotecarios era muy bajo. Burry decidió apostar contra el precio de los
bonos hipotecarios comprando permutas de impago crediticios y, como
contrapartida, pagaría una prima anual de un 2% de la cantidad total
apostada a los creadores de los bonos, básicamente grandes bancos como
Deutsche Bank, Goldman Sachs o JP Morgan. Los grandes bancos se
frotaron las manos pensando que ganarían dinero fácil. Al fin y al cabo
¿quién no paga la hipoteca de su casa? ¡Este tío es tonto! debieron pensar...
Durante dos años, Burry estuvo incrementando posiciones y pagando
setenta millones de dólares anuales en primas. Su teoría se sustentaba en
que si el mercado hipotecario llegaba a tener un 8% de prestatarios
incapaces de afrontar sus pagos, el precio del bono se desplomaria. Y,
¿Porqué se iba a desplomar el mercado? no parece un 8% de impago algo
tan catastrófico... Pero sí que lo era porque los bancos estaban
"hiperapalancados". Debido al sistema fraccionario, las entidades
financieras podían prestar hasta doce veces del total de sus reservas de
efectivo. Si hacemos unos sencillos cálculos, caeremos en la cuenta de que
un 8% de impago en una posición apalancada en 1:12 significa que el banco
no tiene suficientes reservas para hacer frente a tal volumen de impagos.
Burry supo detectar esa anomalía, apostó su dinero contra ella y esperó a
que llegara el primer semestre de 2007 cuando, teóricamente, el tinglado se
debía venir abajo. Para acabar de rematar el disparate, los CDS estaban
respaldados por CDO (siglas en inglés de Collateral Debt Obligation), es
decir, obligaciones de deuda colaterales. Brevemente: las permutas estaban
respaldadas por otros paquetes de deudas (CDO) que englobaban otros
préstamos no hipotecarios como créditos al consumo, también subprime en
su mayor parte, y que las agencias también calificaron como triple A.
Éramos pocos...
Y llegó 2007 y sí, los impagos subieron al 8% como previamente había
predecido Burry, pero el precio del bono no sólo no se desmoronó, sino que
subió de precio. Las pérdidas latentes de Scion Capital eran cercanas al
20% de su capital total. Muchos inversores querían recuperar su dinero. El
doctor Burry debió soportar muchas presiones y amenazas de demanda,
especialmente de uno de sus socios, Joel Greenblatt. El afamado inversor,
furioso por la actitud de su hasta entonces protegido, amenazó a su pupilo
con una querella millonaria. No obstante, el doctor se mantuvo en sus trece.
Una cláusula del contrato de Scion concluía que Burry se reservaba el
derecho de suspender reembolsos por un periodo de un año e hizo efectiva
la cláusula ante la irritación de sus partícipes. Ello le permitió ganar tiempo
y permitir que finalmente se cumplieran sus pronósticos. Burry recibió el
premio gordo gracias a su persistencia, una resiliencia especial que permite
mantenerse fuerte al timón cuando el barco parece que va a la deriva. Y es
que, probablemente, la persistencia sea la principal virtud de las personas
que alcanzan grandes logros.
Lo que vino después fue el apocalipsis. Fannie Mae y Freddie Mac,
empresas estatales que proveen garantías hipotecarias, entraron en proceso
de quiebra creando un efecto dominó que terminó arrastrando a los bancos
de inversión Bear Stearns y Merrill Lynch. Otros grandes bancos de
inversión como Goldman Sachs, Morgan Stanley o Citigroup habían
revendido los bonos hipotecarios al conglomerado de seguros AIG, el
segundo mayor por número de activos del mundo, que quebró a raíz de los
acontecimientos. La banca de inversión buscaba traspasar el riesgo a una
aseguradora que, a diferencia de un banco, no necesitaba tener reservas de
capital para contrarrestar los activos arriesgados. El doctor conseguió unas
plusvalías de 2.600 millones de dólares y se quedó un 10%. Después
transfirió el resto del dinero a sus inversores (adjuntando un email con un
escueto e irónico "de nada"). El suceso inspiró una novela del escritor
financiero superventas Michael Lewis, La gran apuesta.[1]0 El libro fue
llevado a la gran pantalla por el director Adam McKay, con Christian Bale
en el papel de Michael Burry y con Steve Carrell, Ryan Gosling y Brad Pitt
en otros roles principales.
Conclusión: Michael Burry supo ver antes que nadie como todo era un
tinglado sin ninguna base sólida. Las consecuencias aún son visibles en
2020. Nada ha vuelto a ser igual en el mercado hipotecario pese a que en el
último lustro parece haber recuperado algo de terrreno. ¿Se olvidará alguna
vez lo que sucedió en este oscuro periodo y volveremos a tropezar?
conociendo el género humano y cómo se comporta, apostaríamos a que sí.
10.10. NO TOCAR, ¡PELIGRO!
“A Wall Street le importa una mierda lo que vende”.
◆◆◆
Ya hemos comprobado que lo único que les importa a los agentes
económicos de Wall Street es ganar dinero. Los diferentes actores
(aseguradoras, creeadores de mercado, bancos, agencias de calificación,
etc.) se ponen de acuerdo en no dejar de darle a la manivela del dinero
inventado. Millones de dólares generados de manera artificial y sin ningún
tipo de repercusión positiva para la economía real.
Cuando estalló el caso de las hipotecas subprime se comprobó cuán
frágil resulta el sistema financiero. Se destapó todo un conglomerado de
derivados y productos realmente complejos que ni tan siquiera sus propios
creadores eran capaces de entender. El objetivo de este capítulo es prevenir
a los potenciales inversores de algunos productos de destrucción masiva:
1) CFD´s: es el acrónimo de contratos por diferencias. Es un
contrato por el que se intercambia la diferencia del precio de un
instrumento financiero (commodities, acciones, índices, divisas y
bonos) entre el momento de apertura de la operación y el
momento del cierre. Funcionan de forma similar a los futuros, con
el riesgo de que no existe más contrapartida que el bróker que los
comercializa. Los intermediarios pueden manejar los precios a su
beneficio con las horquillas de precio que es el margen de beneficio
que ellos se embolsan. El alto apalancamiento permitido en estos
productos permite al operador apostar pequeñas cantidades. Más
del 90% de los traders pierden dinero operando con CFD´S. En
Estados Unidos no se permite su operativa.
2) Warrants: sucede algo parecido al ejemplo anterior. Son opciones
que vende un creador de mercado sin ninguna clearing house de por
medio. Además, sólo permite dos posiciones, la compra de PUT y la
compra de CALL por lo que un especulador de warrants no puede
ganar vendiendo CALL, la estrategia más provechosa y pasiva, y
que sí se permite en el mercado de opciones. Al tratarse de un juego
de suma cero, lo que uno gana, el otro lo pierde, por lo que
lógicamente, el creador de mercado no va a comercializar un
producto para perder dinero...
3) Opciones binarias y éxoticas en general: algunas con nombres tan
sugerentes como Bermuda, Canaria, Parisina o Asiática que parece
que estemos adquiriendo un paquete vacacional... Más de lo mismo.
Los facilita un intermediario que es juez y parte. En este caso, son
opciones que permiten hacer una sencilla apuesta sobre un producto
financiero. Hay dos opciones, sube o baja por eso se denominan así.
Mantenerse alejado como de la peste.
4) Productos estructurados: son instrumentos que combinan varios
productos financieros. Por norma general, tienen garantizado parte
del capital pero su rentabilidad está sujeta a diversas variables
interdependientes entre sí. Por poner un ejemplo: un fondo invierte
en el índice eurostoxx 50 pero su rentabilidad depende del
comportamiento del franco suizo. Podría ser que el índice subiera
pero el producto estructurado perdiera dinero porque la divisa
helvética cae respecto al par al que cotiza. Las comisiones también
son consideradas abusivas. La CNMV califica estos productos
como complejos y, durante la crisis bancaria, muchas entidades
financieras (especialmente aseguradoras y banca minorista), fueron
acusadas de mala praxis al venderlos a clientes que no encajaban en
un perfil de riesgo adecuado, como fue el caso del Banco Santander
y su marca de inversión privada, Banif.
5) Criptomonedas: la idea no es del todo mala: un marketplace
descentralizado donde se intercambian divisas en curso por
monedas virtuales a través de tecnología Blockchain. El problema
es que nadie regula todo esto y algunas de estas divisas virtuales ya
han sido objeto de estafa y especulación. ¿Y si somos víctimas de
mala praxis, a quién reclamamos? La volatilidad de las
criptodivisas, por otra parte, acostumbra a ser muy alta.
Los grandes inversores ni se acercan a estos productos. Será por algo.
La publicidad engañosa atrapa en sus redes a muchos incautos que creen en
ganancias fáciles con el mínimo esfuerzo. Si este libro sirve para que nadie
caiga en estas trampas, habrá merecido la pena escribirlo.
ANEXO I: EJERCICIOS CON
OPCIONES Y FUTUROS
◆◆◆
ESTRATEGIA NAKED PUT SELLING
Imaginemos que somos unos Value Investors de tomo y lomo. La
empresa DPG nos interesa muchísimo porque cumple casi todos nuestros
requisitos. Digo "casi" porque la empresa cotiza a un valor un tanto más
cara de lo que deseamos. Para cumplir todas las condiciones exigidas,
debería tener un precio de mercado de 40 euros. No obstante, para desgracia
nuestra, tiene un valor actual de mercado (a fecha 29-6-2020) de 45 euros.
Con la estrategia NAKED PUT SELLING vamos a conseguir que nos
paguen por esperar a que el valor descienda hasta los 40 euros deseados.
Acudimos a la columna de cadena de opciones de nuestro intermediario
intercheapbroker para ver a cuánto asciende la prima del precio de ejercicio
que nos conviene (en este caso 40€). Observamos la columna stike price
para ver los precios de ejercicio vigentes y tenemos un rango de precios que
oscila entre los 24 y los 55 euros. A continuación, fijamos nuestra atención
en la columna "bid" para ver el precio de la prima correspondiente que
percibiríamos. Como en este caso hemos decidido que nos interesaría
adquirir 5 PUTS de DPG (a 40 euros cada PUT), miramos a cuánto
asciende el importe de la prima que nos pagará el comprador del PUT y
resulta que es de 1 euro. Como por cada contrato de la opción controlamos
100 títulos, multiplicamos 1€ por 100 y el resultado, 100 euros, lo
multiplicamos por el número de PUTS que adquirimos (5 PUTS x 100 euros
= 500 euros). 500 euros será por tanto, la prima que recibiremos en nuestra
cuenta mientras esperamos tranquilamente a que DPG llegue a su fecha de
vencimiento (tercer viernes de Septiembre).
Nuestro contrato nos exige que si el comprador del PUT desea ejercer
su opción de compra del PUT de 40 euros, en cualquier momento, antes del
tercer mes de septiembre, estamos obligados a aceptarlo. No pasa nada.
Nuestro plan era obtenerlo a ese precio así que ¡fantástico! Y si no ocurre
así, nos quedaremos los 500 euros de la prima y podemos repetir la misma
operación para el vencimiento de diciembre, si nos interesa (es probable).
El comprador del PUT sólo ejercerá la opción de compra en el caso de que
el precio de ejercicio sea inferior a 40 euros. Está adoptando una posición
bajista. Si el precio de strike sube, no le interesa ejercer su opción. Su
operación es a cara o cruz. En cambio a nosotros nos da lo mismo, siempre
saldrá cara. Si el precio de ejercicio del PUT es superior a 40 euros el día de
vencimiento, ingresaremos la prima (de hecho ya la tenemos). Si el precio
de ejercicio del PUT es, por el contrario, inferior a 40 euros, nos asignarán
unas acciones que ya deseábamos adquirir pero a mucho mejor precio.
El mayor riesgo en el que podemos incurrir es que las acciones caigan a
un precio mucho más bajo del precio al que estamos obligados a adquirirlas.
Unos días antes de llegar la fecha de vencimiento, a DPG le imponen una
fuerte multa por infringir las leyes antimonopolio y se hunden a un precio
de 20 euros. El comprador del PUT nos asignará y deberemos adquirir 500
títulos a 40 euros (500 x 40 = 20.000€) cuando ahora sólo valen 20€ por lo
que, incurrimos en una pérdida latente de 10.000 euros o del 50 % de
nuestro capital (20.000€ de precio de adquisición vs 10.000€ de precio
actual = -10.000€ de pérdida). Desde el punto de vista de un inversor en
valor, si la acción, en unos años, llega de nuevo a cotizar a 45€ aún
ganaríanos un 12,5% en la operación aunque eso nunca se puede saber.
Estamos, no obstante, barajando la hipótesis de una hecatombe. Si la acción
cayera pero a un precio de 35€ por ejemplo, sería más conveniente porque,
aun teniendo en cuenta que deberíamos pagar 40€ de precio strike price, lo
que buscamos es obtener un buen precio de compra ya que somos
inversores en valor. Nuestro objetivo es obtener títulos infravalorados por el
mercado para obtener ganancias cuando el precio del mercado y el valor
intrínseco de la acción se iguale como bien hemos aprendido en el capítulo
1.
En realidad lo más interesante son los 500 euros que ingresamos en caso
de que la opción expire y no hayamos sido asignados. Hemos obtenido un
2,5% sobre el valor de veinte mil euros (debiendo disponer, por si somos
asignados, de un "margen de cobertura" o margin call establecido por el
bróker), y que hubiéramos tenido que desembolsar, sí o sí, en caso de querer
adquirir las acciones directamente. Pero en este caso, únicamente hemos
debido depositar el margen de cobertura, y podemos (esto es lo mejor de
todo) realizar la misma operación cada tres meses hasta que seamos
asignados si lo creemos conveniente. Si el valor va al alza o se mantiene
estable durante cinco trimestres, por ejemplo, podemos repetir la misma
acción cinco veces (aunque hay que tener en cuenta que los precios de
ejercicio y las primas pueden variar).
Un error en el que no debemos incurrir nunca es en buscar los precios de
ejercicio que pagan las primas más elevadas. Suena tentador pero son las
más volátiles. También son las que más cerca están de estar Out of the
Money ya que son las opciones cuya fecha de expiración está mas cercana.
◆◆◆
ESTRATEGIA BUY WRITE
Cuando poseemos acciones en cartera que se han revalorizado
fuertemente y pensamos que el recorrido al alza de la acción ya parece
limitado, no debemos caer en el error de vender precipitadamente. Con la
estrategia de venta BUY WRITE o COVERED CALL podemos proteger
nuestos títulos y conseguir, en caso de que el valor caiga de precio, liquidez
suplementaria. El comprador del CALL nos pagará una prima para tener el
derecho pero no la obligación de comprar nuestras acciones a fecha de
vencimiento. Nosotros tenemos la obligación de vender al comprador del
CALL nuestros valores en caso de que le interese. En este punto debemos
recordar que el mayor error que cometen los compradores de CALL consiste
en comprar opciones muy cerca de la fecha de vencimiento por lo que, en la
mayoría de casos, las opciones vencen OTM. Nosotros debemos
aprovecharnos de ello.
Digamos que tenemos 100 acciones de la empresa JCM compradas en
2010 a 50 euros por título y hoy día (verano del 2020), la empresa cotiza a
100 euros. ¡Felicitaciones! En diez años hemos conseguido que los títulos
se revalorizen un 100% habiendo desembolsado 5000 euros en 2010 y
obteniendo hasta el momento, una plusvalía latente de otros 5000 euros. No
obstante, en el último año, con toda la problemática derivada de la
pandemia, JCM (una cadena hotelera) ha sufrido bastantes vaivenes. A
principios de año llegó a cotizar a 150 euros, ahora en cambio, cotiza a
100€ como ya hemos comprobado. Podemos tomar dos caminos: uno, ser
reactivos y vender, o bien ser proactivos. Si nos decidimos por lo último,
protegeremos nuestras acciones vendiendo CALL cubiertas.
Nos interesa centrarnos en opciones con precios de ejercicio que sean
poco probable que las acciones puedan alcanzar a fecha de vencimiento. Y
reiteramos: esas son las opciones OTM. En la columna de opciones
buscamos dichos precios improbables. Nos decidimos por un strike price de
130 euros el día 16 de Julio, que paga una prima de 1,25 euros, y con fecha
de vencimiento 18 de Septiembre. La posibilidad de que en dos meses el
valor se revalorize un 30% resulta harto improbable. La temporada turística
ya se ha echado a perder pero nosotros podemos todavía "hacer el agosto".
Una vez ejecutada la operación, ingresaremos 125 euros de prima (100
títulos x 1,25€ = 125€ ).
El 18 de septiembre nos podemos encontrar con dos escenarios. En el
primero, el más probable, JCM cotiza por debajo de 130 euros. Seguimos
en posesión de las acciones y nos llevamos 125 euros de propina. Al igual
que en la estrategia de venta de PUT al desnudo, podemos repetir la misma
operación de manera trimestral siempre que escojamos precios de ejercicio
OTM. Mientras el valor no tenga una tendencia alcista, podremos obtener
unos ingresos extras (como si cobráramos un dividendo) y no deberemos
deshacernos de nuestras queridas acciones que tantas alegrías nos han
proporcionado. Imaginemos que conseguimos repetir la operación cada
trimestre. En un año cosecharíamos una ganancia de 500 euros. Los títulos
nos costaron en su día 5000€. Estaríamos obteniendo un descuento del 10%
sobre el capital desembolsado. Si la situación de la pandemia no mejorara,
el sector hotelero sufriera por la coyuntura, y JCM no alcanzara los 130
euros hasta 2030, recibiríamos una prima de 500 euros anuales durante diez
años (500€ x 10 = 5.000€) que significaría que nuestro coste inicial se ha
reducido a cero (bastante improbable pero no imposible).
En el segundo caso, menos probable si hemos seleccionado el precio de
ejercicio correcto, JCM cotiza a ciento treinta euros a fecha 18 de
septiembre. Somos asignados. Que no cunda el pánico, repetimos que es
bastante improbable si hacemos bien los deberes. En todo caso, toda
historia de amor tiene un final y nos despredenderíamos de los valores.
Devolvemos el importe de la prima y vendemos a 130 euros, 100 títulos
(130€ x 100 = 13.000€). Nos enfundamos una ganancia total de 8.000 euros
(13.000€ - 5000€ de coste inicial = 8000€). Disponemos de liquidez para
esperar tiempos mejores, buscar acciones infravaloradas en las que
depositar nuestra confianza, acciones de alto crecimiento y/o hacer nuevas
operaciones con opciones. Eso ya depende de cada inversor.
◆◆◆
ESTRATEGIA COMPRA DE CALL DITM
La siguiente estrategia es, indiscutiblemente, la más provechosa de
todas las que existen para compra de CALL. Lo mejor de esta estrategia es
que nos permite desembolsar importes menores que si lo hiciéramos con
acciones al contado y con menor riesgo, puesto que la compra de acciones
CALL Deep in the Money requiere menor liquidez.
Deseamos comprar acciones de la magnífica empresa farmacéutica
NFO que, en la actualidad, cotiza a 30 euros por título. Marcha fenomenal
con una trayectoria claramente ascendente. Como tenemos tres mil euros
para invertir, adquirimos un lote de cien acciones. Nuestro riesgo es de
3.000 euros. Nuestro breakeven es de 30 euros, lógicamente. Siempre que el
valor fluctúe por encima de 30 euros, incurriremos en ganancias latentes.
Siempre que fluctúe por debajo, serán pérdidas latentes. A continuación,
acudimos a la pantalla de opciones de nuestro bróker para ver si hay CALL
sobre NFO disponibles. Hallamos un interesante strike price a 15 euros con
fecha de vencimiento Junio de 2021. Es el precio de ejercicio más Deep in
the Money que hay disponible. En la columna "ask" nos aparece una prima
de catorce euros. Podemos, por lo tanto, adquirir un paquete de cien
opciones CALL sobre NFO por 1.400 euros (100 x 14€ = 1.400€). Nuestro
desembolso total es de menos de un 50% que en el caso de comprar las
acciones a precio de mercado, así que nos estamos apalancando a un nivel
1:2. Volviendo a la pantalla de opciones, observamos que el precio de
nuestra prima es el más caro. ¿Porqué elegir la prima más cara? La
respuesta es el delta. La opción CALL de 15 euros es la que tiene un delta
más fuerte (un delta de 1 o 100%) y es la que se va a desplazar más en
consonancia con el valor subyacente (la acción). Nuestro umbral de
rentabilidad será de 29 euros (15€ strike price + 14€ de la prima = 29€). A
fecha de vencimiento podemos encontrarnos con diversos escenarios:
1) La opción vence sin valor. Perdemos los mil cuatrocientos euros.
Muy difícil pero no imposible. Sabemos de antemano nuestra
pérdida máxima. Si hubiera una debacle y el precio de la acción
cayera a cinco euros desde los treinta iniciales y hubiéramos
comprado las acciones en lugar de adquirir las opciones, nuestra
pérdida hubiera sido superior ya que 3.000€ de precio de compra
menos 1.000€ de precio de venta nos da una pérdida total de
2.000€, minusvalía superior que en el caso de la opción.
2) Ejercitar la opción antes de la fecha de vencimiento. En cualquier
momento en que el precio de la acción supere el breakeven de 29
euros, podemos ejecutar nuesta opción de compra. Si en abril, dos
meses antes de la fecha de vencimiento el precio fuera de cuarenta
euros, ejecutaríamos la opción consiguiendo 1.100€ de ganancia
(4.000€ de venta de las acciones menos 2.900€ de precio de
compra, incluida la prima de 1.400€ depositada como garantía,
arrojan un beneficio de 1.100€). Nuestro ROI es del 78,5% (1400€
desembolsados nos otorgan 1.100€ de beneficio). Comprando
directamente las acciones hubiéramos tenido que depositar 3.000€
para obtener 1.000€ de ganancia (40€ de precio de venta - 30€ de
precio de compra = 10€ por acción) (10€ x 100 títulos = 1000€).
Un retorno de la inversión del 33%, menos de la mitad que con el
CALL DITM .
3) Hacer un roll over y continuar al lado de la tendencia alcista. La
acción no tiene límites mientras vaya hacia arriba así que podemos
extender el contrato mientras el precio vaya a nuestro favor. Si se
prefiere plazos temporales más largos, el operador puede usar
LEAPS.
TEST DE OPCIONES Y FUTUROS
1. Decidimos vender un lote de opciones PUT sobre la empresa
easyput para llevar a cabo una estrategia NAKED PUT SELLING.
¿Cuál de los siguientes escenarios posibles es el correcto?
a) Las acciones suben. El comprador no ejerce su derecho y nos
quedamos la prima.
b) Las acciones expiran sin valor. Nos quedamos la prima.
c) Las acciones bajan de valor y somos "asignados".
d) Las tres respuestas anteriores son correctas.
2. Si queremos comprar un lote de opciones CALL sobre la
empresa opcionesbaratas.com ¿Qué debemos tener en cuenta
sobre el valor temporal de las opciones?
a) Que el precio de ejercicio del CALL esté siempre OTM para tener
más probabilidades de ganar dinero.
b) Que el precio de ejercicio del CALL esté siempre DITM para tener
más probabilidades de ganar dinero.
c) Nunca podemos perder dinero si compramos un CALL.
d) Ninguna de las anteriores afirmaciones es correcta.
3. Si vendemos tres contratos de futuros del mini-IBEX35 a
7.000 puntos, colocamos un STOP-LOSS a 7.050 puntos y éste se
ejecuta...
a) Perdemos 150 euros (-50 euros x 1 punto x 3 contratos = -150
euros).
b) Ganamos 150 euros (50 euros x 1 punto x 3 contratos = 150 euros).
c) Perdemos 1.500 euros (50 euros x 10 puntos x 3 contratos = -1.500
euros).
d) Ninguna de las respuestas anteriores es correcta.
4. Si compramos dos contratos del mini-S&P500 a 3.100 puntos
y únicamente estamos dispuestos a perder doscientos euros: ¿A
qué distancia debemos colocar el STOP-LOSS?
a) Es mejor no colocar STOP-LOSS.
b) A 3.098 puntos: (-2 puntos x 50 euros x 2 contratos = -200 euros).
c) A 3.102 puntos (- 2 puntos x 50 euros x 2 contratos = -200 euros).
d) No están permitidos los STOP-LOSS en los contratos de futuros.
5. Vendemos un contrato PUT sobre el IBEX35 a precio de
strike de 7.000 puntos y el día de vencimiento cotiza a 7.300
puntos...
a) Perdemos dinero.
b) Somos asignados.
c) Cobramos la prima al vencer la opción por encima del precio de
strike y no ejercer el comprador del PUT su derecho de compra.
d) Debemos devolver la prima al vencer la opción por encima del
precio de strike y ejercer el comprador del PUT su derecho de
compra.
6. Un error habitual de los traders novatos a la hora de operar
con opciones es:
a) Comprar CALL pudiendo vender CALL, que suele ser una estrategia
más eficiente.
b) Adquirir opciones CALL cuya prima es más barata, y por tanto,
más OTM.
c) Escoger opciones con un delta débil.
d) Las tres afirmaciones anteriores son correctas.
7. Si compramos tres contratos de futuros del mini-DAX y
colocamos una orden bracket al mercado fijando una orden de
compraventa en 13.000 puntos, un STOP-LOSS a 12.980 y un
STOP -PROFIT a 13.050 puntos y el valor del futuro alcanza los
13.070 puntos...
a) Ganaremos 70 puntos a 10 euros el punto por tres contratos que
resulta ser 2.100 euros.
b) Ganaremos 50 puntos (porque salta el stop- profit en 13.050
puntos) a 10 euros el punto por tres contratos para un resultado
total de 1.500 euros.
c) Perderemos 20 puntos (porque salta el stop-loss en 12.980 puntos) a
10 euros el punto por tres contratos, obteniendo una minusvalía de
600 euros.
d) Está prohibido colocar órdenes bracket en el mercado de futuros
mini-DAX.
8. Si tenemos una CALL comprada sobre el índice IBEX35 a un
strike price de 7.200 y a los 6 meses cotiza a 7.250...
a) Está In the Money.
b) Está Out the Money.
c) Está At the Money.
9. ¿Qué estrategias de las siguientes son las correctas?
a) Ante expectativas alcistas: compra de futuros, compra de opciones
CALL y compra de opciones PUT.
b) Ante expectativas alcistas: compra de futuros, compra de opciones
CALL y venta de PUT.
c) Ante expectativas bajistas: venta de futuros, venta de CALL y venta
de PUT.
d) Ante expectativas bajistas: venta de futuros, compra de CALL y
venta de PUT.
10. La empresa Brokebank reparte un dividendo de un euro por
acción y nosotros tenemos una opción CALL comprada. ¿Cuál de
las siguientes afirmaciones es correcta?
a) Tenemos los mismos derechos de cobro de dividendo que si
fuéramos accionistas.
b) El poseedor de una CALL no tiene derecho al cobro de dividendos.
c) Sólo tendríamos derecho a cobrar dividendos con la compra de una
opción PUT.
d) Ninguna de las afirmaciones anteriores es correcta.
11. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre los mercados de
futuros no es correcta?
a) En los mercados de futuros no existen cámaras de compensación.
b) Nuestro bróker ejerce de contrapartida cuando operamos con
futuros.
c) El movimiento mínimo (1 tick) equivale a diez dólares en el futuro
miniS&P500.
d) Ninguna de las anteriores afirmaciones es correcta.
12. Si vendemos dos futuros del mini-S&P500 a 3.000 puntos y
tenemos 18.000 dólares en nuestra cuenta de bróker: ¿Cuál es la
pérdida máxima diaria que nos podemos permitir para no perder
todo nuestro capital en diez días?
a) Cualquier pérdida diaria inferior a 36 puntos.
b) Cualquier pérdida diaria inferior a 180 puntos.
c) Podemos asumir cualquier pérdida porque nuestro bróker nos
prestará dinero si lo perdemos.
d) Ninguna de las afirmaciones anteriores es correcta.
13. En la compra de una PUT:
a) Las expectativas del vendedor de PUT son alcistas.
b) El comprador del PUT está obligado a comprar si el vendedor lo
requiere.
c) El comprador del PUT es el que recibe la prima.
d) Las pérdidas potenciales del comprador del PUT quedan limitadas
al precio de la prima.
14. Poseemos acciones de la empresa vayaganga y éstas se han
revalorizado espectacularmente. Tenemos miedo, no obstante, de
una inminente caída del mercado y decidimos desarrollar una
estrategia BUY WRITE vendiendo opciones. ¿Qué puede ocurrir?
a) Las acciones siguen subiendo y la venta de opciones nos reporta
ganancias adicionales.
b) Las acciones siguen subiendo y la venta de opciones nos reporta
pérdidas.
c) Las acciones bajan y la venta de opciones nos proporciona pérdidas
adicionales.
d) Nunca perderemos dinero con una estrategia BUY WRITE.
15. Siguiendo con el ejemplo anterior. ¿Cómo debemos elegir el
precio ejercicio?
a) Buscando el precio de ejercicio cuya prima sea más cara y así
recibimos más beneficio.
b) Buscando el precio de ejercicio cuyo valor intrínseco esté más Out
of the Money.
c) Buscando el precio de ejercicio cuyo valor intrínseco esté más At
the Money.
d) Buscando el precio de ejercicio cuyo valor intrínseco esté más In the
Money.
16. Si vendemos 3 contratos del mini-S&P500 a vencimiento
Diciembre de 2020 por 3.200 puntos y el índice ha subido a
3.300...
a) Recibimos una prima a cambio de comprar los contratos si el
comprador lo requiere.
b) No estamos obligados a deshacer la posición perdedora.
c) Estamos obligados a deshacer la posición perdedora si el bróker lo
exige.
d) Ninguna afirmación de las anteriores es correcta.
17. Si adquirimos opciones del tipo europeo...
a) Podemos ejercer el derecho de vender antes de la fecha de
vencimiento.
b) No podemos ejercer el derecho de vender antes de la fecha de
vencimiento.
c) Estamos obligados a ejercer el derecho de vender antes de la fecha
de vencimiento.
d) Recibimos una prima.
18. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre los derivados
financieros es correcta?
a) Pueden resultar arriesgados si se usa un apalancamiento excesivo.
b) Sirven como cobertura, especulación y producción de rentas
adicionales.
c) Son una parte importante para la operativa de los fondos de
cobertura.
d) Todas las afirmaciones anteriores son correctas.
19. Si vendemos 3 contratos del mini-DAX a 11.200 puntos,
nuestro bróker nos exige depositar una garantía de 1.200 euros y
el índice sube hasta 11.220 puntos...
a) Nos veremos obligados a depositar garantías adicionales ya que de
lo contrario nuestra cuenta quedaría al descubierto.
b) No necesitamos presentar garantías adicionales ya que nuestro
margin call es suficiente.
c) No necesitamos presentar garantías adicionales porque estamos
dentro de una posición ganadora.
d) En los contratos de futuros no es obligatorio depositar garantías.
20. Si compramos 2 contratos de futuros sobre el índice mini-
S&P 500 a 3.200 puntos y colocamos un STOP-LOSS en los
3.192 puntos... ¿Cuántos TICKS se debería mover el mercado
para que nos saltara el STOP-LOSS?
a) Un total de 8 ticks (8 ticks = 8 puntos).
b) Un total de 16 ticks (8 ticks : 8 puntos x 2 contratos = 16).
c) Un total de 32 ticks (4 ticks equivalen a 1 punto x 8 puntos = 32).
d) Un total de 64 ticks (4 ticks equivalen a 1 punto x 8 puntos x 2
contratos = 64).
21. Siguiendo con la pregunta anterior... ¿a qué distancia
deberíamos colocar el STOP-LOSS si queremos limitar nuestra
pérdida a 250 dólares?
a) 2,5 puntos por debajo (3.197,50).
b) 5 puntos por debajo (3.195 puntos).
c) 5 puntos por encima (3.205 puntos).
22. Queremos desarrollar una estrategia OPTION CREDIT
SPREAD. ¿Qué debemos tener en cuenta antes de operar?
a) No es necesario prever si la tendencia es alcista o bajista con esta
estrategia.
b) La prima ingresada por la venta de la PUT debe ser mayor que la
prima a pagar por la compra de la PUT.
c) Escoger un precio de ejercicio OTM a vencimiento inferior de 60
días.
d) Todas las afirmaciones anteriores son correctas.
23. Si compramos un CALL DEEP IN THE MONEY. ¿Qué
escenario es más probable?
a) Nos quedamos con la prima.
b) La opción expira sin valor.
c) Nuestra pérdida queda limitada a la prima que depositemos en caso
que la opción expire sin valor.
d) En el 90% de los casos, si elegimos correctamente el STRIKE
PRICE, ganaremos.
24. Si compramos una opción PUT sobre la acción NFO y paga
un dividendo mientras tenemos la opción...
a) Cobraremos el dividendo como un accionista más.
b) No cobraremos ningún dividendo.
c) La acción bajará de precio cuando nos abonen el dividendo, lo que
nos beneficia como posición bajista.
d) Las respuestas B y C son correctas.
25. ¿ Cuál de las siguientes afirmaciones sobre los derivados no
es correcta?
a) Las opciones con un delta más fuerte se consideran que están OUT
OF THE MONEY.
b) Las opciones del tipo americano pueden ejercerse antes de la fecha
de vencimiento.
c) No siempre el derivado y el activo subyacente se mueven con la
misma exactitud.
SOLUCIONES
1d, 2b, 3a, 4b, 5c 6d, 7b, 8c, 9b, 10b, 11d, 12a, 13a, 14b, 15b, 16c,
17c, 18d, 19b, 20c, 21a, 22d, 23c, 24d, 25a.
EPÍLOGO
“El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa.”. George Bernard Shaw.
◆◆◆
Como hemos podido comprobar, los diez personajes que hemos analizado
en estas páginas tienen varios rasgos en común y otros divergentes en
muchos aspectos. Todos y cada uno de ellos dominan diversos campos de la
inversión bursátil y poseen un inconfundible sello propio que les ha
permitido ganarse, por méritos propios, un lugar privilegiado en la historia
de la bolsa de valores.
¿A quién de ellos debe el lector hacer caso? Pues a todos ellos. Y
también a ninguno. Veréis, recordad lo que dice el Doctor Burry: “Nadie
puede enseñar a invertir en bolsa. Sería una escuela con una matrícula
prohibitiva”. Cada maestrillo tiene su librillo y podemos aprender cosas de
todos ellos pero no clonar sus estilos. Los potenciales inversores deben
adaptar su filosofía de inversión a sus necesidades vitales, al capital
disponible y a sus expectativas de rentabilidad y riesgo. Cada persona es un
mundo y no podemos caer en el error de pensar que, simplemente copiando
una metodología exitosa, vamos a forrarnos: el mundo de las inversiones no
funciona así.
De hecho, pienso con sinceridad que, contrariamente a la corriente
predominante que se viene pregonando a los cuatro vientos en los últimos
tiempos dentro del ámbito bursátil, NO todo el mundo puede invertir en
bolsa. En los últimos años se ha extendido la falacia fértil (Soros dixit) de
que cualquier persona puede operar en los mercados financieros y no es
verdad. La mayoría de los seres humanos pueden, potencialmente, adquirir
la capacidad de aprender los conocimientos básicos que se necesitan saber
sobre los mercados de valores. Algunos de ellos conseguirán sacar partido
de ello, pero de aquí a pensar que leyendo un par de libros sobre bolsa o
asistir a un curso de un fin de semana nos capacita para competir contra los
mejores inversores, es como creer que nuestro hijo adolescente se va a
convertir en el nuevo Lionel Messi por apuntarlo a una escuela de fútbol de
verano. Una falacia beneficiosa para unos pocos y muy perjudicial para
aquellos más crédulos que creen en los cuentos de hadas.
Así que, querido lector, si me preguntas si deberías invertir en bolsa, te
diría que no, si no estás dispuesto a aprender primero. Aquí la medida del
éxito es el dinero: cuánto ganas si sabes lo que haces o cuánto pierdes si no
sabes lo que haces. En otros ámbitos de la vida, los errores no afectan tan
directamente al bolsillo. Este es, sin duda, un mundo apasionante y el que
quiera introducirse en él se sentirá atraído como a un imán. Una vez dentro
no se podrá escabullir fácilmente.
Antes de terminar, quisiera resumir de manera concisa los principales
rasgos en común y rasgos divergentes de estos genios sobre los puntos
fundamentales tratados en el libro:
1.VISIÓN DE MERCADO
Este es, muy probablemente, el único punto en el que coinciden la
totalidad de nuestros protagonistas: todos, en un grado mayor o menor, son
contrarian y tienen una perspectiva muy diferente al 99,99% de los
inversores que rondan por los mercados financieros. Gran parte de su éxito
se debe a este hecho ya que las mayores fortunas provienen de la facultad
de ver lo que otros no son capaces de detectar aunque lo tengan justo
delante de sus narices. Esta cualidad de anticiparse a los movimientos del
mercado, la han adquirido a través de la observación y la experiencia que
todos ellos han experimentado en mil batallas en los parqués, algunas de
ellas (la gran mayoría) exitosas y en otras (las menos) dolorosas. Añadir
que todos ellos tienen claro que no se puede predecir lo que ocurrirá en el
futuro, por lo que en lugar de consultar la bola de cristal, trabajan para estar
preparados para aprovechar tanto las tendencias positivas como las
negativas, sacando partido económico de ambas.
2. APRENDIZAJE
Bien, quizás me precipité al decir que el punto uno sería el único en que
el coincidirían todas las partes interesadas... Las ganas de aprender e
innovar son el motor que les impulsa a estar en lo más alto a todos ellos. Es
admirable que, pese a estar la gran mayoría bien entrados en años (incluso
los ya fallecidos estuvieron al pie del cañón prácticamente hasta sus últimos
días a edades bastante avanzadas), sigan teniendo tanta ilusión por seguir
prosperando y mejorando sus cualidades tanto personales como inversoras.
Todos han tenido altibajos en sus respectivas carreras, aunque debemos
admitir con justicia que arrojan más luces que sombras, de lo contrario no
serían gente TOP. Graham se arruinó dos veces, Dalio estuvo en un tris de
cerrar Bridgewater, un grave error de gestión le costó el despido a Bogle...
Pero enmendaron sus errores y siguieron adelante. Recordemos la lección
de Ray Dalio: “No temas errar, sino no detectar en qué has fallado”.
3. ¿INVERTIR DE MANERA INDIVIDUAL O
COLECTIVA?
En este punto ya hay divergencia. Bogle y Templeton son partidarios de
que el inversor minorista tiene mayores probabilidades de éxito si invierte a
través de fondos mutuos. Tienen su parte de razón, ya que ofrecen mayor
diversificación y más productos de inversión a escoger. Pero presenta
también su vertiente negativa: primero, es difícil obtener rendimientos
superiores a la media del mercado y segundo, los fondos no disponen de la
misma liquidez que la inversión individual a no ser que se adquieran ETF´s.
Graham, Lynch, Kostolany y Buffett abogan por lo contrario: el inversor
promedio posee hoy en día la misma capacidad para adquirir la información
necesaria que los intermediarios financieros, sin las ataduras de éstos, que
tienen que ajustarse a unos patrones muy definidos. Los inversores pueden
comprar y vender cuando quieran en los mercados sin tener que esperar a
ventanas de liquidez. La mayor ventaja de la inversión individual en
valores, según dicen ellos, es que las potenciales ganancias son mayores si
se seleccionan bien los valores pero, por contra, las potenciales pérdidas son
mayores si el mercado les da la espalda. El caso de Soros, Burry, Dalio y
Gross es diferente porque trabajan con clientela más elitista. No obstante, se
pueden extrapolar algunas de sus estrategias a la inversión minorista. En el
libro hemos descubierto algunas de las acciones de la cartera de Burry, el
portfolio all weather de ETF´s de Dalio, valores con los que Soros gana
dinero y cómo Gross ha sacado partido de la, teóricamente, menos lucrativa
inversión en renta fija.
4. INVERTIR O ESPECULAR
En el fondo, todos ellos tienen algo de ambos mundos. Identificamos a
la inversión con plazos temporales más amplios y a la especulación con
plazos temporales más cortos. Aunque es una perspectiva un tanto
simplista. Según Graham, el especulador es agresivo y el inversor es
defensivo. Buffett considera los derivados financieros como armas de
destrucción masiva y Soros es el vivo retrato de la especulación financiera.
Para Buffett, Graham y Lynch invertir es tener una porción de una empresa
y, si procede, es una inversión para toda la vida. Kostolany es un chaquetero
(con todo el cariño del mundo que es una de mis debilidades) que cambió
de bando a mitad de partido. El resto no tienen un perfil definido: adaptan
sus estrategias inversoras o especulativas según el momento de mercado.
5. VALUE INVESTOR VS GROWTH INVESTOR
La bolsa es un duelo de dualidades. Es algo inherente a la vida misma.
Frío/calor, ricos/pobres, hombres/mujeres... e inversores de valor e
inversores de crecimiento. Graham es el padre del Value Investing, como
hemos visto en el primer capítulo, y Buffett, Burry y Bogle siguen su estela.
Soros es el que apuesta más claramente por una filosofía Growth (al menos
por lo que respecta a su estrategia referente a las acciones individuales) y
podemos considerar que Kostolany se acerca también a la metodología
ingeniada por Philip Fisher. Mientras, Templeton y Lynch combinan ambas
estrategias: buscan valores con fuertes perspectivas de crecimiento pero
aborrecen tener que pagar precios demasiado altos por ellos. Por último,
Dalio y Gross resultan difíciles de encajar en ninguna categoría.
6. LADO CORTO/LADO LARGO
En principio, casi todos ellos, en mayor o menor medida, usan ambos
lados del mercado para ganar dinero. Burry, Soros y Dalio, como gestores
de Hedge Fund, son los que más usan el lado corto en sus operaciones.
Templeton no los usaba porque en los fondos tradicionales no estaba
permitido en su época. De Graham no tenemos constancia que apostara en
corto, aunque parece que, por principios, no lo hacía. Bogle comercializó
ETF´s inversos para permitir que los inversores minoristas pudieran sacar
partido a mercados bajistas. Kostolany se enriqueció operando en corto
hasta que dejó de hacerle feliz. Lynch no le encuentra sentido: para él,
operar en corto significa limitar ganancias. Mientras, tanto Warren Buffett
como Bill Gross, usan posiciones cortas como cobertura de mercado.
7. DIVERSIFICACIÓN
Desde el punto de vista del inversor minorista, todos ellos diversifican.
No obstante, debemos puntualizar. Al gestionar capitales tan enormes, una
cartera con treinta valores, como la de Berkshire Hathaway, debemos
considerarla una cartera concentrada. El propio Buffett, Graham, Lynch,
Gross, Burry y Kostolany prefieren no dispersar sus apuestas y trabajan
concienzudamente en lanzar sus dardos justo en el centro de la diana,
colocando entre un 5 y un 10% de su capital, en sus valores favoritos. El
modus vivendi de Templeton y Bogle se basaba en ofrecer una amplia
diversificación a sus clientes. Finalmente, Soros y Dalio, los responsables
de los dos fondos de cobertura más exitosos de la historia, llevan a cabo su
operativa con concentradas inversiones en el máximo de mercados y
productos alrededor del mundo.
8. LARGO PLAZO/CORTO PLAZO
En el capítulo nueve, hemos hablado de day trading. Obviamente,
relacionamos la operativa intradía con el corto plazo, pero dejadme que os
cuente un pequeño secreto: un daytrader es un especulador a largo plazo.
No, no tomo alucinógenos, es que desde mi perspectiva, un day trader es un
cortoplacista que debe tener éxito en el largo plazo. No le sirve de nada al
especulador intradía ganar hoy si no puede repetir el éxito mañana. Cada
día parte de cero y si no es consistente durante muchos meses y años, se
verá, tarde o temprano, expulsado del mercado. Debe hacer más
operaciones positivas o que éstas le reporten mucho más dinero que las
operaciones negativas. En el primer capítulo, vimos como el rendimiento
derivado de la inversión que Graham hizo en GEICO superó el rendimiento
total del resto de su cartera. Mantuvo el valor durante veintitrés años. En el
capítulo dos, hemos comprobado como Warren Buffett tiene valores en su
cartera que tienen más de cuarenta años de antigüedad. Si una inversión va
bien ¿porqué deshacerla? Un daytrader con una cuenta de 5.000 euros es
altamente improbable que logre que una sola operación intradía exitosa le
permita una ganancia que multiplique por más de mil veces su capital como
en el caso del profesor Graham. Asimismo, hay que hacer caso omiso de
aquellos que postulan que puedes sacarte un "sueldo" de tres mil euros al
mes porque es falso. Un daytrader puede ganar cinco mil un mes y perder
seis mil al siguiente. No he conocido jamás ningún asalariado que pierda
dinero. Sí he conocido a personas que se quejan de su bajo salario pero a
nadie que su empleo le sustraiga dinero. Hay trabajos bien remunerados y
sin tantos sobresaltos. Recordad al maestro Kostolany: “El que crea que
puede obtener un sueldo de la bolsa es un iluso. El salario de la bolsa es el
salario del dolor”.
Otra falsedad extendida en el negocio del day trading es que, además de
ganar mucha pasta, lo conseguirás con la mínima dedicación. Por supuesto
que Jimi Hendrix consiguió ser el mejor guitarrista de la historia del rock
practicando media hora al día y Michael Jordan el mejor baloncestista de
todos los tiempos lanzando un par de tiritos a canasta diarios... Los grandes
beneficiados de esta falacia son los brokers y gurús que ganan el dinero
alimentando falsos mitos y vendiendo cursos donde todos terminan
aprendiendo una fórmula mágica que les convierte en los Panoramix del
mundo del trading. Pura palabrería. Se puede ganar dinero operando
intradía pero requiere esfuerzo, igual que cualquier otro tipo de actividad.
◆◆◆
A modo de conclusión, al autor le gustaría, como recopilación, regalar a
sus lectores unos TIPS que debe interiorizar para tener éxito en el mundo de
la bolsa:
En la bolsa operan los mejores inversores del mundo que nos
superan en habilidades, medios económicos y recursos
profesionales.
El aprendizaje y la formación de un inversor no se detiene
nunca.
El peor enemigo del inversor en bolsa es uno mismo.
No hay mejor baremo para calibrar la calidad de un inversor
que su cuenta de resultados.
Un zapatero siempre querrá venderte unos zapatos. No
escuches a vendedores.
El ruido mediático es la polución del mundo bursátil.
Compra a pesimistas y vende a optimistas.
No compres un valor porque te guste. No estás buscando
pareja.
No temas errar, teme el no rectificar tus errores.
Corta tus pérdidas.
Jamás promedies a la baja.
Diversificar sí, pero diversificando bien.
Busca acciones ordinarias que produzcan beneficios
extraordinarios.
No busques evitar el riesgo. Adapta tus estrategias para
minimizarlo.
Ganar con un estilo propio es lo que distingue a los grandes
operadores de los mediocres.
¡Paciencia! No corras tras el dinero. Deja que éste venga hacia
ti.
Es más importante aprender a invertir bien que aprender a
ganar dinero.
Aprende de los fallos de los demás y te ahorrarás mucho dolor
y dinero.
Los mercados de valores descuentan todo.
Si quieres emoción ve a un casino.
Ignora a Mr.Market.
Empieza, aunque sea con poco capital pero comienza.
Si no eres capaz de ver caer el mercado, aléjate de la bolsa de
valores.
Las mejores inversiones son, frecuentemente, las más
aburridas.
La bolsa a menudo es caprichosa. No intentes buscarle una
lógica.
Las masas raramente tienen razón. Haz lo contrario y te irá
bien.
La historia demuestra que el ser humano no aprende de la
historia.
La bolsa vive en la dualidad: alcista/bajista,
ganadores/perdedores, compradores/vendedores...
El mercado de valores pierde la razón en el corto plazo pero
recupera la cordura en el medio y largo plazo.
El interés compuesto juega tu favor. ¡Úneté a él!
Declara la guerra a los gastos innecesarios.
Las personas derrochadoras son esclavas de las personas
ahorradoras.
Las personas ricas son austeras porque conocen bien el valor
del dinero.
En bolsa dos más dos son cinco menos uno.
Descuenta lo obvio y apuesta por lo inesperado.
En el lado largo, las ganancias son infinitas y, en el lado corto,
las ganancias son limitadas.
El lado correcto del mercado es el lado ganador.
Compra con el sonido del arpa y vende con el sonido de
cañones de guerra.
Para ganar perspectiva es conveniente alejarse del mercado.
Jamás pongas límites a los beneficios.
Busca un buen plan, no un plan perfecto.
Piensa en los valores como parte de un negocio.
No temas al futuro, anticípate a él.
El valor del efectivo se ve erosionado por el paso del tiempo.
El tiempo es tu amigo, los impulsos tu enemigo.
La deuda puede jugar a tu favor o sacarte del partido. ¡Vigila
el apalancamiento!
Lo que funcionó en el pasado no tiene porque funcionar en el
futuro.
Aprende a gobernarte a ti mismo.
Sé codicioso cuando haya sangre en las calles y temeroso
cuando reine la euforia.
En bolsa, tener razón significa ganar dinero y estar
equivocado, perderlo.
AUTOR
Juan Carlos Morales, Barcelona 1978, es inversor en bolsa y Venture
Capital. Proviniente del sector hotelero, amante del rock, apasionado del
deporte y de la historia de los mercados financieros, debuta en el mundo
literario con este libro sobre los grandes inversores de la historia de la
bolsa. 2018 fue un año que supuso un punto de inflexión en su carrera de
inversor. Tras diez años invirtiendo, hizo balance: su cartera de largo plazo
había multiplicado varias veces su capital inicial; sus operaciones de
trading, por el contrario, le suponían abultadas pérdidas. Decidió eliminar
lo que no funcionaba, enfocarse en su portfolio de largo plazo, y comenzó a
gestar la escritura de Maestros de la Bolsa que finalmente ha visto la luz
este 2020. La principal conclusión extraída, tras una década de invertir en
los mercados de capitales, es que aprender de los grandes maestros es la
mejor inversión que puede hacer un inversor y la que le rentará un mayor
interés en el futuro.
[1]Graham, Benjamin. El Inversor Inteligente (1949). Editorial Deusto, edición en castellano
2007. ISBN 978-8423425179. Capítulo 10, pág. 276.
[2]Entrevista a Bill Gross en www.thestreet.com 6/9/2002.
[3]Graham, Benjamin. El Inversor Inteligente. Cap 16, pág.225.
[4]Graham, Benjamin. El Inversor Inteligente. Capítulo 7, pág. 173.
[5]Graham, Benjamin. El Inversor Inteligente. Cap. 19, pág. 497.
[6]Datos extraídos de la web financiera Whalewisdom.com.
[1]Buffett, Mary y Clark, David. La cartera de acciones de Warren Buffett. Editorial Gestión
2000. 1ª edición, 2011. ISBN 978-84-9875-195-6.
[2]Ídem. Cap. 2, pág. 27-28.
[3]Buffett, Mary y Clark, David. El TAO de Warren Buffett. Editorial Alienta, 2007. ISBN
978-84-9356-265-6 TAO nº 117 y nª 8 respectivamente.
[4]Declaraciones a la revista Forbes, Octubre de 1974.
[5]Buffett, Mary y Clark, David. La cartera de acciones de Warren Buffett. Introducción, pág.
11-12.
[6]Frase atribuida tanto a Mahatma Gandhi, como a su hija, y política, Indira.
[7]Buffett, Mary y Clark David. La cartera de acciones de Warren Buffett. Cap. 7, pág. 62-63.
[8]Kostolany, André. El fabuloso mundo del dinero y la bolsa. Ediciones Gárgola, 2011. ISBN
849-65-2942-8. Pág. 17.
[9]Datos obtenidos de la web gurufinance.com (25/2/2020), complementado con la estructura
de texto usada por Mary Buffett y David Clark en La cartera de acciones de Warren
Buffett.
[1]Bravo Medín, Miguel. Fondos de inversión: evolución histórica y situación actual. Trabajo
de fin de máster en banca y finanzas por la Universidad de La Coruña. Pág. 8,13,18 y 19.
[2]Alcaide Hernández, Francisco. Aprendiendo de los mejores. Editorial Alienta, 2016. 10ª
edición. ISBN 978-84-1625-387-6. Pág. 159.
[3]Web investopedia.com/pdf the greatest investors, 2010.
[4]Valueschool.com/youtube 5/5/2019.
[5]Alcaide Hernández, Francisco. Aprendiendo de los mejores. Pág. 192.
[6]Frase atribuida a Sir William Vestey (1859-1940) aunque nunca se ha podido demostrar su
autoría.
[7]Stanley, J. Thomas y Danko, William D. El millonario de la puerta de al lado. Editorial
Obelisco. Primera edición en castellano, 2015. ISBN 978-84-9111-019-4.
[8]Entrevista en el programa de la CNBC, Wall Street Week, 23 de Octubre de 1987.
[8]López Ballester, David. Frases, Kamino y destino. Punto Rojo libros, 2015. ISBN 978-84-
16658-31-2. Pág. 194.
[9]Frase atribuida al economista escocés Adam Smith (1720-1793) aunque no está confirmada
su autoría.
[1]Bogle, John. The little book of common sense investing. Editorial John Wiley & sons, 2017.
ISBN 978-11-1940-952-1. Intro, pág. 13.
[2]De la Dehesa, Guillermo, ex-presidente del CPRE (Center of Economic Policy Research).
Artículo 6/04/2001.
[3]“Las entidades no deben multiplicarse innecesariamente”. Summa Logicae, 1342.
Reeditado por St.Augustines Pr. Inc. 2011. ISBN 978-15-8731-605-0.
[4]Bogle, John. The little book of common sense investing. Cap. 3, pág. 34.
[5]Evangelio según San Mateo 19: 23-30.
[6]Entrevista del Nytimes.com con Stanley Druckenmiller 27/8/1998.
[7]Bogle, John. The little book of common sense investing. Cap. 4, pág. 41-45.
[8]ESMA (European Study Markets Authority). Informe 27/3/2019.
[1]Lynch, Peter. Un paso por delante de Wall Street. Editorial Deusto, primera edición, 2015.
ISBN 978-84-234-1713-1. Cap. 15, pág. 288; cap. 7, pág. 143 repectivamente.
[2]Ídem cap. 6, pág. 120-121.
[3]Ídem. Cap 11, pág. 219-224.
[4]Ídem. Intro, pág. 21.
[5]Ídem. Cap. 7, pág. 143.
[6]Ídem. Intro, pág. 21.
[7]Ídem. Cap 16, pág. 298.
[8]Ídem. Cap 16, pág. 306.
[9]Ídem. Cap 16, pág. 300.
[1]0Ídem. Cap 7, pág. 135-136,141,143,146-147,153.
[1]1Alcaide Hernández, Francisco. Aprendiendo de los mejores, 2. Editorial Alienta, primera
edición, 2015. ISBN 978-84.1692-859-0. Pág. 195-196.
[1]2Ídem. Pág 332-333.
[1]Middleton, Timothy. The Bond King: investment secrets from PIMCO´S Bill Gross. John
Wiley&sons, 2ª edición, 2006. ISBN 978-04-7173-601-1.
[2]Ídem. Part II, cap. 5, pág.129.
[3]Frase atribuida al banquero Sir Nathan M.Rothschild, tras amasar una fortuna especulando
con bonos franceses y británicos tras la derrota de las tropas de Napoleón en Waterloo.
[4]Middleton, Timothy. The Bond King. Part I, cap. 2, pág. 67.
[5]Harvard Business Review. Informe noviembre-diciembre 1998.
[6]Middleton, Timothy. The Bond King. Parte III, cap. 9, pág. 223.
[7]Ídem. Parte I, cap. 2, pag. 53; cap. 3, pág. 73-103.
[1]Alcaide Hernández, Francisco. Aprendiendo de los mejores 2. Pág.321.
[2]Entrevista en businessinsider.com 13/4/2017.
[3]Francisco Alcaide Hernández. Aprendiendo de los mejores. Cap 2, pág. 321.
[4]Ray Dalio, Principles. Cap 1, pág. 7-8.
[5] Alcaide Hernández Francisco, Aprendiendo de los mejores 2. Pág 323.
[6]Francisco Alcaide Hernández. Aprendiendo de los mejores, pág. 320.
[7]Fuente extraída para la confección de los dos últimos capítulos: Lee Lowell, Cómo ganar
dinero con las opciones. Ediciones Valor, 2014. ISBN 978-849-427-68-0-4.
1. [8] Biogramoney.com.blogspot.com/entrevista a Ray Dalio 10/6/2017.
[9]López Ballester, David, Escuela de Traders. Autoedición, 2017. ISBN 978-1542516945.
[10]Anthony Robbins, Money: master the game. Editorial Simon&Schuster 2016. ISBN
1471148610. Cap. 6.6.
[11]Datos extraídos de www.zonavalue.com.
[1]Kostolany, André. El arte de reflexionar sobre el dinero. Ediciones Gárgola, 2008. ISBN
978-84-9652-938-0.
[2]Ídem. Pág. 29.
[3]Kostolany, André. El fabuloso mundo del dinero y la bolsa. Pág. 21.
[4]Ídem. Pág. 29.
[5]Ídem. Pág. 50-51.
[6]Ídem, pág. 43.
[7]Lynch. Peter. Un paso por delante de Wall Street. Prólogo, pág. 17.
[8] Frase extraída de la web dineroybolsa.com.
[9]López Ballester, David. Frases, kamino y destino. Pág. 119.
[1]Datos extraídos de la web gurufocus.com.
[2]Frase atribuida al cómico Groucho Marx pero, como en muchos otros casos, resulta difícil
demostrar su autoría.
[3]Frase extraída de la web saladeinversión.com.
[4]elartedeinvertir.com/youtube 14/7/2016.
[5]Alcaide Hernández, Francisco. Aprendiendo de los mejores. Pág. 316
[6]López Ballester, David. Frases, kamino y destino. Pág. 116
[7]López Ballester, David. Escuela de traders. Pág. 64-68.
[8]Rubio Fernández, Fernando Daniel. Artículo El caso Soros, pág. 4.
[9]López Ballester, David. Frases, kamino y destino. Pág. 111.
[1]Alcaide Hernáncez, Francisco. Aprendiendo de los mejores. Pág. 223.
[2]Alcaide Hernández, Francisco. Aprendiendo de los mejores 2. Pág. 64.
[3]Taleb, Nassim. El cisne negro. Editorial Paidós, 2011. ISBN 978-84-9326-662-2.
[4]Elartedeinvertir.com/youtube 17/5/2020.
[5]Ídem.
[6]Datos extraídos de la web gurufocus.com.
[7]Elartedeinvertir.com/youtube 17/5/2020.
[8]Ídem.
[9]Ídem.
[1]0Lewis, Michael. La gran apuesta. Editorial Debate. Primera edición, 2013. ISBN 978-84-
9992-233-1. Capítulos 2 y 8.
Agradecimientos
A Sílvia Esteve y Alberto Martín por sus labores de corrección. Agradecer,
por su confianza, a los lectores que han comprado el libro pese a ser un
escritor novel. Un abrazo especial para Marta, Lavinia, Ariel, Martín, Xavi,
Rafa, Santi, Daniel, Juan y Ana María. Y, muy especialmente, a mi
hermana Susana, a mi amada madre y a mi queridísima esposa Nidia por su
apoyo incondicional