Las Vidas de Santos en La Literatura Medieval Espaã Ola - Baà Os Vallejo, Fernando
Las Vidas de Santos en La Literatura Medieval Espaã Ola - Baà Os Vallejo, Fernando
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en la literatura
medieval española
Director de la colección:
Víctor de Lama
Autor:
© Fernando Baños Vallejo
Diseño de cubierta:
Ediciones del Laberinto
Imprime:
Ibérica Grafic., S.L. Fuenlabrada (Madrid)
Printed in Spain 1 Impreso en España.
Capítulo 3
La hagiografía castellana a finales de
la Edad Media: historia, devoción y
literatura
43
Las Vidas de santos en la literatura medieval española La hagiografía castellana... : historia, devoción y literatura .
primera vista parece que con el avance de la Edad Media los textos hagio- Más estricto es el ya citado. Rivadeneyra, del que no me resisto a
gráficos son cada vez más narrativos, por lo que el campo de la invención transcribir lo siguiente:
es progresivamente mayor, sobre todo en lo que se refiere a la dimensión de
Y no es marauilla, que en algunas cosas muy antiguas, y con las persecucio-
lo maravilloso. Quiere esto decir que si el relato hagiográfico es la concre- nes espantosas de los Tyranos que ruuo la Yglesia, puestas en oluido, ~o halla-
ción existencial de una serie de categorías teológicas48, éstas se hallan cada sen despues los escritores la luz de la verdad tan clara y pura. Especialmente
vez más dramatizadas y por ende, quizás, más ocultas bajo lo espectacular. que muchos hereges procuraron sembrar sus falsedades en las vidas ~e l?s
Como escribe Pedro de Rivadeneyra, «muchas vezes se escoge mas lo que santos: y tambien algunos Catolicos, o por sus interesses, o por su zelo mdis-
creto, fingieron y mezclaron otras, indignas de la piedad Christiana; como se
admira, que lo que edifica, y mas los milagros, que las virtudes»49. vee en la censura que hizo Gelasio Papa en el Concilio Romano (fol. 3r).
Al hilo de estas palabras de uno de los recopiladores de más éxito del Y porque no es mi intento principal en ésta historia, abarcar, ni refer_ir todo
Siglo de Oro, es muy importante notar que la renuencia o el rechazo más lo que está escrito de los Santos, sino escoger y entresacar las cosas ciertas Y
explícito a veces de la desorbitada búsqueda de la admiración del público aueriguadas, y las que mas nos puedan mouer a la imitacion de los mismos
por parte de los hagiógrafos es una actitud que, al menos en la tradición Santos, cuyas vidas escriuimos, dexare algunas cosas, que aunque esten muy
recebidas entre la gente comun, no me parece que estan tan bien fundadas,
hispánica, no se percibe claramente durante la Edad Media. Ya a finales del
ni con tanta autoridad, que yo las pueda afirmar (fol. 5r).
siglo XV se conocen muestras de cierta diferenciación entre la hagiografía
literaria y la historiográfica: puede compararse por ejerhplo el carácter Dura reprensión es la dirigida contra la Legenda aurea de Jacobo de
legendario, la concesión al gusto popular por lo prodigioso de la Vida de Vorágine, a quien dos escritos latinos (el idioma es significativo), uno atri-
San Vítores de Gutiérrez de Cerezo, con el rigor documental de Juan de buido a Juan Luis Vives y de Melchor Cano el otro, le niegan la brillantez
Sevilla al escribir su Vida de San Juan de Sahagún. Pero la condena de lo del oro para calificarlo como ferrei oris, plumbei cordis5 1•
fabuloso no la hallamos hasta el siglo XVI, y todavía uno de los más leídos Conviene considerar entonces, para centrar la cuestión, que cuando
hagiógrafos de esa centuria, Alonso de Villegas, considera edificantes estos se opone historia y fábula en el análisis de la hagiografía medieval, se está
relatos, por desmesurados que sean: proyectando sobre ella una distinción moderna, ajena a la mentalidad pre-
dominante en el Medievo. En realidad esta indiferenciación trasciende los
(... )son historias peregrinas, que a los muy leydos se les haran nueuas juma- límites de la hagiografía para llevarnos a la esencia misma de la literatura
mente con ser los hechos que se refieren en ellas, assi de tormentos y marty-
rios que padecieron algunos martyres, tan extraordinarios, terribles y medieval. Es lícito, y por otro lado inevitable, que leamos aquellos textos
espantosos, como las asperezas y penitencias que sufrieron de su voluntad y con categorías artísticas actuales, y al hacerlo descubrimos que la literatura
gana, sanctas confessores; hermitaños, y solitarios: Osadías, y arreuimientos medieval continúa siendo arte, porque aún estimula en nosotros una expe-
heroycos, hechos por tiernas y delicadas donzellas, todo esto con atencion riencia estética, pero una muy peculiar que se deriva precisamente de su
considerado, y ponderado por pechos christianos y deuotos, no es posible
sino que haran en ellos effecto y prouecho singularissimo, dando desta suer- alteridad, como ha sabido exponer Jauss con toda clarividencia52.
te manjar y sustento a sus almas, (...)50. Esa peculiar experiencia estética consiste, por un lado, en que los tex-
tos medievales, los hagiográficos entre ellos, nos enfrentan con un mundo
51 Véase Billy Bussell Thompson, <<'Piumbei cordis, oris ferrei': la recepción de la teología de
48 Véase «A Theology of Behavior», ibídem, pp. 123-184. Jacobus a Voragine y su Legenda aurea en la Península», en Saints and their Authors: Studies in
49 Pedro de Rivadeneyra, Flos sanctorum, 1, Madrid, Luis Sánchez, !604-1609 (?), fol3v. Medieval Hispanic Hagiography in Honor of John K. Walsh, ed. de Jane Connolly, Alan Deyermond
50 Alonso de Villegas, Flos sanctorum. Tercera parte. Historia general en que se escriuen las y Brian Dutton, Madison, Hispanic Serninary of Medieval Studies, 1990, pp. 97-106. Véase también,
vidas de sanctas extrauagantes y de varones lllustres en virtud, Toledo, Juan y Pedro Rodríguez Her- en un marco más amplio, Sherry L. Reames, The Legendaaurea. A Reexamination of lts Paradoxical
manos, 1588, fol. 5v. No obstante, en otra obra reconoce que las Vidas de santos no bíblicos no están History, The University ofWisconsin Press, 1985, pp. 11-43; y Réginald Grégoire, Manuale di agio-
u
libres de alguna duda( ... ) si fueron sus vidas de esta, de aquella suerte, en Flos sanctorum y histo- logia. Introduzione alla letteratura agiografica, Fabriano, Monasterio San Silvestro Abate, 1987, pp.
ria general, en que se escribe la vida de la Virgen sacratisima Madre de Dios, y Señora Nuestra y las 36-37.
de los Santos antiguos, que fueron antes de la venida de Nuestro Salvador al mundo, Barcelona, Tomás 52 Véase Hans Robert Jauss, «The Alterity and Modernity of Medieval Literature>>, New Literary
Piferrer, 1775, fol 3r. History, X, 2 (1979), pp. 181-229. •
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Las Vidas de santos en la literamra medieval es~1ola La hagiografía castellana ...: historia, devoción y literatura
totalmente distinto del nuestro, un universo, por ejemplo (Y es dato impor- determinadas actas oficiales, no han de considerarse como documentos más
tante por lo que hace a nuestro género), donde no es que se combine lo veraces que las novelas históricas. La hagiografía medieval es ficción tam-
sobrenatural con lo cotidiano, sino que lo sobrenatural es cotidiano. bién en otro sentido: por muy inspirado que esté en la realidad, un relato
Si la literatura medieval refleja otro mundo, otra mentalidad, se refleja no es una parcela de ella, sino una obra de creación, independiente de la
a sí misma como otra: también el espejo es diferente. Como apunta Jauss (p. realidad, con sus propios elementos, concebidos para funcionar en su pro-
185), un rasgo de esa peculiar experiencia estética es descubrir que el reco- pio sistema, sin que nada sea gratuito ni falte nada. Así entendida la hagio-
nocimiento de los textos, y no sólo la innovación, puede ser también un pla- grafía medieval es, indudablemente, literatura, y muchas Vidas de santos
cer, con lo que reconstruimos la expectativa típica del público medieval, y ello muestran menor conexión con lo que pudo ser la historia que entre sí mis-
importa en especial por lo que un género implica de reiteración y de recono- mas, y es que la invención no necesariamente ha de ser individual, sino que
cimiento. Jauss (p. 188) avisa de lo inapropiado de aplicar a los teXt:os del el autor medieval recurre a la tradición.
Medievo categorías que el lector actual utiliza a veces de modo irreflexivo, No obstante, si tratamos de aproximarnos al pensamiento medieval,
porque su funcionamiento en la literatura contemporánea es evidente: retornando así al planteamiento inicial de este apartado, llegaremos a la con-
clusión de que las Vidas de santos eran para el hombre medieval historia y,
Certain basic distinctions follow from chis which are as self-evídent for the sin embargo, también literatura, porque la primera caía en el vasto dominio
autonomous art of the bourgeoís period as they are ínappropiate for the
medieval understanding of literature: the dístinction between purposefulness de la segunda. En realidad, si en la Edad Media se recibían como verdad los
and purposelessness, didactic and fictional, tradicional and individual, imita- episodios hagiográficos más exagerados no es sólo por una general creduli-
tive and creative. dad ilimitada, o por la fe religiosa53, sino también porque todo lo escrito era
digno de crédito, mientras que lo contado de boca en boca no lo era tanto.
Ya que sobre el peso de la tradición en la literatura medieval se ha Las letras, entendidas en el sentido más amplio (y no existe en la
escrito bastante, a propósito de la hagiografía, ahora interesa particular- Edad Media un concepto más restringido de literatura), sirven para guar-
mente, por lo que se refiere a la literatura en relación con la historia, la dis- dar memoria de las cosas. Escribe San Isidoro:
tinción entre lo didáctico y lo ficticio.
Vsus litterarum repertus propter memoriam rerum. Nam ne oblivione
Empecemos por advertir que no es posible estableceÍ' una oposición fugiant, litteris alligantur54.
entre ficción y didactismo, no ya porque la mayoría de lo escrito en la Edad
Media responde en cierta medida a una finalidad didáctica'{induyendo la Y esta función de la literatura coincide plenamente con la de la his-
historiografía, según San Isidoro), sino porque desde siempre y hasta hoy toria, tal como deja ver, por ejemplo, el prólogo de la General Estoria de
muchos textos de reconocido valor literario pretenden enseñar o convencer Alfonso X:
de algo al lector.
(...) trabaiaron se los sabios omnes de meter en escripto los fechos que son
Si aceptamos que no todo es ars gratia artis (y una ojeada a la histo- passados pora auer remembran~a dellos, como si eston~es fuessen e quelo
ria nos obliga a aceptarlo) y, por tanto, que la literatura puede envolver sopiessen los que auien de uenir assi como ellos. Et fizieron deseo muchos
diversos propósitos, cabe soslayar esa cuestión y centrarse en el polo de lo libros, que son llamados escorias e gestas, en que contaron delos fechos de
Dios, e delos prophetas, e delos sancros, et otrosí delos reyes, e delos altos
ficticio como uno de los elementos que, desde un punto d~ vista contem-
omnes, e delas cauallerias, e delos pueblos; e dixieron la uerdat de todas las
poráneo, definen la literatura. cosas (... )55.
Para un lector actual no excesivamente crédulo es evidente que la
hagiografía medieval es ficción, incluso en aquellos relatos 'que contienen 53 Véase Heffernan, «Sacred Bíography as Historical Narrative», en Sacred Biography ... , pp.
datos históricos, porque éstos se revisten de detalles, de descripciones, de 38· 71.
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Las Vidas de santos en la literani.:a medieval espaiiola La hagiografía castellana ... : historia, devoción y literatura
Parece evidente que en la Edad Media la historia forma parte de la sino de conocer a grandes rasgos el marco o contexto en que surgen y se
literatura, y no puede sorprender por ello que, fiel a la tradición clásica, San difunden las Vidas de santos para poder centrar atinadamente la finalidad,
Isidoro la incluya en los estudios de gramática. Más podría extrañar, si uno de los elementos nucleares de la tipología.
acaso, que también acoja la fábula, a pesar de que non sunt res factae, sed
tantum loquendo fictae (p. 356). Un género tan ficticio como la fábula ha 3.2.1. El culto a los santos en la Edad Media
de legitimarse en el Medievo a través de la interpretación analógica y
mediante la autoridad de la tradición libresca (véase Jauss, p. 229), por lo Si la religiosidad popular siempre ha pesado en la historia de la Igle-
que debemos concluir que en aquella época no funciona la identificación sia, es precisamente en la Edad Media cuando se desarrollan el culto a la
de literatura con ficción, sino más bien la de escritura con veracidad, aun- Virgen y a los santos, hasta convertirse en cauce de las inquietudes y las
que esta verdad sea alegórica o simbólica. aspiraciones religiosas de las masas, sus supersticiones, sus necesidades espi-
Si para la recepción medieval todo lo escrito es literatura (y no puede rituales inmediatas; hasta constituirse, en definitiva, en los dos ejes de la
olvidarse que la mayoría de los textos o son versiones de una poesía nor- devoción popular.
malmente cantada o recitada, o están concebidos para una lectura en voz Según parece, el culto a la Virgen no es de origen popular, sino que
alta56), parece que para calibrar los valores literarios de los. textos mediev~ surge de la teología, y luego es asumido por las masas. En todo caso, ya en
les, sin entrar en conflicto con los principios de composición de la propia el siglo XIII se efectúa la vulgarización de esquemas teológicos57.
época, es menos comprometido atender a las cuestiones formales que a las En cuanto a la devoción a los santos, la procedencia no está tan clara,
conceptuales. Para ello, en perfecta coherencia con la poética medieval, pero parece tratarse de un fenómeno mixto, en el que influyen decisiva-
cabría plantear un análisis de los procedimientos literarios en la línea de la mente aspectos cultos y populares. El concepto de santidad es definido por
gramática y retórica clásicas, cuyas técnicas se muestran aún hoy plena- la Iglesia, pero el carisma del santo y su condición de taumaturgo prenden
mente vigentes. No es éste el lugar para un estudio detallado del uso que inmediatamente en las inquietudes religosas populares, o quizás ya habían
los hagiógrafos medievales hicieron de los recursos estilíst,icos, análisis que prendido cuando la Iglesia se preocupó de esclarecer la noción de santo5B.
sólo podrían realizarse como estudios monográficos, pero_sí que cabe men- A principios de siglo surgió una polémica sobre el origen de este culto.
cionar los procedimientos más usuales y que mejor caract~rizan las Vidas de Saintyves sostenía que los santos son los sucesores de los dioses antiguos59.
santos como género, atendiendo sobre todo al beneficio 'que los hagiógra- Vacandard rebate la posición de Saintyves y de sus seguidores, basándose en
fos supieron extraer de un género retórico concreto: el arspraedicandi. Sin los trabajos de Delehaye60. La polémica se extendió a tiempos más recientes,
embargo, no puede comprenderse la relación entre las Vidas de santos y las y Loomis, por ejemplo, acaba por asumir la posición de Saintyves, al consi-
técnicas de la predicación sin considerar antes determinados rasgos del derar que el cristianismo utiliza elementos mágicos para favorecer la difusión
de su fe, y en este objetivo se encuadrarían los milagros y los santos6I. En
culto en la época.
57 Véase Raoul Manselli, La religion populaire au M oyen Age. (Problemes de méthode et d'his-
toire), París, Institut d'Études Médiévales Albert-le-Grand, 1975, p. 31.
3.2. El autor y eLpúblico 58 Véase Joel Saugnieux, «Culture populaire et culture savante dans l'oeuvre de Berceo. (Proble-
mes de méthode)>>, en Berceo, II Jornadas de Estudios Berceanos, Logroño, Instituto de Estudios Rio-
De acuerdo con lo expuesto sobre el concepto de género, la conside- janos, 94-95 (1978), pp. 65-84, cit. p. 77.
59 Véase P. Saintyves, Essais de mythologie chrétienne. Les sainrs successeurs des dieux, París,
ración de algunos aspectos pragmáticos es fundamental para la caracteriza- 1907.
ción de la hagiografía medieval. No se trata, obviamente, de p~ante~r el 60 Véase E. Vacandard, <<Origines du culte des saints. Les saints sont-ils successeurs des dieux?»,
Études de critique et d'histoire religieuse, serie II!, París, 1912, pp. 59-212. Apud Manselli, La reli-
análisis desde condicionamientos biográficos, psicológicos o sociOlógiCos, gion populaire au Moyen Age ... , p. 61.
56 Véase Paul zumthor, La letra y la voz de la «literatura» medieval, Madrid, Cátedra, 1989 61 Véase Ch. G. Loomis, White Magic. An lntroduction ro the Folklore of Christian Legend, Mas-
[1987], y concretamente para la autoridad de lo escrito, p. 337. sachusetts, Cambridge, 1948. •
AO
Las Vidas de santos en la literatura medieval española La hagiografía castellana.,.: historia, devoción y literatura
realidad sean los santos o no los sucesores de los dioses ·paganos, ambos tea como el testimonio mediante el cual Dios confirma la supuesta santi-
fenóme~os convergen, y esto es así porque la devoción popular, cristiana o dad. Ahora bien, como advierte Vauchez, si estos y otros matices permiten
de cualquier otra religión, presenta unos rasgos comunes y constantes. Al distinguir entre un concepto de santidad popular o local y otro oficial, no
margen de los dogmas, todos los pueblos guardan ciertas ~emejanzas en el impiden considerar la existencia de una «mentalidad común>>, sobre todo al
modo de vivir sus religioneé2 • ,. final de la Edad Media65.
El punto de partida de la religión popular medievaf es el concepto La dimensión taumatúrgica de los santos es fundamental para enten-
cristiano de la omnipotencia de Dios. Esta consideración del Dios todopo- der la religió? popular del Medievo. Son innumerables los milagros que
deroso, juez severo y lejano, condiciona el esquema espiritual de l~s fieles, aparecen en las narraciones medievales, frecuentemente beneficiando a ter-
e incluso sus prácticas religiosas, pues surge la necesidad de unos mterme- ceros. Si unimos a esto la naturaleza humana de los santos, es fácil com-
diarios, 0 como los denomina Manselli (p. 65), «portavoces» de doble sen- prender por qué los fieles de la Edad Media proyectaron en estos seres más
tido. En su función de intermediario, el santo se reconoce por su poder, por próximos su necesidad de intermediarios. La tendencia se acentúa progre-
fuerzas que derivan de su santidad; en una palabra, por los ~ilagros ~ue sivamente, en un proceso de «especialización» que cada vez hace más fami-
propicia. Y debe subrayarse esto: es el poder divino _el_ que realiza l~s mtla- liares a los santos. En la alta Edad Media el santo propiciaba toda clase de
gros; el santo, como intercesor, únicamente los propicia, y la mayona de los milagros. Durante la baja Edad Media, en cambio, se les va fijando a los
hagiógrafos cultos se preocupa de constatado así. . santos un determinado tipo de intervención, o son designados protectores
Hemos entrado en otra cuestión fundamental para entender la reh- de una profesión, grupo social o pueblo. Este proceso de especialización da
gión popular de los siglos. medios, y por tanto para el estudio del género idea de la vitalidad del culto a los santos, tendente a un mayor acerca-
hagiográfico: el poder sob~enatural. Al analizar los componentes del pr~ta miento, en un intento de «humanizarlos» aún más66_
gonista y la estructura hagiográfica, se comprobará cómo la taumaturgia es Para hacerse una idea del alcance de tal devoción, no hay más que
uno de los dos ejes en torno a los cuales gira la obra. Dentro de la conce~ reparar en el valor concedido a las reliquias: Walsh y Thompson afirman
ción de un Dios todopoderoso, donde cabe la posibilidad de que la Provi- que «en la sociedad medieval de gran parte de Europa, una sola reliquia de
dencia modifique el orden natural, el milagro obtiene un lugar imp~rtant~ sólida estirpe y segura autenticidad podría valer el precio de un pueblo,,67_
Si sumamos a esto el gusto popular por lo sobrenatural (que se exphca ~ul No es de extrañar entonces que precisamente a lo largo del Medievo la
zás en la oferta de una salvación infalible ante el peligro, como sugtere hagiografía pase del ámbito clerical, restringido y culto, a la leyenda popu-
Günther63), sabremos por qué los milagros ocupan un lugar de ~al relieve lar y a la literatura secular.
en la literatura edificante; no sólo en la hagiografía, sino también en las La diferenciación entre religión culta y popular no se limita sólo a los
obras marianas o cristológicas. fieles, posibles receptores de la hagiografía, sino que afecta también al clero
Manselli64 distingue matices en la consideración de los milagros de la (véase Saugnieux, p. 69). Es importante tenerlo presente para comprender la
religión culta y la popular. El pueblo venera a un santo, y cree que, como finalidad divulgativa de la hagiografía (sobre todo la escrita en romance) y de
tal, hace milagros; es decir, sus facultades sobrenaturales forman parte de la otros géneros didácticos y piadosos frente a la existencia de clérigos cultos y
expectativa común. La Iglesia, en cam~io, cuestiona el milagro y se lo plan- de unos escritos igualmente cultos, de divulgación mucho más restringida.
65 Véase André Vauchez, La sainteté en Occident au.x derniers siecles du Moyen Age, Roma,
62 Véase L. Maldonado, Génesis del catolicismo popular. (El inconsciente colectivo de un pro- École Franc;:aise de Rome, 1988, p. 625.
66 Véase Manselli, La religion populaire au Moyen Age ... , pp. 66 y ss. Sobre las primeras mani-
ceso histórico) Madrid, Cristiandad, 1979, P· 70. ;> . S fi
63 Véase Heinrich Günther, Psychologie der Legende, Freiburg, Herder, 1949: recogidO por o Ia festaciones de esta tendencia, véase Alba Maria Orselli, L'idea e il culto del santo patrono citladino
Boesch Gajano, Agiografia altomedievale, Bologna, Il Mulino, 1976, pp. 73-84, CJ.t. P· 75. . nella letteratura latina cristiana, Bologna, Zanichelli, 1965," parte del cual reproduce Boesch Gajano,
1
64 Véase Manselli, La religion populaire au MoyenAge ... , p. 59. ~éase;tamb:én ~n trabaJ~ an e- Agiografia altomedievale, pp. 85-104.
rior de Pi erre Delooz, <<Pour une étude sociologique de la saintété canorusée d,an~ 1 éghse_ cathohque>>, 67 J. K. Walsh y B. B. Thompson, La leyenda medieval de Santo Toribio y su «arca sancta» (con
en Archives de sociologie des religions, I962, pp. 17-43, recogido por Boesch GaJano, Agwgrafia alto- una edición del texto en el Ms. 780 de la Biblioteca Nacional), Pliegos Hispánicos, 4, Nueva York,
Lorenzo Clemente, 1987, cit. p. L ...
medievale, pp. 227-258.
Las Vidas de santos en la literatura medieval española La hagiografía castellana ...: historia, devoción y literatura
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Las Vidas de santos en la literatura medieval española La hagiografía castellana... : historia, devoción y literamra
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dirigida al propio santo, a Dios, o a la Virgen, como forma de captatio a<;:ertasse a decir cosas tan grandes, será por los méritos de su bondad y sanc-
benevolentiae que, al pon4erar el carácter sagrado del relato, lo presenta tidad, cuya eminen<;:ia y grandeza hasta esto ha cres<;:ido que la elegan<;:ia del
stylo no alcan<;:a a la verdad de sus obras y que con la verdad dellas se adorna
como especialmente provechoso, digno de crédito y de atención (véase la rethórica de las palabras (p. 70, 2-16).
Heffernan, p. 178). Sirvan como ejemplo el comienzo y el final de la Vida
de Santa María Egipciaca: En segundo lugar, los protagonistas de estos relatos remiten a los
modelos bíblicos, que constituyen prueba apodíctica (véase Murphy, p.
Oit, varones, huna razón 283): Cristo en el caso del santo varón; la Virgen María, si se trata de una
en que non ha si verdat non (vv. 1-2).
santa. Finalmente, otros escritos constituyen, como tales, autoridad, lo que
Todos aquellos que a Dios amarán puede apreciarse en la frecuencia con que los hagiógrafos mencionan su
estas palabras escucharán; fuente. Una de las referencias más explícitas es la de Berceo en el Poema de
e los que de Dios non an cura Santa Oria:
esta palabra mucho les es dura (vv.?-10).
Qui en esto dubdare que nos versificamos,
Si escucharedes esta palabra, que non es esta cosa tal como nos contamos,
más vos valdrá que huna fabla (vv. 15-16). pecará duramente en Dios que adoramos,
ca nos quanto dezimos escripto lo fallamos.
(... )
e roguemos a esta María, El qui lo escrivió non dirié falsedat,
cada noche e cada día, que omne bueno era de muy grant sanctidat;
que ella ruegue al Criador bien conos<;:ió a Oria, sopo su poridat,
con qui ella hobo grant amor (vv. 1441-1444)73. en todo quanto dixo, dixo toda verdat (ce. VI-VII).
La invocación inicial de la Vida de San !ldefonso del Beneficiado Por lo que respecta a los ejemplos como prueba argumental, cabe
recuerda a otras de Gonzalo de Berceo: diferenciar dos aspectos. En el sentido moral, los protagonistas son ejemplo
de comportamiento, y frecuentemente modelo de predicadores, pues sus
Si m' ayudare Cristo e la Virgen sagrada, obras y humildad respaldan sus palabras (véase Murphy, p. 314). Del fun-
Querría componer una fación rimada
dador de los dominicos se escribe:
De un confesor Santo que fizo vida honrada
Que nació en Toledo, esa cibdat nombrada (c. l).
En aquel tienpo, sabiendo el sieruo de Dios Santo Domingo que los cora<;:o-
nes de los seglares se mouían por exenplo más que por otras palabras et que
Argumentatio. El ars praedicandi contempla dos modos fundamenta- por esso se tornauan más las gentes al error de la eresía, penssó él cómo
les de argumentación: la autoridad y los ejemplos. Por lo que al primero se pudiesse con exenplos quebrantar los exenplos de los ereges por uerdaderas
uirtudes (p. 144-145).
refiere, ordenando los argumentos de autoridad de mayor a menor, el
hagiógrafo solicita la ayuda de la gracia divina, según acabamos de com-
probar (véase Murphy, p. 288). También en el prólogo de la Vida de San En cuanto a la dimensión narrativa, los milagros hagiográficos son
Isidoro atribuida al Arcip~este de Talavera puede leerse: exempla, ilustración y demostración de que el protagonista ha tenido éxito
en la búsqueda de la santidad.
Por tanto con la brevédad que pudiere, ayudado de la gra<;:ia de la charidad, Aún dentro de las consideraciones correspondientes a la inventio, los
escreviré con palabra 'V'erdadera y fiel processo (... );y si de tan gran varón yo
hagiógrafos medievales utilizan otros procedimientos para lograr el mayor
asentimiento del público. Entre los recursos más densos y complejos en
73 Utilizo para los textos hagiográficos las ediciones citadas en el apartado «Delimitación del cor-
pus». cuanto a sus propiedades semánticas, pueden'"'citarse los signos, normal-
Las Vidas de santos en la literatura medieval española
La hagiografía castellana ... : historia, devoción y literatura
mente celestiales, 0 los atributos de los santos, que se relacionan con la ico-
E tenía una crynta de sedas de cavallo gruesa, e apretávase tanto en ella que la
nografía. De ambos recursos hallamos muestras en el episodio de los votos, podre<¡:Ía, assy que muchas vezes le cayan gusanos (p. 37, 394-396).
de la Vida de San Milldn. Más complejos aún resultan los símbolos, que ya
trascienden la esfera de la tradición cristiana, porque tienen reminiscencias
Una de las manifestaciones más frecuentes de exageración, cualitati-
más amplias, algunas de ellas atávicas, como los animales simbólicos (las
va y cuantitativa, es el tópico de lo inefable, como el que se vierte en el
aves, el león, la serpiente)74, o representaciones de lo ascendente (la mon-
comienzo del citado episodio de los votos, de la Vida de San Milldn:
taña, como en la Vida de San Amaro; el árbol, la columna, en el Poema de
Santa Oria). Sennores, la fazienda del confessor onrrado
En la tipología propuesta obtiene especial atención~ como es lógic~, no la podrié contar nin romanz nin dictado,
el uso de los tópicos, como método de afirmación mediante el reconoc~ mas destajarla quiero, ir a lo más granado,
quando ganó los Votos como ovo lidiado (c. 362).
miento. Es la idea a la que se refiere Heffernan (p. 132) tomo commumo
sanctorum, doctrina que refleja la hagiografía en sus múltíples manifesta-
ciones de lo que en esencia es un mismo arquetipo. .
3.2.3. Uso y difusión de la hagiografía medieval
También con la amplificatio, puerta abierta a la ficci'ón, se persigue la
Algo se ha escrito ya a propósito de la evolución del género sobre el
efectividad, pues responde al afán de retratar unos personajes más convin-
uso litúrgico y no litúrgico de los textos hagiográficos. En el prefacio a la
centes o unos sucesos más patentes en sus detalles (véase Heffernan, 114),
Vita S. Willibrordi, Alcuin da idea de la diversidad de aplicaciones, pues
y en esto puede que el gran maestro de la hagiografía castellana medieval
sugiere la lectura en la iglesia, o en privado, o su uso en la predicación 75.
sea Berceo. Al final de la Edad Media, no obstante, cuando ya las leyendas
Al comienzo del siglo VIII ya se había generalizado la costumbre de
son suficientemente conocidas, proliferan otros textos hagiográficos de ten-
leer textos hagiográficos en la iglesia, y a lo largo de la Edad Media se perci-
dencia contraria: las abbreviationes del tipo de la Legenda:aurea.
1. be una evolución desde el uso casi exclusivamente litúrgico o paralitúrgico
II. Dispositio. .
hacia la lectura privada. Gregorio de Tours (siglo VI), por ejemplo, se dirige
Uno de los rasgos genéricos más evidentes es la reiteración de una
únicamente al auditorio de la lectura pública, a los oyentes y no a los lecto-
misma estructura. Es frecuente que el relato se distribuya en tres partes, no
res76. Pero progresivamente adquiere relevancia la lectura privada, hasta que
siempre señaladas de modo formal, que corresponden a la vida, milagros in
en el siglo XV juega un papel casi equiparable al de la lectura pública.
vita y milagros post morterz, pero la analogía se percibe más claramente ~n
Los datos más antiguos sobre la costumbre de leer textos hagiográficos
la estructura interna, cuya_s variantes se estudiarán como elemento esencial
en la iglesia han sido interpretados como lectura durante la misa. Sin embar-
de la tipología. "}.
go, la hagiografía desapareció de la misa tempranamente, de tal modo que
III. Elocutio.
son raros los testimonios posteriores al siglo VIII, aunque dentro de la litur-
Tan sólo menciono un rasgo de estilo, por evidente, que no es exclu-
gia mozárabe se hallan algunos hasta el siglo XI (véase Philippart, p. 113).
sivo de la hagiografía, como no lo es ninguna figura retórica,. pero que,
como las mencionadas, caracteriza el género por su uso contmuado: la
75 <<Duos digessi libellos, unum prosaico sermone gradientem, qui publice fratribus in ecclesia
hipérbole (véase Heffernan, p. 58). Un caso especialmente llamativo referi- (... ) legi potuisset; alterum piereo pede currentem, qui in secreto cubili inter scolasticos tuos tantum-
do a la mortificación que se imponía Santa Marta: modo ruminari debuisset. .. Unam quoque priori libello superaddidi omeliam, qua utinam digna esset
tuo venerando ore populo praedicari». En Bibliotheca Hagiographica Latina, 8938. Apud Philippart,
Les légendiers latins et autres manuscrits hagiographiques, Turnhout-Belgium, Brepols, 1977, p. 112,
74 Véase Fernando Baños Vallejo, <<Simbologfa animal en la hagiografía castellana>>, en Actas del a cuyo último capftulo remito para todo lo referente a la utilización de las compilaciones hagiográfi-
[[[ Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, t. 1,_ ed. de Marfa Isa- cas. A su vez Philippart recoge las citas de los bolandistas, cuyas obras más relevantes ya han sido men-
bel Toro Pascua, Salamanca, Biblioteca Espai\ola del siglo XV, Departamento de LJteratura Espai\ola cionadas. Más testimonios similares al citado pueden hallarse en R. Aigrain, L'hagiographie. Ses sour-
e Hispanoamericana, I994, pp. I39-I47. ces, ses méthodes, son histoire, Parfs, 1953, p. 240.
76 <<Sanctorum vita (... ) auditorum animos incitat ad profec~». En Monumenta Germaniae flis-
torica, Rer. Merov. t. 1, p. 662. Apud Philippart, Les légendiers latins ... , p. 113.
La hagiografía castellana...: historia, devoción y literatura
Las Vidas de santos en la literatura medieval española
Era en el oficio de maitines donde más se estila~a la lectura, ya fuera De todo lo expuesto se deduce que el reducido mundo de los lecto-
bíblica, patrística o hagiográfica. De la práctica de leer textos hagiográficos res y el más amplio de los oyentes de la hagiografía estaba compuesto sobre
en los maitines hay numerosos testimonios, comenzando por los Pasiona- todo por los clérigos que vivían en comunidad. En cuanto al resto del
rios o compilaciones especialmente destinadas al oficio, los líbelli distribui- potencial público, si el pueblo no recibía directamente los textos, sí le lle-
dos en lectiones, las listas de lectura en la iglesia, etc. Como todos los gaban los relatos y los ejemplos de los predicadores. En opinión de Philíp-
fenómenos que se han constatado, también éste obedfce a una evolución y part (p. 120), son los predicadores a partir del siglo XIII los auténticos
varía según los lugares (Philippart, p. 114). usuarios de los Legendarios, las abbreviationes y las legendae novae.
En muchos conventos la lectura iniciada en la;'iglesia se continuaba Catherine Dunn, siguiendo a Gaston París y a Edmond Faral, se
en el refectorio, con lo que se ampliaba el ámbito de la lectura hagiográfi- refiere a las Vidas de santos como composiciones clericales, originariamen-
ca. Los datos más antiguos de esta práctica se sitúan en torno al1 07077. Los te recitadas ante una congregación devota en la iglesia, pero que en un esta-
testimonios de lectura en el refectorio van desde listas de lectura para la dio posterior se independizan de la liturgia y pasan a formar parte del
mesa hasta escritos sobre las costumbres monásticas, pasando por las ano- repertorio de los juglares. Cita el célebre testimonio de Thomas de Cab-
taciones en los mismos Legendarios, del tipo de «Ístud non legitur ad men- ham: «joculatores qui cantant gesta principum et vitas sanctorum»79.
sam» o «iste lectiones leguntur in refectorio» (Philippart, p. 116). La difusión del género hagiográfico encuentra una nueva vertiente en
El hecho está pqco estudiado, pero según parece las Vidas de santos el siglo XIII, en que se consolidan las lenguas vernáculas como vehículo de
podían ser leídas tamb}én en el capítulo, antes de las completas78. textos hagiográficos, y no sólo en traducciones de colecciones enteras, sino
Asimismo dentro de las prácticas de la vida monástica se halla la lec- en la recreación de antiguas historias hagiográficas o composición de nue-
tura en los lugares de trabajo, tal como prescribía la Regla. Es posible que vas. A partir de aquí coexisten dos vertientes, una culta y restringida (la de
las Vidas de santos sirvieran también para este fin, pero con el estado actual la tradición latina) y otra más accesible y divulgativa (en las indpientes lite-
de la documentación es difícil generalizar el fenómeno, aunque tampoco se raturas románicas). Pamela Gehrke, en su estudio sobre la hagiografía
puede negar (Philippart, p. 117). medieval francesa, advierte:
Por otro lado, la lectura en privado cobra progresiva relevancia, a juz-
We can suppose that pious Latín manuscripts had an educated public, and
gar por los testimonios que se hallan en textos normativos: en el siglo "XV
that they functioned within the ecclesiastical sphere. The audience for ver-
ya no son raros los datos referidos a la copia de manuscritos y a la práctica nacular literary manuscripts, whether secular or pious, illess well defined80.
de la lectura meditada.
Por tanto cabe suponer que la hagiografía llegó en la Edad Media a Esta cuestión, la referente a una supuesta difusión popular de la
abarcar todos los ámbitos de lectura en la vida monástica, aunque muy pro- hagiografía en romance, nos introduce en un terreno polémico. Evidente-
bablemente no se leyera en cada uno de esos ámbitos lo mismo ni en el mente, el meFO hecho de escribir en la lengua del pueblo, indica la volun-
mismo orden. En la iglesia evidentemente las lecturas seguían el calendario tad de aumentar el número de receptores. Berceo, por ejemplo, escribió en
litúrgico, y probablemente también en el refectorio. La brevedad de los ofi- romance, no porque no dominase el latín (como él mismo asegura some-
cios y de las comidas suponía que pocas leyendas se adaptasen a tan cona tiéndose al tópico de la humildad), sino porque deseaba que sus obras lle-
duración, lo que explica que muchas fueran aleatoriamente interrumpidas, gasen al mayor número posible de gente.
y continuadas en días sucesivos, o abreviadas. Se puede aceptar en buena lógica esta hipótesis del ideal al que se
aspira, pero cuestión muy distinta son los resultados que pudieron obte-
79 Véase E. Catherine Dunn, «French Medievalists and the Saint's Play: A Problem for American
77 Véase P. Sa1mon, L'o.{fice divin au moyen flge. Histoíre de laformation du brévinire du IX au Scholarship», Medieval Hagiography and Romance, Medievalia et Humanística, 6 (1975), pp. 51-62,
XVI sicle, Lex orandi 43 Parfs, 1967, pp. 68-69. Apud Ph.ilippart, Les lég~ndiers latins ..., p. 115. cit. p. 55.
78 Ph. Schmitz, «Les 1ectures du soir a l'abbaye de Saint-Denis au Xll s.», en Revue bénédictine, 80 Pamela Gehrke, Saints and Scribes. Medieval Hagiography in its Manuscript Contexr, Berke·
44 ( 1932), pp. 147-149. Apud Ph.ilippart, Les légendiers latins ..., p. 116. · ley-Los Ángeles-Londres, Universíty ofCa1ifornia Press, 199'!, p. 161.
t:O
Las Vidas de santos en la literatura medieval española
La hagiografía castellana... : historia, devoción y literatura
En suma, el mester de clerecía, socialmente considerado, no fue nunca la características de su contenido y de su tono, es posible que la Vida de San
poesía del pueblo, ni la poesía de la aristocracia militar, ni layoesía d~ las ~es Millán y la Vida de Santo Domingo fuesen recitadas ante un número consi-
tas palaciegas, sino la poesía de los monasterios y de las nacientes umvemda- derable de oyentes. Ruffinatto propone que la Vida de Santo Domingo esta-
des o estudios generales81, ba especialmente dirigida a los peregrinos de Santiago. En oposición, Oria, "''
. .. -·
84 Véase Brian Dutton, La «Vida de San Millán de la Cogolla» de Gonzalo de Berceo, Tercera '
81 M. Menéndez Pe1ayo, Antología de poetas líricos castellanos, I, en Obras completas de parte: Estudios de las obras de Berceo, Londres, Tamesis Books, 1967.
Menéndez Pelayo, Santander, 1.944, pp. 153-154. . . 85 Véase Aldo Ruffinatto, <<Berceo agiografo e il suo pubblico>>, en Studi di Letteratura Spagnola,
82 R. Menéndez Pida l. Poesía juglaresca y orígenes de las literaturas románicas, Madrid, Insu- Roma, Universita di Roma, Universitil di Torino, 1968-1970, pp. 9-23.
tuto de Estudios Políticos, 19'57, p. 276. .86 Véa~ G. Gybbon-Monypenny, «The Spanish mester de cl!íf.ecía and its intended public», en
83 J. Artiles, Los recursos literarios de Berceo, Madrid, Gredos, 1968, pp. 32-33. Medzeval Mzscellany presented to Eugene V!naver, Manchester, Whitehead, 1965, pp. 230-244.
-
Las Vidas de santos en la literatura medieval espailola La hagiografía castellana ... : historia, devoción y literatura
A la vista de unas y otras fórmulas, y dada la escasez de copias, cabe pasaran a formar parte de la conciencia colectiva89, y sólo entonces sobre-
pensar que Berceo escribió sus Vidas para que fue~an leídas en voz alta, viene el cambio en la forma de difusión.
según la habitual práctica monástica, y que desde ese;ámbito del cenobio se Por otro lado, la hagiografía en prosa del tipo jlos sanctorum, a juzgar
extendieran lo más posible, de acuerdo con los rasgó~ de intención comen- por el caso del ms. 8 de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, que representa
tados. Así lo creen, por ejemplo Brian Dutton (pp. F5
y ss.) y Rodrigo A. la compilación B, no es sólo una traducción de la Legenda aurea de Vorági-
Molina, que expone un ejemplo muy revelador: ne, sino también una vulgarización, que atiende más a lo narrativo que a lo
doctrinal. Así que está preparada para un público más amplio que el que
En Sant Millán vos quiero la materia tornáf,
siguir nuestra istoria, nuestro corso guardar,
podía acceder al modelo latino, y no sólo por estar escrita en la lengua del
con unas poccas coplas nuestra obra cerrar, pueblo. Cabe pensar en el colectivo de monjes y monjas que no domina-
dezir Tu Autem Dómine, la lección acabar {c. 482). ban el latín, pero tampoco debe descartarse una ocasional lectura en alta
voz ante un público heterogéneo90.
En la estrofa que precede{... ) puede verse que esta obra fue escrita para ser
leída en voz alt2; según la costumbre monástica. En el Ordinarium divini
En todo caso, aunque el clero continúe siempre siendo el ámbito pre-
officii ad Matutih.um, se dice al final de cada lección, Tu autem, Domine, ferente de la hagiografía, a finales de la Edad Media es un género de una
misere nobis. Estas palabras son casi idénticas a las empleadas por Berceo, amplia proyección social, no restringido a los clérigos ni en la recepción ni
siendo además la liberrad con que lo hace prueba bien clara de que habla a siquiera en la composición.
monjes conocedores de su «menester» coral. Se trata, pues, de un escrito para
ser leído en comunidad, para la colectividad87.
El paso del verso a la prosa implica también un cambio en la forma 3.3. La hagiografía en el sistema literario de la
de difusión. Si cabe pensar que los poemas se leían en alta voz ante un Edad Media. Comparación con otros géneros
público colectivo, o incluso algunos pudieron recitarse al modo juglaresco, ¡·"1"
,. """~'·
la prosa, en prin.cipio, supone una difusión más limitada, también por el De acuerdo con la idea de la distribución de funciones entre los diver- ¡,,J
li''i'"
contenido más culto en muchos casos. En palabras de Romero Tobar: sos géneros propuesta por Jauss9I, la comparación de la hagiografía con otras
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formas narrativas puede constituir un método útil para delimitar la finalidad
(...)circulación restringida a grupos de laicos cultos y. especialmente, a núcle-
os clericales que persiguen una finalidad profesional como reunir materiales
especifica de las Vidas de santos. Doce años después de la primera edición de :::¡:;
este estudio, sigo creyendo en la utilidad del cotejo, pero las necesarias adi- .::C:l
para la predicación o para las lecturas comunitarias de los conventos. El con- :J:::::~·
tenido didáctico-rdigioso de estos textos hagiográficos está fuera de toda dis-
cusión; una antología de los mismos ilustraría acerca del variado repertorio
de contenidos eclesiásticos que pueden albergar. En ellos encontramos excur- ·
ciones en otros puntos y los límites editoriales nos han llevado a reducir a
meros apuntes lo que ya entonces era una comparación muy sucinra92. ...,,
;;:l!:,::i!
.
3.3.1. Biografía mente histórica (ya los antiguos distinguían la biografía, por lo que tiene de
panegírico, de la historia), pero al menos resulta más objetiva que las Vidas
Parece lógico empezar por aquí, pues se podría razonar que una Vida de santos medievales: no sólo se cantan las virtudes, sino que también se
de santo no es otra cosa que una biografía. Sin embargo, tal definición, así señalan los vicios; normalmente hay mejor y más próxima documentación;
planteada, es al menos incompleta. y el fin no es trascendente, sino que se pretende satisfacer la curiosidad del
En primer lugar, las primitivas manifestaciones hagi9gráficas surgen público sin necesidad de llegar a la sublimación.
al margen de la biografía clásica pagana. La hagiografía S,e origin~ e~. las
relaciones oficiales del proceso y ejecución de los mártires,· A las pnmmvas 3.3.2. Épica y caballeresca
actas oficiales se van sumando los relaros de testigos presenciales, o recrea-
ciones basadas en éstos, hasta que el autor estima conveniente adornar la La afinidad estructural entre hagiografía y cantar de gesta ha sido
naHación, incluyendo algunos datos de la vida anterior al martirio. Estos interpretada incluso como dependencia. Es bien sabido, pongamos por
elementos biográficos obtienen gran fortuna y llegan a hacerse casi impres- caso, que Joseph Bédier relacionó la épica francesa con los cultos en deter-
cindibles, con lo que se da entrada a un subjetivismo cre~iente. Es enton- minados santuarios a lo largo de las vías de peregrinación, en virtud de una
ces cuando se deja sentir la influencia de los modelos biográficos clásicos, asimilación de los héroes a los santos94.
pero este fenómeno no comienza a hacerse perce~tible a~~es -~el si.glo V. A Una característica común a la épica y a la hagiografía es la repetición
partir de esa centuria cobra progresiva importancia la na~~ac10n b10~ráfica de motivos y de fórmulas. La hagiografía desarrolla sus propios motivos,
en las Pasiones, y sobre todo en las Vidas de confesores, !~·forma hagiOgrá- pero la batalla constituye también un motivo hagiográfico, ya sea contra los
fica más cercana a la biografía. ·, moros, como enemigos del cristianismo, ya sea contra el diablo o sus sica-
Cuando los hagiógrafos cristianos incorporan elementos biográficos a rios. En la dirección inversa, Walsh ha señalado la posible filiación hagio-
sus textos, no siguen el modelo suetoniano, sino que se acercan más. al de gráfica de algunos episodios del Poema de Mio Cid o de Siete infantes de
las Vidas paralelas de Plutarco, estructuradas según el orden cronológico de Lara, y Geoffrey West la configuración como santo del protagonista de la
los hechos. No se dedica un capítulo a la caracterización del héroe, sino que Historia Roderici 95.
su temperamento queda r~flejado en sus acciones. En_ lo que.más s~ acerca Respecto a las fórmulas, los hagiógrafos utilizan las suyas, pero tam-
la hagiografía medieval a Plutarco es en que éste conctbe.la biogra.fía como bién emplean fórmulas épicas. Éste es el punto de contacto entre hagiogra-
un escrito edificante, para lo que utiliza los recursos retónco~ propioS ~e. un fía y épica en el que más se ha insistido, sobre todo a propósito de las Vidas
discurso. Por lo tanto, de relacionar la hagiografía con la btografia clastca, de Berceo, y su tan debatida condición de «juglar a lo divino». Dada la
habría que retroceder hasta Plutarco, pues el fin moralizador, catequísti~, popularidad de los cantares de gesta, es lógico que los hagiógrafos desliza-
si no era enteramente nuevo en el género, sí era ajeno a la tendencia
impuesta desde Suetonio. En todo caso, la finalidad catequística se con-
94 Véase Joseph Bédier, Les légendes épiques. Recherches sur la formation des chansons de
vierte en un principio tan esencial de la hagiografía, que puede hablarse de geste, t. l, París, Champion, 1926 [1908-1913J, p. 101; y Peter E Dembowski, «Literary Problems of
una definitiva~ separación de la biografía93. Hagiography in Old French», Studles In Medieval and Renalssance Culture, Medieva/ia et Humanís-
tica, 7 (1976), pp. 117-130, especialmente p. 121.
En relación con la ejemplaridad de las Vidas de santos, y con la con- 95 John K. Walsh, «Religious motifs in the early Spanish epic», Revista Hispánica Moderna,
secuente selección de los hechos que se narran (es preciso ensalzar las vir- XXXVI, 4 (1970-1971), pp. 165-172. Véase también, del mismo autor, «French epic legends in Spa-
nish hagiography: The Vida de San Ginés and the Chanson de Roland», Hispan/e Revlew, 50 (1982),
tudes del protagonista y por supuesto exclusivamente las virtudes) está la
pp. 1-16. Y Geoffrey West, «Hero or saint? Hagiographic elemen.ts in the life of the Cid», Joumal oj
cuestión de la historicidad. No es que la biografía latina fuese rigurosa- Hispanic Philology, 7 (1983), pp. 87-105. Por mi parte, he dedicado dos trabajos a este tema: Fernando
Baños Vallejo, <<Los héroes sagrados (elementos hagiográficos en la épica castellana)», en Literatura
93 Véase Agustín López Kindler, «La literatura biográfica en Roma», At/ántida, ~6 (1967), PP· Medieval. Actas do IV Congresso da Associ(l(;fio Hispánica de Literatura Medieval, t. Iil, Lisboa, Cos-
i05-i25, cit. p. i21. Véase también Grégoire, «Dalla biografía classica al documento ag10grafico», en mos, i993, pp. 29-32; y «Plegarias de héroes y de santos. Más datos sobre la 'oración narrativa'», His-
Manuale di agiologia_.., pp. 205-213. panic Review, 62 (1994), pp. 205-215. *"
Las Vidas de santos en la literatura medieval española La hagiografía castellana ... : historia, devoción y literatura
ran en sus obras algunas fórmulas épicas, pero este fenómeno se limita al libros de caballería deben mucho a la épica, aunque poseen también ingre-
verso, y muy especialmente se produce en Berceo, y más en concreto en dos dientes muy distintos, como el amor o la magia. Por su fondo hagiográfico
de sus obras, la Vida de San Milldn y la Vida de Santo Domingo, según se y carácter moralizante interesa especialmente el Libro del caballero Cifar96.
verá a propósito de los tipos de santo. En Milldn hallamos ejemplos de fór- Asimismo se ha apreciado un origen hagiográfico en el Amadís, sobre el que
mulas épicas como: ' ha escrito Pabst, relacionándolo con la leyenda de San Gregorio97. Walsh
abunda en los mismos ejemplos9B.
mientre el sieglo sea e durare Espanna,
siempre será contada esta buena fazanna. Por otro lado, actualmente se está prestando mucha atención a los
vínculos entre roman y hagiografía, de los que pueden ser excelente ejem-
El bon campeador por toda la victoria plo los relatos del códice escurialense h-1-13. Su interés no estriba tanto en
non dio en sf entrada a nulla vanagloria (ce. 122-123). los relatos, que son traducción de textos franceses99, como en la compila-
ción misma, por ofrecer una muy particular combinación de materiales
En la Vida de Santo Domingo abundan las fórmulas épicas, quizá más hagiográficos y caballerescos. Y es que si resulta llamativo que nos ofrezca
que en cualquier otra hagiografía: Asm6 un buen comejo essa fardida lanfa una serie de vidas de santos y otra de romam, quizá lo es más aún que algu-
(c. 264a); que nasci6 en bon punto (c. 273b). El incipit y el explicit están nos de los relatos hagiográficos presenten elementos caballerescos, y a la
construidos a lo juglaresco. . inversa 100. Pongamos por caso la derrota del dragón: la infligida por Santa
Aparte de la influencia de los modos juglarescos y épicos, hay que Marta, como el celebérrimo triunfo de San Jorge, se ha considerado uno de
explicar la presencia de lo heroico en la hagiografía por el mismo concepto los precedentes hagiográficos del motivo caballeresco de la lucha con la bes-
medieval de santo. Dentro de los esquemas de la vida medieval (continuos tia (véase Walsh, 1977). Pero puede que la mejor muestra de una produc-
conflictos, ya fueran algaradas o verdaderas guerras) el espíritu caballeresco ción híbrida sea la Vida de San Eustaquio, o caballero Plácidas (recuérdese
extiende su influencia, que .alcanza incluso a la Iglesia, hasta llegar a las además que el comienzo del Cifar, el primer libro de caballería castellano,
órdenes militares. El arque~ipo de héroe se superpone al de santo, y la pero híbrido también, sigue la leyenda de San Eustaquio).
hagiografía recoge este ideal, representando la santidad como una verdade- Parece entonces que el compilador que organizó la colección de El
ra batalla contra las tentaciones, contra los vicios y falsedad del mundo; o Escorial no reunió al azar los relatos, sino siguiendo algún criterio que los
narra luchas reales contra los enemigos del cristianismo, sean los sarracenos relacionaba, de manera que podrían leerse como textos exentos, pero tam-
u otros. El protagonista se convierte en santo y en héroe al triunfar en esa bién como partes de un todo, como si fueran las partes de una colección o
batalla. Veremos que las cualidades propias del héroe, como la valentía, la
96 Véase Michae1 Hamey, <<The Libro del caballero Zifar as a 'Refraction' of the Life of Saint
firmeza, la dignidad, la fidelidad, pasan a formar parte de la caracterización Eustace», en Saints and their Authors. Studies in Medieval Hispanic Hagiography in Honor of John K.
del protagonista hagiográfico. Walsh, ed. de Jane E. Connolly, AJan Deyermond y Brian Dutton, Madison, Hispanic Seminary of
Medieval Studies, 1990, pp. 71-82.
A su vez, el modelo del santo influyó en el arquetipo de héroe, hasta 97 W. Pabst, Die Selbstbestrafung auf dem Stein ... , <<Festgabe fUr H. Petriconi», Hamburgo, 1955,
el punto de que sólo se concibe un gran héroe como héroe cristiano o como pp. 33-49. Apud Véase Francisco López Estrada, Introducción a la literatura medieval española,
Madrid, Gredos, 1970, p. 243.
caballero de Dios (miles Christz) en el caso de la caballería. Frecuentemen-
98 Véase J. K. Walsh, <<The Chivalric Dragon: Hagiographic Parallels in Ear1y Spanish Roman-
te en la hagiografía los moros encarnan el Mal. Lo mismo ocurre en los can- ces», Bulletin of Hispanic Studies, LIV (1 977), pp. 189-198.
tares de gesta; los sarracenos, por su condición de anticristianos, suelen ser 99 Véase John K. Walsh y Billy Bussell Thompson, The Myth ofthe Magdalen in Early Spanish
Literature (with an Edition of the "Vida de Santa María Madalena" in Ms. h-/-13 of the Escorial
enemigos. Library), Nueva York, Lorenzo Clemente, Pliegos Hispánicos, 11, 1986.
Los libros de caballería coinciden con las Vidas en los mismos pun- lOO Véase Leonardo Romero Tobar, <<La prosa narrativa religiosa», en Grundriss der Romanis-
tos que los cantares de gesta: canto laudatorio a un ser superior, exaltación chen Literaturen des Mittelalters, IX, 1, 4 (1985), pp. 44-53; y IX, 2, 4 (1985), pp. 43-48; y también
Isabel Lozano Renieblas, <<El encuentro entre aventura y hagiografía en la literatura medieval>>, en
de un código de virtudes, maniqueísmo, etc. Es lógico que·.así sea, pues los Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. T. 1/I. Hispanoamericana. Lin-
güística y Teoría literaria, ed. Aorencio Sevilla y Carlos Alvar, Madrid, Gilstalia, 2000, pp. 161-167.
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Las Vidas de santos en la literatura medieval española L• hagiografia G1Stcllana... : historia, devoción y literatura
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libro10l, Un elemento común en las narraciones del codice es la presencia • un auténtico núcleo de la estructura narrativa. En la épica, y sobre todo en ¡¡'
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de una mujer (protagonista o coprotagonista) que supera triunfalmente la castellana, el elemento sobrenatural, cuando aparece, no alcanza las
grandes tribulaciones. Otras analogías son el hombre puesto a prueba por dimensiones ni la relevancia características de las Vidas.
el destino (Pldfidas y Guille/me); la esposa calumniada ( Otas, Una santa Pero sí que los libros de caballerías, como muchos cuentos, están reple-
emperatriz y Carlos Maynes); y, en general, la separación y reunión de la tos de maravillas, y es que, sea en el terreno que sea, los prodigios son per-
familia, y la sucesión de desgracia y redenciónJ02. Según Walsh y fectamente aceptados por el público medieval, imbuido de una visión del
son (1986) estos relatos, abundantes en milagros y viajes, podrían habers~ mundo según la cual la realidad inmediata, cotidiana, no es la única ni la defi-
dirigido particularmente a los peregrinos que iban a ~antiago; las ,_,, ....._.....- nitiva, ni siquiera la más auténtica. De todas maneras, la crítica ha establecí-
rísticas occidentales del lenguaje encajan con esa idea.· do distinciones entre la naturaleza y el significado de lo maravilloso en la
Las divergencias entre épica y caballeresca, por ~n lado, y .....~'-.~'1'-•·" ·u«u<Lula religiosa y en la literatura, vamos a llamar, fantástica. Hemos argüi-
fía, por otro, son quizá más evidentes. Ambos géneros difieren de las Vidas do quF.la literatura fantástica describe otro mundo, que facilita la evasión de
de santos en la meta pers~guida por los protagonistas, pues mientras · 1a realidad, mientras que la hagiografía no ofrece una huida del mundo real,
héroe desea salvar su honor de toda duda o mancilla, el santo busca la per· los elementos sobrenaturales cobran sentido precisamente en relación
fección cristiana. Sigui~ndo esquemas narrativos populares, los tres tipos orden natural. En la literatura religiosa no se niega la fuerza de las leyes
protagonistas han de p~sar por una serie de pruebas para lograr el éxito en naturales; al contrario: queda patente en el milagro, pues sólo es superada por
su empresa. A través de esos medios el héroe hará gala de su lealtad Y intervención divina. La literatura fantástica, se ha dichol03, no hace refe-
(y merecimientos ante la dama en el caso de la caballería), mientras que . a la realidad, sino que describe un nuevo orden, que, dentro de la lógi-
santo demostrará su austeridad, castidad, caridad, etc. El esquema interna del relato, es lo naturaL Todo esto tiene su lógica, pero hoy ya no
nece y cambian los valores. tan convencido de esas distinciones, que difícilmente se plantearía el
De acuerdo con esto, el origen de la historia o planteamiento medieval. Todavía en el siglo XXI conocemos la mezcla de diversas
tivo es también diferente. Los poemas épicos se inician con un ultraje trn:amtestac:¡otles de lo sobrenatural, profanas y religiosas, la mixtura de magia
lógicamente, hay unos personajes antagonistas, los responsables de y no creo que se pueda afirmar que se perciban de forma radical-
ultraje. Por el contrario, las Vidas de santos suelen iniciarse en un tono diferente, pues ambos pulsan los resortes más atávicos y profundos de
armónico, dando cuenta de una precoz vocación, y describiendo virtudes creencias humanas. Sin embargo, sí existe una diferencia notable, y es que
intenciones piadosas por doquier. La oposición que encuentran los literatura piadosa se basa, en principio, en la fe de una religión oficial. La
en su camino hacia la perfección sirve para realzar su fortaleza, Y y el apoyo de todo el aparato de la Iglesia, con su doctrina, confieren a la
veces constituye un núcleo narrativo relevante, y menos el inicial. En religiosa diversos privilegios de los que no goza la fantástica: mayor
aspecto los protagonistas del relato caballeresco quizá están más cerca de ;uuJIHua<.L, por supuesto; veneración de los protagonistas, los santos, que es
santos, pues a ambos les une una voluntaria búsqueda, aunque el más que la admiración que se podría profesar a los caballeros; y muy
como queda dicho, sea distinto. . :' el establecimiento de una relación de culto y protección, pues es
Un constituyente esencial de la hagiografía es )o sobrenatural. santo es intercesor ante Dios, y en este sentido trasciende el relato, sigue
tanto que demostración de la complacencia divina, del éxito en la en cierta manera, y sigue siendo necesario para el oyente o lector. De
da de la santidad, la narración de milagros u otros prodigios ocupa en modo, también podría entenderse que la literatura fantástica ofrece mis-
hagiografía un lugar fundamental, hasta el punto de que llega a ...v,,., .......u enigma, fascinación, pero también incertidumbre e inquietud; los mila-
en cambio, son la certeza de la existencia de Dios, y por tanto confianza,
101 Véase Francisco Rico, «Entre el códice y el libro (Notas sobre 1~ paradigmas misceláneos seguridad frente al Mal, solución al miedo.
la literatura del siglo XIV)», Romance Philology, Ll, 2 (1997), p¡;. 151-169. '
102 Véase John R. Maier y Thomas D. Spaccarelli, «MS. Escurialevse h·I-13: Approaches to 103 Véase, por ejemplo, André Jolles, Formes simples, París, Éditi~s du Seuíl, 1972, pp. 173·
Medieval Anthology>>, La corónica, XI (!982), pp. !8-34. ·
Las Vidas de santos en la literatura medieval española La hagiografía castellana... : historia, devoción y literatura
En suma, los códigos de valores que defienden la Apica y la caballe- Otro rasgo que distancia el exemplum de la hagiografía, y también de
resca frente a la hagiografía, a pesar de los indudables pu~tos de contacto, las colecciones de milagros, es la naturaleza de la enseñanza. Aunque el uso
son distintos. Aquél es el código del honor y, aunque no carece de valores del ejemplo se extendió en Occidente como apoyo de la predicación reli-
religiosos, está centrado en el hombre. Por el contrariq;'; los valores de la giosa, avanzó más tarde por caminos diversos. El exemplum proporciona
hagiografía son trascendentes. Su aspiración suprema no es el honor, sino casi siempre motivos edificantes, pero no necesaria, ni siquiera frecuente-
la santidad, la salvación, y remite a los ideales cristianos.' .Las gestas invitan mente, religiosos. Propugna el ideal del hombre astuto, más que sabio o
a seguir el camino de la gloria, de la afirmación de uno· mismo, mientras prudente, y muchas veces su enseñanza obedece a un pragmatismo inme-
que la hagiografía marca la senda de la austeridad y la humildad, la nega- diato, materialista, que incluso llega a soslayar los principios no ya de una
ción de uno mismo para llegar a Dios. ·. moral cristiana, sino también de una ética natural, como cuando defiende
el engaño o el egoísmo. Es un género que sirve tanto al didactismo sacro
3.3.3. El exemplum como al profano.
'·• Cabe mencionar de nuevo la dimensión sobrenatural. Exceptuando
Tanto el exemplum como la hagiografía responden a una finalidad los ejemplos extraídos de la Biblia o de Vidas de santos, cuya filiacióH con
didáctica, y aún podría afirmarse que ambos se basan en la ejemplaridadl04. la hagiografía es indiscutible, y que constituyen una parte muy concreta de
Ahora bien, cada uno de ellos corresponde a una acepción distinta del tér- las recopilaciones de ejemplos, la acción de éstos o bien transcurre dentro
mino «ejemplo». Las Vidas de santos proponen un modelo para la imita- del orden natural o bien se desarrolla en una dimensión fantástica.
ción, mientras que los rdatos de las colecciones aludidas son testimonios,
apoyos para la exposición (frecuentemente en la predicación), ya sea como 3.3.4. Las colecciones de milagros
aclaraciones pedagógicas o como pruebas argumentalesi05.
Kromer señala un rasgo del exemplum que constituye otra diferencia Éste es el último y quizá más delicado punto de la comparación entre
entre ambos géneros: «lo importante es la ley, la necesidad de la existencia hagiografía y otras formas narrativas medievales, precisamente por la ínti-
del suceso, no el hombre libre, no la psique, y (...) los personajes aparecen ma relación que liga estos dos géneros, tanto, que la clasificación tradicio-
como prototipos,I06. Los personajes son meros instrumentos, que respon- nal agrupaba colecciones de milagros y Vidas de santos bajo la misma
den a una necesidad narrativa: ?ebe existir alguien sobre .cuya experiencia etiqueta de «literatura didáctico-moral y piadosa».
se enseñe. Por el contrario, en la hagiografía, aunque el héroe está revesti- Además de un común proceso de composición basado en la reelabo-
do de muchos tópicos genéricos, él tiene una importancia intrínseca: es el ración más o menos artística de un texto usualmente latino, existen obvias
eje que aglutina todas las cualidades, y su carisma personal resulta definiti- analogías entre las Vidas de santos y las colecciones de milagros. Son géne-
vo para satisfacer la mentalidad imitabile del hombre medieval, como la ros afines por su intención didáctica, por su contenido piadoso, por la
denomina Jolles (p. 34). El protagonista no es una mera necesidad narrati- intervención divina que causa prodigios. Todo ello indica la proximidad de
va, sino qúe constituye la base del relato. la hagiografía y el milagro literario en aspectos de contenido y composi-
ción, pero el acercamiento a su estructura revelará una distinción esencial.
104 Aun con unos criterios distintos, el cotejo que aquí propongo coincide en algunos aspectos con la Montoya Martínez define el «milagro literario» como «las narraciones
clasificación de géneros menores de la literatura ejemplar ofrecida por Hans Robert Jauss, <<The Alterity and
Modernity ofMedieval Literature»,New literary History, X, 2 (1979), pp. 181-229, sobre todo pp. 228-229, breves de los beneficios extraordinarios recibidos por algún individuo o
traducción deAlteritiit wui Modemitiit der mittelalterlichen Literatur, Munich, w. Fink Verlag, 1977. alguna colectividad, en cuya consecución ha intervenido algún santo o, en
105 Claude Bremond, Jacques Le Goffy Jean-Ciaude Schmitt, L' «exemph!m», Typologie des sour·
nuestro caso, la Virgen» 107. El origen de los milagros está ligado a las Vidas
ces du MoyenAge occidental, fase. 40, Turnhout-Belgium, Institut d' Études Médiévales, Brepols, 1982,
pp. 37-38, definen el exemplum medieval como <<un récit bref donné comme véridique et destiné aetre
inséré dans un discours (en général un sermon) pour convaincre un auditoire par une lec;:on salutaire>>.
106 Véase Wolfram KrBmer, Fonnns de la narración breve en las literaturas románicas hasta
107 Jesús Montoya Martínez, úts colecciones de milagros de la Virgen en la Edad Media. (El
1700, Madrid, Gredos, 1979, p. 31. milagro literan"o), Colección Filológica XXIX, Universidad de GraiJlda, 1981, p. 17.
71
Las Vidas de santos en la literatura medieval es¡xtñola La hagiografía castellana.,.: historia, devoción y literatura
de santos; nacen como narraciones subordinadas a la hagiografía, pero lle- ción «no se da en la leyenda hagiográfica medieval. El santo medieval lo es
gan a independizarse de su contexto lógico en tiempos de Gregorio Magno desde su infancia y el milagro ocurre incidentalmente en su vida, sin que
(siglo VI) y alcanzan su máxima difusión en la baja Edad Media. esto implique ni la disputa de su posesión o no de Dios o del diablo, ni una
Como advierte Montoya, el milagro literario, así descrito, no obtiene mayor aproximación a la virtud». Cabe objetar que, aunque lo más fre-
una caracterización específica frente a otras producciones literarias de la cuente es el santo de vocación precoz (y esto sólo significa que inicia desde
época, y en concreto frente a la leyenda hagiográfica. Pero hay una diferen- pequeño el proceso de perfeccionamiento, no que sea ya santo), hallamos,
cia evidente: las Vidas de santos no sólo constan de milagros, sino que por ejemplo, varias versiones de la Vida de Sta. María Egipciaca, María
narran además la biografía anterior. De esta diferencia estructural se deri- Magdalena o Pelagia, con una primera parte de pecado y vida licenciosa.
van otras oposiciones más profundas y significativas, que revelarán la dis- Además, hay episodios hagiográficos en los que el santo ha de enfrentarse
tinta naturaleza y finalidad de ambos géneros. con el Maligno, y el triunfo del primero se cuenta como un milagro más,
Para demostrar la independencia del milagro literario respecto de la por la ayuda de Dios, ya sea explícita o implícita. Recuérdese por ejemplo
hagiografía, Montoya se basa en las apreciaciones de Ud~.,Ebel y de André la Vida de San Millán (ce. 111-122).
Jolles. Uda Ebel, en su Das altromanische Mirakel!OB, afirma la autonomía Lo que sí es cierto es que cuando se produce en la hagiografía ese
del milagro de las colecciones, sobre todo tal como aparece en Gautier de enfrentamiento, no es en una situación límite para el santo, sino que se
Coinci, diferenciándolo del milagro de la hagiografía. Montoya parte de ese trata de un episodio más que viene a acrecentar su fortaleza. El destino
estudio para establecer las siguientes oposiciones: reservado al santo, fuera de toda duda, es la gloria celestial. Por el contra-
l. El protagonista del milagro literario es el simplepecador, que reci- rio, en el milagro literario Dios interviene in extremis, para salvar al peca-
be la ayuda de Dios por pura misericordia. Su vida can-¡.,bia como conse- dor de la muerte o de la perdición eterna. El Todopoderoso roma parte
cuencia de la intervención divina, que lo aleja del pecado y lo convierte creando una tensión; actúa dramáticamente, cuando la vulnerabilidad del
(véase Ebel, pp. 46 y ss.). Por el contrario, el protagop.ista del milagro pecador era más evidente, disputando la posesión del alma con el diablo o
hagiográfico es un santo, alguien cuya vida ha sido cons~grada a la virtud, con sus medios: la enfermedad, el peligro o la muerte.
y que recibe la intervención divina como consecuencia ~j.e su recto proce- Montoya (p. 23) relaciona estas características del milagro literario
der. El prodigio aquí no es un acto misericordioso, sino una gratificación, con su finalidad:
una prueba de confianza.
La narración de este acontecimiento religioso y festivo se trae siempre a cola-
2. El milagro literario se caracteriza por aparecer como único e irre-
ción, sobre todo en las colecciones de milagros de la Virgen con el fin de exal-
petible, mientras que el hagiográfico, como manifiesta Ebel (pp. 58 y ss.), tar la mediación del intercesor de turno. Este fin encomiástico es una de las
entra en la dinámica de lavida del santo. Señala además que el vir Dei ejer- características más acusadas en el milagro literario.
cita la virtud en el milagro. Dios, al conceder al santo el poder taumatúrgi-
co, muestra su complacencia en la trayectoria vital del mismo. El milagro Si el milagro literario se nos ofrece efectivamente con esas caracterís-
se convierte en un suceso casi común, tanto es así, que en la Vida de Santo ticas, hay que notar que la mayoría de estos rasgos no son exclusivos de tales
Domingo, por ejemplo, de setecientas setenta y siete cuadernas, más de cua- colecciones, sino que se presentan también en muchos milagros hagiográ-
trocientas están dedicadas a la narración de prodigios: se relatan treinta y ficos, por lo cual debe matizarse la oposición que propone Montoya. No
nueve. Al protagonista del milagro literario, en cambio, se le concede un debe olvidarse que las Vidas de santos son narraciones de considerable
único prodigio, suficiente -se supone- para convertirlo. extensión, que incluyen breves relatos casi autónomos.
3. En el milagro literario por lo general se plantea la dialéctica pose- La doble condición del milagro hagiográfico, como parte integrada
sión de Dios 1 posesión del diablo. Montoya (p. 22) afirma que tal oposi- en la obra y como unidad narrativa en sí misma, nos lleva a apreciar fun-
108 U da Ebel, Das altromanische Mirakel. Ursprung und Geschichte einer literarischen Gattung, ciones distintas. Entendiendo el milagro globalmente, como parte de la
Heidelberg, Carl Winter, 1965. hagiografía, constituye el elemento final de la furw;ión de ejemplaridad:
Las Vidas de santos en la literatura medieval española La hagiografía castellana... : historia, devoción y literatura
·'!
demuestra que la vida del protagonista alcanza el nivel de modelo cristiano. hagiografía, aunque presente los mismos elementos, ofrece un marco más
Ahora bien, observando..el milagro hagiográfico en su particularidad, fre- amplio, otra perspectiva que viene dada por el contexto biográfico. De este
cuentemente se descubr,~ una estrecha similitud con el milagro literario, modo las Vidas poseen al menos una doble finalidad: la alabanza y, funda-
hasta el punto de que, d~sde esta perspectiva, dejan de existir las divergen- mentalmente, la ejemplaridad (así lo indican la estructura, el protagonista,
cias planteadas por Ebel y Montoya. la visión del mundo, etc.). En cambio, el milagro literario carece del con-
Las oposiciones santo 1 simple pecador, muchos milagros 1 milagro texto biográfico: importan sobre todo las circunstancias que destacan el
único, salvación segura 1 disputa Dios-diablo, son válidas siempre que se ana- prodigio como salvación, de las cuales la más peculiar es que el milagro se
lice el milagro hagiográfico como parte de la vida del santo, y desde su punto produzca in extremis; por todo lo cual puede afirmarse que este género se
de vista, pero ocurre que en la mayoría de los casos podría contemplarse asi- centra en la alabanza.
mismo desde la perspectiva del fiel beneficiado por el prodigio. Coincidirían Jolles (p. 37), al estudiar la leyenda hagiográfica como forma simple,
entonces en sus características y, consecuentemente, en su función laudato- afirma que las Vidas, en función de la imitabilidad, parcelan la historia del
ria. Algunos milagros hagiográficos se producen en beneficio exclusivo del santo, presentando los momentos en que él objetiva la virtud. Ofrece así una
santo, pero muchos otros no, sino que son propiciados por éste en beneficio versión existencial de ese «camino, verdad y vida» que en definitiva remite a
de un tercero, y ello ocurre con una frecuencia lo suficientemente represen- Cristo, el «santo supremo». El fin de imitación debe relacionarse, como hace
tativa para tenerlo en cuenta en la caracterización del género. Montoya, con los rasgos peculiares del milagro hagiográfico que se revelan
Se hallarán abundantísimos ejemplos de milagros hagiográficos que al analizarlo desde el punto de vista del santo. En efecto, los milagros no se
benefician a terceros en obras como la Vida de San Milldn y la Vida de producen por misericordia, sino como premio a una vida virtuosa. Además
Santo Domingo de Silos. San Millán cura a un monje de hidropesía (ce. 123- la intervención divina no es un hecho aislado, sino que Dios deposita su
131), a paralíticas (ce. 132-153); devuelve la vista a U:J).a ciega (ce. 154- confianza en el santo, concediéndole el poder taumatúrgico. Las disputas
156); exorciza endemoniados (ce. 157 y ss.), etc. Santo Domingo cura a un con el diablo no llegan a un límite de auténtico peligro para el santo, sino
ciego (ce. 335-350); libra a un cristiano de las cárceles de los moros (ce. que son una demostración más de su fuerza. Estas tres características redun-
351-375); cura la mano de un muchacho (c. 443); cura a un leproso puri- dan en la exaltación del protagonista como figura allegada a Dios, lo que
ficándolo con agua bendita (ce. 475-479), a un niño paralítico (ce. 538- confirma la autenticidad de la santidad, dignificándolo como modelo de
548); una mujer recupera el oído y la voz (ce. 557-571); exorciza cristianismo. Estos rasgos sí son específicos de la hagiografía; o, mejor, no
endemoniados (ce. 612-643), etc. aparecen en las colecciones de milagros, por lo que cabe considerarlos géne-
El protagonista de todos estos milagros es el santo, fOllO lo es de toda ros distintos. Que un santo propicie la intervención de Dios puede causar
la obra, pero en cada uno de los episodios existe un personaje o personajes admiración, pero no sorpresa, porque entra en la expectativa de los fieles.
sobre los que se centra la atención. Para no incurrir en ;la paradoja de dis- Expresado de modo muy simple, la función social de la hagiografía
tinguir dos tipos de protagonistas (y además porque el protagonista real de podría entenderse así: el cristiano medieval tendría aprendidas unas reglas
la obra es uno), los denominaré «beneficiarios». En efecto, el milagro hagio- básicas de comportamiento, las leyes de Dios y las normas de la Iglesia.
gráfico, por un lado, beneficia al santo, pues lo distingue como tal, eri- Ahora bien, esos cauces de conducta causarán mayor impacto y atracción
giéndolo en taumaturgo; y, por otro, beneficia a un simple pecador, sobre los fieles si en lugar de presentarse como conceptos abstractos, se ofre-
liberándolo de alguna enfermedad o mal espiritual. Pues bien, si conside- , cen existencialmente a través de una historia, que además tiene final feliz.
ramos estos milagros desde el punto de vista del pecador beneficiario, podec · El hagiógrafo provee a los cristianos de un modelo: un hombre como ellos.
mos aplicarles las mismas conclusiones a que llegan Uda Ebel y Montoya Llevado de una profunda inquietud religiosa, el protagonista inicia la bús-
respecto al milagro literario. queda de la santidad. Sigue diferentes medios o pasos que le proporcionan
La auténtica peculiaridad de cada género es otra: mientras que las · una progresiva superación. Los milagros vienen a ratificar el éxito de su
colecciones de milagros tienen como finalidad fundamental la alabanza, la · ' búsqueda. .,
74
·,.
Se puede afirmar por tanto que las colecciones de milagros y la hagio- Capítulo 4
grafía son formas literarias distintas, pues las primeras carecen .de la función
de ejemplaridad, que viene dada por la introducción de los milagros como Corpus de la hagiografía medieval
efecto de una vida modélica. Lo que no puede afirmarse es q).le la alaban-
za sea finalidad específica del milagro literario, pues la hagiografía también castellana
presenta innegables elementos encomiásticos.
Brigitte Cazelles ha escrito sobre la hagiografía medieval francesa, y
mantiene que ésta apunta exclusivamente a la veneración, y no a la edifica-
ción, porque no es posible una identificación con el santo que lo convierta
en modelo. Pero cuando Cazelles afirma que «il ne s' agit évidemment pas
d'exemplarité imitable, mais de garantie de perfection» o «un saint humai-
ne n'est pas un saint»lü9, olvi,da que normalmente un relato hagiográfico
incluye los prodigios y el estadio de perfección sólo como resultado final de Obviamente, lo óptimo sería estudiar todas y cada una de las obras
un proceso, y es en esta capacidad de superación del hombre donde reside disponibles incluidas en el repertorio (de algunas no existe más que la refe-
lo ejemplar. Claro que el santo es humano, al menos durante su vida, o rencia), pero esa labor sólo podría realizarla un equipo de especialistas en
hasta que adquiere el rango de taumaturgo; si no lo fuera, los fieles lo sen- las diversas filologías (latina, castellana, catalana, etc.). Mi estudio se centra
tirían tan lejano como Dios. Además, muchas de las dicotomías que mane- en la hagiografía en castellano, como vertiente diferenciada, más vulgariza-
jamos, como la de lo humano frente a lo sobrenatural, eran en la Edad dora, del género que nos ocupa. El objetivo inicial era, en realidad, cono-
Media bastante más difusas. Olvida también Cazelles que con frecuencia cer y sistematizar de algún modo los rasgos genéricos de la hagiografía
los relatos declaran explícitamente cómo los santos llegan a serlo siguiendo medieval castellana, pero no era lícito partir de cero, como si nuestros tex-
los mismos pasos de otros santos anteriores, lo cual es prueba irrefutable de tos hubieran surgido de la nada.
la ejemplaridad. El corpus de obras sobre el que se ha elaborado la tipología que aquí
En resumen, el cotejo revela que ningún elemento aislado de conte- se propone está constituido por la práctica totalidad de los textos castella-
nido o de intención puede considerarse específico de la hagiografía, pues nos de los que hay ediciones asequibles. El estudio se centra fundamental-
cada uno de sus componentes puede encontrarse en otros géneros, pero su mente en las obras individuales. No podría ser de otra manera, porque, con
combinación sí es peculiar, siendo posible hablar entonces de un sistema la única excepción, que yo sepa, del jlos sanctorum del ms. 8 de la Bibliote-
específico de la hagiografía. En unos casos la afinidad con otros géneros ca de Menéndez Pelayo,IIO no disponemos de ediciones íntegras de santo-
consiste en que el eje narrativo es también la trayectoria v~tal de un ser rales castellanos medievales. Sí se han publicado aisladamente algunos
superior, histórico o ficticio, pero con un sentido distinto. Otras formas relatos que forman parte de ellos, pero estas compilaciones sólo podrán ser
comparadas con la hagiografía tienen de común la finalidad didáctica, pero objeto de un análisis extenso y profundo estudiadas en su propia naturale-
se distancian al no concretar ese didactismo en un planteamiento religioso za, que es la de colección. En todo caso, estas abbreviationes también se
de tipo ascético-moral y existencial, a través de la estructura, ·la caracteriza- toman en consideración, como se verá, y parece que no modifican sustan-
ción de los personajes y la visión del mundo. cialmente la tipología interna que puede extraerse a partir de las obras inde-
pendientes. Por último, y más importante, es lógico centrarse en los relatos
individuales, puesto que el mero hecho de poseer una redacción extensa y
109 Véase Brigitte Cazelles, Le Corps de sainteté, d'apres Jehan Bouche d'Or, Jehan Paulus, et
un cauce de difusión específico les confiere, de por sí, una mayor relevan-
quelques vies des Xlle et Xllle siecles, Geneva, Droz, 1982, cit. p. 219. Véase también la reseña de esta 110 Edición a cargo de Fernando Baños Vallejo e Isabel Uría Maqua. Véase la referencia más
obra de Duncan Robertson, <<The Inimitable Saints», Romance Philology, XLII, 4 ( 1989), pp. 435-446. abajo, en «textos de flores sanctorum>>. '""'
7f..
77
da. Suelen estar inspirados, además, por cultos o interes¿)i locales, a dife- Tan sólo conservamos una versión medieval en verso castellano, y en
rencia de muchos flores sanctorum, que siguen de cerca la obra de Vorágine. una única copia, realizada quizás en un cenobio riojano, y custodiada actual-
mente en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, con la signatura
111-k-4. La letra es aragonesa del siglo XIV. El manuscrito procede posible-
4.1. Obras independientes: hagiografía en verso mente de la Biblioteca del Conde-duque de Olivares, e incluye tres obras:
Libre de Appollonio (ff. 1r-64v), Vida de Madona Santa Maria Egipciaqua (ff.
Los textos conservados en verso constituyen la más primitiva manifes- 65r-82r) y el Libro deis Tres Reys d'Orient(ff.82v-85v), texto este último que
tación de la hagiografía castellana, y resultan especialmente interesantes por- Manuel Alvar retitula como Libro de la infancia y muerte de jesús. Sin dudar
que muestran los albores, la plenitud y la decadencia de la poesía clerical. en calificarlo de hagiográfico, lo estudia junto a Egipciaca como ejemplos de
obras que combinan elementos cultos (de clerecía) y fórmulas juglarescas 11 3.
1. La Vida de Santa María Egipciaca (Egipciaca) Como señala Cruz-Sáenz, la critica coincide en creer que el poeta
De todas las Vidas que se incluyen en el presente estudio, es ésta una español trabajó sobre un modelo francés desaparecido, pero que no se limi-
de las más peculiares y, posiblemente, la de más rica y larga tradicíón en las tó a traducir literalmente, sino que empleó procedimientos artísticos de su
literaturas romances. Su popularidad la testimonian, además del poema, propia iniciativa, tales como recursos retóricos (estudiados por Kassíer) 114 ,
dos versiones del siglo XIV, en prosa, y otras que pudieran hallarse en los o las interpolaciones señaladas por Alvar (pp. 29-43). Cruz-Sáenz (p. 107)
diversos flores sanctorum, tanto medievales como posteriores. La vida de concluye afirmando: «the Spanish poem contains local color, aspects of
Santa María Egipciaca continuó interesando después de la Edad Media lyric rradition, and greater ease in transition».
también como asunto poético, a juzgar por los romances conservados en el A pesar del uso de fórmulas juglarescas, como las llamadas de aten-
Romancero General de Agustín Durán y el poema de dento veinticinco ción al público, y del tono desenfadado de algunos pasajes narrativos, y,
estancias compuesto en el siglo XVII por Cairasco de Figueroa111. sobre todo de algunos descriptivos, Egipciaca es un poema de clerecía, y no
La primera versión conocida de la leyenda está en griego, y parece sólo por el tema, sino también, como señala Dfaz-Plaja, por la cita de San
deberse a Sofronio, arzobispo de Jerusalén (m. 639), quien probablemente Agustín, de textos latinos, y por las graves sentencias y admoniciones que
la compuso basándose en varias fuentes: De la Vida de Sab Pablo Eremita testimonian el fin educativo del relatoll5, Se trata de una obra donde pare-
escrita por San Jerónimo habría tomado el esquema generalr:el personaje de cen desvanecerse los límites entre clerecía y juglaría, sobre todo quizá por-
María pudo recogerlo de otra María que sobrevivió milagt-Osamente en el que aún no lleva el sello característico del mester de clerecía, la cuaderna
desierto durante dieciocho años, y que aparece por ejemplo en la Vida de vía, sino que su métrica es irregular. Pero ello no es motivo suficiente para
San Ciriaco de San Cirilo de Escitópolis; etc. De esta obr~ se derivan tres estimar, como lo hace María S. Andrés Castellanos en el título de su edi-
versiones latinas, dos anglosajonas y varias francesas, en prosa. En verso se ción, que el traductor fuese un juglar116,
conocen dos versiones latinas y una vida rimada en francés. Este poema Probablemente el éxito y la difusión de la leyenda de Santa María
francés, a través de alguna otra copia perdida, sirvió de modelo al poema Egipciaca se explique por la combinación de lo popular y lo culto, lo tras-
español112. cendente y lo desenfadado, lo recatado y lo sensual, y en definitiva por el
111 Véase Guillermo Dfaz-Plaja, «Vida de Santa Maria Egipciaca», en Studia Hispanica in Hono·
violento contraste entre la perdición más absoluta en la prostitución, y la
rem R. Lapesa, t.ll!, Madrid, Gredos, 1975, pp. 233-240. conversión más asombrosa y tajante. Todo ello hace este texto más huma-
112 Véanse Herman Knust, Geschichte der Legenden der heiligen Katharina. vonAle.xandrien und
der heiligen Maria Aegyptiaca, Halle, 1890; A. T. Baker, «Vie de Sainte Marie )'Égyptienne», Revue 114 Véase Theodore L. Kassier, «The Rhetorical Devices of !he Spanish Vida de Santa María
des langues romanes, vol. LIX, (1916-1917), pp. 145-401; Vida de Santa Maria Egipciaca, t. l, Estu· Egipciaca», Anuario de Estudios Medievales, VIII(1972-73), pp. 467-480.
dios (y edición) de Manuel Alvar, Madrid, C.S.J.C., 1972, pp. 9-23 (ésta es la edición que utilizo); y 115 Véase Díaz-Piaja, «Vida de Santa Maria Egipciaca», p. 238; y también Alvar, Vida de Santa
Schiavone de Cruz-Sáenz, The Lije of Saint Mary of Egypt, Barcelona, Puvill-Editor, 1979, pp. 11 y ss. María Egipciaca, pp. 109-112. . .
ll3 Véase Manuel Alvar, Poemas hagiográficos de carácter juglaresco, Madrid, Alcalá, 1967, y 116 Maria S. Andrés Castellanos, «La Vida de Santa María Egipciaca», traducida por un juglar
Vida de Santa María Egipciaca, pp. 3-7. anónimo hacia 1215, Madrid, Anejo XI del Boletín de la Real Academia Española, 1964.
78 79
Las Vidas de santos en la literatura medieval española Corpus de la hagiografía medieval casteUana
no, más próximo por la cqmplicidad y la curiosidad del pecado, más diver- Isabel U ría entiende que el contenido doctrinal de los poemas de Ber-
tido que otras hagiografías donde el santo ya lo es desde antes de nacer y, ceo no está al alcance del gran público, sino que requería de una explica-
por ejemplo, comienza a ayunar en su más tierna infancia, negándose a ción e incluso de un tipo de lectura que sólo podría darse en el ámbito
mamar más de una vez los miércoles y los viernes, como predica de San clerical o escolariZO. Pero esta cuestión de los posibles destinatarios de las
Nicolás, Jacobo de Vorágine en su Legenda aurea. obras quizá deba plantearse atendiendo a las peculiaridades de cada una de
ellas, como veremos a propósito de la intención.
Obras de Gonzalo de Berceo
Pensar en el hagiógrafo medieval es pensar en Gonzalo de Berceo. las 2. La Vida de San Millán de la Cogolla (Millán)
ediciones y estudios monográficos dedicados a sus obras suman ya una con- De acuerdo con la cronología propuesta por Frida Weber y Brian
siderable bibliografía, de la que tan sólo citaré aquí los estudios utilizados Dutton, debió ser ésta la primera obra hagiográfica que escribió el maestro
en este trabajoll7. Gonzalo, lo que resultaría lógico teniendo en cuenta que se educó en el
Es sabido que los escritos berceanos responden a un didactismo de monasterio de la advocación del santo, y que su relación con el cenobio
signo religioso, pero se ha polemizado sobre si surgen de una composición continuó a lo largo de su vidal21.
intuitiva o de una clara y sistemática conciencia de autor. Joel Saugnieux Según la tradición, el monasterio fue fundado por el propio San
opina que «Berceo no es, en absoluto, teólogo»llS. Sin embargo, sí que sub- Millán, sacerdote eremita muerto en el 574. La existencia de dicha comu-
yace en su obra un sistema, como postula Jesús Menéndez Peláez. Éste nidad no aparece documentada hasta el 924, pero puede admitirse una tra-
acepta que lo más característico de la obra de Berceo es estar escrita para el dición anterior. En todo caso, en el siglo X conoce el monasterio una
pueblo, aunque tuviese una difusión distinta {y más restrf~lgida) que la lite- prosperidad sin precedentes, gracias a la generosidad y protección de la
ratura juglaresca. La intención del poeta es catequizar, pero sus texros no nobleza y reyes de Navarra. Durante el siglo XI se mantiene esta generosa
constituyen una serie desordenada de ensefianzas, sino q\i'e obedecen a un actitud, hasta el punto de iniciarse la construcción del monasterio de Yuso,
esquema basado en las partes de la teología: . ante la imposibilidad de ampliar el de Suso. Continúa ascendiendo en pros-
peridad hasta finales del siglo XII, en que comienza a dejarse sentir la com-
Enseña, pues, no una teología conceptualista sino existencialisra. Pero detrás petencia de otros centros de peregrinación. Tal decadencia pudo influir en
de este apareme ropaje de sencillez se ve muy clara la mefite culra del teólo-
la composición de Milldn como instrumento propagandístico del santo y
go que conoce perfectamenre los tres aspectos que ha: de desarrollar una
divulgación teológica: una teología moral, una teología ¿qg;,dtica y una cate- su monasterio122.
quesis litúrgical19. La fuente principal de Millán es la Vita Beati Aemilianil23 de San
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Braulio, obispo de Zaragoza entre 631 y 651, una de las figuras más insig- u·r;:::•~<
las obras hagiográficas constituyen la teología moral, que trata de nes en la España visigoda, junto a San Isidoro y Julián de Toledo. En su edi-
regular las aspiraciones y comportamiento del individuo. En lugar de expo- ción crítica, Brian Dutton ofrece un detallado estudio de las fuentes, con
ner los vicios y virtudes en abstracto -lo que podría resultar monótono y comentarios de las adiciones y omisiones. Destaca, por la posible intención
poco estimulante-, se presenta la vida de unos personajes ejemplares. de Berceo de salvaguardar el prestigio de los clérigos, la omisión de la queja
120 Véase Isabel Uría Maqua, Panorama crítico del «mes ter de clerecía», Madrid, Castalia, 2000,
117 Véase Isabel Urfa Maqua y Fernando Baños Vallejo, «Bibliografía de Gonzalo de BereeO>•, en especial pp. 134-153.
Boletín bibliográfico de la Asociac((m Hispánica de Literatura Medieval, JO (1996), pp. 269-338. 121 Véanse Weber De Kurlat, «Notas para la cronología y composición literaria de las Vidas de
118 Saugnieux, «Observaciones sobre la economía de la salvación en Jos Milagros de Nuestra santos de Berceo», Nueva Revista de Filología Hispánica, XV (1961), pp. 113-130; Brian Dutton, «A
Señora, de Berceo», en Literatura} espiritualidad, Madrid, Prensa Española, 1974, pp. 51-141. Chronology of the Works of Gonzalo de Berceo», en Medieval'Hispanic Studies presented to Rita
119 Jesús Menéndez Peláez, «La tradición mariológica en Bereeo», en separata de las Actas de Hamilton, Londres, Tarnesis Books, 1976, pp. 67-76.
las lli Jornadas de Estudios Berceanos, Centro de Estudios Gonzalo de Berceo, 1981, p. 114; y más 122 Véase Gonzalo de Berceo, La Vida de San Millán de la Cogolla, Estudio y ed. crítica de Brian
reciente, del mismo autor, «Berceo: poesía y teología», en La fermosa cobertura. Lecciones de Litera- Dutton. Londres, Tarnesis Books, 1967, pp. Xl-Xlll.
tura Medieval, ed. de Francisco Crosas, Pamplona, Eunsa, 2000, pp. 207-249. 123 Véase Patrología latina, 80, pp. 699-714. -.
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Las Vidas de santos en la literatura medieval espaüola
Corpus de la hagiografía medieval castellana
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Las Vidas de santos en la literatura medieval española Corpus de la hagiografía medieval castellana
little is known of the author through his own remarks. The very structural dirige a Eustoquia134. Recomienda San Jerónimo que la virgen, para vencer
fact of dedicating five-eighths of the poem to visions of heayen is appropria- sus fatigas debe «trasladarse al paraíso con la mente», e imaginarse el reci-
te to the drearns of an old and weary Christian: his thoughts;have already left
bimiento de las vírgenes, del Esposo y de los ángeles. Por esto y por la ale-
the world129. ::
goría de la paloma y la escala que asciende al Cielo, motivos presentes en la
Vuelve, pues, Berceo en su vejez a cantar las excelencias de una santa visión primera, concluye Gimeno Casalduero que el Poema de Santa Oria
ligada al monasterio de San Millán (Dutton supone que también el Marti- está inspirado en San Jerónimo y San Leandro.
rio de San Lorenzo debía estar relacionado de alguna forma\ con el monas- En todo caso, como advierte Isabel Uría (pp. 22-24), no se puede pre-
terio)130. cisar si estos motivos, comunes en la literatura de visionesl35, estaban ya
Isabel Uría Maqua cita las fuentes que proveen d4tos biográficos presentes en el texto de Munio o fueron incorporados por Berceo. Estima
sobre Santa Oria131; a saber, la propia Vida de Berceo, una Memoria crono- Uría, no obstante, que el maestro Gonzalo se ajustó al modelo latino, a juz-
lógica y un Catdlogo de los abades del monasterio de San Millán. Por ellas gar por una serie de detalles que difícilmente podrían atribuirse a Berceo.
sabemos que Oria nació en Villavelayo, en 1043, y a los nueve años entró Por el contrario, Walsh atribuye el cambio de narrador a una lectura erró-
con su madre Amunia en el monasterio de San Millán de Suso, siendo abad nea del copista, y estima que esa evocación del Otro Mundo es creación de
don Gonzalo. Experimentó una serie de visiones, la primera de ellas a los Berceo, sobre la base, eso sí, de motivos comunes en la literatura de visio-
veinticinco años, en 1068, y murió a los veintisiete, en 1070, estando pre- nes, como se desprende, por ejemplo, de las analogías con la Visión de Tún-
sente el abad del monasterio, don Pedro V. gano136. Además, en su opinión, Oria responde a un concepto de santidad
La Vita que sirvió de fuente a Berceo no se ha conservado, pero algo que se forja en el siglo XIII, y no en la época de la santa: la monja reclusa
sabemos sobre su autor, Munio, convertido en un personaje más de la obra, que se mortifica mediante la abstinenciaB7.
ya que el poeta riojano se r~fiere a él no sólo como autor de la hagiografía La traducción del maestro Gonzalo se ha transmitido en una única
latina, sino también como maestro y confesor de Oria y de su madre Amu- versión conservada en cuatro manuscritos, uno medieval (F) y otros tres del
nia. Referencias a un Munio escriba han llegado hasta nosotros en una ins- siglo XVIII: 1, M (Mecolaeta) y Gl38.
cripción de la arqueta de las reliquias de San Millán y en doce documentos Por innovadora que resulte la redistribución de las estrofas realizada
con fecha de 1048 a 1087; referencias que, identificadas en buena lógica por Isabel Uría en su edición crítica, sus argumentos están bien fundados y
con el hagiógrafo de Santa O ría, nos hablan de un monje notable y de pres- el texto gana en coherencia estructural. Cito, pues, por su edición. Aludiré
tigiosa cultura entre los del monasterio de San Millán. con frecuencia asimismo al estudio de Anthony Perry, quien examina dete-
El desconocimiento del texto latino utilizado directamente por Ber- nidamente múltiples aspectos de la forma y del contenido.
ceo ha ocasionado que los estudios sobre fuentes se hayan dirigido a otras La crítica, quizá más que en el resto de la hagiografía de Berceo,
hagiograflas latinas que incorporaban ya los motivos de la silla, el resplan- muestra una interesante divergencia en cuestiones como la estructura, el
dor, el coro de vírgenes, Cristo como esposo, la paloma, la columna, etc. 134 J. Gimeno Casalduero, «La Vida de Santa Orla de Gonzalo de Berceo: nueva interpretación
Son conocidos los estudios de Cherchi sobre la tradición de la sillal32; y y nuevos datos», Anales de Literatura Española, 3 (1984), Universidad de Alicante, pp. 240-253.
135 Véase Howard R. Patch, El otro mundo en la literatura medieval, México-Madrid-Buenos
Walsh, quien apunta que la visión de Amunia pudo basarse en la Vida de Aires, Fondo de Cultura Económica, 1983; sobre todo «La literatura de visiones», pp. 89-141.
Santa Eugenia133. Más recientemente, Gimeno Casalduero ha relacionado 136 Véase Walsh, «The Other World in Berceo's Vida de Santa Orla», en Hispanic Studies in
Oria con una epístola de San Jerónimo, la que trata sobre la virginidad y se Honor of Alan D. Deyennond. A North American Tribute, Madison, Hispanic Seminary of Medieval
Studies, 1986, pp. 291-307.
137 Véase Walsh, «Sanctity and Gender in Berceo's Santa O ría», MediumAevum, LVll, 2 (1988),
130 Dutton, Vida de San Millán, pp. 165-166. pp. 254-263.
131 En su ed. de Berceo, Poemn de Santa Oria, Madrid, Castalia, 1981, pp~ 15-18. 138 Véase Urra Maqua, Poema de Santa Orla, pp. 39-68; y <<La copia del Poema de Santa Oría
132 P. Cherchi, «La 'siella' di Santa Oria», Cultura Neolatina, 33 (1973), pp. 207-216. que cita el P. Sarmiento en sus Memorias», Incipit, m (1983), pp. 9-24; y otros artículos de la misma
133 J. K. Walsh, «A possible source for Berceo's Vida de Santa Oria», Mo¡fem Language Notes, autora anr citados. Véase también Walsh, «The missing segment in Berceo's Vida de Santa Oria», La
87, 2 (1972), pp. 300-307. Coránica, V, 1, (1976), pp. 30-34. a,
Las Vidas de santos en la literatura medieval espai1ola
Corpus de la hagiografía medieval castellana
género o la finalidad de Oria, problemas sobre los que puede arrojar una
graban noticias dadas por San Ambrosio, San Agustín y San Máximo, junto
nueva luz la comparación con el resto de los textos hagiográficos que cons-
a leyendas de la tradición romana. Ha sido datada a finales del siglo V o
tituyen el corpus.
comienzos del VI. Ortiz de Mendívil (p. 38) señala otros textos cuya lectu-
ra pudo influir en la composición de la obra, aunque no son fuentes direc-
S. El Martirio de San Lorenzo (Lorenzo)
tas. Así la Biblia; De Officiis, de San Ambrosio; Miracula y De Gloria
En la cronología propuesta por Brian Dutton (p. 76), Lorenzo cons-
Martyrum, de Gregario de Tours; los Dialogi del papa Gregario Magno; y
ta como la última obra de Berceo, pues, en opinión del hispanista británi-
probablemente sermones de San Agustín, San León, San Máximo, e inclu-
co, el abrupto final pudo deberse a la muerte del versificador, ocurrida antes
so el himno de Prudencia.
de 1264, a una edad de al menos sesenta y seis años. De ser así, el clérigo
Lorenzo se ha conservado únicamente en dos copias del siglo XVIII,
riojano habría emprendido al final de su vida una nueva aportación a su
con pocas diferencias entre sí, pues ambas transcriben el manuscrito in
obra hagiográfica. Habiend.o iniciado su actividad divulgadora con las ver-
quarto del siglo XIII, y son los ya citados I y S. Se ignora si Lorenzo estaba
siones en romance de las Vidas paralelas de dos confesores santos, y tras una
también en el códice in folio y se perdió, o si el copista de F lo excluyó desde
brillante incursión en la literatura de visiones, habría resuelto tocar otra de
el principio (véase Dutton, pp. 144-145). .
las vertientes hagiográficas, la Pasión, para magnificar el culto a un mártir
Pompilio Tesauro (pp. 7-18) estudió los errores de los manuscrttos, y
ya venerado por aquellas tierras. estimó la superioridad del de !barreta, el cual utilizó como base para su
El martirio de San Lorenzo ha inspirado muchas versiones literarias texto crítico. Utilizo esta esmerada edición, que ha sido respetada, salvo en
ya desde finales del siglo rv, con dos epigramas del papa Dámaso, y con el detalles, por Ramoneda y por Brian Dutton.
segundo himno del Peristephanon de Prudenciol39. En cuanto a la fuente
latina de nuestro poema, Berceo debió seguir con bastante fidelidad, como 6. La Vida de San Ildefonso (Ildefonso ), del Beneficiado de
era usual en él, alguna Pdssío Sancti Laurentií de la biblioteca de San Millán,
Úbeda
que no ha llegado hasta nosotros. Ya Pompilio Tesauro, en su excelente edi- Tradicionalmente esta obra ha sido considerada uno de los textos
ción, compara el texto de Berceo con cinco versiones, la de Ambrosio, la de menores del mester de clerecía, ya desde el juicio excesivamente riguroso de
Beda, la de Marbodo, la Passío Polychronííy la Adanís Passío, y llega a la con-
Menéndez Pelayo:
clusión de que la más cercana al texto del riojano, por el mayor número de
episodios comunes, es la Passio Polychroníí. Se colige entonces que el Creemos inútil hablar de la prosaica rapsodia del Beneficiado de Úbeda Vida
manuscrito latino utilizado estaba emparentado con este Pasionariol40. En de San 1/defonso. Este autor, que es de los que sólo sirven par~ marcar la decre-
pitud de una escuela, intenta. repr~ducir la candor?sa sencdlez de 1~ l<;yen-
su edición crítica Brian Dutton parte del estudio de Tesauro y analiza con das de Berceo, pero sin estilo, sm armonfa y sm rastro de sentimiento
mayor detalle la relación entre la versión de la Passio Polychronii y el texto poético142.
de Berceo141. Según apunta Ortiz de Mendívil, probablemente la Passio
Polychroníí sea la narración más antigua del martirio del papa Sixto II y de Esta opinión, generalmente aceptada, ocasionó que durante mucho
Lorenzo, de la que derivarían muchos otros relatos. En su redacción se inte- tiempo los investigadores no hallaran en la obra valor~s, que com~ensaran los
arduos problemas que planteaba: manuscritos, datacton, etc. Sm embargo,
139 Véase Marcial J. Bayo, «De Prudencio a Berceo. El tema del martirio de Lorenzo», Berceo,
t. VI (1951), pp. 5-26. Especialmente, pp. 5-6; y Juan José Ortiz de Mendfvil, «A<;ercamiento a laPas-
en los últimos años, como efecto de la tendencia a desviar parte de la aten-
sion o martyrio de Sant Laurenzo de Gonzalo de Berceo», Berceo, 103 (1982), ~P· 37-50. Asimismo ción de la crítica de los grandes clásicos hacia las obras menores, habiéndo-
véase la ed. de Arturo M. Ramoneda, Madrid, Castalia, 1980, pp. 94-95. ' se comprendido la necesidad de recuperar tantos textos medievales como sea
140 Véase Gonzalo de Berceo, Martirio de San Lorenzo, ed. de PompiÍio Tesauro, Napoli,
Liguori, 1971, pp. 19-21. . posible, han salido a la luz varios artículos y ediciones del poema.
141 GQilZalo de Berceo, Obras completas, t. V, ed. de Brian Dutton, Londres, Tamesis Books,
142 Menéndez Pelayo, Antología de poetas lfricos castellanos,J¡, en 0/Jras completas de Menén-
1981, pp. 164-180.
dez Pe/ayo, Santander, 1944, p. 210.
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Las Vidas de santos en la literatura medieval esfXUiola Cwpus de la hagiografía medieval castellana
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Las Vidas de santos en la literatura medieval española Carpus de la hagiografía medieval castellana
fonso», originado en las poco claras referencias servidas por Fr. Martín Sar- ción del género hagiográfico por la aparición de la vertiente en lenguas ver-
miento, Tomás Antonio Sánchez y, posteriormente, Florencio Janer. Los náculas, esta obra posee el doble interés de ser la primera hagiografía caste-
datos publicados por Pensado, y las posteriores aportaciones de Alvar Ezque- llana dedicada a una de las nuevas órdenes, que sepamos, y al mismo
rra, Romero Tobar, Salvador Miguel y Walsh no han logrado, sin embargo, tiempo una de las más tempranas Vidas en prosa castellana.
desenmarañar del todo la transmisión textual, pues tenemos referencia de Aunque el códice hagiográfico en el cual se in~luye D. de Guzmán
1 1
dos manuscritos medievales, que casi con seguridad son el mismo, un jlos data de finales del siglo XIV o comienzos del XV, parece que la obra fue
sanctorum del XV147; de hasta cuatro posibles copias dieciochescas, que que- compuesta por algún fraile dominico bastante antes, pero más probable- 1··
dan menguadas a una si nos atenemos a la que está localizada (ms. 5.548 de mente en el XIV que a fines del XIII, como se había dicho. Posiblemente 1.:
la BNM, reproducción del flos sanctorum del XV); y ya en el siglo XIX la vinculado al convento de Santo Domingo el Real, habría traducido parte 1:
copia manuscrita de Janer (19.161 de la BNM), aparte des.~ edición. de la prosa latina dedicada al fundador, pensando quizás enriquecer con su
En 1975 Alvar Ezquerra publicó una edición paleográfica del manus- obra las lecturas piadosas de las monjas de clausura de aquella comunidad,
crito de Janer, y otra edición crítica en la que se afanaba en reconstruir y no demasiado versadas en latín148. Lo peculiar es que en esa época optase
fijar el texto del Beneficiado, basándose en la tendencia á, la regularidad por trasladar la prosa latina a prosa castellana, y no a verso, como lo habí-
métrica de la cuaderna vía. Todo ello se completaba con un estudio filoló- an hecho el autor de Egipciaca, también Berceo, y aún en el siglo XIV el
gico, y con una edición y análisis comparativo de las fuentes. El posterior Beneficiado de Úbeda. Ello podría interpretarse como indicio del progresi-
hallazgo de otros manuscritos, y sobre todo del texto medieval transcrito vo afianzamiento del castellano como lengua no sólo para la recitación, sino
por Romero Tobar, ha evidenciado la necesidad de una nu~va edición crí- también para la lectura, a medida que se extiende la cultura y el interés por
tica. Sin menoscabo de los aciertos en la reconstrucción efeó~uada por Alvar la historia.
Ezquerra, que en su mayor parte continúa siendo válida, '}ra que el texto La tesis doctoral de María Teresa Barbadillo, constituida por una cui-
medieval, a pesar de ser sólo relativamente tardío, se halla también muy dada edición del texto y un exhaustivo estudio, aborda entre otras cuestio-
deturpado, lo cierto es que éste completa en muchos casos aquel manuscri- nes la de las fuentes. Tras un detalladísimo análisis comparativo, concluye
to de Janer, y arroja luz sobre lecturas dudosas. Utiliw, pues, las dos edi- que el anónimo fraile debió basarse principalmente en la Legenda Sancti
ciones. Cito por la numeración de Romero Tobar, pero atiendo a la división Dominici de Humberto de Romans, Maestro General de la Orden de 1254 '''""~·'"''''"~
estrófica y en general a la reconstrucción del texto de Alvar Ezquerra. Tam- a 1263, quien a su vez refundió los textos de Pedro Ferrando y Constanti-
bién ha de tomarse en consideración la edición crítica de Walsh, publicada no de Orvieto. Su obra, que llegó a ser lectura obligada en las comunida-
póstumamente, aunque se base en la copia del XVIII y no en la medieval. des dominicanas, sirvió de fuente a ochenta capítulos de la Vida castellana.
En otros veintidós el hagiógrafo siguió el tratado correspondiente de la
Legenda aurea, de Jacobo de Vorágine. Las Florecillas de San Francisco de
4.2. Obras independientes: hagiografía en prosa Asís se dejan sentir en el capítulo LVII. Finalmente, se desconoce la fuente
de los capítulos LXIII y LXIV. Aunque abundan los casos en que el tra-
7. La Vida de Santo Domingo de Guzmán (D. de Guzmán) ductor amplía el original latino, más frecuentemente lo abrevia. Ello no
Si el siglo XIII supuso una nueva etapa en la historia de la Iglesia por impide que a veces se detenga en transcribir literalmente citas latinas, para
la fundación y rápido desarrollo de las órdenes mendicantes, y en la evolu- traducirlas a continuación (véase Barbadillo, pp. 387-574).
147 Es el ms. 15.001 (olim 41 9) de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano. El fragmento El códice en el cual se incluye esta Vida parece proceder del conven-
que nos ocupa ha sido publicado en edición paleográfica por Leonardo Romero Tobar. Subraya (p. 288) to de Santo Domingo el Real, de Madrid, segunda fundación de la Orden
que las características de este códice no coinciden con las del aludido por Sarmiento, que databa la letra
en el siglo XIV. Estoy con Walsh, sin embargo, en la convicción de que se trata del mismo, pues las 148 Véanse María Teresa Barbadillo de la Fuente, Vida de Santo Domingo de Guzmán. Edición y
coincidencias son muchas, y fácil equivocarse en la datación de la escritura. Véase John K. Wa1sh, La estudio, Universidad Complutense de Madrid, 1985, pp. XXIV y 1.031-1.033; Pedro Cátedra, Litur·
Vida de SanA/ifonso por metros (ca. 1302), Romance Philology, Anejo de XLVI (1992), pp. 189-195. gia, poesía y teatro afines de la Edad Media, en prensa. -..
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Las Vidas de santos en la literatura medieval espat1ola Corpus de la hagiografía medieval casteUana
en España, donde aún actualmente lo conservan las monjas de ....,.,.,..,., ... , .... de Madrid, y varios que forman parte de flores sanctorum citados en el
Son doscientos cuarenta y seis folios, de los cuales D. tk.Guzmdn ocupa índice: Lázaro Galdiano 15.001 (olim 419); Biblioteca del Real Monasterio
primeros treinta y cuatro. El resto del material también es devocional, El Escorial h-I-14, k-II-12 y m-II-6; y el jlos sanctorum incunable atri-
hallamos desde un tratado sobre los nueve modos de orar': de Santo Domin~· · buido a Juan de Bobadilla.
go hasta un Diálogo entre el Hombre y el Alma, de Hugo de San Víctor. Con- El ms. 9.247 es un códice misceláneo de textos de contenido religio-
tiene otras dos Vidas, la de San Pedro Mártir, canonizado en 1253, y la de so, fundamentalmente ascético, escrito en letra del siglo XIV. Toma el titu-
Santo Tomás de Aquino, y unos versos dedicados a ést¿ lo del primero de los textos, Aureola monachorum seu dicta Patrum, e
La parte que se refiere a Santo Domingo se conserva también en una incluye las Vidas de dos santos, la de San Alejo y la de Santa Pelagia. De las
copia del siglo XVIII, dentro de un volumen que recopila textos dedicados versiones castellanas ésta es la más extensa, y aunque su fuente debió de ser
al fundador. Se halla en la biblioteca del convento de Santa Sabina, sede de i un texto cercano al latino editado en las Acta sanctorum, Vega (pp. 27-28)
la Curia Generalicia de la Orden de Predicadores, en Roma, y lleva la sig- observa que el ms. 9.247 es generalmente más detallado, que cambia el
natura X.982. Barbadillo (pp. 2-15) señala además que ~ste copista moder- orden de algunos elementos, que otros que están en el texto latino faltan en
nizó la grafía y cometió algunos errores en la interpretación. el castellano, y viceversa.
Q') 93
Las Vidas de santos en la literatura medieval espailola Curpus de la hagiografía medieval castellana
declara. Su cargo quedó inmortalizado al dar nombre a la' obra Arcipreste de be Madoz la influencia de Cixila, de Rodrigo el Cerratense y también del
Talavera (también conocida como Corbacho), que fue la .que le supuso un Beneficiado de Úbeda. Por lo general el Arcipreste es más profuso en deta-
lugar de honor en nuestra literatura. Escribió además la Atalaya de las cró- lles y también más preciso y mesurado, y añade lo más sabroso de su esti-
nicas, y se le han atribuido dos obras hagiográficas. . lo: el colorido popular que aligera y complementa expresiones y contenidos
Según hace notar González Muela, la fulgurante carrera eclesiástica cultos, logrando una versión que se adecua a su lugar y su momento.
de Alfonso Martfnez de T.oledo, arcipreste ya antes de 1436, se explica no Ildefonso se conserva en tres códices: ms. 11 de la Biblioteca Menéndez
sólo por la influencia de su familia, seguramente distinguida, sino también Pelayo (S), del siglo XV; ms. b-III-1 de la Biblioteca de El Escorial (E), en
por su talento, su conocirniento de materias morales, jurídicas y eclesiásti- letras de los siglos XV y XVI; ms. 1.178 de la Biblioteca Nacional de Madrid
cas, y su experiencia de la vida en general, después de haber viajado por Ita- (M), escrito en 1578, reproducción de E (véase Madoz, pp. XXXV-XLII).
lia y por tierras de Aragónl5l.
La obra hagiográfica atribuida a Alfonso Martínez de Toledo podría 11. La Vula de San Isidoro (Isidoro)
considerarse continuación de un didacrismo iniciado en el Corbacho, porque Existen razonables indicios para creer que fue Alfonso Martínez de
si allí reprobaba el «loco amor>), y en algunos pasajes en concreto la lujuria y Toledo quien, ya en la segunda mitad del siglo XV, probablemente poco
la codicia del clero, en la Vida de San Ildefonso y la de San Isidoro ensalza antes de morir (hacia 1470), escribió una versión castellana de Isidoro, aña-
sobre todo la castidad y el desprendimiento de los santos prelados152• diéndole la traducción de algunas cartas y varios fragmentos apócrifos.
Apunta José Madoz y Moleres que Martínez de Toledo «dedicó no De ser así, el Arcipreste habría deseado añadir a la leyenda de su
pocos ratos de ocio en su cargo de Arcipreste de Talavera y, acaso, de por- patrón el modelo de otro ilustre santo de la España visigoda, maestro de
cionario o racionero en la catedral de Toledo, a traducir y biografiar a dos de Ildefonso; un nuevo intento de moralizar al clero de su época mediante la
las principales figuras de nuestra antigua lglesia))153. No se limitó a ofrecer narración de la vida y milagros de un noble hispanorromano, según opi-
una versión en castellano de sus vidas, sino que además tradujo parte del nión generalizada, con tres hermanos santos también, los obispos Leandro
Libro de la oración y varias cartas del epistolario de San Isidoro, materiales y Fulgencio, y la monja Florentina.
insertos en su biografía, y el Libro de la perdurable virginidad de Santa María A pesar de la notable labor episcopal de San Isidoro, y de sus brillan-
...........,
escrito por San Ildefonso, generosidad del traductor, corp.o señala Mado~, tes escritos, que lo convirtieron en el maestro y educador del Medievo,
que deseaba ofrecer los más notables escritos de aquellos ~nodelos de san n- nadie se ocupó a su muerte de redactar una biografía extensa, según los tex-
dad a lo cual se animaría al encontrarlos en las mismas fuentes de las Vidas. tos conservados, sino que San Braulio y San Ildefonso se limitaron a rese-
' •'¡
ñar elogiosamente sus obras, y Redento tan sólo describió los últimos
10. La Vida de San Ildefonso (Ildefonso) momentos y el beatífico tránsito (véase Madoz, pp. LXXXI y ss.).
Parece ser ésta la primera de las dos hagiografías ~tribuidas al Arci- Según el estudio comparativo realizado por Madoz (pp. LXXXVII-
preste, lo que resultaría lógico para un toledano. En opinión del editor de XCIX), el Arcipreste tradujo el material isidoriano atribuido a Lucas de
estas obras, José Madoz y Moleres (pp. XLIII-LVIII), la. fuente que sirvió Tuy, canónigo regular de San Isidoro de León, quien en el siglo Xlii se
de base para Ildefonso fue la Legenda Asturicense. En alg~nos pasajes perci- habría servido de escritos auténticos y apócrifos para ofrecer una leyenda de
carácter fundamentalmente ma~avilloso. En opinión del editor, la traduc-
!51 Véase Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera o Corba~ho, ed. de Joaquín Gon- ción de Isidoro es más servil que la de Ildefonso, por eso es también más fácil
zález Muela, Madrid, Castalia, 1970, pp. 7-8. · señalar su directa dependencia de la Vida atribuida al Tudense, que el Arci-
!52 Véase Fernando Baños Vallejo, «El Arcipreste de Talavera como hagiógrafo (La moraliza-
ción, más allá de la reprobación)», en Actas delll Congreso Internacional de 'ta Asociación Hispánica preste a veces traslada literalmente y otras abrevia. El prohemio es una tra-
de Uteratura Medieval (Segovia 5-9 de octubre de /987), t. I, Universidad de Alcalá, 1992, PP· ducción fiel del prologUJ que ofrece el canónigo leonés. A continuación
175-185.
153 Arcipreste de Talavera, Vidas de San lld¡ifonso y San Isidoro, ed. de José Madoz Y Moleres, recrea el relato de la vida, siguiendo de cerca al Tudense, para de nuevo tra-
Madrid, Espasa Calpe, 1962, pp. XXXIII-XXXIV. ducir literalmente la «Oración)) y algunas cartas. Utili!a también otras obras
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Las Vidas de santos en la literatura medieval española Corpus de la hagiografía medieval castellana
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de Lucas de Tuy, como la' Crónica y De altera vita, y cita al arzobispo don 12. La Vida de San Vitores (Vitores), de Andrés Gutiérrez de
Rodrigo refiriéndose seguramente a su De rebus hispaniae. En resumen, Cerezo
Alfonso Martínez de Toledo no se limita a seguir linealmente un texto lati- Nos hallamos ahora ante una Pasión complementada con abundantes
no siempre con el mismo criterio de traducción, sino que acude a diversas elementos biográficos. Las frecuentes referencias a iglesias o ermitas de la zona
fuentes y en cada caso lo vierte literalmente al castellano, lo resume o lo de Cerezo de Riotirón (Burgos), confieren verosimilitud al relato de la ejecu-
recrea. El mérito del Arcipreste no estriba en la originalidad del contenido, ción de San Vítores a manos de Almanzor, pero, por otro lado, la presencia
sino en ofrecer un texto de divulgación, aprovechando bien las posibilida- desmesurada de lo maravilloso denuncia su carácter legendario. Como apun-
des lingüísticas del castellano del momento -intercala cultismos y expre- ta Tomás Marín Martínez, el gusto por lo prodigioso, típico de la leyenda,
siones populares- y ambientando el asunto en su época mediante parece apoyar la tesis de los bolandistas, según la cual San Vitores de Cerezo
deliberados anacronismos (véase Madoz, p. XCIX). sería un desdoblamiento del mártir San Víctor de Cesarea, de Mauritania:
De los tres códices que contienen Ildefonso, S, E y M, ya descritos, los ambas fiestas se celebran el 26 de agosto. La asimilación podría explicarse por
dos últimos, los más tardíos ofrecen también Isidoro. Madoz (p. CII) esti- el parecido de los nombres de las localidades, y por un hipotético traslado de
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ma que, en la parte de Isidoro, M no es copia de E, ya que contiene algu- reliquias de San Víctor, desde África al pueblo castellanol55,
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nas frases largas que el manuscrito de El Escorial omite. Las hazañas de este supuesto mártir del siglo IX o X están ya recogi- :.:::::::e: ,
ir"''""""....
La atribución de Isidoro al Arcipreste de Talavera, .obedece a que en das por escrito en un Pasionario de Silos del siglo XI (2.179 de la Biblioteca
ambos manuscritos la obra precede en perfecta continuidad a la traducción , Nacional de París), pero en esa primitiva versión San Vítores es mártir de los
del Libro de la perpetua virginidad de Santa María, firmada por el Arcipres- judíos, y faltan aún elementos legendarios que se hallarán más tarde. La pri- ... ,.,,... ....
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te en el folio 131 v del ms. E; así como parece clara la siniHitud del estilo y mera versión castellana que nos ha llegado de la Vida de San Vitores es anó-
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la coincidencia de los recursos de traducción, según estim~ Madoz, siguien- nima, y pudo ser redactada a finales del siglo XIV o en la primera mitad del
do a Amador de los Ríos y a Menéndez Pelayo. Por otro :lado, Isidoro con- XV (ms. 9.481 de la Biblioteca Nacional)156, Pero la leyenda llega a alcan-
tiene una referencia cronológica que en opinión del editor (pp. zar su mayor difusión gracias a Andrés Gutiérrez de Cerezo, que en la segun-
LXXXVI-LXXXVII) cuadra perfectamente con el tiempo en que aún vivía da mitad del siglo XV redactó dos versiones de la Vida, en latín y en
Alfonso Martínez, segunda mitad del siglo XV: El diáctmo Lucas de Túy castellano, con algunas diferencias respecto a la anónima. El autor fue gra-
escrivió una obra muy larga avrá poco menos que trerientos años. Ahora bien, mático discípulo de Nebrija, profesor en Salamanca, Burgos y Lovaina, y
también advierte Madoz (p. XCIV) que no todo este material isidoriano abad del monasterio de Oña hasta su muerte, en 1503. Pudo componer la
parece proceder del Arcipreste, pues en los dos últimos capítulos hallamos Vida con ocasión deo que el Condestable de Castilla fundara un convento
alusiones a la imprenta, y elogios de su utilidad, lo que nos mueve a creer junto a la ermita primera, y quizá posteriormente, poco después de mayo de
que se trata de adiciones de un autor posterior. Aún más: Ralph y Lisa de 1478 en que tiene lugar el traslado de las reliquias, el relato del mismol57.
Gorog, tras una comparación del léxico y estilo de las Vidas con los del El P. Flórez publicó en su España Sagrada (t. 26, apéndice 111) la vita
Corbacho, llegan a afirmar que, dadas las diferencias, aquélla.S no deben atri- latina escrita por Andrés Gutiérrez de Cerezo. Iba titulada como Historia
buirse al Arcipreste de Tal.avera 154 •
155 Véase T. Marín Martfnez y otros, Diccionario de Historia Eclesiástica de España, <<Vítores>>,
t. IV, Madrid, C.S.I.C., 1972, pp. 2.771-2.772.
156 Ocupa los folios 3v-8, que transcribe Luciano Huidobro Serna, <<Vida de San Vítores de
Cerezo>>, Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos, 24
(1945), pp. 506-513.
157 Los datos que maneja Ángel Gómez Moreno, <<Leyenda y hagiografía: el caso de San Vito-
154 Véase, Ralph de Gorog y Lisa S. de Gorog, <<La atribución de las Vidas de San 1/dejonso y reS>>, en Actas del Coloquio celebrado en la Casa de Velázquez, 10!11-X1-1986, ed. de Jean-Pierre
San Isidoro al Arcipreste de Talavera>>, Boletín de la Real Academia Española, LVIII (1978), pp. Étienvre, Madrid, Casa de Ve1ázquez, 1989, pp. 173-191, no coinciden exactamente con los de Marín
169-193. Martfnez y otros, Diccionario de Historia Eclesiástica ... , p. 2.771. *-
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96
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del glorioso Mdrtir San Vítores, elegantemente expuesta en español y en latín, !rellac10r1an con relatos irlandeses de viajes por mar, pero también con tex-
a ruegos del Reverendísimo Obispo de Burgos, Don Luis Acuña, por Andrés tos marianos, incluso con la tradición arrúrica, situándola entre la literaru-
Cerezol58, Sólo ofrecía la latina, quizá porque le constaba que Carrasco . ra de viajes y la literatura de visiones, puesto que la contemplación del
había publicado en Alcalá una versión similar en castellano como parte de . terrenal se describe con tanta atención como se narra el recorrido
un flos sanctorum (1567). A partir de ahí se difundiría el culto al santo, que . que lleva a éL
se traduciría en obras no sólo de escritores religiosos, sino incluso de cro- · Según los datos que ofrece Vega162, la primera manifestación escrita
nistas como Garibay y Morales (véase Marín, p. 2.771). es un text<? portugués del siglo XIV, pero es probable que la leyenda se
Ya desde Nicolás Antonio se sabía que la versión castellana de Gutié- hubiera originado a partir de elementos populares como los mencionados,
rrez de Cerezo, Vida, Martyrio y Traslación de San Vítores, era un in folio y que captada hacia una tradición hagiográfica más «canónica», se hubiera
impreso en Burgos. A principios de siglo el ejemplar único del incunable, difundido en un hipotético texto latino que habría servido como fuente a
ahora en paradero desconocido, estuvo en posesión del Marqués de Lau- las versiones en romance.
rencín, que acabaría vendiéndoselo a Vindel159, El hecho es que estuvo La primera manifestación castellana, la que obliga a incluir el Amaro
perdido hasta 1946, en que Huidobro Serna tuvo noticia? de él y lo trans- entre las obras hagiográficas individuales, está encuadernada con un Luci-
cribió en el Boletín de la Institución Fernán González160, futaba entonces en . dario de Sancho IV, y se halla en el ms. 1.958 de la Universidad de Sala-
la biblioteca privada de los Rodríguez Bauzá, en su pal:icio del Paseo del . manca, escrito en letra del siglo XV. Este manuscrito es tan fragmentario
Cisne, en Madrid. La viuda permitió que lo fotografiara:~! fotógrafo de la que para conocer la leyenda íntegramente ha de acudirse a las versiones ya
Biblioteca Nacional, reproducción que se conserva allí (R~1 00.181), gracias . impresas, concretamente a la de Juan de Burgos, que es el otro texto edita-
a la cual se editó un facsímil16I, transcrito después por Angel Gómez More- do por Vega. El resto queda fuera del marco temporal marcado, porque
no, texto que sigo. están datadas en el siglo XVI.
Estamos ya ante una hagiografía impresa, que lo fue por Fadrique de En opinión de Vega (pp. 80-83), el manuscrito de Salamanca repre-
Basilea, en Burgos, hacia 1487; pero el análisis revela que no únicamente se senta una tradición castellana, distinta de la portuguesa, pero no puede afir-
modifica respecto a la hagiografía anterior la forma de presentación, sino marse que las versiones impresas lo siguen directamente, dadas las
también aspectos del tono y contenido, aparre por supuesto de los cambios diferencias, sino que derivarían de alguna otra traducción castellana más o
evolutivos del lenguaje o estilo. menos cercana, hoy perdida.
13. La Vida de San Amaro (Amaro) 14. La Vida del Santo fray Juan de Sahagún (J. de Sahagún),
Carlos A. Vega ha dado a conocer las versiones castellanas de la Vida de Fray Juan de Sevilla
de San Amaro, una atractiva leyenda en la que se integran elementos que la Cierra el corpus de obras independientes una que podría considerarse "
de transición, tanto por la fecha de composición (últimos años del siglo XV 11
'·!j
158 Tomás lzarra, «El notabilÍsimo incunable de San Vitores», Boletín de la Institución Femán o primeros del XVI), como por determinados rasgos renacentistas: una
González y de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos, 27 (1948),
"
firme conciencia de autor, que incluso aparece en escena, la dedicatoria a
pp. 47-50. ----
159 Véanse Izarra, pp. 48-50; y Víctor Infantes, «Los ejemplares incunables de la Historia del un personaje principal, el gusto por el detalle biográfico, etc. i 1
.¡,
glorioso mártir Sant Victores», Dicenda, XVI (1998), pp. 113-124. Infantes, además de ordenar la Esta obra servirá como contrapunto a las de carácter esencialmente
·¡
información sobre el incunable, la enriquece con otra referencia que podría atestiguar un ejemplar dis-
legendario, pues la Vida de fr. J de Sahagún, escrita por un testigo de excep- •¡
tinto.
160 <<Vida de san Vítores por Gutiérrez de Cerezo (Primer libro incunable de la imprenta de Bur- ción, y en fecha próxima a los acontecimientos, responde a una actitud
'1
gos)», Boletín de la Institución Femán González y de la Comisión Provincial de Monumentos Histó- !¡
ricos y Artísticos de Burgos, t. 7, aa. 25-26 (1946-1947), pp. 449-452 y 644-649; 27 (1948), pp. 45-46.
161 Vida de San Vitores de Andrés Gutiérrez de Cerezo ( I487), edición facsímil con introducción 162 Carlos A. Vega, Hagiografía y literatura. w Vida de San Amaro, Madrid, El Crotalón, 1987, ¡:!¡.
de Marino Pérez Avellaneda, Burgos, Junta de Castilla y León, 1985. pp. 79-92. '
98 99
Las Vidas de santos en la Iiteramra medieval española Carpus de la hagiografía medieval castellana
radicalmente diferente, con pretensiones de rigor histórico, que no excluye los tres años fue elegido prior, por lo cual Herrera (pp. 240-241) supone
una dimensión sobrenatural para quienes la integran desde la fe. que a Juan de Sevilla le precedió la fama de sus virtudes y cualidades. Uegó
Ciertos detalles del tono y del contenido se deriva!) del hecho de que a ser Vicario General de la Congregación de España de 1491 a 151 O, año
sea una Vida de un santo fraile agustino, escrita por oúo venerable fraile en que cesan las noticias de sus hechos, por lo que cabe suponer que murió
agustino y para los miembros de la misma Orden. El t~to, transcrito por a finales de ese año o principios de 1511. En el segundo capítulo de la obra
fray Tomás de Herrera, encaja perfectamente en su Historia del Convento de Fr. Juan de Sevilla da muestra de su conciencia de autor, declarando su
San Agustín de Salamanca, puesto que santo, hagiógrafci ,e historiador fue- fuente, el motivo de la obra, e identificándose convenientemente:
ron priores de dicho conventol63,
Según se refiere en las crónicas, San Juan de Sahag~n nació en 1430 Yo Fray luan de Seuilla, Frayle professo de la Orden, e Habito de nuestro glo-
y, antes de tomar el hábito de la orden, fue canónigo en Burgos y en Sala- rioso Padre Santo Augustin, hijo legitimo por profession, especialmente en el
Conuemo y casa de N. P. Santo Augustin, que es en la noble Ciudad de Sala-
manca (adonde se trasladó para proseguir estudios), colegial de San Barro- manca, que al presente soy Vicario, e tengo cargo del Conuemo é casa de
lomé, catedrático de escritura de la Universidad y Predicador Apostólico de senora Sama Maria de Gracia, que es de la Orden del N. P. Santo Augustin,
aquella ciudad. En 1463tomó el hábito de los agustinos, y al año siguien- extramuros de la villa de Madrigal, besadas las manos de V. Ilustre S. con deui-
te profesó. Fue elegido prior del convento en dos ocasiones, en 1471 y en da reuerencia humilmeme le notifico que yo viendo los muchos miraglos, e
marauillosas obras, que nuestro inmenso Dios mostraua, e muestra de cada
1477. Aunque algunos autores datan la muerte del santo en 1479, Herrera dia por el bienauenturado P. Fr. luan de Sahagun, compelido por su deuocion
(pp. 42-57) mantiene que hubo de ocurrir en 1478, porque generalmente quise informarme del nacimiento, e vida deste bienauemurado Padre; e yo
se afirma que falleció siendo prior, y en 1479 no lo era. seyendo Vicaro General de la Orden de N. P. Santo Augustin (... ) (p. 58).
Alude Tomás de Herrera (pp. 56-57) a las diversas biografías dedica-
das al santo: la que escribió Fr. Juan de Sevilla a petición de las hijas del Rey Los milagros post mortem que se narran en primer lugar están datados
Católico y monjas del Monasterio de Madrigal; la compuesta por Fr. Alon- en 1488, que fue el año en que empefÓ a hazer milagros( .. ) con notoriedad ·1r·111
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so de Orozco, impresa en la Crónica de la Orden en 1551. También escri- (p. 68), pero, según se ha comprobado, Fr. Juan de Sevilla escribió la bio- ' !1 ...;~
bieron sobre el santo el que fue arzobispo de Santiago, Fr. Agustín EI"'''J 1
grafía siendo ya Vicario General; después de 1491, por tanto. Más aún: J
'·····~.........
Antolínez; Fr. Gerónimo Román; Pedro Mariz, en portugués; y Julián de de Sahagún, o al menos la parte relativa a los ~ilagros, data, como pronto,
Armendáriz, en verso castellano: Patrón salmantino. Aclara Herrera (p. 57) ¡;¡::::::::;
de 1504, según la siguiente referencia cronológica: .,.,,d
l.,.l,
lla, assi por la gran santidad del Autor, como por su amiguedad; y porque se Henero de 1504. como consta de las Actas del Capitulo deste año de 1504.)
conserue en la memoria de los hombres. Tengola escrita de su propia mano, (p. 68).
y es del tenor siguiente.
No procede, pues, considerar esta obra estrictamente medieval. Su
Constituye indudablemente la versión más próxima a los hechos, inclusión en este corpus de análisis obedece al propósito de completar el
pues Fr. Juan de Sevilla se preocupó de informarse por los que conocieron panorama hagiográfico medieval con textos que son ya exponente de acti-
al santo: parientes y hermanos agustinos. tudes renacentistas.
El hagiógrafo, natural de la ciudad de Sevilla, llegó a Salamanca en Refiriéndose a la hagiografía que transcribe, afirma Herrera (p. 241):
1481, donde tomó el hábito de la orden, siendo prior F~1 Martín de Espi-
nosa, confesor del santo. Profesó al año siguiente, en edad ya madura, y a (... ) yo la tengo de su letra como un precioso tesoro. Otra escrita de su mano,
se presentó en el processo de la Canonizacion del Santo Sahagun; y p~ra d~rle
163 Tomás de Herrera, Historia del Convento de San Agustín de Salari¡anca, Madrid, Gregorio autoridad a la historia, se calificó la persona del Autor; y fue la cal¡ficacwn
Rodríguez, 1652. Tenemos un ejemplar en la Biblioteca de la Universidad M:Oviedo.
tan releuante, que cuentan que quando los Auditor~de la Rota hizieron rela-
lOO
Las Vidas de santos en la literatura medieval espailola Corpus de la hagiografía medieval castellana
cion á Clemente VIII. de la santidad del venerable Padie Fr. luan, que auia 15. «De Santa María Madalena».
escrito la vida del santo Fr. luan de Sahagun, dixo el Sumo Pontífice, Tam- 16. «De Santa Marta»l65.
bien podíamos canonizar al Padre Fr. luan de Seuilla, como al Padre Fr. luan 17. La «Estoria de Santa María Egis:iaca»l66.
de Sahagun.
18. «De Santa Catalina»l67.
Además de transcribir la Vida, Herrera se refiere en otras ocasiones al 19. «De un cauallero Plá<¡:idas que fue después cristiano e ouo nonbre
hagiógrafo y al personaje~ en los lugares que corresponden a sus prioratos. Eustas:io» 168.
El conocimiento de la existencia de estos datos en la Historia del Convento
de San Agustín se debe a Manuel Villegas, que en su artículo sobre los «Teó- 20. Ms. 8 de la Biblioteca Menéndez Pelayo (n° 181)
logos agustinos españoles pretridentinos» cita lo poco que se ha escrito También de finales del XIV o comienzos del XV, es un jlos sanctorum
sobre las obras de Juan de Sevilla164. del tipo de compilación B, según la clasificación de Thompson y Walsh
J de Sahagún muestra que la hagiografia medieval evolucionó no (véase el índice). Además de la interesante lstoria de Sant Mamés, de origen
exclusivamente hada un tipo de leyenda maravillosa, sino también hacia lo desconocido, transmite la versión de una parte de la Legenda aurea, que va
que daría lugar a la hagiografía moderna y contemporánea, entendida como de febrero a agosto, y aun este segmento está incompleto. En total son 44
historiografía, escrita en este caso con el propósito de trascender el mero relatos, ahora todos ellos disponiblesl69.
deleite y edificación de los fieles para constituir un auténtico documento.
Ms. 10.252 de la Biblioteca Nacional de Madrid (no 182)
'¡
Códice escrito en letra del siglo XIV, que contiene, entre otras obras
/
4.3. Textos de flores sanctorum doctrinales, una selección de Vidas de santos que derivan de la Legcnda
aurea. No pertenece, sin embargo, a las compilaciones castellanas A ni B.
Como queda escrito, el único jlos sanctorum medieval castellano que Según mis datos se han editado: . •11'-111,
se ha editado íntegramente, que yo sepa, es el ms. 8 de la Biblioteca Menén- 21. «Vida de San Blas»I70. . ,.. ,¡·:
dez Pelayo, que por otro lado es un santoral muy incompleto. Además hay 22. «Los miraglos de Santiago»171. Es la pane que traduce el libro (¡1"":11 .•
ediciones de algunos textos concretos que forman parte de este tipo de segundo del Codex Calixtinus, como añadido a la vida incomple-
compilaciones. Con todo ello se completa el análisis dci la tipología de la ta de Santiago.
hagiografía medieval castellana, elaborado básicamente a:partir de las obras 165 Véase, para la edición de estos dos relatos y para infonnación sobre el códice en general. John
K. Walsh y Billy Bussell Thompson, The Myth of the Magdalen in Early Spanish Uterature (with an
individuales, según se ha advertido. Relaciono a contimiación tales textos, Edition ofthe «Vida de Santa Maria Madalena» in Ms. h-l-13 ofthe Escorial LiiJrary. Pliegos Híspá·
siguiendo el orden en que aparecen los códices que los cohtienen en el índi- nieos, 2, Nueva York, Lorenzo Clemente, 1986. Otras ediciones recientes se deben a John Rees Smith,
The Lives ofSt. Mary Magdalene and St. Martha (Ms. Ese. h-l-13), University ofExeter Press, 1989;
ce, que ofrece más información.
y Giovanna Balbi, «Tradizione agiografica nena Spagna medievale: le víte di Maddalena e Marta»,
Archivio Italiano perla Storia della Píeta, XI (1998), pp. 97-144.
Ms. h-1-13 de la Biblioteca de El Escorial (n° 179) 166 Editada por Roger M. Walker, Estoria de Santa María Egifíaca, Exeter, 1972; y Manuel
Alvar, Vida de Santa María Egipciaea, L 2., Madrid, C.S.I.C., 1972, pp. 151-167.
Abre esta serie un códice de finales del siglo XIV o principios del XV 167 Editado por Hermann Knust, Gesehichte der Legen den der h. Katharina von Alexandrien und
que sólo dudosamente puede incluirse en ella, puesto que no se trata de un der h. María Aegyptíaea, Halle, Niemeyer, 1890, pp. 231-314.
168 Editado por Roger M. Walker, El eavallero Pláfidas (Ms. Ese. h-l-13 ), Exeter Hispanic Texts,
jlos sanctorum, entendiendo como tal el tipo de santorales que derivan de la
XXVIII, 1982.
Legenda aurea de Vorágine, sino, como ya queda dicho, de una colección 169 Fernando Baños Vallejo e Isabel Urfa Maqua, La leyenda de los santos (Flos sanctorum del
de nueve relatos, de los cuales los primeros cinco son hagiográficos: ms. 8 de la BíiJ/ioteca Menéndez Pe/ayo), Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 2000.
170 Edición de Mario Schiff, La Bibliotheque du Marquis de Santillane, París, Émile Bouillon,
1905.
164 Manuel Villegas, «Teólogos agustinos españoles pretridentinos», en Repertorio de Historia 171 Edición de Jane E. Connolly, Los miraglos de Santiago (Biblioteca Nacional de Madrid MS
de las Ciencias Eclesiásticas en España, t. 3, pp. 321-359; véase p. 349. 10252), Universidad de Salamanca, 1990. -.
1 (\")
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Las Vidas de santos en la literatura medieval española
181 Connie L. Scarborough, <<Two Versions of The Lije of Saint Mary the. Egyptian: Lázaro Gal-
183 En las ce. 533-535 de la Vida de Santo Domingo de Silos.
diano MS 419 and Menéndez Pe layo MS 8>>, Anuan·o Medieval, VI (1994), pJY, 174-184.
184 Véase, por ejemplo, Leonardo Romero Tobar, <<La prosa narrativa religiosa», en Grundriss
182 María Jesús Lacarra, <<"Enxenplo de un obispo que bivía deleitosamerite". La leyenda de Udo der Romanischen Literaturen des Mittelalters, vol. IX, t. 1, fase. 4 ( 1985), Heidelberg, pp. 44-53, cit.
de Magdeburgo en la tradición peninsular>>, Diablotexto, Ili (1996), pp. 173-186.
p. 52.
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107
Las Vidas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografía medieval casteUana
modelo secuencial de BremondiB5, lo que permite apr~ciar su afinidad Puesto que toda hagiografía constituye el relato de un proceso de per-
estructural. feccionamiento, su estructura interna puede representarse mediante el
Como se ha comentado, cuando el mártir deja de oéúpar el lugar del modelo secuencial de Bremond, basado en los tres momentos de todo pro-
protagonista para cedérselo al confesor, la distinción entre lo santo y lo ceso: la función o núcleo que abre las posibilidades, uno segundo "que las
secular deja de plantearse en un enfrentamiento violento y concreto para desarrolla y el que las cierra en forma de resultado. De este modo los hitos
expresarse en un proceso de perfeccionamiento. Utilizando los términos de narrativos comunes a todos los textos del corpus, y probablemente a toda
Altman, las Vidas de santo~ medievales no obedecen tanto a una oposición hagiografía, son los siguientes:
diametral como a una grad¡¡cionali86.
El análisis de la hagiografía castellana revela que efectivamente el hilo l. DESEO DE SANTIDAD.
conductor común consiste en el desarrollo de un proceso de santificación y 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO.
la demostración del éxito mediante lo sobrenatural. Lorenzo y Vitores mues- 3. ÉXITO; SANTIDAD PROBADA:
tran que en la Edad Media esa oposición gradacional se hace extensiva Prodigios in vita.
incluso a los textos dedicados a mártires, al integrar elementos biográficos Muerte.
que constatan el deseo de santidad y presentan el martirio como un medio Prodigios post mortem.
de santificación, y prodigios que prueban el triunfo. Por otro lado, debe Éste es el armazón básico del relato hagiográfico, pero si se conside-
advertirse que en toda hagiografía medieval se percibe también una oposi- ran también las funciones de catálisis, en denominación de BarthesiBB, las
ción diametral que representa el mundo esquemáticamente dividido entre que desarrollan esos núcleos, se hallan, junto a nuevos elementos de afini-
buenos y malos, como se verá a propósito de los personajes. dad, algunas variantes que permiten distinguir subtipos o subgéneros den-
Para conocer la estructura genérica de las Vidas será necesario trascen- tro de la literatura hagiográfica. Además, las secuencias elementales suelen ', ... ,,..,.,...,
der la mera distribución, establecer el hilo conductor de la obra. Ello revela- combinarse entre sí formando secuencias complejas.
rá la unidad estructural, de un texto en particular y como rasgo genérico de ;;··· . ::JI'
la hagiografía. En consecuencia, se impone elegir un método adecuado a este S.1.1. El paradigma .lil"''''18
propósito, que permita superar los elementos variables y penetrar en los ' '"'~' ,,.,_.
El tipo básico de Vidas de santos, el que suele tomarse como para- 1::::::;1
constantes. A este fin se adecuan algunas técnicas estructuÚ.listas, que con-
sisten precisamente en trascender los datos concretos del argumento de una digma, es el representado por Mill4n y D. de Silos, de Gonzalo de Berceo. :.::::JJI
l. En ambos casos el deseo de santidad se manifiesta por inspiración
obra, para delimitar su trama, mediante el análisis de las fo~ciones.
divina siendo ellos pastores de ovejas, oficio que simboliza su futura condi-
En esta línea, Aldo Ruffinatto estableció unas funciones comunes
ción como pastores de almas y que remite al modelo hagiográfico por exce-
para las obras de Berceo, válidas quizá para el género hagi.ográfico, por lo
que concluyó que Egipciaca no es una hagiografía, pues nc; sigue el mismo lencia: Jesucristo.
Berceo interpreta la vocación de San Millán en sentido estricto, ya
modelol87. Cabe adelantar, pues volveré sobre ello, que tal afirmación
supone un concepto muy restringido de la hagiografía, según el cual habría que la presenta como una auténtica llamada de Dios:
que dejar fuera cientos de obras, comenzando por las Actas de los mártires. Mas el Rei de Gloria que es de grant ambisa,
quiso est ministerio cambiar en otra guisa,
185 Véase Claude Bremond, «La lógica de los posibles narrativos», en A~álisis estructural del levantarlo del polvo, darli mayor divisa,
relato, Barcelona, Ed. Buenos Aires, 1982, pp. 87-109. lo que, quando El quiere, aína lo aguisa (c. 9).
186 Véase Charles F. Altman, «Two Types of Opposition and !he Structure of Latin Saints' Lives>>,
Medieval Hagiography and Romance, Medievalia et Humanistica, 6 (1975), pp. 1-11, cit. pp. 1 y ss.
187 En un artículo traducido al castellano como <<Literatura hagiográfica y seudo-hagiográfica>>,
-
188 Véase Roland Barthes, <<introducción al análisis estructural de los relatOS>>, en Análisis estruc-
en La Vidn de Santo Domingo de Si/os de Gonzalo de Berceo, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos,
1978, pp. 17-51. tural del relato, pp. 9-43.
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Las Vidas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
El punto de partida del proceso de perfeccionamiento en D. de Silos ni los oficios litúrgicos. Martínez de Toledo afirma de San Ildefonso, por
puede cifrarse en su decisión de iniciar la vida clerical: ' ejemplo:
El sancto pastorciello, pleno de buenas mannas, Pero con todo el aprehender, nunca dexava de rezar las oras nin perdía su
andando con so grey por término de Cannas, ora~ión. Ca sienpre tres vezes en el día fazía ora~ión, al Padre e al Fijo e al
asmó de seer clérigo, saber buenas fas:annas, Spíritu Sancto singularmente. E otras tres vezes a santa María, rogándole que
pora bevir onesto1 con más limpias compannas (c. 34). le guardase de todo yerro e de todo pecado (p. 12, 17-23).
En otros casos la estructura se complica un tanto al anteponerse, Por otro lado, el proceso de perfeccionamiento suele expresarse en
como parte de este primer núcleo, una secuencia narrativa en la que se deta- una sucesión de ocupaciones que normalmente corresponden a cargos cada
llan las circunstancias del nacimiento del santo, o se constatan señales ya vez más altos en la jerarquía eclesiástica:
sobrenaturales de la futura santidad. De Sto. Domingo de Guzmán se dice, a) S. Millán y Sto. Domingo de Silos comienzan siendo pastores.
' ~·······~·~ .
como anuncio de que el fundador de la Orden de Predicadores será luz y Otros protagonistas muestran en su infancia otros signos de la futura san-
:::::~:;;
guía de los fieles: tidad, según se ha constatado.
"(w
Mas Dios, que quería demostrar las grandes cosas que avían de venir por este
b) En algún momento de su vida los santos se alejan del mundo para ,
, ........ ......·:
~· .~
Frecuentemente el nacimiento de los personajes está;marcado por la Vítores toma idéntica decisión por los mismos motivos:
santidad al sobrevenir como concesión del Cielo tras los reiterados ruegos de
Y ansí dél dezir se puede que aunque dos caminos tubiese para alcan~ar la
los padres que desean engendrar algún hijo que sirva a Dios: Es así como se
bienauenturan~a, dexado el uno, que era de la vida acriua, escogió para sí el
conoce el destino de Sta. Oria, S. Ildefonso, S. Alejo y S. Juan de Sahagún. más seguro, que era de la vida contemplatiua. Esto por e~ta razón. digo: por-
II. A diferencia de la hagiografía femenina (en la que .la santidad casi que más quiso solo en el desierto morar con ayuno, ora~1ón contmua y a.bs-
se identifica con la vida contemplativa), en la masculina frecuentemente el tinen~ia del comer y del ueber seruir a Dios que puesto entre la conuersa~¡ón
mundana a Él mismo en algo offenderle (pp. 176-177).
proceso de perfeccionamiento se manifiesta en dos vertientes paralelas: la
formación religiosa y el cultivo de las virtudes típicamente cristianas, sobre
todo de la devoción. Así, los hagiógrafos insisten en que lo~ protagonistas Como señala Altman (p. 6), una vez distinguidos de la comunidad,
dedican todo su esfuerzo al estudio, pero no por ello descuidan la oración suelen regresar a ella, pero no para reintegrarse a la situación original, sino
para mejorarla.
IS9 El primer n6mero corresponderá a la página, y los siguientes a las líneas.
110 lll
Las Vidas de santos en la literatura medieval espaüola Tipología de la hagiografía medieval castellana
e) Es el caso de S. Millán, Sto. Domingo de Silos,;·S. Ildefonso o S. Santo Domingo, con su serenidad y sus buenas razones, le hace
Isidoro, quienes, una vez revestidos de las virtudes que pfoporciona el reti- ponerse en ridículo delante de su séquito y de todo el monasterio. El rey se
ro, ejercen de pastores de almas, bien sea en la Iglesia reg.ular (como mon- marcha ofendido, y el diablo le inspira la venganza (ce. 156-177).
jes, priores y hasta abades) o secular (como sacerdotes o inf:luso arzobispos). 111. El tercer núcleo de los relatos hagiográficos, la demostración de
El obispo Dimio convence a San Millán con las palabras siguientes: que el protagonista ha triunfado en su proceso de santificación mediante la
constatación de prodigios, suele ocupar la mayor parte de la obra. Los acon-
»Pero si tu lazerio qieres bien encerrar,
>>e qieres mayor gracia del Criador ganar, ',. tecimientos de orden sobrenatural que se aportan como prueba podrían
>>qiérote dar consejo, tú déveslo tomar, clasificarse en cuatro grupos: profecías, visiones, milagros y muerte beatífi-
>>qe te quieras por Dios en preste ordenar. ca. Cada una de estas clases incorpora unos tópicos propios que responden
a una larga tradición que proviene ya de la Biblia. Así por ejemplo la lite-
>>Si tomares las órdenes e la missa dissieres,
>>en Sancta Dei Ecclesia to officio complieres, ratura de visiones posee sus propias imágenes 190 . Los milagros suelen con- ,.1•'''"~ ·'"¡'
>>salvarás muchas almas,
>>no lo porrás por plazo
varones e mugieres,
si creerme quisieres>> (ce. 86-87).
sistir en curaciones de ciegos, mudos, paralíticos; o en exorcismos, con una
estructura tomada de los Evangelios. Lógicamente, los milagros más espec-
:::·::·:~:~1
taculares aparecen en los relatos hagiográficos dedicados a santos más anti- ' :::::e:::
.,, "' ........ ' .. ~
>>Los unos con consejo, los otros con ración,
>>los otros con las obras, los otros con sermón, guos (Egipciaca, S. Ildefonso, S. Isidoro, S. Millán o S. Vítores), pues el
>>soltarás muchas almas de la mortal prisón, tiempo transcurrido entre la historia y el autor favorece el desarrollo de lo
>>recibirás por ello de Dios buen gualardón>> (c. 89). legendariol91, Uno de los milagros más difundidos es el de la casulla de San .......~:: ~1
de Silos y Sto. Domingo de Guzmán) y en otros en la composición de escri- En palabras del Beneficiado de Úbeda: :J''
tos apologéticos que los convierten en doctores de La Iglesia (S. Ildefonso Y r·1
,,.,,,,..
S. Isidoro). Su ascenso a menudo provoca la envidia de otros personajes, y Así como primero provó por la vestir
Non lo quiso la Virgen nin Christo consentir,
como consecuencia en ocasiones el enfrentamiento con la jerarquía ecle- ::::~
Ca ovo él so ella mala muert'a morir,
siástica o civil, como se narra sobre todo en D. de Silos, y también en Millán ::::w
Una muerte tan fea que non queriá dezir
y D. de Guzmán, aparte, por supuesto, de las Pasiones, donde el enfrenta-
miento acaba en ejecución. En D. de Silos, para destacar antitéticamente la Echando sobre sí la santa vestidura,
Así lo apretó al ome sin ventura,
dignidad y la serenidad del protagonista, Berceo contrapone un rey iracun- Que lo fizo partir por medio la cintura;
do que, ante la falta de argumentos, sólo acierta a amenazar: Ond' non pesó a muchos, nin avián ende cura (ce. 261-262).
112
Las Vidas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
Las circunstancias de la beatífica muerte y tránsito del alma del santo VIDA DE SAN MILLÁN DE LA COGOLLA.
al Paraíso responden, como advierte Fernández Conde (p. 331), a los SECUENCIA COMPLEJA:
«mitos de postrimerías>>. Milldn ofrece un buen ejemplo. Él mismo se pre- l. DESEO DE SANTIDAD.
para a morir con toda ser~nidad, y la Corte Celestial en pleno recibe su 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO:
alma, incluyendo Cristo y.h Virgen: 2.1. Instrucción religiosa: Decisión. Medio: San Félix. Éxito.
Sanctigó a sí mismo por fer buen complimiento, 2.2. Vida de ermitaño: Deseo. Medio: retiro al yermo. Éxito,
tendió ambas sues palmas, juntólas muy a tiento, pero posteriormente, fracaso: su fama llega al llano.
cerró ambos sos ojos sin nul conturbamiento, 2.3. Nuevo alejamiento: Deseo de soledad. Medio: retiro a luga-
rendió a Dios la alma, fizo so passamiento. res aún más inhóspitos. Éxito: control del cuerpo y enrique- ~:j
cimiento del espíritu. ¡,
Cerca sedién los ángeles, luego la recivieron,
1
cantando grandes laudes al cielo la subieron; 2.4. Ordenación sacerdotal: Designios divinos. Medio: obispo ,. . . . •""~¡,
con grandes processiones a Dios la offrecieron;
con él todos los sanctas festa doble ficieron (ce. 301-302).
Dimio. Éxito.
2.5. Fundación de la ermita: Deseo de alejarse de los envidiosos.
:.::::::~:~~~
Medio: fUndación de la ermita. Éxito. :::::(::1.
Lo celebran también sus «cofrades», los confesores (c. 303), los San- 3. ÉXITO: SANTIDAD PROBADA:
tos Padres y profetas (c. 304), los apóstoles (c. 305), los mártires (c. 306) y 3.1. Milagro del triunfo sobre el diablo: Oposición del diablo. •:;;;:::.§-3!
~;~~
las vírgenes (c. 307), para acabar en la cúpula de la Corte Celestial: Pugna. Medio del santo: ayuda divina. Éxito.
3.2. Curación de Armentero: Ca~encia de salud. Medio: San
El Re! de los Cielos, la sue Madre gloriosa,
diéronli rica siella e corona precwsa, Millán propicia el milagro. Éxito.
en cielo e en tierra onra maravellosa, ~ Etc. !f"'1111 [
ont es en altas nuevas sobida la sue cosa (c. 308);. 3.3. Profecía de la destrucción de Cantabria: Deseo de evitar la ····:::;~11 !'.;
1
3.2. Profecía de las reliquias: Necesidad de consolar a los monjes. VIDA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
Medio: la profecía. Éxito. SECUENCIA COMPLEJA:
3.3. Milagro de la mujer que sufría ataques. Carencia de salud. l. DESEO DE SANTIDAD.
Medios: Santo Domingo intercede. Éxito. 1.1. Presagios: Deseo de Dios de señalar el destino del protago-
3.4. Se repite el mismo esquema. nista. Medios: signos. Éxito.
Etc. 1.2. Orientación paterna: Propósito de salvaguardarlo de los
males del mundo. Medio: educación religiosa. Éxito.
VIDA DE SAN ILDEFONSO (AMBAS VERSIONES). 1.3. Precoz tendencia al ascetismo: Deseo del protagonista de
SECUENCIA COMPLEJA: alejarse de los placeres. Medios: austeros sacrificios. Éxito.
l. DESEO DE SANTIDAD. 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO:
1.1. Vocación: Deseo de Dña. Lucía de tener un hijo que sirva a 2.1. Formación: Deseo de conocer la verdad. Medio: estudio.
la Virgen. Medios: constante oración. Éxito. Éxito.
2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO: 2.2. Virtudes del protagonista: Deseo de alcanzar la perfección.
2.1. Educación: Deseo de San Eugenio de que Ilclefonso aprove- Medio: cultivar sus virtudes. Éxito.
che sus aptitudes. Medios: le enseña prime~o él, y luego lo 2.3. Canónigo regular: Deseo del obbpo de Osma de distinguir
envía a Sevilla, con San Isidoro. Éxito: maestro. al santo. Medio: nombramiento. Éxito.
2.2. Retorno a Toledo: Deseo de regresar a s~ ciudad natal. 2.4. Apología: Propósito de acabar con la herejía. Medios: predi-
Medio: ruego a San Isidoro. Éxito: llega a Toledo y allí es cación y ejemplo. Éxito.
agasajado y nombrado arcediano. 2.5. Fundaciones: Deseo de difundir su labor. Medios: funda-
2.3. Vida monacal: Deseo de abandonar el mundo. Medios: ción de la orden y de monasterios. Éxito.
huye a escondidas y pide asilo en el monasterio. Éxito: pron- 3. ÉXITO: SANTIDAD PROBADA.
to destaca y es elegido abad. . 3.1. T~umaturgo: Deseo divino de distinguir a Domingo con la
2.4. Obispado: Necesidad de elegir un obispo. lvfedios: unánime digilidad de santo, y de sanar a algún enfermo, por ejemplo.
proclamación de toda la ciudad a San Ildefdnso. Éxito. Medio: milagro. Éxito.
2.5. Apología mariana: Necesidad de defender 'el dogma de la 3.2. Visionario y profeta. Deseo divino de distinguir a Domingo
virginidad de María. Medios: escribe un tratado e instaura con la dignidad de santo, y de darle a conocer el fUturo.
una fiesta. Éxito. Medio: visiones. Éxito.
3. ÉXITO: SANTIDAD PROBADA: 3.3. Don de lenguas: Deseo divino de distinguir a Domingo con
3.1. Apariciones ~e la Virgen: María desea confortar al santo y la dignidad de santo, y de beneficiarlo. Medio: milagro.
comunicarle hlgun mensaje. Medio: aparición. Éxito. Éxito.
3.2. Milagro de Santa Leocadia: Deseo divino de distinguir a
Ildefonso con la dignidad de santo. Medio: milagro. Éxito. VIDA DE SAN ALEJO.
3.3. Curaciones de enfermos: Deseo divino ·de distinguir a Ilde- SECUENCIA COMPLEJA:
fonso y de sanar a algún enfermo. Medio: milagro. Éxito. l. DESEO DE SANTIDAD.
3.4. Castigo del sucesor: Deseo divino de castigar la soberbia del 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO:
sucesor. Medio: milagro. Éxito. 2.1. Alejamiento: Renuncia a la vida conyugal. Medios: abando-
no de su mujer y huida a Edesa. Éxito.
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Tipología de la hagiografía medieval castellana
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•i'
fuese más extensa, si abundasen los pasajes como el retrato' de la belleza de VIDA DE SANTA MARÍA EGIPCIACA (VERSO).
María, si se notase excesivo deleite en la narración del pecado, o impiedad SECUENCIA COMPLEJA:
en el relato de la vida anacorética, si no abundasen los milagros, y no exis- SECUENCIA A: VIDA LICENCIOSA:
tiesen las digresiones teológicas. Por el contrario, la narración de la vida l. DESEO DE VIDA PLACENTERA.
licenciosa obtiene sentido ~omo contraposición a los futuros sacrificios y 2. PROCESO DE DEGENERACIÓN:
austeridad, como proceso cortado en la conversión, del mismo modo que 2.1. Lujuria: Deseo. Medios (seducción, etc.). Éxito.
la vida ejemplar tiene su razón de ser como desarrollo de la santificación 2.2. Prostitución: Necesidad económica y deleite. Medios (belle-
nacida del arrepentimiento. za, prostitución). Éxito.
El sentido de la obra sería similar al de D. de Silos o Mílldn, de Gon- 2.3. Abandono de su casa: Deseo de liberarse. Medios (sigilo, ale-
zalo de Berceo, con la diferencia de que en Egípciaca no se parte de un grado vosía, etc.). Éxito.
positivo de santidad, sino de uno profundamente negativo, produciéndose 2.4. Alejamiento de Egipto: Deseo de irse. Medios (galera, , , , , ••11
..... .,., . . . .1
así un violento contraste que llamaría más la atención del públíco. Este brus- seducción de peregrinos). Éxito. :::::7{: ::
, , ,,,., 1:~' ~u
co cambio, por lo que supone de amenidad, unido al interés que siempre 3. RESULTADO:
despierta en el público lo puramente deleitoso (no se puede negar cierta 3.1. Culminación.
dosis de sensualidad) son suficientes para explicar la difusión de la leyenda. 3.2. Fin: arrepentimiento.
La diferencia entre D. de Silos o Milldn y la obra que ahora nos ocupa, estri- SECUENCIA B: VIDA EJEMPLAR:
' "·-~:~
ba entonces, fundamentalmente, en que aquellas son evolutivas, mientras l. ARREPENTIMIENTO: DE~ DE SANTIDAD.
'"'·-')
que Egípciaca es, valga la expresión, «revolutiva»; y no, como afirma Ruffi- 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO:
' natto (p. 37), en que las obras de Berceo sean estáticas. La diferencia estruc- 2:1. Perdón: Deseo. Medios (oración, intercesión de la Virgen).
tural podría representarse, de un modo gráfico y simple, así: Éxito. '""111'
2.2. Orientación: Necesidad. Medios (oración). Éxito.
2.3. Asce5is: Deseo de purificar su alma. Medios: mortificar su ,... ,.,..,.
cuerpo (ayuno, inclemencias, lecho duro, etc.). Éxito: ataraxia.
3. ÉXITO: SANTIDAD PROBADA: ::::::t
3.1. Encuentro con Gozimás: Deseo divino de ({descubrir su
tesoro». Medio (encuentro con Gozimás). Éxito.
3.2. Adivinación del nombre del monje.
3.3. Levitación.
3.4. Predicción del futuro.
3.5. Prodigio sobre las aguas.
3.6. Muerte santa: Deseo de monr. Medios (oración). Éxito:
visión, ángeles, etc.
3.7. Resplandor del cuerpo de María: Necesidad de hallar el
cuerpo. Medio (oración). Éxito.
Como queda reflejado, ambos esquemas ofrecen una parte común, 3.8. Inscripción de origen divino: Instrucciones divinas. Medio
que será por tanto la más característica del género hagiográfico. Egípciaca (inscripción). Éxito.
es una hagiografía que presenta, además de la trayectoria típica, una varian- 3.9. Prodigio del león: Necesidad de enterrar el cuerpo. Medio
te estructural que sirve para contrastarla: (ayuda del león). Éxito. -
1')(\
Las Vidas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
Si el poema castellano dedicado a Egipciaca presenta entonces una VIDA DE SANTA MARIA EGIPCIACA (PROSA).
estructura más compleja, compuesta por dos secuencias (vida licenciosa y SECUENCIA COMPLEJA:
ejemplar), la versión en prosa que pertenece a la tradición oriental de la SECUENCIA A: VIDA DE ZÓZIMAS.
leyenda,-aún antepone una secuencia más, la correspondiente al perfeccio- l. DESEO DE SANTIDAD.
namiento de Zózimas. La relevancia concedida a las acciones de este perso- 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO:
naje lo convierten en un auténtico deuteragonista, y permiten calificar la 2.1. Abstinencia.
versión en prosa como una doble hagiografia. Aunque la extensión del texto 2.2. Acatamiento de la regla.
dedicado al monje pudiera hacer pf!nsar más bien en una introducción, lo 2.3. Constante oración.
cierto es que el tiempo de la narración corresponde a los acontecimientos 3. RESULTADO:
biográficos de Zózimas, mientras que la mayor parte de la vida de María es 3.1. Éxito inicial, pero:
rememorada por ella mismal93. En todo caso, las secuencias correspon- 3.2. Fracaso: Vanidad.
dientes a la vida de María no sólo presentan los mismos núdeos sino tam- 3.3. Intervención del Cielo. Medio: mostrarle alguien más santo.
bién idénticas funciones de catálisis. La única diferencia sighificativa es que Resultado final: éxito:
aquí María no se prostituye, sino que entrega su cuerpo p()r puro placer, lo SECUENCIA B: VIDA LICENCIOSA DE MARÍA:
que enfatiza su degeneración. El resto de las funciones sLaparece en esta l. DESEO DE VIDA PLACENTERA. ' ........... "'':,·''¡
... ,...... ~111
3.2. Medios: revelación divina al obispo Nono del lugar en que tas variaciones según el criterio que se aplique en cada caso. Isabel Uría
se halla Pelagia, visita de Jacobo. señalaba como rasgo estructural de Millán y D. de Silos la coordinación,
3.3. Éxito. mientras que las partes de Oria se relacionan sintagmáticamente. Sin per-
l¡¡p,
juicio de ello, he adoptado aquí un criterio que muestra una estructura :¡¡¡:
interna esencialmente similar a la de Millán y D. de Silos:
5.1.3. Literatura de visiones
POEMA DE SANTA ORlA.
Críticos como Frida Weber o Isabel Uría han reparado en ciertas SECUENCIA COMPLEJA:
peculiaridades de Oria que la diferencian de la vertiente hagiográfica de las l. DESEO DE SANTIDAD.
Vidas 194, Weber de Kurlat (p. 130, n. 42) justifica así la exclusión de Oria 1.1. Vocación: Deseo de García y Amunia de tener un hijo que
de su artículo «Notas para la cronología y composición literaria de las vidas sirva a Dios. Medio: constante oración. Éxito.
de santos de Berceo»: 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO: Medios:
2.1. Mortificación.
194 Weber De Kurlat, «Notas para la cronología y composición literaria de las Vidas de santos de
Berceo», Nueva Revista de Filología Hispánica, 15 (1961), pp. 113-130; Uríll Maqua, «El Poema de 195 Perry,Artand Meaning in Berceo's «Vida de Santa Oria», New Haven and London, Yale Uni-
Santa Oria: cuestiones referentes a su estructura y génerO>>, Berceo, 94-95 (1918), pp. 43-55. versity Press, 1968, p. 16.
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Tipología de la hagiografía medieval castellana
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Tipología de la hagiografía medieval castellana
Las Vidas de santos en la literatura medieval española
milagros y veneración203. Por el contrario, en Milldn, D. de Silos u otras 3.1. Milagros: Deseo de sanar a un ciego, por ejemplo. Medio:
Vidas la muerte del protagonista era, en cuanto a la función, una prueba propicia un milagro. Éxito.
más de su santidad, y, en cuanto a la estructura, una ten U<:! frontera tem- Etc.
poral entre dos series de milagros. La diferencia viene dada~ evidentemen- 3.2. San Lorenzo socorre a los pobres: Deseo de ayudar a los
te, por el hecho de que el martirio se presenta como auténtica batalla, frente menesterosos. Medio: reparto de los bienes. Éxito.
a la placidez de la muerte natural. En ambos casos, y como característica 3.3. Persecución: Intención del emperador de apoderarse de los
general de la hagiografía, la muerte es una liberación. tesoros eclesiásticos. Medios: amenazas al papa Sixto y a San
Esta concepción de la vida como mera jornada transitoria se deja sen- Lorenzo. Fracaso.
tir, por ejemplo, en todas las obras hagiográficas de Berceo. A los confesores 3.4. Pasión: Resolución de impedir el atropello del emperador.
les lleva a un desprecio del mundo que los mueve a la vida eremítica (San Medios: reparto de los bienes entre los pobres, y engaño a
Millán sobre todo, pero tarilbién Santo Domingo) y monacal. Asimismo Valeriano. Éxito y martirio, que es para él otro éxito.
Oria desarrolla el motivo de la vía ascética, pero se centra fundamentalmen-
te en las visiones del otro mundo, que la han erigido en antecedente de la VIDA DE SAN VITO RES.
literatura mística castellana. Completa el maestro Gonzalo el panorama de SECUENCIA COMPLEJA:
su obra hagiográfica retrocediendo a un estadio previo al misticismo e inclu- 1. DESEO DE SANTIDAD.
so al ascetismo, pues aquellos primeros cristianos, perseguidos por unos 2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO: ........ :~~ ,
gobernantes hostiles, no precisaban mortificarse ellos mismos. 2.1. Educación: Deseo de enriquecer su espíritu. Medio: estudio. ·::::::::!11 ..:;
·~·
Por lo que tienen de hagiografía medieval, ~o obstante, las Pasiones Éxito. "' "'"'•'
''"""' ·~
1 '
incluyen también elementos biográficos que desarrollan el deseo de santi- 2.2. Sacerdote: Propósito de guiar a los fieles. Medios: predica- '
.. ""\1,11'
dad y el proceso de perfeccionamiento, aunque sea muy sucintamente. ción, confesión, limosna. Éxito.
Tanto de S. Lorenzo como de S. Vitores se cuenta su formación y su labor 2.3. Ermitaño: Deseo de abandonar el mundo. Medios: retiro a .. -~¡¡¡
•¡,
una cueva, abstinencia. Éxito. .,,,,.,. '
como pastores de almas, y en Vitores se da otro tópico hagiográfico: la vida ......,
!
eremítica. Lo sobrenatural adquiere dimensiones similares -y en la biogra- 2.4. Mártir: Deseo de Dios y de Vitores de que éste se consagre . ::il' ,
'
fía de Vitores incluso superiores- a las de las Vidas de confesores, por todo definitivamente. Medio: martirio. Éxito. :;~í
lo cual se puede considerar, aun teniendo en cuenta esas peculiaridades, que 3. ÉXITO: SANTIDAD PROBADA.
la estructura interna es análoga a la del resto de los textos l)t>giográficos: 3.1. Apariciones: Deseo divino de distingu}r al protagonista y de
comunicarle algo. Medio: aparición. Exito.
MARTIRIO DE SAN LORENZO. 3.2. Curación de Gaza: Propósito de curar a Gaza. Medio: mila-
SECUENCIA COMPLEJA: gro. Éxito. . . .
l. DESEO DE SANTIDAD.
3.3. Nacimiento de la fuente: Deseo divino de d1stmgmr al pro-
2. PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO. Medios: tagonista como santo. Medio: milagro. Éxito. .
2.1. Instrucción religiosa. 3.4. Martirio: Deseo divino de distinguir al protagomsta como
santo mártir. Medio: prodigios en la ejecución. Éxito.
2.2. Cumplimiento de los deberes eclesiásticos.
2.3. Afán de martirio.
3.5. Traslación de los restos: Propósito de los fieles de glorificar
3. ÉXITO: SANTIDAD PROBADA: al santo. Medio: trasladar sus restos. Éxito.
203 Véase L. Maldonado, Génesis del catolicismo popular. El inconscient¡? colectivo de un pro-
ceso histórico, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1979, p. 66. ...
131
(
J,
Las Vidas de santos en la literatu!f medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
5.2. Personajes
Como en la biografía o la epopeya, uno de los rasgos genéricos esen- Sus padres, Amunia y Garda
Munio Personajes de las visiones
ciales de la hagiografía es el absoluto protagonismo del héroe. En algunos
Don Gómez, el cillerero Santa María
casos podría hablarse de un deuteragonista o segundo protagonista (el Testigos de la muerte de Oria
monje Gozimás en la leyenda de María Egipciaca, cuya relevancia en la ver-
sión en prosa permite considerarla una doble hagiografía; Amunia, la
madre de Oria), pero lo predominante es que estos relatos se centren en la
figura del santo hasta el punto de que el resto de los personajes sirve de El diablo
mera comparsa. Tienen la función de realzar la santidad del protagonista,
bien por vía positiva, apoyándolo, bien por vía negativa, intentando en
vano oponerse a él, lo que explica que los personajes se distribuyan según
un esquema maniqueísta en buenos y malos. A este criterio de clasificación O por el contrario una nómina mucho más extensa, como la de D.
se superpone otro, que viene dado por la visión religiosa del :mundo: la pre- de Guzmán:
sencia de seres humanos y sobrenaturales. De este modo, puede proponerse ,,.. ~.' ''""
la siguiente tipología de personajes comunes en los textos analizados: ...lltt
Sus padres
"·::.:)
....... ' ll
Su madrina ·:::::::: "~ ::
Obispo de Osma
Padres del protagonista y otros familiares
Obispo de Tolosa "'11i l.·
Maesrro
Dios, Jesucristo Los papas Dios -~11'
Hermanos de la comunidad religiosa Fr. Pedro de Larn, Fr. Tomás, maestro ·:lli .
Virgen María Jesucristo
Cargos de la jerarquía eclesiástica: priores, Reginaldo, Fr. Arnalte, varios cistercienses,
abades, obispos, arzobispos y papas. Virgen María
Angeles, sanros confesores, San tos un clérigo, San Francisco de Asís, Simón de Dos doncellas
Cargos del poder civil: nobles y reyes. Padres, proferas, apóstoles, mánires, Monrfort, el maestro de teología, frailes Dos ángeles vestidos de frailes
Peregrinos y beneficiarios de los milagros, vírgenes; en definitiVa, la Corre Celes- dominicos, procurador de San Sixto, com- Veinte mancebos
penenecienres ¡¡ todos los estamentos sociales. tial. . pañeros de viaje, varios franciscanos, Fr.
Testigos de su muerte Apóstoles Pedro y Pablo
Mensajeros celestiales Gala y Fr. Rah, la monja María, maestro
El pueblo como personaje colecdvo que Conrado, el deán francés, Fr. Tancredo,
aclama al santo
beneficiarios de los milagros, testigos de su
muerte y de la traslación de sus restos.
Clérigos o monjes envidiosos
Medradores
Herejes , El diablo y sus sicarios Clérigo florentino
Enemigos de los cristianoS!. moros, judíos. Dos frailes que dejan la orden
Serpiente El diablo
Ocasionalmente, cargos de la jerarquía El barquero
eclesiástica o civil. Varios demonios
Los herejes
El conde de Tolosa
Estos son los tipos que aparecen en la mayor parte de los textos, aun-
que por supuesto algunos ofrecen una lista más exigua, como el caso extremo
de Oria, cuya reducción se explica por el carácter místico de su contenido: Los progenitores del santo son indefectiblemente presentados como
personas piadosas (incluso los de la «pecatriz»). En IU.Uchos casos, con el fin
1 ~?. l:¡
133 !
Las Vidas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
de dignificar ya de antemano la figura del protagonista, el futuro santo sólo (... ) ovo en la ciudat de Toledo un cavallero dellinage del dicho santo
será engendrado tras largo tiempo de espera y oración por parte de los nio, muy rico e ahondado de los bienes tenporales, que avfa nonbre don
padres, lo cual nos lo presenta como fervientemente deseado y como fruto van. E este era muy noble e sin reprehensión en todos sus fechos. E guardóse
de la intervención del Cielo204, Es el caso de Ildefonso, de Oria: sienpre por consejo del santo aryobispo. E avía por muger una noble dueña
que avía por nonbre doña Luda (p. 7, 1-8).
[Garcfa y Amunia]
Nunca querién sus carnes mantener a gran VIS:IO, E Isidoro:
ponién toda femens;ia en fer a Dios servis;io,
esso avién por pascua e por muy grant delis;ío, El muy excellente Doctor sanct Isidoro de sangre real, natural de nuestra
a Dios ponién delante en todo su ofis;io. España, dess;endiente del Rey Theodorico, hijo de Don Severíano, Duque de
Cartagena, y de la Duquesa su muger, que se llamava Túrtura, que era así-
Rogavan a Dios siempre de firme coras;ón, mesmo de linaje real (p. 70, 19-24).
que lis quísiesse dar alguna criazón,
que fues al su servis:io, que pora otri non, En la Vida de Santo Toribio de Astorga encontramos estos dos tópicos
e siempre mejorasse esta devoCión (ce. XIV-XV).
juntos:
Y Juan de Sahagún: El bienaventurado sancto Toribio fue de una tierra que dizían Armenia. E fue
fijo de rey e de reyna, e fue criado en una s:!bdad qu~ dizían Tauro. E este:er
(...) para remediar sus penas, e conseguir su deseo, tomaron' por remedio de estovo veynte e s;inco años que non ovo fiJo, e suphcava de cada día a D1os
inuocar la misericordia y clemencia de Dios; y para ello tomaron por abogados que le diesse fijo (p. 17, 2-5).
a los Santos, inuocandolos, e suplicandoles rogassen por ellos, e les alcans:assen
de Dios les quisiesse dar algunos hijos, con que mejor le pudiessen seruir, e hon-
Dios y el diablo, por representar las fuerzas del Bien y del Mal, en
rar, e ellos fuessen consolados. E para ser oídos, el alcanyar su pecicion, ofrecían
a Dios, e a los Santos muchas Oraciones, iban a muchas romerías, teniendo en constante lucha que invariablemente termina con la derrota del Maligno,
ellas muchas nouenas (...).los quales continuando esta deuocion en visitar esta están siempre muy p~esentes en la hagiografía, pero normalmente por alu-
Hermita, merecieron ser oidos, e alcanyar todo lo que pedian (p. 58). siones (se nombra a Dios como Hacedor y al demonio como inspirador de
todo pecado); en muy contadas ocasiones intervienen en diálogos. El dia-
Otro lugar común referido a los progenitores es su noble abolengo. A blo lo hace en Milián, donde Berceo, minimizando el poder terrible del
panir de las vitae merovingias, los protagonistas hagiográficos se alejan cada Maligno, lo presenta ridiculizado en una especie de torpe guerrero que para
vez más de la sencillez de los mártires y confesores de los primeros tiempos, lavar la humillación propone un dudo. Tras la derrota huye quejándose:
y cobra importancia la figura del obispo procedente de noble familia y liga-
do a los poderosos205, ejemplos inmejorables de lo cual se hallan en las ver- Levantó un grant polvo, un fiero torbellino,
siones de Ildefonso: fusso mal crebrantada, diziendo «¡Ay, mesquino!
»siempre oí dezir e sobre mí avino,
»que mal día l'amasco al qui a mal vecino>> (c. 121).
204 Véase J. K. Walsb y B. B. Thompson. La leyenda medieval de Santo Toribío y su «arca
sancta» (con una edición del texto en el Ms. 780 de la Biblioteca Nacional), Pliegos Hispánicos, 4,
Nueva York, Lorenzo Clemente, 1987, cit. p. JO. Un pasaje de similares características es el que narra la expulsión del
205 Véase Karl Bosl, «Der Adelsbeilige. Idealtypus und Wirkchlichkeit. Gesellschaft und Kultor
im Merowingerzeitlichen Iagem des 7 und 8 pahlíunderts», en C. Bauer, L. Bl}hm y M. MU!Ier, Spe-
diablo de casa del noble Honorio, donde a las piedras que el Maligno arro-
culum Historiale. Festchriftfür Johannes Sporl, Freiburg 1 München, Alber, 1965, pp. 167-187, reco-
gido Por Sofía Boesch Gajano. Agiograjia altomedievale, Bologna, U Mulino, 1976, pp. 161-190.
:'1
ja al santo, éste contraataca con salmos (ce. 181-198). final de la .vida de
San Millán, el diablo vuelve a intentar, en vano, la m1sma estrategia: con-
Véase también B. de Gaiffier, «La mentalité de l'hagiographie médiévale d'apres quelques 1ravaux
récents», Analecta Bollandiana, 86 (1968), pp. 391-399, cit. p. 397; Geoffrey West, <<Hero or saint'? fundir al santo acusándole de pecar. Esta vez se trata de las mujeres que le
Hagiographic elements in the life of the Cid>>, Joumal of Hispanic Philology, 7 (19!!3), pp. 87-105, cit. sirven cuando se encuentra impedido por la vejez (ce. 263-264). Pero el
episodio que más ridiculiza a los representantes del m~ es la frustrada ven-
pp. 92-93; y Femández Conde, «El biógrafo contemporáneo... », p. 318.
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Las Vidas de santos en la literarura medieval espmola Tipología de fa hagiografía medieval castellana
ganza preparada por los demonios expulsados (ce. 203-224) Oria, sin embargo, se toma la confianza de expresar a Dios su temor:
ye u · d · .d d .. , que
. n ~asaJe e com.tcl a teatral, por la vivacidad de lo/diálo os,
dmamtsmo de la acctón: .· g «si una vez saliero del solar en que seo,
Ante qe aplegassen al lecho los tizones non tornaré y nunca segúnt lo que yo creo» (c. CVIcd).
tornáronse las flamas atrás como punzones;
qemávanlis las barbas abueltas los grinnones, ,, Dios, antes estricto, responde ahora en un tono afable, incluso cari-
issiénlis a mal puerro t odas sues tracfiones.
»Üria, del poco mérito non ayas nul temor,
Los juegos de las flamas a los dientes plegavan, con lo que as lazrado ganesti mi amor,
lo~ U_?OS a los otros duramem se reptavan; quitar non te lo puede ningún escamador.
cutdávanse aquéllos qe éstos los qemavan
e éstos ad aquéllos otrosí los dampnavan Ccc. 216-217). Lo que tu tanto ternes e estés desmedrida,
que los yielos son altos, enfiesta la subida,
Firiénse por los rostros a grandes tizonadas yo te los faré llanos, la mi fija querida,» (ce. CVIIIb-CIXc).
trayén las sobrecejas sangrientas e quemad;s ji:
las fruentes mal batídas, las barbas socarrada~ »non abrás nul embargo, non te temas por nada. . ;r· 1
¡nunqua vidiestes bebdas tan mal descapelladas! Mi fija, benedicta vayas e sanctiguada,» (c. CXbc). !!C
Desent quando ovÍeron echados los tizones Aparte de los relatos de procedencia bíblica que van incluidos en los
p:isiéronse a pelos e a los cabe<;ones, '
dandose espolada_s e fuertes aguijones, flores sanctorum, Cristo toma la palabra en alguna ocasión más, como en ··-·)
por fer toda nemtga metién los cora<;ones (ce. 220-221). EustafÍo, Madalena o D. de Guzmán, donde podemos leer: '-·:111
' ,4··'
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Tipología de la hagiografía medieval castellana
Las Vidas de santos en la literatura medieval española
(...) porq.ue la meytad della era ave, e la otra meytad p~.;¡:e; e comía los figura del santo
e las bestias que pasavan por aquellogar, e entornava las" barcas en el río
E era más gruesso que un buey e más luengo que un ca~allo, e avía la Los diversos criterios propuestos por Philippe Hamon para el estu-
e la boca de león, .e cabellos como de cavallo, e los dientes agudos e del protagonismo de un personaje revelan la preeminencia absoluta de
como espada, e piernas como cavallo, e el espinazo assí agudo como
los cabellos del cuerpo assí agudos como espinas de erizo cachero e figura del santo 207.
león e uñas de hueso, e rabo como de bívora, e sus palmas como de
e grañones de una parte e de otra, que doze omes e doze leones non lo . «Caracterización específica»
rían vens;er (p. 37, 367-375). En literatura medieval no puede hablarse de profundidad psicológica
. en los personajes, pero evidentemente el hagiógrafo provee mucho~ más
Algunos textos presentan ciertas peculiaridades respecto al ....RJu<='""
detalles sobre el santo que sobre cualquier otra figura. Salvo en las PasiOnes,
propuesto. Ocasionalmente, por ejemplo, hallamos personajes contrarios .
. cuyo eje narrativo está constituido por la ejecución y sus antecedentes
la santidad y luego favorables a ella: es el caso de María Egipciaca, en ·
· (como en Lorenzo), la hagiografía suele remontarse al nacimiento del santo
to modo también el Zózimas de la versión en prosa; y en J de Sahagún
. o incluso antes, a los ruegos de los padres.
la.drones, los duques de Alba y sus vasallos. Ahora bien, estos personajes
Los datos históricos o pseudo-históricos que individualizan a los pro-
megan el planteamiento maniqueísta, sino que más bien son figuras dobles, .
. ragonistas hagiográficos generalmente se limitan a ·la filiación (no~bre,
porque sólo suces~v~mente encarnan el Mal y luego el Bien. \
· apellidos, lugar de nacimiento), a los cargos ocupados: y lugares rec~rndos,
.••
. Otras pecuhandades están determinadas por los rasgos propios de las
y, en algunos casos, a determinado tipo peculiar de milagros (Dommgo .de
dtversas subclases hagiográficas: es lógico que Oria, que pertenece a la lite" ·
Silos como redentor de cautivos, lo mismo que Santiago, y éste también
.cpmo protector de los peregrinos). Pero el resto ~e los datos sin luga~ a
ratura de visiones, y consiste por tanto más bien en la descripción del otro
mundo que en referencias a éste, sea abundante en personajes sobrenatura-
dudas responde a una «predesignación convenciOnal)) ~omo se ~era-,
según se desprende de la comparación de los textos: las c1rcun~tanc1as del
les Y no dé lugar para los contrarios, como puede observarse en el esquema
propuesto más a~riba. Y por el planteamiento justamente inverso se expli-
nacimiento, el aventajado aprendizaje, la niñez ya madura, las vmudes pro-
ca que en las Pastones estén muy presentes los perseguidores del cristianis-
pias de diversos tipos hagiográficos, las circunstancias de la muerte e inclu-
mo y apenas aparezcan seres sobrenaturales. Así en Lorenzo:
so los milagros se repiten en uno y otro texto.
2. «Distribución diferencial»
La versión en prosa de Egipciaca que representa la tradición oriental
Vicente de la leyenda es el único texto de los estudiados en que el pers.onaje consi-
Valerio derado protagonista por otros criterios no obtiene una presencia constante.
Aunque María se convierte en el centro de atención a partir d~l ~apítulo
Papa Sixto Dios
Menesterosos
Beneficiados por los milagros VII, lo cierto es que el único presente durante todo el relato es Zoz1m~s, en
Hipólito gran parte -eso sí- como mero interlocutor. En el poema, en camb1~, el
monje no llega al rango de coprotagonista, aunque como deuteragomsta,
del mismo modo que Amunia en Oria, aparece episódicamente. Estos per-
Emperador
Sus sicarios sonajes secundarios, santos también, y los antagonistas (como el rey Gar-
Los verdugos
207 Véase Philippe Hamon, <<Pour un statut sémiologique du personnage», Littérature, 6 (1972),
pp. 86-110.
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Las Vidas de santos en la literamra medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
da en D. de Silos) suelen ser quienes intervienen en varias ocasiones, por- 4. «Funcionalidad diferencial»
que el resto normalmente obtiene una aparición única, como los beneficia- Los núcleos narrativos están descritos desde el punto de vista del
rios de los milagros. ' santo, por lo que él, lógicamente, es el sujeto no sólo de esos nudos del r~la
Frente a esto, las referencias al santo son constantes de principio a fin, to sino también de la mayoría de los acontecimientos narrados. Ahora bien,
y aun los pocos episodios en que está ausente suelen relacionarse de algún las curaciones milagrosas, que constituyen gran parte de la hagiografía
modo con él. Esto último puede observarse, por ejemplo, en Lorenzo, por- medieval, obedecen a la intercesión del santo, pero a la acción de Dios. Otros
que en otros relatos, como J de Sahagún, no se halla ni un solo capítulo en tipos de sucesos responden enteramente a las iniciativas de otros personajes
que no aparezca el protagonista. distintos del santo: las visiones, por ejemplo, se deben por completo a la
voluntad divina de confortar a los santos, por lo que en Oria la funcionali-
3. «Autonomía diferencial» dad diferencial de la protagonista no es tan clara como en otras hagiogr~fí
El absoluto protagonismo del santo se muestra también en que éste as. La muerte, siempre anhelada por los santos como puerta a la VI_da
se encuentra en su trayectoria con numerosos personajes y frecuentemente verdadera, depende también de la voluntad divina, y en el caso de las PasiO-
recorre diversos lugares, mientras que los otros aparecen en función de su nes es un auténtico testimonio de cristianismo que sucede por la acción de
relación con el santo y ligados a un ambiente determinado. En N(illán, por sus enemigos, jueces y verdugos.
e;ernplo, Berceo presenta al santo en multitud de lugares y en div~rsas face- Cabe reseñar que las dos versiones de Ildefonso coinciden en la poca
tas: cuidando ovejas, en el yermo, en la iglesia de Santa Eulalia, en la capi- iniciativa mostrada por el protagonista, en comparación con otros: ya desde
lla, como espíritu aparecido en Campo de Toro, etc. La presencia del resto antes de su nacimiento su camino está marcado como vasallo de la Virgen,
de los personajes está subordinada a la de San Millán, y además, excep- y como tal cumple lo que le viene dado.
tuando Dios y el diablo, aparecen como anclados en un ambi,ente determi-
nado: San Félix en su retiro, el obispo Dimio en Tarazona, los clérigos 5. «Predesignación convencional» .
envidiosos en Santa Eulalia, los compañeros leales en el monasterio de Sin descartar otros fines, todo protagonista hagiográfico constituye
Suso, etc. por esencia un ejemplo práctico de las vías de santific~ción, pero a su vez,
En D. de Guzmán, salva dan Diego y dan Fulca, obispos de Osma y lógicamente, su caracterización está inspirada en las vidas de ~tros santos
de Tolosa respectivamente, que viajan fuera de sus diócesis se relacionan y: anteriores y en última instancia en la del modelo supremo, Cnsto (véanse
con diversos personajes, el resto se nos muestra dependiente de su luga- o Altman, p. 8; Fernández Conde, p. 314).
de otro personaje. Por ejemplo, San Francisco de Asís sólo aparece en un- La huella de los relatos bíblicos o hagiográficos en general puede ras-
ción de su relación con Santo Domingo. En cambio éste; interviene en trearse a cada paso en la hagiografía medieval castellana, y ~or supuesto el
situaciones muy diferentes, con todo tipo de personajes y en escenar~os dis- «esquema teórico» de la santidad es el mismo que descnbe Fernández
tintos: Caleruega, Palencia, Madrid, Segovia, Guadalajara, ToÍosa, T-~ Mar- Conde (p. 314) respecto a las vitae latinas, que en la mayo.ría de los ca~os
cas, Roma, Bolonia, París, Florencia, Fanjeaux, Carcasona, fi1utina208, son la fuente de nuestros textos. Pero es que además en ocasiOnes los hagió-
En mayor o menor medida, el estilo directo también refleja la auto- grafos declaran explícitamente que los protagonistas se inspiran para sus
nomía diferencial del santo: la mayoría de los episodios en que el narrador actos y dichos en la literatura hagiográfica. Así ocurre en todas las obras de
cede la voz a un personaje -trátese de un monólogo, una plegaria o un diá- Berceo, sobre todo en D. de Silos:
logo- está en boca del santo. También en este aspecto se percibe el coprota-
g')nismo del monje y la Egipci~ca en la versión en prosa: Zózimas interviene De pastores leemos muchas buen~s rac,:ones,
que issíeron prudientes, fueron sanctos v~rones.
en estilo directo con más frecU:encia, pero María con mayor extensión. Esto bien lo trobamos en muchas de lectlones:
208 Véase Maria Teresa Barbadillo de la Fuente, Vula de Santo Domingo de Guzmán. Edición y que trae est officio buenas termínationes (c. 28).
estudio, Universidad Complutense de Madrid, 1985, pp. 594-598. ...
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Las Vidas de santos en la literatnra medieval espat1ola Tipología de la hagiograf'm medieval castellam
Muchos foron los padres que ficieron tal vida, El varón acabado de cotnplida bondat,
yace en Vitas Patrum d'dlos una partida, anciano de seso, mancebo de edat,
toda gloria del mundo aviénla aborrida vivié en esta vida de tan grand sanctidat,
por ganar en los Cielos alegría complida (c. 61). del so bien non podría contar la meatat (c. 39).
En algunas ocasiones el propio Berceo subraya las analogías entre Domingo de Silos:
Milldn y D. de Silos: .
Oímos esto misme de sennor San Millán, De risos nin de juegos avié poco cuidado,
a los que los usavan avíélis poco grado;
que fi~o tal miraglo yo lo leí de plan;
de casa de Onorío segudó un satán, maguer de pocos días, era muy mesurado,
de grandes e de chicos era mucho amado (c. 11).
que facié continencias más suzias que un can (c. 334).
En Lorenzo, antes que el protagonista, el papa Sixto anhela la Pasión En D. de Guzmdn, el infante, encaminado por sus padres a la carrera
(ce. 27-28), y enardecido por su inminencia, dirige a sus clérigos un ser- eclesiástica (p. 131, 8), se gana la admiración de sus maestros, fiel al tópi-
món que constituye una auténtica apología del martirio: co hagiográfico del niño viejo:
»Dios por sancta ecdesia salvar e redemir En aquella hedat de mo~o en que él encomem;ava avíe el cora~~n de vieio et ,,,.' ;;~
dio so cuerpo a penas, en cruz quiso morir;
murieron los apóstolos para Christo seguir,
assessiego de tienpo am;iano se ascondía so la muestra de la su mñez (p. 131, ..•
14-17).
por al~ar la ecclesia, la mala fe premir.
Los que agora somos conviene qe muramos, Paradójicamente esto no se cumple en el caso de nuestro más ilustre
nuestros antecesores muriendo los sigamos, santo antiguo: precisamente para realzar el poder de la constancia, se nos
demos por la ecclesia las carnes qe cevamos, presenta a S. Isidoro como un niño que en principio parecía carecer de apti-
por pocco de lazerio las almas non perdamos» (ce. 31-32). tudes para el estudio. Su hermano Leandro comienza a enseñarle las pri-
meras letras, e Isidoro enseguida se siente desalentado. Habiendo huido de
En el capítulo IX de D. de Guzmán, que versa sobre los hábitos del la escuela por temor al castigo del maestro, se topa con un pozo de agua, Y
protagonista, consta cómo continuamente incrementaba su saber median- le llama la atención el desgaste producido en la piedra y en la madera por
te la lectura, sobre todo de un tratado hagiográfico: el continuo uso. Comprende entonces que la perseverancia podrá suplir el
E lo más del tienpo leya el libro que llaman Col!ariones de ÚJs Santos Padres ingenio. Se trata de un recurso para ponderar el esfuerzo personal del santo:
con grant studio por lo entender e fallava y las carretas de salud et aprendía-
las muy bien (p. 136, 14-17). · · Trabajando el sancto con mucho estudio y diligen~ia ra de. contin~o
cre~iendo de virtud en vinud. Era dotado de mucha s~Ienr;la, gracia, hu~ll
dad, honestidad y de todo género de bondad. Su hermano S. Leandro vién-
Según se ha advertido, los convencionalismos genéricos aparecen ya dole tan adornado de virtud y doctrina, mandóle que escriviese una carra al
en las circunstancias del nacimiento del santo: sus padres, de noble abolen- glorioso S. Gregario, que a la sar;ón era papa (... ). Rer;ibióla S. Gregori~ Y
go y pías costumbres, ruegan a Dios que les conceda un hijO: que sirva al vista su orden y profundidad de semenr;ias, dixo: «Este ha de ser otro Damel,
Cielo (S. lldefonso, Sta. Oria, S. Juan de Sahagún). Su deseo de santidad y más que SalomÓn>> (p. 74, 3-17).
pronto se trasluce en la aplicación al estudio y a la oración, de modo que, No siempre se atribuye a los protagonistas este proceso de formación,
siguiendo el tópico del «niño viejo», la mayoría de los infantd que han de
quizá por ser innecesario en los casos de una vida contemplativa pura, _Y no
convertirse en santos no juegan ni ríen, sino que reparten el p~n entre sus por casualidad los ejemplos de ésta que nos ofrece el corpus son las muJeres:
compañeros y les sermonean, demostrando -y éste es otro de los tópicos- Egipciaca, Pelagia, María Magdalena, Oria (aunque ésta, en las ce. LXXII-
más sabiduría que sus propios maestros. Por ejemplo, en Milldn:
LXXIX, alude a una maestra, Urraca, que la había glnado a la vida de retiro).
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Las Vidas de santos en la lirerarura medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
f;
Dado el papel pasivo que la;~ociedad y más la Iglesia reservaba a las mujeres, bien de elegir a otro por ar<;obispo entre sí, que lo dexassen a él con sus canó-
nigos. Mas non lo quesieron oyr; ca levantáronlo en peso del suelo e levá-
no cabe esperar otra cosa, salvo algunas excepciones de damas poderosas y ronlo a la iglesia mayor a su pesar e asentáronlo en la silla an;:obispal, (p. 39,
activas que podemos encontrar, por ejemplo, en la Legmda aurea. 11-19).
Lo que sí es común a todos los textos es el otro proceso paralelo: el
Pues como este varón sobió en onrra así a enxienplo de Ihesu Chrisro cres<;Ía
cultivo de las virtudes, de todo tipo de virtudes, empezando por las teolo-
en hurnildat e se fazía menor de los sus clérigos e mantenía en derecho a los
gales y las cardinales. Si se sumaran las cualidades atribuidas a todos los pro- de sus juridi<;ión, e casava muchas huérfanas e fazía muchos bienes a los
tagonistas, obtendríamos el arquetipo del santo medieval, que muy pobres (p. 40, 7-12).
insistentemente es también adornado con una buena dosis de humildad,
como virtud que barniza y realza todas las demás; porque, a la inversa, para Faceta esencial del arquetipo medieval del santo, común a todos los
el hombre medieval uno de los pecados más graves y generalizados, origen subtipos que puedan detallarse, es la de taumaturgo: en la hagiografía
de todos los demás, era la soberbia. Los santos nunca se vanaglorian por sus medieval no sólo los confesores sino también los mártires aparecen como
triunfos, ni quieren divulgarlos; es Dios quien da a conocer esa «luz escon- intercesores de los fieles, capaces de propiciar milagros. No es extraño pues
dida», por ejemplo: que en la Edad Medía el santo se reconozca por su dimensión sobrenatural
y que la posesión de reliquias sea vital para los centros eclesiásticos.
la sombra era de Egips;iana. Ahora bien, estos rasgos generales han de llevarse al detalle, concre-
Dios la abiá enbiada, tarse en determinados acontecimientos y ocupaciones de los personajes, y
que non querié que fuess' <;elada.
Descobrir querié Dios su rresoro, es entonces cuando se diferencian diversos tipos de santo, cada uno de los
que más preciado era que oro (vv. 935-939). cuales ensalza determinadas virtudes. Salvador de Moxó propone cuatro
subarquetipos en relación con las cuatro virtudes cardinales: el mdrtir es
En J. de Sahagún: modelo de fortaleza, el confesor de la templanza, el fondador de la justicia y
el doctor de la prudencia209. Puesto que la referencia del término «confesor» :::!~ {'
(... ) comen<;ó á importunar al Padre bendito se lo dixesse en manera que lo es un tamo ambigua, cabe distinguir, como hace Moreno Feliú (pp. 112-
pudíesse manifestar, e publicar en los tiempos (...); porque conciencia era 113), entre ascetas y evangelizadores. Este último tipo correspondería a lo
tener la candela escondida, e sin prouecho, mas en logar publico donde
alumbrasse. E el bendito Padre conuencido por las razones, :que el Padre Prior que he venido denominando «buen pastom, labor que puede ejercerse como
le hazia, con mucha humildad sin soberuia alguna manifestole todo lo que clérigo secular o como monje, y en ambos casos en diferentes cargos: sacer-
en secreto le auia dicho, en manera, e forma, que a loor de'Dios, e saluacion dotes, obispos, papas, monjes, priores, abades210. Si se toman en conside-
de las animas lo pudiesse dezír, (... ) (p. 65). '· ración los santorales del tipo flos sanctorum, ordenados según las fiestas del
Los méritos de San Ildefonso son magnificados por su extrema año litúrgico, hay que contar con los muchos relatos y personajes proce-
humildad, tal que tienen que obligarlo a ser abad: dentes del Nuevo Testamento, y sobre todo los relacionados con el propio
Cristo o con la Virgen.
E desque le dixeron cómo le avían elegido conmen<;ó a llorar muy fuerte- Todas estas figuras aparecen en los textos analizados, pero para com-
mente e lan<;óse a los pi~s de aquellos que vinieron a él, e rogóles con grant pletar la tipología del santo medieval, ha de añadirse que en su caracteriza-
humildat que rogasen pbr él al cabillo que roviese por bien de lo escusar de
aquella ele<;<;ión; (pp. 34-35). 209 Véase Salvador de Moxó, «Aproximación a la Historiografía Medieval Española», en Home-
naje a E. Alarcos García, t. II, Valladolid, 1965-67, pp. 741-761.
Y, más tarde, sentarlo a la fuerza en la silla arzobispal: 210 Régis Boyer viene a coincidir en los tipos, aunque los considera conjuntamente: the numyr,
the holy monk, the virgin, the confessor, the penitent, the holy bishop or pope, (... ) such are the main
categories of heroes in the vitae, en «An Attempt to Define the Typology of Medieval Hagiography»,
E ayuntados con el pueblo de la <;iudat fueron por él a su monesrerio. E él en Hagiography and Medieval Literature. A Symposium, Odense University Press, 1981, pp. 27-36, cit.
desque lo vió, lans;óse en tierra delante de todos, rogándoles que toviesen por
pp. 29-30. -
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Tipología de la hagiografía medieval castellana
ción se utilizan otros arqueripos ajenos al concepto mismo de santidad, de luxuria e de maldat,
algunos de ellos para aproxiniar al común de los fieles la posibilidad de con- que non puedo al templo entrar
vertirse en santos: los tipos del trabajador u obrero y del pecador, y otro ni oso a Dios me reclamar.
arquetipo que tiene un sentido contrario, de mitificación, el héroe, que ¿Qué faré agora, cativa?
¡Tanto me pesa porque só biva!»
abre la puerta a formas y contenidos propios de la epopeya.
Del cuerpo le sallió un sospiro tan fuerte;
En resumen, los tipos utilizados en la caracterización de los protago- dixo <<Dios dame la muerte>> (vv. 462-473).
nistas, siempre en combinación de dos o más, son los siguientes:
A Pelagia el arrepentimiento la lleva a querer retirarse de todo y
Santo labrador u obrero: Hallamos en Millán frecuentes alusiones a todos, hasta el punto de hacerse pasar por hombre por se asconder (p. 179).
los trabajos que sufre el protagonista para ganar el Paraíso, comparándolos Santo héroe: Millán, Domingo de Silos, Lorenzo, Vítores, Ildefonso,
con la remuneración de los trabajadores211:
Domingo de Guzmán, Isidoro, Eustaquio, Santiago Matamoros, por
Ficó el omne bono en las cuevas sennero, / supuesto. En frecuentes ocasiones se presenta a San Millán como héroe
al so sennor sirviendo como buen cavallero; guerrero, atribuyéndole fortaleza, valor, nobleza, y glorificando sus triunfos
martiriava sus carnes como leal obrero, y la salvación que por él nos es dada. Utiliza Berceo perífrasis y otras fór-
querié a todas guisas merecer el dinero (c. 32). mulas que parecen habernos trasladado repentinamente a un texto épico:
Facié buena semienc;:a, buena semient semnava, mientre el sieglo sea e durare Espanna,
la tierra era buena, buen fruto esperavá(c. 37ab). siempre será contada esta buena fazanna.
Non quisieron en baldi la soldada levar, El bon campeador por toda la victoria (ce. 122cd-123a).
primero la quisieron merecer e sudar; (c. 448ab). .·' ~
Pecador penitente: María Egipciaca, en cierto sentido también el Este bienaventurado sancto con la abundanc;:ia de su sabiduría y con el ver-
Zózimas de la versión en prosa; María Magdalena, Pelagia2I2, María Egip- dadero sentido de las sc;:ienc;:ias todas, confundió y destruyó los Herejes ~e
aquel tiempo, disputando contra ellos públicamente muchas ~;zes y p~edi
ciaca clama:
cando a todos la cathólica verdad: lo qua! no solamente defend10 en su nem-
Ella asaz diziendo: «En mal hora po, mas también dexó armas bastantes con que para siempre pudiese .ser
fui tan pecadora; defendida, (...); por lo qual merec;:ió título de Doctor de las Españas y se d1xo
tan mal consejo hobe prendudo ser otro segundo Santiago que restauró la fee christiana en ellas (p. 76, 9-24).
cuand' Dios me es assí sanyudo.
Tan só plena de mal',~eztat, Quizá sea el legendario San Eustaquio (o Plác;:idas, que a:'í se llam.a
antes de convertirse al cristianismo) quien ofrezca la más llamativa combi-
211 Véase Dutton, en su ed. de Gor.zalo de Berceo, La Vida de San Millán de la Cogolla, Lon-
dres, Tamesis Books, 1967, p. 182. nación de caballero de oficio y mártir, aunque el más emblemático es, sin
212 Véase Ana M. Rodado Ruiz, <<La santidad femenina en la primitiva literatura espailola (siglos duda, Santiago Matamoros, a quien se describe así en Los miraglos de San-
XIII-XIV)», Cuadernos para la Investigación de la Literatura Hispánica, 13 (1990), pp. 205-238.
tiago:
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fessando, y otras dando sus bienes temporales a los pobres porque verdade-
Marririava las carnes dándolis grant lazerio, ramente se cumpliese lo que de Nuestro Señor esta escripto (p. 176).
cumplié días e noches todo su ministerio,
jejunios e vigilias( ... ) (ce. CXNcd-CXVabc). Fundador: S. Millán; en cierto modo, Sto. Domingo de Silos, que
, Un tipo n:uy p:~uliar de vida ascética es la que lleva San Alejo, no reconstruye el monasterio de aquel lugar; Sto. Domingo de Guzmán; Sta.
solo por la ambientacwn urbana, sino sobre todo porque permanece bajo Marta, que como predicadora y fundadora es precisamente paradigma de la
la escalera de sus padres, durante diecisiete años, ocultándoles su identidad vida activa, infrecuente en la hagiografía femenina.
~haciéndose pasar por un mendigo cualquiera, a la vez que es morboso tes- Habiéndose unido a Santo Domingo de Guzmán muchos frailes en
tigo del sufrimiento de sus padres y esposa, que lloran su ausencia sin saber su labor de predicación, el obispo de Tolosa media ante el papa solicitando
que ha regresado: la confirmación de la Orden:
i;
Sam Alexo estava en casa e fazía muy s~vida en ayunar e en orar. E los hon- (... ) e que le llamassen de frayles Predicadores e fuesse así en verdat (... ).
bres de s~ padre que lo no~ conosc;:ían e que pensavan que era otro honbre Enpero porque esro non era comenc;:ado sin voluntad de Dios quiso El así
pobre. faz1anle muchos enoJOS e muchos sosañas. E aquellos que lavavan las ordenar que el Papa, vicario de Dios, conosc;:iesse por visión de Dios quám
escudiellas e los vasos echávanle el agua suzia sobre la cabesc;:a (p. 75, 179-183). provechosa cosa era lo que Sanro Domingo demandava para roda la Iglesia
(... )(p. 149, 11-18).
romeros qu: aparecen en estos relatos, el acci-dentado viaje de este tipo de (... ) Sanro Domingo vínosse a España( ... ). Et de su venida fizo dos casas: una '···
santo no dep de s:r, como el ascetismo, un modo de purificación, que les en Madrid que agora es de mongas e otra en Segovia, e ésta fue la primera i!!ll'
reporta como premw la contemplación del paraíso terrenal o de sus aledaños. casa que frailes Predicadores ovieron en España (pp. 156-157). :!111'
De Amaro se dice: E este nombre derechamente lo uvo porque después pasó !¡:
muchas amarguras por mar e por tierra por amor de Dios (p. 95, 13-15). Santo ilustre: doctor (Ildefonso, Isidoro). Según se ha comentado,
San Eusta~uio, o Pl~~idas, tiene parte de caballero, ·1,e viajero que André Vauchez, en su monumental trabajo sobre «la santidad en Occiden-
pasa por una sene de penalidades, aunque no en busca del p:1raíso terrenal, te en los últimos siglos de la Edad Media», describe cómo a partir de 1300
Y finalmente ~mere como mártir. Santo Toribio es también: un gran viaje- entra en crisis el modelo evangélico de santidad para imponerse los nuevos
ro que custodia el arca de reliquias desde Jerusalén a África, de allí a Car- criterios de cultura y misticismo2I4. Como muestra de ello, el prólogo de
tagena y a Sevilla, para terminar en Oviedo. Isidoro ya pone de relieve las dos facetas del protagonista que le harán mere-
Buen pastor: monje (Domingo de Silos, Domingo de Guzmán, Juan cer el calificativo de santo, la de doctor de la Iglesia y la de confesor (p. 67).
de Sahagún) o clérigo secular (Millán, Lorenzo, Ildefonso, Isidoro, Vito- San Isidoro es el doctor por excelencia de la Iglesia en España, y, como San
res). La labor pastoral de San Vítores, por ejemplo, no se limita a la predi- Ildefonso, pero quizá con mayor brillantez, se distinguirá por su labor apo-
cación ~ celebr~ción de sacramentos, sino que además difunde el mensaje logética, ya ensalzada en el proemio:
evangélico mediante el ejemplo de sus obras: .
Este es el resplandeciente Rayo del sol de Justic;:ia, por quien en ti princ;:ipal-
Uiuió este bie~auemurado márryr por algun~ tiempo sac;:en;lote en la iglesia menre, España, la lumbre de la verdad amanesció, y la que ames estabas enga-
de ~ancta Mana (... ) aprouechando213 a sí rrusmo en el ánima y a todos los
vezmos Ymoradores della, algunas de vezes predicando, y arras de vezes con-
214 Véase André Vauchez, La sainteté en Occident au.x demiers siec/es du M oyen Age, Roma,
École Fran~aise de Rome, 1988, y especialmente <<L'évolution des criteres de la sainteté de la fin du
213 H~dobro Serna transcribe aprovechnndo marauillosa mente a si mismo, <<Vida de san Víto-
res por Gutlérrez de Cerezo... >>, p. 451. Xlle au début du XVe siecle», pp. 449-489.
150 151
Las V Idas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
Los hereges escarness;ían et enssañavan munchas vezes a Samo Domingo esco- Así se explica, por ejemplo, la desilusión de los monjes de Silos al
piéndol e echándol del lodo e fer~dol con cosas viles e lixosas, (pp. 142-143). comprobar que Santo Domingo no lleva a la abadía ninguna reliquia, cuan- " ' ·~~,.
,,
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do todos los demás que habían participado en el traslado de los restos de ... ::::)11
' ...
los mártires Vicente, Sabina y Cristeta, se las habían llevado a sus lugares
5.3. Mundo evocado (ce. 260-288).
:,,,: :::::J
.......
La hagiografía informa asimismo de otros aspectos de la cultura, a
Toda obra literaria representa un mundo determinado y autónomo, ,, .....
propósito por ejemplo de la educación de los protagonistas en su juventud,
con su propio principio y su propio fin, con sus reglas específicas, pero que,
0 las enseñanzas de los propios santos en su madurez, con la teología siem-
al mismo tiempo, puede surgir, como en el caso de la hagiOgrafía, de cier- pre en lugar preeminente, como deja ver, por ejemplo, Ildefonso:
to enfoque de la realidad '"' '•
Por las conexiones con la realidad, la hagiografía medieval refleja Pues veyendo sant Eugenio la sorileza deste su s.obrino, .( ... ) e ll~mólo e díx?- 11!11
inmejorablemente el pensamiento teocéntrico del Medievo, el auge del le: <<Fijo, piensa de te aguisar, ca sabe que te qUlero enb1ar a Ys1doro, ~rs;obis
po de Sevilla( ... ). Ca en él es roda la philosophía e es maestro en ph1s1~a e en
culto a los santos, el vasallaje feudaL No se puede afirmar q~e sea caracte- sama rheología, que es vida del ánima, e, sobre todo, es muy santa cnatura»
rístico de la hagiografía reflejar el poder fáctico de la Iglesia et1las altas (p. 11).
ras políticas o militares, pero no faltan ejemplos de la relación entre la
Iglesia y los nobles. Lo que se percibe claramente en el géne~o hagiográfico Finalmente, se hallan en la hagiografía indicios sobre los más diver-
es el ascendiente de la Iglesia sobre el pueblo. Aparte de que las Vidas lle- sos aspectos de la vida medieval: una economía basada fundamentalmente
gasen o no al común de los fieles, y consiguientemente recibiesen la ima- en la agricultura; un mundo de impotencia ante las enfermedades, de en~e
gen del santo, lo cierto es que en estos textos se hace patente <:<)mo la Iglesia moniados, de cautivos de guerra, de continuas algaradas entre moros y cns-
dirigía, o intentaba dirigir al menos, la devoción popular. Se constata en las
tianos, etc.
hagiografías todo tipo de prácticas y costumbres referentes al fervor de los Con referencia al enfoque, la visión del mundo que ofrece la hagio-
fieles: sermones, liturgia, peregrinaciones. Hallamos numerosos testimo- grafía es siempre religiosa. Bajtin ha relacionado precisamente este rasgo
nios sobre la práctica de los votos y ofrendas, como en D. de Silos: con el carácter convencional de la hagiografía:
En roda essa noche. non pegaron los ojos, La vida de una hagiografía transcurre en el mundo de Dios. Cada momento
faziendo oraciones,'; fincando los inojos, de esta vida se representa como significativo precisamente en este mundo; la
quemando de cand~las mucho grandes manojos, vida de un santo es una vida significativa en Dios.
prometiendo offrer!das, ovejas e annojos (c.587).
152
de la Iglesia en España, II-2, Madrid, B.A.C., 1982, pp. 314-315.
- 153
Las Vidas tfe santos en la literatura medieval es¡xúíola Tipología de la hagiografía medieval castellana
Una vida que es significativa en Dios debe adoptar formas tradicionales, la Muy interesante, a efectos documentales, la enumeración de su vestuario,
piedad del autor no da lugar a una iniciativa individual, a una elección indi- más próximo -como se ha notado- al de una dama contemporánea de Cas-
vidual de la expresión: aquí el autor se niega a sf mismo y a su actividad indi- tílla que al de una cortesana del Egipto del siglo IV218.
vidual responsable; por eso la forma se vuelve tradicional y convencional
( ... )216, Pero las variantes más pertinentes en la visión del mundo no son las que
se refieren a la época o el lugar geográfico concretos, sino a los elementos que
Dado el concepto medieval de santidad, lo sobrenatural, aceptado constituyen el foco de atención. En este sentido nada o poco tienen que ver
como real desde la fe, no es elemento virtual sino necesario en esa visión los lupanares de la primera parte de Egipciaca, o el desierto de la segunda, con
religiosa del m~ndo. los paisajes celestiales, fruto de experiencias místicas, descritos en Oria:
Respecto a la época en que transcurren los sucesos narrados, tenemos
Vidi y logar bueno, sobra buen arbolado,
desde personajes bíblicos hasta un fraile agustino de la segunda mitad del
el fructo de los árboles non sería pre<;iado,
siglo XV (S. Juan de Sahagún). . de campos grant anchura, de flores grane mercado,
El escenario concreto en que transcurre la vida del santo. ~ariará según guarrié la su olor a omne entecado (c. CLVIII).
el tipo o tipos hagiográficos que integren cada obra y según los datos his-
tórkos o pseudohistóricos sobre el protagonista. En los relato~: individuales Ya Marcelino Menéndez Pelayo subrayó el carácter místico de las
predominan los ambientes locales, en los que entra dentro deJo posible la VISIOnes:
propaganda de determinados centros eclesiásticos (Millán,.; D. de Silos,
Donde más pura brilla la inspiración mística de Berceo es en el delicadísimo
Oria, Vítores, J de Sahagún) o diócesis (Ildefonso), pero también se hallan poemita de la Vida de Santa Oria (...).Parece como si su espíritu [de Berceo],
obras que constatan la proyección universal de los hechos de; sus protago- próximo a romper los lazos de la carne, cobrase una más clara y luminosa
.nistas, como Lorenzo y sobre todo D. de Guzmdn e Isidoro. Egipciaca ofre- intuición del mundo sobrenatural219.
ce un escenario totalmente exótico, que el cristiano medievaFasociaba con
la prostitución, pero también con los castísimos padres del desierto217, Ese Y este mundo puramente espiritual se opone diametralmente a los vio-
ambiente en principio lejano presenta ciertas distorsiones que lo aproximan lentos enfrentamientos que narran las Pasiones de S. Lorenzo y S. Vítores, y
al público castellano medieval. Así por ejemplo en la descripción del ves- se diferencia también de la generalidad de las Vidas que, si atienden a lo
tuario de María: espiritual, también dan cabida a las necesidades materiales de la Iglesia.
Son diversas realizaciones de lo que en cualquier caso puede definir-
El peyor día de la setnana se como una visión religiosa del mundo, puesto que siempre el código de
non vistie panyo de lana;
assaz prendie oro e argento, valores es el cristiano (se narra un proceso de santificación), se atiende a las
bien se vistie a su talento. necesidades de la Iglesia y a sus conflictos internos (por ejemplo con las
Brial de xamit se vistié, corrientes que acaban tachándose de heréticas: D. de Guzmdn, Ildefonso,
manto erminyo cobrié. Isidoro) y externos, contra romanos (Lorenzo), moros (Millán, D. de Silos,
Nunqua cal<;aba otras <;apatas,
sino de cordobán entretalladas; Vítores). En esta última biografía, los musulmanes aparecen en principio
pintadas eran con oro e con plata, como los invasores implacables:
cuerdas de seda con que las ata (vv. 235-244).
(... ) los infieles por nuestros peccados entraron en España y distruyeron
muchas cibdades, villas y lugares fuertes haziendo grand destro<;o en los cris-
Versos que permiten a Guillermo Díaz-Plaja afirmar lo siguiente:
218 Díaz-Piaja, «Vida de Santa Mana Egipciaca», en Studia Hispaníca in Honorem R. Lapesa, t.
216M. M. Bajtin, Estética de la creación verbal, Méjico, Siglo Veintiuno, 1985, (1 ed. ruso, III, Madrid, Gredos. 1975. pp. 233-240, cit. p. 239.
1979), p. 162. Véase también Moreno Feliú. «Species sanctorum ...», p. 110. 219 Menéndez Pela yo, Antolog(a de poetas líricos castellanos, 1,10!! Obras completas de Menén-
217 Véase Walker, Estoria de Santa María Egiriaca, Exeter. 1972, p. VII. dez Pe/ayo, Santander, 1944, p. 169.
154
Tipología de la hagiografía medieval castellana
Las V1clas de santos en la literatura medieval española
tianos y en tanto grado que llegaron a la postrimera prouinc;:ia de España (...) En]. de Sahagún, D. de Guzmán e Isidoro la cuestión se desarrolla más
(p. 177). por extenso, y en las dos últimas es uno de los motivos apologéticos contra
'''~
los herejes. Un ejemplo de Isidoro:
Asedian la villa de Cerezo durante siete años, hasta /¡u e son engaña-
•!
dos por la estratagema del santo. Por otro lado, al menos su fe es vulnera- (... ) segúnd aquello que dixo el santo Moysen al pueblo de Ysrael: «Oye Ysra-
ble, pues muchos se convierten al cristianismo por la predicación de San el, el tu señor Dios un Dios es>), el qua! es todo enrero en todo lugar por
Vítores, lo que ocasiona que tramen su apresamiento. ' esenc;:ia e presenc;:ia de la su magestad; es uno en la esenc;:ia de la su magestad,
mas triple es en la diferenc;:ía personal, conviene saber, Padre e Fijo e Spíritu
También se reflejan tenuemente las disputas con los j~díos, que termi-
Santo. El Padre es non engendrado, e el Fijo es uno syenpre engendrado del
nan convirtiéndose ante la evidencia de los milagros (un personaje en J de Padre syn apartamiento esenc;:ial e natural. E el Spírítu Santo sale syenpre del
Sahagún y una alusión mínima en la Vida de San Ildefonso del Arcipreste)220. Padre e del Fijo syn apartamiento natural e sustanc;:ial. E confessemos ser en
Por último, considerando que la hagiografla vernácula, en coherencia Ihesu Christo una presona e dos nasc,:imientos e dos naturas, una perdurable
segúnd la qual es egua! en todas las cosas al Padre, e otra tenporal, segúnd la
con las corrientes de reforma educativa propugnadas por la Iglesia (entre
qual nasc;:ió por nos tenporalmente de la madre, e tomó passyón e muerte por
otros en el IV Concilio de Letrán), puede obedecer a uná intención cate- nos librar de la muerte que dura para syenpre; e es verdadero Dios e verda-
quística, la visión religiosa del mundo se percibe sobre todo en los conte- dero omne en una presona. E sy non podemos entender qué cosa sea engen-
nidos teológicos que se vierten, bien en forma existencial a través de lo que drar e nasc;:er e salir, creárnoslo con entreguedad de fe e seremos salvos (pp.
142-143).
hacen o dicen los personajes, bien de modo teórico en las numerosas digre-
siones que pueden hallarse en estos textos. Aunque en Isidoro incluso se
Doctrina cristológica. En varios textos se encuentl:an digresiones
explican cuestiones sobre la administración de la Iglesia, normalmente los
sobre la Historia de la Salvación: eli!defonso del Arcipreste, Vito res, EustafÍO
hagiógrafos se limitan a divulgar contenidos de tipo dogmático y moral.
y sobre todo Egípcíaca. Ésta, tras arrepentirse, dirige a Sama María las
Así, si bien la forma de presentación es muy distinta, la «estructura temáti-
siguientes palabras (merece la pena, excepcionalmente, transcribir todo el
ca)) es la misma que pen.;ibe Jesús Menéndez Peláez en los catecismos
pasaje):
medievales22l:
«Nuestro Senyor amó a ti,
Doctrina trinitaria. En textos como Oria, Eustario o la versión en e pues El amó a tí
prosa de Egípciaca que traduce a Pablo el Diácono se hallan invocaciones a duenya, abe mercé de mí.
la Santísima Trinidad; en D. de Silos se relaciona simbólicamente con los Duenya, tú tienes un tal tresoro
más prec;:iado es que plata e oro:
tres libros de la obra: en ti preso carn' el Rey del c;:ielo,
que sant Johan mostró con su dediello.
Sennores e amigos, Dios sea end laudado Cuand'el dixo a éll: 'Mgel de Dios
el segundo libriello avernos acabado; que salvará a todos nos".
queremos empec;:ar otro a nuestro grado, Cuando lo oyó ell enemigo,
que sean tres los libros e uno el dictado. que nos echó de paraíso,
que [él] todo el mundo abié a salvar
Como son tres personas, una divinidad, le cuidó assí marquar,
qe sean tres los libros, una certanidad, como ha Adam fizo pecar,
los libros que signifiquen la sancta Trinidad, cuando lo echó de paraíso
la materia ungada la simple déidad (ce. 533-534). por la manc,:ana que en boca miso.
220 Véase Fernando Baños Vallejo, «Moros y judíos en las leyendas de santos {hagiograffa cas- Assí cuidó fer al tu Fijo,
tellana medieval)», en Proyección histórica de España en sus tres culturas: Castilkl y León, América mas mucho fue ende repiso;
y el Mediterráneo, t. II, coor. Eufemio Lorenzo Sanz, Valladolid, Junta de Castnia y León, 1993, pp. e por tres vezes le ensayó,
253-260. mas nada non ende levó.
221 Véase Jesús Menéndez Peláez, «Catequesis y literatura en la España Medieval», Studium E cuandol' vio armado tan fuerte
Ovetense, vol. VIII {1980), pp. 7-41, cit. pp. 23-30.
Las Vidas de santos en la literatura medieval española
'------.,
Tipología de la hagiografía medieval casteUana
la nueva ley les amostró, tismo será conplido en ti». E después que se levantó díxol el obispo: <<Mani-
festa tus pecados». E ella dixo: <<Si yo bien catare mi con<;:ien<;:ia non falare : ::::~~
en la boca los besó.
ninguna carrera de buena obra en mí, ca los mis pecados son tantos e más :::1111 1'
Condonólos su dul<;:e madre,
que las arenas del mar. Mas yo creo en Dios, que Él por la su misericordia me
subiósse al <;:ielo por'al su Padre.
librará de todas mis maldades e me dará perdón de todos mis pecados». E t '"
En Lorenzo se alude a la Pasión de Jesús como moddo para los cris- Otro testimonio del bautismo, en este caso de todos los miembros de
tianos perseguidos, según se ha visto. Finalmente, uno de los fines de la la familia, es el de Plás;idas, que recibe el nuevo nombre de Eustaquio.
apología de S. Isidoro es defender las dos naturalezas de Cristo: ,,
En textos como Millán, D. de Silos, Ildefonso se defiende la ordenación 11.
;.¡
1'
secerdotal, siempre que responda a una vocación auténtica ( Vitores), como ¡.¡¡q
¡.....
(... ) malde<;:iendo e descomulgando a los que aun por solo pensamiento nega- !;'li
ban la dignidat del nuestro Salvador, e ser con el Padre e c.on el Spíritu Sanc- el más acabado medio de perfeccionamiento. Gutiérrez de Cerezo escribe: !·.. ¡¡ ..
:1!~~
•
Entre los muchos misterios que le son revelados a San Juan de Saha- San Ildefonso disfrutan de un vínculo especial con la Virgen. De San Ilde-
gún durante sus experincias místicas, está el de la Eucarisda: fonso afirma el Beneficiado:
j
e
(...) el mismo Dios encarnado hablaua con él, e vía en sus pies, manos, e en Cuando fue de dos años, mostról' doña Luzía
su sagrado costado aquellas preciosas llagas, que recibió, como unos luzeros Saludar a la Virgen con el Ave María.
muy resplandecientes, que daua de si un grande resplandor tan glorioso, e tan Esta santa palabra tan dulce que había,
suaue, e con una claridad tan marauillosa, que bastaua para sustentar á los Que siempre en la lengua la traiá toda vía (c. 17).
hombres, sin tener necessidad de comer, ni de beber. Ei vía esso mismo el
cuerpo de N. S. lesu Chrísto muy resplandeciente como el Sol; (... ) E como
en esta vista se ocupaua, e recibiesse mucha dulcedumbre, e mucha gloria, A diferencia de las mujeres santas (Egipciaca, Oria o Pelagia), dedi-
abríansele mas los ojos, e manifestauasele la sacratissima Diuinidad, conuie- cadas exclusivamente a la vida contemplativa, los hombres santos partici-
ne á saber, el mismo Dios, uno en essencia, e trino en personas, en tal mane- pan activamente en la vida eclesial, ya sea sencillamente como pastores,
ra, que conocia, e participaua el incomprehensible Misterio de la ss. Trinidad;
doctores de la Iglesia que encabezan la apología, o fundadores.
como el Padre engendraua al Hijo, e el Hijo era engendrado del Padre; e
como el Espíritu Santo emanaua; e procedía del Padre, e del Hijo. E mani- El mundo representado en la hagiografía se configura de acuerdo con
festó esso mismo comp conoció, e vió muchos secretos en aquel S. Sacra- la ortodoxia teológica de la Iglesia, al menos en lo que se refiere a dos de los
mento del cuerpo, esangre de N. S. lesu Christo; (...). Allí vía, e aspectos dogmáticos de la santidad: la legitimidad del culto a los ~antos Y
contemplaua la Milicia Angelical, la Madre de Dios, los Bienauenturados; e su calidad de intercesores. Ya los cátaros y los valdenses, en una acmud que
vía tales, e tantos Sacrámentos, que no los bastaran contar todas lenguas del
mundo (p. 65). posteriormente recogerían los protestantes, cuestionaron la legitimidad de
una intercesión que no fuera la de Jesucristo ante Dios. Señalaban además
Teología moral y ascético-mística. Huelga advertir que estos conte- el riesgo de que el honor debido a Dios fuese menoscabado por el culto a
nidos teológicos constituyen, por definición, el eje temático de la hagio- los santos. La dogmática católica defendió la legitimidad del culto a los san-
grafía. Los textos proponen diversas vías de santificación. En Madalena tos poniendo de relieve que su intercesión está subordinada a Cristo, Y que
hallamos la tradicional distinción: su fin último es dirigir al hombre hacia Dios. Se mantienen así diferencía-
dos los cultos de dulía, otorgado a los ángeles y a los santos, el de hiperdu-
Sy nós amaremos a nuestro próximo así como a nós mesmo, e ayudarmos
segunt nuestro poder, averemos la vida activa con Santa Marta. E sy nós ama- lía, exclusivo de la Virgen por su dignidad de Madre de Dios, y el de latría,
remos a Dios más que a todas las otras cosas, e despres;iaremos las cosas terre- que se da a Dios en reconocimiento de su grandeza. .
nales, avecemos la vida contenplativa con Santa María Madalena (p. 35, Obviamente, los hagiógrafos medievales no entran en estos manees,
306-309). pero es muy significativo el hecho de que generalmente se man~ienen en
una estricta ortodoxia. Dado el carisma del santo, como protagontsta de un
Pero el paradigma moral es común: todos observan el Decálogo. Así mundo literario, no sería difícil que el autor se dejase llevar por la fascina-
lo constata explícitamente el Arcipreste de Talavera en su 1/defonso: (. ..) la ción de su propio personaje y cayese en la heterodoxia. Sin embargo, los
gloria perdurable, la qual él otorga a todos aquellos que guardan los sus man- hagiógrafos se preocupan de afirmar la subordinación del san~o con res-
damientos (p. 38, 4-6). Todos encarnan las virtudes teologales y cardinales; pecto a Dios, y esto se aprecia muy claramente en el tratamiento de .lo
realizan obras de misericordia; se alejan de los pecados caphales, sobre todo sobrenatural. Constatan con frecuencia, incluso por boca de los proptos
de la codicia, la lujuria y la soberbia; y ejercen el apostola.do, a pesar de lo protagonistas, que los santos son tan sólo valedores, intermedi~~ios de
cual todos, con suma humildad, se consideran indignos los galardones doble dirección entre los fieles y Dios, y ellos únicamente proptctan los
celestiales que reciben (profecías, visiones y milagros), segun hemos visto. milagros. El poder sobrenatural de realizat los prodigio~ sól~ lo ostenta el
Prácticas espirituales. Los protagonistas de las ob·ras hagiográficas Creador. Este rigor teológico demuestra que, por muy stmphficados que se
analizadas rezan infatigablemente y hacen gala de una exc~lsa devoción a la presenten los contenidos, los hagiógrafos no pierde~ de vista los presu-
Virgen y a los santos, que toman como modelo. Santa q'tia, San Amaro o puestos de la doctrina, y si en ocasiones carga~ las untas en presentar al
160 161
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Las V !das de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografm medieval castellana
santo como taumaturgo, también se preocupan de achirar que es Dios revela que estos contenidos frecuentemente dan cabida a la propaganda de
quien altera el orden por Él creado, respondiendo a la int~rcesión de la Vir- instituciones eclesiásticas: monasterios, diócesis y órdenes religiosas222,
gen o de un santo. Según esto y desde la fe, lo sobrenatural no deja de ser En las Vidas apreciamos siempre dos direcciones de relación con Dios
un orden de realidad, superior al natural, eso sí, complem~nto necesario de a través del santo, una ascendente (aspiración a la unión con Dios) y otra
lo cotidiano; en este sentido lo sobrenatual da, para el: creyente, la más descendente (Dios otorga un milagro). Ambas llegan hasta los creyentes,
auténtica medida del mundo. representados a veces solamente en la dimensión humana del santo, pero
En definitiva, el mundo evocado en la hagiografía es esencialmente frecuentemente también en terceros personajes beneficiados por los mila-
religioso, y acusa, en mayor o menor medida, un tratamiento culto, ya sea gros. En la relación ascendente la Iglesia suele aparecer como el ámbito en
remoto o inmediato. No todos los hagiógrafos estarían versados en teolo- que, al menos en parte, se desarrolla el proceso de santificación, mientras
gía, pero sí que al menos st::guían una tradición, y en muchos casos copia- que en la relación descendente es un escalón intermedio en la consecución
ban o traducían unas fuentes ajustadas a la ortodoxia teológica. Al mismo de los milagros, sobre todo en los que tienen lugar post mortem. La admi-
tiempo, el mundo hagiográfico integra, también en mayor o menor grado, ración que en los fieles produce el conocimiento de los prodigios supone el
elementos populares (sobre todo en las vulgarizaciones en romance), que encomio de Dios y del intermediarío, y puede traducirse asimismo en
van desde la forma, el vocabulario, el tono, hasta las referencias a lo coti- ofrendas para los centros eclesiásticos.
diano medieval y a sus ideales (el héroe), al gusto por lo sobrenatural, por
la peripecia, pot lo llamativo, etc. Es lógico que así fuera, puesto que el DIOS MILAGRO
culto a los santos había arraigado intensísimamente como devoción popu-
lar, que la Iglesia alimentaba y trataba de controlar.
5.4. Intención
l.
intermediario
CULTO FINALIDAD:
Admiración y alabanza
al santo a Díos
Las Vidas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografía medieval castellana
)
Según se ha expuesto, la ejemplaridad del santo se hace ya patente en Así se expresa San Amaro cuando finalmente llega al paraíso terrenal:
el hecho de que él, a su vez, imita a santos anteriores y en última instancia
«Üh, Señor mío, Dios Padre, poderoso criador de los cielos e de la tierra e de
a Cristo. Aunque el paradigma moral es común, los procedimientos ascéti- todas las otras cosas que en el mundo son, gracias e loores te sean dadas,
cos concretos pueden variar, y en unos textos se insiste en virtudes que en Señor (... )>> (p. 113, 494-497).
otros apenas tienen relevancia. Las versiones de Egipciaca nos presentan a
una depravada pecadora que llega a convertirse en santa, porque se trata de En J de Sahagún:
ensalzar la infinita misericordia de Dios y el poder de la penitencia, reali-
(... ) espantadas mucho con mucha admiración en ver obra tan marauillosa, e
zada en este caso en la vida anacorética: tan manifiesta, ofreciendo muchos loores a Dios, e dandole muchas gracias
por tan grande beneficio, como quiso obrar con aquella don\=ella, (p. 66).
Esta duenya da enxemplo
a todo omn' que es en este sieglo (vv. 1.339-1.340).
Las siguientes palabras de D. de Guzmán se refieren explícitamente a
Gozimás reflexiona justo después de haber enterrado el cuerpo de la las tres funciones de los milagros, una sintáctica, la de demostrar el éxito
:::JI!
santa: del proceso de perfeccionamiento; y otras dos pragmáticas: ejemplaridad y '"'l'
Agora creyo en mi creyen\=ia alabanza: Mas éstas son escriptas a notificatíón de la su santidad e para edifi- :' ::J....
que santa cosa es penitencia; catión de los fieles e a alabanra e gloria de Aquel que sólo faze las grandes ,,,,,
e peniten\=ia prendré, :· llilg
piedat de mi cuerpo non habré (vv. 1.415-1.418). ;., maravillas( ... ) (p. 210, 1-7).
Sucede que la mayor gloria del santo redunda también en beneficio : :¡¡~
A la misma intención responden Madalena y Pelagza. Lo modélico de de los centros locales con los que mantuviera relación o que al menos alber- 1111
Lorenzo, Vítores o Eustaquio reside, más que en su mu~~te en el martirio garan reliquias suyas. Ahora bien, debe distinguirse una propaganda muy
(inasequible para la mayoría de los fieles medievales), en su vigorosa volun- explícita (en este sentido podría considerarse «publicidad>>), como la que
tad de martirio; es decir, en su intachable honestidad, fe inquebrantable y existe en D. de Silos y sobre todo en Millán, de una propaganda tan sólo
desprendimiento absoluto. Del mismo modo, Alfonso Martínez de Toledo implícita, que se deriva sencillamente de la relación entre santo y santuario,
no presenta Ildefonso e Isidoro con la esperanza de que se llegue a igualar su como la de Oria; las versiones de 1/defonso, en que se da fama (sobre todo
sabiduría, sino más bien como modelos de humildad, ~esprendimiento y en el poema del Beneficiado) a la diócesis de Toledo; Vítores, donde se
castidad. Las dos versiones de Ildefonso ofrecen un ejemplo de excelsa devo- hallan noticias sobre el convento fundado por el condestable, nuevo san-
ción y fidelidad a María Virgen, y en consecuencia se d~fiende el celibato tuario del mártir; J de Sahagún, sobre el cenobio agustino de Salamanca.
como ideal de vida. Las biografías dedicadas a S. Millán y sobre todo a Sta. Con esta última obra y D. de Guzmán también se intenta sin duda presti-
Oria son una oda a la vida retirada, y Sto. Domingo de Silos, Sto. Domin- giar sus respectivas órdenes.
go de Guzmán y S. Juan de Sahagún representan el modelo sumo del buen La imagen tradicional de un Gonzalo de Berceo candoroso, cuyos
monje. Amaro prueba que quien persevera consigue el galardón. ingenuos versos fueran mera traducción y surgieran de un lirismo intuiti-
Respecto a otros fi~es religiosos, el hagiógrafo suele aprovechar para vo, parece definitivamente descartada por una crítica que ha venido a
divulgar algún dogma, cuando no el credo entero, según se ha podido com- demostrar que ni tan ingenuos los versos ni tan candoroso el autor. Brian
probar en los ejemplos citados a propósito d.:: la visión del mundo. Y como Dutton (1967, pp. 52-53), principal artífice de ese cambio de imagen,
elemento constante en todos los textos no puede olvidarse la alabanza del extremó sus afirmaciones llegando a presentar a Berceo como «cómplice>>
santo y de Dios, como sumo Hacedor. En la versión en prosa de Egipciaca: de la falsificación de documentos que favorecerían económicamente al
monasterio de San Millán. Sus investigaciones arrojaron nueva luz sobre la
E Zózimas tornóse para el monesterio, alabando e glorificando a Dios, e can- historia del monasterio, sobre las maniobras para lograr ventajas económi-
tando al Nuestro Señor Jhesu Christo ymnos de loor (p. 30, 10-13).
cas, un marco en el que se inscribe Millán. Pera-- no parece estrictamente
l.<:A
Las V tdas de santos en la literatura medieval espaf1ola Tipología de la hagiografía medieval castellana
necesario recurrir a datos extratextuales para afirmar la intención propa- Y metieron las villas menudas e granadas,
gandística de Millán. Ateniéndonos a los indicios textuales que el propio las qe por poblar eran tan bien com las pobladas;
Duttón subraya, es innegable que el episodio de los votos responde a un fueron del apostóligo de Roma confirmadas,
qe las qe no lo diessen fuessen descomulgadas (c. 464).
propósito auténticamente publicitario, y que la extensión de dicho capítu-
lo y ciertas referencias a él le confieren un significado im¡},{mante en el con- Cada tierra qe devé secund qe fue mandado
junto de la obra: dizlo el privilegio ond esto fue sacado,
l. En las dos primeras cuadernas alude Berceo al pago de los votos, mas non sé por qual guisa, ca todo es cambiado,
por qequier qe sea es mucho grand peccado (c. 467).
prometiendo una explicación satisfactoria para el contribl.Iyente:
las qe non dan est voto bien sean seguradas,
meta mientes en esto que yo quiero leer: crean bien sines dubda qe fincan perjuradas (c. 477cd).
verá a do embían los pueblos so aver (c. lcd).
Las Vidas de santos en la literatura medieval española Tipología de la hagiografn medieval castellana
comienzo y el final de un texto son los lugares más relevantes, los que dejan, Si de oír miraglos avedes grand sabor,
corred al monesterio del sancto confessor;
sobre todo el final, una huella más profunda en la mem~ria de los recepto-
por ojo los veredes, sabervos án mejor,
res. Sin embargo, las últimas coplas relatan otros milagros que suelen repe- ca cutiano los faze, gracias a Criador (c. 385).
tirse en el monasterio, lo que podría interpretarse coino un intento de
acercar en el tiempo al protagonista. Guarir no las podieron ningunas maestrías,
nin cartas nin escantos nin otras eresías,
Finalmente, puesto que la historia de los votos se basa en fuentes dis-
nin vigilias nin lágremas nin luengas romerías,
tintas a la Vita escrita por San Braulio de Zaragoza, si Bprceo hubiera dese- si non sancto Domingo, padrón de las mongías (c. 640).
ado exclusivamente propagar los votos, nada le :impedía limitarse
estrictamente a dicho episodio, ofreciendo simplemente una versión en Cuando San Miguel se aparece a una endemoniada le aconseja:
romance del Privilegio, como la que en efecto se escribió, cuyas relaciones
«Vé a sancto Domingo de Silos, la mongía,
con Milldn estudia Dutton (pp. 215 y ss.). Por el contrario, Berceo acude y trovarás consejo a tu plazentería,
al género hagiográfico, cuyas formas y contenidos tradicionales esencial- nunqua des un dinero en otra maestría» (c. 684bcd).
mente respeta, e, incluso si admitiésemos que la estructura hagiográfica es
sólo un medio, una excusa, es de suponer que el autor fuese consciente de Aldo Ruffinatto, aceptando la teoría de Dutton, propone que la
que al asumir la tradicióg hagiográfica, los receptores interpretarían la Vida publicidad del monasterio de Silos como centro de peregrinaje iba destina-
da concretamente a los romeros que se dirigían a Santiago, y fundamenta
.•
partiendo de una expectativa condicionada por el género.
Como puntualiza acertadamente Rodrigo A. Molina, nunca fue la su opinión en la escasa distancia que separa el monasterio de Silos de la ruta
nuestra una religión que negara, ni siquiera descuidara, las necesidades jacobea, y en el hecho histórico de que muchos de los peregrinos que iban
materiales de la Iglesia: a Santiago aprovechaban la ocasión para visitar el sepulcro de Santo
Domingo de Silos226. Es una posibilidad más de la obra, ya respondiese a
Me permito observar que las llamadas de Berceo a los sentimientos genero- un propósito consciente o fuera un efecto involuntario.
sos de sus paisanos para que presten ayuda al monasterio de San Millán no
deben hacernos perder de vista los fines que el escritor se propone en su obra
Respecto a la versión de Ildefonso del Beneficiado de Úbeda, recorde-
(...). Berceo (... ), aunque contiende por la consecución de bienes materiales, mos que Nicasio Salvador Miguel se muestra de acuerdo con Menéndez
ajusta su ideal a la tradición judea-cristiana que le precede, sin que conside- Pidal sobre que el verso Astragaban los moros toda1 Andalucfa (c. 273b) se
re humillante el pedir limosna (...). Gonzalo de Berceo se entrega a su refiere a la incursión de Mohamed III de Granada, cuando ocupó Bedmar
«menester>> en busca de limosna y lo hace sin ruborizarse, pero su fin princi-
pal es educar el esfíritu. (¿Cuándo fue, por otra parte, el cristianismo religión
y su castillo, en 1302. Salvador Miguel añade, por su parte:
sólo del espíritu?2 3.
Ocurre, además, que, salvo el caso de Baena (en la provincia de Córdoba), las
restantes plazas y villas ganadas por los moros (Alcaudete, Arjona, Quesada,
Dutton supone que, tras el ensayo propagandístico de Milldn, Berceo Bedmar) pertenecían, precisamente, a la provincia de Jaén y se encontraban
compone D. de Silos para favorecer al monasterio, en virtud del acerca- cercanas a Úbeda, lugar con que el autor estaba o había estado en relación de
modo muy concreto227.
miento fraternal entre ambos cenobios224. Aunque los: elementos propa-
gandísticos no son tan ostensibles como en Milldn, son frecuentes las
invitaciones a visitar el monasterio de Silos y a depositar ofrendas allf225: Recordemos asimismo que tanto Menéndez Pidal como Salvador
Miguel estiman que el concilio de Peñafiel (1302), por las disposiciones
223 Rodrigo A. Molína, «Gonzalo de Berceo y el Lenguaje Oral», Qua;temi lbero-Americani, 37
(1969), pp. 8-12, cit. p. 9. 226 Ruffinatto, «Berceo agíografo e íl suo pubblico», en Stu4i di letteratura Spagnola, Roma,
224 Véase Dutton, en su ed. de Gonzalo de Berceo, lA Vuia de Santo Domingo de Silos. Obras Uníversíta dí Roma, Universita di Torino, 1968-1970, pp. 9-23, cit. p. 17.
completas IV, Londres, Tamesis Books, 1978, p. 12. · 227 Salvador Miguel, «Sobre la datación de la Vtda de San lldefonso del Beneficiado de Úbeda>>,
225 Véanse también las estrofas 352, 359, 396, 464, 544, 553, 569, 587. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, I (1982), pp. l09J.21, cit. p. 120.
lf.Q
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decretadas para la festividad del santo, pudo ser el acicat~ específico para la La reina gloriosa,madre de piedat,
composición de la Vida. Si la redacción de Ildefonso, y también de la Legen- Bendixo a Alfonso por cuya santidat
Es oy ensalc;ada Toledo la cibdat, (c. 240).
da Asturicense (véase Salvador Miguel, p. 120), pudieron efectivamente res-
ponder a un esfuerzo de la Iglesia para enardecer a los guerreros cristianos A la muerte de Ildefonso:
en defensa de sus tierras contra los infieles, lo cierto es que no hallamos del
La gente de Toledo fincó mucho cuitada,
conflicto más que esa referencia puntual. Otros posibles objetivos del con-
Que fincava de padre e de pastor menguada (c. 244cd).
cilio de Peñafiel, apuntados por Fernández Conde (1982, pp.· 311-312), sí
encuentran un reflejo considerable en la obra: Al final, se ensalza Toledo como la más grande cuna de santos en
España:
El Concilio de Peñafiel del año 1302 ordena que toda la metróp~li toledana Por todas estas honrras que yo vos he contadas,
celebre solemnemente la festividad de San Ildefonso, <<prelado y rector de la E por las otras cosas que fueron después dadas,
iglesia patriarcal de Toledo». Quizá en el trasfondo de esta tardía exaltación Maguer son en España cibdades muy granadas,
del antiguo <<patriarca», aliado de la devoción existente, operaban, además, Toledo es honrrada entre las muy honrradas (c. 266).
razones de prestigio frente a la archidiócesis de Tarragona, que en un conci-
lio anterior, había decretado lo mismo respecto a la celebración de la fiesta de Así sant Eugenio non sé quál es mejor.
Santa Tecla, la legendaria mártir, compañera de San Pablo. Fue cada uno d' ellos perlado e pastor:
Considérese, además, que el autor ya no era Beneficiado de Úbeda,
El primero fue mártir, el otro confesor, ..,,
Por los quales Toledo rescibió grand honor (c. 270).
sino que «Vivía en otro estado» (c. 276c), presumiblemente ocupando un
cargo eclesiástico en Toledo, «ya que la diócesis de Jaén -y, por tanto, A esta propaganda de monasterios, diócesis y órdenes religiosas
Úbeda- era sufragánea de la archidiócesis toledana», señala Salvador podría sumarse la defensa del poder de la Iglesia y del derecho eclesiástico,
Miguel (pp. 120-121, n. 66), siguiendo a Amador de los Ríos y a López frente a otras esferas de poder (véase Fernández Conde, 1987, p. 329),
Estrada. Esta hipótesis se revela más coherente que la de Ángel Custodio coPJ:o en D. de Silos o Lorenzo: El enfrentamiento entre el emperador y el
Vega, que apuntó la posibilidad de que el Beneficiado hubiera emigrado papa (ce. 33-45) recuerda, tanto por el asunto como por el paralelismo de
hacia el norte, concretamente a Astorga (dado que la Vida se basa en gran dos talantes opuestos, aquel otro entre el prior Domingo y el rey García.
parte en la Legenda), huyendo de las incursiones árabes22~. No es probable Sixro se niega a ceder a Decio los tesoros de la Iglesia, con los siguientes
que así fuera, y sí que el ex-Beneficiado escribiese la Vida: en y para Toledo, argumentos:
si atendemos a la considerable abundancia de pasajes laudatorios de la €iu-
Disso'l Sixto a Decio: <<Dizes grand desmesura,
dad, concretamente como cuna de santos, lo que puede obedecer a una semejas omne cuerdo e dizes grand locura;
intención propagandística de la archidiócesis toledana. f-ra el motivo que tesoro de la glesia non serié derechura
apreciaba Fernández Conde en el Concilio de Peñafiel, n:1encionado como darlo en malos usos, en mala mercadura.
posible inspiración de la obra229:
El bien de la ecclesia de Dios debe seer,
Ciudat de Toledo, en buen punto poblada, o meterlo en povres si fuere menester;
Cómo fuiste e eres de todos ensalc;ada, los qe oran los ydolos no lo deben aver,
Que eres de la madre del Señor vesitada, ca devié qui lo diesse en infierno caer>> (ce. 37-38).
Por que te dieran todos la vienaventurada (c. 2~8).
Finalmente, el propósito de dar lustre se extiende también, al final de
la Edad Media, a los nombres de personajes principales, en una actitud res-
228 Ángel Custodio Vega, <<De patrología española. San Ildefonso de Toledo. Sus biografías y sus
biógrafos, y sus Varones Ilustres», Boletín de la Real Academia de la Historia, CLXV (1969), pp. 35-107.
pecto a la fama que tiene ya algo de renacen~sta. Así Guriérrez de Cerezo
229 Véanse también las estrofas !, 210, 267-269. declara que uno de sus propósitos al escribir Vitores es contribuir a la fama de
Las Vidas de santos en la literatura medieval espa.i'íola
Tipología de la hagiografía medieval castellana
la familia Velasco,,Éste fue claramente el motivo primordial de que añadiese Ilustres Señoras, la señora D. Maria de Aragon, Priora que es del Conuemo
el episodio de la traslación, probablemente años después (pp. 181-182). é casa, que se dize Santa Maria de Gracia, que es de la Orden de N. P. Santo
. E~ ~1 prólogo epistolar dedicado a Don Bernardino de Velasco, hijo Augustin, extramuros de la villa de Madrigal en estas partes de Castilla, é a
contemplacion, é inclinado a ruego de la señora hermana de la señora Prio-
pnmogemto del Condestable de Castilla, había declarado ya el propósito ra, que esso mismo se dize doña Maria de Aragon, ambas hijas del muy pode-
de dar fama a su apellido: roso, é muy Catolico Rey don Fernando, (p. 57).
(... ) y_el ~ítulo della poner a un tan manífico caballero y sennor que es vues- Destinada, pues, en concreto a las religiosas de aquel convento agusti-
tra senona.
no, es de suponer que Fr. Juan de Sevilla pretendiese fomentar la devoción
Y considerando que en ninguna cosa tanto le podía seruir como en escribir
cosas por donde la fama suya quedase immortal, quise esse don y presente especialmente en los miembros de la Orden, pero también en el común de
delante su mesa presentar (p. 176). los fieles cristianos, al tiempo que, de puertas afuera, J de Sahagún enaltecía
la Orden de San Agustín, contribuyendo a la fama de algunos centros, y en
Con ello Andrés Gutiérrez de Cerezo gana la benevolencia de un
caballero principal: especial del convento de Salamanca. Aunque se mencionan otras iglesias por
las que pasó el santo (como la de Sta. María de la Puente (p. 58)), es el con-
(... ) la s~gunda cosa ~ue le suplico es quiera mucho tomarme por suyo para vento agustino de Salamanca el que acapara la atención, como escenario de
se de mi mandar servir.
todos los milagros, diferencia fundamental para considerar una posible inten-
~uestro Señor Dios su muy manífico estado quiera prosperar por muchos ción propagandística. De hecho, en 1652 Tomás de Herrera transcribió la
nemp~s porque mayor o.c~sión ten~ y lugar vue~fra señoría para poder obrar obra como parte de su Historia del convento de San Agustin de Salamanca.
y yo del largamente escnbir y predicar (p. 176). j
Éste es el primer autor, además, en dar muestras de una actitud de
moderno historiador al declarar un pretendido rigor, puesto que desea que
Y Juan de Sevilla halaga sin reparos al Gran:Capitán y al rey Fernan-
su texto sirva como documento en el proceso de canonización del santo,
do, cuya benevolencia trata de captar vinculando! la gloria del santo a la
como así fue (véase Herrera, p. 241):
defensa del cristianismo que tales personajes pr~tagonizan, dentro de lo
cual se inscribe su actuación respecto a la canonización del santo: (... ) e yo por nuestra mano propia escriui, para que si a nuestro Clementissi-
mo Dios pulguiere de (... ) hazerlo Canoniz;r en su santa Iglesia, e no cesse
(: .. ) muy poderoso, é muy ~atolico Rey don Fernando (... ); queriendo con- por falta de noticia, e informacion de su vida, e nacimiento, e de su santa
t~nuar sus grandes Excelencias, y usar de su grande magnanidad, cuya condi- conuersacion (p. 58).
cwn es obrar grandes y altas cosas, y mostrar quien es en su obra, (p. 57).
Todos estos fines no menoscaban en absoluto los propósitos didácti-
Y dirigiéndose a Gonzalo Fernández de Córdoba:
co-religiosos, así que debe terminar de una vez por todas la falsa polémica
(... ) lleuando como lleua tal demanda y grande empresa vuestra Ilustre S. de entre los partidarios de la catequesis y los de la propaganda. Como advierte
libr~r la Iglesia de ta?ta persecucion y aflicion como está puesta, y ponerla en Keller, «Berceo escribía para sus contemporáneos y no para nosotros, los que
su libertad, y de las tiranas manos, que la persiguen. (... ) no contento de tanta, lo estudiamos hoy: la gente del siglo trece consideraba tal propaganda como
é tan excelente contienda, quiso tomar a su cargo, y por especial empresa, de
piadosa y laudatoria, y hasta patriótica»230, Si bien la propaganda de centros
hazer Canonizar al Padre bienauenturado Fr. luan de Sahagun, (p. 57).
concretos no es inherente al género hagiográfico (no cabe en textos como
Egipdaca, Lorenzo, Pelagia, Amaro o Eustario), a la vista está que parte ~e ~a
En realidad la obra viene a satisfacer la voluntad de las hijas del rey,
hagiografía vernácula medieval, y en concreto la mayoría de los textos mdl-
ambas religiosas de la Orden:
viduales castellanos, integra sin contradicciones catequesis y propaganda.
Siguiendo la volutad de vuestra Señoría, y queriendo cumplir mandamientos 230 John E. Keller, Las nnrraciones breves piadosas versificadns en el casiellano y gallego del medievo,
de vuestra Ilustre S. indinado a ruego, é intercession de las excelentes, é muy Madrid, Alcalá, 1987, p. 59. Véase Manuel Alvar, «Gonzalo de Berreo como hagiógrafo», en Gonzalo deBer-
ceo, Obra completa, coord de Isabel Uria Maqua, Madrid, Espasa·Cal¡x!·Gobiemo de la Rioja, 199Z, PP· Z9-J9.
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