RESPONSABILIDADES LEGALES EN MATERIA DE PREVENCIÓN DE
RIESGOS LABORALES
Actualizado con la reforma procesal y laboral Ley 13 y 19 /2009
Ley de la Jurisdicción Social 36/2011 de 10-10-2011, BOE 11-10-2011, Real Decreto-
Ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.
RDL 20/2012 de 13- de julio de 2012 de estabilidad presupuestaria BOE 14-7-12.-
Por D. José Agustín Rifé y Fernández-Ramos .Del Cuerpo Superior Jurídico de
Letrados de la Administración de Justicia y Profesor de la Universidad de Alicante.
Profesor de la UMH, Profesor de la Escuela de Practica Jurídica del ICALI y del
Colegio de Graduados Sociales de Alicante
SUMARIO.-
INTRODUCCION.- LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO.- LOS
ACCIDENTES DE TRABAJO Y LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES.
OTRAS PATOLOGÍAS DERIVADAS
DERECHOS Y DEBERES CORRELATIOS DEL EMPRESARIO Y DEL
TRABAJADOR EN MATERIA DE PREVENCION DE RIESGOS.-
LA CONTRATACIÓN Y SUBCONTRATACIÓN.- LA SUCESIÓN
EMPRESARIAL Y LA CESION DE TRABAJADORES.-
CUADRO RESUMEN DE LOS TIPOS DE RESPONSABILIDAD,
ADMINISTRATIVA PENAL CIVIL y LABORAL.-
RESPONSABILIDADES ADMINISTRATIVAS, PENALES, CIVILES,
LABORALES Y DE SEGURIDAD .SOCIAL Y SANCIONES
LA SALUD Y LA SEGURIDAD EN LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN
MENORES.- TRABAJO SEGURO EN TEJADOS Y AUTORIZACION EN
TRABAJOS ESPECIALES
LA PRUEBA PERICIAL EN EL PROCESO LABORAL (actualizado conforme a
la LRJS 36/11).-
JURISPRUDENCIA APLICABLE.- PROCEDIMIENTO Y DEMANDAS EN
MATERIA DE SEGURIDAD SOCIAL.-
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JURISPRUDENCIA SOBRE EL ACCIDENTE DE TRABAJO Y
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL.
-
JURISPRUDENCIA SOBRE RESPONSABILIDAD Y EL RECARGO POR
FALTA DE MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL TRABAJO
CASOS PRACTICOS CURSO PREVENCION DE RIESGOS LABORALES
DICCIONARIO LABORAL
ALGUNAS WEBS DE UTILIDAD
NOTAS A PIE DE PAGINA
INTRODUCCION.-
La Constitución Española en su art. 43 reconoce el derecho a la protección de
la salud de los ciudadanos, sean o no trabajadores, y su art. 40.2 CE
encomienda a los Poderes Públicos como uno de los principios rectores de la
política social y económica, velar por la seguridad e higiene en el trabajo, o
seguridad y salud laboral en términos actuales, así como el art. 15 CE
establece el derecho de todos a la vida y a la integridad física y moral.- Estos
preceptos establecen el concepto jurídico del derecho de los trabajadores a la
salud y seguridad laboral y a no perder la vida o su integridad física o psíquica
como consecuencia o en relación a su trabajo, definido como toda actividad
social organizada humana, libre, remunerada, que através de la combinación
de recursos humanos, materiales, energéticos, tecnológicos, permite alcanzar
unos objetivos y la satisfacción de necesidades.
LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO
Es lo que llamamos comúnmente “cultura de prevención”. Esta cultura de
prevención no es más que la adquisición de los hábitos y los mecanismos
necesarios para que la respuesta personal ante el riesgo (venga de donde
venga) sea cubierta con una respuesta preventiva automática, no una
respuesta producto de arduas disquisiciones científico-técnicas, sino
respuestas comunes propias del mismísimo sentido común y de una actuación
vital coherente.
Con la entrada en vigor de la ley de prevención de Riesgos laborales (LPRL.-.
Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (BOE nº
296 de 10 de noviembre) y Ley 54/2003, de 12 de diciembre, de Reforma del
Marco Normativo de la Prevención de Riesgos Laborales (BOE nº 298, de 13
de diciembre y la normativa comunitaria, se afronta la seguridad y la salud de
los trabajadores desde un punto de vista más amplio que la antigua Seguridad
e Higiene en el Trabajo, para preservar la seguridad, salud y la integridad de
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los trabajadores, mediante la prevención de riesgos laborales y la
responsabilidad legal, para el caso de que el riesgo se traduzca en siniestro,
previniendo dicho riesgo laboral, con la finalidad de evitar que el trabajador
sufra un cierto riesgo o daño en relación con su trabajo, por suceder un
accidente laboral o por contraer una enfermedad profesional, como
consecuencia de su actividad laboral, resarciéndose en su caso el daño, y
responsabilizándose la culpa o negligencia o inobservancia de la legislación de
prevención, o por falta de cumplimiento de la acción preventiva que el
empresario esta obligado a cumplir por la ley y por el principio de relación de
causalidad que por medio del contrato de trabajo produce la llamada
responsabilidad contractual, que puede ser indistinta y conjuntamente, de
índole civil ,y social, resarciendo ad integrum al trabajador el doble riesgo
derivado del accidente, a saber, la falta de recursos salariales sustituidos por
las prestaciones de seguridad social y el mayor gasto como consecuencia de la
asistencia sanitaria, farmacológica, etc, que es el doble riesgo que denominaba
Manuel Alonso Olea al referirse a los efectos en el trabajador del accidente de
trabajo, sin perjuicio que pueda derivarse, además una responsabilidad penal
del empresario, y una responsabilidad administrativa como veremos a
continuación. Pudiendo el trabajador elegir cualquiera de estas vías en el
intento de ver satisfecha su pretensión, individualmente o conjuntamente.
EL TRABAJO
El trabajo se puede definir como “toda actividad social organizada que, a través
de la combinación de recursos de naturaleza diversa (medios humanos,
materiales, energía, tecnología, organización), permite alcanzar unos objetivos
y satisfacer unas necesidades”. A lo largo de la Historia, el trabajo de las
personas ha ido cambiando. Durante una amplia etapa histórica, la
organización del trabajo estuvo basada en el sistema de gremios,
principalmente artesanales, agrupados por oficios. El taller, regido por un
maestro-artesano, con sus oficiales y aprendices, va a ser el típico centro de
trabajo de esta época. A partir del siglo XVII, con la llegada de la Revolución
Industrial, se rompe el sistema de trabajo gremial, extendiendo el número de
trabajadores asalariados. La incorporación de nuevas tecnologías al sistema
productivo obligaba a un cambio constante en las condiciones de trabajo. La
máquina pasó a efectuar un gran número de labores que tradicionalmente
realizaban los artesanos. Así, el trabajador tuvo que adaptarse a la máquina,
en aras de la productividad. El progreso tecnológico, unido al movimiento
obrero, ha posibilitado el progreso social, mejorando la calidad de vida y las
condiciones de trabajo, eliminando riesgos, pero también dando lugar a la
aparición de otros nuevos.
LA SALUD
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió en 1946 la salud como “el
estado de bienestar físico, mental y social completo y no meramente la
ausencia de enfermedad o dolencia”. Esta concepción, con este triple equilibrio
somático-psíquico-social, es un tanto idealista, utópica y, por tanto, difícil de
alcanzar.
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Desde el punto de vista de la Medicina, la salud se divide en: Ausencia de
enfermedad. Bienestar del cuerpo y del organismo. Interrelación entre el cuerpo
y el espíritu. Preservar, mantener o recuperar la salud colectiva.
LOS RIESGOS PROFESIONALES Y SU PREVENCIÓN. PRINCIPIOS DE LA
ACCIÓN PREVENTIVA .-
Podemos definir como “riesgos profesionales” aquellas situaciones derivadas
del trabajo que pueden romper el equilibrio físico, mental y social de la persona.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 (LPRL) hace referencia,
en su art. 4, al término “riesgo laboral”, definiéndolo como “la posibilidad de que
un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo” para, a
continuación, indicar que “para calificar un riesgo desde el punto de vista de su
gravedad, se valorará conjuntamente la probabilidad de que se produzca el
daño y la severidad del mismo”, en referencia a esos dos factores, la
probabilidad y la severidad, a tener en cuenta en el procedimiento de
evaluación de riesgos. La definición de “riesgo laboral” la completa la LPRL con
la de “daños derivados del trabajo”, entendiendo que son “las enfermedades,
patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo”.
Estas definiciones es necesario complementarlas con lo que es la fuente del
posible “daño” o lesión para la salud, o sea, el “peligro”. A estos efectos, el
“peligro” se puede definir como “una fuente o situación con capacidad de daño
en términos de lesiones, daños a la propiedad, daños al medio ambiente o a
una combinación de ambos”.
FACTORES DE RIESGO LABORAL Y SU PREVENCIÓN
Los factores de riesgo laboral van a ser aquellos elementos o condicionantes
que pueden provocar un riesgo laboral. Los principales factores de riesgo
laboral son los siguientes:
• Factores o condiciones de seguridad.
• Factores de origen físico, químico o biológico, o condiciones medio-
ambientales.
• Factores derivados de las características del trabajo.
• Factores derivados de la operación de trabajo.
La prevención, entendida como “el conjunto de actividades o medidas
adoptadas o previstas en todas las fases de actividad de la empresa, con el fin
de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo” (art. 4º LPRL), se va a
llevar a cabo a través de las referidas Técnicas o Especialidades preventivas:
la Seguridad en el Trabajo, la Higiene Industrial, la Ergonomía y
Psicosociología aplicada junto con la Medicina del Trabajo. La necesidad de
adoptar medidas preventivas y, en su caso, el tipo de las mismas, vendrán
dadas por la evaluación de los riesgos laborales.
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PRINCIPIOS DE LA ACCIÓN PREVENTIVA
La prevención de riesgos laborales es un deber general del empresario. La
LPRL, en su art. 15, establece cuáles son los principios de la acción preventiva
que debe aplicar para proteger el derecho de los trabajadores frente a los
riesgos laborales. Así:
1. Evitar los riesgos.
2. Evaluar los riesgos que no se puedan evitar.
3. Combatir los riesgos en su origen.
4. Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a la
concepción de los puestos de trabajo, así como a la elección de los equipos y
los métodos de trabajo y de producción, con miras, en particular, a atenuar el
trabajo monótono y repetitivo y a reducir los efectos del mismo en la salud.
5. Tener en cuenta la evolución de la técnica.
6. Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro.
7. Planificar la prevención, buscando un conjunto coherente que integre en ella
la técnica, la organización del trabajo, las condiciones de trabajo, las relaciones
sociales y la influencia de los factores ambientales en el trabajo.
8. Adoptar las medidas que antepongan la protección colectiva a la individual.
9. Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.
En el trabajo, ante cualquier peligro para la salud, lo primero que hay que
intentar es EVITAR LOS RIESGOS, es decir, eliminarlos y, si no se puede
hacer totalmente, EVALUAR LOS QUE NO SE HAYAN PODIDO EVITAR. A
continuación hay que COMBATIR LOS RIESGOS EN SU ORIGEN y, así, ir
aplicando los principios generales de la acción preventiva indicados en el
artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Nuestra labor es
colaborar con la implantación de sistemas de trabajo seguros, sanos y eficaces.
LOS ACCIDENTES DE TRABAJO Y LAS ENFERMEDADES
PROFESIONALES. OTRAS PATOLOGÍAS DERIVADAS
LOS ACCIDENTES DE TRABAJO
El accidente suele ser el último eslabón de una cadena de anomalías del
proceso productivo a las que muchas veces solamente se presta la atención
necesaria cuando el accidente ya se ha producido. Entre estas anomalías
podemos encontrar los errores, a veces organizativos, los incidentes, las
averías, los defectos de calidad, etc.
Para incorporar estas consideraciones a la actividad preventiva, puede ser útil
considerar esta otra definición del accidente, que podemos denominar “técnico-
preventiva”: “Accidente de trabajo es todo suceso anormal, no querido ni
deseado, que se produce de forma brusca e inesperada, aunque normalmente
es evitable, que rompe la normal continuidad del trabajo y puede causar
lesiones a las personas”. Cuando el riesgo se traduce en siniestro, con ocasión
o consecuencia del trabajo.
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LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES
La salud de los trabajadores puede alterarse no sólo como consecuencia de un
accidente de trabajo, sino también debido a la aparición de enfermedades que,
al surgir en el mundo del trabajo, tienen la denominación de “enfermedades
profesionales”(EEPP)( El Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre,
aprueba el cuadro de enfermedades profesionales y los criterios para su
notificación y registro (BOE nº 302, de 19 de diciembre).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emplea el término “enfermedades
relacionadas con el trabajo” para referirse no sólo a las enfermedades
profesionales, sino también a aquellas en las que las condiciones de trabajo
pueden contribuir como uno más de los factores causales. Así como en el caso
de los accidentes de trabajo sus consecuencias casi siempre ponen de
manifiesto que éstos se han producido como consecuencia del desempeño de
un trabajo, no es fácil en ocasiones probar el origen laboral de las
enfermedades profesionales, estén o no calificadas legalmente como tales.
La ley 53/2002, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del
Orden Social (BOE nº 313, de 31 de diciembre) agrega una nueva disposición
adicional, la trigésima cuarta, al Texto Refundido de la LGSS por la que “se
extiende con carácter voluntario, la acción protectora por contingencias
profesionales a los trabajadores incluidos en el Régimen Especial de la
Seguridad Social de trabajadores por cuenta propia o autónomos”; por lo que el
concepto de accidente de trabajo y enfermedad profesional se amplía también
a este colectivo de trabajadores y no sólo, como era hasta ahora, a
los trabajadores “por cuenta ajena”. A la suma de estos dos conceptos,
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, se le llama siniestralidad
laboral.
OTRAS PATOLOGÍAS DERIVADAS DEL TRABAJO
Hemos de completar el ámbito de las enfermedades profesionales,
considerando también las siguientes:
• “Enfermedades relacionadas con el trabajo”, que son aquellas relacionadas
epidemiológicamente con él, pero que no tienen consideración legal de
enfermedades profesionales. ( el síndrome de “Bourn.out”)
• “Enfermedades del trabajo”, que son aquellas patologías influidas por el
trabajo, pero no determinadas por él. Aquí se encontrarían especialmente los
trastornos psicosociales donde, junto a las condiciones de trabajo, influyen
variables personales y condiciones de vida externas al trabajo. Esa ampliación
de nuestro campo de actuación preventiva nos permite enfrentarnos a otros
daños cada vez más presentes en el mundo del trabajo, como la “fatiga
mental”, cuyo aumento va unido al descenso de la fatiga física, y que podemos
definir como “la consecuencia de un excesivo grado de mantenimiento de la
atención”.
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En esa misma línea encontramos el estrés laboral, que puede entenderse
como un desequilibrio importante entre la demanda y la capacidad de
respuesta del individuo bajo condiciones en las que el fracaso ante esa
demanda posee importantes consecuencias. Se produce estrés cuando se
percibe que las demandas del entorno superan las capacidades para
afrontarlas y, además, se valora esta situación como amenaza para su
estabilidad. Junto a los anteriores, hemos de prestar atención a otras
consecuencias negativas para la salud del trabajador, como el aislamiento y la
falta de comunicación, el desinterés, la monotonía, los trastornos ligados a los
horarios de trabajo, las relaciones conflictivas, la imposibilidad de tomar
decisiones en la realización de su trabajo o de controlar el ritmo de trabajo, la
insatisfacción por el inadecuado uso de aptitudes, etc.
PREVENCIÓN-PROTECCIÓN. EL COSTE DE LOS ACCIDENTES
La Unión Europea (UE) decidió dar un impulso a la prevención de riesgos
laborales promulgando la Directiva 89/391, relativa a la aplicación de las
medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los
trabajadores en el trabajo, que contiene el marco jurídico general en el que
opera la política de prevención comunitaria. España, como miembro de la UE,
ha trasladado el contenido de dicha Directiva a su ordenamiento jurídico
mediante la aprobación en 1995 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales
(LPRL).
La normativa de Prevención de Riesgos Laborales establece un nuevo modelo
basado principalmente en dos pilares fundamentales: la gestión y la formación.
Por un lado, la gestión de la prevención, como instrumento de desarrollo de las
tareas preventivas que deben llevarse a cabo mediante la oportuna
planificación y organización. Por otro, la formación, que ha de constituir uno de
los objetivos básicos y de efectos quizás más transcendentes para un futuro,
con el propósito de fomentar una auténtica cultura preventiva. A estos efectos,
LA PREVENCIÓN va a ser el conjunto de actividades o medidas adoptadas o
previstas en todas las fases de actividad de la organización, con el fin de evitar
o disminuir los riesgos derivados del trabajo; y LA PROTECCIÓN, cualquier
equipo, complemento o accesorio destinado a proteger de los riesgos que
puedan amenazar la seguridad o la salud de los trabajadores.
EL COSTE DE LOS ACCIDENTES
Independientemente del tipo de accidente que sufra el trabajador (leve, grave,
muy grave o mortal), a éste le supone un coste humano y económico de difícil
cuantificación, que repercute tanto en la propia familia (el doble riesgo del que
hablaba Manuel Alonso Olea)como en la empresa. Pero también hay un coste
social (asistencia sanitaria, pago de pensiones, incapacidades, pérdida de
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recursos económicos, etc.), que soporta el Estado. ART. 40.2 C.E. “Los
poderes públicos velarán por la seguridad e higiene en el trabajo”.
De ahí que la seguridad, en un principio, arranque como una necesidad social
de reparar daños personales o lesiones causadas por las condiciones de
trabajo y, en una segunda fase, la prevención de riesgos laborales, como el
conjunto de actividades o medidas, con el fin de evitarlos o disminuirlos. Se
actúa antes de que se produzca el daño.
Principalmente, la elevada siniestralidad laboral se debe al contexto social en el
que se desenvuelven el trabajador y el empresario. El riesgo es algo que se
entiende como consustancial a la actividad e, incluso, que “fortalece” al
individuo frente a terceros. Vivimos en una sociedad que favorece esas
actitudes. Así, tenemos programas televisivos que contribuyen a esta cultura
del riesgo y actividades “deportivas” que desafían el peligro o que invitan a él.
Las soluciones pasan por generar hábitos de conducta seguros que hagan más
responsables a las personas.
Los accidentes de trabajo son uno de los indicadores más inmediatos y
llamativos de unas malas condiciones de trabajo y, por ende, de países poco
desarrollados, además de generar un problema social muy importante.
DISTINCIÓN ENTRE PELIGRO Y RIESGO
En una primera división podemos decir que estos riesgos nos los encontramos
en dos grupos: los provocados por FACTORES TÉCNICOS, que son objetivos;
y los que tienen como fuente FACTORES HUMANOS, en este caso, subjetivos.
Los riesgos motivados por factores técnicos son los que podemos definir como
“incumplimientos de legislación”, ya que se refieren al mal estado de las
instalaciones y equipos, como consecuencia de no incorporar desde el inicio
del proyecto del centro de trabajo a un especialista en prevención, lo que da
lugar a problemas tanto de Seguridad (accidentes por puestos mal diseñados,
espacios insuficientes, iluminación deficiente, organización deficiente, etc.),
como de Higiene Industrial (enfermedades y pérdidas de salud al no tener en
cuenta la presencia de sustancias perjudiciales para los trabajadores, ni las
medidas de tipo colectivo que se deben adoptar en toda clase de trabajos que
impliquen la presencia de ruidos, gases, vapores, radiaciones, vibraciones,
calor y frío en niveles lesivos para las personas), de Ergonomía (puestos de
trabajo no adaptados a las personas, métodos y ritmos de trabajo no
estudiados, disposición incorrecta de materiales, herramientas y puestos de
trabajo, etc.) y de Psicosociología (olvido de intentar hacer agradable el centro
de trabajo, no contar con la opinión de los trabajadores en relación con los
horarios, descansos, turnos, etc.).
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DERECHOS Y DEBERES CORRELATIOS DEL EMPRESARIO Y DEL
TRABAJADOR EN MATERIA DE PREVENCION DE RIESGOS
El art. 4 TRET establece el derecho del trabajador a su integridad física y a
una adecuada política de seguridad e higiene. La LPRL establece el derecho
de los trabajadores a la prevención de riesgos laborales, que se concreta en la
obligación del empresario de observar los “principios de acción preventiva”.- Así
en el Art. 14 LPRL se traduce en un deber dinámico del empresario, con
obligación de adaptarse permanentemente, de imposible traslado a otros sujetos,
y su coste no debe recaer sobre los trabajadores.- Se materializa este deber
empresarial en: Evitar ,evaluar y combatir los riesgos que se puedan producir,
adaptar el trabajo a la persona, y a su evolución técnica, con sustitución de lo
peligroso, con una planificación global de prevención, adoptando las oportunas
medidas y dando las debidas instrucciones a los trabajadores.-
Este deber se materializa en las obligaciones empresariales siguientes:
Evaluación de los riesgos de la empresa para la salud y seguridad de los
trabajadores. Proporcionarles equipos de trabajo y medios de protección
adecuados. Información, formación y participación de los trabajadores en la
planificación de la prevención. Elaborar un plan de emergencia y un sistema de
prevención. Vigilar periódicamente su salud, especialmente a los trabajadores
sensibles a factores de exposición, como maternidad, parto reciente y menores.
Documentar todo lo anterior .
El incumplimiento de lo anterior genera para el empresario responsabilidades
penales, por homicidio (art. 138 y 142 CP), lesiones (art. 147 y ss. CP) y delito
contra la seguridad y salud laboral (art. 316 y 317 CP).- Además de
responsabilidades administrativas mediante multas de hasta 601.012 euros
conforme a la LISOS (Ley orgánica de Infracciones y Sanciones del Orden
Social) tipificadas como leves, graves y muy graves, con las respectivas
sanciones de multa y cierre del centro. Y una responsabilidad civil de
indemnización de daños y perjuicios conforme al art. 1101 CC a concretar por el
juez.
El art. 123.1 Ley General de la Seguridad Social prevé además un recargo del 30
% al 50 % de las prestaciones económicas por accidente de trabajo o
enfermedad profesional.
El trabajador podrá desobedecer las ordenes que impliquen riesgo grave e
inminente para su vida o salud, y solicitar la extinción voluntaria del art. 50 ET por
incumplimiento grave y culpable del empresario de estas obligaciones.- La ley
prevé mecanismos especializados como los delegados de prevención designados
entre los representantes de los trabajadores, el Comité de seguridad y salud, para
la colaboración y participación en los planes de prevención, además de una
colaboración activa de la Inspección de Trabajo, a través de la oportuna
denuncia.
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Y el art. 5 TRET establece la obligación del trabajador a observar las
medidas de seguridad e higiene que se adopten. El trabajador tiene la
obligación de velar por su propia seguridad y salud según sus posibilidades,
cumpliendo las medidas de prevención, conforme a su formación y las
instrucciones del empresario. Considerándose incumplimiento susceptible de
sanción disciplinaria al trabajador, el no usar adecuadamente los equipos y
medios de protección, no informar a superiores jerárquicos sobre el riesgo y no
contribuir en el cumplimiento de las obligaciones establecidas para la finalidad de
protección.
LA CONTRATACIÓN Y SUBCONTRATACIÓN.- LA SUCESIÓN
EMPRESARIAL Y LA CESION DE TRABAJADORES.-
Las empresas y sus unidades productivas autónomas pueden venderse,
comprarse, alquilarse, enajenase por subasta judicial, y hasta heredarse, con
todo su activo, como clientela, personal, rótulo mercantil, cabecera de
periódico, establecimientos, etc.. y con su pasivo, deudas a proveedores,
impuestos , deudas a la Seguridad Social etc. Sin que por ello se extingan las
relaciones laborales.-
1.- Contratación y Subcontratación.- El Art. 42 TRET, establece que siempre
que sea para la propia actividad, el subcontratista debe estar al corriente del
pago de las cuotas de S. Social, y en su defecto la empresa principal debe
requerir certificación negativa a la T.G.S.S, con lo que, si en 30 días no se
emite, libera o exonera su responsabilidad ante los descubiertos e
infracotizaciones de los sucesivos contratistas y subcontratistas. En caso
contrario la responsabilidad alcanza al empresario principal, durante el plazo de
1 año al termino de la contrata, siendo responsable solidario con aquellos
respecto de los salarios debidos a los trabajadores hasta el fin de la contrata, y
del impago de cuotas a la S.Social.-Salvo que el principal contrate la obra como
cabeza de familia.-
Los trabajadores tienen derecho ala información completa y por escrito de
estas circunstancias por el empresario principal.- Los representantes de los
trabajadores tienen derecho a ser informados sobre los nombres y razón social
de los contratistas y subcontratistas contratados para la obra por el empresario
principal, el NIF, objeto, duración y ejecución de la contrata, número de
trabajadores contratados y otras medidas de protección de riesgos laborales.-
2.- Sucesión empresarial.- El art. 44 TRET , establece que de sucederse
empresarialmente, debe darse identidad de empresas, por venta, subasta,
herencia etc..., de la totalidad de la empresa o e una unidad productiva
autónoma, no extinguiéndose las relaciones laborales de la empresa absorbida
o sucedida, subrogándose la sucesora en los derechos de los trabajadores, en
caso de indemnizaciones, salarios, y cuotas a la S.Social. La responsabilidad
es solidaria para ambos empresarios, cedente y cesionario, por plazo de 3
años, y para siempre en caso de cesión ilegal de trabajadores. Antes de la
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cesión debe abrirse un período de consulta e información con los
representantes de los trabajadores..-
3.- Cesión Ilegal.- Art. 42 TRET, considerada delito, salvo para las ETT con
contratos de puesta a disposición. El trasvase de trabajadores contratados
pata trabajar a otra empresa sin autorización, además de delito supone la
responsabilidad solidaria por impago de indemnizaciones, salarios y cuotas de
ambos empresarios, además de la responsabilidad penal. Los trabajadores
gozarán de la condición de fijos y podrán elegir la empresa en la que continuar
sus servicios, sin plazo alguno.-.-
LEY 32/2006, de 18 de octubre (BOE 19-10-06) REGULA LA
SUBCONTRATACIÓN EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN. (vid Ley
32/2006)
El art. 4 TRET establece como derechos de los trabajadores correlativos
con los deberes de los empresarios en la materia de accidentes
laborales:
A su integridad física y a una adecuada política de seguridad e higiene.
La LPRL establece el derecho de los trabajadores a la prevención de riesgos
laborales, que se concreta en la obligación del empresario de observar los
“principios de acción preventiva”.- Así en el art. 14 LPRL se traduce en un
deber dinámico del empresario, con obligación de adaptarse
permanentemente, de imposible traslado a otros sujetos, y su coste no debe
recaer sobre los trabajadores.- Se materializa este deber empresarial en:
Evitar ,evaluar y combatir los riesgos que se puedan producir, adaptar el
trabajo a la persona, y a su evolución técnica, con sustitución de lo peligroso,
con una planificación global de prevención, adoptando las oportunas medidas
y dando las debidas instrucciones a los trabajadores.-
Este deber se materializa en las obligaciones empresariales siguientes:
Evaluación de los riesgos de la empresa para la salud y seguridad de los
trabajadores. Proporcionarles equipos de trabajo y medios de protección
adecuados. Información, formación y participación de los trabajadores en
la planificación de la prevención. Elaborar un plan de emergencia y un
sistema de prevención. Vigilar periódicamente su salud, especialmente a
los trabajadores sensibles a factores de exposición, como maternidad,
parto reciente y menores. Documentar todo lo anterior .
El incumplimiento de lo anterior genera para el empresario
responsabilidades penales, por homicidio (art. 138 y 142 CP), lesiones (art.
147 y ss CP) y delito contra la seguridad y salud laboral (art. 316 y 317
CP).- Además de responsabilidades administrativas mediante multas de
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hasta 601.012 euros conforme a la LISOS (Ley orgánica de Infracciones
y Sanciones del Orden Social) tipificadas como leves, graves y muy
graves, con las respectivas sanciones de multa y cierre del centro. Y una
responsabilidad civil de indemnización de daños y perjuicios conforme al
art. 1101 CC a concretar por el juez.
El art. 123.1 Ley General de la Seguridad Social prevé además un
recargo del 30 % al 50 % de las prestaciones económicas por accidente
de trabajo o enfermedad profesional.
El trabajador podrá desobedecer las ordenes que impliquen riesgo grave
e inminente para su vida o salud, y solicitar la extinción voluntaria del art.
50 ET por incumplimiento grave y culpable del empresario de estas
obligaciones.- La ley prevé mecanismos especializados como los
delegados de prevención designados entre los representantes de los
trabajadores, el Comité de seguridad y salud, para la colaboración y
participación en los planes de prevención, además de una colaboración
activa de la Inspección de Trabajo, a través de la oportuna denuncia.
Y el art. 5.2 TRET sobre los deberes de los trabajadores en esta materia
reza:
2.- Observar las medidas de seguridad e higiene que se adopten. El
trabajador tiene la obligación de velar por su propia seguridad y salud según
sus posibilidades, cumpliendo las medidas de prevención, conforme a su
formación y las instrucciones del empresario. Considerándose incumplimiento
susceptible de sanción disciplinaria al trabajador, el no usar adecuadamente los
equipos y medios de protección, no informar a superiores jerárquicos sobre el
riesgo y no contribuir en el cumplimiento de las obligaciones establecidas para
la finalidad de protección.
RESPONSABILIDADES DEL EMPRESARIO
El incumplimiento por los empresarios de sus obligaciones en materia de
prevención de riesgos laborales dará lugar a responsabilidades administrativas,
así como, en su caso, a responsabilidades penales y a las civiles por los daños
y perjuicios que puedan derivarse de dicho incumplimiento.
RESPONSABILIDAD DE LOS TRABAJADORES
Corresponde a cada trabajador velar, según sus posibilidades y mediante el
cumplimiento de las medidas de prevención que en cada caso sean adoptadas,
por su propia seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas otras
personas a las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de sus
actos y omisiones en el trabajo, de conformidad con su formación y las
instrucciones del empresario.
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Los trabajadores, con arreglo a su formación y siguiendo las instrucciones del
empresario, deberán en particular:
- Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos previsibles,
las máquinas, aparatos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos de
transporte y, en general, cualesquiera otros medios con los que desarrollen su
actividad.
- Utilizar correctamente los medios y equipos de protección facilitados por el
empresario, de acuerdo con las instrucciones recibidas de éste.
- No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los dispositivos de
seguridad existentes o que se instalen en los medios relacionados con su
actividad o en los lugares de trabajo en los que ésta tenga lugar.
- Informar de inmediato a su superior jerárquico directo, y a los trabajadores
designados para realizar actividades de protección y de prevención o, en su
caso, al servicio de prevención, acerca de cualquier situación que, a su juicio,
entrañe, por motivos razonables, un riesgo para la seguridad y la salud de los
trabajadores.
- Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la autoridad
competente con el fin de proteger la seguridad y la salud de los trabajadores en
el trabajo.
- Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar unas condiciones
de trabajo que sean seguras y no entrañen riesgos para la seguridad y la salud
de los trabajadores.
- El incumplimiento por los trabajadores de las obligaciones en materia de
prevención de riesgos a que se refieren los apartados anteriores tendrá la
consideración de incumplimiento laboral a los efectos previstos en el artículo
58.1 del Estatuto de los Trabajadores o de falta, en su caso, conforme a lo
establecido en la correspondiente normativa sobre régimen disciplinario de los
funcionarios públicos o del personal estatutario al servicio de las
Administraciones públicas. Lo dispuesto en este apartado será igualmente
aplicable a los socios de las cooperativas cuya actividad consista en la
prestación de su trabajo, con las precisiones que se establezcan en sus
Reglamentos de Régimen Interno.
13
CUADRO RESUMEN DE LOS TIPOS DE RESPONSABILIDAD.-
ADMINISTRATIVA.- PENAL .- CIVIL .- y LABORAL
RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA
• sanción económica por falta muy grave hasta 819.780 €, según RD 306/2007.
• se impone por la Autoridad Laboral, a propuesta de la Inspección de Trabajo
• revisables en vía judicial
• incompatible con sanción penal, = sujeto.
• personas físicas o jurídicas EMPRESAS (no trabajadores)
• solidaridad empresa principal y sub/contratistas.(*)
• PUBLICIDAD sanciones por infracciones muy graves.
RESPONSABILIDAD PENAL
• es también sanción: pena privativa de libertad/multa
• sólo personas físicas
• delitos
– de puesta en peligro
– de resultado
• Juzgados de lo penal
RESPONSABILIDAD PENAL.- TITULO XV DEL LIBRO II DEL CODIGO
PENAL ARTS 311 a 318 CP, introducidos por la LO 5/2010, y reformado por LO
1/2015 de 30 de marzo.
CÓDIGO PENAL: DELITO DE RIESGO
• Art. 316
"Los que *con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales, *estando
legalmente obligados, *no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores
desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, *con
peligro grave para su vida, salud o integridad física, serán castigados con las PENAS de
prisión de 6 meses a 3 años Y multa de 6 a 12 meses ".
• Art. 318
"Cuando los hechos previstos en los arts. anteriores se atribuyeran a personas jurídicas,
se impondrá la pena señalada a los administradores o encargados del servicio que hayan
sido responsables de los mismos y a quienes, conociéndolos y pudiendo remediarlo, no
hubieren adoptado medidas para ello".
14
CÓDIGO PENAL: DELITOS DE RESULTADO
• HOMICIDIO (Art. 142)
“1.-El que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será castigado, como
reo de homicidio imprudente, con la pena de prisión de 1 a 4 años.
3.-Cuando el homicidio fuere cometido por imprudencia profesional, se impondrá
además la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo
por un período de 3 a 6 años".
• LESIONES (Art. 152 CP) según L.O 1/2015, de 30 marzo,
1. El que por imprudencia grave causare alguna de las lesiones previstas en los
artículos anteriores será castigado, en atención al riesgo creado y el resultado
producido:
1.º Con la pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a dieciocho meses,
si se tratare de las lesiones del apartado 1 del artículo 147.
2.º Con la pena de prisión de uno a tres años, si se tratare de las lesiones del
artículo 149.
3.º Con la pena de prisión de seis meses a dos años, si se tratare de las lesiones
del artículo 150.
Si los hechos se hubieran cometido utilizando un vehículo a motor o un ciclomotor,
se impondrá asimismo la pena de privación del derecho a conducir vehículos a motor y
ciclomotores de uno a cuatro años.
Si las lesiones se hubieran causado utilizando un arma de fuego, se impondrá
también la pena de privación del derecho al porte o tenencia de armas por tiempo de
uno a cuatro años.
Si las lesiones hubieran sido cometidas por imprudencia profesional, se impondrá
además la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o
cargo por un período de seis meses a cuatro años.
2. El que por imprudencia menos grave causare alguna de las lesiones a que se
refieren los artículos 149 y 150 será castigado con una pena de multa de tres meses a
doce meses.
Si los hechos se hubieran cometido utilizando un vehículo a motor o un ciclomotor,
se podrá imponer también la pena de privación del derecho a conducir vehículos a
motor y ciclomotores de tres meses a un año.
Si las lesiones se hubieran causado utilizando un arma de fuego, se podrá imponer
también la pena de privación del derecho al porte o tenencia de armas por tiempo de
tres meses a un año.
El delito previsto en este apartado sólo será proseguible mediante denuncia de la
persona agraviada o de su representante lega
15
CONCURRENCIA DE CULPAS
• SOLAMENTE SE DA LA CONCURRENCIA DE CULPAS POR
IMPRUDENCIA TEMERARIA DEL TRABAJADOR (decisiva en el
accidente) Que es la única que excluye responsabilidad civil y penal del
empresario
• CONCURRENCIA DE CULPAS : Cuando pese a que hay infracción de norma
de cuidado por el empresario el resultado es producido por el trabajador, POR
SIMPLE NEGLIGENCIA O FALTA DE DILIGENCIA, NO EXCLUYE LA
RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO, si acaso le absuelve del recargo
por falta de medidas de seguridad.
• IMPRUDENCIA DEL EMPRESARIO Cuando no hay imprudencia del
trabajador o hay muchas omisiones por parte del empresario NO HAY
CONCURRENCIA DE CULPAS. LA RESPONSABILIDAD DIRECTA ES
DEL EMPRESARIO.
RESPONSABILIDAD CIVIL
• carácter indemnizatorio: a la víctima/reparación
• tres tipos:
•
- derivada del ilícito penal (arts. 116 a 120 CP)
- contractual (art. 1101 CC)
- extracontractual (art. 1902 CC)
• Juzgados civil/social (jurisdicción competente)
RESPONSABILIDAD LABORAL
• carácter indemnizatorio/sancionador
• recargo del 30 al 50% prestaciones económicas derivadas de Accidente Trabajo
(AT) o Enfermedad Profesional (EP)
• sin posibilidad de aseguramiento
• compatible con otras responsabilidades
• INSS (revisable ante Juzgado Social)
•
SUJETOS DE RESPONSABILIDADEN LA CONSTRUCCION
ADMN. PENAL CIVIL LABORAL
SUJETOS:
Promotor X X X X
Contratista Principal X X X X
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Subcontratista X X X X
Subcontratista X X X X
Trabajador Autónomo X X
Dirección Facultativa X X
Coordinador de Seg. X X
Jefe de Obra X X
Encargado de Obra X X
Trabajador designado X X
FUNCIONES DE LA INSPECCIÓN DE TRABAJO EN LA L.P.R.L
a) Vigilar el cumplimiento de la normativa sobre prevención de riesgos laborales,
proponiendo la sanción correspondiente.
b) Asesorar e informar a las empresas y trabajadores sobre la manera más efectiva de
cumplir las disposiciones.
c) Elaborar los informes solicitados por los Juzgados de lo Social en los
procedimientos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
d) Informar a la Autoridad Laboral sobre los accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales graves, muy graves o mortales (y leves, en caso necesario) y cuando lo
solicite.
e) Comprobar y favorecer el cumplimiento de las obligaciones asumidas por los
Servicios de Prevención.
f) Ordenar paralización inmediata de trabajos (riesgo grave e inminente.)
INICIO Y FORMAS ACTUACIÓN DE LA INSPECCION DE TREABAJO Y
SEGURIDAD SOCIAL
INICIO ACTUACIÓN
• INICIATIVA .- De oficio o mediante denuncia
anónima
• COMPROBACIÓN.- de los hechos denunciados
• EXPEDIENTE ADMINISTRATIVO.- Iniciado
por el acta de la inspección y el informe posterior
FORMAS ACTUACIÓN
• VISITA.- al centro de trabajo del Inspector o
subinspector de trabajo
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• ORDEN SUPERIOR.-Del Director Provincial de
Trabajo o Conserjería CCAA
• PETICIÓN JUECES, OTROS.- Por Juzgado
Social, Civil, Contencioso o Social
• DENUNCIA.- Anónima de trabajador o
representante de los trabajadores, Sindicato..
•
SANCIONES ADMINISTRATIVAS R. D.Leg. 5/2000, de 4 de agosto
Texto Refundido de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social
• Normativa infringida: LPRL, Reglamentos, OOMM etc.)
• Tipificación-Calificación (leve/grave/muy grave)
• Graduación (mínimo/medio/máximo)
CUANTÍA SANCIONES Art. 40.2 R.D.Leg. 5/2000 Reformado por el RDL
306/2007 que actualiza las cuantías de las sanciones de la LISOS RD 5/2000
Artículo único. Actualización de las cuantías de las sanciones establecidas en el texto
refundido de la ley sobre infracciones y sanciones en el orden social, aprobado por Real
Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto.
1. Las cuantías de las sanciones previstas en el apartado 1 del artículo 40 del texto
refundido de la Ley sobre infracciones y sanciones en el orden social, aprobado
por Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por infracciones en materia
de relaciones laborales y empleo, en materia de Seguridad Social, en materia de
movimientos migratorios y trabajo de extranjeros, así como las infracciones por
obstrucción quedan establecidas:
2. a) Las leves, en su grado mínimo, con multas de 60 a 125 euros; en su grado
medio, de 126 a 310 euros; y en su grado máximo, de 311 a 625 euros.
3. b) Las graves con multa, en su grado mínimo, de 626 a 1.250 euros, en su
grado medio de 1.251 a 3.125 euros; y en su grado máximo de 3.126 a 6.250
euros.
4. c) Las muy graves con multa, en su grado mínimo, de 6.251 a 25.000 euros; en
su grado medio de 25.001 a 100.005 euros; y en su grado máximo de 100.006
euros a 187.515 euros.
5. 2. Las cuantías de las sanciones previstas en el apartado 2 del artículo 40 del
texto refundido de la ley sobre infracciones y sanciones en el orden social,
aprobado por Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por infracciones
en materia de prevención de riesgos laborales quedan establecidas del
siguiente modo:
6. a) Las leves, en su grado mínimo, con multa de 40 a 405 euros; en su grado
medio, de 406 a 815 euros; y en su grado máximo, de 816 a 2.045 euros.
7. b) Las graves con multa, en su grado mínimo, de 2.046 a 8.195 euros; en su
grado medio, de 8.196 a 20.490 euros; y en su grado máximo, de 20.491 a
40.985 euros.
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8. c) Las muy graves con multa, en su grado mínimo, de 40.986 a 163.955 euros;
en su grado medio, de 163.956 a 409.890 euros; y en su grado máximo, de
409.891 a 819.780 euros.
3. Las cuantías de las sanciones previstas en el apartado 4 del artículo 40 del texto
refundido de la Ley sobre infracciones y sanciones en el orden social, aprobado por
Real Decreto legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por las infracciones en materia de
cooperativas serán: a) Las leves, con multa de 375 a 755 euros. b) Las graves, con
multa de 756 a 3.790 euros. c) Las muy graves, con multa de 3.791 a 37.920 euros.
INFRACCIONES: CALIFICACIÓN Arts. 11,12 y 13 R. D. Leg. 5/2000
INFRACCIONES LEVES:
• Falta de limpieza sin riesgo grave.
• Falta de notificación de los accidentes de trabajo (y E.P.) leves.
• Falta de comunicación de apertura/reanudación de centro de trabajo no
calificado.
• Incumplimiento intrascendente de la normativa de prevención/obligaciones
formales-documentales
INFRACCIONES GRAVES:
• Falta de Plan de Prevención, Evaluación.
• Falta de reconocimientos médicos.
• Falta formación/información trabajadores
• Falta de notificación de A.T. y E.P. graves.
• Falta de registro y/o archivo de los datos evaluados.
• Falta de comunicación de apertura de centro de trabajo calificado.
• Falta de Plan de Seguridad.
• Incumplimiento de normativa de prevención, con trascendencia grave.
• Falta de auditoría o evaluación externa.
• Falta coordinación actividades empresariales………
INFRACCIONES MUY GRAVES:
• No observar normas sobre protección embarazo y lactancia.
• No observar normas sobre protección trabajo menores.
• No paralizar o suspender de forma inmediata a requerimiento de la Inspección
los trabajos peligrosos.
• Adscripción de trabajadores a puestos de trabajo inadecuados, con riesgo grave e
inminente.
• Falta de confidencialidad en los datos sobre salud trabajadores.
• Superar los límites de exposición a agentes nocivos, con riesgo grave e
inminente.
• Impedir el derecho de paralización a los trabajadores.
• Incumplimiento normativa de prevención con riesgo grave e inminente
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CRITERIOS DE GRADUACIÓN Art. 39 R. D. Leg. 5/2000
• Peligrosidad de las actividades desarrolladas.
• Permanencia o transitoriedad del riesgo.
• Gravedad de los daños producidos o potenciales.
• Número de trabajadores afectados.
• Medidas adoptadas por el empresario.
• Incumplimiento advertencias o requerimientos previos de ITSS.
• Inobservancia de las propuestas del Servicio de Prevención , Delegado de
Prevención, Comité de Seguridad y Salud
• Conducta general del empresario
•
OTRAS RESPONSABILIDADES Y SANCIONES
• Art. 53.- SUSPENSIÓN O CIERRE DEL CENTRO DE TRABAJO
El Gobierno (o los órganos de gobierno de las CC.AA.)
.- en caso de excepcional gravedad en materia de seguridad y salud en el trabajo
podrá acordar
.- la suspensión o el cierre del centro de trabajo
sin perjuicio del pago de salarios o indemnizaciones y medidas de garantía.
• Art. 54.- LIMITACIONES A LA FACULTAD DE CONTRATAR CON LA
ADMINISTRACIÓN
Las limitaciones a la facultad de contratar con la Administración por la comisión de
delitos o por infracciones administrativas muy graves en materia de seguridad y salud
en el trabajo se regirán por lo establecido en la Ley 13/1995, de 18 de mayo, de
Contratos de las Administraciones Públicas.
MEDIDAS CAUTELARES
• REQUERIMIENTOS (Art. 43)
Existencia de una infracción: el Inspector requiere por escrito y con indicación del
plazo, a subsanación de las deficiencias.
Sin perjuicio, en su caso, de la propuesta de sanción.
De incumplirse el requerimiento y si no se ha levantado Acta, se extenderá la
correspondiente Acta de Infracción.
• PARALIZACIÓN (Art. 44)
1º) ordena y comunica la paralización al empresario y a la Autoridad Laboral.
2º) la empresa lo comunica a
.- Trabajadores afectados.
.- Comité de Seguridad y Salud.
.- Delegado de Prevención (o representantes legales, si ausentes)
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3º) la empresa da cuenta a la Inspección del cumplimiento de la notificación.
4º) la Inspección (o la propia empresa) levanta la paralización cuando se hayan
subsanado las causas que la motivaron.
NUEVO ENFOQUE DE LA ACTUACIÓN DE LA INSPECCIÓN DE
TRABAJO
ACTUACIÓN TRADICIONAL:
MODELO “REACTIVO” motivado por
- accidentes o denuncias
− examen de condiciones de trabajo puntuales
−
NUEVO ENFOQUE
MODELO “PREVENTIVO”
- antes de que surjan los problemas
- análisis de todas las áreas afectadas
- gestión preventiva de las condiciones de trabajo.
RESPONSABILIDAD (ADMINISTRATIVA.) SOLIDARIA PRINCIPAL
CONTRATISTA/SUBCONTRATISTA
TIPO DE INFRACCION
PRINCIPAL (SOLA) SUBCONTRATA(SOLA) AMBAS (SOLIDARIA)
Obligaciones
Generales
L.P.R.L
respecto de sus
propios trabajadores X X
Obligaciones en
la obra como titular X
Obligaciones materiales
con infracción del
deber de vigilancia X X
UNIDADES ESPECIALIZADAS EN SEGURIDAD Y SALUD LABORAL
OBJETIVOS:
• Control de la gestión preventiva de las empresas :
• Evaluación general de riesgos
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• Planificación de la actividad preventiva
• Organización de la prevención
• Integración de la actividad preventiva
• Control de otros aspectos de la gestión:
• Formación de trabajadores
• Coordinación entre empresas (Subcontratación en la
construcción, responsabilidad de la empresa principal)
• Vigilancia de la salud
• Obras de construcción
UNIDADES ESPECIALIZADAS EN SEGURIDAD Y SALUD LABORAL
INTEGRADAS por Inspectores especializados con formación específica
Actuación de acuerdo con PROTOCOLOS y GUÍAS previamente elaborados,
de aplicación general y obligatorios: unidad de criterio, actuación uniforme
Actuación siempre PLANIFICADA (no iniciativas)
EMPRESAS
Actuación en SERVICIOS DE PREV. PROPIOS
SERVICIOS DE PREV. AJENOS
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN EN EL SECTOR CONSTRUCCIÓN
1.-EL SISTEMA DE PREVENCIÓN
• AVISO PREVIO: actualizado, expuesto
•
• COORDINACIÓN DE SEG. Y SALUD:
– Designación de coordinador
– Asignación a la dirección facultativa de funciones de coordinación
– Planificación de la coordinación de actividades
– Aprobación del Plan y modificaciones
– Formula indicaciones, instrucciones
– Supervisa la ubicación de puestos de trabajo, talleres, acopio y depósito
– Regula el acceso a la obra
– Controla el Libro de Incidencias
ABREBIATURAS:
ADECUACION:
(grado de conformidad o lejanía con el estándar normativo):
22
I: inexistente,
D: deficiente,
S: suficiente.
PONDERACION:
(valoración que se asigna al ítem)
L: leve,
G: grave,
MG: muy grave,
DC: defecto crítico
• LIBRO DE INCIDENCIAS:
– Se encuentra en la obra
– Facilitado por el Colegio correspondiente
– Se han notificado en plazo las anotaciones efectuadas
• Comunicación de APERTURA del centro:
• LIBRO DE VISITAS DE LA INSPECCIÓN DE TRABAJO:
– Diligenciado, en el centro
– Se han cumplido los requerimientos o advertencias previos
• PLAN DE SEGURIDAD Y SALUD:
– Cuenta con aprobación correspondiente
– Realizado por técnico competente
– Adecua las previsiones del estudio al sistema de ejecución de obra
– Incluye medidas de emergencia, evacuación, primeros auxilios
– Modificaciones aprobadas por la coordinación
– Esta a disposición permanente de los destinatarios
– Se entrega copia a los representantes de los trabajadores
• SERVICIOS DE PREVENCIÓN:
– Las empresas cuentan con Servicio de .Prevención: modalidad
– Disponen de personal y medios adecuados
– Existe Comité de Seguridad
– Existe Vigilante de Seguridad
• COORDINACIÓN EMPRESARIAL:
– Existen medios o actividades de coordinación
– Se conoce y acepta el Plan
– Se vigila el cumplimiento por las empresas subcontratadas
• DERECHOS DE LOS TRABAJADORES:
– Consulta: coordinada, documentada
– Información y formación
– Vigilancia de la salud
– Servicios de urgencia y primeros auxilios
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– Equipos de protección individual
– Trabajadores de ETT´s, extranjeros, sensibles
• ACTIVIDADES PREVENTIVAS
– Planificación y programación de revisiones
– Equipos de trabajo: instalación inicial, revisiones, mantenimiento
– Maquinaria: Declaración de conformidad. Certificación de adaptación
– Equipos auxiliares: instalación, verificación, revisiones
– Trabajos con riesgos especiales
– Investigación AT y EP.-
2.-CONDICIONES MATERIALES
• ACTUACIONES PREPARATORIAS
– Cerramiento de la obra
– Señalización
– Vías de acceso y circulación
– Redes y servicios públicos
– Acopio de materiales
• ACONDICIONAMIENTO DEL TERRENO
– Se ha efectuado estudio geotécnico
– Existen solicitaciones o sobrecargas
– Existe riesgo de desprendimientos o derrumbes
– Trabajos de demolición
– Excavaciones a cielo abierto
– Taludes
– Realización de pilotes
– Muros pantalla Vaciados.
– Cimentación y saneamiento
– Estructuras y forjados
– Protecciones colectivas
– Equipos para elevación de cargas
– Cerramientos y cubiertas
– Medios auxiliares
– Instalaciones y almacenes
– Trabajos de revestimiento y acabados
– Pavimentación y urbanización
– Instalaciones complementarias y de mantenimiento
– Instalaciones al servicio de los trabajadores
3.- ACTUACIONES Y RESULTADOS
• ACTUACIONES DERIVADAS
– Diligencia de la Visita
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• Formulación de requerimientos
• Propuesta de sanción
• Paralización de actividades
• EVALUACIÓN GLOBAL
• Del sistema de prevención
• De las condiciones materiales
• ACTUACIONES PROPUESTAS
• Nueva visita
• Verificación del cumplimiento
AUTORIDADES, ORGANISMOS, INSTITUCIONES, SUJETOS EN
PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES
ORDEN JUDICIAL
• Jueces de lo Social = indemnizaciones Accidente de Trabajo
• Jueces de lo Civil = indemnizaciones AT
• Jueces de lo Penal = responsabilidades. Penales
FISCALÍA
En Recursos:
– Audiencias Provinciales
– Tribunales Superiores de Justicia (CC.AA)
– Tribunal Supremo
– Tribunal Constitucional
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
• Inspección de Trabajo
• Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo
• Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo)
• Centro de Seguridad e Higiene en el Trabajo (CC.AA./Provincias)
• Instituto de Prevención de Riesgos Laborales
• Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS)
EMPRESAS
• SUJETOS ACTIVOS
• Representaciones Empresariales
• Servicios de Prevención Internos
Comités de Seguridad y Salud (mixto) y Fundación Laboral de la Construcción
TRABAJADORES
• SUJETOS PASIVOS
• Representaciones Sindicales
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• Delegados de Prevención (Trabajadores designados)
COORDINACIÓN Inspección Provincial de Trabajo y SS CON LA FISCALÍA
• Principio de INTERVENCIÓN MÍNIMA DEL DERECHO PENAL
•
• 2 INSTRUCCIONES:
• Fiscal General del Estado
• Dirección General de Inspección de Trabajo y Seg. Social
• Remisión ACTAS INFRACCIÓN/INFORMES
– MUY GRAVES
– GRAVES (con incumplimiento advertencias previas)
No es necesario resultado, basta “puesta en peligro”
• Reuniones bimensuales Fiscalía – Inspección
ENTIDADES PRIVADAS
• Servicios de Prevención ajenos
• Mutuas Patronales de AT y EP
ACTIVIDADES DE PREVENCIÓN:
Dos modalidades:
• A través de una SA o SL, sujeta a la normativa mercantil y al RD.
688/2005, de 10 de junio.
• Directamente por la mutua, con organización específica e
independiente de la correspondiente a las funciones y actividades
de la colaboración en la gestión de la Seguridad Social.
RESPONSABILIDADES ADMINISTRATIVAS, PENALES, CIVILES
,LABORALES Y DE S.SOCIAL Y SANCIONES
1.-INTRODUCCION.-
Concepto General.- “El Derecho es uno en esencia pero varias sus
manifestaciones”, es decir que el Derecho es único, pero por un elemental
principio de la división del trabajo, se divide en varias manifestaciones: Derecho
Administrativo, Penal, Civil, Social o Laboral. Así el Derecho Administrativo
regula las relaciones jurídicas, derechos y obligaciones entre el Estado Central,
Autonómico, Local e institucional y los administrados. El Penal regula la
potestad jurisdiccional de enjuiciar y condenar y hacer cumplir las condenas a
los individuos y personas jurídicas por los ataques a los bienes jurídica y
penalmente protegidos. El Civil, regula las relaciones jurídicas entre
26
particulares, y el Derecho Social o laboral, entre los trabajadores y empresas y
entre la Seguridad Social y sus beneficiarios, como consecuencia del contrato
de trabajo. Igual y paralelamente, la potestad de juzgar y hacer cumplir lo
juzgado, es decir la jurisdicción es única, pero tiene varias manifestaciones,
como el orden contencioso – administrativo, el orden penal, el orden civil o
mercantil y el orden social, para enjuiciar y dirimir los conflictos que se susciten
entre los sujetos mencionados.
En caso de infracción de las normas de protección de riesgo en el trabajo, con
traducción de ese riesgo en siniestro o no, según los casos, la victima podrá
reclamar ante cualquiera de estas jurisdicciones, con preferencia de la penal
sobre las demás, el resarcimiento de su derecho establecido en la Ley, e
igualmente, de oficio mediante la actuación de la Administración Laboral, el
Ministerio Fiscal, o cualquier Juez o Magistrado que conozca de la infracción en
el derecho preventivo laboral, podrá actuar de oficio ante la jurisdicción
competente.
Los distintos agentes que intervienen en el desarrollo de las actividades
necesarias para la prevención de los riesgos derivados del trabajo tienen una
serie de obligaciones y, por lo tanto, en caso de incumplimiento se derivarán
unas responsabilidades.
Estas responsabilidades pueden ser de tipo administrativo, penal, civil y de
seguridad social, según la rama del Ordenamiento jurídico donde tengan su
origen. En función del tipo de incumplimiento de que estemos hablando, el
tratamiento de la responsabilidad será diferente y cumplirá una función distinta.
Se consideran infracciones a la normativa en materia de prevención de riesgos
laborales las acciones u omisiones de los empresarios que incumplan las
normas legales, reglamentarias y cláusulas normativas de los convenios
colectivos en materia de seguridad y de salud laboral sujetas a
responsabilidades conforme a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Las infracciones administrativas en materia de seguridad y de salud laboral se
califican en leves, graves y muy graves, en atención a la naturaleza del deber
infringido y la entidad del derecho afectado.
El Código Penal recoge diversas conductas que atentan contra el bien jurídico
básico de la vida, la salud y la integridad física de los trabajadores: delitos de
peligro por infracción de la normativa sobre seguridad y salud laboral, delitos
contra los derechos de los trabajadores, delitos de riesgo contra la seguridad
colectiva por agentes físicos, químicos y biológicos, y delito de aborto y
lesiones al feto.
La responsabilidad civil en el terreno de la seguridad y salud laboral se refleja
en la indemnización por los daños y perjuicios que cause el incumplimiento de
las obligaciones establecidas en materia de prevención de riesgos laborales.
Esta responsabilidad puede ser contractual, extracontractual y derivada de una
infracción penal.
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Las responsabilidades en materia de Seguridad Social pueden ser: por
accidentes de trabajo ocurridos ante el incumplimiento empresarial de la orden
de paralización de la actividad, por la no realización de los preceptivos
reconocimientos médicos en caso de enfermedad profesional o por recargo de
prestaciones en caso de accidente de trabajo o enfermedad profesional.
El derecho sancionador.-Como denominador común del derecho sancionador
general, en el Derecho español, al igual y semejanza que en el derecho penal,
derecho sancionador por antonomasia, las acciones u omisiones humanas que
produzcan daños a sus semejantes o a los bienes, se retribuyen con una
sanción, proporcional a la gravedad de la acción, la voluntariedad, el dolo o
malicia, la culpa, la negligencia, con las atenuantes o agravantes
individualmente consideradas y aplicables al caso concreto y a las
circunstancias de tiempo, lugar y consideración con los sujetos intervinientes
en la infracción, siendo un derecho de mínimos, aplicable solo ante situaciones
tipificadas como infracción, enmarcadas en un principio de legalidad.
El Derecho penal, como símil del derecho sancionador español, y por supuesto
aplicable al derecho sancionador en materia de prevención de salud y riesgos
laborales, se ha definido clásicamente como un catalogo de infracciones y de
sanciones, de pecados y de castigos, de delitos o faltas y de penas.
Infracciones o delitos que se ordenan de mayor a menor importancia según en
un determinado tiempo histórico, a la sociedad del momento le interesase más
o menos proteger un determinado Bien Jurídico Protegible, por el carácter
retributivo de la pena y su eficacia disuasoria para el resto de la población.
Con una “última ratio”, o razón última de preservar la paz social, y algo más
prosaico: que nadie se tome la justicia por su mano, siendo únicamente el
estado el que tiene el poder sancionador al infractor de la norma. Así, a modo
de ejemplo, conforme a la importancia del bien jurídico protegible, la vida, la
integridad física, el patrimonio, la propiedad, el honor, la virtud, etc.
Y correlativamente se le aplicaba en este catálogo de infracciones y sanciones
penales, una pena o sanción adecuada para conseguir los fines retributivos y
disuasorios del castigo, ya que no hay redención del infractor sin purga de la
pena, y la amenaza de su cumplimiento disuade a los demás para cometer
dicha infracción. Tanto la infracción o ataque al bien jurídico protegido como la
pena o castigo correspondiente deben estar tipificados, “nullo crimen sine
legem” y “nulla poena sine legem” decían los jurisconsultos romanos. No hay
crimen si no está tipificado en la ley. No hay pena sino esta descrita y
concretada en la ley.
Los principios de legalidad (art. 9 CE) y de la tipificación del delito-infracción y
el castigo o pena, deben ser acordados únicamente por las fuentes materiales
del derecho, el Rey con su prerrogativa legislativa , Señores Feudales
mediante las regalías, las Cámaras o Cortes legislativas, el Gobierno mediante
la delegación legislativa , naturalmente según las épocas. Y el derecho
28
sancionador o de aplicación al individuo de la pena y su ejecución o
cumplimiento, solo corresponde a los Poderes del Estado, actualmente a los
juzgados y tribunales, conforme a l art. 117 CE, precisamente a través de los
principios de jurisdicción (“ius jurisditionis”) y de interpretación y aplicación de
la ley sancionadora. Debiendo constar en un texto legal que todos tienen el
derecho y deber de conocer y que su desconocimiento no les exime de su
cumplimiento (art. 6 CC). Con aplicación de las eximentes, atenuantes o
agravantes que también constan concretamente en la ley aplicable (CP, LPRL
etc.).
Así en la Edad Media, gradualmente, el bien jurídico protegido del honor tenía
gran importancia para la sociedad de la época y se retribuía con penas muy
altas, como la pena de muerte al que cometiera injuria o calumnia, el bien
jurídico de la propiedad seguía en importancia, penado el robo con cárcel o
presidio, y la integridad física o la vida por cometer un homicidio o lesiones, se
retribuía con el presidio en función de la importancia de la victima. Pero todo
perfectamente catalogado y correspondiente con los principios anteriores.
En la época actual, los delitos, faltas o infracciones deben ser, tipificados en la
ley, antijurídicos, culpables , para que sean punibles, como el ataque a la vida
e integridad física o moral de las personas, (art. 15 CE) que son los bienes
jurídicos protegibles que más importan a la sociedad de nuestro tiempo, y los
ataques a estos bienes jurídicos se retribuyen con penas más altas
gradualmente a su importancia, como la privación de libertad por más años, los
delitos de terrorismo, asesinato, homicidio, lesiones graves. Y los ataques a la
propiedad como bien jurídico protegible, con la proporcionalidad de la acción el
robo con lesiones o fuerza en las cosas, se retribuyen proporcionalmente con
privación de libertad con penas menos severas, y por ultimo el ataque al honor,
mediante la injuria o calumnia, se pena con multas económicas, gradualmente
inverso a la importancia que le da la sociedad. Por tanto, es evidente que el
catalogo de INFRACCIONES y SANCIONES también se retribuyen según
sean correlativamente leves, graves y muy graves, en la medida y
proporción que establece la legislación .
Por ultimo, el enjuiciamiento y condena de estas acciones siempre conlleva
aparejado un intento de “restitutio ad integrum” de la victima, mediante la
responsabilidad civil nacida del delito o culpa, de restituir el daño causado,
mediante la indemnización por daños y perjuicios causados, y por los daños
morales inferidos, tanto en el Derecho administrativo, penal, civil o laboral, y
como no, también en la responsabilidad por acciones u omisiones causadas
contra el bien jurídico protegible que ahora nos ocupa: la salud, la integridad
y la vida del trabajador como consecuencia del siniestro producido con
ocasión al trabajo que desarrolla.
2.-OBJETIVOS
1.-Conocer el conjunto de responsabilidades que se derivan del incumplimiento
de las obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales.
29
2.-Identificar las diferentes responsabilidades y sanciones que existen en el
campo de la seguridad y salud laboral en función del tipo de infracción de que
se trate.
3.-Analizar los distintos tipos de responsabilidades y sanciones según la rama
del Ordenamiento jurídico donde tengan su origen (administrativa, penal, civil o
de seguridad social).
Para garantizar el cumplimiento de todas las obligaciones que la normativa
sobre seguridad y salud laboral impone a los distintos sujetos implicados en la
prevención de los riesgos derivados del trabajo (especialmente al empresario),
se establecen una serie de responsabilidades y sanciones de diversa
naturaleza.
Estas responsabilidades pueden ser de tipo administrativo, penal, civil y de
seguridad social, según la rama del Ordenamiento jurídico donde tengan su
origen. En función del tipo de incumplimiento de que estemos hablando, el
tratamiento de la responsabilidad será diferente y cumplirá una función distinta.
En este epígrafe veremos las diferentes responsabilidades y sanciones que
existen en el campo de la seguridad y salud laboral en función del tipo de
infracción de que se trate.
Como delegado de prevención es muy importante que conozcas qué
infracciones pueden cometerse en materia de seguridad y salud laboral y que
tipo de responsabilidades y sanciones conllevan, ya que una de tus
competencias es la vigilancia y control del cumplimiento de la normativa de
prevención de riesgos laborales.
3.-RESPONSABILIDADES Y SANCIONES ADMINISTRATIVAS , PENALES,
CIVILES Y LABORALES EN MATERIA DE SEGURIDAD Y SALUD
LABORAL
El incumplimiento de las obligaciones que en materia de seguridad y salud en
el trabajo marca la normativa sobre prevención de riesgos laborales, puede dar
lugar a que el sujeto obligado por esa normativa incurra en algún tipo de
responsabilidad.
Para garantizar el cumplimiento de todas las obligaciones que la normativa
sobre seguridad y salud laboral impone a los distintos sujetos implicados en la
prevención de los riesgos derivados del trabajo se establecen una serie de
responsabilidades y sanciones.
Los distintos agentes que intervienen en el desarrollo de las actividades
necesarias para la prevención de los riesgos derivados del trabajo tienen una
30
serie de obligaciones y, por lo tanto, en caso de incumplimiento se derivarán
unas responsabilidades:
El tipo de responsabilidad a que puede dar lugar un incumplimiento por parte
de los sujetos obligados será diferente según el sector del ordenamiento
jurídico donde tenga su origen.
El artículo 42 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales señala que el
incumplimiento por parte del empresario de sus obligaciones en materia de
prevención de riesgos laborales podrá originar responsabilidades
administrativas, así como penales y civiles por los daños y perjuicios que
puedan derivarse de dicho incumplimiento.
De esta forma encontraremos:
Responsabilidades administrativas: la Administración laboral debe tutelar el
derecho de los trabajadores a una protección eficaz en materia de seguridad y
salud en el trabajo, imponiendo las sanciones que correspondan según la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales, a través del procedimiento establecido en
la Ley 8/1988, de 7 de Abril sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social.
Responsabilidades penales: ante los ataques más intolerables contra los
bienes jurídicos más esenciales, la sociedad reacciona poniendo en marcha los
mecanismos del Derecho Penal (como veremos en el apartado 3 de esta
unidad). Nos referimos a aquéllas conductas (acciones u omisiones) tipificadas
como delito o falta en el Código Penal.
Responsabilidades civiles: cualquier afectado por un incumplimiento en
materia preventiva puede reclamar ante el orden jurisdiccional civil por los
daños y perjuicios que le haya causado dicho incumplimiento. Puede tener
origen contractual o extracontractual.
Responsabilidades en materia Laboral y de Seguridad Social: tienen su
origen en el incumplimiento de la normativa sobre Seguridad Social, en los
aspectos que afecten al terreno de la prevención de riesgos laborales.
4. RESPONSABILIDADES ADMINISTRATIVAS
El régimen de infracciones y sanciones recogido en el Capítulo VII de la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales esta centrado en las de tipo administrativo,
derogando lo establecido en la Ley 8/1988, de 7 de Abril sobre Infracciones y
Sanciones en el Orden Social en materia de infracciones sobre seguridad y
salud laboral.
Se consideran infracciones a la normativa en materia de prevención de riesgos
laborales las acciones u omisiones de los empresarios que incumplan las
31
normas legales, reglamentarias y cláusulas normativas de los convenios
colectivos en materia de seguridad y de salud laboral sujetas a
responsabilidades conforme a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Las infracciones tipificadas serán objeto de sanción tras la instrucción de un
expediente sancionador propuesto por la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social, según el procedimiento establecido en la Ley 8/1988, de 7 de abril,
sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social.
Son infracciones administrativas las acciones u omisiones de los empresarios
que incumplan las normas legales, reglamentarias y cláusulas normativas de
los convenios colectivos en materia de seguridad y de salud laboral sujetas a
responsabilidades conforme a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales
Las infracciones administrativas en materia de seguridad y de salud laboral se
califican en leves, graves y muy graves, en atención a la naturaleza del deber
infringido y la entidad del derecho afectado.
INFRACCIONES LEVES
El artículo 46 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales tipifica una serie
de conductas empresariales calificándolas como leves, ya que se trata de
incumplimientos en materia preventiva de menor entidad o trascendencia para
la seguridad y la salud de los trabajadores.
Podemos dividir las infracciones leves en:
A) Infracciones leves de carácter formal:
No dar cuenta, en tiempo y forma, a la Autoridad Laboral competente, conforme
a las disposiciones vigentes, de los accidentes de trabajo ocurridos y las
enfermedades profesionales declaradas cuando tengan la calificación de leves.
No comunicar a la Autoridad Laboral competente la apertura del centro de
trabajo o la reanudación o continuación de los trabajos después de efectuar
alteraciones o ampliaciones de importancia, o consignar con inexactitud los
datos que debe declarar, siempre que no se trate de industria calificada por la
normativa vigente como peligrosa, insalubre o nociva por los elementos,
procesos o sustancias que se manipulen.
Cualesquiera otras que afecten a obligaciones de carácter formal o documental
exigidas en la normativa de prevención de riesgos laborales y que no estén
tipificadas como graves o muy graves.
B) Infracciones leves sobre actividades preventivas:
32
La falta de limpieza del centro de trabajo de la que no se derive riesgo para la
integridad física o salud de los trabajadores.
Las que supongan incumplimientos de la normativa de prevención de riesgos
laborales, siempre que carezcan de trascendencia grave para la integridad
física o la salud de los trabajadores.
INFRACCIONES GRAVES.
La ley de Prevención de Riesgos Laborales califica como infracción grave el
incumplimiento de los derechos de información, consulta y participación de los
trabajadores reconocidos en la normativa sobre prevención de riesgos
laborales
El artículo 47 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales califica como
infracciones graves un gran número de conductas de incumplimiento del deber
de prevención por parte del empresario. Podemos dividirlas en:
A) Incumplimientos empresariales relativos a los derechos de los
trabajadores en materia de información, formación, consulta y
participación:
El incumplimiento de las obligaciones en materia de formación e información
suficiente y adecuada a los trabajadores acerca de los riesgos existentes en el
puesto de trabajo y sobre las medidas preventivas aplicables, salvo que se
trate de infracción muy grave.
El incumplimiento de los derechos de información, consulta y participación de
los trabajadores reconocidos en la normativa sobre prevención de riesgos
laborales.
No proporcionar la formación o los medios adecuados para el desarrollo de sus
funciones a los trabajadores designados para las actividades de prevención y a
los Delegados de Prevención.
La ley de Prevención de Riesgos Laborales califica como infracción grave el
incumplimiento de los derechos de información, consulta y participación de los
trabajadores reconocidos en la normativa sobre prevención de riesgos
laborales
B) Incumplimientos empresariales sobre actividades preventivas:
No llevar a cabo las evaluaciones de riesgos y, en su caso, los controles
periódicos de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores, o
no realizar aquellas actividades de prevención que hicieran necesarias los
resultados de las evaluaciones.
33
No realizar los reconocimientos médicos y pruebas de vigilancia periódica del
estado de salud de los trabajadores, o no comunicar a los trabajadores
afectados el resultado de los mismos.
El incumplimiento de la obligación de elaborar el plan específico de seguridad e
higiene en el trabajo en los proyectos de edificación y obras públicas, así como
el incumplimiento de dicha obligación mediante alteraciones en el volumen de
la obra o en el número de trabajadores en fraude de ley.
La adscripción de trabajadores a puestos de trabajo cuyas condiciones fuesen
incompatibles con sus características personales o de quienes se encuentren
manifiestamente en estados o situaciones transitorias que no respondan a las
exigencias psicofísicas de los respectivos puestos de trabajo, así como la
dedicación de aquéllos a la realización de tareas sin tomar en consideración
sus capacidades profesionales en materia de seguridad y salud en el trabajo,
salvo que se trate de infracción muy grave.
La superación de los límites de exposición a los agentes nocivos que conforme
a la normativa sobre prevención de riesgos laborales origine riesgo de daños
graves para la seguridad y salud de los trabajadores, sin adoptar las medidas
preventivas adecuadas, salvo que se trate de infracción muy grave.
No adoptar las medidas prevista en materia de primeros auxilios, lucha contra
incendios y evacuación de los trabajadores.
No adoptar los empresarios que desarrollen actividades en un mismo centro de
trabajo las medidas de coordinación necesarias para la protección y prevención
de riesgos laborales.
No designar a uno o varios trabajadores para ocuparse de las actividades de
protección y prevención en la empresa o no organizar o concertar un Servicio
de Prevención cuando ello sea preceptivo.
Las que supongan incumplimiento de la normativa de prevención de riesgos
laborales, siempre que dicho incumplimiento cree un riesgo grave para la
integridad física o la salud de los trabajadores afectados y especialmente en
materia de:
Comunicación, cuando proceda legalmente, a la Autoridad Laboral de
sustancias, agentes físicos, químicos o biológicos o procesos utilizados en las
empresas.
Diseño, elección, instalación, disposición, utilización y mantenimiento de los
lugares de trabajo, herramientas, maquinaria y equipos.
Prohibiciones o limitaciones respecto de operaciones, procesos y uso de
agentes físicos, químicos y biológicos en los lugares de trabajo.
Limitaciones respecto del número de trabajadores que puedan quedar
expuestos a determinados agentes físicos, químicos y biológicos.
34
Utilización de modalidades determinadas de muestreo, medición y evaluación
de resultados.
Medidas de protección colectiva o individual ( Equipos de Protección Individual
o colectivos , EPIS)
Señalización de seguridad y etiquetado y envasado de sustancias peligrosas,
en cuanto éstas se manipulen o empleen en el proceso productivo.
Servicios o medidas de higiene personal.
Registro de los niveles de exposición a agentes físicos, químicos y biológicos,
listas de trabajadores expuestos y expedientes médicos.
No someter, en los términos reglamentariamente establecidos, el sistema de
prevención de la empresa al control de una auditoría o evaluación externa
cuando no se hubiera concertado el Servicio de Prevención con una entidad
especializada ajena a la empresa.
C) Incumplimientos de las obligaciones empresariales de carácter
informativo y documental:
No dar cuenta en tiempo y forma a la Autoridad Laboral, conforme a las
disposiciones vigentes, de los accidentes de trabajo ocurridos y de las
enfermedades profesionales declaradas cuando tengan la calificación de
graves, muy graves o mortales, o no llevar a cabo una investigación en caso de
producirse daños a la salud de los trabajadores o de tener indicios de que las
medidas preventivas son insuficientes.
No registrar y archivar los datos obtenidos en las evaluaciones, controles,
reconocimientos, investigaciones o informes sobre las actividades preventivas.
No comunicar a la Autoridad Laboral competente la apertura del centro de
trabajo o la reanudación o continuación de los trabajos después de efectuar
alteraciones o ampliaciones de importancia, o consignar con inexactitud los
datos que debe declarar, siempre que se trate de industria calificada por la
normativa vigente como peligrosa, insalubre o nociva por los elementos,
procesos o sustancias que se manipulen.
No informar el empresario titular del centro de trabajo a aquellos otros que
desarrollen actividades en el mismo sobre los riesgos y las medidas de
protección, prevención y emergencia.
El incumplimiento del deber de información a los trabajadores designados para
ocuparse de las actividades de prevención o, en su caso, al Servicio de
Prevención de la incorporación a la empresa de trabajadores con relaciones de
trabajo temporales, de duración determinada o proporcionados por empresas
de trabajo temporal.
35
No facilitar al Servicio de Prevención el acceso a la información y
documentación en materia preventiva.
INFRACCIONES MUY GRAVES
La Ley de prevención de Riesgos Laborales califica como infracciones muy
graves los incumplimientos empresariales más evidentes y significativos del
deber de protección de los trabajadores frente a los riesgos derivados del
trabajo
El artículo 48 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales califica como
infracciones muy graves los incumplimientos empresariales más evidentes y
significativos del deber de protección de los trabajadores frente a los riesgos
derivados del trabajo. Podemos dividir las infracciones muy graves en:
A) Incumplimientos empresariales relativos a la protección de
determinados colectivos de trabajadores:
No observar las normas específicas en materia de protección de la seguridad y
la salud de las trabajadoras durante los períodos de embarazo y lactancia.
No observar las normas específicas en materia de protección de la seguridad y
la salud de los menores.
La adscripción de los trabajadores a puestos de trabajo cuyas condiciones
fuesen incompatibles con sus características personales conocidas o que se
encuentren manifiestamente en estados o situaciones transitorias que no
respondan a las exigencias psicofísicas de los respectivos puestos de trabajo,
así como la dedicación de aquéllos a la realización de tareas sin tomar en
consideración sus capacidades profesionales en materia de seguridad y salud
en el trabajo, cuando de ello se derive un riesgo grave e inminente para la
seguridad y salud de los trabajadores.
Incumplir el deber de confidencialidad en el uso de los datos relativos a la
vigilancia de la salud de los trabajadores.
B) Incumplimientos empresariales relativos a las actuaciones ante un
riesgo grave e inminente:
No paralizar ni suspender de forma inmediata, a requerimiento de la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social, los trabajos que se realicen sin observar la
normativa sobre prevención de riesgos laborales y que, a juicio de la
Inspección, impliquen la existencia de un riesgo grave e inminente para la
36
seguridad y salud de los trabajadores, o reanudar los trabajos sin haber
subsanado previamente las causas que motivaron la paralización.
Superar los límites de exposición a los agentes nocivos que, conforme a la
normativa sobre prevención de riesgos laborales, originen riesgos de daños
para la salud de los trabajadores sin adoptar las medidas preventivas
adecuadas, cuando se trate de riesgos graves e inminentes.
Las acciones u omisiones que impidan el ejercicio del derecho de los
trabajadores a paralizar su actividad en los casos de riesgo grave e inminente.
No adoptar cualesquiera otras medidas preventivas aplicables a las
condiciones de trabajo en ejecución de la normativa sobre prevención de
riesgos laborales de las que se derive un riesgo grave e inminente para la
seguridad y salud de los trabajadores.
SANCIONES.- (leves, graves y muy graves)
Las sanciones que corresponden a las infracciones administrativas abarcan
desde la preceptiva paralización de trabajos hasta las multas, pudiendo
también decretarse la suspensión o cierre del centro de trabajo además de
limitaciones para contratar con la Administración.
Cuando el Inspector de Trabajo y Seguridad Social compruebe la existencia de
una infracción a la normativa sobre prevención de riesgos laborales, requerirá
por escrito al empresario para que subsane las deficiencias observadas en un
plazo determinado. Todo ello sin perjuicio de la sanción que corresponda en su
caso.
Este requerimiento se pondrá en conocimiento de los delegados de prevención.
En el caso de que el empresario lo incumpla, persistiendo los hechos
infractores, el Inspector de Trabajo y Seguridad Social levantará un Acta de
Infracción (si no lo ha hecho previamente).
Las sanciones por las infracciones tipificadas en la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales (leves, graves y muy graves) podrán imponerse en los
grados de mínimo, medio y máximo.
El Acta de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que da inicio al
expediente sancionador y la resolución administrativa que recaiga, deberán
explicitar los criterios tenidos en cuenta, para la graduación de la sanción.
El artículo 49 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales señala cuáles son
estos criterios:
La peligrosidad de las actividades desarrolladas en la empresa o centro de
trabajo.
37
El carácter permanente o transitorio de los riesgos inherentes a dichas
actividades.
La gravedad de los daños producidos o que hubieran podido producirse por la
ausencia o deficiencia de las medidas preventivas necesarias.
El número de trabajadores afectados.
Las medidas de protección individual o colectiva adoptadas por el empresario y
las instrucciones impartidas por éste en orden a la prevención de los riesgos.
El incumplimiento de advertencias o requerimientos previos de la Inspección de
Trabajo y seguridad Social.
La inobservancia de las propuestas realizadas por los Servicios de Prevención,
los Delegados de Prevención o el Comité de Seguridad y Salud de la empresa
para la corrección de las deficiencias legales existentes.
La conducta general seguida por el empresario en orden a la estricta
observancia de las normas en materia de prevención de riesgos laborales.
Estos criterios de graduación no podrán atenuar o agravar la calificación de la
infracción cuando estén contenidos en la descripción de la conducta infractora,
es decir, cuando formen parte del hecho que constituye la propia infracción.
Cuando no se considere relevante a estos efectos ninguna de las
circunstancias enumeradas, la sanción se impondrá en el grado mínimo en su
tramo inferior.
La cuantía de las sanciones se graduará según la siguiente escala:
CUANTÍA SANCIONES Art. 40.2 R.D.Leg. 5/2000 Reformado por el RDL
306/2007 que actualiza las cuantías de las sanciones de la LISOS RD 5/2000
Artículo único. Actualización de las cuantías de las sanciones establecidas en el texto
refundido de la ley sobre infracciones y sanciones en el orden social, aprobado por Real
Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto. (…./....)
2. Las cuantías de las sanciones previstas en el apartado 2 del artículo 40 del texto
refundido de la ley sobre infracciones y sanciones en el orden social, aprobado por Real
Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por infracciones en materia de prevención
de riesgos laborales quedan establecidas del siguiente modo:
a) Las leves, en su grado mínimo, con multa de 40 a 405 euros; en su grado
medio, de 406 a 815 euros; y en su grado máximo, de 816 a 2.045 euros.
38
b) Las graves con multa, en su grado mínimo, de 2.046 a 8.195 euros; en su
grado medio, de 8.196 a 20.490 euros; y en su grado máximo, de 20.491 a
40.985 euros.
c) Las muy graves con multa, en su grado mínimo, de 40.986 a
163.955 euros; en su grado medio, de 163.956 a 409.890 euros; y en su
grado máximo, de 409.891 a 819.780 euros.
5. RESPONSABILIDADES PENALES
El derecho de los trabajadores a una protección eficaz en materia de seguridad
y salud laboral encuentra una tutela específica a través de la consideración
penal de determinadas conductas que puedan atentar contra este derecho.
El Derecho Penal actúa frente a los ataques más intolerables contra los bienes
jurídicos que la sociedad considera esenciales. Su misión principal es
garantizar la convivencia pacífica entre los ciudadanos castigando con penas
severas (es la única rama del Derecho que impone penas privativas de libertad)
a los responsables de esas conductas lesivas.
En este caso se trata de proteger el bien jurídico básico de la vida, la salud y la
integridad física de los trabajadores en el ámbito laboral frente a los atentados
más graves (provengan del empresario o de otras personas: otros trabajadores,
servicio de prevención, delegados de prevención…)
El orden penal, en caso de coincidir con el administrativo (una misma conducta
que pueda ser constitutiva de infracción penal y administrativa), tiene
preferencia respecto a éste y, por otra parte, en virtud del principio jurídico
"non bis in ídem" no puede sancionarse dos veces al mismo sujeto, vía penal
y administrativa, por los mismos hechos.
Son las acciones dolosas o imprudentes penadas por la Ley. Para que un delito
sea considerado como tal, debe reunir una serie de características, debe ser
una acción típicamente antijurídica, culpable y punible:
Acción: se trata de conductas humanas, ya sean acciones (el sujeto realiza un
comportamiento activo) u omisiones (el sujeto deja de hacer algo a lo que
estaba obligado)
Tipicidad: la acción u omisión debe ajustarse a uno de los tipos contemplados
en la ley penal, es decir, el sujeto realiza un comportamiento descrito como
delito o falta en el Código Penal.
Antijuridicidad: la conducta realizada es antijurídica, contraria a derecho.
Culpabilidad: esa conducta es imputable a dolo (el sujeto tiene conciencia y
voluntad de producir el resultado dañino con su conducta) o culpa (el sujeto
tiene un comportamiento imprudente y provoca un resultado lesivo al no
comportarse con la diligencia debida).
39
Punibilidad: la acción típica, antijurídica y culpable es merecedora, según la
Ley, de un castigo. Las penas que se pueden imponer con arreglo al Código
Penal son privativas de libertad, privativas de otro derechos (inhabilitaciones,
derecho de residencia en determinados lugares, conducción de vehículos, …) y
multas.
El Código Penal ( Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre , reformada por
la actual Ley Orgánica 5/2010 de 22 de junio, con entrada en vigor el
pasado 23-12-2010 ) recoge diversas conductas que atentan contra el
derecho de los trabajadores a una protección eficaz en materia de seguridad y
salud laboral, constitutivas de infracción penal.
Estas conductas tipificadas en el Código Penal pueden ser:
A) Delitos de peligro por infracción de la normativa sobre seguridad y
salud laboral:
Los delitos de peligro hacen referencia a determinadas conductas que ponen
en situación de riesgo un bien jurídico. En este caso se trata de la vida, la salud
y la integridad física de los trabajadores en el ámbito laboral.
Con este tipo de delitos basta con que exista un comportamiento por parte de
algún sujeto obligado por la normativa sobre prevención de riesgos laborales
que ponga a los trabajadores en una situación de peligro grave, con
independencia de que se produzca el resultado lesivo (si se produce el
resultado dañino se puede incurrir en otros tipos penales: lesiones,
homicidio…)
El Código Penal recoge los siguientes tipos:
"Los que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y
estando legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los
trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene
adecuadas, de forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o
integridad física, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a
tres años y multa de seis a doce meses." (art. 316 CP)
"Cuando el delito al que se refiere el artículo anterior se cometa por
imprudencia grave, será castigado con la pena inferior en grado." (art. 317
CP)
"Cuando los hechos previstos en los artículos anteriores se atribuyeran a
personas jurídicas, se impondrá la pena señalada a los administradores o
encargados del servicio que hayan sido responsables de los mismos y a
quienes, conociéndolos y pudiendo remediarlo, no hubieren adoptado medidas
para ello." (art. 318 CP)
40
B) Delitos contra los derechos de los trabajadores:
El Título XV del Libro II del Código Penal señala los delitos contra los derechos
de los trabajadores. Entre ellos encontramos delitos concretos referidos a las
infracciones de la normativa sobre seguridad y salud de los trabajadores en el
ámbito de trabajo (art. 316-318 CP, vistos en el punto anterior). También
encontramos otros delitos que pueden afectar a la operatividad de nuestro
derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud laboral, como
son:
Imponer condiciones laborales o de Seguridad Social que puedan perjudicar,
suprimir o restringir derechos reconocidos a los trabajadores mediante
disposición legal, convenio colectivo o contrato individual, utilizando engaños o
abusando de una situación de necesidad. (art. 311 CP)
Tráfico ilegal de mano de obra e inmigración ilegal. (art. 312 y 313 CP) …El
que determinase o favoreciese la emigración de alguna persona a otro país
simulando contrato o colocación, o usando otro engaño semejante, será
castigado con la pena del art. 312. CP
Discriminación grave en el empleo por razones ideológicas, religiosas, étnicas,
sexuales, por ostentar la representación legal o sindical de los trabajadores…
(art. 314 CP)
Impedir o limitar el ejercicio de la libertad sindical o el derecho de huelga
mediante engaño o abuso de situación de necesidad. (art. 315 CP)
C) Delitos de riesgo contra la seguridad colectiva por agentes físicos,
químicos y biológicos:
Los artículos 341, 342 y 343 CP tipifican una serie de delitos relativos a la
energía nuclear y a las radiaciones ionizantes, describiendo algunas conductas
que pueden poner en peligro la vida, la salud y la integridad física de las
personas, como son: liberar energía nuclear o elementos radiactivos, perturbar
el funcionamiento de instalaciones nucleares o radiactivas, alterar el desarrollo
de actividades en las que intervengan materiales o equipos productores de
radiaciones ionizantes, y exponer a una o varias personas a este tipo de
radiaciones. Conforme al art 31 bis CP LO 5/2010, las personas jurídicas
serán también responsables de estos delitos)
En los artículos 348 y 349 CP se habla de delitos provocados por agentes
químicos y biológicos que, contraviniendo las normas de seguridad
(fabricación, manipulación, transporte, tenencia o comercialización de
explosivos, sustancias inflamables o corrosivas, tóxicas y asfixiantes, o
cualesquiera otras materias, o manipulación, transporte o tenencia de
organismos), pongan en peligro la vida, la salud y la integridad física de las
personas.
D) Delito de aborto y lesiones al feto:
41
La maternidad, como bien jurídico esencial, goza de protección por parte del
Derecho Penal. Esta protección se extiende tanto a la trabajadora embarazada
como al feto:
Ocasionar un aborto por imprudencia grave. (art. 146 CP)
Causar en el feto lesiones o enfermedades que perjudiquen gravemente su
normal desarrollo. (art. 158 CP)
E) Delito De la trata de seres humanos
Y como novedad el art. 177 bis CP.- De la trata de seres humanos. Este título
VII Bis (art. 177 bis) ha sido añadido por la Ley Orgánica 5/2010, de 22 de junio
(BOE del 23), por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal, con entrada en vigor a los seis meses de su
publicación.
Artículo 177 bis CP establece que
.-1. Será castigado con la pena de cinco a ocho años de prisión como reo de
trata de seres humanos el que, sea en territorio español, sea desde España, en
tránsito o con destino a ella, empleando violencia, intimidación o engaño, o
abusando de una situación de superioridad o de necesidad o de vulnerabilidad
de la víctima nacional o extranjera, la captare, transportare, trasladare,
acogiere, recibiere o la alojare con cualquiera de las finalidades siguientes:
a) La imposición de trabajo o servicios forzados, la esclavitud o prácticas
similares a la esclavitud o a la servidumbre o a la mendicidad.
b) La explotación sexual, incluida la pornografía.
c) La extracción de sus órganos corporales.
2. Aun cuando no se recurra a ninguno de los medios enunciados en el
apartado anterior, se considerará trata de seres humanos cualquiera de las
acciones indicadas en el apartado anterior cuando se llevare a cabo respecto
de menores de edad con fines de explotación.
3. El consentimiento de una víctima de trata de seres humanos será
irrelevante cuando se haya recurrido a alguno de los medios indicados en el
apartado primero de este artículo.
4. Se impondrá la pena superior en grado a la prevista en el apartado
primero de este artículo cuando:
a) Con ocasión de la trata se ponga en grave peligro a la víctima;
42
b) la víctima sea menor de edad;
c) la víctima sea especialmente vulnerable por razón de enfermedad,
discapacidad o situación.
Si concurriere más de una circunstancia se impondrá la pena en su mitad
superior.
5. Se impondrá la pena superior en grado a la prevista en el apartado 1 de
este artículo e inhabilitación absoluta de seis a doce años a los que realicen los
hechos prevaliéndose de su condición de autoridad, agente de ésta o
funcionario público. Si concurriere además alguna de las circunstancias
previstas en el apartado 4 de este artículo se impondrán las penas en su mitad
superior.
6. Se impondrá la pena superior en grado a la prevista en el apartado 1 de
este artículo e inhabilitación especial para profesión, oficio, industria o comercio
por el tiempo de la condena, cuando el culpable perteneciera a una
organización o asociación de más de dos personas, incluso de carácter
transitorio, que se dedicase a la realización de tales actividades. Si concurriere
alguna de las circunstancias previstas en el apartado 4 de este artículo se
impondrán las penas en la mitad superior. Si concurriere la circunstancia
prevista en el apartado 5 de este artículo se impondrán las penas señaladas en
este en su mitad superior.
Cuando se trate de los jefes, administradores o encargados de dichas
organizaciones o asociaciones, se les aplicará la pena en su mitad superior,
que podrá elevarse a la inmediatamente superior en grado. En todo caso se
elevará la pena a la inmediatamente superior en grado si concurriera alguna de
las circunstancias previstas en el apartado 4 o la circunstancia prevista en el
apartado 5 de este artículo.
7. Cuando de acuerdo con lo establecido en el nuevo artículo 31 bis de la
reforma del CP de 2010 , una persona jurídica sea responsable de los
delitos comprendidos en este artículo, se le impondrá la pena de multa del triple
al quíntuple del beneficio obtenido. Atendidas las reglas establecidas en el
artículo 66 bis, los jueces y tribunales podrán asimismo imponer las penas
recogidas en las letras b) a g) del apartado 7 del artículo 33.
8. La provocación, la conspiración y la proposición para cometer el delito de
trata de seres humanos serán castigadas con la pena inferior en uno o dos
grados a la del delito correspondiente.
9. En todo caso, las penas previstas en este artículo se impondrán sin
perjuicio de las que correspondan, en su caso, por el delito del artículo 318 bis
de este Código y demás delitos efectivamente cometidos, incluidos los
constitutivos de la correspondiente explotación.
10. Las condenas de jueces o tribunales extranjeros por delitos de la misma
naturaleza que los previstos en este artículo producirán los efectos de
43
reincidencia, salvo que el antecedente penal haya sido cancelado o pueda
serlo con arreglo al Derecho español.
11. Sin perjuicio de la aplicación de las reglas generales de este Código, la
víctima de trata de seres humanos quedará exenta de pena por las infracciones
penales que haya cometido en la situación de explotación sufrida, siempre que
su participación en ellas haya sido consecuencia directa de la situación de
violencia, intimidación, engaño o abuso a que haya sido sometida y que exista
una adecuada proporcionalidad entre dicha situación y el hecho criminal
realizado.
6-. RESPONSABILIDAD CIVIL.
INTRODUCCION.-
La responsabilidad civil en el terreno de la seguridad y salud laboral se refleja
en la indemnización por los daños y perjuicios que cause el incumplimiento de
las obligaciones establecidas en materia de prevención de riesgos laborales.
Cualquier afectado por un incumplimiento en materia preventiva puede
reclamar ante el orden civil de la jurisdicción por los daños y perjuicios
causados por dicho incumplimiento.
Esta responsabilidad puede ser contractual, extracontractual y derivada de una
infracción penal.
A) Responsabilidad civil contractual:
Este tipo de responsabilidad por daños y perjuicios nace de la obligación
empresarial, derivada del contrato de trabajo, de proteger a los trabajadores a
su servicio frente a los riesgos derivados del trabajo.
Si un trabajador sufre un daño derivado de un incumplimiento por parte del
empresario de su deber de protección, como consecuencia de su actividad
laboral, tendrá derecho a una indemnización por daños y perjuicios
(patrimoniales y extrapatrimoniales o morales).
Esta indemnización responderá tanto al daño emergente (disminución directa
de patrimonio motivada por dicho daño) como al lucro cesante (las ganancias o
incrementos patrimoniales que se dejan de obtener como consecuencia del
daño).
44
La responsabilidad civil de carácter contractual se regula en los artículos 1.101
y siguientes del Código Civil.
B) Responsabilidad civil extracontractual:
Regulada en los artículos 1.902 y siguientes del Código Civil, establece la
responsabilidad de indemnizar por los daños y perjuicios que se causen a otra
persona interviniendo culpa o negligencia.
Este tipo de responsabilidad queda excluida cuando exista una relación
contractual, por lo tanto nunca operará entre empresario y trabajador,
solamente lo hará frente a terceras personas que puedan verse afectadas por
un incumplimiento en materia de prevención de riesgos laborales.
C) Responsabilidad civil derivada de una infracción penal:
La ejecución de un hecho descrito en el Código Penal como delito o falta dará
lugar a la reparación de los daños y perjuicios causados como consecuencia
del mismo (artículo 109 y siguientes del Código Penal). Esta responsabilidad
comprende:
La restitución del mismo bien afectado (si fuese posible).
La reparación del daño causado.
La indemnización de perjuicios materiales y morales.
El artículo 120.4 del Código Penal señala que si el responsable del delito o la
falta es un trabajador, dependiente, representante o gestor en el desempeño de
sus obligaciones o servicios, el empresario será responsable civil subsidiario.
7-RESPONSABILIDAD CIVIL DERIVADA DEL ACCIDENTE DE TRABAJO
Responsabilidad civil o patrimonial derivada de accidente de trabajo: clases,
elementos subjetivos y jurisdicción competente
Cuando se produce un accidente de trabajo se genera un amplio abanico de
efectos y consecuencias jurídicas de diferentes clases, dando lugar al
nacimiento de responsabilidades y obligaciones, de un lado, y por otro, y como
contrapartida, al nacimiento de derechos, que vinculan y afectan a diversas
personas, entidades y organismos
CLASES DE RESPONSABILIDADES PATRIMONIALES
45
La responsabilidad generada por un accidente laboral puede ser contractual,
extracontractual y derivada de un ilícito penal (responsabilidad ex delicto). El
art. 1089 CC precisa que «las obligaciones nacen de la ley, de los contratos y
cuasi contratos, y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga
cualquier género de culpa o negligencia». De las distintas fuentes de la
obligaciones que este precepto enumera, pueden ser causa generadora de
aquella responsabilidad el contrato, a través de un incumplimiento de las
obligaciones que el mismo impone (responsabilidad contractual), por otro lado
los actos u omisiones ilícitos (responsabilidad delictual) y, por último, los actos
u omisiones en que «intervenga cualquier género de culpa o negligencia»
(responsabilidad extracontractual). Al examen de cada una de ellas se dedican
los párrafos que siguen.
CLASES O TIPOS
1.. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
El art. 1101 CC dispone que «quedan sujetos a la indemnización de los daños
y perjuicios causados los que en el cumplimiento de sus obligaciones
incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo
contravinieren al tenor de aquélla». Así pues, si un contrato impone a una de
las partes que en él intervienen, el cumplimiento de una determinada obligación
y dicha parte obligada no la lleva a efecto, por alguna de las causas
expresadas, se produce o genera la mencionada responsabilidad contractual, y
la parte incumplidora queda sujeta a abonar a la contraparte la pertinente
indemnización de los daños y perjuicios causados.
El accidente laboral tiene lugar o se produce en el campo de acción del
contrato de trabajo. Si no hay contrato de trabajo existirá un accidente, pero no
un accidente de trabajo; esta figura, el accidente de trabajo, requiere la
existencia de un contrato laboral, dentro de cuyo ámbito acontece.
Como es sabido, el contrato de trabajo vincula al empresario con el trabajador
que le presta servicio, de conformidad con lo que prescribe el art. 1 ET. Ahora
bien, precisamente a consecuencia del contrato de trabajo que une a esas dos
partes, el empresario está obligado a dar seguridad al trabajador en la
prestación de servicios que éste lleve a cabo. Es la llamada deuda de
seguridad del empresario. Las normas reguladoras del contrato de trabajo son
de una claridad meridiana a este respecto. El art. 4 ET expone los derechos
laborales y en su núm. 2 establece: «en la relación de trabajo, los trabajadores
tienen derecho: ... d) A su integridad física y a una adecuada política de
seguridad e higiene». El art. 19.1 ET proclama que «el trabajador, en la
prestación de sus servicios, tendrá derecho a una protección eficaz en materia
de seguridad e higiene». Y el art. 14.2 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre,
de Prevención de Riesgos Laborales impone con toda claridad y rigor al
empresario esa deuda de seguridad, precisando que «en cumplimiento del
deber de protección, el empresario deberá garantizar la seguridad y salud de
los trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados con el
trabajo». El nivel de exigencia de esta obligación que prevé el art. 14 LPRL es
sumamente elevado e intenso, pues el núm. 2 del mismo explica que «a estos
efectos, en el marco de sus responsabilidades, el empresario realizará la
46
prevención de los riesgos laborales mediante la adopción de cuantas medidas
sean necesarias para la protección de la seguridad y salud de los trabajadores,
con las especialidades que se recogen en los artículos siguientes en materia de
evaluación de riesgos, información, consulta y participación y formación de los
trabajadores, actuación en casos de emergencia y de riesgo grave e inminente,
vigilancia de la salud, y mediante la constitución de una organización y de los
medios necesarios en los términos establecidos en el capítulo IV de la presente
Ley»; añadiendo, a renglón seguido, que «el empresario desarrollará una
acción permanente con el fin de perfeccionar los niveles de protección
existentes y dispondrá lo necesario para la adaptación de las medidas de
prevención señaladas en el párrafo anterior a las modificaciones que puedan
experimentar las circunstancias que incidan en la realización del trabajo». Todo
lo cual se ratifica y reitera por el núm. 3 de este art. 14 al disponer que «el
empresario deberá cumplir las obligaciones establecidas en la normativa sobre
prevención de riesgos laborales». No cabe la menor duda, por consiguiente,
que todo contrato de trabajo impone al empresario una muy fuerte obligación
de seguridad frente al trabajador que le presta servicio; obligación que se
multiplica y diversifica en numerosísimos deberes concretos relativos a muy
diferentes aspectos de la relación laboral y a las condiciones de trabajo, de
modo tal que la realización del mismo por el operario pueda llegar a tener la
mayor seguridad posible. En nuestro país la Ley 31/1995 de Prevención de
Riesgos Laborales y las incontables normas reglamentarias que la desarrollan,
y a nivel de Derecho Comunitario la Directiva Marco 89/391/CEE, de 12 de
junio y las innumerables Directivas de muy diversas clases reguladoras de
estas materias de la prevención de los riesgos laborales, imponen a los
empresarios un amplísimo entramado de obligaciones que buscan eliminar o
reducir estos riesgos. Y todas estas obligaciones quedan incorporadas
automáticamente al contrato de trabajo, dentro del marco del muy exigente
deber de seguridad que este contrato hace recaer sobre el empresario.
Por ello, si el empresario incumple alguna de esas numerosas obligaciones de
seguridad y a consecuencia de este incumplimiento sobreviene un accidente
que causa lesiones o daños a uno de sus trabajadores, es claro que tal suceso
determina el nacimiento de la responsabilidad contractual que comentamos,
puesto que en él concurren todas las circunstancias o condiciones que a tal
respecto exige el art. 1101 CC, a saber: un incumplimiento de las obligaciones
contractuales cometido por una de las partes (en este caso, el empresario),
debido a dolo o negligencia, incumplimiento del que se deriva un daño o
perjuicio para la otra parte (el trabajador). Por ello, tal como ordena este art.
1101 el empresario queda sujeto «a la indemnización de los daños y perjuicios
causados».
Es evidente, pues, que esta responsabilidad del empresario se encuentra
comprendida en el ámbito propio del contrato de trabajo. Se trata, por ende, de
una responsabilidad contractual laboral. Ahora bien, es preciso tener en cuenta
que esta clase de responsabilidad sólo se produce o genera entre las partes
del contrato de trabajo, es decir entre el empresario y el trabajador. Y por ello,
si éste dirige su acción de resarcimiento del daño contra otra persona distinta
del empresario (un mando intermedio o superior de la empresa, un técnico de
prevención de riesgos, etc.), persona con la que no está vinculado por contrato
47
de trabajo de ningún tipo, la responsabilidad que se pretende exigir mediante el
ejercicio de esa acción, no encuentra acomodo en el art. 1101 CC que
comentamos, no se trata de una responsabilidad contractual.
2. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL O AQUILIANA
Está prevista en los arts. 1089, 1093 y 1902 a 1910 CC. El art. 1093 dispone
que las obligaciones «que se deriven de actos u omisiones en que intervenga
culpa o negligencia no penadas por la ley, quedarán sometidas a las
disposiciones del Capítulo II del Título XVI de este Libro» (arts. 1902 a 1910). Y
el art. 1902 declara que «el que por acción u omisión causa daño a otro
interviniendo culpa o negligencia está obligado a reparar el daño causado».
Para que se produzca esta responsabilidad extracontractual se requiere que la
acción u omisión negligentes o culpables no impliquen el incumplimiento de
una obligación contractual; lo que a su vez significa normalmente que la
persona que incurrió en esa conducta negligente o culpable no está vinculado
con el perjudicado mediante ningún nexo contractual. Ahora bien, es necesario
que el proceder descuidado o negligente del responsable sea la causa
generadora del daño producido; ese proceder y este daño tienen que estar
unidos por una relación de causalidad.
En los accidentes de trabajo es sumamente difícil que esta clase de
responsabilidad pueda recaer sobre el empresario, lo normal es que la
responsabilidad empresarial derivada del accidente tenga su origen en un
incumplimiento de las obligaciones que le impone el contrato de trabajo. Su
responsabilidad será, prácticamente siempre, de naturaleza contractual, no
extracontractual o aquiliana.
En líneas anteriores hemos visto que la deuda de responsabilidad surgida del
accidente de trabajo puede recaer también sobre otras muchas personas que
no están vinculadas con el trabajador siniestrado por ningún contrato de
trabajo. En estos casos, como no existe vínculo contractual entre el sujeto
generador del daño y la víctima del siniestro, la responsabilidad no es
contractual, sino la extracontractual o aquiliana que prevé el comentado art.
1902.
.3. RESPONSABILIDAD DERIVADA DE ILÍCITO PENAL
Conforme al art. 1092 CC «las obligaciones civiles que nazcan de los delitos o
faltas se regirán por las disposiciones del Código Penal». Estas disposiciones
son, fundamentalmente, los arts. 109 a 122 CP (Capítulos I y II del Título V del
Libro I). De estos preceptos debe destacarse el art. 116.1, según el que «toda
persona criminalmente responsable de un delito o falta lo es también
civilmente, si del hecho se derivaren daños o perjuicios».
48
El accidente de trabajo del que se deriva la muerte de un operario puede ser
constitutivo de un delito de homicidio imprudente del art. 142 CP, si dicha
muerte ha sido causada por la imprudencia grave de una persona. Si tal
imprudencia es causa generadora de alguna de las lesiones que enumera el
art. 152 CP se tratará de un delito de lesiones por imprudencia. Existirá falta
penal cuando del siniestro laboral se desprenda alguna de las situaciones
previstas en el art. 621 CP. En todos estos casos entra en juego el referido art.
116.1 CP y por ello el autor del delito o falta producido, habrá de asumir la
correspondiente responsabilidad civil generada por la infracción penal por él
cometida, a fin de resarcir a la víctima o víctimas de ésta los daños y perjuicios
sufridos.
En principio esta responsabilidad civil ex delicto se exige a través de los
trámites del proceso penal seguido por causa del correspondiente delito o falta,
debiéndose de tener presente lo que se dispone en los arts. 107, 108, 109, 110
y 112 Ley de Enjuiciamiento Criminal. Como se ha dicho, esta responsabilidad
se rige por lo que dispone respecto a ella el Código Penal. El perjudicado o
víctima de la infracción penal puede reservar expresamente el ejercicio de la
acción civil derivada de tal infracción para hacerlo efectivo ante los Tribunales
del orden civil o del orden social «después de terminado el juicio criminal, si a
ello hubiere lugar» (art. 112 LECrim.).
SEMEJANZAS
Las tres clases de responsabilidad patrimonial expresadas presentan entre sí
una gran proximidad y semejanza. Las tres coinciden en la concurrencia de los
siguientes elementos o datos;
a) Un acto u omisión culposo o imprudente.
b) Un resultado dañoso o lesivo.
c) Un vínculo causal o relación de causalidad entre aquel acto u omisión y este
daño.
El fin o razón de ser de estas responsabilidades es la reparación de los daños
o perjuicios causados.
La particularidad que diferencia a cada una de estas responsabilidades de las
otras dos proviene del distinto origen de cada una de ellas; a saber:
-- La responsabilidad contractual se deriva de un contrato, en el que se han
incumplido obligaciones que el mismo impone. Y al estar refiriéndonos a los
accidentes de trabajo, el contrato ha de ser un contrato laboral.
-- La responsabilidad civil ex delicto se basa en la existencia de un delito o falta
penal.
-- La responsabilidad extracontractual procede de cualquier acción u omisión
negligente o culposa que no esté comprendida en el ámbito de un contrato, ni
haya sido calificada tal acción u omisión como delito o falta.
49
ELEMENTOS SUBJETIVOS DE LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
1. EL PERJUDICADO O VÍCTIMA DEL ACCIDENTE DE TRABAJO
Perjudicado por el accidente de trabajo es toda persona que sufre las
consecuencias del mismo, resultando lesionado o dañado por él. Puede
entenderse que la víctima o perjudicado es el sujeto pasivo del accidente, en
tanto que sobre él recaen los efectos dañosos de tal siniestro. Sin embargo, y
precisamente a consecuencia de esas lesiones o daños, dicho perjudicado es
el sujeto activo o acreedor de la responsabilidad que el accidente genera, pues
es él quien ostenta el derecho a percibir la pertinente indemnización
compensatoria de esos perjuicios, que le ha de hacer efectiva el responsable o
responsables del siniestro.
En la mayoría de los casos de accidente de trabajo el perjudicado es trabajador
que presta servicios a la empresa en donde se produce el siniestro, o a otra
empresa vinculada de alguna forma a ella. Es cierto que un accidente laboral
puede causar daños o lesiones a uno o varios terceros que no tienen vínculo
laboral de ningún tipo con tales empresas, pero para esos terceros se tratará
de un accidente o siniestro común, no de un accidente de trabajo. Así pues, lo
más normal y frecuente es que la condición de perjudicado del accidente de
trabajo recaiga sobre un trabajador.
Esta condición de perjudicado por el accidente de trabajo es requisito necesario
para poder formular ante los Tribunales de Justicia del orden jurisdiccional
social, o del orden civil, la oportuna acción de daños y perjuicios frente al
responsable o responsables del siniestro. El perjudicado es quien está
legitimado activamente para el ejercicio de esa acción.
Pero si el trabajador ha fallecido a consecuencia del accidente, él ya no podrá
formular ninguna reclamación judicial; la reclamación, entonces, podrá ser
ejercitada por los parientes más próximos del mismo (cónyuge, hijos, padres...),
que en ese caso asumen, con toda claridad, el carácter de perjudicados por el
accidente que causó la muerte de su esposo, padre o hijo. Debe tenerse en
cuenta que en estos supuestos la legitimación activa que los familiares
mencionados ostentan para ejercitar la correspondiente acción indemnizatoria
no se basa en la condición de herederos del fallecido que aquéllos pudieran
tener, sino en el carácter de perjudicados por el siniestro, pues constituye
obviamente un enorme daño y perjuicio para ellos el fallecimiento de un familiar
tan próximo. Así se viene proclamando por distintas Salas de lo Social de
Tribunales Superiores de Justicia. La sentencia de la Sala de lo Social del TSJ
de Extremadura de 28 de enero del 2004, en relación con una reclamación de
daños y perjuicios formulada por los padres y la prometida de un trabajador
fallecido a causa de un accidente laboral, manifestó que «los demandantes
reclaman como perjudicados, concepto más amplio que el de herederos o
causahabientes o derechohabientes que emplea el art. 127.3 LGSS, mas este
precepto regula, tal y como indica su título, supuestos especiales de
50
responsabilidad en orden a las prestaciones, y la acción que aquí se ventila lo
es de responsabilidad civil, acción que puede ejercitar todo aquel perjudicado
por el evento dañoso y no con exclusividad los herederos del trabajador
fallecido». La sentencia del TSJ del País Vasco de 8 de febrero del 2000
declaró que «los destinatarios inmediatos y directos son los perjudicados, que
reciben la indemnización iure propio y no por vía hereditaria, cualidad que
puede o no coincidir con la de heredero, debiendo entenderse por perjudicada
aquella persona ligada a la víctima por vínculos próximos de familia, afecto,
relaciones de convivencia real, dependencia económica, y otras situaciones de
recíproca asistencia y amparo que determinen real y efectivamente perjuicios
derivados directamente de la muerte producida por el hecho ilícito». A su vez,
el TSJ de La Rioja en sentencia de 21 de noviembre de 1996 precisó que «los
dos actores, padres del fallecido, mayor de edad, nunca han dicho que
actuaran como herederos del mismo, sino como perjudicados por la muerte de
su hijo», y «dicho concepto de perjudicado es mucho más amplio que el de
heredero --término verdaderamente jurídico técnico-- como se ha encargado de
resaltar la jurisprudencia», debiéndose indicar que es «notorio el hecho de que
los padres tienen la condición de perjudicados cuando reclaman por la muerte
de su hijo», como tiene declarado el Tribunal Supremo en sus sentencias de 26
de abril de 1966 y 15 de julio de 1993.
Es interesante resaltar que la referida sentencia de la Sala de lo Social de
Extremadura de 28 de enero del 2004 resolvió un asunto que versaba sobre un
accidente laboral que ocasionó la muerte de un trabajador que iba a contraer
matrimonio pocos meses después del día en que se produjo tal siniestro. En la
demanda origen de aquel proceso no sólo reclamaron el abono de una
indemnización de daños y perjuicios los padres del trabajador fallecido, sino
también la novia de éste que estaba comprometida en matrimonio con él. Y
dicha sentencia estima la pretensión indemnizatoria de dicha prometida,
afirmando que está perfectamente legitimada, como perjudicada por el
siniestro, para formular tal reclamación; si bien el importe de la indemnización
que se le reconoce es sensiblemente más bajo que el asignado a la
indemnización que correspondió a los padres.
2.-RESPONSABLES U OBLIGADOS AL RESARCIMIENTO
La responsabilidad civil o patrimonial a que nos venimos refiriendo en el
presente trabajo, en definitiva se traduce en la obligación de abonar la
pertinente indemnización de daños y perjuicios a la víctima o perjudicado por el
accidente laboral (“restitutio ad integrum”). Esta obligación de pago recae sobre
el responsable o responsables de tal accidente, es decir sobre aquellas
personas que por causa de su proceder negligente o descuidado, han
provocado que tal siniestro se hiciese realidad. Así pues los deudores o sujetos
pasivos de esa obligación son los referidos responsables del accidente.
Ahora bien, para que a una persona pueda serle imputada esa responsabilidad,
es preciso que: a) tal persona haya actuado de forma imprudente o culposa; b)
que se haya producido un daño o lesión a uno o varios trabajadores, «con
ocasión o por consecuencia del trabajo» que éstos ejecuten; c) que exista una
51
relación de causalidad entre esa conducta culposa o descuidada y la lesión o
daño causado.
Como ya se indicó, en numerosas ocasiones es el empresario quien resulta ser
el principal deudor de la obligación de responsabilidad mencionada. Pero
también pueden concurrir con él, como responsables, otros muchos deudores;
es más, en algunos casos es posible que no concurra responsabilidad del
empresario, de forma que la obligación indemnizatoria de que tratamos recaiga
sólo sobre otra u otras personas distintas de aquél. De todos modos, cuando
esta responsabilidad alcanza al empresario, la misma cobra una importancia
particularmente destacada e intensa en relación a las obligaciones resarcitorias
de los otros deudores. Así se explica que el art. 14.4 LPRL disponga que «las
obligaciones de los trabajadores establecidas en esta Ley, la atribución de
funciones en materia de protección y prevención a trabajadores o servicios de
la empresa y el recurso al concierto con entidades especializadas para el
desarrollo de actividades de prevención, complementarán las acciones del
empresario, sin que por ello le eximan del cumplimiento de su deber en esta
materia, sin perjuicio de las acciones que puede ejercitar, en su caso, contra
cualquier otra persona».
Resulta, por tanto, evidente que la obligación de garantizar la seguridad de los
trabajadores a su servicio sigue vinculando al empresario, aunque la ley o un
pacto imponga también sobre otras personas o entidades un similar deber de
velar y controlar el mantenimiento de la seguridad de dichos trabajadores; de
ahí que si, aún existiendo empleados, servicios o entidades que desarrollan
actividades de prevención de riesgos laborales, el empresario incumple alguna
de las obligaciones preventivas que la ley le impone, y tal incumplimiento es
causa generadora de un accidente laboral, el citado empresario será
responsable de este siniestro, sin perjuicio de que también puedan ser
responsables del mismo otras personas o entidades que a su vez incumplieron
los deberes de prevención que sobre ellos recaían.
Pero este art. 14.4 LPRL, en mi opinión, no puede ser interpretado, como se ha
hecho en ocasiones por algún operador jurídico, en el sentido que el mandato
contenido en este precepto obligue a responsabilizar siempre al empresario de
cualquier siniestro laboral que acontezca en su empresa. Estimo que este
criterio es equivocado. Lo único que esta norma dispone es que la existencia
por mandato legal o convencional de otros individuos u órganos que asumen
obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales y de protección de
los trabajadores, no hace desaparecer, en parte alguna, la deuda de seguridad
que el empresario tiene que asumir con respecto a éstos, y ello incluso en
relación con actividades o riesgos que están totalmente comprendidos en la
prestación preventiva llevada a cabo por dichos individuos o entidades. Pero
este mantenimiento o pervivencia de la tan repetida deuda de seguridad
empresarial no significa, de ninguna manera, que todo accidente de trabajo que
se produzca sea siempre imputable al empresario, y que por ello éste tenga
que ser considerado responsable de todos los siniestros laborales que se
produzcan en su empresa.
52
Tal responsabilidad no se desprende del art. 14.4 que comentamos. Esta
norma deja intactos los requisitos necesarios para que pueda producirse la
responsabilidad empresarial, que ya hemos indicado varias veces a lo largo de
este trabajo, y que son los siguientes:
a) incumplimiento empresarial constitutivo de culpa o negligencia;
b) lesión o daño sufrido por uno varios trabajadores;
c) relación de causalidad entre aquel incumplimiento y esta lesión.
Lo que la disposición comentada dice es que ese incumplimiento del
empresario se produce y tiene lugar, aunque él se haya preocupado de ordenar
a una persona o entidad una especial vigilancia sobre las medidas concretas
relacionadas con esa materia. Pero si los indicados requisitos no concurren, no
existe responsabilidad empresarial alguna, sin que este art. 14.4 tenga la
virtualidad de dar vida a una responsabilidad inexistente.
Llegados a este punto, se recuerda que en este trabajo se abordan tan sólo
algunos puntos críticos relativos a la responsabilidad patrimonial derivada de
los accidentes de trabajo, y que no se va a tratar aquí sobre la naturaleza o
carácter de esa responsabilidad cuando recae sobre el empresario. Tan sólo
indicaré que, en mi opinión, se trata de una responsabilidad culposa o
negligente, que requiere una actuación descuidada o imprudente por parte del
mismo para poder ser exigida. No se trata de una responsabilidad objetiva,
pues en esta clase de siniestros las consecuencias derivadas de
responsabilidad objetiva quedan debidamente cubiertas por la protección y
prestaciones de la Seguridad Social; el plus o añadido que sobre tal
responsabilidad objetiva supone la exigencia de la responsabilidad civil
empresarial que comentamos, requiere necesariamente, en mi opinión, la
concurrencia de una conducta negligente o incumplidora del empresario. Así
distintos tratadistas ( Manuel Alonso Olea, Tomás Sala Franco) hablan de
deuda de actividad, no de deuda de resultado. Si bien es claro que la
regulación legal de la prevención de los riesgos laborales es sumamente
rigurosa, de forma tal que dicha regulación obliga al empresario a adoptar
numerosas medidas y conductas preventivas, a fin de evitar o reducir tales
riesgos; y por ello, es sumamente fácil que, una vez se ha producido un
accidente de trabajo, aparezca siempre o casi siempre un incumplimiento
empresarial en el “iter causal” del mismo. De ahí que parezca acertado
sostener con Tomás Sala Franco que aún cuando en el ámbito de los
conceptos debe entenderse que se trata de una deuda de actividad, en la
práctica el rigor intenso de la legislación de prevención de los riesgos laborales
la convierte en algo muy próximo a una deuda de resultado. El tema es
sumamente interesante, pero un tratamiento del mismo mínimamente
adecuado requeriría un tiempo y un espacio con los que no se cuenta en este
trabajo, dado el planteamiento que para él se pensó desde un primer momento.
Sean, pues, bastantes las precedentes consideraciones sobre esta cuestión.
Si la responsabilidad patrimonial derivada de un accidente de trabajo recae
sobre una sola persona, es decir si existe un solo deudor de tal
responsabilidad, la problemática que ésta plantea se centra sobre todo en
esclarecer si concurren los requisitos necesarios para la existencia de tal
53
responsabilidad, y, una vez admitida la concurrencia de los mismos, determinar
el importe o montante de la indemnización que ese responsable tiene que
satisfacer a la víctima o víctimas del siniestro. Pero si son varios los
responsables del cumplimiento de esta obligación, surgen otros problemas o
cuestiones a los que conviene hacer referencia. En relación con el análisis de
estos problemas debe distinguirse entre aquellos que se derivan del vínculo o
conexión existente entre el acreedor de la deuda de responsabilidad y los
varios sujetos pasivos o deudores de la misma; y aquellas otras cuestiones que
se producen en el ámbito de las relaciones internas existentes entre los propios
deudores. A esta problemática se dedican los párrafos que siguen.
NATURALEZA DEL VÍNCULO DE RESPONSABILIDAD CUANDO SON
VARIOS LOS DEUDORES
Ante la concurrencia de varios deudores de la responsabilidad derivada de un
accidente de trabajo, debe dilucidarse si la obligación que por tal causa grava a
estos deudores es de naturaleza solidaria o si, por el contrario, es
mancomunada simple.
Si nos atenemos al estricto mandato del art. 1137 CC, habría que acogerse al
carácter mancomunado simple de esta obligación. Este precepto dispone: «La
concurrencia de dos o más acreedores o de dos o más deudores en una sola
obligación, no implica que cada uno de aquéllos tenga derecho a pedir, ni cada
uno de éstos deba prestar íntegramente las cosas objeto de la misma. Sólo
habrá lugar a esto cuando la obligación expresamente lo determine
constituyéndose con el carácter de solidaria». Y es obvio que, en principio, no
se encuentra normalmente ninguna declaración ni afirmación que sirva de base
al carácter solidario de tal obligación, cuando trae causa de un accidente de
trabajo.
A pesar de ello, la mayoría de la doctrina estima que estas obligaciones deben
ser calificadas de solidarias.
Cuando se trata de responsabilidad ex delicto la ley prevé de forma expresa
esta cuestión, pues el art. 116.2 CP, que trata de las personas civilmente
responsables de los delitos o faltas, dispone claramente que «los autores y los
cómplices, cada uno dentro de su respectiva clase, serán responsables
solidariamente entre sí por sus cuotas...». Así pues no cabe duda que si la
responsabilidad derivada de accidente de trabajo se exige a través del cauce
del proceso penal, el débito que como consecuencia de ella recae sobre los
varios autores de la infracción penal cometida, tiene carácter solidario.
La cuestión se complica si no nos encontramos en el radio de acción de un
ilícito penal, pues acabamos de ver que el art. 1137 CC más bien propicia una
solución contraria a la solidaridad. A pesar de ello, la jurisprudencia de la Sala
de lo Civil del Tribunal Supremo proclama con reiteración y firmeza el carácter
solidario de las obligaciones cuando se generan por culpa extracontractual o
aquiliana. Así la sentencia de dicha Sala de 26 de noviembre de 1993 declaró:
«siendo el concepto de la culpa la única explicación teórica y pragmática del
supuesto generador de la indemnización que deriva de la culpa
54
extracontractual, cuando ésta es imputable a más de un sujeto, sin que existan
elementos conducentes a diferenciar la concreta responsabilidad de cada uno,
el vínculo de solidaridad es el procedente por ser el más adecuado, con
relación al perjudicado, para la efectividad de la indemnización
correspondiente». Me parece acertado el criterio que esta sentencia sostiene,
por cuanto que en el caso concreto de culpa extracontractual a que se refiere,
la exigencia de la mayor efectividad posible en el cumplimiento de la obligación
se desprende de la propia actuación o conducta que genera esa obligación,
pues esa actuación, que por esencia es negligente y descuidada, produce un
daño o perjuicio no convenido ni aceptado por nadie, lo que determina que se
deba configurar la responsabilidad derivada de aquélla del modo que mejor se
consiga su cumplimiento más eficaz y completo.
La postura que dicha sentencia mantiene es asumida por otras muchas de la
misma Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, pudiendo citarse las sentencias
de 22 de enero del 2004, 3 de julio de 1996, 30 de septiembre de 1992, 21 de
abril de 1992 y 22 de diciembre de 1989. Es más, la sentencia de 22 de enero
del 2004 que se acaba de mencionar, en base precisamente al carácter
solidario de esta responsabilidad, estima que el perjudicado puede dirigir su
acción contra cualquiera de los deudores solidarios, sin necesidad de
demandar a los restantes deudores, pues entre los varios sujetos pasivos de
una obligación solidaria no existe litis consorcio pasivo necesario, dado lo que
prescribe el art. 1144 CC.
En mi opinión, debe aplicarse también la solidaridad en relación a la
responsabilidad contractual derivada de accidente de trabajo, toda vez que en
ella también aparece la razón antedicha, por cuanto que también en este caso
la causa generadora de la responsabilidad es una acción descuidada o
imprudente del incumplidor, imprudencia o descuido que no han sido aceptados
por el perjudicado, de ahí que también aquí se presenta la necesidad de
facilitar al máximo el cumplimiento de la obligación de resarcimiento.
Sin embargo, la interesante sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia del País Vasco de 21 de octubre del 2003, se inclina por
aplicar, a dos empresarios incumplidores, una responsabilidad mancomunada
simple. Sin duda, este criterio responde más adecuadamente a lo que ordenan
los arts. 1137 y ss. CC. A pesar de ello, mi parecer sigue siendo favorable a la
solidaridad, pues la jurisprudencia de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo
es abrumadora, en los casos de culpa extracontractual, y no encuentro ninguna
razón que justifique un tratamiento distinto en los casos de culpa contractual.
DISTRIBUCIÓN DEL IMPORTE DE LA INDEMNIZACIÓN ENTRE LOS
VARIOS DEUDORES
En el epígrafe precedente hemos examinado la obligación derivada de la
responsabilidad civil de que tratamos, desde el punto de vista o desde la faceta
del vínculo que une a los varios deudores de esa responsabilidad con el
perjudicado o perjudicados por el accidente. Ahora procede tratar esa
obligación desde el enfoque de las relaciones internas entre los referidos
deudores. La cuestión consiste sobre todo en determinar cómo se distribuye
55
entre éstos el quantum o montante total de la indemnización que se ha de
satisfacer a los perjudicados.
En nuestro país, ni en el Derecho Civil ni en el Derecho del Trabajo ni en el
Derecho de la Seguridad Social se encuentran disposiciones legales explícitas
que traten o regulen esa distribución. Sí existen en cambio, en lo que concierne
a la responsabilidad civil derivada de los actos u omisiones constitutivos de
delito o falta. El art. 116.1 CP establece que «si son dos o más los
responsables de un delito o falta los Jueces o Tribunales señalarán la cuota de
que deba responder cada uno». Es, pues, indiscutible que la sentencia que
condene a varias personas como responsables de una infracción penal, debe
hacer entre éstas la oportuna distribución de las cuotas de responsabilidad civil
de que cada uno de ellos ha de responder. Sin embargo es frecuente en el
proceso penal que las sentencias que establecen la condena de varias
personas, declaren la solidaridad de éstas en orden a la indemnización de los
daños y perjuicios causados, pero que en cambio no efectúen la distribución de
las cuotas de responsabilidad mencionadas.
Las sentencias del orden social de la jurisdicción y las del orden civil que
declaran la existencia de responsabilidad civil derivada de accidente de trabajo
y condenan a varios deudores al pago de la pertinente obligación, en la gran
mayoría de supuestos tampoco suelen hacer ningún tipo de distribución o
reparto de cuotas de responsabilidad entre aquéllos. Estas sentencias,
generalmente, se limitan a disponer la condena solidaria de los varios
deudores, sin concretar, casi nunca, la parte de responsabilidad que
corresponde a cada deudor. Esta clase de decisiones no suele plantear
mayores problemas al acreedor de la deuda de responsabilidad. Al contrario, al
ser la condena solidaria, ese acreedor puede dirigir la ejecución contra el
deudor que ofrezca un mayor grado de solvencia, con lo que puede ver
satisfecho su crédito con una mayor facilidad. Los problemas se suscitan entre
los propios deudores, sobre todo para aquél que ha tenido que hacer efectivo el
abono de la totalidad de la indemnización ordenada en la sentencia, al haberse
dirigido la ejecución de ésta contra él, las más de las veces por el motivo o
razón de ser el deudor con más solvencia. Pero si ese deudor contra el que se
dirige la ejecución abona al perjudicado el importe íntegro de la indemnización,
¿qué puede hacer él frente a los restantes deudores? Lo lógico es pensar que
pueda dirigir contra éstos la oportuna acción de repetición, la cual presenta no
pocos problemas tanto procesales como sustantivos.
A) La primera interrogante que surge en relación con esa acción de repetición
es dilucidar si la misma se puede ejercitar en el procedimiento de ejecución de
la sentencia, o si por el contrario ha de dar lugar a la tramitación de un proceso
ordinario independiente y distinto.
Me inclino claramente a favor de la primera solución, pues considero que el
deudor solidario que, a través de los trámites de ejecución de la sentencia, ha
pagado el completo importe de la condena ordenada por ésta, puede repetir en
ese mismo proceso de ejecución las cantidades que correspondan contra los
otros deudores solidarios que hayan sido también condenados con tal carácter
en la misma sentencia. Téngase en cuenta que el art. 1145 CC dispone que «el
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que hizo el pago sólo puede reclamar de sus codeudores la parte que a cada
uno corresponda, con los intereses del anticipo»; lo que unido a los arts. 540
LEC, reformada por Ley 19/2009, que entró en vigor el 4-5-2010, sobre el
“ejecutante y ejecutado en casos de sucesión” y el art. 542 LEC, “ejecución
frente al deudor solidario”, respalda la formulación de la repetición comentada
en el procedimiento de ejecución de la sentencia; en definitiva, esta acción de
reintegro no pretende otra cosa que hacer que se cumpla en la forma más
adecuada la condena que dispuso la sentencia.
La segunda solución, según la que esa acción de repetición obliga a incoar otro
proceso declarativo distinto e independiente, suscita numerosas dificultades y
problemas. Así la primera duda que se puede plantear es la relativa al orden
jurisdiccional competente para el conocimiento y resolución de tal acción; sobre
todo en aquellos casos en que la sentencia que dispuso la condena solidaria de
los varios deudores fue dictada por un Juez o Tribunal del Orden Social de la
Jurisdicción, dado que la acción de repetición mencionada, ejercitada con
autonomía y de forma separada, difícilmente puede estar comprendida en el
ámbito de competencias de dicho Orden Social, ya que las partes implicadas
en esa acción son deudores solidarios del débito principal, que no están ligados
entre sí por ningún contrato de trabajo o, si lo están, su contrato laboral no
tiene conexión con la solidaridad que los vincula, de donde emana esa acción
de repetición. Por otra parte, si se aplica esta solución se impide, en mi opinión,
un cumplimiento cabal, completo y unitario de la sentencia que condenó
solidariamente a los distintos deudores, y además se obliga al deudor que
asumió el pago total del débito, a acudir a otro proceso distinto para, en
definitiva, lograr algo que se deriva del pronunciamiento de aquella sentencia.
Además, el ejercicio de la acción de repetición mediante una nueva demanda
puede dar lugar a que en el nuevo litigio se examinen cuestiones ya tratadas en
el anterior, con el riesgo de que en relación a ellas no se apliquen criterios
coincidentes en uno y otro pleito.
B) Parece que lo más conveniente, efectivo y resolutorio es que el reparto de
cuotas de responsabilidad entre los diferentes deudores se lleve a cabo en la
propia sentencia que condena solidariamente a éstos; pues de esta manera
quedan resueltos por la misma los problemas esenciales que plantea la
responsabilidad civil en ella examinada.
Pero, como se ha indicado, las más de las veces tal sentencia se limita a
disponer la condena solidaria de los deudores, pero no hace la distribución de
las cuotas de responsabilidad entre éstos. Incluso puede suceder que en la
fase declarativa del proceso no se hayan aportado elementos ni datos
suficientes para poder efectuar el reparto de las cuotas, lo que hace imposible
que la sentencia lo realice. Téngase en cuenta que en esa fase de cognición
las cuestiones esenciales que normalmente se tienen que abordar, no se
refieren exactamente al tan citado reparto o distribución, y por ello puede no
resultar fácil encontrar en las actuaciones llevadas a efecto en ella los
elementos que son necesarios a este fin.
57
Es lógico mantener, por tanto que si en la fase de cognición del proceso judicial
se han aportado suficientes elementos para decidir sobre dicho reparto, el
mismo debe realizarse en la sentencia; si no se consigue en esa fase tal
suficiencia de datos, la distribución habrá que dejarla para la ejecución de la
sentencia. Un ejemplo de distribución de la cuota de responsabilidad efectuada
en la sentencia lo encontramos en la dictada por el TSJ del País Vasco el 21 de
octubre del 2003, que antes se citó, pues en esa sentencia se trató de un
accidente imputable a la responsabilidad de dos empresarios distintos y que
también en parte se debió a imprudencia del trabajador, por lo que se dividió el
importe total del daño causado en tres partes, condenando a cada una de esas
empresas a abonar al empleado accidentado un tercio de tal importe (pues el
tercer tercio se imputó a la responsabilidad del propio trabajador).
C) En relación a esta materia que venimos tratando, es preciso dejar claro,
para evitar todo tipo de equívocos, que el hecho de dividir en cuotas la
responsabilidad de los deudores solidarios no está reñido con la solidaridad
que une a todos ellos. Como se ha explicado, la solidaridad se refiere al vínculo
existente entre los deudores y el acreedor, de modo que éste puede exigir a
cualquiera de aquéllos el pago del importe total del débito. En cambio la
división en cuotas de responsabilidad se refiere a las relaciones o conexiones
que existen entre los propios deudores, entre sí.
D) Uno de los más importantes problemas que suscita la materia que tratamos,
es la determinación del modo y condiciones en que se ha de efectuar la tan
mencionada distribución de cuotas. Y a tal respecto la solución que aparece
como más conforme a justicia y a razón, es la que divide la cuantía total de la
deuda en tantas cuotas o partes como deudores solidarios haya. Lo lógico es
que el importe de cada cuota se fije en función del nivel de responsabilidad del
deudor a que corresponde, del grado o intensidad de la imprudencia por él
cometida, de su participación en la relación de causalidad del siniestro, y de
otras circunstancias dignas de ser tomadas en consideración a fin de efectuar
esa fijación de cuantía. Por ello es evidente que a este objeto es muy difícil
establecer reglas o criterios generales, y que serán de suma importancia las
circunstancias y datos concurrentes en cada caso. Si en el supuesto
examinado no se aprecian razones para fijar cuotas de diferente importe,
entonces será procedente dividir por partes iguales el montante total de la
indemnización
3.-JURISDICCIÓN COMPETENTE
Dejando a un lado la jurisdicción penal, cuya competencia para el conocimiento
de la acción de responsabilidad civil derivada de los accidentes de trabajo que
sean constitutivos de delito o falta penal, no presenta mayores cuestiones, nos
encontramos con que, por el contrario, el deslinde de competencias entre los
órdenes jurisdiccionales civil y laboral a la hora de asumir el conocimiento de
los otros tipos o clases de responsabilidad patrimonial derivada de accidente de
trabajo, es mucho más dificultoso y conflictivo. Es sabido que, en relación a ese
deslinde o delimitación de ámbitos competenciales, desde hace años se viene
produciendo un evidente desencuentro o discordancia entre la postura que
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mantiene la Sala de lo Social del Tribunal Supremo y la que defiende la Sala de
lo Civil del mismo, pues cada una de ellas viene proclamando su competencia
para conocer los procesos en los que se reclame la pertinente indemnización
de daños y perjuicios derivados de esa responsabilidad patrimonial. Toda esta
problemática es espinosa y ardua, encerrando incontables dificultades.
PLANTEAMIENTO INICIAL
A la vista de todo lo expuesto en las páginas anteriores de este comentario, y lo
que se dispone en las normas legales en ellas mencionadas, una primera
aproximación a la cuestión competencial de que ahora tratamos, un
planteamiento inicial de la misma, nos lleva a mantener la regla básica que a
continuación se expone, lo cual no impide que, después de ahondar y
profundizar en esta espinosa materia podamos llegar a propugnar una solución
distinta. Esta regla inicial y básica es la siguiente:
a) Si la responsabilidad patrimonial sobre la que se debate en el pleito de que
se trate, es una responsabilidad patrimonial basada en el art. 1101 CC, será
competente la jurisdicción laboral, pues se trata de la responsabilidad derivada
de un incumplimiento del contrato de trabajo.
b) Si la responsabilidad examinada es la extracontractual o aquiliana del art.
1902 CC, la competencia se residenciará en los Tribunales del Orden Civil.
Es razonable sostener que la acción por la que se exige el cumplimiento de la
responsabilidad extracontractual del art. 1902 CC, ha de ser conocida y
resuelta por la Jurisdicción Civil. Esta clase de responsabilidad se genera y
actúa en el campo propio del Derecho Civil, y por ende parece que son los
Tribunales de este orden jurisdiccional los que deben asumir la competencia
para conocer los litigios que la misma suscite.
DIFERENCIA PRÁCTICA.-
La diferencia en el planteamiento de la opción por una acción civil o laboral, ya
que la penal es independiente y complementaria de estas dos, y naturalmente
existe la prejudicialidad penal en los ordenes civil y laboral en este caso de
responsabilidad por accidente laboral, en el sentido de que el juez civil o
laboral, en caso de que el juez penal haya dictado sentencia firme sobre un
delito contra la salud de los trabajadores, los hechos probados de dicha
sentencia penal tienen la lógica influencia en los hechos probados de las otras
dos jurisdicciones, y para el caso de que sean incongruentes, siempre quedará
el recurso extraordinario de revisión de sentencias firmes ante la Sala de
conflictos del Tribunal Supremo, compuesta por el Presidente del tribunal
Supremo y dos magistrados de la Sala IV lo Social o de la Sala I de lo Civil y
dos de la Sala II de lo Penal.
Pero la diferencia en la elección de la acción civil o laboral, depende de dos
cuestiones. La primera y paradójicamente es la mayor dificultad en la prueba
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del daño por el trabajador demandante en la jurisdicción social, que tiene que
probar el daño, el nexo causal con el trabajo y la falta de medidas de seguridad
por el empresario demandado, lo que produce la necesidad de un mayor
esfuerzo probatorio.
En cambio en la jurisdicción civil solo tendrá que probar la relación con el
trabajo del percance sufrido, siendo el empresario demandado el que tendrá
que realizar un mayor esfuerzo probatorio en demostrar al juez civil que no hay
relación o nexo causal con el trabajo, que cumplió con todas las normas de
prevención laboral, y que pese a esto por fuerza mayor o Caso Fortuito ocurrió
el accidente, o en su caso la falta de diligencia del trabajador o su negligencia
como demandado civil.-
La segunda cuestión para que el trabajador se decida por una u otra acción,
está en la rapidez del proceso laboral, en contraposición al lento procedimiento
civil, ya que el proceso laboral, conforme establece el principio de rapidez y
preclusión de sus plazos de su art. 74 Ley de Procedimiento Laboral, es una
característica de este proceso social que tiene como finalidad la resolución lo
más rápido posible de estos conflictos en aras a la paz social. Pero, con otra
cuestión a analizar: los recursos contra las sentencias que resuelven estos
casos. En el proceso civil procede la apelación contra la sentencia del Juez de
Primera Instancia, ante la Audiencia Provincial, con la posibilidad de si lo piden
las partes de reproducir el juicio oral y aportar nuevas pruebas, pudiéndose
modificar los hechos probados de la primera sentencia si se demuestra el error
del juez o la aparición de nuevas pruebas y hechos que la desvirtúen. En
cambio, en el proceso laboral, el recurso es de Suplicación, un tipo de recurso
extraordinario, de corte casacional, que no puede revisar los hechos probados
por el juez salvo error material del juez en la apreciación de los documentos
aportados en el juicio oral, lo que limita muchísimo las posibilidades de ganar
el recurso.
8. RESPONSABILIDADES EN MATERIA LABORAL Y DE SEGURIDAD
SOCIAL
Las responsabilidades en materia de Seguridad Social tienen su origen en el
incumplimiento de la normativa de Seguridad Social, en los aspectos que
afecten al terreno de la prevención de riesgos laborales.-
Las responsabilidades en materia de Seguridad Social vienen reguladas en el
Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio (Texto Refundido de la Ley
General de Seguridad Social). Son de diversos tipos:
Responsabilidad por los accidentes de trabajo que se produzcan si el
empresario incumple la decisión de la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social de paralizar aquellas actividades que no cumplan las normas sobre
seguridad y salud. Este incumplimiento se equiparará a falta de formalización
60
de la protección por dicha contingencia de los trabajadores afectados por el
accidente. (art. 195 LGSS)
Responsabilidad directa de la empresa de todas las prestaciones que
puedan derivarse en caso de enfermedad profesional en caso de
incumplimiento de la obligación de realizar los preceptivos reconocimientos
médicos previos o periódicos para la prevención de dichas enfermedades. (art.
196 y 197 LGSS)
Responsabilidad por recargo de prestaciones: todas las prestaciones
económicas que tengan su causa en accidente de trabajo o enfermedad
profesional se aumentarán, según la gravedad de la falta, de un 30 a un 50 por
100, cuando la lesión se produzca por máquinas, artefactos o en instalaciones,
centros o lugares de trabajo que carezcan de los dispositivos de precaución
reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas condiciones, o cuando no se
hayan observado las medidas generales o particulares de seguridad y salud en
el trabajo, o las elementales de salubridad o las de adecuación personal a cada
trabajo, habida cuenta de sus características y de la edad, sexo y demás
condiciones del trabajador.
La responsabilidad del pago del recargo recaerá directamente sobre el
empresario infractor y no podrá ser objeto de seguro alguno, siendo nulo de
pleno derecho cualquier pacto o contrato que se realice para cubrirla,
compensarla o transmitirla. (art. 123 LGSS)
RESUMEN.-
Para garantizar el cumplimiento de todas las obligaciones que la normativa
sobre seguridad y salud laboral impone a los distintos sujetos implicados en la
prevención de los riesgos derivados del trabajo (especialmente al empresario),
se establecen una serie de responsabilidades y sanciones de diversa
naturaleza.
El artículo 42 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales señala que el
incumplimiento por parte del empresario de sus obligaciones en materia de
prevención de riesgos laborales podrá originar distintos tipos de
responsabilidad: fiscal, tributaria, procesal y de seguridad e higiene
propiamente dicha.
Las infracciones administrativas en materia de seguridad y de salud laboral se
califican en leves, graves y muy graves, en atención a la naturaleza del deber
infringido y la entidad del derecho afectado.
No llevar a cabo las evaluaciones de riesgos y, en su caso, los controles
periódicos de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores, o
no realizar aquellas actividades de prevención que hicieran necesarias los
resultados de las evaluaciones constituye una infracción administrativa grave.
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Los delitos de peligro por infracción de la normativa sobre seguridad y salud
laboral hacen referencia a determinadas conductas que ponen en situación de
riesgo el bien jurídico de la vida, la salud y la integridad física de los
trabajadores en el ámbito laboral.
La responsabilidad civil en el terreno de la seguridad y salud laboral se refleja
en la indemnización por los daños y perjuicios que cause el incumplimiento de
las obligaciones establecidas en materia de prevención de riesgos laborales.
Esta responsabilidad puede ser contractual, extracontractual o derivada de una
infracción penal.
El artículo 120.4 del Código Penal señala que si el responsable de un delito o
falta es un trabajador, dependiente, representante o gestor en el desempeño de
sus obligaciones o servicios, el empresario no responderá en ningún caso y
puede imponer las sanciones disciplinarias que estime oportunas.
Las responsabilidades en materia de Seguridad Social pueden ser: por
accidentes de trabajo ocurridos ante el incumplimiento empresarial de la orden
de paralización de la actividad, por la no realización de los preceptivos
reconocimientos médicos en caso de enfermedad profesional o por recargo de
prestaciones en caso de accidente de trabajo o enfermedad profesional.
LA SALUD Y LA SEGURIDAD EN LAS OBRAS DE
CONSTRUCCIÓN MENORES
La construcción es una actividad arriesgada: en este sector la mortalidad por
accidente es de aproximadamente 13 trabajadores por cada 100 000, frente a 5
por cada 100 000 de promedio en el conjunto del sector ( 1 ).
El trabajo en la construcción supone además la exposición de los trabajadores
a toda una serie de peligros para la salud, que van desde la asbestosis al dolor
lumbar, y desde el síndrome de vibración brazo-mano a las quemaduras por
cemento. En la presente hoja informativa se ofrecen consejos básicos sobre
salud y seguridad en la construcción, pero no pretende ser una guía
exhaustiva. Se recomienda, si se precisa un asesoramiento adicional, ponerse
en contacto con las autoridades u organismos de su país responsables en la
materia antes de empezar a trabajar.
ANTES DE EMPEZAR A TRABAJAR EN LA OBRA
En el diseño de las obras de construcción deben incorporarse las
consideraciones relativas a la seguridad y la salud tanto antes como durante y
después de empezar la obra. Resulta más barato y fácil controlar los riesgos
para los trabajadores de la construcción antes de empezar la obra, por ejemplo:
62
.-instaurando una política para la adquisición de maquinaria y equipos de
trabajo (por ejemplo, adquiriendo herramientas con bajos niveles de emisión de
ruido y vibraciones);
.- introduciendo especificaciones sobre salud y seguridad en los pliegos de
condiciones de las licitaciones (que como mínimo se cumpla con la legislación
nacional);
.-planificando el proceso de trabajo para minimizar el número de trabajadores
que puedan resultar lesionados; por ejemplo, programar los trabajos ruidosos
cuando menor número de trabajadores puedan estar expuestos a ellos;
.-comenzando las actividades de control antes de empezar la obra (por
ejemplo, con actividades de planificación, formación, contratación y
mantenimiento de los lugares de obra);
.- fijando procedimientos efectivos de consulta y participación de los
trabajadores en materia de seguridad y salud en el trabajo;
.- velando por que todas las personas, incluidos los directivos, reciban
formación y puedan realizar su trabajo sin riesgos para su salud y seguridad o
la de otros trabajadores.
GESTIÓN EN EL LUGAR DE LA OBRA
Los empresarios, en colaboración con los supervisores de obra, deben velar
por la salud y seguridad de los trabajadores. Para este fin deberán:
.- evitar los riesgos para los trabajadores;
.- evaluar los riesgos que no puedan evitarse;
.- luchar contra los riesgos en su origen;
.-utilizar medidas colectivas para proteger a los trabajadores;
.- utilizar, cuando no haya otra alternativa, medidas de protección individuales;
.-establecer procedimientos de emergencia;
.- informar a los trabajadores acerca de los riesgos existentes y las medidas de
control;
.- velar por que se imparta la formación adecuada.
El proceso para evaluar los riesgos que no pueden ser evitados
se denomina «evaluación de riesgos» y debería identificar:
.-los peligros potenciales (riesgos),
.-quién puede resultar dañado y con qué gravedad,
.-cuán probable es dicho daño,
.-las acciones necesarias para eliminar o reducir el riesgo a los trabajadores,
.- qué acciones deberían adoptarse en primer lugar.
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En el lugar de trabajo deberían implantarse medidas de control y asegurarse de
que son efectivas y cumplen las exigencias legales.
PELIGROS Y RIESGOS PRINCIPALES
En una obra de construcción hay muchas maneras de resultar muerto, dañado
o sufrir un perjuicio para la salud, como por ejemplo:
.- caer desde la altura,
.- sufrir un accidente de tráfico,
.-recibir una descarga eléctrica,
.-quedar enterrado durante trabajos de excavación,
.- recibir un golpe por caída de materiales,
.- respirar fibras de amianto,
.-sufrir un dolor lumbar por manejar materiales pesados,
.- entrar en contacto con sustancias peligrosas,
.-sufrir pérdida auditiva por ruido intenso.
CONSULTA A LOS TRABAJADORES
Consultar a los trabajadores sobre las medidas de salud y seguridad no sólo es
una exigencia legal, sino además una forma efectiva de asegurar el
compromiso de aquéllos con los procedimientos y mejoras en este ámbito. Hay
que consultar a los empleados sobre las medidas de seguridad y salud y antes
de la introducción de nuevas tecnologías o productos.
TRABAJO SEGURO EN TEJADOS
Trabajar en cubiertas puede ser peligroso, de ahí que sea esencial respetar
unas normas de seguridad rigurosas por breve o largo que sea el tiempo de
actividad.
¿ES NECESARIO EL TRABAJO?
La primera medida de prevención para evitar la caída o el desplome desde un
tejado es no acceder a él. Si en último término el trabajo resulta imperativo,
¿cabe realizarlo sin necesidad de subir o reduciendo el tiempo de permanencia
en altura? Una posibilidad, por ejemplo, es realizar parcialmente en superficie
los trabajos de ensamblaje que permitan reducir las horas de trabajo en altura.
ANTES DE EMPEZAR EL TRABAJO
Efectuar una evaluación de riesgos es requisito básico para todo tipo de
trabajos en altura antes de comenzar a la obra. Deberá proporcionarse el
equipo necesario, así como los elementos preventivos y sistemas de trabajo
adecuados, y los trabajadores deberán tener instrucciones y formación
precisas. Todo trabajo en altura, incluso los de corta duración (contabilizado en
minutos más que en horas), requiere una planificación minuciosa para reducir
al mínimo el riesgo al que están expuestos los trabajadores.
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PREVENCIÓN DE CAÍDAS
Deberán adoptarse medidas de prevención adecuadas cuando exista riesgo de
caída durante las obras realizadas en altura o en el momento de acceder a
ellas o abandonarlas. La evaluación de riesgos sugerirá medidas para evitar
caídas que deben anteponer la protección colectiva a la individual. Todo
dispositivo de protección contra caídas (como, por ejemplo, la protección
lateral) deberá tener una configuración y resistencia adecuadas para prevenir o
detener las caídas desde altura y, en la medida de lo posible, evitar las lesiones
de los trabajadores.
Las medidas para prevenir el riesgo de caída deberán aplicarse previamente al
inicio de los trabajos temporales en altura, y observarse hasta que las obras se
hayan completado. Las condiciones meteorológicas deberán tenerse en cuenta
puesto que el hielo, la humedad o el viento pueden incrementar
significativamente el riesgo para los trabajadores o el de la caída de material.
CAÍDA DE MATERIAL
La caída de material entraña el riesgo de muerte. No debe arrojarse nada
desde la cubierta. Se deben tomar las siguientes medidas:
.-utilizar embudos empotrados de cuero para grava o baje los materiales a
tierra;
.- no dejar que el material que pueda caer se acumule;
.-impedir el acceso a las zonas de peligro adyacentes o por debajo de la obra
que se realiza en altura;
.- utilizar redes protectoras, pasarelas cubiertas o dispositivos de protección
similares para impedir la caída de material que pueda provocar lesiones;
.- evitar en la medida de lo posible el transporte de objetos largos y pesados a
los tejados;
.-asegurarse de que todo el material está almacenado correctamente, en
particular si sopla el viento.
FORMACIÓN
Los trabajadores deben poseer los conocimientos, habilidades y experiencia
adecuados para trabajar con seguridad. Es necesario que los trabajadores
sean conscientes de los riesgos, comprendan los sistemas apropiados de
trabajo y estén lo suficientemente formados como para llevarlos a la práctica:
por ejemplo, instalando protección lateral, operando una plataforma de acceso
móvil o instalando y utilizando arneses de protección.
TIPOS DE TEJADOS
TEJADOS HORIZONTALES
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El riesgo que entraña trabajar sobre tejados horizontales es muy alto. La caída
puede sobrevenir:
.- desde el puntal de un tejado completo,
.- desde el puntal donde se está trabajando,
.- a través de aperturas, boquetes o estructuras frágiles.
Es preciso observar medidas de prevención al trabajar en tejados horizontales
que entrañan riesgo de caída. Las medidas de protección pueden ser
necesarias en los puntales del tejado, aperturas y puntos de acceso, y donde
existan estructuras
frágiles.
TEJADOS A DOS AGUAS
En tejados a dos aguas, la caída puede producirse:
.- desde los aleros;
.- por deslizamiento con precipitación posterior sobre los aleros;
.- internamente a través del tejado;
.- desde los hastíales.
La protección lateral, que ha de ser lo bastante resistente como para neutralizar
el impacto de una persona que se precipite sobre ella, deberá ser tanto más
sólida cuanto más larga sea la pendiente y más pronunciada la inclinación. Las
plataformas aéreas pueden constituir una alternativa compensatoria y eficaz al
trabajo en el propio tejado, y resultar particularmente útiles en obras de corta
duración y durante los derribos, cuando surgen grietas en el tejado.
Es necesario instalar medios de acceso, de evacuación y de trabajo seguros.
Las escaleras adaptadas para tejado o equipo similar pueden resultar
necesarias en caso de que las tejas o pizarras constituyan una mala superficie
de apoyo.
TEJADOS FRÁGILES
Un material frágil es aquel que no puede soportar con garantías de seguridad el
peso de una persona o de la carga que transporta. Muchas de las estructuras
de ensamblaje empleadas en tejados son, o pueden llegar a ser, frágiles. El
amianto cemento, la fibra de vidrio y el plástico son materiales que ganan en
fragilidad con el paso del tiempo, y las láminas de acero pueden llegar a
oxidarse. El armazón de las láminas podría no ser apropiado en tejados cuyo
mantenimiento es deficiente. Los tejados pueden presentar también áreas
especialmente frágiles y no inmediatamente evidentes (como los tragaluces) y
resultar temporalmente frágiles, en especial durante la construcción. Los
tejados frágiles no son lugares de trabajo seguros y no debe accederse a ellos
sin adoptar las medidas de prevención adecuadas.
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TECHUMBRE INDUSTRIAL
El trabajo en la techumbre de grandes naves industriales está expuesto al
riesgo de caída:
.- desde el puntal del tejado,
.- a través de brechas en tejados sólo parcialmente completos,
.- entre los largueros del cielo raso,
.- desde el borde más pronunciado de aquellas brechas sin protección cuya
aparición resulta inevitable,
.- desde el marco de la nave (por ejemplo, al instalar las láminas del techo),
.- a través de tragaluces o cubiertas frágiles o sólo momentáneamente
protegidas.
Una buena planificación puede limitar considerablemente los riesgos que
entraña el trabajo en techumbres industriales. He aquí algunos de los puntos
esenciales:
.- Limitar la necesidad de que los trabajadores se desplacen por el tejado:
.- aprovechando al máximo las áreas de carga,
.- tomando las medidas oportunas para la entrega correcta de las láminas
correctas en el lugar correcto a medida que vayan siendo necesarias,
.- habilitando lugares de acceso adecuados a las posiciones de trabajo.
.- Minimizar la posibilidad de caídas concentrando los esfuerzos de seguridad
en las condiciones de trabajo más que en el equipo de seguridad empleado
para neutralizar una posible caída.
TRABAJOS EN TEJADOS YA EXISTENTES
Incluye las labores de inspección, mantenimiento y limpieza, así como las de
restauración, vaciado y eliminación de impurezas. Los trabajos de inspección y
limpieza corren a menudo a cargo de personas no especializadas como
encargados de limpieza, porteros o conserjes de edificios. Estos trabajos no
deben llevarse a cabo sin una adecuada evaluación de riesgo, sin una
planificación correcta y sin adoptar las debidas precauciones y la debida
supervisión.
Cuando se planee la reparación, restauración o desmonte de tejados es
preciso prestar atención al procedimiento que piensa seguirse para la retirada
de los materiales del tejado y para su almacenamiento. Es preciso que a lo
largo de todo el proceso de desmonte en el tejado la seguridad de los
trabajadores esté garantizada. Emplear un sistema seguro para la demolición o
el desmonte de tejados o materiales existentes en los tejados es esencial.
LEGISLACIÓN
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Las Directivas comunitarias que cubren de manera más significativa el ámbito
del trabajo en altura son:
■ Directiva 89/391/CEE del Consejo, de 12 de junio de 1989, relativa a la
aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud
de los trabajadores en el trabajo;
■ Directiva 92/57/CEE del Consejo, de 24 de junio de 1992, relativa a las
disposiciones mínimas de seguridad y de salud que deben aplicarse en las
obras de construcciones temporales o móviles;
■ Directiva 2001/45/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de junio
de 2001, por la que se modifica la Directiva 89/655/ CEE del Consejo, relativa a
las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los
trabajadores en el trabajo de los equipos de trabajo.
Las Directivas europeas establecen criterios mínimos en materia de seguridad
y de salud y están transpuestas a la legislación de todos los Estados miembros.
La legislación de cada país puede establecer criterios más rigurosos, por lo que
debe consultar con su autoridad nacional.
PLANIFICACIÓN DEL TRABAJO EN TEJADOS ANTIGUOS
El trabajo en tejados antiguos necesita una planificación meticulosa, necesaria
para:
■ identificar las partes frágiles del tejado,
■ identificar las medidas preventivas,
■ trabajar en colaboración con el cliente (en los casos necesarios),
■ efectuar un análisis estructural en algunos casos,
■ efectuar una evaluación de riesgos.
CONSULTA CON LOS TRABAJADORES
La consulta con los trabajadores es un requisito obligatorio. Sus conocimientos
y experiencias son una baza que contribuye a garantizar la localización de los
riesgos y la aplicación de las soluciones necesarias. Es preciso consultar a los
trabajadores en materia de salud y seguridad y también antes de la
introducción
de nuevas tecnologías o productos. La consulta es un acicate para asegurarse
el compromiso y respeto de los trabajadores a los procedimientos, y la mejora
de los procedimientos, relativos a la seguridad y a la salud en el trabajo.
AUTORIZACIONES DE TRABAJO ESPECIALES
Se consideran, en principio, trabajos especiales, los trabajos en caliente,
trabajos en frío, trabajos en espacios confinados, trabajos eléctricos y cualquier
otro trabajo que por sus especiales características pueda suponer riesgos
importantes a las personas o a la propiedad
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Toda empresa tiene la obligación de dar las debidas instrucciones de trabajo a
los trabajadores, siendo éste uno de los principios esenciales de la Ley
31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales (Art. 15). Ello es especialmente
necesario en los trabajos de reparación y mantenimiento de instalaciones
peligrosas. Todas las instrucciones de trabajo deberán estar recogidas por
escrito cuando se trate de tareas críticas debido a la importancia de los riesgos,
la complejidad del trabajo o bien a la ocasionalidad del mismo. Precisamente,
es la ocasionalidad de ciertas tareas lo que determina, además, la necesidad
de la Autorización previa. Tal procedimiento es esencial cuando pueden surgir
problemas de comunicación entre los responsables de la instalación en la que
se debe intervenir y quienes hayan de ejecutar el trabajo. A continuación,
describimos los aspectos esenciales de un procedimiento de Autorización de
trabajo, teniendo en cuenta que se propone como un modelo básico adaptable
a las necesidades de cada empresa o tarea. Antes de abordar directamente el
tema, en el primer apartado se hace referencia a los trabajos considerados
especiales por su potencial peligrosidad
1 Se consideran trabajos especiales: trabajos en altura ocasionales;
operaciones con generación de calor cerca de productos inflamables
(soldaduras, esmerilado, taladrado, etc.); operaciones en instalaciones de
fluidos peligrosos (reparaciones, sustitución de tuberías, etc.); operaciones
realizadas en espacios confinados (interior de depósitos, cisternas, fosos y
otros espacios en los que la atmósfera pueda convertirse en irrespirable) y todo
tipo de trabajos en instalaciones eléctricas.
2 La Autorización debe constar de los apartados esenciales que se citan a
continuación: fecha, localización del lugar de trabajo; descripción del trabajo;
especificación de los riesgos existentes y previsibles; comprobación de que la
instalación está en condiciones de seguridad; equipos de protección colectiva o
individual que hay que usar; el nombre de las personas que autorizan la
ejecución del trabajo y el nombre de la persona que vaya a intervenir y la
duración de la Autorización.
3˙El tiempo de validez de la Autorización de trabajo se establecerá,
conjuntamente, por los responsables de la misma. Si las condiciones de
seguridad cambian durante el trabajo o la duración del mismo fuera superior a
la prevista, deberá renovarse el documento. La Autorización será válida sólo
para un turno de trabajo.
4 En el caso de que el trabajo lo realice personal ajeno a la empresa, en la
Autorización también deben figurar los datos de la empresa contratada y el
teléfono de contacto para casos de emergencia.
5 Tras terminar el trabajo, la Autorización se debe entregar a la persona que lo
ha autorizado (normalmente, el responsable de mantenimiento) quien a su vez
dará una copia al responsable de la instalación reparada, para su
conocimiento.
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6 La persona responsable de la ejecución de un trabajo que re: quiera
Autorización deberá: cumplimentar los apartados de la Autorización que le
correspondan y firmarla; no iniciar el trabajo si en la Autorización no figura toda
la información imprescindible; inspeccionar el lugar de trabajo y asegurarse de
que se cumplen todas las medidas de seguridad; verificar la adecuada
formación de las personas que efectúen el trabajo y explicarles,
detalladamente, la manera de realizarlo así como los riesgos que implica su
ejecución y las medidas preventivas pertinentes.
7 En situaciones de aislamiento o de elevado peligro, deberá designar a una
persona que vigile continuamente la realización de los trabajos y que sea capaz
de efectuar el salvamento en el caso de una emergencia, por ejemplo, en
trabajos realizados en recintos confinados
8 La persona responsable de la instalación en donde se realiza el trabajo
deberá: cumplimentar los apartados de la Autorización que le correspondan y
firmarlo; facilitar a la persona responsable de realizar el trabajo (mantenimiento
de la empresa o externo) toda la información relativa a la seguridad,
especificando claramente las medidas de prevención y protección necesarias;
dejar practicables las instalaciones donde se debe trabajar y comprobar la
disposición de las medidas de emergencia de la empresa (primeros auxilios,
evacuación, etc.).
9 Las personas que realicen el trabajo deberán: firmar la Autorización después
de leerla y asumir su contenido; llevarla siempre consigo; cumplir las normas
de seguridad especificadas en ella; respetar la duración establecida para la
Autorización; entregar el documento a la persona responsable del trabajo, una
vez finalizado, y si hay cambios en las condiciones de seguridad de la
instalación, interrumpir el trabajo y comunicarlo para revisar la Autorización.
CONTENIDO DE LA AUTORIZACION DE TRABAJO
La Autorización de Trabajo debería definir los siguientes conceptos:
• Fecha, periodo y turno de validez (siempre por tiempo inferior a un turno de
trabajo).
• Localización del lugar de trabajo.
• Descripción del trabajo.
• Determinación de los riesgos existentes y previsibles.
• Medio de comprobación de la instalación antes del trabajo (cuestionario de
chequeo).
• Comprobaciones o ensayos durante la realización del trabajo, si son
necesarios, y su frecuencia.
• Normas, procedimientos e instrucciones que se han seguir, cuando existan.
• Equipos de protección colectiva e individual.
• Si hay personal ajeno a la empresa, datos de la empresa contratada y
teléfono de emergencias.
• El nombre de las personas que autorizan y el de la que está autorizada para
realizar el trabajo.
70
ACCIONES
El responsable de la unidad funcional o sección deberá:
• Dejar las instalaciones practicables y sin riesgos y, si lo último no es posible,
informar de qué tipo es el riesgo que persiste.
• Dar al responsable de la ejecución del trabajo la información necesaria para
que se pueda realizar el mismo de forma segura, especificando las medidas de
protección necesarias.
• Adjuntar a la Autorización toda la información y las comprobaciones
necesarias que no estén en sus manos realizar (enclavamientos, accesos,
ambiente no inflamable, tóxico, asfixiante, etc.).
• Cumplimentar y firmar su parte en la Autorización.
• Comprobar que el personal y las medidas de emergencia previstas
(evacuación, lucha contra incendios, primeros auxilios, etc.) están preparados
para actuar, si es necesario.
Muchos accidentes graves que ocurren en las empresas, en operaciones poco
frecuentes y de mantenimiento o reparación de instalaciones, son debidos al
desconocimiento de los riesgos existentes y, con frecuencia, a la falta de
coordinación entre las personas que intervienen en dicha operación. El Real
Decreto 486/1997 sobre seguridad y salud en los lugares de trabajo (Anexo I,
Espacios de trabajo y zonas peligrosas, punto 3o) ya contempla esas
situaciones
de riesgo, por lo que es necesario preverlas y establecer las Autorizaciones de
Trabajo pertinentes.
Es aconsejable disponer de procedimientos específicos para la limitación del
acceso a áreas peligrosas de personal foráneo, así como para los trabajos de
mantenimiento y reparación de máquinas que requieran dispositivos de
consignación para el enclavamiento de fuentes de energía.
PROCEDIMIENTO DE PREVENCION DE TRABAJOS ESPECIALES.-
• Archivar el original de la Autorización una vez se ha realizado el trabajo.
El responsable de la ejecución del trabajo, pertenezca o no a la empresa,
deberá:
• No ordenar el inicio del trabajo sin tener cumplimentada y firmada por todos la
Autorización de Trabajo.
• Verificar que la aptitud de la persona que realiza el trabajo sea la adecuada.
• Dar las instrucciones y el equipo de seguridad necesarios a la persona que
realiza el trabajo para que ésta asuma todas las garantías de seguridad propias
de la especial peligrosidad del mismo.
71
• Inspeccionar personalmente el lugar de trabajo, el equipo de protección y las
medidas de seguridad adoptadas.
• En los casos de elevada peligrosidad o aislamiento, asignar una persona,
instruida en primeros auxilios y emergencias para vigilar la ejecución del
trabajo.
• Cumplimentar y firmar su parte en la Autorización.
La persona que realice el trabajo deberá:
• Firmar la Autorización una vez comprendido su contenido.
• Llevar siempre consigo la Autorización.
• Cumplir con todas las normas de seguridad y utilizar las protecciones
indicadas.
• Utilizar la Autorización sólo por el tiempo establecido.
• Interrumpir su trabajo y comunicar al responsable de la unidad funcional o a
su mando directo si aprecia cambios en las condiciones de seguridad que, bajo
su criterio, requieran una revisión de la Autorización.
• Dispondrá del original de la Autorización firmada, obrando en poder de los
autorizantes las correspondientes copias.
LA PRUEBA PERICIAL EN EL PROCESO LABORAL.-
I.- LA PRUEBA PERICIAL Y LA TESTIFICAL-PERICIAL EN EL PROCESO
LABORAL.-
INTRODUCCION.-
En el Proceso Laboral como en el resto de la práctica rituaria de nuestros
Tribunales, se desarrolla inevitablemente un Silogismo Judicial, que mediante
el acto del Juicio Oral y con la inmediación del Magistrado, produce el resultado
sorprendente, de resolver los conflictos que se le plantean, mediante las
Sentencias que las partes están obligadas a acatar. El Proceso no es un
arcano jurídico, misterioso y mágico, dónde los que se quejan pidiendo Justicia,
se personan en el juzgado y mediante un prodigio, se resuelve de forma
milagrosa o salomónica, la satisfacción de su pretensión. Sino más bien al
contrario, mediante la técnica jurídica y la búsqueda de la verdad, se consigue
cumplir el mandato del art. 24 CE de que todos tienen derecho a un juicio
“justo”, dándole a este término toda la grandeza que Justiniano quiso para la
Justicia, como la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo, lo
que le pertenece, ni más ni menos.
Ese Silogismo Judicial está compuesto por una Premisa Mayor, que está
constituida por los Hechos que las partes tratan de mostrar al Juzgador como
verdaderos, aunque discutidos por el instituto de la contradicción, para que de
una forma palmaria, puedan relatarse minuciosamente en la Sentencia como
72
Hechos Probados. Fijados éstos, la Premisa Menor la constituye el Derecho, la
subsunción de esos hechos en el Ordenamiento Jurídico, tarea eminentemente
técnico-jurídica que compete al Juzgador, que por el principio de “iura novit
curia”, tiene obligación de fundamentar su razonamiento en los Fundamentos
Jurídicos. Y de esa subsubción nace la Conclusión del Silogismo, el Fallo de la
Sentencia, la estimación total, en parte o la desestimación de la pretensión,
contribuyendo al mantenimiento de la Paz Social.- A nadie se le escapa que el
Juzgador no puede saber y conocer de todas las ciencias ni oficios ni
cuestiones que se le plantean en el Juicio Oral, por lo que necesita en
ocasiones, y otras rogado por las partes, de técnicos o peritos en las más
diversas materias, para poder fijar los Hechos, pero sobre todo para que
convencido, pueda aplicar el derecho y dictar una sentencia, siempre en
conciencia, perteneciendo a su fuero interno, la decisión del convencimiento de
las pruebas practicadas ante el y percibidas con todos sus sentidos.
Y en el Proceso Laboral, ocurre lo mismo, ante la demostración de los
hechos que pueden convencer al Juez de que ocurrió un accidente de trabajo,
de la relación causa efecto de la lesión con el trabajo desarrollado, tanto en el
particular “in itinere”, como en el infarto de miocardio, como de la caída del
operario de un andamio, o del stress post traumático o con relación al Acoso
Laboral o al Mobbing, o las enfermedades profesionales (arts. 115 y 116 LGSS
1/94) catalogadas o listadas y no catalogadas o no listadas del síndrome del
Bourn-Out, o tradicionales como la silicosis en el trabajo de la minería o la
aventosis del amianto, y tanto para peritar lo ocurrido como para valorar las
lesiones corporales sufridas, necesita de la ayuda de técnicos, médicos,
psicólogos, forenses, etc... que le informen sobre las lesiones sufridas y la
incapacidad desarrollada globalmente por el beneficiario de la seguridad social,
para poder estimar o desestimar la prestación que postula.
Ingenieros o técnicos en Riesgos Laborales al describir una máquina y sus
medidas de seguridad, incumplidas como consecuencia del siniestro, o de su
funcionamiento y estado de conservación y utilización por la empresa que ha
tomado medidas de amortización de puestos de trabajo, o de Economistas o
Auditores que, explique al tribunal de la necesidad empresarial, objetiva y
económica del despido Económico que se está ventilando, en definitiva para
que le muestren su ciencia, su leal saber y entender, bien porque las partes los
traigan al Juicio Oral, bien porque los solicite el Juzgador para dictar la
sentencia, ambas formas están previstas en la Ley de Procedimiento
Laboral.(Arts.90, a 96 LJS 36/2011) O bien porque en caso de que no puedan
practicarse en el acto del juicio oral, se soliciten como prueba anticipada ( Art.
78.2 LJS 36/2011).-
En el acto de Juicio o para mejor proveer, para interpretar un Convenio
Colectivo mediante el informe de la Comisión Paritaria o de Interpretación del
Convenio, o cuando se haya suscitado una cuestión de discriminación por
razón de sexo, recabando el dictamen de los organismos públicos
competentes. Además de la posibilidad de utilizar como medio de prueba al
Testigo-Perito, creado por la LEC 1/2000, arts. 335 y ss LEC, que une al valor
presencial del testigo, los conocimientos que posee por razón de su oficio.
73
Siendo medios de prueba que vienen descritos en la Ley Rituaria Civil, sólo
debo señalar las particularidades que se muestran en el proceso laboral, fruto
del principio de inmediación del Juez laboral en la búsqueda de la verdad y del
poder absoluto para dirigir la vista oral, Los Jueces y Secretarios Judiciales,
art. 456 LOPJ, interpretaran las normas procesales conforme a los Principios
del Proceso Laboral establecidos en el art. 74 LJS 36/2011, de Oralidad,
Inmediación, Concentración (Contradicción) y Celeridad, con la prohibición de
peticiones dilatorias de las partes, rechazables de oficio, del art. 75 LJS
36/2011 y 11 LOPJ, debiendo ajustarse las actuaciones a la buena fe
procesal, y la obligación de colaboración con el proceso y cumplimiento de las
resoluciones procesales, cuyo incumplimiento dará lugar, de forma motivada y
proporcionada a la imposición de multas coercitivas, por temeridad y apremios
pecuniarios a las partes o terceros, conforme al art. 75 ,4 y 5 (Impuestas por
el Juez entre 1809 a 6000 euros) en relación con el Art 241, 2 y 3 LJS 3672011
(Impuestas por el Secretario Judicial hasta 300 euros/diarios) respectivamente.
Los anteriores principios orientarán la interpretación de las normas de las
modalidades procesales reguladas en la presente LJS 36/2011, Art. 75.2 LJS
36/2011, y se reflejan en el siguiente articulado que dirigen el desarrollo del
Juicio Oral, con las siguientes novedades, a saber:
a) Art. 87 LJS36/2011.- Práctica de la prueba en el acto de juicio.
1. Se admitirán las pruebas que se formulen y puedan practicarse en el acto,
respecto de los hechos sobre los que no hubiere conformidad salvo en los
casos en que la materia objeto del proceso esté fuera del poder de disposición
de los litigantes, siempre que aquéllas sean útiles y directamente pertinentes a
lo que sea el objeto del juicio y a las alegaciones o motivos de oposición
previamente formulados por las partes en el trámite de ratificación o de
contestación de la demanda. Podrán admitirse también aquellas que requieran
la traslación del juez o tribunal fuera del local de la audiencia, si se estimasen
imprescindibles. En este caso, se suspenderá el juicio por el tiempo
estrictamente necesario.
2. El juez o tribunal resolverá sobre la pertinencia de las pruebas propuestas y
determinará la naturaleza y clase de medio de prueba de cada una de ellas
según lo previsto en el artículo 299 del la LEC y en la presente Ley. Asimismo
resolverá sobre las posibles diligencias complementarias o de adveración de
las pruebas admitidas y sobre las preguntas que puedan formular las partes.
La parte proponente podrá hacer constar su protesta en el acto contra la
inadmisión de cualquier medio de prueba, diligencia o pregunta, consignándose
en el acta la pregunta o la prueba solicitada, la resolución denegatoria, la
fundamentación razonada de la denegación y la protesta, todo a efectos del
correspondiente recurso contra la sentencia.
Una vez comenzada la práctica de una prueba admitida, si renunciase a ella la
parte que la propuso, podrá el órgano judicial, sin ulterior recurso, acordar que
continúe.
74
3. El órgano judicial podrá hacer, tanto a las partes como a los peritos y
testigos, las preguntas que estime necesarias para el esclarecimiento de los
hechos. Los litigantes y los defensores podrán ejercitar el mismo derecho.
El juez o tribunal, sin apartarse de las pretensiones y causa de pedir que
expresen las partes en la demanda y contestación, podrá someter a las partes
para alegaciones durante el juicio cuantas cuestiones deban ser resueltas de
oficio o resulten de la fundamentación jurídica aplicable, aun cuando hubiera
sido alegada de modo incompleto o incorrecto. Igualmente podrá solicitar
alegaciones sobre los posibles pronunciamientos derivados que por mandato
legal, o por conexión o consecuencia, resulten necesariamente de las
pretensiones formuladas por las partes. Si el acto de juicio hubiere quedado
concluso, la audiencia a este respecto se sustanciará por el plazo común de
tres días, mediante alegaciones escritas y preferiblemente por medio
informático o telemático, ( por correo electrónico) siguiéndose el trámite del
apartado 6 de este mismo artículo.
4. Practicada la prueba, las partes o sus defensores o representantes, en su
caso, formularán oralmente sus conclusiones de un modo concreto y preciso,
determinando en virtud del resultado de la prueba, de manera líquida y sin
alterar los puntos fundamentales y los motivos de pedir invocados en la
demanda o en la reconvención, si la hubiere, las cantidades que, por cualquier
concepto, sean objeto de petición de condena principal o subsidiaria; o bien, en
su caso, formularán la solicitud concreta y precisa de las medidas con que
puede ser satisfecha la pretensión ejercitada. Si las partes no lo hicieran en
este trámite, el juez o tribunal deberá requerirles para que lo hagan, sin que en
ningún caso pueda reservarse tal determinación para la ejecución de sentencia.
5. Si el órgano judicial no se considerase suficientemente ilustrado sobre las
cuestiones de cualquier género objeto del debate, concederá a ambas partes el
tiempo que crea conveniente, para que informen o den explicaciones sobre los
particulares que les designe.
6. Si las pruebas documentales o periciales practicadas resultasen de
extraordinario volumen o complejidad, el juez o tribunal podrá conceder a las
partes la posibilidad de efectuar sucintas conclusiones complementarias, por
escrito y preferiblemente por medios telemáticos, sobre los particulares que
indique, en relación exclusiva con dichos elementos de prueba, dentro de los
tres días siguientes, justificando haber efectuado previa remisión a las demás
partes comparecidas por los mismos medios (correo electrónico). Durante el
referido período, los documentos o pericias estarán a disposición de las partes
en la oficina judicial y una vez transcurrido, háyanse presentado o no
alegaciones, se iniciará el plazo para dictar sentencia.
b) Art 88 LJS 36/2011, Diligencias finales.
1. Terminado el juicio, dentro del plazo para dictar sentencia, el juez o tribunal
podrá acordar la práctica de cuantas pruebas estime necesarias, como
75
diligencias finales, con intervención de las partes y en la forma establecida para
las pruebas de su clase. En la misma providencia se fijará el plazo dentro del
cual haya de practicarse la prueba, que no excederá de veinte días, o se
señalará comparecencia para la práctica de la misma y valoración por las
partes del resultado. De no haber señalado comparecencia, el resultado de la
diligencia final se pondrá de manifiesto durante tres días a las partes en la
oficina judicial para alegaciones sobre su alcance e importancia, salvo que
pueda darse traslado por vía telemática (correo electrónico) a los mismos fines
y por igual plazo.
2. Transcurrido el plazo inicial de práctica sin haberse podido llevar a efecto, el
órgano judicial dictará un nuevo proveído, fijando nuevo plazo no superior a
diez días para la ejecución del acuerdo y librando las comunicaciones
oportunas. Si dentro de éste tampoco se hubiera podido practicar la prueba, el
juez o tribunal, previa audiencia de las partes, acordará que los autos queden
definitivamente conclusos para sentencia.
3. Si la diligencia consistiere en el interrogatorio de parte o en la aportación de
algún documento por alguna de las partes y ésta no compareciese o no lo
presentase sin causa justificada en el plazo fijado, podrán estimarse probadas
las alegaciones hechas por la parte contraria en relación con la prueba
acordada.
c) Art 89. 1, 2 , 4 y 5 LJS 36/2011.-. Documentación de las pruebas del acto de
juicio.
1. El desarrollo de las sesiones del juicio oral se registrará en soporte apto para
la grabación y reproducción del sonido y de la imagen. El secretario judicial
deberá custodiar el documento electrónico que sirva de soporte a la grabación.
2. Siempre que se cuente con los medios tecnológicos necesarios, el secretario
judicial garantizará la autenticidad e integridad de lo grabado o reproducido
mediante la utilización de la firma electrónica reconocida u otro sistema de
seguridad que conforme a la ley ofrezca tales garantías. En este caso, la
celebración del acto no requerirá la presencia en la sala del secretario judicial
salvo que lo hubieran solicitado las partes, al menos dos días antes de la
celebración de la vista, o que excepcionalmente lo considere necesario el
secretario judicial, atendiendo a la complejidad del asunto, al número y
naturaleza de las pruebas a practicar….
4. Cuando los medios de registro previstos en este artículo no se pudiesen
utilizar por cualquier causa, el secretario judicial extenderá acta de cada sesión,
en la que se hará constar:
c) …En cuanto a las pruebas admitidas y practicadas:
76
1.º Resumen suficiente de las de interrogatorio de parte y de testigos.
2.º Relación circunstanciada de los documentos presentados, o datos
suficientes que permitan identificarlos, en el caso de que su excesivo número
haga desaconsejable la citada relación.
3.º Relación de las incidencias planteadas en el juicio respecto a la prueba
documental.
4.º Resumen suficiente de los informes periciales, así como también de la
resolución del juez o tribunal en torno a las recusaciones propuestas de los
peritos.
5.º Resumen de las declaraciones de los asesores, en el caso de que el
dictamen de éstos no haya sido elaborado por escrito e incorporado a los
autos.
d).- Art. 90, 1, 2, 4 y ss LJS 36/2011.- Admisibilidad de los medios de prueba.
1. Las partes, previa justificación de la utilidad y pertinencia de las diligencias
propuestas, podrán servirse de cuantos medios de prueba se encuentren
regulados en la Ley para acreditar los hechos controvertidos o necesitados de
prueba, incluidos los procedimientos de reproducción de la palabra, de la
imagen y del sonido…
2. No se admitirán pruebas que tuvieran su origen o que se hubieran obtenido,
directa o indirectamente, mediante procedimientos que supongan violación de
derechos fundamentales o libertades públicas. Esta cuestión podrá ser
suscitada por cualquiera de las partes o de oficio por el tribunal en el momento
de la proposición de la prueba, salvo que se pusiese de manifiesto durante la
práctica de la prueba una vez admitida. A tal efecto, se oirá a las partes y, en
su caso, se practicarán las diligencias que se puedan practicar en el acto sobre
este concreto extremo, recurriendo a diligencias finales solamente cuando sea
estrictamente imprescindible y la cuestión aparezca suficientemente fundada.
Contra la resolución que se dicte sobre la pertinencia de la
práctica de la prueba y en su caso de la unión a los autos de su resultado o del
elemento material que incorpore la misma, sólo cabrá recurso de reposición,
que se interpondrá, se dará traslado a las demás partes y se resolverá
oralmente en el mismo acto del juicio o comparecencia, quedando a salvo el
derecho de las partes a reproducir la impugnación de la prueba ilícita en el
recurso que, en su caso, procediera contra la sentencia.
4.- Cuando sea necesario a los fines del proceso el acceso a documentos o
archivos, en cualquier tipo de soporte, que pueda afectar a la intimidad
personal u otro derecho fundamental, el juez o tribunal, siempre que no existan
medios de prueba alternativos, podrá autorizar dicha actuación, mediante auto,
previa ponderación de los intereses afectados a través de juicio de
proporcionalidad y con el mínimo sacrificio, determinando las condiciones de
77
acceso, garantías de conservación y aportación al proceso, obtención y entrega
de copias e intervención de las partes o de sus representantes y expertos, en
su caso.
5. Igualmente, de no mediar consentimiento del afectado, podrán adoptarse las
medidas de garantía oportunas cuando la emisión de un dictamen pericial
médico o psicológico requiera el sometimiento a reconocimientos clínicos,
obtención de muestras o recogida de datos personales relevantes, bajo reserva
de confidencialidad y exclusiva utilización procesal, pudiendo acompañarse el
interesado de especialista de su elección y facilitándole copia del resultado.
No será necesaria autorización judicial si la actuación viniera exigida por las
normas de prevención de riesgos laborales, por la gestión o colaboración en la
gestión de la Seguridad Social, por la específica normativa profesional aplicable
o por norma legal o convencional aplicable en la materia.
6. Si como resultado de las medidas anteriores se obtuvieran datos
innecesarios, ajenos a los fines del proceso o que pudieran afectar de manera
injustificada o desproporcionada a derechos fundamentales o a libertades
públicas, se resolverá lo necesario para preservar y garantizar adecuada y
suficientemente los intereses y derechos que pudieran resultar afectados.
7. En caso de negativa injustificada de la persona afectada a la realización de
las actuaciones acordadas por el órgano jurisdiccional, la parte interesada
podrá solicitar la adopción de las medidas que fueran procedentes, pudiendo
igualmente valorarse en la sentencia dicha conducta para tener por probados
los hechos que se pretendía acreditar a través de la práctica de dichas
pruebas, así como a efectos de apreciar temeridad o mala fe procesal.
Resumiendo lo anterior en los siguientes principios de práctica de la prueba en
el proceso laboral, se desarrollan en los arts 91 a 95 LJS 36/2011 el desarrollo
de la practica de cada uno de los medios de prueba.-:
1.-Que sólo se admitirán las pruebas que se formulen y puedan practicarse en
el acto del juicio, sobre los hechos que no exista conformidad. No se admitirán
pruebas de obtención ilícita, con violación de derechos fundamentales. Se
podrán aportar en cualquier tipo de soporte… Si afectan a la intimidad
personal, ponderadamente y con el menor sacrificio con o sin autorización del
interesado, fundamentadamente se podrán recabar. Bajo reserva de
confidencialidad y exclusiva utilización procesal… siendo innecesaria la
autorización judicial caso de prevención de riesgos profesionales.
2.- El juez , con amplios poderes de dirección en la proposición , practica,
desarrollo y actuaciones complementarias de la prueba, podrá hacer tanto a las
partes como a los testigos y peritos las preguntas que estime necesarias para
el esclarecimiento de los hechos.-
78
3.- Si no se considera suficientemente ilustrado concederá a las partes y a los
peritos, incluso mediante el careo, la palabra para que le informen y le ilustren
sobre los particulares que designe.-
4.- Como diligencia para mejor proveer ( Diligencias Finales de la nueva LEC),
visto para sentencia el juicio oral, podrá promover las pruebas que estime
necesarias y la convocatoria para su práctica.-
5.- Durante la celebración de la vista el Secretario al levantar el Acta Judicial,
realizará un resumen suficiente de las pruebas documental y de los informes
periciales, y de las recusaciones a los peritos, y de las preguntas y repreguntas
de las partes a estos, y de las efectuadas por el Magistrado. Así como de las
declaraciones de los asesores, en el caso de que no conste el dictamen por
escrito unido a autos, sin perjuicio de su grabación por medios mecánicos,-
6.- En la práctica de la confesión o interrogatorio de partes y en la Testifical-
Pericial, se realizaran verbalmente y no se admitirán pliegos ni escritos de
preguntas y repreguntas, salvo el interrogatorio por via de informe del Estado y
la Administración conforme al art. 315 LEC y si su número fuese excesivo o el
Magistrado se considerase suficientemente informado, prescindirá de ellos, por
inútil reiteración. No pudiendo ser tachados los Testigos, salvo las
observaciones que las partes quieran hacer en sus conclusiones definitivas,
sobre sus circunstancias personales y la veracidad de sus manifestaciones, lo
que es aplicable a los Peritos y a los Testigos-Peritos. Al poder aparecer la
duda sobre su imparcialidad al ser pruebas propuestas de parte.-
7.- En la práctica de la pericial no será de aplicación las normas sobre
insaculación de peritos, y el Órgano Judicial podrá de oficio o a instancia de
parte, requerir la intervención de un médico forense o facultativo adscrito al
órgano Jurisdiccional, en los caso necesarios que sea necesario su informe.-
8.- No cabe recurso alguno frente a las decisiones de pertinencia o
impertinencia judiciales sobre la práctica de estos medios de prueba, (art. 78.2
LJS 36/2011) tan sólo haciendo constar por las partes constar la oportuna
protesta en el Acta levantada por el Fedatario Judicial, para su alegación en los
futuros Recursos, firmada por las partes y los peritos, con las observaciones
que le manifiesten al Secretario Judicial y que este plasmará en el documento.-
Igualmente ante la desestimación de la petición de la práctica de diligencias de
averiguación necesarias para preparar el juicio, de las que puedan afectar a la
intimidad personal o para solicitar la entrada en domicilio de la Inspección de
Trabajo, así como de la practica anticipadamente de las pruebas, reflejado en
los art. 76, 3, 4 y 5 y Art 78,2 LJS 36/2011, así como el examen de
documentos del Art. 77 LJS 36/2011 que puede pedirse anticipadamente para
pergeñar una demanda, o con antelación al juicio oral, con 5 o 3 días antes del
juicio, sin dar lugar a la suspensión de la vista oral, conforme al Art. 90,3 LJS
36/2011
79
LA PRUEBA PERICIAL Y LA TESTIFICAL-PERICIAL EN EL PROCESO
LABORAL EN EL PROCESO DE ACCIDENTE DE TRABAJO Y
ENFERMEDAD PROFESIONAL
El Art. 1 e) de la LJS 36/2011, establece como competencia del orden social
de la jurisdicción los siguientes procesos: Para garantizar el cumplimiento de
las obligaciones legales y convencionales en materia de prevención de riesgos
laborales, tanto frente al empresario como frente a otros sujetos obligados legal
o convencionalmente, así como para conocer de la impugnación de las
actuaciones de las Administraciones públicas en dicha materia respecto de
todos sus empleados, bien sean éstos funcionarios, personal estatutario de los
servicios de salud o personal laboral, que podrán ejercer sus acciones, a estos
fines, en igualdad de condiciones con los trabajadores por cuenta ajena,
incluida la reclamación de responsabilidad derivada de los daños sufridos como
consecuencia del incumplimiento de la normativa de prevención de riesgos
laborales que forma parte de la relación funcionarial, estatutaria o laboral; y
siempre sin perjuicio de las competencias plenas de la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social en el ejercicio de sus funciones.
El art. 26,6 LJS 36/2011 sobre la acumulación de acciones, establece que: No
serán acumulables entre sí las reclamaciones en materia de Seguridad Social,
salvo cuando tengan la misma causa de pedir y salvo la posibilidad de alegar la
lesión de derechos fundamentales y libertades públicas a que se refiere el
apartado 1 del artículo 140.LJS 36/2011.- impugnación de altas médicas.-
LA CARGA DE LA PRUEBA EN LA LEY DE LA JURISDICCION SOCIAL
36/2011.-
El Artículo 96 LJS 36/2011 sobre la Carga de la prueba en casos de
discriminación y en accidentes de trabajo.
1. En aquellos procesos en que de las alegaciones de la parte actora se
deduzca la existencia de indicios fundados de discriminación por razón de
sexo, orientación o identidad sexual, origen racial o étnico, religión o
convicciones, discapacidad, edad, acoso y en cualquier otro supuesto de
vulneración de un derecho fundamental o libertad pública, corresponderá al
demandado la aportación de una justificación objetiva y razonable,
suficientemente probada, de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad.
2. En los procesos sobre responsabilidades derivadas de accidentes de trabajo
y enfermedades profesionales corresponderá a los deudores de seguridad y a
los concurrentes en la producción del resultado lesivo probar la adopción de las
medidas necesarias para prevenir o evitar el riesgo, así como cualquier factor
excluyente o minorador de su responsabilidad. No podrá apreciarse como
elemento exonerador de la responsabilidad la culpa no temeraria del trabajador
ni la que responda al ejercicio habitual del trabajo o a la confianza que éste
inspira.
80
LOS PROCEDIMIENTOS EN MATERIA DE PRESTACIONES DE S. SOCIAL,
ACCIDENTES DE TRABAJO Y DE FALTA DE MEDIDAS DE PREVENCIÓN
DE RIESGOS LABORALES EN LA LEY DE LA JURISDICCIÓN SOCIAL
36/2011
De las prestaciones de la Seguridad Social
Artículo 140 LJS 36/2011.-. Tramitación. Impugnación de altas médicas.
1. En las demandas formuladas en materia de prestaciones de Seguridad
Social contra organismos gestores y entidades colaboradoras en la gestión se
acreditará haber agotado la vía administrativa correspondiente, incluidas
aquellas en las que se haya acumulado la alegación de la lesión de un derecho
fundamental o libertad pública y salvo que se opte por ejercitar exclusivamente
esta última mediante la modalidad procesal de tutela. No será exigible el previo
agotamiento de la vía administrativa, en los procesos de impugnación de altas
médicas emitidas por los órganos competentes de las Entidades gestoras de la
Seguridad Social al agotarse el plazo de duración de (1 año) de trescientos
sesenta y cinco días de la prestación de incapacidad temporal.
2. En caso de omitirse, el secretario judicial dispondrá que se subsane el
defecto en el plazo de cuatro días. Realizada la subsanación, se admitirá la
demanda. En otro caso, dará cuenta al Tribunal para que por el mismo se
resuelva sobre la admisión de la demanda.
3. El proceso de impugnación de alta médica tendrá las siguientes
especialidades:
a) La demanda se dirigirá exclusivamente contra la Entidad gestora y, en su
caso, contra la colaboradora en la gestión. No existirá necesidad de demandar
al servicio público de salud, salvo cuando se impugne el alta emitida por los
servicios médicos del mismo, ni a la empresa salvo cuando se cuestione la
contingencia.
b) Será urgente y se le dará tramitación preferente.
c) El acto de la vista habrá de señalarse dentro de los cinco días siguientes a la
admisión de la demanda, y la sentencia, que no tendrá recurso, se dictará en el
plazo de tres días y sus efectos se limitarán al alta médica impugnada, sin
condicionar otros procesos diversos, sea en lo relativo a la contingencia, a la
base reguladora, a las prestaciones derivadas o a cualquier otro extremo.
d) No podrán acumularse otras acciones, ni siquiera la reclamación de
diferencias de prestación económica por incapacidad temporal, si bien la
Sentencia que estime indebida el alta dispondrá la reposición del beneficiario
en la prestación que hubiera venido percibiendo, en tanto no concurra causa
81
de extinción de la misma, por el transcurso del tiempo por el que hubiere sido
reconocida o por otra causa legal de extinción.
Artículo 141 LJS 36/2011. Legitimación de las Entidades gestoras y
Tesorería General de la Seguridad Social.
1. Las entidades u organismos gestores y la Tesorería General de la Seguridad
Social, podrán personarse y ser tenidas por parte, con plenitud de posibilidades
de alegación y defensa, incluida la de interponer el recurso o remedio procesal
que pudiera proceder, en los pleitos en materia de prestaciones de Seguridad
Social y, en general, en los procedimientos en los que tengan interés por razón
del ejercicio de sus competencias, sin que tal intervención haga retroceder ni
detener el curso de las actuaciones.
A tal efecto el secretario judicial deberá efectuar las actuaciones precisas para
constatar la posible existencia de las situaciones anteriores y acordar, en su
caso, que les sean notificadas las resoluciones de admisión a trámite,
señalamiento de la vista o incidente y demás resoluciones, incluida la que
ponga fin al trámite correspondiente.
2. El órgano jurisdiccional podrá solicitar de dichas entidades y organismos los
antecedentes de que dispongan en relación con los hechos objeto del
procedimiento y los mismos podrán igualmente aportar dichos antecedentes,
estén o no personados en las actuaciones, en cuanto pudieran afectar a las
prestaciones que gestionen, a los fines de completar los elementos de
conocimiento del órgano jurisdiccional en la resolución del asunto.
Artículo 142 LJS 36/2011.-. Documentación en procesos por accidente de
trabajo o enfermedad profesional.
1. Si en las demandas por accidente de trabajo o enfermedad profesional no se
consignara el nombre de la Entidad gestora o, en su caso, de la Mutua de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social, el
secretario judicial, antes del señalamiento del juicio, requerirá al empresario
demandado para que en plazo de cuatro días presente el documento
acreditativo de la cobertura del riesgo. Si transcurrido este plazo no lo
presentara, vistas las circunstancias que concurran y oyendo a la Tesorería
General de la Seguridad Social, (calculo actuarial del capital coste) el juez
acordará el embargo de bienes del empresario en cantidad suficiente para
asegurar el resultado del juicio y cuantas medidas cautelares se consideren
necesarias. Iguales medidas se adoptarán, en el procedimiento
correspondiente, en relación con el aseguramiento del riesgo y el documento
de cobertura de las mejoras voluntarias o complementarias de seguridad social
y de otras posibles responsabilidades del empresario o de terceros por
accidente de trabajo y enfermedad profesional, a cuyo efecto el empresario o el
tercero deberán aportar en el plazo antes indicado y previo requerimiento al
efecto, el documento de aseguramiento (poliza de seguros de accidente de
trabajo por convenio colectivo) y los datos de la entidad aseguradora que cubra
82
el mismo, con apercibimiento de adoptarse la medida de embargo preventivo
prevista anteriormente u otras medidas cautelares idóneas.
2. En los procesos para la determinación de contingencia o de la falta de
medidas de seguridad en accidentes de trabajo y enfermedad profesional, y en
los demás supuestos en que lo estime necesario, la resolución en la que se
admita la demanda a trámite deberá interesar de la Inspección Provincial de
Trabajo y Seguridad Social, si no figurase ya en el expediente o en los autos,
informe relativo a las circunstancias en que sobrevino el accidente o
enfermedad, trabajo que realizaba el accidentado o enfermo, salario que
percibía y base de cotización, que será expedido necesariamente en el plazo
máximo de diez días. Con antelación de al menos cinco días a la celebración
del juicio, el secretario judicial deberá reiterar la remisión de dicho informe si
éste no hubiere tenido todavía entrada en los autos.
Artículo 143 LJS 36/2011.-. Remisión del expediente administrativo.
1. Al admitirse a trámite la demanda se reclamará a la Entidad gestora o al
organismo gestor o colaborador la remisión del expediente o de las actuaciones
administrativas practicadas en relación con el objeto de la misma, en original o
copia, en soporte escrito o preferentemente informático, y, en su caso, informe
de los antecedentes que posea en relación con el contenido de la demanda, en
plazo de diez días. El expediente se enviará completo, foliado y, en su caso,
autentificado y acompañado de un índice de los documentos que contenga. Si
se remitiera el expediente original, el secretario judicial lo devolverá a la entidad
de procedencia, firme que sea la sentencia, dejando en los autos nota de ello.
2. Al solicitarse la referida remisión de expediente o actuaciones se requerirá
igualmente al correspondiente organismo y éste, en su caso, deberá poner de
oficio en conocimiento del juzgado o tribunal, informe de si tiene conocimiento
de las existencia de otras demandas en las que se deduzcan pretensiones en
relación con el mismo acto o actuación, a los efectos de posibilitar, en su caso,
la acumulación de oficio o a instancia de parte.
3. A la vista del expediente, el Tribunal dispondrá el emplazamiento de las
personas que pudieran ostentar un interés legítimo en el proceso o resultar
afectadas por el mismo, para que puedan comparecer en el acto de juicio y ser
tenidas por parte en el proceso y formular sus pretensiones, procurando que tal
emplazamiento se entienda con los interesados con al menos cinco días
hábiles de antelación al señalamiento a juicio y sin necesidad de que, en este
caso, se cumplan los plazos generales previstos para la citación de las partes
demandadas en el artículo 82.
4. En el proceso no podrán aducirse por ninguna de las partes hechos distintos
de los alegados en el expediente administrativo, salvo en cuanto a los hechos
nuevos o que no hubieran podido conocerse con anterioridad.
83
Artículo 144 LJS 36/2011-. Efectos de la falta de remisión del expediente
administrativo.
1. Cumplido el plazo de remisión del expediente sin que se hubiera recibido el
mismo, el secretario judicial reiterará por la vía urgente su inmediata remisión.
El juicio se celebrará en el día señalado, aunque la entidad correspondiente no
hubiera remitido el expediente o su copia, salvo que justificara suficientemente
la omisión.
2. Si al demandante le conviniera la aportación del expediente a sus propios
fines, podrá solicitar la suspensión del juicio, para que se reitere la orden de
remisión del expediente en un nuevo plazo de diez días con apercibimiento de
imposición de las medidas a las que se refiere el apartado 5 del artículo 75.
Dicho plazo será de cinco días en los procesos de impugnación de altas
médicas a los que se refiere el apartado 3 del artículo 140.
3. Si llegada la fecha del nuevo señalamiento no se hubiera remitido el
expediente, podrán tenerse por probados aquellos hechos alegados por el
demandante cuya prueba fuera imposible o de difícil demostración por medios
distintos de aquél.
Artículo 145 LJS 36/2011.-. Responsabilidad disciplinaria por la falta de
remisión del expediente administrativo.
La falta de remisión del expediente y cualquier otro incumplimiento de las
obligaciones de colaboración con el proceso se notificará por el secretario
judicial al director de la entidad gestora u organismo gestor, a los efectos de la
posible exigencia de responsabilidades disciplinarias, sin perjuicio de demás
medidas que puedan ser procedentes.
Artículo 146 LJS 36/2011.-. Revisión de actos declarativos de derechos.
1. Las Entidades, órganos u Organismos gestores, o el Fondo de Garantía
Salarial no podrán revisar por sí mismos sus actos declarativos de derechos en
perjuicio de sus beneficiarios, debiendo, en su caso, solicitar la revisión ante el
Juzgado de lo Social competente, mediante la oportuna demanda que se
dirigirá contra el beneficiario del derecho reconocido.
2. Se exceptúan de lo dispuesto en el apartado anterior la rectificación de
errores materiales o de hecho y los aritméticos, así como las revisiones
motivadas por la constatación de omisiones o inexactitudes en las
declaraciones del beneficiario. Se exceptúan también las revisiones de los
actos en materia de protección por desempleo, y por cese de actividad de los
trabajadores autónomos, siempre que se efectúen dentro del plazo máximo de
un año desde la resolución administrativa o del Órgano gestor que no hubiere
sido impugnada, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 147.
84
3. La acción de revisión a la que se refiere el apartado uno prescribirá a los
cuatro años.. La sentencia que declare la revisión del acto impugnado será
inmediatamente ejecutiva.
II.-LA FASE DE PRUEBA EN EL PROCESO DE INCAPACIDAD.-
La fase probatoria del juicio oral laboral contiene las especialidades
mencionadas anteriormente que, desarrollamos en este epígrafe, regulada
prácticamente en los arts 87, 88, 90 a 96 LPL, reformada por Ley 13/2009, de
entrada en vigor el 4-5-2010. Que ha sido reformada por la Ley de la
Jurisdicción Social 36/2011 de 10-10-2011, con entrada en vigor el 11-12-2011
En los procesos de incapacidad permanente la prueba, su proposición y
práctica se ajusta al proceso ordinario laboral, con matizaciones conforme a la
reforma de la LEC 1/2000, arts 281 y ss LEC, por principios de pertinencia,
utilidad y licitud de las pruebas propuestas, derogando los arts 1231 1 253 del
CC.
Sólo se admitirán las pruebas que se formulen y puedan practicarse en el acto,
aunque, con la reforma operada, conforme al art 87 y 90 y ss reformados
actualmente por la LJS 36/2011 es el Secretario Judicial el que al admitir la
demanda Arts. 81 y 82 LJS 36/2011) por Decreto, puede admitir pruebas que
necesiten citación y requerimiento (confesión o interrogatorio de parte,
interrogatorio de testigos, de peritos y peritos – testigos) en dicha resolución,
notificando y citando a dichas personas, pero será el magistrado-Juez el que en
el acto del juicio oral, al proponer formalmente la prueba la parte, la admitirá o
no, pudiendo constar protesta a los efectos de recurso en el acta levantada al
efecto.
Solo se practicarán sobre los hechos que no exista conformidad, admitiéndose
los medios mecánicos de reproducción sobre la palabra, la imagen y el sonido
salvo que se hubiesen obtenido mediante medios que supongan la violación de
derechos fundamentales o libertades publicas (teoría del Arbor envenenado) ,
reservándose el Magistrado la facultad de valorar la pertinencia de las pruebas
y preguntas a formular por las partes. Quienes pueden oponerse a los medios
de prueba propuestos, formulando protesta en el acta.
El art. 217 LEC, igual que el art. 1214CC, regula la carga de la prueba,
correspondiendo al actor probar los hechos constitutivos de su pretensión, y los
impeditivos, extintivos y excluyentes al demandado, salvo que exista una
norma especial sobre la carga de la prueba, como crea las SSTS 227/1991 y
116/1995, que establecen que la acreditación de los períodos de alta suponía
el de los correspondientes periodos de cotización, dispensándose de prueba al
actor sobre este hecho, o como la presunción iuris tantum del art. 115 LGSS.
85
Tampoco es necesario probar los hechos notorios, como las dificultades de
inserción laboral de un trabajador de mas de 55 años declarado incapaz
permanente total, a los efectos del 20% de incremento de la prestación (SSTS
10-3-1987 y 4-3-1992)
Los siguientes medios de prueba se desarrollaran conforme a lo establecido en
los arts a 95 LJS 36/2011, con las características y especialidades propias del
Procedimiento laboral.
En los pleitos de Seguridad Social, clasificación de contingencia común o
laboral, el protagonismo es asumido por la pericial, y en escasa medida por la
testifical. Siendo los medios de prueba los establecidos en el art. 299 LEC,
anteriormente examinados.-
1.- Interrogatorio de partes.-
Artículo 91.LJS 36/2011.- Interrogatorio de las partes.
1. Las preguntas para la prueba de interrogatorio de parte se propondrán
verbalmente, sin admisión de pliegos.
2. Si el llamado al interrogatorio no compareciese sin justa causa a la primera
citación, rehusase declarar o persistiese en no responder afirmativa o
negativamente, a pesar del apercibimiento que se le haya hecho, podrán
considerarse reconocidos como ciertos en la sentencia los hechos a que se
refieran las preguntas, siempre que el interrogado hubiese intervenido en ellos
personalmente y su fijación como ciertos le resultare perjudicial en todo o en
parte.
3. El interrogatorio de las personas jurídicas privadas se practicará con quien
legalmente las represente y tenga facultades para responder a tal
interrogatorio. Si el representante en juicio no hubiera intervenido en los hechos
deberá aportar a juicio a la persona conocedora directa de los mismos. Con tal
fin la parte interesada podrá proponer la persona que deba someterse al
interrogatorio justificando debidamente la necesidad de dicho interrogatorio
personal.
4. En caso de que el interrogatorio de personas físicas no se refiera a hechos
personales, se admitirá que sea respondido en todo o en parte por un tercero
que conozca personalmente los hechos, siempre que el tercero se encuentre a
disposición del juez o tribunal en ese momento, si la parte así lo solicita y
acepta la responsabilidad de la declaración.
5. La declaración de las personas que hayan actuado en los hechos litigiosos
en nombre del empresario, cuando sea persona jurídica privada, bajo la
responsabilidad de éste, como administradores, gerentes o directivos,
solamente podrá acordarse dentro del interrogatorio de la parte por cuya
cuenta hubieran actuado y en calidad de conocedores personales de los
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hechos, en sustitución o como complemento del interrogatorio del
representante legal, salvo que, en función de la naturaleza de su intervención
en los hechos y posición dentro de la estructura empresarial, por no prestar ya
servicios en la empresa o para evitar indefensión, el juez o tribunal acuerde su
declaración como testigos. Las referidas prevenciones deberán advertirse
expresamente al efectuar la citación para el interrogatorio en juicio.
6. En los supuestos de interrogatorio a Administraciones o entidades públicas
se estará a lo dispuesto en el artículo 315 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (por
vía de informe, que se aportara el día del juicio, previamente admitidas las
preguntas realizadas por la parte que las propone).
No es frecuente la confesión en este tipo de pleitos de S. Social, pero puede
solicitarlo sobre el INSS, y en este caso se aplicara por vía de informe a tenor
del art. 315 LEC, remitiendo la parte un cuestionario o lista de preguntas que el
Magistrado aceptará o no, y remitirá al INSS para que conteste por vía de
informe que, se aportará el día del Juicio oral. Lo mismo respecto de los
testigos cuando lo sea por su cargo. Debiéndose solicitar al menos con los 5 o
3 días de antelación que establece el art. 90,3 LJS 36/2011
La confesión puede sernos útil para determinar los periodos de trabajo que
deben entenderse como cotizados para la determinación de la responsabilidad
del empresario por infracotización o falta total de cotización ante la ausencia de
actuación de la Inspección de Trabajo, cuyas actas, gozan de presunción iuris
tantum. O para trabajadores autónomos para acreditar si continúan de alta en
el RETA, y con el negocio abierto, para determinar los efectos económicos de
la prestación.
Determinando la “fictia conffesio” , la incomparecencia sin justa causa del
demandado citado en legal forma.
2.- Documental.-
Artículo 94 LJS 36/2011.-. Prueba documental.
1. De la prueba documental aportada, que deberá estar adecuadamente
presentada, ordenada y numerada, se dará traslado a las partes en el acto del
juicio, para su examen.
2. Los documentos y otros medios de obtener certeza sobre hechos relevantes
que se encuentren en poder de las partes deberán aportarse al proceso si
hubieran sido propuestos como medio de prueba por la parte contraria y
admitida ésta por el juez o tribunal o cuando éste haya requerido su aportación.
Si no se presentaren sin causa justificada, podrán estimarse probadas las
alegaciones hechas por la contraria en relación con la prueba acordada.
Es la prueba “reina “en los procesos de Seguridad Social. Mediante el
Expediente Administrativo, a veces el único medio de prueba de las partes, su
87
valor probatorio viene establecido en el Art. 142 y 143 LJS 36/2011, pudiendo
el Magistrado tener por probados aquellos hechos alegados por el actor cuando
no puedan probarse o desprenderse del expediente Administrativo, pudiéndose
solicitar ante el secretario judicial la suspensión por única vez, para que se
remita dicho Expediente en el plazo de 10 días antes del nuevo señalamiento,
con la advertencia de que si tampoco esta vez se aportase, puede celebrarse el
Juicio oral causándole al INSS o Entidad Gestora el perjuicio de carecer de
prueba, y dando parte al Director provincial de la E. Gestora por el Secretario
Judicial para que adopte las medidas oportunas con el funcionario que obstruyo
el proceso. (arts 143 y 144 LPL reformados por Ley 13/2009 y 143 y 144 y 145
LJS 36/2011)
Además cabe todo tipo de documentación y certificaciones del TGSS, sobre las
bases de cotización y certificados sobre periodos cotizados, que pueden
diferenciarse del informe de vida laboral, teniendo aquellos plenitud probatoria.
Los informe de detectives sirven como testigos “profesionales” para demostrar
la compatibilidad del beneficiario de la prestación con actividad incompatible
con el percibo de la misma, en los grados de total, absoluta y gran invalidez.
Necesitan su posterior ratificación en el acto de la vista.
Otros documentos como certificaciones de SPEE, TC1, TC2, certificado sobre
el profesiograma del trabajador elaborado por la empresa, nominas, certificado
sobre discapacidad y grado de minusvalía, incluso certificaciones de
asociaciones de afectados de enfermedades poco comunes (fibromialgia,
celiaticos, ELA, etc.) para describir la etiología y consecuencias de la misma.
Los informes médicos oficiales, exentos de ratificación de su autor en el juicio,
a diferencia de los probados que se convierten en pericial que necesariamente
deben ser ratificados por el facultativo en el juicio.
El Expediente Administrativo debe comprender la solicitud inicia, la resolución
administrativa , la reclamación previa administrativa del art. 69, 70 y 71 LJS
36/2011, la contestación a la misma, en su caso, los informe de cotización, con
fechas de altas y bajas y periodos de desempleo incompatibles o descontables
con las prestaciones de incapacidad, las bases de cotización, la base
reguladora calculada y las eventuales revisiones de la incapacidad si se
reconoció con anterioridad. Además el informe o dictamen propuesta del
órgano calificador (EVI). La calificación de contingencia común o laboral, y el
informe sobre la contingencia laboral del anterior o de la Mutua Patronal.
Constituye un elemento fundamental para resolver la litis, compartiendo
protagonismo con la pericial, permitiendo su conocimiento al demandante el
omitir la proposición de prueba, aunque normalmente se completa la actividad
probatoria con informe médicos del paciente complementarios de lo anterior, o
posteriores en el tiempo que ratifican su estado en el momento del examen de
sus limitaciones. Al igual que puede hacer la empresa o la Mutua Patronal, en
su caso. El Juzgado puede como ya hemos dicho reclamarlo de oficio, porque
puede suceder que sea el único medio de prueba del demandante.
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El dictamen propuesta del Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) que
sustituye al informe de las antiguas Comisiones Técnicas Calificadoras del M.
de Trabajo y SS, se le atribuye una importante eficacia probatoria, al tener
carácter de informe oficial especializado, que compite con otros de igual
carácter emitidos por centros hospitalarios de reconocido prestigio, en
detrimento de otros de sospechosa parcialidad y falta de objetividad, como los
emitidos por la medicina privada o centros de atención primaria a los que la
jurisprudencia niega el valor de carácter oficial. Lo mismo respecto del informe
del Médico Forense, mediante la practica en el juicio oral o mediante las
diligencias finales o para mejor proveer.
Cuando la contingencia es de accidente de trabajo o enfermedad profesional o
se discuta su etiología, conforme a lo establecido en el art. 141,2 LPL el
Secretario Judicial interesará de la Inspección de Trabajo informe sobre las
circunstancias del accidente, trabajo que realizaba, salario que percibía y base
de cotización, salvo que conste aportado en el Expediente Administrativo,
pudiendo el demandante aportar en su caso el acta levantada al efecto.
3.- Interrogatorio de testigos.-
Artículo 92 LJS 36/2011. Interrogatorio de testigos.
1. No se admitirán escritos de preguntas y repreguntas para la prueba de
interrogatorio de testigos. Cuando el número de testigos fuese excesivo y, a
criterio del órgano judicial, sus manifestaciones pudieran constituir inútil
reiteración del testimonio sobre hechos suficientemente esclarecidos, aquél
podrá limitarlos discrecionalmente.
2. Los testigos no podrán ser tachados, y únicamente en conclusiones, las
partes podrán hacer las observaciones que sean oportunas respecto de sus
circunstancias personales y de la veracidad de sus manifestaciones.
3. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, la declaración como
testigos de personas vinculadas al empresario, trabajador o beneficiario, por
relación de parentesco o análoga relación de afectividad, o con posible interés
real en la defensa de decisiones empresariales en las que hayan participado o
por poder tener procedimientos análogos contra el mismo empresario o contra
trabajadores en igual situación, solamente podrá proponerse cuando su
testimonio tenga utilidad directa y presencial y no se disponga de otros medios
de prueba, con la advertencia a los mismos, en todo caso, de que dichas
circunstancias no serán impedimento para las responsabilidades que de su
declaración
pudieren derivarse.
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El Magistrado puede limitar su numero si fuese excesivo, un testigo por hecho
a demostrar dice la jurisprudencia al uso, no admitiéndose la tacha, y las dudas
sobre la imparcialidad del testigo deben manifestarse en las conclusiones
definitivas, ya que corresponde al Magistrado la valoración conjunta de su
practica, con libertad para atribuir mayor credibilidad a unos sobre otros.
Puede servir para acreditar la contingencia común o laboral, asi como las
circunstancias de cómo se produjo el accidente laboral o in itinere, las tareas
propias de la profesión habitual y en las prestaciones de gran invalidez la
dependencia de la tercera persona que requiere el art. 137 LGSS para
reconocer dicho grado de incapacidad, pudiendo testificar compañeros de
trabajo, cónyuge, familiares directos, asistentes sociales, etc.
La prueba de detectives, como testigos “profesionales” (STS 6-11-1990) que
deben ratificarse en juicio el informe elaborado en el seguimiento del
trabajador o del demandado, despojándole de su valor documental,
convirtiéndose en testifical en cuanto a los hechos presenciados personalmente
por quien ratifica (STSJ Asturias 30-5-1997)
4.- Pericial.-
Artículo 93 LJS 36/2011.-. Prueba pericial.
1. La práctica de la prueba pericial se llevará a cabo en el acto del juicio,
presentando los peritos su informe y ratificándolo. No será necesaria
ratificación de los informes, de las actuaciones obrantes en expedientes y
demás documentación administrativa cuya aportación sea preceptiva según la
modalidad procesal de que se trate.
Es la prueba mas habitual sobre todo la del perito medico, en menor medida
la del perito técnico en relación con el profesiograma para determinar la
aplicación de los arts 136 y 137 LGSS. Incluso mediante la del Medico Forense
(Art. 93,2 LJS 36/2011) de oficio o a instancia de parte. Y su informe debe tener
una detallada y precisa descripción de las patologías padecidas, evitando
abrievaturas, el tratamiento , las limitaciones orgánicas y funcionales, y unas
conclusiones precisas, para ayudar a tomar la decisión sobre la estimación o
denegación de la prestación postulada. Desterrando expresiones como “ las
derivadas de su patología” o formulas amplias que puedan entenderse de
manera ambigua como “actividades que comporten sobrecarga de la columna”,
o “Tareas de sobrecarga mental o estrés” o “exploración realizada que no
impresiona de alteraciones invalidantes” (sobre profusiones discales). Si la
lesión produce menoscabo funcional de algún miembro o extremidad, en lugar
de términos como abducción, rotación, extensión o similares, seria conveniente
explicar, con especificación del grado, alguna expresión más descriptiva que
permita al Magistrado comprender hasta donde puede subir el brazo, o si
90
puede mantenerse en cuclillas. Evitando expresiones como “se desaconseja”,
que plantean dudas, o sobre si puede hacerlas con moderación o no, y su
repetición o reiteración y la cantidad de veces o frecuencia de las mismas,
concretando para que actividades considera el perito que esta impedido.
STSJ P. Vasco 20-6-2000 hace referencia al dolor, reiterando otras sentencias,
en que la falta de medios científicos que permitan conocer con objetividad y
precisión el alcance del dolor de una persona, no justifica que se deje de
valorar en el informe, pudiéndose acreditar la realidad del mismo y no la simple
referencia del paciente, al existir unidades hospitalarias como las del dolor,
además de la causa que lo produce, como la comprensión de la raíz nerviosa,
las reacciones que produce, como contracción muscular, y el modo que se
combate, mediante opiáceos, y sus resultados. El TS en varias sentencias, por
todas 31-5-1990, considera el dolor como consideración para el estado
invalidante, habiéndose declarado la nulidad de actuaciones ante la falta de
referencia del Magistrado en sus hechos probados.
5.- Informe del Medico Forense.-
Art. 93, 2 LJS 36/2011.-. El órgano judicial, de oficio o a petición de parte,
podrá requerir la intervención de un médico forense, en los casos en que sea
necesario su informe en función de las circunstancias particulares del caso, de
la especialidad requerida y de la necesidad de su intervención, a la vista de los
reconocimientos e informes que constaren previamente en las actuaciones.
Cuando el informe de síntesis de los médicos del INSS no refleja bien todas
las dolencias o si sus conclusiones no son claras y precisas sobre las
limitaciones orgánicas y funcionales que padece, puede acudirse por el
Magistrado a la “prueba del Juez” solicitando el informe del Medico Forense
adscrito al Juzgado (art. 93,2 LJS 36/2011).-
Para poder subsumir lo descrito en el art. 136 LGSS se requieren los siguientes
puntos:
1.- Que el trabajador haya sido sometido previamente a tratamiento medico
por enfermedad común, profesional o accidente.
2.- Que haya sido dado de alta medica.-
3.-Que tras el alta le queden unas secuelas, o defecto morfológico o funcional o
psíquico, que no se haya solucionado, habiéndose agotado las posibilidades
terapéuticas (“reducciones anatómicas y funcionales”), excluyéndose los
procesos mórbidos leves y de escasa entidad clínica.
4.- Disminución o anulación de la capacidad laboral: la incapacidad que
postula, que puede afectar a la eficacia o a la seguridad. En los primeros se
incluye la limitación física/psíquica de ejecutar un trabajo o la falta de fiabilidad
91
o precisión del trabajo o la falta de rendimiento esperado con la exigencia de
las relaciones laborales actuales . Las que afectan a la seguridad pueden ser
de riesgo para el trabajador o terceros.-
5.- Que tengan carácter permanente. Además debe referirse a la gravedad de
las secuelas y si son permanentes o crónicas, sin posibilidad de curación.
El informe medico-forense debe contener tras la exploración del trabajador con
los documentos e informes médicos que contiene el expediente judicial los
siguientes puntos:
1.- Diagnostico de la enfermedad, que da lugar las limitaciones anatómicas y/o
funcionales graves, con su inicio y un resumen de su sintomatología.
2.- Tratamiento efectuado y evolución sufrida.-
3.-Si quedan secuelas, especificando su grado ,síntomas y gravedad.-
4.- Relación entre la sintomatología de las secuelas y las funciones laborales
que realiza el trabajador.-
5.- Otros criterios médicos para establecer el grado de invalidez, como los
porcentajes recogidos para el grado de minusvalía (anexos I, II, y III RD
1971)99 de 23 de diciembre.- Tablas Hama”)
6.- Si la enfermedad profesional está incluida en el cuadro de enfermedades
profesionales, o debería estar incluida, habida cuenta de su relación con la
profesión desempeñada.-
6.- Informes de expertos.-
Artículo 95 LJS 36/2011. Informes de expertos.
1. Podrá el juez o tribunal, si lo estima procedente, oír el dictamen de una o
varias personas expertas en la cuestión objeto del pleito, en el momento del
acto del juicio o, terminado éste, como diligencia final.
2. Cuando en un proceso se discuta sobre la interpretación de un convenio
colectivo, el órgano judicial podrá oír o recabar informe de la comisión paritaria
del mismo.
3. Cuando en el proceso se haya suscitado una cuestión de discriminación por
razón de sexo, orientación sexual, origen racial o étnico, religión o
convicciones, discapacidad, edad o acoso, el juez o tribunal podrá recabar el
dictamen de los organismos públicos competentes.
92
4. En procesos derivados de accidente de trabajo y enfermedad profesional, el
órgano judicial, si lo estima procedente, podrá recabar informe de la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social y de los organismos públicos competentes en
materia de prevención y salud laboral, así como de las entidades e instituciones
legalmente habilitadas al efecto.
5. Cuando, sobre hechos relevantes para el proceso, sea pertinente que
informen personas jurídicas y entidades públicas en cuanto tales, por referirse
esos hechos a su actividad, sin que quepa o sea necesario individualizar en
personas físicas determinadas el conocimiento de lo que para el proceso
interese, la parte a quien convenga esta prueba podrá proponer que la persona
jurídica o entidad, a requerimiento del tribunal, responda por escrito sobre los
hechos en los diez días anteriores al juicio. Dicho informe se presentará hasta
el momento del acto del juicio, sin previo traslado a las partes y sin perjuicio de
que pueda acordarse como diligencia final su ampliación.
III.- Resumen jurisprudencial sobre la valoración de las dolencias.-
La Sala IV de lo Social del Tribunal Supremo ha desarrollado un cuerpo
doctrinal sobre los contornos de protección de nuestro sistema de Seguridad
Social en las invalideces, respecto de cómo deben valorarse las dolencias del
trabajador, objetivables, y tenidas por definitivas, queden acreditadas en el
juicio oral, para ser tenidas en cuenta, conforme al Art. 134 LGSS,
resumiéndose en las siguientes sentencias.-
1.-Proceso de individualización de las concretas dolencias. Deben tenerse en
cuenta las particularidades del caso a enjuiciar (SSTS 2-4-92 y 29-1-93) que lo
diferencien de las situaciones de otros afectados, por la incidencia de las
lesiones, y por la concreta actividad desempeñada, en el momento del
percance o del inicio de la situación de baja o solicitud de la valoración
invalidante ( STS 23-11-2000)
2.- Proceso valorativo y subsunción normativa. Debe realizarse en atención a
los hechos singulares anteriormente mencionados (SSTS 17-3-1989, 27-11-
1991, 9-4-1992) ya que, aunque las lesiones sean prácticamente idénticas, o
pueden diferenciarse solo en su concreta graduación, o bien afectar de modo
distinto a diversos trabajadores, o tener distinto alcance en su repercusión
funcional particular (STS 25-1-2000)
3.- Imposibilidad de poder llegar a una generalización de soluciones
homogéneas en esta materia, (STS 9-3-1995), que son muy casuísticas en lo
referente a la concreta determinación del grado invalidante, dificultando la
necesaria evidencia de la existencia de contradicción, entre las diversas
sentencias de las Salas de lo Social de los TSJ CCAA, y por tanto el difícil
acceso a la unificación de doctrina por el TS (Art. 217 LPL) (STS 27-1-1997)
4.-Interesa valorar la capacidad residual, de las secuelas definitivas, que
permiten al afectado trabajar. Bien para la que haya venido siendo su profesión
93
habitual hasta el momento del hecho presuntamente invalidante (STS 23-11-
2000), o en general para cualquiera otra actividad u oficio, en relación con los
distintos tipos y grados invalidantes previstos en el Art. 137 LGSS, a saber,
parcial para el trabajo habitual, Total, o absoluta para todo tipo de trabajo.
5.- La prestación de trabajo debe hacerse en condiciones normales de
habitualidad, para conseguir un rendimiento razonable (STS 22-9-1989) , sin
que sea necesario un sobreesfuerzo especial (SSTS 11-10-79, 21-2-1981, 22-
9-1989) y prestando ese trabajo concreto con la necesaria profesionalidad
(STS 14-2-1989) conforme a las exigencias normales de continuidad,
dedicación y eficacia legalmente exigibles (STS 7-3-1990) con desempeño de
un modo continuo y conforme a la jornada laboral ordinaria en el sector de la
actividad o empresa concreta (SSTS 16-2-1989, 23-2-1990)
6.-Mas que de incapacidades debe hablarse de incapacitados (STS 24-1-1991)
al tener que decidir en cada caso, conforme al art. 137 LGSS, en atención a las
particulares circunstancias (SSTS 20-4-1992 y 11-4-1995), ya que difícilmente
pueden darse supuestos de identidad sustancial. Por lo que cada situación se
decide en función de sus particulares circunstancias (STS 3-3-1998),
atendiendo a la especificidad litigiosa.
Debe tenerse en cuenta la conjunción de tres elementos: la deficiencia, la
discapacidad y la minusvalía.
La deficiencia supone la perdida o anormalidad de una estructura o función,
fisiológica. Psicológica o anatómica.-
La discapacidad, como restricción o ausencia, debida a una deficiencia, de la
capacidad de realizar una actividad dentro del margen considerado normal
para una persona, afecta a las habilidades, en forma de insuficiencias del
desempeño y comportamiento normal de la actividad humana, rutinaria,
elementos esenciales de la vida cotidiana, temporal o permanente, reversible o
irreversible, progresiva o no. Es una deficiencia que refleja alteraciones en el
ámbito de la persona, conceptuado el cuerpo humano como un todo, similar al
menoscabo, como perdida o anormalidad de lo anterior. La discapacidad
laboral es cualquier restricción o perdida de capacidad de realizar una actividad
laboral dentro de lo considerado como rango de normalidad del ser humano.-
La minusvalía como situación desventajosa para una persona determinada, por
padecer una deficiencia o discapacidad que le milita o impide el desempeño
normal en su caso, en función de la edad, sexo, factores sociales o culturales.
Es la socialización de una deficiencia o discapacidad que refleja las anteriores
consecuencias que se derivan de la propia discapacidad
IV.- Valoracion de la prueba por el Juez.-
94
A tenor de lo dispuesto en el art. 90.2 LPL, el Magistrado siguiendo los
criterios de la sana critica, y principios de objetividad e imparcialidad, goza de
libertad para valorar la prueba, de forma conjunta. (Art. 348 LEC) Lo que le
permite adquirir la convicción sobre los hechos en los que valorar y fundar su
decisión “ratio decidendi”, para elegir ante dictámenes médicos contradictorios,
los que a su juicio y conciencia revistan mayores garantías de imparcialidad, y
objetividad ( los que demuestren tanto lo que beneficia al paciente como lo que
le perjudica a su pretensión ) el estado real del paciente, para que en fase de
recurso el tribunal ad quem mantenga la prioridad de aquel dictamen medico
que haya servido de soporte a la sentencia. Cuando las conclusiones del
grado de incapacidad del informe de síntesis entre en contradicción con el del
perito medico y disparidad de diagnostico, ha de aceptarse el que ha servido de
base a la resolución administrativa, salvo que el de parte ofrezca mayor
garantía .-
Valoración del informe de síntesis.- Es esencial para la valoración de las
lesiones y secuelas padecidas y la prestación postulada. Reconocida su
importancia por la jurisprudencia , que atribuyen gran valor probatorio por los
preceptos de la LEC y LPL anteriormente estudiados, al dictamen de la UVMI
, o EVI en la actualidad, como Órgano Técnico del NSALUD., Entidad Gestora
con personalidad jurídica propia y distinta del INSS, con independencia y
especialización en la materia, tras el análisis de la historia clínica del paciente,
sirven de base al juez para la sentencia, cuando este informe no es
desvirtuado por otro informe medico que lo desvirtúe o lo contradiga.
Siguiendo la doctrina del extinto TCT, en el caso de informe s médicos
contradictorios, debe aceptarse el que sirvió de base a la resolución recurrida,
como prevalente para el Juez a quo, salvo que se demuestre palmariamente el
error de este por tener el postergado una mayor categoría científica del
facultativo, mayor credibilidad por gozar de mayor fuerza de convicción.
No porque gocen de presunción iuris tantum, como las que tenían las
extinguidas Comisiones Técnicas Calificadoras del derogado art. 120 LPL de
1980, no extensiva a la Comisión de Evacuación de Incapacidades .
Si se introduce por vía de recurso de suplicación dolencias no recogidas en el
informe de síntesis por un informe medico de parte, debe fracasar el motivo de
la suplicación, al prevalecer el escogido por el juzgador, salvo que tenga un
nivel técnico comparativo menor, o sea un error manifiesto del juez a quo.
En cuanto a los dictámenes de la UVI, no se observarían las reglas de la
sana critica anteriormente mencionadas, en la valoración de la pericial cuando
se prescinde de la valorada opinión de los servicios especializados del
INSALUD, que gozan de presunción de objetividad, si se otorga mayor respeto
a dictámenes privados carentes de especial cualificación.
95
V.-La Importancia de la Prueba Pericial en las figuras de Mobbing. Acoso
Laboral o Moral y El Síndrome de Bourn-Out.-
Comentando a continuación el extracto de dos sentencias muy completas
doctrinalmente como ejemplo de todo lo expuesto anteriormente.-
A).-Diferencia con las Tensiones Laborales, Doctrina Delimitación
Jurídica.-
En el primer caso a estudiar, al entrar en vigor el Convenio Colectivo del
sector de Grandes Almacenes para los años 2001 a 2005, (1) dispone con
carácter general que la jornada de trabajo es de lunes a domingo, pero pueden
seguir manteniendo como libre este último día los trabajadores que viniesen
contando con tal condición de trabajo; el Convenio Colectivo prevé que tal
derecho adquirido puede ser novado por acuerdo con la empresa. En el centro
comercial de la empresa demandada, los directivos entrevistaron a distintos
trabajadores para que aceptasen tal novación por lo que, en un momento
posterior, se produjo denuncia por parte de un sindicato de que tal pretensión
empresarial se acompañaba de amenazas y que, a resultas de las mismas, se
podía entender que había acoso moral sobre los afectados. La Inspección de
Trabajo levantó acta, tipificó los hechos como muy graves y propuso sanción
en su grado mínimo para la empresa. La Dirección General de Trabajo resolvió
suspender el procedimiento sancionador y sometió la cuestión a la jurisdicción
social por medio de la correspondiente demanda de oficio. (Otra modalidad
procesal para resolver estos casos de acoso laboral, sería mediante la acción
de Extinción de la Relación Laboral, descrita en el art. 50 TRET, por
vulneración del empresario de la buena fe contractual, que en caso de
estimarse, resolvería el contrato de trabajo con el derecho del trabajador a
percibir una indemnización igual a la prevista para el Despido Disciplinario).-
La cuestión litigiosa se ciñe, por tanto, a determinar si los hechos de la
demanda han sido o no acreditados y, en caso afirmativo, si los mismos
merecen o no la calificación de «mobbing» o acoso moral.
Se acepta comúnmente la razonabilidad de la presunción legal de certeza
establecida en favor de las actas emitidas por la Inspección de Trabajo en los
términos fijados por el art. 53.2 del RD Leg. 5/2000, de 4 Ago., por el que se
aprueba el Texto Refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el
Orden Social. Pero también resulta incuestionable que esa presunción tiene
impuestos unos límites que condicionan tanto su eficacia como su alcance. La
doctrina establecida a este respecto aparece expuesta con claridad en la
jurisprudencia de la Sala Tercera del TS.–– En relación a los presupuestos que
deben concurrir para que la referida presunción se indican que tales hechos
son aquellos que por su objetividad son susceptibles de percepción directa por
el inspector, los inmediatamente deducibles de aquellos o los acreditados por
medios de prueba consignados en la propia acta. Por el contrario, no será
posible aplicar la presunción de certeza si ha faltado auténtica base de
comprobación de datos o los ofrecidos han sido insuficientemente acreditados;
en tal caso, decae el presupuesto adecuado para la traslación de la carga
probatoria al sujeto sancionado, quedando éste eximido de acreditar la
inexactitud del acta, salvo que existan contra él otros medios probatorios de
96
cargo o haya admitido explícita o implícitamente los hechos en función de los
cuales se sanciona.
No se excluye así un control judicial de los medios empleados por el inspector,
requiriéndose siempre que el contenido de las actas de infracción o de
liquidación determine las «circunstancias del caso» y los «datos» que hayan
servido para su elaboración, cuyo «detalle» deviene imprescindible para
conformar la base del valor probatorio de las actas inspectoras.
1.-CRITICA DE LA PRUEBA APORTADA.-La única actuación comprobadora
efectuada por la Inspección a efectos de acreditar la existencia de la infracción
laboral de mérito ha consistido en la toma de declaración de cinco trabajadores,
cuyas manifestaciones consignadas en el acta, tales como sufrir «agobios y
presiones», recibir «amenazas», «expresiones intimidatorias», vejaciones,
«coacciones» o «expresiones de menosprecio personal», son excesivamente
vagas y genéricas pues no se concreta en qué han consistido tales amenazas,
coacciones, vejaciones o presiones ni se detallan circunstancias de lugar y
tiempo ni otros datos objetivos que permitan determinar si la empresa ha
empleado sobre esos trabajadores una violencia de la suficiente intensidad
como para obligarles a aceptar un cambio de jornada impuesto por la patronal.
No es que el acta no contenga una descripción minuciosa de las circunstancias
constitutivas de la infracción, es que ni siquiera refleja o narra «hechos», aparte
de poner en boca de dichos trabajadores tales expresiones genéricas, lo que
no permite otorgarles valor probatorio alguno. Por tanto, si como ya se ha
razonado, la presunción de certeza se limita a los «hechos» acreditados por
medios de prueba consignados en la propia acta, y en este caso las
declaraciones incorporadas a la misma son tan débiles que carecen de
trascendencia probatoria, debe concluirse que administrativamente no se
ofrece base objetiva suficiente para sustentar la actuación sancionadora, razón
por la cual decae el presupuesto necesario para trasladar la carga probatoria a
la empresa demandada. –
2.- VALORACIÓN DE LA PRUEBA.- Descartada la presunción de veracidad
del acta de infracción aportada al proceso, debe decirse desde ahora que
tampoco la prueba practicada en juicio ha acreditado la infracción laboral que
se imputa a la empresa. En el interrogatorio de los trabajadores afectados
negaron con rotundidad haber sufrido amenazas, coacciones o vejaciones de
ningún tipo. La declaración de D. José Javier A., en el sentido de que D. José
H. Jefe de Administración, le amenazó en el despacho de éste con que si no
aceptaba el sistema de trabajo en domingos «se iría a la calle», no merece
crédito alguno, no sólo por la circunstancia de que dicho trabajador haya sido
despedido por motivos disciplinarios en agosto del 2002, despido que no
impugnó aquietándose a la sanción, pudiendo existir una cierta animadversión,
sino también por el hecho «comprobado» de que pocos días antes del juicio
acudió a la empresa donde se entrevistó con D. Ángel T., Gerente y Jefe de
Personal, a quien pidió una compensación económica por no acudir a la vista
judicial a declarar contra la patronal, tal y como reconoció el propio trabajador,
entrevista de la que se ha aportado una grabación realizada por el otro
protagonista de la misma, el Sr. T., en la que se constata con claridad el ánimo
97
de lucro que ha movido al Sr. A. D.ª Alicia L. A., afiliada al sindicato cuya
denuncia promovió la actuación inspectora, manifestó que fue llamada al
despacho de D. José Antonio T., Jefe de Grupo, donde en presencia de éste el
citado Sr. H. la amenazó con que «iría a por ella» si no aceptaba trabajar en
domingos y festivos declaración ésta que ha resultado contradicha por el
testimonio de los citados Sr. T. y Sr. H., quienes manifestaron que en la
entrevista mantenida con esta trabajadora, de corta duración, para tratar el
asunto de la jornada, quien realizó la oferta en nombre de la empresa fue el
primero de los citados testigos, sin que el segundo de ellos interviniera en
ningún momento en la conversación. En cualquier caso, ni D. José Javier A. ni
D.ª Alicia L. A. aceptaron la oferta empresarial de cambio de jornada, sin que
con posterioridad conste ninguna medida de la patronal con respecto a estos
dos trabajadores que pudiera interpretarse como represalia o reacción a esa
negativa. Por último, la declaración testifical de D. Juan José G. M., miembro
de la sección sindical de UGT en el centro de trabajo de la patronal sito en
Murcia, alude a que «era público y notorio el mal ambiente existente» y el
«malestar» entre los trabajadores por los atentados a la dignidad de los que
éstos eran víctimas en las entrevistas efectuadas con la dirección empresarial
para tratar el asunto de la jornada laboral. Todo esto no es más que un juicio
de valor basado en rumores, sospechas y meras conjeturas, que carecen de
valor probatorio, alguno. Una condena, máxime si conlleva un claro reproche
de vulneración de derechos constitucionalmente protegidos, no debe basarse
nunca en presupuestos que impliquen equivocidad o adivinación. –
3.-DEFINICIÓN.- El acoso moral o «mobbing», expresión acuñada por el
profesor de la Universidad de Estocolmo Heinz Leymann, define una situación
de hostigamiento que sufre un trabajador sobre el que se ejercen conductas de
violencia psicológica de forma prolongada y que le conducen al extrañamiento
social en el marco laboral, le causan enfermedades psicosomáticas y estados
de ansiedad y, en ocasiones, provocan que abandone el empleo al no poder
soportar el estrés al que se encuentra sometido.
Los intentos de acotar el concepto de «mobbing» no han faltado. Pueden
destacarse los tres que siguen:
a) El de su descubridor Heinz Leymann, para quien se trata del fenómeno
en que una persona o grupo de personas ejerce una violencia psicológica
extrema, de forma sistemática y recurrente (al menos una vez por semana) y
durante un tiempo prolongado (más de seis meses) sobre otra persona en el
lugar de trabajo, con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la
víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y
lograr finalmente que esa persona o personas acaben abandonando el lugar de
trabajo.-
b) El expuesto por la Comisión Europea, que en un intento de aquilatar el
concepto definía el «mobbing» el 14 May. 2001 como un comportamiento
negativo entre compañeros o entre superiores e inferiores jerárquicos, a causa
del cual el afectado es objeto de acoso y ataques sistemáticos y durante mucho
tiempo, de modo directo o indirecto, por parte de una o más personas, con el
objetivo o el efecto de hacerle el vacío.-
98
c) Jurídicamente ha sido definido como presión laboral tendente a la
autoeliminación de un trabajador mediante su denigración laboral.
d) Sus elementos son, pues, los siguientes: Presión, Laboral y
tendenciosa.-
1. Presión . Para que pueda hablarse de «mobbing» es necesario que se
ejerza una presión y que la víctima sienta esa presión. Por presión se entiende
toda conducta que desde un punto de vista objetivo puede ser percibida como
un ataque. Esto obliga a descartar supuestos de roces laborales que por su
nimiedad no pueden ser aquí incardinados. La presión requiere un
comportamiento severo, con peso específico propio. No todas las situaciones
que revelen un conflicto entre un trabajador y su superior jerárquico o entre
trabajadores de igual categoría han de calificarse, sin más, como «mobbing»;
es decir, no toda manifestación del poder empresarial, aunque se ejerza de
forma abusiva, puede calificarse como acoso moral, sin perjuicio, obviamente,
de que tales prácticas abusivas encuentren respuesta a través de otras vías
previstas legalmente. Tampoco quedarían incluidos los supuestos que
podríamos denominar de presión frustrada o en grado de tentativa, en los que
el sujeto destinatario, por los motivos que sean, no llega a sentir la misma. El
«mobbing» exige una víctima, un presionado, porque si éste no existe lo único
que habrá será un comportamiento malintencionado por parte del sujeto activo,
pero no una presión, lo que nos lleva a la cuestión del perjuicio causado al
trabajador. Para que exista acoso moral ha de probarse que al trabajador se le
han causado daños psíquicos, lo cual hace, en principio, imprescindible una
pericial médica que acredite que el estado mental del trabajador es resultado
directo del hostigamiento laboral al que ha sido sometido.-
2. Laboral. La presión sufrida debe ser consecuencia de la actividad
laboral que se realiza en el lugar de trabajo, lo que implica que debe ser
cometida por miembros de la empresa. El lugar de trabajo supone un límite
geográfico para su comisión, y ello en razón de que fuera de la empresa la
persona tiene una mayor libertad, tanto de reacción como para su efusión; pero
también porque fuera del ámbito de organización y dirección la capacidad de
supervisión empresarial y reacción disminuye drásticamente.-
3.- Tendenciosa. Lo que significa que la presión laboral debe responder a un
plan, explícito o implícito. Dicho plan requiere una permanencia en el tiempo;
para que se pueda hablar de un comportamiento tendente a algo es necesario
que se repita a lo largo de un período, pues de lo contrario estaríamos ante un
hecho puntual y no ante una situación de «mobbing». Dicho plan también
precisa una reiteración de comportamientos, pues una de las diferencias entre
un simple conflicto laboral y el «mobbing» es que el primero es puntual y el
segundo reiterado. La esencia del «mobbing», la tendenciosidad del
comportamiento, es la denigración laboral que busca provocar la
99
autoeliminación del trabajador (abandono o en su defecto la baja médica). Así,
mientras en los supuestos de ejercicio arbitrario del poder empresarial lo que el
empresario puede buscar a través de medios inadecuados es, por ejemplo, el
mantenimiento de la empresa o la mejora de su competitividad en el mercado,
en el acoso moral la finalidad o plan de la conducta empresarial es causar un
daño, socavando la personalidad del trabajador: perjudicar su integridad
psíquica, si el empresario es el sujeto activo del acoso, o desentenderse de su
deber de protección si el acoso lo provoca un compañero de trabajo.
Los mecanismos de hostigamiento o presión a través de los cuales puede
manifestarse el acoso moral son muy diversos, pudiéndose destacar algunos
recogidos en diversas sentencias que han estimado la existencia de acoso
moral en el trabajo:
Medidas de aislamiento social, tales como impedir las relaciones personales
con otros compañeros de trabajo, con los clientes, no dirigirle la palabra, etc.;
apartamiento del trabajador de sus funciones de mayor responsabilidad,
encomendándole trabajos de inferior categoría, ordenándole tareas
innecesarias, quitándole las personas que antes tenía a su cargo o elementos
necesarios para su trabajo; medidas de ataque a la víctima, criticando y
minusvalorando su trabajo ante otras compañeros, difundiendo rumores
infundados sobre el trabajador o atribuyéndole errores que no ha cometido;
agresiones físicas o verbales, tales como imitar al trabajador, burlarse de él,
proferir insultos o críticas constantes de su vida personal o comentarios
ofensivos a fin de ridiculizarlo en público, etc.
4.- RAZONAMIENTO SOBRE EL CASO CONCRETO.- . Como fácilmente
se puede ver, las circunstancias concurrentes en el presente caso no permiten
apreciar la existencia de «mobbing» o acoso moral laboral. El problema de
fondo que aquí late forma parte de un conflicto surgido en el seno de las
relaciones laborales entre la empresa y los trabajadores. El vigente Convenio
Colectivo del sector de los grandes almacenes para los años 2001 a 2005
establece con carácter general una jornada de trabajo de lunes a domingos
(art. 32.12). Ocurre que aquellos trabajadores con contrato anterior a la firma
de este Convenio que, como condición más beneficiosa, no tienen la obligación
de trabajar los domingos en los centros comerciales pueden, mediante pacto o
acuerdo con la empresa, incorporarse al sistema general de jornada previsto en
la norma paccionada, de conformidad con su disp. trans. 1. Y a esta finalidad
responde la conducta patronal en este caso. La empresa, con el lógico objeto
de contratar con el mayor número posible de trabajadores dispuestos a prestar
servicios en domingos, en un sector económico de progresiva liberalización de
los horarios de apertura de establecimientos, inició contractos con sus
empleados que gozan de la citada condición personal más beneficiosa con el
exclusivo fin de pactar con ellos la novación de su jornada laboral.
Con el citado fin, la empresa tomó la iniciativa de celebrar, en el mes de
octubre de 2001 según todos los testimonios (el acta de infracción no contiene
referencia cronológica alguna sobre este particular), unas entrevistas. Aún
100
estimando de forma hipotética que en estas entrevistas los mandos intermedios
de la empresa hicieran uso del insulto, la amenaza, la coacción, la vejación o la
humillación, sin poder valorar su intensidad al no existir datos sobre el
contenido de los supuestos comportamientos ofensivos, con el propósito de
que los trabajadores afectados aceptaran el cambio de jornada, ello no
constituiría «mobbing» o acoso moral. Coaccionar o amenazar a un trabajador
para lograr una modificación de sus condiciones laborales en una entrevista
celebrada en un momento determinado es un hecho puntual que no encaja en
absoluto en los elementos integrantes de la definición de acoso a que antes se
hizo referencia pues no hay aquí una reiteración de comportamientos con
permanencia en el tiempo con la finalidad de socavar la personalidad del
trabajador y procurar así su autoeliminación mediante el abandono del trabajo o
su baja médica.-
5.-RELACION DE LA ENFERMEDAD CON EL TRABAJO.- En el caso
concreto de D.ª Alicia L. A. consta que inició proceso de incapacidad temporal
el 13 Mar. 2002 por aquejar estados de ansiedad, pero esta baja médica no
guarda relación cronológica con la entrevista donde supuestamente fue
amenazada o coaccionada, celebrada cinco meses antes, en octubre del 2001
como ya se ha dicho,.-
6..-PRUEBA PERICIAL MEDICA.- Ni tampoco se ha practicado en juicio
prueba pericial que perita establecer que la sintomatología ansiosa esa
consecuencia de presiones sufridas en el trabajo. El informe médico aportado
por esta trabajadora (documento núm. 4 de su ramo de prueba) consigne que
la paciente «refiere» que su sintomatología surge por sufrir malos tratos en el
ámbito laboral, lo que no permite estimar probada la conexión entre trabajo y
enfermedad ansiosa.
En suma, pues, estamos en presencia de un conflicto laboral surgido en el caso
de la empresa con motivo de la jornada de trabajo, en el que no consta prueba
alguna que acredite que la patronal demandada haya actuado de forma
desviada, abusiva o arbitraria en el ejercicio de sus poderes de dirección y
organización, y que, en cualquier caso, de haberse probado tal cosa, tampoco
podría apreciarse la existencia de acoso moral al no darse ninguno de los
elementos definidores de tal fenómeno, lo que conduce a la íntegra
desestimación de la demanda de oficio y a la absolución de la patronal
demandada de la pretensión deducida en su contra. (2).-
B) El Síndrome del Bourn-Out .-Enfermedad Profesional o Accidente de
Trabajo.-
En el segundo caso, el demandante, que solicita una prestación por
Invalidez Absoluta para todo trabajo, derivada o en relación con el trabajo, para
que se considere enfermedad profesional o accidente de trabajo (3), ha venido
prestando sus servicios por cuenta y orden del Servicio Valenciano de Salud,
con destino en el Servicio de Cuidados Intensivos del Hospital como Médico
101
adjunto, como internista (UCI), causo baja por Incapacidad Temporal, con el
diagnostico de depresión, causando alta, por agotamiento de la 1ª fase de la IT
y consiguiente propuesta de incapacidad permanente. Por la Inspección
Médica se emitió informe con el diagnostico de síndrome de burn-out (4),
cuadro ansioso asociado, de evolución crónica desfavorable, estando agotadas
las posibilidades terapéuticas y en tratamiento continuo, con limitaciones
orgánicas y funcionales de apatía intensa con fobia al entorno, tristeza, rechazo
radical a la profesión medica en este contexto limitación permanente para la
actividad laboral, (5) y proponiendo como juicio clínico, paciente de 55 años
afecto de síndrome de burn-out, síndrome ansioso-depresivo asociado,
patología definitiva que precisa valoración de su incapacidad de forma absoluta
para la actividad laboral, siendo la propuesta de incapacidad permanente. Por
Resolución del Instituto Nacional de la Seguridad Social, se declaró que el
proceso de IT, tiene su origen en enfermedad común.-
Según el Informe médico de Síntesis, el demandante presenta como
deficiencias más significativas, síndrome de Burn-out, cuadro ansioso
depresivo asociado, de evolución crónica desfavorable con limitaciones
orgánicas y funcionales de sintomatología depresiva y ansiosa, indicando en
conclusiones que "El burn-out está considerado como un tipo de respuesta
prolongada a los estresores emocionales e interpersonales crónicos en el
trabajo. En este contexto, se considera existe impedimento para la realización
eficaz de todas aquellas actividades que impliquen carga emocional no
asumible por el paciente. Especialmente aquellas relacionadas con la
prestación de servicios donde las relaciones con otras personas constituyan el
eje central del trabajo y la prestación del servicio pueda ser una experiencia
altamente emocional".
Por Resolución del INSS le fue denegada al actor la incapacidad
permanente, alegando al efecto, no alcanzar las lesiones que padece un grado
suficiente de disminución de su capacidad laboral para ser constitutivas de una
incapacidad permanente, según lo dispuesto en el articulo 137 de la Ley
General de la Seguridad Social.
El Hospital, requirió al actor para su incorporación a su puesto de trabajo
en la U.C.I., (“ La casa de la mala muerte” en palabras del propio demandante )
con carácter inmediato, con apercibimiento de que caso de no hacerlo podría
ser constitutivo de abandono de servicio. El demandante solicito excedencia
voluntaria por motivo de su enfermedad, siéndole concedido por Resolución
del Director del Hospital excedencia voluntaria por interés particular por tiempo
no inferior a un año.
El actor inicio su actividad profesional como medico interno residente (MIR)
del Servicio de Cuidados intensivos en el Hospital, actividad que ha venido
desempeñando en el mismo centro y puesto luego con la calificación de
medico especialista de medicina intensiva. Desde el inicio de su actividad el
actor refiere sintomatología compatible con cuadro de ansiedad, y ya en el año
1.999 su estado le lleva a consulta con especialistas psiquiatras que le
diagnostican de depresión mayor.
102
1.-PERICIAL MEDICA.-Según informe medico del Dr...., el actor en el
momento actual y dentro del Síndrome General de Adaptación, se encontraría
en la fase de " desrealización frustrante", que constituye una de las fases
tardías de estrés crónico: la desmotivación o desvinculación de un entorno
opresivo que le resulta insufrible, el descompromiso apatico hacia la tarea
cotidiana; el paciente siente una aversión total hacia el hospital y la unidad de
cuidados intensivos, considerando imposible el retorno a su actividad laboral.
Según el sistema-cuestionario denominado Maslach Burnout Inventory
(M.B.I.) , que mide los tres factores en que consiste el síndrome de burn-out:
agotamiento emocional, (A.E.), despersonalización (D.D.) , y baja realización
personal, (R.P.), los valores obtenidos tras la realización del test al actor por
parte del Dr...., son: AE. 40 (máximo nivel), DD 25 (máximo nivel), y RP, 8
(mínimo nivel), de lo que resulta que en el demandante y según dicho perito
medico, tanto la sintomatología clínica como los valores obtenidos del M.B.I.,
permiten confirmar de forma definitiva la existencia del diagnostico de burn-out
en grado severo, el cual se encuentra en un estadio avanzado desarrollando un
cuadro, de depresión grave que lo incapacita para el ejercicio de actividad
laboral, y que existe una interrelación con el ambiente laboral y del desarrollo
evolutivo alcanzado por el proceso, no siendo posible la reversibilidad del
mismo.
2.-PERICIAL MEDICO FORENSE.- El Sr. Medico forense en su informe
manifiesta que se puede considerar que las responsabilidades laborales, la
toma de decisiones, programación, relaciones laborales etc., considerando la
elevada importancia que conllevan su puesto profesional, desbordan en el
momento actual su capacidad laboral.
3.-DEFINICIÓN.-La situación de agotamiento físico o burn-out, en castellano
"estar quemado", es un tipo muy característico de estrés que se da en aquellas
profesiones de quienes realizan su trabajo en contacto con otras personas que,
por sus características, son sujetos de ayuda (profesores, personal sanitario,
asistentes sociales etc.), y surge al ver el profesional defraudadas sus
expectativas al verse imposibilitado de modificar la situación laboral y de poder
poner en practica sus ideas con respecto a como debe ser realizado su trabajo,
tal y como recoge la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social de Eibar, de
fecha 9-2-99 en sus hechos probados, confirmada por la Sentencia del TSJ del
País Vasco de 2-11-99. Como nueva especie o forma de enfermedad del
trabajo, la doctrina científica se ha ocupado de esta enfermedad; y asi se
señala que, las tensiones mas frecuentes en el lugar de trabajo son provocadas
por la exigencia de toma de decisiones, programación, cumplimentación de
tareas o la relación con los jefes y compañeros. La magnitud de los problemas
relacionados con el estrés va en aumento debido a que el carácter del trabajo
ha cambiado radicalmente en las ultimas décadas, y asi como refiere Martinez
Barroso, el padecimiento del estrés negativo, pueden afectar al corazón, los
vasos sanguíneos y el riñón, e incluso ciertos tipos de artritis y afecciones de la
piel, cuyas consecuencias quedarían incompletas si no se mencionan los
efectos del estrés en la salud mental. A la frustración, la ansiedad, y la
depresión que pueden experimentar quienes están sometidos a estrés, hay que
103
añadir otras formas en que este puede manifestarse: alcoholismo,
farmacodependencia, hospitalización, y en casos extremos, suicidio. Marlasch
y Jackson, indican como el burn-out no surge de manera súbita, sino que es un
proceso continuo, es un estrés de carácter crónico experimentado en el
contexto laboral que presenta las siguientes características, el individuo
presenta síntomas de agotamiento emocional, cansancio físico y psicológico,
en su intento de aliviar esta situación trata de aislarse desarrollando una actitud
fría y despersonalizada en relación con los demás mostrando una falta de
compromiso con el trabajo; se da un sentimiento de inadecuación,
incompetencia, ineficacia etc., de no poder atender debidamente las tareas.
Nuestro derecho positivo, permite distinguir entre las enfermedades
profesionales listadas del articulo 116 de la Ley General de la Seguridad Social,
-listado de enfermedades y actividades del RD 1995/1978 de 12 de mayo-, y
las no listadas resultantes de la amplia cláusula del articulo 115.2 de dicha Ley,
precepto que hace referencia a las enfermedades que contraiga el trabajador
con motivo de su trabajo siempre que se pruebe que la enfermedad tuvo por
causa exclusiva la ejecución del mismo. Por otro lado para que pueda hablarse
de accidente de trabajo es preciso que exista unas relación de causa-efecto
entre el trabajo realizado y la lesión sufrida. Por ultimo, debe indicarse que, el
agotamiento físico o síndrome de estar quemado, no surge de una manera
súbita, sino que dado su origen síquico requiere semanas, o meses, incluso
años.
4.- RAZONAMIENTO DEL JUZGADOR.- Sentado lo anterior en el
presente procedimiento, y de la valoración conjunta y racional de la prueba
practicada, en particular de la documental, informe medico de Síntesis, pericial
practicada en el acto del juicio del Dr....., e informe del Sr. Medico Forense,
apreciados conforme a las reglas de la sana critica (artículos 97.2 de la Ley de
Procedimiento Laboral y 348 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), aparece
acreditado, pues todos los informes coinciden, que el actor padece síndrome
de burn-out, cuadro ansioso depresivo asociado, debiendo convenirse que su
estado y según el test realizado de Maslach Burnout Inventory (M.B-I-), y que
consta en el informe emitido y ratificado del Dr....., es de diagnóstico severo,
al suponer las máximas cuotas en agotamiento personal, despersonalización, y
mínimo nivel de realización personal y alcanzando un proceso de desarrollo en
que no es posible la reversibilidad del mismo. Debe convenirse que el actor que
ha tenido que llegar a solicitar la excedencia voluntaria, resulta absolutamente
incapacitado para realizar las tareas encomendadas, y que desde largos años
viene realizando, desde 1974, como especialista en la Unidad de Cuidados
Intensivos del Hospital. A poco que se tenga conocimiento de ello, bien sea por
notoriedad o por experiencia privada (Stein), el trabajo de medico intensivista,
y ante la gravedad de los enfermos que atiende en la UCI, y salvo que el
médico goce de un alto y permanente estado de animo, puede derivar al
transcurso del tiempo, al síndrome que el actor presenta. La aversión total que
el actor refiere y a la UCI con las expresiones limites que refiere y constan en el
informe medico aportado no dejan mayores dudas a su propósito. Es por todo
ello, por lo que sin mayor abundamiento por lo que debe convenirse que el
actor se encuentra en situación de incapacidad permanente, y además en
grado de absoluta para todo trabajo, pues no solo le incapacita para la
104
profesión habitual de medico especialista en la unidad de cuidado intensivo,
sino que en razón de la depresión mayor que padece, para todo trabajo siendo
como se ha dicho un proceso irreversible. Indicado ello, y por los propio
motivos antes dichos debe convenirse también, que el proceso del actor deriva
de accidente de trabajo, por su causación por y desde el trabajo desarrollado,
con causalidad directa e inmediata pues la tensión psicológica que ha venido
sufriendo ha agravado progresivamente el síndrome actual del actor de "estar
quemado", por lo que en definitiva estima la demanda y declarar al actor en
situación de incapacidad permanente absoluta para todo trabajo .
(1).- Comentario y extracto de la Sentencia del Juzgado de lo Social 7 de
Murcia de 7 de marzo de 2003.- Magistrado –Juez D. José Manuel Bermejo
Medina.-
(2).- El trabajo en general, el trabajo por cuenta ajena en particular, generan
tensión psíquica, y no sólo física, y con frecuencia sufrimientos en el sujeto
trabajador, ya sea porque éste no ha interiorizado, con madurez plena, su
situación; o, mejor, por el esfuerzo de acomodación o ajuste a los factores de
innovación.
La acción organizativa empresarial, con sus connaturales imposiciones de
orden y disciplina, instrucciones directivas, preavisos informales o formales
sobre conductas de colaboración que se esperan o se declaran deseables,
cuando no necesarias, pueden ser, igualmente, fuente de malestar cuando no
de frustración en las dos circunstancias personales antedichas.
Ahora bien, este estado cuasi natural del trabajo dentro de un programa que
dirigen sujetos distintos del propio trabajador que, están, por tanto, obligados a
instar, cuando no a exigir, conductas de ajuste a lo largo del tiempo, no puede
calificarse, sin más, como acoso moral en el trabajo. Implican una tensión, a
veces una presión ocasional, pero no por ello dan lugar, sin más, al supuesto
propio del acoso moral. Éste presupone, como dato mínimo inesquivable, que
haya una presión no ordinaria, maliciosa, con cierta continuidad en el tiempo, al
servicio de unos objetivos degradantes para la personalidad del trabajador
víctima de tan incalificable conducta. La tensión normal en cualquier trabajo, y
más aún en aquellos que están sometidos a programación y control ajenos, no
es acoso moral. A veces, similar tensión se aprecia en el directivo que tiene
conciencia de que va a imponer un «cambio», rompiendo la tranquilidad –
asumida – de una rutina anterior. Lo consabido tranquiliza; la innovación,
tensiona.
El riesgo de confundir la tensión laboral con la presión envilecedora de la
dignidad del trabajador es grande – y lo será mucho más – si intervienen
terceros (Administraciones Públicas, sindicatos, asociaciones y similares) en la
ponderación del clima interno de las relaciones plurales del trabajo. La
invocación del acoso moral en el trabajo es una tendencia creciente que se
reforzará aún más, al igual que el acoso moral en la familia, en las aulas
escolares y, en general, en todos los colectivos en los que hay unas relaciones
que generan situación de dependencia y/o situación de dirección.
(3).-Extracto comentado de la Sentencia del Juzgado de lo Social 1 de
Alicante de 6 de mayo de 2003.- Magistrado-Juez D. Julio Calvet Botella.-
105
Confirmada por Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de la C. Valenciana de 5 de abril de 2004, desestimando el recurso de
Suplicación interpuesto por el INSS, no discutiéndose la contingencia
profesional de accidente de trabajo que está en el origen de la invalidez, que
recoge literalmente en su Fundamento Jurídico II los Hechos Probados y
Fundamentos Jurídicos de la Sentencia de instancia impugnada.
(4).- En relación al Síndrome de Bour-Out, CALVET BOTELLA , J, Magistrado y
MIRO GARCIA, F. M. Forense , en un trabajo inédito a la fecha actual, sobre
“Perspectivas Jurídico Sociales del Síndrome de Desgaste Personal (Bour-
Out), a los que agradezco haberme facilitado dicha documentación para esta
conferencia, plantean el problema de si el concepto semántico “accidente”,
comporta que la lesión sea súbita, violenta y externa necesariamente o si,
también cabe el que se produzca de un modo lento y progresivo, como el
concepto de accidente que interpretó la STS de 17.6.1903, al declarar
accidente de trabajo la intoxicación saturnina, por el contacto con el plomo,
teniendo en cuenta que la Ley de Accidentes de Trabajo data de 30.1.1900, y
que se encuentra regulado en la actualidad en el art. 115. LGSS 1/1994 de 20
de junio ,no sólo debe ser entendida como lesión corporal sufrida con ocasión
o relación con el trabajo, sino también como lesión psíquica, consecuencia o
contraída en el desempeño de la actividad laboral, como expuso la STS, Sala I,
de lo Civil, de 26.4.1921, que calificó como accidente de trabajo la enfermedad
padecida por el trabajador como de “neurastenia cerebro-cardiaca” producida
por la impresión moral recibida al ocurrir un desprendimiento de tierras que
causo la muerte de su hermano y de su sobrino.- Y en consecuencia si puede
encuadrarse este síndrome como enfermedad profesional no listada del art.
115.2 LGSS, a diferencia de las listadas por el art. 116 LGSS y RD 1995/1987
de 12 de mayo, como ha ocurrido, por ejemplo con la incorporación de las
afecciones cardiacas, por la presunción de laboralidad del art. 115.3 LGSS.-
(5).- Op.Cit.- “El Bourn-Out se caracteriza por la presencia de agotamiento
físico y psíquico, con sentimientos de impotencia y desesperanza, extenuación
emocional y por el desarrollo tanto de un autoconcepto negativo como de
actitudes negativas hacia el trabajo, la vida y los demás....pero no olvidando
que, no todo estrés emocional en bour-out...... Con un cuadro médico, que
varía en función del perfil (cltura,ocupación,educación y rasgos de la
personalidad ) del individuo afectado, que se desarrolla a través de una serie
de etapas sucesivas:
1.- Entusiasmo, con altas expectativas en el trabajo empleando una gran
cantidad de energía en el.-
2.-Estancamiento, donde el trabajo pasa a un segundo plano poniéndose
mayor énfasis en las actividades extra laborales.-
3.- Frustración.- Cuestionamiento de la propia valía y la del trabajo en sí,
apareciendo los problemas emocionales, físicos y conductuales.-
4.- Apatía, con inversión del mínimo esfuerzo en el trabajo con maniobras de
evitación de clientes y responsabilidades.-
106
JURISPRUDENCIA SOBRE EL PROCEDIMIENTO Y DEMANDAS EN
MATERIA DE SEGURIDAD SOCIAL,
JURISPRUDENCIA SOBRE ACCIDENTE DE TRABAJO Y ENFERMEDAD
PROFESIONAL.-
Comentario.- Los Art. 140 a 147 LRJS 36/2011 de las prestaciones de la
Seguridad Social regulan los procesos de Seguridad Social en materia de
prestaciones económicas o asistenciales, reintegro de gastos médicos y
derechos de los beneficiarios contra las entidades gestoras o servicios
comunes, o de éstas contra los beneficiarios por prestaciones indebidamente
otorgadas. Siendo requisito imprescindible y necesario la Reclamación Previa
Administrativa del Art. 71 LRJS 36/2011, cuya inobservancia será subsanable
en el plazo de 4 días con advertencia de archivo de la demanda. En caso de
Accidente de Trabajo deben demandarse a todos los que puedan tener interés
en el pleito para evitar la falta de litis- consorcio pasivo necesario: El INSS, la
TGSS, la empresa y la Mutua Patronal.,requiriendo los Arts. 141 y 142 LRJS
36/2011 para el caso de no conocer el demandante el nombre de la Mutua, que
la empresa en plazo de 4 días presente el documento acreditativo de la
afiliación a la Mutua Patronal, en su defecto, previo informe de la TGSS sobre
el capital coste necesario para subvenir a la pensión económica, se declarará
el embargo preventivo de los bienes de la empresa, a resultas de la sentencia.
Es necesario el informe de la Inspección de Trabajo sobre las circunstancias
107
del accidente de trabajo o enfermedad profesional. Requiriéndose de oficio la
remisión del Expediente Administrativo por plazo de 10 días, no pudiendo
alegarse por ninguna de las partes hechos distintos de los alegados en el
mismo. Las acciones de Seguridad Social prescriben a los 4 años (Art.146,3
LRJS 36/2011 y 45 LGSS, Ley 55/99).- Las Entidades gestoras podrán revisar
por sí mimas sus actos declarativos de derecho en perjuicio de los beneficiarios
por rectificación e de errores materiales o de hecho y aritméticos o por
constatación de omisiones o inexactitudes en las declaraciones de los
beneficiarios. El resto de reclamaciones deberán demandar a los beneficiarios
ante la Jurisdicción Social.-
1.- ACCIDENTE DE TRABAJO “IN ITINERE”. AGRAVAMIENTO DE
LESIONES ANTERIORES: el grado de incapacidad atenderá a la agravación
de las anteriores lesiones y a las nuevas. INCAPACIDAD PERMANENTE
TOTAL PARA LA PROFESIÓN HABITUAL: concepto jurídico que implica que
las lesiones físicas han de ser puestas en relación con el trabajo habitual, de
modo que unas mismas lesiones podrán o no ser constitutivas de dicho grado
de incapacidad según sus consecuencias sobre el oficio habitual del sujeto.
ATS DE PLANTA: tareas ergonómicas exigibles. BASE REGULADORA DE LA
PRESTACIÓN: el cálculo se realiza sobre salarios reales pero en ningún caso
superará el tope máximo de la base de cotización. Juzgado de lo Social nº 3.
Girona. Sentencia 2 mayo 2002. P.: Sánchez Icart, Francisco Javier. Proc.
81/2002. Sentencia nº 151/2002] Disp. aplic.: LSS 1994: art. 137.4. Vid.: TS S
27 Jul. 1992.- TSJ Cataluña S 10 Mar. 1992.- TSJ Madrid S 18 Ene. 1995.- TSJ
Extremadura S 10 Mar. 1998.
La trabajadora había sufrido pérdidas funcionales a resultas de un accidente en
prácticas gimnásticas y, en su momento, fue víctima de un accidente de trabajo
“in itinere”, por lo que solicita la declaración de incapacidad permanente total
para la profesión habitual en razón de las anomalías finales resultantes.
También se discute la base reguladora de prestaciones. La sentencia estima la
demanda.
Los únicos datos que se tienen en las presentes actuaciones para
determinar la base reguladora del grado de incapacidad por accidente de
trabajo son las bases de cotización aportadas por el ICS en el año anterior
al accidente de trabajo (hecho probado duodécimo), y la retribución
percibida el mes anterior al accidente (hecho probado decimotercero). De
dichos datos y de conformidad con el reglamento de accidente de trabajo
de 1956 debe fijase la base reguladora objeto de debate. El cálculo se
108
debe efectuar calculando las siguientes cantidades: a) El salario base,
más antigüedad, diarios de la fecha del accidente, multiplicado por 365
días; b) las pagas extraordinarias y de beneficios percibidas en el último
año o las que debió percibir el trabajador si hubiese permanecido todo el
año en activo; c) el resto de retribuciones complementarias computables,
incluidas las horas extraordinarias devengadas en el año inmediatamente
anterior al accidente, divididas por el número de días efectivamente
trabajados y multiplicadas por el número de días laborales que estén
fijados en la reglamentación aplicable. Por último la suma de las tres
cantidades parciales es la base reguladora anual, que habrá de dividirse
por doce para obtener la parcial. En definitiva, esta forma de cálculo
llamada de salarios reales, pretende establecer la base reguladora anual
sobre las verdaderas retribuciones del trabajador en el último año, pero
realizando la ficción de que el salario y la antigüedad se han mantenido
constates y del mismo importe que del día del accidente. Aplicando dicho
criterio a la retribución percibida (hecho probado decimotercero) se
establecerá de la siguiente manera:
A) Salario base + antigüedad = 363.488 ptas.: 30 días = 12.116 ptas. x 365
= 4.422.340 ptas.
B) Pagas extraordinarias = 726.976 ptas. (363.488 ptas. x 2).
C) Retribuciones complementarias = 138.565 ptas. (C. Produc. + C. Aten +
Car. -C. At + C. SOC x 12 = 1.650.780 ptas.:360 días = 4.585 ptas. x
273 días = 1.251.705 ptas. A + B + C = 4.422.340 ptas. + 726.976 ptas.
+ 1.251.705 ptas. = Base reguladora 6.401.021 ptas.: 12 meses =
533.418 ptas.
Es por todo lo anterior, que al ser la cantidad de 533.418 ptas., superior a
la base de cotización para el año 1998, que está establecida en 392.700
ptas. según L 65/1997, de Presupuestos Generales del Estado (BOE 31
Dic. 1997), y O 26 Ene. 1998, por el que se desarrollan las normas de
cotización a la Seguridad Social (BOE 28 Ene. 1998), la base reguladora
que debe establecerse será la del topo de la base de cotización, es decir
la de 392.700 ptas. mensuales (2.360,17 Euros), tal como imperativamente
obligan las citadas normas, y reiterada doctrina de nuestros Tribunales
Superiores en supuestos similares (SSTSJ Extremadura 10 Mar. 1998 --
ref. 3315--; STSJ Cataluña 10 Mar. 1992 y STSJ Madrid 18 Ene. 1995).
2.- ACCIDENTE DE TRABAJO “IN ITINERE”. DEBE ESTIMARSE:
IMPRUDENCIA TEMERARIA PENAL, QUE NO LO ES EN EL CONCEPTO
LABORAL, EXCLUYENTE DEL ACCIDENTE DE TRABAJO.
T.S.J. País Vasco. (Sala de lo Social). Sentencia 30 abril 2002. P.:
Iruretagoyena Iturri, Modesto. Rº Suplicación 443/2002. Sentencia nº
1074/2002] Disp. aplic.: OM Trabajo 15 Abr. 1969 (aplicación y desarrollo de
las prestaciones por invalidez en el Régimen General de la S.S.): art. 23 b).-
CE: art. 24.- LSS 1994: art. 115.4 b).- LEC 2000: art. 218.
109
La mutua patronal demanda para que se declare que el accidente de tráfico
sufrido por el trabajador, y que ha sido calificado accidente de trabajo in itinere,
sea declarado accidente no laboral. Alega que el accidentado circulaba por una
vía pública, en sentido contrario al permitido, accedió a una calle transversal y
la cruzaba en diagonal, por lugar no señalado al efecto, cuando fue a chocar
con un automóvil, cuyo conductor quiso evitar la colisión sin lograrlo. Las
secuelas que le quedan del percance han sido valoradas como incapacidad
permanente absoluta. La demanda ha sido estimada en la instancia, en el
primer apartado del suplico, sin entrar a decidir sobre el grado de incapacidad
resultante, por ser ya indiferente para la mutua patronal, que no responde del
riesgo no profesional. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del
País Vasco estima en parte los recursos del trabajador y del INSS para
mantener la calificación del percance como accidente de trabajo in itinere,
porque la imprudencia que cometió la víctima, cuando acudía desde el
domicilio al trabajo, lo será para el ordenamiento penal y de circulación, pero
como la víctima no asumió de forma consciente la posibilidad real de que se
produjera un accidente y el resultado dañoso que se produjo, el percance
merece el calificativo de accidente de trabajo. La Sala de suplicación ha
silenciado la decisión sobre el grado de invalidez, lo que es lógico porque la
mutua había sido exonerada de toda responsabilidad, que ahora vuelve a
recaer sobre la cobertura del riesgo de accidentes, y debe ser resuelta esta
cuestión por dicha Sala, a cuyo fin de anular el fallo recurrido.
3.- ACCIDENTE “IN ITINERE” Y ACTOS DE TERRORISMO.-
STC 83/2004, de 10 de mayo de 2004
(….) Como dijimos en nuestra STC 91/2003, de 19 de mayo, FJ 2, una
consolidada jurisprudencia que arranca al menos de la STC 20/1982, de 5 de
mayo, ha definido el vicio de incongruencia omisiva o ex silentio como un
“desajuste entre el fallo judicial y los términos en que las partes formularon sus
pretensiones, concediendo más o menos, o cosa distinta de lo pedido” (SSTC
136/1998, de 29 de junio, y 29/1999, de 8 de marzo) que entraña una
vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva siempre y cuando esa
desviación “sea de tal naturaleza que suponga una sustancial modificación de
los términos por los que discurra la controversia procesal” (SSTC 215/1999, de
29 de noviembre, y 5/2001, de 15 de enero). La incongruencia omisiva o ex
silentio, que aquí particularmente importa, se produce cuando “el órgano
judicial deja sin respuesta alguna de las cuestiones planteadas por las partes,
siempre que no quepa interpretar razonablemente el silencio judicial como una
desestimación tácita, cuya motivación pueda inducirse del conjunto de los
razonamientos contenidos en la resolución, pues la satisfacción del derecho a
la tutela judicial efectiva no exige una respuesta explícita y pormenorizada a
todas y cada una de las alegaciones que se aducen como fundamento de la
pretensión, pudiendo ser suficiente a los fines del derecho fundamental
invocado, en atención a las circunstancias particulares del caso, una respuesta
global o genérica a las alegaciones formuladas por las partes que fundamente
la respuesta a la pretensión deducida, aun cuando se omita una respuesta
110
singular a cada una de las alegaciones concretas no sustanciales” (SSTC
124/2000, de 16 de mayo, 186/2002, de 14 de octubre, y 6/2003, de 20 de
enero).
(…) El carácter extraordinario del recurso de suplicación (por todas, SSTC
18/1993, de 18 de enero, FJ 3; y 294/1993, de 18 de octubre, FJ 3) determina
que los términos del debate vengan fijados por la actuación procesal de las
partes en ese grado jurisdiccional. Para considerar ese particular en casos
como el de autos será determinante, por tanto, una serie de elementos. Por un
lado, el tenor del escrito de formalización del recurso, en concreto si aludió o
mantuvo de algún modo la petición cuya falta de respuesta se nos traslada, o
si, por el contrario, no hizo ninguna referencia la recurrente a la misma. Por otro
lado, cuáles fueron los contenidos del escrito de impugnación.
Pues bien, más allá de que resulta incontrovertible que los términos en que se
redactó el escrito de formalización del recurso de la demandante de amparo no
favorecían una delimitación clara del debate procesal en suplicación, lo que
ahora importa destacar es que, pese a ello, tanto aquélla en su escrito (página
4), como el Abogado del Estado en el de impugnación, trajeron a colación la
naturaleza terrorista del acto que ocasionó la invalidez de la Sra. Calvet
Martínez. Ésta afirmaba estar “impedida para la bipedestación y deambulación
a raíz de sufrir el atentado terrorista”. El Abogado del Estado, por su parte,
solicitaba, a expensas del resultado final del fallo, que se detrajera de la
cantidad cuya responsabilidad corría a cargo del Estado la cifra que la
demandante de amparo reconoce haber recibido como anticipo del Estado a
cuenta de las prestaciones por invalidez que le correspondiera percibir. Es
decir, añadía, que en caso de estimarse el recurso “se considere dicha cifra
como pago a cuenta de la responsabilidad estatal (constitución del capital coste
complementario) por actos terroristas”.
Partiendo de esa realidad, y pese a que no se citara expresamente el Real
Decreto 1576/1990, de 7 de diciembre, las referencias citadas en fase de recurso
unidas a las sucesivas ampliaciones de la demanda en la instancia y a los propios
hechos probados primero, tercero y sexto de la Sentencia recurrida, ponían de
manifiesto al Tribunal ad quem la naturaleza terrorista del acto causante de la
invalidez, circunstancia que de manera suficientemente apreciable se hizo
constar en suplicación y que, en consecuencia, debió ser tomada en
consideración por razones de congruencia.
4.- INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS DERIVADOS DE
ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDADES EN CONTRATAS.
CONCEPTO DE «PROPIA ACTIVIDAD». COLOCACIÓN DE POSTES PARA
EL TENDIDO DE LÍNEA TELEFÓNICA.
T. S. (Sala Cuarta, de lo Social). Sentencia 22 noviembre 2002. P.: Gullón
Rodríguez, Jesús. Rº Casación para Unificación de Doctrina 3904/2001] Disp.
111
aplic.: ET 1995: art. 42.2.- L 31/1995 de 8 Nov. (Prevención de Riesgos
Laborales): Art. 24.3 y 42.2.
El demandante estaba prestando servicios para la empresa CIS, S.A., en virtud
de un contrato temporal, para obra o servicio determinado, que tenía por objeto
la instalación, mantenimiento y montaje de líneas y cables telefónicos en la
provincia de Segovia. Esta actividad la llevaba a cabo la empresa en virtud de
un contrato de ejecución de obra que suscribió con Telefónica de España, S.A.
para las líneas y cables de creación de la red en dicha provincia. El
demandante sufrió un accidente de trabajo mientras prestaba servicios al
realizar una maniobra de descarga de un poste de conducción telefónica desde
el camión al suelo. Sufrió lesiones que le ocasionaron su muerte. La viuda
plantea una demanda en reclamación de una indemnización por daños y
perjuicios, siendo demandados la empresa CIS, S.A., Telefónica de España,
S.A., y las respectivas compañías aseguradoras. Telefónica de España tiene
concertada una póliza por responsabilidad civil. La Inspección del Trabajo no
levantó acta de infracción y la actuaciones penales fueron archivadas por auto
de sobreseimiento. El Juez de lo Social dictó sentencia desestimando la
demanda. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia estimó
parcialmente el recurso planteado por la demandante, condenando
solidariamente a los demandados a una cantidad inferior a la reclamada.
Telefónica de España, S.A., interpone recurso de casación para la unificación
de doctrina que es desestimado por la Sala 4ª del Tribunal Superior porque la
actividad contratada por la empresa del trabajador accidentado se puede
calificar como actividad propia de la empresa principal ya que es el soporte
permanente de la actividad de telefonía por lo que forma parte del ciclo
productivo de Telefónica. A ello debe unirse la existencia de falta de adopción
de medidas de seguridad por parte de la empresa principal, la cual tenía
conocimiento del desarrollo de las tareas que se llevaban a cabo, bajo su
control, en lo que se puede calificar como su centro de trabajo, aunque éste
sea un despoblado o en el campo.
5.-RESPONSABILIDAD-CIVIL.--EXTRACONTRACTUAL. DEL EMPRESARIO
RESPECTO DE LOS PERJUICIOS CAUSADOS POR SUS DEPENDIENTES.-
-INTERPRETACIÓN EXTENSIVA DE LA CONDICIÓN DE EMPLEADO.--
RESPONSABILIDAD DIRECTA Y DISTINTA DE LA DEL AUTOR MATERIAL
DEL DAÑO .-TS 1.ª S 16 May. 2003.--Ponente: Sr. Auger Liñán.
El art. 1903.1 CC establece un sistema de inversión de la carga de la prueba,
ya que corresponde al responsable por el hecho u omisión de otro acreditar
que no tiene responsabilidad por haber obrado de acuerdo con la diligencia de
un buen padre de familia para prevenirlo; si no lo acredita, demuestra su
culpabilidad y por ello se le sanciona. El empresario, en virtud del art. 1902 del
mismo Texto Legal, parece que ha de responder de los actos de su
dependiente cuando y en cuanto éste obra como instrumento o pieza
indispensable para el funcionamiento de la empresa. Y frente a una
interpretación estricta de la condición de empleado, la jurisprudencia ha
contemplado de modo muy liberal la relación personal entre el causante de un
112
daño y la persona relacionada con él, de quien se le puede hacer responsable.
La más reciente doctrina, y la jurisprudencia, vienen proclamando que la
responsabilidad impuesta por este precepto a los que deben responder por
otras personas que de algún modo les están sometidas, no es subsidiaria sino
directa, ya que se establece por incumplimiento de los deberes que imponen
las relaciones de convivencia social, de vigilar a las personas y a las cosas que
están bajo la dependencia de determinadas personas y de emplear la debida
cautela en la elección de servidores y en la vigilancia de sus actos. La
responsabilidad del empresario es de naturaleza autónoma, distinta e
independiente de la que el art. 1902 del Código atribuye al autor material del
daño (Cfr. TS SS 16 Abr. 1973 y 26 Jun. 1984).
Extensión de la responsabilidad del comitente a los daños causados por
el contratista.--Necesidad de una relación de jerarquía entre ambos.
En el caso enjuiciado se plantea el problema relativo a si el comitente --en el
contrato de obra-- responde o no de los daños que ocasione el contratista,
directamente o por medio de sus empleados. O, dicho en otros términos, si el
supuesto de responsabilidad por hecho ajeno contemplado en el párr. 4.º del
art. 1903 CC es extensible a la relación jurídica entre comitente y contratista.
En este sentido hay que afirmar que la responsabilidad tipificada en ese
precepto requiere como presupuesto indispensable una relación jerárquica o de
dependencia entre el ejecutor causante del daño y la empresa demandada, sin
olvidar que cuando se trata de contratos entre empresas no determinantes de
relación de subordinación entre ellas falta toda razón esencial para aplicar la
norma; se trata de una responsabilidad directa del empresario que requiere
indefectiblemente una relación jerárquica o de dependencia entre el causante
del daño y el primero y siempre, por supuesto, que se acredite la culpa o
negligencia del dependiente, puesto que, como señala el último párrafo de
dicho artículo, cuando se pruebe el empleo de toda la diligencia de un buen
padre de familia para prevenir el daño cesará tal responsabilidad. Esta
interpretación jurisprudencial que abarca todos los supuestos de
responsabilidad del empresario en relación con los arts. 1902 y 1903 CC,
aclara la racional apreciación contenida en la sentencia impugnada, que
atribuye responsabilidad a la empresa contratista por el fallecimiento de un
empleado de la entidad subcontratista --por caída al vacío desde un andamio
que carecía de barandilla y redes de protección--, toda vez que de la lectura del
contrato se desprende que esta última actuaba bajo la dirección de la primera y
en el plan general de obra contratado por ella (Cfr. TS 1.ª SS 4 Ene. 1982, 2
Nov. 1983, 3 Abr., 26 Jun. y 6 y 9 Jul. 1984, 30 Nov. 1985 y 20 Dic. 1996).
Normas aplicadas: arts. 1.6, 1.7, 1902 y 1903 CC. Madrid, 16 May. 2003.
6.- SEGURIDAD SOCIAL. INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL
DERIVADA DE ACCIDENTE DE TRABAJO. CULPA CONTRACTUAL. Debe
estimarse: máquina sin mecanismo de frenado y de conducción.
Responsabilidad de la empresa y de su aseguradora. T.S.J. Región de Murcia.
(Sala de lo Social). Sentencia 14 enero 2002.P.: Jiménez Fernández, Rubén
113
Antonio. Rº Suplicación 1132/2001. Sentencia nº 54/2002 Disp. aplic.: CC:
arts. 1902 y 1903.- ET 1995: art. 4.2 f).- TR LPL 1995: arts. 16 y 18.
El demandante fue víctima de accidente de trabajo cuando manejaba una
máquina dedicada a poner biondas en los márgenes de las carreteras, máquina
de unos 1.500 kg de peso, sin aparato de frenada ni de dirección, que se
deslizó por un terraplén alcanzando al operario, que iba delante de la máquina
para dirigir sus movimientos. Se le ha reconocido una incapacidad permanente
total, sin que se haya levantado acta de infracción, ni acordado un incremento
indemnizatorio por omisión de medidas de seguridad. Demanda una
indemnización por daños y el fallo es absolutorio respecto de la mutua patronal,
INSS y Tesorería por falta de legitimación pasiva, y de la empresa y de su
aseguradora mercantil por falta de responsabilidad. La Sala de lo Social del
Tribunal Superior de Justicia de Murcia desestima en parte el recurso de
suplicación del demandante porque en esta materia de culpa de la empresa
ninguna relación hay con la mutua aseguradora del riesgo de accidentes de
trabajo, ni con Entidad Gestora y Tesorería General de la Seguridad Social; y
estima en parte dicho recurso para afirmar la existencia de culpa contractual y
consiguiente condena de la empresa y de la aseguradora mercantil de esta
culpa, a indemnizar al trabajador una indemnización por daños cifrada en
18.030,36 €.
.
7.-ACCIDENTES DE TRABAJO.-- LUGAR, TIEMPO Y CAUSA.--
PRESUNCIÓN.-- POR AGRAVACIÓN DE ENFERMEDAD O DEFECTO, A
CAUSA DEL ACCIDENTE.-- AGRAVACIÓN DE PADECIMIENTOS
ANTERIORES QUE IMPIDEN REALIZAR EL TRABAJO. TS 4.ª S 10 Jun.
2003.-- Ponente: Sra. Calvo Ibarlucea. La regulación que en materia de
accidentes de trabajo lleva a cabo la LSS 1994 persigue realizar la finalidad
tuitiva del trabajador, manifestándose parte en los arts. 124.4 y 125.3 y parte se
satisface a través del art. 115 mediante el juego de presunciones que eximen al
trabajador de acreditar la existencia del accidente en tanto concurren las más
evidentes premisas --tiempo y lugar de trabajo--, imponiendo a las empresas y
Entidades Gestoras la carga de su prueba destructiva. Al establecerlas, el
legislador no se limita a la declaración del art. 115.1 LSS 1994, en el que define
el accidente de trabajo, sino que beneficia con la presunción a situaciones y
patologías que de no ser por el ánimo protector quedarían fuera de la
definición, tal como sucede con el art. 115. 2 f) LSS 1994, que persigue
extender la cobertura de protección a supuestos límite para los que se acoge la
declaración de accidente, siendo a cargo de los sujetos responsables la ruptura
de la presunción. En el caso --oficial encofrador que causa baja por accidente
de trabajo a resultas de un fuerte tirón en la zona lumbar viendo agravada una
anterior lesión--, debe afirmarse el mantenimiento de la presunción legal a la
vista de las secuelas valoradas en el trabajador y de las consecuencias que el
accidente tuvo en su vida activa, al destacarse que fue capaz de desempeñar
una profesión, la de encofrador, exigente de esfuerzo, a la que no pudo
dedicarse con posterioridad al accidente de trabajo. La presunción favorable al
accidente de trabajo tan sólo podría romperse demostrando que la causa de la
114
invalidez permanente obedece a una enfermedad común o a accidente no
laboral posteriores a la producción del accidente, pero ninguno de estos
extremos cabe afirmarse, dada la continuidad en la situación de incapacidad
que media o partir de la fecha del accidente.
Normas aplicadas: arts. 115, 124.4 y 125.3 LSS 1994 Madrid, 10 Jun. 2003.
Vistos los presentes autos pendientes ante esta Sala, en virtud del recurso de
casación para la unificación de doctrina interpuesto por el Procurador D.
Luciano Rosch Nadal actuando en nombre y representación de D. Francisco
José G. B. contra la S 21 Feb. 2002, dictada por la Sala de lo Social del TSJ
Andalucía, con sede en Sevilla, en recurso de suplicación núm. 3568/2001,
interpuesto contra la S 10 Ene. 2001, dictada por el Juzgado de lo Social núm.
9 de Sevilla, en autos núm. 698/2000, seguidos a instancia de D. Francisco
José G. B. contra el INSS, TGSS, Tarje, S.A., y FREMAP, Mutua de Accidentes
de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social núm. 61,
sobre invalidez.
8.- COMPATIBILIDAD DEL REQUERIMIENTO DE PAGO DEL RECARGO DE
PRESTACIONES POR ACCIDENTE DE TRABAJO CON LA EXISTENCIA DE
UNA PREVIA CONDENA PENAL QUE DECLARA LA RESPONSABILIDAD
CIVIL SUBSIDIARIA DEL EMPRESARIO --TS 3.ª Secc. 4.ª S 22 Mar. 2002.--
Ponente: Sr. Xiol Ríos.
JURISDICCION CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA.--Competencia.--
Gestión recaudatoria de la Seguridad Social.--Delimitación competencial
de la jurisdicción social y contencioso-administrativa en materia de
recargos de prestaciones impuestas a los empresarios como
consecuencia de accidentes de trabajo por incumplimientos en materia de
seguridad e higiene.
Las cuestiones relativas al recargo de prestaciones impuestas a los
empresarios como consecuencia de accidentes de trabajo por incumplimientos
en materia de seguridad e higiene, aun siendo de naturaleza compleja, se
atribuyen al conocimiento del orden social, siempre que no se trate de motivos
de oposición inherentes a la determinación de la cuantía del capital coste fijada
en vía administrativa o, en lógica consecuencia, de aquellas otras materias de
carácter jurídico-administrativo ajenas al orden social, como las relativas a los
requisitos y presupuestos de orden procedimental y formal y a los efectos de
los actos administrativos de carácter recaudatorio dictados. Se exceptúa,
incluso en estos casos, el supuesto de que exista impugnación ante el orden
social de la jurisdicción y aquellos actos sean ejecución de la sentencia dictada
sobre reconocimiento de la pensión y/ o sobre la imputación de responsabilidad
del pago de la misma. Se exceptúa, también, la facultad del Tribunal del orden
social para acordar la suspensión del procedimiento administrativo como
medida cautelar para asegurar los efectos de la sentencia que se dicte, así
como para conocer de las incidencias a que pueda dar lugar la medida cautelar
adoptada.
SEGURIDAD SOCIAL.--Recargo de prestaciones en caso de accidente de
trabajo por falta de medidas de seguridad.--El requerimiento de pago
115
efectuado en vía administrativa es compatible con la previa existencia de
una sentencia penal condenando al empresario a abonar a los
perceptores de la pensión una indemnización.
El requerimiento de pago de un recargo de prestaciones impuesto al
empresario como consecuencia de accidente de trabajo por incumplimiento en
materia de seguridad e higiene, emitido en vía administrativa, es sin duda
compatible con la previa existencia de una sentencia penal condenando a
aquél, con carácter subsidiario, a abonar una determinada indemnización a los
perceptores de la pensión, pues la única cuestión que pudiera plantear dicha
condena posterior a la liquidación es la de su compatibilidad con la declaración
de la obligación de satisfacer el recargo. Por ende, dado que la procedencia de
éste es materia de la que únicamente puede conocer la jurisdicción social, será
ésta la que, si se ha planteado oportunamente ante ella la debida pretensión en
tal sentido, debe proceder al oportuno pronunciamiento. El eventual
pronunciamiento del orden social, si resulta favorable al interesado, deberá ser,
en su día, debidamente ejecutado mediante devolución de lo indebidamente
ingresado, pero, en tanto no conste la suspensión de la liquidación por los
Tribunales del orden social o la existencia de una sentencia que se pronuncie
sobre su improcedencia total o parcial, no puede paralizarse la vía ejecutiva por
cuestiones ligadas a la procedencia de aquella liquidación.
Madrid, 22 Mar. 2002.
9.- SEGURIDAD SOCIAL. INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL
DERIVADA DE ACCIDENTE DE TRABAJO. DEBE ESTIMARSE: SECUELAS
LIMITATIVAS PARA LA ACTIVIDAD DE FUTBOLISTA PROFESIONAL.
T.S.J. Principado de Asturias. (Sala de lo Social). Sentencia 11 enero 2002.P.:
Felgueroso Fernández, María Eladia. Rº Suplicación 530/2001. Sentencia nº
24/2002] Disp. aplic.: LSS 1994: art. 137.4.
La demanda impugna la resolución del INSS que ha calificado la situación del
trabajador (jugador de fútbol profesional) como incapacidad permanente y total,
derivada de un accidente de trabajo, y merece fallo absolutorio en instancia. La
Sala de lo Social del Tribunal Superior de justicia del Principado de Asturias
desestima el recurso de suplicación de la mutua demandante, pues mantiene la
descripción de las secuelas recogidas en los hechos probados, habida cuenta
de que, ante informes periciales divergentes, la valoración del Juez debe
prevalecer, salvo que hubiera una irracional desviación de criterios, y al
mantenerse aquella descripción, se mantiene la imposibilidad del ejercicio de
su profesión que le queda al trabajador.
10.- ENFERMEDAD CARDÍACA SOBREVENIDA EN EL TRABAJO: SE
CALIFICA COMO ACCIDENTE DE TRABAJO SI NO SE ACREDITA DE
MANERA CONCLUYENTE QUE EL FACTOR DESENCADENANTE SEA
DEBIDO A CAUSAS EXTRAÑAS A LA RELACIÓN DE TRABAJO.
JURISPRUDENCIA EN LA MATERIA.
116
Juzgado de lo Social nº 3. Girona. Sentencia 7 febrero 2002.P.: Sánchez Icart,
Francisco Javier. Proc. 418/2001. Sentencia nº 59/2002] Disp. aplic.: LSS
1994: art. 115.1 y 3.
Vid.: TS (Sala 4.ª) SS 27 Oct. 1992; 21 Dic. 1995; 15 Feb. 1996; y 27 Feb. y 18
Jun. 1997.
Las circunstancias del caso están recogidas en el fundamento de Derecho
Cuarto, en los párrafos finales. El trabajador sufrió una ruptura de aneurisma a
las 8:00 horas, ya dentro de los locales del centro de trabajo, donde cayó
desvanecido al suelo quedando inconsciente. Fue trasladado a dos hospitales,
en tratamiento sucesivo y en el segundo de ellos se apreció gran aneurisma de
aorta descendente roto con derrame pleural izquierdo masivo, y falleció el
mismo día a las 16:15 horas por parada cardiorrespiratoria. Frente a la mutua
los herederos del fallecido sostuvieron que se trataba de un accidente de
trabajo, y su demanda es estimada por la sentencia de instancia, con base en
un amplio repertorio de citas jurisprudenciales.
11.- SÍNDROME DE BOURN-OUT.-ACCIDENTE DE TRABAJO
SENTENCIA DE 6-5-2003, JUZGADO DE LO SOCIAL UNO DE ALICANTE
CONFIRMADA POR STSJ C. VALENCIANA de 5 DE ABRIL DE 2004
(….) La situación de agotamiento físico o Bourn-out, en castellano "estar
quemado", es un tipo muy característico de estrés que se da en aquellas
profesiones de quienes realizan su trabajo en contacto con otras
personas que, por sus características, son sujetos de ayuda (profesores,
personal sanitario, asistentes sociales etc.), y surge al ver el profesional
defraudadas sus expectativas al verse imposibilitado de modificar la
situación laboral y de poder poner en practica sus ideas con respecto a
como debe ser realizado su trabajo, tal y como recoge la sentencia dictada
por el Juzgado de lo Social de Eibar, de fecha 9-2-99 en sus hechos probados,
confirmada por la Sentencia del TSJ del País Vasco de 2-11-99. Como nueva
especie o forma de enfermedad del trabajo, la doctrina científica se ha
ocupado de esta enfermedad; y así se señala que, las tensiones mas
frecuentes en el lugar de trabajo son provocadas por la exigencia de toma
de decisiones, programación, cumplimentación de tareas o la relación
con los jefes y compañeros. La magnitud de los problemas relacionados
con el estrés va en aumento debido a que el carácter del trabajo ha
117
cambiado radicalmente en las ultimas décadas, y asi como refiere Martinez
Barroso, el padecimiento del estrés negativo, pueden afectar al corazón,
los vasos sanguíneos y el riñón, e incluso ciertos tipos de artritis y
afecciones de la piel, cuyas consecuencias quedarían incompletas si no
se mencionan los efectos del estrés en la salud mental. A la frustración, la
ansiedad, y la depresión que pueden experimentar quienes están
sometidos a estrés, hay que añadir otras formas en que este puede
manifestarse: alcoholismo, fármacodependencia, hospitalización, y en
casos extremos, suicidio. Marlasch y Jackson, indican como el Bourn-out no
surge de manera súbita, sino que es un proceso continuo, es un estrés de
carácter crónico experimentado en el contexto laboral que presenta las
siguientes características, el individuo presenta síntomas de agotamiento
emocional, cansancio físico y psicológico, en su intento de aliviar esta
situación trata de aislarse desarrollando una actitud fría y
despersonalizada en relación con los demás mostrando una falta de
compromiso con el trabajo; se da un sentimiento de inadecuación,
incompetencia, ineficacia etc., de no poder atender debidamente las
tareas.
(…) Nuestro derecho positivo, permite distinguir entre las enfermedades
profesionales listadas del articulo 116 de la Ley General de la Seguridad
Social, -listado de enfermedades y actividades del RD 1995/1978 de 12 de
mayo-, y las no listadas resultantes de la amplia cláusula del articulo
115.2 de dicha Ley, precepto que hace referencia a las enfermedades que
contraiga el trabajador con motivo de su trabajo siempre que se pruebe
que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo. Por
otro lado para que pueda hablarse de accidente de trabajo es preciso que
exista unas relación de causa-efecto entre el trabajo realizado y la lesión
sufrida. Por ultimo, debe indicarse que, el agotamiento físico o síndrome de
estar quemado, no surge de una manera súbita, sino que dado su origen
síquico requiere semanas, o meses, incluso años.
12.- SEGURIDAD SOCIAL. PENSIÓN DE INCAPACIDAD PERMANENTE
ABSOLUTA DERIVADA DE ENFERMEDAD PROFESIONAL (SILICOSIS).
BASE REGULADORA: salario real correspondiente a la categoría y puesto de
trabajo desempeñado cuando se contrajo la enfermedad, tomado en la fecha
en que se reconoce la pensión. T.S.J. Principado de Asturias. (Sala de lo
Social). Sentencia 24 enero 2003. P.: García González, Francisco Javier. Rº
Suplicación 1090/2002. Sentencia nº 200/2003.- Disp. aplic.: LSS 1994: art.
142.
El trabajador, minero de profesión, ve reconocida una incapacidad permanente
absoluta, derivada de silicosis, cuando desempeñaba un puesto de trabajo en
el exterior, después de haber sido barrenista y peón especialista de interior. La
base reguladora se fija atendiendo a la categoría de peón especialista de
interior. Demanda y el Juzgado absuelve a los demandados. La Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias estima el
recurso de suplicación interpuesto por el trabajador porque declara que la
jurisprudencia ha sido constante en el sentido de atender a la categoría que se
118
ostentara cuando se sufrió el inicio de la enfermedad, y al salario debido a tal
categoría en el momento de reconocerse la invalidez.
JURISPRUDENCIA SOBRE EL ACCIDENTE DE TRABAJO Y
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
ACCIDENTE DE TRABAJO.-INCAPACIDAD PERMANENTE Y
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL.-
SEGURIDAD SOCIAL. INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL DERIVADA DE
ACCIDENTE DE TRABAJO. CULPA CONTRACTUAL. DEBE ESTIMARSE:
MÁQUINA SIN MECANISMO DE FRENADO Y DE CONDUCCIÓN.
RESPONSABILIDAD DE LA EMPRESA Y DE SU ASEGURADORA.
T.S.J. Región de Murcia. (Sala de lo Social). Sentencia 14 enero 2002.
Disp. aplic.: CC: arts. 1902 y 1903.- ET 1995: art. 4.2 f).- TR LPL 1995: arts. 16
y 18.
El demandante fue víctima de accidente de trabajo cuando manejaba una
máquina dedicada a poner blondas en los márgenes de las carreteras, máquina
de unos 1.500 kg de peso, sin aparato de frenada ni de dirección, que se
deslizó por un terraplén alcanzando al operario, que iba delante de la máquina
para dirigir sus movimientos. Se le ha reconocido una incapacidad permanente
total, sin que se haya levantado acta de infracción, ni acordado un incremento
indemnizatorio por omisión de medidas de seguridad. Demanda una
indemnización por daños y el fallo es absolutorio respecto de la mutua patronal,
INSS y Tesorería por falta de legitimación pasiva, y de la empresa y de su
aseguradora mercantil por falta de responsabilidad.
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Murcia desestima en
parte el recurso de suplicación del demandante porque en esta materia de
culpa de la empresa ninguna relación hay con la mutua aseguradora del riesgo
de accidentes de trabajo, ni con Entidad Gestora y Tesorería General de la
Seguridad Social; y estima en parte dicho recurso para afirmar la existencia de
culpa contractual y consiguiente condena de la empresa y de la aseguradora
mercantil de esta culpa, a indemnizar al trabajador una indemnización por
daños cifrada en 18.030,36 €.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. La sentencia dictada por el Juzgado de lo Social núm. 2 de Murcia, de
fecha 26 Jun. 2001, de un lado, estimó la excepción de falta de legitimación
pasiva opuesta por la mutua Fremap, el INSS y la TGSS, así como la falta de
agotamiento de la vía previa administrativa opuesta por la citada entidad
gestora, por lo que, sin entrar a conocer respecto de ellas, de la cuestión
planteada, les absolvió, debe de entenderse así, en la instancia; de otro, previo
rechazo de la excepción de prescripción, desestimó la demanda deducida por
D. Antonio P. Z. contra la empresa Pinturas Jaque, S.L., y contra Multinacional
119
Aseguradora, S.A., de Seguros y Reaseguros, en reclamación de la suma de
cinco millones de pesetas por el concepto de indemnización de los daños y
perjuicios sufridos por efecto del accidente de trabajo, acaecido el 8 Jun. 1999
del que derivaron secuelas calificadas como generadoras de incapacidad
permanente total para su profesión habitual.
Disconforme con la citada sentencia, el trabajador accidentado interpone
recurso de suplicación, solicitando, tanto la revisión de los hechos declarados
probados [art. 191 b) de la LPL], como la revocación de la sentencia, para que
se dicte otra estimatoria de la demanda, por vulneración de los arts. 15 y 40.2
de la CE, arts. 4.1 y 2 de la L 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales,
arts. 2.2 d) y 19.1 del ET, art. 4, aps. 1.2.4 y 2.2 del Anexo I del RD 1435/1992,
arts. 1101, 1104 y 1902 del CC. El recurso fue impugnado por la empresa
aseguradora demandada.
Segundo. Al amparo del primer motivo del recurso, solicita el recurrente la
ampliación del apartado noveno del relato de los hechos, para hacer constar
que «la empresa Pinturas Jaque, S.L., tiene elaborado plan de evaluación de
riesgos en el trabajo(documento núm. 9 de la citada empresa que se tiene por
reproducido a efectos probatorios). En la página 14 de dicho plan se señala
que son cuatro el número de trabajadores necesarios para la realización de las
tareas de hincado de postes (caso de blondas), en concreto un jefe de equipo,
un conductor y dos peones. Sin embargo, el día en que ocurrió el accidente, el
equipo de trabajo lo formaban tres personas, y cuando sucedió el accidente
sólo dos personas se encontraban en el lugar, el jefe de equipo y el actor».
La ampliación que se pretende tiene por objeto concretar que dentro del plan,
que el juzgador de instancia tiene por íntegramente reproducido, la página 14
del mismo prevé que la máquina generadora del accidente ha de ser manejada
por un equipo de cuatro trabajadores. La constancia de que el equipo de
trabajo, que debe de manejar lo que en el mencionado plan se identifica como
equipo pesado de señalización vertical, está compuesto por cuatro
trabajadores, carece de relevancia para alterar el sentido de la sentencia, ya
que, como más adelante se razonará, la presencia de un número inferior a
cuatro trabajadores no tiene relevancia causal alguna en la producción del
accidente; si la tiene el dato, obrante en la misma página y apartado, que
refleja que el equipo de cuatro trabajadores cuenta con un camión grúa, dato
que hay que retener sin modificar el relato de los hechos, ya que éste da por
reproducido, con técnica poco recomendable, el plan de evaluación de riesgos
en su integridad. El primer motivo del recurso debe de ser, por lo expuesto,
rechazado.
Tercero. El accidente de trabajo sufrido por D. Antonio P. Z. se produjo al ser
golpeado éste por una máquina destinada a la colocación de blondas en los
márgenes de las carreteras. El relato judicial de los hechos describe las
características de la máquina y la secuencia de actividades que
desencadenaron el accidente.
En lo que a la maquina se refiere, el juzgador deja constancia de que la misma
tiene un peso de unos 1.500 kg, que fue transportada al lugar de trabajo sobre
un camión, que puede desplazarse lentamente (a velocidad no superior a 10
km/hora), mediante un mecanismo hidráulico que debe de ser accionado por un
operario situándose en el lateral de aquélla, que carece de mecanismos de
frenada y de puesto de conducción sobre ella, por lo que para orientar sus
movimientos dispone de una guía o barra situada en la parte delantera de la
120
máquina; tal descripción se completa con la remisión, en el apartado tercero, a
los documentos 22 a 28 aportados por la parte actora, que consisten en unas
fotos de aquélla, de las que se aprecia que la máquina en cuestión consiste en
una grúa, accionada por un motor, montada sobre un carretón, a modo de
triciclo, estando conformado el apoyo trasero mediante un eje trasero de
ruedas macizas de pequeño diámetro, carentes de suspensión y con una
amplia separación entre ellas, y el apoyo delantero en dos ruedas metálicas, de
inferior diámetro a las traseras, unidas entre sí mediante un mínimo eje, de
modo que las dos se encuentran prácticamente juntas; este eje delantero
pivota sobre sí mismo, permitiendo el cambio de dirección del carretón, para lo
cual está provisto de una guía o barra.
En cuanto a la forma de producirse el accidente, el relato de los hechos refiere
cómo la citada maquina fue transportada hasta el lugar de trabajo sobre un
camión, quedando situada sobre un lateral de la calzada y que, al terminar la
primera parte de la jornada, para no dificultar la circulación de vehículos por la
zona, el jefe de equipo decidió situarla en un ensanche que se encontraba a un
nivel inferior del de la calzada, separado de ésta por un talud; para ello ordenó
al actor que se situara delante, manejando la guía, mientras él, colocado en el
lateral accionaba el mecanismo hidráulico que la hacia avanzar y que, al llegar
a la altura del ensanche, accionara la guía para hacer descender la máquina
por el talud, siendo en este momento cuando, al deslizarse aquélla por la
pendiente, el actor fue golpeado en el hombro.
Resulta por tanto evidente que el accidente se produce al no poder ser
controlado el movimiento de la máquina durante su caída por el talud,
encontrándose el operario, delante de la misma, manejando la guía, dentro de
la trayectoria de aquélla. El accidente se hubiera evitado, si en lugar de la
máquina descrita, es decir una grúa montada sobre un carretón, sin elementos
de frenada, se hubiera empleado un camión grúa, equipo previsto en el plan de
evaluación de riesgos para los de carácter pesado de señalización vertical
(página 14 del plan, obrante al folio 195), o si, tratándose de la utilización de
una máquina, carente de mecanismos capaces de controlar su movimiento por
superficies inclinadas, el desplazamiento de la misma se hubiera efectuado,
bien cargándola sobre un camión, bien remolcándola con un vehículo que
pudiera controlar el empuje, cuesta abajo, de los 1.500 kg de la máquina en
cuestión. En la ocasión de autos, se estaba utilizando un equipo pesado
carente de sistema de frenado y de puesto de dirección, dotado de un
rudimentario sistema de ruedas, que sólo podía ser empleado sobre superficies
lisas y en llano. La orden dada por el jefe de equipo de hacerlo rodar por un
talud, sin control, colocando delante, en la línea de caída, al actor, para que
manejara la guía (seguramente para que el descenso por el talud no se
produjera de lado, con riesgo de vuelco) generó una situación de grave riesgo,
al ser claramente previsible que el operario situado delante podría ser golpeado
por la máquina o por la propia guía, situación de riesgo que estaba
expresamente prevista en el plan (página 184), el cual cuando se maneja
maquinaria recomienda circular a distancia de zanjas, taludes y toda alteración
del terreno que pueda posibilitar el riesgo de vuelco, así como no bajar
pendientes de lado.
Cuarto. El art. 4.2 f) del ET, al proclamar el derecho del trabajador a su
integridad física y a una adecuada política de seguridad e higiene, está
estableciendo, en su aspecto pasivo, el deber del empresario de proporcionar
121
ese nivel de seguridad, que se configura como una obligación derivada del
contrato de trabajo. Para cumplir con tal obligación, no basta con la
planificación inicial de los riegos a que alude el art. 16 de la L 31/1995 de
Prevención de Riesgos Laborales, cosa que en el presente caso llevó a cabo la
empresa, sino que, también, se requiere dar cumplimiento a todas las medidas
encaminadas a eludir los riesgos, respetando y haciendo respetar por sus
trabajadores las medidas de seguridad, e incluso adiestrando a éstos, sobre
todo a aquellos que se integran en la cadena de mando, para adoptar las
medidas adecuadas para suprimir los riesgos, no previstos por el plan, que
puedan ocasionalmente surgir (art. 18 de la L 31/1995).
En el presente caso, en la producción del accidente, concurren con relevancia
causal, tanto la negligencia del jefe de equipo, al ordenar el desplazamiento de
la máquina-grúa, carente de los adecuados dispositivos de frenado y dirección,
por un talud y colocar al actor delante de la línea de caída, para poder accionar
el primitivo mecanismo de dirección, como la del propio empresario al no dotar
a los trabajadores del equipo pesado (maquinaria) que preveía el plan de
evaluación de riesgos, es decir un camión grúa, dotado de los adecuados
mecanismo de control de dirección y frenada, por lo que la responsabilidad de
este último es exigible, no sólo en base a las previsiones de los arts. 1902 y
1903 del CC, sino por efecto directo del art. 1101 del mismo cuerpo legal, en
cuanto existe incumplimiento voluntario y culpable del deber de seguridad,
derivado del contrato de trabajo, que prevé el art. 4.2 f) del ET. La sentencia
recurrida, en cuanto no estimó tal incumplimiento, vulnera, por falta de
aplicación, los mencionados preceptos, por lo que procede su revocación.
Quinto. Los hechos declarados probados refieren como el trabajador
demandante se limitó a cumplir las ordenes que le daba el jefe de equipo, por
lo que no cabe estimar la concurrencia de negligencia en la conducta de éste,
susceptible de mitigar, por la vía de la compensación de culpas, la
responsabilidad del empresario.
Sexto. Las secuelas del accidente sufrido consisten en una pérdida del 50% de
la movilidad del hombro derecho, siendo dolorosa y con poca fuerza la
movilidad restante, por las que ha sido declarado afecto de incapacidad
permanente total, para su profesión habitual de conductor, con derecho a
percibir pensión en cuantía del 75% de la base reguladora de 1.854.846 ptas.
anuales. Teniendo en cuenta la importante pérdida de la capacidad funcional
del miembro superior derecho, que la citada secuela comporta, y la parcial
satisfacción de los perjuicios sobrevenidos por ello, que comporta la prestación
reconocida, procede establecer la suma de 3.000.000 ptas., como
indemnización por el incumplimiento del deber de seguridad del empresario, a
cuyo pago procede condenar, en un principio, a éste con aplicación de lo
dispuesto en el art. 1101 del CC.
Séptimo. Habiendo concertado la empresa Pinturas Jaque, S.L., con la
compañía aseguradora Multinacional Aseguradora, S.A., contrato de seguro
que cubría el riesgo de responsabilidad civil del empresario, por los hechos
objeto de los presentes autos, según los términos del contrato obrante a los
folios 241 a 248, procede condenarla, asimismo, al pago de la suma
indemnizatoria reconocida, solidariamente con el empresario asegurado; sin
que haya lugar a limitar la cuantía de la cantidad objeto de condena a esta
última por el concepto de franquicia, ya que, según los términos del citado
122
contrato de seguro, la franquicia estipulada a cargo del asegurado, tan sólo,
operaba en los casos de daños materiales (folio 244).
Solicita el recurrente que la cantidad objeto de condena se incremente en un
10%, en concepto de mora, desde la fecha del accidente, sin concretar el
precepto en el que fundamenta tal pretensión. En el presente caso, hay que
hacer notar que no nos encontramos en presencia de una deuda de carácter
salarial, por lo que el art. 29.3 del ET carece de aplicación, ni en un caso de
mejora voluntaria de las prestaciones de la Seguridad Social, sino de un
contrato de seguro, a través del cual el empresario concierta con una
asegurador la cobertura, parcial, del riesgo que surge ante la posibilidad de ser
declarado responsable del pago de una indemnización por daños y perjuicios y
que una de las cuestiones litigiosa consistía en determinar la cuantía de la
indemnización, cuantía que ha quedado fijada, por primera vez, en esta
sentencia; de ahí que, de conformidad con reiterada jurisprudencia (TS SS 21
Dic. 1991, RJ 9690, 9691 y 9692; 2 Feb. 1993, RJ 797; 23 Jul. y 6 Oct. 1998,
RJ 7061 y 7427) no sean de aplicación el art. 20 de la Ley del Contrato de
Seguro, ni el art. 1108 del CC, por falta de liquidez de la deuda en la fecha de
la reclamación. La cantidad objeto de condena sólo devengará intereses en los
términos que previene el art. 576 de la LEC.
Octavo. Dado que el recurrente no ataca la estimación por parte de la
sentencia recurrida de las excepciones procesales, opuesta por Mutua Fremap,
el INSS y la TGSS, y limita su disconformidad en cuanto aquélla absuelve de la
demanda a la empresa empleadora y a la compañía aseguradora del riesgo por
condena al pago de cantidades por responsabilidad civil de la empresa, debe
de entenderse que se aquieta con el pronunciamiento absolutorio de aquéllas
que, no obstante la estimación del recurso, deberá de ser mantenido.-
ACCIDENTE DE TRABAJO Y SUCESIÓN DE MUTUAS.-
Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Sala de lo Social, Sección 3ª,
Sentencia de 20 Sep. 2004,
ACCIDENTE DE TRABAJO. SUCESIÓN DE EMPRESAS CON DISTINTAS
MUTUAS ASEGURADORAS: RESPONSABILIDAD DE LA MUTUA
ASEGURADORA: AQUELLA CUYA PÓLIZA ESTABA VIGENTE EN LA
FECHA DEL ACCIDENTE.
EN NOMBRE DEL REY ha dictado la siguiente
SENTENCIA
En el recurso de suplicación n° 2616/04 interpuesto por FRATERNIDAD-
MUPRESPA, Mutua de A.T. y E.P. de la S.S. n° 275, representada por la
Letrada Dña. Ángeles Casarrubios Paniagua, contra la sentencia dictada por el
Juzgado de lo Social n° Quince de los de MADRID, en los Autos n° 627/03, ha
sido Ponente el Ilmo. Sr. D. IGNACIO MORENO GONZÁLEZ-ALLER.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Que según consta en los autos n° 627/03 del Juzgado de lo Social
n° Quince de los de Madrid, se presentó demanda por la Mutua Asepeyo,
contra el INSS, la TGSS, D. Alfonso S. G., las empresas Supermercados
Alonso Alarcón S.A. y Caprabo S.A. y la Mutua Fraternidad-Muprespa, en
123
materia de Accidente de Trabajo-Lesiones No Invalidantes-Determinación de
Mutua responsable, y que en su día se celebró el acto de la vista, habiéndose
dictado sentencia en fecha nueve de Febrero de dos mil cuatro en los términos
siguientes:
Estimo la demanda interpuesta por la Mutua AT y EP Asepeyo contra el
Instituto Nacional de la Seguridad Social, Tesorería General de la Seguridad
Social, Mutua Fraternidad-Muprespa y D. Alfonso S. G., y las empresas
Supermercados Alonso Alarcón, S.A. y Caprabo, S.A., en consecuencia
declaro responsable de la prestación por lesiones permanentes no invalidantes
reconocidas al trabajador D. Alfonso S. G. en resolución de fecha 17-12-02 a la
Mutua Fraternidad-Muprespa, condenando a los demandados a estar y pasar
por esta declaración.
SEGUNDO.- En dicha sentencia y como HECHOS PROBADOS se declaran los
siguientes:
PRIMERO. - El demandado, D. Alfonso S. G., nacido el 04-01-48, figura afiliado
al Régimen General de la Seguridad Social. SEGUNDO. - El Sr. S. G. sufrió un
accidente de trabajo el 25-10-01 cuando prestaba servicios por cuenta y
dependencia de la empresa Supermercados Alonso Alarcón, S.A. con el
diagnóstico de fractura subcapítal de cadera derecha, siendo intervenido
quirúrgicamente el 26-10-01 realizándose reducción cerrada percutánea con
tornillos canulados (osteosíntesis) (folios 53, 77, 93). TERCERO. - En la fecha
en que se produjo el accidente (25-10-01) la empresa tenia concertada la
cobertura del riesgo de accidentes de trabajo con la Mutua Fraternidad-
Muprespa que asumió la asistencia durante el período de incapacidad temporal
desde el 25-10-01 hasta el 18-02-02 en que fue dado de alta el trabajador por
curación (folio 52). CUARTO.- En el mes de Diciembre de 2002 como
consecuencia de la fusión por absorción de las empresas Supermercados
Alonso Alarcón, SA. y Caprabo, SA. el trabajador Sr. Simarro pasó a formar
parte de la plantilla de Caprabo, S.A. que tenía cubierto el riesgo de accidentes
de trabajo y enfermedades profesionales con la Mutua Asepeyo (hecho no
controvertido). QUINTO. - En fecha 1203-02 el trabajador D. Alfonso S. G., es
dado de baja por incapacidad temporal, derivada de accidente de trabajo con el
diagnóstico fractura cuello fémur cadera derecha siendo dado de alta por
mejoría que permite realizar su trabajo habitual el 11-09-02; habiendo asumido
la Mutua Asepeyo la asistencia sanitaria durante este periodo de incapacidad
temporal (folios 56, 57, 58, 97). SEXTO.- Iniciado expediente de invalidez el
equipo de valoración de incapacidades emitió informe el 11-12-02
determinando que el cuadro clínico que presenta el trabajador es el siguiente:
fractura subcapítal fémur derecho intervenida y consolidada (folio 68).
SEPTIMO. - Por resolución de la Dirección Provincial del Instituto Nacional de
la Seguridad Social de fecha 17-12-02 se reconoce al trabajador D. Alfonso
Símarro García una prestación de lesiones permanentes no invalidantes por
importe de 270'46 euros, declarando responsable del pago a la Mutua Asepeyo
(folio 50). OCTAVO. - Formulada reclamación previa ha sido desestimada por
resolución de fecha 05-06-03. La demanda ha sido presentada el 29-05-03.
TERCERO.- Contra dicha sentencia se interpuso recurso de suplicación por
FRATERNIDAD -MUPRESPA, Mutua de A.T. y E.P. de la S.S. n° 275,
representada por la Letrada Dña. Ángeles Casarrubios Paniagua, siendo
impugnado de contrario por ASEPEYO, Mutua de A.T. y E.P. de la S.S. n° 151,
representada por el Letrado D. Antonio Martínez Fernández. Elevados los
124
autos a esta Sala de lo Social, se dispuso su pase al Ponente para su examen
y posterior resolución.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
ÚNICO.- Según se deduce del firme por incombatido relato de hechos
probados el trabajador sufrió un primer accidente de trabajo el 25-10-01, con
diagnóstico de fractura subcapítal de cadera derecha, siendo intervenido
quirúrgicamente, teniendo la empresa cubierta la contingencia de accidentes de
trabajo, a esa fecha, con la Mutua Fraternidad, la cual prestó asistencia
sanitaria siendo dado de alta por curación el 18-202. El 12-3-02 el trabajador
inicia un nuevo proceso de incapacidad temporal derivado de accidente de
trabajo, diagnosticándosele nuevamente fractura de cuello de fémur de cadera
derecha, estando en situación de incapacidad temporal hasta el 11-9-02. En
este último accidente la entidad que cubría el riesgo era la Mutua Asepeyo.
Iniciado expediente de invalidez se emitió informe de 11-12-02 con diagnóstico
de fractura subcapítal de fémur derecho, reconociéndosele afecto de lesiones
permanentes no invalidantes por importe de 270,46 euros, declarando
responsable del pago a Asepeyo. Se interpuso demanda por la Mutua Asepeyo
que ha sido estimada por el Juzgado de instancia, declarando responsable de
la prestación a Mutua Fraternidad Muprespa, y disconforme ésta interpone
recurso de suplicación, instrumentando una exclusiva censura jurídica, con
idónea cobertura en el apartado c) del artículo 191 de la LPL, denunciando
infracción de los preceptos que cita, por entender ha de estarse a la fecha del
hecho causante coincidiendo con la extinción de la incapacidad temporal de la
que deriva y no a la fecha del accidente de trabajo.
Con carácter previo, Asepeyo, en su escrito de impugnación al recurso, aduce
que el recurso no debe ser admitido puesto que la cuantía litigiosa no excede
de los 1803 euros (art. 188.2 de la LPL), a lo que no se accede, puesto que
aquí lo que se discute es la responsabilidad de la Mutua que debe responder
por la totalidad de la indemnización a tanto alzado y no por diferencias de
prestaciones por un importe inferior a las 300.000 pesetas o 1803 euros.
La cuestión que centra la cuestión controvertida ha sido ya resuelta por el TS
afirmando que la entidad responsable de los riesgos derivados de accidente de
trabajo es aquella que los tenía asegurados en el momento de producirse el
accidente, y lo ha dicho tanto en los supuestos de reaseguro -SSTS de 1 de
febrero de 2000, 7-2-2000, 21-3-2000, 14-3-2000, entre otras- como en relación
con las mejoras voluntarias de la Seguridad Social -SSTS de 18-4-2000, 20-7-
2000 o 21-9-2000-. Y ello porque lo que en dichas sentencias se ha dicho,
cambiando el criterio anteriormente mantenido de forma reiterada por la Sala
de lo Social del TS, es que en el sistema español de Seguridad Social la
protección de los accidentes se establece con una técnica próxima a la de
aseguramiento privado, organizándose la cobertura a partir de la distinción
entre contingencias determinantes (las reguladas en los arts. 115 a 118 de la
Ley General de la Seguridad Social, situaciones protegidas y prestaciones (art.
38 de la LGSS), en forma análoga a la que, en el marco del seguro se asocia a
la distinción entre el riesgo, el daño derivado de la actualización de éste y la
reaparición, de forma que mientras en relación con las contingencias derivadas
de riesgos comunes lo que la Seguridad Social asegura o garantiza son unas
concretas prestaciones, en relación con los accidentes de trabajo lo que se
hace es asegurar la responsabilidad empresarial derivada del accidente desde
que éste se produce. La noción de hecho causante, que es fundamental para
125
determinar el momento en que ha de entenderse causada la prestación a
efectos de derecho transitorio o para fijar el nacimiento de una situación
protegida en aquellos casos en los que los distintos efectos del accidente se
despliegan de forma sucesiva (incapacidad temporal, incapacidad permanente
o muerte), no sirven para determinar la entidad responsable de las secuelas
que derivan del accidente de trabajo, pues a estos efectos la fecha del
accidente es la única que cuenta porque éste es el riesgo asegurado, y, por lo
tanto, es la fecha de producción del accidente la que determina la aseguradora,
aunque el efecto dañoso (la incapacidad o la muerte) aparezca con
posterioridad.
La doctrina que se ha resumido aparece cumplidamente expresada en la STS
de 1-2-2000 en la que se concretó la necesidad de revisar la doctrina que hasta
entonces había mantenido esta Sala, de acuerdo con la cual se dictó la
sentencia recurrida. En dicha sentencia se justifica la modificación del criterio
por las siguientes razones, contenidas en su fundamento de derecho quinto:
«En primer lugar, desde la perspectiva mercantil los seguros se establecen
como cobertura del riesgo de accidente, aunque el daño indemnizado se refiera
a determinadas secuelas derivadas del mismo (incapacidad temporal,
incapacidad permanente o muerte). Esto queda claro en el artículo 100 de la
Ley de Contrato de Seguro: el riesgo asegurado es el accidente -la lesión
corporal- que se manifiesta en unas secuelas de invalidez temporal o
permanente y muerte. Estas secuelas ya no son el riesgo, sino los efectos de
su actualización, como se advierte en el artículo 104 de la citada Ley. Por ello,
lo decisivo es que, cuando ocurre un accidente, la póliza que asegura este
riesgo esté vigente. Si es así, se aplicará la cobertura, aunque la determinación
de la invalidez a partir de la presentación del certificado médico de incapacidad
se haya producido con posterioridad y la póliza ya no esté vigente. Lo
importante es la relación de causalidad entre el accidente y sus secuelas; no la
fecha en que se manifiesten éstas, ni mucho menos la de su constatación
administrativa o médica.
La cobertura se establece en función del riesgo asegurado, aunque proteja el
daño indemnizable derivado de éste, que puede manifestarse con posterioridad
al siniestro. Así lo afirma la jurisprudencia civil que distingue claramente entre
el accidente, como riesgo asegurado, y el daño derivado del mismo: "la
declaración de la invalidez, lejos de significar el hecho de la causación del daño
o del siniestro, es meramente una formalidad administrativa determinante, entre
otras, de las consecuencias económicas en diversos aspectos del accidente,
pero en modo alguno puede identificarse con éste" (sentencia de la Sala
Primera del Tribunal Supremo de 17 de junio de 1993 en el mismo sentido
sentencia de 6 de febrero de 1995).
Otra solución sería además imposible de articular, pues, conforme a los
artículos 1 y 4 de la Ley de Contrato de Seguro, el contrato de seguro es nulo,
salvo en los casos previstos por la Ley, si en el momento de su conclusión no
existía el riesgo o había ocurrido el siniestro. Lo que quiere decir que si el
accidente se ha producido en una determinada fecha, no podrá asegurarse su
cobertura con posterioridad a la misma, aunque una determinada secuela (la
incapacidad permanente o la muerte) se manifieste o se constate
administrativamente después. Es cierto que, en determinados supuestos,
puede existir un margen de aleatoriedad en la conversión de la lesión
producida por el accidente en un efecto invalidante o en la muerte. Pero, aparte
126
de que, en la mayoría de los casos, esos efectos suelen ser previsibles de
acuerdo con los estándares generales, se trata de un supuesto anormal que
habría de pactarse así con el lógico incremento de la prima.
Sucede lo mismo en materia de Seguridad Social, donde la protección se
otorga por la entidad gestora o colaboradora que tuviera establecida la
cobertura en el momento del accidente. Esta es la que responde de todas las
consecuencias del accidente (artículo 126.1 de la Ley General de la Seguridad
Social en relación con los artículos 5 y 6 de la Orden Ministerial 13 de octubre
de 1967, 25 de la Orden Ministerial 15 de abril de 1969 y 30 y 31 de la Orden
Ministerial 13 de febrero de 1967, aunque se manifiesten con posteridad. Por
otra parte, basta que el trabajador esté en alta en el momento del accidente
para que acceda a la protección, aunque no lo esté en el momento posterior de
manifestarse la secuela correspondiente; supuesto muy frecuente con la
antigua invalidez provisional y que hoy puede producirse también por el artículo
131.bis.2 de la Ley General de la Seguridad Social. Así se desprende de lo
dispuesto en los artículos 124.1 de la Ley General de la Seguridad Social, 3 de
la orden Ministerial de 13 de octubre de 1967, 19 de la Orden Ministerial de 15
de abril de 1969 y 2.1 de la Orden Ministerial de 13 de febrero de 1967, aunque
en ocasiones la confusión entre contingencia determinante y hecho causante
pueda oscurecer esa distinción.
En el concreto caso aquí enjuiciado son las lesiones del primer accidente de
trabajo, cubierto por Fraternidad-Muprespa, acaecido el 25-10-01, las que
determinan en relación de causa efecto el ulterior reconocimiento de las
lesiones permanentes no invalidantes indemnizables según baremo, y lo
importante para definir la responsabilidad no es pues la fecha del hecho
causante sino la del riesgo asegurado coincidiendo con dicho primer accidente,
puesto que las lesiones producidas en el segundo, sin transcurrir seis meses
desde el alta por "curación", son consecuencia de la recidiva o recaída en las
mismas lesiones que el primero, por fractura cuello fémur cadera derecha, (art.
9.1 Orden de 13-10-67) constituyendo un único proceso por IT, lo que
evidencia que el alta se expidió de manera desacertada al no producirse
realmente la curación, por lo que, en definitiva, ha de ser la Mutua aseguradora
del primer accidente, Fraternidad Muprespa, la que debe correr con el abono
de la indemnización, y al haberlo entendido así la sentencia de instancia no ha
infringido los preceptos denunciados, por lo que se confirma, con previa
desestimación del recurso.
Vistos los preceptos citados y demás de general aplicación
F A L L A M O S Que debemos desestimar y desestimamos el recurso de
suplicación interpuesto por FRATERNIDAD-MUPRESPA, Mutua de A.T. Y E.P.
de la S.S. n° 275, representada por la Letrada Dña. Ángeles Casarrubios
Paniagua, contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social n° Quince de
los de MADRID, de fecha nueve de Febrero de dos mil cuatro, en autos n°
627/03, en virtud de demanda formulada por la Mutua Asepeyo, contra el INSS,
la TGSS, D. Alfonso Simarro García, las empresas Supermercados Alonso
Alarcón S.A. y Caprabo S.A. y la Mutua Fraternidad-Muprespa, en materia de
Accidente de Trabajo Lesiones No Invalidantes-Determinación de Mutua
responsable, y, en consecuencia, debemos confirmar y confirmamos la
sentencia de instancia, con abono por la Mutua recurrente al Letrado que ha
impugnado su recurso, de la cantidad de 300 Euros en concepto de honorarios.
Dése a los depósitos constituidos el destino legal.
127
Notifíquese la presente resolución a las partes y a la Fiscalía del Tribunal
Superior de Justicia de Madrid, haciéndoles saber que contra la misma sólo
cabe RECURSO DE CASACIÓN PARA LA UNIFICACIÓN DE DOCTRINA que
se preparará por escrito ante esta Sala de lo Social dentro de los DIEZ DIAS
(...) Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos
PUBLICACIÓN.-Leída y publicada fue la anterior sentencia el 21 oct. 2004 por
el Ilmo. Sr. Magistrado Ponente que la suscribe, en la Sala de Audiencias de
este Tribunal. Doy fe.-
SEGURIDAD SOCIAL. ACCIDENTE DE TRABAJO. REVISIÓN POR
AGRAVACIÓN:
Son evaluables todas las dolencias cualquiera que sea el origen de la
contingencia. JURISPRUDENCIA al respecto. RESPONSABILIDAD: tratándose
de acumulación de contingencias y pensiones periódicas, ha de mantenerse la
responsabilidad de la primera aseguradora por el importe de la primera
prestación y atribuir el resto, hasta el importe de la nueva pensión, a la
segunda aseguradora.
T.S.J. Galicia. (Sala de lo Social). Sentencia 23 diciembre 2002.
P.: Castro Fernández, Luis Fernando de.
[Rº Suplicación 1834/2001]
Disp. aplic.: LSS 1974: art.145.1.-LSS 1994: art. 143.2.
La demanda de la mutua accionante fue desestimada en la instancia, cuya
sentencia recurrió en suplicación, confirmando la Sala lo resuelto, por
considerar, con base en la jurisprudencia que cita, que aunque parte de la
patología actual del trabajador tenga un origen ajeno al accidente de trabajo
sufrido años atrás y que determinó su declaración de incapacidad permanente
total, tratándose de un proceso de agravación, son evaluables, a los efectos
revisorios, todas las dolencias que aquél padezca, cualquiera que sea el origen
de la contingencia. Concluye que al existir acumulación de éstas y de
pensiones periódicas, ha de mantenerse la responsabilidad de la primera
aseguradora por el importe de la prestación primera y atribuir el resto, hasta el
importe de la nueva, a la segunda aseguradora.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. 1. Recurre la Mutua Gallega la declaración de IPA por agravación,
instando – por el cauce del art. 191 b) LPL – la modificación del cuadro de
dolencias declarado probado, y denunciando – vía art. 191 c) LPL – la
infracción por aplicación indebida del art. 137.5 LSS y de diversa doctrina
jurisprudencial.
2. No ha lugar a la revisión propuesta, porque si bien en ella se argumenta
prolijamente – y acertadamente – respecto del origen común o profesional de
las diversas secuelas que constan en el sexto de los HDP, tales
argumentaciones no justifican que se suprima la supresión del adjetivo
«postraumática» que se atribuye a la lumbocruralgia izquierda (habida cuenta
de la inicial fractura conminuta del ala ilíaca izquierda), ni que la rigidez del
hombro – que el magistrado fija conforme a determinado criterio médico – sea
128
cuantificada en la forma diversa que el recurso expresa, apoyándose en prueba
que no invalida la aceptada por el Juzgador de instancia.
3. El anterior fracaso no obsta para que a los efectos jurídicos no coincidamos
con la tutora del recurso respecto de que gran parte de la patología actual –
coxartrosis derecha, patología cervical y sus secuelas – tenga origen ajeno al
accidente de trabajo sufrido en junio 1996. Aunque al efecto ha de recordarse
que es criterio tradicional de la jurisprudencia – desde la TS S 20 Dic. 1993, Ar.
9975 – que tratándose de procesos de IP por agravación, todas las dolencias
del beneficiario son valorables a los efectos revisorios, cualquiera que sea el
origen – común o profesional – de la contingencia, y en tal línea manifiesta la
TS S 6 May. 1994, Ar. 6543 – como recuerda la TS S 18 Feb. 2002, Ar. 4359 –
que «El estado de salud del demandante que menoscaba su capacidad para el
trabajo es una situación unitaria que ha de ser valorada globalmente, sin que
sea exigible ni aconsejable que el examen de su estado se efectúe en
actuaciones separadas para diferenciar la incidencia que tiene el origen común
o profesional de sus dolencias, pues esto rompería la unidad y globalidad de la
evaluación que permite conocer el alcance de su incapacidad. La tesis de la
sentencia aportada como contradictoria conduciría a reconocimientos
disociados de las dolencias del demandante según su origen, pudiendo llegar a
situaciones de grave complejidad procesal y hasta el absurdo de que pudieran
reconocérsele dos situaciones de incapacidad, lo que no es jurídicamente
admisible». Doctrina que reitera la TS S 27 Jul. 1996, Ar. 6426, al afirmar que
esta postura es «la propia dicción literal del art. 143.2 del Texto Refundido de la
LSS de 20 Jun. 1994, que alude a la «agravación o mejoría del estado
invalidante», siendo claro que la expresión «estado» hace referencia a la
situación completa y global del incapacitado, no sólo a las concretas dolencias
en que se basó el reconocimiento anterior del grado inferior de invalidez; y a
similar conclusión conducía la antigua redacción del art. 145.1 de la L 30 May.
1974 que hablaba genéricamente de «agravación o mejoría»». Y en la misma
línea, entre otras muchas, las TS SS 12 Jun. 2000, Ar. 8322 y 27 Jul. 1996, Ar.
642.
3(sic). Pero en la misma forma se ha sostenido por la doctrina unificada – lo
recordábamos en STSJ Galicia 7 Nov. 2002, R 4398/1999 – que tratándose de
acumulación de contingencias y pensiones periódicas, ha de mantenerse la
responsabilidad de la primera aseguradora por el importe de la pensión primera
y atribuir el resto hasta el importe de la nueva pensión a la segunda
aseguradora (así, desde la TS S 20 Dic. 1993, Ar. 9975), siendo así que la BR
de una IPT por contingencia profesional se mantiene en caso de declararse
luego una IPA por agravarse la situación por causas comunes (TS SS 12 Jun.
2000 – Sala General –, Ar. 8322 y 12 Nov. 2001, Ar. 9875). En consecuencia,
siendo incuestionada – e incuestionable – la declaración de IPA ya declarada
en vía administrativa.
SEGURIDAD SOCIAL. ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDAD.
ASEGURADORA QUE LO ERA EN EL MOMENTO DE PRODUCIRSE EL
ACCIDENTE.
T.S. (Sala Cuarta, de lo Social). Sentencia 10 junio 2002.
P.: Varela Autrán, Benigno.
129
[Rº Casación para Unificación de Doctrina 713/2002]
Disp. aplic.: OM Trabajo 13 Feb. 1967 (aplicación y desarrollo de las
prestaciones de muerte y supervivencia en el Régimen General de la S.S.):
arts. 30 y 37.- OM Trabajo 13 Oct. 1967 (aplicación y desarrollo de la
prestación por incapacidad laboral transitoria en el Régimen General de la
S.S.): arts. 5 y 6.- LSS 1994: art. 126.3.
El accidente de trabajo sobrevino el día 10 de noviembre de 1993 y causó una
incapacidad permanente total en el trabajador, reconocida con efectos de 12 de
septiembre de 1995, ocasión en que era aseguradora del riesgo la entidad Plus
Ultra. En 1 de mayo de 1996 pasó a ser aseguradora Allianz Ras, que es
condenada por la sentencia del juzgado a satisfacer la mejora demandada,
pronunciamiento confirmado en suplicación, excepto en el concepto de interés
por demora.
El Tribunal Supremo (Sala de lo Social) estima el recurso de casación para
unificación de doctrina porque el riesgo estaba cubierto con la otra compañía
cuando tuvo lugar el accidente y es dicha aseguradora la que debe responder
de todas las consecuencias del mismo.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. El recurso de casación para la unificación de doctrina que va a ser
objeto de enjuiciamiento se interpone por la compañía de seguros Allianz,
Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A., frente a la sentencia dictada por la
Sala de lo Social del TSJ Cantabria, de fecha 8 Ene. 2001, que estimó
parcialmente el recurso pero impuso a dicha compañía el abono de la cantidad
establecida como mejoras sociales a favor de D. Ramiro C. C., trabajador de la
empresa Berger Marítima, S.A., adscrita a la sociedad Estiba y Desestiba del
puerto de Santander, como consecuencia del accidente de trabajo sufrido por
dicho trabajador el día 10 Nov. 1993 y en virtud de lo establecido, en el art. 31
del Convenio Colectivo de trabajo del Sector Sociedad Estatal de Estiba y
Desestiba, Empresas Estibadoras y Trabajadores Portuarios.
Dicho trabajador fue declarado en situación de Incapacidad Permanente Total
derivada de accidente de trabajo el 16 Sep. 1998 con efectos del 12 Sep. 1998
y en concepto de mejora social establecida en Convenio le corresponde
percibir el Seguro de Accidentes por un importe de 5.250.000 ptas. y una renta
mensual de 50.000 ptas. durante 10 años.
La empresa a la que vino trabajando el demandante de los autos originarios del
presente recurso, tuvo concertado el expresado Seguro de Accidente previsto
en el art. 31 del Convenio Colectivo, con la empresa Plus Ultra desde el 1 May.
1993 al 1 May. 1995 y a partir de esta última fecha suscribió póliza para
garantizar el mismo seguro de accidentes con la empresa hoy recurrente
Allianz, Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A. En la póliza de asegurados
con esta última compañía no figura el trabajador accidentado.
Segundo. El primer requisito que ha de valorarse en el enjuiciamiento de un
recurso de unificación de doctrina es el de si existe contradicción entre la
sentencia recurrida y aquella que se propone como término de comparación.
En este sentido, la parte recurrente propone como sentencia contradictoria la
dictada por esta Sala en fecha 24 May. 2000, que se refiere a mejoras
voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social.
Examinadas ambas sentencias propuestas como contradictorias se advierte
entre las mismas que existe una manifiesta identidad de hechos, pues tanto en
130
la sentencia recurrida como en la de esta Sala que se propone como término
de comparación se analiza un mismo problema jurídico cual es el de la
atribución de la responsabilidad por seguros de accidentes establecido como
mejora social en Convenio cuando se produce una sucesión de empresas
aseguradoras del mismo riesgo. Las soluciones a que se llegan en ambas
sentencias son claramente contradictorias pues mientras la sentencia recurrida
atribuye la responsabilidad derivada del seguro a la compañía aseguradora que
tenía el contrato vigente en la fecha de la declaración de la Incapacidad
Permanente del trabajador, sin embargo, la sentencia de esta Sala que se
propone como término de comparación fija que la fecha del accidente de
trabajo es determinante en orden a las responsabilidades que afectan a la
compañía de seguros con que la empresa tiene cubierto el riesgo
correspondiente.
En el escrito de interposición del recurso se hace una relación precisa y
circunstanciada de la contradicción, se alega un único motivo de casación en
base al art. 222 de la LPL y por infracción del art. 1 y 4 de la Ley de Contrato
de Seguro y finalmente se pone de relieve la contradicción existente entre las
sentencias comparadas en el recurso y la necesidad de que se lleve a cabo la
unificación de doctrina.
Tercero. Cumplidos, pues, los requisitos necesarios para la admisión del
recurso que se enjuicia, es preciso entrar en el fondo del mismo y al respecto
hay que decir que la doctrina correcta se encuentra en la sentencia de esta
Sala de fecha 24 May. 2000 que recoge el criterio establecido por la misma,
constituida en Sala General, en S 1 Feb. 2000 a la que han seguido entre otras
las SS 18 Abr. 2000 y 24 May. 2000.
Y es que como se dice en la sentencia de contraste con referencia a la
sentencia dictada en Sala General de fecha 1 Feb. 2000 «... desde la
perspectiva mercantil, los seguros se establecen como cobertura del riesgo de
accidente, aunque el daño indemnizado se refiera a determinadas secuelas
derivadas del mismo (incapacidad temporal, incapacidad permanente o
muerte). Esto queda claro en el art. 100 de la Ley de Contrato de Seguros; el
riesgo asegurado es el accidente --la lesión corporal-- que se manifiesta en una
secuelas de invalidez temporal o permanente y muerte. Estas secuelas ya no
son el riesgo, sino los efectos de su actualización, como se advierte en el art.
104 de la citada Ley. Por ello, lo decisivo es que cuando ocurre un accidente la
póliza que asegura este riesgo esté vigente. Si es así, se aplicará la cobertura,
aunque la determinación de la invalidez a partir de la presentación del
certificado médico de incapacidad se haya producido con posterioridad y la
póliza ya no esté vigente. Lo importante es la relación de causalidad entre el
accidente y sus secuelas; no la fecha en que se manifiesten éstas, ni mucho
menos la de su constatación administrativa o médica. La cobertura se
establece en función del riesgo asegurado, aunque proteja el daño
indemnizable derivado de éste, que puede manifestarse con posterioridad al
siniestro. Así lo afirma la jurisprudencia civil que distingue claramente entre el
accidente, como riesgo asegurado y el daño derivado del mismo: "la
declaración de la invalidez, lejos de significar el hecho de la causación del daño
o del siniestro, es meramente una formalidad administrativa determinante, entre
otras, de las consecuencias económicas en diversos aspectos del accidente,
pero en modo alguno puede identificarse con éste" (sentencia de la Sala
Primera del TS de 17 Jun. 1993 en el mismo; sentido S 6 Feb. 1995).
131
Otra solución sería además imposible de articular, pues conforme a los arts. 1 y
4 de la Ley de Contrato de Seguro, el contrato de seguro es nulo, salvo en los
casos previstos por la Ley, si en el momento de su conclusión no existía el
riesgo o había ocurrido el siniestro, lo que quiere decir que si el accidente se ha
producido en una determinada fecha, no podrá asegurarse su cobertura con
posterioridad a la misma, aunque una determinada secuela (la incapacidad
permanente o la muerte) se manifieste o se constate administrativamente
después. Es cierto que en determinados supuestos, puede existir un margen de
aleatoriedad en la conversión de la lesión producida por el accidente en un
efecto invalidante o en la muerte. Pero, aparte de que en la mayoría de los
casos, esos efectos suelen ser previsible de acuerdo con los estandartes
generales, se trata de un supuesto anormal que habría de pactarse así con el
lógico incremento de la prima.
Sucede lo mismo en materia de Seguridad Social, donde la protección se
otorga por la entidad gestora o colaboradora que tuviera establecida la
cobertura en el momento del accidente. Ésta es la que responde de todas las
consecuencias del accidente (art. 126.1 de la LSS en relación con los arts. 5 y
6 de la OM 13 Feb. 1967, 25 de la OM 15 Abr. 1969 y 30 y 31 de la OM 13 Feb.
1967), aunque se manifiesten con posterioridad. Por otra parte, basta que el
trabajador esté en alta en el momento del accidente para que acceda a la
protección, aunque no lo esté en el momento posterior de manifestarse la
secuela correspondiente; supuesto muy frecuente con la antigua invalidez
provisional y que hoy puede producirse también por el art. 131 bis 2 de la LSS.
Así se desprende de lo dispuesto en los arts. 124.1 de la LSS, 3 de la OM 13
Oct. 1967, 19 de la OM 15 Abr. 1969 y 2.1 de la OM 13 Feb. 1967, aunque en
ocasiones la confusión entre contingencia determinante y hecho causante
pueda oscurecer esa distinción.
La solución contraria lleva además a consecuencias prácticas inconvenientes,
que se han manifestado con claridad en la experiencia anterior y que han de
tenerse en cuenta en una interpretación sensible a la realidad social (art. 3 del
CC); dificultad de protección de los accidentes de los trabajadores temporales
cuando la extinción del contrato de trabajo se produce antes de la constatación
de la incapacidad permanente o de la producción de la muerte, imposibilidad o
extrema dificultad de las empresas para suscribir pólizas cuando ya se ha
actualizado el riesgo y es previsible el daño derivado del mismo, facilitación de
conductas estratégicas o incluso fraudulentas cuando la cobertura dependen
de un hecho o una actuación posterior a la producción de la contingencia
determinante».
Cuarto. A la vista de la doctrina consagrada por esta Sala, en relación al tema
jurídico que hoy ocupa la atención de la misma, es evidente que la compañía
Allianz, Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A., que suscribió la póliza de
accidentes con la empresa codemandada en fecha muy posterior a aquélla en
la que se produjo el accidente del trabajador, que ya no figuró en dicha póliza,
no puede en modo alguno asumir la responsabilidad que se le impone en la
sentencia recurrida, responsabilidad ésa que, en cambio, debe recaer sobre la
compañía de seguros Plus Ultra, que era la aseguradora del riesgo cuando se
produjo el accidente de trabajo contemplado en estos autos. Y no se puede en
modo alguno alegar con éxito que al haberse producido el accidente laboral
que se enjuicia con anterioridad a la sentencia de esta Sala de fecha 1 Feb.
2000, que revisó y modificó el criterio hasta entonces existente, debe aplicarse
132
al mismo la anterior doctrina, por cuanto es claro que las sentencias de los
Tribunales de Justicia, salvo en contadas ocasiones que no es la del caso de
autos, no tienen carácter constitutivo y sí meramente declarativo, pues lo que
hacen es interpretar la norma jurídica que han de aplicar dándole el sentido
propio que la misma entraña. En consecuencia, y como ya viene declarando
con reiteración esta Sala en situaciones análogas a la presente --sentencias de
fechas 29 Abr. y 30 Abr. 2000 y del 3 May. 2002-- no procede acceder a la
pretensión de inaplicación de la doctrina jurisprudencial vigente que se esgrime
de contrario en el presente recurso.
Quinto. Por todo lo que se deja expuesto, procede estimar el recurso de
casación para unificación de doctrina promovido por la compañía de seguros
Allianz, Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A., contra la sentencia de la
Sala de lo Social del TSJ Cantabria, de fecha 8 Ene. 2001 y en consecuencia,
casar y anular dicha sentencia y al resolver el debate planteado en suplicación
en términos ajustados al principio de unidad de doctrina, procede con
estimación íntegra del recurso revocar parcialmente la sentencia dictada en
instancia y condenar a la empresa Plus Ultra Compañía Anónima de Seguros y
Reaseguros a que abone al actor la cantidad de 5.250.000 ptas. o el
equivalente en euros de 31.533,14 Euro/s, absolviendo a las demás partes
demandadas, debiendo devolverse a la parte recurrente el depósito y la
consignación establecidas para recurrir y sin que haya lugar a la imposición de
costas.
IMPUGNACIÓN DE ALTA MEDICA DERIVADA DE ACCIDENTE DE
TRABAJO.-.
En la ciudad de Alicante, a catorce de noviembre de dos mil uno.
La Ilma. Sra. Dña. VICENTA ZARAGOZA TEULER , Juez sustituta del
Juzgado de lo Social Número UNO de los de Alicante, ha dictado en NOMBRE
DEL REY, la siguiente:
SENTENCIA NUMERO 361
En los autos de juicio verbal, especial, y en reclamación de
IMPUGNACION DE ALTA MEDICA instado por Dª CARMEN frente a
INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, TESORERIA GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL, CONSLLERIA DE SANIDAD, MUTUA Y OCIO,
S.L.
ANTECEDENTES DE HECHO
(.....)
HECHOS PROBADOS
133
PRIMERO.- La actora, Dª CARMEN titular del D.N.I. nº 21.363.118, de
las demás circunstancia personales que figuran en el encabezamiento de su
demanda, viene presentado sus servicios por cuenta y orden de la empresa
codemandada OCIO, Y, S.L., con la antigüedad de 19 de marzo de 1998,
categoría profesional de Encargada general, y salario mensual de 186.457
ptas., con inclusión del prorrateo de pagas extras.
SEGUNDO.- La precitada empresa tiene cubiertas hallándose al
corriente en sus pagos, tanto las contingencias comunes como las
profesionales con la Mutua codemandada .
TERCERO.- La actora, con fecha de 4 de abril de 2001, sufrió un
accidente de trabajo, mientras prestaba servicios para la mercantil, S.L., al
aquejar un tirón en el brazo izquierdo al mover una cama, personándose tal
actora dicho día, por la tarde(sobre las 17`26 horas) en la citada Mutua, sin
avisar a la mentada empresa, tras haber trabajado hasta las cuatro de la tarde,
aguantando el correspondiente dolor desde, aproximadamente las 11´15 horas,
- interrogatorios comparados de la empresa codemandada y de la actora, doc.
nº11 aportado por LA MUTUA PATRONAL, y doc. nº1 de los aportados por la
parte actora -.
La demandante, el mencionado 4 de abril de 2001, cuando se personó
en los servicios médicos de la Mutua codemandada manifestó, además de que
al mover una cama le había dado un tirón en el brazo izquierdo, que todo era
debido a un golpe que se dio el verano pasado al tropezar en el asfalto, tras el
cual no guardó reposo – interrogatorio de la actora y doc. nº10 de los aportados
por LA MUTUA
CUARTO.- Los servicios médicos de LA MUTUA dieron de baja de
incapacidad temporal por contingencias profesionales al antedicho día 4 de
abril de 2001, con el diagnóstico de distensión muscular hombreo, en grado
leve –doc. nº1 de los aportados por la parte actora -.
QUINTO.- Los precitados servicios médicos de MUTUA, con
fecha de 8 de abril de 2001 pensaron en dar de alta en la Seguridad Social a la
demandante, diagnóstico el de distensión muscular hombro, mas tal alta se
dejó sin efecto, siendo infiltrada tal actora el 9 de abril de 2001 – reflejando
como causa la de mejoría que permite realizar el trabajo habitual y como
doc.nº1 aportado por MUTUA y doc. nº2 de los aportados por la parte actora -,
siendo expedido por dichos servicios médicos parte médico de baja de
incapacidad temporal por contingencias profesionales en dicha fecha, 9 de abril
de 2001, señalando que ésta había recaído, plasmando como diagnóstico el de
periartritis hombro, y haciendo constar como duración probable de la baja diez
días –doc. nº3 de los aportados por la parte actora -.
Con fecha de 17 de abril de 2001 LA MUTUA dio de alta a la actora,
reflejando como causa la de mejoría que permite realizar trabajo habitual, y
como diagnóstico el de periartritis hombro –doc. nº4 de los aportados por la
parte actora -.
SEXTO.- En todos los precitados partes de baja y alta se hace constar
que se trata accidente de trabajo –docs.nº1 a 4 de los aportados por la parte
actora -.
134
SEPTIMO.- Con fecha de 20 de noviembre de 2000, la actora
acudió a urgencias del Hospital de la CONSELLERÍA DE SANIDAD, de
Villajoyosa, por dolor “en hombro izquierdo”, refiriendo tal actora traumatismo
hacía cinco meses, siéndole diagnosticado posible tendiditis bicipital –doc.nº2
de los aportados por MUTUA -.
OCTAVO.- La actora se cayó en verano del 2000(en julio de 2000
–doc.nº42 de los aportados por la parte actora -), golpeándose en su brazo
derecho contra el asfalto, no constando fehacientemente que tal caída tuviese
lugar cuando la actora iba a su trabajo o volvía de éste, refiriendo la actora en
su trabajo que se había caído justamente delante del bloque donde iba a
trabajar y que le dolía el hombro –interrogatorio de la empresa y de la actora, y
docs. nº2 y 10 aportados por MUTUA-.
La actora no pidió que se expidiese parte de accidente de trabajo ni ser
atendida por la Mutua con motivo de la antedicha caída.
NOVENO.- No consta que LA MUTUA practicase a la actora
prueba alguna (radiografía, resonancia magnética, electromiografía, etc.) en la
que se objetive que ésta, a fecha de la citada alta de 17 de abril de 2001
presentase movilidad buena y no dolorosa en todos los planos.
La demandante, a fecha de 7 de noviembre de 2001 presenta
imposibilidad de extensión completa del codo –doc.nº1 de los aportados porLA
MUTUA
DECIMO.- Con fecha de 4 de mayo de 2001 la actora acudió a la
sanidad pública, siendo dada en tal fecha, es decir, el 4 de mayo de 2001, por
la CONSELLERIA DE SANIDAD, de baja de incapacidad temporal por
contingencias comunes, con el diagnóstico de tendiditis de hombro izquierdo,
situación de baja en la que la actora se halla –docs. nº6 a 35 de los aportados
por la parte actora -.
UNDECIMO.- Con fecha de 6 de junio de 2001, servicios médicos
de la CONSELLERIA DE SANIDAD, Hospital Marina Baixa, Centro
Especialidades Benidorm, exploraron a la demandante, haciendo constar que
ésta presentaba, con respecto a la movilidad pasiva, limitación en últimos
grados de abducción, y, en lo atinente a la movilidad activa, abducción dolorosa
desde 60º al cent. rotación interior y exterior, dolorosa, rogando tales servicios
médicos rehabilitación –docs. nº42 y 44 de los aportados por la parte actora -.
DUODÉCIMO.- A fecha de 16 de julio de 2001 la actora no
presentaba cambios, no habiendo empezado aún la rehabilitación en tal fecha
–doc. nº 43 de los aportados por la parte actora -.
DÉCIMOTERCERO.- El 6 de septiembre de 2001, LA MUTUA citó
a la actora para que ésta fuese valorada en tal Mutua, que es la que viene
satisfaciendo a la referida actora prestación económica de incapacidad
temporal como incapacidad temporal derivada de enfermedad común.
DECIMOCUARTO.- Tras varios contactos telefónicos y dado que
la paciente estaba pendiente de ser valorada por el médico rehabilitador de la
135
Seguridad Social, se procedió a citar a la demandante en consulta el 5 de julio
de 2001 para intentar realizar una aproximación diagnóstica. La exploración
física resultó dificultosa y poco valorable por la escasa colaboración de la
actora. Se realizó entonces interconsulta con el médico rahabilitador de LA
MUTUA , y aunque en un principio la actora estaba de acuerdo posteriormente
no se presentó en consulta negándose a tratamiento por parte de la citada
Mutua. Se informó a la Inspección Médica de Benidorm de la situación de su
proceso para que valorasen el caso. El ATS de dicha Inspección contactó con
la Mutua codemandada para comentar el caso antes de ver a la paciente y
luego nos informó de que tras hablar con ella había accedido a lo que se le
ofrecía por parte de LA MUTUA –docs. nº 1,4,5,6, y 7 de la Mutua
codemandada, y pericial médica -.
DECIMOQUINTO.- Con fecha de 27 de septiembre de 2001 fue
valorada por el Dr. (médico rahabilitador) quién consideró imposible realizar
una exploración en condiciones dada la actitud de la actora. LA MUTUA
decidió ,sin llegar a un claro diagnóstico, comentar tratamiento fisioterápico y
ver su evolución.
Actualmente ha mejorado su movilidad pasiva, pero persiste el dolor,
quedando pendiente de revisión por el rehabilitador de LA MUTUA-.
La actora ha tenido que ingerir medicamentos –interrogatorio de la
actora -.
DECIMOSEXTO.- La actora presta servicios para la empresa
demandada en un centro de trabajo donde en ocasiones no hay clientes,
tratándose de temporada baja, temporada en la cual no se contrata a personal
de limpieza, siendo la única que corresponde al ramo de limpieza en la referida
empresa en tal temporada baja la actora.
La temporada alta, en la que sí se contrata personal de limpieza, se
extiende desde el 1 de julio hasta finales de septiembre, y durante Navidad y
Semana Santa, constituyendo el resto del año temporada baja.
La actora como encargada general que es tiene que llevar a cabo
funciones de supervisión, control, y organización cuando tiene personal de
limpieza contratado la mercantil codemandada,, mas también tiene que
efectuar labores de limpieza, haciendo camas, tirando de persianas,
transportando ropa, etc. , en temporada baja, no hallándose obligada a
limpiarlo todo (los de la cocina limpian la cocina, la administradora limpia su
despacho) mas sí efectúa las citadas labores de limpieza, debiendo cumplir con
su jornada de ocho horas, aunque no haya residentes- interrogatorios-.
DECIMOSEPTIMO.- La demandante no ha vuelto a trabajar tras
la citada alta de 17 de abril de 2001, habiéndole dado la empresa
codemandada vacaciones tras ésta, y, luego, habiendo causado la referida baja
de fecha de 4 de mayo de 2001 –interrogatorio de la empresa y de la actora -.
DECIMOCTAVO.- La base reguladora de la prestación interesada
en autos asciende a 6.200 ptas. diarias.
DECIMONOVENO.- No consta que la lesión que presentaba la
actora a fecha de 4 de abril de 2001 traiga causa y constituya una agravación
de la caída sufrida en julio de 2000 ni que se haya producido como
136
consecuencia del tirón sufrido el 4 de abril de 2001 ni lo contrario de ello –
pericial médica -.
VIGESIMO.- Ha sido agotada la vía administrativa.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Alega la Mutua codemandada en el acto de vista oral
inexistencia de accidente de trabajo, señalando que ésta el 4 de abril de 2001
se personó en los servicios médicos de tal Mutua sin avisar a la empresa
codemandada de ello, así como que la actora sufrió una caída en verano, julio
de 2000, y ésta manifestó dicho día 4 de abril de 2001 que todo es debido a tal
golpe al no haber guardado reposo, y si bien ello es cierto, no obstante, en
modo alguno cabe entender que no nos hallamos ante un accidente de trabajo,
no ya tan sólo porque fue la propia Mutua la que extendió parte de accidente de
trabajo y partes de alta y baja de incapacidad temporal derivada de
contingencias profesionales, haciendo constar que se trataba de accidente de
trabajo –docs. nº1 de los aportados por la parte actora, y doc. nº11 de los
aportados por LA MUTUA -, sino también, y lo cual es más relevante, el perito
médico propuesto por la propia citada Mutua reconoció que no consta que la
lesión que presentaba la actora a fecha de 4 de abril de 2001 traiga causa o
constituya una agravación de la caída sufrida en julio de 2000 ni que se haya
producido como consecuencia del tirón sufrido el 4 de abril de 2001 ni lo
contrario de ello, por lo que la lesión de la actora en su hombro, en cualquier
caso, constituye accidente de trabajo. Así es, si tal lesión se produjo por el
mero tirón que sufrió la actora al mover una cama, en tanto que se hallaba en
su centro de trabajo prestando servicios para la empresa codemandada se
trata de accidente de trabajo, y si no es así, y existe una agravación de lo
sufrido cuando se golpeó en julio de 2000, igualmente se trata de accidente de
trabajo, a tenor de lo preceptuado en el art. 115.1 del Texto Refundido de la
Ley General de la Seguridad Social y en el art. 115.2 c) del meritado cuerpo
legal.
SEGUNDO.- Dos son, de conformidad con lo dispuesto en el art. 128 del
precitado Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social, los
requisitos que debía cumplir la actora a fecha del alta impugnada, esto es, la de
17 de abril de 2001 emitida por LA MUTUA a fin de que proceda la anulación
de la misma, uno es que la actora en tal fecha precisase, recibiese, asistencia
sanitaria, y tal requisito se da, no habiendo sido ello controvertido ni por la
Mutua codemandada, que es la que debe hacer frente a la prestación de
incapacidad temporal en cuestión, quedando probado, además, ello, en vista a
que tan sólo, aproximadamente, medio mes después la actora fue dada de baja
por facultativos de la CONSELLERIA DE SANIDAD, el 4 de mayo de 2001,
precisamente por lesión de hombro izquierdo, deviniendo indiferente la
denominación de la lesión que se haga en el apartado de diagnóstico, toda vez
que no cabe obviar que, en definitiva, se trata de problemas con el hombro
izquierdo y la propia Mutua de un día para otro cambió tal denominación,
plasmando el 8 de abril de 2001 como diagnóstico el de distensión muscular
hombro, y, al día siguiente, el 9 de abril de 2001 que tal diagnóstico es el de
periartritis hombro –doc. nº2,3 y 6 de los aportados por la parte actora -; y el
otro consiste en que la demandante en tal fecha, 17 de abril de 2001, estuviese
impedida para el trabajo, y tal presupuesto concurre en tanto que, ha quedado
137
probado que la actora en temporada baja, sí ha de realizar esfuerzo físico y
precisa valerse de su brazo izquierdo, pese a que su categoría profesional sea
la de Encargada General, a fin de hacer camas subir y bajar persianas,
transportar ropa, etc., a lo largo de su jornada laboral de ocho horas, tal y como
se infiere del examen comparado del interrogatorio de la empresa
codemandada y el de la actora, no exigiendo el legislador que se trate
únicamente de las tareas propias de la categoría profesional que se ostente
ignorando la realidad práctica.
Sentado cuanto antecede, procede estimar la presente demanda, siendo el
único responsable del abono de la prestación en cuestión la nombrada Mutua
codemandada.
TERCERO.- Con arreglo a lo establecido en el art. 189.1 de la Ley de
Procedimiento Laboral, contra esta sentencia cabe interponer recurso de
suplicación, de lo que se advertirá a las partes.
VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente
aplicación,
F A L L O : Estimando la demanda rectora de autos promovida por Dª
CARMEN frente a INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL,
TESORERIA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, CONSELLERIA DE
SANIDAD, MUTUA Y OCIO S .L., en materia de IMPUGNACION DE ALTA
MEDICA, declaro la nulidad del alta médica emitida por LA MUTUA con fecha
de 17 de abril de 2001, y el derecho de la actora a estar en situación de
incapacidad temporal derivada de accidente de trabajo hasta su total curación o
el agotamiento del plazo reglamentario, con una base reguladora de 6.200
ptas. diaria, condenando a la citada Mutua al abono de tal prestación;
asimismo, absuelvo al resto de codemandados de las pretensiones deducidas
en su contra en la referida demanda.
Notifíquese esta Sentencia a las partes, haciéndoles saber que contra la
misma cabe interponer recurso de Suplicación en el plazo de cinco días.
Así por esta mi sentencia lo pronuncio mando y firmo
DEPRESIÓN Y ACCIDENTE DE TRABAJO.-
Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Sala de lo Social, Sección 3ª,
Sentencia de 12 Jul. 2004
ACCIDENTE DE TRABAJO: DEPRESIÓN MAYOR Y TRASTORNO DE
ANSIEDAD: ORIGINADA EN EL DESARROLLO DEL COMETIDO
PROFESIONAL DEL TRABAJADOR, AUN CUANDO NO CONCURRA ACOSO
MORAL. PROCEDE.
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, compuesta por
los Ilmos. Srs. citados al margen y
EN NOMBRE DEL REY
138
ha dictado la siguiente
SENTENCIA
En el recurso de suplicación nº 1958/04 interpuesto por D. José María ,
representado por el Letrado D. Carlos Gustavo Arroyo Romero, contra la
sentencia dictada por el Juzgado de lo Social nº Veintisiete de los de Madrid,
en los Autos nº 983/03, ha sido Ponente el Ilmo. Sr. D. José Ramón Fernández
Otero.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Que según consta en los autos nº 983/03 del Juzgado de lo Social
nº Veintisiete de los de Madrid, se presentó demanda por D. José María ,
contra el INSS, la TGSS, la Universidad Complutense de Madrid y la Mutua
Fremap, en materia de Incapacidad Temporal por Accidente de Trabajo o por
Enfermedad Común, y que en su día se celebró el acto de la vista, habiéndose
dictado sentencia en fecha dieciocho de Diciembre de dos mil tres en los
términos siguientes:
Desestimando la demanda formulada por José María frente a INSS, TGSS,
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID Y FREMAP, absuelvo a los
demandados de los pedimentos en su contra deducidos. Se desestima
expresamente la excepción de litispendencia.-
SEGUNDO.- En dicha sentencia y como HECHOS PROBADOS se declaran los
siguientes:
PRIMERO.- El actor, D. José María con DNI NUM000 presta servicios como
funcionario de carrera en la Universidad Complutense de Madrid ostentando el
cargo de Jefe de Sección de Asuntos Económicos de la Facultad de Medicina
desde 1996 (nivel 24) (no controvertido). SEGUNDO.- Por resolución del
Rectorado de 6-3-03 se procedió su remoción de tal puesto, ostentando en la
actualidad el puesto de Técnico de Apoyo en Centros Externos de la
Universidad de Administración del edificio de San Bernardo. Remoción
realizada mediante expediente Advo. incoado por resolución rectoral de 16-12-
02 (folio 151). TERCERO.- El actor inició situación de incapacidad temporal el
29-1-03, siendo remitidos los partes de baja por la Universidad Complutense a
FREMAP MACEP de la seguridad social n° 61 que es la encargada de la
gestión económica de la incapacidad temporal del personal laboral de la misma
(folio 402 a 438). CUARTO.- Por escritos fechados el 17-3-03 y 4-4-03 el actor
presentó solicitud de determinación de contingencia, siendo declarado el
carácter de enfermedad común por resolución del INSS de fecha 24-6-03 (folio
162), habiendo formulado reclamación previa el 16-7-03 que fue desestimada
por resolución de fecha 18-8-03, habiendo quedado agotada la vía
administrativa (folio 159, 199, 200). QUINTO.- En fecha 4-6-03 el EVI emitió
informe médico determinando el siguiente juicio diagnóstico: "Trastorno de
ansiedad y episodio depresivo mayor y que el paciente refiere como secundario
a acoso laboral", emitiendo como dictamen propuesta "determinar que el
proceso de IT (. . .) deriva de la contingencia de enfermedad común" (folio 176).
Fue reconocido por el médico evaluador el 21-5-03 (folio 186). SEXTO.- Por
escrito fechado el 29-1-03 el actor presentó denuncia contra Dña. Elena cuyo
tenor literal obra a los folios 20 a 23 que se dan por reproducidos. SÉPTIMO. -
El actor ha presentado demanda de Procedimiento Abreviado de Recurso
Contencioso-Administrativo contra la Universidad Complutense de Madrid por
daños y perjuicios en materia de prevención de riesgos laborales cuyo tenor
obra a los folios 447 a 460 que se dan por reproducidos, habiéndose dictado
139
auto por el J. de lo Contencioso Administrativo n° 17 de Madrid en fecha 23-6-
03 por el que se declara la competencia de dicho juzgado para conocer del
mismo (folio 461, 462). OCTAVO.- El actor ha presentado a la Gerente de la F.
de Medicina diversos escritos sobre asuntos relacionados con su trabajo que
obran a los folio 481 a 514 y 516 a 595 que se dan por reproducidos.
NOVENO.- Por resolución de 15-1-03 el Rector de la Facultad de Medicina
formuló PROPUESTA DEFINITIVA DE REMOCION cuyo tenor literal obra al
folio 602 a 613 que se da por reproducido. DÉCIMO. - El actor dirige escrito al
Consejo Social con registro de entrada de 21-1-03 en el que recoge "(...) y
habiéndose dictado propuesta definitiva de remoción contra el puesto que
ostenta con fecha 17-1-03 (adjunto copia) (...)" (folio 614). UNDÉCIMO.- Por
sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Madrid el 18-9-03 se confirmó
la sentencia dictada por el J. de Instrucción n° 13 de Madrid en el que se
absuelve a Elena de la falta de hurto que se le imputaba a raíz de una denuncia
formulada por el actor el 14-1-03 en la Comisaría de Policía de Moncloa-
Aravaca (folio 714 a 720). DUODÉCIMO.- La depresión mayor y ansiedad que
padece el actor según refiere éste es por problemas en el ámbito laboral. El
actor no explicó al perito que estaba siendo objeto de un expediente de
remoción en el puesto de trabajo. El actor no tiene percepción de la realidad
psico-patológica, tiene sólo una sensación de ser perseguido. La tramitación
del expediente de remoción es en sí mismo y por sí sólo causa suficiente para
producir la situación de depresión y stress que padece y que no fue valorado
por el perito al no conocer tal circunstancia (folio 24 a 28 Pericial Carlos Jesús).
DECIMOTERCERO.- Tras sólo una consulta con el actor y adaptándose al
informe emitido por el psicólogo Carlos Jesús , la situación del actor coincide
con los parámetros del Mobbing según la doctrina. No hizo investigación
personal. Al emitir el informe no tenía conocimiento de que el actor estaba
sometido a un expediente de remoción del puesto de trabajo, siendo que éste,
en sí mismo, puede ser un factor desencadenante de un stress laboral, no
constándole otras situaciones conflictivas, familiares, sociales, etc para
desencadenar este cuadro clínico (Pericial D. Eusebio folio 298).
DECIMOCUARTO.- El actor sufre un cuadro psicológico ocasionado por el
ambiente laboral, se encontraba deprimido y al preguntarle la causa le contaba
todas las experiencias negativas en su trabajo. No tenía un trastorno mental
previo. El expediente de remoción al igual que otros problemas en el trabajo lo
relaciona con el síndrome depresivo. El perito no ha hecho averiguación alguna
sobre si la realidad objetiva coincidía con lo manifestado por el actor. No
presenta ideas paranoicas. Acudió a su consulta el 3 de abril, fue enviado por
su médico de cabecera (estaba de baja desde febrero (Pericial Dr. José Pablo ,
folio 63). DECIMOQUINTO.- Los informes periciales emitidos a instancia de la
parte actora, no han tenido en cuenta una historia clínica del actor, siendo ésta
necesaria para hacer el diagnóstico. Un factor estresante importante que no se
ha valorado es el expediente de remoción. En el test de personalidad efectuado
por el psicólogo Carlos Jesús da puntuación de una personalidad con rasgos
paranoides. En tales informes no se ha estudiado si se debe a una patología
orgánica o a otra patología. No se ha efectuado una diagnóstico psiquiátrico
cierto puesto en relación con unos hechos ciertos contrastados, de forma que
no se han seguido criterios científicos establecidos para llegar a un diagnóstico
de Mobbing (Pericial Dr. Gustavo). DECIMOSEXTO.- La Gerente prohibió al
actor utilizar el teléfono y el fax del despacho correspondiente a Secretaria de
140
la Gerencia. El despacho de Asuntos Económicos está en frente y en todos los
despachos hay teléfono (testifical Sandra). DECIMOSÉPTIMO.- La Gerente,
Dña. Elena abrió un expediente de remoción de puesto al actor, se incorporó al
cargo el 8-7-02. Pidió al actor una situación de las cuentas de la Facultad. En el
puesto del actor está Melisa . Ésta se casó y sus hijas llevaron las arras. A
partir de octubre 2002 el actor se dirigía a ella, al Rector y a demás órganos por
escrito (toda la documentación diaria). Se le negó el teléfono suyo de Gerencia
al actor porque lo colapsaba y había muchos teléfonos en Asuntos
Económicos. El actor aprobó un presupuesto sin consentimiento de la Junta de
la Facultad, presupuesto que tenía errores y sin su Visto Bueno, apercibió por
ello al actor. Su nombramiento fue el 1 de julio pero se incorporó el 8 de julio.
Verbalmente llevaba pidiendo la documentación al actor hasta que hizo el
escrito de 24 de septiembre. La Junta de Facultad es la que aprueba el
presupuesto. Había discrepancias entre ella y el actor por motivos laborales. El
padre de Melisa es Antonio (testifical Dña. Elena). DECIMOCTAVO.- La base
reguladora de la prestación de incapacidad temporal es la misma por la
contingencia de enfermedad común que por accidente de trabajo de 2.574,95
euros (no controvertido).-
TERCERO.- Contra dicha sentencia se interpuso recurso de suplicación por D.
José María , representado por el Letrado D. Carlos Gustavo Arroyo Romero,
siendo impugnado de contrario por la UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE
MADRID, representada por la Letrada Dña. Mª José Ramo Herrando y por
FREMAP, Mutua de A.T. y E.P. de la S.S. nº 61, representada por el Letrado D.
Francisco Javier Martínez Franco. Elevados los autos a esta Sala de lo Social,
se dispuso su pase al Ponente para su examen y posterior resolución.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Frente a la sentencia de instancia se alza el demandante, en
suplicación, articulando un recurso en el que, con preterición de la naturaleza
de esta alzada, mezcla consideraciones fácticas y jurídica -es elocuente el
motivo B)- y tampoco se tiene en cuenta las limitaciones cognoscitivas que en
materia de reversión fáctica tiene el Tribunal ad quem, lo que es relevante para
el motivo A).
La ley encomienda la fijación de los hechos probados al Juez "a quo" (artículo
97.2 L.P.L.) en coherencia con la circunstancia de que ante él se practican las
pruebas y que en él se residencian competencias heurísticas para indagar la
verdad material sin sujeción o con sujeción relativa a la actividad de las partes
(artículo 88, 92.1, 93.2, 95, etc L.P.L.). El recurso de suplicación no es por ello
una segunda instancia sino un recurso extraordinario de cognitio limitada, lo
que se manifiesta especialmente en materia probatoria pues sólo puede
combatirse el relato fáctico de la sentencia "a la vista de las pruebas
documentales y periciales practicadas" (artículo 191.b) de la citada Ley) lo que
significa la indicación de una prueba documental indubitada o de una pericial
objetiva y convincente que por sí misma, sin necesidad de hipótesis o
conjeturas -ya que la prueba indiciaria no está citada en el precepto- y sin estar
contradichos por otros medios probatorios -ya que el 191.b) de la L.P.L. veda la
técnica de apreciación global o conjunta- evidencien el error del Juzgador.
No puede pretender pues el recurrente la supresión de un hecho probado por
entenderlo huérfano de prueba -pues eso presupone la facultad de examinarla
toda, lo que incluye los elementos de convicción formados en la propia
inmediatividad del juicio oral, lo que no es posible-, debe indicar el sentido de la
141
corrección de modo individualizado -pues no es el Tribunal sino la parte la que
recurre- y ésta debe tener trascendencia jurídica, aunque sea extraprocesal,
pues de lo contrario no se tutelaría ningún "interés" con el recurso.
Ahora bien en el presente caso hemos de partir por lo que concierne a la
revisión fáctica, de la peculiaridad del relato histórico de la sentencia que
confunde de un lado medio de prueba y hecho probado -y de ello es evidencia
la trascripción de periciales con datos contradictorios o por lo menos diversos
(hechos 12º, 13º, 14º y 15º), siendo difícil determinar si es la emisión del
dictamen -el hecho- y no su contenido el hecho probado- y de otro fijación del
factum y su valoración (así, ad exemplum, en el hecho 13º, parece que se nos
dice que "la situación del actor coincide con los parámetros de Mobbing según
la doctrina" aunque luego transcribe omisiones del perito, en el hecho 14º se
critica otro informe pericial,...etc.). En estas condiciones carece de sentido
aceptar revisiones solicitadas que simplemente pretenden una trascripción más
específica de las periciales que, como medios de prueba, no son objeto del
relato histórico que ha de limitarse a especificar los hechos probados, sin
perjuicio de que en la fundamentación se indiquen los medios de prueba
utilizados para fijar cada uno. Por ello rechazamos la redacción que en vía
revisoria propone el recurrente de los ordinales 12º a 15º, ambos inclusive, al
incurrir en el mismo defecto que el referido del Juez a quo.
Rechazamos por suponer una valoración globalizada -no ajustada al 191.b) de
la LPL- las supresiones que se instan del hecho 11º y 17º y las modificaciones
del hecho 8º en cuanto asumidos los documentos por el Juez, es éste y no el
litigante el encargado de fijar la redacción del factum. Con la remisión a los
documentos, integrándolos en el relato fáctico, el Tribunal puede observarlos
directamente sin tener que limitarse a los relatos del recurrente.-
SEGUNDO.- Como ya hemos referido el recurrente en el motivo B) plantea
como cuestión jurídica, supuestos errores valorativos de la prueba, preteriendo
que la suplicación no es una segunda instancia como ya referimos, por lo que
se rechazan, por procesalmente impertinentes, tales alegatos.
Así como la supuesta incongruencia de la sentencia por hacer referencia a una
cuestión marginal, que no determina en modo alguno el pronunciamiento de la
sentencia.-
TERCERO.- El único contenido del recurso, procesalmente atendible es el que
se desarrolla en los epígrafes "vulneración del principio de interpretación 'pro
accidentado'" y el de infracción del artículo 115 de la LGSS que se
corresponden con el cauce formal del 191.c). Y además, y en este punto ha de
progresar la demanda dirigida, como no puede ser de otra forma, a fijar la
contingencia que motiva la baja médica, para lo que no es en absoluto
necesario profundizar en la supuesta existencia de un Mobbing. No estamos
ante un litigio laboral, sino de Seguridad Social y ante un litigio de Seguridad
Social muy concreto, en el que se pretende que la causa de la baja del actor -
su trastorno de ansiedad y episodio depresivo- es enfermedad común o
accidente de trabajo. El artículo 115 del T.R. de la S.S. reputa accidente de
trabajo toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por
consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena. No necesitamos
abrumar a los litigantes con la copiosa jurisprudencia existente al respecto. La
lesión corporal se contrapone a lesión moral y comprende, lógicamente, los
trastornos psíquicos y la "ocasión" excluye la exigencia de una causalidad
142
mecánica bastando una causalidad relacional - que además puede basarse en
la simple presunción legal del punto 3º del precepto-.
En el presente caso todas las pericias relacionan la situación depresiva que
motiva la baja con la situación laboral conflictiva en la que se encuentra el
actor, conflicto objetivado por enfrentamientos, jurídicamente formalizados, de
muy diverso tenor. Esto es el trastorno psicológico aparece "con ocasión" del
cometido profesional del actor, en una situación de patología jurídica de su
relación, y por lo tanto es accidente de trabajo exista o no un acoso profesional,
en la perspectiva del Mobbing. El accidente de trabajo no exige para su
consideración un actuar doloso o culposo del patrono, basta la relación entre el
ejercicio del cometido y el daño. Y ello no es verdaderamente objeto de
discusión, en este litigio, cuyo resultado pues no precisa profundización alguna
en las particularidades del conflicto laboral que ha afectado al actor, en cuanto
su existencia, al margen de sus razones, es suficiente para explicar la lesión, y
estimar la demanda y ello, aun reconociendo, con la impugnación de la Mutua,
la deficiente articulación del recurso, que no consideramos insubsanable ya
que su contenido es inferible, expugnándolo desde la perspectiva "pro actione"
que la propia LOPJ exige a los Tribunales en su artículo11.3.-
Vistos los preceptos citados y demás de general aplicación
F A L L A M O S Que estimando el recurso de suplicación interpuesto por D.
José María , representado por el Letrado D. Carlos Gustavo Arroyo Romero,
contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social nº Veintisiete de los de
Madrid, de fecha dieciocho de Diciembre de dos mil tres, en autos nº 983/03,
en virtud de demanda formulada por D. José María , contra el INSS, la TGSS,
la Universidad Complutense de Madrid y la Mutua Fremap, en materia de
Incapacidad Temporal por Accidente de Trabajo o por Enfermedad Común,
revocamos la sentencia de instancia y estimando la demanda, declaramos que
la I.T. que el actor inició el 29-1-03, con la base reguladora de 2.574'95 Euros
procede de accidente de trabajo condenando a la MUTUA FREMAP, y, en lo
relativo a sus responsabilidades legales al Instituto Nacional de la Seguridad
Social y a la Tesorería General de la Seguridad Social a estar y pasar por ello,
abonando la prestación por tal concepto y absolviendo a la Universidad
Complutense de Madrid.-
Notifíquese la presente resolución a las partes y a la Fiscalía del Tribunal
Superior de Justicia de Madrid, haciéndoles saber que contra la misma sólo
cabe RECURSO DE CASACIÓN PARA LA UNIFICACIÓN DE DOCTRINA que
se preparará por escrito ante esta Sala de lo Social dentro de los DIEZ DÍAS
siguientes a la notificación de la sentencia . (....) Así, por esta nuestra
sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada fue la anterior sentencia el por el Ilmo. Sr.
Magistrado Ponente que la suscribe, en la Sala de Audiencias de este Tribunal.
Doy fe.-
JURISPRUDENCIA SOBRE RESPONSABILIDAD Y EL RECARGO POR
FALTA DE MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL TRABAJO
143
SEGURIDAD SOCIAL. ACCIDENTE DE TRABAJO. RECARGO
INDEMNIZATORIO POR OMISIÓN DE MEDIDAS DE SEGURIDAD.
RESPONSABILIDAD LIMITADA A LA EMPRESA DIRECTA DE LA VÍCTIMA,
SIN EXTENSIÓN A CONTRATISTA PRINCIPAL.
T.S.J. Región de Murcia. (Sala de lo Social). Sentencia 4 junio 2002.
P.: Rodríguez Gómez, Manuel.
[Rº Suplicación 359/2002. Sentencia nº 666/2002]
Disp. aplic.: LSS 1994: art. 123.2.- L 31/1995 de 8 Nov. (prevención de riesgos
laborales): art. 42.2.
La demanda se dirige contra el empresario de la víctima y contra los sucesivos
subcontratistas de la obra en que sobrevino el accidente, con resultado mortal,
llegando hasta la constructora principal. Se trata de reclamar el recargo de
prestaciones derivadas del accidente de trabajo, que sobrevino por conocidas
omisiones de medidas de seguridad. La sentencia del juzgado ha limitado la
condena a la empresa directa del trabajador, absolviendo a los restantes
subcontratistas y al contratista principal.
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Murcia desestima el
recurso de la actora porque aparece acreditado que la única responsable de la
omisión acusada, referida a unas chapas de hierro que hubieran salvaguardado
al trabajador de caídas de materiales, lo fue la empresa directa, sin omisión
imputable a ninguna de las restantes demandadas.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. La actora D.ª Isabel J. L., esposa del trabajador D. Antonio G. F.,
presentó demanda, sobre recargo de prestaciones de la Seguridad Social,
contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social, la TGSS y las empresas
Construcciones El Selval, S.L., Begascin, S.L., Construcciones López Montiel,
S.L., y Jaén y Seller, S.L., en reclamación de que se declare que las
prestaciones de Seguridad Social, a que tiene derecho la actora, se vean
incrementadas en un 50% por falta de medidas de seguridad, con cargo a las
empresas demandadas de manera solidaria; demanda que fue desestimada
por el Juzgado a quo al considerar que sólo existió infracción de medidas de
seguridad por parte de la empresa Construcciones El Selval, S.L., no
habiéndose acreditado que las demás empresas demandadas incurrieran en
infracción o falta de medidas de seguridad, no cabiendo, por lo tanto,
responsabilidad solidaria.
Frente a dicho pronunciamiento se plantea el presente recurso por la parte
actora, basado en el examen del derecho aplicado, a tenor del art. 191 c) de la
LPL, por infracción de los artículos de 42.2 de la L 31/1995, de 8 Nov., de
Prevención de Riesgos Laborales y 42 del ET.
Segundo. El tema debatido en el presente recurso se circunscribe a determinar
si existe responsabilidad solidaria, para hacer frente al recargo por falta de
medidas de seguridad impuesto, por parte de las distintas empresas que
intervinieron en el desarrollo de la obra, en la que tuvo un accidente de trabajo
el esposo de la actora, cuyas lesiones provocaron su posterior fallecimiento.
Sobre la cuestión de la responsabilidad solidaria expresada se ha pronunciado
esta Sala en sentencia, entre otras, de 11 Jun. 2001 (núm.480/2001) en el
sentido de que en principio, el responsable del pago del recargo ha de ser el
empresario que genera el riesgo causante del accidente, tal como dispone el
144
art. 123.2 de la LSS, empresario que viene a coincidir con el del trabajador.
Pero, en los fenómenos interempresariales, concretamente en materia de
contratas y subcontratas de obras y servicios de la «propia actividad», tampoco
existe problema para determinar el empresario responsable si el contratista o
subcontratista es el empresario que genera el riesgo y, asimismo, es el
empresario del trabajador accidentado; sin embargo, la jurisprudencia, quizá
por comodidad, no ha dudado en declarar la responsabilidad solidaria del
empresario principal y del contratista (o subcontratista), puesto que, en muchas
ocasiones, la determinación del empresario responsable se complica a
consecuencia de la concurrencia de culpas, toda vez que el trabajador
accidentado realiza su actividad laboral en los locales de la empresa principal,
la que ha de vigilar ciertos riesgos, así como es la que recibe directamente los
frutos del trabajo, por lo que no puede quedar exonerada de responsabilidad,
como así se desprende del art. 42.2 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales, siempre, como es lógico, que se trate de la realización de obras o
servicios de la «propia actividad».
Si tal doctrina la aplicamos al caso de autos, resulta que en hechos probados
consta, y ello no se ha discutido en este recurso, que el accidente se produjo
por no adoptarse las medidas de apuntalamiento y suspensión de las chapas
metálicas para proteger al trabajador de la caída o proyección violenta de los
materiales y demás elementos de trabajo, cuyas medidas debían haberse
adoptado por la empresa para la que trabajaba el trabajador fallecido, por lo
que la actitud o conducta imprudente o culposa sólo puede predicarse de dicha
empresa, sin que las demás intervinientes, en la forma indicada en hechos
probados, hubiesen generado algún tipo de riesgo que determinase una
concurrencia de culpas.
Por todo lo cual, debe desestimarse el recurso planteado, confirmándose la
sentencia recurrida.
ACCIDENTES DE TRABAJO. RECARGO DE PRESTACIÓN: RÉGIMEN
JURÍDICO DEL RECARGO:
a) no hay responsabilidad objetiva pues ha de ser imputada a la empresa por
la vía de la culpabilidad; b) por su carácter sancionador exige interpretación
restrictiva; c) necesaria conexión causal entre la infracción del deber de
seguridad y el accidente; d) la infracción ha de ser de norma concreta y no
genérica; e) el porcentaje de recargo puede ser revisable en el recurso de
suplicación; f) independencia respecto de otros sistemas de indemnización.
RESPONSABILIDADES COMPATIBLES: las administrativas, las debidas por
daños y perjuicios causados y el propio recargo. ACTA DE INSPECCIÓN:
datos fácticos a recoger necesariamente. COORDINACIÓN ENTRE LA LEY
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL Y LA LEY DE PREVENCIÓN DE
RIESGOS LABORALES: la primera constituye una normativa propia y
específica, independiente y cerrada, sin que resulte aplicable de modo directo
ni analógico ninguna otra sobre responsabilidad empresarial.
145
T.S.J. Comunidad Valenciana. (Sala Cuarta, de lo Social). Sentencia 30
noviembre 2001.P.: Ordeig Fos, José María.
[Rº Suplicación 1419/2000. Sentencia nº 6674/2001]
Disp. aplic.: OM Trabajo 9 Mar. 1971 (Ordenanza General de Seguridad e
Higiene en el Trabajo): arts. 15.1 y 19.- LSS 1994: art. 123.- L 31/1995 de 8
Nov. (prevención de riesgos laborales): arts. 17 y 42.3.
Vid.: TS (Sala 4.ª) S 2 Oct. 2000.
Las circunstancias del caso obran en el fundamento de Derecho Primero y se
sintetiza en el fundamento de Derecho Cuarto, in fine. El trabajador sube por
una escalera que al no tener una altura mayor de 7 metros no exige
preceptivamente el uso de cinturones de seguridad, ni menos que cuente con
plintos o barandillas. La sentencia de instancia desestimó la demanda
promovida por la empresa contra las resoluciones administrativas que imponían
recargo de prestaciones económicas derivadas de accidente laboral por falta
de medidas de seguridad. La sentencia de suplicación estima el recurso y
revoca la de instancia y deja sin efecto la resolución de la entidad gestora.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Recurre en suplicación la empresa actora al desestimarse su
demanda, confirmando la sentencia de instancia el recargo por falta de
medidas de seguridad impuesto por el INSS en el 40% (R 5 May. 1999) por
accidente de trabajo ocurrido el 23 Ene. 1997. Por el apartado b) del art. 191
LPL, para revisión fáctica, pide el recurso modificar los hechos 3.º y 4.º
diciendo que el trabajador accidentado y aquí demandado, tuvo el accidente al
resbalar en la escalera, mojada por la lluvia. Es decir, se pretende que el hecho
exponga que el accidente no se produce cuando estaba ya en el tejado o
voladizo, sino en la escalera móvil por la que ascendía. Se apoya en la
documental de los folios 119, 124, 125, 129 y ss. y 153 y ss. de autos. Y se
estima. No sirven al efecto revisorio los documentos referidos al final, ni el del
folio 119, que es prueba testifical (o de confesión) aunque aparezca como
declaración jurada del trabajador, que luego depone en juicio, y cuya
declaración valora el juez libremente. El informe del arquitecto (folio 124), ya
tiene otro valor, porque no se emite como testifical sino que alcanza rango de
prueba pericial, apta para la revisión al evacuarse en el juicio. Y de él se deriva
que el accidente, que fue una caída, no ocurrió estando sobre el tejado, sino al
salir de la escalera; y el folio 125 consiste en el parte de accidente --que es un
documento-- donde consta que la caída sucede «subiendo al tejado». La
verdad es que, al no aparecer otro testigo presencial, el juez se apoya
exclusivamente en la manifestación del trabajador accidentado, que ha tenido
en efecto varias versiones distintas, como hace ver el recurso. Pero se deriva
de la opinión pericial del arquitecto y del parte de accidente que la caída no
sucede desde el tejado, sino subiendo al mismo, desde la propia escalera. No
hay rastro fáctico referido a que estuviera ya sobre el tejado, salvo la
declaración del lesionado. De todas las maneras, lo que aflora con claridad es
que no se conoce a ciencia cierta lo realmente sucedido y la causa y
circunstancias de la caída; y que si es posible la versión ofrecida por el
trabajador interesado, también lo es --y goza de mayor objetividad-- la que
pretende el recurso, al basarse en las pruebas antedichas que evidencian el
error del juzgador, sólo apoyado en la declaración del accidentado, ya que la
propia sentencia niega valor probatorio al acta de inspección (únicamente
146
basada en declaraciones del lesionado, y efectuada la visita más de un mes
después del accidente: folios 38 a 41).
Segundo. Por art. 191 c) LPL se alega en el recurso infracción del art. 123 de la
Ley de Seguridad Social, en relación con los arts. 19 y 151 de la Ordenanza
General de Seguridad e Higiene en el Trabajo (9 Mar. 1971), porque la
empresa no incumple medidas de seguridad en este caso; no teniendo valor el
acta de la Inspección, tardía la visita y el acta y basadas simplemente en las
manifestaciones del trabajador; porque cayó el lesionado desde una altura de
6,5 m, y no se precisaba cinturón de seguridad; y porque la resolución del
INSS, que se combate, no contiene indicación acerca de las infracciones que
se imputan a la empresa, basando la resolución sólo en el acta de la
Inspección.
Tercero. Ante todo es preciso recordar que el recargo en cuestión no es de tipo
objetivo, no es una responsabilidad objetiva que sea menester imputar a la
empresa en todo caso de accidente, incluso en todo caso de omisión de
medidas de seguridad: no se organiza así en el art. 123 de la Ley de Seguridad
Social, sino que es responsabilidad subjetiva que ha de ser imputada a la
empresa por la vía de la culpabilidad (TSJ Cataluña 12 Nov. 1991; Asturias 14
Nov. 1991; Madrid 4 Ene. 1991; Sevilla 9 Oct. 1991; Burgos 17 Oct. 1991; esta
Sala 28 Nov. 1991, 4 Mar. 1992, etc.).Y por su aspecto sancionador se
interpreta de modo restrictivo (TS 11 Jul. 1997, 2 Oct. 2000), aunque no sea
una propia sanción (TS 20 Mar. 1985; esta Sala 31 Ene. 1990, 23 Oct. 1995, 9
May. 1996, etc.), habida cuenta además de la presunción de inocencia. Aunque
exista infracción, no hay recargo si la infracción no es la causa del accidente,
relación de causalidad que ha de probarse (TCT 16 Jun. 1988; esta Sala 13
Jun. 1995, etc.), y ser examinada en cada caso concreto (TS 28 Sep. 1999), y
la infracción ha de ser de norma concreta, no genérica (por ejemplo, esta Sala
21 Abr. 1992). La imprudencia profesional del trabajador, que no elimina el
concepto de accidente de trabajo, sí impide el recargo (TS 20 Mar. 1985; esta
Sala 5 May. 1992, 12 Jul. 1994, etc.). Naturalmente, no cabe esta
responsabilidad si el evento surge por caso fortuito (TSJ Madrid 4 Ene. 1991,
Sevilla 9 Oct. 1991, etc.). El porcentaje de recargo, que se estimó competencia
de instancia y no revisable en el recurso, puede ser reducido en éste, según
jurisprudencia más reciente en atención a la «gravedad de la falta»; no se
hace, por tanto, referencia en la doctrina jurisprudencial a la proporcionalidad
de la cuantía del recargo con la gravedad del daño causado al trabajador
accidentado o con su situación de necesidad derivada de las consecuencias de
la contingencia profesional sufrida, sino con la gravedad de la infracción
cometida por el empresario (TS 19 Ene. 1996, 2 Oct. 2000; TSJ Burgos 15 Feb.
1991). El recargo es independiente de otro sistema de indemnización. Así, TS,
S 2 Oct. 2000: «independiente y compatible con las de todo orden, incluso
penal, que puedan derivarse de la infracción». La esencial regla de
independencia y compatibilidad ex art. 123.3 LSS, cabe entenderla reflejada y
refrendada en el ulterior art. 42.3 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (L 31/1995 de 8 Nov.), cuando dispone que «las responsabilidades
administrativas que se deriven del procedimiento sancionador serán
compatibles con las indemnizaciones por los daños y perjuicios causados y de
recargo de prestaciones económicas del sistema de la Seguridad Social que
puedan ser fijadas por el órgano competente de conformidad con lo previsto en
la normativa reguladora de dicho sistema». Este precepto claramente distingue
147
tres tipos de responsabilidades que declara compatibles: a) Las
responsabilidades administrativas derivadas del procedimiento sancionador. b)
Las indemnizaciones por los daños y perjuicios causados. c) Las
indemnizaciones de recargo de prestaciones económicas (TS 2 Oct. 2000).
Cuarto. En el caso presente, haciendo aplicación de la anterior doctrina y
normativa, y con los hechos probados, ha de ser estimado el motivo y el
recurso, por las siguientes razones: A) La demanda del recurrente está
combatiendo una resolución del JNSS que obra en autos, folio 194 (la que
impone el recargo) que carece por completo de descripción o mera cita de las
medidas de seguridad omitidas por el empresario, y de los preceptos
infringidos, de manera que impone el recargo sin base fáctica ni jurídica. Y este
claro defecto formal --en una resolución de matiz sancionador-- acarrea la
ineficacia de la decisión y el triunfo de la pretensión impugnatoria, porque
estamos en la vertiente del recargo prestacional, no en el de la sanción
administrativa, donde se impugna la actuación de la Inspección de Trabajo y de
la Autoridad Laboral. Aquí, en Seguridad Social, es preciso que el INSS
resuelva por sí, aunque sea a instancias de la Inspección; pero la entidad
gestora es el INSS y es quien debe decidir y resolver acerca de la prestación, y
no puede hacerlo sin fundamentación fáctica y jurídica, porque ni está obligado
el INSS a seguir el criterio del acta de Inspección, ni la resolución eficaz para el
recargo es la de la Inspección, sino la del INSS El juez no puede, por lo demás,
imputar de oficio faltas que no se han imputado en la resolución administrativa,
sería reformatio in peius (TSJ Valencia 13 Jun. 1995, 9 May. 1996, 27 Nov.
1996). Y la resolución que impone el recargo debe mostrar el complejo fáctico
jurídico necesario para individualizar la posible pretensión impugnatoria, bajo el
prisma de la teoría procesal de la sustanciación. B) Si no ha sido posible
conocer --solamente suponer-- la causa o causas del accidente, salvo en lo
evidente y claro, que el accidente se produce por una caída, no cabe imponer
el recargo. El acta de inspección, por visita del 6 Mar. 1997, basada en
declaraciones testifícales del trabajador no puede tener valor ni como
presunción, pues ésta sólo juega cuando los inspectores aprecian directamente
por sí los hechos que constatan. El recargo se interpreta restrictivamente y
precisa hechos concretos y evidentes, y al no ser así no procede su imposición,
pues que no se conoce la causa del accidente de trabajo y por tanto la relación
de causalidad con una posible infracción (en este sentido, esta Sala, por
ejemplo en SS 31 Ene. 1990, 12 Jun. 1991, 31 Mar. y 17 Nov. 1992, etc.). C) El
supuesto regulado en el art. 123 de la Ley de Seguridad Social, el recargo de
prestaciones, constituye una normativa propia y específica, independiente y
cerrada, sin que resulte aplicable de modo directo ni analógico ninguna otra
sobre responsabilidad empresarial. Así se entiende en la sentencia del TS de 2
Oct. 2000. Es distinta (y compatible) a la responsabilidad penal, civil,
administrativa e incluso a la prestacional de Seguridad Social, y se rige por
distintas normas (TS 2 Oct. 2000). La L 31/1995, de 8 Nov., de Prevención de
Riesgos laborales no impone ni regula el recargo de prestaciones por falta de
medidas de seguridad, más bien lo declara excluido y al margen de su
normativa. En efecto, en el art. 42.3 establece la compatibilidad de las
responsabilidades basadas en la misma ley, y que califica de administrativas,
«con las indemnizaciones por los daños y perjuicios causados y de recargo de
prestaciones económicas del Sistema de Seguridad Social que puedan ser
fijadas por el órgano competente de conformidad con lo previsto en la
148
normativa reguladora de dicho sistema». Es nítido que el recargo queda fuera
de esta ley y de sus normas y se fijará «de conformidad con lo previsto en la
normativa reguladora...», que evidentemente es otra. Todavía en esta línea, el
mismo art. 42, ap. 5, dispone que «la declaración de hechos probados en
sentencia firme del orden contencioso-administrativo, relativa a la existencia de
infracción a la normativa de prevención de riesgos laborales, vinculará al orden
social de la jurisdicción en lo que se refiere al recargo, en su caso, de la
prestación económica del sistema de la Seguridad Social». Quiere decir, con
toda claridad, dos cosas: que lo que vincula al orden social es el tema fáctico
solamente y su calificación como infracción (la existencia de la infracción), no la
consecuencia jurídica de la responsabilidad, que es de competencia del orden
social y puede no presentarse (por eso la norma dice «en su caso», es decir,
no siempre); y que el recargo por falta de medidas de seguridad es algo ajeno
a esta ley. Por eso el recargo que se examina no se rige por esa L 31/1995, y
no bastará nunca una infracción de sus normas para imponer el recargo. Esa
infracción, si existe, podrá dar lugar o no al recargo, en función de sus propias
normas. Porque las consecuencias de la L 31/1995 sólo son administrativas,
las sanciones que prevé; nunca prestacionales. Es insuficiente la mención de
los preceptos infringidos de esa ley para imponer el recargo en cuestión. Por lo
que el art. 17 de esa L 31/1995 --que como base se cita en el acta de
inspección--, no es aplicable al caso; y se refiere a la falta del equipo de trabajo
adecuado, lo que supone una regla tan general que no determina una norma
de seguridad concreta a efectos del recargo y, si puede servir para imponer
una multa por esa ley, no vale para imponer el recargo de autos. D) El juez a
quo funda su decisión en el art. 20.3 y en los arts. 141 y 151 de la Ordenanza
de 9 Mar. 1971, por falta de medidas de seguridad en las plataformas de
trabajo y no uso de cinturón de seguridad. Pero con la revisión fáctica
producida, resulta que no se hallaba el trabajador en el tejado, sino subiendo a
él por la escalera, lo que supone que no se hallaba en ninguna plataforma de
trabajo, y no se requerían plintos ni barandillas. Y tampoco cinturones de
seguridad, cuyo uso señala de modo general el art. 151, pero que concreta
muy particularmente el art. 19.5 de la misma Ordenanza (que alega el recurso),
al disponer que será preceptivo el cinturón de seguridad, en escaleras de mano
(como la de autos), en alturas mayores de siete metros (y así se estima por
esta Sala en sentencias como la de 2 Mar. 1994, entre otras); altura que no se
rebasaba según lo probado. De la escalera en sí no se ha dicho nada, nada se
ha imputado en cuanto a seguridad. Con lo que se estima el recurso.
RECARGO DE PRESTACIONES POR INFRACCIÓN DE MEDIDAS DE
SEGURIDAD. RECARGO DEL 50%: PROCEDENTE. GRAN INVALIDEZ POR
ACCIDENTE DE TRABAJO.
T.S.J. Castilla y León. Burgos. (Sala de lo Social). Sentencia 5 noviembre
2001.P.: Monasterio Pérez, María Teresa.
149
[Rº Suplicación 703/2001. Sentencia nº 734/2001]
Disp. aplic.: LSS 1994: art. 123.1.- TR LPL 1995: art. 191 b) y c).- L 31/1995
de 8 Nov. (prevención de riesgos laborales): arts. 14 y 15.- RD 1627/1997 de
24 Oct. (disposiciones mínimas de seguridad y de salud en las obras de
construcción): Anexo IV, parte C.
Recargo de prestaciones de un 50% de las prestaciones por Gran Invalidez
impuesta a una empresa por infracción de medidas de seguridad en un
accidente de trabajo de un trabajador, que se hallaba realizando operaciones
de cerramiento en la cubierta de un pabellón industrial, y que, al moverse una
de las chapas por acción del aire, perdió el equilibrio, precipitándose al vacío
desde una altura de nueve metros, sin que tuviera puesto arnés de sujeción, ni
existieran puntos de anclaje del mismo, ni red de seguridad. La empresa
presenta demanda, impugnando el recargo, que el Juzgado de lo Social
desestima. Recurre la sentencia de éste en suplicación, y el Tribunal Superior
de Justicia desestima el recurso.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Frente a la sentencia desestimatoria de instancia, en materia de
recargo de prestaciones por falta de medidas de seguridad, se alza en
suplicación la parte demandante formulando tres motivos dirigidos a la revisión
de hechos, y un cuarto motivo dirigido al examen de infracciones de normas
sustantivas o de la jurisprudencia.
En el primer motivo formulado al amparo del apartado b) del art. 191 de la LPL
se postula la revisión del ordinal quinto proponiendo redacción alternativa para
el mismo, aduciendo, en apoyo de la redacción propuesta que en el acto del
juicio quedó acreditado que cuando era la hora de ir a comer el codemandado
D. Miguel Ángel M. M. solicitó a un compañero que se encontraba trabajando
en la otra viga, un cigarrillo, que éste le arrojó, y que cuando fue a coger dicho
cigarrillo, como estaban trabajando con chapas curvas, una de ellas, como
consecuencia de la posición, se levantó e hizo que D. Miguel Ángel cayera de
espaldas; pero la revisión instada del ordinal quinto no puede alcanzar éxito por
no apoyarse en prueba documental ni pericial, únicos medios con valor
revisorio en suplicación conforme lo dispuesto en el art. 191 b) de la LPL, y no
constituyendo prueba documental el acta del juicio, es por todo ello por lo que
el primer motivo ha de ser desestimado.
Segundo. En el correlativo y por la vía del apartado b) del art. 191 de la LPL se
interesa la revisión del ordinal séptimo, proponiendo redacción alternativa al
mismo, citando en apoyo de dicha modificación el acto del juicio, y en especial,
haciendo referencia a lo manifestado por los testigos; pero dicho motivo no
puede tener favorable acogida, y ello por los mismos razonamientos jurídicos
que quedaron expuestos al resolver el motivo anterior.
Tercero. Con el mismo amparo procesal [apartado b) del art. 191 de la LPL] se
solicita la revisión del ordinal décimo primero, en el que se contiene el suplico
de la demanda, interesando se le adicione que se solicitó como suplico
subsidiario, en el acto del juicio, que para el supuesto de que se estimare la
existencia de falta de medidas de seguridad, se fije el recargo de prestaciones
en el porcentaje del 30%; el motivo igualmente ha de ser desestimado, pues si
bien, examinado el acta del juicio, consta tal solicitud, como quiera que la
revisión no se apoya en prueba documental ni pericial, de conformidad con lo
dispuesto en el art. 191 b) de la LPL, no puede accederse a la adición
150
interesada, pero es que además, no siendo lo solicitado en demanda, o bien en
conclusiones, materia propia del contenido del relato fáctico, la inclusión
interesada sería inoperante, pues se incluya o no en el relato fáctico lo
solicitado por la parte demandante, el objeto del procedimiento siempre va a
ser lo que se suplica en demanda o en conclusiones definitivas queda
determinado (y ello para el supuesto de que lo solicitado en conclusiones
definitivas no constituya una extralimitación de lo solicitado en el suplico de la
demanda).
Cuarto. Al amparo del apartado c) del art. 191 de la LPL se invoca infracción
del art. 123.1 de la Ley General de Seguridad Social y de la Jurisprudencia
aplicable a dicho precepto, alegando dicha parte recurrente que apoya este
motivo en la sentencia de la Sala de lo Social del TSJ Castilla y León (Sala de
Valladolid) de 15 May. 2000 que rebajó el recargo de prestaciones del
inicialmente establecido del 50% a un 30% por estimar concurrencia de culpas
entre la conducta de la empresa y la del trabajador, solicitando en el suplico del
recurso se revoque la sentencia recurrida y se declare la improcedencia del
recargo de prestaciones derivado de faltas de medidas de seguridad o que,
subsidiariamente, y para el supuesto de que se estime la existencia de falta de
medidas de seguridad, que dicho recargo se fije en el 30%.
En primer lugar ha de significarse que las sentencias dictadas por las Salas de
lo Social de un Tribunal Superior no constituyen Jurisprudencia.
Del inmodificado relato fáctico ha quedado acreditado que el trabajador
codemandado comenzó su relación con la empresa demandante el 21 Oct.
1997, y dicha empresa se encontraba realizando trabajados de
cerramiento en cubierta de un pabellón industrial, y el referido trabajador,
de profesión montador, se hallaba en la cubierta colocando chapas
curvadas sobre las vigas y su posición en plataforma era sobre viga y al
encontrarse colocando una chapa curvada se levantó aire, por lo que
procedió a pisar la chapa con el pie, corriéndose la misma y perdiendo el
equilibrio, cayendo al pabellón desde una altura de 9 metros.
Asimismo ha quedado acreditado que la plataforma o vía de circulación
donde trabajaban los operarios era la viga de prefabricado y no contaba
con los elementos de amarre o fijaciones y que en el lugar del accidente
no existían redes de protección para salvar posibles caídas ni barandillas
protectoras a la altura citada de 9 m.
De las circunstancias que se acaban de exponer, ha de concluirse que por
la empresa recurrente no se han cumplido, en la medida de lo razonable,
las medidas de seguridad genéricas prevenidas en los arts. 14 y 15 de la L
31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, así como la Parte C del
Anexo IV del Real Decreto núm. 1627/1997 de 24 Oct. que establece las
disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras,
determinándose en referido Apartado del Anexo IV, en el punto 3 «caídas
de altura», que los trabajos en altura sólo podrán efectuarse en principio
con la ayuda de equipos concebidos para tal fin o utilizando dispositivos
de protección colectiva, tales como barandillas, plataformas o redes de
seguridad, y si por la naturaleza del trabajo ello no fuera posible, deberá
disponerse de medios de acceso seguros y utilizarse cinturones de
seguridad con anclaje u otros medios de protección equivalente; y en el
caso que nos ocupa no existían barandillas ni redes de seguridad, y
además no existían elementos de amarre o fijaciones o anclaje (ordinales
151
6.º, 7.º y 8º), desprendiéndose, de todo ello nexo causal entre la falta de
diligencia debida en la empresa en cuanto a la no existencia de las
medidas de seguridad anteriormente expuestas y el accidente ocurrido
del trabajador, sin que sea suficiente para romper el nexo causal la
posible imprudencia profesional del trabajador a que se alude por la parte
recurrente, pues si bien el trabajador (ordinal 7º) no llevaba arnés,
también ha quedado probado que no existían en el lugar donde se
produjo el accidente elementos de amarre, no quedando en consecuencia
acreditada la imprudencia del trabajador invocada por la recurrente pues
si no había elementos de amarre, el no llevar arnés, elemento al que va
sujeto una cuerda y que se ha de sujetar en el cable de amarre
correspondiente, ello no hubiera evitado el accidente, siendo por todo lo
expuesto por lo que ha de concluirse, conforme quedó expuesto, que la
infracción de la empresa empleadora por la falta de medidas de seguridad
anteriormente descritas fue la causa del accidente, procediendo en
consecuencia el recargo de prestaciones de Seguridad Social impuesto
por el art. 123 de la Ley General de Seguridad Social, y sin que proceda la
rebaja del porcentaje del recargo que quedó fijado en la sentencia de
instancia, ya que, conforme quedó razonado, no se aprecia concurrencia
de negligencia imputable al trabajador, procediendo por todo lo expuesto
desestimar el recurso y confirmar la sentencia de instancia, acordándose,
una vez sea firme esta resolución la pérdida del depósito que constituyó la
parte recurrente, debiéndosele dar el destino legal, y se imponen las costas a
dicha recurrente por los honorarios del letrado de la parte contraria que
impugnó el recurso (D. Miguel Ángel M. M.) dentro de los límites cuantitativos
legalmente establecidos.
RECARGO DE PRESTACIONES POR INFRACCIÓN DE MEDIDAS DE
SEGURIDAD: IMPROCEDENTE. CARÁCTER FORTUITO DEL ACCIDENTE.
INEXISTENCIA DE INFRACCIÓN POR PARTE DE LA EMPRESA.
T.S.J. Navarra. (Sala de lo Social). Sentencia 22 marzo 2002.P.: Alvarez
Caperochipi, José Antonio.
[Rº Suplicación 105/2002. Sentencia nº 82/2002]
Disp. aplic.: CC: arts. 1101 y 1902.- Convenio OIT núm. 155, 22 Jun. 1981
(seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente en el trabajo.
Instrumento de Ratificación 26 julio 1985).- LSS 1994: art. 123.- TR LPL 1995:
art. 191 b) y c).- L 31/1995 de 8 Nov. (prevención de riesgos laborales): art. 17.
Demanda del Ayuntamiento de Tudela de impugnación de la imputación en su
contra de un recargo del 30% de prestación de IPT de un trabajador a su
servicio, por un accidente sufrido, al ser atropellado por una máquina Dumper,
cuyo conductor la puso en marcha, sin advertir que había dejado puesta una
velocidad, lo que causó el atropello. El Juzgado de lo Social desestima la
demanda, y contra su sentencia interpone recurso de suplicación el
Ayuntamiento demandante, siendo estimado el recurso por el Tribunal Superior
de Justicia, revocando la sentencia recurrida, y desestimándose la demanda.
Se razona la inexistencia de infracción alguna por parte del Ayuntamiento, al
152
ser el trabajador causante del accidente un trabajador experimentado con la
capacidad exigible, y debido el accidente a un exclusivo despiste del mismo.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Se impugna en el presente procedimiento el recargo por falta de
medidas de seguridad impuesto a la empresa demandante (Ayuntamiento de
Tudela), en el accidente de trabajo sufrido el 9 Sep. 1998 por D. Antonio A. R.,
que junto con un compañero fue arrollado en una zanja por un vehículo
Dumper, mientras trabajaban en la calle Santos Jaime de Tudela, en unas
obras de ampliación de la acera; lesiones que han conducido a una declaración
de incapacidad del trabajador demandante.
Segundo. El motivo primero formulado por la representación procesal del
Ayuntamiento demandante, al amparo del art. 191 b) de la LPL, pretende que
se incorporen al relato de probanzas unas circunstancias de hecho que se
estiman relevantes para la calificación del accidente de trabajo sufrido por el
demandado, interesando en particular la supresión total del hecho declarado
sexto de la sentencia de instancia.
Se pretende hacer constar expresamente que el vehículo causante del
accidente, Dumper, Marca Ausa, es un vehículo de sencillo manejo cuyas
características técnicas y permiso de circulación se aportan a autos (folios 175
a 181), bastando para su manejo el carnet ordinario de conducir (permiso B-1),
según se acredita también fehacientemente en autos.
Por otra parte se acredita que el trabajador causante del accidente y conductor
del vehículo, D. Juan Antonio J. H., tenía experiencia sobrada en la conducción
de vehículos de esa clase, lo que fue comprobado en su día por el
Ayuntamiento, tal como se acredita aportando a autos copia fehaciente de su
carnet de conducir, de fecha de expedición 30 Abr. 1992 (folio 182).
Finalmente se acredita también su experiencia específica en la conducción del
vehículo Dumper causante del accidente, pues en los sucesivos contratos
temporales suscritos con D. Juan Antonio J. H. desde el 23 Jul. 1996, condujo
de forma habitual dicho Dumper, lo que se certifica por el secretario municipal
(folio 174) y el informe del accidente del capataz de la brigada municipal de
obras (folio 186).
Tercero. Dichas circunstancias de hecho son relevantes en efecto para calificar
el accidente de trabajo sufrido por el demandando, y se debe aceptar su
inclusión en el relato de hechos, pues no puede de ningún modo aceptarse que
D. Juan Antonio J., por haber sido contratado como peón, careciese de aptitud
para el manejo del vehículo referenciado, tal como resolvió, en una demanda
de indemnización de daños y perjuicios, la sentencia del TSJ Galicia de 14 Abr.
1999; ni puede aceptarse tampoco que hubiese omisión alguna de medidas de
seguridad en la empresa, por no impartir un cursillo de manejo de dicho
vehículo. Pues aparte de tratarse de una máquina de sencillo manejo, se
declara en la testifical por el capataz de la brigada de obras, Sr. T. L., no sólo
que se trataba de un conductor experimentado al que se enseñó el
funcionamiento de la máquina, sino que además había estado 2 meses o más
como conductor auxiliar, lo que ratifica el trabajador D. Lorenzo R. H.
El accidente ha de calificarse como fortuito y totalmente ajeno a la
responsabilidad del Ayuntamiento demandante, pues el mismo no era en
absoluto predecible, ni hubiera podido ser prevenido aunque se hubiesen
extremado las medidas de seguridad, pues el despiste del conductor que
enciende el vehículo sin recordar que había dejado puesta la marcha y
153
atropella a los trabajadores referidos en una zanja, no es debido a falta de
vigilancia del empresario, o a la falta de métodos seguros de trabajo, ni
puede achacarse genéricamente a una falta de diligencia del empresario,
con criterios ordinarios de normalidad, para prevenir y evitar una
situación de riesgo; y ello aunque se adopte el criterio más amplio en la
exigencia de prevención de riesgos, aun más allá de las medidas
específicas previstas por normas reglamentarias.
Cuarto. La apreciación de la responsabilidad civil del empresario por falta
de medidas de seguridad, exige acreditar que la empresa haya incumplido
alguna medida de seguridad, general o especial, y que ello resulte
cumplidamente acreditado, porque al ser medida sancionadora resulta
aplicable la constitucional presunción de inocencia (sentencia del TS de
27 Jul. 2000), y debe acreditarse que medió relación de causalidad entre la
infracción y el resultado dañoso, lo cual ha de quedar ciertamente
probado, es decir que no se presume; y que esa culpa o negligencia sea
apreciable a la vista de la diligencia exigible a un buen empresario que
resulte ser la de un prudente empleador, atendidos criterios de
normalidad y razonabilidad.
En el presente caso, como se ha dicho, el accidente fue causado por el
descuido o distracción del propio conductor y no es de ningún modo achacable,
directa ni indirectamente, al Ayuntamiento demandado. No se acredita, que
exista una falta de medidas de seguridad, o que de existir fuese grave o
sustancial de acuerdo al criterio de normalidad, medidas razonables y
factibles, de un prudente empleador (art. 16 del Convenio 155 OIT), y ha
de estimarse infringido por la sentencia recurrida el régimen del art. 17 de
la Ley de Prevención de Riesgos Laborales 31/1995 de 8 Nov. y normas
complementarias, y art. 123 de la LSS, que se denuncia insistentemente en
los motivos siguientes, al amparo del art. 191 c) de la LPL, interpuestos por la
representación procesal del Ayuntamiento demandante. La deuda de seguridad
que establece la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y la norma
estatutaria cuya infracción se alega, tanto si se exige responsabilidad por culpa
contractual, al amparo del art. 1101 del CC, como en base al art. 1902 del
propio cuerpo legal, que se refiere a la culpa extracontractual, como si se funda
en los preceptos alegados de carácter específicamente laboral, la
responsabilidad descansa en la culpa o negligencia del agente que origina el
daño y la relación de causalidad entre daño y culpa, constatada y acreditada
del empresario, y la apreciación de estos requisitos está siempre en función de
infracción de medidas reglamentarias y demás circunstancias concurrentes en
cada supuesto, y su valoración por el órgano judicial dará la justa medida de la
imputación de responsabilidad al sujeto, y de ella dependerá el éxito de la
pretensión, que como se ha dicho, en este caso, no puede acogerse. Según el
criterio establecido por esta Sala en la S 11 Feb. 2002 respecto del mismo
accidente, referido al otro trabajador accidentado que trabajaba con él en la
zanja.
RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO PRINCIPAL POR INFRACCIÓN DE
MEDIDAS DE SEGURIDAD.
154
NO ES RESPONSABILIDAD OBJETIVA SINO POR CULPA EN LA
ORGANIZACIÓN DEL CENTRO, NO DE LA ACTIVIDAD DEL CONTRATISTA.
SANCIÓN POR INFRACCIÓN DE MEDIDAS DE SEGURIDAD. RECURSO DE
CASACIÓN. IMPOSIBILIDAD DE REVISAR LA VALORACIÓN DE LA
PRUEBA.
T.S. (Sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo. Sección 4ª). Sentencia 26
enero 2002.P.: Xiol Ríos, Juan Antonio.
[Rº Casación 6087/1996]
Disp. aplic.: LJCA 1956, redacción L 10/1992: arts. 95.1.4.º y 102.3.- OM
Trabajo 9 Mar. 1971 (Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el
Trabajo): art. 7.2.-L 8/1988 de 7 Abr. (infracciones y sanciones en el orden
social): arts. 11.4 y 40.2.LJCA 1998: disp. trans. 7.ª
Sanción a Renfe por infracción de medidas de seguridad con ocasión de un
accidente mortal de un trabajador de una empresa contratista, que estaba
trabajando en las vías.
Se interpone por Renfe recurso contencioso-administrativo ante la Sala de ese
orden jurisdiccional de la Audiencia Nacional, que desestima el recurso.
Recurre en casación la sentencia, y el Tribunal Supremo desestima el recurso.
Se razona la existencia de responsabilidad de la empresa principal por la
propia omisión de medidas de seguridad, y no por responsabilidad objetiva.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. El recurso de casación que enjuiciamos se interpone por RENFE
contra la sentencia dictada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la
AN el 8 Nov. 1995, por la que se desestima el recurso contencioso-
administrativo interpuesto contra la resolución del Ministro de Trabajo y
Seguridad social, de 16 Jun. 1994, que desestimó el recurso interpuesto contra
resolución anterior, del mismo Ministro, de 28 Dic. 1993, que acordó imponer a
la interesada la sanción de ocho millones de pesetas de multa, por infracción
de las normas sociales en materia de seguridad en el trabajo.
Segundo. En el motivo primero, al amparo del art. 95.1.4.º de la LJCA, por
infracción del art. 7.2 de la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el
Trabajo aprobada por OM 9 Mar. 1971, en relación con el art. 11.4 de la L
8/1988, de 7 Abr., se alega, en síntesis, que en la obra en que se produjo el
accidente se habían adoptado todas las medidas necesarias encaminadas a la
prevención de los riesgos para la vida o integridad de los trabajadores y que la
presunción de certeza del acta resulta fuertemente disminuida, pues las
afirmaciones del Inspector se remiten a manifestaciones de terceros y las
conclusiones no corresponden a la realidad de los hechos, aparte de que,
dadas las características de la obra, no era necesario el piloto de obras.
El motivo debe ser desestimado.
Tercero. La jurisprudencia declara que en el recurso de casación no
puede solicitarse una revisión de la valoración de la prueba llevada a
cabo por la Sala de instancia. El recurso de casación constituye un
recurso extraordinario mediante el cual solo pueden denunciarse
infracciones del ordenamiento jurídico. La fijación de los hechos
constituye competencia exclusiva del Tribunal de instancia. Esto obliga a
atenerse a la apreciación de la prueba hecha por éste, salvo que se alegue
155
el quebrantamiento de las formas esenciales del juicio en relación con la
proposición o la práctica de prueba; se invoque oportunamente como
infringida una norma que deba ser observada en la valoración de la
prueba --ya se trate de las normas que afectan a la eficacia de un concreto
medio probatorio, o de las reglas que disciplinan la carga de la prueba o
la formulación de presunciones--; o, finalmente, se alegue que el
resultado de ésta es arbitrario, inverosímil o falto de razonabilidad, pues
en este caso debería estimarse infringido el principio del ordenamiento
que obliga al juzgador a apreciar la prueba sujetándose a las reglas de la
sana crítica (v. gr., S 21 Dic. 1999).
Cuarto. La Sala de instancia parte de los hechos recogidos por el Inspector en
el acta levantada a raíz del accidente producido con resultado mortal sobre la
omisión de ciertas medidas de seguridad a que se estaba obligado --piloto de
obras o instalaciones, señal adecuada en vía 1, advertencia a maquinistas y
limitación de velocidad-- y afirma que en el expediente y en la vía jurisdiccional
no figura prueba que permita desvirtuar la presunción de certeza del acta.
Razona que el supuesto alejamiento del lugar de las obras no excede de un
kilómetro, y que la realización de las obras pudo implicar, y no se ha probado lo
contrario, el necesario desplazamiento y actuación del trabajador fallecido al
punto en que se produjo el accidente.
Quinto. En la impugnación de estas afirmaciones fácticas, la parte recurrente
invoca solamente la infracción de dos normas que deben ser tenidas en cuenta
en la valoración de la prueba en el caso enjuiciado: de modo implícito, la
infracción de la presunción de certeza de las actas de la Inspección; y, de
modo explícito, la norma en materia de seguridad e higiene en el trabajo sobre
la procedencia de una determinada medida.
En cuanto a la primera, esta Sala tiene declarado que las actas de la
Inspección de Trabajo pueden constituir un medio de prueba susceptible
de lograr el convencimiento del Tribunal sobre los hechos a que se refiere
la documentación de la actuación inspectora sometida a control
jurisdiccional que por su objetividad sean susceptibles de percepción
directa por el Inspector actuante en la visita girada, y por ello resultan
idóneos para ser acreditados con tal medio probatorio, y no se trate de
una mera estimación no documentada por la Administración en el
expediente, pudiendo serlo (sentencias del TS de 5 Dic. 1997, 16 Ene. 1998,
6 Mar. 1998, 8 Jun. 1998 y 5 Dic. 1998). Por lo demás, como declaran
reiteradas sentencias, la infracción de normas de seguridad e higiene en
el trabajo, por su objetividad, es susceptible de percepción directa por el
Inspector actuante en la visita girada (sentencias, entre otras, de 29 Nov.
1996 y 15 Jun. 1998).
En cuanto a la segunda, resulta ocioso examinar la procedencia o no de la
medida cuya necesidad se discute, por cuanto la sentencia destaca la omisión
de otras de indudable significación para evitar el accidente producido,
consistente en haber sido arrollado el trabajador, como la información a los
maquinistas de la realización de las obras y limitación del control de velocidad.
Sexto. A salvo los extremos que han quedado examinados, la parte recurrente
no impugna la conclusión probatoria obtenida por el Tribunal de instancia por
ninguno de los cauces hábiles para hacerlo en casación. Se limita a afirmar que
se habían adoptado las medidas de seguridad pertinentes en contra de lo
156
afirmado por el Inspector y llama la atención sobre diversos documentos
obrantes en el expediente que a su juicio lo demuestran.
Tampoco parece que el resultado de la valoración efectuada sea arbitraria o
inverosímil, pues la Sala de instancia analiza los elementos probatorios
obrantes en el expediente y en el proceso y concluye acerca de su falta de
fuerza probatoria para desvirtuar la presunción de certeza del acta y la
conclusión lógica de que el desplazamiento del accidentado obedecía a la
realización de su trabajo.
La certeza de estas afirmaciones no podría ser contrastada por esta Sala
sin un examen conjunto de la prueba practicada en la instancia,
sustituyendo el criterio de la sentencia recurrida en la valoración
efectuada, lo cual excedería notoriamente el ámbito de las potestades de
casación que le corresponden.
Séptimo. En el motivo segundo, al amparo del art. 95.1.4.º de la LJCA, por
infracción del art. 40, párr. 2.º, de la L 8/1988, se alega, en síntesis, que no
cabe imputar responsabilidad al empresario principal si no se omitieron las
medidas de seguridad y que el accidente no obedeció a la comisión de falta
alguna por parte de RENFE en cuanto supervisora de las obras.
El motivo debe ser desestimado.
Octavo. Esta Sala ha interpretado el art. 40, párr. 2.º, de la L 8/1988, en el
sentido de que la presencia de los trabajadores pertenecientes al
contratista o subcontratista en el centro de trabajo de la empresa
principal vincula a ambos al cumplimiento de las normas de seguridad e
higiene. Debe velarse por dicho cumplimiento tanto desde la perspectiva
de la organización del centro, que incumbe a la primera, como desde la
perspectiva de la dirección de la actividad de los trabajadores, que
corresponde al contratista o subcontratista.
Por consiguiente, la responsabilidad del empresario principal no es una
responsabilidad presunta fundada en el mero hecho de la
subcontratación, sino una responsabilidad fundada en el principio de
culpabilidad en el incumplimiento de las obligaciones de seguridad e
higiene que deriva de las facultades de organización del centro de trabajo
siempre que se trate de actividades propias.
Como declara la sentencia de esta Sala de 23 Jul. 2001, recurso de
casación 452/1996, ante el dilema de si el art. 40.2 establecía una
responsabilidad objetiva o si, por el contrario, no eliminaba la exigencia
del elemento de culpabilidad para la imposición de la sanción
administrativa, tanto la jurisprudencia de esta Sala como la doctrina del
TC (S 76/1990, entre otras) se inclinan a mantener la segunda de dichas
posturas.
Noveno. Si se parte del obligado respeto a los hechos declarados
probados por la sentencia de instancia, no se advierte que la sentencia
impugnada infrinja esta interpretación del precepto citado como
impugnado cuando afirma que la demandante, en cuanto propietaria y
gestora de los servicios ferroviarios, no puede desconocer los trabajos
que se realizan en las vías y permitir que éstos se efectúen sin su
autorización o vigilancia y en ningún caso puede esto servir para
justificar la omisión de medidas de seguridad.
Décimo. En virtud de lo hasta aquí razonado procede declarar no haber lugar
al recurso de casación interpuesto y condenar en costas a la parte recurrente.
157
Así lo impone el art. 102.3 de la LJCA de 27 Dic. 1956, hoy derogada. Esta Ley
es aplicable al caso en virtud de lo ordenado por la disp. trans. 9.ª de la L
29/1998, de 13 Jul.
IMPRUDENCIA TEMERARIA DE TRABAJADOR CUYO FALLECIMIENTO
NO SE CALIFICA POR TAL CAUSA COMO ACCIDENTE DE TRABAJO.
T.S.J. Navarra. (Sala de lo Social). Sentencia 31 octubre 2002.
P.: Cubero Romeo, Victoriano.
[Rº Suplicación 328/2002. Sentencia nº 340/2002]
Disp. aplic.: LSS 1994: arts. 115.1, 3 y 4 b).- TR LPL 1995: art. 191 c).
Muerte de dos trabajadores por asfixia, al introducirse en unos filtros de
purificación de polvo sin seguir en absoluto las medidas establecidas para la
operación.
Se discute la calificación de accidente de trabajo, negada por la mutua que
cubría la contingencia. La sentencia del Juzgado de lo Social desestima la
demanda. Recurrida en suplicación, el Tribunal Superior de Justicia desestima
el recurso.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Frente a la sentencia que desestimó la demanda en materia de
declaración del fallecimiento de D. Fode D., hermano del actor, derivado de la
contingencia de accidente de trabajo, formula la demandante recurso de
suplicación instrumentado bajo un solo motivo, amparado en el art. 191 c) de la
LPL, mediante el que denuncia infracción de los arts. 115.1, 115.3 y 115.4 b)
de la LSS.
La parte recurrente no cuestiona el relato fáctico de la sentencia por cuanto
postula únicamente la laboralidad del accidente ocurrido al hermano del
demandante en base a las siguientes circunstancias:
a) Que la sentencia de instancia desestima la demanda en razón a simples
presunciones.
b) Que la entrada del trabajador accidentado en el filtro de mangas era
necesario debido a las órdenes recibidas de la empresa para detectar un
problema de disminución de producción
c) Que la Inspección de Trabajo calificó el hecho como accidente de trabajo.
d) Que la empresa emitió el parte de accidente laboral.
Pues bien ninguna de las consideraciones aducidas en el recurso tienen
entidad suficiente para poder modificar el signo del fallo. En efecto, la sentencia
cuestionada no desestima la demanda en base a simples presunciones, sino
que dicha resolución judicial contiene un intenso y extenso relato histórico
sobre los acontecimientos del accidente y de ellos obtiene la magistrada las
consecuencias jurídicas que considera aplicables al caso.
El relato fáctico de la sentencia de instancia contiene los siguientes hechos
trascendentales:
1. Que D. Fode D. ostentaba en la empresa Eurotabi, S.L., la categoría de
peón, con año y medio de experiencia profesional.
158
2. Que en comprobaciones efectuadas con posterioridad al accidente la
Inspección de Trabajo constató que los sistemas de limpieza automática del
filtro (el vibrador, sinfín y limpieza por aire del filtro de mangas) funcionaban
correctamente. Nunca se había entrado en el interior del filtro de mangas, no
siendo preciso para las labores de limpieza por los sistemas automáticos
implantados, porque cuando quedaba adherido el polvo a las mangas de
purificación, desde el exterior del filtro de manga se golpeaba con unos palos
para que cayera al fondo y de esta forma ser trasladado por el sinfín (Hechos
probados Noveno y Décimo).
3. Que la Inspección de Trabajo, tras girar visita emite informe en el que
recoge expresamente que la empresa no había concluido la evaluación de
riesgos en los términos previstos en las disposiciones de aplicación,
tampoco contaba con instrucciones o un método de trabajo para tales
situaciones de disminución de la producción, pero ello al margen de
poder ser consideradas como infracción a las normas que establecen
dicha obligación, en la opinión de la Inspección en ningún caso pueden
llevar a la conclusión de que estas ausencias sean la causa directa del
accidente, que no es otra que la entrada en el filtro de mangas,
circunstancia ésta que en ningún caso se debía haber producido al estar
dotado aquél de sistema de limpieza automáticos. Por tal motivo no se
aprecia la existencia de infracción administrativa (Hecho probado
Duodécimo).
Consecuentemente, la inmodificabilidad del relato fáctico, que ha sido obtenido
por el Juzgador de instancia valorando conjuntamente la actividad probatoria
desplegada por las partes, conlleva inexorablemente la confirmación de la
sentencia combatida, pues no se olvide que la propia naturaleza extraordinaria
del recurso de suplicación, veda a esta Sala entrar en nuevas valoraciones de
la prueba practicada, prueba que para el magistrado sentenciador revela la
temeraria actuación del trabajador fallecido, lo que no empaña el hecho
de que el empresario le hubiera requerido comprobar el funcionamiento
de toda la maquinaria, no exclusivamente el filtro de mangas, y siguiendo
el método debido para su utilización y comprobación, y nunca por una
«ventana» de observación clausurada con veinte tornillos.
Segundo. El art. 115.4 b) de la LSS excluye de la calificación como
accidente de trabajo los que sean debidos a dolo o imprudencia temeraria
del trabajador accidentado. Y para estos supuestos, la doctrina es
unánime al exigir que el accidentado asuma libre y conscientemente un
riesgo excepcionalmente grave, con desprecio de cualquier medida
protectora de su vida y ejecutando un acto provocador del siniestro;
conclusión que alcanza la sentencia de instancia a la vista de la prueba,
en la que el actor se introduce voluntariamente en el interior del filtro de
mangas sin recibir orden expresa en tal sentido, desenroscando veinte
tornillos de una pequeña abertura en la que difícilmente cabe una persona
e incumpliendo las órdenes más elementales en orden a la limpieza
(funcionaban perfectamente los sistemas automáticos de la maquinaria)
habida cuenta también que se trataba de una persona con dilatada
experiencia y pleno conocimiento del producto (sulfato cálcico) con el
que se trabajaba y de la maquinaria donde se produce, dado, además, su
condición de delegado de prevención de la empresa.
159
Siendo éste, pues, el criterio jurídico de la sentencia recurrida debe ser
mantenido en todos sus términos, lo que provoca la desestimación del recurso.
RESPONSABILIDAD POR MUERTE DE UN MINERO EN ACCIDENTE
LABORAL
2805--TS 1.ª S 1 Oct. 2003.-- Ponente: Sr. Martínez-Pereda Rodríguez.
RESPONSABILIDAD CIVIL.-- Extracontractual.-- Accidente de trabajo.--
Fallecimiento como consecuencia de un desprendimiento de carbón en
una mina.-- Falta de actuación de las medidas de seguridad precisas.--
Nexo causal.
Según proclama la TS 1.ª S 23 Abr. 1998, la jurisprudencia ha ido
evolucionando hacia un sistema que, sin hacer plena abstracción del factor
moral o psicológico y del juicio de valor sobre la conducta del agente, viene a
aceptar soluciones cuasiobjetivas, demandadas por el incremento de las
actividades peligrosas propias del desarrollo tecnológico y por el principio de
ponerse a cargo de quien obtiene el beneficio o provecho la indemnización del
quebranto sufrido por el tercero. Pues bien, en el caso, sobre reclamación por
el fallecimiento en accidente de trabajo en una mina del esposo y padre de las
demandantes, no puede aceptarse la alegación de la empresa condenada en la
instancia respecto de la ausencia de culpa o negligencia y la falta de relación
de causa-efecto entre su actividad y los daños originados, pues precisamente
conforme al informe por ella presentado --de la Consejería de Industria-- no se
la exonera a la luz de aquella doctrina jurisprudencial, porque cuando el picador
fallecido se hallaba en el taller sobre capa, en el momento en que se disponía a
cortar la primera mamposta, se oyó un ruido y de inmediato se produjo un
desprendimiento de carbón que le causó la muerte. Y así, según constata la
Sala de instancia, aunque en tal taller no se habían producido accidentes
semejantes, éstos son frecuentes en la actividad minera del carbón, al punto de
estimarse normales en tales actividades, lo que pone de relieve que era
preciso, no sólo la elección del personal experto en tal lugar y trabajo, sino
realizar sondeos de gasificación de la mayor longitud posible y garantizar una
eficaz ventilación, lo que revela la falta de actuación de las medidas precisas.
JURISDICCION CIVIL.-- Competencia.-- Reclamación de daños y perjuicios
derivados de accidente de trabajo.-- Compatibilidad con la jurisdicción
laboral.
Doctrina jurisprudencial reiterada estima compatible la reclamación laboral con
la reclamación civil en el supuesto de accidente de trabajo, dados sus
fundamentos jurídicos diversos y la dualidad de pretensiones, que no son
incompatibles entre sí. Perece de este modo, en el caso, el motivo casacional
articulado por la vía del art. 1692.1 LEC aduciendo la incompetencia de la
jurisdicción civil para conocer de la demanda interpuesta, habida cuenta
además de que la pretensión se apoya en los arts. 1902 y 1903 CC, sin que
quepa plantear un posible enriquecimiento injusto, en cuanto que se funda en
causas indemnizatorias diversas.
Normas aplicadas: arts. 1902 y 1903 CC; art. 1692.1 LEC.
160
Madrid, 1 Oct. 2003.
(. . .)
Ha sido Ponente el Magistrado Sr. Martínez-Pereda Rodríguez.
Fundamentos de Derecho
Primero: El recurso de casación de «Hulleras del Norte, S.A.» contra la S 20
Oct. 1997 de la Secc. 4.ª de la AP Oviedo, encuentra su causa remota en el
fallecimiento el 21 Dic. 1994 en el pozo Sotón, perteneciente a la Compañía
demandada y recurrente en esta vía extraordinaria, de D. Sabino C. L., esposo
y padre de las demandantes, D.ª María G. G. y D.ª Ivana C. G., que determinó
la demanda de éstas, amparada en los arts. 1902 y 1903 del CC, con alegación
de que el accidente no se hubiera producido si Hunosa hubiera extremado las
medidas de seguridad.
Pero, mientras la S 28 Jun. 1996 del JPI núm. 1 de Pola de Laviana desestimó
la demanda y absolvió a la entidad demandada, «Hulleras del Norte, S.A.» de
las pretensiones formuladas contra ella, si bien sin hacer expresa declaración
sobre las costas del juicio, la sentencia de la Audiencia, estimando el recurso
de apelación de las actoras, condenó a la entidad demandada a que indemnice
a D.ª María García en la suma de nueve millones de pesetas y a D.ª Ivana
Crespo en la cantidad de tres millones de pesetas, con devengo del interés
legal del art. 921 de la LEC desde la fecha de tal fallo de alzada y también sin
hacer pronunciamiento de las costas.
El recurso de casación se articula en tres motivos. El primero se ampara en el
núm. 1.º del art. 1692 LEC y aduce la incompetencia del orden jurisdiccional
civil; el segundo, acogido al núm. 4.º del art. 1692 citado denuncia infracción de
los arts. 1902 y 1903 del CC y de la constante doctrina de esta Sala del TS, y el
tercero, por el mismo cauce casacional que el precedente, aduce infracción de
la doctrina constante de esta Sala y de los arts. 1902 y 1903.
Segundo: El inicial motivo, como ha quedado ya expuesto, declara la
incompetencia del orden jurisdiccional civil para decidir este tipo de
reclamaciones y cita las resoluciones de la Sala Especial de Conflictos de 23
Dic. 1993 y 4 Abr. 1994, después se refiere a la divergencia de criterios de las
Salas de lo Civil y de lo Social del TS. Entiende el motivo, además, que la
concurrencia de ambas jurisdicciones puede conducir a un indeseable
enriquecimiento injusto. Ambas sentencias de instancia, pese a su divergencia
sustancial en cuanto al acogimiento de la pretensión ejercitada, coinciden en
estimar la competencia de la jurisdicción civil para el conocimiento de la
pretensión, señalando la del Juzgado con apoyo en el razonamiento de la
resolución de la Sala de Conflictos de 4 Abr. 1994, lo que reitera la Sala de
instancia que añade el A 23 Dic. 1993. Pero además, y ello es de destacar, la
doctrina jurisprudencial reiterada estima compatible la reclamación laboral con
la reclamación civil, dados sus fundamentos jurídicos diversos y la dualidad de
pretensiones que no son incompatibles entre sí --SS 7 Abr. y 31 May. 1995, 21
Nov. 1995, que cita además la precedente de 4 Jun. 1993, 6 y 27 Feb., 15 Jun.
y 19 Dic. 1996, 21 Mar. 1997, 24 Sep., 30 Nov. y 18 Dic. 1998, 22 Feb. y 14
Nov. 2001, etc.-- .
En definitiva, que esta Sala tiene señalada la compatibilidad de ambas
jurisdicciones en accidente de trabajo, habida cuenta que esta pretensión se
apoya en los arts. 1902 y 1903 del CC, lo que hace perecer el motivo y no cabe
plantear lo aducido en él de un posible enriquecimiento injusto, porque se funda
en causas indemnizatorias diversas.
161
Tercero: El motivo segundo aduce infracción de los arts. 1902 y 1903 del CC y
de la constante jurisprudencia de esta Sala y señala la precisión de culpa o
negligencia, que no se puede concluir la relación de causa-efecto entre la
actividad de Hunosa y los daños originados a la actora y cita para la falta de
reproche el Acta de Inspección de Seguridad Minera de la Conserjería de
Industria del Principado de Asturias.
El motivo perece. Ya la añeja S 26 Feb. 1935 de esta Sala recogió que la
responsabilidad extracontractual sólo puede enervarse demostrando la
concurrencia de caso fortuito, culpa del perjudicado o diligencia de un buen
padre de familia y tal doctrina se repite en las de 20 Oct. 1963, 23 Mar. 1968,
11 Mar. 1971, 9 Jul. y 10 Oct. 1975. No es bastante el cumplimiento de los
reglamentos y demás disposiciones legales que obligan a la adopción de
garantías para prevenir y evitar los daños, pues si estas medidas no han
ofrecido resultado positivo --porque el daño se ha producido-- se revela y
patentiza su insuficiencia y que faltaba algo que prevenir, no hallándose
completa la diligencia, lo que ya se proclamó en la S 29 Jun. 1932, con relación
a la responsabilidad de las compañías de ferrocarriles y se reiteró en las de 25
Mar. 1954, 30 Jun. 1959, 5 Abr. 1963, 2 Feb. 1976, 8 Oct. 1984 --precisamente
referida a trabajos en explotación minera, como el caso de autos--, 2 Abr. y 22
Dic. 1986. La más reciente S 23 Abr. 1998, proclama y destaca la evolución de
la jurisprudencia «hacia un sistema que, sin hacer plena abstracción del factor
moral o psicológico y del juicio de valor sobre la conducta del agente, viene a
aceptar soluciones cuasiobjetivas, demandadas por el incremento de las
actividades peligrosas propias del desarrollo tecnológico y por el principio de
ponerse a cargo de quien obtiene el beneficio o provecho la indemnización del
quebranto sufrido por el tercero...». Lo cual fue señalado por la S 12 Nov. 1993
y repetido por la S 7 Abr. 1997, recapitulando tal doctrina jurisprudencial la de
13 Jul. 1999 referida también a la empresa Hunosa.
Precisamente del informe presentado por la recurrente no se exonera a la
empresa a la luz de esta doctrina jurisprudencial, porque cuando el picador
fallecido se hallaba en compañía de un ayudante minero, en el taller sobre
capa San Gaspar derecha 2.º corte, de décima a novena plantas, consistente
en el avance de la sobreguía, en el momento en que se disponía a cortar la
primera mamposta, se oyó un ruido y de inmediato se produjo un «derrabe», un
desprendimiento de carbón que causó la muerte al esposo y padre de las
demandantes.
La Sala de instancia recoge que aunque en tal «taller» no se habían producido
accidentes semejantes, éstos son frecuentes en la actividad minera del carbón,
al punto de estimarse normales en tales actividades y ello pone de relieve que
era preciso, no sólo la elección del personal experto en tal lugar y trabajo, sino
realizar sondeos de gasificación de la mayor longitud posible y garantizar una
eficaz ventilación, como recoge el propio Informe de los Servicios de
Seguridad, lo que revela la falta de actuación de las medidas precisas y
desencadena el perecimiento del motivo.
Cuarto: El tercero y último motivo, pese a señalar que se trata de un motivo
diferente al anterior, estima que el fallo recurrido vulnera los arts. 1902 y 1903
del CC, porque se exige una prueba terminante sobre el nexo causal entre la
conducta del agente y la producción del daño, pero olvida que existió tal nexo
causal entre la conducta de la recurrente, omisiva como ha quedado expuesto
del motivo anterior, que desempeñó la virtualidad determinante del luctuoso
162
resultado, que se hubiera podido evitar con las medidas que se dejan allí
apuntadas. El motivo perece por ello.
Fallamos
Que debemos declarar y declaramos no haber lugar al recurso de casación
interpuesto por el Procurador de los Tribunales, D. Nicolás Alvarez Real, en
nombre y representación procesal de la Empresa Nacional Hulleras del Norte,
S.A. (Hunosa) frente a la S 20 Oct. 1997 pronunciada por la Secc. 4.ª de la AP
Oviedo, en autos de juicio declarativo de menor cuantía tramitados en el JPI
núm. 1 de Pola de Laviana (núm. 47/1996), con imposición de las costas
procesales de este recurso a la parte recurrente.
Lo pronunciamos, mandamos y firmamos.-- Sr. Villagómez Rodil.-- Sr.
Martínez-Calcerrada y Gómez.-- Sr. Martínez-Pereda Rodríguez.
ACCIDENTE DE TRABAJO. INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS:
procede. NEGLIGENCIA EMPRESARIAL: existe. RESPONSABILIDAD
SOLIDARIA:
La hay entre la empresa directa del trabajador y aquellas otras que hubieran
participado en el incumplimiento. JURISPRUDENCIA en la materia.
ATENUACIÓN DE LA CONDENA: debe estimarse, al haber coadyuvado y
favorecido al resultado lesivo la conducta del trabajador.
T.S.J. Cantabria. (Sala de lo Social). Sentencia 31 diciembre 2002. P.: Abascal
Sanjulián, Juan Manuel.
[Rº Suplicación 242/2002. Sentencia nº 1727/2002]
Disp. aplic.: CC: art. 1104.- TR LPL 1995: arts. 18.1, 24 y 42.1 y 2.
Los recursos de suplicación interpuestos por el trabajador y por una de las
empresas demandadas contra la sentencia de instancia son desestimados por
la Sala, que sostiene que puesto que el ordenamiento jurídico social establece
unos mecanismos reparadores de los daños derivados del accidente de
trabajo, lo decisivo a la hora de establecer una indemnización de daños y
perjuicios diferente a ella es la exigencia de culpa, la cual se aprecia en este
caso de acuerdo a los patrones de conducta exigibles al empresario. Añade,
con base en la jurisprudencia que cita, que la responsabilidad es solidaria,
abarcando a las empresas que hayan participado en el incumplimiento, y
concluye que habiendo coadyuvado y favorecido el resultado lesivo la
actuación del demandante, el importe de la indemnización debe moderarse.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. La parte actora formula recurso de suplicación al amparo de la letra c)
del art. 191 de la LPL denunciando infracción de la L 30/1995 de 8 Nov., de
ordenación y supervisión de los Seguros Privados, disp. adic. 8 y Anexo tabla
V.
La fijación del importe de la indemnización es una cuestión reservada a la libre
apreciación del Juzgador de instancia, que dispone en esta materia de una
amplia discrecionalidad. La doctrina legal más inveterada ha insistido con gran
163
reiteración y unanimidad desde siempre, en que fijar el importe de los perjuicios
indemnizables, salvo específica tasación legal, que aquí no existe, es asunto
rigurosa y exclusivamente judicial y que la cifra establecida en sede de
instancia no resulta censurable en casación, salvo evidente irracionalidad por
haberse modificado las bases fácticas contempladas en la cuantificación, lo
que no es el caso. Además no es aplicable el baremo establecido para los
accidentes de circulación TSJ Castilla y León, S 15 Abr. 1997 AS 1320, aunque
sí puede ser tenido en cuenta a título meramente orientativo. Al haberlo
efectuado el juez a quo que fija una indemnización total por todos los
conceptos, habida cuenta de los días de incapacidad temporal, secuelas del
accidente y daños morales sufridos al estar impedido para otros quehaceres,
procede la desestimación del motivo.
Segundo. Con el mismo apoyo procesal del art. 191 letra c) de la LPL,
denuncia la empresa codemandada T. en su recurso la infracción por
aplicación indebida del art. 1101 del CC
Puesto que el ordenamiento jurídico social establece unos mecanismos
reparadores de los daños derivados del accidente de trabajo
(prestaciones de la Seguridad Social, posibles mejoras voluntarias) lo
decisivo a la hora de establecer una indemnización de daños y perjuicios
diferente a ella, no es que se accione por responsabilidad contractual o
extracontractual, sino, en todo caso es la exigencia de culpa. Así la S 30
Sep. 1997 dictada por el TS en unificación de doctrina (RJ 6853) dispone: «...
puede afirmarse que es competente el orden social para conocer de los daños
causados al trabajador, por todas las conductas del empresario en que éste
actúe como tal empresario con imputación de culpa bien se plantee ésta como
contractual, bien se plantee como extracontractual que sea causa del daño
producido».
En definitiva, al margen de las prestaciones de Seguridad Social, posibles
recargos o complementos voluntarios en dichas prestaciones, se precisa, tanto
en vía extracontractual como en vía contractual, la exigencia de culpa. Y en su
S 2 Feb. 1998 (RJ 3250) recuerda el Alto Tribunal que «la responsabilidad del
empresario (responsabilidad llamada civil y depurada en el marco de la
jurisdicción social), con fundamento en la cual pueda hacerse efectiva la
indemnización postulada en la demanda, es la responsabilidad subjetiva y
culpabilista en ese sentido más clásico y tradicional».
La responsabilidad puramente objetiva está excluida porque así lo expresa la
letra de la Ley (art. 1101 del CC) requirente de dolo o negligencia en el
supuesto de responsabilidad contractual o culpa o negligencia si se trata de la
extracontractual (art. 1902) y esta exigencia es aplicable a la infracción de las
obligaciones de salubridad y seguridad en el trabajo.
La negligencia empresarial ha de apreciarse de acuerdo a los patrones de
conducta exigibles al empresario, no los ordinarios, en cuanto sujeto que
organiza los servicios y también los dirige en un ámbito determinado y
que por tal condición debe conocer y evitar los riesgos generados. Esto
quiere decir que dicho patrón, o lo que se ha llamado «estándar» de
conducta empresarial razonable, debe ser la del abstracto modelo de
empresario que el ordenamiento exige y va más allá de la media requerida
en el hacer de cualquier persona. Se trata de lo establecido en el art. 1104
del CC: «la culpa o negligencia que exige la naturaleza de las
obligaciones y corresponde a las circunstancias de las personas, del
164
tiempo y del lugar». El «estándar» de este empresario prudente supone
tanto el elemento intelectivo, es decir, conocer los riesgos que el proceso
productivo entraña, y los medios para evitarlos, como el volitivo que
implica la puesta en práctica de dichos medios.
Tercero. El art. 24 de la L 31/1995 de 8 Nov. de Prevención de Riesgos
Laborales establece:
«1. Cuando en un mismo centro de trabajo desarrollen actividades trabajadores
de dos o más empresas, éstas deberán cooperar en la aplicación de la
normativa sobre prevención de riesgos laborales. A tal fin, establecerán los
medios de coordinación que sean necesarios en cuanto a la protección y
prevención de riesgos laborales y la información sobre los mismos a sus
respectivos trabajadores, en los términos previstos en el ap. 1 del art. 18 de
esta Ley.
2. El empresario titular del centro de trabajo adoptará las medidas necesarias
para que aquellos otros empresarios que desarrollen actividades en su centro
de trabajo reciban la información y las instrucciones adecuadas, en relación
con los riesgos existentes en el centro de trabajo y con las medidas de
protección y prevención correspondientes, así como sobre las medidas de
emergencia a aplicar, para su traslado a sus respectivos trabajadores.
3. Las empresas que contraten o subcontraten con otras la realización de obras
o servicios correspondientes a la propia actividad de aquéllas y que se
desarrollen en sus propios centros de trabajo deberán vigilar el cumplimiento
por dichos contratistas y subcontratistas de la normativa de prevención de
riesgos laborales.»
Y el TS en S 18 Abr. 1992 (RJ 4849); por la que condenó solidariamente
asimismo al empresario principal – compañía eléctrica – aunque el accidente
se produjo al aire libre en un poste del tendido de la línea eléctrica; equipara las
líneas (instalaciones propias de la empresa principal) a la idea de centro de
trabajo. En el mismo sentido y para un supuesto semejante se pronuncia la S 5
Mar. 1998 del TSJ Castilla La Mancha (AS 1278).
Por su parte los aps. 1 y 2 (vigente este último el 13 Abr. 2000, fecha del
accidente laboral que nos ocupa) del art. 42 de la citada Ley determina:
«1. El incumplimiento por los empresarios de sus obligaciones en materia de
prevención de riesgos laborales dará lugar a responsabilidades administrativas,
así como, en su caso, a responsabilidades penales y a las civiles por los daños
y perjuicios que puedan derivarse de dicho incumplimiento.
2. La empresa principal responderá solidariamente con los contratistas y
subcontratistas a que se refiere el ap. 3 del art. 24 de esta Ley del
cumplimiento, durante el período de la contrata, de las obligaciones impuestas
por esta Ley en relación con los trabajadores que aquellos ocupen en los
centros de trabajo de la empresa principal, siempre que la infracción se haya
producido en el centro de trabajo de dicho empresario principal.»
Por lo que en relación con eventuales indemnizaciones por daños
derivados del incumplimiento de las normas de los dos primeros
apartados del art. 24, habrá que entender que existe una responsabilidad
solidaria del empresario directo del trabajador y de aquellos otros que
hayan participado en el incumplimiento – de acuerdo con el respectivo
contenido de sus deberes... – . Y ello ha de ser así en atención a que la
solidaridad es el criterio normal desde antiguo en el derecho daños
cuando hay varios responsables de un daño determinado.
165
Cuarto. Para que pueda darse la responsabilidad civil como derivada de
accidente de trabajo, han de concurrir los siguientes requisitos:
a) existencia de una conducta culposa o negligente, de índole personal o de las
personas por las que se deba responder;
b) realidad del daño producido;
y c) relación de causalidad entre la expresada conducta o actividad y el daño
acaecido, siendo la responsabilidad que de ello se deriva distinta y diferenciada
de la consistente en recargo de prestaciones de Seguridad Social;
requisitos que es indudable que concurren en el caso que nos ocupa pues
consta con valor de hecho probado en el fundamento quinto de la sentencia de
instancia, que la actuación de la empresa fue incorrecta, pues se debieron
desenterrar, con carácter previo, los carriles al objeto de su examen en cuanto
a su estado y longitud para su posterior extracción, lo que supondría una
maniobra segura; en vez de utilizar la pala retroexcavadora, tirando de éstos, lo
que denota la ausencia de una adecuada coordinación entre las empresas
intervinientes, como exige el art. 24 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales, debiendo hacer constar que lo decisivo para que entre en juego la
responsabilidad empresarial no radica en analizar si el trabajador o un tercero
han contribuido a la producción del resultado dañoso con una actuación
negligente o dolosa, sino en determinar si el empresario ha infringido alguna
norma de seguridad en concreto, y si, de haberse cumplido ésta, hubiera
minorado o evitado aquél, estando obligada la empresa a procurar por todos
los medios, en efectiva utilización, TS S 28 Feb. 1995, normas de seguridad
que en el caso que nos ocupa han resultado infringidas.
Sin embargo, consta que la actuación del actor ha coadyudado y
favorecido el resultado lesivo pues éste debió ordenar en razón de su
ejercicio profesional que fuera desenterrada la vía debiendo colocarse a
una distancia de seguridad y a la vista del ejecutor, lo que lleva a moderar
la responsabilidad de la empresa – en atención a esa negligencia del
trabajador – a la hora de fijar el quantum de la indemnización, como
acertadamente entiende el juez de instancia.
Procede, pues, mantener inalterado el pronunciamiento de instancia.
Quinto. En materia de costas, no gozando la empresa T., del beneficio de
justicia gratuita, procede condenarle a las causadas en esta fase del proceso,
con inclusión de los honorarios de letrado de las partes impugnantes de su
recurso (art. 233.1 de la LPL).
CONTRATO DE TRABAJO: RESPONSABILIDAD CIVIL Y
RESPONSABILIDAD MERCANTIL
ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDAD DE LA EMPRESA POR
CULPA CONTRACTUAL. Debe estimarse: incumplimiento de medidas
preventivas en transporte de fuegos de artificio. RESPONSABILIDAD DE
LA ASEGURADORA. Debe estimarse: concepto de «transporte»
asegurado, que incluye el hecho a mano desde el vehículo al lugar de
instalación.
T.S. (Sala Cuarta, de lo Social). Sentencia 7 febrero 2003. P.: Botana López,
José María.
166
[Rº 1663/2002]
Disp. aplic.: CC: arts. 1101, 1102, 1902 y 1910.- RD 2114/1978 de 2 Mar.
(Regl. de explosivos): art. 117.- CE: art. 40.2.- L 50/1980 de 8 Oct. (contrato de
seguro): art. 76.- Convenio OIT núm. 156, 23 Jun. 1981 (igualdad de
oportunidades y trato. Responsabilidades familiares. Instrumento de
Ratificación 26 Jul. 1985): art. 16.- LO 1/1992 de 21 Feb. (protección de la
seguridad ciudadana): arts. 23 y 24.- ET 1995: arts. 4.2 d) y 23.1 b).- L 31/1995
de 8 Nov. (prevención de riesgos laborales): art. 14.1.
El trabajador, esposo de la accionante, falleció como consecuencia del
accidente acaecido cuando prestaba sus servicios a la empresa demandada,
de actividad pirotécnica, y que consistió en la explosión del material que
transportaban a mano, desde el vehículo utilizado hasta el lugar donde iban a
plantar cohetes, castillos, etc. Se demandó a la empresa y a su aseguradora
mercantil una indemnización por daños y perjuicios con culpa contractual, y el
fallo de instancia fue absolutorio, confirmado en grado de suplicación.
El Tribunal Supremo (Sala de lo Social) estima el recurso de casación para
unificación de doctrina interpuesto por la causahabiente porque se analizan las
circunstancias del percance y se llega a la conclusión de que concurrieron una
falta de diligencia por parte de la empresa, el incumplimiento de medidas
reglamentarias de seguridad y de utilización de material explosivo, que fueron
la causa del accidente, por lo que no puede ser calificado como «fortuito». En
cuanto a la aseguradora se pronuncia su condena porque el concepto
«transporte» que era objeto del seguro comprende todo el itinerario de traslado
y no sólo el transporte mediante vehículo.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. La demandante formula recurso de casación para la unificación de
doctrina, contra la sentencia de la Sala de lo Social del TSJ Galicia, que
confirmando la de instancia desestimó la pretensión de condena solidaria de
los demandados al abono de la cantidad de 25.000.000 ptas. (150.253,03
euros), en concepto de daños y perjuicios derivados del fallecimiento en
accidente laboral del esposo de la recurrente, más los intereses legales por
mora del 20% desde la fecha del accidente hasta que se produzca el completo
pago.
Denuncia el recurso con amparo en el art. 222 de la LPL, violación por
interpretación errónea y no aplicación de los artículos, 1101, 1102 y cc. del CC,
en relación con los artículos, 4.2 d), 23.1 b) y 19.1 del ET, 40.2 de la CE, 117
del RD 2114/1978, de 2 Mar., 20 y 28 del Reglamento de Régimen Interior de
la empresa, 23 y 24 de la LO 1/1992, de 21 Feb., 76 de la L 30/1980, de 8 Oct.,
así como con el Reglamento de Explosivos aprobado por RD 2114/1978, de 2
Mar.; también infracción de los arts. 23 y 24 de la LO 1/1992, de 21 Feb., sobre
Protección de la Seguridad Ciudadana y O 20 Oct. 1988, reguladora de la
manipulación y uso de artificios.
Concurre el requisito de contradicción en los términos del art. 217 de la LPL,
entre la sentencia combatida y la alegada como contraste que es la del mismo
Tribunal de fecha 23 Nov. 2001. Pues ambas resoluciones resuelven de forma
distinta, sobre la pretensión de indemnización de daños y perjuicios
ocasionados en el mismo siniestro y, en donde son hechos probados que los
trabajadores, con la categoría profesional de peón, fallecieron cuando
prestaban servicios para la empresa aquí demandada que se dedica a la
167
actividad de pirotecnia, al explosionar material, lo que se produjo de la
siguiente manera «sobre las 22 h del día 19 Feb. 1997, D. José V. V., junto con
D. Manuel C. R. (propietario de pirotecnia Josman, S.L.), D. Eligio R. D. y D.
Valentín R. C., acudieron a realizar una prueba de pirotecnia a la orilla del río
Miño, a la altura del manantial de aguas termales denominado “El Tinteiro”, y al
lado del campo de la fiesta del barrio de Reza, de esta ciudad, acudiendo todos
juntos en el vehículo “Nissan Patrol”. Llegados al lugar y después de aparcar el
vehículo, los indicados cogieron varios productos pirotécnicos que portaban en
el interior del vehículo y comenzaron a caminar en fila por un camino estrecho
que conduce a la altura del río Miño, haciéndolo en primer lugar D. Eligio R. D.
a continuación D. Manuel C. R. detrás de este D. José V. V. y finalmente D.
Valentín R. C. D. Eligio R. D. llevaba fuegos en la mano y por causas que se
desconocen éstos expansionaron antes de llegar a colocarlos lo que produjo la
muerte instantánea de D. José V. V., D. Manuel C. R. y D. Eligio R. D. y causó
heridas graves a D. Valentín R. C. En el interior del vehículo “Nissan Patrol”,
propiedad del empresario fallecido, había cinco sacos que contenían
aproximadamente 30 kg de volanteria variada, 21 kg de material de caería (sic),
50 kg de material conservante, 30 kg de cargas de subida y 30 kg de cabecillas
iniciadoras».
Son intranscendentes a los efectos del presente recurso, las alegaciones que
con carácter previo se formularon en el escrito de impugnación de la entidad
con que la empleadora tenía concertada póliza de seguros, consistentes: en
que la representante legal de la empresa demandada es la madre de la actora;
que ésta señala en el otrosí de su demanda como domicilio a efectos de
notificaciones, el del letrado que en el procedimiento seguido en el que recayó
la sentencia de contraste, actuó por la empresa; y que la actora, por los hechos
antes referidos, interpuso una demanda de menor cuantía contra la impugnante
que se tramita en autos 93/2001 ante el Juzgado de la Instancia núm. 40 de los
de Madrid. Pues tales circunstancias como también se recoge en el escrito de
impugnación «no forman parte de la resolución de este recurso». Además la
demanda de menor cuantía promovida contra la compañía aseguradora, según
evidencia el número de los autos se interpuso con posterioridad a la que dio
lugar el presente proceso, e incluso a la sentencia de instancia que es de fecha
9 Mar. 1998.
Segundo. La cuestión que plantea el recurso, se centra en síntesis, en
determinar cuál es la doctrina correcta sobre la existencia de responsabilidad e
indemnización de daños y perjuicios, como consecuencia de los fallecimientos
ocurridos en el siniestro que se recoge en la declaración de hechos probados, y
en su caso, si hubo culpa o negligencia en la conducta del empresario.
La sentencia combatida desestima la pretensión indemnizatoria, por entender
que «no cabe apreciar una falta de cumplimiento por parte de la empresa
demandada de las normas que forman parte esencial del contenido del contrato
de trabajo, cuya observancia viene establecida por los arts. 40.2 de la CE 4.2
d) y 19.1 ET ni tampoco una actuación negligente o culposa generadora de la
obligación de indemnizar (arts. 1101 y 1902 CC) ya que aceptándose el
razonamiento de la sentencia de instancia en cuanto aprecia la existencia de
un posible caso fortuito (art. 1105 CC) éste resulta incompatible con una
situación de culpa o negligencia, y porque según reiterada jurisprudencia del
TS en SS 30 Sep. 1997 y otras de 15 Nov. 1990, 24 May. 1995 se viene a
establecer una responsabilidad cuasiobjetiva por los daños causados al ser
168
éstos previsibles y producidos por una actividad con riesgo de originarios y en
beneficio del empresario causante de esta situación. Esta responsabilidad
cuasiobjetiva se construye, acentuando el carácter complementario y
subsidiario de la responsabilidad de los arts. 1902 y 1910 del CCV de la
responsabilidad contractual y la posibilidad de la concurrencia de ambas en
yuxtaposición, acercando el régimen de la responsabilidad aquiliana a la
responsabilidad por riesgo con la aminoración del elemento estrictamente
moral y subjetivo de la culpa en el sentido clásico, con valoración predominante
de las actividades peligrosas propias del desarrollo tecnológico, y consiguiente
imputación de los daños causados a quien obtiene el beneficio por estos
medios creadores de riesgo. Criterios coincidentes con los recogidos en el art.
16 del Convenio 155 de la Organización Internacional del Trabajo de 22 Jun.
1981 y ratificado por España en 26 Jul. 1985, en cuanto impone a los
empleadores en la medida que sea razonable y factible garantizar que los
lugares de trabajo, operaciones y procesos, sean seguros y no entrañen
riesgos para la salud y seguridad de los trabajadores».
Por su parte, la sentencia de contraste, establece la responsabilidad por daños
y perjuicios, a pesar de señalar que «por causas desconocidas se produjo la
explosión», por entender que los hechos llevan a la conclusión de que debe
apreciarse la existencia de un ilícito laboral por parte de la empresa «pues,
aunque ciertamente no pueda conocerse cuál haya sido la causa del siniestro,
no por ello debe quedar exonerada de responsabilidad la empresa demandada,
por cuanto de las condiciones en que se estaba haciendo (o se iba a realizar) la
prueba de pirotecnia era fácilmente previsible por cualquier hombre medio – sin
necesidad, incluso, de poseer especiales conocimientos técnicos – que pudiera
producirse un desenlace como el ocurrido, lo cual era previsiblemente evitable
con el empleo de la diligencia mínima que imponía la adopción de medidas
adecuadas exigidas por la más vulgar prudencia, por cuanto en el acaecimiento
del siniestro concurre una grave negligencia empresarial, con evidente
incumplimiento de lo dispuesto tanto en la normativa estatutaria como en la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales, cuyo art. 14.1 [al igual que los arts. 4.2 d)
y 19.1 del ET], proclaman el principio de que en la prestación de servicios, el
trabajador tiene derecho a una protección eficaz en materia de seguridad; y
esas medidas de protección no se cumplen cuando la empresa toma la
decisión de efectuar una prueba de pirotecnia en las condiciones anteriormente
descritas».
Sobre los términos en que se plantea la cuestión dadas las distintas posturas
de las sentencias de comparación, conviene analizar la doctrina unificada de
esta Sala, partiendo de la S 30 Sep. 1997 (Rec. 22/1997), que ante la tesis de
«una responsabilidad cuasiobjetiva por los daños causados, al ser éstos
previsibles y producidos por una actividad con riesgo de originarios y en
beneficio del empresario, causante de esta situación», señala que «Esta
responsabilidad cuasiobjetiva se construye, acentuando el carácter
complementario y subsidiario de la responsabilidad de los arts. 1902 a 1910 del
CC de la responsabilidad contractual y la posibilidad de la concurrencia de
ambas en yuxtaposición, acercando el régimen de la responsabilidad aquiliana
a la responsabilidad por riesgo con la aminoración del elemento estrictamente
moral y subjetivo de la culpa en sentido clásico, con valoración predominante
de las actividades peligrosas propias del desarrollo tecnológico, y consiguiente
imputación de los daños causados a quien obtiene el beneficio por estos
169
medios creadores de riesgo. A esta construcción jurídica se le añade la
inversión en la carga de la prueba y se alcanza prácticamente una
responsabilidad objetiva. Este enfoque de la cuestión tiene pleno sentido
cuando, desde la creación de riesgos por actividades ventajosas para quienes
las empleen, se contemplan daños a terceros ajenos al entramado social que
se beneficia de este progreso y desarrollo, es decir cuando los riesgos sociales
son valorados frente a personas consideradas predominantemente de modo
individual, como sucede en el derecho civil, pero la cuestión cambia
radicalmente de aspecto cuando el avance tecnológico alcanza socialmente
tanto al que emplea y se beneficia en primer lugar de las actividades de riesgo
– empresarios – como a quien los sufre, trabajadores, el puesto de trabajo es
un bien nada desdeñable, en este caso la solución es la creación de una
responsabilidad estrictamente subjetiva, que garantizando los daños sufridos
por estas actividades peligrosas, previene al tiempo los riesgos económicos de
quienes al buscar su propia ganancia crean un bien social, como son los
puestos de trabajo. Este justo equilibrio, es el que desde antiguo se ha venido
consiguiendo, con la legislación de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales y con toda la normativa a ella aneja, adecuada no sólo al
conjunto social de empresas y trabajadores, sino que permite mediante las
mejoras voluntarias de la Seguridad Social, acomodar en cada empresa las
ganancias del empresario con la indemnización de los daños sufridos por los
trabajadores en accidentes laborales y enfermedades profesionales... Las
consideraciones hechas en el fundamento precedente evidencian que en
materia de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que gozan de
una protección de responsabilidad objetiva, venir a duplicar ésta por la vía de la
responsabilidad por culpa contractual o aquiliana, que nunca podrá ser
universal como la prevenida en la legislación social ni equitativa entre los
distintos damnificados, como la legislada, más que ser una mejora social se
transforma en un elemento de inestabilidad y desigualdad. Por ello, en este
ámbito, la responsabilidad por culpa ha de ceñirse a su sentido clásico y
tradicional, sin ampliaciones que están ya previstas e instauradas, con más
seguridad y equidad».
Esta doctrina se reitera en S 2 Feb. 1998 (Rec. 124/1997) afirmando que «en el
ámbito de actuación empresarial que es objeto de examen (es decir, el del
citado art. 97.3), la responsabilidad del empresario (responsabilidad llamada
civil y depurada en el marco de la jurisdicción social), con fundamento en la
cual pueda hacerse efectiva la indemnización postulada en la demanda, es la
responsabilidad subjetiva y culpabilista en su sentido más clásico y tradicional».
También se manifiestan en estos términos las SS 18 Oct. 1999 y 22 Ene. 2002
(recursos 315/1999 y 471/2001), que aun cuando desestiman el recurso por
falta de contradicción, parten de que la base de la responsabilidad descansa en
la culpa o negligencia. Incluso añade la última de estas resoluciones, que en
cualquier caso el recurso no podría tener acogida por falta de contenido
casacional, pues la tesis que se mantiene es contraria a la doctrina unificada
establecida por la S 30 Nov. 1997 y reiterada en la de 2 Feb. 1999.
La sentencia de Sala General de 2 Oct. 2000 (Rec. 2393/1999) – cuya doctrina
se recoge en las 14 y 21 Feb. y 8 Abr. 2002 (recursos 130/2000, 2239 y
1964/2001) – , sin alterar ni modificar la línea jurisprudencial antes aludida
sobre la «responsabilidad subjetiva y culpabilista», expresa que «En orden a la
compensación económica por los daños y perjuicios sufridos a consecuencia
170
del accidente de trabajo la jurisprudencia unificadora viene proclamando que el
trabajador accidentado o sus causahabientes tienen, como regla, derecho a su
reparación íntegra, así como que las consecuencias dañosas de los accidentes
de trabajo no afectan sólo al ámbito laboral y a la merma de capacidad de tal
naturaleza que pueda sufrir el trabajador accidentado, sino que pueden
repercutir perjudicialmente en múltiples aspectos o facetas de su vida personal,
familiar o social de aquél y de las que personas que del mismo dependan;
también se proclama que los perjudicados no deben enriquecerse injustamente
percibiendo indemnizaciones por encima del límite racional de una
compensación plena».
También se dice en la S 2 Oct. 2002 (con cita de la de 17 Feb. 1999, Rec.
2085/1998), que ante la pluralidad de vías procesales para obtener la
reparación de tal tipo de daños, son criterios esenciales a respetar que «a)
existe un solo daño que hay que compensar o indemnizar, sin perjuicio de las
distintas reclamaciones que puedan plantearse; b) debe existir también, en
principio un límite en la reparación del daño, conforme a las previsiones del CC,
aplicables a todo el ordenamiento... [y] ... que no puede hablarse que estemos
en presencia de dos vías de reclamación compatibles y complementarias y al
mismo tiempo independientes, en el sentido de ser autónomas para fijar el
importe de la indemnización, sin tener en cuenta lo que ya se hubiera recibido
con esa misma finalidad de resarcir el perjuicio, pues estamos ante formas de
resolver la única pretensión indemnizatoria, aunque tenga lugar ante vías
jurisdiccionales o procedimientos diversos que han de ser estimadas formando
parte de un total indemnizatorio».
Por último, cabe decir, que la citada S 30 Sep. 1997 afirma «que es
competente el orden social para conocer de los daños causados al trabajador,
por todas las conductas del empresario en que éste actúe como tal empresario
con imputación de culpa bien se plantee ésta como contractual, bien se plantee
como extracontractual que sea causa del daño producido».
Tercero. Las normas jurídicas cuya infracción se denuncia en el recurso, ha de
ser interpretadas siguiendo la línea doctrinal de esta Sala que responde a lo
dispuesto en los arts. 14.1 de la L 31/1995, de 8 Nov., de Prevención de
Riesgos Laborales, en cuanto dispone que «Los trabajadores tienen derecho a
una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo. El citado
derecho supone la existencia de un correlativo deber del empresario de
protección de los trabajadores frente a los riesgos laborales», y 19.1 del
ET al establecer que «El trabajador en la prestación de sus servicios,
tendrá derecho a una protección eficaz en materia de seguridad e
higiene». Lo que obliga a determinar si la empresa incurrió en conducta
culpable o negligente por acción u omisión en relación directa con el
siniestro sufrido por el causante.
La actividad que por orden de la empresa realizaba el trabajador fallecido,
consistía en el transporte de artificios pirotécnicos, que se caracterizan a tenor
del art. 17 del RD 2114/1978, de 2 Mar., «por ser ingenios o artefactos
cargados de mezclas explosivas, generalmente deflagrantes, que se destinan,
con fines recreativos de simulación, aviso o salvamento», y es explosivo según
el art. 9 del mismo texto «toda sustancia o mezcla de sustancias que, por
liberación súbita de su energía, produce o puede producir en ciertas
condiciones una sobrepresión en sus alrededores, acompañada generalmente
de llama y ruido, con independencia del mecanismo físico-químico de liberación
171
de energía». Normas que ponen de relieve que se trata de material de alto
riesgo y peligrosidad, particularmente en su manejo y transporte. Por ello, el
art. 235 del antes citado texto establece que «estará prohibido fumar, portar
cerillas ni cualquier otro dispositivo de llamas, substancias que puedan
inflamarse... salvo las reglamentarias correspondientes al responsable del
transporte... [y] ... realizar por la noche las operaciones de carga, descarga y
manipulaciones complementarias, salvo que, contando con medios de
alumbrado adecuados se autorice expresamente por la autoridad competente
según el medio de transporte, exceptuando de estas previsiones los productos
de la clase I».
Incluso el art. 235.3 en relación con el 230.3 del Reglamento incluye dentro de
las previsiones anteriores, cuando excedan de un total de 15 kg de peso bruto,
los productos de la Clase I que son «Bombillas japonesas. Bengalas con palillo
de madera o alambre. Surtidores con envuelta de papel hasta ocho milímetros
de diámetro interior. Sorpresas llamadas “japonesas”, con salida de juguete o
papeles. Fulminantes. Corchos detonantes para armas de juguetes y
antorchas» (art. 18), mientras que los productos de la Clase II, que fueron los
transportados, son las «Fuentes mágicas. Cohetes voladores hasta 14 mm de
diámetro interior y con un máximo de mezcla detonante o color de 15 g.
Ruedas en todas sus clases. Figuras y escudos alegóricos y letras. Volcanes.
Tubos silbadores. Correctas, traca con cantidad de mezcla detonante de un
máximo de dos gramos y un final no superior a 20 g. Otros artículos de
detonación con cantidades de mezcla detonante de hasta 15 g. Bengalas de
todas clases. Candelas romanas. Soles. Disparos de carcasas o color suelto en
tubos de cartón hasta un máximo de 80 mm de diámetro interior y un peso
máximo de 100 g de color» (art. 18).
Por tanto, se ha de concluir en estas situaciones especiales de riesgo
acreditado, que se dan en el traslado o manejo de explosivos, se impone
a los empresarios extremar su celo en orden a adoptar cuantas
precauciones sean necesarias y estén a su alcance para evitar toda
circunstancia que pueda transformar el peligro potencial en daño
efectivo. Por otra parte, era previsible lo sucedido, porque la explosión de
los productos pirotécnicos, en las circunstancias en que se produjo, no
constituye un hecho insólito o extraordinario y, obviamente, tal
previsibilidad era conocida por el empresario a quien por todo ello, era
exigible una diligencia superior a la requerida con carácter general.
Siendo la previsibilidad la esencia de la culpa extracontractual, el
acaecimiento de la explosión recogido en los hechos probados con las
circunstancias que a continuación se analizan, demuestra que la
diligencia adoptada por el empresario fue incompleta y que no se trata de
supuesto de caso fortuito, sin que ello implique llegar a una
responsabilidad cuasiobjetiva, al existir una actitud negligente en la falta
de medidas idóneas para evitar la explosión, existiendo entre la omisión
culposa y el resultado dañoso, una relación directa.
Así, en el supuesto de autos, el siniestro acaeció sobre las 22 h del 19 Feb.
1997 – por lo que es notorio que era de noche cuando el trabajador en unión de
tres compañeros y del propietario de la empresa acudían a realizar una prueba
de pirotecnia – cuando, llegados al lugar y después de aparcar el vehículo,
cogieron varios productos pirotécnicos que portaban en el interior del mismo y
comenzaron a caminar en fila por un camino estrecho, haciéndolo en primer
172
lugar el fallecido y aquí causante, que «llevaba fuegos en la mano y por causas
que se desconocen éstos expansionaron antes de llegar a colocarlos».
Ante esta situación la conducta del empresario, para ser diligente, venía
obligaba a cumplir las prescripciones establecidas en el Reglamento para el
transporte personal de los materiales pirotécnicos y, por ello, tal transporte no
debió realizarse por la noche, pues sólo es reglamentariamente viable cuando,
contando con medios de alumbrado adecuados hubiese sido autorizado
expresamente por la autoridad competente. En consecuencia, al no haber
observado el empresario estas prescripciones, incurre en una conducta o
actuación negligente, pues no cabe olvidar la gran peligrosidad del material
pirotécnico (Clase II) que se evidencia de los restos encontrados en el vehículo
y que no había hecho explosión, consistentes – según el informe que emiten
los funcionarios adscritos al Grupo de Desactivación de Explosivos de Vigo,
obrante al folio 55 de los autos – , en «5 sacos con un peso aproximado de
ciento cincuenta kilos (en total), compuestos de restos de cohetes, material de
luminotecnia, bolsas de conservantes, petardos propulsores de subida,
cabecillas iniciadores para cohetes».
Cuarto. A tenor de lo expuesto, se estima correcta la doctrina de la sentencia
de contraste, lo que conduce a la estimación del recurso de casación para
unificación de doctrina, para casar y anular la sentencia recurrida, y resolver el
recurso de suplicación en la cuantía de la indemnización y la responsabilidad la
compañía aseguradora codemandada.
En lo que se refiere a la indemnización de daños y perjuicios causados, esta
Sala de lo Social en la indicada S 2 Feb. 1998 (Rec. 124/1997), tras casar y
anular la resolución impugnada, al resolver el debate suscitado en suplicación,
ha señalado que el importe indemnizatorio a cargo de la empresa infractora
«dentro de las evidentes dificultades de fijar una cuantía en concepto de
indemnización por muerte, ha de hacerse teniendo en cuenta la naturaleza de
los hechos, el grado de culpabilidad, la dependencia económica, las sumas ya
percibidas (conceptos de pensión, recargo, mejoras voluntarias pactadas) y
criterios que pueden servir de referencia (así, el anexo de la disp. adic. 8 de la
L 30/1995, de 9 Nov. para daños y perjuicios en circulación)», doctrina que
recoge la también citada sentencia de unificación de doctrina de 2 Oct. 2000.
Por ello, al tener en cuenta que las sentencias objeto de comparación derivan
de un mismo siniestro, que ambos fallecidos ostentaban la categoría de peón, y
que no se acreditaron circunstancias personales, familiares, o de otra
naturaleza, que pudiesen determinar en el supuesto de autos mayores
perjuicios que los contemplados en la sentencia de contraste; pues en ésta, se
trata de indemnización en favor de ascendientes por el fallecimiento de su
único hijo con el que convivían y, en él aquí debatido, en favor de la esposa sin
descendientes, que pasa a percibir las correspondientes prestaciones por
muerte en accidente de trabajo, procede estimar como cantidad adecuada para
la indemnización de daños y perjuicios la ya establecida en la sentencia de
contraste y no la reclamada.
Quinto. La aseguradora demandada, niega su responsabilidad en los
correspondientes escritos de impugnación, tanto en el trámite de suplicación
como en casación, alegando que se trata de caso fortuito y, en todo caso por
entender que no podría ser condenada aunque la Sala aceptase la tesis de la
actora, a la vista de las cláusulas del contrato de seguro suscrito, que cubre la
responsabilidad civil extracontractual de la explotación de la empresa.
173
Descartado el caso fortuito, según lo ya razonado, procede el estudio de las
cláusulas del contrato de seguro en lo que aquí concierne. En primer lugar, en
cuanto a la descripción del riesgo dice «Transporte, montaje y disparo de
fuegos artificiales» y, en lo que se refiere al objeto del seguro, establece que
«La garantía del presente contrato se extiende a cubrir las consecuencias
pecuniarias de la responsabilidad civil extracontractual que, en virtud de lo
dispuesto en los arts. 1902 a 1910 del CC pudiera ser exigido al asegurado por
daños personales, materiales y perjuicios causados a terceros por la
explotación de una empresa de pirotecnia y, en particular, por: * Transporte por
carretera de material pirotécnico de clase 2.ª categoría, a tenor de lo dispuesto
en el RD 2114/1978. * Quema y disparos de castillos de fuegos de artificio, a
tenor de lo dispuesto en la OM de fecha 20 Oct. 1988 y en la OM de 2 Mar.
1989, siempre y cuando dichos trabajos los efectúen personas profesionales al
servicio del taller de pirotecnia asegurado».
De estos términos, en que están redactadas las cláusulas, se desprende que al
señalar como riesgo cubierto el «transporte, montaje y disparo de fuegos
artificiales», sin otras matizaciones ni excluir ningún medio o forma del mismo,
necesariamente está incluido el transporte personal aquí realizado e igual
ocurre en la descripción del objeto del seguro, al recoger como regla general, la
responsabilidad extracontractual en virtud de lo dispuesto en los art. 1902 al
1910 del CC por daños personales, «causados a terceros por la explotación de
una empresa de pirotecnia», pues el concepto de explotación abarca no sólo la
fabricación, sino también el transporte por cualquier medio del material
pirotécnico así como la quema y el disparo del mismo; y a mayor
abundamiento, cuando la propia póliza garantiza el transporte, concepto que
debe interpretarse, a tenor de lo dispuesto en el art. 229 del Reglamento, que
abarca, no sólo el realizado en el vehículo automóvil sino con la extensión
conferida por este precepto en los términos literales siguientes: «A efectos de
lo dispuesto en el presente título, quedarán incluidos en el ámbito de transporte
el porte propiamente dicho y las operaciones de carga, descarga y
manipulación complementarias, así como los medios empleados en las citadas
operaciones».
En consecuencia, como el siniestro acaeció cuando «llegados al lugar y
después de aparcar el vehículo los indicados cogieron varios productos
pirotécnicos que portaban en el interior del vehículo y comenzaron a
caminar en fila por un camino estrecho... [y el causante]... llevaba fuegos
en la mano y por causas que se desconocen explosionaron antes de
colocarlos lo que produjo la muerte instantánea»; es decir, ocurrió
cuando después de proceder a la operación de descargar el vehículo, se
transportaba el material para su colocación en el lugar de la prueba de
pirotecnia, resulta que el siniestro estaba amparado por la póliza de
seguros.
Finalmente, como la cantidad que se estima procedente en concepto de
indemnización de los daños y perjuicios está dentro de los límites de
10.000.000 ptas. individuales, que para el riesgo aquí discutido cubre la póliza,
se han de rechazar las causas de oposición de la aseguradora y resolver
también el recurso de suplicación en este extremo con revocación la sentencia
de instancia, estimando parcialmente la demanda formulada, con condena
solidaria de las demandadas en los términos indicados.
174
Sexto. De conformidad con el art. 233 de la LPL no procede hacer especial
pronunciamiento en materia de costas.
Nota. Responsabilidad civil en contrato laboral y responsabilidad
mercantil derivada de ella. Diferencia entre lo prejudicial y lo «accesorio».
Los límites racionales establecidos por el art. 9 LOPJ, tienen la, también
racional, corrección de la competencia para decidir cuestiones «prejudiciales»,
que impidan la ruptura de la continencia de la causa, y la diversificación del
enjuiciamiento de una misma conducta.
En la materia enjuiciada por la sentencia anotada podría entenderse que la
responsabilidad de la aseguradora no quedaba dentro de la competencia del
Orden Social de la Jurisdicción, porque la STS de 28 de febrero de 1997
identificó las cuestiones prejudiciales como aquellas cuya decisión era
necesaria para resolver la cuestión de fondo, y excluyó de su propia
competencia aquellas otras que no obstaban a la decisión de la cuestión
laboral. Sucedía que en el supuesto allí enjuiciado la materia laboral de fondo
(condena de la empresa al pago de salarios en descubiertos) ya estaba
decidida, y el suplico del Fogasa consistía en que se declarara la
responsabilidad subsidiaria del administrador único de la compañía mercantil
condenada e insolvente. Aparecía claro que el pronunciamiento de «materia
social» ya era firme, y su proyección posterior, por razón de un título mercantil,
como pronunciamiento autónomo, no era competencia del Orden Social.
Razonó el Tribunal Supremo que «cuando no se trata de identificar sujetos de
la relación laboral, sino de extender a otros sujetos responsabilidades de
cualquier naturaleza, que les alcanzan por títulos jurídicos no laborales, no se
puede calificar la cuestión como prejudicial, porque su decisión no impide y ni
siquiera condiciona, la de la pretensión principal. Siendo evidente que para
extender la deuda salarial de la compañía a su administrador único, primero ha
de establecerse la obligación de la empresa y, después analizar si la conducta
social del administrador le hace responsable de aquella deuda, ha de
concluirse que falta el componente de “necesidad previa”, propio de las
cuestiones así calificadas. Al no tratarse de una cuestión previa o prejudicial,
está bien negada la competencia del Orden Social de la Jurisdicción, y el
recurso del Fondo de Garantía Salarial ha de ser desestimado, sin que este
pronunciamiento alcance a la situación enjuiciada por la sentencia invocada
como de contradicción, pues así lo dispone el art. 226.1 de la ya citada Ley de
Procedimiento Laboral».
Es evidente que este razonamiento no impide al Orden Social resolver las
responsabilidades supletorias o subsidiarias respecto de una deuda laboral
nacidas de un título civil, cuando tal responsabilidad es exigida
simultáneamente al vinculado con relación laboral o de Seguridad Social, es
decir al deudor directo o principal.
Tal es lo que pronuncia la sentencia anotada. La demanda pide que se
condene al empresario, y conjuntamente a su aseguradora. Cierto que este
segundo pronunciamiento no es «prejudicial», porque no es preciso para
establecer la responsabilidad del empresario, sino que es «accesorio». Y
cuando lo «accesorio» se actúa simultáneamente con lo principal «le sigue»,
mas no – en este ámbito de la competencia por razón de la materia – cuando el
asunto principal ya está resuelto, y su pronunciamiento es la premisa actuada
175
para exigir una responsabilidad derivada de la ya declarada, pero impuesta por
título jurídico de ámbito diferente.
Pero sucede que para condenar al deudor «accesorio» puede ser preciso
resolver una cuestión prejudicial, como es el alcance de la cobertura
establecida mediante una póliza de seguro mercantil, y se incorpora a la
competencia conferida por la materia laboral y extendida al pronunciamiento
accesorio, una cuestión prejudicial. Para todas estas decisiones es competente
el Orden Social de la Jurisdicción, cuando se plantean simultáneamente.
Por eso la sentencia anotada, después de declarar la culpa de la empresa,
cuya «conducta o actuación negligente» lleva a la exclusión del caso fortuito y
a la condena del empresario en términos de culpa contractual, analiza el
alcance de la cobertura proporcionada por la póliza mercantil, concluye que no
había cláusula que limitara el aseguramiento durante el «transporte» al
efectuado mediante vehículos (pronunciamiento prejudicial civil) y condena a la
entidad aseguradora a soportar la responsabilidad laboral, a ella trasladada
mediante un título civil.
Resulta necesario distinguir estos supuestos de los surgidos por aplicación del
art. 236 LPL (vid., por ejemplo, STS de 24 de febrero de 1997 Actualidad
Laboral ref. 914/1997) en que el título jurídico en cuya virtud se «extiende» la
ejecución, es siempre de naturaleza «social», o sea laboral o de la Seguridad
Social.
RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTE LABORAL: IMPOSIBILIDAD DE
SENDAS CONDENAS A PERSONA JURÍDICA POR CULPA IN VIGILANDO
Y A SU REPRESENTANTE LEGAL
2377--TS 1.ª S 27 May. 2003.--Ponente: Sr. Corbal Fernández.
RESPONSABILIDAD CIVIL.--Extracontractual.--Accidente de trabajo.--
Caída desde un andamio.--Montaje defectuoso.--Responsabilidad de la
empresa constructora.--Omisión de control sobre el uso del cinturón de
seguridad y la colocación y resistencia del andamio.
En el caso, el nexo causal entre el resultado lesivo --fallecimiento del
trabajador-- y la omisión del uso del cinturón de seguridad y la caída del
andamio debida a un montaje defectuoso resulta incuestionable. Y no menos
evidente resulta el reproche subjetivo a la empresa para la que trabajaba el
operario fallecido, por no haberse adoptado las medidas precisas de vigilancia
para exigir el cumplimiento de la normativa referente al uso del cinturón de
seguridad y a comprobar la colocación y resistencia del andamio con la
consiguiente declaración de responsabilidad. La apreciación anterior no cabe
eludirla con la estratagema o pretexto de que no había encargado, y que tal
función la había asumido el propio operario accidentado, pues la instalación de
176
un andamio de al menos 7 m de altura --desde la que se produjo la caída--
exigía unas medidas de comprobación de su solidez y consistencia, en armonía
con el peligro que generaba su utilización, superiores a las adoptadas,
apareciendo acentuada la incuria de la empresa por el hecho de que no se
hubiera nombrado nuevo aparejador --el inicialmente designado había fallecido-
-, al cual le asisten funciones en la materia, y que no se hubiera comunicado al
arquitecto la reanudación de la obra --que había sido objeto de suspensión--
(Cfr. TS 1.ª SS 27 Nov. 1993, 20 Jul. 1995, 1 Oct. y 21 Nov. 1998 y 17 Feb.
1999).
Funciones del arquitecto como director de la obra.--Responsabilidad del
dueño de la obra-promotor.
La vigilancia del cumplimiento de las medidas de seguridad laboral y, en
concreto, la revisión de la instalación de los andamios no forma parte de las
funciones del arquitecto como director de la obra. Del mismo modo, el
propietario-promotor que no se reserva ninguna función de vigilancia no tiene
responsabilidad sobre la seguridad de los trabajadores de la empresa
constructora (Cfr. TS 1.ª SS 27 Nov. 1993, 21 Nov. 1998, 1 Feb. 2001 y 22
Ene. 2003).
Culpa in vigilando.--De las personas jurídicas por los actos de sus
representantes.--Responsabilidad civil «propia».--No cabe condenar a la
empresa y a su representante por el mismo concepto
La sentencia recurrida incurrió en una evidente contradicción pues, por un lado,
estimó que no cabe que las personas jurídicas puedan responder por culpa in
vigilando --lo que obviamente no resulta aceptable porque una cosa es que no
tengan voluntad y otra distinta que sí puedan responder con responsabilidad
civil «propia», en cuanto que los actos (acciones u omisiones) de sus
representantes orgánicos o necesarios lo son de la propia persona jurídica--, y,
por otro lado, declaró una responsabilidad que correspondía a una culpa in
vigilando. Esta estimación no autorizaba a condenar también, como hizo, al
codemandado en concepto de representante legal, gerente y administrador de
la empresa mercantil. Podría haberlo sido en otro concepto --como persona
física independiente--, pero no exclusivamente por ser órgano de la sociedad.
Procede, por tanto, casar la sentencia recurrida y absolver al representante de
la empresa.
COSA JUZGADA.--Efectos accesorios o indirectos.--Sentencias penales
absolutorias.--Principio de seguridad jurídica.
Las sentencias penales absolutorias sólo vinculan a la jurisdicción civil cuando
declaran la inexistencia del hecho de que nace la acción civil de conformidad
con el art. 116 LECrim. La jurisprudencia habla, entre los efectos accesorios o
indirectos de la cosa juzgada, el de constituir en un ulterior proceso un medio
de prueba de los hechos en ella contemplados y valorados y que fueron
determinante de su parte dispositiva, medio de prueba calificado que, sin
embargo, debe ponderarse en unión de los demás elementos de convicción
aportados al juicio. La doctrina del TC ha considerado que contradice el
177
principio de seguridad jurídica y el derecho a la tutela judicial efectiva la
existencia de pronunciamientos contradictorios en las resoluciones judiciales,
pero ello no obsta, cuando no existe cosa juzgada, a una distinta apreciación
debidamente motivada (Cfr. TC 1.ª S 34/2003 de 25 Feb., LA LEY, 2003, 1683
y TS 1.ª SS 18 Mar. 1987, 3 Nov. 1993, 24 Sep. 1998).
Normas aplicadas: art. 1902 CC; art. 116 LECrim.
Madrid, 27 May. 2003.
Vistos por la Sala 1.ª del TS los recursos de casación interpuestos contra la
sentencia dictada por la AP Murcia, Secc. 3.ª, como consecuencia de autos de
juicio declarativo ordinario de menor cuantía seguidos ante el JPI núm. 5 de
Murcia, sobre reclamación de cantidad; cuyos recursos fueron interpuestos por
la entidad García Moñino Construcciones, S.L., representada por el Procurador
D. Luis Estrugo Muñoz, D. Mariano G. M., representado por el Procurador D.
Luis Estrugo Muñoz y María Dolores M. P., que actúa en su propio nombre y en
representación de sus hijos menores M.ª Encarnación y M.ª Luisa P. M.,
representadas por el Procurador D. Fernando Gala Escribano; siendo parte
recurrida D. Juan Francisco C. V., representado por el Procurador D. Pedro-
Antonio Pardillo Larena. Autos en los que también han sido parte D. José C.
M., Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, Colegio Oficial de
Arquitectos, las entidades Lloyd Adriático España, S.A., y Musaat Mutua de
Seguros para Aparejadores y Arquitectos Técnicos, que no se han personado
ante este TS.
(. . .)
Ha sido Ponente el Magistrado Sr. Corbal Fernández.
Fundamentos de Derecho
Primero: El proceso del que dimanan los recursos de casación objeto de
enjuiciamiento versa sobre el accidente laboral ocurrido sobre las 15'30 h
aproximadamente del día 26 Feb. 1993 en el núm. 20 del Paseo de Murcia de
la localidad de Corvera consistente en la caída desde una altura de siete
metros del operario Francisco P. R. al desprenderse el andamio en el que se
hallaba realizando el trabajo de encementado de la fachada, habiéndose
producido como consecuencia el fallecimiento del mencionado trabajador. Por
D.ª Dolores M. F., esposa del fallecido, en nombre propio y de sus hijas
menores de edad María Encarnación y María Luisa P. M., se formuló demanda
en la que solicita la condena de los demandados entidad García-Moñino
Construcciones, S.L., D. Mariano G. M., D. José C. M., D. Juan Francisco C. V.,
Colegios Oficiales de Aparejadores y Arquitectos Técnicos y de Arquitectos de
Murcia, así como las compañías aseguradoras si las hubiere.
La S 22 May. 1996 del JPI núm. 5 de Murcia, dictada en los autos de juicio de
menor cuantía núm. 550/1995 condenó a los demandados entidad mercantil
García-Moñino Construcciones, S.L., D. Mariano G. M. y D. Juan Francisco C.
V. a que paguen solidariamente a la parte actora un total de 22 millones de
178
pesetas, de los que doce son para la viuda y cinco para cada una de las hijas
menores del fallecido e intereses legales de dicha suma a contar desde la
fecha de la resolución, absolviendo a los restantes demandados D. José C. M.,
Colegios Oficiales de Aparejadores y Arquitectos Técnicos y de Arquitectos,
Lloyd Adriático España, S.A., y Mussat Mutua de Seguros, declarando en
cuanto a las costas, que cada parte abone las causadas a su instancia y las
comunes por mitad.
La AP Murcia Secc. 3.ª S 14 May. 1997, rollo 341/1996, mantiene el fallo de
instancia salvo en cuanto al demandado D. Juan Francisco C. V., que estima el
recurso de apelación y le absuelva de la demanda, sin mención de las costas
de la primera instancia, por lo que cada parte abonará las causadas en su
interés y las comunes por mitad, al igual que las de la alzada.
Contra esta resolución se formularon tres recursos de casación. El primero por
García-Moñino Construcciones, S.L., se articula en seis motivos. El segundo de
D. Mariano G. M. se compone de siete motivos si bien, es decir, que seis de los
motivos coinciden en su contenido literalmente, incluso en los lapsus calami
(cual art. 2118 CC, por 1218 CC), con lo de la entidad mercantil anterior. El
único motivo diferente es el que se numera como sexto (lo que supone que el
igual al sexto del recurso anterior sea el séptimo) en el que se aduce infracción
de la jurisprudencia con base en ser posible apreciar culpa in vigilando de una
persona jurídica, y no establecerse con respecto al Sr. G. M. una clara y
precisa responsabilidad en criterios ajenos a dicha errónea apreciación. El
tercer recurso lo interpuso D.ª María Dolores M. F., en su propio nombre y
derecho y en representación de sus hijas menores, y se articuló en dos
motivos, mediante los que pretende se condene a los demandados D. Juan
Francisco C. V., en concepto de Arquitecto, y a D. José C. M., en su condición
de dueño de la obra.
Recurso de casación de García Moñino Construcciones, S.L.
Segundo: En el motivo primero se denuncia la infracción del art. 1218 (por error
se menciona el art. 2118) del CC en relación con el art. 596 LEC.
Se alega en el cuerpo del motivo la falta de valoración por la sentencia
recurrida del contenido de la documental representada, por un lado, por el
testimonio de la sentencia penal de 24 Jun. 1994 recaída en el juicio de faltas
núm. 183/93, de la que se infiere --se afirma-- que la construcción y revisión del
andamiaje era la tarea habitual del operario accidentado por ser experto en
ello, y, por otro lado, por el testimonio del proceso laboral en el que consta que
la Sra. M. F. renunció al recargo de prestaciones económicas, que revela,
según la recurrente, la imposibilidad de probar la existencia de la omisión de
una medida de seguridad imputable al empresario. Y, por consiguiente --se
resume-- «fue sólo la conducta imprudente del trabajador que construyó el
andamio y que omitió voluntariamente el ponerse una medida de seguridad
elemental, como el cinturón de seguridad, lo que provocó el hecho luctuoso».
El motivo no puede ser acogido.
179
El problema planteado en el motivo no es propiamente de prueba documental,
y menos todavía incardinable en el art. 1218 CC, como lo revela que no se
indica ninguno de sus dos párrafos, cuyos respectivos contenido son ajenos a
la cuestión suscitada.
Lo razonado resulta, en principio, suficiente para desestimar el motivo. Pero
aparte de ello procede significar: a) Las sentencias penales absolutorias sólo
vinculan a la jurisdicción civil cuando declaran la inexistencia del hecho de que
nace la acción civil de conformidad con el art. 116 de la LECrim.; b) La
jurisprudencia (SS 18 Mar. 1987, 3 Nov. 1993, 24 Sep. 1998) habla, entre los
efectos accesorios o indirectos de la cosa juzgada, el de constituir en un ulterior
proceso un medio de prueba de los hechos en ella contemplados y valorados y
que fueron determinante de su parte dispositiva, medio de prueba calificado,
que, sin embargo, debe ponderarse en unión de los demás elementos de
convicción aportados al juicio; c) La doctrina del TC ha considerado que
contradice el principio de seguridad jurídica y el derecho a la tutela judicial
efectiva la existencia de pronunciamientos contradictorios en las resoluciones
judiciales, pero ello no obsta, cuando no existe cosa juzgada, a una distinta
apreciación debidamente motivada. Como exponente y resumen de dicha
doctrina cabe citar la TC 1.ª S 34/2003, de 25 Feb. (BOE núm. 63, 14 Mar.); d)
Además, en el caso, no existe contradicción porque la sentencia civil no
establece una conclusión fáctica diferente al estimar decisivo para condenar a
los demandados que «no se adoptaron las medidas precisas de vigilancia para
exigir el cumplimiento de la normativa referente al uso del cinturón de
seguridad y a comprobar la colocación y resistencia del andamio de autos»; y,
f) la renuncia a la prestación laboral de recargo del art. 93 LSS, en las
perspectivas jurídicas del nexo y de la culpa (únicas susceptibles de
verificación en casación, y que son las cuestiones que aquí interesan) resulta
totalmente irrelevante.
Tercero: En el motivo segundo se acusa infracción de los arts. 1243 del CC y
632 de la LEC.
El motivo se desestima porque el planteamiento que en él se hace tiene
carácter excepcional en casación; las conclusiones del perito no contradicen la
realidad de una omisión del control o vigilancia del uso del cinturón y la
colocación y resistencia del andamio por parte de la empresa demandada; y no
resulta aceptable tratar de hacer recaer la responsabilidad del montaje del
andamio en exclusiva sobre el operario y el arquitecto técnico o aparejador,
tanto más si se tiene en cuenta que no existía este profesional (el inicialmente
designado había fallecido) y que las obras se habían paralizado sin que ni
siquiera conste haberse comunicado al Arquitecto su reanudación.
Cuarto: En el motivo tercero se denuncia infracción del art. 1902 del CC por no
existir culpa extracontractual de la parte recurrente, al faltar la conducta
culposa de la empresa y el nexo causal entre dicha conducta y el resultado
producido. En el cuerpo del motivo se pretende sostener que el trabajador era
el encargado en definitivo de la realización de todos los trabajos, y, al ser la
empresa de muy pocos trabajadores, el administrador se dedicaba a tareas de
carácter burocrático y gerencial.
180
El motivo resulta inconsistente.
El nexo causal entre el resultado lesivo y la omisión del uso del cinturón de
seguridad y la caída del andamio debida a un montaje defectuoso resulta
incuestionable. Y no menos evidente resulta el reproche subjetivo por no
haberse adoptado las medidas precisas de vigilancia para exigir el
cumplimiento de la normativa referente al uso del cinturón, de seguridad y a
comprobar la colocación y resistencia del andamio de autos con la consiguiente
declaración de responsabilidad, en cuyo sentido se coincide con la doctrina de
esta Sala (SS 27 Nov. 1993, 20 Jul. 1995, 1 Oct. y 21 Nov. 1998 y 17 Feb.
1999, entre otras, que resolvieron supuestos similares de caída de andamio).
La apreciación anterior no cabe eludirla con la estratagema o pretexto de que
no había encargado, y, que tal función la había asumido el propio operario
accidentado, pues la instalación de un andamio de al menos siete metros de
altura (desde la que se produjo la caída del operario) exige unas medidas de
comprobación de su solidez y consistencia, en armonía con el peligro que
genera su utilización, superiores a las adoptadas, apareciendo acentuada, en el
caso, la incuria por parte de la empresa, como lo revela que no se hubiera
nombrado nuevo Arquitecto Técnico o Aparejador, al cual le asisten funciones
en la materia, que no se haya comunicado al Arquitecto la reanudación de la
obra (que había sido objeto de suspensión), y que de la propia sentencia penal
se deduce, según el texto transcrito en el motivo primero, que «el estado de
conservación de la cuerda [del cinturón de seguridad] era muy deficiente»,
apreciación que si no incide directamente en el nexo causal, contribuye, sin
embargo, a reforzar la idea de una cierta despreocupación o dejadez en un
tema tan relevante como el de la prevención de riesgos laborales por parte del
empresario.
Quinto: Los motivos cuarto y quinto se refieren a la alegación de la doctrina de
la concurrencia de culpas, la cual se invoca con carácter subsidiario respecto
de la culpa exclusiva del accidentado, para cuyo acogimiento se habían
formulado los motivos anteriores.
El motivo cuarto se desestima porque se aduce una jurisprudencia (SS 25 Ene.
1864, 25 Abr. 1868, 9 Dic. 1876 y 5 May. 1883) que por ser anterior al CC no
puede servir de criterio interpretativo del contenido de éste.
Y el motivo quinto debe seguir la misma suerte desestimatoria del motivo
anterior. Se alega que procedía aplicar la facultad moderadora de la
responsabilidad civil del art. 1103 CC, sin que sea necesario sea pedida por la
parte demandada, por poderse otorgar de oficio, sin instancia de parte.
Dejando dicho que no procede reservar para la casación cuestiones que
pudieron plantearse en la apelación, y no lo fueron, y que la materia no es de
ius cogens, en cualquier caso, la concurrencia de culpas ya se tuvo en cuenta
implícitamente en las resoluciones de instancia (se apreció culpa --
concurrencia causal-- también de la víctima, y la cantidad señalada como
indemnización es casi inferior en un tercio a la postulada), y la indemnización
establecida (diez millones para la madre, y cinco millones para cada una de las
hijas) se ajusta plenamente a las circunstancias del caso, incluso con la
perspectiva moderadora derivada de una concurrencia de culpas --causas--
181
incuestionable, apreciación esta última que siempre habría de dar lugar en
sede casacional a la desestimación del recurso, cualquiera que fuera la opinión
sobre el motivo, por aplicación de la doctrina de la equivalencia de resultados.
Sexto: En el sexto y último motivo de este recurso se alega infracción por
aplicación inadecuada por la sentencia recurrida del art. 710, en relación con el
523, ambos de la LEC. En el cuerpo del motivo se dice «Estimamos en primer
lugar que no ha habido temeridad por nuestra parte, no habiendo sido tampoco
admitida la pretensión de la actora de que se modificara la indemnización
concedida de veintidós millones de pesetas a treinta, dándose el caso de que
mi cliente se ha visto perjudicado también por la absolución del Sr. C.,
habiéndonos limitado en la apelación a solicitar la libre absolución de nuestra
representación sin solicitar la condena a nadie, ni las costas de esta instancia,
por lo que estimamos que no está siendo aplicado el criterio de las costas con
equidad al habernos limitado sólo y exclusivamente a defendernos sin mala fe
ni temeridad».
El motivo no resulta comprensible, y carece de fundamento alguno, y por ello
se desestima.
La sentencia de primera Instancia (fundamento 12.º y fallo) declara en cuanto a
las costas que cada parte abone las causadas a su instancia y las comunes por
mitad. La sentencia de la Audiencia no se refiere a este pronunciamiento salvo
para confirmarlo en cuanto al demandado Sr. C. V. (fundamento 7.º, y párrafo
4.º del fallo). Por lo tanto, carece de sentido alguno la alusión al art. 523 LEC
que regula las costas de la primera instancia.
Por lo que respecta a las costas de la apelación hay que distinguir: a) Las
correspondientes a las partes apeladas aseguradora «Adriática España, S.A.»
y Colegios Oficiales de Arquitectos y de Arquitectos Técnicos y Aparejadores
se imponen a la apelante parte actora del procedimiento (párrafo primero de la
parte dispositiva; y, b) Al desestimarse los respectivos recursos de apelación
(párrafos segundo y tercero de la parte dispositiva) se imponen las costas
correspondientes de la alzada a D. Mariano G. M. y «García-Moñino
Construcciones, S.L.», y D.ª Dolores M. Pérez [es F.]. Por consiguiente, no
consta ninguna referencia a la temeridad o mala fe, ni se vulnera el párrafo
segundo del art. 710 LEC.
Recurso de casación de D. Mariano G. M.
Séptimo: A los motivos primero a quinto es aplicable mutatis mutandis lo dicho
para los del recurso anterior, y al motivo séptimo lo dicho para el sexto de dicho
recurso. Por todo ello los motivos carecen de fundamento.
En el motivo sexto se combate la apreciación de la sentencia recurrida en
cuanto entiende que la culpa in vigilando no la puede asumir una persona
jurídica, sino las personas físicas. Tal afirmación de la resolución recurrida --se
dice en el motivo-- contradice la jurisprudencia que cita (SS 13 Oct. 1994, 3 Jul.
y 5 Oct. 1995, 12 Jul. 1996), por lo que, al no establecerse respecto al
demandado-recurrente Sr. G. M. una clara y precisa responsabilidad basada en
182
criterios ajenos a esta errónea apreciación, se solicita no se le considere
incurso en responsabilidad por culpa in vigilando.
El motivo debe ser estimado, y con él el recurso.
La sentencia incurre en una evidente contradicción en los FF.JJ. 1.º y 2.º, pues
si en aquél estima que no cabe que las personas jurídicas puedan responder
por culpa in vigilando --lo que obviamente no resulta aceptable porque una
cosa es que no tengan voluntad y otra distinta que sí puedan responder con
responsabilidad civil «propia», en cuanto que los actos (acciones u omisiones)
de sus representantes orgánicos o necesarios lo son de la propia persona
jurídica--, sin embargo, en el FJ 2.º declara una responsabilidad que
corresponde a una culpa in vigilando. Esta estimación no autoriza a condenar
también, como se hace, a D. Mariano G. M. en el concepto de representante
legal, gerente y administrador de la empresa mercantil. Podría haberlo sido en
otro concepto --como persona física independiente--, pero no exclusivamente
por ser órgano de la sociedad.
Recurso de D.ª María Dolores M. P., por propio derecho y en representación de
sus hijas menores de edad M.ª Encarnación y M.ª Luisa P. M.
Octavo: En el primero motivo se denuncia infracción del art. 1902 del CC en
relación con D. Juan Francisco C. V.
La sentencia del Juzgado condenó al mencionado demandado en su condición
de Arquitecto de la obra porque siendo su función la de dirigir la misma, cuando
se está ejecutando la actividad propia de dirigir, difícilmente puede separarse
de la de vigilar, y porque habiendo fallecido el arquitecto técnico (entre cuyas
funciones se encontraba el ordenar y dirigir la ejecución material de las obras e
instalaciones, cuidando de su control práctico) se hacía necesario que el
arquitecto asumiera una mayor diligencia de vigilancia y control, la cual no era
ajena a sus funciones, en cuanto tal, según se ha razonado. La sentencia de la
Audiencia le absuelve porque la función de vigilancia normativamente viene
encargada al Arquitecto Técnico, sin que el Arquitecto tenga como función la de
revisar el andamio, y, si falta el Aparejador, es la empresa constructora la
responsable de contratarle como técnico preciso y con funciones concretas
para una edificación. Y además porque los documentos obrantes en las
actuaciones, principalmente el informe de la inspección de trabajo (folio 226 y
ss.) y el dictamen pericial, excluyen toda responsabilidad.
El motivo se desestima porque, con independencia de que no existe constancia
adecuada de haberse comunicado por la empresa constructora al Arquitecto la
reanudación de la obra, lo relevante es que la vigilancia del cumplimiento de las
medidas de seguridad laboral y en concreto la revisión de la instalación de los
andamios no forma parte de las funciones del Arquitecto, como Director de la
obra, y así lo ha declarado este Tribunal en las SS 27 Nov. 1993, 1 Feb. 2001 y
22 Ene. 2003, entre otras, y sin que se aprecie ninguna acción y omisión
concreta que haya podido incidir en el nexo causal.
183
Noveno: En el segundo motivo se alega infracción del art. 1902 del CC en
relación con el propietario-promotor.
El motivo se desestima por la absoluta carencia de fundamento, pues la parte
recurrente no aduce razón alguna que justifique la hipotética responsabilidad
del dueño de la obra en el accidente laboral. Decir, como se dice en el cuerpo
del motivo, que sólo a él es achacable la suspensión de la obra --por sus
dificultades económicas--, así como la reanudación de la misma, «dado el largo
tiempo transcurrido, omitió y eludió cualquier conocimiento sobre los
profesionales encargados de la obra, lo que resulta incompatible con la
diligencia exigida en el propio art. 1903 CC» (sic), además de carecer de
soporte probatorio en la resolución recurrida (que es inexcusable), y suponer
un planteamiento que no armoniza con el enunciado del motivo (en el que se
indica como infringido el art. 1902 CC), no aporta nada relevante al nexo
causal, siendo por lo demás evidente que el Sr. C. M. no se había reservado
ninguna función de vigilancia (tal y como se sienta en la instancia y se
reconoce en el motivo del recurso objeto de examen), ni tenía ninguna
responsabilidad sobre la seguridad de los trabajadores de la empresa
constructora (SS 27 Nov. 1993 y 21 Nov. 1998, entre otras).
Décimo: Como consecuencia de lo razonado en los fundamentos anteriores, al
desestimarse todos los motivos de los recursos de la entidad mercantil García-
Moñino Construcciones, S.L., y de la Sra. M. F. procede declarar no haber
lugar a los mismos, con imposición de las costas causadas en los respectivos
recursos de conformidad con lo establecido en el art. 1715.3 LEC. Las costas
correspondientes a la parte recurrida Sr. C. V. serán de cargo de la recurrente
Sra. M. F., sin que tenga interés jurídico alguno para acreditarlas en el recurso
de la otra parte demandada por no caber en nuestro sistema procesal la
legitimación contra codemandado.
La estimación del motivo sexto del recurso de D. Mariano G. M. conlleva la
declaración de haber lugar al recurso, la casación y anulación de la sentencia
recurrida y revocación de la del JPI, y la desestimación de la demanda
interpuesta por D.ª María Dolores M. F. con la absolución del referido
demandado Sr. G. M. Deben imponerse las costas de la primera instancia a la
parte demandante (art. 523, párrafo primero, LEC), no hacer expresa mención
de la de la segunda (art. 710, párrafo segundo, LEC), y pagar cada parte las
suyas en cuanto a las de la casación (art. 1715.2 LEC).
Fallamos
Que declaramos no haber lugar a los recursos de casación interpuestos por el
Procurador D. Luis Estrugo Muñoz en representación procesal de la entidad
mercantil García-Moñino Construcciones, S.L., y el Procurador D. Fernando
Gala Escribano en representación procesal de D.ª María Dolores M. F. que
actúa en su propio nombre y derecho y en representación legal de sus hijas
menores de edad D.ª María Encarnación y D.ª María Luisa P. M., y declaramos
haber lugar al recurso de casación interpuesto por el Procurador D. Luis
Estrugo Muñoz en representación procesal de D. Mariano G. M., contra la
sentencia dictada por la Secc. 3.ª de la AP Murcia el 14 May. 1997, rollo
184
341/1996, dimanante de los autos de juicio de menor cuantía núm. 550/1995
del JPI núm. 5 de la propia Capital, y, acordamos:
Primero: Casar y anular la sentencia recurrida, revocando la del JPI de 22 May.
1996 en la misma medida, en cuanto a D. Mariano G. M., respecto del que
desestimamos la demanda contra él formulada por D.ª María Dolores M. F. en
nombre y derecho propio y representación legal de sus hijas menores de edad,
absolviéndole de la pretensión por ésta ejercitada, con condena de la parte
actora a satisfacer las costas de la primera instancia y sin hacer especial
imposición de las de la alzada, todo ello con referencia a dicho demandado.
Segundo: Se mantiene el contenido de la sentencia recurrida en todo lo
restante.
Tercero: Se condena a los recurrentes García-Moñino Construcciones, S.L., y
D.ª María Dolores M. F. al pago de las costas de la casación de sus respectivos
recursos, comprendiéndose en las de la segunda las de la parte recurrida D.
Juan Francisco C. V. que actuó representado por el Procurador D. Pedro-
Antonio Pardillo Larena; y,
Cuarto: Cada parte deberá pagar las costas causadas a su instancia en cuanto
a las del recurso de D. Mariano G. M.
Lo pronunciamos, mandamos y firmamos.--Sr. Ortega Torres.--Sr. García
Varela.--Sr. Corbal Fernández.
ACCIDENTE DE TRABAJO. CULPA CONTRACTUAL.
Debe estimarse: omisión de medidas de seguridad. Irresponsabilidad de la
víctima. Cobertura parcial con seguro mercantil, por ocultación de riesgos.
CULPA EXTRACONTRACTUAL. No debe estimarse: empresa principal que no
intervenía en tareas de la contratista.
T.S.J. Principado de Asturias. (Sala de lo Social). Sentencia 25 enero 2002.P.:
González Rodríguez, Jorge.
[Rº Suplicación 1355/2000. Sentencia nº 225/2002]
Disp. aplic.: CC: arts. 1101 y 1902.- CCom.: art. 381.2.- L 50/1980 de 8 Oct.
(contrato de seguro): art. 10.- ET 1995: art. 4.2 y 19.- L 31/1995 de 8 Nov.
(prevención de riesgos laborales): arts. 14, 24.3 y 42.2.
El demandante fue víctima de accidente de trabajo del que ha resultado una
incapacidad permanente absoluta y en que se han incrementado las
prestaciones en un 50% por omisión de medidas de seguridad. Demanda aquí
una indemnización por daño culposo contra la empresa a la que prestaba sus
185
servicios y contra la principal para la que se llevaban a cabo las tareas en las
que sufrió el accidente. Está también demandada una aseguradora mercantil
con quien tenía concertada cobertura de riesgos civiles el empresario directo.
El fallo de instancia es absolutorio.
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias
estima en parte el recurso de suplicación y condena a indemnizar por culpa
contractual al empresario directo, cuya culpa ha sido la causa del percance, sin
que sea atendible la pretendida exoneración imputando a la víctima la causa
del hecho. Se extiende la responsabilidad a la aseguradora mercantil, pero sólo
en proporción a la diferencia entre la prima satisfecha y la que hubiera
correspondido si se hubieran manifestado la totalidad de los elementos de
riesgo concurrentes, lo que hace responsable único al empresario. Y se
desestima el recurso en relación con la responsabilidad extracontractual de la
empresa principal, que resulta ajena a la actividad de la contratista y de sus
trabajadores.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. El demandante sufrió un accidente de trabajo cuando prestaba
servicios en la empresa codemandada Sadim, que montaba una planta de
briqueteado y tratamiento de lodos en terrenos de la empresa codemandada
CSI Planos. El trabajador fue declarado afecto de incapacidad permanente
absoluta, por las secuelas derivadas del accidente, y a su empleadora el
Instituto Nacional de la Seguridad Social le impuso la obligación de incrementar
en el 50% las prestaciones de la Seguridad Social causadas, con fundamento
en el incumplimiento por la misma de medidas de seguridad relacionadas con
el siniestro; el recargo de las prestaciones se confirmó por sentencia judicial.
El demandante reclamó entonces una indemnización de 25.000.000 ptas. por
los daños y perjuicios de todo tipo derivados del accidente. Su pretensión,
dirigida contra las empresas Sadim y CSI Planos, así como contra la compañía
aseguradora ITT Ercos Seguros, no prosperó en el Juzgado de lo Social núm. 2
de los de Oviedo, que, situando la acción en el ámbito de la responsabilidad
extracontractual, la desestimó con un doble fundamento: no se acredita que el
daño causado sea imputable al empresario como consecuencia de su actuar
culposo; ese daño ha sido compensado por otras vías de reparación.
Segundo. Con un único motivo de recurso, por el cauce de la censura jurídica
que habilita el art. 191 c) de la LPL, denuncia el actor, ahora recurrente en
suplicación, la infracción, por interpretación errónea, de los arts. 1101 y 1902
del CC, en relación con los arts. 4.2 y 19 del ET, arts. 14 y 42.1 de la L
31/1995, de 8 Nov., de Prevención de Riesgos Laborales, y la jurisprudencia
que cita.
La crítica resulta, en sus líneas generales, acertada. Es en el ámbito de la
responsabilidad contractual --artículo 1101 del CC-- donde primero se sitúa la
cuestión litigiosa, pues el accidente ocurre en el marco del contrato de trabajo
concertado entre el actor y la empresa Sadim. El contenido obligacional de este
contrato se determina por diversas fuentes que concurren --la norma estatal o
colectiva, la autonomía privada y la costumbre (art. 3 del ET)--. Precisamente
una de las obligaciones exigidas al empresario es la de velar con diligencia y
eficacia por la salud y seguridad en el trabajo de las personas que emplea --
186
artículos 4.2 d) y 19.1 del ET, y 14.1 de la L 31/1995--, de forma que, en
cumplimiento del deber de protección eficaz, deberá garantizar la seguridad y
la salud de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados
con el trabajo --artículo 14.2 de la L 31/1995--; y el incumplimiento de tal
obligación dará lugar, aparte de a responsabilidades administrativas y, en su
caso, responsabilidades penales, a la que ahora exige el demandante por los
daños y perjuicios que derivan de ese incumplimiento --artículo 42.1 de la L
31/1995--.
Pero no conviene olvidar que la reparación por el empresario de los daños
causados en accidente de trabajo es un asunto cuyo conocimiento
jurisdiccional corresponde a los órganos judiciales del orden social, ya se
alegue la responsabilidad contractual, ya la extracontractual, ya ambas, al
poder concurrir en yuxtaposición --STS 4.ª de 30 Sep. 1997-- pues responden
al mismo principio general, deducible, entre otros, de los arts. 1101 y 1902 del
CC, según el cual todo autor o causante de un daño ha de repararlo --TS 4 de
17 Feb. 1999--.
La responsabilidad del empresario objeto de examen es responsabilidad por
culpa en su sentido clásico y no objetiva o cuasiobjetiva. Así lo expresa la TS S
4.ª de 30 Sep. 1997 --doctrina seguida por la TS S 4.ª de 17 Feb. 1998-- «en
materia de accidentes de trabajado y enfermedades profesionales que gozan
de una protección de responsabilidad objetiva, venir a duplicar ésta por la vía
de la responsabilidad por culpa contractual o aquiliana, que nunca podrá ser
universal como la prevenida en la legislación social ni equitativa entre los
distintos damnificados, como la legislada, más que ser una mejora social se
trasforma en un elemento de inestabilidad y desigualdad», «por ello, en este
ámbito, la responsabilidad por culpa ha de ceñirse a su sentido clásico y
tradicional, sin ampliaciones que están ya previstas e instauradas, con más
seguridad y equidad».
Ahora bien, es un dato fáctico y jurídico indiscutible que el accidente de trabajo
donde se lesionó el demandante se produjo por falta de medidas de seguridad -
-los transportadores no disponían de frenos y dispositivos para la parada de la
maquinaria; las cintas transportadoras y tambores no estaban cubiertas; el
transportador, elevado a una altura de 2,5 m, no estaba provisto de barandillas
y plintos, etc.--, lo que justificó la imposición a la empresa de una sanción
administrativa y del recargo de las prestaciones de Seguridad Social. La
sentencia de instancia reconoce la existencia de dicha falta pero no extrae las
consecuencias jurídicas necesarias, toda vez que incumbiendo al empresario,
según ya ha sido analizado, la adopción de tales medidas de seguridad, su
ausencia a él le ha de ser imputable, al menos por culpa, salvo que de modo
claro y terminante acredite que tras poner la diligencia necesaria para cumplir
con la deuda de seguridad la omisión, sin embargo, se produjo pero por
circunstancias extrañas a su actuación.
Deja sin identificar el Juzgador de lo Social la causa por la que la falta de
medidas de seguridad no es imputable a la empresa, quien en su defensa
atribuye al trabajador demandante la acción peligrosa que produjo el
accidente y la culpa exclusiva del mismo. Esta atribución fue objeto de
análisis en el proceso substanciado a instancias de la empresa para
impugnar el recargo de prestaciones impuesto por el Instituto Nacional de
la Seguridad Social y la sentencia de esta Sala de lo Social del TSJ
Principado de Asturias, dictada el 16 Abr. 1998, realizó unas reflexiones
187
que, aun expuestas para resolver la pretensión relativa al recargo,
mantienen su consistencia argumental y pertinencia al conocer de la
pretensión de responsabilidad por culpa. Es ilegal «todo intento de
atribuir al propio accidentado el deber jurídico de disponer la adopción de
tales medidas y de proveer a su efectiva instalación» pues «los cometidos
de dirección que asume en su contrato, no tienen nada que ver con la
dirección y el gobierno de la empresa, refiriéndose, en cambio, a la
dirección técnica de las labores de instalación, que es algo bien distinto,
aunque, tergiversando los conceptos con el simple pretexto semántico de
la palabra dirigir, se trate de presentar las cosas de otra manera». «El nexo
causal entre la conducta de infracción de la empresa... y el resultado accidental
sólo puede ser interferido o anulado por una conducta del trabajador que, sin
precisar ser temeraria, debe, en cambio, manifestarse como eficiente, es decir,
como causa única del evento, de manera que éste no se habría producido,
pese a la falta de medidas de seguridad, de no concurrir aquél comportamiento
del accidentado que además ha de reunir las características de ilícito civil, no
necesariamente temerario pero sí --sin prescindir de su esencial efectividad o
eficiencia-- irregular, inadecuado a las reglas del oficio, imprudente en todo
caso y observado al margen del cumplimiento de las prestaciones de hacer a
que el contenido del contrato obliga». «No vale, por tanto, decir que en esta
clase de comportamiento incurrió el trabajador, cuando salvó los huecos no
protegidos sin parar la cinta, ., en la medida en que, si la obligación del
trabajador... [art. 5.º a) del ET] era comprobar el funcionamiento de la
instalación... mal podría cumplirla no estando la instalación en funcionamiento.
A partir de aquí es evidente que su acceso a la cinta, necesariamente en
marcha, tuvo que discurrir por lugares que, reglamentariamente precisados de
protección, carecían de ella, defecto en ningún sentido imputable al propio
operario».
Concurren, por tanto, los requisitos para exigir a la empresa Sadim la
responsabilidad por los daños y perjuicios derivados del accidente.
Tercero. Sobre la indemnización compensadora del daño causado las reglas
aplicables son las siguientes:
a) «En el ámbito laboral y a falta de norma legal expresa que baremice las
indemnizaciones o establezca topes a su cuantía, en principio, la
indemnización procedente deberá ser adecuada, proporcionada y suficiente
para alcanzar a reparar o compensar plenamente todos los daños y perjuicios
(daño emergente, lucro cesante, daños materiales y morales), que como
derivados del accidente de trabajo se acrediten sufridos en las esferas
personal, laboral, familiar y social» (TS S 4.ª de 17 Feb. 1999).
b) Existe un solo daño que hay que compensar, sin perjuicio de las distintas
reclamaciones que puedan plantearse (TS S 4.ª de 10 Dic. 1998).
c) Ha de mantenerse la proporcionalidad entre el daño y la reparación para
evitar tanto que esta última sea inferior a aquél y no lo compense plenamente,
como que lo exceda (TS SS 4.ª de 17 Feb. 1999 y de 2 Oct. 2000).
d) Para determinar la indemnización compensadora de los daños y perjuicios
derivados de un accidente laboral deben detraerse o computarse las
prestaciones reconocidas de acuerdo con la normativa protectora de la
Seguridad Social, aunque sin incluir en la detracción o computo el recargo de
las prestaciones de Seguridad Social causadas por el trabajador accidentado
impuesto a la empresa por la infracción de medidas de seguridad. La exclusión
188
de este recargo obedece a que «es independiente de aquella indemnización,
consistiendo en una institución específica y singular de nuestra normativa de
Seguridad Social no subsumible plenamente en otras figuras jurídicas típicas»
(TS S 4.ª de 2 Oct. 2000, que analiza con detalle la autonomía del recargo
frente a la indemnización por daños).
Pues bien, a partir de la ineludible base de los hechos acreditados en la
instancia, resulta que el demandante, nacido en el año 1941 y de estado civil
casado, compatibilizaba la percepción de una pensión de incapacidad
permanente total con el trabajo por cuenta ajena en actividad distinta a que
justificó la declaración de invalidez, con el consiguiente incremento de ingresos;
tras el accidente ha sido declarado invalido absoluto y percibe la prestación
correspondiente de Seguridad Social en cuantía acorde con el salario que
obtenía, pero en cambio no recibe la pensión de incapacidad permanente total,
incompatible con aquélla. Las características del accidente y su grave resultado
lesivo --amputación traumática del brazo derecho a nivel del tercio proximal de
húmero y reacción depresiva reactiva-- son asimismo factores decisivos para
valorar los daños y perjuicios de todo tipo derivados del siniestro, los cuales no
pueden estimarse compensados con la prestación de invalidez y la
indemnización de 2.000.000 satisfecha al trabajador en virtud de una póliza de
accidentes personales suscrita por la empresa (el actor en su demanda para
fijar la indemnización ya deducía esta cantidad de 2.000.000 ptas.). La
compensación plena, teniendo en cuenta las circunstancias personales y
laborales, en el marco de las reglas antes expuestas, justifica como adecuado,
proporcionado y suficiente el abono adicional al demandante de la cantidad de
10.000.000 ptas.
Cuarto. El actor dirige su pretensión indemnizatoria no sólo contra la empresa
Sadim, en la cual prestaba servicios, sino también contra la empresa Aceralia
Corporación Siderúrgica, S.A. (en la fecha del accidente CSI Planos, S.A.) y la
compañía aseguradora ITT Ercos.
El mero hecho de ocurrir el accidente en terrenos de la empresa Aceralia,
donde Sadim procedía a instalar una planta para desarrollar su actividad
de tratamiento y briqueteado de lodos siderúrgicos, es insuficiente para
sostener la existencia de una relación, como empresario principal y
contratista, que constituyera a Aceralia en garante de la seguridad de los
trabajadores destinados en la contrata --artículos 24.3 y 42.2 de la L
31/1995--. Entre el demandante y esta empresa no existía, por otra parte,
vinculo generado por el contrato de trabajo, ante lo cual la única
responsabilidad posible es la extracontractual regulada en los arts. 1902 y
1903 del CC; empero, falta el nexo causal entre una acción u omisión de la
citada empresa y el accidente, de modo que está ausente un requisito
esencial para hacer a una persona, física o jurídica, responsable del daño
causado.
Sobre la responsabilidad de la compañía aseguradora el Juzgador de instancia,
con valor de hecho probado, declara que además de la póliza suscrita por
Sadim con ITT ERCOS para cubrir los accidentes personales, en virtud de la
cual recibió el accidentado la cantidad de 2.000.000 ptas., la empresa había
contratado con el asegurador una póliza de multirriesgo para una actividad
distinta y de mínima siniestralidad previsible --reciclaje de los lodos
procedentes de la siderurgia-- a la realizada cuando sobrevino el accidente --
montaje de la planta de tratamiento y briqueteado de lodos--; recoge asimismo
189
la sentencia que en la póliza el riesgo se situaba en la antigua acería LD-1
recinto Ensidesa, Avilés-Asturias. Tales datos, que el demandante no discute
por la vía del art. 191 b) de la LPL, única mediante la cual puede modificarse el
relato fáctico, fueron aducidos por la compañía aseguradora para rechazar en
el juicio oral el siniestro y ponen de manifiesto inexactitudes importantes en la
delimitación del riesgo. Era deber del tomador del seguro declarar al
asegurador todas las circunstancias por él conocidas que pudieran influir
en la valoración del riesgo, pero su incumplimiento en este extremo no
puede producir consecuencias mayores que las establecidas en el art. 10
de la L 50/1980, de 8 Oct., de Contrato de Seguro, invocado por el
recurrente en el desarrollo de su motivo y por la empresa Sadim en el
escrito de impugnación del recurso de suplicación. En citado art. 10 se
modifica el régimen anterior recogido en el CCom. --artículo 381.2--, que
sancionaba con la nulidad del contrato de seguro la inexacta declaración
del asegurado, aun hecha de buena fe, cuando tuviera influencia en la
estimación de los riesgos. A grandes rasgos, en la regulación vigente si el
asegurador antes del siniestro conoce la anomalía puede optar por
rescindir el contrato y si su conocimiento es posterior únicamente queda
liberado en el supuesto de obedecer la inexactitud u omisión a dolo o
culpa grave del tomador y acreditarlo así aquél; por el contrario, cuando
la actuación del tomador se produce de buena fe o por culpa leve,
persiste la responsabilidad del asegurador aunque su prestación se
reducirá proporcionalmente a la diferencia entre la prima convenida y la
que hubiese aplicado de haberse conocido la verdadera entidad del
riesgo.
En el caso presente no se acredita dolo o culpa grave del tomador en su
defectuosa delimitación del riesgo, como tampoco se acredita el conocimiento
de la inexactitud por el asegurador antes de la demanda y la solución acertada
es reducir la prestación en la medida alegada por la compañía aseguradora,
ante la falta de datos y argumentos alegados por el recurrente y el tomador que
desvirtúen sus explicaciones: la diferencia entre la prima convenida con la
empresa Sadim --149.860 ptas.-- y la que hubiese aplicado --360.000 ptas.--
supone que la aseguradora ITT Ercos sólo es responsable del 41,6% de la
indemnización fijada. Ni la disciplina legal del contrato de seguro, ni el principio
general de buena fe, ni el principio específico in dubio pro asegurado, ni, por
último, el texto de la póliza suscrita por las partes permiten otra solución, más
favorable o más perjudicial para el tomador y el asegurado.
Quinto. Reclama, por último, el recurrente, «los intereses legales
correspondientes, calculados desde el día de la conciliación...» pero ni
fundamenta de forma adecuada su petición, ni concurren los requisitos de la
previa certeza y liquidez de la deuda precisos para tal pronunciamiento, ni
puede dejarse a un lado que las cuestiones litigiosas no eran, objetivamente,
de decisión pacífica.
Procede, consiguientemente, la estimación parcial del recurso de suplicación.
INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS DERIVADOS DE ACCIDENTE
DE TRABAJO. RESPONSABILIDADES EN CONTRATAS. CONCEPTO DE
«PROPIA ACTIVIDAD». COLOCACIÓN DE POSTES PARA EL TENDIDO DE
LÍNEA TELEFÓNICA.
190
T.S. (Sala Cuarta, de lo Social). Sentencia 22 noviembre 2002.
P.: Gullón Rodríguez, Jesús.
[Rº Casación para Unificación de Doctrina 3904/2001]
Disp. aplic.: ET 1995: art. 42.2.- L 31/1995 de 8 Nov. (Prevención de Riesgos
Laborales): arts. 24.3 y 42.2.
El demandante estaba prestando servicios para la empresa CIS, S.A., en virtud
de un contrato temporal, para obra o servicio determinado, que tenía por objeto
la instalación, mantenimiento y montaje de líneas y cables telefónicos en la
provincia de Segovia. Esta actividad la llevaba a cabo la empresa en virtud de
un contrato de ejecución de obra que suscribió con Telefónica de España, S.A.
para las líneas y cables de creación de la red en dicha provincia. El
demandante sufrió un accidente de trabajo mientras prestaba servicios al
realizar una maniobra de descarga de un poste de conducción telefónica desde
el camión al suelo. Sufrió lesiones que le ocasionaron su muerte. La viuda
plantea una demanda en reclamación de una indemnización por daños y
perjuicios, siendo demandados la empresa CIS, S.A., Telefónica de España,
S.A., y las respectivas compañías aseguradoras. Telefónica de España tiene
concertada una póliza por responsabilidad civil. La Inspección del Trabajo no
levantó acta de infracción y la actuaciones penales fueron archivadas por auto
de sobreseimiento. El Juez de lo Social dictó sentencia desestimando la
demanda. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia estimó
parcialmente el recurso planteado por la demandante, condenando
solidariamente a los demandados a una cantidad inferior a la reclamada.
Telefónica de España, S.A., interpone recurso de casación para la unificación
de doctrina que es desestimado por la Sala 4ª del Tribunal Superior porque la
actividad contratada por la empresa del trabajador accidentado se puede
calificar como actividad propia de la empresa principal ya que es el soporte
permanente de la actividad de telefonía por lo que forma parte del ciclo
productivo de Telefónica. A ello debe unirse la existencia de falta de adopción
de medidas de seguridad por parte de la empresa principal, la cual tenía
conocimiento del desarrollo de las tareas que se llevaban a cabo, bajo su
control, en lo que se puede calificar como su centro de trabajo, aunque éste
sea un despoblado o en el campo.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Tal y como consta en el detallado relato histórico de la sentencia de
instancia, el trabajador que resultó accidentado prestaba servicios en la
empresa Cobra Instalaciones y Servicios, S.A., llevando a cabo las funciones
propias de su categoría de oficial de 3.ª en la obra que dicha empresa había
contratado desde el 1 Abr. 1999 con la principal Telefónica de España, S.A.,
para la instalación, mantenimiento y montaje de líneas y cables telefónicos en
la provincia de Segovia. El día 22 Dic. 1999, el referido trabajador realizaba en
la localidad de Sotosalbos (Segovia) la maniobra de descarga de un poste de
191
conducción Telefónica desde un camión que manejaba otro trabajador de la
misma empresa contratada, siendo golpeado por uno de esos postes, de más
de 150 kilos de peso y ocho metros de longitud, lo que le produjo heridas de tal
gravedad que determinaron su fallecimiento por aplastamiento del cráneo, que
en ese momento no estaba protegido por ningún medio.
Su viuda instó en su propio nombre y en el de un hijo menor del matrimonio,
demanda de responsabilidad derivada de tales hechos, valorando los daños y
perjuicios sufridos en 42 millones de pesetas, frente a la empresa principal,
Telefónica y la aseguradora Allianz, con la que tenía suscrita póliza en vigor de
accidentes, frente a la contratista Cobra Instalaciones y la compañía de
seguros Gerling-Konzern con la que a su vez dicha empresa también tenía la
oportuna póliza concertada y en vigor para cubrir los riesgos derivados de
accidente de trabajo. El Juzgado de lo Social de Segovia dictó sentencia el 30
May. 2001 en la que desestimó la demanda.
Segundo. Interpuesto recurso de suplicación por la demandante, la Sala de lo
Social del TSJ Castilla y León, sede de Burgos, en S 30 Jul. 2001, estimó en
parte el recurso y condenó de forma conjunta y solidaria a las demandadas al
abono de la cantidad de 20.000.000 ptas. por daños y perjuicios derivados del
referido accidente.
Como elementos relevantes para la referida condena, la sentencia de la Sala
de Burgos, que ahora se recurre en casación para la unificación de doctrina,
parte de la base de que el accidente de trabajo se produjo, en primer lugar, a
causa de la ausencia de exigibles medidas de seguridad, cuya observancia y
cumplimiento eran exigibles tanto a la empresa contratista para la que
trabajaba el accidentado, Cobra Instalaciones, como a la propietaria de la obra,
Telefónica de España, S.A., puesto que la actividad se realizaba en virtud de la
contrata – montaje de líneas y cables telefónicos aéreos mediante postes en
zona no urbana – y pertenecía al círculo de la propia actividad de la principal.
Además, se llega a la conclusión de que aunque el accidente se produjo en
zona abierta no urbana, en el campo, ese lugar en el que se llevaba a cabo la
descarga de los postes para situarlos en el trazado aéreo de la línea era
realmente un centro de trabajo de Telefónica. Estas circunstancias
detalladamente desarrolladas en la sentencia recurrida, en relación con los
preceptos que se decían denunciados en el recurso de suplicación, condujeron
a la Sala a extender la condena solidariamente también a Telefónica, respecto
de la que se decía que concurría el mismo elemento culpabilístico que en
«Cobra Instalaciones... por tener conocimiento de las condiciones en las que se
realizaba la descarga del poste, ya que se efectuaba en su propio centro de
trabajo, y no haber adoptado las medidas precisas para evitar el riesgo
existente».
El recurso de casación para la unificación de doctrina lo plantea la empresa
Telefónica de España, S.A., invocando como soporte del mismo la sentencia de
contradicción dictada por la misma Sala de lo Social de Burgos, de fecha 27
May. 1997. En ésta se resuelve también la reclamación de indemnización de
daños y perjuicios derivados de un accidente de trabajo sufrido por un
trabajador a consecuencia del que se le declaró en situación de incapacidad
192
permanente total para su profesión habitual, con un recargo en las prestaciones
del 40% por falta de medidas de seguridad. Como elementos de hecho más
relevantes en la referida sentencia, cabe destacar que en este caso, la
compañía Telefónica había contratado con otra empresa, Soltecni, S.A., la
ejecución de todas las obras de canalización y zanja, que representaban el
100% del programa de proyectos y obras para la provincia de Burgos. A su vez
esa empresa subcontrató con una tercera, Excavaciones y Contratas Menper,
S.L., la apertura de zanjas en determinadas calles de la localidad de Burgos
para la colocación subterránea de los cables correspondientes. Mientras se
llevaba a cabo esa tarea, una de las zanjas que no estaba entibada, cedió
atrapando en su interior al trabajador accidentado. La sentencia de instancia
condenó solidariamente únicamente a las dos empresas de la cadena de
contratas, Soltecni y Excavaciones, y absolvió a la principal Telefónica. El
razonamiento jurídico central lo situó la sentencia de contraste en el hecho de
no haber quedado acreditado que Telefónica «... tenga como actividad propia la
realización de zanjas y obras para sus instalaciones, sino... la explotación del
servicio de comunicaciones telefónicas», de lo que excluía la aplicación del art.
42.2 del ET. Por otra parte, de ese hecho extraía la conclusión definitiva de
cara a la no extensión de la responsabilidad hacia Telefónica de que «no se
aprecia existiera actuación negligente o incorrecta de la empresa principal».
Los hechos, los fundamentos y las pretensiones de las sentencias que se
acaban de comparar son sustancialmente iguales y se cumple por ello el
requisito de viabilidad que para el recurso de casación para la unificación de
doctrina exige el art. 217 de la LPL. Aunque aparentemente en la sentencia
recurrida se afirma que existió responsabilidad en materia de prevención de
riesgos laborales por parte de Telefónica y en la de contraste se excluye, al
imponerse el recargo por falta de medidas de seguridad únicamente a la
empresa subcontratada que realizaba materialmente la zanja, lo cierto es que
esa conclusión se extrae en los dos casos de una premisa previa que se
resuelve de manera contradictoria en ambas sentencias, que es la
determinación del concepto «propia actividad» referido a la realización de las
obras de instalación de los tendidos aéreos o subterráneos del cableado
telefónico, que se corresponde a menudo simplemente con el ámbito urbano o
no de tales instalaciones. Después, una vez deslindado ese problema, la
inclusión de la responsabilidad solidaria de la empresa principal como hace la
sentencia recurrida o su exclusión, como afirma la de contraste, es una mera
consecuencia o conclusión de lo anterior, pues en ambos casos se parte de la
realidad de que la ausencia de medidas de seguridad determinó la producción
del accidente.
Por otra parte, es cierto que la sentencia recurrida aplica el art. 42.2 de la L
31/1995, de 8 Nov., de Prevención de Riesgos Laborales, vigente en el
momento en que ocurrieron los hechos, derogado por el RDLeg. 5/2000, de 4
Ago., por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y
Sanciones en el Orden Social, cuyo art. 42.3 contiene ahora la misma
redacción del precepto derogado, y que la sentencia de contraste, por razones
temporales obvias, no aplicó tales preceptos, sino que argumentó sobre la
aplicabilidad del art. 153.2 de la Ordenanza de Seguridad e Higiene de 1971 y,
desde luego, el art. 42.2 del ET. Pero esa circunstancia es irrelevante a efectos
193
de afirmar la disparidad entre las sentencias comparadas, teniendo en cuenta
lo que se argumentó anteriormente sobre el núcleo, la esencia de la
contradicción en los términos en que viene dado por los hechos, fundamentos y
pretensiones sustancialmente iguales en ambos casos. Procede, en
consecuencia que la Sala entre a conocer del fondo del litigio y fije la doctrina
que resulte ajustada a Derecho.
Tercero. La empresa recurrente afirma que la sentencia que impugna ha
infringido el art. 42.2 y el 24.3 de la L 31/1995, de 8 Nov., de Prevención de
Riesgos Laborales a la hora de resolver los dos puntos cruciales planteados y
que de manera vinculada han de resolverse. El primero de los referidos
problemas que conviene abordar por razones de método es el relativo a si
la instalación del tendido aéreo de líneas telefónicas por medio de postes
colocados a lo largo de su trayecto supone el ejercicio de lo que el art.
24.3 antes citado denomina, al igual que el art. 42 del ET «propia
actividad» de la empresa comitente o principal y la respuesta que ha de
darse es la misma que se dio en la sentencia recurrida, desde el momento
en que esas obras, esas instalaciones, esas labores a realizar constituyen
el soporte permanente de la actividad de telefonía, que es la básica de la
empresa recurrente. Siguiendo nuestra doctrina sobre el alcance del
referido concepto legal contenida en la S 24 Nov. 1998, en la que se cita la de
18 Ene. 1995, lo que determina que una actividad sea «propia» de la empresa
es su condición de inherente a su ciclo productivo. En este caso, no se concibe
el desarrollo de la actividad de telefonía sin las propias líneas, que forman parte
de la empresa misma y que además requerirán siempre de atenciones y
mantenimiento para la correcta prestación del servicio de telefonía. La
colocación del tendido que llevaba a cabo la empresa contratista es por
tanto algo que forma parte del ciclo productivo de la principal como
inherente a las actividades propias de la prestación de los servicios de
telefonía.
De lo anterior se desprende que si la colocación de postes del tendido aéreo de
líneas telefónicas forma parte de la actividad propia de la empresa que va
prestar sus servicios de telefonía por medio de esa estructura o red, el lugar
donde se están realizando esas tareas de colocación de los elementos
materiales que la soportan, aunque sea en despoblado o en el campo, como en
este caso, realmente constituye un centro de trabajo de la empresa principal
que ha contratado las tareas.
En consecuencia, si el accidente de trabajo en el que murió el operario
accidentado se produjo en las condiciones descritas, resulta aplicable en la
forma en que lo hizo la sentencia recurrida el art. 42.2 de la L 31/1995, de 8
Nov., de Prevención de Riesgos Laborales, hoy 42.3 del RDLeg. 5/2000, de 4
Ago., por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y
Sanciones en el Orden Social, extendiendo la responsabilidad de las
consecuencias indemnizatorias de los daños y perjuicios sufridos tanto a la
empresa contratista como a la principal, tal y como previene, a su vez, el art.
23.3 de la L 31/1995.
194
Como se dice en nuestra S 5 May. 1999 (Rec. 3656/1997), «es, por tanto, el
hecho de la producción del accidente dentro de la esfera de la
responsabilidad del empresario principal en materia de seguridad e
higiene lo que determina en caso de incumplimiento la extensión a aquél
de la responsabilidad en la reparación del daño causado, pues no se trata
de un mecanismo de ampliación de la garantía en función de la contrata,
sino de una responsabilidad que deriva de la obligación de seguridad del
empresario para todos los que prestan servicios en un conjunto
productivo que se encuentra bajo su control».
Cuarto. Tal y como se ha argumentado, la aplicación que hizo la sentencia
recurrida de los preceptos que se dicen infringidos fue ajustada a Derecho, lo
que determina la necesidad de desestimar el recurso, con imposición de costas
a la empresa recurrente y decretando la pérdida del depósito constituido para
recurrir.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DE LA EMPRESA
CONTRATISTA POR EL FALLECIMIENTO DE TRABAJADOR
SUBCONTRATADO
2038--TS 1.ª S 16 May. 2003.--Ponente: Sr. Auger Liñán.
RESPONSABILIDAD CIVIL.--Extracontractual.--Del empresario respecto de
los perjuicios causados por sus dependientes.--Interpretación extensiva
de la condición de empleado.--Responsabilidad directa y distinta de la del
autor material del daño.
El art. 1903.1 CC establece un sistema de inversión de la carga de la prueba,
ya que corresponde al responsable por el hecho u omisión de otro acreditar
que no tiene responsabilidad por haber obrado de acuerdo con la diligencia de
un buen padre de familia para prevenirlo; si no lo acredita, demuestra su
culpabilidad y por ello se le sanciona. El empresario, en virtud del art. 1902 del
mismo Texto Legal, parece que ha de responder de los actos de su
dependiente cuando y en cuanto éste obra como instrumento o pieza
indispensable para el funcionamiento de la empresa. Y frente a una
interpretación estricta de la condición de empleado, la jurisprudencia ha
contemplado de modo muy liberal la relación personal entre el causante de un
daño y la persona relacionada con él, de quien se le puede hacer responsable.
La más reciente doctrina, y la jurisprudencia, vienen proclamando que la
responsabilidad impuesta por este precepto a los que deben responder por
otras personas que de algún modo les están sometidas, no es subsidiaria sino
directa, ya que se establece por incumplimiento de los deberes que imponen
las relaciones de convivencia social, de vigilar a las personas y a las cosas que
están bajo la dependencia de determinadas personas y de emplear la debida
cautela en la elección de servidores y en la vigilancia de sus actos. La
responsabilidad del empresario es de naturaleza autónoma, distinta e
independiente de la que el art. 1902 del Código atribuye al autor material del
daño (Cfr. TS SS 16 Abr. 1973 y 26 Jun. 1984).
195
Extensión de la responsabilidad del comitente a los daños causados por
el contratista.--Necesidad de una relación de jerarquía entre ambos.
En el caso enjuiciado se plantea el problema relativo a si el comitente --en el
contrato de obra-- responde o no de los daños que ocasione el contratista,
directamente o por medio de sus empleados. O, dicho en otros términos, si el
supuesto de responsabilidad por hecho ajeno contemplado en el párr. 4.º del
art. 1903 CC es extensible a la relación jurídica entre comitente y contratista.
En este sentido hay que afirmar que la responsabilidad tipificada en ese
precepto requiere como presupuesto indispensable una relación jerárquica o de
dependencia entre el ejecutor causante del daño y la empresa demandada, sin
olvidar que cuando se trata de contratos entre empresas no determinantes de
relación de subordinación entre ellas falta toda razón esencial para aplicar la
norma; se trata de una responsabilidad directa del empresario que requiere
indefectiblemente una relación jerárquica o de dependencia entre el causante
del daño y el primero y siempre, por supuesto, que se acredite la culpa o
negligencia del dependiente, puesto que, como señala el último párrafo de
dicho artículo, cuando se pruebe el empleo de toda la diligencia de un buen
padre de familia para prevenir el daño cesará tal responsabilidad. Esta
interpretación jurisprudencial que abarca todos los supuestos de
responsabilidad del empresario en relación con los arts. 1902 y 1903 CC,
aclara la racional apreciación contenida en la sentencia impugnada, que
atribuye responsabilidad a la empresa contratista por el fallecimiento de un
empleado de la entidad subcontratista --por caída al vacío desde un andamio
que carecía de barandilla y redes de protección--, toda vez que de la lectura del
contrato se desprende que esta última actuaba bajo la dirección de la primera y
en el plan general de obra contratado por ella (Cfr. TS 1.ª SS 4 Ene. 1982, 2
Nov. 1983, 3 Abr., 26 Jun. y 6 y 9 Jul. 1984, 30 Nov. 1985 y 20 Dic. 1996).
Normas aplicadas: arts. 1.6, 1.7, 1902 y 1903 CC.
Madrid, 16 May. 2003.
Visto por la Sala 1.ª del TS el recurso de casación contra la sentencia dictada
en grado de apelación por la AP Madrid, Secc. 14.ª, como consecuencia de
autos, juicio de menor cuantía núm. 871/1993, seguidos ante el JPI núm. 12 de
Madrid, sobre reclamación de cantidad, el cual fue interpuesto por Necso
Entrecanales Cubiertas, S.A., representada por el Procurador de los Tribunales
D. Luis Pozas Granero y defendida por el Letrado D. Miguel Díaz-Tena Feito,
en el que es recurrida D.ª Miguela M. A. en su propio nombre y en
representación de sus hijas menores de edad María Vicenta y María Fernanda
B. M., representada por la Procuradora D.ª Angustias del Barrio León y
defendida por la Letrada D.ª M.ª Cruz Bagante García.
(. . .)
Ha sido Ponente el Magistrado Sr. Auger Liñán.
Fundamentos de Derecho
196
Primero: La empresa Iberia, Líneas Aéreas Españolas, S.A., celebró un
contrato de ejecución de obra el día 8 May. 1988 con la empresa Entrecanales
y Tavora, S.A. (hoy Cía. Necso Entrecanales Cubiertas, S.A.) para construir un
hangar núm. 6, en el polígono industrial «La Muñoza» (Barajas). Entrecanales y
Tavora, S.A., el día 1 Oct. 1989 subcontrató para la ejecución de su obra a
varias empresas, entre ellas, Montajes Metálicos Riva, S.A. El día 8 Sep. 1989
D. Manuel B. A., empleado de la subcontratista, se encontraba trabajando en
un andamio a una altura de 25 m del suelo, el cual carecía de protección de
barandilla y rodapiés en su parte posterior y de redes de protección, y resbaló
cayendo al vacío, por lo que sufrió lesiones que determinaron su fallecimiento.
La Inspección de Trabajo impuso sanción económica a las empresas
contratista y subcontratista, con responsabilidad solidaria. Iniciado
procedimiento penal, por sentencia firme de la AP Madrid, Secc. 6.ª, de fecha
28 Sep. 1992, que revocó en parte la dictada en juicio de faltas, condenó al
encargado de Montajes Metálicos Riva, S.A., y a esta empresa a la
indemnización a los herederos del fallecido por importe de 8.000.000 de
pesetas, absolviendo a Entrecanales y Tavora, S.A.
Por D.ª Miguela M. A., esposa del fallecido, en su propio nombre y derecho y
en nombre y representación de sus hijas menores de edad María Vicenta y
María Fernanda B. M., formuló demanda de responsabilidad civil por culpa
extracontractual contra Entrecanales y Tavora, S.A., interesando el cobro de la
cantidad de 22.000.000 de pesetas. Por sentencia dictada en primera instancia
se desestimó íntegramente la demanda. La demandante formuló recurso de
apelación y por sentencia dictada por la AP Madrid, que revocó la anterior
sentencia, estimó parcialmente la demanda y condenó a la empresa
demandada al pago de 9.000.000 de pesetas con intereses legales desde la
interposición de la demanda a favor de los demandantes.
Contra la anterior sentencia ha formulado recurso de casación la empresa
demandada.
Segundo: El motivo primero se formula al amparo del art. 1692.4.º de la LEC,
por violación del art. 1.6 del CC, en virtud de que la recurrente estima que se
ha producido tal violación por haber utilizado la sentencia recurrida como único
fundamento legal la sentencia de esta Sala de 26 May. 1989, lo que implica
para la recurrente que la sentencia desconoce que la jurisprudencia no es
fuente de derecho del hecho y que el CC califica de jurisprudencia tan sólo la
doctrina del TS que se establezca de modo reiterado.
El motivo no debe ser atendido. En el recurso de apelación el Tribunal
sentenciador acoge para su resolución y estudio todas las cuestiones de hecho
y de derecho que se plantean en los términos delimitados por la demanda y por
la contestación que se han producido en la primera instancia, sin que exista la
limitación formal que para plantear motivos de casación la Ley prevé para este
último recurso. En la sentencia impugnada se produce el fallo por la
interpretación soberana que ha hecho de los hechos sometidos a su
consideración y la cita de la sentencia antedicha no puede entenderse, dado el
tipo de recurso que se resuelve, de otra forma que la de complemento de la
interpretación del precepto jurídico aplicable (arts. 1902 y 1903 del CC). Sin
197
perjuicio de que la sentencia invocada podía ser complementada con gran
cantidad de sentencias que inciden en la interpretación acogida.
Para que la jurisprudencia cumpla su función complementaria es necesario que
posea los siguientes requisitos, según doctrina constante del TS:
-- Una cierta dosis de estabilidad de los criterios o doctrinas, manifestada en la
reiteración de su utilización o aplicación.
-- Es necesario que los criterios o doctrinas hayan sido utilizados como razón
básica para adoptar la decisión (ratio decidendi). No tienen, por consiguiente,
valor de jurisprudencia las afirmaciones que el TS puede haber hecho con
carácter incidental o como argumentaciones subsidiarias o a mayor
abundamiento (obiter dicta).
La sentencia recurrida cita la sentencia de esta Sala para aclarar la aplicación
del precepto legal procedente y no como una invocación de fuente de derecho,
y así lo hace por tratarse de un supuesto prácticamente igual al de autos, en el
que fue parte la empresa recurrente.
El ap. 7 del art. 1 del CC consigna el deber inexcusable de los jueces y
tribunales de resolver en todo caso los asuntos que conozcan, atendiéndose al
sistema de fuentes establecido. El mandato legal proscribe por lo tanto toda
decisión judicial no asentada en el sistema de fuentes, pero no ha de olvidarse
los supuestos de autointegración y heterointegración del ordenamiento jurídico,
tarea que en sí misma no es más que, en sentido formal, una aplicación del
Derecho, pero que hasta cierto punto pueden detectarse en ellas matices de
creación, naturalmente, dentro de la fuente de Derecho de la que proceda
partir, una vez seleccionada debidamente.
En relación al ap. 6 del mismo artículo, la TS S 22 Jul. 1944 declara que
cuando la jurisprudencia ha fijado una determinada interpretación legal, debe
ésta ser mantenida, en aras de la certidumbre y la seguridad de las relaciones
jurídicas, en tanto no se demuestre de modo indubitable la autonomía de ella
con el verdadero contenido de la Ley.
Tercero: El segundo motivo se formula al amparo del art. 1692 de la LEC, por
violación del art. 24.1 de la CE, en relación a los arts. 7.1 y 3 de la LOPJ, en
cuanto que la recurrente alega el derecho a obtener la tutela efectiva de los
jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin
que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.
En realidad la invocación de los preceptos contenidos en este motivo se
refieren a la posible indefensión que haya sufrido la recurrente. De haber
ocurrido tal cosa, solo podría tener lugar en el curso del procedimiento y tendría
que ser denunciada al amparo del art. 1692.3 con cita del precepto procesal
infringido. Tal indefensión no ha tenido lugar pues no puede asimilarse a ella la
desestimación de la pretensión, en este caso opositora, que se produzca en la
sentencia recurrida. En relación al ap. 7 del art. 1.º del CC, la TC S 22 Abr.
1997 declara que el derecho constitucional a la tutela efectiva de los derechos
198
comprende el de obtener una resolución fundada en derecho que podrá ser de
inadmisión cuando concurra causa legal para ello y así lo acuerde el juez o
tribunal en aplicación razonada de la misma. Y la TS S 2 Feb. 1995 establece
que la tutela efectiva no comporta que la resolución pretendida sea favorable a
los intereses de quien la propugna, sino obtenerla de modo que en forma
razonada se resuelvan todos y cada uno de los puntos en que haya conflicto de
derecho.
Resulta incomprensible alegar indefensión, sin alusión alguna al momento en
que ésta se haya producido, cuando la recurrente formula el presente recurso
de casación, que admitido a trámite es objeto presente de examen por la Sala.
El motivo decae.
Cuarto: El motivo tercero se formula al amparo del art. 1692.4 de la LEC, por
violación de los arts. 1902 y 1903.1.4 del CC y jurisprudencia de esta Sala que
lo interpreta, pues la recurrente alega que no es responsable del hecho
determinante del fallecimiento de D. Manuel B. A., empleado de Montajes
Metálicos Riva, S.A., y, por tanto, hecho ajeno al ámbito de la actividad
empresarial de la empresa recurrente en casación.
Para el adecuado estudio y solución de este motivo es necesario tener en
cuenta que no se discute la responsabilidad establecida en la jurisdicción penal
para el encargado de la empresa Montajes Metálicos Riva, S.A., y para esta
misma, por lo que no se discute la ilicitud determinante de responsabilidad
extracontractual por culpa del empleado de la empresa, de ésta, y del nexo
causal entre el incumplimiento de prevenciones de seguridad y el fallecimiento
ocurrido. La empresa hoy recurrente mantiene su ajenidad al hecho que le
eximiría de cualquier responsabilidad.
El primer párrafo del art. 1903 del CC establece un sistema de inversión de la
carga de la prueba, ya que corresponde al responsable por el hecho u omisión
de otro, acreditar que no tiene responsabilidad por haber obrado de acuerdo
con la diligencia de un buen padre de familia para prevenirlo; si no lo acredita,
demuestra su culpabilidad y por ello se le sanciona. El empresario, en virtud del
mismo art. 1902, parece que ha de responder de los actos de su dependiente
cuando y en cuanto éste obra como instrumento o pieza indispensable para el
funcionamiento de la empresa. Y frente a una interpretación estricta de la
condición de empleado, la jurisprudencia ha contemplado de modo muy liberal
la relación personal entre el causante de un daño y la persona relacionada con
él, de quien se le puede hacer responsable. La más reciente doctrina, y la
jurisprudencia, vienen proclamando que la responsabilidad impuesta por este
artículo a los que deben responder por otras personas que de algún modo les
están sometidas, no es subsidiaria, sino directa, ya que se establece por
incumplimiento de los deberes que imponen las relaciones de convivencia
social, de vigilar a las personas y a las cosas que están bajo la dependencia de
determinadas personas y de emplear la debida cautela en la elección de
servidores y en la vigilancia de sus actos (S 16 Abr. 1973). La S 26 Jun. 1984
declara que la responsabilidad del empresario es de naturaleza autónoma,
199
distinta e independiente de la que el art. 1902 atribuye al autor material del
daño.
En este marco de interpretación jurisprudencial, y al margen de las distintas
posturas mantenidas acerca de la naturaleza de la responsabilidad por hecho
ajeno en el CC, a las que se ha hecho referencia, para la resolución de la
cuestión de autos, resulta inexcusable atender al contrato de fecha 1 Mar.
1989, concluido entre la empresa contratista Entrecanales y Tavora, S.A. (hoy
recurrente), y la empresa subcontratista Montajes Metálicos Riva, S.A. Pues
bien, procede destacar las siguientes estipulaciones:
Segunda: Montajes Metálicos Riva, S.A., realizará dichos trabajos por los
procedimientos que considere convenientes siempre que cumpla las
condiciones impuestas en el pliego de condiciones de la obra y las
disposiciones que dicte el personal facultativo de la empresa Entrecanales y
Tavora, S.A., o el de la administración (o propiedad) sea cual fuere el estado de
realización de las obras que se le encomienden.
Quinta: Los pagos se harán por Entrecanales y Tavora, S.A., mensualmente
con arreglo a los precios convenidos y a la obra realizada y aprobada por
Entrecanales y Tavora, S.A.
Cuarta: En el precio convenido van incluidos todos los gastos de mano de obra
del personal a cargo de Montajes Metálicos Riva, S.A.
A este respecto, mención particular merece el problema relativo a si el
comitente (en el contrato de obra) responde o no de los daños que ocasione el
contratista, directamente o por medio de sus empleados. O, dicho en otros
términos, si el supuesto de responsabilidad por hecho ajeno contemplado en el
párrafo cuarto del art. 1903 del CC, es extensible a la relación jurídica entre
comitente y contratista.
Una vez justificada la causación de los daños por las personas que, reuniendo
la condición de dependientes de otras, les prestan sus servicios laborales,
acatando sus directrices y mandatos, integrándose de esta manera los
resultados negativos de los trabajos que ejecutan en dicho hacer, el que tiene
como destinatario y beneficiario la empresa o persona principal y titular en cada
supuesto concreto (SS 22 Feb. y 30 Jul. 1991, 28 Feb. y 21 Abr. 1992 y 28 Oct.
1994).
La responsabilidad tipificada en el párrafo cuarto del art. 1903 requiere como
presupuesto indispensable una relación jerárquica o de dependencia entre el
ejecutor causante del daño y la empresa demandada, sin olvidar que cuando
se trata de contratos entre empresas no determinantes de relación de
subordinación entre ellas, falta toda razón esencial para aplicar la norma (SS 7
Oct. 1969, 18 Jun. 1979, 4 Ene. 1982, 2 Nov. 1983 y 3 Abr. 1984); se trata de
una responsabilidad directa del empresario (SS 26 Jun. y 6 y 9 Jul. 1984 y 30
Nov. 1985), que requiere indefectiblemente una relación jerárquica o de
dependencia entre el causante del daño y el primero (SS 3 Abr. y 3 Jun. 1984)
y siempre, por supuesto, que se acredite la culpa o negligencia del dependiente
200
(S 30 Nov. 1985), puesto que, como señala el último párrafo de dicho art. 1903,
cuando se acredite el empleo de toda la diligencia de buen padre de familia
para prevenir el daño cesará tal responsabilidad. De esta manera resume la
responsabilidad por hecho ajeno la S 20 Dic. 1996.
Esta interpretación jurisprudencial que abarca todos los supuestos de
responsabilidad del empresario en relación a los arts. 1902 y 1903 del CC,
aclara la racional apreciación contenida en la sentencia impugnada en el
sentido de atribuir responsabilidad a la recurrente, toda vez que de la lectura
del contrato con la subcontratista, ésta actuaba bajo la dirección de la
recurrente y en el plan general de obra contratado por ésta para la construcción
del hangar referido.
Por todo lo expuesto, el motivo tiene que ser desestimado.
Quinto: El motivo cuarto se formula al amparo del art. 1692.4.º de la LEC, por
violación de los arts. 1091 y 1281 del CC, ya que la recurrente mantiene que,
conforme a las reglas de interpretación de los contratos, siendo claros los
términos de los mismos se estará al sentido literal de sus cláusulas.
Pues bien, como se ha expuesto, el sentido literal del contrato, especialmente,
en la estipulación segunda, descarta toda posibilidad de atribuir exclusivamente
a la subcontratista la responsabilidad por el ilícito extracontractual, objeto de
estos autos, ya que acredita la relación de dependencia entre ambas
empresas.
El motivo no puede ser atendido.
Sexto: Conforme a lo previsto en el último párrafo del art. 1710 de la LEC,
procede la imposición del pago de costas de este recurso a la empresa
recurrente.
Fallamos
Que debemos declarar y declaramos no haber lugar al recurso de casación
formulado por el Procurador D. Luis Pozas Granero, en nombre y
representación de Necso Entrecanales Cubiertas, S.A., contra la S 23 Jun.
1997 dictada por la Secc. 14.ª de la AP Madrid, con imposición del pago de
costas de este recurso a la empresa recurrente.
Lo pronunciamos, mandamos y firmamos.--Sr. Auger Liñán.--Sr. Ortega
Torres.--Sr. García Varela.
SEGURIDAD SOCIAL. ACCIDENTE DE TRABAJO. INDEMNIZACIÓN A
CARGO DE LA EMPRESA:
201
No procede cuando se ha acreditado que el siniestro sobrevino por causa
exclusiva del trabajador. PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD OBJETIVA: no
es aplicable.
T.S.J. Galicia. (Sala de lo Social). Sentencia 8 febrero 2002.P.: Fernández
Otero, Miguel Angel Santiago.
[Rº Suplicación 2508/2001]
Disp. aplic.: LEC 1881: art. 632.- RD 736/1988 de 8 Jul. (tramitación de
reformas de importancia de vehículos de carretera).- TR LPL 1995: arts. 9.2 y
194.3.- LEC 2000: art. 348.
El accidente que sufrió el trabajador, conductor de un camión remolque de la
empresa, le ocasionó la muerte, por cuyo motivos se instruyeron diligencias
penales que culminaron con auto de sobreseimiento libre de las mismas, que,
recurrido, fue confirmado por el Juzgado y posteriormente por la Audiencia
Provincial. La familia interpuso después demanda ante la jurisdicción social en
solicitud de una indemnización contra dicha empresa, que fue desestimada en
la instancia, cuya sentencia la Sala confirma en suplicación señalando que no
es discernible una acción u omisión de la demandada a la que pueda atribuirse
la naturaleza de causa generadora, aun remota, del daño, el cual se produjo
por una reducción brusca de la velocidad del vehículo que provocó el
denominado «efecto tijera», sin que la razón de ello se deba a un exceso de
horas de conducción ni a fallo del sistema de frenado sino a una velocidad
inadecuada a las circunstancias que concurrían en la carretera, mojada a
consecuencia de la lluvia. Concluye que no es aplicable el principio de
responsabilidad objetiva, cuyo soporte jurisprudencial es distinto al del caso
presente.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Deducida demanda postulatoria de la condena empresarial al abono
de una indemnización de 40.000.000 de ptas. en concepto de responsabilidad
civil derivada de accidente de trabajo, recayó Fallo desestimatorio que la
demandante impugna a través de los motivos siguientes: A) adición de
extremos fácticos expresivos de que: (1) «El vehículo conducido por el señor F.
D. al tiempo del siniestro tenía instalado un ralentizador eléctrico en el sistema
de frenado» (2) «La colocación del ralentizador eléctrico de frenado en el eje de
la cabeza tractora del camión produce, en determinadas condiciones de
conducción, el efecto tijera», y (3) «Las reparaciones del vehículo siniestrado y,
en general, propiedad de la empresa se realizaban en el taller de la misma. No
consta que el taller de la empresa dispusiera de la autorización legal necesaria
para realizar reparaciones»; B) infracción de los arts. 4.2 d) y 19 del ET, 14,
párrs. 1.º, 2.º y 3.º, 15.4 y 42.1 de la L 31/1995 de Prevención de Riesgos
Laborales y 217 de la LEC de 2000 (sic).
Segundo. El art. 194.3 de la LPL encauza la revisión de la versión fáctica de
instancia a través de documento o pericia que evidencien el error valorativo
imputado, lo que excluye, de plano, la posibilidad de lograrlo mediante la
202
invocación de las pruebas testifical y de confesión, a que se remite el
recurrente.
El informe pericial también invocado carece de la necesaria contundencia
revisoria cuando el juez a quo, en uso de las facultades que al efecto le
confieren los arts. 97.2 de la LPL y 632 de la LEC (348 del Texto vigente),
construye su versión de los hechos en conjunta valoración del abundante
material probatorio, incluidos los atestados de la Guardia Civil de Tráfico y las
diligencias penales. Los documentos a que se refiere el art. 194.3 de la LEC
como sostén de la pretensión revisoria, han de evidenciar, por sí mismos y al
margen de conjeturas, la realidad que se trata de confrontar, no sujeta,
mediante tal medio de prueba, a especulaciones más o menos afortunadas.
Con arreglo a lo indicado, ha de rechazarse la revisión fáctica propuesta,
excepto en lo relativo a que el vehículo tenía instalado un ralentizador eléctrico
en el sistema de frenado (folios 292 y 293), sistema que, ha de observarse,
está previsto en el RD 736/1988, de 8 Jul.
Tercero. El principio de causalidad adecuada --eje sobre el que se articula
la responsabilidad aquí exigida-- impide el éxito de la pretensión, en la
medida en que no es discernible una acción u omisión empresarial a la
que pueda atribuirse la naturaleza de causa generadora --aun remota-- del
daño. El relato de hechos --sólo alterado en el extremo ya indicado--
describe un accidente de tráfico ocasionado por una reducción brusca de
la velocidad del vehículo conducido por el trabajador (fallecido a resultas
de las lesiones) que provocó el denominado «efecto tijera» del
semirremolque, saliéndose de la vía. En la fundamentación jurídica, y
recogiendo el contenido de las investigaciones y resoluciones penales, se
afirma que el vehículo circulaba a una «velocidad inadecuada a las
circunstancias que concurrían en la carretera, mojada a consecuencia de
la lluvia», descartándose tanto «el exceso de horas de conducción como
el fallo del sistema de frenado».
Ha de rechazarse, por último, el intento de objetivar la responsabilidad
empresarial que la recurrente sustenta en la sentencia del TS de 2 Feb.
1998 (recurso núm. 124/1997), pues en ella se parte de una circunstancia
fundamental, cual es la previa declaración firme de infracción grave de
normas de seguridad: «La actuación culposa del Ayuntamiento puede
entenderse acreditada, partiendo del hecho de que la resolución administrativa
sancionadora (referenciada en el relato histórico y en el fundamento jurídico
segundo de esta sentencia) se hizo firme al haber sido consentida por la
empresa, sin que haya habido prueba alguna de descargo sobre el particular»
(fundamento de Derecho Quinto). Y esta circunstancia no emerge en el
supuesto que ahora se enjuicia.
RECARGO PRESTACIONES SEGURIDAD SOCIAL POR FALTA DE
MEDIDAS DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO
SENTENCIA DEL JUZGADO SOCIAL 1 DE ALICANTE
AUTOS…//2009
En Alicante, a 29 de Octubre de 2010
203
VISTO por el Ilmo. Sr. Magistrado del Juzgado de lo Social nº 1 de esta ciudad D.
Salvador Díaz Molina, el juicio promovido por la Empresa S. L., frente a
INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL –INSS-, TESORERÍA
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL –TGSS-, y ENRIQUE, en materia de
RECARGO PRESTACIONES SEGURIDAD SOCIAL POR FALTA DE MEDIDAS
DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO, ha dictado la siguiente
SENTENCIA Nº …./2010
I. ANTECEDENTES DE HECHO
Primero.- Que el día 20 de octubre de 2009 se presentó demanda en el
Decanato de los Juzgados de Alicante y que correspondió a este Juzgado de lo
Social y suscrita por la parte actora frente a la demandada manifestada en la
materia referida, en la que después de alegar los hechos y fundamentos legales
que estimó procedentes a su derecho, pedía se dictase sentencia de acuerdo con
los pedimentos del suplico de la demanda.
Segundo.- Que admitida a trámite la demanda y señalado día y hora para la
celebración del acto del juicio, éste tuvo lugar el día 20 de octubre de 2010,
compareciendo las partes en los términos que se indica en el acta judicial. Abierto
el acto, la parte actora se afirmó y ratificó en su demanda, la parte demandada se
opuso a la acción ejercida en los términos que constan en el acta levantada,
practicándose las pruebas pertinentes e interesándose sentencia por las partes
conforme a las posiciones mantenidas.
Tercero.- Que en la tramitación de este juicio se han observado todos los
requisitos legales.
II. HECHOS PROBADOS
1º.- La Dirección Provincial del INSS de Alicante en resolución de 10 de agosto
de 2009 resuelve en el sentido de declarar la responsabilidad empresarial por
falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo de la demandante e
imponer a la misma un recargo del 30 % sobre las prestaciones de seguridad
social a que hubieren dado lugar consecuencia del accidente de trabajo sufrido
por el trabajador D. ENRIQUE IGNACIO MONFORT MOLTÓ, el 4 de abril de
204
2007, perteneciente a la empresa, con antigüedad de 18-05-2006 y categoría
profesional de Operador de máquina de troquelar.
2º.- Contra dicha resolución se ha interpuesto por la parte actora reclamación
previa que se ha visto desestimada. En su momento también se formularon
alegaciones.
3º.- Por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social se realizó propuesta al
Instituto Nacional de la Seguridad Social de que se declarara responsabilidad
empresarial y se estableciera recargo por falta de medidas de seguridad e higiene
en el trabajo por el accidente ocurrido.
4º.- Por la Inspección de Trabajo se levanta acta de infracción por los hechos
ocurridos al considerarse que se ha incumplido la normativa general de
prevención de riesgos laborales y especifica y establece la responsabilidad de la
empresa demandante.
5º.- El accidente se produjo cuando el trabajador realizaba su actividad habitual
en la máquina de troquelar. En el momento del accidente operaba en la máquina
en modo manual, porque realizaba las muestras de unos productos, tratándose
por tanto de pocos ejemplares. Cuando intentó parar la máquina, porque había
terminado de troquelar, accionó cada uno de los tres mecanismos de paro que
esta tenía, sin que ninguno de ellos activase el par, levantando la barra frontal
para retirar el material que se troquelaba sin cesar, produciéndose en ese
momento el accidente que consistió en lesiones en ambas manos.
6º.- Se acreditan por la empresa reparaciones puntuales de la máquina, pero no
un mantenimiento preventivo y planificado de carácter periódico y regular, con
especificación de los puntos o elementos a revisar, entre ellos los mecanismos o
sistemas de seguridad y la persona o entidad encargada de ello.
7º.- La máquina estaba siendo objeto de reparación tras una avería y no
funcionaba bien y al fallar los mecanismos de paro atrapó los dedos del
trabajador. La testigo a propuesta del trabajador, que no estaba en el momento
del accidente, vio que la máquina no funcionaba bien por la mañana y lo dijo y se
paró, pero después uno de los jefes dio la orden de seguir y el trabajador que
resultaría accidentado, entró a las 2 de la tarde a trabajar y se accidentó. La
misma testigo indica que no funcionaban los tres paros y respondían cuando
respondían. Según la Inspección de Trabajo y con los datos que pudo recabar se
inició la reparación de la máquina el 2 de abril de 2007 y se terminó el 5 de abril
de 2007, es decir el día posterior del accidente.
205
8º.- La maquina carece de placa de características técnicas y de libro de
instrucciones y de mantenimiento.
9º.- El trabajador accidentado no había recibido formación preventiva de su
puesto de trabajo y en concreto de la máquina que manipulaba en el mismo, y por
tanto no había sido formado sobre los riesgos de la misma, las medidas de
seguridad y las medidas de emergencia. El trabajador codemandado sólo había
recibido por parte de la empresa una charla genérica de 1 hora sobre de riesgos
laborales, que no incluía formación sobre equipos de trabajo y menos aún sobre
la troqueladora que manejaba el accidentado.
10º.- A consecuencia del accidente el empleado ha estado en situación de
incapacidad temporal recibiendo prestaciones por un importe total de 2.034,24
euros y el recargo del 30 % supone la cantidad de 610,27 euros así como afecto
de Lesiones Permanentes No Invalidantes con derecho a indemnización de
1.795,00 euros siendo el 30 % correspondiente de 538,50 euros, que debe ser
todo ello (el 30 % referido) a favor del trabajador.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Dando cumplimiento a lo preceptuado en el art. 97.2. L.P.L. se pone
de manifiesto que los hechos declarados probados encuentran su base en la
prueba practicada y referida en el relato fáctico y conforme a reglas de sana e
imparcial critica.
SEGUNDO.- Respecto al recargo recurrido, viene regulado por el artículo 123 de
la Ley General de la Seguridad Social, que se impone cuando deriva de la
omisión de medidas de seguridad e higiene en el trabajo, causante del accidente,
exige, según reiterada jurisprudencia (SSTS de 26-3-1999, 2-10-2000 y 12-7-
2007), la existencia de nexo causal adecuado entre el siniestro y la conducta
pasiva del empleador, consistente en omitir aquellas medidas de seguridad
impuestas por normas reglamentarias respecto a máquinas, instrumentos o
lugares de trabajo, excluyéndose la responsabilidad empresarial cuando la
producción del evento acontece de forma fortuita, de forma imprevista o
imprevisible, sin constancia diáfana del incumplimiento por parte del empleador
de alguna norma de prevención.
La omisión puede afectar a las medidas generales o particulares de seguridad
exigibles en la actividad laboral, por ser las adecuadas, atendidas las
circunstancias concurrentes y la diligencia exigible a un prudente empleador, con
criterios ordinarios de normalidad para prevenir o evitar una situación de riesgo en
la vida o salud de los trabajadores, criterios estos que no es otra cosa que el
reflejo y operatividad, en el ámbito de la seguridad social, del derecho básico en
206
el contenido de la relación laboral recogido en los arts. 4. 2 y 19 del Estatuto de
los Trabajadores y que con carácter general y como positivación del principio
“alterum non laedere” es elevado a rango constitucional por el art. 15 del texto
fundamental y que en términos de gran amplitud, tanto para las relaciones
contractuales como extracontractuales, consagra el Cº Civil en sus arts. 1.104 y
1902, debiendo entenderse que el nivel de vigilancia que impone a los
empleadores el art. 7 de la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el
Trabajo, aprobada por la Orden de 9 de marzo de 1971, ha de valorarse con
criterios de razonabilidad, según máximas de diligencia ordinarias, exigibles a un
empresario normal, cooperador a los fines de la convivencia industrial, que son
criterios coincidentes con los recogidos en el art. 16 del Convenio 155 de la OIT
de 22 de junio de 1981 y ratificado por España en 26-7-1985, en cuanto impone a
los empleadores, en la medida que sea razonable y factible, garantizar que los
lugares de trabajo, operaciones y procesos sean seguros y no entrañen riesgos
para la salud y seguridad de los trabajadores (SSTSJ de Cataluña de 15 de
enero, 4 y 17 de septiembre de 2001 y 19 de noviembre de 2003 y de la
Comunidad Valenciana de 12 de julio y 23 de octubre de 2007, de 16 de abril, 12
de mayo y 20 de mayo y 2 de diciembre de 2008 y 7 de abril de 2009).
TERCERO.- En el presente caso, el accidente sucedió de la forma recogida en el
relato fáctico: El siniestro laboral se produjo cuando el trabajador realizaba su
actividad habitual en la máquina de troquelar. En el momento del accidente
operaba en la máquina en modo manual, porque realizaba las muestras de unos
productos, tratándose por tanto de pocos ejemplares. Cuando intentó parar la
máquina, porque había terminado de troquelar, accionó cada uno de los tres
mecanismos de paro que esta tenía, sin que ninguno de ellos activase el par,
levantando la barra frontal para retirar el material que se troquelaba sin cesar,
produciéndose en ese momento el accidente que consistió en lesiones en ambas
manos.
Se acreditan por la empresa reparaciones puntuales de la máquina, pero no un
mantenimiento preventivo y planificado de carácter periódico y regular, con
especificación de los puntos o elementos a revisar, entre ellos los mecanismos o
sistemas de seguridad y la persona o entidad encargada de ello.
La máquina había estaba siendo objeto de reparación tras una avería y no
funcionaba bien y al fallar los mecanismos de paro atrapó los dedos del
trabajador. La testigo a propuesta del trabajador, que no estaba en el momento
del accidente, vio que la máquina no funcionaba bien por la mañana y lo dijo y se
paró, pero después uno de los jefes dio la orden de seguir y el trabajador que
resultaría accidentado entró a las 2 de la tarde a trabajar y se accidentó. La
misma testigo indica que no funcionaban los tres paros y respondían cuando
respondían. Según la Inspección de Trabajo y con los datos que pudo recabar, se
inició la reparación de la máquina el 2 de abril de 2007 y se terminó el 5 de abril
de 2007, es decir el día posterior del accidente. Asimismo La maquina carece de
placa de características técnicas y de libro de instrucciones y de mantenimiento.
Por otra parte, el trabajador accidentado no había recibido formación preventiva
de su puesto de trabajo y en concreto de la máquina que manipulaba en el
207
mismo, y por tanto, no había sido formado sobre los riesgos de la misma, las
medidas de seguridad y las medidas de emergencia. El trabajador codemandado
sólo había recibido por parte de la empresa una charla genérica de 1 hora sobre
de riesgos laborales, que no incluía formación sobre equipos de trabajo y menos
aún sobre la troqueladora que manejaba el accidentado.
Y todo ello evidencia que el accidente se produjo en la forma ofrecida por la
Inspección de Trabajo, cuyo relato goza de presunción de veracidad, que en
ningún caso se ha desvirtuado de contrario y es más viene corroborado por la
testifical practicada y en consecuencia, se ha dado una falta evidente de medidas
de seguridad que implica responsabilidad empresarial que debe sancionarse en
los términos establecidos.
CUARTO.- Pues es evidente que el accidente sucedió por deficiencias de
seguridad por deficiente mantenimiento del equipo de trabajo y deficiente
formación preventiva del accidentado e incluso se permitió como ya se ha dicho
que estando la máquina en reparación, que el trabajador operara e incluso tras
advertir otra trabajadora en la mañana del accidente que la máquina no
funcionaba correctamente y en concreto en lo que afectaba a los mecanismos de
paro y es evidente que por la empresa demandante y única responsable del
accidente, se dan incumplimientos de la normativa de prevención de riesgos
laborales para que no se deriven riesgos para la salud y seguridad de los
trabajadores: arts. 14 -deber empresarial de protección eficaz a los trabajadores y
que para éstos constituye un derecho-, 15 –principio de la acción preventiva-, 16
–evaluación de riesgos laborales-, 18 y 19 –formación e información de los
trabajadores en materia preventiva- de la Ley 31/1995), así como los arts 4. 2 d) y
19.1 del Estatuto de los Trabajadores y específicamente arts. 3.1, 3.4, 3.5, 4.2,
5.1 apartado 1.4 del Anexo II del R. D 1.215/1997 de 18 de julio, sobre
disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los
trabajadores de los equipos de trabajo, que denotan lo ajustado a derecho de las
resoluciones impugnadas que deben confirmarse con desestimación de la
demanda.
QUINTO.- De conformidad con lo dispuesto en el art. 189.1 L.P.L. y por razón de
la materia contra la presente sentencia cabe RECURSO DE SUPLICACION.
VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación
FALLO
Desestimando la demanda formulada por la S. L., frente a INSTITUTO
NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL –INSS-, TESORERÍA GENERAL DE
LA SEGURIDAD SOCIAL –TGSS-, y ENRIQUE, en materia de RECARGO
208
POR FALTA DE MEDIDAS DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO,
debo absolver y absuelvo a los demandados de las peticiones deducidas de
contrario en la demanda planteada. Notifíquese esta Resolución a las partes.
Así por esta mi sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.
CASOS PRACTICOS CURSO PREVENCION DE RIESGOS
LABORALES
1.- Alcoholismo crónico.- I. P. Absoluta.- Informe Médico......... .... -
2.- Revisión I.P. Total.- Hipoacusia total con cambio de trabajo.-
3.-Enfermedad profesional.- Asbestosis.-....................................
4.-.- I.P. Absoluta.- Esclerosis
1.-EXPTE.- 206/03.- ALCOHOLISMO CRONICO.-IP.ABSOLUTA.-
SENTENCIA.-INFORMES MEDICOS.-NO QUIERE EL
TRATAMIENTO MEDICO.
JUZGADO DE LO SOCIAL UNO
ALICANTE
209
En la ciudad de Alicante, a quince de septiembre de dos mil
tres.
El Ilmo. Sr. D. JULIO CALVET BOTELLA, Magistrado- Juez,
del Juzgado de lo Social Número UNO de los de Alicante, ha
dictado en NOMBRE DEL REY, la siguiente:
SENTENCIA NUMERO 336
En los autos de juicio verbal, especial, y en reclamación de
PRESTACION instado por TRINITARIO frente a INSTITUTO
NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL Y TESORERIA
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL.
ANTECEDENTES DE HECHO
I.- Habiendo tenido entrada en este Juzgado de lo Social la
presente demanda a virtud de turno de reparto, suscrita por la parte
demandante, sobre el concepto arriba referenciado, en la que
sucintamente se exponían los hechos fundamentadores de su
pretensión, fue admitida a trámite.
II.- Señalado día y hora para la celebración de los oportunos
actos de conciliación y juicio, los mismos tuvieron lugar en el día y
hora señalados, con asistencia de las partes en la forma y
circunstancias que constan en el acta del juicio, practicándose las
pruebas que se propusieron con el resultado que después se dirá.
III.- En la tramitación de los presentes autos se han
observado las prescripciones legales establecidas a excepción de
las relativas a plazos, dada la acumulación de asuntos.
HECHOS PROBADOS
PRIMERO.- El demandante, Trinitario, nacido en 8-4-62, con D.N.I.
nº..., afiliado a la Seguridad Social, Régimen General, con numero
de afiliación..., solicito del Instituto Nacional de la Seguridad Social
pensión de incapacidad permanente que le fue denegada por
Resolución de fecha 3-2-03, alegando al efecto no alcanzar las
lesiones que padece un grado suficiente de disminución de su
capacidad laboral para ser constitutivas de incapacidad permanente
alguna según lo dispuesto en el articulo 137 de la Ley General de la
Seguridad Social. Interpuesta reclamación previa fue desestimada
por Resolución del INSS de fecha 1-4-03.
210
SEGUNDO.- El demandante padece enolismo crónico, cirrosis
hepática con fatiga general, hemorragias internas,
descompensación hidrópica, de evolución crónica. Con frecuencia
presenta actitudes agresivas e insultantes para su madre y otros
miembros de la familia, y personas de su entorno, no tolerando que
le manden.
TERCERO.- La profesión del actor es la de peón de albañil. La
base reguladora es de 649,02 Euros mensuales y la fecha de
efectos es de 31-1-03.
CUARTO.- Acciona el demandante en solicitud de que se le
reconozca afecto de incapacidad permanente en grado de absoluta
o subsidiariamente en el grado de incapacidad permanente total.
QUINTO.- Que se agoto la vía administrativa previa como se ha
indicado.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Accionándose en el presente procedimiento en solicitud
de declaración de incapacidad permanente absoluta para todo
trabajo o subsidiariamente de incapacidad permanente total para
su profesión habitual, debe indicarse que conforme al articulo 137.5
de la Ley General de la Seguridad Social de 1.994, se entenderá
por incapacidad permanente absoluta para todo trabajo la que
inhabilite por completo al trabajador para toda profesión ú oficio. A
tal efecto, ya la Jurisprudencia, ya estableció que tal definición no
debe ser objeto de una interpretación literal y rígida que llevaría a
una imposibilidad de su aplicación, sino que ha de serlo en forma
flexible (STS de 11-3-86), como también debe hacerse atendiendo
a las limitaciones funcionales derivadas de los padecimientos
sufridos (STS de 6-11-87), e indicando además que deberá
proceder su declaración cuando las condiciones funcionales
médicamente objetivables del trabajador le inhabiliten para
cualquier trabajo con las exigencias mínimas de continuidad,
dedicación y eficacia (SSTS de 6-2-87, 6-11-87, 23-2-90 y 27-2-90),
y así se considera incapacidad permanente absoluta la perdida de
la aptitud psicofica necesaria para desarrollar una profesión en
condiciones de rentabilidad empresarial, con la necesaria
continuidad, dedicación, eficacia y profesionalidad exigible al
trabajador (ST. TSJ País Vasco de 16-4-96). Por ultimo nuestro
211
mas Alto Tribunal ha declarado que existe incapacidad permanente
absoluta cuando el trabajador no puede soportar el esfuerzo que
supone la disciplina de cualquier trabajo sin que ello implique poner
en grave riesgo su vida (SSTS. de 14-4-86 y 21-1-88).
SEGUNDO.- Sentado lo anterior, en el presente procedimiento, y de
la valoración conjunta y racional de la prueba practicada,
documental y pericial del perito que ha depuesto Dr. D. Manuel,
apreciada conforme a las reglas de la sana critica (artículos 97.2 de
la Ley de Procedimiento Laboral y 348 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil), y con apoyo en la testifical practicada de los testigos Juana,
vecina del actor, y su propia madre Rosario, resulta acreditado que
el actor afecto de un alcoholismo crónico y actitud agresiva e
incompatible con un comportamiento laboral adecuado, al no tolerar
que se le mande, consecuencia de su dependencia al alcohol, unido
al resto de afecciones como la cirrosis hepática, con su
consecuencia de fatiga general, implica en conjunto que no pueda
desarrollar ninguna actividad laboral, con un mínimo de dedicación
y eficacia, (en el mismo sentido Sentencias del TSJ de Cataluña de
14-10-1.999 y TSJ de Murcia de 20-11-2.000), por lo que debe
calificarse su situación como acreedora de la incapacidad
permanente absoluta para todo trabajo, la que comportara el lucro
de una pensión mensual y vitalicia del 100 por 100 de su base
reguladora de 649,02 Euros, con mas los incrementos y mejoras
legalmente correspondientes y efectos del 13-9-01, condenando al
Organismo demandado a su reconocimiento y pago, estimando en
su consecuencia la demanda formulada.
TERCERO.- De conformidad con lo dispuesto en el articulo 189.1
de la Ley de Procedimiento Laboral, frente a esta sentencia cabe
interponer recurso de suplicación de lo que se advertirá a las partes.
VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente
aplicación,
F A L L O : Que estimando la demanda interpuesta por
Trinitario frente a Instituto Nacional de la Seguridad Social y a
Tesorería General de la Seguridad Social, debo declarar y declaro
que el demandante se encuentra en situación de incapacidad
permanente absoluta para todo trabajo derivada de enfermedad
común y en su consecuencia condeno al INSS a que reconozca y
abone al mismo una pensión vitalicia y mensual en cuantía del 100
212
por 100 de su base reguladora de 649,02 Euros, con los
incrementos y mejoras legalmente correspondientes y con efectos
del 31-1-01.-
2.- EXPTE. 219/03.- REVISION I.P.TOTAL.-HIPOACUSIA..-
SORDERA TOTAL-IP.ABSOLUTA.-CON CAMBIO DE TRABAJO.-.
JUZGADO DE LO SOCIAL UNO
ALICANTE
PROCEDIMIENTO NUMERO 219/03
REVISION
En la ciudad de Alicante, a treinta de octubre de dos mil tres.
El Ilmo. Sr. D. JULIO CALVET BOTELLA, Magistrado- Juez,
del Juzgado de lo Social Número UNO de los de Alicante, ha
dictado en NOMBRE DEL REY, la siguiente:
SENTENCIA NUMERO 397
En los autos de juicio verbal, especial, y en reclamación de
REVISION instado por JOAQUIN frente a INSTITUTO NACIONAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL.
ANTECEDENTES DE HECHO
I.- Habiendo tenido entrada en este Juzgado de lo Social la
presente demanda a virtud de turno de reparto, suscrita por la parte
demandante, sobre el concepto arriba referenciado, en la que
213
sucintamente se exponían los hechos fundamentadores de su
pretensión, fue admitida a trámite.
II.- Señalado día y hora para la celebración de los oportunos
actos de conciliación y juicio, los mismos tuvieron lugar en el día y
hora señalados, con asistencia de las partes en la forma y
circunstancias que constan en el acta del juicio, practicándose las
pruebas que se propusieron con el resultado que después se dirá.
III.- Por Providencia de fecha 24 de septiembre de 2003 se
acordó para mejor proveer determinada diligencia que fue
practicada con el resultado que obra en autos dándose vista a las
partes.
IV.- En la tramitación de los presentes autos se han
observado las prescripciones legales establecidas a excepción de
las relativas a plazos, dada la acumulación de asuntos.
HECHOS PROBADOS
PRIMERO.- El demandante, Joaquín nacido en 28-7-48, con D.N.I
nº, vecino de Alcoy, afiliado a la Seguridad Social con nº de
afiliación, obtuvo la declaración de Incapacidad Permanente Total
para su profesión habitual de Perito Técnico Mecánico con efectos
de 20-11-90. Solicitado del Instituto Nacional de la Seguridad Social
revisión por agravamiento, fue desestimada por Resolución de 23-1-
2003 por entender que la inicial declaración de Incapacidad no ha
variado. Interpuesta Reclamación Previa fue desestimada por
Resolución del INSS de 24-4-03.
SEGUNDO.- El demandante en 19-11-1990 padecía Hipoacusia
bilateral en oído derecho del 76% y oído izquierdo del 56% de inicio
infantil que afecta la zona conversacional en ambos oídos. En la
actualidad el actor presenta hipoacusia bilateral del 100% y
glucemia en el valor limite alto; y en audiometria un 98% de perdida
en oido derecho y una perdida de 91,8% en oído izquierdo, con una
audición binaural de menos 92,8%. Dicha patología tiene la
214
consideración de irreversible, y le imposibilita para el desempeño de
actividades que requieran una correcta agudeza auditiva, afectando
a las comunicaciones orales interpersonales y estando abolidas las
de tipo general cuando la agudeza auditiva sea imprescindible o
aquellas que tiene contacto con el publico. Presente un animo
deprimido con síntomas depresivos de forma reactiva a su situación
clínica y relación laboral, debido a las dificultades en las
comunicaciones orales.
TERCERO.- La base reguladora del actor es de 885,11 Euros
mensuales y la fecha de efectos es de 15-1-2003.
CUARTO.- Acciona el demandante en reclamación de Incapacidad
Permanente en grado de Absoluta para todo trabajo con derecho al
percibo de la prestación correspondiente.
QUINTO.- Que se agoto la vía administrativa previa como se ha
indicado.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- En el presente procedimiento se acciona en
declaración de revisión del grado de incapacidad permanente antes
obtenida por agravación del estado del demandante y con amparo
en la previsión del articulo 143 de la Ley General de la Seguridad
Social, a cuyo efecto debe hacerse constar que como indica la
Sentencia del Tribunal Supremo de 24-1-92, la revisión puede
solicitarse cuando se produce una sustancial agravación de las
dolencias o lesiones ocasionantes de la resolución anterior,
provocando una alteración del grado de incapacidad. En orden a
dicha revisión por agravamiento ha de apreciarse valorando en
conjunto todas las lesiones con independencia de su causa (así
Sentencias del Tribunal Supremo de 27-7-96, TSJ Cataluña de 22-
9-94, y TSJ País Vasco de 3-11-94) y debiendo realizarse un
estudio comparativo entre las dolencias anteriores y las actuales
(así Sentencias del Tco 15/1991 de 25 de enero y del TCT de 14-3-
89 y 15-3-89).
SEGUNDO.-Sentado lo anterior, en el presente procedimiento se
solicita la declaración de incapacidad permanente absoluta para
todo trabajo por quien había obtenido la declaración de incapacidad
permanente total para su trabajo habitual. A tal efecto y de la
215
valoración conjunta y racional de la prueba practicada, en particular
de los informes médicos de Síntesis de 19-11-1990 y de 3-12-2002;
e informes periciales emitidos por el Dr. D.Rafael y por el Sr. Medico
Forense, valorados todos ellos conforme a las reglas de la sana
critico (articulos 97.2 de la Ley de Procedimiento Laboral y 348 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil) aparece de una parte que sin duda las
afecciones auditivas del demandante se han agravado
notablemente, pues de una hipoacusia bilateral en 1991 del 76% y
56% de perdidas auditivas en oídos derecho e izquierdo
respectivamente se ha pasado a una hipoacusia de sordera total (-
98% y -91.8% en oídos derecho e izquierdo respectivamente).
Además de este empeoramiento de la capacidad auditiva del actor
aparece, no solo del informe medico de Dr. Nuñez Bautista sino del
propio informe de Síntesis de 3-12-02, y hasta del informe Medico
Forense, una consecuencia sicología depresiva afectante a su
animo y generadora de ansiedad en el posible desempeño de
actividad laboral, - ya muy limitada de otro lado -, y como lógica
consecuencia de la dificultad de relación y soledad e
incomunicación que obviamente conlleva la sordera total en que se
encuentra. Se ha venido manteniendo que no se alcanza a la
incapacidad permanente absoluta cuando pueden desempeñarse
tareas sencillas, livianas y sedentarias, pero ello siempre que se
posea una aptitud psicofisica necesaria para desarrollar una
profesión en condiciones de rentabilidad empresarial con la
necesaria continuidad, dedicación eficacia y profesionalidad. Es
cierto que en el gran mundo de la alta creación se ha dado la
situación de ilustres artistas afectados por la sordera los que están
en la mente de todo hombre relativamente culto, pero ello no
implican mas la excepción a una regla general que comporta la
conclusión de que una persona normal sordo total con una
proyección temporal que sume a la persona en problemas de
relación y sicológicos no permite la realización de cualquier trabajo
de los mínimamente generales. Es por todo lo anterior por lo que
debe estimarse la pretensión de revisión del grado de incapacidad y
en su consecuencia declarar al actor en situación de incapacidad
permanente absoluta para todo trabajo derivada de enfermedad
común, cuya declaración comportara el lucro de una pensión
mensual y vitalicia del 100 por 100 de la base reguladora de 885,11
Euros con mas los incrementos y mejoras legalmente
correspondientes y efectos desde el 23-1-03 condenando al
Organismo demandado a su reconocimiento y pago.
216
TERCERO.- De conformidad con lo dispuesto en él articulo 189.1
de la Ley de Procedimiento Laboral, frente a esta Sentencia cabe
interponer recurso de suplicación de lo que se advertirá a las partes.
VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente
aplicación,
F A L L O : Que estimando la demanda interpuesta por
Joaquin frente al INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD
SOCIAL debo declarar y declaro que el actor se encuentra en
situación de incapacidad permanente absoluta para todo trabajo
derivada de enfermedad común y en su consecuencia condeno al
INSS a estar y pasar por esta declaración y abono al actor de una
pensión mensual y vitalicia en cuantía del 100 por 100 de su base
reguladora de 885,11 Euros con mas los incrementos y mejoras
legalmente correspondientes y efectos del 15-1-2003.
Notifíquese la presente resolución a las partes en la forma
prevenida por la Ley, haciéndoles saber que contra la misma
pueden interponer Recurso de Suplicación, para ante la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Valenciana, en el plazo de cinco días contados a partir del siguiente
a su notificación.
3.- EXPTE. 174/03.- ENFERMEDAD PROFESIONAL.-
ASBENTOSIS.- INFORME CLINICO SOBRE EL AMIANTO.-
JUZGADO DE LO SOCIAL UNO
ALICANTE
En la ciudad de Alicante, a veintitrés de septiembre de dos
mil tres.
El Ilmo. Sr. D. JULIO CALVET BOTELLA, Magistrado- Juez,
del Juzgado de lo Social Número UNO de los de Alicante, ha
dictado en NOMBRE DEL REY, la siguiente:
SENTENCIA NUMERO 349
217
En los autos de juicio verbal, especial, y en reclamación de
PRESTACION instado por JUAN, frente a CEMENTOS S.A,
INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, TESORERIA
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL y MUTUA.
HECHOS PROBADOS
PRIMERO.- El demandante, Juan, nacido en 17-3-1.941, con D.N.I.
nº..., afiliado a la Seguridad Social, Régimen General, con nº de
afiliación..., solicitó del Instituto Nacional de la Seguridad Social
pensión de incapacidad permanente que le fue denegada por
Resolución de dicho Organismo de fecha 17-7-02, alegando al
efecto no ser constitutivas de incapacidad permanente las lesiones
que padece en ninguno de los grados establecidos por la Ley, ni
valorables como lesiones permanentes no invalidantes. Interpuesta
reclamación previa fue desestimada por Resolución del INSS de
fecha 17-3-03.
SEGUNDO.- El actor presenta como deficiencias más significativas
enfermedad pulmonar secundaria a la exposición laboral al
amianto, sin repercusión funcional significativa; SAOS moderado
DM tipo 2; fibrilación auricular crónica, y con limitaciones
funcionales y orgánicas de astenia y dolores articulares; cuya
patología limita para la realización de esfuerzos físicos intensos y
para las que exista riesgo de sangrado o riesgo para el sujeto o
terceras personas.
TERCERO.- El actor desde el año 1.972 al año 1.985 trabajo en la
empresa cementos S.A., y con posterioridad a dicho cese por
Expediente de Regulación, fue llamado periódicamente por la
empresa estando trabajando todo el año 1.989. En el desempeño
de su trabajo, el actor se dedicaba a hacer tareas de llenado de
sacos de amianto, carga y descarga de camiones y en la balsa de
tubos y vaciado de los sacos de amianto en el silo de la amasadora,
lo que se realizaba manualmente. En informe de Neumología del
Hospital General Universitario de Alicante de fecha 17-1-02, se
indico que se trata de un paciente con enfermedad pulmonar
secundaria a la exposición laboral al amianto.
CUARTO.- Las profesión habitual del actor era de especialista y su
base reguladora de 1.554,33 Euros, y la fecha de efectos de 30-1-
218
02. La empresa Fibrocementos de Levante S.A., tenia cubiertas las
contingencias de AT y EP con la Mutua
QUINTO.- Acciona el demandante en solicitud de que se declare
afecto de incapacidad permanente total para su profesión habitual
de especialista en fabrica de fibrocemento, derivada de enfermedad
profesional, condenando al INSS al pago de una pensión vitalicia y
mensual del 75 % de su base reguladora.
SEXTO.- Que se agoto la via administrativa previa.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Apreciados en su conjunto los informes médicos y de
Síntesis emitido, conforme a las reglas de la sana critica (artículos
97.2 de la Ley de Procedimiento Laboral y 348 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil) aparece acreditado que el actor padece unas
dolencias de enfermedad pulmonar secundaria a exposición laboral
al amianto, cuadro compatible con la ABESTOSIS, resultado de la
exposición durante largo tiempo, al amianto. Ante tal situación, debe
convenirse que el actor está afecto de incapacidad permanente total
para su profesión habitual , pues la misma y conforme a lo
dispuesto en el articulo 137.4 de la Ley General de la Seguridad
Social, le inhabilita para la realización de todas o las fundamentales
tareas de dicha profesión de especialista y en puesto y tareas
desarrolladas, pues siendo tal calificación de tipo profesional y
puesta en relación con la profesión que desempeñaba, como
predicaba la Sentencia del T.C.T. de 8-11-85, es claro que su
afección pulmonar le impide acometer las tareas que realizaba y
que le provocaron sus lesiones, resultando además proceder de
enfermedad profesional conforme al Decreto 1995/1978, de l2 de
mayo. Es por ello por lo que procede así declarar al actor en
situación de incapacidad permanente total para su profesión
habitual con origen en enfermedad profesional, y cuya declaración
comportara el lucro de una pensión vitalicia y mensual del 75 por
ciento de su base reguladora de 1.554,33 Euros, con mas los
incrementos y mejoras legalmente correspondientes y efectos del
30-1-03, y a cuya declaración no se opone el que el trabajador se
con posterioridad realizara otro trabajo como albañil en otras
empresas, pues como indica la Sentencia del TSJ de Andalucía de
5 de mayo de 1.997, la enfermedad profesional catalogada es un
proceso lento que aparece con el paso del tiempo. En su
consecuencia procede estimar la demanda y condenar a los
219
demandados en sus respectivas posiciones a estar y pasar por la
misma a los indicados efectos.
SEGUNDO.- De conformidad con lo dispuesto en él articulo 189.1
de la Ley de Procedimiento Laboral, frente a esta Sentencia cabe
interponer recurso de suplicación de lo que se advertirá a las partes.
VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente
aplicación,
F A L L O : Que estimando la demanda interpuesta por Juan
frente a INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL,
TESORERIA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL,
CEMENTOS S.A Y MUTUA, debo declarar y declaro que el
demandante se encuentra en situación de incapacidad permanente
en grado de total para su profesión habitual con origen en
enfermedad profesional, y en su consecuencia condeno a los
demandados a estar y pasar por esta declaración en sus
respectivas posiciones, y a que reconozcan y abonen al mismo una
pensión vitalicia y mensual del 75 por ciento de su base reguladora
de 1.554,33 Euros con mas los incrementos y mejoras legalmente
correspondientes y efectos del 30-1-03.-
4.- EXPT 196/03.- I. PERMANENTE ABSOLUTA.- ESCLEROSIS.-
JUZGADO DE LO SOCIAL UNO
ALICANTE
En la ciudad de Alicante, a veintitrés de septiembre de dos
mil tres.
El Ilmo. Sr. D. JULIO CALVET BOTELLA, Magistrado- Juez,
del Juzgado de lo Social Número UNO de los de Alicante, ha
dictado en NOMBRE DEL REY, la siguiente:
SENTENCIA NUMERO 350
En los autos de juicio verbal, especial, y en reclamación de
PRESTACION instado por NICOLAS frente a INSTITUTO
NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL.
220
HECHOS PROBADOS
PRIMERO.- El demandante, Nicolás, nacido en 19-2-49, con D.N.I.
nº..., afiliado a la Seguridad Social, Régimen General, con numero
de afiliación..., solicito del Instituto Nacional de la Seguridad Social
pensión de incapacidad permanente siéndole reconocida tras
interponer reclamación previa en vía administrativa, incapacidad
permanente total para su profesión habitual de jefe de ventas,
derivada de enfermedad común, por Resolución de fecha 10-3-03,
con una base reguladora de 2.120,48 euros y efectos desde 17-9-
02.
SEGUNDO.- El actor padece trasplante renal con disfunción
crónica estabilizada y HTA controlada con medicación, y Esclerosis
Lateral Amiotrófica que le produce una gran impotencia funcional de
extremidades superiores sobre todo de la derecha, por perdida de
fuerza y habilidad, y acompañada de amiotrofia de musculatura
intrínseca de la mano izquierda, debiendo ir acompañado en su
deambulación por otra persona al presentar calambres lacerantes
generalizados de aparición súbita y altamente invalidantes cuando
aparece que suelen ser de una frecuencia de varias veces
semanales. Dicha enfermedad de esclerosis lateral amiotrófica es
de naturaleza crónica y progresiva.
TERCERO.- La base reguladora del actor es de 2.120,48 Euros
mensuales, y la fecha de efectos de 17-9-02.
CUARTO.- Acciona el demandante en solicitud de que se le
reconozca afecto de incapacidad permanente en grado de absoluta
para todo trabajo.
QUINTO.- Que se agoto la vía administrativa previa como se ha
indicado.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Accionándose en el presente procedimiento en solicitud
de declaración de incapacidad permanente absoluta para todo
trabajo, debe indicarse que conforme al articulo 137.5 de la Ley
General de la Seguridad Social de 1.994, se entenderá por
incapacidad permanente absoluta para todo trabajo la que inhabilite
221
por completo al trabajador para toda profesión ú oficio. A tal efecto,
ya la Jurisprudencia, ya estableció que tal definición no debe ser
objeto de una interpretación literal y rígida que llevaría a una
imposibilidad de su aplicación, sino que ha de serlo en forma
flexible (STS de 11-3-86), como también debe hacerse atendiendo
a las limitaciones funcionales derivadas de los padecimientos
sufridos (STS de 6-11-87), e indicando además que deberá
proceder su declaración cuando las condiciones funcionales
médicamente objetivables del trabajador le inhabiliten para
cualquier trabajo con las exigencias mínimas de continuidad,
dedicación y eficacia (SSTS de 6-2-87, 6-11-87, 23-2-90 y 27-2-90),
y así se considera incapacidad permanente absoluta la perdida de
la aptitud psicofisica necesaria para desarrollar una profesión en
condiciones de rentabilidad empresarial, con la necesaria
continuidad, dedicación, eficacia y profesionalidad exigible al
trabajador (ST. TSJ País Vasco de 16-4-96). Por ultimo nuestro
mas Alto Tribunal ha declarado que existe incapacidad permanente
absoluta cuando el trabajador no puede soportar el esfuerzo que
supone la disciplina de cualquier trabajo sin que ello implique poner
en grave riesgo su vida (SSTS. de 14-4-86 y 21-1-88).
SEGUNDO.- Sentado lo anterior, en el presente procedimiento se
han aportado informes médicos, y practicado prueba pericial medica
del Doctor Don Fernando de lo que resulta que el actor padece
entre sus dolencias de Esclerosis Lateral Amiotrófica, que le
produce una situación invalidante para la realización de todo
trabajo. Ello es así por cuanto que apreciados tales informes y
pericial practicada conforme a las reglas de la sana critica,
(artículos 97.2 de la Ley de Procedimiento Laboral y 348 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil), resulta que el actor no puede realizar
ningún tipo de trabajo por liviano que sea, por su discapacidad
neuromuscular que presenta, la aparición frecuente y súbita de
calambres lacerantes generalizados y la necesidad de
acompañamiento de persona que ante tale eventos pueda auxiliarle,
siendo tal enfermedad, de otro lado, crónica y progresiva, con
previsibilidad de empeoramiento, según el informe del Servicio de
Neurología del Hospital Universitario de Alicante (documento nº 2
de la parte demandante). Por todo lo que debe calificarse su
situación como acreedora de la incapacidad permanente absoluta
para todo trabajo, la que comportara el lucro de una pensión
mensual y vitalicia del 100 por 100 de su base reguladora de 2.
120,48 euros, con mas los incrementos y mejoras legalmente
222
correspondientes, sin perjuicio de los topes máximos legales, y
todo ello con efectos del 17-9-02.
VISTOS los preceptos citados y demás de general y pertinente
aplicación,
F A L L O : Que estimando la demanda interpuesta por
Nicolás frente a INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD
SOCIAL, debo declarar y declaro que el demandante se encuentra
en situación de incapacidad permanente absoluta para todo trabajo
derivada de enfermedad común y en su consecuencia condeno al
INSS a que reconozca y abone al mismo una pensión vitalicia y
mensual en cuantía del 100 por 100 de su base reguladora de
2.120,48 Euros, con los incrementos y mejoras legalmente
correspondientes pero limitada en todo caso a la pensión máxima
que en cada caso se establezca, y todo ello con efectos del 17-9-
02.
DICCIONARIO LABORAL
.
• Absentismo laboral
Se puede despedir al trabajador por faltas de asistencia al trabajo, aún
justificadas, pero intermitentes. Se protege al empresario de la excesiva
onerosidad que suponen las faltas de asistencia intermitentes por razón de
enfermedad del empleado que estando justificadas son de difícil control, y
que limitan o impiden el normal funcionamiento de la firma. Se lucha contra
una excesiva morbilidad del trabajador. Sólo se computan las faltas de
asistencia, no las de puntualidad.
• Accidente de trabajo
223
Es toda lesión corporal que sufre el empleado con ocasión o como
consecuencia de la actividad que desarrolla por cuenta ajena. Existe una
presunción a favor de los sucesos lesivos que ocurren durante el tiempo de
trabajo.
• Accidente en misión
Modalidad de accidente de trabajo en la que se produce un desplazamiento
del profesional para realizar una actividad encomendada por la empresa.
• Accidente ‘in itinere’
Es la lesión corporal que sufre el profesional en el itinerario al lugar de
trabajo o al regresar de éste a su domicilio de residencia.
• Acción protectora de la Seguridad Social
Conjunto de prestaciones en dinero o en especie que se establecen para
prever, reparar o superar los estados de necesidad nacidos de las
situaciones sufridas por los sujetos protegidos.
• Acoso moral
Existe cuando el trabajador se ve sometido por otra u otras personas en su
lugar de trabajo a una serie de comportamientos hostiles, de modo que
incluso el trabajador afectado llega a presentar síntomas psicosomáticos y
reacciones anormales hacia el trabajo y el ambiente laboral. El acoso no
sólo lo puede cometer el empresario sino también otros trabajadores de la
misma empresa.
• Acta de la inspección de trabajo
Documento expedido por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social para
hacer constar la existencia de infracciones de la normativa laboral. A través
del acta se inicia el procedimiento sancionador.
• Actualización salarial.-
Acción por la que se lleva a cabo una corrección salarial. Los desfases
retributivos pueden originarse por múltiples causas; efecto retroactivo de un
aumento salarial, promoción, aplicación del IPC, etcétera.
• Acumulación de acciones
224
Operación que permite a un demandante hacer varias reclamaciones
distintas en una misma demanda. En la jurisdicción laboral se prohíbe hacer
esta acumulación en algunos procedimientos que por su singularidad se
pretende que versen sobre una única cuestión.
• Afiliación sindical
Acto por el que un trabajador se incorpora a una determinada organización
sindical. Se trata de un derecho que forma parte del contenido esencial de la
libertad sindical en su vertiente individual. Es un acto voluntario.
• Afinidad
Metodología de aprendizaje interpersonal desde el asesoramiento o
acompañamiento de una persona que asume el rol del coach (maestro) y
otra que asume el rol de coachee (aprendiz).
Alta en la Seguridad Social
Comunicación a la Tesorería General de la Seguridad Social de la
incorporación de un trabajador a una actividad que le convierte en un sujeto
protegido del Sistema de la Seguridad Social. desempleo, bajas, pensiones,
etcétera).
• Ámbitos de aplicación
El ámbito funcional es el relativo a la clase de industria, trabajo, profesión u
oficio al que se dirige el convenio; el ámbito territorial se refiere al territorio o
espacio físico del convenio, como la localidad, comarca, región, etcétera; _el
temporal se refiere a la vigencia en el tiempo.
• Ascenso
Simulación de trabajo para apreciar el potencial de desarrollo de los
participantes, a través de ejercicios que representan situaciones
habituales de trabajo de mayor responsabilidad que los que realizan
actualmente.
'Assessment center'.
Simulación de situaciones de trabajo para evaluar las competencias y
capacidades de los participantes.
Bases de cotización
225
Son las cantidades sobre las que se aplican los tipos de cotización para la
obtención de las cuotas de la Seguridad Social que los empleados ingresan en
el Sistema y que constituyen su principal recurso económico. Es decir,
cantidades -relacionadas con el salario- sobre las que se aplican los
porcentajes de cotización para la obtención de las cuotas que los empleados
ingresan en la Seguridad Social.
• Bases mínima y máxima de cotización
Los importes mínimo y máximo de cotización son las cantidades entre los
que han de estar, en todo caso, las bases de cotización para los casos de
contingencias comunes. Estas cifras vienen siempre determinadas en
función del grupo de cotización al que corresponda la categoría profesional
del trabajador.
• Base reguladora
Referencia para determinar la cuantía de las prestaciones económicas
derivadas de las contingencias que protege la Seguridad Social como, por
ejemplo, el desempleo, la incapacidad temporal, la incapacidad permanente,
la jubilación, la maternidad, la orfandad y la viudedad.
• Becario
No existe una regulación sobre la figura del becario posgraduado en
entidades privadas, ni tampoco el Estatuto del Becario de Investigación
en el ámbito público ofrece una solución. Son los Tribunales quienes han
considerado que la distinción entre la beca y el contrato de trabajo ha de
sustentarse en un análisis sobre la parte que obtiene el beneficio
predominante, y, en particular, sobre el carácter formativo o productivo
de la prestación de servicios. Si el becario obtiene de esa práctica
profesional un beneficio formativo predominante no basado
exclusivamente en la adquisición de experiencia, sino en una mayor
capacitación, la beca será legítima. En cambio, si la empresa obtiene el
beneficio principal de la relación, porque el supuesto becario desarrolla
un trabajo productivo, habrá nacido una verdadera relación laboral.
• Bonus
Compensación económica que la empresa abona a un trabajador por la que
retribuye un mayor rendimiento, incremento de su productividad o
cumplimiento de unos objetivos previamente fijados. Se trata de un concepto
salarial de cuantía variable. Cuantía económica que se paga a algunos
empleados por el logro de sus objetivos laborales
226
• Buena fe contractual
En sentido objetivo puede definirse como un principio general de derecho
que impone un comportamiento arreglado a valoraciones éticas, que
condiciona y limita por ello el ejercicio de los derechos subjetivos. Esta
forma de actuar se traduce también en directivas equivalentes a valores
como la lealtad, la honorabilidad, la honradez y la confianza.
'Blended learning'. Sistema de formación de personas que integra métodos
presénciales y online.
• Caducidad
Situación ocasionada por determinación de la Ley o por la voluntad de los
particulares en virtud de la cual se establece un plazo fijo de tiempo para el
ejercicio de un derecho que, una vez transcurrido, provoca la pérdida
irreversible y automática del derecho.
• Cierre patronal
Facultad empresarial de decretar el cierre de la empresa ante situaciones
extremas de huelga, con el fin de asegurar el orden en la empresa. No es un
derecho fundamental sino un derecho cívico.
• Calendario laboral
Recoge el horario _de trabajo y la distribución anual de los días festivos y de
descanso, así como los días inhábiles, teniendo en cuenta la jornada
máxima legal o la pactada.
• Capitalización de prestaciones
Derecho reconocido en materia de desempleo a aquellos trabajadores que
prefieran percibir la prestación de una sola vez en forma de capital, siempre
que acrediten su empleo para la constitución de una cooperativa de trabajo
asociado o una sociedad laboral.
Categoría-profesional
Calificación que la empresa reconoce al trabajador y en virtud de la cual le
227
atribuye el salario. Su configuración concreta los grupos profesionales y detalla
las funciones relacionadas con un tipo específico de puesto de trabajo. Este
concepto responde a un sistema de organización del trabajo con una división
de funciones muy fragmentada. Detalla las funciones de cada puesto de
trabajo.
• Código de cuenta de cotización
Es el código numérico que la Tesorería General de la Seguridad Social
asigna a los empresarios y demás sujetos responsables del pago de las
cuotas a la Seguridad Social.
• Comisión europea
Institución colegiada y políticamente independiente que tiene el derecho de
iniciativa casi exclusivo en materia legislativa en la Unión Europea.
• Compensación y absorción de salarios
Los aumentos de los salarios mínimos sólo provocan una subida retributiva
cuando, en cómputo anual, significan una superación de los ingresos
efectivos por todos los conceptos del trabajador. En otro caso, no habrá
elevación alguna de los salarios reales y el incremento introducido por el
mínimo salarial quedará absorbido en las mejoras que disfruta aquél, con las
cuales se compensa. También puede extenderse a otras condiciones de
trabajo.
• Cómputo recíproco de cotizaciones
El conjunto de las cotizaciones a los Regímenes de la Seguridad Social para
poder recibir prestaciones.
• Competencia desleal
Existe esta figura jurídica cuando un empleado desarrolla una actividad para
otra empresa o en provecho propio, que se encuentra en concurrencia con
la desarrollada por la compañía para la que trabaja inicialmente. Esta
situación constituye una trasgresión de la buena fe contractual y puede ser
sancionable, incluso, con el despido.
Competencias.
228
Conjunto de habilidades y comportamientos que se atribuyen a un profesional,
candidato o puesto de trabajo.
Conciliación extrajudicial
Acto previo a _los juicios en la jurisdicción social, cuyo fin es evitar, en la
medida de lo posible, el proceso judicial. Es un requisito para la tramitación
del proceso y se realiza ante el servicio administrativo correspondiente o ante
el órgano que asuma estas funciones. Normalmente se trata del Servicio de
Mediación, Arbitraje y Conciliación de la Dirección Provincial de Trabajo y
Seguridad Social.
• Conciliación judicial
Se trata de un último intento de evitar el proceso que se desarrolla ante el
Secretario Judicial o el Magistrado del órgano judicial encargado de conocer
el litigio planteado. Supone que éste, constituido en audiencia pública,
intenta la conciliación advirtiendo a las partes de los derechos y obligaciones
que pudieran corresponderles, sin prejuzgar el contenido de la eventual
sentencia.
• Condición más beneficiosa
Mejora de las relaciones laborales generada por la voluntad de las partes.
No puede ser suprimida unilateralmente por la empresa.
• Contrato de grupo
Modalidad contractual en la que el sujeto trabajador lo conforma un grupo en
términos unitarios. La obligación de trabajar la asumen varios profesionales
colectivamente en virtud de un vínculo jurídico, efectuándose la contratación
por parte del empresario no con uno aislado, sino con el grupo de
trabajadores considerado en su totalidad.
• Contrato de interinidad para cobertura de vacante
Es el que se celebra para cubrir una posición durante el tiempo que dura la
selección de la persona que se incorporará al puesto de forma indefinida. La
ley establece un tope máximo de duración del contrato de tres meses. En el
caso de la Administración Pública este límite no tiene vigencia, porque el
sistema especial de mérito y capacidad que rige en la contratación suele
dilatar estos procesos de selección más allá de tres meses.
229
Contrato eventual
Aquel que se establece para atender a exigencias circunstanciales del
mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la
actividad normal de la empresa. Es un contrato temporal.
Contrato fijo discontinuo
Este tipo de contrato es también llamado de temporada o de campaña. Es
aquel cuya actividad se lleva a cabo durante determinado o determinados
períodos del año. Es, por tanto, un contrato indefinido, pero sólo para
determinados períodos del año.
• - Contrato por obra.
El que se establece para la realización de una obra o la prestación de un
servicio determinado, cuya ejecución tiene una duración incierta o concreta.
• Convenio colectivo
Acuerdo escrito, alcanzado tras un proceso negociador, entre uno o varios
empleadores y una o varias organizaciones de trabajadores. Su objetivo es
establecer las condiciones de trabajo que deben seguir y guiar las
relaciones laborales en un ámbito determinado.
Convenio especial
El suscrito entre la Seguridad Social y los trabajadores que causan baja en
su Régimen de la Seguridad Social y no quedan comprendidos en otro que
tenga establecido el cómputo recíproco de cotizaciones.
• Contrato eventual
Aquel que se establece para atender a exigencias circunstanciales del
mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la
actividad normal de la empresa.
• Contrato para la formación
Se celebra con personas mayores de 16 años y menores de 23, para
obtener la formación que habilita para una profesión u oficio. El trabajador
debe carecer de la titulación que da lugar a un contrato en prácticas. No
puede ser inferior a seis meses ni superior a dos años.
230
• Contrato en prácticas
Se firma con quien ha obtenido un título universitario, o de formación
profesional de grado medio o superior, siempre y cuando no hayan
transcurrido más de cuatro años, para la práctica de los conocimientos
adquiridos. No podrá ser inferior a seis meses ni superior a dos años.
• Cotización
Actividad financiera en virtud de la cual se realiza por las personas
obligadas la aportación de recursos económicos a la Seguridad Social. Sus
elementos básicos son la base de cotización, el tipo de cotización y la cuota.
• Contrato de relevo
A través del mismo un trabajador en desempleo sustituye y ocupa la parte
proporcional de la jornada que ha dejado vacante otro jubilado parcialmente.
• Contrato eventual
Aquel que se establece para atender a exigencias circunstanciales del
mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la
actividad normal de la empresa.
Cotización.
Actividad financiera en virtud de la cual los trabajadores aportan una parte de
su nómina a la Seguridad Social.
• Convenio especial
El convenio especial es una situación asimilada al alta que deriva de un
acuerdo entre la Tesorería General de la Seguridad Social y el trabajador,
con obligación de abonar éste, a su exclusivo cargo, las cuotas que
correspondan con el fin de mantener el derecho a la cobertura de las
prestaciones correspondientes a incapacidad permanente, muerte y
supervivencia derivadas de accidente no laboral o enfermedad común; así
como jubilación y servicios sociales y, con carácter voluntario, la asistencia
sanitaria por enfermedad común, maternidad o accidente no laboral.
• Copia básica del contrato
Extracto del contrato que omite algunos datos personales del empleado.
231
Debe entregarse a los representantes de los trabajadores en la empresa en
el plazo de diez días desde su contratación.
• Culpa extracontractual
Es la responsabilidad en la que incurre quien por una acción u omisión
causa daño a otro. Para que surja la responsabilidad en la producción del
daño debe intervenir culpa o negligencia del causante. En el caso de que
esto suceda, se encuentra obligado a reparar el daño causado.
'Coaching'.
Metodología de aprendizaje en la que una persona que asume el rol del coach
(maestro) asesora y acompaña a otra que asume el rol de coachee (aprendiz).
Dietas.
Pagos que percibe el trabajador en concepto de indemnización o
compensación por los gastos que realiza como consecuencia de su actividad
laboral.
• Dependencia
Cuando el trabajador se encuentra en una situación de sometimiento a la
esfera rectora o disciplinaria del empresario, que es quien organiza el
trabajo, da las órdenes y sanciona en caso de incumplimiento de sus
obligaciones.
• Descanso adecuado
Según directivas comunitarias son períodos regulares de descanso de los
trabajadores, cuya duración se expresa en unidades de tiempo,
suficientemente largos y continuos para evitar que los empleados se
produzcan lesiones a sí mismos, a sus compañeros o a terceros, y que
perjudiquen su salud a corto o a largo plazo, debido al cansancio o a ritmos
de trabajo irregulares.
• Desempleo
Existen dos niveles de prestación económica por estar en situación de
desempleo: Nivel contributivo, que pretende aportar prestaciones
sustitutivas del salario dejado de percibir. Nivel no contributivo, que es
complementario del anterior y busca garantizar a la persona un ingreso
mínimo.
232
• Desempleo en pago único
Es la posibilidad de percibir en un solo pago el valor de las mensualidades
de la prestación por desempleo, a fin de que el importe se destine a realizar
una actividad profesional como socio trabajador o de trabajo de una
cooperativa o una sociedad laboral.
• Despido disciplinario
Decisión adoptada por el empresario, por la que se produce la extinción del
contrato de trabajo de un profesional como consecuencia de un
incumplimiento grave y culpable del mismo. Es la manifestación del poder
disciplinario del empresario y al ser su máxima consecuencia debe aplicarse
siempre según los criterios de graduación e individualización.
Despido-improcedente
Es la calificación dada a un despido contra el que el trabajador ha solicitado
tutela judicial y así se le reconoce por no haber podido acreditarse el
incumplimiento alegado, no ser éste lo suficientemente grave o culpable, o
porque no se cumplieron las exigencias formales establecidas. Expulsión de
una persona de su empleo sin causa justificada.
• Despido por fuerza mayor
Existe cuando se produce un acontecimiento extraordinario, de origen
externo a la empresa, de carácter imprevisible e inevitable, que tiene
consecuencias en la actividad de la compañía, en este caso, que produzca
la extinción de los contratos de trabajo.
• Despido tácito
Aquel que se establece para atender a exigencias circunstanciales del
mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la
actividad normal de la empresa.
Development center'.
Simulación para apreciar el potencial de desarrollo de los participantes, a
través de ejercicios que representan situaciones habituales de trabajo de mayor
responsabilidad que la asumida normalmente.
• Dietas
233
Son las percepciones que percibe el trabajador en concepto de
indemnizaciones o compensar por los gastos que tienen que realizar como
consecuencia de la actividad laboral que tiene que llevar a cabo.
• Discriminación directa
Se considera discriminación directa por razón de sexo la situación en que se
encuentra una persona que sea, haya sido o pudiera ser tratada, en
atención a su sexo, de manera menos favorable que otra en una situación
comparable.
• Discriminación indirecta
Existe discriminación indirecta por razón de sexo cuando se produce una
situación en que una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros
pone a individuos de un sexo en desventaja particular con respecto a
personas del otro, salvo que dicha disposición, criterio o práctica pueda
justificarse objetivamente en atención a una finalidad legítima y que los
medios para alcanzar dicho objetivo sean necesarios y adecuados.
• Distintivo empresarial en materia de igualdad
Distintivo creado por la recientemente aprobada Ley para la Igualdad y que
es concedido por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Con él se
reconoce a las empresas que destaquen por la aplicación de políticas de
igualdad de trato y de oportunidades entre sus trabajadores. Este distintivo
puede utilizarse en el tráfico comercial de la empresa y con fines
publicitarios.
Empleabilidad.
Desarrollo de las competencias individuales fomentado por la empresa para
aumentar las posibilidades de trabajo del profesional; se contrapone al
concepto de seguridad en el empleo.
'Employer branding'.
Cuando una empresa potencia su marca e imagen con el objetivo de
convertirse en el mejor destino para aquellos que buscan empleo.
• Enfermedad profesional
234
La contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena en las
actividades especificadas como causantes de la misma en el cuadro de
Enfermedades Profesionales aprobado por el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales y que esté provocada por la acción de elementos o
sustancias que se indican para cada afección.
• Equipo de protección individual (EPI)
Cualquier equipo que lleve o sujete un trabajador para que le proteja de los
riesgos que puedan amenazar su seguridad o salud, así como cualquier
complemento o accesorio destinado a tal fin.
• Excedencia forzosa
La que se solicita para cumplir, de forma inexcusable, un deber de carácter
público y que mantiene el derecho a reingresar en el mismo puesto de
trabajo.
• Excedencia voluntaria
Situación en la que permanece el contrato cuando el empleado deja de
acudir a trabajar acogiéndose a una de las causas establecidas. Reingresar
al mismo puesto de trabajo permanece en expectativa.
'Feedback 90º-180º-360º'.
Metodología de evaluación del rendimiento basándose en distintas fuentes:
sólo opinan los jefes (90º); los jefes y compañeros (180º); y los jefes, los
iguales y colaboradores (360º).
Finiquito
Documento que se firma al extinguirse la relación laboral. Comprende los
salarios no percibidos y las vacaciones y pagas extraordinarias devengadas y
aún no disfrutadas o cobradas y las indemnizaciones cuando corresponde.
• Fraude de ley
Se produce cuando un acto es realizado al amparo del texto de una norma,
persiguiéndose un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o
contrario a él. No por ello, se impedirá la debida aplicación de la norma que
se hubiera tratado de eludir.
• Fumus boni iuris
235
Se traduce esta expresión latina como presunción de buen derecho. Puede
decirse que la misma se verifica cuando existe _la posibilidad de que lo que
pretende el actor sea así en realidad. La existencia de este presupuesto
debe ser verificada por el juez, que decidirá sobre la base de los resultados
de este examen. Se puede afirmar también que es la probabilidad de que el
resultado del proceso sea favorable al actor, o como presunción fundada de
la existencia del derecho reclamado.
• Gran invalidez
Situación de un trabajador que como consecuencia de una enfermedad o
accidente presenta pérdidas anatómicas o funcionales que le hacen precisar
de la asistencia de terceras personas para realizar las actividades más
esenciales de la vida, como vestirse, asearse, desplazarse, comer, así como
otras similares. Esta persona tiene derecho a que su pensión por
incapacidad permanente absoluta se incremente en un cincuenta por ciento
para poder remunerar a la persona que le tiene que atender.
• Grupo profesional
Aquel que agrupa unitariamente las aptitudes profesionales, titulaciones y
contenido general de la prestación. Además, podrá incluir tanto diversas
categorías profesionales como distintas funciones o especialidades
profesionales. El plazo para interponer una demanda por despido es de
veinte días desde la notificación.
• Horas estructurales.
Aquellas que sean necesarias para atender pedidos imprevistos, períodos
de punta de producción, ausencias imprevistas, cambios de turno u otras
circunstancias.
• Horas extraordinarias.
Espacio de tiempo de trabajo efectivo que se realiza sobre la duración de la
jornada ordinaria establecida por la negociación colectiva o por el contrato y,
en todo caso, sobre la duración máxima legal. Su realización es voluntaria,
es decir, debe estipularse en un pacto, sea convenio o trabajo.
• Horario
236
Es el tiempo exacto en que cada día se ha de prestar servicio. Fija la hora
de entrada y de salida del trabajo.
Horario flexible.
Se denomina también horario fijo variable. El empresario ofrece al empleado
varias posibilidades para que elija la que más le convenga, que se convierte en
un horario fijo para él.
Horario 'part time'.
Horario o jornada a tiempo parcial.-Cuando el trabajador sólo realiza media
jornada, de mañana o de tarde.
• Huelga
Es la suspensión temporal, colectiva y concertada en la prestación del
trabajo por decisión d el plantilla. Es un derecho fundamental -artículo 28 de
la Constitución- para la defensa de los intereses de los empleados. No
extingue la relación laboral, sino que se suspende, ni puede dar lugar a
sanción alguna. Derecho básico que asiste a los profesionales, que causa la
suspensión del contrato de trabajo y, por consiguiente, de las obligaciones
recíprocas de trabajar y de abonar la remuneración, así como de cotizar. El
empleado permanece en situación de alta especial.-
• Incapacidad temporal
Situación que suspende la relación laboral y por tanto las obligaciones de
trabajar y remunerar el trabajo. Se computa la antigüedad y tiene por
finalidad tener cubierto el riesgo temporal de estar impedido para el trabajo.
• Indemnización por daños
Es la indemnización adicional que se permite solicitar en cuestiones
laborales cuando ha existido una vulneración de los derechos
fundamentales o libertades públicas. La ley permite que se sume a las
recogidas de forma general para los casos de despido, que se encuentran
tasadas y resarcen por el daño que produce el ser despedido. No tiene
limitación económica y está sujeta a que el afectado acredite los daños y
perjuicios que dice haber sufrido.
• Ineptitud del trabajador
237
Falta de idoneidad involuntaria de un empleado para cumplir con las tareas
propias del puesto de trabajo que tiene asignado, por razones físicas,
mentales o jurídicas. Puede justificar un despido objetivo.
• Ineptitud sobrevenida
Falta de idoneidad involuntaria de un empleado para cumplir con las tareas
propias del puesto de trabajo que tiene asignado, por razones físicas,
mentales o jurídicas. Puede justificar un despido objetivo.
• Ineptitud del trabajador
Situación del trabajador producida por su inadaptación a los cambios
operados en su puesto de trabajo, de forma que le hacen incapaz para
seguir prestando sus servicios a la empresa.
• Informe de vida laboral
Es el documento facilitado por el Instituto Nacional de la Seguridad Social al
trabajador que lo solicita, en el que constan el número de días en situación
de alta en este organismo hasta la fecha de expedición del informe, así
como los distintos períodos que el profesional tenga acreditados para tal fin
en el sistema de la Seguridad Social.
• Jornada
Es el tiempo que tiene que dedicar el trabajador a la realización de la
actividad para la que ha sido contratado.
• Jubilación anticipada
Es la que se produce con anterioridad al cumplimento de la edad ordinaria
prevista legalmente (sesenta y cinco años). Está prevista para grupos o
actividades profesionales cuyos trabajos sean excepcionalmente penosos,
tóxicos, peligrosos o insalubres y acusen elevados índices de morbilidad o
mortalidad; o cuando se produzca como medida de fomento del empleo.
• Jurisdicción
En el ámbito procesal, es un presupuesto del proceso, necesario para que el
juez entre en la cuestión de fondo que se le plantea. Exige que el órgano
tenga naturaleza jurisdiccional y que además pertenezca a la rama de la
jurisdicción que corresponda al tipo de tutela jurídica solicitada.
238
• Jurisprudencia
Es el criterio constante y uniforme que el Tribunal Supremo mantiene al
dictar sus sentencias. Para que exista tal, se requieren, al menos, dos
sentencias que mantengan el mismo criterio en una materia del Tribunal
Supremo al resolver recursos de casación o una de la Sala del TS en los
recursos en unificación de doctrina.
• Laudo arbitral
Es la resolución dictada por uno o más terceros, con sujeción a derecho o
en equidad, según su saber y entender, a instancia de dos o más personas
para dirimir una cuestión debatida. Después de emitido, el acuerdo será
válido y obligatorio para las partes si en él concurren los requisitos
necesarios para la validez de un contrato.
• Libre circulación de trabajadores
Según este derecho, todo ciudadano de la Unión Europea que disponga de
un documento de identidad o pasaporte válido tiene derecho a desplazarse
a otro Estado miembro. En ningún caso se le puede exigir visado de entrada
ni de salida. Si no tiene documento de viaje alguno, el Estado miembro
anfitrión debe darle todas las facilidades para que pueda obtenerlo o recibir
los documentos requeridos. Los miembros de la familia que no tengan la
nacionalidad de ningún Estado miembro se benefician del mismo derecho,
pero pueden verse sujetos a la obligación de obtener un visado para
residencias de breve duración.
• Libro de visitas
Documento legitimado por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que
debe disponerse en cada centro de trabajo de la empresa, ocupe o no
trabajadores por cuenta ajena, con la finalidad de que la Inspección efectúe,
en sus visitas o requerimientos, las diligencias que estime conveniente.
• Mejoras voluntarias de Seguridad Social.
Son aquellas obligaciones asumidas voluntariamente por el empresario,
unilateralmente o como resultado de la negociación individual o colectiva,
con objeto de complementar la protección básica y obligatoria dispensada
por el sistema de la Seguridad Social.
239
• Modalidad contributiva y no contributiva
Se aplican estos términos a las prestaciones sociales según se calcule su
importe. La contributiva tiene un carácter eminentemente profesional,
destinada a la protección de los trabajadores, en tanto que la no contributiva
se dirige a la protección de quienes, acreditando una situación de carencia o
insuficiencia de recursos, no han cotizado nunca o no lo han hecho lo
suficiente para acceder a prestaciones contributivas -se fijan en la Ley de
Presupuestos Generales de Estado.
• Modificación de hechos probados
Puede pedirse en recursos de suplicación para que cambie el tribunal los
hechos probados en la sentencia previa. No cabe apelar a las declaraciones
de testigos porque se entiende que el juez de instancia es quien tiene la
inmediatez para valorar su credibilidad durante el acto del juicio. Se exige
proponer un texto alternativo al que se solicita eliminar o corregir.
• Movilidad geográfica
Es la facultad empresarial de alteración unilateral del lugar de trabajo, sin
necesidad de que concurra el consentimiento del trabajador afectado.
Únicamente puede ser ejercido por causas objetivas relativas al
funcionamiento económico, técnico, organizativo y/o productivo de la
empresa y está sujeta a precisos límites jurídicos.
'Mentoring'.
Metodología de aprendizaje que asigna a una persona con experiencia y
conocimiento (mentor) para que apoye a un empleado en su desarrollo
profesional.
'Networking'.
Relaciones personales y profesionales generadas por una red de contactos.
• Número de afiliación
El que la Tesorería de la Seguridad Social asigna a cada trabajador, sea por
240
cuenta ajena o propia, cuando causa alta inicial en la Seguridad Social.
Tiene carácter vitalicio y único en todo el territorio Nacional.
• Nulidad de pleno derecho
Se produce cuando la actuación jurídica carece de uno de sus elementos
esenciales que son el consentimiento de las parte y tener un objeto y causa
lícitos. Sus efectos son la ausencia total de efecto en el tiempo.
• Outsourcing
Situación que posibilita al empresario el desplazamiento a otras empresas
de determinadas partes o actividades de su ciclo productivo.
• Pensión contributiva de jubilación
Se trata de una prestación económica que consiste en una pensión vitalicia
que le será reconocida al trabajador, en las condiciones, cuantía y forma
que reglamentariamente se determinen cuando, una vez haya alcanzado la
edad establecida, cese o haya cesado en el trabajo por cuenta ajena
(comúnmente conocidos como profesionales asalariados). Se caracteriza
por ser única para cada persona dentro de un mismo régimen de la
Seguridad Social, porque es duradera hasta el fin de la vida del perceptor,
no prescribe y es de cuantía variable en el tiempo y según cada individuo.
• Período de carencia
Es el requisito de cotización al sistema de la Seguridad Social durante un
tiempo determinado, variable según el tipo de prestación al que se pretenda
tener acceso, exigido en todas las prestaciones contributivas del sistema.
• Período de prueba
Es el período que sirve al empresario para comprobar, durante un tiempo
limitado y sobre el terreno, que el empleado reúne las características
personales y profesionales adecuadas. El trabajador, a su vez, verifica si le
conviene o no mantener el vínculo. Como garantía, en caso de resultado
insatisfactorio, cualquiera de las dos partes puede resolver la relación
libremente. Tiempo establecido por la empresa para determinar si el
trabajador es apto para el puesto y empleo que desempeña, cuando inicia
su contrato
• Período mínimo de cotización
241
Es el espacio temporal necesario que el trabajador debe haber cotizado
para ser acreedor al derecho de las prestaciones de la Seguridad Social.
Permiso retribuido
Autorización para ausentarse en el trabajo durante el tiempo y por los motivos
estipulados y previstos en las normas de aplicación, ya sea por la Ley o el
Convenio Colectivo de aplicación que conceden el derecho a la remuneración.
Durante ese periodo se sigue recibiendo el salario como si se trabajase.
• Personal de alta dirección
Son trabajadores que realizan poderes inherentes a la titularidad jurídica de
la empresa y relativos a los objetivos generales de la misma, con autonomía
y plena responsabilidad, sólo limitadas por los criterios e instrucciones
directas emanadas de la persona o de los órganos superiores de gobierno y
administración de la entidad. Se considera una relación laboral de carácter
especial según el artículo 2.1.a del Estatuto de los Trabajadores.
• Plan de igualdad
Según el artículo 46 de la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, más
conocida como Ley de Igualdad, es el “conjunto de medidas, adoptadas
después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la
empresa la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres y a
eliminar la discriminación por razón de sexo”. Su elaboración es obligatoria
en todas las empresas cuyas plantillas sean superiores a 250 trabajadores.
Plan de acogida.
Planificación de la incorporación, integración y seguimiento del nuevo
empleado en su puesto y en la organización.
• Plazo para dar de baja a un empleado en la seguridad social
Cuando se produce un despido el empresario tiene un plazo de seis días
para dar de baja al trabajador en la Seguridad Social, con independencia de
que éste acepte o no el despido o decida interponer una demanda.
• Pluriactividad
Situación de un trabajador cuyas diversas actividades profesionales dan
242
lugar a su alta obligatoria en dos o más regímenes distintos del sistema de
Seguridad Social.
• Pluriempleo
Situación de un trabajador que presta sus servicios a dos o más empresas
distintas y en actividades que dan lugar a su alta obligatoria en un mismo
régimen de la Seguridad Social.
• Preaviso
Es el período de tiempo que debe transcurrir, por exigencia legal, desde que
se pone en conocimiento de la otra parte la intención de llevar a cabo un
determinado acto, hasta que este se efectúa. Se exige para el caso de
dimisión del trabajador, para llevar a cabo un despido por causas objetivas,
para obtener un permiso o convocar un huelga, entre otros.
• Precontrato
Compromiso formal de las partes para celebrar un contrato de trabajo. Su
incumplimiento da lugar a una indemnización por daños y perjuicios..
• Prescripción de las faltas
Es una causa de extinción de la responsabilidad. Una vez consumado el
hecho sancionable se empieza a contar el plazo de prescripción de manera
que, una vez transcurrido, si la empresa no se ha dirigido contra el
trabajador, se considera no sancionable.
• Prestaciones de la Seguridad Social
Conjunto de derechos que ostentan los afiliados a cualquiera de sus
regímenes, como puede ser la asistencia sanitaria, la prestación por
incapacidad temporal, por maternidad, etcétera. Se accede a ellos en base
al cumplimiento de determinados requisitos.
• Prestación contributiva
Prestación económica a la que se tiene derecho por contribuir a la
Seguridad Social mediante cotizaciones derivadas de una actividad por
cuenta ajena o propia. Suelen están ligadas a unos requisitos, siendo
habitual la necesidad de un período de carencia para generar el derecho
Prorrata.
243
Las empresas pueden repartir (prorratear) las pagas extra entre las doce
nóminas del año o pagarlas por separado cuando corresponda (normalmente,
en Navidad y verano).
Recargo de prestaciones
Responsabilidad a cargo del empresario en favor del trabajador que surge
cuando éste sufre un daño por no haber concurrido las condiciones de
seguridad _o salubridad exigida o no haber tenido en cuenta la adecuación
personal al trabajo (recargo del treinta al cincuenta por ciento en las
prestaciones reconocidas). Es compatible con responsabilidades
administrativas, civiles y penales que puedan derivarse de los mismos
hechos.
• Recargo en la Seguridad Social
Porcentajes que incrementan el importe de las deudas con la Seguridad
Social cuando no se hayan ingresado en el plazo establecido. El porcentaje
del recargo varía en función del momento del ingreso efectivo de las cuotas.
• Reconocimiento médico
Conjunto de pruebas médico-diagnósticas realizadas a un trabajador para
valorar su salud y determinar su capacidad física y/o mental para desarrollar
las tareas que le son propias. El objetivo es verificar su aptitud respecto a
las condiciones de su puesto laboral y prevenir cualquier riesgo o deterioro
para su salud y para la de terceros.
• Reclamación previa
Privilegio que se le concede a la Administración Pública, al Estado, a las
comunidades autónomas, a las entidades locales y a los organismos
autónomos que dependan de ellas, que se concreta en la necesidad de
interponer una reclamación vía administrativa, antes de cualquier otra por
vía judicial, especialmente para las reclamaciones contra la Seguridad
Social.
• Recurso de amparo
Es el mecanismo procesal para recabar del Tribunal Constitucional la tutela
de las libertades y derechos fundamentales reconocidos en la Constitución
(artículos 14 al 30), frente a las violaciones originadas por disposiciones,
actos jurídicos y actos u omisiones de hecho de los poderes públicos del
244
Estado, las comunidades autónomas y demás entes públicos de carácter
territorial, corporativo o institucional, así como de sus funcionarios o
agentes.
• Recurso de casación para la unificación de doctrina
Se denomina así al recurso de carácter extraordinario que cabe interponer
ante el Tribunal Supremo cuando existen diferentes resoluciones
contradictorias de distintos tribunales superiores de justicia de las
comunidades autónomas. La finalidad de este recurso, como indica su
propio nombre, es unificar los criterios contrapuestos en una determinada
materia.
• Reducción de jornada
Reciben esta denominación aquellos regímenes que engloban a colectivos
de trabajadores que por sus características requieren una regulación
específica.
• Reincidencia
En las infracciones y sanciones de orden social es una circunstancia
agravatoria de la sanción. En materia laboral se exige la concurrencia de los
siguientes requisitos: comisión de una infracción del mismo tipo y
calificación que motivó la anterior; que la resolución de la primera haya
adquirido firmeza en vía administrativa y que entre esta fecha y la segunda
infracción no hay transcurrido un año.
• Renta activa de la inserción
Instrumento que trata de conjugar la asistencia social y la política de empleo
(dirigidas, sobre todo, a la inserción laboral de los desempleados más
frágiles). Es un tipo de ayuda que podría calificarse de tercer nivel en la
protección por desempleo, añadido a las prestaciones y subsidios.
• Reserva del puesto de trabajo
En determinadas excedencias, como las forzosas por cuidado de un familiar
o de un hijo, es el derecho que tiene el empleado a que la empresa
conserve disponible su mismo puesto de trabajo para su reincorporación
inmediata en caso de solicitarla. Suele estar limitado a un periodo de tiempo
concreto.
245
• Responsabilidad extracontractual
La que surge por toda acción u omisión que causa daño a otro, siempre que
intervenga culpa o negligencia, estando obligado el causante a reparar el
daño. Las empresas son responsables respecto de los perjuicios causados
por sus dependientes con ocasión de sus funciones.
• Responsabilidad objetiva
Es la responsabilidad que surge tras la producción de un daño, con
independencia de la voluntariedad de la persona que lo ocasiona o de las
circunstancias concurrentes en el caso. No se exige por tanto la
concurrencia de dolo o negligencia para que surja.
• Responsabilidad patrimonial de la Administración
Se configura como el derecho de los particulares a ser indemnizados por el
Estado de toda lesión que sufran siempre que sea consecuencia del
funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos.
• Responsabilidad solidaria
Es la obligación legal de responder o resarcir un daño provocado por varias
personas, resultando imposible individualizar la responsabilidad. El
perjudicado puede reclamar a cualquiera de ellos una reparación íntegra.
• Retribución variable
Sistema retributivo que puede adoptar múltiples figuras, como “ bonus “
anuales, incentivos mensuales, entrega de acciones de la compañía,
etcétera. Pretende valorar el trabajo de los empleados teniendo en cuenta
factores como sus niveles de producción, el desarrollo profesional o las
labores de gestión.
Retribución neta.
Cantidad que recibe el empleado y que resulta de descontar del salario bruto
las cantidades que se ingresan a la Seguridad Social y que se pagan a
Hacienda.
Retribución bruta.
Compensación que resulta de sumar el salario base (recibido en razón del
trabajo realizado) y los complementos: por alguna condición personal -su
246
antigüedad o titulación, entre otras- o del puesto -nocturnidad, peligrosidad,
etcétera-.
Retribución variable.
Remuneración incluida en la retribución fija o bruta y que varía de acuerdo al
rendimiento, desempeño o logro de unos resultados determinados
• Salario
Totalidad de las percepciones económicas de los trabajadores, en dinero o
en especie, por la prestación profesional de los servicios laborales por
cuenta ajena que retribuyan el trabajo efectivo o los períodos de descanso.
• Stock options
Es una forma de retribuir a los trabajadores por el que la empresa oferta,
con carácter general, la suscripción de un derecho de opción de compra de
acciones de la compañía a un precio preestablecido, con el fin de que pueda
ser ejercitado por el empleado en un plazo determinado. Transcurrido un
período de espera, normalmente conocido como maduración o carencia, el
beneficiario obtiene una rentabilidad económica si el precio de la acción se
incrementa durante ese lapso de tiempo. Durante ese período los
empleados se comprometen a permanecer prestando sus servicios para la
empresa, al ser presupuesto indeclinable para el ejercicio del derecho que la
relación laboral se encuentre vigente.
• Responsabilidad solidaria
Es la obligación legal de responder o resarcir un daño provocado por varias
personas, imposible de individualizar. El perjudicado puede reclamar a
cualquiera de ellos una íntegra reparación. Al que hace frente a ésta, le
queda una acción de repetición contra los demás responsables, con el fin de
resarcirse por lo pagado, porque la responsabilidad era compartida.
Responsabilidades del empresario
El incumplimiento por los empresarios de sus obligaciones en materia de
prevención de riesgos laborales dará lugar a responsabilidades administrativas,
así como, en su caso, a responsabilidades penales y a las civiles por los daños
y perjuicios que puedan derivarse de dicho incumplimiento.
Responsabilidad de los trabajadores
Corresponde a cada trabajador velar, según sus posibilidades y mediante el
247
cumplimiento de las medidas de prevención que en cada caso sean adoptadas,
por su propia seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas otras
personas a las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de sus
actos y omisiones en el trabajo, de conformidad con su formación y las
instrucciones del empresario.
Los trabajadores, con arreglo a su formación y siguiendo las instrucciones del
empresario, deberán en particular:
- Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos previsibles,
las máquinas, aparatos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos de
transporte y, en general, cualesquiera otros medios con los que desarrollen su
actividad.
- Utilizar correctamente los medios y equipos de protección facilitados por el
empresario, de acuerdo con las instrucciones recibidas de éste.
- No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los dispositivos de
seguridad existentes o que se instalen en los medios relacionados con su
actividad o en los lugares de trabajo en los que ésta tenga lugar.
- Informar de inmediato a su superior jerárquico directo, y a los trabajadores
designados para realizar actividades de protección y de prevención o, en su
caso, al servicio de prevención, acerca de cualquier situación que, a su juicio,
entrañe, por motivos razonables, un riesgo para la seguridad y la salud de los
trabajadores.
- Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la autoridad
competente con el fin de proteger la seguridad y la salud de los trabajadores en
el trabajo.
- Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar unas condiciones
de trabajo que sean seguras y no entrañen riesgos para la seguridad y la salud
de los trabajadores.
- El incumplimiento por los trabajadores de las obligaciones en materia de
prevención de riesgos a que se refieren los apartados anteriores tendrá la
consideración de incumplimiento laboral a los efectos previstos en el artículo
58.1 del Estatuto de los Trabajadores o de falta, en su caso, conforme a lo
establecido en la correspondiente normativa sobre régimen disciplinario de los
funcionarios públicos o del personal estatutario al servicio de las
Administraciones públicas. Lo dispuesto en este apartado será igualmente
aplicable a los socios de las cooperativas cuya actividad consista en la
prestación de su trabajo, con las precisiones que se establezcan en sus
Reglamentos de Régimen Interno.
• Salario
248
Conjunto de percepciones económicas de los trabajadores, en dinero o en
especie, recibidas por la prestación de servicios laborales por cuenta ajena,
ya retribuyan el trabajo efectivo, cualquiera que sea la forma de
remuneración, o los periodos de descanso computables como de trabajo.
• Salario mixto
La estructura del salario es mixta cuando combina la retribución por unidad
de tiempo, como el sueldo anual, mensual o semanal, y otras
remuneraciones que premian el logro de objetivos o en función del
desempeño en un período de tiempo, valorado tras la evaluación.
• Salario en especie
Retribución que percibe el trabajador por su trabajo que no es en dinero. No
puede superar el treinta por ciento de las percepciones salariales totales.
• Salarios de tramitación
Son las cantidades que se generan cuando un despido es declarado nulo o
improcedente. Se computan desde la fecha del despido hasta el momento
en que judicialmente o por la empresa se reconoce la nulidad o
improcedencia. Cantidad, por tanto, que se paga a un empleado que ha
sido despedido de manera improcedente, hasta que se aclara su situación
en un proceso judicial.-
Permiso de paternidad
Nueva causa de suspensión del contrato de trabajo, por el que el padre
disfrutará de trece días de permiso ininterrumpidos en caso de parto,
adopción o acogimiento. Cuando éstos sean múltiples, podrá ampliarse la
suspensión en dos días por cada hijo.
• Situación asimilada al alta en la seguridad social
Es la condición jurídica de aquellas personas que, pese a haber cesado en
el desarrollo de la actividad que le encuadra en cualquiera de los regímenes
de la Seguridad Social, continúan en el campo de aplicación del régimen
que le corresponda. Entre otras, se establecen: la situación legal de
desempleo, la excedencia forzosa, la suspensión del contrato por servicio
militar o prestación social sustitutoria, el traslado del trabajador por la
empresa fuera del territorio nacional y los periodos de inactividad de los
temporeros.
249
• SMAC
Depende del Ministerio de Trabajos y Asuntos Sociales y tiene
competencias en promoción de la igualdad entre sexos, fomentando la
participación de la mujer en la vida económica y social; y de protección
jurídica de los movimientos migratorios.
• SPEE
Siglas que responden al nombre del Servicio Público de Empleo Estatal,
denominación con el que ha pasado a conocerse el Instituto Nacional de
Empleo (INEM).
• Sucesión de empresa
Se entiende que la hay cuando la transmisión afecta a una entidad
económica que mantiene su identidad, entendida ésta última como un
conjunto de medios organizados a fin de llevar a cabo una actividad
económica, esencial o accesoria.
• Tarifa de primas de accidentes de trabajo
Es una tabla clasificatoria en la que se contemplan los porcentajes de
cotización de las distintas prestaciones derivadas de accidente de trabajo,
incapacidad temporal, incapacidad permanente, muerte y supervivencia,
para las distintas actividades económicas de las empresas.
• Tiempo de trabajo efectivo
Es el espacio temporal de permanencia en el puesto de trabajo, que no
siempre coincide con el de presencia en la empresa.
• Tipo de cotización
Depende del Ministerio de Trabajos y Asuntos Sociales y tiene
competencias en promoción de la igualdad entre sexos, fomentando la
participación de la mujer en la vida económica y social; y de protección
jurídica de los movimientos migratorios.
• Trabajador autónomo
250
Trabajador por cuenta propia, mayor de dieciocho años, que realiza de
forma habitual, personal y directa una actividad económica a título lucrativo,
en territorio nacional. No esta sujeto por dicha actividad a contrato de trabajo
y puede utilizar el servicio remunerado de otras personas, sea o no titular de
la empresa.
• Trabajador autónomo dependiente
Es aquel que realiza una actividad económica o profesional a título lucrativo
y de forma habitual, personal, directa y predominante para una persona
física o jurídica, denominada cliente. Este trabajador depende
económicamente del cliente, ya que percibe de él, al menos, el 75% de sus
ingresos por rendimientos de trabajo y de actividades económicas o
profesionales.
• Traslado
Se produce cuando el cambio de los trabajadores de un centro a otro implica
un cambio de residencia de forma permanente o por un periodo superior a
doce meses en tres años.
• Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas
Garantiza el respeto del Derecho en la interpretación y aplicación de los
Tratados constitutivos y está compuesto por el mismo número de jueces que
de Estados miembros, que se renuevan parcialmente cada tres años.
Vales de comida.
Cheques que la empresa otorga al empleado para pagar en restaurantes y que
forman parte de los beneficios sociales del trabajador.
Zona de trabajo
Espacio físico en el que los trabajadores desarrollan su actividad. La Ley exige
que reúna unas condiciones mínimas para que éstos no sufran riesgos para su
seguridad y salud y trabajen en condiciones ergonómicas aceptables, entre las
que se encuentran: altura desde el piso hasta el techo de tres metros que
puede reducirse a 2,5 metros en locales comerciales, de servicios, oficinas y
despachos; superficie libre de dos metros cuadrados y espacio no ocupado de
diez metros cúbicos, por empleado
251
ALGUNAS WEBS DE UTILIDAD
• http://www.mtas.es/itss/
• http://www.mtas.es/insht/index.htm
• http://es.osha.eu.int/navigation_view
• http://www.prevention-world.com/
• http://www.prevencionintegral.com/
• http://www.itspanish.org/
http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/NTP/Ficher
os/701a750/ntp_705.pdf
NOTAS A PIE DE PAGINA
(1).- Comentario y extracto de la Sentencia del Juzgado de lo Social 7 de Murcia
de 7 de marzo de 2003.- Magistrado –Juez D. José Manuel Bermejo Medina.-
(2).- El trabajo en general, el trabajo por cuenta ajena en particular, generan
tensión psíquica, y no sólo física, y con frecuencia sufrimientos en el sujeto
trabajador, ya sea porque éste no ha interiorizado, con madurez plena, su situación;
o, mejor, por el esfuerzo de acomodación o ajuste a los factores de innovación.
La acción organizativa empresarial, con sus connaturales imposiciones de orden y
disciplina, instrucciones directivas, preavisos informales o formales sobre conductas
de colaboración que se esperan o se declaran deseables, cuando no necesarias,
pueden ser, igualmente, fuente de malestar cuando no de frustración en las dos
circunstancias personales antedichas.
Ahora bien, este estado cuasi natural del trabajo dentro de un programa que
dirigen sujetos distintos del propio trabajador que, están, por tanto, obligados a
instar, cuando no a exigir, conductas de ajuste a lo largo del tiempo, no puede
calificarse, sin más, como acoso moral en el trabajo. Implican una tensión, a veces
una presión ocasional, pero no por ello dan lugar, sin más, al supuesto propio del
acoso moral. Éste presupone, como dato mínimo inesquivable, que haya una
presión no ordinaria, maliciosa, con cierta continuidad en el tiempo, al servicio
de unos objetivos degradantes para la personalidad del trabajador víctima de
tan incalificable conducta. La tensión normal en cualquier trabajo, y más aún
en aquellos que están sometidos a programación y control ajenos, no es
acoso moral. A veces, similar tensión se aprecia en el directivo que tiene
conciencia de que va a imponer un «cambio», rompiendo la tranquilidad –
252
asumida – de una rutina anterior. Lo consabido tranquiliza; la innovación,
tensiona.
El riesgo de confundir la tensión laboral con la presión envilecedora de la
dignidad del trabajador es grande – y lo será mucho más – si intervienen terceros
(Administraciones Públicas, sindicatos, asociaciones y similares) en la ponderación
del clima interno de las relaciones plurales del trabajo. La invocación del acoso
moral en el trabajo es una tendencia creciente que se reforzará aún más, al
igual que el acoso moral en la familia, en las aulas escolares y, en general, en
todos los colectivos en los que hay unas relaciones que generan situación de
dependencia y/o situación de dirección.
(3).-Extracto comentado de la Sentencia del Juzgado de lo Social 1 de Alicante de
6 de mayo de 2003.- Magistrado-Juez D. Julio Calvet Botella.-Confirmada por
Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la C.
Valenciana de 5 de abril de 2004, desestimando el recurso de Suplicación
interpuesto por el INSS, no discutiéndose la contingencia profesional de accidente
de trabajo que está en el origen de la invalidez, que recoge literalmente en su
Fundamento Jurídico II los Hechos Probados y Fundamentos Jurídicos de la
Sentencia de instancia impugnada.
(4).- En relación al Síndrome de Bourn-Out, CALVET BOTELLA , J, Magistrado y
MIRO GARCIA, F. M. Forense , en un trabajo inédito a la fecha actual, sobre
“Perspectivas Jurídico Sociales del Síndrome de Desgaste Personal (Bourn-Out), a
los que agradezco haberme facilitado dicha documentación para esta conferencia,
plantean el problema de si el concepto semántico “accidente”, comporta que la
lesión sea súbita, violenta y externa necesariamente o si, también cabe el que se
produzca de un modo lento y progresivo, como el concepto de accidente que
interpretó la STS de 17.6.1903, al declarar accidente de trabajo la intoxicación
saturnina, por el contacto con el plomo, teniendo en cuenta que la Ley de
Accidentes de Trabajo data de 30.1.1900, y que se encuentra regulado en la
actualidad en el art. 115. LGSS 1/1994 de 20 de junio ,no sólo debe ser entendida
como lesión corporal sufrida con ocasión o relación con el trabajo, sino también
como lesión psíquica, consecuencia o contraída en el desempeño de la actividad
laboral, como expuso la STS, Sala I, de lo Civil, de 26.4.1921, que calificó como
accidente de trabajo la enfermedad padecida por el trabajador como de “neurastenia
cerebro-cardiaca” producida por la impresión moral recibida al ocurrir un
desprendimiento de tierras que causo la muerte de su hermano y de su sobrino.- Y
en consecuencia si puede encuadrarse este síndrome como enfermedad
profesional no listada del art. 115.2 LGSS, a diferencia de las listadas por el art. 116
LGSS y RD 1995/1987 de 12 de mayo, como ha ocurrido, por ejemplo con la
incorporación de las afecciones cardiacas, por la presunción de laboralidad del art.
115.3 LGSS.-
(5).- Op.Cit.- “El Bourn-Out se caracteriza por la presencia de agotamiento físico y
psíquico, con sentimientos de impotencia y desesperanza, extenuación emocional y
por el desarrollo tanto de un autoconcepto negativo como de actitudes negativas
hacia el trabajo, la vida y los demás....pero no olvidando que, no todo estrés
emocional en Bourn out...... Con un cuadro médico, que varía en función del perfil
(cultura, ocupación, educación y rasgos de la personalidad ) del individuo afectado,
que se desarrolla a través de una serie de etapas sucesivas:
253
1.- Entusiasmo, con altas expectativas en el trabajo empleando una gran cantidad
de energía en el.-
2.-Estancamiento, donde el trabajo pasa a un segundo plano poniéndose mayor
énfasis en las actividades extralaborales.-
3.- Frustración.- Cuestionamiento de la propia valía y la del trabajo en sí,
apareciendo los problemas emocionales, físicos y conductuales.-
4.- Apatía, con inversión del mínimo esfuerzo en el trabajo con maniobras de
evitación de clientes y responsabilidades.-
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