Personalidad y TEPT 1
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD DE UN GRUPO DE MILITARES
CON TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
AUTORAS
PATRICIA FERREIRA LUGO
NINI JOHANNA GARCIA
LUISA FERNANDA YANEZ AGUDELO
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR AL TITULO DE PSICÓLOGA
DIRECTOR
JAIME HUMBERTO MORENO
BOGOTA JUNIO 2006
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Agradecimientos
A Dios creador del universo que nos permite construir otros mundos mentales
posibles.
A nuestros seres amados por brindarnos su apoyo incondicional en la
consecución de cada una de las metas propuestas.
A nuestros asesores Dra. Maria Stella Arroyo y Dr. Jaime Humberto Moreno.
Que gracias a su sabiduría, apoyo y dedicación, logramos finalizar con éxito
este proyecto investigativo, que fomenta en nosotras el crecimiento personal y
profesional.
A la facultad de psicología y comité de investigación, por creer, guiar y
aportar en el desarrollo y culminación de este trabajo.
Por último, agradecemos a todas y cada una de las personas, que con su
acompañamiento y consejo, hicieron posible que este reto se cumpliera,
fomentando en nosotros la conquista de nuevas metas en una vida profesional
que vislumbra sus primeros logros.
Lo que hoy es utópico mañana es real. Mundos Posibles. La utopía es lo que
ha conducido a que seamos posibles.
Jerome Brunner
Personalidad y TEPT 4
Tabla de Contenidos
Tabla de contenidos
Resumen, 7
Introducción, 8
Marco Teórico, 10
Estrés, 10
Trastorno de estrés Postraumático, 11
Definición, 11
Antecedentes, 11
Criterios Diagnósticos DSM-IV, 14
Facilitadores Para la Aparición de TEPT, 19
Aspectos Cognoscitivos, 22
Desarrollo de Distorsiones Cognitivas, 24
Estructuras Cerebrales Implicadas, 28
Teorías que Explican el TEPT, 32
Teoría del Aprendizaje, 32
Teoría del Procesamiento Emocional, 34
Teoría de la indefensión Aprendida, 35
Teoría de la evaluación cognitiva, 36
Teoría de la Personalidad, 36
Modelo jerárquico de la personalidad de Eysenck, 38
Modelo de Autoconcepto, 38
Teoría de .de los Rasgos, 38
Personalidad y TEPT 5
Modelo de Millon, 40
Investigaciones estrés postraumático y personalidad, 49
Psiquiatría Militar, 53
Antecedentes, 55
Psicología Militar, 55
Ejército Nacional, 56
Misión, 56
Visión, 56
Justificación, 58
Problema, 59
Objetivos, 59
Objetivo General, 59
Objetivos Específicos, 59
Definición de Variable, 60
Método, 61
Tipo de investigación, 61
Participantes, 62
Instrumentos, 62
Procedimiento, 62
Consideraciones Éticas, 63
Resultados, 65
Discusión, 76
Referencias, 87
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Resumen analítico de investigación, 99
Apendices, 109
Apéndice A (Consentimiento Informado), 110
Apéndice B (Ficha Técnica Minimult), 111
Apéndice C (Variables de Inclusión), 112
Tablas
Tabla No. 1 Distribución porcentual de indicadores clínicos vs. no clínicos de
militares con TEPT.
Tabla No. 2 Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos
según estado civil
Tabla No. 3 Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos según
atención clínica
Tabla No. 4 Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos según
tiempo de servicio.
Tabla No. 5 Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos según
grado militar.
Figuras
Figura No. 1 Distribución de frecuencias de militares con indicadores clínicos
vs. no clínicos de acuerdo a características de personalidad
Personalidad y TEPT 7
CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD DE UN GRUPO DE MILITARES
CON TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
*Vilma Patricia Ferreira, Nini Johanna García, Luisa Fernanda Yañez
** Jaime Humberto Moreno
Resumen
Estudio descriptivo, bajo la línea de investigación salud y calidad de vida. Se
describen características de personalidad de un grupo de 28 militares con TEPT.
Se aplicó la prueba de personalidad Minumult. De acuerdo a los resultados, se
encontró: 66,7% de la muestra presentó criterios clínicos en las escalas depresión,
58,3% esquizofrenia y 54,2% hiponcondríasis. Así mismo los sujetos con mayor
tendencia a presentar indicadores clínicos, están solteros o separados, son de
grados Soldados Profesionales y Cabos Segundos, a su vez llevan menor tiempo de
servicio y están asignados a una compañía dentro del BASAN. Se resalta la
importancia de realizar estudios dirigidos a describir poblaciones en alto riesgo
para propiciar programas de promoción y prevención del TEPT.
Palabras Clave: Estrés, Estrés Postraumático, Personalidad.
Abstract
Descriptive study under the line of investigation health of quality of life.
Characteristics of personality of a group of the 28 military with PTSD are
described. The test of Minumult personality was applied. According to the results,
one was: 66,7% of the sample presented/displayed clinical criteria in the
depression scales, 58.3% schizophrenia and 54.2% hypochondriasis Also the
subjects with greater tendency to present clinical indicators, are unmarried or
separated, Professionals are of Welded degrees and Seaman second classes, have
been to minor time on watch and are assigned to a company as well within BASE.
The importance is emphasized of making directed studies to describe populations
in high risk to cause programs of promotion and prevention of the PTSD.
Key words: Stress, Posttraumatic, Personality.
* Autoras de la investigación
* * Director de tesis
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El trastorno por estrés postraumático (TEPT) constituye una entidad nosológica
plenamente vigente que representa parte del espectro de las reacciones emocionales
ante una experiencia traumática. Los esfuerzos de diversos autores a lo largo de la
historia antigua y reciente han permitido identificar los elementos clínicos
característicos del TEPT y ampliar la población que puede presentar este cuadro,
desde los combatientes hasta la población civil de cualquier edad.
Lo anteriormente planteado es válido en el momento de considerar la
promoción y prevención de la salud en personas cuya profesión es calificada de alto
costo y riesgo entre las cuales se encuentran los militares, vinculados directamente en
la situación de conflicto armado que vive Colombia.
Los efectos psicosociales de estos conflictos son evidentes, cientos o miles de
personas pierden sus vidas o son gravemente heridas y los sobrevivientes arrastran las
consecuencias durante toda su vida, conllevando a la aparición de procesos mentales
como el trastorno por estrés postraumático (TEPT), caracterizado por la exposición a
un acontecimiento estresante y marcadamente traumático, donde el individuo se ve
envuelto en hechos que representan un peligro real para su vida o cualquier otra
amenaza para su salud (OMS-1992).
Una de las primeras preguntas que surge al enfrentarse a un paciente que ha
desarrollado un trastorno, es ¿qué factores pueden haber facilitado la aparición del
cuadro? Ante esto se puede plantear que hay factores de riesgo que pueden justificar
el TEPT.
Personalidad y TEPT 9
Foa, Davidson y Frances, (1999), han propuesto que los factores que
contribuyen a graduar la intensidad de la respuesta al trauma son la capacidad de
control que tiene el sujeto sobre la situación misma, la capacidad de predecir el hecho
y la amenaza percibida.
Existen factores de riesgo propios del sujeto, pero que no se pueden considerar
exclusivos para el TEPT; entre ellos la personalidad, constructo estudiado durante
varios años por diferentes teóricos entre los cuales se encuentra Theodore Millon
(1990) quien a través de su teoría permitió fundamentar este trabajo.
Este proyecto surge como respuesta a la situación de conflicto armado que vive
Colombia y las implicaciones sociales, políticas y clínicas, entre otras, que este
fenómeno ocasiona. Las observaciones realizadas sobre el comportamiento de un
individuo que ha estado en combate, así como las diferentes investigaciones
realizadas en el campo de la salud y la psicología clínica en general, muestran la
necesidad de desarrollar estudios que permitan conocer los factores que desencadenan
o mantienen los diferentes trastornos mentales.
La presente investigación contiene una revisión teórica del concepto de estrés,
estrés postraumático, su historia, clasificación, desencadenantes y algunas teorías que
sustentan su mantenimiento; aborda la teoría de la personalidad planteada por
Theodore Millon (1999) y describe características del Ejército Nacional, relevantes
para el presente estudio.
Teniendo en cuenta lo anterior, y ante el compromiso de aportar nuevas
estrategias de atención a las diversas problemáticas de la salud mental; es necesario
desarrollar esfuerzos bien dirigidos para mitigar sus efectos, esto se puede
Personalidad y TEPT 10
materializar a través de la ecuación del esquema de prevención: (a) detectando la
población de alto riesgo y (b) desarrollando acciones de protección y prevención.
Simón (1999), sugiere la necesidad de identificar y preparar a los individuos
para enfrentarse a circunstancias estresantes de aparición predecible; orientándose
hacia la percepción del control ante circunstancias aversivas, reduciéndose los efectos
del estrés: (a) predecir el estresor y anticipar ciertos acontecimientos y respuestas
adecuadas para su enfrentamiento, (b) el control facilita una autoimagen de
competencia y poder. Por el contrario la ausencia de control facilita los sentimientos
de incompetencia; y (c) el control puede permitir determinar los resultados de la
situación.
El origen histórico del concepto de estrés, surge a partir de las investigaciones
realizadas por Hans Selye en el año 1936, plantea el llamado “síndrome general de
adaptación”, donde un individuo en situación de amenaza pierde su equilibrio y el
organismo emite una respuesta con el fin de intentar adaptarse. Selye define este
fenómeno como el conjunto de reacciones fisiológicas desencadenadas por cualquier
exigencia ejercida sobre el organismo, por la incidencia de cualquier agente nocivo
llamado estresor. Se puede definir, pues, como la respuesta física y específica del
organismo ante cualquier demanda o agresión, ante agresores que pueden ser tanto
físicos como psicológicos (Buceta y Bueno 1.995).
Selye (1936), describió tres formas clásicas de la respuesta orgánica: (1) fase de
alarma (primitiva respuesta de preparación para la lucha o la huida), (2) fase de
resistencia y (3) fase de agotamiento neurovegetativo. En la fase de alarma, identificó
respuestas fisiológicas en los sistemas circulatorio, muscular y sistema nervioso
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central (sistema límbico, sistema reticular, hipotálamo(neuroendocrino) ( Cazabat y
Costa (2000).
Así mismo, (Selye, 1978 citado en Del Hoyo, 1998), plantea la diferencia
entre estrés y estresores. Alternativamente para precisar conceptos, se utiliza el
término "respuesta de estrés", refiriéndose a la respuesta inespecífica del organismo o
cualquier demanda, y el término de "estresor" o "situación estresante" se refiere al
estímulo o situación que provoca una respuesta de estrés.
Durante los últimos años, han cobrado auge las teorías interaccionistas del
estrés que plantean que la respuesta de estrés es el resultado de la interacción entre las
características de la persona y las demandas del medio. Se considera que una persona
está en una situación estresante o bajo un estresor cuando ha de hacer frente a
situaciones que conllevan demandas conductuales que le resulta difícil poner en
práctica o satisfacer. Es decir depende tanto de las demandas del medio como de sus
propios recursos para enfrentarse a él (Lazarus y Folkman, 1984), o avanzando un
poco más, de las discrepancias entre las demandas del medio externo o interno, y la
manera en que el sujeto percibe que puede dar respuesta a esas demandas.
Una de las patologías derivadas del estrés, es el trastorno por estrés
postraumático (TEPT). La organización mundial de la salud (CIE10) lo define como:
“trastorno que surge ante una respuesta tardía o diferida a un acontecimiento
estresante o a una situación (breve o duradera) de naturaleza excepcionalmente
amenazante o catastrófica, que causarían por sí mismos malestar generalizado en casi
todo el mundo (por ejemplo, catástrofes naturales o producidas por el hombre,
combates, accidentes graves, el ser testigo de muerte violenta de alguien, ser víctima
Personalidad y TEPT 12
de tortura, terrorismo, de una violación o de otros crimen)”. Este trastorno se
caracteriza por la presencia de reviviscencias de algunos elementos de la situación
traumática; reviviscencia que puede tomar la forma de pesadillas o de intrusión de
dichos elementos durante estados de vigilia (flashbacks). Suelen temerse, e incluso
evitarse, las situaciones que recuerdan el trauma (Foa, 2002).
El trastorno por estrés postraumático como entidad clínica aparece referida en
las modernas nosologías solo hasta 1.980, cuando se recoge por primera vez en el
DSM-III (American Psychiatric Association, 1980), su conceptualización puede
rastrearse a lo largo de la historia. Goodwin (1996), estudió este trastorno en víctimas
de accidentes ferroviarios, estos presentaban altos niveles de ansiedad, insomnio,
recuerdos intrusivos y reiterados del accidente y una pérdida del interés por el entorno.
Oppenheim (1892), utilizó el término "neurosis traumática" para referirse a una
respuesta mórbida de ansiedad producida por una situación altamente estresante,
empleó esta idea incorporándola en su descripción de la “schreckneurose” (neurosis
de espanto), señalando que puede aparecer tras graves accidentes o lesiones, o
asociada a catástrofes como colisiones, incendios, etc.
Hacia fines del siglo XIX cobraron gran importancia los aportes de Janet
(1956), describió los cuadros clínicos de 591 pacientes y en casi la mitad de ellos los
fenómenos psicopatológicos eran explicables por un origen traumático. P. Janet se
refirió a las "emociones vehementes" que ocurrían en los pacientes durante un
acontecimiento traumático, las cuales impedían integrar esa experiencia agobiadora;
de ese modo se constituía una memoria traumática, la cual estaba disociada de la
conciencia y sin control de la voluntad. En esta explicación de los fenómenos
Personalidad y TEPT 13
psicopatológicos se encuentran algunos elementos centrales para el manejo
psicoterapéutico de los pacientes. Así mismo, (Freud 1949 citado en Gamboa 1999)
en la primera etapa del psicoanálisis atribuyó el origen de las neurosis a experiencias
traumáticas del pasado. El término trauma incluía tanto la noción de herida como la
de sus efectos provocados en el organismo en su totalidad. Además el trauma se
refería a una situación específica en la biografía del paciente, quien no podía integrar
este hecho en forma consciente a la experiencia vivida. Es así como la memoria
traumática se constituía en un "cuerpo extraño" que se mantenía a lo largo del tiempo
afectando al paciente. En los años siguientes Freud se centró más en las fantasías que
en los traumas de la vida real y le prestó poca atención a las neurosis traumáticas.
Como señala acertadamente De Paul Ochotorena (1995), el estrés postraumático
es uno de los pocos trastornos junto con las demencias y los trastornos debidos al
consumo de sustancias psicoactivas, en los que la etiología juega un papel importante
en su existencia como cuadro clínico. Si bien, se tiene en cuenta que no todos los
sujetos que son testigos o víctimas de acontecimientos traumáticos desarrollan un
trastorno por estrés postraumático, es lógico pensar que la génesis y proceso
subyacente del trastorno tiene mucho que ver con los procesos de tipo psicológico
entre ellos la personalidad y neurobiológico que conlleven finalmente una disfunción
en el procesamiento emocional de los eventos traumáticos.
Durante los últimos años, se ha incrementado el interés por estudiar el trastorno
por estrés postraumático, extendiéndose la investigación, a secuestros, actos
terroristas, atracos reiterados, tortura, víctimas de agresiones sexuales, maltrato a la
mujer y en la infancia, etc.
Personalidad y TEPT 14
Actualmente, los criterios diagnósticos para el trastorno por estrés
postraumático, que aparecen en el DSM-IV (American Psychiatric Association,
1994), contempla una sintomatología muy variada; por un lado se encuentra el
reconocimiento de la existencia de un deterioro en el procesamiento emocional, al
describir que la reacción del sujeto ante el evento traumático conlleva la
experimentación de un miedo intenso, indefensión o terror, por otro lado, la
sintomatología del trastorno por estrés postraumático se agrupa en las categorías de
reexperimentación, evitación y aumento del arousal o activación. Así mismo, es
interesante señalar que en la cuarta edición del DSM aparece por primera vez una
diferenciación temporal en el proceso traumático que da lugar a dos trastornos
distintivos: el trastorno por estrés agudo, peritraumático (menos de un mes de
duración) y el trastorno por estrés postraumático (más de un mes de duración) (DSM-
IV-TR, 2000).
Esta apertura y flexibilidad en los criterios diagnósticos, también ha influido
sobre la búsqueda y delimitación de las situaciones estresantes. En este sentido, Foa y
Cols. (1999) presentan un listado bastante exhaustivo de todos los posibles eventos
traumáticos a tener en cuenta, así como el impacto sobre el sujeto, relacionando la
aparición de este trastorno con un rango de estresantes vitales más amplio y no
limitándolo sólo a eventos traumáticos espectaculares o bélicos, insistiendo en que el
estresor debe ser de una intensidad extrema y conllevar intensas respuestas subjetivas
de miedo, impotencia, horror y desesperanza.
Esta flexibilidad ha permitido abrir nuevas vías a la investigación pero ha
supuesto una dificultad añadida al estudio de su epidemiología. De hecho, Fairbank,
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Schlenger, Saigh y Davidson (1995) señalan que es difícil determinar porcentajes
específicos de prevalencia porque éstos dependen de factores como el tipo de estresor
al que estén referidos, el tipo de población contemplada en el estudio; por lo que se
observa una alta variabilidad en los porcentajes de prevalencia con rangos que varían
entre el 1% y el 12,3% en la población general, y entre el 6,3% y el 30,9% en
veteranos del Vietnam. Cifras aún mayores aparecen en estudios sobre consecuencias
a medio y largo plazo del internamiento en campos de concentración; así Eitinger
(1980) presentó los resultados de un estudio realizado con 226 supervivientes de un
campo de concentración nazi en Noruega, encontrando después de tres décadas de
haber sufrido la experiencia traumática, el 99% de los individuos padecían diversas
psicopatologías entre las que destacaban la ansiedad, la irritabilidad, los trastornos del
sueño, incluyendo pesadillas, y diversos trastornos de carácter cognoscitivo.
De acuerdo con el DSM IV TR, la amenaza directa e indirecta a la vida o
bienestar y la forma en como el individuo responde a esa amenaza constituyen un
suceso traumático, estos planteamientos se obtuvieron a partir de numerosos estudios
de investigación los cuales encontraron que la experiencia de amenaza a la vida era
un predictor importante del desarrollo de un trastorno por estrés postraumático.
Las manifestaciones de los síntomas del trastorno por estrés postraumático, se
clasifican en tres amplias categorías, las cuales incluyen recuerdos invasivos,
característica propia del trastorno por estrés postraumático, que consiste, en que un
acontecimiento traumático se reviva de alguna manera. Los recuerdos del trauma
pueden invadir la conciencia una y otra vez, sin señales desencadenantes que los
provoquen. Otros recuerdos que se presentan en el estado de vigilia incluyen
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recuerdos retrospectivos flashback o experiencias intensamente vividas en donde el
malestar psicológico y el temor traumático originales son reactivados y revividos. Los
recuerdos invasivos pueden darse también durante el estado de sueño, bajo la forma
de pesadillas con contenidos relacionados a la situación traumática. Además, al
enfrentarse a señales asociadas con el suceso traumático, ya sean reales o simbólicas,
el individuo muestra reacciones psicológicas intensas (repugnancia, terror, depresión,
etc.) y respuestas fisiológicas (sudor, aumento de la tasa cardiaca, respiración rápida,
etc.) (Janoff y Bulman, 1992).
Así mismo, la víctima del trauma experimenta un aumento de la activación
fisiológica, esto sugiere que el individuo está en un continuo estado de “lucha o
huida” similar al modo como el cuerpo del individuo respondió durante el
acontecimiento traumático real. En este constante estado de alerta el individuo
siempre está preparado para responder ante nuevas amenazas de peligro e incluso en
situaciones relativamente “seguras”. Durante una crisis esto es adaptativo porque
favorece la supervivencia, sin embargo, en un estado constante, la hiperactivación
interfiere con el funcionamiento diario y conduce al agotamiento. En esta situación, el
individuo gasta una gran cantidad de energía escrutando el ambiente a la búsqueda de
señales de peligro (hipervigilancia). Es probable que el sujeto presente perturbaciones
del sueño, disminución de la concentración, irritabilidad e hiperactividad ante
determinados estímulos (respuesta de sobresalto exagerada). Hay pruebas que
sugieren que esta continua situación de tensión tiene un efecto perjudicial sobre la
salud global (Foa y Cols, 1999).
Personalidad y TEPT 17
Los síntomas de evitación y de falta de sensibilidad reflejan el intento del
individuo para conseguir un distanciamiento psicológico y emocional del trauma. De
esta manera, algunos autores han sugerido que los síntomas de evitaciòn constituyen
una respuesta ante la sintomatología invasiva. Al igual que los recuerdos traumáticos
invaden la conciencia, también lo hacen las emociones negativas asociadas al trauma
original. El individuo puede llegar a evitar los pensamientos y las emociones
relacionadas con el trauma, evitar las situaciones y los acontecimientos que recuerden
al trauma u olvidar aspectos importantes del mismo. De forma parecida, los síntomas
que se presentan en el desapego o falta de sensibilidad constituyen un intento de
cortar con los sentimientos aversivos asociados a los recuerdos invasivos (Resick,
Nishith, Weaver, y Astin, 1998)
Esto se puede llegar a generalizar, dando origen a un desapego de todas las
emociones, tanto positivas como negativas. Las víctimas del trauma afirman
generalmente, que ya no presentan sentimientos intensos o que se encuentran
insensibles. Esta clase de desapego profundo, puede llegar a interferir notablemente
con la capacidad del individuo para relacionarse con los demás, para disfrutar de la
vida cotidiana, para ser productivo y planificar el futuro. Las víctimas de un trauma,
informan con frecuencia de estilos de vida muy limitados después de la experiencia
traumática debido a la necesidad de evitar señales recordatorias de la situación
traumática y de las emociones asociadas. (Caballo, 2002)
Todos estos síntomas tienen que experimentarse durante un mes por lo menos,
con el fin de recibir el diagnóstico del trastorno por estrés postraumático. Un
porcentaje importante de los que han sufrido un trauma muestran síntomas complejos
Personalidad y TEPT 18
del trastorno por estrés postraumático inmediatamente después del acontecimiento
traumático. Sin embargo, este porcentaje se reduce a casi la mitad durantes los tres
meses que siguen al trauma, tendiendo entonces a estabilizarse. Por ejemplo cuando
se evalúa a las dos semanas, al mes, o a los tres, seis y nueve meses a personas que
habían sufrido una violación, estas manifestaron los síntomas de un trastorno por
estrés postraumático en un 94%, un 65%, un 47% y un 42% respectivamente (Foa y
Rothbaum, 2002).
De esta manera, después de los tres meses, los porcentajes de personas que
presentaban TEPT no disminuyeron de forma substancial. Si los síntomas no se
manifiestan dentro de este período de tiempo, el suele permanecer e incluso
empeorar sin la intervención apropiada. Varios estudios sobre sujetos que han sufrido
un trauma evidencian la presencia de un diagnostico muchos años después del
acontecimiento (Resick y Cols. 1998).
Las investigaciones han demostrado que el TEPT se encuentra asociado a otras
alteraciones psicológicas, siendo los trastornos del sueño, depresión, ansiedad, ideas
suicidas y abuso de sustancias psicoativas los más frecuentes (Helzer, Robins y Mc
Envoy, 1987).
Los datos sugieren que algunos trastornos comorbidos pueden estar directamente
asociados a las respuestas de evitación y escape de la reexperimentación del trauma,
el abuso de sustancia psicoactivas es una muestra de esta hipótesis, donde los
individuos buscan inhibir los síntomas del trastorno; en las investigaciones sobre
depresión en las personas con el TEPT se ha encontrado respuestas biofisiológicas
diferentes a las encontradas en individuos con depresión solamente. Esto podría
Personalidad y TEPT 19
indicar que la depresión que acompaña al trastorno tiene una base biológica diferente
a la depresión no asociada con él (Caballo, 2002).
Wroth, (1998), sugiere que entre el 2% y 9% de la población tiene la posibilidad
de desarrollar el trastorno por estrés postraumático. No obstante, la probabilidad de
sufrirlo es mayor cuando la persona se ve expuesta a múltiples traumas o a eventos
traumáticos durante su niñez y adolescencia, especialmente si el trauma dura mucho
tiempo o se repite. Se ven más casos de este trastorno entre la población joven de las
ciudades y entre personas que han emigrado recientemente de países en donde se han
presentado problemas.
Es necesario revisar detalladamente algunos de los factores facilitadores de la
aparición del trastorno por estrés postraumático. Como en toda condición patológica,
además del agente o agentes causales se ha de considerar la vulnerabilidad individual.
En el caso del trastorno por estrés postraumático, esta vulnerabilidad no sólo es
variable entre sujetos, sino que también parece depender en un mismo sujeto de su
estado psicofisiológico en el momento del trauma. La vulnerabilidad individual
explica la existencia de casos extremos de sujetos excepcionalmente resistentes y
otros extremadamente susceptibles de padecer trastorno por estrés postraumático. Los
estudios epidemiológicos de Helzer y Cols, (1987), aportan algunas evidencias sobre
la importancia del desarrollo psicológico temprano en la predisposición al trastorno
por estrés postraumático. Muestran retrospectivamente una frecuencia anormalmente
alta de trastornos de conducta en la infancia de los sujetos que desarrollan el TEPT.
Como se ha demostrado (Kolb, 1989), existe una cierta conexión entre el
desarrollo psicológico y la actividad neurovegetativa en la vulnerabilidad al (TEPT),
Personalidad y TEPT 20
al considerar que la exposición temprana a violencia física y emocional sensibiliza el
sistema nervioso central, disminuyendo los umbrales de reactividad de estructuras
hipotalámicas y preparando el terreno para modificaciones neurofisiológicas más
severas si el trauma apropiado se presenta en edades posteriores. Se asume que los
individuos con un alto rasgo de ansiedad tienen una mayor predisposición a padecer
distintos trastornos de ansiedad a lo largo de sus vidas, incluyendo el (TEPT)
(Eysenck, 1997). Además de existir cierta predisposición genética (Eysenck, 1967;
Gray, 1982), los individuos con un alto rasgo de ansiedad o neuroticismo manifiestan
vulnerabilidad cognitiva que les lleva a aplicar sistemáticamente una serie de sesgos
cognitivos ante la estimulación de carácter ambiguo, interpretándola como
amenazante (Eysenck, 1997).
El estudio de Horowitz, Wilner, Kaltreider y Alvarez (1980) pone de manifiesto
una correlación positiva entre desarrollo del trastorno por estrés postraumático y un
índice elevado de sucesos vitales en el momento previo a sufrir el trauma específico.
En realidad, este efecto de lo que Horowitz denomina el “estrés acumulativo” no debe
de extrañarse, pues no es sino una instancia más del conocido “efecto sucesos vitales”
en la predisposición a enfermar (González de Rivera, Morera y Monterrey, 1989).
Otro aspecto relevante, es el alto valor predictivo en cuanto al desarrollo de trastorno
por estrés postraumático más o menos tardío, que desarrolla un trastorno agudo de
estrés, inmediato a la exposición al agente traumático, (Classen, Koopman, Hales y
Spiegel, 1998), observación que tiene importantes implicaciones preventivas y
terapéuticas.
Personalidad y TEPT 21
En cuanto a la posibilidad de predisposición biológica, Davidson, Swatz,
Storck, Krishnan y Hammett (1995) demostraron la existencia de psicopatología en la
historia familiar de 66% de pacientes con trastorno por estrés postraumático, muy
superior a la muestra normal; en comparación con ansiedad o con depresión, los
pacientes con trastorno por estrés postraumático tienen más historia familiar de
alcoholismo, seguida por una incidencia familiar de ansiedad generalizada próxima a
la de los pacientes con síndromes de ansiedad y menos incidencia de historia familiar
de depresión que los enfermos depresivos, pero más que los ansiosos. En este sentido,
Jones y Barlow (1990), plantean que las respuestas postraumáticas estarían
relacionadas con una predisposición biológica hereditaria a experimentar ansiedad,
especialmente en relación a dos características: alta tasa de respuestas en reposo y la
alta tasa de respuestas de miedo. Este modelo propone que los estímulos que
provocan este estado pueden ser tanto internos como externos, y que ciertos factores
individuales como el apoyo social y las respuestas de afrontamiento pueden modificar
esas experiencias.
La edad es otro factor relacionado con la predisposición a contraer el trastorno.
A similares niveles de exposición, el trastorno por estrés postraumático afecta más a
niños, adolescentes y ancianos que a los adultos (Pynoos, Frederick, Nader y Arroyo,
1987).
Otros factores que facilitan la aparición del trastorno por estrés postraumático
son la malnutrición, especialmente déficits de vitaminas y proteínas, y las alteraciones
extremas en los niveles de estimulación ambiental (Hocking, 1971). Condiciones
estas que se suelen presentarse unidas en algunos tipos de trauma (campos de
Personalidad y TEPT 22
concentración, guerras y naufragios). Con respecto a los niveles de estimulación
física, se sabe que el organismo parece funcionar de manera idónea entre ciertos
niveles de estimulación ambiental. Si estos son excepcionalmente pobres, como en
casos de confinamiento, aislamiento, soledad, etc o, por el contrario, excesivos, como
en el fragor de una batalla, puede llegarse al desbordamiento de la capacidad
neurofisiológica de procesar e integrar estímulos, situación compatible con una mayor
susceptibilidad al trastorno por estrés postraumático. La relación entre trastorno por
estrés postraumático, y psicopatología previa no está totalmente establecida. Aunque
Solomon (1989), no encuentra evidencia de mayor psicopatología previa en los
pacientes con trastorno por estrés postraumático, otros estudios parecen indicar una
mayor frecuencia de historia psiquiátrica personal en estos pacientes (Davidson y
Cols, 1995; Helzer y Cols, 1987). En este sentido, Blanchard, Hickling, Taylor y Loo
(1996) encuentran que un 70% las personas con trastorno por estrés postraumático
pueden ser detectadas a través de 4 variables: depresión mayor previa, miedo de
morir en el accidente, gravedad de las lesiones y verse implicado en litigios.
Dentro de los facilitadores cognoscitivos implicados en el desarrollo y
mantenimiento del trastorno por estrés postraumático, los autores Joseph, Dalgleis,
Williams, Yule, Thrasher y Hodgkinson (1997) relacionan las actitudes positivas
hacia la expresión emocional con un pronóstico favorable en los síntomas depresivos
y de conductas evitativas, pero sin embargo parecen no influir sobre los pensamientos
intrusivos. Muchas teorías sobre el trauma postulan que los eventos traumáticos
producen cambios en los pensamientos y las creencias de las victimas (Foa y
Rothbaum, 2002) y que estos cambios juegan un importante papel en las respuestas
Personalidad y TEPT 23
emocionales del trauma. Sin embargo no parecen ponerse de acuerdo en qué
cogniciones especificas podrían estar involucradas. Así, por ejemplo, Epstein (1991)
desde una perspectiva humanista, enfatiza la importancia de cuatro núcleos de
creencias que él sugiere quedan modificadas tras un evento traumático: creencia de
que el mundo es benigno, que el mundo tiene sentido, que uno mismo tiene dignidad,
y que la gente es honrada. Una formulación similar la propone Janoff- Bulman
(1992), quien desarrollo el WAS (World Assumptions Scale) para medir la dignidad
percibida y la benevolencia del mundo.
McCann y Pearlman (1990) amplían el número de aspectos cognoscitivos que
quedarían modificados tras la exposición a un evento traumático, sugiriendo que las
creencias de seguridad, confianza, poder, estima e intimidad quedarían
distorsionadas.
Por otro lado, Foa y Rothbaum (2002) basándose en la teoría del procesamiento
emocional (Foa y Kozak, 1986), suponen que el trastorno es una consecuencia de una
disfunción en el proceso de recuperación de recuerdos, proponen que habría dos
núcleos básicos de cogniciones que median en el desarrollo del (TEPT): (a) el mundo
es algo absolutamente peligroso y (b) uno mismo es totalmente incompetente.
Estos autores sugieren además que hay dos formas distintas de desarrollar esas
distorsiones cognoscitivas. Por un lado, los individuos que se enfrentan a una
experiencia traumática con la noción de que el mundo es extremadamente seguro y
que ellos son extremadamente competentes, tienen dificultades para asimilar la
experiencia traumática y no saben adaptarla a sus esquemas mentales sobre si mismos
y el mundo. Por otro lado, la experiencia traumática hace que se priorice la existencia
Personalidad y TEPT 24
de esquemas cognoscitivos de que el mundo es peligroso y uno es incompetente. De
aquí se deduce que las personas con esquemas mentales rígidos sobre si mismos y el
mundo, pueden ser más vulnerables a desarrollar este trastorno. Además, plantean
que la interpretación que haga el individuo va a ser determinante en el mantenimiento
del (TEPT), ya que se ha comprobado que los individuos con (TEPT), manifiestan
más interpretaciones negativas del evento y sus secuelas y no asumen que fue algo
limitado en el tiempo, lo que produciría la sensación de miedo continuo, intrusiones,
activación fisiológica y emociones de ansiedad, ira, tristeza o vergüenza. La
persistencia del (TEPT) y la interpretación negativa ha sido comprobada en víctimas
de ataques físicos y sexuales (Dunmore, Clark y Ehlers, 1997), con víctimas de
accidentes de tráfico (Ehlers, Mayou y Bryant, 1998), y en víctimas de violación y
tortura (Dunmore y Cols., 1997).
En este mismo sentido pero teniendo en consideración las distorsiones
cognoscitivas propuestas por Beck, Muran y Motta (1993) encuentran diferencias
significativas al comparar las ideas distorsionadas de una muestra clínica (depresión y
ansiedad), una muestra normal y una muestra con trastorno por estrés postraumático
(veteranos del Vietnam), comprobando que estos últimos manifestaban más
distorsiones cognoscitivas, relacionadas con baja autoestima y cogniciones
catastróficas.
Autores como Delahanty (1997), sugieren que los diferentes estilos de
afrontamiento de los individuos se interrelacionan directamente con el mantenimiento
o eliminación del trastorno por estrés postraumático, señalando que las personas con
TEPT, que habían sufrido un accidente de tráfico y que habían desarrollado un estilo
Personalidad y TEPT 25
de afrontamiento de aceptación de la responsabilidad, se recuperaban con mayor
facilidad, que aquellos que en las mismas condiciones no asumían la responsabilidad
sobre el accidente. Este aspecto ha sido corroborado por Hickling, Blanchard,
Buckley y Taylor (1999), al poner de manifiesto que la asunción de la
responsabilidad está relacionada con menos sintomatología del trastorno por estrés
postraumático.
En esta misma línea de investigación, los autores Amir, Kaplan, Efroni, Levine,
Benjamín y Kotler (1997) encontraron en una muestra de veteranos de guerra, que
las personas con trastorno por estrés postraumático desarrollan estilos evitativos de
afrontamiento que se relacionan con un mayor número de pensamientos intrusivos y
evitaciones. Cuestión esta que ya había sido observada por Bryant y Harvey (1995)
en accidentados de tráfico. Finalmente, Amir (1999), estudiaron la relación entre el
trastorno por estrés postraumático, la probabilidad de suicidio y estilos de
afrontamiento en veteranos de guerra, señalando que el estilo evitativo se relacionaba
con un mayor riesgo de suicidio, mientras que la baja probabilidad de suicidio se
relaciona con estilos de planificación, distanciamiento y aceptación de la
responsabilidad.
Desde una perspectiva cognoscitiva experimental, diversos estudios han
reflejado la existencia de sesgos atencionales e interpretativos en sujetos con trastorno
por estrés postraumático. En tareas de escucha dicótica, Trandel y McNally (1987)
encontraron sesgos atencionales hacia palabras amenazantes frente a palabras neutras
en pacientes con trastorno por estrés postraumático frente a un grupo de alcohólicos y
un grupo de control. Mc Nally, Kaspi, Reimann y Zeitlin (1990), utilizaron una tarea
Personalidad y TEPT 26
de Stroop emocional, en excombatientes del Vietnam con y sin trastorno por estrés
postraumático, esta tarea, consiste en mostrar al sujeto un grupo de palabras de
colores con contenidos del evento traumático, pidiéndole que nombre el color de la
palabra, encontrando que los sujetos con sintomatología postraumática tendían a
mostrar tiempos de reacción más largos en la identificación de palabras relacionadas
con su experiencia traumática que aquellos individuos que no desarrollaron trastorno
por estrés postraumático. Similares resultados se han encontrado en víctimas de
secuestro que desarrollaron trastorno por estrés postraumático frente a las que no lo
desarrollaron (Eysenck, 1997).
Harvey, Bryant y Rapee (1996) encuentran que los sujetos con (TEPT) provocado por
accidente de tráfico, desarrollan sesgos atencionales e interpretativos que les hacen
responder con tiempos de reacción más largos a las pruebas Stroop con palabras
enmascaradas o desenmascaradas relacionadas con accidentes de tráfico e incluso
también a palabras neutras. Estos autores plantean que los sujetos con trastorno por
estrés postraumático muestran marcados sesgos cognoscitivos que implican la
interpretación errónea de situaciones neutras como peligrosas o amenazantes.
Desde una perspectiva psicofisiológica, la investigación se ha centrado en el
estudio de las reacciones psicofisiológicas que presentan los individuos afectados por
trastorno por estrés postraumático. Más concretamente, se han buscado qué índices
psicofisiológicos permiten diferenciar a los pacientes que presentan trastorno por
estrés postraumático de otros individuos que, habiendo experimentado situaciones
análogas, no llegan a desarrollar el trastorno (Lating y Everly, 1995).
Personalidad y TEPT 27
Así por ejemplo, Malloy, Fairbank y Keane (1983) realizaron un estudio en el
que se comparaba un grupo de trastorno por estrés postraumático con dos grupos de
control, encontrando que el ritmo cardíaco y la resistencia electrodérmica podían
predecir el 80% de los casos pertenecientes a uno u otro grupo.
Pallmeyer, Blanchard y Kolb (1986), trabajaron con grupos de veteranos del
Vietnam con y sin trastorno por estrés postraumático. Clasificaron correctamente al
80% de los sujetos con trastorno por estrés postraumático en relación a los otros
grupos que no lo desarrollaron. Utilizaron como índice de mayor sensibilidad el ritmo
cardíaco, frente a otras medidas como la conductancia de la piel, el EMG-frontal o la
presión sanguínea. Más específicamente, Pallmeyer y Cols. (1986), comparando un
grupo diagnosticado de trastorno por estrés postraumático y otro que no sufría el
trastorno, lograron clasificar correctamente al 70,2% de los sujetos que sufrían
trastorno por estrés postraumático y al 88,2% de los que no lo sufrían. Utilizaron
como criterio el aumento de 7 latidos por minuto en el ritmo cardíaco entre un
estímulo neutro y otro de ruidos de combate.
Pitman, Orr, Forgue, De Jong y Claiborn (1987) compararon la actividad de
distintas variables fisiológicas registradas durante la imaginación del evento
traumático en un grupo de veteranos del Vietnam afectados por trastorno por estrés
postraumático y en otro grupo de control. Concluyeron que los cambios en el ritmo
cardíaco, conductancia de la piel y EMG-frontal, tomados conjuntamente, permitían
identificar correctamente al 79% de los sujetos con trastorno por estrés postraumático
y al 100% de los sujetos del grupo control.
Personalidad y TEPT 28
En esta misma línea de investigación, Blanchard, Kolb y Prins (1991) quisieron
comprobar si era posible incrementar el grado de exactitud en la discriminación
psicofisiológica entre sujetos con y sin trastorno por estrés postraumático, para lo
cual añadieron diferentes indicadores fisiológicos. Utilizaron una metodología
similar a la de Blanchard (1986) con una muestra de 104 veteranos que combatieron
en el sureste de Asia, a los cuales, 69 presentaban síntomas de trastorno por estrés
postraumático y 35 no. Encontraron que se pudo clasificar correctamente al 75% de la
muestra total utilizando como criterio único la tasa cardiaca. Si se añadía además el
criterio de la presión sanguínea, se obtenía un incremento del 5%, hasta llegar a
clasificar correctamente al 79.8% de la muestra. No se obtuvieron mejorías en el
porcentaje de clasificación al considerar adicionalmente el EMG-frontal, como
tercera medida psicofisiológica. En general, los estudios con veteranos han puesto de
manifiesto que éstos presentan reacciones fisiológicas más intensas que sujetos
control, especialmente de tipo cardiovascular: ritmo cardíaco y presión sanguínea
Siendo las medidas conductancia de la piel o el EMG-frontal menos fiables para
discriminar entre grupos (Orr, 1994).
Los estudios neurobiológicos han evidenciado que existen varias estructuras
cerebrales claramente implicadas en el desarrollo del trastorno por estrés
postraumático. Dichas estructuras intervienen igualmente en el procesamiento
emocional en general y son: la amígdala, el locus coerelus, el tálamo, el hipocampo,
el hipotálamo, el cortex orbitofrontal y medial y el sistema opioide-endógeno. La
amígdala es una estructura importante en el procesamiento de las emociones, ya que
se ha comprobado que contribuye a la evaluación del significado emocional de los
Personalidad y TEPT 29
estímulos sensoriales, especialmente visuales y auditivos, jugando un papel relevante
en la puesta en marcha de las respuestas de ansiedad y miedo (LeDoux, 2000).
Conjuntamente con el hipocampo, la amígdala interviene en el mecanismo del
recuerdo emocional, ya que el hipocampo parece estar relacionado con el recuerdo
emocional explícito y la amígdala con el recuerdo emocional implícito (LeDoux,
1999). La estimulación eléctrica de la amígdala provoca un aumento de las respuestas
de miedo y ansiedad a nivel autonómico, neuroendocrino y de respuestas reflejas
(Gloor, 1960). Los pacientes con epilepsias del lóbulo temporal en las que se activa
eléctricamente la amígdala, presentan más episodios de reacciones emocionales de
miedo, ansiedad e ira (Gloor, 1982). Algunos estudios han constatado que la
actividad de la amígdala se ve aumentada en estados de alta carga emocional
(Halgren, 1992).
La lesión de la amígdala está relacionada con la aparición de conductas
agresivas e incremento de las conductas de ingesta compulsivas (Weiskrantz, 1956).
Además, es crítica su función en el aprendizaje y las asociaciones entre el estímulo y
el refuerzo (Jones y Mishkin, 1972), lo que implica una incapacidad de dar un
significado apropiado para organizar adaptativamente las respuestas
comportamentales.
El locus coeruleus está formado por conjunto de núcleos de neuronas
noradrenérgicas. Situado en el tronco del encéfalo, es decisivo en los procesos de
aprendizaje, ya que permite modular la atención hacia los estímulos del entorno y en
los procesos de mantenimiento de la vigilia. Además, alberga los cuerpos celulares
de las vías noradrenérgicas, que están implicadas en el control de las funciones
Personalidad y TEPT 30
autonómicas (Delgado, 1998). También se ha señalado su importancia en la génesis
de las emociones, ya que cuando se ha estimulado eléctricamente esta zona, se ha
constatado la aparición de respuestas emocionales de miedo y sensación de muerte
inminente (Nashold, Wilson y Slaughter, 1974); así mismo, su estimulación durante
el sueño provoca insomnio. Como señala Krystal (1990), el locus coeruleus controla
las funciones de emergencia y es el lugar en el que se realiza la integración de
memoria, conducta y activación autonómica.
El sistema noradrenérgico prepara al organismo para planear y ejecutar
conductas que le sirven para sobrevivir, sin embargo cuando se ve hiperactivado,
aparecen alteraciones en el ritmo cardiaco, presión arterial, alteraciones de
temperatura, hipoglucemias (Charney, Woods, Cristal, Nagy, y Heninger, 1992), que
son respuestas típicamente relacionadas con estados de ansiedad y ataques de pánico.
Vander Kolk (1987) encuentra que después de un trauma, hay una caída de los
niveles noradrenérgicos, por el excesivo uso, lo cual crea que los receptores
noradrenérgicos se sensibilicen por la falta de esta sustancia. Una vez acabado el
trauma y volver a subir los niveles de noradrenalina, se crea un estado de
sobresaturación que estaría provocando una exagerada activación del sistema.
El tálamo es una estructura que se caracteriza por interconectar las estructuras
límbicas con el córtex y las vías de información de estímulos auditivos, visuales y
somestésicos (Le Doux, Iwata y Pearl, 1986). No parece quedar afectado tras un
evento traumático, pero su importancia reside en ser una interfase necesaria en el
procesamiento emocional.
Personalidad y TEPT 31
El hipocampo es una estructura básica en el proceso emocional y en el
aprendizaje. Básicamente, gestiona la información almacenada en la memoria a largo
plazo, contrastándola con las nuevas situaciones y los nuevos estímulos. Sin embargo,
cuando se lesiona aparecen trastornos en la memoria retrógrada, más que cambios en
las reacciones emocionales (Zola , Squire, Alvarez, y Clower, 1991).
Bremner (1997), señala que el hipotálamo en personas afectadas por trastorno por
estrés postraumático queda dañado anatómica y fisiológicamente, apareciendo
alteraciones en su apariencia externa, reduciendo su volumen y provocando trastornos
en la memoria verbal. La explicación de este cambio no sería tanto por la
sobreexcitación del propio hipocampo, sino como efecto colateral de la excesiva
secreción de glucocorticoides característica de la reacción de estrés a largo plazo
(Everly, 1989). Además, es necesario señalar que una sobreestimulación eléctrica del
hipocampo provocada por algunas epilepsias, suele generar ilusiones y alucinaciones
antes del ataque epiléptico (Delgado, 1998). Estos datos sobre el funcionamiento del
hipocampo podrían sugerir que está implicado en los procesos de reexperimentación,
flashbacks, ideas intrusivas y amnesias psicógenas que aparecen en el trastorno por
estrés postraumático.
El hipotálamo es una estructura fundamental que prepara al organismo para
actuar ante situaciones que impliquen un sobreesfuerzo ante demandas ambientales.
Está íntimamente implicado en el eje neuroendocrino y endocrino de respuestas a
medio y largo plazo ante situaciones estresantes (Delgado, 1998).
El cortex orbitofrontal y medial juega un papel relevante en el aprendizaje, ya
que recibe información de vías aferentes sensitivas y está conectado aferente y
Personalidad y TEPT 32
eferentemente con la amígdala, el hipocampo y el séptum. Está implicado en la
codificación de las características y significado de la información estimular
(Aggleton, Burton y Passingham, 1989)
El sistema opioide-endógeno está implicado en la denominada analgesia
inducida por estrés. Burges-Watson (1988) señala que las personas afectadas por el
trastorno por estrés postraumático presentan una mayor tolerancia al dolor ante
estímulos que les recuerdan al evento traumático. Al parecer, la respuesta ante el
estrés agudo liberaría una gran cantidad de opiáceos endógenos que al cesar, crearía
un estado similar al de un síndrome abstinencia. Para Vander Kolk (1987) este
síndrome de abstinencia provoca la hiperactividad del locus coeruleus, al tratar de
compensar la necesidad de los receptores de opiáceos cerebrales; lo que podría dar
lugar a síntomas de ansiedad y ataques de pánico y la tendencia al consumo de drogas
de muchos de los afectados por el trastorno por estrés postraumático con el fin de
revertir este efecto de alguna manera.
Desde el campo científico de la psicología, se han desarrollado teorías que han
propuesto diversas explicaciones para comprender las manifestaciones y
consecuencias del trastorno por estrés postraumático.
El conductismo ha explicado el TEPT a través del condicionamiento clásico y
operante. En primer lugar, se ha empleado el condicionamiento clásico para explicar
el desarrollo de los síntomas del trastorno por estrés postraumático, especialmente los
elevados niveles de síntomas de activación y malestar. En dicho modelo, el trauma es
el estimulo condicionado (EI) que provoca un temor extremo, la respuesta
incondicionada (RI). El trauma (EI) se asocia con el “recuerdo del trauma”, que se
Personalidad y TEPT 33
convierte entonces, en el estimulo condicionado (EC). Así, cada vez que se recuerda
el trauma, dicho recuerdo (EC) provoca un temor extremo que se convierte en la
respuesta condicionada (RC). Entonces, por medio de la generalización del estimulo y
del condicionamiento del segundo orden, no solo el recuerdo del trauma sino también
las señales asociadas con el recuerdo y aquellas neutrales que evocan a esos estímulos
desencadenantes se convierten en estímulos condicionados que provocan un temor
extremo (RC). Por ejemplo, si en el estacionamiento de un supermercado una mujer
es secuestrada con pistola por un hombre con barba que la introduce en una furgoneta
y la abandona en pleno campo después de violarla, muchos estímulos que
anteriormente eran neutrales pueden llegar a convertirse en estímulos condicionados
que provocan ansiedad. Aunque el recuerdo del secuestro y la violación no es
peligroso en si mismo, representa el acontecimiento traumático y se convierte en un
estimulo condicionado que provoca ansiedad cuando se recuerda el trauma. Otros
estímulos neutrales pueden provocar también ansiedad, tales como los hombres con
barba, las furgonetas, el campo, los supermercados y los aparcamientos (Foa y Cols.,
1999).
Generalmente, en un modelo de condicionamiento clásico, se esperaría que esta
asociación entre el estimulo condicionado y la respuesta condicionada se extinga con
el tiempo si no se presenta el (EI) original. Por lo tanto, se utiliza el condicionamiento
operante para explicar el desarrollo de los síntomas de evitaciòn del trastorno por
estrés postraumático y el mantenimiento de estos síntomas a lo largo del tiempo a
pesar del hecho de que el (EI) o el estimulo estresante traumático no vuelva a ocurrir.
Debido a que el recuerdo del trauma (EC) provoca una ansiedad extrema (RC), se
Personalidad y TEPT 34
evita el recuerdo del trauma (EC) y el resultado es una reducción de la ansiedad (RC).
Por lo tanto la evitación del recuerdo del trauma (EC) se refuerza negativamente, lo
que impide la extinción de la asociación entre el recuerdo del trauma (EC) y la
ansiedad (RC) algo que sería de esperar normalmente sin la repetición del trauma (EI)
(Van der Kolk., 1987).
Otra de las teorías empleadas para el estudio del trastorno por estrés
postraumático, es la teoría del procesamiento emocional, que explica los síntomas
invasivos, es decir los recuerdos reiterativos del trauma, los cuales invaden los
pensamientos de la víctima en estado conciente y no consciente, de esta manera se ha
propuesto que los individuos que han sufrido estímulos estresantes traumáticos
desarrollan estructuras de temor que contienen recuerdos del acontecimiento
traumático así como emociones asociadas y planes de escape. Basándose en el
concepto sobre el desarrollo de la ansiedad, Foa, y Cols. (2002) sugieren que el
trastorno por estrés postraumático surge debido al desarrollo de una estructura de
temor interna que lleva a cabo la conducta de escape y evitación.
Estas estructuras son activadas constantemente en individuos con un trastorno
por estrés postraumático y guían su interpretación de los acontecimientos como
potencialmente peligrosos. Según la teoría del procesamiento emocional, la
exposición reiterada al recuerdo traumático en un ambiente seguro dará como
resultado la habituación del temor y el cambio posterior de la estructura de temor.
Por consiguiente, al disminuir la emoción, los pacientes con un trastorno por estrés
postraumático empezaran a modificar los elementos que poseen una significación
Personalidad y TEPT 35
para ellos, cambiaran sus auto-verbalizaciones y reducirán su generalización (Foa y
Kozak, 1985).
Los modelos de condicionamiento explican la ansiedad y los miedos de las
víctimas de un suceso de un evento traumático, pero no dan cuenta de otros síntomas
presentes en el trastorno por estrés postraumático. Según la teoría de la indefensión
aprendida de Seligman (1975 citado en Belloch y Ramos 1998), se explica por que
algunas víctimas se encuentran paralizadas, pasivas y culpables tras un seceso
traumático. Los síntomas depresivos se desarrollan cuando los sujetos están
expuestos a situaciones aversivas que perciben como incontrolables y en las que su
conducta no tiene consecuencias efectivas
De la misma manera, la mayor o menor intensidad que se presenta en la
indefensión experimentada por las víctimas esta modulada por las atribuciones
afectuosas. Las personas se sienten mejor si piensan que el universo es predecible y,
por ello, buscan explicaciones de por que ocurren las cosas, sobre todo aquellas que
les afectan diariamente, por lo tanto las personas que se atribuyen la responsabilidad
de lo ocurrido pueden experimentar un agravamiento del cuadro clínico. En concreto,
las víctimas que llevan a cabo atribuciones internas, estables y globales, por ejemplo:
“yo soy el tipo de persona que siempre tiene problemas por su torpeza y nunca va a
conseguir salir adelante” se sienten peor que las que desarrollan atribuciones
externas, inestables y específicas, por ejemplo: “tuve mala suerte”, “me paso a mi
como le pudo haber pasado a otra persona”, etc. (Abramson, Seligman y Teasdale,
1978 citados por Caballo 2002).
Personalidad y TEPT 36
Así mismo, la evaluación cognoscitiva desempeña un papel importante;
mediante el proceso de evaluación cognoscitiva el sujeto interpreta y otorga un
significado a los sucesos. De la misma manera, los esquemas cognoscitivos pueden
llevar a una víctima a percibirse a sí misma, al entorno y al futuro, como negativos y
a desarrollar pensamientos irracionales relacionados con lo ocurrido. También se
explica desde esta misma perspectiva por que se pueden producir cambios positivos
después de la experiencia traumática, como por ejemplo, mostrar un gran aprecio por
la vida, percibirse a si misma como valiente o valorar el hecho de haber sobrevivido.
En último término, la depresión resultante, tras un acontecimiento traumático puede
ser fruto, por una parte, de la escasa implicación de la víctima en actividades
previamente reforzantes, relacionarse con personas nuevas, participar en actividades
lúdicas, tener relaciones sexuales, etc.; además de la disminución de la autoestima,
que puede ser el resultado a su vez de la evaluación cognoscitiva distorsionada y de
las atribuciones de culpabilidad (Lazarus, y Folkman, 1984).
Teniendo en cuenta los diferentes estudios realizados alrededor del TEPT,
donde se encuentran diversos factores involucrados en la aparición, desarrollo y
mantenimiento de este trastorno, se hace pertinente reconocer la teoría de la
personalidad humana como una herramienta imprescindible para abordar los temas
psicológicos logrando unificar los diferentes conceptos ampliamente estudiados en
esta ciencia.
Los estudiosos de este tema han intentado inferir la naturaleza de los procesos
de personalidad a entes internos. A esta postura, se antepone una nueva visión donde
si se logra establecer su naturaleza, entonces podría comprenderse la conducta
Personalidad y TEPT 37
humana. Si se pudiera indagar la estructura o el proceso de personalidad del
individuo, debería ser posible comprender, predecir y tratar más efectivamente al
individuo y sus problemas. Algunas veces a las características de personalidad se les
ha dado una menor importancia, pero si se pueden indagar directamente mediante
pruebas, es posible predecir y controlar la conducta sin estipular los determinantes.
La estrategia es especialmente plausible si se considera que en algún caso los
determinantes son inaccesibles.
Existen varios conceptos de personalidad que han sido introducidos por los
teóricos al estudiar la conducta humana, algunos de tales conceptos tienen
precursores en la antigüedad. Por ejemplo Hipócrates propuso que la conducta
humana era el resultado de mezclas variadas de cuatro estados corporales subyacentes
a los cuales llamó “humores” (Staats, 1982).
Hans Jurgen Eysenck (1967 citado en Carver y Scheier 1997), a través de sus
investigaciones, ha contribuido al desarrollo de la psicología de la personalidad,
inicio apoyándose en la tipología de Hipócrates y Galeno y en observaciones a fines
de Jung y Wihelm Wundt.
Eysenck (1990) investigó la idea de que los cuatro tipos identificados por Hipócrates
y Galeno (flemático, sanguíneo, colérico y melancólico), podrían ser el resultado de
la combinación de distintos niveles de dos rasgos de orden superior, de modo que
reconstruyó las observaciones de los antiguos en una matriz de solo dos dimensiones.
Los dos rasgos que este autor considera de orden superior son los de introversión–
extraversión y emocionalidad–estabilidad (neuroticismo).
Personalidad y TEPT 38
Eysenck, a través del modelo factorial busca variables intermedias que puedan
explicar las diferencias de las conductas en situaciones similares, junto con las
consecuencias de las conductas, define la personalidad como la suma total de
patrones conductuales y potenciales del organismo, determinados por la herencia y
por el medio social: se origina y desarrolla a través de la interacción funcional de
cuatro factores principales dentro de los cuáles están organizados estos patrones de
conducta. El sector cognoscitivo (inteligencia), el sector conativo (carácter), sector
afectivo (temperamento) y el sector somático (constitución) M. W. Eysenck (1978
citado en H. J. Eysenck (1987).
El modelo jerárquico de la personalidad de Eysenck (1947 citado en Eysenck
1997) habla de una estructura de cuatro niveles de organización del comportamiento:
(a) reacciones, respuestas o acciones específicas (plano inferior), se trata de
comportamientos que se observan una sola vez en situaciones experimentales o
cotidianas o pueden ser características o no del individuo; (b) hábitos, son los
componentes que revelan una cierta estabilidad en situaciones análogas de vida
cotidiana, en el individuo, es decir, hay respuestas análogas en situaciones diferentes
pero con cierta semejanza; (c) rasgos de la personalidad, son los constructos teóricos
resultantes de interrelaciones o de relaciones de diversos hábitos de características
como: exactitud, perseverancia, rigidez, entre otras y (d) tipos generales de la
personalidad, este sería el cuarto nivel, es aquí como se dimensiona la personalidad,
se distingue tres áreas y cada dimensión puede considerarse como un continuo al que
cada individuo puede acercarse en menor o mayor grado H.J.Eysenck (1987) y M.W.
Eysenck (1987).
Personalidad y TEPT 39
Otro de los conceptos utilizados para hablar sobre personalidad es el del “yo” o
autoconcepto, se ha considerado que el “yo” son las autopercepciones, las actitudes,
los sentimientos y procesos inferidos que determinan la conducta de la persona. El
concepto de la persona o el yo está fuertemente investido de valores impartidos en
gran parte por la experiencia en el hogar. De acuerdo a esta postura la principal
motivación de la persona es mantener y aumentar el autoconcepto. Al esforzarse y
estimular el autoconcepto que ha adquirido tiene que rechazar, negar o evitar ciertas
experiencias, pensamientos y situaciones. Esto puede hacer que se comporte menos
efectivamente de lo que haría si su autoconcepto se hubiera constituido bajo
condiciones más benignas, de manera que pudiera utilizar y sacar beneficio más
ampliamente de sus experiencias en la vida. (Staats, 1977).
Dentro de los diferentes aportes al estudio de la personalidad, se unen los
planteamientos de Jhon B. Watson (1930 citado en Staats 1996), quien consideraba a
la personalidad, como la suma de las actividades que pueden descubrirse por medio
de la observación de la conducta ya que no es más que el producto final de los
sistemas de hábitos del individuo. En este sistema la personalidad es considerada
como conducta, la conducta compleja que el individuo ha aprendido. Esta estructura
general, la considera como una variable dependiente, como un efecto. Se dice que las
variables independientes de la personalidad, o causas, son las leyes del aprendizaje y
las condiciones particulares de aprendizaje que el individuo ha experimentado.
Uno de los constructos más estudiados en la teoría de la personalidad es el de
los rasgos. Los teóricos de la personalidad han considerado tradicionalmente que los
rasgos son procesos internos, estructuras, estilos, características o cualidades
Personalidad y TEPT 40
personales. Igual que acontece con otros conceptos al rasgo se le considera una causa
de la conducta manifiesta. Se piensa que los rasgos de la personalidad explican las
diferencias individuales en la conducta de las personas. También se ha considerando
que son persistentes y característicos al iniciarse la vida y que muestran continuidad a
lo largo de toda ella. Así mismo se cree que explican las conductas características que
las personas manifiestan en diferentes situaciones (Millon, 1990).
Lundin (1.961), habla de los rasgos como conductas que tienen alguna
característica común. Establece que “entonces los rasgos no son las causas de la
conducta, sino términos meramente descriptivos que se aplican a clases generales de
respuesta que tienen algo en común.
Uno de los aportes más significativos a la teoría de la personalidad, ha sido la
propuesta por Theodore Millon (1990), quien desde su obra seminal de 1976,
psicopatología moderna: un enfoque biosocial de los aprendizajes erróneos y de los
disfuncionalismos, y por más de 30 años ha desarrollado una ciencia compleja de la
personalidad y su patología. En su modelo, el autor postula la existencia de tres
polaridades básicas, placer-dolor, activo-pasivo y otros, para explicar las diferencias
entre los diferentes tipos de personalidad. El modelo original de aprendizaje biosocial
fue reformulado en 1990 a la luz de los conceptos evolutivos. A lo largo de todo este
tiempo, Millon junto a sus seguidores han establecido un paradigma para comprender
la personalidad. Al mismo tiempo, ha argumentado reiteradamente que una ciencia
clínica comprensiva de la personalidad necesita integrar cuatro componentes básicos:
teoría o esquemas conceptuales explicativos, una nosología formal, herramientas de
evaluación, e intervenciones terapéuticas adecuadas.
Personalidad y TEPT 41
Cuando se estudia la personalidad, es útil no radicar el interés solo en la
estructura, sino también en la dinámica y en el desarrollo de las diferencias
individuales, permitiendo observar un patrón de cambio, que es lo que, en muchas
ocasiones caracteriza realmente al sujeto.
A partir de los diferentes estudios, Millon (1990) en su teoría, ha propuesto el
constructo de personalidad como un conjunto de modalidades de funcionamiento
psicológico observables, que están en la cúspide del sistema jerárquico, organizando e
integrando el resto de los niveles, traspasan los dos grandes sistemas de
diferenciación psicológica, el cognitivo y el afectivo-motivacional, haciendo
referencia a diferencias más cualitativas que cuantitativas que se expresan mediante
dimensiones más que mediante categorías discontinuas, proporcionando unidad y
coherencia al comportamiento de un sujeto o de un grupo de sujetos.
Como resultado de lo expuesto anteriormente, Millon plantea que la
personalidad son patrones incorporados en el individuo, que muestran claramente
características cognoscitivas, afectivas y conductuales manifiestas que persisten por
largos periodos de tiempo. Estas emergen de una complicada matriz de disposiciones
biológicas y del aprendizaje experiencial. Hay dos procesos situados en el centro de
la personalidad: (1) cómo interactúa el individuo con las demandas del medio
ambiente, y (2) cómo se relaciona el individuo consigo mismo. Se utiliza el término
patrón al referirse a la personalidad para llamar la atención sobre el hecho de que
estas conductas y actitudes surgen de una compleja interacción entre disposición
biológica y experiencias aprendidas y para denotar el hecho de que estas
características de personalidad no son solo una agregación difusa en tendencias al
Personalidad y TEPT 42
azar, sino una estructura predecible y aprendida de conductas manifiestas y
encubiertas (Millon, 1994).
La idea básica es que los procesos de personalidad son fenómenos relativamente
estables, pero no estáticos, es decir, son patrones consistentes de cambio. Son lo que,
en terminología de Larsen (1989), se denominan consistencias de segundo orden. La
categoría de clasificación de Millon responde mejor que otras a la finalidad de
estudiar "las regularidades a través de las irregularidades", es decir, las regularidades
que se pueden entresacar a partir del cambio (Sánchez- López, 1998). Así mismo, en
la misma línea, el rasgo psicológico sirve mejor al concepto de coherencia, sobre todo
como la entienden Buss y Cantor (1989), cuando hablan de las nuevas formas de
coherencia de la personalidad. La coherencia, como el rasgo, es considerada como
una característica dinámica, no estática, de la personalidad, y, en ambos casos, la
variable "tiempo" tiene una importancia fundamental.
El rasgo psicológico, definido así, tiene algunas diferencias con las variables de
personalidad clásicas, aunque es cierto que los rasgos de personalidad utilizados
sobre todo por Eysenck y Cattell son a menudo bipolares, como los estilos; que
algunos de ellos son definidos como esquemas directores de la conducta, y que
implican a la vez (como las características de personalidad) estructuras cognitivas y
conativas, pero, siguiendo a Reuchlin (1990), pueden establecerse algunas diferencias
de matiz entre las variables clásicas de personalidad y las carcaterísticas, que podrían
resumirse de la forma siguiente: (a) la personalidad está constituida por un conjunto
de dimensiones más elementales, los rasgos, que son los que se investigan. Por el
contrario, cada característica constituye una sola dimensión sobre la que cada
Personalidad y TEPT 43
individuo ocupa teóricamente una posición determinada. La característica es una
causa única que puede tener manifestaciones diferentes; los rasgos son una pluralidad
de componentes en los que el conjunto, la suma de ellos es la causa fundamental de
las conductas observadas. Sin embargo, es cierto que en determinados rasgos de
personalidad, como la introversión-extraversión de Eysenck, esta distinción tiende a
difuminarse, y, de hecho, este rasgo se considera a veces como una característica (b)
con respecto a la noción de tipo, la diferencia fundamental radica en que, muy a
menudo, la noción de tipo es esencialmente descriptiva, mientras que la característica
tiene en general la ambición de explicar los parecidos observados, (c) tanto los rasgos
como los tipos, al menos como son utilizados en la actualidad, cubren generalmente
un espectro de conductas relativamente restringido. Por el contrario, se pretende
refieran un abanico de conductas mucho más amplio, y, desde luego, que incluya los
aspectos cognitivos y conativos de la conducta.
En su modelo teórico, Millon se refiere a las características de adaptación de las
diferentes especies y señala que en este nivel básico, el término personalidad podría
emplearse para designar la característica más o menos distintiva de funcionamiento
adaptativo que un miembro determinado de una especie muestra al relacionarse con
su gama típica de ambientes (Millon, 1994). Concebida de este modo, la personalidad
normal reflejaría los modos específicos de adaptación de un miembro de una especie
que son eficaces en ambientes previsibles; en tal contexto, los trastorno de
personalidad representarían diferentes características de funcionamiento mal
adaptados atribuibles a deficiencias, desequilibrios o conflictos en la capacidad de un
miembro para relacionarse con los ambientes con que se enfrenta.
Personalidad y TEPT 44
Pretende ser, además, una teoría integradora que se opone al eclecticismo que se
ha venido desarrollando en psicología, puesto que la integración es algo más que la
coexistencia de dos o más orientaciones o técnicas previamente discordantes. Concibe
esta teoría integradora como una configuración de estrategias y tácticas de las cuales
se selecciona cada técnica de intervención no sólo por su eficacia en la resolución de
ciertos rasgos patológicos, sino también por su contribución a la constelación general
de procedimientos terapéuticos de los cuales esta técnica no es más que una parte
(Millon, Everly y Davis, 1995). Además, el modelo de Millon tiene el valor añadido
de que intenta conjugar teoría con evaluación e intervención.
Por otro lado, Millon (1981) se propone enmarcar todos los trastornos de
personalidad enumerados en el Eje II del DSM, a partir de un conjunto de tres
polaridades. Estas se basan en principios evolutivos básicos y en estrategias de
supervivencia con el fin de proporcionar las hipótesis explicativas sobre las formas
normales y clínicas de la personalidad. La primera de estas polaridades se basa en los
“objetivos de la existencia”, es decir, se parte de la base de que existen dos tendencias
opuestas en equilibrio: búsqueda del placer o evitación del dolor. La segunda se
refiere a las “estrategias de replicación”, que implica dos elecciones en la búsqueda
de refuerzo, o bien el refuerzo se basa en el yo o en los otros. La tercera polaridad se
relaciona con los “modos de supervivencia primarios”, es decir, modos de
afrontamiento pasivos o activos. Se propone que a partir del conocimiento de los
defectos o desequilibrios en estas tres polaridades es posible derivar de forma
deductiva los trastornos de personalidad incluidos en una taxonomía creada por el
propio Millon (Millon, Everly y Davis, 1995).
Personalidad y TEPT 45
La fundamentación teórica de Millon se basa en los antecedentes conceptuales
de la teoría ecológica y la evolucionista y sus vinculaciones a través de tres
formulaciones: existencia, adaptación y replicación. Estas polaridades se han venido
desarrollando desde comienzos de siglo, en especial en las aportaciones de Freud, que
propone tres polaridades: sujeto-objeto, placer-dolor y actividad-pasividad. Millon
elaboró estas polaridades, pero desde el ámbito del aprendizaje, lo que incluía tres
dimensiones bipolares: refuerzo positivo vs. refuerzo negativo (placer-dolor), uno
mismo vs. los demás como fuente del refuerzo y los estilos instrumentales activo vs.
pasivo. A partir de este modelo teórico elabora las siguientes polaridades definitivas:
(a) apertura-preservación, (b) modificación-acomodación y (c) individualismo-
protección. Evalúan, por tanto, la orientación de la persona a la hora de obtener
refuerzo del medio.
Las bipolaridades están relacionadas con las contribuciones de Sullivan, Leary y
el modelo de los Cinco Grandes Factores. Tanto el enfoque interpersonal de Leary,
basado en el de Sullivan, como la fundamentación de los Cinco Grandes factores,
están orientados hacia los rasgos conductuales, es decir, hacia los rasgos que
caracterizan las acciones de la gente, lo que la gente hace y no lo que la motiva o el
modo como funcionan cognitivamente; pero según Millon, ninguno de los modelos
anteriores ha introducido el componente interpersonal; para abordarlo Millon propone
evaluar el estilo de relacionarse con los demás. A partir de este modelo Millon
elabora cinco pares de polaridades que se cruzan con las estrategias instrumentales
activas y pasivas, de donde se obtienen 10 de los trastornos de personalidad del Eje II
del DSM. Millon propuso una nueva clasificación para los trastornos psiquiátricos,
Personalidad y TEPT 46
presentando al mismo tiempo una rica y fecunda teoría de los trastornos de la
personalidad. La influencia de su modelo fue decisiva para lo que luego sería el Eje II
del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, a partir de su
tercera versión de 1980.
Millon deja sentado un principio que marcaría indeleblemente el estudio de la
psicopatología de ahí en más: no sólo los trastornos sintomáticos, más floridos y
evidentes, deben formar parte de la nosología sino también los patrones de
personalidad patológica, a menudo más larvados y ocultos, de los cuales emergen los
trastornos sintomáticos. Así definía el autor esos patrones “Los patrones de
personalidad patológica son características profundamente arraigadas que impregnan
todas las facetas de la actividad del individuo. Estos patrones derivan de la compleja
y secuencial interacción de los factores constitucionales y de la experiencia. Una vez
establecidos en los primeros estadíos de la vida, los patrones patológicos tienden a
invadir nuevas esferas y a perpetuarse dentro de círculos viciosos; imponen un modo
de vida tan arraigado y automático que el paciente a menudo no advierte su presencia
ni sus devastadoras consecuencias”.
La primera versión de la teoría estaba dirigida hacia la personalidad normal y la
anormal, enlazadas en un continuo. Decía Millon “La normalidad y la patología son
conceptos relativos; son cotas arbitrariamente establecidas dentro de un continuum o
graduatoria. La psicopatología va modelándose de acuerdo con los mismos procesos
y principios que intervienen en el desarrollo y aprendizaje normales. Sin embargo,
debido a las diferencias de características específicas, cronología, intensidad o
persistencia de determinadas influencias, algunos individuos adquieren hábitos y
Personalidad y TEPT 47
actitudes caracterizados por una deficiente capacidad de adaptación, mientras que
otros no los adquieren”.
La diferencia principal, entonces, es que los individuos normales muestran
flexibilidad adaptativa en respuesta a su ambiente, mientras que las personas con
trastornos de la personalidad exhiben conductas rígidas y desadaptativas. La
tendencia a crear círculos viciosos que perpetúan las dificultades y la escasa
estabilidad en condiciones de estrés son las otras dos diferencias fundamentales entre
las personalidades patológicas y las normales.
La propuesta actual de Millon engloba en un mismo marco teórico la
personalidad normal y la patológica. El modelo de características, estilos y
dimensiones de la personalidad normal surge del mismo modelo de la personalidad
que diferencia y enlaza caracteres sanos y patológicos en un continuo (Millon, 1998)
En diferentes ocasiones, el autor ha argumentado que más que desarrollos
independientes de funciones desconectadas, una ciencia madura de la personalidad
debe englobar cuatro elementos que trabajan juntos integradamente: teoría, nosología,
evaluación y intervenciones (Millon, 2002).
Una de las críticas más comunes hacia la clasificación de los trastornos de la
personalidad que aparece en el DSM-IV es la ausencia de un modelo teórico
unificado (Widiger, 1999). La propuesta de Millon constituye uno de los aportes más
sólidos y de mayor desarrollo para cubrir esa falencia. Su perspectiva teórica adquiere
singular importancia en cuanto el autor ha sido un participante influyente en el
desarrollo de varias ediciones de la nomenclatura de los trastornos de personalidad.
Durante más de tres décadas, Millon y sus colaboradores desarrollaron y ampliaron la
Personalidad y TEPT 48
teoría original, produciendo una amplia serie de libros, capítulos de libros y de
artículos que reflejan su esfuerzo para construir una ciencia unificada de la
personología y la psicopatología (Davis, 1999).
En sus escritos, Millon suele recurrir a Kart Lewin quien escribió que “no hay
nada más práctico que una buena teoría”. De esta manera, Millon está expresando que
el desarrollo consistente de una teoría es el requisito necesario para poder entender a
la personalidad. A partir de allí, se podrá postular un sistema clasificatorio, diseñar
instrumentos de evaluación y proponer una línea de tratamiento terapéutico. Así,
como sostiene Millon, teoría, clasificación, evaluación y intervención, son los cuatro
pilares que hacen a una ciencia clínica verdaderamente madura.
El modelo de Millon se ha enriquecido enormemente en las últimas tres décadas
lo que implica su vez una mayor complejidad que atenta contra las explicaciones
sencillas. Seguramente, tal complejidad se relaciona con la del objeto de estudio: la
personalidad.
Es la personalidad, en primera instancia, lo que debe estudiarse, lo que debe
conocerse, como un paso previo necesario antes del conocimiento de su patología. Es
la personalidad, ese constructo teórico que se utiliza para representar la capacidad de
percibir y enfrentar el mundo físico, psicológico y social, lo que se trata de entender.
Y es a partir de propuestas teóricas fuertes, con amplio respaldo clínico y científico,
por donde se encontrará el camino. En este trabajo se ha intentado mostrar una de
esas propuestas, una que por su vitalidad y persistencia a lo largo del tiempo ha
despertado el interés de clínicos e investigadores de diversas latitudes, y que mantiene
su actualidad más de treinta años después de haber sido planteada.
Personalidad y TEPT 49
Teniendo en cuenta, que todo individuo es un ser biopsicosocial y que de
acuerdo con esto, existen múltiples variables de tipo fisiológico, cognoscitivo,
emocional, ambiental, etc., que pueden afectar su conducta, es necesario continuar
estudiando cada una de las posibles explicaciones a los interrogantes presentes día a
día en la humanidad. Por está razón, y en pro de la investigación de la conducta, se
han realizado estudios que permiten evidenciar factores de predisposición que están
asociados al desarrollo del TEPT.
M.W.Eysenck, (1979), y Spielberger, (1966), citados por Eysenck (1987), tras
sus estudios han propugnado una diferencia teórica entre el rasgo de ansiedad
definido por (Spielberger, 1979), como “diferencias individuales relativamente
estables en la propensión a la ansiedad”, y el estado de ansiedad “caracterizado por
sentimientos subjetivos, conscientemente percibidos de tensión y aprensión, y por una
actividad intensa del Sistema Nervioso Autónomo”. Según esta concepción el
“estado-rasgo” de la ansiedad, se refiere a la cantidad de ansiedad experimentada
realmente por un individuo en un momento dado; “estado de ansiedad” se determina
interactivamente por el grado de estrés presente en la situación y por la
susceptibilidad del individuo a la ansiedad (rasgo de ansiedad) (Eysenck, 1987).
Aunque existen diferencias de una teoría a otra, hay cierto acuerdo en la idea de
que la ansiedad tiene dos efectos principales, uno motivacional y benéfico, y otro,
perturbador y perjudicial. H. J. Eysenck (1987) y M. W. Eysenck (1987), encontraron
que, es la introversión, caracterizada por una reactivación cortical alta, la responsable
de las propiedades enérgicas de los sujetos con una puntuación alta en los niveles de
ansiedad, más que le neuroticismo que, cuando se reactiva mediante instrucciones que
Personalidad y TEPT 50
supongan la incumbencia del ego o mediante otras manipulaciones de la situación,
provoca una fuerza estimular que interfiere la ejecución.
Florenzano, Weil, Cruz, Acuña, Fullerton, Muñiz (2002), realizaron un estudio
donde intentaban explicar la relación entre trauma psíquico infantil, somatización y
personalidad limítrofe, en una población de 159 mujeres hospitalizadas en dos
hospitales de la región metropolitana de Santiago de Chile. Al comparar la
distribución del trastorno de personalidad límite entre pacientes con y sin antecedente
de trauma se pudo constatar que entre aquellos casos con trastorno límite de
personalidad en la vida adulta, el 71,4% de las mujeres evaluadas, recuerdan la
traumatización infantil de algún tipo, en comparación a un 28,6% de aquellos casos
sin ese recuerdo.
En esta misma línea de investigación se encuentra Numhauser (1999), en su
estudio con mujeres de Chiloé (Chile), encontró que la estructura de la personalidad
puede influir en la aparición de síntomas somáticos y su relación con el trastorno por
estrés postraumático, donde el neuroticismo y la extroversión fueron identificados
como predictores de riesgo para esta patología.
Estudios más recientes realizados por Cabrera, Simón, Fernández, Palazón y
Santodomingo (2002), han abordado algunos aspectos del estrés postraumático y las
cualidades de la personalidad, el temperamento y las características tipológicas del
sistema nervioso, en un grupo de militares sometidos a un trabajo con tensión y alto
riesgo, encontrando que los militares de temperamento colérico y melancólico
(introvertidos) son significativamente vulnerables a diferencia de los de
temperamento sanguíneo y flemático (extrovertidos).
Personalidad y TEPT 51
Los resultados presentados anteriormente, se avalan a través de los
planteamientos teóricos de Boyce (2000), quien encontró a los individuos
melancólicos más vulnerables que los no melancólicos para padecer enfermedades
psíquicas, una de ellas el estrés, que en la vida militar está condicionado por el factor
sorpresa; muchas veces el individuo no tiene conocimiento de la vida militar, se
enfrenta a nuevos deberes que lo sumergen en un estado de inseguridad y angustia. Se
ha demostrado a lo largo de la historia de la medicina militar el interés que se le ha
puesto al estudio de las contingencias ambientales, al uso adecuado del apoyo social,
así como al uso adecuado de la medicina preventiva tanto en tiempo de paz como en
tiempo de guerra sobre los trastornos situacionales o trastornos relacionados con el
estrés.
La guerra como dijo Watson, (1978) ha sido y es el único laboratorio definitivo
para el estudio de la adaptación del hombre al mayor estrés del combate. Estudios
realizados por Streth (1996) indicaron que en la guerra del Golfo Pérsico, del 80 % de
los encuestados, el 69 % consideró como amenaza moderada a muy intensa el ataque
terrorista, el 47 % al ruido de la artillería, el 48 % sintió que iba a morir. El estresor
más difundido fue el período de espera, 67 %. La causa más frecuente de estrés
crónico dentro del teatro de operaciones estaba relacionada con las condiciones de
vida y de trabajo, largos días de servicio, operaciones en clima desértico, períodos
extensos con ropas protectoras para productos químicos, falta de sueño, hacinamiento,
pérdida de contacto con el hogar y la familia, presencia de enfermedades o problemas
hogareños anteriores.
Personalidad y TEPT 52
Según Sinnot (1993), la presencia del destacamento 528 (destacamento
médico psiquiátrico) durante la operación “escudo del desierto”, en la guerra del
Golfo Pérsico, pudo lograr que se evitara la evacuación en al menos el 50 % de las
bajas psiquiátricas. Previamente identificaron los problemas de los soldados, los
educaron en técnicas para el manejo del estrés a través del aprendizaje de conductas
adecuadas enfatizando en el cumplimiento del deber. El personal de la terapia
ocupacional (D-528) acometió la mayoría de las acciones morales y de bienestar del
destacamento en forma de celebraciones, fiestas, actividades recreativas, las cuales
fueron muy efectivas en la elevación de la moral combativa de la tropa. De este modo
se contribuyó con la educación del personal acerca de los efectos del estrés con el fin
de aumentar la obediencia y la cooperación.
Para las Fuerzas Militares el estudio del estrés se ha constituido en una temática
de importancia, en cuanto a la promoción y restauración de la salud de las tropas
como medio de fortalecimiento en la capacidad y disposición combativa.
Durante la práctica, se ha observado la relación existente entre el estrés y los
medios militares, la psiquiatría militar ha desafiado continuamente las creencias
tradicionales sobre los determinantes familiares y genéticos y las diversas influencias
ocultas, que han justificado el ostracismo y el aislamiento hospitalario de los
enfermos psíquicos (Freeman, Kaplan y Harol, 1992).
Los hospitales militares al principio eran regimentales y relativamente
permanentes; pero según pasó el tiempo fue necesario que los médicos se movieran
con las tropas, por lo que el sistema resultó inadecuado. Charles Trippler (Director
Médico del Ejército de Potomac en la guerra civil de EE.UU.) consideraba a los
Personalidad y TEPT 53
hospitales generales que se habían creado a mediados de la contienda como una
amenaza, pues tenían mal control de los canales médicos, y aconsejaban la utilización
de los hospitales regimentales (principio actual de la moderna tendencia a agilizar el
tratamiento de las bajas psiquiátricas). Durante esta guerra Da Costa (1871), describe
el “Corazón Irritable del Soldado”, trastorno relacionado con el estrés y la angustia
del combate. Desde 1904 a 1906. Durante la guerra ruso-japonesa, los rusos hicieron
una importante contribución a la psiquiatría militar; llevaron a sus pacientes
psiquiátricos a un centro de evacuación, donde a través de la observación lograron
describir los cuadros de excitación e inestabilidad emocional como reacciones ante la
batalla, esta se convirtió la primera descripción de las neurosis traumáticas de la
guerra (Engendorf, 1982).
Durante la primera guerra mundial se identificaron los primeros síntomas
psicóticos y una marcada inestabilidad emocional, denominando estos síntomas como
“choque por bomba”, se reconoció de forma gradual que este era un problema
psicológico y que la hospitalización prolongada llegaba a constituir una ganancia
secundaria para los pacientes. Los logros de la psiquiatría militar en la II guerra
mundial se apoyó gracias a Glass (1955 citado en Freeman, Kaplan y Harol 1992),
quien suministro gran parte del esquema conceptual en el que se basa el sistema
actual de salud mental.
Por primera vez se utilizaron en la II guerra mundial, las actitudes y la conducta
por el personal de asistencia como instrumento terapéutico en el abordaje de la
sintomatología de estrés de combate, formándose la base de los diferentes tipos de
terapia ambiental, tanto en la psiquiatría civil como en la psiquiatría militar. En Corea,
Personalidad y TEPT 54
lo mismo que en las dos guerras mundiales, se comprobó que la mayoría de los
afectados por el estrés del combate presentaban componentes importantes de miedo y
de fatiga, y que medidas tan sencillas como el descanso, la comida y un corto alivio
de la tensión podían producir “milagros terapéuticos” cuando se combinaban con un
firme y entendido sistema de evacuación. En Vietnam era habitual un resurgir de las
bajas psiquiátricas antes y después de los combates, esto motivó a que los psiquiatras
reflexionaran e informaran a los jefes, a fin de apoyarles y prepararlos para que
entendieran y ayudasen a sus subordinados. El equipo médico retenía al paciente en el
pabellón solo 5 días y le aplicaban tratamiento ambiental, la mayoría de los pacientes
recibían atención en el puesto de socorro de su pequeña unidad, con medidas tan
simples como sedación y reposo físico, protección contra el frío o el calor.
Fernández (2002), plantea que todo miembro de la institución militar debe ser
capaz de controlar el estrés de combate, ya que este puede ser factor decisivo entre la
victoria o la derrota. El estrés es una parte intrínseca del combate y de los soldados,
para poder ser eficientes y vencer, deben aprender a controlarlo logrando así
mantener el estrés dentro de los límites aceptables para conducir la misión y lograr
el nivel de estrés ideal tanto como sea posible, se espera que el individuo retorne a un
nivel de estrés aceptable, cuando este se haya vuelto temporalmente disruptivo y
progresivamente aumentar la tolerancia al mismo, para que los soldados puedan
soportar y funcionar bajo el estrés extremo típico del combate.
De esta forma, y con base en el panorama del contexto militar, el psicólogo
que trabaja en beneficio de las fuerzas armadas debe poseer sólidos conocimientos no
solo en el área de la salud mental sino en el modo de acción y organización militar.
Personalidad y TEPT 55
Por tanto la psicología militar es vista como la aplicación de los principios, teorías y
métodos psicológicos al ambiente militar. Desde este punto de vista, la psicología
militar esta definida por el contexto en el cuál es aplicada, es decir la aplicación de
sus principios y métodos a las acciones militares. La psicología militar observa el
funcionamiento humano en una variedad de ambientes, ya sea en tiempos de paz o
guerra, en diferentes poblaciones hombres y mujeres combatientes, estudia los
cambios políticos e ideologías del mundo que, repercuten en el ambiente militar ya
que estos tienen gran implicación en el rol del psicólogo. Estos cambios propician
que los líderes militares lleguen a darse cuenta de que los psicólogos pueden ofrecer
soporte de operaciones militares dentro o fuera de la guerra o en tiempos de paz. La
psicología militar surge de los requerimientos de las fuerzas armadas, desarrolla
actividades en las diferentes áreas que componen la estructura militar, siendo uno de
los campos de trabajo la selección de los hombres que integrarán las filas, para lo cual
se hace necesario tener en cuenta las características apropiadas que debe poseer un
individuo al incorporarse en el ambiente militar. (Mangelsdorff y Gal, 1993).
Muchos de estos hombres ingresan a las Fuerzas con grandes expectativas
frente a la nueva profesión, algunos sin poseer las estructuras psicológicas adecuadas
para responder a las exigencias de este medio. Las condiciones de conflicto armado
continúo en Colombia, han creado un ambiente de alarma constante entre los
miembros de las Fuerzas Militares que origina un estrés permanente; éste es útil
siempre y cuando no sea excesivo y, por lo tanto, pueda ser bien manejado. En caso
contrario, no sólo pueden sobrevenir enfermedades mentales y físicas, sino que puede
dejar de ser óptimo el rendimiento del militar en sus funciones, lo cual podría
Personalidad y TEPT 56
traducirse en un alto riesgo para la vida del militar o sus compañeros en situación de
combate y fuera de ella; traduciéndose en severos trastornos cognoscitivos,
emocionales y conductuales, que se manifiestan más tarde como graves dificultades
en la vida familiar, social y laboral.
El Ejército Nacional es una de las principales instituciones afectadas por esta
problemática, sus miembros están en continua exposición a eventos altamente
estresantes, debido a su compromiso con el país y su política de defensa y seguridad
democrática, que en esencia propone recuperar la autoridad para poder superar el
conflicto armado interno (Presidencia de la República, 2003).
De acuerdo con la Constitución Política de Colombia (1991), el Ejército
Nacional, tiene como misión defender la soberanía, la independencia, la integridad
del territorio nacional y la vigencia del orden constitucional, tendientes a contribuir a
la seguridad de la población y sus recursos, así como el cumplimiento de las
funciones del estado y los deberes de los particulares (Artículo 127 Constitución
Nacional).
El ejército Nacional en busca de su autonomía y mejoramiento, viene trabajando
en su fortalecimiento a través de la creación de nuevas unidades y perfeccionamiento
de las existentes, permitiendo así optimizar las operaciones militares y promoviendo
la capacitación y entrenamiento continuado de sus miembros. Para el cumplimiento
de la misión encomendada el Ejército Nacional se ha organizado estructural y
territorialmente en Divisiones, las cuales son conformadas por Brigadas y éstas a su
vez por Batallones. Su jurisdicción se extiende a la mayor parte del territorio
Personalidad y TEPT 57
colombiano a excepción de unas pocas regiones del país asignadas a la Armada
Nacional y la Fuerza Aérea (Comando General)
El comando general de las Fuerzas Militares a través de la política de defensa y
seguridad, ha buscado incrementar el pie de fuerza del Ejército, adelantando
actividades de reclutamiento de soldados profesionales para que ingresen a las filas
del ejército, muchos con grandes expectativas frente a la nueva profesión, algunos de
los cuales no poseen las estructuras psicológicas adecuadas para asumir las
consecuencias que trae el ser miembro de un ambiente altamente estresante. Se define
al soldado profesional como varones entrenados y capacitados con la finalidad
principal de actuar en las unidades de combate y apoyo de combate de las fuerzas
militares, en la ejecución de operaciones militares, para la conservación,
restablecimiento del orden público y demás misiones que le sean asignadas
(Presidencia de la República, 2003).
En atención a las necesidades del Ejército Nacional para proveer calidad de vida
a sus tropas y seleccionar el personal más idóneo que integre sus unidades, se hace
relevante desde el campo de la psicología, aportar referencias teóricas e investigativas
que sirvan como guía de orientación en el momento de elegir o asignar un miembro
de la fuerza, en la ejecución de determinada tarea.
Durante los últimos años, han tomado gran fuerza los estudios sobre el trastorno
por estrés postraumático, a partir de las secuelas psicológicas que han dejado las
recientes confrontaciones bélicas, en los militares involucrados en éstas; lo que hace
imprescindible el conocimiento de las particularidades individuales de los
Personalidad y TEPT 58
combatientes y del nivel de capacidad de adaptación para el desempeño exitoso de
sus labores profesionales.
Todo lo anterior corrobora aun más, la necesidad de preparación de las tropas en
el entrenamiento de técnicas de afrontamiento al estrés. Jason y Bogat, (1983),
citados por Simón (1.999) proponen una línea de intervención en este tipo de
problemáticas; puesto que es conocido el alto riesgo que supone el servicio militar
para muchos de los jóvenes que acceden a él. Decenas de soldados se quitan la vida
cada año y otros muchos padecen de desajustes emocionales de diversa índole y
gravedad por el hecho de ingresar en el servicio militar.
El Ministerio de Defensa podría prevenir en gran parte esta morbimortalidad a
condición de que planificara programas adecuados, dirigiéndose hacia: (1)
investigación y evaluación de la población de alto riesgo; (2) una vez detectada la
población de alto riesgo podrían adoptarse decisiones pertinentes; y (3) entrenamiento
de monitores militares en habilidades de transmisión de información (Simón, 1.999).
Sobre la base de lo anteriormente expuesto, se constituye de interés en esta
investigación, describir las características de personalidad en un grupo de militares,
con trastorno por estrés postraumático.
Al lograr identificar los factores que desencadenan o mantienen el TEPT, se
pueden implementar programas de intervención y modificación a través de estrategias
dirigidas hacia la promoción y prevención del trastorno. Como se ha observado en los
diferentes estudios revisados; uno de los factores que están estrechamente
relacionados con el desarrollo del TEPT es la personalidad, desde está línea de
investigación se hace posible evaluar la personalidad a través de tests psicológicos,
Personalidad y TEPT 59
los cuales han proporcionado un análisis a la teoría de la personalidad, integrándose
la teoría y la praxis.
Esta investigación se inscribe dentro de la Línea de Investigación Salud y
Calidad de Vida propuesto por la Facultad de Psicología de la Universidad de San
Buenaventura; fundamentándose en el área del conocimiento de la Psicología de la
Salud, se centra en el ámbito de los problemas de salud, especialmente físicos o
médicos con la principal función de prevenir la ocurrencia de los mismos o de tratar
de rehabilitar, utilizando para ello la metodología, los principios y los conocimientos
de la psicología, sobre la base que la conducta constituye, junto con las causas
biológicas y sociales, los principales determinantes tanto de salud como de la mayor
parte de las enfermedades y problemas humanos de salud existentes en la actualidad.
A partir de la revisión teórica se plantea como problema de investigación
¿Cuáles son las características de personalidad presentes en un grupo de 28 militares
con trastorno por estrés postraumático?
Objetivos
Objetivo General
Describir las características de personalidad presentes en un grupo de 28
militares con trastorno por estrés postraumático.
Objetivos Específicos
- Establecer cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo al estado civil.
Personalidad y TEPT 60
- Determinar cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo a la atención
clínica (Trambul- Interno).
- Determinar cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo al tiempo de
servicio.
- Identificar cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo al grado militar.
Definición de Variable
Personalidad: Representa características incorporadas en el individuo, que
muestran claramente patrones cognoscitivos, afectivos y conductuales manifiestos
que persisten por largos periodos de tiempo. Estas características emergen de una
complicada matriz de disposiciones biológicas y del aprendizaje experiencial. Hay
dos procesos situados en el centro de la personalidad: (1) cómo interactúa el
individuo con las demandas del medio ambiente, y (2) cómo se relaciona el individuo
consigo mismo. Se utiliza el término patrón al referirse a la personalidad para llamar
la atención sobre el hecho de que estas conductas y actitudes surgen de una compleja
interacción entre disposición biológica y experiencias aprendidas y para denotar el
hecho de que estas características de personalidad no son solo una agregación difusa
en tendencias al azar, sino una estructura predecible y aprendida de conductas
manifiestas y encubiertas (MMPI).
Personalidad y TEPT 61
Estrés Postraumático: Trastorno que surge ante una respuesta tardía o diferida a un
acontecimiento estresante o a una situación (breve o duradera) de naturaleza
excepcionalmente amenazante o catastrófica, que causarían por sí mismos malestar
generalizado en casi todo el mundo (por ejemplo, catástrofes naturales o producidas
por el hombre, combates, accidentes graves, el ser testigo de muerte violenta de
alguien, ser víctima de tortura, terrorismo, de una violación o de otros crimen)”. Este
trastorno se caracteriza por la presencia de reviviscencias de algunos elementos de la
situación traumática; reviviscencia que puede tomar la forma de pesadillas o de
intrusión de dichos elementos durante estados de vigilia (flashbacks). Suelen temerse,
e incluso evitarse, las situaciones que recuerdan el trauma (OMS)
Método
Tipo de investigación
De acuerdo a la modalidad y características del estudio, corresponde aun diseño
transversal dirigido hacia la investigación descriptiva por cuanto se trabaja dentro de
una realidad ya existente cuya finalidad es proporcionar la manera como se comporta
el fenómeno en estudio y se busca concretar esa realidad, analizarla y deducir
diagnósticos que en la forma más confiable y significativa responda con toda certeza
al problema (Hernández, Fernández y Baptista, 1998).
Personalidad y TEPT 62
Participantes
El grupo de participantes fue conformado por 28 militares en servicio activo,
integrantes del grupo terapéutico del Batallón de Sanidad (BASAN), dirigido al
tratamiento de pacientes con trastorno por estrés postraumático.
Los participantes fueron seleccionados a través de un muestreo no probabilístico
de sujeto tipo, se presentó la investigación y se solicitó su consentimiento para la
participación en el estudio, de acuerdo a los parámetros establecidos en el código
ético de los psicólogos (Apéndice A).
Instrumento
Escala multidimencional abreviada del MMPI-SOFTWARE (1968), creada
por H.M. Kincannon en el Hospital Clinic Provincial de Barcelona. Explora 9 escalas
clínicas de personalidad, teniendo en cuenta la validez interna de las respuestas del
sujeto (Apéndice B).
Procedimiento
El factor de estudio de esta investigación presentó las siguientes fases:
Fase 1: Selección de la muestra
Fase 2: Recolección de la información
Fase 3: Análisis de los datos
Fase 4: Discusión y recomendaciones
Personalidad y TEPT 63
Consideraciones éticas
De acuerdo al objetivo de la investigación y teniendo como base el Código
Ético del Psicólogo de Colombia (2000), en su capitulo 16 “Investigación Científica”,
se siguieron las disposiciones establecidas para el desarrollo de la presente
investigación:
El psicólogo al planear y llevar a cabo investigación científica con participantes
humanos o no humanos, debe basarse en los principios éticos de respeto y dignidad, y
resguardar el bienestar y los derechos de los participantes.
Es preciso describir los hallazgos científicos tal como se encontraron. Evitar el
fraude, la descripción sesgada de los hallazgos y ocultar información científica que
contradiga los resultados.
Hay que reconocer la fuente y el origen de las ideas. Se toman de otros
investigadores, de estudiantes y/o de colegas y se debe reconocer dicho origen. No se
debe proclamar prioridad sobre una idea científica que no le pertenece al
investigador. A los coautores, colaboradores y asistentes se les debe dar el debido
reconocimiento.
Al trabajar con participantes humanos, es necesario que ellos estén informados
del propósito de la investigación. Se debe respetar su privacidad. Los participantes
tienen derecho a ser protegidos de daño físico y psicológico y a ser tratados con
respeto y dignidad.
El participante humano puede elegir si participa o no en la investigación o si se
retira en cualquier momento, sin recibir ninguna consecuencia negativa por negarse a
participar o por retirarse de la investigación.
Personalidad y TEPT 64
El participante humano tiene derecho al anonimato cuando se reporten los
resultados y a que se protejan los registros obtenidos.
El consentimiento informado deben firmarlo los participantes en la
investigación. Se les debe decir en qué consiste la investigación, por qué se les
seleccionó para participar en ella, cuánto tiempo y esfuerzo requerirá su participación.
Se les especificará claramente que su participación es completamente voluntaria, que
pueden negarse a participar o retirarse de la investigación en cualquier momento sin
recibir castigo alguno. Especificar si se va a filmar, grabar o si se les va a observar
indirectamente.
Un Comité de Ética debe evaluar los proyectos de investigación científica que
puedan implicar riesgo para los participantes.
Los datos originales (protocolos de investigación) se deben conservar por lo
menos durante dos años.
Personalidad y TEPT 65
Resultados
Para describir las características de personalidad en un grupo de militares con
trastorno por estrés postraumático (TEPT), se trabajó con herramientas estadísticas de
corte descriptivo, este enfoque está justificado por el tamaño de la muestra y los
objetivos del estudio.
La prueba utilizada para medir las características de personalidad en este
estudio fue el (Minimult), se aplicó a 28 Militares, permitiendo identificar las
características de personalidad ubicadas en las escalas que delimita la prueba.
Teniendo como base los parámetros de validez y confiabilidad se excluyeron de la
investigación 4 sujetos y sus pruebas, que representan el 14, 28% de la totalidad de la
muestra; por no cumplir con estos criterios.
Para el análisis de resultados se trabajó con 24 pruebas que representan el
100% de la muestra.
Tomando como base las necesidades del estudio y los parámetros de la prueba,
se distribuyeron las puntuaciones en 2 categorías: (a) indicador clínico con una
puntuación mayor a 71 y (b) no indicador clínico con puntuación inferior a 70. (Ver
figura No. 1).
Personalidad y TEPT 66
25 23
19
20 17 17
16 15
13 14
15 No Clínico
11 10
8 9 Clínico
10 7 7
5
5
1
0 Histeria
Paranoide
Esquizofrenia
Hipomanía
Depresión
Compulsión
Hipocondriasis
Desviaciones
Psicopáticas
Obsesión
Figura No.1 Distribución de frecuencias de militares con indicadores clínicos vs. no
clínicos de acuerdo a características de personalidad.
De acuerdo a los criterios correspondientes a las escalas L (alteración de
respuestas), F (elementos severos de alteración clínica) y K (tendencia a no reconocer
la problemática), las cuales miden el nivel de sinceridad frente a la prueba, se puede
decir que los resultados dados por los sujetos representados en el 100% de la muestra,
cumplen con los criterios de validez y confiabilidad, ya que alcanzaron los puntajes
requeridos. Esto permite inferir que los sujetos parecen haber entendido las
instrucciones, haber sido cooperativos, cuidadosos, sinceros y honestos al responder a
los ítems. Consecuentemente es probable que los perfiles arrojados, representen
acertadamente las características actuales de personalidad (Ver tabla No. 1).
Personalidad y TEPT 67
Tabla No. 1: Distribución porcentual de indicadores clínicos vs. no clínicos de
militares con TEPT.
Escalas Minimult
Características de Personalidad Frecuencia Porcentaje
24 100%
L - F - K
Hipocondríasis NO CLÍNICO 11 45,8%
CLÍNICO 13 54,2%
Depresión NO CLÍNICO 8 33,3%
CLÍNICO 16 66,7%
Histeria NO CLÍNICO 15 62,5%
CLÍNICO 9 37,5%
Desviaciones NO CLÍNICO 19 79,2%
Psicopáticas CLÍNICO 5 20,8%
Paranoide NO CLÍNICO 17 70,8%
CLÍNICO 7 29,2%
Obsesión NO CLÍNICO 17 70,8%
Compulsión CLÍNICO 7 29,2%
Esquizofrenia NO CLÍNICO 14 58,3%
CLÍNICO 10 41,7%
Hipomanía NO CLÍNICO 23 95,8%
CLÍNICO 1 4,2%
Como se puede observar en la tabla No. 1, en la escala depresión se ubican los
puntajes más altos en los criterios Clínicos, 16 de los sujetos que corresponden al
66,7% de la totalidad de la muestra, están situados en esta categoría; mientras que 8
de los sujetos que corresponden al 33,3% de la totalidad de la muestra, están ubicados
en la categoría no Clínico.
En esta misma línea, la escala hipocondríasis arrojó puntuaciones altas en la
categoría Clínico, donde 13 de los sujetos que corresponden al 54,2% de la totalidad
de la muestra, están ubicados en esta categoría; mientras que 11 de los sujetos que
corresponden al 45,8% de la totalidad de la muestra, están ubicados en la categoría no
clínico (Ver tabla No. 1).
Personalidad y TEPT 68
En la escala esquizofrenia, se encontraron puntajes altos en la categoría
Clínico, donde 10 de los sujetos que corresponden al 41,7% están ubicados en esta
categoría; mientras que 14 de los sujetos que corresponden al 58,3% de la totalidad
de la muestra, están ubicados en la categoría no clínico (Ver tabla No. 1).
La escala con menor puntuación en los criterios clínicos, esta representada por
la escala hipomanía, en la cual 1 sujeto, que corresponde al 4,2% de la totalidad de la
muestra, está ubicado en esta categoría. Mientras que 23 de los sujetos que
corresponden al 99,8% de la totalidad de la muestra, están ubicados en la categoría no
clínico (Ver tabla No. 1).
En las escala desviaciones psicopáticas, paranoide, obsesión compulsión e
histeria, es menor el porcentaje de sujetos con indicadores clínicos, representados por
el 28,8% , 29,2%, 29, 2% y 37,5% respectivamente (Ver tabla No. 1).
Personalidad y TEPT 69
Tabla No. 2: Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos según
estado civil
Escalas Estado No Clínico Clínico
Total
Minimult Civil Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Soltero 15 8 53,3% 7 46,7%
Hipocondríasis Casado 2 1 50% 1 50%
Unión libre 4 2 50% 2 50%
Separado 3 0 0 3 100%
Total 45,8% 54,2%
Soltero 15 6 40% 9 60%
Depresión Casado 2 1 50% 1 50%
Unión libre 4 1 25% 3 75%
Separado 3 0 0 3 100%
Total 33,3% 66,7%
Soltero 15 10 66,7% 5 33,3%
Histeria Casado 2 0 0 2 100%
Unión libre 4 3 75% 1 25%
Separado 3 0 0 3 100%
Total 62,5% 37,5%
Soltero 15 12 80% 3 20%
Desviaciones Casado 2 0 0 2 100%
Psicopáticas Unión libre 4 0 0 4 100%
Separado 3 1 33,3% 2 66,7%
Total 79,2% 20,8%
Soltero 15 11 73,3% 4 26,7%
Paranoide Casado 2 2 100% 0 0
Unión libre 4 3 75% 1 25%
Separado 3 1 33,3% 2 66,7%
Total 70,8% 29,2%
Soltero 15 10 66,7% 5 33,3%
Obsesión Casado 2 2 100% 0 0
Compulsión Unión libre 4 4 100% 0 0
Separado 3 1 33,3% 2 66,7%
Total 70,8% 29,2%
Soltero 15 8 53,3% 7 46,7%
Esquizofrenia Casado 2 2 100% 0 0
Unión libre 4 3 75% 1 25%
Separado 3 1 33,3% 2 66,7%
Total 58,3% 41,7%
Soltero 15 14 93,3% 1 6,7%
Hipomanía Casado 2 2 100% 0 0
Unión libre 4 4 100% 0 0
Separado 3 3 100% 0 0
Total 95,8% 4,2%
Personalidad y TEPT 70
Como se puede observar en la tabla No 2, la escala depresión presenta mayor
tendencia, ubicando los solteros con puntuación alta en el indicador clínico,
representados por el 60% que constituyen 9 sujetos, seguido de los separados con el
100% representados por 3 sujetos.
Así mismo, se observa en las escalas hipocondríasis y esquizofrenia,
puntuaciones altas en el indicador clínico por parte de los solteros representados en el
46,7% que constituyen 7 sujetos, seguido de los separados con el 100% y 66,7%
respectivamente (Ver tabla No. 2).
Las escalas con menor puntuación en los indicadores clínicos están
conformadas por hipomanía, desviaciones psicopáticas, paranoide, obsesión
compulsión e histeria (Ver tabla No. 2).
Personalidad y TEPT 71
Tabla No. 3: Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos según
atención clínica
No Clínico Clínico
Escalas Atención Total
Minimult Clínica Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Interno 14 3 21,4% 11 78,6%
Hipocondríasis Trambul 10 8 80% 2 20%
Total 12,5% 45,8%
Interno 14 0 0 14 100%
Depresión Trambul 10 8 80% 2 20%
Total 33,3% 66,7%
Interno 14 5 35,7% 9 64,3%
Histeria Trambul 10 10 100% 0 0
Total 62,5% 37,5%
Desviaciones Interno 14 9 64,3% 5 35,7%
Psicopáticas Trambul 10 10 100% 0 0
Total 79,2% 20,8%
Interno 14 8 57,1% 6 42,9%
Paranoide Trambul 10 9 90% 1 10%
Total 70,8% 29,2%
Obsesión Interno 14 7 50% 7 50%
Compulsión Trambul 10 10 100% 0 0
Total 70,8% 29,2%
Interno 14 5 35,7% 9 64,3%
Esquizofrenia Trambul 10 9 90% 1 10%
Total 58,3% 41,7%
Interno 14 14 100% 0 0
Hipomanía Trambul 10 9 90% 1 10%
Total 95,8% 4,2%
Como se aprecia en la tabla No 3, se puede determinar que la escala depresión
en la categoría interno, presenta mayor tendencia, obteniendo puntuaciones altas en el
indicador clínico, representada por el 100% que constituyen 14 sujetos. Así mismo,
se observa en las escalas de hipocondríasis, histeria, esquizofrenia y obsesión
compulsión, puntuaciones altas en el indicador clínico por parte de la categoría
interno representados en el 78,6%, 64,3%, 64,3% y 50% respectivamente.
Personalidad y TEPT 72
Las escalas con menor puntuación en los indicadores clínicos están
conformadas por la categoría Trambul. (Ver tabla No. 3)
Tabla No. 4: Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos según
tiempo de servicio.
No Clínico Clínico
Escalas Tiempo de Total
Minimult Servicio Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
1 a 3 años 16 7 43,8% 9 56,3%
Hipocondríasis 4 a 7 años 8 4 50% 4 50%
Total 45,8% 54,2%
1 a 3 años 16 3 18,8% 13 81,3%
Depresión 4 a 7 años 8 5 62,5% 3 37,5%
Total 33,3% 66,7%
1 a 3 años 16 9 56,3% 7 43,8%
Histeria 4 a 7 años 8 6 75% 2 25%
Total 62,5% 37,5%
Desviaciones 1 a 3 años 16 12 75% 4 25%
Psicopáticas 4 a 7 años 8 7 87,5% 1 12,5%
Total 79,2% 20,8%
1 a 3 años 16 10 62,5% 6 37,5%
Paranoide 4 a 7 años 8 7 87,5% 1 12,5%
Total 70,8% 29,2%
Obsesión 1 a 3 años 16 10 62,5% 6 37,5%
Compulsión 4 a 7 años 8 7 87,5% 1 12,5%
Total 70,8% 29,2%
1 a 3 años 16 7 43,8% 9 56,3%
Esquizofrenia 4 a 7 años 8 7 87,5% 1 12,5%
Total 58,3% 41,7%
1 a 3 años 16 15 93,8% 1 6,3%
Hipomanía 4 a 7 años 8 8 100% 0 0
Total 95,8% 4,2%
Como se puede observar en la tabla No. 4, la escala depresión presenta mayor
tendencia en los sujetos que llevan de 1 a 3 años de tiempo de servicio, obteniendo
puntuaciones altas en el indicador clínico, representada por el 81,3% que constituyen
13 sujetos. Así mismo, se observa en las escalas de hipocondríasis, esquizofrenia e
histeria, puntuaciones altas en el indicador clínico por parte de los sujetos que llevan
Personalidad y TEPT 73
de 1 a 3 años de tiempo de servicio, representados en el 56,3%, 56,3%, y 43,8%
respectivamente.
Las escalas con menor puntuación en los indicadores clínicos están
conformadas por parte de los sujetos que llevan de 4 a 7 años de tiempo de servicio.
(Ver tabla No.4)
Personalidad y TEPT 74
Tabla No. 5: Porcentaje de sujetos con indicadores clínicos vs. no clínicos según
grado militar.
No Clínico Clínico
Escalas Grado Total
Minimult Militar Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
CP 4 3 75% 1 25%
Hipocondríasis CS 5 3 60% 2 40%
SLP 15 5 33,3% 10 66,7%
Total 45,8% 54,2%
CP 4 3 75% 1 25%
Depresión CS 5 2 40% 3 60%
SLP 15 3 20% 12 80%
Total 33,3% 66,7%
CP 4 4 100% 0 0
Histeria CS 5 4 80% 1 20%
SLP 15 7 46,7% 8 53,3%
Total 62,5% 37,5%
CP 4 4 100% 0 0
Desviaciones CS 5 4 80% 1 20%
Psicopáticas SLP 15 11 73,3% 4 26,7%
Total 79,2% 20,8%
CP 4 4 100% 0 0
Paranoide CS 5 5 100% 0 0
SLP 15 8 53,3% 7 46,7%
Total 70,8% 29,2%
CP 4 4 100% 0 0
Obsesión CS 5 4 80% 1 20%
Compulsión SLP 15 9 60% 6 40%
Total 70,8% 29,2%
CP 4 4 100% 0 0
Esquizofrenia CS 5 3 60% 2 40%
SLP 15 7 46,6% 8= 53,5%
Total 58,3% 41,7%
CP 4 4 100% 0 0
Hipomanía CS 5 5 100% 0 0
SLP 15 14 93,3% 1 6,7%
Total 95,8% 4,2%
Como se puede apreciar en la tabla No. 5, el grupo de SLP, presenta mayor
tendencia en los indicadores clínicos, obteniendo puntuaciones altas en las escalas de
depresión con un 80% representado en 12 sujetos, hipocondríasis 66,7%, histeria y
Personalidad y TEPT 75
esquizofrenia con un 53,5% respectivamente. Así mismo, se observa que el grupo de
CS, presentan puntuaciones altas en los indicadores clínicos de la escala depresión,
representada por el 60% que corresponde a 3 sujetos integrantes de su categoría.
El grupo que obtuvo menor tendencia a presentar indicadores clínicos en las
escalas del Minimult, esta representado por los Cabos Primeros (Ver figura No.5).
Los datos obtenidos en este estudio descriptivo no se consideran ni
generalizables ni concluyentes, debido al reducido tamaño de la muestra. Sin
embargo, pueden resultar informativos en cuanto a la observación de tendencias, que
pueden ser indicativas para estudios posteriores en un área amplia de explorar como
esta.
Personalidad y TEPT 76
Discusión
La presente investigación describe características de personalidad en un grupo
de militares Colombianos que presentan trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Es un estudio preliminar y eminentemente descriptivo, limitado a la población de la
cual proviene. La relevancia de sus resultados se justifica a través del objetivo
primordial de la psicología de la salud en su línea de investigación salud y calidad de
vida. De acuerdo con Simón (1999), para iniciar un proceso de promoción y
prevención, es necesario investigar y evaluar la población en alto riesgo, y dada la
frecuente exposición a la violencia que experimentan los militares, se pueden
considerar como grupo de riesgo para el padecimiento del TEPT. Lo anterior se
ratifica aun más, en las necesidades que plantean las Fuerzas Militares para mejorar la
calidad de vida de sus integrantes y realizar procesos de incorporación satisfactorios
que permitan disminuir la presencia de alteraciones psicológicas en sus miembros.
El trastorno por estrés postraumático es un cuadro de extraordinaria
complejidad y enorme vigencia en diversas poblaciones a lo largo del mundo y, por
tanto, fuente de investigaciones e innumerables controversias.
De acuerdo a los resultados obtenidos, se presentó la necesidad de excluir
cuatro pruebas que no cumplían con los criterios de validez y confiabilidad (escalas L,
F, K), estas pruebas correspondían a soldados profesionales que obtuvieron
puntuaciones extremadamente altas en todas las escalas. Es necesario enunciar los
beneficios que se adquieren cuando un militar es dado de baja por sanidad, las
Fuerzas Militares están obligadas a indemnizar a cualquier miembro que sea separado
de la fuerza por incapacidad física o mental. Teniendo en cuenta los estudios
Personalidad y TEPT 77
realizados en simulación y de acuerdo con Ingenieros (1999), esta conducta está
dirigida a la producción voluntaria de síntomas físicos o psíquicos falsos o
exagerados, con el fin de obtener un beneficio secundario, entre estos,
compensaciones, dinero, drogas, evadir responsabilidades o deberes civiles o penales
o situaciones peligrosas. No conforma un trastorno mental, aunque puede coexistir
con otros trastornos, como el trastorno antisocial de la personalidad, síndrome Ganser,
síndrome de Münchausen, histeria o neurosis traumáticas.
Este estudio permitió identificar en forma significativa la presencia de
indicadores clínicos en la evaluación de las características de la personalidad en
grupos con TEPT, encontrando que las puntuaciones más altas corresponden a las
escalas de depresión, hipocondríasis y esquizofrenia. Los datos obtenidos en esta
investigación son similares a los encontrados por Sydor (1999), quien reporta 3,8%
trastornos de personalidad por paciente con TEPT, al aplicar el cuestionario de
trastornos de personalidad revisado (PDQ-R). Los diagnósticos tienden a aparecer
predominantemente en los trastornos esquizoide, límite, histriónico y antisocial,
seguidos del trastorno de personalidad por evitación.
En esta misma línea, McGlashan (1987) encontró relación entre el TEPT,
trastorno límite y depresión. Trabajando con un grupo de pacientes con TEPT
observó que al menos el 75% presentaban, como promedio, tres criterios de trastorno
depresivo. Este estudio permite ratificar los resultados encontrados en la presente
investigación, encontrando un alta comorbilidad entre características depresivas en
los militares con TEPT.
Personalidad y TEPT 78
Lee, Vaillant y Torrey (1995) en su estudio con veteranos de la segunda
guerra mundial, diagnosticados retrospectivamente con síntomas de TEPT,
encontraron un alta vulnerabilidad para la experiencia de entidades comórbidas, tanto
físicas, como psiquiátricas, en particular depresión mayor, trastorno obsesivo-
compulsivo, abuso de alcohol y drogas, trastorno de pánico y trastornos
somatomorfos. Estos últimos, están directamente vinculados con la hipocondría,
escala en la cual se encontró un alta tendencia en los militares evaluadas a puntuar en
los indicadores clínicos, lo cual puede estar muy relacionado con la hiperactivación
fisiológica y la interpretación exagerada de las respuestas de alarma comunes en el
desarrollo del TEPT.
Winfield, George y Swartz (1990), postulan que sólo TEPT y depresión
muestran un consistente aumento de su prevalencia cuando se asocian a un trauma.
Este hallazgo los lleva a proponer la llamada "depresión post-traumática" es tanto una
manifestación de depresión como cuadro clínico comórbido, cuanto una forma parcial
de TEPT. Más recientemente Alarcón (1999) ha sugerido la existencia de cinco
subtipos de TEPT (depresivo, psicótico, somatomorfo, cognitivo y "neurótico" o
ansioso) basado en el reconocimiento de los síntomas nucleares (a la manera del
DSM-IV) y el predominio concomitante de determinados grupos de síntomas; este
abordaje conceptual sigue enfoques cronológico-descriptivos y correlatos
neurobiológicos (neuroendocrinos y bioquímicos).
Por lo anterior y partiendo de los resultados más significativos arrojados por
los militares evaluados, en la escala depresión; y de acuerdo al manual de
interpretación del MMPI, esta escala permite inferir el estado de ánimo de los sujetos,
Personalidad y TEPT 79
describiendo estados emocionales momentáneos y transitorios, expresa baja moral,
sentimiento de desesperanza y tristeza. Esta escala varía de acuerdo con la forma en
que fluctúen esos estados de ánimo. La puntuación alta obtenida por los militares,
refleja personas con características depresivas, identificándose por preocupación
extrema y pesimismo, exhiben conducta indecisa y aislamiento, trastornos de
alimentación e insomnio; sentimientos de minusvalía y cogniciones fatalistas.
De acuerdo con lo anterior, se puede decir que el TEPT es un cuadro clínico que
presenta un alta comorbilidad, en algunos estudios ha alcanzado hasta un 80%
Solomon, (1989), en su investigación con veteranos de Vietnam, encontraron que el
66% presenta otro trastorno afectivo o bien de ansiedad, y el 39% tiene abuso o
dependencia de alcohol. De acuerdo con la extensa investigación sobre comorbilidad
en población general, dirigida por Kessler (1995) se encontró que el TEPT se
asociaba con el diagnostico de somatización, directamente relacionado con
hipocondría, en el 17% de las mujeres y en el 12% de los hombres.
En esta misma línea de investigación, el grupo de militares evaluados, obtuvo
indicadores clínicos en la escala hiponcondríasis. Se observa la expresión constante
de conflictos psicológicos y emocionales por medio de la somatización, manifestando
persistentemente y a menudo en forma extrema preocupaciones, relacionadas con la
salud física. Describe personas con preocupaciones somáticas numerosas de
naturaleza crónica; presentan fatiga, debilidad y manifestación de síntomas en todos
los sistemas corporales.
Es necesario tener en cuenta que muchos de los síntomas que refieren los
sujetos con TEPT y que los ubica dentro de esta escala de personalidad, pueden estar
Personalidad y TEPT 80
relacionados a la misma expresión del TEPT. De acuerdo con (Horowitz, 2000), la
frecuente presencia de síntomas de somatización, han sido interpretados a veces como
posibles síntomas conversivos y en otras ocasiones como manifestaciones
psicofisiológicas del propio TEPT.
En relación con la escala esquizofrenia y de acuerdo a las puntuaciones altas
obtenidas por los militares, reflejan indicadores de desorientación en tiempo y
espacio, manifestaciones breves psicóticas, desconocimiento total de los síntomas que
les afecta, hostilidad incontrolada y manifestaciones hipocondríacas. En este
apartado, es necesario tener en cuenta que parte de la sintomatología del TEPT está
relacionada con la re-experimentación del evento traumático, situación que puede
confundir al sujeto, interpretando estos sucesos como extraños o patológicos, y no
respuestas inherentes al trastorno que presentan.
La escala hipomanía fue encontrada significativamente baja en el criterio
clínico, esto es congruente al tener en cuenta que la escala depresión obtuvo la mayor
puntuación en este mismo criterio y, de acuerdo al manual de interpretación del
MMPI, la combinación de estas escalas, describen que rara vez se experimenta un
episodio maníaco completo y en su lugar presentan períodos de hipomanía (niveles
elevados de energía e impulsividad que no son tan extremos como los síntomas de la
manía). Dichos períodos hipomaníacos alternan con episodios de depresión mayor, lo
cual reafirma los resultados arrojados por la muestra estudiada.
De acuerdo al objetivo, de lograr establecer cuales de las escalas clínicas del
Minimult teniendo en cuenta los criterios clínico y no clínico, están presentes en el
grupo de militares con TEPT, según el estado civil, se logró encontrar que las
Personalidad y TEPT 81
puntuaciones más representativas están ubicadas en el grupo de solteros y separados,
esto permite ratificar los diversos estudios relacionados con factores protectores entre
los cuales está el tener una pareja estable, cuando esta variable no se presenta hay
mayor vulnerabilidad a desarrollar TEPT.
De acuerdo a lo anterior, es importante tener en cuenta esta población, vinculándola a
procesos de promoción y prevención del TEPT, así mismo se hace necesario
identificar factores protectores desde la institución y sus redes de apoyo.
Se observar que la variable atención clínica en su categoría interno, obtuvo la
mayor puntuación en los indicadores clínicos, esto puede estar relacionado con la
percepción que tienen los sujetos estudiados frente al apoyo familiar. El personal que
esta en trambul tiene la posibilidad de vivir en sus casas y asistir a los programas de
intervención en grupo de forma ambulatoria, mientras que el grupo interno está
institucionalizado y es asignado a una compañía dentro del batallón de sanidad,
muchos de estos hombres no tienen familiares en la ciudad y su único apoyo está
representado por sus propios compañeros.
De acuerdo a lo anterior, no se puede pretender un afrontamiento adecuado al
TEPT sin un sistema de apoyo social, es decir, sistema de relaciones cercanas en que
vive el sujeto y la percepción de este apoyo que se puede definir como el acceso
directo e indirecto y la utilización formal e informal de personas, grupos y
organizaciones para reducir lo máximo posible el sentimiento de indefensión de los
individuos (Cornes, 2002).
En cuanto al tiempo de servicio, se puede observar que los grupos con mayor
tendencia a presentar indicadores clínicos están representados por los sujetos que
Personalidad y TEPT 82
llevan menor tiempo en las filas del ejército, esto se puede sustentar bajo la
explicación de la habituación, ya que los miembros con mayor tiempo de servicio han
estado expuestos prolongadamente a más situaciones estresantes y traumáticas,
llegando a perder, de este modo, la capacidad de elicitar respuestas de ansiedad o
evitación. Sin embargo no se puede obviar que la percepción del evento traumático
tiene gran significado en el desarrollo del TEPT.
En este mismo sentido, se puede observar que los resultados obtenidos por los
militares de acuerdo al grado militar, está dirigido a los sujetos con menor rango
dentro de la carrera militar (soldados profesionales), relacionado directamente con el
tiempo de servicio, ya que estos hombres inician su carrera militar muy jóvenes y
con tiempo de entrenamiento menor a los suboficiales y oficiales quienes deben
cumplir con un proceso de entrenamiento de mayor tiempo. Es importante tener en
cuenta que estos hombres son incorporados siguiendo los procesos exigidos por las
Fuerzas Militares, sin embargo se logró observar durante la aplicación de la prueba
que la población institucionalizada en el batallón de sanidad está conformada por
soldados muy jóvenes, situación que de alguna manera permite lanzar hipótesis frente
a los procesos que se llevan a cabo a la hora de seleccionar personal apto para una
profesión altamente exigente.
Al interpretar los resultados obtenidos y la relevancia que ofrece la presente
investigación, es pertinente tener en cuenta las consideraciones expuestas por
Horowitz (2000), cuando plantea la necesidad de establecer si la sintomatología
presente en el TEPT, no representa el mismo trastorno y por consecuencia sus
expresiones no pueden ser atribuidas a otras variables. Partiendo de esta premisa, al
Personalidad y TEPT 83
intentar describir las características de personalidad del grupo estudiado se hace
relevante tener en cuenta que uno de los criterios de selección e incorporación en las
Fuerzas Militares es que los aspirantes no presenten alteraciones físicas o
psicológicas, para la cual se utilizan los diferentes mecanismos de evaluación entre
los que se cuenta el MMPI; de acuerdo a esto, se puede partir de la base que cada uno
de los sujetos evaluados ingresaron a la institución bajo los parámetros descritos
anteriormente.
Esta investigación es un inicio en el proceso que delimita la psicología de la
salud, en cuanto describe una población en alto riesgo de desarrollar un trastorno
psicológico, para lograr intervenir y prevenir se hace necesario dar continuidad a
estudios de carácter retrospectivos que permitan establecer las variables que se
asocian al desarrollo del trastorno por estrés postraumático.
Teniendo como base estos resultados, es imprescindible incorporar programas
de promoción y prevención en el manejo del trastorno por estrés postraumático, a la
población anteriormente descrita puesto que se observa comorbilidad con otros
trastornos; circunstancia que puede incrementar situaciones de inadaptación
personal, social y laboral del militar. Para lograr decrementar la incidencia del TEPT
es recomendable diseñar programas dirigidos hacia el entrenamiento de técnicas
como solución de problemas, asertividad, autocontrol, biofeedback, habilidades
sociales, entre otros.
Dentro de los procedimientos que han demostrado mayor eficacia, y que se
pueden aplicar a los militares que desarrollaron TEPT, se encuentran el enfoque
Personalidad y TEPT 84
psicoeducativo, implica propocionar al paciente y a su familia información básica
sobre el trastorno, síntomas característicos y diversas estrategias de afrontamiento.
Esta primera categoría de tratamientos incluye compartir información básica
con el sujeto, a través de libros, artículos y otros documentos de interés que permita
adquirir al paciente nociones esenciales de conceptos relacionados con el trastorno
como conocimientos de psicofisiología, introducción al concepto de respuesta de
estrés, etc. A nivel familiar incluye la enseñanza de estrategias de afrontamiento y
habilidades de solución de problemas para facilitar la relación con la persona afectada
por el trastorno.
Este enfoque psicoeducativo, a nivel familiar, parece reducir considerablemente
las sensaciones de estrés, confusión y ansiedad que suelen producirse dentro de la
estructura familiar y que pueden llegar a desestructurarla, ayudando de manera
significativa en la recuperación del paciente. Es importante destacar la necesidad de
un enfoque colaborativo, donde tanto paciente como terapeuta compartan
información relevante, en una y otra dirección, facilitando de esta manera la
intervención.
En esta misma línea, se encuentran los enfoques conductuales y cognoscitivos.
Incluyen técnicas como inoculación del estrés, exposición e inundación, manejo de
ansiedad, terapia cognoscitiva, desensibilización sistemática, imaginería, técnicas
operantes, etc. (Belloch, 2000).
Debido a la extensa literatura y los diversos enfoques que abordan la
personalidad, se presentaron algunas dificultades en la elección de la teoría indicada y
la prueba psicológica para cumplir el objetivo del presente estudio. Sin embargo, a
Personalidad y TEPT 85
través de las sugerencias realizadas por el comité de investigaciones de la facultad y
las diferentes revisiones realizadas por las autoras, se logró unificar el marco teórico
dando una base epistemológica al estudio.
De igual forma, se observó la escasa existencia de investigaciones realizadas en
Bogotá, con las variables de TEPT y personalidad; esta situación permite invitar a
nuevos investigadores para que desarrollen estudios dirigidos no solo a describir las
variables sino a implementar programas de promoción y prevención que permitan una
mejor calidad de vida de los afectados. Resultaría conveniente realizar un estudio de
tipo expo-facto en población militar, que permita obtener mayor control de variables.
Teniendo en cuenta que la población militar Colombiana está constantemente
expuesta a situaciones de alto riesgo como secuestros, atentados terroristas, masacres,
combates bélicos, muerte de compañeros, etc. Se hace relevante aportar desde la
psicología estrategias dirigidas a mejorar la calidad de vida de esta población.
Partiendo de esta premisa, el presente estudio permitió conocer y describir algunos
factores protectores y de riesgo presentes en los militares con TEPT. Al abrir espacios
de investigación se brinda la posibilidad de diseñar estrategias de promoción y
prevención que disminuyan la prevalencia e incidencia de este trastorno.
Esta investigación constituye una fuente de información que puede proporcionar
elementos que permitirán profundizar en el estudio del TEPT en población
Colombiana.
La afectación global del funcionamiento psíquico, materializada tanto en
cuadros ansiosos como depresivos, forma parte del campo a investigar, junto con los
Personalidad y TEPT 86
factores de riesgo y protección que favorecen la aparición y la persistencia de estas
alteraciones.
En conclusión, este es un proyecto que da inicio a nuevos procesos
investigativos, que permitan conocer qué sucede con los afectados por hechos cuya
naturaleza traumática está fuera de toda duda y cuyas consecuencias para los sujetos
implicados y para sus familias, aparecen, ya a simple vista, como devastadoras.
Personalidad y TEPT 87
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Personalidad y TEPT 99
RESUMEN ANALÍTICO DE INVESTIGACIÓN (RAE)
FECHA: Junio 2006
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN: Salud y Calidad de Vida
TITULO: Características de personalidad de un grupo de militares con Trastorno
por Estrés Postraumático.
AUTORAS: Patricia Ferreira Lugo, Nini Johana Garcia, Luisa Fernanda Yánez
Agudelo.
PALABRAS CLAVES: Estrés, Estrés Postraumático, Personalidad.
OBJETIVOS:
Objetivo General
Describir las características de personalidad presentes en un grupo de 28
militares con trastorno por estrés postraumático.
Objetivos Específicos
- Establecer cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo al estado civil.
- Determinar cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo a la atención
clínica (Trambul- Interno).
- Determinar cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo al tiempo de
servicio.
Personalidad y TEPT 100
- Identificar cuales de las escalas clínicas del Minimult están presentes en un
grupo de militares con trastorno por estrés postraumático de acuerdo al grado militar.
RESUMEN O DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO
La presente investigación contiene una revisión teórica del concepto de estrés,
estrés postraumático, su historia, clasificación, desencadenantes y algunas teorías que
explican su mantenimiento. Aborda la teoría de la personalidad describiendo
diferentes enfoques que la sustentan.
Se describen algunas características de personalidad en un grupo de militares
Colombianos que presentan trastorno por estrés postraumático (TEPT). Es un estudio
preliminar y limitado a la población de la cual proviene. La relevancia de sus
resultados se justifica a través del objetivo primordial de la psicología de la salud en
su línea de investigación salud y calidad de vida. De acuerdo con Simón (1999), para
iniciar un proceso de promoción y prevención, es necesario investigar y evaluar la
población en alto riesgo, y dada la frecuente exposición a la violencia que
experimentan los militares, se pueden considerar como grupo de riesgo para el
padecimiento del TEPT. Lo anterior se ratifica aun más, en las necesidades que
plantean las Fuerzas Militares para mejorar la calidad de vida de sus integrantes y
realizar procesos de incorporación satisfactorios que permitan disminuir la presencia
de alteraciones psicológicas en sus miembros.
Personalidad y TEPT 101
Tipo de investigación
De acuerdo a la modalidad y características del estudio, corresponde aun diseño
transversal dirigido hacia la investigación descriptiva por cuanto se trabaja dentro de
una realidad ya existente cuya finalidad es proporcionar la manera como se comporta
el fenómeno en estudio y se busca concretar esa realidad, analizarla y deducir
diagnósticos que en la forma más confiable y significativa responda con toda certeza
al problema (Hernández, Fernández y Baptista, 1998).
Participantes
El grupo de participantes fue conformado por 28 militares en servicio activo,
integrantes del grupo terapéutico del Batallón de Sanidad (BASAN), dirigido al
tratamiento de pacientes con trastorno por estrés postraumático.
Los participantes fueron seleccionados a través de un muestreo no probabilístico
de sujeto tipo, se presentó la investigación y se solicitó su consentimiento para la
participación en el estudio, de acuerdo a los parámetros establecidos en el código
ético de los psicólogos (Apéndice A).
Instrumento
Escala multidimencional abreviada del MMPI-SOFTWARE (1968), creada
por H.M. Kincannon en el Hospital Clinic Provincial de Barcelona. Explora 9 escalas
clínicas de personalidad, teniendo en cuenta la validez interna de las respuestas del
sujeto (Apéndice B).
Personalidad y TEPT 102
Procedimiento
El factor de estudio de esta investigación presentó las siguientes fases:
Fase 1: Selección de la muestra
Fase 2: Recolección de la información
Fase 3: Análisis de los datos
Fase 4: Discusión y recomendaciones
RESULTADOS
La prueba utilizada para medir las características de personalidad en este
estudio fue el (Minimult), se aplicó a 28 Militares, permitiendo identificar las
características de personalidad ubicadas en las escalas que delimita la prueba.
Teniendo como base los parámetros de validez y confiabilidad se excluyeron de la
investigación 4 sujetos y sus pruebas, que representan el 14, 28% de la totalidad de la
muestra; por no cumplir con estos criterios.
Para el análisis de resultados se trabajó con 24 pruebas que representan el
100% de la muestra, tomando como base las necesidades del estudio y los parámetros
de la prueba, se distribuyeron las puntuaciones en 2 categorías: (a) indicador clínico
con una puntuación mayor a 71 y (b) no indicador clínico con puntuación inferior a
70.
De acuerdo a los criterios correspondientes a las escalas L (alteración de
respuestas), F (elementos severos de alteración clínica) y K (tendencia a no reconocer
la problemática), las cuales miden el nivel de sinceridad frente a la prueba, se puede
decir que los resultados dados por los sujetos representados en el 100% de la muestra,
Personalidad y TEPT 103
cumplen con los criterios de validez y confiabilidad, ya que alcanzaron los puntajes
requeridos. Esto permite inferir que los sujetos parecen haber entendido las
instrucciones, haber sido cooperativos, cuidadosos, sinceros y honestos al responder a
los ítems. Consecuentemente es probable que los perfiles arrojados, representen
acertadamente las características actuales de personalidad.
En la escala depresión se ubican los puntajes más altos en los criterios Clínicos,
16 de los sujetos que corresponden al 66,7% de la totalidad de la muestra, están
situados en esta categoría; mientras que 8 de los sujetos que corresponden al 33,3%
de la totalidad de la muestra, están ubicados en la categoría no Clínico.
En esta misma línea, la escala hipocondríasis arrojó puntuaciones altas en la
categoría Clínico, donde 13 de los sujetos que corresponden al 54,2% de la totalidad
de la muestra, están ubicados en esta categoría; mientras que 11 de los sujetos que
corresponden al 45,8% de la totalidad de la muestra, están ubicados en la categoría no
clínico.
En la escala esquizofrenia, se encontraron puntajes altos en la categoría
Clínico, donde 10 de los sujetos que corresponden al 41,7% están ubicados en esta
categoría; mientras que 14 de los sujetos que corresponden al 58,3% de la totalidad
de la muestra, están ubicados en la categoría no clínico.
La escala con menor puntuación en los criterios clínicos, esta representada por
la escala hipomanía, en la cual 1 sujeto, que corresponde al 4,2% de la totalidad de la
muestra, está ubicado en esta categoría. Mientras que 23 de los sujetos que
corresponden al 99,8% de la totalidad de la muestra, están ubicados en la categoría no
clínico.
Personalidad y TEPT 104
En las escala desviaciones psicopáticas, paranoide, obsesión compulsión e
histeria, es menor el porcentaje de sujetos con indicadores clínicos, representados por
el 28,8%, 29,2%, 29, 2% y 37,5% respectivamente.
La escala depresión presenta mayor tendencia, ubicando los solteros con puntuación
alta en el indicador clínico, representados por el 60% que constituyen 9 sujetos,
seguido de los separados con el 100% representados por 3 sujetos.
Así mismo, se observa en las escalas hipocondríasis y esquizofrenia,
puntuaciones altas en el indicador clínico por parte de los solteros representados en el
46,7% que constituyen 7 sujetos, seguido de los separados con el 100% y 66,7%
respectivamente.
Las escalas con menor puntuación en los indicadores clínicos están
conformadas por hipomanía, desviaciones psicopáticas, paranoide, obsesión
compulsión e histeria.
Se puede determinar que la escala depresión en la categoría interno, presenta
mayor tendencia, obteniendo puntuaciones altas en el indicador clínico, representada
por el 100% que constituyen 14 sujetos. Así mismo, se observa en las escalas de
hipocondríasis, histeria, esquizofrenia y obsesión compulsión, puntuaciones altas en
el indicador clínico por parte de la categoría interno representados en el 78,6%,
64,3%, 64,3% y 50% respectivamente.
Las escalas con menor puntuación en los indicadores clínicos están
conformadas por la categoría Trambul.
La escala depresión presenta mayor tendencia en los sujetos que llevan de 1 a 3
años de tiempo de servicio, obteniendo puntuaciones altas en el indicador clínico,
Personalidad y TEPT 105
representada por el 81,3% que constituyen 13 sujetos. Así mismo, se observa en las
escalas de hipocondríasis, esquizofrenia e histeria, puntuaciones altas en el indicador
clínico por parte de los sujetos que llevan de 1 a 3 años de tiempo de servicio,
representados en el 56,3%, 56,3%, y 43,8% respectivamente.
Las escalas con menor puntuación en los indicadores clínicos están
conformadas por parte de los sujetos que llevan de 4 a 7 años de tiempo de servicio.
El grupo de SLP, presenta mayor tendencia en los indicadores clínicos,
obteniendo puntuaciones altas en las escalas de depresión con un 80% representado
en 12 sujetos, hipocondríasis 66,7%, histeria y esquizofrenia con un 53,5%
respectivamente. Así mismo, se observa que el grupo de CS, presentan puntuaciones
altas en los indicadores clínicos de la escala depresión, representada por el 60% que
corresponde a 3 sujetos integrantes de su categoría.
El grupo que obtuvo menor tendencia a presentar indicadores clínicos en las
escalas del Minimult, esta representado por los Cabos Primeros.
CONCLUSIONES
Se puede concluir que las características de personalidad con mayor tendencia
a presentar indicadores clínicos, en los militares con TEPT, están representadas por
las escalas de depresión, hipocondríasis y esquizofrenia.
Así mismo, se observó que los sujetos con mayor tendencia a presentar
indicadores clínicos en el Minimult, están solteros o separados, son de grados
Soldados Profesionales y Cabos Segundos, a su vez llevan menor tiempo de servicio
y están asignados a una compañía dentro del BASAN.
Personalidad y TEPT 106
Teniendo como base estos resultados, es imprescindible incorporar programas
de promoción y prevención en el manejo del trastorno por estrés postraumático, a la
población anteriormente descrita puesto que se observa comorbilidad con otros
trastornos; circunstancia que puede incrementar situaciones de inadaptación
personal, social y laboral del militar. Para lograr decrementar la incidencia del TEPT
es recomendable diseñar programas dirigidos hacia el entrenamiento de técnicas
como solución de problemas, asertividad, autocontrol, biofeedback, habilidades
sociales, entre otros.
Dentro de los procedimientos que han demostrado mayor eficacia, y que se
pueden aplicar a los militares que desarrollaron TEPT, se encuentran el enfoque
psicoeducativo, implica propocionar al paciente y a su familia información básica
sobre el trastorno, síntomas característicos y diversas estrategias de afrontamiento.
Esta primera categoría de tratamientos incluye compartir información básica
con el sujeto, a través de libros, artículos y otros documentos de interés que permita
adquirir al paciente nociones esenciales de conceptos relacionados con el trastorno
como conocimientos de psicofisiología, introducción al concepto de respuesta de
estrés, etc. A nivel familiar incluye la enseñanza de estrategias de afrontamiento y
habilidades de solución de problemas para facilitar la relación con la persona afectada
por el trastorno.
Este enfoque psicoeducativo, a nivel familiar, parece reducir considerablemente
las sensaciones de estrés, confusión y ansiedad que suelen producirse dentro de la
estructura familiar y que pueden llegar a desestructurarla, ayudando de manera
significativa en la recuperación del paciente. Es importante destacar la necesidad de
Personalidad y TEPT 107
un enfoque colaborativo, donde tanto paciente como terapeuta compartan
información relevante, en una y otra dirección, facilitando de esta manera la
intervención.
En esta misma línea, se encuentran los enfoques conductuales y cognoscitivos.
Incluyen técnicas como inoculación del estrés, exposición e inundación, manejo de
ansiedad, terapia cognoscitiva, desensibilización sistemática, imaginería, técnicas
operantes, etc. (Belloch, 2000).
Debido a la extensa literatura y los diversos enfoques que abordan la
personalidad, se presentaron algunas dificultades en la elección de la teoría indicada y
la prueba psicológica para cumplir el objetivo del presente estudio. Sin embargo, a
través de las sugerencias realizadas por el comité de investigaciones de la facultad y
las diferentes revisiones realizadas por las autoras, se logró unificar el marco teórico
dando una base epistemológica al estudio.
De igual forma, se observó la escasa existencia de investigaciones realizadas en
Bogotá, con las variables de TEPT y personalidad; esta situación permite invitar a
nuevos investigadores para que desarrollen estudios dirigidos no solo a describir las
variables sino a implementar programas de promoción y prevención que permitan una
mejor calidad de vida de los afectados. Resultaría conveniente realizar un estudio de
tipo expo-facto en población militar, que permita obtener mayor control de variables.
Teniendo en cuenta que la población militar Colombiana está constantemente
expuesta a situaciones de alto riesgo como secuestros, atentados terroristas, masacres,
combates bélicos, muerte de compañeros, etc. Se hace relevante aportar desde la
psicología estrategias dirigidas a mejorar la calidad de vida de esta población.
Personalidad y TEPT 108
Partiendo de esta premisa, el presente estudio permitió conocer y describir algunos
factores protectores y de riesgo presentes en los militares con TEPT. Al abrir espacios
de investigación se brinda la posibilidad de diseñar estrategias de promoción y
prevención que disminuyan la prevalencia e incidencia de este trastorno.
Esta investigación constituye una fuente de información que puede proporcionar
elementos que permitirán profundizar en el estudio del TEPT en población
Colombiana.
La afectación global del funcionamiento psíquico, materializada tanto en
cuadros ansiosos como depresivos, forma parte del campo a investigar, junto con los
factores de riesgo y protección que favorecen la aparición y la persistencia de estas
alteraciones.
En conclusión, este es un proyecto que da inicio a nuevos procesos
investigativos, que permitan conocer qué sucede con los afectados por hechos cuya
naturaleza traumática está fuera de toda duda y cuyas consecuencias para los sujetos
implicados y para sus familias, aparecen, ya a simple vista, como devastadoras.
NÚMERO DE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: 118
Personalidad y TEPT 109
Apendices
Personalidad y TEPT 110
Apéndice A
CONSENTIMIENTO INFORMADO
Yo identificado con cédula de
ciudadanía No. Acepto participar en el estudio
“Características de personalidad en un grupo de militares con TEPT”, realizado
por Patricia Ferreira identificada con CC. No. 52.417.858, Nini Johanna García
identificada con CC. No. 35.424.520 y Luisa Fernanda Yañez identificada con
CC. No. 52.800.343.
Soy conciente que los resultados que se derivan del mismo, podrán ser publicados
y utilizados para generar programas de prevención y tratamiento. Así mismo se
mantendrá bajo confidencialidad mi identidad. .
Personalidad y TEPT 111
Apéndice B
Ficha técnica Minimult
NOMBRE GENÉRICO Escala Multidimensional Abreviada del MMPI –
SOFTWARE (1968)
NOMBRE TÉCNICO SOFTWARE PARA LA APLICACIÓN –
CALIFICACIÓN E INTERPRETACIÓN DEL
MINIMULT (2000)
AUTOR (ES) De la escala. M. Kincannon.
PROCEDENCIA Hospital CLINIC Provincial de Barcelona. España
POBLACIÓN Adolescentes a partir de los 17 años y adultos
TIEMPO PARA LA APLICACIÓN Aproximadamente 20 minutos
MATERIAL Protocolo de aplicación, hoja de respuestas, perfil y
Plantillas de calificación mecanizada, libro de
interpretación de Rivera (1991). Interpretación del MMPI
en Psicología Clínica, Laboral y Educativa. México:
Manual Moderno Software de calificación e interpretación
de Vivas y Rico (2000).
MATERIAL DE EJECUCIÓN Ninguno
FINALIDAD Explora nueve escalas clínicas de ka personalidad:
(HS) HIPOCONDRÍASIS
(D) DEPRESIÓN
(HI) HISTERIA
(DP) DESVIACIÓN PSICOPATÍCA
(PA) PARANOIA
(PT) PSICASTENIA
(ES) ESQUIZOFRENIA
(MA) HIPOMANÍA
Y cuatro escalas de validez:
(?) Interrogación
(L) Alteración de respuestas
(F) Elementos severos de alteración Clínica
(K) Tendencia a no reconocer la problemática
ESTANDARIZACIÓN Es un test que se puede utilizar libre de cultura y con base
a la teoría Psicopatológica, en la actualidad no presenta
baremos estandarizados, sin embargo estadísticamente
presenta un perfil bajo conversiones T por cada sexo.
ADAPTACIÓN La sistematización de la prueba fue realizada por Dr. Juan
Pablo Vivas y el Ing. Manuel Alberto Rico.
FORMA DE ADMINISTRACIÓN Individual y preferiblemente heteroaplicada, sin embargo
se puede hacer autoaplicada.
COMENTARIOS La calificación e interpretación se encuentra sistematizada.
La prueba puede ser utilizada en el campo clínico,
organizacional o Educativo.
El minimult es una escala abreviada del MMPI, su
elaboración se realizo a partir del análisis estadístico del
MMPI, escogiendo los ítems con mayor carga factorial,
por dicha razón es que no existe la escala de Masculinidad
– Feminidad ni la escala de introversión – extroversión, ya
que los ítems que las componen no cumplieron el criterio
de carga factorial exigido por el autor.
Personalidad y TEPT 112
Apéndice C
Variables de inclusión y exclusión
CUÁL? CÓMO? POR QUÉ?
Diagnostico Se seleccionó De acuerdo con Foa
de TEPT sujetos Militares (1992), la población
de grado Cabo militar es altamente
Primero (CP), vulnerable por
Cabo Segundo encontrase
(CS) y Soldado continuamente expuesta
Profesional a situaciones de riesgo.
(SLP), La muestra seleccionada
diagnosticados se encontraba recibiendo
con TEPT a intervención clínica en
DEL SUJETO través de la el Batallón de Sanidad,
revisión de asignados a terapia de
historias clínicas. grupo en inoculación de
estrés, por presentar
diagnostico de TEPT,
dirigida por el área de
Psicología y Psiquiatría.
Estado Se seleccionó Desde una perspectiva
Civil sujetos con estado comparativa, se hace
civil solteros (1), relevante tener en
casados (2), unión cuenta cada una de las
libre (3) y variables del estado civil
separados (4). a fin de identificar la
población más
vulnerable en el
presente estudio.
Personalidad y TEPT 113
CUÁL? CÓMO? POR QUÉ?
DEL SUJETO Tiempo de Se seleccionó Desde una perspectiva
Servicio sujetos en servicio comparativa, se hace
activo con tiempo relevante tener en cuenta el
de antigüedad tiempo de servicio en
entre 1 a 3 años operaciones militares, pues
(1) y 4 a 7 años a mayor tiempo de servicio
(2). mayor posibilidad de
exposición a eventos
traumáticos y altamente
estresantes (combates,
secuestros, muerte, etc.)
Atención El grupo de Teniendo en cuenta los
Clínica pacientes militares tipos de atención clínica
se dividen en dos que reciben los pacientes
grupos: (1) militares en el Batallón de
Internos que son Sanidad (BASAN) y de
asignados a una acuerdo con Ingenieros
compañía dentro (1999), la percepción de
del batallón o (2) una apropiada red de apoyo
Trambul que se convierte en factor
reciben protector frente al
tratamiento desarrollo de trastornos
ambulatorio. psicológicos.
DE LOS Prueba de Se realizó la Esta prueba presenta
Personalidad búsqueda de trayectoria de confiabilidad
INSTRUMENTOS diferentes pruebas y validez en diferentes
que se ajustaran a investigaciones que
las necesidades del describen características de
estudio personalidad; así mismo es
seleccionando el utilizada por el Ejército
Minimult. Nacional en la evaluación
psicológica de sus
militares.
DEL AMBIENTE Lugar La aplicación de la El ambiente en el cual se
prueba se realizó estudian los sujetos es un
en uno de los factor importante puesto
consultorios del que tienen influencia sobre
BASAN, sin la validez interna y externa
interferencias del estudio e instrumento
externas y en (Zinser, 1991).
condiciones
apropiadas para
los sujetos.