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El Mundo Trabaja en Tu Contra

El documento explica que el mundo trabaja en contra de nuestra productividad personal al intentar influirnos y desviarnos de nuestros objetivos a través de distracciones constantes como anuncios, notificaciones en el teléfono y las agendas de otras personas. Argumenta que debemos controlar nuestro entorno eliminando distracciones y protegiendo nuestras horas más productivas para enfocarnos en lo que realmente queremos lograr.

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El Mundo Trabaja en Tu Contra

El documento explica que el mundo trabaja en contra de nuestra productividad personal al intentar influirnos y desviarnos de nuestros objetivos a través de distracciones constantes como anuncios, notificaciones en el teléfono y las agendas de otras personas. Argumenta que debemos controlar nuestro entorno eliminando distracciones y protegiendo nuestras horas más productivas para enfocarnos en lo que realmente queremos lograr.

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EL MUNDO TRABAJA EN TU CONTRA

Esta es una de las principales conclusiones a fin de ver las cosas como son de
verdad (y no como querríamos que fueran). La realidad es que, cada vez más,
estamos inmersos en un contexto donde todo el mundo tiene su propia agenda de
objetivos y nos intenta influir con ella.

Y eso tiene un poderoso efecto sobre nuestra productividad personal,


básicamente echándola por tierra.

Constantes anuncios quieren el dinero que hay en nuestros bolsillos, pitidos


y vibraciones de nuestro teléfono quieren que les entreguemos nuestra atención.
Los demás también se ven motivados a usarnos, de una manera u otra, para que les
ayudemos en lo que quieren.

¿Por qué significa esto que el mundo trabaja en nuestra contra? No es una cuestión
de ser un paranoico de la conspiración, en realidad es muy simple: todo eso nos
desvía de nuestros objetivos, sean estos los que sean. Todo nos empuja y estira
en mil direcciones distintas, apartándonos del camino que deseamos.

Al final, todo se resume en esto: en todo momento, o estamos haciendo lo que


queremos nosotros o estamos haciendo lo que otro quiere. Ya sea el creador de
esa app del móvil con la que jugamos, el cliente que no deja de mandarnos emails
exigentes o la empresa que está tras el anuncio de la televisión.

¿Piensa que es una manera radical de verlo? No es así, porque el tiempo que
tenemos para hacer las cosas que tengamos que hacer aquí es muy limitado. Es
más, en realidad, como veremos, no es una cuestión de tiempo, sino de energía, y
ésta es mucho más limitada aún en nosotros. Si no la empleamos en lo que
deseamos construir, la emplearemos en lo que quieren construir otros.

Dejarse fluir es un mito, creer que el mundo conspira a nuestro favor es un mito,
de hecho es al contrario. Si fluimos, simplemente acabamos siendo llevados hasta
los sitios que otros quieren. No hay una corriente benévola que nos lleva a una
playa tranquila, estamos siendo influenciados constantemente en mil direcciones
distintas. Y cada vez de manera más numerosa, invasiva y agresiva.
¿Por qué explicar todo esto? Porque tenemos que entender bien dónde estamos
metidos, ya que si no lo entendemos, tampoco entenderemos la importancia de lo
siguiente, que ya son las técnicas prácticas a aplicar para ser más productivos.

CONTROLA TU ENTORNO O TE
CONTROLARÁ A TI
Ésta es siempre la disyuntiva. Siempre que no estamos haciendo lo primero, está
ocurriendo lo segundo.

Cito a Ariely:

”una de las grandes lecciones de la ciencia social en los últimos 40 años es que el
entorno importa. Si vas a un bufé y lo organizan de una manera, comerás una
cosa, si lo disponen de otra distinta, comerás otras cosas. Creemos que somos
nosotros los que tomamos las decisiones, pero nuestro entorno nos influencia
enormemente. Por eso debemos pensar en cómo podemos cambiar nuestro
entorno”.

¿Cree que controla su entorno? Recuerde los casos de estudio de esta misma
sección sobre esas tiendas con respecto al aroma que usaban o el simple detalle de
las plantas. Sé que eran sorprendentes, pero eran reales.

Obviamente no podemos controlar todos los entornos, pero sí podemos ejercer


mucho más control del que creemos, principalmente a través de dos herramientas.

1.- Controlar las distracciones.
2.- Controlar nuestro calendario.

CONTROLANDO LAS DISTRACCIONES


La investigación en este campo ha enseñado lo que tienen en común los
programadores informáticos más productivos. No era la experiencia, ni el salario
ni las horas trabajadas en un proyecto. Era que sus empleadores creaban un
entorno libre de distracciones.
Los que trabajaban mejor lo hacían para compañías que daban a sus trabajadores:
más privacidad, espacio personal, control sobre el entorno físico y les libraban de
interrupciones.

Todos los estudios han demostrado que las interrupciones nos hacen más
tontos. De hecho alguno ha demostrado que era más productivo trabajar bajo los
efectos de la marihuana que con distracciones.

Use y modifique su entorno a su favor. Observe lo que hizo Google. En sus


oficinas tienen M&M’s para que la gente coja y coman los que quieran. Antes los
tenían en unas cestas y tú agarrabas un puñado y lo comías. Se les ocurrió ponerlos
en unos recipientes con tapa herméticos, diciendo que aquello era por una mejor
conservación, etc. La realidad era que el recipiente requería más esfuerzo por parte
de la gente para llegar hasta los M&M’s. Y sí, es un esfuerzo ridículo, pero el
resultado es que se comieron 3 millones menos de M&M’s.

Cada vez que piense que el entorno no influye o que no pasará nada porque
hagamos que el cliente se esfuerce un poco, recuerde esto.

CONTROLANDO EL CALENDARIO
Ya vimos el método de Cal Newport en el material anterior, si no está
experimentando con él, debería. Ya vimos también que daba buen resultado. Los
descubrimientos del profesor Ariely en este campo inciden en que unas pocas
cosas básicas son las que más marcaban la diferencia.

Según sus investigaciones, lo primero era escribirlo todo. Puedo oír como resopla
alguno, yo mismo lo hubiera hecho hace un tiempo, pero es que he visto, igual que
vio él, que todo el mundo dice que eso es lógico pero poca gente lo hace en
realidad. Comprobó eso y que una vez lo escribes, hay más posibilidades de que
lo hagas, pero sobre todo, descubrió otra cosa sencilla y muy poderosa.

NO IMPORTA LO QUE HACES, IMPORTA


CUÁNDO LO HACES
Tenemos las mismas 24 horas cada día, pero no todas las horas son iguales. A
través de una extensa toma de datos con una aplicación de su creación: tenemos
una ventana de oportunidad de 2 a 2,5 horas de productividad superior cada
día. Ese intervalo de tiempo se da unas dos horas después de haber despertado.

Esas son las horas en las que uno debería trabajar en las tareas que más esfuerzo
cognitivo requieren. Los grandes proyectos, el producto y el Marketing cuando se
trata de negocios.

Pero ¿qué reveló esa aplicación también durante la gran toma de datos? Que la
mayoría de gente la empleaba en Facebook y el email.

Si queremos ser productivos, tenemos que proteger esas primeras 2,5 horas
como si fueran de oro.

Roy Baumeister, experto en productividad estudió que cuanto más tiempo lleva
despierto uno, más problemas de autocontrol tiene. La mayoría de cosas se
tuercen por la tarde. Las dietas se rompen entonces, no en el desayuno o a media
mañana. De hecho, la mayoría de crímenes impulsivos se cometen después de
medianoche.

PROTEGER LAS HORAS CLAVE DE LOS


PRINCIPALES ENEMIGOS DE LA
PRODUCTIVIDAD
Esos enemigos hoy día son:

 Reuniones.
 Emails, o cualquier otra forma de aviso o mensaje.
 La multitarea.
 Lo que Ariely llama la ”procrastinación estructurada”

Todas esas actividades deben ser empujadas hasta después del mediodía o a la
tarde. Ahora mismo son las 10:30 de la mañana, escribo en un programa que no
me deja hacer otra cosa excepto teclear palabras y mi móvil está aproximadamente
a unos 10 metros en otra estancia.

¿Qué estoy haciendo? Controlar el entorno y modificarlo a mi favor en mis


horas más productivas. Como decía Oscar Wilde: ”yo puedo resistirlo todo,
excepto la tentación”. Así que en vez de pelear con ella, la alejo y guardo la fuerza
de voluntad que poseo para las cosas importantes.

LA “PROCASTINACIÓN” ESTRUCTURADA
“Procrastinación” es el anglicismo que cada vez estamos usando más en el día a
día para referirnos a ”dejar para luego lo importante”. Cuando Ariely habla de
estructurada habla del fenómeno cada vez más común de hacer pequeñas cosas que
nos dan la sensación de estar progresando, en vez del trabajo profundo e
importante.

¿Un ejemplo que pone? Hacer listas de tareas y tachar cosas de ellas. Como es
algo medible, parece que estamos consiguiendo cosas, pero todo lo importante
tarda en conseguirse. Las cosas complejas no nos dan ese sentido del logro a corto
plazo, pero serán las que nos den los beneficios reales.

NO, NO NECESITAS ESE DESCANSO PARA


EL EMAIL
A veces la tentación es fuerte y nos decimos: necesito un descanso. Si me tomo
diez minutos para contestar correos o esos whatsapps que se están acumulando,
me relajará y volveré con más fuerza.

No, nunca ocurre. Un estudio realizado en la Universidad de Londres descubrió


que los ”mensajitos” constantes reducían la capacidad mental de un modo
equivalente a 10 puntos de CI. Un efecto similar a no haber dormido una noche (y
de nuevo menos que el efecto de fumar cannabis, que es un tercio de eso).

La moraleja de todo esto no es ponerse a fumar, obviamente. La moraleja es


entender bien en qué campo de juego estamos jugando y aplicar estas sencillas
claves. Marcarán una enorme diferencia en su productividad.

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