LOS MORTEROS MÚLTIPLES EN EL NOROESTE ARGENTINO: UN
ENFOQUE INTERREGIONAL
Giovannetti, Marco Antonio
FCNyM-CONICET
[email protected]En: Problemáticas de la Arqueología Contemporáneas. Austral, A. y Tamagnini, M
(comp.) Tomo III. Pp: 773-782. Universidad Nacional de Rio Cuarto. 2009
Introducción
La arqueología, como cualquier otra disciplina científica, presenta ciertas áreas o
aspectos más desarrollados que otros en lo referente a su estado de estudio. Nadie
podría negar que en esta disciplina el análisis cerámico, el productos de talla lítica y
desde hace algunas décadas el material óseo, han sido elementos altamente requeridos
para el estudio de características y conductas de los pueblos del pasado. Muchos
podrían argumentar que ésto se explica debido a su alta preservación (sobre todo en el
caso cerámico y lítico) y relativa visibilidad en los sitios. Sin embargo en el caso de los
artefactos de molienda –morteros, conanas, metates u otras denominaciones
dependientes de cada región- estas premisas dejan de tener sustento ya que este tipo de
objetos, por lo menos aquellos fabricados sobre roca, son altamente visibles,
perdurables en el tiempo y muy comunes entre los restos de los grupos humanos que
necesitaban procesar diversos tipos de materiales como vegetales, carnes, pigmentos u
otros. Pero he aquí que el tratamiento que han recibido en los estudios arqueológicos
del NOA en particular ha quedado relegado, en la mayoría de los casos, a su sola
mención dentro de los sitios, la que en escasas oportunidades incluye algún dato
accesorio como sus dimensiones formales. En general sólo se los ha tenido en cuenta
para constatar la molienda de los alimentos en vinculación a actividades del quehacer
cotidiano. Afortunadamente en los últimos tiempos han surgido publicaciones
específicas con referencia especial a los morteros para el Noroeste Argentino que
pronostican un mayor interés por el estudio de este tipo de artefactos (Fernández Distel
1994, 2002, 2003 ; Babot y Apella 2001; Galle 2002; Babot 2004).
Luego de lo apuntado anteriormente, sería pertinente aquí establecer dos categorías
principales de los artefactos de molienda desde el punto de vista de la capacidad de
movilidad de los mismos. Por un lado es frecuente hallar, en una gran cantidad de
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contextos, aquellos artefactos móviles e individuales considerándolos desde el punto de
vista de cuantas personas pueden usarlos a la vez. Por otro lado están también aquellos
morteros caracterizados como múltiples ya que fueron construidos sobre grandes rocas
inmóviles, con varias horadaciones en su superficie donde podrían trabajar sobre ellos
más de una persona al mismo tiempo. Estos últimos han sido destacados como bienes
inmuebles del sitio o “site furniture” (Nelson y Lippmeier 1993; Fernández Distel
2002). Sobre este último tipo de estructuras profundizaremos en esta presentación.
Los morteros múltiples han sido objeto de acaloradas discusiones, sobre todo en la
primera mitad del siglo XX, en lo referente a su funcionalidad. Muchos investigadores
y exploradores de aquel entonces ya establecían la relación de estos artefactos con la
molienda de vegetales, sobre todo maíz ( Bruch 1911; Boman 1991[1908]). Por otro
lado Vignati vinculaba los hoyos artificiales con recipientes utilizados para colectar
agua de lluvia, algo similar a una represa según este autor (Vignati,1931). Pero éstas no
eran las únicas interpretaciones que deambulaban por los ámbitos académicos. Por
ejemplo De Gandia (1943) supone, a través del análisis de cronistas de la zona
caribeña, que estos enigmáticos hoyos cumplían la función de contener sedimento y
posibilitar en su interior el cultivo de tubérculos. Más allá de ésto nunca dejan de estar
presentes las interpretaciones en relación a rituales prehispánicos (Ledesma, 1961).
A decir verdad, la mayor parte de los planteos descriptos anteriormente no están aún
totalmente resueltos. Solamente podrían establecerse algunas tendencias más o menos
probables a partir de ciertos indicios observados en los sitios con morteros, como así
también en publicaciones recientes de análisis funcional (Babot y Apella, op.cit.).
Podríamos decir que resulta muy sugerente la recurrente asociación de hallazgos de
morteros arqueológicos con rocas cilíndricas o subcilíndricas que son interpretadas
como manos de molienda a partir de la observación etnoarqueológica. El trabajo de
Babot y Apella en el sitio El Infiernillo en Tucumán como así también la tesis doctoral
de la primera de las investigadoras (Babot 2004) apuntan en la misma dirección al
descubrir rastros de desgaste por fricción y golpes en las paredes de los morteros,
además de establecer su posible vinculación con la molienda de pigmentos.
Aún entendiendo que establecer la funcionalidad de estos artefactos es fundamental
para dilucidar algunas conductas del pasado, creemos que la utilidad de los estudios
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sobre estos tipos de morteros múltiples podría extenderse notablemente. Si lo
concebimos desde el punto de los estudios espaciales y de utilización del paisaje, el
establecimiento de estos objetos podría decirnos mucho sobre la recurrencia o
continuidad del uso de los sitios. Esto surge a partir de la idea de que estos tipos de
instrumentos implican una inversión de trabajo tan grande en su elaboración que sólo se
explica reconociendo la recurrencia de su uso (ver Nelson y Lippmeier, op.cit.).
Además la asociación con distintos tipos de espacios o estructuras arquitectónicas
(campos de cultivo, estructuras residenciales o de almacenamiento) nos mostrarían, al
menos en parte, los tipos de relaciones establecidos a partir de la organización del
trabajo, quehaceres cotidianos u otros tipos de conductas que bien podrían vincularse
con la molienda. También las simples comparaciones morfológicas de las horadaciones
dentro de un mismo conjunto pueden brindar datos sobre la diversidad de usos y
actividades.
Los morteros múltiples de El Shincal
El sitio arqueológico El Shincal está emplazado en el extremo meridional del Valle de
Hualfín a los 27º 41´ S y 67º 10’ W y 1240 msm. Ha sido calificado como una
imitación regional del centro cívico de El Cuzco (Raffino et. al 1981) o como una
capital regional de una wamani Inka (Raffino 1995-96) y recientemente como una
recreación mitológica del Cuzco según el concepto de “nuevo Cuzco” propuesto por
Farrington (1999:61). Según estos investigadores este sitio inkaico habría sido
establecido con la finalidad de centralizar regionalmente numerosas funciones de
carácter administrativo estatal (Raffino et.al. 1999) lo cual se evidencia en las
importantes estructuras arquitectónicas que rodean la aukaipata. Pero El Shincal no sólo
se caracteriza por presentar esta numerosa cantidad de estructuras edilicias de
importancia estatal. En las campañas de los años 2003 y 2004 se realizaron
prospecciones de amplios sectores de terreno en las áreas que rodean al sitio hasta
aproximadamente unos 4 Km. a la redonda y la sorpresa más grande fue el hallazgo de
numerosas rocas de considerable tamaño con una cantidad variable de morteros en su
superficie generalmente pulida artificialmente. Antes de continuar es necesario hacer
una aclaración con respecto a la terminología que usaremos para referirnos a estos
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morteros ya sea como entidades múltiples o individuales. Llamaremos “conjuntos” a las
rocas que contienen en su superficie los morteros múltiples y “unidades” a cada una de
estas horadaciones individuales. También describiremos una tercera entidad concebida
como “subconjunto” donde dos o más horadaciones se unen para establecer un nuevo
tipo que se distingue de las otras unidades. Retomando el caso de El Shincal el número
de concavidades en cada conjunto es variable, al punto de que estimar un promedio de
todos los registrados carecería de valor ya que deformaría su variabilidad intrínseca.
Para poner un ejemplo podemos apuntar que algunos conjuntos presentan más de
cincuenta concavidades mientras que otros contienen sólo cuatro ó cinco. Asimismo
todos ellos se caracterizan por cierta heterogeneidad en cuanto a las medidas de dichas
concavidades (diámetro de la boca y profundidad) y su morfología en cada conjunto de
morteros.
El mortero denominado por nosotros “Fonteñez” presenta cincuenta y siete
horadaciones distribuidas en una roca de 4,20 x 5,90 m (Ver figura 1). Dichas
horadaciones pueden dividirse por la forma que presentan vistas en planta en: 1)
circulares, aproximadamente un 65,5% en este conjunto; 2) ovaladas aproximadamente
un 12%; 3) la tercera categoría conformada a partir de la unión de dos formas circulares
( más o menos similar a la forma de un ocho) representando alrededor del 10,3%. Por
último es interesante remarcar la presencia de pequeñas cavidades de 2 cm o menos de
profundidad que apenas son notables pero que aparecen en un número significativo.
Con respecto a los primeros podemos decir que corresponden a las formas consideradas
como cupuliformes, con paredes perfectamente cilíndricas y un diámetro de la boca
bastante similar al de la base. Un dato interesante es que estos tipos son usualmente
utilizados por los pobladores locales para moler maíz. En este conjunto además fue
hallada una mano de moler in situ dentro de una de las cavidades. Las dimensiones de
las unidades (diámetro y profundidad) son variadas, alcanzando las más grandes 25 cm
de diámetro x 16 cm de profundidad y las mas pequeñas 16 cm de diámetro x 6 cm de
profundidad. En relación a las dimensiones de los de forma oval encontramos algunos
que miden entre 18 y 28,5 cm de diámetro mayor y entre 12,5 y 19,5 cm de diámetro
menor, no superando los 13 cm. de profundidad (en general bastante menos). Los
lugareños las asimilan con las “pecanas” que ellos conocen, siendo éstas una especie de
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fuente de piedra donde se muele con otra roca apoyada sobre su concavidad realizando
un movimiento de tipo pendular. Sin embargo, las pecanas observadas por nosotros
pertenecientes a los pobladores actuales difieren en tamaño a las formas ovales que
aparecen en los morteros múltiples, siendo estas últimas más pequeñas. La misma gente
opina que es posible que se hayan usado para moler sal, aunque no hallamos ningún
elemento aún que justifique tal suposición.
Con respecto al tercer tipo podemos decir que es el más enigmático tanto para nosotros
como para la gente del lugar ya que todos reconocieron la dificultad que acarrea moler
en el interior del mismo debido a que generalmente una de la concavidades es mayor y
más profunda que la otra, no siendo simétricas las dimensiones en los tres subconjuntos
registrados aquí: a) 22,5 cm de diámetro por 10,5 cm de profundidad uno, y el otro 16
cm de diámetro por 6,5 cm de profundidad; b)20 cm de diámetro por 13 de profundidad
en un caso y en el otro 24 cm de diámetro por 13 cm de profundidad (aquí coincide solo
la profundidad); c)16 cm de diámetro por 6 cm de profundidad y 21,5 cm de diámetro
por 8,5 cm de profundidad.
A 850 m de distancia del conjunto antes descripto hemos hallado otro mortero
múltiple que contiene treinta concavidades en su superficie y lo hemos denominado
“Mortero Escondido” (Ver figura 2). La roca mide 3,15 x 1,90 m. Hemos podido
constatar ciertas similitudes en la forma de los hoyos circulares tallados sobre ésta,
apareciendo también los de forma ovalada. En cuanto a las figuras combinadas,
notamos algunas diferencias con respecto al mortero “Fonteñez”. Si bien aparecen tres
subconjuntos similares en donde la forma final es producto de la unión de dos
concavidades circulares, se suma aquí un nuevo caso, en donde se combinan tres
formas circulares básicas. Nuevamente la desigualdad de diámetro y profundidad entre
ellos se hace presente. Entre las formas circulares los mayores alcanzan hasta 25 cm de
diámetro x 18 cm de profundidad, y los menores llegan hasta los 13 cm de diámetro x 5
cm de profundidad o más. Los de forma oval generalmente varían entre 13 y 16 cm de
diámetro mayor y 10 y 12 cm de diámetro menor. Aparecen también formas de menos
de 2 cm de profundidad y diámetros cercanos a los 10 cm.
Los dos conjuntos expuestos previamente en forma detallada son sólo representativos
de una fracción de los que hemos hallado en El Shincal. Por razones de extensión no se
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expondrán aquí los otros casos, aclarando que los resultados completos de estos
estudios serán objeto de publicaciones futuras.
Antecedentes de morteros múltiples en el NOA
Primeros hallazgos reportados. El registro de hallazgos de este tipo de estructuras,
aunque escaso, puede remontarse al origen mismo de las expediciones arqueológicas en
el NOA. En las primeras décadas del siglo XX Boman ya describe las “cúpulas
grabadas en las rocas” como muy comunes en la “región diaguita” (Boman
[1908]1991:120). Para los que él encontró en el Valle de Lerma proporciona datos
útiles como su certera ubicación en los alrededores de las casas, y que generalmente se
presentan con dimensiones diversas siendo las más grandes de 50 cm de profundidad y
de diámetro de la boca algo menor a esta medida.
En las expediciones arqueológicas de C. Bruch de 1907 son también relevados algunos
conjuntos de morteros tanto en las ruinas de Quilmes (Tucumán) como en las ruinas de
Famabalasto (Catamarca). En uno como en otro caso podemos rescatar información a
partir de lo que dejara escrito como también de las fotografías que tomara de los
morteros múltiples. En Quilmes el autor afirma que estos objetos comúnmente se hallan
cercanos a estructuras que interpreta como viviendas, siempre por fuera de las mismas.
Uno de los conjuntos que describe posee nueve hoyos, todos de boca circular con un
diámetro de aproximadamente 20 cm y 15 cm de profundidad. La segunda roca con
perforaciones que registra presenta formas más complejas a juzgar por lo que se aprecia
en la fotografía. Se encuentra alejada de las ruinas principales aproximadamente 5 km,
pero en un sector donde existen también otros tipos de construcciones. La superficie de
la roca con los morteros está compuesta por dos planos de altura diferente, con once
morteros en el plano superior y la misma cantidad en el inferior. Según afirma Bruch en
su mayoría miden 15 cm de diámetro por 10 cm de profundidad. Es interesante notar
que en cuanto a su morfología podemos observar que la mayoría son de tipo circular,
salvo en dos casos donde se constata la presencia de subconjuntos con figuras dobles
como las descriptas para El Shincal.
En la región de Famabalasto parecen ser muy comunes estos tipos de implementos.
Uno de los casos registrado muestra una roca pegmatítica con diecisiete unidades,
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quince de ellas circulares e independientes de las otras, y dos conformando un
subconjunto compuesto como los ya descriptos. El diámetro promedio de todas las
horadaciones es de 15 cm. En otro caso registra veintidós unidades sobre una roca
granítica localizada en la ladera abrupta de un cerro. Se observa en la fotografía que
todos son de boca circular sin figuras dobles. Cerca de éste describe un peñasco con
veintisiete unidades no brindando mas información que ésta.
Otros investigadores más recientes también han reportado el hallazgo de estructuras
similares en diversas zonas a lo largo del NOA. En la provincia de Jujuy Fernández
Distel ha dedicado desde hace algunos años considerables esfuerzos al registro y
estudio de los morteros múltiples. Describiremos algunos de los que ha hallado a fin de
lograr un panorama comparativo más amplio.
Jujuy. En la región de Santa Bárbara la autora realizó excavaciones en el sitio Abra de
los Morteros ( Fernández Distel 1994). El sitio próximo al mortero múltiple ha sido
interpretado como un asentamiento San Francisco fechado aproximadamente para el
1510 A.C. Este mortero múltiple también presenta numerosas “tacitas” –según
denominación de la misma autora- sobre la superficie plana de una roca caliza
calcipelítica. La particularidad de las unidades que describe es que las horadaciones
mas profundas llegan hasta los 60 cm pero configurando, en corte de perfil, una forma
cónica donde la base llega a ser hasta seis veces menor que la boca de 30 cm (ver figura
8) . Existen otras catorce unidades con diámetros variables de 2,5 a 6 cm y siempre con
profundidades por debajo de los 3 cm. Por otro lado también registra nueve
concavidades no muy bien definidas por lo que la autora duda si se tratan de morteros
utilizables o futuros morteros en su primera etapa de formatización. Conjuntamente a lo
anterior describe sobre otra roca una especie de superficie tallada plana de 69 cm de
diámetro y 6 cm de profundidad.
En la localidad de San Antonio, al sur de San Salvador de Jujuy, Fernández Distel
(2002) reporta el hallazgo de un mortero múltiple en el sitio “Morados”de llamativa
configuración ya que además de las profundizaciones hemisféricas, la roca presenta
grabados o surcos estrechos que se extienden por varios centímetros y que la autora
interpreta como pequeños canales. En el centro de la estructura se presenta una
concavidad mayor de 35 x 42 cm de diámetro y 40 cm de profundidad. Mas de setenta
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“tacitas o cúpulas” se distribuyen a lo largo de toda la roca, algunas pequeñas de no
más de 2 cm de diámetro. En la figura 3 podemos observar la heterogeneidad de las
formas talladas, en cuanto a morfología y dimensiones no registrándose nada parecido
en los casos que analizáramos previamente.
Pero éstos no son los únicos conjuntos registrados para las tierras bajas jujeñas ya que
recientemente la misma investigadora ha presentado otros sitios con morteros múltiples.
En el sitio arqueológico “Trigo Pampa”, a 54 km al norte de la capital, se encuentran
una serie de ruinas donde ha ubicado una roca de arenisca con doce horadaciones
principales –las funcionales, según la autora- y once más pequeñas que no superan los
10 cm de diámetro (Fernández Distel 2003). De entre las primeras se constatan formas
alargadas u ovales alcanzando la mayor 44 x 77 cm de diámetro menor y mayor
respectivamente y 19 cm de profundidad (ver figura 4 para otras medidas). También se
registran formas circulares con diámetros entre 19 y 22 cm. Existe otra que tiene 41 cm
de profundidad superando a su diámetro. En las inmediaciones del sitio se ha
recuperado cerámica de filiación San Francisco pero existe también un asentamiento
inkaico no muy lejos de este lugar.
Cerca de la localidad de Calilegua en la finca San Lorenzo se ha localizado otra roca
de arenisca con morteros múltiples (Fernández Distel 2003). Las “Trece Fuentes de
Calilegua” presentan todas una morfología circular o semicircular registrándose un
diámetro máximo de 50 cm y uno mínimo de 27 cm comportándose como “perfectas
cúpulas” (Ver figura 5). La profundidad máxima registrada es de 15 cm. También aquí
se observan algunos canales escasamente distinguibles a causa de la erosión. La autora
reconoce el hallazgo de restos inkaicos en las inmediaciones pero no cree que puedan
asociarse los morteros con este evento, sino más bien al período formativo como en
Trigo Pampa.
Santiago del Estero. Una región escasamente trabajada desde el punto de vista
arqueológico es Santiago del Estero. Sin embargo en la década del 60` Ledesma (1961)
realiza un importante viaje de exploración por la región de Maquijata (Sierra de
Guasayán) y nos brinda una buena descripción de varios morteros múltiples que podrán
permitirnos expandir, aunque de manera somera, nuestra región de análisis. De este
trabajo son dos los conjuntos que nos interesan y describiremos a continuación. La
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primera roca con morteros la ubica al pie del cerro Ischagón y contiene quince unidades
(ver figura 6), de las cuales cuatro son de fondo cónico como las halladas por
Fernández Distel en “Abra de los Morteros”. Los restantes son de fondo plano.
Describe las medidas de los cónicos, y aunque las profundidades varían un poco
dependiendo del sector del borde que se mida, registra las siguientes magnitudes:
Nro.1, 21 cm de diámetro x 26 cm de profundidad máxima; Nro.2, 22 cm de diámetro x
35 cm de profundidad; Nro.3, 24 cm de diámetro x 39 cm de profundidad; Nro.4, 23 cm
de diámetro x 28 cm de profundidad. Por otro lado muy cerca de allí describe una roca
granítica con una única horadación de forma perfectamente cónica.
En el sector Nro.3 o “Rumi pozo” se produce el hallazgo de una roca granítica con
once “cupulillas o vasos” desparramadas aparentemente al azar, pero sobre un costado
de la roca es perfectamente diferenciable otro conjunto de siete de estas cupulillas
pequeñas agrupadas una muy cerca de la otra (Ver figura 7). En cuanto a las medidas
sólo nos aporta que los mayores no exceden los 32 cm de diámetro por 40 cm de
profundidad. Aunque no expone más información que ésto y un esquema, el autor deja
en claro que algunas horadaciones “son simples marmitas, suavizadas o agrandadas por
el material de arrastre” (Ledesma op. cit.: 159). En la conclusión volveremos sobre este
tema volcando nuestra propia interpretación.
Catamarca. Mas allá de los hallazgos de morteros comunitarios descubiertos por Bruch
en esta provincia y que ya presentáramos previamente, veremos aquí el caso de Carrizal
de Azampay (Sempé 1999). Este ejemplo resulta muy interesante para nosotros no sólo
por la relativa proximidad geográfica con El Shincal, sino también porque -según los
estudios allí desarrollados- han podido establecer su filiación cultural, como
correspondiente al período de ocupación Belén, brindándonos de esta forma
herramientas mas sólidas para poder establecer una comparación. Como primera
medida hay que destacar el hecho de que los morteros generalmente se encuentran
ubicados entre los numerosos andenes de cultivo, fueron tallados sobre rocas graníticas
y en numerosas oportunidades están rodeados por muros de piedra conformando
posibles recintos. Según la información presentada por Sempé (1999) ningún mortero
presenta más de 10 cm de profundidad y aparecen en conjuntos de cuatro, cinco, seis y
nueve unidades siendo raros los conjuntos mayores.
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Un sitio que particularmente nos interesa por su innegable filiación inkaica dentro de
Catamarca es “La Maravilla” en el sector de La Hoyada (Valle del Cajón) relevado y
publicado por María de Hoyos (1996). Este sitio de funcionalidad aún incierta nos
presenta una estructura arquitectónica subrectangular con ángulos redondeados y
piedras sin cantear. En su interior se ha hallado una roca de 1,80 x 1,20 m con “tres
morteros de 0,20 m de diámetro y 0,12 m de profundidad, un cuarto de 0,05 m de
profundidad y un quinto apenas esbozado”(de Hoyos 1996:280). Es una lástima no
contar con la morfología de los mismos pero podremos comparar luego las notables
similitudes en cuanto a las dimensiones con los hallados en El Shincal.
Comparación interregional
Luego de haber desarrollado una larga lista de rasgos formales de morteros múltiples en
varios sitios intentaremos algunas aproximaciones que podrían resultar interesantes. Por
una parte si destacamos la cantidad relativa de unidades por conjunto o roca soporte,
solo en el caso de Morados superamos en cantidad a la mayoría de los conjuntos
hallados en El Shincal (recordemos que el mortero Fonteñez poseía cincuenta y cuatro,
pero en otros casos que no abordamos aquí la cantidad de unidades oscila entre
cuarenta y cincuenta). En el resto de los ejemplos presentados para el NOA nunca
superaron las veintisiete unidades, siendo comunes los casos donde se presentaban en
cantidades menores a diez (Azampay, La Maravilla). Quizás Famabalasto se acerca
someramente por la cantidad de conjuntos -aunque muchos no estén descriptos sino
sólo nombrados- y de unidades en ellos.
En cuanto a la variabilidad en las formas, como primera medida podríamos destacar la
notable diferenciación que observáramos entre Abra de los Morteros y Maquijata en
Santiago del Estero con respecto al resto ya que la forma de muchas unidades en vista
de perfil es cónica o subcónica. Fernández Distel (1994) atribuye esta característica al
desgaste de la roca luego de sucesivas moliendas a lo largo del tiempo. Pero debemos
apuntar que en todos los otros conjuntos nada parecido se observa. Aún así aquella
interpretación no puede ser descartada a priori hasta no establecer la relación de las
dimensiones de las manos utilizadas y los morteros respectivos. Por otra parte los
cupuliformes de boca circular son una presencia constante en todas las estructuras. De
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todos modos se observa variabilidad en cuanto a sus medidas: 50 cm de profundidad en
el Valle de Lerma; 40 cm en Morados, Jujuy. Rumi Pozo en Santiago del Estero
también presenta casos de concavidades profundas (41cm). Los diámetros de las bocas
se comportan proporcionalmente de la misma manera como se puede verificar en el
apartado donde presentáramos las medidas. Los casos de Catamarca y Tucumán
aportan sensibles diferencias observando además que solamente en El Shincal apenas
algunos superan profundidades de 20 cm rondando generalmente los 15 cm. En relación
a las profundidades bastante ya se ha escrito, primando la idea de que los morteros más
profundos son aquellos que mas han sido usados provocando mayor desgaste en la
concavidad. Esta es una idea interesante y además coherente con el hecho de la
variabilidad de las profundidades al interior de cada complejo múltiple tanto en los
casos de Jujuy como de Catamarca. Pero, sin embargo, la notable diferencia que
observáramos en la comparación interregional nos lleva a considerar otras alternativas.
En este sentido, si concibiéramos las profundidades sólo como producto del desgaste de
uso habría que verificar la dureza del tipo de roca soporte. Inclusive reconociendo que
en el caso de Jujuy la mayoría de estas rocas (areniscas, psamitas y caliza calcipelítica)
poseen una baja dureza relativa, los morteros de Rumi Pozo de Santiago del Estero
poseen las mismos caracteres métricos que estos últimos –grandes diámetros y
profundidad- pero están elaborados sobre roca granítica al igual que los casos de El
Shincal. Queda abierta la posibilidad de que las distintas profundidades respondan a
aspectos de diferenciación funcional o a la molienda de recursos disímiles. Esto estaría
también en relación con lo expuesto sobre la diversidad de formas dentro de cada
conjunto. Aunque hay casos donde sólo se registran formas de boca circular (uno de los
casos de Quilmes y Famabalasto), la mayoría combina estos últimos con formas ovales,
horadaciones apenas formatizadas de escasa profundidad y algunas formas dobles.
Considerando los tres primeros podemos traer a colación los ejemplos de Jujuy (Trece
Fuentes de Calilegua y Morados) y Catamarca (La Maravilla) e incluso con
manifestación de formas dobles (El Shincal y Quilmes). Por otro lado Ledesma destaca
que los de Maquijata, aunque son todos circulares algunos aparecen esbozados como
espacios suavizados en la roca. En el sitio inkaico La Maravilla es notable que del
conjunto de cinco unidades las medidas de éstas son muy similares a muchas de las que
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hallamos en El Shincal (ver las medidas en Tabla 1), inclusive apareciendo espacios
circulares apenas esbozados. Planteamos aquí que esta diferenciación de formas y
tamaños puede relacionarse a la utilización de diferentes recursos en la molienda o a
una distinción comportamental relativa a esta actividad como podrían ser las sucesivas
etapas en una cadena de procesamiento. Puntualizando en las concavidades apenas
esbozadas, existe la idea de que son el resultado de un primer paso en la manufactura de
los morteros mayores pero abortada por alguna razón. Hemos podido constatar en El
Shincal que éstos presentan un notable pulido interno en el acabado de su superficie,
hecho que podría deberse o bien a un uso intensivo de estas unidades, o bien a que esta
forma era el objetivo buscado en su manufactura. La recurrente presencia en la mayoría
de las estructuras aquí presentadas evidencian que no son formas aberrantes o raras. Ya
apuntamos que los pobladores actuales de El Shincal explicaban estos pequeños
artefactos para la molienda de sal, lo cual podría constituir una hipótesis a contrastar en
el futuro.
En cuanto a la presencia de unidades dobles poco es lo que podemos agregar, mas allá
de que se hallan presentes no sólo en El Shincal, sino como hemos visto, también en
Quilmes y la región de Famabalasto. No es posible aún asignar algún tipo de función
especial para estas unidades, considerando que indudablemente fueron manufacturados
intencionalmente con esta particular morfología y como apuntáramos previamente los
lugareños desconocen estas formas dentro de los morteros que actualmente utilizan.
Estudios de rasgos microscópicos que estamos llevando a cabo podrían ayudar en el
futuro a dilucidar esta problemática.
Comentarios finales
Luego de establecida una comparación entre los conjuntos presentados sería interesante
abordar algunas problemáticas referidas al análisis de los morteros comunitarios. Como
primera medida el primer cuestionamiento que podría hacerse a esta comparación
regional es la escasez de conjuntos presentados. Si bien esto es cierto hay que
considerar la gran ausencia de publicaciones sobre este tema y como ya habíamos dicho
anteriormente el análisis específico está apenas comenzando. Otra cuestión importante
para tener en cuenta es que todos los conjuntos descriptos son producto del hallazgo en
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superficie –ninguno se ha hallado en estratigrafía-, por lo que es lógico plantearse la
duda acerca de cómo establecer una filiación temporal y cultural. Los morteros no
pueden fecharse directamente y sólo sería posible esperar algún tipo de referencia
temporal a partir de materiales arqueológicos hallados en las proximidades, como
cerámica con determinados estilos o material susceptible de fechados absolutos.
Lamentablemente ninguna excavación se ha realizado en las proximidades inmediatas
de estas estructuras y sólo los casos de Abra de los Morteros en Jujuy, Azampay y La
Hoyada poseen suficiente investigación arqueológica en los sitios como para establecer
conexiones culturales y temporales. Sin embargo mas allá de estas limitaciones
inevitables la comparación de los conjuntos entre áreas lejanas y disímiles nos permite
apreciar la variabilidad de este tipo de artefactos tan comunes en los sitios
arqueológicos del noroeste y de otras regiones que aquí no hemos incluido. Una vez
que observamos ésto podríamos comenzar a preguntarnos a qué se debe esta
variabilidad; ¿se debe a alguna cuestión netamente funcional como la naturaleza de los
productos procesados? ¿o quizás los morteros participan al igual que otros ítems
culturales de variantes estilísticas como es el caso de la forma y decoración de vasijas o
las puntas de proyectil?. En muchos casos un camino adecuado ha sido considerar tanto
la dimensión funcional como la estilística para explicar la forma de determinados
artefactos. No contamos aún con los elementos necesarios como para inclinarnos por
alguna de estas posibilidades más que la variabilidad hallada entre los conjuntos de
cada región, pero consideramos que esta línea de análisis podría ser muy útil para
comenzar a dar forma a un conjunto de artefactos arqueológicos que ha quedado
relegado en la historia de la arqueología.
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morteros. UNLP Museo de La Plata
Agradecimientos
A Verónica Lema y Aylén Capparelli por la lectura crítica y las sugerencias y
correcciones, como así también al Dr. Raffino por sus útiles aportes y comentarios. A
Diego Gobbo y Mikel Zubimendi por su enorme colaboración para la confección de las
figuras.
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Medidas mas destacadas Tipo de roca
Tabla 1 Morfología de las unidades Cantidad
Diámetro Profundidad soporte
Circulares cupuliformes 38- 25 - 16 cm 16 - 6 cm
Mortero Ovales 10- Total 57 U 18x12,5 - 28,5x19,5 cm < 13 cm
Granito
Fonteñez Subconjuntos Dobles 3-
Shincal
Apenas esbozados 4- 14 cm < 3 cm
Circulares cupuliformes 20- 25 - 13 cm 18 - 5 cm
Mortero Ovales 3- 13x10 - 16x12 cm 5 - 3 cm
Catamarca
Granito
Escondido Subconjuntos Dobles y triples 2- Total 30 U
Apenas esbozados 2-
Circulares cupuliformes 4- Total 5 U 20 cm 12 - 5 cm
La Maravilla ?
Apenas esbozados 1- ? ?
Circulares cupuliformes 22- ? ?
A Granito
Apenas esbozados?
Famabalasto
B Circulares cupuliformes 15- Total 17 U 15 cm ?
Pegmatita
Subconjuntos Dobles 2-
Carrizal de Azampay ? 4, 5, 6, o 9 U ? < 10 cm Granitio
Abra de los Circulares cónicos 9- 36 – 6 cm 60 - 3 cm Caliza
Morteros Apenas esbozados 14- 6 – 2,5 cm < 3 cm calcipelítica
Trece Fuentes Circulares cupuliformes 13- 50 - 27 cm 15 cm Máx Arenisca
Circulares cupuliformes 8- 34 - 19 cm 41 cm Máx
Jujuy
Trigo Pampa Ovales 4- Total 23 U 77x 44 cm Máx 19 cm Máx Arenisca
Apenas esbozados 11- < 10 cm ?
Circulares cupuliformes
Morados Ovales >70 U 35x42 cm Máx 40 cm Máx Psamita
Apenas esbozados
A Circulares cupuliformes 9- 20 cm 15 cm ?
Tuc
Quilmes Circulares cupuliformes 18- Total 22 U 15 cm 10 cm
B ?
Subconjuntos Dobles 2-
Rumi Pozo Circulares cupuliformes 18- 32 cm Máx 40 cm Máx Granito
SdE
Circulares cupuliformes 11- Total 15 U ? ?
Ischagón Granito?
Circulares cónicos 4- 35 - 21 cm 39 - 26 cm
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Figuras
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Figura 8. Cortes de perfil de morteros de distintas localidades
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