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Anthony D. Palma - El Espíritu Santo

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ANTHONY D.

1
PALMA
PRÓLOGO POR GEORGE O. WOOD

Ap4c

- UNA PERSPECTIVA
I PENTECOSTA1
VERDAD Y PODER
Acompañe al preeminente erudito Anthony D. Palma mientras
comparte toda una vida de estudio del Espíritu Santo, desde una
perspectiva pentecostal clásica. Esta obra investiga
exhaustivamente las Escrituras y combina la teología con la
experiencia.
Tres aspectos principales de estudio proveen una comprensión
cabal de la persona y obra del Espíritu Santo: una presentación de
las creencias que comúnmente se sostienen respecto al Espíritu
Santo, una exploración a fondo de la muy debatida enseñanza
pentecostal del bautismo en el Espíritu Santo, y una consideración
de la naturaleza de los dones espirituales, y si los dones
extraordinarios cesaron después del primer siglo.

Anthony D. Palma ha tenido una larga y distinguida carrera como


educador, especialmente como profesor de griego y teología del
Nuevo Testamento. Ha servido en varias facultades de las
Asambleas de Dios, incluyendo en su seminario. Sus títulos
incluyen un M.Div del Seminario Teológico de Nueva York, y un
S.T.M y un Th.D. del Seminario Concordia en St. Louis. Ha
contribuido a The Full Life Bible Commentary, Bible Doctrines y The
Holy Spiritu in Christian Educations; sus monografías incluyen The
Spirit—God in Action.
CATEGORIA: TEOLOGIA / ESPIRITU SAL
Cubierta diseñada por Grupo Nivel Uno Inc.

ISBN- '0: C-8297-3869-X


ISBN- 13: 978-0-8297-3869-8

>NI>1 .RAZAN ED1TOIUA1__________ CA


___ DEDICADOS A JA EXCEUÍNCIA N
www.zonde
www.editorialvtda.com n
rvan.com
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ANTHONY
D. PALMA
PRÓLOGO POR GEORGE O WOOD

DKUICAIXJSA LA KXCKI.UNCIA
La misión de EDITORIAL VIDA es proporcionar los recursos necesarios a
fin de alcanzar a las personas para Jesucristo y ayudarlas a crecer en su fe.

© 2005 Editorial Vida


Miami, Florida

Publicado en inglés bajo el título:


The Holy Spírit
por Cospel Publishing House
© 2001 por Gospel Publishing House

Traducción: Miguel Mesías


Edición: Rojas & Rojas Editores, Inc.
Diseño interior: A&W Publishing Electronic Services, Inc.
Diseño de cubierta: Grupo Nivel Uno, Inc.

Reservados todos los derechos

ISBN: 0-8297-3869-X

Categoría: Teología / Espíritu Santo

Impreso en Estados Unidos de América


Printed in the United Sates of America

05 06 07 08 09 10 11 7654321
índice
Prólogo / 9
Prefacio / 11
Notas y abreviaturas / 13
Introducción / 15

PRIMERA PARTE: PNEUMATOLOGÍA GENERAL

Capítulo 1: El Espíritu y la Deidad / 19


La persona del Espíritu Santo / 19
Razones de la confusión / 19
Prueba bíblica de la persona del Espíritu / 21
La deidad del Espíritu Santo / 24
Evidencia bíblica de su deidad / 24
La oración y la alabanza al Espíritu Santo / 26
Los credos de la iglesia primitiva / 28
El credo apostólico / 28
El credo niceno / 28
El credo atanasiano / 30
La controversia filioqué / 30
Monarquianismo modalista / 31

Capítulo 2: El Espíritu en el período del Antiguo Testamento / 33


Creación / 34
Hombres pecadores / 35
El ámbito natural / 35
Fuerza sobrehumana / 36
Capacidad en relación con la casa de Dios / 36
Transporte físico / 36
Liderazgo / 37
Una gran variedad de terminología / 37
El aceite como símbolo del Espíritu Santo / 38
Moisés y los setenta ancianos (Números 11:16-29) / 38
Profecía / 39
Naturaleza de la profecía / 39
El período inicial de la profecía / 40
Los profetas posteriores / 41
4 índice
Otras manifestaciones / 42
La doble promesa del Espíritu / 42
El período intertestamentario / 42
Judaismo básico / 42
La comunidad de Qumran / 43

Capítulo 3: El Espíritu y el Mesías / 45


Las profecías de Isaías / 45
El Jesús terrenal / 46
Su concepción virginal / 46
Su bautismo / 47
Su tentación en el desierto / 48
Sus poderosas obras / 49
Su muerte / 50
Su resurrección / 51
El Señor resucitado / 51
Subordinación del Espíritu / 53

Capítulo 4: El Espíritu y la iglesia / 55


Templo del Espíritu Santo / 55
Evidencia del Nuevo Testamento / 55
Trasfondo del Antiguo Testamento / 56
El sacerdocio de los creyentes / 59
Un cuerpo animado por el Espíritu / 60
El Espíritu forma la iglesia / 60
Él añade a la iglesia / 61
El une el cuerpo / 61
Él designa miembros del cuerpo para funciones específicas / 62
La comunión del Espíritu / 64

Capítulo 5: El Espíritu y el creyente / 67


El Espíritu y el pecador / 67
La convicción del Espíritu / 67
Los medios de convicción / 68
Salvación / 69
Terminología / 69
Regeneración / 69
Resurrección espiritual y nueva creación / 71
Adopción / 71
La morada del Espíritu Santo / 71
índice 5
El testimonio del Espíritu / 72
Santificación / 73
El significado del término / 73
Conceptos errados de la santificación / 73
Legalismo / 73
Antinomianismo / 74
Perfeccionismo / 74
La santificación como experiencia progresiva / 74
El fruto del Espíritu / 76
El andar diario / 76
El Maestro del creyente / 76
El Guía del creyente / 77
El cointercesor del creyente / 78
Glorificación / 78

Capítulo 6: El Espíritu y la Palabra de Dios / 81


Revelación / 81
Inspiración / 82
2 Timoteo 3:16-17 / 82
La inspiración del Antiguo Testamento / 83
La inspiración del Nuevo Testamento / 83
El papel humano en la inspiración / 84
Iluminación / 85
Necesidad de un intérprete divino / 86
La obra del intérprete divino / 86
El Maestro divino y los maestros humanos / 86
Grados de iluminación / 87
La predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios / 87

SEGUNDA PARTE: El BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

Capítulo 7: Asuntos introductorios / 91


Consideraciones hermenéuticas / 91
La promesa del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento / 96
Terminología del bautismo del Espíritu / 98
Bautizado «por» y «en» el Espíritu Santo / 100

Capítulo 8: Posterioridad y separación / 107


Ejemplos narrativos en Hechos / 109
El día de Pentecostés (Hechos 2:1-4) / 110
Juan 20:21-23 / 111
El período de diez días de espera / 115
El Pentecostés samaritano (Hechos 8:14-20) / 115
6 índice
Un claro ejemplo de posterioridad / 115
La imposición de manos / 118
Saulo de Tarso (Hechos 9:17) / 120
Cornelio y su casa (Hechos 10:44-48) / 121
Los efesios (Hechos 19:1-7) / 122
¿De quién eran discípulos? / 122
¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo? / 125
En resumen / 129

Capítulo 9: Evidencia física inicial / 133


Pronunciamientos inspirados por el Espíritu anteriores
a Pentecostés / 134
Metodología / 135
Los discípulos en Pentecostés (Hechos 2:1-21) / 136
La promesa del Padre (Lucas 24:49; Hechos 1:4) / 136
El viento y el fuego / 137
El hablar en lenguas (glosolalia) / 140
Un milagro al oír / 142
Sonidos sin sentido y en éxtasis / 143
Expresiones arcaicas / 144
Idioma / 145
Cumplimiento de la profecía de Joel / 148
La casa de Cornelio en Cesarea (Hechos 10:44-48) / 149
Los samaritanos (Hechos 8:14-20) / 150
Saulo de Tarso (Hechos 9:17) / 152
Los discípulos efesios (Hechos 19:1-7) / 153
Resumen y conclusiones / 154

Capítulo 10: Propósito y resultados del bautismo del Espíritu / 161


Jesús y la vida en el poder del Espíritu / 161
Profecías del Antiguo Testamento / 161
El ministerio terrenal de Jesús / 162
Jesús: el modelo para los creyentes / 162
Los resultados del bautismo del Espíritu / 164
Poder para testificar / 164
Poder para realizar milagros / 165
Ministerio a la iglesia / 166
El hablar en lenguas / 166
Apertura a las manifestaciones espirituales / 169
Vida santa / 170
Recepción del bautismo del Espíritu / 170
La experiencia es para todos los creyentes / 171
El bautismo en el Espíritu es un don / 171
índice 7
El Espíritu ya mora / 172
La apertura y la expectación facilitan la recepción / 172
La oración y la alabanza conducen de forma natural a la
experiencia / 173
La imposición de manos no es necesaria / 173
Dios es soberano / 174
Significado inclusivo de «lleno con», o «lleno del» Espíritu / 174
«Lleno con el Espíritu» / 174
«Lleno del Espíritu» / 177
Para concluir / 178

TERCERA PARTE: DONES ESPIRITUALES

Capítulo 11: Consideraciones generales / 181


Terminología / 182
Carismas / 182
Pneumatika / 185
Dorea y doma / 186
La manifestación del Espíritu / 187
¿Dones del Espíritu Santo? / 187
Dones, ministerio, obras y efectos / 188
Los dones espirituales y el Cuerpo de Cristo / 189
El propósito primordial de los dones espirituales / 192
Distribución de los dones / 194
Cesacionismo y continuismo / 198

Capítulo 12: Dones individuales - Primera parte / 201


Clasificación de los dones / 201
¿Oficios o funciones? / 203
Carácter y función de cada don / 205
Dones de liderazgo / 206
Apóstoles / 207
Profetas / 209
Maestros / 212
Pastores / 214
Evangelistas / 214
Ayuda / 214
Administración / 215
El que dirige / 215

Capítulo 13: Dones individuales: - Segunda parte / 217


Dones de ayuda práctica / 217
Servicio / 217
8 índice
El que da / 218
El que muestra misericordia / 218
Dones de poder / 219
Fe / 219
Dones de sanar enfermos / 220
Poderes milagrosos / 221
Dones de revelación / 222
Palabra de sabiduría / 222
Palabra de conocimiento / 223
Dones para la adoración / 224
Hablar en lenguas / 224
Interpretación de lenguas / 227
Profecía / 230
Discernimiento de espíritus / 232
Excurso: La curación y la expiación / 232
Excurso: Las lenguas: ¿hacia Dios o hacia el hombre? / 236

Capítulo 14: Los dones espirituales y la adoración / 239


Comentarios generales / 239
Regulación de la glosolalia / 242
Regulación de la profecía / 245
Distinción o discernimiento de espíritus / 247
Las mujeres y el silencio en la iglesia / 250
El servicio diario / 251
Excurso: Los dones espirituales y el fruto del Espíritu / 254

Preguntas de estudio / 259


índice de pasajes bíblicos / 269
índice temático / 285
Prólogo
Hace varios años una creyente con años de experiencia me contó
el primer recuerdo que tenía de mí: yo tenía seis años. Ella se había
retirado a su banca después de un intenso tiempo de oración en el
altar. Con toda la sabiduría que puede reunir un niño pequeño criado
en la casa de un predicador pentecos- tal, le hice la siguiente
pregunta, muy adulta: «Pues bien, hermana, ¿está usted satisfecha
con la experiencia?»
Como pentecostales, nuestro énfasis en tener una experiencia
personal con el Espíritu Santo a veces nos ha ganado mucha crítica
de parte de otros miembros de la familia cristiana. A muchos les da
la impresión de que basamos la realidad en la subjetividad de nuestra
propia experiencia antes que en la objetividad de la palabra de Dios.
A veces nuestros críticos se han olvidado que incluso los
personajes de la Biblia tuvieron grandes experiencias con Dios antes
de poder articular una teología que situara sus experiencias dentro
del mayor contexto de la revelación divina. Moisés se encontró con
Dios en una zarza ardiente antes de que este le enseñara las lecciones
del Pentateuco. Isaías tuvo una experiencia con Dios en el templo
mucho antes de entender el panorama de la historia y de la profecía
que más tarde le revelaría Dios. Saulo de Tarso tuvo un encuentro
con Jesús en el camino a Damasco mucho antes de que pudiera pasar
un examen sobre la relación entre la ley y la gracia.
Digo todo esto porque usted tiene en sus manos una excelente,
sistemática y sesuda teología del Espíritu Santo, escrita por uno de
nuestros connotados eruditos, el Dr. Anthony D. Palma.
Hay dos cosas que debe tener en mente al estudiar esta obra.
Primero, si usted ya ha tenido una poderosa experiencia, o varias,
con el Espíritu Santo, esta obra pondrá un cimiento bíblico bajo sus
pies. Le proveerá de una comprensión exhaustiva de la persona y
obra del Espíritu Santo, según se revela en toda la Biblia, nuestra
fuente de verdad totalmente fidedigna. Un gran dirigente pentecostal
de otra generación, Thomas F. Zimmerman, comentaba que la
relación del Espíritu y las Escrituras es como el río y sus márgenes.
«El Espíritu Santo», decía, «es el río, pero el Espíritu fluye solo
dentro de las márgenes de las Escrituras». Este libro le ayudará a
usted a conocer esas orillas, capacitándolo mejor para que «ande en

9
10 Prólogo

el Espíritu».
Segundo, si todavía no ha conocido a la persona del Espíritu
mediante la conversión, el bautismo en el Espíritu, el ejercicio de los
dones espirituales y su fruto, este libro no puede sustituir tal
experiencia. El deseo del Dr. Palma es ayudarle a conocer al
Espíritu, pero una comprensión intelectual de lo que enseña la Biblia
sobre el Espíritu Santo nunca puede reemplazar su propia
experiencia personal con él. Ojalá este maravilloso libro de texto
sobre el Espíritu le despierte el apetito por su presencia y poder en
su propia vida.
Finalmente, una palabra en cuanto a los eruditos pentecos- tales.
Tenemos una gran deuda con personas como el Dr. Palma, que han
dedicado toda su vida a comprender y enseñar la Palabra de Dios.
Hace muchos años que conozco al Dr. Palma y a su esposa Betty.
Son personas de convicciones, con un gran amor por el Señor, de
disposición amable, un estilo de vida sencillo y sacrificado, un
profundo interés por sus estudiantes, y una pasión porque la iglesia
de hoy sea un reflejo de la iglesia del Nuevo Testamento, llena del
Espíritu Santo y de poder.

GEORGE O. WOOD
SECRETARIO GENERAL DEL
CONCILIO GENERAL DE LAS ASAMBLEAS DE
DIOS

Prefacio
Este estudio del Espíritu Santo es producto de varias cosas:
numerosos artículos que he escrito sobre los varios aspectos del
ministerio del Espíritu, una monografía titulada The Spi- rit—God in
Action, que las Asambleas de Dios usaron por todas partes en la
década de los setenta como cursos de capacitación para obreros de
Escuela Dominical, tres tesis que escribí para mis grados avanzados
en teología, notas de las clases que he enseñado a nivel universitario
y de postgrado, e investigación extensa llevada a cabo durante los
últimos años. Las tres tesis se titulan: «Glossolalia in the Light of the
New Testament and Subsequent History» (Bachillerato en Teología
Sagrada/Maes- tría en Divinidad); «Tongues and Prophecy—A
Comparative Study in Charismata» (Maestría en Teología Sagrada);
y «The Holy Spirit in the Corporate Life of the Pauline
Congregation» (Doctorado en Teología).

1
1
Notas y
abreviaturas
Siguiendo lo acostumbrado, la palabra «Señor» se usa en
mayúsculas y versalitas en los lugares donde el hebreo del Antiguo
Testamento es el nombre personal y divino de Dios, Yahvé (que
probablemente se pronunciaba así).1
En las citas bíblicas se ponen en cursivas las palabras que el
autor quiere recalcar.
Para facilitar la lectura, los términos hebreos, arameos y griegos
se transliteran con letras del alfabeto español.
Se usan las siguientes abreviaturas:
NVI: Nueva Versión Internacional
RVR60: Reina Valera Revisada, revisión de 1960
RVR95: Reina Valera, revisión de 1995
VP: Versión Popular
LBLA: La Biblia de las Américas
BAGD: Bauer, Arndt, Gingrich, and Danker, A Greek-
English Lexicon of the New Testament and Other Early
Christian Literature
BDF: Blass, Debrunner, and Funk, A Greek Grammar of the
New Testament and Other Early Christian Literature
KJV: Versión King James, en inglés.
TDNT: Kittel, Theological Dictionary of the New Testament

STANLEY M. HORTON
EDITOR GENERAL

'El hebreo escribía solo las consonantes YHVH. Tradiciones posteriores siguieron el
deletreo latino JHVH, y añadieron las vocales de «Señor» para recordarles que leyeran
Señor en lugar del nombre divino. Nunca existió el propósito de que este nombre se
leyera «Jehová».

1
3
Introducción
Este libro es un estudio del Espíritu Santo desde una perspectiva
pentecostal. No habla por todos los pentecostales, pero creo que, en
su tesis principal, representa el pensamiento de los pentecostales
clásicos y de muchos carismáticos.
Porque, «¿qué dice la Escritura?» (Ro 4:3; Gá 4:30) ha sido mi
lema desde mi adolescencia, cuando siendo católico romano empecé
a estudiar las Escrituras, y como resultado de tal acción, decidí dejar
la Iglesia Católica Romana. La consigna de La Reforma de Sola
Scriptura (solo la Escritura) ha guiado virtualmente todo lo que he
escrito en este libro. He decidido limitar el alcance del libro
principalmente a una investigación de las Escrituras. Asuntos
relativos a la historia presente de la iglesia y a algunos fenómenos
contemporáneos fuera de la Biblia, por muy importantes que sean,
nos desviarían del propósito primordial del libro.
Debido a la perspectiva del libro, el lector comprenderá por qué
he dedicado cantidades desproporcionadas de espacio a asuntos que
tienen que ver con la teología pentecostal. Pero esto no se debe a
que esos asuntos sean más importantes que otros, excepto para lo
que se propone este libro.
La primera parte es un tratamiento general de los asuntos sobre el
Espíritu Santo, respecto a los cuales hay poco desacuerdo entre los
creyentes teológicamente conservadores. A propósito de eso, el
estilo y la documentación son menos interactivos que lo que uno
halla en el resto del libro.
La segunda parte trata de la muy debatida enseñanza pen-
tecostal del bautismo en el Espíritu Santo. He tratado de com-
plementar la apologética pentecostal tradicional con nociones que
adquirí en mi estudio personal y en intercambio con otros
compañeros. De buen grado admito que para mí es virtualmente
imposible la objetividad completa. Pero espero que los lectores
concedan lo mismo respecto a sí mismos y mantengan una

1
5
16 Introducción

apertura de mente y de espíritu.


La tercera parte trata de los dones espirituales. Incluso en-
tre los eruditos conservadores existen discrepancias en cuanto
a la naturaleza de algunos de ellos, y si los llamados dones ex-
traordinarios cesaron después del siglo I. Los lectores deben
sacar sus propias conclusiones.
La teología distintiva de los pentecostales no debe ser una
barrera para la comunión entre ellos y otros creyentes. Mi pre-
paración académica tuvo lugar en un seminario interdenomi-
nacional, en el que la afiliación de sus catedráticos iba. desde
metodistas libres hasta luteranos. Mis estudios avanzados de
teología los realicé en un seminario luterano. Además, serví
como capellán de la Reserva Naval por muchos años. Como
resultado de eso, mi compañerismo con creyentes de todas las
tradiciones principales me ha enriquecido personalmente.
Primera parte

Pneumatología
general
--------------— 0^0------------------------
Capítulo 1

El Espíritu
y la Deidad
¿Quién, o qué, es el Espíritu Santo? Esta pregunta no surgió en la
iglesia apostólica, sino que en pocos siglos fue necesario que el
cristianismo le prestara atención al asunto. Algunos dirigentes del
cristianismo estaban enseñando que el Espíritu Santo fue creado por el
Hijo de Dios, y que como ser creado no se le podía considerar miembro
de la Deidad. Esto era en realidad una negación de la doctrina de la
Trinidad, o sea, que Dios existe eternamente en tres Personas, a las que
el cristianismo en su mayor parte designa comúnmente como Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Este capítulo trata de dos temas principales: la persona del Espíritu
Santo, y la deidad del Espíritu Santo. Incluirá también un breve sondeo
de la historia de la iglesia primitiva en lo que tiene que ver con estos
asuntos.

La persona del Espíritu Santo


Las Escrituras enseñan claramente que el Espíritu Santo es un ser
personal. Sin embargo, algunos creyentes malinterpre- tan esto, y se
refieren al Espíritu Santo como si fuera una cosa en vez de una persona.

RAZONES DE LA CONFUSIÓN

Las siguientes razones son las principales de este malentendido:


(1) En las Escrituras el Espíritu es el miembro de la Deidad que
menos se menciona. Hay considerablemente más referencias al Padre y
al Hijo que al Espíritu Santo. Como consecuencia, se sabe menos de él
que de los otros.
(2) La palabra «espíritu» sugiere la ausencia de persona. Resulta

1
9
20 Pneumatología general

fácil asignar la idea de persona a las palabras «Padre» e «Hijo»; pero en


inglés el género de la palabra «espíritu» es neutro, lo que significa que,
hablando estrictamente, el pronombre apropiado para usarse es el
neutro. Veremos, sin embargo, que a pesar de este accidente del inglés,
hay abundante evidencia en la Biblia de que el Espíritu Santo es
realmente una persona.
(3) Los idiomas bíblicos son también en parte responsables de este
problema. Nuestra palabra «espíritu» es una traducción sencilla y
válida de la palabra hebrea ruaj y del griego pneuma, que son palabras
comunes en esos idiomas.
Originalmente las palabras ruaj y pneuma se usaban para fuerzas
inanimadas e impersonales tales como el viento y el aliento. Más tarde
se las aplicó a lo que los angloparlantes entienden por la palabra
«espíritu». En la gramática hebrea la palabra ruaj está
predominantemente en género femenino. 1 El griego, por otro lado, le
asigna a pneuma el género neutro.
El propósito de estos comentarios es mostrar que en los idiomas
bíblicos y en inglés se puede malentender la persona del Espíritu Santo
debido a limitaciones lingüísticas.
(4) Las traducciones de la Biblia a veces son inadecuadas. Esto se
puede deber al deseo de los traductores de ofrecer lo que consideran ser
una traducción «estricta» o porque no tienen idea de la enseñaza bíblica
global sobre el Espíritu Santo. Los que pueden leer inglés habrán
notado que Romanos 8:26 en la versión King James dice: «The Spirit
itself». «Itself» es un término que puede aplicarse a un objeto. Aunque
su uso puede ser técnicamente correcto debido al género neutro tanto
del sustantivo como del pronombre intensivo (autó), es mejor seguir la
lectura teológicamente correcta, que dice: «el Espíritu mismo» (como
en la NVI; vea también RVR60 y LBLA).
(5) En las Escrituras se asocia a menudo el Espíritu con la idea de
poder. Como consecuencia, hay quien considera que el Espíritu Santo
es solo una fuerza impersonal. Pero cuando Jesús prometió a los
discípulos que recibirían poder cuando el 1 Espíritu Santo viniera sobre
ellos (Hch 1:8; véase también Lc 24:49), quería decir que el Espíritu
mismo vendría en plenitud y que el Espíritu, que es todopoderoso, les
proveería de los medios necesarios para el ministerio eficaz.
(6) Las figuras retóricas que a menudo se usan en las Escrituras
para referirse al Espíritu Santo pueden implicar la idea de objetos
1Es masculino en un número limitado de pasajes. El hebreo no tiene género
neutro.
El Espíritu y la Deidad 21

inanimados o impersonales. Unas pocas sugerencias bastarán para


ilustrar esto. Se lo compara con

• agua: Jn 7:38-39
• aceite: Hch 10:38 (En toda la Biblia la unción se hacía con
aceite.)
• viento: Jn 3:8; Hch 2:2
• fuego: Hch 2:3; Ap 4:5
• paloma: Lc 3:22

En apartados apropiados de los capítulos siguientes dirigiremos


nuestra atención a la mayoría de estos símbolos. Aquí se hace necesario
señalar que el propósito de las figuras retóricas es ayudar a entender
algo acerca de una persona. La figura deriva una analogía, y emplea un
objeto común que fácilmente expresa alguna característica o atributo de
la persona, y no hay que forzarla al detalle literal.

PRUEBA BÍBLICA DE LA PERSONA DEL ESPÍRITU

Muchas líneas de evidencia en la Biblia indican que el Espíritu


Santo es una persona, y no un objeto inanimado o fuerza impersonal.
Nuestro principal interés aquí es fijar esto mediante un sondeo del
material bíblico. En capítulos posteriores se llevará a cabo un
tratamiento más detenido de muchos de estos asuntos.
(1) El posee atributos personales que se asocian con la mente, la
voluntad y las emociones.
Pablo habla de «la mente del Espíritu» (Ro 8:27), y dice además
que solo el Espíritu de Dios conoce las cosas profundas de Dios (1 Co
2:10-11). La actividad intelectual del Espíritu se ve además en los
dones del Espíritu, tales como palabra de ciencia, palabra de sabiduría,
discernimiento de espíritus y profecía (1 Co 12:8-10). También existe
la cuestión de la voluntad. Los actos soberanos del Espíritu Santo son
un aspecto de esto. El Espíritu Santo reparte dones «a cada uno según
él lo determina» (1 Co 12:11). Asimismo dirige al pueblo de Dios para
apartar a algunos para algún ministerio especial (Hch 13:2), y en la
selección del campo de trabajo (Hch 16:6-7). Finalmente, el Espíritu
Santo tiene emociones. Se le puede entristecer o contristar (Is 63:10; Ef
4:30); también manifiesta amor (Ro 15:30).
(2) Realiza acciones personales. Lo siguiente es una muestra:
22 Pneumatología general

• Crea: Gn 1:2; Job 33:4; Sal 33:6


• Crea de nuevo, o regenera: Jn 3:5; Tit 3:5
• Contiende con los hombres: Gn 6:3
• Convence a los no regenerados: Jn 16:8
• Intercede: Ro 8:26
• Hace milagros: Hch 8:39; He 2:4
• Levanta a los muertos: Ro 1:3-4; 8:11
• Habla: Jn 16:13; Hch 8:29; 10:19; Ap 2:7
• Enseña: Lc 12:12; Jn 14:26; 1 Jn 2:27
• Testifica: Jn 15:26; 1 P 1:11

(3) Puede ofendérsele personalmente. Esteban acusó a sus


perseguidores de resistir siempre al Espíritu Santo (Hch 7:51). Pedro
acusó a Ananías de mentirle al Espíritu Santo (Hch 5:3) y luego dijo
que Ananías y Safira habían tratado de tentar al Espíritu del Señor (v.
9). Pablo amonesta a los creyentes a no entristecer al Espíritu Santo (Ef
4:30), recordando probablemente cuánto le había ofendido Israel en el
desierto (Is 63:10). Todavía más, a los creyentes se les advierte en
cuanto a la posibilidad de insultar o enfurecer al «Espíritu de gracia» al
negar su salvación comprada con sangre (He 10:29).
En uno de los pasajes más solemnes de toda la Biblia Jesús advirtió
en contra de blasfemar, o pecar, contra el Espíritu Santo (Mt 12:32; Mr
3:22-30; Lc 12:10). Los estudiosos discrepan en cuanto a la naturaleza
precisa de este pecado, pero por lo menos hay dos puntos muy claros
cuando uno examina el contexto de cada pasaje: (a) Consiste en a
sabiendas y persistentemente atribuir a Satanás lo que obviamente es
obra del Espíritu Santo, (b) Es el rechazo de Jesucristo como escogido
de Dios y ungido para la liberación de la humanidad. (Los creyentes no
tienen que preocuparse o afanarse pensando que han cometido este
pecado. El mismo hecho de preocuparse de esto es una clara indicación
de que el Espíritu Santo no los ha abandonado.)
(4) Jesús le llamo Paráclito. Esta palabra es una transliteración del
griego parákletos, y se traduce como «Consolador», «Ayudador»,
«Intercesor», «Abogado». Su raíz significa «uno llamado al lado de».
Los pasajes donde se halla este título (Jn 14:16,26; 15:26; 16:7) indican
claramente que Jesús está hablando del Espíritu Santo como de una
persona.
Otra indicación de que el Espíritu Santo es una Persona se ve en las
palabras de Jesús que lo identifican como «otro Paráclito» (Jn 14:16,
traducción mía). Jesús mismo fue el primer Paráclito. El apóstol Juan
El Espíritu y la Deidad 23

dice que «tenemos ante el Padre a un intercesor [parakletos], a


Jesucristo, el Justo» (1 Jn 2:1). La clave está en la palabra griega que se
traduce por «otro», altos, que por lo general quiere decir «otro de la
misma clase». Así como el Señor Jesucristo vino para ayudar a sus
discípulos y los animó, así lo haría el Espíritu Santo, ayudándoles,
animándoles, e intercediendo por ellos (y por los que creerían su
mensaje) después de que se fuera Jesús. Jesús prometió que no dejaría a
sus discípulos huérfanos, indefensos y desconsolados (Jn 14:18).
(5) Se usan pronombres masculinos para el Espíritu Santo. Parece
que en unos pocos pasajes Jesús deliberadamente recalcó que el
Espíritu Santo es persona al usar la forma masculina del pronombre
demostrativo2 al referirse a él. En Juan 14:26 podría haber omitido la
palabra sin alterar la gramática. La LBLA dice: «Pero el Consolador, el
Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él [ekeínos] os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho». En
Juan 16:13-14 Jesús usó dos veces la forma masculina del pronombre,
aunque en el griego no era necesario usar ningún pronombre. 3 Dijo:
«Pero cuando venga el [ekei- nos] Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad ... Él [ekeinos] me glorificará».

La deidad del Espíritu Santo


El Espíritu Santo es miembro de la Trinidad, lo que quiere decir que
es plenamente divino, tanto como el Padre y el Hijo. A menudo se dice
que es la Tercera Persona de la Deidad.

EVIDENCIA BÍBLICA DE SU DEIDAD

Hay muchas evidencias que señalan la deidad absoluta del Espíritu


Santo. Las siguientes son las más importantes:
(1) Se le menciona junto con el Padre y el Hijo. Los siguientes
ejemplos demuestran que los tres son iguales entre sí; pues lo contrario
sería mezclar manzanas y naranjas: Jesús les ordenó a sus discípulos
que bautizaran «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»
(Mt 28:19). Pablo, en tres frases paralelas, habla de «que la gracia del

2Ekeinos antes que el neutro ekeino. Ekeinos traducido literalmente quiere decir «ese uno»,
pero a menudo aparece en lugar del pronombre personal masculino autós, «él». Los eruditos de la
Biblia saben, por supuesto, que Jesús hablaría arameo con sus discípulos. Sin embargo, el único
registro que tenemos en la versión griega inspirada, que, damos por sentado, trasmite
correctamente los pensamientos de Jesús.
24 Pneumatología general

Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo


sean con todos ustedes» (2 Co 13:14). En Efesios 4:4-6 se refiere a un
Señor (Jesucristo), un Espíritu y un Dios y Padre. En 1 Corintios 12:4-6
habla en forma paralela del Espíritu, el Señor (Jesucristo) y Dios (el
Padre).
(2) Se le distingue claramente del Padre y del Hijo. En un pasaje
profético Isaías cita al Mesías diciendo: «Y ahora el SEÑOR
omnipotente me ha enviado con su Espíritu» (Is 48:16). 4 Esta distinción
de identidades también es evidente en el bautismo de Jesús. El Hijo de
Dios estaba parado en el río Jordán, el Espíritu Santo vino sobre él en
forma de paloma, y el Padre habló desde el cielo (Lc 3:21-22).
En toda la Biblia se le llama a menudo Espíritu de Dios, o Espíritu
del Señor. Debido a esto algunos han llegado a la conclusión de que no
tiene existencia independiente, y que se le
3
Los expertos en griego creen que los sujetos pronominales no son necesarios, puesto que la
terminación del verbo indica el sujeto, tal como rige en español. Cuando se usa un pronombre
suele hacerse para enfatizar algo.
4
debe
Las traducciones varían. Vea la explicación del cap. 3, «El Espíritu y el Mesías».
considerar meramente como una manifestación de Dios. Pero estos
títulos enfatizan que este Espíritu es divino y no malo. Muchos
espíritus satánicos y malos están trabajando en el mundo, pero solo hay
un Espíritu Santo divino. Se debe mantener el concepto de tres
personas en la Deidad; de otra manera es imposible lograr una
comprensión satisfactoria de algunos pasajes bíblicos (tales como los
que se indican en el párrafo anterior).
(3) Tiene atributos divinos. Para nuestros propósitos la expresión
«atributos divinos» se refiere a las características o cualidades que solo
Dios posee. Entre las más importantes se cuentan las siguientes:
Eternidad. Dios es el único sin principio ni fin. Hebreos 9:14 dice
lo mismo del Espíritu Santo al describirlo como «el Espíritu eterno».
Omnipotencia. El Espíritu Santo es todopoderoso. Esto resulta
evidente en la Biblia por las poderosas señales y maravillas que él
realiza (Ro 15:19; He 2:4). Por ejemplo, participó en la creación de
nuestro mundo (Gn 1:2); efectúa el nuevo nacimiento, o nueva creación
(Jn 3:5; Tit 3:5); levanta a los muertos (Ro 1:3-4; 8:11).
Omnipresencia. Está presente en todas partes. David dijo:
«¿Adonde podría alejarme de tu Espíritu? ¿Adónde podría huir de tu
presencia?» (Sal 139:7). La respuesta es obvia (véase vv. 8-10). Por
muy difícil que le resulte a la mente humana captar esto, el Espíritu de
El Espíritu y la Deidad 25

Dios está presente simultáneamente en todas partes. ¿Cómo sería


posible de otro modo que los creyentes de todas partes participen en la
adoración al mismo tiempo? Los creyentes son quienes «adoran por el
Espíritu de Dios» (Fil 3:3; vea también Jn 4:23-24).
Omnisciencia. El Espíritu Santo lo sabe todo. Nada le es oculto (1
Co 2:10-11). Por ser el inspirador de las Sagradas Escrituras, le reveló
a Moisés detalles de la historia de la creación que de otra forma no
sería posible saberlo humanamente. Por la operación de los dones
espirituales tales como los dones de profecía o de palabra de ciencia,
puede revelar los secretos más íntimos y los pecados del corazón
humano (1 Co 14:24-25). Guía al pueblo de Dios a toda verdad (Jn
16:13), y le da noción espiritual (1 Co 2:9-10).
El Espíritu Santo es omnisciente no solo en asuntos relativos al
pasado eterno y al presente, sino que también sabe todo sobre el futuro.
Actuó en los autores de la Biblia para que escribiera sobre
acontecimientos de los postreros días, porque Jesús dijo que el Espíritu
les mostraría a los discípulos «lo que habría de venir». (Jn 16:13). Y
Pablo anota que «El Espíritu dice claramente que, en los últimos
tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones
engañosas y doctrinas diabólicas» (1 Ti 4:1).
Santidad absoluta. La designación «Espíritu Santo» aparece más de
noventa veces en la Biblia; todas excepto tres en el Nuevo Testamento.
Específicamente se le llama el Espíritu Santo, indicando su santidad
única y su separación de todos los demás seres espirituales, ya sea
Satanás, los espíritus malos o los ángeles. Pablo llega a llamarle «el
Espíritu de santidad» (Ro 1:4), que es la forma de decir «Espíritu
Santo» en hebreo (Sal 51:11; Is 63:10-11).
(4) Realiza obras de Deidad. Solo Dios creó y sustenta nuestro
universo. Solo él puede regenerar y resucitar espiritualmente a las
almas que están muertas en delitos y pecados. Solo él tiene poder para
levantar a los muertos. Y, como ya se señaló más arriba, el Espíritu
Santo participó y participa en estas obras como único agente.
(5) Se le llama expresamente Dios. El apóstol Pedro aceptó sin
cuestionamiento la plena deidad del Espíritu Santo. Esto es evidente
sobre todo en el relato de su encuentro con Ananías y Safira (Hch 5:1-
11). Pedro le dijo a Ananías: «¿Cómo es posible que Satanás haya
llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo?» (v. 3).
Luego le dijo: «¡No has mentido a los hombres sino a Dios!» (v. 4).
Pecar contra el Espíritu Santo, dice Pedro, es pecar contra Dios.
26 Pneumatología general

LA ORACIÓN Y LA ALABANZA AL ESPÍRITU SANTO

¿Es propio orar al Espíritu Santo, o rendirle alabanza? Esta es una


pregunta natural que surge a la vista de la persona y deidad del Espíritu
Santo. Hemos visto que tiene la misma categoría que el Padre y el Hijo.
Pero no hay indicación clara en la Biblia de que se le puede invocar en
oración o en adoración.
La oración normalmente se dirige al Padre por medio de Jesús nuestro
mediador, y se hace en o por el Espíritu Santo (Jn 4:23-24; 16:23; Ef
2:18; Fil 3:3).
En el Nuevo Testamento encontramos dos oraciones que invocan
indirectamente al Espíritu Santo. En la conclusión de 2 Corintios, Pablo
pide que la comunión del Espíritu Santo esté con los creyentes corintios
(13:14).3 Juan, en el libro de Apocalipsis, pide que la gracia y la paz
vengan a sus lectores «de los siete espíritus» (1:4). En otras partes a
estos siete Espíritus se les llama «los siete Espíritus de Dios» (Ap 3:1;
4:5; 5:6). Esta es una referencia obvia al Espíritu Santo. El libro de
Apocalipsis está lleno de simbolismo, y con frecuencia en este libro los
números son simbólicos. Siete es el número de calidad de finalización;
por consiguiente, «siete Espíritus» se refiere al Espíritu de Dios en su
plenitud, o en su actividad completa. 4 Isaías 11:2 se toma a veces como
comentario de esto, puesto que contiene siete términos descriptivos
relativos al Espíritu Santo. «El Espíritu del SEÑOR reposará sobre él
[el Mesías]: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de
consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR».
En el libro de Apocalipsis los cuatro seres vivientes que están
alrededor del trono de Dios exclaman: «Santo, santo, santo es el Señor
Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir» (4:8). Esto
trae a la memoria los serafines de la visión de Isaías, que también
decían: «Santo, santo, santo es el SEÑOR Todopoderoso; toda la tierra
está llena de su gloria» (Is 6:3). Los eruditos bíblicos a veces toman la
triple repetición de la palabra «santo»5 como una alabanza que se eleva
al Dios trino.
Si bien no hay en la Biblia un ejemplo claro de oración o alabanza
dirigida al Espíritu, tampoco hay nada que lo prohiba. Es perfectamente
3La idea puede ser que la gracia que viene de Cristo, el amor que viene del Padre, y la
comunión que viene del Espíritu Santo (el genitivo o ablativo griego de fuente, o subjuntivo
genitivo).
4La nota al pie de página de la NVI en Ap 1:4 sugiere la lectura alterna «el Espíritu séptuplo».
5Llamada técnicamente el trisagio, o tersanctus, términos griego y latino que significa «tres
veces santo».
El Espíritu y la Deidad 27

comprensible que quien cree que el Espíritu


Santo es Dios le ore ocasionalmente. Esto se refleja especialmente en
los himnos y cantos en que los creyentes cantan no solo acerca del
Espíritu Santo, sino también le cantan a él.6

Los credos de la iglesia primitiva


Un credo es una declaración de fe que contiene artículos necesarios
para la salvación o para la integridad teológica de la iglesia cristiana.
Se podría pensar que un credo es sencillamente una declaración
doctrinal derivada de las creencias de la iglesia cristiana, que nos ayuda
a distinguir la verdad del error.
En el siglo I la iglesia no adoptó ningún credo formal. Pero debido a
que las falsas enseñanzas aumentaban cada vez más, surgieron tres
grandes credos para articular lo que la iglesia consideraba ser sana
doctrina. A nosotros nos interesa ver lo que cada uno de ellos dice en
cuanto al Espíritu Santo.

EL CREDO APOSTÓLICO

Contrariamente a lo que sugiere su nombre, el credo apostólico no


fue redactado por los apóstoles. Recibió ese título porque se creía que
reflejaba las enseñanzas de los apóstoles. Se desconoce la fecha exacta
de su formulación, pero posiblemente surgió durante el siglo II.
Este credo contiene solo dos breves referencias al Espíritu. En la
sección sobre Jesucristo dice que «fue concebido por el Espíritu
Santo». Después de esa sección, simplemente dice: «Creo... en el
Espíritu Santo». Hasta que no surgió la controversia en cuanto a la
persona y deidad del Espíritu Santo no aparecieron posteriormente
afirmaciones adicionales sobre él en credos posteriores.

EL CREDO NICENO

El concilio de Nicea7 (325 d.C.) redactó un credo que amplió el


credo de los apóstoles pero no añadió nada respecto al Espíritu Santo.
Su principal preocupación fue la herejía arria- na, que negaba la plena
deidad de Cristo.
6Por ejemplo, himnos como «Holy Ghost, with Light Divine» y «Breathe on Me, Breath oí
God» y cantos como «Come, Holy Spirit» y «Spirit of the Living God».
7La Iznik moderna, en el noroeste de Turquía.
28 Pneumatología general

En 381 d.C. el concilio de Constantinopla 8 9 amplió el credo niceno,


y debido a la controversia sobre el Espíritu Santo, incluyó algunos
detalles respecto a su naturaleza y obra. El arria- nismo negaba tanto la
deidad del Hijo como del Espíritu Santo. Arrio enseñaba que el Hijo
fue el primer ser creado por el Padre y que el Espíritu Santo fue la
primera criatura que engendró el Hijo.
Macedonio, obispo de Constantinopla entre 341-60 d.C. se destacó
entre los que negaban la deidad del Espíritu. Enseñaba que el Espíritu
Santo era inferior y subordinado tanto al Padre como al Hijo, y lo
consideraba un mensajero o ministro. Decía, en efecto, que el Espíritu
estaba al mismo nivel que los ángeles, que eran mensajeros de Dios. El
Espíritu quedaba así reducido a la calidad de un ser creado. Los
seguidores de Macedonio, a los que a menudo se les llamaba lo
macedonios o pneumato- maquianos (lit. «luchadores contra el
Espíritu»), generalmente enseñaban, como Arrio, que el Padre creó al
Hijo y que el Hijo, a su vez, creó al Espíritu Santo 11. Por consiguiente,
un ser creado, o sea, una criatura, no puede ser Dios.10
El credo niceno, al que más apropiadamente debería llamársele el
credo niceno-constantinopolitano, afirmó claramente la persona y
deidad del Espíritu en el siguiente artículo:
«Y [creo] en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, que procede
del Padre, que junto con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado,
que habló por los profetas».
En 451 d.C, en el concilio de Calcedonia, 11 la iglesia occidental del
Imperio Romano adoptó también este credo.
EL CREDO ATANASIANO

Se desconoce el origen de este credo, pero se le asocia con


Agustín, uno de los padres de la iglesia (354-430 d.C). Se le llama
así porque refleja la teología de otro padre importante de la iglesia,
Atanasio (c. 293-373 d.C), que logró triunfar sobre Arrio (c. 250-

8La Estambul moderna.


9Los tropicios, una secta local de Egipto, anterior a los macedonios o pneumato- maquianos,
también enseñaban que el Espíritu era una criatura que fue hecha de la nada y que era un ángel
superior en rango a todos los demás ángeles, pero, como los ángeles, debía incluírsele entre «los
espíritus ministradores [ángeles]» de He 1:14.
10Sería injusto impugnar los motivos de hombres como Arrio, Macedonio y Sabe- lio. Ellos
procuraban preservar la doctrina de Dios; y consecuentemente no podían concebir que el Hijo o el
Espíritu Santo fueran personas de la misma categoría que el Padre y de igual naturaleza, lo que
según su manera de pensar, constituiría triteísmo. Pensaban que su teología salvaguardaba la
doctrina del monoteísmo.
11Ciudad de Asia cerca de Constantinopla. Kadikov moderna, distrito de Estambul.
El Espíritu y la Deidad 29

336 d.C.) en el concilio de Nicea. Aunque no haya sido compuesto


por Atanasio, presenta mucho de su argumentación a favor de la
doctrina de la Trinidad.
El credo indica que hay una Deidad formada por el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo, y que los tres son iguales en gloria y en
majestad. A nosotros puede parecernos que el credo usa vocabulario
repetitivo innecesario, pero en una era en que la herejía del
arrianismo amenazaba con desplazar la doctrina de la Trinidad, era
necesario ser explícito. El credo pasaba a hacer afirmaciones
proposicionales para reforzar la idea de que los tres miembros de la
Deidad eran iguales en todos los aspectos. Dice que ninguno de
ellos fue creado, que son ilimitados, eternos, todopoderosos y Dios,
pero no son tres Dioses sino un solo Dios.
El credo atanasiano no fue un credo ecuménico, puesto que solo
lo adoptó la iglesia de Occidente.

LA CONTROVERSIA FILIOQUÉ

El sínodo de Aquisgrán14 (809 d.C.) insertó la cláusula filio- qué


(«y el Hijo») en el credo niceno para que dijera que el Espíritu
Santo procede tanto del Padre como del Hijo. Agustín enseñaba esta
«doble procedencia» del Espíritu, pero el concepto no se abrió paso
hasta los credos ecuménicos. Parece que antes del sínodo de Aquea
se había repetido el credo niceno en el concilio de Toledo, España,
en el 589 d.C. Sin embargo, «es sin duda el Papa Gregorio [590-604
d.C]... quien consiguió la adhesión final de la iglesia latina
[occidental] a la doctrina agusti- niana de la procedencia». 15 Pero
«probablemente Roma no
14
Ciudad alemana en la actualidad, cerca de la frontera belga. También se la conoce por
su nombre francés, Aix-Ia-Chapelle.
15
Henry Barclay Swete, The Holy Spirit ín the Ancient Church, Baker Book House,
Grand Rapids, 1966,1912; reimpresión, 347.

aceptó la ... añadidura en el credo oriental hasta la ruptura final


con Constantinopla [1054 d.C.]».12
La comprensión y acuerdo de los segmentos oriental y occi-
dental de la iglesia había sido previamente que el Espíritu pro-
cede «del Padre por el Hijo».13 La iglesia de Oriente condenó la

12lbid., 349.
13J. N. D. Kelly, Early Christian Doctrines, Harper & Row, Nueva York,
30 Pneumatología general

adición filioqué al credo. La añadidura persistió como una de las


diferencias teológicas entre la Iglesia Ortodoxa Oriental y la
Iglesia Católica Romana.14

MONARQUIANISMO MODALISTA

El monarquianismo modalista fue un esfuerzo por preservar la


doctrina de un solo Dios. La explicó Sabelio, que enseñó esta
doctrina en Roma en el 215 d.C. y como consecuencia de eso fue
condenado. Enseñaba que Dios, que es uno, se revela
sucesivamente en tres diferentes modos o formas, que son tres
papeles, o partes que desempeña la misma Persona. Hay solo una
Persona, que tiene tres nombres: Padre, Hijo y Espíritu Santo.15

1958,263, énfasis de Kelly.


14Vea Gerald Bray, «The Double Procession of the Holy Spirit in Evangelical
Theology Today: Do We Still Need it?» Journal of the Evangelical Theological
Society 41, n°. 3 (septiembre de 1998): 415-426.
15Otto W. Heick, A History of Christian Thought, Fortress Press, Filadelfia, 1965,
1:150-151. La enseñanza de los Pentecostales Unitarios en cuanto a la Deidad es im-
presionantemente similar a la de Sabelio.
Capítulo 2

El Espíritu Santo en el
período del Antiguo
Testamento
El Espíritu Santo no es ajeno al Antiguo Testamento. Se le
menciona tanto en el primer libro (Gn 1:2) como en el último (Mal
2:15).1 En las Escrituras hebreas, en las que el orden de los libros
difiere de la Biblia en español, también es mencionado en el último
libro (2 Cr 24:20, por ejemplo). Con todo eso aparece en casi dos
tercios de los libros del Antiguo Testamento. Obviamente, su obra
antes de la era del Nuevo Testamento fue sumamente importante.
Hay dos hechos que se destacan en la enseñanza del Antiguo
Testamento sobre el Espíritu Santo:
(l)Se enfatiza lo que él hace, no lo que él es. No se subrayan su
persona o su deidad. Es la obra, antes que la naturaleza del Espíritu
lo que se recalca en el Antiguo Testamento. Consecuentemente, es
posible referirse a él como «Dios en acción». Lo mismo se aplica al
Nuevo Testamento, pero con algunas excepciones importantes, como
se anotó en el capítulo 1.
(2) La pneumatología del Antiguo Testamento es una sombra
previa de mucho de lo que aparece en el Nuevo Testamento. A decir
verdad, sería difícil entender algunos de los pasajes del Nuevo
Testamento si no fuera por la luz que el Antiguo Testamento arroja
sobre ellos.
Procedemos entonces a considerar algunas de las principales
enseñanzas del Antiguo Testamento sobre el Espíritu Santo. 16 17
Creación
El Espíritu de Dios intervino activamente en la creación de la
16Vea la NKJV; nota al pie de página en NRSV.
17Vea monografías tales como Stanley M. Horton, What the Bible Says About the

3
3
34 Pneumatología general

tierra. Cuando la tierra estaba sin forma, y vacía, con las tinieblas
sobre la faz del abismo, «el Espíritu de Dios iba y venía sobre la
superficie de las aguas» (Gn 1:2), 3 poniendo orden en el caos. Se le
presenta con la imagen de un ave que revolotea. Participó con el
Padre y el Hijo en la obra de la creación.
La creación de los seres humanos también se asocia con el
Espíritu Santo. Dios dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen
y semejanza» (Gn 1:26). El autor dice que «Dios el SEÑOR formó al
hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el
hombre se convirtió en un ser viviente» (Gn 2:7). El hálito de Dios
es una metáfora para el Espíritu Santo. Aunque la palabra «hálito»
en este versículo no es la misma que ruaj, que se usaba para el
Espíritu de Dios, la idea es la misma. Esto resulta evidente por otros
pasajes que ligan la creación del hombre con la actividad del Espíritu
(Job 33:4; Sal 104:30).
Finalmente, el Espíritu de Dios no solo fue un agente en la
creación de todas las cosas (Job 26:13);4 también es el sustentador de
la vida (Job 34:14-15). Todo esto trae a la mente las palabras del
credo niceno que le llaman Señor y Dador de vida.

Holy Spirit, Gospel Publishing House, Springfield, Mo., 1976; Wilf Hildebrandt, An Old
Testament Theology of the Spirit of God, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1995; Leon
J. Wood, The Holy Spirit in el Old Testament, Zondervan Publishing House, Grand Rapids,
1976. Vea asimismo artículos excelentes y extensos como William Ross Schoemaker, «The
Use of Ruach in the Old Testament, and of Pneuma in the New Testament: A Lexicographical
Study», Journal of Biblical Líterature 23 (1904): 13-67; M. R. Westall, «The Scope of the
Term "Spirit of God" in the Old Testament», The Iridian Journal of Theology, 26 enero-marzo
1977, 29-41; Carl Armerding, «The Holy Spirit in the Old Testament: Part I», Bibliotheca
Sacra 92 (1935): 277-291 y «Part III», 92 (1935): 433-441; R. S. Cripps «The Holy Spirit in
the Old Testament», Theology 24 (1932): 272-280; G. Henton Davies, «The Holy Spirit in the
Old Testament», Review and Expositor 63 (1966): 129-134.
3
Algunas versiones y comentarios prefieren la traducción de «viento de Dios» (por
ejemplo NRSV; y Westall, «Scope»). Aunque esto es posible desde el punto de vista léxico,
otros pasajes claramente asocian al Espíritu con la creación, y su contraparte del NT, la nueva
criatura.
4
La NKJV dice «Spirit»; otras versiones dicen «aliento», que es una metáfora de
«espíritu».
Hombres pecadores
El Antiguo Testamento indica que el Espíritu de Dios se retira de
los que persisten en pecar. En realidad, contiende con los pecadores,
tratando de llevarlos al arrepentimiento. «No contenderá mi espíritu
con el hombre para siempre» (Gn 6:3, RVR60). El verbo que la RVR
El Espíritu Santo en el período del Antiguo Testamento
35
traduce como «contender» también se puede traducir por
«permanecer, morar, estar en». Esta supresión del Espíritu de Dios
de en medio de la humanidad pecadora precedió a las aterradoras
consecuencias del diluvio.
En 1 Samuel 16:14 leemos que «El Espíritu del SEÑOR se apartó
de Saúl» debido a que este desobedeció el mandamiento de Dios.
Sansón, sobre quien el Espíritu de Dios había venido poderosamente
en numerosas ocasiones (Jue 13:25; 14:6,19; 15:14-16), experimentó
de forma similar el retiro de la presencia de Dios (16:20).
Vale la pena que nos fijemos en la experiencia de David. Él oró
de la siguiente forma: «No me alejes de tu presencia ni me quites tu
santo Espíritu» (Sal 51:11).18 Él temía que el Espíritu Santo dejaría
de morar en él debido a su pecado con Bet- sabé. Esta es la primera
vez que aparece en el Antiguo Testamento la expresión «Espíritu
Santo». El énfasis recae sobre el adjetivo «santo», en contraste con
el pecado de David. El pecado sin confesar y sin arrepentimiento
puede resultar en la pérdida del Espíritu Santo. Hasta no elevar una
oración pidiendo un corazón limpio y un espíritu apropiado no se
puede tener la seguridad de no haber rehusado la presencia de Dios.

El ámbito natural
El Espíritu operaba en el ámbito físico, o natural, respecto a los
individuos. Esto se observa de varias formas diferentes.
FUERZA SOBREHUMANA

El Espíritu vino sobre Sansón de manera tan poderosa que pudo


desjarretar un león (Jue 14:6), matar a treinta hombres en Ascalón
(14:19), romper las cuerdas que lo ataban y matar a mil hombres con
una quijada de asno (15:14-15). Cuando el Espíritu vino sobre otros,
fueron investidos de poder nada natural, extraordinario, y pudieron
guiar al pueblo a la victoria. Se trata de hombres como Otoniel (Jue
3:10), Gedeón (6:34), y Jefté (11:29).

CAPACIDAD EN RELACIÓN CON LA CASA DE DIOS

18Algunos opinan que «Espíritu Santo» se refiere al hálito de una persona que, vi-
niendo de Dios, es santo. La oración de David podría significar: «No me quites la vida».
A la luz de otros pasajes que indican claramente que el Señor retira su Espíritu de la
persona, esta interpretación resulta inadecuada.
36 Pneumatología general

El Espíritu vino sobre ciertas personas para equiparlas para las


tareas de construir el tabernáculo y hacer las vestiduras del sumo
sacerdote. (Éx 28:2-3;19 35:30-35). Bezalel y Aholiab estuvieron
entre los escogidos para estas tareas al parecer terrenales y «no
espirituales». Pero incluso en estos casos fue necesario que
estuvieran dotados de sabiduría divina para poder desempeñar
aceptablemente sus deberes.
La tarea física de reconstruir el templo después de los setenta
años de cautiverio en Babilonia resultaba abrumadora. La oposición
de afuera y la disensión por dentro amenazaban con abortar el
proyecto. Pero palabras de estímulo y seguridad fueron pronunciadas
por Zorobabel: «No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por
mi Espíritu —dice el SEÑOR Todopoderoso» (Zac 4:6). Lo que
ellos no podían hacer con sus recursos físicos, Dios lo hizo posible
por su Espíritu. La obra de Dios nunca podía progresar basada
simplemente en el poder y fuerza humanos. El poder de su Espíritu
era necesario para lograr los recursos adicionales necesarios para
realizar la tarea.

TRANSPORTE FÍSICO

A Elias se le proporcionó un transporte milagroso (2 R 2:11;


nótese 1R 18:12). Tal vez el torbellino que le transportó al cielo es
un símbolo del Espíritu Santo. Incluso los escépticos (2 R 2:16)
concedieron la posibilidad de tal ocurrencia. El evangelista Felipe
experimentó un fenómeno similar de transporte físico. «El Espíritu
del Señor se llevó de repente a Felipe» del camino a Gaza, y el
apóstol «apareció en Azoto» (Hch 8:39-40).
Ezequiel tuvo experiencias comparables a esta, pero no siempre
es fácil saber si está hablando de un rapto espiritual o de un
transporte físico (Ez 3:12-14; 8:3; 11:1,24; 43:5). Esto podría ser
parecido al testimonio de Pablo de haber sido «llevado al tercer
cielo», sin saber si fue «en el cuerpo o fuera del cuerpo» (2 Co 12:2).

Liderazgo

UNA GRAN VARIEDAD DE TERMINOLOGÍA

19En el v. 3, la NASB y la NKJV dicen «el espíritu de sabiduría».


El Espíritu Santo en el período del Antiguo Testamento
37
Las tareas espirituales se pueden desempeñar solo mediante el
poder capacitador del Espíritu Santo. El Antiguo Testamento
testifica ampliamente sobre esto y contiene toda una variedad de
expresiones para el modo en que el Espíritu contactaba con los
hombres.20 Las siguientes son algunas de las más importantes, y van
acompañadas de unos cuantos pasajes representativos:
(1) Él «viene sobre» los individuos (Nm 24:2, Balán; 1 S 10:10,
Saúl; Is 61:1, el Mesías). Esta es la expresión que se da con más fre-
cuencia.
(2) El viene «poderosamente sobre los individuos» (Jue 14:19,
NASB, 15:14; NASB, Sansón).
(3) Él «se viste» de las personas (trad. lit.; vea Jue 6:34, Ge-
deón; 1 Cr 12:18, Amasai; 2 Cr 24:20, Zacarías, hijo del sacerdote
Joiada). Las traducciones no suelen reflejar esto, pero el verbo
(lavash) es diferente del que se usaba normalmente para explicar que
el Espíritu venía sobre los individuos. Sugiere que él tenía control
completo de la persona, que «se posesionaba» del individuo.
(4) Él «llena» a las personas de sí mismas. A veces se usaba la
expresión «lleno de» (Éx 31:3, Bezalel; Mi 3:8, Miqueas).
(5) Él es o será «derramado» (Is 32:15, NASB; Ez 39:29; Jl
2:28-29).
(6) Él está «en» los individuos (Gn 41:38, José; Nm 27:18, Jo-
sué; Ez 2:2, Ezequiel; Dn 4:8-9; 5:11,14, Daniel).21
Estas expresiones son notoriamente similares a la terminología
del Nuevo Testamento, pero es importante darse cuenta de dos
diferencias significativas entre el Antiguo Testamento y el Nuevo:
(1) En el Antiguo Testamento solo unos pocos escogidos
tuvieron una experiencia con el Espíritu de Dios. Hasta después del
día de Pentecostés no llega a ser posesión de todos los creyentes.
(2) Hablando en términos generales, él no era poseído de forma
permanente por los dirigentes mencionados en el Antiguo
Testamento. Actuaba sobre ellos solo cuando había que realizar
alguna tarea específica. En el Nuevo Testamento es posesión
permanente de todo creyente (Ro 8:9,14-16).

EL ACEITE COMO SÍMBOLO DEL ESPÍRITU SANTO

20Para una explicación más extensa vea Davis, «Holy Spirit in the Old Testament».
21Refiriéndose a José y a Daniel, los dirigentes paganos dijeron que «el espíritu de los
dioses» estaba en ellos.
38 Pneumatología general

Los dirigentes que aparecen en el Antiguo Testamento, es-


pecialmente reyes y sacerdotes, eran ungidos con aceite como señal
de que habían sido escogidos por Dios para su tarea, y de que él los
equiparía con su Espíritu. Este vínculo entre el aceite y el Espíritu se
ve claramente cuando Samuel unge a David como rey (1 S 16:13;
vea también 10:1,6).

MOISÉS Y LOS SETENTA ANCIANOS (NM 11:16-29)

El Señor le dijo a Moisés, debido a la edad avanzada de Moisés y


las complejas exigencias que suponía dirigir el pueblo de Dios, que
debía distribuir la carga del trabajo entre setenta ancianos. El mismo
Espíritu que había estado sobre Moisés capacitándole para
desempeñar esta tarea sería colocado ahora sobre estos hombres.
Este incidente enseña incuestionablemente que la obra de Dios se
puede administrar apropiadamente solo mediante la capacitación de
su Espíritu.
De esta narración se pueden derivar otras lecciones. Una es que al
Espíritu del Señor no se le puede limitar a un determinado lugar.
Siendo omnipresente, puede moverse al mismo tiempo en diferentes
personas en diferentes lugares. Vale la pena fijarse en que aunque el
Señor mismo indicó que la ceremonia debía tener lugar en el
tabernáculo, su lugar santo designado, así y todo no estaba obligado
a restringir toda su obra a ese lugar en particular. El Espíritu no es
solo omnipresente, sino también soberano. Asimismo podemos ver
que cuando el Espíritu de Dios está activo entre su pueblo, a veces
habrá críticos que insistan en que la obra de Dios debe ajustarse a
sus propias nociones preconcebidas (vea Nm 11:26-29).

Profecía
Cuando el Espíritu vino sobre los ancianos Eldad y Mera, el
relato dice que ellos profetizaron (Nm 11:25-26). Profetizar bajo la
inspiración del Espíritu Santo era un fenómeno tan común en el
Antiguo Testamento que merece atención especial.

NATURALEZA DE LA PROFECÍA

En el uso común la palabra «profecía» a menudo quiere decir


El Espíritu Santo en el período del Antiguo Testamento
39
predicción. Pero este no es el significado primario o básico de la
palabra. A veces los profetas predijeron en verdad ciertos eventos,
pero un estudio de los libros proféticos muestra que gran parte de
ellos no se refiere al futuro, sino que con frecuencia trataban los
problemas contemporáneos.
El profeta, por definición, es un portavoz; alguien que habla por
otro. El profeta bíblico es el que anuncia al pueblo el mensaje de
Dios. La verdadera profecía siempre es dada bajo la inspiración del
Espíritu Santo; no son simplemente los pensamientos del profeta
dichos cuando al profeta le place. Un tema que se repite en el
Antiguo Testamento es que cuando el Espíritu viene sobre las
personas, estas profetizan. En el Antiguo Testamento la profecía era,
por consiguiente, una de las señales de que el Espíritu de Dios había
venido sobre un individuo.

EL PERÍODO INICIAL DE LA PROFECÍA

El relato de Números 11 es el primer caso de un pronuncia-


miento profético conectado con al Espíritu Santo. El relato no dice
nada del contenido de las profecías de esos hombres. La cuestión
importante es que profetizaron, y esto indicó al pueblo que Dios
había escogido a esos hombres para que fueran sus dirigentes.
En 1 Samuel se describe a un grupo de profetas que viajaban
juntos. Samuel acababa de ungir a Saúl como rey de Israel, y le dijo
que cuando encontrara a estos profetas el Espíritu vendría sobre él, y
que él también profetizaría (1 S 10:5-10). En conexión con esto, Saúl
también experimentó un cambio interior (v. 6).
En una ocasión posterior Saúl se volvió a hallar en compañía de
estos profetas, profetizando tal como ellos (1S 19:20-24). Sin
embargo, en este caso, Saúl estaba viviendo en desobediencia.
Estaba tratando de matar a David, y había enviado mensajeros para
que lo arrestaran. Pero los mensajeros encontraron a los profetas, y
profetizaron como ellos. Cabe hacerse la pregunta: «¿Cómo puede el
Espíritu de Dios venir sobre personas que están planeando el mal?»
La respuesta tal vez esté en la soberanía de Dios. El Señor hará lo
que quiera hacer con quienquiera hacerlo, cuando quiera hacerlo.
Profetizar era una señal de que el Espíritu había venido sobre un
individuo; y no era necesariamente un respaldo del estilo de vida de
quien lo recibía. En una ocasión el Señor incluso optó por hablar
mediante un asno (Nm 22:28-30). En el caso de Saúl, el Señor bien
40 Pneumatología general

pudo haberle estado mostrando que aunque él (Saúl) era rey de


Israel, estaba sujeto al Rey del universo. 9
Otros profetas notables de este período primitivo fueron Samuel,
Elias y Elíseo; cada uno de los cuales desempeñó un papel vital en la
historia del pueblo de Dios.
9
Cabe una nota aclaratoria sobre 1 S 19:24, que dice que Saúl «se quitó la ropa y,
desnudo y en el suelo, estuvo en trance en presencia de Samuel todo el día y toda la noche». La
palabra «desnudo» significa «sin la ropa exterior», como lo muestran los siguientes pasajes: Is
20:2; Mi 1:8; vea también Jn 21:7. Notamos que Saúl estuvo bajo la irresistible influencia del
Espíritu Santo durante un día y una noche enteros. Muy probablemente esta fue una táctica
dilatoria de Dios para darle a David tiempo para que escapara.
LOS PROFETAS POSTERIORES

El siglo VIII a.C. fue el inició de un período durante el cual Dios


habló a su pueblo primordialmente por medio de profetas. Como ya
vimos, un elemento curioso en el período temprano de la profecía es
que rara vez se da el contenido de esta. El énfasis estaba más en el
hecho de que las personas profetizaron que en lo que profetizaron.
Debido a que muchos de sus mensajes fueron escritos, a los
profetas del período posterior a veces se les llama profetas literarios.
Los libros contenidos entre Isaías y Malaquías registran sus
profecías. Algunas de ellas estaban dirigidas contra los pecados de
Israel y de las naciones vecinas, con advertencias de ruina inminente.
Otras profecías contenían mensajes de esperanza para los santos que
sufrían. Algunas atacaban los males sociales de su día; otras
realizaron predicciones asombrosas del Mesías venidero y de la era
mesiánica.
Ezequiel es un ejemplo destacado de un profeta cuya vida y
mensaje fueron dominados por el Espíritu de Dios. Él indica que el
Espíritu

• entró en él (Ez 2:2; 3:24);


• le hizo ponerse de pie (2:2; 3:24);
• cayó sobre él (11:5);
• le levantó (3:12,14);
• le llevó (3:14);
• le llevó, sea física o espiritualmente, al templo (11:1; 43:5),
a Jerusalén (8:3), a Babilonia (11:24), y a un valle (37:1).
Indica que algunas de estas experiencias fueron como
visiones.
El Espíritu Santo en el período del Antiguo Testamento
41
A lo largo de todo el libro de Ezequiel se dice: «El SEÑOR me
dirigió la palabra» (vea Ez 7:1). Esta expresión equivale a decir que
el Espíritu vino sobre él, le habló personalmente, y le dio un mensaje
para el pueblo de Dios. El Señor se comunica con su pueblo por
medio de su Espíritu, y también por él se transmite su Palabra.22
Otras manifestaciones
Además de la profecía, se le atribuyen directamente al Espíritu
Santo otros dones o manifestaciones. Estas son algunas de las más
prominentes:
• otorgamiento de poder espiritual (Mi 3:8)
• sabiduría, entendimiento y buen juicio (Dn 4:8-9,18;
5:14; Mi 3:8)
• capacidad para enseñar (Éx 35:31,34-35)
• capacidad para interpretar un mensaje divino en otro
idioma (Dn 5:12)
A esta lista se pueden añadir los asuntos mencionados ante-
riormente en este capítulo, bajo el subtítulo «el ámbito natural» y
«liderazgo».

La doble promesa del Espíritu


Relativamente pocas personas en tiempos del Antiguo Tes-
tamento experimentaron la morada y el poder del Espíritu Santo.
Pero un cambio radical tendría lugar bajo el nuevo pacto prometido
por los profetas Ezequiel y Joel.11

El período intertestamentario
¿Cuál fue el concepto sobre el Espíritu Santo entre los judíos
durante los cuatro siglos que transcurrieron entre Ma- laquías y
Mateo? Los escritos religiosos de ese período no son parte de las
Sagradas Escrituras; por consiguiente sus enseñanzas no se pueden
considerar divinamente inspiradas y autoritativas. Con todo, nos
ayudan a formar un puente entre los dos Testamentos y proveen
algún trasfondo para la enseñanza del Nuevo Testamento sobre el
Espíritu Santo.

22Vea primera parte, cap. 6.


42 Pneumatología general
JUDAISMO BÁSICO

Las fuentes literarias principales son los libros no canónicos


(Apócrifa y Pseudoepígrafa) y los escritos de los rabinos. Lo 23 que
sigue es una compilación de las ideas principales en cuanto al
Espíritu Santo que se hallan en estos escritos. 24
(1) En los libros no canónicos el término «Espíritu Santo»
ocasionalmente es un título para el ruaj, así como término común en
la literatura rabínica.
(2) Todos los escritos del Antiguo Testamento son inspirados por
el Espíritu Santo. El Espíritu es sobre todo, el Espíritu de profecía.
No hay más revelación inspirada comparable a la del Antiguo
Testamento, porque la revelación profética cesó con el cierre del
canon con los últimos profetas (Hageo, Zacarías y Malaquías).
(3) El Espíritu Santo es dado a los que viven en obediencia a la
voluntad de Dios. Pero cuando el hombre devoto peca, el Espíritu
sale de él
(4) Todas las grandes figuras del período del Antiguo Testa-
mento fueron inspiradas por el Espíritu Santo, y no solo los profetas.
(5) En la era venidera el Mesías poseerá el Espíritu; y también
todos los redimidos de la era mesiánica. Esto traerá como resultado
una renovación moral del pueblo de Dios (Ez 36:26-27), y todo el
pueblo de Dios profetizará (Jl 2:28-29).
(6) Se habla del Espíritu en términos personales y separados de
Dios. Se le muestra hablando, advirtiendo, llorando, regocijándose,
consolando, etc. Pero estos escritos no lo muestran como miembro
de la Deidad. Se personifica al Espíritu, pero él no es una persona.

LA COMUNIDAD DE QUMRAN

Los ahora famosos rollos del Mar Muerto fueron escritos y


preservados por la comunidad de Qumran, un grupo que se retiró al
desierto de Judea y se estableció cerca del Mar Muerto en el período
intertestamentario. Lo siguiente resume el concepto que tenía esta
comunidad sobre el Espíritu Santo, según se halla en los rollos: 25
23Vea segunda parte, cap. 7, 96-98.
24Fuentes extracanónicas y rabínicas para los puntos que siguen las ofrece Erik Sjoberg,
«Ruach in Palestinian Judaism» en Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard
Kittel and Gerhard Friedrich, trad. Geoffrey W. Bromiley, 9 vols., Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1964-74,6:375-389. De aquí en adelante aparecerá mencionado como TDNT.
25Estos puntos se extrajeron de F. F. Bruce, «Holy Spirit in the Qumran Texts», en Dead
Sea Scrolls Studies, E. J. Brill, Leiden, Netherlands, 1969,49-55. Bruce documenta
El Espíritu Santo en el período del Antiguo Testamento
43
(1) Aunque el término «Espíritu Santo» aparece solo tres veces
en el Antiguo Testamento, en los rollos aparece con mucha mayor
frecuencia.
(2) No se le considera una persona, y mucho menos miembro de
la Deidad.26
(3) Se le llama espíritu de verdad, de luz y de santidad.
(4) Se le asocia con los profetas, llamados «ungidos», que dan a
conocer los propósitos de Dios.
(5) Es la fuente de conocimiento. Capacita a la comunidad para
entender los propósitos de Dios revelados por medio de los profetas.
(6) Es guía y protector de los miembros fieles de la comunidad.
(7) Purifica de pecado.
(8) Queda contaminado cuando el pueblo de Dios peca.
(9) Mora en la comunidad santa del pueblo de Dios.27

apropiadamente los puntos 3-9. Para un estudio más detallado vea Alex R. G. Deas- ley, «The
Holy Spirity in the Dead Sea Scrolls», Wesleyan Theological Journal 21 (primavera-otoño
1986): 45-73.
26En esta última lista he usado el pronombre masculino al referirme al Espíritu Santo,
aun cuando los de Qumrán no pensaban de él en términos personales. En realidad, desde su
punto de vista serla inapropiado poner mayúsculas iniciales en las palabras «espíritu santo».
27Para el lector interesado, en este artículo Bruce destaca paralelos entre los rollos y el
NT, así como las diferencias entre los dos.
Capítulo 3

El Espíritu y el Mesías
En el Antiguo Testamento al Espíritu Santo se le llama a menudo
«el Espíritu de Dios» o «el Espíritu del SEÑOR». En el Nuevo
Testamento hay varios títulos que indican una conexión íntima entre
él y el Señor Jesucristo. Se le llama «el Espíritu de Jesús» (Hch
16:7), «el Espíritu de Cristo» (Ro 8:9), y el Espíritu del Hijo de Dios
(Gá 4:6). Esta estrecha conexión entre el Espíritu Santo y Jesucristo,
el Mesías, merece ser examinada con más atención.

Las profecías de Isaías


Además de las promesas del Antiguo Testamento del Espíritu
para todos los creyentes, el libro de Isaías contiene cuatro
predicciones que conecta al Espíritu Santo con el ministerio terrenal
del Mesías.
(1) «El Espíritu del SEÑOR reposará sobre él: espíritu de
sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu
de conocimiento y de temor del SEÑOR» (11:2). Los siete sintagmas
con «de» se relacionan a menudo con las referencias de Juan a «los
siete espíritus de Dios» (Ap 3:1; 4:5; 5:6; vea también 1:4). El
Mesías estará así capacitado para emitir juicios justos en su tratos
con el pueblo (Is 11:3-5). Este pasaje se aplica específicamente al
reinado milenial de Jesús, pero también a su aparición en la tierra el
siglo I, porque el Espíritu Santo se posó sobre él en su bautismo (Mt
3:16; Jn 1:32).
(2) En 42:1-4 se le llama al Mesías el «siervo» de Dios y el
«escogido» de Dios, sobre quien Dios pone su Espíritu (cf. Lc 3:22).
Enfatiza la compasión del Mesías para los afligidos. Mateo cita este
pasaje en conexión con la curación del hombre que tenía una mano
seca y la oposición resultante de parte de los fariseos (Mt 12:17-21).
(3) Isaías 48:16 predice que cuando el Mesías sea enviado a
realizar su obra, tanto el Padre como el Espíritu intervendrán en ese
ministerio. Las traducciones varían, debido a la ambivalencia de la
gramática hebrea. Por ejemplo:
«Y ahora el SEÑOR omnipotente me ha enviado con su Espíritu»
(NVI). El significado no está claro debido a la coma. ¿Modifica «con

4
4
El Espíritu y el Mesías 45

su Espíritu» a «el SEÑOR omnipotente», o modifica a «mí»?


Posiblemente se trate de esto último.
«Y ahora me ha enviado el Señor DIOS, y su Espíritu» (LBLA).
Tanto el Mesías como el Espíritu son enviados por el Padre.
«Y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu» (RVR 60).
Tanto el Padre y el Espíritu envían al Hijo.
(4) En la más extensa de estas profecías el Mesías dice en 61:1-
2: «El Espíritu del SEÑOR omnipotente está sobre mí, por cuanto me
ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado
a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y
libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del SEÑOR». Al
inicio de su ministerio público Jesús leyó este pasaje en una reunión
en la sinagoga de Naza- ret, y luego declaró: «Hoy se cumple esta
Escritura en presencia de ustedes» (Lc 4:16-22).

El Jesús terrenal
El Espíritu Santo obró poderosamente en el Señor Jesucristo
desde el momento de su concepción en el vientre de María hasta su
resurrección de entre los muertos.28 Durante los años de su vida
terrenal Jesús fue plenamente Dios y plenamente hombre. Esta
sección del capítulo tratará de Jesús como hombre.

SU CONCEPCIÓN VIRGINAL

De la concepción de Jesús se dice con frecuencia que fue un


nacimiento virginal, pero mi propósito aquí es recalcar la actividad
del Espíritu en María en el momento en que ella concibió al Mesías.
El ángel le dijo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a
nacer lo llamarán Hijo de Dios» (Lc 1:35). Mateo indica que María
«resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo» (Mt 1:18) y
que el ángel le dijo a José: «ella ha concebido por obra del Espíritu
Santo» (1:20).
El Espíritu Santo obró en Jesús desde el momento en que fue
concebido. Jesús no tuvo padre humano, en cumplimiento de la
profecía dada por Isaías, de que «La joven concebirá y dará a luz un
hijo, y lo llamará Emmanuel» (7:14). Este suceso milagroso era una
28Vea el excelente artículo de John O'Donnell, «In Him and Over Him: The Holy Spirit
in the Life of Jesús», Gregorianum 70, n°. 1 (1989): 25-45.
46 Pneumatología general

señal que el Señor le daría a su pueblo.

Su BAUTISMO

Jesús fue ungido por el Espíritu Santo cuando Juan lo bautizó. El


Espíritu descendió sobre él corporalmente en forma de paloma (Lc
3:22). Esto trae a la mente la actividad del Espíritu en la creación
(Gn 1:2), donde se le asemeja a un ave que revolotea. Hay una
significación ampliada en comparar al Espíritu Santo con una
paloma. La paloma era símbolo de inocencia y mansedumbre (Mt
10:16); esto resultaría de lo más apropiado con ocasión del bautismo
de Jesús porque Juan el Bautista se refirió a él dos veces llamándolo
«Cordero de Dios» (Jn 1:29,36). ¡Una paloma inocente e inofensiva
visitó al Cordero sin pecado y sin mancha!
La unción era una práctica común entre los judíos. Marcaba el
principio del servicio que una persona rendía a Dios, indicando que
Dios le había apartado para una obra especial y que él le proveería
del poder necesario para cumplir su misión. Jesús estaba aquí en el
inicio de su ministerio público, y su Padre indica su aprobación
diciendo: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo».
(Lc 3:22).
«Mesías» es transliteración de la palabra hebrea mashiaj, que
significa «ungido». De la misma manera, la designación «Cristo» es
un título más que un nombre, para el Hijo de Dios. Procede del
griego Cristós, que también significa «ungido». Los dos títulos se
pueden usar indistintamente (Jn 1:41). El ángel había indicado que el
Niño de Belén era «Cristo el Señor» (Lc 2:11), pero a Jesús no se le
podría llamar Cristo de una forma apropiada hasta después de su
bautismo. De ahí en adelante, el Espíritu permaneció en él (Jn 1:33),
y además él experimentó al Espíritu sin ningún tipo de restricciones
(Jn 3:34).
¿Necesitaba el Hijo de Dios la unción del Espíritu Santo para
cumplir su misión? ¿No podía él, por su deidad inherente, realizar
todas las obras necesarias para cumplir su propósito? El Hijo eterno
de Dios nunca renunció a su deidad, ni siquiera cuando se unió a una
naturaleza humana.2 El apóstol Pablo nos ayuda a comprender este
problema cuando dice que Jesucristo, «siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el
contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos» (Fil 2:6-7). Existen di-
El Espíritu y el Mesías 47

ferentes opiniones en cuanto a la interpretación exacta de este pasaje,


pero la idea básica es que el Hijo de Dios voluntaria y
deliberadamente escogió limitarse mientras estaba aquí en la tierra.
No dejó de ser Dios, pero eligió vivir como hombre apoyándose en
el poder del Espíritu para que le sostuviera y le ayudara en su obra
para Dios.

Su TENTACIÓN EN EL DESIERTO

Inmediatamente después de su bautismo Jesús fue guiado por el


Espíritu al desierto de Judea (Mt 4:1; Lc 4:1). Marcos dice que el
Espíritu «lo impulsó a ir al desierto» (Mr 1:12). Jesús era un hombre
completamente dominado y guiado por el Espíritu Santo, aun cuando
eso significara cuarenta días de hambre, soledad y tentación. Allí fue
donde Jesús, «lleno del Espíritu Santo» (Lc 4:1), se enfrentó con el
espíritu archiperverso, Satanás.
A menudo se recalca, y con razón, que Jesús venció las ten-
taciones de Satanás citando la Palabra de Dios. Pero es importante
ver que esto tuvo que ser hecho en el poder del Espíritu.
Indudablemente, el Espíritu ayudó a Jesús a recordar los pasajes
bíblicos apropiados para silenciar eficazmente al tentador.
2
Una consideración de la «unión hipostática», o sea que el Dios-hombre Jesucristo tenía
dos naturalezas, plenamente divina y plenamente humana, pero siendo una sola persona, queda
más allá del alcance de este capítulo.

Como Pablo enseña, la batalla espiritual se debe librar con armas


espirituales (Ef 6:11-18). Entre estas armas están «la espada del
Espíritu, que es la palabra de Dios» y orar «en el Espíritu en todo
momento, con peticiones y ruegos» (vv. 17-18).
Los creyentes también son los ungidos de Dios (2 Co 1:21-22).
Juan, en su primera epístola, enfatiza que los creyentes tienen la
unción de Dios, que les capacitará para combatir las enseñanzas
erróneas, porque el Espíritu mismo iluminará su entendimiento (1 Jn
2:20). Dice que esta unción «enseña todas las cosas» y que «es
auténtica —no es falsa—» (v.27).
Como en el caso de Jesús, Dios por su Espíritu puede conducir a
los creyentes a un tiempo de prueba severa. Pero tal como Jesús,
ellos pueden emerger triunfantes al apoyarse en la ayuda del Espíritu
y en su Palabra.
48 Pneumatología general
SUS PODEROSAS OBRAS

Los Evangelios registran una sucesión de milagros realizados por


Jesús: curaciones, expulsión de demonios, resurrección de muertos.
Aunque los autores de los Evangelios no siempre atribuyen estas
obras directamente al poder del Espíritu, ya hemos visto que tanto
las profecías de Isaías como el mismo Jesús hacen afirmaciones
generales en ese sentido.29
Después de la tentación en el desierto, Jesús «regresó a Galilea
en el poder del Espíritu» (Lc 4:14). Después de eso se lanzó a su
ministerio público. Pedro, en el mensaje pronunciado en la casa de
Cornelio, dijo que «Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a
Jesús de Nazaret» y que él «anduvo haciendo bienes y sanando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hch
10:38; vea también 4:27).
Un ejemplo destacado de este ministerio de liberación del poder
del diablo es la expulsión de un demonio de un hombre ciego y
mudo (Mt 12:22-30). Los fariseos insistieron en que Jesús había
realizado este y otros milagros similares por el poder de Satanás.
Pero Jesús respondió que Satanás no expulsa a Satanás, y pasó a
insistir en que él echaba fuera demonios «por el Espíritu de Dios» (v.
28).
El libro de Hechos registra muchos casos de milagros producidos
por manos de los discípulos. Jesús había prometido: «el que cree en
mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores,
porque yo vuelvo al Padre» (Jn 14:12). Inmediatamente después de
esa afirmación habló de la venida del Espíritu Santo. Justo antes de
su ascensión al Padre prometió de nuevo: «Pero cuando venga el
Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos»
(Hch 1:8). Los medios por los cuales los discípulos testificarían
incluyeron las «mayores» obras que validaron las afirmaciones
verbales que decían respecto a Jesús. Hebreos 2:3-4 indica
claramente la conexión entre la predicación del evangelio y las
manifestaciones del poder de Dios que la acompañaba: «¿Cómo
escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta
29Sin embargo, es una posición extrema sostener que mientras estuvo en la
tierra, Jesús realizó cada una de sus obras solo como un hombre capacitado por el
Espíritu Santo. El perdón de pecados que otorgó (Mr 2:5-7) fue el resultado de su
propia deidad inherente, sin mediación del Espíritu Santo. Lo mismo se podría decir
de los milagros «de la naturaleza» tales como calmar la tempestad y alimentar a los
cinco mil.
El Espíritu y el Mesías 49

salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la


oyeron nos la confirmaron. A la vez, Dios ratificó su testimonio
acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones
distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad».

Su MUERTE

Cristo «por medio [dia, "por medio de"] del Espíritu eterno se
ofreció sin mancha a Dios» (He 9:14). Por el poder del Espíritu fue
por lo que Jesús logró toda fase de su ministerio. Ahora su obra
cumbre, su muerte expiatoria en la cruz, también queda asociada con
el poder capacitador del Espíritu.30
SU RESURRECCIÓN

El Espíritu Santo participó en el estupendo milagro de la re-


surrección de Cristo de entre los muertos. Pablo declaró que Jesús
«según el Espíritu de santidad fue designado con poder Hijo de Dios
por la resurrección» (Ro 1:4;31 vea también 8:11). Dice en otra parte
que Jesús «fue vindicado por el Espíritu» (1 Ti 3:16). Las
afirmaciones de Jesús de ser el Hijo de Dios quedaron vindicadas, o
justificadas, por la poderosa operación del Espíritu de Dios al
levantarle de los muertos. Si Jesús hubiera permanecido en la tumba,
sus afirmaciones de deidad habrían sido negadas. Además, Pedro
dice que Cristo «sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo
que volviera a la vida» (1 P 3:18).
El Espíritu no solo volvió a la vida al cuerpo muerto de Jesús,
sino que también lo transformó de un cuerpo natural y físico a un
cuerpo espiritual (1 Co 15:44-45). A este cambio se debe que el Se-
ñor resucitado se les pudiera aparecer a los discípulos aunque estos
se encontraran tras puertas cerradas (Jn 20:19).

300'Donnell, «In Him» (36), argumenta que cuando Jesús «inclinó la cabeza y entregó el
espíritu» en la cruz (Jn 19:30), la correcta interpretación es que Jesús entregó el Espíritu Santo,
con el que había sido investido. Una traducción estricta permite que se ponga «entregó el
Espíritu». El significado sería entonces que Jesús entregó, o devolvió, al Padre el Espíritu
Santo, porque ya no necesitaba la capacitación de este. Lucas, sin embargo, registra que Jesús
dijo: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (23:46). El pronombre posesivo mou (mí)
se halla en el texto griego. La interpretación más sencilla y con certeza la más correcta es que
la muerte de Jesús significaba la separación de su cuerpo y de su espíritu humano, que volvía a
Dios.
31La frase «Espíritu de santidad» es el modo hebreo de decir «Fspíritu Santo».
50 Pneumatología general

El Señor resucitado
Durante su vida terrenal la relación de Jesús con el Espíritu Santo
fue de dependencia. Para cumplir su misión necesitaba ser ungido
por el Espíritu. Pero después de su resurrección ocurrió un cambio
en los papeles de estas dos personas de la Deidad. Como Señor
resucitado Jesús es quien envía al Espíritu a sus discípulos, que están
esperando.
Los Evangelios indican desde el principio de su ministerio
público que tal cambio iba a suceder. En su bautismo el Espíritu vino
sobre Jesús y lo capacitó para su obra. El Padre mismo le dijo a Juan
el Bautista que aquel sobre quien él viera descender al Espíritu era
quien bautizaría en el Espíritu Santo (Jn 1:32-33). ¡Aquel a quien le
fue enviado el Espíritu sería ahora el que enviaría al Espíritu!
Hay una inversión de papeles en la relación del Hijo con el
Espíritu Santo. El Hijo ya no es pasivo ante los impulsos del
Espíritu, sino que activamente derrama este sobre la Iglesia. 32 El
Evangelio de Juan registra las promesas de Jesús de enviar al
Espíritu. Jesús dijo: «Les conviene que me vaya porque, si no lo
hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo
enviaré a ustedes» (Jn 16:7). La venida del Espíritu en el día de
Pentecostés fue una evidencia de que Jesús había ascendido en
verdad al Padre. Pedro, al defender a su Señor, dijo de él: «Exaltado
por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo
prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen» (Hch
2:33).
Jesús había prometido enviar al Paráclito (Jn 15:26) para que
fuera su representante terrenal. El Espíritu Santo está separado del
Señor Jesucristo, pero siempre obra juntamente con él. No hace nada
por autoridad propia (Jn 16:13-14). Juan menciona tres actividades
del Espíritu Santo que tienen que ver específicamente con Cristo.
(1) Les recordará a los discípulos todo lo que dijo Jesús (Jn
14:26).
(2) Testificará de Jesús (15:26). Cuando Pedro predicó a Cristo
ante el sanedrín concluyó diciendo: «Nosotros somos testigos de
estos acontecimientos, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha
dado a quienes le obedecen» (Hch 5:32). Los tres medios primarios
por los cuales el Espíritu Santo da testimonio de Cristo son (a)
comunicación verbal de la palabra, sea predicación, enseñanza o
32O'Donnell, «In Him», 38.
El Espíritu y el Mesías 51

conversación informal; (b) señales y prodigios; y (c) vidas piadosas


de los creyentes.
(3) Glorificará a Jesús (Jn 16:13-14). En otras palabras, dirigirá
la atención a Jesús. La prueba de cualquier verdadera obra del
Espíritu es si atrae la atención hacia el Señor. La traducción que la
versión King James hace del versículo 13 («no hablará de sí
mismo») a menudo se malinterpreta, como si quisiera decir que el
Espíritu Santo no hablará respecto a sí mismo. Esto no puede ser el
verdadero significado, puesto que sabemos que las Escrituras,
inspiradas por el mismo Espíritu, dicen mucho acerca del Espíritu.
La NVI ofrece una comprensión correcta del texto griego «no
hablará por su propia cuenta». La NASB añade la palabra
«iniciativa». Una traducción literaria diría: «No hablará de sí
mismo». Jesús estaba hablando acerca de la fuente, no del contenido,
de lo que el Espíritu diría.33
Un asunto adicional pertenece a esta sección: el incidente de
Jesús resucitado soplando sobre los discípulos (Jn 20:19-23), y
especialmente el significado de sus palabras «Reciban el Espíritu
Santo» (v. 22).34

Subordinación del Espíritu


Algunas afirmaciones de las Escrituras en cuanto al Espíritu
Santo pueden dar la impresión de que este no es igual al Padre o al
Hijo. Ya hemos señalado algunas de las afirmaciones hechas por
Jesús mismo, tales como «a quien el Padre enviará en mi nombre»
(Jn 14:26); «que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de
verdad que procede del Padre» (15:26); «se lo enviaré a ustedes»
(16:7); «no hablará por su propia cuenta» (Jn 16:13).
Es importante distinguir entre las ideas de subordinación e
inferioridad. El Espíritu no es inferior al Padre o al Hijo. Las tres
personas son igualmente Dios; no hay diferencia en su esencia o
naturaleza. Pero hay diferencias en sus funciones. Las tres obran
juntas armoniosamente, pero cada uno tiene funciones separadas. Al
Espíritu a veces se le llama Ejecutivo de la Deidad porque por medio
de él se median las bendiciones de Dios y su presencia para las
personas.
33La frase griega es af jeautou, siendo la preposición genitivo y ablativo de
fuente.
34En la parte 2 de este libro se estudia este pasaje, cap. 8,111-115.
52 Pneumatología general

Una analogía puede ayudar a aclarar este punto, aunque debemos


recordar que ninguna analogía se puede aplicar en todo detalle
particular. Todas las personas son creadas a imagen de Dios; por
consiguiente, en lo que tiene que ver con la naturaleza más íntima,
nadie es inferior a nadie, aunque una persona puede estar
subordinada a otra en una situación dada. Lo mismo en la relación
entre el Espíritu por un lado y el Padre y el Hijo por el otro.
Capítulo 4

El Espíritu y la iglesia
El Espíritu Santo y la iglesia son inseparables. Dondequiera que
esté la verdadera iglesia, allí también está obrando el Espíritu Santo.
En su sentido más pleno, la iglesia no llegó a existir hasta el día de
Pentecostés, porque esa fue la ocasión en que el Espíritu vino sobre
el cuerpo unido de creyentes.35
El Nuevo Testamento emplea dos figuras retóricas para ilustrar
esta conexión entre el Espíritu y la iglesia: un templo y un cuerpo.
La metáfora del templo recalca la relación entre la iglesia y Dios, y
la metáfora del cuerpo recalca la relación de la iglesia con los
creyentes y con los no creyentes.

Templo del Espíritu Santo


A la iglesia se la compara con un edificio; más específicamente,
con un templo. Como lo muestra 1 Corintios 3:16-17, los términos
«templo del Espíritu Santo» y «templo de Dios» son
intercambiables. Los escritos de Pablo contienen varias referencias a
esta imagen.

EVIDENCIA DEL NUEVO TESTAMENTO

Tal vez el pasaje más conocido sea 1 Corintios 6:19, donde Pablo
habla del creyente individual, no de la iglesia total, cuando dice:
«¿Acaso no saben que su [singular] cuerpo es templo del Espíritu
Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios?»
Su llamado es a una vida pura personal, como lo indica el contexto.

Pero hay otros tres pasajes paulinos que hablan de que todos los

35El propósito de este capítulo es explorar la relación entre el Espíritu Santo y la Iglesia.
No puede, por razones obvias, ser un tratado exhaustivo de la iglesia.

5
5
56 Pneumatología general

creyentes forman colectivamente un solo templo:


(1) «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu
de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, él
mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado,
y ustedes son ese templo» (1 Co 3:16-17). La advertencia se dirige a
cualquier individuo que hace daño, o intenta hacer daño, a la iglesia,
como lo muestra la primera parte del capítulo. 36
(2) Pablo, al llamar al pueblo de Dios a apartarse de todo lo
malo, dice: «¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos?
Porque nosotros somos37 templo del Dios viviente. Como él ha
dicho: "Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo"» (2 Co 6:16).
(3) En otro pasaje dice que en Cristo «todo el edificio, bien
armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el
Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser
morada de Dios por su Espíritu» (Ef 2:21-22).
Pedro también usa este simbolismo, pero no usa la palabra
«templo». Dice: «también ustedes son como piedras vivas, con las
cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a
ser un sacerdocio santo. Para ofrecer sacrificios espirituales que Dios
acepta por medio de Jesucristo» (1 P 2:5).

TRASFONDO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

La iglesia como templo del Espíritu Santo es el cumplimiento de


lo que Dios instituyó en el Antiguo Testamento tanto en el
tabernáculo como en el templo. Cuando se construyó el tabernáculo
se nos dice que:

En ese instante la nube cubrió la Tienda de reunión, y la gloria


del SEÑOR llenó el santuario. Moisés no podía entrar en la- Tienda
de reunión porque la nube se había posado en ella y la gloria del
SEÑOR llenaba el santuario (Ex 40:34-35).

De manera similar, cuando se dedicó el templo de Salomón,


leemos:

Cuando los sacerdotes se retiraron del Lugar Santo, la nube llenó

36Obsérvese que el v. 9 dice: «Ustedes son ...edificio de Dios».


37La variante «ustedes son» no es importante para esta consideración.
El Espíritu y la iglesia 57

el templo del SEÑOR. Y por causa de la nube, los sacerdotes no


pudieron celebrar el culto, pues la gloria del SEÑOR había llenado
el templo (1 R 8:10-11; véase también (2 Cr 5:13-14; 7:1-2).

Aun cuando Dios está presente en todas partes, a veces decide


manifestar su presencia en un lugar de una manera muy especial.
Podemos decir que el tabernáculo y el templo son lugares de lo-
calización o focalización de la presencia de Dios. Él eligió morar allí
de una manera especial. A esta manifestación particular de sí mismo
a veces se le llama «shequiná»38, que es una palabra hebrea que
quiere decir «morada», y que a veces se usa como sinónimo de esta
demostración de la gloria de Dios.
Ya he mencionado que el Espíritu Santo es el medio por el que
Dios da a conocer su presencia. Dos pasajes de los Salmos destacan
esto con claridad. En la poesía hebrea el autor a menudo dice la
misma verdad de dos formas diferentes, haciendo uso de un recurso
poético llamado paralelismo. El siguiente pasaje muestra que
«Espíritu Santo» y «la presencia de Dios» se pueden usar
indistintamente.

No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu (Sal


51:11). ¿Adónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿Adónde podría
huir de tu presencia? (Sal 139:7)

Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra era la manifestación y


focalización especial de la presencia de Dios entre la humanidad. «Y
el Verbo se hizo hombre y habitó [puso su taber- náculo] 39 entre
nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde
al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1:14).
El mismo Jesús llamó a su cuerpo «este templo» (2:19). Había
venido a completar la ley; por consiguiente su venida supera al
templo y al tabernáculo del Antiguo Testamento.
Esto trae a la memoria las palabras de Pablo y Pedro que se
citaron arriba. La iglesia ahora es el verdadero templo de Dios,
morada del Espíritu Santo. La presencia de Dios no está limitada a

38Este no es un término bíblico, pero el concepto sí lo es.


39E1 verbo griego eskenosén (eskenoo) es la forma verbal de los sustantivos eskené, es-
kenós y eskénoma (tienta, carpa, cobertizo, alojamiento). En la mayoría de los pasajes del NT,
eskené se refiere al tabernáculo del AT o tienda de reunión (Hch 7:44; He 8:2,5; 9:2-
3,6,8,11,21; 13:10; Ap 15:5).
58 Pneumatología general

un edificio físico. Esteban les recordó esto a sus perseguidores


cuando dijo que: «el Altísimo no habita en casas construidas por
manos humanas» (Hch 7:48). Y Pablo, en la ciudad de Atenas
infestada por la idolatría, declaró: «El Dios que hizo el mundo y todo
lo que hay ... No vive en templos construidos por hombres» (17:24).
Incluso al profeta Isaías le fue dado este mensaje para el pueblo de
Dios, siglos antes de la venida de Jesús (Is 66:1-2).
Volvemos a la importante idea de que la iglesia es un templo
espiritual, la que es ahora el lugar especial de la morada de Dios en
la tierra. ¿Cuándo tuvo lugar este cambio de un tabernáculo y templo
reales a un templo espiritual, la iglesia, como lugar de morada de
Dios en la tierra? Fue en el día de Pentecostés. Lucas no nos dice
dónde estaban los discípulos reunidos cuando el Espíritu Santo fue
derramado; simplemente dice que estaban reunidos «en el mismo
lugar» (Hch 2:1). Muchos infieren partiendo de 1:13 que se trataba
del Aposento Alto.40
Pero también es posible que se encontraran en los recintos del
templo. Lucas termina su Evangelio diciendo que cuando los
discípulos volvieron a Jerusalén después de la ascensión de Jesús
«estaban continuamente en el templo, alabando a Dios» (Lc 24:53).
Sabemos por otros pasajes en Hechos que después de Pentecostés los
discípulos iban al templo a orar (2:46; 3:1). Sería muy apropiado en
verdad que el Señor escogiera el sitio físico del templo como lugar
para realizar su templo espiri- tual.41
EL SACERDOCIO DE LOS CREYENTES

En el templo servían los sacerdotes, que era un cuerpo selecto de


hombres que representaban al pueblo delante de Dios. Gran parte de
su trabajo tenía que ver con el ofrecimiento de sacrificios por el
pueblo.
«El sacerdocio universal de los creyentes» fue una consigna de la
Reforma protestante del siglo dieciséis. Martín Lutero enseñaba,
como muestran las Escrituras, que todo creyente tiene acceso directo
a Dios. El Señor Jesucristo es el único mediador (1 Ti 2:5). Pablo
dice que por Jesucristo tanto judíos como gentiles tienen «acceso al

40Se debe hacer la pregunta: «¿Cómo pudieron los oyentes distinguir los diferentes
idiomas que se hablaron en el aposento alto?»
41Sin embargo, este punto de vista no está libre de dificultades. El registro dice que ellos
estaban sentados (kadsemai, Hch 2:2). Este verbo puede, en un limitado número de lugares,
significar «quedarse, estar, vivir, residir, establecerse» (Mt 4:16; Lc 1:79; 21:35; Ap 14:6),
pero en la mayoría de las veces que aparece tiene el significado
El Espíritu y la iglesia 59

Padre por un mismo Espíritu» (Ef 2:18). Este versículo es


especialmente interesante porque, inmediatamente después de él,
Pablo habla del templo espiritual. Así que el Espíritu establece
contacto directo entre Dios y los creyentes. Debido a esta obra del
Espíritu Santo, Pedro puede llamar a todos los creyentes «sacerdocio
santo» (1 P 2:5). Luego pasa, en el versículo 9, a hablar de los
creyentes como «real sacerdocio», pensamiento que aparece en el
libro de Apocalipsis, en donde la idea del sacerdocio va ligada a la
de reinar con Cristo (1:6; 5:10; 20:6).
El sacerdocio espiritual del templo espiritual debe, por con-
siguiente, ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios (1 P 2:5).
El Nuevo Testamento menciona claramente tres 8 de dichos
sacrificios:
(1) Nuestros cuerpos. El sacrificio supremo único fue cruci-
ficado en la cruz, de modo que Dios ya no desea que se le ofrezcan
sacrificios muertos; ahora busca sacrificios vivos. Pablo habla de
esto cuando dice: «Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la
misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en
adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios» (Ro 12:1).

básico de «sentarse». Lo mismo se puede decir de los verbos sinónimos (kadsizo), que tiene el
significado de «establecerse, quedarse, vivir» en dos pasajes (Lc 24:49; Hch 18:11), con el
significado de «sentarse» predominando en el resto de ocurrencias. Sin embargo, la palabra
«casa» a veces se usaba como sinónimo del templo (por ejemplo, 2 S 7:5,13; 1 Cr 22:6; Hch
7:47).
8
E1 apóstol Pablo menciona un cuarto sacrificio espiritual, que resulta del ministerio que
Dios le había dado: Los gentiles que vinieron a Cristo mediante su ministerio llegarían a ser
«una ofrenda aceptable a Dios, santificada por el Espíritu Santo» (Ro 15:16).
(2) Nuestra alabanza. Los sacrificios de animales se ofrecían a
diario en el templo, así que continuamente se quemaban sus
cadáveres; el humo, y el aroma que resultaba de eso subía hasta
Dios. Con este telón de fondo se nos dice a los creyentes que
«ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un
sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan
su nombre» (He 13:15).
(3) Nuestras buenas obras. «No se olviden de hacer el bien y de
compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que
agradan a Dios» (He 13:16). Pablo elogia a los fili- penses por
enviarle cosas que le ayudaron a aliviar la dureza de la vida en la
cárcel, lo que les caracterizó como «olor fragante, sacrificio acepto,
60 Pneumatología general

agradable a Dios» (Fil 4:18).

Un cuerpo animado por el Espíritu


A diferencia de la idea del templo, la metáfora de la iglesia como
cuerpo, y en particular el cuerpo de Cristo, no se basa en nada del
Antiguo Testamento. Es más, Pablo es el único autor del Nuevo
Testamento que emplea esta analogía. Es una de las maneras más
significativas de hablar de la iglesia. Los pasajes clave son Romanos
12:3-8; 1 Corintios 12:12-27; y Efesios 4:4-13. Cada uno de ellos
liga la idea de la iglesia como cuerpo con la obra del Espíritu
Santo.42 Así como el cuerpo humano solo puede existir cuando hay
aliento que sustente su vida, del mismo modo, el Cuerpo de Cristo,
la iglesia, solo puede existir cuando el Espíritu Santo la llena de
energía.

EL ESPÍRITU FORMA LA IGLESIA

«Todos fuimos bautizados por43 un solo Espíritu para constituir


un solo cuerpo» (1 Co 12:13; vea también Ro 6:3; 12:5; Gá 3:27).
En el momento de la conversión uno llega a ser miembro de este
cuerpo. La persona es salvada como individuo pero inmediatamente
es incorporada al Cuerpo de Cristo por la operación del Espíritu
Santo.

ÉL AÑADE A LA IGLESIA

El Espíritu Santo no solo es la vida interior de la iglesia, sino que


también añade continuamente los nuevos miembros al cuerpo.
Realiza esto obrando por medio del pueblo de Dios. El apóstol Juan
dice: «El Espíritu y la novia [otra metáfora de la iglesia] dicen:
"¡Ven!";... y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida»
(Ap 22:17).
El libro de los Hechos es un comentario sobre este punto. Solo
por el poder del Espíritu Santo pudieron los discípulos testificar
eficazmente (Hch 1:8). Como resultado de la predicación de Pedro
42Otros pasajes, por supuesto, usan la imagen del cuerpo para la iglesia (especialmente
en Colosenses y en otros pasajes de Efesios), pero lo que aquí nos interesa es la conexión entre
el cuerpo y el Espíritu Santo.
43Para una consideración de lo apropiado de traducir «por» antes que «en», vea segunda
parte, cap. 7,100-105.
El Espíritu y la iglesia 61

inspirada por el Espíritu Santo (2:14), 44 sus oyentes «todos se


sintieron profundamente conmovidos [el Espíritu Santo los hizo
sentirse convictos]» (2:37), trayendo como resultado la adición de
tres mil almas a la iglesia ese día (2:41). Lucas indica más adelante
que «cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos»
(2:47).
No se puede exagerar lo fundamental que resultó el ser humano
en el avance de la obra de Dios. Dios podía haberlo ordenado de otra
manera, decidiendo soberanamente que las personas pudieran ser
salvadas mediante la obra directa y sin mediación del Espíritu Santo.
Pero ha escogido usar a los creyentes, conforme ellos se someten al
Espíritu, para que sean instrumentos para añadir miembros al Cuerpo
de Cristo. Así como el Señor Jesucristo necesitó de un cuerpo físico
para cumplir el plan divino redentor para la humanidad, lo mismo
sucede con la nueva implementación de este plan mediante su
cuerpo espiritual, la iglesia.

ÉL UNE EL CUERPO

El Espíritu Santo es el único agente para lograr verdadera unidad


entre los creyentes. Pablo les dijo a los creyentes en Éfeso:
«Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el
vínculo de la paz». Luego añadió la significativa afirmación: «Hay
un solo cuerpo y un solo Espíritu» (Ef 4:3-4). La iglesia de Corinto
se fragmentó debido a varios elementos competidores de la
congregación, cada uno aduciendo apego a un individuo específico.
Pablo se ve obligado a preguntar: «¿Está dividido Cristo?» (1 Co
1:13). Debido a este espíritu divisivo en la congregación les dice que
son carnales12 (3:1-4). Todo lo que se opone a la obra del Espíritu es
carnal; o sea, los creyentes que no permiten que el Espíritu de Dios
los controle en su relación con otros creyentes están dominados por
su naturaleza más baja, no santificada, que las Escrituras con
frecuencia llaman «la carne» (vea Ro 8:5-9,13 y Gá 5:16-26).
Todos los que han nacido de nuevo por el Espíritu son miembros
de un único cuerpo, aunque esto tal vez no siempre sea evidente por
fuera. La Palabra de Dios insta a los creyentes a demostrar entre sí y
ante el mundo que esta unidad es verdaderamente una realidad. Esto
se logra solo cuando los creyentes son «siempre humildes y amables,
44Para una consideración del término apofdsengomai, vea segunda parte, cap. 9, 140.
62 Pneumatología general

pacientes, tolerantes unos con otros en amor» (Ef 4:2). Uno de los
factores más importantes para el éxito de la iglesia apostólica se
halla en la palabra griega jomodsuma- don, que quiere decir «de un
mismo sentir, propósito o impulso»13 (Hch 1:14; 2:46; 4:24; 15:25;
vea también 2:1 para ver una palabra relacionada con esta). Sin esta
unidad entre ellos mismos, los primeros cristianos no habrían
experimentado la presencia y el poder de Dios en medio de ellos y
en su testimonio.

ÉL DESIGNA MIEMBROS DEL CUERPO PARA FUNCIONES ESPECÍFICAS

Todo 1 Corintios 12 es un comentario sobre los miembros del


cuerpo que son nombrados por el Espíritu para funciones
12
La NVI dice «mundanales» para los adjetivos sarkinoi (1 Co 3:1) y sarkikoi (v. 3). La
NASB dice «hombres de carne» (v. 1), y «carnal» (v. 3). Según Walter Bauer, el significado
de ambos verbos en estos versículos es «carnal, perteneciente al campo de la carne», A Greek-
English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literatu- re, traducido por
William F. Arndt y F. Wilbur Gingrich; 2 ed. de la traducción revisada y aumentada por F.
Wilbur Gingrich y Frederick W. Danker, University of Chicago Press, Chicago, 1979, 742-
743. De aquí en adelante mencionado como BAGD.
"BAGD, 566.
específicas. Las siguientes son algunas lecciones importantes 14
que se derivan de este pasaje.
(1) Hay una amplia diversidad de dones y funciones que el
Espíritu les asigna a los miembros como individuos. Las operaciones
que a veces son llamadas «dones del Espíritu» se extienden desde
una palabra de sabiduría hasta la interpretación de lenguas (1 Co
12:8-10). Pablo también incluye como dones a los ministerios
asociados con el liderazgo: apóstoles, profetas, evangelistas,
pastores, maestros (vv. 28-30; Ef 4:8,10-12). En Romanos menciona
otros dones adicionales, tales como servicio, exhortación, liberalidad
y misericordia (12:7-8).45 46
(2) Todos los miembros del cuerpo poseen algún don. «A cada
uno se le da una manifestación especial del Espíritu» (1 Co 12:7).
Ningún creyente puede decir: «No sirvo para nada en el Cuerpo de
Cristo». Así como todo miembro de nuestro cuerpo físico tiene una
tarea específica designada, así todo miembro del Cuerpo de Cristo
tiene alguna función vital que cumplir para el bienestar del cuerpo.
45Para una consideración más amplia del Cuerpo de Cristo y los dones espirituales, vea la
tercera parte.
46Vea la tercera parte para una consideración de los dones espirituales individuales.
El Espíritu y la iglesia 63

De nada sirve que una persona desee el don o talento de otra. Todos
los miembros deben determinar individualmente, con oración, qué
función quiere el Señor que desempeñen en el cuerpo.
(3) El Espíritu distribuye los dones de forma soberana: «quien
reparte a cada uno según él lo determina» (1 Co 12:11). Pablo dice
más adelante: «Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le
pareció» (v. 18). Repite la misma idea cuando en Romanos dice que
«tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado» (Ro
12:6). Los creyentes deben colocarse en posición de que el Espíritu
Santo los utilice y de recibir dones espirituales, pero la concesión de
dones específicos es prerrogativa del Espíritu. Dios, en su sabiduría
y por razones que no siempre nos revela, concede a otros dones que
a nosotros mismos nos gustaría manifestar.
(4) Todos los miembros del cuerpo dependen unos de otros. «El
ojo no puede decirle a la mano: "No te necesito".
Ni puede la cabeza decirle a los pies: "No los necesito"» (1 Co
12:21). Ningún miembro puede considerarse superior a los demás.
Principalmente hay dos razones para esto: (a) Tal miembro
«superior» no puede existir separadamente de los demás miembros
(incluso de los miembros «inferiores») así como la cabeza,
«superior», de uno no puede existir separadamente de las manos,
«inferiores», que suplen alimento para un estómago «inferior», que
provee nutrición para todo el cuerpo, incluyendo la cabeza, (b) Los
dones se distribuyen en base al mérito personal; los distribuye Dios
en su soberanía. Esto descarta de inmediato toda base para la
jactancia.
(5) Todos los miembros deben participar de la alegría o tristeza
de cualquiera de los miembros. «Si uno de los miembros sufre, los
demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los
demás se alegran con él» (1 Co 12:26). Cuando a alguien le duele el
oído, el cuerpo entero sufre. Cuando una música hermosa cae en
oídos de alguien, no se deleitan solo estos, sino que la disfruta todo
el cuerpo. De la misma manera, idealmente, es el Cuerpo de Cristo.
Alguien lo ha dicho muy bien: «Nuestras tristezas se dividen y
nuestras alegrías se multiplican».
(6) El propósito global de la concesión divina de los diferentes
dones a ios miembros del cuerpo es la edificación de la iglesia. «A
cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien
de los demás» (1 Co 12:7). Aunque a veces los dones, talentos y
ministerios que Dios concede por su Espíritu pueden edificar al
64 Pneumatología general

individuo que los manifiesta, son primordialmente para fortalecer y


edificar a la iglesia. Además, pueden ministrar a las necesidades de
los no creyentes (por ejemplo: evangelismo, sanidades, milagros).

La comunión del Espíritu


Pablo usa la expresión «la comunión [koinonía] del Espíritu
Santo» (2 Co 13:14; cf. Fil 2:1). Este concepto es inseparable del de
la iglesia como Cuerpo de Cristo. Koinonía también se puede
traducir por «comunión» o «participación». Hay dos interpretaciones
básicas, pero que no se excluyen mutuamente, de la frase «la
comunión del Espíritu Santo». Una significa que los creyentes
participan del Espíritu Santo. 47 La otra se refiere a la obra del
Espíritu, que forma a los creyentes en una comunidad o comunión. 48
Ambas interpretaciones tienen una base firme en las Escrituras, y
la una es imposible sin la otra. Eso se debe a que los pecadores
arrepentidos participan del Espíritu Santo (1 Co 12:13; He 6:4) y
reciben el privilegio de entrar en la comunión que él crea, la iglesia.
Sin embargo, esta idea de la comunión del Espíritu no se halla en el
Antiguo Testamento, porque solo ciertos individuos participaron del
Espíritu antes del derramamiento el día de Pentecostés.

47Genitivo partitivo.
48Genitivo ablativo de fuente, o genitivo subjetivo.
Capítulo 5

El Espíritu y el creyente
Jesús, en su condición terrenal, fue un hombre controlado
completamente por el Espíritu Santo. Desde el momento de su
concepción milagrosa hasta su resurrección de entre los muertos y
exaltación a la diestra del Padre, el Espíritu de Dios obró
poderosamente en él. Así debe ser con el creyente; desde el principio
hasta el fin, la vida cristiana es posible solo por el poder del Espíritu
Santo que mora en él.
Este capítulo estudia la actividad del Espíritu en la experiencia
del creyente, desde el nuevo nacimiento hasta la resurrección de
entre los muertos.

El Espíritu y el pecador
Los no regenerados están muertos espiritualmente en sus delitos y
pecados (Ef 2:1), y como consecuencia de eso son insensibles a las
cosas espirituales. Solo cuando el Espíritu Santo se mueve en ellos
pueden llegar a darse cuenta de su necesidad espiritual. Entonces
deberán decidir si continuar en su estado de pecado o responder
positivamente a la voz del Espíritu. A lo largo de todo el libro de los
Hechos se nos ofrece un cuadro muy gráfico de esto. Algunos, como
los que se opusieron a Esteban, resistieron al Espíritu Santo (Hch
7:51); otros, como los tres mil del día de Pentecostés, aceptaron el
mensaje de Pedro, ungido por el Espíritu (2:41).

LA CONVICCIÓN DEL ESPÍRITU

Jesús les dijo a sus discípulos que cuando el Espíritu Santo


viniera, «convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la
justicia y al juicio» (Jn 16:8).

El Espíritu convence a los pecadores de su necesidad espiritual;

6
7
68 Pneumatología general

la mera lógica o retórica no puede persuadirlos. El pecado básico de


la humanidad es el rechazo de Jesucristo (Jn 16:9); este rechazo se
debe a no querer admitir su estado de pecado y creer que él es el
único que puede efectuar los cambios necesarios.
El Espíritu convence además de justicia (Jn 16:10). Esto tiene
que ver con la resurrección de Jesús y su ascensión al Padre; eventos
que demostraron que él era en verdad el Hijo de Dios y que lo que
decía era cierto o justo (Ro 1:4; 1 Tim 3:16). Este concepto de
justicia también incluye la idea de la «rectitud» de Dios al castigar a
los pecadores no arrepentidos (Ro 1:18). Pero también incluye la
justificación de los pecadores, su «posición justa» ante Dios cuando
se arrepienten y creen (Ro 4:25).49
Finalmente, el Espíritu convence de juicio (Jn 16:11). El príncipe
de este mundo, Satanás, sufrió una serie de derrotas aplastantes a
manos de Jesús, que culminaron en la resurrección de Jesús de entre
los muertos. Jesús derrotó a Satanás en el desierto (Mt 4:1-11; Mr
1:12-13; Lc 4:1-13). Lo derrotó además al expulsar demonios y al
sanar enfermos (Hch 10:38). Satanás ya ha sido juzgado, y todo
pecador que verdaderamente cree en Jesucristo sirve como evidencia
continua de esta derrota de Satanás.

LOS MEDIOS DE CONVICCIÓN

La convicción de pecado viene solo por medio del Espíritu


Santo. Pero rara vez soslaya la importancia humana para hablarle al
corazón de los pecadores. El medio que usa es el mensaje del
evangelio presentado por testigos fieles, cuya necesidad recalca
Pablo en Romanos 10:9-17.
El libro de los Hechos presenta el mensaje de la iglesia primiti-
va. Consistía básicamente en el mensaje de Jesucristo como Sal-
vador y la necesidad de creer en él sobre la base de su muerte y
resurrección, para que el juicio de Dios no venga sobre los oyentes si
lo rechazan. El resultado de esta clase de testimonio inspirado por el
Espíritu fue que los oyentes se sintieron profundamente
«conmovidos y preguntaron: Hermanos, ¿qué debemos hacer?» (Hch
2:37).

49Una interpretación bastante frecuente de que el Espíritu convence a los hombres «de
justicia» es que los convence de su justicia propia, tal como en la frase previa la palabra «de
pecado» quiere decir su propio pecado y en la siguiente frase la palabra «de juicio» quiere
decir su propia condenación (vea Jn 16:9-11).
El Espíritu y el creyente 69

Solo el Espíritu Santo puede convencer a las personas de su


necesidad de salvación. La responsabilidad del creyente es declarar y
proclamar el mensaje de salvación, y dejar los resultados en manos
del Señor, que habla a los corazones por medio de su Espíritu. Las
palabras de Pablo en este punto son tan apropiadas que es preciso
oírlas con detenimiento:

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el


testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sa-
biduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna
sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con
debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi
predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría,
sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra
fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el
poder de Dios. (1 Co 2:1-5, RVR60).

A veces Dios decide hablar al corazón del pecador mediante la


manifestación de algún don espiritual, muy a menudo la palabra
profética. Pablo dice que mediante la profecía el pecador puede ser
«convencido» y «juzgado» por todos, y así «los secretos de su
corazón quedarán al descubierto. Así que se postrará ante Dios y lo
adorará, exclamando: "¡Realmente Dios está entre ustedes!"» (1 Co
14:24-25).

Salvación
TERMINOLOGÍA

La obra de la salvación es tan extensa que los autores del Nuevo


Testamento la presentan de varias formas diferentes, destacando
cada una faceta especial. Varias de estas se relacionan
específicamente con la obra del Espíritu.

Regeneración
Jesús le dijo a Nicodemo que: «quien no nazca de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios ... Lo que nace del
cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu» (Jn 3:5-6).
Pedro dice que los creyentes son partícipes de la naturaleza divina (2
70 Pneumatología general

P 1:4); y Hebreos 6:4 dice que los creyentes participan del Espíritu
Santo.
Uno puede ver la similitud50 con la concepción y nacimiento de
Jesús. Él fue concebido por el Espíritu Santo; fue una obra
milagrosa. Era imposible que el nacimiento virginal tuviera lugar
mediante esfuerzo humano. Lo mismo con el nuevo nacimiento; solo
se puede explicar en términos de un milagro. Es un misterio que se
puede experimentar, pero la forma precisa en que tiene lugar desafía
toda explicación. Jesús indicó esto cuando dijo: «El viento sopla por
donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a
dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu» (Jn 3:8).
Lo que dice Pablo al hablar del «lavamiento de la regeneración y
de la renovación por el Espíritu Santo» (Tit 3:5) es paralelo a lo que
afirma Jesús en cuanto a «nacer del agua y del Espíritu» (Jn 3:5).
Hay varias interpretaciones respecto a lo que quiso decir Jesús con
«agua», pero es muy posible que pensara en el agua como símbolo
del Espíritu Santo, tal como lo hizo cuando hablaba de ríos de agua
viva (Jn 7:37-39). La palabra «y» (gr. kai) en la frase «agua y el
Espíritu» en Juan 3:5 se puede traducir alternativamente como
«incluso», «es decir», «o sea», de modo que Jesús tal vez estaba
diciendo «quien no nazca del agua, es decir, del Espíritu». 51
Resurrección espiritual y nueva creación
Estrechamente relacionados con la palabra «regeneración» se
encuentran los términos «resurrección espiritual» y «nueva
creación». Todos ellos recalcan la idea de una vida nueva. Ya he
mencionado al Espíritu Santo en su obra de creación y del
levantamiento de Jesús de entre los muertos. El pecador está muerto
espiritualmente y necesita ser resucitado espiritualmente (Ef 2:1-2;
Col. 3:1-2). Visto desde otra perspectiva, el pecador necesita ser
creado de nuevo (2 Co 5:17; Gá 6:15).
50No me atrevo a usar una palabra más fuerte, tal como «analogía» o «paradigma».
51Otras interpretaciones significativas entienden que el agua es (1) el bautismo; (2)
símbolo de la Palabra de Dios; (3) el fluido amniótico que rodea al feto. Mi propia res puesta
breve a cada una de estas alternativas: (1) Dada la importancia que el NT asigna al bautismo,
uno no debe descartar esta interpretación de buenas a primeras. Pero tampoco puede uno
insistir en la necesidad absoluta del bautismo para la salvación. (2) La Palabra de Dios es
indispensable para la salvación. Sin embargo, es difícil ver por qué en el sintagma «agua y el
Espíritu» Jesús usaría la primera palabra simbólicamente y la segunda, literalmente. Podría
haber dicho perfectamente «la palabra y el Espíritu». (3) El fluido amniótico no produce el
nacimiento del niño. Es más, Jesús contrasta el Espíritu con la carne, no con agua (Jn 3:6).
Otra alternativa es considerar «agua y el Espíritu» como una hendíasis: «agua espiritual».
El Espíritu y el creyente 71

Siguiendo estas mismas líneas, Pablo dice que el no regenerado


ha sido cegado espiritualmente por Satanás, pero que «Dios, que
ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz
en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que
resplandece en el rostro de Cristo» (2 Co 4:6). Cuando Jesús dijo que
la persona no regenerada no puede ver el Reino de Dios (Jn 3:5),
estaba hablando de visión espiritual. La persona no regenerada no
puede percibir las cosas espirituales (1 Co 2:14); tal noción está
disponible solo para el regenerado (vv. 9-11).

Adopción
Visto desde otra perspectiva, los creyentes han sido adoptados en
la familia de Dios por la obra del Espíritu Santo. Han recibido «el
Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
¡Padre!"» (Ro 8:15; vea también Gá 4:6). La adopción en días del
Nuevo Testamento quería decir básicamente lo mismo que hoy. El
hijo adoptivo tenía derecho a todos los privilegios que los hijos
biológicos recibirían de sus padres. Lo mismo con los creyentes.
Una vez fueron hijos de Satanás (Jn 8:44; Ef 2:2), pero ahora han
sido adoptados por Dios.

LA MORADA DEL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo viene a morar en todo creyente. «Si alguno no


tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo» (Ro 8:9; vea también 1
Co 6:19). El Espíritu de Dios entra en el corazón de la persona en el
momento del arrepentimiento y la fe, produciendo la regeneración.
El Espíritu se queda con los hijos de Dios siempre y cuando estos
anden en obediencia a su voluntad. Está siempre presente para guiar
y ayudar a los que se han entregado al Señor.
Esta morada del Espíritu tiene que ser distinguida de la llenura
del Espíritu.52 La morada del Espíritu es necesaria para la comunión
con Dios y la adoración (Jn 4:23-24; Fil 3:3). Además, es el Espíritu
quien sostiene diariamente al creyente, porque él es la fuente de
nuestra vida espiritual. Esta morada del Espíritu fue predicha por el
profeta Ezequiel (Ez 36:25-27).
Hay otra indicación de esta maravillosa verdad en la imagen del

52Vea segunda parte, cap. 8.


72 Pneumatología general

templo. Todo creyente es templo del Espíritu (1 Co 6:19); como


consecuencia, los creyentes deben glorificar a Dios en sus cuerpos,
puesto que en ellos mora el Espíritu.

EL TESTIMONIO DEL ESPÍRITU

¿Cómo puede alguien saber que verdaderamente ha nacido de


nuevo? Una manera obvia es darse cuenta de que ha tenido lugar un
cambio espiritual. Al arrepentirse de los pecados y creer en Cristo
como Salvador personal (Hch 20:21), las cosas viejas pasaron y uno
llega a ser una nueva creación en Cristo (2 Co 5:17; Gá 6:15). Pero
puede haber momentos de incertidumbre con respecto a esta nueva
relación con Dios. A fin de cuentas, los nuevos creyentes deben
descansar en las promesas de Dios, de que si verdaderamente reúnen
sus condiciones, entonces son salvos, independientemente de que
haya o no emoción alguna que lo acompañe.
Sin embargo, Dios ha ofrecido una provisión adicional. «El
Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de
Dios» (Ro 8:16; vea también 1 Jn 3:24). Todo creyente tiene a su
disposición un testigo interno que le asegura que verdaderamente es
hijo de Dios. De algún modo tranquilo e inexplicable, el Espíritu de
Dios le comunica a nuestro espíritu que no hay barrera entre Dios y
nosotros, porque por el Espíritu tenemos acceso al Padre (Ef 2:18).
Santificación
La santificación es una de las obras más importantes del Espíritu
Santo (Ro 15:16; 1 Co 6:11-12; 2 Ts 2:13-14; 1P 1:2). Esta es la
voluntad de Dios para todo creyente (1 Ts 4:3).

EL SIGNIFICADO DEL TÉRMINO

La palabra «santificación» (gr. jagiasmós, o jagiosune) procede


de la misma raíz que la palabra griega para «santo» (jagios). En el
Nuevo Testamento las palabras «santificación» y «santidad» tra-
ducen la misma palabra griega y se usan indistintamente. La idea
básica de la palabra griega es separación. Cuando los creyentes son
llamados a ser santos (o santificados), se les están diciendo que se
separen de todo lo que no es santo y que se dediquen a Dios. Las
palabras «dedicación» y «consagración» también se pueden usar
para traducir la palabra griega.
El Espíritu y el creyente 73
CONCEPTOS ERRADOS DE LA SANTIFICACIÓN

Hay que evitar tres perspectivas extremas en cuanto a la


santificación:

Legalismo
El legalismo enseña que la persona puede ser santificada solo
viviendo en completa obediencia a la ley. Para tales personas la
santificación consiste en observar las regulaciones prescritas. En
efecto, enseñan que la salvación y la retención de la salvación
dependen de las obras, antes que de la fe. A menudo tal enseñanza
toma forma de largas listas tipo «hay que hacer esto» y «no hay que
hacer esto otro». Pablo trata este problema en su epístola a los
Gálatas. Les plantea la pregunta: «¿Tan torpes son? Después de
haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse
con esfuerzos humanos?» (Gá 3:3). Este enfoque legalista no toma
en cuenta las serias palabras que Pablo cita de Deuteronomio 27:26:
«Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en
el libro de la ley» (Gá 3:10).

De principio a fin la vida cristiana se vive por fe, no por obras,


sino por el Espíritu que mora en el creyente. La verdadera fe
producirá en verdad obras cristianas genuinas (Ef 2:8-10), pero es un
error sostener que hacer buenas obras garantiza por sí solo la
salvación.

Antinomianismo
El antinomianismo es la opinión opuesta, y enseña que no
importa cómo viva el creyente. Presenta una noción errónea de la
libertad cristiana, diciendo que como los creyentes han sido hechos
libres por Cristo, pueden hacer lo que se les antoje. Pero Pablo
contesta del modo siguiente: «no se valgan de esa libertad para dar
rienda suelta a sus pasiones» (Gá 5:13). 5 De nuevo, los que han sido
verdaderamente regenerados por el Espíritu de Dios demostrarán
amor por sus acciones hacia Dios y hacia otros.

Perfeccionismo
74 Pneumatología general

Algunos enseñan que los regenerados pueden tener una ex-


periencia de crisis que los deja perfectos y sin pecado. A veces se le
llama «santificación completa», y se basa en la premisa de que la
santificación debe incluir necesariamente el concepto de pecado.
Pero la palabra griega, como ya he indicado, significa separación. El
pecado no interviene necesariamente, porque el mismo Hijo de Dios
que nunca tuvo pecado dijo: «Me santifico a mí mismo» (Jn 17:19).
Es más, no hay ningún ejemplo bíblico de persona alguna que haya
tenido alguna experiencia que le hiciera perfecto y sin pecado. 6

LA SANTIFICACIÓN COMO EXPERIENCIA PROGRESIVA

«Santos» (literalmente, «los santos») es una designación que se


repite en el Nuevo Testamento para los creyentes (por
5
Todo Gálatas 5 destaca la antipatía entre la carne y el Espíritu.
6
Esto no es negar que algunos pueden tener una crisis que producirá en ellos un efecto
profundo, incluso limpiador. Pero en ninguna parte de las Escrituras se sugiere que tales
experiencias hagan perfecto a nadie.

ejemplo: 1 Co 14:33; Ef 1:1,18; Fil 1:1; Col 1:2). No se la reserva


para una categoría especial de creyentes, ni muertos ni vivos. Más
bien, todo creyente es santo. Esto no presenta ninguna dificultad si
recordamos que «santos» quiere decir «separados». Los creyentes
son personas que se han apartado para el servicio a Dios.
Por eso las Escrituras a veces hablan de la santificación como una
experiencia pasada (1 Co 6:11) que sucedió en el momento de la
salvación (1 Co 1:30). Pero también hay un aspecto de santificación
continua. A los creyentes se les llama a ser «perfectos» (gr. teleios),
palabra que se debe entender como «entero» o «maduro». 53 Deben
crecer en gracia (2 P 3:18), y no quedarse satisfechos con el progreso
o nivel de madurez que ya hayan alcanzado. Pablo mismo dijo que
no era perfecto (totalmente maduro) y que seguía esforzándose por
avanzar hacia esa meta (Fil 3:10-14).
Pero la santificación no es un proyecto de hágalo usted mismo.
Los creyentes maduran espiritualmente solo en la medida en que se
sometan cada vez más al Espíritu Santo. El llamado es:
«purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu,
para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación»
(2 Co 7:1), pero solo por el Espíritu podemos en verdad hacer morir

53Vea, por ejemplo Mt 5:48; 19:21; 1 Co 14:20; Ef 4:13; Col 4:12; Stg.l:4; 3:2.
El Espíritu y el creyente 75

las malas obras del cuerpo (Ro 8:13).


Pablo dice además que los creyentes deben experimentar una
transformación continua de su entendimiento, o actitud (Ro 12:2), y
que esto es resultado de la obra del Espíritu del Señor (2 Co 3:18).54
La santificación entera (o madurez espiritual total) es un ideal
hacia el cual debemos esforzarnos con la ayuda del Espíritu Santo.
Pero los creyentes no deben condenarse por no haberla obtenido. La
medida importante de nuestra santificación es el progreso hacia la
meta.
EL FRUTO DEL ESPÍRITU

Las Escrituras presentan un contraste importante entre la carne y


el Espíritu (Ro 8:5-9; Gá 5:16—6:10). Por la forma en que Pablo usa
en estos pasajes el término «carne» quiere decir cualquier cosa que
milita contra el Espíritu de Dios. Las obras de la carne (Gá 5:19-21)
son lo opuesto de lo que produce el Espíritu, como por ejemplo el
fruto del Espíritu (vv. 22-23).
El creyente puede sincera y legítimamente preguntar: «¿Cómo
puedo saber que estoy logrando algún progreso espiritual? ¿Cómo sé
si verdaderamente estoy andando en el Espíritu [Gá 5:16,25]?» Una
medida muy significativa es el grado en el cual manifestamos el
fruto del Espíritu. ¿Se caracteriza nuestra vida más y más por «amor,
alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y
dominio propio» (Gá 5:22-23)? Una medida de tal progreso es la
disposición de la persona a ayudar a restaurar a otro creyente que ha
pecado, procurando hacerlo con un espíritu de amabilidad (Gá 6:1),
que es fruto del Espíritu. La persona espiritual siembra para el
Espíritu, procurando una conducta que honre a Dios. Esto toma con
frecuencia la forma de hacer el bien a tantas personas como sea
posible (Gá 6:1-10). Todo esto está en completo contraste con la
persona carnal que busca solo gratificación personal.

EL ANDAR DIARIO

El Espíritu ayuda al creyente en la vida diaria. Él es:

El Maestro del creyente

54La palabra metamorfoo (transformar) se halla en ambos vv. en tiempo presente, lo que
indica una acción continua: «sigan siendo transformados», «estamos siendo transformados».
76 Pneumatología general

Jesús les dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñaría
todas las cosas (Jn 14:26). A veces esto se lleva a cabo por medio de
seres humanos, ya que el Espíritu ha instituido en la iglesia a
pastores y maestros (1 Co 12:28; Ef 4:11). Pero también existe el
ministerio directo del Espíritu como Maestro divino.
El Espíritu guiará al pueblo de Dios a toda verdad (Jn 16:13).
Cuando llega el momento de tomar una decisión crucial que tiene
que ver con aspectos doctrinales de la obra de Dios, el Espíritu está
allí para instruir. A modo de ilustración: La iglesia primitiva tenía
que tomar una decisión importante con respecto a la situación de los
gentiles en la iglesia (Hch 15). Cuando los dirigentes de la iglesia
llegaron a una decisión, dijeron: «Nos pareció bien al Espíritu Santo
y a nosotros» (v. 28).
Jesús también les dijo a sus discípulos que el Espíritu les
mostraría todas las cosas por venir (Jn 16:13). Todo el libro de
Apocalipsis es un testimonio de esto. Allí al Espíritu se le llama
Espíritu de profecía (19:10), y el libro fue escrito porque Juan estaba
«en el Espíritu» (1:10). Pablo también le atribuye al Espíritu el
conocimiento de hechos futuros, al decir: «El Espíritu dice
claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe»
(1 Ti 4:1).

El guía del creyente


Las personas verdaderamente espirituales permiten que el
Espíritu las guíe todo el tiempo. «Todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Ro 8:14). Como Jesús, los
creyentes pueden atravesar tiempos en que la dirección del Espíritu
les conduce a pruebas severas (Mt 4:1). Pero cuando el Espíritu nos
lleva a eso, podemos descansar en la seguridad de que también está a
nuestro lado como nuestro Paráclito para que podamos salir adelante
«en el poder del Espíritu» (Lc 4:14).
El Espíritu también guía al pueblo de Dios a los lugares de
servicio. En el segundo viaje misionero de Pablo él quería predicar
el evangelio en la provincia de Asia, pero «el Espíritu Santo les
había impedido» (Hch 16:6) que lo hicieran; no era la voluntad de
Dios. (Más tarde tendría el privilegio de predicar en esa región [vea
Hch 19, especialmente vv. 8,22]). Luego Lucas dice que Pablo y sus
compañeros quisieron ir a Bitinia, «pero el Espíritu de Jesús no se lo
permitió» (16:7). La sensibilidad hacia la dirección del Espíritu era
El Espíritu y el creyente 77

una de las características de Pablo como creyente maduro.


El Espíritu está presente asimismo para guiar a los creyentes en
lo que ellos dirían que es una situación delicada. Jesús les enseñó a
sus discípulos a no preocuparse de antemano por lo que debían decir
cuando fueran llevados ante las autoridades. «Solo declaren lo que se
les dé a decir en ese momento, porque no serán ustedes los que
hablen, sino el Espíritu Santo» (Mr 13:11). Esta promesa se cumplió
en vida de Pedro cuando él y Juan fueron llevados ante las
autoridades religiosas. En esa ocasión Pedro experimentó una llenura
especial del Espíritu (Hch 4:8) que le capacitó para hablar
intrépidamente aunque él y Juan «eran gente sin estudios ni
preparación».55

El cointercesor del creyente


Hay veces en que al creyente le resulta difícil articular una
petición especial en oración. «No sabemos qué pedir, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse con palabras» (Ro 8:26). Esto queda incluido
indudablemente en lo que el Nuevo Testamento llama orar «en el
Espíritu» (Ef 6:18; Jud 20), y probablemente es parecido a orar en
lenguas (1 Co 14:2,14-15).56

Glorificación
La experiencia actual del Espíritu Santo por parte de los cre-
yentes es solo un bocado de prueba de la gloria que les espera
cuando finalmente entren en la presencia del Señor. La morada del
Espíritu en los creyentes es la garantía divina de la consumación de
su redención (Ro 8:22-23; 2 Co 1:21-22; 5:5; Ef 1:13-14; 4:30).
Estos pasajes contienen varios puntos importantes:
(1) El Espíritu es la «garantía» (gr. arrabón) de nuestra herencia
espiritual (Ef 1:14). El término griego se refiere al «enganche» que
se da en una compra como promesa de parte del comprador de que
se pagará el precio total. Pablo también llama a esta idea «las
primicias (gr. arqué) del Espíritu» (Ro 8:23).
(2) El mismo Espíritu que levantó al pecador de la muerte
55Otras formas por las que se mueve el Espíritu en los individuos para hablar de un modo
especial se tratan en la tercera parte.
56Vea tercera parte, cap. 14,244.
78 Pneumatología general

espiritual a la vida espiritual, al final levantará el cuerpo mortal y


corruptible del creyente para que sea un «cuerpo espiritual» (1 Co
15:44). El cuerpo del creyente será levantado por el poder del
Espíritu. «El mismo que levantó a Cristo de entre los muertos
también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su
Espíritu, que vive en ustedes» (Ro 8:11). Esto es lo que
significa la frase «la redención de nuestros cuerpos» (v. 23).
(3) La resurrección del cuerpo del creyente será como la del
Señor. Cuando el Señor aparezca «seremos semejantes a él»,
aunque «todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser»
(1 Jn 3:2). El mismo Señor «transformará nuestro cuerpo
miserable para que sea como su cuerpo glorioso» (Fil 3:21). En
ese momento la redención de los creyentes será completa en
todo aspecto. No solo su naturaleza espiritual, sino también su
naturaleza física será transformada por el poder del Espíritu.
W. H. Griffith Thomas resume la obra del Espíritu en el
creyente dividiéndola en tres períodos: (1) En nuestra
experiencia pasada o inicial él llegó a ser el Espíritu de
filiación (Ro 8:15) y libertad (2 Co 3:17). (2) En nuestra
experiencia presente él es el Espíritu de santidad cuya
presencia garantiza fruto espiritual (Gá 5:22) 11 (3) En el futuro
él será el Espíritu de adopción como garantía de nuestra
herencia (Ro 8:23; Ef 1:14) y de nuestra resurrección (Ro
8:11).57 58

57 Yo añadiría otros asuntos tales como dirección, fortaleza para testificar, etc.
58 W. H. Griffith Thomas, The Holy Spirit of God, 4 ed., Wm. B. Eerdmans,
a

Grand Rapids, 1963,28-29.


Capítulo 6

El Espíritu
y la Palabra de Dios
Dios les ha dado tanto su Palabra como su Espíritu a la iglesia y
al creyente individual para dirección y edificación. El Espíritu y la
Palabra obran armoniosamente para el avance de los propósitos de
Dios. En efecto, a veces las Escrituras usan los dos términos
indistintamente. Por ejemplo, leemos en algunos lugares que «el
Espíritu del Señor vino» sobre ciertas personas y estas profetizaron;
en otros lugares leemos que «la palabra del Señor vino» y la persona
profetizó (vea 2 S 23:2; Ez ll:5;y 2S 24:ll-12;2 R7:l).
El Espíritu Santo y las Escrituras siempre están de acuerdo. En
toda la historia la iglesia cristiana ha sufrido cuando se enfatiza uno
de los elementos hasta excluir prácticamente al otro. Si solo se
enfatiza el Espíritu, las consecuencias son con frecuencia el fa-
natismo y un enfoque subjetivo basado en las emociones o expe-
riencias del individuo. Si solo se enfatiza la Biblia el resultado será
lo que a veces se llama «ortodoxia muerta», según la cual puede
darse una adherencia estricta a la creencia doctrinal correcta, pero
nada de vida espiritual y vibrante que la acompañe.
Entre el Espíritu y la Palabra existe una relación íntima y
complementaria. Esta relación amerita que se la explore.

Revelación
Los seres humanos, debido a su estado caído y de pecado, son
incapaces de llegar a conocer a Dios por iniciativa propia (1 Co
1:18-21). Por eso fue necesario que Dios se revelara a sí mismo (1
Co 2:11). La revelación es el acto por el que Dios se da a conocer a
las personas.
Dios se ha revelado a sí mismo y ha revelado su voluntad a la

8
1
82 Pneumatología general

humanidad de varias maneras. La naturaleza ofrece una de las


revelaciones de Dios (Sal 19:1; Ro 1:19-21), pero esto no es
suficiente para la salvación. También existe una revelación de Dios
en la conciencia (Ro 2:14-16), puesto que la humanidad ha sido
dotada de capacidad para discriminar entre el bien y el mal. La
creación y la conciencia pertenecen a la revelación «general». Pero
Dios también ha concedido una revelación «especial», es decir, el
develar específico de su propósito redentor en Jesucristo. Él escogió
hacer esto mediante su Palabra, las Escrituras. El Agente divino de
esta obra de revelación es el Espíritu Santo.

Inspiración
La inspiración es la influencia del Espíritu que capacitó a los
autores de las Escrituras para registrar el mensaje de Dios de forma
que se pudiera asegurar su infalibilidad.

2 TIMOTEO 3:16-17
«Toda la Escritura es inspirada por Dios [teopneustos]» (2 Ti
3:16). Puesto que el aliento de Dios es símbolo del Espíritu Santo,
Pablo indica aquí que la Tercera Persona de la Deidad tomó parte en
la transmisión de la palabra de Dios al ser humano. En esta conexión
hay que destacar también la afirmación de Pedro de que «la profecía
no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas
hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo» (2 P
1:21). A la luz de estos pasajes se puede afirmar que Dios es la
fuente de las Escrituras, el Espíritu Santo es el agente por medio del
cual fueron dadas las Escrituras, y que las personas fueron los
instrumentos que bajo la dirección del Espíritu escribieron las
Escrituras.
Pablo dijo que toda la Escritura es inspirada por Dios. No hay
partes no inspiradas de las Escrituras; todas son igualmente
inspiradas. Esta noción a menudo se denomina «inspiración verbal y
plenaria». Esta frase es un intento de presentar la idea de que las
Escrituras de manera completa, tanto como toda palabra, fueron
escritas por hombres guiados de tal forma al seleccionar asuntos y
palabras que lo que escribieron son las palabras de Dios en el estilo
literario del autor.
El Espíritu y la Palabra de Dios 83

LA INSPIRACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Además de estas aseveraciones generales por parte de Pablo y


Pedro (que se aplican específicamente al Antiguo Testamento), los
autores del Nuevo Testamento afirman otras cosas sobre la
inspiración de las Escrituras del Antiguo Testamento.
Pedro, en el libro de los Hechos dice que el Espíritu Santo
profetizó en las Escrituras por boca de David (1:16; 4:25). De
manera similar, Pablo dice que el Espíritu habló por el profeta Isaías
(28:25). El libro de Hebreos contiene referencias al Antiguo
Testamento expresadas en términos tales como «el Espíritu Santo
dice» (3:7), «el Espíritu Santo da a entender» (9:8), «el Espíritu
Santo nos da testimonio de ello» (10:15). Pedro, en su primera
epístola, dice que los profetas del Antiguo Testamento «estudiaron y
observaron esta salvación. Querían descubrir a qué tiempo y a
cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en
ellos» (1P 1:10-11). Estos pasajes son muy claros en cuanto al papel
activo del Espíritu Santo al dar las Escrituras del Antiguo
Testamento.

LA INSPIRACIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO

El Nuevo Testamento da testimonio interno de su propia


inspiración divina. Pedro menciona las cartas de Pablo y luego se
refiere a «las otras Escrituras» (2 P 3:15-16).1 En la mente de Pablo
no hay duda respecto a la autoridad con que escribió sus cartas y
presentó su mensaje (por ejemplo: 1 Co 2:13,16; 2 Co 2:17; 4:2; Gá
1:8-9; 1 Ts 2:3-4,13). Es más, él citó Lucas 10:7 (en 1 Co 9:14) 59 60
junto con Deuteronomio 25:4 (en 1 Co 9:9; 1 Ti 5:18) como
teniendo la misma autoridad.61

EL PAPEL HUMANO EN LA INSPIRACIÓN

Dios escogió transmitir su Palabra por medio de instrumentos


humanos, deleitándose en usar medios humanos, siempre que fuera
posible, para lograr sus propósitos. Este mismo principio es evidente

59La NASB dice, «el resto de las Escrituras» (v. 16).


60Se entiende que 1 Corintios fue escrita con anterioridad al Evangelio de Lucas, pero
Pablo de todas maneras cita los dichos de Jesús que se registran en el Evangelio de Lucas.
61Resulta de gran interés la afirmación de Rene Pache de que antes de que Jesús dejara a
sus discípulos «no dejó de prometerles toda la ayuda sobrenatural que
84 Pneumatología general

respecto a la predicación del evangelio, que él les encargó a los


seres humanos y no a ángeles u otros agentes.
La importancia humana para darnos las Escrituras da origen a
unas cuantas preguntas importantes:
(1) ¿Se dieron cuenta los autores bíblicos del significado de lo
que escribieron? No es necesario contestar afirmativamente esta
pregunta. Hablando en términos generales, ellos comprendieron lo
que hablaron y escribieron; pero en ocasiones anotaron mensajes
bajo la inspiración directa del Espíritu, sin captar la dimensión
completa del mensaje. Esto sería especialmente cierto en las
profecías de predicción.
(2) Debido a la intervención del factor humano, ¿no significa
esto que las Escrituras están sujetas a error? Esto sería cierto si
fueran producto puramente humano. Pero afirmaciones tales como
«por boca de David, había predicho el Espíritu Santo» (Hch 1:16;
vea también 4:25) indican que el Espíritu Santo es el autor final de
las Escrituras. Él guió a los autores bíblicos de tal forma en su
selección de material y de palabras que ellos no habrían podido
anotar algo erróneo.
(3) ¿Acaso lo anterior no despoja a los autores bíblicos de su li-
bre albedrío e individualidad? Esto sería cierto si Dios hubiera
dictado las Escrituras y los autores hubieran copiado meramente
palabra por palabra. Pero existe una considerable variedad de

necesitarían para la composición del Nuevo Testamento». Dice que en Jn 14:26; 15:26-27; y
16:12-15, Jesús especificó las diferentes partes del Nuevo Testamento:
Los Evangelios: «El Espíritu Santo ... les hará recordar todo lo que les he dicho» (14:26).
El Libro de los Hechos: «El Espíritu de verdad ... él testificará acerca de mí. Y también
ustedes darán testimonio» (15:26-27).
Las Epístolas: «el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad ... Él me glo rificará
porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes» (16:13-14). «El Espíritu Santo ... les
enseñará todas las cosas» (14:26).
Apocalipsis: «les anunciará las cosas por venir» (16:13). (René Pache, The Inspira- tion
and Authority of Scripture, Moody Press, Chicago, 1969,90). No todos, por supuesto,
concordarán con la aseveración de Pache.
estilos literarios y de vocabulario entre los autores bíblicos. Esto
indica que fueron libres para expresarse en su estilo propio y dis-
tintivo. Pero si en algún punto existía la posibilidad de error, el
Espíritu Santo estaba presente y activo para corregir su pensa-
miento.
(4) ¿Por qué es tan importante tener una Biblia sin errores?
El Espíritu y la Palabra de Dios 85

Rene Pache escribe: «La inspiración plena es necesaria debido a la


caída del hombre. Si la Biblia fuera una mezcla de verdad y error,
tendríamos que tratar de decidir por nosotros mismos lo que habría
de reconocerse como de origen divino, o rechazarse por contener
una amalgama de errores humanos. Si el hombre no ha recibido de
lo alto una norma exacta, ¿cómo podemos distinguir entre lo que es
divino y lo que es humano?62
Los autores del Antiguo Testamento afirmaron que estaban
transmitiendo las mismas palabras de Dios. Cientos de veces en el
Antiguo Testamento los autores dicen que están dando el mensaje de
Dios (por ejemplo: Dt 4:2; 6:1-2,6-9; 12:32; Sal 19:7;
119:42,96,140,142,151,160,172). Por todas partes uno halla ex-
presiones tales como «así dice el Señor» y «la palabra del Señor
vino, diciendo» (vea Is 7:7; Jer 1:13). Esto indica que como estos
mensajes vinieron directamente de Dios, estaban libres de errores.
El Señor Jesucristo también atestiguó la completa exactitud e
inerrabilidad de las Escrituras en pasajes tales como Mateo 5:18,
«mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la
ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido», y Juan 10:35:
«la Escritura no puede ser quebrantada».

Iluminación
Hay que distinguir entre iluminación e inspiración. Iluminación
es la actividad del Espíritu Santo en la mente y espíritu de una
persona, capacitándola para comprender la verdad espiritual. He
dicho que el Espíritu Santo es el autor y agente de las Escrituras.
También es el intérprete de las Escrituras.
NECESIDAD DE UN INTÉRPRETE DIVINO

El ser humano, separado de la gracia divina salvadora, es ciego


espiritualmente (2 Co 4:4); no puede ver ni entender el Reino de
Dios ni las realidades espirituales (Jn 3:3). Solo después de la
regeneración se le abren los ojos espirituales a la persona hacia las
verdades de la Palabra de Dios. Pablo expresa la misma idea cuando
dice: «El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del
Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo,
porque hay que discernirlo espiritualmente» (1 Co 2:14). Cuando
una persona viene a Jesucristo en fe, el Espíritu Santo quita de su
62Ibid„ 78.
86 Pneumatología general

corazón el velo de incredulidad y falta de entendimiento (2 Co 3:14-


18). La persona no regenerada puede estudiar la Biblia de la misma
manera que estudia cualquier otra obra literaria, pero sus verdades
más profundas están disponibles solo para las personas espiritual-
mente receptivas.

LA OBRA DEL INTÉRPRETE DIVINO

El Espíritu Santo guía a los creyentes a toda la verdad (Jn


16:13). El Autor del Libro es su mejor intérprete, pero tanto para el
creyente como para el pecador, una comprensión de las Escrituras le
viene solo a quien tiene un corazón receptivo. Los creyentes que
viven «según la naturaleza pecaminosa» antes que «según el
Espíritu» (Ro 8:4) son incapaces de llegar a un entendimiento
maduro de la Palabra de Dios. Pueden digerir solo leche espiritual,
cuando Dios quiere que tengan alimento sólido (1 Co 3:1-2; He
5:11-14).

EL MAESTRO DIVINO Y LOS MAESTROS HUMANOS

El Espíritu Santo nos enseñará todas las cosas (Jn 14:26). Con
esto en mente, el apóstol Juan dice: «la unción que de él recibieron
permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa
unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas» (1
Jn 2:27). El creyente debe, por tanto, abordar el estudio de las
Escrituras en completa dependencia del Espíritu Santo. Al mismo
tiempo, esta dependencia del Espíritu no hace innecesario el estudio
serio de la Biblia; Dios les ha dado a los creyentes su Espíritu no
para que el estudio de la Biblia sea superfluo, sino para hacerlo
significativo y efectivo.
La dependencia total del Espíritu para entender las Escrituras no
excluye el ministerio de pastores y maestros nombrados por Dios.
Hay un ministerio de enseñanza divinamente ordenado en la iglesia;
pastor y maestro son dones para la iglesia (1 Co 12:28; Ef 4:11).
Como consecuencia, son una fuente adicional de ayuda para llegar a
una comprensión más plena de la Palabra de Dios.

GRADOS DE ILUMINACIÓN

Todas las partes de las Escrituras son igualmente inspiradas. De


El Espíritu y la Palabra de Dios 87

forma ideal, todos los creyentes espiritualmente iluminados deberían


tener la misma interpretación de un pasaje dado de las Escrituras.
Pero no todas las Escrituras son iluminadas por igual para los
creyentes. Esto ayuda a explicar las distintas opiniones e
interpretaciones de algunos puntos relativamente menores. Pero
tranquiliza saber que los creyentes están de acuerdo en lo esencial
de la fe cristiana, como la completa deidad del Señor Jesucristo, su
muerte expiatoria en la cruz, su Resurrección y su Segunda Venida,
así como respecto a la necesidad de arrepentimiento y fe para la
salvación.

La predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios


Las verdades de las Escrituras pueden ser proclamadas de una
forma fría y estéril, o en el poder del Espíritu Santo. La promesa
dada por Jesús fue que sus discípulos debían recibir primero el
poder del Espíritu y después de eso serían testigos eficaces (Hch
1:8). Esto explica el éxito de la predicación apostólica del evangelio.
Esta combinación del poder del Espíritu, así como la procla-
mación del evangelio explican el éxito misionero del apóstol Pablo.
Él les dice a los creyentes tesalonicenses: «nuestro evangelio les
llegó no solo con palabras sino también con poder, es decir, con el
Espíritu Santo y con profunda convicción» (1 Ts 1:5). Con palabras
similares les dice a los corintios: «No les hablé ni les prediqué con
palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del
Espíritu» (1 Co 2:4). Tal es el beneficio del Espíritu y la Palabra.
Segunda parte

El Bautismo en el
Espíritu Santo
Capítulo 7

Asuntos introductorios
Esta parte del libro explora aspectos de la enseñanza pente- costal
sobre el bautismo en el Espíritu Santo. Será necesario tratar acerca
de los dos asuntos relacionados de la experiencia como subsiguiente
a la salvación y también su acompañamiento de hablar en lenguas.
Asimismo nos fijaremos en el propósito del bautismo. 1 El enfoque
será en la base bíblica de la experiencia. 63 64
Este capítulo cubre consideraciones hermenéuticas básicas, la
promesa del Espíritu en el Antiguo Testamento, y terminología
alterna para el bautismo del Espíritu.

Consideraciones hermenéuticas
Se les debe prestar una atención seria a los asuntos herme-
néuticos en lo que tiene que ver con la doctrina del bautismo del
Espíritu por dos razones: (1) El explosivo movimiento que abarca a
pentecostales, carismáticos y elementos de «la tercera oleada» no
está unificado en su comprensión del bautismo del Espíritu. (2) De
tres fuentes se han lanzado serios retos a la doctrina desde un punto
de vista hermenéutico: (a) cesacionistas, que arguyen que los dones
extraordinarios no continuaron después del siglo I; (b) no
cesacionistas (continuacionistas), que conceden la continuación de
los dones extraordinarios, pero que no son parte del movimiento
amplio y rechazan la comprensión pentecostal del bautismo del
Espíritu; y (c) algunos exégetas dentro del movimiento que
cuestionan la validez hermenéutica de la doctrina.
Las siguientes presuposiciones y puntos hermenéuticos clave han

63E1 término «bautismo del Espíritu» es una forma abreviada de decir bautismo en el
Espíritu, y así se emplea en esta obra.
64La historia de la doctrina del bautismo del Espíritu, especialmente en los siglos
diecinueve y veinte, es importante e iluminadora, pero su estudio nos llevaría más allá del
propósito de esta obra.

9
1
92 El Bautismo en el Espíritu Santo

guiado la redacción de esta obra. Se ofrecen brevemente para proveer


un trasfondo y marco de trabajo para entender el tratamiento que
sigue.65 En los apartados pertinentes de los capítulos que siguen se
hará alusión a algunos de estos asuntos. Estos puntos no se
mencionan necesariamente en orden de importancia o en orden
lógico estricto, y hay algo de superposición y matiz de uno en otro.
1. Todas las Escrituras están inspiradas divinamente. El Espíritu
Santo, el autor divino, no se contradice en las Escrituras. Por
consiguiente, un autor o texto bíblico no está en conflicto con ningún
otro.
2. La exégesis de las Escrituras debe ser controlada por un
entendimiento apropiado de la disciplina de teología bíblica. Las
definiciones de teología bíblica varían, pero su esencia es que las
enseñanzas deben emerger del texto bíblico, sin ser embutidas en él.
3. A todo autor bíblico se le debe entender en sus propios
términos. No se debe imponer una criba paulina sobre Lucas, ni la de
Lucas sobre Pablo. Puesto que la Biblia no es una obra de teología
dogmática o sistemática, los diferentes autores bíblicos a veces
pueden usar terminología similar pero con significados variados. Por
ejemplo, la expresión «reciban el Espíritu» puede tener diferentes
matices en Lucas, Pablo, Juan, etc. ¿Qué quiere decir cada autor por
la forma en que usa el término él?
4. Los diferentes autores bíblicos suelen enfatizar aspectos
diferentes. El Evangelio de Juan, por ejemplo, recalca la deidad de
Cristo, Pablo enfatiza la justificación por fe; Lucas (tanto en su
Evangelio como en el libro de los Hechos) se concentra en el aspecto
dinámico del ministerio del Espíritu Santo. Puesto que Lucas enfoca
este aspecto de la obra del Espíritu es importante entender lo que él
dice al respecto.
5. Después de haber entendido primero a un autor bíblico en sus
propios términos, se debe relacionar su enseñanza con la de otros
autores y con todas las Escrituras.
6. La complementación, y no la competencia o contradicción,
suele caracterizar lo que parecen ser diferencias irreconciliables.
¿Cuál es la perspectiva de ese autor en particular? Por ejemplo,
¿contradice Santiago a Pablo en cuanto a la relación entre fe y obras?

65Hay eruditos dentro de la tradición pentecostal clásica que han escrito bien y
extensamente en cuanto a la hermenéutica. Entre ellos se cuentan French L.
Arrington, Donald A. Johns, Robert P. Menzies, William W. Menzies, Douglas A.
Oss, y Roger Stronstad.
Asuntos introductorios 93
¿Acaso son sus afirmaciones guiadas por sus motivos para escribir
sobre el asunto, y así hay que interpretarlas bajo esa luz? ¿Será que
Pablo y Lucas se contradicen de verdad en cuanto al ministerio del
Espíritu?
7. Los escritos de Lucas pertenecen al género histórico. Pero el
libro de los Hechos es más que una historia de la iglesia primitiva.
Estudios recientes acreditan a Lucas como teólogo por derecho
propio, además de historiador. Este autor usa la historia como medio
para presentar su teología.
8. Dentro del marco de trabajo del método histórico-crítico de
interpretar las Escrituras, la disciplina llamada «crítica de la
redacción» ha ganado una amplia aceptación en años recientes. Su
premisa básica es que el autor bíblico es un editor, y que su escrito
refleja su teología. Puede tomar el material que tiene a mano y
modelarlo de manera que presente su agenda teológica
predeterminada. En su empuje básico la crítica de la redacción es un
esfuerzo legítimo y también necesario. Pero en su forma más radical
permite que el autor altere y distorsione los hechos, e incluso cree y
presente una historia como real, a fin de promover sus propósitos
teológicos. Para ilustrar hasta qué punto puede razonar un redactor
radical: Pablo no podía haberles preguntado a los hombres efesios:
«Habiendo creído, ¿recibieron ustedes el Espíritu Santo?» (Hch 19:2,
traducción mía), porque él enseña en sus cartas que la persona que
cree recibe al Espíritu en ese mismo momento. Lucas, por
consiguiente, creó el incidente, o alteró el significado de las palabras
reales de Pablo, a fin de que la narración reflejara la forma en que
Lucas entendía la obra del Espíritu. Esta forma radical de crítica de
la redacción es inaceptable para quienes sostienen una opinión
elevada de la inspiración bíblica. El Espíritu Santo, que supervisaba,
no iba a permitir a un autor bíblico que presentara como un hecho
algo que en realidad no sucedió.
9. Relacionado con el punto precedente está el hecho de que por
naturaleza el hecho de escribir historia es algo selectivo y subjetivo,
y el autor sufre la influencia de su punto de vista y predilecciones.
Lo mismo sucede con el libro de los Hechos, pero con la
salvaguardia de que la historiografía de Lucas a fin de cuentas no es
suya propia sino del Espíritu Santo.
10. La teología narrativa es una forma relativamente reciente de
abordar la hermenéutica. Uno de sus aspectos se llama «analogía
94 El Bautismo en el Espíritu Santo

narrativa».66 Este aspecto de «analogía» de la teología narrativa tiene


afinidades con el enfoque pentecostal tradicional de entender el
bautismo del Espíritu sobre la base de las narraciones de Hechos.
11. Una objeción al entendimiento pentecostal del bautismo del
Espíritu es que se basa en el «precedente histórico» que, se dice, no
se puede usar para establecer doctrina. Según este punto de vista,
puede ser cierto que Lucas registrara una experiencia del Espíritu
subsiguiente a su obra en la regeneración, e incluso que la
experiencia incluyera glosola- lia, pero es impropio formular una
doctrina partiendo de ese registro. Dicho con otras palabras, las
narraciones son descriptivas, no prescriptivas, puesto que no hay
afirmación proposicional que diga que las experiencias de los
discípulos son para todos los creyentes, o que las lenguas acompa-
ñarán a la experiencia del bautismo del Espíritu. La inducción, sin
embargo, es una forma legítima de lógica. Es la formación de una
conclusión general partiendo del estudio de incidentes o
afirmaciones particulares. ¿De qué otra manera se puede justificar la
doctrina de la Trinidad o de la unión hipostática, es decir, que Cristo
es tanto plenamente humano como plenamente Dios, y sin embargo
una sola persona? El Nuevo Testamento no tiene declaraciones
preposicionales de ninguna de estas doctrinas.
Una objeción que los críticos levantan a menudo es que si los
pentecostales insisten en el precedente histórico de una experiencia
del Espíritu posterior a la conversión, deberían seguir
consistentemente el precedente histórico, por ejemplo, combinar
todos sus recursos financieros y echar suertes para tomar decisiones.
Pero en ninguna parte le dijo Dios a la iglesia primitiva que hiciera
esas cosas, ni la accionó a ello. Tampoco existe ningún patrón
recurrente de ellas. Fueron actividades que las personas concibieron
e hicieron por iniciativa propia. Pero estar llenos del Espíritu es una
actividad iniciada por la divinidad y además, está ordenada por Dios.
12. Otra objeción a la posición pentecostal se basa en la
«intención del autor». Uno se plantea la pregunta: ¿Cuál fue el
propósito o intención de Lucas al escribir Hechos? La respuesta que
se da es que fue narrar la propagación del evangelio por el mundo
66Para un tratamiento más amplio de la teología narrativa, vea Douglas A. Oss, «A
Pentecostal/Charismatic View», en Are Miraculous Gifts for Today? ed. Wayne A. Grudem,
Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1996, 260-262; y Donald A. Johns, «Some New
Dimensions in the Hermeneutics of Classical Pentecostalism's Doctrine of Initial Evidence», en
Jnitial Evidence: Hístorical and Biblical Perspectives on the Pentecostal Doctrine of Spirit
Baptism, ed. Gary B. McGee, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1991,153-156.
Asuntos introductorios 95
romano, no enseñar el bautismo del Espíritu. Sin embargo, ¿cómo se
puede entender la propagación del evangelio separándolo del ímpetu
que lo impulsó, el poder del Espíritu Santo? Hechos 1:8 se considera
a menudo el versículo clave, una síntesis, del libro de los Hechos.
Las dos cláusulas principales del versículo se relacionan es-
trechamente y no se las puede separar una de otra: «recibirán poder»
y «serán mis testigos». Si el mandato de ir por todo el mundo sigue
siendo cierto, entonces la capacitación para hacerlo debe ser la
misma que Jesús les prometió a los discípulos.
13. Relacionada con la objeción previa es la idea de que solo
grupos representativos en Hechos tuvieron una experiencia
iniciadora especial del Espíritu para mostrar el esparcimiento y lo
inclusivo del evangelio: judíos en Jerusalén (cap. 2), samaritanos
(cap. 8), gentiles (cap. 10), discípulos de Juan el Bautista (cap. 19).
Pero hay varias objeciones a esta posición: (1) Muy a menudo se
ignora o se pasa por alto la experiencia posterior a la conversión
personal de Pablo de ser lleno del Espíritu (9:17). No fue parte de
una experiencia de grupo. (2) ¿Acaso los primeros predicadores no
encontraron a ninguno de los discípulos de Juan el Bautista durante
los veinticinco años existentes entre Hechos 2 y Hechos 19?
(3) Todavía más, ¿eran esos hombres realmente discípulos de Juan?
¿O eran discípulos de Jesús que necesitaban una instrucción
adicional?

La promesa del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento


El Antiguo Testamento es un preludio indispensable para la
consideración del bautismo en el Espíritu Santo. Los eventos del día
de Pentecostés (Hch 2) fueron el climax de las promesas que Dios
hizo siglos antes en cuanto a la institución del nuevo pacto y la
inauguración de la era del Espíritu. Hay dos pasajes especialmente
importantes: Ezequiel 36:25-27 y Joel 2:28-29.
El pasaje de Ezequiel habla de ser rociados con agua limpia, y así
ser limpiados de toda inmundicia espiritual. Luego pasa a decir que
el Señor quitará el corazón de piedra de su pueblo y les dará «un
nuevo corazón» y «un corazón de carne», y también pondrá en ellos
«un nuevo espíritu» (36:26). La morada del Espíritu es el medio por
el cual este cambio tiene lugar: «Infundiré mi Espíritu en ustedes».
Como resultado, dice el Señor, «haré que sigan mis preceptos y
obedezcan mis leyes» (v.27).
96 El Bautismo en el Espíritu Santo

La promesa se relaciona claramente con el concepto de re-


generación presentado en el Nuevo Testamento. Pablo habla del
«lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu
Santo» (Tit 3:5), haciéndose eco de la afirmación de Jesús de la
necesidad de nacer «de agua y del Espíritu» (Jn 3:5). La
transformación que tiene lugar con el nuevo nacimiento da como
resultado un estilo de vida diferente, hecho posible por el Espíritu
Santo que mora en el creyente. El Espíritu mora en todo los
creyentes (Ro 8:9,14-16; 1 Co 6:19); por consiguiente, la idea de un
creyente sin el Espíritu Santo es una contradicción de términos.
La profecía de Joel es muy diferente a la de Ezequiel. No habla
de una transformación interior, de un estilo de vida cambiado, o del
Espíritu Santo morando en el creyente. Más bien, dice el Señor:
«Derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano» (2:28). El
resultado será muy espectacular: quienes lo reciben profetizarán,
verán sueños y visiones. Esta profecía trae a la memoria el intenso
deseo de Moisés: «¡Cómo quisiera que todo el pueblo del SEÑOR
profetizara, y que el SEÑOR pusiera su Espíritu en todos ellos!»
(Nm 11:29). La narración destaca, o predice, el énfasis en Joel y en
el Nuevo Testamento de que el derramamiento del Espíritu no está
restringido a individuos selectos o a un lugar determinado. Los
paralelismos entre la profecía de Joel y el deseo de Moisés son
inconfundibles.
En Joel los resultados de la actividad del Espíritu son muy
diferentes de los de Ezequiel; son dramáticos y «caris- máticos» por
naturaleza. El término «carismático» ha llegado a significar actividad
especial del Espíritu de una naturaleza dinámica, y así se usará en
esta obra. Se entiende, sin embargo, que la palabra griega carisma
tiene una variedad más amplia de significados en el Nuevo
Testamento. Sin embargo, el uso actual determina el significado
actual. En la profecía de Joel el Espíritu viene sobre el pueblo de
Dios primordialmente para darles poder para profetizar. Esto resulta
evidente en la cita que hace Pedro de Joel en su discurso en
Pentecostés (Hch 2:16-21). En el día de Pentecostés los discípulos
fueron «llenos del Espíritu Santo» (Hch 2:4); no fueron regenerados
por esa experiencia.
¿Debemos concluir, entonces, dadas las considerables diferencias
entre las profecías de Ezequiel y Joel, que se trata de dos venidas
separadas del Espíritu Santo? La respuesta debe ser que no. Es mejor
hablar de una promesa global del Espíritu, que incluye tanto su
Asuntos introductorios 97
morada y su llenura o capacitación del pueblo de Dios. Son dos
aspectos de la obra prometida del Espíritu Santo en la nueva era.
(Vea la tabla más adelante «La doble promesa del Padre».)
La promesa del Espíritu no se cumplió por completo hasta el día
de Pentecostés (Hch 2). La actividad del Espíritu es prominente en
las narraciones del nacimiento de Juan el Bautista y de Jesús (Lc 1 y
2); estos eventos marcaron el principio del cumplimiento. El
descenso del Espíritu sobre Jesús en su bautismo, junto con la
actividad del Espíritu por medio de él en todo su ministerio terrenal,
sirve como modelo o paradigma para todos los creyentes, a quienes
en el Antiguo Testamento el Señor prometió la morada y
capacitación del Espíritu Santo.
98 El Bautismo en el Espíritu Santo

La doble promesa del Padre


Profecías del Antiguo Testamento
Ezequiel Joel/Moisés
Limpieza dotación
Nuevo corazón, nuevo espíritu Profetizar, sueños, visiones
Espíritu dentro Espíritu derramado /sobre
Cambio moral No se menciona conducta
Obra interna del Espíritu Obra observable del
Espíritu
Naturaleza: morar Naturaleza: carismática

Homólogos del Nuevo Testamento


Jn 3:3-6; 14:17; Tit 3:5; 1 Co 6:19 Lc 24:49; Hch 1:8; 2:4
Bautizado por el Espíritu Bautizado en el Espíritu
Incorporación en el cuerpo Capacitación

Terminología del bautismo del Espíritu


El libro de los Hechos contiene más de setenta referencias al
Espíritu Santo. Puesto que registra la venida del Espíritu y ofrece
ejemplos de los encuentros del Espíritu con ciertas personas, es
natural acudir a este libro en busca de una terminología específica
para el bautismo del Espíritu.67 Las siguientes expresiones fueron
usadas indistintamente:
Bautizado en el Espíritu Santo (Hch 1:5; 11:16). Como metáfora,
el punto de correspondencia es que se trata de una inmersión en el
Espíritu. Un autor interpreta incorrectamente este bautismo a la luz
de la metáfora de «derramar», diciendo que no significa inmersión en
un líquido sino más bien ser «inundado» o «salpicado con un líquido
que se derrama desde arriba».68
El Espíritu viniendo, o cayendo, sobre (1:8; 8:16; 10:44; 11:15;
67Como lectura adicional recomiendo los siguientes artículos: M. Max B. Turner, «Spirit
Endowment in Luke-Acts: Some Linguistic Considerations», Vox Evangélica 12 (1981): 45-
63; y Tak-Ming Cheung, «Understandings of Spirit Baptism», Journal of Pentecostal Theology
8 (1996): 115-128.
68I. Howard Marshall, «Significance of Pentecost», Scottish Journal of Theology 8 (abril
1996): 115-128. Este autor procede a transferir el significado de esta metáfora
Asuntos introductorios 99
19:6; vea también Lc 1:35; 3:22). «Venir sobre» es una imagen
espacial; es una «manera vivida de decir que algo empieza (tal vez
de súbito) a suceder, imaginándoselo (localmente) como
"llegando"».7
Espíritu derramado (2:17-18; 10:45). Esta es ciertamente la ter-
minología empleada en Joel 2:28-29 y Zacarías 12:10. La misma
idea, aunque no la misma palabra, aparece en Isaías 32:15 y 44:3.
Promesa del Padre (1:4). El Padre da la promesa (gr. subjuntivo
genitivo) o es la fuente de la promesa (gr. ablativo de fuente).
Promesa del Espíritu (2:33,39). El Espíritu es la promesa (gr.
genitivo de aposición). Él es «el Espíritu Santo prometido» (Ef 1:13).
Don del Espíritu (2:38; 10:45; 11:17). El Espíritu es el don (gr.
genitivo de aposición).
Don de Dios (8:20). El don es de Dios (gr. ablativo de fuente)
Recibir el Espíritu (8:15-20; 10:47; 19:2; vea también 11:17;
15:8). Con 1:8 este es el único término que ocurre en todos los
relatos principales, excluyendo el de Saulo. «Esta continuidad de
terminología corresponde a la continuidad de manifestación entre
Pentecostés y las tres recepciones del Espíritu posteriores».8 Max
Turner tiene razón al afirmar que es «una metáfora relativamente
ambigua», y su significado preciso depende de un examen del
contexto en cada instancia, especialmente cuando la usan diferentes
autores, e incluso el mismo autor en diferentes contextos.9

aplicada al bautismo en agua, optando por efusión (derramamiento) como método del bautismo
en agua. Su metodología es cuestionable, y no se debería tratar de explicar la metáfora
mediante otra metáfora; mucho menos se debe transferir el resultado de algo diferente (el
bautismo en agua, en este caso). El NT nunca usa la expresión «derramar» (gr. ekqueo o
ekcunnomaí) en conexión con el bautismo en agua. Vea también su «The Meaning of the Verb
"To Baptize"», The Evangelical Quarterly 45 (1973): 140.
7
Turner, «Spirit Endowment», 49.
Walt Russell, «The Anointing with the Holy Spirit in Luke-Acts», Trínity Journal, n.s., 7,
n°. 1 (primavera 1986): 61.
9
Vea los instructivos comentarios de Turner en «The Concept of Receiving the Spirit in
John's Gospel», Vox Evangélica 10 (1977): 26; y «Espirit Endowment», 59-60.
Lleno con el Espíritu (2:4; 9:17; vea también Lc 1:15,41,67).
Junto con «lleno del Espíritu», «lleno con el Espíritu» tiene una
aplicación más amplia en los escritos de Lucas. En los escritos de
Pablo (Ef 5:18) no se refiere a la llenura inicial del Espíritu. 69
«Bautizado en el Espíritu Santo» aparece con más frecuencia si
incluimos los Evangelios (Mt 3:11; Mr 1:8; Lc 3:16; Jn 1:33). La
69Vea en el cap. 10 una consideración adicional de estos términos.
100 El Bautismo en el Espíritu Santo

expresión «bautismo en el Espíritu Santo», equivalente sustantivado


de la expresión verbal «bautizado en el Espíritu Santo», no se da en
el Nuevo Testamento, pero para facilidad de expresión e
identificación se usa a menudo en su lugar. El término «bautismo del
Espíritu» también resulta útil.
La amplia variedad de términos indica que ninguno de ellos
indica por completo todo lo que involucra la experiencia. No hay que
forzar los términos literalmente, puesto que los autores bíblicos
emplean toda una variedad de ellos como metáforas para ayudar a los
lectores a comprender mejor la naturaleza y significado de la
experiencia. Expresiones tales como «bautizado», «lleno» y
«derramado», por ejemplo, no se deben tomar cuantitativamente o de
forma espacial, ni tampoco debemos tratar de conciliar, por ejemplo,
ser inmerso en el Espíritu (siendo externo el Espíritu) con ser lleno
con el Espíritu (siendo interno el Espíritu). Más bien, estas
expresiones enfatizan que se trata de una experiencia en la que el
creyente es dominado por completo o abrumado por el Espíritu
Santo. No dan a entender que el creyente estaba anteriormente
privado de toda actividad del Espíritu Santo, sino que la experiencia
recalca e intensifica la obra del Espíritu que ya moraba en él.

Bautizado «por» y «en» el Espíritu Santo


¿Distingue el Nuevo Testamento entre ser bautizado por el
Espíritu Santo y ser bautizado en el Espíritu Santo? Hay siete pasajes
que contienen el verbo «bautizar», la preposición griega en, y el
sintagma «Espíritu Santo» o «Espíritu». ¿Enseñan todos estos
versículos lo mismo en cuanto a la relación entre «bautizar» y
«Espíritu (Santo)»?
Los autores del Nuevo Testamento hablan del bautismo del
Espíritu Santo. El término es ambivalente, y se puede usar en
cualquiera de las dos experiencias del Espíritu: (1) bautismo por el
Espíritu, que incorpora a la persona al Cuerpo de Cristo (1 Co
12:13), y (2) bautismo en el Espíritu, que primordialmente capacita a
la persona (Mt 3:11; Mr 1:8; Lc 3:16; Jn 1:33; Hch 1:5; 11:16; vea
también Lc 24:49; Hch 1:8). ¿Es válida esta distinción?
La experiencia pentecostal se describe apropiadamente como
siendo «bautizado en [gr. en] el Espíritu Santo». Esta expresión
traduce más claramente el griego y presenta en forma muy adecuada
el significado de la experiencia. La traducción «en» es preferible por
Asuntos introductorios
101
dos razones.
Primera, la preposición griega en es la más versátil de las
preposiciones griegas del Nuevo Testamento y se puede traducir de
forma variada, dependiendo del contexto. «En un momento u otro
habrá que echar mano de la mayoría de las preposiciones del
castellano, excepto algunas como de y además, para traducirla».11
De todas las opciones disponibles para la traducción, las más
viables son «por», «con» y «en». Podemos eliminar «por» en los
Evangelios y pasajes de los Hechos, puesto que Juan el Bautista dijo
que Jesús es quien bautiza. Es un bautismo por Jesús en el Espíritu
Santo.
Segundo, «en» es preferible a «con» porque indica apropia-
damente la imagen del bautismo. El verbo griego baptizo quiere
decir sumergir o hundir. Sería muy torpe decir «Él les sumergirá (o
hundirá) con el Espíritu Santo»; resulta más natural decir «en el
Espíritu Santo». La preferencia por «en el Espíritu Santo» se
fortalece por la analogía de Juan el Bautista de la experiencia con el
bautismo que él administraba, que tenía lugar en agua.
Una preferencia por «en» como traducción correcta de los pasajes
de los Evangelios y Hechos incluye más que nimiedades semánticas.
Refleja un entendimiento correcto de la naturaleza del bautismo en el
Espíritu Santo, enfatizando que es 70 una experiencia en la que el
creyente es sumergido por completo en el Espíritu.
Hay que distinguir entre ser bautizado en el Espíritu Santo y ser
bautizado por el Espíritu en el Cuerpo de Cristo (1 Co 12:13). La
misma preposición griega, en, aparece en este versículo, la primera
parte del cual dice: «Todos fuimos bautizados por [en] un solo
Espíritu para constituir un solo cuerpo». «Por» designa al Espíritu
Santo como medio o instrumento por el cual tiene lugar este
bautismo. La experiencia de la que habla Pablo es diferente de la
experiencia mencionada por Juan el Bautista, Jesús y Pedro en los
otros seis pasajes.
Los dos grupos de pasajes que se están considerando (los seis de
los Evangelios y Hechos, y el de 1 Corintios) tienen realmente varios
términos similares. Pero es cuestionable insistir en que debido a que
en diferentes pasajes ocurren ciertas combinaciones de palabras, su
traducción y significado deba ser igual en todos. Aparte de las
similitudes, existen entre los dos grupos de pasajes algunas

70C. F. D. Maule, An Idiom-Book of New Testament Greek, 2 ed., University


a

Press, Cambridge, Inglaterra, 1959, 75.


102 El Bautismo en el Espíritu Santo

diferencias y dis- paridades.71 Por ejemplo, en 1 Corintios 12 Pablo


menciona «un» Espíritu»; no usa la designación completa de dos
palabras, «Espíritu Santo»; y habla de ser bautizado «en un cuerpo»
(v. 13). Es más, en el texto griego la frase preposicional «en el un
Espíritu» precede al verbo «bautizar»; en todos los demás pasajes
sigue al verbo. La única excepción es Hechos 1:5, donde,
curiosamente para algunos, el verbo se encuentra entre «Espíritu» y
«Santo».
El contexto determina a menudo la selección al traducir una
palabra o expresión. Por consiguiente necesitamos ver cómo el
mismo Pablo usa expresiones similares o idénticas a «en el un
Espíritu». El contexto inmediato de 1 Corintios 12, que contiene
cuatro de tales frases, es fundamental.
El versículo 3 dice: «Nadie que esté hablando por [en] el Espíritu
de Dios puede maldecir a Jesús; ni nadie puede decir: "Jesús es el
Señor" sino por [en] el Espíritu Santo». El versículo 9, que continúa
la lista de dones espirituales que ofrece Pablo, dice: «A otros, fe por
[en] medio del mismo Espíritu; a otros, y por [en] ese mismo
Espíritu, dones para sanar enfermos». En el texto griego esta última
frase es idéntica a la del versículo 13, con la excepción de que
contiene la palabra «el». En todas estas veces en el contexto
inmediato de 1 Corintios 12:13 donde en se liga al Espíritu Santo, la
traducción «por» viene mucho más naturalmente y se entiende con
mucha más facilidad que cualquier otra. Todavía más, el capítulo
entero habla de la actividad del Espíritu Santo. Por consiguiente, es
preferible la lectura «por un Espíritu».72
Este concepto de ser bautizado en el Cuerpo de Cristo aparece de
una forma un tanto diferente en Romanos 6:3, que habla de ser
«bautizado en Cristo Jesús», y en Gálatas 3:27, que habla de ser
«bautizado en Cristo». Este bautismo es por tanto diferente del
bautismo mencionado por Juan el Bautista, Jesús y Pedro en los
Evangelios y Hechos. Según Juan el Bautista, es Jesús quien bautiza
en el Espíritu Santo. Según Pablo, es el Espíritu quien bautiza en
Cristo, o en el Cuerpo de Cristo. Si no se mantiene esta distinción,
tendremos la extraña idea de que Cristo bautiza en Cristo.
71John R. W. Stott dice, incorrectamente: «La expresión griega es precisamente la misma
en todas las siete ocurrencias». The Baptism and Fullness of the Holy Spirit, 2a ed., InterVarsity
Press, Downers Grove, 111., 1976, 40.
72E. Michael Green, I Believe in the Holy Spirit, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1975,
141; y David Petts, «Baptism of the Spirit in Pauline Thought: A Pentecostal Perspective»,
European Pentecostal Theological Association Bulletin 7, n°. 3 (1988): 93.
Asuntos introductorios
103
Presentamos a continuación las principales opciones para traducir
1 Corintios 12:13, que ofrecen distintas personas:

• Bautizado por el Espíritu en el cuerpo (opinión de la


mayoría de los pentecostales y no pentecostales)
• Bautizado por el Espíritu para73 el cuerpo
• Bautizado en (la esfera del) Espíritu en el cuerpo 74
• Bautizado en (la esfera del) Espíritu para el cuerpo
• Bautizado (carismáticamente) en el Espíritu para (el
propósito) del cuerpo75
El significado preciso de la frase «en (o por) el Espíritu» continúa
siendo debatido. Aun si Pablo quiso decir «en» (esfera), la frase no
necesariamente significaría lo que significa en los otros seis pasajes.
Pablo y Lucas pudieron usar términos similares pero con diferentes
matices de significado. Pero en ningún caso el significado de Pablo
debe determinar el significado de Lucas. 76
La distinción entre ser bautizado «por» el Espíritu y ser bautizado
«en» el Espíritu no es atribuible a una preferencia pentecostal
hermenéutica o doctrinal. Una comparación de en en 1 Corintios
12:13 en las principales versiones de la Biblia muestra una
preferencia decidida incluso de parte de eruditos no pentecostales por
la traducción «por».
¿Cómo se relacionan entre sí las dos cláusulas de 1 Corintios
12:13: «Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir
un solo cuerpo» y «a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu»?77
Las principales interpretaciones son las siguientes:
1. La primera cláusula se refiere al bautismo en agua, y la se-
gunda a la Cena del Señor. Pero «se nos dio a beber» está en aoristo
73Gr. eis, «con propósito de, o con vista a»; «con respecto a». Petts, «Baptism of the
Spirit», 93-94.
74Turner, «Spirit Endowment», 52.
75Donald A. Johns explica: «Ser bautizado en el Espíritu es la iniciación en el ministerio
carismático, que se dirige al cuerpo, la iglesia local, promoviendo función y unidad
saludables». «Some New Dimensions», 161.
76Oss, «Pentecostal/Charismatic View», 259. Algunos, sin embargo, insisten en que el
significado de Pablo es primordial porque es «didáctico». Stott, Baptism and Fulness, 15;
Anthony A. Hoekema, Holy Spirit Baptism, Wm B. Eerdmans, Grand Ra- pids, 1972, 23-24.
77«Se nos dio a beber» es una sola palabra en el texto griego: epotisdsemen, aoristo
indicativo de potizo. Para una consideración de si la palabra en 1 Co 12:13 significa «beber» o
«regar, irrigar», vea E. R. Rogers, «EPOTISTHEMEN Again», New Testa- ment Studies 29
(1983): 141 (prefiere «beber»); y G. J. Cuming, «EPOTISTHEMEN (1 Corintios 12.13)», New
Testament Studies 27 (1981): 285 (prefiere «regar/irrigar»).
104 El Bautismo en el Espíritu Santo

(pasado simple), e indica una acción terminada, y así elimina una


alusión a la Cena del Señor.
2. Ambas cláusulas se refieren a la conversión y están en la
forma literaria hebrea de paralelismo sinónimo; es decir, el mismo
pensamiento se expresa de dos formas diferentes. El bautismo es el
bautismo que predijo Juan el Bautista. Esto parece ser el criterio de
muchos eruditos. La mayoría de los pentecostales lo rechazan.
3. Las cláusulas se refieren a la conversión y son un ejemplo del
paralelismo sinónimo hebreo, pero no se refieren al bautismo que
predijo Juan el Bautista. Esta es la posición de muchos pentecostales,
tal vez la mayoría. A mi juicio, es la más factible.
4. La primera cláusula se refiere a la conversión, y la segunda a
la obra posterior del Espíritu. Es la posición de algunos 19
pentecostales y carismáticos.
5. Ambas cláusulas se refieren a la obra del Espíritu posterior a
la conversión. Esta es la posición de algunos pente- costales.
Asuntos introductorios
105and the Baptism in the Holy
Vea Howard M. Ervin, Conversion-Initiation
19

Spirit, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1984, 98-102.


Capítulo 8

Posterioridad
y separación

¿Existe, para el creyente, un tipo carismático identificable de


experiencia del Espíritu separable de la obra de este en la re-
generación? Muchos contestarán negativamente. 1
Las siguientes citas son muestras del criterio típico de la «no
posterioridad»: «Para los primeros creyentes el ser salvados, lo que
incluía el arrepentimiento y el perdón obviamente, quería decir
especialmente ser lleno del Espíritu».78 79 «El NT se refiere a muchas
y variadas experiencias del Espíritu y acciones del Espíritu en la vida
cristiana, pero ninguna de ellas es una experiencia distintivamente
ulterior o segunda que a todo nuevo creyente se le deba animar a
buscar».80
Al mismo tiempo, otros eruditos (aparte de los que se identifican
como pentecostales) establecen una distinción entre la conversión y el
bautismo del Espíritu. Comentarios típicos: «Para Hechos es común
que ser creyente y ser controlado por el Espíritu son eventos
separados».81 Eduard Schweizer comenta que en Hechos «la salvación
... nunca se adscribe al Espíritu.

78Un notorio opositor de la teoría de subsecuencia y separación es Gordon D. Fee, Gospel


and Spirit: Issues in New Testament Hermeneutics, Hendrickson Publishers, Pea- body, Mass.,
1991, 105-119. La respuesta de Robert P Menzies a Fee es típica de la creencia pentecostal
tradicional: «Corning to Terms with an Evangelical Herita- ge-Part 1; Pentecostals and the Issue
of Subsequence», Paraclete 28, no. 3 (verano 1994): 18-28.
79Fee, Gospel and Spirit, 115.
80James D. G. Dunn, «Baptism in the Spirit: A Response to Pentecostal Scholarship on
Luke-Acts», Journal of Pentecostal Theology 3 (1993): 5.
81Hermann Gunkel, The Influence of the Holy Spirit, trad. R. A. Harrisville and P. A.
Quanbeck II, Fortrcss Press, Filadelfia, 1979, 17.

10
108 El Bautismo en el Espíritu Santo

Según Hch 2:38 el Espíritu es impartido a los que ya se han


convertido y bautizado».82
La tesis presentada aquí es doble: (1) El Nuevo Testamento
enseña la existencia, disponibilidad, y conveniencia de tal experiencia
para todo creyente. (2) Esta experiencia es lógica y teológicamente
separada de la experiencia de conversión, aunque puede tener lugar
bien inmediatamente, luego de la conversión o algún tiempo después.
El enfoque recae en el hecho de tal experiencia. En capítulos
posteriores se considerarán asuntos relativos a su propósito, evidencia
o evidencias que la acompañan, etc.
En los estudios bíblicos es axiomático que para un aspecto dado
de la teología, debemos dirigirnos primordialmente a los autores
bíblicos y a los pasajes que tratan más extensamente el tema. Por
ejemplo, los escritos de Pablo, especialmente Romanos y Gálatas,
explican la doctrina de la justificación por fe. La frase ni siquiera
ocurre en la mayoría de los libros del Nuevo Testamento. A Jesús se
le llama Logos (Verbo) solo en los escritos de Juan. Al Espíritu Santo
se le designa como Paráclito solo en el Evangelio de Juan. Lo mismo
sucede con asuntos relativos al bautismo en el Espíritu. Los escritos
de Lucas contribuyen mucho más que los de cualquier otro autor del
Nuevo Testamento. Como consecuencia de ello, el punto de partida
para entender el bautismo del Espíritu debe ser Hechos y el Evangelio
de Lucas.
La reputación de Lucas como historiador preciso y exacto se ha
establecido adecuadamente; por consiguiente, los incidentes que él
registró deben considerarse verdaderos. Todavía más, también es
teólogo por derecho propio, que se vale de la historia para indicar una
verdad teológica.83 Subyaciendo a todo esto está el hecho de que sus
escritos fueron inspirados por el Espíritu Santo. Por lo tanto, lo que
Lucas dice y enseña se debe colocar junto a otros escritos bíblicos, sin
considerarlo antitético a ellos. Los autores bíblicos se complementan
en lugar de contradecirse unos a otros. El procedimiento propio es
determinar primero lo que dice un autor o escritor concreto, y luego
correlacionarlo con otras partes de las Escrituras.

82Eduard Schweizer, «pneuma, et al.», en TDNT, 6:412.

83Vea I. Howard Marshall, Luke: Historian and Theologian, Zondervan


Publishing House, Grand Rapids, 1971.
Posterioridad y separación
109
Ejemplos narrativos en Hechos
El libro de los Hechos es más que un historial objetivo de la
iglesia primitiva. A decir verdad, ningún escrito histórico puede ser
puramente objetivo. Por su naturaleza, escribir historia es a la vez
subjetivo y selectivo. El autor determina el propósito de su escrito y
luego incluye materiales que lo respaldarán. Su propósito determina
el énfasis que aparece en el escrito. En un sentido real una obra
histórica refleja la inclinación, conciente o inconsciente, del autor.
Por ejemplo, ¿concordarán en todo detalle las historias de La Refor-
ma protestante escritas por eruditos protestantes o católico romanos?
¡Difícilmente!
Con respecto al libro de los Hechos, muchos de los eventos que
registra tienen un propósito teológico: mostrar la propagación del
evangelio por el mundo mediterráneo debido a la influencia del
Espíritu Santo (1:8). Los dos temas de la evangelización y la
capacitación del Espíritu están tan entrelazados que el uno no puede
ser entendido sin el otro. «Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre
ustedes, recibirán poder y serán mis testigos...» (1:8). Lucas era
consciente sin duda de otros aspectos de la obra del Espíritu. Su estre-
cha asociación con Pablo le habría expuesto a muchos de los
pensamientos del apóstol respecto al Espíritu Santo. Pero en el libro
de los Hechos escogió enfocar el aspecto dinámico, algunos dirían
«carismático», del ministerio del Espíritu, pero no a costa de la
completa exclusión de las otras obras del Espíritu.
El primer ejemplo de los discípulos recibiendo una experiencia
carismática tuvo lugar el día de Pentecostés (Hch 2:1-4). Lucas relata
más adelante otros cuatro ejemplos en los que los nuevos convertidos
tuvieron experiencias iniciales con el Espíritu similares a la de los
discípulos en Pentecostés (8:14-20; 9:17; 10:44-48; 19:1-7). Resultará
muy instructivo revisar e investigar estos cinco casos.
El día de Pentecostés (Hch 2:1-4)
La venida del Espíritu Santo sobre los discípulos el día de
Pentecostés fue algo sin precedentes. En un sentido muy importante,
fue un evento único, histórico, irrepetible. Esta venida del Espíritu fue
profetizada especialmente por Joel (Jl 2:28- 29) y fue concedida por
el Jesús ascendido (Hch 2:33). Fue un evento histórico-redentor. El
término «histórico-redentor» (o «salvación-histórico») es la forma
adjetivada de «historia de la salvación», concepto importante en la
110 El Bautismo en el Espíritu Santo

teología bíblica. Enfatiza la actividad de Dios en y mediante la


historia para lograr sus propósitos redentores para la humanidad. Don
A. Carson afirma: «Pentecostés en la perspectiva de Lucas es ante
todo un evento salvación-histórico climax».84
I. Howard Marshall cita a Leonhard Goppelt, quien considera que
Hechos 2 es programático del libro de Hechos. 85 Max Turner coincide
con él, diciendo que «Hechos 2, que es programático para Hechos en
general, y para la pneumato- logía lucana en particular, depende de la
cita de la promesa de Joel» que hizo Pedro en Hch 2:16-21. 86 Luego
añade: «La explicación de Pedro en el evento de Pentecostés en Hch
2.14-29 tiene tal vez mayor reclamo que Lucas 4:16-30 para ser
llamada "texto programático" de Lucas-Hechos». 87 88 C. W. H. Lampe
dice que: «En todo momento decisivo de la empresa misionera [en el
libro de los Hechos] vuelve a suceder algo según la naturaleza de una
manifestación pentecostal del Espíritu. La clave para la interpretación
de estos episodios parece estar aquí».11
Un entendimiento relacionado considera el evento de Hechos 2
como paradigmático, concepto estrechamente relacionado con
«programático»; y los dos términos a veces se usan indistintamente.
Un paradigma es un patrón; la narración de Pentecostés es el patrón al
que se conforman los posteriores derramamientos del Espíritu. 89
Algunos consideran el día de Pentecostés como contraparte del
otorgamiento de la ley, y por consiguiente la institución del nuevo
pacto. Otros lo ven como el día del nacimiento de la iglesia. Y aún
otros lo consideran una situación inversa a la confusión de lenguas en
Babel (Gn ll:6-9);90 un autor destaca especialmente las afinidades

84Don A. Carson, Showing the Spirit: A Theological Exposition of l Corinhians 12-14,


Baker Book House, Grand Rapids, 1987,140.
85E1 término «programático» se usa a veces en los estudios bíblicos para un evento que
prepara el escenario, por así decirlo, para eventos posteriores. La referencia de Marshall es a la
obra de Leonhard Goppelt, Apostolic and Post-Apostolic Times, trad. Robert A. Guelich, Harper
& Row, Nueva York, 1970,20-24, en Marshall, «Significan- ce of Pentecost», Scottish Journal
of Theology 30, no. 4 (1977): 365 n°. 2.
86M. Max B. Turner, «Spirit Endowment in Luke-Acts: Some Linguistic Conside-
rations», Vox Evangelica 12 (1981): 57.
87M. Max B. Turner, Power from on High: The Spirit in Israel's Restoration and Wit- ness
in Luke-Acts, Sheffield Academic Press, Sheffield, Inglaterra, 1996,261.
88nG. W. H. Lampe, The Seal of the Spirit, 2a ed., SPCK, Londres, 1967, 72.
89Roger Stronstad, The Charismatic Theology of St. Luke, Hendrickson Publishers,
Peabody, Mass., 1984,61.
90Vea, por ejemplo, F. F. Bruce, «Luke's Presentation of the Spiriti in Acts», Cris-
well Theologícal Review 5 (otoño 1990): 19.
Posterioridad y separación
111
verbales entre los dos eventos. 91 Nuestro interés en este punto es la
significación personal del día de Pentecostés para los discípulos sobre
los que vino el Espíritu.
¿Fue la experiencia de Pentecostés «posterior» a su conversión? Si
esos discípulos hubieran muerto antes del derramamiento del Espíritu,
¿habrían ido a estar con el Señor? La respuesta es obvia. Casi nadie
discutiría lo contrario. En una ocasión Jesús les dijo a setenta y dos 92
de sus discípulos: «alégrense de que sus nombres están escritos en el
cielo» (Lc 10:20). Pero, ¿experimentaron los seguidores de Jesús la
regeneración antes de la experiencia del día de Pentecostés en el
sentido de la expresión según el Nuevo Testamento?93

JUAN 20:21-23

Los pentecostales a menudo interpretan la acción de Jesús en Jn


20:22 como el momento en que los discípulos experimentaron la
regeneración: Jesús «sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu
Santo"». El incidente, sin embargo, está abierto a varias
interpretaciones principales:
1. Esto es lo que se ha llamado el Pentecostés juanino. Es la
versión de Juan del día de Pentecostés.94 Según esta interpretación, o
bien Juan o Lucas están errados, debido a que el tiempo de los dos
eventos es irreconciliable. Harold D. Hunter, en verdad, comenta que
«la reconciliación con Hechos 2 es fútil». 95 96 A mi juicio, para los que
defienden la infalibilidad de las Escrituras, esta interpretación es

91J. G. Davies, «Pentecost and Glossolalia», Journal of Theologícal Studies, n.s., 3


(1952): 228-229.
92Algunos manuscritos antiguos dicen setenta.
93Stott no titubea para decir que en su caso, pero solo en su caso, «los 120 ya eran
regenerados, y recibieron el bautismo del Espíritu solo después de esperar a Dios durante
diez días». No apoya ni la naturaleza programática ni paradigmática del even to. John R.
W. Stott, The Baptism and Fullness of the Holy Spirit, 2a ed., InterVarsity Press, Downers
Grove, 111., 1976, 28-29.
94Según Lyon, que sostiene esta creencia, así como también C. K. Barrett, C. H. Dodd, R.
H. Fuller, C. F. D. Moule, y Adolph Schlatter. Robert W. Lyon, «John 20:22, Once More»,
Asbury Theological Journal 43 (primavera 1988): 75. Bruner dice que Juan 20:22 es
equivalente a la experiencia pentecostal relatada en Hechos. Frederick Dale Bruner, A Theology
of the Holy Spirit: The Pentecostal Experience and the New Testament Witness, Wm. B.
Eerdmans, Grand Rapids, 1970, 214.
95Harold D. Hunter, Spirit-Baptism: A Pentecostal Alternative, University Press of
America, Lanham, Md., 1983,108-109.
96James D. G. Dunn, Baptism in the Holy Spirit, SCM Press, Londres, 1970, 178, 181-
182,
112 El Bautismo en el Espíritu Santo

insostenible. Lucas y Juan no pueden estar hablando del mismo


evento, aunque sea nada más sobre la base de que los dos eventos
tuvieron lugar con siete semanas de diferencia el uno del otro.
2. Fueron dos otorgamientos separados del Espíritu. El de Juan se
suele interpretar en términos del nuevo nacimiento. La opinión
pentecostal común de este incidente halla un inesperado aliado en
James Dunn, quien dice que «la tesis pentecos- tal en este punto no se
puede rechazar por completo», aunque añade que fue una situación
única y no se puede considerar 19 normativa.
3. El incidente es proléptico por naturaleza; es decir, anticipa lo
que sucedió en el día de Pentecostés. Dicho con otras palabras, es una
parábola actuada, «promisoria y de esperanza de la venida real del
Espíritu en Pentecostés».97 Según esto, en realidad nada les sucedió a
los discípulos en Juan 20:22.
Es dudoso que el evento relatado en Juan 20:19-23 se deba
identificar como el nuevo nacimiento. Los siguientes puntos son
importantes:

97George E. Ladd, A Theology of the New Testament, ed. rev., Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1993, 325.
Posterioridad y separación 11
1.
El poco común verbo que se3traduce «soplar» (enfusao) solo se
da en este pasaje en el Nuevo Testamento, pero está en la Septuaginta
en conexión con la creación del hombre: «Dios el SEÑOR ..., y sopló
en su nariz [del hombre] hálito de vida» (Gn 2:7). Algunos arguyen
que así como el hálito de Dios le dio vida a Adán (vea también Ez
37:9), el soplo de Jesús les dio vida espiritual a los diez apóstoles.
Aunque existe un paralelismo verbal entre estos dos pasajes, eso en sí
mismo no puede sostener la posición de que los discípulos «nacieron
de nuevo». Los autores del Nuevo Testamento usan a menudo lengua-
je del Antiguo Testamento casi inconscientemente, tal como nosotros
a menudo usamos expresiones que se hallan, por ejemplo, en los
escritos de Shakespeare sin tener su contexto en mente. Max Turner
comenta: «Un evento de significación tan tremenda [el nuevo
nacimiento de los diez discípulos] muy difícilmente habría escapado
de la pluma de Juan con apenas el más tenue eco de un pasaje del AT
para derivar atención a su 21
importancia».
La palabra griega enfusao no necesariamente quiere decir impartir
vida. Como Robert W. Lyon destaca, también puede tener
connotación destructiva (Job 4:21; Ez 21:26; 22:21).22
2.
Una traducción alterna sería: «El sopló [exhaló] y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo"» (traducción mía). El orden del texto
griego es: «él sopló y dijo a ellos». «A ellos» es autois. Si se coloca
inmediatamente después de «sopló» puede significar «sobre ellos»;
pero puesto que ocurre inmediatamente después de «dijo», la
traducción es «a ellos». Turner concede que «el enfusesen absoluto
puede simplemente ser «exhaló profundamente» antes que «inflar
[exhalar en] ellos».23 El fenómeno de «un ruido como el de una
violenta ráfaga de viento» (Hch 2:2) es probable que les hiciera
recordar la acción de Jesús al soplar sobre ellos siete semanas antes.
3.
Solo diez personas habrían «nacido de nuevo» en esa ocasión.
¿Cuándo habrían nacido de nuevo los demás creyentes?
21
M. Max B. Turner, «The Concept oí Receiving the Spirit in John's Gospel», Vox
Evangélica 10 (1977): 33.
"Lyon, «John 20:22, Once More», 80.
"Turner, «Concept of Receiving», 29.
114 El Bautismo en el Espíritu Santo

4.
El contexto no narra nada que les hubiera sucedido a esos
discípulos en esa ocasión. Los que proponen el punto de vista del
«nuevo nacimiento» insisten a menudo en que el aoristo del verbo
«recibir» (labete) exige que algo debe haber sucedido de inmediato.
Esto no puede ser verdad, por lo menos por dos razones: (1) Otros
mandamientos o peticiones del Evangelio de Juan están en aoristo y
obviamente no debían ser, o no podían ser, obedecidos al instante.
Por ejemplo, Jesús oró: «Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia
con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera»
(17:5).24 Claramente, esa oración no fue contestada sino en la
resurrección y ascensión de Jesús.25 (2) El contexto inmediato, tanto
anterior como posterior, tiene que ver con lo que Jesús dijo en cuanto
al servicio, no a la salvación: «Como el Padre me envió a mí, así yo
los envío a ustedes» (Jn 20:21). Esto es muy similar al dicho posterior
de Jesús de que «recibirán poder y serán mis testigos» (Hch 1:8).
Lyon comenta: «Es asombroso lo similar que es el contexto aquí con
el de Hechos 2:4 [Yo añadiría Hch 1:8], donde la llenura del Espíritu
se liga a la misión y al poder para dedicarse a la misión». 26
5.
Las promesas de Jesús de la venida del Espíritu (Jn 14 al 16),
tanto como las afirmaciones de Juan de que los discípulos de Jesús
recibirían el Espíritu después de que él fuera glorificado (Jn 7:39),
militan contra el concepto de «nacer de nuevo». La glorificación de
Jesús tiene que relacionarse con su ascensión al Padre, lo que es otro
vínculo con Hechos 1 (vv. 4-10).
Una alternativa que sugiero es que no se nos exige precisar al
detalle el momento en que los discípulos de Jesús experimentaron el
nuevo nacimiento en el sentido novotestamenta- rio de esa expresión.
Es posible fraguar una hipótesis, en vista de la situación única
histórica del momento, tipificada por el
6.
Los tiempos gr. disponibles para órdenes son el presente y el aoristo. Si Jesús hubiera
usado el tiempo presente en Jn 20:22, habría querido decir: «Sigan recibiendo el Espíritu
Santo», como si ya hubieran estado recibiéndolo. La alternativa tendría que ser el aoristo.
7.
Soy consciente de que en el Evangelio de Juan a veces se usa el concepto de gloria con
un sentido doble, uno de ellos teniendo que ver con la pasión de Jesús. Pero la oración de Jesús
en 17:5, sin ningún tipo de ambigüedad mira a un cumplimiento futuro.
8.
Lyon, «John 20:22, Once More», 79.
viento (Jn 3:8), que precedió a la experiencia de ser llenos del
Espíritu. Pero debemos destacar que el viento y el fuego no fueron
parte de su llenura del Espíritu.

EL PERÍODO DE DIEZ DÍAS DE ESPERA


Posterioridad y separación
115
Pero uno se sigue preguntando lo siguiente: ¿por qué transcurrió
un intervalo de diez días entre la ascensión de Jesús y el descenso del
Espíritu Santo? Jesús les había instruido a los discípulos que se
quedaran «en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto»
(Lc 24:49). La explicación más satisfactoria es que la fiesta de
Pentecostés tenía una significación tipológica que se cumplió el día
de Pentecostés, tal como la fiesta de la Pascua se cumplió en la
muerte de Jesús. En otras palabras, tanto la muerte de Jesús como el
descenso del Espíritu fueron programados divinamente para que
coincidieran con las fiestas del Antiguo Testamento que las
presagiaban. La fiesta del Pentecostés era un festival de cosecha, en el
cual se ofrecían al Señor las primicias de la siega. Hechos 2 celebra
una cosecha de tres mil personas que fueron añadidas al Reino de
Dios. Y vale la pena darse cuenta de que en Jerusalén habría
peregrinos de todas partes del Imperio Romano.

El Pentecostés samaritano (Hch 8:14-20)


UN CLARO EJEMPLO DE POSTERIORIDAD

Si uno debe buscar un incidente que ilustre más que cualquier otro
la doctrina de la posterioridad, ninguno es más decisivo que la
experiencia de los convertidos samaritanos. Este pasaje es el más
claro de todos para el pentecostal, y el más problemático para los no
pentecostales. Marshall llama a Hechos 8:16 «tal vez la afirmación
más extraordinaria de He- chos».98 Los versículos 15 y 16 dicen que
Pedro y Juan oraron por los samaritanos, «para que recibieran el
Espíritu Santo, porque el Espíritu aún no había descendido sobre
ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del
Señor Jesús». Muchos exégetas se ven aquí frente a un problema
porque no distinguen entre la terminología de Lucas y la de Pablo en
este asunto. Ya hemos observado previamente que para Lucas el
recibir el Espíritu es un término técnico que se refiere a una
experiencia carismática, mientras que Pablo por lo general lo
identifica con la experiencia de la salvación.
Otro problema surge de la idea de algunos de que la fe ge- nuina y
el arrepentimiento, seguidos del bautismo en agua, automáticamente
resultan en la recepción del Espíritu. Debemos recordar de nuevo, que

98I. Howard Marshall, The Acts of the Apostles, Will. B. Eerdmans, Grand Rapids,
1.980,157.
116 El Bautismo en el Espíritu Santo

Lucas no niega en ninguna parte la obra del Espíritu en la


regeneración; sencillamente no la recalca. Es más, los pentecostales
responsables siempre han enseñado que el Espíritu viene a morar en
nosotros en el momento de la conversión (Ro 8:9; 1 Co 6:19), pero
que el bautismo en el Espíritu es una experiencia distinta a su morada.
No obstante, cierto opositor vigoroso llega tan lejos como para
decir que este incidente es la excepción que demuestra la regla,
siendo la regla que los creyentes reciben el Espíritu en el momento de
la conversión. Su afirmación, que más bien aturde, es que el
otorgamiento del Espíritu queda suspendido temporalmente del
bautismo en esta instancia para que «la enseñanza de la iglesia en su
juntura más prejuiciada [respecto a la animosidad entre judíos y
samaritanos], y su movimiento misionero inicial estratégico vaya más
allá de Jerusalén, esa suspensión no puede ocurrir».99 Ernst Haenchen
dice en forma similar que «los pocos casos en Hechos en que la
recepción del Espíritu va separada del bautismo son excepciones
justifica- das».100 (Los lectores deben entender que en el pensamiento
de comentaristas como estos, el bautismo en agua resulta en la
recepción del Espíritu.)
Algunos insisten en que los samaritanos a los que Pedro y Juan les
impusieron las manos para que recibieran el Espíritu Santo no se
habían convertido genuinamente. Un prominente defensor de esta
posición sostiene que la fe de los samaritanos era superficial porque
Lucas dice que «creyeron a Felipe» (Hch 8:12) en lugar de creer en
Jesús. Pero en otras partes se afirman hechos similares en el contexto
de oyentes que llegaron a ser convertidos genuinos, tales como Lidia
(Hch 16:14).101
James Dunn y Anthony Hoekema son ejemplos típicos de los que
sostienen opinión de que los samaritanos no se convirtieron hasta que
no llegaron Pedro y Juan. 102 Howard Ervin y Harold Hunter hablan
por los que sostienen que los samarita- nos se habían convertido
genuinamente antes de que llegaran Pedro y Juan. 103
99Bruner, Theology of the Holy Spirit, 178.
100Ernst Haenchen, The Acts of the Apostles, trad. Bernard Noble y Gerald Shinn, ed. rev.,
Westminster Press, Filadelfia, 1971,184.
101La construcción gr. pisteuein en («creen en») se usa en otras partes de Hechos para
describir una fe genuina en Dios (16:34; 18:8). Robert P. Menzies. «The Distincti- ve Character
of Lucas's Pneumatology», Paraclete 25, n°. 4 (otoño 1991): 24.
102Dunn, Baptism in the Holy Spirit, 55-68; Anthony A. Hoekema, Holy Spirit Bap- tism,
WID. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1972, 36-37.
103Howard M. Ervin, Conversion-lnitiation and the Baptismin the Holy Spirit, Hen-
drickson Publishers, Peabody, Mass., 1984,25-28; Hunter, Espirit Baptism, 83-84.
Posterioridad y separación
117
Lucas dice que los apóstoles de Jerusalén oyeron que Samaría
«habían aceptado la palabra de Dios» (dejomai ton logon, 8:14). Un
estudio de esa expresión muestra que es sinónima con una conversión
genuina.104 Aparece de nuevo en 11:1, que se refiere a la conversión
de Cornelio y su casa, y en 17:11, que habla de los bereanos, que
«recibieron el mensaje con toda avidez». El siguiente versículo habla
de la fe de estas personas. Además, 2:41 habla de las personas que
aceptaron el mensaje de Pedro y se bautizaron. La expresión en el
griego tiene una forma compuesta del verbo: apodejomai ton logon
autou («ellos recibieron su palabra o mensaje»).
Otros enseñan que debemos usar un enfoque históri- co-redentor al
interpretar este pasaje. Era necesario un derramamiento especial del
Espíritu sobre los samaritanos, se dice, a fin de que el liderazgo de
Jerusalén mostrara que endosaba la inclusión de los alienados
samaritanos en la iglesia. Eso habría sido el medio para sanar la
brecha entre samarita- nos y judíos.105 Un enfoque puramente
histórico-redentor, sin embargo, tiende a relegar la recepción
carismática del Espíritu solo al libro de los Hechos.

LA IMPOSICIÓN DE MANOS

«Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos


recibieron el Espíritu Santo» (Hch 8:17). En otras dos ocasiones en el
libro de los Hechos se asocia la imposición de manos con la
recepción del Espíritu (Saulo, 9:17; los efesios, 19:6). La práctica
también se halla en 6:6 en conexión con el nombramiento de los siete
hombres para servir a las viudas helenísticas, y en 13:3 en conexión
con el envío de Bernabé y Saulo. (Vea también 1 Ti 4:14 y 2 Ti 1:6.)
Daie disputa seriamente la opinión de que Pedro y Juan representaran
al liderazgo de Jerusalén para darles la bienvenida a los convertidos
samaritanos a la comunión de la iglesia, que el punto de vista
salvación-histórico. Pero este incidente también señala que Dios a
veces usa a seres humanos para impartir sus bendiciones. 35
Algunos sostienen que la imposición de manos en estos tres
incidentes (de los samaritanos, de Saulo y de los efesios) es parte de
la ceremonia de comisión u ordenación. 36 Aunque quizá esto sea
cierto en el caso de Pablo (si bien ya había recibido su comisión

104Turner, Power from on High, 365.


105Stott, Baptism and Fullness, 157-158; Lampe, Seal of the Spirit, 70; E. Michael
Green, I Believe in the Holy Spirit, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1975,168.
118 El Bautismo en el Espíritu Santo

directamente del Señor en el camino a Damasco), no hay nada en los


otros dos relatos que sugieran una comisión. Es mejor entender los
tres relatos en términos de recepción de una bendición; incluso, tal
vez, una transferencia de poder, que es mediada por un instrumento
humano.37 Esto no es negar que en algunos casos del Nuevo
Testamento se
35
E1 relato de Hechos no justifica la creencia católico romana de la confirmación, que
administra el obispo imponiendo las manos, a fin de que el Espíritu Santo sea impartido de
alguna manera. Ananías no estaba en la «sucesión apostólica» y sin embargo le impuso las
manos a Saulo para que fuera lleno del Espíritu. Para ver una explicación de la posición oficial
católico romana en cuanto al rito o sacramento de la confirmación, vea Catechism of the
Catholic Church, Liguori Publications, Liguori, Mo., 1994,325-333.
36
Robert P. Menzies, Empowered for Witness: The Spirit in Luke-Acts, Sheffied Aca-
demic Press, Sheffield, Inglaterra, 1994,212; Lampe, Seal of the Spirit, 69-77. M. Max B.
Turner no está de acuerdo con él: «"Empowerment for Mission"? The Pneumatology of Luke-
Acts: An Appreciation and Critique of James B. Shelton's Míghty in Word and Deed [1991]»,
Vox Evangélica 24 (1994): 116.
37
Turner, «"Empowerment"», 16.

mencione la imposición de manos en conexión con una comisión u


ordenación.
Resumimos y hacemos los siguientes comentarios:
1. El mensaje de Felipe a los samaritanos en Hechos 8 fue claro.
Les proclamó a Cristo (v. 5); les predicó las buenas noticias del Reino
de Dios y el nombre de Jesucristo (v. 12).
2. El ministerio de Felipe fue atestiguado por «las señales
milagrosas que realizaba» (v. 6), que incluían expulsión de demonios
y sanidades.
3. Los samaritanos que creyeron fueron bautizados. Es in-
concebible que Felipe los hubiera bautizado si no se hubieran
convertido genuinamente.
4. Los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Sama- ria
había «aceptado la palabra» (v. 14). Esta expresión es sinónima de
convertirse (Hch 2:41; 11:1; 17:11-12).
5. El respaldo del liderazgo de Jerusalén en verdad era deseable,
casi imperativo, en vista de la antipatía largamente sostenida entre
judíos y samaritanos. Pero sea cual sea la razón o razones, este
incidente muestra claramente que ni la conversión ni el bautismo en
agua suponen la recepción del Espíritu en el sentido en que Lucas usa
la expresión.
6. Las Escrituras no enseñan o implican en ninguna parte que la
salvación se reciba por la imposición de manos (Hch 8:17). El libro
de los Hechos muestra, sin embargo, que a veces una experiencia
Posterioridad y separación
119
postconversión del Espíritu se recibe por la imposición de manos
(9:17; 19:6).
7. Esta experiencia del Espíritu por parte de los samaritanos no
fue el cambio interior que viene en la conversión. Tuvo un aspecto
externo, observable. (Recuerde nuestra consideración de la diferencia
entre las profecías de Ezequiel y Joel en lo que tienen que ver con el
Espíritu Santo prometido.)
Es cierto que «una golondrina no hace al verano». Sin embargo, la
experiencia nada usual e identificable de los samari- tanos con el
Espíritu algún tiempo después de su conversión y bautismo es un
argumento fuerte a favor de la doctrina de la posterioridad. 106
Saulo de Tarso (Hch 9:17)
El encuentro inicial de Saulo con el Jesús resucitado se relata en
Hechos 9:1-8; 22:4-11; y 26:12-18. Tres días después lo visitó en
Damasco el piadoso Ananías, que le impuso las manos y le dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me
ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo»
(9:17). Algunos aducen que este evento marca la experiencia de la
conversión de Saulo; posición que sostienen los que dicen que la
primera llenura del Espíritu es un elemento de la experiencia de la
conversión.
Contra esta opinión de que Saulo se convirtió en Damasco y no en
el camino a Damasco, resultan apropiadas las siguientes
observaciones y comentarios:
1. Ananías le llamó «hermano Saulo». Aunque hay que conceder
que esto podría ser sencillamente una manera de dirigirse a un
compatriota judío sin implicaciones cristianas, es más natural verlo
como un creyente dirigiéndose a otro.
2. Ananías no le dijo a Saulo que debía arrepentirse y creer en
Jesús, sino que le dijo que debía bautizarse, lo que simbolizaría el
lavamiento de sus pecados (Hch 22:16).
3. La imposición de manos de Ananías fue para que Saulo fuera
lleno con el Espíritu, no para que fuera salvado. En ninguna parte de
las Escrituras se presenta la imposición de manos como medio de
impartir salvación.
4. La terminología de ser lleno del Espíritu se da en el libro de los
Hechos por primera vez en 2:4, y antes de eso respecto a Juan el

106Sugiero, como área de un estudio mayor, la conexión de este pasaje con el


relato de la samaritana (Jn 4) y el viaje de Jesús por Samaria (Lc 9:51-56).
120 El Bautismo en el Espíritu Santo

Bautista (Lc 1:15). Las Escrituras en ninguna parte usan esta


terminología como sinónimo de ser salvo.
5. La experiencia de Saulo en el camino de Damasco incluía el
nombramiento de parte de Jesús para su gran ministerio misionero
(Hch 26:16-18). Es muy difícil que tal comisión se le hubiera dado a
alguien que todavía no se había convertido.
6. Hubo un período de tres días entre la conversión de Saulo y su
llenura del Espíritu.
7. Un individuo, y no un grupo, es lleno del Espíritu. A menudo
los que enfatizan el enfoque histórico-redentor enfocan solo a grupos
(que, dicen, son representativos) sobre los cuales Dios otorgó el
Espíritu de una forma especial cuando los incorporó a la Iglesia.

Cornelio y su casa (Hch 10:44-48)


El intrigante relato de Cornelio llega a su climax con el de-
rramamiento del Espíritu sobre él y su casa. Cornelio no era creyente
antes de la visita de Pedro; era un gentil que había dejado su
paganismo y había abrazado el judaismo hasta el punto de ser
temeroso de Dios. En el momento en que Pedro habló de Jesús como
el único por medio de quien «todo el que cree en él recibe, por medio
de su nombre, el perdón de los pecados» (v. 43), Cornelio y su casa
evidentemente respondieron en fe.
Simultáneamente, parece, experimentaron un derramamiento
especial del Espíritu, similar al que recibieron los discípulos en
Pentecostés, como Pedro les dijera más tarde a los líderes que estaban
en Jerusalén (11:17; 15:8-9).
La terminología empleada por Lucas para describir su experiencia
del Espíritu no se usa en ninguna otra parte del libro de los Hechos
para describir la conversión: «el Espíritu Santo descendió sobre»
(10:45), «bautizados con el Espíritu Santo» (11:16). Estas
expresiones se podrían usar en lugar de sintagmas tales como «lleno
del Espíritu Santo», que se halla en conexión con Pentecostés y con
Saulo (2:4; 9:17), y «recibir el Espíritu», que se encuentra en el relato
de los samarita- nos (8:15,17,19). Además, el incidente de Samaría
habla del Espíritu Santo «cayendo sobre» los creyentes (8:16), tanto
como la experiencia de ser un «don» (8:20), dos conexiones
terminológicas adicionales al relato de Cesarea.
Harold Hunter, pentecostal, habla de que los de Cesarea tuvieron
«una experiencia unificada».39 Entiendo que no quiere decir que las
Posterioridad y separación
121
dos experiencias no se pudieran distinguir entre sí, sino que no se
pudo discernir ningún lapso de tiempo entre ellas, porque luego pasa
a decir que Pedro identificó la experiencia de ellos con la de los
creyentes judíos de Jerusalén.
French Arrington, también pentecostal, presenta una opinión de
minoría, al sugerir que estos gentiles ya habían sido

salvados antes de la visita de Pedro. 40


'Hunter, Spirit-Baptism, 86.
Basa su posición en lo siguiente: (1) Pedro no los llamó al
arrepentimiento y conversión; (2) el evangelista Felipe vivía en
Cesarea (8:40; 21:8), y él o algún otro evangelista podría haberles
presentado el evangelio; (3) ellos ya sabían lo básico en cuanto al
ministerio ungido de Jesús (Hch 10:37-38).
La interpretación de la mayoría de los no pentecostales es que
estos gentiles experimentaron la conversión y recepción del Espíritu
simultáneamente, equiparando la recepción del Espíritu a la obra del
Espíritu en la regeneración. Su posición se basa en la creencia de que
no puede haber una «recepción» del Espíritu más allá de lo que
ocurre en la conver- sión.41
La experiencia del Espíritu de los nuevos creyentes en Cesa- rea
es paralela a la de sus predecesores en Jerusalén, Damasco y Samaría.
Pero a diferencia de la experiencia de los samarita- nos y de Saulo, su
ocurrencia fue prácticamente simultánea con su experiencia de la
salvación.

Los efesios (Hch 19:1-7)


Existen dos preguntas importantes y relacionadas entre sí que son
cruciales para entender apropiadamente el pasaje sobre los efesios:
(1) Cuando Pablo conoció a estos hombres, ¿eran discípulos de Jesús
o de Juan el Bautista? (2) ¿Qué quiso decir Pablo al preguntarles:
«¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creyeron?» (v. 2).
Debemos recordar que Lucas, escribiendo bajo la inspiración del
Espíritu, da con exactitud la esencia de la pregunta de Pablo.

¿DE QUIÉN ERAN DISCÍPULOS?

Cuando Pablo llegó a Éfeso halló «a algunos discípulos»


40
French I. Arrington, TheActs oftheApostles, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass.,
122 El Bautismo en el Espíritu Santo

1988,112-113. En una nota al pie, no obstante, presenta de una manera justa la interpretación
pentecostal, generalmente aceptada, de que fueron salvados durante o al final del mensaje de
Pedro y recibieron el derramamiento del Espíritu inmediatamente después (113 n. 1).
41
Dunn, Baptism in the Holy Spirit, 79; Bruner, Theology of the Holy Spirit, 192.

(v. 1). La palabra «discípulo» (gr. madsetes) aparece treinta veces en


el libro de los Hechos. Tanto antes como después de este pasaje
siempre se refiere a un discípulo de Jesús. La única excepción es
9:25, donde la palabra lleva el calificativo de «sus», y quiere decir
que eran discípulos de Pablo (la traducción que da la NVI es «sus
seguidores»). No hay razón para que Lucas, en 19:1, se hubiera
desviado de su aplicación consistente de la palabra para los discípulos
de Jesús.
Algunos arguyen que el uso de Lucas de la palabra «algunos» (gr.
tinas, acusativo masculino pl. del pronombre indefinido tis) implica
que no eran discípulos de Jesús. Desdichadamente, algunas versiones
traducen la palabra como «ciertos», que puede producir cierta
confusión en su significado. Lucas usa la misma palabra en singular
cuando habla de personas que claramente eran discípulos: Ananías,
Dor- cas y Timoteo (Hch 9:10,36; 16:1; la NVI traduce estos sim-
plemente como «un discípulo»). Incluso Max Turner, que rechaza la
idea de la posterioridad, concede la posibilidad de esta interpretación
cuando dice que «tines madsetai [algunos discípulos] no
necesariamente se refiere a creyentes (como se referiría el absoluto
madsetai), aunque tal vez pudiera (como en 9:10; 16:1)». 107 La
explicación más sencilla es que el uso de Lucas de «algunos» se halla
en 19:7, que dice que eran «unos [josei] doce hombres»; Lucas no
estaba seguro del número exacto. 108 Una paráfrasis válida diría que
Pablo halló en Éfeso «un reducido grupo de discípulos».
Existe una considerable discrepancia respecto a la situación
espiritual de estos hombres. La siguiente lista ilustra la diversidad de
interpretaciones:
1. Eran meramente discípulos de Juan el Bautista, y no creyentes
en ningún sentido de la palabra.109 Eran «sectarios sin

107Turner, Power from on High, 391 n. 133, énfasis de Turner.


108«Más de dos pero menos que muchos» se sugiere en BAGD, 899. Vea 1:15 y 2:41 para
otros ejemplos. Otra autoridad dice que antes de las expresiones numéricas la palabra significa
«aproximadamente»; vea Friedrich Blass and Albert Debrunner, A Greek Grammar ofthe New
Testament and Other Early Christían Literature, trad. y rev. Robert W. Funk, University of
Chicago Press, Chicago, 1961,236. De aquí en adelante mencionado como BDF.
109"Marshall, Acts of the Apostles, 305.
Posterioridad y separación
123
2. ninguna dedicación a Jesús».110 «Estas
personas no estaban realmente regeneradas».111
El razonamiento circular de algunos es que no
podían haber sido discípulos porque «no habían
recibido el don del Espíritu».112 Dunn está de
acuerdo con eso, y afirma que «el discipulado
sin el espíritu es evidentemente en sí mismo
una contradicción de términos» y que «su
completa ignorancia del Espíritu pone un signo
de interrogación contra la situación de su
discipulado».113 114 Esta es la posición de
muchos que identifican «el don del Espíritu»
con la obra del Espíritu en la regeneración.
3. Eran seguidores de Juan el Bautista, pero también creyentes en
un sentido limitado. Eran «personas afectadas por el cristianismo y
llamados discípulos, pero revelaban severas de-
bilidades respecto a su entendimiento de la doctrina cristia-
4
na».
9
4. Son creyentes de verdad. «Que en verdad eran discípulos de
Jesús queda implicado en la primera pregunta que les hace Pablo:
«¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creye- ron?» 115 «Si
Lucas hubiera querido implicar que eran discípulos de Juan el
Bautista ... lo habría dicho explícitamente». 116 Estos hombres eran
creyentes «de una clase prepentecostal. Se habían convertido pero no
habían sido llenos del Espíritu».117
5. Aunque la palabra «discípulos» denota a los creyentes, E.
Michael Green dice que «Pablo claramente los confundió con
creyentes, pero pronto descubrió su error» y está «claro como el agua

110Richard N. Longenecker, The Acts of the Apostles, Zondervan Publishing House, Grand
Rapids, 1981,493.
111Wllliam J. Larkin, Jr., Acts, InterVarsity Press, Downers Grove, 111., 1995, 272.
112Marshall, Acts of the Apostles, 305.
113James D. G. Dunn, The Acts of the Apostles, Trinity Press International, Valley Forge,
1996,254-255. En breve comentaré sobre si en verdad fue una «completa ignorancia del
Espíritu» por parte de ellos.
114Johannes Munck, The Acts of the Apostles, rev. William F. Albright and C. S. Mann,
Doubleday, Garden City, N.Y., 1967,188.
115Bruce, «Luke's Presentation», 25.
116F. F. Bruce, The Acts of the Apostles: The Greek Text with Introduction and Commen-
tary, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1983, 363.
117Arrington, Acts of the Apostles, 191. Carson de manera similar dice que eran como
discípulos pre-pentecostales. Showing the Spirit, 148-149.
124 El Bautismo en el Espíritu Santo

que estos discípulos no eran creyentes en ningún sentido». 53 Marshall


afirma: «Pablo halló a algunos hombres que le parecieron que eran
discípulos ... Lucas no está diciendo que estos hombres fueran
discípulos».54
La situación de estos hombres se puede comparar con la de Apolos
(Hch 18:24-28), un creyente que «había sido instruido en el camino
del Señor, y con gran fervor hablaba y enseñaba con la mayor
exactitud acerca de Jesús, aunque conocía solo el bautismo de Juan»
(v. 25). Priscila y Aquila «lo tomaron a su cargo y le explicaron con
mayor precisión el camino de Dios» (v. 26). Era un creyente que
necesitaba más instrucción; lo mismo que los hombres efesios. A
decir verdad, ¿qué creyente ha logrado jamás superar la necesidad de
más instrucción?

¿RECIBIERON USTEDES EL ESPÍRITU SANTO?

Existe un debate considerable que gira en torno a la pregunta de


Pablo: «¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creyeron?»
(Hch 19:2). Algunas traducciones dicen «puesto» o «después», en
lugar de «cuando». Una traducción estricta, y que reduce el sesgo
teológico, es: «¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo, habiendo
creído?» (traducción mía). En el libro de los Hechos la terminología
«recibir el Espíritu Santo» se halla en los relatos de Samaría y
Cesarea (8:15,17,19; 10:47; vea también 2:38). Pablo, por tanto, les
está preguntando a los hombres efesios si habían tenido una
experiencia con el Espíritu comparable a la de los creyentes
samaritanos o de Cesarea.
Pablo no está haciendo un juego de palabras teológicas con estos
hombres, aunque un autor dice que Pablo «por alguna razón dudaba
de la realidad de su fe, porque de lo contrario nunca les habría hecho
tal pregunta».55 Pablo reconoció que ellos en verdad habían creído; si
hubiera tenido alguna duda respecto a lo genuino o adecuado de su fe,
era perfectamente capaz de expresarlo.
Mucho se ha escrito respecto a los tiempos de estos dos verbos
(elabete, «recibieron», y pisteusantes, «habiendo creído») en

"Green, I Believe, 134-135.


54
Marshall, Acts of the Apostles, 306. "Stott, Baptism and Fullness, 35. la pregunta
de Pablo. Elabete es el verbo principal de la oración; pisteusantes
Posterioridad y separación
125
es un participio aoristo cuya acción se relaciona a la del verbo
principal. Desde un punto de vista gramático, ¿debería entenderse
«recibieron» como teniendo lugar en el momento de «habiendo
creído» o, como alternativa, en un tiempo posterior a creer? Para
usar terminología gramatical: ¿Son estas acciones de creer y
recibir coincidentes la una con la otra, o es creer antecedente, o
antes de, recibir? Los que arguyen por la coincidencia prefieren la
traducción «cuando creyeron». 118 F. F. Bruce dice que la idea de
coincidencia es «doctrinalmente im- portante». 119 Otros arguyen a
favor del antecedente y prefieren el significado «después, o puesto
que, creyeron».120 Stanley M. Horton ofrece ejemplos de las
Escrituras en que el participio aoristo indica claramente una acción
anterior a la del verbo principal.121 Dunn, en un diálogo posterior
con colegas eruditos pentecostales, concede que es «técnicamente
posible ... que el participio ["habiendo creído"] se traduzca como
"después de que creyeron"».122 Yo añado que, basándome en las
gramáticas griegas, no solo es técnicamente posible, sino
enteramente probable.
En cierto punto Dunn dice que cualquiera que arguye por la
acción antecedente «traiciona una comprensión adecuada de la
gramática griega».123 Solo puedo citar autoridades confiables de la
gramática griega que dicen que la idea principal que subyace detrás
del participio aoristo es que ordinariamente indica una acción previa a

118Por ejemplo, Dunn, Acts of the Apostles, 255; y Baptism in the Holy Spirit, 86 158-
159; Bruce, «Luke's Presentation», 25; M. Max B. Turner, «The Significance of Re ceiving the
Spirit in Luke-Acts: A Survey of Modern Scholarship», Trinity Journal n.s., 2 (otoño 1981):
131 n. 1.
119Bruce, Acts of the Apostles, 353.
120Stanley M. Horton, What the Bible Says About the Holy Spirit, Gospel Publishing
House, Springfield, Mc, 1976,160-161; Arrington, Acts of the Apostles, 191-192; vea también
Ervin, Conversion-Initiation, 52; James B. Shelton, Mighty in Word and Deed Hendrickson
Publishers, Peabody, Mass., 1991,132.
121Horton, What the Bible Says, 160-161.
122Dunn, «Baptism in the Spirit: A Response», 23.
123Dunn, Baptism in the Holy Spirit, 86-87.
126 El Bautismo en el Espíritu Santo

la del verbo principal.124 Por otro lado, una


acción simultánea relativa al verbo principal se suele expresar con el
presente.
Una nota de interés es que la misma construcción gramatical
griega aparece dos veces más en este relato. En ambas instancias
indica una acción que sigue, y no que acompaña o no es coincidente
con la acción del participio. Los hombres fueron bautizados en el
nombre de Jesús después de que oyeron (Hch 19:5). El Espíritu vino
sobre ellos después de que Pablo les impuso las manos (v. 6).
El tratamiento extenso que antecede de la gramática de la pregunta
de Pablo en 19:2 es importante, pero a fin de cuentas el contexto
decide la relación de tiempo del participio aoristo con el verbo
principal.63 Robert Menzies dice correctamente que «el matiz
temporal específico del participio es a fin de cuentas irrelevante,
porque la pregunta misma presupone la potencial separación de la
creencia de la recepción del Espíri- tu».64
Max Turner concuerda con él, aunque arguye a favor de la
probabilidad de una acción coincidente, antes que antecedente, de
«habiendo creído»; dice que «uno no hace la pregunta que hizo Pablo
a menos que sea concebible una separación entre creer y la recepción
del Espíritu».65
El contexto, por tanto, provee la mejor respuesta. La experiencia
del Espíritu respecto a la cual Pablo preguntó es la experiencia
carismática relatada en el versículo 6, que en esta instancia vino por
la imposición de manos y fue acompañada por manifestaciones
externas similares a las experimentadas previamente por los creyentes
(2:4; 10:46). La experiencia de los efesios relatada en 19:6 no
coincidió con su salvación. Incluso si alguien está convencido de que
Pablo, por su pregunta, tenía reservas en cuanto a lo genuino de su
salvación, permanece el hecho de que esta experiencia del Espíritu
siguió tanto a su

New Testament Greek, University Press, Cambridge, 1956, 124; Nigel Turner, Syntax, vol. 3 de
A Grammar of New Testament Greek, ed. James Hope Moulton, T. & T. Clark, Edimburgo,
Escocia, 1963, 79.
63
Vea BDF, 174-175.
64
Robert P. Menzies, «Luke and the Spirit: A Reply to James Dunn», Journal of
Pentecostal Theology 4 (1994): 122-123.
65
Turner, «Significance of Receiving», 131 n. 1.

124H. E. Dana y Julius R. Mantey, A Manual Grammar of the Greek New Testament
Macmillan Co., Nueva York, 1957,230; BDF, 174-175; H. P.V. Nunn, A Short Syntax c
Posterioridad y separación
127
bautismo en el nombre del Señor Jesús como a la imposición de las
manos de Pablo.
Con frecuencia se afirma que la forma en que Lucas presenta al
Espíritu Santo, especialmente en referencia a ser lleno del Espíritu,
difiere de la de Pablo en sus cartas. Este incidente, sin embargo,
muestra que Pablo, como Lucas, creía en una experiencia del Espíritu
por parte de los creyentes que era distinta de la obra del Espíritu en la
salvación. A veces uno se plantea si la pregunta de Hechos 19:2 fue
hecha por Pablo. Los críticos extremos de la redacción dirían que Lu-
cas creó el incidente por entero a fin de aceitar su presentación del
Espíritu en términos carismáticos. Otros redactores dirían que tal
incidente existió, pero que las palabras son realmente de Lucas, y no
de Pablo. No obstante, si Lucas en verdad es un historiador y teólogo
responsable, entonces se debe entender la pregunta como siendo
formulada por Pablo. Los estudiosos de las Escrituras entienden por
lo general que en los tiempos bíblicos las citas atribuidas a una per-
sona no tenían que ser registradas literalmente. Pero desde un punto
de vista bíblico es importante indicar que las citas que las Escrituras
le atribuyen a un individuo deben ser entendidas como un reflejo
acertado de lo que dijo esa persona, aunque la cita no sea palabra por
palabra. Dicho con otras palabras, fue Pablo, y no Lucas, quien en
realidad hizo la pregunta que, para la mayoría de los pentecostales y
otros, indica una separación entre la conversión y el bautismo del
Espíritu.
La obra carismática del Espíritu se halla en muchas de las
epístolas de Pablo, y es lógicamente razonable que si él no vio
evidencias de esa obra en estos hombres efesios, les preguntara si
habían recibido el Espíritu.
Lo más probable es que Pablo le relatara a Lucas este incidente
cuando los dos volvieron a reunirse (Hch 20:5—21:18). La verdad es
que sería extraño que los dos hombres no hablaran de teología en los
días en que Lucas estuvo en compañía de Pablo (16:10-17; 20:5—
21:18; 27:1—28:16; los pasajes «nosotros» en Hechos; vea también
Col 4:14; 2 Ti 4:11; Flm 24).
Algunos comentarios están en orden en cuanto a la respuesta de
los hombres efesios: «No, ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu
Santo» (Hch 19:2). No puede querer decir que no sabían de la
existencia del Espíritu. Aun concediendo, mínimamente, que fueran
solo discípulos de Juan el Bautista (no necesariamente en forma
literal sino seguidores que se identificaban con él), sabrían por cierto
128 El Bautismo en el Espíritu Santo

del papel del Espíritu Santo en la vida y ministerio de Juan,


incluyendo la declaración de Juan de que Jesús bautizaría en el
Espíritu Santo. Su respuesta se debe interpretar a la luz de una
afirmación similar que se halla en el Evangelio de Juan. Cuando Jesús
prometió ríos de agua viva, el autor editorializa con la siguiente
afirmación: «Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más
tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había
sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía» (Jn 7:39).
La palabra «dado» no está en el texto griego, pero se la suple,
justificadamente, para dar sentido a lo que Jesús dijo. En forma
similar, en Hechos 19:2 la afirmación se debe entender como
queriendo decir: «Ni siquiera hemos oído que el Espíritu Santo había
sido dado».
Es significativo que este incidente ocurriera unos veinticinco años
después de Pentecostés. Enseña, entre otras cosas, que la experiencia
pentecostal estaba todavía disponible para creyentes bien alejados de
ese día tanto cronológica como geográficamente.

En resumen
La experiencia postconversión de ser bautizado en el Espíritu es
una obra del Espíritu distinta a la de la regeneración, pero no implica
que la salvación sea un proceso en dos etapas.
En tres de los cinco casos (Samaria, Damasco y Éfeso) las
personas que tuvieron una experiencia identificable del Espíritu ya
eran creyentes. En Cesarea esa experiencia fue virtualmente
simultánea con la fe salvadora de Cornelio y su casa. En Jerusalén
quienes lo recibieron ya eran creyentes en Cristo, aunque es difícil (e
incluso innecesario) determinar con absoluta precisión el punto en
que nacieron otra vez en el sentido del Nuevo Testamento.
Existe una gran variedad de terminología que se usa indis-
tintamente para la experiencia, como por ejemplo «bautizado
1 129 El Bautismo en el Espíritu
Santo
en el Espíritu», «recibir el Espíritu», «lleno del Espíritu», «el Espíritu
descendió sobre», etc.
La experiencia se relata tanto en cuanto a grupos (Jerusalén,
Samaría, Cesarea y Éf eso) como para individuos (Pablo, en Da-
masco).
La imposición de manos se menciona en tres casos (Samaría,
Damasco y Éfeso); dos veces por los apóstoles (Samaría y Éfeso), y
una por uno que no era apóstol (Damasco).
En tres casos hubo un claro lapso de tiempo entre la conversión y
ser bautizado en el Espíritu (Samaría, Damasco y Éfeso). El intervalo
de espera para el derramamiento en Jerusalén fue necesario a fin de
que se cumpliera la significación tipológica del día de Pentecostés. En
el caso de Cornelio no hubo lapso de tiempo.
A esta experiencia del Espíritu postconversión se le llama «don»
(2:38; 8:20; 10:45; 11:17). Por tanto, no se puede ganar; ni tampoco
es recompensa de santidad o etiqueta de ella.
Es un don, pero es inapropiado llamarla «segunda obra de gracia».
Tal lenguaje implica que el creyente puede no tener una experiencia
de la gracia de Dios entre la fe inicial en Cristo y la llenura inicial del
Espíritu. Sin embargo, toda bendición recibida viene del Señor como
resultado de su gracia.
Esta obra distintiva del Espíritu postconversión no descarta otras
experiencias del Espíritu que pueden precederla o seguirla.
De este estudio inductivo ha surgido un patrón, destacando la
realidad de una obra del Espíritu postconversión e identificable en la
vida del creyente, que a veces es llamada «bautismo en el Espíritu
Santo».125 Algunos ven el nacimiento de Jesús por el poder del
Espíritu y su posterior unción por el mismo, como paradigma para los
creyentes del Nuevo Testamento, que nacen del Espíritu y deben ser
ungidos por él posteriormente. A mi juicio, esta analogía es solo par-
cialmente correcta. Me cuesta trabajo ver el nuevo nacimiento de los
creyentes como análogo al nacimiento de Jesús. Gordon F. Fee
arguye en contra de que ambos eventos sean analogías. 67
La promesa de Jesús en Lucas 11:13 se puede aplicar aquí, pues

125Dos escritores no pentecostales o carismáticos de alguna estatura, entre otros, optan por
una experiencia del Espíritu posterior y separable, aunque no conceden el acompañamiento
necesario de lenguas. Vea D. Martyn Lloyd-Jones, The Baptism and Gifts ofthe Spirit, ed.
Christopher Catherwood, Baker Books, Grand Rapids, 1984; y Hendrikus Berkhof, The
Doctrine of the Holy Spirit, Jn Knox Press, Richmond, 1964, 84-87. Además, Berkhof dice que
Karl Barth, en Church Dogmatics, 4:3, «se da cuenta de una tercera dimensión en la
pneumatología», a la que Barth se refiere como «llamado» (Berkhof, 90).
Posterioridad y separación
130
dice: «¡Cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes
se lo pidan!» Bruce sugiere: «Posiblemente Lucas entiende el tiempo
futuro "dará" de la situación postpentecos- tal». 68 Turner discrepa,
entendiendo que Jesús «se refería a una clase de recepción del
Espíritu que estaba disponible para los discípulos durante el
ministerio [terrenal de Jesús]».69 Debemos señalar que «dar el
Espíritu Santo» (Lc. 11:13) es la contraparte verbal de «el don del
Espíritu» del que habla Lucas en el libro de los Hechos,
identificándolo con el bautismo en el Espíritu Santo.
Éfesios 4:5 habla de «un bautismo». A menudo se critica a los
pentecostales por creer en tres bautismos: el bautismo por el Espíritu
en el Cuerpo de Cristo, el bautismo en agua, y el bautismo en el
Espíritu. Es importante entender el contexto de la afirmación de Pablo
en cuanto a un solo bautismo. Él está tratando del amplio tema de la
unidad (vv. 4-6), y está refiriéndose a la obra singular del Espíritu
Santo que lleva a los pecadores arrepentidos al Cuerpo de Cristo. Este
bautismo (1 Co 12:13) es el único bautismo indispensable. 70
Aparte de los segmentos del cristianismo que ven el bautismo en
agua como esencial para la inclusión en el Cuerpo de Cristo,
prácticamente todos los demás cristianos creen por lo menos en dos
bautismos: el bautismo en el Cuerpo de Cristo, seguido luego por el
bautismo en agua.
El punto de vista pentecostal, y yo pienso que es el bíblicamente
correcto, respecto a este asunto de posterioridad y separación se
resume en la afirmación de que «el paradigma "ideal" para la fe del
Nuevo Testamento era que el nuevo
67
Fee, Gospel and Spirit, 108-109.
68
Bruce, «Luke's Presentation», 17.
69
Turner, «Spirit Endowment in Luke-Acts», 63 n. 68.
70
Vea French L. Arrington, «The Indwelling, Baptism, and Infilling with the Holy Spirit: A
Differentiation of Terms», Pneuma 3, n°. 2 (otoño 1981), 3 n. 1, 5 n. 1.
convertido también sea bautizado en el Espíritu Santo al comienzo de
su vida cristiana».126 Añado que el énfasis de los pentecostales
responsables siempre ha sido la separación teológica, y no la
posterioridad temporal.
Capítulo 9

126Douglas A. Oss, «A Pentecostal/Charismatic View», en Are Miraculous Gifts for


Today? ed. Wayne A. Grudem, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1996, 255.
Posterioridad y separación
131
Evidencia física inicial
Según las profecías del Antiguo Testamento la venida del Espíritu
de una manera inusual anunciaría la aurora de una nueva era (por
ejemplo, Is 32:15; Ez 36:25-27; Jl 2:28-29). Durante el período de
cuatro siglos intertestamentario Israel había estado sin una voz
profética significativa; para todo propósito práctico no había
actividad abierta del Espíritu Santo entre el pueblo de Dios. Pero esa
situación cambia dramáticamente cuando observamos los eventos
iniciales de la era del Nuevo Testamento, que muestran al Espíritu
Santo obrando de nuevo entre el pueblo de Dios.
Los eventos relacionados con el nacimiento de Jesús, tanto antes
como después de su concepción virginal por el Espíritu Santo (Mt
1:18,20; Lc 1:35), señalaron que había sido inaugurado el nuevo
pacto. El ángel le dijo a Zacarías que el niño prometido (Juan el
Bautista) sería lleno del Espíritu «aun desde su nacimiento» (Lc
1:15). Lo más probable es que esto tuviera lugar cuando su madre,
Isabel, fue llena del Espíritu, momento en que el niño saltó en su
vientre (Lc 1:41). Además, la erudición sobre el Nuevo Testamento
considera el canto de alabanza entonado por María como un
pronunciamiento inspirado por el Espíritu (Lc 1:46-55). Zacarías fue
lleno del Espíritu después del nacimiento de Juan (1:67). El Espíritu
Santo también estuvo sobre el justo y piadoso Simeón, quien vivía
bajo la dirección del Espíritu (2:25-27). Lucas también menciona que
Ana era una profetisa (Lc 2:36). Se estaba iniciando la nueva época,
la era del Espíritu.
No es aconsejable intentar identificar el momento preciso en que
se inició esta. Es mejor considerarla un período incluyente que abarca
desde el anuncio del nacimiento de Juan hasta el derramamiento del
Espíritu el día de Pentecostés. El vínculo en todo este período es
Jesucristo. Juan el Bautista fue su precursor. Jesús mismo fue ungido
por el Espíritu en su bautismo para su misión mesiánica (Mt 3:13-17;
Mr 1:9-11; Lc 3:21-22). Llevó a cabo su ministerio en el poder del
Espíritu (Lc 4:16-19; Hch 10:38). Él mismo derramó el Espíritu sobre
los que continuarían y extenderían su ministerio ungido (Lc 24:49;
Hch 1:4-5,8; 2:33).
Posterioridad y separación
132
Pronunciamientos inspirados por el Espíritu anteriores
a Pentecostés
En el Antiguo Testamento el Espíritu Santo se manifestó de una
variedad de maneras. A decir verdad, prácticamente todo lo que el
Nuevo Testamento dice en cuanto a su obra y ministerio se halla ya,
de alguna forma, en el Antiguo Testa- mento. 127 Pero en el Antiguo
Testamento la obra más característica y más frecuente del Espíritu es
la de dar pronunciamientos inspirados. Los libros proféticos, tanto
mayores como menores, se basan en que dan por sentado que el Espí-
ritu inspiró a los autores: «Porque la profecía no ha tenido su origen
en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de
Dios, impulsados por el Espíritu Santo» (2 P 1:21). Además, hay
muchos casos en los que los individuos profetizaron oralmente por
impulso del Espíritu. Repetidas veces hallamos relatos de personas
que profetizaron cuando el Espíritu del Señor vino sobre ellos (por
ejemplo, Nm 11:25-26; 24:2-3; 1 S 10:6,10; 19:20-21). Esta
inspiración oral del Espíritu para profetizar es el eslabón que conecta
pronunciamientos orales del Antiguo Testamento como (1) la
predicción de Joel de que un día todo el pueblo de Dios profetizaría
(Jl 2:28-29) y (2) el intenso deseo de Moisés, siendo profeta él
mismo, de que todo el pueblo de Dios profetizara (Nm 11:29).
A la luz de todo esto vemos una conexión clara entre los
pronunciamientos inspirados por el Espíritu en el Antiguo

127Por ejemplo, su papel en la creación (Gn 1:2); al contender con los hombres por el
pecado (Gn 6:3); al guiar a los obreros en la construcción del tabernáculo (Éx 35:31); al
transportar físicamente a personas (Ez 8:3; 11:1); al dar vida (Job 33:4); y en lo que el NT
identifica como dones espirituales, tales como profecía, etc.
Evidencia física inicial 1
Testamento y experiencias comparables133
de personas en incidentes del
Nuevo Testamento, antes de Pentecostés, relatados en Lucas 1 al 4.
Esto es con el correcto entendimiento de que el concepto de profetizar
en sí enfoca la fuente y el medio de un pronunciamiento, y no
necesariamente incluye un elemento de predicción. Pero esos relatos
del Evangelio de Lucas son un preludio de los derramamientos más
amplios y más incluyentes del Espíritu relatados en Hechos. Será
instructivo ver cómo las experiencias del Espíritu de los creyentes en
Hechos se relacionan con las de sus predecesores. Este retorno al
Antiguo Testamento y a Lucas 1—4 para entender el cumplimiento
de la profecía de Joel es indispensable, porque establece un vínculo
muy claro entre las experiencias de los creyentes del Nuevo
Testamento y los de épocas anteriores.

Metodología
Los incidentes relatados en Hechos en los que los creyentes
experimentan una llenura inicial del Espíritu tienen un efecto directo
en el asunto de si hablar en lenguas es un componente necesario del
bautismo en el Espíritu. Este método inductivo es un medio legítimo
de tratar de llegar a una conclusión en el asunto. Esta metodología se
ha empleado desde los primeros días del movimiento pentecostal para
demostrar que, basados en los relatos de Hechos, las lenguas
acompañan en verdad la llenura inicial del Espíritu.
Sin embargo, también debemos utilizar cualquier procedimiento
metodológico legítimo que respalde nuestro entendimiento de los
asuntos relativos a la actividad del Espíritu Santo en las Escrituras.
Esto incluiría un enfoque pan-bíblico, tal como el que ya he
considerado, y la utilización de disciplinas tales como la teología
narrativa y la crítica de la redacción, empleadas correctamente.
Después de todo, Lucas se especializa en la narración como medio de
presentar una verdad teológica y, además, usa cuidadosamente
fuentes que efectivamente pintan lo que él, bajo la dirección del
Espíritu, quiere enfatizar.
Después de considerar los cinco incidentes relevantes de Hechos
concluiré con observaciones y conclusiones apropiadas.
Los discípulos en Pentecostés (Hch 2:1-21)
LA PROMESA DEL PADRE (LC 24:49; HCH 1:4)
1 134 El Bautismo en el Espíritu
Santo
La expresión «promesa del Padre» puede significar bien la
promesa que se origina en el Padre (gr. ablativo de fuente) o la
promesa dada por el Padre (gr. genitivo subjetivo). El término se ha
interpretado de varias formas. Pablo se refiere a «la promesa del
Espíritu» (Gá 3:14) y «al Espíritu Santo prometido» (Ef 1:13).
Generalmente se entiende que está hablando de la obra del Espíritu en
la regeneración, y que el aspecto de la promesa debe incluir pasajes
del Antiguo Testamento tales como Isaías 32:15; 44:3-5; Ezequiel
11:19-20; 36:26-27; 37:1-14; 39:29; y Zacarías 12:10. James Dunn
anota que el lenguaje del Espíritu siendo derramado aparece en
algunos de estos pasajes; lo que los vincularía con el derramamiento
de Hechos 2. No niega que «la promesa del Padre» también incluya
Joel 2:28-32.128
Una interpretación dice que la «observación de Jesús ["de la cual
les he hablado", Hch 1:4] se debe referir a una de dos afirmaciones en
cuanto al Espíritu ... Lc 11:13 ó 12:12. Ninguno de esos pasajes
conecta la promesa del Espíritu con texto alguno del Antiguo
Testamento».129 En Lucas 11.13 Jesús habla de que su Padre concede
el Espíritu Santo a los que lo piden. En 12:12, la promesa es que el
Espíritu Santo enseñará a los discípulos lo que deben decir cuando
sean llevados ante las autoridades religiosas o civiles; el pasaje
paralelo de Mateo 10:20 específicamente menciona al Padre. No
obstante, no podemos soslayar las afirmaciones de Jesús en cuanto al
Paráclito prometido igualmente en Juan 14 al 16, puesto que existen
algunos paralelismos impresionantes entre los pasajes del Paráclito y
el libro de los Hechos.130
Nadie duda que la expresión «la promesa del Padre» debe incluir
la predicción de Joel del derramamiento del Espíritu (Jl 2:28-32). Esa
es la interpretación primaria de la narración de Hechos 2, porque
Pedro identificó el derramamiento con la profecía de Joel (vv. 17-21).
Debemos destacar la variedad de términos que se hallan en
Hechos 1 y 2 para denominar la experiencia de los discípulos el día
de Pentecostés: la promesa del Padre (1:4; 2:33); bautizado en el
Espíritu Santo (1:5); recibir poder (1:8); el Espíritu viniendo sobre
(1:8); ser llenos del Espíritu (2:4); el Espíritu siendo derramado
128James D. G. Dunn, «Baptism in the Spirit: A Response to Pentecostal Scholarship on
Luke-Acts», Journal of Pentecostal Theology 3 (1993): 22-23.
129Robert P. Menzies, Empowered for Witness: The Spirit in Luke-Acts, Sheffield Aca-
demic Press, Sheffield, Inglaterra, 1994,171.
130I. Howard Marshall, «Significance of Pentecost», Scottish Journal of Theology 30, no.
4 (1977): 351.
Evidencia física inicial 135
(2:17); el don del Espíritu Santo (2:38).

EL VIENTO Y EL FUEGO

Tres fenómenos inusuales ocurrieron ese día: «un ruido como el


de una violenta ráfaga de viento», «unas lenguas como de fuego» y
hablar en lenguas (Hch 2:1-4). (Resulta tentador ver en la triple
manifestación del Espíritu Santo indicaciones de su agencia en la
salvación [viento], santificación [fuego] y servicio [lenguas].)
Al viento y al fuego se les llama en ocasiones teofanías, o sea,
manifestaciones visibles de Dios. En ocasiones históricas como el
otorgamiento de la ley hubo truenos, relámpagos, una nube espesa y
un fuerte toque de trompeta (Éx 19:16); así que en este histórico día
el Señor se manifestó de una forma totalmente inolvidable como
viento y fuego enviado del cielo. Debemos señalar, sin embargo, que
el viento y el fuego precedieron la llenura del Espíritu; no fueron
parte de ella. Es más, en ninguna otra parte de Hechos se mencionan
de nuevo en conjunción con creyentes siendo llenos del Espíritu.
Fueron sucesos que se dieron una sola vez para marcar la plena
iniciación de una nueva era en los tratos de Dios con su pueblo.
Los fenómenos audiovisuales de viento y fuego son remi-
niscencias del otorgamiento de la ley en el monte Sinaí (Éx 19:18; Dt
5:4); el viento no se menciona en conexión con ese evento, sino en el
cruce del Mar Rojo (Éx 14:21), así como con otras manifestaciones
especiales de la presencia de Dios en el Antiguo Testamento (2 S
22:16; Job 37:10; Ez 13:13; 37:9-14).5
5
«Tempestades y fuego son motivos que se hallan en las historias de teofanías en el
Antiguo Testamento (cf. 1 R 19:11). Yavéh "descendió" sobre el monte Sinaí "en fuego" (Éx
19:18) e Isaías proclamó: "¡Ya viene el SEÑOR con fuego! ... con llamas de

El viento es un emblema del Espíritu Santo (Ez 37:9; Jn 3:8); en


realidad, la palabra hebrea ruaj quiere decir tanto «viento» como
«espíritu», al igual que la palabra griega comparable pneuma. La
palabra griega que se traduce viento y que se usa en Hch 2:2 (pnoe)
es una forma de la misma palabra griega. Al fuego también se lo
asocia con el Espíritu Santo en el Antiguo Testamento (Jue 15:14), en
la promesa de que Jesús bautizaría en el Espíritu Santo y fuego (Mt
3:11; Lc 3:16), y en la identificación de las «siete lámparas de fuego»
con el Espíritu Santo (Ap 4:5). Obsérvese la mención del Espíritu
Santo en relación con la visión de Zacarías de las siete lámparas (Zac
4:2-6). Max Tur- ner sostiene que la descripción de la teofanía de
1 136 El Bautismo en el Espíritu
Santo
Pentecostés está «llena de alusiones al Sinaí con las que la referencia
a las "nubes de humo " en la cita de Joel [que hace Pedro] es espe-
cialmente coherente».6
Además, los fenómenos de viento y fuego en el día de Pentecostés
deben relacionarse con la predicción de Juan el Bautista de que Jesús
bautizaría en el Espíritu Santo y fuego; la metáfora del aventador que
ofrece Juan después de su afirmación contiene ciertamente los
elementos de viento, que separa el grano del tamo, y el fuego, que
consume la paja (Mt 3:11-12; Lc 3:16-17). I. Howard Marshall
comenta: «El fuego en Hechos hay que ligarlo con toda seguridad
primordialmente con el fuego en la afirmación dicha por Juan el
Bautista».7
Las interpretaciones de la afirmación de Juan el Bautista varían
significativamente. Estas son algunas de ellas:
1.
Juan predijo solo un bautismo de fuego, que debería ser de
juicio. El griego probablemente se debería traducir «en el Espíritu
Santo, es decir, fuego». El Espíritu Santo es el fuego.
2.
Juan predijo solo un bautismo para el justo, que debería ser «en
el Espíritu Santo, es decir, fuego».
3.
Hay dos bautismos, uno en el Espíritu para el justo y uno en
fuego para el malo. El primero se cumple en el libro de los
fuego ... estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua" (Is 66:15,18, LXX)». Gerhard
A. Krodel, Acts, Augsburg Publishing House, Minneapolis, 1986, 75.
4.
. Max B. Turner, Power from on High: The Spirit in Israel's Restoration and Witness
in Luke-Acts, Sheffield Academic Press, Sheffield, Inglaterra, 1996,274.
5.
arshall, «Significance of Pentecost», 366; vea también F. F. Bruce, «Luke's Pre-
sentation of the Spirit in Acts», Criswell Theological Review 5 (otoño 1990): 19.
Evidencia física inicial 1 137
Hechos, el segundo es escatológico. Juan, como algunos de los profetas del
Antiguo Testamento, miró como con telescopio los dos eventos; no
distinguiendo entre el tiempo para el bautismo del Espíritu y el tiempo del
bautismo de fuego.131
4. Hay un aspecto doble de un solo bautismo: Espíritu para el justo,
fuego para el malo. Es un solo bautismo que, desde la perspectiva de Juan,
todos experimentarían. El Espíritu es «purgante y refinador para los que se
han arrepentido, destructivo ... para los que permanecen impenitentes». 132
Robert Menzies disiente de esto, y afirma que: «En vano buscamos una
referencia a un otorgamiento mesiánico del Espíritu que purifica y
transforma moralmente al individuo». En su opinión la limpieza es nacional,
no personal.133 134 Esta posición a veces se razona basándose en la sola
proposición de dos objetos del texto griego: no «en el Espíritu Santo y en
fuego», sino «en el Espíritu Santo y fuego».
Aunque el significado preciso de la afirmación de Juan el Bautista
continúa siendo motivo de debate, no cabe duda que Jesús la invistió con el
significado nuevo, o por lo menos adicional. Los discípulos, dijo, recibirían
poder que estaría íntimamente conectado con su misión evangelizadora (Hch
1:8). Es más, el fuego en el día de Pentecostés no fue destructor en su
naturaleza. Más bien se asemeja al fuego de la zarza que ardía (Ex 3:2-5;
Hch 7:30) y habla de la presencia y santidad de Dios. Significativamente, la
única otra referencia simbólica al fuego en el libro de los Hechos se
relaciona con el incidente de la zarza que ardía, a menos que uno interprete
simbólicamente el fuego de la profecía de Joel (Hch 2:19).11
Stanley M. Horton sugiere que en vista de este suceso durante la
Fiesta de Pentecostés, el fuego significaba la aceptación divina del
cuerpo de la iglesia como templo del Espíritu Santo (1 Co 3:16; Ef
2:21-22) y luego, la aceptación de los creyentes como individuos
como siendo también templos del Espíritu Santo (1 Co 6:19). Llama
la atención sobre incidentes del Antiguo Testamento en los que
descendió fuego sobre un altar, como con Abraham, y en la

131Esta es la creencia básica de Stanley M. Horton, What the Bible Says About the Holy
Spirit (Gospel Publishing House, Springfield, Mo. 1976), 85-86; y, al parecer, de Roger
Stronstad, quien dice: «La metáfora juaniana de la siega sugiere que este será tanto un bautismo
de bendición ... y de juicio ... Jesús dice: "He venido a echar fuego en la tierra" (Lc 12:49-50)».
The Charismatic Theology of St. Luke, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1984, 51.
132James D. G. Dunn, Baptism in the Holy Spirit, SCM Press, Londres, 1970,9-10,13.
Turner apela a Isaías 4:2-6, que promete la limpieza de Jerusalén «Con espíritu de juicio y
espíritu abrasador». Power from on High, 184.
133Menzies, Empowered for Witness, 128.
134"Vea F. F. Bruce, The Book of Acts, ed. rev., Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1988,
5
1
138 El Bautismo en el Espíritu Santo

dedicación tanto del tabernáculo como del templo de Salomón.135


Douglas A. Oss dice que el fuego va asociado en el Antiguo
Testamento con la sanción divina de la actividad profética tales como
el discurso profético (Jer 5:14; 23:29; Ez 1:4—2:8) y juicio (Ez 15:4-
8; 19:12-13). Concluye: «Las "lenguas de fuego " de Hch 2:3 bien
pueden haber simbolizado la sanción del propio Dios sobre la
actividad profética de la iglesia».136

EL HABLAR EN LENGUAS (GLOSOLALIA)

«Glosolalia» es un término técnico que se usa para hablar en


lenguas; es una combinación de las palabras griegas lalia («discurso»,
«hablar») y glossa («lengua», «idioma»). El fenómeno de hablar en
lenguas, a diferencia del viento y del fuego, es parte integral del
hecho de que los discípulos fueran llenos del Espíritu Santo. «Y todos
fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les concedía habla inspirada» (Hch 2:4,
traducción mía). La primera observación importante es que mi frase
«habla inspirada» es traducción de la palabra griega apofdsengomai,
que se usa en la Septuaginta para el discurso sobrenatural inspirado,
sea divino (1 Cr 25:1) o demoníaco (Mi 5:12). Resulta especialmente
importante la observación de que esta misma palabra inusual, que
aparece solo tres veces en el Nuevo Testamento, se use en Hechos
2:14 para presentar el discurso de Pedro a la multitud (él les «dijo a
voz en cuello»). El discurso de Pedro ese día fue en realidad un
pronunciamiento profético La tercera vez que sucede en el Nuevo
Testamento es en Hechos 26:25. Pablo le dice a Festo: «No estoy loco
[gr. mainomai], excelentísimo Fes- to. Lo que digo [gr.
apofdsengomai] es cierto y sensato». Festo le había acusado de estar
loco, posiblemente porque la forma de hablar de Pablo era muy
animada. Existe la posibilidad de que Pablo hablara bajo el ímpetu
directo del Espíritu.
El relato dice que los discípulos «comenzaron [arjomai] a hablar
en diferentes lenguas» (Hch 2:4). No hay indicación de que los
discípulos iniciaran, o que ellos mismos «comenzaran» eso de hablar
en lenguas. Apelando a esta idea de «comenzaron», y enseñanza nada
rara de algunos pentecostales bien intencionados, es: «Uno empieza,
135Stanley M. Horton, What the Bible Says, 141; The Book of Acts, Gospel Publishing
House, Springfield, Mo., 1981, 31.
136Douglas A. Oss, «A Pentecostal/Charismatic View», en Are Miraculous Gifts for
Today? ed. Wayne A. Grudem, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1996, 254 n. 25.
Evidencia física inicial 139
y entonces el Espíritu Santo se hace cargo». Pero arjomai en este
versículo es un pleonasmo, peculiaridad gramatical del griego y de
otros idiomas. A veces se le llama «auxiliar redundante». En esta
construcción gramatical la traducción de arjomai se puede eliminar y
el infinitivo «hablar» se convierte a modo indicativo. El significado
de «ellos comenzaron a hablar en lenguas» simplemente es «ellos
hablaron en lenguas».137
En otras partes de las Escrituras se hallan ejemplos de esta
construcción gramatical. Un ejemplo particularmente aplicable es
Hechos 11:15, donde Pedro dice, refiriéndose a su predicación en la
casa de Cornelio: «Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo
descendió sobre ellos». Obviamente, el Espíritu no descendió sobre
esas personas cuando Pedro empezó su mensaje; ya había avanzado
bastante (Hch 10:34-44). Los discípulos en Pentecostés hablaron en
lenguas «según el Espíritu les dada pronunciamiento inspirado»
(traducción mía), no bajo su propio impulso. La conjunción «según»
(kadsos) se puede traducir «al grado que», «puesto que», o «en tanto
que».138
El fenómeno de hablar en lenguas se expresa de varios modos en
el Nuevo Testamento:
• Hablar en diferentes lenguas, Hch 2:4
• Hablar en lenguas, Hch 10:46; 19:6; 1 Co 12:30; 14:5-6,
18,23
• Hablar en lengua, 1 Co 14:2,4,13
• Hablar en lenguas de hombres y de ángeles, 1 Co 13:1
• Hablar en nueva lengua, Mr 16:17
• Clases de lenguas, 1 Co 12:10,28
• Lenguas, 1 Co 13:8; 14:22
• Una lengua, 1 Co 14:14,19,26

La terminología específica en Hechos («hablar en lenguas»; gr.


glosais lalein) aparece en esa forma precisa, junto con algunas
variaciones, en la consideración que hace Pablo de los dones
espirituales en 1 Corintios 12 al 14. El término griego de dos palabras
no aparece en ninguna otra parte de la literatura canónica o no

137Vea C. F. D. Maule, An Idiom-Book ofNew Testament Greek, 2d ed.,


Cambridge University Press, Cambridge, Inglaterra, 1959,181-182; Bruce, Book of
Acts, 222 n. 13; Richard N. Longenecker, The Acts of the Apostles, Zondervan
Publishing House, Grand Rapids, 1981,395.
138BAGD, 391.
140 El Bautismo en el Espíritu Santo

canónica como término técnico para un suceso inusual por el que una
persona, bajo el impulso del Espíritu Santo (o cualquier espíritu)
habla en un idioma que desconoce. Como consecuencia, el fenómeno
al que tanto Lucas y Pablo se refieren es esencialmente el mismo.
Se han dado diferentes interpretaciones en cuanto a la naturaleza
de la glosolalia bíblica. Se presentarán las más importantes,
manteniéndose al mínimo las variaciones en puntos de vista a fin de
llegar a una comprensión más clara de la posición básica de estas
escuelas.

Un milagro al oír
Esta creencia tiene que ver primordialmente con «otras lenguas»,
de Hechos 2:4 y recalca, no el «hablar» del versículo 4, sino el «oír»
de los versículos 6, 8 y 11. «Lucas parece afirmar que el milagro no
estuvo en la lengua de los que hablaban, sino en los oídos de los
oyentes».139 Philip Schaff, historiador de la iglesia, sostiene que la
glosolalia en Pentecostés «fue al instante interpretada y aplicada por
el Espíritu Santo mismo a los oyentes que creyeron y se convirtieron
a cada uno en su propio dialecto vernáculo».140
Max Turner responde que el evento en Pentecostés es la actividad
de Dios «en los ciento veinte creyentes». Pasa a decir que Lucas no
sugiere que «la banda apostólica parloteara incomprensiblemente,
mientras que Dios obraba el milagro incluso mayor de interpretación
de lenguas en los que no creían». Se hace eco del comentario de Juan
Calvino de que si fue en verdad un milagro de oír, el Espíritu habría
sido dado no tanto a los discípulos sino a los no discípulos. 141

Sonidos sin sentido y en éxtasis


Este punto de vista casi siempre relaciona la glosolalia del Nuevo
Testamento con fenómenos similares en el mundo no cristiano y
139George Barton Cutten, The Psychological Phenomena of Christianity, Charles
Scribner's Sons, Nueva York, 1909, 50. Vea también F. Godet, Commentary on St. Paul's First
Epistle to the Corinhinas, trad. A. Cusin, T. & T. Clark, Edinburgo, Escocia, 1898, 2:320.
140Philip Schaff, History of the Christian Church, vol. 1, Charles Scribner's Sons, Nueva
York, 1882, 241. Vea también Jenny Everts, «Tongues or Languages? Contextual Consistency
in the Translation of Acts 2», Journal of Pentecostal Theology 4 (1994): 71-80.
141M. Max B. Turner, The Holy Spirit and Spiritual Gifts: In the New Testament Church
and Today, ed. rev., Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1998, 222, énfasis de Turner;
Juan Calvin, Commentary upon the Acts of the Apostles, ed. Henry Beveridge, Edimburgo
Printing Co., Edimburgo, Escocia, 1844,1:77.
Evidencia física inicial 141
pagano. El que habla, se sostiene, está en un estado de trance y
pronuncia sonidos incoherentes.142 Hablar en lenguas, opina un
defensor de esta idea, incluye «la creencia del uso desconectado, sin
significado, de la lengua para hacer so- nidos». 143 James Dunn,
interesantemente, adscribe este tipo de «pronunciamientos extáticos»
a los creyentes corintios, pero procede a decir que la creencia que
Pablo tiene es diferente porque dice que la glosolalia puede ser
controlada.144
Es difícil entender, si esta creencia es correcta, cómo las Escrituras
presentan el hablar en lenguas como un don del Espíritu Santo, puesto
que parlotear difícilmente se podría identificar como una de sus
obras. Por muy bajo que uno quiera colocar este don en la jerarquía
de los carismas, sigue siendo un don del Espíritu y, como tal, no se
debe hablar de él en forma ligera o despectiva.
Algunos aducen que el verbo lalein, usado continuamente en
relación con glosolalia, sugiere la idea de que el fenómeno es de
«laleo», o sea, parloteo. Pero en tiempos helenísticos el verbo
ordinariamente no quería decir habla incoherente. Es más, Pablo lo
usa también en conexión con profetizar (1 Co 14:29) y con las
mujeres haciendo preguntas (14:34-35). Además, usa la palabra más
común para hablar (legein) por lo menos una vez en conexión con
glosolalia (14:16).145

Expresiones arcaicas
El Greek-English Lexicon de Liddell y Scott da, como significado
de glossa, «palabra obsoleta o foránea, que necesita explicación». El
diccionario de Bauer-Arndt-Gingrich-Danker sugiere un significado
similar para el fenómeno de lenguas. 146 Relativo a esto tenemos el
142Una consideración extensa de este punto de vista iría más allá del propósito de la
presente obra. La literatura, tanto en pro como en contra, es considerable. Para una obra que
descuenta la similitud entre la glosolalia bíblica y los supuestos paralelos en el mundo
helenístico, vea C. Forbes, Prophecy and Inspired Speech in Early Christianity and Its
Hellenistic Environment, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1997.
143Alexander Mackie, The Gift of Tongues, George H. Doran Co., Nueva York, 1921, 24.
144James D. G. Dunn, Jesus and the Spirit, Westminster Press, Filadelfia, 1975,243.
145Vea especialmente el artículo de Robert H. Gundry, a menudo citado, en el que ataca la
traducción que se halla en la New English Bible «"Ecstatic Utterance" (N.E.B.)?» Journal of
Theological Studies, n.s., 17 (1966): 299-307. Gerhard Delling ve una tercedura radical entre la
glosolalia del Nuevo Testamento y el éxtasis de Dionisio en Worship in the New Testament,
trad. Percy Scott, Westminster Press, Filadelfia, 1962, 39.
146Henry George Liddell y Robert Scott, A Greek-English Lexicon, 8a ed., Clarendon
Press, Oxford, Inglaterra, 1897, 312, énfasis en el original; BAGD, 162.
142 El Bautismo en el Espíritu Santo

concepto de criptomnesia, que dice que en un estado de éxtasis o


emoción inusual, o incluso borrachera, la gente puede soltar palabras
o frases extranjeras desconocidas para ellos, que de alguna manera
están su memoria. Comentando sobre la glosolalia de Pentecostés,
Cyril G. Williams dice que los sonidos que pronunciaron los
discípulos les parecieron a algunos oyentes judíos como «palabras
identificables en idiomas que recordaban vagamente». Luego pasa a
sugerir la posibilidad de que «entremezcladas entre los vocablos
inarticulados habría palabras reales identificables». 147
Es difícil entender cómo tal enfoque psicológico, sea cual sea su
mérito, puede explicar adecuadamente toda la información bíblica
que trata del don. Exige un uso más bien raro de la palabra glosa, y lo
impone sobre el Nuevo Testamento. Es mucha mejor exégesis
entender la palabra o término griego en su significado más común,
nominal, a menos que exista evidencia imperiosa para interpretarlo de
otra forma.

Idioma
Tal vez la opinión sostenida más ampliamente, por lo menos entre
los comprometidos a un concepto alto de las Escrituras, ve la
glosolalia como hablar idiomas diferentes. 148 Según esto, en general,
las «clases de lenguas» (1 Co 12:10,28) son tipos o especies de
idiomas.
Este punto de vista se sostiene por dos razones básicas:
1. Aunque la palabra griega glosa designa a menudo el órgano
físico del habla, o, es en sentido técnico una expresión poética o
arcaica, el significado que más fácilmente viene a la mente en
conexión con la glosolalia es la de idioma. La palabra se usa en la
Septuaginta para el relato de la confusión de lenguas (Gn 11:1,6-7,9)
y es traducción del hebreo lashon. Se usa asimismo para traducir la
palabra hebrea safa] (Gn 10:5,31) para indicar el idioma o idiomas
que hablaban las diferentes familias de la tierra después de la
dispersión del capítulo 11. Una aparición de la palabra que viene

147Cyril G. Williams. «Glossolalia as a Religious Phenomenon: "Tongues" at Co- rinth


and Pentecost», Religión 5 (primavera 1975): 25-26.
148Para una defensa de la glosolalia como sinónimo de idioma, sugiero los siguientes
artículos de pentecostales clásicos: (1) Jon Ruthven, «Is Glossolalia Languages? A Survey of
Biblical Data», Paraclete 2, n°. 2 (primavera 1968): 27-30; (2) William G. Mac- Donald,
«Biblical Glossolalia: Thesis Four», Paraclete 27, n°. 3 (verano 1993): 32-45.
Evidencia física inicial 143
totalmente a cuento se halla en Isaías 28:11, que Pablo cita en 1
Corintios 14. La referencia es a los asirios, cuyo idioma no
entenderían los israelitas.
2. Una consideración más es que la palabra griega hermeneia y
sus cognados implican el significado de «idioma» para glosa en 1
Corintios 12—14, y que por consiguiente el verbo jerme- neuein
quiere decir «traducir» o «interpretar» un idioma ininteligible. Con
una sola excepción (Lc 24:27), y exclusiva de 1 Corintios 12—14,
donde se busca su significado, esta palabra y las relacionadas con ella
del Nuevo Testamento se usan para presentar el significado de
palabras o expresiones foráneas (por ejemplo, Mr 5:41; 15:34; Hch
4:36). La preponderancia de evidencia en el Nuevo Testamento, por
tanto, es que jermeneia y sus cognados conllevan la idea de traducir,
o interpretar, un idioma desconocido para los oyentes o los lectores.
Es cierto que el concepto que uno tenga del don de interpretación
de lenguas está a merced del concepto que se tenga de la naturaleza
de la glosolalia, pero el uso bíblico de la familia de palabras de
jermeneia es una fuerte indicación de que Pablo está hablando de
traducción de idiomas.
La conclusión de que glosolalia es hablar en ciertos idiomas, sin
embargo, requiere mayor investigación. ¿Cuál es la naturaleza de
estos idiomas? Existen dos posibilidades. Pueden ser idiomas
humanos, identificables, o pueden ser alguna clase de lenguaje no
humano, angélico o celestial. Algunos ven una contradicción entre la
presentación de Lucas (idiomas humanos) y la de Pablo (lenguajes
angélicos o celestiales), y consecuentemente tratan de interpretar al
uno en términos del 26 otro.
¿Es la glosolalia un lenguaje espiritual, celestial? Los que
defienden este punto de vista dicen que así lo sugiere el tenor general
de la enseñanza de 1 Corintios 14. Las lenguas parecen dirigirse en
todo tiempo a Dios (v. 2); también se hace referencia a orar en
lenguas (v. 14). Si, entonces, esto es un medio de comunicación entre
el hombre y Dios, y si este hablar es impulsado por el Espíritu Santo,
entonces un lenguaje celestial es más apropiado para la ocasión que
simplemente otro idioma humano.149 150 Se apela también a las

149Sin embargo, el asunto no está tan claro. No hay indicación alguna en los
relatos de Hechos 10 y 19 de que las lenguas fueran lenguajes humanos; y Pablo da
suficientes indicaciones, especialmente al citar Isaías 28.11, de la creencia de que por
lo menos incluye idiomas humanos.
150Vea, por ejemplo, Johannes Behm, «glossa, heteroglossos», en TDNY, 1:726;
y F. W. Grosheide, Commentary on the First Epistle to the Corinthians, Wm. B.
144 El Bautismo en el Espíritu Santo

«lenguas ... de ángeles» mencionadas en 1 Corintios 13:l. 151


¿Es glosolalia hablar en un lenguaje humano (xenolalia)? Hechos
2 resulta ciertamente decisivo en cuanto a esta posibilidad. Además,
hay una afinidad lingüística entre Hechos 2:4 («otras lenguas»
heterais glossais) y la cita de Pablo de Isaías 28.11, que contiene el
compuesto heteroglossois, que también significa «otras lenguas».
La posición más sostenible es que glosolalia se debe entender
como hablar en idiomas, pero que estos pueden ser humanos,
angélicos o celestiales.29
La reunión de tantos representantes de varias naciones fue
programada providencialmente, así que vemos en el habla glosolálica
de los discípulos un presagio de su comisión de ir a todo el mundo
(Hch 1:8). Aunque no todas las naciones del mundo estuvieron
representadas, John R. W. Stott observa que Lucas incluyó en la lista
descendientes de Sem, Cam y Jafet, y nos da una «"tabla de naciones
" comparable a la de Génesis 10» .30
El contenido de la glosolalia de los discípulos fue una glori-
ficación de Dios. Ellos proclamaban «las maravillas de Dios» (Hch
2:11). Está claro que no predicaron en los idiomas inspirados
divinamente. La predicación fue hecha por Pedro muy brevemente en
arameo, que todos entendían. Sus pronunciamientos fueron en el
orden de la alabanza y adoración.
Para el propósito específico de este capítulo una observación de lo
más significativa en cuanto a Hechos 2 es que la palabra «todo», del
versículo 4 es el sujeto de ambas cláusulas principales: Todos fueron
llenos del Espíritu, todos hablaron en lenguas. Para parafrasearlo:
Todos los que fueron llenos con el Espíritu hablaron en lenguas; no
hubo excepciones.
29
Los siguientes autores son representativos de este entendimiento incluyente de la
naturaleza de la glosolalia: Gordon D. Fee, God's Empowering Presence, Hendrick- son
Publishers, Peabody, Mass., 1994,890; E. E. Ellis, Interpreters Dictionary of the Bi- ble
Supplementary Volunte, Abingdon, Nashville, 1962, 908b; M. Max B. Turner, Hoíy Spirit and
Spiritual Gifts, 229 («Pablo probablemente pensaba en la xenolalia y [posiblemente] en
lenguajes celestiales») al referirse a hablar en lenguas; Robert Banks y Geoffrey Moon,
«Speaking in Tongues: A Survey of the New Testament Evidence», The Churchman 80 (1966):
279.
30
John R. W. Stott, The Spirit, the Church, and the World: The Message of Acts, Inter-
Varsity Press, Downers Grove, 111., 1990, 68; vea también J. W. Packer, Acts of the Apostles,

Eerdmans, Grand Rapids, 1953, 288-289.


151De interés son las alusiones extra canónicas a «lenguas de ángeles», tales
como el Enoc etíope 40 y El Testamento de 38 a 40. En este último pasaje las tres
hijas de Job son capacitadas para hablar en los lenguajes de ángeles. La idea de
lenguajes angélicos por lo menos estaba presente en el judaismo del primer siglo.
Evidencia física inicial 145
University Press, Cambridge, Inglaterra, 1973,27; William Neil, The Acts of the Apostles,
Oliphants, Londres, 1973, 73.
Cumplimiento de la profecía de Joel
Pedro, en su discurso inspirado a la multitud, identificó la
experiencia de los discípulos como el cumplimiento de la predicción
de Joel de que el Señor derramaría su Espíritu sobre toda la
humanidad (Hch 2:16-21). Hay variaciones entre la forma en que
Pedro entiende este pasaje de Joel y el pasaje en sí mismo. Por lo
menos hay dos que son significativas:
1. El «después de esto» de Joel 2:28 se convierte en el «en los
últimos días» (Hch 2:17). En el marco judío de referencia solo había
dos eras, divididas por la venida del Mesías. La era posterior se
identificaba como la era del Espíritu, la era mesiánica, los últimos
días, etc. Pedro dice en esta ocasión que había llegado la era
mesiánica, con el prometido derramamiento del Espíritu.
2. La profecía de Joel decía: «Los hijos y las hijas de ustedes
profetizarán». Sin embargo Pedro, después de mencionar la obra del
Espíritu en jóvenes y viejos, y sobre criados y criadas, insertó en la
profecía las palabras «y profetizarán» (fin del v. 18). Algunos dicen
que las palabras fueron añadidas por Lucas, pero no hay razón para
que Pedro, hablando bajo la inspiración del Espíritu, no haya podido
añadirlas. Claramente, de entre todos los elementos en la predicción
de Joel, Pedro recalcó los pronunciamientos proféticos como el rasgo
clave del cumplimiento.
Pero, ¿hablar en lenguas es lo mismo que profetizar? Ayudará
considerar cómo operan tanto la profecía como las lenguas. Tanto el
profetizar oralmente como el hablar en lenguas involucran el hecho
de que el Espíritu Santo venga sobre una persona y la impulse a
hablar. La diferencia básica es que la profecía se da en el lenguaje
común, mientras que hablar en lenguas es un lenguaje desconocido
para quien habla. Pero el modo de operación de los dos dones es el
mismo. Hablar en lenguas se podría considerar un tipo especializado
de profetizar con respecto a su modo de funcionamiento. 152 En este
sentido, en vista del hecho de que Dios había ordenado que algo
único sucediera ese día, el hablar en lenguas de los discípulos en
verdad fue un cumplimiento de la predicción de Joel de que el pueblo
de Señor profetizaría.

152Don A. Carson, Showing the Spirit: A Theological Exposition of 1 Corinthians 12-14,


Baker Book House, Grand Rapids, 1987,140-141; I. Howard Marshall, The Acts of the Apostles,
Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1980,73; Menzies, Empowered for Witness, 186 n. 3.
146 El Bautismo en el Espíritu Santo

La casa de Cornelio en Cesarea (Hch 10:44-48)


En esta narración son pertinentes varias observaciones:
1. Pedro identifica claramente la experiencia de la casa de
Cornelio con la de los discípulos el día de Pentecostés. «Dios les ha
dado a ellos el mismo don» (Hch 11:17). Dios les dio el Espíritu
Santo «lo mismo que a nosotros» (15:8). Además, en ambos relatos
aparecen términos comunes tales como «bautizado en el Espíritu
Santo», «derramado», y «don».
2. La manifestación externa, observable, de glosolalia convenció
a los compañeros judíos cristianos de Pedro de que el Espíritu había
caído en verdad sobre estos gentiles, «pues los oían hablar en lenguas
y alabar a Dios» (10:46). Como quiera que uno lo exprese, la
glosolalia fue la evidencia, o señal del bautismo de los gentiles en el
Espíritu.
3. Estos gentiles estaban hablando en lenguas y alabando
[megaluno] a Dios. Muy probablemente, «alabar [o exaltar] a Dios»
indica lo que decían en lenguas (aunque, al parecer, la glosolalia no
fue entendida). La palabra griega traducida «y» a veces introduce una
nota explicativa sobre lo que precede y se puede traducir como «o
sea», (se llama técnicamente uso exe- gético de la palabra kai). Ellos
«hablaban en lenguas, o sea, alababan [exaltaban] a Dios». La forma
sustantivada relacionada del verbo megaluna aparece en Hechos 2:11,
donde la gente dice: «¡Los oímos proclamar en nuestra propia lengua
las maravillas [megaleia] de Dios!» El verbo aparece también en el
poema de alabanza que exclama María: «Mi alma glorifica [me-
galuno] al Señor» (Lc 1:46), y en Hechos 19:17: «el nombre del
Señor Jesús era glorificado». Dicho con otras palabras, hablar en
lenguas incluye a menudo oración o alabanza a Dios (1 Co 14:2,14-
15). Don A. Carson dice: «No es enteramente cierto si la alabanza
constituía el contenido del hablar en lenguas, o era paralela a ello;
pero lo anterior es ligeramente más probable». 153
Una vez más, no se puede ignorar el aspecto histórico-re- dentor
de esta narración. Mínimamente, la glosolalia fue la evidencia
necesaria para convencer a los compañeros de Pedro y a los líderes de
Jerusalén de que Dios había aceptado en verdad a los gentiles como
gentiles al derramar sobre ellos el Espíritu de manera pentecostal.
Los dos incidentes considerados hasta aquí (Pentecostés en
Hechos 2 y los gentiles en Hechos 10; 11 y 15) conectan indis-
153Carson, Showing the Spirit, 147.
Evidencia física inicial 147
putablemente y sin ambigüedad hablar en lenguas con el bautismo del
Espíritu de parte de los que reciben. De hecho, la terminología
específica «bautizado en o con el Espíritu Santo» ocurre en Hechos
solo en relación con estos dos relatos (Hch 1:5; 11:16). Estas
observaciones son importantes porque estos dos incidentes circundan
a los otros hallados en los capítulos 8 y 9 y nos ayudarán a
entenderlos.

Los samaritanos (Hch 8:14-20)


Los samaritanos habían presenciado las señales que realizó Felipe
(expulsión de demonios, sanidades), habían respondido en fe al
mensaje de Cristo y se habían sometido al bautismo. Pero todavía no
habían recibido el Espíritu Santo (v. 15; vea vv. 17,19); él «aún no
había descendido sobre ninguno de ellos» (v. 16). Según usa Lucas el
término, «recibir el Espíritu» es sinónimo de la otra terminología que
usa, tal como ser «bautizado en» el Espíritu, el Espíritu «cayendo
sobre» o «viniendo sobre» la gente, el «don del» Espíritu, y ser «lleno
del» el Espíritu.
En el Nuevo Testamento «recibir el Espíritu» es un término
flexible, cuyo significado depende de la intención del autor en
particular y del contexto en que ocurre. Es por consiguiente
inapropiado, por ejemplo, tratar de forzar el significado que Lucas le
da al término sobre Pablo, o el de Pablo sobre Lucas. Este es un
principio de interpretación bíblica válido, pero no siempre observado.
El elemento importante en esta narración es que los creyentes
samaritanos después de su conversión tuvieron una experiencia con el
Espíritu, que fue mediada por Pedro y Juan al imponerles las manos.
Incluso una lectura informal del texto indica que en esa ocasión tuvo
lugar algo muy poco usual, ya que ¿por qué iba a querer Simón la
autoridad para impartir tal don si no hubiera algo espectacular en
ello? Él ya había practicado la magia antes de su conversión, y había
presenciado las señales inusuales que acompañaban el ministerio de
Felipe. ¿Qué fue lo que deseó tan desusadamente?
Faltan los detalles. Lucas simplemente dice que «Al ver [gr. jorao
o eidon] Simón que mediante la imposición de las manos de los
apóstoles se daba el Espíritu Santo» (v. 18). El verbo griego es muy
común en el Nuevo Testamento, y su significado básico es «ver»,
pero también significa «percibir». Ninguna persona que estudie
seriamente las Escrituras cuestionará que tuviera lugar algo
148 El Bautismo en el Espíritu Santo

importante cuando Pedro y Juan les impusieron las manos a los


samaritanos; fue tan inusual que incluso Simón quedó fuertemente
impresionado. Lo único que podía haber captado su atención era el
fenómeno único de hablar en lenguas.
A la luz de la absoluta y clara identificación de las lenguas con el
bautismo del Espíritu en los dos principales relatos que circundan este
(en los caps. 2 y 10), parece difícil que Lucas pensara que era
necesario mencionar las lenguas específicamente aquí. La carga de la
prueba cae en quienes insisten en que no fue el hablar en lenguas lo
que captó la atención de Simón. Si no fue glosolalia, ¿qué fue?
Incluso ciertos autores que no suscriben el concepto pentecostal del
bautismo del Espíritu dicen que aquí se manifestó la glosolalia. Cito
algunos de ellos para ilustrarlo:
Dunn dice que lo que vio Simón «presumiblemente habría sido
algún tipo de las manifestaciones que en otras partes Lucas atribuye
al don del Espíritu (2:4; 10:46; 19:6)».154
«El texto no dice explícitamente que esta recepción del Espíritu
fuera atestiguada por lenguas, pero parece probable». 155
La concesión del Espíritu aquí es «reconocible por la señal de la
glosolalia».156
«Está claro que la recepción del Espíritu por los samarita- nos
estuvo acompañada de las mismas señales audibles que habían
marcado su recepción por los creyentes en Pentecos- tés». 157
«Simón ve el poder de los apóstoles produce un acceso de
glosolalia» .158
«Es lógico dar por sentado que para Lucas el "Pentecostés "
samaritano, como el primer Pentecostés cristiano, estuviera marcado
por glosolalia extática».159
Los comentaristas citados arriba optan por la existencia de
lenguas en este incidente, pero no aceptan la interpretación
154James D. G. Dunn, The Acts of the Apostles, Trinity Press International,
Valley Forge, 1996,111.
155Carson, Showing the Spirit, 144.

156Ernst Haenchen, The Acts of the Apostles, trad. Bernard Noble y Gerald
Shinn, ed. rev., Westminster Press, Filadelfia, 1971,304.
157Bruce, «Luke's Presentation», 24.
158Neil, Acts of the Apostles, 123.
159James D. G. Dunn, Jesus and the Spirit, Westminster Press, Filadelfia, 1975,189. Vea
también C. K. Barrett, The Acts of the Apostles, T. & T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1994,412;
Marshall, Acts of the Apostles, 158; David J. Williams, Acts, Hendrickson Pu- blishers,
Peabody, Mass., 1990,156.
Evidencia física inicial 149
pentecostal de que las lenguas sean una señal necesaria del bautismo
del Espíritu.
Simón «vio» algo; por consiguiente, la comprensión pente- costal
tradicional de este incidente no es realmente un argumento de
silencio. Se basa en parte en la asociación sin ambigüedad de las
lenguas con el bautismo del Espíritu en los dos relatos principales que
preceden y siguen a este incidente.

Saulo de Tarso (Hch 9:17)


Uno de los propósitos de la imposición de manos de Ananías
sobre Saulo fue «para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu
Santo» (Hch 9:17). Este relato también se halla entre las dos na-
rraciones principales que sin ambigüedad asocian la glosolalia con
individuos que son inicialmente llenos del Espíritu Santo. Pero Lucas
no registra ningún detalle del bautismo del Espíritu de Pablo. Es
cierto, sin embargo, que Pablo hablaba en lenguas regularmente y a
menudo. «Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas más que todos
ustedes» (1 Co 14:18). Krister Stendahl le llama «el poderoso
practicante de glosolalia».160
En el libro de Hechos la experiencia de hablar en lenguas, cuando
se la registra, se da por primera vez en el momento del bautismo del
Espíritu. Parece perfectamente legítimo y lógico que los
pentecostales, por tanto, infieran que pablo hablara lenguas por
primera vez en el momento en que Ananías le impuso las manos.
William Neil comenta que «al recibir el don del Espíritu Santo Pablo
experimentó el éxtasis pentecostal».161

Los discípulos efesios (Hch 19:1-7)


¿Qué quiso decir Pablo al preguntarles a los hombres efe- sios:
«¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creyeron?» (Hch
19:2). En sus epístolas recibir el Espíritu es un componente de la
experiencia de la salvación (por ejemplo, Ro 8:15; Gá 3:2,14). Pero la
pregunta muestra que para Pablo la expresión podía tener un
significado adicional. Estoy obligado a creer que Lucas registra
fielmente la esencia de la pregunta de Pablo y que (1) no ha puesto

160Krister Stendahl, «Glossolalia: The New Testament Evidence», in Paul Among Jews
and Gentiles, Fortress Press, Filadelfia, 1976,113.
161Neil, Acts ofthe Apostles, 131.
150 El Bautismo en el Espíritu Santo

sus propias palabras en boca de Pablo, (2) no ha editado ni revisado la


pregunta para conformarla a su propia agenda teológica, o (3) no ha
creado el incidente por entero para promover sus propios propósitos
teológicos. Lucas, debemos recordar, es un historiador confiable.
La narración está clara en cuanto al significado de la pregunta de
Pablo. La cuestión de haber recibido el Espíritu fue asunto «de
percepción inmediata: se esperaba que los efesios supieran si en
efecto recibieron o no el Espíritu cuando "creye- ron"». 162 Turner
alude a la experiencia que ellos en verdad tendrían poco después,
cuando «empezaron a hablar en lenguas y a profetizar» (v. 6), la
única referencia adicional al Espíritu después del versículo 2. La
terminología de este relato es paralela a la de relatos previos de
personas llenas del Espíritu: recibir el Espíritu (v. 2), el Espíritu Santo
viniendo sobre ellos (v. 6), hablar en lenguas (v. 6).
Sobre la base del versículo 6, que dice que los efesios hablaron en
lenguas y profetizaron, algunos dan por sentado que no todos ellos
hablaron en lenguas; sino que algunos hablaron en lenguas y otros
profetizaron, y que por consiguiente, bien las lenguas o la profecía
puede acompañar la experiencia. Enfocando este versículo yo ofrezco
las siguientes observaciones:
1. Si profetizar es una alternativa a las lenguas como indicación
del bautismo del Espíritu, este es el único lugar de Hechos que lo
sugeriría. No parece práctica hermenéutica sana basar una creencia en
un solo pasaje de las Escrituras. Si Hechos 2 es programático, como
yo creo que lo es, la glosolalia cumple la predicción de Joel, y no la
profecía en sí.
2. Un vistazo más de cerca al texto griego sugiere la siguiente
traducción: «El Espíritu Santo vino sobre ellos. Ellos no solo
hablaron en lenguas, sino que también profetizaron». 163 Lucas,
entonces, está relacionando este relato con los relatos previos que
mencionan el hablar en lenguas por parte de quienes reciben el
Espíritu (2:4; 10:46) y dice que los hombres, además de hablar en
lenguas, también profetizaron. Carson no está seguro de si Lucas está
hablando de dos fenómenos separados o si está «refiriéndose a la

162Turner, Power from on High, 392.


163La construcción gr. Te... kai es frecuente en el libro de Hechos. BAGD (807) ofrece las
siguientes traducciones como posibles: «así... así»; «no solo... sino también». Entre los ejemplos
de Hechos se cuentan 1:1,8; 4:27; 8:12; 9:2; 22:4; 26:3. Estoy en deuda con un colega, el Dr.
Dr. Raymond K. Levang, por esta observación en su «The Content of an Utterance in Tongues»,
Paraclete 23, n°. 1 (invierno 1989).
Evidencia física inicial 151
misma realidad».164 Turner afirma que «Lucas no dice que cada uno
de los doce empezaran a hablar en lenguas y a profetizar, sino que el
grupo como un todo manifestó estos dones diferentes».165
Algunos sugieren que Lucas quiso decir: «Ellos hablaron en
lenguas, es decir, profetizaron», relacionando la afirmación con «los
oían hablar en lenguas y alabar a Dios» (10:46). Pero el texto griego
de 10:46 contiene solo la palabra kai («y», «o sea»); el texto griego
de 19:6 es diferente.

Resumen y conclusiones
En toda la historia bíblica se repiten palabras inspiradas cuando el
Espíritu viene sobre ciertas personas: En el Antiguo Testamento, en
los primeros días de la nueva era (Lc 1—4), y en los relatos
registrados en el libro de Hechos.
Hablar en lenguas, en un sentido importante, es una forma
especializada de profecía. Como tal, el que sucediera el día de
Pentecostés y en ocasiones posteriores es en verdad un cumplimiento
de la predicción de Joel de que todo el pueblo de Dios profetizará.
La narración del derramamiento del Espíritu el día de Pentecostés
es paradigmática. Se vuelve el modelo, o paradigma, para los
derramamientos posteriores del Espíritu. El término «programático se
usa» a veces para este concepto.
Paralela al método inductivo, que ve un patrón de glosola- lia en el
bautismo del Espíritu, va la contribución de un método
contemporáneo de interpretación llamado a veces teología narrativa.
En lo que tiene que ver con este tema, Donald A. Johns dice que una
técnica mundial y común para contar historias es decir cosas en
grupos de tres y que «tres veces deben ser suficientes para decir
cualquier cosa. El efecto paradigmático de estas historias debería
conducirnos a esperar lo mismo en nuestra propia experiencia con el
Espíritu».166 167
164Carson, Showing the Spírit, 150.
165Turner, Power from on High, 395.
166Donald A. Johns, «Some New Directions in the Hermeneutics of Classical Pen-
tecostalism's Doctrine of Initial Evidence», en lnitial Evidence: Historical and Biblical
Perspectives on the Pentecostal Doctrine of Spirit Baptism, ed. Gary B. McGee, Hendrick- son
Publishers, Peabody, Mass., 1991,163. Hay que distinguir a este autor de su finado padre,
Donald F. Johns, en un tiempo decano académico del Central Bible College en Springfield, Mc
167Vea, por ejemplo, Larry Hurtado, «Normal, But Not a Norm», en Initial Eviden- ce, ed.
McGee, 190-210; Turner, Power from on Hígh, 447; James B. Shelton, «"Filled with the Holy
Spirit" y "Full of the Holy Spirit": Lucan Redactional Phrases» en Faces ofRenewal, ed. Paul
152 El Bautismo en el Espíritu Santo

Por todo el Antiguo Testamento, los primeros capítulos del


Evangelio de Lucas, y el libro de Hechos, hay un patrón de habla
inspirada cuando el Espíritu Santo viene sobre las personas.
El punto de vista de algunos es que la glosolalia puede ser el
acompañamiento normal del bautismo del Espíritu, pero que no se
puede considerar normativo; o sea, las lenguas no ocurren siempre. 45
Es verdad, por supuesto, que en ninguna parte de las Escrituras existe
afirmación preposicional alguna que diga que el bautismo del Espíritu
vendrá acompañado de hablar en lenguas. Sin embargo, el «todos» de
Hechos 2:4 y el «para» de 10:46 está fuertemente en contra de la
posición de que las lenguas no son normativas. J. Rodman Williams
arguye que cuando en Hechos se menciona explícitamente las
lenguas, «todas las personas hablaron en lenguas». 168 Es la única
manifestación asociada con el bautismo del Espíritu en Hechos que se
presenta explícitamente como evidencia que autentica la experien-
cia.169 170 Robert Menzies comenta, apropiadamente, que la doctrina
pentecostal de lenguas como evidencia inicial «es una inferencia
apropiada derivada del carácter profético del don pen- tecostal y el
carácter evidente de hablar en lenguas». Dice además que la
glosolalia es especialmente apropiada para servir como evidencia
debido a su carácter inusual y demostrati- 49 vo.
A veces se objeta que Lucas registra varias instancias donde se
dice que ciertos individuos fueron llenos del Espíritu y no menciona
lenguas.171
La respuesta pentecostal es doble: (1) Lucas no sintió ninguna
obligación de mencionar las lenguas igualmente en forma explícita en
todas esas cinco instancias. La evidencia acumulativa es que fue
acompañamiento carismático a las primeras investiduras con el
Espíritu. Si la línea de razonamiento de los críticos se aplica a los
relatos de conversión en Hechos, es fácilmente aparente que Lucas no
menciona el arrepentimiento y fe como requisitos para la salvación en
todos los relatos, ni tampoco se dice siempre que los que
respondieron al mensaje del evangelio se arrepintieron y creyeron. (2)
La doctrina pente- costal clásica de la «evidencia inicial» se aplica

Elbert, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1988,106-107 n. 30.


168J. Rodman Williams, Renewal Theology: Systematic Theology from a Charismatic
Perspective, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1990,2:211.
169Oss, «A Pentecostal/Charismatic View», 261.
170Menzies, Empowered for Witness, 251; «Corning to Terms with an Evangelical
Heritage-Part 2: Pentecostals and Evidential Tongues», Paraclete 28, no. 4 (otoño 1994): 6.
171Carson, Showing the Spirit, 150.
Evidencia física inicial 153
solo a la experiencia inicial de uno de ser lleno del Espíritu.
A menudo se objeta que se debe entender la manifestación de
lenguas en el libro de Hechos solo en un contexto histórico-redentor;
o sea, que Lucas lo menciona en consonancia con diferentes grupos
de personas que responden al evangelio y que son incorporadas a la
iglesia. Pero los pente- costales pueden responder de la forma
siguiente: (1) Si Pentecostés fue un evento repetible en por lo menos
tres o cuatro ocasiones, ¿por qué no continúa siendo repetible? (2) Si
este fenómeno único ocurrió solo con propósitos históri- co-
redentores, debería haber sido descontinuado por Dios después del
evento de Hechos 19. Por el contrario, Pablo continuó hablando en
lenguas y deseaba que todos los corintios lo hicieran.
La posición pentecostal tradicional tiene un aliado inesperado en
los escritos de James D. G. Dunn, uno de los más atrincherados
críticos de la creencia pentecostal de que las lenguas son un
componente necesario del bautismo del Espíritu. Afirma en primer
lugar: «Es una presuposición aceptable que para Lucas el
"Pentecostés" samaritano, como el primer Pentecostés cristiano,
estuviera marcado por glosolalia extática». Luego pasa a decir que en
todos los casos donde Lucas registra y describe el don del Espíritu,
sin incluir la experiencia de Pablo, puesto que no es descrita, va
acompañada y evidenciada por glosolalia. Añade: «No resulta débil
entonces, el corolario de que Lucas intentaba describir el "hablar en
lenguas" como la "evidencia física inicial" del derramamiento del
Espíritu».172 Desdichadamente, sin embargo, Dunn dice más tarde que
el concepto de Lucas de la obra del Espíritu «se puede describir solo
como relativamente crudo» e indiscriminado con su énfasis en señales
y prodigios. Dice luego que «la presentación de Lucas es
defectuosa».173 En efecto, dice que la teología de Lucas en realidad no
es confiable. Pero para los que se suscriben a una alta creencia de la
inspiración la teología de Lucas no es a fin de cuentas suya propia; es
solo mediada por medio de él, por el Espíritu Santo.
Uno de los críticos de la posición pentecostal, siendo portavoz de
la objeción de otros, dice que parece «extraordinariamente arbitrario
no considerar igualmente normativos los versículos 2-3 [de Hch
2]».174 La respuesta pentecostal es simplemente que en ninguna otra
parte se mencionan el viento y el fuego en conjunción con, o anterior

172Dunn, Jesus and the Spirit, 189-190.


173Ibid., 191.
174Carson, Showing the Spirít, 142.
154 El Bautismo en el Espíritu Santo

a, la recepción del Espíritu por parte de las personas, en tanto que la


glosolalia se menciona o se implica fuertemente en otras partes y
también se presenta como evidencia (10:46).
¿Acaso la pregunta de Pablo en 1 Corintios 12:30: «No todos
hablan en lenguas, ¿verdad?» (traducción mía) apoya la posición
pentecostal? La respuesta a esta pregunta debe ser que no, basada en
la forma griega de la pregunta. Pero Pablo, en contexto, está hablando
de la manifestación de lenguas según ocurre en la asamblea de
creyentes. No todos son llamados a dar palabras públicas en lenguas.
Esta comprensión se justifica a la vista de la pregunta que sigue: «No
todos interpretan, ¿verdad?» (traducción mía). Es más, Pablo mismo
expresa el deseo de que todo el pueblo de Dios hable en lenguas (1
Co 14:5), evidentemente en privado, como medio de edificación
espiritual propia (v. 4).
En conclusión, la doctrina pentecostal de la «evidencia física
inicial» se sostiene por una investigación de las Escrituras. 175 La
terminología, aunque por supuesto no divinamente inspirada, es un
intento de resumir el pensamiento de que en el momento del bautismo
del Espíritu el creyente hablará en lenguas. Presenta la idea de que
hablar en lenguas es un acompañamiento inmediato, empírico del
bautismo en el Espíritu.
Sin embargo hay tres notas en orden: (1) Como destaca Ro- bert
Menzies, el enfoque pentecostal en la evidencia fácilmente puede
llevar a confundir el don del Espíritu con la señal. «La manifestación
de lenguas es una evidencia de la dimensión pentecostal de la obra
del Espíritu, pero no el don en sí mismo». Propiamente entendido,
uno recibe el Espíritu, no las len- guas. 176 (2) «La "evidencia inicial"
no debe ser tanto una señal
de que "tengamos el Espíritu", sino que el Espíritu "nos tiene" como
participantes en la obra del reino».177 (3) Los pentecosta- les arguyen
que hablar en lenguas es solo la evidencia inicial, pero que hay, o por
lo menos debe haber evidencias adicionales a las lenguas. Frederick
Dale Bruner, vigoroso opositor de la doctrina pentecostal de la

175Dos artículos de interés de una perspectiva pentecostal clásica se hallan en el


Dictionary of Pentecostal and Charismatic Movements, ed. Stanley M. Burgess y
Gary McGee, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1988: (1) «Glossolalia»,
por Russell P. Spittler (335-341); (2) «Initial Evidence, A Biblical Perspective», por
Ben C. Aker (455-459).
176Menzies, Empowered fot Witness, 253.
177Frank D. Macchia, «The Question of Tongues as Initial Evidence», Journal
of Pentecostal Theology 2 (1993): 121.
Evidencia física inicial 155
evidencia inicial, sin embargo, indica acertadamente la posición al
respecto de los pentecostales responsables. 178

178Frederick Dale Bruner, A Theology of the Holy Spirit: The Pentecostal


Experience and the New Testament Witness, WID. B. Eerdmans, Grand Rapids,
1970,77, 85. En el capítulo siguiente se considerarán indicaciones adicionales de la
llenura del Espíritu.
Capítulo 10

Propósitos y resultados
del bautismo del Espíritu
Este capítulo cubrirá los siguientes temas: Jesús y el Espíritu, los
resultados del bautismo del Espíritu, la recepción del bautismo del
Espíritu, y el uso inclusivo del Nuevo Testamento de la terminología
«lleno con/lleno del Espíritu Santo».

Jesús y la vida en el poder del Espíritu


PROFECÍAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El libro de Isaías contiene las siguientes profecías que vinculan al


Espíritu Santo con el Mesías:
«El Espíritu del SEÑOR reposará sobre él:
espíritu de sabiduría y de entendimiento,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR» (11:2).
«Éste es mi siervo, a quien sostengo,
mi escogido, en quien me deleito;
sobre él he puesto mi Espíritu,
y llevará justicia a las naciones» (42:1).
«Y ahora el SEÑOR omnipotente
me ha enviado con su Espíritu» (48:16). Las traducciones varían en
este caso. Otra posibilidad es: «Y ahora me ha enviado el Señor DIOS,
y su Espíritu» (LBA). En cualquier caso, el Espíritu y el Mesías están
estrechamente relacionados.
«El Espíritu del SEÑOR omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha
ungido para anunciar ... sanar ... proclamar liberación ... y libertad»
(61:1).
Además, Isaías registra la profecía de la concepción virginal de
Jesús (7:14). Aunque no menciona al Espíritu en relación con esto,

16
1
162 El Bautismo en el Espíritu Santo

tanto Mateo (1:18-20) como Lucas (1:35) le atribuyen el milagro a la


actividad del Espíritu Santo.

EL MINISTERIO TERRENAL DE JESÚS

Jesús fue ungido con el Espíritu Santo en el momento de su


bautismo (Lc 3:22). Eso marcó el principio de su ministerio terrenal;
fue su comisión para el servicio público. (Recuérdese que tanto la
palabra hebrea transliterada «Mesías» como la palabra griega
transliterada «Cristo» significan «ungido».) El Espíritu permaneció en
él (Jn 1:33), y además, él experimentó el Espíritu en una medida sin
restricciones (3:34).
El relato de Lucas en cuanto a la tentación de Jesús en el de sierto
está enmarcado entre dos referencias al Espíritu: Jesús estaba «lleno del
Espíritu Santo» cuando se fue al desierto (Lc 4:1), y después de la
tentación volvió a Galilea «en el poder del Espíritu» (Lc 4:14). Está
claro en el relato de Lucas que el éxito de Jesús para resistir la tentación
fue atribuible tanto a la llenura del Espíritu Santo como al experto uso
que hizo de las Escrituras. Muy posiblemente el Espíritu le guió en la
selección de los pasajes bíblicos más efectivos para contrarrestar las
sugerencias de Satanás.
En la sinagoga de Nazaret Jesús leyó la profecía de Isaías 61 y se la
aplicó a sí mismo. Con eso, se dedicó a su misión de liberación. Pedro
comentó más adelante que Jesús «con el Espíritu Santo y con poder, y
cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban
oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hch 10:38). Un
ejemplo destacado del poder de Jesús por el Espíritu es su afirmación
de que echaba fuera demonios «por el Espíritu de Dios» (Mt 12:28).

JESÚS: EL MODELO PARA LOS CREYENTES

Por analogía o paralelismo, la unción de Jesús con el Espíritu en el


río Jordán pone el patrón para la recepción del Espíritu por parte de los
creyentes.1 Algunos no vacilan en llamar al Jesús autorizado por el
Espíritu paradigma para los creyentes. 2 Roger Stronstad aboga por esta
posición, diciendo que «Lucas pone en paralelo el bautismo del Espíritu
de los discípulos con la unción inicial de Jesús por el Espíritu Santo».
Cita el cuádruple paralelismo de Charles Talbert entre los dos
episodios:
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
163
(1) Tanto Jesús como los discípulos están orando; (2) el Espíritu
desciende después de sus oraciones; (3) Tiene lugar una manifestación
del Espíritu; (4) los ministerios de ambos empiezan con un sermón que
es tema de lo que sigue, apela al cumplimiento profético y hablar del
rechazo de Jesús.3
Stronstad avanza un paso más y habla del «motivo de transferencia»
que se halla en las Escrituras. Incluye la transferencia del Espíritu de
una persona a otra. Ejemplos son Moisés y los ancianos (Nm 11:16-17);
Moisés y Josué (Nm 27:18-20; Dt 34:9); Elias y Elíseo (2 R 2:9,15; cf.
vv. 8,14); Saúl y David (1 S 10:10; 16:13-14). El propósito de la
transferencia es doble: «autenticar o acreditar al nuevo liderazgo, e
investir las habilidades apropiadas para las nuevas responsabilidades de
liderazgo».4 Este autor centra su atención primordialmente en el
incidente de Moisés y los ancianos, y lo relaciona con el episodio de
Jesús

Entre los defensores más representativos de esta posición se cuentan Robert P.


Menzies, Empowered for Witness: The Spirit in Luke-Acts, Sheffield Academic Press,
Sheffield, Inglaterra, 1994,174; I. Howard Marshall, «Significance of Pentecost», Scot-
tish Journal of Theology 30, n°. 4 (1977): 352; G. W. H. Lampe, «The Holy Spirit in
the Writings of Saint Luke», en Studies in the Gospels, ed. D. E. Nineham, Blackwell,
Oxford, Inglaterra, 1957,168; J. Rodman Williams, Renewal Theology: Systematic
Theo- logy from a Charismatic Perspective, Zondervan Publishing House, Grand
Rapids, 1990, 2:169. Entre los que disienten se encuentran: M. Max B. Turner, Power
from on High: The Spirit in Israel's Restoration and Witness in Luke-Acts, Sheffield
Academic Press, Sheffield, Inglaterra, 1996,188; y Gordon D. Fee, Gospel and Spirit;
Issues in New Testament Hermeneutics, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1991,
109, que ni siquiera deja lugar para la analogía.
2
Walt Russell, «The Anointing with the Holy Spirit in Luke-Acts», Trinity Journal,
n.s., 7, n°. 1 (primavera 1986): 49; James B. Shelton, «Reply to James D. G. Durm's
"Baptism in the Spirit: A Response to Pentecostal Scholarship on Luke-Acts"», Jour-
nal of Pentecostal Theology 4 (1994): 143.
3
Roger Stronstad, The Charismatic Theology of St. Luke, Hendrickson Publishers,
Peabody, Mass., 1984, 51-52. Stronstad cita a Charles H. Talbert, Literary Patterns,
Theological Themes, and the Genre of Luke-Acts, Scholars Press, Missoula, Moni,
1974, 16.
4
Stronstad, Charismatic Theology, 21.

enviando el Espíritu a los discípulos (Hch 2:33), diciendo que ambos


relatos incluyen una transferencia del Espíritu de un individuo a un
grupo y ambas transferencias resultan en una explosión de
profecía.179

179Ibid., 77.
164 El Bautismo en el Espíritu Santo

Los resultados del bautismo del Espíritu


PODER PARA TESTIFICAR

En los círculos pentecostales ningún aspecto del propósito del


bautismo del Espíritu ha recibido más atención que el del propósito
de la evangelización del mundo. Esto se basa firmemente en Hechos
1:8: «recibirán poder y serán mis testigos ... hasta los confines de la
tierra». El libro de Hechos es un comentario sobre estos dos temas
relacionados de que los discípulos recibirían poder cuando el Espíritu
viniera sobre ellos y que ellos serían testigos de Jesús en todo el
mundo.
Cuando Jesús les dijo a los discípulos que serían sus «testigos», la
idea no es tanto que ellos serían sus representantes, aunque eso es
cierto, por cuanto ellos atestiguarían su resurrección. El pensamiento
de testigo ocurre en todo el libro de Hechos, se aplica generalmente a
los discípulos (1:8,22; 2:32; 3:15; 5:32; 10:39,41; 13:31) y
específicamente a Esteban (22:20) y a Pablo (22:15; 26:16).
La evangelización mundial de los pentecostales que ha tenido
lugar en el siglo veinte es testimonio de la realidad de la experiencia
pentecostal. Desdichadamente, algunos misionólo- gos e
historiadores modernos de la iglesia han sido lentos para reconocer la
tremenda contribución del movimiento pentecos- tal a la expansión
del evangelio en todo el mundo. Los pente- costales no pueden ni se
atreven a negar o soslayar la obra maravillosa y a menudo sacrificada
de los misioneros en toda la historia de la iglesia que no
experimentaron, o no han experimentado, el bautismo en el Espíritu
según lo entienden los pentecostales. Damos gracias a Dios por todos
los miembros de otras denominaciones y agencias misioneras que
han contribuido a la empresa misionera mundial. Como con otros
asuntos considerados previamente, la diferencia entre estos
misioneros y los pentecostales es de grado sumo. Sería irres-
ponsabilidad de parte de los pentecostales decir que los otros no
sabían nada del poder del Espíritu.6
En el Nuevo Testamento se asocia con frecuencia el poder (gr.
dúnamis) con el Espíritu Santo, donde los dos términos son
intercambiables (por ejemplo, Lc 1:35; 4:14; Hch 10:38; Ro 15:19; 1
Co 2:4; 1 Ts 1:5). El poder del Espíritu Santo dado a los primeros
discípulos, no obstante, no se debe restringir solo a poder para
evangelizar.
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
165
PODER PARA REALIZAR MILAGROS

Los milagros relatados en Hechos se llevaron a cabo con toda


certeza por el poder del Espíritu Santo. Sigue una lista de algunos
eventos inusuales en el libro de Hechos. Muchos se atribuyen
directamente al Espíritu Santo, en tanto que en otros su poder queda
implicado.


Lenguas, 2:4; 10:46; 19:6

Profecía, 11:27-28, Agabo y otros profetas; 13:1-2, profetas
en Antioquía; 21:4, discípulos en Tiro; 21:11, Aga- bo

Palabra de ciencia o discernimiento de espíritus, 5:3-4,
incidente de Ananías y Safira

Palabra de sabiduría, 4:8-13, Pedro ante los ancianos; 15:28,
concilio de Jerusalén

Afirmaciones generales sobre sanidades y milagros, 2:43,
apóstoles; 5:15-16, la sombra de Pedro; 6:8, Esteban; 8:6-8,
Felipe; 14:3 y 15:12, Bernabé y Pablo; 19:11- 12 y 28:9,
Pablo

Sanidades, 3:1-10, cojo en la puerta del templo; 9:33- 35, el
paralítico Eneas; 14:8-10, cojo en Listra; 28:3-5, Pablo y la
víbora; 28:8, padre de Publio

Exorcismos, 5:16; 8:7 (afirmación general); 16:16-18, es-
clava; 19:13-16, incidente respecto a los hijos de Esceva

En línea con esto y con comentarios relacionados que he hecho, recomiendo en
alto grado el siguiente artículo: «Baptism in the Holy Spirit, Initial Evidence, and a New
Model», por Gordon L. Anderson in Paraclete 27, n°. 4 (febrero 1993): 1-10.
• Resurrección de muertos, 9:36-42, Tabita/Dorcas; 20:9-10,
Eutico
• Visiones, cap. 10, Cornelio y Pedro; 16:9-10, Pablo
• Liberaciones milagrosas, 5:19; 12:7-10, Pedro; 16:23-26,
Pablo y Silas; 27:23-25, Pablo en el mar
• Transporte milagroso, 8:39-40, Felipe
• Milagros «inversos», 5:1-11, Ananías y Safira, muertos;
12:23, Agripa muerto; 13:9-12, Elimas (Barjesús) cegado

MINISTERIO A LA IGLESIA

Además del Espíritu dado para beneficio personal del creyente y


para capacitarlo para el servicio (tanto para testificar como para obrar
milagros) el libro de los Hechos también muestra al Espíritu
166 El Bautismo en el Espíritu Santo

otorgando a los discípulos discernimiento y dirección en asuntos de


la iglesia (5:3,9 [implícito]; 15:28). Hay también casos en que el
Espíritu le proporciona estímulo, sabiduría y dirección a la iglesia
(6:3,5; 9:31; 11:24,28; 13:52; 15:28; 20:28), así como dirección
personal (20:23; 21:4,11). No podemos decir que el don pentecostal a
los discípulos fuera solo «capacitación para testificar».180

EL HABLAR EN LENGUAS

La idea de que la glosolalia es la «evidencia física inicial» del


bautismo en el Espíritu recalca que las lenguas ocurren en el
momento de la llenura y que, por naturaleza, es un fenómeno
observable. Hablar en lenguas es, por consiguiente, la indicación
inmediata, empírica y externa de que ha tenido lugar la llenura. No es
la suma total de la experiencia, sin embargo, además de este
fenómeno puntual, las Escrituras hablan de evidencias continuadas e
internas de la plenitud del Espíritu. Pero por el momento será útil
explorar más las implicaciones de la glosolalia en el momento del
bautismo en el Espíritu.
Los eventos del derramamiento pentecostal registrados en Hechos 2
han de contemplarse en un contexto histórico-redentor. Pentecostés es
el evento climax en la puesta en práctica del nuevo pacto. Como tal, fue
el don del Espíritu de Dios a la iglesia. Pero al igual que la experiencia
de esos creyentes se repitió en ocasiones futuras para otros, incluso
unos veinticinco años más tarde (Hch 19:1-6), y para un individuo (Hch
9:17), este derramamiento sobre la iglesia trasciende el tiempo, y en su
naturaleza es tanto corporativo como personal. Resulta muy apropiado,
entonces, decir que los creyentes de hoy pueden experimentar lo que
algunos llaman «un Pentecostés personal».
Existen por lo menos tres razones por las que Dios ordenó la
glosolalia para el día de Pentecostés. La primera es histórica; las otras
dos se aplican a todos los creyentes.
1. El paso final en la inauguración del nuevo pacto fue indicado por
fenómenos meteorológicos y atmosféricos, que eran reminiscencia de la
institución del antiguo pacto en el Sinaí. Además, el Señor escogió
añadir un nuevo elemento: hablar en lenguas, que no había ocurrido
180Turner, Power from on High, 344, énfasis de Turner. Él añade que «el Espíritu es una
capacitación no para servir a la iglesia tanto como para servir su misión hacia los de afuera,
aunque en el relato de Lucas de la expansión del cristianismo inevitablemente da más espacio a
esto último» (416).
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
167
antes de Pentecostés en la historia bíblica registrada. Aunque algunos
estudiosos del Antiguo Testamento identifican el parloteo de algunos de
los profetas del Antiguo Testamento como glosolalia, tal posición no se
puede sostener si uno toma en serio la enseñanza del Nuevo Testamento
de que glosolalia es hablar en idiomas, y no la pronunciación de sílabas
sin sentido. La introducción de este nuevo fenómeno en Pentecostés
estuvo diseñada para llamar la atención hacia la nueva era que estaba
siendo iniciada en los tratos de Dios con su pueblo.
2. La experiencia de glosolalia en el día de Pentecostés subrayó el
imperativo misionero que Jesús les había dado previamente a los
discípulos. Los varios idiomas que hablaron los discípulos, inspirados
por el Espíritu, les servirían, indirectamente, para que recordaran los
muchos grupos de lenguas que necesitaban oír el evangelio.
Desdichadamente, algunos de los primeros líderes del movimiento
pentecostal pensaron erróneamente que la concesión de lenguas era el
equipamiento de los creyentes con idiomas que debía usar en la
evangelización. Debemos observar que las palabras glosoiálicas de los
discípulos no fueron una predicación del evangelio sino un recital de
«las maravillas de Dios» (Hch 2:11), evidentemente un recuento de
algunas de las manifestaciones del poder de Dios y liberación en el
Antiguo Testamento. Bien puede haber sido similar a algunos de los
salmos que relatan las manifestaciones del poder y gloria de Dios en
eventos históricos. Sin embargo, hablar en lenguas captó la atención de
los no creyentes hasta el punto de prestarle atención a la predicación de
Pedro (Hch 2:14-39).
3. Hay una dimensión personal en la glosolalia. Pablo dice que «el
que habla en lenguas no habla a los demás sino a Dios» (1 Co 14:2) y
que «El que habla en lenguas se edifica a sí mismo» (v. 4). Esta es una
de las razones para decir: «Yo quisiera que todos ustedes hablaran en
lenguas» (v. 5). El tiempo presente del griego «hablar» sugiere la
traducción de «continuar hablando en lenguas». La afirmación de Pablo
de que el que habla en lenguas «se edifica a sí mismo» se debe entender
en sentido positivo. La glosolalia es un medio de edificación espiritual
de uno mismo. Aparejado con el don de interpretación de lenguas,
edifica a la congregación. Cuando se practica en privado, edifica al que
ora, de una manera que no se indica explícitamente en las Escrituras.
Puesto que las lenguas son un medio de edificación espiritual (lo que
algunos llaman un medio de gracia), está disponible para todos los hijos
de Dios. ¿Por qué iba Dios a impedirle a algún creyente el acceso a un
medio de gracia? Estrechamente relacionada con la enseñanza de Pablo
168 El Bautismo en el Espíritu Santo

está la amonestación de Judas de «edifíquense ustedes mismos en su


santísima fe, orando en el Espíritu Santo» (v. 20, traducción mía), así
como la afirmación de Pablo en otro lugar en cuanto a orar en el
Espíritu (Ef 6:18). «Orar en el Espíritu» incluye con toda seguridad orar
en lenguas. Algunos le llaman a la glosolalia «lenguaje de oración»,
designación que subraya su naturaleza personal y devocional. Pablo
está de acuerdo con eso (1 Co 14:15).
Además, un buen número de exégetas responsables ven glosolalia
en la afirmación de Pablo de que «el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras» (Ro
8:26).181
APERTURA A LAS MANIFESTACIONES ESPIRITUALES

La experiencia inicial de hablar en lenguas indica que los que


reciben están dispuestos a someterse a algo por encima de lo racional.
Están dispuestos a «abandonarse» y permitir ser inmersos en, o
abrumados por, el Espíritu de Dios hasta el punto de que su mente no
contribuye a lo que dicen (1 Co 14:14).
El bautismo en el Espíritu abre a quienes lo reciben a la plena
variedad de dones espirituales. Un vistazo a las listas principales de los
dones espirituales (Ro 12:6-8; 1 Co 12:8-10,28-30; Ef 4:11) nos revela
que la mayoría de estos dones ya se habían manifestado de alguna
forma tanto en el Antiguo Testamento como en los Evangelios. Antes
de Pentecostés, los mismos discípulos fueron instrumentos de sanidades
y expulsión de demonios (Lc 10:9,17; vea también Mt 10:8). Es más,
un estudio de la historia de la iglesia demuestra que los dones
espirituales en sus muchas formas se manifestaron en creyentes en
todas las eras.
Además, el Nuevo Testamento muestra que entre los primeros
discípulos hubo una incidencia más alta de dones espirituales después
de Pentecostés que antes. Por ejemplo, algunos que no eran apóstoles
—como Esteban y Felipe— realizaron milagros (Hch 6:8; 8:7), y
también los apóstoles. Tanto Pedro como Pablo fueron instrumentos de
sanidad en casos desahuciados y en resurrección de muertos. Pedro
experimentó ciertamente el don de fe al decirle al cojo que anduviera
(3:6), así como el don de palabra de conocimiento al exponer el pecado
de Ananías y Safira (5:1-10).
Es historia que los que han defendido y experimentado el bautismo

181Vea Anthony Palma, «The Groanings of Romans 8:26», Advance 31, n°. 8 (otoño 1995):
46-47.
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
169
del Espíritu no tienen reservas en cuanto a la continuación de los dones
extraordinarios. Esto se debe mayormente a su propia experiencia del
bautismo del Espíritu en que se han abierto a la obra inusual del
Espíritu, y consecuentemente tienen una sensibilidad más elevada para
sus obras milagrosas en sus formas más variadas.
En esto, así como en los puntos que siguen, estas consideraciones no
son cuestión de quienes lo tienen y quienes no. Los pentecostales deben
resistir la tentación de ser elitistas
1 70 El Bautismo en el Espíritu Santo

espiritualmente en estos asuntos. Más bien, experimenten lo que


experimenten de la mano del Señor debe inducirles a una mayor
humildad.

VIDA SANTA

El bautismo del Espíritu no se puede divorciar de sus implicaciones


para una vida santa. Es, después de todo, una inmersión en aquel que es
llamado el Espíritu Santo. El énfasis del li- ] bro de los Hechos es la
evangelización del Imperio Romano por el poder del Espíritu, pero eso
no elimina la obra del Espíritu en la vida personal del creyente, solo que
simplemente no se enfatiza en Hechos. El que está en verdad lleno del
Espíritu, o inundado por él, no vivirá una vida de pecado. Los pentecos-
tales deben tener cuidado de no identificar el bautismo del Espíritu solo
con hablar en lenguas y con la evangelización mundial. Hacerlo así es
excluir o restringir la obra del Espíritu en otros aspectos de la vida del
creyente.
Un problema básico con algunos de los creyentes corintios era que
ellos continuaban hablando en lenguas (cuya autenticidad no es
cuestionada por Pablo) sin permitir la obra interna del Espíritu en sus
vidas. El Artículo 7 de la «Declaración de verdades fundamentales» de
las Asambleas de Dios dice, en parte, que con el bautismo en el Espíritu
Santo «viene la investidura de poder para la vida y el servicio». Creo
que «para la vida» quiere decir «para una vida santa». Si quienes
profesan haber sido bautizados en el Espíritu Santo no están viviendo
una vida que agrade a Dios, es por no haber permitido que la
experiencia se manifieste en su estilo de vida.
El bautismo del Espíritu no resulta en santificación instantánea (¡no
hay nada que lo haga!), pero sí debería proveer ímpetus adicionales
para que el creyente busque una vida que agrade a Dios.

Recepción del bautismo del Espíritu


Si, como creen los pentecostales, el bautismo del Espíritu no es
sinónimo de la regeneración, ni necesariamente
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
171
contemporáneo con ella, ¿qué se requiere para que alguien reciba esta
plenitud del Espíritu?182 Las Escrituras no ofrecen ninguna fórmula,
pero resultan muy útiles las siguientes consideraciones.

LA EXPERIENCIA ES PARA TODOS LOS CREYENTES

La profecía de Joel, repetida por Pedro el día de Pentecostés, recalca


que este derramamiento del Espíritu es para todos los creyentes. A esto
a veces se le llama la democratización del Espíritu, a diferencia del
Antiguo Testamento, en que el Espíritu era para unos pocos selectos.
Ahora el Señor desea poner su Espíritu sobre todo su pueblo (Nm
11:29; Jl 2:28-29). Paralela a esta se encuentra la idea de que el derra-
mamiento prometido del Espíritu sobre creyentes individuales
trasciende tiempo y raza, porque la promesa es «es para ustedes
[judíos], para sus hijos [descendientes] y para todos los extranjeros»
(Hch 2:39). La expresión «extranjeros» se suele entender en sentido
geográfico, lo que por cierto indica el libro de los Hechos. Pero Pedro
muy probablemente tenía en mente a los gentiles, a diferencia de los
judíos, como también lo indica el libro de los Hechos. Esta última
creencia cuenta con el respaldo de una frase similar que Pablo usa
cuando distingue a los gentiles de los judíos (Ef 2:13,17). El individuo
que busca debe estar convencido de que la experiencia en verdad es
para él.

EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU ES UN DON

Un don, por definición, no se otorga por méritos. No llegamos a ser


dignos de recibir la plenitud del Espíritu, porque todo lo que recibimos
de Dios se debe a su gracia, no a nuestras obras. Si alguien pudiera ser
bautizado en el Espíritu sobre la base del mérito personal, entonces
surgirían las preguntas aturdidoras e incontestables: ¿Qué es ser digno?,
y ¿Qué grado de perfección espiritual es requisito para que alguien
cualifique para la experiencia? Al mismo tiempo, la introspección
indebida y un sentido de indignidad pueden ser barreras para ser llenos
del Espíritu. Si tuviéramos que nombrar algún requisito humano,
entonces ese requisito sería la fe.183

182Vea un resumen muy útil en Williams, Renewal Theology, 2:271-306.


183Para una consideración de la fe como condición para la recepción del Espíritu, vea
Williams, Renewal Theology, 2:271-278. Bruner malentiende la posición de los pentecostales
responsables cuando dice que el pentecostalismo «hace que el dominio de lo que considera pecado
172 El Bautismo en el Espíritu Santo

EL ESPÍRITU YA MORA

Las imágenes del Nuevo Testamento en cuanto al bautismo en el


Espíritu, si se toman literalmente, darán la impresión de que al principio
el Espíritu es externo para el individuo («derramado», «bautizado en»,
«caer sobre o venir sobre») o que deberíamos considerar al Espíritu en
términos cuantitativos («lleno con»). Pero como hemos visto an-
teriormente, el Espíritu viene a morar en todos los creyentes en el
momento de su arrepentimiento y fe en Cristo. Por tanto, el bautismo en
el Espíritu es una obra adicional del Espíritu Santo que ya mora en el
creyente. Alguien se ha referido a esto como una «liberación» del
Espíritu en la vida de alguien.

LA APERTURA Y LA EXPECTACIÓN FACILITAN LA RECEPCIÓN.

Dios no bautiza en el Espíritu en contra de la voluntad de la


persona. La rendición al Señor, así como una disposición a someterse a
él por entero, facilitan el que uno sea lleno con el Espíritu. Esto es
especialmente cierto respecto al aspecto glosolálico del bautismo en el
Espíritu. El que recibe debe aprender a cooperar con el Espíritu Santo, o
dejarse llevar por él, porque los discípulos hablaron en lenguas «según
el Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2:4). Ellos no generaron el
hablar en lenguas; sino que más bien respondieron a los ímpetus y
acicates del Espíritu.

LA ORACIÓN Y LA ALABANZA CONDUCEN DE FORMA NATURAL


A LA EXPERIENCIA

Lucas, el autor paladín del Nuevo Testamento sobre el bautismo del


Espíritu, anota las palabras de Jesús: «Pues si ustedes, aun siendo
malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre
celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!» (Lc 11:13). Esta
promesa está en el contexto de la enseñanza de Jesús sobre la oración,
en la que él habla de persistencia (v. 8), elaborando en el versículo 9 al
decir: «sigan pidiendo, sigan buscando, sigan llamando» (que es el
significado del tiempo presente griego en los tres casos). Vale la pena
darse cuenta de que Jesús dice que nuestro Padre celestial dará el
Espíritu a los que lo pidan, y que el Padre se cerciorará de que como

sea la condición para la gracia del Espíritu Santo». Frederick Dale Bruner, A Theology of the Holy
Spirit: The Pentecostal Experience and the New Testament Witness, Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1970, 233; vea también 249.
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
173
respuesta a su petición no reciban algo falsificado o un sustituto. 11 Esto
debería animar a unos cuantos creyentes inseguros y tal vez demasiado
sensibles que temen que lo que reciban no sea genuino. 12
Hemos observado que la glosolalia es una expresión de alabanza por
las obras poderosas de Dios (Hch 2:11; 10:46) y que está relacionada
con dar gracias a Dios (1 Co 14:16-17). Resulta por tanto muy
apropiado que la persona se dedique a la alabanza tanto como a la
petición. Los discípulos estaban alabando a Dios durante el período
precedente al día de Pentecostés (Lc 24:53), y aunque no se puede
probar o desaprobar partiendo de las Escrituras, la experiencia muestra
que alabar a Dios en el idioma que alguien domine facilita la transición
a alabarle en lenguas.

LA IMPOSICIÓN DE MANOS NO ES NECESARIA

En Hechos se registran solo tres ocasiones de imposición de manos


en relación con el bautismo del Espíritu: los samarita- nos (cap. 8),
Pablo (cap. 9) y los efesios (cap. 19), y en ninguna parte se estipula
como requisito.
11
Stronstad comenta que la oración no es el medio para conferir el Espíritu, sino que «es más
bien el ambiente espiritual en que a menudo se otorga el Espíritu». Cha- rismatic Theology, 70.
12
Vea Lampe, «Holy Spirit in the Writings», 169.

Dios ES SOBERANO
Como el bautismo en el Espíritu es un don, el momento en que se
otorga está en manos del Dador. El Señor responde con toda seguridad
a la oración del creyente cuando el objeto de esta está de acuerdo con su
voluntad. Pero por razones que él escoge no revelar, a veces su tiempo
difiere del nuestro. Es evidente, por el libro de los Hechos y por la
historia de la iglesia, que los derramamientos del Espíritu pueden tener
lugar en momentos inesperados. Como consecuencia, la persona que
desea ser bautizada en el Espíritu no debe condenarse a sí misma si la
experiencia no tiene lugar cuando lo espera. Puede haber ocasiones de
visitación especial del Señor, durante las cuales hay muchos individuos
que son llenos con el Espíritu. Durante esas ocasiones las condiciones
son óptimas para quien espera recibirlo.
174 El Bautismo en el Espíritu Santo

Significado inclusivo de «lleno con» o «lleno del» Espíritu


El bautismo en el Espíritu no es una experiencia de una vez por
todas; el Nuevo Testamento no enseña que «una vez llenado, siempre
lleno».184. Más bien, la noción pentecostal ampliamente aceptada es la
de «un bautismo, muchas llenuras».185 Esto quedará demostrado por un
repaso de los pasajes que contienen las expresiones «lleno con» o
«lleno del».186

«LLENO CON EL ESPÍRITU»

Ya hemos observado que las expresiones «bautizado en el Espíritu


Santo» y «lleno con el Espíritu Santo» se usan indistintamente

(Hch 1:5; 2:4). Pero en el libro de los Hechos «lleno con el Espíritu
Santo» se usa de dos modos adicionales:
1. Investiduras episódicas en tiempo de necesidad. Esto se menciona
tres veces en el libro de los Hechos. Primero, Pedro experimentó una
capacitación fresca del Espíritu cuando él y Juan fueron llevados ante
las autoridades religiosas después de sanar al cojo en la puerta del
templo. Cuando se les interrogó sobre el poder por el que habían
realizado el milagro, Lucas señala: «Pedro, lleno [lit. «habiendo sino
llenado»] del Espíritu Santo, les respondió...» (4:8). Le fue dado
precisamente lo que tenía que decir en esas circunstancias difíciles.
Esto fue un cumplimiento de la promesa de Jesús de que en esas
ocasiones el Espíritu Santo les daría a los creyentes las palabras
apropiadas (Mt 10:17-20; Mr 13:9-11; Lc 12:11-12).
Segundo, Pablo tuvo una experiencia similar de una investidura
especial cuando al principio de su obra misionera confrontó al
hechicero Elimas. Lucas señala: «Entonces Saulo, o sea Pablo, lleno [de
nuevo, «habiendo sido llenado»] del Espíritu Santo, clavó los ojos en
Elimas» (Hch 13:9). En este «encuentro de poder» el Espíritu vino
sobre Pablo, capacitándole para combatir a alguien que era «¡Hijo del
184Howard M. Ervin representa a una minoría decidida que cree en «Un bautismo, una
llenura», que es como se traduce el título del cap. en su Spirit Baptism: A Biblical Investigation,
Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1987, 49-61. Una refutación efectiva a su posición la
ofrece Larry W. Hurtado, «On Being Filled With the Spirit», Parodíete 4, n°. 1 (invierno 1970):
29-32. Stronstad concuerda en su crítica de Ervin: Charismatic Theology, 54.
185La misma expresión la usan muchos que niegan una experiencia postconversión de
bautismo del Espíritu, equiparando el bautismo del Espíritu con la obra del Espíritu en la
regeneración o conversión,
186Las dos expresiones se dan solo en los escritos de Lucas, con una sola excepción: Ef 5:18.
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
175
diablo y enemigo de toda justicia, lleno de todo tipo de engaño y de
fraude!» (v. 10).
Tercero, los primeros creyentes, al enfrentar la persecución que les
esperaba si seguían proclamando a Cristo, oraron: «concede a tus
siervos el proclamar tu palabra sin temor algu- no» 16 (Hch 4:29). La
respuesta del Señor fue: «todos fueron llenos del Espíritu Santo» (esta
cláusula gr. es virtualmente idéntica a la de 2:4) «y proclamaban la
palabra de Dios sin temor alguno» (v. 31).
Puede ser que en verdad se trate de llenuras especiales del Espíritu
Santo después de la experiencia del bautismo del Espíritu, para
capacitar a alguien a enfrentar cierto problema especial. A las
experiencias adicionales de este tipo a veces se les llama «unciones»,
pero en ninguna parte del Nuevo Testamento se usa la palabra cuando
las registra.17. El verbo «ungir»
gr. parresia, palabra que a menudo se usa en conexión con dar testimonio de
16

Cristo, y con frecuencia se traduce como «denuedo» o «confianza».


E1 verbo se usa para los creyentes en 2 Co 1:21-22 y está en aoristo (pasado). El
17

sustantivo cognado jrisma («unción») ocurre en 1 Jn 2:20,27; es algo que los creyentes
(crío), sin embargo, se usa en conexión con la experiencia del
Espíritu que tuvo Jesús en el Jordán (Lc 4:16-21; Hch 10:38; hay
quien cita Hechos 4:26).
¿Implican estas experiencias que quienes las recibieron todavía
no estaban llenos del Espíritu? «Nuestro concepto occidental lógico
de que algo no puede ser llenado más es equívoco si se aplica al
Espíritu. Una llenura no es compatible con otra». 18 El punto de vista
más ampliamente aceptado es que la pneumatología pentecostal
incluye campo para una segunda, tercera, cuarta, etc. llenuras del
Espíritu en tiempos de necesidad especial.19
2. Una experiencia que continúa, tal vez de manera continua.
Pablo anima a los creyentes a «ser llenos [lit. "seguir siendo
llenados"] del Espíritu» (Ef 5:18). Los versículos que siguen son de
un interés especial (vv. 19-21). Presentan varios ejemplos de lo que
demuestra ser una vida llena del Espíritu: (a) hablar unos a otros con
salmos, himnos y cantos espirituales; (b) cantar y entonar música en
el corazón y al Señor; (c) dar gracias siempre a Dios el Padre por
todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo; y (d) someterse
unos a otros por reverencia a Cristo. 20 A continuación de este último
asunto encontramos una extensa consideración de las relaciones
personales entre esposo y esposa, padres e hijos, y amos y esclavos
(patronos y empleados). Está claro por tanto que la vida
176 El Bautismo en el Espíritu Santo

verdaderamente llena del Espíritu incluye un estímulo para los otros


creyentes (vea el pasaje paralelo en Col 3:16), adoración genuina,
una actitud correcta respecto a las circunstancias, y relaciones
personales propias.21 Don A. Carson comenta que el mandamiento

recibieron en el pasado y que es una posesión presente. Muy probablemente Pablo y


Juan relacionan esta unción con la obra del Espíritu en la regeneración, aunque algunos
la asocian con el bautismo del Espíritu. Ni Pablo ni Juan hablan de otras «unciones».
18
Marshal, «Significance of Pentecost», 355. Afirma que es posible «que la persona
ya llena del Espíritu pueda recibir una nueva llenura para una tarea específica o una
llenura continua». The Acts of the Apostles, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids,
1980,69,100.
19
Douglas A. Oss, «A Pentecostal/Charismatic View», en Are Miraculous Gifts for To-
day? ed. Wayne A. Grudem, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1996,243.
20
Las traducciones oscurecen con frecuencia la relación de esta última cláusula con
ser lleno del Espíritu, pero la construcción gramatical (clásula de participio) es paralela
a la de las tres cláusulas precedentes.
Propósitos y resultados del bautismo del Espíritu
177
de Pablo de ser llenos del Espíritu «está vacío si Pablo no cree que es
peligrosamente posible que los creyentes estén demasiado "vacíos" del
Espíritu».22 Expresado con otra imagen, este parece ser el pensamiento
existente detrás de la amonestación de Pablo a Timoteo: «que avives la
llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos» (2 Ti
1:6; vea también 1 Ti 4:14).
Este aspecto continuo de la llenura del Espíritu también lo menciona
Lucas cuando dice que «los discípulos quedaron llenos de alegría y del
Espíritu Santo» (Hch 13:52).23

«LLENO DEL ESPÍRITU»

La expresión «lleno (pleres) del Espíritu» la usa solo Lucas (Lc 4:1,
de Jesús; Hch 6:3, de una calificación de los siete «diáconos»; 6:5 y
7:55, específicamente de Esteban; 11:24, de Bernabé). Sugiere un
estado de llenura del Espíritu y tal vez sea indistinguible de ser
«continuamente llenado con el Espíritu» (Ef 5:18; Hch 13:52). Pero es
instructivo que en los escritos de Lucas lo que completa esta frase
«lleno de» incluya también, desde un punto de vista positivo, sabiduría
(Hch 6:3), fe (6:5; 11:24), gracia y poder (6:8), y obras de bondad y
caridad (9:36). Negativamente, la frase se completa con maldad y
engaño (13:10) e ira (19:28).
Similarmente, un vistazo a las cláusulas «lleno con» en Lucas-
Hechos, aparte de las que mencionan solo el Espíritu Santo, muestra
que «lleno con» va seguido, positivamente, de sabiduría (Lc 2:40,
Jesús), gozo (Hch 2:28; 13:52), admiración y asombro (3:10).
Negativamente va seguido de ira (Lc 4:28), temor o asombro (5:26), ira
(lit. «necera», 6:11), celos (Hch 5:17; 13:45), confusión (19:29).
Además, se afirma que Satanás había llenado el corazón de Ananías
para que le mintiera al Espíritu Santo (5:3).
En todos estos casos en los que Lucas completa «lleno con» o «lleno
de» con características y virtudes positivas, está haciendo
21
Vea John R. W. Stott, The Baptism and Fullness of the Holy Spirit, 2a ed., InterVar-
sity Press, Downers Grove, 111., 1976,54-57.
22
Don A. Carson, Showing the Spirit: A Theological Exposition of lCorinthians 12-14,
Baker Book House, Grand Rapids, 1987,160.
una relación entre ellas y ser lleno con, o lleno del, Espíritu Santo. A
la inversa, las palabras negativas que completan las dos expresiones
recalcan la antítesis entre una vida llena del Espíritu y una vida
dominada por un espíritu distinto al Espíritu de Cristo. Una vida
178 El Bautismo en el Espíritu Santo

«llena de» una cualidad particular es una vida que por fuera expresa
esa calidad, que es lo que distingue claramente a la 24
persona.

Para concluir
El entendimiento y experiencia pentecostal del bautismo del
Espíritu se basan firmemente en las Escrituras. Sin embargo, cabe
una palabra de admonición. Los pentecostales no deben, y en verdad
no pueden, apoyarse en una experiencia pasada, inicial, de haber
sido llenos del Espíritu. La pregunta decisiva no es «¿cuándo fuiste
lleno con el Espíritu?», sino más bien: «¿Estás siendo llenado con, o
lleno del, Espíritu?»

23
E1 verbo está en imperfecto gr., lo que indica acción continua. Lucas muestra una
preferencia decidida por pimplemi cuando tiene que ver con el Espíritu Santo, aunque sí usa
pleroo en Hch 13:52, tal como Pablo lo usa en Ef 5:18. Yo no veo ninguna diferencia entre las
dos cosas, puesto que ambas utilizan la raíz ple-.
Tercera parte

Dones
espirituales
Capítulo 11

Consideraciones
generales
Hans Kueng, teólogo católico, recalca que los dones espirituales,
bien entendidos, son una parte indispensable e integral de la
enseñanza de Pablo sobre la iglesia. Dice: «Descubrir de nuevo los
carismata es redescubrirla eclesiología de San Pa- blo». 1 Pablo da por
hecho el fenómeno carismático en las iglesias que fundó en
Tesalónica (1 Ts 5:19-21) y en Galacia (Gá 3:5), así como también en
la iglesia de Roma (Ro 12:6-8), no fundada por él. Respecto a los
comentarios de Pablo a los Romanos, un autor afirma: «El hecho de
que Pablo escriba a una iglesia que no había visitado respecto a estos
dones sugiere que este tema parecería normal en su enseñanza y en la
de otros primeros misioneros cristianos». 2 Otro autor sostiene: «El
fenómeno que Pablo llama cansinas abundaba en la iglesia primitiva.
Eran experiencias "normales" para casi todos los creyentes que
escribieron y leyeron por primera vez el Nuevo Testamento». 3
La consideración más extensa de los dones espirituales se halla en
la primera carta de Pablo a los Corintios (especialmente caps. 12—
14).4 Al empezar esa extensa consideración, Pablo

A
ans Kueng, «The Charismatic Structure of the Church», en The Church andEcu- menism,
en Concilium, Paulist Press, Nueva York, 1965, 4:49.
2
Emest Best, «Interpretation of Tongues», Scottish Journal of Theology 28, n°. 1(1975): 55.
3
John Koenig, Charismata: God's Giftsfor God's Peopk, Westminster Press, Filadel- fia,
1978,95-96. Hay que destacar que el autor no se identifica a sí mismo como pente- costal o
carismático.
4
Eduard Schweizer, «Pneuma, Pneumatikos in the New Testament», en TDNT, 6:423.
les dice a los corintios: «En cuanto a los dones espirituales, her-
manos, quiero que entiendan bien este asunto» (1 Co 12:1). El tiempo
griego «ser ignorante» sugiere que Pablo quiere decir «No quiero que
sigan ignorando». En lugar de «ignorar» algunas versiones dicen «no
informados» (NRSV) o «desprevenidos» (NASB). El deseo de Pablo

18
1
182 Dones espirituales

para los corintios es igualmente aplicable hoy. Un estudio intensivo


de su enseñanza sobre los dones espirituales debe, idealmente,
reducir la ignorancia del pueblo de Dios en este aspecto. Es un
estudio que debe demostrar ser beneficioso para creyentes tanto
pentecostales como no pentecostales.
Desde el mismo comienzo resulta necesario investigar varios
asuntos generales pertinentes a los dones espirituales. El resto de este
capítulo cubrirá los aspectos de terminología básica, la relación entre
dones y el Cuerpo de Cristo, la función global de los dones, la
distribución de los dones, y la creencia de que han cesado los
llamados dones extraordinarios (i. e., cesacionismo).

Terminología
CARIS MAS

La palabra griega karisma (pl. karísmata) aparece diecisiete veces


en el Nuevo Testamento y, con una excepción (1 P 4:10), solo en los
escritos de Pablo (Ro 1:11; 5:15-16; 6:23; 11:29; 12:6; 1 Co 1:7; 7:7;
12:4,9,28,30-31; 2 Co 1:11; 1 Tim. 4:14; 2 Tim 1:6). No aparece en
ninguna otra parte en el texto estándar de la Septuaginta o en los
escritos de Josefo y solo dos veces en los escritos de Filón de
Alejandría.187 Como consecuencia de eso, este concepto adquiere
significación de peso solo en las cartas de Pablo. 188

La palabra se usa en un sentido tanto amplio como restringido. En


su significado amplio se refiere al don entero de la redención (Ro
5:15-16; 6:23). Pablo también lo usa al referirse a los dones que Dios
le concedió a Israel (Ro 11:29; vea también 9:4-5) y al referirse a su
rescate de un peligro mortal (2 Co 1:11). De estos amplios usos,
ciertamente Romanos 6:23 es el más importante: «la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor». «Otros carismas
187Incluso en el caso de Filón, existe «la posibilidad de un reflejo paulino en el editor de
Filón». Vea Ziegfried Schatzmann, A Pauline Theology of Charismata, Hendrick- son
Publishers, Peabody, Mass., 1987, 3. Segúng Don A. Carson, «No hay ningún ejemplo
textualmente cierto pre-paulino». Showing the Spirit: A Theological Expositíon of 1 Corinhians
12-14, Baker Book House, Grand Rapids, 1987,19 n°. 9. Vea también Archibald Robertson and
Alfred Plummer, A Critícal and Exegetical Commentary on the First Epistle of St. Paul to the
Corinhians, T. & T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1914,263.
188Eduard Schweizer, Church Order in the New Testament, trad. Frank Clarke, SCM
Press, Londres, 1961,99 n°. 377. Kueng llega a decir que es «específicamente un concepto
paulino» (Charismatic Structure, 58-59).
Consideraciones generales
183
existen solo debido a este ca- 7 risma».
En un sentido restringido carismas indica manifestaciones
espirituales que recalcan la contribución del creyente a la comunidad
cristiana. Pablo usa la palabra «para describir dones de Dios (no
siempre espectaculares) que diferencian a los individuos entre sí con
el propósito de mejorar su servicio mu- tuo». 189 190 Esto es
especialmente cierto de su uso en Romanos 12:6 y 1 Corintios
12:4,9,28,30-31. Pablo les dice a los Corintios que «no les falta
ningún don espiritual» (1 Co 1:7). Esto tiene una conexión directa
con la extensa consideración que hace en los capítulos 12—14. En
otro pasaje, al tratar de la abstinencia sexual en los solteros, afirma:
«cada uno tiene de Dios su propio don: éste posee uno; aquél, otro»
(1 Co 7:7).
Cuando les escribe a los Romanos, dice: «Tengo muchos deseos
de verlos para impartirles [metadidomi, "compartir con"] algún don
espiritual que los fortalezca» (Ro 1:11). 191 No menciona la naturaleza
precisa de este don,192 pero debe haber tenido en mente tanto el tipo
de dones que menciona en 12:6-8 como los que menciona en 1
Corintios 12—14. Muy posiblemente él poseía muchos de estos
dones en un grado eminente (vea también 1 Co 14:18). Sea cual sea
la naturaleza precisa del «don espiritual», Pablo esperaba plenamente
que la distribución de dones fuera «recíproca y mutua», como lo
indica el contexto.11
Los dos pasajes de las cartas pastorales (1 Ti 4:14; 2 Ti 1:6) se
relacionan probablemente con la función de Timoteo en su papel de
líder de la iglesia. La forma en que Pedro utiliza la palabra carisma
(1 P 4:10) está en completo acuerdo con la enseñanza de Pablo en su
uso y sentido más restringido de la palabra.
A modo de resumen: Existe un uso completamente no técnico de
carismas para describir cualquiera de las obras benevolentes de Dios
en el mundo y entre su pueblo, y hay dones que él imparte a
individuos miembros de la comunidad cristiana, pero que no son

189Ernst Kaesemann, «Ministry and Community in the New Testament», en Essays on


New Testament Themes, trans. W. J. Montague, SCM Press, Londres, 1964, 64.
190Koenig, Charismata, 14.
191Vea también en 1 Ts 2:8 y Ef 4:28 otras ocurrencias del verbo gr. que incluyen la
misma idea de impartir.
192William Sanday and Arthur C. Headlam, A Critical and Exegetical Commentary on the
Epistle to the Romans, 5a ed., T&T Clark, Edimburgo, Escocia, 1914,21. Gerhard Delling dice
que este don es «indudablemente enseñanza primaria» en su Worship in the New Testament,
trad. Percy Scott, Westminster Press, Filadelfia, 1962,154.
184 Dones espirituales

necesariamente impartidos a todos.12


El verbo relacionado carizomai («dar libremente o por gracia
como favor»)13 puede ser la base para el sustantivo carisma.14 Resulta
interesante observar que en el Nuevo Testamento el verbo aparece
solo en los escritos de Pablo y en Lucas-Hechos.
El sustantivo carisma indica el resultado de la acción que se
entiende por caris («gracia»).15 La caris de Dios es el origen de todo
carisma.16 «Gracias» toma forma concreta en dones específicos (Ro
12:6; 1 Co 12:11).17 Otra manera de decir carisma es «una
individualización del poder de la gracia». 18 Es más, hay veces en que
las dos palabras parecen usarse como sinónimos (2 Co 1:11; Ro 5:15;
6:23).

"Schatzmann, Pauline Theology of Charismata, 15.


12
Arthur Cari Piepkorn,«Charisma in the New Testament and the Apostolic Fat- hers»,
Concordia Theological Monthly 42 (1971): 378-379.
Para un resumen de los usos del Nuevo Testamento de la palabra carísmata, vea
Schatzmann, Pauline Theology of Charismata, 4.
13
BAGD, 876.
14
Vea Sanday and Headlam, Romans, 99; y M. Max B. Turner, The Holy Spirit and
Spiritual Gifts: In the New Testament Church and Today, ed. rev., Hendrickson Publis- hers,
Peabody, Mass., 1998,264.
15
BDF, sec. 109(2).
16
Arnold Bittlinger, Gifts and Graces, trad. Herbert Klassen, Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1967, 20.
17
Hans Conzelmann, «charisma», en TDNT, 9:403.
18
Ernst Kaesemann, «Worship and Everyday Life: A Note on Romans 12», in New
Testament Questions of Today, trad. W. J. Montague, Fortress Press, Filadelphia, 1969, 192-
193.
PNEUMÁTIKA

La forma neutra plural del adjetivo griego que se traduce


«espiritual» (pneumatikon) se usa a veces en conexión con ca-
rismata. ¿Cómo se relacionan entre sí? Los comentaristas no
concuerdan. Es cierto que pneumátika parece usarse indistintamente
con carismas cuando uno compara las afirmaciones paralelas:
«ambicionen los mejores dones [carismata]» (1 Co 12:31) y
«ambicionen los dones espirituales [pneumátika]» (14:1), que se usa
por tanto para la totalidad de dones espirituales. Consecuentemente,
la traducción de la NIV para 1 Corintios 12:1 es correcta: «En cuanto
a los dones espiritua- les». 193 En este versículo, aunque la forma del

193Hans Conzelmann, 1 Corinthians, trad. James W. Leitch, Fortress Press, Fila- delphia,
1975, 241; vea también Schweizer, «Pnuema», 6:437.
Consideraciones generales
185
verbo griego puede ser neutra o masculina, es preferible el
significado neutro.
No todos están de acuerdo en que los dos términos sean in-
tercambiables. Algunos sostienen que pneumatikos, en sus diferentes
formas en 1 Corintios 12—14, se refiere a la creencia errónea de los
corintios respecto a los dones espirituales, y a la costumbre de
reservar el término para los que experimentaban los dones más
inusuales tales como hablar en lenguas. Según esta opinión, la
persona «espiritual» de 14:37 es la que habla en lenguas (véase
NASB). Esta creencia pasa a decir que Pablo usó el término como
una acomodación a ellos y que realmente intentaba mostrarles la
diferencia entre lo que ellos consideraban «espiritual», sea dones o
personas, y lo que son verdaderamente dones y personas espirituales
(carismata).194 Para simplificar diremos que según esta noción, el
lector debe preceder la palabra «espiritual» de las palabras «lo que
ustedes, corintios, consideran ser».195
Relacionada con la anterior se encuentra la creencia que afirma
que las palabras pneumatikon (don espiritual) y pneuma- tikos
(persona espiritual) «denotan, respectivamente, dones de palabra
inspirada o discernimiento y hombres que ejercen tales dones». 196
Parece mejor ver los dos términos, carismata y pneumatika, como
intercambiables.197 Pero el énfasis de cada uno es diferente.
Carismata llama la atención sobre el aspecto de la gracia que
interviene en el otorgamiento de los dones; pneumatika, en cambio,
dirige la atención al Espíritu (Pneuma) como dador de los dones (vea
también 1 Co 12:11).
Hay que prestarle una atención especial a Romanos 1:11, donde

194Vea Johannes Weiss, Der erste Korintherbrief, Vandenhock & Ruprecht, Gottin- gen,
Alemania, 1910,294; vea también Kaesemann, «Ministry and Community», 66.
195Para consideraciones que muestran este asunto, véanse David L. Baker, «The
Interpretation of 1 Corinthians 12-14», The Evangelical Quarterly 46 (octubre-diciembre
1974): 224-234; D. W. B. Robinson, «Charismata versus Pneumatika: Paul's Met- hod of
Discussion», Reformed Theological Review 31 (1972): 49-55; D. Moody Smith, «Glossolalia
and Other Spiritual Gifts in a New Testament Perspective», Interpreta- tion 28 (julio 1974):
307-320.
196E. Earle Ellis, «Spiritual Gifts in the Pauline Community», New Testament Stu- dies 20
(January 1974), 128-129; vea también Robert P. Menzies, «Spirit-Baptism and Spiritual Gifts»,
en Pentecostalism in Context: Essays in Honor of Wllliam W. Menzies, ed. Wonsuk Ma and
Robert P. Menzies, Sheffield Academic Press, Sheffield, Inglaterra, 1997, 57.
197Rudolf Bultmann, Theology of the New Testament, trad. Kendrick Grobel, Charles
Scribner's Sons, Nueva York, 1951,1:156; James D. G. Dunn, The Theology of Paul the
Apostle, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1998,554-555.
186 Dones espirituales

Pablo une las dos palabras en la frase «don espiritual». Esta


combinación no aparece en ningún otro lugar en las Escri- turas. 198 La
frase es un eslabón entre la lista de dones que Pablo ofrece en
Romanos 12:6-8 y la de 1 Corintios 12:8-10. Debemos destacar que,
hablando estrictamente, carisma significa «don», y no «don
espiritual», y pneumatikon significa «espiritual», y no «don
espiritual».

DOREA Y DOMA

Dos palabras relacionadas, dorea y doma, intercambiables con las


dos anteriores, son palabras griegas básicas para «don», y se hallan
en Efesios 4:7-8. Pablo habla de que Cristo les da dones (do- mata) a
los hombres. Las dos palabras se basan en la misma palabra griega
común para «dar» (didomi), que aparece dos veces en estos
versículos. El verbo y los sustantivos son tan comunes que derivan
significados especiales solo de su contexto. Romanos 5:15-16
muestra la estrecha asociación de este grupo de palabras con
carisma. En Efesios 4:11 los dones son comparables a los de 1
Corintios 12:28, que presenta una lista de papeles similares de
liderazgo en una consideración de carismata y pneumatika.

LA MANIFESTACIÓN DEL ESPÍRITU

En 1 Corintios 12:7 Pablo habla de «la manifestación del


Espíritu». Debemos darnos cuenta al paso que en ninguna parte se
refiere a «manifestaciones [pl.] del Espíritu», aunque esa expresión se
usa comúnmente para referirse a ciertos dones espirituales. El
singular puede deberse a que Pablo considera todos los dones como
una entidad (similar a su uso del singular «fruto del Espíritu»,
después de la cual enumera nueve, Gá 5:22-23).
La frase «la manifestación del Espíritu» se entiende mejor si
vemos que quiere decir que los dones son varias maneras en las que
se manifiesta el Espíritu.199 «El Espíritu no es dado de una manera

198Cualquier otro pasaje donde aparezca el sintagma «don(es) espiritual(es)» es una


interpretación, y no una traducción del gr. La razón es que «espiritual» es un ad jetivo y a veces,
en el contexto, hay que proveer un sustantivo a fin de completar la idea.
199Weiss, Der erste. Korintherbríef, 298; J. Rodman Williams, Renewal
Theology: Systematic Theology from a Charísmatic Perspective, Zondervan
Publishing House, Grand Rapids, 1990,2:330; James D. G. Dunn, Jesus and the
Consideraciones generales
187
"invisible". Él quiere manifestarse visiblemen- te». 200

¿DONES DEL ESPÍRITU SANTO?

Los signos de interrogación son intencionales. A algunos les


sorprenderá que esta frase no se halle en ninguna parte del texto
griego del Nuevo Testamento, aunque algunas de las traducciones
parecen leer «dones del Espíritu Santo» en Hebreos 2:4 (LBLA). La
palabra griega merismois no significa dones, sino que se debería
traducir como «distribuciones» o «reparticiones» y lleva implícita la
misma idea de 1 Corintios 12:11 «quien reparte a cada uno». 201 El
concepto de dones, no obstante, está implícito en el pasaje de
Hebreos; y esto da razón para la paráfrasis de la NIV, «dones
distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad».

DONES, MINISTERIO, OBRAS Y EFECTOS

En 1 Corintios 12:4-6 nos hallamos con tres términos. Pablo


precede cada uno de diaireseis, «diferentes clases de». La palabra
griega en verdad puede significar «variedades» o «diversi- dades», 28
pero algunos prefieren significados tales como «porciones»,
«reparticiones» o «distribuciones».29 Este puede ser un caso tanto de
lo uno como de lo otro, puesto que la consideración extensa de Pablo
de los dones espirituales enfatiza tanto la variedad de ellos como el
hecho de que el Señor los distribuya soberanamente como quiere.
¿Se deberían distinguir estos tres términos significativamente
entre sí? Generalmente se acepta que no hay diferencia demostrable
entre ellos.30 Con otras palabras, Pablo no está estableciendo una
diferencia entre los diferentes tipos de manifestación del Espíritu, ni
tampoco está proveyendo un esquema de categorización triple para
ellos. Más bien, presentan diferentes aspectos de los dones
espirituales en general.
El primer término de 1 Corintios 12:4-6, carismata («dones»),
Spirit, Westminster Press, Filadelfia, 1975,212.
200Bittlinger, Gifts and Graces, 24; vea también Williams, Renewal Theology,

2:330.

201La raíz del verbo en 1 Co 12:11, diaireo, es diferente de la raíz de merismois,


pero los significados son prácticamente sinónimos. En el contexto inmediato de He
2:4,
188 Dones espirituales

habla de la naturaleza de gracia de los dones; nadie puede ganárselos.


El segundo término, diakoniai («servicios» o «ministerios»), recalca
la función básica y propósito de los dones; tienen el propósito de ser
de servicio o ministerio a los demás. El tercer término, energemata
(«obras» o «efectos»), apunta a Dios como fuente o revitalizador de
los dones. Al parecer, Pablo era

que menciona «señales, maravillas y varios milagros», la lectura «dones del Espíritu Santo» es
comprensible, pero así y todo se trata de una interpretación, no una traducción.
28
Vea, por ejemplo, Gordon D. Fee, The First Epístle to the Corinthians, Wm. B.
Eerdmans, Grand Rapids, 1987,161 n. 274; Dunn, Theology of Paul, 554.
29
Por ejemplo, BAGD; Charles K. Barrett, A Commentary on the First Epistle to the
Corinthians, Harper & Row, Nueva York, 1968, 283; y muchos otros comentaristas.
30
Kurt Stalder, Das Werk des Geistes in der Heiligung bei Paulus, EVZ, Zurich, Swit-
zerland, 1962,88 n. 15; Ralph P. Martin, The Spirit and the Congregation; Studies in 1 Co-
rinthians 12-15, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1984,11; Carson, Showing the Spirit, 34; F.
F. Bruce, 1 and 2 Corinthians, Marshall, Morgan & Scott, Londres, 1971,118; Fee,
Corinthians, 586-587.
menos rígido en su empleo de la terminología de lo que algunos de
nosotros quisiéramos que fuera. Por ejemplo, él aplica carismata a
solo uno de los dones, el de sanar enfermos (1 Co 12:9). Y aplica
energemata a solo un don, el de milagros (v. 10). Sin embargo, sería
incorrecto decir que solo uno de los nueve dones de la lista es un
carisma y solo uno de ellos es energema.
Resulta significativo que Pablo incluya a los tres miembros de la
Deidad en su consideración de los dones espirituales. Aunque en
cierto sentido los dones espirituales son atribuibles al Espíritu Santo,
especialmente los mencionados en 1 Corintios 12:8-10, vale la pena
destacar que en las otras dos listas principales de los dones, Romanos
12:6-8 y Efesios 4:7-11, el Padre es el dador en la primera y el Hijo
en la segunda. Este enfoque triple de parte de Pablo debe recordarnos
las dimensiones verticales y horizontales de los dones espirituales.
Verticalmente, todos ellos se derivan en última instancia del Padre
quien es el único dador de todo lo bueno. Horizontalmente, un don
tiene valor solo en tanto y en cuanto esté firmemente enraizado en el
servicio desprendido del Hijo hacia otros (Mr 10:45). 202 Y, por
supuesto, nada de esto es posible sin el poder y la presencia
habilitadora del Espíritu Santo.

202Walter J. Bartling, «The Congregation of Christ-a Charismatic Body; an Exegeti- cal


Study of 1 Corinthians 12», Concordia Theological Monthly 40 (February 1969): 75.
Consideraciones generales
189
Los dones espirituales y el Cuerpo de Cristo
Es de destacar que en los tres principales pasajes de las epístolas
que tratan el tema de los dones, también se mencione el Cuerpo de
Cristo (Ro 12:4-5; 1 Co 12:12-28; Ef 4:4-6). Los dones,
consecuentemente, son otorgados solo dentro y a fin de cuentas para
el beneficio del Cuerpo de Cristo.203 La consideración más extensa de
este concepto del Cuerpo de Cristo (1 Co 12:12-27) tiene lugar entre
pasajes que tratan de los dones espirituales (12:1-11,28-31). David
Um se pregunta: «¿No está hablando Pablo de las diferentes
funciones de los dones en su analogía entre los creyentes y el cuerpo
humano?»204 Debemos poner lado a lado los dos conceptos de los
dones espirituales y el de los miembros del Cuerpo de Cristo, puesto
que los miembros individuales del cuerpo representan en un sentido
significativo a los miembros individuales o funciones de la iglesia. 205
Considerando todos los dones en los pasajes clave del Nuevo
Testamento un autor dice: «La variedad de estos dones [más de 20]
va pareja a la diversidad de miembros del Cuerpo de Cristo y a su
función asignada».206
La metáfora o símil del cuerpo humano era común en la an-
tigüedad, pero lo singular en Pablo es que la comunidad de creyentes
es «un cuerpo en Cristo» (Ro 12:5) igual que son «el cuerpo de
Cristo» (1 Co 12:27). En ese cuerpo es donde todos los creyentes son
bautizados (1 Co 12:13).
Se han escrito volúmenes sobre el significado de la iglesia como
Cuerpo de Cristo, pero tal vez sea mejor entender la frase en un
sentido metafórico antes que místico. 207 De entrada, ilustra cómo los
muchos miembros de la iglesia deben relacionarse entre sí, y en
203Klaas Runia. «The Gifts of the Spirit», Reformed Theological Review 29, n°. 3 (1970):
84.
204David Um, Spiritual Gifts: A Fresh Look, Gospel Publishing House, Springfield, Mo.,
1991,66.
205Anthony D. Palma, «1 Corinthians», in Full Life Bible Commentary to the New Tes-
tament, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1999, 872-873.
206Richard C. Ouderluys, «The Purpose of Spiritual Gifts», Reformed Review 28
(primavera 1975): 218
207Vea Gordon D. Fee, God's Empowering Presence, Hendrickson Publishers, Pea- body,
Mass., 1994,177 n°. 358.
En la teología tradicional el concepto del «cuerpo de Cristo» se ha entendido de cuatro
maneras: (1) el cuerpo físico de Jesús; (2) el cuerpo espiritual de Jesús, resucitado; (3) el cuerpo
eucarístico de Jesús (en los elementos de la Cena del Señor); y (4) el cuerpo místico de Jesús, la
iglesia Vea Michel Bouttier, Christianity According to Paul, trad. Frank Clarke, SCM Press,
Londres, 1966, 69 n. 23.
190 Dones espirituales

última instancia con el Señor. Si esto es en verdad cierto, entonces no


debe sorprender que estas afirmaciones tan importantes sobre el
Cuerpo de Cristo, especialmente según se hallan en Romanos y 1
Corintios, se presenten en un contexto que tiene que ver con conducta
y actitudes.
Con esto en mente, es fácil convenir con William Barclay que el
propósito inmediato de Pablo al usar la imaginería del cuerpo en el
pasaje de Corintios, «tiene todo que ver con la vida y espíritu de la
congregación en particular. Dentro de su propia asamblea los
corintios nunca habían aprendido a vivir como un cuerpo». 208
Ciertamente, lo que dice Barclay se puede
extender para incluir a cualquier cuerpo local de creyentes. A esto se
le puede llamar «acercamiento fenomenológico al Cuerpo de
Cristo».209 Aunque uno puede concebir el término «Cuerpo de
Cristo» como algo que abarca todos los creyentes, este cuerpo
«siempre se particulariza en la iglesia local». 210
Esta aplicación local del término se puede ilustrar con la
consideración paralela que hace Pablo del concepto de la iglesia
como templo de Dios. Dice: «nosotros somos templo del Dios
viviente» (2 Co 6:16), refiriéndose a la comunidad entera de
creyentes en todas partes como un solo templo. Pero también añade:
«¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios
habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo
será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y
ustedes son ese templo» (1 Co 3:16-17). En este contexto, este último
pasaje se aplica a la situación específica de Corinto, es decir, al
espíritu divisorio que penetraba la congregación. Estas divisiones
podían destruir perfectamente la congregación local; es impensable
que pudieran destruir al templo universal de Dios.
Como ya hemos visto, el concepto del Cuerpo de Cristo se halla
en directa conexión con el tema de los dones espirituales. Vemos
primero que el énfasis inicial recae sobre la unidad del cuerpo (Ro
12:4-5; 1 Co 12:12-13; Ef 4:4). Este pensamiento es paralelo a las
referencias a un Espíritu (1 Co 12:9,11,13). La fun- ción 211 de estos
dones, por tanto, es promover la unidad del Cuerpo de Cristo de una

208William Barclay, The Mind of St. Paul, Harper & Row, Nueva York, 1958,244.
209Bouttier, Christianity According to Paul, 61.
210Lesslie Newbigin, The Household of God, SCM Press, Londres, 1957, 70.
211Paul usa praxis («función») en Ro 12:4 al referirse a los varios miembros del cuerpo.
Vea BAGD, 697; Dunn, Theology of Paul, 554-558.
Consideraciones generales
191
manera demostrable. El propósito de la variedad es «posibilitar que el
cuerpo entero funcione como una unidad». 212 Por su propio
funcionamiento dentro de la congregación local, los dones sirven
para edificar al cuerpo.
Segundo, el concepto del cuerpo destaca la diversidad de dones
dentro de la comunidad cristiana (Ro 12:4-5; 1 Co 12:4-20, 28-29; Ef
4:3-13). Sin embargo, Pablo presenta cuidadosamente estos dos
puntos de unidad y diversidad precisamente en ese orden: primero la
unidad del cuerpo, y solo entonces la diversidad de los miembros
individuales (1 Co 12:27).
Tercero, Pablo recalca la interdependencia de los miembros entre
sí. Cada miembro, cada don, debe existir para el bienestar de los
demás. Finalmente, no hay campo para el orgullo de parte de ninguno
que ejerza algún don en particular (1 Co 12:21-24), ni ningún
miembro debería sentirse inferior a los demás que parecen estar
mejor dotados (vv. 15-17), porque «Dios colocó cada miembro del
cuerpo como mejor le pareció» (v. 18). Este mismo pensamiento se
refleja en la afirmación posterior de que «En la iglesia Dios ha pues-
to» los varios líderes y ministerios (v. 28).

El propósito primordial de los dones espirituales


La función más amplia de los dones es edificar a la congregación
(1 Co 14:3,4-5,12,17,26). La nota clave de todo el capítulo se
encuentra en las palabras «Todo esto debe hacerse para la edificación
de la iglesia» (v. 26b). Anteriormente, Pablo ya se refirió a este tema
en la carta (8:1,10; 10:23).213
Un autor dice, de una forma más bien aguda, que este concepto de
edificar a los demás descarta «el individualismo y egoísmo
religiosos», que se agotan a sí mismos en la producción de
fenómenos especiales a fin de centrarse en sí mismos». Dice, por otro
lado, que el concepto de edificación expresa el hecho de ayudar a otra
persona, no solo como individuo sino también como miembro de la
iglesia (14:4-5,12).214
212Stanley M. Horton, What the Bible Says About the Holy Spirit, Gospel Publishing
House, Springfield, Mo., 1976,214.
213Ferdinand Hahn, The Worship of the Early Church, Fortress Press, Filadelfia, 1973,
68.
214Guenther Bornkamm, «On the Understanding of Worship», en Early Christian
Experience, trad. Paul L. Hammer, Harper & Row, Nueva York, 1969, 163. Vea tam bién 1 Ts
5:11 y 1 Co 8:11-13.
192 Dones espirituales

Algunos han llegado a decir, con cierta justificación, que los


dones son dados primordialmente no a quien los ministra sino a
quienes son ministrados.215 Es más acertado decir, sin embargo, que
Dios en verdad da dones a los individuos (véase 1 Co 12:8-10, «a
uno», «a otro», etc.), pero que los dones son para el beneficio de
otros. «Los carismata siempre se ven como servicio ... como dones de
Dios para el cuerpo, dados a, o mejor, por medio del individuo "para
el bien común"».216 J. I. Packer dice que «nuestro ejercicio de los
dones espirituales no es ni más ni menos que Cristo mismo
ministrando por medio de su cuerpo a su cuerpo, al Padre y a toda la
humanidad». Continúa diciendo que Cristo, desde el cielo, usa a los
creyentes como «su boca, sus manos, sus pies e incluso su
sonrisa».217
Aquí se aplica el concepto bíblico del sacerdocio universal de los
creyentes. Es un sacerdocio «en el cual todo creyente se ofrece a sí
mismo, además de sus dones, en ministerio personal a Cristo y por
medio de Cristo a otros, tanto en el Cuerpo de Cristo como fuera de
él».218
En el contexto del culto de adoración, Pablo nunca habla de
edificarse a uno mismo; solo habla de la edificación de otros. La meta
del culto no es la felicidad del participante, sino la edificación de la
iglesia.219 Una expresión paralela a la edificación se halla en 1
Corintios 12:7: «A cada uno se le da una manifestación especial del
Espíritu para220 el bien de los demás». El énfasis no recae en «cada
uno», sino en «el bien de los demás».221
En resumen, se debe enfatizar que el propósito de Dios al
conceder dones espirituales a los individuos es que los dones se
empleen para edificar el cuerpo. El bien común no debe ser
sacrificado en interés de algún beneficio que pudiera recibir el
individuo que ejerza un don. El miembro individual del cuerpo no
215Bittlinger, Gifts and Graces, 63.
216Dunn, Jesus and the Spirit, 264, énfasis de Dunn.
217J. I. Packer, Keep in Step with the Spirit, Fleming H. Revell, Grand Rapids, 1984, 83.
218Ouderluys, «Purpose of Spiritual Gifts», 215.
219Eduard Schweizer, «The Service of Worship. An Exposition of 1 Corinthians 14», en
Neotestamentica, Zwingli Verlag, Zurich, Switzerland, 1963, 337-338. En la acertada frase de
William D. Davies, «Los fenómenos pneumáticos de cualquier clase deben subservir al
bienestar común», en Paul and Rabbinic Judaism, 2" ed., SPCK, Londres, 1962, 201. Vea
también Koenig, Charismata, 82; y Schatzmann, Pauline Tkeology ofCharismata, 70.
220gr. pros («tendiendo hacia», «conduciendo a»), C. F. D. Moule, An Idiom-Book of New
Testament Greek, 2a ed., Cambridge University Press, Cambridge, Inglaterra, 1959,53.
221Conzelmann, 1 Corinthians, 208.
Consideraciones generales
193
debe intentar desasociarse del cuerpo (1 Co 12:14-16), puesto que es
una parte integral del organismo. Así que las personas dotadas con
dones no deben operar dentro de una esfera limitada por sus propios
intereses, porque hacerlo así solo les da satisfacción personal. Deben
contribuir al bienestar del cuerpo.

Distribución de los dones


Pablo habla tres veces de «diferentes clases» (diaireseis) de
dones, formas de servir y funciones (1 Co 12:4-6). Estas son las
únicas veces en que aparece esta palabra griega en el Nuevo
Testamento. ¿Quiere decir «diferencias» o «variedades» o
«distribuciones»? El contexto entero enfatiza que hay en verdad
diferentes dones dados a los miembros de la comunidad cristiana, y
Pablo en otras partes en efecto habla de «diferentes [diafora] dones»
que son dados (Ro 12:6). Pero tal vez sea preferible entender la
palabra como actos de división, o como «repartir», 222 sin excluir la
idea de variedad.
La palabra diairesis (se usa con frecuencia en la Septuaginta,
especialmente en Crónicas, de los «turnos de los sacerdotes, levitas y
tropas».223 La forma verbal de la palabra que se halla en 1 Corintios
12:11 justifica esta interpretación: «Pero todas estas cosas las hace
uno y el mismo Espíritu, distribuyendo [diai- roun] individualmente
a cada uno según la voluntad de Él» (LBA). Esta distribución o
«repartición», de dones por el Espíritu Santo a cada miembro es lo
opuesto de las «facciones» (jai- reseis; vea 11:19) que existían en
Corinto, porque produce armonía (vea 1 Co 12:4,11).224 El libro de
Hebreos expresa un pensamiento similar cuando habla de «señales,
prodigios, diversos milagros y dones distribuidos [lit.
"distribuciones", gr. merismois] por el Espíritu Santo según su
voluntad» (2:4).
¿Posee todo creyente por lo menos un don? Ciertamente el
Espíritu Santo es posesión de todos los creyentes (Ro 8:9; 1 Co
12:13). Esto es cierto haya o no alguna manifestación externa del

222Weiss, Der erste Korintherbrief, 297. Conzelmann le da el significado de


«asignaciones» (1 Corinthians, 208).
223Robertson and Plummer, Corinthians, 262.

224Edmund P Clowney, «Toward a Biblical Doctrine of the Church»,


Westminster Theological Journal 31, n°. 1 (1968): 77.
194 Dones espirituales

Espíritu en la vida del creyente. Sin embargo, también es cierto que


los dones pueden considerarse como algo por encima de la obra
salvadora y presencia del Espíritu que todos los creyentes
experimentan. Son los «factores distintivos ... que diferencian a los
miembros del Cuerpo de Cristo entre sí». 225 El consenso de los
autores del Nuevo Testamento, especialmente Pablo, es que a todo
creyente le es dado por lo menos un don. (Ro 12:6; 1 Co 1:7; 3:5;
12:7,11,18; 14:1,26; Ef 4:7,11; 1 P 4:10; vea también Mt 25:15). Pero
algunos sostienen que no se puede hallar ninguna afirmación
explícita que diga que todo miembro de la congregación reciba un
don. Un autor dice: «Las palabras genuinas de Pablo sobre el tema no
son rotundamente claras, aunque su tendencia general va
indudablemente en la misma dirección».226 Pero según la opinión de
la mayoría en este asunto, no debe haber membre- sía pasiva en el
Cuerpo de Cristo, porque todo creyente ha sido equipado y preparado
para el servicio.227
Claramente, Dios no otorga todos los dones a todo miembro del
cuerpo. Pablo subraya esto por su modo de enumerar los carismata
cuando usa las expresiones: «a uno ... a otro ... a otro», etc. (1 Co
12:8-10). Como consecuencia, Pablo aconseja a sus lectores a no
codiciar los dones de otras personas. Todo creyente debe pensar
dentro de los límites que Dios le ha prescrito. (Ro 12:3).228
¿Es posible que alguien tenga más de un don? No hay nada que
sugiera que más de una función, o don, no pueda ser ejercida por la
misma persona,229 aunque nadie puede aducir tener todos los dones
espirituales (vea 1 Co 12:29-30). 230 Por ejemplo, es posible que al
glosolalista también le sea dado el don de interpretación de lenguas
(14:5,13).
Al presentar la siguiente sucesión de preguntas, Pablo está
indicando categóricamente que ningún creyente tiene todos los
dones: «No todos son apóstoles, ¿verdad? No todos son profetas,
¿verdad? No todos son maestros, ¿verdad? No todos obran milagros,
225Piepkorn, Charisma, 379; vea también Bultmann, Theology of the New Testament,
1:163.
226Hans von Campenhausen, Ecclesiastical Authority and Spiritual Power ín the Church
of the First Three Centuries, trad. J. A. Baker, Stanford University Press, Stan- ford, 1969, 58
n°. 15.
2275<sKaesemann, «Ministry and Community, 73.
228Schweizer, Church Order, 203.
229Barrett, Corinthians, 296.
230Kueng, «Charismatic Structure», 56.
Consideraciones generales
195
¿verdad?», etc. (1 Co 12:29, traducción mía). 60 Sin embargo hay dos
afirmaciones del mismo Pablo en el capítulo 14 que parecen
contradecir la respuesta implicada a estas preguntas. Primero dice:
«Yo quisiera que todos ustedes hablaran en lenguas» (v. 5). Una
interpretación válida es que el don se concede en principio a todos los
creyentes y está latente en la mayoría de las personas, esperando solo
ser estimulado por el Espíritu Santo61 Es cierto, también, que Pablo
establece una distinción entre el ejercicio privado de lenguas y su
manifestación en un culto de adoración. Para su propia edificación
espiritual personal todos los creyentes tal vez tengan el potencial de
hablar en lenguas (v. 4). Pero solo un número limitado está
capacitado para ejercer el don en la asamblea de creyentes como
medio de edificación de la iglesia.
En segundo lugar, Pablo dice: «todos pueden profetizar por
turno» (1 Co 14:31). A pesar de 1 Corintios 12:29, esto quiere decir
que los profetas «pueden turnarse para ser un grupo que coexista con
la misma iglesia (cf. Nm 11:29; Hch 2:16-18)». Sin embargo, Pablo
no afirma que todos los creyentes tendrán necesariamente parte en la
actividad profética, sino que todos pueden hacerlo. 62
Ya hemos notado que los dones le son repartidos a cada uno
individualmente conforme el Señor lo quiere (1 Co 12:11; vea
también vv. 18,28; y Ro 12:6; Ef 4:7-8,11). Puesto que un don es una
expresión concreta e individual de gracia, 63 no puede basarse en los
méritos o deseos del que lo recibe. Sin embargo, esto parece
contradecir las afirmaciones de Pablo: «ambicionen los dones
espirituales» (1 Co 14:1) y «ambicionen el don de profetizar» (v. 39).
En 12:31 dice: «ambicionen los mejores dones». Es posible traducir
estas cláusulas, especialmente la última, en modo indicativo en lugar
de en modo imperativo; o sea, que Pablo está haciendo una
afirmación del hecho concerniente a los corintios. Ellos estaban en
verdad, «ambicionan[do]
60
Para el lector de habla inglesa esta traducción capta el significado del texto gr; que exige
una respuesta negativa a las preguntas.
61
Bittlinger, Gifts and Graces, 100.
62
Barrett, Coñnthians, 329.
63
Kaesemann, «Ministry and Community», 73.
dones espirituales» (1 Co 14:12). El significado pudiera entonces ser:
«continuamente deseen ardientemente (presente imperativo) los
dones mejores». Los corintios anhelaban los dones mejores, pero se
196 Dones espirituales

habían formado una estimación errónea de lo que eran los mejores. 231
Pero la abrumadora mayoría de comentaristas ve estas afirmaciones
como mandamientos o deseos de parte del apóstol, y es mejor
entenderlos en ese sentido.
¿Cuáles son los «dones mejores»? (1 Co 12:31). En el contexto
amplio de la afirmación se deben entender como «los dones que más
se necesitan y más edifican en el presente». 232 Pablo recalca «la
necesidad de que la comunidad lo entienda, y en la comunidad todos
los dones inteligibles edifican a la comunidad y las lenguas [no
interpretadas] no».233
No existe contradicción entre el concepto del Señor como
distribuidor soberano de los dones y el creyente que los desea
fervientemente. Robertson y Plummer afirman: «Nuestro ferviente
deseo de tener los mejores dones es una de las cosas que nos capacita
para recibirlos, y cada persona recibe en proporción a este deseo,
deseo que se puede cultivar. El Espíritu conoce la capacidad de cada
uno».234
La clara inferencia estriba en que uno no recibe un don espiritual
en contra de su voluntad. Debido a que a todos los creyentes se les
concede una medida de fe (Ro 12:3), el individuo está en posición de
aceptar cualquier cosa que conceda el Señor soberano. Una clara
implicación es que aunque alguien tal vez ya haya experimentado
ciertos dones espirituales, tal como el de lenguas, que era
especialmente prominente en Corinto, se puede colocar en
disposición de recibir dones adicionales. Pero es evidente en la
situación en Corinto que un concepto erróneo de ciertos dones, o una
preocupación indebida por ellos, puede impedir que el creyente desee
o reciba otros.
Cesacionismo y continuismo
El cesacionismo es la posición de que los dones «extraordinarios»
fueron temporales, y que fueron retirados después del siglo I. Estos

231Robertson and Plummer, Corinthians, 282.

232Horton, What the Bible Says, 219.

233Gordon D. Fee, «Tongues-Least of the Gifts? Some Exegetical Observations


on 1 Corinthians 12-14», Pneuma 2, n°. 2 (otoño 1980): 13, énfasis de Fee. Vea
también Schatzmann, Pauline Theology of Charismata, 45.
234Robertson and Plummer, Corinthians, 268. Vea también los comentarios muy
penetrantes de Bultmann (Theology of the New Testament, 1:163).
Consideraciones generales
197
dones se identifican a menudo como los de profecía, lenguas,
interpretación de lenguas, curaciones y otros milagros. Los apóstoles
a veces se incluyen en esta categoría. Un cesacionista prominente
dice que algunos dones «continúan hasta la era presente, pero ... la
mayoría en la iglesia concuerda en que ciertos dones espirituales
fueron descontinuados después de la era apostólica». 235
El continuismo sostiene que Dios no quitó ninguno de estos
dones, en ningún tiempo, y que son tan válidos y tan necesarios hoy
como lo fueron en el siglo I. Sostiene que incluso los ministerios
apostólicos y proféticos pueden y debe existir hoy, aunque los
apóstoles y profetas, en el uso más limitado de estos términos en el
Nuevo Testamento, tuvieran un papel único en la fundación de la
iglesia.
Hay un gran debate que gira en torno a las declaraciones de Pablo
de que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de
conocimiento desaparecerá (1 Co 13:8). Esto sucederá «cuando
llegue lo perfecto» (v. 8). El argumento cesacio- nista usual es que
«lo perfecto» quiere decir el cierre del canon de las Escrituras. Los
dones extraordinarios, se aduce, eran necesarios para autenticar la
predicación del evangelio en el siglo I; pero ya no son necesarios
porque «hoy nadie tiene la misma autoridad o experiencia de recibir
verdad normativa ... A nadie le es dada verdad que no esté ya
contenida en la misma Biblia».236
Wayne A. Grudem, un continuista, dice correctamente que «la
afirmación de que la profecía del Nuevo Testamento tenía igual
autoridad a las Escrituras es la base de tal vez todo argumento
cesacionista que se escribe hoy».237 El cesacionista tiene una opinión
extremadamente muy limitada del don de profecía. El continuista
sostiene que el don no fue solo para revelar la verdad, sino también
para edificar, animar, y consolar al pueblo de Dios. Estuvo (y está),
en principio, disponible para todos los creyentes. En tanto y en
cuanto los creyentes necesiten ser edificados, animados y consolados,
el don de profecía servirá un propósito muy útil en la iglesia.
La vasta mayoría de comentaristas y exégetas interpretan «lo

235John F. Walvoord, «The Holy Spiritu and Spiritual Gifts», Bíblíotheca Sacra 143
(abril-junio 1986): 110-111.
236Ibidv 111.
237Wayne A. Grudem, The Gift of Prophecy in the New Testament and Today, Cross-
way Books, Westchester, 111., 1988, 244. Por «profecía del Nuevo Testamento», el quiere
decir el don de profecía según funcionaba en la iglesia del NT.
198 Dones espirituales

perfecto» como queriendo decir el retorno del Señor Jesucristo. En


ese tiempo todos los dones, que en su mejor expresión son parciales e
imperfectos, ya no serán necesarios porque todos los creyentes serán
como su Señor (1 Jn 3:2).
En respuesta a la contención cesacionista de que los milagros
fueron señales necesarias para validar el ministerio de los apóstoles,
Max Turner dice que las curaciones fueron «parte del alcance de la
salvación anunciada, que alcanzó más allá de lo meramente espiritual
a lo psicológico y físico». Fueron «parte de las primicias del Reino de
Dios, e igualmente parte del mensaje de salvación que anunciaba la
iglesia».238 Y se podría añadir «que la iglesia todavía debe anunciar».
Las curaciones y otros milagros, aunque pueden confirmar el
ministerio de la palabra, son también provisión de la gracia de Dios
para ayudar a la humanidad en tiempo de necesidad. 239

238Turner, Holy Spirit and Spiritual Gifts, 293.


239Vea Jon Ruthven, «On the Cessation of the Charismata: The Protestant Polemic of
Benjamín B. Warfield», Pneuma 12, n°. 1 (spring 1990): 14-31.
Se ha escrito mucho desde el punto de vista continuista sobre este asunto. Menciono unas
cuantas obras (incluyendo algunas ya citadas en este cap.) que son especialmente útiles:
Don A. Carson, Showing the Spirit, 68-72.
Gordon D. Fee, Corinthians, 644-645, especialmente n°. 23.
Wayne A. Grudem, Gift of Prophecy.
Grudem, ed., Are Miraculous Gifts for Today?, Zondervan Publishing House, Grand
Rapids, 1996. Un simposio de cuatro perspectivas: cesacionista, abierta pero cauta, tercera ola,
pentecostal y carismática.
Jon Ruthven, On the Cessation of the Charismata: The Protestant Polemic on Postbibli-
cal Miracles, Sheffield Academic Press, Sheffield, Inglaterra, 1993.
M. Max B. Turner, Holy Spirit and Spiritual Gifts, 286-302.
Capítulo 12

Dones individuales
Primera parte

Clasificación de los dones


Un estudio comparativo de las diferentes listas de dones espirituales
(Ro 12:6-8; 1 Co 12:8-10,28-29; Ef 4:11) indica que ninguna lista está
completa, ni Pablo se propuso que lo fueran. Cada catálogo contiene
dones que no se incluyen en ninguno de los demás. Además, no es
necesario concluir que una lista compilada de todas las fuentes incluya
la totalidad. Los eruditos por lo general concuerdan en que las listas son
«muestras» o «ejemplos», y no incluyentes.240
Todavía más, cualquier intento de dividir los dones en categorías
separadas puede ser, como mucho, solo tentativo y a modo de
sugerencia. Por ejemplo, en la lista de nueve que se halla en 1 Corintios
12:8-10, Pablo usa dos sinónimos que significan «otro»: olios y jeteros:

A unos Dios les da ... palabra de sabiduría; a otros [allos] ... palabra
de conocimiento; a otros [jeteros], fe ... a otros [allos] ... dones para
sanar enfermos; a otros [allos], poderes milagrosos; a otros [allos],
profecía; a otros [allos], el discernir espíritus; a otros [jeteros], el
hablar en diversas lenguas; y a otros [allos], el interpretar lenguas.

Un comentarista afirma que aunque la enumeración no es sis-


temática, «se pueden discernir de todas maneras ciertos grupos»
sobre la base de los cambios en allos y jeteros: Los primeros dos,

240Por ejemplo, James D. G. Drum, The Theology of Paul the Apostle, Wm. B.
Eerd- mans, Grand Rapids, 1998,557-558; Stanley M. Horton, What the Bible Says
About the Holy Spirit, Cospel Publishing House, Springfied, Mo., 1976, 209; J. Rodman
Wi- lliams, Renewal Theology: Systematic Theology from a Charismatíc Perspective,
Zonder- van Publishing House, Grand Rapids, 1990,2:347.

20
1
202 Dones espirituales

los siguientes cinco, y los últimos dos. 241 Pero el uso de Pablo de
estos dos sinónimos se debe más probablemente a razones de
estilo242 para evitar la monotonía de usar allos las ocho veces. Es
más, los dos adjetivos se refieren a las personas a quienes les son
dados los dones, y no a los dones en sí mismos.
Si hay que establecer una categoría, la siguiente parece ser la
más natural (y así y todo sigue el orden de la lista):
(1) palabra de sabiduría y palabra de conocimiento; (2) fe, dones
de sanar enfermos, poderes milagrosos; (3) profecía, discernimiento
de espíritus, lenguas, interpretación de lenguas. Esta división se
basa en el entrelazamiento de los dones en cada categoría, como lo
demuestra la consideración que sigue. No obstante, ni aún así es
posible comparar esta lista plenamente con los dones mencionados
en Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:28; y Efesios 4:11.243
Además, la intención de Pablo en 1 Corintios 12:8-10 no es
establecer una escala o jerarquía de dones. 244 Más bien, él desea
mostrar que todos los dones, incluyendo los «no importantes» y los
«oscuros», vienen de la misma fuente, el Espíritu. 245 «Como tareas
dadas por el Espíritu todas ellas son ... fundamentalmente iguales, y
la superioridad o subordinación se debe considerar nada más que
incidental».246 La norma general para medir la importancia relativa
de los dones es doble: (1) si testifican o no del señorío de Jesús, (1
Co 12:3), y (2) si edifican o no a la iglesia. 247 Un autor dice, de
forma muy aguda, que Pablo evita «un arreglo jerárquico o
codificado, que en los círculos carismáticos podría brindarse a un
uso errado».248
Como consecuencia, uno no puede argüir, como lo hacen algunos,

241Hans Conzelmann, 1 Corinthians, trad. James W. Leitch, Fortress Press, Filadel- fia,
1975, 209; Williams, Renoval Theology, 2:347.
242BDF, sec. 109(2); Eduard Schweizer, «pneuma, pneumatikos in the New Testa-
ment», en TDNT, 6:315; Herman C. Beyer, «heteros», en TDNT, 2:702.
243Johannes Weiss, Der erste Korintherbriej, Vandenhock & Ruprecht, Gottingen,
Alemania, 1910, 299.
244Weiss, Der erste Korintherbrief, 299; vea también Charles K. Barrett, A Commen-
tary on the First Epistle to the Corinthians, Harper & Row, Nueva York, 1968, 286; Eduard
Schweizer, Church Order in the New Testament, trad. Frank Clarke, SCM Press, Londres,
1961,100.
245Barrett, Corinthians, 286.
246Schweizer, Church Order, 100. Lo mismo se aplicaría también a Ro 12:6-8.
247Se considerará más adelante.
2480tto Michel, Ver Brief an die Romer, Vandenhock & Ruprecht, Gottingen, Alemania,
1966,298.
Dones individuales —primera parte 203

que los últimos dones de la lista de 1 Corintios 12:8-10 (hablar en


lenguas e interpretación de lenguas) son los menos importantes, así
como tampoco se puede decir que el primero es el más importante. ¿Es
el don de palabra de sabiduría el más importante de la lista porque
aparece primero? ¿Son los dones de sanar enfermos y hacer milagros
más importantes que el don de profecía? 249 250 Con toda probabilidad los
cuatro últimos, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas e
interpretación de lenguas, aparecen al final por razones literarias, ya
que estos cuatro se consideran extensamente en el capítulo 14, prove-
yendo así al lector de una continuidad fácil.

¿Oficios o funciones?
No hay término específico en el Nuevo Testamento que diferencie
oficio de ministerio (i.e. función).11 Los tres términos griegos más
comunes para designar el concepto de oficio eran arjé o arjón, time y
telos. Sin embargo, el Nuevo Testamento no aplica en ninguna parte
estos términos a los líderes de la igle- sia. 251 Pero aunque no haya
equivalente en el Nuevo Testamento para este concepto de oficio, el
término carisma «describía de una manera teológicamente exacta y
extensa la esencia y alcance de todo ministro y función eclesiástica». 252
Algunos van tan lejos como para decir que Pablo hace un esfuerzo
deliberado para evitar la distinción entre clero y laicos. 14
Es innegable, no obstante, que hubo quienes ostentaban cargos
en las iglesias en los tiempos de Pablo y en la iglesia en general.
¿De qué otra manera se puede entender términos tales como
apóstoles, profetas y maestros (1 Co 12:28; vea Ef 4:11, que
menciona también evangelistas y pastores)? Sin embargo, un grupo
de ministerios no estaba ligado necesaria y permanentemente a los
que los ocupaban, mientras que otros eran ejercidos solo como una
función específica en una situación real. 15 Pero incluso cuando se

249De igual modo, ¿se supone que debemos llegar a la conclusión de que «mostrar
misericordia» es el menos valioso de los dones mencionados en Ro 12:6-8 debido a que el don
aparece en último lugar?
250nSchweizer, Church Order, 181.
251Vea en Schweizer, Church Order, 171, información estadística de estos términos. Sin
embargo, la palabra episkope en 1 Tim 3:1 parece llevar el significado de oficio, y se traduce como
«oficio de obispo» (KJV; d. NRSV) u «oficio de supervisor» (NASB), y «cargo de obispo» en
NKJV.
252Ernst Kaesemann, «Ministry and Community in the New Testament», en Essays on New
Testament Themes, trad. W. J. Montague, SCM Press, Londres, 1964, 64; vea
204 Dones espirituales

menciona a quienes ocupan los cargos, el énfasis no es tanto en su


oficio eclesiástico como en la variedad de funciones, actividades y
ministerios en la iglesia.16
Este énfasis en la función antes que en el oficio se puede inferir
de la manera en que Pablo procura corregir los errores en que habían
caído los corintios. Ño le dice a ningún oficial que actúe, sino más
bien se dirija a la congregación como un todo. «La inferencia es que
no había oficiales en el sentido eclesiástico, aunque, como en toda
sociedad, había quienes dirigían».17
Un esfuerzo por interpretar algunos dones espirituales como
oficios eclesiásticos claramente definidos pierde de vista la
intención de Pablo, que es mostrar cómo las diferentes funciones
son las que Dios ha asignado a los varios miembros del Cuerpo. 18
Para expresarlo de otra manera: Las congregaciones a las que Pablo
se dirige estaban compuestas solo de laicos que

también Michel, Der Briefan die Romer; 298 n. 2; Harts Kueng, «The Charismatic Struc- ture
of the Church», en The Church and Ecumenism, en Concilium, Paulist Press, Nueva York,
1965, 4:57.
"Algunos sostienen que había una distinción en ese tiempo, aunque no a un grado tan
marcado como más tarde. Vea See Joseph Brosch, Charismen und Aemter in der Urkirche,
Peter Hanstein G.m.b.H., Bonn, Alemania, 1951,162.
15
Leonhard Goppelt, Apostolic and Post-Apostolic Times, trad. Robert A. Guelich, Adam
& Charles Black, Londres, 1970,183.
16
Barrett, Corinthians, 237; vea también Klaas Runia, «The Gifts of the Spirit» Re-
formed Theological Review 29, no. 3 (1970): 84.
17
Archibald Robertson and Alfred Plummer, A Critical and Exegetical Commentary on
the First Epistle of StPaul to the Corinthians, T. & T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1914, 284,
cursivas en el original.
18
F. J. A. Hort, The Christian Ecclesia, Macmillan & Co., Londres, 1900,159. Robert-
son and Plummer (Corinthians, 263) expresan el mismo sentimiento. eran,
potencialmente, también «sacerdotes y que ocupaban cargos, es
decir, instrumentos del Espíritu para poner en práctica el evangelio
en la vida diaria».253
La cuestión no es tanto si hubo o no líderes reconocidos en las
iglesias del Nuevo Testamento. Pablo mismo nombró ancianos para las
iglesias que estableció en Galacia (Hch 14:23), e indica claramente que
habían supervisores (obispos) y diáconos en la iglesia en Filipos (Fil
1:1). También las epístolas pastorales hablan de supervisores
(conocidos también como obispos o ancianos) y diáconos (1 Ti 3:1-13;

253Ernst Kaesemann, «Paul and Early Catholicism», en New Testament Questions of Today,
trad. W. J. Montague, Fortress Press, Filadelfia, 1969,246.
Dones individuales —primera parte 205

Tit 1:5-9). La cuestión estriba más en el hecho de que el énfasis recaiga


en la función de estos (y otros) líderes, antes que en su cargo o título.
En resumen, Pablo recalca la función, aunque el concepto de cargo
se halla en sus cartas. Según la enseñanza general del Nuevo
Testamento, la obra soberana del Espíritu por medio de un creyente y el
nombramiento divino de algunos a cargos de liderazgo no son
mutuamente excluyentes, y si se observan las pautas del Nuevo
Testamento tampoco deberían estar en contraposición estos dos
conceptos.

Carácter y función de cada don


El propósito de esta sección es considerar de forma general los
diferentes dones. Para lograr esto será necesario investigar la naturaleza
básica de cada uno, así como su función específica. En un capítulo
posterior se ofrecerá una consideración más detallada de los dones
especialmente asociados con un culto de adoración (profecía,
discernimiento de espíritus, lenguas, interpretación de lenguas).
Ya hemos observado la dificultad de establecer categorías para
clasificar los diversos dones. Pero con todo, vale la pena hacer una
sugerencia general. Basándose en las afirmaciones de Pedro respecto a
los dones (1 P 4:10-11), Richard Gaffin sostiene que tenemos «un perfil
de dos partes de una variedad entera de dones espirituales ... Todos los
dones ... se reducen a una de dos clases básicas: dones de palabras y
dones de obra».
James Dunn concuerda con él, y habla de «carismas de habla» y
«carismas de acción», sobre todo respecto a las listas de Romanos y
1 Corintios.20
Las categorías que yo sugiero para los diversos dones son de
cierto modo arbitrarias por mi parte. La división es más para
facilitar la consideración de dichos dones.

DONES DE LIDERAZGO

Prácticamente no cabe duda de que los tres ministerios de


palabra que menciona 1 Corintios 12:28 —apóstoles, profetas y
maestros—, disfrutan de algún grado de prioridad sobre los demás
dones, porque por ellos se fundó la iglesia y es edifica- da. 21 En este
pasaje, en que son mencionados junto con los demás dones, se los
206 Dones espirituales

distingue de los demás en tres puntos:


(1) Identificándolos como «primero», «segundo» y «tercero», se
los considera como «los que ostentan las tres funciones cronológicas
y esencialmente primordiales para la edificación del Cuerpo de
Cristo».22
(2) Están separados de los dones siguientes por la partícula
griega mem («por un lado»)23 para mencionar la tríada y el adverbio
epeita («luego») para mencionar a los demás. La secuencia
numérica se deja fuera después de los tres primeros.
(3) La tríada se presenta en términos de personas, en tanto que
los dones restantes se dan en términos impersonales. Esto lo
presenta correctamente la New American Standard Bible: «Y en la
iglesia, Dios ha designado: primeramente, apóstoles; en segundo
lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después,
dones de sanar enfermos, ayudas, administraciones, diversas clases
de lenguas» (1 Co 12:28) .24 Pero este tipo
20
Richard B. Gaffin, Jr., «The Gifts of the Holy Spirit», Reformed Theological Revieiv 51
(enero-abril 1992): 9; Dunn, Theology of Paul the Apostle, 555-556.
21
Barrett, Corinthians, 295.
22
Rudolf Schnackenburg,«Apostles Before and During Paul's Time», en Apostolic
History and the Gospel, ed. W. Ward Gasque and Ralph P. Martin, Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1970, 299.
23
Pero el correlativo griego de no se usa en el segundo grupo. A menudo se deja fuera.
Vea BAGD, 503.
24
Algunas traducciones oscurecen esta distinción al «personalizar» cada término del
de distinción
segundo grupo. La NVI traduce erróneamente cuando dice «obradores de
básicamente se invierte en la lista de dones de Romanos 12:6-
8, «lo que muestra que Pablo se interesaba más bien en los
dones y funciones que en las personas y su estatus».25

Apóstoles
Los escritos de Pablo no tienen un concepto uniforme del
apostolado con criterios claramente definidos.26 No habla de su
llamamiento como de un «cargo apostólico» sino más bien como
una ordenanza de Dios, un ministerio, una gracia concedida a él
por la exclusiva decisión de Dios mismo (Ro 11:13; 12:3; 15:15;
1 Co 3:10; 9:17; 2 Co 1:1; 3:6; 4:1; 6:3-4; Gá 1:15-16; 27
Col. 1:25).27 Debido a que el concepto de apostolado no estaba
claramente definido al principio, es inútil poner, como lo hacen
algunos, el uno contra el otro, el «institucional» contra el
Dones individuales —primera parte 207

«carismático», o el «cargo» contra la «función».28


Pablo usa el término apostolos (apóstol) en un sentido amplio
para denotar función (vea Ro 16:7; 2 Co 8:23; Fil 2:25). Don A.
Carson dice: «No podía haber habido falsos apóstoles (2 Co
11.13) a menos que el número de apóstoles hubiera sido indefi-
nido».29 Pero generalmente Pablo usa la palabra en el sentido más
restringido: un testigo de Cristo que había visto al Señor
resucitado (vea 1 Co 9:1) y que habían sido comisionado defi-
nitivamente por él.30 Pablo se incluye a sí mismo entre los

milagros, los que tienen dones de sanidad, los que pueden ayudar a otros, los que tienen dones de
administración, y los que hablan diferentes clases de lenguas».
25
Barrett, Corinthians, 295.
26
Schnackenburg, «Apostles», 301.
27
Hans von Campenhausen, Ecclesiastical Authority and Spiritual Power in the Church of the
First Three Centuries, trad. J. A. Baker, Stanford University Press, Stan- ford, 1969,27.
28
Schnackenburg, «Apostles», 302.
29
Don A. Carson, Showing the Spirit: A Theological Exposítion of l Corinthians 12-14, Baker
Book House, Grand Rapids, 1987, 88.
30
Schweizer, Church Order; 194-97. «El número de testigos oculares que habían visto al
Cristo resucitado subía a cientos [1 Co 15:6]; pero los hombres "apostólicos" de la comunidad
primitiva no solo lo habían visto, sino que él los había constituido asimismo testigos públicos de su
resurrección y persona» (Campenhausen, Ecclesias- tical Authority, 23).
apóstoles en este sentido más restringido de la palabra. Esta
comisión consistía en predicar; lo que pertenece a la esencia del
apostolado. Un autor ha llegado a afirmar que «no conocemos a
ningún apóstol que no sea misionero al mismo tiem- po». 254 Sin
embargo, tal afirmación se basa en la tradición antes que en el
Nuevo Testamento.
El concepto de autoridad apostólica asocia el apostólos («en-
viado») del Nuevo Testamento con el judío shaliaj («enviado»), que
era un emisario autorizado de las autoridades judías. Pero el
ministerio de la predicación y a menudo de misiones de los
apóstoles los distingue radicalmente de sus contrapartes ju- días. 255
En la lista de carismata que se halla en 1 Corintios 12:28-29 tal
vez el único rasgo distintivo de los apóstoles es que eran iti-
nerantes.256 A diferencia de profetas, maestros y otros líderes, su
ministerio era para la iglesia en general, antes que asociado con una
254Campenhausen, Ecclesiastical Authority, 53.
255Karl H. Rengstorf, «apostolos», en TONI, 1:432; Campenhausen, Ecclesiastical
Authority, 22. Pero no todos concuerdan con esta conexión (vea Schnackenburg, «Apostles»,
294; Schweizer, Church Order, 202).
256Barrett, Corinthians, 295.
208 Dones espirituales

congregación específica local.257 Si el término «apóstol» en su


sentido más restringido implicaba un ministerio no repe- tible, de
una vez por todas, de ciertos individuos (Ef 2:20; 3:4-5), en su
sentido más amplio puede usarse para quienes continúan la obra de
los apóstoles, especialmente la de predicación itinerante. Arnold
Bittlinger dice que «el Nuevo Testamento no sugiere en ninguna
parte que el ministerio apostólico había de ser únicamente para los
cristianos de primera generación. Por el contrario, constantemente
encontramos en la historia de la iglesia a personas a quienes
llamamos apósto- les».258
Algunos sugieren que los sucesores de los apóstoles bien podrían
ser los evangelistas (Hch 21:8; Ef 4:11; 2 Ti 4:5). Un autor dice que
el término «evangelista» surgió en una época «cuando se veía a los
apóstoles como un grupo separado que perteneció a los primeros
días».259 Es por lo menos interesante, además de instructivo,
comparar la afirmación de Pablo de «señales de un verdadero
apóstol» (2 Co 12:12) con el ministerio de Felipe de señales y
maravillas (Hch 8:4-8). Stanley M. Horton observa lo siguiente: «El
ministerio apostólico ... es una obra que edifica a la iglesia y al
compañerismo, ejercido con milagros que lo acompañan y que son
obra del Espíritu».260

Profetas
El profeta (profetes) es una figura clave en las congregaciones del
Nuevo Testamento. Pero al igual que sucede con el término apostolos,
la palabra profetes, con sus cognados, no tiene un significado uniforme.
Puede representar a un grupo distintivo en la iglesia, o se puede usar
ampliamente para cualquier creyente sobre quien el Espíritu se mueve
para que profetice. El don de profecía puede ser impartido a todo
creyente, porque Pablo parece indicar que está disponible para todos (1
Co 14:5,24,31).
Los profetas, a diferencia de los apóstoles, no van de sitio en sitio,
sino que parece que residen en una localidad fija, como en Antioquía de
Siria (Hch 13:1), aunque hay ciertas indicaciones de que los profetas sí

257Rengstorf, «apostolos», 1:432.


258Arnold Bittlinger, Gifts and Ministries, trad. Clara K. Dyck, Wm. B. Eerdmans,
Grand Rapids, 1973, 77.
259Schweizer, Church Order, 200; vea también Bittlinger, Gifts and Ministries, 63.
260Horton, What the Bible Says, 266.
Dones individuales —primera parte 209

cambiaron de localización en ocasiones (por ejemplo, Mt 10:41; Hch


11:27-28 con 21:10). Originalmente cada congregación tenía miembros
que habían sido dotados del don de profecía (vea Hch 13:1; Ro 12:6; 1
Co 12:10; 1 Co 14).
En varios pasajes importantes a los profetas se los liga directamente
con los apóstoles (1 Co 12:28-29; Ef 2:20; 3:5; 4:11; Ap 18:20). Ambos
tenían juntos un ministerio singular. Por ejemplo, son el «fundamento»
de la iglesia (Ef 2:20),261 y a ellos les fue revelado el hecho de «que los
gentiles son, junto con Israel, beneficiarios de la misma herencia,
miembros de un mismo cuerpo y participantes igualmente de la
promesa en
Cristo Jesús» (Ef 3:5-6). En esta asociación con el apóstol, el
profeta cumplía una función histórica única en los años en que la
iglesia se estaba formando. Sin embargo el espíritu de profecía
siempre está presente en la comunidad cristiana.
Manifestado en la asamblea local de creyentes el don de profecía
no coincide, como algunos aducen, «en alto grado con lo que hoy
llamamos sermón».39 Tal equiparación es demasiado simple. Oscar
Cullman ha observado que la enseñanza y predicación se basan en
una exposición inteligible de la Palabra; el don de profecía, por otro
lado, se basa en revelación (apocalupsis).40 Vale la pena destacar
que en la extensa consideración que hace Pablo de la manifestación
del don de profecía en 1 Corintios 14, no usa ni la palabra kerusso
(«proclamar o anunciar») ni ninguno de los compuestos del verbo
angelo («dar un mensaje»).41 Uno de estos compuestos sería
euangeli- zomai («predicar las buenas nuevas»).
Predicar, por un lado, es el kerugma: «el anuncio de las buenas
nuevas de lo que Dios ha hecho y se preparaba para hacer por los
que oirían y creerían». Sus oyentes, por lo general, son no
convertidos. La profecía, por otro lado, «es declarativa e im-
perativa» y tiene que ver primordialmente con una crisis o ne-
cesidad que enfrenta el pueblo de Dios. 42 Estas revelaciones de
profecía «proclamaban a la iglesia primitiva lo que tenía que hacer y
saber en circunstancias especiales».43
El don de profecía no tenía la intención ni de superar a la pre-
dicación ni de que se la considerase simplemente como predicación.
En la iglesia primitiva, tal y como señala Cullmann, «hay campo

261Es mejor entender «el fundamento de los apóstoles y profetas» como refiriéndose a que
los apóstoles y profetas son en sí mismos el fundamento (en gr., genitivo de aposición).
210 Dones espirituales

junto con la predicación para la proclamación perfectamente libre en


el Espíritu».44 Sin embargo, de las dos, recibe
39
Jean Herring, The First Epistle of Saint Paul to the Corinthinas, trad. A. W: Heath- cote
and P. J. Allcock, Epworth Press, Londres, 1962, 127.
40
Oscar Cullmann, Early Christian Worship, trad. A Steward Todd and James B.
Torrance, SCM Press, Londres, 1953,20.
41
Emest Best, «Prophets and Preachers», Scottish Journal of Theology 12 (junio 1959):
150.
42
R. B. Y. Scott, «Is Preaching Prophecy?» Canadían Journal of Theology 1 (abril 1955):
150, énfasis de Scott.
43
F. W. Grosheide, Commentary on the First Epistle to the Corinthians, WID. B. Eerd-
mans, Grand Rapids, 1953,287.
44
Cullmann, Early Christian Worship, 20.
prioridad la predicación, que se asocia con los apóstoles. La profecía
«puede ofrecer instrucción divina que es útil hie et nunc [aquí y ahora],
pero se pone por debajo de la predicación apostólica, por debajo del
evangelio, que debe ocupar el lugar de honor (cf. 1 Co 12:28)». 262
Como consecuencia de eso, los que oyen al profeta son creyentes y solo
incidentalmente no creyentes o de afuera (1 Co 14:24).
La profecía le es comunicada al profeta mediante revelación
(apokalupsis). En 1 Corintios 14 los términos «profecía» y «revelación»
parecen ser intercambiables. Es sorprendente, por ejemplo, que en el
versículo 26 Pablo hable de «un himno, una enseñanza, una revelación,
un mensaje en lenguas, o una interpretación», pero que no mencione la
profecía. Por proceso de eliminación, y especialmente a la luz del
versículo 30,263 la conclusión es que los dos términos («profecía» y
«revelación») deben ser considerados iguales. Incluso en el versículo 6,
donde se enumeran revelación, conocimiento, profecía y palabra de
enseñanza, Pablo tal vez esté hablando de dos pares relacionados unos
con otros según el patrón a-b-a-b.
La profecía, entonces, es una comunicación sobrenatural designada
primordialmente a ayudar a los creyentes en su andar cristiano. Y es
significativo que el pasaje clásico sobre el don de profecía (1 Co 14) no
se refiera al elemento de predicción. 264 Profetizar quiere decir «traducir
la fe cristiana a la misma situación del oyente ... a la vida de esta

262Grosheide, Corinthians, 337. Estas conclusiones generales también las sostiene Gerhard
Friedrich en «Prophets and Prophecies in the New Testament», en TDNT, 6:854-855.
263«Y si una revelación le viene a alguno que está sentado, el que estaba hablando debe
callar». El contexto trata de la regulación del don de profecía en la asamblea.
264Esto no es negar que puede haber profecía predictiva (vea Hch 11:28; 21:10-11; Ro 11:25-
26; 1 Co 15:51-52). Sin embargo, un elemento predictivo no es el enfoque de la enseñanza de
Pablo sobre el tema.
Dones individuales —primera parte 211

mismísima semana».265
¿Le es dada una percepción sobrehumana al profeta? La revelación
de los secretos del corazón del no creyente (1 Co 14:24-25) apunta
ciertamente en esa dirección.266 Las Escrituras establecen claramente
que el Espíritu Santo revela lo secreto (por ejemplo, Jn 2:25; 6:64;
13:11; 16:19; Hch 5:3; 1 Co 2:11,15; 1 Jn 2:20-21). Obsérvese también
que Jesús le reveló a la sama- ritana su estado marital, y la respuesta de
ella fue: «me doy cuenta de que tú eres profeta» (Jn 4:18-19). Debido a
que la profecía es mediada por revelación divina y puede incluir la dis-
tribución divina de cierta información, es tentador ver aquí una
conexión con el don de palabra (o expresión) de conocimiento, que se
considerará más adelante, aunque esto no agota el significado de ese
don.
La profecía es con seguridad uno de los «mejores dones» (1 Co
12:31) que a los corintios se les insta a desear fervientemente
(14:1,39). Además de que a los profetas en varias ocasiones se les
liga estrechamente con los apóstoles, los dones de profecía o profeta
se hallan en todas las listas de dones espirituales (Ro 12:6-8; 1 Co
12:8-10,28-29; Ef 4:11). El empuje de todo el capítulo 14 de 1
Corintios es mostrar la superioridad de este don sobre el don de
lenguas interpretado. La profecía puede ser instrumento en la
conversión de un no creyente, además de contar con su función
primordial de servir a las necesidades de la congregación. Si se debe
en verdad asignar grados de importancia a los varios dones, no sería
errado decir que la profecía debe estar entre los más importantes.

Maestros
Los maestros (didaskaloi) constituían otro grupo dirigente en las
primeras congregaciones. Se habla de ellos tanto en términos
personales (1 Co 12:28-29; Ef 4:11; vea también Hch 13:1; 1 Ti 2:7;
2 Ti 1:11; Stg 3:1) como impersonales (Ro 12:7 y Gá 6:6, «el que
enseña»). En las epístolas pastorales los ancianos tienen la
responsabilidad de enseñar (1 Ti 3:2; 5:17).
¿Son los «pastores y maestros» (Ef 4:11) los mismos individuos?
Las opiniones están divididas.50 Pero aparte de este pasaje

265Eduard Schweizer, «The Service of Worship. An Exposition of 1 Corinthians 14», en


Neotestamentica, Zwingli Verlag, Zurich, Switzerland, 1963, 340.
266Entre los abogan por esta creencia se cuentan Arnold Bittlinger, Gifts and Graces, trad.
Herbert Klassen, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1967, 107; y Jean Hering
212 Dones espirituales
, Corinthians, 152. Entre los opositores tenemos a Johannes Weiss, Der erste Korinther-
brief, 333; y Barrett, Corinthians, 326.
50
Según Karl H. Rengstorf, el artículo común tous en la frase tous poimenas kai di-
daskalous deja bien claro que son lo mismo, «porque el poimen [pastor] es el responsable de
existen
la vida de la comunidad, y por consiguiente didaskein [enseñar] en el sentido
suficientes indicaciones de que los maestros constituyen una clase
separada, aunque la función de enseñar se asigne por igual al obispo
(anciano o pastor). Presumiblemente los maestros eran creyentes
maduros que instruían a otros en el significado de la fe cristiana y en
la exposición de las Escrituras he- breas. 51 C. E. B. Cranfield,
comentando sobre Romanos 12:7 («el que enseña»), dice que «el
maestro basaba su enseñanza en las escrituras del Antiguo
Testamento, la tradición de Jesús y el material catequístico corriente
en la comunidad cristiana».52 De esta manera el maestro contribuye
a la edificación de la comunidad de creyentes.
Puesto que tanto la profecía como la enseñanza son ministerios de la
palabra, ¿cómo se relacionan entre sí? Según un autor son «los dos
dones más nobles, que Pablo mismo destaca como tales y los vincula
con el apostolado».53 Sin embargo, hay que distinguir el uno del otro. El
profeta en la iglesia primitiva se distinguía del maestro por el hecho de
su inspiración puntual por el Espíritu. «Su palabra era resultado de una
revelación particular ... Era una característica de la profecía que era
dirigida a una situación concreta en particular». 54 Se puede decir que la
profecía apela al corazón, mientras que la enseñanza apela al
entendimiento.55 Pero sería incorrecto clasificar a los

más amplio es parte de su oficio» (TDNT, 2:158). Otros arguyen lo contrario (por ejemplo, Joseph
Brosch, Charismen, 117; Schweizer, Church Order 200 n. 750). Vea el artículo de Daniel B.
Wallace en el que arguye que la llamada regla de Granville Sharp no se aplica a los sustantivos en
plural: «Granville Sharp: A Model of Evangeli- cal Scholarship and Social Activism», Journal oft
he Evangelical Theological Society 41, n°. 4 (diciembre 1998), 604-12. Este puede ser otro
ejemplo de la imprecisión con que se usa algo de la terminología carismática.
51
Barrett, Corinhians, 295; Ziegfried Schatzmann, A Pauline Theology of Charisma- ta,
Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1987; Heinrich Greeven, «Propheten, Lehrer, Vorsteher
bei Paulus», Zeitschrift für die neufestamentliche Wissenschaft 44 (1952-53): 28.
52
C. E. B. Cranfield, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Ro- mans, T.
& T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1975, 623.
53
Campenhausen, Ecclesiastical Authority, 60.
54
C. E. B. Cranfield, A Commentary on Romans 12-13, Oliver & Boyd, Edimburgo, Escocia,
1965, 29.
55
Perdinand Prat, The Theology of Saint Paul, trad. Jn L. Stoddard, Burns, Oates &
Washbourne, Londres, 1957, 1:425; vea también John Murray, The Epistle to the Ro- mans, Wül.
B. Eerdmans, Grand Rapids, 1959,125.
Dones individuales —primera parte 213

profetas como «pneumáticos», como lo hacen algunos, y a los maestros


como «no-pneumáticos», puesto que los maestros, tanto como los
profetas, son dones espirituales para la iglesia, que también necesitan la
capacitación del Espíritu.

Pastores
La palabra griega que se traduce pastor (poimen) es el sustantivo
común para este personaje. Se usa figuradamente para Jesús (Jn
10:11,14,16; He 13:20; 1 P 2:25) y solo una vez en el Nuevo
Testamento para los líderes de la iglesia (Ef 4:11). Pero el concepto de
líderes apacentando a las ovejas aparece en varios pasajes (por ejemplo,
Jn 21:15-18; Hch 20:28; 1P 5:2), y apacentar las ovejas está asociado
más estrechamente con el ministerio de la palabra del pastor,
especialmente como maestro.
A los pastores por lo general se les identifica con los ancianos y
obispos (supervisores) (como en Hch 20:28; 1 P 5:2). Algunos también
sugieren la posibilidad de que existe una referencia a ellos en el don de
administración (1 Co 12:28).

Evangelistas
La palabra griega traducida evangelistas (euangelistes) aparece solo
tres veces en el Nuevo Testamento (Hch 21:8; Ef 4:11;
2 Ti 4:5). «Los evangelistas no iban a las iglesias. Iban donde estaban
los pecadores. Los profetas iban a las iglesias». 267 El ministerio del
evangelista era y es predicarles el evangelio (euan- gelizomai) a los no
creyentes, diferenciándole del pastor, cuyo ministerio primordial es
exponer las Escrituras a los creyentes. Sin embargo, esto no excluye
que el pastor predique de manera evangelística (2 Ti 4:5).

Ayuda
«Ayuda» (1 Co 12:28; gr. antilempseis) conlleva la idea básica de
ayuda o respaldo.268 En su forma verbal el Nuevo Testamento usa el
término en el sentido de preocupación seria por una relación personal
adecuada con un hermano (1 Ti 6:2) o consideración por el débil (Hch
267Horton, What the Bible Says, 268.
268Gerhard Delling, «antilambanomai, antilempsis, sunantílambanomai», en
TDNT,
214 Dones espirituales

20:35), lo que un autor dice que se refiere «obviamente a la actividad


del amor en los tratos de la comuni- dad».58

Administración
El don de administración (kuberneseis; 1 Co 12:28) capacita al
miembro para servir como timonel59 de la congregación, «un verdadero
director de su orden y por ello de su vida». 60 Muy posiblemente estas
funciones de administración son preludio del trabajo de los obispos 61 si
el término «obispo» se entiende como intercambiable con «anciano» o
«pastor».
Los dos dones de ayuda y administración pueden muy bien indicar
las funciones de los diáconos y obispos, que son mencionados
específicamente por primera vez en Filipenses 1:1. 62 Sin embargo es
más probable que no fueran oficios fijos cuando Pablo escribió 1
Corintios.

El que dirige
«El que dirige» (Ro 12:8) puede estar relacionado con el don de
pastores o ancianos. El verbo (proistemi) aparece en otras partes, en 1
Tesalonicenses 5:12; 1 Timoteo 3:4,5; 5:17; y Tito 3:8. Va vinculado
específicamente al trabajo del anciano: «Los ancianos que dirigen bien
los asuntos de la iglesia» (1 Ti 5:17). También se usa de forma más
general: «sean considerados con

1:375-376; vea también Barrett, Corinthians, 295; Hering, Corinthians, 133 («obras de caridad»).
58
Delling, «antilambanomai», 1:375. Barrett los llama «dones de apoyo» y sugiere que pueden
ser los tres últimos de la lista de Romanos 12:6-8 (Corinthians, 295-296).
59
Este sustantivo personal es kubernetes (Hch 27:11; Ap 18:17).
60
Hermann W. Beyer, «kubernesis», en TDNT, 4:1036.
61
Barrett, Corinthians, 296; Hering, Corinthians, 133; Robertson and Plummer, Co- rinthians,
281.
62
James D. G. Dunn, Jesus and the Spírit, Westminster Press, Filadelfia, 1975,253; Barrett,.
Corinthians, 295-296; Ralph P. Martin, The Spirit and the Congregation: Studies in 1 Corinthians
los que ... los guían y amonestan
12-14, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1984,33.
en el Señor» (1 Ts 5:12); los que habían confiado en el Señor debían
preocuparse de «dedicarse» a las buenas obras (Tit 3:8).
Proistemi tiene dos significados básicos: (1) «estar a la cabeza de,
regir, dirigir»; (2) «interesarse por, preocuparse por, cuidar de, ofrecer
ayuda».53 Especialmente respecto a Romanos 12:8 no se trata de
Dones individuales —primera parte 215

escoger un significado y excluir el otro, sino más bien de decidir cuál


de los dos se enfatiza. Ciertamente en este versículo no se refiere con
precisión a ningún oficio o car- go.64 Es mejor pensar más en términos
de cuidado y solicitud de parte de los líderes. 269 270 271 Es importante
observar que este don es el segundo miembro de la triada de «el que
reparte ... el que ayuda ... el que participa en actos de misericordia» (Ro
12:8, traducción mía). La segunda expresión se relaciona llanamente
con las otras dos, que se refieren a obras de amor. Por consiguiente, esta
persona puede formar parte de un grupo especial dotado por el Espíritu
Santo para la atarea de cuidar a otros. 272 La persona que ha recibido este
don debe desempeñar el trabajo diligentemente, o sea, con celo. «Celo y
energía son los dones naturales que necesita todo dirigente». 273

269BAGD, 707; vea también Bo Reicke, «proistemi», en TDNT, 6:702; Michel, Der Briefan
die Romer, 300.
270Charles K. Barrett, A Commentary on the Epistle to the Romans, Adam & Charles Black,
Londres, 1962, 239.
271Greeven. «Propheten», 32 n°. 74. Cranfield (Epistle to the Romans, 626-627) sugiere la
posibilidad de que esta persona sea «el administrador a cargo de la obra de caridad de la
congregación» o tal vez «la persona que en virtud de su estatus social estaba en posición de ser, a
nombre de la iglesia, amigo y protector de los miembros de la comunidad que no podían
defenderse a sí mismos (p. ej., las viudas, huérfanos, esclavos, extranjeros)». Michel piensa de
forma similar (Der Briefan die Romer, 300).
272Dunn, Jesus and the Spirit, 250-251; Schatzmann, Pauline Theology of Charismata, 27.
273Reicke, «proistemi», 6:701.
Capítulo 13

Dones individuales
Segunda parte
DONES DE AYUDA PRÁCTICA

Es importante darse cuenta de que de los siete dones mencionados


en Romanos 12:6-8, no menos de cuatro —servicio, dar, cuidar a u
ofrecer ayuda,1 y mostrar misericordia—, tienen que ver con la ayuda
práctica a los miembros de la comunidad cristiana que necesitan ayuda
y simpatía.

Servicio
Para sorpresa de algunos el servicio (diakonía) es también un don
(Ro 12:7).2 ¿Usa Pablo la palabra en el sentido más estrecho,
«denotando una variedad de actividades similar a lo que ha llegado a
ser territorio de los diáconos»? 3 ¿O acaso se refiere con esto, en un
sentido amplio, a toda clase de «mi- nisterio»? 4 Es mejor no confinar el
significado al sentido más estrecho, sino hacer que incluya ideas tales
como «ministerio a los necesitados» o «ayuda o administración de
ayuda a
1
En el cap. previo, bajo el subtítulo de «El que dirige», dése cuenta de que un significado del
verbo proistemi es «preocuparse por, cuidar de, ofrecer ayuda».
2
En el siguiente cap. se ofrecerá una consideración más detallada del concepto general de
diakonía.
3
C. E. B. Cranfield, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Ro- mans, T.
& T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1975,622; vea también Charles K. Barrett, A Commentary on the
Epistle to the Romans, Adam & Charles Black, Londres, 1962, 238; Stanley M. Horton, What the.
Bible Says About the Holy Spirit, Gospel Publishing Hou- se, Springfield, Mo., 1976, 280. Eduard
Schweizer sugiere la posibilidad de que los diáconos fueran originalmente sirvientes de los obispos
(Church Order in the New Tes- tament, trad. Frank Clarke, SCM Press, Londres, 1961), 199.
4
las
Vea Ro 11:13; 1 Co 3:5; 12:5; 16:15; 2 Co 3:6; 6:4; 8:4; 11:23; Ef 3:7; 6:21.
necesidades físicas». Como mucho, todo lo que se puede decir es que
274

tal vez sea el comienzo de lo que más tarde llegaron a ser los diáconos,

274Ziegfried Schatzmann, A Pauline Theology of Charismata, Hendrickson Publis- hers,


Peabody, Mass., 1987, 23; John Murray, The Epistle to the Romans, Wm. B. Eerd- mans, Grand
Rapids, 1959, 124; Barrett, Romans, 238; Hermann W. Beyer, «diakoneo, diakonia, diakonos», en
TDNT, 2:87-88.

21
6
Dones individuales —segunda parte
217
personas identificables en las iglesias.
«Que sirva» (gr. en tei diakoniai), según un autor, quiere decir «los
que han recibido este don en particular, la capacidad espiritual de
servicio práctico, deben dedicarse de corazón al cumplimiento de las
tareas para las que esta investidura en particular es también su divina
función».275

El que da
«El que da» (Ro 12:8, LBA) indica una inclinación otorgada por
Dios para dar de las posesiones personales de uno, pero no debe ser
restringida a compartir los bienes materiales. Significativamente, este
pensamiento de compartir lo repite Pablo en un contexto carismático en
la misma carta cuando escribe: «para impartirles algún don espiritual»
(Ro 1:11). El verbo griego metadidomi se usa en ambos pasajes (y
también en lTs 2:8) y más propiamente significa «compartir». Este
compartir se debe hacer generosamente, o con liberalidad, y sin
reservas ni motivos ulteriores. 276 Debe ser hecho con interés sincero, sin
rezongar, y sin condiciones.277

El que muestra misericordia


Conceptualmente relacionado con «el que da» está «el que muestra
misericordia [eleos]» (Ro 12:8, LBA). Puede tratarse concretamente de
repartir limosnas, pero tanto en Co- rinto como en Filipos fue necesario
escoger a las personas para esta tarea (1 Co 16:3; 2 Co 8:19,23; Fil
2:25). Eleos es un término amplio que a veces tiene el sentido de
compasión o lástima. El término se usó para describir la acción del
sama- ritano en la conocida parábola (Lc 10:37). Bien podría indicar
atender al enfermo, aliviar al pobre, cuidar al anciano y minusválido, o
visitar al preso.278 279 280
El ministerio debe hacerse «con alegría», no a regañadientes o por

275Cranfield, Epistle to the Romans, 623.


2760tto Michel, Der Briefan die Romer, Vandenhock & Ruprecht, Gottingen, Alemania,
1966, 299.
277Significado de la palabra haplotes en BAGD, 86.
278Cranfield, Epistle to the Romans, 627; Stanley M. Horton, What the Bible Says, 281.
279William Sanday y Arthur C. Headlam, A Critical and Exegetical Commentary on the
Epistle to the Romans, 5a ed., T. & T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1914, 358.
280"ljoseph Brosch, Charismen und Aemter in der Urkirche, P. Hanstein G.m.b.H., Bonn,
Alemania, 1951, 50-51.
218 Dones espirituales

obligación. «La alegría en todo sendero de la vida ... fue una


característica especial de la iglesia primitiva (Hch 2:46; 5:41; Fil
1:4,18; 2:18, etc.; 1 Ts 5:16)»'°

DONES DE PODER

Fe
La fe es un don espiritual que no todo creyente posee. Obsérvese la
expresión: «a otros, fe» (1 Co 12:9). El que ha recibido este don tiene
una convicción dada divinamente de que Dios revelará su poder y
misericordia en un caso específico; es una seguridad que atrae a lo
sobrenatural al mundo natural.11 Es la fe que obra prodigios, que se
manifiesta en obras antes que en palabras. 281 Es el tipo de fe que puede
mover montañas (Mt 17:20; 21:21; Mr 11:22-24; 1 Co 13:2; vea
también Mr 9:23). Este don de fe se puede considerar como la antítesis
de «poca fe» de la que habló Jesús (Mt 6:30; 8:26; 14:31; 16:8; 17:20;
Lc 12:28).
Pero el don de fe no suele funcionar de forma aislada. Es un medio
para un fin: curación de enfermos y demostraciones milagrosas del
poder divino (Gá 3:5). Un notable ejemplo del don de fe puesto en
práctica fue la curación del cojo en la puerta del templo (Hch 3:1-10).

Dones de sanar enfermos


Pablo usa la forma plural para ambos sustantivos: «dones de sanar
enfermos» (1 Co 12:9, trad. lit.). El primer plural podría indicar que
toda curación es un don especial. 282 283 El segundo plural posiblemente
llama la atención sobre diferentes tipos, o categorías, de sanar enfermos
que incluiría la restauración de la persona por entero: cuerpo, alma y
espíritu. Los Evangelios y el libro de los Hechos dan amplio testimonio
de la amplia diversidad de curaciones llevadas a cabo por Jesús y sus
seguidores (vea Mr 1:32-34). Sin embargo, va más allá de la evidencia
sostener, como algunos lo hacen, que el plural «curaciones» «parece
281Archibald Robertson y Alfred Plummer, A Critical and Exegetical Commentary on the
First Epistle of St. Paul to the Corinthians, T. & T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1914, 266.
282Arnold Bittlinger, Gifts and Graces, trad. Herbert Klassen, Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1967, 37.
283Robertson y Plummer, Corinthians, 266; Harold Horton, The Gifts of el Espíritu, 2a ed.,
Cospel Publishing House, Springfield, Mo., 1975, 116; Don A. Carson, Showing the Spirit: A
Theological Exposítion of l Corinthians 12-14, Baker Book House, Grand Ra- pids, 1987, 39.
Dones individuales —segunda parte
219
implicar que diferentes personas tienen cada una cierta enfermedad o
grupo de enfermedades que pueden 14 curar»-
No es correcto decir que este don le sea dado a quien necesita la
curación. Aunque es cierto que la persona sanada recibe un milagro de
sanar enfermos, el don le es dado al individuo a quien Dios usa para su
realización. Este es todo el tenor del pasaje de 1 Corintios 12:8-10, que
enfoca al individuo a quien Dios usa para ejercer el don. Por
consiguiente, es más acertado decir que el don le es dado a una persona
para la curación de otra.284
Stanley M. Horton enfatiza que el don puede ejercerse solo por el
acicate del Espíritu, al afirmar que «no hay evidencia de que los
apóstoles pudieran sanar cada vez que se les antojara, mediante algún
poder de curar enfermos permanente. Tampoco consideraban ellos que
sanar enfermos fuera su ministerio principal». 285
Poderes milagrosos
Ambos sustantivos están en plural en el texto griego. Esta es una
segunda forma en que se manifiesta el don de fe. «Milagros» (1 Co
12:10, LBA) es una traducción de la palabra griega dunamis, que a
menudo se traduce como «poder». Los conceptos de poder y Espíritu
están estrechamente relacionados en el Nuevo Testamento. 286 Este don
en particular parece haber sido una de las características de los
apóstoles (2 Co 12:12; vea Ro 15:19; He 2:4), pero no estaba
restringido a ellos (por ejemplo, Hch 8:5-7).
Este don se distingue de los dones de sanar enfermos en que
incluiría demostraciones extraordinarias del poder de Dios, además de
curaciones milagrosas, en tanto que duna- mis es un término general,
más extenso, para obras de toda clase que maravillan. Esto lo sugiere el
uso de esta palabra en conjunción con los términos «señales» y
«maravillas» (se- meia y terata), y especialmente este último (vea Hch
2:22; Ro 15:19; 2 Co 12:12; Gá 3:5; 2 Ts 2:9; He 2:4). Un autor afirma
que estos milagros son «actos de poder que invaden el reino de los
demonios. En dunameis [milagros o poderes] se resisten o se expulsan a
las fuerzas demoníacas».287 El exorcismo en particular sería una función
284Bittlinger, Gifts and Graces, 37.
285Stanley M. Horton, What the Bible Says, 274. Puesto que la cuestión de sanidad divina
siempre ha sido enfatizada en el movimiento pentecostal, llamamos la atención del lector al
excurso titulado «La sanidad y la expiación», que se encuentra al final de este capítulo.
286Lc 1:35; 24:49; Hch 1:8; 10:38; Ro 15:19; 1 Co 2:4; Gá 3:5; 1 Ts 1:5; vea también 2 Ti
1:7.
287Walter Grundmann, «The Concept of Power in the New Testament», en TDNT, 2:315.
220 Dones espirituales

de este don, y podría incluir, igualmente, eventos tales como el castigo


de ceguera que cayó sobre el mago Elimas (Hch 13:9-11) y milagros de
la na- turaleza.288 Especialmente apropiado en esta conexión es observar
que el sustantivo «obras» (energeia) se usó en la Sep- tuaginta y en el
Nuevo Testamento junto con su equivalente verbal, casi exclusivamente
para la obra de poderes divinos o demoníacos.289

288Vea, por ejemplo, Carson, Showing the Spirit, 40; Charles K. Barrett, A Comen- tary on
the First Epistle to the Corinthians, Harper & Row, Nueva York, 1968, 286.
289Georg Bertram, «energeo, energeia, energema, energes», en TDNT, 2:652-653. Una
posible excepción sería Fil 2:13, en la que la segunda vez que aparece energeo puede aplicarse al
creyente y no a Dios. Vea la NRSV, que dice «capacitándoles tanto a querer como a obrar».
220 Dones espirituales

Dones de sanar enfermos


Pablo usa la forma plural para ambos sustantivos: «dones de
sanar enfermos» (1 Co 12:9, trad. lit.). El primer plural podría
indicar que toda curación es un don especial. 290 291 El segundo plural
posiblemente llama la atención sobre diferentes tipos, o categorías,
de sanar enfermos que incluiría la restauración de la persona por
entero: cuerpo, alma y espíritu. Los Evangelios y el libro de los
Hechos dan amplio testimonio de la amplia diversidad de curaciones
llevadas a cabo por Jesús y sus seguidores (vea Mr 1:32-34). Sin
embargo, va más allá de la evidencia sostener, como algunos lo
hacen, que el plural «curaciones» «parece implicar que diferentes
personas tienen cada una cierta enfermedad o grupo de enfermedades
que pueden 14 curar».
No es correcto decir que este don le sea dado a quien necesita la
curación. Aunque es cierto que la persona sanada recibe un milagro
de sanar enfermos, el don le es dado al individuo a quien Dios usa
para su realización. Este es todo el tenor del pasaje de 1 Corintios
12:8-10, que enfoca al individuo a quien Dios usa para ejercer el
don. Por consiguiente, es más acertado decir que el don le es dado a
una persona para la curación de otra.292
Stanley M. Horton enfatiza que el don puede ejercerse solo por el
acicate del Espíritu, al afirmar que «no hay evidencia de que los
apóstoles pudieran sanar cada vez que se les antojara, mediante
algún poder de curar enfermos permanente. Tampoco consideraban
ellos que sanar enfermos fuera su ministerio principal». 293
Poderes milagrosos
Ambos sustantivos están en plural en el texto griego. Esta es una
segunda forma en que se manifiesta el don de fe. «Milagros» (1 Co
12:10, LBA) es una traducción de la palabra griega dunamis, que a
menudo se traduce como «poder». Los conceptos de poder y Espíritu
290Arnold Bittlinger, Gifts and Graces, trad. Herbert Klassen, Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1967, 37.
291Robertson y Plummer, Corinthians, 266; Harold Horton, The Gifts of el Espíritu, 2a
ed., Gospel Publishing House, Springfield, Mc, 1975, 116; Don A. Carson, Showing the
Spirit: A Theological Exposition of l Corinthians 12-14, Baker Book House, Grand Ra- pids,
1987,39.
292Bittlinger, Gifts and Graces, 37.
293Stanley M. Horton, What the Bible Says, 274. Puesto que la cuestión de sanidad divina
siempre ha sido enfatizada en el movimiento pentecostal, llamamos la atención del lector al
excurso titulado «La sanidad y la expiación», que se encuentra al final de este capítulo.
Dones individuales —segunda parte
221
están estrechamente relacionados en el Nuevo Testamento. 294 Este don
en particular parece haber sido una de las características de los
apóstoles (2 Co 12:12; vea Ro 15:19; He 2:4), pero no estaba
restringido a ellos (por ejemplo, Hch 8:5-7).
Este don se distingue de los dones de sanar enfermos en que
incluiría demostraciones extraordinarias del poder de Dios, además de
curaciones milagrosas, en tanto que duna- mis es un término general,
más extenso, para obras de toda clase que maravillan. Esto lo sugiere el
uso de esta palabra en conjunción con los términos «señales» y
«maravillas» (se- meia y terata), y especialmente este último (vea Hch
2:22; Ro 15:19; 2 Co 12:12; Gá 3:5; 2 Ts 2:9; He 2:4). Un autor afirma
que estos milagros son «actos de poder que invaden el reino de los
demonios. En dunameis [milagros o poderes] se resisten o se expulsan a
las fuerzas demoníacas».295 El exorcismo en particular sería una función
de este don, y podría incluir, igualmente, eventos tales como el castigo
de ceguera que cayó sobre el mago Elimas (Hch 13:9-11) y milagros de
la na- turaleza.296 Especialmente apropiado en esta conexión es observar
que el sustantivo «obras» (energeia) se usó en la Sep- tuaginta y en el
Nuevo Testamento junto con su equivalente verbal, casi exclusivamente
para la obra de poderes divinos o demoníacos.297
DONES DE REVELACIÓN

Es virtualmente imposible establecer una distinción rígida entre


los dones de palabra de sabiduría y palabra de conoci- miento. 298
Para los corintios, sin embargo, entre quienes los dones fueron
probablemente un hecho común, la diferencia tal vez era lo
suficientemente clara. Pero es mejor opinar que «como regla la

294Lc 1:35; 24:49; Hch 1:8; 10:38; Ro 15:19; 1 Co 2:4; Gá 3:5; 1 Ts 1:5; vea
también 2 Ti 1:7.
295Walter Grundmann, «The Concept of Power in the New Testament», en TDNT,
2:315.
296Vea, por ejemplo, Carson, Showing the Spirit, 40; Charles K. Barrett, A
Commen- tary on the First Epistle to the Corinthians, Harper & Row, Nueva York,
1968,286.
297Georg Bertram, «energeo, energeia, energema, energes», en TDNT, 2:652-653.
Una posible excepción sería Fil 2:13, en la que la segunda vez que aparece energeo
puede aplicarse al creyente y no a Dios. Vea la NRSV, que dice «capacitándoles tanto a
querer como a obrar».
298Hans Conzelmann, Corinthians, trad. James W. Leitch, Fortress Press, Filadelfia,
1975,246; Robertson and Plummer, Corinthians, 265; Barrett, Corinthians, 285. Solohay dos
dones reveladores que son considerados bajo este subtítulo, aunque ciertamente la profecía, el
discernimiento de espíritus y la exhortación también son reveladores por naturaleza. Algunos
incluirían la interpretación de lenguas.
222 Dones espirituales

distinción entre dones relacionados no se debe establecer con


demasiada precisión».299

Palabra de sabiduría
El texto griego no dice «la» palabra de sabiduría, como lo tienen
algunas versiones inglesas,300 pero sobre la base del concepto
relacionado de sabiduría que Pablo ya mencionó anteriormente en 1
Corintios, especialmente en los capítulos 1 y 2, algunos dicen que
tiene que ver con conceptos del plan de salvación.
Es posible, sin embargo, considerar el significado de este don en
una dirección completamente diferente. Puede ser significativo que
la palabra griega logos («palabra») en este don y el que sigue no
vaya acompañada del artículo griego jo («el», o «la»). Por
consiguiente, este don bien se podría entender asimismo como «un
dicho sabio» o «hablando con sabiduría». 301 «En una situación difícil
o peligrosa se puede pronunciar una palabra de sabiduría que
resuelve la dificultad o silencia al opositor». 302 La decisión en el
concilio de Jerusalén es un ejemplo que viene al caso: «Nos

299Rudolph Bultmann, Theology of the New Testament, trad. Kendrick Grobel, Charles
Scribner's Sons, Nueva York, 1951,1:154.
300En algunas versiones inglesasse dice «la palabra de sabiduría». Los estudiosos del gr.
entenderán que la presencia del artículo puede a menudo ser significativa, y que su ausencia
hace con frecuencia que el sustantivo sea indeterminado. No obstante, no se justifica traducir.
3012iBAGD, 477.
302Bittlinger, Gifts and Graces, 29. Vea Lc 11:11-12; 20:20-26.
Dones individuales —segunda parte
223
pareció bien al Espíritu Santo y a
nosotros» (Hch 15:28). «Uno po-
dría decir que la decisión del concilio fue un consenso pneumáti-
26
co».
Jesús les prometió a los discípulos que cuando fueran llevados ante
las autoridades, «en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que
deben responder» (Lc 12:11-12). La defensa de Pedro ante las
autoridades de Jerusalén es un ejemplo del cumplimiento de la promesa
de Jesús (Hch 4:8-12). Significativamente, el pasaje empieza con
«Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió» (v. 8).
Tanto respecto a este don como al don de palabra de conocimiento
puede ser que el don no siempre sea para ser vocalizado. El Espíritu
Santo puede darle una palabra a la persona para dirección o visión
respecto a una situación específica que enfrenta, pero puede ser que el
Espíritu no quiere que la palabra sea expresada a otros. 303 304 Hay que
entender «situación específica» en un contexto corporativo, puesto que
la preocupación global de Pablo en su consideración de los dones es el
bien común del cuerpo de creyentes (1 Co 12:7).

Palabra de conocimiento
El significado del don de palabra de conocimiento también es
incierto. Por un lado, no es la clase de conocimiento que resulta de la
instrucción guiada por la razón y que no requiere iluminación, sino más
bien es «el uso de este conocimiento, de acuerdo con el Espíritu, para la
edificación de otros» lo que constituye el don. 305 Otra opinión arguye
que indica un conocimiento «más alto» que no se puede obtener
mediante enseñanza o reflexión, sino solo mediante revelación divina. 306
Es por consiguiente sobrenatural y revelador por naturaleza.
Pero no es necesario confinar este don a conocimiento místico o
esotérico. Puede incluir conocimiento de los hechos o eventos que de
otra manera el individuo no podría obtener o conocer excepto por una
acción reveladora del Espíritu. ¿Cómo supo, por ejemplo, Pedro que
Ananías había retenido una parte del dinero (Hch 5)? En cualquier caso,

303John Koenig, Ckarismata: God's Giftsfor God's People, Westminster Press, Filadel- fia,
1978,85.
304Harold Horton, Gifts of the Spirit, 50.
305Robertson and Plummer, Corinthians, 265.
306Johannes Weiss, Der erste Korintherbrief, Vandenhock & Ruprecht, Gottingen, Alemania,
1910,300.
224 Dones espirituales

este aspecto revelador tiende a asociar el don con el don de profecía. 307

DONES PARA T,A ADORACIÓN

Hablar en lenguas
El término griego que se usa en el Nuevo Testamento y se traduce
como hablar en lenguas, glosais lalein no aparece en ninguna otra
parte de la literatura griega antigua como término técnico para una
expresión inspirada divinamente. Por consiguiente, es necesario
examinar la evidencia bíblica para obtener un entendimiento de la
naturaleza de este don.308 Aparte de Marcos 16:17 el término aparece
solo en los escritos de Lucas y Pablo. La glosolalia de Hechos y 1
Corintios es un fenómeno homogéneo, porque es altamente
improbable que los compañeros Lucas y Pablo usen ambos este
término idéntico y único pero con significados dispares. 309
Se han hecho esfuerzos por hallar una correlación directa entre la
glosolalia bíblica y lo que sucedía en las religiones griegas. 310 Un
autor dice que «es obvia una infiltración vigorosa de ideas y
costumbres de la pagana Asia Menor». 311 El éxtasis de la sacerdotisa
de Apolo en Delfos se cita a menudo como algo comparable a hablar
en lenguas, puesto que la mujer, poseída por un dios, irrumpe en un
discurso sin control. Otros tratan de establecer un vínculo con el
culto a Dionisio (Baco), en el que los individuos pierden
completamente el dominio. Sus arranques son involuntarios, y surgen
del estado de trance sin recordar la menor cosa de lo que sucedió.
Significativamente, los autores del Nuevo Testamento, al hablar de
un profeta o de uno glosolalista, se abstienen de usar términos griegos 312

307Harold Horton, Gifts of the Spirit, 50.


308La consideración aquí se limita a la naturaleza y carácter del don. El cap. que si gue
considerará su papel en el culto de adoración, junto con su corolario, el don de interpretación
de lenguas.
309Vea en la segunda parte de este libro, cap. 9, 140-149 los comentarios iniciales
respecto a la naturaleza y carácter del hablar en lenguas. Algunos comentarios se repiten aquí
para conveniencia del lector.
310Para argumentaciones contra esta posición vea, por ejemplo, Koenig, Charisma- ta,
90; C. Forbes, Prophecy and Inspired Speech ín Early Christianity and Its Hellenistic
Environment, Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1997,260-268; M. Max B. Tur- ner,
The Holy Spirit and Spiritual Gifts: In the New Testament Church and Today, ed. rev.,
Hendrickson Publishers, Peabody, Mass., 1998, 235-237.
311Paul Volz, Der Geist Gottes, J. C. B. Mohr, Tübingen, Alemania, 1910,197.
312Por ejemplo, mantis, manteuomai, mainomai.
Dones individuales —segunda parte
225
«cuyo empleo tendería a derribar la distinción entre el paganismo y la
religión revelada».313 En la literatura griega clásica, por ejemplo, el
profetes (profeta) es superior al mantis (quien habla en un estado de
trance), porque interpretaba los oráculos del mantis que habían sido da-
dos en un estado de frenesí. Cuando aparece el verbo de mantis en el
Nuevo Testamento (Hch 16:16, la única vez que aparece), es en
referencia a la esclava poseída por el demonio que tenía «espíritu de
adivinación» (LBA, RVR60, NVI). Por este espíritu ella «daba gran
ganancia a sus amos, adivinando» [manteuomai].
La afirmación de Pablo es muy instructiva: «Así que, si toda la
iglesia se reúne y todos hablan en lenguas, y entran algunos que no
entienden o no creen, ¿no dirán que ustedes están locos? [mainomai]»
(1 Co 14:23). Los de afuera bien pueden identificar la glosolalia con
locura o un estado de frenesí. Pero Pablo dice aquí: «si... todos hablan
en lenguas». La prohibición es contra que todos, al mismo tiempo o en
sucesión rápida, hablen en lenguas; con la clara implicación de que no
hay interpretación. Bajo estas condiciones es cuando se les puede lanzar
la acusación de locura.314
Es también instructivo que en Hechos 26:24-25, cuando Festo dijo
que Pablo estaba loco, este responde diciendo que no está loco sino que
lo que dice315 es verdad y razonable. Lucas usa esa misma inusual
palabra griega en otras dos ocasiones: en Hch 2:4, cuando dice que el
Espíritu «capacitó» o les dio expresiones a los discípulos para que
hablaran en lenguas, y en Hechos 2.14 cuando dice que Pedro «se diri-
gió» a la multitud.
También se han hecho intentos de establecer un vínculo entre la
glosolalia del Nuevo Testamento y el fervor «extático» de los
primeros profetas del Antiguo Testamento, «que parecía que eran
privados de su individualidad y abrumados por el Espíritu (cf. 1 S
10:5-7; 10-11; 19:20-24; también 1 R 18:28-29)». 316 A veces se cita a
los profetas de 1 Samuel 10:5-6 como glosola- listas: «Se puede
suponer partiendo del contexto que gritaban en éxtasis, i.e., estaban

313Richard Chenevix Trench, Synonyms of the New Testament, Wm. B. Eerdmans, Grand
Rapids, 1958,19.
314«Being possessed» (Barrett, Corinthians, 326).
315E1 verbo es apofdsengomai, «hablar o declarar», con una connotación de intrepidez o voz
alta, o entusiasmo. Johannes Behm, «glossa, heteroglossos», en TDNT, 1:724.
316Ibid. Se dirige la atención también al profeta que encendió la revuelta de Jehú,
especialmente siendo que lo tildan de «loco» y hay una referencia a «las cosas que él dice» (2R
9:11).
226 Dones espirituales

«hablando en lenguas».317
En verdad pueden existir similitudes fenomenológicas entre los
ejemplos que anteceden en la historia pagana y de Israel y el
concepto de glosolalia en el Nuevo Testamento, pero «todo se reduce
a la definición de "extático"»,318 o un estado alterado de conciencia.
Morton Kelsey ha destacado diferencias significativas entre la
glosolalia del Nuevo Testamento y los fenómenos similares de
tiempos antiguos: (1) Hablar en lenguas es controlable; no se trata de
un delirio. (2) La experiencia no incluye una pérdida de conciencia o
estado de trance. (3) Exige interpretación cuando se la da
públicamente, y puede ser dada la capacidad para interpretar. 319
Vimos antes que el don de lenguas consiste en hablar en
lenguajes ya sea humanos o angelicales. 320 La expresión «diversas
lenguas» (1 Co 12:10,28) bien puede incluir esta idea de lenguajes
tanto humanos como divinos.321
Interpretación de lenguas
A veces se formula una pregunta muy práctica respecto a la
discrepancia en longitud entre una expresión glosolálica y la
interpretación322 que sigue. Existen varias interpretaciones:
(1) Puesto que la expresión en lenguas no es un lenguaje, sino
sonidos no verbales, la interpretación intenta dar significado a esos
sonidos.
(2) La «interpretación» no tiene que ver con el contenido de la
expresión glosolálica. Es en realidad una expresión profética
independiente de la glosolalia. Bien sea debido a una falta de enseñanza
o debido a timidez, algunos tal vez no digan una expresión profética
genuina sino hasta que oyen a alguien hablar en lenguas. Si este es el
caso, entonces la expresión glosolálica queda sin interpretar.
(3) La interpretación no es traducción del lenguaje glosoláli- co,
317Maurice Barnett, The Livíng flame, Epworth Press, Londres, 1953,28.
318Carson, Showing the Spirít, 78.
319Morton T. Kelsey, Tongue Speaking, Doubleday & Co., Garden City, 1964, 141-42.
Para una declaración mordaz respecto a la radical separación entre la glosola- lia del NT y el
éxtasis de Dionisio, vea Gerhard Delling, Worship in the New Testament, trad. Percy Scott,
Westminster Press, Filadelfia, 1962, 30.
320Vea segunda parte, cap. 9,145-147.
321Carson, Showing the Spirít, 81-87; Schatzmann, Pauline Theology of Charismata, 43;
Jon Ruthven, «Is Glossolalia Languages?: A Survey of Biblical Data», Paraclete 2, n°. 2
(primavera 1968): 27-30; Robert Banks and Geoffrey Moon, «Speaking in Ton- gues: A
Survey of the New Testament Evidence», The Churchman 80 (1966): 282.
322Vea en las pp. 242-244 comentarios sobre la naturaleza del don de interpretación de
lenguas.
Dones individuales —segunda parte
227
sino más bien una explicación o paráfrasis del mismo. Por consiguiente,
puede tomar más tiempo.
(4) Relacionado con el punto previo: La longitud de la inter-
pretación depende de la capacidad del intérprete para expresar el
significado de la expresión glosolálica. El factor humano implica que
algunos pueden decir mucho en pocas palabras, mientras que otros tal
vez necesiten más palabras para expresar los mismos pensamientos.
(5) La interpretación es traducción, no explicación, de la glosolalia.
Pero debido a las diferencias en la estructura del lenguaje, a veces
incluso una traducción «literal» puede ser más larga o más corta que el
idioma fuente. Cualquiera que haya estudiado un segundo idioma sabe
que una traducción «literal» o palabra por palabra de una lengua a otra
suele ser confusa.323
A mi juicio, lo ideal es una interpretación de lenguas que se acerque
bastante al lenguaje original. El verbo traducido «interpretar»
(jermeneuo) y sus cognados se usa en toda la Septuaginta y en el Nuevo
Testamento, con muy pocas excepciones, para querer decir «traducir»
en el sentido normalmente aceptado de la palabra. 47 Si embargo, incluso
traducciones acertadas a veces (¿a menudo?) requieren un elemento de
explicación o interpretación. Además, hay que hacer concesiones para
el factor humano al hacer la transición de la glosolalia al lenguaje
común.
El propósito primordial y global de los dones espirituales en un
culto de adoración es edificar al cuerpo de creyentes. Esto es por cierto
verdadero del hablar en lenguas al que sigue una interpretación. Pero en
1 Corintios 14 Pablo da por lo menos tres funciones específicas a las
que sirve la glosolalia:48
(1)
Una función es la edificación del mismo glosolalista. «El que
habla en lenguas se edifica a sí mismo; en cambio, el que profetiza
edifica a la iglesia» (v. 4). Aunque hablar en lenguas no sea entendido
por nadie presente (v. 2) o por la misma persona que habla, sea como
sea, edifica a esta. Si no hay intérprete presente, el que habla debe
guardar silencio en la iglesia y debe hablar «para sí mismo y para Dios»
(v. 28). La expresión «a sí mismo» (jeautoi) se puede traducir como
«para sí mismo», es decir, para su propio beneficio. 49 Sin embargo, es
también posible que las palabras «para sí mismo y para Dios» sugieran
que bajo esas condiciones la persona debe hablar inaudiblemente (o sea,
323Sin embargo, es posible, como hemos podido observar en nuestra era electrónica, que una
traducción sea virtualmente concurrente o simultánea con el idioma original, y por consiguiente
igual de larga (o corta).
228 Dones espirituales

susurrando), como para no perturbar a los demás adoradores.


(2)
Las lenguas son «una señal, no para los creyentes sino para los
incrédulos» (v. 22). Esto no quiere decir que las lenguas no tengan
valor para edificar a la congregación. La palabra operativa es «señal».
Pablo está corrigiendo a los creyentes corintios por su errada elevación
de este don particular. Es incorrecto que ellos, dice, piensen que la
glosolalia en sí es una marca, o señal de la presencia de Dios (algunos
dirían que es la marca de la presencia de Dios).
(3)
uthven, «Is Glossalalia Languages?» 28-30; J. Rodman Williams, Renewal Theo- logy:
Systematic Theology from a Charismatic Perspective, Zondervan Publishing House, Grand Rapids,
1990,2:395 n. 219.
(4)
emos observado previamente una cuarta función de hablar en lenguas, basada
mayormente en el libro de Hechos: Es una indicación de que uno ha sido inicial mente llenado del
Espíritu.
(5)
ea Barrett, Corinthians, 321; y F. W. Grosheide, Commentary on the First Epistle to the
Corinthians, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1953,319. El caso del pronombre sería entonces
dativo de interés.
Este don está diseñado para captar la atención de los incrédulos,
pero su manifestación no asegura que creerán. Podemos inferir por el
contexto que si ellos rechazan la señal, su culpabilidad aumenta. 324 Por
eso Pablo cita a Isaías 28:11 en este punto: Israel desobediente sabría,
cuando los asirios, con sus «lenguas extrañas» y «labios extranjeros»
cayeran sobre ellos, que Dios en verdad había hablado. Pero a pesar de
eso, rehusaron arrepentirse. Sin embargo, es posible hacer demasiado
énfasis y dar exagerada importancia en la situación en Corinto a la cita
de Isaías.
La interpretación más común de 1 Corintios 14:21-23 es que las
lenguas son una señal de juicio divino sobre los incrédulos en un culto.
Aunque hay algo de verdad en esto, no se puede eliminar el valor
positivo para los no creyentes. «Las señales en las Escrituras pueden ser
positivas o negativas, y a veces ambas cosas». 325 Un autor llama a la
cita de Isaías «una cita paulina ad hoc. Extraer significación en todo
detalle de esta cita al paso sería equívoco ... El pensamiento de juicio ni
siquiera parece estar presente en su mente». 326 Pablo no dice que la

324En palabras de Robertson and Plummer, Corinthians, no es una señal convin-


cente o salvadora sino «una señal judicial» (316).
325Wayne A. Grudem, The Gift of Prophecy in the New Testamento and Today,
Cross- way Books, Westchester, ILL., 1988,174-177.
326Cyril G. Williams, «Glossolalia as a Religious Phenomenon: "Tongues" at Co-
rinth and Pentecost», Religion 5 (primavera 1975): 20; vea también Peter Roberts, «A
Sign-Christian or Pagan?» Expository Times 90 (abril 1979): 199-203.
Dones individuales —segunda parte
229
reacción de los no creyentes al hablar en lenguas corporativamente
resulte en el juicio de Dios sobre los no creyentes, sino solo que ellos
dirán que los creyentes se han vuelto locos.
La preocupación global de Pablo es que lo que se dice en un culto,
para ser significativo, debe ser inteligible. En este punto parece no estar
tratando con la culpabilidad aumentada del no creyente que está
presente. ¿Por qué la reacción natural de un no creyente a una sucesión
ininterrumpida de lenguas va a condenarlo más?
(3) El valor de las lenguas se extiende al cuerpo, la iglesia, cuando
las lenguas van acompañadas de interpretación (1 Co 14:5). El
glosolalista mismo puede servir de intérprete, porque si no hay
intérprete presente, debe pedir «en oración el don de interpretar lo que
diga» (v. 13).327 Pablo da a entender que en una congregación puede
haber alguien que regularmente ejerza el don de interpretación, y a
quien se puede considerar como intérprete. Pero su énfasis es que debe
haber una interpretación de cualquier expresión glosolálica, bien sea
por medio de un «intérprete» o por el glosolalista mismo.
No está clara de qué forma sirven para edificar a la congregación las
lenguas acompañadas de interpretación. Sin embargo, el libro de los
Hechos sí indica que el contexto de una expresión glosolálica puede ser
alabanza o exaltación de Dios (Hch 2:11; 10:46). En línea con esto,
Pablo dice que la oración glosolálica consiste en alabanza a Dios y
acciones de gracias a él (1 Co 14:16-17). Cuando se la interpreta los
creyentes serán edificados de la misma manera en que los edifican las
oraciones y alabanzas a Dios registradas en las Escrituras. Puede
concluirse, por tanto, que las oraciones, acciones de gracias y cantos
glosolálicos, cuando se los interpreta, tienen un efecto saludable en el
Cuerpo de Cristo.328

Profecía

La profecía también sirve para edificar a la congregación (1 Co


14:4). El profeta habla «a los demás para edificarlos, animarlos y
consolarlos» (v. 3). Algunos opinan que los dos últimos términos son

327Algunos traducen el v. 5 de forma que diga «a menos que alguien interprete», y el v. 13


para que diga «debe orar que alguien pueda interpretar». Aunque estas traducciones son posibles,
es más natural entender que los vv. quieren decir que el glo- solalista debe interpretar cuando no
haya ningún intérprete.
328Un excurso al final de este cap. trata de la pregunta de si el hablar en lenguas se dirige a
Dios o a la gente.
230 Dones espirituales

los medios por los cuales se logra el primero. 329 Debido a que el
segundo término en la tríada de Pablo (paraklesis, «ánimo o estímulo»)
también significa «consuelo», es natural buscar una distinción entre este
y el último término (paramudsia). Pero ambos incluyen admonición y
consuelo. En el Nuevo Testamento la admonición se torna consuelo
genuino, y el consuelo se vuelve admonición, así que es difícil hallar un
criterio serio por el cual se pudiera hacer tal distinción de términos (vea
Fil 2:1; Col. 2:2; 4:8; 1 Ts 5:11).330
En muchos pasajes se usan las palabras que contienen el verbo y el
sustantivo para «consolar», muestra de que «no hay nada agudo,
polémico o de crítica en las expresiones». 331 Hay casos en los que es
difícil distinguir entre exhortación y consolación (vea 2 Co 1:3-11). Sin
embargo, también hay que darse cuenta de que el verbo para «exhortar»
o «consolar» se usa en relación con un verbo que significa «amonestar,
advertir, instruir» (noudseteo).332
En conexión con este concepto de estímulo como función del don de
profecía, obsérvese que en Romanos 12:6-8 Pablo establece una
distinción entre los dos. Al parecer, el don de animar es lo
suficientemente importante en su pensamiento como para mencionarlo
por separado, aunque pertenece a la esfera de profetizar (1 Co 14:3,31).
Este es otro ejemplo de superposición que a veces tiene lugar en la
consideración que Pablo hace de los dones espirituales.
El ministerio de profecía también interviene a veces en el ministerio,
o don, de enseñanza, porque Pablo dice que «todos pueden profetizar
por turno, para que todos reciban instrucción y aliento» (1 Co 14:31).
También dice: «en la iglesia prefiero emplear cinco palabras
comprensibles y que me sirvan para instruir a los demás, que diez mil
palabras en lenguas» (v. 19). Sin embargo, los dones de profecía y de
enseñanza se distinguen claramente en otros pasajes (como en Ro 12:6-
8; Ef 4:11).
329Los profetas Judas y Silas animaron y fortalecieron a las congregaciones de Antioquía
(Hch 15:32). Estos dos ministerios tal vez sean paralelos de los primeros dos de la tríada de 1 Co
14:3. (La palabra traducida «fortalecer» en Hechos 15:32 es sinónimo de «edificar».)
330Gustav Staehlin, «paramutheomai, pammuthia, paramuthion», en TDNT, 5:820-21. Pero él
observa que los términos no son completamente intercambiables, porque pa- ramudseomai
(consuelo) y sus cognados nunca se usan directamente para el consuelo de Dios.
331Vea Hch 11:23; 14:22; 15:31 con vv. 28,32; 16:40; 20:1-2; lTs 3:2. Estas palabras se usan
con el verbo para consolar: 1 Ts 2:12; sustantivo para consolar: 1 Co 14:3; el verbo para establecer
o fortalecer: 14:22; 15:32; 1 Ts 3:2; 2 Ts 2:17; el verbo para pedir, rogar o suplicar: 1 Ts 4:1; el
verbo para edificar: 1 Ts 5:11; el sustantivo para edificación: 1 Co 14:3; el sustantivo para
resistencia: Ro 15:4-5.
332BAGD, 544; vea también Michel, Der Briefan die Romer, 290.
Dones individuales —segunda parte
231
Discernimiento de espíritus
El capítulo siguiente tratará del discernimiento de espíritus en lo que
se relaciona específicamente con las expresiones pro- féticas. Su
posición en las listas de dones en 1 Corintios 12:8-10, inmediatamente
después del de profecía, sugiere esto. Es más, el sustantivo para
«distinguir» (diakrisis) aparece como verbo (diakrino) en la afirmación
paulina de que hay que pesar con todo cuidado las expresiones
proféticas (14:29). A mi juicio esta es la función primordial del don de
discernimiento de espíritus. Muchos exégetas ven una conexión entre
los dos dones. Algunos no ven ninguna conexión entre ellos.333
La conexión estrecha de este don con el de profecía, no obstante, no
agota su significado. Se aplica donde hay necesidad de discernir una
situación dada para ver si la influencia es el Espíritu Santo, un espíritu
demoníaco, o el espíritu humano. Las ilustraciones bíblicas pueden
incluir los relatos de Ananías y Safira (Hch 5:1-9), el hechicero Elimas
(13:6-12), y la esclava endemoniada (16:16-18). El funcionamiento de
este don es particularmente aplicable en casos de enfermedad física o
mental, para capacitar al creyente para saber si la enfermedad se basa en
los demonios, y si conviene orar por la curación de la persona o
dedicarse a orar en un «encuentro de poder» con las fuerzas
espirituales.

Excurso:
La curación y la expiación
Este artículo examinará los pasajes bíblicos clave que establecen
una conexión específica entre la provisión de curación divina y la obra
redentora de Cristo. ¿Hay «curación en la expiación»? Si la hay, ¿qué
significa la expresión?
El artículo no tratará de asuntos generales relativos a la curación
divina, puesto que no debe haber duda de la capacidad del Señor para
sanar y su provisión para devolver la salud hoy. «Yo soy el SEÑOR,
que les devuelve la salud» ((Éx 15:26) queda demostrado ampliamente
en el Antiguo Testamento así como en el Nuevo Testamento. Él ha
hecho provisión incluso hoy mediante el carisma de «dones de sanar
enfermos» (1 Co 12:9, trad. lit.) y su ministerio en la asamblea local
(Stg 5:13-16).

333Por ejemplo, Carson, Showing the Spirit, 120; Wayne A Grudem, «A Response
to Gerhard Dautzenberg on 1 Cor 12:10», Biblische Zeitschrijt» 22 (1978): 255,259.
232 Dones espirituales

PASAJES CLAVE DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Se podrían citar numerosos incidentes de toda la Biblia respecto a la


curación de enfermos que el Señor efectuó en su pueblo, así como
afirmaciones específicas tales como el Salmo 103:3b, de que él «sana
todas tus dolencias». Pero el punto de enfoque debe ser Isaías 53:4:
«Ciertamente él cargó [nasá] con nuestras enfermedades [jali] y
soportó [saval] nuestros dolores [macjov]». Cada palabra hebrea es
significativa.
Desdichadamente, nuestras palabras «enfermedades» y «dolores» no
traducen adecuadamente el hebreo. Jali claramente quiere decir
enfermedad, como es evidente en pasajes de Deute- ronomio 28 (como
los vv. 59 y 61). De forma similar, macjov se usa para el dolor físico.
«A veces nos castiga con el lecho del dolor» (Job 33:19). Los mismos
sustantivos se usan para describir al Mesías como «varón de dolores
[macjov], y familiarizado con el sufrimiento [jali]» (Is 53:3). (Las
notas al margen de la NASB traducen estas palabras como «dolores» y
«enfermedades», aquí y en el v. que sigue.)
Se describe al Mesías de esta manera porque en su muerte él cargó
sobre sí nuestros dolores y enfermedades. Los verbos que se usan en
Isaías 53:4 (nasá y saval) hablan claramente de este punto. Nasá quiere
decir «cargar, llevar, levantar». Más adelante en el capítulo leemos que
él «cargó [nasá] con el pecado de muchos» (v. 12). Este verbo, en
contextos como Isaías 53, definitivamente conlleva la idea del Mesías
muriendo por los pecados y enfermedades de su pueblo, y no solo por
ellos sino en lugar de ellos. La imaginería del cordero expiatorio capta
este concepto de sustitución cuando leemos que el «macho cabrío ... se
llevará [nasá] a tierra árida todas las iniquidades» (Lv 16:22).
El verbo saval habla de llevar cargando una carga pesada. Aparece
en Isaías 53 en el contexto del Mesías llevando nuestros dolores (v. 4)
así como nuestras iniquidades (v. 11). No hay duda de que en la mente
de Isaías la muerte del Mesías fue tanto por los pecados como por las
enfermedades de su pueblo.

MATEO 8:16-17 E ISAÍAS 53:4

Isaías 53:4 es citado solo una vez en el Nuevo Testamento. Después


de contar numerosas curaciones y expulsiones de demonios realizadas
por Jesús, Mateo explica: «Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho
por el profeta Isaías: "Él cargó [lambano] con nuestras enfermedades
Dones individuales —segunda parte
233
[asdseneia] y soportó [bastazo] nuestros dolores [nosos]"» (8:17).
El significado básico de asdseneia es el de debilidad, pero en el
Nuevo Testamento se usa a menudo para referirse a las enfermedades
(p. ej. Lc 5:15; Hch 28:9). En su forma como verbo se usa
frecuentemente para referirse a sufrir debilidad corporal, o sea, estar
enfermo (p. ej. Mt 25:39; Jn 11:1-3,6; Stg 5:14).
Nosos, sinónimo, quiere decir «enfermedad». 334 Se encuentra con
este significado en pasajes tales como Mateo 4:23; 9:35; Lucas 7:21;
Hechos 19:12 y muchos otros.
En cuanto a los verbos de Mateo 8:17, lambano, entre sus muchos
significados y amplios usos, conlleva la idea de quitar o llevarse. Un
significado que se sugiere es «quitar a fin de alejar». Bastazo significa
«quitar, alejar, o llevar»; y lleva de forma correcta la idea del pasaje de
Isaías.

PROPIEDAD DE LA CITA DE MATEO

Isaías 53 se enfoca en la muerte expiatoria de Cristo. ¿Cómo puede,


entonces, Mateo decir que Isaías 53:4 se cumplió con antelación a la
crucifixión? Es preciso señalar varios puntos.
El Nuevo Testamento es normativo para toda interpretación de
cualquier pasaje del Antiguo Testamento. Aunque Jesús todavía no
había muerto, en Mateo 8 tenemos una expectación de su muerte y sus
beneficios. Dios, que es el eterno YO SOY, no tiene una existencia en
el tiempo y el espacio. La cita del pasaje de Isaías por parte de Mateo es
proléptica (anticipa- dora) por naturaleza.
De una manera tal vez incomprensible para nosotros, los beneficios
de la cruz se extienden en retrospectiva a todas las personas de fe. La
salvación de los santos del Antiguo Testamento, aunque ellos no podían
haberse percatado de ello, tuvo lugar sobre la base del sacrificio todavía
venidero de Cristo en la cruz.
Dios, de quien se puede decir que existe en el eterno presente,
trasciende el tiempo. Realmente, a sus ojos, Cristo es el Cordero
inmolado «desde el principio del mundo»335 (Ap 13:8, RVR60).
334Curiousamente, la Septuaginta en Is 53:4 injustificadamente traduce la palabra
hebrea como jamartias (pecados).
335 Algunos toman la frase «desde el comienzo del mundo» para aplicarla al momento
de escribir los nombres en el Libro de la Vida (vea también Ap 17:8), pero el or den de
palabras en el gr. sugiere más naturalmente que modifica al participio «inmo lado» (vea
también 1 P 1:18-20). En todo caso, no se puede separar al Cordero inmolado del Libro de la
Vida del Cordero inmolado.
234 Dones espirituales

Consecuentemente, los beneficios de la cruz abarcan la historia entera


de la humanidad.

ALGUNAS CONCLUSIONES

Es innegable que existe una conexión importante entre la curación y


la expiación. Sin embargo, los pasajes bíblicos que hablan específica y
claramente de este asunto son muy raros. Incluso el familiar y a menudo
citado «gracias a sus heridas fuimos sanados» (Is 53:5; vea 1P 2:24) se
debe entender de forma inclusiva, abarcando tanto la salvación
espiritual como la curación física. Sin embargo, debemos reconocer que
el empuje del gran pasaje mesiánico de Isaías 52:13 a 53:12 recae sobre
la muerte de Cristo por nuestros pecados. Debemos, por tanto, ser
cautos en cuanto a tratar de formular una teología detallada de
«curación en la expiación». Sin embargo, tenemos que convencernos de
que la curación divina es en verdad mediada para nosotros por la cruz.
Un aspecto importante de la salvación bíblica es su naturaleza
holística. Cristo murió para invertir la maldición resultante del pecado
de nuestros primeros padres; él «nos rescató de la maldición de la ley»
(Gá 3:13). La maldición fue la muerte, tanto física como espiritual.
Murió por la persona completa, no solo por el alma. Su obra redentora
incluye salvación para todos los aspectos del ser de la humanidad, sea
como sea la forma en que concibamos la relación entre el cuerpo, el
alma y el espíritu.
La curación física tiene lugar como resultado de la obra expiatoria
de Cristo, pero en el mejor de los casos es solamente una liberación
temporal, puesto que todos debemos morir. La mayor liberación física
es la redención del cuerpo, que experimentará no solo resurrección sino
también transformación, para nunca jamás volver a estar sujeto a la
enfermedad (Ro 8:23; Fil 3:20-21). A fin de cuentas las consecuencias
de la muerte física y espiritual han sido vencidas por la muerte de quien
tomó sobre sí tanto nuestros pecados como nuestras enfermedades.

Excurso:
Las lenguas, ¿hacia Dios o hacia el hombre?
¿A quién se dirige el que habla en lenguas? 336 Con respecto a las

336Uso las expresiones «a Dios» y «al hombre» porque, a mi juicio, captan el punto de este
artículo. «Al hombre» no tiene ninguna intención de ser una palabra exclu- yente de género, al
igual que Pablo no usa «hombres» (como en 1 Co 14:2-3) excluyendo a las mujeres.
Dones individuales —segunda parte
235
lenguas devocionales, pronunciadas en privado, la respuesta es obvia.
El glosolalista habla a Dios o de alguna manera declara las alabanzas de
Dios. Lucas y Pablo recogen evidencias de esto. El día de Pentecostés
los discípulos magnificaban a Dios (Hch 2:11); quienes recibieron el
Espíritu en la casa de Cornelio hablaban en lenguas, o sea, magnifica-
ban a Dios (10:46). Pablo dice que el glosolalista alaba a Dios y le da
gracias (1 Co 14:16-17). Además, muchos exégetas y comentaristas
consideran que los «gemidos que no pueden expresarse con palabras»
(Ro 8:26) son de naturaleza gloso- lálicos.
Pocos cuestionarán la dirección a Dios de las lenguas en los
devocionales privados de uno. Pero existen diferencias de opiniones
respecto a quién se dirigen en la adoración pública. ¿A Dios, o acaso
tiene lugar un cambio para que una expresión en lenguas se vuelva un
mensaje de Dios a la congregación por medio del glosolalista? A
continuación presentamos los puntos de vista básicos respecto a esta
cuestión:
(1) Se dirigen invariablemente a Dios.
(2) Se dirigen invariablemente al hombre.
(3) Se dirigen al hombre, pero en casos excepcionales puede ser a
Dios.
(4) Se dirigen a Dios, pero puede haber excepciones. Esta es la
posición que, a mi juicio, refleja mejor la enseñanza del Nuevo
Testamento.
Por mi parte, ofrezco a consideración las siguientes observaciones:
(1) No hay ninguna indicación clara en las Escrituras de que la
dirección de las lenguas sufra un cambio de Dios al hombre cuando el
don se manifiesta en la adoración pública.
(2) El contexto de la amonestación de Pablo en cuanto a hablar en
lenguas de forma audible en la adoración pública indica que el que
habla, que en verdad está hablando con Dios, debe pedir poder para
interpretar (1 Co 14:13-17). Puesto que la glosolalia se dirige a Dios,
entonces la interpretación también será hacia Dios.
(3) No hay ningún pasaje que enseñe claramente que las lenguas y
la interpretación se dirijan a los creyentes. Muy pocos exégetas y
comentaristas interpretan que 1 Corintios 14:6 quiera decir que las
lenguas, al ser interpretadas, pueden tomar la forma de «algo de
revelación, o conocimiento, o profecía, o palabra de instrucción». En el
mejor de los casos, no es nada más que una inferencia que algunos
derivan. Este es un versículo difícil a la luz de los exégetas, pero el
pensamiento general es que las expresiones verbales de la adoración
236 Dones espirituales

corporativa deben ser inteligibles. Algunos tal vez apelen al versículo


21, que en la cita de Isaías dice que Dios le hablaría a Israel mediante la
lengua de los asirios. Pero la forma en que les habló Dios no fue
cognoscitiva, puesto que no entendieron el idioma. Fue el hecho de la
presencia de este, no del contenido, el medio por el cual el Señor se
comunicó con Israel.
(4) Respecto a las lenguas, el énfasis primordial de Pablo en 1
Corintios 14 recae sobre su uso en la adoración corporativa. Abre la
consideración diciendo que el que habla en lenguas «no habla a los
demás sino a Dios», y que es el profeta quien habla «a los hombres»
(vv. 2-3).
(5) La forma que toma una interpretación puede verse influida por
el entorno a que ha estado expuesto el intérprete, puesto que el factor
humano entra a menudo en una manifestación del Espíritu. Si todo lo
que el intérprete ha oído son interpretaciones dirigidas a los hombres,
entonces es probable que esa sea la forma que tome su interpretación.
Interpretaciones «dirigidas al hombre» pueden en realidad ser el
refraseo de parte del intérprete de un genuino impulso del Espíritu que
toma forma de alabanza u oración, pero debido al condicionamiento
previo de la persona la expresa como admonición a alabar u orar.
(6) Las interpretaciones que son oración o alabanza edifican a los
oyentes de la misma manera que muchos de los salmos y otras
expresiones de alabanza y oración en la Biblia son edificantes. Aunque
la interpretación se dirige a Dios, en la adoración corporativa es para
beneficio de los que oyen.
(7) Es sabio mantener alguna flexibilidad en estos asuntos. La
cuestión no es tanto si una expresión en lenguas puede dirigirse a
individuos, sino si esa es la regla bíblica. Resulta obvio que el soberano
Señor puede hablar directamente por medio de una persona a otras
mediante lenguas e interpretación, pero ¿estamos perdiendo algo si
interpretamos esto como la regla antes que como la excepción?
(8) Se invita al lector a dirigir su atención a porciones de los
capítulos 13 y 14 de la parte 3 de este libro, que tratan de varios
aspectos de las lenguas y la interpretación.
Capítulo 14
Los dones espirituales
y la adoración
Comentarios generales
El tema de la adoración en el Nuevo Testamento es demasiado
amplio como para tratarlo extensamente aquí. Este capítulo trata
primordialmente un aspecto de esa adoración: el de los dones
espirituales en la adoración. Se pueden ejercer muchos dones
espirituales en un culto de adoración. Especialmente aplicables son
las lenguas, la interpretación de lenguas, profecía y discernimiento
de espíritus, a lo que Pablo dedica considerable atención en 1
Corintios 14. Se considerarán después de dirigir la atención a unos
pocos asuntos introductorios.
Las actividades carismáticas que pueden tener lugar en un culto
de adoración incluyen revelación (1 Co 14:6,26), conocimiento (v.
6), profecía (v. 6), himno (v. 26), palabra de enseñanza (vv. 6,26),
lengua (v. 26), y una interpretación (v. 26). Sin embargo, las
actividades mencionada en el versículo 6 —revelación,
conocimiento, profecía, palabra de instrucción—, tal vez no se
distingan claramente unas de otras.1 Existe la opinión de que
podría ser útil considerar la revelación y conocimiento como
actividades o manifestaciones específicas de la profecía y de una
palabra de enseñanza, respectivamente.2 La implicación de que
«cada uno puede tener» (v. 26) es que se espera que todos
contribuyan a la edificación del cuerpo.
1
«Los límites entre las cuatros formas de discurso edificante mencionadas son fluidos». (Hans
Lietzmann, An die Korinther I, II; J. C. B. Mohr, Tübingen, Alemania, 1949, 71); vea también
Charles K. Barrett, A Comtnentary on the First Epistle to the Co- rinthíans, Harper & Row, Nueva
York, 1968, 317.
2
Vea, por ejemplo, Johannes Weiss, Der erste Korintherbrief, Vandenhóck & Ru- precht,
Góttingen, Alemania, 1910,323; Archibald Robertson and Alfred Plummer, A

237
238 Dones espirituales
¿Puede el canto de un salmo entenderse «carismática- mente»?
Ciertamente había himnos reconocidos que la congregación
acostumbraba a entonar,3 pero esto no descarta la posibilidad del canto
espontáneo, improvisado de parte de un adorador. 4 Este tipo de canto se
puede llamar «himno de glosolalia»,5 o una clase de «himnodia
carismática».6 Los salmos aquí serían «una fresca composición, tal vez
espontánea, y no los salmos del Antiguo Testamento». 7 Incluso si no
fueran claramente de naturaleza glosolálica, la consideración entera de
los versículos 13-19 sugiere fuertemente esta posibilidad. Cuando uno
ora en una lengua, la mente queda sin fruto. Cuando uno canta con el
espíritu, como contrapunto a cantar con el entendimiento, no hay
alternativa sino aceptar una clara distinción entre los dos. Sin embargo,
obviamente es posible que este canto inspirado pudiera a veces darse en
el idioma común de la congregación, en cuyo caso podría tratarse de una
forma de profecía.
Existe un paralelismo impresionante entre cantar con el espíritu y los
«cantos espirituales» de Efesios 5:19 y Colosenses 3:16. El contraste
entre estar ebrio de vino y ser lleno del Espíritu no solo aparece en
Efesios 5:18 sino también en otro contexto «carismático», glosolálico
(Hch 2:4,15). El verbo que se traduce «cantar» (psallein) se halla en 1
Corintios 14:15 y Efesios 5:19. Este cantar con el espíritu o Espíritu 8
puede tener algo que ver con el uso de Pablo de la expresión «diversas
lenguas» (1 Co 12:10,28). La oración glosolálica puede ser una clase; el
canto glosolálico otra (1 Co 14:14-16). (Como se señaló en el

Critical and Exegetical Commentary on the First Epistle of St. Paul to the Corint- hians, T. & T.
Clark, Edimburgo, Escocia, 1914, 308.
3
Vea Gerhard Delling, Worship in the New Testament, trad. Percy Scott, Westmins- ter Press,
Filadelfia, 1962, cap. 6.
4
Eduard Schweizer, «Worship in the New Testament», The Reformed and Presbyte- rian World
24, n°. 5 (marzo 1957): 199.
5
Delling, Worship in the New Testament, 86 n°. 5.
6
James D. G. Dunn, Jesus and the Spirit, Westminster Press, Filadelfia, 1975, 238.
7
Barrett, Corinthians, 327.
8
E1 significado de pneuma es incierto y ambiguo en algunos pasajes. Como el texto griego no
usa mayúsculas, ¿se refiere la palabra al espíritu humano o al Espíritu Santo en un pasaje dado?
Los dones espirituales y la adoración 241 cap.
3, no obstante, la expresión puede querer decir lenguajes humanos y
lenguajes celestiales.)
Debido a la edificante función básica de la glosolalia y la profecía,
cuando están reguladas apropiadamente, Pablo desalienta su ejercicio
indiscriminado. El Espíritu de Dios «¡nunca es un Espíritu que
explosiona de tal manera que el que habla sea incapaz de regular su
habla!» (14:32). Por otro lado, este orden no es «inalterable». Es más,
debe haber un orden «que se queda abierto a la intervención de Dios
cuando quiera y donde quiera que él quiera interferir». Entonces la
iglesia debe asegurarse de si es realmente la voluntad de Dios, siempre
que se 9 interrumpe este orden.
La congregación tiene la obligación de regular los dones. Esta es la
preocupación de 1 Corintios 12 al 14; y no es un pensamiento
incidental.337 338 339 Pablo da estos mandatos no porque esté criticando los
dones en sí mismos; los da «desde su perspectiva de la naturaleza del
culto cristiano [adoración]».11 En la enseñanza de Pablo sobre el dominio
propio al ejercer los dones, se aleja de la religión pagana en la que la
persona queda atrapada por un espíritu invasor y no tiene control sobre sí
misma. En lugar de eso, Pablo enseña que el Espíritu de Dios y el
espíritu humano pueden y deben obrar en cooperación el uno con el otro.
Oscar Cullmann ha indicado tambien la posición de Pablo respecto a
la libertad y el orden en el culto de adoración que parafraseo aquí al citar
sus comentarios: La fuerza de la adoración del Nuevo Testamento es que
la obra libre del Espíritu y la restricción litúrgica340 vayan mano a mano,
y ambas sirvan al mismo propósito de edificar a la comunidad de cre-
yentes. Pablo pudo juntar estos dos elementos porque lo vio

337Eduard Schweizer, «The Service of Worship. An Exposition of 1 Corinthians 14», en


Neotestamentica, Zwingli Verlag, Zurich, Suiza, 1963,338-339.
338Kurt Stalder, Das Werk des Geistes in der Heiligung bei Paulus, EVZ, Zurich, Suiza,
1962,87.
339"Hermann Gunkel, The Influence ofthe Holy Spirit, trad. R. A. Harrisville and P. A.
Quanbeck II, Fortress Press, Filadelfia, 1979, 87.
340E1 lector debe entender esta palabra en un sentido general, como adjetivo de una palabra
griega para adoración (leitourgia), y no en el sentido de un orden de adoración altamente
estructurado (que es el significado común actual de la palabra «liturgia»).
242 Dones espirituales
todo a la luz de la edificación de la iglesia. «Es precisamente en esta
combinación armoniosa de libertad y restricción donde yace la grandeza
y singularidad del culto de adoración cristiano inicial».13

Regulación de la glosolalia
Con respecto a la glosolalia se insiste en que la iglesia no es edificada
si la expresión queda sin interpretación (1 Co 14:5). Pero condiciones
previas son que estas expresiones de glosola- lia deben ser hechas una
detrás de otra, no simultáneamente, y que debe haber un máximo de tres
en un culto de adoración (vv. 27-28). Si todos hablan en lenguas, bien
sea en rápida sucesión o al unísono, la acusación de locura puede tener
lugar justamente contra ellos (v. 23). 14 Además «que alguien interprete»
(v. 27). Algunos entienden que esto quiere decir que solo una persona
realiza toda la interpretación en un culto, pero es más natural entender
que quiere decir que cada expresión glosolá- lica debe tener solo a una
persona que la interprete. De otra manera habría confusión.
¿Por medio de quién viene una interpretación? El glosola- lista debe
interpretar su propia palabra si no lo hace nadie más (vv. 5,13). 15 Pero
bajo condiciones normales el intérprete es otra persona, y no el
glosolalista (vea 1 Co 12:10; 14:28). Cierto autor opina que el intérprete
puede ser análogo al traductor en la sinagoga que traducía las Escrituras
del hebreo al arameo y también repetía en voz alta para la congregación
los sermones que se decían en voz tenue.16

"Oscar Cullmann, Early Christían Worship, trad. A. Stewart Todd and James B. Torrance,
SCM Press, Londres, 1953, 32-33, énfasis de Cullmann.
14
Muy probablemente, «todos» (puntes) en este v. y en el v. 24 tiene el mismo significado: «uno
tras otro». Vea Robertson and Plummer, Corinthians, 317.
15
Vea Weiss, Der erste Korintherbriej 327; Robertson and Plummer, Corinthians, 307,311.
Algunos arguyen, sin embargo, que lo que se entiende en gr. es el sujeto «alguno» (tis) u otro sujeto
fácilmente adivinable. Vea, por ejemplo, Jean Hering, The First Epistle of Saint Paul to the
Corinthians, trad. A. W. Heathcote and P. J. Allcock, Epworth Press, Londres, 1962,146-147,149.
16
Vea Hermann L. Strack and Paul Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud
und Midrash, C. H. Beck'sche, Munich, Alemania, 1924-1928,1:579, 3:465-468, 4:161,185.

Se necesita una interpretación por la presencia de la persona «que no


tiene ese don» (idiotes) (1 Co 14:16, LBLA). La identidad de tal persona
es algo muy debatido. Algunos opinan que puede ser un prosélito o un
catecúmeno,341 o algún miembro de la congregación que no ha sido
investido con el don de lenguas o interpretación de lenguas. 342 Pero no
parece que Pablo tenga en mente solo a personas de esas clases, porque

341BAGD, 370; Weiss, Der erste Korintherbrief, 330-331.


342Lietzmann, Korinther, 72; Heinrich Schlier, «idiotes» en TDNT, 3:217.
Los dones espirituales y la adoración
incluso miembros plenos243 no saben lo que ha dicho el que habla en
lenguas y si deben responder con el «amén». 343 Sin embargo, en los
versículos 23-24 puede hallarse otro significado de idiotes, pues Pablo
habla de la posibilidad de que tales personas y no creyentes estén
presentes en un culto. Entonces ellos no serían diferentes en nada de los
no creyentes, y los dos términos expresarían la idea de los no creyentes
de afuera.344
Pablo prefiere hablar «cinco palabras con mi entendimiento» en el
curso de un culto que diez mil palabras en una lengua (1 Co 14:19). Solo
cuando el lenguaje es inteligible la congregación puede responder
diciendo «amén», que era la costumbre judía e inicial en el cristianismo
de la congregación para significar su acuerdo con la oración.345
¿Tiene una interpretación el efecto de convertir las lenguas en
profecía?346 347 Pablo dice: «El que profetiza aventaja al que habla en
lenguas, a menos que éste también interprete, para que la iglesia reciba
edificación» (1 Co 14:5). No dice que las lenguas interpretadas se
vuelvan profecía, sino solo que las lenguas son tan válidas como profecía
cuando son seguidas de interpretación. Las lenguas y la interpretación
juntas «son iguales en valor a la profecía ... Distan mucho de ser
idénticas en propósito».23 El contenido básico de cada tipo de expresión
puede ser diferente. La glosolalia, como hemos visto, se orienta a Dios;
toma la forma de oración de alabanza, bien sea hablada o cantada. La
profecía, por otro lado, se dirige a la congregación. Pablo sostiene que la
profecía es para edificación o exhortación, o estímulo y consuelo; afirma
que las lenguas más la interpretación es para edificación, pero no añade
ninguna otra función. Si las lenguas interpretadas son lo mismo que
profecía, ¿por qué tenemos lenguas e interpretación, para empezar? 348 Es
más, tal posición oscurece la distinción entre los dos dones de lenguas y
profecías, distinción que Pablo establece claramente en todas partes.349
¿Son justificables las lenguas no interpretadas? La respuesta es que
sí, pero no en una reunión de adoración. En la vida privada devocional de
uno, el creyente puede experimentar de verdad edificación personal por
343Gordon D. Fee, The First Epistle to the Corinthians, Wm. B. Eerdmans, Grand Ra- pids,
1987, 673.
344Vea Schlier, «idiotes», 3:217; Lietzmann, Korinther, 73.
345Vea Dt 27:14-26; 1 Cr 16:36; Neh 5:13; 8:6; Sal 106:48; Ap 5:14; 7:12.
346Sí, según Barrett, Corinthians, 316. Pero él representa a una pequeña minoría de exégetas y
comentaristas,
347Harold Horton, The Gifts ofthe Spirit, T ed., Gospel Publishing House, Spring-
field,Mo„ 1975,189.
348J. Rodman Williams, Renewal Theology: Systematic Theology from a Charismatic
Perspective, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, 1990, 2:405-6 n°. 276.
349David Um, Spiritual Gifts: A Fresh Look, Gospel Publishing House, Springfield, Mc,
1991,144.
244 Dones espirituales
medio de ellas (1 Co 14:4). Algunos, sin embargo, interpretan la
afirmación de Pablo como sarcástica, y nada elogiosa. 350 Pero existe la
posibilidad muy real de que Pablo tuviera en mente este aspecto privado
y devocional cuando dice que «en nuestra debilidad el Espíritu acude a
ayudarnos [sunantilambanomai]» y que «el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras» (Ro
8:26).351
Regulación de la profecía
El don de profecía también debe ser regulado, a pesar de su trato
preferencial sobre la glosolalia en la adoración corporativa.
Potencialmente todo creyente puede profetizar (1 Co 14:5,24,31), pero al
igual que en el hablar en lenguas, se imponen restricciones sobre la
manifestación de este don. Primero, las profecías se deben dar «por
turno» (v. 31), o sea, uno por uno, 28 eliminando así la confusión (v. 33).
El profeta es capaz de controlar el impulso a profetizar si la expresión
propuesta viola las regulaciones prescritas por Pablo. Este aspecto de
control distingue las expresiones «extáticas» cristianas de fenómenos
similares en otras religiones. Precisamente debido a que los profetas (al
igual que los glosolalis- tas) pueden controlarse, Pablo insiste en que
bajo ciertas condiciones deben controlarse. Este es el significado general-
mente aceptado de la afirmación de que «los espíritus de los profetas
están sujetos a los profetas» (v. 32, traducción mía). 29 Esta tesis es «un
postulado que representa la base necesaria para sus mandatos». 30
No faltan otras interpretaciones de la palabra «espíritus» (v. 32). Una
opinión es que el plural refleja un concepto animis- ta de espíritu. 31 Es la
antigua idea de un espíritu individual, extraño, en el profeta, y
representaría un acomodo al uso de parte de Pablo que refiere a otros
espíritus la obra del Espíritu Santo.32
28
C. F. D. Moule, An Idiom-Book of New Testament Greek, 2° ed., Cambridge Univer- sity
Press, Cambridge, Inglaterra, 1959, 61.
29
La omisión del artículo determinado antes de cada sustantivo: espíritus, profetas, profetas, hace
más de este dicho un refrán o proverbio. Vea Kobertson and Plum- mer, Corinthians, 323.
30
Gunkel, Influence of the Holy Spirit, 87. En breve se considerará una intepretación alternativa.
31
Rudolph Bultmann, Theology of the New Testament, trad. Kendrick Grobel, Charles Scribner's

350Por ejempo, H. Wayne House, «Tongues and the Mystery Religions at Corinth»,
Bibliotheca Sacra 140 (abril-junio 1982): 144.
351Gunkel, Influence ofthe Holy Spirit, 80-81, y Cullmann, Early Christian Worshíp, 34,
consideran sin vacilación esto glosolálico. Delling es más cauto: «Esta oración pneumática es un
trato carismático con Dios, como hablar con lenguas, sea con las formas correspondientes o sin
ellas» (Gerhard Delling «antilambanomai, etc»., en TDNT; 1:376). Vea también Charles K. Barrett,
A Commentary on the Epistle to the Ro- mans, Adam & Charles Black, Londres, 1962, 168; y
especialmente Gordon D. Fee, «Toward a Pauline Theology of Glossolalia», en Pentecostalism in
Context: Essays in Honor of William W. Menzies, ed. Wonsuk Ma and Robert P. Menzies, Sheffield
Academic Press, Sheffield, Inglaterra, 1997, 24-37.
Los dones espirituales y la adoración
Sons, Nueva York, 1951,1:156. 245
32
Vea Weiss, Der erste Korintherbriej 326-327, 341. El pasaje clásico es 1 Reyes 22:19-23,
donde un espíritu de los ejércitos de Yahvé se ofrece a sí mismo. Esta creencia le adjudicaría el
mismo significado básico al plural de la palabra en 1 Co 14:12, «usted están anhelantes de espíritus»
(traducción libre). Para un punto de vista relacionado con este, vea también Wayne A. Grudem, The
Gift of Prophecy in the New Tes- tament and Today, Crossvvay Books, Westchester, IIL, 1988,117-
119.
Una segunda interpretación es que los «espíritus» igualan a los
dones o manifestaciones espirituales.33 Esto querría decir que el don
de profecía es posesión del profeta y está sujeto a su control.
Una interpretación final, y a mi juicio correcta, es que los
profetas dominan a sus propios espíritus. La palabra «espíritus»
entonces sería la de espíritus humanos de los profetas que son el
vehículo y medio de las expresiones proféticas. En efecto, esta
interpretación dice que los profetas pueden controlarse a sí mismos.
Una segunda limitación es que debe haber un máximo de tres
expresiones proféticas en un culto (1 Co 14:29a). Algunos, no
obstante, interpretan la afirmación «los profetas, que hablen dos o
tres» como queriendo decir que debe haber un grupo de no más de
tres profecías en un momento dado del culto, pero que después de
que se han evaluado esas profecías, pueden profetizar otros también.
Con otras palabras, no hay límite para el número de expresiones
proféticas permitidas en un culto. Se echa mano del versículo 31:
«todos pueden profetizar por turno». La mayoría de exégetas y
comentaristas, sin embargo, dicen que el máximo de tres profecías
permitidas se aplica al culto entero. Es esta la creencia que mejor
encaja en el tenor general del capítulo.
Sin embargo, nos debemos preguntar por qué se impone esta
restricción, igual que con la glosolalia. La respuesta se puede
deducir: Parece que en todo el Nuevo Testamento los apóstoles
tienen prioridad sobre los profetas. En todos los pasajes en que se
menciona a ambos, «apóstol» siempre precede a «profeta». Incluso
lo que parece ser una revelación profética no puede desplazar a la
palabra apostólica (vea Gá 1:8-9). Estas manifestaciones
carismáticas no deben ser tan numerosas como para usurpar el lugar
de la exposición normal y la lectura de las Escrituras. La limitación
de nueve dones vocales en un culto: tres de lenguas, tres de
interpretación y tres de profecía, es para impedir que estos dones
dominen el servicio, donde también se debe observar otros
elementos de la adoración.
33
Robertson and Plummer, Corinthians, 323, diríjase asimismo la atención a 12:10 y
14:12; vea también Hans Conzelmann, 1 Corinthians, trad. James W. Leitch, Fortress Press,
Filadelfia, 1975, 279.
246 Dones espirituales
Una tercera limitación se menciona en el versículo 30: «Si al-
guien que está sentado recibe una revelación, el que esté hablando
ceda la palabra». El que está en proceso de dar una profecía debe
estar dispuesto a ceder la palabra a otra persona que recibe una
profecía. No está claro cómo o por qué tiene lugar esto, pero se
implica que nadie debe monopolizar la expresión de una palabra
profética.

Distinción o discernimiento de espíritus


Una restricción que se impone sobre las expresiones profé- ticas
es «que los demás examinen [diakrino] con cuidado lo dicho» (1
Co 14:29b). De inmediato surgen tres preguntas: (1) ¿Quiénes son
«los demás»? (2) ¿Qué significa «examinar»? (3) ¿Por qué medios
se debe realizar el examen?
(1) La opinión está dividida en cuanto a la identidad de «los
demás» (v. 29). Bien puede ser el resto de la congregación 352 o los
otros profetas.353 No hay indicación de que el examen de las
profecías fuera prerrogativa de los profetas. Lo contrario es el caso
cuando observamos la lista de dones espirituales en 1 Corintios
12:8-10, donde la profecía es dada a uno y el discernimiento de
espíritus a otro.
(2) La palabra traducida «examinar» en 1 Corintios 14:29
(diakrino) es la forma verbal de la primera palabra para el don de
«discernir [diakrisis] espíritus» (1 Co 12:10).354 No es accidental
que en la primera lista de carismata estos dos dones aparecen
juntos, y en orden lógico: primero profecía, y después el
discernimiento de espíritus. Este último don es la capacidad de

352Barrett, Corinthians, 328; Lietzmann, Korinther; 74; Friedrich Buechsel,


«diakrino, diakrisis», en TDNT, 2:947; Don A. Carson, Showing the Spirit: A
Theological Exposition ofl Corintios 12-14, Baker Book House, Grand Rapids, 1987,120;
Grudem, Gift of Prop- hecy, 70-74; Fee, Corinthians, 694.
353Conzelmann, Corinthians, 245; Robertson and Plummer, Corinthians, 322;
Weiss, Der erste Korintherbrief, 340. Campenhausen se inclina por esta creencia, pero
dice también que esto no libra a la congregación de la responsabilidad de lo que sucede.
Hans von Campenhausen, Ecclesiastical Authority and Spiritual Power in the Church of
the First Three Centuries, trad. J. A. Baker, Stanford University Press, Stanford, 1969,
62-63.
354Buechsei sugiere la traducción «examinar» para el verbo, «diakrino, diakrisis»,
2:947. Interesantemente, Hering sugiere la traducción «debatir» y relaciona la afirmación
con la prohibición a las mujeres de «discutir y preguntar» (vea vv. 34-35) (Co- rinthians,
153-54). Vea también David E. Aune, Prophecy in Early Christianity and the Ancient
Mediterranean World, Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1983, 230.
Los dones espirituales y la adoración
247 no solo de un espíritu inmun- do, 355 sino
diferenciar al Espíritu Santo
también del espíritu humano que, según algunos, puede hablar en
éxtasis.356
Un profeta puede estar inspirado no divinamente ni demo-
níacamente, sino más bien hablar según su propio espíritu o
pensamiento. O puede también ser impulsado por el Espíritu para
hablar, pero a sabiendas o ignorándolo, incluir algunos de sus propios
pensamientos. Existe una «tentación inherente para ejercerla [la
profecía] sin pistis [fe]».357 Por eso, Pablo dice que debe ser
«conforme a la medida de la fe» (Ro 12:6), porque tal profeta debe
hablar solo de acuerdo a la «medida de la fe» que Dios le ha dado
(Ro 12:3). La necesidad de este tipo de discriminación se halla en
otras partes en el Nuevo Testamento (por ejemplo, Mt 7:15-20;
24:11,24; 1 Ts 5:20-21; 1 Ti 4:1; Stg 3:5; 1 Jn 4:1-3).
Esta insistencia en evaluar las expresiones proféticas difiere del
énfasis del Antiguo Testamento, aunque incluso allí el profeta no
siempre estuvo libre de crítica (vea Dt 13:2-6; 18:22). Pero hablando
en términos generales, el profeta del Antiguo Testamento y en el
pensamiento judío tenía autoridad ilimitada puesto que era el único
que tenía el Espíritu. En contraste, el profeta del Nuevo Testamento
«no es un dictador sin restricciones sobre otros. Está sujeto al juicio
de ellos. No se levanta por encima de la comunidad; como el resto, es
miembro de ella».358
(3) La tercera pregunta involucra el modo de ejecución de esta
evaluación de las profecías. El don de discernimiento de espíritus se
puede entender como un medio subjetivo por el cual otros miembros
de la congregación saben intuitivamente por el Espíritu si una
expresión profética es genuina (en todo o en parte). Externamente
puede no haber diferencia discernible entre una persona inspirada
divinamente y otra inspirada por un demonio o inspirada «por sí
misma», puesto que las experiencias inusuales y de éxtasis en y por
sí mismas no son necesariamente cristianas en carácter. 41
Además, Pablo, siguiendo el tenor del Antiguo Testamento (Dt 13:2-
6; 18:21-22), dice que el contenido, no la manera, es la regla por la que
se deben evaluar las profecías.42 El criterio específico que Pablo
menciona es la expresión de la afirmación «Jesús es Señor» (1 Co 12:3).

355Gunkel, Influence ofthe Holy Spirit, 49.


356Lietzmann, Korinther, 61.
357Gerhard Kittel, «analogía», en TDNT, 1:348; vea también William Sanday and Arthur
C. Headlam, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle lo the Romans, 5a ed., T. &
T. Clark, Edimburgo, Escocia, 1914,356. El que profetiza «no debe añadir material de su
propia cosecha al que le ha sido revelado» (Delling, Worship in the New Testament, 31).
358Gerhard Friedrich, «Prophets and Prophecies the New Testament», en TDNT, 6:849.
248 Dones espirituales
De igual modo, la persona verdaderamente inspirada no puede decir
«Maldito sea Jesús» porque «el Espíritu (que por supuesto es "el Espíritu
del Señor", 2 Co 3:17) no puede contradecirse a sí mismo. No puede
maldecir a Jesús».43 Pero, en el mejor de los casos, esto es nada más que
un criterio parcial, porque ninguna de estas dos afirmaciones puede estar
presente en una expresión profética.44 Sorprendentemente paralelo es el
empuje de 1 Juan 4:1-3, que también posee una prueba doctrinal: la
humanidad de Jesús: «En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de
Dios: todo profeta que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo
humano, es de Dios» (v. 2). Debemos destacar que Juan está escribiendo
para combatir una forma de herejía gnóstica que negaba la plena
humanidad de Jesucristo.
Puesto que las afirmaciones de los profetas que se acaban de
mencionar son de naturaleza doctrinal, nos dan un principio guía para
evaluar las profecías. Ya he señalado que los apóstoles tienen prioridad
sobre los profetas, así que de las afirmaciones de Pablo y de Juan
podemos inferir que las pruebas doctrinales se deben aplicar a las
profecías. La palabra original y testimonio de los apóstoles halla forma
definitiva en el canon del Nuevo Testamento, así que para el día presente
el Nuevo Testamento debe ser el criterio por el que se deben
41
Walter J. Bartling, «The Congregation oí Christ—a Charismatic Body; an Exege- tical Study
of 1 Corintrnans 12», Concordia Theological Monthhj 40 (febrero 1969): 73.
42
Barrett, Corinthians, 281.
43
Conzelmann, 1 Corinthians, 204.
44
Hering, Corinthians, 124-125.

evaluar todas las expresiones proféticas. 45 Esto está en línea con una
traducción estricta (ofrecida como nota al pie de la página en la
NVL en inglés) de la frase de Romanos 12:6 citada arriba:
«conforme a su fe»: «de acuerdo a la fe», que quiere decir la fe
cristiana, o el cuerpo de verdad aceptado por la iglesia. Esto,
entonces, querría decir que al profeta «le está prohibido suprimir o
añadir nada de cosecha propia. Está parado sobre la "base" de la fe
que los apóstoles han colocado». 46 Pero estas interpretaciones («su
fe», «la fe») se complementan, en lugar de contradecirse.

Las mujeres y el silencio en la iglesia


Pablo dice que «guarden las mujeres silencio en la iglesia» (1 Co
14:34). Los versículos 33b-35 están entre los más debatidos de 1
Corintios, mayormente porque parecen contradecir afirmaciones
anteriores de que a las mujeres se les permitía profetizar y orar en
Los dones espirituales y la adoración
249 las siguientes observaciones:
los cultos (11:4-6). Ofrezco
(1) Algunos cuestionan la autenticidad y veracidad de este
pasaje, diciendo que no era parte del manuscrito original. Pero la
vasta mayoría de autoridades consideran que estos versículos son
genuinos de la mano de Pablo.
(2) Cierto punto de vista dice que este pasaje les prohibe a las
mujeres evaluar las expresiones proféticas. Pero no hay nada en el
contexto que sugiera esto. Es más, no está precisamente claro cómo
se han de evaluar las profecías; si la evaluación debía hacerse
vocalmente o incluso si se debía realizar durante el culto.
(3) El mandato de que las mujeres guarden silencio en la iglesia
no es absoluto; se aplica solo bajo ciertas condiciones. En este
capítulo hay otros dos mandatos a guardar silencio, que tampoco son
absolutos (vv. 28,30). El glosolalista debe guardar silencio solo si no
hay presente un intérprete; el profeta que está profetizando debe
guardar silencio cuando se le debe dar a otro profeta la oportunidad
de hablar.
45
Campenhausen, Ecclesiastical Authority, 23-24.
46
Ibid., 62; vea también Delling, Worship in the New Testament, 31. Aunque no sea
necesariamente decisivo, la presencia del artículo determinado ante «fe» puede su gerir esta
naturaleza «objetiva» de la fe.

(4) La interpretación de este pasaje no debe verse afectada por lo que


Pablo dice en 1 Timoteo 2.12-14, puesto que se debe interpretar cada
pasaje a la luz de las circunstancias en que fue escrito.
(5) Está muy claro que las mujeres deben guardar silencio «si
quieren saber algo» (1 Co 14:35). No se puede tomar en serio ninguna
interpretación que pase por alto o ignore este importante indicio. El
pasaje de 1 Timoteo trata de mujeres que quieren enseñar; este pasaje
habla de mujeres que quieren aprender.
(6) Debemos entender las instrucciones de Pablo en el contexto
general de su deseo de armonía y orden en el culto en la iglesia. Puesto
que las mujeres griegas vivían vidas más protegidas que los hombres,
sería natural que ellas hicieran preguntas sobre asuntos espirituales. Pero,
dice Pablo, esas preguntas se deben hacer en casa.

El servicio diario
Los dones espirituales realizan una función espiritual en un culto de
adoración, pero su operación no se limita a tales ocasiones. Es cierto que
la asamblea de creyentes es el lugar especial de la presencia de Dios, y
250 Dones espirituales
que es la contraparte de Dios morando entre su pueblo Israel. 359 Sin
embargo, resulta asombroso que en los pasajes que tratan de la adoración
formal y corporativa de creyentes, el Nuevo Testamento evite usar
términos que podrían ser reminiscencia de la adoración y ritos judíos del
Antiguo Testamento.360 Al investigarlo, resulta aparente que esos
términos relacionados con el culto en verdad se usan en el Nuevo
Testamento, pero no en conexión con el culto de adoración cristiano. 361
En el judaismo y paganismo había sacerdotes. En el Nuevo
Testamento a todos los creyentes se les considera sacerdotes, lo que
automáticamente descarta una clase especial dentro de la iglesia que
realizar servicios o cultos públicos.362 Sin embargo, Pablo sí usa este
tipo de lenguaje de culto para describir su obra en el evangelio, lo
que él llama «el debe sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios»,
y en este contexto se refiere a sí mismo como «ministro [leitourgos,
es decir, "servidor"] de Cristo Jesús» (Ro 15:16). En otros lugares
habla de que su vida sea «derramada sobre el sacrificio y servicio
[dsusía kai leitour- gia] que proceden de su fe [la de los filipenses]»
(Fil 2:17; vea 2 Ti 4:6). También usa lenguaje de culto cuando a la
ofrenda monetaria que les habían enviado la llama «un sacrificio que
Dios acepta con agrado» (Fil 4:18). A los creyentes gentiles se les
llama a ser de servicio (leitourgia) para los creyentes judíos al
compartir las bendiciones materiales (Ro 15:27; vea 2 Co 9:12; Fil
2:25).
El otro término para servicio o servir (latreia o latreuo) lo usa
Pablo al referirse al ministerio de los creyentes, pero no es un
sentido formal de adoración ceremonial (Ro 1:9; 12:1; Fil 3:3; cf. 2
Ti 1:3).363 Como el par previo de palabras para servicio, este par no
se usa en un contexto de una reunión cristiana para adoración, en
tanto que su equivalente hebreo del Antiguo Testamento (avodaj),
cuando se lo usa en relación con Dios, siempre significa servicio de
culto o ritual.364 Notamos también la afirmación de Pablo de que la
359Vea la extensa consideración de Martin H. Scharlemann, «The Congregation: Place oíGod's
Presence», Concordia Theological Monthly 35 (noviembre 1964): 613-621.
360Los términos clave en la Septuaginta son latreia y latreuo, y leitourgia y leitourgeo. Ambos
pares de palabras tienen el significado básico de servicio o servir.
361E1 lector debe entender este significado básico de la palabra «cúltico», que se refiere a los
ritos y ceremonial formales religiosos. El término es teológicamente neutro y no se debe confundir
con sus connotaciones contemporáneas que lo asocian con grupos tales como los Testigos de Jehová
o los mormones.
3621P 2:5,9; Ap 1:6; 5:10; 20:6.
363También lo usa en referencia a la adoración en Israel (Ro 9:4), y la
adoración de parte de los gentiles (1:25).
364Aparece noventa veces en el Antiguo Testamento y, con una sola excepción,
denota «una acción religiosa, en verdad, ceremonial» (H. Strathmann, «latreuo,
Los dones espirituales y la adoración
presentación de los251 mismos cuerpos de los creyentes a Dios
constituye un acto de «adoración espiritual» (Ro 12:1).
Hemos visto que en los escritos de Pablo especialmente hay un
abandono de los aspectos de culto y ceremoniales del sacrificio. Por
ejemplo, en Romanos 12:1-2 Pablo ha recurrido deliberadamente al
lenguaje de culto «a fin de describir
la santificación de la vida diaria como el verdadero sacrificio del
cristianismo».53 Sin embargo, la idea de una espiritualización moral del
culto no se originó con él, porque el Antiguo Testamento y también el
judaismo hablan de sacrificios 54
tanto internos como materiales.
Los dos grupos de palabras que se han considerado arriba tienen que
ver con brindar servicio. Este concepto de servicio se expresa mejor por
otro grupo de palabras que da, incluso en forma más general, la idea de
servicio (diakoneo, diakonia, diako- nos; «servir», «servicio»,
«sirviente»). Como diferencia de los dos términos previos para servicio,
este grupo de palabras presenta la cualidad especial de brindar
personalmente el servicio, que se aproxima a un servicio de amor
activo.55 Con referencia específica a la colecta que se estaba recogiendo
para la iglesia de Jerusalén, Pablo recalca que no se debe considerar solo
externamente sino más bien como un verdadero acto de amor. 56 Cuando
va a Jerusalén con la ofrenda habla de ella en términos de servir
(diakoneo) a los santos (Ro 15:25; vea 2 Co 8:19-20). También considera
su apostolado como servicio (dia- konia).57
Hemos destacado previamente que ciertos dones espirituales se
manifiestan en servicio abierto, tales como liberalidad, dar ayuda y
mostrar misericordia. Como consecuencia de eso, los dones espirituales
incluyen no solo los que se demuestran en la adoración corporativa, sino
también los que se expresan en la vida diaria de la comunidad. Al
referirse a todos los dones como servicios o ministerios (diakoniai, 1 Co
12:5; vea también Ro 12:7), el punto esencial de Pablo es que el servicio
de todos los días tiene un lugar a la par de los fenómenos espirituales
reconocidos.58
53
Ernst Kaesemann, «Ministry and Community in the New Testament», en New
Testament Questions of Today, trad. W. J. Montague, Fortress Press, Filadelfia, 1969, 78.
54
Dt 11:13; Sal 51:16-17; Os 6:6; Testamento de Levi 3:6. Vea también Gerhard Kit-
tel, «logikos», en TDNT, 4:143.
55
Hermann W. Beyer, «diakoneo, diakonia, diakonos», en TDNT, 2:81, 85; vea tam-
bién Schweizer, «Service of Worship», 196-197.
56
Beyer, «diakoneo, diakonia, diakonos», 2:88. Vea Ro 15:30-31; 2 Cor. 8:1-6; 9:1,12-
latreia», en TDNT, 4:59-60). Vea también C. E. B. Cranfield, A Commentary on
Romans 12-13, Oliver & Boyd, Edimburgo, Escocia, 1965,11.
252 Dones espirituales
13; también Hch 11:29-30; 12:25.
57
Ro 11:13; 2 Co 4:1; 6:3-4; 11:8; vea también Hch 1:17,25; 20:24; 1 Ti 1:12.

Conzelmann, 1 Corinthians, 208.


58

Por fin he llegado a la relación existente entre los conceptos de


servicio y de edificación del cuerpo. ¿Se usan los dos
indistintamente? La edificación del cuerpo es el propósito global de
los dones. La manera en que se consigue esto es mediante el
servicio. Lo primero es la meta última de los dones espirituales; lo
otro, los medios y la motivación para lograrlo.365

Excurso:
Los dones espirituales y el fruto del Espíritu.
Con frecuencia surgen varias preguntas con respecto a la
distinción entre los dones espirituales y el fruto del Espíritu. A
veces se ponen en forma preposicional. Estas son dos de ellas,
seguidas de una breve respuesta.
1. «El don mayor es el amor. ¿Por qué buscar otro don?» Pero la
Biblia no habla del amor como don, ni se halla en ninguna lista de
dones espirituales. Sin embargo, se identifica claramente como un
fruto del Espíritu (Gá 5:22).
2. «Los frutos son superiores a los dones». Pero esto no se halla
en las Escrituras. Las Escrituras no los contraponen. Dios ha
ordenado que ambos sean demostrados en las vidas de los creyentes,
sin oponerse mutuamente.

IDEAS GENERALES SOBRE EL FRUTO DEL ESPÍRITU

El pasaje central al considerar el fruto espiritual es Gálatas 5:22-


23, que habla del fruto (karpos) del Espíritu y luego sugiere nueve
en una lista. La expresión «fruto del Espíritu» se entiende mejor
como que el Espíritu Santo es la fuente del fruto.
Resulta especialmente significativo que Jesús, en su último
discurso, hablara extensamente sobre el fruto (Jn 15:1-17) y también
de la venida del Espíritu Santo (Jn 14:16-18,26; 15:26- 27; 16:5-15).
No es casualidad que en su discurso de despedida hablara también
del amor, gozo y paz; que son los tres primeros frutos mencionados
en Gálatas 5:22-23. Otros varios pasajes del Nuevo Testamento

365E1 excurso al final de este cap. trata de un tema relacionado. Es un estudio com-
parativo de los dones y el fruto del Espíritu.
Los dones espirituales y la adoración
tratan también con el253
tema del fruto (Mt 7:15-23; 12:33; Lc 6:43,44;
Ro 6:22; Ef 5:9; Fil 1:11; He 12:11).
Otra terminología relativa a este concepto se halla en expresiones que
hablan de ser guiados por el Espíritu, andar en el Espíritu, y ser
espiritual. «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son
hijos de Dios» (Ro 8:14; vea también Gá 5:18). Estrechamente
relacionadas con este concepto están las palabras de Pablo de que
debemos vivir, o andar, por o en 366 el Espíritu (Gá 5:16,25). En el
versículo 16 el verbo que se traduce «vivir» en la NVI es peripateo, que
era el vocablo griego común para la actividad de las piernas y pies
llevando a una persona de un lugar a otro. Pero en el Nuevo Testamento
la palabra se usa también con el sentido figurado de conducirse o
comportarse uno mismo (Ro 6:4; Ef 4:1).
El verbo en Gálatas 5:25 es stoijeo, que es más restringido. La idea
general de la palabra es «estar de acuerdo con, o seguir». En este
versículo quiere decir mantener el paso con el Espíritu, seguirle, estar de
acuerdo con él (vea también Hch 21:24; Ro 4:12; Gá 6:16; Fil 3:16).
La palabra que se traduce «espiritual» (pneumatikos) se refiere a
veces a los dones espirituales, pero en general significa madurez cristiana
(1 Co 2:13,15; 3:1; Gá 6:1).
Todos estos términos se hallan en el contexto inmediato del pasaje
sobre el fruto del Espíritu (Gá 5:22-23), indicando que hay diferentes
maneras de expresar la misma idea.

SIMILITUDES ENTRE DONES Y FRUTO

Ambos grupos tienen varios puntos en común.


(1) Su fuente es el Espíritu Santo. No se originan en el creyente, y
son posibles solo por la capacitación del Espíritu.
(2) El propósito de ambos es edificar. El propósito global de los
dones es edificar al Cuerpo de Cristo (1 Co 12:7; 14:26). De la misma
manera, el propósito del fruto espiritual, personificado por el amor, es
edificar (1 Co 8:1).
(3) Ambas obras del Espíritu se pueden perfeccionar. Con otras
palabras, el creyente no las recibe terminadas. El empuje de 1 Corintios
14 es instrucción. Pablo no cuestiona en ninguna parte la autenticidad de
los dones que aducían tener los corintios; sin embargo insiste en que los
dones tienen que ser cultivados con el fin de edificar a la congregación.
De manera similar, el fruto espiritual tiene que ser cultivado; deben ser
llevados a un estado de madurez. Esta es la idea que se haya detrás de los

366El dativo se brinda para cualquiera de estas traducciones.


254 Dones espirituales
conceptos de madurez y crecimiento del creyente: la continua
transformación del creyente a imagen de Cristo (2 Co 3:18).

DISTINCIONES ENTRE LOS DONES Y EL FRUTO

(1) En cuanto a su naturaleza, los frutos son resultado del


Espíritu que mora en el creyente; los dones, son resultado del
Espíritu que capacita. Los frutos son éticos en su naturaleza, en
tanto que los dones son carismáticos en su naturaleza.
(2) Hay una distinción con respecto a la obligación de los
creyentes de apropiarse de ambos. Se requiere que todos los
creyentes demuestren todo el fruto del Espíritu. Pero Dios no exige
que todos los creyentes tengan todos los dones. El requisito es la
receptividad y un deseo anhelante (1 Co 12:31; 14:1), pero la
distribución de dones es obra soberana del Espíritu (1 Co 12:11).
(3) A los creyentes se les pide manifestar siempre el fruto es-
piritual, pero su manifestación de dones espirituales depende del
acicate del Espíritu.

EL IDEAL DIVINO

El Espíritu Santo se manifiesta tanto en los dones que concede a


los creyentes como en el fruto que estos demuestran. Ambas
categorías son centrales en la enseñanza del Nuevo Testamento
sobre la actividad del Espíritu entre el pueblo de Dios.
Puesto que tanto los dones como el fruto se originan en el
Espíritu, no es correcto oponerlos mutuamente. A los creyentes
corintios les fue dicho: «Empéñense en seguir el amor y ambicionen
los dones espirituales» (1 Co 14:1). Las dos ideas están
correlacionadas, pero ciertamente hay que entenderlas a la luz de
que Pablo señala «un camino más excelente» (12:31). Esto fue
necesario decirlo debido al abuso de los dones, no debido a
inferioridad alguna de los dones en relación con el fruto del Espíritu.
En Corinto se estaban usando los dones en competencia en lugar de
en cooperación, para la gratificación propia en lugar de para la
edificación de la congregación. Sin embargo, Pablo no sugiere en ningún
momento que los dones no sean genui- nos cuando se manifiestan de esta
manera. Es la persona que manifiesta el don, y no el don, lo que es nada
(1 Co 13:1-2). El don es genuino; el que lo ejerce podría no serlo. «El
camino más excelente» es la mediación de los dones por el fruto del
Espíritu, y primordialmente mediante el amor.
El amor, como vemos en 1 Corintios 13, es el principio regulador que
Los dones espirituales y la adoración
se haya detrás de los dones255espirituales. Es paciente y amable; de buen
grado cede a otros miembros con dones, dándoles la oportunidad de
hablar (14:30-31). No siente celos ni se jacta; reconoce que el Espíritu
distribuye soberanamente sus dones a quien él quiere (12:11). Tampoco
se enorgullece por poseer algún don o dones (12:21). No es ni arrogante
ni grosero; siempre considera el bienestar del cuerpo entero al expresarse
en la congregación, y está dispuesto a recibir corrección (14:29-30). No
insiste en salirse con la suya, y se somete a la autoridad debidamente
establecida en la iglesia (14:37).
Complementación, y no exclusión mutua, es el enfoque del Nuevo
Testamento de los dones y el fruto. Juntos sirven para edificar a la
iglesia. Relacionado a esto está el concepto de penetración mutua, tal
como se consideró en el pasaje precedente. El ideal divino es que ambos,
los dones y el fruto, se manifiesten entre los creyentes. No se nos llama a
escoger el uno por encima del otro.
Preguntas de estudio
PARTE 1: PNEUMATOLOGÍA GENERAL

CAPÍTULO 1: EL ESPÍRITU Y LA DEIDAD

1. Dé cinco razones por las que hay confusión en la mente de algunos


respecto a la persona del Espíritu Santo.
2. Mencione cuatro o cinco figuras de expresión que se hallen en las
Escrituras para referirse al Espíritu Santo.
3. ¿De qué maneras muestran claramente las Escrituras que el Espíritu
Santo es una Persona?
4. Explique el significado de blasfemar al Espíritu Santo.
5. Haga una lista y comente brevemente las líneas de evidencia que
indican la absoluta deidad del Espíritu.
6. ¿Es apropiado elevar oraciones y alabar al Espíritu Santo? Justifique su
respuesta con base bíblica.
7. Explique brevemente lo que dice cada uno de los siguientes credos de
la iglesia primitiva respecto al Espíritu Santo: el credo apostólico, el
credo niceno y el credo atanasiano.
8. ¿Cuál fue el error teológico de cada una de los siguientes personajes
respecto al Espíritu Santo: Arrio, Macedonio y Sabelio.
9. ¿En qué consistió la controversia filioqué?

CAPÍTULO 2: EL ESPÍRITU EN EL PERÍODO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1. ¿Qué dos cosas se destacan en la enseñanza del Antiguo Testamento


sobre el Espíritu Santo?
2. ¿De qué maneras está el Espíritu Santo relacionado con la creación del
mundo?
3. ¿De qué tres formas opera el Espíritu Santo en el mundo físico, o
natural, respecto a las personas?

259
260 Preguntas de estudio

4. Dé seis expresiones del Antiguo Testamento sobre la manera en que


el Espíritu Santo establecía contacto con los individuos.
5. ¿En qué dos formas importantes difiere el Nuevo Testamento del
Antiguo Testamento respecto a la actividad del Espíritu Santo entre el
pueblo de Dios?
6. Defina lo que es un profeta y cómo el mensaje del profeta tiene que
ver con el futuro y el presente.
7. En el Antiguo Testamento, ¿cuál fue el resultado más frecuente de la
venida del Espíritu Santo sobre individuos o grupos?
8. ¿Qué ideas principales sobre el Espíritu Santo se hallan en los libros
no canónicos del judaismo intertestamentario?
9. Enumere algunas de las ideas principales sobre el Espíritu Santo que
se hallan en los escritos de la comunidad de Qum- rán.

CAPÍTULO 3: EL ESPÍRITU Y EL MESÍAS

1. Escriba un párrafo de resumen de las profecías de Isaías respecto a la


conexión entre el Mesías y el Espíritu Santo. ¿Cuál pasaje es el más
significativo para entender el ministerio de Jesús?
2. ¿Qué eventos de la vida de Jesús muestran la importante conexión
entre él y el Espíritu Santo?
3. ¿Cómo se relacionan entre sí las palabras «Cristo» y «Mesías»? ¿Cuál
es su significado básico?
4. ¿Necesitaba el Hijo eterno de Dios realmente la unción del Espíritu
para realizar su obra terrenal? Explique.
5. ¿Cómo se relacionó el Espíritu Santo con Jesús inmediatamente antes,
durante, e inmediatamente después de su tentación en el desierto?
6. ¿De qué dos maneras se movió el Espíritu en el cuerpo inerte de
Jesús?
7. Después de la resurrección de Jesús, ¿de qué modo se invirtieron los
papeles en la relación entre él y el Espíritu Santo?
8. Según el Evangelio de Juan (16:13-14), ¿qué tres actividades del
Espíritu Santo se relacionan específicamente con Cristo?
9. Explique el concepto de que el Espíritu está subordinado al Padre y al
Hijo, pero no es inferior a ellos.
CAPÍTULO 4: EL ESPÍRITU Y LA IGLESIA

1. ¿Qué dos figuras de expresión del Nuevo Testamento muestran la


íntima conexión entre el Espíritu Santo y la iglesia?
2. Muestre cómo la iglesia como templo del Espíritu Santo es el
Preguntas de estudio 261

cumplimiento tipológico del tabernáculo y del templo del Antiguo


Testamento.
3. Explique cómo el Jesús terrenal es el puente que conecta el tabernáculo
y templo del Antiguo Testamento con la iglesia como templo de Dios.
4. ¿Qué dos hombres del libro de los Hechos proclamaron que la
presencia de Dios no mora en un edificio físico?
5. Comente en un párrafo el concepto de que los creyentes, corpo-
rativamente, son el templo espiritual y su sacerdocio.
6. Explique la importancia de 1 Corintios 12:13 para entender la
naturaleza de la iglesia como Cuerpo de Cristo.
7. ¿De qué cuatro maneras se relaciona la actividad del Espíritu con la
iglesia como Cuerpo de Cristo?
8. ¿Cuáles son algunas lecciones importantes que se derivan de la
consideración paulina respecto a que el Espíritu designa a miembros
del cuerpo para funciones específicas (1 Co 12:12-27)?
9. ¿Cuáles son dos interpretaciones aceptables de la frase «la comunión
del Espíritu Santo»?

CAPÍTULO 5: EL ESPÍRITU Y EL CREYENTE

1. Explique brevemente la afirmación de Jesús de que el Espíritu Santo


convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Jn 16:8).
2. ¿Qué tres expresiones del Nuevo Testamento para la salvación
enfatizan la obra del Espíritu Santo? Comente brevemente cada una de
ellas.
3. ¿Cuáles son las principales interpretaciones de la frase «nacer del agua
y del Espíritu» (Jn 3:5), y cuál prefiere usted? (Asegúrese de leer la
correspondiente nota al pie.)
4. Justifique la afirmación del autor: «El Espíritu Santo mora en todos los
creyentes».
5. ¿De qué dos maneras testifica el Espíritu de la salvación de una
persona?
6. ¿Cuál es el significado básico del término «santificación»?
7. ¿Cuáles son las tres creencias extremas que se deben evitar en cuanto
a la santificación? Explique brevemente cada una.
8. Escriba un párrafo significativo sobre la santificación como ex-
periencia progresiva.
9. ¿En qué tres papeles actúa el Espíritu Santo para ayudar a los
creyentes en su andar espiritual diario?
262 Preguntas de estudio

10. ¿De qué tres maneras se relaciona el Espíritu Santo con la resu-
rrección de los creyentes?

CAPÍTULO 6: EL ESPÍRITU Y LA PALABRA DE DIOS

1. En unas cuantas frases indique cómo se relacionan armoniosamente


entre sí el Espíritu Santo y la Palabra de Dios.
2. Defina la revelación en lo que se aplica a las Escrituras. ¿Cuál es el
papel del Espíritu en la revelación?
3. ¿Qué quiere decir inspiración de las Escrituras, y cómo se relaciona el
Espíritu Santo con la inspiración? ¿Cuáles son los dos importantes
pasajes del Nuevo Testamento sobre este tema?
4. En cuanto a la inspiración, ¿cuál es la relación entre los autores
humanos y el Espíritu Santo?
5. ¿Cuál es el significado de iluminación en lo que tiene que ver con las
Escrituras? ¿En qué se diferencia de la inspiración?
6. Puesto que Jesús prometió que el Espíritu Santo nos enseñará todas
las cosas, ¿descarta esto a los maestros humanos que enseñan la
palabra de Dios? Explíquelo.
7. ¿De qué manera se relacionan entre sí la proclamación del evangelio y
el poder del Espíritu Santo?

PARTE 2: BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

CAPÍTULO 7: ASUNTOS INTRODUCTORIOS

1. Dé dos razones por las que se deban atender seriamente los asuntos
hermenéuticos relativos a la doctrina del bautismo del Espíritu.
2. Explique los siguientes términos y cómo el creyente pente- costal los
enfoca: crítica de la redacción, teología narrativa, precedente
histórico, intención del autor, forma inductiva de lógica.
3. ¿Qué quiere decir el autor al afirmar: «A todo autor bíblico se le debe
entender en sus propios términos?» Relacione esto con la teología de
Lucas sobre el Espíritu Santo.
4. Explique la diferencia entre la promesa del Espíritu Santo que se halla
en Ezequiel y la que se halla en Joel. ¿Cómo se liga la afirmación de
Moisés registrada en Números 11:29 con la profecía de Joel?
5. ¿Durante qué período del Nuevo Testamento se cumplió la doble
Preguntas de estudio 263

promesa del Antiguo Testamento relativa al Espíritu Santo?


6. Mencione ocho expresiones que usa Lucas para la experiencia que a
menudo se llama bautismo en el Espíritu Santo.
7. Distinga claramente entre ser bautizado por el Espíritu Santo y ser
bautizado en el Espíritu Santo.
8. ¿Cuáles son las principales interpretaciones de 1 Corintios 12:13?
¿Cuál le parece la más aceptable, y por qué?

CAPÍTULO 8: POSTERIORIDAD Y SEPARACIÓN

1. ¿Es propio formular una doctrina del Espíritu Santo partiendo de los
incidentes que registra el libro de los Hechos? Relacione esto con la
cuestión de si Lucas es tanto teólogo como historiador.
2. ¿Qué quieren decir los pentecostales al enseñar que el derramamiento
del Espíritu el día de Pentecostés es paradigmático, o programático,
por naturaleza?
3. ¿Cuáles son las principales interpretaciones de la afirmación de Jesús
a los discípulos: «Reciban el Espíritu Santo?» (Jn 20:22)? ¿Qué
razones da el autor para no aceptar la opinión de que los discípulos
nacieron de nuevo en esa ocasión?
4. ¿Cuál es la mejor explicación para el período de diez días de espera
entre la ascensión de Jesús y el derramamiento del Espíritu el día de
Pentecostés?
5. Dé varias razones por las que la recepción del Espíritu por parte de
los samaritanos (Hch 8:14-20) se debe entender como una experiencia
distinta de su experiencia de conversión.
6. ¿Cómo muestran las experiencias espirituales de Saulo de Tarso (Hch
9:1-17) una separación entre la conversión y el bautismo del Espíritu
y que la una es posterior a la otra?
7. ¿La experiencia de Cornelio y su casa (Hch 10:44-46) apoya la idea
de que el bautismo del Espíritu es posterior a la obra del Espíritu en la
conversión? Explique.
8. Indique los argumentos generales a favor de la posición de que los
hombres de Éfeso (Hch 19:1-7) ya eran creyentes cuando Pablo los
conoció.
9. En sus propias palabras explique brevemente la posición de la
mayoría de los pentecostales de que el bautismo del Espíritu es
distinto de la obra del Espíritu en la regeneración.
264 Preguntas de estudio
CAPÍTULO 9: EVIDENCIA FÍSICA INICIAL

1. ¿Qué eventos de los primeros cuatro capítulos de Evangelio de Lucas


muestran que se estaba cumpliendo la promesa del Antiguo
Testamento acerca del Espíritu Santo?
2. Hable de la importante conexión entre los personajes del Antiguo
Testamento que profetizaban cuando vino sobre ellos el Espíritu
Santo, y lo que sucedió en el Nuevo Testamento cuando el Espíritu
Santo vino sobre el pueblo de Dios.
3. ¿Cuál es la significación del fenómeno del viento y el fuego el día de
Pentecostés?
4. ¿Cuáles son las diferentes interpretaciones de la afirmación de Juan el
Bautista de que Jesús bautizaría en el Espíritu Santo y fuego?
5. Enumere algunas de las opiniones erróneas sobre la naturaleza de la
glosolalia. ¿Qué base hay para decir que la glosolalia quiere decir
hablar en ciertos idiomas?
6. ¿Cómo pudo decir Pedro que la predicción de Joel de que todo el
pueblo de Dios profetizaría se cumplió el día de Pentecostés, si los
discípulos no profetizaron hasta que hablaron en lenguas?
7. ¿Hasta qué punto es importante que Lucas diga que «todos» los
discípulos hablaron en lenguas el día de Pentecostés?
8. ¿Cómo apoya el relato del derramamiento del Espíritu en la casa de
Cornelio (Hch 10:44-46) la posición pentecostal de que la glosolalia
acompaña a la experiencia?
9. ¿Se puede inferir que los samaritanos (Hch 8:14-20) y Pablo (9:17)
hablaron en lenguas cuando el Espíritu vino sobre ellos? Dé razones.
10. ¿Son las lenguas el acompañamiento normal o el acompañamiento
normativo del bautismo en el Espíritu Santo? Explique la diferencia, y
haga un resumen de por qué la mayoría de los pen- tecostales dicen
que las lenguas son normativas.

CAPÍTULO 10: PROPÓSITO Y RESULTADOS DEL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU

1. ¿De qué maneras la vida terrenal de Jesús como persona ungida por el
Espíritu es un modelo para los creyentes?
2. Comente sobre el punto de vista de que el único propósito del
bautismo en el Espíritu es capacitar a los creyentes para testificar.
3. Mencione seis resultados del bautismo en el Espíritu y haga una o dos
declaraciones sobre cada una de ellas.
Preguntas de estudio 265

4. ¿Qué siete sugerencias se le pueden hacer a la persona que quiere ser


bautizada en el Espíritu?
5. Explique por qué la terminología de ser lleno del Espíritu no se debe
restringir solo a ser bautizado en el Espíritu.
6. ¿De qué formas diferentes se usa en el Nuevo Testamento la ex-
presión «lleno con o del Espíritu»?
7. Comente la sugerencia de que la cuestión importante no es si la
persona ha sido llenada con el Espíritu en algún momento, sino si está
llena del Espíritu en el presente.

PARTE 3: DONES ESPIRITUALES

CAPÍTULO 11: CONSIDERACIONES GENERALES

1. ¿Cuál es el significado de las palabras griegas carismata y pneu-


matika en su aplicación a los dones espirituales? ¿Se las usa in-
distintamente en el Nuevo Testamento? Explíquelo.
2. Cuando Pablo usa los términos «dones», «servicios», y «obras»
(«efectos») en 1 Corintios 12:4-6, ¿cómo contribuye cada término a
nuestra comprensión de los dones espirituales?
3. Explique en unas pocas frases la estrecha relación entre los dones
espirituales y el Cuerpo de Cristo.
4. ¿Cuál es el propósito global de los dones espirituales?
5. ¿Sobre qué base cree el autor que todo creyente posee por lo menos
un don?

6. ¿Puede un creyente ejercer más de un don?


7. ¿Cómo coordina usted las afirmaciones aparentemente contradictorias
de que debemos buscar ciertos dones y de que el Espíritu distribuye
soberanamente los dones conforme a su voluntad?
8. Defina los términos «cesacionismo» y «continuismo».
9. ¿Qué respuestas le puede dar un continuista a un cesacionista?

CAPÍTULO 12: DONES INDIVIDUALES — PRIMERA PARTE

1. ¿Por qué es difícil compilar una clasificación rígida de los dones


espirituales?
2. ¿Cuáles son los pasajes clave del Nuevo Testamento que tratan del
266 Preguntas de estudio

tema de los dones espirituales?


3. Explique la idea de que el Nuevo Testamento enfatiza la función de
los líderes de la iglesia, y no su cargo u oficio.
4. ¿Por qué es difícil dar una definición clara y contundente
de
apóstol?
5. Explique cómo, en el Nuevo Testamento, el término «profeta» se usa
en un sentido restringido y en un sentido amplio.
6. ¿Por qué es incorrecto decir que profetizar y predicar son términos
intercambiables?
7. ¿Cuál es la función de los maestros en la iglesia? Relacione esto con
el papel del pastor.
8. ¿Qué otros dones pueden ser iguales que el don de pastor? Razónelo.
9. Explique el papel del evangelista.

CAPÍTULO 13: DONES INDIVIDUALES — SEGUNDA PARTE

1. ¿Cuáles son los dones de ayuda práctica? Explique cada uno


con una frase o dos.
2. ¿Cuáles son los tres dones de poder, y cómo se relacionan entre sí?
3. ¿En qué se diferencia la fe del don de fe que Dios exige de todos los
creyentes?
4. ¿Qué significan los cuatro sustantivos en plural en las frases «dones
de sanar enfermos» y «obras milagrosas»?
5. ¿En qué se diferencian entre sí los dones de palabra de sabidu
ría y palabra de conocimiento?

6. ¿En qué se diferencia la glosolalia del Nuevo Testamento de fe-


nómenos similares del mundo pagano?
7. ¿Cuáles son las posibles explicaciones para la discrepancia entre el
largo de una expresión glosolálica y lo que parece ser su
interpretación?
8. Según 1 Corintios 14, ¿cuáles son las tres funciones del don de
lenguas?
9. ¿Cómo edifica al cuerpo de creyentes el don de profecía?
10. ¿Cómo se relaciona el don de discernir espíritus con el don de
profecía?
11. Explique por qué el creyente puede decir con confianza que la obra
expiatoria de Cristo incluye la curación del cuerpo.
Preguntas de estudio 267
CAPÍTULO 14: Los DONES ESPIRITUALES Y LA ADORACIÓN

1. ¿Cuál es la base bíblica para creer en la música de adoración de


naturaleza carismática?
2. ¿Qué restricciones se imponen sobre el ejercicio audible de lenguas en
un culto de adoración? ¿Por qué son necesarias dichas restricciones?
3. ¿Bajo qué condiciones son justificables las lenguas sin interpretación?
4. ¿Qué limitaciones se imponen sobre el ejercicio del don de profecía en
un culto de adoración?
5. ¿De qué dos formas se pueden evaluar las expresiones proféti- cas?
6. ¿Cuáles son tres posibles fuentes de una expresión que parece ser
profética?
7. ¿Cuál es la mejor explicación de que «guarden las mujeres silencio en
la iglesia» (1 Co 14:34)?
8. ¿En qué sentido diferente el Nuevo Testamento usa términos que en el
Antiguo Testamento se asocian con adoración y ritos?
9. ¿En qué se diferencia entre sí el fruto espiritual y los dones espi-
rituales? ¿En qué se asemejan?
índice de Pasajes Bíblicos
ANTIGUO TESTAMENTO

Génesis Números
1:2 22, 25, 33, 34,47, 11 4
134 11:16-17 10
n 3 63
1:26 11:16-29
4 8
2:7 34,113 11:25-26 39,134
6:3 22,35,134n 11:26-29 3
14 9
10 11:29 97,134,171,196
7
14 4
10:5,31 22:28-30
514 10
11:1,6-7,9 24:2-3
511 33
1.1:6-9 27:18
41:38 13 27:18-20 18
8 6

Éxodo Deuteronomio
3:2-5 13 4:2 8
913 15
14:21 5:4
7
23 38
15:26 6:1-2
213 58
19:16 6:6-9
7 5
19:18 137,137n 11:13 253n
28:2-3 3 12:32 8
31:3 36 13:2-6 248,249
5
73 2
35:30-35 18:21-22
35:31 1346 18:22
42
n 4 48
35:31,34-35 25:4
25 23
40:34-35 27:14-26
6 47
27:26
Levítico 28 23
23 32
16:22 28:59,61
3 3

269
270 índice de pasajes bíblicos

Deuteronomio (cont.) 1 Reyes (cont.)


34:9 16 18:12
3
18:28-29
Jueces 19:11
3:10 3 22:19-23
6 36,3
6:34
7 3
11:29 2 Reyes
13:25 6 3 2:8,14
5 35,3
14:6 2:9,15
6 35, 36,
14:19 2:11
37 37,13
15:14 2:16
8 3
15:14-15 7:1
6 3
15:14-16 9:11
16:20 5 3
5
1 Crónicas
1 Samuel 12:18
10:1,6 3 16:36
8 22
10:5-6 22:6
6 22
10:5-7 25:1
6 4
10:5-10
0 4
10:6 2 Crónicas
0 13
10:6,10 5:13-14
4 37,16
10:10 7:1-2
3 22
10:10-11 24:20
6 3
16:13
8 16
16:13-14 Nehemías
3 3
16:14 5:13
5 13
19:20-21 8:6
4 40,
19:20-24
19:24 226 40 Job
n
4:21
2 Samuel 26:13
7:5,13 59 33:4
n 13
22:16 33:19
7 8
23:2 34:14-15
24:11-12 1 8 37:10
1

1 Reyes Salmos
8:10-11 5 19:1
7
índice de Pasajes Bíblicos 271

Salmos (cont.) 8 Isaías (cont.)


19:7 5 63:10-11 2
33:6 2 66:1-2 56
26, 35,2 8
51:11 66:15,18 138n
57 253
51:16-17
n 23
103:3b Jeremías
104:30 33 1:13 8
106:48 2434 5:14 15
119:42,96,140,14 n 23:29 41
2, 8 4
151,160,172
139:7 55 Ezequiel
139:7-10 72 1:4—2:8 1
5 2:2 38,4
41 3
Isaías 3:12-14
4:2-6 139 3:12,14 47
6:3 n 2 3:14 14
78 14
7:7 3:24
7:14 47,165 7:1
14
2 27, 1
11:2 8:3 37, 41,134n
45,161 4
11:3-5 11:1 41,134n
20:2 405 11:1,24 3
28:11 145, 146n, 147, n 11:5 41, 7
229 81 1
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59 31
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44:3-5 139 19:12-13 14
24, 6 41
48:16 21:26
52:13—53:12 46,161 23 22:21 11

53 233, 5 36:25-27 72, 96,133


1
234 23 9
53:3 36:26
233, 3
234, 6
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234n 23 9
53:5 36:27
53:11 523 37:1 64
323 11
53:12 37:1-14
316 113,13
61 37:9
37,16 2 38 1
61:1 37:9-14
1 4 3
61:1-2 39:29 37,136
62 37,
63:10 43:5
2 41
272 índice de pasajes bíblicos

Daniel joel (cont.)


4:8-9 3 2:28-32 136,137
84
4:89,18
23
5:11,14 Miqueas
5:12 84 1:8 40n
5:14 42 3:8 37,42
2 140
5:12
Oseas
6:6 253 Zacarías
n
4:2-6 138
Joel 4:6 36
2:28 96,14 12:10 99,136
8
2:28-29 37,43,96,99,110,133
134,17 Malaquías
1136, 33
2:28-32 2:15
137
NUEVO TESTAMENTO
Mateo (cont.)
Mateo 8:26 219
1:18 4 9:35 234
1:18-20 167 10:8 169
213
1:18,20 10:16 47
1:20 34 10:17-20 175
7
3:11 100,101,138 10:20 136
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813 46
3:13-17 12:17-21
44
3:16 12:22-30 49
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7 6 22
4:1-11 12:32
4:16 588 12:33 255
n23 219
4:23 14:31
48
5:18 16:8 219
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n21
6:30 19:21 75n
924 219
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825
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523 195
8 25:15
423 234
8:16-17 25:39
8:17 423 28:19 24
4
índice de Pasajes Bíblicos 273

Marcos Lucas (cont.)


1:8 100, 4:1-13 6
101 49, 77, 162, 1658
1:9-11 13 4:14
1:12 44 4:16-19 1
1:12-13
8
6 4:16-21
3
1
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3:22-30 n2 4:28 1
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2
9:23 6
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1
10:45 9
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1
11:22-24
9
21 6:43,44
7
2
13:9-11 9
17 7:21 5
2
13:11 57 9:51-56 3
11
9n
15:34 148 10:7' 8
16:17 6
224,14 10:9,17 13
2 10:20 6
1
Lucas 10:37
1
2
1 9 11:8 1
1—4 7
135,15
11:9 7
1
5
1:15 120,13 11:11- 7
22
3 12 2n
1:15,41, 10 11:13 131, 136,173
67 0
1:35 47, 12:10 2
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n 12
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22,1
36
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3
14 12:28 2
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13 12:49- 1
13
50 9n
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8
5
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7
4 24:27
0
1
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21,59n,
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2:36 3
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2:40
3
17 24:53
58,
173
3:16 100, 7
101,138
3:16-17 13 Juan

3:21-22 8
24,13 1:14 5
4
3:22
21,45,47,99,1
1:29,36 8
4
62
4:1 48,162,1 1:32 7
4
77
274 índice de pasajes bíblicos

Juan Juan (cont.)


(cont.)
1:32-33 5 16:9 6
1:33 48,100,101,11 16:9-11 68
62
1:41 4 16:10 86
2:19 7
5 16:11 8
6
2:25 218 16:12-15 88
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53,
76,
3:3-6 6
9 77,84n, 86
3:5 22, 25, 70, 8 16:13-14 23, 52,84n
71, 96
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3:6 700 16:23 12
3:8 n
21,70,115,1 17:5 114,114n7
38
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4 19:30 54
n
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72
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9
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2
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,16
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4
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2
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6
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1
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14:17 9 1
14:18 8
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14:26
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4 65
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15:26- 84n, 1:14 8
6
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16:5-15 1:15
4
23,52, 3n
16:7 1:16 83,84
16:8 5322,67 1:17,25 25
3n
índice de Pasajes Bíblicos 275

Hechos (cont.) Hechos (cont.)


2 95,96,97,110,111,112,1 2:47 6
15,
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5
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2
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6
1
4 7
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1
21
2:2 21, 3
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3
2:3 5
21,14
4:8-13
2
1
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1
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-29
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-18
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-21 8
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-21
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-18
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1
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1
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1
2:31
7
1 5:32
6
52,164
2:32 7
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2:33 6
52,110,134,137,1 6:3 1
64
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1
,39
2:37 9
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1
9
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37
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5
2:46 58, 6
62, 7:47 7
5
219 9
276 índice de pasajes bíblicos

Hechos (cont.) Hechos (cont.)


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7:51 8
22,6 4410:37- 1
7 38
7:55 17 10:38 21,49 2
,
7
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8 176, 221n
73
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5
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19
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11:1
,19 0 9 119
99,
8:15-20 11:15
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141
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30
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1
2 28
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2
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8:39-40 11:28
6 1n
8:40 12 11:29- 25
2 3012:7- 3n
9
150,17 1
3 10
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1
0
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25
9:2 12:25
n 12 3n
209,
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3 212
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3
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67
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2
3 12
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1
6
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2
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1
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6 177
10 95,146n, 13:31 1
150,151,166
10:19 2 13:45 6
1
2
índice de Pasajes Bíblicos 277

Hechos Hechos (cont.)


(cont.)
13:52 166,177,178n 19:2 93, 125,
99,122, 127,128,
14:3 1 129,153
14:8-10
6
1 19:5 1
14:22
6
231 19:6 27
127,
n 142,151,
14:23 2 154,165,
15 0
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1
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9
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15:12 2
1 19:12 65 2
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n
15:31 23l 19:29 177
n
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n
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16:7
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16:10-17 6
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65 1
232
16:23-26 1 21:8 66
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214
16:34 6
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n
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n
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n
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18:25 2
1 22:20 164
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1 26:3 154n

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173
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19:1-6
2
1 26:16-18 120
19:1-7 6
109,122,1 26:24-25 225
53
278 índice de pasajes bíblicos

Hechos (cont.) Romanos (cont.)


26:25 14 8:23 78, 79,236
112
27:1—28:16 8:26 20,22, 78,168, 236, 244
8
215 2
27:11 8:27
n16 251
27:23-25 9:4
6
16 2n1
28:3-5 9:4-5
516 10:9- 86
28:8
165,235 17 8
28:9 11:13 207,217n, 253n
4 8 11:25- 21
28:25
3 26 1n
182,1
11:29
83
59,
Romanos 12:1
22,2 252 2
1:3-4 12:1-2
1:4 26, 551, 12:2
57
68 25 195,197, 207, 5
1:9 12:3
2 248 6
1:11 182,183,186, 218 12:3-8
1:18 6 12:4-5 189,10
88 91 19
1:19-21 12:4
1:25 2522 12:5
1n
60,1
n 8 90
2:14-16 12:6 63,. 182,183,184,194,195,
21 196, 209, 248,
4:3
4:12 255 12:6-8
250
169,,
56 181,183,186,189,201,
4:25 202, 202n, 203n, 207, 212,
5:15 188 215n, 217, 231
4 212, 213, 217,
5:15-16 182,183,187 12:7
60,10 253 6
6:3 12:7-8
3 25 215, 216, 3
6:4 12:8
5
25 218 23
6:22 15:4-5
5 1n2
6:23 182,183,184 15:15
8 0
8:4 15:16 59n, 73, 252
8:5-9 76 15:19 25,165, 221,
66 221n 2
8:5-9,13 15:25
2 52
8:9 45,71,116,194 15:27
38,9 52
8:9,14-16 15:30
8:11 22, 25,6 51, 15:30- 252
79 62,7 31 3n2
8:13 16:7
5
77, 0
8:14
255 71,
8:15 1 Corintios
79,153 7 2
8:16 1
8:22-23 72 1:7 182,183,192
8 5
índice de Pasajes Bíblicos 279

1 Corintios (cont.) 1 Corintios (cont.)


1:13 6 12:1 182,1
85
1:18 2
8 12:1-11 1
-21
1:30
1
7 12:3
102, 8
202, 249
2 5
22 12:4-6 24,188,194
2:1- 26 12:4-20 1
5
2:4 88, 9 12:4,9, 30-31 9
165,221n 28,
2:9- 2 12:4,11 1
10
2:9- 5
7 12:5 217n, 9
253
11
2:10 1
21,2 12:7 63, 64,187,193, 223,
-11 5 255
2:11 8 12:7,11 1
,18
2:11 1
21 12:8-10
9
22,
,15 63,169,186,189,192,
2:13 2
25 195, 201, 202,203, 212,
,15
2:13 58 220, 232,247
,16
2:14 3
71,8 12:9 102,189,
6 219,220,233
3:1 62n, 12:9,11 1
255 ,13
3:1- 8 12:10 189, 209, 221, 9
2 242, 246n,
3:1- 6 2
4
3:3 2
62 12:10,2 142,145,226,4
195, n 8 240
22,
3:5 12:11
217n 63,184,186,187,187n,
3:10 20 194,196,
256, 257
3:16 7
14 12:12- 1
13
3:16 55, 0 12:12- 9
60,1
-17 56,191 27 89
6:11 7 12:12- 1
28
6:11 5
7 12:13
60, 8
-12 65,101,102,103,104,
6:19 55, 71, 3
72,96, 104n, 131,190,194
98,116,140
7:7 182,18 12:14- 1
3 16
8:1 25 12:15- 9
1
17
8:1, 5
19 12:18
9
63,192,196
10
8:11 2
192 12:21 64,
-13 n 257
9:1 20 12:21- 1
24
9:9 78 12:26 9
64
9:14 3
8 12:27 190,1
92
9:17 3
20 12:28 76, 87,187,192,196,
202,204,206,211,214,
10:2 7
19
3 215 191,201,
11:1 2
19 12:28- 208,
9 29 209, 212
11:4 4
25 12:28- 63,1
-6 30 69
12 62,102, 0
142,181, 12:28- 1
241 31
12— 142,145,181,183,185,19 12:29 8
1
14 7
280 índice de pasajes bíblicos

1 Corintios 1 Corintios (cont.)


(cont.)
12:29-30 19 14:16 144,2
5 43
12:30 142,158 14:16-17 173,230,236
12:31 185,196,197,212,256,257 14:17 1
13 238,257 14:18 152,19
83 231,2
13:1 142,146 14:19
25 43
13:1-2 14:20 75n, 168
721 2
13:2 14:21
9 32
13:8 142,198 14:21-23
2
14 142,145,146,181,196,203, 14:22 142,228,231n, 243
209, 210, 211, 212, 228, 14:23 225, 242, 243
237, 2
238,241,256 14:24
1
14:1 185,196,256 14:24-25 25,69,211
14:1,26 19 14:26 192,211,239,25
5
21 5 2
14:1,39 14:27
2 42
14:2 78,146,168,228 14:27-28
14:2-3 236n,238 14:28 228,24
14 42 2
14:2,4,13 14:28,30
2 144,232,246,245
14:2,14-15 78,149 14:29
7 2
14:3 192,230,230n, 231 14:29b
14:3,4- 19 42
14:29-30
5,12,17,26 2
23 211,25
14:3,31 14:30
1 47 2
14:4 158,168,196,228,230,244 14:30-31
14:4-5,12 19 14:31 196,231,245,245
2 6 241,2
14:5 158,168,196,229,230n, 14:32
45
242,243 14:33 75,245
14:5,13 195,242 14:33b-35 2
14 52
14:5-6,18,23 14:34
2 5
14:5,24,31 209,245 14:34-35 144,247n
14:6 211,237,239 14:35 2
14:6,26 23 14:37 185,25
9 57 1
14:12 197,246n 14:39
9
14:13 230,230n 15:6 207n
14:13-17 23 15:32 231n
7
24
14:13-19 15:44 78
0
14:14 146,169 15:44-45 51
14:14-16 24 15:51-52 211n
014 2
14:14,19,26 16:3
2 1
14:15 168,240 16:15 217n
índice de Pasajes Bíblicos 281

2 Corintios Gálatas (cont.)


1:1 20 3:5 181,219,221,221n
723 7
1:3-11 3:10
1 23
1:11 182,183,184 3:13
31
1:21-22 49,78,175n 3:14
2:17 8 3:27 60,13
3 03
45,
3:6 207,217n 4:6
71 1
3:14-18 ' 86 4:30
3:17 79,249 5 75
47
3:18 75,256 5:13
4:1 207,253n 5:16,25 76,2 4
8 55 6
4:2 5:16-26
38 27
4:4 5:16—6:10
4:6 76 5:18 26
17 57
5:5 5:19-21
8 79,2 6
5:17 71,72 5:22
54
6:3-4 207,253n 5:22-23 76,187,254,255
6:4 217 5:25 2
n 76,25
6:16 56,191 6:1
7 55 7
7:1 6:1-10
8:1-6 2535 6:6 26
n217 71,1
8:4 6:15
n25 722
8:19-20 6:16
321 5
8:19,23
820
8:23 Efesios
253 7 7
9:1,12-13 1:1,18
n 99,1 5
9:12 252 1:13
253 36 7
11:8 1:13-14
n20 78, 8
11:13 1:14
217 7 79 6
11:23 2:1
n 3 77
12:2 2:1-2
7 17
12:12 209,221 2:2
17
13:14 24,27,64 2:8-10
2:13,17 14
7
Gálatas 2:18 27,59,72
1:8-9 83,246 2:20 208,209
1:15-16 20 2:21-22 56,1
715 40 2
3:2,14 3:4-5
3:3 37 3:5 20
3 0
282 índice de pasajes bíblicos

Efesios (cont.) Filipenses (cont.)


3:5-6 21 2:17 252
3:7 0
217 2:18 2
n 25 1
4:1 2:25 207, 218, 252
56
4:2 3:3 25, 27, 72, 252
4:3-4 62 3:10-14 75
4:3-13 192 3:16 255
119
4:4 3:20-21 236
1
4:4-6 24,131,189 3:21 79
4:4-13 6 4:18 60,252
4:5 130
118
4:7-8 Colosenses
618
4:7-11 1:2 75
919
4:7-8,11 1:25 207
619
4:7,11 2:2 231
4:8,10- 56
3:1-2 71
12 3
4:11 76, 87,169,187, 201,202, 3:16 176, 240
204, 208, 209, 212,214, 4:8 231
23 4:12 75n
175
4:13 4:14 128
183 n
4:28
n
22,7
4:30 1 Tesalonicenses
8 25
5:9 1:5 88,165, 221n
1 5
5:18 174n, 176,177,178n, 2:3-4,13 83
0 24 2:8 183n,218
024
5:19 2:12 231n
0
17
5:19-21 3:2 231n
64
6:11-18 4:1 231n
94 7
6:17-18 4:3
6:18 78,169 5:11 192n,231,231n
3
8 217
6:21 5:12 215,216
n
5:16 219
Filipens 5:19-21 1
es
1:1 75, 205, 5:20-21 82
215 21 4
1:4,18
925
1:11 2 Tesalonicenses
2:1 64, 5 2:9 221
231 4 7
2:6-7 2:13-14
2:13 2218 2:17 231 n3
n
índice de Pasajes Bíblicos 283

1 Timoteo Hebreos (cont.)


1:12 253 3:7 8
n 83
2:5 59 5:11-14
21 6
2:7 6:4 65,70
225
2:12-14 8:2,5 57n
2031
3:1 9:2,3,5,8,11,21 57n
n 20 8
3:1-13 9:8
521 3
3:2 9:14 25, 50
221 8
3:4,5 10:15
51,6 5 23
3:16 10:29
8
26, 77, 2
4:1 12:11 255
248
4:14 118,177, 182,184 13:10 57n
5:17 212,21 13:15 6
5 8 06
5:18 13:16
6:2 3
21 13:20 2140
5
2 Timoteo
1:3 25 Santiago
2 1:4 75n
1:6 118,177,182,184
3:1 212
1:7 221
3:2 75n
1:11 21
3:5 248
3:16 8
5:13-16 233
3:16-17 8
5:14 234
4:5 208,21
4:6 25
212
4:11 1 Pedro
8 7
1:2
Tito 1:10-11 83
20 32
1:5-9 1:11
3:5 22, 25, 70, 96,5 1:18-20 235n
2
98 215,21
3:8 2:5 56,59
6
2:5,9 252n
Filemón 2:9 5
12 9
24 2:24 235
8
2:25 214
Hebreos 3:18 5
29 1
1:14 4:10 182,184,195
n5
2:3-4 4:10-11 205
0
2:4 22, 25, 187,187n, 194, 221 5:2 214
284 índice de pasajes bíblicos

2 Pedro Apocalipsis
1:4 7 1:4 27,27n, 45

1:21 0
82,13 1:6 59,
4 252n
3:15-16 8 1:10 7
3:18 3
7 2:7 227
5 3:1 27,45
4:5 21, 27,
45,138
1 Juan 4:8 27
2:1 2 5:6 27,45

2:20 3
4 5:10 59,
252n
2:20-21 9
212 5:14 24
3n
2:20,27 175n 7:12 24
22, 3n
2:27 13:8 235
49, 86 79,19
3:2 14:6 58n
9
3:24 7 15:5 57n
4:1-3 2
248, 249 17:8 23
5n
4:2 249 18:17 21
5n
18:20 209
19:10 77
59,
Judas 20:6
252n
20 78,16 22:17 61
8
índice Temático
Abraham, 140 89, 91,96,101,131,170, 263, 265
Aceite, 21,38 Bautismo, 70n
Adam, 204, 216, 217, 244 de fuego, 139
Adopción, 71 enagua, 104,116,119,131
Adoración, 72 por inmersión, 101
Agua, 61, 70,129 Bernabé, 118,165,177
Agustín, 30 Bezalel, 36,37
Aholiab, 36 Biblia, estudio de la, 87
Ananías (y Safira), 22,26,165,166, 169, Bitinia, 77
232 Borrachera, 144
Ancianos, 38, 39,163,165,205, 212, Caída del hombre, 85
214,215 Calvino, Juan, 143
Antiguo Testamento, inspiración del, Canon de las Escrituras, 198
83 Carismata, 181,185,186,187,188,
Antinomianismo, 74 189,192,195, 208, 247, 265
Antioquía, 165, 209, 230 Carismático, 107,156,181, 218,
Apócrifa, 42 244
Apolo, sacerdotisa de, 224 Carne,
Apolos, 125 en contraste con espíritu, 70n, 74n,
Aposento Alto, 58 76
Apóstoles, 207 como naturaleza inferior, no
Aquila, 125 santificada, 62
Arrepentimiento, 35, 71, 87,107, Católica Romana, Iglesia, 15,31
116,122,156,172 Cena del Señor, 104
Arrio, 29, 30, 259 Cesacionismo, 198
Asambleas de Dios, 11,170 Cesarea, 121,122,125,129,130,149
Asia, 77, 224 Comunión con Dios, 72
Atanasio, 30 Conciencia, 82, 226
Atenas, 58 Corinto, 62,191,194,197, 218, 229, 257
Autor, intención del, 150, 263 Creación, 25, 34
Babel, 111 Credos, 28, 30, 259
Bautismo en el Espíritu Santo, 15, Cristianos
28
286 índice Temático

adoptados or Dios, 71 como 202, 240,281


ovejas, 214 Éfeso, 62,122,123,129,130, 264
como templo del Espíritu Eldad, 39
Santo, 56, 72,140 diversidad Elias, 36,40,163
entre los, 195 función de los, 62-64 Elimas, 166,175, 221, 232
guiados por el Espíritu Santo, 67,77 Elíseo, 40,163
igualdad entre los, 63-64 Enfermedades, 220, 233,234,236
interdependencoia de los, 63- Esteban, 22, 58, 67,164,169,177
64,192 Evangelización, 109,164,167,170
Exégesis, 92,145
judíos de Jerusalén, 121 redención
Exorcismo, 221
de los, 78 resurrección de los, 79
Ezequiel, 37, 41, 72,119
sacerdocio, 59
Falsas enseñanzas, 28
transfomación de los, 79
Fanatismo, 81
Crucifixión, 234
Fariseos, 46,49
Cuerpo de Cristo, 190,191,193
Filioqué controversia, 30
Culto, 253 Filipenses, 215, 282
Curaciones, 49,198,199, 220,221, 234 Galacia, 181, 205
Damasco, 9,118,120,122,129,130
Gálatas, 73,103,108,254, 255, 281
Damasco, camino de, 120
Galilea, 49,162
David, 25, 35, 38, 40, 83, 84,163
Gaza, camino a, 37
Delfos, 224 Gedeón, 36,37
Diáconos, 205,215, 217, 218 Género, 20, 93,96, 236
Dionisio, 225, 226 Gentiles, 77, 95,122,150,171, 209
Dios Glorificación, 78,114,147
gloria de, 56-57, 71 Gracia, 75,130,184,186
obras de, 149 Gregorio, Papa, 30
poder de, 50, 62 presencia de, 57- Herejía, 29,30,249
58, 62,137, 139, 251 Herencia espiritual, 78
santidad de, 139 Hermenéutica, 92, 94,104,154
Discernimiento de espíritus, 232 Hipostática, unión, 94
Doctrina, 28 Historia, 93,108,109
Dorcas, 123 Humildad, 76,170
Dorea, 186 ídolos, 56
Edificación, 192,193, 239, 242 Iluminación, 85, 87, 223,262
Efesios, 24, 60,131,186,187,189, Individualismo, 192
índice Temático 287

Inspiración, 82,83, 84, 85 Miqueas, 37, 272


Interpretación de lenguas, 146,168, Misioneros, 164,165,181
195,227-243 Moisés, 9, 25, 38, 56,96,97,134,
Isaías, 58, 83 163, 263
Israel, 133, 229 Monarquianismo modalista, 31
Israelitas, 145 Muerte espiritual, 78
Jefté, 36 Nacimiento virginal, 46, 70
Joel, 96,97,110,119,134,135,148, Naturaleza, 82
149,155,171 Nazaret, 46,162
Joiada, 37
Nicodemo, 69
Josefo, 182
Obediencia, 43, 72, 73
Josué, 38,163
Obras, 73, 76
Judaismo, 42,121, 252,253,260
Omnipotencia, 25
Judas, 168, 230,284
Omnipresencia, 25
Judíos, 95,119,121
Omnisciencia, 25
Juicio, 42, 68
Koinonía, 64 Otoniel, 36
Leche espiritual, 86 Paganismo, 121,225, 252
Legalismo, 73 Palabra de conocimiento,
Libro de la Vida, 235 222-223
Liderazgo, 63 Palabra de Dios, 9,10,48, 62, 81,
Lidia, 117 82, 83, 85, 86, 87,175,262
Lugar Santo, 57 Palabra de sabiduría, 222
Lutero, Martín, 59 Palabra del Señor, 81,85
Macedonio, 29, 259 Paloma, 21,24,47
Macedonios, 29 Paráclito, 23,52, 77,108,136
Madurez, 75,255,256 Pascua, Fiesta de la, 115
Maestros, 212 Pastores, 63, 76, 87, 204,214, 215
Malaquías, 41, 42, 43,272 Pentecostés juanino, 112
Manos, imposición de, 118,119, Pentecostés samaritano, 115
120,127 Pentecostés, fiesta de, 115,140
Mar Muerto, rollos del, 43 Piedras vivas, 56
Maravillas, 25,147,149,167, 209
Pneuma, 20,34,108,131,138,186,
María, 46,47,133,149
202, 240
Mateo, 42,162
pneumatika, 185,186,187,265
Mesiánica, era, 41,43,148
pneumatomaquianos, 29
288 índice Temático

Priscila, 125 Santidad, 26, 44, 51, 79,130,139


Promesa del Padre, 98,137 Santificación, 73-75, 253
Promesas de Dios, 72 Satanás, 22,26,48,50,68,71,162,177
Qumrán, 44, 260 Segunda Venida, 87
Redacción, crítica de la, 93,135, 262 Señales, 39, 229
Redención, 78, 79,183, 236 Septuaginta, 113,140,145,182,194, 221,
Reforma Protestante, 59,109 227,234,251
Regeneración, 70, 72, 86 Silas, 166, 230
Reino de Dios, 71, 86,115,119, Simeón, 133
199 Simón, 151,152
Renovación, 43, 70, 96 Sinaí, 137,138,167
Revelación, 82, 210, 211 Sínodo de Aquisgrán, 30
Roma, 30, 31,181 Templo, 57, 58,140
Romano, Imperio, 29,115,170 Teofanía, 138
Sabelio, 31, 259 Teología bíblica, 92,110
Sabiduría de los hombres, 69 Teología narrativa, 94,135,155
Sacrificios, 56, 59, 60,253 Tesalónica, 181
Tesalonicenses, 87, 215, 282
Salomón, 57,140
Tienda de reunión, 56,57
Salvación, 69
Timoteo, 123,177,184
Samaría, 117,119,121,122,125,
Traducciones, 20
129,130
Últimos días, 148
Samuel, 35, 38, 40, 226, 270
Vida eterna, 183
Sanar enfermos, 68,189, 201, 202,
Viento, 70,115,137,138,140,158
203, 206, 220, 221
Visión espiritual, 71
Sansón, 35, 36, 37
Zacarías, 37,133,138
Santiago, 93, 283
Zarza ardiente, 9

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