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Proceso Metodológico

1) El documento describe el procedimiento metodológico del trabajo social individualizado, el cual se compone de varias etapas como la investigación, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación. 2) La investigación es la etapa inicial que involucra técnicas como la entrevista, observación y visita domiciliaria para acercarse al problema del sujeto. 3) El proceso metodológico busca una atención estructurada y científica de los individuos a través de un enfoque de investigación-

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1) El documento describe el procedimiento metodológico del trabajo social individualizado, el cual se compone de varias etapas como la investigación, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación. 2) La investigación es la etapa inicial que involucra técnicas como la entrevista, observación y visita domiciliaria para acercarse al problema del sujeto. 3) El proceso metodológico busca una atención estructurada y científica de los individuos a través de un enfoque de investigación-

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

UNIDAD 3: PROCEDIMIENTO METODOLÓGICO DEL TRABAJO


SOCIAL INDIVIDUALIZADO
Autoras: Mtra. Cecilia Zaragoza Pérez y Lic. Teresa Rodríguez Martín

Introducción
En la atención individualizada hay dos figuras centrales que interactúan: el profesionista
(trabajador social) y el sujeto, quienes están en el mismo plano de conocimientos, pero de
diferente manera, ya que el profesionista domina la metodología de intervención, pero el
sujeto conoce la demanda o problema y cuenta con la experiencia, historia y contexto que le
permitirán visualizar, con el apoyo del trabajo social, las estrategias adecuadas que lo lleven
a la atención de la demanda o problema. Creer que en el plano de conocimientos el
profesionista está en un nivel más alto que el sujeto es muy arriesgado; esto constituye una
barrera para el logro de los objetivos, ya que el profesionista creerá que el sujeto no tiene
recursos ni posibilidades de resolver sus conflictos y este último creerá que el profesionista
lo sabe todo y, por tanto, es el responsable de resolver sus problemas. Por ello, debe
prevalecer una postura de trabajo conjunto entre profesionista y sujeto.

El proceso metodológico en la atención individualizada es una secuencia ordenada de


acciones vinculadas con la teoría y la práctica que permitirán abordar de manera
estructurada y científica, y no mediante un proceso improvisado, las situaciones que los
individuos enfrentan. Para realizar una intervención objetiva, es necesario conocer el
problema a tratar, determinar la metodología de acuerdo con los modelos establecidos o las
teorías que abordan las problemáticas sociales de forma integral.

De esta forma el procedimiento metodológico para la intervención, entendido como el


camino a seguir para alcanzar un fin, integra una serie de etapas que, a su vez, se apoyan
en técnicas, instrumentos y herramientas necesarias para su ejecución. De acuerdo con
Fernández y Ponce de León (2012), el método de intervención debe reunir una serie de
características a tomar en cuenta en la práctica profesional: flexibilidad, interdependencia,
adaptabilidad a cualquier caso, racionalidad y estructuración, además de ser dinámico,
recursivo, estratégico, participativo y sencillo. Este método se desarrolla a partir de las
siguientes fases:

 Investigación: Diagnóstico y plan social o diseño de intervención


 Acción: Ejecución (aplicación del diseño) y evaluación

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Los siguientes esquemas son una muestra de lo anterior:

Figura 1. Proceso de atención individualizada

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Esquema de la metodología del trabajo social individualizado

Figura 2. Proceso metodológico de atención individualizada

La presente unidad abordará el proceso metodológico del trabajo social individualizado


desde la investigación; características del sujeto con que se trabajará de manera conjunta;
técnicas específicas como la entrevista, observación y visita domiciliaria; instrumentos como
la guía de entrevista, de observación y familiograma; diagnóstico social para la atención
individualizada y plan social, y evaluación, la cual integra la importancia del reporte, registro
y cierre del caso.

El desarrollo de cada tema busca relacionar el proceso metodológico con los modelos de
intervención (revisados en la unidad 2), poniendo en práctica el diseño y aplicación de las
técnicas e instrumentos antes mencionados, lo que permitirá reconocer al sujeto y su medio
ambiente, analizar la información que se obtenga en la investigación para la elaboración de
diagnósticos que le permitan al sujeto reconocer sus fortalezas y estrategias de apoyo y, de
manera conjunta, trabajar en el diseño de intervención o plan social para la atención de su

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

demanda. El proceso se cierra con la evaluación; para ello, las herramientas que sirven
como apoyo son los registros del caso y el expediente como resultado del trabajo realizado y
base para un seguimiento de la intervención.

Temario
1. Definición del proceso metodológico y características del método
2. La investigación: Etapa inicial del trabajo social de casos
 Definición y características de la investigación social
3. Diagnóstico
 Definición y características
 Elementos para el diseño del diagnóstico
 Pronóstico social
4. Programación o diseño de intervención: El plan social
 Definición y características del plan social
 Elementos básicos del plan social
 Objetivos
 Metas
 Estrategias
 Especificación de las alternativas posibles
5. Ejecución y evaluación
 Definición y características de la evaluación
 Registro del caso

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

1. DEFINICIÓN DEL PROCESO METODOLÓGICO Y CARACTERÍSTICAS DEL MÉTODO

Objetivo del tema

Analizar los fundamentos metodológicos de la atención individualizada en el trabajo


social, considerando algunas de sus características, como antecedente para la
descripción de cada una de las etapas que la integran.

Si bien es cierto que existen diferentes modelos y teorías que permiten analizar la dinámica
de la realidad social del sujeto, como el funcional, ecológico y sistémico, entre otros, es
necesario valorar su implementación en función de diversos criterios como el contexto
institucional, objeto de la intervención, formación de trabajador social, etcétera. Sin
embargo, debido a su sencillez y practicidad en la comprensión de la situación del sujeto, y
para efectos de esta propuesta de nivel introductorio, revisaremos la propuesta de
investigación-acción.

En el proceso de atención a los usuarios de un proyecto de beneficios o asistencia, la


investigación está unida tanto a la intervención mediante un diálogo reflexivo con los
usuarios como a la valoración de las situaciones a que el trabajador social se enfrenta en
colaboración con la persona. Precisamente las ciencias sociales tienen una particularidad, y
es que en ellas el objeto de estudio, en algunos casos, suele ser también sujeto de
conocimiento. El usuario puede ser objeto de estudio para el investigador (trabajador social),
pero también se puede convertir en sujeto de conocimiento cuando logra entender su
situación gracias a los aportes del diagnóstico profesional.

También se establece una relación estrecha entre el objeto de conocimiento y el


investigador, dando lugar a una conexión capaz de modificar la realidad social. Es
precisamente lo que ocurre en la intervención individualizada en trabajo social: el usuario
(objeto de estudio) y el investigador (trabajador social) permanecen unidos durante la
intervención bajo los mismos objetivos. Por este motivo, el método se fundamenta en un
procedimiento de investigación-acción donde los actores (usuario y trabajador social)
interactúan entre sí con la finalidad de que ambos conozcan la realidad social a que se
enfrentan e intenten transformarla sin confundir los roles (usuario-profesional).

El método en trabajo social individualizado es recursivo porque la estructura abierta y


dinámica ofrece la capacidad de generar, a raíz de la investigación cuantitativa y cualitativa,
nuevos conocimientos y dotar a la intervención de un aprendizaje continuo en el tiempo. A
través del procedimiento metodológico, el trabajador social sabrá cómo obtener información
sobre la realidad que analiza, recrearla y organizarla para traducirla a pautas de
intervención concretas (Fernández y Ponce de León, 2012).

Lo relevante para la investigación del profesional es seleccionar lo que se quiere conocer y


cambiar para posteriormente encontrar la mejor manera de llevarlo a cabo. Para
conseguirlo, el trabajo social no utiliza una metodología propia, sino que se ha nutrido de
otras ciencias sociales. Por ello, en el método se combina lo objetivo con lo subjetivo, lo

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

cualitativo con lo cuantitativo, lo descriptivo con lo explicativo. La cantidad de información


que maneja a diario un trabajador social en un caso es abundante y variada, lo que hace
imprescindible la combinación anterior, y la realización de revisiones periódicas. Disponer de
un método de trabajo evita el caos o incertidumbre que podría derivar en una falta de
profesionalidad o en el bloqueo de la relación interprofesional establecida.

2. LA INVESTIGACIÓN: ETAPA INICIAL DEL TRABAJO SOCIAL DE CASOS


 Definición y características de la investigación social

Objetivo del tema

Analizar las características y elementos que componen la fase de investigación en


la atención individualizada por medio de la revisión de casos específicos que
incluyan las técnicas de entrevista, observación y visita domiciliaria para lograr el
acercamiento con el problema y la propuesta de estrategias de intervención.

Definición y características de la investigación social

De acuerdo con las definiciones que presenta la Real Academia Española (RAE) sobre la
palabra investigar (vocablo que tiene su origen en el latín investigare), este verbo se refiere
al acto de llevar a cabo estrategias para descubrir algo. También permite hacer mención del
conjunto de actividades de índole intelectual y experimental de carácter sistemático con la
intención de incrementar los conocimientos sobre un determinado asunto. Investigación es
la acción y efecto de investigar, que es esforzarse en descubrir algo (tanto material como
inmaterial). Es la búsqueda metódica y táctica de los elementos necesarios y suficientes que
constituyen el conocimiento científico. También se puede definir como una serie de etapas a
través de las cuales se busca el conocimiento mediante la aplicación de ciertos métodos y
principios.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Para Fernández y Ponce de León (2012, pp. 119-139), la vinculación investigación-acción es


fundamental en el método del trabajo social individualizado. La investigación es una parte
del método, el cual se considera como un proceso de carácter social donde las personas son
capaces de analizar su situación con la finalidad de cambiarla, actuando directamente sobre
ella. La investigación estará enlazada con una orientación pragmática dirigida no sólo al
entendimiento y al análisis de la problemática, sino también a la resolución de la misma. En
este sentido, la investigación en trabajo social suele presentar las siguientes características:

 Está vinculada a la acción realizada a través de una visión dinámica y cambiante de la


realidad.
 Su finalidad será conseguir un cambio o transformación social, ya que dispone de un
enfoque práctico dirigido principalmente a la resolución de una problemática concreta.
 Contribuye a implementar el contenido teórico-práctico de la profesión.
 Permite la colaboración activa, crítica y dinámica de los participantes o las personas
implicadas en el problema.

La investigación conlleva posteriormente una acción y la colaboración de las personas


involucradas en la misma. La investigación y la práctica se unen en la actividad profesional,
donde se trabaja con personas singulares y únicas que requieren una atención
individualizada y exclusiva.

La potencialidad para desarrollar un cambio no solamente reside en la acción, sino también


en la reflexión teórica o en la capacidad para generar conocimiento. La opción metodológica
para el trabajo social debe ser aquélla que entienda la teoría y la práctica como entidades
complementarias, ya que sin la investigación de la praxis, no se podría actualizar la teoría ni
mejorar la acción profesional. El proceso metodológico permite aunar el rigor y la coherencia
profesional con la diversidad y flexibilidad que se exige al abordar un caso social. Las
transformaciones sociales no se pueden llevar a cabo de manera aislada y cerrada, sino que
deben realizarse de forma interactiva y dinámica, siguiendo un proceso circular capaz de
retroalimentarse desde la investigación para orientar la acción, y desde la acción para
reflexionar sobre los logros conseguidos. Este ciclo se puede repetir tantas veces como sea
necesario, según la temporalidad y variaciones del caso social. Así, la investigación-acción se
puede entender como una estrategia de formación y transformación donde los participantes
(investigadores e investigados) deben comprometerse con el cambio. Por lo tanto, teoría-
práctica, investigación-acción y acción-reflexión conformarán en este orden vínculos
inseparables para la construcción del conocimiento.

El carácter abierto y cíclico, la revisión continuada del caso y la colaboración activa de sus
integrantes son tres elementos que conforman el procedimiento investigación-acción, cuyo
principal objetivo debe ser la consecución de la independencia y la autonomía de las
personas para resolver sus problemáticas. Combinando investigación, acción, tareas
educativas y sociales, se pueden propiciar cambios en la problemática planteada.

En ocasiones el procedimiento de investigación-acción ha sido criticado, entre otras cosas,


por su falta de neutralidad en la investigación. El profesional asume un compromiso
intelectual y metodológico, pero también un conocimiento de la realidad social de los
usuarios, sus valores, interpretaciones y creencias; por ello, la objetividad de la
investigación puede verse afectada. La dificultad del procedimiento en trabajo social estriba

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

en lograr unir las dos vertientes de conocimiento (cuantitativa y científica) con la


investigación cualitativa con vocación interpretativa y comprensiva de cada caso.

Cuando se indaga la situación social de la persona, desde el estudio de un caso individual, se


necesita un contacto directo no solamente en el entorno institucional, sino también en el
contexto natural del usuario, lo cual puede desprender influencias sociales derivadas de la
misma interacción entre profesional y usuario; éstas no se deben suprimir, sino simplemente
utilizar o integrar dentro del formato de la investigación científica, eludiendo así su posible
influencia deformadora. Por ejemplo, cuando un trabajador realiza una visita a domicilio,
entra en contacto directo con el entorno natural del usuario y las emociones derivadas de un
encuentro cercano en el hogar, pero la finalidad del profesional será recabar información
para el diagnóstico social, no establecer un vínculo de relación personal. La realidad que se
intenta conocer se puede estudiar, no de manera aislada, parcial o sincrónica, sino vinculada
a procesos y construcciones intersubjetivas, difícilmente cuantificables, pero no por ello
excluyentes de la investigación.

Este método utiliza dos fuentes para obtener información primordialmente:

 Directas: Entrevista con los sujetos objeto de la intervención, observación de sus


actitudes y aptitudes, visitas domiciliarias y familiogramas.
 Indirectas: Entrevistas colaterales del caso, por ejemplo, a los maestros, médicos y
familiares cercanos, información obtenida por correspondencia, llamadas telefónicas,
solicitud de información a instituciones, etcétera.

Algunas de estas técnicas e instrumentos se detallaron en la unidad 2: entrevista, visita


domiciliaria, familiograma y observación.

En la investigación se obtienen los datos que permiten formular el diagnóstico y el


pronóstico. La investigación abarca información de tipo económico, laboral, educativo, de
salud, psicosocial, de estructura y dinámica familiar, emocional, etcétera.

Para concluir este punto, es importante hacer hincapié en los propósitos específicos de la
investigación, como recabar información sobre un problema difícil de resolver, situación que
ubica a los sujetos en un rol específico que requiere una intervención profesional. El sujeto
debe expresar la necesidad de ser atendido, lo cual se conoce como demanda y da inicio al
proceso; para atender la demanda, debe darse el tiempo necesario para escuchar y no
omitir o inferir información. Por más obvio que parezca, el sujeto requiere ordenar y
expresar los pensamientos verbalmente, esto le permite ubicarse en su rol.

Cuando existe un problema, es necesario identificar que realmente sea necesaria la atención
profesional del trabajador social, es decir, que no sean pseudoproblemas o requieran otro
tipo de atención; esto le debe quedar claro al sujeto.

Durante la exposición de la demanda, es importante que el sujeto manifieste sus


expectativas frente a la solicitud de atención y establezca metas, objetivos y tiempos de
atención que permitan a ambas partes tener logros concretos.

Un aspecto significativo en el análisis de la problemática del sujeto de atención es su familia


y el papel que la misma juega en la dinámica del problema, pero también como recurso de

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

apoyo para la implementación de las estrategias de solución. Es importante identificar


puntualmente la dinámica familiar 1, la cual permite conocer las relaciones y formas de
interacción de los integrantes. Para lograr este punto, es importante seleccionar un modelo
de análisis que permita identificar los elementos de la dinámica del grupo familiar, como la
comunicación verbal o no verbal, armónica o disarmónica; los límites claros o difusos entre
los padres, hijos o pareja, la autoridad y sus variaciones; los roles que se ejercen entre los
individuos funcionales o tradicionales y disfuncionales; la expresión de afecto en cuanto a
emociones y formas de expresión de bienestar o de emergencia, y el ciclo vital de la familia
de acuerdo con el momento que vive la familia: desprendimiento, encuentro, hijos,
adolescencia, reencuentro, soledad y muerte.

Estas características son fundamentales para entender las condiciones actuales del sujeto,
cuáles son los recursos de que dispone para atender su problemática y qué expectativas
tienen del problema y su probable solución.

Algunos autores identifican a la investigación como parte integral del diagnóstico; desde esta
postura, se describen a continuación los elementos que pretenden iniciar el análisis de la
información recabada en esta etapa y fundamentan el diseño de la siguiente:

Figura 3. Etapa de investigación

1
Para el análisis del rubro de familia que se realiza en el proceso metodológico de la atención individualizada, se
sugiere profundizar en este punto revisando la propuesta de Virginia Satir en la obra citada al final de este docu-
mento.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

3. DIAGNÓSTICO
 Definición y características
 Elementos para el diseño del diagnóstico
 El pronóstico social

Objetivo del tema

Elaborar un diagnóstico de acuerdo con la metodología de la atención


individualizada, por medio de la organización y estructuración de la información
obtenida durante la fase de investigación, que permita tener elementos suficientes
para identificar las principales problemáticas de atención.

Definición y características

El diagnóstico social pone en relación la investigación y la programación, facilitando la


transición entre ambas fases. Sin investigación no puede haber diagnóstico, y sin apoyarse
en un diagnóstico no se puede hacer una buena programación de las intervenciones sociales.
Se pueden hacer estudios sobre problemas sociales, sin que éstos sean un diagnóstico en
sentido estricto. En un estudio sobre problemas sociales se recogen, sistematizan, analizan e
interpretan datos e información sobre estos problemas, y se comprenden de cara a la
acción.

 ¿Cuáles son los problemas?


 ¿Por qué estos problemas se presentan en una situación determinada?
 ¿Cuál es el contexto que condiciona la situación-problema estudiada?
 ¿Quiénes son los actores sociales implicados?
 ¿Cuáles son los recursos y medios disponibles? (Arenales, 2009)

Específicamente en la intervención individualizada, el diagnóstico significa la comprensión


psicológica y social dirigida a identificar la naturaleza del problema y sus causas; pretende
atender a las preguntas básicas “¿qué ocurre?” y “¿por qué ocurre?”.

La intervención en este nivel estará condicionada por la situación total, tanto interna como
externa, también por las relaciones de la persona hacia la situación y de persona a persona.

Desde esta posición, el diagnóstico significa “conocer a través de” y precisamente se realiza
después de conocer el problema; para ello, el trabajador social obtuvo la información
necesaria del sujeto y la investigación colateral. Su importancia radica en que proporcionará
los elementos para decidir la modalidad y el inicio del tratamiento. Un buen diagnóstico
garantiza un buen tratamiento, de ahí su importancia.

El proceso del diagnóstico consiste en recoger todos los hechos referentes a la persona, el
problema y la situación, analizarlos y organizarlos en el contexto específico de la situación
del trabajo social de casos.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Algunas funciones del diagnóstico son (Ander-Egg y Aguilar, 2010, p. 37):

 Informar sobre los problemas y necesidades existentes en el área o sector donde se


realiza el diagnóstico.
 Responder al porqué de esos problemas, intentando comprender sus causas y
efectos.
 Informar sobre las capacidades, fortalezas y oportunidades de mejora que presenta
la situación.
 Identificar recursos y medios internos y externos según el tipo de atención necesaria.
 Determinar prioridades de intervención según criterios de consenso.
 Fundamentar y establecer estrategias de intervención de acuerdo con las personas
afectadas.
 Dar cuenta de los factores que pueden aumentar la factibilidad de dicha intervención.

Elementos para el diseño del diagnóstico

Al revisar diferentes propuestas de metodología para el diseño del diagnóstico, se pueden


sugerir los siguientes aspectos generales para su integración:

 Caracterización de la persona en su dimensión interna y su relación con el entorno


que le rodea.
 Identificación de los principales problemas existentes y sus relaciones.
 La especificación de los recursos.
 La jerarquización para ordenar los problemas en función de su gravedad o los
criterios que se determinen.
 El estudio de los problemas a abordar.
 El pronóstico del problema si no se interviene.

Para profundizar en cada uno de los elementos mencionados, se


Para
sugiere profundizar
revisar en cada
el capítulo unohacer
“¿Cómo de losunelementos mencionados,
diagnóstico social?” de se
la
sugiere
obra revisar el ycapítulo
de Ander-Egg Aguilar“¿Cómo hacer
citada en un diagnóstico
las fuentes de este social?” de la
documento.
obra de Ander-Egg y Aguilar citada en las fuentes de este documento.

El pronóstico social

Un elemento fundamental en el diseño de un diagnóstico lo constituye el pronóstico; a


continuación, se presenta una reflexión sintética de sus características y su trascendencia
para el cierre de la etapa de investigación diagnóstica.

El pronóstico social se concibe como la capacidad de pensar, idear o manifestar lo que puede
suceder a futuro en la atención individualizada; es establecer lo que puede resolverse del
problema a largo, mediano o corto plazo o, en dado caso, lo que no podrá resolverse.

Lo que se llama pronóstico o prognosis permite prever cuál será el futuro si se mantienen
iguales o modificados algunos parámetros definitorios de la situación, teniendo en cuenta las
tendencias e inercias del pasado y el presente (Ander-Egg y Aguilar, 2010, p. 56).

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Esta parte del diagnóstico implica valorar la información recopilada durante el proceso
anterior y permitir lo siguiente:

 La valoración técnica del contexto y la situación del sujeto.


 Anticipar lo que podría suceder si la intervención no se llevara a cabo.
 Definir elementos sustantivos sobre los cuales se desarrollará el diseño de la
planeación y la ejecución de la intervención.

La información recabada en el proceso de investigación-diagnóstico se pone en práctica a


través de este momento, ya que se realiza un proceso de reflexión sobre la interacción entre
el conocimiento adquirido por el trabajador social y la consideración de la información
situacional del sujeto: antecedentes personales, familiares y ambientales; condiciones
económicas y sociales; etcétera. Como resultado de este proceso, se prevén los resultados
de la intervención o la ausencia de las acciones a través del pronóstico.

En su diseño, se sugiere que el pronóstico considere los siguientes elementos (Fernández y


Ponce de León, 2012, p. 160):

 Jerarquía de demandas y necesidades, ordenadas por urgencia o dificultad.


 Análisis de los factores que pueden influir en la intervención, ya sean amenazas o
fortalezas.
 Delimitación de los efectos de posibles soluciones.
 Determinación de las estrategias de intervención.
 Previsión de los resultados, con o sin intervención.
 Análisis de la problemática social identificada en el diagnóstico.
 Análisis de la situación actual de los recursos disponibles.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

4. PROGRAMACIÓN O DISEÑO DE INTERVENCIÓN: EL PLAN SOCIAL


 Definición y características del plan social
 Elementos básicos del plan social
 Objetivos
 Metas
 Estrategias
 Especificación de las alternativas posibles

Objetivo del tema

Distinguir las particularidades del plan social, a partir de su definición,


características y elementos mínimos, para integrar las acciones a ejecutar durante
la intervención individualizada.

Definición y características del plan social

A manera de introducción, el objetivo genérico del trabajo social es contribuir al desarrollo e


incremento del bienestar social, la salud y la calidad de vida. Para ello, desde sus inicios se
ha considerado como un elemento básico de intervención profesional tanto para promocionar
las capacidades y recursos individuales y colectivos de los propios usuarios como potenciarse
a sí mismo y a organizaciones, estructuras sociales y formas de vida que refuerzan el
bienestar social (Consejo de Universidades, 1988, citado en National Institute for Social
Work, 1992, p. 28).

Ahora bien, si el trabajo social enfrenta fronteras, desigualdades e injusticias que existen en
la sociedad y pretende responder a las crisis y emergencias, así como a los problemas
personales y sociales del día a día, es necesario entonces utilizar distintos conocimientos,
técnicas, herramientas y actividades consecuentes con las subjetividades de los individuos,
por un lado, y en sus entornos, por el otro.

Como se ha explicado en temas anteriores, las intervenciones del trabajo social pueden
abarcar desde los procesos psicosociales focalizados a nivel individual hasta el compromiso
con la política, la planificación y el desarrollo social.

La práctica del trabajo social suele estar inmersa en el asesoramiento, el trabajo social de
casos (como en el caso de esta asignatura), el trabajo social con grupos, la pedagogía social
y el tratamiento y terapia familiar, así como esfuerzos para ayudar a las personas a obtener
servicios y recursos comunitarios.

Si bien es cierto que la investigación es y ha sido un eje central en la disciplina y profesión


del trabajo social, es imperante reconocer que ésta conlleva intrínsecamente un compromiso
social y ético. Se requiere creatividad, pensamiento reflexivo y crítico.

Si en la primera y segunda etapa del proceso de atención individualizada se contextualiza


el problema, se definen y determinan sus características, relacionándolas con el sujeto,

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

(individuo o cliente), entonces dicho proceso permite obtener un diagnóstico del problema
donde, además de describir y definir al sujeto y sus problemáticas, ya se tienen los
elementos para jerarquizarlos y establecer cuáles serán las líneas de acción.

De esta manera comienza la tercera etapa, donde es necesario estructurar coherentemente


las acciones que permitirán cumplir objetivos concretos, los cuales se relacionan
íntimamente con la investigación y el diagnóstico.

Antes de desglosar la secuencia de esta fase, es conveniente reconocer qué es un plan en el


ámbito de lo social. El plan social abarca las acciones diseñadas para resolver o mitigar
problemas existentes y los planes que se orientan a la prevención de problemas sociales
futuros o para crear o reforzar recursos con el fin de hacer frente a los que pudieran seguir
(National Institute for Social, s. f., p. 71).

Puede referirse a lo siguiente:

Planificar y gestionar la respuesta a problemas actuales del cliente y las medidas que
éste debiera adoptar en el futuro.
Planificar, organizar, supervisar y evaluar la provisión o el desarrollo de los servicios
sociales para una población determinada (definida de acuerdo con un área geográfica o
con una desventaja o carencia común), mediante la actuación del propio trabajador solo
o en colaboración con otros, ya se trate de organismos oficiales o de instituciones
benéficas, grupos de ayuda mutua, voluntarios o cuidadores eventuales.
Compartir con otros servicios oficiales o voluntarios la experiencia de los trabajadores
sociales personales a la hora de planificar la política que se debe seguir.
Crear o reforzar organizaciones de voluntariado o grupos de ayuda mutua, reclutando,
preparando y apoyando a los voluntarios, favoreciendo el funcionamiento de redes
informales de apoyo, supervisando su respuesta a problemas actuales o futuros o
previniendo el aumento de esos problemas.
Formar, supervisar y dirigir al personal de trabajo social y otros servicios sociales
(National Institute for Social Work, 1992, p. 371).

Lo anterior permite comprender la necesidad de abstraer creativamente los posibles


escenarios que hagan contrapeso a los problemas detectados al inicio del proceso,
vislumbrando contextos alternativos que, en contribución con el sujeto, promuevan algún
cambio con actividades prácticas en el marco de la metodología del trabajo social
individualizado (secuencia ordenada de acciones).

En la organización de las acciones, se requiere precisar metas en el entendido de que una


meta es el fin hacia donde se dirigen éstas. En nuestro caso, es viable identificarlas con los
objetivos o propósitos que se fundaron en el proceso, reconociendo los recursos humanos y
materiales disponibles.

Es factible destacar que, en esta fase, la definición de los objetivos es trascendental para
puntualizar las tareas y temporalidad de las mismas.

Por otro lado, es viable comprender que el diseño del plan social requiere parámetros que le
den curso objetivo y orden en su implementación, donde el realismo, a través de la
comprobación de los hechos, permita tener una verificación empírica. También lo es
ponderar la flexibilidad del mismo, en el supuesto de que los hechos sociales no son
estáticos, y distinguir la existencia de una bilateralidad, es decir, que del plan general se

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

pueden desprender otros planes de forma paralela sin alejarse necesariamente del objetivo
inicial. Al final, y entendiendo la complejidad de la dinámica social, debe permear la
claridad y sencillez en el diseño del mismo.

Elementos básicos del plan social

Al sistematizar las tareas de la segunda etapa del procedimiento metodológico del trabajo
social individualizado, éstas se centran en cuatro aspectos:

1. Objetivos: Estructurar coherentemente las acciones que permitan cumplirlos (qué


acciones, a quiénes se dirige, para qué).
2. Metas: En qué tiempo y a cuántas personas (si fuera el caso) pueden beneficiar; la
clave radica en reconocer los recursos disponibles (planteo cualitativo).
3. Estrategias: Cómo se llevará a cabo, identificación de recursos personales, familia-
res, comunitarios e institucionales.
4. Especificación de las acciones-alternativas posibles: Para Fernández y Ponce de
León (2012, pp. 186-190), deben ser los siguientes:

 Técnicas de recolección de datos: Seleccionar las herramientas que se van


a utilizar (visita domiciliaria, entrevista, familiograma, diario de campo, etcé -
tera).
 Modelos teóricos: Seleccionar los que mejor se adapten a los fines que el
profesional desea conseguir, basándose en una fundamentación teórica que
sustente la intervención.
 Recursos: Identificación de los medios humanos, materiales, técnicos, finan-
cieros e institucionales de que dispone un trabajador social para poder llevar a
cabo sus tareas.
 Temporalidad: Definición del tiempo, tomando en cuenta el inicio y final de
la intervención.
 Calendario de actividades: A partir de un cronograma, definir con claridad
los tiempos establecidos para el cumplimiento de las metas.
 Definición de los participantes: Determinar cuándo, cómo y con quién se
coordinará la realización de las actividades programadas.
 Responsabilidades que se deben asumir: Claridad de objetivos en cada
participante para la ejecución de las actividades programadas.
 Indicadores de evaluación para medir resultados: Definición de indicado-
res que permitirán calificar durante el proceso y al final del mismo, el cumpli -
miento de las actividades programadas y su calidad, medidos en el impacto
generado en los sujetos de intervención.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

5. EJECUCIÓN Y EVALUACIÓN
 Definición y características de la evaluación
 Registro del caso

Objetivo del tema

Valorar los elementos de la ejecución y evaluación de la intervención


individualizada, a partir de sus características y los instrumentos que requieren,
para complementar y dar cierre al proceso metodológico.

Al lograr desglosar las ideas a través del plan social, se organizan y temporalizan las
acciones, dando pauta a su ejecución. La aplicación del diseño de intervención es la cuarta
etapa del procedimiento metodológico del trabajo social individualizado.

Comienza entonces la ejecución de todo un proceso que se ha llevado a cabo; su


trascendencia y eficiencia depende del impacto que se logre generar.

[…] esta fase es la más importante porque da sentido práctico a la elaboración teórica de
estudio del caso y, a su vez, justifica el contenido de la programación, que suele estar
cargada de urgencias, vicisitudes y dificultades, planteando constantemente desafíos para
los objetivos de intervención. El trabajador social deberá enfrentarse a la toma de
decisiones estratégicas en las que debería tener en cuenta los deseos del usuario, la
realidad de la institución en la que se trabaja, y las relaciones con otras organizaciones
con las que sea posible coordinarse (Fernández y Ponce de León, 2012, p. 134).

Con lo señalado por estos autores, es viable reconocer que el sujeto no está solo ni apareció
por generación espontánea; resulta imperante analizar nuevamente en su contexto
sociopolítico, cultural, económico e institucional lo que pueda afectar o beneficiar el
desarrollo del caso.

Si en la intervención el trabajador social logra sembrar en el sujeto respeto, confianza,


comprensión, empatía y cordialidad, las probabilidades de tener un proyecto satisfactorio
son mayores y facilitarán el cumplimiento de los objetivos y metas.

De esta forma, las acciones determinadas pueden construirse mediante acuerdos y generar
compromiso en los sujetos (el deber ser no aplica, sino el querer hacer).

A la idea anterior le podemos sumar la importancia de la comunicación permanente, ya que


la cuestión social es dinámica, igual que el sujeto, en el entendido de que alguien no puede
permanecer igual después de narrar su vida o indicarle a un desconocido algo que le está
molestando profundamente (problema); a tal punto, resulta fundamental tener una dinámica
de comunicación abierta, atenta y asertiva.

“Es recomendable en esta fase utilizar elementos que faciliten la actuación, como la
realización de entrevistas de seguimiento, reuniones de equipo, llamadas telefónicas,

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

comisiones de trabajo, coordinación con otros recursos; y en definitiva, llevar un control de


todas las acciones realizadas” (Fernández y Ponce de León, 2012, p. 134).

Definición y características de la evaluación

La quinta etapa del proceso metodológico es la evaluación; a partir del control de las
acciones ejecutadas, se pueden obtener elementos medibles desde el ámbito cualitativo y
cuantitativo. Al evaluar, se reconocerá si el diagnóstico y plan fueron oportunos y qué
impacto durante y al final de la ejecución se logró tener.

Se podrá determinar, entre otras cosas, si los recursos empleados fueron suficientes. Lo
anterior, en virtud de que la sistematización y circulación de las acciones del trabajador
social suelen estar encaminadas al mejoramiento de la práctica profesional.

La evaluación puede definirse como “[…] un proceso de construcción dialéctico, continuo,


reflexivo y participativo, cuya finalidad básica es la mejora y el cambio de los
acontecimientos y situaciones, del conocimiento de tales hechos y, por último, de las
actitudes y aptitudes o competencias con que se afrontan. Antes de un proceso de control
externo de resultados, es una herramienta de aprendizaje interno” (Guinot, 2008, p. 75).

Rebolloso la define de la siguiente manera: “La evaluación es una actividad social compleja
que exige la participación de un buen número de personas y la movilización de múltiples
recursos. El significado de la evaluación cobra importancia para lograr que las expectativas
de los implicados sean realistas y que las relaciones entre grupo contribuyan al éxito de las
evaluaciones” (2008, p. 27).

Para los trabajadores sociales, la evaluación presenta dos características:

 Al pretender evaluar la intervención, se debe considerar a la persona con o para


quien se trabaja, es decir, hay que implicar al usuario.
 Una dinámica de evaluación continua siempre será mucho más rica que una dinámica
de evaluación puntual, ya que en trabajo social, se emplean procesos e itinerarios de
cambio continuos.

Algunos aspectos a tomar en cuenta para la evaluación son:

 Incluir la valoración, es decir, la emisión de juicios de valor sobre un objeto, general -


mente sobre la eficacia de los programas de acción social.
 Conceder especial atención al análisis científico de los problemas sociales.
 Enfatizar los procesos de negociación para definir perspectivas compartidas del pro-
grama y sus objetivos.
 Procurar su utilidad en la toma de decisiones y en aspectos instrumentales para con-
seguir una mayor eficacia en el logro de los fines.
 Orientarla a la excelencia o perfeccionamiento, adaptándose a las necesidades infor-
mativas.
 Darle un interés en promover el cambio social (Rebolloso, 2008, p. 31).

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Para contrastar la consecución de los objetivos previstos, es necesario establecer medidores


que ayuden a determinar objetivamente el grado de realización de la intervención. Se trata
de medir indicadores que sean verificables objetivamente (Guinot, 2008, p. 143).

Aunque es difícil construir indicadores técnicamente correctos que den indicios de los
aspectos cualitativos de las intervenciones, éstos son imprescindibles, ya que permiten
detectar problemas que necesitan estudios más profundos donde es necesario poner en
movimiento metodologías propiamente cualitativas a través de técnicas específicas como la
observación, grupos de discusión y entrevistas.

Las funciones de los indicadores sociales en la evaluación son:

1. Describir aproximadamente la realidad.


2. Explicar dicha realidad con base en unos supuestos teóricos.
3. Establecer comparaciones entre distintas situaciones.
4. Prever futuros comportamientos.

Entre los indicadores que pueden ubicarse, se encuentran los siguientes:

 Indicadores de necesidad: El análisis llevará al diagnóstico del objeto de interven-


ción.
 Indicadores de esfuerzo: Medición de los esfuerzos dedicados al logro de objetivos
planteados a través de los recursos utilizados (distribución de trabajo y asignación de
recursos, relación individuo-familiar y relación individuo-comunidad).
 Indicadores de resultado: Permiten comparar en un instante determinado lo que
se ha alcanzado de acuerdo con una programación previa y medir los avances (Gui-
not, 2008).

Registro del caso

Estudio de caso

El estudio de caso significa tratar casos concretos; busca establecer y utilizar una relación
con el cliente de manera que, mediante el asesoramiento, se modifiquen sus actitudes o
sentimientos. Es el método fundamentalmente característico del trabajo social, derivado de
la preocupación del profesional de esta área por los individuos y familias con sus problemas
en la vida social. Se describe un método de trabajo que toma en cuenta no solamente los
aspectos personales, sino también los sociales, de problemas humanos tan graves que
amenazan o destruyen la capacidad de los sujetos para regir sus vidas o actuar de manera
efectiva como miembros de la sociedad (National Institute for Social Work, 1992, pp. 221,
335-337).

Los puntos principales a considerar al registrar los datos de un caso son:

 Necesidad de suficiente material verídico y apropiado.


 Análisis profesional de la situación.
 Formulación del diagnóstico y evaluaciones del tratamiento.
 Reportes del plan preliminar del tratamiento y los pasos sucesivos del mismo, así
como el resultado final del caso.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Una herramienta importante para el cierre de caso es el expediente, el cual está conformado
por la información recabada en las diferentes etapas del proceso metodológico para atención
individualizada y, para esta asignatura, concluye con el diseño de intervención o plan social;
sin embargo, en una situación real debe integrar la aplicación del plan, evaluación y
seguimiento del caso.

Todos los expedientes deben incluir información suficiente para identificar al individuo,
detalles de la situación psicosocial en que se encuentra, naturaleza del problema, origen
(sucinto y claro, no de forma rutinaria o de historia demasiado larga), naturaleza de la
demanda del sujeto, influencia de la situación en su ánimo, su actitud ante el hecho de
recurrir al trabajador social en busca de ayuda, detalles del tratamiento y reacciones del
cliente (Hamilton, 1987, pp. 135-136).

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Resumen
En esta unidad, se presentó la parte teórico-metodológica de la intervención o procedimiento
metodológico del trabajo social individualizado, consistente en desarrollar ordenadamente un
documento escrito, ubicando las acciones y objetivos concretos con la intención de obtener
resultados que exigen planificación y seguimiento.

Antes de recordar los pasos del procedimiento metodológico, resulta imperante comprender
que, al estudiar los fenómenos sociales, el trabajador social puede entenderlos desde dos
paradigmas: objetivo, cuyo planteamiento epistemológico parte de la unidad del método
científico hipotético-deductivo, basado en la teoría positivista de Emilio Durkheim y Augusto
Comte, la cual permite generar leyes capaces de predecir los fenómenos sociales, y subjeti-
vo, que intenta entender e interpretar las narrativas de los sujetos, aludiendo a los senti -
mientos o significaciones derivadas de las problemáticas.

El trabajador social puede explicar la situación de exclusión social de una persona cen-
trándose en datos objetivos, como los ingresos económicos mensuales, y determinar si
las causas de la exclusión son personales (trastorno psiquiátrico asociado) o estructurales
(crisis económica), o puede centrarse en datos subjetivos, es decir, cómo la persona per-
cibe, vive, experimenta e interpreta esa situación de exclusión social (tristeza, apatía,
conformismo, frustración, indefensión, desesperanza, desinterés…) (Fernández y Ponce de
León, 2012, p. 122).

También es viable entender que se puede analizar los fenómenos sociales bajo las perspecti-
vas objetivas y subjetivas (cualitativa y cuantitativa). Cada enfoque de intervención se defi -
ne a partir del conocimiento gradual de la realidad y del sujeto atendido.

Trasciende en este punto la probabilidad de tener acciones críticas y abiertas a las necesida-
des sentidas y adecuarlas al contexto presentado, dejando de lado la homologación de un
solo enfoque, pues aunque en la praxis prevalece el hipotético-deductivo (positivista), esto
no significa que el subjetivo no se pueda utilizar o se anule la posibilidad de recurrir a am -
bos.

Las etapas del proceso de atención individualizada son cinco:

1. Investigación
2. Diagnóstico
3. Programación o diseño de intervención: El plan social
4. Ejecución
5. Evaluación

La lógica de esta metodología es que en la primera y segunda etapa, se contextualiza el


problema, se definen y determinan sus características, relacionándolas con el sujeto,
(individuo o cliente). Esto permite obtener el diagnóstico del problema, donde además de
describir y definir al sujeto y sus problemáticas, ya se tienen los elementos para
jerarquizarlos y establecer cuáles serán las líneas de acción.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

En la tercera etapa, es necesario estructurar coherentemente las acciones que permitirán


cumplir objetivos concretos, los cuales se relacionan íntimamente con la investigación y el
diagnóstico. Es factible destacar que, en esta fase, la definición de los objetivos es
trascendental para puntualizar las tareas y temporalidad de las mismas.

Elementos básicos del plan social

Al sistematizar las tareas de la tercera etapa del procedimiento metodológico del trabajo
social individualizado, éstas se centran en cuatro aspectos:

1. Objetivos: Estructurar coherentemente las acciones que permitan cumplirlos (qué


acciones, a quiénes se dirige, para qué).
2. Metas: En qué tiempo y a cuántas personas (si fuera el caso) pueden beneficiar; la
clave radica en el reconocimiento de los recursos disponibles (planteo cualitativo).
3. Estrategias: Cómo se llevará a cabo, identificación de recursos personales, familia-
res, comunitarios e institucionales.
4. Especificación de las acciones-alternativas posibles: Para Fernández y Ponce de
León (2012, p. 191) deben ser los siguientes, incorporando un cuadro que describa lo
que se requiere, vinculado a las etapas del proceso metodológico:

 Técnicas a emplear
 Modelos teóricos
 Recursos
 Temporalidad
 Calendario de actividades
 Definición de los participantes
 Responsabilidades que se deben asumir
 Indicadores de evaluación para medir resultados

Al lograr desglosar las ideas a través del plan social, se organizan y temporalizan las
acciones, dando pauta a su ejecución. La aplicación del diseño de intervención es la cuarta
etapa del procedimiento metodológico del trabajo social individualizado. En esta etapa es
viable materializar los aspectos descritos en el plan social para la implementación del
mismo; se describen en forma detallada y cronológicamente todas las actividades que sean
pertinentes, es decir, comienza la ejecución de todo un proceso que se ha llevado a cabo. Su
trascendencia y eficiencia depende del impacto que se logre generar en los sujetos.

Si en la intervención el trabajador social logra sembrar en el sujeto respeto, confianza,


comprensión, empatía y cordialidad, las probabilidades de tener un proyecto satisfactorio
son mayores y facilitarán el cumplimiento de los objetivos y metas.

De esta forma, las acciones determinadas pueden construirse mediante acuerdos y generar
compromiso en los sujetos (el deber ser no aplica, sino el querer hacer).

Se concluye con la evaluación del proceso la cual, en palabras de Fernández y Ponce de


León:

Es la fase que nutre de recursividad al método, incidiendo en la implementación de la


práctica profesional. Gracias a la evaluación, el trabajador social no sólo puede conocer

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

los resultados que ha conseguido, sino también cómo mejorar su labor profesional
reflexionando sobre ella. Es un instrumento indispensable dentro del método, ya que tiene
capacidad suficiente para iniciar una y otra vez las espirales dialécticas, facilitando la
generación de nuevos conocimientos (2012, p. 135).

En la quinta etapa del proceso metodológico, a partir del control de las acciones
ejecutadas, se pueden obtener elementos medibles desde el ámbito cualitativo y
cuantitativo; al evaluar, se reconocerá si el diagnóstico y plan fueron oportunos y qué
impacto durante y al final de la ejecución se logró tener.

Se podrá determinar, entre otras cosas, si los recursos empleados fueron suficientes. Todo lo
anterior, en virtud de que la sistematización y circulación de las acciones del trabajador
social suelen estar encaminadas al mejoramiento de la práctica profesional.

Para los trabajadores sociales, la evaluación presenta dos características:

 Al pretender evaluar la intervención, se debe considerar a la persona con o para


quien se trabaja, es decir, hay que implicar al usuario.
 Una dinámica de evaluación continua siempre será mucho más rica que una dinámica
de evaluación puntual, ya que en trabajo social, se emplean procesos e itinerarios de
cambio continuos.

Finalmente, se puede afirmar que el método del trabajo social individualizado permite
conocer la realidad social donde la intervención tenga un corte científico, limitando el perfil
filantrópico (sin negar su imperiosa participación). Las etapas del procedimiento no son
únicas ni lineales; es posible también unir praxis y teoría simultáneamente para revisar el
impacto de la intervención y fundar nuevos conocimientos. Las prácticas cotidianas del
trabajador social, en distintas áreas de intervención, logran ser sistematizadas sin quedar en
el olvido.

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Glosario
Diagnóstico
Conocimiento de una realidad determinada, logrado mediante un proceso de estudio o
investigación de sus condiciones en un momento dado. En las ciencias sociales, se utiliza
como un cuerpo de conocimientos analíticos y sistémicos pertenecientes a una realidad
concreta y determinada sobre la cual se quieren realizar determinadas acciones planificadas
y con un propósito concreto como conocer las situaciones y problemáticas que más afectan a
un individuo, grupo o comunidad, sus causas y los posibles recursos para enfrentarla,
determinar lo que se va a hacer y, en la medida de lo posible, solucionar los problemas
mediante su tratamiento (Ander-Egg, 2011, p. 24).

Intervención individualizada
Acción profesional sobre una situación problemática que demanda un sujeto, capaz de
suscitar el cambio realizando las acciones que se establecen previamente. Por tanto, es la
acción del profesional de trabajo social encaminada a la mejora de las condiciones de vida
del sujeto (Flores y García, 2012, p. 22).

Metodología
Disciplina o rama de la ciencia que se ocupa del estudio de los métodos y sus interrelaciones
para el estudio científico de la realidad. Expresa el proceso de reflexión y acción al reunir, en
el mismo movimiento, el significado, finalidad, valores, objetivos, principios, métodos,
enfoques y técnicas. Desde la perspectiva profesional, es la manera como se elabora o
desarrolla un proceso de intervención. Es una posición científica, pero se ubica
necesariamente en una visión teórica y una opción ideológica y, a través de ella, el hombre
encuentra su capacidad de moldear una posible solución para la historia y sus
acontecimientos (Ander-Egg, 2011, p. 49).

Objetivo
Dentro de un proceso de planificación y programación de un objetivo, expresión cualitativa
de ciertos propósitos que se especifican expresamente y los que se desean alcanzar. La
cuantificación del objetivo constituye la metodología (Ander-Egg, 2011, p. 53).

Plan
Exposición de principios o actividades recomendables con la finalidad de resolver o atenuar
el o los problemas del cliente del servicio social (Castellanos, 1991, p. 127).

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Fuentes de información
Bibliografía

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Aires: Lumen/Humanitas.

Castellanos, M. (1991). Manual de Trabajo Social. México: Prensa Médica Mexicana.

Fernández, S. (2008). Primer Congreso Nacional de Trabajo Social del Centro de la Provincia
de Buenos Aires. El Trabajo Social y la Cuestión Social: Crisis, movimientos sociales y
ciudadanía. Buenos Aires: Editorial Espacio.

Fernández, T. (Coord.). (2008). Trabajo social con casos. Madrid: Alianza Editorial.

Fernández, T. y Ponce de León, L. (2012). Trabajo Social individualizado. Metodología de


Intervención. Madrid: Ediciones Académicas/UNED.

Flores, J. y García, S. (Coords.). (2012). Intervención individualizada. México: Yecolti.

Hamilton, G. (1987). Teoría y práctica del Trabajo Social de Casos. México: Prensa Médica
Mexicana.

Galeana, S. (2009). Promoción social: una opción metodológica. México: ENTS-UNAM/Plaza


y Valdés.

Guinot, C. (2008). Métodos, técnicas y documentos utilizados en Trabajo Social. Bilbao,


España: Publicaciones de la Universidad de Deusto.

National Institute for Social Work (1992). Los trabajadores sociales. Su papel y cometidos.
Madrid: Narcea.

Rebolloso, E. (Coord.). (2008). Evaluación de programas de intervención social. Madrid:


Síntesis.

Ruiz, A. (Coord.). (2008). Búsquedas del Trabajo Social latinoamericano: urgencias,


propuestas y posibilidades. Buenos Aires: Espacio.

Satir, V. (2015). Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar (3.ª ed.). México: PAX.

Stake, R. y Gjerde, C. (1974). An evaluation of T-city, the Twin City Institute for Talented
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el Instituto de Twin City para Jóvenes Talentosos. Serie de monografías de AREA sobre la
evaluación del currículum (Número 7)]. Chicago: Rand McNally.

Documentos electrónicos

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Trabajo Social en la Atención Individualizada

Ander-Egg, E. (2011). Diccionario del Trabajo Social (2.ª ed.). Córdoba, Argentina: Editorial
Brujas/Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas. Consultado el 12 de diciembre de 2016 de
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