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Claudia. Mujer de La Biblia

Claudia Prócula era la esposa de Poncio Pilato, el prefecto romano de Judea que condenó a Jesús. Según la tradición, Claudia tuvo un sueño sobre Jesús y advirtió a su esposo que no lo condenara, diciendo "No tengas nada que ver con ese justo". Aunque Pilato no hizo caso a la advertencia de su esposa, este evento muestra a Claudia como una mujer valiente que abogó por Jesús ante su esposo y tuvo fe en él como el Mesías.
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Claudia. Mujer de La Biblia

Claudia Prócula era la esposa de Poncio Pilato, el prefecto romano de Judea que condenó a Jesús. Según la tradición, Claudia tuvo un sueño sobre Jesús y advirtió a su esposo que no lo condenara, diciendo "No tengas nada que ver con ese justo". Aunque Pilato no hizo caso a la advertencia de su esposa, este evento muestra a Claudia como una mujer valiente que abogó por Jesús ante su esposo y tuvo fe en él como el Mesías.
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Claudia Prócula, esposa de Poncio Pilato

“Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir:


No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he
padecido mucho en sueños por causa de él.” Mateo 27:19.

Lic. Ana Julia Díaz Lira.


Por los Evangelios no conocemos el nombre de la mujer de Pilato, sin embargo, la tradición
afirma que se llamaba Claudia Prócula y estaba relacionada con el emperador Augusto, quizás
una de sus nietas. Esto se puede encontrar en el apócrifo de Hechos de Pilato, que se basa
en parte en registros oficiales romanos de la Jerusalén del primer siglo.
Claudia Prócula, esposa de Poncio Pilato, el quinto prefecto de la provincia romana de Judea;
estaba adherida a un grupo de romanas que se habían acogido a la religión judía, aunque no
perteneciesen al pueblo de Israel. Una tradición que se remonta al menos hasta Orígenes dice
que se hizo cristiana
Claudia: Una mujer que tuvo el coraje de abogar por Jesús ante su esposo Poncio
Pilato.
Pilato mientras desempeñó su cargo, se comportó extremadamente mal. Había sido un injusto
e inescrupuloso gobernante de los judíos. Tanto los galileos como los samaritanos habían
sentido el terror de sus armas, pues no dudó en masacrarlos ante la más leve señal de
sublevación; Él sabía que Jesús era enteramente sin mancha. Sin embargo, puesto que los
judíos clamaban pidiendo su muerte, sintió que debía ceder a sus demandas, pues de lo
contrario levantarían otra acusación en su contra, esto es, que no era leal a la soberanía del
César

Él perdonaría la vida del Justo si hubiera podido hacerlo sin comprometerse; pero sus
cobardes temores lo redujeron a derramar sangre inocente.
En el preciso instante en que estaba vacilando, cuando había propuesto a los judíos que
eligieran entre Barrabás o Jesús de Nazaret, en ese preciso instante, le llegó una advertencia
proveniente de la mano de Dios, de su propia esposa relativa a su sueño matutino, una visión
de misterio y terror, advirtiéndole que no tuviera nada que ver con ese justo; “porque” dijo ella
“hoy he padecido mucho en sueños por causa de él.” una advertencia que iba a dejar en claro
para siempre que, si condenaba a Jesús, lo haría voluntariamente con sus propias manos
culpables.

No es raro que un hombre astuto y duro reciba la bendición de una esposa suave en su trato
y que ejerce una influencia benéfica sobre él. Pilato es un ejemplo. Era un verdadero déspota,
que abusaba de su autoridad y poder.

Enviar una advertencia por medio de ella era alcanzar la conciencia de Pilato a través de sus
afectos. Si su amada esposa estaba turbada era seguro que eso pesaría grandemente en su
ánimo: pues él no querría que ella se turbara.
¡Cuán a menudo una mujer tierna, sufrida y amorosa ha ejercido un gran poder sobre un
hombre tosco y rudo! El afecto tiene más potencia que la elocuencia.

En su sentido de responsabilidad respecto a su marido es indudable que nos resulta una figura
amable. Para ella, el marido y sus actos era algo del mayor interés, aunque no era un hombre
que se hiciera estimar mucho, como lo prueba el que no hizo el menor caso de lo que ella le
había dicho.

Una esposa puede influir para bien en un marido y si deja de hacerlo, rehúye su deber y el
ejercicio de una de sus mejores prerrogativas.
Para muchos la esposa ocupa el lugar que antes ocupaban los ángeles. Por desgracia muchos
maridos actúan todavía de la misma forma que Pilato con respecto a la esposa, recuerda lo
que la Biblia dice que la esposa es la ayuda idónea y aunque muchas veces los hombres por
su machismo y violencia no lo quieran aceptar, pero la mujer tiene esa sabiduria tan grande
que por ello Dios le da el lugar de ayuda idónea, el hombre no puede actuar fuera de esa
ayuda que direcciona pues estaría actuando fuera de la voluntad de Dios.

Aunque las palabras de ella no cambiaron el actuar y decisión de Poncio Pilato, pero se puede
notar el trabajo que le tocó tomar decisión fuera de las palabras de su esposa, pues ella era
una mujer temerosa de Dios y esa es una de las características de Claudia, además de creer
en Jesús, escucharle y acoger sus palabras como el mesías prometido.

Por lo tanto Claudia es un ejemplo de mujer valiente, decidida, sabia, mujer de fe y temerosa
de Dios.

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