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Boletin de La Sociedad de Lima Tomo 9, 1900

Boletin de la sociedad de Lima geográfica, tomo 9, Perú, 1900

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3H

FOR THE PEOPLE


FOR EDVCATION
FOR SCIENCE

LIBRARY
OF

THE AMERICAN MUSEUM


OF

NATURAL HISTORY
.BOLETIN
DE LA

TOMO IX-AÑOTX

LIMA
IMPRENTA Y LIBRERIA DE SAN PEDRO
Calle (le- San Pedro N. 9(5

I900
V
í ;

PRESIDENTE NATO

Excmo. Sr. Presidente de la República

VICE-PRESIDENTE NATO

Sr. Ministro de Relaciones Exteriores

CONSEJO DIRECTIVO— 1900


Presidente C. de Navio M. Melitón Carvajal.
Vice-Presidente Ingeniero Eulogio Delgado.
Inspector de Tesorería. D. Felipe Barreda y Osma.
Inspector de Biblioteca. „ José Toribio Polo.

VOCALES

Sr. D. Ricardo Palma Dr. D. Federico Villareal


Dr. D. Pablo Patrón ,, Enrique Guzmán y Valle
,, ,, Olivo Chiarella Cap. de N. Camilo N. Carrillo
Coronel Ernesto de La Combe Sr. D. Ricardo Rossel
Dr. Enrique Perla „ ,, Ricardo García Rosell
Eleodoro Romero ,, ,, Alejandro Garland
,, Felipe de Osma v Pardo Dr. D. Javier Prado y Ugarteche
Sr. D. Alberto Ulloa" ,, Federico Elguera
,, Teodoro Elmore Sr. D. José Castañón
,, Eduardo Habich ,, ,,
Felipe Arancibia
Dr. Ignacio La Puente
ScERETARio: Sr. D. Carlos B. Cisneros

dirección:
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE LIMA
Altos de la Biblioteca Nacional

Correo: Apartado N.° 889.—Teléfono, 556.


BOLETIN
DE LA

TOMO IX

im$f Vmms 8ú d& Jumo d!$ mB—MQs, 1, I j 8,

Labor de Raimondi

'El Perú" es obra muy


'
es-
timada fuera del Perú.
G. René Moreno. (1)

>L catálogo que vá en seguida ha sido obligado trabajo pre-


s4. paratorio para uu estudio crítico de la labor de Raimoudi
en las partes que tieneu relación con la Geología, Mineralogía, Pa-
leontología y Minería nacionales. La dosis de tiempo y de pacien-
cia que este trabajo representa podrán apreciarla los que se dedican
á estudios bibliográficos; y, porque no es pequeña, me ha parecido
que este era uno de los obstáculos que han impedido estudios aná-
logos al que me propongo hacer, en las otras esferas de actividad
del ilustre italiano. La publicación de mi trabajo preparatorio
tiene, pues, por objeto facilitar el estudio de la personalidad científi-
ca de Raimondi, y de su inñuencia en el desarrollo de las ciencias
en el Perú.
Nadie ignora que gran parte de la labor de Raimondi perma-
nece inédita, como tampoco que no se limitó á escribir libros ó ar-
tículos sino que también hizo mapas y planos, y que en sus viajes
formó importantes colecciones. Un catálogo de esta múltiple la-
j/í)or debe pues dividirse desde luego en dos partes, á saber labor

(1) Biblioteca Peruana. Apuntes para un Catálogo de impresos II Libros y


:

folletos peruanos de la Biblioteca Peruana y Notas Bibliográficas p. 401. S(intiago


de Chile 189(i.
publicada y\ ^bor inédita; y cada una de estas dos partes deba sub-
diviuirse en tres secciones signientes: libros y ai-tículo^, mapas

y planos, colecciones.

1." Piii-te. Xiíil>or piiblioada

La labor publicada de Kaimondi, aún cuando es considerable


en cantidad y en calidad, no está en pro|)orción con sus numerosos
viajes ni con el abundante material en ellos -recoc^ido; pero esto
proviene de que siempre acariciaba la ilusión de publicar todo lo
que había estudiado y visto, en las partes correspondientes de su
obra magna.

1. LIBROS Y ARTICULOS

No debería considerar aquí muchos ai'tículos sueltos de polé-


mica dados á luz en los periódicos políticos; pero si con esa omi-
sión nuestro conocimiento del sabio no habría perdido nada, el del
hombre sí. Registro,pues, todas las produccio'ies de este género que
me ha sido posible encontrar. Lo que sí me he abstenido de seña-
lar aparte son las reproducciones, traducciones ó extractos que se
han hecho en diversas. ocasiones, de gran parte de los trabajos que
paso á enumerar.

1853

1.— Informe sobre la existencia de huano en las islas de Chin-


cha. — Firman este informe, además de Raimondi, José Castañón,
Fermín Ascencios, Francisco Cañas, José Eboli y Manuel J. San
Martín; y foi*ma cuerpo con uno de Piérola (padre), y con otro del
ingeniero Faraguet en un folleto titulado: Informes sobre la exis-
tencia de huano ért las islas de Chincha, presentados ¡jor la comi-
sión nombrada por el Gobierno Peruano, con los planos levantados
por la misma comisión. Lima ISil.'i. 8."*, 52 pgs. ,3 planos de las islas.

1856 \

2. —
MÉMOIRE sur le guano et les oiseaux qui le produisent.
Memoria enviada á la Académie des Sciences de Paris y pu-
blicada en sus Comptes Rendas hebdomadaires, 1er. semestre.
3. Sur LES yeux de niouiie (l^AvicsL.—Compte'yliendus, 2.*
semestre.

•i. — Suií LA DETERMiNATiON tlo la densité des corps avec une


l)alance honrante. -Coniptes Rendas, 2.° semestre.

1S57

5. —Elemento?,
de botánica, aplicada á la Medicina y á
la Industria, en que se trata especialmente de las plantas del
los
Perú. Lima, 2 partes en 4.°, 260+340 pgs. Primera parte: Anato-
mía, Fisiolo^-ía y Patología vegetal. Según la parte: Taxonomía,
Fitografía y Geografía Botánica. —
Esta última parte, en lo relati'
vo al Perú, ha sido reproducida por Paz Soldán en su Geografía.
M. N. Corpancho emitió juicio sobre esta obra en la Gaceta
Médica áe Lima, año I, Nos. 9, 11 y 12.

1858

6. —
Minería. Exposición sobre la decadencia del ramo por
el senador Pedro .José Aranívar y el naturalista D

Lima,gr. 4°. 26 págs. En este folleto no hay de Aranívar sino una
nota de 20 líneas á los Secretarios de la Cámara de Senadores y
otra de 10 al subprefecto de Castro «virreina.

1861

-Apuntes sobre el mineral de Hualgayoc— £7/ Comercio.


7. -

Lima, 13 de noviembre-
Se reprodujo en una hoja suelta titulada: Invitación n un buen
negocio. Cita Vicuña Mackenna este estudio de Raimondi en su
Libro de la plata."

1862

8. — Ligera revista histórica


sobre los estudios hechos en el
Perú en de los escritores que se han ocu-
las ciencias naturales,
y
pado de la Historial Natural del mismo. Anales Universitarios
fiel Perú. T. I. Lima. —
Con el título de Suplemento á la anterior
memoria se encuentran en seguida algunas noticias biográficas de
Raimondi, recogidas por el Dr. Miguel T. Colunga.

9. — Apuntes sobre la provincia litoi-al de Loreto. Lima. 8.° 1

págs. y 2 planos de caminos.


— —

V
ApareeiV^üvimero esta obra en la Revista ele Lima, y en segui-
(\a en la forma indicada. Fué traducida al inglés; por Bollaert en lo^

Proceeclings of Geographical Societi/, ISGi; y en parte al francés


por Malte Brun en los Annales des Voyages. 1862.
Recibió un ataque rudo é inmerecido de parte de Desjardins
en la Société de Géograpbie de Paris, ataque rechazado victoriosa-
mente por el distinguidísimo y malogrado Rouaud y Paz Soldán.
Véase: Dos ilustres sabios vindicados. Lima ISfis. gi-. -í." 28 págs.
La reprodujo Mariano F. Paz Soldán en su Geografía del
Perú.

1864

10. — Análisis de las aguas termales


de Yura, aguas minera-
les de Jesús y aguas potables de Arequipa. Arequipa 8." 16 págs.
Lo relativo á las aguas termales de Yura se publicó, antes de
salir en folleto, en La Bolsa de Arequipa de enero y febrero ,y si-
multáneamente en la Gaceta Médica de Lima Nos. 170, 171 y 172.

1866

11. — Análisis de una agua termal sulfurosa del departamen-


to de Cajamarca. —G^aceía iliéfZ¿ca. Lima. Año X.-T. X-N.° 219,
Febrero 28.

186?

12. — Carta Á G ABE. Proceedings Cal. Acad. Nat.'Sciences III,


1867, págs. 359 y.360.
Trata esta carta de la Geología del Perú, y sólo en parte fué
publicada. Citada por Suess en su ^^Antlitz der Erde'\

13. — Informe sobre las salinas de Huacho. Peruano. Año


25, semestre 2.° N." 30, Octubre 26.

14. — Carta á D. Ambrosio Alegre. El Comercio Lima, 22


desmayo, I. edición.
'

Tiene por objeto demostrar la conveniencia del ferrocarril de


Huaráz.
^

15. — On
THE RiVERS San Gabán and Ayapata in the province
of Carabaya. Journal Boyal Geogr. Soc. Yol- XXXVII, p. 134.
Reproducido en el Bol. de la Soc. Geogr de Lima, año VI.
tomo VI, 1896, Nos.4, 5y6.
—5—
1868 . ^
If).— On THE coNFLUENCE of the i'ivers antar o and Apuri
mac inthe Hnanta mountains. Journal Boyal Geogr. Soc. Vol
XXXVIII. p 413.

17. --Cuprocalcita: nuevo mineral de cobre. Anales de la


Soc. de Farmacia. Lima. —Reproducido después por Domeyko en
su 5." Apéndice á la Mineralogía 2.* edición.

IS. — Análisis del agua del l io de Azufre. Anales de la Soc.


de Farmacia, Lima.

19. — Análisis de un líquido azul exudado por una enferma.


— Anales de la Soc. de Farmacia. Lima.

20. — Las aguas de Bautista:.— Anales de la Soc. de Farmacia.


Lima.
187;^

21. — Descripción de la Huantajayita. Anales de la Soc. de


Farmacia. LimaN." 6.
También reF»roducida por Domeyko en su 5." Apéndice.

22. — El departamento de Ancachs y sus riquezas minerales


por Publicado por Enrique Meiggs. Lima gf. 1 •i.''

pag. + II de Prólogo. Mapa.

23. — Presencia del


litio en la ceniza de muchas plantas culti-
vadas y en el agua potable de Lima. Anales de la S )c. de Far-
macia. Lima.

24. —Estudios sobre la composición de una masa de fierro me-


teórico hallada en la prov. de Tarapacií. Anales de la Soc. de
Farmacia. Lima.

25. — Modo de conocer la presencia del sulfato de plom3 en los


minerales i^or medio del cloruro de sodio.— J/iaZe.s de la Soc. de
Farmacia. Lima

26. — Nuevas aplicaciones del espectrómetro. —.4;ia/É;s de la


Soc. de Farmacia. Lima
27. — Manipulación del huano. Lima gr. 4." 29 pag. ó UV 61
— — —

1874

28. — HuAXO Y
SALITRE: Observaciones á la memoria del Sr.
Desmaisou. Lima-í ° 10 i);ii?s. Tiene un suplemento de -t
gr. pgs.
La memoria con este opúsculo refutada lleva por título: Estn-
clios sobre el hnano del Perú, conferencia leída en el club litera-
rio. — Lima. gr. 4" 91) pgs.

L>R.— El PtóRúTomo L Parte Preliminar, gr. 4", 444 pags.+VI


de introducciones.
En "El Siglo" enero de 1ST7 se reprodujo en parte un estudio
sobre este tomo, escrito poi- Kech para ''Die Natur"^de Halle, ór-
gano de la Sociedad "Humboldt." El Dr. Carranza escribió en Fl)o.
1875 una interesante revista también al respecto; véase su Colec-
ción de o?"/¿cí</os, Lima, 1887.

30. — Apuntes
sobre el huano y las aves que lo producen.
El Siglo, año I. Nos. 1 y 2. Está basado este artículo sobre la me
moria que envió Raimondi á la Academia de (Jieucias de París
en 1S5Í).

31. — Carta al Director do "LaPatria"— La Paí?^m,21 de octu-


bre — Tiene por objeto levantar algunos cargos que se le habían he-
cho en ese periódico con motivo de la acalorada discusión sobre
huano y salitre que entonces tenía lugar.

32. -NoTAal Ministrode Hacienda refutando un artículo de "El


Nacional", octubre 27. El Nacional, 28 de octubre.— Reproducida
en un volumen titulado Guano y salitre. Racopilación completa de
los artículos publicados por los señores Esseletis ij Blauc y Marti-
net sobre esta cuestión. Lima. —
— Carta álosRR. de "La Patria".— La Opinión Nacional,
33.
2 de noviembre. — En folleto anterior.
el

34. — Artículo contra Esselens y Blanc —La Opinión Nacional,


16 de noviembre. — También en folleto indicado.
el

3.5.— Artículo contra Esselens y Blanc -La Opinión Nacio-


nal, 19 de noviembre; y en el folleto citado.

1876

36. Método para hallar el peso específico de los minerales


por medio do una balanza común, y sistema de balanzas-^ara com-
probar el principio de Arquímedos. — ¿7 »S'¿f/Zo, año 1, ^^is. 3 y -t. —
Basado lo mismo que el anteriormente citado del Si(jlo en una me-
moria presentada á la Academia de Ciencias de París.

37 Estudios sobre el origen de la litina contenida en el agua


potable de lÁxn'A.— El Siglo año I, N." 5.

?>S. —Estudio sobre el clima de Lima. El Siglo, año I, N.' 9.

30. Observaciones <á los señoi-es Cisneros y Garí ía en la cues-


tión relativa al salitre.— Lima, gr. 4.". 13 pgs.

40. — El nuevo giro que el señor Desmaison pretende dar á la


cuestión guano-salitre. — Artículo al fiual del folleto anterior.

41. —
HüANo Y SALITRE: La Carta de Lord Bri Iport, Presidente
de la Real Sociedad de Agricultura de Inglaterra. Contenida tam- —
bién en el mismo folleto.

42. —Falta de lluvias en la costa del Perú— G^itceía Médica,año


1, Nos. 24 y 25, setiembre, p. 1!>3— Contestación <á unai'tícu'o ante-
rior del mismo periódico, con igual título y por el Dr. L. Carranza.

1S76

43. — Aguas MINERALES nacionales— Caceía JfeYZici, año N." 2,

37, setiembre IG, pág. 2S9 á — Redúcese este artículo á análisis


2!»1.

hechos por Raimondi.

44. — El Perú. Tomo IL Historia de la Geografía del Perú,, Libro


primero. Lima, gr. 4.° pgs. 475+ VII de prólogo. Mapa y gra-
bados.
Refiérese á este tomo el interesante folleto de P. Patrón, titu-
lado: Observaciones á la obra ''El PeriV- del señor A- Raínwudi.
Lima, 1878.

45— Informe sobre el mineral de Yauri -En un folleto titulado:


, Invitación documentada auna sociedad de 3//ua.s-, Lima, 8* 15 pgs.

1877

46. — Carta al Dr. D. José Araníbar, Fiscal de la Coi'te Su-


prema.
— —

ConteV a con ella las preguntas que el Fiscal le hace sobre la


cuestión giiK.io-salitie. Se publicó con 13 ]>ágiuaí, en el volumen:
Documentos relativos á los cargos que hace el Fiscal Dr. D. José
Arnuihiir á ht casa Di ey(fus Hermanos y Compañía diferencia pw
de precios, utilidades de la manipulación del huano y mejor modo
de venderlo. —lÁma, -i". :20n pgs.— 1878.

-tí. Informe sobre el árbol de Loi'eto,llamaiio Tamia-caspi—


El Comercio, VI de junio.

1878

-tS. Minerales del Perú ó Catálogo razonado de una colección


que representa los principales tipos minerales de la República con
muestras de huano y aves que lo han producido. Lima, gr. 4.'^,
Íi05 pgs.+II de prólogo.

-íC^.—El Perú. — Artículo corto en el Autógrafo Americano, ^\\-


blicación que por ese año hacía Lagomaggiore El Comercio, &e-
tiembre 12,

50. Contestación al folleto de P. Patrón, ya citado.— ÍJZ Co-


mercio. — Es esta la única producción de Rainiondi que no he teni-
do á la vista al formar el presente catálogo.

1880

51. —El Perú. Tomo III. Historiade la Geografía del Perú. Li-
bro segundo. Lima, gr. -í." 714 pgs.-f-IVde prólogo. Mapas y gra-
bados,

52. — Estudios sobre el magistral que se emplea en el beneficio


délos minerales de plata, por el método de amalgamación america-
na.— yin. de C. C. y de Minas. —
Lima, T. I, 41 pgs.

53. — Apéndice al catálogo razonado délos minerales del Perú.


— An. de C. C. y de 3/i?ias.— Lima, T. 32 pgs. I,

1882

54. —Aguas minerales del Ferú.— An. de C. C. y de Minas. —


Tomo IT, 210 pgs-
1883 ^

55. —
Minas de oro do Oarabaya.— ^ra, de C. C. y de Minas.—
TomoIIC, 32 pgs— Trascrito en el "lierg- uml Hüetenmamiischer
Zeitung".

1884

56. — Aguas potables del Perú -An. de C.C. y de ilfiíias- Tomo


IV. 155 pgs. — Sobre este y sobre tiasanterior emitió juicio favo-
el

rabilísimoDarapsky en el "Verhaudluugeii des deutschen wiseus-


chafUichen Vereins zu Santiago". 1886.

57. — Informes sobre diferentes cuestiones


referentes al agua
potable de Lima
El Comercio, diciembre 2.
Después de una nota de remisión al periódico y de una petición
de informe á Raimondi por Macpherson, se encuentra el estudio
del primero sobre el agua de Lima, posterior y más completo que
el publicado en sus Aguas Potables.

1885

58. — Memoria sobre el Cerro de Pasco y la Montaña de Chau-


chamayo,— Lima, 8.*, 89 pgs.

59. — Rápida ojeada sobre la provincia de Carabaya. Conferen-


dada en el Club literario
cia el 20 de setiembre.—J-íeueo de Lima,
Tomo I, números 4. 5 y 7.

1886

60. — Minas de oro del Perú Bol. de Minas, Ind. y C- C--año


I, Nos. 4, 5, O, 7, 9 y 10 y II Nos. 1, 2, 4 y 5.

61. — Minas de oro del Perú— ^n. de O. O. y de Minas— Tomo


VI, 108 pgs. — Reproducción'mejorada del anterior.
Raimondi murió en San Pedro el 28 de octubre de 1890; pero
no por eso cesaron ni cesando aparecer producciones suyas origi-
nales é interesantes, como puede verse en seguida.
Como he citado algunos estudios críticos, no debo pasar en si-
lencio uno de propaganda favorable á este sabio: La obra de Rai-
mondi por Emiliano Liona— Lima. 1884.
3
— — — —

— 10 —
Los (f.¿cmsos que se pronunciaron en sus funerales poco ó na -
(lanos enseftian respecto á sii vida y obras. Entre los artículos ne-
crológicos, contiene importantes datos y merece citarse el de José
Casimiro Ulloa: Don Antonio Raimondi ¡j su obra. Bol. de la —
Soc. Geogr. T. I, núni. 1.

18ÍH

62. — Fenómeno llamado Pniíor---i?o?. déla Soc. Geog.


Lima, tomo I, K." 2, mayo 15.

63. — Vientos.— j5o¿. de la Soc. Geogr.— 'Lima, t. I, N." 3, ju-


nio lo.

1892

61. Acción del nitrato de plata sobre las sales de peróxido de


manganeso— 5o/. deMin. Ind. y C. C. -tomo VIII, N." 3, p. 19.

1891

6.5. Caverna de Huarari Bol- de la Soc. Geogr- — Lima, to-


mo IV, núm. 7, S y 9, diciembre 31.

1895


Apuntes itinerarios de los viajes del naturalista Raimondi
66.
en Perú; De Huancayo á Ayacucho 1858— 5oZ. de la Soc. Geogr,
el
—Lima, tomo IV, núras 10, 11 y 12, marzo 31.

67. — Itinerario de los viajes de Raimondi en el Perú: Ayacu-


cho- Bol de la Soc. Geogr.— h'wmx, tomo V, año 5, núms. 1, 2 y 3,

58 páginas.

68. — Baja délos ríos Bol. de la Soc. Geogr. — Lima, t. V, año


5, núms. 1, 2 y 3.

69. — Formación délas tempestades— i?oZ. de la Soc. Geogr. —


Lima, t. V, año 5, núms. 1, 2 y 3.

70. —
Itinerario de los viajes: De Lima á las montañas de
Huancayo, Tarma, Pampa de Junín y Cerro de Pasco —5o/. de
Soc. Geogr. año 5 t.V, Nos. 4. 5 y 53 pgs- 6),
71. DeHuanta á Liiiiii poi; el camino de Huanca elica Bol.
de la Soc. Geogr. año 5 t. V, Nos. 4, 5 y 6, 2S pgs.

7*2.— Itinerario de los viajes de Rainiondi en el Perú: Monta-


ñas de Huancayo.- Bol. de la Soc. Geogr. año 5,t. V,Nos. 7, S y ÍK
V2 pgs.

1896

73. Itinerario de los viajes: De Lima á Yauyos y Huaro-


chirí. (1862). Bol. de la Soc. Geogr. año 5, t. V, Nos. 10,11 y 12,
51 pgs,

71. —Itinerario de los viajes: De Lima á Morococha (1861). -


Bol. de la Soc. Geogr. año O, t. VI, Nos. i, 5 y 6, 27 pgs.

1897

75. —
Itinerario de los viajes: Provincias de Cañete, Yauyos y

Huarochirí. _BoZ. de la Soc. Geogr. t VI, Nos. 7,8 y 9. y Nos. 10'
11 y 12, 59 pgs.

76. — Itinerario de los viajes: Tarma, Clianchamayo, Vitoc,


Monobamba y Jauja (1S55) Bol- de la Soc. Geogr. año 7, t. VII,
Nos. 1, 2 y 3, 20 pgs.

77. —
Coloración roja del cielo al ponerse y levantarse el Sol.—
Bol. de la Soc. Geogr. t. VII, año 7, Nos. 4. 5 y 6.

78. —Geografía Física.— 5o/. de la Soc. Geogr.— año 7 t. VIL


Nos. 7, S y 9, 37 pgs.

79. — Islas, islotes y rocas del Ferú- Bol. de la Soc. Geogr. año
7, t VII, Nos. 7, 8 y 9, 11 pgs.

80— Bahías y puntas— 5o/. de la Soc. Geogr. año 7, t. VII,Nos.


7, 8 y 9„22 pgs.

1898

^í. —
Itinerario de los viajes: Lampa, Azángaro, Huancané,
Putina, Orurillo, Santa Rosa, Sicuani, Checacupe y Cuzco (1865)
Bol. de la Soc. Geogr. año 7, t. VII, Nos. 10, 11 y 12, 57pgs.
— — — —

— 12 —
\
82. — l^ANDÍBULA inferior áél M. Ancliíim, hallado en un terreno
cerra de la desembocadura del río Moyobaniba al Huallaga Bol-
de la Soc. Geogr. año 7, t. VII, Nos. 10, 11, y 12, 4 pgs.

83. —
Itinerario de los viajes: Cuzco, Valle de Lares, Santa
Ana y regreso por Mollepata y Liniatambo (1805)— i^oZ. de la Soc.
Geogr. año 8, t. VIIL Nos. 1, 2 y 3, (51 pgs.

Si. Mina de cobre llamada de San Pedro de Pampa Colorada


Bol. de la Soc. Geogr. año 8, t. VIII, Nos. 4, 5 y 6.

85. — Itinerario
de los viajes: Cuzco, Quispicanchi, Lucre, Pi-
hasta Marcapata (18G5)— i?oZ. de la Soc. Geogr. año 8, t.
sac, etc.
VIII, Nos. 7, 8 y 9, 37 pgs.

86. — Alturas sobre el nivel del mar de las abras ó pasos de la


Cordillera Occidental. Bol. de la Soc. Geeogr. t. VIII, año 8,
Nos. 4, 5 y 6, 6 pgs.

87. — Itinerarios de los velajes: Cuzco, Quispicanchi, Lucre, Pi-

sac, etc. y regreso hasta Abancay (1865)— L'oZ. de la Soc. Geogr.


año 8, t. VIII, Nos. 10, 11 y 12, 25 pgs.

2. MAPAS Y PLANOS
1859

1. — Plano topográfico de Cajamarca. Escala=4-iVo-

2. _Plano topográfico de Tarapoto. Escala=^Vr-

1861

3 — Pi,ANO topográfico de Chachapoyas. Escala=4jVo-

1862

4. — Plano topográfico de Huancavelica. E=4 2^t3-


Inserto, lo mismo que todos los anteriores, en el Atlas de Paz
Soldán.

5. — Plano del
camino entre Balsapuei-to y Moyobamba. E=:l
pulgada por 6666 varas.
— 13 —
0— Pl\no de dos caminos entre Tayabamba y el río Huallaga,
Sin escala, pero con grados de latitnd y longitud.
Contenidos uno y otro en el libro sobre Loreto.

1868

7. — Mapa de la provincia litoral de Loreto. E=l pulgada por 15


millas.
1873

8. — Departamento de Ancachs con la nueva provincia 2 de

Mayo del departamento de Huánuco. Escala de 2 mm. por 1 km-


Acompaña á la obra sobre ese departamento.
1875

9. — Mapa para la Historia de la Geografía del Perú hasta el


año 1553 (época de la publicación de la Crónica del Perú de Cieza
de León),
Acompaña al T- II de "El Perú."

1877

10. Mapa del Perú, señalando los límites á que tiene derecho,
según documentos antiguos y modernos.
los
Acompaña al T. III de "El Perú."
1879

1?.— Mapa del Teatro de la Guerra.


Tengo á mi vista el manuscrito de la refutación de Raimondi
á una crítica de este mapa, que apareció en el Geogravhische Mo-
ncttsbericht 18^0. Los elogios llueven sobre él en esta crítica, y no
se señala más defecto al mapa que cierta curva del río Loa. No sé
si Raimondi imprimió ese manuscrito.

1887

- Provincias de Carabaya y Sandia del departamento de


12.
Puno. E==-3Wüüo.
1890
13. — Mapa de departamento de Piura y de sus
la costa del
yacimientos de petróleo. E^jooooFo-
4

—u—
1S91 á 1893

U.— Las fojas del mapa del Pei'ú, E=5u-uV„-ü, publicadas hasta
la 5." por él, y el resto por la Soc. Geogr.

3. COLECCIONES
Las colecciones formadas por Raimondi liau dado origen has-
ta la fecha sólo á los siguientes trabajos:

1869 á 1870

1. -Desckiptions of new species of south americau fossils, N


1 Tertiary, by W. M. Gabb. American Journal of Conchology
vol 5, part. I.
1873

2. — Catálogo de la Exposición Nacional: Edición Oficial por

Francisco Fuentes, 4.° Grupo V, Cías XXXIV. Colección de mine-


rales de las provincias del departamento de Ancachs.
Fueron 522 muestras con nombres mineralógicos y vulgares.

1873

3. —La parte mineralógica de la obra sobre Ancachs por Rai-


mondi,
1877

4— Descripiiox of a collection of fossils ¡nade by Dr. Raim.oi"i-


di, iri Perú by William M. G-abh.-- Joiirncd of the Acaclenitj of Na-
tural Science. Philadelphia, vol VIII.

1878
5. —El catálogo de minerales de Raimondi.

1880
6. -- El apéndice á este catálogo.
1882 á 1886

7. — Oknitologie du Pérou por Ladislao Taczanowski. — Esta


obra se debe parcialmente á la colección de aves de Raimondi,
En segunda parte, ó sea en la
la obra inédita, veremos que las
colecciones que existen sonde tanto ó más valor científico que las
clasificadas ó estudiadas,
J. Balta.
SINOPSIS
De Temblores y Volcanes del Perú por J. T. Polo

{Continnación)
ISfil

El 4 de marzo, alas 11 de la mañana, ruido sordo y prolonga-


do en Lima, con un estremecimiento poco sensible.
* El 20 de id., á las 8 y f de la noche, temblor espantoso en la
ciudad de Mendoza, que duró 2 s. Continuó temblando la tierra toda
la noche, de minuto en minuto; al día signiente.jde hoi-a en hora, y
un mes después, aún se sentían conmociones.
El 13 de abril, temblor fuerte en Andahuailas, Talavera y.
San Jerónimo, pueblos de esa provincia, á las o y ^ de la tarde; du
ró 2 m. Alas 6 p. m. hubo otra conmoción. Se repitió de 7 á 9 de
la noche, de 15 en 15 minutos; y de las nueve en adelante de dos
en dos horas; continuando las sacudidas eu los días siguientes.
— El 29 á las 11 de la noche, tiimhXor en Lima, bastante pronun-
ciado.
El 6 de mayo, sacudimiento algo fuerte. — El 10, después de las
12 p. m., temblor un tanto recio, con más ruido que movimiento-
El 7 de noviembre, á las 12 menos 30 ra. del día, fuerte tem.
lor en Iquique, que pareciópartii" del N., con movimiento verti-
cal y duración de cosa de 10 s. —
En el mismo mes, del 11 al 17, hu-
bo en Arequipa tres temblores ligei'os.

El 15 de diciembre, á las -t y i de la tarde, fuerte temblor en


Tacna.
1863
El 4 de febrero, temblor leve «n Arequipa.
El 28 de mayo, á la 1 h. y 25 m. déla tarde, estremecimiento
de tierra eu Lima, algo prolongado.
El 10 de julio, á la L y 10 m. p. m., temblor faerte que duró
30 s.

El do agosto, á las 7 y i de la noche, fuerte temblor en Are-


11:


quipd, de 30 s. El 16, á la misma hora, otro temblor de menor
fuerza y duración.
1863
El 29 de junio, á las 7 menos i de la noche, recio temblor en
Arequipa, seguido de remezones, que llegaron hasta veinticuatro
en toda la noche; siendo cuatro excesivamente fuertes y mante-
niéndose la tierra casi en movimiento constante. El pueblo, lleno
de terror, salió á las calles y plazas; los sacerdotes confesaban en
(
— IG —
medio de los rezos y alaridos de los habitantes, de las proce-
siones penitenciales y coutinivis plegaria^ de las campanas. No hu-
bo daiio en los edificios; y se sintieron todos los días uno que otro
temblor hasta el 4 de julio.
Del 13 de aj^osto al U, á las 12 y i de la uojhd, ligerj te.ablor
en Lima.
El 21 de octubre, temblor fuerte en 2V?yi7?o.— El 25, á las
11 y i a. m., otro temblor menos intenso.
El 29 de noviembi'e, como á las 5 y i de la mañana, se sintió
en Lima un fuerte temblor, de cosa de 10 s. de duración, que no
causó daños.
El 4 de diciembre, á las 12 y ^ del día, temblor prolongado y
con mucho i'uido.

1864

* El 12 de enero, á las 6 y 10 m. p. m-, temblor fuerte en Co-


piapó; al que siguió otro de gran ruido, á las 2 h. y í) m- de la ma-
ñana del 13. El movimiento fné horizontal y de trepidación, y la
sacudida del N.NE. á S.SO. Se sintieron varios ruidos sordos
durante el día.
El 28 de junio, á las 2 h. y 35 m. déla mañana, temblor pro-
longado en Lima, que duró como un minuto.
El 26 de julio, á las 4 h. 50. m. a. m., temblor bastante fuer-
te que dui'ó 30 s. Dos minutos después hubo otro igualmente fuer-
te, pero muy corto; y á las 5 y 3 m, se sintió una sacudida ligera.

El 31 de octubre, á las 5 y | de la tarde, temblor de regular


intensidad, pero rápido.

1865

El 30 de enero, á las 12 de la noche, movimiento de tierra en


Lima, que duró algunos segundos.
El 20 de mayo, á las 0 de la mañana, sacudimiento de tierr
que duró 20 s.
El 5 de octubre, pocos 'minutos antes de las 11 de la mañana,
se dejó sentir un prolongado y poco recio temblor de tierra.
El 28 de noviembre hubo en esta ciudad y sus alrededores un
movimiento de tierra- En el Callao se experimentó braveza del
mar del 25 al 27, y causójalgunos estragos.
El 14 de diciembre, á las 3 y de la madrugada, fuerte tem-
|^

blor de alguna duración.


ISGO

El 3 do febrero, á las 2 ^ de la tarde, más ó menos, estremecí


miento de tierra en Lima, bastante prolongado.
El 23 de noviembre, á las 9 y minutos de la mañana, ligero
temblor.

1867

El lü de enero, por la tarde, ligero temblor de tierra en Lima.


El 15 de febi-ero temblor fnerte en Lima.
El 31 de agosto, temblor recio en Lima, á las 12 y ^ del día, con
remezón y regular ruido.

1868

El y 22 de mayo temblores en Moquegua.


20, 21
El de junio temblor en la misma ciudad.
10
Desde los primeros días de julio se notó en Arequipa un cam-
bio atmosférico, subiendo el termómetro tanto como en el estío;
variando la temperatura desde el terremoto del 13 de ago3to,y sien-
do allí el invierno muy crudo.
El 1.° de agosto, á las 10 y f a. m., temblor en Lima. El 7, —
á las L2 de la noche, temblor en Tacna, poco fuerte. —El 10, otro

á las S p. m, El 11 otro, á las 12 y ^ de la noche. —El 13, según
Bock, testigo presencial, citado por Falb (1), se dejó ver en Tacna
repentinamente, como á las 8 de la noche, en el cielo oscuro, un
fenómeno lumhioso: primero en forma de una lista pc»co brillante,
que se extendió en seguida con la rapidez propia de los relámpagos,
y que alumbró por algunos segundos, de tal suerte, que pareció
haberse declarado un incendio en las calles vecinas. Fuera de la
ciudad el meteoro iluminó hasta la cima de las coliuas, situadas al
N. Apenas desapareció este resplandof le siguió otro, de más in-
tensidad y más corta duración. —Falb considera los fenómenos
eléctricos como concomitantes de los temblores.
El terremoto del 13 de agosto de este año ha sido quizá el ma-
yor que se ha verificado en el Perú desde su conquista; y aunque
hizo menos víctimas que el de 17i6, causó más estragos, y se ex-
tendió á mayor porción de territorio. Lima, Callao, lea, las islas
de Chincha. Nasca, Arequipa, Moquegua, lio. Arica, Iquique, Cha-

(1) Estudio sobre los temblores de íieí'm— Valparaíso, 1879, 4.°, pág 134.
— 18 —
navaya y otros puntos fueron el teatro de su furor; alcanzando su
acción devastadora á otras regiones del Continente americano.
En Lima, alas i h. 40 ni. p. ni., fué el temblor muy fuerte y
se repitióuna hora después: duró más de un minuto y medio, y no
hubo pérdida de vidas ni destrucción de edificios.
Kii el Callao duró el temblor como i minutos; hora y media
después hubo uu nuivo sacudimiento y á las 6 y f otro remezón
poco sensible. El niav agitado desde la hoi"a del temblor continuó
así hasta las 10 y ^ de la noche; y á las 11 sobrevino un oleaje
que inundó el muelle; lo que se repitió á las 12 y Los bu-
ques de guerra nafionales encendieron sus hornillas y se pusiei-on
en franquía; sufrieron también algunos mercantes, y el Powliatan,
vapor americano de guerra; yéndose á pique en la Dársena algu-
nas embarcaciones menores, y quedando otras al garete. El día 14
siguió el mar muy picado.
En las islas de Chincha se sintió la conmoción, y el mar des-
truyó la mitad del muelle, cegandose los pozos Je agua de Para-
cas; resultando tres buques averiados, y perdidas 33 lanchas de las
destinadas al servicio del carguío del huano.
A las 4 y veintitantos minutos de la tarde se sintió uu recio
temblor en Arequipa, con movimiento oscilatorio de E á O. y rui-
do considerable. Momentos después hubo otra conmoción mayor
y estrépito. El cielo se oscureció, oíanse detonaciones espanto-
sas, y el ruido que al caer hacían los edificios: el sacudi miento con •

tinuaba, variando la dirección, siendo á veces oscilatorio y otras


trepidatorio. Antes de los seis minutos cesó la concusión, y comen-
zó á disiparse la densa nube de polvo. Cayeron los portales de la
plaza de la ciudad, todas las torres de las iglesias, excepto la de
Santa Catalina, el templo de San A;i;ustin, los altos del Colegio de
la "Independencia Americana", Se abrieron grietas en los ce-
etc.
rros de la Calera, inmediatos á los baños deYura; se desprendiei on
peñascí^s enormes del Chachani y otros montes; y continuaron
los temblores por algunos días, en medio del terror y de la cons-
ternación del pueblo. Murieron sólo diez personas, á ¡^esar de que
la población de Arequipa era como d^í 2G,000 habitantes.

En Islay el temblor duró de T á 8 minutos y se levantó el mar


á 35 pie.s sobre su nivel ordinario. Chala fué innndado y muriei'on
allí como 30 personas.
En Moquegua se sintió el temblor á las 4 h. y 45 m. p. m.;

duió S minutos y murieron 150 personas: hubo después un fuerte

í
.9
__ 1«í

viento. La ciudad quedó en escombros por este terremoto, no ha-


biendo experimentado nin^íuna ruina d(;sde 1725.
El puerto de lio, que diáta 00 millas marinas más 6 menos de
Islayy SO de Arica, fué destruido: el mar se retiró, dejando el fon-
deadtjro en seco y dos buques, los que la marea arrojó luego á la
playa. lio volvió á sufrir mucho el 7 de mayo del 77.
En Tacna fué el temblor á las 5 h. y G m. p. m. hubo primero
:

un sacudimiento vertical, de abajo á arriba, y luego otro ondula-


torio que impedía tenerse de pié, y duró 7 minutos. A los pocos se-
gundos se experimentó otro remezón más f aerte y más largo y que
también impedía estar en pié. Siguió un movimiento suave on-
dulatorio, que duró hasta las 11 de la noche, y que se repetía con
Ínter véalos cada vez más largos, de 5 en 5 y de 10 en 10 minutos, y
después cada cuarto de hora. Durante el terremoto el cielo estaba
nublado, hubo calma compl'^ta y una temperatura de 16° Cent.
Cayeron de 50 á 60 casas; murieron 3 individuos y resultaron al-
gunos contusos — Hasta el día 16 tuvieron allí lugar más de 0-t mo-

vimientos ó ruidos sordos El mismo 13, álas S de la noche, se vió
en el cielo, del NE. al NO. una faja luminosa angosta, de color ro-
jizo, que se extendió hasta cubrir el horizonte, en ese sentido,
en toda la calle "del Comercio"; pocos segundos despiiés cesó el fenó-
meno, para renovarse con luz menos intensa; y también el día 15
á las 11 h. 40 m. a. m.
En Sama y Locumba se perdió gran parte de las cosechas, y la
tierra se abrió á trechos en hondas grietas que vomitaban agua
cenagosa.
El Valle de Lluta quedó asolado, y sufrieron mucho Palca, Pa-
chía, PocoUay, Tarata y otros villorrios cercanos.
En Arica, á las 5 h. 15 m. p. in. principió un suave movimién-
to ondulatorio de O á E.,que fué ascendiendo gradual y paulatina men-
te, durando 8 minutos. Hubo cuatro sacudidas verticales de trepi-

dación y la tierra parecía que saltaba. A las 5 y 37 m. se desbordó


el mar, cuyas olas enai'boladas parecían torres ó montañas: la gen-
te huyó hasta la falda del Morro, cosa de 600 metros; y el agua>
que avanzaba á razón de 5 y ^ millas por hora, llegó á la altura de
12 metros á las 5 y 51 minutos, arrasando cuanto encontró á su
paso, y llevándose al fondo del mar mercaderías, casas y muebles.
Principió la vaciante á las 6 y 17 m., quedando dicho fondo descu-
bierto hasta más afuera del fondeadero, entre 600 y 900 metros de
la oi illa, y variando la profundidad de 12 á 18 metros. Este flujo
y reflujo duró 40 m.. y hubo correntadas circulares, por la forma

— 20 —
de la costa del N., por el Morro y por la isla del Alacrán. — A lasG h.
30 m se verificóun nuevo avance del mar, cuyas olas alcanzaron
á 16 metros de altura, con una velocidad de 9 y i millas por hora.
A las 6 y 43 m. lleo^aron las aguas al mlximum y volvieron á retro-
ceder. A' las 6 y 50 'm. fué la vaciante. —
La tercera ola que inva-
dió la tierra fué entre 7 h. 5 m. y T.IO, con velocidad de 10 y i mi-
llas por hora. Esta ola varó la América, corbeta nacional do gue-
rra de 1.550 toneladas, con 12 cañones de á 70 y construida de 1864
á 1S65; y el Wateree délos Estados Unidos. Fueron arrojados al
NO. á300 metros de la playa, tierra adentro, y también otros bu-
ques y embarcaciones menores. En Arica pasaron de 30ü las vícti-
mas. En la América perecieron de 26 á 30 individuos, cuando fué
varada, en momentos de calentai" su máquina- En el Wateree sólo
murió uno, y en el pontón Freeclonia casi todos sus tripulantes.
A pesar de la mucha oscuridad, creyóse percibir, después de las 7,
tres oleajes más, de mayor á menor fuerza. Se notó, que trascurrie-
ron 26 minutos entre el máximum de altura de cada oleaje y la va-
ciante inmediata.
En Iquique, que está á 106 millas raaiñnas de Arica, se sintió
con violencia el temblor; el mar destruyó gran parte de las casas,
que eran de madera; murieron como lOü personas y quedarou en
ruínalas salitreras. La isla del Alacrán fué de pronto sumergida.
El mar arrasó gran parte del puerto de Pisagua.
La caleta peruana de Mejillones fué completamente barrida
por el mar.
lea sufrió ruina en los edificios, lo mismo que la villa de Nas-
ca y Chincha. Menos daño que los lugares indicados experimen-
taron Chancay, Huacho, Supe, Huarmey y Casma.
Se dice que el temblor duró en Torata 12 minutos, y que del
13 al 15 hubo allí como 60 temblores.
El cataclismo de que se trata parece haber tenido por centro á
Arica, cuyo puerto queda á los 18" 28' 35" lat. sur y 70" 20' long.
W. de París; distando de Islay 137 millas y 587 del Callao.
La onda seísmica se propagó por el N. hasta Samanco (9'' 15'
30" lat.), y por el S- hasta Valdivia (31'' lat.); no sintiéndose este
temblor en Valparaíso, ni tampoco el de 9 de mayo de 1877.
La agitación del Océano llegó por el N. hasta San Pedro de
California, archipiélago de Hawai, y Yokohama, en el Japón;
el

por el O. hasta Filipinas,Sidney y Tasmania; por el S. hasta Pigeou

V
— 21 —
Bay (Nueva Zelanda), islas Chatam (43"30'lat.) yol archipié-
lago de Cliiloé (1).

Dicha onda seísmica, según cálculo de Rairaondi, recorrió de


3in á 442 millas marinas por hora, constando cada milla de 18'52
metros. La extensión del temblor fué de IGTO millas de latitud por
(iOd de longitud.

^"El l-t de igosto fué la erupción del volcán Ixtacihuatl,en Mé-


xico, que arrojó agua hirviendo por dos días. Hubo en Francia
grandes lluvias, con destrucción de edificios, sembrados, arbole-
das, etc.
* El de agosto, á la 1 h. y 25 m. a. m., hubo un fuerte tem-
1(5

blor en Ecuador, que causó daños en la provincia de Imbabura.


el

Ibarra, Otavalo y oti-os varios pueblos florecientes se convirtieron


en montones de ruinas y perecieron de quince á veinte mil perso-
nas. —
El día anterior se sintió un terremoto en Talcán, que ocasio-
nó grandes estragos en los pueblos de la provincia de Carchi y la
pérdida de muchas vidas.
El mismo día IG, temblor en Moquegua.— El 19, á las 4 h. 45
m. a. m., temblor ligero eu Cañete.— El 24, á las S h 40 .m. de la
noche, movimiento de tierra en Lima, de corta duración.
El 2 de setiembre, temblor en Moquegua.
El 23 de diciembre, temblor en Lima. El 21, temblor en Mo- —
quegua.

1869

El 28 de Enero, temblor en Lima, á la 1 del día.


El 15 de febrero, temblor ligero eu Lima, á las 5 de la maña-
na.
El 25 de junio, á las 5 de la mañana, fuerte remezóri en Iqui-
que.
El 7 de julio, á las 8 y | de la mañana, temblor ligero y de
escaso ruido en Lima. Hubo otro á las 2 de la tarde. El 21, á las
í» de la noche, fuerte temblor en Piura
y en Huánuco. Este mis-
mo día, á las 12 h. y 55 m- de la noche, se sintió en Lima, un
ligero movimiento de tierra; mientras se experimentaba en
Huánuco, á las ?2 y f (ó quizá á la misma hora que en Lima un
pasajero bramido con un remezón tenue; sobreviniendo, después
de un momento, una sacudida de 5 segundos que pareció venir del

(1) Fuchs, Les volcans et les tremhlements de terre.


— 22 —
,<?nr. —
El 22, ci las 10 de la mañana. tembL^r bastante fnerte en.
l —
equip i. El 27. á las 11 y i a. m.. otro temblor, recio, que se
sintió también en Tarma.— El 29, hal)o en esta última ciadail dos
temblores fuertes, uno en la mañana y otvo en la noche; habién-
dose sentido allí muchos li<;eros, lo mismo (]ae en íquique, hasta,
esa fecha, des le la catásti'ofe del 13 de a^^^osto del año precedente
En Al-equipa hubo temblores ligeros en los ocho primeros días
de este mes.
El 10 de aj^osto, á las 10 y 5 m. de la noche, débil movimien-
to de tierra en Lima. — El 20, <á las 11 menos 7 m. de la noche,
temblor en ií/?t/(/He, que se proloiií^ó coii intervalos ha-ta las 11
y 2 ni.. A las 12 y -tO ¡n. se repitió con fuerz^v; y se sucedieron
otros leves hasta las -1 y i de ¡a mañana del 21: bvs oscilaciones
eran de NO. á SE. El mar se mantuvo tranquilo; pero se agitó

un tanto en los días posteriores. El 21, á la 1 de la tarde, fuerte
t.^mblor en Arequipa. — El mismo 24. á la ly a P- i^^-» sacudi-
miento recio é instantáneo, en Iquiíjue, que durócomo l m. y ^, con
inlei rnpciones. A las 2 y 10 m. déla tarde principió á bajar el
mar| causando mucha alarma, piro luego volvió á su estado ante-
rior, y hubo creciente y baja en seguida siete veces; sintiéndose
temblores ligeros hasta el ¿5 en la mañana.
Dicho día 2-í se sintióá bordo del vapor inglés ''Paita", que na-
vegaba del Callao á Valparaíso, un temblor violento y prolongado,
que duró 50 s. y que cansó gran pánico entre los [pasajeros. Se si-
guieron otros veinte temblorcitos ligeros, hasta el último que
fué álas 3 y 10 m. de la tarde; habiendo sido el primero á la 1 y
"
25 m. p. m. Cuando ocurrió esto se hallaba el "Paita" á los 10
IT m. lat. sur, y á los 70.° 21' long. Oc. de París, 49 millas al sur de
Arica y á 3 de distancia de tierra firme con 75 brazas de agua. La
dirección fué de N. á S. con movimiento vibratorio, causando
muchos daños á bordo. Se sintió en Iquiqne á la l y 40 m., es de-
cir, 15 m. después; siendo la distancia 75 millas de allí, y no
alcanzando á Cobija, que está á 144 millas de Iquique. El va-
por era de ISOO toneladtis, y se c:ilculó su peso y el cargamento en
2071 tons. El mar hervía al rededor hasta, donde la vista alcanzaba,
con borbotones de 1 y -| á pies de elevación; se percibía un cru-
i¿

jido y rnmoi' sordo, cubriéndose la costa de nna densa nube de


polvo.
Est'^ día 24, á la 1 y 3 m. p. m-, hubo un te'.nblor fuerte en

Tacna, que se sintió en Pi(^a donde derribó algunas casas. El 30,
álas () y 25 m. a. m., temblor leve en Tacna, de corta duración.
f

— 23 —
Eu 3 (le setiembre, á lasy ^ de la mañana, lifjjero y sordo

ruido subtei iiiiieo en Lima. — El


13, á las 5 y 15 m. de la tarde,
otro temblv.r libero.— Del 13 al 22 hubo en Arequipa temblorci-
Uos frecuentes, habiendo días en que se sintieron tres ó cuatro
fuertes. Hubo una explosión en el pueblo de Chachas (provincia de
Castilla); y se manifestó amenazante el volcán de Ubinas, arrojan-
do humo y llamas y derrumbándose algunos pedrones de su cima.
- El 21». á las diez y 30 m. p. m., temblor débil en Tacna.
El 2 de octubre, álas ^ y^de la mañana, temblor en Lima, que
duró cerca dcí 1 minuto y fué de pioa fuerza. Sesintió en el Ca-
llao. —El 15, temblor fuerte en Pisagua. —
El 18, á las 3 h. 30 m. a.
m., temblor recio en Iqui(iue. A las o de la tarde, movimiento li-
gero de tierra en Lima.
El 3 de noviembre, después de algunos temblorcitos de poca
entidad ocurridos en los días precedentes, sobrf^vino en Arequ ipa
uno más recio y rápido, á las T y i de la noche, causando averías

en los edificios. El 18, á las 10 y de la noche, otro movimiento
ligero de tierra.
El 7 de diciembre, á las 7 de la mañana, temblor pasajero,
hubo otro á las 7 y de la noche.- El 15, á las 5 de la tarde, fuerte
-

ruido subterráneo en Tacna, donde hubo antes temblores ligeros


desde mediados del mes de noviembre.

1870

* El 25 de marzo terremoto eii la ciudad de Mendoza (República


Argentina), que la arruinó de nuevo, después del de 20 de marzo
de 1861. El Perú hizo colectas para socorrer á las víctimas.
El 27 de marzo, ála 1 y 10 m. déla mañana, temblor fuerte
en el Cuzco. El mismo día, á las 11 a. m., otro temblor. El 28,—
temblor á las 12 y 40 m. del día. Dichos temblores fueron prece-
didos de un huracán que hubo el 26, á la 1 de la tarde. — El mismo
28, á la 1 y 37 m. de la mañana, movimiento de tierra en Arequipa
é Islay, tan brusco y con tanto ruido, que pareció la explosión de
una gran mina de pólvoia: duró de 40 á 60 s.
El 6 de abril, á las 6 de la mañana, temblor eu Tacna, muy
fuerte, pero corto. En marzo se sintieron allí algunos y aún se sa-
lió en Arica el mar. —
El 12, á las 2 y 50 m. p. m., ligero movimien-
to de tierra en Lima. El mismo día fuerte temblor en Casma, po-
co antes de las 2 y 50 ni.p. m —
El 22, á las O h. 30 m. a. m., temblor
— 2i —
refluía V en Tquique, siti raido, con oscilación de O. á E. bastante

prolongada: sn duración como de 15 s. El 21 hubo allí otro tem-
blor, no tan fuerte; y se repitieron otros ligeros en el día y en la
noc he.
El 2Í) de junio hubo dos temblores en Lima, de 3 á -1 de la ma-
ñana.
El 10 de julio, de 1 y i á 1 y i de la tarde, fuerte temblor en las
provincias de Chumbivilcas y Cotabambas, en el departamento del
Cuzco.
El 2L de octubre fuerte temblor en Arequipa, de 8 segundos de
duración, á la 1 p- ra., de movimiento casi imperceptible y ruido
considerable; su dirección de NO. á SE. —
El 2i, á las G menos K'
ra. de la mañana, fuerte temblor en Lima de corta duración.
El 5 de noviembre, á las 12 de la noche, temblor fuerte en

Arequipa, corto pero con ruido. El 23, á las 8 y ^ p. m., ligero

temblor. El 25, á la 1 y i a. m., hubo un sacudimiento tan recio

que todos despertaron. El 26. á las 5 y 15 m. a. m., hubo un tem-
blor, sin ruido, de movimiento extraordinario y alarmante. —El 21,
á las 5 y i de la mañana, temblor de regular ruido y movimiento.
El 20 de diciembre, á las y i de la noche, temblor en Lima,
í)


de poca duración y fuerza. El 28, á las 4 y 37 m. de la tarde, sa-
cudimiento algo fuerte allí y en el Callao, pero corto.

1871

Elt") de enero, á laly -17 m. déla mañana, temblor en Lima y el

Callao, con mucho ruido, de 20 s. de duración, y con dirección de


S. á N.
El 22 de febrero, á las 12 y 5 m. de la noche, temblor en Paño,
que duró pocos segundos.— El 23, á las 2 y ^ de la mañana, temblor
menos recio, que hizo daños en el pueblo de San Antonio y en otros
caseríos de las haciendas inmediatas. Se sintieron después allí
varios sacudimientos ligeros.
El 4 de marzo, á las 9 de la noche, fuerte sacudimiento de tie-
rra en Arequipa, que duró de 25 á 30 s. En una de las noches si-
guientes á la de aquel día hubo, un temblor leve. —El 19, á las 5 de
la mañana, tembloi' con fuerte remezón, de 30 s.
El 11 de abril, á las 6 y ^ de la mañana, fuerte sacudimiento
de tiei ra, oscilatorio, en Arequipa, que duró de -40 á 45 s., con di-
rección de occidente á oriente y mucho vaivén. Sólo se sintió ruido
leve á la mitad *,lel temblor. Este fué el más recio experimentado
en (1icli;i ciudad, desdo de agosto de ISfiS.— El 19, á Las 0
el 13
h. 30 ni. a. m., ligero temblor en Lima.
El '2-í de mayo, á la 1 y i de la tarde, sacudimiento recio de tie-
rra en xlreqnipa.
El de junio, entre 2 y 3 de la mañana, temblor con bastante
(i


movimiento. El 25, á las 7 de la niañaria, otra concusión con mu-
cho ruido, que duró 50 s. su dirección pareció ser de NO. á SO. En
:

la tarde, al anochecer, otro temblor de gran intensidad, aunque


menos fuerte que el de la mañana. —El 26, gran sacudimiento con
ruido considerable que duró de 60 á 70 s. Se sintió mucho en el
pueblo de Apo. De 5y^á6yia. m. sé vieron salir del Misti
gruesas columnas de humo.
En los últimos tres días del mes hubo tres ó cuatro temblores.
El 1.° y 2 de agosto ligeros movimientos de tierra en Tacna; y
el 3 en la mañana, fuerte temblor allí.— En los primeros días del

mes se sintieron cinco temblores en Arequipa. El del 1." fué á
las 3 de la mañana, largo y con sacudimiento vertical recio: duró
25 á 30 s. y produjo grande alarma. —
Fué más fuerte el del 2, á
las 10 menos 10 m. de la mañana: duró de 50 á 60 s., y cansó ave-
rías en los edificios. —
El 21, á las O de la noche, temblor de cerca

de 1 m., con ruido insignificante. El 22, casi á la misma hora, hu-

bo otro temblor poco notable. El 30, á la 1 y i p. m., recio tem-
blor.
El 3 de setiembre, temblor en Arequipa á las 5 y i de la ma-

ñana, y otro álas 10 de la noche. El 9, á las 5 p. m., se sintie-
ron en Lima dos sacudimientos fuertes de tierra, con ruido sordo
y rAibterrííneo que se dilató por algunos segundos. —El 16, á las 2

y i de la mañana, recio temblor en Arequipa. El 17, á las 3 y 10
ra. a. m., otro igualmente fuerte. —
El 21, á la 1 a. m., temblor
allí, de movimiento poco perceptible, pero de mucho ruido. — El 29,
á las 12 de la noche, temblor oscilatorio en Lima, de gran fuerza.
El 5 de octubre, á la 1 y ^ de la mañana, concusión terrible en
Iquique, que duró 2 m., y cuyo movimiento fué al principio verti-
cal y después oscilatorio, con dirección de O. á E. Produjo gran
alarma y confusión; pero sólo hubo seis entre contusos y heridos.
Se sufrió mucho en Tarapacá,y en los distritos de Chiapa, Mamiña
y Sibaya. Se sintió en Arequipa el mismo temblor principiando un
fuerte remezón, que fué creciendo en intensidad, y duró de 70 á SO
s., sin el menor ruido. —
El 7, á lay 6 de la noche, otro temblor en
Arequipa. — 23, á las 10 y | p. m., temblor bastante fuerte, con
— 20 —
ruido, que duró como 3it s.— El 24, á las-i | de la mañana, otro tem-
blor poco fuerte.
El 27 de noviembre, á las 9 h. 47 m. de la nocbe, fuerte tem-
blor en Tacna, conmovimiento oscilatorio de E. á O. y duración de
cerca do un minuto.

1873

El 10 de enero, á las 7 h. y 17 m. de la noche, concusión terri-


ble en Arequipa, que comenzó con ímpetu extraordinario y gran
ruido: duró más de medio minuto. Sintióse al cuarto de hora un
segundo remezón, casi délas mismas proporciones; y con interva-
los de 6 á 8 minutos se repitiei'on tres temblores menos recios, 8 6
10 minutos antes de las S de la noche. Cerca de las 9 hubo otro li-
gero Estos temblores se verificaron entre nueve y diez horas des
pués del plenilunio, coincidiendo con mía de las fuertes mareas
del año. En la tarde de ese día sobrevino una tempestad al NNO.,
hacia el lado de Yura, y llovió en la ciudad sin indicios anteriores
de lluvia. Dos ó tres días antes el calor allí fué excesivo.
El de febrero, á las 10 y 38 m. p. m., sacudimiento muy vio
If) -

lento de Comenzó sin ruido alguno, y duró la oscilación 20^


tiei-ra.

ó 25 s., siguiendo luégo un fuerte balance, que duró como 10 s.


Pasado un rato hubo otra concusión. En los días anteriores se sin-
tieron dos temblores leves.
El 5 de marzo, á la 1 y | de la mañana, fuerte sacudimiento
de tierra en Moqnegua.— El 18, á las 12 y i de la noche, ligero tem-
blor en Arequipa.
El 16 de abril, á y i de la noche, temblor suave allí.
las 8

El 5 de setiembre, á las y i de la noche, temblor de corta du-


!)

ración y poca intensidad.


El 4 de octubre, á las 7 de la noche, temblor fuerte, al que si-

guieron otros leves. El 31, á las 4 de la mañana, sacudimiento de
tierra, de poca duración.

El 30 de noviembre, á Lis 5 de la tarde, temblor corto pero po-


co violento.
El 1." de diciembre, álas 10 y i de la noche, temblor prolon-
gado y de ruido, pero de escaso movimiento. El 22, á las 2 y ^de —
la tarde, temblor de alguna duración siendo la sacudida violenta y
;

silenciosa.
El 20 de enero, á las S menos 6 minutos de la noche, fuerte y
prolon<^ado temblor en Arequipa; siendo uno de los más recios sen-
tidos allí desde el año ()S.
El 5 de febrero, álas 5 y ^ de la tarde, ligero movimiento de
tierra en Lima.
El 13 de mai'zo, á las 5 y 20 m. de la mañana, temblor ligero.
Ello de junio, á las 2 menos 5 m. de la tarde, terrible sacudi-
miento de tierra en Arequipa, parecido al del año 68, y oscilatorio.
Se sintió también en Tacna.
hubo dos temblores en Arequipa: uno á las 12 y
El 5 do agosto
i de noche, violento y con dos remezones; y otro poco después,
la
de menor intensidad, cerca de la 1. —El 21, á las 10 h. 10 m. p. m ,

temblor de poco movimiento, pero de excesivo ruido.


El 22 de octubre, á las 3 y de la mañana, temblor en Lima,
con bastante ruido y remezón. Cinco minutos después se sintió
otro menos intenso. El cielo estaba despejado y soplaba un aireci-
11o recio.— El 28, álas 7 h. 32 m. de la noche, fuerte sacudimiento
oscilatorio de tierra en Arequipa.

El 3 de noviembre, á las 12 de la noche, temblor en Lima con


ruido intenso —
El 18, á la 1 menos o m. de la tarde, fuerte temblor
con ruido extraordinario en Arequipa, que causó mucha alarma.
El 20 temblor en Lima, á las 9 de la mañana, con dos fuertes sacu-
dones de ruido sordo y prolongado: la mañana era fría y lluviosa.
El 29 de noviembre, al medio día, temblor en Arequipa, de po-
ca intensidad y duración.

1871


El 10 de setiembre, temblor ligero en Arequipa. El 15 otro

temblor allí. El 18, pocos minutos después de la una de la maña-
na, fuerte y prolongado movimiento de tierra, el que alcanzó, al
terminar, un máximum de intensidad. V^ino acompañado, y fué
seguido, de un ruido vago, q ue parecía producirse en la atmósfera.
Su dirección fué de N. á S. y su duración 35 m.
* El 2r), á las 1 2 y ^ de la noche, fuerte temblor en Santiago
(Chile), seguido de oti-os que continuaron hasta las 6 de la ma-
ñana.
El 18 de octubre, á las 4 y i' íle la mañana, ligero temblor en
;

— 28 —
Lima.— El 19, y ^ de la tarde, tembloi" al entrar en la igle-
á las o
sia de las Nazai'enas el "Señor de los Milagros."
El 12 de noviembre, á las S y 45 m. de la noche, temblor fuer-
te en Arequipa, que causó nmcha alarma.

1875

El 26 de enero, á la 1 h. y 40 m. p. m., temblor en Trujillo, que


se repitió el mismo día á las 2 de la tarde.
El de abril, á las 2 h. 6 m. de la madrugada, temblor fuerte,
5
con un i-uido sordo, y largo estremecimiento de tierra que duró co-
mo 1 m. Sufrieron los edificios, pero no hubo desgracias persona-
les. Este temblor se sintió en Lima y el Callao á las 2 y i a. m.
después de una suave y prolongada oscilación de tierra, hubo dos
fuertes remezones. —
El mismo día 5 se sintió en dicha ciudad de
Trujillo otro temblor, á las 9 y 15 m. de la noche. El G, á las 2 —
a. m., otro temblor.
El 2 de junio, á las 2 de la mañana, temblor poco fuerte. El —
3, á las 5 a. m., otro temblor prolongado.
El 21 de noviembre, á las 5 y J de la mañana, muy fuerte
temblor en Arica, que duró algunos segundos. El mismo 21 tem- —
blor en Iquique, recio en extremo, á las 9 h. 25 m. de la noche: su
duración fué de 40 s.
El 6 de diciembre, de 7 á 7 i p m., dos temblores leves en
Abancay, que por el corto intervalo de tiempo que medió entre
ellos, alarmaron la población. A las 9 y ¿ de la misma noche sobre-
vino un recio é impetuoso movimiento de 5 s. de duración, que

produjo averías en algunos edificios. Hasta las 6 a. m. del día si-
guiente hubo 27 temblores. Continuaron éstos allí hasta el día 9:
siendo de notar que no se percibieron en los lugares próximos, pues
sólo hubo uno en el pueblo de Garahuasi, siete leguas al sur, y en
la hacienda Auquibamba, tres leguas al norte. El 22, á las 10 y f—
de la noche, temblor en Arequipa, que fué el tercero que allí se ex-
perimentó en el espacio de once días.

1876

El 29 de mayo, á las 7 y 19 m. a. m., temblor fuerte y prolon-


gado en Lima, que duró 30 s.
El 14 de julio, á las 6 y 10 m. p. m., temblor en Arequipa, con
escaso movimiento y mucho ruido.
— 29 —
El 19agosto, á la ib. y 35 ni. de la mañana, movimiento de
(le

tierra en Lima, de poca fuerza.


El 30 de setiembre, cá la 1 y 3.5 m. p. m., ligero sacudimiento
de tierra en el Callao.
El 25 de octubre, á las 5 h. 30 m. de la tarde, temblor fuerte en
Arequipa, sin ruido.
El IT de diciembre, á las O h. 35 m. p. m., concusión ligera en
Arequipa, ruidosa y de balance.

1877

El 7 de mayo, á las 11 h. S m. p. m., se sintió eu Are-


qHfj)a un ruido sordo y prolongado que duró 50 s. con un mo-

vimiento de tierra apenas perceptible. El 9, á las 8 h. 28 m.
p. m., recia sacudida, que empezó de un modo suave y lento,
con ligero raido: á los 50 s. creció su intensidad, llegando al con-
cluir al máximum de fuerza. El movimiento fué ondulatorio y
uniformemente acelerado: la dirección pareció de SO. á NE. y la ;

duración de 2 m. 20 s., que Rey y Basadre dice fué de 5 á 6 minu-


tos. (1) El mar llegó á IG m. de altura. Al temblor precedió y si-
guió una fuerte nevada, sintiéndose remezones hasta el día M; los
que se extendieron desde Moliendo hasta Concepción (Chile), y con
fuerza hasta Antofagasta.
El mismo 9 hubo en el Callao, desde las 9 p. m., fuerte marea;
y á las 4 de la mañana un golpe impetuoso de mar, que causó ave-
rías en el muelle, en la Dársena y en algunas mercaderías; calcu-
lándose las pérdidas en medio millón de soles.
El temblor duró en Moliendo más de un minuto, é hizo mucho

daño; subiendo de 6 á T piéí. la marea. En lio inundó el pueblo y
destruyó parte del ferrocarril. En la ciad i l naci'üite de Arica
avanzó el mar más de 6 cuadras, y casi la arrasó: calculándose las
pérdidas en cuatro millones de soles. Allí duró el terremoto de 5
á G m.; principió con uu ruido sordo y prolongado, hubo luego un
remezón, y siguió un sacudimiento tan i-udo que impedía tenerse
de'pié. —
-En Chana vaya se sintió el temblor á las 8 y 40 m. el agua :

del mar subió de 35 á 40 pies ingleses; desapareció el pueblo y se


fueron á pique seis buques. —
Pabellón de Pica fué arrasado por el
mar, lo mismo que Mejillones: aquí se dice que las olas llegaron á

(1) Contribución al estadio de la Geología de la Costa del Perú, por el Ingeniero


Ricardo Rey y Basadre.

¥
— 30 —
G5 pies de altura y que inurieroa 33 personas. Se calcularon esa
noche como cien temblores de 5 en 5 minutos; y en los dos meses
si^-uientes no dejaban de sentirse dos ó tres temblores cada día.
Según Flammai-ión. la poderosa ola engendrada por esto tem-
blor se extendió por todo el Pacífico, hasta la isla de Sandwich.
Nueva Zelandia y Australia; como la del terremoto de 13 de agosto
del 68, llegó hasta Yokohama (Japón).
El 12 de mayo, á las 12 de la noche, movimiento de tierra en

Arequipa, un poco fuerte. El l-t, alas 5 a. m., otro temblor.- El
mismo 14, á las 8 de la noche, débil oscilación en Lima, casi sin
ruido. A las 9, fuerte temblor, que se sintió también en el Callao

y en Moliendo. El 20, á las 10 y ^ de la noche, temblor ligero en

Arequipa. El 21, á la misma hoia, otro movimiento débil.
El T de agosto, á los f de la mañana, temblor en Lima. El 10, —
á las 7h. 20 m. p. m. temblor en Arequipa é Iquique.
" El 29 de id. temblor en Copiapó
y al sur de Ohile, á las 5 h.
11 m. p. m.
El 7 de setiembre, á las 12 h. 5 m. p. m., temblor en Lima. —

El 14, á la 1 a. m., otro temblor. -El 17 temblor en el Callao.— El
22 y 23 temblores en Arequipa.
El 3 de octubre, á las 9 h. 50 ra. p. ni., temblor en Lima. El —
9, á las 2 a. m., temblor bastante largo y ruidoso. El mismo 9, —
fuertes temblores en Pisco; sintiéndose gran agitación del mar en
las costas de Antofagasta y Chañaral. —
El 21, á la 1 y a. m. >


temblor en Lima. El 22, á las 5 p. m., otro temblor. El 21, á las —
3 p. m., temblor en Iquique. —
El 29, á la 1 h. 50 m. a. m., temblor
en Lima.
El 26 de noviembre, á las 4 y {r p. m.. otro temblor.
El 14 de diciembre, á las 7 y i de la noche, nuevo temblor. —

El 31, otro temblor. Este día hubo temporal en Tarjna, fuertes
lluvias é inundaciones.

1878

El 25 de enero, á las 8 p. m., fuerte temblor en Iquique: el


movimiento fué de S. á N. y duró cerca de 2 m. —
Cayeron varias
casas en la ciudad de Tarapacá, sufriendo considerablemente la
iglesia y la casa consistorial; lo mismo que el pueblo de Matilla:
recibieron gran daño las oficinas salitreras. —
El 25 hubo copiosa
lluvia en Pinra.

El 4 y 5 de febrero hubo braveza del mar en el Callao; y ligero


— 31 —
temblor el 4-, á las 11 h. -I.")' —
de la noche. El 20, á las 4 y 37 m. p.
ni., raoviniiento de tierra un poco fuerte en Arequipa, acompañado
de ruido algo ini.enso.
El 9 de marzo, á las 6 a. m.. temblor de poca intensidad en

Arequipa. El 12 temblor en Iquique y agitación del mar. El lr> —

temblor en Lima á las 10 p. m. El 10, temblor á las 9 y 25 p. m.
El 20 temblor á las 12 de la noche.— El 24, á las 10 h. 50 m. a. m.,

regular movimiento de tierra en Arequipa. El 27, pocos minutos
antes de las 10 de la noche, ligero temblor de tierra en el Callao.
El 30, á Ids 7 y 40 ni., ligero temblor en Arequipa.
El 4 de abril, á las 4 y 50 ni. p. m., temblor leve en Lima y el
Callao.— Hubo tres temblores ligeros en Ai'equipa un mismo día,
en la mañana: á la 1 y 35 m., que fué bastante fuerte y duró algu-
nos segundos; otro menos fuerte, á las 8 y i; y otro á las lO.el me-
nor de todos.
El 15 de mayo, á las 8 y 30 ni. de la noche, gran remezón de
tierra en Tacna, seguido de tres más de menos fuerza, y que se
sintió en Arica. —
El 10, á las 8 y 30 m. p. m., temblor en Arequip-i,
de poca intensidad, pero con bastante ruido y larga duración.
El 1.* de junio, á las 7 p. m., fuerte movimiento de tierra en

Arequipa, con escaso ruido. El 25 apareció, en esa ciudad, un glo-
bo de fuego que atravesó la atmósfera; iluminándola con una luz
violácea. Se vió durante cosa de 10 s., y descomponiéndose en peque-
ños globos, desapareció con ruido corno de un trueno lejano. El 20
de junio del año 70 hubo alli otro meteoro semejante, que recorrió
el cielo á poca altura de la población, cayendo á la otra banda del río,

y produciendo el incendio do una chácara. Despidió un olor pro-


nunciado á azufre.
1S79

En julio alas 8 y ^ de la mañana, ligero movimiento de


18,
tierra en Arequipa, acompañado de un ruido algo fuerte. El novi-
lunio fué el día próximo á las 4 y 17 m. a. ni.
El 15 de setiembre, en la mañana, temblor fuerte.
El 3 de octubre, á las 8 y i de la noche, otro temblor fuerte,
que duró de 20 á 30 s. Después de un movimiento oscilatorio de re-
gular intensidad, con ruido bastante sensible, se renovó el reme-
zón, sacudiendo las puertas, ventanas y paredes de los edificios, de
un modo aterrador. Este temblor y el del 15 de setiembre fueron
precedidos de días muy fríos, que siguieron á otros en que se sin -
tió excesivo calor.
1880

El 11 de febrero, á las 5h, 45 m. do la tarde, temblor prolon-


gado en el Callao, con oscilaciones en diverso sentido y sin casi
ningún rnido-
* El 15 de agosto gran temblor en Cbile, qne se extendió des-
de Copiapó hasta Lota.
El 15 de octubre, á las í) b. 22 m. de la noche, temblor fuerte
en Lima, que duró como 40 s.

El 7 de diciembre, á las 8 y i de la mañana, temblor ligero .-


El á las 10 y 13 m.' de la noche, fuerte sacudimiento de tierra
8,


que duró 12 s. El 11, á las 2 y f de la mañana, temblor ligero.

1881
El 9 de á las 2 y i; de la mañana, temblor en Lima y e
julio,
Callao, como de 30 s. de duración, de movimiento brusco y trepi-
dación, semejante al de 23 de abril del 00. No causó ninguna avería
de impoi'tancia, aunque parecía augurar ruina.
El V de agosto, á las 3 h. 20 m. de la madrugada, fuerte y
prolongado estremecimiento de tierra en Guayaquil, que no hizo
daños.
El 7 de setiembre, á las 2 de la mañana, fuerte raido en Tal-
••

tal, acompañado de regular remezón.


El 10 de diciembre, á las 7 y 35 m. a. m. suave y prolongado
,


movimiento de tierra en el Callao y Lima El 22, á la 1 y 20 p. m.,
fuerte sacudida de tien-a allí, de 8 s. de duración, de sur á norte,
j)iecedida de un pordo ruido subterráneo.

1882

El 18 de marzo, á las 8 y 5 m. de la mañana, ligero temblor de


tierra en Lima, con dirección de sur á norte.
El 31 de mayo, á las 1 y 25 m. de la mañana, ligero remezón
de tíei ra en Lima, después de más de un cuarto de hora de un
fuerte viento del N- La atmósfera, que estaba encapotada, se des-
pejó en el momento.— A fines de este mes hubo dos temblores re-
gulares f^n Arequipa.
El 3 de julio, á las 5 de la mañana, leve remezón de tierra en

Lima. El 31, á las O y ^ de la mañana, ligero movimiento de tie-
rra, con poco ruido, que duró de 2 á 3 s.
El 10 de de agosto, á las O de la mañana, remezón de tierra li-
gero, — El 17, á las 11 y i déla noche, temblor leve poco prolonga-
lio. — El 27, á las 6 y 4- de la mañana, temblor Iíív^o y lento; co-
menzando luego á despejai'Stí la atmósfera de la niebla que la cu-
bría.
El 7 de setiembre, á las 3 y 24: m. de la mañana, fuerte tem-
blor(le tien-a en Panamá y Colón, que duró 90 s. próximamente.
Causó grande alarma é hizo daño en los edificios. La vía férrea
interoceánica sufrió en un trecho como de cinco millas, hundién-
dose camino hasta 5 pies en algunos ])ara3es. A las 4 y 5 m. a.
el —
m., hubo otro temblor muy sensible, que duró de 10 á 12 s.— En
la noche hubo pequeños temblores entre las 11 y las 12, y el dia 8
entre las 2 y las 3 de la mañana. —
El 9 hubo temblores á las 12 y i
a. m., á la 1 y ^ y á las 1 y 15 m.: siendo este último el más fuerte.

— El 10 se vió en Panamá, á las 5 a. m., un cometa de larga cola,


en apariencia como á 15° de altura al E. sobre el horizonte.
El 8 de setiembre, á las 3 y 35 m. de la mañana, sacudida bas-
tante recia y larga en Lima. —El 11, á las 3 y 45 de la tarde, fuerte
remezón, al que siguió otro, pasados 5 s., durando ambos 20 s. con
oscilación del SE.— El 15, á las 7 de la mañana, temblor breve pero
l ecio; tanto coino el del día anterior.
* El 11 de octubre, á las 11 y 55 m. p. m., temblor en Panamá

de 1 á 5 s. de duración. El 17, á las 6 h. y 15 m. p. m., remezón
fuei'te de tierra en Lima. —
El 20 del mismo, á la 1 y 40 m. de la
mañana, ligero —
movimiento de tierra, A las 11 y 10 m. de la no-
che hubo otro temblor poco fuerte.
El O de noviembre, á las 3 a. m., ligero temblor en Lima. El —
lo, á las 3 y 12 m. p. m., otro temblor ligero, pero ruidoso.
El 1.° de diciembre, á las 8 a. m., temblor leve. Huba ese día
algunos movimientos de tierra, y el último á las 9 de la noche. —
El 7, minutos antes de las 6 a. m., ligero remezón.

1883

El 26 de enero, á las 11 y i de la noche, temblor ligero en Li-


ma, que duró pocos segundos.
* El 8 de marzo, fuerte temblor en el istmo de Panamá; cre-

ciendo los ríos con suma rapidez. So creyó en la formación de


un volcán al SE. de dicha ciudad, en las cabeceras de la comarca
del Darién.
El 25 de abril, á las 4 h. y 15 m. p. m., temblor en Lima de
corta duración y débil sacudimiento.
* El 19 de mayo, á las G de la tarde, temblor fuerte en Guaya-
- u—
quil; y otro á las 11 do la noche. Fueron sumamente recios en el
interior, y sobre todo en Latacunga.
El i^O, á las 6 y i de la mañana, sacudimiento suave de tierra
en Lima, que duró algunos segundos.
El 2 de junio, á la 1 y i de la noche, temblor ligero.
El 10 de julio, á las 5 h. 35 m. a. m-, temblor poco considera-
ble, que duró de 2 á 3 s. —
El 18, á las 2 y ^ de la mañana, corto
temblor de oscilación violenta. —El 23, á las 5 y 10 m. de la tarde,
remezón débil que duró algunos segundos.
El 2 de agosto, á las 12 h. y 25 m. p. m., movimiento suave de
tierra, que duró cosa de 2 m.
El 6 de setiembre, temblor á las 11 h. 30 m. p, m. — El 10, á
las 4 y 10 m. a. m., otro temblor.
El 1." de octubre, á las 6 h. 35 m. de la mañana, temblor fuer-
te en Arequipa, que causó bastantes averías en los edificios de la
ciudad y en los pueblos próximos á ella. Su dirección fué de S. á
N. y el novilunio tuvo lugar 5 h. 20 m. antes.
;

El 18 de noviembre, á las 7 y f de la noche, temblor fuerte en


Lima.
El 17 de diciembre, poco antes de las 11 p. ra., otro temblor
también fuerte, precedido de un violento ruido.

1884

El 4 de marzo, á las 10 y 40 m. p. m., pequeño sacudimiento


de tierra en Lima.— A la 1 y i de la mañana, siguió un segundo
temblor de menos duración.
El 23 de abril, á las 12 h. y 38 m. de la noche, fuerte temblor
de dos remezones, precedido de un ruido ronco y prolongado, y con
dirección de SE. á NO. Se cuartearon algunas paredes, y todas las
iglesias tocaron plegarias á esa hora. La noche del 22 al 23 fué bru-
mosa, hasta las 3 y i de la mañana-
El 27 de mayo, á la 1 y f a. m., fuerte sacudimiento de tierra,
de corta duración.—-El 29, en la noche, temblor corto.
El 11 de julio, 47 m. a. m., temblor que duró 11 s. con
á la 1 h.
dirección de SE. á NO. — El
á las 5 h. 40 m. a. m., otro temblor
15,

pequeño. El 19, á la 1 h. y 14 m. a. m., otro temblor.
El 24 de setiembre, á las 4 h. 6 m. de la tarde, prolongado y
fuerte movimiento de tierra en Iquique, con dirección de S. á N.
Duró la oscilación de 35 á 40 s. Las campanas de la Iglesia parro-
qnial principiaron á sonar por sí mismas, y se creyó se repitiese el

í'strago del 9 de mayo de 1877.


El á2 de noviembre, á las 7 h. 4 m. a. m., temblor en Lima,
de 22 s.; su dirección del SSE. á NNO.

1886

El 15 de enero ligero temblor en Lima.


El 10 de febrero, á la 1 y 30 m. de la mañana, temblor prece-
dido de un ruido prolongado, que se sintió en Lima y el Callao. Su
dirección fué de SO. á NE. y duró cosa de 30 s. El 12, en la ma- —
flrugada, ligero movimiento de tierra en Lima, con bastante ruido.
* El 25 de mayo, á la 1 y ^ p. m., espantosa conmoción de tie-
j a en Cali y Popayán (Colombia), que duró 28 s. y que dañó ó des-
i

truyó algunos edificios; calculándose las pérdidas en 800,000 pesos.


El 12 de noviembre, á las 2 h. 40 ra. de la mañana, fuerte y
prolongado movimiento de tierra en Iquique: parece que fué osci-
latorio y que venía del Norte. —
A las 4 menos 20 m. de la mañana
otra sacudida tan violenta como la anterior. A las 4 y i hubo otro —
temblor allí, menos fuerte que los otros.
Días antes estaba el mar muy agitado en ese puerto; y el 12
parecía haber temporal deshecho, estrellándose las olas contra las
rocas, la isla y la ribera de dicho puerto.

1886

El 25 de febrero, á las 4 h. 37 m. de la tarde, temblor ligero en


el Callao.
El 5 de marzo, á las 4 ^ de la mañana, temblor en Arequipa,
}'"

alque precedió un ruido de algunos segundos. A las 11 y ^ de la —


mañana, otro movimiento ruidoso de tierra.
El 2 de octubre, poco antes de las 7 a. m., fuerte temblor en
Lima, acompañado de intenso ruido.

1887

El 20 de enero, á las 2 y ^ de la mañana, temblor recio en Are-


quipa.
Kl 8 de febrero, á las 5 a. m., temblor poco fuerte en Lima.
El l.l, á las 6
y p. 1^ m., movimiento brusco de tierra en Arequipa,
que pareció efecto de una explosión. Se siguieron dos temblores
menos recios, á las G f de la tarde de ese día y á las 8 de la noche.
A las 11 de ésta liubo otro temblor largo y ruidoso.
El U) de abril, á la 1 y 5 in. p. ni., recio movimiento de tierra
en Arequipa.
El 2 de mayo, á las 2 de la mañana, fuerte y prolongado tem-
blor — á las 9 h. 30 ra. de la noche, ligero movimiento de
El 10,
tierra en Lima. —
El 17, á las 10 y ^ p. m., prolongado ruido subte-
rráneo en Arequipa, igual á los ocurridos allí en los días preceden-
tes, y sobre todo en
las noches.
El de junio,
1." en la madrugada, temblor instantáneo en

Huacho. El 13, álas 11 y 17 m. de la mañana, regular sacudida

de tierra en Lima. El 30, á las 12 y ^ a. ra., otra sacudida fuerte
y prolongada.
El 24 de julio, á las 9 h. 20 ra. p. m., largo y recio movimien-
to de tierra en Arequipa.
El 15 de agosto, á las 4 y | de la mañana, otro temblor prolon-

gado y fuerte. El 23, á las lia. m., ligero temblor en Lima.
El 23 de setiembre, á las 4 de la tarde, temblor fuerte en Are-
quipa, habiendo habido allí otros cuatro en este mes.
El 12 de octubre, á la 1 y 20 a. m., prolongado y fuerte movi-
miento de tierra en Tacna é Iquique, con oscilación de N. á S.

18S8

El G de febrero, álas 2 a. m., temblor en Arica con bastante


ruido y movimiento, que duró 1 minuto. —
El 27, á las 7 h. 35 m.
^

de la mañana, temblor en Arequipa un tanto prolongado. El mis- —


mo día, á las 9 y 45 m. de la noche, temblor en Lima y el Callao, un
poco largo, que comenzó y terminó con recios remezones. A las —
12 y 10 m. de la misma noche se dejó sentir un ruido subte-
rráneo.
El is de marzo, á las 9 h. a. m., ligero temblor en el Cuzco.—
El á las 12 de la noche, ligero movimiento de tierra en Lima.—
23,
El 24, á las 10 de la noche, ruidoso y prolongado movimiento de
tierra en Arequipa.
El 27 de abril, á las 11 y 40 m. de la noche, violenta sacudida
en Lima, con ruido subterráneo, de corta duración.
El 25 de mayo, á poco de las 5 de la mañana, largo y recio es-
tremecimiento de tierra en Arequipa, al que siguió un fuerte te-
rral.
El 12 de junio, á las 9 y i p. m., temblor regular.— El 13, á la
- 37 —
1 y 45 ni. p. iii., fuei'to, prolongado y unifoi ino movimiento de tie-
rra.— El ¡4, á las 9 a. m., otro temblor ruidoso.— El 18, recio ttMn-
blor en Iqutqiie.—Kl 27, á las 4 h. 2- m. de la tarde, fuerte tem-
blor allí.

Kl 3 de agosto, á las 10 h. y 40 m. de la mañana, ligero tem-


blor en Arequipa. Hubo otro allí á las 11 y ^, también de la ma-
ñana.
El 20 de setiembre, á la i y 15 m. a. m., movimiento de tierra

poco considerable en Lima. El 21, á las 12 y 10 m. de la noclie,
fuerte remezón de tieria.
Del 12 al 13 de octubre, á la 1 a. m., fuerte estremecimien-
to de tierra.— El 19, á las 10 y 45 m. p. m., temblor un tanto
fuerte. —El 20, á la 1 y ^ de la mañana, temblor fuerte con
ruido soi'do y prolongado. —
A las 5 de la misma mañana hubo otros

dos temblores leves. El 24, á las 3 menos 5 m. de la tarde, ruido
subterráneo acompañado de una ligera sacudida.
El 1.° de noviembre, á las 11 de la noche, temblor de bastante
intensidad.
El 13 de diciembre, á las 2 y ^ de la tarde, fuerte temblor en
elpuerto de Chala. Continuaron los remezones hasta el día 22, sin-
tiéndose como cincuenta, de los que diez fueron de consideración
El 16, poco después de las 4 de la madrugada, prolongado ruido
subterráneo en Lima.

1889

El 28 de marzo, á la media noche, violento remezón de tierra


en Tacna.
El 10 de abril, á las 7 a. m.. fuerte remezón de tiei'ra en Iqui^
que, después de un gran ruido. La oscilación fué de Oriente á Po-
niente y la duración de 15 á 18 s. Se sintió también en Arequipa.
El 2 de 'junio, después de un tremendo ruido, se sintió una
concusión fuerte en Iquique y Tacna, á las 8 h. 28 m. a. m. El mo-

vimiento fué de O á E. y duró 1 m. y 3 s Ese día, álas 2 de la ma-
ñana, fuerte temblor en el Callao, que alarmó la población por la sa-
cudida violenta. Se repitió otro á las 3 y 10 m. a. m.— El 3, á la 1
y 14 m. p. m., otro temblor en Iquique, menos recio que el de la vís-
pera, y con la misma oscilación: duró 17 s.— Del 2 al 3, en 31 horas,
desde las S a. m, bástalas 3 de la tarde, hubo en Arica 21 movi-
mientos de tierra. El mar estuvo tranquilo.— El 3, á las 3 y ^p. m ,

fuerte temblor en Tacna, con mucho ruido.


r — 38 —
1890

El 7 (le cuero, á las 2 h. 50 m. de la tarde, fuerte remezón de


tierra en Lima.- El 11 hubo aquí dos ligeros temblores; y fueron
frecuentes en Moquegua al principio del mes. — El 13, á las 6 y 20
m. de la mañana, fuerte tembk.r en Arequipa, de corta duración.
— El IS,poco después de las 11 de la noche, temblor ligero.— El 19,
á las 12 y 10 m. de la noche, fuerte ruido terrestre acompañado de

poco movimiento. El 23, á las 11 y i de la noche, temblor con
vaivén insensible y escaso ruido. -El 27, á las más ó meno^j de la

mañana, fuerte temblor con ruido. El 31, á las 3 de la mañana,
prolongado movimiento de tierra (ni Lima.
El 9 de febrero, cerca de las 12 de la noche, ligero movimiento

de tierra en Arequipa. El 15, poco antes de las 2 de la mañana,
movimiento de tierra en Lima, de alguna intensidad.
El 1." de junio, en la noche, se sintió en el Callao un temblor
tan fuerte como hacía años no se experimentaba allí. -El S, des-
pués déla 1 p. m., ligero movimiento de tierra en Arequipa.
El 12 de noviembre, á las 3 h. y 5 m. de la mañana, fuerte mo-

vimiento de tierra allí. El 24, á las 12 y i de la noche, temblor en
Lima, con notable oscilación y sin vuiáo alguno.
El 20 de diciembre, á las 9 a. m., temblor ligero en Lima.

18ÍH

El 16 de agosto, á las 6 h. a. m., fuerte y prolongado moví


miento de tierra en Sandia, acompañado de un ruido como de gol-
pes. El movimiento fué de SO. á E. y la duración de 90 s. Se sin-
tió este temblor más fuerte en Bolivia, en la Paz y en los lugares
próximos á Sandia; y fué débil en Arequipa.
El ¿2 de setiembre, á las 12 h. y 10 m. déla noche, después de
un ruido corto, se sintió en Lima y el Callao un remezón, cuya
fuerza hizo sonar la camjiana del reloj municipal en la primera de
dichas ciudades.- El temblor duró muy poco
El 1.° de octubre, después de las 7 de la noche, ligero movi-

miento terrestre en el Callao. El 31, á las 3 de la mañana, tem-
blor en Lima. A poco hubo otro temblor, y también en la mañana.

1892

El 23 de febrero, á las 12 y 10 m. del día, temblor recio y pro-


longado en Lima, con dirección de N. á S.
— 39 - 3

El 15 de agosto temblor bi-usco en la Paz, que se sintió en ese


departamento y en los de Ornro y Potosí, á las 7 y 3 m. de la ma-
ñana; procediendo la onda seísmica del NO. de la Paz.
El G de setiembre, temblor ligero en Lima. —
El 7 hubo otro; y
también el 8, á las 5 a m.
El 7 de octnbi-e, á las i h. 15 ni. de la mañana, fuerte temblor

en Arica. El IG, á las 10 y 30 m. de la noche, ligero temblor en
Lima.

1893

El 8 de enero, á las 3 de la mañana, temblor en Lima.


El 26 de febrero, temblores á las 2 h. 30 m. y 4 h. a. m.
El 23 de abril, temblor poco fuerte á las 12 h. 35 m. a. m. El
cuarto creciente de la luna fué á las O horas y 19 m. de la mañana.
—El 29, temblor á las 2 h. 30 m. a. m.
El 12 de mayo, á las 9 h. 40 m. de la noche, otro temblor.— El
14, á las 12 h. 30 m. a. m., temblor débil.
El 11 de julio, á laí. 10 h. 50 m. p. m., temblor. —
El 25, á las
12 h. 45 m. de la noche, nuevo tembló r.
El 22 de setiembre, á la 1 h. y 20 m. p. m., temblor poco
fuei te.

1894

El 19 de febrero, á las 8 h. y 45 m. de la noche, fuerte temblor


en Tacna.
El 14 de mayo, á las 5 h. 20 ra. de la mañana, temblor en Li-
ma. — El 15, á las 12 h. 45 m. de la noche, otro temblor.
El 9 de junio hubo un temblor ligero, y otro el 14, á las 6 y ^
de la mañana.
El 13 de diciembre, á las 10 y 55 m. a. m., temblor débil. —El
19, á las 11 h. 28 m. de la noche, otro temblor.

1895

En mayo 15, k las 3 h. 45 m. de la mañana, temblor ligero en


Lima.
El 2 de julio, á las 11 de la mañana, temblor de poca conside^
ración.
El 6 de agosto, á las 3 h. 45 m. a. m., temblor poco fuerte.
El 6 de setiembre, alas 11 h. y 40 m. de la noche, temblor
débil.
.

r-
— 40 —
1S%
a. m., temblor de 3 á 4 s., de mo-
El 20 de enero, á las 2 h. 30 m.
vimiento en Elpis, vio Perené, (pvovñncia de Tartna),
oscilatoi'io,
el ni¿\s fuerte sentido allí en 18 años.

El 3 y 4 de marzo, dos temblores ligeros en Chimbóte. El 2S, —


á las 5 y 14 m. de la tarde, temblor en Lima.
* El 5 de julio, á las 7 h. y 2 m. a. m., fuerte temblor en la

Paz, de 24 s. de duración. Se sintió en Cochabamba 18 s. después,


recorriendo, st^gún esto, la onda seísmica 22 kilóm. por minuto.
El 14 de julio dos temblores ligeros en las minas de Trinidad y
San Ig-nacio, en la provincia de Cailloma. El 15 hubo allí ti-es—

temblores y uno el IG. El 18, á la 1 a. m., se sintió allí un fuerte
temblor, y el 21, á las 9 a. m., otro regular.
El 13 de agosto, á las 7 y 45 ra, p. m., temblor ligero en lea, de
15 de duración, con movimiento oscilatorio de E. á O. Duró de
s.

9 á 10 s. en Pisco, Chincha, Tambo de Mora y Cañete; sin ocurrir


desgracias
El 28 de setiembre, á las 4 h- y 30 m. p. m., fuerte temblor en
Aregiiipa.
El 11 de octubre, á las 5 h. 25 m. de la tarde, temblor en el
paso de San Carlos (kil. 77,726 del camino al Picbis). El 23, á las —
6 h. 35 m. a. m., temblor fuerte en Arequipa. El 25, á las 9 h. 20—
m. a. m., temblor en Lima.
El 1.® de noviembre, á las 9 y 20 m. de la noche, temblor li-

gero.

1897

El de mayo, á la 1 h. y 50 m. de la mañana, temblor en


Lima.
El 12 de junio, á las 8 h. 10 m. p. m., temblor ligero.
El lunes 20 de setiembre, á las 11 y 25 m. de la mañana, recio
temblor en Lima y el Callao, con dos remezones fortísimos y con
oscilación como de 10 s. de norte á sur. En Matucana se sintió an-
tes, á las 11 y 20 m., y hubo gran daño en el pueblo y derrumbe en
los cerros'próximos: lo que hace presumir, que este lugar fuera el
foco ó epicentro del temblor, que duró allí de 10 á 15 segundos. La
zona seísn-iica fué entre 10° 40' y 13° 42' de lat. y 78° 4t)' long. oc.
de París, á partir de Matucana, sin fijar el límite en el mar por
— 41 —
falta de observación: 6 sean 2" de largo sobredo ancbo: sintién- 1"

dose en Chorrillos, Barranco y demás lugares vecinos á la capital,


como taml)ién en Ancón, Huacho, Barranca, Mala, Cañete, Chin-
cha, Tambo ne Mora, Pisco, y sitios intermedios de la indicada
zona, desde un poco más al N. de Ancón hasta un poco más
al S. de Pisco. En Lima causó bastante averías en ios edificios, y
más en el Callao, donde tuvo gran intensidad el fenómeno.
El 10 de diciembre, de 10 á 11 a. ra., fuerte temblor de movi-
miento ondulatorio, en Lima.

1898

El 10 de enero, á las 3 h. 35 m. de la mañana, ligero temblor


en Lima; y á las 4 b. y 20 m. temblor en el Callao. El 25, á la 1
, —
h. y 25 m. de la tarde, temblor ligero en Lima.

El G de abril, á las 11 h. y ^ de la noche, temblor en el Callao —


El 1-1,á las 6 h. 30 m. a. m. temblor en "San Ignacio" {Caillonia).
— El 15, á las 10 h, 30 ra. a. m., otro temblor allí.— El IS, á las 2
de la tarde, otro temblor. — El 29, á las 8 y 5 ra. de la mañana, tem-
blor en Lima, con dos remezones, de oscilación violenta y con rui-
do escaso.
En mayo 10 hubo dos temblores ligeros, y el 11 cuatro.— El
31, á las 11 y ^ de la noche, otro temblor.
El 20 de junio, á las 4- h. iO m. a. m., temblor en el Callao. —
El 22. á. la 1 I de la mañana, otro temblor.— También el 20 se sintió
en lea un fuerte temblor á las i h. 55 m. p. ra., el que causó daños
en la casa y bodegas déla hacienda de Ocucaje.--El 23 hubo allí
otro temblor recio, á la 1 h. 50 m. a. m., que duró de 12 á 15 se-
gundos.
El 2i de agosto, á las 11 h. 30 m. p. ra., temblor en Lima, de
poca fuerza-
El 9 de octubre, á las 4 y i a. ra., temblor en el Callao. — El 25,
á las 8 y ^ de la noche, .otro temblor.
El de noviembre, á las 3 h. y -10 a- m., temblor ligero.
7 — El
11, á las 6 a. ra., otro temblor.

El 10 de diciembre, á la 1 h. y 21: ra. a. ra-, temblor débil.


:

ADDENDA.
1805

Los teniLloi es, poco consi'lerables^ que ocari'ieron en Lima es-


te año fueron

El 9 de enero, á las T y i p. m. El 10 á las 5 do la niañana.—
El 27 á las 9 de la noche.
En febrero 17 á las G p. m.— El 21, á las 4 y ^ de la tarde.
Eu marzo 1." á las 5 a. m.
En junio 4, á las -í j i de la tarde.
El l.° de julio á las 5 de la mañana.
El 7 de noviembre á las 8 de la uoche- El í>,á las S y |- p. m.
El 5 de diciembre, á las 7 y -} de la noche — El 1-í á las -í
y i
p. ni.

1808

''Hubo un fuerte terremoto en Lima, que duró seis segundos;


y por su extraordinaiio sacudimiento temiéronse graves daños."
{Floresta Peruano-Española — 1848. pág. 48.)

1810

El 7 de enei'o temblor en Lima, á las O de la mañana— El 11


otro, á las 5 de la tarde.
El ?> de mayo sacudimiento de tierra, á las 7 y \ a. m. El 15 —
otro, á las 5 de la mañana— El !<> otro, á las 7 dt la noche.
El 15 de junio temblor á las o y 30 m. a. m.
El 17 de noviembre temblor alas 5 a. m. —El 21 otro, álas 7y ^
— —
de la mañana. El 24 otro, á las 5 de la tarde. El 20 otro, á las 5 y
30p. m.

1811

El 11 de noviembre temblor en Lima.

1813

El 30 de junio, á las 8 y | de la mañana, temblor fuerte en


I^ima.
El 1." de julio, á más de las 3 de la mañana, otro temblor.
— 43 — 3

1853

El temblor en Lima el 27 de novieinl)re,á las !> h. 25 m. p. m.,fué


un estampido como de explosión ''subterránea; sintiéndose varios
sacudimientos fuertes, que dvu'aron algunos segundos, y fueron
disminuyéndose progresivamente hasta hacerse insensibles. Por
la fecha coincidió este temblor con el de 27 de noviembre de 1030

que arruinó á Lima, 223 años hacía. No hubo desgracias.
El 10 de abril, después del temblor de las o y ^ de la mañana,
luibo otro minutos después; y uno corto á las 5 y i de la tarde.

1878

Antes del 12 de julio de este año sintióse un temblor en Iquitos:


principió con un estremecimiento ligero, que fué aumentando por
grados, hasta que se hizo muy fueríe, y hubo antes de cesar tres
sacudidas violentas. El ruido fué del SO. al NO.
3Í-

En el precedente Catálogo he puesto todos los datos que he al-


canzado sobre cada temblor; no siendo raro hallar contradicción en
los autores sobre la fecha ú hora en que ha ocurrido, sobre el núme-
ro de víctimas, monto de pérdidas y otros detalles. He omitido á
veces más pormenores, por no pecar de prolijo.
He podido consignarla aparición de cometas, de diversos me-
teoros, pestes, etc.; perono lo he hecho, por no apartarme del tema
designado por la Sociedad Geográfica, y porque no lo permitía el
plazo de un mes, de que apenas he podido disponer para este traba-
jo, entre otras ocupaciones-
En cuanto al número de temblores, creo oportuno recordar:
que el P- Cobo afii-maba, á mediados del siglo XV^I, que no se pa-
saba año sin qué hubiese algún temblor en el Perú y en Chile; y
que el Dr. Fuentes calculaba, que del año 1815 al de 1858 no de-
jaba de haber en Lima ocho temblores poi- año, más ó menos vio-
lentos .

Fáltame añadir, que los datos sobre los temblores de Arequi-


pa, tomados en el Observatorio, se han remitido á Cambridge, don-
de se hacen los cómputos para su próxima publicación; lo que se
ha servido contestarme el Sr. Bailey, con motivo del pedido que
de ellos le hice para este trabajo; siendo esta la causa por la que
no los he aprovechado, de á pesar de su importancia.
r — 44 —
De más de 2oO0 temblores que aquí consifíiio, ocurridos en el
propio y actual territorio del Perú, desde su conquista, ajiarece:
que hubo 215 en el sii^lo XVI; 27 en el XVII; 852 en el XVIII; y
1452 en el XIX, que toca á sus postrimerías. Lo que manifiesta:
que del año KUX) al de 1700 sé descuidó mucho anotar los temblo-
res que se verificaban, y que sólo después es que se han llevado los
registros de ellos con más esmero y esci'úpulo.
Los principales focos ó centros seísmicos que indican esas ci-
fras, son Are(|uipa y Lima; siendo los otros lui>'ares secundarios,
como Arica, Tacna, Moquegua, lea, el Cuzco, etc., no obstante ha-
berse sentido allí tei'remotos, que se recuerdan con el expresivo
nombre de Ruinas.
En Arequipa se han contado 1377 temblores, y 92.'" en Lima;
no considerando como diversos los que se han extendido á la vez
á varias localidades.
La falta de periódicos en algunas épocas, ó r-l no conseguirse
sus colecciones, ni aún en la Biblioteca Nacional, impide buscar en
ellos los datos sobre los temblores, á medida que se experimenta-
ban; pero es preciso llenar ese vacío en fuerza de tiempo y de tra-
bajo. Debe también advertirse que, en los períodos de trastornos
políticos, no hay quienes se ocupen de temblores, ó falta espacio
en los periódicos para i-eferirlos; de donde resulta más tarde, que
el catálogo de ellos sea incompleto, á pesar de un afanoso estudio.

II

VOLCANES-
La zona volcánica del Perú ])rincipia projíiamente desde los 16°
á los 21 de latitud sur; es decir, desde el Chachani hasta el Miño.
Los cerros considerados como volcánicos, aunque no todos debi-
damente estuiliados, se hallan en los departamentos de Arequipa,
Moquegua, Tacna y Tarapacá. En Arequipa: el C/^ac/^.a?^^, Misti,
Pichupichn, Amhato, Coropnna, Sarnsara y Solimaaa. En Moque-
gua: el Huaina-Putina ú Ornate, el Ubinas, el Qninistnquilla, el
Yucamaniy Tacalaya. En Tacna: al Tatupaca ó Candarave, q\
Pumarape, el Sahama, el Parinacota y Huatafierí. En Tarapacá:
Lirima, Isluga, Pidre, Tica, Ollagua, Táa, Chisa, Ollca, Auscal-
— 45 —
qnichn, Volcán de la larjiina y Miño. Deben añadirse PachiiUifia
y Sur iré, volcanes de agua.
Cerca de los pueblos de San Pablo do Cacha y Tinta, y del ca-
serío de Racchi, donde existan las ruinas del templo de Huiraco-
cha, en la provincia de Canas, se halla el volcán extinto de QuiM-
SA-ciiATA (tres picos) á 344:4: metros sobre el nivel del mar, á los
14°8' lat. y73°JO' loní<. oc. de París. Se encuentran en el mismo te
rreno huellas visibles de una antigua erupción, y del dei'ruml)e de
cráter: aparte de la conformidad de ese hecho con la tradición, que
habla de una lluvia de fuego en dicha comarca; y que la atribuye
á castigo del cielo, poi'que los indígenas rechazaron á un santo va-
rón refoi'madoi-, en quien han visto algunos al apóstol Tomás ó
Bartolomé.
Con el mismo nombre de Qiiimsa-chata hay un nevado en Bo-
livia
Tenemos una descripción de este volcán liecha en el antiguo
Mercurio Peruano, con sencillez y verdad- Dice así: "En el cen-
tro de tres cerrillos, que forman un bonete de tres picos, se ve su
boca (del volcán), de la que brotan copiosas fuentes de agua muy
dulce y cristalina. El ámbito del terreno por donde corrieron sus
llamas es de una legua. Todo él está abrasado, y por unas partes
de color rojo, y por otras de oscuro ceniciento. Las piedras, siendo
las más fuertes, pues son de ala de mosca, están tan calcinadas
que no tienen peso, son esponjosas, con una infinidad de agujeros
que las desfiguran"
El Ch \c;ha.ni, cuyo cráter y signos volcánicos vió Curzon, y
cuya cima principal dista como 14 millas del Misti, al NE. en lí-
nea recta, está á los 16°11' latitud sur y T3°54 longitud Occidental
de París, con una altura de 5791 metros, según Raimóndi. Otros
le dan sólo de altura 5605 metros, y lo ponen á los \'o°lT latitud y
73°39'24" longitud. Se halla á la orilla derecha del río Quilca, y se
le ve cubierto siempre de nieve. Hay en sus faldas gran cantidad
de azufre puro.
Del Chachani dice el Sr. Solón Btiiley, Director del Observa-
torio astronómico de Ai-equipa: "Formado, sin duda, por fuerzas
volcánicas, no tiene ahora cráteres como el Misti, y es posible que
nunca los haya tenido, ó que haya perdido su forma distintiva
hace unos siglos, por las fuerzas de la naturaleza" (1).

(1) "Conferencia sobre el Misti," en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Li.


ma; t. VI, pág. 297.
— íg —
Chachani puede significar en aiiuará "el
que produce sonidos
roncos'*: pues CcJial cc/m/tfí es, sCf^ún Bertonio, hacer eco; y Celia-
Jt

chaya es ronco. La desinencia ni aplicada á los nombres, indica


tener 6 poseer lo que éstos expresan. Tal vez se ha querido aludir
á los i'uidos sordos que se sentían ó producían allí, cuando se le pu-
so ese nombre.
El MisTi, á 11 millas al NE. de la ciudad de Arequipa, en línea
recta á su (íima, es un hermoso volcán, de un cono perfecto, amplio
en su base y truncado oblicuamente en su vértice, con dos picos, y
de los cuales es el más elevado el del lado NE. (1
Se halla, según Weddell, á los 16° 17' latitud sur, y 73° 39' 24',
longitud occidental de Paris. Su altura sobre el nivel del mar es de
5054 metros (18554 pies ingleses); que Pickering y Bailey hacen lle-
gar á 19,000 pies, Pentland á 17714, y Haencke á íá2G46.
Tiene dos cráteres: el primero, cuyos bordes son visibles de le-
jos, que comprende al segundo, como inscrito, que es el actual. Es-
te mide 5541 pies de circunferencia y 600 de profundidad. El an-
cho del callejón entre los?^dos cráteres es de 5(34 pies, y su profun-
didad de 15 á 25. El diámetro de los dos es de 2800 pies, poco más
de i de milla. La circunferencia de la cima es de 5 leguas, y la
de la base de 17, tocando al punto de Arequipa.
A poca distancia del Misti, como haciéndole respetuosa com-
pañía, se presentan el Chachani, que le supera en tamaño, y el
Pichjqjichn.
Es probable que el nombre de Arequipa
ó Ariquipa se impu-
siera primero al volcán en muy
remotos tiempos; y que se aplicase
luego á la comarca, y en seguida á la colonia española que se fun-
dó á su base el 15 de agosto de 1540.
Ese nombre, como los más de esa región, son de procedencia
aimará, y significa trompeta sonora: de ar¿, agudo, fuerte; y de
qquepau, trompeta. Debió llamarse así el volcán por sus detonacio-
nes, sea que hubiera erupción antes ó después de ellas.
El nombre Misti (mestizo, revuelto) debió imponerse por los
indios al cerro, como una muestra de odio á los hijos de los con-
quistadores; cruzamiento de españoles é indias, peores que sus pa-

(í) Arequipa está álos y 73"5'38" longitud oc. de París; á 7642


1(5'"25' latitud sur,
pies ingleses sobi'e el nivel del mar. El Dr. Coates,
que subió al Misti, por el camino
del E. en setiembre de 1873, le da una altura de 18338 pies; y al cráter 300
,

pies de ancho por 800 de largo y 10 ó 15 de profundidad; siéndola muralla de


dicho cráter de 200 pies de alto.
- 47 — 3

dres, en el depotismo y trato con sus compatriotas, y que debían


su oiigeu las más veces á la licencia y desenfreno de los peninsu-
lares.
Putina, el que revient-i, es el nombre que los quechuas pudie-
ron dar á er.e volcán, como á todos los activos; y á esto aludt- el
Huaina Piitina, "el Putina muchacho, ó volcán reciente," con res-
pecto al Rucu-Putina. Esto lo confirma Santa Cruz Pachacuti en
su iíeZac/ó», cuando dice del cometa (tSacac-a): que "Passa á Pa-
tina de Arequipa"; (l) áno ser que se interprete ese nombi-e por el
volcán de Ornate ó Huaina-Putina, que está á más de 20 leguas de
Arequipa.
Kl doble cráter del Misti, la deformación de su cumbre, las la-
vas y azufre, y las inmensas canteras de traquito (sillar) que hay
en sus faldas, prueban hasta la evidencia las erupciones antiguas,
que se supone han sido dos, aunque no haya de ello sino tradición
vaga, y no pruebas históricas. El Dean Valdivia dice: "Hay tra-
dición de que el Misti reventó en época muy remota, y á nuestro
juicio todas las canteras que son traquito descompuesto, y que só-
lo se hallan hacia el oeste y sudeste del volcán, han sido materia
que él lanzó, y que después en muchas partes se han cristalizado
en figuras que son ordinariamente prismas pentagonales. En la
piedra blanca de canto se encuentran, con muchísima abundancia,
trozos de diferentes tamaños de las piedras que se hallan en el sue-
lo de Arequipa: lo que prueba, que la materia de las canteras estü-
vo líquida, y arrastró consigo las diferentes piedras que se hallan
al cortar el cauto."

ElSr. Bailey, en una interesante conferencia sobre este volcán,


calcula ese volumen en 2.465.500.000.000 de pies cúbicos, y el peso
en 192. -300.000. 000 de toneladas. Respecto á sus erupciones se ex-
presa así: Hace unos mil años el Misti se ]e\^antaba lentamente
hasta una altura mayor que la actual, no por un esfuerzo supremo
sino al través de muchos siglos. Entonces tenía el Misti un solo
cráter, como de 3000 pies de diámetro, y de profundidad desconoci-
da. Es probable que el fin de estas actividades haya sido señalado
por una gran erupción, conocida ahoi-a por peñascos enormes de
lava, y por cantidades de piedra pómez y arena hasta gran distan-
cia. El hecho de que estos productos volcánicos están cubiertos en

(1) Tres relaciones de antigüedades peruanas por Jiménez de la Espada: p.ág.


276.
.

r
— 48 —
muchos lugares con otras forniacioues geológicas, que han sido
cortadas por quebradas pi'of undas, en un país donde llueve poco,
"
todo demuestra la gran antigüedad de esa erupción.
La cima del Misti está siempre cubierta de nieve: elcráterdes-
pide en gran cantidad vapores sulfurosos; y de vez en cuaudo una
densa columna de humo se desprende del volcán, la que toma la
forma que el viéntele imprime. Algunas veces se oyen ruidos sub-
terráneos.
Este volcán sigue en actividad, y no es de presumir que tenga
alguna erupción después de siglos de reposo, y cuando hay otros
volcanes próximos, que le sirv^en de respiraderos en cierto modo.
Hay el recuerdo deque en 1577 el Misti arrojó ceniza (1),
El PiCHUPiCHU, al que llaman algunos "El viejo," es un ce-
rro nevado, lé millas al NE. de la ciudad de Arequipa, y al SE. del
Misti: á 18630 pies (5678 m.) de altura sobre el nivel del mar, según
Pickering; 5668 metros, según Pentland.
Su cima está coronada de nieves perpetuas y arroja torrentes
de humo en el invierno.
Se halla á los 16"25' latitud y 73"35, long.
El Ambato es un cerro volcánico, en el pueblo de Lari, pro-
vincia de Cailloma; el que, por efecto del terremoto de Arequipa
de 1784, y los temblores sucesivos hasta 11 de julio de 1785, hu-
meaba y despedía fuego: "lo cual se ha visto claro y evidentemen-
te'' dica Zimácola. Su posición aproximada es de 15°42' lat. y 74°
20' long.
Hampatu significa "zapo", y de ahí viene también el nombre
áe Ambato en el Ecuador.
El CoROPüNA, cerro de la provincia de Condesuyos, es de figu
ra cónica y se halla aislado. De sus faldas se ve el Misti muy pe-
queño. Según Raimondi, el Coropuna ha formado parte de una co-
losal cadena volcánica que principiaba en la costa del Pacífico, y
se acercaba á la gran cordillera, tomando rumbo al sur; siendo és-
ta cortada poco á poco por los ríos que bajan al mar.
El Coi-opuna mide de altitud 61)49 metros sobre el nivel del
mar; y se halla á los 15°35, lat. y 75°45' long.
(7oroj»n?a significa enquochua "altura fría desmochada." (Paz
Soldán, Diccionario Geográfico.)
El Sarasara es un cerro nevado, de cosa de 6000 metros de al-
tura, y reputado volcán. A su pie están el pueblo de Pararca y la

(1) Cobo —Historia del Nuevo Mundo: t. I, pág. 201, nota.


villa de Pausa. Se halla aislado y distante de los otros montes que
forman el ramal de la cordillera. Su posición es á l.')''^!' lat. y 75^
^30* long.

El SoLiMANA es un pico nevado que da nombre en esta parte á


la cordillera,entre las provincias de Ciiumbivilcas y la üiiión en
el departamento de Arequipa. Compite en aspecto y elevación con
el Misti, con el que de lejos puede confundirse. En lo antiguo debió
formar una cadena volcánica con el Coropuna, Tutupaca, etc. Está
<á y 75° 0.3'long.
los 15°l(Vlat.

El AcHATAíHUAes un cerro, nevado algunos meses al año, y que


se reputa volcán. Está o<» kilóm. al ]SE. de Chala, y al S. SO. de
la laguna de Parinacochas, cerca de Coracora, á los 15''20' lat. y
7o°55' long. Tiene 4200 m. de altura, y está aislado como el Sara-
sara.
El HuAiNA-PuTiXA, ó volcán de Omate, es el que algunos lla-
man también de Quiñistaquillas\ está á 22 leguas al SE. de Are-
quipa, en la provincia de Moquegua, cerca del pueblo de Quinista-
quillas, y dista 10 leguas de este volcán el de Ubinas: de donde re-
sulta, que á veces se han confundido las erupciones de uno con las
del otro. Dice Alcedo: "que es un gran volcán que continuamente
vomita fuego; 3^ que se ha observado que por el mes de octubre
suele algunos años arrojar crecidas porciones de agua turbia y he-
dionda, por la misma boca en que se reconoce el fuego" (1).

Es el cono volcánico más perfecto y pintoresco de la gran ca-


dena de los Andes: tiene en su cumbre una áspera peñolería; mide
allí tres leguas de circunferencia por una de diámetro, y presenta

dos bocas formidables. En algunos casos la f umarola ha sido una


columna como de 400 v^aras de grosor. Pentland le da 3180 toesas
de altura, y menciona sus erupciones en 1600, 1604, 16S7, 1715 y
1784.

En 1788 se practicó un reconocimiento de este volcán, sobre el


boquerón principal, por orden del Intendente de Arequipa, y Haenc-
ke copia parte del informe (2).
La erupción de este volcán, el 19 de febrero de 1600, está des-
crita con la mayor verdad por el maestre de campo donjuán Hur-
tado de Mendoza, Corregidor de Arequipa á la sazón: la reprodujo

(1) Diccionario geográfico de America, t. V. pág. 249.

(2) Descripción del Perú y Buenos Aires.— MS^Q, Ms.. folio 203.

en ?u Relación del Obisjjado de Arequipa, en el Obispo Dr.

D. Pedro de Ortega y Sotomayor. (1)


De allí aparece: que el volcán arrojó tanta ceniza, que á no
ser por el viento noi'te que la esparció en ese sentido, habría arrui-
nado la ciudad de Arequipa y todos los pueblos de su comarca,
sin que s<í conociera ni su antiguo sitio: que esa ceniza alcanzó
más de 300 leguas; y que, en las cincuenta vecinas al volcán, cu-
bi'ió la tierra con casi una capa de media vara de espesor, cerrando
los caminos, esterilizando los campos, matando los ganados é im
pidiendo el vuelo libre de las aves. El día antes de esa lluvia apare-
ció un globo de fuego, entre la 1 y 2 de la mañana, de extraña
grandeza, sobre la ciudad que después de bojearla toda se encami-
nó al occidente yjdesapareció. En un solo día natural hubo 200
temblores.
Oigamos el relato del Dr. Valdivia:
"El 15 de febrero de 1000 sintiéronlas arequipeños moverse la
tierra con lentitud y continuación. El IS, primer viernes de Cua-
resma, entrando la noche, menudearon los movimientos: hacia las
10 hubo un fuerte sacudimiento, y en toda la noche movimien-
tos muy sensibles. En la mañana del 19 hubo un movimiento es-
trepitoso causado por la erupción del volcán de Ornate, llamado de
Quiñi staqnillas. Los habitantes de Arequipa ocurrieron á la peni-
tencia. En 2-i horas se contaron como doscientos temblores. Se os-
cureció el cielo, y sólo se percibían algunos truenos y relámpagos,
siguiéndose á ellos una lluvia de arenilla blanca que cubrió todo el
campo. Los estruendos eran á manera de artillería, y por la oscu-
ridad del polvo y arena todo era horror y confusión. Los habitan-
tes se confesaban á gritos y se herían con diferentes instrumentos,
pidiendo misericordia al Señor."
"De este modo se pasó hasta el domingo 1.° de Cuaresma, en
cuya mañana se dedicaron con alguna luz á quitar la ceniza de los
techos, que era tan pesada que los echaba abajo. Al medio día vol-
vió la oscuridad: á las dos de la tarde parecía ser la media noche y
se repetían los temblores. El 21 de febrero fué tan funesto que pa-
recía ser el día del juicio. La gente, hechos esqueletos, ni aún po-
dían acertar con los sacerdotes, porque no se conocían los unos á
los otros. Se hicieron procesiones é iban todos descalzos, haciendo
penitencia y pidiendo misericordia. Por machos días se repitieron

(1) Jiménez de la Espada. Relaciones geográficas de Indias; t. II. Apéndice N."


II, pág. XVIII.
— 51 —
las procesiones apagaron las velas. El 28 de febrero fué el
y no se
mayor temblor de que dorribj las últimas casas. A las 3
todos,
de la tardo de ese día volvió la lluvia de arena y la tormenta de
truenos y la oscuridad: pero el Señor liizo que soplase con fuerza
un terral del ]a,do del Este que arrojó la tempestad hacia el mar.
Hasta el 2 de abril no se despejó del todo el nublado, y ese día fué
el de mayor alegría al verse la luz del sol"
"No se sabía que el volctin había ocasionado tales estragos.
Pasados muchos días se supo que el volcán Huaina-Putina cerca
de Quinistaquiilas, del curato de Ornate, ¿2 leguas lejos de Are-
quipa, al Sudeste, había reventado. El pueblo de Quinistacas, le
gua y media lejos de dicho volcán, quedó enterrado con cien habi-
tantes. La quebrada contigua al volcán, de como un cuarto de le-
gua de ancho y muy profunda, quedó terraplenada. Los pueblos
de Chiqueoraate, Lloque, Ihacsata, Colana y Checa, perecieron
completamente."
"El Teniente de Cura de Puquiua escapó con algunos pocos:
después de un mes fué á Ornate y halló cocidos con el fuego á sus
habitantes. Subió á Übinas, y halló que en Chichillaque, Sasalla-
gue y Cacabasa habían escapado algunos á beneficio de los terra-
les. Le dijeron: que habían visto piedras incendiadas de enorme ta-
maño lanzadas por el volcán. Las cenizas se extendieron por el ai-
re hasta 200 leguas de distancia, y el volcán quedó deshecho desde
sus planes" ....
''El río de Tambo fué estancado con los escombros y lavas, y
represado por veintiocho horas en tiempo de aguas, y al seguir su
cui'so arrasó todo el valle; salvándose la gente en las lomas latera-
les. — Los valles de Vítor, Mages y Moquegua perdieron
Siguas,
muchas que en r'algunas partes corría como
fincas por la ceniza,
torrente- Aún los árboles grandes llegaron á troncharse ó quedar
enterrados. Sobre el camino de Lima llegó la ceniza á enteri'ar una
parte de los fardos de un caminante, y la otra la arrastró hasta el
mar. En Quilca murieron varios ahogados, y otros sepultados con
la ceniza. La polvoreda duró nueve meses continuos, y muchos
individuos se fueron para otras tierras. Los terrenos de Arequipa
quedaron estériles, y solo el tiigo producía algo" (1)
El P. Cobo describe la erupción de este volcán, y refiere, que á
consecuencia de ella dejó de humear el Ubinas; lo que le hizo sos-

(1) Valdivia, Fragmentos históricos de Arequipa; cap. III.


pechar, que hay entre ellos comunicación. Cuenta, que el Oniute
lanzó á dos log uas de distancia piedras tan grandes como dos boti
jas peruleras; que esas piedras eran á uuca loí^'ua como una botija^
y otras como la cabeza de un hombre ó como las balas de enton-
ces.
El QüiNiSTAQüiLLAs queda en el distrito de Oinate, del depar-
tamento de Moquegua; y Trabada y otros lo confunden con el
Huaina-Putina. Dista de éste siete leguas y cosa de 50 del mar.
Paz Soldán dice del Quinistaquillas: "Volcán á cuya falda es-
tá el pueblo de este nombre. Hizo su erupción el 7 de febrero de
1599: por muchos días no podía verse el sol, ni distinguirse los ob-
jetos á cierta distancia, por la mucha ceniza (jue arrojaba, y que
llegó á más de cien leguas á la redonda."
Esta erupción la he descrito como del übinas; y me inclino á
creer, que la de febrero de 1600 fué del Quinistaquillas, "que hasta
cambió bruscamente de forma en su cráter; siendo las posteriores
del Huaina Putina, conocido ji\ con el nombre de Omate. Así m.
conciba la discordancia de los autores al referir los estragos, en
pueblos grandes, de un fenómeno proveniente de lugares aparta-
dos y solitarios, y que no excitaban siquiera la curiosidad de estu-
diarlos.

El Ubinas forma parte de la cadena volcánica de Sarasara,


Soliinana, Coropuna^ etc. El inmenso cráter ya apagado de este
volcán está al SE. del Huaina-Putina,ya casi destruido por las mis-
mas erupciones. La pampa de Usuña se extiende desde este cerro
hasta el pueblo dé Puquina-
Queda Ubinas en la provincia de Moquegua, cerca del pue-
el

blo de su nombre, á los 16° 20' lat. y 73" 18' long. según Paz Sol-
dán.
Parece venir su nombre de hupi, llanto, vocería, murmullo, en
ai mará.

El 7 de febrero de 1599, á cosa de las cinco de la tarde, se oye-


ron entre Arequipa y Moquegua ruidos como descargas de artille-
ría. Esto duró hasta el lunes 9, á mediodía, en que empezó una
gran oscui idad, y hubo muchos truenos sin lluvias; siguiendo la
oscuridad hasto el miércoles, á las -1 de la tarde, en que aclaró un
poco el día. sin verse el sol. En esa noche continuó la oscuridad
hasta el viernes, á las 9 de ia mañana, en que se vio el sol oscuro.
Llovió ceniza 15 días. De la reventazón del volcán escapó un cléri-
go con dos sobrinas y 30 indias del pueblo, llegando á Moquegua,
— 53 — >

que (lista 50 leguas, el día 10 de febiero (1). Salieron, pues, de este


volcán inmensas cantidades de ceniza, que se creyó euterraj'an á
Arequipa y que causaron daños grandes eu sus cercanías.
A este volcán seguía el cerro de Ckeni^ cuya falda era de pe-
fiolería y tierra cenicienta, el que se derrumbó en la noche del 1.*
al 2 de agosto de 1850, obstruyendo la quebrada en que corría el
río Tambo, cu3''o curso quedó interrumpido; formándose una espe-
cie de estanque de 500 varas de largo, sobre éOO de ancho, y con un
muro ó barra como de 100 de altura-
De este volcán escribe el Sr. Modesto Basadre:
"ElUbinas hizo erupción el año Kítíá, y sus cenizas alcanza-
ron hasta las pampas de Sama y Locumba, distantes como 00 le-
guas en línea recta. El volcán Ubinas está á los 16° lé' de latitud
y 73" 21' 20" longitud O. de París, según Raimondi; su base al re-
dedor es de más de 20 leguas, y tiene bocas en actual emisión de
llamas al lado Este. En su última erupción se han hundido sus al-
turas y cráteres, como tuvimos ocasión de verlo en 1813, cuando
estuvimos allí. Campos desolados cubiertos de ceniza, escorias,
piedra pómez y rocas destrozadas, rpdean el volcán" (2),
El YucAMÁN ó Yacumani (llamado de uno y otro modo) se en"
cuentra en la provincia de Tarata. Se considera como volcán pa -
sivo: mide cosa de 5000 metros de altura,y á sus faldas hay aguas
termales. Está á los 17" lat. y 72" 36' long. oc.
Tacalaya es un volcán pasivo, de cumbre siempre nevada,
que se halla en la cordillera junto al Yacumani.
El TuTUPACA ó 0AND.4.RAVE, es uu volcáu bicúspidc que se ha-
lla en el distrito de este nombre, en la provincia de Tarata, como
70 leguas al SE. de Arequipa.
La ciudad de Tarata dista 28 kilómetros de Tacna y está á
1174 ni. de altura sobre el nivel del mar- Candarave se halla á 211
kil. de Tacna y á 10 de Tarata.
Este volcán está á los 16" lat. y 73° long. oc, como á 10,000
piés de altura. Cerca está el Yusaniani, pico volcánico de forma
cónica egular.
l

Pocas millas al Este de Tacna hay un volcán sin nombre, y


otro al Norte de éste (3).

(1) Torres, Viaje: en la Colección de Historiadores rte Barcia; t. III, in ñne.


(2) Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, t. III, pág. 431.
(3) Rizo Patrón. Diccionario geográfico de las jorovincias de Tacna y Tarapa-
cá, pág. 111.
f
— 54 —
•El Tntiipaca reventó en 17!)r>, y en febrero de 1802, y sus ce-
nizas llegaron á Arequipa y Tacjia.
El Tacora es un pico uevado de los Andes, cerca de la fronte-
ra con Bolivia, á los 17" 45' ()t)"lat. y 72" IT 52" loug-. oc. de París,
á 4-173 metros de altura. Según Pentland el Pico de Huailillas allí
tiene 4406 m.: y Rivero da al Tacora ó Pichicitiii 5700 raetros.
De Tacna al Tacora hay 21 leguas; y Tacna tiene una altura
de 550 metros, según Mariani.
''Este cerro, dice Eizo Patrón, con los de Sarasara, Solimán,
Coropuna, Misti, Ubinas, Tutupaca y otros, formai'on en época an-
terior una cadena volcánica cortada por ríos" (1)
Los geógi-afos bolivianos consideran existentes en su territorio
varios nevados, que llaman volcanes ó azufreras, y que i)arten lí-
mites con el Perú, ^ntve eWos e\ Pomarape, Huallatiri ó Huata-
tieri, el Sahuma, etc. Hablai-emos de estos rápidamente, pues no
está reconocido su carácter volcánico, ni caso de ser volcanes al-
gunos, son activos ahora, ni lo han sido en época reciente.
El PoMARAPE está á los 17° 50' lat- y 71° 41' de long.,á 6260 m.
de altui-a, ó 6614 según Pentland.
El Sahama ó Sa.jama, con 24907 piés de altura (6546 m.). está
á los IS" 4' lat. y 71° 13' long. oc. Otros le dan de altara 6i»2S y
6934 m.
El señor Limiñana dice: que en el departamento de Oruro "la
cordillera de Tatasacraya atraviesa la provincia de Carangas, en
la que se encuentra también el nevado de Sajama, (6545 metros),
el grujx) de Quillaguaya; los picos de Parinacota, Pomarape y el
volcán de Huallatiri" (2)
Como Andes, al salir de Chile,
es sabido, la cordillera de los
pasa por el desierto de Atacama hasta el grado 21, donde se bifur-
ca,formando la cadena occidental ó exterior, que separa al Perú de
Bolivia,y la oriental ó real, que se divide en cinco ramales y forma
el nudo de Apolobamba.— La cadena exterior encierra las cumbres
de Sajama, Pai-inacota, Huallatiri, Tatasavaya, etc. En esta se
encuentran además, el volcán Cozapa, cerca de Potosí, el Lluya-
yacu, el Tocanado, el Cavuíia (extinto), y los cerros de Taa, Lli-
cancaJmar, Ollagua, etc., en la frontera de Tarapa(;á. Descuella
entre todos, como Rey de los Andes, el Illampu ó Sorata, de 26969
pies españoles de altura (7623 m.) en la provincia de Larecaja (Bo-

íl) Id. pág. 101.


(2) Geografía de Bolivia; pág. 104.
— 55 —
livia),ante quien se inclinan el Tujiungato, el Aconcagua, elllliina-
ni, y todos los cerros gigantescos del Nuero Mundo, que escalan el
cielo cubiertos de nieves eternas.
El Paiíinacota tiene 20G70 pies de altura, (G37G tn.), y está á
los 18° 12' lat. y 71° 42' long.

El HuALLATiRi estáá los 18° 25' lat. y 71' 2i' 30" de long. con
5b70 m. de altura. Es considerado como volcán. Se le llama tam-
bién Haatatieri. Se le conoce en el lugar con el nombre de Capo-
rata-^ y con el de Payachata álos de Fomarape y Parinacota.
El PuTRE es un nevado á 4G y i leguas de Arica, y que dista
se halla á 18"
y i leguas de Socoroma:
2' lat.
•42

El Mamaúta, cerro que se halla en las cabeceras de Camaro-


nes, mide cosa de 17000 pies sobre el nivel del mar; y su posición
es de 19° 5' lat- y 71" 32' long.
El punto culminante llamado Tatajachura, está á 19" 25' lat.
y 71° 30' long.; y el Tatasavaya, á los
19" 5' lat. y 68" 82', según

Bollaert. Su altura pasa de 20000 pies (G500 ra.).

El LiRiMA, nevado tenido por volcán, á G9G3 m. de altura, que-



da á los 19° 48' lat. y GS» 30' long. Bollaert le pone G' más de lati-
tud y 15' más de longitud.
El ISLUGA, volcán en el distrito de Oamiña, provincia de Ta-
rapacá, está á los 19° 10' de lat. sur y 71° 12' long., en la cumbre de
la cordillera; y dista más de 40 leguas de la ciudad de Tarapacá.
Su altura es de 5000 á 5181 metros. Al E. hay una pampa de sal,
que se dilata hasta cerca de Potosí; siendo de advertir, que en di-
cha provincia abundan en algunos lugares escorias y piedras calci-

nadas. Rizo Patrón dico (1): '^Isliiga volcán eu la cumbre de la
cordillera principal, situado por los 19° 12' lat. y G8» 40' long., á
5800 metros de altitud. Este volcán ocupa alguna extensión y no
es exactamente cónico, generalmente se cubre de nieve hasta su
base (en el invierno); se oye un ruido que cruje en su proximidad

y se sienten á menudo temblores. Al E. del volcán comieuza una


pampa de sal, hasta cerca de Potosí, su ancho váría entre IG y 45
kilómetros, y la capa tiene un espesor de 14 á 28 centímetros."
Según Bollaert (2) mide 17000 pies (5181 metros).
El pueblo de Isluga, al pie del volcán, está á 42G7 metros de
altura, según George Smith; y á 19" 20' lat. s.

(1) Diccionario ya citado: ptig. 47.-


(2) Descripción de éste: pág. 523.

«
«
— 56 —
De la- serie de nevados de Tarapacá, mirados algunos como
volcanes pasivos, apuntaremos:
El Oyarvide ó Barrancos, de 5800 m. á los 20° 30' lat. ,
y 70*
lo' long.
El Ollag-ua, que despide humo siempre; lo mismo que el
Tica.
El TUA, á los 2\r 40' lat. y 70° 45' long, tiene 4S73 metros de
altura.
El Ollca, ál'os 21" 7' lat. y 70" 40' long., con 50:20 metros de
altura.
El volcán llamado de La Laguna, de cosa de 20000 pies de al-
to, á los 21" lat, y 70° 30" long.
El Chiza, entre el Ollca y el Tica, a 10 leguas de Pisagua,á los
19" 10' lat. y 72" 30' long.
El MiÑOy á los 21" iO' lat. y 71" 15' long., con 5520 metros de
altura.
Le siguen otros cerros volcánicos, el San Pedro, el San Pa-
blo, y otros al Sur, en el territorio boliviano.
El AüCASQüiLCHA, á los 21" l()' lat., 70' 40' long. y 61S0 m. de
altura,
PucHULTisA se llaman unos volcanes de agua al E?te de los
cerros Tátajacliura y Oscana, á los 19" 25' lat. y 71" 20* long. De
ellos dice el Sr. Billinghurst: "Estos géiceres, cuyo número es con-
siderable, están situadosen una extensa cuenca volcánica. Arrojan
agua en cargada
ebullición,
y de materias silíceas y sulfurosas que
se depositan en las paredes de la cuenca, tan pronto como el agua
se enfría."
En el cerro de Surire, al N. de la ])roviucia de Tarapacá, hay
también unos cuantos volcanes de agua ó géiceres, que despiden
constantemente densas columnas de vapor.
Al tratarse de nuestros volcanes, no puede casi prescindirse
de los del Ecuador; ya porque su territorio ha formado en un tiem-
po parte del Peni, ya también por la influencia en éste de las
erupciones volcánicas ocurridas en el Ecuador.
Los principales volcanes de esa República, desde la línea equi-
nocial hasta el 3" latitud meridional, son: el Chimborazo, Pichin-
cha, Antisana, Cotojjaxi, Timgurahua, Cayambe, Illinisa, Sangai,
Saraurcu y Carhuairasu.
El Ohimborazo, de 0524 metros de altara, es el cerro más cu-
bierto de nieves en esta región; y es hoy un volcán extinguido. Su
masa se forma de la acumulación de fragmentos de rocas traquíti-
— 57 —
cas. Humholdtlo subió hasta 5909 nietr os, y Bolívar aun más: es
cribieu'io en él su Delirio.
Al pié de éste hay otro volcán, el Calpi, también apagado, y
que es de una roca poifidítica.
El Pichincha, cuyo nombre se ha interpretado "el terrible ó
el amenazador," y también "monte que hierve^', viene acaso de
pocchine, que significa rebosar un líquido; y sería entonces Poc-
chinche. Es el volcán ácuya falda oriental está Quito. Su altui-a,

según Reiss, es de 4787 metros; permanece siempre cubierto de


nifíve, y tiene cuatro picachos y dos cráteres.
Se le atribuyen erupciones en 1533, 1539, I5fi0, 1576, 1580,
1660 y 1662. El P. Velasco hace mención de ellas, y las repite
Humboldt. Velasco confunde las erupciones antiguas de otros vol-
canes con las de éste, y de aquí el error. Coleti reduce á cua
tro esas erupciones, y aun varía al año de dos de ellas- Dice que
fueron en 1535, lotiO, 1577 y 1690. Los escritores modernos del Ecua-
dor han hecho al respjcto alguuis rectificaciones, sin ofrecer da-
tos completos.
El P. Manuel Rodríguez pone la primera erupción en 1538 ó
39; Gomara en1535; y por Jiménez de la Espada sabemos, que hay
una erupción comprobada de est(3 volcán, que se verificó el 17 de
octubre de 1566, á las dos de la tarde (1),
En 1539 reventó el Pichincha con tanta furia de truenos, fue-
go, ceniza y tinieblas, que no acertaban con las plazas, calles ni
casas los moradores de Quito, pues las cenizas Ies apagaban las lu-
ces con que se alumbraban; cayó piedra y ceniza 60 leguas frente
al puerto de Manta, donde sintieron borrasca uno ó dos navios que
navegaban en ese mar.
En
)a erupción de 1577, el volcán arrojó peñascos por un lado
de ciudad histael egido de Añaquito {Hanan-Quito), según re-
la
fiere el P. Rodríguez.
El P. Murillo Velarde, jesuíta, escribe: "Ruiz de Montoya di-
ce, que eu un ocasión que reventó este volcán,
í un hombre cogió
una túnica y dos sandalias que se cree eran de Santo Tomás. Es
buen creer" (2).
Peralta pone la reventazón de octubre de 1660, que es para él
la tercera, después de las de 1539 y 1577 (3).

(1) Relaciones geojrdjicús de Indias: T. I, pág. 44.


(a) Geografía histórica. --Maávid, IT-i?; t. IX, pág. 379,
(3) Lima fundada canto 0/ nota 24.
:
Esta última principió, de O á 7 tle la mañana, el S fie setiem-
bre de 1575, con humo, relámpagos, truenos y retumbo, conforme
altestimonio del Presbítero Diego Eodríguez l>ocampo, en 1650 (1),
La erupción de 12 de octubre de 1(>00 vino acompañada de terre-
motos, lluvia de piedra y ceniza: dembó una de las tres puntas
más altas del (rerro, y abrió una boca á la parte que miraba á los
bosques occidentales.
El i\.NTisAXA, de 5835 m. de elevación, es un volcán que pare-
ce apagado, y que fué activo en la antigüedad: se extiende hasta
las selvas del Ñapo, y lo cubren nieves las más veces.

CoTOPAXi, volcán de perenne actividad, en la cordillera


Ell

Guayaquil en línea recta y 8 N.NE.


oriental, dista 5¿ leguas de
de Tacunga. Su altura es según Stiibel, de 5996 metidos, á la que
dió Humboldt 5754. Stübel subió á su cráter el b'dft marzo de 187¿J.
Es de hernioso aspecto y el más alto- de los volcanes que hay en
actividad en el globo.
Se cuentan de él ocho erupciones hasta 176S, á partir de la de
1532 ó 3-'i, que se supone coincidió con la ruina del gran imperio
de los incas. A ella siguen las de 1742. 1743, 1744, 1740, 1766 y
1768. En la de 27 de setiembre al 4^de octubre de 1743, se dejó ver
el volcán todo inflamado, arrojaba fuego por millares de grietas,

y las llamas subían como á 900 metros de altura sobre el borde del
cráter. En la erupción del 30 de noviembre al 2 de diciembre de
1744 se sintió el temblor on Honda á 200 leguas de distancia.
En 1803- se fundieron súbitamente las nieves que cubrían ej
volcán, que continuó tranquilo hasta 1828. Oyéronse entonces sus
bramidos en Guayaquil, y so pusieron negras, como calcinadas,
las paredes de su cráter. Signió luego en rejwso hasta 1851 ó 52 en
que se veían desprenderse de él llamas y fumarola, haciendo pe-
queñas erupciones hacia el oriente. En 1855 fué su erupción al oc-
cidente, arrojando lavas y piedras incandescentes, y arrastrando
gran cantidad deagua. Otra erupción tuvo en 1856 para el lado del
este, t(x;ando el cauce del río Ñapo. La última ha sido el 26 de ju-
nio de 1877.
Hubo otras menores en abril de 1845, del 13 al 15 de setiem-
bi-e de 1853, en 1856, en 1863 y el 18 y 21 de setiembre de 1866,
El nombre de Cotopacsi puede interpretarse ''cerro que brilla

íl) Relañonea geográfima citaflas; T. TU, Apéndice; pág. LXV.


— 59 —
que arde^', viene de las voces quechuas Coto, mole, cerro; y de
»")

pavsanü brillar, resplandecer.


El TuNGURAHUA es uii volcáii (le la cadena oriental, á 5087
metros de altura sobre el nivel del mar: y sólo está unido á la cor-
dillera por el sur.
Dista iU millas SSE. de Tacunga. Su cráter mide como 500
metros de diámetro, es casi redondo, y su profundidad es de 80
metros.
Ha
hecho erupciones en 1G41, 1773, 1770, 1777, 17S1; j por fin,
el 11de enero de 188(5, á las nueve de la ¡nañana. Duró esta últi-
ma hasta el día 18 de ese mes, y llegó á su mayor intensidad el 12.
En esta últinja erupción hubo fumarolas, lluvia y ceniza, des-
cargas y ruidos subterráneos; y también lluvias d<í pedrizco y de
piedras inflamadas, de olor pestilente á azufre y que no permitíau
fácil respiración.
El Uayambe un monte de 5954 metros; dista de Quico do-
es
ce leguas y pasa por encima de la línea equinoccial. Humboldt
dice: "que se puede considerar esta montaña como uno de aque-
llos monumentos eternos, por los cuales la naturaleza ha marcado
las grandes divisiones del globo terrestre."
El Illinisa es una montaña bicúspide á 23 millas N. NO. de
Tacunga, con una altura de 5305 metros. Villaviceucio, geógrafo
ecuatoriano, escribe: "Sin embargo, de no saberse que esta mon-
taña haya sido volcán, los naturales del lugar aseguran, que de
poco tiempo á esta parte se han dejado ver algunas veces entre la
hendidura de los dos picachos, columnas de humo y fuego."
El Carhüairaso (por corrupción Carahuirazo), es el cerro
más cubierto de nieve que hay en esta región; mide 4595 metros
de altura, y es un volcán hoy extinguido. Su aspecto es de un co-
no truncado coronado de picachos y peñol ería. Está unido al Chim-
borazo por la cordillera NE., que se dt^sprende de su falda.
En 1799, cuando su hundió esta montaña volcánica, hubo un
terremoto, y una avenida de lavAa y lodo, que arrastró consigo ca-
si todo el asiento de Hambato, á 1° 15' lat. sur y «3' long. oc. de Qui-
to. Se arruinaron las poblaciones de las cercanías: quedando se-
pultados millares de habitantes de esa ciudad y la de Tacunga. Las
eyecciones lodosas salieron de los flancos entreabiertos de la mon-
taña y esterilizaron los campos vecinos.
EISangayó -vi ac as es un volcán situado fuera de la rama
oriental de la cordillera, y el que está más al sur en el Ecuador.
Su altura es de 5267 m. Está 30 millas al SE. de Riobamba. Se

e^iToireiitra ou actividad desde 1728, y la auiiioiitó en iToí». Arroja


cenizas continuamente, y cada día á mayor distancia. En Guaya-
quil se oyen á veces sus bramidos. "Es quizá el volcán más des-
ti'uctor de la tierra", al decir de Reclus (1)
El Sakaukcü 6 SUPAMJKCU
(Cerro del diablo) se halla á 35 mi-
llas al E. de Quito, á 5205 m. de altura. Es volccín de poca consi-
deración. Dos veces aiTojó llamas en lo antig'uo; y cenizas en ÍSi'&
y en 1856.
El QviLOToA es un volcán extinguido; lo mismo (|ue el Altar
ó —
Cerko ])k Collanes. Cápnc-urcii (Padre de los montes) que se
supone hizo erupción hacia liift, antes de la conquista de Qui-
to por Huaina-Capac.
El Siete BOCAS es un volcán de la cordillera oriental, rodeado
de otros. Entre estos son niás notables Zuncho, Topo, JoroIxxciOr
Mulatos y Margajita,».

in

FUENTES HISTORICAS
Comentarios reales del Perú por Garcilaso de la Vega Inca —
Madrid. 1722, 2.^ ed. f.°

(Temblores— 1. IX, cap. XVI. = Eruix;ión de un volcán en


IGOO: 1. VII, cap. XXV,)
Corónicn moralizada de la wden de Scm Agustín en el Perú,

por Fr. Antonio de la Calancha Barcelona, 16:iS; í." Continua-^ —
da por Fr. Bernardo Torres— Lima, 1053; y por Fr. Juan Teodoro

Vásquez Lima, 1721; M8.
Epítome de la Historia de la Provincia de los Doce Apósto -

les del Perú, por Fr. Diego de Córdova Salinas —lÁma, 1651; f."
Tesoros verdaderos de las Indias, en la Historia de la gran
Provincia de San Juan Bautista del Peni, del orden de Predica-
dores, por Fr. Juan 3Ieléndez— Roma; 1681 -1682; 3 ts. f.°
Compendio historial é Indice Clironológico Pernano .... has-
ta 168//,; en la obra titulada El Marañón y Amazonas por el P. Ma-
nuel Rodriguez—Mixññá, 168-1; f.°
Historia del Nuevo 3Iundo por el P. Bernabé Co&o— Sevilla,
4 ts. 4.°

{Volcanes eu el tomo I. libro II, cap. XX, pág. 200—213.)

(1) La Ten-e -París, 1874: t. I, pág. 572


Reldcióti histórica del riaje. á la América meridional, por I),

Jorge Juan ij D. Antonio de í7//ort— Madrid, 1748; 4 ts. f.°


(Se liiita de Temblores del Perú, en el lil)ro T, cap. VIT del to-
mo ni. |)á<í. 102.)
Geotjrafía histórica del Padre Pedro Murillo // Fe/arcíe— Ma-
drid. 17.52; 8 ts. 8.»
Journal des observations ph/jsiqiies, mathematiqties ef botani-
(¡nespar Louis Fenillée—k París. 172.5; 3 ts. 4.''
Relntion du voyage de la Mer dii Sud anx Cotes dn Chily ef
dn PéroH, fciif pmd'int les années 1712, 17 íi et 171.k .. Par M. . .

Frezier—A París, 1732; f.°


Histoire des trembleniens de terre arriués á Lima, Cdpitale
dv Perón, et autres lieux; avec la Description du Péron. Par . . .

M. Hales— A La Haya, 17.52; 12.°


(Sh halla aquí la Relación de la ruina de Jáma y el Callao, en
i'S de octubre de 174(i; "impresa en Lima, conforme al original,

l»or orden de Su Excelencia t?l Virrey'' —


pág. 221.)
Voyage de Marseille a Liina, et dans autres les lieux des Lides
(k-cide niales. Par le Sieur D"'^"— A París 1720—12.°
(Duret siutió,al llegar á Lima,en noviembre de 170!). dos tem-
blores; uno cá las 9 de la noche, y otro á las 7 de la mañana el día
siguiente, pág. 245.)
Histori í de la mina de el C álao por J. M. Reynolds.
Lima y
—1746.— Edición en 1860, 4.°
del Callao
Relación puntual y verídica de los estragos que. cansó en la
iDuy noble y leal ciudad de Arequipa, el espantoso terremoto
acaecido el día 13 de mayo de 17SJf., á que se agregan otras noti-
cias. — Areíjuipa, 1880; 4.°
Travels from Buenos A yres. by Potosí to Lima . . .by Anto-
ny Zachariah Helms.- Lo idon, 1807; 8.°

Historicaland descriptive narrativa of twenty years residen-


ce in South America by Stevenson. — hondón, 1825; 2 ts. 4.°
(Temblores del Perú: t. I, cap. VIH, pcág. 160).
Vue des Cordilliéres et monumens des peuples indigénes de

r Atnérique, par A. de Humboldt. Paris, 1816; 2 ts. 4."
Viajes científicos á los Acides Ecuatoriales par Boussingault.

Traducción de Acosta. Paris, 1849.
(Allí temblores de Popayán de 1785 á 1841, pág. 53).
Catálogo histórico y crcmológico de los Virreyes y Gobernado-
res del Perú, con los sucesos más principales de sus tiempos, por
don Cosme Bueno.
— G2 —
(Llega hasta 1796, y fué continuado hasta 1817 por el doctor
José Gregorio Paredes.)
Las Compendio de su historia, por Jo-
tres épocas del Perú, ó
sé Mcñ'ía —
Córdova Urrntia. Lima, 1844, 4. — 2/' edición de 187:',
'

en el tomo VII de los Documentos literarios del Perú por el coro-


nel don Manuel de Odriozola.
La Floresta Espuilola Peruana. (Obra anónima ) — Lima,
1848; 4.°
Terremotos. Colección de las Relaciones de los más notables
que ha sufrido esta capital y que la han arruinado por el

referido coronel Odriozola. —Lima, 1863; 4.®


Diccionario histórico-hiográfico del Perú por el general don

Manuel de Mendibiiru. Lima, 1876—1891; 8 ts. 4.°
(En el tomo VIII, entre los Documentos, elN.° 12— "Prontua-
rio para recordar los terremotos.")
Ccdendario y Guía de Forasteros del Perú, para los años de
lSJf.1 á 1853. por el Cosmógrafo don Eduardo Carrasco. —
Lima, 13
vol. S.° (Publicación anual.)
Documents sur les Tremhlemeuts de ierre au Pérou, dans la
Colombia et dans le bassin de V Amazona, recueillis, traduits et
mis en ordre par M. Alexis Perrey .- -^vn^eWes, 1857; 4."
Earthqiiake Catalogue of the British assosiation, bj Robert
Mcdlet. —Londion. (British Report. -1858.)
Catálogo de temblores por M. Florel.— Suiza.
Physical observations on the Andes ánd the Amazonas

by James Orton. 1868; 8.°
(Ti-ata del terremoto del 13 de agosto de ese año: pág. 315.)
The U. S. Naval astronomical Expedition the Southern He-
misphere, during the years 18^9 -'lO -ó 1—52, by J. M. Gilliss. —
Washington, 1885; f°.

(Temblores: pág. 93 á 128, y 513 á 532.)


Veber die Gesteine der Vulcan Gruppe von Arequipa
von Frederick H. Hatch. —Wien, 1886; 4."
Die Erdbeben—Peru Von E. W. Middendorf— Berlín,
1893 1894; o ts.; 4.°

(Temblores en el tomo I, pág. 138 á 15.5.)


IxRiNiTz— Das Erdhaben Von Iquiqu,e~i\} de mayo de 1877.)
Geografía y Geología del Ecuador por Teodoro IVolf. Leip- —
zig, 1892; t"
(Sobre terremotos y volcanes del Ecuador pueden también
consultarse las obras del jesuita Juan (le Velasco, don Pedro Fer-
mín Cevallos, don Manuel Villavicencio y don Federico González
Suárez.) «

Estudio sobre los temblores de tierra por Rodolfo Falb.


—Valparaíso, 1S77; 4."

Informe sobre la teoría del astrónomo alemán Rodolfo Falb


acerca de los temblores y erupciones volcánicas j^or los cate-
dráticos doctor don Martin Dnlanto doctor don José Sebastián
ij


Barranca. Lima, 18()!>; í."
Fastos de la América Española por Navarro Viola, en La
Revista de Buenos Aires de 1863.
Perú as it is: A residence in Lima, and other 2'>n^'ts of the
Peruuian Repnblic by Archibald Smitli, M. Z).— Loiidon,
IS39; 2 vol. 8,°
(Trata de temblores en el apéndice del tomo II, pág. 206.)
Voyages autour da Monde, Voyages dans les Amérique par
le Capitain G. Lafond— Varis, 1844-47; 8 ts. 8.° ;

(Temblores: tomo II, pág. 301.)


Nouveau voyage fait aii Pérou, Par M. VAbbé Courte de la
Blanchardiere-A París, MDCCLI; 12°
"Terremoto de Lima, el lunes 20 de octubre de 16s7."
(El Comercio de Lima, de 20 de octubre de 1888, N.» 16,813.)
Historia del Perú por el doctor don Sebastián Lorente—lS60 á
1876; 6 vol. 4.»
El Perú en 1860, ó sea Anuario Nacioncd por Alfredo G.
Leubel—hixna,, 1861; 8."
El temblor del 20 de Setiembre (1897)— Artículo del doctor
Abraham M. Rodríguez, publicado en "El Comercio" de Lima, de
27 de setiembre de dicho año, N." 21,227.
El Nuevo viajero universal en América-, ó sea Historia de Vi'a-
jes al Pe7'úmoderno, por M. y G. —BsíYcelona,, 1832. Imprenta de
A. Borgues jC.^—S."
(Terremotos: pág. 89.)
El 13 de agosto de 1868, por R. M. Espiell. (Artículo publicado
en El Comercio átí Lima de 13 de agosto de 1869, N." 10257.)
Les tremblenients deTerre, par Arnold Boscotcitz.—Farís. —
1895, 4."

über das Erdbeben in Perú am 13 August 1868 und die dadurch


veranlassten Fluthwellen in Pacifischen Oceau .... Von Prof. Dr.

FerdÍ7iandV. Hochstetter. (Erste Mittheilung). Wien, 1868; 4.«
48 pág°
— C)4 —
Descripción, plan y reconocimivuli) del volcán ele Arequipa,
hecha en J7S7 por orden, del Gobernador Intendente don Antonio
— —
Alvarez y Jiménez. Aiequipa. 1 h. folio. (Se publicó en 18TS,
junto con el relato de la ascención que verificó al mismo volcán, en
marzo de ese año, el señor Juan L. de Roinarla.)
Ascefici<)n al Misti -por e\ naturalista Weddell. (Se publicó en
Arequipa en 1870, en el Calendario para ese año).

IV

DOCUMENTOS ILUSTRATIVOS
I. Terremoto en Lima de 9 de .iulio de 1580. por Torqueniada. —
II. Documento

sobre el mismo terremoto, Ms. inédito.— III. Erupción del Huaina-Putina de febi'e-
ro de 1600, por el P. Martín del Rio. (Traducción).--IV. Sobre lo mismo, tomado del

periódico El Mapa, redactado por D. J. M. Córdova Urrutia. V. Descripción del

Misti, hecha en 1787. "VI. Estuigcs del terremoto de 20 de junio de 1698 en Hamba-

to, Latacunga, Riobamba, etc. — VII. Otra relación sobre lo mismo. — VIII. Otra id
del Corregidor D. Alberto Fernández Montenegro.

I. —TERREMOTO DE 1586
"Luego año de ochenta y seis á nueve de Julio fué el de la
el

Ciudad de Reyes,
los que según escrivió el Virrey que entonces go-
vernava, avía corrido en largo por la costa ciento y setenta leguas,
y en ancho la sien-a adentro cincuenta. Eu este temblor fue gran
misericordia del Señor prevenir la gente con un ruido grande que
sintieron pocp antes del temblor, y como están allí advertidos por
la costumbre, luego se pusieron en cobro, saliéndose á las calles,
plazas y huertas, que son partes descubiertas; y así aunque arruy-
iió mucho aquella ciudad, y los principales edificios della los derri-
vó ó maltrató mucho, pero de la gente solo refieren aver muerto
hasta catorze o veinte personas. Hizo también entonces la mar el
mismo movimiento que habí i hecho en Chile, que fue después de
pasado el temblor de tieri-a, salir ella muy brava de sus playas y
entrar ¡a tierra adentro casi dos leguas, porque subió más de cator-
ce bragas y .subió toda aquella playa nadando en el agua (que dixe)
las bigas y madera que allí avía. Después en el año siguiente uvo
otro temblor semejante en el reyno y ciudad de Quito que parece
an ydo sucediendo por su orden eu aquella costa todos estos terre-
motos notables: y en efecto es sujeta á este trabajo, porque ya que
no tienen en los llanos del Pirú la persecución del cielo de truenos
y rayos, no les falte de la tierra que temer.''
(Torquomada. Monarquía Indiana. — Sevilla, H)!;"): t. 2." 1.

XIV, cap. XXXV, pcáo- (Ud.)

II —TEMBLOR GRANDIÍ KN LA CICDAD I)K JAMX Y PESTE PE VIRUELA.

Enti-0 los niiu.-hos temblores que a pailecido la ciudad de Lima


se alzó este con el nombre de grande, o porque ar^ta entonces no se
avía sentido otro mayor, o porque leal mente lo fue entre cuantos
asta hoy an aflixido a esta ciudad, como es pbiga en los llanos y
costas del Sur. Sucedió el año de 1-580. Miércoles a las siete de la no-
che í> de Julio día octavo después de la Visitación de nuestra Seño-
ra a Santa Ysabel porqVie se voto esta fiesta como de Pati'ona y se
hace solemne en la Cathedral a la Sma. Virgen, y su dichosa Pri-
ma con procession a la tarde en ctnitorno de la plaza- Govemaba
entonces el Perú el Conde del Villar exeniplaríssimo Cavallero. j
el Arzobispado el Venerable y Santo Don Toribio Alfonso Mogro-
vexo, y nuestra Provincia el P. Juan de Atieusa, aunque estos dos
Prelados ausentes en su Visita, y el Virrey en el Callau despachan-
do la Armada. Fue el temblor de los mas violentos, y dilatados,
([ue se refieren y ponderan en historias, labora y el tiempo que era
de vela salvó a los mas las vidas, muriendo sólo 20 personas fuera
de muchos heridos y lastimados. A nuestro Colegio se le cayeron los
altos y la techumbre de la Yglesia, y todo él quedó amena-
zando ruina. Luego que cessó el primer susto, y riesgo, ordenó el
P. Juan Sebastián, Retor que era entonces de S. Pablo saliesseu to-
dos los Padres de el Colejio por la Ciudad de dos en dos, con sendas
lanternas, por ser la noche muy oscura y aunque no lo fuese por
ser estilo prudentemente introducido de los que salen de noche a
administrar sacramentos, a que administrasen el de la confession a
los que hallassen necesitados de él.

Fue muy oportuna esta acción porque encontraron muchos


mal heridos de las ruinas de el terremoto, y muchos mas bien he-
ridos de los estímulos de sus conciencias, y assí tan deseosos de
confessarse, que en las mesmas pedían de rodillas ser oídos
calles
y absueltos. Mucho se edificó la ciudad de ver el fervoroso zelo de
los PP. ya confessando á unos, ya consolando á otros para que se en-
trasen con intrepidez santa por las casa=> arruinadas y paredes caí-
das con no poco riesgo de sus vidas por dar la del alma con la gra-
cia del sacramento á no pocos, que peligraban por lo mortal de los
golpes ó heridas que habían recebido.
Salió á aquella hora del Convento de Predicadores una Pro-
— (,(] —
cpssión á la Y:5le.sia iviayor caiitamlo dev'otanioiite las letanías,á
que
se agi-e¡4Ó umneroso pueblo piilieiido misei'icordia. Llegaron todos
á la Catliedral cuya capilla maior avia dado en tierra sobre (d mes-
mu tabernáculo del 3S. Saci-amento, y poniend(^ luego toda diligen-
cia en desenteriarlo, se halló (cosa maravillosa) que éntrelas ruinas
de maderos, y adobes,estaba entero é ileso el Sagrario. Assi sabe y
puede Dios mirar por sí quando quiere, porque iiosotros aprenda-
mos á tenerle el debido respeto, aun entre los njaioi'es ahogos y
aflicciones. Llevaron á su Magestadcon gran reverencia y devoción
ii la Yglesia de Santo Domingo, en que por algún tiempo estuvo de-

positado. •

El miedo á los temblores duró algunos días, como continuaron


ellos; pasando la noche todos á Cielo descubierto asta el niesmo Vi-
rrey, que se vino á aquella hora del Callao, temiendo el mar que
salió de sus límites é inundó mucho del pneblo. Las Naos que es-
taban surtas arrancaron las anclas y los que las guardaban, dán-
doles velas se hicieron la mar adentro, por no encallar y hacerse
pedazos. Cojió Dios de este golpe, y fracaso el fruto que suele de
otros y pretende en primer lugar, la justificación de muchas almas
que necessitaban de empellones como lo es un temblor para salii-
del atodadero de sus vicios.
Trabaxaron incessautemente los nuestros, doblando unos las
oraciones y penitencias assí publicas como seci'etas,y otros acudien-
do á las confessiones que fueron como de Semana Santa de toda la
ciudad, y muy de veras como quienes vian levantado el brazo de
Dios contra sí. Al quarto día después de este temblor se hiz ouna pro-
cessión general de rogatiba, porque aplacase N. Señor su ira y enojo,
que á repetir otro temblor como el passado tenían por cierto no que-
daría piedra sobre piedra en la Ciudad. Vino esta pi'ocessión á nues-
tra Yglesia; acompañáronla Virrey, y Tribunales, Religiones, Noble-
za, y Vulgo, como tan interesados todos; predicó el Venerable P. Juan
Sebastián con el es|)íritu a])ostólico que solía. Cassos tuvo en el
mesmo sucesso de que echar mano para la ponderación; como el de
tres que jugaban á los naypes, y no levantándose los dos tan pres-
to embelesados en el juego, fueron sepultados de una [)ared, que los
cojió debajo, huiendo antes el tercero, que salvó la vida, porque
salvase el alma, que quizá en exercicio tan ocasionado á pecar gra-
vemente perdieron los dos.

Otros inocentes escaparon como de milagro, especial imiute ni-


ños antes de llegar al uso de la razón, á quienes pareca traen en
— 67 —
brazos sus Angeles de guarda: iie forte offaiulaul ad lapideni. pe-
deiii suiim: porque ni en una piedra tropieí.en. Que más pudo ser
que estar á la mesa tres chicuelos cenando con su i)adro, huir
este desatinado sin cuidar de los hijos, y ellos sin más acuerdo me-
tei'se debajo dft la mesa, y cayendo la sala, y el techo encima de la
mesa, no quebrantarla, porque los niños quedasen sin lesión algu-
na, como al descubrirlas ruinas fueron hallados. Otra madre tenía
consigi) seis hijos, inocentes también, no le dió el temblor lugar á
huir á ella ni á ellos, y (juiso Dios que ai rancándose de su cimien-
to l;i pared principal, se (^uodó todo en pie, tres palmos distante de
su primei' sitio, que se tuvoá milagro, y providencia,especial de Dios
])oi' guardar aquellas criaturas. Assí mira su Magostad por los su-
yos quando es servido resguardarlos pai'a que logren con más méii-
tos el fin para que los crió
(De una obra inédita de la Compañía de Jesús en el Perú.)

III. — ERUPCIÓN DEL HUAINA-PUTINA EN 1600.

En el año pasado de IGon, el 18 de febrero, de entre los muchos


montes ignívomos que hay en el Perú, llamados Volcanes, uno de
ellos, elHaa/.iia-Putina, cerca de Arequipa, fué visto desde lejos
por los pastores, que despedía de sí al principio una nube blanca; á
lo que siguió, primero la expulsión de grandes trozos de piedras, co-
mo desprendidos de las rocas, y candentes, y después de piedras me-
nores, y de ceniza, que llegó en breve como á cien pasos del crá-
ter. En donde esas piedras caían, era todo arrancado de i-aíz, de-

rribado, reducido á polvo ó muerto; de suerte que pocos hombres


ó animales escaparon de ellas.
Caminaba por casualidad á caballo un español, y como no pu-
diese soportar la lluvia de piedras, se apeó, y se metió bajo del ca-
ballo; pero éste no podía soportar el peligro. No creyéndose s(íguro
el ginete, ni estando tranquilo al amparo del animal, quitóle la

silla y lo abandona, se la pone en la cabeza y logra así evitarse ser


desea labrado.
Algunos toiTeutes, ríos y fuentes se secaron casi, obstruidos
por la gran cantidad de ceniza, y esto por más de trescientas le-
guas. Las tinieblas duraron en Arequipa casi un mes entero, has-
ta que reapareció la luz. Entre tanto, veíanse desde el principio rayos
que rasgaban el cielo, oíanse truenos, y hacían explosión, como la
— 68 —
(le la en un combate, y discurrían por aquí y alUi glolws
artillería
(le fuego. Uno grande
de estos cayó denti'o de la cerca dcd templo,
salió de allí con ímpetu á líi vía pública por la puerta abierta, y des-
apareció de i-epente, dejando un olor de azufre.
Fué tan constante el movimiento de la tierra, que muchas ca-
sas cayeron; las demás se bamboleaban como si bailasen. No cesó
mientras tanto la lluvia de tierra blanca, como ceniza ó cal molida:
de suerte que nadie andaba por las plazas sin que lo cubriese como
hasta el espesor de un dedo. En las (;asas este polvo que las cubría
alcanzaba cuando menos á la altura de medio pie, riudiéndose mu-
chas que cayeron, crugiendo poi- el peso.
Duraba el mal, mosti'ándose á intervalos la luz, más bien que
luciendo el día. Esta privación fué casi de un mes, sin ninguna in-
terrupción. Los nuestros (es decir, los de la Compafiía) que allí

viven, lo escribieron; pero quedaban aún con un miedo tremendo.


El temor produjo entonces una gran mudanza en las costum-
bres: todos acudían á los pies de los sacerdotes á confesarse, por
manera que no tenían estos ningún descanso; y que los penitentes
penetraban por la fuerza hasta en sus aposentos. Así obtuvo Dios
el provecho de muchas almas. Satanás empero no desperdició la
ocasión: porque como los indios paganos, próximos al lugar de las
llamas, acudiesen á sus magos, y luego se acercaran de prisa al
volcán, y ofreciesen con sus cantos sacrificios, el fuego consumió
tanto á los magos como á los vecinos: los demás, bien castigados,
se mataron, ahorcándose algunos, y dándose otros distinto género
de muerte.
Refiere esto el P. Juan Eniz de Alarcón, en carta escrita de
Arequipa el 1.5 de marzo del año pasado; el cuarto ejeniplar de ella
escrito en español en este mes de marzo lo leí, y de él hice este ex-
tracto. ¡Cosa semejante apenas se ha leído ú oído!
(Traducción de la obra del P. Martín del Río Disquisitionum
Magicaruin .. Moguntiae, 1012; 4.°—). IV\, cap. III, q. II, pág.
579. —
Solórzano reprodujo este pasaje, en su tratado De Indiaruiu
Jiuc: 1. I, cap. Vil, N.° 72).

IV. — VOLC.VN DE URINAS.

Al Oriente de la ciudad de Arequipa se ve una cadena de altas


montañas, siempre nevadas, en dirección N. á 8. y en ellas cerros
volcánicos; allí se encuentran el célebre de Arequipa y el deUbinas.
— 69 —
Del primero hablaremos después más circnnstauciadamonte, con-
trayéndonos ahora á los estragos que hizo el segundo el año 1600.
El volcán de Huaina-Putina, comunmente llamado de Ubinas,
se halla situado á veinte 3^ dos leguas de la ciudad, en el lugar 11a-
made de Omate, el cual es mirado con horror y escrito en los ana-
les de la historia con asombi'o, por la erupción que tuvo lugar el in-
dicado año. Lunes do Carnestolendas, catorce de febrero, cuando
los moradores de Arequipa se distraían en los pasatiempos de esos
días, la tierra comenzó á conmoverse, cuya rareza en la estacMón
causó asombro: cuatro días fueron continuándose y aumentando
progresivamente la conmoción, hasta que el viernes diez y ocho y
siguiente día, comenzó <á bramar la tierra y sacudir con extraña
violencia los edificios. Una parda nube cubre el cielo y anticipa la
noche. Llovía en vez de agua tierra blanca, á manera de cal cerni-
nida que vomitaba el volcán, y al paso que corrían las horas iba
cayendo más espesa la seca lluvia, dejando tan oscuro el aire, que
en poco menos de un mes no se diferenció el día do la noche; sólo
prestaban luz los furiosos rayos que rompían las tempestuosas nu-
bes, atemorizando y estremeciendo los montes. Fueron algunos
tan estrepitosos que, según relaciones, retumbaron sus ecos en La
Paz y en Lima, de tal manera, que el Virrey D. Luis de Velazco,
que había poco antes enviado algunos navios en persecución de los
corsarios que pirateaban los mares, juzgó eran tiros de artillería é
hizo tocar en Lima alarma, y con la gente que pudo marchóse al
puerto del Callao para ponerlo en estado de defensa.
No solamente los rayos y relámpagos daban por instantes bre-
ve y espantosa lumbre á las tinieblas, también la esclarec;ían tibia-
mente un.os globos de fuego de extraña magnitud que el volcán es-
cupía con gran violencia, acompañados de disformes piedras y
cuantiosa ceniza. Todo amagaba consumir la ciudad ó sumergirla
como la Herculánea en la erupción del Vesubio.
Con tan monstruosos y repetidos estragos andaban los arequi-
peños atónitos y turbados; corrían de una parte á otra, topándose,
sin conocer el hijo á la madre ni ésta á su esposo, dando desento-
nadas voces y alaridos sin consuelo y cubiertos de ceniza. Unos
morían de hambre, otros de sed, otros de espanto y otros de dife-
rentes miserias. Entraban de tropel en las Iglesias, como á, casa de
refugio, y luego con la misma prisa los sacaban de ella los temblo-
res, para ser ahogados en las calles por el diluvio de ceniza que caía,
^os rayos y globos de fuego los afligían, el pestilente olor (le azufre
— 70 —
los atoniieutaba, y en fin, en todas partas hallaban contra sí los
tres elementos: tierra, aire y fuego.
Las bestias del campóse venían á la ciudad á guarecerse en-
tre los hombres, pues allá era aun peor la aflicción: las fuentes y
rios menores qm-daron secos: se vieron tan turbios los mayores que
parecía que corría barro; estancái'onse con la multitud de piedras,
porque en algunas partes estrechas atajó el cauce y retrogradó,
foruiando ancliísiriias lagunas que anegaron los campos, rompieron
las presas y las impetuosas aguas se abrieron paso, llevándose tras
sí viñas, olivai'es, casas, ganado, etc.

Tanto rigor de la Divina Justicia comenzó á mitigar desde el


domingo tercero de Cuaresma que se contó cuatro de marzo:
abonanzó un poco el tiempo, no cayó aquel día tanta ceniza, des-
embozóse el cielo y dejóse ver el Sol, aunque nublado; 3^ así
continuaron mejorando los días. El lector por esta simple narra-
ción podrá considerar cuáles serían lo destrozos de edificios, mi
serias y escaceses que siguieron á esta lamentable catástrofe.
(De "El Mapa Político y Literario", periódico de Lima, núme-
ro 14, del 27 de julio de lSi3. —
Redactor don José María Córdova
ürrulia.)

Y—LX ASCENSIÓN AL MISTI EN 1787.

DESCRIPCIÓN, PLAN Y RECONOCIMIENTO DEL VOLCÁN DE AREQUIPA POR ORDEN DEL

SEÑOR GOBERNADOR INTENDENTE EN EL AÑO DE 1787.

Que hallándose este pueblo del Espíritu'Sauto de Chiguata á


la falda del volcán, con atención á que éste ha sido siempre, y es el
comtin terror y espanto de los vecinos moradores de Arequipa y
sus contornos, ya por el recelo de que reventando ocasione su últi-
ma ruina, ó ya porque se ha juzgado, y tiene como origen de los
continuos movimientos de tierra que se experimentan en esta pro-
vincia, y señaladamente en dicha ciudad, donde sintiéndose casi sin
intermisión se han padecido por tiempos lamentables estragos y
ruinas, sino semejantes, poco menores á la padecida en 13 de mayo
del año pasado de l7sii, cuyas funestas consecuencias y destrozos
todavía se lamentan, y en mucho tiempo no acabarán de reparar-
se, sino á costa de los imponderables desfalcos que sus vecinos han
tenido: deseando principalmente, por una parte satisfacer de algún
modo al común anhelo con que todos suspiran por saber asertiva-
71 —
monte dicho volcán había en la antigüedad i'evontado ó no, co-
si

mo algnnos lo inflaron, y cuál y de quó especio Roa la materia quo


en sus entrañas se fermenta é inflama; consultando por otra, al
justo y más cabal desempeño de lo prevenido en el artículo 54 de
la Real ordenanza en lo tocante á describirse ó individualizarse los
montes etc., parecería, sino efecto de la debilidad de ánimo con que
r.e ha juzgado siempi'e inaccesible dicho volcán, por lo menos 2:ra-

vemente desidioso, y tal vez culpable, omitirse la especulación y


descripción más segura y cierta deun monte, cuyo examen si in-
teresa á los apuntados objetos, no menos puede contemplarse del
Real agrado.
En
esta virtud fué destinado el matemático don Francisco Vé-
lez,Secretario de esta Intendencia, para que asociado del teniente
coronel don Francisco de Suero, del alférez don Manuel Clos, de
don Laureano José Maldonado oficial de dicha Secretaría, del Al-
calde de naturales Domingo Vázquez, y otros vari )s indios, era-
prendiese dicho examen y reconocimiento, al que así destinados sa-
heron todos de este pueblo, surtidos de lo necesario, el domingo
tres del presente mes de diciembre, con resolución de avanzar has-
ta la cima, y explorarla, igualmente su entraña, si pudiesen, con
prevención de no omitir cuanto en este -caso estimasen digno de
memoria y noticia.
Entre de que se surtieron, tuvieron preferencia
las provisiones
los fuegos que llevaron para con ellos hacer ver, puestos
artificiales
en la cima, no sólo desde este pueblo sino también desde la ciudad,
el más seguro convencimiento de haber subido, disparándolos por
parte de noche desde la boca que tiene el volcán en su última y
mayor elevación. Así fué visto, que el lunes 4 del corriente á la
primera noche, y siete horas de ella, aparecieron en el aire, y,
arrojados desde la cima del volcán dichos fuegos, que con interme-
diación de tres á cuatro minutos, se disparaban. La admiración
que esta sola vista causó á todos los naturales y vecinos de este
pueblo, creció sobi-emanera al descubrirse una hoguera encendida
en la misma coronilla del volcán, y que se mantuvo ardiendo vi-
vamente hasta ¡as ocho y cinco minutos, de modo que ninguno
pudo en esta situación dejar de verla, aún contando con el supues-
to de que aspirándose á que desde la ciudad fuese más bien reco-
nocida, era regular cumpliesen los destinados á esta empresa con
la prevención que se les hizo de presentar dicha hoguera más ex-
tendida y visible hacia la parte de dicha ciudad. Esto que á la ver-
dad era nunca visto, y sin ti-adición de que alguna vez sucediese,
que hombre alguno (por muchos que subieran) so mantuviese has-
ta taleshoras con señal tan manifiesta en región tan rigorosa y
destemplada, sólo puede deberse al celo y eficacia con que en la
presente ocasión se i)ropende al desempeño de las confianzas del
Soberano, presentándole un tan cumplido, fiel y verdadero plano
topográfi(;o, cualno le hay de dicho volcán, siempre se esperaba le
formase el sobredicho matemático, cual se deja ver en el que se
acompaña bajo el núm. '2, fig. 2-'.
El martes cinco del |>resente, á las 10 y cuarto de la mañana,
regresaron á este pueblo los arriba mencionados, áescepción del al-
férez don Manuel Clos, del Regimiento de Soria, y destinado en
Im tropas que guarnecen la ciudad de Arequipa, y han hecho la
siguientemenuda relación.
Que encaminados para el volcán, siguiendo el rumbo nordeste
por el espacio de dos leguas, hasta dominar el alto llamado de los
Huesos; cuya cima para vencerse es trabajosa, por lo quebrado del
camino, y sus pendientes subidas, terminaron en ella la salida de
la ciudad á las cordilleras. Desde dicho paraje, al que llegaron a laS
dos y media de la tarde, siguieron el rumbo inclinándose al norte,
faldeándole hasta las cinco y tres cuartos de dicha tarde en que
h'cieron pascar, después de dormir esa noche, después de haber
avanzado montados una décima parte de la misma falda, de cuyo
paraje se demarcó la cima del volcán al oeste-sudeste. En todo este
tránsito reconocieron desde el alto de los Huesos hallarse lleno de
cenizas y crecidas piedras que, inspeccionadas con la debida proli-
jidad, patentizan las primeras haber sido vomitadas de la cima y
las segundas de ella misma, dejándose ver por una parte calcina-
das y escoriadas; y por la contraria tan sólida» y de grano más fi-
no que las de ala de mosca, siendo en su sustancia un bajo peder-
nal. Hasta la inmediación de la pascana donde hicieron noche, se
halla vestido el cerro de unos montes de paja brava y espinosa, y
de alguna tuna brava, que aunque se levanta 'sobre la tierra en al-
tura de dos varas, sin demostración del tronco, es de extrañarse,
que no teniendo más de dos dedos cada una de ellas, se multipli-
quen unas sobre otras á capas hasta tomar el citado cuerpo.
Aseguran, que para poder mantenerse todo el trascurso de la
noche en el lugar donde la pasaron, y para disponer sus camas,
fué forzoso que abrigados de una peña que represa las cenizas que
descienden desde la elevación, cavasen hasta levantar pared de
piedra entrapadacon la misma arena, para formar teri euo capaz de
encerrar los cuerpos con el manifiesto riesgo de ser sepultados de
Explicación de la figura que l^ace el Misti rqirado desde su pie por la
parte del Norte.

1. — Dirección del camino ó huellas para la subida del volcán hasta la cima.
2. — Lugar donde se pasó la noche.
3. — Sitio donde se reconoció un respiradero.
4. — Un mal paso que forma una peñolería elevándose á 13 varas.
5. — Punta que se eleva sobre toda la loma, donde se hicieron las señales de fue-
gos,y en donde se clavó la cruz de fierro que mandó subir el lltmo. Sr. D. Fray Mi-
guel de Pamplona.
6. — Rio que pasa y va por Arequipa.


Nota. La circunferencia del primer labio se regula por tres leguas y su corres-
pondiente diámetro, y la del segundo labio ó boca principal por una y cuarta le-
gua, y su diámetro por el medio un cuarto, ambos dificultosos y aún imposible de
andar, por lo qu» no se puede reconocer su dirección y profundidad, y sólo si se
halla el cerro más feble y de menos cuerpo por el Este, donde está inclinada la
principal boca.
La circunferencia de s\i pie es de 12 leguas: y su elevación no se ha podido me-
dir por no haber instrumento para la operación,
3

Explicacióq de la figura que hace el Misti desde su pie y de la parte más


superior de su cirqa.

1. — Labio primero que hace la boca y parte inferior de ella.


2. — Parte superior que hace dicho primer labio del Oeste donde está la cruz.
3. — Callejón ó quiebra que hace el misino, y baja hasta el plano que forma el
declive del segundo labio y barranca del primero al centro.
4. —
Punta de risquería que da vista á la Capital.
5. —
Plan inferior que se forma entre los dos labios y desde el primero hasta el
plano se conceptúan 70 varas de profundidad.
().— Segundo labio que forma la boca principal.
7. — Boca principal, cuya profundidad se ignora cual sea.
S. — Barranca de piedra calcinada, que por la parte del Este cierra ó une
la boca
principal, cuya profundidad se conceptúa en ia5 brazadas, que es hasta donde al-
canza la vista.

Esta lámina y la precedente son copia fiel de las que acompa-


ñan ála DESCKIPCIÓN DEL MISTI hecha en 1787 por el Intende ntede
Arequipa D. Antonio Alvarez Jiménez; que se halla en hi página 70.
- Y3 ~
las cenizas que descioiulon lo quo ei'a do temerse, á cau?;a do los
:

recios vientos que allí baten, de lo feble de las escoi-ias y ¡2;rí\n de-
clive de la situación. Pero habiendo proporcionado la casualidad
un día y noche tan benignos que pochas veces podrá lograrse, se-
gún lo expuso el citado teniente coronel pi'áctico ya del paraje; pa-
saron al fin la noche sin novedad, encendiendo con unas chambas
ó verdines que se producen sobre las piedras, y distinguen los na -

turales con el nombre de Yareta, de que por raenor se ha tratado


en la causa de policía, experimentándose que forma un fuego ac-
tivo de mucha subsistencia y fortaleza que excede á cualquiera
otra materia combustible. La fatiga y sofocación que experimen-
taron, sin embargo de estar acostados, dicen era tan vehemente
que, impidiendo y atrasando la respiración, á esfuerzos de la natu-
ralexa, extraían el ambiente necesario para no ahogarse, efectos
todos del amoniaco ó diversidad de materias ígneas y sulfúreas de
que se compone aquel cuerpo.
El siguiente día lunes 1, á las cinco de la maíiana en punto, se
encaminaron á ganar un arrecife ó peñolería que corre de Eíte a
Oeste, ya á pie dejando en la pascana tres indios, y haciendo que
los restantes siguiesen á los citados Suero, Vélez, Clos y Maldona-
do. Y todos, después de un inmenso trabajo que les ocasionó el
tránsito y piso de una cuadra de ceniza, que era indispensable ven-
cer hasta tomar la dirección de la peñolería, lograron trepar á eba
y seguir,la misma que constaría de tres cuartos de legua hasta con-
cluirle. Subieron por unos médanos de ceniza perpendiculai'es, don-
de cada paso era un retroceso, y enterrándose hasta media pierna
consiguieron con mucho esfuerzo vencerlos, por constar de un cuar-
to de legua.
Eran ya las siete y media de la mañana cuando se hallaban en
'
ese lugar,y siguiendo el mismo rumbo por un crestón de piedra
suelta que manifestaba estar desquiciado desde su centro, por efec-
to del cruel estrépito que causaría la reventazón de él: anduvieron
dos cuadras, y reconocieron en la parte del norte de este crestón
\m respiradero, cuyo diámetro en la superficie era de una tercia, y
registrado llevaba su dirección al centro: metió en él un brazo el
referido Vélez, y asegura, que la piedra suelta de dicho crestón, y
cenizas corridas, cegaron sin duda aquella tronera ó respiradero,
que indicaba ciertamente haberlo sido al tiempo de la inñam ación.
A corta distancia de este paraje se fatigó el alférez don Manuel
Clos, de suerte que el crecido mareo, trémula convulsión de nervios
19
—n—
y ahogo que experimentó, fueron tales que desfiguráiidole, confes6
no hallarse capaz de seguir; repúsole don Francisco Suero se aquie-
tase allí, y alentado viese si después podría continuar, en inteli-
gencia (le que no habiendo vencido hasta entonces ni la octava par-
te del nioiite, les restaba lo niásfi'agoso y difícil.

Resuelto Clos á retroceder, y los demás á seguir la ruta por el


níismo crestón en que adelantaron el espacio de media legua, tro-
pezaron con las mayores dificultades que se les presentaban, resul-
tando ihi esto la general decadencia en todos por la sofocación que
padecían. Sin embargo de esto, esforzados del práctico don Fran-
cis(;o Suero, y haciendo una corta mansióji para respirar, acome-

tieron á una lajería que se dilataba por espacio de una milla, y por
su escarpe ascendieron á gatas con tanto trabajo, que en sus resul-
tasquedai'on muy maltratadas las manos. Acabado este paso entra-
ron en el de una legua de peñolería suelta, toda pendiente, con eminen-
te riesgo de que al más breve movimiento de tierra serían milagrosos
sus escapes, y cuando de ellas salieron asomaron á un precipicio,
de donde reconocieron la profundidad del río de Arequipa, y en la
parte opuesta la calera nombrada Charcani, demarcándola al Oeste
Noroeste, siendo ya las diez del día.
Aquí los ánimos por instantes decaían á presencia de conos
gigantones que allí existen pendientes sólo de su pi-opio equilibrio,
y por eso capaces de aterrar al más esforzado espíritu. Colocado
Suero en este sitio, y sobre una de aquellas peñas, juntó la gente y
ordenó reconociese, si por los costados se hallaba modo de salir de
aquella peñasquería, pues el precipicio por donde antes había tran-
sitado ei-a inaccesible, pero desengañados de no encontrarse, prosi-
guieron descendiendo por un callejón al pie del indicado precipicio
con declarado riesgo. De aquí fué de donde todos concibieron no
poder vencerlo á vista de su elevación, que no baja de doce varas
en forma del raso paredón que representa. Advirtiendo S'iero, que
los españoles ni los indios se determinaban á subirle, con desafuero
é intrepidez,no menos que con evidente peligro, lesubió,y luego que
estuvo en la cima le arrojó don Francisco Vélez un lazo, que sólo
en segunda vez y por el aire pudo afianzarlo dicho Suero, y afir-
mándose con él, quitándose Velez los zapatos asertó subir conduci-
do por el mismo lazo, por cuya doblada fuerza que aumentaba Vé-
lez, siguió don Laureano. Este ejemplar que pai"ecía bastante para
que los demás se animasen á subir, obró en la pusilanimidad de los
indios contrario efecto, y no pudiendo conseguir ni con las persua-
•(ñonesmás dulcen; á reducirlos, pareció conveniente, qno Suero y los
demás los persuadieran con rigor, consiguiendoasí que se alentasen
y siguiesen. En este estado no era imaginable se ofreciera igual
peligro: más no fué así, porque eldescenso de las cenizas sueltas
que terminan en este paso demostraba mayor riesgo,y la situación
no pi-eparai)a uíia sola piedra en que afirtnar un pie; y lo muy em-
pinado de la loma que á la vista se presentaba, dilataba el paso
más de lo que en sí era, pues no pasaba de medio cuarto de legua
hasta llegar á una reventazón escoriada que tendrá de longitud
media cuadra, su rumbo Norte Sur. Sigue otra lomada de la mis-
ma especie, toda de escorias, y del porte más y menos que nueces,
por la extensión de dos millas.
Aquí fué donde haciendo todo?; mansión, reconocieron y con-
fesaron lo imposible de la empresa, no encontrando cosa que no
couppirase á impedii'la: el ahogo los desfallecía, el viento aunque
suave ei'a tan pesado é ingrato al olfato y respiración, que para
recibirlo muy preciso á ella era inevitable volver el rostro en contra
y disponer las manos á impedir el que corría. Los indios colocados
en aquella región fueron los que más decayeron, y dos de ellos en
tanto exti'emo que prudentemente se juzgó perecieran, pero soco-
rridos con agua lograron un corto alivio. La experiencia que del
paraje tenía don Fi ancisco Suero le instruyó de que solo subiera el
socorro de agua y vinagre, la primera para humedecer la boca que
con los antimonios y cansancio padece sequedad y amargura, y el
segundo para que, confortando por el olfato el cerebro, se disipase y
no dañase la corrupción, que á pesar de la más industriosa diligen-
cia se hacía muy perceptible.
Desde la tercera parte del cerro mandó don Francisco Suero?
como lenguaraz, á los indios cargasen á la espalda yareta para for-
mar la hoguera, que queda dicho se divisó en la cima, y la condu-
jeron en corta cantidad por no permitir peso alguno los expresados
inconvenientes, y sólo por no haber en adelante esta ui otra mate-
ria combustible.
No obstante el marcado desaliento y fatiga, siguieron después
de pasadas aquellas dos millas por otra lomada de la misma espe-
cié,aunque con mayor riesgo: porque los dos costados que la forma-
ban, el uno á la derecha daba precipitada vista al río de Arequipa,
cuya profundidad bastaría á desvanecer la más fuerte cabeza; y el
otro á la izquierda, á un rodadero que descendía hasta el pie. Re-
gulada esta lomada se contempló de poco más ó menos longitud
que la anterior, y de aquí sigue el mismo piso y precipicio hasta el
— 7(> —
primer labio que forma la boca del volcán; siendo imponderables
los crecidos ahogos que padecían y que no podían dar libi-emente
diez pasos, sin q'ie la fatiga no subiese á tanto punto que les obli-
gaba á tenderse para descansar., con muy poco alivio por el soro-
che que en la eminencia tiene mayor y más eficaií fortaleza, y por-
que siendo ceniza suelta y pendiente, retrocedía cada uno la mitad
de lo que avanzaba el paso. De esta suerte lograron ponei-s(í en di-
cho piimer labio, después de haber caminado legua y media desde
la última lomada; y siendo ya las dos y media de la tarde, descan-
saron en dicho labio un corto espacio, admirando aquella horrible
representación y viento infestado, que respiraba la boca, por lo que
sin embargo de necesitar mayor descanso, fueron compelidos á se-
pararse de allí y tomar la dirección á la punta más elevada que cae
al Oeste, á donde llegaron á las tres y once minutos, caminando
una milla, y se presentaron con el rostro á la ciudad, alabando al Se-
ñor Todopoderoso por haberlos libertado de tantos y tan manifiestos
peligros.
Acabada la deprecación y descanso que tomaron como de me-
dia hora, emprendieron inspeccionar el modo de descender del pri-
mer labio de la boca, y después de registi-ado por diferentes para-
jes se i'econoció, que la menor altura de sus farallones será de se-
tenta brazas. que imposibilitan el descenso por ellos y solo sí por una
quiebra que hace al Sudeste, pero con un escarpe de menuda ceni-
za incapaz de transitarla, con mucho tiempo y trabajo, y más cuan-
do el hasta allí padecido, no les permitía emprender aquella nue-
va fatiga, tanto más grave cuanto que ya los desalentaba el corto
resto del día, y el ver que aunque consiguiesen bajar el primer la-
bio, se reconocía otra no pequeña dificultad, cual era el tener que
subir el segundo formado de arena, que se eleva lo bastante para
desde allí registrar la profundidad y dirección de la principal boca.
Hechas todas las apuntadas reflexiones, y confesado por todos que
era imposible de veucei'la?, se determinaron á registrar desde dicha
punta dominante todo cuanto pudieran y hasta donde alcanzaba
la vista.
Lo primero fué calcular la circunferencia déla cima, ó boca
que por no tener visual no pudo medirse y se conceptuó tendría
tres leguas en figura de círculo: los farallones que la forman son
rectos y de diversos colores, ainarillo. pardo, aurora y blanco, se-
gún la cavidad de las piedras, y donde más ó menos reverberaban
las llamas de cuando ardía. Al pié y plan de ellos se divisa porción
de fermentaciones, formando en la superficie del plan espumas de
1

— 77 -
ceniza, elevadas unas más que otras, aunque á la vista no so poi--
cíbe que tengan ó no movimiento: desde este plan ó callejón, que
circunvala las dos tercias partes de la principal boca, sale una lo-
ma de ceniza, que se eleva y forma semicírculo á la boca principal,
y ála parte del sueste la cierra nn farallón de las mismas matei ias
y colores que las del pi imer labio, haciendo con él la boca oval; y
conceptuando su circunferencia se reputó por de legua y media, y
su diámetro por un cuarto.
La profundidad de dicha boca no puede especularse por los
impedimentos que rodean, y sólo por el farallón que á plomo ba-
la
ja se conceptúan, por lo que abre la boca, y se ve, 125 estados. Sin
embargo de todo esto, según la figura de su boca, su circunferen-
cia y diámetro, aunque las arenas sueltas que lo forman en su se-
micírculo bajen hasta llenar el punto centro de aquella, debe dila-
tar.«e su profundidad \l de legua; esto es su circunferen-
cia, en lo que no alcanza la vista, forma la arena su figura. A los
dos extremos del farallón que cierra la boca principal, y á lo últi-
mo que alcanza la vista se demuestran unas manchas que formal-
mente no se distingue, si son manantiales de algunos acueductos
que depositando en el invierno las nieves en la cima, tiene su des-
tilación por aquella parte. Esto es un concepto y no más, por no
poderse registrar lo que contiene la espalda de dicho farallón y só-
lo sí se manifiesta reclinada la boca á la parte del Este, dejando el
cuerpo del cerro con menos fortaleza que en lo demás.
Desde hora en que se presentaron en la cima comenzaron á
la
hacer señas con mantas que enarbolaban los indios alternativa-
mente, y el resto de ellos se ocuparon en levantar una cruz de fie-
rro que se halló caída, que había mandado subir el Ilustrísimo
Obispo de esta Diócesis Fray Miguel Pamplona, en 22 de julio del
año pasado de 784. la cual se clavó nuevamente, afianzándola con
piedras para su mayor subsistencia, y para que los crecidos vien-
tos no la volteasen. Tiene de altura dicha cruz tres varas y de bra-
zos una y media, con el peso poco más ó menos de cuarenta libras,
es bien labrada y enferma de bandera del mismo fierro representa
bajo de dichos brazos el escudo carmelitano. Desde dicha cima re-
conocieron todos los elevados cerros, hasta el de Ilimani, que está
en los Andes cerca de la ciudad de la Paz y la mar, asegurando
que las demás montañas y cordilleras distantes veinticinco á trein-
ta leguas se ven planas, haciendo horizonte por todas partes. Y
concluidas estas observaciones se demarcó la ciudad de Arequida
al Sudosto. Cliiguata al Sur, las Salinas al Sueste y el volcán de
Ubinas al Este.

El temperamento que experimentaron en toda la tarde fué más


cálido que frío: ei viento suave pero grueí^o y desagradable: la sofo-
cación, sin embargo de no hacer ejercicio, era notable, pues aún re-
costándose se experimentaba lo mismo: todos sentían dolory desva-
necimiento en la cabeza. Los indios eran los más desdichados y tími-
dos, no atreviéndose ni aún á levantar la cabeza á ver el boquerón,
por el terror pánico que desde sus antepasados tienen al cerro.
Mantuviéronse en la cima los que subieron desde las tres y on-
ce minutos de la tarde hasta las siete y veinte de la noche, y para
dejarse ver desde la ciudad, no menos que de este pueblo, encen-
dieron la hoguera á la misma hora en que fué vista, y arrojaron
los fuegos artificiales que con intermediación de tres á cuatro minn-
tos se disparaban, hasta que con el último que echaron á las siete
y veinte, resolvieron descender, compelidos no del viento que siem-
})re fué el mismo, sino del intolerable f lio que desde la entrada del

sol les acometió,en tanto extremo que. aun arrimados á la hoguera,


uo encontraban arbitrio que pudiera modificarlo.
Retrocedieron desde la cima dominante á todo el primer labio
de la boca inferior á los demás, y desde allí enlazados de dos en
dos, se pararon en un rodadero de suelta ceniza, que precipitada-
mente corre de aquel paraje hasta la falda, y dejándose ir de pies,
enterrándose hasta la rodilla, con sólo tal cual esfuerzo ó movimien-
to que hacían, bajaron con suma aceleración, obligándoles ésta á
que por trechos doblasen las rodillas para contenerse, tendiéndose
de espaldas. Así concluyeron la bajada hasta el Real á las ocho
y diez y ocho minutos de la misma noche,sin novedad alguna, y só-
lo sí moi'tificados del polvo que de la ceniza levantab^m al impulso
de la bajada, el que era tan denso que embarazaba la vista del uno
al otro compañero, con ir enlazados, sintiéndose bastantemente do-
loridos de las piernas.
En el restante discurso de la noche nada más experimentaron
que algún adormecimiento de nervios, y el mismo ahogo que des-
de el principio ocasionaron los antimonios. Amaneciendo el mar-
tes 5, dispusieron su regreso; y entretanto que lo verificaban, qui-
sieron registrar con la vista el paraje por donde habían descendi-
do; y al considera rio fué tal la admiración que les causó, que de ver-
dad protestaron, que sólo con la noche sin conocimiento y engaña-
dos, pudieron exponer sus vidas á un tan manifiesto riesgo, pr evien-
- 79 —
do entonces que aun desi)recia(lo el y)rec¡picio se expusieron á encon-
trar alguna oquedad ó respiradero del volcán por los muchos que
tiene mal cubiertos, y á sumergirse en él. Dieron gracias á la Om-
nipotencia y piedad Divina por haberlos librado, é incontinenti
,

empi-endieron su mai'cha á las seis horas de la mañana, y las cuatro


y cuarto siguientes descendieron á paso violento hacia este pueblo.
Por común observación y conteste aviso que de ella se ha co-
mimicado, desde la ciudad, se sabe que la sobredicha hoguera se
veía en figura y porte de un grande lacer(), y desde este pueblo era
vista á manera y en el porte de un farol regular.
Siendo todo lo expresado lo mismo que con la verdad, seriedad
y pureza que se requiere han expuesto unánimes y conformes todos
los destinados á esta especulación.

Antonio Álvarez y Jiménez.

Es copia sacada de la relación que se halla en el libro original


de visita de las doctrinas de Chihuata y Characato de este partido,
y existe archivado en esta secretaría de mi cai'go. Así lo certifico.
— Arequipa, junio 18 de 1787. —
Vélez.

VI— REL.A.CIÓN DE LOS ESTRAGOS QUE A CAUSADO EN ESTA PROVINCIA


EL TERREMOTO DEL DIA 20 DE JUNIO DE ESTE PRESENTE AÑO EN
LOS ASIENTOS DE HAMBATO, LATACUNGA, VILLA DE RIOBAMBA,
PUEBLO DE PATATE, Y OTROS) ESCRITA EN QUITO Á 7 DE JULLIO DE
1698 AÑOS.

El día mas fatal que a experimentado esta Provincia de Qui-


to,viernes que se contaron 20 de junio de esto presente año de
1698 entre la una, y dos de la mañana, al tiempo que los raciona-
les vivientes,en la villa de Riobamba, Assientos de Hambato, La-
tacunga, Pueblo de Patate y demás circunvecinos, rendían al sue-
ño el descanso de los sentidos, dando treguas al afán continuo de
sus fatigas, sintieron sobre sí repentina, y lastimosamente el más
pesado, é inexorable yugo de muerte. Descuydada dormía su es-
la
peranza, y cuydadosa velaba su desventura, a ijuella fundada sin
rezelos, y esta rigurosa, sin desvío. O qué temeroso espanto! En
aquella hora infeliz se estremeció la tierra con tan desusados bay-
beues, moviéndose a un tiempo de todas quatro partes contrarias,
— 80 —
que desarraygaiirlo los cimientos de su centro, los volcó sobre los
techos , 3^ paredes, y en el instante de un Ave María cayeron al
suelo las paredes mas fuertes, y edificios mas levantados, no re-
servando la violencia del Terremoto, Convento, ni Templo que
descuadernados sus ejes, no fuessen sus piedras sepulcro las unas
de las oti-as, quedando lo sagrado de sus ymágenes santas, debaxo
de las paredes que amontonó la tirana furia de tan estraño su-
ceso.
Ocasionóle la i'ebentazon de Caruayraso, y otro cerro, que sien-
do ambos Volcanes, son muy vezinos a aquellos Pueblos porque
están en la cordillera de Riobamba, como Padrastos de su desven -

tura. Al mismo tiempo que movieron la tierra, por aquellas bocas


desj)idieron de si tan crecidas y caudalosas avenidas de Agua, re-
buelta con lodo negro, que con ellas se inundaron los campos, y re-
bosaron los Ríos de Hambato, y otros cercanos, y aun hasta las
quebradas secas, con tanto colmo de Agua, que salieron de madre
con extremo tan desconocido, que demás de las vidas, no dejaron
haciendas de las que estaban en sus riberas. Molinos, Guertas fru-
tales, casas, y ganados, que todo no lo talasse su poderosa co-
rriente.

Caminó por la paite de Riobamba la furia de este Terremoto


hasta elAssiento de Chimbo, con poco daño de las Casas, y ningún
peligro de sus habitadores; Por la parte de esta Ciudad de Quito,
(á la qual, aunque a la misma hora experimentó sus fuertes movi-
mientos que duraron un quarto de hora, permitió la Divina Provi-
dencia quedasse libre de sus riesgos;) Pasó hasta la Villa, de Sau
Miguel de Ybarra, que también aunque no libre del susto lo estu-
vo de sus rigores. Este terremoto tan fuerte, tan riguro.so, y tan
nunca visto, fue á una misma hora con poca differencia en todos los
lugares desta Prouincia, desde el Assiento de Chimbo hasta la Vi-
lla de Ybarra; ensangrentando su furia con mas crueldad, en los
Assientos de Harabato, Latacunga y Pueblo de Patate.
En Hambato no quedó piedra, sobre piedra, muriendo mucho
número de personas de todos sexos, y calidades, cayendo las casas,
y paredes, sobre los unos que dormían, y sóbrelos otros que des-
pavoridos huían, pues ni en las Calles se hallaban seguros de la
muerte, cayendo de una, y otra parte las paredes, y Tejados, que
los sepultaban.
íso quedó en este lugar Yglesia, ni Convento; Todos cayeron;
no quedando en las Calles, casa ni pared alguna en pie, pues to-
das, desde el principio hasta el fin fueron despojos de tan lamen-
— 81 —
table riiyna. El Asína, y lodo qno despidieron estos cerros, creció
tanto por el Rio do Hain1):ito, que excedió la corriente de su ordi-
nario curso por cada orilla tres quadras más; con cuya avenida
arrebató (como queda dicho) haciendas, Molinos, Guertas frutales,
(íanados, y más de veinte mili posos, que estaban en plata, guarda-
dlos en una de aqucdlas haciendas, que con casas, y Moradoi-es, pade-
< ió naufragio entre sus rebolcadas hondas; no escapó de la Rivera
deste Rio, Planta, ni Arbol pjr robusto que fuesse, llevándose
también sus Puentes.
El Pueblo de Patate que dista del Assiento de Hambato 4 le-
guas, después de aver experimentado los remesones deste Terre-
moto, en sus moradas, y Templo, se halló dentro de breve espacio
con el Rio do Patate amenazando mayor ruyna, porque aviendo
reconocido sus vezinos que avia suspendido su corriente, hu^^eron
a un alto temiendo de su detención el estrago, que después expe-
rimentaron, pues aviendo soltado la represa de furia, innundó so-
bre el Pueblo dos picas en alto, subiendo el Agua desde la Canal
del Rio, hasta el Pueblo, que ay de intermedio quatro quadras.
llevándose casas, e Yglesir, y en ella, q, dolor! la mas AugustalReli-
quia, que venera la piedad catholica: Christo sacramentado, quien
por nuestros delitos, padeció nuebamente este ahogo de irreveren-
ciales penas. Llevosse el Rio mas de 200 personas las quales por
menos mas bien arrebatadas de su co-
ligeras en su carrera, fueron
rriente. El Religioso Dominico, Cura Doctrinero de aquel desgra-
ciado Pueblo, escribió a esta Ciudad (contando su triste tragedia) y
dize que por dos pasos mas que corrió, se escapó de sei" trofeo
sangriento, de aquel impetuoso, y soberbio Raudal; Algunos que a
su imitación aligeraron el paso, también los escapó su carrera.
Del Pueblo, y sus Solares no a quedado ni aun señal, pues los
Arboles mas lozanos, fueron arrancados de raiz. El Obrage nom-
brado Pilatos, de que ero dueño Don Fernando Dávalos, del orden
de Santiago, fue arrebatado con muchas personas q. lo trabaxaban,
de la intrepidez del Rio, y oy no se conoze, adonde fueron sus
cimientos.
En eb Assiento de Tacunga, no fueron nada menores las des-
la
trucciones, fatalidades, daños y muertes, q. causó este Terremoto,
pues en aquella misma noche, a la misma hora, y en el espacio
de aquella Ave Maria de Tiempo eran ya difuntos, y sepultados de
sus mismas casas sus habitadores, y dueños; y los que corriau a
escaparse del peligro lo encontraban brebemente en las Calles, donde
21
las paredes y tapias se daban unas a otras los golpes. A ranchos
ahogaba el poíno, a otros oprimían los lechos, a otros apretaban
las vigas, y maderos gruesos, y a todos daba su nifelicidad, acerba
muerte. Razo y parejo quedó este Assientto, sin mirarse en el,
lienzo de ])ared, Yglesia, o Toi-ro, que no ayan rendido al suelo
sus mas levantadas cumbres. El Religioso Monasterio, de puras y
observantes Vírgenes Theresas, cayó al suelo todo, sin perdonar la
tiranía su estrecha, y exemplar clausura; si bien sus Religiosas to-
das quedaron ilessasdel fatal destrozo, porque recogidas en su Jar-
din o Guerto, esperaron como sabias Virginesla venida del Esposo;
con cuya prevención divina (que muchos an dicho revelación) que-
daron exsemptas de corporales averias, quiza para justificar mas la
calificación de sus inocentes vidas; Y hallándose después de esta
fatal ruyna, sin cercas, viviendas, ni abrigo, las conduxo a esta
ciudad, la Piedad Yllustrissiraa de su Prelado, trasladándolas al
Convento, al Sanctuario, digo, de virtudes, que mereze esta ciu.
dad de su Santa Madre Theresa. Mucho fue el numero de perso-
nas, que con este terremoto pereció, de todos sexos, calidades, y
estados, sin ecepcion de 'los pequeños que también se malogró
su vid tierna; Los que de mas cuenta murieron, fueron Li muger.
y tres hijos del General D()n Alberto Fernandez Montenegro, Co-
rregidor actual de dicho Assiento, y tan infeliz, que no logró un
mes cabal de su govierno, escapando su persona milagrosamente
con de un Niño su hijo.
la
El Geni. Dn. Juan Estovan Conrrado, Corregidor pasado de di-
cho Assiento, también murió, y coa él su muger, hijos y demás fa-
milia, que sobre componerse de mas de treinta personas, no escapó
de ellas, más que un negro esclavo, que se halló en aquel desgra-
ciado instante, tíüvmieudo en una caballeriza, ócozina- Otras nm-
chas p°¡rsonas, de lo más florido murieron, sin poderles valer, ni el
socorro, ni la Piedad, que por entonsos, la niiiyor, y más faborable
seríala de Dios con sus Almas. En este Assiento, y en el de Ham-
bato, según se á hecho el cómputo más posible, se tiene por cierta
murieron seis mili personas, antes masque menos, en que se cuen-
tan los 200 que perecierou en Patato, y quarenta y tantos, que
murieron en Riobamba, y su Jurisdicción, como se dirá en llegando
á su lugar. Lamentable destrozo! y desti'ucción lastimosa! en que
la cruel Parca ensangrentó su rigor. Motivos muy justos de senti-
miento tiene la piedad christiana al oir tan infausta desgracia, pa-
la deshacer enllanto sus ojos, y anegar con suspiros el corazón, á
vista de un Dios enojado, quizá por esso María Stsuia con esmero,
— S3 —
tío Madre y Abogada nuestra,lloró esta asol ación y mortandad.
Assiento do la Tacunga, vertiendo lágrimas de sangre, su
el
SSma. Ymagen, pintada en un lienzo Romano como lo aííirman
personas de toda veneración y crédito.
El estrago deste terremoto á abierto la tierra, con tanto nii-
mero de grietas, y quebradones hondos en toda la Jurisdicción de
laTacunga, y Hambato, que '"al caminar los hombres temen se-
IHiltarse entre sus aberturas. Los pueblos de Yndios, de aquel infe-
liz partido, están todos asolados, sin dejarles en pie, ni aún sus po-
bres Chozuelas; Yloque más ponderación, pide, es, que la fortaleza
de este Terremoto trasplantó quadras enteras, arrancándolas de su
tierra, y llevándolas á plantar en otras con distancia de un cuarto
de legua, quedando los Arboles parados, y con el orden que les dió
naturaleza, y las demás plantas sin marchitar su berdura. E^to su-
cedió muy cerca del Assieato de la Tacunga en unas tierras, ó cua-
dras, de que era dueño el Monasterio de Santa Theresa:y porque la
certidumbre y verdad de este caso, es tan notorio á todos los que ca-
minan de esta Ciudad, á la Tacunga, por estar dhas cuadras immedia-
tas al camino Real á querido mi pluma tirar este rasgo más, debaxo
de tan segura fee y crédito. Los efectos causados de la rebentazón
deestos cerros, an hecho demora en estos lugares, con movimientos
y continuos temblores, que se repiten muy amenudo, desde aquel
infausto, y desgraciado Día, hasta el presente, pues unos mayores,
que otros en ambos Assientos están continua é incesantemente re-
mesando, sin pasar día que no sientan muchos, y sobresaltados
Temblores; De cuyo espanto y Terror se an retirado los que
milagrosamente escaparon, en estos lugares á vivir en los cani-
pos; huyendo juntamente de la gediondez y corrupción de los
cuerpos muertos, que ni á estos pudo la misericordia huma-
íia dar sepultura en sagrado, porque la confusión, el miedo, el
dolor, y la imposibilidad de los que quedaron vivos, no dió lugar á
esta obra de misericordia; porque los que no quedaron lastimados
de pierna, brazo ó cabeza, lo estuvieron del miserable, é infeliz es-
tado en que los puso su desgracia: Y apenas aquellas personas se-
ñaladas, que tuvieron de los suyos este cuidado, fueron enterra-
dos en los Cementerios despoblados; quedándose los demás ca-
"dáveres sepultados, entre las ruynas é instrumentos fatales de su
muerte.
En medio de tanta miseria, calamidad, y desdicha, les sobre-
vino la más lastimosa, á los pocos que escaparon, con la falta, y
carestía de alimentos, pues abiéndose perdido, y soterrado los que
:

— 8-t —
en su-? ruTiiyaadas casa^, sahallabin hambrientos y necesí-
toin'aii .

tallos,que casi parecían, c;)n tan nnoba desvinitura, á que socorriá


esta Ciudati, con mantenimientos y cantidad de maíz la pro-
videncia caritativa de sus vezinos, eámerándi^se más, y más en
este socorro, la charidad y zelo, de sn Yllustre, y noble Presidente.
Ponderar las anciosas fatigas de estos desgraciados vezinos, sus
ayes, fatalidades, pérdidas, y confusión, no le toca á mi Pluma,
pues se lo podrá confesar, que por más remontado-; que dé sus
vuelos, quedará siempre corta en signiticir su lastimosa tragedia:
Sólo podrá dezir para último desconsuelo, de tanto mal, se aca-
baron ya los Assientos de Hambato, Latacunga y sus pueblos co-
marcanos, acabándose también los m:>radoras, y dando fin sus ha-
ciendas, sin poder respirar de tan sufocada desgracia, y sólo po-
drán los pocos que an quedado, hacer acuerdos tristes á lo futu-
ro, diciendo, como otra desgracíala Troya: aquí fué nuestra fatal,

y lastimosa pérdida.
La Villa de Riobamba sintió del estrago la mayor parte, que-
dando arruynada, y por el suelo sus Casas, y Templos, con muerte
de quarenta y tantas personas, que las más fueron Yndios; Y an
quedado \oi más de los Obrages asolados, y sin provecho Las Men-
.

jas de la Concepción quedaron sin Cor>vento, desbaratando sus


paredes, y abriendo su puríssima Clausura la furia del Terremoto
A esta desgracia está acudiendo su YUmo. Prelado con la deter-
minación detraerlas á esta Ciudad, ó llevarlas á la de Cuenca, que
se pondrá en execución brevemente. Los Pueblos que hay entre
Riobaralra, y Hambato, están desnudos, con la asolación de sus Ca-
sas, habiéndose tragado la tierra muchas, con los infinitos boque-
rones que se an abierto.
El Cerro Caruayraso amenaza nueba ruyna, y se teme esta mis-
ma de otro Cerro contiguo á este, llam.ido Caimboraz/o, de quien
arriba diximos, está en la Cordillera de Riobamba: También ame-
nazaron otros Bolcanes, como son el de Macas (en el Gobierno de
losQuixos) cuyos continuos, y espantosos bramidos se oyen en esta
Ciudad; El del Cerro de Mojanda, que está en la Jurisdicción de
Otavalo, que su espantoso ruydo (según se ha dicho) tiene bien
cuydadosos á los vezinos de aquel Assiento, y Villa de Ybarra,
qne está imraediata; También el B^lcán de Pichincha, vezino
desta Ciudad, y Padrasto infame de sus moradores, los tiene
bien asustados, y temerosos: repitiéndose en esta ciudad algunos
Temblores, en estos días, ¡nanos furiosos, que el primero de quien
tanto se lamenta. Todos son clamores, y miedos, corriendo esta in-
— 85 —
feli/.klad, depilo el As-jiento do Chimbo, hasta la Villa de San Mi-
guel da Ybji'ra, que ay de distancia de uua, á otra parte, más de
sesenta leguas.
De Guayaquil, aunque so esperan noticias, no han llegado
hasta el día presente; sii'Viendo de confusión esta ignorancia. Dar
quenta por extenso de los casos particulares, sucedidos, en se-
mejantes ruynas, no hay encarecimiento que los pueda ponderar,
ni entendimiento, que con su comprehensión llegue á percevir lo
lastimoso de unos, y lo milagroso de otros, obrando la Divina Ma-
gostad, prodigios tan raros, y casos tan maravillosos, que bien
Se conoció en ellos su poderosa omnipotencia; y assí se deja su
consideración á la intelligencia de los más christianos Pechos.
Y esta Ciudad, que dichosamente consagra sus cultos, á la
Ymagen de María SSina. del Quinche, á quien tiene jurada por
Patrona de la Peste, con menos ocasión, que la que a tenido su
disposición devota, para traerla en otras, de su Sanctuario. y pue-
blo del Quinche (que dista desta ciudad siete leguas) Determina-
ron sus Cabezas, y Cavildos ir porsuSSma. Ymagen, protestando
para ello, la peste de los granos, que tantos tiempos a, se expe-
rimenta en esta Provincia; Y aviéndose conseguido sin dificul-
tad su llegada, y bien venida, nos la dio á todos con el favor, que
después experimentó toda esta Ciudad, en el Terremoto, entrándo-
sele por la? puertas el remedio y amparo de esta Gran Señora, que
por su poderosa, y divina intercesión, preservó á esta República
de llorar los estragos, que oy gimen los lugares referidos, aviendo
llegado tan cerca de nuestros ojos, y oydos el daño: A los Um-
brales de las Puertas (como dizen) Al assiento de la Tacunga; que
solo dista de esta Ciudad, dose ó catorse leguas. O Providencia Di-
vina! O Divina María de] Quinche! No avian pasado seis días de la
venida desta Divina Reyna, quando sucedió el caso tan espantoso, y
tan formidable, que va referido y aunque con ser tan recio el tem-
blor, que huvo en esta ciudad, quedó amedrentada su cobardía,
pero no tan asustada su confusión, como creció después, con el
horror, y miedo que causó la noticia de la Tacunga, que dentro
de veinte y cuatro horas, fué la primera que avisó su infortunio.
Luego, que llegó la noticia de tamaña desgracia se dispuso una
devota processión, sacando en ella, la Ymagen SSma. del Quinche
acompañada de los Patrones, y sus religiosas Communidades: las dos
superiores cabezas desta Ciudad, sus dos Cabildos, la nobleza y de-
más gentío, que entonando todos el Rosario á choros, y caminan-
do con este devoto concurso, todas las calles más principales, ocu-
—m—
pandóse eii tan santo exercicio, toda una tarde. El YlJrao. Señor

Obispo, rebestido de su pastoral zelo, franqueó en la Santa Yglesi»


Cathedral, el Erario, y Thesoro de más precio, couzediendo tres-
dútó de Jubileo, á que en todos ellos asistió Christo Sacranientado
patente^ y descubierto en Tas A.ríis del Altar, convidando, á los Pe-
cadores, penitentes, que corao D'avid, le biTscaspu arrepentidos.
El último día destos tros, salió de Dba Santa Yglesia una peniten-
te ProcessK)n, aviendo prinjero predicado Apostólicamente un su-
j;eto de muchas letras, y virtud de la Compañía de Jesús; sacaron
muy sangrientas Penitencias los que en esta tarde se dedicaron á
dar á Dios sus Azotes, eu satisfacción de sus Yras. La SSma.
Ymagen del Quinche con todos los Patrones, y otras muchas, y
devotas Ymagenes dieron edificación, y modestia al Pueblo, que-
todo acompañó, á imitación de todo lo más saperior, y Cabildos^
con el buen exemplo de la Cabeza Pastoral, que con una Soga, que'
desde et Cuello Arrastraba hasta el suelo, con una cruz^al hombro^
combidaba á su rebaño, á mortificación, y penitencia.
Euéronse siguiendo los demás Conventos, teniendo cada uno^
im día de Procession, sermón, y demás penitencias, en el espacio
de una semana. El dia que le toc^ó, salió la Ymagen SSma. de lass
Mei'zedes.coii su Santa Communidad, componiendo y serenando (co-
mo' Yris Divino de paz) los Corazones, y ánimos mas turbados,,
alentando, y encendiendo en viva fee, las esperanzas mus muertas.
Acudieron aL obsequio de esta Divina Patrona, todos los de las-
Religiones de esta ciudad, con susexemplares, y Religio.sas Commu-
nidades, llevando el Cavildo Secular á su Titular San Gerónimo, y
la Clerecía, con SobrepelTizes, ásu primer Cabeza, Pedro, cuyas lá-
grimas eternecían al nunca visto concureo de gente, que entre lo'
noble, y plebeya, fué innumei-able su Copia; pues no d-aban lu-
gar al paso de la SSma. Ymagen. La Real Audiencia con los Cavil-
dos en conformidad de su voto, y Juramento, asistieron devota-
mente á la obligación de su Jurada Patrona, que a muchos años la
goza, felizmente por tal esta Ciudad, para el reparo, y patrociniOy
que necesita en la furia de Kolcanes. La tarde desta Santa Pro-
cessión, no-se pudo conseguir, que caininasse todas las calles la San
ta Ymagen, impidiéndolo la muchedumbre de gente, que sirvió
de embarazo, para que no llegase mas que hasta la Santa Cathe-
dral, adonde aquella noche hizo mansión, amaneciendo otro día,
medrada su Demora, de preseas y Joyas, con que ía galanteó eí
Príncipe, manifestando su YUustríssima devoción. Este día por la
mañana prosiguió su Santa Proseción por las demás Calles, y
— -87 —
Plazas, que avía muchos años, no la avían merezido ver en ellas,
sus vezinos.
Salió también del Observante Convento del Seráphico Fran-
cisco, una devota, quanto exemplar, y penitente Processión, y eft
«lia fueron sus Religiosos legos, y Sacerdotes los primeros que mo-
vieron á penitencia, pues cargados de las más sangrientas, mani-
festaban al pueblo sus espaldas, rigurosamente azotadas, co-
i'riendo Arroyos de sangre por el suelo, que pisaban süs descalsos
pies; Haciendo competencia en el modo de atormentarse, se herían,
y maltrataban con rigurosas penitencias. Vnos cargados de cru-
ces muy grandes, y pesadas, arrastraban corrientes por el suelo;
otros cargados de grillos, y cadenas, llevaban por mordazas en la
boca;s, güesos, y canillas de cuerpos muertos; Otros aspados se afli-
gieron api-etadamente,con cilicios muy agudos,sus desnudas carnes;
Otros, y todos descalzos los pies, se dejaban azotar.con pencas lle-
nas de púas, llevando la consideración, en varias contemplaciones
de calaveras, Santos Christos, y otras meditaciones. Desta mane-
ra salió esta Santa Communidad, llevando en andas,la Ymagen de
Ohi-isto, llagado en brazos de su SSma, Madre dolorosa: quizá pa-
ra dechado, y espejo de tan singular penitencia; Y aviendo cami-
nado tres quadras, que ay desde su Convento, hasta la Yglesia
Cathedral mandó el Prelado Yllmo. se bolviesen á su casa con-
movido de tanta sangre vertida. Seguía el Pueblo todo, con dis-
tintos géneros de sangrientos azotes, y otras penitencias, no
oyéndose otro rumoren las Calles, que el del chasquido de los azo-
tes, y las lágrimas, con que las tropas innumerables lamentaban^
sus delitos. En cada esquina de Calle, un Religioso Sacerdote, des
te Sagrado Orden, descalzos los pies, con una soga al cuello, y un
Christo en las manos hacía muchos actos de 'contricción, con los
que tenía deUinte, exortando á penitencia, y sacando mucho fruto
de lágrimas y fervores, que quiera la Divina Magostad perma-
nezcan para honrra, y gloria suya, en los pechos cathólicos, y para
lauro, y crédito del exemplo de tan Santa Religión.
La Religión del gran P. San. Agustín, sacó en su processión
de Sangre, la Ymagen milagrosa de el Christo de la Portería,
causando dolor su Ymagen, y compostura sus Religiosos; el silen*
cío, la devoción, y lágrimas desta processión, no fué menos exem-
plar á los ojos christianos;
acudiendo el Pueblo entero, sin eceptuar-
se lomás superior de sus Cabesas, y Cavildo. Entre lo noble, y
plebeyo de esta Ciudad, estuvo en todas las processiones, muy
afecta la reverencia, y devoción, pues unos con penitencias, y otros

— 88 —
con luces, causaban lágrimas, y couipunción. Y por último, des-
pués de todas las que van referidas, la Compañía de Jesús con tres
días de niissión, y Jubileo manifestó su Caridad ardiente. Sean
hecho muchas rogativas, plegarias, y Nouenarios, en todos los
Conventos, assí de Religiósos,como de Religiosas, y demás Yglesias
á exemplo de la Sta. Cathedral. Y por fin el Convento, y Religión
de Predicadores, á dado en su última processión, muchos realzes á
la devoción, sacando la Ymagen Ssma» del Rosario, acompañada de
los Patronesjy sus Communidades,que fueron convidados para ello,
y con penitencias muy sangrientas, visitó, y paseó todas las Calles^
prometiendo muy benigna, de su precioso hijo el perdón de nues-
tras culpas, á todo el Pueblo que la acompañó, cantándole en sus
mysterios, toda llena de gracia; ojalá, y la merezcamos por su in-
tercessión, para emmienda de nuestras vidas, y prevención de las
muertes que amenazan tan fatales niynas-
{El Sr- Presidente, dice al fin este pliego: f° IGl á 101 )

VII, Breve ríonciA del Terremoto horrible sucediik) EN la


Provincia de San Francisco del Quito con dessolación de la Vi-
lla DE RiOBAMBA LOS ASSIENTOS DE HaIMBATO Y LATACUNGA, Y
OTROS MUCHOS PUEBLOS DEL CONTORNO DE AQUELLA JURISDICIÓN
VIERNES 20 DE Junio de 1698,

En la segunda noche del Juebes 19 de Junio,entre la una y ca-


si dos de la mañana se sintió en 'esta ciudad de Quittoun largo Tem-
blor que duró más de tres credos (;on notable movimiento de la tie-
rra, y más vehemente en los fines, á la hora siguiente de las tres
lepitió más templado otro Temblor, y otro á las sinco, de que es-
pavoridos los ánimos de los mortales ya en sus casas, ya en las ca-
lles públicas,cantando el Rosario, empesaron á implorar la piedad
divina por medio de María Sanctíssima Madre de Gracia, y de mi-
sericordia, y refugio universal de pecadores, amaneció el día, y se-
renóse en pártela inquietud de la noche, no ha viéndose interpuesto
nuevo accidente, sino el pabor ya concebido, y el recelo de lo que
en otras partes ix)dría aver causado aquel terremoto, no fué baño
el temor pues el día siguiente como á las dies del día: llegaron no-
ticias del Assiento de latacunga avisando la desolación de aquel lu-
gar, con m uerte de los más de sus moradores, pues se entiende pa-
san de tres mil los muertos, haviendo quedado en pié muy pocas
casas, y tal, ó cual templo, pero amenazando ruyna con la repeti-
ción de Temblores continuada por instantes. Entre las principales
familias que aquí perecieron. fué una, la del Corregidor actual, don
Alberto Fernándes Montenegro, que pardió á su muger, una hija
doncella, y dos niños, poro la de su antecesor, Don Juan Esteban.
Conrrado pereció toda junta con su niuger, y tres hijos sin que-
dar más que un negro de toda ella, serían hasta treinta personas"-
aún peores nuebas se tubieron del Assiento de Hambato donde fué
el estrago total de Yglesias, y casas pues aún las de bara en tiei-ra
cubiertas de paja las arrancó el Terremoto, quéntanse por muertos
más de quatro mil de sus vezinos.
En la Villa de Riobamba padecieron, ygual mente todos los
edificios,pues los que no cayeron en el primer temblor se acaba-
ron con los subcequentes. murieron hasta 200 personas-
En los Pueblos de Tisaleo,y de Mocha, como tan inmediatos al
Cerro de Caruayraso de donde procedió el Terremoto fué mayor la
ruyna ocasionada, no solo de los continuos temblores, sino de unas
avenidas de lodo negro, y azufre; que bajaron de aquel Cerro de
suerte, que en las haziendas, que estaban en los bajíos, ni aún ras-
tro á quedado de casas de hombres, ni de animales, pereció aquí
mucho número de ganado raayor,y menor, y más de mil personas:
semejante fué el estrago del Pueblo de Patate, y sus Haziendas,
porque juntándose allí las innundaciones de Argamassa, y cieno
con las aguas represadas de su caudaloso río, llegó á subir la benida
dos picas más alta que la Torre de la Yglesia, murieron más de 300
personas.
Por todos los Pueblos de aquellos Contornos de Riobamba, y de
Latacu nga, que son m uchos y ra uy n u merosos, corrió el terremoto con
poco más ó menos estrago, cómputase el númei-o de los muertos, á
más de dies mil i^on muchas Yglesias, y conciderables edificios de
casas, obrages, Haziendas, y molinos en Riobamba, latacunga, Ham-
bato, Patate, y demás Pueblos, donde los que an quedado con vida la
tienen de milagro, y del suceso de cada uno se pudiera hazer histo-
ria particular, con muy morales documentos, y Concideracioues de
ia providencia de Dios, y de la profundidad insondable de sus Jus-
tos Juicios: El estrago ha sido de tal calidad que excede á toda
ponderación, y se tiene por uno de los mayores, que han padecido
estos Reynos desde que se descubrieron por el mucho número de
gente que ha peligrado.
Dos solas sircunstancias no escuso referir. Una es, que es-
tando para celebrarse en latacunga las fiestas de San Juan afirmaa
personas Religiosas, y fidedignas, que pocos días antes del suce^
— 90 —
sso STidaron dos Ymágeiies, un licor á modo de sangre; Y así mis-
mo se acuerdan los que han quedado con que pi'edicando
vida,
aquel insigne Mieioiiero de la Compañía de Jesús el Padre Joseph
de Casses, pocos años ha el sermón de estas fiestas de San Juan pa-
ssó á i-eprehender lac profanidades, de las Comedias, Toros, bay-
les, banquetes, y otros excesos, que eii ellos concurrían, y les llegó

á amenazar con la ruyna que aora an padecido sirviéndoles de se-


pulchro sus mismas casas.
La segunda es que la Ciudad de Quito según piadosamente
podemos creer debe á la devoción de Nuestra Señora del Quinche.su
indemnidad, esta sagrada Ymagen, que se tiene jurada por patra-
ña de la peste, se avía traydo seis días antes á la ciudatl á instan-
cias del IllmcSr.Dr. Don Sancho de Andrade, y Figueroa, y avien
dose difficultado, el traer esta soberana reliquia, por no estar en la
ocación apestada la Ciudad, no obstante, la solicitud de su señoría
Yllma. hizo que se trújese de su sanctuario del Quinche, que dista
nuebe leguas, y después se ha reparado por cosa misteriosa, la be-
nida de esta soberana señora, y que el día de su entrada, que fué
con gran solemnidad, y concurso del Pueblo salieron en Ymáge-
nes de Penitencia los Patrones de las sagradas Religiones, siendo
assi, que entonces no ha vía necesidad conocida que diese motibo
á tan penitente demostración, hause repetido muchas desde el dia
22 de Jimio, sal'e ido las sagradas Religiones, con las Imágenes
mil grosas que en los Conventos de Quito se veneran, trayéndolas
por la Ciudad en procesiones de penitencia, enpesó la Cathedral
con un Juliileo de 4rO horas,teniendo al Señor descubierto; La Com-
pañía de Jesús ha publicado el de las Misiones, y se van conti-
nuando, los medios spiiituales para aplacai' la yra de Dios.
Por parte de señores Presidente, y oydores desta Rl. Au'
los
dieucia salió el señor don Antonio' de Ron Bernardo de Quiroz,
Fiscal de su Magestad, para las providencias necesarias, y del ser-
vicio de Ambas Magestades que se ofreciesen dar en aquellos Pue-
blos, con socorro de bastimento de que tanto necesitaban; Por la
de su señoría Illma. salió así mismo el Sr. Provisor y Vicario Ge-
neral de este Obispado Dr. Don Pedro de Zumarraga dirigido espe-
cialmente á traer las Monjas Carmelitas de latacunga, por averse
arruynado su rasa é Yglesia, quedan oy en el Monasterio de su
orden en esta ciudad. es¿>érase que las avenidas de cieno de que es-
tán inundadas las quebradas los derrumbos y grietas de la tierra
dejen libre el uso de los caminos, para disponer algún alvergue á
ias Monjas de Riobamba sobre que se ha dado orden al Vicario de
— 91 —
aquella Villa, para donde salió ya dicho señor Provisor, luego que
llegó de Latacunga con las Carmelitas, socorriendo juntamente á
los necesitados de Hambato,
Todo este movimiento do la tierra ocacionó la rebentazón del
Cerro de Camay raso, vezino al de Chimboraso que por su altura
es muy conocido de los que nabegau estas costas, donde parece se-
gún las noticias y los efectos que batallando el fuego, y el agua,
prorrumpieron por diferentes bocas, conmoviéndose á la violencia
de estos eleuientos y del ayre iiitercluso en sus cavernas, toda la
tierra del contorno en muchas leguas de circuito bien que el movi-
miento fue más remisso en los estremos de la circunferencia.
Lo quantioso de esta pérdida se deja al juicio del Lector, y las
circunstauciasé individualidades de este caso, no se refieren, porque
las angustias del tiempo no lo permiten. Dios se duela de Nosotros
y los christianos que lo oyeren nos favorescan con sus sanctas ora-
ciones.

{El señor Obispo— úxca esta Relación al fin. Folios 165 y 166.)

VIIL — RELACIÓN HECHA POR EL CORREGIDOR DE LATACUNGA.

Relagión verdadera Y sierta del ynfeliz Natalizio, que ha Pade-


sido el Asiento de latacunga y demás Pueblos de su Jurisdicióii
el día viernes que se contaron Veinte de Junio á la una y quarto
de la mañana de este presente año de mili seiscientos nobenta y
ocho en que párese quiso La divina omnipotencia lebantar el braso
de su Justicia por sus Justos Juicios contra sus pueblos y abitado-
res de ellas más como Sumo bien y bondad Ynñnita quiso Aun
niesmo Tiempo, exersitar su misericordia en vnos descargando el
golpe de su Justicia y en otros usando., su piedad, como Autor de
sabiduría ynmensa, pues se conose por la grandeza de sus obras.
Pues en una fatalidad y Ruina tan general se a experimentado
Rindieron los unos las vidas Y los otros se libraron abiendo estado
sumerjidos luchando con los brasos de la muerte, pues sólo su alta
comprengión y providencia pudo haverlos sacado á salvo, exsone-
rándolos de la muerte, pues se hallaron, Ya sepultados en sus mis-
mos lechos, entregados al descanso del sueño natural quando vino
por instrumento del Señor un Temblor, ó Terremoto sin espagío ni
tiempo como qual rayo, que luego que se deshaze en sentellas haze
la operación, en la tierra, Assífue el de este monstruo y ten^pes-
— 92 ~
toso terreiiTofco, (lejando aRninatlos sus eclifigios así iiataraTes co-
mo sobre naturales, pues á su extrépito, no dejó fábricas, Piedra
sobre piedra ni montez que no se rrindiessen ásu fuersa, haziendo
que los mortales fuesen á recordar en la otra vida y los vivientes,
que por su Providengia se hallaron en los sótanos, que la Ruina fa-
bricaron Para prestarles vida sin valerse de diligengias ni astugias
ni ser capases de vuscar níng'un Remedio ni alibio sino tan solamente
ser obra milagrosa que en cada uno quiso exergitar su poderosa
mano, aviendo sido el terremoto, tan biolento, que su duración pa-
resió ser en un sei-rar y abrir de ojos, quedó todo el pueblo Reduci-
do con casas y templos en un llano que nú pareció aber abido fábri-
cas ni edificios ningunos, y en un perpetuo silengio sin oyrseboses
de hombres ni raugeres ni aun del menor Animal viviente, por-
que Todos se hallaban debajo de sus Ruinas y al cabo de más de
dos oras fueron asomando algunas personas que de sus lechos se
hallaron ensima de las Ruinas, Y otros en otros sitios fuera de los
suyos y en quehavitaban sin saber como se abían librado otros pi-
diendo socorro debajo de sus Ruinas de manera que no se podían
valer los unos á los otros. Y sin embargo al tiempo de yr deseute-
rramlo, á algunos que i>edían fauor Como se continuaron los tem-
blores tampor ynstantes no les davan lugar á favorecerlos, tan á
.prisa que las Repetigiones les acaba van de quitar las vidas en ma-
nera que todo fué confusión y espanto = Desenterráronse muchos
:

cuei-jx)s ese día y el segundo no siendo menos el Terzero que asta


este- los mautubo la divhia Providencia, enterrando en cada Se-
pultura de diez en diez que según el cómputo que se ha hecho lle-
gan á más de dos mil y quinientos los muertos. Y en muchas par-
tes no se han podido desenterrar algunos Cuerpos difuntos por la
Ymposibilidad de las Ruinas y mucho mas por la falta de Jente»
porque los que se hallaron por los arrabalez onde no tuvieron más
edificios que el de unas chosas de paja luego que echó Dios el día
se ausentaron aierrorisados de tan gran Ruina dejando el pueblo
solo sin liallarse Personas, para el soítorro de sacar Assí los cuerpos
difuntos Como los que abían quedado vivos ni tampoco para el aca-
rrettode algunos mantenimientos, sobre haber estado el Lugar sin
ellos por los achaquez que hampadezido las sementeras Y no ha ver-
se cojído Granos las Cosechas pasadas y estar las sementeras, al pre-
sente con la misma epidemia sin esperanzas de tener frutos en que
seampadesido grandes hambres, y nesesidadez Y se espera pade-
ser que será otra Ruina más sensible si no es que el autor de cie-
gos y tierra, no da la medisína y providencia que se necesita raa-
— 03 —
yormonte, qnantlü soban continuando, Los temblólos que pasan fio
más de seissientos siendo el menor Btistanto para aliuinar Los
mayores edifigios del mundo Y en el pueblo de uisubarnba Y con-
torno de más de Veinte leguasestar padeziendo de sed, por quanto
sus aKoyos y Ríos vajau hechos un lodo, y de tan pestífera he-
diondez que ni aun los Animales quieren llegarze á ellos, y haver-
se abierto Todos los serros Con nmchos deKumbos y Grietas que
aun el pasaje de apie ni acaballo, los ympideNo siendo el menor
daño el que en todos los pueblos, haziendas y chagras no han que-
dado casas trojes ni chosas que no se ayau arruinado con mucha
pérdida deYndios Y ganado en que se hallan los labradores. En un
tormento de confusiones por llegárselez Las cosechas y no tener
Jen te con quien travajar, ni trojes en que ponerlo que Dios fuere
servido darles, La larguessa de su infinita misericordia se explaye
en este miserable estado=han corrido, nuebas siertas ha ver Tenido
el mesmo Natalizio El Asientto de hambato, y Su Jurisdigión Con
otras mayores Ruinas decresientes por estar más sercano á las
caussas que dizen ser el de la Rebentasón de un bolcán ó serró que
se ha hundido,que llaman Cayguarasso,que está ensima del pueblo
de Tissaleo y mocha Cuyas abenidas Robaron muchas haziendas,
obrajes. Trapiches y el pueblo de patate que de hambato darán
más latamente cuenta á estos Reynos.
ARuinóse La Yglesia mayor deste Asiento de latacunga, Sien-
do su edificio de Ti'ez Navez.
ARuinóse la Yglesia Y cómbente de san francisco con junto
una Capilla de Nuestra Señora de la limpia concepción de los na-
turales y Murió un Religioso auiendo salido otros dos muy maltra-
tados.
ARuinóse la Yglesia de nuestro Padre San Angustí n, siendo
su de trez navez.
edificio
ARuinóse la Yglesia y Cómbente de santa Theressa, no ha-
viendo Peligrado ninguna Religiosa quienes se hallan en la Ciudad
de quito por borden de su Señoría Ylustrísima.
ARuinóse La Yglesia de los Padres Carmelitos y el combento
Aunque de Paja muy maltratado que se jusga no servirá.
Solo La capilla de nuestra Señ<)ra del Rosario en santo Domin-
go se escapó Aunque mu}^ maltratada —La capilla de los Padres de
la compañía se libró también Aunque los nobisios Pasaron á chillo.

ARuinóse La Yglesia del pueblo de Cusubamba y su anejo que


es Cunchibamba.
— í)í —
ARuinóse La Yglesia Y Combento del pueblo de san Miguel y
murió el docti inero del llamado fray Juan Caballero.
ARuinóse La Yglesia de Pujilli y su combento aviendo salido
muy maltratado el doctrinero del fray Juan Bolello.
ARuinóse La Yglesia del pueblo de san Phelipe.
ARuinóse La Yglesia del pueblo de los Maquez,
ARuinóse La Yglesia del pueblo de ysinligui.

Muertos

Murió La señora Doña Magdalena ygnacia fernández sierra


que abía veinte y Vn días que abía llegado con su familia señora
de mucha caridad Muger del General Do)i Alberto Fernández Mon-
tenegro Cauallero del orden de Santiago Corregidor y Justicia ma-
yor desta prouincia, Y su hijo suyo de hedad, de 11 años, del orden
de calatrava, llamado Don Francisco Xavier y otro hermano me-
nor de bedad de siete años, Con otra hermana de diez y stis años
llamada Doña Nicolasa Theressa; haviendo librado dicho General
íuilagrosamente debajo de las Ruinas de su Cassa y otras que calló
sobre ella sacándole muy estroj>eado de tantos golpez comó resiuió
y heridas en todo su cuerpo Vertiendo mucha sangre y á esta fata-
lidad se Le añadió La de ha vérsele Rouado cuanto tenía.
Murió el General Don Juan Esteban Conrrado su muger Y dos
hijos y toda la familia sin haver escapado más que un negro es-
clauo.
Murió Don Juari Domínguez Cura y Vicario deste
favieyr-o,
Asiento en hauibato. en el mismo naufrajio que le cojió en ese
Asiento.
Murió el Sargento mayor Francisco silvestre guerrero, Coa to-
da su familia, haviendo escapado su hija Doña María Y Don Beu-
tui'a su hermano.
Murió el Maestro Don Augustín mayo de Rivera, Capellán de
las monjas Carmelitas y todo» sus criados.
Murió el Capitán Fetlro Varriga con dos bijas suyas.
Murió Doña María de Naranjo Con toda su familia, menos dos
hijos sacerdotes que esta van fuera del Lugar.
Mux'ió Doña María Anguieta con toda su familia Y una hija lla-
mada Doña Rosa,
el Capitán Don Bentura deloma y Doña Rosa de Villa
Murió
Roel, Muger de Don Pedro deloma su hijo y toda su familia y
en dichas Cassas un rreligioso de san Francisco llamada fray Juan
— 95 —
Galindez que estubo de ji^uesped. Y solo se libró Don Pedro delo-
-

ina debajo de sus Ruinas con una mulata.


Murió Doña María de Thobar Viuda del capitán Matheo Xiine-
nez con tuda su familia y en dichas Cassas el (Japitan Luis Gon-
sález, su inuger Y hijos.
Murió el Maestro Antonia de Rojas en casa de Doña Maria y
Doña Josepha Ortiz haviendo librado estas dos señoras menos to-
da la familia que todas perecieron.
Murió el Pa<h-efray Pedi'o Callejas Religioso de SanAugustíu.
El General Don Diego Ruiz de rrojas escapó, y en su Casa
peresieron Diez y nuebe personas.
Murió Doña Josepha serón Viuda del Comisario Alcocer Y toda
vsu familia.
Murió Doña Cathalina de orbe muger del capitán Berna vé
del castillo.
Y finalmente según que se ban adquiriendo, pá-
las noticias
rese pasaron á más de cuerpos muertos. Y en este Asien-
tres mil
to y Jurisdigión quiera la Magestad Divina mejorar sus oras Y
mirarnos compiedad para que conloe Vivientes que han quedado se
rreforme Y baye en aumento Esta Provincia Aunque se duda mu-
cho Respecto de que á este lugar los medios para que bol viera en
alguna parte á tomar alguna forma de su corriente, era el que
los obrajez de comunidadez estuvieran corriente.a, porque del tra-
bajo de ellos y su prosedidos se esparcía algún dinero y oy con la
falta desta causa principal por estar aRuinados dichos Obrajez
no ay ningunos otros frutos ni medios para que coja algún Cuer-
po la tierra.

Alberto Fernández Montenegro,

(Páginas en folio desglosadas de un libro ó protocolo del Sr.


Coronel Odriozola, 7 s'gnadas con los ¡números 161 á 170. Estos —
dos últimos pliegos dicen en el sobre "Remitida por el Corregidor
actual de Latacunga don Alberto Fernández Montenegro" Este —
parte está del folio 167 á 170.).


Departamento de La Libertad

POR CARLOS B. CISNEROS Y RÓMULO E. GARCÍA (1)

¡Apuntes extractados de su Geografía inédita del Perd

ORIGEN DEL DEPARTAMENTO

Al independizarse el Perú, la intendencia de Trujilla compren-


día siete ]iartidos ó provincias: Trujillo, Lainbayeqne, Piura, Ca-
jamarca, Huamachuco, Pataz y Chachapoyas; con cinco ciudades,-
dos villas, ciento cuarenta y nueve pneblos y ochenta y siete pa-
rroquias.
Por decreto del Protector San Martín de 3 2 de febrero de 1S21,
expedido en Huaura, se dividió el territorio entonces libre, en cuatro
departamentos, siendo uno de ellos el de Ti-ujillo, con los partidos de
Trujillo, Lambayeque, Piura, Cajamarca, Huamachuco, Pataz y
Chachapoyas, El 2 1 de enero de 1S22, el supremo delegado marqués da
Torre-Tagle, por decreto de esa fecha, dio á la ciudad de Trujillo
los títulos de Benemérita y Fidelísima á la Patria; y el Liberta-
dor Bolívar en 26 de marzo de 1824 la declaró capital provisoria
de la República, mientras se libertase Lima de la dominación es-
pañola y aún cuando se ausentase él de ella. La ley de 9 de marzo
de 1825 le dió el nombre de departamento de La Libertad, por ha-
ber sido Trujillo la primera oiitdad del Perú en la que se proclamó'
la independencia el 29 de diciembre de 1820, después de la pobla-
ción de Huacra (Pueblo Libre) en la proviacia de Huaylas, y de
Lambayeque; y le agregó las provincias de Jaén, Mainas y Chota.
En la misma fecha se dió el nombre de Ciudad Bolívar á Trujillo;
y por otra ley de 21 de julio de 1827, se le restituyó, á i>etición de
su Munici]3a]idad, su antiguo nombre.
Paulatinamente se fué desmembrando el departamento para
formar los de Amazonas, Cajamarca, Piura y Lambayeque, hasta
quedar reducido á su extensión actual.

(1) Esta mohografía fué premiada con medalla de plata en la Exposición In-
dustrial de Trujillo del presente año.
— 97 —

SITUACIÓM

Este departamento se halla situado, aproxiuiadamente, entre


7*^
y 8° 58' 30" de latitud S. y 70° 41' y 70' 40' do longitud O. de
1'

Greenwich, y se encuentra circundado por las siguientes provin-


cias: Chiclayo, del departamento de Lambayeque; Hualgáyoc,
Contumazá, Cajamarca y Cajabamba, del de Cajamarca; Chacha-
poyas del de Amazonas: Huallaga, del de Loreto; Huamalíes, del
de Huánuco; y Pomabamba, Pallasca y Santa, del de Aucachs.

LÍMITES (1)

Los del departamento principian p^r el N. desde un poco al S


de la punta de Zaña, de donde parte una línea imaginaria en di-
rección NE., laque pasando por entre los cerros de la Horca y Prieto
Va hasta un punto situado á poca mis ó menoá 7 kilómstros de
distancia del pueblo de Tmgües. De aquí sigue h\ línea en direc-
ción SE. á cortar el río Jequetepeque en el lugar llamado Tolón,
continúa al S. hasta encontrar el río Chicama en el lugar denomina-
do Jagüey, siguiendo aguas arriba el curso de este río hasta 11 ki-
lómetros al E. de Lucma- Toma después rumbo al SE., corta el
río de Huamachuco cerca de Colcabamba y sigue al E. unos 20 ki-
lómetros para seguir luego al NE. pisando por las inmediaciones
de Sartiml)amba y las aldeas de Jocos y Fustán hasta encontrar
el río Mai'añón en el punto de afluencia del riachuelo Chala. Baja
por las aguas del Marañón hasta tomar la cordillera de Chuqui-
bamba que separa el departamento de la provincia de Chachapo-
yas, continuando en dirección S. y SE. por las ondulaciones de la
cordillera que lo separa de la provincia de Huallaga, encerrando el
distrito de Ongón recientemente anexado. Toma después aguas
abajo el curso del río Anchica, límite meridional de la provincia
de Pataz, hasta su confluencia en el Marañan, por cuyas aguas
desciende. Tómala quebra<la de U(*hupam[)a, que sigue hasta en-
contrar el río Tal)lachaca ó Chufiuicara, por el que baja sin interrup-
ción hasta el lugar en el que, unido al de Huaraz, f(H-man el San-
ta, límite S* de la provincia de Trujiílo, continuando luego el cur-

(l) La presente línea de demarcación ha sido trazada teniendo á la vista el ma.

pa del Perú por Raimondi. Hemos emprendido este trabajo para subsanar en lo po-
sible la carencia absoluta de aquellos.
25
— 98 —
so (le desembocadura en
este río hasta su el Pacífico á los S" 58' 30"
latitud S. próximamente.

BAHÍAS Y PUNTAS

Comenzando por el N. las principales baliías y puntas son:


La rada de Pacasmiyo— á loi 7° 21' 2J" de latitud S. y 7d" 35'
50" de longitud —
O de G-reenwich llamada por lo general puerto;
dista 15^ millas al SSE. de la punta de Zaña. Su mejor surgidero
se encuentra al O. del pueblo y á 4^ cables de la playa. (1)
Al S. de la i'ada anterior y á 7 millas de la punta de Puémac
ó Arcana, está la de Pacasmayo á los 7° 25' 15" de latitud S. La
playa comprendida entre ambas puntas es baja, arenosa y con
fuertes reventazones. La parte que forma la punta es más alta y
adelanta sobre el mar en suave descenso.
Al N. de la punta de Puémac (7" 31' 50" de latitud S.) se halla
la caleta así llamada, que tiene poco abrigo. La punta referida de-
fiende, aunque de una manera imperfecta, la caleta anterior; y es-
tá situada 12 ^ millas al NO. de la de Malabrigo.
Una gran ensenada, abrigada por el S. y abierta por el SO.,
O. y NO., constituye la rada de Malabrigo, á los 7" 42' 20" de lati-
tud S. y 79^ 27' 20" de longitud O. de Greenwich, que tiene, por lo
general, poco fondo; pues á una milla de tierra no se encuentra,
en cualquiera dirección, más de 9 ó 10 metros de profundidad. Su
mejor surgidero está en el fondo de la ensenada.
Quince millas al NO. del valle de Chicama y formando el lado
S. de la rada anterior, se halla el cerro y punta de Malabrigo, cuyo
extremo occidental se encuentra á los 7° 43' 05" de latitud S. El
primero, que tiene 250 metros de altura, avanza al O. presentán-
dose como aislado y termina en varios mogotes que se internan
en el mar y forman la punta.
La caleta del Brujo, á los 7° 53' de latitud S., conocida tam-
bién por la de San Bartolomé, está situada 3 millas al N. del valle
de Chinama y casi E. O- con el pueblo de Magdalena de Cao. Su
tenedero es muy malo.
El puerto de Huanchaco (2) dista 14 i millas hacia el SE. de

(1) El puerto mayor de Pacasinayo posee un muelle de fierro de 764 metros de


longitud, que en la actualidad ^^''tá arrendado á Peruvian Corporation.
la

(2) Posee un muelle de inctdera, sobre pilastras de fierro.


— 99 —
la (lesembocadiira del río Chicania. Tiene á una milla de tierra
mal fondoadero y no posée abrij;o alguno ]inv^ la continua mare-
jada que se experimenta. Está situado á los S" 5' 40" de latitud 8.
y 79" 8' 30" do longitud O. de. Greenwich.
A una milla al NO. de la boca del río Moche y muy cerca de
Trujillo, se encuentra la caleta de Haamán, que no tiene abrigo y
cuyo fondeadero es malo. Está situada á los 8° 08' 10" de lati-
tud S.
El puerto mayor de Salaverry (l) está á 12 millas al SE. de
Huanchaco y á sotavento del Morro Carretas. La playa tiene tas-
ca como en Huanchaco, pero el desembarque se hace con más fa-
cilidad que en este puerto. Su posiciones de 8° 14' 10" de latitud S.
y 78° 57' de longitud O- de Gteenwich.
La caleta de Guañape se halla al E. de la pequeña punta que
forma parte del morro del mismo nombre. Su mejor fondeadero
se encuentra á ^ milla de tierra cerca de unos ranchos.
El moi'ro do Guañape, de 214 metros de altura, está inmedia-
to á la caleta precedente y su posición es 8° 27' 30" de latitud S.
Las playas que quedan al SE. y NO. son muy bajas, lo que hace
que observado de cierta distancia parezca una isla.
El fondeadero de Chao, á los 8° 37' .50" de latitud S., dista 2 í
millas NNO. de la caleta de Coscomba, situada á los 8° 41' 30" de
latitud S- En él hay continua marejada y reventazón en la playa.
Milla y media al N. del morro de Chao se halla la pequeña
punta del mismo nombre
á los 8" 45' 50" de latitud S. Hacia el S.
de ella se levantan sobre la playa varios raot-ritos; pero el más
próximo y adelantado sobre el mar es el llamado morro de Chao.
El puerto de Pacasmayo dista 22 millas de la caleta de Mala ^

brigo, ésta se halla á 34 millas de Huanchaco, y Salaverry á l'J


millas del anterior.

Islas

Frente á la costa y en la jurisdicción del depai'tamento se en-


cuentran varias islas, que carecen de agua dulce y que son comple*

(1) Cuenta con un muelle de fierro de 370 nieti'os de largo que, en una exten»
sión aproximada de 140 metió:, fué destiuído poruña braveza de mar el 1.° de ju-
nio de 1895. Sin embarco, el carguío se verifica por la parte que ha quedado buena,
hallándose en la actualidad en reconstrucción.
— 100 —
tamente áridas; p:íro contieiieti depósitos de gaauo y en sus ense-
nadas abundan los lobos marinos. (1)
El grupo de Macabí lo forman dos islas, separadas por un ca.
nal de 35 metros, situadas á 6 millas al S. 5" O. de la punta de
Malabrigo, y que se denominan isla del Norte é isla del Sur; sien-
do aquella más elevada que ésta, aún cuando os más pequeña,
pues su altura alcanza á 3i) metros sobre el nivel del mai-. La po-
sición es 7" 49' 20" de latitud S. y 79° 28' de longitud O. de Green-
Avich.

El grupo de Guaiiape está formado por dos islas grandes que,


poi- su posición relativa, se denominnn del Norte y del Sui-, dos
islitas colocadas entre ellas y algunos farallones. La más cercana
á tierra es la isla del Norte que dista 5 ^ millas al SSO. del n)orro
de Guañape. La del Sur es la más elevada, tiene una altura de 165
metros y se halla cortada á pique por el lado de occidente. Está
situada á los 8^" 34' 50" de latitud S. y 78- 56' 10" de longitud O. de
Greenwich. En ambas existen fondeaderos tranquilos y seguros.
La isla de Chao se encuentra á los 8° 46' 30" de latitud S. y
78° 46' de longitud O. de'Greenwich ^ á, 1 ^ milla al O. del morro
de su nombre; su elevación es de 36 ^ metros.

DIVISIÓN FÍSICA Y CLIMATOLOGÍA

Posee este departamento la rara cualidad de participar de la


tres zonas en que se halla dividido físicamente el Perú, ó sean: la

costa faja de terreno en su mayor parte llano y cubierto de lige-

ra capa de arena donde las lluvias no se presentan sino en forma

(1) De todas estas islas S3 ha extraído guano en grandes cantidades y avín exis-
te en ellas. En las de Guañape encontró Raimondi. á 35 pies de profundidad, una
capa de 7 piésde espesor de una materia muy liviana, de color amarillo claro y que
examinadaal microscopio ofrecía una estructura semicristalina. Sometida al aná-
lisis, resultó hallarse formada, ea su mayor parte, de oxalato de amoniaco, y á la

que llamó Ouañapita para recordar su origen.


El guano fué empleado por los indios desde tiempo inmemorial, y los españoles^
tan ávidos de riquezas, no llegaron á descubrir su importancia á pesar de no ser un
secreto el comercio qne de él se hacía en nuestras costas.
De este abono hablan Cieza en 1538, Feuillee en 1710 y Frezier en 1714. En 1802
el barón de Humboldt envió á París guano de las islas de Chincha, cuyas muestras
fueron analizadas por los químicos Forcoy y Vaquelin, quienes fnei-on los primeros
n descubrir en él la existencia del ácido úrico y sales amoniacales.
— 101 —
<le cortos rocíos (I) llamados garúas, eii los meses de junio, .iulio y
ago=!to, y á cuya teuecen las provincias de Pacasmayo y
rei^ión peí
Trujillo; la sierra, ríe terreno montañoso y quebrado, en la que
las lluvias son abundantes y ofrece diferentes climas, desde el frí-
gido de las altiplanicies hasta el Ccilido que se experimenta en al-
gunos temples, como en las provincias de Otuzco, Huamachuoo y
parte de Patáz; encontrándose el resto de esta última en la mon-
taña ó i-egión de los bosques, cuyo clima es cálido y húmedo, y
donde las lluvias copiosísimas caen durante casi todo el año sin
interrupción.

En la costa que baña el océano Pixcífico —el clima es suave,
y contrasta de una manera notable con el excesivamente cálido de
otros lugares tropicfiles situados á la misma latitud (2). Débese
oste fenómeno tanto á la acción refrigerante de la corriente polar,
conociiia con el nombre de Corriente Peruana ó de Humboldt (3)
que recorre todo ei litoral del Perú, como á la proximidad de las
cimas nevadas de la cordillera, cuya dirección es paralela á la cos-
ta.
Esa corriente ejerce, pues, una acción bienhechora sobre el
clima de la costa, mny semejante, aunque contraria en sus efec-
tos, á la que la corriente del Gr ilfo {Galf-Stream) en el Atlántico
realiza en las frías regiones del Norte de Europa, donde el gran
contingente de calor que lleva al salir del ardiente golfo de Méxi-
co, hace más templados sus crudos inviernos. Así, el agua de la
corriente peruana, 10° C más baja que la de otros parajes de igua-
les ó más elevadas latitudé?, S° C rnás fría que la del mar, situado

(1) Sin embargo, en los años 1701, 1730 y 1728, sufrió la provincia de Trujillo
copiosos aguaceros que por lo irregulares y no esperados, causaron grandes daños.
En 18(57 se verificó otro fenómeno parecida, y en el pueblo de Magdalena de Cao,
donde se oyei-on truenos, cayó un fuerte aguacero que inundó las calles, caso rarí-
simo en la costa del Perú.
En el año de 1871 una gran avenida destruyt) «1 pueblo de Perlregal y muchos
caseríos del lado de Simbal y Sinsicap. La del año 1891 llegó lias^ta y hubo
Trujillo,
que desviar el agua hacia el lado de barlovento, sobreviniendo lluvias <}ue destru-
yeron en ciertos lugares el terraplén del ferrocarril.
(2) Recife — —
población brasileña situada álos 8^ 4' de latitud S-, posición igual
á la de Trujillo, que es de 8" 7' 16" S., tiene, según E. Lévasseur en su obra "Le
Brésil", una temperatura media de 26" 2 C-, siendo la máxima de 37' 3 C, y la mí-
nima de 16° 3 C, al paso que la media de Trujillo fluctúa entre 19° y 20° C.
(8) Denomínasele así, porque aun cuando era conocida desde el siglo pasado
por los principales navegantes del Pacífico, faé el celebre Humbjldt quiea iirimero
la observó científicamente.
— 102 —
á igual latitud fuera de la eon-iente y siempre inferior en 2° ó 3"
C á la del aire, refresca la atmósfera, mitiga el calor qusf proclnceii
los rayos del sol en los arenales de nuestra costa, y hace muy sua-
ve y agradable el clima de las poblaciones poco «listantes del mar,
en las que reina el apacible y templado viento sur y pocas veces el
recio y tempestuoso norte. (1)

MONTAÑAS

Las tres provincias de este departamento situadas en serranías,


tienen un territorio sumamente quebrado,
sobre todo la de Hua-
machuco, que atravesada por la coi-dillera más ancha y
se halla
alta de las del Norte del Perú, llamada de Pelagatos, que forma el
nudo que lleva el mismo nombre; la provincia de Pataz, aunque
no tan escabrosa como la de Huamachuco, presenta muchas
punas y picos nevados, como el de Cajamarquilla. En cuanto á la
provincia de Otuzco, ti'es ramales que se desprenden de la cordi-
llera occidental la recorren de SE. á SO. dividiéndola casi en tres
partes iguales.
Los pasos 6 abras en este dep.i.rtamento, son: el que existe en
el lugar llamado Cruz de la Contadera, entre la hacienda Choqui-
songo, distrito de üsquil, provincia de Otuzco, y la Araqueda, dis-
trito de Cachachi, provincia de Cajahainha, departamento de Ca-
jamarca, á 3,815 metros de altura; el situado entre la hacienda
Augasmarca, distrito de Mollepata, provincia de Huamachuco, y
la ciudad de este nombre, á 4,0ot> inetro<5 de elevación; y el que se
halla entre la hacienda de Llaray, distrito de Smtiago de Chuco,
provincia anteriormente citada, y la misma ciudad de Huamachu-
co, á 3.í!20 metros de altura.

(I)DasgraüiaJiimente estas ex'ja'ent 's cornil ñones climatológicas están auien-


guadas por la poca salubridad de los distintos pueblos del departamento, pues en

todos ellos» la higiene deja mucho que desear.


Nótase esto, hasta en as vías que conducen á los distintos lugares, en cuyo tra-
yecto existen acequias que se desbordan continuamente, form indo pantanos que se
convierten en poderosos focos de infección. En las ciudades se en(;ucntran. también,
causas de insalubridad, como la existencia de muladares, la contaminación de las
acequias que las atraviesan, el libre expendio de artículos de alimentación, sin re'
paro alguno, pues las carnes dedicadas al consumo jamás son inspeccionadas, pro-
vengan ó no de reses enfermas. A pesar de tjJo esto, llama la at.3nción que no
exista endemia alguna de carácter tíHco, de la que sólo se preaentam casos aislados,
debidos, -sin duda, á a gran ventilación de las pi)blacioneá, cuyos vientos fuertes y
sanos, barren, por decjirlo asi los miasm. is que pululan en la atmósfera, y permiten
de ese modo re-spirar aire benéfico. ^
— 103 —
RÍOvS

Los que lie^jfaii el dei>Artain3nto son, relativiirnente, de poca

importancia. Tienea su Ofigeu unos, en la cordillera oscidental del


departamento de Cajamarca, y otros en las montañas de Huamachu-
co y en las sierras intermedias, y si se exceptúa el caudaloso Mara-
ñon y sus tributarios, todos los demás, afluyendo unos en otros,
vacian sus aguas en el océano Pacífico.

LAGUNAS

Con excepción de que existe en Piás, provincia de Pataz, y


la
ia que hay cerca de Pacasni.iyo, en las que abundan peces y á cu-
yas orillas crecen juncos, totora y turria, y viven infinidad de
aves como el pato real, la bandurria, la gallineta, etc; son conta-
das y de escasa importancia las del resto del departamento; de-
biendo, también, tenerse en cuenta, que las que en la época de las
avenidas forman los ríos de la costa y que suelen secarse después,
no pueden considerarse como tales.

HABITANTES

En las provincias de Pacasmayo y Trujillo predomina, como


en toda la costa, la raza blanca y las castas derivadas de sus dife-
rentes cruzamientos, como es natural, buen número
sin excluir,
de indígenas de raza pura y de asiáticos importados para satisfa-
cer las necesidades de la agricultura. En las provincias del inte-
rior el elemento más importante es el indígena.

DIVISIÓN POLÍTICA (1)

Políticamente se halla dividido el departamento en cinco pro-

(1) Según el artículo 113 de la Constitución vigente, la divis ión de los depar-
tamentos, de las ijrovincias y de los distritos, y la demarcación de sus respectivos
límites, debían ser objeto de una Isy que, hasta la fecha, no se hi dido, rigiendo—

por lo tanto la demarcación anterior, según estaba cuando se dió la ley de 1.° de
setiembre de 1831 y conforme esta declai'ado en ella y en el artículo 2.' de la ley de
Funcionarios políticos de 7 de enero de 1857, con las variaciones introducidas suce-
sivamente por la creación de nuevos departamentos, provincias y distritos.
— 104 —
vincias y 40 distritos, (l) Lr\s provincias son : Pacasniayo, Trujilla,
Otuzco, Huamachuco y Pataz.

GOBIERNO

Como tocias las circunscripciones del Perú, denominadas de-


partamentos, su (íobievno en lo político está confiado á un prefec-

to que reside en la capital —
del que depnnden los subprefectos de
cada una de las provincias, á los que esttín subordinados, á su vez,
los gobernadores y tenientes gobernadores de los distritos en que
se üubdivide cada una de ellas. (2)
En lo judicial, Trujillo es el asiento de una Corte Superior (o)
con jurisdicción sobre el departamento de Lambayeque; existien-
do juzgados de 1." Instancia en las capitales de provincias (4) y
jueces de paz en todos los lugares en que son necesarios.
La administración de las rentas departamentales está á cargo
de una Junta compuesta por delegados 'le cada uno de los Conce-
jos Provinciales ó Municipalidades. Los bienes comunales son ad-
ministrados por las Muncipalidades entre las que se distinguen las
provinciales y las de distrito. Las Juntas Departamentales revisan
los actos de los Concejos Provinciales (5) y éstos los de los distri-
tales.

(1) Habiendo una ley clara y terminante, que determina los distritos y pueblos

que deben formar una provincia, existen sin embargo de hecho y contra la ley, dis-
tritos como los de Marmot, Charat y Lacuesta en la proviiicia de Otuzco.
(3) Los prefectos y subprefectos, según el artículo 15 de la Oonstitucióa, son
nombrados por el Ejecutivo: los gobernadores por lus prefectos á propuesta en terna
de los subprefectos, y los tenientes gobernadores por los subprefectos á propuesta
en terna de los gobernadores. El Ejecutivo no puede remover álos prefectos y sub-
prefectos sino con arre,'.^lo á la ley.
No obstante lo perentorio de este artículo, el G )bierno los remueve á voluntad,
pues la ley á que se hace referencia no sa ha dado todavía.
Las atribuciones de estos funcionarios deben ser determinadas por una ley (art.
116); pero como esta tampoco se ha dado, se ve el caso de qae á falta de ella se ob-
serve, en cuanto lo permiten las leyes posteriores, la de 17 de enero de 1857, expedi-
da en consonancia con el sistema adoptado en la Constitución de 1855.
(3) La Corte Superior de Justicia fué raaiidada establecer por decreto de 26 de
marzo de 1824 con un presidente, dos vocales y un fiscal, habiéndose instalado el 30
de abril del mismo año.
(4) La para los juzgados de 1." Instancia no se ha dado todavía; pero en ca-
ley
si todas las capitales de provincia exista pDr lo menos uno,
(5) Los actos del Concejo Provincial de Lima, solo son revisados por el Ejecu-
tivo.
— 105 —
En lo eclesiástico la Diócesis de Trujillo, erigida por Bula del
Papa Gregorio XIII en 15 de abril de 1577 (l), comprende los de-
piitanifMitos de La Libertad (exceptóla provincia de Pataz), Lain-
bayeque, Piura, y Cajamarca; llegando el número de sus parro-
quias á 105, de las que 31 se encuentran en el departamento, 17 en
el de Lanibayeque, 22 en el de Piura y 35 eu el de Cajamarca.

ADUANAS (2)

La aduana de 1."^ clase de Pacasmayo no tiene sino una depen-


dencia de 3.* clase que es la caleta de Ohérrepe.
La de igual clase de Salaverry cuenta con las siguientes de
3.\ Malabrigo, Huanchaco, San Bartolomé de Chao y Guañape.

Según la ley de Municipalidades de 14 de ociiibre de 1893, la administración


municipal de la República se ejerce por los Concejos Provinciales y de distrito. En
los distritos en que no es posible establecer Concejos, hay uno ó más agentes muni-
cipales nombrados por el respectivo Concejo Provincial.
La ley de 19 de octubre de 1896 modificó el art. 29 de la citada de municipalida'
des, en el sentido de que las elecciones de concejales debe practicarse por votación
directa, gozando del derecho de elegir todos los vecinos, peruanos y extranjeros, ma-
yores de 21 años ó casados, que sepan leer y escribir. La ley reputa qne no sabe es-
cribir todo aquel que sólo ha aprendido á firmar.
(1) Con motivo de no haber tómalo posesión de la silla episcopal los primeros
obispos nombrados, no se llevó á cabo la erección en esa fecli>i. Posteriormente, en
1607, el Cabildo de Trujillo se dirigió con este objeto á las Cortes de Madrid y Roma
y aún Felipe III instó al Papa Paulo V con el mismo fia. Fué entonces cuando éste
expidió una bula confirmatoria de la de Gregorio XIII que mandó erigir la Dióce-
sis, el 29 de octubre de 1609. Su primer obispo fué el Dr. Fr, Alonso Guzmán, nom-

brado el lo de abril de 1577; pero después de consagrado en España, renunció- E n


seguida fueron nombrados el Dr. D. Francisco de ObanJo, el Dr. D. Luis Gerónimo
de Cárcamo, que murió en el mar, cerca de Paita, viniendo de España; el Dr. Fr. Juan
de la Cabeza, que murió sin tomar posesión; y Fr. Francisco Diaz de Cabrera, en
cuyo nombre tomó posesión de esta iglesia el 27 de febrero de 1616, el padre do-
minico Fr. Pedro Luque, haciéndolo él, personalmente, el 3 de marzo siguiente.
(2) La ley de 2 de diciembre de 1874, que designó :.los puertos marítimos del
territorio nacional abiertos al comercio, y la clasificación que de ellos se hizo, no
corresponde á la de aduanas de que se ocupa la ley de 20 de octubre de 1886.
La primera no reconoce sino dos clases de puertos: mayores y menores; mir n-
tras que la segunda establece la escala gradual de aduanas de primera, segunda y
tercei-a clase; de modo que la denominación de caletas que el artículo 4? del Regla-
mento de Comercio dió á ciertos puertos, no tiene aplicación en la actualidad.
La clasificación de puertos debe guardar armonía con la de aduanas, pues cuan,
do el tráfico mercantil, por su ostensible desarrollo, exige la ci-eación de una adua

nade 1." clase en un puerto menor, el servicio de éste exige á su vez— otro per-
27
I
— 106 —

INSTRUCCIÓN (1)

Considéresele ya corno fuerza consciente en el perfeccíaiia -


miento del gobierno republicano, 6 en la entereza con que cada
uno debe concurrir á la defensa de la integridad de su patria; ya
como impulso de las industrias en general, del acrecentamiento de
las rentas nacionales, del esplendor de las artes y el brillo de las
letras; la instrucción es la base fundamental del progreso y desa-
rrollo de las naciones.
Deficiencia clamorosa déjase sentir á este respecto en la Re-
pública, y no es extraño que el departamento no haya logrado
sustraerse á este mal, que ha invadido todo nuestro organismo.
Si es cierto que la instrucción en las provincias de Ti'ujilloy
Pacasmayo se encuentra en un pie relativo de prosperidad, no lo
es menos que en las demás el cuadro es desconsolador.
^Para la instrucción superior existe en Trujillo una Universi-
dad menor titulada de Santo Tomás y Santa Rosa, que bajo la di-
rección de un cuerpo de catedráticos, constituye el centro cientí-
fico más importante del norte. (2)
Dos colegios nacionales: el de San Juan de Trujillo, en el que
se da instrucción primaria y media, y el de San Nicolás de Huaraa-
chuco, que después de algunas vicisitudes ha quedado organiza-
do con un plan de estudios especial y ^en el que se da solo el pri-
mer grado de instrucción media; y unos pocos particulares, son
los únicos que existen, pues el colegio nacional que había en Otuz-
co se clausuró el año 81. (3)
Cuanto á la instrucción primaria, confiada á las Municipalida-

sonal y otra categoría, y importancia comercial fuera descenden-


al contrario, si
te. Es por esto que debería modificarse en armonía con la del 86; es-
la ley del 74
tableciendo la indispensable graduación de puertos mayores, -menores y caletas ha-
bilitadas, comojlo hizo el Reglamento indicado.
(1)El primer colegio que hubo en el Perü, sin excluir los seminarios eclesiásti-
cos, se fundó en Trujillo en 1556 por el Virrey Don Andrés Hurtado de Mendoza,
Marqués de Cañete, que de tránsito en esa ciudad en mayo del citado año, ordenó
su fundación; el mismo]que comunicó al Rey, pocos meses después, (15 de setiem-
bre) que ya había estudiantes en ese plantel.
(2) La Universidad de Trujillo, fundada por Bolívar, permaneció clausurada
hasta'el año 1893, en que volvió á abrirse en virtud de una ley del Congreso.
(3) Los cuadros que insertamos á continuación, tomados déla Memoria de Jus-
ticia, Culto é Instrucción de 1898, dan perfecta idea de la marcha de esos estable -
cimientos:
. .

- 107 -
ríes que diiifjíen su administi-ación técnica y económica, d()lol•o.^o

decirlo, deja mucho (jue deseai-.


Eu las provincias de Obuzco y Huamachuco la instrucción pri-
íuaria es menos que deficiente. Hay distritos en los que no existe
una sola escuela, y los pocos establecimientos de enseñanza con
que cuentan los demás, sostenidos en parte por los Concejos y en
parte por los padres de familia, care'^en de toda clase de útiles y se
hallan regentados por personas incompetentes.

CUADRO que demuestra el movimiento de la Universidad menor de


Trujillo durante el año escolar de 1897.

© © © © Número de alumnos
(S aiio IB 'S
es es IS es
Facultades es
ü c o
©i « •*
Matricula- Aproba- Desapro-
dos dos bados

Jurisprudencia, Cien-

cias Políticas y ad-


í>
7 8 33 1^ 1

CUADRO que demuestra el movimiento de la Instrucción media en


el departamento de la Libertad, durante el año escolar de 1897.
—Instrucción oficial.

N.° de
alumno Examinados Costo al Estado
Colegio
Lugar en qus por alumno
funciona
aprobado
Asistencia tér- Aprob. r.esapr
mino medio

San Juan . Trujillo 136 99 84 35 S. 134. (i4

San Nicolás. Huamachuco 45 39 25 13 103.39

Ante estas cifras, ¿vale la pena sostener una Universidad, en la que de 33


alumnos con que cuenta sólo han rendido examen 19; y dos colegios nacionales
en que el costo para el Erario por alumno aprobado ha ascendido k S. 1
— 308 —
Si estopasa en Otuzco y en Huaniachuco, lo que acontece en
Pataz]coiitrista el ánimo. En materia de instrucción se ha retrogra-
dado, pnos si en 1877 existían 19 escuelas para hombres y 4 para
mu jei-es (1), hoy en esa ai)artada región se cuenta solo una, á la
que concurren como máximum 00 alumnos.
Como circunstancia atenuante se alega lo reducido de las
rentas de los Concejos municipales, que no permite otro estado de
cosas en esta materia; pero ante la consideración de que donde se
crea una escuela la barbarie desaparece y se logra el respeto por el
derecho ageno, el culto á la justicia, la abnegación por la patria y
el gusto por lo bello, por lo útil y por lo grande; y ante el envidia-
ble ejemplo de civismo de los hacendados de Chicama, no cabe
disculpa alguna.
El batallar por la difusión de la enseñanza y, por consiguien-
te, por el engrandecimiento del país, no debe dejarse á la iniciati-
va y esfuerzos de unos pocos; tolos, en la esfera de nuestras atri-
buciones y posibilidades, estamos en la obligación de coadyuvar á
tan noble fin.
Dése á la instrucción el carácter práctico que debe tener;
préstese al estudio de la geografía la importancia á que es
acreedora esa ciencia de hechos, esencialmente objetiva, en cuya
enseñanza es preciso ir tomando los objetos que caen bajo la vista
de los niños, pai'a proceder siempre de lo conocido á lo desconoci-
do, de lo particular á lo general; y no se les haga estudiar otros
países antes de conocer el suyo, (principiando por su ciudad natal,
su provincia, su departamento); porque hacérselos conocer, es ha-
cer que lo aprecien; como hacérselos apreciar, es adherirlos á la
patria, es formar ciudadanos. Fúndese una escuela de agiicultura
práctica, destinada á crear tan sólo agricultores científicos, y
en la que pueda entrar cualquier joven de buena voluntad que se
pa leer y escribir. Su programa debe abarcar, necesariamente?
muchos ramos diferentes; todo lo que pueda interesar de manera
directa al agricultor, como cultivos de variadas y numerosas espe-

102.39 respectivamente? ¿No seria preferible clausurar esa Universidad y todas


lasde la República, dejando sólo la de Lima, reorganizándola por completo, y
aplicando sus remas y las de los colegios nacionales á la difusión de la instrucción
primaria en el departamento?
Cuestiones son estas que deben estudiarse para tomar después una determina-
ción en el sentido en que se incline la balanza de la opinión pública, que pesa siem-
pre hacia el lado de las conveniencias nacionales.
(1) Diccionario geográfico y estadístico del Perú.— Mariano F. Paz Soldán. 1877.
— 109 —
cies,sobre todo el del trij^o que, entre sus ventajas, nos independi-
zaría de la férula económica de Chile, suprimiendo en las impor-
taciones uno de los artículos que más pesa sobre la riqueza nacio-
nal y dando valor á una vasta extensión de cainpos que hasta aho-
ra no aprovecha el cultivo y que son especialez! para esa planta-
También en su programa, la preparación do terrenos
pu€'<le enti'ar

sef^iin diversos métodos, práctica de diferentes abono.^, conoci-


miento de una larga serie de útiles y aparatos, elaboración de los
productos principales y conocimiento de las máquinas respectivas,
riegos, drenajes, construcciones rurales, viabihdad, etc., sin con-
tar varios otros que no enumeramos.
Unanse los elementos dispersos, fórmese una liga para la eu

señanza; el terreno está allí mejor que en ninguna otra parte-
preparado para ello; n-» encontrará escollos, ni se le hará mezqui-
na y egoista oposición.

AGRICULTURA

~ En pocos departamentos como en el de La Libertad se halla-


tan desarrollada esta importante fuente de riqueza nacional, la
que sinemhargo no ha alcanzado el incremento á que está llamada,
á pesar de los muchos dones con que la naturaleza ha favorecido su
fértil suelo.
Dividido como está en las tres zonas climatológicas que carac-
terizan, por lo general, á todo el territorio, sus producciones son
tan variadas como las diversas temperaturas que en él dominan.
La costa, que se distingue por su gran fertilidad, ha hecho
que se aprovechen muchos de los terrenos, y que las grandes ha-
ciendas abunden allí y prosperen cada día mis. en relación directa
con los materiales que se emplean y con los conocimientos y empe-
ño que ponen sus propietarios para conseguirlo.
Desgraciadamente, la cjran extensión de algunos fundos (1) y

(1) El Perú no necesita tanto aumentar la superficie de sus tierras de


medio de irrigaciones y de abonos, para acre-
cultivo sino perfecionar el trabajo por
centar las cosechas. No siempre es necesa rio cultivar una superficie de doble exten.
sión para producir dos veces más: los progresos de la agrrnomía moderna permiten
elevar de manera considerable el rendimiento de los campos, sin agrandar en
una
línea la superficie cultivada. Hasta ho}-, la agricultura peruana apenas si
se lia
apartado de la rutina y aun no se ha decidido á entrar de lleno y con resolución en
lia nueva senda, en aquella que se aproveshan las conquistas
y descubrimientos de
la práctica experimental.
— 110 —
la acción partíciilary acumulativa del trabajo, no permiten sacar
todo provecho que, darlas otras condiciones, pudieran obtenerse,
el

y es sin duda por esto que los agricultores de ese departamento, y


sobre todo los de esa colmena que se llama valle de Chicaraa, se
empeñan en formar sociedades ó compañías para poder gubdividir
el trabajo y dar á sus cultivos todo el ensanche necesario, á fin de
producir no sólo para el consumo interior, sino también i)ara ex-
portar sus productos á las provincias vecinas y fuera del país,
en una proporción mayor que la que hoy tiene.
En maquí nanas que hoy poseen muchos
efecto, las valiosas
fundos y manera de hacer los cultivos, sobre todo el de la caña,
la
aunque no ha llegado aún á la perfección que debiera, ha hecho
de esta sección del territorio nacional un núcleo de riqueza agríco-
la que por cierto no han alcanzado á adquirir otros departamen-
tos; puestoque sus tierras producen, por término medio, 400 quin-
tales deazúcar por fanegada de caña (2.S hectáreas) y ha habido
"
algunas que han dado hasta 1,500,
Dos inconvenientes paralizan ó detienen aparentemente un
desarrollo mayor: la falta de brazos y la escasez de aguas. Cuan-
to á lo primero creemos que hay un medio fácil de conseguirlos,
cual es el de hacer partícipes á los braceros de las utilidades que
se obtengan en una proporción convenida de antemano, para lo
cual los indígenas se prestan de una manera admirable, tanto por
sus condiciones especiales como porque así se apartarían de ese
deseo innato de trabajar cierto tiempo para regresar después á su
pueblo y explotar con sus economías las pequeñas chacaritas que
poseen. Este medio, que allá por el año. 1S76 lo llevó á cabo un ha-
cendado de Nepén (1) con proficuos resultados, deberían imitarse,
pues aparf,e de las utilidades que obtendrían, se conseguiría el de
ir civilizando poco á poco á la raza indígena, que no parece sino
que se hallara sujeta á una condición
la de los demás
distinta á
sereshumanos, debido exclusivamente á nuestra desatendeucia
por una raza tan llena de magníficas cualidades desconocidas casi
por la generalidad.

En cuanto á la escasez de agua, si la ciencia presidiera el re'


gadío (3), sí no se desperdiciara como hoy sucede, el agua que se

(1) El señor don Máximo Pinillos,

(2) Creemos'que en las provincias de la costa de este departamento, donde


— 111 —
emplea, esa vasta zona que cuenta con la inmensa ventaja de ser
regada artificialmente (1) por la falta de lluvias, vería centuplicar
sus producciones.
En la sierra, cuyo suelees tan fértil ó acaso más que el de la
costa, la agricultura se halla muy atrasada, los cultivos hacen
•^e

de una manera rudimentaria y sólo se produce lo necesario para


su propio consumo; contrastando así el estado floreciente de los
valles de la costa con el que presenta la sierra del departamento.
Por otra parte, la falta de caíMiíios es el principal obstáculo con
que tienen que tropezar los hacendados, pues nada gauarííin con
hacer grandes cultivos, cuando carecen de vías de comunicación
para trasportar sus productos á la costa. El trigo, por ejemplo, que
con tanta facilidad se cosecha en Pataz, Huamachuco y Otuzco, y
que podría con preparación y estudio competir ventajosamente con
el de Chile, California y Australia, no se le da el debido ensanche por

la carencia de caminos, que es la valla infranqueable que paraliza


en todo el Perú el desarrollo que debería maviif estarse.
Si guiados por estas reflexiones y haciendo uso de su recono-
cido civismo y amor patrio, los hacendados de La Libertad dieran

escasea el agua como en las demás del Perú situadas en la misma región, no
sea esto tan absoluto, sino que provenga en gran parte de la falta de una distribu-
ción científica de e?e elemento, porque ahí según las ordenanzas del Dean Saavedra
para la distribución de las aguas, 10 fanegadas tienen un riego, ó sea la cantidad
que pasa por una secci<')n de 30 pulgadas y con la velocidad de una vara por segun-
do, lo que eü medida métrica representa 18 litros por segundo, equivalente á
1.555,300 litros cada 24 horas por riego; y la ^afirmación que hacemos es tanto
más fundada desde que la experiencia ha demostrado que la tierra vegetal no debe
tener más del 25 por ciento de su peso en agua ni menos de 10 paia producir. Con
dicho grado de frescura, la tierra labrada y las plantas que alimenta (á excepción
del arroz y otras que necesitan crecer bajo de ella) se hallan en el más favorable
estado de vegetación.
Si á la falta de estos preceptos de la ciencia se agrega que en el trazo de las ace-
quias, en el establecimiento de las compuertas y en la construcción de los desagües
para recoger y utilizar los sobrantes, no se observa regla alguna, es natural que
haya fuertes pérdidas de agua y que la escase/, sea más ficticia que real.
(1) En diversas épocas y desde el año 1836, en que el Gobierno envió á Trujillo
al Ingeniero de Estado don Alfredo Montferrier, que fué el que hizo los primeros
studios técnicos de las lagunas de Cayacuyen y San Lorenzo; se han hecho otros
por diferentes ingenieros, enviados también por el Gobierno, como los señores A'leen
en 1865 y Troosten 1872 y el que envió el capitalista ainericíino Mr. Cook en 1888.
El Congreso mismo dictó en 1871 una ley autorizando el gasto de £ 4.000,000 en las
obras de irrigación de la costa, pero ninguna se ha llevado á cabo,á pesar de que la
de Jos valles de Santa Catalina y Chicama están llamados á convertir en campo de
rendimiento los arenales hoy improductivos.
TnelG á la enseñanza agi ícola (1) el departainento que nos ocupa
alcanzaría un avije que estamos lejos de concebir.
Los principales cultivos del deiíartamento son: arroz, coca,
café, trij^o, alfalfa, papas, maíz, cebada, lino, hortalizas de todo
género, etc., y sobre todo la caña (2), que se cosecha cada IS me-
ses, y que rinde Sá 4 cosechas en el valle de Chicama, tanto sino
más que en cualquiera otra parte del mundo y en igual extensión,
debido tanto á lafei tilidad del suelo como á la falta de lluvias y
al riego artificial, que permite agostar y regar á voluntad, y por
la falta de huracanes que destruyen las sementeras en otras par-
tes.
La ganadería se halla en estado lamentable de atraso, no sólo
en la costa siuo también en la sierra; porque los únicos pastos na-
turales que alimentan al ganado, son aquellos que crecen en las
lomas, pendientes ó altiplanicies.
El ganado vacuno y lanar nace por lo generala la intemperie sin
cuidado de ninguna clase y sin más alimento que la paja natural lla-
mada ^c/hí que crece en todas las altiplanicies ó quebradas de esos de-
partamentos, faltos de consiguiente de alimentos substanciosos y

(Ij La formación de hacienda Casa Grande por don Luis Albrecht, las repre-
la
sas en el rio Jequetepeque por Calcado y la hacienda de Larán en el valle de Chineha
por don Manuel Fernández Prada, son una prueba de lo que pueden la energía y la
inteligencia guiadas poi- la ciencia agrícola.
(3) Hay motivos para creer con fundamento que la primera caña que se sembró
en el Perú, cuya semilla se trajo del Virreinato de Méjico, fué en el valle de
Chicama. En lo que sí discrepan mucho las opiniones es en fijar la hacienda en
que se hizo. Feijó dice que la hacienda y trapiche de Chicama, á G leguas de la ciu-
dad de Trujillo, fué la primera en hacer azúcar que hubo en el Perú, según lo de-
muestran "los antiguos títulos del referido ingenio"; pero hallazgos posteriores co-
mo el del documento en que el Conquistador don Pedro Tinoco, natural de Salva-
tierra áe los Tari'os en Estremadura de España, fundó á mediados del siglo XVI
sobre la base del fundo Facali un valioso mayorazgo; y según una de las cláusulas
de fundación de dicho vínculo del que fué primer patrón don Alvaro Cabero Vive-
ro y González Dávila, Corregidor y Justicia Mayor de Trujillo, por su alianza en
1584 con la sobi-ina y heredera de don Pedro Tinoco, dona Mariana de Tinoco y Mo-
rales, dice el fundador que por cuanto era á la sazón patrón del Convento de Santo
Domingo de Trujillo. y por ser como era muy devoto de N. P. San Jacinto (cuyo al-
tar existe en dicha iglesia al lado izciuierdo de la entrada) dejaba para solemnizar
su culto en cada año, vei nte arrobas de azúcar blanca. A pesar de esto, no po-
dría afirmarse que Facalá fué la primera hacienda que sembró caña, por cuanto el
Conquistador Roldan Dávila, primer Corregidor de Trujillo en 1537 tenía ya sem-
bríos de caña en sus haciendas Chiclin, Salamanca, etc. Es este, pues, un punto
histórico que queda por dilucidar.
penados po resienten de la talla y calidad de la carne y de la la-

na de aqnellos.
El <i,aiiad() cabrío, cuyo pellejo constituye uno de los artículos
de expoi tación. que vive en los montes déla provincia de Pacas-
mayo, se alimenta con las hojas de un arbustito siempre verde, lia-
mado /Vf/</ífc, cuyos brotes llenos de jugo suplen la falta de cual-
quier otro líquido.
A la ci ía de caballos han dado preferencia los hacendados del
litoral de poco tiempo á esta parte, pudiéndose encontrar en el
valle de Ohicama hermosos ejemplares, que sou buscados con afán
por los aficionados de toda la costa del J?erú; pero aquellos son
más animales de silla y de lujo que de trabajo.
Propiedades p propietarios. — Cuant') mayor es el número de
propietarios de tierras con relación á la población absoluta de un
yíaís, mayor es el gi'ado de prosperidad del pueblo y mayores sus

comodidades económicas y sociales. Desgraciadamente, este üabio


principio de economía aún no tiene general aplicación entre nos-
otros; participando de este mal el departamento de La Libertad,
pues cada hacendado es propietario de 2.50 fanegadas de tierras,
aproximadauiente, en un departamento que tiene li7,330 habitan-
tes según el censo de 1876, y una sui)erficie de 26,4:4:1 kdóraetrog
cuadrados. Sin embargo, pocos paíst^s presentan como el Perú ma-
yores, facilidades para la adquisición de tierras, pues la Constitu-
ción reconoce á todo habitante nacional ó extranjero el dei-echo de
poseer, comprar y vender toda clase de propiedades raíces, inmue-
bles, y las leyes facilitan la adquisición de terrenos tnonstrencos, á.
título gratuit<"), exonerados de gabelas por varios años solicitándo-
los del Gobierno.
F.í/or rZe Zas ííerras.—A.ntes ds 1869, épaoa en que verdade-
ramente empezaron los adelantos de cultivo del departamento, las
tierras casi no tenían valor. Es desde entonces que han ido to-
mándolo y cada día crece debido á las utilidades que reportan las
que se dedican al cultivo de la (-aña de azúcar. La mejor rtia-
nera de apreciar este valor sería dar un resumen de la contiibución
rural que satisface cada fundo, desgraciadamente nos ha sido im-
posible conseguir aquel cuadro oficial, que para nuestro objeto
arrojaría más laz que toíla disertación al respecto.
No obstante, la agricultura necesita todavía protección oficial,
en todo lo que es impotente la acción individual, solamente de ese
modo entrarán en íntima actividad los elementos impulsivos con que
30
— 114 —
debe contar para su futuro'y completo desan-ollo, como son: ciencia
agronómica, irrigación é inmigración pietcgidas [)or d Gobierno.

MINAS

La riqne?;a minera en esto departamento reviste bastante im-


portancia, á pesar de qne no se encuentra en la zona n»ás favoreci-
da del Perú eu este ramo.
Sin embargo, en su territorio se halla oro en los distritos
de Pataz, La Soledad, Biddibuyo, Tayabamha, Parcoy y Ohilia de
]&. provincia do Pataz, cuyos ríos arrastran también arenas auríferas;

en los distritos de Salpo, Huai-anchal, Lucma, Otuzco y Marmot, de


la provincia de Otuzco; en el distrito de Hii im ichuco de la pro-
vincia de su nombre; y en los de Virú y Salaverry de la provincia
de Trujillo. Minerales de plata se en ;ujiitran en los distritos de
Chilia, Tayabamba, Salpo, Hiiaranchil, Lucm i, M innot y San-
tiago de Chuco. Cobre, zinc y estaño existe en Huaranchal.
Carbón en abundancia en los distritos de Lucma, Otuzco, Us
quil, Sinsicap y Santiago de Chuco. Sales alcalinas á lo largo
del litoral. Cloruro de sodio (sal común) en las salinas de Gua-
dalupito, Puerto Perdido, Chao, Cerro Negro y Guañape en
el distrito de Virú; en las llamadas Municipal y Particular de Sa-
laverry en el distrito de su nombre; en la de Haa'nin en el dis-
trito de Moche; en la del Nazareno en el distrito de MagiJalena de
Cao; en las de Salamanca y Malal)rigo en el distrito de Paiján y
algunas otras de poca importancia en la provincia de Pataz.
También se encuentian aguas minerales en Cacbicadan, La pam-
]ia y Huaranchal, El yeso abunda en la provincia de Pataz;
en la de Huamachuco las tierras de alfarería, y las refrac-
tarias y mármoles en la de Otuzc o.

INDUSTRIAS
Sólo son verdaderamente poderosos y ricos los pueblos que
han desarrollado sus fuentes de prosperidad por medio del trabajo
y (le la industria.
hos tesoros naturales en los países que no han sabido aprove-
charlos y convertirlos, mediante la actividad inteligente del hom-
bre, en fuerzas de verdadero bienestar social, sólo sirven de des-
moralización entre los propios, y de materia de envidia y de ex-
jdotación por parte de los extraños.
El país que no puede convertir, por sí mismo, eu objeto de
consumo por medio de la industria, lamateria prima de sus ri-
— 115 —
qtiezas natural os, necesariamente pobre, mientras
tiene que ser
no salga de la condición de tributario de las otras naciones que dán
el valor de sus jnoductos al vendérselos manufacturados. En
este caso, las riíjuezas vienen á representar aUiciiiaciones y en-
sueños que turban la imaginación y abaten el ánimo, al ver des-
apareciM- tesoros (pie hemos tenido entre nuestras manos, y que,
en beneficio de extraños, se nos caen, sin poderlos retener ni apro-
vechar (I),
Las principales industrias del departamento son: la agrícola
azucarera, minera y textil; ocupando lugar prominente la de la
elaboración de azúcar y destilación de alcohol; pero como la pros-
peridad de toda industria estriba en alcanzar el máximum de pro-
ducción con el míninmm de gasto, y á éste respecto le falta toda-
vía, desgraciadamente, perfeccionar sus pi'ocedimientos para lo-
grarlo, no lucha con ventaja, como podría hacerlo, con los produc-
tos similares en los mercados extranjeros (2).
La industria textil, aunque sin los instrumentos y métodos
de fabricación modernos y sólo con los más primitivos, prepara,
gracias á las tradicionales y singulares dispDsiciones industriales
de los indígenas de la sierra, telas, bayetas, tapice'*, pañolones,
alfombras, jergas, sombreros de lana, etc. Ea la costa se tejen los
famosos pellones llamados de San Pedro, alforja-;, po!i;;h )s. pañ )-
lones de hilo, sombreros de junco, petates, esteras, caballitos, etc-
Emplean como sustancias tintóreas las gomas del algarrobo y es-
pino para dar el color cabritilla; el añil silvestre para el azul.
También curten cueros con los que fabrican avíos de montar,
usan para esto los frutos del pay-pay y de la taya.

(1) Dr. Javier Prado y Ügarteche. "Estado Social del Perú en la época del colo-
niaje". — Lima, 1894.
(2) La caña dulce en la costa del Perú, contiene por lo general azúcar cristaliza-
da de 16 á 18 por ciento y muy contados soa los ingenios <ionde se logra extraer el
10 por ciento del total. El rendimiento común no pasa del 8 por ciento y los fundos
que conservan su antigua maquinaria sólo obtienen el 6. No hay pues exageración
al afirmar que, en conjunto, los ingenios del Per'i única mente crist ilizan el 50 por
ciento de la sustancia sacarina que contiene la caña. En los ingenios del extranje-
ro, donde se ha adoptado el procedimiento déla difusión, se consigue beneficiar
el 95por ciento del jugo, quedando por consiguiente sólo perdido el 5 en los residuos
de la caña. Siendo esto así, cómo es posible que los azucareros de este departamento
puedan competir con ventaja con los productores del^mismo articulo en el extranje-
ro, con tan notable diferencia de extracción, no obstante la igualdad en los gas-
tos? (La Industria azucarera en¡el Perú.—^Alejandro Garland).
— 110 —
En la provincia de Pcicasraayo hay buf:nos ingenios para pilar
arroz, y en las de Trnjillo, Pataz y Hn unachuco molinos de trigo,
habiendo desaparecido los de ignal clase que en época anterior
existieron en Pacasmayo, á causa de la imposibilidad de competir
con las harinas y trigos chilenos.
En la misma [)rovincia se destila alcohol de yuca; y en Sim-
bal, distrito de la de Trnjillo, se fabrica almidón de yuca, velas y
jabón.
La ])esca en el litoral,en los ríos y en las lagunas, tiene cier-
ta importancia, pues la fauna marina ofrece variedad de especies,
y se explota de una manera rudimentaria.
Las pequeñas industrias inherentes á la? ciudades, se encuen-
tran en estado satisfactorio de pi'osperidad.
La industria minera en su vei'dadera .acepción no existe en el
departauíento, pues en la explotación de pocas minas y lava-
deros no preside sino el empirismo, lo que unido á la falta de capi-
tal, hace que no se trabajen sino los minerales muy icos, que,
i

desde el primer momento, pueden costear los crecidos gastos que


el trabajo de minas requiere, sin que reporten gran utilidad los
que á costa de sacrificios sostienen las empresas.
Sensible es que los capitalistas no fomenten el establecimiento
de com|)añías mineras con personas versadas y que permanezcan
abandonados, como en otros lugai'es del Perú, los ricos y exten-
sos mantos de carbón, cuya sola explotación carabiaiía por com-
pleto la faz del departamento; los magníficos lavadores de Pa-
taz, los i'iquísim )S minerales pavonados de Q lisday y el Pollo en
Otuzco; los numerosos asientos mineros de Huam icliuco: los ya-
cimientos desales alcalinas, cuyos dei'ivados como los hiposulfitos,
soda cáustica, etc. no contribuyen á la riqueza nacional.
Preciso es, pues, convencerse, que las tierras fértiles, ricas
minas, extensos territorios, vírgenes selvas é incalculible número
de m iterias prim is, no constituyen la riqueza de un pueblo. Todas
estas fuentes no forman sino lo» gérmenes pira producirla- Espe-
ran una voluntad (jue las transforuie y que de una riqueza de poco
ó ningún valor relativo, por su falta de aprovechamiento, extrai-
ga ó la convierta en el producto noble y de gran consumo que
haga competencia ventajosa al similar extranjero.

VÍAS DE COMUNICACIÓN

El númeio. clase y facilidades de las vías de comunicación, for-


~ 117 -
ínmi nno de los principólos clemoiitos (le pr(\:^reso ilo, iin piiehlo.
i Mil inisina sabia disposición de la nafcurale?,;i que dotó á los depar-
tamentos del oriente del Perú con salida al Atlántico por internif;-
dio del caudaloso Aniazoiuvs, parece haber intervenido en este de-
partamento, con la ventaja sobre ellos de contar con pnertos en el
l*acífico. Solo faltaría, pues, con la construcción de nn buen cami-
no de la costa á la provincia de Pataz, pues sabido es que dicha
])rovinc¡a tiene coraunic ación con los ríos Marañón y Huállagas

Cwiiinos

Por lo general, los caminos en el Perú son, si se nos permite


el calificativo, naturales, pues la mano del hombre no ha interve-
nido en ellos para nada. 'Casi todos alai'gan considei'ablemente las
distancias, y aparte de las dificultades que dimanan de la natura-
leza y condiciones del terreno, lo5 ríos y arroyos suelen ser tam-
bién obstáculos sérios que dificultan las comunicaciones y el trá-
fico (1).
Los de la costa de este departamento son
relativamente bue-
nos. Los de la sierra son simples senderos que con el tráfico y el
trascurso del tiempo se han ido ácentnando; pero aunque inade-
cuados sirven á los viajeros y permiten acercarse á las aguadas y
sitios de alojamiento.
El medio de trasporte más general en el Perú como en el de-
partamento, es el caballo ó muía, siendo aquel un animal dócil, su-
frido y la primera necesidad del hombre de campo en la costa. En
las provincias andinas se prefiere la muía, por ser de paso seguro

(I) Esindudablft que la apertura de caminos constituye el más poderoso elemen-

to de progreso y regeneración para nuestra patria. Aparte de las naturales venta-


jas que traerla coa-igo esta medida, como factor importante eu el desarrollo del co-
mercio, despertaría al indígena de su indiferencia, haciéndole palpar por este he-
cho material la desaparición de las barreras puestas por la naturaleza y poniéndolo
?n comunicación con otros pueblos que les traerían diferentes productos en cambio
de los suyos; y de los que apenas se preocupa por no hallar fácil nalida.
La falta de buenos caminos en el Perú debe atriljuirse quizás, á la creencia
abrigada por mnch 8 de que debe darse preferencia á la inmigración, porque ésta
hará las mejoras necesarias en esa y otras materias. Pero quienes tal dicen están «n
error, porque sin buenas vías de comunicación es imposible el aumento de la
población, hecho comprobado por la experiencia, juez en estas cuestiones. Los Es-
tados Unidos siguiendo este sistema, esto es, construyendo caminos para los terre-
nos desiertos, lograron la más violenta y permanente colonización conocida en la
historia.
— ns —
y mayor resietencia para soportar
Pillos desfiladeros carg^a, asíco-
niopovsvi mayor sobiiedad.

í'en ocarrilfff

El ferrocar ril de vía angosta de Salaverry á Trii jilloy á Asco-


pe, cuya coiKsti ucción fue autoiizada por decieto de 28 de Julio «íe
ls75 y cuyo costo fué de 8. 3.í23-t,Toí), recorre la más importante
región tlel departamento (1). Las distancias en kilómetros de sus
diversas estaciones y desvíos son las siguientes:
Salaverry— Moche 7.50; Ti'ujillo 14.50; La Cumbre 36; C^ica-
ma 47: Caicamita 48-30: Chiclín 48.1)0; Puente oel río 51; Mocollo-
)>e 53.55; Cboco]>e 57.50; I^a Viñita f)(>,30; Casa Grande y Lacbe

1)5,50; Tanque Wí; Facalá 7t».50; Ascope 7G.


Con el objeto de facilitar la exporiación del azúcar que se pro-
duce en las haciendas del valle de Santa Catalina, se ha empalmado
esta línea por njediode un ram il que parto deTrujUlo, con el ferro-
cari'il particular establecido en los fundos de la nego;iaci6n "La-

redo."
El ferrocarril de vía ancha de Pacasmayo á Yoiián y Guada-
lupe (2), cuya construcción fué decretada en 30 de setiembre de
1870 y 30 de diciembre de 1871, tuvo de costo S. 5.850,000,
Las distancias en kilómetros del principio de la línea á su tér-
mino y estaciones intermedias son las siguientes:
Pacasmayo. —San Pedro 8; Calasnique 15.(53; Cultaiubo 22;
Chafan 25; Chepén 37.52; Tolón 38.71; Pay-Pay 44.91; Monte gran-
de 55. (U>: Yonán t>5,

I^i distancia á Guadalupe es de42.f) kilómetros.


La piolongación de los ferrocarriles de Trujillo á Huamacha-
co y de Pacasmayo á Cajainarca, mn empresas de grandiosos re-
sultados, de gran porvenir para la minería y para el departamento
en general, porque contribuir¿\n al desarrollo de todas las indus-
comercio con el interior y ensancharán las vías
trias, activarán el
de comunicación, constituyendo un poderosísimo factor de riqueza
y bienestar.
El ferrocarril de vía angosta de Huanchacoá Tres Palos, de

Diariamente parten trenes de Salaverry á Trujillo; pero sólo dos veces á la


(1)

semana al valle. En las días que llega el vapor directo del Callao, el tren demora
en Salaverry hasta recibir la correspondeucía, siempre que á su llegada al puerto
esté el vapor á la vista.
(2) Eu esta línea hay trenes diarios á (Guadalupe, excepto uua
vez ú la sema-
da en que el tren va hasta Yonán.
— no -
^vropiüdad particular, recDiTo U
kilómetro-i y su construcción ftiú
por decreto de 2i) de mayo de 1807. Adeniás existen
ítiitoi'izada
otras líneas en las haciendas, destinadas exclusivamente á los ser-
vicios de la agricultura.
Jamás
ha observado en nuestros ferrocarriles la cuestión
se
más que si no son reduci-,
esencial, cual es la baratura de losflite-i,
dos, les hacen perder la mayor parte de sus ventajas, que estriban,
precisamente, en reducii'los á su nu'nimum. Las compañías se obs-
tinan en mantenerlos elevados, con lo (jue no consiguen sino dis-
minuir las cifras de la carga que debían trasportar.

Correos

Trujillo es el asiento de una administración princijial y


<lecange, que tiene establecidas en el distrito postal de su nombre
administraciones sub-principales y receptorías (1).

Telégrafos

une este departamento al de Lima, ca-


El hilo telegráfico que
pital de la República, pasa por Guadalupito viniendo de Chimbo-
te y lo enlaza con Salaverry, Trujillo, San Pedro y Pacas mayo,
de donde s(^ dirige á Eten, puerto del departamento vecino de Lam-
bayeque (2).

Teléfonos

Las lineas telefónicas, que pertenecen á dos empresas, co-


munican Trujillo con la mayor parte de las haciendas de los valles
de Ohicama y Santa Catalina, y con Salaverry, Huanchaco y As-
cope (3).
COMERCIO
El comercio, termómetro seguro del estado de progreso de una

(1) Las administraciones sub-principales están en Otiizso, Hiiat7taehuco. San


t*edro, Tayahainba, Salaverry y Pacasiniyo: y las receptarías en A-sccps, Chepán,
C'liocope, Santiagode Chuco, Cajamaruuilla, Paijan. Guadalupe, Cliicama. Marca-
l:<al, Sartiratiatnba, Mollepata, Virú, Huaucha 'o, Q lirurilca, U-iquil, Salpo y Mo:
c!ie.— La administración de Trujillo está autorizada para hacer giros postales y can-
jes directos de correspondencia con Eurojja.
(2) El centro telegráfico de La Liberta 1 cuenta con oficinas en Pacasniayo. San
Pedro, Trujillo y Salaverry. y con oficinas reparad iras en El Cirin^lo y Guadalupi-
to. Las oficinas de Pacasmayo. Salaverry y Trujillo están autorizadas pava hacer
giros telegráficos.
(3)La vi'd t^ílefónica mide 440 kilómetros y cuenta con 21 estaciones centrales.
El sistema del aparato empleado es el de Hunimings.
.

Tiacíán. se ha acrecpnt.'uTo en los últimos años; pero Tas cifra?; qvte


alcanzan no son todavía lo que debieran, porque entre oti-as cau-
sas, la falta de vías de comimicación restringe de manera notable
las transacciones (1).
La importancia de los puertos del departamento, teniendo en
cuenta sus exportaciones, puede establecerse dando el primer lu-
g'ar á Salavcrry, viníeivdo en seguida los de Pacasmayo, Hutmclia-
co y Malabrijío (2).
Los produc:tos que constituyen ai tículos de exportaci<>ii son:^

(1) Kí valor del comercio exterior t' (le cahotaje por las aclaalías del depárta-
frienlu en les años 1897 y 18118, ha sido el siguiente;

1898 1897 1898 1897

Iniportación jS, 383,591.11 9. í^23. 105.61

Exportac ión ....... i


753.570.17! 3.866,070,82
It

| / Cabotaje. 1.056,718.38 ; 486,447.68

Tota! S. 2.193,879.6418. 2.26l.3'3b71 ,S. 5.174,624.11 S. 5.071,277.52'

(2) El valor de ías e.tpoftacioiie? lia sidoí

Éaídi^errjj , aduana de 1." clase. / . , . S. 3.37'^.348 r)8 S. 3.669,05.191

Pacaamayoi Idem 75b',570.1í 909.519.00

Huancliaco. v ^ 487.722.24 389,320.46

Ma'abrisío -
3,26;.00

I
. .

azúcar, arroz, concreto, cueros, mint-raleS; (I) lanas, algodón, ca-


fé, cacao, coca y coi:aína (2).
Constituyen artículos de comercio de cabotaje: el arroz, azú-
car, concreto, alcohol,carbón vegetal, menestras, sal, semilla de
algodón, café, cacao, ron, leña, tabaco, yeso, sombreros y anima
es vivos (3).

(1) En la Estadística comercial de la República del año 18:)7. une nos ha servi-

do de base para la confección de los cuadros que en este capítulo se insertan, no se


consigna ninguna cifra respecto á los minerales exportados.
(3) Las cantidades e.N;portad<*s de estos artículos en 1898 van consignadas en ki-
'os en el siguiente cuadro:

•o
o
s
o Í3
o a

Salaverry 35.750,330 I
888,022 120 .58,503 31,365 58.287 10,554 33

Pacasmayo. 2.140,034 651,935 12,001 139,.568 4,620 17.927 7.250

Huanchaco. 5.377,388 31,128 86,319 6.002

(3) Las cifras correspondientes á cada uno de los artículos de cabotaje durante
el año de 1898, van en seguida:

o ©

Arroz (kilos) 6.177,682


Azvicar y co'icreto (kilos). 971.136 171,2S0i 32.5.50 6,922
Alcoliol (litros) 415.8:!5 187.459 278.103
Carbón vegetal (kilos). . . 60,029 121,050
Menestras (kilos) 77,023
Sal (kilos) 92,000
Semilla de algodón (kilos). J7.600
Café (kilos) 1,024 1.432 1,012
Cacan ikilos) 466 1.001
Tabaco (kilos) 1.0411
Yeso (kil<is) 780
Sombraros (docena?) 343 24^
Animales vivos 970 977

31
— 122 —
Por puerto de Siilaverry es por donde se Iiacen las mayores
el

importaciones del dn[) irfcatneato, y es respecto á los derechos que


en su Aduana se recaudan, el quinto de la República después del ,

Callao, Moliendo, Iquitos y Paita (1).

BENEFICENCIA

Las sociedades de beneficencia, instituciones humanitarias que


ponen en relieve el sentimiento que más caracteriza á nuestra ra-
za, se hallan establecidas en las_ciudades de Trujillo, San Pedro,
Guadalupe, Otuzco y Huaraachuco (2).
Las personas que las componen, desempeñan sus cai-gos sin
más remuneración que la satisfacción de cumplir sus deberes con
patriotismo y caridad.
La de Trujillo fomerita dos hospitales: uno para mujeres y otro
para hombres; hallándose actualmente empeñada en la construc-
ción de otro más. En Pacasmayo existe también un hospital.
Las cinco provincias cuentan con médicos titulares, cuya obli-
gación es atender á los pobres cuando se desarrollan epidemias é
informar al Gobierno respecto á la salubridad de ellas.

MOVIMIENTO INTELECTUAL

Pocas secciones de la República habrán alcanzado mayor gra-


do de adelanto intelectual que el de La Libertad, como lo prueba el
espíritu liberal y progresista de sus habitantes y las publicaciones
que periódicamente salen á luz. Este progreso hubiera sido aun
más marcado, si contase con bibliotecas públicas, soiiedales cien-
tíficas ó literarias y archivos; pues el prefecbural, único que exista,

(1) El cuadro que sigue dáiniiestra los productos y gastos de las aduanas de Sa-
laverry y Paca.sraayo en 1898;
Derechos. Gastos. de los derechos.
Salaverry 9. 241,400.90 S. 22.:!ia.68 9.24
Pacasmayo 140,8 12.89 lo,091.16 10.27
(2) Li Sociedad deB9nefic3n:;ia de Trujillo S9 fundó el 19 de octubre de 1847:
su presupuesto de ingresos asciende á 19,192 soles; la de Otuzco se estableció el 28
de octubre de 1848; su presupuesto es de 1,737 soles; la de San Pedro, creada en no-
vembre de 186G,fué reorganizada en 189."); posee 7,220 soles de renta;la de Guadalu-
pe, fundada en enero de 18(5:5 y reorganizada en 189"), cuenta con 2,020 soles de in-
gresos; la de Huamachuco, reorganizada en 189 ), tiene una renta de 1,198 soles. En
casi todas, el presupuesto de ingresos es igual al de gastos.

— 123 -
tlejamucho que desear, siendo difícil conseguir d;itos .antiguos; y
la Sociedad de progreso local es la única que hace sentir sus esfuer-
zos en bien de la ciudad de Trujillo, donde se halla radicada.

{Concluirá).
- — ^
Descripción y análisis de las aguas de Yura
Como en la publicación del análisis de estas aguas practicado
por el sabio Haenke, en 17S9, que hicimos en el tomo II, año VIlI
de este Boletín, salió incompleto ese trabajo, trascribí )s á conti- m
nuación la parte que omitida en la página 189:
"El aiie fijo, aun puesto como un principio agradable en la be-
bida, es sumamente nocivo para los pulmones, y les quita toda su
irritabilidad si por si acaso se llenan de uua cantidad mayor. Por
este motivo está muy contraindicado el uso de esta agua alas per-
sonas en cuyos pulmones se han formado bolsas de materia 6 apos-
temas después de alguna inflamación, pues el vapor caliente y pe-
netrante del baño y la misma dificultad ó agitación con que respi-
ra, puede contribuir á que se revienten de improviso aquellos tu-
mores y ocasionen la sofocación del enfermo. A^íes necesario pro-
ceder con mucha circunspección en todas las enferme iades del pe-
cho, en las que por el aumento de la circulación, se pueden seguir
fatales consecuencias".
•'Poco hay que advertir en cuanto al uso del bañ pues ya se
han notado sus efectos en el caso particular. Se entrará descansan-
do, sin sudor, con sosiego, libre de cualquier pasión violenta, y
sin estar cargado el estómago: una hora cuando más se estará en
el baño, y si las circunstancias de la enfermedail lo exigen, se po-

drá tomar dos baños al día. La salida que sea con la mayor pre-
caución para evitar el resfrío, y que se seque el cuerpo en una sá-
bana ó lienzo algo calentado. Su uso se continuará conforme á la
resistencia del mal y al alivio que se sienta, desde ocho días hasta
dos ó tres meses: se hará un ejercicio moderado, con buen régimen
en la dieta, libi e de negocios y pasiones. Téngase muy presente
que el abrigo del cuerpo es de la mayor necesidad para mantener
libre y uniforme la respiración. Casi siempre conviene tomar una
purga suave al principio y al fin de los baños, y en los casos parti-
culares también una sangría".
"Su virtud principal es restituir y aumentar la respiración del
cuerpo, por lo que durante el baño se debe evitar la ventilación del
aire y abrigarse en la cama después de la salida. Esta agua obra
- 12-t —
en el baño relajándolas fibras de los vasos, y penetrando do este
modo por los conductos de las túnicas del cuerpo, pasa á las venas
á inez(;lai'se en e' torrente de la saniíre: aumenta por su estímulo
moderado l.i circulación de los tumores: atenúa y resuelve cual-
quier humor fijo y estancado, y por ei aumento del calor natural,
restituye la respiración suprimida y exhala por ella todo el humor
pecante".
"Sus efectos son por esto muy saludables en toda especie de
reumatismos, en la artritide crónica venérea acompañada de dolo-
res fijos y profundos d^ los huesos y generalmente en la gota, co-
mo también en la debilidad que queda de ésta; en la atrofia nervio-
sa; en el dol.)r ischiático y de todas las articulaciones, en el rigor de
los miembros, en el parálisis rachitis, en la asperidad y sequedad
escorbútica del cutis y en un gran número de enfermedades cutá-
neas; en la sarna, lepra ó elephantiasis; en las escrófulas y en to-
dos los tumores escrofulosos; en la hidrofobia y en cualquiera en-
fermedad lenta y crónica".
"Contraindicado está su uso en los temperamentos pletóricos,
coléricos y cacochímicos ó mal humorados; en los dolores y afectos
sofocantes de la cabeza; en el vértigo, cuando estot; síntomas depen-
den de plenitud del estómago, en las afecciones histéricas, epilep-
sia y convulsiones; en todas las enfermedades acompañadas de in-
flamación; en el reumatismo inflamatorio; en el asma y en todas
las enfermedades de los pulmones".
"Paso á la descripción y análisis del agua nueva. Su naci-
miento está en otra rajadura de la misma peña, de la cual sale el
agua de los baños, á distancia de unos ocho pasos más abajo, y
las dos se juntan en el misino canal mezcladas al pie de la peña.
La cantidad de agua que dan las dos en tiempos igu.iles, es algo
mayor en ésta que en la de los baños. Su color es algo blanquisca,
clai'a y trasparente; el olor nada indica del azufre; su sabor algo

saladito, con un gustillo medio ácido. La tempei'atura de su calor


llega á ochenta y ocho grados del termómetro, cuando la atmósfe-
ra á medio día estaba á setenta. La tintura del girasol se pone in-
mediatamente morada con ella. La tintura espirituosa de las aga-
llas produce el mismo efecto que en el agua ferruginosa ó marcial,
quiero decir, toma al principio un color de leche, que poco á poco
obscurece en un color turbio y ceniciento, que algo tira al mora-
"
do. El álcali vegetal, ó sal de tártaro
— 125 —

Observaoicnes termométricas de la Oroya y Matucana

La Oroya, jimio 30 de 1890.

Señor Secretai-io de la Sociedad Geográfica.

Para sii publicación en nuestro Boletín, en donde va;nos ya


acumulando algunos datos meteorológicos del país, le remito el
cuadro adjunto de temperaturas máximas, mínimas y medias dia-
rias, que han sido observadas por el señor Ernesto Z. González?
.jefe de la estación del ferrocarril central en esta villa, con el ter'
mometrógrafo de la Sociedad y conforme á las instrucciones que le
di al respecto.

Este señor me ha ofrecido continuar las observaciones y remi-


tir sus cuadros mensualmente á la Sociedad, contribuyendo así
gratuitamente al estudio de la meteorología nacional, y para el ob-
jeto he dejado en su poder aquel instrumento.
Creo de mucha importancia estos datos, que dan idea de la
temperatura media de la Oroya, uno de los puntos elevados de la
línea ferroviaria central; la humedad y la presión atmosférica, se-
rían cuando menos los datos que complementarían aquellos para
poder juzgar del clima de ese lugar, clima de altura, cuyo estudio
merece particular atención en otros países, y debe merecerla en el
nuestro, sobre todo en los lugares vecinos á la capital, en donde
son bastante uumerosas las víctimas de la tuberculosis.
Conocidas son las virtudes curativas que contra esta enferme-
dad poseen los clinvAS de altura de nuestro territorio en general:
determinadas localidades han adquirido especial nombradía al res-
pecto; pero creo que otra seiía la importancia de este conocimien-
to, si se estableciese el estudio climatológico comparativo, poi- lo
menos enti-e las diversas
localidades del ferrocarril central y del
valle de Jauja, estudio que llevado á cabo por nuestros distingui-
dos profesores de mediciua. teniendo á la vista los resultados de
las observaciones meteorológicas que se hicieren en ellos, sería de
inmenso beneficio para el país.

Esto último requiere obtener personas de buena voluntad que


practiquen estas observaciones de provecho general, instruirlas
convenientemente y proveerlas de instrumentos de fácil y cómodo
— 126 —
manejo, como lo ha hecho la Sociedad en otras oca'^íones y como
acabo de hacerlo en la Oroya. Lo primero no parece difícil; pero
faltaría y convendría, en todo caso, conseguir desde luego los ins-
trumentos adecuados.
Tal es el punto principal, motivo de esta comunicación, que
estimxré á usted se sirva p:)n?r en c:)noc;imiento del Cons3jo Di-
rectivo.

M. Melitón Carvajal.

TEMPERATUR.\ MÁXIMA, MÍNIMA Y MEDIA DE LA VILLA DE LA


OROYA, (estación DEL FERROCARRIL CENTRAL) DURANTE
EL MES DE MAYO DE 1899. (1)

Dias Máxima Mínima Media

Mayo 18 20.2 4.3 12.25


'19 19.3 4.7 12.00
20 19. (' 1.9 10.45
21 19.0 1.1 10.05
22 16.8 6.5 11.65
23 20.7 5.7 13.20
24 23.0 2.8 12.90
25 20.9 5.G 13.25
26 13.5 6.1 9.80

27 13.5 0 5 7
28 17 3 5 10.25
39 15 - 1 7
30 11 6 8
31 15 1 8

(1) Escala centígrado.


1 1
11 5 01 ! . '

— 127 —

OROYA MATITCANA

tn •
ai
Máxima Media Mínima Máxima Media
a 5

1
-) lili 1
1 1 L » í . o o 9 5 24 5
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22 13 —8 2.5 29 ]0 0 21 5 15.75
23 14 —8.5 2.75 30 7 7 20 7 14.20
24 15 —i) 3 31 8 5 22 5 15.50
25 15 -6.5 4 25 Nov V 10
/-
20 .2 16.45
Í6 15 - 6.5 4.25 2 9 0 21 5 15.25
27 i<; () . 5 9 0 21 5 15.25
2S 15 (».o 7 . 4 12 0 22 5 17.25
5'
2!» 14 2 S 10 0 21 0 15.50
;3() l(i —3 . 6 6 i
10. 0 23 0 16.50
7 11 0 23 (• 17.0(t
8 9. 0 23 0 16. (MI

9 8. 5
La inedia del mes de junio re-
sulta de 5"717.

E. Z. González. Guillermo Macplierson


....

— 128 —

Notas sobre las observaciones tomadas en Cayllonia


durante tres años
año se divide ea estación de aguacero?, de noviembre
El ir.

y estación de seca, de mayo á octubre.


abril,

Se siente el mayor calor eu noviembre y diciembre. El máxi


mam tomado á la sombra es aproximadamente 24: gi-ados cent.
Mayor frío se nota en junio y julio. Mínimum 1G..5 bajo cero.

TERMINO MEDIO

Máximum MíniKiuin Aguacero

Verano . 1896--97 .... 16.3 —2.5 8 r


Idem . 1897--98 16.2 —3.3 31 V
Idem . 1898--99 18.6 4-0 2 36"
Invierno 1896 12.2 —7.4
Idem . 1897 12.8 —9.2
Idem . 1898 —8 3
Idem . 1899 13.3 —6 . 1 has ta la fecha.

Se alcanza el máximum de 1 á 2 de la tarde y el míninium de


4 á 6 de la mañana. El aguacero es muy variable, y solo tomando
el resultado de un número de años, puede formarse una idea. Di
cen los naturales que corre en períodos de 7 en 7 años.
El clima es sano para adultos, menos para los que sufren del
corazón. Casi todas las defunciones se deben á pulmonías, agrava-
das por el alcoholismo- La mortandad enti-e las criaturas es espan-
tosa.Las Municipalidades solo existen en el nombre, y salvo uno que
otro colegio mal regentado, nada hacen. Ultimamente se ha esta-
do tomando la temperatura mínima en la mina Trinidad, unos
2,000 pies más alto que San Ignacio; en cuyo sitio se va notando 4
grados más de frío durante el verano, pero pai'ece que en el invier-
no hace menos frío que en los valles.
H. HoPE Jones
Miembro corresponsal déla Sociedad Geográfica de Lima.
1

— 120 -

OBSERVACIONES TOMADAS EN CAYLLOMA, DEPARTAMENTO DE


AREQUIPA

FEBRERO 1S1)9 FEBRERO 1899


SAN IGNACIO— 14,200 PIÉS TRINIDAD — 15,600 PIÉS

Minimum Minimum
OD
cd
n
Y 1I U
i) A.
UM ct niJ 11
U wv\ a Aguac»ro
s tJI
Máximuna
grados de Q
calor Pulg. inglesas bajo cero

1 15 5 1 5 ¥ 1 2 75
2 It)
t 9 2 25
o
o 20 a 3 4 50
4 12 8 4 3 50
5 20 2 5 5 2 50
6 20 - 2
S
6 2 25
7 21 Is 7 2 25
S
o 17 5 2 5 S 8 4 25
1
y 15 s 9 3 25
e,

10 19 1 5 s
10 2 50
1

1
1
i. 1 L 5
í U 2 75
12 15 s
12 3 00
18 15 1 13 4 00
14 18 8
1
14 4 50
1
15 16 5 1 8 15 4 50
1
lo 14 1 5 8 16 5 00
17 15 5 17 6 50
18 It! is 5
19 k; 19 Ausente
20 17 0 5 !i

8
20, 4 00
21 14 \X 211
1 8 Z 00
22 14 "8 22 2 25
23 14 "g" 23! 4 50
24 18 1 5 2
H 24 4 00
25 17 5 2 25 4 25
2(5 20 5 26 4 00
27 1!» 27 4 00
28 !7 i 28 4 75

MáxirDum 21
Mínimum o MíuiiTium 6. 5 bajo cero
Máximum término Mínimum térujiiio
medio K; 4 medio 3. 7 ,,

Mínimum términ(>
H. Hopp: Jones.
medio + 1. 2
Miembro ctiiresponsal de la Sociedad
Aguacero 9 | pulgadas inglesas. Geográfica de Lima.
— 130 —
OBSERVACIONES TOMADAS EN CAYLLOMA, DEPARTAMENTO DE
AREQUIPA
MARZO 1899 MARZO 1899

SAN IGNACIO— 14,200 PIÉS TRINIDAD— 15,600 PIÉS

Mínimum Aguacero Mínimum


Máximum Máximum —
grados de Q
calor Pulg. inglesas b»jo cero

21 1 4 25
20 2 4 00
19 3 4 50
19 o 4 4 00
20 5 5 3 00
IT 6 4 25
19 7 4 50
21 5 I 8 2 50
18 u 9 3 00
16 10 2
13 11 2 0(J

1 12 2 75
18 1 \1 13 3 00
17 3 5 14 2 25
17 4 15 2 00
15 3 16 2 75
18 5 1 17 3 75
18 1 18 4 00
11 5 1 IP 4 <»0
U 5 O zü 4 75
16 5 O 21 4 75
18 5 0 5 22 4 25
16 3 5 23 3 00
17 5 1 5 24 4 00
17 2 25 3 00
13 2 5 26
13 1 27 3 75
13 1 28 3 25
16 1 5 29 3 50
16 2 30 3 5(1
16 2 31 4 (10

Máximum 21. 5
Mínimum U Mínimum 4 75 bajo cei'o
Máximum término Mínimum término
medio 16 9 medio 3 47 ,,

Mínimum téimino H. HoPE Jones.


medio 1 52
Miembro corresponsal de la Sociedad
Aguacero llf pulgadas inglesas. (leográfica de Lima.
OBSERVACIONES CLIMATOLOGICAS practicadas en el puerto del Callao, especialmente para la Sociedad Ccognijica de Limu

DURANTE EL MES DE MARZO I)E ISiia

Itiirónietro
!

Te III iii^i'iitiirH Fuerza i-Iiisticii del Huiiii-dail re. Neblí losidHil Dirección del ui>iitu R diiiciCm
vui>oimU' ligua liitira sol ir iiiaxi. 1

!Dla A O'Ccnt. NOTAS i

S (1 3 a
n 0 p. lu. Obs
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V n. III. »„.,„. 0 A. ni. 0 V. lu. «II- Mil). u. 111. 8 II. III. a p. 111,
n. ra. í. ni. í. ni. m I. III. 1

S3.8 33.0 1D.0 10.90 31.21 tO.03 8fi 7 cii N\V 3.010 0 53.0 ao.i
Tiísa isa-» 1.4 a."!.»
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28.8 31.3 31 0 1.3 1U.3U 18.09 B8 na 95 S S lo, 401 0 51.1 25.0
750 l 3.4 4 s N 8
21 5 9I13 iu!ü4 17.91 89 08 lOkn* I.N08 3.').

TQ9.4 7G0.a 3.1 32.S


23.0 a2!o 2l,S 10.0 SO ,3 i'o 10.30 17,111 00 «9 S S S 5.187 5ÍÍ4
78 750.0 K.3
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758.0 1.4
24.0 3l!o lao as'O 3.8 10.38 20.80 18.24 91 87 ¡l Oca N S r'.'ñi 04,4 2B.4
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OBSERVACIONES CLIMATOLOGICAS practicadas en el puerto del Callao, especialmente pura la Sociedad Ceogn^ica de Lima

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OBSERVACIONES CLIMATOLOGICAS practicadas en el puerto del Callao, especialmente para la Sociedad Geográfica de Lima

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Agua
BOLETIN
DE LA

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TOMO IX

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ITINERARIO DE LOS VIAJES DE RAIMONü: II EN EL PERU

De Lima á Trujillo por tierra (1859)

DE LIMA A CHANCAY

Marzo 26- Se sale (7 li. a. m.) por la portada de Guía siguiendo


el mismo camino del Cerro de Pasco hasta á unos 8 kms., punto
donde se halla la repartición del camino. Dejando á la derecha el que
va al Cerro de Pasco, se sigue el de la izquierda pasando por una gran
pampa que se conoce con el nombre de pampa de Comas y que perte-
nece á la hacienda de lafantas. Esta pampa se halla sin cultivo y
durante una gran parte del año el terreno está pantanoso, saliendo
el agua casi á la superficie del terreno. Se comprende fácilmente

el por qué del terreno cenagoso, reflexionando que este lugar es


muy bajo y forma el límite de las aguas del Rimac, que baña la
campiña de Lima, con las del río Chillón que viene por la quebra-
da que se sube para ir al Cerro de Pasco. Las aguas de infiltración
delosdosríosquecorrensubterráneas, vienen á reunirse enestepun-
to, y no teniendo uii desaguadero se aglomeran hasta subir á la
superficie é inundar las partes más bajas. Estos terrenos, que ape-
nas sirven para malos pastos, podrían fácilmente trasformarse en
terrenos para cultivo, adquiriendo d^ este modo gran valor por es-
tar tan inmediatos á la capital Para esto no habría más que hacer
de trecho en ti-echo profundas acequias dirigidas hacia el mar por

(1) Véase el Boletín Nos. 10, 11 y i2,año VIII, tomo VIII y los que le preceden.
- 132 -
loiule podrían reunirse las aguas subterráneas y desaguai* con fa-
cilidad. Estas acequias atravesarían el camino y para esto se nece-
sitaría con-ítruír pequeños puentes. Oon tal medida no solo se sa-
caría provecho de esos teri-enos inútiles, í^ino que el camino se con-
servaría en buen estado y no se formarían los atolUideros que
á veces lo hacen difícil y peligroso.
El camino sigue por un callejón hasta el río Chillón, que dis-
ta de Lima como 5 kms.
Este lío baja de la cordillera déla
Viuda en el camino del Cerro de Pasco y viene bañando toda
la quebrada, pasando por Obrajillo, Yaso. Magdalena, Caballero
etc. Comunmente tiene poca agaa,]>3r() algunas veces lleva bastan-
te, por loquese hace peligroso el vadearlo. Esti sucede en la estación

de verano, en la que el calor derrite l.i nieve de la cordillera, y


caen además continuas lluvias en la sierra.
Pasado el río Chillón, á nado, porque no tiene puente, se con-
tinúa al otro lado pasando por algunas ramificaciones de cerros, los
que se han cortado en parte para facilitar el camino, y por esta ra-
zón se conoce con el nombre de Cerro partido; se entra después en
una gran ensenada que forman los cerros pasando por otra llanu-
ra cenagosa conocida con el nombre de Gramadal de Copacabana,
terreno inútil como el de la pampa de Comas que se podría hacer
cultivable del mismo modo. En esta pampa son frecuentes los ato-
lladei'os, de manera que algunas veces el viajero se vé obligado á
rodear al pié de los cerros y alargar mucho el camino. Pasado el
Gramadal empieza una llanura de arena que fatiga mucho á las
bestias; el camino en este punto tiene la dirección hacia el mar, es-
to es al O., y va insensiblemente subiendo á una ramificación de
cerros hasta llegar al punto más elevado donde se notan grandes
masas de piedras esparcidas sobre el terreno, poi- cuya razón se ha
dado el nombre de Piedras gordas á este lugar que dista de Lima
25 kilómetros.
De Piedras gordas continuamente por una quebrada
se baja
seca que se dirije á la pampa de Ancón.
Ancón es un pequBño puerto situado á poco más de 35 kilóme-
tros de Lima. El mar es muy tranquilo porque la bahía está bien
protegida hacia el S., por una cadena de cerros, de los vientos i*ei-
nantes en la costa del Perú.
Un gran obstáculo para el engrandecimiento de este puerto, es
la falta de un río; no solo carece de elemento tan necesaiio como
el agua de buena calidad, sino qu" el terreno es completamente

árido no observándose vestigios de vegetación.


Sus habitantes sacan de un pozo el agua ])aia los usos de la vi-
da, p M'o es algo salohi-e.La ocupación do los nioradoi es de Ancón
que hañi su costa es muy tico en pescado.
es la pi'zca, j)ues el inxv
El pueblo queda situado en la pai-te S. de la caleta. El agua
dulce que lo abastece parece que viene subteiTáuea desde muy lejos
por la quebrada que se abre en la pampa.
El camino que conduce de Lima á Ohancay no pasa por este
pueblo el (pie queda á la izquierda, y se continúa atravesando la
pampa en dirección á un morro que está al frente al N. de la cale-
ta. La subida está enteramente cubierta de arena, lo que la hace
muy fatigosa para las bestias, principalmente cuando hace sol. La
subida tiene casi 5 kms. y se conoce con el nombi'e de Lomas
de Pasam lyo. Se continúa después sobre un terreno más ó me-
nos ondulado hasta la misma hacienda de Pasamayo, situada muy
cerca del río de Chaucay.
En tiempo (h' lluvias estas lomas se cubren de vegetación y el
terreno de ellas está casi enteramente cubierto de arena.
Llegando al término de las lomas se bajan á la hacienda de
Pasamayo y después de h ib-^r caminado 2i kilómetros entre calle-
jones, se llega al río de Chancay. Este río es más grande que el de
Chillón, y como éste lleva algunas veces bastante cantidad de agua,
de modo que se hace peligroso vadearlo. Carece de púente como
aquel.
En tiempo de aguas en la sierra, el río aumenta mucho y es
siempre pi-udente que el viagero tome un guía para atravesarlo.
Los guias habitan en la misma orilla del río y mediante pequeña
recompensa acompañan al viajero, haciéndole pasar por los pun-
tos meno.-. profundos y por donde hay menos corriente. Estos hom-
bres se llaman vadeadores, son muy prácticos y todos los días bus-
can los mejores pasos, porque el cauce del río cambia continua-
mente cada vez que hay avenida.
En el río de Chancay los vadeadores entran á pie, afirmán-
dose solamente en un palo, pero en otros ríos que llevan mayor
cantidad de agua entran siempre á caballo.
Pasado el río, se camina algunas cuadras y después se pasa
una acequia tomada del río poco más ai-riba. Sigue el camino ha-
cia una pequeña cadena de cerros aislados, que se atraviesan para
bajará Chancay á donde se entra por un callejón.
2 y I kilómetros á un lado de Chancay, se halla la hacienda
de Torre blanca.
— 134 —
C'haiicay es una población de habitantes y está formada
por una gran calle que se extien<le de una extremidad á otra dej
pueblo, sus casas son regulares y casi todas blanqueadas. Tiene
tres iglesias, una de ellas recientemente reparada (1859).
Viv^en en pueblo algunas familias decentes y otras en las
el

haciendas que se hallan en sus alrededores.


La industria principal de esta provincia consiste en la cría y
ceba do cochinos los que se transportan á la capital. De aquí resul-
ta que en sus terrenos casi no se cultivan otras plantas que las que
sirven de alimento á estos animales, tales como camote, cebada,
alfalfa y maíz.
La cría de los cochinos se hace en los potreros en los que se
siembra de antemano cebada, alfalfa y camote, plantas tiernas
que pueden servir de alimento á los cochinos pequeños cuando se
destetan. Los cochinos se crían en estos potreros hasta que están
un poco grandes y después se pasan, para cebarlos, á grandes co-
i-rales provistos de un estanque de agua donde se les dá maíz sin
desgranarlo (en mazorca).
El lugar donde se ceban los cochinos se llama coica.
Comunmente se usa empezar á cebarlos cuando tienen un año
ó 15 meses de edad, pero en estos láltimos años, á causa de la esca-
sez, se empezaron á cebar desde la edad de 10 meses.
Para cebar un cochino se necesita -í fanegas de maíz y por lo
general 100 cochinos consumen 5 fanegas de maíz diario.
El precio del maíz (marzo 1859) es de tres pesos la fanega.
Los cochinos goidos se llevan por tierra de Chancay á Lima, y
para esto los hacen marchar solamente de noche porque de otro
modo se enflaquecerían mucho por el calor. Para ir de Chancay á
Lima emplean 5, C y más días, marchando como se ha dicho sola-

mente de noche y descansando durante el día á la sombra de pe-


queñas ramadas. Parece extraño ver que durante todos estos días
no tomen ni alimento ni bebida, pero si se reflexiona que durante
este viaje disminuyen mucho de peso, se verá que la grasa que
pierden basta para reparar las pérdidas causadas por la respiración.
Los terrenos de las haciendas inmediatas á Chancay son re-
gados por el agua de acequias sacadas del río á bastante distancia
del pueblo, dejando entre el i'ío y estas acequias la pequeña cade-
na de cerros que se atraviesa para bajai- á Chancay, de manera
que á primera vista parecen dos quebradas distintas: la del río, y
la otra donde se halla el pueblo y la mayor parte de las haciendas.
,

- 135 —
La provincia de Chancay, además de los cochinos, exporta
frutas.

DE CIIA.NCAY Á HUACHO

Marzo 28,— De Chancay á Huacho hay como 70 kilómetros de


camino mejor que el de Lima á Chancay.
Saliendo de Chancay se dirije á una loma que se sube y se
continúa por más de 10 kilómetros sobre terreno cubierto de arena.
En la subida, al llegar á la pa)-te más elevada, se notan á la
derecha dos hoyadas bas^.ante profundas, célebres por ser el es-
condite de los ladrones que á veces infestan esos lugares
El camino está casi todo sobre una ladera, formada por una
roca porfírica que varía mucho en su aspecto, hallándose en mu-
chos puntos como en estado de descomposición.
Como á 15 kilómetros de Chancay termina la lomada y se baja
á la playa por donde se marcha como 2 i kilómetros para llegar á
un punto llamado Pescadores, donde se puede descansar y tam-
bién pasar la noche en caso necesario. El lugar así llamado está
formado por un pequeño grupo de casas habitadas por pescadores.
Tiene un foso con agaa salobre, la que se halla como á metro y me-
dio de profundidad.
En este lugar se encuentra también alimento para las bestias,
consistiendo este en una especie de grama que traen de otro lugar,
la cual aunque un poco cara presta gran auxilio en un sitio tan
árido para las bestias que deben pasar la noche allí.
De Pescadores sigue el camino por la playa como 20 kilóme-
tros, ladeando un barranco formado por un terreno de aluvión. Es-
ta parte del camino que es bastante distraído por la vista del mar,
de los numerosos cangrejos que pueblan la playa y de la gran
cantidad de aves marinas que buscan su alimento en ella ó en las
olas agitadas, se conoce con el nombre de Playa grande.
Terminada ésta se entra en una gran llanura conocida
con el nombre de Pampas de la-í Salinas. La primera par-
te de esta pampa tiene un piso muy mato, por estar cubier-
to el terreno de una gruesa capa de arena fina con cal. A medida
que se va adelantando en ésta pampa el camino se, hace mejor,
siendo el piso un poco más duro. Después de haber camina-
do por un gran trecho se notan á la izquierda varias ^casi-
tas que son las de las Salinas. El piso se va endureciendo más por
— 136 —
que va cargándose más de sal. Después
15 kilómetros se
atraviesa diagonalraente la pampa,
hacia la izquierda, se pa-
sa un punto poco elevado y se entra en un terreno ligeramen-
te ondulado, pero con piso bastante duro- Después de haber camina-
do poco más de 2 i kilómetros, se baja todavía á la playa siguien
do el camino á la orilla del mar. Esta parte se conoce con el nom.
bre de Playa chica. Por últiiuo se sube nuevamente; se pasa al
gunas pampas divididas por pequeñas ondulaciones del terreno; se
sube á una parte poco elevada y se baja en seguida al valle de Hua-
cho.
Llegando al valle se pasa algnnos callejones cerca de la ori-
lla del mar para llegar á Huacho.
Este es un pueblo bastante grande con 10 ú 11 mil habi
tantes, cuya principal industria es la pezca, la cria de gallinas y
de cochinos, el cultiro de árboles frutales y la fabricación de car-
bón, elementos con los que se hace un activo comercio en la ca
pitál de la República.
Los habitantes pobres se alimentan casi exclusivamente de
pescado y camote, materias may abundantes en el valle.
Tiene bastantes casas habitadas por familias decentes. Su
calle principal es muy larga y tiene una acequia en el medio
cubierta de trecho en trecho por puentes de madera.
Tiene algunas fondas que aunque no son elegantes proporcio-
nan al viagero lugar donde pasar la noche y comida regular que
no se halla fácilmente en algunos pueblos del Perú.
Tiene tres iglesias y una escuela primaria para niños y niñas.
El agua es ligeramente salobre. El alimento para las bestias
es barato y en el valle es abundante la alfalfa; sin embargo las
bestias cori-en á veces peligro de quedarse en ayunas, porque la
alfalfa se trae de chácaras situadas en las inmediaciones solamente
dos veces al día, en la mañana y en la tai'de. Dd manera que los
que están radicados en el pueblo tienen quien les proporcio-
ne todos los días la alfalfa necesaria para sus animales, pero los
que están de paso es necesario que pongan un centinela á la puer-
ta para llamar á los vendedores, si no quieren que sus bestias se
queden sin comer.
Costumbre singular de los habitantes del pueblo es el modo
de montar sobre la bestia, pues se sirven de la cola como estribos.
Cuando quieren montar, estando la bestia ordinariamente cargada
de gran cantidad de alfalfa, de canastas de fi-utas ó gallinas etc.,
no pueden hacerlo con facilidad por los costados, por lo que acos-
-137 -
tunibran desde niño- envolver con prontitud el dedo pulgar del pié
derecho en las crines déla cola y sirviéndose de ese punto de apoyo,
como de un estribo, montan sobre la grupa de la bestia. Extra-
ño también ver que los animales estén tan acostumbrados á esto
que ro hacen el menor movimiento, \o que no sucede por cierto
con todos, sin peligro de recibir alguna patada.

DE HUACHO Á SUPE

Marzo 39. -Para ir de Huacho á Supe se pasa por el pueblo de


Huaura que dista poco más de 5 kilómetros, atravesando cántes de en-
trar en el pueblo el río de Huaura sobre un puente de cal y piedra.
Pasando este río, se nota á pocas varas de distancia las ruinas
de otro puente construido i'ecienteniente (1859) para reemplazar al
antiguo que cayó por su mala construcción, de manera que en el
día se sirven todavía del puente viejo.
Huaui a es pueblo regalar con una larga calle inclinada hacia
el laio del puente.

Sus casas no son malas- tiene tres iglesias, una de ellas con
fachada bastante elegante que supera en arquitectura á las de
Huacho y á las de todos los demás pueblos hasta Trujillo-
El pueblo de Huaura tiene escuela primaria y hospital pai'ti-

cular.
El comercio de sus habitantes es el mismo que el de los de
Huacho, pues residen en el mismo valle, que se halla dividido por
el río en dos partes.
Huaura parece haber sido lugar privilegiado por los españoles,
porque se esmeraron en construir allí buenas casas, hermosas igle-
sias y un castillo.
De este pueblo se va por callejones en medio de chacaritas has-
ta atravesar todo el valle, que tendrá de largo, comprendiendo los
terrenos de Huacho y Huaura, como quince kilómetros.
A la salida de Huacho y Huaura para ir á Supe, se pasa por
terrenos pantanosos, que, con poco trabajo, podrían secarse y ob-
tener de ellos mejores productos de los que se sacan en el día.
Para salir del valle se sube una pequeña altura que sirve como
de barrera de separación entre \qa teirenos áridos y los cultivados,
y se baja á una gran llanura rodeada por todas partes de pequeños
cerros exceptuándose la que mira hacia el mar.
Esta barrera poco elevada está foi-mada por un terreno de alu-
- 138 —
vión antiguo compuesto eu su mxyor parte de piedras rodadas 6
tierra suelta.
Lo que admira el geólogo que observa esta formación, es que
de esta .barrera salen varias lenguas del mismo terreno hacia el in-
terior de la pampa, loque hace creer que toda esta llanura estaba
cubierta por el mismo terreno; pero lo que es difícil explicar
es su estado actual y la existencia de esas lenguas. Observan-
do que esta pampa se halla abierta solamente por el lado del
mar, se puede creer que su desnudez se deba á la acción del
agua y que por la dirección particular de ésta, hayan queda-
do las indicadas lenguas de aluvión.
Terminada esta pampa, se cube por una lengua de terreno y se
baja á otra llanura muy lai'ga que se extiende casi hasta Supe.
Esta gran Uanui-a es conocida con el nombre de pampa de Medio
Mundo.
La pampa de Medio Mundo creo que haya sido como la ante-
rior el fondo de un gran lago, ó más bien el fondo del mar que se
haya levantado. La parte S. es la más elevada sobre el nivel del
mar y va insensiblemente bajando hacia el N. Hacia el mar for-
ma un barranco, al pie del cual hay una llanura muy poco ele-
vada sobre el nivel del mar, y cerca de la orilla, donde azotan más
las olas, se halla una barrera de piedras rodadas que vá eleván-
dose, porque las olas agitadas llevan coatinuamente á tierra nue-
vas piedras. La llanura situada al pie del barranco está cubier-
ta por una capa de arena la que se extiende en muchos puntos
hasta el declive del barranco, y en la parte N. llega bástala super-
ficie de la pampa de Medio Mundo, pues por allí es más "bajo el
barranco. Al pie de éste y '.sobre la parte donde llega la are-
na, se notan muchos palos de balsa como los que echa el mar sobre
la orilla, pero aquella parte está demasiado elevada sobre el nivel
del mar para que actualmente pueda ser bañada por las olas; ade-
más, en la parte N. donde la arena llega hasta la superficie de la
pampa de Medio Mundo, se notan también algunos palos esparcidos
acá y allá. Algunos podrían pensar que estos palos han sido arroja-
dos á tierra en la época actual por alguna elevada marea ó en
tiempo de braveza; pero la barrera de piedras que en el día existe
en la orilla, impide que las olas puedan botar los palos en la lla-
nura situada al pié del barranco, y si fuera debido á alguna bra-
vezadel mar, antes habría roto la barrera y habría desparrami-
do las piedras por toda la pampa, lo que n<) ha sucedido, pues casi
no se nota una sola piedra en la llanura.
189 —
De parte se ha levantado y so ha put-stn
.uiui rt\snlfca quc! esta
seco; mas ¿á qué época (iebenios hacer remontar el levanta-
miento de este terreno? Yo por mi parte creo que esta época no
sea tan lejana ponjiie apesar de que nin>?áii hombre me lia dicho
haber visto el mar en estos parajes, siti embargo, el estado de los
|)alos que esttin bien conservados, la naturaleza de ellos (jue son
los mismos (]ue emplean en el día para construirlas balsas etc,
me hacen cn^cr que este lev^antamienLo se ha verificado en época
no muy emota.
l

La ladera de piedras que existe actualmente "se ha formado


después, habiéndose cambiado las condiciones de la costa.
La pampa de Medio mundo está también formada por un te-
rreno de aluvión antiguo.
Desde el punto donde terminan los terrenos cultivados hasta
Supe, hay 2o kilómetros.
Terminada la pampa de Medio mundo se sube una cuestecilla
y se baja al valle de Supe.
Se marcha algunas cuadras, se pasa un pequeño brazo de río
y poco después el verdadero río de .Supe, que no tiene agua sino

pai'te del año. Orílinariamente empieza á venir el agua en no-


viembre ó diciembre y en ocasiones también en enero y continúa
hasta mayo ó junio. En esta época á veces se carga tanto que se ha
ce peligroso pasarlo, pero mucho menos que los demás por su poca
corriente.
Como el rio de Supe trae mucha ai'ena el lecho se levanta y
obliga á limpiar las acequias todos los años.
El terreno de este valle es nuiy llano y bajo, pues está casi
al mismo nivel del mar. Esta disposición del terreno hace que
las olas se extiendan hasta mezclarse algunas veces con el agua
dulce de los puquiales, que son tan abundantes en el valle, que
inundan gran parte de los terrenos impidiendo sú cultivo. Pare-
ce que estos puquiales no tienen otra causa que la poca elevación
del terrenoy sería muy difícil la desecación porque no se puede de-
saguarlos por medio de excavaciones como se hace en otras partes,
pues hallándose dichos terrenos casi al mismo nivel del mar, si se
excavan profundas acequias, el agua del mar entraría en ellas, lo
que sería un obstáculo para el desagüe.
El pueblo de Supe es pequeño y pobre porque no tiene comer-
cio; sus casas están como esparcidas, casi todas de cañas y enlu-
cidas con cal ó yeso; la mayor parte están provistas de una especie
(le coi rodor cuyo techo está con pequeñas columnas ó
sobteiiido
más bien puntales de madei'a, muchos de los cuales están levesti-
dos de yeso.
Otras casas tienen simplenjente las cañas sin enkicido de
ninj^una especie. La plaza mayor que sirve también de plaza de
mercarlo es bastante espaciosa, pero los vendedores y los artículos
(pie venden son muy reducidos.
La iglesia que se halla situada á un lado es muy pequeña y
en mala condición tanto interior como exterionnente.
A pesar de la pobreza de este pueblo existen en él algunas fa-
milias decentes.
Tiene un pequeño puerto poi donde se embarca lo que se ex-
porta y por el que se desembarca huano para los terrenos.
Fuera del pueblo y hacia el N. existe una .i^raii pampa de casi
10 kilómetros de extensión llamada Río seco. Esta gran llanura en-
teramente improductiva en el día por escasez de agua, podría ser
cultivada conduciendo una acequia del río de Barranca. Esta obra
de tanta utilidad para el pueblo de Supe no presenta ninguna difi-
cultad para emprenderse, pues existen en el día restos de acequias
construídaspor los antiguos indios, que eran eminentemente culti-
vadores y qne no desperdiciaban una sola vara de terreno utiliza-
ble, pues construían sus casas en lugares elevados y secos, impo.
sible de dedicarlos al cultivo.
Otra prueba de que la obra es fácilmente practicable, es que
en el día la hacienda de San Nicolás conocida con el nombre de
Convento y situada á 12^ kilómetros al NO. de Supe, tiene sus te-
rrenos regados por una acequia cuya agua se toma del río de Ba-
rranca, situado á 17 y i kilómetros de distancia.
Una ventaja muy grande de sacar el agua para el cultivo del
río de Barranca es la de tenerla todo el año, mientras que los que
riegan sus terrenos con el agua del río de Supe, la tienen por 5 ó
6 meses á lo más-
Los habitantes de Supe, cuando se seca el río, se proveen del
agua necesaria para la vida por medio de pozos (jue excavan en el
cauce del río. Estos pozos tienen de ^ vara á 1 de profundidad, se-
gún la estación más ó menos seca.

La Convento, la única en el valle, tiene cañavera


hacienda del
le? y elabora azúcir, chancacx y aguanliente. Se hace uso de bue-
yes para la molienda; sin embargo se espera una máquina á vapor.
También se cría en ella un gran número de cochinos que se expor-
tan para cebar.
- Ul -

La casa dola hacienda es regular y tiene l)uena capilla i;i)us-

ti'uída en tiempo de los españoles.

DE SrPK A BARRANCA. PATIVILCA Y HIJPACÁ

Marzo 30. - De la hacienda del Convento á Barranca hay K»


kilómetros, de Barranca á Pativilca y de éste á Hupacá 5 kilóme-
tros.
Saliendo de hacienda se atraviesa una pampa, se pasa una
la
pequeña cadena de cerros aislados, y después se continúa sobre te-
rreno llano hasta el pueblo de Barranca.
Este pueblo es también pequeño, m<ás ó menos como Supe. Sus
casas tienen el aiismo aspecto y estsn provistas de los corredores
ya citados.
Saliendo del pueblo se hace como 2| kilómetros de camino en-
tre callejones y se llega al río llamado de Barranca ó de Pativilca
porque pasa entre estos dos pueblos.
Para llegar al río se baja un pequeño barranco formado de
tierra suelta y piedras rodadas. Este barranco hace conocer la cons-
titución geológica de los terrenos entre Supe y el lío de Barranca.
Este rio es más ancho y lleva mayor cantidad de agua que los
ictados hasta ahora. Es peligroso pasarlo, principalmente en la
estación de aguas en 4a sierra, época en que se pone á veces intran-
sitable por varios días, y todos los años hay que deplorar alguna
víctima por atravesarlo cuando está cargado.
En este río los vadeadores, ó sean los hombres que sirven de
guía para atravesarlo, no lo pasan á pié sino á caballo. Comunmen-
te son jóvenes que sólo visten calzoncillo y montan un caballo
fuerte y adiestrado. Pasan por delante y el tianseunte debe se-
guirlo siempre detrás sin desviarse un solo paso si no quiere caer
en alguna hoyada y ser arrastrado por la impetuosa corriente.
Este lio foi'nia nuichos biazos y el vadeador tiende siempre á ir
contra la corriente en los parajes en que el agua está baja y al
contrario, siguiendo una diagonal hacia el otro lado en los brazos
que llevan mucha agua, porque si se pretende atravesarlo en línea
recta, el animal presenta una gran superficie contra la corriente y
es más difícil que pueda resistir á la fuerza de ésta y en conse-
cuencia ser arrastrado.
El río de Barranca tiene su origen en la cordillera de Caja-
tambo, recibe después algunos afluentes que bajan á derecha é iz-
— 142 -
quierda y principalmente ya cerca de la costa, uno que baja d(>l
NE. desembocando en el mar entre Barranca, y Pativilca.
Continuando hacia este último i)uel)lo. no se sube ningún ba-
i vanco sino que se continúa por un camino casi llano, á través de
callejones, hasta llegar á Pativilca.
FiSte pu(d)l(), un poco níás grande que Supe y Barranca, tiene

una larga calle cuyas casas son poco más ó menos de la misma
construcción que las de los pueblos indicados.
De l^ativilca á la haciííuda de Hnpacá hay una l^gna de cami-
no, que se puede hacer sea atravesando la loma ó rodeando los
cerros (pie están formados por una roca sienítica cuyo aspecto
varía nnicho. En invierno se cubren de vegetación.
Hupacá qiieda al lado N. del río de Barranca y á 5 kdómetros
quebiada arriba; sus terrenos son muy extensos y tiene por confi-
nes al S. el río de Barranca, al N. una cadena de cerros, al E.
las lomas que la separan de Pativilca y al O. la h icienda de Huaíto.
La casa de la hacienda está recientemente coiistrnida sobre un
morrito, posición que le permite dominar gran parte de sus terre-
nos. El morrito en que está situada la casa de Hupacá y algunas
otras eminencias de los alrededores de la casa se llaman huacas,
porque se encuentran sepultados en estos teri'enos restos de los an-
tiguos habitantes del Perú.
El morro de la casa se cree fuera hecho á mano para servir de
cementerio, porque está formado de piedras rodadas que no existen
en la pampa al pie d^' esta eminencia. Pero á mi modo de ver se
confunde un fenómeno geológico con el trabajo de los indios anti-
guos, porque aunque es verdad que aquellos consti-uían carros que
servían de cementerio, como se puede notar en las huacas de las
inmediaciones de Lima, no lo ps que el morro sobre que descansa
la casa de la hacienda Hupacá pertenezca á ese género. Basta le-
correr un poco los terrenos de los alrededores y dirigir la vista al
otro lado del río para convencerse que dicho cerrito es obra natu-
ral. En efecto, si se observa las eminencias del terreno existentes

á algunas cuadras de la casa (llamadas con el mismo nombre de


huacas) se ve que se presentan bajo la forma le lenguas de terre-
no llano en su parte superior y fornaadas en gran parte por tie^
rra suelta y cantos rodados. Si se extiéndela vista para ver el ori-
gen de estas lenguas de tierra, se descubre que aunque estén ais-
ladas á derecha é izquierda en medio de la pampa, están sin em-
bargo en comunicación y forman un solo plano con la llanura
existente en la base de los ceri'os cerca de la hacienda de Huaito;
— 143 —
si nhoia mira al otro lado del río y se recuerda loque sehadi(^ho
aiitei ionniMito, que el río tiene eu esa parte un barrauco de piedras
rodadas y se observa además el nivel y composición de los terrenos
que forma el barranco «^n el otro lado, se verá que se corres))onden.
De estas obsei'vaciones se puede deducir que en otvn época toda la
pampa cultivada donde coi re actualmente el río de Barranca esta-
ba rellena hasta la altura délas huacas y del barranco del otro
lado del río, formandi» una soia llanura con los terrenos de Barran-
ca y Supe, sirviendo talvez de fondo á un gran lago ó al mar; que
más tarde grandes coi-rientes de agu;i superiores á las del río ac-
tual (1) hayan excavado un lecho en este terreno tan movible y lo
haya trasportado al mar, notándose esto en menor escala en la épo-
ca actual en los sitios en que el bari'anco está coi'tado á pique so-
bre l;i orilla d^l ío, y un deplorable ejemplo es lapéi'dida reciente
l

(abril de 1S58) de dos mujeres en el río de Santa, que tiene una


disposición igual al de Barranca, lasque estando de pié sobre el ba-
ri-anco cayeron al río con el terreno que las sostenía y fueron arras-
tradas por la coi-riente, pues el río había minado parte del barran-
co que se hallaba debajo de sus pies. Lo que á primera vista pare-
ce difícil explicar ei la desnudez del terreno situado hacia los ce-
rros y lejos del río; pero sí se sabe que también en el día vienen á
veces avenidas por una quebrada situada en el rincón por la parte
de la hacienda de Haaito. Estas avenidas arrastran paredes, sem-
bríos y todo lo que encuentran en su camino y por esta razón el pro-
pietario de la hacienda de Hupacá deja de cultivar á veces parte
de sus terrenos.
Así se comprenderá fácilmente que cuando la cantidad de
agua era mayor debía también ser mayor el efecto producido

HACIENDA HUPACÁ

Marzo, U.—EA principal producto de la hacienda de Hupacá es


la cría le cochinos eu potreros sembrados de antemano de cebada,
alfalfa y camotes. Guando las crías comen por sí solas y tienen la
fuerza suficiente para caminar*, se pastean; esto es se encierran en
corrales por la noche y se conducen al pasto de día, porque de otra
manera se vuelven cimarrones.

(1) Parece fuera de duda.por el examen de todas las quebradas, que en otra épo-

ca bajaba á la costa mayor cantidad de agua.


- 14i —
Cuando los cochinos tienen más de un año de edad se puede
empezar á cebarlos, pero antes se les despioja ó quita el color te-
rroso que tienen y quedan limpios y lustrosos; para esto se some-
ten los cochinos al régimen de caiiiotes solamente durante tres

meses.
En hacienda de Hupacá no se hace sino criarlos y á veces
la
despiojarlos. Algunos cebadores compran los co ;hinos de un año
y los despiojan antes de cebarlos; otros los compran ya despiojados
y hacen sino cebirlo-i con mxiz. Por término raídio un cochino
no despiojado vale 12 pesos, el despiojado 15 y un chancho gordo
30.
El cebador al comprar una punta de cochinos para engordar,
los separa en varias partidas, pues conoce poco masó menos los que
aprovecharán más de la ceba.
suponiendo que compre 200 cochinos, empieza por sepa
Así,
rar 50 que por sus formas y caracteres no engordan mucho; á estos
cochinos que comunmente tienen foi mas delgiidas y esbeltas lla-
man galgos, después separan otros 50 que según las apariencias
engordan un poco más que los primeros, pero que no engordan
mucho; en seguida escogen otros 50, quedando los últimos 50 que
serán los que aprovecharán más del alimento que se les sumi-
nistra.

Los cochinos de buena calidad aumentan en la ceba una libra


de manteca por día y consume término medio de 6 á 8 libras de
maíz, de manera que se puede considerar al chancho como un la-
boratorio para transformar la fécula en materia grasa; pero este
laboratorio viviente consume en proporción más fécula que la gra-
sa que suministra, porque debe también reparar con este alimento
los gastos que trae consigo la función de respiración. Ahora si se
considera que esta función se activa más con el movimiento, se ve-
rá que el chancho consumirá tanto más alimento produciendo me-
nor cantidad de manteca cuanto mayor es el movimiento que ha-
ce. De aqiu' resulta que para obtener mayor cantidad de manteca
consumiendo la misma cantidad de maíz, es preciso disminuir en
cuanto sea posible el movimiento del cochino, y para esto se le en-
cierra en lugares estrechos y á la sombra, mezclando con sus ali-
mentos algunas sustancias narcóticas que provocan el sueño.
Una prueba más de que el movimiento de los cochinos dismi-
Huye cantidad de manteca, es que cuando están ya gordos se les
la
trasporta por tierra á la capital, haciéndolos marchar solamente
— i4rí —
noche, en este c iiniiio pitn-den
(Ití veces más de una libra diaria
;'i

de manteca. V^erdad e-; que en el viaje no se les alimenta.


En algnnos pinito de P^nropa con (4 objeto de disminuir el
^

movimiento de los cerdos, los aletargan me/^clando con el alimento


algunas senn'llas de chaniico (datura estramonium.)
Los cbaiiclios gordos dan término medio de 80 á 100 libras de
manteca, pero los de buena (calidad dan 150 y ha hab¡d(j algunos
que han dado hasta 200 libras.
La hacienda de Hupac¿l saca el agua para la irrigación de sus
terrenos del río de Barranca, de m iueia que tiene agua todo el
año, la que es llevada á la hacienda por una acequia tomada
muy arril»a, que viene dando muchas vueltas, rodeando una len-
gua de tierra y atravestíndola por medio de un surco profundo pa-
ra poder regar los terrenos que están al otro lado.

DE LA HACIENDA HUPACÁ Á LA FORTALEZA Y HUARMEY

Abril, 1° — De Pativilcaá Huarmey hay como 125 kilómetros.


De hacienda de Hupacá se pasa nuevamente por la loma ó
la
porel pueblo de Pativilca y se marcha después por un callejón
á la hacienda de Paramonga; se continúa hacia el mar y se
llega á una pampa casi sin vegetación, por la que se sigue
hasta llegar al río de la Fortaleza que se vadea; no tiene agua
sino una pequeña parte del año, sin embargo, en la época de las
avenidas hay veces que no se puede pasar. Se continúa por algu
ñas cuadras al otro lado del río y se llega á una casa desde donde se
vé á la doi'echa, sobrt un cerrito, la fortaleza de los incas, que dis-
ta de Pativilca como 15 kilómetros.
Vista desde este punto, la fortaleza tiene aspecto algo impo-
nente y se asemeja á uno de aquellos castillos construidos en i 1

edad media en diferentes pai'tes de Europa: está formada de tres


terraplenes de forma rectangular y sobrepuestos. El primero, co-
mo inferior, es el de mayor área; mide 102 varas de largo por 64 de
ancho. Los ángulos de la parte que mira hacia el mar se prolongan
formando dos terreplenes salientes en forma de tori-eón; el de la
esqnina,hacia el N., tiene una forma que se asemeja á un romboi-
de, y sobre el descanso otro más pequeño y de la misma forma.
Este último tiene en su centro ruinas de paredes que foi man tres
lados de un cuadrado.

«
- UG —
El de la esquina del S. tiene l¡i foi iiia de un cuadrilátero con
un lado un poco irregular. Sobre ésto descausa otro terraplén más
pequeño y de forma más rej^ular.
Las esquinas que miran hacia el intei'ior no tienen estas es(>e-
cies de torreones. La que está hacia el N. ti^ne ruinas de pare-
des que tal vez servían de habit-A.(!Í('>n y en la esquina del S. se ha-
lla la puerta de entrada á la fortaleza.
Estas dos esquinas que no tienen torreones, están defendidas
por fuertes situados sobre dos cei-ritos á pocos pasos de ellas. De
estos fuertes existen en el día solo algunas paredes en i'uinas.
Sobre el primer terraplén, 12 varas más al centro, existe oti'o
que tiene por consiguiente 80 varas de largo por 40 de ancho. Este
es regular exceptuándose la parte que mira hacia la puerta
de entrada en la que tiene una pai-te saliente y una pared más
elevada para defender la entrada. Sobre e4e segundo teri'a-
plén descansa un tercero de 70 varas de largo y 25 de an-
cho, provisto también de una pared y una puerta. En fin, so-
bre este último terraplén se notan muchas habitaciones en ruinas
de las que quedan solo las paredes. Una do estas habitaciones tie-
ne 9 v?ras de largo por 5 de ancho y en sus paredes se observan
tres nichos como pequeñas alacenas, las que son muy comunes en
todas las construcciones de los indios antiguos. La parte superior de
estas pequeñas alacenas está formada de cañas bravas para que
no se caigan. Varias paredes de estas habitaciones están como en-
lucidas y pintadas de rojo con oxido de fierro. La puerta de en-
trada que conduce del primer al segundo tei raplén también está
pintada de pequeños cuadros figurando ladi-illos y con diferentes
dibujos.
Toda ceñida por una gran muralla que sigue
la fortaleza está
las sinuosidades de la construcción principal y se halla destruida
en la parte que mira hacia la entrada. Tanto la fortaleza como la
muralla y los fuertes están enteramente construidos con adobes
muy bien preparados, de manera que destruyéndose las paredes,
los adobes quedan íntegros como si fueran ladrillos cocidos. En to-
da esta construcción no entra otro material, si se exceptúan las
pocas cañas bravas {gineriuni sagittatum) que han sido empleadas
para formar la parr-e superior de los nichos.
Lo que admira en esta construcción es el modo como está
defendida la entrada á la fortoleza, y si se piensa en las ar-
mas que usaban en aquella época, se verá que era casi inex-
pugnable. En efecto, además de la gran muralla que la rodea,
— 147 —
existe á pocos pasos de la puerta de entrada un fuerte sobre un
cerrito que podría defenderla. Después d(í haber pasado la mura-
lla para entrar hacia el interior do la fortaleza, se pasa entre dos
pequeños fuertes y se llega como á una segunda puerta; se halla
ésta defendida también cá los dos lados y se presenta una verdade-
ra puerta, al presente sin umbral, pero cuyos lados están bien for-
mados y pintados de color rojo con dibujos rariados. Pasada
esta puerta, el camino hace un codo y se enti'a en un ca-
llejón estrecho que podía ser defendido con mucha facilidad y que
se dirige hacia la parte media del lado que mira al interior; allí el
callejón hace otro codo y se entra oblicuamente al según lo térra
plén. De éste se sube y se pasa como por otra puerta para entrar al
terraplén más elevado donde se hal'an las habitaciones anterior-
mente citadas.
Entre todas las construcciones que he visto del tiempo de los
Incas es esta la única que se asemeja á las verdaderas fortalezas
de Europa, de manera que si no fuera construida enteramente con
adobes sin ningún pedazo de madera ó fierro, si no tuviera los ni-
chos en las habitaciones y las paredes pintadas de rojo, carácter
que tienen todas las construcciones de los indios en la costa, yo
habría dudado de que esta fortaleza se remontase á aquella época.
Agregaré á esto que en la orilla del mar, como á 2 1- kilómetros
de distancia, existe un cerro con su extremidad truncada y sobre
la que se nota otras ruinas. Este cerro es conocido ahora con el
nombre de Cerro de la Horca. Para mí, era este punto dominante
desde donde podrían descubrir á lo lejos la venida de algún enemigo
y advertir, por medio de señales, á los que estaban en la fortaleza.
Cerca de ésta en la época en que el río tiene agua, se
forma en los terrenos bajos una laguna, que, por la cantidad de sa-
les que contiene, comunican al agua sabor salino.
De este punto para ir á Huarmey se puede seguir la playa ó
un camino situado á 2 ^ kms. de ella. Esto es preferible, porque
su piso es más duro y es por esto más frecuentado- Continuando
este camino, se entra en un terreno ondulado por pequeños cerros
y después de 10 kms. se llega á un lugar llamado Río seco, por-
que en efecto pasa por un verdadero cauce de río que no tiene agua
en ninguna época del año, pero que manifiesta patentemente ha-
berla tenido.
Pasado Río seco, se continúa todavía el camino llano, siempi-e
ondulado por pequeños cerros, tanto á la derecha como á la izquier-
- 148 —
(la. Estos cerros están formados por rt>cas (ie fusión más ó menos
compactas, pasando á veces á rocas porfíricas de diferentes colores,
y otras todos sus elementos se confunden y entonces dan orijren á ro-
cas anómalas que tienen aspecto de trapp. Estas rocas contienen
anfíbol y óxido de fierro en abundancia, que ?nfren una descompo-
sición en la superficie por el contacto de los agentes exteriores y
dan origen á la for micción de tierras de diferentes colores que ma-
tizan estos cerros de verjle, amarillo y rojo, lo que se debe ya al
anfibol, ya á los diferentes estados de oxidación en que se encuen-
tra el fierro.
Cerca del puerto llamado Bermejo, los cerros están cruzados
por gran número de filones que forman otras tantas crestas; no
dudo que un detenido estudio de este lugar conduciría al descubri-
miento de algún filón metálico.
Pasado el punto llama lo Bermejo el camino no es tan llano
como antes y se pasan varias ondulaciones del terreno hasta que
se llega á una gran cuesta conocida con el nombre de Callejones, la
que se sube, y en seguida se baja para llegar á otro lugar llamado
el Gramadal, y situado á la mitad del camino entre Pativilca y Huar-
mey. Este lugar se llama así porque el terreno se halla cubierto
de grama, lo que indica existir á poca distancia de la superficie
una capa de agua, porque en los terrenos completamente secos
no crece esa yerba.
Después del Gramad il se marcha cerca de la orilla del mar
pasando de trecho en trecho p íqueíías cuestas; pues las ramifica-
ciones de los ceri'os llegan hasta el mar.
Después de 20 kdóinetros de camino se llega á un punto llama-
do la Zorra donde se nota un poco de vegetiición: algunos arbustos
dehuarango {acacia puactata). de lycinni etc, están esparcidas acá
y allá y manifiestan también la presencia de agua en este lugar,
no lejos de la superficie del terreno. En la Zorra existía en efecto
un pozo, que fue descuidado y abora se encuentra lleno de arena.
Según he sabido, no solo existía en este lugar un pozo, sino
que había también un tambo donde podían hallar auxilio los des-
graciados viajeros que tienen que pasar por este despoblado.
De la Zorra se marcha todavía 15 kilómetros y se llega á Mata-
caballos, lugar llamado así porque hay una gran pampa que fati-
ga mucho á las bestias, principalmente á las que vienen de Pati-
vilca cansadas; no siendo raro el caso de que sucumban en ella.
De Matacaballos á Huarmey hay '.> kilóm etros d^- caaiinn un
poco mejor.
— 14Í) —
Todos los ceños del camino enti'e Pativilca y Hiiantiey son
foimados por rocas de fusión, siendo la mayoi- parte porfíricas;
pero como se ha dicho más arriba están sujetas á jírandes modifi-
caciones, pasando á veces á rocas enteramente compactas y anó-
malas.
A la entrada del valle de Huarmey se nota á la derecha un
barranco enteramente formado de piedras i-o idas. Este barranco
1

no es más qne una sección dr» lag pamp xs sita 1 1 is ni is arriba, lo


que hace conocer que están formadas por terrenos de aluvión an-
tiguo. Se i)uede decir que la mayor parte de las pampas que se no-
tan cerca del mar están formadas por estos mismos terrenos atra-
vésde los cuales sobresalen los diferentes cerros de rocas de fusión.
Entrando en el valle se sigue por un callejón lleno de vegeta-
ción á los costados hasta lleg ar al río. que se pasa, y después de
pocas cuadras, se enti'a al pueblo de Huarmey.

Abril 2 Huarmey es pueblo triste y pobre. No tiene comer-
cio porque no produce nada. Por su situación se puede considerar
como una isla que tiene el Pacífico á un lado y un mar de arena
al N. y S, pues está situado en medio de dos despo'.)lados, uno de
12.") kilómetros de Huarmey á Pativilca y otro de 100 entre Huar-
mey y Casma
Sus casas son formadas de cañas con un ligero en-
casi todas
forman una sola calle, termi-
lucido de barro blanqueado con cal;
nada en una de sus extremidades por la iglesia que tiene un as-
pecto miserable y por la otra por una chácara.
La hace solamente 1.5 añoí que se construyó y sin em-
iglesia
bargo año pasado (18.58) se ha caido gran parte de la bóveda con
el

las paredes que las sostenían. La bóveda está hecha de arcos de


madera muy delgada cubriéndose con cañas Jos espacios que dejan
los arcos. Esta bóveda tan débil se habría sostenido si no se hubieran
hecho las paredes demasiado delgadas para sostener este peso, lo
que fué causa de que se abrieran lateralmente y los arcos de madera
se doblaran y cayeran. Actualmente para repararla han construido
un techo de cañas sostenido por piés derechos que no están en armo-
nía con el resto déla bóveda que ha qued ido. pero que basta para
abrigarla déla intemperie.
Puede decirse (pie Huarmey no tiene panteón, poique tal
nombre no corresponde á un pequeño cerco de tapia por donde en-
tran todos los animales.
El pueblo de Huarmey tiene una es.ruela primaria y casa de
correos.
Abril ¿'.—El río de Huaniiey, como otros que hemos citado,
no es perenne, esto es, tiene agua solamente 5 ó 6 meses y como
no puede recibirla de otro río, como el valle de Supe, resulta que
sus cultivos son muy limitados.
Como en otros lugares que citado anteriormente, en el
hemos
tiempo que el río se halla seco los habitantes sacan el agua de po-
zos que hacen en su lecho. A pesar de esta falta capital, el valle de
Huarmey produce toda clase de frutas: pinas, lúcumas, tumbos,
paltas, palillos, huayabas, naranjas, limones, granadas, etc.
Pero si es verdad que en Huarmey no hay comercio, tiene
una especialidad que lo ha hecho célebre, su chicha, tan estimada,
que se manda de regalo hastii á la capital.
En Huarmey, después de preparar la chicha, la dejan asentar
y cuando está bien clara la embotellan y conservan de este modo
mucho tiempo sirviéndola más tarde como vino. La chicha de
Huarmey es muy alcohólica>de modo que tomada aunen pequeña
cantidad, produce los efectos del vino más fuerte. Los que toman
esta chicha experimentan á veces fuerte dolor de cabeza y para
sanar toman un huevo duro con bastante ají (capsicum) y después,
dicen que pueden tomar mucha chicha sin que les .haga ningún
daño.

DE HUARMEY Á CASMA (100 kilómetros)


Abril, 4- Saliendo de Huarmey se pasa por unos callejones
para llegar al arenal. En estos callejones se hallan trechos llenos de
barro en que se forman atolladeros.
Saliendo al arenal se marcha por un camino casi llano } con
piso algo duro, hasta un lugar llamado Culebras, donde se nota un
poco de vegetación.
En tiempo en que el agua abunda en la sierra, corre por la
quebrada un pequeño rio.
En la época en que pasé había una familia extranjera que
pensaba establecerse allí y había construido algunas casitas. Estos
nuevos moradores recojenleña en los alrededores y la trasportan al
mar por medio de carretas, embarcándola para venderla en la ca-
pital. Si la empresa sale bien, no dudo que en poco tiempo exten-
derán más su pequeño dominio cultivandu algunos trozos de te-
rreno que podrían regarse con el agua délos pozos levantada con
bombas puestas en movimiento por molinos de viento. Entonces,
— 151 —
<este lugai-ahora deshabitado cambiavía euteraineut.t' y podría ser-
vir de auxilio á los que viajan eutre Huarinoy y Casina. Ojalá
sigan el ejemplo y hagan lo mismo en el lugar llamado la Zorra, si
tuado entre Huarmey y Pativilca; entonces desaparecerán estos
^despoblados tan penosos para 1(ís que transitan por la costa y que
cuesta la vida á gran número de animales, que rendidos por el
cansancio y la sed, quedan á la mitad del camino con peligro
<le la vida de los mismos viajeros obligados á seguir á pie en
medio de arenales interminables, bajo los rayos directos de un sol
.íibrazador con aire cálido y seco y calor sofocante por la reverbe-
ración de la quemo ate arena.
Una sabia medida que deberían ¿idoptar las autoridades del
lugar sería la de mandar practicar pozos en todos los lugares en
donde haya agua á cierta profundidad y proveerlos de un bal-
de para sacarla, con el benéfico objeto de que el transeúnte
pueda apagar su sed y también la de sus animales. La misma au-
toridad debería encargarse de hacer vigilar estos pozos para qvie
no se pierdan.
Si se quiere tener idea de la necesidad que hay de acortar estos
despoblados, sea formando poblaciones en los lugares donde haya
agua subterránea, sea escavando algunos pozos, échese una ojeada
sobre el camino entre Pativilca y Huarmey y eutre éste y Casma, y
se verá un verdadero cementerio de animales, pues se encuentran
á cada paso esqueletos de burros, caballos ó bueyes.
A los que tienen buenas bestias y pasan estos lugares en un
espacio de tiempo relativamente corto, les parecerá tal vez inútiles
estas reflexiones, pero si piensan en los pobres obligados á pasar
estos caminos en bestias mal alimentadas, 'que trabajan diariamente
y cargadas, y en los que caminan con burros óganado que no pue-
den soportarla carrera, entonces comprenderán cuántojpadecen es-
tos infelices atravesando el desierto de la costa.
De Culebras se sigue no muy lejos del mar, pero el camino se
hace más quebrado y se puede decir que por cierto trecho es un
continuo subir y bajar, hasca que se llega á un punto más elevado
que los demás llamado las Cuestas.
Antes de subir á este punto se pasa por una quebrada seca
que parece haber sido en otro tiempo cauce de río.
Pasado este cerro se vá bajando; el camino se vuelve llano
poco á poco, y se dirije hacia la orilla del mar. Llegando á ésta se
marcha un pequeño trecho y después se sube una cuestecita y se
— 152' —
entra en un s;i:in areñaT que no termina hasta muy cerca Je Cas-
nia.
Se llega á una especie de quebrada di^s le domle se vé
j)!)r fin
á lo lejos la vegetación del valle de Casuia. Al presentarse este
cuadro delante de los ojos, la vista descansa de tanta esterilidad,
el cansancio pasa como por encanto y liasta los animales fatiga-
dos por la larga marcha, se animan, se reincorporan y apresu'-anel
paso para acercarse ló más pronto p^vsible al lugar donde deben
descansar.
Casi á la entrada del valle de Oasma se pasa en medio de pa-
redes en ruina que pertenecen á construcciones del tiempo de los
Incas. '

En el camino de Hilarmey (i Casma se encuentra sobre la are-


na muchos caracoles ten-estrés pertenecientes al género hnhinas.
Entrando en el valle se pasa por un algarrobal y gitarawjal
en el que se halla uil'puípiio de agua. Después se canfina {wr cier-
to trecho y se llega al rio que se atraviesa sobre uií puente de ma-
dera malctmstruído. Se pasa hasta el otro lado del valle cerca de los;
cerros y después se sigue sobre terreno arenoso por más de 2f ki-
lómetros. Se pasa el río de Sechín más pequeño que el de Casma,
y que viene de otra quebrada y después de 5 kilómetros de cami-
no, (desde el puente) se llega á Casma, capital de la provincia de
Santa y residencia del subprefecto.
Abril •'>.

El |)ueblo de Casma es más grande que el de Huar-
mey; tiene varias calles con algunas casas decentes, principalmen-
te las que se están construyendo en el día.
La iglesia está actualmente (1^5!)) en construcción y parece
que quedará bonita.
Al presente están consagrando provisionalmente en una ca-
pilla, porque se ha destruido la iglesia antigua que era de cañas:

y estaba en estado deplorable.


Casma tiene escuela primaria, una fonda donde pueden hos-
pedarse los transeúntes y una máquina p ira d vsp^pitar algodón.
Este pueblo dista del puerto como lo kilómetros. En el puer-
to existen varias casitas donde en la époci de verano Se trasla-
dan las principales familias de Casma |):ira tomar baños. En él
viven algunos pescadoi'es que hacen (ri>merci() inuy activo de f)es-
cado seco que se trasporta á líi sierra, de manera que en la capital
de la provincia es muy difícil conseguirlo. Por este puerto entran
al departamento de Ahcachs,
casi todas las mercaderías que van
sus habitantes es la arriería.
de modo que una de las ind\istri,i- 1
En '."¡asina t's muy
escasa la alfalfa y \o> tnanscuntcs n<> í'»-
oueiitran pasto d ii' á sus ln'stias. [Iixa di» las causas priiici-
(^u,'

ipales de esa escasez proviene de que rio iio es perenne y tiene


t^l,

apfua solamente en la estación de <;Tandes calores, época en que no


se puedtí cultivar la alfalfa ]>(írqu(í se a^Misana coniplcta.ni.ent(;.
'Otra,de las causas es (juese descuid;' el cultivo de este forraje por-
'<jueen el valle hay altuudancia de al¿;"arroi)os (|Ue sin niniíún cui-
dado jirodiictMi aliiuiíuto hastaute que eu<;-orda mucho al ganad(».
La industria de los habitantes del valU; de Casnia consiste en
la arriería, cultivo del algodón, ceha del í>anado vacuno y en fin
en la exportación di.' carbón y leña.
Pero de todos estos ramos, el cuUiv
algodón es el princi-
» del
pal; data desde cintes de la independencia, pero poco después de
introducido, se dascuidó tanto que casi se había abandonado,
3*^peruíaneció en este estado ¡)or muchos ;iños hasta que un
francés le dió nuevo impulso. Habiendc» aumentado entonces el
precio del al<>;odón, todos los habitantes del valle se dedicaron <otra
vez al cultivo de una materia cuyo c9nsurao va creciendo diaria-
mente.
En el día. la empresa que tiene la máquina para despepitar
íilg'odón compra todo el que se produce en el valle y lo paga á un
peso la arroba, precio que deja cuenta á todos los cultivadores.
La máquina para despepitar está en Casma y se pone en rao
vi miento por medio de bueyes.
La industria de la ceba de ganado vacuno que viene de la cos-
ta produce bastantes ventajas, porque se sirven para esto del alga-
rrobo que crece en el valle eu mucha abundancia y sin necesidad
ílé (axltivo. Pero el algari-obo solo no basta y los principales pro-
pietarios de Casma toman en arrendamiento algunos potreros de
•alfalfa del vallede Santa.
Se ha dicho muchas veces que en la costa existen quehi'adas
que en el día están enteramente secas, á pesar de que manifiestan
claramente el pasaje del agua. Hablando del rio de Barranca- se
ha dicho que este río traía en otra época mayor cantidad de agua,
pero estas no son sino hipótesis fundadas sobre las observaciones
Ideológicas de estos lugares. Un bechcj que da más fuerza á lo ob-
servado, es que el río de Casma hac^e pocos años no se secaba en-
leramente quedando algunos pozos naturales llenos de agua, de
manera que al venir las crecientes en noviembre, diciembre ó ene-
ro, había aún agua del pasado año. y la prueba es que en este río
— Tó-f —
se hallaban grandes róbalos, que en el día no se encuentran ciTanr-
do se stx'a enteraTnente. También en esa época eran mucho más-
abundantes los camarones (jue en el día. Este hecho [no data más^
que de 18 á 20 años y es citado por un señor del lugar, don Grego-
rio Lompart, á quien se puede prestar fe.

DE CASMA Á NEPEÑA (35 KILÓMETROS)

Abril 6. — De Ca'^ma se sale por un callejón con vegetación á


los costados. Se entra después en un arenal en que se camina cinco-
kilómetros casi siempre con el monte á la vista y .se llega á una pe-
queña cuesta conocida coií el nombre de San Simón. Bajada la
cuesta se ve al otro lado la señal que indica estar este punto á 2 leguas
( 10 kilómetros) de Casma. El can-vino, después de la cuesta de San
Simón, continúa á través de una pampa de arena hasta que se llega
al lugar llamado "'Los Pozos". Se da este nombre aunas hoyadas del
terreno donde el camino no hace sino bajar y subir por 5 veces.
Pasando "Los Pozos*', se atraviesa una pampita y se llega al |Me de-
una cuesta más grande llamada de "Las tortugas". Al pie de esta
cuesta se halla la señal de la tercera legua. Se sube la cuesta de
Tortugas, se marcha sobre terreno ligeramente inclinado, se sube
otra vez y se baja en fin al c>tro lado, presentándosela vegetación
del valle de Ambato que es el mismo de Nepeña.
Entrando en el valle, se deja el pueblecito de Ambato- á la iz-
quierda y se camina á la derecha sobre terreno arenoso pero bas-
tante duro para que puedan marchar las bestias con facilidad, la-
deando siempre el mori'ito. Después de largo trecho se entra al
monte hasta el río el que se vadea por no existir puente. Pasado
el río, se continúa el camino en medio del monte, se atraviesa una
cuestecita entre pequeños cerros aislados y se llega al pueblo. Des-
de el punto por donde se pasa el río hasta el pueblo hay como 5 ki-
lómetros.
Nepeña es tan grande como Casma; sus casas si no son me-
jores tampoco son inferiores. Como en Casma y en todos los pue-
blos de la costa hay algunas de ado1>es y blanqueadas: otras están
apenas enlucidas con barro y otras construidas simplemente de ca-
ñas sin enlucido.
Nepeña parece haber sido pueblo preferido por los españoles,
porque la iglesia fué construida imjo su dominación. Las torres
aunque sencillas y bajas tienen bonita vista.
.

— 155 —
Su playa es grande y casi cuadrada.
Tiene casa de correos regular, escuela primaria y algunas ti<ni-
«das de coinerf;io.
El valle de Nepeña solamente tiene agua durante la mitad del
año. El cultivo principal es la pan-a, cuyo producto ct)ustituye el
mejor comercio.
Esta se cultiv\a sosteniéndola con palos quefoi-man parrales,
pei'O muy bajos Déla uva no sacan vino sino que la hacen fermentar
.

]>aia exti aer el aguardiente. P-.ra esto prensan la uva y el vino que
sálelo ponen en botijas de bai'i'o, las mismas que sirven para el tras-
porte del aguardiente. Reúnen todas estas botijas en un local y
acabada la fermentación las ta|iau y después destilan el vino.
La destilación se hace e.i alambiques de una construcción par-
ticulai'. Consiste en un fondo ó caldero de cobre (colocado sobre un
hoi iiillo. Este fondo es prolongado en su parte superior con ladri-
llos y arcilla hasta la altura total de una y media vara, formando
un recipiente que tiene la forma de un horno de cal, estrechándose
poco á poco en su parte superior.
Se rellena de tierra todo el rededor de este recipiente de ma
ñera ^ue forme un terraplén, y que la abertura superior del alam-
bique quede al nivel de la superficie del suelo. Sobre esta abertura
se aplica el sombrero del alambique que es de cobre, provisto de
un tubo que se pone en comunicación con otro situado en una
pequeña acequia, que sirve de refrigerante ó serpentín; se tapa
todos los puntos de reunión con bari-o y se aplica el fuego si-
tuado en una parte baja, sirviendo la leña como combustible. El
tubo del refrigerante es muy grueso y tendrá como dos varas de
longitud. La acequia en que se halla situado está ligeramente ni-
clinada, el agua entra por una parte, sale por otra y la boca del re-
frigerante viene á salir por un lado.
En el día se hacen dos cocimientos de O botijas cada uno, los
que dan la tercera parte de aguardiente; de manera que con este
extraño alambique y un método de destilación imperfecto, obtie-
nen cuatro botijas diarias de aguardiente.
Si se estableciera una oficina más cómoda que evitara tanto
trabajo de mano, se podría con menos gasto obtener mayor rendi-
miento. Bastaría para esto colocar la prensa en un lugar un poco
elevado, de manera que por m;^dio de un pequeño canal (una media
caña de (xuayaquil. por ejemplo), pudiese el vino correr por sí solo
hasta los recipientes donde se hace la fermentación. En vez de bo-
7
tijas (le barro que so'.i <le y en las
\)ooa capaoidatl el vino se
(lürrain i cuando fenn coa na [)oo() d,^ fuerza, se deboría em-
>iita

plear g-raiides toneles que, estando provistos en su base de una lla-


ve, permitirían sacar el vino formentado y trasportai-lo al alambi-
que, sea á mano ó por medio de canales ó mangas. En cuanto al
alambique, si no se quiere gastar en comprar uno de destilación
continua, se podría emplear el que usan en el lugar, que es bastan-
te económico, pero perfeccioucándolo un poco: 1." La parte formada
de ladrillo y tierra, á pesar de que solamente recibe los vapores,
debe sin embargo absorber gran parte del aguardiente que se des-
tila, pues está formado de materias porosas. Para evitar este in-

conveniente bastaría cubrir las partes internas de dicho recipiente


por medio de im óxido metcilico y la acción del fuego, usando el mis-
mo sistema que se emplea para las ollas; 2." poner una llave en la
base del fondo para poder vaciar los líquidos que no tienen más alco-
hol, sin necesidad de quitar el sombrero del alambique, porque el lí-
quido entraría en la parte superior por medio de otra llave. Con esta
modificación se ahorraría tiempo y combustible, porque no habría
uecesidad de apagar el fuego para dejar enfriar el alambique, con el
objeto de cargarlo y descargarlo. El aguardiente se vende en Ne-
péña hasta á 25 pesos la botija en tiempo de cosecha y en época
de abundancia hasta en 20.
Otro cultivo que constituye industria en el valle de Nepeña
es el ají, que se exporta á la sierra en gi'an cantidad.
A 35 kilómetros de Nepeñay quebrada arriba, se halla otro pue-
blo bastante grande llamado Moro, residencia del juez de derecho
de la provincia. Tiene casas regulares y linda campiña.
Moro tiene agua por más tiempo que Nepeña; pues está más
cerca del origen del río.

En los terrenos de Moro se cultiva parra, algodón y ají.

DE NEPEÑA Á SANTA (40 KILÓMETROS)

Abril 7.— De Nepeña se sale poi" un callejón á una pampa con


piso bastante duro, se pasa á una pequeña cuesta y se entra á otra
pampa.
Ala mitad camino se pasa una lomadita donde se halla una
del

cruz. Bajada esta lomada se presenta lejos y á la izquierda el puer-


to de Chimbóte. Se atraviesa diagonalmente una pampa dirigién-
dose un poco á la derecha y se entra á una llanura esparcida ^de
— 157 —
arbustos. Esta pampa lleva el misino nombre de Chimbóte, poi que
torciendo á la izquierda se llega á este puerto donde hay varias
casitas y pozos con agua.
En esta pampa se nota cuatro líneas de paredes en ruina que
coutinúin por largo trecho: son lo3 restos de dos grandes callejo-
nes construidos en tiempo de los Incas. Más allá se encuentra una
especie de acequia que atraviesa la pampa, que también fué cons-
truida por los antiguos indios, tomando el agua del río de Santa
desde muy arriba, con el objeto de regar esta pampa, que en el día
es cuteramente infructuosa. En fin, continuando el camino, se van
dejando á la derecha muchos restos de casas pertenecientes á los
tranquilos agi'icultores que habitaban estos lugares hace como 4-
siglos.
Aquí el camitio tuerce; á la izquierda, pasa una pequeña cues-
ta ladeando un cerrito formado de roca anfibólica y se baja al va-
lle de Santa.
Después de caminar en é\ 2 i kilómetros, se entra al pueblo-
Abril 8. — El
pueblo de Santa es poco más pequeño que los dos
anteriores, pero está mis arreglado y mejor provisto. Está di-
vidido en cuarteles, las calles tienen sus nombres y las puertas
numeradas. Sus casas son poco más ó menos como las de Cas-
ma y Nepeña; algunas regulares y otras de cañas. La iglesia es in-
ferior á la de Nepeña. Su plaza bastante espaciosa.
Santa tiene escuela primaria y casa de correos.
En este año (1859) se ha plantado una alameda de sauces en el
camino que conduce al puerto y al río.

En Santa habitan muchos negros libertos y existen algunos


bozales que después de la batalla de la Paltna quedaron libres. To-
dos ellos que viven casi ociosos, pues sólo trabajaii cuando no
tienen que comer, pei tenecían á las haciendas de los alrededo-
res de Santa y especialmente á la de Guadalupe situada al otro
lado del río. Las principales haciendas son: Guadalupe, San Bar-
tolo situado entre el pueblo y el puerto, Puente, La Rinconada y
más arriba en la quebrada Vinzos y Suchiman.
La industria principal del valle es la ceba de ganado vacuno.
Ahora que no hay esclavos, los cultivadores de las haciendas
son chinos, que si es verdad no tienen las fuerzas de los negros,
las suplen en gran parte con su inteligencia, sobre todo en el cul-
tivo del arroz, que se verifica en gran escala en su país, pues es su
principal alimento.
- 15S —
El ganado v¿icuno se ceba en Santa con alfalfa, la que se pue-
de cultivar en la época más propicia, porque no falta agua en to-
do ol año. En la estación de verano casi no se ceba ganado porque
la alfalfa se agusana lo misino que en Casaia.
Los que no tienen potreros pai'a cebar ganado ó que les falta
la alfalfa, la toman arrendada y pagan tres cuartillos al día por
cada cabeza. Antiguamente se pagaba solo im cuartillo; más tar-
de subió á 5 centavos y en el día se paga la suma indicada.
Otra délas industrias de este pueblo es la cría de caballos, los
que son muy estimados en Lima. A veces se paga pi'ecios muy ele-
vados, habiéndose vendido algunos hasta en 40 onzas de oro.

Abril 9. El pueblo de Santa tiene un puerto situado como á
una legua de distancia. La caleta es muy mansa, y está 'bien de-
fendida por la parte del S. El mar es rico en pescados principalmen-
te en los que llaman roncadores, lenguados, anchovetas, etc. Al-
gunos pescadores extranjeros residían en el puerto y hacen comercio
bastante activo tanto con el pueblo de Santa como con la sierra,
Atendiendo pescado seco.
En el puerto existen varias casas, entre ellas algunas regula-
res que pertenecen á los habitantes ricos del pueblo ó de las ha-
ciendas, que pasan allí parte del verano para tomar baños de mar.
En una llanura de arena, pocos pasos antes de llegar al puer-
to, escai-vando el suelo se encuentran muchos lestos de los indios
(llamados en el Perú gentiles) y junto con los huesos se sacan un
gran número de pequeños cántaros de tierra, de formas muy va-
riadas y caprichosas; también se hallan pequeños ídolos de tie-
rra y varios otros objetos. Hace poco tiempo que se sacó allí mis-
mo un cántaro que figui'aba una cabeza de plátanos, que fué man-
dada á Lima y comprada en una onza por un inglés. Este cántaro
no solamente es extraño por su forma, sino que saca de una duda
á los que se ocupan de (leografía Botánica, pues hace conocer que
el plátano es también indígena del Perú.

Ha sido hasta ahora punto de discusión, si el plátano es origi-


nario de América ó introducido.

SANTA


Abril 10. Santa, en otro tiempo, era la capital de la pi'ovincia
y por su puerto entran todas las mercaderías que se consumen en
el departamento de Ancachs, de m\nera que tenía su aduana y los
empleados necesarios.
— 159 —
Después dela caída de Vivanco [ISlt] los habitantes del de-
l)artamento pidieron al Gobierno que se establí^ciei-a el puerto en

Casma, punto más próximo que el de Santa á la capital del depar-


tamento. El Gobierno atendió esa petición y desde entonces Santa
ha perdido mucho.
Otro obstáculo que tiene Santa para su libre comercio es lo
caudaloso del río, que en la estación de aguas en la sierra se
hace intransitable y queda el pueblo completamente aislado del
N. de la República. A veces permanece en este estado por sema-
nas y aún por un mes.
En época de mi viaje imterrumpí mi marcha por una sema-
la
na, pues no hallé hombre que me pasara.
Este río causa algunas victimas todos los años, y solamente el
pasado han podido contarse siete individuos ahogados en él, entre
ellos el mismos alcalde, jefe de los chimbadores ú hombres encar-
gados de pasar á los transeúntes.
Como este río, en tiempo de avenida, lleva caudal de agua que
una bestia no puede pasarlo á vado, existen algunos individuos lla-
mados los chimbadores, que montados en caballos grandes y fuer-
tes pasan á nado el río, llevando en la grupa á los transeúntes que
necesitan ir al otro lado.
El paso de este río es peligroso; no basta saber nadar, porque
lleva á veces troncos de árboles que arrastran consigo lo que en-
cuentran en su camino.
Además, en muchos puntos del río se forman pozos profun-
dos en los que el agua hace remolinos de los que no se puede sa
lir aún que se sepa nadar. Otro punto de peligro es el que se halla

en la unión de los dos brazos de este río.

Los chimbadoi'es de Santa son ocho, y tienen un alcalde sin


cuyo permiso no se puede atravesar el río. Cuando hay que pasar
cargas se dividen éstas en pequeños tercios que los chimbadores lle-
van en la cabeza.
Para pasarlo, chimbador, provisto de una espuela, mon-
ei

ta su caballo sin silla, cubierto de un sudadero; el viajero se qui-


ta la ropa, monta y de este modo se entra en el rio. El caballo en
los brazos profundos se pone á nadar: el peso de los dos hombres
hace que todo el cuerpo del caballo y gran parte del de los hom-
bres quede sumergido en el agua.
Es espectáculo imponente ver esa masa de agua, con corriente
impetuosa, de la que sólo se vé salir parte del cuerpo de los hom-
— 160 —
bres y el hocico de los caballos, que van soplando continua mente
para expeler el agua que les entra por las narices. Al acercarse una
oleada, que arrastraría á los caballos y gtnetes, el diestro chim-
bador levanta elcaballo y pasa casi sobre ella. Desgraciado el
viajero si el caballo tropieza, porque con la mayor facilidad pierde
el equilibrio, cae al agua y es arrastrado por la corriente. Gran pe-
ligro corre siempre que atraviesa de este modo el río,
el viajero
porque el chimbador para salvarse cuida muy poco de la vida del
viajero y sucede muchas veces que el que no está acostumbrado
á pasar los ríos, á la vista de la coriúente que se mueve en sentido
trasversal, se marea y contra su voluntad va continuamente incli-
námlose hacia la corriente, pierde el equilibrio y cae del caballo, 'lo
que es muy fácil si se tiene presente que este río se pasa sobre ca-
ballos en pelo, sin apoyo de ninguna clase. Esto es lo que ha suce-
dido el año pasado con un doctor Alemán q>ie quiso pasar el río
cuando estaba muy cargado. El chimbador que lo pagó dijo que
no lo sintió caer y que tal vez se había jnareado.
Con tantas víctimas como ha ocasionado este río, con tan gran
obstáculo para la comunicación de la costa, parece imposible que
hasta ahora no se haya pensado en remediar este mal con la cons-
trucción de un puente.
Han habido proyectos para construirlo diez ó doce leguas máS
arriba, donde el río se halla estrechado entre peñas; hasta se han
trabajado varios tablones que todavía se pueden ver poco más
arriba de la hacienda de Suchimán, pero hasta ahora nada se ha
realizado.
He aquí Tina de las obras más importantes que debe empren-
der un Gobierno que desee el adelanto y prosperidad de sus pue-
blos. Puenter, y caminos es loque necesita el Perú para engran-

decerse.

Abril 11. Durante toda la época en que el río está cargado,
su agua no es clara y tiene un color particular que se asemeja al
cenizo oscui'o casi negrusco, debido á una tierra muy fina que tie-
ne en suspensión y que se deposita difícilmente.
Esta agua, siempre turbia mientras duran las lluvias en la sie-
rra, es otrade las causas por la que no se cultiva alfalfa en esta
época, pues se ha observado que esta agua mata la que riega.
En Santa se vende el arroz por botijas, medida que equivale á
1 I arroba. La carga tiene 10 botijas ó sea 15 arrobas y se vende á
$ 20, de manera que una botija vale $ 2.
— IGl —
El arroz se pila en morteros ciiaudo el propietario cultiva po-
ca cantidad; las haciendas que cultivan grandes cantidades, lo pi-
lan por medio de máquinas. Li cascara ó pajilla que sale de él
se vendía antes á 2 reales el costal, pero habiéndose probado que
engorda bastante á los cochinos, hs subido de precio y en el día se
vende á 6 reales.
El maíz se vende en Santa por una medida llamada costal y
que se compone de 350 mazorcas, las que degranadas, si son bue-
nas, dan hasta 5 ari-obas y 5 libras de maíz limpio.
En las huertas de Santa se cultivan muchos árboles de ciruela
agria {spondia pulpúrea.) Los habitantes del pueblo son muy
aficionados á la caza.
Las reses flacas se compran de 18 á 20 pesos
y después de ha-
berlas cebado seis meses se venden á
40 ó 42, según la escasez.
38,
En otra época se compraban las reses para cebar á 10 pesos. Los que
van á la sierra las encuentran á veces bastante gordas por 20 ó 25
pesos.
En fin, el valle de Santa exporta también leña y carbón.

DE SANTA Á LA HACIENDA DE GUADALUPE

Abril, 12. —
De Santa á la hacienda de Guadalupe hay como
10 kilómetros de camino. Cinco de Santa al río y otras cinco del
rio á la hacienda situada en la otra banda del rio.
El día 12 de abril el rio había bajado un poco, pero estaba toda-
vía bastante cargado. Los chimbadores lo habían visitado en la ma-
ñana, encontrando un lugar por donde el paso no era tan malo.
Este punto estaba situado 5 kilómetros más arriba del lugar de
costumbre y para esto nos dirigimos por un caminito en medio del
monte y llegamos á un punto en donde se encuentra una estrecha
senda cubierta toda por el monte y formada por una especie de mi-
mosa y deyinerium sagyitatuin. La bóveda de verdura que cubría
esta senda estaba tan baja que era imposible continuar el camino á
caballo. Bajamos de las bestias para seguirlo á pie, pero el suelo
de esta senda estaba cubierto de agua con barro á más de ^ vara
de altura; fué preciso entonces quitarnos los pantalones y zapatos
para marchar algunas cuadras por este camino tan incómodo, no
solo por el agua y barro, sino también porque los aguijones de las
ramas de la mimosa hincan las carnes y por el filo cortante de las
hojas de la caña brava que hieren la cara y las manos, y en fin
- 1G2 -
poralganas ramas atravesadas, debajo de las cuales uo pueden pa-
sar las bestias.
Llegados por fia al rio se quitó las monturas á las que llevába-
mos, y se ensillaron las de 1(js chimbadores para pasar algunos
brazos del rio que los caballos, por su talla, podían hacerlo.
La corriente era muy fuerte,
por lo menos de 10 á 12 millas por
hora. Después de estos brazos llegamos á un hinco de piedra que
había dejado el río y faltaba p isar el último que era el más
profundo. En este brazo los caballos uo podían hallar piso y fué
preciso que lo pasasen á nado. Se les quitó entonces la silla para lle-
varla sobre la cabeza, después de habernos pasado al otro lado.
Los chimbadores desnudos montados en pelo en estos caballos y
nosotros atrás, asiéndonos del cuerpo le los chimbadores, entra-
mos al rio.

La corriente muy rápida, agua turbia y fangosa, la poca cos-


(;1

tumbre de montar una bestia en pelo: todo concurre á marear y á


que falte el equilibrio, pero cerrándolos ojo^ para no mirar el agua
ó mirando la espalda del chimbador se corre menos peligro; sin em-
bargo de esta precaución, á los pocos minutos nos parecía que los
caballos eran arrastrados hacia atrás en vez de adelantar. Cuando se
llega á lo más hondo, todo el cuerpo del animal se sumerje, la cin-
tura de los giuetes también, el caballo comienza á nadar y sólo se
vé salir el hocico y las orejas. Estando la mayor parte del cuerpo
en el agua, pierde su peso como todo cuerpo flotante, y al mo-
vimiento que hace el caballo nadando, parece que el cuerpo se ha
levantado del dorso del animal, y bastaría nn pequeño tropiezo de
éste en algún palo ó rama que continuamente trae el río, para
perder el equilibrio y caer. Los chimbadores ¡temen el peligro, y
para dar valor á los animales van gritando continuamente hasta
llegar á la orilla opuesta.
Arribarnos felizmente á la otra banda del río; nos vestimos, se
ensillaron nuevamente las bestias y nos dirijimos á la hacienda de
(ruadalupe.
El camino ordinario, cuando no se atraviesa el río muy arri-
ba, pasa en medio de dos cerritos aislados subiendo una pequeña
cuesta. Al otro lado del cerro se halla la hacienda, pero nosotros
habiendo pasado el rio más arriba, no tuvimos necesidad de ir por
la pequeña cuesta y nos dirijimos á la Incienda por sondas y ca-
llejones situados en medio del rio.
Abril, lo.— ha, hacienda de Guadalupe es bastante antigua; se
halla situada en la orilla deiecha del río de Santa; sus terrenos son
extensos y regados por acequias tomadas del rio á 5 kilómetros de
distancia de la casa.
Se cultiva en la liacienda arroz y alfalfa para la ceba de ga-
nado vacuno, que una vez gordo, se trasptjrta á la capital.
Esta hacienda tiene obstáculo grande para su libre comercio,
el rio, que en la estación de aguas en la' siena se carga tanto que

corta toda comunicación por tierra c ui el S y por consiguiente con


la capital.
Parece imposible que un rio tan peligroso, que hace algunas
víctimas todos los años, que impide toda comunicación por tierra
con la capital, que perjudica á los transeúntes en sus intere-
ses, no tenga un puente, cuando lo ha tenido en otro tiempo. En
efecto, á 5 kilómetros de la casa de la de Guadalupe,
hacienda
donde se halla la toma del el rio pasa al
agua de dicha hacienda,
pié de uu cerro, y al otro lado, enfrente de este cerro, se halla otro
morro de la misma roca que parece dejado á propósito por la na-
turaleza para servir de estribo á un puente. Este punto sirvió á
principios de este siglo á un ingeniero francés para construir un
puente de barcas, que descuidado, fué destruido de 1S16 á 1818.
Después de esta época el río de Santa quedó sin puente. En
1853, bajo el gobierno de don Rufino Echenique, el ministro Tira-
do envió á Santa al ingeniero de estado D. Ernesto Malinowski
para que estudiara el punto más apropósito para la construcción
de uu puente. Dicho ingeniero al llegar á la hacienda de Guadalu-
pe enfermó gravemente y no sé si pudo emprender algún trabajo
sobre el particular; pero sí que escogió el mismo punto donde exis-
tía el puente antiguo de barcas como el único que hay en las cer-
canías del pueblo de Santa y opinó que la mejor clase de puente
para este lugar sería uno de fierro, hallándose á los dos lados del
rio una roca sólida que podría servir de estribos.
El rio en este punto tiene como 100 varas de ancho, pero el
ojo del puf^nte se podría acortar un poco por medio de buenos ta-
jamares.
A 10 kilómetros más arriba, cerca de la hacienda de Suchi-
mán, es verdal que existe un lugar más favorable para la cons-
trucción de un puente, pues el río en este punto está bastante en-
cajonado entre cerros, pero un puente construido en este lugar se-
ría fastidioso, porque alargaría el camino más de 100 kilómetros y
todos por ahorrarlo preferirían pasarlo á nado aunque con peligro
9
— IG-t —
<1e perdei- la vida. Esta ha sido la causa por la. que después de ha-
ber trabajado muchas maderas y tabloues, se ha desistido de cons-
tiuír el puente.
Al coutrario, hecho en el punto señalado anteriormente, no se
alargaría en nada el camino, pues está á 7^ kilómetros del mar.

La necesidad de un puente se hace sentir cada día más y para


probarlo citaré un ejemplo. Cuando pasé el rio, el correo se halla-
ba en el pueblo de Santa hacía una semana, y dos días después no
paiecía aúi; porque los chimbadores no querían pasailo, pues
aprovechando que el rio está cargado hacen lo que quieren y pasan
solamente á quien les paga lo que piden; yo no habría pasado por
cierto antes que el correo, sino hubiera pagado una onza de oro
Al día siguiente que pasé el río se ahogó un chiml)ador, que fué
arrastrado á un remolino. El caballo pareció, pero el hombre se
cree que fué llevado al mar por la coriiente.
Como hemos dicho más arriba, el cultivode la ha-
principal
cienda es el arroz que se siembra en terrenos casi inundados por
cierto tiempo y que dan origen á miasmas que traen consigo las
tercianas. Sin embargo, no se les dá á los arrozales la cantidad de
agua que acostumbran en otras partes.
El señor D. Pablo Vivero, hombre instruido y amante del pro-
greso, ha introducido todos los instrumentos y máquinas que pue-
den facilitar el cultivo de tan útil planta. Así, tiene instrumentos
para la preparación del terreno, una máquina arrastrada por caba-
llos y bueyes que por sí sola siega las espigas de arroz y las amon-
tona, y en fin, otra para quitar la cáscara. Esta consiste en una
i'ueda hidráulica de i m. de diámetro que pone en movimiento un
eje sobre el cual están implantados brazos dispuestos de 3 en 3 que
levantan los pilones de madera que golpean el arroz que se halla
en morteros de fierro.

Los morteros son 7 y los pilones van cayendo uno después do


otros. Para sacar el arroz y cargarlos de nuevo, hay inia palanca
de fierro con la que se levanta el pilón, sosteniéndolo después con
una cuña también de fierro.
La limpia del arroz consiste en dos operaciones: la 1.* tiene
por objeto quitarle la cáscara más gruesa que en el lugar se llama
pajilla. Esta operación se llama cascar y dura ocho minutos. El
arroz cascado se pone en un cajón, donde una especie de noria,
puesta en movimiento por la misma máquina, lo levanta al piso su
- 1Í55 —
perior y lo pasa al aventador, el que consiste en una criba que se
mueve liorizontalinente y una especie de rueda con alas, la que,
ai revolucionar, produce una corriente de aire que separa la paji-
lla del grano y la avienta al suelo, mientras el grano pasa á otro
depósito en el piso inferior donde estala máquina. En esta pri-
mera operación no se quita enteramente la cascara sino á las

dos terceras partes del arroz. Muchas causas pueden influir en que
esta opei'ación se prolongo más ó menos: la perfección de la má-
quina es una de las primeras, existiendo algunas en Lambayeque
en las que esta operación dura G minutos solamente; la cantidad
de arroz que se pone en los morteros es la segunda: cuando es gran-
de retarda mucho la operación (la carga de un mortero se llama
cocha; en los morteros de la hacienda de Guadalupe se pone más
ó menos una arroba); finalmente, la calidad del arroz, pues se ha
probado que aquel cuya semilla se trae de Carolina se limpia
más pronto.
Esta variedad tiene el grano más grande, pero el cultivado en
la hacienda de Guadalupe después de 2 ó 3 años, degenera comple-
tamente y queda igual al del país.
La segunda operación es la de blanquear ó reñuar. Se hace en
ciertas haciendas en dos tiempos, pero se puede hacer en uno. El
objeto de la segunda operación es quitar la pajilla á la parte de
arroz que ha pasado intacta en la primera y quitar la segunda tú-
;

nica más fina y más pegada que la primera, se llama pulvillo.


En esta operación se debe disminuir la cocha ó sea la carga
de los morteros en una cuarta parte y la duración de ésta debe
ser mayor en dos minutos que la primera.
El arroz cultivado en esta hacienda da origen á veces á una
variedad que tiene la cáscara negra, que se llama arroz negro y se
vuelve hereditaria por la semilla, constituyendo una verdadera
raza. El arroz negro es más difícil de refinar que el blanco y
siempre queda algo de la segunda túnica, observándose en la su-
perficie del limpio como estrías rojizas.
El arroz se siembra en noviembre y se cosecha á mediados de
mayo.
En la hacienda hay muchos terrenos que en el día están com-
pletamente secos y estériles, sin embargo de verse claramente de
que han sido cultivados, observándose todavía los rastros de los
camellones; y lo que lo manifiesta del modo más concluyente es
una grande acequia subdividida en muchas ramificaciones que se
— 166 —
extienden sobre terrenos bastante elevados, sobre la deras de ce-
rros y sobre magníficos llanos. La toma de esta grande acequia
está hoy un poco lejos del ío y á más de diez varas sobre su lecho
l

actual.
Parece que el río ha cambiado de dirección y se ha excavado
un lecho más profundo, de manera que al presente, si se quiere
regar dichos terrenos, sería necesario levantar el agua por cual-
quier método ó hacer otra toma más arriba para que pueda entrar
en esta acequia.
En estos terrenos, al lado de la toma, se hallan restos de casas
bastante bien conservadas. Las habitaciones varían mucho en
cuanto á su extensión, notándose cuartos cuadrados cuyos lados
son de dos varas y otros que tienen hasta cinco en cada lado, y en
fin, algunos que son rectangulares de ocho varas de largo por cua-

tro de ancho.
Casi todas las paredes tienen esos nichos ó pequeñas alacenas
tan características en todas las construcciones del tiempo de los
Incas. Algunas habitaciones tienen un corredor que las rodea com-
pletamente; otras tienen una especie de muralla con aberturas en
la parte superior, como las que se usan todavía para cercos de jar-
dines ó huertas. Por primera vez noté aquí dos casas cuyas pare-
des están construidas para sostener un techo inclinado, notándose
en la parte superior de las paredes de las dos extremidades una
escotadura, al parecer dejada á propósito para que éntre un gran
palo que debía sostener el techo y formar como la cumbre.
Los umbrales de los nichos y de las puertas son de cafía brava.

DE LA HACIENDA GUADALUPE Á VIRÚ. [90 KILÓMETROS]

Abril llf.. -De la hacienda se sale por un callejón de tapias y


se dirige uno hacia á algunos cerritos pasando al otro lado por una
pequeña cuesta. Se baja á una llanura en la que se nota todavía
un poco de vegetación y después se entra á una pampa intermina-
ble llamada de las Salinas, porque el terreno es duro é impregna-
do de sal, y á la derecha del camino existen verdaderas salinas adon-
de vienen á cargar la sal que se exporta hasta la sierra. Estas sa-
linas son distintas de las de Huacho y más bien se asemejan á las
de Chilca, porque la sal no se recoge en panes sino en pequeños
cristales. Se hacen pocitos en la llanura y se encuentra luego agua
que deposita la sal en granos cristalinos.
— 167 —
Alrededor de estos pozos, se foi-tnan preciosas 'cristalizaciones
de yeso.
Continuando el camino á través de esta larga pampa, se deja
las Salinas á la derecha y se dirige hacia unos cerros que se ven de
lejos por entre los cuales se pasa.
El piso, aunque cubierto de arena, no cansa mucho á las bes-'
tías, porque estando impregnada de sal, forma casi una costra du-'
ra. Al otro lado de los cerritos el camino, que es más arenoso, se
dirige un poco hacia el mar para llegar á la cuesta de Coscoma que
dista de Santa como 40 kilómetros, cuesta bastante elevada y muy
sinuosa.
Bajando al otro lado de la cuesta de Coscoma, se dirige el ca-
mino ála playa y continúa por más de 10 kilómetros á la orilla del
mar hasta llegar á dos montones de palos parados, llamados los
Castillos, en medio de los que se pasa para entrar al monte de
Chao.
Este monte es muy largo y la leña muy abundante, de
manera que podía dar lugar á un comercio activo con la capital, ya
sea trasportando la lefia ó ya convirtiéndola en carbón.
El río de Chao tiene agua solamente algunos meses del año se-
cándose por completo en mayo, junio ó julio, según la abundancia
de los aguaceros de la sierra.
Del río de Chao á Virú hay como 30 kilómetros aunque al-
gunos cuentan solamente 20.
El camino, después de haber pasado el monte, es por lo general
muy arenoso y como á la mitad lo atraviesan grandas médanos de
arena. Pasado este punto que es un poco elevado, se baja conti-
nuamente hasta entrar al monte de Virú.
Llegando á éste hay todavía como 5 kilómetros de camino pa-
ra entrar al pueblo.
Al principiar la vegetación se nota un monte de pequeños al-
garrobos que cubren hasta un cerrito de arena situado á la entra-
da del monte; después se ven aparecer poco á poco los terrenos cul-
tivados, observándose grandes maizales y muchos árboles frutales,
principalmente ciruelas agrias, guanábanas j naranjos.
que el camino que conduce al pueblo es agradable
Si es verdad
á por el lujo de su vegetación, por otra parte es muy in-
la vista
cómodo porque se halla lleno de agua y parece más bien que se
marcha sobre el cauce de una acequia que por un camino.
Llegando al pueblo se pasa por casas construidas de cañas y
— 16S —
e-parcidas sin orden acá y alió, y solo más tarde se entra en calles
en las que se observan algunas casas blanqueadas.
El pueblo está como á 15 kilómetros del mar; tiene plasma
bastante grande y cuadrada; la iglesia es espaciosa y regular, tie-
ne fachada sencilla con una sola torre construida de ladrillos, pro-
vista de varias campanas. En el interior de la iglesia, además
del altar mayor, hay otros cuatro menores. Las casas son inferio-
res á las de Santa y muy pocas están enlucidas y blanqueadas.
La población está compuesta en su mayoi parte de indí-
genas que tienen vestido muy sencillo consistente en una manta
de bayeta azul; en general son pobi'es y desgraciados porque están
expuestos á cada momento á ser robados ó asesinados por gran
número de negros que viven en la ociosidad.
El cultivo principal del valle es el maíz, que se emplea
en la ceba de cochinos, después de haberlos despiojado con cala-
bazas.
Aunque en V'irú se halla siempre alfalfa ó panca (maíz en flor)
para las bestias, los habitantes del pueblo nutren sin embargo sus
bestias con una leguminosa que pertenece al género hedysarum y
que se conoce en el país con el nombre de corrigüela. Esta plan-
ta es mas barata que los otros pastos, pues es indígena y silvestre
en los alrededores del pueblo.
Abril 15. —El valle de
\"irú, bañado por el río del mismo nom-
bre, está situado mas allá del pueblo. Este río no es tan gran-
de y se pasa sobre un puente de madera; no lleva agua todo el año.
En hay varias haciendas; siendo una de las prin-
las cercam'as
San Ildefonso, pues es bastante grande, tiene una
cipales la de
espasiosa casa, una capilla y varias otras casitas, de manera
que parece un pueblecito. Se cultiva café.

DE YIRÚ A TRUjrLLO (60 KILÓMETROS)


Abril 16. De Virú se pasa á Moche que dista 50 kms- y de
éste punto á Trujillo otras 10 kms.
Para irá Trujillo se sale del pueblo de Virú por una especie de
alameda limitad? por numerosos sauces. Pocas cuadras después se
llega al ríoque se atraviesa por un puente de madera, notándose po-
co más allá y á la derecha la hermosa casa de la hacienda de San
Ildefonso.
— Iü9 —
Pasada la hacienda, el camino continúa por cierto espacio no
muy lejos del río, que deja á laiz;quierda para entrar en el arenal.
Después de 7 i y kms. de camino se llega cerca de dos cerri
toe de arena; en este puntó se bifurca: uno pasa por la cabecera,
del cerrito de la derecha y contiíiúa casi hasta Moche, y el otro
va por en medio de los dos cerritos y se dirije hacia la izquierda
para acei'carse á la playa. Ambos conducen á Moche, pero es pre-
ferible este último, que aunque un poco más largo, tiene el piso
má-íduro que el otro que vapor el arenal. Desde el punto donde
se bifurca el camino hasta la playa hay más de 5 kms. de arenal
bastante incómodo. Siguiendo este camino S3 nota de lejos á la
izquierda la arboleda del monte de Santa Klena, que es bastante
grande y constituye una riqueza, porque proporciona una gran can-
tidad de leña que se exporta.
Llegando á la playa se continúa por la orilla del mar por más
de 20 kms.; se sube después un cuesta y al bajar al otro lado
se vé á la derecha una especie de capilla que se conoce con el nom-
bre de Gaiita de Moche. De este punto á Moche hay poco más de
2 i kms., que se pueden hacer en gran parte por la playa.
Los juncos que crecen en los puquiales de los alrededores
se emplean para construir una especie de balsitas llamadas caballi-
tos, délas que se sirven los pescadores. Están formadas de 3 haces
reunidos cortados á una extremidad y adelgazados en punt i por la
otra; dos de estos haces son inferiores y tienen la longitud del ca
ballito y otros dos superiores, envueltos latei-almente por los pri-
meros, son más cortos y dejan en consecuencia una cavidad en la
que los pescadores guardan el pescado que van tomando. Estos
haces están amarrados con sogas y tienen una punta que sirve de
proa, la que es arqueada y dirigida hacia arriba para que corte el
agua con más facilidad. Uu sílo h )mbi'e maneja esta frá-
gil embarciición situándose en la parte media y dejando tras de sí
la cavidad que ha de contener el pescado. La posición que toma el
hombre sobre el caballito es ó sentado con las piernas tendidas há-
cia adelante ó taaibién de rodillas; solo en los pasos difíciles ó cuan-
do el mar se halla muy agitado, baja las piernas y se pone como en
un caballo viniendo de aquí el nombre que tienen esta especie de
balsas. El pescador la maneja por medio de un doble remo que to-
ma con las dos manos por su parte media y maniobra remando á
derecha é izquierda alternativameuLe.
Esta clase de embarcación tan oiiginal dura solo un raes, por
.

que el 3111100 paco á por^o se eiiibeba de agai, v(»lviéa4ose 111 is pe-


sado. A veces las deshacen para volverla á arreglar después'que se ha
secado vin poco, y cuando está inservible emplean los juncos en
la construcción de las casas forniandos especies de esteras que sir-
ven de pai edes
Después de algunas cuadras entre estos puquiales se llega á
Moche pueblo miserable, cuyas casas oscuras y paqueñas se ase-
mejan á las de la sierra. Muy pocas están blanqueadas, por lo que
su aspecto es triste y desagradable. La iglesia es bastante gi'an-
de y vista de lejos parece mucho mejor, pero á medida que uno se
acerca se va notando más y más su estado ruinoso.
Por su extensión y arquitectura, el pueblo de Moche da ácono
cer que bajo la dominación española tenía importancia.
Sm embargo de hallarse en estado deplorable, puede considerar-
se todavja como abastecedor de víveres para Trujillo, porque casi
tcxlo lo que se cultiva en sus terrenos se trasporta y vende en esa
cíudacl, de la que distay como hemos dicho, sólo 10 kilómetros.

Departamento de La Libertad.

POR C arlos B. Cisneros y Rómülo E. García

(Apuntes extractados efe la GSeografía inédita del Perú.)

{Conclusióny

Provincia de Pacasmayo

Creada por ley de 23 de Noviembre de 1864)

LÍMITES

Por el Norte los cerros Colorado y de los Organos que la sepa-


ran de la provincia de Chiclayo; por el Este la hacienda Libes, la
chácara el Mirador y las huacas del Perol, que la separan de la de
Hualgayoc, y la hacienda Tolón y el cerro de Pitura de la de Con-
tnmazá;por el S-ur el cerro de Puémac y la quebrada de Cupisnique
que la separan de la provincia de Trujillo; y por el Oeste el océa-
no Pacifico.
EXTENSIÓN Y POBLACIÓN (1)

Mide 2.590 kms- y su población es de 20.010 habitantes ó sean


7,7 por km 2.

OROGRAFÍA

El territoi-io de la provincia es llano, sin ninguna qu'ibrada,


no hallándose sino uno que otro cerro de escasa elevación, como
el llamado Sullivan (cerro de Talambo). Todos los distritos radi-
can en nn valle, circundados la mayor parte de ellos por arboledas
de algarrobo

HIDROGRAFÍA

El único rio es el denominado Jequetejíequo, que toma su ori-

gen del de Asunción ó Magdalena que nace en la cordillera del


la
Cumbe en el departamento de Cajamarca y que unido á los ríos
San Miguel y Llapa en Jallán forman aquel. En Carniche le tri-
buta sus aguas Pallaque.
El Jequetepeque riega todos los distrito > de la provincia, cru-
zándola de E á O y desemboca en el Pacífico á 8 kilómetros al N
del puerto de Pacasmayo. El caudal de sus aguas es, por lo gene-
ral, abundante en los meses de diciembre á marzo; disminuyendo

y reduciéndose á 15 varas cúbicas en el resto del año, pero sin que


llegue á faltar este elemento 1,2).

CLIMA

El calor no es excesivo como tampoco el frío. Las lluvias se


presentan en pequeña cantidad de noviembre á marzo.

DIVISIÓN POLÍTICA

Se halla dividida en 7 distritos denominados San Pedro, Pa-


casmayo, San José, Jequetepeque, Guadalupe, Ohepén y Pueblo
Nuevo; siendo la capital San Pedro de LIoc, en cuyas inmediacio-
nes se encuentra la Laguna grande.

(1) Todas las cifras referentes á población y extensión, han sido tomadas del in*
forme presentado al Supremo Gobierno por la Comisión de Demarcación Territorial
de la Sociedad Geográfica de Lima.
(3) La construcción de represas, obra fácil y que en época anterior realizó el se-

ñor Salcedo para irrigar terrenos de su hacienda Talambo, pondría bajo riego 80.000
hectáreas (30.000 fanegadas).
n
— 172 —
CAMINOS
Todos los camiaos son llanos y cómodos.

PRODUCCIONES
El cultivo principal está constituido por el arroz del que se
produce anualmente gran cantidad. Además en todas las hacien-
das se cosecha maíz, fréjoles, garbanzos, arvejas, etc, y en las si-
tuadas en las cabeceras de la provincia, cebada y trigo. La caña de
azúcar se cultiva en gran escala sólo en Lurifico, Tambo y Molino
que forman un solo fundo y en el qu 3 también se elaboi'a alcohol de
yuca. Lacaña, no obstante lo muy adecuado de los terrenos para su
culti vo, no toma incremento, porque no existe sino una sola maqui-
naria para su beneficio y el acarreo de ella recarga notablemente el
costo de producción. Uná oficina central, colocada cerca de la li-
nea férrea, que atravesara las principales haciendas, contribuii'ía
en gran manera á la prosperidad déla provincia. Alfalfa y grama-
lote se siembra en todas las haciendas; produciéndose también ex-
celente café en el fundo "La Calera". Abundan las plantas útiles
y los árboles pastales como algarrobo, espino, falque ó guarango y
zapote, cuyas maderas también se emplean como combustible y
para la construcción de embarcaciones, techos, instrumentos de
labranza, etc, y que dán excelentes gomas y resinas.

HACIENDAS
Existen 35 haciendas de cierta importancia que suman, apro-
ximadamente, 22. -iOO hectáreas (8000 fanegadas) de'extensión, que
unidas á las 11.200 (4.000 fanegadas) que miden los terrenos de
comunidad de la provincia y los fundos pequeños dán un total de
33,600 hectáreas.
DISTANCIAS (1)

San Pedro, capital de la provincia


dista de Pacasmayo 11 kilómetros'
,, ,, San José 16 ,,

,, Jequetepeque 22
,, ,,Guadalupe 33 ,,

„ Chepéu 39
,, ,, Pueblo Nuevo 4i ,,

(1) A este respecto no hay dato que pueda darse sin reservas. Las distancias se
. .

— 173 —
Trujillo, capital del Departamento
" (lista de San Pedro . . . 130 kilómetros
" Pacasniayo. 13í)
" Jequetepeque 150
San José
" Chepén
" Pueblo Nuevo
San Peilro dista de Contumazá (capital de la prov. de su nom-

bre Departamento de Cajamarca) 155 kilómetros.
De Hualgayoc (capital de la prov. de su nombre— Departa-
mento de C ij:imirca) 2G() kilómetros.
De Chiclayo (capital del departamento de Lambayeque) 131»
kilómetros.

Provincia de Trujillo

(Antiguo partido erigido en provincia por la administración dictatorial


de Bolívar).

LÍMITES

El límite que por el N. separa esta provincia de la de Pacasma-


yo está formado por una línea imaginaria que principia en las pam-
pas arenosas de San Pedro y pasa por delante de los cerros de Cu-
pisnique y Pan de azúcar; atraviesa las pampas por largo
trecho, sigue al E cruzando los terrenos de la hacienda Mocan y
corta varios cerros, encaminándose al interior hr.sta tocar la pro-
vincia de Contumazá. Por el E. son naturales los linderos y están
formados por una cadena de cerros elevados sin vías de comunica-
ción que separan la provincia de la de Otuzco. Por el mismo lado
y en la parte limítrofe con Huamachuco, constituyen los límites
una cadena de cerros y una série de quebradas. Por el S. el río

han estimado siempre por el tiempo material empleado en recorrerlas, cosa natu-
ralmente muy variable y que depende de la persona ó animal, de la clase de cami-
no, etc. El único ensayo serio que conocemos, pero que no merece tampoco mucha
fe por no haberse tomado en su ejecución las más elementales precauciones, es la
medición material de las distancias que mediaban entre las capitales de departa-
mento y de provincia, ordenada por el Mariscal Castilla en 1845 y en la que los co-
misionados toniai-on por unidad la legua de 20.000 fpiés (5.572 metros). En esta difi-
cultad hemos dado preferencia á documentos de reciente fecha que posee la Socie-
dad Geográfica de Lima, reduciendo la legua á kilómetros á razón de 5.555.
Santa limita con la del mismo nombre del departamento de An-
cachs.
OROGRAFÍA

Los tres ramales de que de N á S atraviesan las


la cordillera
provincias de Huamach neo y
Otuzco, se internan en Trujillo; en
donde se encuentran, además, en todos y cada uno de sus valles
pequeños cerros aislados.

HIDROGRAFÍA

Los son el Chicama en el N, que es el único que


ríos principales
atraviesa de su nombre: reparte sus aguas por ambas már-
el valle
genes t las haciendas que pertenecen á esa jurisdicción. En el cen-
tro de la provincia se encuentra el río de Moche en el valle de San-
ta Catalina. En el S se hallan los de Virú en el valle de su nombre
y el caudaloso Santa que sirve de límite al departamento. Además
de estos ríos, corren en la provincia otros pequeños de menor cau-
dal ó que solo en tiempo de lluvias tienen agua.

EXTENSIÓN Y POBLACIÓN

La superficie de la provincia es de 6490 kms.3 y su población


de 42897 habitanteSj'correspondiendo á 6, 6 habitantes por km.2

DIVISIÓN POLÍTICA

Doce distritos denominados de Trujillo, Moche, Huanchaco,


Sala ver ly, Santiago de Cao, Chica ma, Magdalena de Cao, Simbal,
Chocope, Paiján, Ascope y Virú, forman la provincia.
Su capital y la del departamento es la ciudad de Trujillo. El
conquistador Don Fi'ancisco Pizarro fué su fundador (1) cuyo nom-
bre le puso en memoria del desu ciudad natal en Extremadura.
Discrepan las opiniones de los escritores respecto al año en que
Pizarro fundó la ciudad, pues varios aseguran que fué en 1533,
otros el 36 de Diciembre de 1534, día de San Estevan, patrón de

(1) Para la confección de esta parte hemos tenido k la vista y compulsado las
opiniones de Feyjóo, Mendiburu j José Toribio Polo, puestas de manifiesto en la
Relación descriptiva de la Ciudad y Provincia de Trujillo del Perú, el Diccionario
histórico-biográjiao del Perú y los Apuntes sobre Trujillo y sus Obisjjos, respectiva-
mente.

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Trujillo, aunque después se puso bajo el patrocinio del apóstol San-
tiago, y otros en 1585.
Es cosa comprobada que no pudo tenei' lugar en 1533, año en
que sedió muerte á Alahualpa y se llevó á cabo la ocupación del
Cuzco, sino más bien en 153-t, pues fué entonces cuando Don Diego
de Almagro con motivo de la venida de Don Pedro de Alvai'ado al
Perú, emprendió su marcha de San Miguel de Piuraá Pachacámac,
lugar donde se enconti-aba Pizarro, y en su tr Insito por el valle de
Chimú'/l) miró lugar provechoso y con las calidades convenientes pa-
ra fundar la villa de Trujillo y encargó de ello al capitán Miguel de
Astete, como el Gobernador Don Francisco Pizarro lo había man-
dado y aun se acordó establecerla cerca de la extensa y antigua
Chanchan en el sitio de Canda {'.I). Al siguiente año 1535, Pizarro
la trazó personalmente con una ái-ea.de 1637 varas do largo por 1355
de ancho, en cuya campiña separó para sí algunos terrenos de que
estuvo en posesión.

(1) El valle de Chimu pertenecía á unos señores ó régulos que se titulaban chi-
miis — palabra equivalente á poderosos; — extendiéndose esta denominación desde los
confines de la provincia de Cliancay hasta elpueblo de Tumbes y abrazando en su
dominio los valles de Parmunca (Patihuillca), Huarmi (Huarmei) Saeta (Santa),
Huanapu (Guanape) y Chimu v en los que existían además de otras poblaciones,
Pacatamu (Pacasmayo), Lloc (San Pedro), Saña, Chungala, Parmunca (Paramon.
ga y Chanchan que era el asiento de la corte.
El origen de los Chinuis se remonta tan atrás que no se sabe, á punto ñjo, si fué
primero que el de los Incas. Lo cierto es, que en tiempo de Pachacutec— 9." Inca
reinaba en dichos valles Chumu Capae, cuyo verdadero nombre era Chiniun Cau-
cha y cuya esposa era designada con el de Chacma, de donde vino el de Chicama
impuesto al valle, Pachacutec, por intermedio de su hijo el príncipe Yupanqui con-
quistó (1450-1460) al frente de 50.000 hombres el dominio de los citados valles y cons-
truyó en Parmunca un castillo, cuyos restos se ven aún. En este vasto y poblado te-
rritorio había variedad de lenguas. pues se hablaban tres: la Sec,en los pueblos vecinos
al desierto de Sechura, la de Müchec (Mochica), desde Pacasmayo, Motupe y los luga-
res próximos'á éste, al N. de Trujillo, hasta Tumbes {Tampís),y la Yunga ó Quinguan
que era la principal, de Trujillo al S, no sólo hasta Pativilca, sino en el Cnisn ancu
que era la región en que estaban Pachaccámac, Rimac, Chan>^ui y Hanman (Ba-
rranca).
(?) Chanchan queda entre Trujillo y Huanchaco y podia tener como 5 kms.
de circuito, siendo un caserío continuado é interrumpido á trechos por terrenos de-
labranza. Allí abundan las huacas que se han formado á mano sobre palacios y tem
píos y que ocultan grandes tesoros. Las más notables son las de Toledo, la de Con-
cha que perteneció á Don Miguel Concha y Mansuvillaga, la de Misa y la del Obis-
po que es de piedra y la más grande de todas, v que dista 2 \ kras. de la de Con-
cha. Se supone que hay un pasadizo ó comunicación subterránea entre el palacio
del Chimu y el cerro de la Campana, que dista 15 kms. de Trujillo.
En la obra titulada Des Andes au Pará, de la que es autor el célebre viajero
francés M. Monier, se habla de estas ruinas y se describen asi:
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Por real cédula de Carlos V y su madre doña Juana expedida
en Valladolid el á3 de noviembre de 1537 á solicitud del procura-
dor general de Trujillo Don Francisco Zevallos, obtuvo el título de
ciudad; y por cédula de 7 de diciembre del mismo año so le conc>^-
dió escudo de armas y cabildo con un alcalde provincial y otro de
aguas, 13 regidores, un defensor de menores y un procurador gene-
ral: gracia que se otoi'gó d.íspués á Lima. —
El timbre ó di-
visa consistía: en un escudo azul abrazado por un grifo, con co-
rona imperial cerrada que forma la cimera, y el águila, también
imperial, de un cuello, tendidas las alas, mostrando piés y garras:
en el centro sobre aguas de mar, dos columnas blancas y azules,
en lasque reposan coronas de oro: dos bastones cruzados, que ba-
jan de lo alto de las columnas y tocan en su base formamlo una X;
y al extremo en el triángulo inferior que forman los bastones y ca-
si al pié de las aguas del mar, la letra K, inicial en alemán del nom-

bre Carlos V.

Las colosales ruinas de Chimu y Moche, tantas vece^ desci-itas, se hallan apro-
ximadamente á una legua al N. y SE. de Trujillo y constituyen los vestigios más
importantes de las poblaciones que ocuparon el litoral y que fueron conquistadas
por los Incas. Las construcciones difieren por completo de la arquitectura ciclópea
que se admira en la sierra. En ella no se encuentran los bloks enormes que traen á
la memoria el recuerdo de los monumentos eternos del antiguo Egipto. El habitan-
te de la costa, al echarlos cimientos de sus palacios y te -Jipíos, escogía los materia-
les más apropiados al clima de una región en que son desconocidas las lluvias y
donde el suelo proporcionaba el adobe, elemento con el cual el albañil chimu cons-
truía edificios de duración secular.
La ciudad, aun en su actual estado, cauaa la impresión de unax^apital suntuosa.
La regularidad del plano, la delicada "ornamentación, las proporciones de los edi-
ficios y las huellas de un sabio sistema de exclusas y canales, á diferentes niveies,
con los que se utilizaban las del riachuelo de Moche, atestiguan un grado muy avan-
zado de civilización. El más vasto de los palacios no debía ocupar menos de 4 hec-
táreas de terreno. Es un laberinto de terrazas superpuestas, de pasadizos y de gran-
des habitaciones que conservan vestigios de pinturas de un color muy vivo toda-
vía. A la altura de un hombre, las paredes se hallan cubiertas de un grueso estu-
cado, en el que el capricho del artista ha ejecutado en relieve arabescos ingeniosa-
mente complicados. El conjunto, no obstante los deterioros ocasionados por los tem-
blores y el pico de los exploradores, es de una rnagestad que el silencio y el abando-
no sobrecogen aún más.
Independientemente de los palacios, cuyos fragmentos permiten apreciar el lur
jo y la grandeza, otros edificios ie una estructura más monumental y de di-
mensiones más vastas, se levantan en el interior y en los alrededores de la ciudad.
La mayor parte afectan la forma de pirámides cuadrangulares truncadas y no
son otra cosa sino inmensas necrópolis ó huacas. Una de ellas, la del Sol, cuya ele-
vada silueta se destaca vigorosamente sobre las ondulaciones de la llanura, se ha-
lla á más de 10 kms. hacia el sE. Sus contornos geométricos y su aislamiento,
— 177 —
La ciudad de Ti ujillo, situada á los 8° 7' 30" de latitud S y 81"
24r' 2-í" do l()iij;-itud segúu Oáborne, está á los
O. de París, 03 metros
de mar,
altui-a sobre el nivel del
Do las ciudades del Perú, es la que mcás se asemeja á Lima
por sus casas y por sus calles cortadas en áuííulo i-ecto. Conserva to-
davía parte de las murallas construidas de 1686 á 1087, para defen-
derla de los corsarios que recorrían las costas peruanas; así como
buen número de lujosas casas edificadas en la época del coloniaje.
Cuenta con algunos monasterios é iglesias, entre las queso distin-
gue la Catedral, situada en una esquina de la plaza mayor; sus edi-
ficios principales son: el colegio de educandas, el nacional de San
Juan, el Seminario, la casa prefectural, la plaza de abastos, el ca-
mal, el hospital y el cementerio. Como centros de recreo posee un
teatro, varios clubs y dos coliseos pequeños destinados á las lidias
de toros y de gallos-
La población esta alumbrada por kerosene y el vecindario se
provee de agua de una atargea que sale del río Moche y de pozos
que existen en algunas casas particulares.
Está dotada de telégrafo, teléfono y tranvía.
Considerada desde el punto de vista sociológico se halla á buen
nivel. Su prensa es una de las más independientes y liberales de
la República, así como sus hijos unos de los más progresistas y
emprendedores.
La iniciativa privada ha dado lugar á la formación de una
Junta de Obras Públicas, que propende por todos los medios que
están á su alcance al embellecimiento de la ciudad, y la clase obre-
ra, inteligente y circunspecta, ha fundado sociedades de auxilios
mútuos cuya organización y fines altamente loables son el mejor
testimonio de su cultura.

CLIMA
El clima es c¿ílido y sano y la atmósfera seca. Durante los me-
ses de junio, julio, agosto y setiembre cae una pequeña garúa, en
todo semejante á la que en la misma época del año se deja sentir
en Lima.

hacen de esta montaña artificial de 180 metros de altura, un punto de referencia fá-
cil de reconocer para los marinos. Este mausoleo .de casi i kms. de contorno, está
cruzado por multitud de galerías, llenas de osamentas, y cuyo acceso no puede ha-
cerse sino escalándolas.
Todo el territorio, á 15 kms. á la redonda, no es sino un gigantesco osario
un caos de tumbas profanadas á nombre de la ciencia y de la especulación.
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CAMINOS

Los más importantes son los que recorren las líneas férreas de
^alaverry á Ascope y de Hnanchaco á. Tres Palos; el que va á la
provincia de Pacasmayo partiendo del pueblo de Chocope; el de As-
cope á la provincia de Oontumazá; el que va á. las provincias de
Otuzco y Huaniachuco, y el que desde Salaverry conduce á Santa,
Además existen otros entre diversos puntos y las haciendas, que no
se comunican con las líneas férreas.
La mayor parte de los caminos son de los llamados de pampa,
teniendo únicamente pequeños accidentes los de Ascope al interior
y el que por las haciendas Laredo, Pedregal y Simbal se dirige á las
provincias de Otuzco y Huamachuco.

PRODUCCIONES

Las producciones son variadas y muy valiosas; pero la princi-


pal es la caña de azúcar que se cultiva en grande escala.
La mayor y más productiva zona azucarera del Perú es el va-
lle de Chicama, que en unión de los denominados Chimú ó Santa

Catalina y Virú, constituyen la provincia. El valle de Chicama es-


tá irríga lo por varios canales abiertos hace dos siglos, y que no
obstante haber sido trabajados á la rústica, llenan su cometido.
Además de la caña se cultivan cereales y pastos, criándose ga-
nado en todos los fundos; pero solo en la cantidad suficiente para
atender á las necesidades de la agricultura.
Abundan las salinas, asi como también existen mantos de
carbón de piedra.

HACIENDAS

Puede estimarse en ISO el número de las propiedades rústicas


de la provincia, cifra en la que se hallan comprendidas las grandes
haciendas dotadas de costosas maquinarias para la elaboración de
azúcar y los fundos de menor importancia.
En los distritos de Paiján, Santiago de Cao, Magdalena de Cao,
Moche y Simbal, existen además tierras de comunidad (1).

(1) Inmensa distancia separa al indio poseedor de terrenos de comunidad del

que trabaja en las haciendas de la sierra. ,E1 primero es laborioso, menos inclinado
á la bebida y al despilfarro y administra é incrementa su fortuna con el comercio y
los trasportes, constituyendo un factor de importancia. Sometido el segundo á omi-
nosas obligaciones con reducidas necesidades que le hacen indolente y que llena
— 179 —
DISTANCIAS

Trujillo dista de Moche 7 kilómetros.


„ ,, Huanchaco 11 *
,,

„ Salaveny 14
,, Santiago de Cao
,, 27 ,,

,, Chicaina 33
,, ,, „ Magdalena de Cao. . . 39
Simbal 39
Chocope 61
„ Paiján 72
Ascope 77
:. Virú 77

Provincia de Otuzco

(Creada por ley de abril 35 de 1861)

LÍMITES

La línea de límites de esta provincia está formada por el rio


Chicama desde un poco más al S. de Jagüey hasta 10 kilómetros
aproximadamente al NE. de Lucma; de allí baja con rumbo al
SE. siguiendo las ondulaciones de un ramal de la cordillera de los
Andes hasta un lugar situado á 15 kms al E. en línea recta de
Huacamochal. De este punto baja al S. por la cima de la cordille-
ra hasta el cerro ile Huacainarcanga, de donde se inclina al SO.
por ramales de cerros hasta 5 kms más ó menos al NO. de la con-
fluencia de los i'íos Pcttnpán y de la Vega. Aquí toma rumbo al
NO. por una cadena de cerros elevados que separan la provincia
de la de Trujillo hasta encontrar el rio Qhicama.

que podría
sin violentarse y sin salir de sus costumbres, sin el estlmnlo del lucro
obtener de su trabajo, produce menos de lo que podría producir y recurre al alco-
hol, tomando un pretexto cualquiera, que generalmenre halla en la celebración de
las fiestas rergiosas.
Con todo, muchas veces estas comunidades son perjudiciales, porque cuando
conviene á sus intereses adueñarse de pueblos y terrenos, suscitan ruidosas quere-
llas i)or el agua y perturban á los pacíficos propietarios colindantes por los pastos.
Ellos no producirán todos sus beneficios sino el día que la ley deslinde y les conceda
dominio absoluto sobre las tierras que exijlotan.
13
.

- 180 —
EXTENSIÓN Y POBLACIÓN

Mide 3478 kms^, siendo su población de r)7715 habitantes que


corresponden á 19,6 por km-^.

OROGRAFÍA

Tres grandes ramificaciones de la cordillera occid3ntal al ba-


jar á la costa se subdividen en otras más pequeñas y cruzan la
provincia. La pi'imera y más importante se halla comprendida én-
trelos ríos Santa Catalina y Grande de Usquil; lase,^unda entre el
Santa Catalina y el Julcán y la tercera entre el rio Grande de Us-
quil y el Membrillo.

HIDROGRAFÍA

Los ríos principales son el Grande de Usquil ó Huancay que


nace en las alturas de Quiruvílca y se une con el Chuquillanqui en
el lugar llamado de los Encuentros. El Chuquillanqui nace en la
jalea de Sunchubamba en la provincia de Cajamarca. Estos ríos
unidos forman el Chicó ma. Además existen otros de menor im-
portancia como el Chugur, el Pachin, el Qailca y numerosos ria-
chuelos y quebradas que solo llevan agua en la época de lluvias.

CLIMA

El de esta provincia es muy variado como lo acreditan sus pro-


ducciones de climas cálidos, templados y fríos .

DIVISIÓN POLÍTICA

La provincia comprende de Otuzco (capital), Luc-


los distritos
ma, Marraot, Huaranchal, Usquil, Charat, Sinsicap, La Cuesta y
Salpo.

CAMINOS

Siendo el terreno en su mayor parte accidentado, los caminos


no ofrecen comodidades, salvo uno que otro de gradiente uniforme
y que vá por laderas suaves.
PRODUCCIONES
Abundan los ganados en la provincia y se presta notablemen -

te para la cría de ellos


— 181 —
El trigo, maíz, cebada, papas, que se producen hasta
(1) coca,
á 12 i)ies de altura, café de
excelente calidail, lino, menestra;:,
frutas tropicales, pactos, madeias de construcción, plantas medi-
cinales, etc, etc. se producen en su suülo cultivados ó espontánea-
mente. Abundan los mantos de carbón y ricas minas de oro, plata,
cobre, zinc, etc, etc. {2).

Este cereal no ^juede hacer aún competencia al similar extranjero que


(1) .
abastece nuestra costa, poniiie su calidad relatirarneiite inferior, á causa de
la falta de selección de buenas semillas; su escalo rendimiento originado por el em-
pobrecimiento de las tierras consecuencia de su no interrumpido cultivo; y la falta
,

de bueuas vías de comunicación que hagan barato y fácil su acarreo á los lugares
de consumo, lo colocan en muy desventajosas condiciones.
Todos estos obstáculos son relativa.mente fáciles de vencer. El uso del liuano
como abono, práctica muy antigua en el Perú, se halla muy descuidado. Y, sinem-
bargo, nada es tan benéfico para este cultivo y para devolver á las tierras su ferti-
lidad.
El Barón de Liebigen Alemania en 1840, delujo de sus especulaciones cientí-
ficas que un quintal de huano contiene los elementos minerales bastantes para pro-
d uc ir 25 á 30 quintales de trigo ó el equivalente de cualquier otro cereal, raíz ó yer-
ba, y reccmerdó á les agricultores aquella sustancia como uno de los más infali-
bles medios de aumentar las cosechas de granos y de producir carne.
Los favorables resultados que en la práctica se obtuvo dieron lugar á que nota-
bilidades como Chevreul, Barral, Walker, Liwas y otros machos, le dedicaran su
atención y le hicieran objeto de sus estudios.
Las experiencias realizadas por Mr. Caird en Escocia y de las que dió cuenta
en el "Times" de Londres, prueban que dos quintales de huano producen un au-
mento en la cosecha de 480 libras de trigo. Pero si Ciird opinaba de esta manera,
para Walker una tonelada de huano aumjnta 379 tonelaias de trigo; opinión con-
firmada por Lawes.
Se ve, pues, cuán prov^jchoso sería el uso de este abono para aumentar los ren-
dimientos, que serían aún mayores si el cultivo se hiciera en tierras adecuadas, en
tierras ricas, no solamente en el sacio superficial sino también en el subsuelo que
debe alimentar las raíces que penetran hasta la profundidad de 5 pies, en tierras
bien trabajadas, observando, en fin, en la siembra y cosecha, siquiera los mis ru-
dimentarios dictados de la ciencia, como usar semillas provenientes de trigo de la
mejor calidad, de grano perfecto, limpio y del mismo origen; cortarlo tan pronto
como esté algo duro, evitándose así mucha pérdida de grano, emplear en esta ope-
ración instrumen tos á propósito; reemplazar en la trilla las bestias que hoy se em-
plean con máquinas de poco costo que dan grano limpio y que permiten aprovechar
la paja como forraje; etc, etc.
Sin duda el cultivo del trigo es uno de los negocios más remunerativos, pues
exige poco capital, da pronto, en abundancia y reditúa el más alto interés sobre el
capital invertido.
(2) Entre fundos y haciendas de la provincia merecen citarse las pertenecien-
los
tes á los progresistashacendados Gonzales Pinillos, tales son las de Choquisongo y
Motil donde se cultiva el lino con éxito, y se ha principiado la cruza de ganados ovi-
nos Ramboiiillet para mejorar las degeneradas razas del país, habiéndose obtenido
ya satisfacturio resultado en tamaño, peso y lana.
— 182 —
DISTANCIAS

utuzco, capital de la provincia, dista de Lucma 6tíkm8.


.5 >j „ „ „ „ Usquil 39
j> >> 5j )) j5 jj )) fciinsicap 55
>> 5) 5; ») 5) )j fc»alpo 27
j» 5 5 ;> 55 5 ) 5 5 5 5
CHarat 27
La Cuesta 39
,5 ,, ,, ,, Hnaianchal. .. 55
, 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 . 5 5
MamiOt 55

Otuzco dista de la capital del departamento 100 kilómetros y


de las capitales de las provincias de Huamachuco y Cajabamba
122 y 155 kilómetros, respectivamente.

Provincia de Huamachuco

(Antiguo partido convertido en provincia por la administración dictatorial

de Bolívar)

LÍMITES

Confina por el N. con el río ó quebrada negra de Calcabamba


(provincia de Cajabamba); por el S. con el río de Tablachaca que
la separa de la provincia de Pallasca; por el E. con el Marañóu, lí-
mite común á esta provincia y á la de Pataz; y por el O. con la
cordillera occidental de los Andes en la parte que corresponde a^
distrito de Usquil de la provincia de Otuzco.

SUPERFICIE Y POBLACIÓN

La provincia de Huamachuco mide 6808 kms^ y cuenta con


77603 habitantes ó sea un equivalente de 11. 4 por km^

Choquisongo que se halla en el distrito de Usquil y en una quebrada que tribu-


ta sus aguas al río de Chicama, y más extensa que la de Motil, abarca una super-
ñcie de 14 leguas de largo por 4 á 6 de ancho con todos los climas característicos del
Perú. Aprovechándose estas ventajas produce en las partes altas trigo y papas, en
la templada caña, que se muele por medio de ruedas hidráulicas, café de superior
calidad, y en los bajos de la montaña, coca superior á la del resto de la provincia,
gozando de nombradla tal, (pie los indígenas la prefieren como pago de sus jornales
en lugar de dinero. Encierra en sus cerros minas de plata, carbón de piedra y
otros ricos metales.
— 183 —
OROGRAFÍA
El toi-ritorio es bastante accidentado, mereciendo citarse entre
las cordilleras las del Toro y Huaylillas, el cerro Sazón en el distri-
to de Huamachuco; la ramificación de cerros que atraviesa del O.
al N. el distrito de Santiago de Chuco, y el cerro de Pelagatos en
Mollepata. En el distrito de Sartln existen hermosos llanos, y en
la pampa de Huamachuco se ven aún restos de los trabajos de los
incas para represar el agua de las lagunas.

HIDROGRAFÍA
Los principales ríos son el denominado el Grande que baja
entre Tucupina y Mamorco desde el cerro Negro, el Tres ríos, el
de Marcabal, el de Chusgón, el de Huaychaca, afluente del Santa,
el Ohicama, que nace en el nevado de Yanahuanca, se dirige al NO.
por la parte occidental de esta provincia y después se inclina al O.
para entrar al valle de su nombre; y el de Moche, que nace en las
lagunas de Huayhuascocha y San Lorenzo, en su trayecto recibe
los ari-oyos de Guadalgual, la Cueva, Pillaupina y los riachuelos
que bajan del cerro Hurpillán y de las vertientes del Sinsicap y
Julcán, llegando á reunirse en el trapiche llamado Minocucho para
bajar al valle.
Existen, además, varios riachuelos que atraviesan los distri-
tos en distintas direcciones.
La hermosa laguna de Socchacocha se halla encerrada entre
varios cerros al E. del Toro y al NE. de Huamachuco.
CLIMA
El de la provincia es, por lo general, frío y saludable, aun
cuando existen lugares abrigados y cálidos.

CAMINOS
Sus caminos presentan los rasgos que caracterizan los de la
sierra; son difíciles de transitar y van por ladei'as y aún por pam-
pas accidentadas.
HACIENDAS
Existen numerosos fundos, algunos de ellos de gran extensión
como Marcabal grande, Sartín y sus anexos, Iracampa y San .An-
tonio en el distrito de Sartín; él de Chusgón en el distrito de Hua-
machuco y otros más.
DIVISIÓN POLÍTICA

La provincia se halla dividida en los siguientes distritos: Hua-


machuco, Santiago de Chuco, Sartin, Mollepata y Marcabal.
— 18-t —
Eii este último distrito y á do-; le»-aas al sur de su capital, se
hallan los célebres baños termales ferriig'iaosos llamados de Cachi-
cadán (1) en una hollada, rodeados de (térros de pórfido ferrugino-
so de colores distintos.
El lugar cuenta coa los recursos nec3sario!í pira loí v^iajeros y
dolientes que concurren en busca de alivio pira sus males, pues
tiene un gran edificio con pozas debidamente instaladas en su in-
terior. (2)
La ciudad de Huamachuco es la capital (3). La construcción

(1) El profesor Raimondi (jae analizó dichas aguas obturo de un litro:


Bicaibonato
Carbonato de cal, gramos 0.010000- 0.014400
Magnesia 0.003781- 0.005761
Oxido de fierro 0.013000- 0.026000
Sulfato de cal ,
o.osa.iio
0.037120
0.027732
0.000500
Cloruro de sodio 0.102834
Potasio
, , , 0.002220
O.Oo.jOOO

Gramos 0.801697
(2) En de Santiago de Chuco, á i legua antes de llegar á la hacienda
el distrito
de Llaray, en el lugar llamado la Pampa, se encuentra un manantial de agua ferru-
ginosa casi fria de temperatura de 24°
El Sr. Raimondi que analizó estas aguas llegó á la conclusión de que, apesar de
la diferencia de temperatura con las de Cachicadán. en Huamachuco, sinembargo
tiene mucha analogía con aquella.
En el distrito de Huaranchal, cerca de la hacienda Choquisongo, existe otro
manantial de aguas termales ferruginosas muy calientes, pues pasan de 75° según
los análisis que de estas aguas practicó el profesor Raimondi: ellas contienen, además
del fierro en el estado de bicarbonato, una cantidad pequeña de gas sulfhídrico que
sino se percibe por el olfato se conoce su presencia por delicados reactivos.
(3) Huamachuco está situado en uno de los extremos de una hermosa llanura
rectangular y se halla rodeada por cuatro grandes cerros casi unidos por sus bases.
El más elevado de todos es el de Huaylillas que forma un grupo con el Negro y el
Cuyarga, cubriendo los tres la parte S. de la ciudad. Al E. se levanta el cerro del
Toro, separado de la pampa por un rio; al O. el cerro (]!acañin separado también
por otro denominado el Grande, y cerca del cual, hacia el NE. de la población, se
eleva la colina llamada de Santa Ursula.
Huamachuco es una ciudad histórica por la batalla que en sus alrededores se
dió el 10 de julio de 1883 contra el ejército chileno. Después de tres días de ince-
sante y sangriento combate, las tropas peruanas, vencedoras yá, tuvieron que aban-
donar el campo por falta de municiones, y la soldadesca enemiga, desenfrenada y
ébria de sangre, se lanzó desde la cumbre del Sazón sobre la ciudad indefensa. El
- 185 —
de ia ciudad actual parece debei'se á los españoles, como lo com-
prueba el uümero de iglesias y el convento de la orden délos agus-
tinos, edificio dedicado hoy á colegio de instrucción media-
La antigua población incaica parece haber sido aquella cu-
yas ruinas se ven aún hacia el N. á una legua de la población
en la pampa llamada Viracocha (Llanura de los señores); también
hay otras ruinas más notables á 2 leguas al NO. de la actual po-
blación, en la cumbre de un cerro elevado cortado á pico y des-
de donde se abarca un vasto horizonte: parecen pertenecer á una
gran fortaleza llamada Marca Huamachuco; en medio de esta
construcción hay otra de forma cuadrada y en la parte que mi-
ra al NO. hay otra de forma ovalada muy interesante y extraña.
Una de las curiosidades de estas ruinas es una pared de donde
sale un chorro de agua que cae en un depósito en forma de tasa
de pila, presentándose el problema de cómo condujeron los Incas
el agua hasta aquí.
Dá sí lástima en medio de las
grandezas que evocan esa
ruinas que tiempo mismo ha respetado, que se destruyan conti-
el

nuamente por los ávidos de riquezas improvisadas, ya sea derrum-


bando paredes ó haciendo excavaciones.
El Gobierno es el llamado á poner cortapisa á esos sacrilegos
atentados proponiendo una ley al respecto, así como para obligar
á los queá título de arqueólogos explotan nuesti-as huacas de don-
de se llevan cargamentos enteros de restos de aquella época, que
siquiera por cortesía dejen al país un recuerdo de sus exploracio-
nes; por no haberlo hecho así, es que vemos grandes museos como
los de Berlín, Londres y Estados Unidos.

PRODUCCIONES

Se pro.iuce en la provincia en abundancia: trigo, coca, maíz


cebada, papas, café, pastos, etc. Se presta admirablemente para la,

repase y saqueo, hicieron numerosas victimas. Las casas fueron invadidas, las mu-
Nada era capaz de saciar la sed
jeres violadas y los ancianos desvalidos ultimados.
de venganza de los soldados de una nación que se llama civilizada. No perdonaron
ni criaturas ni ancianos valetudinarios. Durante cinco días, el ángel negro del ex
terminio batió incesantemente sus alas sobre la desgraciada ciudad. La batalla de
Huamachuco, que ocupa brillante página en la historia patria, constituye baldón
eterno para el vencedor: después de ella fué cobardemente asesinado el valiente
coronel Leoncio Prado.
— 186 —
cría (le guiñados de toda especie, de los que existen gran número. (1)

DISTANCIAS
Huamachueo dista de las capitales de los distritos de
Sartín 91: kms
,, „Santiago de Chuco 6(5 ,,

,, ,, Mollepata 89
,, Marcabal 18 ,,

Huamachueo dista de las capitales de las provincias vecinas


Cajabamba 33 kms
,, ,, Otuzco 111
Corongo 188
y de Trujillo — capital del departamento 211

Provincia de Pataz

(Antigao partido de la Inlendeticia de Trujillo).

LÍMITES
Situada sobre la margen derecha del caudaloso Marañón, li-
mita por el N. con la provincia de Chachapoyas (departamento de

(1) El distrito de Huamachaco encierra vastísimos yacimientos de carbón ligni-


tas de superior calidad, igual sino mejor que los de Pensil vania, y apegar de que
son conocidos desde tiempo remoto, como los de otras partes del Perú, no se traba
jan, empleándose en la costa únicamente el carbón que se importa de Inglaterra ó
de otras partes del mundo. Una de las razones parece ser. de que trabajándose las
minas de plata ú otros metales de manera empírica y nunca bajo nivel de agua, y
siendo los metales de fácil fundición, para lo que se sirven de la champa (turba)-
y la taquia (escremento de llamas) no se haya creído necesario el uso del carbón. Sin-
embargo, el día que haya alguien que con volunta! emprenda la explotación de
los yacimientos de Huamachueo, desaparecerá en la costa de 8ud América toda im
portación de otro cembustible.
El siguiente es el análisis que el ingeniero Sr. Me. Crealli hizo, y según el cual
califica á este carbón de pureza poco común:
Huamachueo Pensilvania
del valle de Wyoming
Luckaimna
1596 3.227
3030 4.317
90906 83.294
653 600
3816 8.514

100.000 100.000
Gravedad específica 1.67 1.59
En dos análisis consecutivos.
Amazonas); por con la de Hu;. malíes (departamento de Huá-
el S.

iiuco) y con las de Poniabaniba y Huari (depai-tanientf) de An-


cachs; por el E. con la de Huallaga (departamento de Loreto;) y
por el O, con las de Cajamarca y Cajabamba (departamento de
Cajamarca), Huamacbuco (departamento de la Libertad) y Poma-
bamba (departamento de Ancacbs).

OROGRAFÍA

De las cadenas que forman el nudo de Pasco se desprenden


dos ramales secundarios qae entran á esta provincia y la cortan
de S. á N. basta formar el nudo de Cajamarquilla en el nevado
de este nombre. Por el E. se extiende una infinidad de cerros de
mayor ó menor elevación, nacidos de los ramales más occidenta-
les de la cordillera oriental de los Andes que pasa por el depar-
tamento de Loreto, bailándose diseminados en la parte restante
del territorio varios otros cerros sin ninguna relación con las ca-
denas ya mencionadas.
Las punas pi incipales, en que existen abundantes y exce-
las
Omatón en el distrito
lentes pastos naturales, son las de Ubilina y
de Bambamarca; las de Frailetambo y Chigualén en el de Pataz;
la de Cujibamba en el de Huaylillas; y las de Matatambo, Culla-
na, Tongana, Pitaco, Pongo y Yuracpaccha en el de Tayabamba.

HÍDROGRAFÍA

Los rioí principales, después del Marañón, son los siguientes:


en el N. el Uchucmarca, en el límite más septentrional de la pro-
vincia; Frailetambo al N. de Cajamarquilla; los llamados Ali-
el
sar y Quishuar al S del anterior; el Condomarca, que pasa por el
pueblo de este nombre en el distrito de Bambamarca; y el Ñaraín
y el Callangate, al SE. del anterior.
El principal, en el centro, es el Yuracyacu, formado por la
confluencia de los ríos Llacuabaraba, Mishito, Patacocha, (Jastillo
y Sitio que atraviesan los distritos de Parcoy, La Soledad y el
pueblo de Piás. Este río, cuyo cauce va por el fondo del valle de
Pataz y que desemboca en la laguna de Piás, es uno de los más
considerables.
Los principales en el S son: el Anchica, que forma el límite
meridional de la provincia: el Cajas que, unido al de Tollos, forma
19
el (le Tiincaibaiuba, cuyas aguas fertilizan
caucliiloso río las ha-
de Bambas, Nabihinibaniha. Floresta y Yacufiavi.
'jíeiidas
Todos estos ríos, que nacen eu la cordillera oriental, vierten
sus aguas en el Marañón

CLIMA

Varía mucho según los lugares. Así en Tayabamba, á 3212


metros sobre el nivel del mar, la temperatura media ñuctúa, en
los meses de junio á octubre, entre 7° y 12° C-
En Parcoy, á 3211 metros de altura sobre el nivel del mar, du-
rante los mismos meses, de 11° á 13°; en Huaylillas (237í) metros)
de 16° á 18"; en Purhuay, puerto del Marañón á 1700 metros so-
bre el nivel del mar, el termómetro marca á la sombra en el mes
de noviembre 33° C.
La temperatura en las punas baja á 2° ó 3° bíjo cero en ciei'-
tas noches, siendo el calor bastante fuerte durante el día.
En las partes orientales de la provincia, que colindan con la
montaña, llueve con fuerza casi todo el año: lloviendo sólo en la
estación de aguas. —
ele noviembre á marzo y abril— en el resto
del territorio.

DIVISIÓN POLÍTICA

La Tayabamba, y la provincia se halla dividida en


capital es
13 distritos que son:Tayabamba, Huancaspata, Huaylillas, Bul-
dibuyo, Chilla, Huayo, Parcoy, La Soledad, Patán, Bambamarca,
Cajamarquilla, Uchucmarca y Ongón.

EXTENSIÓN Y POBLACIÓN

Mide de superficie 7085 kms.'' y cuenta con 42,700 habitan-


tes ó sea adpi C6. adeu u deor km^ .

CAMINOS

Debemos de vías de comunicación: las


distinguir dos clases
del interior que unen pueblos y las del exterior que
los diferentes
los ponen en contacto con los de las provincias vecinas.
Tanto unos cómo otros se hallan en malísimo estado, pues
construidos casi todos ellos eu medio de las pendientes c!e las
montañas, se derrumban con bastante frecuencia por lo detes-
table dt! los tei'i-enos, dcsaijaicciendc otros en su totalidad por las
avenidas y por los ríos (pie, durante la estación lluviosa, se des-
boi dan.
Los salvo el de Ongón, en una niis-
distritos se hallan todos,
)na línea, partiendo del eentio hacia el N. y S. los caminos que
los comunican.
]jOS más importantes caminos exteriores son: en el N. los que
unen la provincia con las de Celendín, Cajamarca y Chachapoyas;
en el centro los que pasando ])or los puertos de Vijos, La Viíia y
Usca comunican con Huamachuco y Cajabamba;y en el S: 1° el
que partiendo de Tayabamba va hasta Pomabamba y Huama-
]íes;2.° el que pasando por los puertos de Uchos y el Purhuay, es-
tablecen la comunicación con las provincias de Huaylas, Huari y
Huamachuco; y 3." el camino del E. que une Pataz con Hua-
llaga, que es bastante transitable á causa del tráfico continuo
establecido por los vecinos de Tayaband)a.
Los que nnen el distrito de Parcoy con .los pueblos del N. son
muy malos por lo tortuoso de las sendas y por la absoluta caren-
cia de puentes sobre los ríos que, en su mayor parte, llevan gran-
des caudales de agua; presentando los demás caminos, sin con-
tar estos inconvenientes, otros de distinto género, pero no menos
dignos de tenerse en cuenta, como son los que ofrecen los inmen-
sos despoblados de la puna y de la cordillera.
En el pueblo de lacuabamba, del distrito de la Soledad, exis-
te un camino viejo que ha debido poner en comunicación los pue-
blos del centro de la provin.cia con los de la vecina del Huallaga,
os mismos que por medio de uno bastante aceptable se hallan en
contacto con el puerto de Pisana en el río Huallaga.

HACIENDAS

Existen en la provincia más de 40 haciendas, sin contar-


lasñucas y propiedades de mayor ó menor extensión y en las que
abundan los sembríos de alfalfa de diversa calidad.
Las fincas ó propiedades de mayor extensión é importancia
se hallan situadas, por lo general, á orillas del Marañón y próxi-
mas á los puertos de Purhuay, Uchos, Usca, Viña y Vijos.

PRODUCCIONES

Para la cría y desarrollo de ganados de todo género posée in-


— l'JO --

mensas punas, en las que abundan pastos naturales de excelente


calidad, trayendo como consecuencia la baratura de las reses y ga-
nado menor. En el reino vegetal el maíz, ti'igo, cebada y arve-
jas dan magníficas cosechas por su rendimiento y la calidad de
los granos, no obstante lo viejo de las semillas; en las quebra-
das de clima cálido se producen excelentes frutas; el café que se
dá á orillas del Marañón es, h pesar del ningún estudio que se
hace de su cultivo, uno de los mejoi-es del Perú; lo mismo podemos
decir del cacao; la coca de excelente hoja se produce en gran can-
tidad en todos los lugares de la provincia que se hallan en la mon-
taña, y los bosípies de valiosas maderas se encuentran también
profusamente. En el reino mineral es grande el númei'o de lava-
deros de oro, pues casi todos sus ríos ai-rastran tan precioso me-
tal; las salinas no son menos abundantes; td ye-;o, el kaolin, las
arcillas, diferentes clases de rocas de aplicación industi'ial, etc, etc.
completan el ligero esbozo que hemos hecho de las riquezas oe es-
ta provincia.
La localización de sus productos puede hacerse por distritos de
la siguiente manera: en el de Uchucmaica: caña de azúcai-, coca,
cacao, café, papas, maiz, trigo, cebada y numei'oso ganado vacuno.
En el de Cajamarquilla: caña y coca, especialmente, y ganados va-
cuno, lanar y cabrío. En el de Bambamarca: toda clase de cerea-
les y, de modo
especial, trigo y cebada y en pequeña proporción co-
ca, café y caña de azúcar. El de Patáz obresalepor el cultivo de
la coca que es el principal articulo de comercio en esta zona; la
caña de azúcar, que no tiene menos importancia; el trigo, maíz, ce-
bada, etc. que rinden al)undantes cosechas, hallándose notable-
mente desai'rollada tanto en este distrito como en el de Bamba-
juarca, la cria de ganado vacuno y de acémilas.
En La Soledad se ])r()duce trigo, maíz, cebada, papas, ocas,
etc., no permitiendo la poca extensión de este distrito la cría de
ganado, vacuno y lanar, aunque en una de sus comprehensio-
nes, Llacuabamba, existen partidas pequeñas. Parcoy tiene en
las riberas del Marañóii y en las regiones de la puna, las produc-
ciones características, siendo de poca importancia la cría de ga-
nado. En el distrito de Huayos se cultiva sólo los productos de la
zona tórrida, como caña, coca, café, cacao y frutas, y en él tie-
nen poca significación los ganados. El distrito de Chilla es posee-
dor de numerosos ganado vacuno, lanar, cabrío, de cerda y acémi-
las; dándose en él toda clase de cereales y, en especial, trigo y
maíz. Buldibuyo, Huaylillas, Tayabamba y Huancaspata, produ-
— 191 —
cen cereales de excelente calidad y (íiían numeroso ganado vacu-
no, lanar y cabrío.

DISTANCIAS

Tayabaniba, capital de la provincia, dista délas capitales de


los distritos de Huancaspata. . . 44 kilómetros
.

,, ,, Huaylillas It] ,,

„ ,,
Buldibuyo 28 ,,

Chilia 39 ,,

„ „ Huayo m „
„ „ Parcoy 55
,, ., ,, Soledad .... 57
}j 5 5 5 5
Pataz 133 ,,

,, ,, ,. Barabamarca 200
5, ,, Cajamarquilla 255 ,,

,, ., 5, Uchucmarca 333 ,,

Oiigón
Tayabamba, dista de las capitales de las provincias vecinas de
Chachapoyas 510 kilómetros
55 55
" "
Cajamarca 505
55 55
" Hua llaga "
777
55 55
" Huamíilíes "
31G
/> 55
" Pomabamba "
172
<S 55
" "
Cajabamba 194
55 55 " "
Huaniachuco 183
55
>J
" Celendín 361
cr.pital del apartamento, dista de
"
Tayabamba 3G0
55 55
" "
Huancaspata 410
55 5»
Huaylillas 350
55 55
" Buldibuyo "
339
55 55
" Chilia 327
5*
55
" Huayo 294
55 5)
" Parcoy 327
55 55
" Soledad 328
5) 55 " Pataz 40t)
"
55 55 " Bamba marca 472
55 55
" Cajamarquilla "
527
55 55
" "
Uchucmarca 605
" Ongón "
— 102 —

LA PIEDRA DE CHAVIN
POR JOSÉ TORIBIO POLO.

N la RkvistaAmericana, qninconario ilustrado fie t'sta ca-


que fui Director, publiqué en
pital, del varios ar-
tículos sobre el castillo de Chavín, y sobre el monolito
extraído de sus ruinas, que hoy está en loi, parques de la Exposi-
ción.
Fué mi objeto, no sólo llamar la ateución hacia los grabados
de que tan im-
la piedra y su significado misterioso, sino procu'ar.
portante reliquia de una civilización destruida no continuase, con
mengua del país, tirada en un jardín, al destructor alcance de los
niños.
La materia á que rae contraje bien vale la pena de ocupar á
arqueólogos y americanistas; y yo, cediendo al empeño de algunos
amigos, voy á reproducir esos artículos, añidiendo lo que quedó
inédito por la suspensión del ref^i ido periódict).
Para hacer más comprensible la descripción van agregadas dos
planchas, que representan la piedra sobre que ella versa, y la otra
piedra de forma prismática que, á modo de columna, está en el
centro del subterráneo de Chavín.
En los ocho años que van deíde entonces algo han podido mo-
dificarse mis ideas, en presencia de los nuevos estudios h^^chos
sobre prehistoria y antigüedades americanas, y de las tras-
cendentales disquisiciones recientes del Dr. Pablo Patrón acerca
del origen caldeo de los primitivos peruanos; pei*o no he querido
alterar mi trabajo, quitándole su fisonomí.t propia, por más que
los antedichos estudios tiendan á arrojar sobre el mío mucha luz.
y á justificar mis conjeturas. Por eso sólo agrego algunas ligeras
notas á mis artículos, en los que me encerré adrede dentro de cier-
tos límites trazados por el mismo asunto, sin penetrar de lleno en
el dédalo, al parecer inextricable, de los orígenes del Nuevo Mun-
do.
Como antecedentes del monolito de Chavín, copio en seguida
la nota sobre su traída del departamento de Ancash, en donde has-
ta hubo que ensanchar caminos para su tránsito; y la resolución
suprema aprobando el gasto que se hizo por el Gobierno, en su
trasporte de Huaraz aquí, del que se encargó al finado jefe don Jo-
sé Manuel Marticorena.

— 193 —
Réstame úni<;;unünte manifestar mi gratitud á las personas
que desde ol principio miraron con interés mi modesto ensayo, sin
duda por tratarse de historia nacional; y que se ofrecieron á con-
tribuir para que se publicara en folleto aparte, y que no se perdie-
ra en las columni's de un periódico, ya olvidado y difícil de conse-
guir.
José Toribio Polo.

Ministerio de Gobierno, Policía y Obras Públicas. — Dirección



de Obras Públicas. Lima, 3 de diciembre de 1873

Señor Prefecto del departamento de Ancash.

A consecuencia del oficio de US. fecha 18 del próximo pasado,


en que manifiesta, que no siendo posible, por la estrechez de los ca-
minos, trasladar la piedra de Ghavhi que el Supremo Gobierno ha
dispuesto se traiga á esta capital, se ha visto precisado á empren-
der un trabíijo formal á fin de que desaparezca el inconveniente, y
para lo que necesita cuatro juegos de barrenos y cien tiros de pól-
vora gigante, el señor Ministro tuvo por conveniente pedir informe
á la Junta Central de Ingenieros, la que ha expedido el siguiente:

"Señor Ministro. -El diámetro que la Junta Central cree con-
veniente que se emplee para los barrenos que pide el señor Prefec-
to de Ancash, es de^.áO mm. á2.5') mm., ó sea 1 y ^ pulgadas ingle-
sas. Las varillas que se venden en plaza son de 2 m. 7ü de largo
cada una, ó sean 9 pies ingleses; y con cnatro de éstas, cortándo-
las convenientemente en el lugar designado, se tendrán los cuatro
juegos de barrenos que se solicitan. Las cuatro varillas pesan 1U9
kilogramos 20, ó sean 23G libras: se venden en plaza á treinta y
siete soles sesenta centavos el quintal, costando el todo ochenta y

ocho soles setenta y cuatro centavos. En cuanto la p'jlvora gi-
gante, ésta no existe en plaza, y sería conveniente mandar, en lu-
gar de los cien tiros que se piden, dos quintales de pólvora de mi-
— —
na.— Lima, diciembre 2 de 1873. S. M. Por la Junta Central.
El Vice-Presidente -íJitíof/io Delgado."
Que trascribo á US. por encargo del señor Ministro para su
inteligencia, advirtiéndole que S. E. ha decretado, con fecha dos
del actual, la compra do los referidos barrenos y la remisión de
dos quintales de pólvora de mina con el indicado objeto, todo lo
que se remitirá á US. á la posible brevedad.
Dios guarde á US.
Fabricio Cáceres.
— lOi —
Lima, á H. de enero de 187 J^.

Apruébase el gasto de 467 soles 50 centavos de que da cueuta


en este oficio el Sargento Mayor don José Manuel Marticorena,
hecho en la traslación, desde el pueblo de Chavín (Ancash), hasta
esta capital, de una gran piedra de la antigüedad que en aquel lu-
gar existía, y que el Gobierno ha creído conveniente conservar co-
mo un monumento curioso en el Parque de la Exposición, dispo-
niéndose que los 32 soles 50 centavos que han quedado en poder
del aludido jefe, de los 500 que le fuei-on entregados para esa co-
misión, los reintegre en la caja fiscal de este departamento. Dése
las gracias á Marticorena por la manei'a como ha desempeñado el
encargo que se le encomendó, y pase al Ministerio de Hacienda
para los fines consiguientes, y para que mande aplicar el referido

gasto á la partida TiO del presupuesto general. Regísti*ese y co-

muniqúese. Rúbrica de S. E — Rosas.

Quidquii enim de Diis inxentnt an-


tanquanisua-
tiqui, id habnit historiam
riim narratiop um fundamentum.
(Natalis ComTis.— Mitología, sive Ex

plicationuni fiibidanim libri X. Vene-
tis. M. D. LXXXI— 4.% pág. 248.)
Sirven ác. fundamento á la historia
pava su relato las ficciones religiosas de
los antiguos.
(Conde Natal,- Diez libros de Mitolo-
gía ó explicación de las fábulas.— Vene-
cia— 1581 pág).

I.

DESCRIPCION DE LA PIEDRA.

Hállase en Lima, en los parques del Palacio de la Exposición,


una piedra de granito, grabada de bajo relieve, que es uno de los
restos preciosos de la civilización de los incas.
Como obra de arte, es notable por el pulimento de sus caras,
por la finura, regularidad y simetría del dibujo, y por haberse escul-
pido sin hacer uso del hierro: como reliquia histórica, encierra en
sus símbolos un significado oculto, acaso sobre las razas ó religio-
nes primitivas del Perú, ó sobre hechos que en él se realizaron an-
tes de la conquista española: y como parte de un monumento, ca-
si destruido, que la imaginación se empeña en reconstruir, esa pie-
— lO.") —
(lrati<->ne el atractivo de la auti.üjiiedail, y el qu(^ a(li]uieivf;naiit()

relaciona con la Patria-


Hacia IStO, próxiin Hilante, don Tiniote) Espillóla, vecino del
pueblo deOli^vín de Hnántar en la i)r(»vincia d(? Hnari, al remover
allí la tierra, para el cultivo, enana parte del área (jue ocupara la

fortaleza de los Incas (Pucará), encontró dicha piedra; la (]ue per.


nianeció despué-; arrinconada larg )S año-;, sirvi(Mido de entrciteiii'
miento á los curiosos, y de mesa, y aun de batán, por el reverso
de la cara esculpida. Tirada en un patio la encontré yo, cuando,
en juuio de 1871, siendo Secretario de la Pi'efectura de Aucasli, es-
tuve por vez primera en Cliavín, ávido de visitar sus ruinas; y allá
permaneció hasta que, en lS7l, la condujo á Lima, por orden del
Gobierno, don Manuel Marticorena, ya finado, sargento mayor en-
tonces.
Un poco rajada por el medio, y ligeramente descantillada en
sus boi'des, riian fiesta bien claro que ha sufrido un
i choque vio-
lento: el que pudieivi atribuirse á su caída del sitio en que se ha-
llaba, que debió ser superior del frontispicio del Castillo, donde
el
figuraría como blasón ó escudo, á tres ó cuatro metros del suelo.
Los grabados de la piedra en machóse asemejan á los de la co-
lumna ó lanzón de tres caras que hay en el centro ó casamata del
i'nismo Castillo, en el i)unto de intercepción de caatro iía-;adiz os,
que parece S3 cortaran allí en ángulos rectos. Dichos grabados
aun no han sido interpretados, y permanecen en el misterio;
y, como los geroglíficos deTiahuanacu, Caldera, Huaitará, aguar-
dando que alguien los estudie y que los compare con los del An-
tiguo y Nuevo Mundo.
Mientras esto sucede, ensayemos describir la piedra, y presen-
temos las conjeturas que ella nos sugiere: df^jando que el lector las
aprecie como más ó menos fundadas.

*
* *

La piedra de que trato mide 1 metro y 95 centímetros de lar-


go,y de ancho 0.78 arriba, 7t) abajo y 0.71: al medio, con un au-
mento gradual: siendo su espesor de 17 c. y el alto del relieve de 5
milímetros.
La figura principales un hombre ó ídolo deforme, de 75 c. de
alto,y 70 de ancho hasta las garras salientes de las manos; con 4
grandes colmillos y otros tantos cuernos, y 28 culebras, 14 á ca- —
da lado.
Hay 80 c. desde el extremo inferior de la piedra hasta la últi-

4
.

ma raya, donde principia la especie de edificio que sustenta el ído-


lo: y cada una de las columnas que este ase es de 1.07 de alto.
Pueden considerr.rse cinco cuerpos sobre la figura principal, 6
llámese el ídolcK
1. " De JO c. hasta el término, ó de '21, hasta el remate de la
punta saliente que hay al centro.
2. ° De 24 c, ó sólo de 11), prescindiendo déla punta antedicha.
3. " De '¿i c. de punta á punta. Hay aquí dos cabezas de cóndor
que se miran, y cuyos picos se tocan
i." 23 C-: y se notan, debajo de una especie de ojos, dos fi-
De
guras que parecen letras formadas de cinco líneas verticales, como
ramales, que descienden de una horizontal dividida en dos partes:
signo semejante, aunque no idéntico, al que hay en la parte baja
de las columnas, á la altura del vientre del ídolo.
5.° De 0.2(): y termina poi- dos culebras entrelazadas, conio

el caduceo de los romanos, que forman el remate del dibujo. Cer-


ca de ellas hay otras dos, unaá cada lado, que miran como al es-
pacio; mientras las otras miran á los bastones ó báculos.
Tiene la piedra en todo cincuenta y seis culebras: l-lque par-
ten de cada uno de ios lados del ídolo, y una de dos cabezas sobre
los hombros, á guisa de charretera, y otra igual frente á las roda-
jas de las orejas; 8 á cada lado de los costados de los cuerpos an-
tedichos; 6 en el segundo cuerpo, 2 en cada una de las columnas en
la extremidad superior, y las dos del extremo superior de la piedra,
ó sea del 5 cuerpo.
En la apariencia, sobre el ídolo reposa un edificio del mismo
ancho del cuerpo de aquel, y que tiene por coronamiento las cule-
bras enroscadas.
Ese edificio lo forman ciertas molduras superpuestas, que pa-
recen capiteles de columnas ó volutas, y en el centro hay cuatro
como gorros sobre el ídolo: el gorro mayor, á guisa de corona ó
sombrero, mide 0.1 7de alto y 0.22 de ancho; y los otros, 0.13 de al-
to sobre 0.20 de ancho. Debajo de estos como gorros hay un ador-
no ó pendiente que parece orejas y que deja abajo un claro.
Las culebras grandes miden 25 centímetros, y 29 los bastones
que las acompañan.
*
* *

Para proceder con orden, después de hacer esta imperfecta


descripción del grabado de la piedra, daremos una idea de Cha-
vín y de las ruinas de su fortaleza, por la relación que tienen con

— 197 —
la piedra que nos ocupa; seguirá el estudio de la Culebra, como
yínil)oloen el Perú, en América y en el Antiguo Continente, y la

creencia en el Z> ¿06'- Coji y el Dios-Sol: liaciendo notar ciertas se-


mejanzas curiosas, y viendo cual puede ser el signiftcado de la
piedra.

II

IDKA DE CHAVÍX Y DE SU FORTALP^ZA.

Chrii'ín, capital del disti'ito de su nombre, es un i)equorio pue-


blo de la provincia de Hiiari, eu el departamento de Ancash, con
más de mil habitantes, á 8 leguas de dicha ciudad; y está á 3,11 7
metros de altura sobre el nivel del mar.
Se le llama Chavin de Haántar, por su iumediación á este
último pueblo; y para distiuguirlo de otro Chavíu que hay en la
provincia del "Dos de mayo", que se conoce con el nombre de Clia-
víu dePariarca, y que pasa de 1.200 habitantes.
Hay también eii la provincia de Castrovirreiua un pueblo y
distrito de Ch^vín.

Chavín de Huántar, 5 mejor dicho, Sau Pedro de Chavín,
se halla áQ" 39' di latitud, y 79" 33' 30" próximamente de longi-
tud occidental del meridiano de París.
En ese distrito, que es uno de los nueve que constituyen la
provincia de Huari, hay las estancias ó caseríos de Cotáyoc, Co-
nin, Chaquitma,.Iscocc, Jircahuai, Huarimayo, Lanchan, Machac,
Nuimpata, Pacchanga, Racri, Rucriaca, Shampon, Tamia, Uch u
buaita y ültupuquio; y las haciendas de Cochao, Chácpar, Chi-
chucancha, Chuna y Tambillo.
El Castillo de Chavín forma parte de la línea militar de defen-
sa del imperio incásico que había en el actual departamento de
Ancash, y que debió tener por objeto conservar la integridad del
territorio conquistado; impidiendo que las tribus subyugadas se
revelasen y lo desmembrasen.
Mantener á raya á los súbditos del Chimu, y á los aguerridos
Conchucos, Huancas y Chinchas, tal debió ser el propósito del In-
ca al construir allí sus fortalezas.
El Castillo de Masor, cerca de Chavinillo, en la provincia del
"Dos de Mayo", á 3,482 metros, es la primera de esas fortifica-
ciones de los incas, que se extienden en la cordillera nevada, desde
Huánuco el viejo{Auqui Huánuco), hasta el pueblo de Conchucos
habitíiulo fuerte.^ en la costa, no sólo á la oiilla izquitn'.la (1(j1 río
Santa, sino en Casma, y en Paniinui/cca principalmente.

* *

Yendo de Hnaraz á Chavín, pava entrar al pueblo se pasi el


jKi^nte (]uehay sobre el i-iaohuelo llamado deOhavín, afluente de)
Paocha: pnente hecho de tres lozas ó tableros de granito de diverso
tamiiño: la 1. de J-.2.") de largo y o.54:de ancho: la 2.' (h; G.50X0.4i);
'

y la 3. de 4-.o8 X0.6().
'

Pasando el pnente, y á cosa de nn cuarto de legua, está Cha-


vín. Aí,)ní se encuentran las rninas del antiguo edificio, que has-
ta hoy se llama El Cn.stillo; y que, á juzgar por el aspecto del te-
rreno, por los escombros, y por el subterráneo, parece haber sido
casi rectangular; como de J.ío metros de largo y (!o 6 70 :1o ancho:
liiirando la fachada proba!)leinentM al Este, al Puccha y al cerro
Pósoc; que estrá á la orilla dere cha <le ese río y cori'e á un cuarto
de legua del Castillo. La entrada debió estar defendida por dos alas
ó baluartes (jue se avanzan ai río, como construcciones adyacentes,
dando al edificio la forma de una E'- por lo que ha dicho Raimondi,
que el conjunto "forma una especie de paralelógraino abierto por
un lado" (1).
Las medidas del Castillo no pueden darse con exactitud, por-
que no (jueda en pi ^ sino uno que otro trozo de cortina y una lar-
ga pared del ala izipiierda; destruyéndose cada día más esas rui-
nas, no tanto por la acción «leí tiempo, sino porque sirven de can-
tera al pueblo para hacer sus casas.
Para penetrar en el lóbrego y húmedo subterráneo del Castillo
hay que hacerlo por una de las dos aberturas ó agujeros estrechos
que están al nivel del suelo; descendiendo á rastra, sin escala ni co-
modidad alguna. Esto depende de no ser estas las verdaderas baja-
das, y de los derrumbes ó escf)ml)ros que estorban el paso. Por la
eatrada del E^te se de-;cie ide al primar piso, y por la del Oeste á
otro interior.
En dich> prinur piso hay varios |)asadizos de l.SO de alto y un
metro de ancho: formada la techumbre de piedras de arenisca, lo
mismo que el muro; algunas no muy bien i)ulidas y unidas con
barro. Hay en el techo, en ciertas partes, algunas piedras de gra-
nito; acaso donde debían soportar más peso.
Los cuartos que dan á los pasadizos son de 4 á 5 metros de lar-
go y cosa de 2 de ancho, con una sola puerta, y un ventanillo de
O.iO 6 0,50, como para dar aire y luz: no pudiendo salir por él una
—199 —
persona, síalguien lo estorbase: porque, al asomar la cal)eza, reci-
muerte
bí i'ía la sin poderse defender.
Hay varías galerías y muchos cuartos en distintas direccio-
nes, formando un verdadero laberinto. Obsérvase, sin embargo,
(jue dichas galerías se cortan en el punto central; y (]ue aún cuan-
do parten de allí cuatro, hay dos (pie parecen ol)3truídas íntencio-
nalmente.
Vese en este lugar un m onolito de aspecto exti-año, ^ue pare-
ce un lanzón, de 2.20 de alto: en su base tiene tres caras, se angos-
ta en la parte superior, encaja en el techo, y se apoya en una pie-
dra redondeada que le si-.'ve de asiento ó sustentáculo. Se asemeja
á la cabeza de un buey, y sy distinguen, grabad')s eii bajo relieve
en sus facetas, colmillos, bastones, báculos, culebras, lagartijas; y
aun creo que cabezas de cóndores y monos.
Esta piedra, por sus grabados alegóricos, forma juego con la
que describimos, y debe tener un peso muy coixsiderable. Ella,
prescindiendo de sus símbolos, presenta á la Madretierra (Pac/ia-
wawa), á la que el indio tributaba una especie de culto y ofrecía
apachetas.
Por la otra entrada, parece que se llega hasta debajo de ese
lanzón ó columna; y hay cuartos y galerías como en el otro piso.
No se encuentran cadáveres ni hay indicios de que los haya
habido; y en I03 muchos nichos que hay en las paredes se pudieron
colocar sus Dioses lares y penates, ó sólo por poco tiempo sus malí-
([Uis, ó reliquias de sus antepasados, extraídas de las pacarlnas,
en el mes de 1<js muertos {aijahaarquis.)
La falta do aii'e renov;ido y de luz, porque es necesario i-eco-

ri'er el subteiTc^neo con velas ó antorchas, la humedad del sitio, el


riesgo de perderse en sus escondrijos, abundancia y fetidez de
y la
los murciélagos que allí viven, son los obstáculos para visitar des-
pacio lo que hoy queda del Castillo de Chavín.
Dícese, que un pequeñj socavón comunica de allí al cerro de

Pósoc; pero esto habría hecho necesaria La construcción de un tún-


nel, que no ha po;lido abrirse, sino cambiando el curso del Puc-
c/ia. mientras que durase esa obra. Aunque quise aventurarme á
descubrir lo que en esto había de cierto. Ja oscuridad, el fango del
estrecho paradizo, la falta de uno que se prestase á acompañar-
me, y el hedor insoportable de los murciélagos, me obligaron á re-
t roceder-
El señor Raimondi niega que haya paso debajo del río; y dice
— 200 —
que son canales para filtraciones, por donde él no pudo pasar (íe
ninguna manera, y no podría pasar un niño. "Puede ser, aña-
de, que estas g-alerías hayan podido servir de desagüe: pero no pa-
ra connmicar con otro lugar'*.
Hay que observar: que sise pudo hacer canales de desagüe; pu-
do también hacerse con más provecho, un paso libre y franco pa-
ra la gente.

La tradición constante en Chavín ct)nfirma esta última ci'eon-


cia, que apoyan Rivero, Chalón y hasta el grave geógrafo Haen-
ke, que dice hablando del río de Conchucos:
"Cerca de sus orillas se ven las ruinas de un Castillo construí-
do por los antiguos indios, que ofrece la particularidad de que su
fábrica se extiende por debajo del río hasta la banda opuesta: las
piedras de que se com¡.)on e3fcán bien labradas y son de una gran-
i

de longitud, pues solo una de ellas, sacada de aquellos escombros,


tiene ocho varas castellanas y hoy sirve en el río de cómodo y se-
guro puente" (2).
Palta añ idii-, que la cantera de donde la piedra de granito pa-
ra esas construcciones se ha extraído, dista como ocho leguas de
Chavín.

III

LA SERPIENTE EN EL PERÚ Y EN EL NUEVO V .WririUO MUNDO.

Las culebras, llaaiada^- en quechua A'u%rn ó M ich'icaay. y


Citarí en ainiará, eran un objeto sagrado en la época de los In-
cas. Se veían representadas en las armas ó escudo nacional, y en
las anias del Monarca; en Puerto -viejo y á las orillas del Titica-
ca, extremos del Imperio, y aún en todo él: ellas dieron nombre al
Palacio del Soberano en el Cuzco {Ani ira -canch<'i), y kXo'i mis-
mos Incas {Tápac--Amaru);Yenfi.n, supúsola estirpe real, que
podía alguna vez el Inca convertirse en culebra, por un señalado
favor y prodigio del Padre -Sol.
Comprobemos estos hechos y examinemos su fundamento.
Las armas de los Incas eran dos culebras grandes á lo largo,
de oro, en campo azul, enlazados los extremos de ellas; teniendo
en las bocas el arco- iris, del que pendía al medio el Llanttii, y el
flueco ú orla encarnada {Masca- Paicha); con un sol de oro á la
izquierda, y una luna de plata á la derecha, sobre las cabezas de
dichas culebras (3).
— 201 —
Esto aparece coiifinuado en uiiacíilala de Carlos V, concedien-
do armas y pi'ivilejíios ú do¡i Folipj Casihuallp i, Taca, fo ;ha en
Valhiilolid á l-t de junio d;? 151-5. Dice así: "Nuestra merced y vo-
luntad es déos dar por armas una bi)rla colorada con dos culebras
á una en cada lado, Ccinipo cannjsí y un arco en ni^dio na ñdo de
las bocas de las culebras.''
Cieza de Lpou dice: "Por t.)das partes destas andas (de los In-
cas) había riqupza, y en algunas estaban esculpidos el sol y la lu-
na, y en otras, unas ulebras grandes ondadas, y unos como bas-
l

tones que las atravesaban; esto traían por insinia, por armas" (4).
En una Relación anónima de la reli'jíón ¡¡ ritos del Perú, es-
crita después de 15()0, "y hecba por los primeros religiosos agus-
tinos que allí pasai'on, para la conversión de los naturales," encon-
tramos lo que sigue: "Hallarse a una cosa miiij común en todos los
edificios, y en los más del Inca y Rey de aquella tierra, y aún has-
ta hoy los pintan los indios, que es unas culebras muy grandes, y
dicen que el Inga tenía dos culebras por armas, y así las he yo vis-
to en muchos tambos, especialmente en el Cu/iCO y en Huamachu-
co." Habla luego el cronista de una culebra Uam ada Uscaíguai en
tiempo de Chacochinia (5).
El Padre Calaucha, en la segunda parte de la Crónica de su
orden, citando á Ramos Gavilán, escribe: "que los habitantes de
Yunguyo á orillas del Titicaca, tenían en un cerro, á la salida del
pueblo, un ídolo denominado CoPACATi (contracción de Copacata-
ri), "de piedra, con una figura feísima, y todo ensortijado de cu-
lebras" (G).

En tiempo del VI Moiar^a Priruanoinca R )ca, de 1197 á 12-10,


según el cómputo común, fué sojuzgada la región de Antisüyo
{Challapampa, Pillcnpatu, Hahaisca, y Tami); donde se adora-
ban el tigre y las grandes culebras ó boas.
Dice Garcilaso, hablando de la idolatría de los indios: que
unos rendían culto á las yerbas, plantas, árboles, piedras, cerros
etc., al tigre, león, oso, perro "A las culebras grandes por su
monstruosidad, y fiereza, que las hay en los Antis, de á veinti y
cinco, y de á treinta pies, y más y menos, de largo, y gruesas mu-
chas, más que el muslo" (7).
"En estas Provincias de los Antis, comunmente adoraron por
Dios álos Tigres y á las Culebras grandes, que llaman Amaru: son
mucho más gruesas, que el muslo de un hombre, y largas de vein-
ti y cinco, y de treinta piés, otras ay menores. Todas las adora-
— 202 —
van aquellos Iiulios;, por su grandera, y inoustruosidad. Soa Bobas,
y no hacen mal, dicen, que vna ma,ü;a las encantó, para que no hi-
ciesen mal, y que antes eran ferocísimas. Al Tigre adoravan por
su ferocidad y I)rave5a. Decían, que las Culebras, y los Tigres eran
naturales de aquella Tierra, y como Señores della merescian ser
adorados, y que ellos eran Advenedizos y Estrangeros" (S).
"Los Huacrachacos adoravan Culebras antes que fueran seño
reados de los Incas, y las tenían pintadas por Idolos en sus Tem-
plos, y Casas" (9). Añade Gai'cilaso, que esos indios llevaban un
tocado ó sombrero de cuerno: un cordón negro de lana con pintas
blancas á trechos, y á guisa de plumaje, un asta de venado, cor-
zo ó gamo.
El viajero peruano Bustamante nos habla de Sillnstani ó S¿-
lusfani, á una legua de Hatuncolla: "punto donde también se ven
varias piedras disformes, sumamente duras, no m il labradas, y
lenas de geroglíficos de lagartos y de culebras; reptiles que sin du -
da alcanzaron su parte de tributo de amor ó de temor entre las
simples creencias de los antiguos pueblos" (10). Esa Chulpa de Si-
lustani está á cinco leguas del Titicaca y á orillas del pequeño lago
de Umayo, según Chalón (11).
"Los Chachapoyas adoraban Calebi as, y tenían al ave Cüntur
por su principal Dios" (12).

Los Indios deCaranque "adoraban Tigres, y Ljanes, y Cnle-


bras grandes: ofrescian en sus Sacrificios Corazones, y sangre hu-
mana" Los indios de Manta y su comarca adoraban tigres y
(13).
leones, culebras grandesy otras sabandijas, y en el mismo Manta
una gian esmeralda (11).
Zarate, describiendo las costumbres de algunos lugares, hoy
pertenecientes á la Rspública del Ecuad )r, dice: "También hay en
los templos figuras de grandes sierpes, en que adoran" (15).

Oviedo escribe: "Por aquellas tierras (Puerto-Viejo) adoran


unas imágenes de sierpes muy grandes, é también de cabrones é
tiburones: tienen imágenes destas cosas, en que adoran, como es
dicho" (16).

El licenciado Polo Ondegardo nos da de nuestros indios esta


noticia, que reprodujo el P. A'^osta: "Así mismo, dice, adoran otra
[estrella] que Uaraun Machacuay. á cuyo cargo están las Serpien-
tes y Culebras, para que no les hagan rnal; y generalmente todos
los animales y aves que hay en la tierra, creyeron que oviesse un
— 203 —
su semejante en el cielo, á cuyo cargo estaba su procreación y
a ugmento" (IT).
En
la Relación anónima } a citada, hablando de la subida al
cielo de la serpiente Uscaiguai, se dice: "Y en memoria de esto
hacían grandes fiestas y juegos; los cuales como sean idolatría, ve-
dan y han quitado los padres con gran fuerza y que se pinten ser-
pientes ni culebras" (18).
El P. Sacchino dice del Palacio Imperial del Cuzco: '"A ese lu-
gar llamábanlo en el Perú Aniaracancha, es decir, casa de las cu-
lebras: por las culebras y dragones esculpidos en los muros, y por
una gran culebra, que se dice que, como cosa sagrada, llevaron
los Incas de una Provincia de los Andes por ellos conquistada, y á
la que conservaban en dicha casa real (19).

El Padre Calancha, refiriéndose al libro que conservaba ma-


nuscrito del Jesuíta Luis de Teruel contra la Idolatría, dice: "Los
Indios de los Andes, que viven en tierras tras las cordilleras neva-
das, donde continuamente calurosísima (como Pana-
llueve,
i es

má i los indios que


Cartagena),
i avitan en las montañas adoran
Tigres, Osos, Culebras i Serpientes, porque ay abundancia destos
géneros en sus países. Los de Guanuco un León rapante, los de Tia-
guanacu una culebi-a enroscada, los de Toraebaraba un Oso, i los
de Chachapoyas á los Tigres (20).
El mismo cronista habla d^ un ídolo adorado en el Cerro de
Tucurau, entre Juli é Hilaba frontero del Titicaca; "que era de
piedra de tres varas i media de alto; que tenía dos rostros, casi á
la traza en que pintaron á Jano, salvo que el un rustro era de va-
ron, i el utro de mujer, con dos culebras que le subían de los pies,
i en la corona un sapo muy grande en forma de tocado" (21).
Anello Oliva cuenta: que Maita-Cápac Amcirii hizo pintar sobre
su escudo, como especie de armas, una honda y una serpiente; en
memoria de una gran serpiente ó amarii que él había muerto en
los Andes á golpe de honda: y que á esto debió ese Inca su nom-
bre (22).

En cuantoá la evasión de Atahuallpa de su prisión, fingiendo


que su Padre el Sol lo había trasforinado en serpiente, la refieren
los historiadores antiguos; y Anello Oliva cuenta así este hecho:
"Los indios dicen, que Atau-Valpa invocó á su célebre antepasado
Amaro, y que él lo cambió en serpiente, escapándose por una ren-
dija, de la casa en que estaba encerrado; recobrando su primera for-
ma luego que estuvo libre en campo razo. Pero la verdad es, que

#

debió su libertad á una de sus mujeres, que logro embriagar á sus


guardianes, y que ellos, p^ra disculparse, inventaron enseguida es-
ta historia" (23).
Cieza de León que los cañares prendieron á Atahuallpa,
refiere:
])ara presentarlo á Huáscar; y añade: "m.is poniéndolo en un apo-
sento del tambo, se soltó y fué á Quito, donde hizo entender ha-
berse vuelto Culebra por voluntad de su Dios, para salir del poder
de sus enemigos" (24).
Despué;j de más de un siglo de destruido el Impevio Incásico
los indios miraban con terror las culebras; temían un peligro próxi-
mo ó la muerte, si encontraban á su paso alguna; si soñaban con
ellas decían no ser cierto lo que pensaron al acostarse; y para evi-
tarse desgracias, después de matarlas, debían de pisarlas con el pié
izquierdo (25).
Para hacerse propicio al terrible invocaban dicien-
animal, lo
do: "Y vos, m¿i,dre Coca, Ainani, habed
Dioses de la Montaña,
piedad de raí!!! (26). Mcunacuca, Jmchaciica, Amarii, niachachiiai,
tucuUaiqiiipas, cui/ai, cuaichic ñispa, muchacchu canqni."
En los sermones en quechua y aimará que están en el Ter-
cero Cathecisino y E cposición de la Doctrina Christiand, publi-
cado en Lima en 1585, se ve los objetos á que rendían culto los pe-
ruanos; y entre ellos á la serpiente. Tratándose del primer precep-
to del decálogo se dice: "En este mandamiento se os manda que no
adoréis al sol, niá la luna, ni al lucero, ni las cabrillas {cólica coy-
lliír), ni á las estrellas, ni á la mañana, ni al trueno ó rayo, ni al

arco del cielo, ni á los cerros, ui montes ni á las fuentes, ni á los


ríos, ni á la mar, ni á las quebradas, ni á los árboles, ni á las pie-
,

dras, ni á las sepulturas de vuestros antepasados, ni á las culebras,


ni á los leones ni á los osos, ni á otros animales, ni á la tierra fér-
til" (27).

En Norte- América adoraban á un genio, bajo la forma de una


gran serpiente, y le llamaban Manitú (2S).
Bernal Díaz del Castillo refiere, que en los adoratorios de Cam-
peche había serpientes y culebras (29) uno de los ídolos allí era en
:

forma de una enorme serpiente, tragándose á un león; y otro ídolo


figuraba á un hombre, á quien dos animales, como serpentones, de
forma extraordinaria, con astas de ciervo, estaban devorando (30).
Acosta asevera: que Witzilipuztli "tenía en la mano derecha
;

im báculo labrado á manera cl(3 culebra, todo azul ondeado" (31);


y dice en otra paite; "Avia pues en México el Cu, tan famoso tem-
plo de Vitzilipüztli, que tenía una cerca muy grande, y formaba
dentro de sí un hermoso patio: toda ella era formada de piedras
grandes á manera de culebras, asidas las unas con otras, y por eso
se llamaba esta cerca Coatepántli, que quiere decir cerca de cule-
bras. (3l>).

Nótese la identidad de significación de Coatepántli y de Ama-


racancha, Palacio de los Incas.
Podríamos tratar de la fachada de las culebras en Uxmal (33)
de las andas del Dios de la guerra, de cuyas esquinas salía un ma-
dero con una cabeza de sierpe; del Dios de los mercaderes en Cho-
[ula, Qaezacd coatí,
—"culebra de pluma rica"; pero preferimos se-
guir hablando de otros puntos de la América.
En la isla Española existió un ídolo de ñgura humana con cin-
co cabezas: la de en medio de ciervo, y las otras cuatro á los lados
de dragón dos colas de dragón, y en las partes varoniles una especie
de cabeza de mochuelo (31).
Hay en Campanero, en San Estévan, cerca de Puerto Cabello,
varias figuras antiguas, que representan una culebra ó serpiente,
y otras, qun parecen lagartos, cocodrilos y otros animales, en el lado
izquierdo del muro: se ven además, una embarcación, fortificacio-
nes ó compartimientos, y una serie de medias lunas que van ele-
vándose hasta el sol (35).
Alvarcz, al pasar del Paraguay al Perú, vió el "templo y la re-
sidencia de una serpiente monstruosa que los habitantes habían
elegido por Dios y alimentaban de carne humana" (36).
Lubbock, apoyado en numerosas citas, que sería cansado re-
América adoraban á las serpientes los aztecas, pe-
petir, dice: "PjU
ruvianos, natchez, caribes, minitaris, mandanes, tatur, indios pue-
blos, etc. (ü7).


Los Asi rios rendían culto á Adad ó Adod, el sol, —porque
enviaba sus benéficos rayos á la tierra y ála luna (38); pero en Ba-
bilonia era venerada la serpiente como símbolo de Dios, con los
nombres de Bacd ó Bel y Dagón.
Los Egipcios, adoradores del buey, el cordero, el gato, el león,
etc., por sus diversas cualidades ó utilidad, consideraban la ser-
piente como animal sagrado (39). Los Reyes llevaban en su diadema
áspides pintados; significando por ellos, á cuyo veneno nada resis-
te, la fuerza y poder de su imperio (40).
— 206 —
Es curioso oir á Eliano: "Tjlamaii Tliermnlhin los egipcios á
cierto género de áspides, que reputan sagrados, y á los que rinden
preferente culto; á los simulacros de Isis les ponen una especie de
diadema real. Xiegan que ese áspid exista para daño de los hom-
bres, y pretenden que perdona á los buenos y que sólo da muerte
á los malos. Si así fuese, se diría, que esta fiera hace honor á la
justicia del mundo; puesto que la perspicacia de su entendimiento
llega á discernir al bueno del malo, constituyéndose en ministra y
vengadora de esa justicia con respecto á los malos. Agregan, que
Isis lainandó contra los muy malvados; y cuentan que, entre las
diez y seis especies en que dividen á los áspides, sólo esta es inmor-
tal. En cada uno de los ángulos de sus edificios sagitados constru-

yen capillas subterráneas, en que colocan el Thernmthin, y le ofre-


cen, para que coma, con ciertos intervalos, grasa de vaca."
El mismo Eliano refiere: que el gavilán ó alcóii {accipiter) era
consagrado por los egipcios á Apolo; llamándolo en su lengua Orón.
Es un ave que mira al sol, enemiga de las serpientes y animales
venenosos.
El cocodrilo era también en Egipto símbolo de Dios: el féni
lo era del sol: porque ese animal se reputaba único y el primero
entro las aves, á quienes supera; como el sol supera en luz y fulgi-
dez á las estrellas.
El fénix que renace de sus cenizas representa al sol, que reco-
bra su luz y la viveza de su calor, pasado el invierno, que la poesía
trasforma en muerte.
Sanconiatón dice: que Tliot, y después de éste los Fenicios y
Egipcios, figuraban la divinidad bajo el emblema de una serpiente,
con la cabeza de gavilán y aspecto halagüeño. Dicha serpiente se
veía dentro de un círculo de color celeste, que despedía vivísimos
rayos y se nombraba Kneph por los Tebanos.
"Kneph era Dios sin principio, Dios inmortal, creador, macho
y hembra á la vez (el fecundante y el fecundado). De él salió Phtha,
Dios del fuego y de la vida. Este creó á Tho, la tierra, y á Potiris,
el cielo.
Athor, Athar, Athyr (la luna) tenía por enseña ó símbolo el
buitre, la serpientey los cuernos de vaca (41).
Canopus ó Canobo era el Dios del Nilo, el Dios de las aguas.
Paophi era el nombre de la serpiente; y llamaban á Hércules
Chon ó Pachón.
Dice Porfiro: que los egipcios dan á la inteligencia, ó causa
efectiva del Universo, el nombre de Kneph; y que cuentan, que es-
— 207 -
te Dios puso un huevo por la boca, del cual salió Phtha 6 Vulcauo
(el fuego, el sol); y añaden, que este huevo es el mundo (4:1').
Cantú dice: que la sei'piente Cue/ enroscada, con el huevo en
la boca, era símbolo de la bondad y sabiduría de Fta (el Grande
Arquitecto del mundo); que una serpiente horizontal indical)a al
Rey en Egipto, y una tortuosa, el curso de los astros (i3).
Representan el T>\o?, Kmph, ó la causa eficiente, bajo la forma
de un hombre de color azul subido, como el del cielo; teniendo en la
mano un ceti'o; revestido de una faja ó cinto,— si zodíaco, —y pei-
nado con gorrito i-eal de plumas muy ligeras, para indicar cuan su-
til y fugaz es la idea de este sér.
Kneph significa alaó pluma en hebreo, según Volney.
Los Egipcios designan la eternidad por las figuras del sol y de
la luna, y el mundo por una serpiente azul con escamas amarillas;
símbolo probable de la bóveda celeste azulada y que reciba los ra-
yos de oro del sol (i-i).
Chon, en Tebas, era Dios protector, que tenía poder especial
para aiTojar los malos espíritus. Era hijo de Ammóii, el Ser Su-
premo, representado con corona roja y con dos grandes plumas en
la cabeza, ó con una cabeza de carnero. Maut, su esposa, era la
madre, la soberana de la noche; y so la representaba con una lar-
ga vestidura, y con una especie de cruz en la mano, signo de la
vida (4.5).

Ra, ó Phra, con el artículo, es el sol, uno de los grandes dio-


ses del Egipto; al que se le representaba con una cabeza de escara-
bajo y rodeado de un disco.
"El vaso niliaco de los Egipcios, dice Cantú, con una cabeza
humana sobrepuesta y con las orejas adornadas con culebras, dió
origen entre los Egipcios á una historia que se aplicó á un héroe
de la guerra de Troya'' (4:6).
Los Fenicios nombraban buen genio á la serpiente ophioii, y
á las ophióuides (47).
Los indios eran también ofiólatras (48).
Según los persas, el negro Zhouk, que llevaba una serpiente en
cada espalda, fué suscitado por el demonio contra Djemchid ó Yi-
ma, á quien dió muerte; siendo Zhoak muerto porFeridum (Trae-
tona ó Trita, compañero de Indra), hijo menor de Yima (49).
Encontramos también en Grecia el culto á la serpiente (50), y
en Italia (51): para lo que basta recordar algo de su mitología.
Las Furias ó Euménides,— Alecto, Tisífone y Megera, hijas de
Aqueronte y de la Noche, turbaban al culpable, lo aterraban en la
— 208 —
vida, y lo atormentaban después en el infierno. Se las pintaba con
aire amenazador, los vestidos negros y ensangrentados, alas de
murciélago, serpientes entrelazarlas al rededor de la cabeza, una
antorcha en una mano y en la otra un látigo de culebras.
Cuenta Ovidio: que Esculapio se. mudó alguna vez en serpien-
te; que Cadmo mató á un Dragón, hijo de Marte, cerca de la puer-
ta Tebana; y que, de los dientes sembrados de esa serpiente {Aon),
brotaron hombres armados para vengarla (52).
El báculo de Esculapio tenía una serpiente enroscada, para
indicar la vigilancia y perspicacia que deben haber en el médico.
Se supuso, que los tres cuellos y las tres cabezas del Cerbero
están rodeados de culebras: lo que cantó Virgilio en hermosos ver -

sos (53), que traducidos dicen:


"En frente, tendido en su cueva, el enorme Cerbero atruena
aquellos sitios con los ladridos de su trifauce bo?a. Viendo la Sibi-
la que ya se iban erizando las culebi'as de su cuello, le tiró una
torta amasada con hiél y adormideras, que él, abriendo sus tres
bocas con rabiosa hambre, se tragó al punto, dejándose caer en
seguida y llenando con su enorme mole toda la cueva".
En una oda de Horacio, trad ucida por Burgos, se habla así
del Cerbero á Mercurio (5-i):

Tú las entrañas delguardián del Orco


Dulce moviste;
Del can trifornie, qrre hórrida cabeza
Alza crinada de serpientes ciento,
Y hediorrdo aliento de su inmurrda exhala
Boca trilingüe.
La serpiente, objeto de odio para los
hebreos, por estar ligada
al recuerdo de la dicha del Edén perdida, y como instrumento del
primer pecado (55), fué después signo de salud, al ponerla Moisés
en las banderas del pueblo, errante en el desierto (56). Esa misma
serpiente de metal, conservada hasta el tiempo de Ezequías, y an-
te la que se quemaban perfumes, fué destruida por él (57).
La serpiente era tambiérr considerada por los egipcios y roma-
nos como signo de salud (58).
Cadmo, hijo de Agenor, que mató al Dragón y esparció sus
dientes, que se convirtieron en guerreros, echado de Tebas, se re-
fugió en Ilii'ia; y los Dioses, apiadados de sus desgracias, lo tras-
formaron en culebra, lo mismo que á su esposa Hermione, hija de
Marte y Venus. Por lo que Horacio dice :

Aut in avem Progne vertatur, Cadmus in angüem.


— 209 —
Eu Samoyicia tienen en gran veneración á las serpientes y
la
dan muerte al que las mata [59): lo propio sucede en Lituania.
El mismo Can tú dice. '"Los Marsos manejaban á su antojo
las serpientes, según les había enseñado á hacerlo la maga Angi-
tia, á quien veneraban en el bosque sagrado cerca del lago Fusi-

no." Y en la nota agrega: "Aun hoy mismo los prestidigitadores


que vienen del lago de Celano presentan al público serpientes do-
mesticadas, y los campesinos confían en santo Domingo Crelli-
no para curarse las picaduras'' (6U).
Actualmente se i-inde culto por los Dinkas 6 Xiluks, en la re-
gión alta de Nilo, á Agoi/e, fetiche de Whydale, de cuya cabeza
salen serpientes y lagartos (01).
Las culebras, según Bossman, son adoradas en Fida, Guinea
y en las costas de Etiopia (62)
Eesumiendo oigamos á Clavel hablar de la serpiente
lo dicho,
(63): '"Este de profunda veneración en la India,
reptil era objeto
eu el Japón y en la China. Él era adorado por los Egipcios, Feni-
cios y Griegos: y la serpiente de Apolo daba en Delfos (»ráculos
sobre su trípode sagrado. Se le veía en Roma, en Lavinio, y entre
los pueblos del norte: Prusianos, Lituanios, Noruegos y Rusos.
Existía también entre los Mexicanos y aun entre las poblaciones
del Afi ica."

iDe qué proviene


el culto de los animales?
Piensa Lubbock, "que puede venir su origen de la costumbie
de dar el nombre de ciertos animales, primero á los individuos, y
después á sns familias. Una familia, por ejemplo, que llevase el
nombre del oso, llega ía á mirar á este animal con interés, luego
i

con respeto, y finalmente con una especie de veneración supers-


ticiosa" (64).
Elmismo autor dice: que la serpiente es el primero de todos
los animales como objeto de culto: lo que Fergusson atribuye á la
de este animal y al brillo de sus ojos. Müller dice, que sim-
belleza
bolizaba,no sólo la naturaleza estéril é impura, sino también la
juventud y la salud (65).

Algunos indios peruanos eran quizá recordando las


ofiólatra?,
tradiciones asiáticas: ó tomando la serpiente como un símbolo, que
— 210 —
expresaba que venían de países cálidos y de las florestas los pri-
meios pobladores del quizá se representaba al Inca
territoiio: ó
por la culebra, para indicar que, como ella, la primera pareja sa-
lió de una cueva [machai), nombre que en quechua se aproxima
mucho al de la serpiente {macliai-cuai).
Haremos notar que, según el gran Diccionario chino de Gui
gnes, Mang significa en esa lengua, la mayor délas serpientes, que
los Mandarines representan en sus vestidos.
Débese también recordar: que en la bandera china se ostenta
el Dragón, en actitud de devorar al Sol: lo que tiene gran semejan-

za con las culebras que figuran en las armas del Imperio incásico,
y en sus estandartes {Unanchn).

IV
DIOS-COiN Y DIOS-SOL.

De acuerdo con la Biblia y con la historia, creemos, que la no-


ción de un Sér infinito, distinto del Universo, su autor y conserva-
dor, de quien emanan la verdad, la bslleza y el bien, h precedido á i

la idea de divinizar los objetos celestes ó terrestres, ó las fuerzas del


Universo, y confundir con éste á Dios. El monoteísmo es, para nos-
y la idolatría ha apare-
otros, lia religión de los pueblos primitivos;
cido sólo posteriormente, en una época de decadencia intelectual y
moral, á medida que las razas se alejaban de sus ceatro s, y que los
años y los siglos corrían, como caudaloso río, á perderse en el mar
del tiempo
jLos pueblos del Nuevo Mundo, al abandonar el Antiguo, tra-
jeron el conocimiento del verdadero Dios; ó bien se separaron cuan •

do esa idea había desaparecido allá, haciendo lugar á la idolatría?


Nos inclinamos á lo primero.
Lia. idea de Pachacánac, principio de todo, sér y alma del
Mundo, su sustentador y vivificador, e-i tan pura y elevada, que
basta, pai'a pensar así, la oración que le compaso el Inca Cápac-
Yupanqui, conservada por el célebre Obispo Oré y el Padre Cristó-
val de Molina.

Dice así:

"O Hacador, qu3e?tás djsde lo3 cimientos y principio del mundo hasta en los
fines de él: poderoso, rico, misericorJíoíO, qu3 diste sér y valor á los liombres; y con
t'ecir— "sea este hombre, y esta sea raajer." hiciste, forínaste y pintaste á los hora-
— 211 —
brea y alas mujeres. A todos esto? que hiciste y diste sér, guárdalos, y que vivan
sanos y salvos, sin p-íligro y en paz."
¿A dónde (!st:is? Por ventara en lo alto del cielo, ó abijo? ó en las nubes y nu-
blados ó en los abismos? Oyeme y respóndeme, y concédeme lo que pido; dame per-
petua vitla para siempre: tennos de tu mano, y esta of rea la recíbela don le quiera
que estuvieres, ¡oh Hacedor !"(156)

Por SU importancia ponemos en quechua esta plegaria (07):

Aticsi Huiracocha (calila), calila— Huairacochan tocapo acnupo Huiracochan


ccamachurac caricachun huarmicachun ñispa llúrac, rúrac caraascaiqui, churascai-
qui casilla, quespilla canea músac ¿maipincanqui?— ;.ahuapichu, ucupichu, pusupi-
cliu, llantupioh i? üyarili.ny, hainicuai, yuyaliuai imai pachacama haicaipacha-
cama canea chihuai man-arihuai hatallihuay caicustairi cliasquihuai maipiscapa-
pas Huiracochaya.

También parece que mientras unos invocaban al Pa-


cierto,
chacámac; otros á la Razón primordial ó Inteligencia suprema,
Pachayacháchic (el que conoce el mundo, o el que todo losaba),
y otros á Huiracocha; los mcás dirigían sus plegarias al Dios-Sol
(Int¿ ó Punchan), y otros rendían culto al rayo, al trueno, al mar,
al rio, á la fuente, á la montaña, á los animales En general,
á todos los seres benéficos, ó á los que iu3|>iran terror y pueden
dañarlos.

Pero extraña, que los mismas hombres á quienes llena de mie-


do el asordador estrépito del trueno, el rayo que al caer mata y
destruye, el relámpago que serp9a en el cielo, no rindieran culto
al principio activo que se esconde en las entrañas déla tierra, re-
velándose en las sacudidas y rupturas violentas de su corteza, en
la agitación de las aguas, en las termas, y en las erupciones vol-
cánicas: y esto, en un país, más que otros, azotado p.^r terremotos
y convulsiones de la naturaleza,
Pero bien estudiado el punto, no es así.

El mismo que preside á las tempestades atmosféricas y


sér
que da origen al relámpago, al rayo, al trueno, al huracán y á la
lluvia, es el que produce los vaivenes de la tierra, sus levanta-
mientos y hundimientos; el que pone en combustión el interior del
globo y arroja las lavas, produciendo la lluvia ó la sequedad, la
esterilidad ó la abundancia: es Con"; á quien sólo se le llama así, ó
Con-Ticci- Huiracocha, Cont i- Huiracocha ó Conilaya (Conira-
ya). Es el mismo Chihcha-Cun ó Chibcha Con de los Muiscas de
Cundinamarca (Cunt-ina-marca).
la altiplanicie de
En un
pueblo supersticioso, como el peruano, venerador de
cuanto temía ó le servía, y de las fuerzas telúricas ó cósmicas,
— 212 —
no podían dejar de divinizarse el fuego central de la tieria y los
fenómenos eléctricos.
Nodebió ser desmentida verdad cá media-5 que el impío y
1 1

suicida Lucrecio expresó, cuando dijo, queriendo borrar á Dios de


la conciencia y del corazón de la humanidad: que al ver los hom
bres cuitados, que caían rayos del cielo, fingieron, por efecto de
pavor, que los dioses los lanzaban.
Primos Déos fecit tinior; ardua ccelo falinina di.f.ni caderent.
Vamos á estudiar la Teogonia peruana en la historia y en la
lengua, á ver si ellas justifican nuestra hipótesis.
*
* *

CiezadeLeón, después de hablar de la larga oscuridad que


hubo en el Perú, y de que el sol salió muy resplandeciente del lago
Titicaca, dice del Ticciviracocha:
"De hacia las partes del medio día vino y remaneció un hom-
bre blanco de crecido cuerpo, el cual en su aspecto y persona
mostraba gran autoridad y veneración, y que este varón, que
así vieron, tenía tan gran poder, que de los cerros hacía llanuras
y de las llanuras hacía cerros grandes, haciendo fuentes en piedras
vivas; y como tal poder reconociesen, llamábanle Hacedor de todas
las cosas criadas, Pi incipio de ellas, Padre del sol porqu:^ sin es
to, dicen que hacía cosas mayores, porque dió sér á los hombres y
animales, y que en fin por su mano les vino notable beneficio ....
Fué de largo hacia el Norte; haciendo y obrando estas maravillas
por el camino de la serranía y que nunca jamás lo volvieron á
ver" (68).
Oieza agi ega: que generalmente le nombran en la mayor par-
te Ticivtracocha; aunque en la provincia del Collao le llaman Taa
paca, y en otros lugares Arnauam (6í)).
El mismo historiador, al tratar de la fie.sta de Hatim-Raimi, es
cribe: "En lo alto de este trono (de los Incas), ponían la figura de
su T¿c¿y¿>awc/í.a, grande y rica; al cual, como ellos tenían por
Dios Soberano hacedor de lo criado, lo ponían en lo más alto y le
daban el lugar más eminente; y todos los sacerdotes estaban jun-
to á él" (7u).
Juan de Betanzos, contemporáneo de Oieza, y que vivió en
íntimo contacto con los indios, poseyendo su lengua, refiere: que
Con Tici Viracocha, salió la primera vez de la laguna de Titicaca,
é hizo el cielo y la tierra, y todo lo dejó oscuro, é hizo también ha-
bitantes y luego petrificó á esa gente por haberlo enojado. Des-
— 213 —
pues volvió á salir ó hiz ) el sol y el día, trazó el curso dol sol y
le mandó andar, é hizo las estrellas y la luna, y formó los habi-
tantes de piedra, é hizo muchas mujeres preñadas y otras paridas,
y los distribuyó. Las Viracochas decían á la gente: ''Fulano, sa-
lid é poblad esta tierra que está desierta, porque así lo mandó el
Co?i F¿racoc/ia, que hizo el mundo." Es'je Dios sacaba las
y'¿'c¿

gentes de las cuevas, ríos, fuentes y altas sierras: primero al orien-


te; después pobló al Occidente el Cuntisuyo, y luego el Antisuyo
hacia el Cuzco; en Canas, en el pueblo de Cacha, cayó fuego del
cielo, y Viracocha lo apagó con su vara (71).
Según Betanzoá, Con Tici Viracocha "quiere decir, en su len-
gua, Dios hacedor del mundo" (72).
El mismo historiógrafo, al hablar del templo del sol que Inca
Yupanqui hizo edificar en el Cuzco, se expresa así: "Porque
aunque ellos tienen que haya uno que es el Hacedor á quien
ellos llaman Viracochi Pach'vjachachic que dice Hacedor, del
mundo, y ellos tienen que éste hizo el sol y todo lo que es criado
en el cielo y tierra, como ya habéis oído; caresciendo de letras, y
siendo ciegos del entendimiento en el saber, casi mu<.-hos varían
en esto en todo y por todo, que unas veces tienen el sol por ha-
cedor, y otras veces dicen que el Viracocha . .En otras partes de-
. .

cía el demonio que era el Señor que había dado el ser al mundo, y
que se llamaba Pach?cámac, que dice dador de ser al mundo" (73).
En otra parte afirma Betanzos, que Viracochi quiere decir
Dios, hacedor, "y no mantecado la mar, ni espuma de la mar" (74).
Gomara escribe: "Dicen que al principio del mundo vino por
la parte setentrional un hombre que se llamaba Con, el cual no
tenía huesos: andaba mucho, i ligero, acortaba el camino, aba-
jando las Sierras, i aleando los valles con la voluntad solamente,
i palabra, como Hijo del Sol, que decía ser. Hinchió la Tierra de
Hombres i Muge res, que crió i dióles mucha fruta i pan, con lo
demás ála vida necesaiño: más empero por enojo, que algiuiosle
hicieron, volvió á la buena Tierra, que les había dado, en Arena-
les, secos i estériles, como son los de la costa, i les quitó la lluvia;
cá nunca después acá llovió allí. Dejóles solamente los Rios, de
piadoso, para que se mantuviesen con regadío i trabajo. Sobrevi-
no Pachacáina, Hijo también del Sol, i de la Luna, que significa
Criador, i desterró á Con, i convirtió sus Hombres en los GatDs,
gesto de Negros que ai: tras lo cual crió él de nuevo los Hombres i
Mugeres, como son agora, proveioles de quantas cosas tienen" (75).
i
- 2U —
El Padre Grepjorio García escribe: "De la creación del inundo,
sin duda tuvieron estos indios noticia, si bien por industria del De-
monio, la creyan con mil fábulas y patrañas. Esta generalmente
atribuyeron al Pacha Camnc, algunos (como se ha dicho) al Ticsi
Viracocha. Otros á un hombre llamado Co.v, que dicen vino por
la parte de Septentrión, y que era muy ligero, porque no tenía hue-
sos en todo su cuerpo" (76).
El mismo Padre, refiriéndose á Betanzos, cuyo manuscrito po-
que los indios contaban esta fábula "que salió de una
seía, dice:
laguna llamada Titicaca un Señor que llamaron Conticci Viraco-
cha, acoíiipañado de cierto número de gente; y se fué al sitio don-
de aora está el pueblo de Tiahuanaco, para hacer allí la creación
del Sol y Estrellas, etc'\ (77).
El Padre Acosta confirma, en diversos pasajes, la creencia de
los indios en el Sér supremo. Oigámosle:
"Este (sol) adoravan los Ingas por su Dios, y al Pachayacha-
chir, que es el hacedor del cielo" (78).
"Aunque en las palabras auia diferencia, quando hablauan
con el gran Ticciviracocha, al qual atribuyan principalmente el
poder y mando de todo, y á los otros como dioses 6 señores par-
ticulai-es cada uno en su casa, y que eran intercesores para con el
gran Ticciviracocha" (79).
"El principal á quien adorauau era el Viracocha Pachayacha-
chic, que era el Criador del mundo, y después del al Sol, y assi el
Sol cotno todas las demás Guácas dezian que recibían virtud y ser
de el Criador, y que eran intercesores con él" (SO).
En las Informaciones tomadas en el Cuzco por el Virrey D,
Fiancisco de Toledo, de 1570 á 1572, encontramos sobre esto una
nueva prueba:
"Dicen los testigos que antes que los españoles entrasen en
esta tierra todos los naturales adoraban sus dioses; particularmen-
te al Viracocha, porque lo tenían por hacedor de todas las cosas,
aunque no sabían quien era este Mracocha.; y que también adora-
ban al sol; y que los Ingas adoraban, y les hacían adorar en esta
tierra á Guanacauri, de quien decian los dichos indios que descen-
dían; y que ansi mismo adoraban á Pachacamac y al cuerpo de To-
pa Inga Yupanqui y á otras ci'iaturas" (81).
"Pruébase ansimismo que, como está dicho, adoiaban todos
los indios á un Viracocha por hacedor de todas las cosas; y á todos
los otros dioses que dicho tienen los adoraban por cosa muy allega-
da al dicho Viracocha, y porque entendian que estaban con él
y al dicho Guanacauri, que estaba convertido en piedra, para que
intercediesen en las cosas que suplicaban al dicho Viracocha en sus
oraciones" (S'2).
Montesinos Jios habla repetidas veces del Illatici Huirá-
cocha, cuyo primer nombro supone fue Piíirua, y al que le da el
título de Yacháchic; siendo notable la piofunda interpretación que
da á esos términos.
Acotemos alf^unos pasajes del veraz y paciente cronista (S3).
"Inti Capac lo primero que mandó fue, que reconocieran i)or
supremo Criador al Illatici Huirá Cocha, y al sol por padre de
sus antecesores".
"Ordenó también (Manco Cápac), que los ministros del Illati-
ci Phirua Yachachic Huirá Cocha vivieran con gran recogi-
miento".
Montesinos refiere, que muchas gentes extrañas, que llegaron
álos llanos en balsas y canoas, poblaron á orillas de los rios, y tam-
bién en Huaitará y Quinoa, y añade: "Los que se quedaron en Pa-
chacama hicieron un templo suntuosísimo al Criador de todas las
cosas, en hacimiento de gracias. Fingen aquí los amantas, trocan-
do las suertes, que el dios Pachacama, que quiere decir Criador,
crió estas infinitas gentes en la mar y las trajo á estas partes, y
por eso llaman Criador á Pachacama."
"Este rey {Sinchi Apusqui), por ver lo que habia crecido el
número de los dioses y que igualmente adoraban al dios único de
sus antepasados y los demás modernos que habían traído diversas
gentes, pareciéndole que era menoscabo del dios antiguo esta
Igualdad, hizo grandes juntas, y después dellas inm ló que se in-
vocase al gran dios Pirua por este nombre Illatici Huirá Cocha;
y poi-que ya por este tiempo estaba corrupto el nombre Pirua y
decían Huirá Cocha, que quiere decir "el resplandor y abismo y
fundamento en quien están todas las cosas", porque illa significa
el resplandor, y tici fundamento; huirá, antiguamente, antes de
corromperse se llamaba p/r^a, que es el depósito de todas las co-
sas, y cocha, abismo y profundidad. Fuera de lo cual, tienen es-
tos nombres gl andes énfasis en sus significaciones".
Huaina Cápac, después de la victoria, "mandó hacer grandes
sacrificios al Illatici Huii-a Cocha y al Sol su padre".
Desjardins, que cita al respecto á Cieza y Garcilaso, dice:
"Una otra tradición cuenta, que al principio un personaje llamado
Con, sin huesos, ni nervios, ni miembros, hijo del sol y ligero co-
mo el aire, llenó la tierra de habitantes y los colmó de todos los
— 216 —
bienes imaginables; pero que descoutento de aquellos los privó de
la lluvia.Fue entonces cuando toda la costa del mar del sur se hi-
zo árida. Un otro hijo del sol, más poderoso y mejor que Con, vi-
no de las regiones del mediodía; se llamaba Pachacámac, que sig-
nifica criador del cielo y de la tierra" {Si)-
Pond remos fin á estas citas, alegando las palabras de un no-
vísimo historiador, que dice: '^Con, dios impalpable é invisible, no
pe podía representar bajo ningún género de formas ni símbolos";
y que Pachacámac y Huiracocha son un solo y único Dios,
cree,
con diversos nombres; llamándolo Huiracocha los aimaraes
y Pa-
chacámac los quichuas (85).

De los testimonios aducidos resulta bien claro: que las noti-


cias sobre Cüx eran diversas y aun opuestas; que mientras unos
hablaban de él, como del ente superior, el Dios incorpóreo y crea-
dor del sol, luna y estrellas; otros lo creían hombre ó hijo del sol,
si bien dotado del poder de crear ó aniquilar hombres; considerado
más antiguo siempre, aunque m^nos benigno, que Pachacámac; y
á quien se le contemplaba, levantando los cerros ó deprimiéndolos
y allanándolos; haciendo brotar aguas de las peñas ó suspendien-
do las lluvias perennemente en la costa y esterilizando las tierras;
descendiendo del norte, según unos hasta Tiahuanaco; y partien-
do, según otros, del lago Titicaca hacia el norte, como viajero in-
fatigable.
Pero de esta mezcla de tradiciones generales y locales, en un
pueblo ya sin escritura para conservarlas en toda su pureza y ver-
dad, se infiere: la remota antigüedad de Con, Dios de una raza
anterior quizá á las otras y más culta, constructora de edificios de
piedra, que ha dejado como huellas de su paso. Dedúcese tam-
bién que al mismo Con se le aplicaron los otros nombres de Dios,
:

como Pachacámac, Pachayacháchic y Huiracocha; y que, de esa


vieja raza y de Con quedó el recuerdo perdurable en los lugares,
desde la región de Cuntisuyu (Con-ticci-suyu, contraído), hasta
Conilla en Chachapoyas, ó hasta Cundinamarca.
Veamos las revelaciones que nos hace la lengüa.
Co es raíz que expresa eminencia ó altura; según lo acreditan :

— en quechua, ur- co, cerro; co-to, mogote; co-fo, bocio, enferme-


dad {hernia traquealis); co-llo cervo en aimará; cu- ¿ti, monteci-
— —

- 217 -
lio, en la lengua mixteca de México; GOllis en latín; y en castella-
Uí), colina, collado, escollo.
La raíz ku) significa agua, en las voces que-
Cco ó Ccu {ko,
chuas, ko- c/ia, laguna; KO-/iO, balsa ó junco marino; o-KO, moja-
do, húmedo; KO ña, moco. En el aimará lo vemos en Kolta ó huKo
ciénaga; KUyio ó KcrNU, nieve. Eii araucano, co es agua; cuta en
mexicano; ?/acü en Chinchaisuyu; aqua en latín.— ko/I es agua
en el Cnlli, hablado en Taúca y Calipúi (provincia de Pallasca); y
hay también esa raíz en charco, y en lar.us, Z/Quor.
Cco, con igual sonido fuerte, gutural, ó más bien traqueal que
en las palabras anteriores, expi-esa el fuego, ó algo relacionado con
él; como lo acreditan: KOñt, caliente, Kosiii, humo, y KONc/ia,
fogón.
La misma raíz co, no tan áspera, sino suave, conforme á la
índole del latín, significa calor: en coquina, cocina; coqnns, coci-
nero; y cóculmn, olla. - -Konwa en griego es ceniza.
Aparece la raíz cco, aunque con otro sentido, en Kóchor, co-
rona; KÓ-illur, estrella; Kónkor, rodilla; KOya, señora, reina; Kor/,
oro; Kómer, verde; etc.
Don Vicente Fidel López, en una obra cuyas conclusiones no
aceptamos, pero cuyo mérito reconocemos, consigna estas raíces
coíTio propias del quechua:
Ko, ku: fragmento, hoja. Hay también kko, kku.
Ku: movimiento, servicio (animal, instrumento, dar).
Kon: seno, interior.
Kun: superioiúdad, consejo, experiencia.
Kko: cavidad, redoUdez.
Kkon: guardar, apretar, machacar (86).
En nuestro humilde concepto, hay raíces próximas, monosilá-
bicas, en la lengua misma; y otras comunes á diversos idiomas y
que son las verdaderas raíces.
Pongamos ejemplos:
U es agua; letra
trasformada en o eü francés {eau)> Aparece
en agua en quechua; urpu, cántaro grande; humihua, canta-
uniL,
rito; upiai, beber; en vascuense upiá, vaso; udor, agua en griego;
en aimará en--ítwia, agua; i«?iaí/ia, beber; umafia, vaso; huampa,
bajel, embarcación; y en latín Qw—uher, pecho; uher, fértil, fecun-
do; udus, uvidus, húmedo; unda, ola; urina, orina; urceus, vaso ó
jarro; urna, vasija grande para agua; uter, odre; humor, humor,
etc.
:

— 218 —
Ñuñn, pecho y leche en quechua, tiene la raíz igual á nufrix,
nutriré, nodriza, nutrir, en latín, en que falta la ñ.
luna en vascuense, é illuna, noche, tienen la misma raíz
Illa,
que las voces quechuas: guilla, luna y mes; kóillur, estrella, etc.
Aillo, en quechua, parcialidad, linaje, familia, no difiere de
ailios, pariente, afín, en griego.
La índole de este escrito no permite insistir sobre ese punto;
el rumbo seguido en el estudio que hace-
pero era preciso justificar
mos. Continuemos.
Cootaatha es en aimarcl quemar algo; aunque puede conside-
rarse como voz onomatópica, pues también tiene la acepción de
tronar ó hacer ruido los objetos que arden, chisporrotear.
Clin corresponde á fondo, en cí(/¿-chu (concho), heces ó sedi-
mento: y entra en cuMpa, galga.
Como la glótica acepta la trasformación de ciertas consonan-
tes y vocales afines, como la ch por k, la o por u, sucede lo mismo
en el quechua: sobre todo, de^de que faltan las letras b, v, d, f,
rr, l.

Chon, en Cuba, significaba en el idioma de los indígenas, cáli-


do, caliente, seco [87]; y aun en francés tenem)s ch'jtud, caliente:
como hay en español chamuscar, principiar á quemar, ó quemar á
medias y por encima.
Chemnos era el Sér supremo entre los Caribes.
Los indios Tainos ó Pacíficos llamaban Ocón el mundo, la tie-
rra; y en México se llamaba Coaizutal al Dios del agua.
Ya hemos hablado del Dios Choa ó Con de los Tebanos; y de-
bemos añadir: que "Hércules, la deidad principal de Tiro, que era
sumamente reverenciado en Egipto, se llamaba Con''' (88).
Come ó Chon, el sol, dio allí origen á los nombres de cacóme,
casa del sol.
La gran pirámide de Cheops ó Chaops se llamó así de Cha-ops
casa de la serpiente Opis. Este era el nonibi-e de la pirámide erigi-
da al sol, especie de deidad ofita del Egipto, por representársele ba-
jo el símbolo de una serpiente {Si)).
El templo de Dodona se llamaba Cha on ó casa del sol: de don-
de procedieron Chaonia y los Chaones, según Estrabón, Herodoto
y Pausauias.
El mismo nombre latino Coiluni (Coelum), viene de coa-el ó co-
el, casa ó región de la Deidad. Coil se encuentra en Enuio. en sus

Anales

— 219 —
.... Co/liim prnspexifc stellisfulgeiitihus aptuni.
Olini (le CoiU) laivum dedit inclytus signum.
Saturnius quein Coílus genuit.
Chon, nombre antiguo de Dios en la China, equivale cá muy
alto, elevado; lo mismo que Chontai\ y Cliinn es, en idioma del mis-
mo país. Dios, divino, ángel, espíritu, genio (90): siendo de observar,
que la llave es muy parecida en la escritura china al signo que
aparece en la especie de jaras ó gorros superiores de la piedra da
Ohavíu, y en la parte baja de las columnas que ase el ídolo, frente
casiá la abertura de sus piernas-
Tin-kon en chino es arco iris: de tin, cielo, y koii, arco.
Kaims el sol en su ocaso (91); como KAVna significa en que-
chua lo opaco ó marchito del sol.
A Dios en el Tibet se le llamaba Kosciosa; y decían Ko'sciko-
cik (Dios uno) y CoNcioksum (Dios trino); repitiendo tres palabras
mistei iosas que significaban Dios (92): Om (inteligencia, brazo ó po-
der), Ha (palabra), y Hum (corazón 6 amor).
La oración por excelencia de los Tibetanos, como resumen de
las doctrinas de la ludia, era Om, inani padnié, hum: cuyo mis-
terioso significado es— "Oh! la joya en el loto, amén."
Oin ú Olí en griego y sanskrit designa ser ó ente; y "en Egip-
to Hom existe antes que los Dioses" (93). Aun sin esto, se acerca
mucho Con á cani, que es el verbo ser en quechua; y trae el re-
cuerdo de Cónditoi\ en latín, el Supremo Hacedor.
Para alejar toda dxxda respecto á que Con fué el nombre de
Dios, y que el culto helíaco no hizo desaparecer el suyo por com-
pleto, bastaría fijarse en la palabra CoNOpa, que se aplicaba entre
los peruanos á cualquier idohllo ú objeto sagrado, por creérsele un
prodigio de la naturaleza ó dotado de cierto poder.
Conopa puede decirse, que es el genitivo de Con (Con-pa), de
Dios, divino: reparándose sólo, que hay una segunda o antes de la
desinencia pa; como forma arcaica, ó como letra eufónica.
Decíase también Compa ó Conupa; y equivalía á los dioses la-
res y penates de los romanos.
Poníanse en las acequias para cuidar las aguas, y en los cam-
pos para presidir el ganado y sementeras; y aun se llamaba así el
qnico ó bezar, de forma larguita y esquinada para echar suertes.
De aquí los nombres cíe Conapa ó larca-hiiiUana, Llamap-conu-
pa. Sarap-conupa, etc. (91)
Se nota, que ojoh y uph significaba serpiente en Egipto, en el
lenguaje amoniauo, en la palabra Canouphis, CanupaisóCnuphis.

^ 220 —
Tebas se llamaba Cnopia (Can-opia), según Estrabóu; de Canope
ó Canopus^ Dios ofita de la coniai ca (95). De suerte que, lo mismo
es Ofita que Tebano, llamándose cá los Oñtas Hivitos, Estos se co-
nocían también con los nombres de Avimos, Avitos ó Heveos, y
eran descendientes de Heto, hijo de Canaán; á los que menciona la
Biblia (96).
Conviene traer á la memoria, con esta ocasión, la hipótesis de
don Pedro Pablo Féliz de Cabrera (97). sobre venida de los Feni-
ciob á América, en tiempo de la primera guerra púnica (de 264 á
241 años antes de J. €).
En concepto de este autor. Votan, descendiente de Herraes, era
sacerdote de Trípoli,— ííh'/ío; y el Hércules Tirio fué, según Dio-
doro, un otan que recorrió el mundo.
El tema de Votan era: "Soy culebra porque soy Chiviii'^; es
decir, Givim ó Hivim: debiendo advertirse, que Chivín es culebra:
nombre que se asemeja mucho á Chavín, lugar de donde procede
la piedra que estudiamos.
En las grandes divisiones del Tahuantiasuyo, que debieron
corresponder, más que á cuatro regiones, á cuatro razas, confe-
deradas desde el primer momento para constituir un centro de po-
der, figura el Cnuíisuyu; que ei*a la parte que iba del Cuzco á Are-
quipa, inclusive la sierra de esa banda (98). De esa coniai'ca se con-
serva el nombre en la provincia y pueblo de Condesuyos: y es dig-
no de consideración, que sea en esa parte donde se encuentra la zo-
na volcánica del Perú, en la que están el Tutnpaca, Pichu pichii,
Huaina-Putina, y la "Trompeta sonora de los Incas" Ariquipa
(el Mestizo, ó Misti, llamado así cuando los españoles tuvieron hi-

jos de las indias).


Fué, pues, el Cunfisuyu la parte occidental del Imperio, y de-
bió su nombre á Con; como las otras partes lo recibieron de los Co-
llas, Antis ó Quechuas y Chinchas.
El rey de las aves, por su vuelo, por sus dimensiones y su fuer-
za, era el Cún-tur, ave sagrada de Con {Sarcorhamphus Gryphus-
— Goldfuss): cuya desinencia í«r es igual á la de Vúltur, túrtur,
ástur. El cóndor es el único animal que aparece en la piedra, jun-
to con las culebras.
Chibchacmi, el Dios de los Muiscas, autor del diluvio, era re-
putado también autor de los temblores; y decían, que agobiado con
el peso de la tierra que soportaba, al pasarla de un hombro á otro,
causaba el temblor.
CüNNU se llamaba al trueno; y al temblor, Cummunu: palabra

— 221 —
foriDada áennnu, alma, espíritu, y de Ctin 6 Con. Resulta, pues,
que pai-a los Chibchas y Quechuas, Con era el Dios de los tem.
blí)i'es.

Según López, que cita á Biuiseu, la forma autigua italiana ó


pelasgo-italiana de Juno liabi ía sido Kununu ó Kosnniíu, exacta-
mente igual á la palabra quechua cunuminum, que dice,- trueno,
estampido atmosférico, tempestad, borrasca y terremoto; "Eco de
Dios" Konnunu; el principio eléctrico, la causa productora del ra-
yo (99).
El quechuista Dr. Leonardo Villar, en sus interesantes artícu-
los sobre Lingüística Peruana, cree." que Con equivale á santo; y
que cuando se le llama Con Tekse Huiracocha, es como si se dijera
"Santo Dios, Sér infinito"; atribuye á ignorancia del quechua y de
la Geografía del Perú en Brasseur de Bourbourg, el interpretar
Concacha como mensajero de Con.- pretende rectificar los concep-
tos de Márkhara sobre el particular, en su traducción inglesa de la
"Idolatría de los indios de Huarochirí" por Francisco Dávila; y ca-
lifica de antojadiza la idea de Wiener sobre el dios del agua, Quon

(100).

"No obstanteexpuesto, agrega, hay nombres de lugar, eu


lo
los que, parece, que monosílabo Con juega el papel de compo-
el
nente mítico; como en Conchuco, Contisuyo y algunos más."
Recorramos á la ligera algunos nombres de lugares en que
subsiste la raíz Con ó Cun.
Conchiicos, pueblo de la provincia de Pallasca.
ConcA,wcos, nombre de una provincia poblada por esa raza, y
quea hora forma los territorios de Huari, Pomabaraba y Pallasca.
Conilap, pueblo de la doctrina de Luya, á 2 leguas de Láraud
ó Jucusbamba.
Condehamba en Huamachuco.
Conllata lugar cerca de Taúca.
C7r-coíz, hacienda obra jo en Pallasca, seis leguas al S.E. de
Corongo, á 3736 m. de altura.
Congayo, célebre adoratorio, que queda entre Guadalgual y
Huamachuco (101).

Couacocha, sierra muy alta en Huamachuco, donde había un


adoratorio de Ozampillao (102).
Conococha, laguna á 10 leguas de Recuay, á 3945 metros so-
bre el nivel del mar, y de la que nace el rio Santa.
Conchan es un pueblo de Chota, y hay un paraje pantanoso


— 222 —
del mismo nombre cerca de Chorrillos; y dos caseríos, que se lla-
man mayor y menor, del distrito de Acoria eu Hiiancavelica,
Conyafa, sitio de la campiña de Arequipa, á la izquierda del
rio Chili, como á dos leguas de la (ñudad.
Cónoc un hacienda de ganado lanar á 6 leguas del Cerro
es
de Pasco; Conocancha esotra hacienda, á siete ú ocho leguas al
oeste del pueblo de Reyes; Cónsac otra del señor 01avegoya,en el
mismo departamento de Junín. El rio de "Conocancha" se llama
así por el fundo.
Una de las cinco vertientes de a,j;uas termales que hay en Pi-
ca se llama "Concoa." (103).
El Jesuíta anónimo autor De las costumbres antiguas de
los naturales del Pirú (lOi), interpreta así los dictados ó nombres
de Dios:
Illa Tecce: "Luz
eterna"; y Viracocha, ''Dios inmenso de P¿-
rúa, esto es á quien Pirua, el primer poblador de estas provincias,
adoró." Dice, que Illa es lo mismo que El en hebreo y Ella eu si-
ró, Dios; y que Tecce es el principio sin princi|)io de todas las co-
sas.
Para nosotros, Con significa el éter, el aire sutil, la atmósfera,
el cielo; iWrt es la luz, el resplandoi% como lo comprueba aún el
verbo &r¿7Zar en castellano. Tecce, ó e^ el origen y principio, la
causa de la luz y del aire, ó lo que ha existido desde el principio,
lo'etei-no, y puede ser también la corteza, el cimiento, la parte só-
lida del globo; y iíw?Vacoc//«, el mar de gérmenes, ó un abismo
en que está el germen de torio: sea considerando el agua como el
primer elemento constituitivo de los aeres, ó tomando el mar en
sentido figurado como el gran receptáculo y la fuente de la vida.
El nombre de Dios querría pues decir: "el sérde quien pro-
ceden el cielo, la luz y la tierra, y en quien está el origen de todo:"
ó si SQ quiere, "el Dios-mundo", en el supuesto de que se hubiera
llegado en las creencias del pueblo á confundir á la naturaleza con
su autor.
Para justificar la etimología de huirá, que
significa espuma,
grasa, y que, unido á cocha, expresa germen, haremos observar:
que la raíz es Jiui, que forma á hiiila, sangre en aimará; y en la-
tín —á vis (fuerza), vir (varón), virtus (virtud), vita (vida), vive-
re (vivir), ovum, ovi (huevo), vinum (vino): palabra en
vitis (vid),
que entra de preferencia la idea de fuerza, y en que la u quechua
es reemplazada por la v labio-dental.
— 223 —
Virad], en vsanscrit, es el fruto de la unión de la parte masculi-
na y femenina d€ Brama; como se ve en las "Leyes de Manú"(10r)).
El doctor Villar ha podido pues, decir: que la acepción am-

pliada de Huiracocha es "lago extenso ó grande", nombre que
interpreta el jesuita anónimo, ya citado, como "Dios inmenso."
El CHc/íayim (Cocha-huira), arco-iris enChibcha, vendrá á ser
— "producto del lago"; tomando á cocha en su propio se'itido, y á
/iitir'X como efecto 6 producto. En quechua el nombro Caichii
(arco-iris), puede reputarse como contracto de tres paial)ras cu-in-
tichuri: el hijo del agua y del sol: cu (agua), inti (sol) y churi
(hijo).
El doctor Middendorf, en una obra muy reciente (lOG), después
do disertar sobre Huiracocha y Pachacámac, opina: qu Kon ticci-
huira-cocha era el Dios del fluido interior de la tierra, el Dios de la
lava; fundándose en que Con puede ser corrupción dekoñi, calien-
te.
Es cierto que en quechua carecen de nombre volcán y lava; pe-
ro tratándose de fenómeno tan raro como una erupción volcánica,
no era probable que hubiese término propio para designarla, lo
mismo que á la lava del volcán. Esto explica porque á cada uno de
los volcanes del Perú y del Ecuador se les dió nombre propio; co-
mo Pichincha, Cotopaxi, Tutu paca, etc., sin tener uno genérico.
La conjetura del Dr. Middendorf no se apoya desgraciada-
mente en autoridad alguna; sino en el hecho de reconocer en "Con-
cacha" (Canas), á treiuta leguas déla ciudad del Cuzco, un volcán
extinguido, que vertió un torrente de lava, formando cerros y
también hendiduras y grietas profundas.
No es, por lo mismo, concluyente, esto que dicho autor escribe:
"Es pues, natural, que los indígenas al ver salir de la tierra una
sustancia desconocida, nunca vista ni antes ni después, cual era
la lava, la describieran tal como les pareció: una grasa derretida
del suelo."

Aun suponiendo el origen fenicio ó egipcio de algunos indios


peruanos, es entendido, que aquí no se trata de un origen próximo,
sino de uno muy remoto, por intermedio de uno ó más pueblos, á
través de las edades: lo que servirá para aclarar muchas dudas y
evitar graves dificultades: pudiéndose aceptar la venida de algu-
nos inmigrantes de México ó de la América Central.
— 224 —
Tan frecuente hasido negar toda relación entre México y el
Períi,antes de la conquista es|)añola, que sin entrar en el cotejo de
sus leyes, costumbres é instituciones, bastaba el hecho de que en
el uno de esos imperios hasta se ignoraba la existencia del otro.

Semejantes en esto á familias antiguas que negasen entre sí


todo parentesco, sólo por ignorar los apellidos de sus abuelos, y no
saber la procedencia y relaciones de éstos.
Peroá poco investigar la historia, la arqueología y la filología
americanas, se encuentran semejanzas y analogías tales, que se
siente uno inclinado á reconocer orígenes comunes; por más que
los hayan hecho olvidar la inmensa distancia que separa los pue-
blos; los siglos trascuri-ido5 desde su división; la falta é imperfección
de la escritura llamada á conservar el recuei do; y la guerra, impla-
cable destructora de la civilización de las razas y aún de las tra-
diciones.
Es de que estos nombres con la raíz Con son algu-
advertirse,
nos may como Contisuyu ó Cuntisuyu, que designa una
antiguos:
de las cuatro partes del imperio; Conchncos, vasta región del Nor-
te, etc.: lo que fortifica la idea de ser allí "un componente mítico."

V.

CONSIDERACIONES SOBRE EL PARTICULAR.

Las razas del norte y centro del Perú profesaban la idea del
antes de la invasión quechua; rendían culto á Coa,
.Dios único,
Pachacámac, y Ataguju (107;) mientras los habitantes del sur vene-
raban, como Dios del agua y del mar, á Hairacochci; al cual compa-
raron más tarde á los españoles, que parecían producidos por el
mismo Océano, pai-a el sometimiento y conquista del imperio in-
cásico.
Si el culto de Con fué muy antiguo, el del sol se sobrepuso
cuando los quechuas dieron á losconquistados, con su gobierno,
sus leyes y religión. Hubo entonces, más que una coexistencia de
mitos, una amalgama de ideas y prácticas: no siendo por lo mismo
extraño, que se considerase á Dios con todos de los
ios atributos
distintos dioses nacionales; que éstos se refundiesen en uno, por
decirlo así; y que, al Dios espíritu se le mirase, bajo una forma
cualquiera, como á centro de las fuerzas de la naturaleza, y como á

- 225 -
la causa primordial de los fenómenos que se realizan en la tie-
rra y en el cielo.

Debió aceptarse el culto oficial al Gran luminar, y reputarse á


éste como la obra más excelsa de Dios ó su personificación;, pero
sin borlarse por completo la memoria de las divinidiides antiguas
en que creían los primitivos pobladores.

* *

Los indios que llamaban Huari á un hombre fuérte, robusto,


—gigante,^— designaron con el mismo calificativo al fundador de
un pueblo; siendo llácnac el que veuía de otra y contaban,
parte;
que á esos gigantes {hiiariruna), nefandistas, abrasó en casti-
los
go el fuego del cielo (108). Y
como las huacas más importan-
tes eran la de esos antepasados, muy remotos, llamóse también
Huari el aire mefítico que se desprendía de ellas al excavarlas,
atribuyéndole un efecto mortifei'o.
Justo era pues, que al progenitor de los indios en la comarca
se le llamase Huari, y que, para dar idea de su fuerza y de su po-
der, de su vida y reproducción, se le representara como un hombre

deforme especie de ídolo chino.
Hahuari era en aimará el diablo, y se interpretaba también co-
mo fantasma, según dice Bertoiiio.
Entre los repartimientos de la provincia de Couchucos hechos
por el virrey Toledo figuran: Allauca Huari (Huari de la derecha
junto á Piscobamba y Pallasca); é Icho Huari (Huari de la iz-
quierda, entre Icho-Pincos y Collana-Pincos). Collana significa
principal, excelente; y Collana Pinco sollamó en lo antiguo el pue-
blo de San Marcos.
Los indios de Taúca, en la provincia hoy de Pallasca, según
Anello Oliva creían en espíritus que aparecían ó hacían oir su vo2
sobre un cerro, nombrados Huaraclla.
Es notable, que el nombre Guaraní signifique guerrero en
esa lengua.
Cerca del actual pueblo de Huari, y á la otra margen del rio,
existen las ruinas de Huaritampu (Haaritambo), donde hay es-
combros de edificios de piedra, grabados y diversos restos de una
raza poderosa que se asentó allí, y que huba de ceder el campo á
otra superior en número, y acaso más guerrera, pero menos culta.
¿Son estos indios Huaris los mismos Conchucos"^ Nos inclina- —
mos á creerlo; á pesar de que los Chinchas se extendieron mucho
— 226 —
en el actual departamento de Ancash, s egún lo compi ueba el he-
cho de que el quechua allí está muy mezclado coa el chinchaisuyu.
— —
Aun el mismo Hnari, el Sansón indio llegó á reputarse co-
mo la personificación del sol; y es curioso notar, que Barí, en la
lengua de los Panos, es el sol, palabra que por la fonética quechua

habría que pronunciar iTííar¿, á causa de faltar en este idioma
la 6 y la V.
Como el santo poeta árabe decía de Jehová (109) que arrancaba
:

los montes en su furor, que removía la tierra de su lugar y hacía


estremecer sus columnas; así decían de Huari los indios, que aselaS
columnas de la tierra y la conmueve desde sus cimientos, produ'
ciendo los temblores. Él mismo es también quien soporta el peso de
la mole de las montañas y los edificios, y los preserva do su des-
trucción, cuando "la tierra tambalea como un ebrio", por las reac-
ciones que se operan en su interior.
Si el fuego central de nuestro planeta, origen de
Con expresa
los volcanes,aguas termales etc, pudieron tomarse los cerros fi-
guradamente como un gorro ó sombrero que cubre su cabeza, y
llamarse Conchuca una porción del territorio, montuosa y de altas
cumbres; á menos que el nombre no lo recibiera esa comarca de
sus pobladores.
En quechua, chucuni tiene la acepción de temblar de miedo,
espanto, frió ó debilidad; siempre la idea del temblor. En aimará
hhukh, chlmkhtatha, significan también cerner mucho y temblar.
En Chinchaisuyu, c/iítcit se llama á lalagartija,y también surií-
bi ó matinca; animal cuyo nombre en quechua es ccairahiia, y ha-
raranca en aimará. De allí pudiera venir el término coiichucu, to-

mado chucu en sentido figurado: "lagartijas de Con".
Pero es más probable, que del traje de los indios, y sobre todo
de su diferencia en el modo de adornar ó cubrir la cabeza, les vi-
niese el título; pues hay, en esa misma región, indios Conchucos
Huamachucos y Huacrachucus- como hay Morochucos en el actual
departamento de Ayacucho, Sorochucu en Celendín y Piiruchucu
en Cauta.
Esto lo confirma Garcilaso,al hablar de los Huacrachucus, que
estaban en la hoy provincia de Huamalíes, y sometidos por Túpac
Inca Yupanqui. Dice: que llevaban un tocado ó sombrero de cuerno,
con cordón negro de lana con pintas blancas á trechos; y á guisa de
plumaje un asta de venado, corzo ó gamo (llU).
Huamachucu es el gorro del alcón: ave sagrada, cuyo nombre
Huaman figura en la denominación de diversos lugares; como

Hvamanca, Huamállis (Huamalíes, Huamantanga, Hnillcas —


Huaman ctc.^ Hiuiman se llanió en lo antiguo el pueblo do Ba-
rranca, y es el nombre que conserva hasta ahora un villonio á
media legua de Trujillo.
Huámac Hiimna también expresa, en algunas palabras en
ó
que entra como componente, cosa nueva ó recién estrenada.
Si Huama, según el Jesuíta Pablo José de Arriaga, significa
''corona como diadema," podría intei-pretarse Huatnachucu, gorro
ó sombrero en forma de diadema.
En cuanto gavilán ó alcón (accípiter), consagrado en Egip-
al
to á Apolo j llamado orón en su lengua, se le reputaba sagrado
por mirar al sol y destruir animales venenosos (111).
La construcción del Fuerte de Chavín, ó al menos la de sus
sótanos {chinearía), parece calculada paia reproducir y prolongar
los sonidos que haya en la parte superior; siendo el eco en este la-
berinto, tan especial y cavernoso, que al oirlo el que está en el sub-
terráneo, pudiera bien creei-, que hay en ese momento un violento
temblor, y que sobre él va á desplomarse el edificio.
Los pasadizos, las entradas y los tragaluces favorecen esa re-
sonancia; y esto explica quizá la forma tan rara de la fábrica de
la Fortaleza, cuyas catacumbas pudieron destinarse á prisiones y
á mochaderos ó sitios de culto.
Ni el monolito rectangular que estudiamos, ni la especie de
lanzón prismático que está en el centro del subterráneo de Chavín,
bastan á explicar por completo la anjuitectui-a del castillo, y
cuanto se relaciona con los antiguos habitantes de ese pueblo y con
los sucesos allí realizados; p3ro si arrojan alguna luz sobre esos
puntos.
Aun cuando sabemos, que hubo en el Perú escritura en remo-
tos tiempos, sería aventurado decir, que se ve en. esas piedras algo
más que símbolos ó geroglificos, y que hay elementos de un alfa-
beto completo, ó siquiera rudimentario.
Preciso es un estudio detenido y comparado de esos caracteres
con los de Tiahuanacu, Hu litará. Caldera (Arequipa), Huánuco el
viejo y Huaraz, para afirraai que hubo escritura fonética en el
Perú.
Ameghino dice: '"La existencia de una antigua escritura en la
América del Sud es, no solamente preuimible, pero tenemos he-
chos históricos que la confirman" (112): y aun llega este autor á
dar la interpretación de una escritura índica (113).
Desp ues de Wiener y Falb, que han pretendido encontrar ver-
—— .

— 228 —
daderas letras eii algunos dibujos, grabados ó tejidos antiguos del
Perú, podemos mencionar lo escrito recientemente sobi e el Cuati,
por el señor Samuel Lafone Quevedo, en sus "Notas arqueológicas
á propósito de un objeto de arte indígena"( 1 14-) trabajo ingenioso, ;

cuyo conocimiento debemos á, nuestro muy b'ibil y erudito amigo


el doctor Pablo Patrón.
El señor Lafone Quevedo ensaya encontrar, siquiera en parte,
un perdido alfabeto de los quechuas; y cree, que Cuati, Hnúti o
Watieva un Dios délos aimaraés, y á eso atribuye el nombre de
la isla de Coatí en el Titicaca.
La verdad es, según Calancha y otros, que Cuati e-i contrac-
ción, en el último caso, de Coija hnata (Isla de la R^íin i). Respec -

to al Coati, se asemeja al Coatí o Cuati mexicano, serpiente; y sor'


prende mucho encontrar un pasaje explícito sobre esto en la Rela-
ción de íintigiledades de Jimn áe \a, Cruz Pacliicuti Yupanqui
Cuenta éste; que el inca Pachacútec Yupanqui hizo, con cien mil
hombi-es, la entrada á Condesuyos; y que los indios escaparon de
dos gi'andes culebras; una desti-uida por un águila, y la otra que re-
ventó al subir á un árbol, para destruir al capitán Ttopa Cápac,
hermano bastardo del inca. Concluye así: "Al fin el dicho ynga,
en memoria de aquel milagi'o, le manda poner en un andenes de
esa provincia culibra labrada de piedras, al cual se llama vati-
PIRCA (115
Tenemos pues aqní á, Hiiati ó Quati (Cuati) con la significa-
ción de culebra; voz que, si se acerca algo al Catari aimará, es ca-
si idéntica al Coatí mexicano, sin la l de que carece el quechua.

(Concluirá.)

(1) El Departamento de Ancash: pág. 213.


(2) Descripción del Perú y Buenos Aires.— M. S. de la, Sociedad Geográfica de
Lima: folio 154.
(3) García. Origen de los Indios del Nuevo Mundo. 2." ed. 1729; 1. IV, pág. —
237. — Pinelo, —
Confirmaciones reales: prólogo. Acosta, //¿síoria natural y
moral de las Indias: cap. IV, 1. IV, pág. 309, edn. de 1590.
(4) Señorío de los 7/ica.9— Madrid, 1880: cap. XX, pág. 77.
(5) Mendoza, Documentos inéditos parala Historia de América: t. III, pág. 55-
(6) Copacavana. — Lima, 1653: folio 9 ? 13. — Ramo'^, Copacavana: 1. I, cap. 33.
(7) Comentarios reales: p. 1.», 1, I, cap. IX.
(8) Ib. p. \.\ 1. IV, cap. XVIL
(9) Ib. p. 1.», 1. VIII. cap. I.
— —— —

— 229 —
(10) F/fT;Vs; tomo l.°,pág. 8.

(11) Los antiguo Perú: pág. :V^>, en el tomo VI de


edijicios del los Anales de la
Escuela de Construcciones Civiles y de Minas del Perú.
(12) Comentarios reales: parte 1.", 1. VIII, c. I.
(13) Ib. cap. VIL
(14) Ib. 1. IX, cap. VIII.
(15) Historia del Perú: cap. IV. pág. 465, en el tomo 36 de la Biblioteca de Ri-
vaceneyra.
(16) Historia General de las Indias: \. XLVI. c. XVII; t. IV, pág. 2-21.
(17) Confessioiiaino para los Ccr<is de Indios.— léos Reyes, 1585: cap. 1. Acos- —
ta, Historia natural y moral de las Indias: 1. V, cap. IV.
(18) Mendoza.,— Docu7nentos: t. III, pág. 55.

(19) ///.sí. Societ. Jes?6.— Roma, 1640: 1. III. pág. 147. N.° 265.
(30) Crónica moralizada: 1. II, cap. XI, N. 11, pág. 373.
(21) Copacavana de Calancha: folio 9, N. 14.
(23) Histoire du Pérou. Traduitc par H. Ternaux Compans.--Fíiris. 1859: pág. 33.

(33) Ib. pág. 62.


(24) C/-óu¿ca deZ Peri't.— 2." parte— Madrid 18S0: cap. LXXl, pág. 271.— García,

Origen de los Indios: 2." edición, pág. 2;!7.
(25) Ritual de Juan Pérez Bonanegra— Lima,, 1631: págs. 128 y 147.
(26) Ib. pág. 135, N. 88; y pág. 156, N. 88.
(27) Folio 103 y 104.
(28) Car ver, Travels through the interior parís of North Américi.
(29) Historia verdadera de la Conquista de la Nueva E-tpiña; en la Biblioteca
de Rivadeneyra: t. XXVI, cap. III, pág. 3.
(30) Castellanos,— Co'upeurZto elemental de Arqueología: t. I, pág. 145.
(31) Historia: 1. V, cap. IX, pág. 324.
(32) Ib. 1. V, cap. XIII.
(33) Riva Palacio,— il/é.rieo á través de los siglos:— t. I, pág. 444.
(34) Castellanos: opns cit. t. I, pág. 136.
(35) —
RoyAS,— Estudios Indígenas. Caracas, 1878, pág. 8.
(36) Cliarlevoix, Historia del Paraguay: t. I. pág. 110, mihi.
(37) —
Los orígenes da la eíi?i7izacióft.— Madrid, 1838. cap. VI. pág. 234.
(38) Macrobio: 1. XI. cap. VI. —Vosio,— De Theologia gentili, 1688: l. IX, cap. X.
(39) Herodoto,— ffisíoríft, 1. II, N. 74.— Phylirch'i^, —iíísíoria. l. XII.— Eliano,
— De Natura Animálium: \. XVH, cap.V. Edición de Gronobio. --Londres 1744.
(40) Eliano,ib. l. X. cap. 14 y 31. —
Vosio. op. cit. ib.
(41) Carrasco— il//ío/ojía Universal.— 'Sia.áíiA^ 1864: pág. 203.
(43) Ensebio Prcep. evang.
(43) mst. Univ. 1. 2.° cap. 22 y 23.
(44) Volney.— iíía'nas de Pálmira, pág. 383, citando áffor Appollo.
(45) —
A. Ott, U Asie occidental et V Egypte: pág. 76.
(46) Historia Universal, t. I, cap. 30.
(47) Filón---0j3era exegética.— Colonia, Allobrogum. --1613.
Ensebio. — PcíBj).
evang. vol. l, pág. 9.
Mauricio. Iridiar. Autiq. vol. II. pág. 273.
(48) Tertuliano,— De Prescriptione Haereticoram, cap. 47.
Epifanio,— ífajre.s. l. I, cap. 37.
(49) Ott,— Op. cit. pág. 154.
(50) Pausanias.— vol. II, pág. 187, 175,
Eliano, Obra cit. 1. XVI, cap. 39.
— — —

— 230 -

Herodoto: 1. XIII, 41.


(31) Elíano, Var. Hist. 1. IX, c. 16— Propercio, Elegía 8.'
(53) Metamorph. 1. XV.
(53) .'Eneid. 1. VI, v. 416 y sig.
(54) L. III, Oda XI.
(55) Génesis: cap. III.
(56) Números: cap. XXI, v. 9-

(57) II Reyes: c XVIII, v. 4.


(58) Pierio Valeriano, Hieroglyphica.—ljugiiini, 1536: pág. 580.
'59) Sigismundo L. Baro in Herbenslein, Comentarla reram Mos'oviticarum.
(60) Hist. Univ. 1. III, cap. XXV,
Ale.vandri Gnaguini. Sarmatia Europea.
(61) Astíey, ---Colection of Voyages.
Lubbock.— Lo.s orígenes de la civilización.
(62) An Essay on thtí superstiti.oas, castom and arts, comnions to the ancíents
Egyptians, Abyssinians and the Ashantees. Londres 1821. —
(63) Historia de las Religiones; t. 1. pág. 13.
(64) Obra cit. c. VI pág. 226.
(65) Max Müller,— C/iíps/rom a Germán Workshop.—T. I, pág, 363.
(66) Symbolo Catholleo Z/t'Ztaíio— Los Rayes. 159S: folio 10.— C^ilanohi, Crónica
l. II, cap. XIX, N. 8.

(67) An accountof thefables and rite'i ofthe Inias by Christóoal de Molina.—


Ed.of Markham.— Londres, 1873: pág. 38.
i68) Señorío de los Incas. Segunda parte de la Crónica del Pecit.— Edición de
Jiménez de la Espada.— -Madrid, 1880; cap. V, pág. 6.
(69) Id. obra citada.
(70) Id. cap. XXV, pág. 120.
(71) Suma y narración de los Incas: cap. I.

(72) Id. cap. II, pág. 7.

(73) Id. cap. XI, pág. 63.

(74) Id. cap. XVI, pág, 114.


^
(75) //ísíorta de ías/ftcZtas; cap. (ÜXXI?; en Bircia, Historiadores primitivos d
las Indias Occidentales: t. II, pág. 113.
(76) Predicación del Evangelio en el Nuevo Mtmio. — Baeza, 1625: I. VI, pág. 33.
(77) Id. 1. VI. pág. 314.

(78) Hist. nat.y mor. de las Indias. Sevilla, 1590: — l. V, cap. XII, pág. 533.
(79) Id. 1. V, c. IV, pág. 312.
(80) Id. 1. VI, c. XIX. pág. 431.
(81) Edición de Jiménez de la Espada. Mairid, 1883. — A continuación de las
Memorias de Montesinos; pág. 134.
(82) Id. pág. 195.
(83) Memorias antiguas historiales del Perú: pág. 33, 47, 54, 67 y 168.
(84) Le Pérou avant la conquéte espagnole. —Puris, 1858; pág. í?3.
(85) Historia Gen. de América, por Pi y Margall.— Barcelona, 18SS; 1. 1.
'c. XXV.
págs. 391 y 393.
(86) Les Races Aryennes du Pérou. — París, 1871: pág. 418,
(87) Bachiller y Morales— Cuba j)rimitiva,---ÍS83. pág. 143.
(88) Bryant, A New System; or, ananalysis of anaient Mythologle. T. I. pá»,
130.
(89) Ib. pág. 131.
—— — V -

- 231 —
(!)0) Manual pratiqne de la langue Chinoise vulgaire, par Louis Rochet, — Prisa
págs. 105 y 166.
('.M) (xaignesi,--Diyionario chino, francés y latino.— axis, 1813; gran folio.
(ít'2) Cartas edificantes: t. XII, pág. 437.
(93) Cantú. Historia universal: 1. II. cap. XXX.
(!*t) C irta p lüoral del señor Villagómez contra la idolatría de los indios. --Li-
ma, 1649; f. 40.

(95) Libro IX, pág. 619.


(90) Deuteron. c. II. v. r;3.— Josué, c. XIII, v. 3.
(97) Rivera jTschadi.-- Antigiiedades Peruanas: pág. 11.
(98) Relación de Hernando de Santillán, en las Tres relaciones de antigüedades
peruanas, publicadas por Jiménez de la Espada.— Madrid, 1879: pág. 16, n. 9.
(í)9) Revista de Buenos Aires: t. XIII, pág. 518.

Les raceí> Aryennes du Pí'roit.— París, 1871: pág. 230 y siguientes.


(100) '-El Comercio" de Lima, de 21 de Julio de 1887, N. 16.241.
(101) Torres, Crónica agustina: página 47.
(lOJ) Rilaoión de la religión y ritos dd Perú por los primeros religiosos agusti-
nos: Colección de Mendoza, t. III.
(103) B'úlinghnrst,— Geografía de Tarapavd: página 101.
(104) Tres relaciones de antigüedades peruanas: página 137.
(105) Cap. I, vv. 32 y 44. en los Libros sagrados del Oriente por Pauthier.
(106) Las lenguas indígenas del Perú: t. VIL
(107) Mendoza, Colección de documentos inéditos: t. III, pág. 13.
(108) Avendaño,— 5eí"mí))ití.s: folio 89, en la Pastoral del señjr Villagómez.-
Lima, 1649.
(109) Job: cap. IX, v. 5y 6.

(110) Comentarios reales de los incas: l. VIII, cap. I.

(111) ^liani,— De Natura Animalium: I. X. c. XIV.


(112) La antigüedad del hombre en el Plata: t. I. pág. 544.
(113) Ib. pág. 559.
(114) Anales del Museo de la Plata: pág. 9,
(115) Tres relaciones de antigüedades peruanas: pág. 380.
— —

-- 232 —
OBSERVACIONES TOMADAS liN CAYLLOMA, DEPARTAMENTO
DE AREQUIPA

ABRIL ISÍM) AIUIIL 18»!)


1

SAN IGNACIO— 14. -^OU PIÉS j


TRINIDAD— 15,600 PIÉS

Mínimum Aguacero 1 Mínimum


Días
Máximum Máximum Aguacero
Bajo cero Pulg. inglesa Q bajo cero

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IH 17.— -f2. 5 i It) 3.75
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19 17.— — 1.— 19 4.25


20 17.— — 1.— 20 4. 5
21 1 7. 5 21 3. 5
22 17.— 0. 22 4.
23 17.- — (» 5 23 2. 5
24 12.— +2. 5 24 3.75
25 16. 5 0.- í
H 25 4.75
- 5
2fi 15. 5 -5. 5 s 26 4. 5
27 12.— — U. 5 27 4. 5
28 14. 5 H-0. 5 28 4.—
29 11.— 0. 29 3.75
30 15. 5 <». 30

Máximum 19.5
Mínimum — 5. b?jo cero; Mínimum 7 bajo cero
Máximum ter-
mino medio ]5.s
Mínimum ter- Mínimum térmi-
mino medio +u.4 no medio — 4 01 bajo cero
Aguacero 3 H. HOPE JÓ-VES.
OnSERYACIONKS TOMADAS I£N CAYLI.OMA, DEI'ARTAMIÍNTO
DE AREQUIPA

MAYO 1899 MAYO IHÍM»

SAN IGNACIO- 14,:;Í00 PIE'^ TRINIDAD — 15,000 PIÉ.^


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Máxiniuiii Máximum Aguacero
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1.9 16.— 4.— 19 6.50
20 15. 5 3. 5 20 6.50
21 15. 5 3.— 21 6.50
22 15. 5 3. 5 22 6.00
23 15. 5 3.— 23 7.00
24 14.— 6.— 24 7.00
25 14.— 8.— 25 6.50
26 13.— 5. 5 26 7.00
27 14.— 7. 5 27 7.50
28 14.— 8. 5 28 6.00
29 13.— 6.— 29 5.25
30 15. 5 5. 5 30 5.50
31 14. 5 5.— 31 6.25

Máxim rn ti 16.5
Mínimum 8.5 bajo cero Mínimum 7.5 bajo cero
Máximum término
medio U.7
Mínimum término Mínimum térmi-
medio 3.42 bajo cero no medio 5.83 bajo cero
Aguacero H. HoPE Jones.

— 234 -
OBSERVACIONES TOMADAS EN CAYLLOMA, DEPARTAMENTO
DE AREQUIPA

JUNIO 18»9 JUNIO 18!»{)

SAN IGNACIO— 14,200 PIÉS TRINIDAD— 15.000 PIÉS

Mínimum Aguacero Mínimum


a Máximum Máximum Aguacero
Bajo cero Pulg. inglesa Bajo cero

1 13. — 6. — 1 6.
2 5
3
13.
13. 5
5.
8. —5 2
3
7.
6. 75
5

4 4 5
5
13.
13.
6.
7.
—5 5
6.
7.
H 12. — 8. — 6 7. 5
7 13. — 7. — 7 9.75
8 12. — 10. — 8 7. 5
9 —
—5
13. 8. 9 N. 5
10 12. 5 8. 10, 7. 5
11 12. 5 9. — lll 7. 5
12 13. — 10. — 12i 8.25
13 12. 5 8. — 13 8. 5
14 12. 9. 14 8. 5
15 1(1. 10. 15 8.75
16 11. 5 6. 5 16 7. 5
17 13. 7. 17 6. 5
18 13. 5 6. 18 6.

19 12. 5. 19 6. 5
20 14. H. 20 6.25
21 15. 7. 21 6.

22 13. 5 7- 22 6.—
23 13. 8. 23 7.25
24 13. 8. 24 7.25
25 13. 10. 25 6.25
26 13. 9. 26 7.

27 13. 8. 27 6. 5
28 12. 5 7. 28 6. 5
29 12. 4. 5 29 7. 75
30 11. 5 8. .0 11.—

Máximum 15.
Mínimum lo. bajo cero Mínimum 1 1. bajo cero
Máximum termi
no medio 12.
Mí uimum térmi- Miniajurn térmi-
no medio 58 bajo cero mo medio 7.34 bajo cero
Aguacero H. HOPK .JONKS.
—— 5— —
— . —
5

— 235 -

OBSERVACIONES TOMADAS CAYLLOMA, DEPARTAMENTO


DE. AREQUIPA
JUMO 1SÍ)9 JUMO 1S9Í)

SAN IGNACIO— 14,'200 PIÉS TRINIDAD —15,(500 PIES

Mínimum Aguacero Mínimum


Máximum Máximum Aguacero
bajo cero
Bajo cero Puls. inglesa

9.— 7.5'
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3 11.5 (i. 5 3 9.—
4 11.— 1
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5 12.— 9. 5 8.5:
0 12.5 9. 0 7.25
7 13.— 2. 7 5.—
s 13.— 4.— 8 7.25
9 13.5 — 9 7.—
10 14.— 7. 10 7.5
11 13.5 8. 11 6.5
12 14.— S. 12 7.25
13 13 9.—
14 14.— 9.— 8.5
15 11.5 10.— 15 8.5
Jo 10. lo. 10 U.
17 12.— 1
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lí) 12.5 10.— 19 7.5
20 12.— 8.5 20 8.5
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S. 11.— 21 8.

22 12.5 12.— 22 7.5


23 14.— !». 23 7.25
24 13.— 9.— 24 6.
25 15.— S. 25 8.5
26 13.— s. 26 7.5
27 14.— 9. 27 8.

28 9. 10.— 28 5.5
29 14.5 — 29 6.75
30 15.— s. 30 8.5
31 12.5 10.— 31 8.—

Máxiiiinni 15.
Mínimum 12. —bajo ceroj Mínimum 9.25 bajo cero
Máximum término
medio 12.57
Mínimum téimino Mínimum téririino
medio S.IS ,, medio 7.57 ,,

Aguacero Nada. H. HoPE Jones.


— —
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0 ——

— 28tj —
OBSERVACIONES TOMADAS EN SAN IGNACIO, CAYLLOMA,
DEPARTAMENTO DE AREQUIPA
AGOSTO 18»5) SETlEMBRi; 18ÍM)

SAN IGNACIO— 14,200 PIKS SAN ION AGIO — 14,200 PIÉS

Míniimim A gnacero Mínimum Aguacero


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28 15.— 9.5 28 k;.— r—
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29 1!».5 5.5 29 17.— 5.
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81 21.—

Máximum 21.- ¡Máximum 20.-


Mínimum 18.5 bajo cero ¡Mínimum 6.- — bajo cero
Máximum térmi- Máximum térmi-
no medio 14.5 no medio 16. >7
(

Mínimum térmi- Mínimum térmi-


no medio 7 8 bajo cero no medio 2.68 bajo cero
Aguacero i Aguacero
H. HoPE Jones
OBSERVACIONES CLIMA TOLOGICAS pruclicadas en el puerto del Callao, especialmente para la Sociedad Gcognijica de Urna

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Aguacero
OBSERVACIONES CLIMA TOLOGICAS practicadas en el puerto del Callao, especialmente pora la Sociedad Geogr/tfica de Lima

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OBSERV ACIONEb CLIMATOLOGICAS pruciicadas en el puerto del Callao, especialmente para la Sociedad Ceogn'ijica de Lima

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BOLETIN
DE LA

TOMO IX

ITINERARIO DE LOS VIAJES M RAIMOPl EN EL PERU

Tfujillo.— Valle de Clxioama. hasta San Pedro ( l SG©)

RUJILLO.— Esta bonita ciudad fué fundada en 1535 por


Francisco Pi'íarro, poco después de la fundación de Lima,
La llamó así, en recuerdo de la ciudad de España, del mis -

mo nombre donde él nació.


La ciudad, con su hermosa campiña, está limitada por dos
ríos: el de Moche que pasa 5 kilómetros al S de la población y
elde Chicamaá 25 kilómetros al N. En línea recta no dista 2 i ki-
lómetros del mar, pero su puerto, que es Huanchaco, está á 10
kilómetros.
Dominado por Chumu-Capac, (cuyo nombre propio es Chi-
mun-Cauchu) fué derrotado por el IX inca Pachacutec y su hijo
Yupanqui.
Las ruinas del palacio de Chimun-Cauchu se conocen con el
nombre de Chimuyo-Pauqui, y en memoria de esta victoria cons-
truyó una fortaleza cuyas ruinas se ven todavía.
Después de Lima, Tj'ujillo es la única ciudad del Perú que es-
tá rodeada por murallas. El ái'ea encerrada por éstas ó sea la ver-
dadera población tiene la forma de una elipse regular.

(1) Véase el Boletín números 4, 5 y 6, año IX, tomo IX, y los que le preceden.
La muralla tiene 15 cortinas ó bastiones y 5 puertas de entrat'
da que son: la de Moche, la de Mansiche, la de la Sierra, la de Mi-
raflores y la de Huamán.
Fué construida en los años 1685, 86 y 87 por disposición del en-
tonces virey del Perú señor duque de la Palata, á causa de la
presencia de algunos piratas que infestaban estos mares y que ha-
bían saqueado la villa de Saña y el puerto de Guayaquil.
Para la construcción de la muralla se gastaron más de Si, 000
pesos, y su longitud de un extremo á otro es de 1,034 varas y su la-
titud de 1,304.
Trujillo tiene escudo de armas dado por cédula de 7 de octu-
bre de 1537, anterior al de Lima, que fiaó en 7 de diciembre del
mismo año.
En 1563 se descubrieron algunos tesoros en las huacas y en
1576 García Gutiérrez de Toledo, hijo de don Alonso Gutiérrez
Nieto, dió á S. M. en varias ocasiones por el quinto 58,527 caste-
llanos de oro de una huaca que dista 5 kilómetros de la ciu-
dad (consta de los libros de estas reales cajas). La huaca está
junto al camino que va para Huanchaco.
En 1592 dió de quintos 27,020 castellanos de oro en diferentes
figuras de peces y animales que se sacaron también del mismo
lugar.
En 1763 tenía la ciudad 900 habitantes.
El tributo que pagaba cada indio á S. M. era de 4 pesos, des-
de la edad de 18 años hasta los 50.
El Tribunal de la Inquisición, fundado en Lima en 1570, tenía
en Trujillo un Comisario, Notario y Alguacil mayor.
La Catedi'al se estr enó en 1616 y poco después fué destruida
completamente por el terremoto de 1619. La nueva Catedral fué
consagrada en 1666.
Con el terremoto del año 1759 ha quedado la iglesia muy mal.
Tiene más de 6,000 marcos de plata labrada. La (mstodia es de oro
con piedras preciosas y perlas.
El Seminario fué fundado en 1621 y se llama de san Carlos y
san Marcelo, nombre de su fundador el Obispo don Carlos Marcel(>
Corni.
Eu de la ciudad y provincia de Trujillo
la relación descriptiva
publicada en 1763 por el doctor don Miguel Feyjoo, se hace mención
de la constante disminución de la población del Perú y se expresa
de este modo:
"Las ciudades, villas y principalmente los pueblos de indios'
— 239 —
son padrones y monumentos de esta sensible verdad. Por orden
de S. M., ai principio de la conquista del Perú, se contaron (sin in-
cluirse el reino de Chile y varias pi-ovincias) los indios de este dila-
tado i-eino y se empadronaron el año 1551 por el arzobispo de Li-
ma fray Jerónimo de Loayza, por el oidor D. Andrés Sianca?
y por tray Domingo de santo Tomás de la orden de Predicadores
á quienes se dirijió la real comisión; la cifra fué de 8.285,000 per-
sonas de ambos sexos, cuando al presente no se hallarán más de
3.000,000 de indios.
En la la publicación de esta relación, el valle de Chi-
época de
mú, en que está sitúa lo la ciudad (sin contar el de Virú y Chica-
ma) alcanzaba á 9,289 personas de lodo estado y condición, inclu-
yéndose los indios é indias de las tres parroquias de dicha ciudad,
en esta forma:

Negros y mulatos 1.150


Negras y mulatas 1.500
Sus hijos é hijas 1.000

Casi todos esclavos 3.650


Mestizos 1.000
Mestizas 900
Sus hijos é hijas i'iO

Personas que componen las familias nobles de la sociedad,


clérigos y monjas, y otras de inferior condición 3.050
En las tres parroquias de la ciudad hay indios en santa Ana 38
Indias 2S
Hijos é hijas 18
En san Sebastián indios 74
Indias 16
Hijos é hijas 22
En san Esteban que está en los estramuros de la ciudad
indios 29
Indias 29
Hijas é hijos 35

Total 9.289
El obispado de Trujillo en 1763, contaba 92 curatos repartidos
en las diversas provincias como sigue:
Ciudad de Trujillo y su jurisdicción 11
Provincia de Saña y Lambayeque 20

I
.

— 240 —
Provincia de Cajamarca y sus dos partidos de Huamachuco y
Huambo (1) 24-

Provincia de Piuia líí

,, ,, Chachapoyas 12
,, ,, Luya y Chillao 4
,, Jaén 9

Suma 92
El primer Obispo de Trujillo fué don Luis de Cárcamo.
Los conventos de santo Dominf2;o, san Francisco y la Merced
fueron fundados por don Francisco Pizarto y se puede decir que
fueron las piedi-as angulares de Trujillo.
El convento de san Agustín, cuya orden vino al Perú en 20
de junio de 1551, fué fundado en 25 de octubre de 1558.
El colegio de la compañía de Jesús, cuya orden vino al Perú
en 10 de abril de 1568, siendo virey don Francisco de Toledo, fun-
dóse en esta ciudad pjr cédula real y Suprema Grobierno de estos
reinos, en 4 de setiembre de dicho año. Su fundador fué don Juan
de Avendaño y Gamboa vecino de la ciudad.
El convento de la Orden Bethlemftica se fundó en 1680. Esta
orden vino al Perú de Guatemala en 15 de octubre de 1671.
El monasterio de santa Clara se fundó siendo virey don Fer-
nando de Torres y Portugal Conde del Villar.
El monasterio de Eecoletas, Carmelitas de santa Tei-esa, se
erigió en 1624.
Después del terremoto de 20 de octubre de 1686 se ha operado
un cambio en la atmósfera que ha hecho que no se pueda cultivar
trigo tanto en el valle de Lima como en los inmediatos á
Trujillo. El solo valle de Chicama daba 160.000 fanegas de trigo
que se llevaban á Panamá y Guayaquil. Este cambio se extendió
hasta Lambayeque y Piura y por más de 30 años no se pudo reco-
jer ni la semilla que se había sembi'ado; pero ahora parece que
va recobrando la virtud perdida, como sucede en Lima donde
produce 25 por 1
La parra y el olivo sufren alteraciones muy grandes, quedan-
do 2 ó 3 años sin madurar sus frutos, pero después dan con abun-
dancia. Por esta irregularidad las haciendas de estos productos se
han perdido.

(1) Ya en estos tiempos, Huamachuco se ha hecho una provincia separada y no


pertenece á Cajamarca.
— 241 —
La ciudad es muy aseada, con calles anchas, rectas y alegres.
Ijas cíisas están por lo general bien construidas y hay algunas muy
elegantes, lo que dá á la población cierto aire que no se encuentra
en las demás del Perú.
Lo que proporciona agradable aspecto, es la variedad de la
arquitectura de sus casas, que no dá lugar á la monotonía de algu-
nas poblaciones cuyas casas son iguales en construcción. Muchas de
éstas presentan grandes y hermosos patios, lo cual da á conocer
que no se ha economizado terreno. Estas casas ofrecen mucha
comodidad en su interior, siendo muy grandes en comparación del
número de individuos que las habitan.
Trujillo tiene sobre Lima gran ventaja en la distribución de
sus acequias, que no corren abiertas por las calles despidiendo á
veces los miasmas más fétidos, sino que atraviesan por el interior
de las casas, ofreciendo gran comodidad para el desaguüe y lim-
pieza de la población. Estas acequias están cubiertas comunmente
con tablones que se quitan para limpiarlas. Con esta disposición
no se arrojan las basuras á las calles que así se conservan limpias
y aseadas.
uno de hombres y otro para mu-
Trujillo tiene dos hospitales:
jeres, que no están bien situados porque quedan á barlovento de
la población. También hay un hospicio para pobres.
Cuanto á iglesias, como toda ciudad fundada por españoles,
tiene gran número, contándose li en área tan pequeña y son: la
Catedral, la Merced, san Agustín, sau Lorenzo, el Carmen, santa
Clara, san Francisco, santa Ana, la Compañía, santo Domingo^
san Sebastián. Belén, la capilla de los muertos y la capilla de
la entrada de la sierra. A estas se pueden agregar -í capillas inte-
riores; la del panteón, la del Seminario, la de la casa de ejercicios
y de la Cárcel.
la
En
la actualidad no hay conventos, pues se han suprimido los
que existían y solamente han quedado dos de monjas, que son el
Carmen y santa Clara. Este último ocupa gran extensión, pues
comprende dos manzanas-
El panteón, situado á 200 ó 300 metros fuera de la portada de
Mirafíores, merece mención especial por su limpieza. Tiene bonita
capilla situada en la parte media; á ambos lados de la capilla hay
tres compartimentos muy limpios y blanqueados.
En estos compartimentos se construyen los nichos cuyas fa-
chadas varían según el gusto de los interesados. Detrás de estos
compartimentos está el cementerio general, que es un poco peque-
— 243 —
ño, pero que se conserva muy íiseado, no viéndose en él una sola
paja. Por iiltimo á la entrada de la izquierda de la capilla ha,y dos
mausoleos de nicárniol: uno del General Suarez formado de dos fi-
guras casi de tamaño natural que representan á la América coro-
nando al General, que está vestido con su unifonuñ. Este monu-
mento sería más propio para una plaza ó cualquier otro lugar
público, pero nó para el panteón; porque choca ver en la man-
sión de los muertos, donde todos son iguales, figurar á una perso-
na con todas sus insignias y coronada por una figura alegórica qne
representa la patria. El otro mausoleo pertenece al señor Casós y
es muy sencillo, pues solo consiste en una columna con su inscrip-
ción.
Es lástima que este panteón tan aseado, no esté adornado con
flores que agradan tanto á la vista.
En cuanto á los establecimientos 'de enseñanza cuenta con:
la Universidad, el Colegio Nacional de san Juan, el Colegio Semi-
nario, el Colegio de la Libertad, el Colegio Nacional de Educandas,
dos escuelas de niños, una de niñas y algunas otras particulares.
La ciudad tiene varios paseos, pero por el carácter retraído de
sus habitantes son muy poco frecuentados y están algo descui-
dados. Estos paseos son :la alameda de Mansiche, la de
Huamán, la de Moche y el Recreo. Este último está situado en la
misma población, tiene un aire sano por hallarse en la parte más
elevada y goza de hermosa vista. En el Recreo remata la calle
principal llamada del Progreso. En este paseo hay una pequeña
pila p jr la que desgraciadamente rara vez corre el agua.
Esta pequeña alameda tiene grandes árboles de sauce, matas
de rosales y en uno de sus extremos está la caja ds agua de donde
salen las acequias que la distribuyen á la población.
Los establecimientos de diversión que tiene Trujillo son: el
teatro antiguo, el teatro de la Libertad, la plaza de toros, situada
fuera de la población y á la que se vá saliendo por una pequeña
portada que se abre solamente en los días de función y que está
situada casi en la extremidad de la alameda del Recreo.
Hay también coliseo de gallos.
Trujillo tiene regular plaza de mercado, situada en una délas
partes más centrales de la ciudad; es bastante concurrida y está
bien provista de víveres. Solamente la rama la que sombrea á las
vendedoras es muy poco apropiada.
El agua que sirve para el consumo de la población viene del
río de Moche y es llevada á las casas por aguadores. En tiempo de
— 24n -
ci-eciente viene muy turbia y entonces se recoje de antemano, se
deposita en tinajas y en seguida se la hace pasar por filtros de pie-
dra que comunmente llaman piedra de destilar.
Esta agua filtrada es bastante pura y contiene por cada litro
solo 0. gr. 150 de materias minerales, que en su mayor parte están
foi madas de sulfato de cal (yeso) y el resto de sal común ó cloruro
de sodio.
Cuando se trata por el nitrato de plata, se enturbia apenas;
pero con el oxalato de amoniaco se enturbia más y dá ligero preci-
pitado de oxalato de cal.
Entre Huamán y Mansiche se encuentran algunos depósitos
de cal de donde se ha sacado para el consumo formando pozos cua-
drados que se llenan de agua que viene de abajo.
Más cerca del mar y más allá de la salina, se observan puquios
de agua dulce que dan á conocer la existencia de una capa de agua
de esta especie en todos los terrenos que se extienden hasta el
mar, originado sin duda por el agua que filtra de la campiña.
En todos estos terrenos se podrían establecer salinas bien sis-
temadas, que producirían grandes cantidades de sal. Para esto se-
ría preciso traer una acequia para aprovechar de toda la sal que
actualmente se halla en la superficie del terreno, porque toda la
que estaba á cierta profundidad, ha sido ya lavada por el agua dul-
ce subterránea.
Para aprovechar toda esta sal se debería escavar pozos en los
teiTenos con sal situados más cerca de Trujillo, y de consiguiente
más elevados, y en seguida abastecer de agua estos pozos. Esta
agua disolvería toda la sal y después de depositada la tierra, se
haría salir el agua salada por medio de unas sangraderas, condu-
ciéndola á otros pozos más abajo; se repetiría esta opern,ción hasta
s-iturar completamente el agua, que se llevaría á otros pozos para
hacer cristalizar la sal. De esta manera se aprovecharía toda la
sal de la superficie del terreno, haciendo echar las costras 6 cali-
ches en los primeros pozos con ógua.
Inmediatos á estos depósitos de sal y en dirección á las ruinas
de Mansiche, se encuentran varios cuadrado de terrenos muy ex-
tensos con reborde de tierra, que sin duda han sido hechos en
tiempo anterior á la conquista. En medio de todos estos terrenos
removidos se nota á veces pequeñas lagunitas de agua muy salo-
bre. Una de estas lagunitas ofrecía un color completamente verde,
como las de Huacachina cerca de lea: esta coloración se debe á
— 244 —
ima materia vegetal que tiene en suspensión. Otra ofrecía (^olor
rojizo debido también á otra alga microscópica.
El agua evaporada de la primera dió por cada litro 13 gr. 10
de sales que se hallaban formadas en su mayor parte por cloruro
de sodio y sulfato de soda, conteniendo además sulfato de cal y al-
gunas sales de magnesia.
La plebe de Trujillo es de buen carácter y muy rara vez se
oye decir que haya cometido algún crimen. Es de admirar la mo-
ralidad de los habitantes de esta provincia, pues se halla colocada
entre las de Santa y Chiclayo que se han hecho célebres por el
gran número de causas criminales.
En la hacienda del Trapichito, del valle de Trujillo, hay un
trapiche á vapor perteneciente á don Fernando Ganoza.

DE TRUJILLO Á LA HACIENDA DE CHICLÍN. — (35 kilómetros)

Para ir de Trujillo á Chiclín hay dos caminos: uno que pasa por
Huauchaco, sigue por la playa y tuerce después para Chiquitoy y
Chiclín siguiendo el valle de Chicama. El oti'o sale de Trujillo por
la misma portada de Mansiche, pero á pocas cuadras tuerce á la
derecha y pasando detrás del cerro de las Campanas se dirige di-
rectamente á Chicama y Chiclín. Ambos caminos son llanos y no
se sabe cual preferir, porque si es verdad que el camino directo
de Trujillo á Chicama es más corto, tiene en cambio grandes tre-
chos de terreno arenoso, mientras que por el camino de Chiquitoy
se marcha en medio de la vegetación.
Saliendo de Trujillo por la portada de Mansiche, se marcha
al ONO, se deja la alameda y se tuerce á la derecha al N. 20. E,
pasando por una chacra (del señor Rodríguez). Se continúa al
NNO. y luego al N. 75 O. y se pasan dos acequias. Sa marcha al
N. 40 O. casi en la misma dirección del cerro de las Campanas.
Terminados los cultivos se sigue por el arenal y luego sobre terre-
no duro.
A 2^ kilómetros de distancia á la derecha continúa una cade-
na de cerros.En seguida se marcha nuevamente por terreno are-
noso.
Hay una pared deá 2 metros de grueso construida por los
1

antiguos con piedras y tierra, que atraviesa el camino, dirigién-


dose de ESE. á ONO, hacia el cerro de las Campanas.
Continúa la marcha al N. 35 O. Empieza el cerro de las Cam-
panas á la izquierda que dista 200 metros del camino.
215 —
Saliendo de Pampas al N se sigue al NO. y OSO. en medio
del monto; so cambia al N. 10 E y luego al N. en medio de la caña.
Continuando al NNE. se llega á la orilla del rio de Chicama.
qne se halla dividido en dos brazos y viene en éste punto del N 40
E. Se pasa por vado un brazo y en seguida el principal y se sigue
las direcciones NO, NNO, N, ONO, y N. Se pasa un charco de
agua estancada en el cauce del río San Benito en la dirección
ENE. y se llega á la hacienda de Jagüey, que está situada sobre
la banda derecha del río de Chicama del que dista menos de 1 ki-
lómetros.
Esta hacienda pertenece al distrito de Ciscas provincia de
Contumazá departamento de Cajamarca, siendo por este lado lí-
nea divisoria entre este último departamento y el de la Libertad,
el portachuelo de Cascas.
Jagüey es hacienda de arroz y actualmente (1S6S) se está
costruyendo un ingenio que será movido por rueda hidráulica. Sus
terrenos no son de los mejores y el arroz da solamente el 40
])or 1. Además, tiene el inconveniente de que los terrenos cultiva-
bles se hallan muy separados y divididos.
Lo que le falta á esta haciéndaos agua suficiente para regar
grandes trechos de terreno que en el día quedan improductivos
])or estar un poco elevados. La acequia de Jagüey tiene muy poca
corriente y por lo tanto no se le puede hacer ganar el nivel para
conducir el agua á dichos terrenos.
En esta hacienda se ensayó el cultivo del algodón; pero hubo
de abandonarse por la escasez de agua.
El nombre de Jagüey le viene de un puquio que hay á poca
distancia de la casa; 'porque jagiiey quiere decir en keshua piígn^o.
Hace pocos años que esta hacienda estaba en deplorable es-
tado.
A la derecha de la casa baja la quebrada de San Benito,
que está seca casi todo el año y solo de vez en cuando trae
agua. Sin embargo, aunque no se ve agua en su superficie, la
hay á cierta profundidad y se la podría recoger haciendo diques
subterráneos que atravesaran la quebrada de banda á banda; para
esto se aprovecharía de las cuchillas de los cerros que se dirigen
hacia el centro de la quebrada y la estrechan.
El agua que corre subterránea se debe á las filtraciones de los
terrenos cultivados de los pueblecitos de San Benito y Santa Ana,
situados en su cabecera,
s
— 240 —
Estos pneblocitos son muy reducidos y tienen de 70 á 100 ha-
bitantes.
San Benito y Santa Ana distan de Jagüey 35 kilómetros.
Más arriba, im la niisnia puna, entre quebrada de Chi-
la
cama y la de Jequetei)eque, está situado pueblo de Guzman-
al
go que es cabeza de distrito. Las aguas del pueblo de Guzniango
no bajan íi la quebrada de San Benito ni tampoco al i'íode Jequete-
peque, sino que se dirigen á una quebiadita seca que va al monte
grande en la pampa de San Pedro.
Guzmango dista de Jagüey 50 kilómetros hacia el NNO.
Siguiendo la quebrada de Chicama, se encuentra más arriba
en la banda derecha y á 35 kilómetros de distancia, la hacienda de
Tambo donde se siembra arroz, y son muy comunes las tercianas.
Para llegar á esta hacienda es preciso pasar el río dos veces.
Diez kilómetros más arriba de Tambo se halla el pueblo de
Lucma y 15 kilómetros antes de éste el mineral de Tambillo.

DELA HACIENDA DE JAGÜEY Á LA DE FAC.\L.\— 35 KILÓMETROS

El camino entre Jagüey y Facalá es bueno, excer)to algunos


trechos de ladera angosta y peligrosa sobre peña viva.
A 30 kilómetros de Jagüey está la población de Ascope, que
dista de Facalá 5 kilómetros.
Sahendo de Jagüey por el mismo camino de Pampas, se lle-
ga á un lugar con cruz, llamado Cruz (colorada, donde se divide
el camino de Ascope del que va á Pampas: el primero continúa
á la derecha al pie de los cerritos de sienita. Se continúa al OSO
por el camino de Ascope y se pasa una quebradita en dirección
SO.
En la otra banda, poco más arriba de Pampas, sale un cami-
no para Lucma que sube por una quebrada seca. Hay una lade-
ra estrecha en la falda de los cerritos de sienita y gres raetamór-
fico y después un trecho de camino muy angosto en la peña y for-
mando balconcillos sobre el río, razón por la cual es peligroso. Los
hacendados de la costa acostumbrados á marchar por caminos
completamente llanos, tienen mucho miedo de caminar por éste.
Se pasa una quebradita seca y un pequeño trecho de terreno
de aluvión y gres meta mórfico. En seguida otra quebradita seca
que tiene cauce como si hubiera corrido agua.
En un lugar llamado Shimba hay ranchitos de caña en una
— 247 —
l inconacla. Coiuo no produce bien, el liacendaJo piensa aban-
donar este cultivo ])ara sembrar arroz.
Se sigue al OSO y
se entra á la quebrada de Shimba que de-
semboca frente á hacienda de Pampas.
lo

Se sube al OSO y se entra al cauce de la quebrada que es


ancho, con piedras pequeñas como si hubiera corrido agua tran-
quila.
En dirección O el camino es bueno, continuándose al OSO
por el camino que va por la quebrada y que es muy poco incli-
nado.
Se continúa al SO», OSO, N 80 O, y O, y se sube por un cami-
no más inclinado al S. 8(» O.
Se termina la cuesta y pocos pasos antes de la cumbre se
encuentra el camino de Ascope á Cascas que se dirige hacia el N.
Se sale del poi'tachuelo bajando al S. continuándose al SSE,
SE y SSE.
Se deja la quebrada porque se baja, y se sube por otra al
la
ONO. llegándose al portachuelo llamado de San Antonio. Desde
este punto se ve el valle de Chicama como lago de verdura Se
baja por un camino en zigzag con dirección general al SO. Los
zigzags del camino son muy pequeños y no se adelanta en senti-
do horizontal sino en el veriical.
Siguiendo en dirección S. se termina el camino en espiral y
secambia al SSO llegándose á la haciendita de San Antonio.
Se continúa al SO y al S 7o. O, pasando un portachuelito de
unos cerros que se prolongan hacia el valle y luego S'e ladea éste
por teri-eno seco.
Antes de una acequia se sigue al O y SO. A la derecha queda
una quebrada por la que no viene agua. Se continúa la marcha
al OSO y luego al O. Se llega al panteón del pueblo de Ascope y
en dirección al S 80 O á la población del mismo nombre. Ascope
es población reciente, pero va adelantando todos los días á pa-
sos agigantados. Situada casi al extremo del valle de Chicama,
en el catniiio que conduce á la sierra, se puede considerar co-
mo la puerta para salir de la costa, y poi' consiguiente tiene po-
sición favorable para el comercio. En efecto, de poco tiempo á es-
ta parte se han establecido en este pueblo gran número de tien-
das de comercio con buen surtido de efectos para hacer activos
negocios.
Por todas partes se vé que esta población progresa, pues con-
— 2iS —
tiniiamente se construyen casas nuevas, algunas de las cuates son
bastante bonitas y cómodas.
Actualmente sus habitantes desearían que Ascope fuera capi-
tal de una nueva provincia; pero es de creersf» que no se realiza-
rán sus deseos, porque esta nueva provincia sería enteramente
supérflua y aun perjudicial, pues perdería inmensamente la pro-
vincia de Trujiilo, que quedaiía muy reducida.
El agua que baña á Ascope es suministrada por una acequia
sacada del río Chicama más arribi de la población.
Se sale de Ascope continuando el camino hacia el O.
En la otra banda del valle se vé la hacienda de Gisñape hacia
el S. -15 E. Se pasa la acequia de Facalá y se sigue al OSO. La
acequia continúa á la derecha del camino.
Antes de llegar á la hacienda de Facalá hay un cerrito aislado,
como á 200 ó 300 metros á la derecha del camino.
Facalá es una de las grandes haciendas del valle de Ohicama,
pues tiene más de 600 fanegadas de terreno.
En otro tiempo fué una délas mejores y más productivas;
después tuvo una época de decadencia y últimamente eu manos
del Sr. Luis Albrecht, hombre emprendedor é inteligente, sur-
giócomo por encanto, pudiendo considerarse en la actutilidad co-
mo la hacienda modelo de todo el valle de Chicama y la (^ue re-
presenta el progreso en todos sus ramos.
En Facalá se cultiva caña, arroz y algodón y para el be-
neficio de estas distintas producciones hay maquinarias movi-
das por vapor.
Así, para el arroz hay máquina á vapor que mueve todo el in-
genio con ocho morteros, todos sus accesorios para limpiar el arroz;
de la tierra y x>equeñis piedras, muela para ci,scar!o, ventiladores
para quitar pajilla, cernidores para el polvillo y dividir el arroz en
tres clases, de modo que se puede separar todo el arroz de grano en-
tero. Por esta última disposición se obtiene un arroz que tiene el
mayor precio en el mercado de Lima. Esto se consigue sin au-
mento de gasto, puesto que el arroz quebrado sirve para la man-
tención de los chinos que trabajan en la hacienda.
Para el algodón hay otra maquinaria á vapor para la prensa
hidraúlica que tiene dos cajones que se alternan, llenándose uno'
mientras se prensa el fardo en otro.
Para la fabricación del azúcar hay un hermoso salón con ma-
quinaria completa para todas las operaciones, desde la molienda
de la caña hasta la salida de los panes, con los accesorios para la
— 249 -
refinación, líii esta ofi .'ina .-íe notan los aparatos mVs modernos
qne se han invéntalo hasta el día. Así, empízindo [) )r la ni:)lien
da, hay un aparato movido p;)r una cadena sin fia que [)or sí .sol
lleva la caña hasta los cilindros y en sej^aida sale el bagazo po"^
otra parte trasportado por otra disposición análoga.
La defecación se hace
en calderas de doble fondo y en seguida
pasa á los filtros con carbón animal. Para la preparación de este
ültimo hay hornos y apanitos especiales, hasta para la revificacióu
del carbón ya usado que se somete al lavado antes de calcinarlo.
La
cocción se hace en calderas cilindricas en las que se Verifi'
ca el Vacío ])or medio de bombas movidas por vapor.
Asimismo, para todas las demás operaciones, el vapor se uti-
lizapara todo, poniendo en movimiento las centrífugas y traspor-
tando el caldo y la miel á diferentes puntos.
En esta hacienda se prepara azúcar en polvo cristalino y en
panes pequeños como en la hacienda de Ramos del valle de Cá-
llete.

Los terrenos de la hacienda de Facalá son bastante buenos y


aunque se cultiva caña desde hace mucho tiempo, no están por
eso muy cansados. Cuando se examina la cantidad de caña que se
saca amialraente de esta hacienda y la fuerte proporción de fosfa-
tos alcalinos y terrosos que contienen las cenizas del bagazo, que-
da uno sorprendido de ver cómo este terreno pueda dar continua-
mente caña sin quedar completamente extenuado. Como en este
valle no se usa abonar la tierra con huano, hay que preguntar de
dónde viene esta gran cantidad de fosfatos que continuamente sa-
ca la caña del terreno? La solución de este enigma está en el agua
que riega el terreno. En tiempo de aguas en la sierra el agua del
río viene muy turbia y por consiguiente la de la acequia que se sa-
ca de este río, y como los terrenos se riegan con esta agua, se de^
posita sobre ellos una capa de limo, rica en abonos minerales, que
reemplaza los sedimentos que extrajo la caña y restituyen al sue-
lo la feracidad que había perdido.

Los terrenos alimentados por los abonos minerales venidos del


una capa de tierra muy fina y liviana que se le-
interior, tienen
vanta al menor soplo del viento ó con la marcha de las bestias ori-
ginando polvareda.
La caña que se cultiva en la hacienda de Pacalá pertenece á
lavariedad llamada de la india y madura entre los 14 y 18 meses
después de plantada. Esta diferencia en el tiempo que emplea pa-
— 250 —
ra madurar, depende del mayor ó calor de la estación en la
nieiioi-

época en que ha sido plantada, de cantidad de agua, etc.


la

En Facalá se acostun)bra obtener 4 6 5 cortes de cada planta-


ción.
Quando la caña llega á florear pierde tanto que comunmente
muere.
En la hacienda hay grandes tiechos de terreno cultivado que
en la estación de lluvias en la sierra se inundan y forman un
verdadeio puquio. Toda esta agua viene de las filtraciones de
la acequia. Hay ciertos trechos que no se pueden pasar á bestia
sino con peligro de hundirse en el terreno.
Delante de la casa de la haciend.i pasa una acequia que pare-
ce un río.

La hacienda de Facalá tiene bonita iglesia, pero en la actuali-


dad (1S()S) se halla en ruina.
A poca distancia de Facalá hay huacas sobro uuos carritos.
El río deChicama dista de Facalá 5 kilómetros y el punto del
río que está mas próximo es Tulape, hacienda de arroz que dis-
ta 5 kilómetros y que está cerca del mismo río.

Tulape queda al S. de Facalá.

DE FACALÁ Á MAGDALENA DE CAO.— (A/ás ck 25 kilómetros)

Se sale de Facalá al SE dejando un camino á la derecha y


se continúa en dirección SSE., se pasa la acequia de Faiján que
baja á la derecha, y se sigue al SSO.
Se llega á la hacienda de Casa Grande que ahora se llama En-
carnación, que también es de arroz y no muy grande.
Después se llega á la hacienda de Bazán que es de arroz y tie-
ne hermosa y cómoda casa.
Se sale de Bazán al SSO., ONO. y SSO. Ala derecha se deja
el camino de Cliocope; el pueblo dista de este punto poco más de

2i kilómetros.
Se marcha al ESE. en medio del monte y luego al SSE.
Se llega á la hacienda MocoUope que es también de arroz y que
tiene regular casa y capilla.
Desde la torre se puede distinguir gran parte del valle, gozan-
do de hermosa vista.
El pueblo de Chocope queda al S. 80 O. Magdalena de Cao
al S. -iO O. La hacienda de Cintuco al SSO. El pueblo de Chicama

y la hacienda de Chiclín al S. 42 E.
— 251 —
Se sale de MocoUope al SSO. y se atraviesa el camino de Cho-
cope á Trujillo. Contimiaiulo al S. 15 O, se llef^a á la liacienda de
Ciiit.ico que también es do arroz.
Se sale de Cintuco al S. y se sif^ue después al SSO., OSO, ^^SO.
y OSO. Eu este punto hay terreno salitroso sin cultivo, y después
una huaca grande de adobes. Se sigue al O., SE., S., SSE. y se llega
á la i-anchería y hacienda de Sonolipe que tiene la casa en ruina.
Se sale de este lugar al SSO. y se continúa al SSO, S-, SSO. y
SE., llegándose á un ranchito cuyo lugar se llama Paco pertene-
ciente á la hacienda de Sonolipe. En dirección SE., SSE. y SSO, se
niaicha ])or en medio del monte. En este cambio de dirección se
toca el i'ío de Chicama y luego el camino vuelve á alejarse.
Antes de llegar á la población de Magdalena de Cao se si-
guen las direcciones SO, SSo O y O. porcaminito praL;ticado en te-
rreno cubierto por tapiz de verdura.
Magdalena de Cao es pequeña población situada en la banda
derecha del río de Chicama del que dista 7 i kilómetros del mar.
El pueblo actual tiene un número de habitantes much más >

reducido que el antiguo que estaba situado casi en la misma pla-


ya y del que habla Feyjoó eu su estadística.
No se tiene datos sobre la fundación del actual pueblo de la
Magdalena, que parece muy antiguo.
Los habitantes de la Magdalena no tienen más industria que
la del cultivo de sus pequeñas chácaras.
Si se exceptúa algunas casas de regular construeción, todas
las demás no son sino ranchos más ó menos miserables.
La plaza tiene algunos árboles áe plumería que en el país co-
nocen con el nombre de carucucho.
Debido al cuidado de los vecinos, la iglesia se mantiene regu-
lar; pero los curas no hacen nada por ella, como lo manifiesta el es-
tado ruinoso de la misma casa cural.
Cerca del pueblo hay una palmera de dátiles bastante elevada,
que se vé desde muy lejos, de modo que sirve como de indicador ó
señal para llegar á la población.
En Magdalena de Cao se siembra arroz y alfalfa, además
de lo necesario para vivir.

DE MAGDALENA DE CAO Á LA CALETA DEL BRUJO

Se sale en dirección S. y se continúa al S SO O y luego al S 50


-

O. En todo el terreno se observa infinidad de pequeñas huacas que

#
— 252 —
aparecen bajo la forma de montecillos de tierra de una ó
dos varas de alto y cubiertas, la mayor parte, deuu mauto de gra-
ma. Es casi imposible dar idea de estos túmulos que se observan
diseminados en gran extensión de terreno y distantes -iO ó 50 pa-
sos unos de otros, lo cual hace creer que estos lugares se hallaban
muy poblados antes de la conquista.
En este terreno se ve en machos puntos pozo-; 6 charcos de
agna cuya mayor plenitud es en agosto, como sucede en las lagu-
nitas que hay entre Bellavista y el Callao.
Se llega á la lagunita conocida en el lugar c-)ii el nombre de
"pozo encantado" que queda al S. -tO O. de la Magdalena.
Esta lagunita está formada por todos los desagües é infiltra-
ciones de los terrenos de la Magdalena y tendrá más de 2í.»i) metros
de largo por 100 de ancho. Su forma es algo irregular.
En la parto media tiene más de 4 metros de profundidad y en
agosto, época de creciente, debe tener mucha agua.
Esta lagunita tiene pescados que abundan cuando hay poca
agua, ó al menos se hacen más visibles y so pescan más fácil-
mente.
A 2^ kilómetros del pozo hacia el NNO. y cerca del mar, se
ven las ruinas de la casa y capilla de la hacienda de Joquen, actual-
mente destruida y abandonada.
En los terrenos inmediatos á la laguna se crían y mantienen
muchos caballos con la grama dulce; engordan bien pero no resis-
ten un camino de 20 kilómetros; generalmente tiemblan, se cansan
y á veces caen muertos.
Se sale del pozo encantado marchando sobre un médano ha-
cia el SE. y se llega á un lugar donde el pozo desagua al mar.
Se pasa el desagüe y se marcha al SSE. A 25 pasos hay un po-
zo de agua dulce escavado en medio de terreno cubierto de grama
y después una ranchería llamada el Brujo, situada en la misma
playa. En la actualidad este lugar está deshabitado y solo es vi-
sitado en la estación de baños por personas que vienen de Mag-
dalena de Cao y de las haciendas inmediatas, las que traen consigo
lo necesario para la cocina y se surten de agua del pozo que se acá -

ba de citar.
El Brujo es caleta que fué habilitada, pero que se ha vuelto á
cerrar por falta de exportación.
A pocos pasos de la ranchería del Brujo hay una huaca muy
elevada, llamada "huaca redonda," aunque no tiene esta forma.
— 2r>3 —
Se marcha por la playa al SE. /
En la misma orilla del mar hay una huaca llamada huaca
blanca, onterainente formada de pequeños adobes: tiene com()
10 metros de alto. Una
parte de la huaca está destruida por el
mar que baña su base. Ahora bien, como es imposible que los
antif^uos indios, que tenían tanto cuidado con sus cadáveres,
hubiesen fabiicado una huaca tan cerca del mar, donde en tiem-
po de braveza podía ser destruida, es lógico pensar que esta
parte de la costa ha bajado, y que en consecuencia el mar ha in-
vadido el terreno y llegado hasta azotar la huaca; lo cual no de
bió suceder ciertamente en época anterior.
Desde este punto se ve la torre de la hacienda de Chiquitoy ha-
cia el N. 80 E.
Se llega á la huaca prieta que está formada de tierra y pie-
dras rodadas, de manera que parece un cerro natural.
Al pié de la huaca prieta hay como una quebi'adita, en cuyo
plan se ven pequeñas salinas que son pobres, porque la sal casi no
puede cuajar á causa déla pequeña cantidad de agaa que contiene.
Marchando sobre las huacas en dirección NNO. se cambia al
norte y se llega á Pueblo viejo. Hay ruinas de casas y de una igle-
sia, lo que hace suponer que este pueblo fué fundado o al menos
habitado después de la conquista, porque los indios no conocían
el arco ni esta clase de construcciones. En este lugar se observan
huesos y cráneos humanos que han sido extraídos de las escava-
ciones hechas con el objeto de buscar alguna riqueza escondida.
Estos cráneos son casi idénticos á los que se hallan en todas las
huacas de la costa, esto es, son braquicéfalos postauriculares.
Con estos cadáveres se encuentra á veces algunos adornos
que usaban en aquellos tiempos, tales como collares de conchas, de
pedacitos de coral y otras frioleras. Se han encontra lo en algunas
huacas, anillos de plata, pequeñas turquesas trabajadas y hasta
granos de vidrio y esmalte, lo que demuestra que muchos de es-
tos cadáveres han sido sepultados después de la conquista, esto es,
bajo la dominación española.
Cerca del Pueblo viejo de Cao que es del que habla Feyjóo y
qu>i dice haber tenido 3 ó 4,000 habitantes, hay otra huaca muy
elevada (más que todas) llamada la Garita.
Al ver las ruinas de un pueblo español inmediato á tantas
huacas y al descubrir estos granos de vidrio que han sido importa-
dos por los españoles, se puede deducir que antes de la fundación
B. s. a. 5,
— 251 -
del pueblo vivían en este lugar gran número de indios que cons-
truyeron estos cerros artificiales llamados huacas, y que después,
liabiéndose fundado el pueblo de Cao, cuyas ruinas existen, los
indios continuaron con su costumbre de enterrar los cadáveres con
los objetosque poseían.
Es preciso observar que los granos de vidrio no se han saca-

do de las huacas grandes, sino de una escavación hecha á pocos


pasos de la hacienda.
Las huacas elevadas y principalmente la blanca, tienen en su
interior unas divisiones cuadradas que forman como nichos de
un metro á metro y medio de lido, disposición que se nota también
en las huacas de los alrededores de Lima.
Al SE. del Pueblo viejo, á orillas d^^l mar y á 5 kilómetros,
existe la hacienda de Nazareo, que actualmente se halla casi aban-
donada. Esta hacienda ha sido formada ahora 8 ó 10 años sola-
mente y se mvirtió en ella como Si),(JOU pesos para el desmonte,
plantío de caña, trapiche de bueyes, etc., y al presente no vale
5,000 pesos.
Se sale del Pueblo viejo marchando sobre huacas y al N. 15
E. se encuentran charcos de materias salinas eulas que hay un po-
co de cloruro de sodio, de sulfato de soda y de yeso. Al N. se en-
cuentran innumerables huaquitas diseminadas en el terreno.
En seguida se continúa al N. 15 E., N., NO., N. (por un ca-
llejón en medio de tapiales), O. y N. para llegar á Magdalena
de Cao.
En Magdalena de Cao usan para curación de la gonorrea
la

de un remedio especial que consiste en la decocción de hojas de


molle á la que se añade chancaca y se hace fermentar como la chi-
cha. Este remedio es reputado como muy eficaz, y si se considera
que el molle es una terebintácea y que su aceite esencial reúne las
cualidades de la copaiba, pimienta y cubeba, es posible que real-
mente goce de las propiedades que se le atribuyen.

DE MAGDALENA DE CAO Á LAS HACIENDAS DE CARTA VIO

Y CHIQUITOY

Se sale de Magdalena de Cao al N. 75 E., se sigue al S. 75 E.


y luego al N. 80 E, hacia el cerro Campanas.
Se llega á la chacarita llamada Soloque, y luego al i'ío Chica-
ma en dirección S. SO E.
— 255 —
Se llega á un de legua y se continúa al SE., S., SE., S.
raojúii
80 E., S. SSE., SE., se deja el camino grande y eu di-
15 E., S.,
rección S. 80 E. se llega á la hacienda de Nepéii que queda á más
de un kilómetro al S, l"^ O. de este punto.
En la hacienda do Nepén se cultiva arroz, caña y trigo.
Se ll^ga á la chacarita de Tejelape y se regresa al camino
grande.
Se deja nuevamente este camino y se marcha hacia un porti-
llo al N. 80 E. Se pasa el portillo y se continúa al NE. llegándose
á la chácara y casa de Chiquilpón. La casa es regular.
Se sale al E. por caniinito interior y se marcha entre el mon-
te de guarangos.
Se pasa por una puerta y se llega al camino de Santiago para
las chácaras al NNO. y N.
En Santiago de Cao se siemhra trigo y cebada, cosechándose
de y á 4,00») fanegas del primero y 2,000 de cebada. Las semillas
de estos gi-anos son del lugar.
Es extraño que en Lima no dé bien actualmente el trigo,
pues en Santiago, donde hace más calor, produce perfectamente.
Sería bueno que se ensayara en Lima el cultivo de este grano
con la semilla de Santiago, que estando aclimatada en lugar mu-
cho más cálido, produciría en Lima, sin duda, mucho mejor que la
mismo modo que la alfalfa.
semilla de Chile ó de la sierra, del
Se deja camino y se tuerce por otro al N. 80 E.
el

Se pasa la acequia que baja al S y se entra á la hacienda de


Cartavio, pasando al pié de una huaca situada en la orilla.
En otro tiempo se cultivaba en Cartavio solamente caña y
trigo: al presente se siembra también arroz.
Actualmente se está implantando una maquinaria á vapor
que servirá para el benfíficio del azúcar, para pilar arroz y pai a
moler trigo.
En esta hacienda se piensa introducir nuevo método en la fa-
bricación del azúcar, cuya diferencia principal de los métodos
adoptados hasta el día, está en el modo de evaporar el caldo de
la caña, que se concentra pasando por un canal tortuoso que da
muchas vueltas, de manera ^u^ al llegar á la extremidad está en
estado de miel y en punto de preparar la chancaca ó hacer
az úcar.
El ingenio de pilar arroz está hecho también en vista de otro
modelo, pues los ocho morteros están dispuestas en círculo en vez de
- 250 —
píítar on linea recta. Para dar movimiento á estos morteros liay
un solo eje principal situado en el centro.
Este eje tiene en su parte superior una espilla do hélice
que al girar sobre sí misma va levantando sucesivamente
las pequeñas palancas que tienen los pilones en su parte superior, y
de consijíuiente se elevan uno después de otro, alternándose con
regularidad.
Este método, que puede ser mejorado haciendo cilindricas y
no cnadi-adas las barras de los pilones, tiene la ventaja de ocupar
poco espacio.
. La caldera es de bolas de fierro dispuestas en cinco planos in-
clinados, de seis series de bolas cada uno, de manera que podrá
producir bastante vapor en muy poco tiempo.
El molino de trigo será puesto en movimiento por una gran po-
lea en relación con el eje principal.
La fachada del edificio donde está la maquinaria principal
ofrece dibujo sencillo de agradable impresión.
Los que no conocen el Perú no tienen siquiera idea de la acti-
vidad que se está desplegando en todos los valles de la costa y en al-
gunas haciendas del interior, para introducir nuevas máquinas
aplicadas á las diferentes industrias de la caña, algodón, arroz^
crigo, etc. y es de sentirse que hasta ahora no se haya pensado en
hacer una especie de estadística industrial y comercial del Perú
que haga conocer á las naciones de ultramar el adelanto y pro-
greso incesantes de la agricultura en esta rica porción de la Amé-
rica meridional.
Solo la casa de Stanton y White, establecida en Lima, en la
Piedra Liza, ha fabricado gran número de máquinas á vapor para
las distintas haciendas de caña y arroz de toda la costa del
Perú.
En el valle de Chicama solo hay máquinas de esa casa, así co-
mo en Chiclín, Facalá y Cartavio.
La hacienda de Chiquitoy queda al vS. 70 E. de Cartavio.
La huaca de Cartavio al S 73 E, á 300 metros de distancia.
La huaca de Urcape al NNO, á 400 metros.
La huaca de Colpán al S. 30 O, á la misma distancia.
La casa queda, pues, situada en el centro de tres huacas bas-
tante elevadas.
Se sale de Cartavio al N 75 E, y al EES se llega á la huaca
de Cartavio, Desde esta huaca se ve otra llamada de las Monjas
— 257 —
al N detrás de esta huaca se encuentra la hacienda de las
35 Ey
Monjas hoy de Santa Matilde.
Desde esta huaca se distinguen las del Brujo que se hallan al
N O de este punto.
78
Se sale de la huaca al S 50 E y antes de llegar á la hacienda
de Chiquitoy se siguen las siguientes direcciones: S 75 E, E, N 40
E, E., N. 80 ES, ENE. y NNE, para llegar á la hacienda de Chi-
quitoy.
Santiago queda al N SS E de Chiquitoy.
Chicama al N 38 E de la misma hacienda.
Huaca agujereada al S 80 E de Chiquitoy, al pie de los cerros
y á 2i kilómetros de distancia.
La huaca del Pan de azúcar á 5 kilómetros al N. 10 E.
Las ruinas con grandes paredes de 6 metros de alto, al ENE
de Chiquitoy.
La hacienda de Chiquitoy pertenece al general Iturregui; tie-

ne hermosa casa, sin rival.


Por delante presenta un atrio con corredor y con columnas
que tienen 6 arcos en cada lado y 13 en el frente.
Una elegante capilla está comprendida en el edificio, y en la
parte superior del corredor se ha construido, en la parte media, un
apéndice en forma de templo que da á la capilla y de cuyo lugar
los dueños pueden oir la misa. Esta parte no produce muy buen
efecto en el conjunto.
La casa está lujosamente amueblada y construida sin eco-
nomía alguna.
Delante de la casa y á la derecha hay un antiguo acueducto
de 12 arcos que forman ángulo, comprendiendo 5 arcos un lado
del ángulo y 7 el otro.
El agua que conduce este acueducto cae en cascada, lo cual
produce bonito efecto, pues da vida al cuadró.
El dueño de esta casa, amante hasta el extremo de la sime-
tría, hizo construir en el lado opuesto otra serie de arcos dispues-
tos del mismo modo simulando otro acueducto, lo que, según mi
opinión, lejos de mejorar la vista, le quita toda la poesía.
Parece que el dueño se ha esmerado en la construcción de la
finca, pero no ha pensado en el cultivo del terreno que debería ser lo
principal; la hacienda de Chiquitoy se asemeja á un costoso cuadro
en el que el marco es muy rico y lujoso y la tela vale muy poco.
Esta hacienda tiene extenso olivar que con un poco de cuida-
do podría producir muchísimo. Pasaude 700 los pies de olivo.
— 258 —
En medio de este olivar hay una haaca forra ida de pequeños
adobes de barro y de bastante elevación.
La hacienda de Chiquitoy, como está actualmente, produce
mu}' poco. El terreno es algo malo: así por ejemplo, el trigo no
produce más de 10 á 1'2 por uno.
El actual arrendatario ha tenido que cortar el monte para
sembrar arroz.
Desde esta hacienda se distingue al S 20 O las "Tres
huacas".
Detrás de la más grande de las tres huacas citadas está el
pueblo de Santiago.
Al S. 12. O está la huaca de Campanillas.
La huaca de Carta vio queda al N. 72. O y la de Urcape al
N. 60 O.
El cerro de Malabrigo al N. 55 O.
La huaca de Julcán al S. 72 O.
Chiquitoy ha sido una antigua hacienda de caña y existen to-
davía los restos del trapiche. Lo mejor que se podría hacer es
volver á plantar caña y establecer una buena maquinaria para es-
ta productiva industria.
Chiquitoy tiene gran ventaja sobre las demás haciendas del
valle de Chicama, por ser una de las más próximas á la capi-
tal-

SALIDA DE CHIQUITOY Y REGRESO Á CARTAVIO POR EL MISMO CAMIMO.

De Chiquitoy al mar hay 20 minutos de marcha; se había


empezado á abrir un magnífico camino hacia el mar, pero se ha
paralizado.
Se llega á Cart¿ivio,X. 80 O, se pasa la acequia y se deja el ca-
mino anterior continuándose al NNE. y N.
Después de la huaca de Urcape, se sigue al NO, NNE, N. 53 E.,
y NNE, ladeando una acequia que baja á la derecha del cami-
no. Se continúa al O dejando la acequia.
Después de la chácara de San José se camina en las direcciones
siguientes: S. SO O, OSO., SO, SSO, y NO, pasándose después
por la chácara de arroz de Nepén.
El monte de Espino queda al ONO.
Se pasa el río por el vado de Soloque y se llega á Magdale -
na de Cao.
— 259 -

DE MAGDALENA DE CAO Á CHOCOPE, MOCOLLOPE, CAJANLEQUE


Y SALAMANCA

Se sale de Magdalena de Cao al N. 75 E, se deja el camino


de Trujillo y se marcha al N. 10 O. A la derecha queda un ca-
mino.
Se continúa al N. SO E y se llega al lugar llamado la Pampa,
20 kilómetros al S. 5 O. El camino es tortuoso; tomando al
NNO. hay ranchitos. Se sigue al N, N. 80 E, N. 15 E. y N. Se pa-
sa luego una acequia que baja á la izquierda y en seguida otra pe-
queña.
En dirección N 75 E y después N. se llega á una huaca y á la
hacienda de San Jacinto. Esta hacienda es de caña y trabaja con
chinos.
El trapiche para moler la caña es de agua. La casa de pailas
ú oficina fné reedificada recientemente.
La casa es regular y tiene capilla. Se sigue ladeando una ace-
quia que viene á la hacienda.
Al ENE se pasa una acequia y en dirección N. otra.
Se toma al N. 10 E y se llega al ingenio de arroz de San Ja-
cinto.
Se sigue al N. .80 Oy
N, dejando el camino de Salamanca á la
izquierda. Salamanca distará 2^ kilómetros de este punto.
El camino sigue sucesivamente las direcciones: E, ENE.
ESE. y ENE.; poco después terminan los terrenos de San Jacinto.
Se marcha por terrenos pantanosos. (Era el mes de Mayo).
Con dirección N. se llega á la hacienda de TuLumal. Terminan
los terrenos pantanosos y se continúa la marcha por una hacien-
da que ladea una acequia que baja á la izquierda del camino, se
deja la acequia al N 10 E y se llega á la hacienda de Farias que
es de caña y bastante grande. Tiene trapiche de agua.
En la de Tutumal se siembra caña, maíz y cebada y queda á
poco más de un kilómetro al S. 50 E. de Farias.
Saliendo de esta última hacienda se sigue las direcciones NNO.
NNE. y en seguida al NO. Se llega al molino de Galindo y al
pueblo de Chocope.
La casa del molino forma parte del pueblo.
Chocope, en otra época, era de bastante importancia y
podía considerarse como capital del valle de Chicama; pero ha .

ido en sentido inverso de Ascope: miej\tras éste ha ido progresan-


,

— 260 —
do más y más, aquel decae continuamente y en la actualidad es
pueblo ruinoso.
Parece que muchas casas estuvieran abandonadas y hasta la
iglesia está en escombros. Una que otra tienda constituye todo
su comercio
Saliendo de Chocope al ENE. se llega á la hacienda de la Vi-
ñita á más de un kilómetro al N. 5 K. Se marcha por el camino
de Paiján á Ascope.
Se sigue al E SE. por el camino de Chocope á Trujillo, de-
jando el de Paiján á la izquierda y continuando en dirección E.
por elborde de una acequia.
Se pasa una acequia grande y se entra á los terrenos de Sin-
tuco.
Se llega cü camino de Mocollope á Sintuco y siguiendo al S-
75 E. por 2i kilómetros, por el camino que va á Trujillo, se llega
al río Viejo, que es antiguo cauce del río, que varió más tarde de
dirección para tomar la que tiene actualmente.
A 800 ó
1000 metros más allá del río Viejo, está la hacienda ó
más bien chácara de arróz de Cariaga, en la orilla derecha del
río de Chicama.
A 700 ú 800 metros está el Molino viejo, donde se cultiva
arróz, maíz y alfalfa.
En seguida abajo por poco más de nn kilóme-
se tuerce hacia
tro, para ir al molino de Bracamonte, que es chácara de arróz y cu-
ya casa está en ruinas.
A más de un kilómetro de Chiquitoy, está la hacienda llamada
de Arriba, cuyo verdadero nombre es Exaltación. Esta hacienda
tiene molino de harina.
De Exaltación á Chiclín hay 5 kilómetros hacia arriba.
Se continúa hacia Mocollope pasando la acequia.
Se sale de este lugar al N. 40 E. y luego al NO.
Se mai'cha por el camino de Ascope á Chocope al O SO. pa-
sando al pié de un cerro llamado Piedra de la bruja.
Se deja el camino grande y se pasa por la huaca de Mocollope
que es una especie de fuerte con casas en el interior.
Esta huaca merece especial mención. Vista de afuera parece
una huaca común, esto es, un pequeño cerrito artificial, formado
de adobes; pero subiendo por una parte derrumbada se ve. que no
remata en su parte superior en una meseta como las demás hua-
Cas, sino en un espacio de terreno encerrado por elevadas paredes
de adobes, en cuyo centro existen las ruinas de unas habitaciones,
-

— 2CA —
de modo que se puede bajar á su interior y rej^istrar por todas par-
tes estos restos que se podrían considerar como los de un pequeño
fuerte. En el medio se ve una escavación á manera de pozo hecha
sin duda con el objeto de buscar algún tesoro. En ciertos puntos
se notan en el espesor de los gruesas paredes unos huecos cuadran
guiares, comolos que encierran los cadáveres en las huacas comunes.
Continúa la marcha hacia el ONO. Se pasa por una lomada
artificial de tierra y adobas, donde se hallan sepultados muchos ca-
dáveres antiguos.
En la falda de los cerros, á la derecha del camino, se ve varias
ruinas de paredes. Se sale de la chácara llamada Basarrate al ONO.
y después al NO. de donde se divisa al N. 15 E. á cosa de un kiló-
metro, la chácara de Montejo y al N. 5 E. á 2^ kilómetros la ha-
cienda Viscaina.
En la misma dirección, á más de 5 kilómetros está la hacienda
de Lache y alN. IS O. á 2^ kilómetros de Lache, está la de la Viña.
La Viña y Lache son de caña y las otras de arróz.
Al S. 15 O.— Huacas del Brujo.

Al S. 70 O. Cajanleque á 5 kilómetros.
Al S. 50 O.— Molino de Salamanca ó Cascajal.
Al S. 73 O. - Cerro de Malabrigo.

Al S. 15 O. Huaca de Sonoliptí.
De este cerrito se continúa al SO. y se dejan los cerros. Antes
de la hacienda de la Viñita se toman sucesivamente las direccio-
nes OSO, SSO., y N. 10 E.
La Viñita es una hacienda de arróz y de algodón, pero actual-
mente se está empezando el cultivo de la caña (18B8).
La casa de la Viñita tiene bonita vista y representa como pe-
queño castillo con su torrecita.
Saliendo de la Viñita, por el camino de Basarrate al SSO. y S.
35 O. se llega al pueblo de Chocope.
- Se sale de este pueblo al N. SO O. Al pie de unos cerritos y á
2i kilómetros de distancia, está la hacienda dé Santa Ana que es
de arróz y tiene ingenio de agua. Continuando al O. y luego al OSO.
se deja el camino grande para entrar al molino de Salamanca
llamado en otro tiempo el Cascajal.
Se sale del molino con dirección N. 15 E., se llega al camino
de Paiján y al ONO. á la hacienda de Cajanleque.
La hacienda llamada Viuda queda á poco más de un kilómetro
B. S. G. 7.
— 2r)vf —
h;\(^ia el N. 12 O. El Cerro prieto, (jueda al N, :5¡) O. á más de 2'^

kilómetros y á más de 5 el pueblo de Paijáii.


Cajanleque es hacienda de caña. Tiene máquina á vapor pa-
la la caña, anóz y trigo.
El ni ismo líiotor pone en movimiento
el trapiche de caña, e
ingenio de arroz y molino de trigo.
el
La maquinaria para la preparación de arroz, es más completa
que en las demás haciendas.
Tiene raoi'tero en que el arróz se limpia por presión y otros
por fi'icción por una especie de hélice.
Los ínorteros se vacían con facilidad por una especie de válvu-
la con palanca que tienen en su parte interior.

Algunas tienen aparatos para dar lustre al arroz.


Se sale de la hacienda de Cajanleque al SSO., se continúa
al S. 10 O- y por un camino sinuoso se marcha al SO. y al SSO'
Hay gramadales con innumerables eminencias en el terreno que
pai'ecen otras tantas huaquitas.
Antes de llegar á Salamanca se pasa una acequia y se toman
las direcciones S, SSO. y S 15 E.
Salamanca es una hacienda grande de más de SOO fanegadas
de tierra. La casa es común, de poca apariencia y con ranchería á
manera de pueblecito. En esta hacienda se siembra arróz, trigo,
maíz y fréjoles y se extiende hasta orillas del mai.
JiOs algai robos producen bien.
La hacienda de San Jacinto queda al S. 50 E.
. Antes de tomar el camino de Pai jan á Magdalena, se sigue^
las direcciones S, S. 15 E., S. (por gramadales), OSO., NO., S. TS'
O y SO. Se continúa al SE. se pasa una acequia grande sobre
un puente y se llega á Magdalena de Cao.

LA PIEDRA DE CHAVIN,
POR José Toribio Polo.
{Conclusión.)
VI
INTERPRETACIÓN I)E LOS GRABaDOS-
Sin pretenciones de acierto, y con natural desconfianza \yoY I»
arduidad de la materia, avanzaremos algunas conjeturas sobre la
significación de los relieves de la piedra objeto de este estudio.
No son pocas, desde las dificultades que ])ara la intei-
liie<^o,

prcítación se presentan. A remoto de los tiempos, y al escaso


lo
<'oiiociiniento que, de la vida íntima y costumbres del imperio in-
caico tenemos, hay que añadir, que se sabe aun meuos de la his-
toria de sus diversas provincias, antes que fueran sucesivamente
conquistadas é incorporadas áél.
Los primeros cronistas del Perú, casi todos, guardan silencio
sobre Chavín y sus ruinas: tal vez por no haberlas visto ni cono-
cer su importancia, á causa de estar en un sitio apartado y en ais-
lamiento.
Ignói'ase, pues, la verdadera destinación del gran edificio allí
construido, y ni siquiera puede decirse con seguridad el lugar á
que correspondía la piedra hallada por el gobernador Espinosa; y
si ella, según suponemos, estaba vertical en el frontispicio, empo-

trada en el muro en parte elevada, á guisa de escudo de armas;


ó si tenía un sitio distinto, y se conservaba como recuerdo de hechos
históricos ó alusión á dogmas religiosos.
El ilustrado viajero francés señor Cai'los Wiener, que ha vi-
sitado dichas ruinas, —á las que el pueblo llama hasta hoy El Cas-
tillo, — les niega ese carácter ó el de prisión; y afirma, que esa fá-
brica monumental era evidentemente un templo; y que los gero-
glíficüs inscritos en las piedras esculpidas contienen enseñanzas
sobre la divinidad que allá había y que allí se invocaba (110) Es
sensible que ese autor no haya probado su dicho, y explicado los
geroglíficos á que se refiere.
Llega hasta sostenei-, que lo que hoy parece un subterráneo
no lo fué antes; sino que era un piso á ñor de tierra, y que ahora
queda debajo por los escombros de la parte alta, caídos en derre-
dor, y que han formado un terraplén.
Nuestro compatriota el ingeniero señor Pablo F. Chalón
piensa de distinto modo, y escribe: "El Castillo de Chavín ha de-
bido ser un lugar de refugio, pues su situación se presta admira-
blemente á la defensa. Con efecto, está colocado en la confluen-
cia de dos ríos, tras de cerros elevados que lo rodean, como una
cintura de obstáculos naturales" (117).

*
•K- •»

Raimondi creyó, que la gran loza grabada de Chavín repre-


sentaba al "Genio del maV'Supai o Sacra de los quechuas; y lo
indujo sin duda á pensar así la misma fealdad del ídolo y las
— 2CA —
muchas culebras; siu reflexiouar en los detalles del grabado, en la
relación de la piedra con el monumentouinado de Chavín y
arr
con el pueblo, y en los datos que nos suministran sobre el particu-
lar la tradición y la historia.
EnPerú no sabemos que se rindiera jamás culto al diablo;
el

sino que antes bien era temido y odiado: hasta hoy, al pronunciar
su nombre, escupe el indio, por asco ó desprecio, y pisa la sa-
liva.
¿Cómo entonces presentar su deforme y amenazante figura
en un edificio nacional, consagrado al recuerdo de victorias, <%

acreditar la grandeza y poder de los monarcas, y al propio tiempo


destinado á afianzar su dominación? ¿Cómo creer que pidieran fa-
vor al demonio, los que imploraban al cielo por la vida- y triunfos
del rey, por la prosperidad y ensanche de sus pueblos?
Cuenta Santa Cruz Pachacuti: que Sinchi Roca, 2.° Inca,
mandó sacrificar á su propio hijo, hermoso niño de siete á ocho
años, "cortándole la cabeza y echando la sangre en el fuego, para
que el humo le llegase al Hacedor d( 1 cielo y de la tierra" (118).
Ya se ve pues, que desde el origen del imperio incaico no hu-
bo sacrificios ni culto al diablo, sino al Sér Supremo, por más que
ese culto degenerara más tarde.

El ídolo con faz de hombre, ó más bien de búfalo ó bizonte {bos


americanus), con garras en pies y manos, con a jorcas en la parte in-
ferior de la pierna, y asiendo las columnas, parece ser el Dios-
Sol, con la cabeza coronarla de rayos. La forma de toi o está más-
marcada en el lanzón ó prisma triangular que hay al centro del
castillo.
Los colmillos y astas, por su número, y como símbolo de la
fuerza, pueden referirse á las cuatro estaciones: Panchin-tuctii ó
Páucar (Primavera); Bupai-mitta, Chirau ó Cusqui (Estío);
Uina-Rainii (Otoño); y Para-mitta, Taviia-mitta ó C'isac-pucJm
(Invierno).
pecho, en forma de pectoral {pura-piira), tiene el dios seis
En el
bastones rectos con la cabeza encorvada; y hay seis líneas verticales
entre ellos, como para expresar los meses; y cuatro rectángulos en
sentido opuesto, que sirven de anillos ó abrazadei-as entre las lí-

neas del que pueden también expresar las estaciones-


centro,
Siendo de advertir, que hay dos culebras bicéfalas á cada lado
del ídolo: ana, frente á las orejas, ó adornos que de ellas penden, y
otra, corno charretera, sobre los hombros; tal vez para indicar los
días cuya duración es exactamente igual á la noche. Esta su-
puesta serpiente de dos cabezas es la anfisbena (atiiphisbo&nu), de
anillos escamosos, de un grueso igual, que tiene la cola truncada
bruscamente, y que puede moverse en sentido retrogrado: de allí
vino la fábula de atribuirle dos cabezas, y el nombre gi'iego, que
quiere decir "doble caminante."
La abertura de las piernas del ídolo da origen á una figura co -

mo urna: notándose en los pies una curva que los corta y un pe-
queño agujero en la planta. — Visto el ídolo al revés, los pies pare-
cen cabezas de perros bilingües.
Si las columnas no representan la tierra sacudida por CoN,
produciendo los temblores, ellas talvez seíialan el límite de la ca-
rrera del sol en el cielo, ora al norte, ora al sur de la línea equi-

noccial. -Personificando las dos culebras la tierra, se puede ver
on el lanzón (chuqui) que las separa, los rayos directos del astro del
día, y en la especie de lengüeta con el extremo hacia afuera, que
está en la boca de las mismas, quizá el camino de la tierra hacia
los trópicos.

Las dos culebras entrelazadas, que ocupan la parte más alta


del grabado, aca50 son los fundadores de la dinastía imperial,—
Manco Cápac y Mama Ocllo; y las ocho culebras de cada lado, los
Monarcas y las Coyas que se sircedieron hasta Pachacútec, IX In-
ca, que sometió los territorios de Ptncii, Hnárac, Piscopampa,
Cunchucii, Huamachucu, Cacsaniarca y Yauyu; antes del año
1400, según la cronología de Garcilaso (119).
Es de advertir, que las últimas culebras inferiores son las más
grandes; y que las de la derecha parecen haberse hecho intencio-
nalmente poco mayores que las que están á su frente, al lado iz-
quierdo de la piedra, co¡no para diferenciar el sexo. Las dos cule-
bras de las columnas ap iresen entrelaza las cerca de la base.
La especie de faja ó ciiiturón, dividido á manera de z5díaco,
que ciñe al ídolo, y que termina en dos culebras, como salidas del
muslo, pudieron indicar los meses; observándose, que ellas mi-
ran á las otras dos enroscadas de las columnas, y cuya cabeza se
ve en la parte superior de éstas.
Los indios impusieron el nombre de Machácuai (la Serpiente)
á una constelación de este hemisferio; mientras en los pueblos
del Antiguo Mundo había cuatro constelaciones boreales, dedica-
- 200 —
das al mismo animal: Dragón, Hidra, Ofiuco ó Serpentario y Ser-
piente.
Alcídes D'Orbigny. cil tratar de los geroglíficos ainiaráes. ha-
bla del sol, con la cabeza circuida de rayos y con faz humana; coa
dos cetros, que él cree ahisivos al poder político y religioso, y á sus
lados reyes coronados, y cóndores, sus mensajeros, contemplando
su gloria (120).

Squier pone la copia de un monolito, en que está un ídolo, con


doce como bastones al rededor de la cab9za cuadrada; con un ce-
tro en la mano izquierda, que remata en dos cabezas de cóndores,
y que tiene en el extremo infeiñor una cabeza con corona; y en la
mano derecha otro cetro, que en la parte baja es un hacha (cham-
pi). Hay, además, tres hombres alados á la derecha, y otros tres
á la izquierda, portando cetros todos ellos (121).
Crouau describe, en estos términos, un monolito igual de Tia-
huanaco: "A la mitad de este friso se ve un alto relieve, represen-
tando la figura de una divinidad. Tiene la cabeza circundada de
rayos luminosos que terminan en círculos ó en cabezas de serpien-
te. El pecho está adornado con dos culebras unidas por un orna-
mento cuadrado. En derredor del cuello lleva una cinta anudada,
cuyos extremos descienden hasta el cinturón, del cual cuelgan seis
cabezas humanas; otras dos cabezas penden también de los codos
de la figura. En cada mano lleva un cetro, cuya empuñadura re-
presenta la cabeza de un cóndor. El cetro que corresponde á la
mano izquierda se divide en dos partes, cada una de las cuales fi-
gura una serpiente con cabeza de cóndor. Debajo de los hundidos
ojos del ídolo se ven tres agujeros, que parecen qu^-rer significar un
tatuaje. Algunos exploradores creen, por el contrario, que sirven
para representar lágrimas. Un poco más abajo del cinturón se ven
las piernas cortadas, y por debajo de éstas pasa un fantástico ador-
no ornamentado, hecho con cuerpos de serpientes y cabezas de cón-
dor' (122).
Los colmillos salientes son símbolo de la fuerza y del poder
destructor; y se encuentran en muchos huacos y en un ídolo re-
producido por Rivero y Tschudi (123).
Estos mismos ponen otro huaco, que representa un hombre,
con una espacie de largos mostachos rizados, y con cinco rayas
verticales como barba, parecidas á las que hay en los dos gorros
altos de la piedra de Chavín y en (,d terci o inferior de las coluin-

nas del ídolo (124). Ya hemos hecho notar la similitud de esa fi-
— .

— 267 —
gura con los caracteres chinos; aunque bien pudiera ser signo de
las lluvias.
Debajo del primero y segundo gorro vese un adorno especial,
como una moldura unida á las orejeras, y que parece una asa ó vo-
luta doble. Tal vez tuvo el fiu de indicar, en la parte de arriba,
que mira á los ojos, el perihelio ó aproximación del sol; y en el
extremo inferior, su mayor distancia ó afelio; lo que podían los
amantas conocer por la fuei-za de sus rayos, y por los doce pilares
ó columnas astronómicas del Cuzco (Succanga)
Los bastones ó varas quizá simbolizan los rayos del sol: ad vir-
tiéndose sobre la cabeza del ídolo, en el centro del chucn, basto-
nes rectos con un extremo encorvado, lo mismo que sobre el últi-
mo gorro; tal vez para expresar los equinoccios.
Los báculos que están inclinados y se encorvan en su remate,
en sentido contrario á la cabeza, formando una S imperfecta, ex-
presan acasQ los rayos oblicuos del sol; y de consiguiente, los sols-
ticios.
Algunas veces se representa, como alusión, el palo ó callado
del pastor {cólico),y el bordón del peregrino {taima); por lo que
los bastones de las columnas pudieran significar emigraciones.
Las huellas humanas estampadas en Conilap (cerca de Cha-
chapoyas), en Calango y en otros lugares, sobre duras rocas, y en
las que se ha creído encontrar vestigios del apóstol santo Tomás, ó
de otro, han sido, á mi ver esculpidas, con el propósito deliberado
de conmemorar una etapa ó descanso, ó el paso de una raza viaje-
ra, que iba en busca de sitio de reposo, huyendo de la guerra
ó de otra plaga, ó en busca de un cLma bonancible y apropiado al
pastoraje ó al cultivo.
Recuérdese, que el hombre blanco de Cieza, Con, que aplana —
cerros y y que
los levanta, produce el agua, parte del sur al norte
por la serranía; y que Betanzos lo hace salir del Titicaca, después
de criar sol, luna y estrellas. Mientras para Gomara, el mismo
hombre, sin huesos, avanza del norte al sur, esterilizando la costa,
formando los valles, y creando muchos hóíribíes y mantenimien-
tos; siguiéndole después Pachacámac, más compasivo y be«
nigno.
El Padre Las-Ca^as, al tratar de Pachacútec Inca, se expre-
sa así sobre Con: '"Pero este Rey y sus sucesores, más discreto y
verdadero conocimiento tuvieron del verdadero Dios, porque tu-
vieron que había Dios que había hecho el Cielo y la Tierra, y el
Sol, y Luna, y estrellas y á todo ei mundo, al cual llamaban Con'
208 —
dicibiracocha, que en la lengua del Cuzco suena "Hacedor del
Mundo". Decían que este dios estaba en el cabo postrero del mun-
do, y que desde allí lo miraba, gobernaba y proveía todo; al cual
tenían por Dios y Señor; y le ofrecían los principales sacrificios.
Afirmaban que tuvo un hijo muy malo, antes que criase las cosas,
que tenía por nombre TMjn ipicntñracochn; y éste contradecía al
padre en todas las cosas, porqat? el padre hacía los hombres bue-
nos y él los hacía malos en los cuerpos y eu las ánimas; el padre
hacía montes, y él los hacía llanos, y los llanos convertía en mon-
tes; las fuentes que el padre hacía, él las secaba; y fiaahnente, en
todo era contrario al padre; por lo cual el padre, muy enojado, lo
lanzó en la mar para que mala muerte muriese, pero que nunca
murió" (125).
Esta contradicción en el modo de concebir á Con, acaso nazca
de la amalgama de tradiciones diversas, y quizá también, de que
se ha confundido al Sér Supremo con la naturaleza y sus ele-
mentos en lucha; y el peregrinaje de las razas, con los fenómenos
físicos que precedieron ó siguieron á su avance, y que aun pudie-
ron destruirlas en parte ó en puntos dados.
De las razas aborígenes del Perú quedan huellas en los mo-
numentos, en los fragmentos de su lengua, en las tumbas, y aun
en la historia escrita; y todo ello debe servil- para formar nuestro
mapa etnográfico.
En el mismo departamento de Ancash, en la provincia df>
Cajatambo, había la tradición, que recogieron los conversores, de
que vino del Titicaca á poblar esos sitios Yaro-huillca-lláhuac,
hijo del rayo, quien se estableció en Recuay; teniendo por hijos á
Nina-callu, Paria -cauques y Háruc. Y consideraban como pri-
meros pobladores de su territorio á Ahnarayoc, Panipa-huillca é
iZZa-ñrtasí." para hacer comprender que, antes de que hubiera hom-
bres en ciertos parajes, sólo se ostentaba allí la naturaleza con
sus fuerzas; viéndose relámpagos y rayos, lluvias, truenos, piedra
bezoar y caracoles piedras esparcidas y restos marinos de un
tiempo prehistórico del que no había memoria {pur un -pacha).
Había también aimaras y ahuata (antas ó tapires); y ahuatiri, el
pastor de ellas ó que las trasportó de otra región. Trae su re-
cuerdo la fisonomía del ídolo de Chavín.
Continuemos la interpretación.
Hay ocho agujeros redondos que semejan ojos: los primeros
y más grandes son los del gorro superior; los segundos, poco me-
nores y más próximos entre sí, en el segundo gorro; y en el ídolo
.

otros más chicos, que fi:^urixrí;ui verdadero? ojos, á no ser por su


altura; y los últimos, como las ventanas de la nariz, por su posi-
ción. Todos ellos parecen corresponder á los equinoccios y sols-
ticios.
L )scuatro f^orros puerlen simbolizar las pr.)vincias ó territo-
rios de Comhncn, Hnacrachnro, Hadinachuco y Picrachuco, uni-
das por la identidad de raza ó del culto de Cou.
En el f^ran gorro de éste (Conchacn), ñútanse al centi'o mu-
chas ciiadrícnlas formadas de líneas diag >n iles, que se cortan, y
que pudieran empresentar la misrn i fortaleza (Pucará) de Cliavín;
i*

si ei cierto lo que dice Ams^hiu o: "Lineas cruzadas chí modo que

forman dauiero sim!)olizan el arte de construir, la arquitectura,


fírandes constiaicciones" (126).
Hiiacrach'icii. pue le interpretarsecomo "gorro con cuernos",
por su forma á guisa de astas. Hnaiiiachacn acaso venga de Imá.
mac. cosa nueva, rara, y siguiñ ;aría "gorro nuevo"; y Paruchucn
]>ue:le traducirse com > "gorro de de plumas," ó como un ca"
luto,
iabazo por su figura, según que se pronuncie phura b pnru.
Puede traducirse también, como "gorro de los Puiaihas ó Pir-
huas", si fuera Paraa-chucu. y se contrajera el hna; haciéndose i'e"
ferencia á la antigua y extin2;uida raza de punihuas, que se
recuerda en el mito de los Piiruniaucas ó guerreros petrificados
eu las soledades de los desiertos (púrnin); que Cobo traduce "trai-
dores escondidos". La estructura del nombre Parnhua se parece á
la de los \B.ü K-runas y jjn/iaía -hcjas: obliga á pensar en Mara-
HL'A, primer centro de población antes que el Cuzco; y Chuca-
HUA, nombre con que se designó en lo antiguo á Tiahuanaco, y que
puede expresar "los extrangeros de gorro", á venir de Hahiia, ex-
trangero. Ahuaranci puede significar también tejedores
No se olvide tampoco, que Ahuaráyoc fué el primitivo pobla-
dor de Cajatambo; pero esto requiere estudio especial. Ahuatiri,
como he dicho, es en aimará el pa-;tor, que equivale á niichec en
quechua. Mesha sollama al carnero en sanskrit.
Huánucu puede figurarse por el otro gorro, porque en su
clima cálido se hace sentir el sol con toda su fuerza,- y esto sig-
nificarían los ojos más grandes que se ostentan en el Ser.
cuerpo.
Tal vez la constelación díí la "Cruz austral" (Chacana) está
indicada por las cinco cruces que quedan en el centro del segundo
g )rro; y las seis culebras i-ectas, mirando hacia arriba, sean para
dar idea de la constelación de la serpiente (Machácuai)
B. s. G. 11.
— 270 —
No os fuera de liifíar advertir: que los peruanos llamaban
Urcu-chillai (''el macho povleroso, el fecundador"), á una estrella
que fingían ser un animal como carnero, de muchos colores, con-
servador dtil «ganado y j)rotector de los pastores: ora coi respondie'
se esa estrella á alfa de Lira (127), óá Sirio (128). Según varios
autoies, sf' Jiombraha también Catu-chillai/ ó Catachilluy, en
la
aimariá; aunque para algunos esta era la Vialáctea, ó una nebulosa
de ella, y para otros el Crucero ó la Cruz del sur.
Al planeta Mercurio lo llama Catii-illa el Jesuíta anónimo
que hemos citado; y dic, (jue estaba á cargo ríe los meicaderes,
caminantes y mensajeros (12í»).
E-;te Cafn-illa es la segunda persona del Chuqnilla (Chuqui-
illa), dios que preside en la región del aire, donde truena, llueve y

nieva. La tercera persona es el Iiiti illapa. (leneralraente se le


conoce con el nombre de Chiiqui illa, ídolo venerado en Conchu-
cos, y que acaso sea el Tanga tanrjd (i;3<i). Dice el Padre Acosta:
^'Los ingas señores del Piríi después del Viracocha, y de el Sol, la
tercera guaca, ó adoratorio, y demás veneración ponían al Trueno,
al qual llamaban por tres nombres, Chuqniilla, Catuilla y Inti-
illapa, fingiendo que es un hombre que está en el cielo con una
honda y una porra, y que está en su mano el llover, y granizar, y
tronar, y todo lo demás que pertenece á la región del ayre, donde
se hacen los luiblados. Esta era Guaca (que así llaman á sus
adoratorios) general á todos los indios de el Pirñ, y ofrecíanle di-
versos sacrificios."
Debajo del ala, ó parte más saliente de los gorros, hay una fi-
gura que expresa tal vez las fases de la luna: como debajo de la
especie de mostachos del sol hay dos circunferencias cortadas por
dos diámetros perpendiculares, y que pueden significar el lucero
de la mañana {chnsca-ccóillur ó achachí nrnri), y el de la tarde
[choque chiachay ó apachi ururi, y también cJi ¿si -chasca); por ser
compañero inseparable del sol, y porque esa forma de cruz (Cha-
cata) es la que tiene el crucero austral.
En cuanto á algunos dibujos, que no parecen emblemáticos si-
no de pura ornamentación, juzgo aplicable á ellos lo que dice Cro-
nau de las antigüedades del río de Mancos, eu Nuevo México, y de
varias obras de cerámica: "Sobre las paredes de estas vasijas,
además de las figuras humanas de animales y de aves con que las
adornaban, se aplicaban toda clase de ornamentos, que guardan
gran semejanza con las antiguas muestras griegas y etruscas, en
— 271 —
cuyos ornamentos se ven líneas nieándricas, cintas onduladas y
otros dibujos, desde los más sencillos hasta ios de combinación
más coínplicada" (131).

* -X-

Resumiendo lo dicho: cualquiofa que fuese la aplicación dada


á las construcciones de Chavín, y ya pi-ecedieran, como parece
más probable, á la conquista incaica del territoiio de Conchucos, ó
vinieran ó se completaran después, el monolito descrito es uno de
los más valiosos restos que ha salvado, no sabemos cómo, de la
voracidad del tiempo, y de los destrozos de la conquista española,
y que revela la cultura que alcanzó el pueblo peruano.
Los geroglíficos ó símbolos, y aun los dibujos de puro ornato
de de Chavín, y del lanzón ó prisma ti'iangular del cen-
la losa
tro del subterráneo, se relacionan entre sí; y también con los
del bajo relieve del puente del mismo pueblo, sobre el Mariash,
de que habla Wiener (13'2), grabado en un trozo de esquisto piza-
rroso amarillento.
Aesas piedras hay que agregar las de que tratan Rivero y
Tschudi: una extraída á una legua de distancia de la actual ciudad
de Huari, y la otra del mismo Chavín (133).
Debemos recordar, por fin, la semejanza d^l ídolo que hay en
la piedra que nos ocupa con otro de Palenque (134).
Mientras no se estudie con la detención que merece la Qnipo-
(jrafía, hasta conocer el límite á que llegó el uso de los Quipus, es
aventurado querer precisar el vaior de las pocas figuras, grabados,
y quizá inscripciones, que nos quedan del antiguo I'erú.
Los grabados de la piedra expresan bien: que el sol era la di-
vinidad tutelar del Tahuantinsuyu; y que en el alcázar erigido en
Chavín se puso su imagen como la del Protector que debía asegu-
rar la dm"ación del edificio y del imperio; para que, bajo el cetro
de los incas, los hijos predilectos del sol, fueran eternas la paz y la
alianza de los pueblos.
Si consideramos todo el centro del dibujo de la piedra como
un solo cuerpo, como una mole enorme soportada por el ídolo, no
habría inconveniente en pensar: que los bastones ó varas son tron-
cos llenos de vida y fecundados por el sol, que simbolizan linajes
ó razas, ligadas por el parentesco, ó por vínculos religiosos y polí-
ticos, y que estos constituíanla unidad nacional.
El pilar, ó especie de columna de granito blanquizco que hay
en una de las galerías subterráneas del (Rastillo, afecta la for-
ma de un prisma ti'iangular: está cubierto de bajos relieves en sus
facetas que miran al N. y al S. /parece soportar el peso de la parte
de aniba; y tiene 2 m, 2U c. de alto, con uua ancbura variada, de
•10 á NO c. Se halla en un crucero que foruian dos socavoues, donde

fué copiada por los señores Pedro M. Rodríguez y Liz iudro la


Puente; de (;uyo trabajo aproveché para la Rií vista Americana,
y que reproduzco ahora.
En medio de las culebras, dientes y otros dibujos que se ven
en la coluuma, resalta la figura de una especie de b;iey, que se
asemeja al ídolo de que venimos tratando; y se advierte una ma-
no extendida tras de la orejera ó pendiente de la plaut-ha uúaiero
2, cara B.
En la cara A hay cinco culebras, y siete en la B; notándose en
ambas tres bocas, uos de ellas solas, y sin rostro alguno á que co
rrespondan.

Los monolitos de Chavín nos llevan, aun sin quererlo, al Asia,


y tal vez á la Fenicia y al Egipto; por más que peusemos, que el
Perú ha sido poblado por distiutas razas, en varios y remotos
tiempos, con lento avance, tras largos descansos y luchas; y que
esas razas vinieron por difei-entes puntos; lo que debe ser tema de
dilatado y paciente estudio, hasta fijar de donde proceden los ex-
pósitos pueblos americanos.
Sin embargo, entre las semejanzas más saltantes que hay en-
tre el Peni y Egipto, basta apuntar éstas:
El culto helíaco y el símbolo de la serpiente, lo mismo que la
— —
veneración al gato, el Titi, adorado en el Titicaca.
Las plumas del korikenque ó Allcaniari (Ibictsr leucogas-

TER Cuvier), que se ponía el inca en la cabez:i, y que lo igualan
con los sacerdotes egipcios (135),- los que, como el Aramón de Te-

bas, usaban las del Ibis {Numenias Ibis): ave sagrada, porque
sólo bajaba de la Nul)ia, cuando el Nilo salía de madre para fecun-
dizar sus orillas (136).
Los guei'reros en Egipto formaban grupos de diez mil: lo que,
sino puede compararse con las divisiones del ejército peruano, por
escasez de los datos sobre el particular, recuérdala distribución del
pueblo en pachacas, huaraticas, etc. ó grupos de diez, ciento,
mil .... personas.
— 2T¿ —
La pieferencia quo (¡a ainhos pueblos se daba á la agricultura,

y la iniciativa que en los campo tomaban los mismos


trabajos del
moiiaicas; liat-iéndose obias hidráulicas, como estanques, algibes,
diques y canales de irrigación.
El no uso común de heiramiontas de hieri-o, sino de cobre,
templadas de un modo especial para darles consistencia; y el tra-
bajo y trasporte de la piedra por prot;edímientos desconocidos.
La forma de los edificios con tendencia á la pirámide.
El arreglo del calendario, para el cómputo de las épocas y pa-
ra las fiestas.
Las tumbas y embalsamiento de los cadáveres; y la placa me-
tálica que á éstos se ponía en la boca.
Las balsas ó juncos del Titicaca, parecidas á las que hay en el
sepulcro de Ramsés III (137).
Entre los nombres de lugares el de la ciudad de Anti, que en
copto significa "doble loca" ó la ciudad "de las dos piedras," de
an-ti.
El uso de la balanza para el peso; etc., etc.

Respecto al ánfora ó urna del Dios Chnum, llama la atención


la que se forma en la Piedra de Chavín, entre las piernas del ído-
lo, y que marcamos con la letra E.

Dumichen y Meyer, en su Historia de Egipto, dicen: "Conce-


bíase á este {Chnnm) como una fuerza operante en la materia eter-
na, como Dios que mezclaba esta materia, que le daba formas é in-
fundía la vida en ellas. Por eso le encontramos en las imágenes re-
presentado sentado en una vasija en forma de disco, formando el
huevo del mundo y las figuras de los dioses y de los hombres; las
inscri{)CÍones que acompañan y explican tales imágenes designan á

esta divinidad como Chniim Ka, padre de los dioses, que existe
por sí mismo y que forma los hombres y los dioses. (La palabra
formar está representada por la imagen de Chnuni, trabajando en
el disco vasija.)" Los mismos autores añaden: que en las ins-
cripciones la palabra Chnum es un ánfora; y significa "mezclar,
nnir las sustancias por medio de la mezcla, darles forma por me-
dio de la yuxtaposición, formar y llenar un objeto con algo" (138).
"Al frente de estos dioses está el dios del sol Be ó Bu, que en
todo Egipto es reconocido como la suprema divinidad que gobier-
na el mundo; pero que por lo mismo no tiene en ninguna parte un
culto local" U3!)).
Este Dios Ba, como el Dios indio Bama, hijo del sol, recuer-
— 274 —
dan de los solsticios boreal y austral en el Perú, llama,
las fif^stas
das Raiini: palabra sin signific-ación en el quechua.

* *

No concluiré este imperfecto trabajo, sin referir la triste y


desalentadora itnpresión que acabo de experimentar.
Para compi-obar si la piedra de Chavín es diorita, ó g-rauito,
como afirman Raimondi y Chalón, y para ver también su estado,
encamineme al edificio de la Exposición, con un amigo, el 3ñ de
mayo último; y pude al fín encontrarla donde menos lo p uisé: en
uno de los |)ar(]ues, entre el "Olub Eevólvei" y la espalda del Pa-
lacio, junto á una acequia, bajo de un ficus y sobre dos palos; te-
niendo al lado el tosco marco negro de madera en que estuvo co-
locada .

Expuesta á la intemperie, en un lugar no muy transitado, co-


mo para que no sea vista, y hasta ah )ra p >co, al alcance de niños
traviesos que retozaban sobre ella, es lo cieito: que esa joya rara de
las antigüedades patrias no ha merecido de nuestros ediles ningu-
na consideración; con mengua del ci edito del país, y después que»
desde dicienibi-e del año pasado, al principiar este escrito, llamé
la atención sobre tan U\stimoso abandono.
Esa piedra que, con no pocas precauciones, se trajo á Lima
en 1874, de orden y á costa del gobierno, llegando hasta ensanchar
con tal objeto los caminos en algunos sitios, y conduciéndola de
Chavín á Casma en una carretilla especial, se ha extraído del rús-
tico marco, por torpes operarios, con barretas y herramientas que
le han descantillado la mitad del borde superior, una parte del la-
do izquierdo y sus dos ángulos inferiores; desapareciendo á tre-
chos la cenefa que encuadra el dibujo
Y mientras esto sucede aquí, en la capital de República, sa-
bemos, que extrangeros amantes de la ciencia, para enriquecer un
museo de Europa, han ofrecido por conducto respetable, apenas
hice conocer á medias dicha piedra, hasta mil libras esterlinas; por-
que sin duda creen, que ella debe servir de tema á sabias disquisi-
ciones.
Aunque no hayan producido otro resultado,
estos artículos
que enaltecer importancia de esa reliquia histórica, y estimular
la
la curiosidad de los anticuarios, ya es mucho para el patrio-
tismo.

Lima, junio de 1892.


NOTA 1.*

NOMBRE DE CHAVÍN.

Chavin, - propiamente Chahnin en quechua,— puede venir de


Chahua, cosa cocida á medias, á causa de su temple suave y agra-
dable, donde el calor ni el frío son excesivos. La palabra cha ex-
presa medio, mitad; como se ve en el adverbio chaupinta, por ei
medio, y en la preposición chnnpi, al medio; huaicuni es cocinar.
— Cmiina es secar, momificar.
Las dimensiones in y ni significan el lugar en que, ó indican
repetición; como Pararía, sitio de frecuentes lluvias. En confir-
mación tenemos en el mismo departamento de Ancash los nom-

bres geográficos de Chnrín, Masín, Llamellin; y fuera de él, Co-

pallin, Oelendín, Chiliqnín, Chiclín y otros. El ni aimará se ve


en Haamaní, Hnancnní (Huancané), Maraugani, Sicuaní,
Amantaní, etc.
López hace venir el iii de inna, nuevo; como Cozqníii, de Coz-
co-inna, el nuevo Cuzco.

Chavín ha podido llamarse así por su clima templado, hallán-


dose cerca del pueblo de San Marcos que es más cálido, y de Hua-
ri y Huántar que son fríos.

Hay una hacienda con ese no nbre cerca de Huarás, junto á


las de Mullaca y Paltai; y se encuentran pueblos de Chavín en
las provincias de Yauyos, Cas ti'o virreina, etc. El río Chavín de
a costa del Perú desagua al N. de Chincha, á los 13° 20' lat. sur.
Hay Chaviña en la provincia de Laoanas, curato de Paraisan-
cos y un caserío en el litoral de Camaná; y Chavinr.ha en el distrito
de Otoca, cerca de Nasca.
Hasta en Chile se halla, eu el departamento de Valdivia, un
río de Chaihuin ó Chaivín, que desagua á los 30° 59' lat. sur (140).
Esto ya sale de los límites que se dan de ordinario al Imperio
de los Incas, que son: el río Kapel, cuya boca está á los 33° 5i' de
lat.; ó el Maule {Maalli), que desagua en el Pacifico á los 35° 19'
lat. Pero el Tahuautisuyo se t^xtendió al fin, después de conquis-
tas sucesivas, hasta el río Biobio; en sentir del moderno historia-
dor Barros Arana, que dice: "Al cabo de algunos años los peruanos
habían llegado hasta el río Biobio, que vino á ser el límite definitivo
de sus conquistas. Los guerreros del Inca establecieron allí sus
— 27() —
cuarteles, y construyeron fortificaciones para defendei- las fronte-
ras del Imperio" (141).
Asevera, sin embargo, el Padre Cab ), que el señorío de los
Incas no pasó jamás de la ribera setentrional del Maule, la que hi-
zo fortificar el X
Inca Túpac luca Yupanqui (Ui). H'iUase en
esto' la mayoría de los historiadoi'es. Pero no es
de acuerdo con
necesario hecho material de la conquista, ni la douiiuación in-
el
queña, para explicar la difusión del quechua en el sur de Chile;
bastan el comercio y el tráfico, y las relaciones establecidas entre
los pueblos, al (joi-rer el tiempo, por su-i necesidades ó convenien-
cias mutuas. Y esto es tan cierto, que en el cliilidugu ó araucano
se encuentran no pocas palabras quechuas ó aimaraes; como pura
(ocho), lilpu (vidrio y espejo), conn (quemar, tostar), auipin (me-
dicina), clialllma (pescado), etc.
Hay unpueblo de Chavinillo en el distrito de Ovas, en la pro-
vincia del Dos de Mayo (Huánuco), á t> leguas de Haánuco el vie-
jo. Comienzan desde allí los Cistilloí ó fuertes ai'i-uinados de los
Incas; encontrándose el de Misoi-, cerca de Chavinillo, construido
de esquisito micáceo. Se sij2;iie el curso del río, con dirección á Chu-
quibamba, por los pueblos deChahua, Ovas y Chupan, y so ven res-
tos de poblaciones y fortalezas. Chupán es iina de éstas, á dieZ
leg;uas de Huánuco, y tiene una escalera que conduce hasta la
cumbre (143).
En tomaron los jesuítas posesión de la doctrina de Cha-
1631
vín; y diez y nueve años más tarde, en 1650, la resignaron en po-
der del Arzobispo de Lima \'illa!xómez: siendo esa la entrada al
Marañón. Durante dicha época hubo allí tres pestes.
Chaii, culebi-a, el primer habitante de la región Quiche (1-11),
recuerda el nombre de Chavín.

NOTA 2.^

EDIFICIOS DE CHAVÍ.V.

Para comprobar :][ue las imponentes ruinas de Chavín corres-


ponden á un Castillo, como hasta hoy lo llama el pueblo, y por
los datos que contiene, copiamos lo que dice el historiógrafo Cieza
de León:
"Mas adelaute está la provincia de Gcjakaz, que está de Pis-
cobamba ocho leguas, en sierras bien ásperas, y es de ver el i'eal
camino cuan bien hecho y derechado va por ellas"
277 —
"Entre aposentos antiguos se ve uua fortaleza grande ó
los
antigualla, que es una á manera de cuadra, que tenía de largo
«•ientü y cuarenta pasos y de ancho mayor, y por muchas partes
della están figurados rostros y talles humanos, todo i)riniísimanien-
te dorado: y dicen algunos indios que los ingas, en señal de triun-
fo por hiiber vencido cierta batalla, mandaron hacer aquella me-
moi-ia, y por tenerla para fuerza de sus aliados. Or.ros cuentan,

y lo tiííuen por más cierto, que no es esto, sino que antiguamente,


muchos tiempos antes que los ingas reinasen, hubo en aquellas
partes hombres á manera de gigantes, tan crecidos como lo de"
mostraban las fígui-as que estaban esculpidas en las piedras: y que
con el tiempo, y con la guerra grande que tuvieron con los que
agoi-a son señores de aquellos campos, se disminuyeron y perdie-
ron, sin haber quedado dellos otra memoria que las piedras y ci-
mientos que he contado. Además desta provincia está la de
Piucos" (145)
Conforme á estas medidas, y computando en dos y medio pies
el paso, el largo del Castillo sería de 116 pies y 2/3, y el ancho mi

poco mayor.
Wiener que viajó en el Perú de 1S75 al 77, cuando ya estaba
en Lima el monolito de Chavín, dice: que este valle es como de
una legua de largo y media de ancho; que presenta dos pisos ó
planos, —
el superior á 13 metros de altura sobre el Tungurahua, y el

inferior á 11 metros; que hay cinco galerías en el Castillo, según


se dice, y parece probable por el muro de la cerca, de las
que vio dos ese viajero; que los ventanillos ó conductos son
para establecer la comunicación entre los corredores parale-
los y los trasversales; que hay una especie de perchas en
medio de pequeños nichos, formando el piso de galerías construi-
das en esquistas bien trabajadas; y que el pilar ú obelisco escul-
pido, ya dado á conocer aquí, está en una encrucijada, entrando al
sur. Añade, que el Castillo se encuentra en un jai'dín de terra-
sas, circuido de canales de piedras bien talladas; alimentados por
el Mariash, que desciende de las vertientes del oeste.
Wiener habla de un huaco de Chavín de tierra amarilla, con
un gorro con cierta especie de asas salientes, y de otro huaco de
allí mismo, de tierra cocida de color bruno, especie de vizcacha con
gorro, comiendo maiz (146).
Eivero trata de Chavín y sus ruinas que visitó, antes de 1851;
dice que el pueblo queda situado en una quebrada angosta que co-
B. s. G. 9.
2TS —
rre del N. al S., y que la mayor parto de él y sus alrededores es-
tán construidos sobre acueductos. Del pasadizo debajo del río,
para coinunií^ar este castillo con el de Pósoc, escribe: "Eu el sue-
lo de uno de estos callejones está la entrada de un subterráneo
muy angosto, que aseguran las personas que se metieron con vela
hasta una distancia considerable, que conducía á la otra banda
por debajo del río. De este conducto se han sacado varios hua-
queros, vasos de piedra, instrumentos de cobre y de plata, y un
esqueleto de un indio sentado. La dirección es del E. al O." (147).
Rivero tomó descanso, según cuenta, sobre las lajas de grani-
to que se hallaban al salir del subterráneo, muy cerca del río; que
están grabadas con signos ó figuras "que no pudo descifi-ar", y
que miden más de tres varas de largo. Tampoco olvidó, que "en
la casa del Cura existen dos figurones tallados en la piedra are-
nisca, que tienen de largo dos varas y de alto media; y que es-
tán colocados á cada lado de la puerta de calle, y se trajeron del
Castillo con este objeto."

* *

Desde que las antiguas fortalezas del Imperio han llegado á


.

nosotros derruidas en gran parte, se hace difícil formar idea pre-


cisa de como eran ellas cuando estaban en pie y servían á su ob-
jeto. Son por lo mismo de gran valor los huacos que las represen-
tan, y que yo creo rarísimos.
En la colección de antigüedades peruanas que hoy está en el
Museo de Berlín, que pertenecieron al doctor José Mariano Macedo,
hay un huaco polícromo que yo le cedí, que representa una for-
taleza, y al que parece faltarle la base. Está coronada de guerre-
ros, pintadas en sus muros externos enormes culebras, y con una
especie de torreones ó garitas para los centinelas. Este huaco,
que adquirí en Huarás el año 72, lo hice restaurar allí mismo con
esmero por un aficionado, don Eladio Nicanor Espejo. El año 65 ó
66 los señores José María Terry, Prefecto que fué de Ancash, y
Pedro Bernardino Torres, vecino de Oarhuás, lo extrajeron, en
Marcará, á una legua de este pueblo y á tres cuadras del cerro de
Quillash.
— 279 —

NOTA 3.*

PESO Y CALIDAD DIÍ LA PIKDRA. — SU COLOCACIÓN ACTUAL.

Siendo el voliiineii de la Piedra de cosa de 208 decímetros


cúbicos, y la densidad de la dioiita de 2Y), el peso es de 512 kilo-
fívanios, ó sean 43 arrobas, que llegan casi á once quintales. Cal-
culándola como f^ranito, y siendo 3 la densidad de éste, el peso su-
biría á poco más de doce quintales.
El justamente reputado naturalista mi amij^o el doctor José
Sebastián Barranca cree: que esta piedra es diorita, en tránsito á
sienita: fundándose, para no calificarla como j^ranito, en la falta
del cuarzo y de la mica. Ha notado también el cambio de color
en dicha piedra, proveniente sin duda de estar en un jardín, ex-
puesta al sol, al aire y á la humedad, sin precaución alguna; y me
ha manifestado que. si continúa así, será más rápida la caoli-
nización.
Actualmente hállase la piedra cerca del Parque de las palme-
ras en la Exposición, casi tras del Palacio; colocada sobre una
peana ó pedestal hecho de ladrillo, de cerca de dos metros de altu-
ra, cubierto de cimiento romano, con una gradería de ocho pelda-
ños al frente. Subidos éstos se encuentra la piedra en sentido ver-
tical, puesta en un tosco marco de madera negra, mirando al sur
la cara esculpida. El pueblo, cuya atención no atrae, la llama
la Piedra del Inca; y apenas si á la generalidad le inspiran cier-
to interés sus muchas culebras y sus caprichosos y simétri-
cos dibujos, á los que no atribuye ningún valor artístico ó his-
tórico.
Como el anfíbül tiene cierta cantidad de protóxido de fierro
que, por la acción del aire se trasforma en peróxido, la piedra está
cubierta por detrás de una ligera capa de materia ocrácea colo-
rada.

NOTA 4.^

RAIZ CON.

Kónabos en griego significa sonido, estrépito, y ofrece seme-



janza con la palabra Con. En la misma lengua Kontos es dardo
ó pica: voz que se aproxima á la quechua c/iOíiía, madera aparente
por su dureza para esas armas.
— 2S0 —
Agrupai'emos más nonibros geof>;i'áficos, que están á veces un
tanto ndult<n-;ulos, en los que entra la aiz cnii ó con. Tiene esto
i

hi ventaja (le hacer quizá api'ecviai- la difusión del culto del Dios-
Con, y de la raza que creía en él.
Co »(70?Tf,— tambo intermedio entre Paita y Piura.

Congoña, hacienda y c\;rato de Piura.

Condechaca, río cerca de Cuélap en Chachapoyas.

Conchán, estancia de la provincia de Otuzco.
CóHoc, —aldea próxima á Huánuco el viejo, en el distrito de
Aguamiro.
Cónoc, —
sitio en Huai iaca donde hay aguas termales. Há-
llansetambién dos caseríos con ese nombre en la pr(jvinc¡a de
Tayaca ja.

Cojichau, pueblo en la provincia de Cajatambo.

Congas, otro pueblo en Ocros, distrito de la misma.

Contdn y Cányac, caseríos de la provincia de Huari.

Conopa, se llama un caserío en el distrito de Caras, y otro en
el de Pomabamba. Hay otro caserío con igual nombre en el dis-
trito de Pampas, provincia de Tayacaja.
— aldea de la provincia de Pomabamba.
Concai,
Couchnd, — caserío; y Conchan, aldea en distrito de Tacabam-
el
ba (Chota).
Condechaca, — aldea y hacienda en Levanto, distrito de la pro
vincia de Chacliapo3^as.
Condebamba, - caserío de la provincia de Cajamarca, y pue-
blos de las de Cajabamba y Huamachuco. También hay hacien-
das así llamadas en Huánuco, Apurímac y Cuzco.

Ccónocc, caserío rural del distrito de Acobamba (provincia
de Angaraes).

Conaica, curato y pueblo de esta provincia. Lugar al pié
del puente del río de Izcuchaca, á la izquierda de éste.
Conaihiia, —
aldea de la provincia de Lámar.

Conchapata y Cónecc-yacii, caseríos de Huanca vélica.
Contai,— caserío del distrito de Huambalpa (Cascrovi-
rreina).

Concacha, caserío en el distrito de Curahuasi, provincia de
Abancai. Estancia con el mismo nombre en la provincia de Can-
gallo.

Cúnyac, caserío del distrito de Ongoi (Andahuailas).

Concatuca, aldea en la misma provincia.

Consa, caserío del distrito de Checra (Canas).
— 281 —
Consachapi, — caserío del distrito de Checacui» (Canchis).
Conibapata, — pueblo en la misma provincia.
Cuvibicits, — caserío en el distrito de Iiichupalla (Huaiicaiié).
Conima, —pueblo de esta misma provincia.
Ccnñri, — cumbre cerca de Juli (provincia de Chucuito).
Co?icón,— caserío de la provincia de Cañete, cerca de Luna-
huaná, y hacienda del distrito de Carabaillo.

lugar en la misma provincia de Cañete.
Coaillo,
En
Chile tenemos la punta de Concón, al principio de la en-
senada del puerto de Valparaíso; y en la caleta de ese nombre en
a costa del departamento de Limache, desemboca el río Acon-
cagua á los 3"i° lat, sur. y 0° 04' long. oc. de París. La co-
marca se llamó primitivamente Üonconcagua, "distrito occiden-
tal", dice Asta-Buruaga (ÜS); 5^ ese nombi'e parece quechua, co-
mo el de Uspallata, portillo ó boquete de la cordillera donde na-
ce dicho río, y que dista 75 kil. del Pacífico. López lo hace ve-
nir de Accon-caJmak, el vigía ó centinela de piedra (140).
En araucano, al occidente, según Pebres, se le llama conan-
tú ó gullhue. Siempre entra el Con, para indicar la costa, la
parte caliente del país.
Al Chibchacíim de los muiscas, — dios de los agricultores,

mercaderes y plateros, y autor del diluvio, se le llama también
Chihchachnm, de chum (báculo); porque él era el protector y apoyo
de los habitantes del estado de Bacatá. Cuéntase que, irritado
Bochica, le impuso el castigo de que cargara en sus hombros
toda la tierra, que descansaba antes sobre enormes guayacanes;
mas como el nuevo Atlas tenía que pasar el mundo de un hombro
á oti'o, para descansar, su esfuerzo titánico producía terremo-
tos (150).
En México
parece encontrarse también la raíz Con en coxca-
y co^tejíec, lugares de los estados de Yucatán, So-
nich, co'sicari
nora y Michoacáu lespectivamente.

NOTA 5.-^

RASGOS Y SIGNOS QUE PARECEN LETRAS.

En los monumentos
megalíticos del Perú y Bolivia no hay hue-
llas de que formen verdaderas inscripciones; pero si se no-
letras,
tan signos alegóricos ó ideográficos que se pueden reputar como
geroglíficos.
282 —
Ea los tejidos se ven también figuras muy repetidas, y que
no parecen adornos ni caprichos del que hizo el trabajo, sino figu-
ras con un valor conocido y convencional.
Así como en los nombres de las tribus ó familias se alude á
sus cualidades íi á otra peculiaridad, lo que sucede en los aillos,
aun de los mismos incas; así en los dibujos (pie hay en los edifi-
cios, en los huacos, y en las telas, se descubre la intención de ex-
presar algo, poniéndolo al alcance de mayor ó menor número de
personas. Las líneas y figuras debían completar los quipus; de
significación muy limitada, á pesar de la habilidad del quipucama-
yoc, y del valor que les acuerdan escritores serios.
Montesinos afirma categóricamente: que en lo antiguo hubo
en el Perú caractéres ó letras, como en Quinoa, á tres leguas de
Huamanga; y que esa escritura fué perseguida hasta su desapari-
ción en tiempo de Pachacuti VI, Monarca LXIV de los lOl que
aparecen en las dinastías de ese autor.
Daspués de la conquista, por verse en todo idolatría, ó algo
que la conservara, estorbando la ciistianización de los indios, se
emprendió la tarea de destruir los quipus y picar las piedras que
tenían grabados. Cosa igual pasó con los geroglíficos mexi-
canos.
El Concilio Límense III, de 1583, dice lo que traduzco eii se
guida literalmente para la generalidad de los lectores:
" Y por cuanto los indios, que no conocían las letras, tenían
en vez de libros ciertas señales de cuerdas, llamadas por ellos
Quipus; entre los que quedan no pocos instrumentos de la antigua
superstición, con los que conservan la memoria de sus ritos, cere-

monias ó inicuas leyes, cuiden los obispos de destruir por com-
"
pleto todos estos instrumentos perniciosos.

El texto latino dice:


Et quoniam apud Indos litterarum ignaros, pro libris signa
quoedam ex variis fmiiculis erant, quos ipsi Quipos vocant,
atque ex eis non parva superstitioais antiquoe monunienta extant,
qiiibus rituum suorum, et ccereinoniarum, et legum iniquarum me-
moriain conservant, curent Episcopi, haic omnia pernitiosa in-
strumenta penitus aboleri (151).
De la perfección á que habían llegado los Quipus hay multi-
plicados testimonios. Zarate dice: " Se hallan casas públicas lle-
nas de estas cuerdas; las cuales con gran facilidad da á entender
el que las tiene á cargo; aunque sean de muchas edades antes de
— 2S3 —
(le él " (152). El Padre Grof^orio García escribo: " Cuanto los li-

bros pueden decir de histoi-ins, leyes, ceremonias y cuentas de ne-


"
gocios, eso suplían los Quipus, tan puntualmente que admira
(158). Román se expresa así: " Lo que á mi más me espanta es,
que por los niesmos cordones y ñudos contaban las sucesiones de
los tiempos, y cuanto reinó cada Rey; y si fué bueno ó malo, si
fué valiente 6 cobarde: todo en fin lo que se podía sacar de ios li-
bros se sacaba de allí. Como fuese esto yo no lo sé, ni lo entiendo:
esto es cierto, que hasta hoy lo hay y tr;vtan de ello los viejos. Te-
nían grandes montones de estas cuentas, á manera de registros,
como los tienen los escribano-!; y allí tenían sus archivos: y de tal
manera, que el que querí.a algo, no tenía más que hacer, de ii'se
á los que tenían este officio y preguntarles: cuanto ha que acaeció
esto, ó cual Rey hizo tal ley. cuando fué año seco ó abundante,
cuando hubo pestilencia: y todo lo demás: 3^ luego él sacaba sus
cuerdas y daba razón de ello sin faltar un punto " (154).
Para no citar á Ondegardo, Garcilaso, Calancha y otros, nos
contentai-emos con oir al Padre Acosta; que pondrra la pericia in-
creíble de los indios para expresar por medio de quipus los hechos
histórico?, las leyes, el cómputo del tiempo, los cálculos matemá-
ticos, y toda cuanto conserva nuestra escritura (155).
Todavía en las Ordenanzas del Virrey Toledo se estatuyó: que
los indios llevasen cuenta del ganado y su multiplico, en un libio
ó en quipus; que en éstos se anotasen los bienes que tenían y donde
estaban; y si era ganado, qué pastores lo guardan, en qué puna,
y quién tiene el quipu de ello (15fi).
La inscripción que había en Calango, que reprodujo Calancha
en su Crónica agustina y procuró interpretar Llano Zapata, fué
como otras borrada. Hay sin embargo geroglíficos del tiempo de
la gentilidad; como los de Quishuaraiii ó Corralones, que el vulgo
atribuye á los jesuítas. Se ven en los cerros de Caldera, á 7 le-
guas al N. O. de Arequipa, á la derecha del río Chili; yendo de
Tiabaya, á la Cruz del Intendente, camino á la costa, como tres le-
guas antes de Vítor. Hay allí piedras dioríticas muy sonoras,
llamadas "Campanas del diablo", con geroglíficos que i-epresen-
tan hombres, cruces, llamas, y reptiles, círculos, paralelogramos y
otros signos; siendo el grabado de cosa de una línea de profundi-
dad. Rivero examinó estos geroglíficos; lo mismo que Raimondi,
que aun sacó una copia, pero sin intentar descifrarlos.
A cuarenta millas de Pacasmayo, á cinco de la estación de
Pongo, del ferrocarril, y á otras cinco de Magdalena, se eucuen-
— 2S4 —
tran en Yonán, en el paso del río de Jeqaetepeque, piedras con
grabados de la gentilidad, que reprodujo Hiitchinson (157), y quo
se asemejan á los de Arequipa y de Luríii. Vense allí el ancla de
la inscripción de Calango, borrada en lUll por el Visitador ecle-
siástico Licenciado Duarte Ferncández; y también el sol, culebras,
pájaros y figuras extrañas, en un todo parecidas á las de las cita-
das inscripciones.
En piedras que dan frente al N. E., cerca de la quebrada que
baja del Cerro Cabreros, en Huarocbirí, y va al punto de la costa
llamado Cerro-botija, próximo á Lurín, se advierten geroglíficos
como los antedichos.
Rivero menciona una piedra de Chavín, " con símbolos ó di-
seños que no se pueden descifrar y una losa con geroglíficos en-
contrada en Huari por Tschudi (158).
En el monolito de Akapana, de que tratan Stiibel y Uhle, hay
sobre el ídolo seis cabezas de serpiente, y al centro una que pare-
ce de hombre, y doce bastones interpuestos de dos en dos enti-e
las culebras. El ídolo está adornado con dos cinturones: uno alto
de tres cuadrilongos, con dos culebras 6 animales al extremo, y
el bajo con seis cabezas. Vense dos columnas ó cetros: uno de
tres divisiones bajo la mano izquierda, con dos cabezas como do
pájaros en la parte alta; y el otro en la derecha, dividido en seis
cuadriláteros, inscritos y terminados en oti'O (150).
Los pedrones de la cerca del cementerio de Huarás, que pa-
san de 50, extraídos de Piimacayán ("lugar en que se evoca a^
león") son tallados: representan guerreros ó ídolos; pero, si
mi memoria no es infiel, no hay en ellos geroglíficos ni otros
signos.
Hállanse también piedras dioríticas, con grabados incaicos,
en elalto de la hacienda de San Antonio cerca de Locumba.

*
* *

Aunque Montesinos da por perdida la escritura en el Perú, es


verisímil, que conservaban recuerdos de ella, por imperfecto que
fuese, los monarcas y los sacerdotes.
Santa Cruz Pachacuti dice, hablando del IX Inca Túpac
Yupanqui: " Y en este tiempo el dicho ynga despacha á Cac¿r-
cajKic por Vesitador general de las tierras y pastos, dándole su
comisión ew rayas de palo pintado Del mismo Inca cuenta que:
— 285 —
" En memoria do aquellas f^ueiras crueles de los Collas, manda
poner dos porras de oro y plata en Vilcanota con raijas y mojones"
(1()0). Acaso estus rayas fueron hechas en el suelo, como ceques
ó linderos, y no en las mismas porras: parece que el pasaje citado
so presta á ambas intei'pretaciones.
Cabello de Balboa refiere cómo hizo su testamento Huaina
Cápac; y que " tomó un largo palo, como crucero, y lo marcó con
rayas de diversos colores, para que so viniera así en cono(;imiento
de sus últimas voluntades, confiándolo en seguida al Quipocaraá-
yoc ó notario " (H'>1).

» *

Sensible es, que no podamos coni^ultar sobre esto el Libro del


conocimiento de letras y caracteres del Perú y Méjico, escrito en
1602, en 8.°, por Fernando Murillo de la Cerda; inédito de que ha-
cen mención Antonio de León Pinelo y Nicolás Antonio, refirién-
dose á éste.
Diremos de paso, que el uso de los quipus ha existido en la
China y en la India; y que hasta hoy se conserva en algunas pu-
nas del Perú, entre los pastores, para llevar cuenta del ganado. Se
emplea también en la Araucanía.

La una antigua escritura alfabética en América,


existencia de
y la construcciónde monumentos ciclópeos en el Perú y en otras
partes del Nuevo Mundo están ligadas con la venida del hombre
blanco, sobre que ha escrito con copia de erudición y alto criterio
histórico Jiménez de la Espada (162).
Este mismo esci itor, al tratar del Cumpi-uncu hallado en Pa-
chacámac, da valor ideográfico á las zonas ajedrezadas y á las
grecas y escaques que se advierten en ese vestido (163): lo que
equivale á no buscar tanto la escritura incaica epigráfica, cuanto
la que se usara en frágiles tiestos y en telas inconsistentes; acaso
sin que el obrero hiciera más que copiar figuras antiguas no com-
prendidas por él, y solo por imitación.
Kn la inscripción de Dighton Rock, en el estado de Massa-
chusetts, parece que los caracteres son rúnicos triangulares, y acaso
fenicios (164).
B. s. G. 13.
-

NOTA
ÜIOS-TRUEXO Y OTROS.

El Padre Bernabé Cobo dice: que el Catachíllai son dos estre-


llas menores debajo de Lira, á manera de T, una más grande que
otra; y que los indios fingían, que era una llama con su cría, pro-
cedentes del UrcuchiUai.
Respecto á la constelación de la Serpiente, y á su culto en el
Pex'ú, da el mismo historiador pormenores curiosos que, como no
pudimos aprovechar al hacer este trabajo, el año 92, los agrega-
mos ahora. Dice así: " También tenían (los indios) gran cuenta
con venerar á otra (estrella) llamada Machacuaij, que pensaban en-
tendían en la conservación de las culebríis, serpientes y víboras;
principalmente, porque, cuando truena el relámpago, parece de
aquella figura; demás desto, porque los Incas las tenían por ar
mas, y aun las criaban y tenían acá por Guacas, particularmente
los de la provincia de Chinchaisuyn. En el distrito del Cuzco se
hallaron tres culebras de metal delgadas y revueltas todas juntas
en un palo, las cuales tenían templo por sí, chácara y quien las
guardase y tuviese cuenta con el sacrificio, el cual se les hacía or-
dinario; y venían allí, según dicen, gentes mordidas de serpien-
tes. El origen desto es una fábula larga que ellos cuentan; pero
era adoratorio de grande estima. Finalmente, veneraban á esta
estrella, por la misma razón que á las otras, porque las serpientes
y víboras no les hiciesen daño " (165).

Respecto á adoración del Trueno, dice este autor lo mismo


la
que el Padre Acosta, y añade que: " debajo del nombre del True-
no, ó como adherentes á él, adoraban al Rayo, al Relámp igo,
al Arco del Cielo, las lluvias, el granizo, y hasta las tempestades,
torbellinos y remolinos de vientos ".
Refiere en otra parte: " que la tercera Guaca del Chinchai-
suyu era un ídolo de oro macizo, llamado Intiillapa, que quiere
decir trueno del Sol; el cual estaba puesto en unas ricas andas
de oro. Hízolo Inca Yupanqui, y tomólo por Giiauque ó her-
mano " (16C).
Decían los indios, que estuvo entre los Huancas ó Chinchal
suyos el di os Tonapa\ al que Santa Cruz Pachacuti llama Tonapa
Varivilca (167), ó propiamente Tonapa-Hiiari lmillca, que es el
TuajKica de Cieza. Acaso el Ton viene del Con, por un cambio
— 287 —
fonético fácil de explicar, por lo parecido del sonido y poi- tratarse
de lenguas que no fijaba la escritura.
Entre otros dioses locales ó ídolos, pueden recordarse: el
Ataguju (dios creador) en Huamachuco; el Alee de los yungas mo-
chicas; el Conc de los puquinas; el Uni de los pescadores del mar
en el norte del Perú; el Hnatiiancántac de los Llanos, al que de-
rramaban chicha en la playa, y le ayunaban dos días al empren-
der un viaje 6 regresar de él: siii hablar de ArnaJmcin, Mime-
guindo, Alcin, Tanga-Tanga; Hucayali, el Sér Supremo en lengua
de los Piros; Genoqiienire, etc. Pero conviene no perder de vístala
observación de Cobo (168) sobre la época de los Incas: que " aunque
dirigiesen los ministros el sacrificio á cualquiera dios de los parti-
culares hablaban primero con el Viracocha, que tenían por Cria-
dor", dicióndole "á tí, señor, que criaste todas las cosas, y entre
ellas tuviste por bien de criarme á mí "

NOTA 7.'^

COPIA DE LA PIEDRA.

En 1873 se hizo en Huarás, antes de traerla á Lima, un cal-


co de la piedra, de tamaño natural, para el Prefecto entonces
del departamento de Ancash, coronel don Manuel Carrillo y
Ariza.
El dibujante incurrió en algunos defectos de detalle, que se
notan en la reproducción que hice publicar en la Revista Ameri-
cana de 1892; los que ahora van corregidos.
El señor Raimondi trajo también una copia, de la que se sa
có la plancha fotográfica que se conserva en la Sociedad Geográ-
fica, y que es de la mayor exactitud. Entiendo que dicha copia
fué heí.-ha el año 61 por el doctor Pedro Ignacio Cisneros, hoy
Vocal de l,i Corte Superior del referido departamento, quien
acompañaba en su excursión, como amigo, y como amante de la
ciencia, al señor Raimondi.
El grabado hecho ahora es una reducción de .50 c. sobre 19; lo
que equivale casi á una diez y seis ava parte del tamaño verda-
dero de la piedra
——
—— — —— —— — —

— 288 —
(116) Pérou et Bolivie: piig. 203.
(117) Los edificios del nnfigno Perú: pág. 38.
(118) Jiménez de la Espada, Tres relaciones del Perú: pág. 249.
(119) Comentarios reales: 1. VI, cap. XII.
(130) L'hornme .•l)/i('/-i"cam.-Pai-is, 1839: tomo I, pág. 337. Atlasde id. plancha 11.
(121) 'Perú. Incidents of traveland e.vploration of the land of the Incas. — New
York, 1877.
(123) —
América, Barcelona, 1893: tomo I, pág. 114.
(133) Atlas de las Antigüedades Peruanas: lámina XXXLX.
(124) Ib. lámina XXVI.
(135) De las antiguas gentes del Perú: cap. VII, pág. 53.
(136) Obra citada: tomo I, pág. 561.
(127) Polo Ondegardo, Relación: cap. I. Ea el Confesionario para los Curas de
indios. — —
Los Reyes, 1585. Acosta, Historia: l. V, pág. 309 de la ed. de Se-
villade 1590.
Houzeau, Bibliographie génerale de V Aütronomie,—Brvixe\\eá, 1839: tomo
I, cap. II, pág. 54,
(128) Les races aryennes du Pérou: pág. 157.
(139) Relación, pág. 139; en Jiménez de la Espada.
(130) Acosta, Historia; loe. cit.
Zarate, Historia del Perú: 1. IV, c. I.
Calancha, Crónica m,oralizada: 1. II, cap. X, pág. 370.
(131) Américaya, citada: t. I, pág. 73.
(132) Pérou et Solivie: pág. 574.
(133) —
Antigüedades Peruanas: pág. 103. Atlas de esta obra: lámina XLI.
(134) Riva Palacio México á través de los siglos: t. I, pág. XVIII.
(135) Clemente Alejandrino, Sthromatos: VI, 4.
(136) Cuntú,-- Historia universal: l. II, cap. XXII.
(137) Pi y Margall, —íTísíona general de América: t. I, pág. 399.
(138) Oncken,— Historia universal, — Barcelona, 1890: t. I, pág. 34.
(139) ib. cap. III, pág. 144.
(140) —
Asta Buruaga, Diccionario geográfico de la República de Chile: New
York, 1867: pág. 93.
(141) Historia general de Chile: parte 1.", cap. III; t. I, pág. 14.
(142) Historia del Nuevo Mundo: 1. XII, c. XIV; t. III, pág. 173.
n43) Rivero y Hachnái,— Antigüedades Peruanas: pág. 383,
(144) Chavero, México á través de los siglos: tomo I, pág. 210.
(145) Crónica del Perú: cap. LXXXII, en la Biblioteca de autores españoles de
Rivadeneyra; tomo XXVI, pág. 431.
(146) Pérou et Bolivie: pág. 199 á 203.
(147) Antigüedades Peruanas: pág. 285.
(148) Asta Barwaga,,— Diccionario citado: pág. 73.
(149) La Revista de Buenos Aires: año VII, número 80.
(150) Restrepo, Los Chibclms antes de la conquista española. — B:)gotá, 1895
pág. 45.
(151) Actio ni, cap. 37; pág. 175 de la edición de Sevilla de 1614.
(152) Historia del Perú: 1, 1, c. V.
(153) Origen de los indios: 1. II, c. I, § II, pág. 44; edic. de 1729.
(154) De las Repúblicas del Mundo: l, II, c. XVI.
(155) —
De procuranda salute indorum. Salmanticoe, 1588: Proemio, pág. 119.-
Historia nat. y moral de las Indias: !. VI, c. VIII.
A

Monolito del centro del subterráneo de Cfia vin


— .

— 289 —
(15(5) Lorent6,---Relai-ioties de Virrei/es: tomo l, Ordenanza XXVI.
(157) Tico years in Pi;/-»,— Londou, Tomo XXVII, págs. 174 y 176.
11, cap.
(158) Aniig. Peruanas; pág. 333 y 102.
(139) —
Ruinas de. Tiahuanacu, Bresiau, 1893.
(160) Jiménez de la E3pada,--7'/'(;s reku-ioms de antigüedades peruanas: pág.
391 y 389.
(161) Hi^toire du Pérou: p:lg. 19S.— En la Colección de Terneaux— Compans.
(163) Cong7'és des Americanistas. —
Bruxelles, 1879, Allí---"E1 hombre blanco y la
Cruz en el Perú:" tomo I, pág. 533 á 651.
(163) El Centenario. Revista ilustrada del descubrimiento de América,—
drid, 1893: Tomo I, pág. 464.
(164) Gríi.\-iev,— Descubrimiento de América por los Normandos en el siglo X'>

págs. 93 y 93.
(165) Historia del Nuevo Mundo; 1. XIII, o. VII, tomo 111, pág. 330.
(166) ib.1. XIII, o. XII; t. IV, pág. 9.

(167) Relación de antigüedades deste Reyno del Perú: pág. 309.


n68) Cobo, Opus cit: tomo IV, pág. 77.

PLANTILLA PARA LA DESCRIPCIÓN DE LA PIEDRA

I — Primer cuerpo.
II — Segundo id.
III — Tercero id.

IV— Cuarto id.


V —Quinto id.

A —ídolo.
B — Corona.
C — Gorro.
D — Cuadrado sobre la cabeza.
E — Columnas
F — Especie de urna.
1 -cara: í?— ojos; 3 -cuernos; ^ -colmillos; 5— boca; ^—pecto-
ral; 7— brazos; 5— manos; 9 -piernas; pies; ^i—garras de las
manos; 1^ — garras de los pies; cinturón.

a —culebra.
a' — culebra de dos cabezas.
h —bastón.
b'—bastón invertido.
b" —bastones juntos.
— 290 —
c — bastones rectos,
c' — cóndor.
c/í— seccióJi de columna,
d — especie de cruces.
e — cuadrículas.
/ —figura como asa.
g — circunferencia.
h — ventanas de nariz. la
i—pendientes.
k - signos que parecen letras.
/—lanzóu.
7íi— figura especial.
n — coronas.
o — adorno.

EL DEPARTAMENTO DE LORETO
CONFERENCIA DADA EN LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE LIMA, EL 30 DE
DICIEMBRE DE 1899, POR EL SEÑOR DON RAFAEL QUIROZ, EX-DELE-
GADO ESPECIAL DEL GOBIERNO EN ESE DEPARTAMENTO FLUVIAL.

1.' Origen de la Comisión Especial á Loreto.— Trabajos déla misma.— -Sus resultados prác-
ticos. ---2.° Ojeada económica y política sobre Loreto, considerado como por-
histórica,

ción integrante de la nacionalidad peruana.— 3.° Formi de administración que convie-


ne en Loreto para la acertada marcha económica y sosegada vida política de este depar-
tamento. —
4.° Rápida ojeada sobre el departamento de Amazonas.— Conveniencia eco-
nómica y política de mantener íntimu. comunicación entre este departamento y el de
Loreto. ---5-° Breves consideraciones generales.

Paso á ocuparme del ler. punto, que á la letra dice:


Origen de la Comisión Especial á Loreto.
Trabajos de la misma.
Sus resultados prácticos.
Así como el rayo de la tormenta que se inicia, estalla de súbi-
to, sin más aviso previo que la visión rápida y fatídica de su infla-
mada luz, así llegó hacia nosotros la nueva del movimiento fede-
ralista de Iquitos. Era el día 10 de mayo de 1896, nuestro decano
— 291 —
de la prensa aiuuiciaba en ííniesas letras y lugar preferente de sus
columnas, la alarmante é infausta nueva tle la evolución sei)ara-
tista; y el escándalo se hizo general, y se hizo universal algunos
minutos después de lanzada la nueva al externo dominio.
Espanto causó en el Gobierno, alarma en el ejército é indigna-
ción en todos.
Hhi antecedentes de clase alguna, no se conocía la causa deter
minante de proceder tan osado, tan temerario é inconsulto. La ra
zón, en estos casos, no encuentra materia sobre qué ejercer su acti-
vidad; y declina su labor en obsequio de la imaginación, que loca
y traviesa, penetra en las escabrosas regiones de la fantasía.
Por eso se dieron al hecho coloridos de acentuada criminalidad
política, y de premeditado alcance, que jamás tuvo, y yo que os
\vablo fui de este número; y así pensé en armonía con la generali-
dad que de idéntica manera pensaba, ni podía ser de otro modo,
supuesta la estricta lógica del razonamiento.
Ahora bien, fijad vuestra atención en la cita histórica que con-
signo, y atended sobre todo á la reflexión moral que de ella deduz-
co, para comenzar el esbozo del tipo loretauo, que como cuestión
previa necesitamos conocer.
El movimiento federal de Iquitos indignó desde luego al Su-
premo Gobierno á justo título, como que ello entrañaba fundamen-
tal perturbarción del orden público; mortificó al ejército, que por
obligación era el llamado á expediciouar para destruirlo; inquietó
á todos los hombres honrados, que vieron en él una infidencia de
feo carácter, y alarmó por fin á todos los peruanos, que contempla-
ron el hecho como un vergonzoso escándalo. Todos, pues, con más
ó menos variantes, fueron hondamente incomodados en esta emer-
gencia, menos los loretanos, que antes de la evolución, en el ejer-
cicio de ella misma y después de disipada la tori^ienta, permane-
cieron imperturbables, siéndoles perfectamente igual enconti'arse
bajo la egida de un gobierno central, que de otro que lo fuera se-
paratista.
Los miembros más conspicuos de esa Sociedad aceptaron en el
nuevo régimeu político, puestos de ministros, secretarios y demás
empleos administrativos etc., pasearon en corporación las calles
de Iquitos; y al sóu de paso de marcha hicieron tremolar en todas
ellas el pendón libre del Estado Federal, acompañado de vivas atro-
nadores.
Este hecho, cuya verdad histórica ha sido conocida por mí, en
el teatromismo de los acontecimientos, no necesita comentario; y
— 292 —
prueba, más que falta de criterio moral para juzgar las cosas, au-
sencia cuasi completa del sentimiento nacional, del sentimiento pa-
trio. Ahora bien, ¿con semejante negativo factor podrá contarse
para resistir en los momentos de prueba? Pueblo de este tempera-
mento moral y fisonomía política tendrti conciencia neta y definida
de su personalidad jurídica, de su genuina soberanía? Dejo al cui-
dado de vosotros que rae escucháis la tarea de dar forma á la res-
puesta.
Empero, prosigamos sin dilación, en el cometido que nos
ocupa.
Deber urgente é indeclinablefué, para el Grobierno de la fecha
á que me ocuparse de conjurar la tormenta iniciada; y efec-
refiero,
tivamente por mar y tierra, por Norte y Sur, partieron expe-
diciones que todos vosotros conocéis y cuyos pormenores omito, en
homenaje á no prolongar esta conferencia hasta los límites de pro-
porcionaron incomodidad.
El señor Ministro de Guerra entonces i'ecibió encargo de par-
tir en el vapor nacional "Constitución"; y debía al llegar á Iquitos,
no solo contraerse á debelar el desorden, sino lo que era más y me-
jor, debía organizar la administración pública en todos sus varia-
dos ramos.
Motivo de carácter personal, y puede decirse doméstico, el fa
llecimiento violento y desgraciado de un hijo que le servía de com-
pañía, fué la causa de que este funcionario sólo permaneciera allí el
corto paréntesis de tres meses, y que, en consecuencia, poco ó nada
pudiera hacer.
Fué entonces que Sapi'emo Gobierno preocupado siempre y
el

deseoso cima á tan anhelada tarea, creó la


á justo títnlo de dar
Comisión Especial que tuve la honia de piesidir. Derivación lógi-
ca de los acontecimientos apuntados fué, pues, este procedimiento
gubernati vo y así lo confirman los considerandos del decreto per-
tinente.
Su labor encuéntrase consignada en la Memoria administrati-
va que oportunamente mandé al Gobierno en el curso del mes de
julio del año próximo pasado; y en aquella que terminó de escribir
en borrador, precisamente la víspera del infausto día en que Vizca-
rra cometió el crimen de violar cobarde y traidoramente mi domi-
cilio particular en Iquitos,
La ausencia momentánea de ambos documentos, por causas
que no es del caso comentar, no será parte á excusarme de apun-
tar, siquiera sea en términos generales, los puntos culminantes sobre
— 293 —
los cualesha girado mi labor: Cuestión límites eii el orden inter-
nacional. —Cuestión calidad y raíz de la autoridad política en el or-

den constitucional. Cuestión forma para adjudicar los terrenos de
montaña, así como para fundar una Compañía Nacional de Vapo-
res, en el orden administrativo; y — Cuestión impuestos, y manera
de a|)licar los aumentos, en el orden fiscal ó hacendado, son los cin-
co rumbos que importan modificar urgentemente, para imprimir
marcha certera y acertada á la peligrosa y frágil nave de Loreto,
que hoy por hoy navega en proceloso mar, y muy, muy lejana del
puerto de salvación.
Yo no sé señores si me ofusque, pero creo que los resultados
prácticos de esta comisión que he presidido, son positivos y con-
cretos.
Bajo lema de Mei^iorandum y por el mes de abril del año
el

presente, escribí y mandé al Supremo Gobierno un estudio econó-


mico, que descomponiendo todas las rentas de Loreto, las analiza-
ba, no solo en comprobación del correcto régimen de contabilidad
que me guiaba, sino sobre todo y principalmente, evidenciando con
el Valor irrefutable de los datos estadísticos, la marcha próspera y
ascendente de Loreto, como centro productor, y aplaudiendo el
rumbo que parecía tomar éste al hacerse jebero, ó shiringuero para
abaudouai- paulatinamente la industria del caucho.
El poco interés que generalmente tiene el público por largas
lecturas, habrá tal vez sido parte á ser desconocido, no obstante de
hal)erse publiciido en el "Bien Social" del 33 al 25 de mayo.
Alli concluía por un examen comparativo de las industrias del
jebe y del caucho; y de ellas y de su marcli.-i actual en la región
amazónica, deducía el futuro sonriente de Loreto.
Algunos proyectos de ley condensan los temas que acabo de
enunciar, asi como los que le preceden, y el desarrollo de éstos se
consigna en los documentos que originales ó renovados verán opor-
tunamente la luz púbhca.
Así [)ues la próxima legislatura, si el Supremo Gobierno lo con-
ceptúa conveniente, verá también y estudiará aquella parte que le
concierne, en la reforma fundamental del Oriente peruano; lo de-
más será obra exclusiva del Ejecutivo, que hoy tiene puntos de par-
tida de que ántes carecía, que hoy tiene en apoyo de los mismos,
la saludable experiencia de dos años de imperturbable, lucida, bri-
llante y proficua administración de Loreto.
B. s. G. 15.
— 294 —
El violento sacudimiento de la revuelta del 22 de niiyo últi-
mo, todo lo ha echado por tierra, es cierto; pero, jacaso el venda-
bal que derriba un edificio, arrancha de raíz sus cimientos? No; la
obra de la regeneración de Loreto fué hecho consumado, y de
pausada, lenta y sosegada realización; fué laboi- prolija y saluda-
ble, iniciada al amparo del estudio de las más difí(;iles cuestiones,
y al calor del más sincero empeño por el bien general, que echó
hondas raíces en las costumbres y en las convicciones de los hom-
bres. Si la ])rueba ha sido ruda, y los loretanos no han sabido re-
sistir, culpa es de la mísera condición de las colectividades huma
ñas, que ni aprenden en dos días, ni resisten siempre á poderosas
tentaciones. El tiempo y los hechos, bajo la severa y fatal forma
de las evoluciones sociales, vendrán á sancionar de cousuqo en
los futuros días y en no remota época lo que hoy en mis labios
aparece como quijotesca y acaso criticable vanidad.
El 2.° punto de mi disertación dice:
Ojeada histórica, económica y política sobre Loreto, conside -

rado como porción integrante de la nacionalidad peruana.


ínti ma es la relación que existe entre las tres faces del tema
que me propongo estudiar ligeramente, ni puede ser de otro modo
desde que la historia de un pueblo lleva envuelta en su desarrollo
la calidad é importancia de los medios de que dispone para el sos-
tenimiento de su vida moral y material.
Por eso y por el deber de lógica claridad que acompañar debe á
todo aquel que dirije una alocución, advierto que el estudio que
os ofrezco es pur\amente elemental y embrionario, toda vez que
así me lo prescribe, en primer término, el deber de ser discreto pa -

ra no fatigar vuestra atención; y que por otra parte nada más se


necesita para presentar el bosquejo de lo que hoy ignoráis por com
pleto; y de lo que más tarde y con el tiempo conoceréis á fondo
¿Acaso el artista que pinta sus cuadros, lo hace alguna vez en una
sola y única etapa?
Ha ('ia el año de 1855, el Venerable Obispo de grata recorda-
ción, doctor don Pedro Ruiz, consagrado poi* esa misma época pa-
ra la Diócesis de Chachapoyas, personalHdad de raro mérito, por
que á la .virtud apostólica que lo distinguía en superlativo grado,
unía el más vehemente entusiasmo por todo aquello que significa-
ba adelanto y progreso parala zona de su jurisdicción, armonizan-
do así en hermoso consorcio los intereses espirituales con los tem-
poi'ales, este digno Pastor*, y, á mérito de reiteradas instancias.
— 295 —
obtuvo del Jefe Supremo Estado entonces Gran Mariscal Ra-
món curas conveisores para la circuns-
Castilla, la dotación de diez
cripción de ijoreto, rentados con la suma de doscientos soles anua-
les.
La Convención Nacional del 56 aprobó sin resistencia la dis-
posición que en esta forma autorizada, tomó asiento en el Presu-
puesto General de la República, como existe hasta hoy, que sólo se
ha aumentado la renta en la cifra de trescientos soles, en lugar de
la de doscientos que á lites regia.
Bien compiendeiéis, señores, que el propósito obedecía al deseo
de introducir la hoz en mies eiiteianiente inculta. Y efectiva^
mente que lo que hoy es departamento de Loreto, solo fué en-
tonces una colectividad pob re, oscura, y con formas administrati-
vas enteramente primitivas é incorrectas; Moyobamba y San Mar-
tín eran los centros que alguna importancia tenían, pero el Alto y
Bajo Amazonas, poco ó nada significaban.
Iquitos, c¿ipital hoy del departamento y ciudad comercial de
primer orden, que en el último año ha exportado, en productos de
caucho y de jebe, por valor de tres millo nes de soles, en pago de
cantidad equivalente, que en forma de mercaderías, se intro-
dujo poi- su aduana fluvial; Iquitos, por aquella fecha á que
vengo haciendo referencia, ni siquiera existía como pueblo: unos
cuantos indios, dedicados cí la pesca, forman un reducido caserío
y allí fue enviado de Chachapoyas hacia el año de 1856, como cu-
ra conversor el presbítero Valdivia, que fué el primero que ex-
tendió las raíces de la actual civilización.
Vino después en el año de 1861 el apostadero fluvial, creado
bajo el período del presidente Castilla, que entusiasta por esta
región obtuvo del cuerpo legislativo las respectivas autorizaciones
para construir la hermosa factoría que hasta hoy existe, en la
cual se han formado algunos artesanos é ingenieros, de aptitudes
aprove(;hables y a provechadas; el dique flotante, que desgracia-
damente se hundió antes de prestar los servicios que de él se espe-
raban; la fá brica de ladrillos y tejas, en la cual se trabajaron los
abundantes materiales empleados en la constracción de la hermo-
sa casa de gobierno, que hasta hoy embellece la ciudad, ocupan-
do lugar preferente en su malecón. Y á la sombra, y con el apoyo
de esta base, construyéronse algunas buenas casas, para habita-
ciones particulares, que asi iban ofreciendo la medida de su cre-
ciente desarrollo.
La designación misma de Iquitos como Comandancia general
y apostadero fluvial, que es la base y el origen de la creación del
pueblo que hoy constituye la ciudad itnpoi-taute de este uo nbre,
fué objeto entonces de largas discusiones, y á decir verdad, no fué
feliz la selección que radicó á Iquitos en las orillas de un brazo
del Amazonas, expuesto á disminuir notablemente sus aguas en
verano, y ofreciendo serias dificultades á la navegación de los va-
pores, cosa que se hubiera evitado del todo, ó por lo menos dis-
minuido en parte, instalándolo en las riberas de la arteria ma-
dre. Razones que, á pesar de su pequeñezy mezquindad, califica-
mos ordinariamente de política, y que en todo caso no se inspira-
ron en las frías y severas reflexiones de una buena administra-
ción, trajeron á hecho consumado este error, que, á Dios gracias,
hasta hoy no hemos deplorado en sus funestas consecuencias, gra-
cias á los desagües de la quebrada del Itaya, que envía su caudal
hacia el puerto, variando el rumbo que pareció tomar con persis-
tencia, ahora cosa de ocho años.

La creación del apostadero fluvial ti*asladó á su seno, gran


Tiúmero de empleados que formaban la dotación indispensable pa-
ra el sostenimiento, no solo de Iquitos en sí mismo considerado
como porción política del departamento, sino de todos los estable-
cimientos públicos en él radicados. Los auxilios para asegurar es-
ta vida política y administrativa, se enviaban de la capital en for-
ma de contingentes, que destinados á consumirse allí, daban vida
á algunas industrias que comenzaron á iniciarse. De esta manera
se'fué operando la gestación de la capital de Loreto, que, como veis,
arranca su origen de muy reciente fecha. La disposición legislati-
va del año 1897 coronó esta obra, dejando á Moyobamba reduci-
da á la condición de simple provincia.
Nauta, situada muy próxima á la confluencia del Ucayali y
del Marañón, que hoy es casi una ciudad desierta y poco menos
que abandonada, era entonces centro de relativo comercio y al-
bergue de una niediana población. Los primeros barcos á vapor que
poseyó el gobierno peruano ea esa región, denominados el "Moro-
na", "Pastaza", "Ñapo" y "Putumayo", destinados á explorar los
diferentes ríos, siempre tuvieron por base de tarea, mantener una
linea de navegación estable, que partiendo de Nauta, conectase con
los lugares de la frontera de Leticia. Posteriormente cedió el Es-
tado los enunciados vapores á una compañía, que además de obli-
garse á sostener el tráfico fluvial, encargábase de proveer [los fon-
dos destinados á los pagos del servicio administrativo del departa-
— 297 —
mentó, con el aditamento de dos mil libras esterlinas mensuales,
qne el gobierno de la capital debía enviai' o[)ortuna mente-

La falta de exacto cumplimiento de dicha Compañía desdo el


principio y las omisiones posteriores por parte del gobierno, dieron
margen á una conclusión desasti'osa para los intereses del pobre
país, (pie en fin de cuentas perdió sus vapores, sin que nadie apro-
ve(;liase de ellos, ni siquit^ra el público, sino tan solo los ejecutores
del primitivo negocio.
Toda la industria de las regiones vecinas á Iquitos consistía
en la salazón del paiche, y el cultivo de plátanos y yucas: destina-
dos los últimos á la sola alimentación de los habitantes de la loca-
lidad, y los excedentes del primero para exportarlos al Brasil.
La salazón del paiche, industi'ia nueva en la época á que me
refiero, es hoy de cierta importancia, y voy á permitirme daros
una ligera idea de ella.
El paiche es un pez cuya dimensión varía entre uno y medio
y dos metros de largo y de grueso proporcional. Encuéntrase úni-
camente en las "Cochas", es decir en las lagunas que existen en
los terrenos bajos de la montaña y que se llenan durante la cre-
ciente de los ríos. La pesca se hace por medio de un harpón fuerte
de fierro, colocado á la extremidad de una pequeña cuerda, en cu-
yo otro extremo átase un pedazo de palo de balza, que ñota siem-
pre como el corcho. Herido el animal por el paseador, que se colo-
ca en una pequeña canoa para encontrarlo, huye el primero y se
le deja libre hasta que desangre y pierda el primer impulso de su
potente fuerza vital; entonces la canoa dii'igida por el pescador
busca el pedazo de madera flotante y recogiendo la soga trae al
paiche á la dicha embarcación, donde espira definitivamente el
animal y se le lleva á tieria. Allí, después de abrirlo y extraerle
todo el interior, se le corta á tiras, que en seguida se sajan, se sa-
lan y se secan al sol, lo mismo que se prepara la cecina. Un paiche
rinde de diez á quince piezas según tamaño, que se vendían en
aquella época á cinco y seis reales cada una; y que hoy pagan de
un sol cincuenta á dos soles, según el estado de la oferta y de la
demanda.
En época de que me ocupo hacíanse negocios de importan-
la
cia,pero por muy pocas personas y en la primitiva forma que pa-
so á exponer.
Partían de Nauta las expediciones de canoas, llevando como
artículos de comercio los sombreros de Moyobamba y el tabaco de
San Martín. Dirigíanse al Pará en donde vendían sus facturas,
— 208 —
trayendo en retorno las mercaderías de coiisiiino para vestidos,
etc. Cada expedición dnraba entre ocho y diez meses, pero el re-
sultado era un capital redondo que se ganaba. T engo este dato de
persona acomodada de la localidad, que hizo su fortuna en esta
forma; y esta misma aseguróme que jamás viaje alguno de aque-
llos prodújole menos de veinte mil soles netos.
Dos palabras debo insertar aquí á [)r()pó8Íto de las industrias
de tabaco y de tejidos de sombreros. Cultívase y beneficiase el ta-
baco en San Martín, que comprendía entonces las provincias del
Hu aliaga y la de su nombre. Su beneficio verifícase en la forma
ordinaiña, clasificando lo solameíjte en corriente y sohayado, sien
do este último más caro por su más delicada pre|)a ración, que io
pone á salvo de la humedad, que lo malogra á largo plazo, como
acontece con el corriente.
La industria del tejido de sombreros se hacía en alta escala,
pero hoy ha disminuido mucho en la provincia de Moyobamba y
sus distritos de Rioja, Soritor, la Calzada, la Habana y la Tenen-
cia de Antaló. La materia prima que se emplea es la palmera lla-
mada bonihonaje, quo se toma en el estado de madurez que los
industriales co nocen; y después de extraer el corazón, que llaman
hueso, rayan las hojas útiles con el auxilio de un compás fijo que
denominan molde. Cortadas las hojas, las colocan dentro de una
olla de agua que sujetan á hervor, y expuestas en seguida al sol,
cambian de color y se encartuchan, tora indo la forma redonda que
es la que se em¡)lea para el tejido.
Rioja es el distrito dond e se trabajan los sombi'eros finos. Los
demás puntos tiabajan el corriente, cuyo precio varía entre seis y
catorce leales por pieza.
Las mujeres son las que se dedican al tejido de sombreros; y
su jornal diario, según los usuales precios de venta, se calcula en
uno y medio real por día.
El tabaco que se vendía con bastante ventaja en el vecino Es-
tado del Bra ha pasado hoy á ser solo artículo de consumo na-
sil,

cional, á mérito de los derechos municipales y estaduales que le


cierran ese mercado, no obstante la liberación de derechos de im-
portación al amparo de tratados vigentes. Los sombreros, desde
la abolición de los esclavos, comenzaron á decaer como artículo de
activa venta; y ahora con la introducción de los de Manila y los
llamados de Italia, que son baratos y de apariencia, agregado esto
á los derechos también municipales, no obstante la supresión de
los fiscales, han segado como fuente de consumo la plaza del Pará.
299 —
El fracaso do l;i Oompañí i (|ue toinf) á su carneo los vapores
nacionalos quo a(-al)o d»? iiieiicioiiar y y casi afonía
la disiriiiinción
a que so reducían los negocios únicos de tabacos y sombreros, co-
municaban á Loreto una paralización y decadencia de feo y des-
consolador carácter, cuando ocurrió un hecho al parecer insignifi-
cante, y que no obstante ha cambiado fundamental mente la faz
de todo y ha convertido á Loreto en un centro de activa produc-
ción y fundada esperanza para el futuro.
Fué el caso que un señor que responde al nombre de Manuel
Montero, antiguo vecino de Tquitos dedicado á la industria de ho-
jalatería y hoy Cónsul de Colombia, su país natal, asocióse á un
hermano suyo y dirigiéronse ambos al río Ucayali pai-a extraer el
caucho á la manera que lo habían visto hacer á los montañeses de
su país. Colectado un pequeño lote de este artículo lo consignaron
á Inglaterra y lo vendieron, si no estoy trascordado de la cifra que
consei'vo en mis apuntes, en seis ú ocho soles ai-roba. La pérdida
sufrida con este resultado, los hizo desistir del intentado propósito.
Empero, la idea quedó lanzada, y algunos hijos del Celeste
Imperio acometieron de nuevo la empresa de explotación del cau-
cho. Reservado estuvo al asiático Jacinto y algunos compañeros
más, el habilitar á nativos loretanos, que internados por la vecina
quebrada de Nanay, comenzaron en esta forma y por pequeñas
cantidades á mandar el caucho colectado á los mercados del Pai á
para su venta.
El desarrollo natural que paulatinamente fué tomando este
modo económico de ti'abajo; y lo que es más y mejor la gran alza
de precios que últimamente han experimentado las gomas elásticas
|)()r efecto de las infinitas aplicaciones industriales que cada día au-

mentan, han comunicado á las negociaciones sobre este artículo


una actividad vertiginosa y una importancia de primera categoría.
Ya he dicho y vuelvo á confirmarlo, que á tres millones de soles
monta el valor mercantil de las exportaciones de gomas en el cur-
so de doce meses del año próximo pasado de lí^98.
Y en pi-ogresióu siempre creciente continuará, señores, para
el porvenir, siguiendo el rumbo racional que llevan siempre las co-

sas humanas, que giran dentro de su propia órbita, á no ser empe-


ro que la manía de hacer política revoltosa, por el solo aliciente de
usurpar los tesoros fiscales, venga á herir de muerte á este depar-
tamento de tan difícil gobierno.
La Federación del año 95 y luego la revuelta de Vizcarra del
99, iniciadas ambas en igual forma, insinúan el hábito, que tiende
— 300 —
á hacerse permanente, de asaltar los tesoros píiblia^. Conviene,
pues, á todo trance no solo castigar las faltas que se conieteu en
aquella reijjióu, sino lo que es más, que los Poderes del Estado es-
cogiten el medio de poner en ejercicio menuda y fina ci-iba, que
purgue y liberte á ese suelo lonitano do tanto y tanto oletnento ma-
lo que allí corrompe y sirve de fatal contagio.
Conviene también, en apoyo de este anterior acápite, no olvi-
dar que la extensión d'-l defiurtamento de Loreto representa algo
más del tercio de toda la Repúbli(;a, que su población es extrema-
damente pequeña para esa vasta superficie de territorio, que las
vías de comunicación sun por consecuencia largas, difíciles y casi
infi-anqueables, que la demarcación territorial (pie hoy posee, sin
ser gen niñamente buena, no debe alterarse sino después de mucho
estudio y madura reflexión; y que las autoridades que allí se man-
den deben ser pi'obadas en el crisol del bien entendido honor y de
la más saneada ilustración. Las malas autoridades que se envían
á esas regiones son como la gota de aceite que cae sobre una su-
perficie porosa: instantáneamente todo lo mancha, todo lo malo-
gra.
Y así y no desoyendo estas saludables y discretas ins
solo así,
piraciones y contando por lodemás con el decidido é indeclinable
apoyo del Gobierno, que debe estudiar y resolver sin pérdida de
tiempo todos los asuntos que se sometan á su conocimiento, y sin
descuidar tampoco aquellas otras cuestiones que delimitan esta re-
gión de sus vecinos, para evitar así las perturbaciones domésticas
que originan abusos y crímenes diarios, que se cometen á la som-
bra de derechos no definidos; así, pues, y solo así, manteniéndose la
autoridad diariamente en la brecha, y con el apoyo insinuado, po-
drá educarse convenientemente á esta agrupación peruana, y po-
drá considerarse á Loi-eto como un beneficio para el presente y co
mo una esperanza para el futuro.
El tercer punto de mi disertación dice:
Forma de administración que conviene en Loreto para la acer-
tada marcha eccnómica y sosegada vida pública de este departa-
mento.
Intima y estrecha es la relación que existe entre el punto que
varaos á estuiliar y aquel que formó parte dtd último capítulo, ni
podía ser de otro modo, desde que mal puede estudiarse una cosa
sin concluir por fijar lo que ella necesita para la conservación de
su existencia y para la consecución de su buena y próspera mar-
cha en lo porvenir. Por eso y por creerlo genuinamente lógico, si-
.

— 301 —
gue este teína á aquel en el proí^iarna de la presente conferencia.

Sobre dos ejes principales debe {<irar la administración econó-


mica de Loreto pai'a ser acertada, y éstas son, en primer término,
la delimitación de sus fronteras, y en segundo la aplicación de uti
sistema de inipuestos, que siendo ajustado á los principios de la
ciencia económica moderna, grave á la materia imponible en la
prudente y justa medida que sin lastimar á la producción indus-
trial ni el trabajo, suministre al Ei-ario lo que necesita para soste-
ner sus obligaciones y para alimentar vigorosamente la adminis-
tración pública en todos sus ramos.
La delimitación de fronteras no la considero yo, como rutina-
riamente puede creerse, bajo la faz déla vulgar codicia que importa
la adquisición de nuevos territorios, que por fortuna abundan en
un departamento en el cual lo que faltan son brazos y no tierras
donde ejercitar labor industrial; sino que la miro bajo el aspecto de
elemento regulador de costumbres y de rectificador de legítimos y
recíprocos derechos, que al no ser observados en esta correcta for-
ma, entorpecen la administración fiscal y por consecuencia la polí-
tica, ocasionando por ello mismo, á la par que perjuicios materia-
les, perturbaciones en la vida social. ¿Qué regla de conducta, en

efecto, puede y debe observarse, tratándose de la recaudación de


impuestos en los territorios de dudosa propiedad^- y luego, ¿de qué
manera y en qué forma han de juzgarse las múltiples discordias
y á veces los horrendos crímenes que se cometen en esas mismas
regiones no delimitadas?
Nuestro deber ciudadano nos impone no sólo la obligación de
ejercer el derecho de soberanía en el territorio que materialmente
ocupamos, sino también la de no abandonar lo que por legítimo tí-
tulo es nuestro.
Renunciar á ese derecho de soberanía por ignorancia ó por in-
dolencia, es cometer criminal traición contra la conciencia de pe-
ruanos, que por deber natural estaraos obligados á escuchar y á
respetar
Es preciso haber habitado esas desventuradas regiones para
persuadirse del carácter de exactitud práctica que tienen las ob-
servaciones que acabo de puntualizar. Y
si á esa circunstancia se

une la de haber ejercido autoridad, redobla


el valor de las mis-

mas.
Ejemplos concretos harán evidentes mis conceptos.
El río Ñapo es peruano en su parte baja, esto es desde la de-
B. s. G. 15.
— 302 —
sembocadura punto X, en que principia la parte ecuato-
havSta el
riana. Si este punto no está fijado, ¿qué regla de conducta obser-
varemos para el cobro délos dereclias de importación y expt^rta-
cióu? y ¿cuál será el procedimiento para ejercer con validez la ju-
risdicción judicial, penal y aún la civil?
Cuestiones son estas que se presentan diariamente, dando ori-
jj;en á quejas y á reclamaciones, que antes de constituir labor di-
plomática, son desde su origen enojoso tormento pai-a la desventu-
rada autoridad política que rige los destinos de esas regiontjs cuasi
abandonadas.
El río Puturaayo tiene la desembocadura brasileña hasta el
punto A, en que principia la parte peruana, que se prolonga hasta
el punto B que termina ésta, para dar principio á la parte colom-
biana, que sigue hasta su naciente. Dos factores en contra de toda
clase de administración correcta y acertada.
Ahora bien, con el Brasil es el Estado limítrofe con quien te-
nemos más puntos de contacto, y por lo mismo más lagai-es de de-
limitación. El Yavaiy, linea divisoria, en la forma de la ribera nor-
te para el Perú y para el Brasil la del sur; el Yuruá y el Purús,
cuyas ])artes altas son peruanas, siendo brasileñas las de^.emboca-
duras con la parte baja; y ])or fin el río Madera con la lábera sur
brasileña y peruana la del norte, en la sección que determina la
línea geodésica pactada.
Todo esto que acabo de puntualizar y que apenas abarca un
lado, y por lo mismo solo una parte de nuestras fronteras con el
Brasil, basta y sobra para robustecer mis apreciaciones.

Mil veces infortunados ambos Estados; cuánto mejor fuera pa-


ra ellos determinar diferencias que se encuentran por lo demás
perfectamente apoyadas por tratados vigentes debidamente proto-
colizados, y que por el oportuno canje de las recíprocas ratificacio-
7ies han pasado á la categoría de leyes de Estado para dichos paí-
ses. Empero, no han tenido sanción completa, por cuanto no se
han consumado todos los actos internacionales que debieran para
dejar sellado el pacto con la fuerza solemne de los hechos. Ha fal-
tado integrar el procedimiento en armonía con la doctrina; y se-
inejante estado de cosas, vacilante é incierto, nunca ])uede servir
de base para el ejercicio pi'áctico de derechos positivos y ci»ncretos.
No son tampoco escasas, ni de poca gravedad, las dificultades
que á menudo se suscitan entre los Estados de que me ocupo; y
sensible me es decirlo, que siempre en las contioversias llevamos
303 ~
lapeor parte, y esto por lazoiies que en el actual momento sería
impertinente estudiar.
Ahora bien, pasemos á examinar, siquiera ligeramente, la
cuestión impuestos.
Exist e vigente para el departamento de Loreto, la ley es-
peci al del 4 de noviembre de 1886, que además de fijar la tasa
de derechos de importación y de exportación, mucho más reduci-
da que para el resto de la República, lo exonera de todo otro im-
puesto ó gravamen, á excepción empero de indicai'lo así, el texto
de la ley que lo estatuye. El espíritu de este mandato legislativo fué
proteger á esta región embrionaria, que necesitaba decidido apo-
yo para formarse como entidad industrial y como entidad políti-
ca. Ese propósito se ha cumplido ya, Loreto tiene elementos sufi-
cientes para llenar su vida política, y también los tiene para soste-
ner y desai rollar sin esfuerzo su vida industrial.
Esta ley que fué proteccionista y oportuna, que fué por decir-
lo así paternal, y que en este sentido fué moralizadora y digna de
aplauso, ha pasado á ser hoy extemporánea, perjudicial á los in-
tereses fiscales, y desmoralizadora para los intereses sociales y par-
ticulares.
Y como no! cuando los loretanos poséen hoy medios y facili-

dades de trabajo, de que se carece en otros puntos de la República?


Y como no! cuando el Fisco legítima y racionalmente puede tener
mayores i-endimientos, siquiera fuese ello en justa y debida indem-
nización de los tantos sacrificios que la formación del Oriente Pe-
ruano cuesta á la Nación entera? Y como no! cuando el manteni-
miento de la baja tasa de impuestos fomenta la usura de su co-
mercio, que observa en la prcíctica la escala ascendente de sus pre-
cios de venta, sin dejar siquiera que el consumidor aproveche de
tan estéril generosidad?
Además y por último, es preciso convencerse que la admiuis-
tracióu de Loreto es abrumadoramente costosa: mucho por
falta
hacer y que hoy ni siquiera proyectarse puede, sin herir antes la
dificultad, que es concar con los medios suficientes para ello. Mi
última Memoria que no se tiene todavía á la vista por causas que
son del d<)miniu público, contiene al respecto un proyecto de ley
que abarca y aumenta todos los impuestos con suave y prudente
equidad; y con provechosas compensaciones, para dejar en benefi-
cio del mismo departamento una buena parte de los proyectados
aumentos.
La sosegada vida política de Loreto debió ser corriente y ordi-
— 304 —
naria tarea en los pasados tiempos; pero hoy va con virtiéndose en
labor ultra-difícil. Muy fácil es en efecto librarse de los dientes del
iajíarto salvaje, porque éste huye generalmente del hombre; pero
ilusión cuasi irrealizable es la de escapar á las feroces mandíbulas
del lagarto cebado, y es porqae el último lia saboreado bocado ten-
tador, que el primero desconoce.
Si después de la Federación viene lo de Vizcarra, y si en am-
bos casos el resultado final faé el apoderamiento de los tesoros pú-
blicos,acompañado de impunidad para los autores, ¿qué mucho
pues, que el ejemplo se repita, si como procedimiento patrio no tie-
ne sanción; y si como negocio rinde provecho bueno! Es preciso
convencerse que la humanidad es la mism i por doquiera; y que
siempre y en todo caso, es tentador aquello que poca pena impone
y buenos provechos produce.
Por eso lo he dicho ya en más de una ocasión: conviene no de -
jar sin castigo las faltas que se cometen en L siendo así que
)reto,
ellas son por su naturaleza inclinadas á producir desastrosas
consecuencias para lo i)orvenir.
Las faltas de revuelta ó los errores políticos que se cometen
en otras regiones, son fundamentalmente diferentes álos de Lore-
to. Los iniciadores de estos últimos dan siempre comienzo á su
satánica labor, adueñándose de los fondos fiscales que guardan pa-
ra sí, y que cuidan de no consumir en la prosecución de sus planes
No se necesita pues mucha malicia, ni mucha penetración, para
afirmar, en tesis general, que el amor inmoderado del metal, ó en
tér;minos más claros, aunque m^nos cultos, el espíritu de robar, es
lo que preside siempre á los hechos que han dado en llamarse ac-
tos políticos de Loreto.
Requiere pues el mantenimiento de la sosegada vida política de
esta zona, dos consideraciones primordiales, como son: robustecer
el principio de autoridad; y mantener como corolario obligado la
fuerza pública de calidad superior y periódicamente renovada para
el eficaz apoyo de aquella, y para la conservación del orden pú-
blico.

Creencia general mente arraigada en los habitantes de Loreto


es, que la autoridad que de esa región sale por medios violentos,
jamás vuelve. Esa s ola máxima explica ó mejor dicho evidencia
la más completa ausencia del sentimiento moral, que sirve de apo-
yo al culto y respeto que se debe á las autoridades legales.
Pa ra ellos el respeto á la autoridad se funda solo en la fuerza
de que dispone ésta para el ejercicio del poder, se funda en la con-
— 305 —
veniencia para tener de su parte las simpatías, ó por lo menos la
benevolencia del que manda, para disfrutar de sus favores; pero
no se funda en la obligación moral en que se encuentra el ciuda"
daño de subordinar su voluntad y su libertad á los mandatos de la
ley, puestos en ejercicio por el legit ímamente designado para ello.
Es decir, pues, que el fundamento del respeto á la autoridad, es
el temor ó la conveniencia; paro en manera alguna la convicción;
¡qué mucho, pues, que la fuerza bruta sea la que más y mejor im-
pere en esas regiones todavía en la infancia de la vida social!
Por eso, aunque parezca paradógico ó por lo menos exagerado,
conviene que la fuerza pública sea de comprobada honorabilidad.
Basta el mediano número que fija el Presupuesto para el servicio
de este departamento, pero ha de ser renovado por períodos se-
mestrales ó por lo menos anuales, y el personal ha de ser bien ele-
gido, toda vez que el contagio malea en la montaña y á la larga
los mejores elementos. Dos ejemplos consecutivos manifiestan cuan
urgentes son estas conveniencias.
La Federación en primer término, y en segundo la revuelta de
Vizcarra, evidencian lo que significa tener en servicio tropa co-
lecticia y militares sin honor y sin vergüenza, que movidos por
mezquinos alicientes de promesas que jamás se cumplen, desoyen
sus más primordiales deberes, y preverican sin pudor.
Escándalo y ruina trajeron para el país y para el departamen-
to de Lo reto las dos malhadadas evoluciones de que me ocupo; y
.en ambas, el elemento militar ha campeado siempre en primera lí-
nea, trastornándolo todo y corrompiéndolo todo, con un estoicis-
mo pasmoso y digno de mejor causa.
íQué garantía, qué apoyo puede tener la autoridad política,
con tan menguados elementos? lY será mucho en este caso, pedir
saneado el personal del servicio de la fuerza pública? ¿Y lo será
por otra parte pedir que se robustezca por quién sea menester el
principio de autoridad?
Insensato, antes que absurdo, sería siquiera decirlo.

Cuarto punto: Rápida ojeada sobre el departamento de Ama-
zonas. —
Conveniencia económica y política de íntima comunicación
entre este departamento y el de Loreto,

El departamento de Amazonas, aunque de vasta extensión, es


muy pobre, no precisamente en sí mismo, pues su suelo es de bue-
na calidad para la agricultura, sino por las condiciones locales que
hoy lo rodean. Efectivamente, Loreto encuéntrase de un lado y
— m> —
Cajamarca del oti'o, separjulos ambos del centro, pero principal-
mente el primero, por caminos tan largos como fragosos, que con-
vierten cuasi en infranqueable la comunicación de estas regiones.
Resalta de semejante circunstancia, que los productos de
Amazonas no encontrando mercados de venta, se limitan á ser con-
sumidos en lalocalidad; y se carece así del medio de pagar los con-
sumos de las mercaderías que vienen de fuera, lo cual produce un
estado de desequilibrio económico, que determina el pauperismo.
Pei'o antes conviene dar una ligera idea sobre Amazonas como
centro productor.
De sus tres provincias, que lo son la del Cercado de Chacha-
poyas, la de Luya y la de B;)ngar¿í, la más extensa y mejor tra-
bajada es la primera, sigue la segunda y viene en último término
la tercera.
Prodúcese en la primera en relativa vasta escala, y en todas
las quebradas bajas de esta jurisdicción, la caña dulce de la India,
y con ella elaboran el azúcar de panes, la chancaca y el aguar-
diente, todo de la mejor calidad. En los lugares elevados y por
consiguiente frios, cultívase el trigo que abastece para el consumo
general del departamento, y dá origen á la industria de los moli-
nos de viento y de agua.
En las montañas de Huayabamba de la jurisdicción de Cha-
chapoyas, existe el árbol del laurel, del cual se recojo anualmen-
te la semilla que se compone de unas bolitas verdes, que después
de secadas al sol, y ligeramente molidas, se colocan en una peque
ña cantidad de agua y se hierve ésta hasta que se desprenda toda
la materia cerosa, que queda en el fondo de la paila. La cera vege-
tal que resulta tiene un color amarilloso, pero es muy buena y
consistente para la fabricación de velas destinadas al uso domés-
tico y hasta para el uso de las igleíias. Estos arboles de laurel,
aunque espontáneos en la región de que me ocupo, los habi-
tantes de la localidad no solo los cuidan rancho, sino que también
los siembran para impedir su agotamiento.
Existe también.en dicha montaña de una manera espontáneas,
el arbusto denominado, pellingm, cuyo tronco sólido y consisten-
te, se llama cetico, y cuyas ramas son huecas. Las abejas perfo-
ran las paredes de dichas ramas y depositan allí la cera. Cuando
las abejas han terminado su labor, cosa que conocen los hijos del
lugar, se cortan las ramas en pedazos pequeños, que desde lue-
go se han convertido en tubos llenos de cera, y se cocinan en una
paila con la cantidad de agua proporcional. Después del tiempo
— 307 —
necesario para el hervor, toda la cera se deposita en el fondo y su-
be á la snporficie tod i la suciedad é iniparz/i-;. L i cara que se ob-
tiene por este proceder, y de este árbol del pellin^ue, e^ blanca,
dura y de magnífica aplicación para la elaboración de velas.
Las crias de ganad o vacuno son tan favoi'ables en las hacien-
das del lado del M a raíion, que colocan á la industria pecuaria co-
tuo la primera en importancia en este departamento. El clima por
una parte y la calidad de los pastos, por otra, favorecen admirable-
mente la producción; de tal manera que á pesar de las dificultades
del ti-ánsito se abastece al vecino departamento de Loreto, siendo
digno de estu dio el fenómeno, que este ganado, aunque de región
cálida, no puede aclim atarse en Loreto, en donde es preciso consu-
mirlo poco tiempo después de llegado.
En materia de agricultura, se trabajan bastante bien las tie-
rras, y se produce, á parte de la caña de)azúcar, el café y la yuca,
los plátanos, el maíz, el fréjol, y toda clase de frutas como las pai-
tas, las naranjas y limones, la pifia, la chirimoya, etc.

En laprovincia de Luya, distrito de Bagua, dá muy bien y


de muy buena calidad y en lolativa abundancia, el arroz y el ta-
baco.
Santo Tomás, distrito de la misma provincia, es un asiento
mineral que posée vetas de oro de la mejor clase; y que por falta
de brazos y de capitales, se encuentra sin explotación, no obstan-
te la ventajosa posición que tiene para el acarreo de los metales y
de los medios de trabajo.
La provincia de Bangará, además de los frutos corrientes de
agricultura que los produce á semejanza de sus vecinas, ofrece
magníficas maderas en sus bosques, que pueden destinarse yjefec-
tivamente se destinan á la construcción de casas y de muebles.
Ultimamente una expedición de industriales ha penetrado del la-
do déla Peca y encontrado variadas 3^ abundantes clases de go-
mas que se han mandado á Europa para su científica calificación,
y conocimiento de su valor mercantil.
Existe en toda la extensión de este departamento, y con su-
ma y la cabuya,
profusión, la penca, de la cual se extrae la pita,
que destinan á la fabricación de sogas. Las pencas de mayor di-
mensión y color verde, llamadas de México, suministran la pita,
producto más fino que la cabuya que proporcionan las denomina-
das de Castilla, que son más chicas y de amarillento color. Las
primeras, además, producen una miel muy estimada para la fer-
— sos —
mentación de los alcoholes y para ^la destilación, á cuyo uso in-
dustrial la destinan en México, lugar de su procedencia.
En materia industrial, son muy dados á los tejidos de lana y
algodón, y es muy raro ver á alguna mujer, ya sea en los campos
ya en los mismos pueblos, que no lleve bajo el brazo la rueca y
el huso, destinados á fabricar el hilo qae se dedica á los tejidos.
Estos los confeccionan bajóla forma coi'riente, que llevan el nom-
bre de bayetilla y se emplean en el vestido de ellos mismos, y bajo
la forma de más fino, que se destinan a. la manufactura de ponchos

y alforjas de lana, así como de colchas de algodón, generalmente


muy estimadas.
La incontestable riqueza del suelo de Amazonas, y la laborio-
sidad de sus habitantes, eucuéiitrase esterilizada por la desven-
tajosa colocación de este territorio, rodeado de rutas inmensamen-
te largas é infranqueables.
Y en esto estriba precisamente la conveniencia económica de
unificar ambos departamentos, el de Loreto y el de Amazonas; y
fijo mi atención en el primero, porque precisamente carece éste de
los elementos de vida material que el otro posee con abundancia,
atenta la calidad de sus tierras y de sus naturales productos.
Singulai' fenómeno es el que ofrece Loreto, que siendo región
genuinamente peruana, alimenta y sostiene su vida con frutos
extranjeros venidos todos ellos del Brasil y de Europa, contribu-
yendo en esta forma á desnacionalizar todavía más á esta región
tan apartada ya de la capital del Perú.
Y sube de punto este inconveniente, al considerar que, junto
con los elementos para la vida material, vienen las costumbres y
las inspiraciones de parajes extraños á nuestra raza, á nuestras
tradiciones, á nuestras costumbres, á nuestra historia, y por fin á
nuestro espíritu nacional.
Es por esto, á no dudarlo, que la fisonomía de las poblaciones
loretanas en nada se parecen á las demás de la República, y que
para conocerlas y apreciarlas, es preciso habitarlas y estudiarlas.
La lectura de multiplicados folletos no equivalen, ni con mucho,
á unos cuantos días de residencia en su seno y de observación
prolija, en el aislamiento silencioso de la montaña.
Y es también por esto mismo, que la indolencia domina gene-
ralmente á los loretanos cuando se trata de acciones que exigen
sacrificio personal, en homenaje del interés público, porque acha-
que de la naturaleza es, no mortificarse por aquello que no se
siente.
— 309 —
Como i)Uos lio aceptar como claro y evidente lo que me pro-
pongo d emostrar, esto es la conveniencia política de unificar ios
departamentos de Amazonas y Loreto, de manera de formar
cohesión material y moral, de lo que hoy se mantiene disgregado»
como las moléculas de areniscas tierras?
Muy conveniente y hasta muy político sería crear y estrechar
los vínculos entre Loreto y Amazonas, propendiendo á facilitar el
cambio de productos que enriquecerían al uno, procurando un ver-
dadero bienestar al otro. Y
el seci'eto para ello no es otro que alen-

tar las expediciones que parten continuamente de Chachapoyas y


se ocupan de abrir trochas, para convertirlas luego en caminos de
herradura, operación que no es lenta ni costosa, como general y
vulgarmente se cree, haciéndolo con acierto.
Muy y desde luego indiscreto, sería entrar en pormeno-
largo,
res sobre este tema; pero existen no menos de cinco rutas, más ó
menos exploradas, y todas ellas dirigidas y costeadas, por empe-
ñosos comerciantes y agricultores, en su deseo de trasportar á
Iquitos, plaza principal de Loreto, los productos que tanto necesi-
ta pava su vida material, y que tan poco valor tienen en la cir-
cunscripción de Amazonas. Mientras tanto, todas estas empresas
carecen de elementos suficientes para coronar su labor: y ellas por
lo mismo, nada significan en la práctica, sino vanos y estériles es-
fuerzos.
Nómbrese, pues, una comisión de inspección y estudio de hijos
de la localidad, que iaejecutarían "adhonorem"; y. en armonía con
su informe, adóptese en la estación oportuna el medio de poner
manos á la obra. La próxima legislatura puede ver ya el fruto d^
esta pequeña tarea, y proveer á lo que fuere necesario. La amarga
experiencia del pasado, enseña á distinguir las cosas con saludable
exactitud. Importa ante todo saber escogitar el personal adecua-
do, pues sie-ido este bueno, los recursos para llevar adelante una
obra, por limitados que sean, serán siempre eficaces: verdad muy
vulgarizada es ya, que no está el secreto en la cantidad de medios
materiales de que se dispone para llenar un cometido, sino en la
integridad y acierto con que se emplean aquellos.
Parécerae con todo lo expuesto, haber conquistado el derecho
de concluir la conveniencia económica y política de unificarlos
departamentos de Amazonas y Loreto.
Yá manera de punto final sobre este tema, importa no olvi-
B. s. G. 17.
— 310 —
dar que, separanrlo el río Marañón, como frontera ó límite luita-
ralcá estos dos departainentos, del resto de la liepública, interesa
muy y mucho ligarlos íntimamente, de manera á formaise entre
ambos recíproco equilibrio y contrapeso. No sea cosa que, en mo
mentos de aflicción y de prueba, que por desgracia entre nosotros
no son raros, quiera tomar el uno rumbo equivocado, que el otro
sabría corregir á tiempo y con eficacia.
Los hechos dolorosos bien sentidos y bien meditados, forman
siempre la saludable experiencia de los hombres y de los pueblos.
¿ Cómo no aceptar, según esto, la convenicMicia que insinúo, des-
pués de los escándalos perpetrados en Loreto y que todos cono-
cemos ?
Eidículo empeño sería rechazar la evidencia de los hechos !

El quinto y último punto de esta conferencia dice: Breves con-


sideraciones generales.
Con miles de kilómetros, que por cuaquier rumbo que es-
cogitemos, nos separan de las regiones de nuestro extremo Orien-
te, con límites no definidos en aquella región, con una ley de ad-


judicación para los terrenos de montaña que por decir lo menos
— es estéril é inaparente, con una raza bastante mezclada, y por
ello mismo desnacionalizada, con una agrupación de individuali-
dades, preocupada únicamente del trabajo que trae dinero, pero
indiferente á toda labor moral y á toda idea religiosa, con nn per-
sonal insuficiente para el servicio de su administración y expuesto
á i'ecibir de fuera lo que muchas veces es manifiestamente incon-
veniente para ello, con un número considerable de elementos da-
ñados y exóticos, que recalan á dicha región pu busca de aventu-
ras y de una fortuna que en otra parte les fué ingrata; y con un
pueblo, por fin, que va tomando ya gusto por las fuertes emociones
que producen los frecuentes robos fiscales de sus pretendid.-is re-
vueltas políticas ¿ será fácil gobernar una circunscripción política
como ésta que acabamos de esbozar 5^ que se llama depai-tamento
de Loreto ?
Y mientras tanto, se escribe, se comenta y se critica sobre Lo-
reto, con una ligereza y un aplomo que espanta. Y las mismas co-
rrespondencias venidas de allá y escritas con interesado ó dañado
intento, ó simuladas aquí, obedeciendo á mezquinos propósitos,
abisman por la inexactitud de sus conceptos y la torpeza de sus
consecuencias. Y esto es todo lo que en la costa se sabe de Loreto.
i Qué mucho, pues,
que andemos tan descaminados en todo lo que
concierne á este desgraciado departamento ?
!

— 311 —
V(>inie y seis mil leguas cuadradas de extensión territorial,
con un m'nnero de habitantes que sólo asciende á cincuenta mil,
determina ménos de dos habitantes por lejana cuadrada, que á m^
juicio es el equivalente del desierto; por eso no es extraño tener
que atravesar inmensas montañas y surcar ríos inmensos, sin en-
contrar un sólo habitante en estas rutas destinadas al público y
llamadas de ordinario tráfico. Cuántas dificultades se derivan so-
¡

lamente de esta consideración, para los efectos de un buen gobier-


no ! Cómo saber con presteza ó por lo ménos con oportunidad, lo
i

que pasa en sus ))rovincias, tan alejadas unas de otras, residiendo


en la Capital
Y si agregamos á esto la calidad de sus moradores, cuya ra-
za tiene bastante de la ai)atía del indio salvaje, y de la deslealtad
del aventurero español, ¿cómo y de qué manera se puede nacio-
nalizar presto este elemento negativo, toda vez que la profunda
indolencia la ha heredado fatalmente del habitante de las selvas?
Sin apoyo muy oportuno y decidido del Gobierno para robus-
tecer el principio de autoridad, y sin perseverar en un plan deter-
minado de administración: ¿qué puede crearse que no venga á
destruirlo, ó las turbas revoltosas ó cuándo ménos el sucesor le-
gal, sobre todo contando con la base de un pueblo que nada ama,
ni nada detesta ?
Y en esta obra lastimosamente estéril pasarán los días, los
meses y los años, sin adelantar un paso, como en puridad de ver-
dad llevamos riesgo de que suceda.
No parece p^^rlo mismo desacertado insinuar la conveniencia
de que la autoridad sea designada por ministerio de la ley, y no
por nombramiento pei'sonal; y que su duración lo sea tanto como
la integri.iad del período presidencial. Así derivaría su fuerza de
origen más solemne, y sería ella más respetada y ménos vulne-
rable.
La que este concepto en-
i'efoi-ma del piincipio constitucional
traña, sería fi'uto de dos legislaturas, cuyos debates ilustrarían
con brillo y niadurez, tan delicado punto.
La cuestión límites en el estado incierto en que hoy se encuen-
tra, tampoco permite la prosecución de una correcta y sosegada
vida administrativa. Háse convertido ya en endémica manía, aque-
llo de no tocar estas materias, por motivo de que las soluciones son
muy lai'gas y escabrosas, sin considerar que con este especioso ra-
zonamiento reagravan el mal, en lugar de curarlo. En América,
en donde abundan los territorios y escasean los bi azos, las cuestio-
— 312 —
lies delimites uo tienen la trascendencia relativa, ni la relativa
imiKM'tancia qne se les atribuye. Necesítase mientras tanto definir-
los para rectificar derechos y procedimientos que re<2;ularicen la
vida nacional, más bien que para reportar materiales beneficios.
Entusiasmo vivo, inspirado en esta saludable convicción, es el que
se necesita para no consumir los años en comisiones diplomáticas,
sin llegar jamás á pi'ácticos resultados.
El vacio que ha dejado la última ley sobre adjudicación de
terrenos de montaña, es otra traba para la prosperidad de estas
regiones. Imitemos al Brasil, que adjudica en forma de venta, con
título de propiedad, los terrenos que poseen productos espontáneos;
este es el mejor aliciente, y el medio mas eficaz de propender al
aumento de brazos, cuya escasez actual constituye el mal funda-
mental que mantiene estacionario á luiestro extremo Oriente. El
Estado al desprenderse de los terrenos ricos que posee, no renuncia
por eso á la soberanía del suelo; y queda convertido fatalmente en
cooi)articipe de las brillantes especulaciones que el dueño intente
radicar sobre los mismos, l Puede acaso trabajarse sin brazos que
consuman mercaderías afectas á derechos de importación ? y ¿ los
productos que se extraigan de las montañas no pagan también de-
rechos de salida, que unos y otros pertenecen al fisco ?
" Si las vastas y seculares que selvas nos separan de Loreto,
se encontrasen actualmente vendidas con título de propiedad, y
explotadas en la forma que acabo de insinuar, cuánta sería hoy la
grandeza del Perú ! ;y sin embargo, poseyéndolas, " in integrum"
i qué obtenemos de ellas ?
" El poderoso vínculo que formi la comunidad de intereses?
conviene estrecharlo entre el Orlente Peruano y la Capital de la
República: á eso obedece el proyecto que ya he indicado, de formar
una Compañía Aiiónima y Nacional de Vapores, que' reemplazan-
do á la Inglesa que hoy hace la navegación directa á Europa, reba-
je la recargada tarifa de sus fletes y reparta sus brillantes benefi-
cios entre las plazas de Iquitos y de Lima, que debían contribuir
como accionistas en la especulación.
"No me parece ocioso insistir nuevamenr.e y para concluir, so-
bre la vital impoi'tancia de fijar en la estación oportuna, una nue-
va tasa de impuestos, que ciñéndose á los dictados de la ciencia
económica y de la equidad, se aumenten, más en armonía que hoy,
con los intereses del público consumidor, del comercio industrioso,
del agricultor que produce, y del Estado que percibe las contribu-
ciones. Sólo así podrá tener carácter de duración y de provecho,
- 313 —
sirviendo al mismo
tiemi)o de aucliíi y sólida base para el desarro-
llo natural del trabajo y de las industrias futuras. Y
sólo por ello,
y después de podrá dotarse á Loreto de los estableeimientos
ello,
públicos, de las instituciones sociales, y de las mejoras locales de
que tanto necesita para concluir y robustecer su educación nacio-
nal y pai'a delinear con propiedad y con verdad, su fisonomía, ge-
nuinamente peruana.
Aquí termino, señores, esta conferencia, que no tiene más mé-
rito que el de haber sido inspirada por el abnegado deseo que me
asiste de hacer conocer los vicios y las virtudes de Loreto, así co-
mo las diñcalt.ades de su Gobierno, y las esperanzas legítimas que
encierra su futuro, contribuyendo en esta juiciosa é ilustrada for-
ma, á ver lo próspero y feliz: felicidad y prosperidad que anhelo á
justo título, porque es ley de la naturaleza amar mucho, lo que
mucho cuesta.

VIAJE DE AYACUCHO AL APURIMAC

POR EL CORONEL PEDRO PORTILLO, PREFECTO DEL DEPARTAMENTO


DE AYACUCHO

Ayacucho, octubre ^4- de 1899.

Sr. Secretario de la Sociedad Geográfica de Lima,


De regreso de mi expedición á las montañas de Huauta y La
Mai', á donde me llevara el deseo de vigilar el estado de los cami-
nos que, de acuerdo con el mandato de la ley de 16 de setiembre
de 1S91, deben unir Ayacucho con el Apurímac, y el de estudiar
la posible navegabilidad de este río; tengo la honra de remitir á
U. una relación de mi viaje, para conocimiento de esa ilustrada
corporación, y en homenaje á la venerada memoria del sabio aya-
cuchano Dr. Luis Carranza.
He procurado rodear esta Memoria de los madores detalles po-
sibles, con el objeto de que sean conocidos, por los que se dignen
leerla, las grandes riquezas que encierra la región oriental de este
importante departamento, y como un medio de hacer eficaz pro-
paganda en el país y el extranjero en favor de nuestro porvenir; á
cuyo efecto, he recopilado todos los apuntes y datos tomados por
los que me acompañaron en la excursión.
— 3U —
Asimismo, me es satisfjictorio enviar A IT. nii plano del de-
partamento que compi ende las pi-ovincias de Huanta y La Mar,
conexión de éstas con el Apnrímac, las de Ayacucho y Cangallo,
y las producciones de cada lugar en los tres reinos de la natura-
leza.
Lo más circunstanciado posible y de conf.^rmidad con el pedi-
do de ü., deseo que dicho [)lano pueda servir para la obra de re-
forma del general de la Re¡)ública que lleva á cabo esa ilustrada
institución.
Igualmente recibirá U. vistas fotográficas, tomadas por el Sr.
Ferruccio Gabrielli, délos lugares más importantes de las mon-
tañas visitadas.
Sírvase LT. aceptar, con este motivo, las seguridades de mi res-
petuosa consideración y estima, con que me es grato ofrecerme
de U.
Muy atio. y SS.
Pecho Portillo.

Contraído desde primer día — para mejor cumplir mi deber


el
— á estudiar todas y cada una de las necesidades del departamen-
to en relación con porvenir á que tiene derecho de aspirar, en-
el

contré que las más preferentes eran


la de la exploración, explota-
ción y cultivo desús ricas y próximas montañas, en las que es inne-
gable se encierran vastísimas é incalculables riquezas.
En esta convi(;ción. acometí mi primer viaje á las indicadas
regiones en agosto de 1S9(), del que se inserta una somera relación
en el Boi.etín de esa Sociedad.
No pudiendo ser dicha expedición sino una visita de estuilio
para poder apreciarla posibilidad de llevar á su finia ley de 1S91,
com|)rendí que se imponía la necesidad de ])racticar otra de mejo-
res y más prácticos resulta'los. Es esta á la que se contrae la pre-
sente rela(dón.
Esta excursión, que debí efectuai'en junio del año pasado, tu-
vo que ser postergada por las convulsiones políticas que en (.'sa
época agitai'on al país. Y pude llevarla á su término este año, gra-
cias al estado de paz en que nos encontrábamos al iniciarla, y á la
imperiosa necesidad que había de dar cuenta de cómo se había
cumplido el precepto de la ley al respecto.
Para mejor realizar mi propósito, y debiendo concurrirá la ro-
mería patriótica que desde hace dos años tiene lugar en la pampa
-

— 315 —
<le Ayacuuílio, designó para mi salida d(> esta ciudad el día 2S de ju-
lio último.

Concluidas las fiestas de que me es grato hacer mención, y


siguiendo el itinerario de antemano trazado; salí á las 8. 4-0 de la
mañana del 30, de Quinua, acompañado del tesorero de la Junta ,

Si". J. Silvio del Campo, del secretario de la Prefectui-a Sr. Ferru-

ccio Gabrielli, ayudante M. Enrique Lara, y del farmacéutico Sr.


Eicardo Mendizaval, adscrito á la expedición y encargado del bo-
tiquín; llegando á las O de la tarde á Tambo.
El día 31, atenciones del servicio administrativo de la provin-
cia de La Mar, relacionadas con la instrucción pública, me obliga
on á permanecer en Tambo hasta el siguiente, en que, á las S y 35
a. m., continúe mi intei rumpida marcha.
Aquí, por instrucciones impartidas por el infrascrito, se nnie-
ron á la expedición el ingeniero de la Junta, provisto de los ins-
trumentos necesarios, y el 2.° jefe de la Gendarmería capitán don
Augusto L. Montes, de comisión en la provincia.
ün regular camino de herradura conduce de Tambo por la de-
recha del valle y río de su nombre al caserío de Usmay, donde nos
detuvimos á almorzar. Este lugar dista de Tambo 17 kilómetros
750 metros y se halla á 12 800 pies sobre el nivel del inar: en él la
temperatura es bastante baja.
Para mayor claridad y siendo el pueblo de Tambo el punto á
donde convergen los dos caminos en construcción, ó sea el que
conduce por la derecha á la montaña de Sana ó Simariva, y por la
izquierda á la de Ayna; considero Tambo como base de las distan-
cias que citaré en adelante y que serán correlativas.
El pueblo de Tambo, por su posición geográfica, la suavidad
de su clima, carácter de sus habitantes y posición topográfica, es
indudable que llegará á ser la aduana del departamento, toda vez
que la navegabilidad del Apurímac, en su confluencia con el Man •

taro, sea una realidad.


A y 15 m. llegamos ála abra de Usmay-pata, donde se
la I

presentó á nuestra vista el nevado de Choccepra, de la provincia de


Convención, del departamento del Cuzco. Usmay-pata es un pun-
to culminante y descubierto, que mide li.OOO pies de elevación so-
bre el mar y dista 22 kilómetros de Tambo. Sigue Pillaccasa á
13.600 pies de altura y 25 kilómetros y medio de distancia, y des"
puésal campamento de Chontaccocha, al que arribamos á las 6 p.
— 316 —
ni.,después de nuestro tránsito por los lugares denominados Cea-
llaccasa, á la derecha y la laojnna de Chontaccocha por la izquierda
que se halla á 13.0(>0 pies, y la abra de Moroccocha que se eleva
á 18.100; habiendo caminado 32 kilómetros 750 míítros. Chontacco-
cba, donde pernoctamos, tiene de elevación 12,700 pies, y dista del
punto de partida 37 kilómetros. El frío es intenso y las nieblas que
se levantan de la laguna de su nombre son constantes. Una bien
construida barraca de paredes de piedra, con-edoi-y cocina, propor-
ciona en este páramo cómodo alojamiento á los transeúntes y,
próximamente, servirá para los operarios del camino de Simai'iva.
Al día siguiente, ].° de agosto, y siendo las 8 y 45 a. m.. deja-
mos este lugar con dirección al campamento la Samaiitana, donde
hoy se encuentran los trabajos dirigidos p;)r el señor Zúñiga,
quien salió á nuestro encuentro hasta el lugar llamado Puiico, ce- —
ja de la montaña, distante 41 kilómetros 125 metros de Tambo, y
se encuentra á 11,800 pies de altura, y donde se han preparado es-
paciosas y cómodas habitaciones para los empleados y ti-abajadores
del camino de Simariva por cuenta de la Junta.
La Samaritana, situado en un despoblado y como tal falto de
recursos, es de clima variable y con nieblas casi perennes. Está á
8900 pies sobre el nivel del mar y dista 48 kilómetros 250 metros de
Tambo. Aquí los osos, aunque pequeños, existen en tal número
que, con frecuencia, se les vé á muy corta distancia délas habita"
clones.
El atraso de los equipajes en Usmay, hizo que demoráramos
un día en este lugar. Esta circunstancia y la constante humedad
de la atmósfera iinpidiei'on que se tomaran vistas fotográficas de
la frondosidad del bosque y de las cascadas que hermosean este
sitio.
Resolví, pues, seguir la marcha, y á la 1 y 23 p. m., del 3, sa-
limos á "Vista Alegre", donde llegamos á las 6 y minutos de la
tarde.
En el trayecto se encuentran los lugares siguientes: Yu7'acc-
yaco, Letrayocc, donde existen en gran número los monos llama-
dos aguaros y diversidad de pájaros de hermosos plumajes, y el
campamento de 'ístereros que dista 37 kilómetros de Tambo y se
halla á 6.700 pies sobre el mar. El panorama que en este punto se
ofrece á la vista del viajero es de lo más encantador; en medio de
una vejetación que asombra, se desliza el caudaloso Apurímac, re-
cibiendo las aguas del Simariva y del Catute para perderse en la
inmensidad de los bosques.
— 317 —
Aquí se tomaron vistas fotográficas del lugar.
Continúa luego Huahuachayocc ó sitio de sancudos, y Aipillo,
que está á 4. TOO pios de altura, y en donde comienzan los sembríos
de coca, caña de azúcar, cacao y otros productos. Viene en segui-
da el puente de San José sobre el río de su uombi-e, de sólida cons-
trucción de madera, de 13 metros SO centímetros de longitud, por
3 metros 10 centímetros de ancho; su altura sobre el nivel del mar
es de 3.900 pies. De aquí comienza el valle de San José 6 sea un
ancho sendero abierto en la espesura de un vasto bosque de árbo-
les jigantes.
La vista se pasea sobre un inmenso prado matizado del verde
más puro y se extasía ante la grandiosidad de la naturaleza que
desde este lugar se ostenta esplendente y magnífica; árboles de co-
losal altura que se elevan en los aires presentan el espectáculo á la
vez imponente y gracioso, de inmensos penachos de verdor y del
más suntuoso follaje. Hay una variedad de maderas útiles y pre-
ciosas, entre las que abundan el ceiro. aceite de María, asta de
ciervo, caoba, nogal, el mata-burro y muchas otras de no menor
importancia, y todas tan estrechamente entrelazadas que hacen
impenetrable la mirada en la espesura de los bosques que se ex-
tienden á ambos lados del camino-
Abunda también camona ó palmera de la montaña, gramínea
de elevadas y gruesas cañas que se emplean en la construcción de
las casas en esas regiones.
Flora, fronda y fauna, todo aquí es rico y hermoso, é incalcu-
lables las riquezas que se encierran en suelo tan privilegiado y de
fácil explotación.

La feliz era de paz que disfruta el país y los caminos en cons-

trucción, ofrecen segui'a y no lejana fortuna á los que deseen en


poco tiempo y no á mucho costo, buscarse porvenir en las fértiles
montañas de Huanta y La Mar.
Y ya comienza á suceder esto, pues en las laderas de ambas
montañas se ven muchos sembríos de café, cacao, coca, caña de
azúcar, yucas, plátanos, camotes y otras sementeras que dan pin-
gües cosechas á los 12. 6 y 3 meses.
La exuberancia de la naturaleza y fertilidad del terreno son
tales que, en las plantaciones de caña, la planta gana al destilador
y es frecuente la necesidad de que los trapiches y alambiques fun-
cionen toda la noche.
B. s. G. 19.
— 318 —
Existen muchas chácaras de alguna importancia donde se ela-
bera en cantidad el aguardiente de caña, y eu varias de ellas se
está instalando el sistema "Pellton" para los trabajos de beneficio.
Los jornales son sumamente reducidos y los brazos, lejos de
escasear, son fáciles de conseguir en el número que se desee.
Y rara es la choza del más pobre labriego donde no se vea
funcionando todo el día el trapiche de madera, construido por ellos
mismos para la fabricación de mostos y chancacas.
Siguiendo mi interrumpida relación, debo mencionar como
una obra digna de llamar la atención el puente de "Santa Rosa",
de sólida y especial construcción de gruesos árboles de 37 metros
de largo y 2 m. 10 cent, de ancho. Su elevación sobre el nivel del
mar es de 3,30i) pies y dista 70J kilómetros del punto de partida.
Pasado este puente, se encuentra á la izquierda el camino cons-
truido por el señor Zúñiga que conduce á Montehuasi, por una vía
corta y espaciosa, de fácil reparación.
La hacienda "Vista Alegre", de propiedad del señor Zúñiga,
es un bonito y bien cultivado fundo, con 30 hectáreas de cañave-
rales y que elabora 25 arrobas de aguatdiente al día. Posee un tra-
piche "Sampson" y un alambique de gran capacidad, y además por
armarse otros de mayores dimensiones. Dista 77 kilómetros de
Tambo y se encuentra á 2.700 pies sobre el mar. Está situado á
orillas del Catute, á una legua de la playa de Simariva en el Apu-
rimac.
Las atenciones de todo género de que fuimos objeto por parte
del caballeroso dueño de esta finca, nos hizo muy grata la obliga-
da permanencia en ella de 4 días que tuvimos que esperar las em
barcaciones en que debía hacer mi excursión al Mantaro.
Este tiempo fué empleado en su mayor partn en provechosos
paseos á los bosques vecinos y á la playa de Simariva; cacería de
dantas {gran bestia); siguas {liebres de gran tamaño y sabrosa
carne); pájaros de variados y elegantes plumajes, y pesca en el
río Simariva de 200 peces, muchos de gran tamaño.
A este respecto, llama la atención el eficaz efecto que produc©
en el pescado la raíz llamada ciíbe, la que, martajada y echada al
agua, lo entontece y hace flotar, haciendo fácil y abundante la
pesca, sin que por ello resulte daño alguno en la salud del que lo
consume. Y es tal la cantidad de pescado en los ríos de esta co
marca que puede abastecer sobradamente al mayor número de co
lonos que en ella se establecieran.
Aquí recibí la primera visita de los salvajes de la banda dere-
— 319 —
cha del Apuninao. Gente es ésta de carácter dócil y humilde, de
grande comprensión y con tendencias notables á civilizarse fácil-
mente; son inclinados al cariño, el rigor mal aplicado ó sin moti-
vo los hace huraños' y los aleja; son fuertes y sufridos para el tra-
bajo y visten por todo ropaje un saco largo, llamado cusma.
No es cierto que esta raza de los Campas sea como se le ha
querido pintar: los intérpretes los acercan en mayor número cada
día y sostienen con ellos sin dificultad ni pueriles temores relacio*
nes de cambio comercial de los productos que poseen, como son:
cacao, vainilla, cascarilla, bálsamos, plantas medicinales y pája-
ros variados y raros, con útiles de labranza y de uso doméstico y
objetos de pesca y bisutería, de los que hacen gran aprecio.
Pobladas las márjenes de los ríos por hábiles y prudentes co-
lonos, la civilización absoluta de los Campas será de fácil realiza-
ción y de gran utilidad sus servicios.
El clima de las montañas es benigno y adaptable á todas las
razas. El calor natural en estas regiones es soportable y solo afli-
ge en determinadas horas del día.
Las víboras que tan atroces efectos causan con sus mordedu-
ras, solo abundan en las espesuras de los bosques, á donde huyen,
y es raro encontrarlas en los lugares abiertos y poblados.
He tenido ocasión de apreciar los estragos hechos por este rep-
til en el intérprete Eugenio Amad, que mordido hace 13 años en
la espinilla, de la pierna izquierda, conserva aún una profunda y
extensa llaga; y en Toribio Huamán, indígena de Pasqaicc, com-
prensión de la provincia de Huanta. que, en manos de 24: horas,
había perdido por la misma causa la mayor parte carnosa del dedo
índice. Anibos fueron curador por el farmacéutico señor Mendi-
zabal con medicamentos de nuestro botiquín de viaje.
No explicándome la mortificante demor¿ide las embarcaciones
que con bastante antelación había pedido desda Ayacucho, despa-
ché propios que inquirieran la cauáa del retardo, los que regresa-
ron en la madrugada del S con el vecino de l i montaña de Acón,
don Bonifacio Ascarza, quien, en atención á mi carta y de acuer-
do con los señores Tinco, Lafuente y Vega, venía á mi alcance
con seis pituches y trece salvajes, encargados de su conducción y
manejo.
Inmediatamente ordené ponernos en marcha, la que efectua-
mos después de un ligero almuerzo á las 12 p. m., llegando por el
cauce del Catute á la playa del Simariva que dista 5 kilómetros de
"Vista Alegre".
— 320 —
El ancho del Apurímac eu esta playa, según la medida tomada
por el ingeniero auxiliado por el tesorero del Oampo y el capitán
Montes, resultó ser de 100 metros y de -t á, 5 rastros de profundi-
dad en el centro de su cauce. En la época de crecientes ó sea de
noviembre á mayo, toda la playa desaparece y el caudal aumenta
considerablemente, aunque en cantidad variable.
A la 1 y 15 minutos, y tomadas algunas vistas fotográficas
por el secretario de la prefectura señor Gabrielli, que con bastan-
te entusiasmo ha venido desempeñando durante el camino esta
comisión, surcábamos el caudaloso Apurimac, arrastrados v^eloz-
mente por su impetuosa corriente.
El atronador ruido de los disparos de Manlicher y de los petar-
dos y cohetes que se quemaban en la playa y los entusiastas vivas
al Perú, al Jefe del Estado y á la expedición, fué la grata despe-
dida que nos hicieran los vecinos y montañeses que, eu gran nú-
mero, nos acompañaron hasta este lugar.
Diez minutos después de haber comenzado á navegar hacia el
Mantaro, encontré la primera correntada de Cubiripango, de po-
ca consideración, y á la 1 y 21 la de Samaniato, más fuerte que la
anterior, y que nos obligó á caminar por la orilla un pequeño tre-
cho; en este punto se nos unió el intérprete Rufino Solier.
A la derecha de este trayecto, desemboca el rio Samaniato y
á la izquierda el Pasianiato. Siguen las corretitadas y bajos de

Carhuancani— 1.45 Mariancato (remanso) 2 y 5, Chiripitón y Si-
guanato.
Desembarcamos en la orilla izquierda, donde el indicado So-
lier nos tenía preparado el almuerzo. Terminado éste, no-5 embar-
camos á las 3 p. m. para continuar hasta una hermosa isla situa-
da á la izquierda, donde saltamos á tierra por 15 in., recibiendo
aquí el contingente de 2 canoas que rae enviaba con sus re3¡)ecti-
vos bogas don Vicf>nte Asparréu, propietario de "Factoría", de la
montaña de Ayna.
Pernoctamos en la playa de Omaya, á donde llegué á las 5 y
40, pasando antes por los bajos de Chanapitoari y Sanquiroato y
los ríos de sus nombres por la izquierda y el Quiempire por la de -
recha, cerca de la playa de Matamburro. A 200 metros más ó me -
nos de esta playa, viene á dar término la trocha trazada por el in-
geniero para el nuevo camino de Ayna, que una vez que esto su •

ceda, aproximadamente en agosto de 1900, según el ingeniero


que lo dirige, se hallará Ayacucho á 120 kilómetros del Apurímac,
ó'sean tres jornadas naturales.

Eii Omaya nos (^-íporahau, entre oti'os iiiucho^^, los afieles Outn-
i

che, Leóu, Alberto, Melchor, José Antonio y Domingo, dueños Je lus


chozas donde nos alojamos, y los vecinos de Ayna, Cerbán y Cama-
cho, de todos los que recibimos grandes demostraciones de cariño.
La altura de esta playa es de 5SG uietros sobre el nivel del mar, y
como la de Simariva es de 660 metros, resulta que hemos bajado
74 metros, y la distancia recorrida en -t horas de navegación ha si-
do de 1!) kilómetros 878 metros, más ó menos.
A arabos lados de esta playa, se ven vastas y fértiles pampas,
adecuadas para cualquiera industria agrícola ó fabril; hay además
pesca abundante de fina y variada calidad, y á muy corta distan-
cia muchas habitaciones de indios dóciles, trabajadores y servi-
ciales.

El día 9, á las 7 y 30 de la mañana, levanté el campo para se-


guir el curso del río, y después de atravesar un fuerte bajo sin nom-
bre que me obligó á caminar 15 minutos á pié, hasta la desembo-
cadura del Saguanticiare, donde me reembarqué, pasamos á las 7
y 55 por las desembocaduras de los ríos Omaya y Pichari por la
derecha, y á las 8 y 20 por la boca del Piene por nuestra izquierda
y sucesivamente por las correntadas de Sivia y Cuvini, arribando
á las 9 y 4:5 á la playa de Quimpitirique, donde recibí la grata y
útil compañía de los hacendados señores Vega, O valle y Muñoz,
que acompañaban al comerciante señor Manuel A. Montoya, en
su regreso de las montañas de Acón, á donde se había dirigido á
hacer provechosos estudios sobre la explotación y beneficio del cau-
cho, gutapercha y jebe fino, cuyas muestras que me mostró y lle-
va á Lima, manifiestan la excelente calidad de estas i'esinas que

abundan en las montañas de Huauta y las de los vecinos que espe-
raban nuestra llegada que les había sido anunciada por medio de
disparos y cohetes. Llega en este momento una balsa con los in-
fieles Canónigo y Mariano que traen de obsequio un hermoso peje
pescado á flecha, de nombre fogoso, de medio metro de largo y de
carne delicada.
La altura de Quimpitirique, es de 555 metros y la distancia
navegada es de li kilómetros 197 m. A dos kilómetros más ó me-
nos de Quimpitirique se encuentra la chácara de Esteban Rondinel,
teniente gobernador de este pago, donde fuimos invitados á al-
morzar.
Este asiático, de conducta ejemplar, laborioso y honrado, vino
á estas regiones con dos connacionales suyos en 1873; y viendo que
— 322 —
el higai- seprestaba fácil y barato para las cosechas de arroz, maíz,
fréjol, maní, caña, etc., escribieron á otros de la costa, de los que
muchos, aienti-idos por tau halagadora perspectiva, fugaron délas
haciendas de que eran esclavos y vinieron á establecerse aquí, obte-
niendo el mejor resultado.
Pero, raza la asiática viciosa por naturaleza y especialmente
dedicada al juego, sucedió, como era consiguiente, queálos -i ó 5
años, fué desmembrándose la reciente colonia hasta desaparecer,
pues los ricos resultaron pobres, ó vice-versa, huyendo unos y ma-
tándose entre ellos otros. A esto se agrega que lo? indios de Car-
hua-hurán y delquicha, por robarles, dieron muerte á algunos y
ahuyentai-on á los demás.
Por todas estas causas, quedó reducido el número de colonos
asiáticos á tres, de los que iros fueron llevados para su servicio por
los viajeros señores Samanez y Fiscarrald, y solo queda hoy Este-
ban, de quien hago mención, que goza en la actualidad de una po-
sición bastante holgada, y que, por su inteligencia, conocimiento
del lugar y comercio íntimo con los salvajes, es la providencia de
los viajeros.
Aquí existe una desmantelada capilla, desprovista de todo
signo é imagen de devoción, pues la única á la que alguna vez se
dá culto poi" los catequizados y vecinos, la trae el cura de Iquicha,
cuando ocurre alguna fiesta.
En esta llamada capilla están sepultados los restos de los in-
fortunados hijos de Huanta, Pedro P. Ovalle, Gaspar MuñoS; y

cinco compañei'os suyos, victimados á flechazos ^según se rae ase-

gura de orden de don Miguel Lazón, el año 9P).
A 10 cuadras de la casa de Esteban, se encuentra la de don
Maximiliano Vega, nuestro compañero de expedición, laque fui
invitado á visitar, y en la que, como en todas sus convecinas, he
tenido la satisfacción de apreciarla vida cómoda y patriarcal de
que disfrutan, merced á su constancia y asiduidad para el trabajo,
ventajas de las que, como ellos, podrían gozarlos que quisieran usu-
fructuar las inmensas riquezas que les ofrecen suelos y bosques
Aárgenes, con agua sobrada, clima beniguo, llanos inmensos é inex-
plorados, y una raza por vecindad, como la de los mal llamados
salvajes que, lejos de serlo, son más bien de mansedumbre mani-
fiesta y condiciones las más apropiadas para el trabajo en esas re-
giones, de las que son oriundos, y que, como antes he dicho, á su
comprensión reúnen la cualidad de ser fáciles de conquistar por el
buen trato.
— 323 —
Sensible es que malos elementos, de carácter egoísta y absor-
bente, bayan perjudicado á los bombres de trabajo, dando menti-
dos informes sobre nuestras montañas que no se cuidaron de estu-
diar y que es innegable que entrañan un porvenir venturoso para
los que prefieran un trabajo honrado á la holganza que tantos da-
ños ha causado siempre al país.
Opuesta es la propaganda que debemos hacer en el Perú y en
el extranjero para explotar y poblar nuestras ricas regiones del
oriente; y es patriótico y de conveniencia para nuestro futuro pro-
curar el mayor ingreso posible de brazos exp n*tos y capitales <á
nuestros terrenos incultos, de lo que nos resultaní, positivo prove-
cho.

Agosto 10. A las 8 y 30 a. ni., nos embarcamos para seguir
elrumbo trazado y gozar durante el viaje del encantador panora-
ma que presentan ambas orillas del río. Los cerros disminuyen
progresivamente, pampas que hacen horizonte por su extensión,
bosques frondosísimos, y en una palabra la naturaleza pródiga en
toda su hermosura y grandiosidad.
A las 10 y 30, pasamos la correntada de Sevite y el río Otari
que desemboca por la derecha, y á las 11 y 11. 30, respectivamen"
te, uu bajo, el río Acón, y la correntada de su nombre por la iz-
quierda.
Frente á este sitio ó sea la banda opuesta, se vé un derrumbe
notable que, según el intérprete Mendoza que nos acompaña, pro-
viene de un gran cerro que el Sr. Samanez denomina volcán Man-
gostini, á cuyo pié existen excelentes aguas termales; determiné
visitarlas al regreso y seguí navegando hasta la playa de L")che-
gua, donde me esperaba el Sr. Manuel La Fuente con l infieles y
2 montañeses llamados pumpos, nombre que dan en este lugar á
los que se radican en él.
Es la 1 y 20 y somos sorprendidos por la hermosa vista de una
gran cascada que forma un río sin nombre al caer sobre el Apurí
mac. Aquí el río se divide en r.res brazos, por uno de los que apa -

recen dos balsas conductoras de don Aurelio Oré con dos chunches
y del intérprete Prado; y la otra, auxilio mandado en mi alcance
por el señor Tinco cura de Iquicha.
A las 2 p. m., pasamos por un sitio donde el río vuelve á sec-
cionarse para unirse inmediatamente más abajo, antes de la con-
fluencia del Sanivini á la derecha, é Impaquiroato á la izquierda,
entre los que se encuentra la playa de Mayapo, que desemboca
frente á la hermosa ensenada de Memerivri.
— 324: —
Vuelve á dividirse el Apuríniac en tres lui nales que se unen
eii laplaya de Huacho, habitada por una tribu numerosa que re-
conoce por jefe á un tal Castilla (alias Chivato), y donde hice uti
descanso de pocos minutos á invitación de sus moradores, los que
parecen viven en la poligamia, á imitación de su jefe.
Dejamos á la izquierda la quebrada de Viscatán, para entrar
á las 7 y 40 á la parte en que desemboca el Mantaro.
Majestuoso é imponente entra por seis partes este caudaloso
río en el Apurímac, para formar ambos el Kne.
La altura del kigar de la confluencia sobre el nivel del mar es
de 4:80 metros, y la parte navegada hasta aquí de 80 á 100 kms.
desde Simariva.
La fuerza á que alcanza la temperatura es tal que derritió par-
te de un paquete de velas de esperma en el trayecto.
Aquí debió concluir por ahora mi viaje; pero, á la vista del
Ene, creció el entusiasmo de los que me acompañaban y consentí
en avanzar tres millas en este río de pintorescas y frondosas ori-
llas.

A la derecha y después de la desembocadura del Mautaripon-


go, existe una tribu cuyo jefe Samasita tiene dos heridas de bala,
recibidas en un encuentro de los Piros en Chanchamayo, contra
fuerzas exploradoi^as del Gobierno en 1873. Es hombre bastante
tratable y le obedecen como 20 subditos, entre mujeres y niños.
Si la operación de bajar el curso de un río, que no permite in-
superables obstáculos, es relativamente fácil, no sucede lo mismo
cuaudo hay que surcar sus aguas en canoas y pugnar con fuertes
corrientes de subida; por lo que poi' cada día de bajada puede cal-
cularse que se necesitan 3 ó 4 p ira subir con boga-^ prácticos, los
que se valen para esta operación de cañas de 3 á 4 metros de largo
que van apoyando en el lecho del río pai'a así impulsar las embar-
caciones.
Los pituches en que se hace la navegación son grandes tron-
cos ahuecados de 6 á 10 metros de largo por 50 á 60 centímetros de
ancho, y pueden conducir de S á 10 persouas, y hasta otros tantos
quintales de carga. Son manejados por 5 bogas cada uno.
Queda, pues, prácticamente probado, contra las aseveraciones
hechas en contrario, que el río Apurímac es navegable por lanchas
desde la playa de Simariva hasta el nacimiento del Ene, y que es-
te viaje puede hacerse de bajada en 12 horas y sin grandes incou-
venientes en octubre, noviembre, abril, mayo y junio. En julio
y agosto, por efecto de la disminución de las aguas, se forman

— 325 —
correntadas y bajos, algunos de los que con fi-ecuoiKña cambian de
sitio, dificultando algo la navegación.
No sucede lo mismo on los meses de diciembre ú febrero, por-
que g1 caudal de aguas es tanto, que cubi'e completany^nte las ori-
llas, inunda los valles y bosques vecinos, y arrastra tal cantidad
de corpulentos árboles que hacen imposible y peligrosa la nave-
gación.
Estas observaciones que ya han sido hechas por eminentes na-
vegantes y prácticos viajeros, me han sido confirmadas por los in-
téi pretes y montañeses que me han acompañado en la expedi-

ción.
Según éstos, tiene el Ene dos correntadas y el Tambo un chi-
flón y un remolino, impedimentos que es indispensable y fácil ha-
cer desaparecer, para que sea realizable la navegación.
Habría deseado que mi viaje de exploración se hubiera exten-
dido hasta la desembocadura del Perené; pero la falta de licencia
especial del Supremo Gobierno para llevar á cabo mi propósito, me
impidió realizarlo.
Al regreso la flotilla de la expedición se componía de embar-í>

caciones, debidamente tripuladas, en las que emprendí con mi co-


mitiva el viaje de subida, á las 9 a. m. del día 11, llegando en la tarde
á la playa de Teste, preciosa por su exuberante vegetación. En
ésta coma en las del Mantaro, Mayapo y Lochegua, ya citado^;, se
ven rastros de dantas, y abundan caracoles y conchas de gran ta-
maño, tortugas de montaña y de río y hermosos venados colora-
dos, todos de gusto esquisito.
Aquí sufrimos una profunda emoción al ver llegar al joven
Alonso González, vecino de Huanta, que venía en una canoa bus-
cando entre las aguas del río el cadáver de su hermano, ahogado

según se le aseguraba á corta distancia.
Bajo tan penosa impresión, continuamos á las 12 y 1-0 por una
fuerte correntada y el río Lochegua á la izquierda.
A la 1, se presentan por la derecha el hermoso y fértil valle de
Teste, á la izquierda un cerro de grande elevación denominado
"Poropongo", y á continuación la boca del Umpiquiri,
A las 6 de la mañana del 12 continuamos la navegación, des-
embarcando á las 9 para almorzaren la playa de Choymacota, don-
de se nos separó el señor Lafuente.
Aquí pretendí hacer mi ofrecida visita á las aguas termales del
Mangostini, pero me fué imposible realizarlo, pues jio sólo son in-
B. s. G. 21.
— 320 —
franqueables las orillas del río en este Ingir por estar dividido
por dos correntndas tremendas, sino porque el camino que condu-
ce al indicado cerro es inaccesible hasta para ios mismos salvajes.
Limitóme, pues, cá dejar consignado por los informes recibidos,
la importancia del lugar, así como la excelencia y calidades nipdici-
nales del agua, de la que y de cuyo sediment-i, mando una muestra
á Lima, para su análisis por el reputado químico doctor José A. de
los Ríos.
A las -A y 20, arribamos á la playa de Quimpitiiique, siendo
alojados en casa del recordado Esteban, que dista del desembarca-
deio media hora de camino á pié.
Momeutos antes de nuestra llegada y cuando surcábamos tran-
quilos el Aparírnac, ocurrió un incidente que creo digno de men-
cionar. Uno de los pituches, guiado por dos salvajes y que condu-
cía al soldado Zenón Hierro, fué por dos veces abordado por una
serpiente, de nombre malanqai, de dos metros de largo más ó me-
nos, y dos pulgadas de diámetro; siendo de notar que según los in-
dios es tierna y una de las más pequeñas de su especie. El terror
que se apoderó de los salvajes á la vista de este reptil fué tal, que
se comprende que es un animal de malos instintos y de fatales
consecuencias sus mordeduras.
Al segando intento de abordar la embarcación fué muerta por
el soldado Hierro con un golpe certero asestado en la cabeza con
la culata del l ifle.

El 13 visité la finca de don Maximiliano Vega que es la mejoi-


cultivada y la más extensa de estas regiones, y en laque se produce
en abundancia ajonjolí, maní, caña de azúcar, cacao, café, coca,
etc., regresando á la casa de Rondinel, donde me vi precisado á
permanecer día domingo, tanto para dar descanso á los bogas
el

como por la insistencia cariñosa de los vecinos de Acón, que se


esmeraron en hacernos objeto de toda clase de atenciones y obse-
quios de loros, picmas, monos, tortugas y ñechas.
El lunes 14, por un camino distinto al anterior, volvimos á
Quimpitirique, tomando una milla más arriba de donde habíamos
desembarcado, tomando las canoas para continuar la navegación á
las 9y 20 de la mañana, para llegar al término del viaje ó sea á la
playa de Matamburro á las 5 y 40, en cuyo despoblado pasamos la
noche.
En ésta como en todas las en que tuvimos que pernoctar á las
márgenes del río, pudimos presenciar las tremendas tempestades
que se desencadenaban á muy corta distancia de nuestros campa-
mentoR, folizmoiito sin Hogar hasta nosotros. La Iniinodad, sin
embargo, de la atmósfera poi- efecto do la neblina era tal, que fíl-
traba la carpa de lona que nos cobijaba.
A las s a. m. del día siguiente, salimos de Matam burro para
la quebrada de Ayna.
Camino de salvajes fué el que atravesamos duiante 11 horas
de penosa marcha, por lo enmarañado y todo de cuesta estrecha y
casi inaccesible, teniendo que ir unos tras otros y con todas las
precauciones necesarias para evitar un acontecimiento desgraciado.
El camino puede convertirse con facülidad en uno bueno, do herra-
dura. A las S p. m. llegué á Factoría.
En un claro que queda entre la espesura de los bosques, se di-
visa un nevado en la cordillera oriental que atraviesa de Sur á
Norte, entre los ríos Apurímac y Urubamba, cuyo cerro medirá de
17 á 18 mil pies de elevación.

Agosto 16. A las 11 y 10 de la mañana salimos de Factoría
ó RamospaiTip;!, propiedad del Si'. Vicente Azparrén, á quien debe-
naos esmeradas atenciones, y pasando por el caserío de Montehua-
si, donde existe una capilla, llegué á la« 4 p m. á casa del tenien-
te Gobernador D. Federico Carrasco, y donde recibí la visita de D.
Celso Medina, hacendado de Cotonía y uno de los más acaudalados
y laboriosos vecinos de esta quebrada y que ha prestado, como el Sr,
Azparrén, importantes servicios á la obra del camino en construc-
ción. También fui visitad'» aquí por la comunidad de Tambocunga.
Ayna es una quebrada de grandes dimensiones y abundante-
mente productora de coca, caña, café, plátanos, paltas, granadi-
llas, «te.
Es incalculable el sin númei'o de roces de montes que se hacen
en el día para nuevas plantaciones en amb js iadoí de esta quebra-
da, lo que con el camino en construcción hace esperar un gran por-
venir para sus pobladores.
El 17 y después de 6 horas de un regular camino, llegamos á
Mara^niocc, campamento donde hoy se encuentran los trabiijos
que dirijo el ingeniero Masícis; de cuyo lugar se tomaron algunas
vistas fotográficas.
A las 4 y 40 p. m. y habiendo salido á las 9 a. m. llegamos á
Tambo, atravesando sucesivamente por los lugares denominados
Amanccayocc, Ccarapa, Tranca, Yanomonte, Tapuna, Vicos y As-
no, el 18, para continuar el 19 hasta Quinua y llegar á las 12 a. m.
á esta ciudad.
Pedr»3 Portillo.
— :V2S —

EXCURSIOn POR EL SUR DEL PERU

DKSDE EL LITORAL DEL TACÍFICO HASTA EL INTERIOR DE LA MONTAÑA


DE CARABAYA (1)

KDKCNno á. una necesidnil de (-aráctei' quo me impele á com-


]>i'obar por mí mismo la i'ealidad de las cosas, y excitado
por diversa-; uai i'aciones más ó menos verosímiles, sobre la
riqueza aurífera déla montaña meridional del Perú, tenía hace al^ún
t iempo la idea de vei ifiear una excursión por esas rej^ion'es, á fin de

reconocer sus fuentes de ii()ueza y estudiar lo^ mediós más adecua-


dos para su explotación, of reciendo en seguida el resultado de mis in-
vestigaciones al país y al extranjero. Al país, para persuadirle de
la«r^encia de otorgar fi-anquicias á la inmigración de capitales y
brazos, que al explotar en beneficio común los riquísimos territo-
rios de la i-egión trasandina, se radiquen en ellos definitivamente
í'l ampai o de leye'6, decretos y reglamentos especiales que hagan
efectivas aquellas franquicias, y garanticen, bajo la fe déla Nación,
la inviolabilidad de los derechos adquiridos en aquellas apartadas
regiones; y al extranjero, para persuadirle, por medio de unst cir-
cunspecta exposi(-ión garantida por testimonios matei'iales recogi-
xlos por nuestias manos,' de la evidencia de las riquezas auríferas
délas montañas que hemos recorrido y que aseguran pingües re-
sultados á los capitales que vengan seriamente á establecer empre-
sas espetables que hagan solidai'io su porvenir con el del país.
l

Consecuentes con nuestro propósito y hechas las indicaciones


indispensables que dejamos apuntadas, entraremos de lleno en la
narración de nuestro viaje, sin pretender darle, ni con mucho, el
carácter de una exposición técnica en el fondo, ni las bellas formas
descriptivas del turista literato. Nuestra narración, pues, mera
copia de nuésti'o.s apuntes en la libreta de viaje, será tan sencilla

(t) El manuscrito de este trabajo fué' adquirido por la Sociedad recientemen-

te,en vista de los datos que contiepe, no obstante de que carece de firma y fecha.
Sin embargo, por la lectura de él puede colegirse que el viaje que se narra fué he-
dió en 1884 ó I&80, y que la persona que lo emprendió era un militar observador y
veraz. La Sociedad Geográfica, deseosa siempre de dar á conocer cuanto se escribe
sobre el territorio peruano, acoje este trabajo por consignarse en él algunos datos
nuevos y otros que confirman los emitidos por anteriores viajeros.
— 329 —
como concreta al exponer con honrada ingenuidad la verdad en-
carnada en la realidad de los hechos, dejando los comentarios y
apreciaciones al libre criterio de nuestros lectores.

En el mes de junio dimos principio á nues-


del presente año,
tra excursión, desembarcando en primera playa del litoral del
la
sur donde flamea en el día el bicolor peruano, Pacochas, poco dis-
tante de lio, anticuo y floreciente puerto que fué arruinado por el
memorable terremoto de 1808. Pacochas, que es el punto de parti-
da del ferrocarril á Moquegua, ofrece una magnífica bahía bastan-
te extensa y abrigada y en la que á poco costo se podría formar
uno de los mejores puertos del Pacífico meridionnl.
Desgraciadamente allí hay que crearlo todo, porque todo lo
destruyó durante la última guerra el ejército enemigo, implantando
el sistema de destrucción general que con tan consecuente feroci-
dad siguió hasta el fin de la lucha, sistema inicuo, inútil á la eco-
nomía de la guerra y que estigmatiza el moderno Derecho de Gen-
tes como crimen de lesa-civilización. Para no citar más que un tes-
timonio sobre la materia, haremos constar que del ferrocarril sólo
queda, y á trechos, los terraplenes, habiendo llegado la barbarie de
los invasores hasta hacer volar con dinamita las estaciones, alma-
cenes, locomotoras y demás material, es decir todo lo que uo
quisieron ó no pudieron llevarse por el momento.
Desde el puerto emprendí la marcha siguiendo los interrumpi-
dos terraplenes y por pampas que ofrecen ostensiblemente la mis-
ma constitución salitrosa que las de Tarapacá, y digo ostensible-
mente, porque bien examinado el terreno se reconoce ser la esteri-
lidad superficial y debida únicamente á la falta de irrigación, como
lo pi-ueba el hecho de que en el trayecto del ferrocarril de Moliendo
á Arequipa, que ofrece los mismos caracteres geológicos, se reco-
rren por leguas pampas completamente áridas y al parecer salitro-
sas, pero cuya fecundidad sorprende al viajero de espacio en espa-
cio, y en todos los lugares en donde se han establecido los tan-
ques alimentadores de las locomotoras, han surgido preciosos
oasis creados sólo por el pequeño desperdicio del agua en la alimen-
tación de dichos tanques. La prueba no puede ser más elementarla
y evidente.
Siguiendo por esas pampas y á una legua de la costa, se eleva
á 1-iO metros sobre el nivel del mar una meseta que tendrá sus dos
leguas de extensión, al final de las cuales principia á descender
— 330 —
suavemente terreno hacia el SE. para dar entrada al fecundo
el
valle de lio por el puntodenominado Loretta, el que se halla á 120
metros sobre el nivel del mar y tiene una temperatura de 17" á 20"
centígrados.
La entrada nos produjo la más dolorosa impresión,
al valle
pues lo hallamos totalmente arruinado á causa de que, por falta de
irrigación, se había secado toda su campiña, formada de anti-
quísimos olivos; pero lo que aumentaba la tristeza del cuadro era
el ver emplear los añosos troncos de tan preciada madera en la
construcción de cercos, cual si fueran del más ordinario pino.
Prosiguiendo nuestra marcha, nos dirijimos directamente á las
antiguas minas de las cercanías que fueron explotadas en tiempo del
coloniaje, y para ello en vez de seguir el antiguo camino que se halla
casi totalmente destruido, emprendimos río arriba por la margen
derecha y por entre un desfiladero estrechado entre altísimas mu-
rallas de granito, cuya formación corresponde á las más remotas
épocas geológicas.
Bien pronto alcanzamos una altura de Toi> metros, hallándo-
nos en una meseta que se extiende por leguas y cuyo punto culmi-
nante denominado "Hospicio" es un lugar completamente árido
que se halla á 900 metros; á pesar de lo dicho, el terreno no es de
suyo estéril, pues acercándonos al terraplén del destruido ferroca-
rril tuvimos la ocasión de ver que un antiguo estanque para el ser-
vicio de la línea y que hace años se halla seco, mantiene en torno
suyo, por las filtraciones del tiempo en que estuvo en servicio, un
pequeño oasis-

Siguiendo los terraplenes del ferrocarril, llega.nos hasta la al-


tura de 1,250 metros y desviándonos hacia la izquierda de la línea,
comenzamos á bajar rápidamente hasta entrar en el valle de Mo
quegua, por el lugar denominado Rinconada.
La campiña de Moquegua es preciosa y esencialmente viníco-
la, no faltando toJa clase de árboles frutales; pero el río que la fer-
tiliza es también su azote, porque saliendo de madre y variando
fuertemente de cauce invade y destruye los fundos. Si á esto se
añade la ignorancia agrícola de los propietaiios en general, no es
de exti'añarse que tan privilegiado valle no haya alcanzado la im-
portancia que se merece.
Los vinos de Moquegua son muy estimados, habiendo alcanza
do sus productores diplomas y medallas de segunda y hasta de pri-
mera clase en varias exposiciones europeas. Por nuestra parte,
— 331 —
confirnionios esa bien adquirida reputación, pues hemos tomado
allícoñac y vinos tan'buenos como los de Eíui opa.
Al presente puede decirse que no existe en Moquej^uala indus-
menos en las proporciones de una ^víiii produc-
tria vinícola, á lo
ción, pues comienza á rehacerse de la ruina que le ocasionó la in-
vasión chilena.
Atravesando el valle hacia arriba y cruzando varias veces el

río llegamos á la antigua ciudad de Moquegua, situada á 1,200 rae-


tros sobre el nivel del mar y que nos pareció ser bastante grande,
aunque no podíamos formarnos un concepto definitivo por estar
bien avanzada la noche. Refrenando nuestra impaciente curiosi-
dad, gracias al cansancio que nos dejó las 18 leguas de jornada,
decidimos acostarnos inmediatamente; y así lo hicimos en el hotel,
si es que tal puede llamarse á la más que modesta casa de hospeda-

je que nos albergó aquella noche.


Bien de mañana salimos á recorrer la población, lo que nos
ocasionó el más penoso sentimiento, pues si bien su extensión es
considerable, se halla arruinada en sus nueve décimas partes, des-
cubriéndose aún entre sus escombros testimonios inequívocos de
su pasado progreso.
Terminada nuestra gira, y después del almuerzo, fuimos á vi-
sitar al señor Prefecto, quien sab'^dor de nuestra llegada convocó
á los mineros de los alrededores, los mismos que nos exhibieron
muy variadas muestras de metales y carbón de piedra, algunas de
las que acusan riqueza poco común; pero sea por falta de capita-
les ó de brazos, ó lo que es probable de ambos elementos, ninguno
de esos mineros trabajan sus pertenencias.
Al siguiente día continuamos nuestro viaje hacia Torata, pa-
sando por el asiento de la nueva Moquegua, que se fundó en reem-
plazo de la antigua y á una legua de ella. Allí se hallaba la esta-
ción principal del ferrocarril con sus oficinas, almacenes y demás
dependencias que sirvieron de cuna á la nueva ciudad; pero des-
truido el ferrocarril ha sido abandonado el asiento casi en su tota-
lidad, y, como la antigua, la nueva Moquegua atestigua con sus rui-
nas las barbaries de la guerra.
Pi-osiguiendo nuestro viaje, rio arriba, llegamos á la altura de
los "Angeles", inexpugnable posición, célebre en los anales mili-
tares del país por haber sido teatro de varias acciones de guerra
desde la época de la independencia hasta la última lucha con Chi-
le. Se eleva este punto á 2.250 metros sobre el nivel del mar.

Bajando la cuesta de los "Angeles" entramos al valle de To-


— 332 —
rata, hospedándonos en casa de D. Nicolás Gambeta, quien nos
atendió galentemente. Torata que se halla á mucha mayor altura
que Moquegua, ofrece mucha más vanada aunque no tan vigoro-
sa vegetación que ella. Abunda en frutas y en excelentes pastos
donde se inverna el ganado de las punas del interior para llevarlo
á los mercados de la costa.
Salimos de Torata acompañados por Gambeta y seguidos por
dos arrieros. Juntos emprendimos la subida de la cordillera, sor-
prendiéndonos el hallar todo su flanco tallado en hileras escah^na-
das paralelamente, y preguntando el origen de tan singular dis-
posición, se nos dijo ser obra de irrigación incaica, con la que
conseguían los antiguos peruanos cultivar las laderas de los An-
des, las mismas que en este punto muestran hoy su rocallosa des-
nudez, pues solo á orillas del río que baña su pie se encuentra al-
guna pobre ve jet ación.
Pasamos en Colligua la noche de este día y al siguiente con-
tinuamos nuestro viaje, ya en plena cordillera, donde tuvimos
ocasión de admirar una peculiaridad de estas grandes alturas, y
es que de espacio en espacio, y por grandes mantos, se presenta
lina vegetación sui-generis: menuda, compacta, flexible, afectan-
do la forma de casquetes esféricos y arraigada al parecer en terre-
no sólido, pero que en realidad se desarrolla sobre pantanos de dos
y tres metros de profundidad que son verdaderas trampas para las
cabalgaduras que se sepultan en ellas; no así para los caminantes á
pie que encuentran á su paso la suñciente resistencia en e.sas elás-
ticas superficies de verdura que son indudablemente germen de
futuras turberas. Del centro de estas manchas, y sin otro origen
manifiesto, brotan verdaderos arroyos que se pierden por las lade-
ras sin utilidad alguna, los mismos que reunidos, á poco costo, po-
drían servir para fertilizar los áridos terrenos inferiores.
A nuestro paso encontramos la bifurcación del camino que ha-
cia la izquierda conduce al valle de Tambo y al pueblo de Caru-
mas, este último tiene doble importancia: primero, porque es el
centro de una zona minera abundante en galena de plata, cobre y
sobre todo en carbón; y luego, porque sus recursos hacen de él la
verdadera despensa de los asientos minerales por muchas leguas
hacia el interior, pues todos ellos se proveen allí de cuanto han
menester.
Al poco tiempo llegamos al pié de la cuesta Chiligua donde
nos esperaba una seria contrariedad. Las bestias asorochadas se
negaron á caminar, viéndonos obligados á acampar en pleno de-
-

— 333 —
sierto donde no se podía conseacuir nna gota de agua ni un poco de
combustible, teniendo que sufrir un viento hilado que variaba en
su dirección tan incesantemente que nos fué imposible orientar
en su contra nuestra cai-pa. Para complemento de la situación aso-
rochóse también nuestro asistente, á quien tuve que ceder pieza
por pieza toda mi ropa de cama resignándome á pasar la noche en
pié, fumando y escuchando sin cesar castañeteo de los dientes
el

del enfermo. Larga, muy larga fué esta noche, pero al fin vino el
día y con él, alivio á nuestra situación.
Continuando la marcha sobre la cuesta y á la altura de 5.000
metros sobre el nivel del mar, nos hallamos en una meseta arenosa
en la que se hundían las cabalgaduras hasta media pierna, y esto,
que tuvimos la fortuna de atravesarla eu la estación seca, que en
la lluviosa aquella meseta se convierte eu un gran pantano abso-
lutamente intransitable.
Hacia nuestra derecha se elevaban en pintoresca hilera los ne-
vados picos de la cordillera de Torata, en medio de los cuales se
encuentra un lugar denominado "Lastres quebradas", y en el que,
según una tradición apoyada en un dorrotero muy conocido en
Moquegua, existe tapada ima mina que trabajada por portugue-
ses en tiempo del coloniaje, dió, según se dice, enorme cantidad de
plata nativa.
Tentóme la trad-ción, y poseyendo el derrotero púseme á
buscar ladeseada mina, pero tan infructuosamente que apenas
hallé la primera señal del itinerario, que consistía en un pequeño
montículo de piedras, debajo las cuales se debería hallar, como ha-
llé en efecto, el esqueleto de un caballo. No encontrando ningún
otro indicio, me decidí á seguir mi marcha poniendo allí peones
que por varios días sondearon en todas direcciones el terreno, que
en general presenta el aspecto de un gran depósito de desniontesí
pero esta medida fué igualmente infructuosa.
Descendiendo de la meseta encontramos una serie de vertien-
tes, ferruginosas todas, que forman y alimentan la laguna Canda
rave situada pintorescamente al pie del volcán de su nombre y que
tiene regular extensión y profundidad. En años anteriores se pro-
yectó desaguar esta laguna por medio de un túnel, á fin de irrigar
los terrenos de la costa; pero la cosa no pasó de proyecto.
Llegamos en seguida al lugar denominado Titire, célebre por
el múltiple asesinato que hace años perpetraron sus moradores en-

B. S. G. 33.
— 334 —
las personas de varios arrieros en tránsito para Bolivia. El Gobier-
no de esa época, después de aplicar la ley á aquellos foragidos, man-
dó destruir sus rancherías; pei'o éstas se han levantatlo posterior-
mente, porque los pastos de los alrededores mantienen miles de
vicuñas, alpacas, huanacos y avestruces, siendo por lo mismo ese
lugar una magnífica pascana.
En apesar de la recelosa oposicióir de
ella resolví pernoctar,
mis compañeros por los recuerdos del citado crimen, oposición que
tomó mayor cuerpo al advertir que el cerco de uno de los ranchos
estaba cubierto de sangre, fresca aún, sin que nuestras prolijas in-
vestigaciones por los contornos, hallasen resto alguno de matanza
de ganado.
Crecía nuestra inquietud al vernos como en un desierto, pues
nadie se presentaba á nuestra vista ni j-espondía á nuestros gi itos,
hasta que encontramos un chiquillo á quien obsequié un sol perua-
no. Al punto cambió el cuadro, abrióse la fatídica cerca ensangren-
tada y se nos proporcionó lumbre y habitación.
Mientras mis compañeros hacían los preparativos de cena y
cama, impresionado por la vista de la sangre fuera de la cerca, me
puse á recorrer el recinto en basca de algún indicio revelador, y
hallé en dos ángulos del interior de la cerca dos bóvedas de piedra,
simulando hornos, pero que carecían de boca. Después de algún es-
fuerzo logré voltearlas, hallando bajo ambas una gran cantidad de
carne fresca de vicuña: la sangre de la cerca estaba explicada en
su origen. í'altaba sí, explicarse la acumulación de tanta carne
fi'esca, no pudiendo admitir una caza tan numerosa; pedí datos
por medio de intérprets y se me respondió que toda esa carne era
producto de la caza del día, la que verifican en esos lugares del
siguiente curioso modo.
Desde cierta distancia hasta la puerta de las cercas tienden los
indios dos sogas que rematan en ambt>s lados del marco de entra-
da siguiendo hacia afuera la dirección divergente de los lados de
un gran ángulo cuyo vértice se halla en el interior de la cerca.
De arabas sogas, que fijan á la altara del pecho de las vicuñas,
penden, de trecho en trecho tiras de lana de diferentes colores, for-
mando así una especie de callejón. Los indios, montados unos, á
pié los mas, rodean todo un gana lo de vicuñas y lo arrean desde
distancias más ó menos considerables hasta embocarlas en la en-
trada del callejón formado por las sogas, donde se apiñan hostiga-
das por los indios para abrirse paso hacia el interior de la cerca al
que entra todo el gana To pi isionero, sin que una sola vicuña in-
— 335 —
tente salvar las líneas de las sogas; pero lo más curioso aún es que
sipor acaso entre eso ganado hay un huanaco, uno solo, éáte (sal-
va la frágil barrera y tr¿is él se escapa todo el rebaño de vicu ñas,
perdiéndose totíilmente la caza.
Tranquilizados con estos curiosos detalles, cenamos bien y
dormimos mejor.
Continuando nuestro viaje á la mañana siguiente, llegamos
á "Pampa Viscacha" cubierta de multitud de lagunillas pobladas
de machas aves, entre las que se dis ánguen varias clases de [)atos
y sobre todo el esbelto flamenco con su lujoso plumaje blanco y ro-
jo; por lo demás y en torno de esas lagunillas pacen innumerables
rebaños de alpacas, vicuñas, llamas, huanacos, etc. etc. La tempe-
ratura de este lugares suave durante el día, pero recrudece mucho
durante la noche, siendo necesario esperar al día siguiente el des-
liielo para continuar la marcha, porque se asegura que el terreno
helado es resbaladizo y peligroso para las cabalgaduras mal herra-
das, como lo son generalmente por estas regiones.
Todas aquellas lagunillas desaguan por un cauce común, lla-
mado Desaguadero, en el río Tambo.
Dejando hacia la derecha Pasto Grande y con éste el camino
real hacia'Bolivia, subimos por una quebrada con rumbo NE. hasta
llegar al famoso mineral de "Cacachara" en el que permanecimos
cerca de dos meses haciendo estudios y trabajos técnicos, de los
que dallemos más circunstanciada idea, insertaudo á continuación
el informe que sobre dicho asiento presentamos á una compañía
minera.
Como se verá en él, pasando la cor-lillera y al llegar á la altu-
ra de 6000 metros sobre el nivel del mar, se principia á bajar rápi-
damente hasta el fundo de San Fernando, antigua residencia de
autoridades españolas, con el nombre de "Aguas Calientes" y que
en el día es propiedad de D. Felipe del Valle.
A poca distancia y continuando río abajo, se entra al fundo
"Imata" propiedad de D. Agustín Tovar y de donde parten dos ca-
minos: uno hacia "Acora" y el "Titicaca", y otro que sigue por "Sa-
cullo" y "Colla Cacha" hasta la ciudad de Pu no, capital del departa-
mento de su nombre, situada á 3900 metros sobre el nivel del mar,
sobre una planicie rodeada en sus dos terceras partes por cerros me-
tálicos todos; y orillada en su tercio restante por el histórico Titi-
caca que tiene 220 kilómetros de largo por 110 de ancho, lo que le
dá una superficie de 25,000 kilómetros cuadrados próximamente.
Puno está rodeado de célebres minerales tales como: "El Man-
— 330 —
to,''(de plata); "Chupica," (de plata ferruginosa); "San Antonio,"
(de antimonio argentífero) y muchísimas otras de labor antigua,
pero que no se explotan en el día.
A pocas leguas de Puno y próximo á Vilque se encuentra un
centro mineral abandonado en el día por la baja ley de sus gale-
nas argentíferas; y aunque algunas de sus vetas son tan vastas
que bien pudiera compensar la cantidad de mineral extraído la po-
breza de su ley, se hace imposible trabajarlas provechosamente
poi' las insuper¿ibles dificultades que al trasporte imponen las
monstruosas tarifas del ferrocarril. Si en esta i-egíón se establecie-
ra una fundición, tendría material bastante para alimentar varios
hornos.
Sigiaiendo camino de hierro se llega bien pronto á "Maravi-
el

llas", centro minero de galenas argentíferas y cobrizas, y asiento


de un costoso establecimiento muy bien montado, pero que ha fra-
casado por su inadecuada implantación, pues se le hizo de amal-
gamación cuando está llamado á ser de fundición. En el día hay
un proyecto de probable realización para establecer allí algunos
hornos.
Las principales minas de este asiento son: "Bereuguela,"
cibriz a); "Yanaoca" (galena argentífera de alta ley); "Cerrillos";
"Quillo-Quillo." "Copacabana," "Quito", etc. etc.
Más abajo se hallan los famosos minerales de plata de Caillo-
ma, en los que últimamente se ha renovado la explotación por di-
versas compañías.
Dejando la línea férrea en Cabanillas, y hacia el NE. se en-
cuentra á pocas leguas el mineral de "Chacchani" de galenas de
plata de subida ley.
En la misma dirección, pero algo más distante del ferrocarril,
se encuentran muchos otros asientos minerales, como el renombra-
do de "Pomasi," los de Lampa, Azángaro, etc. etc, los que pueden
suministrar ingente material de fundición, pero que se hallan com-
pletamente abandonadas por la ya indicada razón de la enormidad
de fletes en el ferrocarril que hacen ímprobo su trabajo.
Desde este punto principia, en rigor, nuestra excursión á las
regiones auríferas de Sandia y Carabaya, provincias del departa •

mentó de Puno. La emprendimos á principios de junio, "^época de


seca, siguiendo en el ferrocarril hasta Juliaca, donde permaneci-
mos hasta arregla r convenientemente los" detalles de expediciones
de esta naturaleza.
Cabalgamos en Juliaca y pasando algunos ríos, llegamos al
— 337 —
pueblecito Kamán, cuya única curiosidad consiste en la numeroaa,
y vanada cría de gallos de pelea que posee el cura del lugar, quien
los cuida con paternal cai'iño.
En KamAn dejamos las cargas con los guías con el objeto de
acelerar la marcha, sucediúndonos lo contrario, porque faltos de
dirección, en vez de tomar el camino más corto, por Taraco, toma-
mos de las altui-as sufriendo mucho retardo, pues cuando llega-
el
mos á Huancané, distante 12 leguas de Juliaca, encontramos en
casa del subprefecto señor Perea, bien descansados, á los guías
conductores de nuestra cai-ga, á quienes dejamos retrasados en Ka-
mán. El señor Perea se esmeró en agasajarnos y nos ofreció acom-
pañarnos al día siguiente hasta Poto; pero habiéndole sobreveni-
do una indisposición del momento no pudo verificarlo así, y nos
dió por compañía á sus hijos D. Oscar y D. Lisandro.

Salimos tarde de Huancané, y tras una corta jornada de


6 leguas llegamos á Moho, pueblo situado sobre una linda ba-
hía del Titicaca cuyas orillas seguimos hasta V^ilque Chico, pue-
blo de indios donde se ven aun las ruinas de antiguos baños
termales. Subiendo la cuesta á la salida del pueblo, se encuentra
una extensa hondonada en laque se reúnen varios riachuelos sin
visible salida y que indudablemente la tienen al lago por infiltra-
ciones del terreno, lo que constituye una especialidad geológica
del lugar y sus cercanías, Un jjoco más arriba, y avanzando por
las próximas quebradas, cambia totalmente la constitución del te-
rreno, presentando pasos de granito y de pizarra con vetas de cuar-
zo, que acusan la primitiva formación de la Cordillera.

Pasamos la noche en Cauchaca, y al siguiente día, después de


seis leguas de marcha, llegamos á Cojata, pueblo notable porque
en él se verifica una de las muchas férias del departamento. Son
las férias mercados anuales que en determinados meses y pueblos
se abren para abastecer á'^las provincias, y eran famosas en otros
tiempos, pues en ellas se hacían transacciones por más de un millón
de soles, concurriendo comerciantes no sólo de Puno, Tacna, Cuz-
co y Arequipa, sino que también y en gran número de Bolivia y la
Argentina; pero el establecimiento del ferrocarril que surte fácil
y continuamente todos los pueblos, ha herido de muerte esos mer-
cados anuales que en el día apenas si tienen importancia comercial
y que se conservan solamente en fuerza de la costumbre. En Co-
jata se siente ya la proximidad de trabajos auríferos, pues es co-
rriente hacer las transacciones mercantiles con oro nativo prove-
— 3S8 —
iiielite de los asientos de "Suches," "Cazadores," "Poto," "Acco.
cunea" y muchos otros.
No pasaremos adelante sin consignar aquí un recuerdo al se-
ñor Hipólito Sánchez, gobernador del lugar, por la liberal acogida
que nos dispensó á nu estro paso, y la que nos confiimóeu la fama
hospitalaria de dicho caballero.
A 9 leguas de Cojata y siguiendo un pintorezco camino orilla-
do por al tisimas cumbres coronadas de nieves perpetuas, llegamos
al famoso distrito mineral de^Poto que comprende tres asientos: "Po.
to" propiamente dicho

"Pampa Blanca"— y "Morocollo, " todos
hivaderos de oro, y de los cuales el de San Antonio de Poto, perte.
neciente á don José M. Peña, se halla en activa explotación.
Todo este distrito minero es bastante rico, pero tiene el doble
inconveniente de la escasez de agua para el lavado y falta de sufi-
cient e inclinación en el terreno para dejar correr los residuos, dos
requisitos capitales para la provechosa explotación de lavaderos.
Ivos de "Morocollo" y "Culine," pertenecientes respectivamente á
don Julio Perea y Cia. y á don Hipólito Sánchez y Cia., son los
que se resienten menos de aquel doble incoaveiiieute, pues tiene
sus desagües en el valle de Trapiche que tiene bastante inclina-
ción.
Las grandes distancias á las que se halla Poto del ferrocarril y
de los bosques de Sandia, dificultan la adquisición de fierro y ma-
dera para canales que conduzcan el agua de las lagunas prove-
nientes de los deshielos de la cordillera del Anauea á los sitios de
laboreo; en el día dichas aguas, corriendo por cauces practicados
sin revestimiento alguno en terrenos arcillosos, se pierden por in-
filtración, siendo insignificante la que de ellas se aprovecha en de-
finitiva.
Merece mencionarse aquí, que en la falda del Ananea y bajo
la nieve que.la cubre, explotan los señores Zavala y Cia. la mina de
oro llamada "Lunar Grande".
Después de una permanencia de ocho días en Poto, salimos en
dirección de Cuyo-Cuyo, pasando por "Arequipa- pampa" lavado,
ros de oro pertenecientes á don Rómulo Espinar y C ia. que serían
bien explotadas por el sistema de dragas. Llegamos en seguida á
Accocunca donde se encu entra Ji los lavaderos de oro "Huiñini" y
"San Vicente" situados respectivamente en las punas Ijaqueque y
Huañatira y pertenecientes á los señores Coronel La-Torre y Cia.
Pasamos luego á Limata para bajar al valle de Sandia, cor-
tando las crestas de la cordillera. Eu la misma cumbre de ésta
— 339 —
existe una gran acequia cariosamente trabajada por los indiof?
aconcalas, con el objeto d(i aguas de uno á otro lado
llevar las
de la cordillera y en dirección á Sandia. En las inmediaciones se
notan vestigios de antiquísimos lavaderos y muchas minas que
acusan la existencia en remoto tienipo de una población.
p]l paso de la cordillera ofrece en menos de una legua de tra-
yecto el más variado contraste entre las zonas que separa, pues
saliendo de los helados desiertos de las punas, se en^'-i repentina-
mente á un riquísimo valle que ostenta las más numerosas y va-
riadas fauna y flora. La ladera por esta parte tiene xina inclina-
ción rapidísima, pues su gradiente es de 3.000 metros'en dos leguas;
de modo que más que camino, el que se sigue allí es una verdadera
escala.
Al llegar á Cuyo-Cuyo hallamos sobra la cordillera el mismo
trabajo de agricultura escalonado que viraos en Torata y que es un
verdadero monumento de la civilización incaica; pero aquí el es-
calonamiento se prolonga horizontalmeute hasta perderse de vista,
lo que hace supjner que este valle ha sido en aquellas lejanas épo-
cas muy populoso y cultivado en grande escala.
Bien pronto llegamos á Cayo- Cuyo donde se vé una serie de
pozos escalonados en la ladera, destinados á llenarse sucesivamen-
te, por un sistemi especial d esclusas, con las aguas termales que
;

existen allí, y sin duda con el objeto de modificar gradualmente


su temperatura para usos m'^diciaales; pero estos baños, que en
un tiempo tuvieron indudablemente nombradla, están hoy aban-
donados y sus pozos sólo sirven á los indígenas para depositar en
ellos las raíces que quieren pelar por la acción de las aguas terma-
les. Sinembargo, Cuyo- Cuyo conserva todavía alguna importan-

cia en esas regiones, pues abunda en los productos de un clima


templado, intermediario entre los de la costa y la cordillera.
Pasada la noche, salimos de Cuyo-Cuyo y continuamos bajando
por el valle que presenta un aspecto uniforme, aunque su vegeta-
ción se muestra á cada paso más rica y variada, hasta que entra-
mos á Sandia. Esta ciudad que tuvo antes mucha mayor impor-
tancia que hoy, manifiesta todas las particularidades de una po-
blación minera y se halla estrechada entre dos cerros casi corta-
dos á pico que encajonan el cauce del río. Entre éste y el cerro de
la izquierda se encuentra la ciudad que se extiende á lo largo de la
ribera sobre una faja de terreno que en su mayor anchura tiene so-
lo 3 cuadras.
Ed Sandia permanecimos 5 días mienti-as la sub-prefectura
— 3-tO —
nos proporcionaba los 25 in^lios que por orvi^ii del prefecto debía
alistar para eagaiicharlos al ser\ácio de la expedición. Allí nos en -
contró el -í de julio celebrando entnsiastamente el día glorioso de
la Gran República.
Como en el 23 del mismo julio co n memora el Perú el día de la
proclamación de su Independencia, encontramos una multitud de
indios ocupados en n ivelar la plaza y hacer oti-os preparativos pa-
ra las fiestas popu lares con las que se solemniza esa fecha. Esta
circunstancia nos proporcionó la ocasión de verificar la especie que
se nos habla dado en Puno, asegurándonos que lavando la tierra
recogida en cualquiera de las calles de Sandia se sacaba siempre
oro; en efecto, habiendo hecho el ensayo con la tierra remov ida en
la nivelación de la plaza, hallamos en ella pintas de oro.
La demora de los cinco día s que permanecimos en la ciudad
fué ocasionada por el pago adelantado que de sus jornales hicimos
á los 25 indios que debían acompañarnos, según costumbre; pero
es el caso que desde que recibieron el dinero se entregaron á la be-
bida hasta gastar el último céntimo. Los excesos á que se entrega-
ron dieron con todos ellos en la cárcel, de donde salieron días des-
pués para emprender la marcha, completamente extenuados, lle-
nos de vendas y cicatrices y ofreciendo el espectáculo de un hospi-
tal ambulante. Por lo demás, y como habían gastado todo su di-
dero, no tuvieron cómo proveerse de víveres suficientes, y desde
el segundo día de marcha fué preciso proporcionarles alimento:
felizmente son parcos, pues si bien cuando acampan de noche ha-
cen durante ella dos y hasta tres comidas consistentes en sopa de
harina de maíz con carne, durante el día se contentan con masca r
sin interrupción la coca.

EnSandi a se nos abrumó con consejos y prevenciones sobre


las dificultades que íbamos á experimentar en la montaña y la ne-
cesidad de prevenirnos con especialidades de vestidos, calzado y
acopio de determinados víveres; pero todo ello resultó infundado,
porque conservando nuestros vestidos, calzado y provisiones usua-
les, nada tuvimos que extrañar.

En cuanto á las provisiones, las conservas se descompusieron


casi todas por la acción del clima; las chalonas se cubrieron prime-
ro de moho y se agusanaron en seguida; lo que se conservó perfec-
tamente, y nos bastó por cierto, fué el tocino americano, las le-
gumbres secas, y la sopa condensada ó salchichón que usa el ejér-
cito alemán.
— 341 —
Al salir de Sandia reducimos el personal de la expedición, ha-
ciendo regi'esar á los arrieros eii las cabalgaduras que nos eran
inútiles en adelante, y continuarnos á pie el 7 de julio á la 1 p. ni.
Nuestro personal era: dos niiueros prácticos, un intérprete, el
que escribe y 25 indios conductores de la carga.
Nuestro material era el siguiente: -í rifles y una escopeta, con
sus respectivas municiones; cartuchos de dinamita, herramientas
de minería; barrenos, machetes, cuchillos, cables para el manejo
de balsas; una carpa impermeable capaz de albergar 12 personas;
camas y provisiones de boca. Nos acompañaban también dos bue-
nos perros.
La jornada de este primer día de montaña terminó en Ca-
huanchaca habiendo recorrido dos leguas, según el pedómetro que
uo abandonaré en adelante.
Al siguiente día, después de una marcha de 5 leguas por ca-
minos muy quebrados, llegamos á Ichubamba. En el trayecto se
encuentran restos del magnífico camino incaico que corre sobre las
cumbres de la cordillera y al que sin duda deben su existencia San-
dia y Carabaya.
De Ichubamba parten dos caminos, uno porcada banda del río,
y ambos se hallaban en muy mal estado por falta de cuidado para
conservarlos. El que sigue la margen derecha es debido á los por-
tugueses llamados mulatos por los indios, y sigue en suave gra-
diente por la falda de la montaña hasta perderse en los bosques:
probablemente servía en tiempo del coloniaje de comunicación con
el territorio brasileño. El camino de la banda izquierda, que fué el
que tomamos, es debido á los incas y está cortado por un lado en
roca viva y sostenido al otro por terraplenes; tiene metro y me-
dio de ancho y parece seguir todo el curso del Inambari: su repa-
ración sería fácil y poco costosa.
Dormimos en Ichubamba y continuando temprano nuestra
marcha llegamos á las 3 i leguas á Pucaramayo, fundo per-
teneciente á don Mariano Montesinos, donde encontramos por pri-
mera vez todo el lujo de la vegetación tropical, representada por
naranjos, café, plátanos, piñas, yucas, etc, etc.
Al siguiente día y después de otras 3 ^ leguas, llegamos á
Masiapo, donde se pierden por completo las huellas del camino in-
cáico, y que marca el límite de los trabajos agrícolas en dirección
á la montaña.
Cruzando en balsas el rio grande (Inambari) y tomando la ori-
B. S. G. 25.
— U2 —
liaopuesta, seguimos un penosísimo camino de subidas y bajadas-
continuas sobre pequeñas cumbres y quebradas, hasta llegar, de
noche ya, y después de dos leguas de mai'cha á Santiago-pata, an-
tiguo tambo en cuyas cercanías se hallan restos de acequias d&
considerable trabajo hechas por les antiguos para lavar oro.
De la cumbre de Santiago-pata se desprende un pequeño ca-
mino que baja á la quebrada de Camarones, la que últiuiamente se
ha reconocido ser regularmente aurífera.
Siguiendo el camino por las alturas, por espacio de legua y
media, llegamos á los célebres trabajos de San Juan del Oro, don-
de se encuentran testimonios inequívocos de antiguos trabajos y
entre ellos, un gran depósito en las cumbres para recoger las aguas
de las lluvias, las mismas que, desbordándose por las laderas, han
formado en ella zanjas de cientos de metros de profundidad que
acusan la acción de las aguas desde tiempos inmemoriales.
Hay la antigua tradición de que en el interior de esta parte
de la montaña existía una ciudad que reconoció por casualidad
en una correría un indio, cuyo nombre se cita; pero nada ni nadie
ha venido á confirmar esta tradición.
Al partir de San Juan del Oro se puede seguir dos rumbos, que
no caminos: el uno por la cumbi*e pasando por la cuesta del Dia-
blo, y el otro bajando un profundo barranco por medio de sogas
hasta la orilla del río grande, y siguiendo éste hasta la embocadu-
ra del Chunchosmayo, punto límite de to las las exploraciones an-
teriores, y donde se hallan, hacia el sur y sobre la orilla derecha
del rio, restos de mojones que denuncian antiguas posesiones.
En la desembocadura Chunchosmayo, á 1,4:0Q metros de
del
altura sobre el y bajo una temperatura de 2o° centí-
nivel del mar,
grados, formamos nuestro campamento, donde permanecimos tres
días haciendo bastantes ensayos de lavados de oró que resultaron
satisfactorios todos.
Al tercer día proseguimos nuestra marcha teniendo que abrir-
nos paso á hacha por entre la espesura del bosque y atravesando,
á l.ííOO metros del Chunchosmayo, el río Yanamayo chico. A.
9.300 metros del Chunchosmayo se presenta una extensa pla-
ya aparente para el cultivo y donde hicimos alto para dormir En
las inmediaciones se destaca una isla muj pintoresca.
A dos leguas y media del Chunchosmayo desemboca en el río
grande el Lucomayo, formando una isla de origen de aluvión pro-
bablemente, y á media legua de la cual se presenta otra me-
— 343 —
diana.Legua y medio más abajo acampamos eu la boca del río
Hnancopata
Más adelanta determinamos atravesar el río grande para lie
gar fundo Yanamayode don Pío Cabrera, á fin de n-Miovar nues-
al
tras provisiones.Al efecto construímos una balsa, la que se fué á
pique en el primer viaje que hizo el jefe de la cuadrilla de peones,
en consecuencia y para ganar tiempo determinamos va lear el río
que en esta parte es muy ancho. El vado seguía una línea muy
tortuosa y empleamos media hora en la travesía la que verifica-
mos con el agua al pecho.
Después de media legua de camino cruzamos á su vez el Ya-
namayo y llegamos al caserío del fundo, en el que permanecimos
tres días para secar nuestras ropas y arreglar nuestro equipo.
El 19 de julio proseguimos nuestro camino y á las 4 leguas y
media llegamos á Isilluma. Atravesamos luego el río Ilpamayo
y al cabo de 3 leguas se nos presentó Muspaipampa, donde nos co-
gió una tempestad que por dos días nos impidió continuar la
marcha.
Con tres leguas de camino llegamos el 22 de julio á Chunta"
bamba, y una legua más abajo á Pilcomayo, donde dejamos nues-
tros 25 indios recibiendo en su reemplazo otros 20. Cruzamos nue-
vamente el río grande en balsa y después de haber hecho dos le-
guas sobre las cumbres, acampamos bajo una lluvia torrencial sin
abrigo alguno, por haberse atrasado el equipaje. Pasada la lluvia
bajamos por la quebrada de Chunta mayo y llegamos á Quinza-
Cruz.
Quinza-Cruz (triple crucero) se llama con razón este lugar por-
que en él se cortan 3 quebradas: la de Chuntamayo, la del Medio ó
Eío real y la de Montebello. Bajando por la piñmera j subiendo
por la última, llegamos al sitio de los antiguos campamentos que en
diversas épocas establecieron anteriores exploradores.
El históricamente célebre mineral de Montebello, tantas veces
trabajado y otras tantas abandonado por diversas compañías y del
que se exhiben tantas riquísimas muestras, parece que nunca ha
compensado el sacrificio de trabajar en esos lugai-es tan inhóspita
larios. Allí encontramos 9 socavones, de los cuales la mayor parte
tienen 100 metros de largo y algunos más de un metro de ancho,
corriendo todos sobre vetas de cuarzo.
Recogiendo cuantas muestras pudimos, ninguna manifestó ri-
queza suficiente para imponerse el sacrificio de trabajar allí, y nin-
— su —
guna se parecía á las que se nos habían presentado anteríortuenfce
como pruebas do la excelencia del asiento; quizás si estas últimas
fueron extraídas de algún socavón tapado en la actualidad, pero lo
dudamos mucho. La mina puede haber dado esas muestras, pero
de una manei-a excepcional y como ejemplares aislados sin que
formasen un filón continuo de rnetal.
En las inmediaciones se ven aún restos de un trapiche de in-
geniosos y variados mecanismos para moler metal, y algunas de
cuyas piezas de fierro deben haber costado sumo trabajo para lle-
varlas allí, en razón de su peso, de la fragosidad del terreno y de la
falta de medios de trasporte.
Después de tres días de obligada perm-anencia en Montebello'
á causa de una recia tempestad y por hallarme en cama indispues-
to, proseguimos nuestro viaje el 1.° de agosto río abajo, en busca
de Versalles y Huari-Huari, caminando por el lecho del rio á fal-
ta de otro camino y para evitarnos el cansancio y retardo que ex-
perimentamos en la primera jornada, en la que por evitar el mo-
jarnos orillamos el río por estrechísimos senderos en zig-zag y pa-
sando sobre puentes improvisados de una á otra banda, pues las
estrechas sendas desaparecían repentinamente al pié de un acanti-
lado. En la tarde de este día nos sorprendió un copioso aguacero
que nos obligó á acampar en Puisipunco.
Al siguiente día proseguimos la marcha siempre por el lecho
del río, llegandotemprano á Versalles en el río grande, donde
acampamos para construir una balsa en que pasarlo, y á cuyo in-
tento llevábamos un indio viejo perito en la materia.
A las diez de la mañana siguiente estábamos en la otra orilla
donde encontramos algunos indios lavando oro. Continuamos río
abajo, seguidos por solo diez y seis indios, pues cuatro fugaron
por falta de pago de jornales, los mismos que deposité en manos
del subprefecto para que les pagara antes de ponerlos en camino.
De allí seguimos por Pacaihuata y Pullani y cruzando otra vez

el río en el tambo Huanchicani, llegamos á la Oroya del Inanibaii


en el fundo del Sr. Tristán, para continuar luego por las quebra-
das Machatacuma y Huaynatacuraa á la cumbre que se despren-
de de Montebello hacia el norte y donde hay lavaderos de oro de
muy regular importancia que actualmente se explotan con prove-
cho. Según se me aseguró no lavan allí sino en terrenos que dan
4 á 5 onzas diarias, lo que seguramente implica una pérdida del YO
/o ea lo> rendimientos que legítimamente eran de esperarse, por-
— 345 —
que el muy grueso, según varias muestras recogidas
oro es aquí
por mí mismo y que conservo, y porque los medios empleados para
el lavado son muy rudimentarios y económicos.
Tal es Montebello, el más oriental de los lavaderos conocidos y
tras del cual se extienden terrenos completamente vírgenes á los
que no han penetrado aún las indiscretas miradas de los explora-
dores. Prometiéndome dar ejemplo emprendiendo en cuanto me sea
posible un viaje especial á esas misteriosas regiones, y sintiendo la
necesidad de algún reposo, después de dos meses de continuas fa-
tigas, determiné regi'esar á Puno.
En efecto, después de cuatro días de descanso, emprendimos la
vuelta pasando por Tambo Inarabari, donde hallamos la primera
iglesia y cementerio que se ven al salir de la montaña; continuan-
do nuestro camino pasamos por Patarani y Saguana por una senda
de roca escalonada que se eleva hasta 2,500 metros sobre el nivel
del mar.
De Saguana, donde dormimos; cpntinuanios al día siguiente
por Qusane y Huaricupa, llegando á Sachapata que se eleva á 4,200
metros.
Al tercer día por la mañana llegamos á la región de las nieves
perpétuas, perdiendo de vista la lujosa vegetación de la montaña
pero hallando en compensación los pastos de las punas, y en ellos,
multitud de ganado vacuno y lanar de los que hacía tiempo no
veíamos un solo ejemplar. Continuamos por el tambo Uscuri y el
pueblo bastante regular de Esquena, llegando en la noche á Coasa,
donde permanecimos tres días empleados en conseguir, á fuerza de
buenos modos y dinero, bestias para continuar la marcha. Al fin
nos proporcionaron algunas, pero tan despeadas, que más que ca-
balgaduras parecían perezosas tortugas, por lo que desesperamos de
llegar á Tiropata á tiempo para tomar el ferrocarril.
Nuestra situación empeoró y la demora se hizo mayor y más
penosa, porque el gobernador de San Antón tuvo la galantería de
negarnos todo recurso, por lo qne, y en busca de mejor acogida,
nos desviamos á Azángaro y Pucará. Aquí el gobernador de San-
tiago y el jefe del ferrocarril nos recibiei'on cordiairaente y nos pro-
porcionaron buenas bestias que en breve nos llevaron á la estación,
donde tomamos el convoy para Puno al que llegamos al anochecer,
dejando así terminada nuestra excursión en su mismo punto de
partida.
Al terminar nuestra exposición consiguiendo el primero de los
dos móviles que nos impulsaron á hacerla:— dar á conocer al país
— 34G —
y al exti-aujero, con franca y honrada verdad, las riquezas palpadas
por nosotros niisnios y de las que poseemos testimonios fehacien-
tes, nos halaj^a la esperanza de ver cou3eo;uido también nuestro se-
gún lí) inteiit provocar la lib^^ralidid del Gobierno y del Con-
greso en la concesión de franquicias y establecimiento de sólidas ga-
rantías para el trabajo en aquellas apartadas regiones, y determi-
nar la inmigración de capitales y brazos que vengan resueltos á
arrancar á las montañas sus vírgenes tesoros, para lanzai'los como
fecundos factores de progreso al comercio del mundo civilizado.

ALGUNOS DATOS SOBRE EL CLIMA DE LIMA


POR EL DOCTOR J. HaNN, DIRECTOR DEL OBSERVATORIO METEOROLÓ-
GICO Y MAGNÉTICO TERRESTRE DE ViENA.

Las condiciones climatológicas de Lima han sido materia


de que la Gaceta meteorológica de Viena se haya ocupado va-
rias veces, desde tiempo ha, extrañando la inexactitud de los da-
tos referentes á la temperatura de Lima. Esto es tanto más sen-
sible, cuanto que es uno de los pocos puntos de la costa donde las
anotaciones meteorológicas se efectúan con alguna regularidad.
La falta de éstas se notan e?i toda la extensión del litoral, desde
,

Panamá hasta Caldera, de S° latitud N. hasta 27° latitud 8.,, y,


aunque yo me propuse llenar este vacío al determinar cierto
diario de observaciones en el clima de Arica (l), el resulta-
do final obtenido por los cálculos no me pai^eció satisfactorio.
La dudíi que existía en cuanto á la escala terraométrica usa-
da por Rouaud y Paz Soldán en sus observaciones, fué disipada
par una comunicación del doctor Koeppen, publicada en el tomo
XVI, página 105 de la Gaceta, según la cual consta que habían si-
do efectuadas con termómetro centígrado.
Gon todo, las observaciones de Rouaud y Paz Soldán solo se
refieren al año de 18G9; la temperatura media que indica pare-
ce estar en contradicción con la de otras observaciones más anti-
guas, é inexacto, asimismo, la medición de las lluvias, á causa
de cierto error cometido en el pluviómetro.
Con sumo placer he visto, pues, insertado en El Boletín
DE L-4 Sociedad Geográfica de Lima, las observaciones diarias

(1) véase el tomo IX página 59 de la G.vcsrA.


— 3i7 —
del "Observatorio Meteorológico Unáuue" anexo á l;i Academia de
Medicina de esa ciudad, conteniendo los boletines, á mi alcance,
apuntes que databan desdo el mes de abril de LS!j;i
Desgraciadamente me vi siempre contrariado por la imposibi-
lidad de conseguir una serie completa, pues en mi colección do
isí)3 á 1897 echaba cada vez de menos los últimos meses del año.

Todos mis esfuerzos para proporcionarme de Berlín y de Gotha


los números que me faltaban, han sido vanos, por notarse allá
esa misma falta así como infructuosa la súplica que hice directa^
>

mente sobre el particular al Observatorio ''Unánue".


Tuve al fin la feliz ocurrencia de solicitar la mediación del
doctor Karl de Scherzer, tan conocido por sus viajes al rededor del
mundo y que ya en otras ocasiones me había sido tan útil, creyen-
do que debería estar aún en correspondencia con alguna persona en
Lima. Este recomendó mi asunto á un paisano suyo, al señor Pretz-
ner, que viv^e cerca de 5it años en dicha ciudad, mediante cuya in-
tervención obtuve al ñn del señor Aguayo, encargado del obser-
vatorio, el resto de los boletines y me encuentro en posesión de
una serie completa, de abril de 1893, hasta agosto inclusive de
1897 y expedito para dar cima á esos trabajos.
De una carta que Mr. Pretzner dirige sobre el particular al
doctor de Scherzer, nos permitimos extractar lo que sigue:
"Excelencia — Sus dos cartas del 17 y 22 de enero último, am-
bas referentes á datos meteorológicos, me fueron entregadas jun-
tas, justamente el domingo de carnaval. Sabido es que en Lima
no se puede ni siquiera transitar por las c¿xlles en esos días, á
causa del desenfrenado populacho y del agua que se arroja desde
los balcones, lo que hizo imposible practicar las diligencias nece-
sarias para los requeridos datos sobre la materia-
"Hoy, miércoles de ceniza, se despacha el correo para Euro-
pa. Por la próxima Mala Real me será grato mandarle todo, según
su deseo.
"Por ahora me limito á participar al señor Hann que un hijo
del célebre doctor ünánue, autor de la obra "El clima de Lima",
ha querido eternizar la memoria de su padre, fundando en esta
ciudad, algunos años ha, con un desembolso de £. 500, un observa-
torio meteorológico con el nombre dé "Observatorio Unánue",y las
observaciones diarias que allí se hacen, son insertadas en El Co-
mercio, como se ve por el adjunto recorte. El doctor Hann podría
tal vez, en Viena misma, en casa del señor Matzendorf, cónsul pe-
ruano allí, encontrar una colección completa de este diario para
— 348 —
no interrumpir sus estudios hasta que llegue el complemento de
los boletines.
"Lima, marzo 80 de 1897.
D. Pretzner^'.
No puedo menosde expresar mis más efusivos agradecimien-
tos, así á S. E. el doctor Karl caballero de Scherzer, ministro
plenipotenciario jubilado, como al señor doctor don Francisco
Aguayo, del Jardín Botánico, quien tuvo la amabilidad de man-
darme todo lo necesario para completar mis estudios.
Los elementos meteorológicos contenidos en los boletines me
han servido para componer los cuadros que abajo se hallan, los
que dan por primera vez una relación exacta de las condiciones
clmiatológicas de Lima, llenando así un vacío que hasta ahora
existía con referencia al clima tan mentado de la costa occidental
de la América del Sur.
Además de los apuntes del observatorio "Unánue" me he apro-
vechado también de los de Rouaud y Paz Soldán, dividiendo por 2
las mediciones de las lluvias, y he visto que los promedios de la
presión atmosférica, así como de la temperatura, concuerdan muy
bien con los que resultan de la nueva serie de observaciones. En la
obi'a de Dove sobre climatología universal, con observaciones de
1720 hasta 1843, encontré los promedios de temperatura de 1799 á
1800, hallados por Unánue á la sombra y comunicados por Hura-
boldt, que me parecen demasiado altos, así como los de Stevenson
de 1805 á 1807 observados al medio día y que inserté en mis tablas.
Estas observaciones antiguas dan en el invierno una tempe-
ratura más baja que las modernas, pero en el verano no existe esta
desigualdad, circunstancia que no deja de hablar en su favor.
La presión atmosférica llega á su máximo en junio y julio y á
su mínimo en enero y febrero; pero la fluctuación anual no alcan-
za sino á 2.6 mm. Al nivel del mar esta presión se calcula en 761.7
mm. Los extremos absolutos de 4^ años son 753.0 y 741.1 mm.
La temperatura media anual no llega sino á 19°, demasiado
baja consecuentemente para esa latitud. La más alta, la tiene fe-
brero con 23°. 0; la más baja julio y agosto con 15°. 7, siendo la
fluctuación anual solo de 7.°3. La variación media del calor es dia-
riamente de 9 á 11° en verano y de 6 á 7° en invierno, la fluctua-
ción media mensual 14° en verano, de 15 á 17° en otoño y de 11 á
12° en invierno. Los extr(?mos absolutos de 5 años fueron 32°. 1 y
9°. 2.

La temperatura inedia del suelo á la profundidad de 1 metro


— 349 —
llegó á 23°. 1, casi 4° más alta que la del aire, siendo probablemen-
te la influencia de la fuerte insolación en esta baja latitud la causa
de este fenómeno.
La cantidad de lluvia, como se sabe, es muy insignificante^
con un promedio de 42 mm. Las cantidades anuales son como si-
guen: en 1869: 112(?);1893: 45; 1894: 58; 18!>5: 31 y en 18!)»;: 37 mm.
La mayor cantidad mensual, sin fijarse en el año de 1869, subió á
10 mm. y la diaria á 2.0 mm., advii'tiendo que cantidades de 2 mra,
solo se han notado 5 veces en 4 ^ años.
Las lluvias ocurren con más frecuencia en el invierno, y se
presentan en forma de neblinas, que humedecen el suelo.
La suma de la cantidad de lluvia y el número de días que
llueve en las diferentes estaciones son en el verano 0'9 mm. en
:

5.2 dí.-^s, en el otoño 1.8 mm. ea 8.5 días, en el invierno 23.9 mra.
en 57.4 días.
La cerrazón es muy fuerte y casi siempre está nublado el cielo
en el invierno. La fuerza del viento llega á su máximo en la pri-
mavera y en el verano, en cuyo tiempo la diferencia de la tempe-
ratura del mar y de la tierra llega también á su máximo.
Hé aquí ademas aunque brevemente, algunas observaciones ge-
neralas sobre el clima de Lima, refiriendo á los lectores de la Gaceta,
en cuantoá datos más antiguos, á la publicación de Koeppen sobre
esta materia en la Gaceta Meteorológica de 1881, página 105.
El clima de Lima es agradable y no muy cálido, y se distin-
guen las cuatro estaciones. En la primavera, de octubre á noviem-
bre, comienza la expansión de la espesa capa de neblina que du-
rante el invierno se encuentra colgada sobre la tierra, pudiendo
ya penetrar los rayos del sol. El calor del verano es mitigado por
las frescas brisas del viento sur.
En abril el horizonte principia á cubrirse como con un velo;
las mañanas son frescas y turbias; el sol se deja aún ver al medio
día, pero cuatro semanas después ya no puede penetrar la espesa
neblina que se halla durante seis meses sobre la ciudad. A un oto-
ño de poca duración sigue el invierno en el mes de junio, cuya
temperatura exige que los habitantes se abriguen con vestidos de
lana. En esa estación sopla regularmente el viento sur, desde la
mañana hasta cerca del medio día; raras veces se ve el sol. En to-
da la costa se nota el mismo viento sur y, una que otra vez, el
noi'te que es mas cálido. Cada día se observa además un cambio
regular del viento. Antes de levantarse el sol sopla un imperceptible
viento oeste, que después, al salir el sol, se vuelve en viento sur, y
.

— 350 —
Este viento sur llega á sa apogeo hacia el
on U tarde en viento SE.
desapareciendo á media noche, cnno viento
medio día, de 11 á 2;
nunca á ser borrascosos. Sin embar-
SE Estos vientos no llegan
algunos casos, estos tan raros vientos
cuenta Tschudi que, en
con tanta violencia, formando tor.
¿'oeste han llegado á soplar
espanto éntrelos
hellinosen,nediodelaciudad,que infundían
habitantes; habiendo él
mismo tenido la oportunidad de observar
en junio de 18-tl.
u'nade esas borrascas , , ,
-
-.i
ba.ia en esta costa intertropical,
Las causas de la temperatura
por muchos autores y no queremos aquí en-
lv,n sido ya indicadas
de ellas, dando punto final á este trabajo
; en una investigación

de las tablasque van á continuación:


(um la publicación

12° 4' LATITUD S., 77° 1 LONGITUD GR.; 158.5 M.


CLIMA DE LIMA

Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo I*^;-^
Junio
Julio
Agosto
Setiembre
Octubre
Noviembre.
Diciembre.
U.8 23:i
.,.

- 351 —

Tempe- Canti-
ratura dad de o
lluvias £
V.

MESES
.2 S
-o ^
O co
g
p
p
¿ 'te

Enero '20. 15.6 0.3 0.


14 0.2 0.9 112
Febr(M'o.. . 30. 10.0 0.6 0.
14 0.0 0.5 100
Marzo 30. 15.9 14. 0.1 0. 0.0 0.7 120
Abril 29. 15.0 14. 0.3 0. 0.2 2.5 95
Mayo. 2S. 11.8 16. 0.5 1. 0.2 5.3 06
Junio 20. 11.0 15. 7.4 4. 0.8 14.2 4'¡

Julio 23. 11. 511, 9 10.0 7. 1.4 19.0 46


Agosto 22 11. 611. 13.1 11. 1.8 24.2 42
Setiembre. 23. 12.5 11. 12 4 10. 1.5 24.8 44
Octubre . . 24 12.1 12, 6.5 3. 0.9 11.8 67
Noviembre 25. 12, 2.1 1. 0.4 7.6 93
Diciembre , 28. 14.9 13, 0.0 0. 0.2 3.8 105

Año. 31.0 10 20.3 54.3 42.0 1.9 115.3 927

PROMEDIOS MENSUAL Y ANUAL DE LOS DIFERENTES ANOS

O o
.a 'S o 3 3
fco

02

1869 745.0 45.5 46.0 46. 2 4 7.3 47.5 148. 49.6 49.4 49.3|48.9|47.7 1747.0
1893 . . . 47. 1485.4 49.3(49.7 50.0 49.4 48.5'48.9 48.1 I

1894 46.8 47 2 47.7 47. 4 47 .7 48.5 ,49.1 49.9 48.9 48.8,47.9 47.0 748.1
1895 47.0 46.7146.9 47.5 48.6 48.8 ¡48.8 48.4 48.4 47.9i48.0 40.5 747.8
1890 47 5 46).8 46.7 47.0 47.8 48.3 48.2 47.7 47.7 47.9 47.140.0 747.4
1897, 46.5 45.2 46.0 40.8 47.748.5 49.2 48.9

,746.5 46.0 46.7 47.1 47.9 4S.8 49.0 49.1 48.8 48.5 48.3 47.3 748.5
— 352 —
PROMEDIOS DE TEMPERATURA DE 1805

1810 22. 3Í23.2 22.9' 20.7 18.8¡18.0 1.58 15.3 15.0 10.0 17.4 19.8
1S69 23^ 021.0 22. o' 20.5 17.3 14.4 1.44 15.1 16.5 17.1 18.0 19.3
1893 21. 4123.5 22.4' 20.5 18.5 15.4 1.41 14.3 15.2 10.2 17.0 19.4
1894 21. 2 23.0 22.8 21.5'20.4 17.2 1.47 15.3 16.1 17.4 18.0 21.4
-1895 21. 22.9 22.0 20. 5! 18. o!: 0.7 1.09 15.6 10.0 17. 019 0 21.0
1896 21. 22/7 22.9 20.518.9 17.3 1.05 10.7 10.8 17. 318 3 20.5
1897^ 23. 3 23. 24.3 22.3 20.3 18.7 1.66 17.5

T.M 22.0 23.0 22.8 21.0 '8.8 10. 15.7 15.7 10.2 16.9 8.31 20.5 18.9

CANTIDAD DE LLUVIA

1860 0.0 0.0 0.0 0.0 3.3 20.3 23.0 21.0¡19.7 18.2,0.0 0.9 112.8
1893 0.1' 0.0 0.2 0.0 2.1 J4.2 10.0 8.3 0.9 2.5,0.4 0.0 44.7
1894 1.4' 0.0 0.4 0.4 0.2 4.2 11.5 15.016.3 6.2,1.2 1.3 58.1
1895 0.0 0.0 0.1 0.8 0.6 3.3 3.9 9.2 9.5 1.4,1.7 0.1 36.6
1890 0.1' 0.0 0.0 0.8 2.8 2.1 5.6 9.2 9.5 4.31.5 0.6 26.5
1897 0.3 0. 0.1 0.0 0.3 0.1 7.2 16.0
1

T.M 0.3 0.0 0.1 0.3 1.5 7.4 10.0 13.1 1 .4 0.5 2 1 0.9 54.3

Lima, diciembre de 1900.


(Traducido de la Gaceta de Meteorología de Viena, por D-
Pretzuer.)

MISCELÁNEA
Noticias Geográficas. — Extractos y traducciones, por C. J. B.

{^iberia.— El Traiüeiíbcríaiio, el canal del Obi y el



distrito iiiliiero Djiida. ^M. Jules Legras acaba de publicar una
relación de su viaje "Eu Siberia," editada por MM. Armand Co-
y
liii de París.
Todos los que se interesan por el desarrollo prodigioso de esta
comarca y por el porvenir de su culouización, desearán leer este li-
bro que trae á la memoria, "con gran imparcialidad, el cuadro de las
costumbres y empresas siberianas.
El autor, que durante su larga residencia en Rusia, se había
familiarizado con los hábitos, aspiraciones é idioma del imperio
moscovita, se hallaba de una manera especial preparado para hacer
una investigación concienzuda de los progresos materiales y mo-
rales la inmensa región siberiana.
— 853 —
Sil primer viaje lo hizo en 1S96, y visitó Ekaterimbourg, Tiuo-
nien. Om^k y especialmente la llanura de Kirghise.
M. Legras, en su segundo viaje, partió por la vía férrea de
Tcheliabinsk hasta Tornsk; de allí descendió el Tome y el Obi pa-
ra penetrar en el Kiete, uno de cuyos afluentes está unido al Yénis.
seye por una serie de ríos canalizados en una extensión de 150 ki-
lómetros. Las esclusas, en número de 12, miden 8 ra, 50 de largo.
Al salir del canal, el autor remontó el Yonisseye hasta Krasnoiarsk,
donde volvió á tomar el ferrocarril hasta Kiiontchi, término pro-
visional de la línea, para pasar luego á Irkutsk. Después de atra-
vesar el lago Baikal y de hacer una excursión al distrito minero de
la Djida, visitó la c'udad china de Maimatchine y continuó en
tarentass su muy fatigoso viaje hasta Tchita, de donde bajó el In-
goda y la Chilla y arribó al Amour, río que siguió hasta Khabar-
wsk. De esta ciudad la vía férrea pussouriana lo condujo á Vladi"
vostok.
Tan larga travesía fué interrumpida por su residencia en las
diversas ciudades, en las cuales M. Legras tuvo la buena suerte de
tratar á los altos funcionarios y conocer la clase escogida é intelec-
tual de la población, lo que le permitió apreciar las aspiraciones y
miserias, las cualidades y defectos de las diversas razas que se ha-
llan esparcidas en ese inmenso territorio. Al lado de. los colonos
rusos, inmigrantes miserables de los que los funcionarios se ocu-
pan con solicitud, ó desterrados políticos que luchan con valor con-
tra las dificultades de la existencia material y que llegan frecuente-
mente á constituir el número escogido deciudades siberianas,
las
se encuentran los verdaderos siberianos, raza vigorosa, pero entre-
gada por lo general á los excesos alcohólicos y poco deseosa de cul-
tura intelectual.
Los cosacos han avanzado con la conquista progresiva, y
constituyen, en toda la extensión de la Siberia, grupos de paisa-
nos presumidos y borrachos, cuyos malos instintos parecen ensan-
charse por la vida ruda que llevan en esa taiga virgen donde se
encuentran en contacto con las colonias de criminales que Rusia
transporta allí.
Los poloneses, por el contrario, representan la civilización oc-
cidental y son excelentes funcionarios. Entre las poblaciones au-
tóctonas, M. Legras describe: á losKirghizes musulmanes resigna-
dos, que parecen habituarse al cambio de sus costumbres secula-
res por la colonización y la implantación de vías férreas; á los
Toungouzes, nómades, cuyas canoas surcan los añuentes de los
— 354 —
grandes ríos para cxngear sus peleterías por vivieres y telas; des-
pués en la Siberia transbaikaliana, los Bouriates, indij^enas rusos,
que habitan las orillas del lago de los Oies, donde se eleva el mo-
nasterio consagrado al culto de Badha; en fin, los Chinos y los Co-
reanos, que trabajan un ferroctaril en las r¡b3i-as del Oassouri.
Pero, al lado de las interesantes páginas en que se relatan es-
cenas de la vida familiar, visitas á colecciones arqueológicas, á
establecimientos escolares ó penitenciarios, cuántas descripciones
entusiastas de las bellezas de la naturaleza!
¡Con qué sencillez nos relata las cosas que ha visto: las carre-
ras interminables en iarentass!, los tristes convoyes de depor-
tados que circulan á lo largo de los caminos de un punto á otro, las
sorpresas culinarias de comidas chinas y la marcha indolente de
los soldados mandchues del puesto chino de Mokho. Bajo el título
de "Flanerie de retour", el sefíor Legras desci-ibe el alegre con-
traste que le presentan sus excursiones por el Japón.
En resumen, la obra que nos ocupa es una pintura extraordi-
nariamente fiel y sincera de las regiones y poblaciones siberianas,
donde el autor revela ser no sólo observador inteligente y entre-
tenido narrador, sino también hombre de corazón que se preocu-
pa de los problemas sociales ligados con la colonización de la Ru-
sia asiática.

*
* *

L.a reciente iiarticióii del Africa. —La cuestión auglo-


f rancesa de Bahr-el-Ghazal acaba de ser arreglada. El 22 de marzo
M. Cambon y Lord Salisbury han firmado una convención ponien-
do término á las diferencias provoovadas por la llegada de Marchand
á Faslioda, diferencias de las cuales, según la expresión del primer
ministro inglés, poco faltó para que estallara el rayo.
He aquí las grandes líneas del arreglo:
Una comisión encargada de fijar sobre el terreno los linderos
definitivos de las posesiones de las dos potencias, siguiendo una lí"

nea general á lo largo de la frontera norte del Estado del Congo


hasta los 15° de latitud, dejando Bahr-el Ghazal y Darfur á los in-
gleses, y Baguirmi, Wadaíy Kanem á los franceses.
Entre los 15" de latitud y el trópico de Cáncer, reconoce Ingla-
terra los derechos de Francia hasta el límite occidental del desier-
to de Libia.

— 355 —
Por último, (lefde (^I Nilo liiista el Tcliad y (Mitre los paralí.'Ios 5 y
15 norte, las dos potencias se reconocen igualdad en las transaccio-
nes comerciales, pero se prohiben toda acción política fuera de
las fronteias fijadas por este arreglo.
Esta nueva partición,una de las últimas del Africa, confirma
los tratados anglo alemanes de 1S90 y 1S93. Los territorios que re-
conoce de una manera definitiva á los ingleses, tienen valores muy
diversos, pero de acceso relativamente fácil y en su mayor parte
susceptibles de desarrollo. Todo el antiguo Sudán egipcio de Me-
heraet-Ali vuelve á sus antiguos posesores: es el coronamiento de
la campaña de Ondurmán.
Francia, políticamente, queda muy bien distribuida. La tica
y populosa Bnguirmi es una región pastoril de gran valor. Sucede
lo mismo con Kanem, situado más al norte, yconWadai, que aun"
que fértil en la mayor parte de su territorio, la carencia de lluvias
hace improductiva su parte setentrional. He allí, pues, ricos mer-
cados para Francia, si ciertas circunstancias no disminuyen su
valor,

* *

IViieva expedición riiiiia al Tiirqiie§táii oriental.


La Sociedad imperial rusa de Arqueología acaba de confiar al muy
conocido viajero mongolista M. D. Klements y al no menos conocido
prefesor de sánscrito de la Universidad de San Petersburgo M. S.
Oldenbourg, una misión importante que tiene por objeto la explo-
ración arqueológica completa de la parte norte del Turquestán
oriental (el Thian-Chan-nan-lou de los autores chinos). M. Kle-
ments hizo ya en 1898 un primer r3Conocimiento en esas regio-
nes, y M. Oldenbo'jrg fué uno de los primeros que trató de
descifrar varios manuscritos sobre cortezas de árboles, en ca-
racteres desconocidos hasta entonces, encontrados en Kachgar,
Khf)tan y Tourfan. Estos dos sabios han sido, pues, designados pa-
ra tan difícil comisión en un país que tiene interés arqueológi-
co de primer orden. Deniro de poco ])artirán, acompañados de
varios ayudantes, para Djarkend, de donde, después de orga-
nizar definitivamente su caravana, se dirigirán por Kouídjá,
Macas y Ourouratchi, á Tourfan; aquí se establecerá el centro de
las operaciones que se proseguirán en toda la zona habitada al pié
de la vertiente sur del Thian-chan. —
P. Deniker.
(Del Bulletin de la Société de Géographie de París)
0

— 356 —
TEMPERATURA MÁXIMA, MÍNIMA Y MEDIA DE LA VILLA DE LA OROYA,
(estación DEL FERROCARRIL CENTRAL) DURANTE LOS MESES DE
'
JULIO Y AGOSTO DE 1899. (1 )

JULIO 1899 AGOSTO 1899


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0 14 +2 8. 0 16 —5 5.50
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15 —1 7.
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14 16 —5.5 5.25 14 14 + L 7.50
15 14 —5.5 4.25 15 13 +1 7.
16 15 —2.5 6.25 16 13 —3 5.
17 14 +T 10.5 17 15 +5 10.
18 13 — 2.5 5.25 18 18 +3 10.50
19 15 —4 5.5 19 .
18 +3 10.50
20 15 —4 5.5 20 21 —4 8.50
21 id —7.5 4.25 21 25 —4 10.50
22 15 —3 6. 22 24 —1.5 11.25
23 15 +3 9. 23 13 —4 4.50
24 16 +5 10.5 24 16 —6 5.
26 14 +2 7. 25 24 —3 10.50
26 16 —4 6. 26 17 0 8.50
27 16 —6 5. 27 13 —1.5 5-75
28 15 —6 4.5 28 17 —4 6.50
29 0 8.5 29 15 —2 6.50
30 íl 0 7.5 30 16 —1.5 7.25
31 20 —1 10.5 31 20 —2 9.

E. Z. González.

(1) Termómetro centígrado.


3
1 5 4
5
2 >

TEMPERATURA MÁXIMA, MÍXIMA LA VII. EA DE LA OROYA,


V MEDIA DE
(estación UEL ferrocarril central) durante los MESES DE
SETIEMBRE Y OCTl'ltRE DE 1899. (1)

5ETIEMBRE 1899 OCTUBRE 1899

Días Máxima iííniina Media Máxima Mínima Media


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14 15 — 6. 14 17 0 8.5
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21 15 2 8.5 21 15 5 10.
22 15 3 9. 22 15 5 10.
23 17 2 9:5 23 14 3 S.5
24 16 4 10. 24 ]<i 4 10.
25 18 5 11.5 25 15 8.5-

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27 13 2 lOl 27 15 4 9.5
28 18 —2 8. 28 14 5 9.5
29 20 —3 8.5 29 15 1 8.
3(» 24 —2 11. 30 13 2 7.5
31 15 l 8.

E. Z. González.
1 0 1 1 ..

— 35S —
TEMPERATI UA MAXIMA, MÍNIMA Y MEDIA DE LA VILLA DE LA OROYA,
(ESTACIÓN DEL FERÉOCAKKIL CENTRAL) DURANTE LOS MESES DE
NOVIEMBRE Y DICIEMHKE DE 1899. (1)

NOVIEMBRE ¡899 DICIEMBRE 1899

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E. Z. González.
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— 3511 —
OBSERVACIONES TOMADAS EN SAN IGNACIO, CAYI.LOMA,
DEPARTAMENTO DE AREQUIPA

OCTITBKE 1899 NOTIEMBRE 1899


|

Minimum Aguacero Miniuiuti) Aguacero


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Máximum
Q bajo cero Piil¿. inglesa Bajo cero Pulg. inglesa

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20 20.— +3.— 20 25.— 4.5
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23 17.— 0. 23 26.5 +0.5
24 17.— 1.— 24 25.— +4.—
25 20.— 2.— 25 21.— 0.
2fi 19.— 2.5 26 21.5 3.—
27 '23.— 1.— 27 20.5 5.5
2S! 22.5 2. 28 23.5 3. -
29 22.5 3.- 29 24.5 2.
30 20.5 1.5 30 20.5
31 22. 1.—
Máximum 23.— Máxiuiniu 27.5 |

Mínima ni 6.— b?jo cero Mínimum 5.5 bajo céro


Máximum ter- Máximum término
mino medio 19.1 medio 21.6
Mínimum ter- Mínimum término
mino medio 1.5S medio 0.1
Aguacero Aguacei-o I"
H. HOPE JOVES,

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5 —

— 3t)0 —
OHSKKVACIOXES TOMADAS EN SAN lONACIO, CAYLLOMA,
DEPARTAMENTO DE AREQUIPA

DICIEMBRE 189i)

Mínimum
X Máximum Aguacero
sz

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'i 24.— 1.— Temblor á la 1.45 p. m.
4 23.— 1.

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Máximum 24.5
Mínimum «-5 bajo cero
Máximum término medio 20.25
Míninu^m ,, +.**:^,^ '»

Aguacero ' . .
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Ol'SFRVACIONES CUMATOLOGICAS practicadas en el puerto del Callao, especialmente para la Sociedad Geográfica de lima

nriíANTE EL JIES DE OCTUBRE DE 1S!)1)

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29 15. 5 +3.5
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31 17. 5 +2.-

Máximum
Mínimum
Máximum término
Mínimum
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OBSERVACmES CLIMATOLOGICAS practicadas en el puerto del Callao, especialmente para la Sociedad Geográfica de Lima

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Máxiinui
Mínimun
Máximui
Mínimun
Aguaceix
OBSERVACIONES CLIMATOLOGICAS practicadas en e! puerto del Callao especialmente para la Sociedad Geográfica

ITIÍANTE EL MEtí DE DICIEMBRE DK IHHít

Fiier/n eliUtic» ilci! Humedad re Díi-ci'ción del \ iento


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Máxiniu
Mínimui
Máxim ui
Mínimiin

1
BOLETIN
DE LA

TOMÜ IX

Zim^^ sébMo 31 d§ mam d§ IBÚÚ-Múms, W,j II j 12

\mmm m los viajes de raimondi i;n el perü

Majs'ílsileua cío Oao, G^iiuíluliipe, iMoiisefii, Oliiclayo,


Luml>a>'e«nie y liaeieutla <le r*átapo 1 SO!^). (

DE LA MAGDALENA DE CAO AL PUEBLO DE SAN PEDRO (50 KMS).

E pueblo de Magdalena de Oao al NO, se pasa una


sale del
acequia sobní un puente y se continúa al N. y NNO.
A la derecha queda el camino que va á Salamanca.
Se pasa otra acequia que sirv^e de lindero á esta hacienda y que se
prolonga hasta el mar.
Antes de cruzar un camino que se dirige á la playa se toma las
direcciones NO., N. 35 O, N. 15 O, (mojón de la legua) NNO. y N.
35 O. A poca distancia á la derecha continúa el monte; en el cami-
no sehacen muy raros los árboles. En seguida se presenta nueva-
mente el monte en terreno areiioso.
Se sigue al NNO se pasa una acequia y luego al N 30 O. Ha-
cia el mar no hay otro cerro que el de Malabrigo.
En seguida se toma en dirección N y luego al NNE.
A la izquierda parte un camino que vá de Paiján á Malabrigo.
Principia una alameda de sauces con dos series de árboles á ca-
da lado y con bancas de trecho en ti'echo; terminada esta alameda
empieza el pueblo de Paiján.

(1) Véase el Boletín Nros, 7, 8 y 9, año IX, tomo IX y los que le preceden.
— 3G2 —
Paiján pueblo tan bonito como San Pedro, pero es regu-
lio es

lar. Aunqne pequeño,tiene su alameda, plaza buena, regulares ca-


sas y tiendas de comercio. En Paiján hay varias familias decentes;
es pueblo que tiende á progresar y ii<> como Chocope que está en
decadencia.
Se sale del pueblo al ( )N0, pasando por una acequia grande.
A la izquierda queda (í1 camino que tuerce paríi Malabrigo.
Se marcha por un camino bueno y ancho, y se pasa una ace
quia que baja al SO.
Después so pasa otra acequia, al N. 50 O. y se marcha por un
callejón en medio de terreno cercado y cultivado.
Se pasa otra acequia y se sigue en las direcciones ONO y N 50
O. Poco después termina la vegetación.
Luego un camino que conduce á Malabrigo, el cual
se cruza
(pieda más menos 5 kms. al S 50 O. Se continúa al NO y al N 60
ó
O. marchándose por gran pampa arenosa y árida.
Los ceiTOS de la derecha distan por lo menos 10 kms. Se con-
tinúa en la misma dirección. El camino tiene bastante arena y de
trecho en ti'echo hay uno que otro poste de madera para señalar e
camino.
El morro de Malabrigo se vé al 3 30 O y una isla en la misma
dirección.
al ONO y luego al NO.
Se continúa
Se vé médanos diseminados en la pampa. Todos tienen forma
de medialuna, con convexidad hacia el S, que es la parte por donde
sopla el viento constantemente. La formación de estos médanos es
lenta y van cambiando de posición sin desaparecer.
Examinando con atención, se vé que cuando sopla el viento
en estos lugares, la arena no se levanta sobre la superficie del sue-
lo, sino que resbala continuamente. Esta arena an-astrada por el
amontona cuando encuentra el menor
viento, á nivel del suelo, se
obstáculo; pero como se mueve constantemente
viene nueva can*
tidad que se añade al montecito formado, y éste, aumentando
incesantemente, forma un plano ligeramente inclinado por el lado
donde sopla el viento, pero muy pendiente por el lado contrario;
porque la arena arrastrada sobre este plano inclinado, al llegar á
la parte superior, cae por el lado de la concavidad. Si varía algo
montón se modifica luego y presenta pron-
^a dirección del viento, el
tamente la convexidad por el lado del viento. Un médano ya for-
mado puede extenderse y marchar en un sentido por la acción in-
— 303

cesante del viento que hace caer continuamente la arena por el la-
do do la concavidad, como ya se ha dicho, y va extendiéndose y
marchando por cada lado. Do todos modos se puede conocer la di-
rección más constante de los vientos en aquel lugar, con solo ohser.
var la parte á donde se |)n;senta la convexidad del médano.
i)ampa, poco más allá, tiene |)iedras al N 38 O.
La
continúa al NO. El camino en algunos trechos está com-
Srt

pletamente borrado por el viento. No hay palos para indicarlo y


es muy fácil desviarse en este mar de arena.
Los huesos de los animales muertos en el camino, principal-
mente los de bueyes, que son los m is abundantes, pueden servir
hasta cierto punto como de señales para indicar el camino.
Se nota muchas eminencias en la arena. Se continúa al N 4<)
O, encontrándose muchos médanos unos cerca de otros, de modo
que es preciso dar vuelta para evitarlos, alargándose por consi-
guiente mucho el camino.
Antes dejar unos cerritos á la izquierda, se toman las direccio-
nes ONO., N. 55 O, NO y N 40 O.
Se pasa una especie de cauce, y en dirección N 30 O se llega á
una pampa pedregosa.
Hay tres pequeñas mesetas de terreno arcilloso amarillento de
1 á 2 metros de alto, que no son sino restos de un terreno
|-

de¡)i (sitado por agua tranquila y que en otro tiempo cubría toda la

pampa En dirección NO. se llega á otra meseta de terreno arcillo-


so. En el camino se notan algunos escasos y raquíticos guarangos.
En
seguida se ven muchas mesetas de terreno arcilloso que
de lejos parecen casas, y alNNO mojones de tierra arenosa con sa-
potes.
Al N 30 O, se ve restos de conchas y luego terreno cubierto de
y restos dé alguna pared antigua.
pedacitos de ollas
Terreno muy arenoso que forma raorritos en ambos lados del
camino; de manera que se marcha como por una quebrada.
En seguida hay otro trecho de terreno con pedazos de ollas.
En dirección N 10 O, se llega á los primeros cultivos del valle
de San Pedro, en una hoyada, á la izquierda del camino.
Antes de entrar á la población de San Pedro de Lloc se pasa
la alameda y una acequia.
San Pedro de Lloc es población que, como lo indica su nom •

bre, fué fundada por los españoles sobre los restos de algún case-
río de los indígenas llamado Lloc. Es una de las poblaciones de la
— —
costa que vá pn\u;resan(lo continuamente; es notable por la rej2;u-
jariilad do sus casas por las callos rectas y muy aseadas y por la
falta de aquellos ranchos de caña de paredes torcidas y desvencija-
das tan comunes en todos los pueblos de la costa, pudiendo decii-
que esto los caracteriza.
San Pedro tiene como Trujillo, aunque en nianor escala, cier-
to aire señoril, de manera que á la visra parece que no hay po-
breza.
En de San Pedro, sobre todo en la principal, parece
las calles
que han tenido el propósito de encubrir la pobreza con un manto,
no diré de riqueza, pei-o al menos de mediocridad. En efecto, al
alejarse del centro, se ven en la calle largas |)aredes blanqueadas y
con buenas puertas, comunmante cerradas, lo que pi-esenta buen
aspecto y ofrece cierta regularidad y limpieza que agrada; pero si
se abre una de estas puertas, entonces se puede apreciar la miseria,
siendo tanto mayor el contraste cuanto que por la vista exterior
se forma uno la idea de que el interior le corresponde.
De todos modos es muy loable para un pueblo (y creo que sea
carácter de progreso y civilización) el empeño de ocultar las mise-
rias y padecimientos, y ojalá poblaciones de mayor importancia que
San Pedro tuvieran el buen sentido de imitarlo.
La plaza es grande y rodeada de buenas casas, de manera que
presenta buena vista.
La iglesia tampoco es mala: tiene una verja por delante y es
de sentirse que su torre esté inconclusa.
Tiene un colegio para hombres y otro para mujeres. Este
último es enteramente nuevo y obra de la actual municipalidad.
La misma capital del departamento está muy lejos de tener un
colegio de niñas en tan buen estado. El local es muy hermoso,
se halla situado en la misma plaza; tiene piezas espaciosas y bien
empapeladas para dormitorio, comedor y salas de estudio, y hasta
la del castigo parece un pequeño gabinete. En el patio hay pozo

con una bomba, de modo que pueden tener agua á voluntad para
el aseo é higiene tan indispensables en establecimientos de esta
"

naturaleza .

Existen dos alamedas: una 'á la entrada del camino que vie-
ne de Trujillo y otra á la salida por el de Chiclayo.
La primera es más antigua y está formada por cuatro series de
sauces que dejan un camino á cada lado para los que viajan á
pié y otro más ancho al medio para las bestias Es lástima
.
— 365 —
que el alameda sea tan arenoso. La otra alameda es
piso de esta
reciente, tiene una
veja por delante y hacen 2 y ^ años que se hi-
zo (ISOS). Sus árboles son todavía jóvenes y es de sentirse que se
estén i-obando todas las matas de lanrel rosa que se habían plantado
entre los sauces, los que cargados más tarde de flores habrían
producido una bella vista.
Este pueblo es abundante en recursos; su .mercado está re-
gularmente surtido de carne, pescado de mar, frutos, etc. El pan
es muy bueno. L:i alfalfa no falta tampoco y la traen á. la pobla-
ción por la mañana y por la tarde.
Una costumbre particular es la de comer unas grandes lagar-
tijas que se venden en la plaza del mercado ya desolladas. Los
aficionado? á ellas dicen que tienen carne esquisita. A estas lagar-
conoce con el nombre de gañán. Tienen un modo particu-
tijas se les
lar de caminar: cuando andan lentamente, apoyan las cuatro pa-
tas en el suelo como todas las de esta familia; pero cuando se les
apura, levantan un poco los miembros anteriores, y apoyándo-
se solamente sobre los posteriores y sobre el vientre, empujan el
cuerpo hacia adelante del modo más extraño.

DE SAN PEDRO Á PACASMAYO (10 KMS.)

Se sale de San Pedro al N. 5. O. y se pasa la alameda hecha


ahora 2 años. Se continúa al N. So. E. Al terminar la alameda
hay una finca 20i) metros á la derecha y que se conoce con el nombre
de Siesta ó el Carmen. Es un delicioso lugar con buena casa y con
árboles de mango y maguey.
Se sale de la Siesta y se llega á la alaiueda. Se sigue al N., se
deja el camino de Chiclayo y luego se continúa en las direcciones
O S O, O, O S O. y S. 75 O.
Al 3. de Pacasraayo á Ti kms. hay unos cerritos que se pro-
longan al mar formando una caleta llamada de Piiemape.
En esta caleta habitan constantemente pescadores que viven
puramente de su indur.tria. La mayor parte están matriculados para
el servicio de los buques en Pacasmayo, y regresan á su caserío
cuando terminan sus labores.
El río de Jequetepeque desemboca en el mar á 7 i kilómetros
del puerto de Pacasmayo. Este lugar se llama Boca del río; hay
ranchos para bañarse y es concurrido desde enero hasta abril.
Se continúa en dirección O. Hay una pequeña ensenada de te-
rrenos cultivados, abajo, á la derecha, casi al nivel del mar. Estos
— ÍÍOG —
terrenos son regados por la acequia de San Pedro. En seguida se
llega á la población.
Pacasmayo, como todos los puertos del N, exceptuándose Pai.
ta, lio es muy abrigado; sin embargo, no es tampoco de los peores
Aunque no está defendido por ningún cerro, bay una punta de te-
rreno que se prolonga en el mar foi'inando una rada.
La población si bien reducida, es bastante bonita y tiene her
niosas casas; hay comercio activo y una casa con bodega, con ofi"
ciña de escritorio y lo necesario para el movimiento de un puerto*
También hay máquina á vapor que sirve para despepitar y
prensar algodón, para moler trigo y aserrar madera.
El comercio en este puerto consiste en la importación de to
das las mercaderías, vinos y aguardientes que se consumen en los
pueblos inmediatos y en gran parte del departamento de Cajaniar'
ca, así como en la exportación de los productos del país, tales como
los algodones de Talambo, Cayaltí etc., el arroz y tabaco de Saña,
chancaca, sombreros del país, frutos de algarrobo, etc.
Ahora que se piensa establecer un ferrocarril entre Pacasma-
yo y Cajamarca, el puerto ganará inmensamente, puesto que todo
el comercio de los departamentos de Cajamarca, Amazonas y Lo-
reto, se practicará por esta vía.
Falta ahora que se estudie el modo de dotar de agua á la pam-
pa que conduce de San Pedro á Pacasmayo, obra que cambiaría
totalmente la faz de estos lugares.

DE SAN PEDRO Á GUADALUPE (25 KMS.)

Se sale de San Pedro, se pasa por la alameda y al N 5 v7 se de-


ja á la izquierda el camino de Pacasmayo.
Se pasa las ruinas de una iglesia y en dirección N se deja á la
izquierda el camino que vá á las chácaras.
Se pasa luego una acequia y se continúa al NE.
Se llega á unos ranchitos de caña y al NNE. á muchos otros
ranchos en una pampa árida con algunos algarrobos al terminar
la vegetación del valle. Este lugar se llama Chocopán.
Se continúa la marcha hacia unos cerros, se llega al pié de
deja el camino principal y se marcha al NNO.
ellos, se
Después de llegar á un portachuelo se presentan tres caminos.
Se toma el central, que es el camino del Inca y tiene piedras á am-
bos lados.
— 3G7 —
Se continúa al N 18 O y se atraviesa un camino que conduce
á Pacasinayo y una acequia antij^ua. Luego so sale del camino an-
tiguo del Inca y se marcha al N 10 O.
8e entra á un terieno con árboles de guarango, se pasan los
vestigios de una acequia y se baja á la hoyada del río de Jequete-
peque.
Se sale de la hacienda de Lache y se toma las direcciones E,
ENE, N So E (muchos algarrobos á. la izquierda), NNE (muchos
pedazos de ollas).
A laderecha se deja un camino que vá á Nampol y San José.
Se pasa el río de Jequetepeque y se marcha al NNO.
Se continúa la marcha al O al pié de un barranco que limita
la hoyada del río y se llega á una ranchería cuyo lugar se llama
Facle chiquito. Se sigue al NNE alejándose de la vegetación y
luego al NO.
De Facle chico á Jequetepeque hay 7 i kilómetros.
Se marcha al N 10 O acercándose á unos cerritos y siguiendo
casi á pié.
Los cerritos quedan á la izquierda del camino y á la derecha
hay muchas ruinas de paredes antiguas.
A 400 metros á la derecha hay un cerrito, tras del cual pasa
el río de Jequetepeque.
En la falda y casi al pié de éste se vé un ediñcio antiguo con
muchas ventanas.
Se toman las^direcciones N 18 0, NE, N, N-iO O, N, y NNE. Se
pasa una acequia y se continúa al ONO y luego al N 55 O,
Siguiendo la acequia de (juadalupe, se entra por el patio del
convento y se llega luego á la plaza de Guadalupe.
Guadalupe es población fundada por los españoles, como lo
comprueba su nombre y el convento de agustinos con su iglesia que
es su principal edificio.
El pueblo es pequeño, pero célebre por la feria que en él tiene
lugar todos los años en los últimos días de noviembre y princi-
pios de diciembre.
El aspecto de la población es bastante bonito. Además de la
iglesia del convento hay otra que actualmente está eu ruinas.
La del convento es una de las más bonitas que hay en los pue
blos del N; principalmente la bóveda del templo es digna de citar

se por ser toda de ladrillos con cordones del mismo material y de


estilo gótico; estos cordones además de servirle de adorno, dan al
edificio mayor soWdez.
— 308 —
Igual constiniccióu y dibujo se nota en la iglesia arruinada de
San Agustín del pueblo de Saña; sin duda su coustruc ;i ón fué diri-
gida por la misma persona.
El altar mayor está recargado de adornos dorados y casi en
ruinas.
La sacristía y el bautisterio son bastante bonitos.
Las paredes internas de este templo están rev estidas de gran-
des cuadros ordinarios qué representan varios ep isodios de la vi-
da de la virgen.
Otros cuadros muchos mayores se hallan colocados en los re-
tablos de ambos lados del altar mayoi".
Desde hace mucho tiempo el convento está suprimido y en el
día es una hermosa finca; sus viviendas están bien amuebladas, el
patio 6 atrio del convento es delicioso jardín lleno de variadas flo-
res y de árboles frutales, como mangos, cacaoteros, nísperos del
japón, plátanos, etc. dominados por tres elegantes palmeras de
cocos.
Además del jardín hay también una huerta en la que se culti-
va café y cacao, observándose algunos árboles de maguey y una
palmera de dátiles.
En un local inmediato al convent?, hay también una máquina
á vapor para despepitar algodón.
Guadalupe tiene alameda á la salida de la población, pero no es
frecuentada.
Como hemos dicho, lo queda á Guadalupe verdadera impor-
tancia es la feria que se verifica todos los años desde el 25 de no-
viembre hasta el 9 ó 10 de diciembre, y se puede decir que dura
casi un mes por la dificultad que encuentran los comerciantes para
su movilidad.
Para 1< s comerciantes que llevan sus efectos á esta feria hay
en la población 5Í tiendas que en esta época se hallan bien surti-
das de toda clase de artículos. La concurrencia á Guadalupe en es-
ta época es muy grande, porque vienen comerciantes y compra-
dores de todos los puntos de la costa del norte y también del in-
terior.
El valor de las transacciones en estos días, llega más ó menos
á 2.000,000 de pesos.
En la época en que se elevó tanto el precio del algodón á con-
secuencia de la guerra civil de los EE. Uü. y durante la cual todos
los agricultores de la costa del Perú se dieron á sembrar algodón
— 309 --

también los de Guadalupe ensayaron esta nueva industria, pero


por lo ^enoial no les fué muy bien y el entusiasmo algodonero de-
cayó muchísimo.
Un verdadero ramo de riqueza agrícola que promete mucho
pai-a el porvenir, es el cultivo del cafó en grande¡ escala, porque ya
es bien conocido el del lugar, por la cantidad que se receje anual-
mente (de los sembríos de los señores Goiburu y Plaza).
El señor Goiburu tiene de 30 á -iO.OOO pies de este precioso ár-
bol. Se sabe, pues, que el cafó de Guadalupe es de muy buena cali-
dad, pudiendo conocerse á primera vista por su grano pequeño. Su
cualidad sobresaliente es el aroma; parece que todo el aceite esen-
cial que contiene un grano grande como el del café común, se en-
cuentra concentrado en el grano muy pequeño del cafó de Guada-
lupe, de modo que en igual peso este café contiene mayor cautidad
de aceite esencial.

DE GUADALUPE A TALAMBO— 7 V2 KILÓMETROS

Se sale del pueblo de Guadalupe, primero en dirección N, lue-


go alN. T5 E, después al NE. La casa de la Calera se ve al SE.
Después de unos ranchos se pasa una acequia y en dirección
NNE, se llega á otros ranchos que pertenecen á la hacienda de Lu"
rifico; se llega á la casa de esta hacienda y se continúa en direc-
ción E.
Lurifico es hacienda regular donde se cultiva algodón, maíz,
etc.
El cerro de Chepón queda á poca distancia y á la izquierda. En
seguida empiezan las casas del pueblo de Chepén, que es algo
grande, y tiene toda la apariencia de los pueblos de la costa: casii-
chas de quincha, las más decentes con sus paredes enlucidas de
barro y blanqueadas, y las demás, ranchos rústicos de caña brava 6
más bien jaulas de este material. Sin embargo, está próximo á pro"
gresar por su posición, pues es como la portada para salir á la sie"
rra. Foresta razón es el pueblo favorito de los serranos, quevinien'
do del interior, hacen en él inevitablemente su pascana, como los
que regresan de la costa al interior.
No hay necesidad de decir que en Chepén se consume mucha
chicha, pues es la bebida de los habitantes de las regiones elevadas
del Perú.

B. s. G. 3.
— 3V0 —
En estí' pueblo no e-; fácil perderse, porque aunque algD exten-
so, no tier.e aquel laberinto de callejuelas que se observa en algu;
ñas poblaciones. Todo está constituido por una sola y larj^a calle.
En Cbepón ha hecho estragos quo aun reina
la fiebre amarilla,
en algunos puntos de la costa (1868)
Se continúa al N. 10 E marchando hacia el cerro de Chepén.
Hay numerosísimos pedazos de ollas y mucliab calaveras en el
panteón de los gentiles.
La pasta arcillosa con que están hechas todas estas ollas que-
bradas, tiene los mismos granos á veces semicristalinos que las que
se hallan en los alrededores de Huacho.
En
todas las partes en que hay restos de los antiguos perua-
nos, se presenta el mismo problema que resolver ¿Quién ha roto

toda esta innumerable cantidad de cántaros y ollas que se hallan


diseminados en estos lugares? Si han sido los que ha ido á buscar
huacas 6 entierros, ¿por qué se han dado el trabajo de romperlas
en pedazos tan pequeños que el m¿is grande no pasa de 2 pulgadas,
á pesar de que algunos son tan gruesos y resistentes que se nece-
sitaría martillo ó piedra para l omperlos?
Desde este punto se tomaron las siguientes direcciones hacia
San Pedro que queda al S. de Guadalupe:
Hacienda de Talambo al S 72 E.
Casa de la Calera al S 12 O.
Portachuelo para ir á San Pedro al S 10 O.
San José (pueblecillo) al S 12 E; Guadalupe al S 55 O.
El río de Jequetepeque pasa detrás del cerro de la Ca-
lera.
'

Se sale del cerro de Chepén y se entra á un callejón ancho y rec


to que conduce á la hacienda de Talambo, continuándose al- S 75 E.
Talambo es la primera hacienda del N. donde se ha sembrado
algodón, obteniéndose éxito regular.
Esta hacienda se ha hecho célebre en éstos últimos tiempos
porque figuró en la cuestión española, pues uno de los motivos
que adujeron los españoles para adueñarse de las islas de Chin-
cha, fué el maltrato dado á algurios de sus compatriotas que resi-
dían en esta hacienda.
Para dar mayor cantidad de agua á los terrenos de su hacien-
da, el dueño de Yanacancha, á poca distancia, comenzó á construir
una acequia en los altos de Hualgayoc para traer á este lado de la
cordillera las aguas de un riachuelo que baja al oriente. No sé por-
qué motivo no se ha terminado este trabajo-
La hacienda de Talambo es aliora misino de algodón y arroz.
Cerca de ella hay una piedra de cal buena, de grano fino, que
casi podría servir pai a litografía; también las hay de color amarillo
claro y azulejo, y no foi ina cerros, sino sólo algunas manchas en el
cerro Fifeura al otro lado del río.
A 7 ^ kilómetros de la hacienda, en una quebradita en los ce-
rros hacia el S. 75 E, hay una veta de sulfuro de plomo.

DE GUADALUPE Á LA CALERA Y CERROS INMEDIATOS —(20 KILÓMETROS


entre ida y regreso)

Se sale del pueblo de Guadalupe por la alameda hacia el S.


Se pasa por un cafetal formado de 3(> ó 40.000 matas sembradas
á la sombra de arboles de algarrobo.
Se continúa en las direcciones ^SE, S, ESE, ENE y E, lle-
gándose á la Calera.
Al N 80 E de la casa está el cerrito de cal que se levanta como
un islote en medio de los terrenos cultivados.
La Calera es una haciendita en que se cultiva arroz y algodón
También se fabrica cal, pues posee el cerrito que dá esta piedra.
En dirección E se llega al lugar llamado "Casa blanca", don-
de hay máquina de despepitar algodón movida por el agua.
Al N. 50 O se ve el cerro de la Virgen.
Al N 28 O el cerrito de Jaya.
Se continúa al pie de los cerritos al SE; en seguida al E y lue-
go al N 80 E. siguiendo los cerros á 300 ó 400 metros de distancia.
En la otra banda del rio y hacia el S 54 E, se halla el cerro de Pi-
tura, que tiene manchas de cal.
Después de los cerritos que dividen la Calera del río, se conti-
núa al N, se pasan dos acequias y se sigue al N. 75 O, dando vuel-
ta al cerrito de cal.
Se atraviesa una acequia al SSO, se continúa la marcha al
ONO al pie del cerro de carbonato de cal y se sale en dirección
NO.
En dirección S se pasan unos hornos y se sigue através de una
chácara; se sale de ésta atravesando una acequia. Se continúa en
dirección O por el camino de antes, á poca distancia del cerro
calcáreo.
Al SSO se sube al portachuelo.
El pueblecito de San José queda al S 10 E y Nampol al S,
— 372 -

Se llega á la Calera y de allí por el camino ile antes, á Guada-


lupe.

DE GUADALUPE AL PORTACHUELO DEL CAMINO DE PACASMAYO Y AL


CERRITO DE LA VIRGEN — (10 KILÓMETROS
ida y vuelta)

Se sale de Guadalupe al O, SSO y SO, llegándose al porta-


chuelo.
Desde este punto se ve la huaca de Dos cabezas al S- 35 O.
El pueblo de Jaquetepeque queda al S 28 O.
Pacasmayo al S 10 O.
De Jequetepeque cá la boca del río habrá 2 ^ kilómetros.
La huaca de 2 cabezas queda á alguna distancia á la izquierda
del ríoy á 100 metros del mar.
Cerca de la huaca de 2 cabezas hay importantes ruinas del
tiempo de los incas.
Tacle grande queda á poco más de un kilómetro del pueblo
de Jequetepeque, un poco más arriba y casi á orillas del río.
Se sale del portachuelo al N 18 E.
Se toma para el cerro de la Virgen al N 12 se continúa Ey
al N 18 O.
El camino del inca que viene de Trujillo y San Pedro pasa
por elportachuelo y se dirige á Saña.
Guadalupe queda al N. 13 E.
El cerrito de la Virgen está en el mismo centro de la población
de Guadalupe y es célebre por mil historias que hacen alusión á
milagros, aparición de la Virgen, vida extraña de un hermitaño
etc. De todo esto á lo que he podido llegar es, que un hermitaño,
monomaniaco sin duda, vivía en la cumbre de este cerro que no
tiene agua sino al pie. Y no cabe la menor duda de que alguien ha
vivido allí, porque en la misma cumbre hay restos de habita-
ciones que sirven actualmente de tranquila mansión á innumera-
bles avispas.
En uno de los cuartos se vé un pocito construido de ladrillos
con dos pequeños canales, uno á cada lado, pero no se puede sa-
ber qué objeto tenían, porque no es posible de modo alguno traer
agua á este punto; acaso lo usarían como depósito de agua.
— 373 -

Desde este punto, que puede servir como mirador para dotni-
iiai- la campiña de Guadalupe se tomaron las dil ecciones siguientes:

Portachuelo de Guadalupe, i)ara Pacasmayo al S 40 O; Poita-


chuelo de Santa Catalina al S 84 O; la casa de la hacienda del
mismo nombre al O NO punta de Chacape (por donde pasa el ca-
;

mino que vá á Lagunas) al N 50 O.


Cei-i o de San Nicolás, más allá de Ucupe, y cerca de Saña a[
N 40 O; portachuelo de Saña (á más de 5 kms. de la pol)lación y
por donde pasa el camino del inca) al NNO; ha(;ienda de Ticapa
(á 25 kms.) al S ;^>5E; huaca de las Estacas (cerca de la cual pasa
el camino del inca que va de Guadalupe á Saña) al N.
Esta huaca tiene entrada por una especie de socavón.
En Guadalupe dicen que á los animales que comen solamen-
te frutos de algarrobo, se les revienta los cascos, ó mejor dicho, se
le forman tutnores eu la bise de los cascos, los cuales se abien.
Esta creencia no es de personas vulgares y me fué confirmada por
individuos inteligentes y observadores de Talambo.
Esta enfermedad sobreviene cuando no toman pasto ó forraje
de ninguna clase y se alimentan tan sólo con frutos de algarrobo.
Al algarrobo se atribuye otra propiedad y es la de hacer partir
las muelas picadas cuando se introduce un pedacito de la resina en
el hueco de la picadura. También esta propiedad d la resinase
me ha asegurado por muchas personas, habiendo observado algu-
nas de ellas que los dientes vecinos que están en contacto con la
resina indicada, habían perdido en gran parte su esmalte, volvién-
dose muy quebradizos.
En Guadalupe se conocen otras especies ó más bien variedades
de ají. Una de ellas se llama yucute, es bástanle picante, tiene
flores moradas y fruto de tamaño mediano muy oloioso y de color
morado oscuro; hay otra clase que es la conocida con el nombre de
escabeche; su fruto es de color blanco amarillento, poco máy gran-
de que el yucute y más pequeño que el ají largo.
El pueblo de Jequetepeque que dá nombre al río que baja de
la Magdalena, es muy miserable y sus pobladores casi todos indí-
genas. Queda ála izquierda del camino que va de San Pedro á
Guadalupe. Es extr.-^ño ver aquí un pueblo cuyo nombre no per-
tenece á la lengua keshua; y todavía es más estraño ver que este
nombre sea guatemalteco, en el que se encuentra un gran número
de voces que terminan en peque. En la lengua de Guatemala, ^^e-
que significa lugar y jequete chorAo; de modo que en lengua gua-
temalteca, Jequetepeque significaría lugar dé choclos, ¿cómo ha
— 374 —
venido por acá este nombre? ¿Ha habido tal vez alguna inmigra-
ción de Centro América? ¿pertenecerían á esta misma nación los ha-
bitantes de Eten, Mousefú, Reque, Morropón, etc., cayos indios lle-
van el mismo vestido y se asemejan en las facciones? Todas estas
cuestiones sería muy importante estudiar, porque nos proporciona
rían mucha uz acerca del origen peruano y sóbrelas antiguas in.
migraciones.
Yo creo casi con seguridad que todos los pueblos citados tie-
nen origen común y que sólo los indios de Eten han conservado su
lengua, tal vez por estar afuera del camino y por no m.ezclarse con
otras razas, mientras que las demás han perdido completamente
su idioma hablando sólo el castellano.
San José es pueblo tan miserable como Jequetepeque.
Lagunas es pueblo de indígenas pescadores que se ocupan en
la fabricación de sombreros de junco. Estos varían de precio se-
gún la calidad y los hay desde uno hasta ocho reales.
Los fundadores del pueblo de Lagunas han sido indios que vi-
vían, antiguamente, en Chérrepe y que se fueron á habitar á Saña
por haber sido invadido por el mar su caserío. De Saña vinieron á
fundar el pueblo de Lagunas. Los indios de este pueblo son muy
especuladores ó interesados, y de todo sacan partido para ganar.
Una de sus especulaciones es la fundada en el compadrazgo, pues
no sólo hacen compadre de casamiento ó bautismo á las personas
de las cuales piensan obtener provecho, sino que buscan compa-
dres para cortar el pelo á sus niños por primera vez y hasta para
Cortarle las uñas si es posible. Para esto buscan personas de fue-
^a que estén de tránsito, para que cuando el pelo vuelva á crecer,
puedan atrapar más tarde á algún otro inocente haciéndole creer
que es el primer corte. En fin, ellos han tomado esta ceremonia
por especulación y no dejan escapar ocasión favorable para hacer
nuevos compadres y tener utilidad todas las veces que puedan.
Lagunas tiene corralitos de alfalfa, y se cultivan yucas, camo-
tes, zapallos, etc. Los camotes adquieren tan grandes dimensio-
nes, que se ha visto que tres camotes han constituido la carga de
un burro.
Los últimos ranchos del pueblo de Lagunas distan solamente
algunas cuadras del mar.
Altarla de algunos pueblos
San Pedro 40 raetr os
Guadalupe 88. 80
Chiclayo 83,
— 375 ~

DE GUADALUPE Á LA HACIENDA DE liCUPE (STMj klllS.)

Se sale de Guadalupe al O NO; se sijíue al N y luego al N -io


O por el camino de^ inca que vá directamente á Saña.
Se llega al lugar llamado Guanábana y por el camino del inca
que tiene paredes en ambos lados, se llega á unos ranchos, cuyo
lugar se llama Pacanga.
Se deja el camino de Saña para ir á Pueblo Nuevo al O.
Se continúa al S y luego al O, dejando á la derecha una hua-
quita á dos cuadras de distancia. Más allá á iOO ó 500 metros, es-
tá la huaca de las Estacas que tiene socavón y está situada al N del
cerro de la Virgen, cerca de Guadalupe.
Se pasa un cauce de arena con pequeños charcos de agua y se
llega á Pueblo Nuevo.
La ranchería es miserable y formada de caña brava. Hay al-
gunas casuchas de adobes.
La iglesia está en una plazuela y tiene la torre inconclusa.
Pueblo Nuevo dá muy mala idea de su nombre, porque así con
lo nuevo es de preferir lo viejo.
Entre sus habitantes se encuentran casi todos los tipos.
Hay árboles de pacáes, naranjos y algarrobo. En el N llaman
al pacae guavo.
Se sale de pueblo Puevo Nuevo al N 70 O. A la izquierda que-
da el camino que vá á la hacienda de Charcata.
La huaca llamada de Cotón está situada á 100 metros á la iz-
quierda del camino. Hay un callejón que conduce á la chácara lla-
mada Cotón, que dista ménos de 200 metros á la izquierda.
Se pasa un desagüe cuya agua baja á la izquierda y se llega á
la división de caminos. Se deja el del pueblo de Lagunas á la iz-
quierda y se continúa al N 50 O por un monte de algarrobos secos
con todos los árboles parados y sus ramas desnudas.
Este monte presenta extraño aspecto, pues dá al paisaje e^
propio de un bosque de Europa en invierno.
La muerte de tan considerable número de árboles se debe sin
duda á la disminución del agua subteri-ánea cuya causa es desco-
nocida.
Se marcha al N 35 O y al N 60 O.
Hacia el SO se vé una cadena de
cerros, en la parte superior
de algunos hay una capa de gres ferruginoso. Se continúa ai NO
por el monte seco. El terreno es muy arenoso.
— 370 —
Termina cadena de cerros que seguía el camino á 5 kilóme-
la
tros de distancia, poco más ó menos.
Los algarrobos van disminuyendo poco á poco hasta hacerse
muy raro3.
Se vé pequeños montones de arena cubiertos por matas.
A poca distancia, á la derecha, el cerro llamado Urcón.
Desaparecen completamente los árboles y siguen ios monton-
citos dearena con vegetación.
El cerro de Urcón termina oblicuamente alejándose del ca-
mino.
Aparecen nuevamente los árboles secos, lo que prueba que en
las inmediaciones del cerro el terreno no puede ser muy profundo,
y de consiguiente no tiene humedad suñciente para que los al-
garrobos puedan crecer.
Los árboles van aumentando, y en medio do todos estos vege-
tales ínuertos aparece uno que conserva una rama viva, lo que
prueba su muerte reciente.
Se continúa al NO,N, N 10 E, NO, N y NO por médanos, char-
cos y fangos. S^ continúa al ONO por monte de algarrobo y al NO
se llega á una capilla arruinada y ranchitos de caña.
Este lugar se llama Mocupe. Hay horno para preparar ladri-
llos.

Se continúa al ONO, O y N 75 O, pasando antes una acequia


grande.
Se llega á ücupe, hacienda de arroz y de caña, que se halla si-
tuada en la orilla izquierda del rio de Saña; dista 10 kilómetros de
este lugar y 15 de Lagunas, y está situada en la desembocadura
del rio en el mar.
Ucupe tiene un ingenio para pilar arroz, puesto en movi-
miento por máquina á vapor; para alimentar de agua la caldera
tiene un pozo en el p\tio con bomba circular, la que se puede ha-
cer funcionará mano ó por medio de la misma máquina á vapor.
El agua del pozo es de filtración del rio de Saña, el que pasa á
poca distancia.
En el pozo del patio de la casa el agua se halla á 5 ó 6 metros
de profundidad. Esta agua deposita en la caldera de la máquina
un polvo bl anco que no se adhiere á las paredes de las calderas, co-
mo sucede con las aguas llamadas incrustantes.
La molienda de caña se hacía antes por medio de bueyes; pero
actualmente se está plantificando una máquina á vapor con ti*api-
che grande de fierro para sustituir al pequeño de bronce movido
por estos animales de paso tan lento-
En Ucupe no se hace azúcar y todo el caldo de la caña se con-
vierte en chancaca.
El edificio del trapiche forma un cuadrado todo de arquería.

DE UCUPE AL PUEBLO DE ETEN (25 KILÓMETROS)

El mejor guía para ir á Etea, es el cerro que se halla cerca de


esta población. Este cerro uo se divisa desde Ucupe sino que se em-
pieza á ver después de mcás de 5 kilómetros de la hacienda.
Se sale de Ucupe pasando luego el rio de Saña, el que ahora
(junio) tiene muy poca agua. El año antepasado tuvo creciente y
cubrió algunos terrenos.
Se sigue en dirección N 80 O.
El camino de Trujillo á Chiclayo pasa por I^agunas.
Stí pasa una especie de cauce y luego terreno arcilloso sin pie-

dras que parece un antiguo fondo de lago.


En dirección O empiezan los algarrobo::! muertos. A 600 me-
tros á la izquierda hay un cerrito.
En dirección jST 80 O se divisa el cerro de Eten, continuándose
al S 75 O. El piso es duro por trechos; dejan de verse los méda-
nos.
Se marcha al N 75 O y luego al O, dejando el camino grande
que va á Reque para dirigirse á Eten por dilatada pampa.
Se continúa S 80 O.
al A 2^ kilómetros hacia la izquierda,
empieza el cerro de Eten.
Se acaba el desierto y principian terrenos cultivados. En direc-
ción ONO, se llega á la población de Eten, que se ha hecho célebre
en Perú por las infinitas versiones sobre la raza de sus habitan-
el

tes.Está situado á más de 2| kilómetros del mar, entre los pueblos


de Lagunas y Chiclayo, y cerca de la desembocad ui-a del rio que lle-
va su nombre, que no es sino un brazo del rio Chancay que baja
á Lambayeque.
Gomo los etanos hablan una lengua distinta del castellano y
del keshua que es el idioma de los indígenas del Perú, se han
emitido mil hipótesis sobre su origen. Muchos les atribuyen ascen-
dencia china y como algunas veces los díceres, aunque sin
fundamento, circulan de boca en boca con mucha rapidez,
S. B.G . 5.
— 37S —
sobre todo cnaiiílo se trata de cosas extrañas, por la propensión de
los hombres ignorantes á admitir oii más facilidad el error que la
verdad, se tuvo como creencia común que los habitantes de ese
pueblo eran de origen chino, y para dar más veracidad á esta
creencia se ha asegurado que algunos chinos que fueron á Eten se
entendieron perfectamente con sus habitantes, hablándoles en su
lengua.
Ahora, siendo mi primer cuidado descubrir el error donde se
halle, diré:que es absolutamente falso que los chinos hablai-an en
su idioma con los habitantes de Eten; que yo mismo he averigua-
do y probado, con las personas más notables del lugar, que la len-
gua de sus habitantes es muy distinta de la china; que por
los caracteres físicos y modo de vestir, son idénticos con los de
Monsefú, Reque, Chiclayo, y con los de Lagunas, Mórrope y Je-
quetepeque; que si se admite origen chino para los etanos es pre-
ciso admitirlo también para los otros pueblos citados; que si los ha-
bitantes de Eten hablan idioma distinto del keshua y los demás
pueblos el castellano, sería debido á que los de Eten han conservado
su idioma, mientras que los vecinos lo han perdido hablando el que
introdujeron los españoles; en fin, que si se debe admitir una inmi-
gración para los habitantes de Eten, yola haría venir de Centro
América, de donde son los nombres de algunos pueblos, como los
de Jequetepeque, Chérrepe, etc.
Se dice que la palabra Eten se deriva de etén.
Muy intrincada es la cuestión relativa al origen de los indios
del Perú, porque se han verificado muchas inmigraciones parcia-
les en toda la costi, que han modificado en parte la lengua y las
costumbres de los habitantes de estos pueblos. Así, por ejemplo?
los indios que sirven de balseros en el puerto de San José, es preci-
so saber que son oriundos de Piura y de la, costa de Paita, que vi-
nieron con las balsas en la época en que se estableció el puerto. Las
indias del puerto usan el mismo vestido que en los pueblos cita-
dos, esto es, lo que se llama capúís, gran saco muy ancho con
ceñidor colorado. Este saco carece de mangas y tiene la abertura
en la dirección de los hombros y no del pecho. En la extremidad
del ceñidor que cuelga, tienen la bolsa en que guardan la pl'ita.
Andan descalzas y con el pelo en dos trenzas. En Lambayeque lla-
man á las indígenas que llevan este traje chinas de capúz.
Las indias de Eten visten del mismo modo: gran saco de tela
de algodón, que ellas mismas tejen y tiñen de negro con la corte-
— 379 —
za del paypay y barro negro podi'ido. Usan constantemente uno 6
dos rosarios al cuello como las de los pueblos de Monsefú, Reque,
Cbiclayo, Mórrope y acostumbran también una manta blanca 6
negra.
VjU algunos pueblos usan manta negra solamente cuando están
de luto. Las etanas manifiestan estar de duelo usando los cabellos
con una sola trenza.
Es costumbre que las mujei-es antes de casarse bilen y tejan
la manta con que han de llevar á sus hijos. Esta manta es com-
pletamente blanca, y á la india que no llega cá tejerla se le ve con
desprecio y le hacen como un agravio diciéndole que es floja, que
no ha sabido siquiera hacer su manta.
Muchas indias de Eten, comunmente las de edad, usan ade-
más debajo de la manta un ponchito colorado con franja al rede-
dor; esto no es común.
Los etanos tienen color bronceado oscuro, facciones muy pro-
nunciadas y son braquicéfalos.
Son muy industriosos y trabajadores; tejen paños de hilo y
sobrecamas con dil)ujos de felpa muy bien hechos. Además fabri-
can sombreros de junco y de la paja que llaman macora, que vie-
ne de Paján (pueblo ecuatoriano situado más adentro de Guaya-
quil) en atados.
Esta paja viene también teñida de azúl y colorado y con ella
tejen cigarreras.
Los sombreros de junco valen un real; los de paja de macora
los venden á las personas que hacen comercio con ellos, al precio
de 2 y i reales y dan el nombre de hnambrifo á los que tienen pa-
ja de color.
La ganancia que obtienen por su trabajo es de un real por som -

brero, puesto que compran en real y medio la cantidad de paja ne-


cesaria para hacer uno.
La paja llamada macora en Eten se distingue de la de Gunya-,
quil por sermás amarilla, y además por no tener el tallo que acora-
paña á los mazos de paja de esta última. Es preciso que esta paja
se prepare con las hojas que se quitan á los cogollos de la carlndo-
vica en la pi-eparación de la paja de Guayaquil.
Eten es población de cerca de 4000 habitantes; tiene calles
rectas y empedradas, pero la mayor parte de sus casas son rústi-
cas y de techo plano como las de la costa. El aspecto del pueblo es
monótono é inspira melancolía. Solo las casas del centro de la po-
— 3S0 —
blación tienen paredes blanqueadas; muy pocas son de construc-
ción sólida y presentan alguna comodidad en el interior.
Estén es pueblo enteramente de indígenas, pues aún las per-
sonas principales son legítimos descendientes de esa raza.

DE LA POBLACIÓN DE ETEN AL CERRO DE LAS CAMPANAS

Se sale al SO. marchando entre la capilla del Milagro y el ce-


rro de las Campanas llamado también cerro de Eten.
La capilla del Milagro queda á iOO metros á la'derecha. Esta
ca])illafué fabricada para una imagen de la virgen que se dice apa-
reció pintada sobre la peña.
Se marcha en medio de salinas pertenecientes al pueblo y de
explotación libre para todos sus habitantes, que venden la sal que
extraen á los serranos, llamados aquí paisanos.
Hay un rancho de pescadores que habitan en Eten y que vienen
de madrugada á este punto para pescar en compañía. En dirección
SE. se llega al cerro y lugar de las Campanas.
En este punto se ven dos grandes piedras de ?> ^ metros de lar-
go por uno de ancho, que parecen haber sido trabajadas en su cara
superioi', porque presentan supei ficie llana. Estas piedras están co-
locadas unas sobre otras ya sea de modo casual ó artificialmente, y
esttán dispiiestas de tal manera que apoyan solamente algunos pun-
tos, pudiendo decirse que están casi aisladas. Esta disposición y la
naturaleza del material, hacen que las dos piedras emitan sonido
metálico, como el de una campana de bronce, el sonido es sin com-
paración mucho mayor que el délas piedras dioríticas del alto de la
Caldera á 40 kilómetros de Arequipa. Se conocen con el nombre de
Campanas del Milagro, porque las repicaron mucho en la época
que se dice apareció la virgen que está en la capilla de ese nombre.
Estas dos grandes piedras tienen una serie de pequeñas ca-
vidades producidas por los golpes dados con otras piedras para ha-
cerlas resonar.
No se puede dar idea de la sonoi'idad de estas dos grandes pie-
dras. Baste decir que se le hace emitir sonido aún golpeándola
con los puños, siendo de admirar que un golpe dado con materia
tan blanda como la palma de la mano, pueda poner en movimien-
to las moléculas de estas grandes masas de piedra y hacerlas vi-
brar hasta emitir sonido. La falda del cerro está llena de masas
de la misma roca, pero como están enterradas en gran parte, suS
— 381 —
moléculas no pueden vibrar con libertad y de consiguiente dan
muy poco sonido.

DE ETEN Á CHICLAYO (14 KILÓMETROS)

Se sale de Kten por el lado del panteón al N 75 O. Después se


sigue al OSO pasándose una acequia sobre un puente de cal y la-
drillos.
Se atraviesa el río que no tiene cauce profundo y viene de
áSO.
Se marcha al NO y NNO
por camino muy arenoso.
En dirección N IS O á Monsefú, población de indí-
se llega
genas de regular aspecto; tiene casas blanqueadas y algunas tien'
das de comercio.
La plaza es espaciosa y la iglesia se divisa desde léjos por su
torre elevada de buena construcción.
Monsefú grande y cuenta de,6 á 7O0O ha-
es población bastante
bitantes; pero la actual epidemia de fiebre amarilla hizo estragos
en este pueblo como en todos los de la raza indígena, como Eten,
Eeque, etc.
Se sale de Monsefú aljNNO, se sigue al E y luego al NNE y N.
Se pasa una acequia y se sigue al NNE. Se pasa otra acequia y
se continúa en direción N, llegándose á Chiclayo.
A la entrada de esta población se está construyendo un inge-
nio depilar arroz, por haber sido destruido otro en la última re-
volución.

CHICLAYO

Chiclayo es la capital de la provincia del mismo nombre. Es


población que vá progresando cada día j centro del comercio más
activo.
En sus calles se vé movimiento y vida por todas partes, lo que
no es común en las poblaciones del Perú.
Situada en un hermoso llano y encerrada entre los ríos de Lam
"
bayeque y Eten, con terrenos sumamente fértiles y agua suficien
te para su cultivo, clima apropósito para toda clase de sembiíos
con habitantes activos y trabajadores y á 20 kilómetros del puerto
de San José, reúne todas las condiciones favorables para su pros-
peridad y engrandecimiento. La provincia de Chiclayo es muy ri"
— 3S2

ca y no necesita más apoyo del Gobierno que buena policía y el fo-


mento (le la instrucción por medio de escuelas y colegios.
La población, aunque muy extensa, no tiene más que una
iglesia loque nianifiesta que su engrandecimiento es reciente, por
que las grandes poblaciones fundadas por los españoles tienen un
sinnúmero de ellas.
La iglesia es de 3 naves y bastante bonita, pero su exterior es
muy sencillo y sufrió muchísimo con el bombardeo que sostuvo
en los primeros días del presente año (1868).
La. vida ts n;ry .laudr, poique aliinda tn tora cíate de
artículos de primera necesidad: así en el meicado que se halla
en edificio particular, hay abundancia de carne de vaca, cabra y
chancho, arroz, yuca, legumbres y fintas, etc. Lcspioductos d^
la sierra como papas, quesos, etc. son los únicos que escasean; pe'
ro en la actualidad esta escasez se debe á que los serranos no ba-
jcin á la costa por miedo á la fiebre amarilla.
Tiene escuelas de primeras letras y colegio de instrucción
media. Este último tiene como local un convento supreso de fran-
ciscanos.
El local es espacioso y cómodo, y con pequeños gastos se po-
dría refeccionar y amueblar de modo conveniente.
Como en la pasada revolución sirvió de cuartel, se convirtió
en muladar, pero actualmente han limpiado y blanqueado unas sa-
las,que pueden servir mientras haya fondos para mejorar el edi-
ficio.

Los únicos objetos que salvaron de la invasión de los soldados


que habitaron en el colegio, son algunos mapas de Brué, pegados á
la pared, pero estáu muy manchados por las moscas que, en gran
número, se desarrollaron por el desaseo en que aquellos lo dejaron
La casa municipal es grande y con bonita fachada que sirve
de adorno á la plaza donde está situada. En la parte media del
edificio S3 ha construido una torre de madera con el objeto de colo-
car un reloj, pero los trastornos políticos han impedido que se con-
cluya la obra.

La plaza de forma rectangular y tan grande que no


es
guarda proporción. La municipalidad puede vender gran parte del
terreno para construir nuevas casas y se podría obtener, además
de la renta producida por la venta, una plaza cuadrada con una ca-
lle más. La población tiene también su pequeño teatro, y como
hemos dicho tiene comercio muy activo, y de consiguiente muchos
— 383 —
almacenes y tiendas bien montadas y surtidas de toda clase de
mercaderías.
Muchas calles son i-ectas, pero el plano de la población es muy
irregular.
Chiclayo tiene su origen en un pueblo de indios llamado Co"
llique, que actualmente no forma sino la parte miserable de la po-
blación con ranchos de caña brava. Los habitantes de esta parte
son indígenas: visten como indios, esto es, vestido negro con faja co-
lorada y manta larga y estrecha. Aún las facciones de estas indias
se asemejan mucho á las de los habitantes de Eten, y si no fuera
porque los indios de Collique hablan solamente castellano, se po-
dría creer que tienen el mismo origen.
Afuera de la población, á un lado del camino de Guadalupe >

existía el molino de Solf del que actualmente sólo quedan algunas


paredes. Fué saqueado é incendiado en los primeros días del
presente año por el partido revolucionario de Balta. La destruc-
ción de tan importante'establecimiento es verdadero baldón pai'a el
partido vencedoi", puesto que habría podido, con mucha facilidad,
impedir este acto de barbaiúe, indigno de la civilización del siglo
actual, y que solo muestra mezquino espíritu de ruin venganza,
contra una casa que ha hecho muchos bienes al país.
Como no se conoce un bien sino cuando se pierde, los chicla-
yauos experimentan actualmente la inmensa pérdida que han su-
frido con la destrucción del indicado molino.
El establecimiento de Solf, además de dar el pan á cen-
tenares de personas, hacía un gran bien al comercio, propor-
cionando letras sobre la plaza de Lima; era además especie de ban-
co para todos los comerciantes y agricultores de arroz, los que
depositaban sus granos pai'a pilar, á fin de obtener sumas adelan-
tadas para sostener sus negocios.
De 1850, época en que se estableció esta oficina, no ha habido
una sola queja contra esta'casa, y al contrario, todos han admira-
do la gran escrupulosidad con que ha manejado los negocios que
con ella han tenido.
No solamente el molino ha sido la víctima de esta cruel revo-
lución, sino que las haciendas de la Viña y Batán grande, perte-
necientes á la casa Delgado, han sido casi arrasadas. Por último,
multitud de casas de la misma población han ^tenido sus paredes
ai-ruinadas y sus puertas acribilladas á balazos.
En Chiclayo hay algunas fabricas de jabón é ingenios de
arroz.
— 3S4 -

DE CHICLAYO Á LAMBAYEQUE--(12V^ KILÓMETROS

Se sale de Chiclayoen dirección ONO. y se pasa por el panteón


el que visto exteriorniente y en conjunto produce algún efecto; pe-
ro examinado con atención se vé que está muy abandonado.
Se deja el camino principal por estar con mucho barro á cau-
sa de los derrames de la acequia. Se marcha por otro más peque-
ño entre el monte, continuándose por el camino del rodeo al SO,
OSO, O y NO. Terreno muy arenoso con muchos restos de con-
chas.
<
Se pásala acequia de San Nicolás que baja al S. 75 0. y que
sale del río deLambayeque por una toma que dista 7 i kilómetros.
Se continúa al N, dejando el camino principal por tener agua,
y se rodea caminando casi 2 i kilómetros.
Se marcha al N 50 O por terreno arenoso con árboles de al-
garrobo, y luego al N 75 O por arenal con morritos cubierto tam-
bién de algarrobos.
El paisa j empresenta un aspecto Una espesa capa de
singular.
arena cubre todo el terreno que no es llano, sino sembrado de pe-
queños morros y eminencias de distinta forma y cubierto de añe-
jos algarrobos: aquí un morrito de forma cónica rematado por
frondoso árbol, que extiende sus tortuosas é innumerables ra-
mas, cubriéndolo con deliciosa sombra; más allá, pequeñas y lar-
gas lomadas revestidas también de algarrobos, simulando una es-
pecie de barrera verde, en medio de un mar de árida arena; á lo le-
jos grandes manchas oscuras de vegetación que se prolongan hacia
el mar perdiéndose en el
horizonte. Viajando por esta región se
presenta por todas partes el más vivo contraste, entre el color
oscuro de los arboles y el blanquecino de la arena que cubre el te-
rreno; entre la agradable vegetación y el árido desierto; entre la
vida y la muerte.

Este contraste se hace aún mas sensible en la estación cálida,


cuando los ardientes rayos del sol caen perpendiculares sobre la
muerta arena y ésta refleja hacia la atmósfera el calor que reci-
be. En esta condición, el
pobre viajero herido directamente por
el sol y recibiendo por
debajo todo el calor que reverbera la abra-
sadora arena, se halla como aprisionado por círculo de fuego; y así,
sofocado, al pasar cerca de uno de los bosquecillos de algarrobos,
encuentra en ellos protectora sombra, y gozando del canto de las
— 385 -
aves refugiadas en estos oasis, exíperi monta el gran contraste no
sólo con la vista sino con todo su sor.
Se continúa en dirección N; so pasa una pequeña acequia y
luego otra llamada La zauja que recibe el desagüe de las chácaras
y va á perderse en los montes. Esta acequia, que se conoce con el
nombre de Zanja del carie, npce cerca de la población y se pieide
después de T k kilómetros.
Después de la alameda se entra á la población de Lambayeque.
LAMBAYEQIIE
Laml)ayeque es la capitalde la provincia del mismo nombi'o
¿i la cual pertenecía Chiclayo en otro tiempo.
Esta población, al contrario de Chiclayo, vá decayendo día k
día; pues rica y muy poblada y floreciente en el siglo pasado, no
tiene en la actualidad sino 7,000 hí^bitantes y comercio muy limi-
tado .

La ciudad actual fué fundada por algunos moradores de


Saña, que abandonaron esta población después de la t^errible inun-
dación que causó su ruina.
Antes de la fundación de Lambayeque, existía un pueblo del
mismo nombre en la otra banda del río, á poca distancia del mar.
Parece que en la época de la fundación de la ciudad actual,
los habitantes del pueblo antiguo vinieron á establecerse en ella y
la nueva población fué sucesivamente aumentando en extensión

y en habitantes hasta llegar á su apogeo á fines del siglo pasado.


Desde entonces principió su decadencia, la que tuvo por prime-
ra causa una inundación del río que destruyó el colegio de San
Salvador que se acababa de abrir. Del grandioso edificio del cole-
gio no quedó sinó un arco y un pedazo de pared, que más tarde
fueron destruidos, formándose un basurero en el punto donde po-
co antes se levantaba un hermoso establecimiento dé instrucción.-
En el terreno que ocupaba el colegio se ha establecido actual-
mente la plaza del mercado.
Antes de la fundación de la actual Lambayeque, en el lugar
que ocupa hoy la plaza principal, había un tambo que servía de
pascana á los arrieros que venían de Piura á Saña.
Desde 1791, época de la primera inundación, esta ciudad
fué decayendo más y más cada día, sufriendo en distintas épo-
cas otras inundaciones que destruyeron gran parte de la po-
blación. Asimismo, sus fundadores, que como se ha dicho fue-
B. s. G. 7.
- 386 —
ron vecinos de Saña, abandonaron su pueblo por ana gran inun-
dación y vinieron á establecerse en este lugar sujeto al mismo ac-
cidente que determinó la ruina de su hogar nativo.
La movible arena que cubre gran parte de los terrenos inme-
diatos á Lambayeque, continuamente agitada por los fuertes vien-
tos del S. fué adelantando hacia el río, y depositándose poco á po-
co en el mismo cauce, llegó á cegarlo completamente. Entonces^
hallando el agua obstáculo á su libre curso, se elevó del nivel y
desbordándose invadió en 1828 gran parte de la población; destru-
yó en la banda izquierda el hospital de Belén y en la derecha mu-
chas casas y varias fábricas de jabón, de lasque todavía se ven res-
tos; destruyó también muchos ranchos abandonados, quedando
completamente arruinado todo el barrio que se llamaba la otra
banda, por hallarse situado en la orilla derecha.
El hospital de hombres de Belén era edificio sólido y cómodo
con su capilla. Había en este local una botica y además de servir
las necesidades del hospital, despachaba gratis los remedios á los
indios que no querían medicinarse en el establecimiento.
Bajo el dominio español, Lambayeque fue ciudad importante
en la que vivían numerosas familias bastante ricas, que mante-
nían carruajes para su uso. Su comercio fué muy activo recibien-
do continuamente objetos de Panamá y hasta de México. Lamba-
yeque exportaba jabón y cueros de cabra.
La fabricación del jabón era su principal industria, exis-
tiendo en otra época hasta IG fábricas bastante extensas, que en
el lugar llaman fincas, sin contar un sinnúmero de pequeñas.
En el día continúa esta industria, pero en menor escala. Estas fá-
bricas, aunque establecidas bajo un sistema imperfecto y primitivo,
nodejaban'de producir ingentes cantidades de jabón, y para cercio-
rarse de ello bastará citar la de Rainblán. Esta fábrica que ha ce-
sado de trabajar hace poco tiempo, tenía cuatro tinas, cada una
de las cuales contenía 200 quintales de jabón.
Como pai'a esta industria necesitaban numerosos brazos, las
grandes fábricas tenían sus esclavos, y como las haciendas su ca-
pilla y local muy espacioso.
En de una de estas fábricas se halla actualmente el hos-
el local

pital que tiene 20 camas para hombres y 22 para mujeres: es un


salón grande separado en dos partes por la capilla, que es sencilla
pero decente.
En otra época, el jabón de Lambayeque se consumía en casi
todo el Perú y se exportaba hasta Popayán.
Tjasoda para obtenía de la ceniza de
la fabi iracióii dol jabjii se
las plantas marinas principalmente de una, salsola y de un me-
seinbriantlieníum.
La disposición más elemental de nna fábrica de jabón, que es
poco inás ó menoo la (jue se u^^a todavía en el día, es la siguien-
te:
1.° Unos depósitos de cal y ladrillo de m. 1.66 de largo en to-
do sentido, en los (jue se pone las cenizas de las plantas marinas;
Un pozo (;on noria ó bomba para alimentar de agua estos
dej)ósitosy disolver el carbonato do sodio de la ceniza; 3.° otros
tantos depósitos de cal y ladrillo, poco más pequeños y situados
poco más abajo de los primeros y que sirven para recibir la legía
que sale por una abertura situada en la base de los primeros y que
se tiene rapada convenientemente. En estos depósitos se pone la
cal viva para preparar la soda cáustica; 4.° el fondo ó tina para
el cocimiento del jabón que en otra época consistía en un gran
perol de cobre, que se fundía en la misma fábrica y que actual-
mente se halla remplazado por un fondo de fierro. Este fondo no
forma sino la parte inferior de la tina que recibe directamente el
fuego; la parte superior está construida de palos de algarrobo atra-
vesados unos con otros y mantenidos bien cerrados por medio de
cuñas y estopas entre un palo y otro. Los palos están dispuestos
de modo que el interior de la tina tiene la forma de un prisma
exagonal.
Los palos que sirven para la fabricación de esta extraña cal-
dera son de guarango.
Algunos fabricantes al por menor, no hacen más que adoptar
un barril sin fondo al perol, eliminando asi la costosa armazón
que acabamos de indicar.
La fabricación del jabón en Lambayeque dura mucho por la
poca fuerza de la legía; á veces se necesita hasta quince días.
La materia grasa que emplean en esta fabricación es el sebo
de cabra, el de vaca ó la grasa de cochino cuando está barata.
El sebo de cabra vale en el día de 18 á 20 pesos el quintal; el
de vaca un poco menos y la grasa de chancho hasta 28 pesos.
Estas fábricas necesitan mucho trabajo de mano porque no
emplean bombas para hacer subir la legía á la tina y toda la tras-
portan por medio de baldes. Para sacar el jabón de la tina traba-
jan también mucho, porque emplean grandes calabazas atadas á
un palo y por medio de un canal de madera que sale del borde de
— 388 —
la tina conducen jabón á los moldes, donde están dispuestos los
el

cordeles para cortarlos en panes.


Hace poco tiempo que en las jabonerías, á imitación de las de
Lima, se introdujo el humo de la pez pam reemplazar, en parte, el
uso del sebo y producir jabón más económico; pero habiéndose
abusado de su empleo, el jabón ha desmerecido mucho y varias la-
vanderas prefieren el extranjero aunque cueste más.
Actualmente (18(i8) en Lambayeque^ sólo hay tres fábricas
de jabón que no son de las más grandes y varias otras en peque-
ña escala.
Eu la fábrica llamada de San Judas hay una máquina á vapor
para nieve pero en el día está paralizada.
artificial,
En la actualidad se piensa implantar otra más grande para un
ingenio de pilar arroz.
En el día la industria del jabón produce muy poco, porque
difícilmente puede sostener la competencia de los de Lima ó de
Europa. En esta industria ha sucedido lo mismo que en la fa-
bricación de los paños y pañetes. Cuando los españoles introduje-
ron estas industrias según el sistema que se usaba en Europa en
aquella época, poseyendo el Perú las materias primas á bajo pre-
cio; como eran la lana para los tejidos y el sebo y la soda para el
jabón, los productos obtenidos en el país podían competir en cali-
dad y precio con los europeos; pero más tarde inventaron és-
tos para estas industrias métodos más económicos, introdu-
ciendo el uso de nuevas máquinas y del vapor, ya como motor 6
para economizar el combustible y trabajo de mano. Como es na-
tural, esto permitió obtener los productos más barato y con-
trarestar el menor precio de las materias primas, haciendo compe-
tencia á los productos del país, los cuales en vez de obtenerse á
precio bajo costaban más á los miíímos fabricantes por haber subi-
do el de las materias primas y no introducir las mejoras que ha-
cían más económica su fabricación.
Lambayeque, como se ha dicho, ha decaído mucho y varias fa-
jnilias acomodadas han emigrado estableciéndose en Chiclayo y
otras partes, de modo que la población ha disminuido casi en la
mitad.
Lo que dá á conocer que Lambayeque ha sido en otro tiempo
población rnás importante, es su extensión y la existencia de un
colegio y hospital desde el siglo pasado.
Además, el nuevo hospital establecido en la fábrica de jabón,
— 889 —
y el teatro quo ;uinquc iioquíulo os bastante bonito, son establoci.
iniontos que no ba tenido Chiclay9 á pesar de su mayor población.
Lainbayeqne tiene hernioso templo de tres naves, todo de cal
y ladrillo. Tiene la forma de cruz con media naranja muy bien
hecba en el centro del crucero. Sus altares tienen buenas imáge-
nes, pero se notan figuras groseras y ridiculas como las que se ven
en mucbas La fachada debería tener dos torres, pero se
iglesias.
ha construido Aunque la torre es bonita, no guarda pro
solo una.
porción con el cuerpo de la iglesia, pue^ es nn poco gruesa en com
paración del resto. Tendrá unos 25 metros de alto y un buen reloj,
lo que no es común en las poblaciones de segundo orden.
Junto á la iglesia principal se ve los restos de otras cuatro pe-
queñas iglesias ó capillas que llevan los nombres de Santa Catalina,
San Pedro, San Roque y Santa Lucía. En la de Santa Catalina se
halla establecida actualmente la escuela para niñas.
Como se ha dicho, Lambayeque tiene también un pequeño tea-
tro con -105 asientos sin contar los palcos. »

Las calles son bastante largas, algunas muy rectas; y la ma-


yor parte tienen veredas de ladrillo,
Las casas tienen estilo algo antiguo, y aunque hay muchas
bien construidas son de poco gusto por lo general. En muchas de
ellas se observan largos balcones cubiertos, como en la mayor parte
de las casas edificadas en tiempo de la dominación española.
Actualmente se ha rehecho la alameda que tenía sauces dema-
siado viejos.
Lambayeque está bañado por el río que lleva el mismo nombre
y que se puede considerar como la causa de su ruina, tanto por las
frecuentes inundaciones que lo amenaza cuanto por los pantano^
que origina, los mismos qué infectando el aire, producen entre sus
habitantes fiebres continuas.
Casi todos los habitantes de Lambayeque tienen color pálido
ligeramente amarillento, llevando así en su semblante el signo dis-
tintivo de la enfermedad que domina.
El clima de Lambayeque por sii calor, humedad y atmósfera
mal sana, es debilitante en sumo grado; de modo que hasta cierto
punto es excusable la inacción y desidia de sus habitantes para to-
da clase de trabajo.
Los individuos nacidos en el lugar que respiran desde su más
tierna edad una atmósfera impregnada de miasmas palúdicos, que
se bañan continuamente en los charcos de agua estancada y medi a
corrompida y que toman esta misma agua, van adaptando su orga-
— 390 —
nismo á este medio mortífero para otros y pueden vivir mucho en
esta región.
Tal vez á esta causa se debe que la actual epidemia (1868) que
ha causado y está causando tantos estragos en todas las poblacio-
nes de la costa, no se haya hecho sentir en Lambayeque, cuando
en vecina población de Chiclayo, situada solamente á K' knis. de
la
distancia, ha hecho más de un millar de víctimas.
Después de la inundación que determinó la ruina del hospital
de Belén en 1S2S, el cauce del río se fué obstruyendo todavía más,
de modo que fué necesario abrir desagüe por medio de un canal ó
corte aprovechando para esto de la acequia de San José (hacienda)
la que se ensanchó para que pudiera pasar el agua.
En tiempo de sequía el río no tiene corriente y parece comple-
tamente estancado; pero en tiempo de lluvias en la sierra se llena
muchísimo, adquiere una fuerte corriente y causa continuos es-
tragos. Así eíi 1S66 salió é inundó toda la parte baja de la pobla-
ción, llenando de agua hasta la alameda.
La primera creciente casi siempre es en octubre, y es tan fija
en casi todos los ríos de la costa, que se le ha dado el nombre de
cordonazo de S vn Francisco, tanto en Lima como en Lambayeque
y otros lugares.
Desde la torre de la iglesia de Lambayeque se divisa gran ex-
tensión del valle, distinguiéndose varios pueblos y cerros que pue-
den servir de punto de partida para un mapa:
Chiclayo queda á 127°
Cerro de Morropillo (cerca del cual está la toma del
río de Chiclayo) á 92° 40'
Cerro de Eteu á 160 " 40'
Huaca de Chotuna á 241 ° 30'
Punta Sur del cerro de Dos puntas (que se halla en
los terrenos de la hacienda de Pomalca y muy cerca de la
hacienda del Combo) á 100°
Cerro llamado de la Punta (entre los ríos de Eten y
Saña^ á 113" 40'
Cerro alto de Pátapo y Posope á 83° 30'

Cerrito de las tres tomas á 62°


Cerca de este cerro se divide la acequia de Tayme en
3 tomas.
Cerro grande 2 puntas hacia el lado de Batán grande
(punta S.) á 41°
CeiTo de Tucume á 10° 20'
Cerro gmude de puntas á
;> 0° 30'

Puerto de San José 223°


Cerro cónico (muy lejano) á 5!)"

En tiempo del gobierno español había en Lambayeque aduana


que se hallaba en una casa de la plaza.
En el día, la casa se conoce con el nombre de aduana; existe
en ella una máquina pai a despepitar algodón.
A pocas cuadras fuera de la población, en el ca.nino á Mórro-
pe, hay un ingenio de arroz.

DE LAMBAYEQUE Á LOS PUEBLOS DE SAN JOSÉ Y PIMENTEL Y Á LA


HUACA DE CHOTUNA

Se sale de Lambayeque al S; se continúa al S30 y luego al O.


Hay un canal de cal y ladrillo llamado alcantarilla, por el que el
agua de la zanja atraviesa una lomada de arena. »
Se sigue al SO .y luego al SO., S. 80. O, S, S. 10 E y S. 10. O.
Después de unas ruinas de paredes y restos de conchas (donax)
se marcha al SO.
En los terrenos algo salobres el algarrobo es raquítico y tiene
espinas.
Se ve el pueblo de San José al OínTO. y después de marchar
por una pampa en esa dirección se llega á este puerto.
San José es puerto enteramente abierto y sin abrigo de ningu-
na especie, de modo que cuando el mar está un poco agitado es ca-
si imposible embarcar y desembarcar. Como rara vez se pueden
usar lanchas, se emplean balsas.
Esta clase de embarcacioneo demanda mucha fuerza y trabi-
jo, pero es bastante segura.
Las balsas que hay en San José se construyen en Gruayaquil;
están formadas de 8 á 10 palos de balsa más ó menos gi'uesos y
amarrados entre sí con sogas. En la parte media se forma una es-
pecie de tabladillo elevado sobre el que se coloca las cargas.
Estas balsas son muy toscas, puesto que no tienen siquiera una
especie de proa paríí. cortar el agua y ofrecen á ésta mucha su-
perficie de resistencia.
El pueblo tiene tres calles paralelas al mar y pocas trasversa-
les.
Algunas casas son de construcción regular^y bastante cómo-
das.
— 392 —
La iglesia que es muy simple está situada en la pirte iní^ ele-
vada del ])ueblo.
Cerca del mar hay bodegas donde se deposita arroz, azúcar
moscabada y chancaca de la hacienda de Pátapo, tabaco del lugar
que se conoce con el nombre de tabaco de Saña, sombreros de jun-
co etc. que son las principales producciones; algunas de las bode-
gas situadas cerca del marchan sido inundadas por el agua en tiem-
po de braveza.
El puerto de San José tiene también hotel.
El enemigo principal de este puerto no es ya el agua sino la
arena, que movida continuamente por el viento S, invade sin ce-
sar el terreno, amontonándose contra las paredes de las casas y
sepultándolas bajo su peso.
El piso de la población que puede verse en las calles trasver-
sales, es bastante duro y antes de la fundación del pueblo no tenía
arena, pues no habiendo obstáculo que impidiera su libre curso, el
mismo viento r.o la dejaba depositar; pero con la fundación de las
primeras casas, la arena, no hallando libre curso, empezó á amon-
tónarse por el lado que mira hacia el S, de donde viene el viento. Y
la capilla y las primeras casas que se construyeron están comple-
tamente destruidas y la población va continuamente retirándose
hacia el N á medida que la arena adelanta y sepulta las casas si-
tuadas hacia el S.
Saliendo de San José, se marcha por la playa hacia el puerto
de Pimentel y se sigue las direcciones SEE., SE. y S iO E.
Hay un pequeño barranco de más de un metro de altura. En
este punto el mar es mucho más tranquilo.
Se continúa al S.36E y luego al SSE, llegándose á Pimentel,
puerto abierto recientemente, tan solo porque el de San José es
malo en ciertos días en que el mar está agitado.
Aunque muy abierto, está sin embargo abrigado p'or una lo-
niada de tierra, hacia el lado SSE, de modo que el mar es mucho
más tranquilo que en San José y petmite el embarque y desem-
barque en lanchas.
En Pimentel no hay muchas casas; no obstante forman ya una
calle bastante regular, entre ellas algunas mejores que las de San
José.
Hacia el lado S de la población desemboca al mar el río de
Uhiclayo, el que no tiene agua en todas las épocas del año. Cuan-
do está seco, el agua potable se saca de pozos.
— 393 —
Como Piinentel está uuis ferca de Chiclayo que San José, los
chicLiyanos frecuentan este puerto de preferencia.
Desde Pinientel se divisa el cerro de Eten al S 3S P].
La punta para ir á Ucupe al 3 75 E.
Los cerritos de Chiclayo al N 42 E. El cerro de Dos puntas si-
tuado cerca de la hacienda del Congo al N 50 E.

REGRESO Á SAN JOSÉ

Se llega á este lugar y se sale al N.


Poco después hay laguaita de agua estancada y brazo del rio
de Ijanibayeque que entra al mar.
Pequeña huaca del mirador al N. 10. E.
Hay muchos restos de conchas en el camino.
Se llega á la huaca de Chotuna, que es una de las más grandes
de la costa del Perú. Tiene más de 2i metros de alturif y está cons-
truida de adobes de tierra arcillosa. En sus alrededores y á pocos
pasos de distancia, se observan restos de paredes y pequeños fuer"
tes, casientei'amente destruidos y cubiertos de arena.
Hace]^muchos años que se abiió en esta huaca un socavón pa-
rabuscarun tesoro escondido, y según dicense hallaron varios ob-
jetos, entre ellos una especie de sobrecama de algodón, dos piezas
de oro en Coi ma de cucharitas y dos vasos de tieri a fii^urando un
pie. La sobrecama y las piezas de oro se dice fueron regaladas al
Libertador Bolívar.
Algunos del lugar también dicen que abrieron una comunica-
ción en una sala subterránea y que vieron varios cadáveres senta-
dos en círculo.
Más tarde se formó una compañía [para escavar una especi©
de pozo, empezando desde la parte superior de la huaca, pero vien-
do salir solamente tierra y adobes se desalentaron, abandonando
la empresa.
En el día se puede ver la abertura del socavón que, á pesar
de estar sostenido poi- algunos palos, amenaza desplomai'se. Se
puede ver también el pozo empezado en la parte superior.
Desde la cumbre de la huaca se goza de hermosa vista viéndo-
se una parte del valle, y se puede distinguir Lambayeque y varios
puntos.
En el año 180i hubo en Lambayeque un alzamiento de los in-
S. B. G. 9.
— 304

dios por el iiombraraiento de cacique recaído en un individuo qae


no erado su agrado, pue?ya sehabían fijado en otro.
Este motín causó algunas de'ígi-acias por falta de energía en
la autoridiid que no lo sofocó inmediatamente.
Viendo los indios que no se les oponía resistencia, se insolen-
taron más y más; de modo que fué necesario disparar sobre ellos;
pero á los primei'os tiros se dispei'saron no sin experimentar pér-
didas por estar reunidos en la plaza en gran número.

DE LAMBAYEQUE Á LAS RUINAS DE LAMBAYEQUE VIEJO {ícJa y regrcSO

más de 10 kilómetros)

Lambayeque viejo está situado á más de 5 kilómetros hacia


el S. S7. O de actual ciudad de Lambayeque.
la
Según 1^ tradición, este pueblo de indígenas fué destruido por
el rio que salió de su cauce é invadió todo el terreno en que se ha-
llaba la población.
Los indios huyeron del lugar del desastre y vinieron á esta-
blecerse en punto en donde se encuentra la población actual.
el

Casi al mismo tiempo parece que tuvo lugar la inundación y


destrucción de la ciudad dt) Saña y varias familias españolas vi-
nieron á establecerse en el mismo piinto que liabían escogido los
indios de Lambayeque viejo. La nueva población fué entonces au-
mentando rápidamente hasta llegar á su apogeo á fines del siglo
pasado.
Se sale de Lambayeque en dirección NO, mai-chando por el
arenal. Se continúa al O y se llega al antiguo cauce del rio que co-
rre de N á S. Este cauce fué invadido por la arena y causó la ruina
del hospital en 1S2S.
En ISoi se volvió á abrir el cauce, que poco á poco fué cerrán
dose nuevamente.
En 1859 ó 60 se abrió el nuevo cauce en la acequia de San Jo-
sé por donde corre el rio actualmente.
Se camina entre terrenos de cultivo que en otro tiempo esta-
ban inundados.
Se pasa acequia de San Romualdo y se continúa al S. 80.
la O
por de la acequia y entre terrenos cultivados.
la orilla dei'echa
Se vuelve á pasar la acequia y se continúa al S SO O.

liambayeque queda al N 87 E,
— 395 —
Se observan los restos de antiguo olivar, viéndose en el tei-reno
solamente las cepas que salen á la superficie; se ven también las
ruinas de la iglesia, que según los pocos restos que quedan, parece
haber sido muy pequeña.
Poco más allá se notan vestigios de paredes que se dice son
de la casa cu ral.
En todos estos terrenos no se ven muchos restos que indiquen
una ])oblación arruinada, y á no dudarlo, ó el pueblo era muy redu-
cido ó las casas se hallaban muy diseminadas.
Al no tener tradición muy segura, casi vacilaría admitir la
existencia de un pueblo en este lugar, y más bien me parece que
haya existido una pequeña capilla con algunas cositas esparcidas
c.imo las que se notan hoy.
Saliendo en dirección N se llega al río viejo. Este río tiene agua
con muy poca corriente. No es el verdadero río actual, sino que es-
tá formado por el agua de infiltración que pasa debajo déla lomada
de arena que rellenó el cauce y produjo la inundación de 1868. Este
río no llega hasta el mar sino que se pierde al llegar a otra lomada
de ai'ena situada más abajo. Al contrario, el río que marcha hoy
por el cauce de la hacienda de San José, llega hasta el mar rodean-
do la lomada de arena situada más abajo.
Después que se abrió el coi'te en la acequia de San José, se
secó la pampa entre Larabayeque y río viejo, que antes era un
pantano, ganándose con esta obra gran extensión de terreno que
hoy se cultiva.
Lambayeque tiene 3 puentes sobi*e el río, pero en servicio no
hay más que uno que se encuentra al término de la calle princi-
pal; los otros están intransitables.
El puente de más abajo, cerca del punto donde se hallaba e^
antiguo hospital de Belén, se quemó hace 4 años (1868) y no se
impidió el incendio á pesar de ser presenciado por muchísimos
individuos.
Hasta que no se haga una séria reparación en el río de Lam-
bayeque, la ciudad estará siempre amenazada de inundaciones. La
arena que continuamente es trasportada por el viento rellena ince-
santemente el cauce y por lo tanto impide el libre curso del agua.
Por otra parte, más arriba de la población el cauce está relleno de
árboles de sauce que van amontonando raíces é impidiendo el li-
bre curso del agua, laque saliendo de madre inunda la parte baja de
la población, como sucedió el año 1866, en que toda la alameda y las
casas de las inmediaciones se anegaron.
— 396 —
En la orilla del rio viejo vi por primera vez el carrizo en flor.

El río de Lanibayeque ha cambiado dos veces su curso, y si no


se pone remedio, de aquí á pocos años será preciso hacerlo variar de
nuevo.
El único modo de librar á la población de Lambayeque de las
inundaciones que la amenazan, sería limpiando el cauce continua-
mente en la parte superior de la población y acanalar y cubrii- con
ima bóveda la parte que corresponde á la lomada de arena para
evitar que se rellene el cauce.
En Lambayeque la caña produce nmchisimo, pudiéndose cal-
cular que cada cuartel que forma un cuadro de terreno de 83 me-
tros de lado, produce 250 quintales de chancaca. La caña dá 4 ó 5
cortes. Se cultiva la variedad llamada de la India y madura á los
18 meses de plantada. Se puede moler mucho antes, pero entonces
la producción es menor. Cuando la caña pasa de inadura dá azú-
car prieta.
i

DE LAMBAYEQUE Á MÓRROPE Y REGRESO (45 kms).

Saliendo de la población se pasa un puente sobre el cauce últi-


mamente dejado que es terraplén que deja un ojo sobre el que
hay un puente de tablas- Luego se pasa el verdadei^o río sobre un
puente de tablones. El río que tiene poca corriente va de E á
O, Se continúa la marcha al N. Se pasa un zanjón con agua que
sale de la acequia de Chucupe al N 40 O. Se continúa al NO de-
jando á 200 metros á la derecha el ingenio de arroz deBernui.
Al ONO empieza una gran pampa casi sin vegetación. Terre-
no salado con montoncitos de tierra cubiertos de matas de mude.
Es muy explicarla formación de estos montones de tie-
difícil

rra cubiertos de vegetación. En los terrenos arenosos son debidos


en gran parte á la arena trasportada por el viento, la que hallando
un obstáculo en la planta se amontona al i-ededor dando lugar á
una eminencia.
En otros puntos parece debida áuna acción geológica, esto es
á que en otro tiempo había un terreno más elevado, el que se ha
destruido excepto en la parte donde están las plantas. Por último,

en los arbustos de mude y cápparis ferrugínea, los montoncitos se

deben á la acumulación de las hojas y ramas que caen en mucha


abundancia de estas matas tan ramosas y de la tierra que se acu-
mula por el viento. Lo cierto es que la tierra que forman esos mon-
— 397 —
toncitos es más salada que la que los rodea, lo que se podría expli
car porque estos arbustos extraen del suelo la cantidad de sal que
necesitan para su desai'rollo y descomponiéndose las hojas que
caen, dejan todas las sales que tenían en sus tejidos.
Al N 48 O hay terreno poco arenoso con restos de concha; lue-
go aparecen algarrobos, los cuales indican que el terreno es de me-
jor calidad y podría ser cultivado, pero poco á poco van desapare-
ciendo los algarrobos y el terreno varía de naturaleza haciéndose
más arcilloso y salado.
Hay que dilucidar la cuestión de por qué adonde se encuen-
tran muchas conchas se encuentran también pedazos de vasos de
tierra y viciversa.
Si es que son conchas trasportadas allí para comer ¿porqué
se hallan en el terreno también las muy pequeñas y las que no
se comen? ¿Porqué se en cuentran en los terrenos inmediatos á don-
de no hay restos de la industria humana pero en cantidades mu-
cho menores? ¿Quién ha roto en pedacitosto dos los tasos de tierra
sepultados?
Se vé una pared antigua que atraviesa el camino y la pampa
con dirección N 5 O.
En todos los puntos en que el terreno es un poco más elevado
hay mayor número de conchas. Se encuentra una cruz al N 40 O.
Hay donax en varios puntos en tanta abundancia que parecen
cubiertos de nieve.
Continuando el camino se llega á una faja de terreno cu-
bierto de chilcos que corre de NNE á SSO, indicando tener agua á
poca profundidad.
Se entra á un terreno cubierto de monte de algarrobos, chilcos
y bejucos," el chilco es de hojas angostas.
A continua ñóu se encueiiti'a otro monte de 'algarrobos; algu-
nos de estos tienen ramas con bastantes espinas y otras sin ellas.
Luego terreno con mucha arena.
A la derecha, á algunos kilómetros, hay dos haciendas llama-
das de Pavas y Lasape; la primera está casi completamente des-
truida y es de algarrobales y la segunda tiene cultivos. Se llega al
pueblo de Mórrope.
Mórrope es pueblo de indígenas que no hablan otro idionia que
el castellano; pero que sin duda tienen el mismo origen que los de
Eten y Jequetepeque.
El pueblo tiene el aspecto más miserable que puede imaginar-
se; por todas partes no se ve sino horquillas de algarrobos que eu
— 398 —
otra época sostenían el techo de alguna casa,- quinchas formadas
de caña brava con barro, inclinadas y desplomadas, casi£sin puer-
tas; una que otra caíita de adobes se presentan como lunares en
este pueblo.
En medio de esta serie de ranchitos, que parecen más bien
trampas ó jaulas que habitaciones de hombres, se levanta una
iglesia buena, con una sola nave, construida de cal y ladrillo, con
dos torres y bóveda de 7 arcos.
En la plaza se ve otros edificios blanqueados, que son la casa
cural y el cabildo de regular construcción, los que j'esaltan más
por el aspecto tan miserable del pueblo.
Tanto la iglesia como la casa cural y el cabildo fueron cons-
truidos por un párroco llamado José Alvarado y Toledo. El tem-
plo fué estrenado y pontificado en ITSI por el Arzobispo de Lima
don Pedro A. Barroeta.
Al lado de la iglesia hay una capilla.
La iglesiá tiene buenos altares y 20 bóvedas, donde, en otra
época, enterraban cadáveres. La fachada, así como el cabildo y la
casa parroquial, se hallan aseadas y bien blanqueadas con yeso que
traen del despoblado de Sechura.
La fachada de la iglesia mira al N. 12 O.
El pueblo de Mórrope con sus casitas diseminadas en sus alre-
dedores cuenta una población de 3,100 habitantes, los que se ocu-
pan en el comercio de la sal, que van á traer del despoblado á 100
kilómetros de la población. Del mismo lugar traen yeso que llevan
á todas partes. Otro artículo de comercio para los del pueblo de
Mórrope es la legía, que preparan quemando plantas marítimas
que crecen en abundancia cerca de la playa. Esta legía la venden
en Lambayeque á 3 y 4 reales la arroba.
En las casas del pueblo de Mórrope no se ve sino un surtido
de ollas y botijas para la preparación de la chicha, que es la bebida
favorita. En la mayor pai-te de estas casas se ve también extendida
la jora]de maíz para la preparación de esta bebida.
Para transportar tanto la sal como el yeso y la legía, emplean
los morropanos borricos que, habiendo envejecido en este oficio,
soportan admirablemente el hambre y la sed, que tienen que ex-
perimentar muy á menudo en el despoblado.
Para evitar la muerte de estos animales, acostumbran llevar
sobi'e cada uno de ellos, dos grandes calabazas con agua y para dar-
les de beber hacen un hoyo en la arena en el que colocan un cuero
de cabra, y en ssguida se les echa allí un poco del precioso líquido.
— 399 —
Mórrope no tiene agua corriente sino en los casos excepciona*
les en que hay avenida por el río Leche.
Para el consumo de la población hay un pozo en el cauce del
río que pasa junto á la población. Este pozo tendrá ! ^ metros
de profundidad, escavados en terreno de aluvión. El agua es un
poco fangosa por el continuo movimiento que hay.
Los habitantes se sorprenden y consideran como milagro que
el raistno pozo pueda abastecer á toda la población sin secarse, por
que no conciben que debajo del terreno, á esta profundidad, se en-
cuentra una capa de agua que reemplaza la que se vá sacando,
permaneciendo siempre al mismo nivel.
Esta falta de agua hace que en el pueblo no haya cultivo
guno, encontrándose solamente algunos árboles de algarrobo.
En tiempo de creciente forman los raorropanos sus chacritas,
pero las principales están en Fanupe, lugar que está á 5 kms. y en
donde se produce plátanos, higos, mangos, etc.
La hacienda de Sasape está á 10 kms. de Mórroj^.
El pueblo de Pacora pertenece en lo eclesiástico al distrito de
Mórrope y dista más de B5 kms.
El pueblo de Mórrope es el último del valle hacia la costa, y
está en el límite con el despoblado.
Los habitantes de Mórrope, principalmente las mujeres, vis-
ten del mis^mo modo que los indios de Eten, con los que tienen al-
go de parecido.
Los borricos en Mórr >pe no comen sino fruta y hojas de algarro-
bo, de zapote, vichayo, etc.
Actualmente hay en Mórrope un poco de alfalfa; pero hace
años que no existe una sola rama por la suma escasez de agua.

DE LAMBA YEQUE Á PÁTAPO

Saliendo de la población de Lambayeqüe ge pasa el puerto


nuevo ó el verdadero río y se marcha al E.
El camino tuerce poco á poco al NE, ENE y N 75 E.
Se pasa pov la chácara del Trapiche que tiene caña. La casa
queda situada á 200 metros á la izquierda.
Se sigue el río de Lambayeque por su orilla derecha hacia
arriba. En el camino se nota mucha vegetación. El ío vá ale^ l

jándose del camino. Se continúa al SE y luego al N. 80 E. Hay


— 400 —
una huerta con parra, mangos, paypay y naranjos y despnés una
pampa que se inunda en tiempo de creciente.
Se llega á la casa de la chácara llamada la Pampa, que tiene
caña y tra|>iche de bueyes.
Se sigue en dirección NE por un camino con fango y luego por
1111 callejoncito cubierto por el monto.

En seguida se toman las direcciones siguientes: E, N. 75 E,


N. 10 E, N 7r> E, E y NE, por un monte de algarrobo pertenecien-
te á la hacienda de Capoto. Se continú i en la du-ección NE., E y
luego al N. SO E.
Hay un zanjón que vi\ hasta Lambayeque y que se pasa des-
pués del río en el camino de Mórrope.
Antes de llegar á la hacienda de Capoto se toman las direccio-
nes S. 12. O y SO.
La hacienda es de caña y su trapiche movido á vapor.
La casa de pailas está más elevada que el trapiche y de con-
siguiente el caVlo de la caña se reúne en un depósito y se hace
subir á las pailas por medio de bomba. Esta disposición es mala,
porque no yendo el caldo directamente á las pailas, está más ex-
puesto á fermentar y perder cierta cantidad de azúcar.
En esta hacienda se muelen comunmente seis pailas diariac
y se obtienen unas 18 marquetas de T á S arrobas cada una.
En la hacienda de Capoto no se fabrica sino chancaca.
La casa de la hacienda es regular; pero la oficina no es de las
mejores.
Regresando de Capoto por el mismo camino de Lambayeque,
se tuerce al E. siguiendo un callejón en el monte y marchando
luego en dirección N. 75 E.
Hay un cerco do algarrobo como el de Ucupe.
Se pasa por largo trecho de camino lleno de agua y fango.
Después de una casucha con trapiche, so llega al pueblo de
Picsi, que es muy reducido, pues no tiene sino un pequeño nú-
mero de casas agrupadas al rededor de la plaza- Sus pobladores
son mestizos.
Las casas no son tan miserables como las de Mórrope, notán-
dose diferencia muy marcada entre los pueblos de indígenas y los
de mestizos. Gran parte de las casitas de Picsi tienen corredor.
La iglesia es pequeña y muy sencilla.
A poca el río de Lambayeque.
distancia de la población pasa
Saliendo del camino que vá á Turnan se camina al ENE. y se
lega auna huaca elevada y de adobas, que está entre un algarro-
— 401 —
bal. Desde este punto se distingue Chiclayo al SO; al S. H4- O.
Lambayeque, Tunnán al S. 70 E. , Eten al S. 12 O; Reque
al S. y
Pátapo al N. Sf3 E.
Se sale de la huaca al ESE. Se pasa uua acequia y se couti-
nila en las direcciones E., SSE. y E. marchando por un camino
con mucha vegetación.
A 200 metros á la derecha del camino hay un cerrito, y en se-
guida, entre el cerro y el camiuo, un zanjón.
El río pasa á 500 metros de distancia, entre cerritos.
El cerro de Dos puntas que se halla en los terrenos de la ha-
cienda de Po malea, queda al otro lado del río en dirección S. 15 0.
Se continúa al N. 75 E. y luego al N. 80 E.
Se pasa una acequia que viene del río Taime.
En dirección SE. se llega al camino que vá de Pátapo á Tu-
rnan.
Siguiendo al S. se llega á la hacienda de Tumán, que es de ca-
ña y de arroz. 1
Tiene buena casa y excelente maquinaria para el beneficio de
estas producciones.
El trapiche tiene sus conductores de cadenas sin fin para la
caña.
La casa de pailas, aunque mejor que la de Capoto, no está arre-
glada como podía estar.
El caldo no se cuece á vapor sino á fuego directo.
El ingenio de arroz es muy bueno y tiene maquinaria comple
ta colocada en edificio muy elevado dividido en cuatro pisos.
Los morteros están colocados en el piso inferior y tienen dis"
posición mucho mejor que la de los demás ingenios, disposición
que permite llenarlos y vaciarlos con mucha facilidad y sin cesa,^
el movimiento.

Estos pilones son pequeños y no se levantan por medio de


palancas, sino que son movidos con mucha rapidez por un excén-
trico que lleva una pequeña rueda puesta en movimiento por una
faja de cuero que pasa sobre tambores.
Los morteros son solamente seis, pero por su pronto y fácil
manejo y por la velocidad con que ce mueven, dán mejor resultado
que S de los comunes.
Este ingenio fué construido en 1859 y no se ha ahorrado gas
tos en su implantación.

S. B. G. 11.
— 402 —
La máquina á vapor de Tumán es muy buena.
. Saliendo de Tumán por el mismo camino de la entrada, se de-
ja el de Picsi á la izquierda; se marcha en las direcciones N, ENE,
E, N. 7ó. E, NE, NNE, NE, NNEy ENE.
Se marcha, por un callejón muy ancho, como de IT metros, en-
tre tapiales, en dirección á la casa de la hacienda.
En dirección S. 75. E. se llega á Pátapo.
Esta hacienda perteneciente á los señores Ramos y Solf,
es la más grande de todas y tal vez la más costosa de las de
caña en el Perú, habiéndose gastado en ella más de 1.000.000
de pesos.
En esta hacienda todo es en grande, empezando por la chi-
menea q\ie se puede decir que es monumental, puesto que es una
verdadera ¿orre cilindrica de cal y ladrillo de más de 17 metros de
elevación.
La base es elegante y tiene puerta para poderla limpiar. Los
ladrillos quej^aan servido para su construcción han sido fabricado^
expresamente en forma de cuña.
Esta chimenea es la que sirve para arrojar los productos de la
combustión de todos los hornos.
La oficina para la elaboración de azúcar tiene! máquinas á va-
por: una para el trapiche, dos para las bombas qae verifican el vacío
en las calderas donde se cuece el caldo, y por último una que po-
ne en movimiento las bombas para sacar agua del pozo, á fin de
alimentar las calderas cuando falta el agua do la acequia.

MEMORIA que el presidente de la Sociedad Geográfica de

Lima, capitán de navio D. M. Meliton Carvajal, presen-


tó á la junta general en sesión de enero de 1900.

Señores:

N acontecimiento qae ha añigido verdadera y honda


triste
mente á todos los que formamos parte de esta Sociedad-
ha. venido á turbar —
aunque sólo momentáneamente la marcha —
lenta pero progresiva que ha seguido en los doce años que cuenta
de fundada.
— 403 —
El Dr. Luis Can-auza que con eutusiasnio indecible, contrac-
ción asidua y acierto poco coaiúa, loj^ró establecer primero y afian-
zar sólidamente des[)ués la Sociedad Geográfica de, Lima, dejó de
existir, como bien sabéis, el 28 de julio de 1SÍ)8, tras prolongada y
aguda enfermedad, dejando á la institución presa de dolor acerbo
y acéfala la presidencia que desde su instalación viniera desempe-
ñando con constancia y tino realmente excepcionales.
Recordaréis que la Sociedad procuró cumplir y cumplió hasta
donde le fué posible, en tan duro trance, el deber que le correspon-
día, honrando debidamente la memoria de su digno jefe, y colabo-

rando con la comisión de la H. Cámara de Sena4ores ^de la que
fué conspicuo miembro el Dr. Carranza — en los arreglos indispen-
sables para el embalsamamiento, funerales y entierro, que tuvie-
ron carácter oficial, por el puesto que ocupaba en el Parlamento.
El Consejo Dix-ectivo, reunido extraordinariamente, acordó,
por unanimidad de votos, que se levantara una suscrición volun-
taria entre los socios para erigir un busto en bronce qSe perpetua
ra su memoria, obra que se encomendó al escultor Sr. Agustín
Marazzani por la cantidad de seiscientos soles, y que desde princi-
pios de este año se halla ya colocado en el salón de conferencias.
Por su parte, el Bor-ETíN dedicó sus páginas preferentes á una es-
pléndida biografía escrita por nuestro consocio, el hábil escritor
Dr. D. Cesáreo Chacaltana, la que fué publicada en el número co-
rrespondiente al trimestre segundo del tomo octavo, acompañada
de un retrato; y además, como es de práctica en casos semejantes,
se hizo imprimir esquelas |)ara comunicar á todas las institucio-
nes con las que tenemos relaciones, hecho tan lamentable, esque-
las que han sido contestadas en los más sentidos términos, pro-
bando así el interés que inspira nuestra Sociedad en el mundo
científico.
Habiendo, pues, quedado vacante la presidencia, el Consejo
designó para desempeñarla al Sr. Dr. D. Ricardo L. Flore'?, que
ocupaba la vicepresidencia. Posteriormente renunció el Dr. Flo-
rez, y reunido el Consejo Directivo eligió presidente al que sus-
cribe, y vicepresidente al Dr. Pablo Patrón; razón por la cual,
cumpliendo con un precepto reglamentario, voy á daros cuenta
de la marcha de la, Sociedad desde I.*" de julio de 1898 hasta 31
de diciembre de 1899, ó sea año y medio, ya que causas por to-
dos conocidas, no han permitido verificar esta sesión en junio de
año pasado como lo pi-eceptúau los Estatutos,
— 404 —
Diecinueve sesiones de Consejo Directivo y dos de junta ge-
neral se han celebrado durante el año, y pocas veces habrá tenido
la presidencia que daros cuenta de mayor labor. El Gobiei-no y las
Cámaras Legislativas, especialmente estas últimas, han remitido
para informe 38 expedientes, la mayor parte de ellos relacionados
con la demarcación territorial; Entre éstos, puedo mencionar los
siguientes:
Creación del distrito de Chimbóte en la provincia de Santa.
Reincorporación de la provincia de Cajabamba del departa-
inento de Cajamai ca, al de La Libertad.
Creación del distrito llamado La Pampa en la provincia de Pa-
llasca.
División del distrito de Pallasca perteneciente á la provincia
del mismo nombre.
Anexión del distrito Huangascar de la provincia de Castrovi-
rreina á la dfj Yauyos; y del distrito de Chupamarca de esta últi-
ma provincia, de Castrovirreina.
á la
Erección del caserío de Collonse del distrito de Ocumal de la
provincia de Luya, en capital del mismo distrito.
Anexión de las aldeas Tactabamba y Urubambilla de la pro-
vincia de Acomayo á la de Canchis-
Creación de la provincia de Juliaca en el departamento de
Puno.
División del distrito de Piscobamba de la provincia de Poma-
bamba en dos, que se llamarán: distrito de Piscobamba y distrito
de Llama.
Traslación de la capital del distrito de Pampas de la provincia
de Huaraz, del pueblo del mismo nombre al de Cajamarquilla.
Fijación de los verdaderos límites entre los distritos de Cota-
paraco y Malvas de la provincia de Huaraz.
Anexión de la aldea de Muqui al distrito de Sincos de la pro-
vincia de Jauja.
Reincorporación de la aldea de Paccha al distrito de Muqui-
yauyo de la provincia de Jauja.
Ubicación del fundo Puquio ó La Pampa en los linderos délos
distritos de Chocope y Paiján de la provincia de Trujillo.
Apertura del antiguo camino entre Huaraz y Huari pasando
por la quebrada de Quillcaihuanca, para lo cual el prefecto del de-
partamento de Ancachs solicita un auxilio de S. 3000 y el concurso
de un ingeniero.
— 405 —
Anexión del caserío de Yupán al distrito de Corongo do la pro
vincia de Pallasca.
Informe sobre un mapa nacional hecho por un alunnio de ter"
cer grado de la escuela municipal de Guadalupe, provincia de Pa"
casniayo.
Solicitud del "Centro Científico" del Cuzco para que se le asig-

ne por el Estado una subvención y se le declare oficial.


Todos estos informes y otros más de los que me ocuparé más
adelante, han absorbido naturalmente gran parte del tiempo que
los socios, con su buena voluntad, hubieran consagrado acaso á es-
tudios de otro género, y más de una vez los miembros de las co-
misiones nombradas se han visto precisados á desatender sus pro-
pias y remunerativas ocupaciones, por satisfacer urgentes dictáme-
nes que la administración pública demandaba á una institución
como la nuestra, que, por su índole, está llamada á absolverlos.
Desgraciadamente, no todos los proyectos presentados á la So-
ciedad para informe han correspondido á imperiipas exigencias
del buen servicio administrativo: la mayor parte de las veces sólo
son fruto de compromisos privados y presentados sin orden ni mé-
todo, por lo que en lugar de redundar en beneficio de la localidad,
entorpecen la acción gubernativa y hacen más complicada aún
nuestra actual y absurda demarcación territorial, causa de tantos
tropiezos para la ordenada marcha de una admiaistracióu política
sabia y prudente.
Obedeciendo, sin duda, á los fines que dejo enunciados, ó pa-
ra prevenir idénticas modificaciones aisladas, que sin plan fijo al-
guno debidamente meditado pudieran hacerse en lo sucesivo, há-
sé presentado á la H. Cámara de Diputados una proposición deter-
minando los requisitos que deben reunir los pueblos y villas para
ser elevados á un rango superior en la larga nomenclatura de títu-
los que hoy llevan los numerosos lugares del país. Este proyecto de
ley que á haberse presentado con mayor antelación hubiera puesto
dique á tantas pretensiones injustificadas, pasó á esta Sociedad
para informe, la que comisionó á sus socios Drs. Mariano I. Prado
y Ugarteche y Javier Prado y Ugarteche, quienes han expedido
un concienzudo dictamen, devolviéndose por Secretaría el expe-
diente á la Cámara respectiva, la que es probable lo discuta en la
próxima Legislatura.

La Sociedad, ahora dos años y medio, recibió encargo del Su-


.

— 406 —
premu Gobierno de foniialar un proyecto de nueva demarcación
territorial de la República: nombróse una comisión especiadla que
después de un año de laborioso trabajo arregló un proyecto de de-
marcación departamental, por considerar que la provincial y dis-
trital demandaban mayor preparación en nuestro pueblo para im-
plantarla exabruptamente, pues bien sabemos cucánto domina la pa
sión lugareña. Ese proyecto, sin embargo, no '¡ha sido aún someti-
do cá la deliberación del Congreso, y los intereses locales ó de círcu-
lo, apartándose de las verdaderas ^conveniencias nacionales, pare-
ce que se opusieran á que tal reforma, reclamada por la propia con-
figuración de nuestro accidentado territorio, se lleve á la práctica
con las modificaciones que una discusión meditada hubiera sugeri,
do á los representantes.
No obstante, se deja planteado para el futuro las bases de una
demarcación que exige ha mucho tiempo la vasta extensión de núes
tro territorio; y nuestro archivo se ha enriquecido con documentos
oficiales que coif ¿ienen abundantes datos sobre la Geografía del
Perú.

Entre los proyectosenviados á la institución para informe


hay algunos, sin embargo, que han merecido mayor consagración
de las comisiones nombradas para absolverlos. A nadie se le ocul-
ta, por ejemplo, que los casi inexplorados departamentos de Loreto

y Cuzco, por su inmensa extensión territorial que juntos abrazan


1.152.14:1 kilómetros cuadrados, requieren para su buena adminis-
tración política, para el desarrollo de sus Valiosos productos natu.
rales y para su colonización y explotación, la acción inmediata y
eficaz de las autoridades, cosa que en la actualidad es punto menos
que imposible, tanto por su lata extensión como por la carencia
absoluta de vías de comunicación y de trasporte. Es por esto que
la Sociedad Geográfica propuso en el largo informe de que acabo
de hacer mención, que se creara en la dilatada región fluvial del
oriente cinco circunscripciones distintas, que, con el nombre de
territorios, y teniendo como capital cada una de ellas puntos cen-
trales y de fácil acceso á nuestros caudalosos y navagables ríos
pudieran influir poderosamente en el conocimiento, dominio y po-
blación de esas vírgenes selvas, cuyas riquezas solo nos son cono-
cidas por escasas y aisladas referencias. L i moción, pues, para
crear el nuevo departamento del Ucayali, mereció la aprobación
- 407 —
de Sociedad con pequeñas modificaciones, dentro de los límites
la
que ya había establecido en el proyecto general, y es de esperarse
que aquella proposición alcance bien pronto á ser ley del Estado.
A este respecto conviene recordar, por la trascendental im-

portancia que tiene y que reciente experiencia se ha encargado de
concederle, —
el proyecto pi-esentado á la Legislatura anterior por
el H. Diputado y miembro de nuestra Sociedad señor Ricardo Gar-
cía Rossel, creando una comandancia marítima, conforme al Có-
digo Naval, en el río Ucayali, en un punto próximo á la (íonflueu-
cia del Pachitea. Esa institución es de grande utilidad práctica,
por el enlace que está llamada á establecer entre el Gobierno cen-
tral y la tegión fluvial, en beneficio del dominio real de ésta y de
su mejor administración.

Otro de informes que se pidió á la instituci^ versó sobre


los
la población actual de la provincia de Huaylas, Sabido es que en
el resorte administrativo hace falta inmensa una oficina especial
de estadística que sirva de base para las múltiples medidas que el
buen gobierno de un país exigen. Esta falta, tan clamorosamente
sentida, ha venido á probarse una vez más con el informe solicita-
do sobre la población de una de nuestras provincias; y la Sociedad,
no teniendo más punto de referencia que el último censo oficial de.
1876, de suyo harto deficiente, tuvo que compulsar sus cálculos
al aumento, en progresión geométrica, sobre la base de nacimien-
tos y defunciones registradas. Así, pues, el dato suministrado hu-
bo de ser simplemente aproximado, muy á pesar auestro, que á
contar con una oficina acl hoc, como las que existen en otras repú-
blicas sud-americanas, podríase en cualquier momento dado pro-
porcionar cifras más exactas. La instalacfen de tal oficina, ya sea
separada ó como dependencia del Ministerio de Gobierno, es, pues,
de necesidad inaplazable, y ojalá el nuevo Consejo Directivo reco-
mendara vehementemente al Gobierno su pronta creación.

La apertura de vías de
comunicación, es otra de las imperio,
sas necesidades que se dejan sentir,y comprendiéndolo así hemos
apoyado siempre decididamente cuanto proyecto se nos ha enviar
do al respecto. Además de los nuevos caminos de que ya en la
memoria anterior se os dió conocimiento, debidos en gran parte
— 408 —
la iniciativa prefectural como en Ayacucho y Lima, 6 á la priva-
da ú oficial, veo con satisfacción las varias propuesta?; para comu-
nicar apartadas regiones, que se han presentado al Gobierno 6 á
las Cámaras. La zona que más urgentemente reclama este benefi-
cio, es sin disputa la de nuestra extensa red fluvial del oriente,
por su fácil y económica salida á los numerosos y valiosos pro-
ductos de nuestra exuberante montaña por el gigantesco Ama"
zonas; y como parece que igual preocupación domina hoy en núes
tras clases dirigentes, se nos ha pasado, para dictamen, diversas
proposiciones tendentes á este fin, que han merecido la aprobación
de la Sociedad. Entre ellas puedo citar la apertura de un camino
que comunique el lío Yuruá con la hoya del Ucayali; el que nna
el Urubamba con el río Sihuaniro; el de herradura entre los últi-
mos puntos navegables de los ríos Tamaya y Yuruá; la explora'
ción que se pi-etende en toda la parte septentrional del gran de
parlamento del Duzco, para unirlo por nuevas vías y establecer
puertos en sus ( ios principales; la apertura del antiguo camino que
comunicaba la capital del departamento de Ancachs con la provin-
cia de Huari, y otros más que se llevan actualmente á término ó
que están por inaugurarse, como el de la Oroya al importante mi-
neral del Cerro de Pasco.

El conocimiento de las condiciones climatológicas de una loca-


lidad, ha merecido particular interés á nuestra institución, como
habréis podido notarlo en nuestro Boletín, que desde su apai'ición
viene publicando cuadros meteorológicos de diversos puntos del
territorio nacional. En vista de la importancia de tales datos, á
los que los gobiernos de otros países dedican especial atención, ha
deseado el Consejo Directivo establecer nuevos centros de observa-
ción en toda la República,, encargando este trabajo á los profeso-
res de física de los colegios nacionales; pero como esta organiza-
ción demanda tiempo y gastos, ha logrado, merced á la
sólo
buena voluntad de los jefes de estación de Matucana y Oroya, ob-
tener en adelante los datos de estos lugares, para lo cual les he
proporcionado los instrumentos necesarios.

Habiendo resuelto el Gobierno concurrir á la próxima Expo.


sición Universal de París, encargó al Instituto Técnico é Indus-
trial, la direcciónde los trabajos de organización de todo lo refe-
rente al mencionado certamen. Con este motivo, ese Instituto so-
— 409 —
licitó nuestra cooperación, pidiéndonos que contribuyéramos con
un mapa dobidamento revisado y corregido, y en el que
del Pei ú,
constase, además, los ferrocarriles, las zonas mineras y otros da-
tos. La Sociedad Geográfica aceptó tal encargo, y contando con
la cantidad de S/. 3.000 que para el efecto se le designó, me comi-
sionó para que rectificara algunas posiciones geográficas, las que
servirían á su vez de punte de partida para corregir otras del ma-
pa Raimondi que, como se sabe, es simplemente itinerario, y su-
jeto, por consiguiente, á los errores propios á este género de traba-
jos. Del resultado de esta comisión daré cuenta detallada próxima-
mente.
Por su parte la Sociedad, juzg.mdo útil se exhibiera ea esa
Exposición internacional una colección de aves disecadas de los
alrededores de Tarnia, que nuestro socio corresponsal D. Albino
Carranza, presidente del Centro Geográfico de esa ciudad, obse-
quió á nuestro naciente museo, se puso á disposición del Instituto,
por acuerdo del Consejo Directivo, la mencionada colección ornito-
lógica para el objeto expresado.
Asimismo, fuimos invitados al VII .Congreso Internacional
Geográfico que se reunió en Berlín en noviembre ultimo. Mas, co"
ino representaciones de esta naturaleza exigen gastos que la
ciedad no puede hacer, tanto por la exigua subvención que recibe
como por el atraso con que se le abona hoy, háse visto privada,
muy á su pesar, de tomar parte en las deliberaciones de esa asam-
blea.
Con motivo de este Congreso, la Sociedad Geográfica de Ma'
drid solicitó coadyuváramos con ella á conseguir que el idioma, es-
pañol fuera considerado también entre los admitidos; pues aducía,
y con sobrado fundamento, que existiendo 17 naciones que lo ha-
blan, con una población de Gi. 145. 350 habitantes, y con una exten-
sión de 12.643.450 kilómetros cuadrados, no había razón para que
se le excluyera, cuando se admitían otros que sólo eran hablados
por la mitad de esta cifra, que sólo abarcaban 1.290.000 kilómetros
cuadrados y que sólo uno ó dos Estados independientes lo poseían.
El Consejo, aceptando la cooperación solicitada, se dirigió por nota
á la comisión organizadora del Congreso, á fin de conseguir la mo-
dificación del programa en ese sentido.

Como recordaréis, ahora tres años nos encomendó el minis-


terio de Relaciones Exteriores la redacción de un opúsculo sobre
— 410 —
elPerú, para subsanar el deficiente que publicó el " Burean of the
American Kepublics'', de Wíishington. Ya en memorias anterio-
res se ha dado cuenta de las dificultades con que se ha tropezado
para terminación de ese trabajo; de manei'a que me limitaré á
la
deciros que ya se han enviado á dicho Ministerio las i^iguientes
monografías de las que compondrán el mencionado opúsculo:
Clima, aclimatación y enfermedades endémicas del Perú, por
el Dr. Ignacio La Puente.
Apuntes sobre la minería en el Perú, por el Dr. Teodorico
Olaechea.
Geografía é hidrografía, por el que suscribe.
Arqueología, por el Dr. Pablo Patrón.
Vías de comunicación, por el coronel D. Ernesto de La Combe
Comercio, por el Dr. Federico Elguera.
Reseña histórica del Perú, por el Dr. Javier Prado y ügar-
teche.
Agricultura é industrias, por D. Carlos B. Cisneros.
Meteorología, por el Dr. Federico Villareai.
Y
además, para que saliera más completo el trabajo, los DD.
P. Patrón y J. Prado y IJ., después determinar la parte que se les
encomendó, se hallan empeñados en la redacción de las monogra-
fías sobre etnografía y legislación del Perú, respectivamente.
Ta)i pronto como se terminen estos dos trabajos, serán remiti-
dos igualmente al despacho de Relaciones, completándose así e
mencionado opúsculo.
Además, se ha enviado un mapa del Perú á la escala de
1: 3.000,000.

Nótase con verdadera complacencia, que el amor por los estu-


dios geográficos vá extendiéndose cada día más entre nosotros. En
el curso de los dos últimos años se han publicado los siguientes

trabajos, que hemos recibido, y por lo que la Sociedad queda reco-


nocida á sus autores:
Tres entregas de la Geografía Comercial de Sud- América, cu"
yos autores son los SS. Carlos B. Cisneros, secretario de nuestra
Sociedad, y Rómulo E. García, bibliotecario de la misma.
Monografía del departamento de La Libertad, por los mismos
señores.
Guía del viajero en Lima, Callao y sus alrededores, por los
mismos.
- 411 —
Sinopsis geo<iji-áfici y ostadísfcíca del Perú, 1897 — IS9S, publi-
cación oficial.
Monoo;fafía del departamento de La Libertad, por el joven Ti-
zón y Bueno.
Cuadro de departamentos, provincias y distritos del Perú, he-
cho por el raismo joven.
Monografía de la provincia de Huancayo, por el Dr. Neme-
sio A. Raez, raienibio corresponsal de la Sociedad.
La provincia de Pacasmayo, por el Sr. Manuel Montero y Ti-
rado, también socio corresponsal, y un mapa de la misma provin-
cia levantado por el ingeniero Sr. Wood.
Apuntes sobre el departamento de Moquegua, por el Sr. En-
rique Angulo.
También se halla en vísperas de publicarse un opúsculo de pro-
paganda sobre el Perú.
Además, se vé con frecuencia en los periódicos científicos y
hasta en los políticos, algunos artículos sobre los di Jersos ramos
que abraza la Geografía; y la prensa extranjera misma inserta en
sus colutnuas de vez en cuando algún trabajo relacionado con tan
importante ciencia. Ultimamente, nuestro cónsul en Southampton
ha extractado y publicado en The South Journal American Jour-
nal la interesante conferencia que dieron en nuestro local los socios
SS. Federico Moreno y Ricardo García Rosell, en 1893, sobre irriga-
ciones en el litoral del Perú; y deseoso el Sr. Cónsul de popularizar
sil lectura, solicitó de nosotros, por conducto del Ministerio de Re-

laciones Exteriores, que le enviáramos los mapas respectivos pa-


ra ilustrar ese trabajo, pues pensaba mandarlo imprimir y distri-
buir gratis; pero como en dicho extracto se han deslizado incorrec-
ciones, juzgué oportuno hacerlo así presente al Ministerio, para
que aceptando tal idea de propaganda, hiciera traducir íntegra la
antedicha conferencia, con los mapas correspondientes, idea que
ha merecido favorable acogida.

La Legación de República Argentina en Lima pidió, por


la
conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores, que la Sociedad
suministrara todos los datos posibles sobre temblores y volcanes
del Perú. Para evacuar tal informe se requería preparación y com-
petencia, cosas ambas que reunía nuestro consocio el Sr. José To-
ribio Polo, á quien se designó con tal fin, señalándosele como re"
muneración por este trabajo, la suma de S/. 300. Una vez concluí"
— 412 —
do informe que consta de ISO páginas más ó menos, se remitió
el
al Ministerio que lo solicitó, y se le dió publicidad en nuestro Bo-
letín, haciéndose, además, una tirada aparte de cien ejemplares.
Este minucioso estudio mereció calurosa felicitación del Ministerio,
el que congratuló ála Sociedad por contar entre sus miembros per-

sonas capaces de llevará cabo.de manera tan satisfactoria, trabajos


que honran tanto al país como á la institución á que pertenecen.
Posteriormente, la misma Legación pidió datos sobre la pobla-
ción del Perú; y como no ha mucho la Comisión de Demaicación
Territorial delacompuesta de miembros de nuestra institución, hubo
de ocuparse de este punto se le trascribió la parte pertinente del in-
forme que expidió la citada comisión.

En varias ocasiones había leído el Dr. Patrón en obras que se


ocupan que ciertos autores, para excusar, sin duda, los
del Perú,
datos escasos inexactos que consignaban, aducían que no halla-
ban fuentes de información sobre nuestro país. Tiende á subsanar

esta deñciencia que en realidad se dejaba sentir á causa de no ser
muy conocidas y casi todas en español, las obras que sobre el Perú

se han publicado, la moción que presentó dicho doctor en una d©
las sesiones de Consejo, para que se encargara á uno de nuestros
consocios la facción de la bibliografía geográfica nacional La idea
halló buena acogida, j como el Sr Polo tenía también acumulados
al respecto algunos datos, se le encargó esta nueva, delicada y la"

boriosa comisión, señalándosele como remuneración la cantidad de


S/. 700.

Siempre ha preocupado á la Sociedad el tan debatido tema de


ja colonización, y constantemente hace por su parte todo lo que la
es posible porque se establezca sobre bases sólidas y convenientes.
Por esto, cuando en 1896 emitió la comisión nombrada ad koc, su
dictamen sobre adjudicación de terrenos en la montaña, sentó las
bases principales sobre las que debía cimentarse la colonización de
esa vasta y fértil zona; recientemente, con motivo de una carta di-
rigida por el comendador Cherletti, de Milán, al conocido comer-
ciante de esta plaza, Sr. Lorenzo Delaude, solicitando datos para
traer al Perú 300 familias y fundar á la vez en Lima un banco
agrícola, con un capital de 20.000,000 de liras; la Sociedad, á la que
el Sr. Delaude trascribió esa comunicación, se apresuró á enviarle
uan tas informaciones pudieran serle útiles para la realización de
tan importante plan. Si se tiene en cuenta el buen éxito que ha
— 413 —
obtenido ol mismo señor Chei'letti en idéntica empresa que realizó
en Venezuela, debe abrigarse la esperanza de que el Gobierno, por
su parte, prestará á ésta y á toda idea análoga, la protección que
^lla raei'ece.

Nuestro Bulktín ha seguido su marcha regular, tropezando sin


embargo con los inconvenientes que frecuentemente se presentan
para esta clase de publicaciones en Lima, donde los buenos y sé-
rios talleres son escasos y los precios y exigencias de sus admmis-
tradores abundan. Además, la publicación de nuestro órgano ofi-
cial corre exclusivamente á cargo de rmestro sub secretario, quien
á parte de las atribuciones propias de su cargo, tiene que dedicar-
se á buscar y pedir el material, á traducir noticias de periódicos
extranjeros, á corregir tres ó cuatro pruebas, á redactar encabeza-
mientos, citas, etc., lo que hace que á veces se atrase un poco en
la regularidad con que debiera salir á luz. Sin e^ibargo, se ha
completado el tomo VIII y ha aparecido el trimesti'e primero del
tomo IX, hallándose próximo á terminarse él trimestre segundo.
Nuestro Boletín ha dado, pues, á luz 4,080 páginas de material
importante para el aprendizaje de la geografía nacional, aparte
de mapas, croquis y grabados.
Así, se explica el interés con que es solicitado por las socieda-
des científicas y hombres de estudio, como La New York Public
Library, el Museo Comercial de Filadelfia, el Instituto Geográfico
de Bruselas, la Sociedad de Historia Natural de Nuremberg, y
otras instituciones más que pasan de 30.

Con las fojas números 23, 27 y 30 que recibimos á mediados


del año pasado, ha quedado terminado el gran mapa del Perú que
iniciara el sabio Raimondi y que la Sociedad tuvo encargo del go-
bierno de proseguir. Además, de las cinco fojas suplementarias
'han llegado igualmente impresas las números 15a y 19a y en prue-
bas las números 18b, 19b y 23a, que lo complementan.
De este mapa trazado á la escala 1:500.000, se ha hecho una,
^reducción á la de 1:1.000.000, cuyo calco se remitió á Europa por
conducto de nuestro cónsul general en Amberes señor Dalmace
Moner Tolmos, para que investigase el costo de su grabado é im-
presión. Independientemente al anterior acuerdo, nombró el con-
sejo dos comisiones: una pedagógica y otra económica, compuesta
— 41-t —
la primei-a por los señores E. Delíjjado, F. Villa real y A. T. WIií-
lar, y la sej^unda por los señores (
y J. Pi ado y Ujijar-
). Cliiarella
teche, para que informaran sobre una propuesta hecha por la an-
tigua librería de Galland, para la impresión en Europa de un ma-
píi para las escuelas, necesidad imperiosísima, pues todos los que

se conocen adolecen, aparte de otros errores, de los mismos defec-


tos que el de Raimondi por ser sólo itinerarios, y no hechos por
triangulaciones ó por verdaderas posiciones geográficas.
Con objeto de subsanar en algo estas deñcieiicias, la socie-
el
dad y obtuvo del director del observatorio de Arequipa,
solicitó
señor S. Bailey, las posiciones geográficas del río Desaguadero, de
la ciudad de Arequipa y del mismo observatorio, con lo que se ha
logrado rectificar esos puntos en el mapa; y como personalmente
he rectificado los de la Oroya, Tarma y puerto Bermúdez, que pue-
den servir de puntos de referencia para rectificar otros de esa zo-
na, se conseguirá en breve corregir una parte del mapa Raimondi,
y la Sociedad^^joseerá entonces una carta de la República que sa-
tisfaga á la enseñanza pública.

Cuanto á obra "El Perú" de Raimondi, cuyos trabajos de


la
organización y publicación fueron encomendados asimismo á nues-
tra institución, se halla muy avanzada. Del tomo IV, cuyos ori-
ginales entregó listos el ingeniero señor José Balta, jefe de una
de las oficinas, hay impresos 39 pliegos de S páginas, ó sean 312
páginas, habiéndose paralizado por ahora esa publicación por ausen-
cia del señor Balta. Este tomo se ocupará de la Geología del Perú
é irá acompañado de un mapa.
Hubiérase adelantado aún más la impresión, si no se hubiese
suprimido por algunos meses el haber que se señaló á los directo-
res de las dos oficinas encargadas de esos trabajos, lo cual dió mar-
gen á que se desatendieran un tanto, por la necesidad imperiosa
que tenían dichos directores de atender de preferencia á buscar los
medios de subsistencia. El señor Balta vióse obligado á renunciar
su cargo por tal causa; pero como no era posible abandonar del to-
do obra de tal naturaleza, y no obstante la notable disminución de
la suma que el Congreso señaló para atenderá esos gastos, se nom-
bró una comisión compuesta de los señores Alejandro Garland y
José T. Polo, para que, de acuerdo con los indicados señores, estu-
diara la mejor manera de proseguirla. La comisión propuso y el
— 415 —
Consejo aceptó que se abonase soles 500 á cada uno de ellos por los
sueldos que habían dejado de pefcibir, y abonar otros soles 500 al
señor P.alta, cuando estuviese impreso el pliego 35, é igual cauti-
dad al terminar el volumen.

Poca importancia se dá entre nosotros al estudio de la Geogra-


fía, muy vasta y que se relacif)iia directamente con otras
ciencia
que, por decirlo así, la complementan. Esta desatendencia se debe
acaso á que no todos comprenden que sin el conocimiento de ella
poco hubiera adelantado en civilización el mundo, que las demás
ciencias no hubieran llegado á tan alto grado de perfección, y el
comercio no hubiera alcanzado al desarrollo increíble que hoy
tiene.

El estudio de la Geografía se impone como una necesidad po-


íítica y económica. Mal puede gobernar un pueblo quien no lo co-
noce debidamente; ni administrar sus reutas quien %nora sus pro-
ducciones y iiecesidades propias.
Así, pues, débese dar lugar preferente en nuestras escuelas y
colegios al estudio de esie úLil y provechoso ramo; y para proceder
con método, deberíase empezar por enseñar al niño primerameute
la Geografía loca), es decir la de la aldea, pueblo ó ciudad en que
haya nacido, después la de la provincia á que pertenece, luego la
del departamento, eu seguida la de la república, y por último la
de los Estados vecinos y demás países del orbe, la que puede ense-
ñarse no tan profundamente como la que corresponde á su país
natal.

En el Perú, hay concejos municipales y juntas departamenta-


les, cuyas rentas bien les permitiría dedicar cierta suma á la ense-
ñanza de la Geografía local; podrían, para estimular y fomentar
estos estudios, promover concursos geográficos; votar anualmente,
en un día determinado, una cantidad para premiar la mejor mo-
nografía que se presentara sobre Geografía departamental, pro-
vincial ó distrital, y hasta debería otorgar premios honoríficos á
los profesores que más hubieran sobresalido por su enseñanza.
Precediéndose de esta manera, y uniformándose bajo un plan
apropiado los cursos de Geografía nacional que hoy sirven como
textos en las escuelas, cosa que depende del Consejo Superior de
Instrucción, pronto se verían las ventajas que tal sistema reporta-
ría, y entonces \a Sociedad Geográfica de Lima hallaría un campo
— 4:16 -

bien preparado para hacer más proficua la pesada, pero útil labor^
que viene haciendo durante doce años.
Deb<;ríase, asimismo, establecer como obligatoria en el progra-
ma de instrucción departamental, la enseñanza de la Geogiafía
del respectivo departamento; pues el niño debe empezar por cono-
cer su sección territorial, para dedicarse después al aprendizaje de
las demás que constituyen la república.
Todas estas reformas, que no implican gran trabajo sino uu
poco de método y buena voluntad, no corresponden ciertamente á
nuestra institución, sino á los funcionarios que ejercen la direc-
ción de la instrucción; pero de todos modos, la Sociedad cumple
con poner de reheve estas necesidades que se imponen de una ma-
nera imperiosa, llamando hacia ellas la atención de los encargados
de llevarlas á la práctica.

La creacj^f^n de una oficina especial de estadística, de que ya


nos hemos ocupado, es otra de las necesidades urgentísimas. Ape-
nas se comprende cómo puede vivir ordenadamente un país sin
oficina semejante, base de todos los cálculos en cualquier ramo de
la administración pública. La carencia de ella se hace palpable
diariamente, y las pei'sonas que se dedican de una manera aislada
y espontánea á estudios de esji especie, tropiezan á menudo con
la falta de fuentes de información.
Por otra parte, debe establecerse y fomentarse, como base de
cnsofianzT. el estudio de la Geografía comercial americana, ramo
hasta hoy tan descuidado entre nosotros y que está llamado á
abrir amplio horizonte á nuestro abatido comercio.

Las relaciones de laSociedad con las análogas extranjeras se


estrechan cada día más.íEl canje con nuestro Boletín es solicitada
con interés y la Biblioteca se enriquece constantemente con las pu-
blicaciones que se nos envía, especialmente de Estados Unidos.
Si los socios redoblaran sus esfuerzos para proporcionarnos
trabajos nacionales, si no muy frecuentemente al menos de alien,

to, nuestro órgana de publicidad alcanzaría aún mayor pi-estigio;

y la Sociedad, que ha logrado cimentarse, se confortaría vigorosa


mente y jamás decaería del alto nivel que ocupa entre las institu-
ciones científicas del mundo.
— 417 —
Durante los 18meses que compi-ende esta memoria se han da-
do dos conferencias: la pi'iraera fué sustentada la noche del 2í) de
«mero del año pasado por el Sr. Taiis M. Robledo, quien disertó sobre
la importante hoya del Ui'ubamba ante numeroso y selecto audito-
rio. Para ilustrar esta conferencia se hizo un mapa á la escala de

] :25O,O;>0 de la región que abarcaba tan fecundo como interesante


tema.
La segunda fué dada por el Sr. Rafael Quirózel 30 de diciem'
bre último, quien disertó sobre la misión que como Delegado del
Gobierno desempeñó en el importante departamento de Loreto,
forma de adminisfcracñón que conviene á ese departamento y con-
veniencias económica y política de mantener íntima comunicación
entre Loreto y Amazonas.
Nuestro vicepresidente el Dr. P¿^blo Patrón, prepara también
una serie de conferencias, en las que probará la íntima relación
que existe entre las cosmogonías incaica y caldea, pava lo cual es-
tudiará sus creencias, usos, costumbres, mouumen^^s, etc. Estas
interesantes veladas serán ilustradas con pi-oyecciones fotográficas^
á fin de que el auditorio pueda apreciar los puntos de semejanza
que existían entre ambos pueblos antiguos.
También ha cedido su local para una conferencia pedagógica >

y al "Ateneo" se le ofreció para sus sesiones y actuaciones públi-


cas, mientras se llevaban á cabo las reparaciones que su local exigía.

Teniendo en cuenta el Consejo Directiva las muchas y serias


publicaciones científi ;as é históricas que sobre el Pérú había dado
á luz el eminente americanista D. Marcos Jiménez de la Espada,
fallecido en Madrid el año pasado, acordó levantar una suscrición
voluntaria entre los socios. La colecta produjo la suma de 600 fran-
cos que fué enviada en una letra al E.\.cmo. Sr. Marqués de la Ve-
ga de Armijo, presidente de la Roal Academia de la Historia, para
que la pusiera en manos de la viuda, como débil tributo á los in-
disputables méritos de su esposo. . ,

La Sociedad ha recibido como obsequio del Sr. Albino Carran-


za,presidentedel Centro G-eográfico de Tarma,una colección de aves
disecadas de los alrededores de esa ciudad; la misma que, como ja
— 418 —
lo hemos ha puesto á disposición del Instituto Técnico
dicho, se
para que envíe á la próxima Exposición de París.
la
También ha recibido: del ingeniero peruano residente en Bue-
nos Aires, Sr. G. A. Gallardo, un mapa del territorio de Misiones
levantado por él; y del ingeniero francés Sr. H. Melvilledos peque-
ñas cartas de los valles de Chiclayo y Zaña y de Acarí.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, por su parte, nos ha
obsequiado una carta de las bahías del Ferrol y Coisco, que había
recibido á su vez del Ministro de la Gran Bretaña, y siete tomos
de los informes y mapas de las comisiones nombradas para estu-
diar el trazo del ferrocarril intercontinental.

Nuestra biblioteca, en el trascurso del año, ha aumentad o en


302 volúmenes, 932 folletos y 2i mapas, 'entre los que se hallan
comprendidos los donativos de los SS. Pablo Patrón, Ricardo Pal -
ma, Eulogio Delgado, Carlos Paz Soldán, Alejandro de la Fuente,
Leónidas A^endaño, Jacinto García, Carlos B. Cisneros y el que
suscribe. Buen número de ellos se deben asimismo á la Sinithso-
nian Institution de Washington, el que periódicamente nos remite
sus importantes publicaciones.
También ha adquirido, por la suma de 1,030 francos, el monu-
mental Diccionario enciclopédico de Larousse, que consta de 25 to-
mos, incluso los apéndices hasta 1898.
Para facilitar el manejo de la Biblioteca se ha empezado á pu-
blicar el catálogo de las obras que contiene, habiendo salido ya á
luz la primera parte.

Dos socios activos y dos corresponsales han sido aceptados en


el año, uno se ha separado voluntariamente y han fallecido cui^
co, los señores:
Dr. Luis Carranza, miembro fundador y presidente de la ins-
titución.
Ingeniero Ricardo Rey y Basadre, miembro del Consejo Direc-
tivo.
Dr. Marcos Jiménez de la Espada, corresponsal honorario.
Dr. Francisco Rosas, activo, é
Ingeniero Ernesto Malinowski, fundador.
Pérdidas todas que han sido hondamente sentidas y que dejan
vacíos difíciles de llenar.
— 419 -

Los señores H. Hope- Jones, Federico Remy, E. Z. G-onzález,


Luis Pesce, tienen comprometida la gratitud de I;v Sociedad por su
espontánea colaboración en el Bolktínt, el que registra constante-
mente cuadros de observaciones termoniétricas de San Ignacio en
Caylloma, del Callao y de la Oroya y pluvioraétricas de Chancha-
mayo.

Por balance de la Tesorería os enteraréis del estado financie-


el
ro tanto de la Sociedad como de la oficina Rairaoiidi: de él resulta
que existe un saldo en la caja de la Sociedad de S/. 17L0S, no
obstante de que el Gobierno no ha abonado aún las subvenciones
correspondientes al mes que hoy termina; y en la de Raimondi,
también en 31 de diciembre, S/. 255 30.

Tal es, señores, la labor de nuestra institución en el 11.° año


de su existencia, el cual abarca un período de 18 meses, á fin de
normalizar el año civil con el económico de la Sociedad.

Lima, diciembre 31 de 1S99.

M. Melitón Carvajal.

CONTRIBUCION AL ESTUDIO Dlí LA GEOLOGIA DE LA COSTA DEL PERU

POR EL INGENIERO

Ricardo Rey y Baladre


Al fijar la mirada sobre un mapa del Perú, nótase desde lúe-
go que el corte y configuración de su costa de Sur á Norte, corres-
ponde á 4 grandes líneas netamente determinadas, á saber:
1. Desde la boca del río Loa la línea del litoral corre de Sur
'^

á Norte, muy cerca y un poco al E. del meridiano 73'' O. de París


hasta el puerto de Arica, situado á los 18° 28' o' Sur y 72° 9" O. W
de París.
2. * En Arica se quiebra bruscamente este arrumbamiento y el

litoral se dirije más ó menos hacia el N. 60° O. hasta el paralelo


150 30' Sur y 77° 30' al O. de París.
— 420 —
3. * Desde anterior se endereza de nuevo la costa ha-
el puiito
cia el N., corriendocon un arrumhainieato general de más ó rae-,
nos N. 30° O. hasta el cabo Punta Falsa, casi álos6° de latitud Sur
y 83° 30' al O. de Paris; y finalmente.
4. * Desde Punta Falsa hasta el cabo Blanco se dirige la costa

francamente hacia el N. siguiendo casi el meridiano 83" 30' al O.


de París.
Estas cuatro grandes líneas encierran pronunciadas concavi-
dades hacia el E. y vienen á ser como las cuerdas de otros tantos
grandes arcos muy abiertos, concavidades debidas, sin duda, á. la
acción erosiva de la corriente antartica marina, que lame la costa
chocando contra ella siempre en ángulo agudo, como que en la
parte Sur viene del SSO., enderezando después su curso hacia el
NO. y hacia el N., para voltear po)' fin cerca del Ecuador hacia el
O. para formar la gran corriente ecuatorial del Pacífico.
A todol>bservador le llamaprofundamente la atención que el
coi"te de la costa sea muy
seguido y neto, no formando ni grandes
golfos, ni ensenadas profundas, y que en gran parte, sobre todo
desde más al S. del río Loa hasta cerca del puerto de Lomas, se le-
vanta el continente bruscamente de las aguas, sin verdaderas pla-
yas tendidas, ni planicies suavemente ascendentes hacia el inte-
rior. Esta especial configuración sugiere inmediatamente la idea
de que ella ni puede ser originada exclusivamente por la fuerza
erosiva de las corrientes marítimas, por prolongada y poderosa
que se conciba su duración y relativa potencia, pues aunque ha-
yan contribuido y sigan contribuyendo constantemente á su per-
filamiento, hay que buscar en otras causas más poderosas el ori-
gen verdadero del corte y forma actual del litoral.
En efecto, cuando se ha recorrido la extensa faja de territorio
que existe entre la orilla del Pacífico y la gran cadena volcánica
de la costa del Períl que corre entre los paralelos 19° 30' y 14° 30
S., y se observa el grande, casi exclusivo predominio de las rocas
ígneas, antiguas y modernas, de que casi en su totalidad están com -
puestos esos terrenos, hay que reconocer y admitir que esta espe-
cial configuración es debida sobre todo y especialmente á la exis-
tencia de varios ejes ó grietas de dislocación, que pueden observar-
se, según cuyas grandes fallas se han sucedido sucesivos levanta .
mientos y hundimientos de grandes fajas de terreno.
Al estudio de estos distintos ejes de dislocacióu y á los efectos
que han producido y aun siguen produciendo para el perfilamiento
— 421 —
(lo la costa del Perú, es á lo quevoy á contraerme, valiéndome
para ello que eminentes geólogos ya han observado, y utili-
de lo
zando también mis pequeños é insuficientes datos, fruto de mis
observaciones durante algunos años en los que he recorrido casi
toda la costa de S. á N. anotando cuanto me ha parecido relacio-
,

narse con el desenvolvimiento de estos fenómenos.


Cualquiera que observe el arrumbamiento general de la
gran cadena occidental de los Andes, notará que su eje corre casi
paralelamente á la costa: en general con los mismos rumbos que
he anotado anteriormente desde mucho más al Sur del río Loa
hasta cerca de la línea ecuatorial. E ita gran cordillera no es de
formación simple, sino muy compleja y no ha sido levantada del
fondo de los antiguos mares en un solo esfuerzo de las fuerzas di-
námicas subterráneas, sino que es la obra de las edades y de suce-
sivos movimientos.
Para formarse un juicio que pueda acercarse á lo probable,
hay que fijarse en la estructura de esta gigantesca cadena de los
Andes, y en los fenómenos de dislocación que se ñau desarrollado
y sigueu desarrollándose en toda su gran extensión.
Esta inmensa cordillera que principia en el paralelo 55° Sur,
forma, puede decirse, el gran espinazo del continente americano
recorriéndolo en toda su extensión de S. á N. en un trayecto de
más ó menos 125 grados geográficos ó sea cerca de li.OOO kilóme-
tros hasta el paralelo 70° N., en la orilla del océano glacial ártico.
El continente levantado del seno de las aguas por las fuerzas sub-
terráneas que elevan esta inmensa cordillera, se alza en general
en su costa occidental en forma de serranía y no como en el opues-
to lado, donde las olas del Atlántico baten, en general, el confín de
grandes planicies. Su corte occidental es, casi siempre, neto, care-
ciendo de grandes agrupaciones de islas, de penínsulas ó de gran-
des golfos, y aunque por los extremos Sur y Norte está la costa
fraccionada, el perfil general de su relieve no sufre grande altera-
ción. Corre tan cercana, en general, al Pacífico que los terrenos
que la separan del mar no están cruzados por grandes ríos, ni
existen grandes planicies dentro de este estrecho recinto. Desde
el paralelo 55° Sur hasta el paralelo 25" Sur, es decir, en un tra-

zecto de 30 grados geográficos, ó sea más ó menos 3350 kilómetros,


corre como una muralla aislada siguiendo casi rectamente el me-
ridiano 75° con ligera inflexión curva hacia el O. En el paralelo
25"Sur nace, corriendo hacia el NE., la cordillera transversal,
llamada del Despoblado, y desde aquí para el N., sobre todo hasta
— 422 —
el paralelo l-t", toma gran amplitud distingaióndose do»? y hasta
tres cadenas de los Andes é infinidad de cadenas transversales que
forman de Bolivia y del Perú, y formando nudos
las autiplanicies
caóticos de cerros elevadísimos en los puntos de intersecció de i

ambos sistemas. Desde el paralelo 25° la dirección general de los


Andes sigue en línea curva oblicuando hacia el NO. hasta el para-
leto 5° Sur y el meridiano 84-'. En este trayecto se distinguen dos
cordilleras principales, la Occidental y la Oriental, siendo la prime-
ra considerada como la continuación délos Andes chile;nos por la
similitud de su formación geológica. Desde el paralelo 5' Sur los
varios ramales de la cordillera vuelven á unirse para atravesar el
Ecuador con un rumbo casi S. á N. hasta un poco más al N. del
paralelo 2° S. en donde vuelve á abrirse en doi ramales para for-
mar la altiplanicie central del Ecuador. Así corren separados has-
ta volverse á reunir un poco más al N. del paralelo 1° N. para for-
mar el nudo de |'asto, abriéndose aquí en tres ramales que van á
terminar en el mar de las Antillas, dos de ellos en el territorio de
Colombia y el tercero en Venezuela. Parece como que aquí termi-
nara esta colosal cordillera, mucho más si se considera que el pro-
fundo valle del Atrato corta su curso y que la serranía que separa
el Pacífico del Atlántico en el Istmo de Panamá no llega á tener
100 metros de altura, pero al avanzar hacia el N. atravesando los
Estados centro-americanos vuelve á tomar consistencia para
mostrarse de nuevo de grandes dimensiones, aunque no tan colosa-
les como en el continente austral, al atravesar México y los Esta-
dos Unidos de Norte América y el Canadá, para ir á terminar su
largo curso en el mar glacial Artico por un ramal, y en el extremo
de la península de Alaska por otro.
La acción volcánica ha sido de gran duración y extraordinaria
potencia en la colosal cadena de los Andes, y no solamente está
circunscrita esta actividad á esta gran cadena sino á todo el recin-
to del Océano Pacífico. Humboldt ha afirmado que(l): "Sinos
figuramos el inmenso golfo de mar, que se llama comunmente la
mar del Sur, limitado por el paralelo del estrecho de Behring por
una parte y por otra el paralelo de la Nueva Zelanda, que toca
también al Sur de Chile, quedamos asombrados de ver que, dentro
de este receptáculo y en su contorno continental asiático y ameri-
cano, se hallan 198 volcanes activos de los 225 de toda la tierra, es

(1) Véase Kosmos. ed. 13.% t. IV, pág. 294'


— 423 —
decir, cerca (le las 7/S Esto es en cuanto á los volcanes
parteá".
sobi-e los couLiiientes é islas. los que están hoy
Ahora en cuanto á
en completo reposo, tomando en cuenta tan sólo los situados en el
territorio de que aquí se está tratando ;,cuán tos pueden contarse des-
de el nacimiento del río Loa hasta la frontera ecuatoriana, que han
vomitado la inmensa masa de lavas y tobas traquíticas, piedra pó
mez y cenizas que cubren todos los contrafuertes 0(;cidentales de
los Andes y aun vastas egiones de la costa Sur del Perú?
l

Ahora, según las investigaciones de muchos eminentes geólo-


gos, es un hecho comprobado que, con po;;as excepciones, las in-
numerables islas desparramadas por la inmensa extensión del
Océano Pacífico son de origen volcánico ó coralífiero (1). Es decir
que esta inmensa cuenca que ocupa una superficie igual á casi 1/3
parte de la del globo terrestre, es en donde más se ha manifestado
y sigue manifestándose la actividad volcánica de nuestro planeta.
En cuanto á la situación y distribución de los volcanes, Dar-
win, fundándose en sus propias observ^aciones y en las de otros
geólogos, enuncia los siguientes hechos, que pue(?en establecerse
como leyes geológicas: 1." La mayoría de los volcanes, hoy en ac-
tividad, existen sea como islas ó cerca de la playa de los mares
(2); 2." Las numerosas islas délos archipiélagos volcánicos están
generalmente colocadas en hileras sencillas, dobles ó triples y en
líneas que con frecuencia afectan la forma ligeramente curva?
siendo la forma de cada isla ó circular ó ligeramente alargada se-
gún el rumbo que sigue el grupo á que pertenece; y el célebre
Humboldt ha establecido la 3."- ley, para nuestro continente, según
la cual "las grietas volcánicas hicieron su erupción siempre en la
parte occidental délos Andes que mira al litoral del Pacífico" (3)
Además es un hecho que puede establecerse como la 4." ley
geológica de los volcanes, y es que éstos existen generalmente á lo
largo de los continentes y cerca de las orillas de los mares, ha-
biendo (como en la 2." ley) una 6 varias hileras más ó menos pa-
ralelas y á mayor ó menor distancia de sus playas, en cuyo caso
existe una conexión íntima entre toda la serie de focos.
En la América del Sur la serie de volcanes principia por el
Sur y corre en una sola linea desde el volcán Fitz-Roy ó Chalten,
en Chile, á los 49° ()' de latitud Sur, hasta el paralelo 19 1/2° en

(1) Darwin —Geolo?-. observations, 3.» edit. 1891, pág. 140.


(2) Ibid. pág. 141.
(3) Cosmos, t. IV, pág. 203,
— 424 —
donde principia la serie de los volcanes de la costa del Perú, reco-
rriendo así 30° geográficos ó sean más 6 menos 3350 kilómetros.
Hay qne hacer notar que en todo este trayecto la línea de volcanes
uo coincide con el eje de la cordillera de los zVndes, pues corre en
una línea sinuosa situada al O. de aquel eje, de tal manera qne
aunque algunos están muy próximos al eje, la mayor pártese apar-
ta de él, y no pocos están situados de la cordillera y se ele-
al pie
van del mismo intermedio. Sin em-
llano longitudinal ó del golfo
bargo no forman allí un cordón netamente separado que pudiera
considerarse como un segundo eje de levantamiento separado del
de la cordillera de los Andes, por lo que puede decirse que es un
hecho incontrovertible que esta parte de los Andes forma un solo
cordón principal hasta el paralelo 25 en que se aparta liaciael NE. la
cordillera del Despoblado, casi en el límite de Bolivia con la Repú-
blica Argentina, dando así priucipio á la antiplanicie boliviana.
Hasta este pay^alelo 25 el gr.in maciso de la cordillera chilena no
ocupa una anchura superior á 110 á 160 kilómetros; mas desde
aquí hasta el paralelo 14 se ensancha inmensamente hasta ocupar
no menos de 7 grados geográficos, ó sea más ó menos 800 kilóme-
tros, recorriendo el resto del Perú con un ancho de 250 á 400 kiló-
metros. Desde el paralelo 25 hacia el N. el gran sistema de los An-
des chilenos viene á formar la cordillera occidental de los Andes
bolivianos y peruanos y la serie de volcanes que ha estado como
anexa á aquel sistema; desde aquí se aparta netamente de aquella
serie, para formar hacia el O. de la cadena occidental de los Andes

y á una distancia que varía de 50 á 70 kilómetros una nueva ele-


vada cordillera, compuesta exclusivamente de volcanes, que for-
ma el eje más moderno del levantamiento de la parte occidental
del continente americano y á la cual hay que atribuir los últimos
esfuerzos para el perfilamiento de la costa del Pacífico correspon-
diente al N. de Chile, Bolivia y el Pei ú.
En realidad, desde el paralelo 19" 30' Sur en que surge impo-
nente el Puchultiza, sigue hacia el NO. la cadena de volcanes que
llamo déla costa, y pueden enumerarse los siguientes: el Isluga,
el Mama-huta, el Gualatieri, el Parinacota, el Pamarape, el Saha-
ina, el Chocapallani, el Chipacani, el Tacora, el Pallagua, el Tutu-
paca ó Candarave, el Omate (ó Huaina-putina), el Ubinas, el Pi-
chu-pichu, el Misti, el Charchani, el Sahuanqueya (ó volcán de Cay-
lloma), el gigantesco Coro-puma, el Solimana, el Sara^ara, el Achai-
tagua, forman una serie no interrumpida, una verdadera cadena
de volcanes, unos aun en actividad, otros en reposo y quizás
— 425 —
extinguidos iiuichos, pero conservando recoiiociblos sus inmen-
sos cráteies coronando sus gigantescos conos.
cadena de volcanes que llamo "Cadena volcánica de la
lista
costa", sigue por uu trecho algo apartada en general hacia el
Oeste de la cordillera de los Andes occidentales, aunque algunos
de sus picos se elevan casi en la misma linea de ésta, pero ya des-
de el Tutupaca la cadena de volcanes se separa completamente de
los Andes occidentales formando definitivamente una cadena se-
parada que se aparta en forma de un grande arco, quedando al
Este los Andes occidentales como su cuerda, hasta que en el depar-
tamento de Ayacucho, en doiide el Sarasara llega casi á incorpo-
rarse á la cordillera de los Andes, la atraviesa y vuelve á manifes-
tarse hacia el E. de esta con el elevado "Carguayrazo". — Esta in-
mensa grieta de dislocación recorre así más de 8 grados geográfi-
cos y de sus numerosos cráteres es colosal la cantidad de andesi-
tas y basaltos, tobas y cenizas traquíticas y piedra pómez que han
salido de las entrañas de lá tierra, para cubrir ca.í% todo el territo-
rio no sólo á lo largo de su alineamiento, sino en muchas partes
en un ancho de más de 200 kilómetros.
Algunos geólogos que han estudiado la costa occidental de la
América del Sur han emitido vagamente la opinión que, según las
leyes fundamentales que rigen la distribución de las series volcá-
nicas á que he hecho alusión en párrafos anteriores, era prolaable
que existiera una tal serie de volcanes submarinos que corriera
más ó menos paralela y más ó meaos cercana á dicha costa sobre
grandes grietas de dislocación. A mi modo de ver, es efectiva y
evidente la existencia de dichas series submarinas y para ello me
fundo en dichas leyes generales, que no veo por qué aquí, en don-
de existe la más grande región volcánica del globo, habían de de-
jar de manifestarse: esto desde el punto de vista especulativo.
Desde el punto de vista de los hechos, rae parece perfectamente
comprobada su existencia por los acontecimientos realizados en
esta costa durante los terremotos que han originado grandes olas
seísmicas, en cuyo caso el movimiento del sacudimiento terrestre
ha sido netamente definido como viniendo del lado del Océano.
Muchos terremotos han tenido lugar en la extensa costa del Pací-
fico desde la conquista de estos países por los españoles. Inútil es
enumerar los que han tenido su origen en la región volcánica in-
terior de la costa y que de consiguiente no han ocasionado olas
seísmicas, y sólo me contraeré aquí á hacer referencia á los que,
provenientes del lado del mar, han ocasionado esas grandes olas
— 42r) —
seísmicas, quo son los de 15S(), dol 23 de noviembre de del
21 de octubre de 1687 llamado de Sta. Ursula, del 28 de octubre
de 1746, de noviembre de 1751, del 13 de agosto de 1868 y del O de
mayo de 1877.
Según las antiguas relaciones de estos luctuosos y espantosos
acontecimientos, los de 1604 y 1687 tuvieron su centro de acción
al O. de la región situada en el Pacífico al frente del territorio com-
prendido entre Arica y Quilca, llegando á hacerse notables los efec-
tos de las respectivas olas seísmicas hasta la costa de Chile y has-
ta Pisco, siendo destruidas por aquellas Arica en 1604 é inundada
toda esa extensión de la costa durante el de 1687.
El de 1746 parece haber tenido su centro de acción al O. del
Callao, pues este puerto fué destruido por completo por la ola seís-
mica, sin que su acción destructora se haya extendido con tal vio-
lencia á los demás puertos situados al S. y N. del Callao. El de
1751 tuvo su centro de acción al frente del territorio de la costa de
Chile comprefidido desde el Sur de Concepción hasta el N. de
Valparaíso: la ola seísmica destruyó todos los pueblos edificados

en aquellas playas. El del 13 de agosto de 1868 parece haber teni-
do su centro de acción al frente del territorio comprendido entre
Cobija y Arica, pues allí se manifestaron las olas seísmicas con
mayor altura, aunque su efecto se extendió por casi todo el in-
menso ámbito del Océano Pacífico, repitiéndose este mismo fenó-
meno, aunque no con tanta violencia en 1877. Las relaciones de
los glandes terremotos de 1586, 1604, 1687, 1746 y 1751 no se refie-
ren sino á una sóla ola seísmica que se precipitó en algunos luga-
res repentinamente y con gran violencia sobre la costa, y otros des-
pués de haberse retirado el mar; los autores- de aquellas relaciones
— —
no designan dato importante el tiempo que medió entre la con-
clusión del terremoto y la invasión de la costa por la ola seísmica,
contentándose con decir "poco después".
Yo estuve el 13 de agosto de 1868 en el puerto de Arica y tu-
ve ocasión de observar lo más prolijamente posible la marcha del
fenómeno. A las o horas 15 minutos p. m., según el parte oficial
del segundo Comandante de la "América", principió el terremoto
con un suave movimiento ondulatorio perceptible del O- al E. que
fué aumentando paulatinamente de violencia hasta adquirirla de
tal modo, que el terreno ondulaba como la superficie del mar, ha-
biendo sido interrumpido este movimiento por 4 sacudimientos
verticales de trepidación tan fuerte que parecía que saltaba la tie-
rra. Durante todo el fenómeno que terminó á las 5 horas

<
— 427 —
23 minutos, (luraiulo así S iniuutos sin ninguna interrupción
])n(le ol)servar la superficie del mar con interíísada atención, pues
me hallaba á 70 ú S(> metros de su orilla ó impresionado por el re-
cuerdo de la ola seísmica que poco tiempo antes había desti'uído
la costa de la isla de S. Thomas, y sólo noté su tersa, ti-an(piila
supei'ficie agitada por un movimiento como de hervor cu.'indo se
sucedieron los 4 sacudimientos de trepidación. Terminado el te-
rremoto, quedó la superficie del mar perfectamente tranquila, pa-
recía una tasa de leche como vulgarmente se dice. Catoi'ce minu"
tos después {á las 5 horas 37 minutos) vi que el mar se desbordaba
lentamente: desde el punto en que me hallaba parecía como que
la tierra se hundía poco á poco bajo las aguas, y tan lenta fué su
invasión que la gran muchedumbre que estaba agolpada en la mis-
ma orilla pudo escapar á la carrera hasta la próxima falda del mo-
rro recorriendo hasta 600 metros por la calle de la zanja y raeno"
i'es distancias por las más cercanas á la altara. En este primer mo-

vimiento de invasión las aguas sólo adquirieron en la bahía una


velocidad de 2 metros 83 por segundo ó sea 5 1/2 ulillas por hora?
según medidas practicadas con la corredera á bordo de la corbeta
de guerra peruana "América"' y llegaron á un máximo de altura
de 12 metros á las 5 horas 51 minutos. Alcanzada este máximo de
altura, empezó el movimiento de la vaciante que llegó á su térmi"
no á las horas 17 minutos, dejando en seco el fondo del mar has-
(i

ta más afuera del fondeadero que está situado entre 600 y 900 me-
tros de la orilla y cuya profundidad varía entre 12 y 18 metros-
Durante este flujo y reflujo de las aguas que duró 40 minutos, se
produjeron correntadas circulares originadas por lo forma saliente
de la costa norte y por el choque contra el Morro y la isla del Ala-
crán que están al Sur. El mar quedó así en seco, y aprovechando
esta circunstancia, los tripulantes de varios de los buques que ha-
bían quedado tumbados sobre el fondo de la bahía, trataron de ga-
nar á pie la tierra firme, lo que no lograron por la desigualdad y
fangosidad del terreno que dificultaba inmensamente su fatigosa
marcha y porque tenían que atravesar á nado numerosos charcos
y canales profundos que allí querlaron llenos de agua. A las 6 ho"
ras 30 minutos más ó menos, se vió avanzar desde los confines del
horizonte la segunda ola que llegó á su máximum de altura de 16
metros sobre el nivel ordinario del mar á las 6 horas 43 minutos,
con una velocidad que en la bahía fué de 9 1/2 millas por hora,
según medida de corredera de la corbeta "América". Esta inmen-
sa masa de agua cayendo sobre los buques varados en el fondo de
la bahía los redujo á átomos; al pontón de guerra norte- araerica-
— 42S —
no "Freedonia" se le vio rodar como un tonel ant'^s de de-itrozar.
se y ahogó á los infortunados que corrían hacia el puerto sobre el
fondo de la bahía. Los otros buques que habían sido arrastrados
por la primera vaciante mar afuera, entraron tierra adenti'o arras-
trados por esta fuiiosa inundación. Alcanzado el niáximimi de al-
tura á las 6 horas y 43 minutos, las aguas volvieron á retroceder
con la misma velocidad con que entraron y á las 6 horas y 50 mi-
nutos la vaciante llegó á su máximum, entrando inmediataniKnte
la tercera ola que invadió la tierra entre 7 horas 5 y 7 horas 10
minutos, con velocidad en la bahía de 1() 1/2 millas por hora, que-
dando á esta hora varadas en tierra firme las corbetas "América"
y "Watei'ee", esta última de la marina de Estados Unidos de Nor-
te América, lo que se pudo notar claramente al ver que ya no se
movían las luces de ordenanza que estos buques tenían encendi-
das, y lo que está de acuerdo con el parte del comandante Ferrey-
ros. Después de esta hora, parece que hubo tres olas más de me-
nor á menor in^¿nsidad, pues así lo hace creer el periódico estruen-
do decreciente que produjeron las aguas en sus invasiones del con-
tinente: la oscuridad era tan profunda que ya nada se podía ver.
En resumen, el movimiento general seísmico de este terremo-
to fuécomo sigue:
Hora en que principió el terremoto 5 h. 15 p. m.
,, terminó 5 23
principió á desbordarse la 1." ola 5 37 ,,

,, alcanzó su máximum de altura 5 51 ,,

,, la vaciante terminó 6 17 ,,

adquirió el máximum de altura


la 2.^ ola 6 i3 „
,, ,,
adquirió el máximum de altura
la 3. ola 7 9 ,,

de aquí resulta que entre el momento en que se desbordó la 1.^ ola


5 h. 37y el de su máximum de altura 5 h. 51, pasa-
ron li minutos
que entre este último momento y aquel en que
terminó la 1.* vaciante 6 h. 17 pasaron 26
que desde esté último hasta aquel en que la 2.*
ola llegó á su máximum de altura, 6 h. 43 m.
pasaron otros 26
pasó igual tiempo hasta la 3.* ola cuyo máximum
de altura llegó á tener lugar á las 7 h. 9 . . . , . . 26

Total 92
— 429 —
Ea el comandante Fei'i-eyro^ no indica la hora de la
su parte
1."^ ola, hora de la 3." la indica á las
la h. y 45 m. y la tercera
(>

al momento de vararse la " América " á las 7 horas 10 m. que


deba considerarse como el instante en que las aguas, después de ha
ber adquirido su altura máxima, empezaron á vaciarse.
En este gran terremoto se propagó hi onda seísmica hasta un
poco más al N. de Lima y erOallab y hacia el S. hasta Concepción
y T¿ilcahuano, abrazando así una línea longitudinal de N. á S. de
25 grados geográficos ó sea 1500 millas, igual más ó menos á 27S0
kilómetros. La ola seísmica se propagó hacia el N. hasta Casma
y aun en Samanco se hizo -sensible, y hacia el S. hasta Valdivia,
recorriendo así de N". á S. casi 31 grados geográficos, ó sea más ó
menos, 340ii kilómetros. Eu cuanto á la hora precisa en que se ini-
ció el terremoto, no merecen confianza sino las dadas por el co.
mandante Ferreyros de la corbeta peruana "América" en Arica: 5
horas 15 p. m., y por los diarios del Callao: 4 horas 45 p. m., ya
que ambas eran observadas diariamente. En las relí-^iones que se
refieren á los demás puntos, hay tal divergencia á este respecto que
no es posible acéptatelas.
Lo que es muy notable en este fenómeno y en el posterior de
1877, es que ninguno de los dos se sintió en Valparaíso, ni como
temblor, ni como ola seísmica, habiendo sido, sin embargo, muy
sensibles sus efectos en Coquimbo situado
N. de aquel puerto y
al
desde jSan Antonio hacia el Sur hasta Valdivia, lo que autoriza
^
suponer que existe allí una valla ó grieta transversal subterránea
y submarina bastante ancha para que disipe la onda y una alta
cordillera submarina que destruya la ola seísmica hasta 40 ó 50
millas al O. de Valparaíso y fuera de cuyo límite se propagan libre-
mente arabas ondulaciones.
Aceptando como buenas, pues, las horas del Callao y de Arica,
resulta que el terremoto tuvo lugar en Arica 3 minutos después
que en e. Cillas, y que da co:i3Í;5a¡eafce su punto inicial está al O
de Arica.
He dicho que el máximo de potencia destructora de la onda
seísmica hízose sentir entre los paralelos de Arica y de Cobija y
aunque los datos no son perfectos en cuanto á la hora en que se
sintió, dan sin embargo la suficiente luz para admitir que el foco
del movimiento tuvo lugar á lo largo de una grieta que corre más
ó menos en linea recta de un punto que parte del meridiano 73° O
de París alfrente de Cobija, oblicuando hacia elE. hasta llegar muy
cerca al frente de Arica. Si se tuvieran los datos de Cobija con la
— 430 —
misma exactitud que se tienen los de Arica, podría fijarse más ó
meuos la distancia de esta linea del primer punto, como voy á tra"
tar de fijarla para Arica.
Según R. Mallet, la velocidad de propagación de los teri-enio -

tos al través de las siguientes rocas es como sigue:

En el granito compacto 507 i m. por segundo


,, rajado 398 ,, ,,

,, la pizarra laminada 331 |

y ha sido determinada en los siguientes terremotos:


Terremoto de Lisboa de IT."),) 51ó m. por segando
del de Alemania de 1843.. 590 ,,

de Pointá Pitre de 184G 185 „


de las provincias del Rhin en
en 1846 470 ,,

,, de Alemania central de 1872 742 ,,

lo que da un fitomedio de 470 metros por segando. Si se acepta


esta velocidad aquí, resulta que el punto en que termina al frente

de Arica esta linea, está situado á 84 kilómetros 090 metros, ó sea


45 /g-n millas marinas al frente de Arica, lo que quedará bastante bien

comprobado, como más adelante se verá por la amplitud de la ola


seísmica, y por la velocidad con que se propagó hasta el puerto de
Arica.
Por las consideracionesy resultados que van á exponerse en
seguida, parece como muy probable que esta gran grieta de dislo-
cación en la cual se produjo siniiiltáneahiente el sacudimiento has-,
ta el Callao y Lima, desde la latitud de Arica ó quizás desde un
poco más al N. voltea bruscamente hacia el O. siguiendo de cerca
el paralelo 18° S. hasta cortar más ó menos el meridiano del Callao,
para finalmente correr hacia el N. siguiendo este meridiano y pe-
netrando así dentro del Continente más ó menos por debajo del Ca-
llao, para terminar poco después.
El sacudimiento terrestre se produjo simultáneamente á lo lar-
go de esta gran grieta desde Cobija hasta el Callao, pero sólo de-
sarrolló bastante potencia para producir la ola seísmica en la linea
S. N. entre Cobija y Arica, explicándose así la casi simultaneidad
con que se sintió el temblor desde Cobija hasta el Callao, y el con-
siderable retardo con que la ola seísmica llegó á este último puerto
en su propagación hacia el N. y á Talcahuano y Valdivia ambas
ondulaciones, la terrestre y la marítima. Este es el único modo de
explicar la marcha y duración del fenómeno.
— 431 —
Eivefecto, si la grieta de dislocación á lo largo de la cual se pro.
dujo el iiioviinitíiito se dirigiera hacia el N. desde un pauto de esta
liuea situado al frente de Aiica, es evidente que el ha'
tei*reraoto,
hiendo tenido lugar en este puerco á las 5 horas lo p. m., se hahría
sentido en el Callao á más de 27 minutos (que es la diferencia d^
tiempo entre ambos puertos) después de lo que se sintió, es decir,
debería de haber tenido lugar en el Callao después de las 5 horas
12 minutos y no alas -í horas 45 minutos como sucedió. Esto basta
para disipar toda idea res|)ecto á admitir la dirección S. N. de esta
linea, así como también de toda otra continental, es decir, que co-
rre al E. de la costa. De manera que hay que buscar hacia el O. de
la costa el rumbo de la linea ó eje del movimiento. Como se verá
más adelante, la l.'' ola seísmica ó "raz de marée" llegó al Callao
á las 10 horas m., es decir, o horao 15 minutos después de que
p.
allí se y como la distancia que hubiera tenido
iniciara el temblor,
que recorrer situando el punto inicial al frente y á 45 niillas
de Arica, es de 540 millas, es claro que la velocidad Ion que se de-
bería haber propagado siguiendo tan de cerca la costa es de 52 jVü
metros por segundo, lo que da como profundidad media de la capa
de agua así recorrida, según la fórmula de Lagrauge, de 285
metros, lo que no está conforme con la profundidad media obser-
vada en este trayecto que pasa de 800 metros. Ahora si la linea
movimiento estuviera
iuicial del O. del Callao, la ola seísmica
al
no hubiera podido presentarse en puerto con el gran retardo
este
de 5 horas 15 minutos, pues como apenas á 90 millas al O. del Ca-
llao existen ya profundidades abismales superiores á 600 metros
en una zona que se extiende hacia el N. y el SSE., es evidente que
debiendo propagarse la ola al través de una capa de agua cuya pro.
f undidad media es superior á 3000 metros, debió adquirir una velo-
cidad de propagación de 171 metros por segundo, y entonces la ola
debió arrojarse con inmensa violencia sobre el Callao á los 16 mi-
nutos y 14 segundos después de iniciado el temblor, y, como se sa-
be, ninguna de las dos cosas sucedió. De manera que tampoco pue-
de colocarse el rumbo de la línea inicial á gran distancia al O. del
Callao. No queda otra cosa que hacer sino colocar el arrumbamien-
to y dirección de esta grieta de dislocación como lo he indicado antes,
es decir, volteando desde un poco más al N. de la latitud de Arica
bruscamente hacia el O. hasta cortar más ó menos el meridiano
del Callao, á lo largu de cuya grieta se produjo simultáneamente
el temblor, por cuyo motivo se sintió á la misma hora en ambas
localidades. No así la ola seísmica, pues el gran retardo con que
— 432 —
llegó al Callao obliga forzosanioate á admitir que se formó muy le-
jos de este puerto y que se propagó hasta allí al través de una ca-
pa de agua de pequeña profundidad media 126 , raeti-os, lo qu^
indica que en el último tramo la grau grieta corre á lo largo de una
cordillera submarina. Y como las olas seísmicas sólo tienen lugar
cuando el sacudimiento es bastante violento para producirlas, hay
también que admitir que esta grau violencia sólo se manifestó en
la parte de la gran grieta que corre más ó menos de S- á N. desde
frente á Cobija hasta frente á Arica; y que desde este último pun-
to se propagó en todas direcciones del modo como indicaré después.
Ahora hay que tener presente, y este es un dato de gran impor-
tancia, que según los sondajes practicados por los vapores de la
Compañía del cable submarino "The West Coast", existe precisa-
mente entre los 18" y 18" 28 de latitud S., es decir al O. mismo del
Morro de Sama'y del Morro de Arica, una cordillera submarina que
se dirige haqf'.i^el O. y que parece ser la continuación del maciso
poifírico que existe en tierra firme hasta la quebrada de Cámaro"
nes, cuyas cúspides á 180 ó 200 millas de la costa, están cubiertas
por una capa de agua de 3050 y ilSi) metros respectivamente, pero
cuyos taludes Norte y Sur bajan respectivamente á las profundi-
dades abismales de 0834 y 05 LO metros. Esto probaría que tales de-
presiones forman grandes valles submarinos á continuación del va-
lle de Tacna y de la quebrada de Camarones, formando el conjun-
to grandes pliegues geológicos, en los cuales existen fallas de N. á
S. que se cruzan con otras de E. á O. según las cuales se ha produ-
cido el hnndiiniento é iainersión de los terre)íOS que hoy forman
allí el fondo del Océano, lo qm explica de un modo bastante claro

y gráñco el corte especial de esa parte de la costa del Peri'i. Más


hacia el N. de este interesante punto existen algunas cadenas y
altiplanicies submarinas que también corren del E. al O-, pero se'
gún los sondajes practicados, no se extienden tan afuera y las
profundidades abismales parece como que siguen el pié del talud
occidental de éstas, que corre oblicuando hacia el N. más ó menos
siguiendo el meridiano del Callao.
Hacia el S. de Cobija, tani')¡én hubo temblores hasta Talca-
huano (cuya hora no se ha podido av^eriguar) y la ola seísmica se
propagó hasta Valdivia, llegando á Talcihuano]á las 9 horas p. m.,
es decir, en 4 horas, y á Vfildivia á las 10 horas p. m. ó sea en 5
horas.
Hay que averiguar ahora con qué velocidad se propagó hasta
Arica la ola seísmica desde la grieta que se supone, como antes h e
— 433 —
calculado, á 45 ^o'u millas, igual á 84 kilómetros 090 metros al O.
de este puerto. Si ei ten-emoto se sintió aquí á las 5 horas 15 mi-
nutos p. m. y está fuera de du la que se siutió con tres minutos de
retardo, es evidente que en el punto en qu.í se inició tuvo lugar á
las 5 horas 12 minutos p. m., y como la piimera ola llegó á
Arica á las 5 horas 37 minutos, es indudable que la ola tardó 25
minutos en recorrer esas 45 A' millas, de manera que su veloci-
dad de propagación fué de 57 isa metros por segundo, y como su
duración entre cresta y cresta fué de 2o minutos, es claro que la
anchura de su ondulación fué de 90 kilómetros 121 metros, y la
profundidad media del Océano recorrido, según la fórmula de
Lagrange. de 340 tüo metros.
Siendo aquí la anchura de la ola mayor que la distancia qu®
tenía que recorrer la ondulación desde la linea inicial á la costa en-
tre Arica é lio hacia el N. y Cobija hacia el S., es indiscutible que
el primer movimiento del mar en esta zona tuvo que ser, como lo

fué efectivamente, do desbordamiento, sin que precediera vaciant©


de las aguas. Más al N. y al S. de esta linea inicial de potencia
máxiina, tuvo lugar la vaciante de tanta mayor duración, cuanto
mayor fué el tiempo que tardó la ola seísmica en recorrer la dis-
tancia entre ambos extremos respectivamente de esta linea inicial
de potencia máxima.
Parece co:no que todo lo apuntado respecto al movimiento de
la ola seísmica, fuera otra prueba mis para fijar la situación, Ion"
gitud y arrumbamiento de esta linea inicial de potencia máxima-
Pues para que un sacudimiento terrestre pueda trasmitir la fuer"
za de su movimiento ondulatorio á las aguas, de tal manera que
se produzca desde su radio de acción la ola seísmica, es necesario
que el sacudimiento sea de considerable potencia, y aquella será
tanto más considerable en su elevación, cuanto más poderoso ha
sido el terremoto. Si, pues, al frente de esta supuesta linea inicial
de potencia máxima se sintió en la costa el sacudimiento terrestre
y la ola seísinica con violencia extraordinaria, con el máximum de
duración (8 minutos) y la ola invadió el continente sin previa va-
ciante y alcanzando la inundación su mayor altura (16 metros),
parece evidente que la supuesta linea inicial puede considerarse co-
mo real y efectivamente existente en la situación, longitud y
arrumbamiento que aquí se le ha atribuido.
Más al N. del extremo de esta linea inicial de potencia máxim^-
al frente de Arica, tuvo lugar siiiiiiltáneameiite el movimiento álo
largo de ella, disminuyendo sin embargo de violencia cuanto más
— 434 —
avanza la líiioa hacia ese nimbo. De aquí que en Islay. Arequipa
y demás lugares hasta el Callao y Lima, se sintiera casi á la mis-
ma hora el No así hacia el S. de la línea inicial de
sacudimiento.
potencia máxima, frente de Cobija, en que el movimiento terres-
al
al través del terreno y no á lo largo de una grieta»
tre fué trasmitido
pues elmovimiento tai-dó bastante tiempo para hacerse sentir mu-
cho después de la hora en que tuvo lugar á lo largo de la linea ini-
cial, y tanto más débil, cuanto mayores la distancia, lo que hace
presumir ó que termina allí la grieta inicial al frente de Cobija,
ó que voltea hacia el O. como un poco más al N. de Arica.
De lo que antecede se deduce que la ola seísmica se formó en-
cima de esta grieta ó eje inicial de potencia máxima que se supo-
ne correr más ó menos en linea recta, de S. á N., entre Cobija y
Arica y volteando más al N. de Arica hacia el O. hasta cerca del
meridiano del Callao, y que se propagó de allí en todas direcciones
formando líneas circulares hacia el 8. y líneas curvas de forma
aplanada é irregular hacia el NE. y el O. que se propagaron con
velocidades que dependieron de la profundidad media de la capa de
agua que recorrió la ondulación. Quizás á no haberse hecho ante-
riormente un estudio detenido como éste de la verdadera situación,
longitud y arrumbamiento de esta grieta ó eje inicial de potencia
máxima del teiTemoto de ISfiS y de la forma cómo se propagaron
las olas seísmicas por él originadas, pnede atribuirse la diferencia
de tiempo en que se ha calculado se propagó hasta las islas Samoa y
Honolulú en las islas Sandwich, comparándola con las de las ma-
reas ordinarias, velocidades que en ambos fenómenos deberían
ser iguales. En efecto, la distancia hasta la isla de Samoa fué cal-
culada en IB horas 2 minutos para la ola seísmica, cuando la de la
marea ordinaria sólo demora 16 horas justas, y para Honolulú 12
horas 37 minutos, cuando la marea emplea 13 horas.
En el Callao se sintió el temblor, como ya he dicho, á las 4 ho-
ras 45 minutos p. m. y duró tan sólo de 2 á 3 minutos, pues en es-
to no están de acuerdo los datos que he podido recoger; de manera
que terminó de 4 horas 47 minutos á 4 horas 4S minutos p. m.
Desde las 7 p. m., en que debía comenzar la pleamar, empe-
zó la vaciante. Poco antes de las 10 p. m. hizo su invasión la
1.* ola seísmica y á esta hora llegó ésta á su máximum de altura

cubriendo la chaza del muelle principal. El tiempo trascurrido,


pues, desde que principió la vaciante hasta llegar esta 1.* ola á su
altura máxima, fué de ISO minutos. La 2.* ola invadió á las 11 ^
p. m. y la 3.* ola á la 1 a. m. del 14 de agosto. De manera que en-
tre cada ola trascurrieron !>0 minutos y el quo duró el
tiempo total
fenómeno marítimo fué de no habiendo si-
6 horas ó 3G() minutos,
do éste en Arica sino de 1 hora 32 minutos ó 92 minutos, más ó
menos la cuarta parte del tiempo anterior. Ya he dicho que la ola
seísmica se foruió sobre la linea inicial de potencia máxima que
corre de S. á N. de Oobija á un poco más al N. de Arica y de aquí
hacia el O. hasta el meridiano del Callao. Corriendo esta línea
transversal más o menos por el paralelo 18"^ Sur, la distancia que
recorrió la ondulación marítima fué de 6 grados geog^ráficos ó sea
300 millas con la velocidad de 35 yJs metros por segundo. Qui'
zás el choque de las corrientes reflejadas por la forma saliente
de la costa con la ondulación que se propagaba hacia el N. de
los puntos más hacia el Oeste, retardó su propagación hacia
aquel rumbo: esto no pasa de ser una simple presunción, aunque
podría buscarse apoyo para ella en las encontradas correntadas
que llegaron á producirse en toda la costa y en las Islas de Chin-
cha, donde fueron tales sus variantes de dirección ^ que losnume'
rosos buques allí fondeados cargando huauo, chocaban los unos
contra los otros y eran arrastrados en variados rumbos.
Hacia el Sur la ola seísmica se hizo sentir, como ya he dicho,
hasta Valdivia (Chile) y puede creerse que allí fué el límite de su
acción. Partiendo la ola desde el frente de Cobija, llegó en 3 horas
^7 minutos á Talcahuano, y en 4 h. 37 m. á Valdivia, y como las
respectivas distancias son 870 á 1.120 millas, resulta que se propa-
gó con una velocidad de 2i0 millas por hora ó sea 123 iVu me-
tros por segundo; lo que da como profundidad media del Océano
recorrido 1562 metros.

Veamos ahora cómo tuvo lugar el terremoto del 9 de mayo de


1877 y cuáles los resultados que de él pueden derivarse.
Encuanto á la hora en que tuvo lugar en los varios puntos á
lo largo de la costa, en donde se hizo sentir su acción máxima, es
decir desde Iquique hasta Antofagasta, puede fijarse entre 8 hoz-as
28 minutos para el primer puerto y 8 horas 25 minutos para el úl"
timo, desde que es ese el promedio más ó menos de las horas seña,
ladas en los partes y noticias que se conocen. Además el capitán
George Massey del vapor inglés "John Eider" que navegaba por
la latitud 23" 45' Sur y 73° 7' 15" O. de París sintió el sacudimien-
to á las 8 horas 20 minutos p. m. En Concepción, situado á los
75° 43' O. de París, que es el punto más al S. hasta donde se tiene
conocimiento que llegaron las ondas y olas seísmicas, no he podido
— 436 —
averiguar á qué hora se sintió 3l temblor, pues sólo se dice que acae"
ció entre 8 y S 1/2 p. m. El temblor no se extendió sino hasta un
poco más al N. de Moliendo, pero de corta duración relativamente
y de suave ondulación, lo mismo que en Arequipa. En donde fueron
sus efectos devastadores en grado máximo, tanto por la violen-
cia de las sacudidas terrestres, que duraron de 5 á 6 minutos, cuan-
to por las invasiones asoladoras de las olas seísmicas que alcanza-
ron una altura máxima de 16 metros, es en el territorio de la costa
situado desde Iquique hasta Antofagasta. Y como el fenómeno
vino del O y ocasionó esas altas olas seísmicas, hay forzosamente
que colocar su linea inicial de potencia máxima al O. de esta zona
de la costa. Hacia el S. el sacadiraiento llegó hasta Concepción de
Chile, dejándose sentir en todos los lugares situados en esa larga
extensión de territorio, menos en Valparaíso, en donde, como en el
terremoto de 18GS, tampoco se dejaron sentir los efectos de las olas
seísmicas sobrevinientes. A este respecto conviene recordar que
á bordo del vñfjv inglés "Lima" que había salido de Valparaíso á
las 7 horas 20 minutos [>. m. de ese día, nada se sintió. Las olas
seísmicas extendieron su acción hasta un poco más al N. del Ca-
llao, pero no fueron de la magnitud de las de 1808; hacia el S. lle-
garon también más débiles que las del anterior terremoto hasta
Concepción.
(Continuará)

geografía medica

L OBJETO de la geografía médica es no solamente dar á cono-


cer la distribución de las enfermedades sobre la superficie
del globo, sino también enseñar las variaciones que imprimen
á su etiología, síntomas, desarrollo, formas, complicaciones,
asimilaciones, gravedad, y terapéutica; las diferencias de altura^
longitud, latitud, y los cambios de usos y costumbres de los hom-
bres.
A mi modo de ver, los tratados de patología exótica ó de geo-
grafía médica, para ser completos, no deben limitarse sólo á la
historia de aquellas afecciones desconocidas de ordinario en Euro-
pa, no deben enseñarnos únicamente la frecuencia, según las re-
giones, (le tal ó cual onfeimedad, ni dárnoslas razones etiológicas
de esa frecuencia, como lo ha hecho Augusto Hirch en su volumi-
noso '^Traite d' Hiatoire et de Gcograj^hie medicales^''; es necesario,
además, que nos expongan detalladamente las modificaciones que
causan á los procesos mórbidos, el clima ó las costumbres de los
habitantes.
Ko carece de importancia, por ejemplo, saber que en los paí-
ses tropicales ó subtropicales, sarampión se complica muy fre-
el

cuentemente con enteritis graves ó con disenterías, y que al coq-


trai io de lo que sucede en Europa, la tnuerte, en este infección, es
causada más á menudo por lesiones pulmonares. Del mismo mo-
do la coqueluche en esos países es menos grave que bajo las lati-
tudes templadas, pues no está sujeta tan amenudo á las complica-
ciones respii'atorios- La fiebre tifoidea, la neumonía, no tienen
tampoco los caracterey clásicos que se les conoce; especialmente en
la primera la constipación es más frecuente que en Europa, por
poco que evolucione en un tei'reno palustre. ^
He observado recientemente varios miembros de una misma
familia indígena, que presentaban síntomas muy extraños. Dos
de ellos, un hombre de treinta años y una mujer de veinte, tenían
grandes pústulas sagradas; otra mujer de cuarenta y cinco años
tenía adherido á ambos fémurs una ostoide doble y simétrica.
Los datos que he recogido me permiten constatar que tales lesio-
nes eran consecutivas á las fiebres tifoideas; y pregunto si en ra-
zón de la naturaleza especial de la cama indígena, los accidentes
del decúbito no serían más comunes entre los árabes que entre las
otras razas (1).
Comprendida así, la geografía médica deja de ser una ciencia
puramente especulativa; su utilidad práctica se vuelve incontesta-
ble, y su enseñanza oficial, completamente descuidada hasta aho-
ra, se presenta como más oportuna que la de la historia de la me-
dicina. Hoy que la emigi'ación y la colonización se imponen á to-
dos los pueblos civilizados como una necesidad inevitable, que las

(1) La geografía médica puede aun suministrar un serio servicio á los cálcu-
los etiológicos. En una nota publicada en los Archives de Médecine navale, t.
LXVI, p. 70, he probado que en 1890 la fiebre tifoidea hizo extragos, á un mismo
tiempo, en la mayor parte de las islas de la Polinesia francesa, muchas de las cuales
no tienen comunicación entre sí. El agua potable, recogida de los manantiales que
descienden de las desiertas montañas, difícilmente se encuentra turbia. Hechos
de esta naturaleza, me pai'eceii propios para combatir el exclusivismo del origen hí-
(jrico de la tiebre tifoidea.
— 438 —
preocupaciones comerciales parecen sobresalir á todas las otras,
que todos los descubrimientos déla ciencia redundan en provecho
de la industria, que la lucha por la conquista de mercados pai-a los
produ(?t()s de las naciones, — —
sorda aún hoy, amenaza volverse
mañana más y m¿is aguda, nadie está seguro de morir en el suelo
que lo vió nacer. La medicina no pueile sustraerse á esas compe-
tencias de intereses; por más de un motivo, no debe ser indiferen-
te á los cambios internacionales. Productos químicos, medica-
mentos, sustancias alimenticias; instrumentos de cirugía, de labo-
ratorio, de fisiología y de diagnóstico; aparatos de desinfección;
artículos de curación, materiales de ambulancias civiles y milita-
res; libros y publicaciones científicas; piénsese en todo este inmen-
so arsenal de la práctica médica contemporánea, labor y subsisten-
cia de tan gran número de hombres,
Añádase á esto la influencia moral del que recibe de su patria
los objetos necesarios para su sostenimiento, y el rol intelectual
del colono quL' lleva lejos sus conocimientos superiores. ¿No será
esta la causa, hasta cierto punto, por la que numerosos médicos
alemanes emigran á Turquía, China, Japón, á las repúblicas cen-
tro y sud-americanas y hasta á las islas perdidas del Pacífico,
y que á su vez los extranjeros se presenten en las universida-
des alemanas? Nadie podría decir, apunto fijo, la parte que han
tomado en el prodigioso desarrollo del comei'cio germánico nues-
tros colegas del otro lado del Rhin, manifestando, en los menores
detalles de la vida, un patriotismo exagerado que no podría vitu-
perárseles.
Una enseñanza bien entendida de la geografía médica, sería
sin duda apropiada para dirigir espontáneamente hacia nuestras
colonias cierto número de actividades que van á perderse en el
enervamiento de una concurrencia excesiva. A este respecto no
se puede aprobar de una manera rotunda, la creación de un cuerpo
militar para el servicio de sanidad de las colonias, tal como lo conci-
be el proyecto de M. Isaac. Ninguna potencia tiene médicos milita-
res ¡coloniales, pues la Lidian medical serv ice no es un cuerpo mi-
litar en el verdadero sentido de la palabra. En las indias holande-
sas casi todos los médicos que no pertenecen á cuerpos de ejército
son civiles; Alemania ha colocado á ia cabeza del servicio médico
de sus posesiones nacientes, médico, civiles {Regurungsartzen) al
lado de los del ejército [Scliatztriippenartzen). El médico oficial
colonial tiene necesariamente un carácter transitorio, pues sólo
permanece como tal, mientras el crecimiento de la población del
— 439 —
país atrae médicos libres; y es por esto que funcionarios de esta
clase son innecesarios en colonias como Reunión, Martinica ó Gua-
dalupe, que cuentan con un núinei'ode médicos civiles muy respe-
table, y suficiente para satisfacer todas las exigencias del servicio
de higiene y salubridad pública.
Por otra parte, ningún médico debe ignorar la geografía médi-
ca, porque si las nociones que ha adquirido de este estudio no de
ben servirle, por tener que jiasar sus días en el país donde residen
los suyos, por lo menos encontrará á menudo modo de utilizar co-
nocimientos que, á primera vista, le habían parecido completamen -

te superfluos. Así podrá aconsejar á individuos débiles ó propen-


sos á una afección oigánica, que se reti'en de una colonia ])oco sa-
ludable; podrá indicar á personas que deseen viajar por placer ó
por salud tal país mejor que tal otro, según convenga á su estado
físico. En fin, las enfermedades tropicales son cada día objeto de
observaciones más fiecuentes en las regiones templadas; y el más
modesto práctico de aldea está expuesto á encontrtírlas. Cuán-
tos soldados, funcionarios, comerciantes, jornaleros, etc. llevan
los gérmenes! Igual cosa puede decirse de la fiebre biliosa hema-
túrica, de la lepra, del bei'iberi y de infinidad de otras enfermeda-
des parasitarias, cuya enumeración sería demasiado extensa. La
indicación de los países donde se ha radicado el mal, así como el co-
nocimiento de la patología de esos países, es á menudo indispensa
ble para que el médico pueda dar un diagnóstico, que le sería difí-
cil ó imposible sin estos requisitos.
En los tratados clásicos de patología, el capítulo que trata de
la geografía médica es con frecuencia sumamente corto: laconis-
mo que bien cuadra al espíi itu de nuestra raza, pues no siempre
vemos la parte práctica de cosas que no nos parecen han de repor-
tarnos utilidad inmediata. Esas nociones insuficientes é incomple-
tas de geografía médica, están á veces llenas de peligros, y son
más peligrosas aún que la ignorancia absoluta. Pueden hasta en-
gañar al individuo, como lo demuestra el siguiente ejemplo rela-
cionado con el país en que vivo, y que me voy á permitir citarlo.
Argel goza desde hace mucho tiempo de la reputación de ser
una país favorable para la curación de la tisis. Cierto es que hay
en esto algo de verdad, pero importa también hacer una selección
entre las enfermedades, de tomar en cuenta su estado social, la
forma y grado de las lesiones, la localidad donde se les envía y las
comodidades que en ella hallarán. Todos los años se envían de Fran-
cia y aun del extranjero, tuberculosos que no encuentran ningún
— 440 —
alivio en ese lugar, pero que sí exparcen profusamente eu su terri-
torio los gérmenes del mal, y de vez en cuando se ve á tísicos, por
prescripción de sus médicos, ir á invernar en Tlemecén ó en Bel-
Abbés.
Las nociones insuficientes de geografía médica pueden am^n-
gnar el desarrollo rápido de un país. Ea el segando volumen del
Trnité de médecine de Charcot-Bouchard-Brissaud, recientemente
publicado, se puede leer en el capítulo "Paludismo," bajo la firma
de un joven y brillante profesor de la Universidad, textualmente
lo que sigue: "eZ/a.s (las fiebres palúdicas) lo son menos (sevei-as) en
Egipto y en Argel", y más adelante: el árabe de Argel, durante la
estación de las fiebres, deja las llanuras por las alfas mesetas. Frases
sacadas sin duda de una obra anteriormente publicada y cuyo au-
tor á su vez las tomó quizás de otro libro. Los médicos argelinos
sabemos que la malaria se hace cada día más excepcional en nues-
tro suelo. Vei^ps pasar á nuestra vista bellas y sólidas generacio-
nes, en las que la sangre francesa y aún germánica, muy raras
desgraciadamente, puras de toda mezcla, estáu distantes de ceder
en vigor á las razas del mediodía; generaciones que serán más prós-
peras aún cuando la educación haya alcanzado un poco más de so-
briedad y haya rectificado las falsas ideas sobre higiene de los
t

niños de tierna edad. Un práctico como yo, que desde hace varios
años ejerce su profesión en centros colocados en la vecindad de una
sebkha (lago salado), que, á primera vista parecería muy temible,
no ha encontrado jamás el paludismo, y otro médico muy distin-
guido de Orán, M. Gasser, me pidió le proporcionase sangre pa-
lustre, porque, entre los enfermos de su clientela, difícilmente en-
contraba un caso de fiebre intermitente. En cuanto al éxodo pe-
riódico del árabe, de la llanura á las altas mesetas, si alguna vez
existió hace ya largo tiempo que ha terminado.
Desgraciadamente el lector, ante la opinión de tan reputada
autoridad, creerá que el paludismo grasa aún eu nuestra colonia,
y que es tan peligroso, que los indígBuas mismos se ven compeli-
dos á huir á las altas mesetas.
La opinión de que en Arg.ílseestá expusíto á contraer la fie-
bre intermitente, impide que muchas personas vayan á estable-
cerse allí, lo que ha sido causa de la considerable disminución de la
colonización.
Aunque de la conquista se dijo que sería imposi-
al principio
ble á Europa, sobre todo á Francia, aclimatarse ó al menos aclima-
tar su raza eu Africa, prevenciones injustas que aún subsisten;
— 441 -
allí están robustos niños, de la para desmentir
cuarta generación,
las previsiones de los pesimistas de la primera hora.
Nociones deficientes en geografía médica pueden ser perjud^
cíales al individuo y al desan-ollo normal de un país. Hace algu-
nos años que un médico que ejercía su profesión en una ciudad im-
portante del norte, emprendió un viaje de placer á Egipto. Volvió
encantado de su excursión; pero á poco de su regreso se quejó de
debilidad, de cefalalgia, de desórdenes gastro-intestinales; su fiso-
nomía tomó un tinte caprichoso que iba cada día acentuándose
más. No cabía duda: como el Egipto tiene reputación de ser un

país palustre, nuestro colega había adquirido las fiebres de Ale.


jandría en el Cairo, si no en las Pirámides. Como consecuencia
natural del diagnóstico se le saturó; él mismo se saturó de quinina,
de cascarilla, de arsénico, de todos los febrífugos de la farmaco-
pea, pero ninguno de los antiperiódicos actuaron sobre el mal: las
fuerzas se obstinaron en declinar, el color de la cara f volvía cada
vez más bronceado, hasta que se concluyó por opinar que el enfer-
mo se hallaba atacado del mal de Addison. Sin embargo, los pací-
ficos habitantes de la ciudad quedaron persuadidos de que su mé*
dico había sucumbido víctima de su amor por las peregrinaciones
lejanas, y han jurado huir de la tierra de los Faraones, capaz de
transformarlos en negros mu)'" rápidamente con sus "malignas
fiebres."
Espero que se me perdonará el haber deseado probar con al-
gunos ejemplos, acaso un poco extensos, la mucha importancia
que puede tener el estudio de la geografía médica.
Otros más competentes que yo pueden acoger las ideas ex-
puestas en este desaliñado estudio, y trabajar en pró de la ense-
ñanza de esta ciencia. He hecho ver, lo deseo, al menos, que ella
es capaz de servir útilmente tanto á la medicina como á los inte-
reses del país,

H. Gros
(Traducido de la Revüe Scientifiqüe, por C. J B.)

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
VIAJE AL IJCAYALI

El señor José Toribio Polo, miembro fundador de esta Sociedad nos ha propor-
cionado el manuscrito, cuyo orifjinal se conserva en nuestra biblioteca, del viaje
que el R. P. misionero apostólico, fray Tomás Alcántara, de la orden de San Fran-
cisco, hizo en 1807, desde el Colegio de Ocopa hasta el pueblo de Pisqui, en la^
márgenes del Ucayali. Tal exploración, inédita hasta la fecha, la damos á conocej
hoy á nuestros lectores, con la introducción que lleva dicho manuscrito en la
que hay algunos datos sobre el P. Alcántara.

I.'

El R. P. fray Tomás Alcántara, misionero apostólico de la


Orden de San Francisco, hijo de la provincia de Cantabria, y natu-
ral de la ciudad de Victoria, salió del convento de Bilbao para las
conversiones de América en 1 ° de juaio de 1802. Llegó á su pa-
tria, Victoria, donde permaneció hasta el otro día de San Juan, en
que salió para Madrid con la pena que ocasiona el dejar la propia
patria, padres, parientes, amigos, compañeros y conocidos, acaso pa-
ra no verlos más. A los ocho días llegó á la corte, y descansando cua-
tro incompletos, salió para el puerto de Santa María á donde llegó á
los catorce días. Esperó allí á que hubiese algún barco para con-
ducirse á la América hasta el día 28 de diciembre, que se embar-
có en la fragata ''Nuestra Señora de Bt-len" (a) el Patapsco; pero
por los fuertes temporales que en trece días causaron en los bu-
ques de la bahía muchas averías, no pudieron salir á la mar; y
causado de tan malos días y peores noches determinó bajar á tie-
rra, verificándolo en Cádiz con peligros, donde estuvo en el con-
vento de San Francisco hasta el 21 de enero de 1803, que serenado
el tiempo se embarcó en el mismo buque dando aquel día la vela;
pero al salir del puei'to embistió en el bajo del Diamante, recibien-
do notable avería; saltó el timón rompiendo los machos y hembras;
y se siguió barar el barco en arena, de donde se logró saliese á cos-
ta de mucho trabajo y del peligro de abrirse; y á favor del viento
y marea pudieron volver á dar fondo en la bahía. El día siguiente,
en medio de otro temporal, bajó el Padre al puerto de Santa Ma-
ría donde permaneció hasta que el barco averiado se carenó y alis-
— 443 —
tó,y volvió á embarcarse el día 9 de marzo de 1803, dando la
vela el día 12 con destino á Montevideo.

A los cuatro días de navegación pasaron entre las islas Gran


Canaria y Tenerife, y se descubría la cumbre de ese famoso cerro
sobre las nieblas que estaban sentadas sobre su falda. A los tres
días siguientes llegaron al Trópico de Cáncer. A los ocho siguien-
tes á la Equinoccial, y á los nueve siguientes al Trópico de Capri-
cornio; pero después tuvieron unos pamperos furiosos con sober-
bias y encrespados mares que frecuentemente pasaban por encima-
de la fragata. viento, el barco era muy velero, y un
Amainó aquel
día al amanecer en quince brazas de agua, y á media
se hallaron
legua de tierra, de modo que hubieran naufragado si tarda más el
día. Viraron de bordo para franquearse, y se engolfaron cinco días.
A poco más descubrieron la isla de Lobos, pasando muy cerca de
Maldonado; anclaron próximos al banco Inglés; y el día siguiente
17 de n)ayo del mismo año llegaron á Montevideo, á los sesenta
y seis días de navegación. >
En experimentando de sus habi-
esta ciudad estuvo siete días
tantes cariño y afecto, mucho obsequio y liberalidad; y al fin de
ese tiempo salió de allí á media tarde en un barco pequeño. Al
amanecer del día siguiente divisaron á Buenos Aires, anclaron á
mediodía, y bajó á tierra á las dos de la tarde. Se detuvo allí 28
días, hasta que salió para Mendoza viajando por las pampas que son
unos prados deliciosos, ó campos con pasto muy crecido y abun-
dante, y tan llanos que en más de 150 leguas no se halla un monte,
ni piedra alguna, sino en un río que dista cuatro ó cinco jornadas
de Buenos Aires. De día caminaron á caballo, de noche dormían en
los carros, y el viaje es divertido; se ven grandes bandadas de bue-
yes, caballos, avestruces, perdices, loros y otras aves, pero suele
haber escasez de agua en algunas jornadas, y la precisión de be-
bería de algunas lagunas formadas de lo que llueve, y donde los
animales entran á beber dejándola espesa ó gredosa. Tardó cua-
renta y dos días en el viaje, y llegó á la ciudad de Mendoza el día
1.° de agosto de dicho año.

En Mendoza estuvo 9 meses; los dos primeros le probó bien el


temperamento; pero en los restantes estuvo gravemente enfermo
de ictericia con fuertes y frecuentes dolores de estómago, y resol-
viendo pasarse á Chile, cuatro meses después de haber salido sus
compañeros, lo verificó el día 1.° de mayo de 1804, y
(Las páginas siguientes de este manuscrito no existen)
— 444 —
Extracto del viaje que hizo el Reverendo Padre Misione-
ro Apostólico Fray Tomás Alcántara de la Orden de
San Francisco, deede el Colegio de Ocopa hasta el pue-
blo de Pisquis de Sipivos, Indios infieles.

El día 26 de octubre de 1807 salió del convento de Ocopa y lle-


gó hospicio de Huánuco el 3 de diciembre del mismo año.
al
En 20 del propio diciembre salió de Huánuco para la conver-
sión de Pueblo-nuevo. En ese tránsito los tres primeros días se
camina á caballo, y hay malísimos pasos, siendo necesai'io apearse
con mucha frecuencia. En uno en que no se quiso apear el compa-
ñero del Padre cayó por una ladera donde se hubiera hecho peda-
zos á no ser por la mucha arboleda de esas montañas; la muía ro-
dó sobre él, pero ambos quedaron atravesados entre los árboles.
Luego que se llega á una altura muy grande llamada Oallumba,
se camina á pie por no permitir la espesura del bosque transitar á
bestia; y de esiá modo anduvieron cuatro días, continuamente
mojados por lo mucho que llovía, durmiendo en el suelo con unas
mantas, y por tejado un ranchito que los peones hacían con ho-
jas anchas de arbustos: por los muchos palos y raices que sobre-
salen de la tierra, caían con frecuencia muy á la larga. Se descien-
de continuamente á grandes profundidades, y se sube á otras al-
turas muy elevadas. No sofoca el sol porque la espesura de los ár-
boles y su extraordinaria elevación impiden que sus rayos lleguen
á la tierra, pero no por eso se deja de sudar mucho, siendo nece-
y vestirse de secular para poder caminar con
sario dejar el hábito
alguna comodidad; y el 27 de diciembre llegó á Pueblo nuevo.
Aquí se demoró por las muchas aguas con que el lúo Huallaga
crece de monte á monte haciéndose intransitable por los malísi-
mos pasos que impiden su navegación. En este pueblo experimen-
taron tres y cuatro tronadas muy fuertes, y dos temblores, y dor-
mían en un ranchito porque se estaba trasladando el puebl<j á la
otra banda del río de Patay rrondos.
En Pueblo-nuevo embarcándos®
11 de junio de 1808 salió de
con otro padre en una canoa de cerca de una vara de ancho, poco
más de media de alto, y once de largo, en la que bajaron por di-
cho río de Patayrrondos; á la media hora llegaron al río Monzón,
y como á las dos horas al Huallaga. Siguieron este río cuya veloz
rapidez los puso en dos días y medio en el puerto de Uchiza; al si-
guiente en Tocachi, y hasta aquí no hay paso que sea muy peli-
groso. En Tocachi hallaron la canoa de Sión en la que se embar-
- 445 —
carón, y re vasa ron mal paso de Chante sin novedad, aunque á
el

fuei'za do remo y con destreza de un buen popero. Llegaron á


la
Salsayacn, y al día siguiente á Sion, sin haber tenido novedad en
Jos temibles pasos de Cachihuañusca, San Fermin y la Campana.
A los otros dos días y medio llegaron á Pachiza, y en el tran-
sito de Sabalayacu se descargaron las dos canoas, trasportando
una por tierra hata pasar el peligro, donde volvieron á embarcarse
y recibieron la otra canoa que sin gente la habían dejado ir por la
correntada y solo había recibido un pequeño golpe en la proa. De
Pachiza á Cumbara llegaron á los tres días; y allí se detuvieron.
El 15 de julio salieron de Cumbara por tierra para Chauta
donde al día siguiente se volvieron á embarcar. Sondeó dos veces
el río Huallaga, y con trece á catorce varas de cordel no halló fon-

do. Las noticias que tenía de su profundidad eran de catorce bra-


zas en el Pongo donde el río va más encajonado que en otras par-
tes, y dice que es río muy grande, pues le entran m'^chos de gran
caudal. Al día y medio dejaron el río Huallaga, entraron en el
Chipurana y subieron por él tres días. Encontraron muchos hue-
vos de charapilla que en cada nidada ponen veinticinco ó trein-
ta huevos muy parecidos á los de las gallinas en color y tamaño,
con el casco blanco y muy elástico, por lo que no se rompen aun-
que caigan al suelo. Las charapillas stilen á poner esos nidos á
las playas, donde hacen en la arena unos hoyos en que entierran
los huevos, pero por el rastro que dejan al salir del río las siguen
los indios, y tactando con el talón hallan la anidada. Son de un
gusto muy parecido á los morros de buey, y muy abundantes ,

distinguiéndose de las charapas grandes, en que aquellas son mu-


cho más tiernas, y de menos magnitud y peso que por lo común
no asciende á arroba y media, al paso que las charapas llegan á
pesar mas de tres arrobas. Cuando salen á poner los huevos las
esperan los indios, y luego que están apartadas largo trecho, las
rodean y voltean de espaldas para la arena, con lo que ya no
pueden volverse; y dijeron al Padre que eran muchísimas las que
salían juntas á poner sus huevos.
Luego que llegaron al río Yanayacu dejaron amaiTada la ca-
,

noa, y caminaron por tierra hasta el río de Santa Catalina, que


fueron tres días de camino, habiendo llegado á un sitio de dicho
río donde le entra el río Rumiyacu. Siguieron en una de las ca-
noas que para los relevos tienen allí los conversores de Manoa, y
hallando el río bajo, les fué preciso arrastrar la canoa en varios
trechos. A los tres dias llegaron á la laguna de Santa Catalina
"

— 446 —
que tiene una media legua de largo y media de ancho, con abun-
dancia de bufeos cuyo peso seiá de seis á siete arrobas, y otras
muchas especies de peces, aunque solo pescaron bastantes pañas.
En la superficie del agua se ven nadar los caimanes gordos y lar-
gos que parecen maderos boyando, y los mayores serán de cuatro
varas de largo, y cinco cuartas de circunferencia, conchudos por
la espalda, y con cola de pescado; salen á las playas donde se tien-
den al sol, son muy parecidos al lagarto, pero tienen unos fuelles
en las quijadas por lo que abren una boca disforme. Son 6 muy
soberbios ó impávidos ó muy tontos, pues ese animal horroroso se
arrima á las canoas, y hubo ocasión que con la cola sacudió á uno
que venía en la popa y arrojándolo al agua, lo agarró y salió á
tierra á comerlo.

De lalaguna de Santa Catalina caminaron hora y cuarto por


el caño que sale al río Ucayali, y entraron en este famoso río cu-
yo ancho pasaba de un cuarto de legua, pero que en tiempo de
invierno se extiende á dos leguas- Su curso es tranquilo y pausado;
la multitud y variedad de aves hacen un objeto muy delicioso á
la vista, y la infinidad de peces grandes y pequeños hacen la nave-
gación divertida. En la misma tarde caminaron cómodos leguas
y arribaron á una playa espaciosa donde cogieron los peones dos
charapas que pesarían cuatro ai'robas. El compañero del Padre
pescó en pocó tiempo caatro peces que juntos tendrían cuatro li-
bras. Las sacudidas que el pescado grande hace en el agua des-
piertan á la gente que duerme.
A la mañana siguiente, antes de salir el sol, se embarcaron en
la canoa y caminaron como hasta las diez del día: encontraron á
un indio con su canoa que, por disposición del Padre de Sarayacu,
fuéá recibirlos con una tinaja de maiato, dos racimos de plátanos,
y una charapa. Compusiéronla comida, y concluida siguieron la
navegación pero como los rayos del sol, que caían sin obstáculo,
;

los abrasaban de calor, les fué preciso arribará tierra. En ese des-
canso, el Padre pescó con anzuelo en una hora veintiún peces, que
juntos pesarían ocho ó nueve libras, y luego que fué cayendo el
sol entraron en la canoa, y caminaron á dormir á una playa alta
donde pasaron la noche á raso bajo el toldo para defenderse de la
infinidad de cínifes de que abundan las orillas del Ucayali y sus
colaterales, y que apenas permiten comer sentado.
Al siguiente día, que era el 27 de julio de 1S08, llegaron al ca-
ño de Sarayacu, cuyas aguas apestaban mucho por la infinidad de

c
9

— 447 —
pescados que habían muerto con bai'basco, que son unas raíces que
majadas inficionan el agua. Como á las diez del día llegaron al
pueblo que es de infieles Setebos, fueron bien recibidos de su cura
conversor, y á poco tiempo llegaron los infieles á verlos con de
mostraciones de alegría. Entre ellos había uno de estatura peque-
ña, grueso, y de cabeza muy grande, á quien por su horrorosa fi-
gui a llamaban los otros infieles capuenhuxi, que quiere decir
miembro de caimán, aunque mejoi" le viniera el nombre relenis
que quiere decir matador, porque él fué que no contento con ha-
ber concurrido á las muertes que hicieron de los misioneros ante-
riores, cortó la cabeza al padre Eoque Arnaz para llevarlo en
triunfo á los bailes que después del homicidio acostumbran hacer-
En ese pueblo estuvo hasta el 7 de octubre del mismo año en
que embarcar con el compañero, y subieron por el üca-
se volvió á
yali hasta el anochecer en que llegaron al pueblo Canchahuaya,
de infieles Conibos. Su situación es inmediata jl río, y bajo de
unos cerros á cuya espalda habitan los infieles Sensis. Su vista
es alegre por la anchura que allí tiene el río, y por los muchos pe-
ces que se ven saltar sobre el agua. El mayor de los que vieron
fué un paichi que llevai'on á Sarayacu, y pesaría doce arrobas.
El pueblo sería menos despreciable si no tuviera tanta plaga de
mosquitos y zancudos que no dejan descansar. A poca distancia
de él hay unos baños de agua caliente, y un mineral que ignoran
si es plata, oro ú otro metal.

Sus habitantes son tétricos, sospechosos, supersticiosos, y tan


adheridos á la brujería, que piensan que todos mueren hechiza-
dos; y esto es común á todos los infieles de este río y sus colatera-
les. Cuando enferman llaman luego á aflguno de aquellos graduados

de más diestros en la brujería; éstos, para curarlos, fuman un gran


cigarro procurando tragar todo el humo hasta que se les revuelve
la flema, dan arqueadas como uno que tiene grandes ansias de vo-
mitar, y luego chupan al enfermo en la pai'te que le duele fingien-
do sacarle algún pedacito de piedra, palo, chaquira ú otra cosa que
para el efecto suelen esconder en la boca esos médicos del diablo.
Practicado esto dicen al enfermo que ya sanará, porque le han sa -
cado la brujería, y si no sana dicen, ó que tiene muchos vu.
yues (que así llaman á la brujería) ó que los tiene muy adentro .

y por más que el Padre los persuada á que todo esto es mentira no
quieren creerle. Estos facultativos del infierno para graduarse de
médicos observan á lo menos un mes de ayuno, sin comer más
que un poco de plátano, beben corta porción de chicha hasta que-

1
— 448 —
dar muy debilitados de fuerzas, y en todo ese tiempo se abstienen
de mujer; en cuyos errores y otros muchos viven imbuidos.
El vestido de estos y otros infieles es una especie de tímicaancha
y sin mangas, unas cintas de algodón amarradas sobre el tobillo
y otras en las muñecas. Traen muchos el pelo largo y tendido pa-
ra atrás, y hasta los ojos por delante, pero los más lo tienen cor-
tado á modo de cerquillo de religioso. En la ternilla de la nariz se
hacen un agujero cuando son muchachos, y allí tienen colgada una
chapa redonda como una patena pequeñita; en el labio de abajo
tienen otro agujero, y colgado una especie de limpiadientes. En
los brazos, piernas y cara se pintan de negro, que lo hacen con
una fruta llamada vito, ó de encarnado hecho con otra llamada
sambo. Las mujeres por lo común se visten con un taparrabo y
acostumbran pintarse la barriga, consistiendo todo su adorno en
cuniques y chaquiras.
Salieron el 9 de octubre de Canchahuaya, y llegaron á Be-
puano, que es áe infieles Piros, y cuyos dos pueblos solo distan
por agua como cinco horas de camino. Aquí celebraron la fiesta
do Nuestra Señora del Pilar, y concluida, subieron por el río el día 14.
En el camino mató el Padre un pájaro con el fusil, y después ha.
liaron cinco guanganas ó jabalíes, que unos pasaban nadando e[
rfo, y otros ya estaban en la playa. El Padre mató uno de un bala-
zo, y los indios tres con las flechas, habiéndose huido el otro. Los
acompañaron cuatro canoas, y para su gente se le dió á cada uno
una guangana. En el viaje, aunque un gran viento levantó mu-
cho oleaje é inclinó la canoa hasta entrar en ella gran porción de
agua, no hizo avería de consideración por hallarse en la orilla. Al
día siguiente llegaron al pueblo de Cuntamana, de infieles Sipivos
del río Tahuaya, que salieron á recibirlos.
En Cuntamana estuvo hasta el 24 de noviembre en compañía
de su cura conversor, y por ser pueblo de nueva fundación solo
tenían un cuarto regular y otro muy pequeño. En ese tiempo vió
que estos indios eran muy ociosos, borrachos, matadores y lasci.
vos. Tienen los labios negros por que desde jovencitos los pican
con unas espinas, y los untan luego con vito, por lo que nunca se
les quita dicha pinfeura. Cuando muere alguno, todos los parien-
tes forman una danza en corro; uno de ellos canta, y le siguen los
demás cantando y llorando. La letra es el grado de parentezco que
tenían con el difunto; para esa ceremonia tienen ciertas horas,
pero lo regular es por la mañana muy temprano, y por la noche;
y eso llanto es por mucho tiempo, y en voz alta que se oye de muy

«
— U9 —
lejos. Después de enterrado hacen una gran comida, convidan á
uno que es reputado por el mayor Mueraya, que quiere decir brujo
que habla con el demonio. Est'? hechicero, se mete debajo de un
toldo donde le dan un gran plato de comida para que llame al al-
ma del difunto á que venga á comer; después que él come hasta
hartarse empieza á llamai'la con grandes voces, aparenta que ha
venido, y que le da de comer, y practicados éstos y otros embustes,
dice que el alma estaba muy flaca, pero que ya comió bien, y que
se va al cielo.
Otros muchos errores tienen acerca de la creación del mundo,
del diluvio, y dn la encarnación del Verbo, de que se infiere que
tuvieron noticia de estos misterios, pero no quieren creer lo que el
Cura les dice acerca de esta doctrina, y sólo adhieren á la que les
enseñó un inñel indigno llamado Santosi, y es esta: Meóse Dios,
y de aquí procedió el Diluvio que inundó la tierra, viniéndolas
aguas á parar al Ucayali. Después, en un montoncito de polvo dió
una patada, y de aquí salieron los españoles á quitíles llaman Vi-
racochas, que en lengua del Inga quiere decir laguna de manteca;
y así respectivamente fueron criadas las otras naciones. La encar-
nación del Verbo dicen consiste en que una mujer Coniva parió á
un muchachito sin concurso de varón, y que los Viracochas lo ma-
taron por obarle la hacienda que tenía; que después resucitó,
l

y se apareció á su Madre á quien dió unas semillas para que plan-


tase, de que tienen el origen la yuca, plátano, y otras frutas, (que
sirven de pan por no haber otro en todas esas conversiones é in-
mensos bosques). El maestro de tales misterios hacía unos cuatro
años que murió, aunque creía que no había de morir porque de-
cía se lo había prometido el apóstata Santos Atahualpa, que fué
causante de las muertes de los conversores en el Cerro de la Sal,
y de la destrucción de los veintisiete pueblos perdidos que hasta
ahora no pudieron reconquistarse.
El expresado Santosi continuamente aconsejaba á los infieles
Conivos que matasen á los Padres conversores. Convidó una oca-
sión á los Piros para matar al Padi'e Fray Buenaventura Márquez;
pero éste vino á Canchahuaya acompañado de los infieles Setebos,
de Sarayacu, armados con flechas, arcos y macanas, resueltos á
matar á los que quisieian quitar la vida á dicho Padre: luego que
llegaron al puerto de Canchahuaya dichos Setebos, se acobardaron
los Conibos y los Piros, por que vieron que los otros además de
aquellas armas traían algunos fusiles, que los conversores tienen
para causar algún temor á esos bárbaros, y que el hermano Bal-
- 450 —
tazar había procurado coiDpoiierlos algo, é instruido á los Sete-
bos en el modo de tii'ar. Al anochecer se fueron los Piros á dormir
á la playa, y Santosi pasó á ella instándoles á que matasen al Pa-
dre, pero le respondieron que no sabían hacerlo, con lo que se frus-
tró el intento de aquel hombre diabólico. Estalla otra ocasión San-
tosi fraguando la njuei te de dicho Padre; ])ero las indias se lo avi-
saron, y no se verificó su intento. Quisieron matar al Padre Fray
Manuel Ochoa, y no lo verificaron por consejo de un inñel. El Pa-
dre Pedro García salió á Ciinibara para conducir la remesa anual
que el Colegio envía á 'os convei-sores para disti'ibiiírla entre aque-
llos ingratos; y los Conivos fueron á esperarlo al río Rumiyacu
para matarlo á él y á toda su gente; pero lo libró Dios con unas
tercianas que le impidieron regresar por entonces, y cansados los
Conivos de aguardarlo se volvieron á su tien*a.
El 24 de noviembi-e del mismo año salió de Cuntamana para
fundar el pueblo de Sipivos del río Pisqui, en compañía de otros
dos religiosos, ^,éi los dos días de haber navegado aguas arriba,
llegaron después de medio día á la boca del Pisqui. El primer día
durmieron en la playa, y el segundo no hallaban donde hacerlo por
estar el río crecido, p(M-o los indios Cumbaras rozaron un pedazo
de tierra en un gainalotal, donde durmieron sin cenar por no po-
der hacer fuego.
Luego que entraron en el *río Pisqui hallaron á un infiel que
les (lijo estaban esperándolos los Conivos para matarlos, cuya no-
ticia los sorprendió algo, y cargando el fusil sin munición, tiró un
tiro con ánimo de espantarlos. Al día siguiente volvió á cargarlo
con postas, j luego empezaron á oír voces, pei'o eran de unos in.
dios que habían estado en Cuntamana y caminaban para Pisqui,
el tiro sirvió para matar un pato, y con otro mató el Padre un ca-

munecui, que es ave muy grande y fuerte, pues con las tripas rotas,
y una pierna medio quebrada todavía, dió un vuelo hasta que ren-
dida cayó y la mataron los indios con palos. Tiene una especie de
asta, que sobre la cabeza se levanta un geme, y es un nervio duro;
y en cada ala tiene dos espolones de hueso muy duro.
Llegaron á un sitio que después de registrado les pareció apto
para hacer pueblo; pasai'on allí ocho días, en cuyo tiempo los cris-
tianos de Cumabara, ayudados de varios infieles Sipivos cortaron
muchos árboles hasta formar una gran plaza capaz para una po-
blación. La infinidad de zancudos no permitía comer sentados, y
era preciso hacerlo agarrando el bocado de comida y empezando á
pasear. La cama era el suelo, pero la comida no faltó, pues con

i
— 451 —
destino <]o ¡)(;s('.ir llovaron dos Omaguas
quienes traían todos los
días poi'ción do |)oscado. Concluido del monte bautizó el
el rozo
Padre un inucliachito do una mujer infiel, tan rubia de cara y pe-
lo como la más bermos.'i inglesa. Un hermano que tenía era lo
mismo, pero su marido era de fealdad monstruosa, y preguntando
por qué se habla casado con él, respondieron que los rubios eran
tenidos por los oti'os infieles [)or hijos del Diablo. A estos que ha-
bitan en uno de los colaterales del río Pisqui, les llaman Cuxmca
gene, que quiere decir Bufeo de río. Conocieron los padres otros
di esa nación muy blancos y hermosos, pero ignoran de donde
traen origen inmediato.
Bautizado aquel muchacho, repartió el Padre á los infieles co-
mo (Uiarenta cuchillos, agujas, anzuelos y chaquiras, y encargán-
doles que quemasen la leña grande cuando se secase, aguas abajo
con los compañeros. En un día llegaron á Cuntamana donde des-
cansaron dos días, y luego bajaron á Sarayacu dcude celebraron
la función de la Purísima Concepción, tardando en ese viaje sólo
dos días por caminar aguas abajo, y después de la función se su-
bieron á sus respectivos pueblos los conversores de Canchahuaya,
Bepuano y Cuntamana, quedando el Padre en Sarayacu.
El 16 de enero de 1809 salió de Sarayacu y llegó á Canchahua-
ya; el siguiente á Bepuano; el tei'cero durmió en la playa de Sana-
ya; el cuarto llegó á Cuntamana donde descansó uno ó dos días; y
el domingo inmediato 22 de febrero salió con otro Pa Ire para la
fundación de los Sipivos, llegando á dormir esa noche á un ran-
cho llamado Pasinxna, donde cenaron un pollito, y durmieron en
el suelo libre bajo unas palmas y una manta. El 23 entraron en la

boca del Pisqui, y durmieron á la orilla de una laguna donde pes


có con anzuelo un pes llamado pixo, como de libra y media; tiene
dos huesos en las aletas y otro sobre el lomo á modo de sierra, con
que los indios sierran cosas de poca resistencia. El 2i llegaron al.
sitio en que habían hecho el rozo para la fundación, pero luego
que plantaron plátano y yucas les dijeron los infieles que en las
corrientes del río se inundaba dicho sitio, y salieron el 25 para
ver si en las márgenes hallaban otro apto para la fundación; cami-
naron todo el día aguas arriba sin encontrarlo, y durmieron en la
playa. El 26 prosiguieron el viaje, y á las diez del día mató un
cumbara cuatro monos llamados choros, con la pucuna.
La pucuna es una arma compuesta de dos palos partidos á lo
largo, vaciados por dentro, y perfectamente unidos, de modo que
forman un hueco semejante al de un sanco quitada la cañada. Lo

1
— 452 —
untan después con brea hecha con reciña de un árbol llamado co-
pal y con cera negra que abunda en las montañas, hasta que no
queda resquicio por donde salga el viento. Dentro del agujero po-
nen un virote del largo y grueso de una aguja de calcetar, con la
punta muy afilada; la materia del virote es de una palma que lla-
man chapa ja; en el extremo opuesto á la punta le envuelven un
poquito de villma, que es una especie de algodón, pero mucho más
fino. Untan la punta con veneno, y después con un soplo lo hacen
salir con tanta violencia que alcanza á la cumbre del árbol más
elevado.
Luego que un mono se siente herido procura sacar el virote,
pero este está adelgazado con una muerca que le hacen, y se rom-
pe, quedándole dentro la porción del virote con todo el veneno que
inficiona la sangre, y el mono muere en breve tiempo. Una casta
de monos que allí llaman maquisapa, luego que sienten el virote,
procuran rectamente para que no se rompa, y sintiendo el
sacai^lp
efecto del veneno mete la mano en la boca procurando vomitar,
pero todas sus diligencias son vanas. Ese veneno se compone de
barbascos, que son las raíces con que también inficionan el agua,
y matan el pescado como ya se dijo. Se mistura con pimentón
muy picante, con tabaco, y otros simples; y cuando lo hacen bien
es tan activo que ocasiona la muerte antes de media Avemaria.
De este veneno usan los indios del río Huallaga y de la provincia
de Mainas, porque los infieles del Ucayali y de sus colaterales, so-
lo se sirven de flecha, aún que ya se van aficionando á la pu-
l;.i

cuna.
Después de haber muerto á dichos cuatro monos, fueron á co-
mer á una playa donde pescó el Padre tres peces llamados motas.
Se asaron los monos para que comiesen los cumbaras é infieles
que los acompañaban, y los Padres comieron una ave que mataron
de un tiro, á la que los infieles llaman coso, y los cumbaras pava,
sin duda por alguna semejanza que tiene, aunque muy poca, con
la pava casera. Su tamaño es poco menor, y tiene una especie de
tupé con las plumas rizadas. Después de comer prosiguieron el
viaje buscando sitio que no se inundase en las crecientes, y por no
hallarlo se quedaron á dormir en una playa. Kl 27 prosiguieron
su navegación, y uno de los infieles les regaló un paugil que es ave
poco menor que un pavo, con el pico encarnado; la comieron, y
fuei'on á dormir á una playa. El 23 continuaron, y á la una de
la tarde llegaron al sitio llamado Emmaus, que quiere decir Tierra
blanca; á esa hora sólo se habían desayunado con un plátano-

<
— 453 —
El descansaron.
2!) El ;>o bautizó un niño como de ocho meses,
repartió cuatro hachas, cuatro machetes, agujas, chaquiras y va-
rios cuchillos; y después de haber dado á los infieles la palabra de
que en Emniaus se fundaría el pueblo, empezaron á l)ajar el río ;l
favor de las aguas que corrían bien y de la fuerte boga de los in-
dios cumbaras, de modo que en dos días llegaron al pueblo de
Cuntaraana.
En Cuntamana, que es de infieles Sipivos del ríoTahuaya, es-
tuvo desde la víspera de la Purificación de Nuestra Señora hasta
el marzo de ISOU en compañía de su Cura conversor. Las
27 de
márgenes del Ucayali bañan inmediatamente al pueblo, y en los
meses de noviembre hasta principios de abril llega el agua hasta
la plazuela, pero se extiende por la parte opuesta por estar más
baja aquella margen del otro lado del río; á no ser así, el terreno
del pueblo so inundaría y sería inhabitable. Desde principios de
octubre hasta principios de abril, parece que sube <^1 agua once ó
doce varas, pues en los meses de julio, agosto y setiembre, en que
está el río más bajo, hay esa altura vertical desde el agua al sitio
á que llega en las crecientes, y si no se extendiera por la parte
opuesta resultaría á menos de trece varas.
lo
En las márgenes hay bastante gramalote con cuya
del río
yerba se apacientan las vacas marinas, y aún sacan el hocico, y un
poco de la cabeza para pastar. Los indios están prácticos en fis-
garlas conociéndolas por la ola que forma el agua. La fisga tiene
una soga que amarran á una punta de la canoa, y luego que la va-
ca se siente herida, corre con suma velocidad arrastrando la canoa,
que parece una exhalación. Los infieles se las traen al Padre por
que les dé un cuchillo. La mayor de las que he visto pesarían diez
y ocho arrobas; su largo de algo más de dos varas; la bariigaá
propoición más abulta la que la de la vaca de tierra; el pescuezo
algo más que el de un toro; no tiene piernas, y en lugar de brazos
dos aletas semejantes á dos pencas; la cola es por el extremo ova-
lada y muy ancha, algo parecida á las palas de jugar pelota; el ho-
cico y morros, en figura y gusto, como los de la vaca terrestre; la
demás carne, como el lomo más tieru(j del cerdo; su gi-asa sirVe
para cocinar en lugai- de manteca, y cuando es clara, para alum-
brar en lugar de aceite, para cuyos dos efectos la usan los con ver-
sores. Sin embargo de tener las dos paletas tan grandes que con
sus huesos atados á la punta de un palo forman los indios unas pa-
las con que limpian las malezas que salen en la plazuela, y de ser
un animal del tamaño dicho, ti^ne los ojos tan pequeños que no
— 454 —
exceden á los de una gallina, y según se presentan á la vista sos
oídos, no cabe en ellos la cabeza de un alfiler regular; n») tiene
dientes sino unas vejiguitas duras y afiladas \)or la punta; y de su
cuero, que es un poco más gordo que el déla vaca tei-restre, se ha-
ce cola muy particular.
El pueblo está fundado de noroeste á sureste, y las casas de
los indios se hallan en las márgenes del río que en aquel sitio co
rre del sureste pai'a el noreste. Los edificios son de seis palos
clavados en tieri'a, con el techo de palma; y unas cañas bravas y
fuertes colocadas al i-ededor de la casa, y fijadas en el suelo, sir-
ven de pared. De este modo son todas las casas de los indios de
este río y sus colaterales, aunque en Sarayacu hay dos que des-
pués de la pared de cañas, están embarradas. No tienen clavo al-
guno, pero la Providencia ha dado allí unas sogas que se ci ían en el
monte, y suben á proporción que crecen los árboles, á modo de ye-
dras, aunque <• o pegadas al tronco, sino enredadas entre las ramas.
Estas sirven de cuerdas y se llaman tansi, son más delgadas que
el dedo |)equefio de la mano, y unidas cinco ó seis amarran los palos
en que se funda el edificio entero, y resisten á los vientos furiosos
que acostumbra haber en las montañas. Los Padres fabrican con
ellas los conventos en que viven.
Además de tener los infieles las casas sin una silla, banco ni
otra alhaja, acostumbran dormir en el suelo sin más colchón que
una estera qutj hacendé palma; les sirve de sábana un toldo que
tienen para guare(;erse délos zancudos; recuestan la cabeza sobre
un palo que llaman de balsa, [)or servir para hacer balsas cuando
no tienen canoa con qué navegar; comen cou los dedos, y cuando
más les sirven de cacharas unas con -has de pescado. Su vestido
es, como ya se dijo, una casma, que tiene semejanza á una túnica
sin mangas; y algunos traen debajo de ella uii mal calzón. Por el
trato y conmnicación de los indios cumbaras que van allí para la
asistencia de los religiosos, ya van tomando afición á los calzones
largos, y al cotón que es una camiseta corta, y vestimenta propia
de los infieles, que ha tiempo que tienen Padre; pero como los shi-
pivos hace Jiiás de -ÍO años que están sin él por haber quitado la vi-
da á los que tuvieron (hasta abora que el Padre Alcántara anda
solicitándolos para que se reúnan en un pueblo cuya fundación
desea); se hallan tan pobres, que andan hombres y mujeres ente-
ramente desnudos. Los viejos y casados cuando van remando se
ciñen la cintura con una cuerda, y ya les parece que andan muy
honestos.
— 455 —
La abundancia qne hay de peces y dií zancudos, hacen una
disonancia Saltan aquellos con frecu(Micia sobre el aj;ua,
í^raiide.

y manifestando su n);ifi;nitud y vai iedad de colores, forman un


objeto delicioso para la vista; y el zumbido de los zancudos ó cini-
f es, causa un tedio grande en los oídos. La facilidad con que se
cogen los peces con anzuelo^], fisgas, ó flechas, ocasiona un sopor
en los habitantes del pueblo que parece aspiran sólo á una vida se-
dentaria y llena de vicios; y las picazones de los zancudos, que po-
drían servir de silicio para dar á Dios alguna satisfacción de las
culpas, sólo les permiten el descanso dentro del toldo.
Para no hacen esos infelir.es más provisión que un
los viajes
poco de niasato y de plátano, con algunas flechas y fisgas que pre-
paran para pescar ó cazar en el camino. El masato es una bebida
compuesta de yuca cocida, y después majada; mastican parte de
ella por lo común las mujeres, y revnelta con la saliva, la ponen en
unas tinajas para que fermente. Cuanta más salva é inmundicia
sale de la boca de quien la mastica, tanto mejor fer.Aento tienen,
y resulta la bebida tan fuerte que no se necesita mucha cantidad
para que quede borracho el que la bebe.
En el tiempo que el Padre vivió en este pueblo no pudo conse-
guir que fisgasen un bufeo aunque prometió un cuchillo al que lo
hiciese, porque tienen la aprensión de que matándolo, no podrán
fisgar vaca marina. Si los Padres consiguieran desimpi-esionarlos
de ese error, tendrían im aceite muy particular para alumbi'arse,
pues la grasa del bufeo no es inferior al aceite de oliva, experimen-
tado por el Padre Fray Ventura Márquez, con uno que en años an-
teriores le trajeron. Un día que llevaron allí una vaca marina, y
los indios cumbíizas la quisieron desollar cerca del río, dijo un in-
fiel qae no lo hicieran así poique después no podrían coger ctra
vaca.
En una ocasión vino un infi'^1 con la noticia de que en el plata-
nal del Padre había visto dos infieles de la nación Seiisi. Se alboro-
taron luego los infieles Conivos, fueron á i'econocerlos, y habién-
doles hallado se volvieroa al pueblo donde convidaron dentro de
pocos días á los infieles Piros, en cuya compañía caminaron varios
días por el monte cargados de flechas, macanas y cuchillos, pero
no pudiendo encontrar los ranchos de los Sensis, retrocedieron sin
otro fruto que haber pasado malas noches y peores días. Los abu-
sos que tienen acerca de esto, y ceremonias que practican son las
siguientes.
Aunque son muy comunes en aquel temperamento las trona-
-

— 45(5 —
das, linbo una aquella misma tarde por la parte que habitan los
Seiisis, y punto dijeron los del pueblo de Cuntamana que los
al
Na{i;uas (^pues llaman así á las naciones no conocidas ó enemigas)
ocasionaban aquellos truenos. Paia agarrar ó los enemigos hacen
antes una procesión por la ])lazuela, y llevan con mucha venera-
ción al Keco. El Reco es un gusano envuelto en un capullo de se-
da más ordinaria que la de España, y aún más vasto que el algo-
dón. Dicen que el gusano está vivo, y que cuando hay enemigos
se menea dándoles con eso á entender que saldrán victoriosos en
la pelea. Parece que á ese gusano lo consideran como al Yunxi,
que quiere decir, 'el Diablo- Lo tienen colgado en una cestita y el
que halla uno se tiene por muy dichoso; el que lo conduce lo cuel-
ga al cuello y los otros infieles le ponen un asiento en la canoa cuan-
do van por el río, ó en donde se paran para comer, ó alguna otra
diligencia; éste, en ñn, conduce al Reco con tanta modestia como
cuando entre nosotros se lleva el viático á un enfermo. En el cami-
no van echantb polvo y soplando para que los enemigos queden
dormidos. Forman después una hilera, y cuelgan á las espaldas
unos palos de cierta madera que en la oscuridad de la noche despi.
de un resplando)- tenue, semejante al de los hueí-os de merluza,
entran así en la casa de los enemigos, esparcen luego la lumbre
que hay en ella, matan á macanazos á todos los hombres, reser-
vando las mujeres y muchachos; y para couocerse se ponen unas
hermosas guirnaldas que hacen con plumas blancas, encarnadas y
de otros colores. Regularmente hacen sus asaltos de noche; los
enemigos viven muy sepaiados unos de otros, y aunque en una
casa habitan 30 ó 40 matrimonios, com.o los agresores son en mayor
número y los hallan desprevenidos por eso salen victoriosos; pero
ellos lo atribuyen después al Reco y á su i)ropio valor, siendo tan
crueles como cobardes, pues no son capaces de acometer cara aca-
ra veinte de ellos á cuatro de otra cualquiera nación. Cuando vuel-
ven de la expedición ponen sus asientos eii la plazueleta de en-
frente de una de las casas, con todas las cosas que robaron; empie-
zan luego á brfber masato revuelto con pimentón muy picante, y
á vomitar para arrojar la brujería por si acaso los vencidos los han
embrujado, y continúan emboi radiándose algunos días, y ponde-
rando sus hazañas.
Son tan propensos á la borrachera que varias veces están be-
biendo y vomitando todo el día y la noche hasta que empiezan á
reñir, hiriéndose con unas navajillas corbas á que llaman huesa
te, y se hacen heridas muy grandes que luego las sanan con las
muchas yerbas medicinales que producen las montañas. Pasan las

<
9

— 457 —
noches de borracliera en unos bailes, y unas canciones tan fúne-
bres que parecen presagios de las lamentacioTies que cantarán en
los infiernos; si Dios por uno de los muchos caminos que tiene pa-
ra conducir las almas á la eterna felicidad, no los liberta de la ex-
tragada vida que tienen. En una de sus borracheras, un infiel tan
puerco como atievido, agarró al Padre al salir del cuarto, empezó
á jugarse con él y levantando la cusma manifestaba la desver-
güenza é impudor. Reconvenido al día siguiente de esos excesos
dijo que los hacía porque estaba borracho. En otra borrachera em-
pezaron por la tarde á proba ise las fuerzas unos_ contra otros, y
pateando y gritando, se agan aban del ]jelo hasta derribarse en tie-
rra. La costumbre de patear y gritar es muy común entre esos
infieles estando borrachos; muchas veces lo hacen con tanto vigor,
especialmente cuando á sus compañeros exhortan alguna cosa, que
no los excede el predicador más fervoroso; cuando se cansan de
gritar echan un silbido fuerte para descansar, y des^iués prosiguen
la misma tarea. Probadas las fuerzas, se echaron luego sobre la
cabeza maíz molido, se pusieron una especie de casquetes de barro
parecidos á la arcilla, y en seguida se bañaron y limpiaron de esa
broza en el río. En fin, tan brutos son como sus funciones en una
de las cuales un infiel llamado Cayabita cayó del Puerto hacia el
rio donde se desnucó y falleció á pocos días; pero habiendo pedi-
do el bautismo cuando se sintió de muerte, se le suministró.
El 23 de febrero, estando el Padre en Cuntamana escribiendo

un Vocabulario de la lengua Coniva, sintió llorar auna criatura


recién nacida. Salió del cuarto y halló á una infiel que la traía te-
ñida en barro y sangre porque su madre pariendo en el monte hi-
zo después un agujero para enterrarla viva; pero habiendo visto la
que la traía se la quitó, y la condujo para que la bautizasen como se
verificó. Aquella noche fueron á entregar la criatura á su madre,
esa ingrata y cruel volvía las espaldas para no ver el fruto de su
vientre. Con instancias, al fin, la recibió y á lo3 dos días supieron
que otra infiel que vivía en la misma casa, la había muerto á gol-
pes de machete. El Padre tenía un infiel llamado Runumesoque
se preciaba de amigo suyo, á quien dijo viese aquel muchachito y
le respondió que no quería porque era hijo del Diablo. Tanta y
aún más es la barbarie de esos infelices. Avisaron al Padre otra
ocasión que una infiel estaba pariendo en una heredad, á donde
pasó; él mismo lavó al muchachito y le bautizó. Murió después su
madre, y el niño estaba tan flaco que apenas tenía fuerzas para llo-
rar. Otro día dijeron al Padre que un muchacho como de siete
/

- 458 —
años había muerto, y pasando á verlo consentimiento do que aque-
lla almase hubiese perdido, oyó un llanto comode unaniraalito mo-
ribundo, y entraíi do en la casa vió que aquel niño daba señales de
vida, y lo bautizó. Con un poco de vino que trajo después del con-
vento, ó más propiamente de su casa, lo reforzó y vivió hasta la
noche que entregó el alma al Creador. El padre del muchacho se
llama Rúa vari, que ya se ausentó de este pueblo, según se expli-
can los indios tiene pacto con el Diablo, y es ocasión de rnuchoa
males. Con unos infieles que viajaban io abajo, iba una infiel que
l

sintiéndose con los dolores de parto parió en la playa, é iba á en-


terrar viva la criatura; pero vista por otra infiel Seteba la recogió y
la llevó al Padre para que la bautizase, quien lo verificó. Vivía ese
niño hasta poco ha, y es regla nniy común entre esos infieles que
pariendo donde no haya algún pariente que lave la criatura, su
misma madre la entierra viva, sucediendo lo mismo cuando pa-
ren dos, en que matan á uno de ellos diciendo que es hijo del Dia-
blo.

El 27 de marzo de 1809, bajó el Padre á Sarayacu donde cele-


braron la Semana Santa; á ese pueblo se fueron á refugiar los in-
dios cristianos expatriados de la provincia de Mainas por las per-
secuciones, molestias y castigos de un Grobernador, y el viernes
santo vió como esos indios se disciplinaban hasta quedar cubiertos
de su sangre, cuyo ejemplo debía servir de confusión á los que tu-
vieron la dicha de nacer entre la observancia de la Ley Santa de
nuestro Redentor. Celebrada la función de esa semana, subió el
Padre á Bepuano que es de infieles Piros donde estuvo de Cura
conversor hasta el 22 de agosto.
Mientras vivió con esos observó que hombres y muje-
infieles
res andan como perros y Tienen dos y tres mujeres, y
perras.
otros ninguna, pero de estos se puede decir que son todas, y por
eso, cuando se emborrachan continuamente pelean. Acostumbran,
á imitación de los Conivos, pasar días y noches en bebidas. Un
casado, ó más bien se dirá un adúltero, pues no observan condi-
ción alguna del contrato matrimonial, desecha cuando quiere á la
mujer, y se casa con otra; vuelve á poco tiempo á desechar áésta.
y toma otra; y hay mujeres que se casaron sucesivamente con tres
hermanos viviendo dos de ellos, porque casado uno, éste la dese-
chó y entregó á su hermano, quien la volrió á desechar, y entre-
gó al otro. Repentinamente se huye un mozo con una mujer ca-
sada, etc. Y sin embargo de decirles el Padre que eso es malo, se
\

— 459 —
rien, y no hacen aprecio. Son mny tunantes; de repente se mar-
le
chan del pneblo,y sin más provisión que un poco de plátano, má-
salo, las flechas con su arco, y otras frioleras que llevan en la ca-
noa, emprenden un viaje de tres ó cuatro meses, fiados en la abun-
dancia del pescado, y de 1volátil y cuadrúpeda del monte.
Son tratantes, pero en sus nep;ocios siempre quedan con lo peor.
Se pone uno una cusma nueva, y la cambia luego por una vieja,
y éste á otro, y así se ve que en una tarde la cusma anda en siete
ú ocho sujetos hasta que rendidos de la borrachera se duermen,
quedándose con ella el último que la recibió. Son afectos al Padre
no por sí, sino por lo que les da.
Aunque en todos los pueblos del Ucayali abunda el pescado,
en Bepuano mucho más, porque tiene al frente un brazo de ese
j-ío, y á la espalda una laguna de un cuarto de legua de ancho, y
cinco leguas de largo. Cuando el conversor quiere pescado avisa á
los indios para que pesquen, y antes de dos horas^le traen peces
de veinticinco y aúu de treinta libras. En cerca de tres meses que
el Padre vivió en ese pueblo se le traía continuamente cada uno
del peso de una arroba. Los mayores por lo común son gamitanas,
rumichallua, sungardos, parecidos al congrio, pero sin tanta espi-
na; tucunari, maparati, araguana, parecida á la merluza; boqui-
chicos, semejantes al bengo, pero más espiuosos; pixos, puñui-
siqui, y otros muchos de que ignoraba el nombre; pero entre todos
los mejores son el rumichallua, gamitana y maparati, del que
hubo tai'de que le trajeron hasta ocho ó nueve arrobas. Eso se
paga con anzuelos, agujas y chaquiras, y la pesca es tan f ¿í,c¡l y
abundante, que además del mucho pescado que traían con que se
mantenían con el Padre doce personas, es mucho lo que se deja
pudrir, porque apenas se puede conservar un día sin salar, y la
sal á veces anda escasa. Más pescado vió el Padre saltar sobre el
agua en el Ucayali y ríos colaterales, que en toda la parte del
Océano Atlántico y Mar Pacífico que atravesó cuando vino de Es-
paña en 1803 y 180 4.
De caza de monte solían traerle perdices, paugíes, pavas, y
hubo día que le llevaron seis guanganas cada una del peso de unas
cuatro arrobas. Es animal como el jabalí de España, pero tiene
ñn hoyo en el lomo hacia atrás por donde arroja un humor mate-
rioso algo fétido. Otro día le trajeron dos piernas de la gran bes-
tia, cuyo animal tiene la uña dividida como la de cabra, y aunque
no vió lo restante del cuerpo, le dijeron que su tamaño era como
el de un burro regular.

«
/

— 4G0 —
Eu este pueblo vi6 el Padre primer trompetero, que es ave
el

de figura semejante al avestruz, pero poco mayor que uua gallina.


No tiene cola, el pescuezo es muy largo, las plumas cortitas;
cacarea con alguna semejanza á la gallina, después se hincha y
despide por atrás tal ventosedad, y con tanta fuerza, que se puede
oír á distancia de ti er cientos pasos; varía algo su sonido, pero con
más propiedad es ventosedad que canto. Lo vio el padre muchas

veces en Bepuano y en Cuntamana; acomete á los perros con
el pico, procurando darles en los ojos, y se domestican con mucha
facilidad.
En el mismo Bepuano, vio el punze, animal que en castella-
no se llama perico ligero. Para andar extiende la mano, ó mas
bien el brazo, y la pierna con tanta pausa que para caminar vein-
te varas tardará como una hora. Tinen la cara algo semejante al
mono aunque más inclinada hacia la tierra; el pelo, como el de un
gato de un color ceniciento; las manos, mucho más largas que las
piernas, sin deuos, ni señal de artículo alguno en manos ni piés, y
sólo salen de ellas tres uñas muy grandes como si estuvieran cla-
vadas ó metidas en la m.iñeca de un hombre después de cortada
la mano; y el pelo de la cabeza le cae sobre la frente hasta cerca
de los ojos en figura de cerquillo. Cuando alguno de éstos se cae
al agua, los infieles tienen por muy cierto que vienen enemigos.
Vio aquí también un animal llamado carachupa, que es uno
de los buenos manjares. Está cubierto de una especie de concha
algo flexible, tiene ocho ó nueve ribetes desde el cuello hasta la cola,
y eu entrando las manos en su cueva, no pueden dos hombres con
toda su fuerza hacer que las suelte, y es necesario cabar la tierra
para poder apartarlo de ella. Por su figura se persuade el Padre
sea el mismo ani:iial que en las Pampas de Buenos Aires llaman
mulita, pues tiene las orejas en todo parecidas á la de las muía.
Vió el camaleón; y entre los animales terrestres que le solían
traer uno es el mutelo, ó tortuga de España, que se mantiene sin
comer muchos días. El tigre come á los mutelos, pero algunas ve-
ces le hace presa encajándole el colmillo en la concha que es fuer-
te, y no pudiéndolo después sacar, se ha encontrado al tigre muer-
to de hambre ó de rabia, y al mutelo vivo.
El huacamayo, es ave muy hermosa. Tiene varios colores,
pero los más salientes son un azul celeste, un encarnado muy fi-
no; se parece al loro, pero es mayor que éste, y hay también hua-
camayos de un azul bajo, y de un vivo amarillo. De las plumas de
estas aves hacen los infieles unas gorras hermosas que acostum-
J

— 401 —
bran poneise en las danzas que usan, ó cuando van en seguimien-
to de enemigos.
La pinxa ave que siendo menor que una paloma
ó sicuauga, es
más de un palmo, y por lo más grueso, dos
casera, el jiico tiene
dedos y medio de diámetro. Üna cinta amarilla le sigue desde la
cabeza hasta la punta del pico, y su canto es continuo, acelerado,
molesto y algo parecido al ladrido del perro.
El tibi, es otro pájaro que sin embargo de ser más pequeño
que una paloma, y de piernas pequeñas, tiene el pico de más
de seis dedos de largo, el de abajo es afilado como una navaja y
con el de arriba hace la figura de una navaja cerrada; anda con-
tinuamente en las orillas de los ríos, y se mantiene de pescado;
vuela por la superficie del agua con el pico de abajo metido en ella,
y tropezando con los pécecitos les hace presa; tiene las alas como
de una vara de largo de una á otra punta, y son negros; pero
hay otros tibis blancos que sin duda son las gav¡ota>vde España.
El tuyuyo, que es la mayor ave que el Padre ha conocido á
excepción del avestruz, es tan fuerte que cortadas las piei-nas y la
mitad de la cabeza, se levanta sobre las rodillas. De su buche se
hacen unas bolsas redondas que pueden servir de montera á un
hombre. El pellejo del pescuezo, dándole toda la extensión que
permite su elasticidad, tiene como media vara de ancho. El pes-
cuezo es como el del avestruz, ó poco menos. Las pluinas son muy
gruesas; el pico es de más de una cuarta de largo, de la canilla de
las piernas que son grandes y gruesas, se podrían hacer pífanos si
fueran huecas, pero los indios los hacen del hueso de las alas. El
Padre vió varios de esos silbos.
El alcatraz, es ave poco inferior al tuyuyo, y muy parecida
á él.

El charracles, es ave muy más chica; su


parecida al loro, pero
color es verde y amarillo, y algunos tienen
cabeza negra. Su
la
silbo es muy agradable, y danza cuando otro le silba. Es de un
instinto muy particular, y á las horas acostumbradas viene á la
casa en que se ha criado, y busca al que desde joven lo crió. Es
muy divertido, juega con las personas como un perrito, y si lo
acostumbran á dormir en cama busca el pecho, ó pescuezo de la
persona, y jamás se ensucia donde duerme.
Aunque el avestruz no se conoce eu estas montañas, los vió e]
Padre muchas veces en las pampas de Buenos Aires, y es la ma-
yor de cuantas aves ha visto. Las plumas de sus alas sou largas,
pero más delgadas que las de gallina: no puede volar, pero cuando
f

— 462 —
se ve acosado tiende las y corre con tanta velocidad que no
alas,
hay caballo [nipen o que lo alcance. Para cogerlos se sirven los
indios pampas, y aun los cristianos, de tres cuerdas atadas en cu-
yas extremidades tienen tres bolas, y tirándolas con bastante im-
pulso se enredan en las piernas del avestruz, y de ese modo lo co-
.líen. El calor de esta ave debe ser grande, piies digiere la 7>lata y

el fierro como se experimentó en Mendoza, por haberse tragado una


cuchara de plata, y un trompo con que jugaba un muchacho. Su
canto no es más que un silbido fastidioso.
El 22 de agosto salió el Padre del pueblo de Bepuano, para
Pisqui; el 23 durmió en la playa y el 24 llegó cá Cuntamana. En el
camino no hallaron raás que una nidada de huevos de charapa;
])ero eran 135, y de una charapa sola, pues no se vió más rastro
que por donde había salido del l ío, y por donde había vuelto á él.
En Cuntamana lo esperaban como veinte infieles Sipivos para acom-
pañarlo. Lle\^ctba de Bepuano tres indios cristianos y dos infieles
para pesca y caza; once indios cumbaras para remar; y lo acompa-
ñaron tres infieles conivos. Las canoas que por su parte llevaba
el Padre eran tres, dos cargadas de plátanos y charapas, y los Sipi-
vos llevaban ocho, á quienes dijo caminasen por delante para ha-
cer provisión de pescado, y voltear las charapas si salían á ovar.
De ese modo salió de Cuntamana el día 26 del mismo, y al segun-
do día hallaron á los Sipivos en una laguna que hay dentro del río
Pisqui habiendo cogido como dos arrobas de pescado, del que co-
mieron. Un paichi que pesaría seis arrobas cogido por tres indios
cristianos destinados á pescar, procuraron ahumarlo, y en parte lo
salaron, pues aunque fresco es pez ordinario, estando salado es co-
mo un bacalao. El día 30 del mismo llegaron al sitio que había de
servir para pueblo, donde ya lo esperaban otros infieles de la mis-
ma nación que luego que lo vieron empezaron á gritar y á tocar los
tambores con demosti'aciones de alegría. El Padre disparó unos
cuatro ó seis tiros, y le correspondieron con alegre algazara.

En los cinco días de viaje que hay de Cuntamana á Pisqui, es


necesario dormir en las playas ó en el monte, y cuando los ríos es-
tán muy crecidos, con dificultad se halla tierra seca para eso, por
las grandes inundaciones que ocasionan. En este viaje pescaron
los infieles con la flecha varios suugaros, pero algunos que eran
muy grandes se escaparon por su peso y coletadas que sacudían
cuando los sacaban para meterlos en la canoa. Flecharon paugies,
y monos, y yendo un indio cumbara á lavar uno en el río, el más
\

— 463 —
viejo (le todos los infieles conió apresuradamente se lo quitó de las
manos, sacó agua en un mate, y ól mismo lo lavó allí, diciendo que
si se hacía en el río crecei ía tanto el agua que no podría subir en

nmcho tiempo. Tales son sus abusiones.


^n siete días que el Padre estuvo allí, cortaron ranchos árbo-
les ayudando los infieles con cuatro hachas que les dió y con
otras doce que llevaba prestadas de los otros conversores. Los in-
dios con el calor del trabajo se desnudaban totalmente, pero ha-
biéndoselo afeado no volvieron á hacerlo. Ya los infieles se habían
fabricado cinco ó seis ranchos, tenían yuca, maíz y maní, y los
]')látanos''estahan adelantados aunque todavía no daban fruto. La
comida estuvo tan abundante que no faltaron perdices, pirres,
monos, traían algunos pescados de más de dos arrobas y entre
ellos dos rayas que sou redondas, se crían en el cieno, tienen la
boca debajo del cuerpo casi en la mitad del óbalo que forma este
pez, y nna cola como una sierra con que hieren á los indios si la
pisan cuando se meten en el agua, haciéndoles heri'^s grandes, y
de muchos dolores. Conoció también allí nnas anguilas de seis ó
siete libras, y enti'e ellas le trajeron una de dos varas y media de
largo y dos palmos de circunferencia. Las chicas son muy gus-
tosas, pero las mayores se parecen al tocino, y luego le causaron
hastío; son muy espinosas, y tienen la particularidad que cuando
las fisgan cansan al que las clava, un calambre grande ó adorme-
cimiento en el brazo con temblor parecido al de tercianas. Algu-
nas veces en que se están bañando los indios les sacude con la co-
la con tanta fueiza que les cansa un entumecimiento en los mieni-
bros sin poderse menear. El Padre en ese tiempo bautizó v^eintiseis
criaturas de ambos sexos, y al fin encargó á los infieles que que-
masen los árboles que se habían cortado, y que en la luna llena
bajasen á Cantamana para conducirlo al pueblo que nuevamente
se fundaba.
El 6 de setiembre de 1S09 empezó á bajar por el río, y ese día
los cogió una tronada tan furiosa que á cada instante los asombra-
ba su ruido, con vivísimos relámpagos, y aguacero terrible; las
nubes negras y bajas, á cada vuelta del río representaban un obs-
curísimo calabozo, y la tormenta duró desde la una hasta las cin-
co de la tarde. Luego que llegaron á los ranchos en que durmie-
ron cuando subían, pararon allí, y reformados con hojas de caña
brava se echaron en cama sin poder cenar por estar la lefia muy
mojada, ün poco antes de llegar á ese sitio un infiel Piro flechó
un pez súngaro, pero huía con la flecha en las espaldas; y fisgán-
/

— 464 —
dolo con un haipón arrastró al indio que lo clavó haciéndolo caer
dos veces en el agua, que allí tendría cinco cuartas de profundidad,
hasta que herido el pez en varias partes y descotado con un ma-
chete, se sacó á la playa. Ese súngaro pesaría ai roba y media, y era
blanco; los hay pardos; otros con pintitas redondas, blancas y ne-
gras; otros barreados de cintas blancas }• negras; y otros del todo
negros aunque no muy oscuros. Ese pez es el más abundante en
ese río de Pisqui, y aunque estando bajo apenas tiene vara y media
de profundidad, comprende muchos pozos y tiene peces de la mag-
nitud dicha comunicados de la multitud y variedad de los que pro-
duce el Ucayali, á sus ríos colaterales. Hay también motas, boqui-
chicos, bagres, conchicitos y pañas. Las pañas son peces anchos,
cuasi ovalados, de cerca de dos libras de peso; desde el pecho hasta
ceica del lemate de la cabeza tiene un carmesí muy fino y brillan-
te, y los dientes son pequeñitos pero muy agudos, de modo que si
el pescador no tira con ligereza del anzuelo, rompe el cordel y se
escapa. Abuníá así mismo el pececito llamado cañero, cuyo largo
no llega á una cuarta, y es más delgado que una sanguijuela. Este
pez se inti'oduce en las personas que se bañan por el orificio ó por
la vía de la oi'ina, y causando gravísimos dolores ocasiónala muer-
te; pero ya con ese conocimiento, por habei'les sucedido á varios»
procuran bañarse con la cautela correspondiente á un asunto de
tal considei ación.

El día 7 llegaron á dormir á la embocadura del río Pisqui en


el Ucayali; el 8 llegaron á Cuntamaua; y el 9 bajaron á Bepuano-
habiendo sufrido una tormenta grande de truenos y relámpagos,
Y fuerte aguacero; bajaron á Canchahuaya, y de allí á Sarayacu
donde se mantuvieron hasta el 8 de octubre de 1809 en que volvie.
ron á Canchahuaya, y el 10 regresaron á Bepuano habiendo el Pa-
dre casado en camino dos tibis de un tiro. Allí se detuvo hasta
el

el 18 del mismo en que salió,


yendo á dormir á la punta de arriba
de la playa llamada Sanaya, y el día siguiente llegó á Cuntamana
donde pensó hallar á los infieles Sipivos pues les había encargado
bajasen en la luna llena; pero se encontró con la noticia de que
algunos habían muerto, y que los otros no se atrevían á bajar di-
ciendo que el Padre los embrujaba, y que por eso habían muerto
aquellos.

Con esta noticia se detuvo en Cuntamana hasta el 25 del mis-


mo en que salió para Pisqui con dos canoas, ocho cristianos, y un
infiel. Llevaban de provisión bastantes plátanos, yuca, una chara-
— 465 —
pa, como una an ob.-i de vaca marina recién salada, varias flechas,
y nna pucuiia ó cerbatana pai-a cazar; y ese mismo día se le agravó
al Padre un dolor de estómago, que antes le había retentado, de
modo que á las dos de la tarde tuvo que atracar á tierra donde la
compusieron una cama de hojas de pimío; pero al anochecerse sin-
tió tan malo que dió orden de que se embarcasen para volver á
Cuntamana, adonde llegaron á las nueve de la noche, habiendo
empleado los indios cumbaras una boga fuerte en medio del gran-
de oleaje del río, y con el riesgo de que un torbellino de viento
voltease la canoa porque la noche estaba tempestuosa y oscura.
El Padre tendido no hallaba postura que lo aliviase, iba con un
continuo grito, y acometido de. fuertes vómitos con ellos mitigó
un tanto el dolor. En Cuntamana continuó así apesar del auxilio
de agua tibia, lavativas, y varios vómitos, hasta el día 6 de no-
viembre en que estuTo algo restablecido.
El cm'a conversor de Cuntamana era el Padre Barco, á quien
un infiel fué á ver con un pescado llamado gamitaiía que pesaría
poco más de veinte libras, pero no se lo llevó por afecto que le tu-
viese sino porque le remunerase con alguna cosa. Aquel infiel ini-
cuo despidió á su primera mujer de quien tenía dos hijos que el
menor era de unos dieciocho años, y se amancebó con otra jo
ven con quien entonces vivía. Fué causa de que ahora seis años
matasen á los Padres misioneros; y actualmente en compañía de
otros, y fingiéndose amigo, acaba de matar á cinco infieles de la
nación Mayoruna de donde ha traído una infiel como de veinticua-
tro años de edad y la tiene en casa, bien que por estar enferma
se la vendió al Padre Barco quien trata de enviarla á Sarayacu
para que se instruya en la doctrina, y pueda ser bautizada.
El 8 de noviembre de 809 salió el Padre Alcántara de Cunta-
mana para edificar la casa en su deseada fundación de Pisqui, en
un sitio llamado Chiarasmana que quiere decir cerro de Calzón.
Temeroso el Padre Barco de que le re[)itiesen los dolores de estó-
mago, se resolvió acompañarlo; y hecha la provisión de plátanos,
yuca, cuatro charapas y tras charapillas, salieron con dos canoas y
diez indios á las dos de la tarde en que empezaron á navegar río
arriba. Llegaron á dormir á un cañaveral alto donde arrancando
algunos arbustos pusieron la cama encima de la arena, y cenaron
unos huevos. El día siguieron el viaje, y á poco tiempo hallaron
!>

en un arbusto enroscada una culebra que tendría dos varas de lar-


go, y la mató un indio con el remo. A las diez del día llegaron á
un rancho de un infiel llamado Runoeni, donde bahía dos ó ti es
/ .

— 4(;f)

infieles y otras tantas mujeres; nao les d¡ó tres charapas, sin re-
cibir más por ir las canoas muy cargadas, y en retorno se les dió un
cuchillo; y siguieron el viaj« hasta las doce que entraron en el
monte á comer para defenderse de Jos rayos del sol que los abru-
maba de calor. Allí descansaron hasta las tres de la tarde, que
mitigado el ardor pi-osiguieron hasta las seis en que llegaron á una
isla pequeña donde durmieron después de cenar muy poco por es-
tar muy grasient a la charapilla. El día 10 á las ocho de la maña-
na entraron eu la boca del lío Pisqui, y á las doce y media llega'
ron al sitio que se hal)ía hecho rozar para fundar el pueblo, pero
que por inundarse eu las crecientes se abandonó. Allí comieron
vaca marina salada, y un poco de gamitana, y jjasaron á dormir á
una playa. El día 11 continuaron su navegación, y durmieron en
otra playa; á poco tiempo de haberse acostado le dió al Padre un
fuerte dolor de estómago, pero no tardó en mitigarse después de
haber vomitado la cena. El 12 siguieron el viaje; á las diez del día
pararon para ctímer; á poco tiempo cayó un aguacero con truenos
sordos, y se defendieron algo con hojas de pindos que son cañas
bravas muy fuertes de las que usan los indios para fabricar sus ca-
vsas, como ya se dijo; el río empezó luego á crecer aumentando su

corriente con rapidez, por lo que se detuvieron hasta las dos y me-
dia de la tarde. Entretanto una culebra iba á picar á un indio y
habiéndola visto otro la mató. Su color era pardo con unas pintas
ali;"o nicás oscuras que las restantes; su largo regular no pasa de

nií-dia vara; su veneno es tan activo que á pocas horas quita la


vida; con la cola sacude el viento con un movimiento muy vibra-
torio, y causa un ruido semejante á una varita delgada mo7Ída
con mucha velocidad; tal vez por eso le llaman los infieles Acum-
pana, ó Xauu; y los indios cumbazas y de Mainas, Campana.
Aquel día se inundaron las play¿is, y les fué preciso dormir en el
monte donde pusieron las camas, pero á lo mejor del sueño empe-
yó á llover, y les fué preciso levantarse y doblarlas, guareciéndo -

se bajo unas palmas de aquel fuerte aguacero. Eaipezó éste á las


dos de la mañana con formidables truenos y continuos relámpa-
gos que alumbraban para ver la horrorosa tempestad que los ro-
deaba. Estuvieron hora y media ya levantados en pie, ya en cu-
clillas, por no haber proporción para recostarse, ni sentai'se, y vien-

do que el aguacero no cesaba les hicieron un rancho debajo del


cual se refugiaron. El día 13 al amanecer, empezó á calmar el tiem-
po, pero el río crecía, y se d'^tuvieron hasta las diez, que después
de haber comido siguieron la navegación. Ya las aguas empeza-
— 407 —
ron cá bajar y pudieron dormir en una }»Iaya. En la noch(í antc-
l ior había enfermado un que medio asonsady se ha-
infiel Sipivo,

bía después caído dos veces déla popa de la canoa al río, pero lo hi-
cieron sudar, y vomitar, lo pasaron á la canoa del Padi'e para que
fuese tendido bajo del pamacaxi, que es uua especie de toldilla que
ponen en la canoa para defendeise del sol y lluvias, por cuyos me-
dios se restableció. Pasaron bien la noche, y el día li luego que
amaneció se embarcaron. A las nueve de este día descubrieron el
sitio de Chiaiasmana, divisaron sus casas, disparó el Fadie un fu-
silazo, y viendo que no salía la gente infirieron que habían desam-
parado la nueva fundación retiiándose á sus antiguas rancherías.
Llegaron luego, y yendo á ver las casas hallaron en una señales
de tres ó cuatro sepulci os hechos para enterrar á los que habían
muerto. Habían dejado algunos gallos, gallinas, un piuri domes,
tica do, maní y maíz; y el Padre se contristó con la duda de si vol-
verí an. si subiría él á hablarles, ó si se perdería una conquista que
había tenido tan buenos principios. Las reflexione^ deque vivían
en un estado brutal desde que mataron á los antiguos misioneios,
de que tal vez no se hallaría otra ocasión semejante para domes-
ticar aquellas fieras hutnanas, y que el no subir á solicitarlos sería
causa de perecer muchos infantes por cai ecer de la gracia bautis-
mal, lo lesolvieron á descansar allí aquel día, y el 15 siguieron la
navegación.
Como á dos horas y media de salir de dicho sitio se hallan lo-
mas altas, y grandes piedras, lo que no se encuentra en todo lo
que ya habían caminado. Poco después cesa la plaga de mosqui-
tos, de zancudos ó cínifes, y la de los tábanos, j)ero se encuentra
la de los murciélagos que por la noche muerden á los dormidos con
tanta sutileza que sin sentirlo les chupan la sangre, y por eso acos-
tumbran dormir con la cabeza cuasi tapada. Aquí dormía el Padre
dentro del toldo, y por tanto no experimentó ese trabajo; pero en
la conversión del pueblo nuevo del río de Patay rrondos, donde e-i-
tuvo detenido por causa de las aguas, salía muchas veces bañado
en sangre, y hubo noche que lo rnoi-dieron en tres partes.
El día 15 durmieron en una playa chiquita. El día 16 conti-
nuaron el camino, comieron en el monte, y á la noche p ;r no ha-
llar sitio apto para dormir, se refugiaron en una lomita que había
á las orillas del río, donde durmieron bien después de cenar dos
plátanos. El 17 siguieron caminando, y hallaron á un iuAel que
bajaba en una canoa con una mujer y un muchachito. Le pregun-
taron qué novedades había, y adonde caminaba, y sin deteiier la
— 40» —
canoa respondió que ai rib;i morían muchos, y que huyendo de la
peste se iba al río Nuaya. Este río es colateral del Pisqui. y lo ha-

bían dejailo á la derecha d()s horas antes de encontrar á dic^ho in-


fiel. Ellos iban desnudos, y el Padre lao supo si eso, ó el temor de
verlo en aquellos rincones del mundo, era la causa de apresurar
la canoa i)ara alejarse; pero luego qne le habló nn infiel que iba
con el Padre se detuvo y pasó donde ellos contándoles que dos mu-
jeres que tenía se le habían muerto, y que en la primei'a casa no
hallarían gente por haber huido de las enfermedades que pade-
cían. Después de haber comido en aquel sitio, el Padre dió á cada
uno un cuchillo, se embarcaron ambos en la canoa que bajaba, y
los demás siguieron hasta la primera casa donde hallaron gente,
siendo falso lo que dicho infiel les acababa de decir. A poco rato
vinieron á esa casa otros dos infieles con un aninial llamado añuxi,
algo parecido al conejo en la cabeza, pero tiene las orejas peque-
ñas y redonda^ y las cerdas muy suaves y resplandecientes; se
alimenta en el monte, pero zabulle en el agua cuando lo persiguen.
Uno de esos dos infieles manifestaba en el rostro poco gusto de
ver aquella comitiva en su casa, pero el otro que ya había conoci-
do al Padreen el primer rozo, fué á abrazarlo con demostraciones
de amor. Allí descansaron, se bautizó una¡niñade cuatro años, y un
muchacho de ocho por estar muy enfermo, y se les dieron algunas
frii)leras. El 18 prosiguieron hasta la segunda casa que dista de la
pi imera como cinco cuartos de hora, y en ella los recibieron con
agrado, les entregó el Padre unas hachas que le habían dado ante-
riormente para que se las compusiese, flecharon un pollo y lo co-
mieron. En las dos casas habían muerto dos hombres en poco tiem-
po, y por eso varias mujeres y hombres tenían la cabeza trasqui-

lada, que es una de las ceremonias que practican por la muerte de


los pai'ientes. Poco después llegaron allí otros infieles de la tercera
casa, con arcos, flechas y macanas, sin saber el Padre por qué las
traían, pero ya lo habían conocido abajo, y luego que lo vieron se
alegraron abrazándolo, y notó qne los más estaban flacos y ma-
cilentos. Después de descansar un rato dijeron que se habían subi-
do porque en Chiarasmana los embrujara un infiel llamado Ba-
rinenxi, que por eso habían muerto cuatro, y que los de arriba es-
taban haciendo flechas para bajar á matarlo, á lo que respondió el
Padre que si hacían eso, se iría él, y no volvería jamás, con lo que
le dieron palabra de que no lo matarían. —Aquel mismo día
continuaron hasta la tei'cora casa, que río arriba no dista más que
media hora, y allí durmieron. El 19 caminaron hasta la cuarta ca-
I

— 40!)

sa donde dij(M-on al Paiire que con el fusil matase alguna gallina ó


gallo, loque practicó, y comieron. Dosi)ués de larga conversación
procuró dormir, pero lo despertaron continuamente los lloros de
dos niños. FA 20 por la mañana bautizó siete criaturas, pagó una
hacha p.)r uní canoa que compró, repartió algunos cuchillos y
oti-as frioleras, y preguntó si en las otias casas había muchos mu-
chachos para bautizai-, á que dijeron que en las inmediatas no, pe-
ro en las de ai'riba muchos. El Padre deseaba proseguir, pero fal-
taba la conii<la, la gente estaba cansada, y la rapidez del río hacían
imposible verificar su deseo; y queriendo subir no obstante hasta el
río colateral llamado Cuxomcagene para ver si podía bautizar al.
gunos muchachitos, cuyo color blanco y tan rubio como los ingle-
ses le llevaba particular afecto, le dijeron qne estaba distante, y
que se iban aproximando á sus cabeceras los Caxibos cuyos indig-
nos antropófagos no se contentan con matará cualquiera que no
es délos suyos, sino que por el apetito de comer ci >ne humana se
van á buscarla á tierias exti'añas.
Continuará.

Renovación €lel Consejo 5>ií*cetivo. — En la sesión de


junta general que la Sociedad Geográfica de Lima celebró en 30 de
eneix) último, el presidente capitán de navio don M. Melitón Car-
vajal dió lectura á la memoria anual, que publicamos en otro lu-
gar de este número, y luego pi-opuso la modificación del artículo
10 de los Estatutos, en el sentido de que fuera en el mes de di-
ciembre y no en el de junio, en el que se realizará en lo sucesivo
la renovación anual del Consejo Directivo, modificación que fué
aceptada.
Practicada la elección para reemplazar á los nueve vocales sa-
lientes señores: Carvajal, Palma, Pati'ón, Chiarella, La Combe,
Ban-eda y Osma, Villarán, Perla, Romero, y á los señores: Ricai -
do Rey y Basadre, que falleció; Ricardo L. Flores, que renunció, y
Joaquín Capolo que se hallaba ausente; se obtuvo el siguiente re-
sultado: Carvajal, Palma, Patrón, Chiarella, La Combe, Barreda y
Osma, Perla, 'íomero, Osma y Pardo, Ulloa, Elmore y Habich.
- 470 —
instalado el
El presidente proclamó á los elegidos y declai-ó
personal:
Consejo Directivo para li)00, con el siguiente

Capitán de navio M. Melítón Carvajal


D. Ricardo Palma
Dr. Pablo Patrón
Olivo Chiarella
Coronel Ernesto de La Combe
D. Felipe Barreda y Osma
Dr. Enrique Perla
Eleodoro Romero
Felipe de Osma y Pardo
D. Alberto Ulloa.
Ingeniero Teodoro Elmore j
Eduardo Habich
Dr. Ignacio La Puente
C Ingeniero Federico Villareal
Dr. Enrique Guzmán y Valle
Capitán de navio Camilo N. Carrillo
D. Ricardo Rosell
Ricardo García Rosell
Alejandro Garland
Dr. Javier Prado y Ugarteche
D. José Toribio Po1(í
Dr. Federico Elguera
Ingeniero Eulogio Delgado
^,
José Castañón
Felipe Arancibia,

junta el 2 de febrero, procedió á ele


Este Consejo, reunido en
gir el personal de'la
mesa, obteniéndose como resultado de la vo
tación:
Presidente Capitán de Navio
M. Melitón Carvajal;
presidente Ingeniero Eulogio Delgado;
Vice
de|Tesorerla D. Felipe Barreda y Osma;
Inspector
Inspector de Biblioteca D. José
Toribio Polo.
8

TEMPERATURA MÁXIMA, MÍNIMA Y MEDIA RE LA VILLA DE LA OROYA,


(estación DEL FERROCARRIL central) DURANTE LOS MESKS DE
ENERO Y FEBRERO DE 1900. (1)

ENERO 1900 FEBRERO 1900

05 cri
ce
Máxima Mínima Media .5 Máxima Mínin)a Media
5 Q

19 4 11.5 1 18 0 11.5
9
¿é 20 5 12.5 2 20 5 12.5
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fj
'

. ^18 5 11.5 3 16 4 10.


A.
20 4 12. 4 22 4 13.
18 5 11.5 5 18 5 11.5
% 20 4 12. 6 17 > 11.5
M
i 22 2 12. 7 20 5 12.5
20 4 12. 8 17 6 11.5
9 22 5 13.5 9 20 5 12.5
10 18 4 11. 10 20 5 12.5
11 17 4 10.5 11 20 4 12.
12 16 5 10.5 12 18 5 11.5
13 20 —5 7.5 13 16 4 10.
14 22 —4 !>. 14 19 5 12.
15 24 2 11. 15 20 5 12.5
16 17 4 10.5 16 20 5 12.5
17 IS Q
0
1 22 5 13.5 18 21 5 13.
19 20 6 13. 19 21 5 13.
2C 20 5 12.5 20 21 5 13.
21 20 7 13.5 21 22 4 13.
22 18 2 10. 22 20 6 13.
23 18 6 12. 23 22 4 13.
24 17 6 11.5 24 20 5 12.5
25 17 4 10.5 25 24 4 14.
26 17 5 IJ. 26 23 5 14.
27 1() 4 10. 27 22 5 13.5
2S 20 6 13. 28 24 4 14.
29 22 5 13.5
30 15 6 10.5
31 16 3 9.5

E. Z. González.

(1) Termómetro centígrado.


I

r

— 472 —
OBSERVACIONES TOMADAS EN SAN lONACIO, CAYLLOMA,
DEPARTAMENTO DE AREQUIPA

ENERO 1900

Mínimum
Máximum Aguacero
a
P Pulg. inglesas NOTAS

1
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17 20 2 i
18 22 0
19 23 1

20 25 0
21 24 0
22 24 1
23 23 5 4 I
í
24 21 5 4 R
n
25 20 1

26 19 3 5
27 19 1 5
28 20 0 .5 i
29 18 3
30 18 3 1 i
1

31 17 2 1

MáximiíPi 25.
Mínimum 0.5 bajo cero
Máximum término medio 20.24
Mínimum término medio +1.53
Aguacero 4 i"
H. HoPE Jones.
1 V 5 — 1

- 473 —
OBSERVACIONES TOMADAS EN SAN IGNACIO, CAYLLOMA,
DEPARTAMENTO DE AREQUIPA

FEBRERO 1900

Mínimum Aguacero
Máximum
Pulg. inglesa NOTAS

1 1
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Temblor alas 12.30 a. m.
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12 17.— 3
13 18. 1 5
14 20.— 2
1
lo si
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16 12.— 1 1 i
IT 15.— —3 5 1.

18 20.— 3
19 19.5 1
20 19.5 0.
21 19.5 3.
22 18.5 3.
23 18.— 1. 5
24 22. — 1.
25 22.— 0.
26 22.5 —3.
27 21.— 2.
28 21.— 3.

Máximum 22.5
Mínimum
Máximum termino medio
3. — bajo cero
18.4
Mínimum termino medio +2.02 „
Aguacero
H. HoPE Jones.
5—

474 —
OBSERVACIONES TOMADAS EN SAN IGNACIO, CAYI.LO.VA,.

DEPARTAMENTO DE AREQUIPA

MARZO 1900

Mínimum Aguacero
Máxi mum NOTAS
Pulg. inglesa

1 18.— —1.5
2 18.— +1.-
21.— — 1.—
4 17.— +1.-
5 17.— +4.—
T) 18.5 + 1.5
T 17.5 + 1.5
19.— i A.
9 18.— +0.5
10 19.— +0.5
11 19.— —1.5
12 19.— +4.-
13 13.5 +2.-
14 14.— +3.-
15 16.— +0.5
16 19.— +1.5
17 19.— 0.—
18 18.— —2.5 :

19 20. - 1

20 18.— 0.
21 20.5 +1-- 1

22 17.— +3--
23 18.— +2.-
24 11.— +3.-
25 9.—
2f . 17.5 +2.5
21 '
17. - +4.-
2í ) 19.5 + 1.5
2Í) 14.— +0.5
3( ) 18.5 0.—
3]L 21.— 0.-

Máximum 21.—
2.5 bajo cero
Mínimum
17.4
Máximum término meilio
Mínimum término medio +1.08
1"

5
Aguaceio
H, HoPE Jones,
475

Seci^dades y publicaciones científicas extranjeras á las que la Soci^da d

Qec^ráíica de Lima enuía su Boletín

EUROPA
Esparla. — Sociedad Geográfica de Madrid.
Revista Geográfica Comercial de Madrid.
Revista de la Asociación de Navieros de Barcelona.
Revista critica de Historia y Literatura, Madrid.
Revista de la Unión íbero-americana, Madrid.

Portuyi-ii. — Sociedadede Geographia commerciale, Oporto.


Sociedade de Geographia, Lisboa.

Gran Bretaña. — Royal Geograpliical Society, Londres.


^
Manchester Geographical Society, Manchester.
Royal Scottish Geographical Society, Edimburgo.
Liverpool Geographical Society, Liverpool.
Sección de la Royal Scottish Geographical Society, Dundee.
Sección de la Royal Scottish Geographical Society, Londres.
Tyneside Geographical Society, Newcastle on Tyne.

7'')-ajicút.— Société de Géographie Commerciale, París.


Société de Géographie, Paris.
Société de Géographie, Toulouse.
Société de Géographie, Rochefort.
Revue Géographique Internationale, Paris.
L'Exploration, Paris.
Société Géographique, Lyon.
Société de Géographie, Delille.
Société de Géographie de l'Est, Nancy.
Société de Géographie Commerciale, Havre.
Société de Géographie Commerciale, Burdeos.
Unión Géographique du Nord de la France, Douai.
Société Ethnographique, Paris.
Société local comprise dans 1' Union Géographique du Nord de la Fran-
ce, Amiens.
Société local comprise dans 1' Union Géographique du Nord de la Fran-
ce, Arras.
Société local comprise dans 1' Union Géographique du Nord de la Fran-
ce,Avesnes.
Société local comprise dans 1' Union Géographique du Nord de la Fran-
ce, Calais.
Société local comprise dans 1' Union Géographique du Nord de la Fran-
ce, Dunquerque.
— 470 —
Société de Géographie Commerciale. Nant^^s.
Société languedocienne de (léogiaphie, Montpellier.
Société de Géographie. Marsella.
Société Académique Indo-chinoise de France, Paris.
Mu&eo de Historia Natural, Paris.
Société Noi'niande de Géographie, Rouen.
Société de Liuguistique, Paris.

^ieíHanio.— Sociedad Central de Geografía comercial de Alemania, Berlín,


Sociedad de (Geografía, Ham burgo.
Geographische Anstalt, Gotha.
Gesellschaft für Erdkunde, Barlin.
Verein für Erdkunde. Cassel.
Verein für Erdkunde, Dresde.
Frankfurter Verein für Géographie und St^ti3tik, Frankfort s/. Mqí™.
Verein für Erdkunde, Leipzig.
Geographischen Gesellschaft, Lubeck. >

'
Geographischen Gesellschaft, Munich.
Suecia. — Real Academia de Ciencias, Estockolmo.
Univer|'dad de Upsala, Upsala.
Svensha Sallskapet for Antropologich Geografi, Estockolmo.
Instituto Real Geológico de Suecia, Estockolmo.

Noruega. — Der Noske Geografiske Selskabs, Cristianía.

5é/(7ica. — Société Royale Belge de Géographie, Bruselas.


Real Academia de Ciencias, Bruselas.
Société Royale de Géographie, Amberes.
Société de Geologie, Bruselas.
Compañías belgas del Congo, Bruselas.
Instituí Cartographique Militaire, Bruselas.

Dinamarca. — Academia Real de Ciencias, Copenhague.


Det kingelige dauske geografiske selskab, Copenhague.
Holanda. — Real Sociedad Holandesa de Geografía, Amsterdam.
Koninklifk Institud voo-r de taalland en volkenkatide von ne ierlansele
Indie, La Haya.
JfaZf a. —Sociedad Geográfica Maltosa, Malta.

Italia. — Sociedad Metí;orológica Italiana, Torino.


Revista del Club Alpino Italiano, Torino.
Societá Geográfica Italiana, Roma.
Societá Africana d' Italia, Ñapóles.
Instituto Cartográfico Italiano, Roma.
Rumania. —Institut Météorologique, Bucharest.
Societatae Geográfica Romania, Bucharest,

íTungíj-ía.— Sociedad Húngara de Geografía, Budapesth.


Academia Húngara de Ciencias, Budapesth.
Austria.— VL. K. Geographische Gesselschaft, Viena.
Verein der Geographen au du Universitat, Viena.
Société Polonaise Géographique et Commerciale, Lemb3rg.
Observatorio Meteorológico, Viena.
J
— 477 —
SníiSii.— Société de (Jéogiiiphie á 1' Athenée, Ginebra.
Société Neuchiiteloit-e de Greographie. Neuchatel.
Société de üéographie, Berna.

Tniqnkt.— Olttrvatoire Iniperiale, Constantinopla.


ii?(,s?a.— Société Impériulo de Geogi aphie, San Peteislaugo.
Academia Imperial de Naturalistas, Moscú.
Ol)servatoi io Físico Central, Pultavn.
Séction de Géographie de la Société Iinpériale des amis des sciences
naturelles, Moscú.
Séction de la Société Iniperiale de Géographie, Orembnrgo.
Société de Géographie, Finlandia.
Séction Caucasienne de la Société Impériale Riisse de Géographie,
Tiflis.

AMÉRICA
Cai/ac/d. —Contributiones to Canadian Paleontology, Montreal.
Sociedad de Geografía, Quebec.

Estados Unidos. — American Geographical Society, Nueva York,^


Sniithsonian Institution. "Washington.
University of the State of INew York, Albany.
Sociedad Geográfica de California, San Francisco.
Burean of the American Rt^piiblics, Washington.
The Philadelphia Sluseums, Philadelfia.
Weather Burean, Washington.
Geographical Society of the Pacific. San Francisco.
National Geographical Society, Washington.
Observatorio Astronómico de Harvard College, Gambridgei
Department of Agriculture, Washington.
Peabody Museum, Cambridge.
Field Museum, Chicago.
Bureau of Ethnology, Washington.
Medical Museum, Washington.
American Museum of Natural History Nueva York.
School Géographie, Nueva York.

México. — Sociedad Geográfica, México.


Observatorio Astronóiftico Nacional Mexicano, Tacabaya.
Observatorio Meteorológico- .\Ingnético Central, México.
Sociedad Científica "Antonio Alzate", México.
Observatorio Meteorológico Central de Veracruz, Calapa.
Instituto Geológico, México.
Instituto Científico y Literario, Toluca.

Guatemala. — Dirección General de Estadística, Guatemala.


Sociedad de Geografía, Estadística y Etnología, Guatemala.
Facultad de Derecho j' Notariado, Guatemala.
Snn —
Salvador. Sociedad de estudios Geográficos é Históricos, San Salvador.
Observatorio Meteorológico y Astronómico, Sau Salvador.

Costa Rica. — Instituto Físico-Geográfico Nacional, San José.


Biasil. — Instituto Hístórico-Geográfico,
Rio Jatieiro.
Sociedade de Geogiaphia, Rio Janeiro.
Instituto Archiológico Geographico Pernambucano, Pernambuco.
Sociedade de Geographia económica de Minas Geraes, Ouro Preto.
Instituto Geographico é Histórico, Bahía.

Chile. Oficina Hidrográfica, Santiago.
Instit'ito de Ingenieros, Santiago.
Museo Nacional, Santiago.
Circulo Naval, Valparaíso.

Repíiblica Argentina. Sociedad Geográfica Argentina, Buenos Aires.
Instituto Geográfico Argentino, Buenos Aires.
Museo de La Plata. La Plata.
Museo Nacional, Buenos Aires.
Sociedad Científica Argentina, Buenos Aires.
Observatorio Meteorológico "Monseñor Lasagna", Buenos Aires.
Bolivia. —
Sociedad Geográfica, La Paz. ^ ^ -»
Sociedad Geográfica, Cochabamba. ^
Oficina Nacional de Inmigración, Estadística y Propaganda Geográfi-
ca, La Paz.

Uruguay. SociediA. Meteorológica Uruguaya, Montevideo.

ASIA
Filipinas. — Observatorio de Manila, Manila.
Japón.— Geographical Society, Tokio.
Asiatic Society, Yokohama.
Rusia Asiática.— Séction déla Sibérie Occidentale de la Société Impériale Russe
de Géographie, Irkustk.
Séction de la Síberie Occidentale de la Société Impériale Russe de Géo-
graphie, Omsk.
Société d' Exploration du territoire de 1' Amour, Vladivostock.

ÁFRICA
Egipto.—Société KhéJiviale de Géographie, Cairo.

Argel. Sociedad de Arqueología, Constantina.
Sociedad de Geografía y Arqueología, Orán.

OCEANIA
Australia.— ai Geographical Society of Australasia, Brisbana, Queenslaud.
Royal Geographical Society of Australasia, Melburne, Victoria.
Soutli Australian Branch of the Royal Society of Australasia, Ade-
laida.
Royal Geographical Society of Australasia, Sídney, Nueva Gales de 1

Sur.
\

— 479 —

1 1^ PIeE
De los artículos insertos en los Boletines de la Sociedad geográfica de Lima
correspondientes al tonio noueno

BOLETINES Nos. i, 2 y 3

(Junio (le 189Í)) págs.

Labor de Raimondi, por el ingeniero José Balta 1


Sinopsis de temblores y volcanes del Perú, por J. T. Polo, con dos grabadoa.
(conclusión) 15
L. ^^'>^" Libertad, por Carlos B. Cisneros y Rómulo E. García.
t^íimento de la 96
Descripción y análisis de las aguas de Yara, por Tadeo Haenke 123
Observaciones termométricas de la Oroya y Matucana, por E. Z. González y
Guillermo Macpherson 125
Notas sobre las observaciones tomadas en Caylloma durante ti j años, por H.
Hope- Jones 128
Observaciones tomadas en San Ignacio y Trinidad, provincia de Caylloma, en
los meses de febrero y marzo de 1899, por H. Hope-Jones 129
"^Cuadros de observaciones climatológicas practicadas en
puerto del Callao el
en los meses de marzo, abril y mayo de 1899, especialmente para la Socie-
dad Geográfica de Lima, por el Dr. Federico Remy.

BOLETINES Nos. 4, 5 y 6

(Setiembre de 1899)
Itinerario de los viajes de Raimondi en el Perú:— De Lima á Trujillo por tie^
rra (1859) 1.31

El Departamento de la Libertad, por Carlos B. Cisneros y Rómulo E. García


(conchisilm) 170
La piedra de Chavín. por José T. Polo 192
Observaciones termométricas tomadas en San Ignacio y Trinidad, provincia
de Caylloma, en los meses de abril, mayo, junio, julio, agosto y setiem-
bre de 1899, por H. Hope-Jones 333
Cuadros de observaciones climatológicas practicadas en el puerto del Callao
en los meses de junio, julio, agosto y setiembre de 1899, especialmente
para la Saciedad Geográfica de Lima, por el Dr. Federico Rsmy. J,Ají<-' .

BOLETINES Nos. 7, 8 y 9

(Diciembre de 1899)
Itinerario de los viajes de Raimondi. en el Párú: Trujillo, valle de Chicama,
etc. hnsta San Pedro (18(5^) 237
L i piedra de Cliavin, por José T. Polo, con^rabados {conclusión) 2(j^
— 480 —
El Departamento de Loreto: Conferencia diida eii la Sociedad Geográfica de
Lima, el ;{() de diciembre de 18!)í), por el Sr. Rafael Qairóz, ex-delegado
del gobierno en aijiiel departamento 291)

Viaje de Ayai;ucho al Apuriina^, poi- el corotiel Pedro Portillo, prefecto del


departamento de Ayacucho 'ál'S

Excursiones por el sur del Perú, desde el litoral del Pacífico hasta el interior
de la montaña de Cara baya 338
Algunos datos sobre el clima de Lima, por el Dr. J. Hann, director del obser-
vatorio moteorológico y magnético de Viena (traducción del Dr. Pretzner) 346

Miscelánea. Noticias geográficas: Extractos y traducciones por C. J. B:
Siberia.— El Transiberiano, el canal del Obi y el distrito minero Djida 352
La reciente partición del Africa 354
Nueva expedición rusa al Tarquestán oriental 355
Temperatura máxima, mínima y media de la villa de la Oroya (Estación del
ferrocarril central), durante los meses de .iulio, agosto, setiembre, octu
bre, noviembre y diciembre de 1899. por E. Z. Goazá,lez 356
Observaciones tomadas en San Ignacicj, Caylloma, departamento) de Ara^-^-
pa, en los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1899, pir H. tlo-
pe Jones 359
v<íuadros de observ| piones climatológicas practicadas en el puerto dil Callao
en los meses dé octubre, noviembre y diciembre de 1899, e<pecialaiea te
para la Sociedad Gtográfica de Lima, p(n- el Dr. Federico Remy.

BOLETINES Nos. lo, ii y i3

(Marzo <le 1900)

Raimondi en el Perú: Magdalena de Cao. Guada-


Itinerario de los viajes de
lupe, Monsefú. Chiclayo,Lambayeque y hacienda de Pátapo(1868) 361
Memoria que el presidente de la Sociedad Geográfica do Lima, capitán de na-
vio M. Melitón Carvajal, presenta á la junta general en sesión de 30 de
enero de 1900 402
Contribución al estudio de la geología de la costa del Perú, por el ingeniero
Ricardo Rey y Basadre 419
Geografía médica, por H. Gros (Traducido por C. J. B.) 436
Viaje al Ucayali. —Extracto del viaje que hizo el Reverendo Padre Misionero
Apostólico Fray Tomás Alcántara de la Orden de San Francisco, d-isde
el Colegio de Ocopa hasta el pueblo de Pisquis de Sipivos, Indios infieles 442
MiSCELANtr.A.— Renovación del Consejo Directivo 469
Temijeratura máxima, mínima y media de ¡a villa de la Oroya (Estación
del ferrocarril central), durante los meses de enero y febrero de 1900,
pir E. Z. González 471
Observaciones tomadas en San Ignacio, Caylloma, departamento de Arequi-
pa, en los meses de enero, febrero y marzo de 1900, por H. Hope Jones. . . . 472
Sociedades y puLlicacicEes científicas extranjeras á las que la Sociedad Geo-
gráfica de Lima envía su Boletín 475
Índice Geneiial del. Tomo IX 479
.Cuadros de observaciones climatológicas practicadas en el puerto del Callao
en los meses de enero, febrero y marzo de 1900, especialmente para ]la So-
OBSERVACIONES CLIMATOLOGICAS practicadas en e! puerto del Callao, especialmente pura la Sociedad Geográfica de Lima

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