Historias de
Mujeres
Carla D’Arco
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Este libro está dedicado a las mujeres
mas importantes de mi vida:
Mis mamás Paula y Amanda (quienes ya
están con Dios)
Mi abuela Dora
Mis tías Lilia y Haidée
Mis primas (no las nombro porque son
muchas) Y mis amigas, hermanas y
comadres:
Luisa Adela y Marìa Matilde
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CAPITULO 1
EL SUEÑO DE MARCELA
En una tarde fría del invierno de
Buenos Aires, Marcela mira por la ventana a
la gente que pasa muy abrigada y caminando
rápido para tomar un taxi o hasta la estación
del tren mas cercana para ir a trabajar. Ella
hace mucho tiempo que no trabaja, pero se
viste para ir a la panadería a buscar el
desayuno de su familia.
Su esposo, Sergio, se mira al espejo
para afeitarse, él está desnudo, pero Marcela
ni lo mira, después de veinticinco años de
matrimonio se han acostumbrado de tal
manera el uno al otro, ya se han ofendido e
irrespetado tanto que ahora sólo se limitan a
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intercambiar pocas palabras acerca de las
cuentas de los bancos o de la vida de sus hijos.
Sergio ya ni pregunta a donde va su
esposa porque siempre es lo mismo: a la
panadería a comprar o prepara algún desayuno
en casa para todos. En la mesa nadie conversa
porque Sergio lee el periódico mientras come,
ya que en la oficina no le da tiempo. Marcelo,
el hijo, habla por el celular con su noviecita
para compartir con ella antes de buscarla para
irse juntos a la universidad, Silvia, la hija,
escucha música en su Ipod y observa como le
salen las arrugas a su mamá, mientras que su
papá está cada día más guapo con esas canitas
a los lados de la sien.
De vez en cuando Marcela se queja de
que esa familia se ha convertido en cuatro
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islas separadas incapaces de unirse en un
mismo lugar y al mismo momento para
comunicarse. Y es que a la hora del almuerzo
ya no hay oportunidad de sentarse juntos
porque Sergio es un alto ejecutivo de una
fábrica y todos los mediodías hay clientes con
quienes almorzar.
Marcelo está a punto de graduarse, la
tesis lo tiene hundido de pies y cabeza en la
universidad y lsus pocos ratos libres que tiene,
se los dedica a la novia. Por su parte Silvia no
quiso estudiar más para dedicarse a hacer
cursos de canto y actuación, la pasión de su
vida.
Cuando todos se van, Marcela se
dedica a la limpieza y al orden de cada rincón
de su casa para luego preparar el almuerzo
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que nadie come, sólo ella y su hija quien de
vez en cuando la acompaña cuando no tiene
ensayos o presentaciones.
En la tarde ya Marcela no tiene nada
que hacer y se sienta a viajar por el mundo a
través de su computadora, cada día visita un
país diferente y lo recorre de Norte a Sur, de
Este a Oeste, buscando un destino especial a
donde poder darle rienda suelta a todo lo que
lleva por dentro y no puede hacer realidad
porque está atada y presa a un hogar que unas
monjas crearon para ella cuando estudiaba en
el convento.
Marcela quería dedicarse a Dios y era
feliz en el convento, pero como Sergio pasaba
por allá a venderles telas a las monjas y le
puso el ojo encima , un día decidió hablar con
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la Hermana Superiora para investigar acerca
de la posibilidad de casarse con ella.
Sergio era un hombre muy apuesto,
además de millonario, a quien le llovían las
mujeres, pero él sólo las usaba y las disfrutaba
sin hacerles caso alguno y mucho menos
comprometerse, ya que la mujer de su vida
estaba en el convento y él quería hacerla su
esposa.
La Hermana Superiora no dudó en
ningún momento en aceptar su propuesta y
habló con Marcela, quien cada vez que Sergio
llegaba, se ofrecía muy amablemente a recibir
las telas que él con mucha simpatía le
entregaba. Sergio tenía empleados de sobra
para esta tarea, pero le gustaba ir al convento
a hacerlo personalmente, con la excusa de que
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su compañía era “atendida por sus propios
dueños”.
La hermana Rosa, la Superiora, se
daba cuenta de la actitud de los dos y al
contrario de tratar de cortar esta relación, se
hacía la desentendida y dejaba que ellos
libremente coquetearan el uno con el otro
porque si este matrimonio se daba,
seguramente el millonario ayudaría a las
monjitas con sus obras de caridad.
Así fue como Marcela recibió las
visitas formales de su novio el millonario,
bajo la mirada de una decena de monjitas que
los acompañaba en sus tertulias, para que no
tuvieran la oportunidad ni de darse un beso.
Después de dos años de noviazgo en el
convento, Marcela salió vestida de novia: alta,
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hermosa, elegante a los brazos de su
millonario Sergio. Una gran ceremonia se
llevó a cabo en la Catedral de Buenos Aires
auspiciada por el Obispo Jorge Berboglio.
Esa boda fue la sensación del año y
hasta la reseñaron en los periódicos como: “La
nueva novicia rebelde y su millonario” o “El
vendedor de telas que raptó a la novicia”. Pero
la verdad fue que la novicia quedó cautivada
con su vendedor de telas y se casó pensando
que sería inmensamente feliz para toda la
vida.
Y ahí está Marcela frente a la
computadora paseando por las Islas Galápagos
y disfrutando de sus bellos paisajes y la
diversidad de su fauna. Muy lejos quedó la
fiesta del matrimonio y el recuerdo de su
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noche de bodas, cuando Sergio se escondió en
el closet para darle una sorpresa mientras ella
se cambiaba en el baño, pero la sorpresa se la
llevó él porque era tal el nerviosismo de
Marcela, virgen aun, que al abrir la puerta del
closet y ver a su esposo escondido le dio un
susto tan grande que se desmayó y Sergio
tuvo que correr con ella al hospital mas
cercano al hotel.
Ahora Marcela abre la página de un
lindo hotel en Suiza y decide darse una
segunda Luna de Miel con su esposo a ver si
así los dos se acercan un poco y reavivan la
llama de esa pasión que poco a poco se ha
extinguido entre ellos. Pero es en vano, se van
de viaje a un bello y lujoso hotel donde Sergio
no pierde la oportunidad de escaparse al
menor descuido de ella para buscar a
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escondidas un teléfono y llamar a Buenos
Aires.
Después de dos horas de desaparición,
él le inventa un cuento que ni él mismo se
cree para justificar su ausencia tan
prolongada. Marcela sospecha que durante
algunos años, Sergio ha tenido amantes, pero
lo menos que se imagina es que no sólo ha
sido una, sino varias y una de ellas con un hijo
incluido.
Marcela se siente feliz de volver a su
casa para ver a sus hijos después de quince
días de amargura; esta luna de miel fue tan
mala o peor que la primera. Al menos antes
ella estaba enamorada, hubo mucho sexo y no
había escapadas. Volver a la rutina hace sentir
segura a Marcela, pero esta vez tiene algo en
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mente para descobrarse de los desplantes que
su esposo le hizo en el viaje.
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CAPITULO 2
EL CYBER AMOR
Gracias a Silvia, Marcela sabe que a
través de la Internet hay manera de conocer
hombres y eso es lo que ella quiere, tener una
aventura. Así un día, en vez de recorrer el
mundo entra al LATIN CHAT y consigue
hablar con un descendiente de españoles, de
Miami.
Él es casado como Marcela y al igual
que ella, está aburrido de su matrimonio y
necesita un escape para no separarse de su
esposa. Además, él quiere continuar con ella
porque está cómodo y además acostumbrado a
ese largo matrimonio y a una esposa que lo
atiende.Cada tarde, Marcela en Buenos Aires
y su cyber novio en Miami, conversan por
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horas; así poco a poco se van conociendo y
creando un mundo aparte y especial que llena
sus vidas de nuevos sentimientos e ilusiones.
Los dos hablan de sus matrimonios
fracasados, de sus hijos, de sus familias, pero
a medida que pasa el tiempo y se conocen
más, estos temas van quedando a un lado para
entrar de lleno en ellos dos solamente.
Después de seis meses, Marcela inventa un
viaje de placer con su mejor amiga, Barbarita,
quien está enterada de todos los pormenores
de su “affaire” por la Internet, y decide
apoyarla en su locura de amor cibernético.
Barbarita no comprende como dos
personas pueden sentir que se quieren y se
adoran a través de una fría máquina, pero
Marcela le explica que la computadora es sólo
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un instrumento de comunicación como puede
ser un teléfono o una carta, los que están
delante de esa fría máquina son dos seres
humanos que sienten y padecen.
—Es una nueva era, amiga, otra
manera de relacionarse, traspasando fronteras,
cruzando mares y escalando montañas; eso es
lo maravilloso de la Internet, no tienes que
moverte de tu silla para viajar y acercarte a
otras personas que están lejos de ti
—La verdad es que tengo mucha curiosidad
de saber cómo puedes llevar una relación por
la Internet
—Es igual como si fuese en persona, con la
gran diferencia de que sólo podemos
conversar. Y eso es muy bueno porque al
hacerlo creamos unas bases de comunicación
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muy importantes. Y no sólo eso, yo le he
mandado a Gilbert fotos de mis pies, mis
manos y hasta se los dibujé en un papel para
que viera de qué tamaños son.
Además puse unas gotas de mi
perfume en un algodón, hasta un poquito de
mi desodorante y de la crema que me echo en
el cuerpo y así desarrollé cada idea que me
vino a la cabeza de cómo hacerle conocer
cada parte de mí.
—Eres una loca muy creativa— comenta
María Graciela.
—Pero eso no es nada— continúa Marcela —
Cuando me tocó cortarme el cabello le mandé
un mechón; si me cortaba las uñas también se
las enviaba y hasta nos intercambiamos los
vellos del pubis.
—Jajajaja— se ríen todas a la vez.
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— ¿Y ustedes como qué no tenían nada
importante que hacer? Cómo se nota qué no
trabajas amiga— Agrega Noelia.
— Fíjate que para él era muy importante saber
todo de mí. Además, de esas cosas tan
espirituales, me dedicaba a grabarle CD`s con
música de mi país y también de la que me
gusta en Inglés, salsa o merengue. Y creo que
por todas esas cosas que he hecho sentimos
que no nos ha hecho sentir muy cerca de pesar
de la distancia. Y te cuento que hasta algo
súper loco hicimos. En medido de toda esta
historia, él me decía que siempre tenía ganas
de hacer el amor porque la “abnegada esposa”
buscaba cualquier pretexto para no hacer
nada. Si no le dolía la cabeza, tenía el período
o si discutían en la mañana se lo recordaba en
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el momento que él quería tener sexo y esa era
otra excusa más.
Así que lo que nos inventamos fue
hacer el amor por teléfono.
— ¿¡Qué!?— exclama Barbarita
— ¿Y tengo que explicarlo?— pregunta
Marcela.
—¡Claro! no me vas a dejar con la duda de
cómo se hace eso porque lo único que se me
ocurre pensar es que usaste el auricular como
si fuese el pene del hombre
—Jajajaja— se ríe Marcela —No chica
¿Cómo se te ocurre? Eso es simplemente
“masturbarse” en compañía y a larga
distancia. Nosotros comenzábamos a hablar
de lo que nos provocaba hacer cuando nos
viéramos, decíamos dónde queríamos
tocarnos, besarnos y así nos excitábamos y
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acabábamos, mejor dicho, aún lo hacemos y
hasta tres veces por semana.
—Pero que pérdida mijita, con tanto hombre
necesitando por ahí y tú haciendo el amor por
teléfono.
—Bueno amiga, es verdad que eso es mucho
mejor “person to person“ pero en las
circunstancias en que nosotros vivimos este
noviazgo, encontramos esa alternativa y así es
como podemos desahogar esa necesidad
fisiológica.
— ¿Y tú crees que haciendo eso el tipo te es
fiel, digo, que no lo hace con alguien mas
aparte de la esposa?
— ¿Sabes algo? No es que yo pongo mis
manos al fuego para poder asegurarte que él
es fiel, pero hasta ahora, después de seis
meses a través de la Internet, nosotros
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pasamos al menos cuatro horas pegados de la
computadora y hablando muchas cosas,
conociéndonos, tal vez hasta inventándonos
un futuro y a esta edad no estamos para jugar
¿No te parece?
A lo mejor tú que estás fuera de esta
relación crees que esto es una fantasía entre
los dos, pero para nosotros quienes nos
dormimos con la ilusión de despertarnos y
encontrarnos en la PC y vernos en la camarita,
no es mentira ni es un juego. Esto es
simplemente un nuevo estilo de noviazgo que
aún no se entiende porque es algo extraño, una
manera diferente de relacionarse, que aunque
ahora se ve como ficticia, a medida que pase
el tiempo será cada vez más normal y
aceptada por la sociedad.
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—La verdad es que yo no cambio el calor de
un cuerpo por una computadora.
—Ni yo tampoco, pero como ya dije, esto es
circunstancial. Ya llegará el momento en que
nuestra relación pase a otro nivel y seamos
una pareja tradicional. Además, de esta
manera somos famosos porque para el día de
los enamorados antes de conocernos, nos
hicieron una entrevista y ahí tenemos un lindo
recuerdo en una revista. También los jueves
hay un programa donde yo participo en la
radio y Gilbert lo escucha a través de la
Internet. Yo soy un personaje fijo de ese
espacio y tengo como seudónimo la
“Cyberenamorada”.
A veces pensamos que es una lástima
no habernos conocimos antes para tener un
hijo que disfrute de todos los e-mails, las
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cartas, las fotos y hasta los videos que nos
hemos tomado, precisamente para conocerlos
—Definitivamente no puedo
entenderlo, pero si tú eres feliz así y te
diviertes, está bien, yo no tengo por qué
juzgarte sino apoyarte, para eso soy tu amiga.
Ojala algún día tengas el coraje de dejar este
matrimonio que es sólo una apariencia y te
decidieras a ser feliz de verdad.
—Bueno, vamos a ver qué sucede, una
nunca sabe las vueltas que da la vida. Gilbert
está casado y dice que no va a dejar a su
esposa, pero al menos quiero verlo en persona
para tener una experiencia con otro hombre,
eso es el principio de algo ¿No?.
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CAPITULO 3
EL ENCUENTRO CON EL AMOR
Después de una noche de insomnio,
Marcela se prepara para viajar con Barbarita y
está nerviosa pero muy emocionada de que
hoy va a conocer a su cyber novio, Gilbert. Él
por su parte le dio a su esposa la excusa de
que tenía que viajar por negocios y ya está en
el aeropuerto, esperando por Marcela. Gilbert
es americano, pero sus padres españoles, por
eso habla español a la perfección y pudo
comunicarse con Marcela; además le fascinan
las mujeres latinas y por eso accesó al LATIN
CHAT para conseguirse,según él, una menos
fría que el hielo gringo que vive en su casa.
Después de seis meses de
comunicación, Marcela y Gilbert se conocen
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por fotos y se han visto ya por la camarita de
la computadora, así que al verse en el
aeropuerto no hay duda de que al instante se
reconocen perfectamente.
Él es 5 centímetros mas alto que
Marcela, de ojos azulez y cabello totalmente
blanco, está bien conservado, a pesar de sus
60 años, pero tiene algo de barriguita porque
le fascina la cerveza. Por su parte, Marcela
hace las mil y una dietas para mantenerse en
los 65 kilos, pero por su piel tan blanca, luce
unas cuantas arruguitas alrededor de los ojos,
unas venas muy visibles en sus piernas y la
piel un poco reseca.
Pero al verse en el aeropuerto,
Gilbert y Marcela no piensan en su físico sino
en todas esas cosas que se han conversado
durante seis meses, y en esas ganas que tienen
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de darse un gran abrazo y un profundo beso
para saludarse. Así lo hacen delante de
Barbarita y todos en el aeropuerto; se saludan
como si fuesen pareja y al verse parece que se
conocen de toda la vida. Barbarita se siente
extrañada por la relación de esos dos y peor
cuando Gilbert la abraza como si a ella
también la conoce, como si también fuese “su
gran amiga”. Ella se ríe y le responde el
abrazo, aunque con menos euforia que él.
Gilbert las lleva en su carro y se van
directo a comer costillitas en Tony Roma´s, el
restauran preferido de Marcela. Ahí
conversan, se ríen, se acuerdan de la reacción
de Barbarita cuando su amiga le habló acerca
del cyber noviazgo y de lo extraño que eso le
pareció. Pero ahí están los tres y Marcela y
Gilbert deseando quedarse solos de una vez
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para hacer realidad todas esas cosas que
hablaban por la Internet.
Al terminar de almorzar, se van al
hotel donde Gilbert apartó una habitación para
su amiga y otra para ellos dos. Y sin esperar a
que les haga la digestión de lo mucho que
comieron, entran en la habitación, se desvisten
como dos adolescentes desesperados y dan
rienda suelta a su pasión. Marcela se siente
muy extrañada de entregarse a otro hombre
que no es su marido, mientras que Gilbert
disfruta del hacer realidad su sueño de hacer
el amor con una mujer latina por primera vez.
Es una explosión total de sentimientos
y sensaciones; hacen todo lo que nunca se
atrevieron a hacer con sus respectivas parejas,
se desinhiben de todo tabú y disfrutan al
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máximo de un corto pero maravilloso fin de
semana, sólo saliendo a comer y regresando a
la habitación del hotel para pasar
interminables horas haciendo el amor,
mientras Barbarita hace de las suyas visitando
y comprando todo lo que hay en los centros
comerciales cercanos al hotel.
—No puedo creer que estemos aquí y que le
fui infiel a mi marido— se ríe Marcela—
jajajaja.
—No es momento de nombrar a nadie mi
amor, esto es sólo para los dos y estoy
demasiado feliz.
—Yo también mi rey, parece que de toda la
vida te conozco, siento que siempre hicimos el
amor, que tu cuerpo es perfecto para mi.
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— ¿Y ahora qué vamos a hacer con todo
esto?— pregunta Gilbert
—Ya hablamos antes de venir, mañana nos
despedimos y no hay mas nada que hacer
¿Esos eran los planes no?
—Si pero no se si voy a ser capaz de dejarte
ahora y de estar sin ti.
—Pero tendrá que ser Gilbert, ya son
demasiados los años que llevamos casados y
aunque ahora siento que después de esto no
voy a querer ni mirar más nunca a nadie que
no seas tú, la vida continúa.
—Tienes razón.
A Gilbert se le salen las lágrimas y
sigue hablando.
—La vida continúa, como tú dices y dejar
nuestros matrimonios después de tantos años
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sería una locura ¿Cómo podríamos explicar o
justificar lo que nos ha sucedido?
—Es verdad, cómo a la edad que tenemos
vamos a decirles a nuestros hijos que nos
enamoramos de alguien por Internet y que nos
vamos de la casa ¿En qué cabeza cabe que
esto que sucedió es real y que soy
extremadamente feliz?
—Somos felices Marcela de mi vida, somos
extremadamente felices.
En el aeropuerto la despedida es el
capitulo final de una telenovela que sólo duró
seis meses y termina con lágrimas y suspiros.
La hora de irse al aeropuerto llega: se suben
los tres en el auto, escuchan música y en todo
momento, mientras maneja, Gilbert le acaricia
las manos a Marcela y a través de ellas quiere
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entrar en su cuerpo para así no volver a
separarse más. Viviendo tan lejos y siendo los
dos casados, no hay muchas esperanzas de
volver a verse a pesar de que sus corazones
están a punto de estallar de dolor por esta
despedida.
Gilbert lleva el equipaje de Marcela y
los tres caminan y conversan. Marcela no
quiere que las acompañe hasta el final, van
hacia una escalera mecánica por donde tiene
que bajar y ahí se dan los besos más tristes y
profundos.
Gilbert le dice un “Good Bye” que suena a
despedida eterna, sin esperanzas ni ilusiones.
Marcela pasa sus manos por el cabello de
Gilbert, por su espalda, le vuelve a besar la
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boca, las mejillas, la frente, le mira a los ojos
y le dice:
—Ojala pudiera hacerte ahora mismo el amor
y morir en este instante para no sentir el dolor
de esta despedida tan triste.
Barbarita se despide de Gilbert y le dice
al oído:
—Cálmate gringuito que ustedes están
demasiado enamorados, yo no creo que esto
se acabe aquí.
—No lo se, amiga, no lo se, por favor cuida
mucho a Marcela.
Así las dos amigas se abrazan y bajan
juntas por las escaleras mientras Gilbert las
observa hasta que se pierden de su vista.
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Ya en el avión Marcela le cuenta a
Barbarita, quien con ansias y curiosidad
escucha todos lo pormenores de esos dos días
de “fuego” que su amiga vivió con su
enamorado de la Internet.
— Fue demasiado bello, amiga— le dice
Marcela a Barbarita llorando —él es perfecto,
me trató con tanto amor, con tanta delicadeza.
Me sentí como si hubiese sido mi primera vez.
No se cómo voy a soportar regresar a mi casa
y verle de nuevo al cara a Sergio
— Pues se la verás con la frente muy en alto y
tendrás que decidir que vas a hacer con tus
dos hombres
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CAPITULO 4
DE REGRESO A CASA
Después de este encuentro, Gilbert
regresa a su casa con el alma y el corazón
llenos de un profundo dolor. Saluda a su
esposa como si recién se vieron y se deja caer
en la cama. Lo que pasa en el resto del día
Gilbert no lo recuerda.
Por su parte al llegar a su casa, Marcela
saluda a Sergio con un beso lanzado al aire y
una palmadita en el hombro, abraza y besa a
sus hijos, y sin articular palabra deja su
equipaje en el suelo y prende la computadora
para ver si hay algún e-mail de Gilbert con un
comentario acerca de ese maravilloso fin de
semana. Y ahí está él dándole la bienvenida a
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su país y las gracias por haberle hecho pasar el
fin de semana más especial de su vida.
Gracias por el sábado, gracias por el
domingo, gracias por entregarme ese
cuerpo que no voy a olvidar por el resto de
mi vida. Eres una Diosa Argentina, mi
Diosa del AMOOOOOOOOOR.
Al leer esto Marcela se desploma, rompe
en un llanto desesperado y se mete debajo de
la ducha para desahogar sus penas de amor,
para que el agua se las lleve y no vuelvan
jamás. Ella no responde el e-mail porque el
acuerdo era no volver a comunicarse más,
pero en los siguientes días Gilbert no deja de
enviarles e-mails, tarjetas, regalitos, ruidos,
canciones y todos los adornitos que se
encuentran en la Internet.
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Marcela hace caso omiso a todo hasta
que Gilbert le escribe un e-mail final
preguntándole si es que él fue un fracaso
como hombre o si ella fue una hipócrita que lo
ilusionó durante seis meses para dejarlo ahora
como si nada hubiese pasado, a lo que ella
respondió:
Adorado Gilbert:
Muy lejos de mi estuvo usarte o
engañarte, tú eres un hombre demasiado
especial y los dos días que pasamos juntos
nunca se van a borrar de mi corazón. He
quedado prendada a ti y se que pasará
mucho tiempo antes de curarme de esta
enfermedad de tu amor. Tenemos que
alejarnos aunque nos cueste, como lo
acordamos, porque de esta manera no
podemos vivir, sin esperanzas ni ilusiones
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de estar juntos. No es vida estar así: tú allá,
yo acá, así no podremos disfrutar como lo
hicimos en Miami. Serás inolvidable, te lo
juro, no dudes nunca de tu hombría o de lo
que me hiciste sentir pero no debemos darle
alas a esta relación que no va a ningún
lado.
Al día siguiente Gilber llega al trabajo y
no puede trabajar, es tanto el vacío de
imaginar su vida sin Marcela que a penas
prueba bocado y al regresar a la casa lo que
hace es instalarse hora tras hora en la
computadora a escribirle e-mails a Marcela.
Al cabo de una semana, la esposa de Gilbert,
Joana, tiene demasiada curiosidad por saber a
quien él le escribe tanto porque no se cree la
mentira de que está trabajando.
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Al abrir su e-mail se encuentra todos
esos correos con el nombre de Marcela. Ahí
está ella frente a su rival, la amante de su
esposo, las más querida, la más atendida,
desbordada en palabras de amor hacia Gilbert,
causándole un dolor terrible, una decepción
inexplicable hacia ese hombre que para ella
era incapaz de cometer semejante acto de
infidelidad.
Allí está Joana leyendo todos esos
correos donde se ponen de acuerdo para verse
y donde van contando los días y las horas que
faltan para hacer el amor. Sin querer Marcela
y Gilbert le causan un gran dolor y una vez
mas se comprueba que entre “cielo y tierra no
hay nada oculto”.
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Ahora la esposa de Gilbert entiende por qué él
cambió tanto, por qué lo conseguía llorando
en los rincones de la casa, pero sobre todo
cuando dormía.
— ¿Y qué voy hacer con todo esto?— Se
pregunta Joana —No puedo reclamarle porque
se daría cuenta de que abrí su e-mail. Lo
mejor será buscar entre sus cosas, algo debe
tener de ella.
Joana busca en cada lugar donde Gilbert
guarda sus cosas y ahí aparece la foto más
linda de Marcela donde está escrito: “Soy tu
Marcela FOREVER”. Joana llora al darse
cuenta de que esa mujer es de verdad y no un
e-mail en la computadora y se siente
impotente al ver que es mucho más linda y
joven que ella.
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— ¡Este hombre me las va a pagar! ¿Qué se
cree, que puede tener una mujercita por ahí sin
que yo me de cuenta?... ¿Y cómo le explico
que yo tengo esta foto?... Pues le diré que la
encontré tirada en el piso al lado de la cama.
Cuando Gilbert llega del trabajo, Joana lo esta
esperando sentada en la cama con cara de que
lo quiere matar.
— ¿Me puedes explicar quién es esta mujer?
Gilbert se acerca tratando de quitarle la
foto y ella le grita:
— ¡Dime desgraciado, dime quién es esta
mujer!
—Cálmate Joana, cálmate, ella no es nadie
importante, no te alteres así.
— ¿Cómo me vas a decir eso? Se sincero
contigo mismo y dime qué pasa con esta
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mujer porque si no lo haces te largas ya de
aquí.
—No se por dónde empezar Joana, esto es
demasiado difícil para mi, para los dos.
Sin embargo Gilbert decide abrir su
corazón y entre reproche e insultos, le cuenta
a su esposa todo lo que sucedió entre él y
Marcela lo cual ella ya sabía, así que pudo
mantenerse tranquila mientras él hablaba.
Al final Joana le dice:
—Vete de aquí, no te quiero volver a ver.
—Pero Joana ¿No te das cuenta de que esa fue
una relación llevada a través de la Internet y
que después que nos vimos todo se acabó,
Dime si es justo para mí quedarme solo si ya
no tengo nada con ella?
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— Yo no tengo confianza en eso y quiero que
te vayas ¡Ya!
Gilbert hace una maleta y se va a su
apartamento de soltero, pero al cabo de un
mes, Joana lo perdona y le pide que regrese.
De ahí en adelante se transforma en la
buena esposa que nunca fue y Gilbert sigue
con ella, pero ya más nunca la relación es la
misma y él sigue ahí, al lado de su esposa,
pero no deja de pensar en Marcela ni de
mandarle e-mails. Mientras tanto Joana se
arrastra, llora y le ruega que la vuelva a querer
como antes, que le ayude a salvar el
matrimonio y que se olvide de esa mujer. Pero
ya es imposible mantenerse en esa casa y en
esa mentira de hogar sin planear el día de
volver a irse para no regresar jamás.
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Por su parte Sergio nota que su esposa
está algo alterada y le pregunta qué le pasa,
pero se conforma con que ella le diga que el
cambio de clima y la comida de Miami le
cayeron mal. Sin embargo, al cabo de un mes,
Marcela sigue igual aunque ya su esposo ni lo
nota, el cambio de clima y la comida de
Miami aun están causando estragos en su
esposa, quien llora por todo y por nada y a
cada hora del día.
Que importancia tiene este matrimonio
para él, hace mucho tiempo que se terminó
aunque aun los dos viven bajo el mismo techo
por la frase trillada y cómoda de que lo hacen
“por los hijos”; ya que entre ellos no hay más
sonrisas ni caricias y mucho menos miradas.
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Las pocas veces que tienen relaciones, es
Sergio quien las propone cuando viene
tomado de alguna de sus farras con otras
mujeres y Marcela acepta como parte del
“sacrificio” de vivir cómodamente y gastar
todo el dinero que le provoca en ropa, adornos
para la casa, regalos, etc., etc, etc.para
desahogar las ganas de su esposo y las que a
veces le dan a ella también.
Pero Marcela no siempre tiene un
orgasmo y mucho menos lo finge, ella sólo
acepta el momento del sexo para que él se
satisfaga y no le haga una escenita porque no
quiere hacer nada y mucho menos con él.
Marcela sólo tiene un sueño, irse lejos, a un
lugar donde la naturaleza rodee su vida y su
corazón, un lugar lleno de paz, armonía y aire
puro.
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Por eso cada día, frente a la
computadora, ella busca un lugar ideal para
ella y también donde pueda dedicarse a ayudar
a gente que lo necesita. Al entrar al convento
Marcela soñaba con ser catequista y
misionera, pero el destino le hizo cambiar de
camino por muchos años y ahora quiere
retomar el sueño que se perdió, aunque no está
arrepentida: sus los hijos fueron el regalo más
maravilloso que Dios le dio en su momento.
La vida cambió, el matrimonio no fue lo
que ella pensaba, los hijos crecieron y
tomaron sus vidas, pronto llegará la hora de
partir y de empezar de nuevo. Y el día menos
pensado allí está el lugar frente a sus ojos.
Venezuela, Canaima y unos indicecitos
desnudos que corren por la selva mientras
que sus padres trabajan para traer el sustento
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al hogar y las madres tejen hamacas, cestas y
hacen collares para vender a los turistas que
vienen del mundo entero a conocer esas
montañas, ríos, caídas de agua y el Salto
Angel, la cascada más alta del mundo.
Marcela se viste muy elegante, cubre sus
canas con un tinte marrón oscuro y va a la
mejor peluquería de Buenos Aires para que la
maquillen, hoy es la graduación de Marcelo.
Mayor satisfacción imposible, ver a un hijo
nacer y graduarse en la universidad. Con sólo
cincuenta y dos años Marcela siente que
realiza uno de sus sueños: ver a su hijo
recibiendo su medalla de graduación. Pero la
vida tiene que continuar y el sueño mas
anhelado sigue en la lista de las cosas que
faltan por hacer.
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En medio de la graduación, Marcela
festeja con alegría y para todos, son la familia
modelo. Llega la hora de la foto y se sonríen,
se acercan, pero son incapaces de abrazarse,
de tocarse y al revelar la foto la Psicología de
ella dice:
—Que fea familia, que desamor,
que desunión. Según Marcela, cuando a
la hora de la foto familiar no hay abrazos ni
acercamientos sino sonrisas forzadas, eso sólo
significa que esa es una familia “de adorno”,
de “apariencia”. Por eso Sergio lee el
periódico mientras desayuna, Marcelo habla
por el celular con su novia, Silvia escucha
música y Marcela piensa en su viaje a
Canaima para convertirse en misionera.
Y un domingo cuando los cuatro están en
la casa, Marcela los reúne, les hace un
resumen de lo que ha sido su vida, su
46
matrimonio y les notifica que tomó la
decisión de volver a la vida del convento,
pero fuera de él y dedicándose a ayudar y a
catequizar a los indígenas de la selva
venezolana, cerca del Salto Angel. Al oír esto,
el primer sorprendido y ofendido es el “fiel”
esposo que entra en cólera y le reclama
ferozmente por esa descabellada idea. Sergio
grita, se enfurece, pide explicaciones y no
entiende la razón del abandono.
Marcela no se inmuta, sus hijos la
comprenden, la apoyan y le reclaman a su
papá la actitud de víctima, ellos están ya
cansados de encontrárselo con mujeres en
restaurantes y hoteles y lo peor es que sus
amigos o conocidos les comenten que lo
vieron “muy acaramelado” con otra que no es
la mamá. Incluso los dos saben que también
47
hay un hijo oculto, pero sólo de Marcela
porque eso es “un secreto a voces”.
Marcelo y Silvia se secan las lágrimas al
darse cuenta de que ellos no colaboraron en lo
absoluto para mantener unida a su familia,
pero a la vez entienden que ya es tarde y no
hay nada que hacer. Ellos crecieron en un
hogar donde su mamá nunca tuvo un gesto ni
una caricia tierna para su esposo y el papá en
cada cumpleaños de su esposa, se aparecía a
última hora con un ramo de flores para salir
del paso, cuando todos estaban cansados de
esperar para cantar el cumpleaños e irse.
Y aquí está el resultado de ese
matrimonio tan largo, pero tan de mentira y
unos hijos que con ansias buscan una pareja
para no repetir los errores que sus padres
48
cometieron al mantenerse juntos “por los
hijos”.
49
CAPITULO 5
LA VIDA EN LA SELVA
Ya Marcela tiene sus maletas listas y el
pasaje en mano; Marcelo y Silvia la ayudan a
poner las cosas al carro para llevarla al
aeropuerto mientras Sergio se revienta de las
iras y no sale de su habitación para despedirla,
pero la mira por la ventana y la odia por
abandonarlo a él que es “el macho mas macho
de todos los machos”.
Marcela por su parte siente nostalgia por
dejar a sus hijos pero ellos siempre la visitarán
y comenzarán a tener una relación diferente, a
la distancia, pero más cercana y profunda que
la que han tenido viviendo juntos. Por otro
lado, Marcela se siente liberada de ese
matrimonio falso y de las tantas veces que
50
tuvo que tener relaciones sin ganas y sin amor.
Se siente liberada de un hombre que durante
muchos años la irrespetó: como esposa, como
madre, como compañera de vida.
De nada valieron sus atenciones y su
devoción al hogar porque “el macho mas
macho” tenía que demostrarse a si mismo que
sus canas no son de vejez sino de “ganas”. Y
así poco a poco fue dejando a su esposa a un
lado, como un adorno más de su “casa”, que
dejó de ser un “hogar”.
Al subir al avión, Marcela llora y se
despide de sus hijos y del amado país que la
vio nacer, pero a la vez tiene la ilusión de
empezar esa otra vida con la cual siempre
soñó, dedicarse a la gente, ser útil a la
humanidad.
51
Durante el vuelo se imagina la selva y
sus habitantes, también se duerme y sueña que
está en su casa planeando el viaje a Canaima y
despidiéndose de su familia. Al despertar
escucha al piloto de Aerolíneas Argentinas
indicando que se abrochen los cinturones de
seguridad para aterrizar en el aeropuerto
Simón Bolívar de Maiquetía.
Llena de emoción y miedo, se abrocha el
cinturón, agarra su cartera y saca un espejito
para retocar el sutil maquillaje que siempre
usa: pinta sus labios de color rosa, revisa sus
dientes, se peina el cabello, guarda todo,
cierra los ojos, se persigna y reza antes de
aterrizar.
Al pisar tierra venezolana, Marcela da
gracias a Dios y se dirige a tomar una pequeña
52
avioneta que la lleva al estado Bolívar. Llega
a Canaima, se baja de la avioneta y mira a su
alrededor. Al ver ese paradisíaco paisaje
respira profundo el aire puro y se deleita con
el verde profundo de las hojas de los árboles y
la inmensidad de montañas que rodean el
lugar, cuando aparece el padre John a
recibirla.
Un joven medio gordito con el cabello
ensortijado y despeinado, alto, velludo, de
grandes y brillantes ojos azules. Él se
presenta, le da la mano, un abrazo y la invita a
montarse en un jeep que los lleva a un
campamento Pemón donde Marcela será la
mano derecha de él y lo ayudará con la
catequización de la comunidad y las obras
sociales de la región.
53
Marcela se muestra muy contenta pero
nerviosa, la presencia del padre John la altera
y empieza a hablar y a hablar explicando
todos los detalles desde que salió de Buenos
Aires hasta que llega a Canaima.
El sacerdote por su parte, escucha
atentamente todo el monólogo de Marcela y
con una sonrisa en los labios se descubre, para
su vergüenza, recorriendo con la mirada el
cuerpo entero de Marcela, desde su cabello
recién pintado, hasta la punta de su dedo
gordo, visible a través de la blanca y delicada
sandalia que lleva puesta.
Marcela se percata de la mirada del padre
John, pero incrédula de lo que ve, disimula y
le hace preguntas acerca de la aldea donde va
a vivir y a trabajar y de lo que hay que hacer.
54
—Relájate Marcela, no hay apuro, en la selva
la vida es calmada, tranquila y no hay
necesidad de acelerar los acontecimientos.
Marcela lo mira a los ojos y le
pregunta:
— ¿No hay necesidad de acelerar los
acontecimientos?
El padre John sonríe entendiendo la
picardía de Marcela, pero disimula y responde
las preguntas que anteriormente le hizo acerca
de la aldea y los Pemones.
—La comunidad de Pemones son una de las
etnias mas grandes de Venezuela, habitan en
la Gran Sabana y son personas muy
supersticiosas. Para ellos los seres humanos
tiene cinco almas parecidas a su sombra y esa
última puede abandonar el cuerpo mientras
duerme y habla cuando quiere. Pero en estas
55
comunidades tambièn hay grupos de Católicos
y Evangñelicos, así que la diferencia entre
ellos y nosotros es su medio ambiente porque
ellos se visten y comen como nostros.Sólo en
diciembre cambian el menú y cazan venados,
ese es su plñato típico navideño.
Al escuchar estas historias de las
costumbres de los indígenas, Marcela queda
encantada, no sólo por la manera de hablar del
padre John, sino por la creencia de los
Pemones. Es así como al cabo de un mes, ya
está totalmente adaptada a la selva y sus
habitantes, pero sobre todo al padre John.
Apartando esa atracción mutua que
sintieron a primera vista, el padre y Marcela,
trabajan día y noche por las diferentes aldeas,
ayudando a sus niños, a sus mujeres y a sus
hombres. Y no sólo les enseñan el Catecismo
56
y les hablan de Dios, pero también Marcela se
dedica a hacerle conocer a las mujeres la
cocina argentina y a los niños canciones de su
país.
Estando tan ocupada, casi se olvida de la
vida que dejó atrás y sorprendida de lo feliz
que se siente, decide escribirle una carta a sus
hijos para relatarles acerca de su nueva vida. Les cuenta del
“El padre john, es un jovencito gordito
y bonito, tiene una manera muy espiritual
de ver la vida, es alegre, cariñoso con todos,
amable, divertido. El es el alma de esta
selva, es un ángel”.
Los hijos al leer la carta le responden:
Mamita querida:
Estamos felices al darnos cuenta de lo
acertada de tu decisión de dedicarte a lo
57
que siempre quisiste hacer. Te extrañamos
mucho y esperamos visitarte pronto. Sigue
adelante que si la vida te sonríe a ti, a
nosotros también. Te amamos.
Silvia y Marcelo
P.D. Cuidado con el padre John porque los
ángeles saben volar jajajajajaja.
Al recibir la carta, se pregunta qué habrá
dicho acerca del padre John para sus hijos le
hicieran ese comentario. En ese momento se
acerca él a preguntarle la razón de su
alegría,Marcela se pone nerviosa, mete la
carta en el sobre y hace un ademán de
esconderla para que no la vea. El padre John
se sorprende y le pregunta:
58
— ¿Qué tan malo o bueno hay en esa carta
para que la guardes de es manera?
Marcela se sonríe, disimula y le dice que
sus hijos le escribieron, pero que no hay nada
que ocultar:
—Ellos están felices de que su mamá haga sus
sueños realidad.
El padre John se sienta frente a ella y la
mira con esos ojos de cielo que la hacen
temblar y le dice:
—Préstame la cartica para leerla ¿Vas a venir
a ahora a guardarme secretos después de que
llevas un mes contándome tu vida de la A a la
Z?... Ay, Marcela, ¿Qué será lo que escondes
con tanto misterio, es acaso que la carta te la
mandó tu esposo?
59
—No padre John, ese hombre me debe
estar odiando tanto que no querrá ni saber que
hice con todo el dinero que me traje.
El padre John no sabe que una de las
maletas de Marcela está llena del dinero que
ahorró para irse de su casa y convertirse en
misionera. Sin embargo ella recibe un sueldo
por dar clases y cuidar a algunos niños de la
ladea. Sorprendido por esta confesión el
padre John le pregunta a Marcela para qué se
trajo a la selva esa cantidad de dinero que tal
vez nunca usará.
—Padre, yo no sabía con qué me iba a
conseguir aquí, si me iba a adaptar o si tendría
que irme a otra parte y estando en un país
ajeno tenía que asegurarme económicamente
para no regresar a mi casa con el rabo entre
las piernas.
60
— ¿Pero es que a caso no te sientes bien aquí
te quieres ir?
—No, padre, cómo se le ocurre pensar eso,
aquí me siento feliz, útil, importante. Ya no
soy el adorno en la mesa de mi sala y mucho
menos el cero a la izquierda en mi cama.
— ¿Y no lo extrañas a él?
Marcela suelta una carcajada y le
pregunta al padre John:
— ¿A Sergio? Para nada., hasta me pregunto
cómo pude tener dos hijos con un hombre que
en sólo un mes siento como un completo
extraño.
Al escuchar esto, al padre John se le
iluminan los ojos y en un arranque de
emoción abraza a Marcela. Ella queda
paralizada, baja la cara y sin mirarlo le
responde el abrazo y le acaricia la espalda, lo
61
cual quería hacer desde una vez que lo vio sin
camisa refrescándose en el río.
—Discúlpame Marcela, no es correcto que te
haya abrazado.
—No, padre, discúlpame tú a mi.
Y así comprendió Marcela que los
ángeles vuelan y que el padre John y ella
tienen unas ganas inmensas de volar juntos.
Es de noche, ninguno de los dos puede
dormir, Marcela lo desea con todas sus ansias,
el padre John en cambio reza y pide a Dios
que le de fuerzas para aguantar la tentación
una vez mas. Es mucho el esfuerzo que un
hombre, simple ser humano, tiene que hacer
para luchar contra la naturaleza.
El padre John es un ser excepcional y
con mucha vocación, pero Marcela ha entrado
62
en su vida y en su corazón de una manera
avasallante. Él la admira por su manera de ser
tan entregada a la ayuda de los demás, tan
desbocada en sus sentimientos y en su
devoción al trabajo con la comunidad.
El padre John se sienta en la cama y se
cubre la cara con las manos.
—Dios mío, por favor, no me dejes caer en
tentación, te lo ruego. Llévate estos
pensamientos de mi mente, pero más que
todo, estos sentimientos del corazón.
En ese momento oye que tocan a la
puerta y es Marcela:
—Padre John, por favor ábreme la puerta.
El padre John asustado y confundido,
abre la puerta y al ver a Marcela en pijamas
voltea la cara y le pregunta qué desea.
63
—Padre, es sólo para avisarle que mañana iré
a la ciudad a comprar algunas cosas y a llamar
a mis hijos por teléfono, le aviso porque voy a
salir muy temprano.
—Está bien Marcela, gracias por avisarme.
¿No necesitas nada más?
—Sí padre, pero lo que necesito tú no puedes
dármelo— le dice Marcela con picardía.
El padre John la mira directo a los ojos, se
le acerca, le besa los labios y le dice:
— ¿Es acaso esto lo que necesitas?
Marcela se queda casi sin aliento por lo
sorprendida que está, pero no le da tiempo de
decir nada porque el padre John se voltea,
entra y tranca la puerta de su habitación.
Ella se va decepcionada, con ganas de
seguir besándolo y el padre John apoya su
frente en la puerta y dice:
64
—Dios mío ¿Qué he hecho?
Marcela aun sin dormir, se levanta a las
seis de la mañana, se baña, se viste y sale
corriendo a tomar el jeep que va a la ciudad a
las seis y treinta.
El padre John ya está afuera tomándose un
café y con otro para ella.
—Marcela, te agradezco que me disculpes por
lo de anoche, no se qué me pasa, estoy
descontrolado, desencajado. No quiero hacerte
daño ni hacérmelo a mi mismo.
—Padre, para mi un beso no es pecado ni
significa nada, así que deja de preocuparte. Tú
eres hombre también, no una piedra y esas
cosas pasan entre un hombre y una mujer. Tal
vez no soy tan vieja como para que seas mi
hijo, pero diez años es mucha diferencia
cuando la mujer es la que los lleva.
65
Marcela toma su café y enseguida se
monta en el jeep que la lleva a la ciudad. En el
camino va pensando en la espalda del padre
John y su mente lo desnuda poco a poco, lo
besa en la frente, pasa un dedo por su nariz, le
besa la boca con un beso largo y profundo. El
padre John la aprieta con fuerza y continúa
besándola; Marcela pasa su nariz por el pecho
del padre John y baja para besar sus piernas,
sus rodillas. Marcela se estremece de deseo y
no quiere despertar de ese rico sueño en donde
hace el amor con el padre John en plena selva,
llenos de naturaleza y sumergidos en el río
infinito que recorre la aldea. Al abrir los ojos
se da cuenta de que se quedó dormida en todo
el camino y que ya está en la ciudad.
66
Un poco confundida y aturdida, aparte de
excitada por el sueño, mira a todos lados
preguntándose qué hace allí.
— ¡Ay! Si es verdad que vine a llamar a
Barbarita. Qué me dirá ella de toda esta locura
que me está sucediendo. Ya me imagino:
— ¡Amiga te felicito! que bueno que por fin te
enamoraste otra vez y de un cura jajajaja que
maravilla, es que eso está perfecto: tú casi
monja y él cura, mejor pareja imposible.
—No se, no se, él es tan especial, tan
espiritual; yo no quiero meterme en su vida ni
perturbar su vocación porque yo se del gran
compromiso con su iglesia y su gente.
—Pero no le hagas caso a eso, tonta: ¿No te
das cuenta que el tipo también está que se
muere por ti?
67
—No estoy segura de eso, pero si me doy
cuenta que desde el primer día él me miró
diferente, no como cura sino como cualquier
otro hombre.
— ¿Y entonces? Ve, dile que lo quieres y que
deseas tener algo con él y ya.
— ¡Ah! Si que fácil, yo no soy de esta época
Barbarita, a mi me gusta que me cortejen y él
no lo va a hacer.
—Yo creo que hay formas y maneras de
cortejar amiga, así que síguele las pistas al
curita que ese en cualquier momento se
resbala y cae rendidito a tus pies.
—Bueno, Dios decidirá. Yo no voy a hacer
nada porque me da vergüenza que vaya a
pensar mal de mí. Ahora te dejo porque voy a
llamar a mis hijos y luego me voy. Un beso y
chau.
68
—Ok, chau, buena suerte con el curita.
69
CAPITULO 6
INTIMIDADES
No es fácil la vida ahora entre Marcela
y el padre John, cada día ellos hablan con sus
ojos y su cuerpo, sin querer ni darse cuenta.
Trabajan juntos, comen juntos, se miran, se
escuchan, se atienden, se complacen con
detalles pequeños, pero a la vez evitan las
palabras de amor y hacen silencio.
Marcela mientras tanto, desahoga su
amor escribiendole poemas, pero no le
comenta nada al padre John, hasta que no
aguanta más y un día decide jugar al juego de
la tentación.
—Padre John ¿Usted sabe cuál es mi hobby?
—Supongo que lo que haces todos los días:
ayudar a la gente, dar clases, pasear por la
70
selvabañarte en el río, me he dado cuenta
que disfrutas mucho de todas esas cosas.
—No, padre, hobby es otra cosa. Yo escribo
poemas.
— ¿Ah, si? Que sorpresa señora. Marcela,
usted es una caja de Pandora. ¿Y qué es lo que
escribe?
—Bueno, nada específico cosas que me
suceden, sentimientos que afloran en mi
corazóny ¿Sabes qué?—Pregunta Marcela
con picardía y mirándolo profundamente a los
ojos.
—¿Qué?—Responde el padre John
—Te he escrito a ti también, pero no te lo voy
a enseñar.
El padre John, visiblemente
emocionado, le dice que quiere leer esos
poemas, pero Marcela se niega rotundamente.
71
—Entonces voy a tener que convertirme en
ladrón y robármelos para saber qué escribes
de mí.
—No te preocupes padre, algún día te los
muestro.
72
—Algún día me suena a nunca.
—Es que las cosas íntimas no se le enseñan a
todo el mundo.
— ¿Y qué de íntimo hay entre los dos, aparte
de un simple beso?
— ¿Un simple beso, padre John?
—Eso fue lo que tú me dijiste, que un beso de
un cura es una tontería que no significa nada.
—Uy, padrecito ¿Usted como que se ofendió
por mi comentario?
—No, Marcela, es que
— ¿Es que qué?
—Nada Marcela, no me hagas caso.
— ¿Padre, puedo hacerte una pregunta?
—Por supuesto.
—Es que no se cómo hacértela, me da como
vergüenza.
73
— ¿Y qué es eso tan feo como para que te de
vergüenza?
—No es feo, es muy íntimo, pero tengo
curiosidad y no se cómo preguntar sin
ofenderte.
—Empieza por el principio y termina por el
final, pues.
—Jajajajajaja será mejor ¿Verdad?
—Dale, pregunta y ya, sin rodeos.
—Esteeee, bueno, tú sabes que aunque eres
sacerdote, también eres hombre y tienes tus
necesidades como ser humano ¿No? Entonces,
qué hacen ustedes cuando le dan ganas
— ¿Tú me quieres preguntar que si me
masturbo?
74
Marcela, bajando la cabeza, responde
que si y John suelta una carcajada que
retumba en la selva.
—No, Marcelita, eso sería igual a buscarme
una mujer.
— ¿Y entonces cómo haces?
—Nada, a veces tengo sueños mojados donde
eyaculo y ya. Además, como te habrás dado
cuenta, hago mucho ejercicio, mantengo mi
mente ocupada y rezo.
—Que pena, padre, eso me parece absurdo
que nuestra religión sea la única donde los
curas no se casan, ni que fuesen asexuados,
padre.
—Pero eso tiene su razón de ser Marcela ¿Tú
crees que si yo fuese casado podría pasarme
veinticuatro horas dedicando mi vida a la
75
comunidad o a quienes necesiten de mi
ayuda?
—Esa fue la misma excusa que una monja del
colegio me dio cuando yo le hice esa
pregunta, pero si en todas las profesiones la
gente trabaja y comparte con su familia y
amigos, no veo por qué los curas no pueden
hacer lo mismo que el resto de los demás y de
las otras religiones. Eso es sólo luchar contra
la naturaleza.
—Pero es así como lo aceptamos los que
tenemos verdadera vocación y somos felices
llenando nuestras vidas con otras cosas, eso
también es amor.
—Pero no sexo padre.
Al oír estas palabras de los labios de
Marcela, el padre John siente un escalofrío
que le recorre el cuerpo y lo hace ruborizar.
76
—En tal caso disculpa mi indiscreción, es que
a veces soy un poco curiosa.
—No te preocupes, yo no soy un padre
enchapado a la antigua ni tengo tabúes, pienso
que todo se puede hablar con respeto, así
como nosotros lo hemos hecho.
Después de esta conversación, Marcela
trata de controlar sus ganas de tentar al padre
John porque siente que él echa para atrás y
para adelante porque una cosa es la que dicen
sus palabras y otra el lenguaje de su cuerpo y
siente que ella se está enamorando de alguien
que al ser vulnerable en algunas ocasiones, no
debe ser digno de confianza con respecto a
hacerla a ella feliz.
Sin embargo, dos días después, el
padre John invita a Marcela a pasear en
curiara hasta “El Pozo de la Felicidad”
77
—Noooo padre, que miedo, yo he escuchado
que todas las parejas que van para allá y se
bañan debajo de esa cascada terminan
peleadas y separadas.
—Jajajaja ¿Y quién te dijo semejante
barbaridad?
—Muchos turistas me lo han dicho y aunque
sea una casualidad, prefiero no arriesgarme,
mejor vamos a otro lugar.
— ¿Te parece bien ir al tobogán de La Gran
Sabana?
—Ahí si, buenísimo, parece mentira que en
casi cuatro meses que llevo acá, aun no he
conocido esa belleza sino a través de la
Internet.
A través de la infinita extensión de
agua que rodea la aldea Pemón, Marcela y el
padre John disfrutan del bello paisaje a su
78
alrededor, montañas inmensas, cascadas
furiosas, animales, árboles, naturaleza y allí se
unen sus corazones una vez mas.
—Que grande es Dios al haber creado toda
esta belleza.
—Que bello es mi país, ¿verdad Marcela?
—Sí padre, esto es un sueño de país, el mas
lindo del mundoy mira que yo he viajado...
—Me extraña mucho que diga eso señora.
¿No y que los argentinos son lo mejor de lo
mejor?
—Jajajajaja, esa es la fama que tenemos, pero
yo se aceptar y entender lo que es bueno, malo
o peor y al menos veo que esta selva es lo mas
lindo que mis ojos han visto en la vida.
—Sin embargo yo pienso que Bariloche es lo
máximo.
79
—Ni me lo recuerdes padre John, yo fui de
luna de miel para allá y esos fueron los peores
días que pasé al lado de midel papá de mis
hijos. Ahora es cuando me doy cuenta de que
lo que empieza mal termina mal, pero nunca
es tarde, aguanté veinticinco años, pero ahora
soy feliz y eso es lo importante.
— ¿Así de malo fue tu matrimonio?
—No, por supuesto que hubo buenos
momentos, pero ni me di cuenta de cuándo se
echó todo a perder. Es que las relaciones son
como una flor, como una semilla si no se
riegan no nace ni crece.
— ¿Y ustedes no regaron a la flor?
—Al principio si, pero nos confiamos en que
el trabajo estaba hecho, pensamos que con
tantos años juntos ya era para toda la vida el
matrimonio y no nos ocupamos mas de él.
80
—Lo que no se alimenta muere ¿No?
—Exactamente, padre.
—Y cambiando el tema ¿Sabes que las
formaciones rocosas de la Gran Sabana son
las mas antiguas de todo el planeta?
—No tenía ni idea de eso, pero son tan altos
los Tepuyes que era de imaginarlo. Y no sólo
me impresionan esas montañas, también me
asombro de cómo los indígenas hacen esas
lindas cestas con palma de moriche y también
las hamacas.
—También los collares tan llamativos y
coloridos los hacen con semillas de peonía,
pepas de zamuro, plumas y picos de aves.
— ¿Y eso es verdad que las pepas de zamuro
dan buena suerte y que las peonías evitan el
mal de ojo?
81
El padre John frunce el ceño y le dice a
Marcela:
— ¿Ya te pusiste a creer en las cosas que
inventan aquí? ¡Hazme el favor, Marcela!
—Acuérdate que estás hablando con un
sacerdote.
—Jajajajaja, padre, no se moleste, sólo quería
ver su reacción, yo creo también en Dios y en
más nada, pero usted sabe: “De que vuelan
vuelan” así que por precaución llevo mis
amuletos que con tanto cariño algunas mamás
de mis alumnos me han dado. Yo pienso que
las cosas no dan o quitan la suerte, es la fe que
las personas ponen en ello y la fe es de Dios.
—Tienes razón Marcela, por eso te admiro
tanto, eres un angel, pero también el diablo
que me está tentando.
82
— ¿Por qué dices eso, padre John? No es
justo para mí.
—Disculpa Marcela, es que a los curan nos
taladran la mente con la historia de Adán y
Eva, la manzana de la tentación y la serpiente.
—Pero yo soy solamente una mujer con
sentimientos y emociones tan puras como tu
vocación padre.
—Por eso te pido disculpas, ni siquiera se lo
que digo.
Después de un rato de silencio Marcela
y el padre John llegan al tobogán de la Gran
Sabana y pasan una tarde alegre y divertida
lanzándose una y otra vez como si fueran un
par de niños traviesos, hasta que se cansan y
deciden regresar a la aldea. En el camino de
regreso los dos van callados, sobre todo
83
Marcela quien piensa en Gilbert y en lo lindo
que él la hubiese pasado en ese lugar.
El padre John la observa y ve como
una lágrima rueda por su mejilla.
—Marcela ¿Qué te pasa?
—Nada padre, cosas de la vida.
— ¿Y no puedes contarme?
—No lo se padre, hay cosas que pasan en la
vida y una no sabe con que fin sucedieron y
no se si debo contarte porque a lo mejor
cambiarías el concepto que tienes de mi de
que soy un ángel.
—No te preocupes, sólo quiero que sepas que
yo siempre voy a estar ahí para consolarte y
escucharte cuando lo necesites.
—Gracias padre, a lo mejor un día me ánimo
y se lo cuento, pero bajo secreto de confesión.
84
Ni los meses en la aldea, ni el trabajo,
ni la atracción que ejerce el padre John en
Marcela la hacen olvidar esos seis meses y el
fin de semana en Miami.
Por su lado Gilbert, sin saber de la vida
de Marcela, continúa enviándole e-mails con
la esperanza de que algún día le responda.
Pero Marcela no sabe qué hacer: si continuar
en la aldea viendo al padre John todos los días
y enamorándose sola o buscar una
computadora para saber si Gilbert le sigue
escribiendo.
—Creo que lo mejor es confesarme con el
padre John a ver qué reacción tiene él y si le
da celos— piensa Marcela.
85
CAPITULO 7
DOS CONFESIONES
Al atardecer el padre John descansa en
su hamaca y ella se le acerca.
—Padre, buenas tardes ¿Será que después de
un ratito de descanso podría confesarme?
—Claro, hija, claro. Voy a cambiarme de
ropa.
— ¿Y por qué no me puedes confesar así
como estás?
—Te explico: Se dice que cuando un
sacerdote confiesa actúa “in persona Chirsti”.
Su personalidad se esconde para que aparezca
la de Cristo. Por eso, ponerse las vestiduras
sagradas es como “disfrazarse”, esconder su
propia personalidad, para que aparezca “la
personalidad de Cristo”, que es quien
86
realmente preside la celebración, y al que el
sacerdote representa.
— ¡Ah! Ya entiendo.
Pasan unos minutos y el padre John
regresa
—Ya. Dice el padre
—Bueno, padre —Empieza Marcela a
confesarse —Desde que llegué aquí te he
contado el desastre de mi matrimonio en el
que quedé atrapada, pero no te he dicho aun la
razón por la cual adelanté mi venida para acá.
Un día inventé un viaje de luna de miel para
darle una oportunidad al padre de mis hijos y
a mi misma a ver si podíamos avivar la llama
de la pasión o hacer renacer el amor. Esa luna
de miel fue tan mala que al contrario de haber
servido para bien, al regresar quise vengarme
de la manera tan irrespetuosa de como mi
87
esposo me trató, así que entré en un Chat en
donde conocí a un hombre casado y a los seis
meses nos vimos personalmente y pasamos un
fin de semana juntos. Al regreso él me
escribió un e-mail donde dejaba ver que ese
encuentro fue tan importante como para mí,
pero yo decidí no responderle y escapé de una
relación que ya me estaba haciendo sufrir.
Cuando llegué aquí, encontré muchas cosas
que me han hecho calmar mi dolor, pero a la
vez estoy volviendo a caer en algo que
seguramente me hará sufrir otra vez. Dígame
usted padre qué tengo que rezar para pagar
por mi pecado y si me tengo que ir de aquí
para no volver a sufrir.
El padre John se levanta de la hamaca
y se quita su envestidura, dando así por
88
terminada la confesión sin ponerle a Marcela
ninguna penitencia.
—Discúlpame Marcela, voy a tomarme un
vaso de agua y después seguimos hablando un
rato mas.
Marcela se queda sorprendida de la
actitud del padre John de no darle una
penitencia y de ni siquiera hacer ningún
comentario.
—Uy, será que no tengo perdón por lo que
hice o que él está tan interesado en mi como
yo en él. ¿Y qué es lo que me sucede a mi,
será que estoy enamorada de dos hombres?
El padre John vuelve, la mira a los
ojos y se sienta frente a ella.
89
— Perdóname mi querida Marcela, yo soy
quien realmente quiero confesarme, no quiero
que te vayas ni que me dejes. Ya no puedo
vivir mas sin besarte, sin abrazarte. ¡Qué
importa lo que pasó con ese hombre o con tu
esposo o con quien sea; yo te amo Marcela y
no quiero que te vayas!
—Pero, padre John ¿Tú te das cuenta de lo
que me estás diciendo?
— ¿Y por qué crees que no te di una
penitencia, quién soy yo para juzgarte y
castigarte si desde el primer día en que te ví
olvidé lo que soy y a lo que le debo respeto?
Pero no puedo mas, quiero seguir ayudando a
la gente, trabajando con la comunidad, pero a
tu lado, haciendo todo lo que hacemos
siempre, pero también mirándonos,
90
acercándonos, besándonos y... haciendo el
amor.
En ese instante Marcela se le acerca y
lo besa, lo acaricia y le mira los ojos. —
Gracias, padre John, entiendo lo que sientes
porque yo también sentí algo muy especial
cuando te vi esos ojos azul cielo y esa melena
enroscada y despeinada, pero me siento muy
confundida y no quiero que tú sufras por mi.
— ¿Y es que acaso no te he tratado bien ni la
gente de la aldea para que no te hayas
olvidado de ese señor?
—Tal vez tú no lo comprendas, pero ese a
quien tú llamas “señor” es una persona muy
especial que llenó mi vida completamente
durante seis meses. Y no es fácil, por el
contrario, es demasiado difícil desprenderse
de alguien como él.
91
— ¿Pero qué tanto puede sentirse con una
persona que sólo viste durante dos días y antes
de eso sólo te comunicaste por computadora?
Eso es absurdo.
—Parece absurdo, pero eso es algo que sólo
quien lo vive lo puede comprender. Lo que él
y yo vivimos sólo nosotros lo entendemos y lo
tenemos en el corazón.
El padre John le da la espalda a
Marcela y siente que revienta de los celos por
la manera como ella defiende algo que a él se
le hace demasiado difícil comprender.
—Entonces ¿Qué quieres que yo haga? Puedo
pedir una audiencia ya con el Obispo y salir
de todo esto, yo estoy dispuesto a todo por ti.
—No, no padre John, por favor, piensa bien
las cosas, yo creo que lo mejor es que yo me
92
aleje un tiempo y después veremos que
sucede.
— ¡Claro, vas a escapar otra vez, como lo
hiciste de él! ¿Por qué no enfrentas el amor
verdadero, por qué no te arriesgas como yo lo
quiero hacer?
—No es así de fácil, padre John, yo no soy
una jovencita como tú, ya tengo cincuenta y
dos años, un matrimonio que fracasó, dos
hijos; ¿Cómo crees que me voy a presentar
delante de mis hijos después de sólo tres
meses y decirles que “de repente” me
enamore?
—Está bien Marcela, tienes razón, ¿Pero no
crees que juntos podríamos resolver mejor las
cosas?
—Tal vez tú sí, pero yo no porque estoy
confundida y necesito estar sola. Mañana
93
mismo voy a llamar a Barbarita para que me
reciba en su casa mientras me ocupo de
legalizar la separación con el padre de mis
hijos y allá decidiré qué voy a hacer con mi
vida.
— ¿Entonces es una decisión tomada?
— Sí, padre John, creo que eso es lo mejor
para los dos, sobre todo para ti. No me parece
correcto que después de diez años siendo cura,
de la noche a la mañana, quieras dejar todo
por una mujer que casi podría ser tu madre.
—No te menosprecies Marcela, tú eres la
mujer mas especial, humana y adorable que
yo he conocido en mi vida.
—Padre John, cuando estemos separados y sin
comunicarnos, tendrás la oportunidad de ver
las cosas de otra manera y ahí sabrás lo que
realmente quieres y te conviene. No se si te
94
darás cuenta que hacer la vida conmigo es
renunciar a tener hijos porque como
comprenderás ya estoy a punto de convertirme
en menopaúsica y tú tienes toda una vida por
delante para conocer otras mujeres si ya no te
interesa seguir siendo el padre John.
—No me ofendas Marcela, yo siempre he sido
feliz siendo un sacerdote hasta que te conocí a
ti, no te creas que no he visto o conocido a
mujeres o que no he tenido que luchar contra
la tentación, pero tú no eres una de ellas, ni
siquiera una simple tentación, eres la mujer
con quien quiero pasar el resto de mi vida.
—No te voy a cerrar las puertas padre John,
pero déjame estar segura de mis sentimientos
para no dañarte y mucho menos quiero que
dejes tu vida a un lado por alguien que tal vez
no va a poder responder a tus expectativas.
95
Déjame estar sola, resolver mis problemas y
despejar mis dudas; si vuelvo sabrás que
vendré para no irme jamás y si me voy
definitivamente, que sea contigo
—Gracias Marcela de mi vida, gracias por
darme la esperanza que necesito para poder
aguantar el tiempo que no vas a estar. Y es
que se que vas a regresar porque desde aquí te
voy a mandar todo el amor que me está
aprisionando el corazón y vas a regresar.
Y con la emoción de sus palabras,
John se acerca a Marcela y le da el beso mas
dulce y profundo que ella en su vida ha
recibido.
96
CAPITULO 8
DE REGRESO A BUENOS AIRES
Dos días más tarde Marcela va en
camino a su casa, ya se enteró de que su
esposo no vive mas ahí porque se mudó con
otra mujer. Sus hijos han tapizado la casa con
afiches de bienvenida, globos, serpentinas y
muchos regalos.
Al llegar Silvia y Marcelo, amigas y
familiares le gritan !Sorpresa! Y todos le
lanzan papelillos y la abrazan cariñosamente.
— ¡Uf! Si hubiese sabido que me harían una
bienvenida así, hubiese venido mucho antes.
Gracias a todos, son un amor.
Al terminar la reunión, todos se van y
quedan los hijos de Marcela y Barbarita.
—Amiga, hay algo que tenemos que decirte.
97
— ¿Pasó algo?— Pregunta Marcela asustada.
—Nada actual, algo viejo que tú no sabías.
Como verás, ya Sergio no está aquí y la razón
no es sólo que se fue con una mujer sino que
además tiene un hijo de diez años.
— ¡¿Quéeeeeee?! Ese bo ¿Cómo es posible,
un hijo de diez años? Entonces yo viví todo
ese tiempo totalmente engaña y haciendo el
papel de pendeja...Dios, que desgracia.
Silvia se acerca, la abraza.
—Cálmate, mamá, lo que pasó, pasó y ustedes
están separados; además de qué te sorprende
si tú aceptaste que mi papá llegara tarde hasta
en los días de cumpleaños de todos, en
Navidad y en cada día importante para
compartir en familia. ¿Acaso ahora te vas a
olvidar de los reclamos que le hacías por eso?
Tú también tienes la culpa por haber aceptado
98
tanto irrespeto. De nada te sirve que te
lamentes ahora.
—Hija por ustedes aguanté, para que tuvieran
un hogar estable con su mamá y su papá
juntos.
—Grave error mamá, lo peor que pudiste
hacer. ¿Tú crees que fue bueno verlos a
ustedes dos ignorarse, no darse cariño y
discutir por todo y por nada? Eso de tenerlos a
los dos ¿Cómo? Si mi papá cuando estaba lo
único que hacía era salir corriendo cada vez
que le sonaba el celular o le mandaban un
mensaje o buscar donde meterse para hablar
escondido. ¿No me vas a decir que sólo tú no
te dabas cuenta? Pues de nada te sirvió el
sacrificio “por nosotros” la que quedaste en
ridículo fuiste tú.
—Pero ¿Cómo me vas a decir eso, hija?
99
—Bueno, bueno, cálmense. —Dice Marcelo
— No es hora de pelear ni de recordar cosas
que no valen la pena. Ahora estamos aquí los
tres sin nadie a quien esperar y lo mejor es
dejar el pasado atrás. Se acabó la discusión
acerca de mi papá.
—Tienes razón hijo...Barbarita, por favor
arregla ya lo de la demanda de divorcio y la
separación de los bienes. Yo me quedo con
esta casa y con el apartamento de Mar del
Plata y si el tipo se pone bruto, le voy a hacer
caer todo el peso de la ley encima por lo que
hizo. Yo no se cuánto tiempo estaré aquí ni
cuando me vuelvo a ir, pero será el necesario
para dejar todo lo legal resuelto. Ahora por
favor déjenme sola porque el viaje fue muy
largo y quiero descansar.
100
Al entrar en su cuarto, Marcela rompe
en llanto y se echa en su cama.
—Lo odio, lo odio, cómo es posible que haya
hecho esto y que yo me venga a enterar
después de diez años. Dios mío, que estúpida
he sido. De qué me sirvió tanto sacrificio
tratando de mantener una porquería de
matrimonio.
—Ay, padre John qué no daría yo por poder
abrazarte y hablar ahora contigo.
Sin darse cuenta, vencida por el
cansancio, Marcela se hunde en un profundo
sueño hasta el día siguiente. Al despertar no
sabe ni donde está, después de varios meses
fuera de su casa el lugar se le hace extraño.
—Uhm, que rica mi cama, hacía tanto tiempo
que no dormía tan cómoda.
101
Cuando voltea y ve la computadora, brinca de
la cama y enseguida la enciende.
— ¿Qué habrá pasado con Gilbert, será que
me ha escrito?
Y al abrir su e-mail, consigue al menos
cien cartas de él. Al principio muy
melancólicas y tristes, al final llenas de
reproches y de impotencia.
— ¡Oh, pobre Gilbert! Si él supiera cuanto lo
extraño, creo que lo mejor es que le responda
y le diga que me llame porque esto no puede
terminar así sin ninguna explicación de mi
parte.
En menos de diez minutos suena el
teléfono y es Gilbert.
—Ala, buenos días.
102
—Buenos días, por favor puedo hablar con
Marcela
—Soy yo, honey, finalmente
De repente se produce un silencio
profundo y Gilbert no puede seguir hablando
porque tiene un nudo en la garganta.
—Ala, algo, mi amor.
— ¿Mi amor?— Habla Gilbert por fin. —
¿Cómo es eso de “mi amor”? Te comunicas
conmigo después de tanto tiempo y ahora soy
“tu amor”.
—Por favor no me juzgues ni me reclames
antes de dejarme hablar, todo tiene una
explicación.
—Entonces dámela
—Gil, cuando regresé de Miami tenía el
corazón destrozado, fue demasiado duro estar
contigo y regresar a mi casa a seguir metida
103
en ese infierno de matrimonio en el cual vivía.
Tú me escribiste y yo no quería responderte,
porque en eso quedamos; hasta que ya no
pude mas y fue cuando te respondí que no
dudaras de tu hombría y que yo también,
como tú, fui sincera en esos seis meses que
nos comunicamos y mas aun en los dos días
en Miami. ¿Pero para qué seguir si tú no te
ibas a ir de tu casa?
— ¿Y por qué no, por qué no me diste la
oportunidad de seguir comunicándonos, de
desahogar todo lo que sentí contigo a mi lado?
Después de que nos vimos todo cambió para
mi y al llegar a mi casa, ya mas nunca he
podido soportar esta vida sin ti a mi lado.
—Pero Gilbert.
—¡Nada! Déjame hablar. ¿Tú crees que yo
soy de piedra o de hierro? ¡No, Marcela! Lo
104
que sucedió entre nosotros fue algo demasiado
hermoso e importante para mi y tú lo que
hiciste fue escapar y acabar con la posibilidad
de hacer nuestra vida juntos.
—Tú me dijiste que nunca te ibas a separar, tú
me lo dijiste y ahora quieres echarme toda la
culpa a mi. ¿A caso pensaste que después de
estar contigo yo me iba a conformar con
tenerte sólo a ratos y ser tu amante? No,
Gilbert, estás muy equivocado y yo no escapé,
aceleré la ida de mi casa la cual ya tenía en
mente desde antes de que aparecieras tú.Yo no
te engañé y tú sabías de mis planes y así lo
hice porque estaba sufriendo tanto que no
tenía fuerzas para esperar que tú “algún día”
decidieras, como yo, irte de tu casa.
—Te repito, no me diste la oportunidad,
Marcela, en menos de un mes te desapareciste
105
y yo no podía irme detrás de ti a buscarte sin
haber sabido al menos la dirección de tu casa.
Entonces dime qué podía hacer yo sino
esperar que te dignaras a responderme uno de
los tantos e-mails que te mandé.
—Pero ya estoy aquí Gil, estamos hablando.
—Si, pero ya es tarde y lo peor es que no
tengo la confianza de pensar que puedo dejar
mi casa para que sin avisarme te pierdas y me
dejes en el aire. Ya no soy un adolescente y no
puedo tomar una decisión sin asegurar mi
futuro, ni me voy a arriesgar a vivir una
aventura que no me va a llevar a ningun parte.
—Tienes razón Gilbert, ya yo encontré mi
camino y no te voy a hacer perder tu tiempo
ni ese matrimonio tuyo “tan maravilloso” . En
tal caso sólo quería que habláramos para que
supieras lo que fue de mi vida y así responder
106
a todos esos e-mails que me mandaste y que
yo no podía ver donde estaba.
Pienso que si tú y tu esposa pueden
aun estar juntos es que no te molesta
realmente su presencia, yo por mi parte
después de que estuve contigo, mas nunca
quise que el padre de mis hijos me pusiese un
dedo encima; esa es la diferencia entre un
hombre y una mujer cuando se enamoran.
—Me duele mucho lo que me dices Marcela,
pero…¿Qué te puedo decir? Yo soy hombre,
aun estoy vivo y no puedo renunciar a algo
sólo porque a ti te parece que ya no debo tocar
a mi mujer y vivir de tu recuerdo.
—No es eso lo que te estoy diciendo Gilbert,
como tú dices: es tu mujer y puedes hacer con
ella lo que te plazca, pero no me culpes a mi.
Tal vez el destino de nosotros no fue
107
compartir la vida sino conocernos y nada mas.
En tal caso te deseo que seas muy feliz.
—Tú también Marcela.
Así se despiden los dos, Marcela
cuelga el teléfono y se echa a llorar.
Es una mezcla de sentimientos que se
encuentran y se confunden en el corazón de
Marcela, quien desea despejar pronto las
nubes grises que rodean a su vida sentimental.
En estos día de soledad, Marcela se dedica a
encontrase con sus amigas y sus familiares.
Pasea, va a las galerías, restaurantes y cines
mientras que Barbarita hace todas las
diligencias necesarias para procesar su
divorcio.
Pero llega el momento en que Sergio
se entera de que ella está en su casa y la va a
ver. Marcela siente que abren la puerta y no es
108
ninguno de sus hijos, se acerca a él y le quita
las llaves de la mano.
—Te agradezco que no vuelvas a venir para
acá y aprovecha que estás aquí para que
termines de llevarte lo que dejaste.
—A eso vine, aclara Sergio, me sorprende
verte
—Pues, esta es mi casa.
—Bueno, lo digo porque pensé que te
quedarías en la selva y no volverías mas
—Ganas tuyas, pero aquí estoy y saldré y
entraré a “mi casa” cuantas veces me de la
gana.
— Estás muy agresiva, pero necesitamos
hablar.
—Yo no tengo absolutamente nada que hablar
contigo; si tienes alguna queja, comunícate
con Barabrita que es mi abogado y está a
109
cargo de todo lo concerniente a nuestro
divorcio.
—¿Divorcio? ¡¿Y tú estás loca?! Una cosa es
que te de por irte a la selva para cambiar de
ambiente y relajarte y otra cosa es un divorcio.
— ¿Es que tú quieres que yo siga casada
contigo cuando hasta tienes un bastardo de
diez años?
— ¿Y quién te dijo eso?
— ¿Ahora me lo vas a negar? Eso es el colmo
Sergio
—Pero déjame que te explique.
—No me interesa ninguna explicación, no
quiero hablar contigo ni que te acerques a mi
nunca mas.
—Pero tú eres mi esposa.
— ¡Ah! Ahora soy tu esposa. ¿Por qué no te
diste cuenta de eso antes? Ya se acabó Sergio,
110
ya no vamos a seguir jugando al jueguito de la
familia feliz que desde hace mucho tiempo no
existe. Yo no quiero seguir siendo un adorno
mas en esta casa, así que vete a agarrar tus
cosas y te largas.
Sergio no se resigna y empieza a dar
una cantidad de explicaciones, cada una mas
absurda que la otra hasta que Marcela no
aguanta una mentira mas y le propina una
cachetada que lo tumba en un sillón.
—¡Véte ya. No quiero verte nunca mas en lo
que me queda de vida!
Con “el rabo entre las piernas” y su
machismo a cuestas, Sergio sale de la casa
para no volver mas.
Marcela se siente liberada después de
haberle dado esa cachetada que desde hace
tanto tiempo se mercía y sube a su cuarto
111
porque tiene una inmensa necesidad de
comunicarse con el padre John aunque sea a
través de una carta.
Amado padre John:
Siento que hace un siglo que no veo
tus preciosos ojos. Perdóname por
“escapar”, como me dijiste, pero eso está
cumpliendo su cometido y aquí estoy, a
través de esta carta para decirte que la
historia de Miami ya no existe, ya pasó y
que Barbarita, mi mejor amiga, está
trabajando en función de mi divorcio,
pronto seré una mujer libre para hacer con
mi vida lo que me plazca.
No puedo decirte que salgas
corriendo a colgar tus hábitos porque aun
tengo mucho que hacer aquí, pero lo que si
112
te aseguro es que tengo unas ganas enormes
de ser “la madre Marcela” si tú sigues
siendo cura. En esta primer carta no voy a
llenarte la cabeza de pájaritos y menos te
voy a decir todo lo que quiero hacer cuando
estemos juntos. Dale saludos a mis niños y
diles que pronto volveré a las clases y a
seguir trabajando por esa linda comunidad
que tanto me necesita.Y yo te necesito a ti,
padre John, con o sin sotana, te quiero
padre John.
La Madre Marcela
Después de leer esta carta, el padre
John llora de alegría y sin pensarlo dos veces
corre a mandarle un telegrama al Obispo para
que le conceda una audiencia de manera
urgente. Al cabo de una semana, Marcela
113
recibe la respuesta de su carta.
Mi amada Marcela:
No hace falta que coloques el
“madre” delante de tu bello nombre
porque muy pronto dejaré de ser el “padre
John” para que me des el honor de ser lo
que tú desees que yo sea de ti.
No importa lo que suceda, aquí estaré
yo para recibirte con mi corazón y mis
brazos abiertos para hacerte la mujer mas
feliz del mundo. Estoy seguro de que este
tiempo lejos de mi, te hará reflexionar
acerca del amor que siento y de que soy el
hombre perfecto para ti, estoy seguro de
que el día que nos encontremos, ya mas
114
nunca querrás separarte de mi ni de todo lo
maravilloso que te voy a dar.
Yo tampoco voy a adelantarte en
esta carta lo que sueño hacer contigo, pero
si quiero que estés segura de que mi cuerpo
será un Paraiso para saciar todas las ganas
que tu hermoso cuerpo pueda tener con
todo amor.
John
Pero lo que el padre John no se
imagina es que las cosas para Marcela no son
fáciles de resolver porque Sergio se encarga
de demorar el divorcio y la separación de sus
bienes. Sin embargo, la relación de ellos
comienza a intensificarse porque a través de
las cartas que cada semana se escriben
demuestran con claridad sus verdaderos
115
pensamientos y sentimientos, los cuales ya no
pueden ocultar.
Mi amado John:
No es fácil ahora estar separados,
pero debemos tener paciencia porque aquí
las cosas se complicaron, lo mas importante
es que sepas que cada día que pasa te amo
mas y no voy a perder el resto de mi vida
esperando por lo que suceda aquí, pronto
resolveré lo escencial y saldré corriendo a
tus brazos para no dejarte nunca mas.
Y como algún día te dije que iba a
mostrarte lo que escribía de ti, aquí te
mando una sorpresita, un poema de los
muchos que le dediqué a “mi cura
adorado”.
116
SEGUIRE
Seguiré en silencio, callada
respetando tu vocación sagrada
aunque piense que Dios te puso en mi camino
para que compartiéramos igual destino.
Seguiré soñando con tus labios y tu piel
sin demostrar mis sentimientos verdaderos
para que tú sigas siendo a Dios fiel
y yo siga conservando tu cariño tierno y
sincero.
Seguiré en mis noches pensando
en interminables caricias y miradas
pero continuaré con mi silencio, callada
aunque sienta que de ti me estoy
enamorando.
Seguiré queriendo acercarme a ti
para convencerte de que cometes un error
al pensar que sólo con Dios se es feliz
pero jamás pronunciaré la palabra “amor”
entre un hombre y una mujer.
117
Jamás te diré lo que contigo quiero hacer
aunque con tus labios siga yo soñando
aunque un mundo mejor en mi mente te esté
creando.
Seguiré cada día viéndote, abrazándote
y sólo mi cariño de amiga mostrándote
aunque al llegar mi cuarto y cierre la pueta
quiera devolverme y dejarla abierta
para que tú puedas entrar por ella
y compartas conmigo la vida mas bella,
esta de poeta loca y soñadora artista
y no la tuya de perfecto y fiel sacerdote.
Seguiré diciéndote entre sonrisas, como si no
fuese realidad
que sería muy bello que algún día nos
pudiésemos casar
para darte la vida que con tanto amor te
quiero dar
Y jamás te enterarás de que lo que parece un
juego es verdad
118
porque por encima de mis sentimientos yo
seguiré
respetando tus labios, aunque miles de besos
yo te de.
119
CAPITULO 9
UNA DESGRACIA
El destino a veces juega malas pasadas
y cuando Marcela decide no esperar mas a que
el divorcio salga, en medio de todo este lío
Marcelo consigue a su hermana Silvia muerta
en su habitación.Silvia tomó un frasco de
veneno y se quitó la vida, no sin antes dejar
una nota dirijida a su mamá.
Mamá adorada:
Se el terrible dolor que te estoy
causando y por eso te pido perdón, pero tú
y y mi papá, quienes sólo se dedicaron a
hacerse daño el uno al otro, no vieron mas
allá de sus propias vidas y fueron incapaces
120
de notar el padecimiento de las personas
que vivían a su alrededor
.
Tengo que agadecerte la infancia
tan feliz que tuve, gracias a los dos, no lo
puedo negar, porque dedicaron sus brazos
y sus labios para compartirlos con sus
hijos, llenándonos constantemente de besos
y cariños que se quedaron tatuados en mi
alma para hacer de mi mundo de niña un
jardín de rosas y un palacio de felicidad.
Pero cuando mas los necesité, parece
que me dieron la espalda de repente.
Cuando quería hablar contigo me decías “
mas tarde” porque estababas ocupada
discutiendo con mi papá y con él imposible
hablar, su trabajo era lo mas importante y
sus mujeres, como para darse cuenta de
121
que tenía dos hijos en casa a quienes
cuidar, escuchar y atender.
Fue muy dificil mi adolescencia, el
descubrirme mujer y tanto tú como mi
papá se dedicaron a prohibirme cuanto
hombre se fijaba en mi, con la obseción de
protegerme del sufrimiento, pero eso fue
peor, de esa manera yo me escondí y oculté
para saciar mi curiosidad.
A los quince años tuve mi primera
relación con uno de veinticuatro, detrás de
una pared del colegio a la hora de la salida,
cuando las monjas sólo estaban pendientes
de cuidar la puerta de adelante.
Un profesor muy querido y
respetado por sus alumanas y compañeros,
también por las monjas; se fijó en mi, yo en
122
él y en silencio nos fuimos acercando hasta
que llegó el día en que me tocó, me besó y
me hizo sentir mujer por primera vez.
Gracias a Dios que él fue el primero y que
en medio de su asalto y de sentirse culpable
por enamorarse de mi y tomarme siendo yo
una niña aun, me enseñó a cuidarme y se
protegió él para que yo no quedara
embarazada.
Pero él no fue el primero ni el único,
ni el último; la internet fue el puente mas
directo para conocer a los mil y un
hombres, unos buenos, unos malos, así
pude comparar y experimentar hasta con
varios a la vez, buscando llenar todos los
vacíos que en mi hogar no pude llenar.
123
Esas horas que me pasaba pegada a
la computadora “estudiando” era hablando
con hombres, hasta que caí en malas manos
y me enfermé. No quiero dar lástima ni
convertirme en una piltrafa humana,
quiero ir al cielo o al infierno, pero estar en
paz y no dándole problemas a ustedes y
menos a ti que ya has sufrido tanto con el
maltrato de mi papá. Se que yo también te
estoy haciendo sufrir, pero no dejes de vivir
por mi, sigue adelante con tu gran obra en
la selva y si es posible, se feliz con el padre
John, no puedes negar el amor que sientes
por él, se te ve en los ojos y en la piel.
Tras este duro golpe, Marcela se olvida
por completo del mundo y se sumerge en una
depresión que casi acaba con su vida, hasta
que el padre John, se va a Buenos Aires,
124
cuando después de un mes sin saber de saber
de Marcela llama a su casa y se entera de la
muerte de su hija. Barbarita va a buscarlo en
el aeropuerto y le pide a su amiga que se
arregle un poco para recibirlo. Todos saben
que la presencia de él es vital para la
recuperación de Marcela.
Al llegar a la casa John se encuentra
con una Marcela muy delgada y triste, a
penas es la sombra de la bella mujer que vio
en la selva por primera vez. Marcela con
calma se levanta de la silla donde está sentada
y al verlo ahí frente a ella lo abraza, lo besa y
llora, pero ya casi sin lágrimas, porque se le
acabaron de tanto llorar por su hija.
—John, mi amor, mi vida, cuánta falta me has
hecho.
125
John visiblemente conmovido, afectado y
con lágrimas en los ojos, le dice que ahí está
para mas nunca separarse y consolarle de
tanto sufrimiento.
Es así como John utiliza todos sus
conocimientos de Psicología para poco a poco
ir sacando a Marcela del hueco oscuro donde
se encuentra y así al cabo de unos meses ella
vuelve a sonreirle a la vida, a ganar algunos
kilos y a dedicarse de nuevo a las actividades
que siempre le gustaron.
Pasea con John por todo Buenos Aires y
le hace probar algunas de las ricas comidas de
su país: asado, perdices en escabeche,
matambre al horno, pan campestre,
empanadas salteñas
126
CAPITULO 10
LA ENTREGA
John es demasiado feliz con Marcela a su
lado y en ningún momento se arrepiente de la
decisión que tomó al dejar la iglesia para
dedicarse a ella, pero a pesar de ya tener tres
meses viviendo bajo el mismo techo, John
duerme en la habitación de huéspedes y no ha
habido ningún contacto íntimo entre los dos.
Marcela aun se está recupernado y piensa
que hacer algo con John es prematuro después
de todo lo que ha sufrido y sufre aún, pero
esta noche Marcela se acuerda de las pocas
veces cuando en la selva, rodeados de
naturaleza, se daban la libertad de besarse y
acariciarse. Piensa en su masculina y ancha
127
espalda y se despiertan en ella esos deseos que
habían quedado dormidos durante tantos
meses.
Cierra sus ojos y ve los de él, azules
como el cielo, llenos de amor y de deseo. Se
estremece y se enternece pensando en John, el
que ya no es cura, el que sólo es su amor, su
hombre; y ella quiere ser su mujer y así
agradecerle por todo lo que él ha hecho para
ayudarla a recuperarse de tan duro golpe.
Va al cuarto de su hijo y al ver que está
dormido le apaga la televisión y baja sin hacer
ruido hasta donde, aun sin sueño, John piensa
en ella. Marcela toca la puerta y él se asusta y
se emociona porque con su mente la ha
llamado y ella escuchó la voz de su corazón.
John abre la puerta y sin decir una palabra,
Marcela la cierra con llave y toma la cara de
128
John entre sus manos para acercarla a la suya
y darle un beso tan profundo, pero tan tierno a
la vez que John siente que el corazón se le
derriten y que su pene empieza a crecer.
Han sido muchos los meses, los días y las
horas esperando por este momento y John no
sabe qué hacer, aunque piensa que si Marcela
apareció tan de repente, de madrugada y con
esa actitud es que no vino precisamente a
rezar.
John la carga como si fuese una
muñequita de cristal, la acuesta en su cama y
le besa la frente, la nariz y la boca. La sigue
besando con sus labios, con su lengua y los
dos se abrazan tan fuerte como para fundirse
el uno dentro del otro. John le acaricia el
129
cuello, los senos y le va quitando esa pijama
de seda que lleva puesta
—Ya no podía aguantar más, mi amor, te
necesito, te deseo con todas las fuerzas de mi
corazón— dice John.
Marcela lo desviste, le acaricia el pecho
lleno completamente de vellos, hunde su cara
y baja hasta el ombligo y desesperada de
pasión lo pellizca, lo muerde, lo chupa y le
pide que la haga mujer. John la penetra con
fuerza, con deseo; entra y sale de su vagina
una y otra vez, con mucha pasión y los dos al
mismo tiempo alcanzan el cielo y ven la luna
y las estrellas. Marcela llora y lo besa.
—Mi, John, mi amor ¡cómo te amo! cuantas
ganas tuve siempre de ti, de tu cuerpo, de tu
piel. Que divino eres curita.
130
—Jajajajaja, John se ríe a carcajadas, feliz por
lo que han hecho y después de amarse una y
otra vez los dos se quedan dormidos y
abrazados, hasta que Marcela se despierta con
el ruido que hace su hijo en la cocina.
—Oh, Dios mío ¿Cómo pude quedarme
dormida aquí? —susurra Marcela— Seguro
que Marcelito ya se dio cuenta que no estoy
en mi habitación y que la cama está arreglada.
Bueno, “después de un buen gusto un buen
susto” tendré que esperar aquí hasta que se
vaya.
Al regresar en la noche, Marcelo saluda a
su mamá con una sonrisa burlona y le dice al
oído —Viejita picarona ¿Dónde dormiste
anoche?— Pero antes de darle tiempo a
responder agrega —Tranquila, que no me di
cuenta de nada.
131
Marcela le mira los ojos a John, quien
sintiendo vergüenza baja la mirada y se
sonroja pero sonríe sin el menor
arrepentimiento por lo que sucedió entre ellos.
—Siéntate a comer hijito porque aparte de que
te preparé tu comida favorita, tenemos una
noticia que darte.
— ¿No me digas que se van a casar?
—Jajajajaja, no hijito es que nos vamos a
regresar a Venezuela la semana que viene, así
que aparte de cuidar a tu noviecita quedas a
cargo de la casa también.
—Está muy bien, mami, no te preocupes, creo
que hasta me tendré que traer a mi noviecita a
vivir aquí porque con tanto trabajo no tengo ni
tiempo para ella; esto de reemplazar a mi papá
me está sacando canas verdes.
132
En eso suena el teléfono y cuando
Marcela contesta es nada más y nada menos
que Gilbert, a quien hace esperar mientras
sube a su habitación.
—Disculpa, Gil, es que mi hijo estaba frente a
mí y así no podía hablar.
— ¿Cómo estás Marcela? Llamé para ver si
tenía suerte de encontrarte, pensé que ya te
habías ido a la selva. ¿A caso ya no vas a
volver?
—Sí, me regreso la semana que viene, pero
pasó algo inesperado que me mantuvo aquí
por más tiempo.
— ¿Y qué pasó?
Con voz entre cortada Marcela le
responde:
— Mi hija se murió.
133
—Oh, Darling, I’m very sorry, pero ¿Qué le
ocurrió?
—Se enfermó de Sida Gilbert y al saber de su
enfermedad se suicidó.
—Oh, no, my God. No sabes cuánto lo
lamento. No te imaginas las ganas que me dan
de correr a tu lado a consolarte, aunque sea en
la selva.
—No, no Gil, no estés inventando, yo creo
que después de la linda experiencia que
vivimos quedar como amigos es lo mejor,
pero eso de vernos te complicaría tu vida y la
mía también.
—Pero no importa Marcela, yo fui muy
grosero la última vez que hablamos, estaba
demasiado herido, pero es que no puedo dejar
de pensar en ti.
134
—Por favor, Gilbert, la verdad es que no estoy
para declaraciones de amor ahora.
— ¿Es que acaso volviste con tu esposo?
— Eso sería lo último en la vida que haría.
Ya mi divorcio está por salir y seré una mujer
libre legalmente..
— ¿Entonces cuál es el problema de que nos
veamos?
—Tú eres el problema, Gil, me imagino que
aún sigues pegado a la falta de tu mujer. Si
pudieras vivir sin ella ya ese matrimonio se
hubiese acabado.. Ya no estamos en edad
nosotros para complicarnos la vida sino para
disfrutarla.
—Pero es que para mi disfrutarla es tenerte a
mi lado Darling.
—Claro, y a tu mujer también ¿Verdad? Pues
no, Gilbert. Todo fue muy lindo entre
135
nosotros, esos seis meses en el Chat, el fin de
semana en Miami, todo fue maravilloso, pero
se acabó y hay que pasar esa página de
nuestras vidas y escribir FIN.
— ¿Y si te digo que estoy dispuesto a
separarme?
—No, Gilbert, definitivamente no te creo.
— ¿Pero no me escuchaste Marcela? Estoy
dispuesto a separarme.
—No lo hagas Gilbert, entiende que ya eso
pasó, fue muy lindo pero hace tiempo que
pasó y no vale torturarnos. Además
— ¿Además qué?
—Nada Gilbert, ya estoy haciendo mis
maletas para irme, no creo que vuelva a
regresar y no te imagino viviendo en la selva.
—Discúlpame por molestarte pues, espero que
te vaya bien y que seas feliz de misionera.
136
Yo siempre te voy a recordar como
alguien muy especial y siempre te voy a
esperar hasta cuando te decidas, ahí estaré yo.
—Yo tampoco me olvidaré de ti Gil, eso tenlo
por seguro.
Al terminar la conversación ya el hijo de
Marcela no está y John espera sentado en un
sillón de la sala, haciéndole creer que está
leyendo el periódico.
— ¿Y qué hace el curita mas lindo de
Canaima y sus alrededores?—Hojeando el
periódico un ratico. ¿Y quién llamó?
—Ni te imaginas, el tipo de la Internet.
— ¿Y qué quería?
—Saludarme
— ¿Y tú que le dijiste?
—Lo saludé
— ¿Y en eso se pasaron una hora?
137
— ¡¿Una hora?!
—Entonces han debido estar muy buenos los
saludos porque ni cuenta te diste.
—Ay, el curita me salió celoso. Ven acá para
darte unos besitos y consolarte. No tienes que
preocuparte, mi amor, ya eso pasó.
— ¿Y le hablaste de mí?
— De ti específicamente no porque tú eres mi
problema y no el de él. Lo de nosotros es
“nuestro” y no le interesa a mas nadie.
—Tienes razón, lo que pasa es que soy un
jovencito sin mucha experiencia y no se cómo
son esas cosas de las parejas, pero a diferencia
de ti, yo quisiera gritar mi amor a los cuatro
vientos.
— ¿Y alguna vez tú gritaste algún amor a los
cuatro vientos?
138
—Jajajajaja, claro que si Marcelita ¿Tú crees
que estos ojitos y este pecho peludo le son
indiferentes a las mujercitas? Además yo no
nací cura ¿Sabes?
—Uy, pero que engreído este padrecito. Lo
que no me explico es cómo tomaste la
decisión de hacerte cura con tantas mujeres
asechándote y siendo tan lindas las
venezolanas.—Lo que pasa es que yo
prácticamente nací en la selva y como podrás
ver las indígenas no tienen nada que ver con
los mujeronas que van al Miss Universo.
— ¿Y entonces, te acostabas con las
indiecitas?
—Caramba, pero que curiosa me salió la
Argentinita jajajajaja.
—Pero responde ¿Es que te da vergüenza?
139
—No, de ninguna manera, sí te voy a contar
para que no creas que fui un hombre sin
lívido
140
CAPITULO 11
LA PRIMERA EYACULACION DEL CURA
Cuando tenía como quince años, aun era
como un niño y no sentía nada, estaba
paseando en una bicicleta con un amigo y de
repente tuve una sensación extraña, pero
placentera y cuando vengo a ver se me mojó
el pantalón que traía puesto.
—Jajajaja— Se ríe Marcela.
—Ah, no, pero si te vas a burlar no te cuento
mas nada.
—No, mi amor, yo no me estoy burlando,
sigue, sigue, anda.
—Pues el amigo que estaba conmigo me dice:
— ¡Chamo, acabaste!— Y yo no sabía de qué
me hablaba y le pregunto muy inocentemente:
141
— ¿Acabé con qué?— Yo pensaba que había
dañado la bicicleta o mis pantalones.
Marcela se cubre la boca y trata de
contener la risa.
—Eyaculaste, chamo— me dijo mi amigo. —
¿Tú no sabes qué es eso?— Y por supuesto
que yo no tenía ni idea de esa palabra y mi
amigo, dos años mayor que yo, me dijo que
ahora tenía que buscarme una mujer y que él
conocía a unas pocas que no eran de la zona y
que él con otros amigos se iban casi todas las
noches a estar con ellas. Así que esa misma
noche me animé a ver, porque lo menos que
pensaba era que yo iba a hacer algo. Y te
cuento que las muchachas no eran ningunas
niñitas sino mujeres ya de 25 o 30 años y les
fascinaba estar con los pocos muchachitos que
142
tampoco éramos indígenas y hasta con los
turistas que venían solos y buscaban mujeres.
— ¿Y entonces qué paso?
—Bueno, allá cada quien tenía una y cuando
venía alguien mas, pues se la compartían.
— ¿Cómo que se la compartían?
—Ellas estaban con uno y luego con otro,
hasta que me tocó mi turno. Era una belleza
de chica que me llevaba como diez
centímetros y a mi me dio un susto muy
grande porque jamás había visto a una mujer
desnuda y menos sabía bien qué hacer, por
suerte mi amigo le avisó que yo era virgen y
la muchacha hizo todo porque yo no me
atrevía ni a tocarla.
—Pero tú también tuviste que hacer algo, me
supongo, al menos moverte jajajaja.
143
—Claro, mi amigo ya me había enseñado
algo, pero aunque uno no sepa nada, ahí está
la mujer y uno siente y la acaricia, pero a mi
me daba vergüenza que ella pensara que yo le
estaba faltando el respeto.
—Jajajajaja, como si una mujer que hace eso
con varios hombres está preocupada de que le
falten el respeto jajajajajaja que inocente
¿Y al final en que paró todo esto?
—Eso se volvió una obsesión para mi y casi
todas las noches yo me iba sin mis amigos,
pero a los diecisiete años me pasaron una
enfermedad venérea y mas nunca hice nada
con ellas. Luego vino un padre misionero, me
gustó la manera de él de tratar a la gente y
como hablaba de Dios y nos hacía conocer la
Biblia con palabras sencillas y ejemplos, yo
144
quise ser como él y al graduarme de bachiller
me inscribí en el seminario.
Me mandaron a Caracas y cuando me
recibí como sacerdote me enviaron a Canaima
porque yo lo pedí pero también pasé un
tiempo siendo Párroco en otros lugares hasta
que me regresaron a la selva porque no mucha
gente se adapta a esa vida y yo estaba
acostumbrado y además me fascina vivir allá.
—A mi también padre John, jamás vi paisajes
tan lindos ni gente tan buena como en
Canaima. Tal vez te hiciste cura porque te
acostumbraste a vivir en un Paraíso.
—Y aún más desde que te conocí a ti, Marcela
de mi vida, pero ahora mi Paraíso es Buenos
Aires y tu casa porque aquí he pasado los
momentos más felices de mi vida.
145
—Y me vas a decir cómo aguantaste diez años
de celibato si con sólo verme ahorita y
besarme quieres enseguida hacer el amor.
—Jajajaja, con mucho sacrificio, ejercicio y
rezando, por supuesto.
—No se si creerte, curita, pero mientras me
explicas con mas detalles tu sacrificio, creo
que deberías disfrutar un poquito de tu nueva
vida, de tu mujer y de este cuerpo que tanto te
desea.
—Pero que conste que lo voy a hacer por
complacerte a ti.
—Jajajajajajaja—Se ríen los dos a la vez y de
nuevo se entregan a un torbellino de besos,
caricias y de una profunda pasión que les llena
completamente el alma y el corazón. Mientras
todo esto sucede, Marcela escucha que un
carro se estaciona frente a su casa y es Sergio.
146
— ¡Oh, Dios mío, mi esposo! Por favor
vete un momento a la habitación.
Marcela abre la puerta y encuentra a
un hombre acabado y flaco a quien hasta
enfermo se le ve. Ella se compadece y toma
una actitud diferente a la que tuvo las últimas
veces.
— ¿Y qué te pasa Sergio, estás enfermo?
— ¿Puedo entrar?
— Si, si, claro, pasa adelante.
—Disculpa que vine sin avisarte, pero
necesitaba verte. Estoy destrozado, aun no
acepto que mi hija se haya suicidado.
En ese momento Marcela pierde la
compostura y comienza a llorar
desesperadamente y abraza a Sergio. Hasta
ahora ella había tomado la actitud de esposa
irrespetada y no había propiciado ningún
147
encuentro entre ella y él como padres. Al fin y
al cabo la hija era de los dos y ese sufrimiento
es compartido, algo aparte de lo que sucedió
con su matrimonio.
—Yo me siento tan culpable, tan mal padre,
pero es que no era fácil acercarme a Silvia, a
mi me acostumbraron a ver a una hija como la
reinita de la casa y tratarla así, guardándola en
un cofre de cristal para que nadie la tocara ni
la dañara, pero qué equivocado estaba
creyendo que mi manera de actuar era la
mejor.
—Yo siento igual que tú Sergio, fue terrible
esa educación de antes donde las mujeres
éramos sólo un cero a la izquierda y esa
concepción de que si una salía embarazada esa
era la vergüenza más grande para la familia.
Siempre el “qué dirán” por encima de
148
cualquier cosa, incluso de la felicidad. ¿Te
acuerdas lo que te conté de mi primer novio,
cuando me dejó el transporte del colegio y mi
papá me acusó de que yo estaba con él y que
por eso llegué caminando a la casa?
—Claro, cómo olvidarlo si parece que ese
rencor te ha acompañado a lo largo de tu vida
desde que tenías dieciséis años.
—Pues claro, porque yo siempre fue tan
sumisa y respetuosa que me dolió demasiado
que me culpara sin averiguar primero lo que
me sucedió, pero lo que mas me molestó es
que yo le dije que se viniera conmigo al
colegio para que supiera la razón por la cual
me dejó el transporte y cuando llegamos allá
él con su cara tan lavada le dijo a la monja que
fue al colegio para reclamar que no me
dejaran salir sola y que él confiaba mucho en
149
mi como para pensar mal. Jajajaja, pero quedó
en ridículo porque yo estaba tan furiosa que al
día siguiente le conté a la monja todo lo que
había sucedido que no fue como él se lo contó
a ella. Pero al final copie su idea de que “la
apariencia es lo mas importante” y así retuve
también a mi hija en la casa, aguanté tus
aventuras, escondí mis lágrimas y me la pasé
haciendo dietas para verme bella... ¡Maldita
apariencia!
Entonces cambiaron los roles y el que
vino a buscar consuelo terminó consolando. Y
John al ver por la rendija de la puerta,
escondido, observa como Sergio abraza a
Marcela y ella llora amargamente, pero desde
donde está no puede escuchar lo que hablan
porque toda esta conversación se está llevando
150
casi en secreto, ya que ninguno de los dos
tiene fuerza para gritar.
John no sabe ni qué pensar — ¿Es eso
una reconciliación, por qué se abrazan de esa
manera como si fuesen marido y mujer?
Pero John es un caballero y mientras
Marcela no pida auxilio él se mantendrá detrás
de la puerta intentando escuchar algo de la
conversación. Pasa media hora y ellos
continúan hablando, llorando, abrazándose,
pero John pierde la paciencia y decide hacerse
notar porque después de la conversación de
una hora con el tipo de la Internet, no le
agrada mucho la idea de pasar media hora mas
escondido, así que decide hacer un café.
Sergio muy extrañado le pregunta a
Marcela quien está en la cocina. Ella no sabe
151
ni qué responder porque no tiene ni idea de
cómo presentarlo ante quien aun es su esposo.
— ¡Ah! Es el padre John, vino de Venezuela
unos días cuando se enteró de la muerte de
Silvia.
— ¿Y es cura?
— Si, él trabaja conmigo en Canaima, es el
párroco de allá.
—Sergio se levanta y va a la cocina a conocer
a John.
— Mucho gusto, padre John, yo soy el esposo
de Marcela.
—Sergio, él sabe que llevamos un año
separados y que pronto estará listo el divorcio.
—Mucho gusto señor Sergio, mi sentido
pésame por su hija, lo siento mucho. ¿Desea
un café?
152
—No, no muchas gracias, ya me voy, sólo
vine por un momento, hasta luego.
Sergio se va y cuando Marcela hace el intento
de acompañarlo a la puerta le dice:
—No te preocupes, quédate tomando el café
con el padre John que yo me se el camino.
— ¿Entonces sigo siendo el padre John?—
pregunta él ofendido
—Disculpa, mi amor, pero este no es el
momento de estar dando explicaciones.
— ¿Y cuándo las vas a dar?
—Nunca John porque lo único que me queda
de él es un hijo, no es mi deber darle
explicaciones a ese señor de mi vida que es
mía y de nadie más.
— Te equivocas, es mía también ahora ¿O no?
—Claro que si, mi vida, toda tuya hasta que
me aguantes. ¿No te has puesto a pensar que
153
en poco tiempo voy a hacer una vieja
achacosa y además mañosa?
—No importa, viejita, yo te voy a cuidar
mucho y a consentir, pero me vas a dar mi
pago por eso ¿Verdad?
—Si no me rompes los huesos cuando me de
osteoporosis, por supuesto que estoy dispuesta
a darte todo lo que quieras y necesites y si
quieres un adelanto ahora mismo también te lo
doy como pago rápido y seguro. Jajajajaja.
Y después de esta escena de amor,
Marcela y John se preparan para irse de
regreso a Canaima. Ya John no es sacerdote,
cosa en la cual Marcela no había pensado aun
y en el avión, casi llegando a la selva, ella le
pregunta.
—Padre John ¿Y en qué se supone que usted
va a trabajar ahora que no es sacerdote, o es
154
que nos vamos a gastar la plata que está en la
maleta y es para los pobres? Porque yo no se
si al llegar tendré mi trabajo de nuevo.
—No tienes nada de que preocuparte Marcela
de mi vida, con tanto lío ni habíamos hablado
de eso, pero espera a que lleguemos y así te
doy la sorpresa, lo mas importante es que
estamos juntos y somos felices.
155
CAPITULO 12
DE REGRESO A LA SELVA
Al llegar al campamento John
le cierra los ojos a Marcela y la coloca delante
de su nuevo negocio: AGENCIA DE VIAJES
Y TURISMO LA MADRE MARCELA.
Cuando ella abre los ojos y ve el letrero se ríe
y pregunta:
— ¿Qué es esto?
—Te explico, mi amor. A raíz de que dejé de
ser sacerdote hice esta agencia con mi
hermano para atender a los venezolanos y
extranjeros ofreciéndoles un tour diferente a
los demás que dan las otras agencias de viaje,
pero después te explico mejor para que entres
y la conozcas.
156
Esta no es la única sorpresa de John
para Marcela, él mandó a arreglar una casita
que era de sus padres con todas las
comodidades de la ciudad y la decoró con
paisajes de Argentina y un letrero en la puerta
donde dice: “ESTE ES EL NIDO DE AMOR
DE MARCELA Y JOHN”.
— ¡Oh, John! ¿Qué mas le puedo pedir a la
vida? Esto es mucho más de lo que yo
imaginaba.
—Pero menos de lo que te mereces, esto es
sólo el principio de lo felices que vamos a ser
aquí juntos. Y lo único que deseo es que salga
tu divorcio pronto porque ya quiero botar la
casa por la ventana y hacer la fiesta más bella
que jamás vas a olvidar.
Al escuchar la palabra “matrimonio”
Marcela arruga el ceño y le dice a John que no
157
acelere los acontecimientos porque primero
hay que vivir el presente para pensar después
en el futuro.
158
CAPITULO 13
LAS VISITAS DE GILBERT Y BARBARITA
Una semana después de que Marcela y
John llegan a Canaima, ella recibe un
telegrama de Gilbert donde le avisa que al día
siguiente está allí para acompañarla unos días.
— ¡Oh! Dios mío no puede ser.
— ¿Qué pasó? Pregunta John preocupado.
—Gilbert está en camino para acá.
– ¿Y quién es Gilbert?
—El tipo de la Internet.
— ¿Ves eso te está pasando por no decirle
nada acerca de mi?
—Que problema—Agrega Marcela.
Se pone las manos en la cabeza y
comienza a caminar de un lado a otro.
159
— ¿Y ahora qué vas a hacer, hospedar al tipo
en nuestra casa?
—No. ¿Cómo se te ocurre? No me queda más
remedio que contarle todo y me supongo que
enseguida se irá.
Esa noche Marcela no puede dormir,
se levanta de su cama, se hace un tilo para
tranquilizarse y sale de la casa. Bajo la
profunda oscuridad de la selva venezolana,
una decena de estrellas y la luna llena,
alumbran la noche. Marcela camina y se
estremece al pensar en que va a ver a Gilbert y
se pone a hablar sola como acostumbra a
hacerlo en momentos de angustia.
—Pero Gilbert, ¿Por qué tuviste que decidir
algo así sin consultarlo conmigo, tú no sabes
en que ando yo aquí o con quién estoy? Y lo
peor es que quisiera que John no existiera o
160
que no estuviera cuando tú vengas para
llevarte a conocer toda esta selva tan hermosa
y recorrer contigo cada rincón, cada montaña,
para disfrutar juntos este Paraíso, pero no
puedo. Imagínate, John deja de ser cura por
mí ¿Y cómo le voy a pagar, paseando contigo
por la selva? ¡Qué lindo! Pero eso es lo que
me provoca Gilbert de mi vida. ¡Grrrrrrrr!
Qué mala suerte que aparezcas ahora. Mejor
me voy a dormir porque no quiero que me
veas fea mañana.
Aún nos son las 6: 00 de la mañana y
Marcela ya está debajo de la ducha, sale
corriendo, se seca, se viste y va a la cocina a
preparar el desayuno para John, quien se
despierta al oir el ruido.— ¿Y qué haces tú
despierta tan temprano? Haciéndote el
161
desayuno, acuérdate que la avioneta que viene
de Caracas llega a las 7:00.
—Ah, verdad que anoche ni pudiste dormir
pensando en la llegada del tipo ese. —
¿Entonces no vas a trabajar hoy?
—Claro que no, entiende que estoy metida en
tremendo problema y sólo yo lo tengo que
solucionar.
—Sí, me supongo.
—Bueno, aquí te dejo todo listo ya. Me voy a
vestir porque son un cuarto para las 7:00 y ya
Gilbert va a llegar.
—Uy, que nervios, el Príncipe azul va a llegar
y tú no estás allá.
Marcela corre a su habitación y escoge
la ropa mas linda que tiene, se maquilla muy
suavemente, pero con un toque especial que le
ilumina la cara, aunque es tanta su alegría que
162
aparte de que no la puede ocultar llena su
rostro de emoción y nerviosismo.
Le da un beso a John, se sube a la
camioneta de la compañía y llega a las 7:05 en
el preciso instante cuando Gilbert se está
bajando de la avioneta. Marcela intenta
mantenerse tranquila y no mostrar la alegría
que le embarga, ya que todas las personas del
aeropuerto saben que ella es “la mujer del
cura”.
—Marcela, my darlyn !!!!!
Gilbert sonríe de felicidad y corre a los
brazos de ella quien lo saluda de manera muy
educada pero sin mostrar la felicidad que ella
también siente. Él al darse cuenta de su actitud
se siente incómodo y la sonrisa de su cara
desaparece en un instante.
163
—Marcela de mi vida ¿Qué te pasa, por qué
me saludas así?
—Gilbert, discúlpame hubiese querido darte
un fuerte abrazo y un rico y largo beso, pero
es que tomaste una decisión sin consultarme y
no es que no estoy feliz de verte sino que hay
algo que tú no sabes y es que yo vivo aquí
con alguien.
Gilbert suelta su maleta, se pone las
manos en la cintura y se para frente a Marcela
en actitud de macho ofendido.
—Mi amor, no te pongas así que yo me estoy
muriendo por no poder ni tocarte, vamos a
sentarnos y a hablar, déjame que te explique.
— ¿Y qué es lo que tienes que explicarme,
que soy un tonto, un estúpido que me enamoré
solo y que tú hiciste tu vida y no tuviste la
164
amabilidad de avisarme nada la última vez
que hablamos?
—Es que yo no pensé que tú ibas a aparecerte
así, sin avisar, yo te dije que mantuviéramos
una amistad y en eso quedamos.
—Pero no me dijiste que había alguien,
Marcela ¿Por qué?
—Para que no te sintieras mal. Cuando yo
llegué aquí vine en busca de mi paz, esa que
perdí al enamorarme de ti; por cosas del
destino conocí a alguien y empecé a quererlo
sin darme cuenta y admirarlo por todo lo que
hacía aquí para el bien de los demás. Así día
tras día, trabajando juntos nos gustamos y sin
embargo yo no me permití estar con él hasta
que me regresé a Buenos Aires y después de
la muerte de mi hija, él se enteró y me fue a
165
buscar, me apoyé en él, me recuperé con sus
cuidados y su dedicación.
Así que no me reclames, tú eso no
podías hacerlo porque aun estás casado y
como te lo dije: sigues bajo las faldas de esa
mujer y no decides ser feliz dándote la
oportunidad de no vivir más con ella.
— ¿Y por qué crees que estoy aquí? Yo no
vine escapado, le dije a ella que no soporto
vivir mas en este matrimonio que me tiene
ahogado y vine a llevarte conmigo, pero que
mala suerte, llegué tarde y ahora vuelves a ser
ajena.
Marcela desea abrazar a Gilbert y
aceptar su oferta pero piensa en todo lo que
John dejó por ella y en lo bien que los dos se
llevan.
166
—Gil, no quiero entrar en detalles de mi vida
privada, pero no se qué va a pasar con esta
relación, no se si este hombre va a estar
conmigo el resto de mi vida o si en un mes o
un año esto se va a acabar. Después de ese
matrimonio del cual salí, cualquier cosa puede
suceder yo no me he vuelto a casar legalmente
y no lo voy a hacer hasta que no me sienta
segura de que esto verdaderamente va a
funcionar.
— ¿Entonces lo que tú me estás diciendo es
que sea yo el que espere ahora?
—No, no Gil, de ninguna manera, yo no
puedo someterte a eso, pero tampoco puedo
cerrarte las puertas porque aun hay una parte
de mi corazón que te extraña y te necesita.
—Jajajajaja qué fácil, ¿No? Tú haces la vida
con otro y quieres que yo esté “por ahí” por si
167
te va mal.— ¿Acaso tú no estabas haciendo
eso? No entiendas las cosas como no son, esa
manera de expresarte sólo deja ver que no te
quieres a ti mismo ni te valoras. No te menos
precies Gil, no es justo para ti mismo porque
tú eres un hombre maravilloso y un ser
humano especial.
—Pero con eso no voy a poder tenerte, así que
me regreso ya porque no tengo nada que hacer
aquí.
—Discúlpame Gil, ahora soy yo la cobarde de
dejar a alguien por ti, pero te aseguro que si
hubiese sido otra la situación no hubiese
dudado en irme contigo después de hacerte
vivir otros días maravillosos en este lindo
lugar, es una lástima que te tengas que ir.
168
—No Marcela, discúlpame tú a mí por no
avisarte antes de venir, me comporté como un
adolescente desbocado.
Así Gilbert se regresa a su país y
Marcela se va con John a trabajar en su
agencia de viajes.
— ¿Y qué pasó con el tipo que llegaste tan
rápido?
—Nada, le conté todo y él enseguida se
regresó en la misma avioneta donde llegó que
aún no se había ido.
— ¡Qué lástima! Yo pensé que se quedaría
unos días aquí con nosotros.
—Por favor, John, deja la ironía y
olvidémonos de este asunto.
Así siguieron los días de felicidad y al
cabo de una semana llegó otro telegrama para
Marcela, ella se asusta pensando que de nuevo
169
es Gilbert, pero esta vez es su amiga Barbarita
quien le dice que necesita pasar unos días con
ella para hablar de un problema que se
presentó con su esposo.
Marcela se extraña y le dice a John:
—Es Barbarita, viene porque dice que tuvo un
problema con su esposo, no tengo ni idea de
qué puede pasar de malo con él, soy testigo de
que Angel y Barbarita son la pareja más feliz
que he conocido. ¿Qué será lo que sucedió? Él
es como su nombre, un ángel, no te imaginas
lo buen padre que ha sido, él fue quien
siempre se despertó en la madrugada para
ponerle en el pecho a los hijos a Barbarita
porque ella se dormía hasta dándoles el pecho
a los bebés y era él quien tenía que sacarle los
gases, colocarlos en el otro pecho para que
pudieran comer. Pero no sólo eso, nunca quiso
170
que un transporte llevara a los niños al
colegio, él lo hacía y en el camino los ponía a
rezar el Padre Nuestro para que Dios los
protegiera mientras estaban fuera de la casa.
Los ayudaba con las tareas y hasta cocina
como un chef.
—Entonces debe ser malísimo en la cama.
—Bueno, él siempre decía que su mejor
momento era en la mañana y Barbarita nunca
se quejó y hasta decía que lo tiene bien
grande.
— ¿Qué cosa?
—Tú sabes que.
—Jajajajaja. Sabes que me he dado cuenta que
tú aún me tratas como si yo fuese un cura
porque nunca le dices a los genitales por su
nombre.
171
—No es por eso, mi amor, es que así me
criaron a mi; todo era un tabú. Decir pene,
vagina o senos eran las groserías más feas y
hablar de relaciones sexuales peor aun.
—Sí, te entiendo, aunque yo tengo diez años
menos que tú, mis padres nunca hacían
referencia a eso tampoco, por eso cuando me
desarrollé no tenía ni idea de lo que estaba
pasando y cuando le conté a mi papá lo que
me sucedió en la bicicleta, él lo que hizo fue
felicitarme y decirme que tenía que “cogerme
cuanto culo se me atravesar por delante”. ¿Te
imaginas que concepción tan fea de la mujer?
él era muy machista, con la mente de un típico
hombre venezolano. No sabía ni freír un
huevo y jamás le cambió un pañal a ninguno
de los hijos.
172
Mi pobre madre tuvo siete, se partió el
lomo junto con mi abuela para cuidarnos a
todos. Incluso en los momentos en los que mi
mamá estaba mas ocupada, ella cuenta que mi
papá iba con algunos de nosotros cargado a
donde ella estaba y le preguntaba cuándo iba a
terminar porque ese niño no lo dejaba ver la
televisión.
—Uy, que terrible, pero lo que yo pienso de
eso es que todo es culpa de la madre que lo
crió porque no le enseñó a respetar a las
mujeres ni a ayudar en el hogar.
—Si, mi papá era un patán y mi abuela
siempre lo consintió demasiado, mi mamá se
quejaba con ella y le decía que tenía que
cuidar a “su hijito” como ella lo cuidó. Pero
fíjate que las pagó porque el que la hace en
esta vida aquí mismo la paga. Mi papá nos
173
dejó a todos por una niña treinta años menor
que él, la mujer hizo que le comprara una casa
y la puso a su nombre. El se gastó todo el
dinero que tenía en eso y como ella salió
embarazada siendo menor de edad, lo
denunció por abuso de menores y al viejo lo
metieron preso por cinco años. Cuando salió
de la cárcel buscó a mi mamá y ella “le pintó
una paloma” ¿Sabes qué es eso?
Marcela riendo le dijo que se
imaginaba la señal del dedo.
—Pues, si, al final mi papá se tuvo que ir a
vivir arrimado a casa de un hermano y se
murió de la depresión que le dio.—Yo en
cambio tuve un papá muy bueno y cariñoso,
pero tampoco sabía cocinar ni un huevo frito y
hasta el agua se le quemaba jajajajaja. Lo mas
lindo que recuerdo es que cuando mi hermano
174
mayor y yo éramos pequeños, después de
comer nos acostábamos los tres en la cama y
ahí nos hacía muchos cariños y nos daba
besos hasta que nos dormíamos. Y yo lo
quería tanto que cuando él tomaba de un vaso,
veía donde había tomado, se lo quitaba de las
manos y colocaba mis labios donde él había
puesto los suyos para tomar ahí como él, eso
me daba mucha felicidad hacerlo.
Bueno, pero volviendo a lo del esposo
de Barbarita, ese tipo es lo máximo. Me
acuerdo que cuando íbamos a su casa él se
complacía en atendernos; preparaba comiditas
ligeras para merendar, hacía jugos, sacaba
chocolates importados que guardaba sólo para
las visitas y lo mejor era cuando se ponía a
contar chistes imitando a los diferentes
dialectos de España o a los Italianos y
175
Portugueses, eso era un espectáculo que él
hacía y casi nos orinábamos de la risa con lo
cómico que imitaba a los viejitos porque se
contorsionaba como si tuviera reumatismo.
Que lástima, la verdad es que “uno
nunca sabe las goteras de la casa de cada
quien”. Y me preocupa mucho mi amiga, yo
se lo feliz que ha sido y que se venga porque
tuvo un problema con Angel, es así como que
algo demasiado grave esta sucediendo con
ellos.
Pero la duda llegó a su fin al día
siguiente porque en el primer vuelo a
Canaima, Barbarita salió en busca del hombro
de Marcela. Al bajar de la avioneta, Barbarita
corre a los brazos de su amiga y sin poder
controlarse llora amargamente.
176
—Amiga mía, cálmate aquí estoy yo para
consolarte; ven, vamos rápido a la casa que
John y yo te preparamos un rico desayuno
venezolano.
En el camino del aeropuerto a la casa
de Marcela, Barbarita no dice ni una sola
palabra, su mirada está perdida, sus ojos
hinchados y unas ojeras que demuestran días
de llanto y de falta de sueño. Al llegar ya John
tiene la mesa lista y el olor a café impregna
toda la casa.
Barbarita tarta de controlarse y le dice a John:
— Guao, que buen recibimiento y que rico
olor, ya me habían dicho que el café
venezolano es uno de los mejores del mundo.
—Y el chocolate también Barbarita,
bienvenida.
177
—Gracias John, está muy linda tu mesa y el
desayuno se ve exquisito, después de tres días
sin comer, creo que se me abrió el apetito.
John besa, abraza a Barbarita y la
invita a sentarse para explicarle en que
consiste la comida típica de Venezuela.
—Antes que nada tengo que decirte que ya tu
amiga es una experta cocinera de toda la
comida de mi país, pero esta vez sólo me
ayudó a mechar la carne. El desayuno criollo
lleva arepas, hechas con harina de maíz, carne
mechada, caraotas negras (o frijoles negros
para el resto de Latinoamérica) y perico que
es un revoltillo de huevo con cebolla y tomate.
Todo esto aderezado con el mejor condimento
que es el amor, porque sin eso la comida no
sabría a nada aunque le eches sal.
178
—Entonces no voy a perder un segundo mas
esta comida hecha con amor está haciendo que
la boca se me haga agua.
A pesar de la tristeza que embarga a
Barbarita, este gran recibimiento y el color de
la comida le abre el apetito. Y cuando
terminan el desayuno, John se levanta de la
mesa y se despide.
—Señoritas, como tengo que irme a trabajar,
las dejo solas para que conversen y no se
preocupen por el almuerzo que una señora de
acá va a hacer un plato típico que nosotros no
sabemos preparar y como supo que Barbarita
venía, ofreció hacerlo para que ella lo pruebe.
Así Marcela y Barbarita quedan solas
y esta última comienza a llorar otra vez.—
Bueno, creo que ya es hora de que te saques
179
de adentro todo eso que te está haciendo sufrir
tanto.
—Ay, amiga, tú no te imaginas esto tan
terrible que me está sucediendo, es una
pesadilla que aún no puedo entender
—Si es que tu fiel esposo tiene una mujer,
seguro que te entiendo perfectamente.
—No, peor que eso. Tiene un hombre.
—Ahhhhhhhh ! Dios mío, no puede ser.
Marcela se acerca a su amiga y la
abraza muy fuerte mientras ella llora porque
se siente desesperada.
—Cálmate y dime cómo descubriste eso.
—Sin saber que Angel estaba hablando por
teléfono, levanté el auricular y escuché que
del otro lado estaba un hombre conversando
con él. Tal parece que ni se dieron cuenta de
que alcé el teléfono porque escuché la palabra
180
“mi amor”; ya iba a colgar pensando que era
mi hija hablando con su novio, pero de
repente escuché la voz de Angel.
Me extrañó que fuese él y me quedé
escuchando, ahí oí claramente cuando le decía
que también lo amaba y que nunca lo va a
dejar. No podía creer lo que estaba oyendo,
pero contuve mi furia y seguí escuchando
atentamente. Ellos estaban planeando un viaje
a la playa y como trabajan juntos la mentira
que me iban a inventar era que ese fin de
semana se iban a ver unos terrenos para
averiguar si eran aptos para construir un
centro comercial. Yo no podía colgar porque
se iban a dar cuenta de que los escuché, así
que tuve que esperar que terminaran de hablar
para que ellos colgaran primero. Y fue terrible
porque entraron en detalles como
181
Barbarita tiene que parar porque se le
hace un nudo en la garganta que no la deja
seguir hablando. Marcela le pasa la mano por
la cabeza, le acaricia los hombros y le pide
que se calme y que si quiere puede continuar
después.
—No, no Marcela, yo tengo que sacarme todo
este veneno de adentro porque si no lo hago
me voy a morir Angel le decía:
—Me voy a comprar una tanga esta vez para
que disfrutes de mis nalguitas y el otro le
contestaba:
—Uhm si me haces eso no voy a poder
controlarme y se me va a parar delante de
todos en la playa.
—No te preocupes que yo voy a saciar todas
tus ganas y te lo voy a bajar chupándotelo una
y otra vez — le contestaba Angel.
182
Por suerte parece que uno de los niños
entró a la habitación y él trancó el teléfono
abruptamente. Yo no sabía cuántas cochinadas
mas iba a poder oír sin explotar y subir a la
habitación a matarlo. Tuve que hacer
malabarismos para disimular todo el asco y el
odio que de repente nació en mi y preferí
quedarme callada y dejar que él hiciera todo
lo que tenía pensado para yo perseguirlo y
dejarlo llegar hasta donde iba para
enfrentarme a los dos.
Y así lo hice, subí a la habitación, le
dije que me sentía demasiado cansada y quería
ver televisión se saliera y fuese a verla a la
sala. Ahora me imagino que eso fue un alivio
para él después de la asquerosa conversación
que tuvieron. Ya hacía como tres semanas que
183
no hacíamos nada y él tal vez creería que yo
se lo iba a pedir.
Ahora entiendo por qué el desgraciado
ese podía pasar un mes sin tocarme un pelo y
cuando yo lo buscaba ya desesperada, me
decía que estaba cansado y que le dolía la
cabeza. Imagínate, yo viví en carne propia lo
que normalmente le hacen las mujeres a los
hombres. Y lo peor es que no podía ni
reclamarle porque él llegaba a la casa del
trabajo, me decía que me quedara viendo TV
o acostada y cada noche me hacía una cena
diferente y deliciosa.
También atendía a los niños, jugaba
con los más pequeños, les revisaba las tareas a
los más grandes y al final, antes de irnos a la
cama, se empeñaba en que todos se durmieran
con nosotros. Me imagino que para eso
184
compró una cama king size, así cabríamos
todos y él podría tener excusas para no hacer
nada. Siempre me decía que los niños crecen
muy rápido y que había que disfrutarlos al
máximo porque en un abrir y cerrar de ojos ya
se iban con sus novios o novias. Y me da
vergüenza decirlo, pero mas de una vez o casi
siempre me toco masturbarme en la ducha
porque él siempre hizo todo perfecto y yo
pensaba que simplemente no era un hombre
fogoso como yo.
Y como no tenía manera de
compararlo con otro, cómo podía yo saber que
hay parejas que hacen el amor todos los días
incluso.
— ¿Y por qué no me preguntaste a mi,
Barbarita?
185
— ¿Pero cómo, qué sabía yo de nada para
pensar que lo que pasaba con el marico ese era
normal o anormal? Además en qué momento
de nuestra educación tan llena de tabúes nos
enseñaron a hablar de sexo abiertamente.
Tienes razón, amiga, por eso tú
siempre fuiste tan feliz, qué mas podías
pedirle a la vida si Angel era el hombre
perfecto.
—Era, Marcela, era, ahora para mi es el
hombre mas diabólico y asqueroso del mundo.
-Bueno, pero sigue contando qué pasó- le
interrumpió Marcela —Ah, si, como tres días
después de la llamada me vino con el cuento
tal cual como yo lo había escuchado. Le dije
que estaba bien y él me besó y me abrazó
como siempre con mucho cariño, pero esta
186
vez sentí un asco terrible y una hipocresía
muy grande de su parte.
Llegó el día y yo dejé un bolso en mi
carro para salir de madrugada detrás de él, se
iba para Mar del Plata, así que no podía
regresarme el mismo día y aparté una
habitación al lado del hotel donde ellos iban,
le dije a mi mamá que se quedara con los
niños porque yo iba a darle una sorpresa a
Angel en su trabajo.Algunas veces le daba
sorpresas, así que nadie se extrañó que lo
hiciera esta vez.
Ahora me pregunto cómo no lo agarré
nunca en nada, aunque pensándolo bien, él
siempre andaba con ese amigo, así que cómo
iba yo a sospechar que andaba en algo
incorrecto…Sigo con la historia de horror,
para no hacer tan largo el cuento me fui detrás
187
de él, lo vi que buscó al tipo y se fueron
directo al hotel. Continué siguiéndolos y me
fijé con quien hablaban. Cuándo se fueron me
acerqué al hombre de la recepción y le dije
que me diera el número de la habitación que le
iba a dar una sorpresa a mi esposo que
acababa de subir con su hermano.
Esperé unos minutos hasta que se
acomodaran y subí a pegar mi oído en la
puerta para escucharlos. Quise de una vez
tocar la puerta y decirles que ya sabía todo,
pero preferí agarrarlos infragantes y cortarles
el momento tan planeado, así que cuando
comencé a escuchar ruidos de la cochinada
que estaban haciendo, toqué.
Angel preguntó quién era y como yo
no conteste sino que seguí tocando, se asomó
por el ojo mágico y cuando me vio no le
188
quedó mas remedio que abrir. Quise mantener
la compostura, pero no pude, a la vez que le
gritaba y lloraba le caí a cachetadas, patadas,
mordiscos, golpes y él se dejó hacer todo.
El marico de su amante no se en qué
momento desapareció, pero enseguida
llegaron los de seguridad del hotel. Yo misma
les abrí la puerta y les dije que me
disculparan, pero que se imaginaran qué
puede sentir una mujer cuando su marido la
engaña con un hombre.
Los vigilantes no articularon palabra y
me pidieron disculpas por la interrupción, no
supe qué mas pasó después porque me fui y lo
dejé solo con los vigilantes, pero imagino la
vergüenza de Angel con ese tremendo
cuerpote, delante de esos otros hombres.
189
Supongo que ellos después se habrán burlado
de lo lindo.
— ¿Y qué hiciste cuando saliste del hotel?
—Me fui al hotel de al lado y me quedé
dormida después de estar como dos horas
llorando, cuando me desperté era de noche,
llamé a mi mamá para que me preparara la
maleta para venirme y ya Angel estaba allá.
Sentí demasiado nerviosa a mi mamá y
me preguntó dónde estaba yo. Le dije que le
pidiera explicaciones a él y que yo al regresar
hablaría con los niños. Cuando llegué a buscar
la maleta, ya los niños sabían y estaban con
los ojos rojos de llorar, los abracé y les dije
que me perdonaran y me entendieran por irme
un tiempo contigo y ellos me apoyaron.
Y aquí estoy dándole tiempo a ese
miserable a que decida qué va a hacer, pero yo
190
no quiero verlo más nunca. Pobres hijos míos
teniendo que enfrentar algo tan horrible, pero
él tendrá que aguantarse todo el sufrimiento
que él mismo nos está causando a todos.
Además no hay manera de disfrazar
algo como esto, espero que él no les diga que
fue con una mujer lo que sucedió porque yo
no les voy a mentir a mis hijos, ya están lo
suficientemente grandes para vivir por
primera vez un problema, la vida que hemos
tenido en esta familia ha sido perfecta, pero
todo se derrumbó por culpa de ese
desgraciado.
—¡Ay! Amiga, si te pones a analizar lo que
nos ha pasado a nosotras te darás cuenta de
que ya el matrimonio no es la base de la
sociedad y si aún lo es, por eso es que cada
vez las cosas están peores en el mundo: mas
191
delincuencia, menos respeto, no se cumplen
las leyes, hay corrupción porque en el hogar
todo se hace mal, tanto los hombres como las
mujeres ya no entienden que en el hogar es
donde se planta la semilla para tener buenos
árboles en el futuro.
Fíjate el caso de mi prima Carolina,
ella se enamora de un muchacho cuatro años
mas joven, pasan varios años de novios y él la
deja, enseguida se busca un novio para sacarse
el despecho y en menos de un mes sale
embarazada, este también la abandona y
regresa el ex novio a acompañarla en el parto
y pasan otro tiempo juntos, pero al final el
joven la vuelve a dejar.
Con esa bebé pequeña se buscó otro
que sí se casó y le dio el apellido a la niña,
pero como no lo amaba, sino que lo usó como
192
una solución para darle un hogar a su hija,
aparece un antiguo novio de la universidad y
ya ella está con otra hija del hombre con quien
se casó, pero igual lo dejó por el antiguo
novio.
Se casan, están juntos unos años, pero
las niñas se llevan malísimo con el padrastro
que no las quiere y todo se acaba. Ahora está
mi prima más sola que el número uno por no
pensar bien y hacer las cosas por despecho.
— ¿Y qué me dices de María Graciela? Ella
se engañaba a ella misma diciendo que su
matrimonio era “lo máximo” y se la pasaba
sola para todas partes sin el esposo, cuando él
la acompañaba lo que hacía era ponerse a
mirar a las amigas de ella de abajo a arriba y
de arriba a bajo. Y como María Graciela no ve
o se hace la ciega, nosotras no le decimos
193
nada y al final, se separa, después cuenta todo
el infierno que vivió con el tipo que era un
patán y hasta dice que tenía que dormir en el
mueble de la sala porque él no la dejaba
dormir con los ronquidos y que su tiempo
libre no era para compartirlo con su familia
sino para jugar a los caballos.
¿Y yo? imagínate con un esposo que
me fue infiel, hasta tal vez en la segunda luna
de miel, agrega Marcela.
—Y ni hablar de Patricia, se casa con el
hombre perfecto: el galán empresario con mil
post grados, cultísimo, tienen una fiesta de
bodas lujosísima y con la mejor orquesta del
país y se divorcian al mes porque al tipo le dio
una depresión horrible y no soportó el
matrimonio. Además sólo quería a su mamá y
que ella lo tratara como a un hijito.
194
—Jajajajaja — se ríen las dos a la vez.
—Ahora tú con este lío, el mejor matrimonio,
el mejor hombre, la única familia
verdaderamente perfecta y feliz y todo es
mentira, una máscara completa el tipo. Al
final parece que lo mejor es mantenerse
soltera como Noelia.
—Bueno, pero aún queda Inés que aunque con
sus altas y bajas conserva el matrimonio y ha
sabido resolver sus problemas y seguir
adelante.
—Al final, si hacemos un resumen de lo que
son las parejas y los matrimonios que tenemos
alrededor, lo que puedo sacar como
conclusión es que los hombres son una
porquería y a veces las mujeres también
porque no comentamos el caso de Nancy que
tiene al pobre esposo como si fuera un
195
muñeco de trapo: no lo atiende, no le hace
cariño, lo ridiculiza delante de todos los
demás y el pendejo se las aguanta todas.
—Lo único que se me ocurre es pensar que la
tipa se transforma en una prostituta cuando
está en la cama porque esa es la única
explicación que yo le veo para que el pobre
hombre siga casado con la serpiente venenosa
esa.
—Jajajajaja— se ríe Barbarita y agrega — Si
alguien te oyera no creería jamás que estás
hablando de una amiga.
—Es que yo no me estoy refiriendo a ella
como amiga porque en ese aspecto es
maravillosa y no me puedo quejar, pero ya se
lo he dicho bastante que se pasa de serpiente
tratando a ese hombre así y que el día menos
196
pensado el pobrecito va a explotar y la va a
dejar abandonada y sola.
—Si es verdad, yo también la he aconsejado y
ella dice que no lo trata tan mal y que a él le
gusta que lo traten así.
—Eso es lo que ella cree, la mala suerte de él
es que toda la familia vive fuera del país y no
tiene a donde correr, pero estoy segura de que
el día que le pase por delante una buena mujer
que lo quiera bien y lo trate con cariño, otra
será la historia y Nancy se va a arrepentir.
— Lo malo que ella tiene es que siempre cree
que hace lo correcto y no acepta los errores
que comete, además dice que después de
veinticinco años los dos están muy
acostumbrados el uno al otro, nunca se van a
divorciar y que ella se casó con un único
hombre para toda la vida.
197
—Y es que ni siquiera se ve en mi espejo que
mandé un matrimonio del mismo tiempo a la
basura y ni dudé en hacerlo el día que ya no
aguantaba más.
—Pero yoimagínate esto es algo totalmente
diferente, absurdo, inaudito. Te juro que si no
fuese por mis hijos me quedo eternamente
aquí en este Paraíso, pero no quiero arruinar tu
luna de miel, amiga, en dos días me regreso a
enfrentar el “Sunami” que me espera en mi
casa. Quisiera no verlo más y que este asco y
este odio que siento, me den la fuerza para
seguir adelante.
Gracias a Dios que siempre fui una
mujer trabajadora y decidida, a pesar de todas
las veces que me pidió que no trabajara
porque él tenía suficiente para todos y le
sobraba.
198
Nunca pensé que entre nosotros algo malo
podía suceder, pero al ver los matrimonios a
mi alrededor y las cosas que le sucedía a mis
amigas siempre pensé que no debía confiar
cien por ciento en que mi relación sería eterna,
pero lo menos que me imaginé es que mi rival
iba a ser un hombre. ¡Qué porquería, que
asco!
—Ay, amiga, lo único que se me ocurre es
pedirte es que cuando llegues a Buenos Aires
de una vez te busques un Psiquiatra para ti y
tus hijos porque no creo que por si solos
puedan superar este duro golpe.
—Tienes razón y aunque siempre he pensado
que esa gente es mas loca que resto de la
humanidad, creo que esta situación requiere
de ayuda profesional.
199
Finalmente Barbarita regresó a su casa
y Marcela siguió con su vida ideal, al lado de
su buen compañero John quien pasó de ser un
gran sacerdote a no menos maravilloso
compañero.
200
CAPITULO 14
FLOR
Entre los tres: John, su hermano
Johnny y Marcela se encargaron de tal manera
de los turistas que pronto se hicieron muy
famosos por el tipo de turismo que ofrecieron.
No sólo se dedicaron a hacerles conocer a las
personas los rincones más remotos de la selva
a través de sus paseos tradicionales en
“curiaras” por los ríos sino que les daban
clases de cocina venezolana, de los dialectos
indígenas y también de manualidades con los
materiales típicos de la región. Hasta
enseñaban la técnica de los indios Waraos
para hacer sus casas con una palma llamada
tamiche.
201
Así los turistas, no sólo se iban con la
imagen de esos lindos y paradisíacos paisajes,
sino con una cultura de una parte de
Venezuela tan peculiar y diferente al resto del
país. Pero como nada es perfecto, siempre
algo sucede para que la armonía de la vida de
un momento a otro se transforme en
desequilibrio.
Marcela comienza a notar que John
cambia su actitud dedicándose a los turistas
más tiempo del que le dedica a ella. Esto
llama su atención y le dice que es lindo el
trabajo que hacen, pero que todo tiene su
límite y que él debe de controlarse y volver a
ser el mismo que la recibió la primera vez que
llegó y cuando regresaron de Buenos Aires.
John le dice que está exagerando y que
deben aprovechar al máximo la época alta, ya
202
que llegarán meses que si aparecen diez o
veinte personas es mucho. Pero la realidad es
que a John se le ha abierto un mundo de
posibilidades con “las turistas” y él está
aprovechando a todas aquellas que de manera
muy atrevida se le acercan para pedirle
“turismo sexual”.
Una turista en especial, decide
quedarse en el campamento porque queda
enamorada de la regióny de John también,
así que con la excusa de contratarlo para que
le haga conocer la fauna y la flora del lugar,
pasa muchas horas junto a él durante varios
días. Su nombre es Flor, una linda jóven del
estado Mérida, estudiante de Biología en la
Universidad de los Andes.
Como buen anfitrión, John le pide a
Marcela que prepare algo de comida
203
Argentina para invitarla a cenary para que le
converse a la muchacha acerca del tema que le
interesa, ya que Marcela conoce muy bien la
fauna y flora del lugar, aun antes de llegar al
campamento porque la estudió a través de la
Internet. Marcela piensa que es muy buena
idea conversar con Flor y hacerle saber de
todo lo maravilloso que alberga la selva en su
vientre.
Pero la situación es un tanto incómoda
porque la invitada se muestra como una
persona muy tímida e introvertida a quien hay
que sacarle las palabras con cuchara. Habla
muy poco, mantiene la mirada en la comida o
en la mesa y cuando alza la vista es sólo para
contemplar esos paisajes de Argentina que
decoran la casa de Marcela y John.
204
Él se siente un poco incómodo porque
Flor sólo se concreta a decir “si” o “no” a las
preguntas de ellos. Marcela y John se miran
como preguntándose: — ¿Qué le pasa a esta
muchacha?— Ellos tratan de hablar de
diferentes temas a ver con cual Flor se anima
a dar su opinión, pero nada da resultado ya
que ella continúa en la misma actitud.
Hasta se les es difícil dar por
terminada la reunión porque ella ni siquiera
pide permiso para levantarse de la mesa o
retirarse hasta que John sugiere salir a caminar
por los alrededores para que ella conozca.
Marcela aliviada de sacarsela de encima, le
dice a John que se adelanten los dos mientras
ella recoge la mesa y lava los platos de la
cena. Pero es otra la actitud que tiene Flor al
quedarse sola con John fuera de la casa.
205
— ¿Entonces esta señora es su famosa
esposita?
—Sí, ¿Que te pareció?
—Pues un poco vieja para usted
—Son sólo diez años, Flor y la verdad es que
nosotros nos llevamos tan bien que ni notamos
la diferencia.
—Ella con mucha picardía y pasándole la
mano por el pecho a John le pregunta.
— ¿Y a usted no le llama la atención alguien
menor?
John se siente halagado por la
insinuación y le contesta:
—Es que yo no veo a las mujeres por su edad
sino por su belleza, sobre todo por la
espiritual.
— ¿Y qué le parezco yo?
206
Flor da una vuelta para seguir
tentándolo con su cintura de avista, su bien
definidos y voluptuosos glúteos y unos pechos
grandes y parados, John traga grueso y casi se
le sale la baba mientras ella modela ante sus
ojos; y sin poder aguantarse la toma con
fuerza y malicia entre sus brazos y le da un
beso que casi la ahoga.
—Uf, ¿No y que usted era cura?
—Y tú una mosquita muerta ¿No? Desde que
llegaste me andas tentando y esa noche
cuando me viste que salí de la oficina de
noche te desvestiste y te metiste al río desnuda
a sabiendas de que yo te estaba mirando
¿Verdad, acaso crees que soy de piedra?
Besándola y manoseándola comienza a
quitarle la ropa que lleva puesta y totalmente
207
excitado la lleva a un rincón oscuro y ahí se
desviste y la posee como un potro desbocado.
—Así me gustan los hombres: fogosos,
desesperados, así te quería ver curita,
deseándome y dentro de mi, como un animal
de la selva.
—Y tú eres una rica flor, una tentación
demasiado grande para dejar pasar. Ya me
había aguantado demasiado de no chuparte
esos senos que llevas casi al aire, de tocar esas
nalgas que de un lado a otro mueves con
exageración para que yo te vea cada vez que
estás frente a mi. Yo soy un hombre, mosquita
muerta, no un cura ¿Sabes?
Y así Flor y John acaban una y otra
vez hasta darse cuenta de que se
desconectaron del mundo han pasado dos
horas. John escucha que Marcela lo llama y se
208
viste rápidamente, sale corriendo y se acuesta
frente al río haciéndiole creer que se quedó
dormido donde Marcela lo encuentra.
Pero mi amor, cómo te quedaste
dormido aquí, ya está haciendo frío y hay
muchos zancudos.
—Uy, ¿Qué hora es? Me recosté un rato para
disfrutar del aire fresco y de las estrellas tan
lindas que hay en cielo y de repente me dio
mucho sueño.
—Uhm— bosteza John y le dice a Marcela:
— ¿Por qué no aprovechamos y nos metemos
un ratico al río?
Y ahí bajo la mirada atenta de Flor,
John desviste a su mujer despacio y la va
besando y acariciando a sabiendas de que ella
está escondida observándolos. Luego se
desviste él, da una vuelta para que las dos lo
209
vean y se sumerge en el río con Marcela. Se
besan apasionadamente y hacen el amor bajo
la luna, las estrellas y la mirada de Flor.
— ¿¡Y este curita qué se cree!?— piensa Flor
—¿Cómo se le ocurre hacer eso sabiendo que
estoy aquí escondida? Pero me las va a pagar.
Al día siguiente es Sábado, Marcela se
queda en la casa limpiando y John se va a la
oficina a recibir unos turistas que llegan a
pasar el fin de semana. Como el río queda
frente a la oficina, Flor se pone el traje de
baño mas sexy que tiene, un hilo dental que
no le deja nada a la imaginación porque lo
muestra todo. John al verla enloquece de las
ganas, pero debe arreglar algunas cosas antes
de que lleguen los turistas.
Flor se quita un pañuelo que lleva
amarrado a la cintura y lentamente entra al
210
agua, dándole la espalda a John a quien le es
imposible concentrarse en su trabajo con la
tentación en frente.
— ¡Gocha sucia! me las vas a pagar.
Ardiendo en deseos, John va al baño y se echa
un poco de agua fría para calmarse y trata de
ya no verla mas para terminar de hacer su
trabajo cuando llega el grupo de turistas con
Johnny.
John les da la bienvenida, les entrega
las planillas que deben llenar, las llaves de las
habitaciones y le pide a su hermano que los
acompañe mientras él va a la cocina
asegurarse de que ya este listo el desayuno
para los recién llegados.
Flor sale del río y todos los hombres
que acaban de llegar voltean a ver a la
tremenda mujer que camina hacia la arena y
211
se sienta a untarse el bronceador .Al
percatarse de las miradas y sabiendo que uno
de los hombres que la observa es John, se
pone la crema con malicia, acariciándose los
hombros, los brazos, la cintura, las piernas y
uno de los turistas comenta:
— ¡Que hembra! por fin veo con mis propios
ojos la verdad de que la mujer venezolana es
la más bella del mundo— Y del universo
también— aclara John. —¿Usted sabe que
Venezuela es el único país del mundo que
tiene tres Miss Universo y tres Miss Mundo, y
por eso aparece en el Record Guiness?
— ¡Oh! No lo sabía pero si escuché que las
mujeres de aquí son preciosas.
—Y para muestra un botón— John señala a la
bella Flor y les dice a los turistas
—Disfruten del panorama.
212
Después del desayuno y de un breve
paseo a los alrededores del campamento, John
le dice a su hermano que se quede el resto del
tiempo que falta con los turistas porque él
tiene algo importante que hacer.
—Está bien hermano, no te preocupes que yo
me encargo.
John corre hasta la cabaña de Flor y le
toca la puerta.
— ¡Pasa! Le grita ella desde adentro.
Abre la puerta y ve que Flor está
encima de su cama casi desnuda con un baby-
doll transparente que deja ver todo su hermoso
cuerpo.
—Te estaba esperado— John cierra la puerta
y sin decir palabra se le acerca y mete sus
manos debajo de la baby-doll para tocar sus
pezones y besarla a la misma vez y así, otra
213
vez, cae rendido en ese cuerpo de la mujer que
lo tiene loco de deseo.
Al terminar ese momento de tanta
satisfacción John se viste y le dice:
—Te agradezco que no vuelvas a bañarte
frente a mi oficina, el río es muy grande y
puedes hacerlo con toda libertad donde yo no
te vea.
— ¿Y qué sentido tiene irme a otro lugar si te
quiero ver cuando trabajas ya que de noche no
puedes estar conmigo?
— ¿Es que a caso tienes ojos en las nalgas?
Porque tú estabas en todo momento de espalda
— ¡Ay bobito! No te molestes, está bien, me
iré a otro lado cuando quiera refrescarme,
—Es que acostumbrada al rico frío del
Páramo, aquí siento que me estoy derritiendo
de tanto calor.
214
—Y yo también gochita, ya estoy
acostumbrado al calor pero tú me estás
quemando —Entonces quédate un rato más—
Así de nuevo John se olvida de la hora y se
queda dormido en la cama con Flor.
Al ver que John no regresa, Marcela
supone que debe estar en la oficina y va para
allá a buscarlo.
Pero es a Johnny el único que
encuentra.
—Hola, cuñado ¿Qué tal estuvo el día hoy con
los nuevos turistas?
—Muy bien Marcelita, les gustó bastante el
paseo.
—Y ¿John?
—No está aquí, en la tarde me dijo que tenía
algo importante que hacer y me dejó con los
turistas hasta ahorita.
215
—Que raro— se extraña Marcela —A mi no
me dijo nada. Bueno, voy a aprovechar para
ver mis e-mails.
Al abrir el portal de Hotmail, Marcela
enseguida cierra para que su cuñado no se de
cuenta de que tiene unos cuantos e-mails de su
amigo Gilbert, así que para disimular abre
otro mail donde él no le escribe y revisa lo
poco que ahí tiene.
—Marcela, disculpa que te deje sola, pero ya
me quiero ir a descansar nos vemos mañana
¿Ok?
—Si, está bien Johnny, hasta mañana, que
descanses
Desesperada por ver los e-mails de
Gilbert, Marcela vuelve abrir “soloparati” y
comienza a leer:
Marcela Adorada:
216
Se que debe estar feliz pero quiero
que sepas que hasta el día de mi muerte
esperaré a que suceda un milagro y vuelvas
a mi.
Marcela de mi alma:
No se salen de mi mente ni de mi
corazón los seis felices meses que pasé
contigo en la computadora y muchísimo
menos ese fin de semana.
Mi reina:
Quiero ver tus ojos, besar tus labios,
tocar tu piel y hacerte el amor, eres la
mujer más especial que he tenido en mi
vida.
Love ypu for ever
Gil
217
Al regresarse a la casa John ve que la
luz de la oficina está prendida y se acerca a
apagarla porque cree que su hermano se fue y
no la apagó; pero cuando ve a Marcela
adentro, se devuelve y sin hacer ruido va
corriendo hacia la casa y se acuesta en la cama
mientras que ella llega.
Marcela por su parte siente mucha
emoción por lo que está leyendo pero decide
no leer más porque no quiere complicarse la
vida acercándose otra vez a Gil.
—Pobrecito, me doy cuenta que le hago
mucha falta, pero no puedo caer otra vez en
tentación .
Al llegara a su casa él la recibe con
una sonrisa, la besa y la abraza.
— ¿Y dónde estabas padre John?
—Aquí, mi amor tengo rato esperándote.
218
—Pero no hace ni media hora que fui a la
oficina a buscarte y no estabas.
— ¡Ah! Es que uno de los turistas quiso que
lo llevara a visitar la Aldea Pemón y me fui
con él hasta allá, nos pusimos a conversar y tú
sabes como son ellos cuando llega un turista,
hasta que no le venden todo lo que hacen ahí,
no los dejan ir.
—Si, eso si de verdad.
Pasaron los días y cada vez eran más
las excusas de John y los inventos a paseos
que no estaban programados.
—¿En ese lugar tan pequeño qué puede estar
haciendo John?— se pregunta Marcela y ella
misma se da la excusa de que John se ha
vuelto un adicto al trabajo.
219
Para llenar el vacío de las horas a
solas, Marcela vuelve a la computadora a
responder los e-mails de Gilbert.
Mi adorado gringuito
Disculpa que no te haya respondido,
es que ahora soy una empresaria y tengo
una agencia de turismo en la selva donde
vivo, pero siempre te recuerdo y al igual
que tú, no me olvido de nada, te llevo
tatuado en mi corazón.
Gilbert no puede creer que Marcela le
ha respondido y llora de la felicidad al leer su
e-mail.
¡Marcela, Marcela mía! Gracias por
responderme, no te imaginas lo vacío que
me he sentido sin ti, por favor, no te alejes
más, déjame saber de ti y quererte como tú
220
lo desees: cerca o lejos pero juntos, eres mi
Marcela del Alma.
Marcela responde:
Está bien mi Gil, yo también deseo
volver a comunicarme contigo, pero no nos
hagamos promesas, ni ilusiones, sólo
disfrutemos de las palabras y los cariños, el
resto de la historia que la escriba Dios.
Así Marcela y Gilbert vuelven a pasar
horas frente al Chat, mientras que John se
distrae con los turistas y Flor quien cada día lo
espera desnuda en su cama.
Una noche John llega temprano porque
está cansado y Marcela le pide que hablen.
— ¿De qué mi amor? Estoy demasiado
cansado y necesito reponerme para volver al
trabajo mañana, déjalo para otro día.
221
— ¿Para cuándo John, tú crees que yo no me
he dado cuenta que algo te está pasando? Ya
tienes meses que prácticamente me ignoras,
no quieres hacer el amor conmigo, inventas
paseos para los turistas que no hemos
programado y no me explico a dónde los
llevas porque cuando aquí oscurece no hay
nada que hacer.
Ya hacen dos meses que acabó la
temporada alta y tú sigues con tu enfermedad
de trabajar hasta en lo que no hay.
— ¡Ay! Marcela no estés inventando y déjame
dormir en paz.
Al oír esta respuesta Marcela siente
que ese hombre no es ni la sombra del padre
John ni el que la fue a rescatar de la depresión
por la muerte de su hija y mucho menos el
hombre amable y cariñoso que le arregló su
222
lindo nido de amor y le puso a su compañía el
nombre de “la madre Marcela”.
Le parece estar viviendo de nuevo las
actitudes del padre de sus hijos pero se
pregunta con quién va a estar John en esa
selva, así que decide cerrar los ojos y pensar
en Gil para no ponerse a llorar de lo sola que
se siente.
223
CAPITULO 15
OTRA INFIDELIDAD
Aun despierta pero con los ojos
cerrados y dándole la espalda a John, Marcela
siente que están lanzando algo a la ventana
pero es John quien rápidamente se levanta y
sale a ver quién es.
Marcela tiene el presentimiento de que
él anda en algo extraño y se hace la dormida,
pero se va detrás y lo ve cuando agarra a Flor
de un brazo y la aleja de la casa llevándola a
un matorral oscuro.
—Dios mío, no puede ser ¿John y Flor?
Marcela también se acerca a los
matorrales y ve como los dos se besan y se
desvisten; no les dice nada, por el contrario
regresa a su casa y pone en una maleta toda su
224
ropa. Cuando John vuelve le pregunta qué está
haciendo.
—No te reconozco John, pero tampoco te voy
a hacer una escena ni quiero que tú me digas
nada.
— ¿Qué te pasa por qué estás haciendo tus
maletas?
—¡No me trates como una estúpida que te vi
con Flor y no quiero saber mas nada de ti!—
grita Marcela
— Las cosas no son lo que tú crees, mi amor
— ¿Y cómo son John, tú pretendes que yo
vuelva a hacerme la de la vista gorda y siga
con esta hipocresía como lo hice durante
veinticinco años? No John, ya no soy la
pendeja de antes y no me gusta ser el adorno
de nadie.
225
—Lo siento Marcela, yo no te he dicho que te
vayas, es tu decisión.
—Si, John, esta es mi decisión.
—Lo único que puedo decirte es que no te
hagas la victima porque yo hice todo para que
fueras feliz, pero desde que apareció el
susodicho de la computadora cambiaste tu
actitud conmigo y ya no fuiste la misma. Yo
creo que siempre estuviste enamorada de él y
te quedaste conmigo por compasión, por todas
las cosas buenas que hice por ti, pero no soy
tonto y me di cuenta. Tú tampoco fuiste
sincera conmigo y yo encontré quien me
prestará más atención que tú. Vete con el tal
Gilbert y se feliz, que al final para eso es la
vida.
226
CAPÌTULO 14
EN BUENOS AIRES OTRA VEZ
Marcela deja atrás el sueño de hadas
que tenía para volver con su hijo, quien la
recibe con la sorpresa de que le acaba de nacer
una nieta, Silvia Valentina.
En medio de la rabia y la impotencia
que siente Marcela está inmensamente feliz de
este regalo que la vida le ha dado.
—Pero hijo ¿Por qué no me dijiste nada? — le
pregunta a Marcelo.
—Es que quería darte la sorpresa y llevártela
allá, pero tú te me adelantaste.
—¿Y qué pasó con John dónde está?
—No resultó hijo, ya todo se acabó
227
— ¡Oh! mami, cuanto lo siento, pero me
imaginaba que eso iba ser así, con la pinta que
tiene el curita ese ¿Cómo no se iba a
descarrilar después de tanto sacrificio? Yo no
quise decirte nada porque a veces las cosas no
son como uno las piensa pero esas relaciones
donde la mujer es mayor rara vez terminan
bien.
—La verdad es que nunca pensé que iba a
morir en los brazos de John, pero quise probar
porque sentía que él era un hombre especial y
diferente a los demás por el mismo hecho de
haber sido sacerdote, pero eso de suprimir las
necesidades trae sus consecuencias y él se
descontroló totalmente, me parece que quiso
explotar su sexualidad por todo el tiempo que
se tuvo que aguantar. Pero no creas que me
siento tan mal hijito, para mi esto ha sido una
228
experiencia y ¡ya! Imagínate la felicidad que
siento ahora teniendo una nieta, creo que este
despecho que siento me va a durar una
semana.
Marcela agarra a su nieta, la abraza, la
besa, la acaricia y le dice:
—Silvia Valentina yo soy tu abuelita y te
amo.
Los días de abuela son una aventura
para ella y ahora de vuelta en su país, el sueño
de la selva pasa a ser el pasado porque el
futuro ahora es estar cerca de Silvia Valentina
y verla crecer. Pero hay alguien que aún le
manda e-mails y no pierde las esperanzas.
Marcela pasa un día entero pensando
meterse a la computadora de nuevo y
profundizar esos e-mails que sólo ha
respondido con escasas palabras para no
229
comprometer de nuevo sus sentimientos. Pero
ya está decida, esta vez será “o todo o nada” y
se da a ella misma el limite de seis meses para
que Gilbert se venga a vivir con ella
Dear Gil:
Aunque te parezca algo insólito y
descabellado, estoy de vuelta en mi país y
no pienso regresar a la selva. La relación
que tuve con un hombre diez años menor
que yo, no resultó y decidí cortarla antes de
correr la misma mala suerte que con el
padre de mis hijos.
Pero lo más importante que me
sucede ahora es que me conseguí con la
sorpresa más bella que jamás pude
imaginar. Tengo una nieta recién nacida.
Se llama Silvia Valentina y es una belleza
230
de bebé. Estoy demasiado feliz y quiero
compartir contigo lo que ahora siento.
No se si aún esperas por mi, no se si
ahora estás decidido a rehacer tu vida
conmigo y tampoco se si me tienes
confianza para creer que si estoy dispuesta
a ser feliz contigo, pero aquí estoy ¿Estas tú
ahí aún? Sólo te puedo decir que el tiempo
y Dios decidirán qué será de nuestras vidas
de ahora en adelante.
No olvides que él también dijo:
Ayúdate que yo te ayudare. Si tu deseo es
dejar el pasado atrás y ser feliz, esa es tú
decisión y tú solo tú debes luchar para que
eso sea así. No me des una respuesta hora,
no me digas que vas a salir volando para
acá ni que nunca jamás creerás en mí de
231
nuevo. Piensa y medita, la vida es corta y
hay que vivirla de la mejor manera.
I love you
Marcela
Al terminar de escribir este e-mail,
Marcela llama a Barbarita para decirle que
está de regreso.
—Amiga, que sorpresa, es decir, que ya sabes
que eres abuela— pregunta Barbarita.
— ¿Y tú también lo sabías y no me lo dijiste,
mala amiga?— reclama Marcela
—Es que las sorpresas no se dicen, yo
pensaba enviarte un e-mail, pero tu hijo me lo
prohibió
232
—Está bien, está bien, pero dime ¿Cómo
estás?
—A pesar de todo mucho mejor, pero prefiero
que hablemos personalmente
— ¿Será posible que nos reunamos todas las
amigas?— pregunta Marcela
—Si, muy buena idea, como en los viejos
tiempos, hacemos nuestras terapias de grupo y
cada quien desahoga sus penas.
Pero no terminan de hablar cuando
suena el celular de Marcela, es Gilbert quien
llora de la emoción por el e-mail que su
amada le mandado.
—Mi amor, yo no tengo nada que pensar ni
meditar. Te dije mil veces que te esperaría y
aquí estoy.
Así Gilbert y Marcela reanudan su
romace cibernético.
233
CAPITULO 17
HISTORIAS DE MUJERES
El siguiente fin de semana. Marcela,
Barbarita, Noelia, Nancy, Inés, Patricia y
María Graciela se reúnen después de mucho
tiempo.
Parecen las mismas jovencitas de
primaria y bachillerato como si aún están en el
colegio. Se ríen, se cuentan las anécdotas de
su infancia y su juventud, se acuerdan de los
primeros amores, de las escapadas y mentiras
que le contaban a sus padres para salir con los
noviecitos.
—La única tonta era yo—aclara Marcela —
como mi abuela siempre me decía que “por la
verdad murió Cristo”, me perdí de todas esas
aventuras de ustedes por hacerle caso a ella.
234
Además yo era muy cobarde y con ese
carácter de mi papá prefería quedarme
encerrada a que me descubriera en algo,
porque él nunca me puso un dedo encima pero
cuando se enfurecía se transformaba en Hulk
y eso era peor que cualquier otra cosa.
—Yo si gocé al máximo de esas escapadas y
esos embustes, — aclara Inés, — ¿Se
acuerdan cuando fumábamos? Sentíamos que
era como drogarnos ¡eso era gravísimo! Y
pensar que hoy en día los jóvenes creen que es
tan sano como comer un caramelo.
—Pero para mi— dice Patricia, —la osadía
era que mi novio me rozará los senos por
encima de la chaqueta.
—Jajajajajaja— se ríen todas a la vez y la
única soltera, Noelia, le dice:
235
—Tú si eras bien mojigata de verdad, a mi
hasta me las llegaron a chupar y no medio ni
el menor remordimiento.
— Hay Que ver que ustedes si son putas—
dice Nancy en un tono de crítica
—Aprendan a mí que llegué virgen al
matrimonio, tuve y tendré un único hombre.
—Jajajajajaja— se ríen todas a la vez y se
miran las caras, pero finalmente es Inés quien
habla: —Amiga ¿Tú crees qué nosotras no
nos percatamos de que tu hijito mayor nació
seis meses después de la boda? Lo que pasa es
que no te dijimos nada porque como lo
ocultaste no quisimos avergonzarte, pero nos
vas a venir con ese cuento después de tantos
años siendo amigas y estando casada.
Nancy visiblemente nerviosa dice:
236
—No, no yo no estaba embrazada, mi hijo fue
prematuro.
—Pero deja ya de tapar la cosa que no
estamos en la época de la colonia— Noelia le
reclama —Tú te la has dado siempre de que
eres la santita y eso es estúpido porque yo
que tuve varios novios y amantes creo que lo
peor que puede hacer una mujer es acostarse
con un solo hombre. ¿Cuántos matrimonios
se hubiesen salvado si antes las mujeres
hubiesen tenido la libertad que siempre han
tenido los hombres de acostarse con cuanta
mujer les pasa por delante?
— ¡Ah! Pero nosotras no por que las mujeres
son putas si hacen eso— dice Barbarita— en
cambio el hombre que no se acuesta con diez
antes de casarse es un marico.
—Si así es — agrega Marcela
237
— Y les digo que es muy triste el problema de
la represión sexual— comenta Barbarita—
porque con este lío de Angel, él abrió su
corazón y me confesó que cuando su papá se
dio cuenta de que a él le gustaban los hombre
lo obligó a casarse y además le dijo que trata
de tener muchos hijos para que nadie
sospechara que era así. Se imaginarán que el
bochorno más grande para un militar es que
alguien sepa que un hijo es homosexual.
Imagínense, yo corrí peligro al
dejarme hacer cuatro cesáreas por el afán de él
de tener hijos hasta que el médico lo
convenció de firmar el permiso para ligarme
porque le dijo que una cesárea mas me
pondría en peligro de muerte.
—Dichosa tú que arriesgando tu vida, pudiste
tener cuatro hijos, yo hubiese dado hasta lo
238
que no tengo porque Dios me diera la
felicidad de poder aunque sea de tener uno
solo — Agrega Noelia. —Y la peor parte de
mi problema fue culpa de mi mamá, me cansé
de decirle que me llevará al médico porque no
me venía la menstruación. Mis senos crecían,
me salían vellos y todas ustedes me
envidiaban porque yo nunca andaba con el
problema de que si me manchaba o si se me
acababan las toallas sanitarias.
Ustedes me decían que yo tenía mucha
suerte de no tener la regla y hasta me
envidiaban por eso: a mi al principio me
parecía buenísimo porque me daba cuenta que
algunas lloraban con los dolores de vientre,
pero cuando tenía dieciséis años y nada me
venía, le volví a decir a mi mamá y para ella
239
eso era como si yo le hablaba de que me dolía
una muela.
—Ya era tarde cuando a los veintidós años me
fui a controlar ¿Se acuerdan del primer novio
qué tuve? Él fue muy lindo, yo me enamoré
demasiado de él y le conté mi problema.
Se quedó aterrado de que nunca mi
mamá hizo nada y enseguida me llevó al
especialista en problemas de fertilidad. Ahí se
descubrió que tengo infantilismo uterino y el
médico me mandó un tratamiento con
hormonas y fue la época en que me puse
gorda y malhumorada.
Pero eso no funcionó y cambié de
médico, éste mi hizo unas pruebas y me dijo
que no había remedio porque mis ovarios no
funcionaban, así que con mucho dolor me
tuve que resignar a no ser madre.
240
—¿No te has dado cuenta de que el dicho “A
quien Dios no le da hijos, el diablo le da
sobrinos” es cierto? A falta de eso has
disfrutado y cuidado a nuestros hijos —aclara
María Graciela.
—Es verdad— agrega Barbarita—Yo he sido
la más beneficiada de eso porque siendo tan
parrandera he podido contar contigo para
continuar con mis farras, como si fuese una
adolescente, mientras tú con tanto amor me
hacías el favor de quedarte con mis hijitos.
—Aunque lo más importante— le comenta
Patricia, — es que todos ellos te adoran y
hablan de ti como si fueras su mamá.
Con lágrimas en los ojos, Noelia les
dice a sus amigas:
—Tienen razón, y lo más lindo es ser la
madrina de uno de los hijos de cada una, eso
241
es demasiado importante para mí y toda la
vida se los agradeceré.
Todas la abrazan y le agradecen por
ser una maravillosa amiga y una madrina tan
abnegada. Enseguida María Graciela rompe el
hielo y dice:
—Bueno, ahora déjeme hablar a mí por favor,
tengo que darles una noticia: ¿A qué no
adivinan con quién estoy saliendo?
—Ni idea— dicen todas.
—Nada más y nada menos que con el profesor
Morillo.
— ¿Queeeeeeeé?— Gritan todas a la vez.
— ¿Estas loca?— le dice Patricia: — ¿Ese
gordo tan horrible y antipático?
—No, él no es así, no se imagina que diferente
es conmigo. Es cariñoso, amable, todo un
242
caballero. Él es el hombre con quien soñé
toda la vida
Todo lo que dice María Graciela no es
más que la ilusión de una mujer que después
de diez años de casada con un patán, se
consigue a otro que le da cariño y atenciones y
cae rendida a sus pies.
Al cabo de pocos meses está obstinada
del profesor Morillo y no encuentra la manera
de quitárselo de encima, pero como se da
cuenta de que él está perdidamente
enamorado, se aprovecha para que le pague
las facturas de luz, teléfono y otras más,
porque ella se quedó sin trabajo. Lo busca
cuando se le daña el carro y no tiene dinero
para mandarlo a arreglar; y por supuesto
cuando arde ganas y necesita un hombre para
desahogarse.
243
María Graciela ya hasta se cansa de
llamarlo y una vez que consigue trabajo, le
dice que quiere estar sola porque se siente
confundida y necesita pensar en el futuro de
esa relación.
—Aprovechando todo lo que estamos
hablando quiero contarles una historia de mi
prima Beatriz— comenta Marcela— mis tíos
eran muy racistas y justamente se enamoró de
un muchacho de color y no hubo manera de
que la dejasen casar con él, hasta se fueron de
la ciudad donde vivían para que no se vieran
más.
Al final Beatriz tuvo varios novios
hasta que se casó con un hombre muy bueno y
tuvieron tres hijos. Después de quince años mi
prima se encuentra al ex-novio y los dos
enloquecen, más ella que hasta estaba
244
dispuesta a dejar su matrimonio por él. Yo fui
su alcahueta y varias veces la busqué en su
casa para hacerles creer al esposo y a los hijos
que era conmigo con quien ella salía, pero yo
la llevaba con el amante.
Así pasaron no se cuantos meses, y él
le pedía que esperara porque no era fácil dejar
un matrimonio de la noche a la mañana, pero
resultó que la esposa de él los descubrió, y
hasta averiguó donde vivía mi prima y fue a
hablar con el esposo de ella.
Pues el tonto, en vez de separarse de
mi prima o molestarse, cuando ella llegó a la
casa, él se puso a llorar y le rogó que no lo
dejara, hasta los hijos le reclamaron a la mamá
y se molestaron con ella.
Pero Beatriz les contó la historia y les
dijo que nunca dejó de amar a este hombre y
245
que si se decidía ella se divorciaba y se iba
con él. Después de esto mi prima presionó al
ex novio para que se divorciara y él le dijo
que no podía hacerlo porque estaba esperando
un ascenso en su trabajo y si se divorciaba no
se lo iban a dar ¿Qué les parece?
— ¡Buuuu! — pitaron todas las amigas y
María Graciela comentó
—Eso le pasa por haberse metido con un
hombre casado y peor siendo ella casada
también. Es que son demasiado ilusas las
mujeres que se fijan en esos hombres. Ellos
son muy cómodos y no se divorcian porque
enfrentarse a los hijos, hacer las maletas e irse
es extremadamente complicado.
De nada le sirvió a María Graciela
criticar todas las historias o experiencias de
sus amigas o de las demás mujeres que allí se
246
encontraban porque al estar sola y
desesperada por tener novio, se le acercó
precisamente un hombre casado y era tan
bello e inteligente que María Graciela no pudo
resistirse y comenzó a salir con él.
Lo peor del caso es que no sólo era
bello e inteligente pero muy mujeriego y
María Graciela juraba que esa era la primera
vez que él le era infiel a la esposa. Además
ella hizo cosas muy feas como pedirle delante
de la esposa que la llevará a su casa porque se
le había accidentado el carro, aprovechándose
de que esa pareja era amiga de Noelia.
El día que se descubre el “affaire” sus
amigas le dan la espalda y ella se molesta
muchísimo, pero a la larga se da cuenta que
este hombre es sólo un picaflor y que no
puede esperar nada de él.
247
Así se acerca de nuevo a sus amigas y
les pide disculpas por todas esas críticas que
ella siempre hizo a todas estas historias de
mujeres.
— Y hablando de todo, Marcela, tengo mucha
curiosidad de saber cómo puedes llevar una
relación por internet— pregunta Inés
.—Si no lo sabré yo— Comenta Barbarita —
Esta mujer me ha hecho recorrer todo Buenos
Aires en el carro mientras ella anda como una
reportera de televisión explicándole todos los
detalles de las calles, las autopistas, farmacias,
cines, galerías y hasta nos hemos metido en
restaurantes de comida típica para que ella
filme y tome fotos de las delicias
grastronómicas de nuestro país.
248
—Y fíjate que me ha servido de mucho
porque ese hombre está cada día mas
enamorado por lo detallista que soy yo.
— ¿Detallista? lo que eres una vaga sin oficio
— comenta María Graciela— porque andar
con una cámara en el hombro y rodando por
toda la ciudad sin ser reportera, no tiene nada
de detallista
—Pues, para que veas que eso si es un detalle,
María Graciela, lo que pasa es que si tu vida
consiste en ir a la peluquería, comprarte la
ropa de última moda para irla a lucir en la
Iglesia los domingos, tú definitivamente, no
sabes de detalles.
—Ustedes están muy ocupadas hablando de
las cosas que pasan entre las parejas, pero no
se han dado cuenta de la situación de nosotras
como mujeres— dice Nancy.
249
Todo el peso va encima de nosotras
con los hombres que tenemos que lidiar, con
la responsabilidad de los hijos: su
alimentación, educación, salud, distracción,
pero aparte de eso también tenemos que
trabajar, ocuparnos de la casa, el carro,
además mantenernos lindas, delgadas, limpias,
arregladas, elegantes. Y como si no fuera
poco, el resto de la familia nos busca para que
nos encarguemos de la mamá, el papá o la
abuela que ya no pueden vivir solos, y somos
nosotras y nadie más quienes si podemos con
todas las cargas de las cuales “debemos ser
responsables”.
—Y lo peor es que si nos negamos a que nos
entreguen una responsabilidad más,
resultamos ser las malas, las irresponsables y
250
las que no queremos colaborar— agrega
Patricia
—Si, es realmente injusto que mientras más
das, mas te exigen, mas te critican y menos te
consideran. Y el día que por recargarte de
estrés te de algo y te tienen que internar en
una clínica ahí si eres pobrecita y sale alguien
más a ayudar — comenta Barbarita.
Y eso sin tomar en cuenta que
económicamente hay que también tener para
todo y para todos, porque si tienes un negocio
o te vistes bien, te sobran los que te buscan
para pedirte prestado y si no prestas te tildan
de tacaña; no se dan cuenta que tener un
negocio no es ser millonaria sino tratar de
aguantar cuando los días son malos y
compensarlo con los días buenos y así
mantener un equilibrio.
251
—Definitivamente hay que ser mujer para
aguantar todo lo que nosotras mismas nos
ponemos sobre los hombros más lo que los
demás quieren que nosotras hagamos—
explica Marcela.
Bueno, pero volviendo a lo que
hablábamos de la relación por Internet les voy
a leer una de las muchas que mi amorcito me
ha escrito.
252
CAPITULO 18
CARTAS DE AMOR
Mi Reina, mi amor, mi Marcela
Es de noche y estoy preparando tu
regalo de navidad, por eso te escribo un
poquito. No voy a decir nada que me duela
o te duela a ti ya que a veces nos herimos
mucho con esta situación de que estoy
casado y aún no puedo divorciarme.
Te escribo desde mi humilde hogar
de soltero, tengo una cama sencilla,
suavecita, rica, con una cobija al lado de
donde estoy escribiendo; está la mesa de
noche con un pequeña lámpara, una caja
de servilletas para limpiarme la nariz
cuando lloro por ti, un reloj despertador y
una imagen pequeña de la Virgen de Luján
253
de que me regalaste cuando nos
encontramos aquí. Ella es mi compañera,
ella sabe todo de mi y de ti, a ella le lloro, le
pido por nosotros, mas por ti y nuestros
hijos para que los cuide siempre.
Tengo una cómoda con un espejo
frente a mi cama, un televisor y del otro
lado un closet donde guardo mi ropa. Al
lado hay otro cuarto que uso como oficina,
ahí esta una máquina de calefacción y el
tanque de agua caliente, pero lo más
importante de todo lo que tengo aquí, es
una cajita con todas las cosas que me has
mandado.
No te imaginas cuanto te agradezco
todo ese cariño que me has dado a través de
esas cartas, esas fotos y esa música, las
254
cuales guardaré como un tesoro por el resto
de mi vida.
Eres la mujer más sencilla, detallista
y humana que he conocido, pero sobre
todas las cosas, eres la mujer que habita en
mi corazón y lo hace vivir y rejuvenecer
cada día; con cada letra que escribes, con
cada beso y cada gesto que veo a través de
la camarita de la PC.
Son las 12:10 de la noche, a estas
horas debes estar “roncando y babeado” y
tengo muchas ganas de llamarte para que
hagamos el amor por teléfono, pero me da
lastima despertarte además de que me
dijiste que recién levantada no sientes
ganas de hacer nada.
Aquí estoy viendo tus fotos, las beso,
las acaricio, te miro profundamente a los
255
ojitos negros tan lindos que tienes. Estás
muy elegante con el conjunto que usaste
cuando nos vimos en Miami, en otra estás
muy sexy con una minifalda, te ves
hermosa. Todas las fotos son bellas, mi
reina, como olvidar todo esto Marcelita, No
puedo, ¿Cómo alejarme de ti? ¡Imposible?
Hay otra foto en donde estás
acostada en tu cama y con el teléfono en la
mano, ahí escribiste que te la tomaste un
día después de que hicimos el amor por el
teléfono. ¡Que lastima que no estás
desnuda! Para deleitarme con tus curvas y
tu cuerpo de Diosa Griega
“You are my angel, you are my
darling. You are my friend when I need it”.
Así dice una canción: Tú eres mi ángel, tú
eres mi querida, tu eres mi amiga cuando lo
256
necesito. Aquí va algo muy lindo “solo para
ti” y deseo de todo corazón que la misma
noche de Navidad te lo pongas y lo luzcas
de delante de todos, tu familia, tus amigas,
porque va con mucho amor y si es posible
tómate una foto para yo ver como te queda.
Ahí va todo de mi, Marcelita, nunca
lo dudes, nunca jamás, lo que te mando no
vale por ser oro sino porque es mi corazón
el que te envío a través de un regalo.
Consérvalo con el mismo amor con
que te lo mando, pero no te lo pongas hasta
la Navidad y al hacerlo, piensa que soy yo
quien te lo está poniendo. He sido muy feliz
arreglando este regalito para ti, hasta las
lágrimas se me salen ¡Como te extraño!,
pero no estoy triste porque aquí voy, a
través de mi regalo. La Virgen de Luján me
257
mira y me dice: que loco eres Gilbert, estás
hablando solo y yo le respondo: Si, loco de
amor.
Te cuento algo que me pasó la
semana pasada cuando te llamé y me dijiste
que no te llamará más porque no quieres
seguir perdiendo el tiempo conmigo, me fui
al trabajo y un empleado me vio llorando,
se me acercó, me preguntó qué me pesaba
y yo estaba que explotaba por no hablar
con nadie.
Le dije que tenía el corazón roto y él
me preguntó si necesitaba hablar, yo sin
pensarlo dos veces le dije que sí, pero que
no saliera de esas cuatro paredes. Le conté
nuestra historia de amor, desde el
comienzo, hablé durante una hora sin
parar y él me miraba con asombro, tal vez
258
pensaría que a “un jefe” no podía pasarle
algo así, pero fíjate que no importa que
posición tengamos en la vida, a todos en
algún momento nos llega una pena de
amor.
Luego cuando terminé de hablar él
me dijo que mi caso es difícil, pero que siga
los latidos de mi corazón y espere que Dios
me va a ayudar a resolver todos mis
problemas y que si tú eres mi destino, como
yo lo supongo, pronto estaremos juntos.
Ahora estoy mas tranquilo y sobre
todo cuando me acabas de decir que
siempre vas a estar ahí y que no te haga
caso cuando me botes jajajaja, tú también
eres una loquita Marcelita.
Tú eres y seguirás siendo mi reina,
mi amor lindo, mi ternura, mi ángel, mi
259
luz, mi camino, te mando besos, abrazos,
caricias, miradas todo lo lindo que quiero
darte.
Tu Gilbert
Al terminar de leer todas las amigas de
Marcela se secan sus ojos y se sonríen con
cierta melancolía.
— ¡Ay amiga!— dice Maria Graciela quien es
la más llorona —Discúlpame por pensar
siempre mal de ese señor. Ahora, escuchando
todo lo que él te escribe pienso que sería muy
hipócrita si lo que dice ahí no es verdad.
—Tienes razón María Graciela— agrega
Nancy —creo que ese hombre está demasiado
enamorado y que está sufriendo tanto como tú
260
aquí, por no poder estar contigo, eso se nota
claramente en todo lo que escribe.
—La verdad es que yo siempre se lo he dicho
a Marcela— comenta Barbarita
—que espere con paciencia porque un amor
así no se consigue a la vuelta de la esquina.
—Tienes razón Barbarita— le dice Noelia —
Yo que he conocido tantos hombres, dudo
mucho que alguno me haya amado con esa
ternura. Además ya casi han pasado dos años
desde que ustedes se conocen y el tipo se
aguantó que vivieras con otro hombre después
de separarte de tu marido y ahí sigue
comunicándose contigo; además poniendo
todo su corazón en esta relación, a pesar de lo
lejos que están.
261
Por su parte, Gilbert se ha hecho muy
amigo de su empleado y le lee algunas de las
cartas que Marcela le escribe a él
Mi adorado Gilbert:
Quiero decirte que le doy infinitas
gracias a Dios por haberte puesto en mi
camino porque tú eres el mejor regalo que
he tenido en este año, de segundo pongo el
celular a través del cual puedo
comunicarme contigo todos los días y
enviarte e-mails.
También te quiero comentar que
estoy bien contenta porque siento que a
pesar de la distancia y de lo que a veces te
extraño, tú has sido capaz de llenarme de
mucho amor y paz. Pensaba que cuando
uno ama tanto a alguien, lo único que se
262
desea es que ese ser amado sea muy feliz y
esté bien.
Y lo que te puedo decir es que si mi
presencia, a pesar de la distancia, hace que
te sientas feliz, yo voy a estar ahí siempre
aunque te diga mil veces que me voy a
alejar, pero a veces estoy celosa, en el fondo
de mi corazón quisiera que Dios arreglará
las cosas para que tú y yo estemos juntos,
eso es realmente lo que quiero.
I love you
Marcela
263
CAPITULO 19
LA CONFESION DE BARBARITA
La conversación de las amigas
continúa y esta vez es Barbarita quien habla
porque necesita revelar un secreto que ha
tenido guardado
— Hablando con el corazón en la mano
necesito decirles algo que nunca jamás me he
atrevido a contar. Todas las amigas la miran
sorprendidas de que haya algo que Barbarita
no haya dicho porque por lo general ella es
muy abierta y comunicativa.
—Es muy fuerte lo que les voy a decir, pero
no puedo llevarme este secreto a la tumba, ya
que podría salir afectada mi última hija.
Marcela pone su mano en el hombro
de Barbarita en señal de apoyo y alentándola a
264
contar eso que ha tenido tan guardado por
mucho tiempo que su hija menor es ya una
niña de 14 años.
—Lo único que les pido es que esta
información que yo les voy a dar por ningún
concepto salga de aquí, a menos que alguna
situación lo amerite. Resulta que en medio de
mi matrimonio con Angel, a veces pasábamos
hasta tres meses sin tener relaciones y una vez
yo estaba “muy necesitada” conocí a un
hombre que fue a hacer un contrato en la
compañía y casi de manera instantánea los dos
hicimos “corto circuito”. De una manera muy
hábil él supo abordarme y después de tres
visitas a la compañía me convenció de salir.
Fuimos a almorzar al restauran del hotel
donde él se hospedaba.
265
Después de tres o cuatro tragos yo
estaba medio mareada, muy alegre y además
con unas ganas tremendas de hacer el amor.
Así que subimos a la habitación y ahí pasamos
toda la tarde, casi hasta la noche.
Fue demasiado divino, desahogué
todas las ganas que tenía reprimidas y él por
supuesto que se quedó sorprendido de que
tuve diez orgasmos. Quedó fascinado y yo
también, pero el remordimiento de conciencia
fue tal que agarré vacaciones para que no me
volviera a encontrar en la oficina.
Al mes me di cuenta de que había
quedado embrazada y sabiendo perfectamente
que era de él, obligue a Angel tener relaciones
conmigo para poder justificar ese embarazo,
además siempre le mentí al médico acerca de
la última regla y le aseguré hasta el día en que
266
tuve relaciones con Angel y quedé
embarazada de él.
Como el médico jamás dudó de lo que
yo le dije, desde un principio me halabó a la
bebé diciendo que era bastante grande y yo
siempre justifique eso porque tanto Angel
como yo somos altos. Así llegó el momento
del parto y como yo si estaba consciente del
tiempo correcto, le fui diciendo al doctor que
me sentía muy mal y que estaba a punto de
dar a luz.
Él a través de los ecosonogramas se daba
cuenta de que la bebé estaba perfectamente
desarrollada y madura, a pesar de los ochos
meses de gestación que él pensaba que tenía.
Y justo a los ocho meses después de esa
relación sexual con Angel nació la hija de este
otro hombre.
267
Barbarita rompe en llanto, Marcela la
abraza y le soba la espalda para consolarla
—Fue demasiado duro para mi cuando ella
nació porque como todo el mundo comentó,
no tiene nada parecido con sus hermanos ¿Y
cómo? Si es idéntica a su padre, pero mi
castigo mas grande fue cuando Angel la
colocó con tanto amor en mis brazos y trajo
un frasquito con agua bendita con el cual le
dibujó una cruz en la frente y la bendijo.
Además me comentó que era su hija más linda
y que había cerrado con broche de oro.
En ese momento yo lo único que pude hacer
fue llorar y arrepentirme pero ahora cuando se
lo que ella realmente es, me alegro de haberlo
engañado, como él me engañó a mi.
— ¿Y qué se hizo ese hombre? — pregunta
María Graciela.
268
—Cuando regresé de las vacaciones volvió a
aparecer y me vio embarazada. Yo estaba
sentada y él no notó mi barriga de una vez,
nos pusimos a hablar y yo le dije que
simplemente me fui de vacaciones y que no
tenía donde avisarle.
Él me reclamó que lo dejara así
después de esa tarde y me dijo que le pidió el
teléfono a mi jefe, pero él se dio cuenta de sus
intenciones y no quiso dárselo. Yo le dije que
no debíamos volver a vernos ya que estaba
casada y no quería complicarme la vida.
En ese momento me levanté y cuando
me vio la barriga abrió de una manera los ojos
que parecía que se le iban a salir y me dijo:
— ¿Y esa barriga?
—De mi esposo por supuesto—Yo me puse
tan nerviosa que él siguió interrogándome
269
acerca del tiempo de gestación y por supuesto
que hasta pensó de que fuese su hija o no por
la actitud mía tan nerviosa. Yo enseguida le
dije que ni por un instante se le ocurriera
pensar en eso y le mentí que cuando estuve
con él usaba pastillas y las dejé para encargar
al mes siguiente.
Él no quedó muy satisfecho con mi
explicación y siguió buscándome e
invitándome y como Angel, por supuesto que
no me tocó ni un dedo estando embrazada
durante el propio embarazo me acosté tres o
cuatro veces con él hasta que un mes antes del
parto me fui de reposo sin avisarle y ya nunca
más lo vi porque dejé de trabajar en esa
compañía.
Ahora cuando mi hija tiene casi 14
años, mi angustia es que ese hombre tenga
270
hijos varones y por mala suerte del destino
alguno se llegue a topar con ella.
Todas las amigas se ponen las manos
en los ojos, la boca o la cabeza en señal de
preocupación y Barbarita continua:
—Y por eso es que les he contado todo esto,
ahora yo pienso buscar a este hombre porque
se que a través de mi antiguo jefe lo puedo
hacer, pero no para hablarle de su hija sino
para saber si tiene hijos y quienes son, así
ustedes podrán tener esta información por si
algo me llegará a pasar sabrían como evitarle
una tragedia a mi hija.
Después de esta historia las amigas no
se atreven a hacer un solo comentario; una se
queda sentada frente a Barbarita que llora
amargamente, otra camina por la sala,
Marcela y Noelia la consuelan e Inés se va a
271
tomar agua en la cocina. Al final Marcela le
dice:
—Amiga, ya esto pasó y tú tomaste tu
decisión de no decir nada y continuar con tu
matrimonio. Si has hecho bien o mal, el
tiempo lo dirá, pero no te atormentes más
porque al haberlo contado la mitad del
problema está resuelto.
—Pero a mi me parece terrible que esa niña
crezca engañada y pensando que Angel es su
papá— agrega María Graciela.
— ¿Y tú quieres que le diga a mi hija la
verdad y hacerla sufrir como estoy sufriendo?
¡No y No punto! esa fue y seguirá siendo mi
decisión hasta el día que me muera.
Después de esta conversación, Barbarita
averiguó el teléfono del verdadero padre de su
hija y lo llamó.
272
— Alo, por favor con Diego
— Barbarita ¿Eres tú?
— Sí ¿Cómo me reconociste?
— ¿Cómo no te voy a reconocer, tú crees que
a una mujer como tú se le puede olvidar así
como así?
— Bueno, gracias por el cumplido
— ¿Y cómo estás, a qué se debe esa llamada
después de tanto tiempo?
— Es que han pasado muchas cosas en mi
vida y pensé que tal vez podríamos conversar.
— ¿Y tu maravilloso esposo?
— Nos estamos divorciando
— ¡No lo puedo creer, qué maravilla! ¿Eso
significa que nosotros?
— No lo se Diego, pero al menos podríamos
hablar ¿No?
273
— ¡Por supuesto que si! Y ya que te estás
divorciando podrías darme un teléfono donde
comunicarme contigo porque la verdad es que
no quiero que te escapes otra vez.
— Te daré todo lo que quiera, pero cuando
nos veamos.
— ¿Puede ser ahora mismo?
— Por supuesto
274
CAPITULO 20
EL ENCUENTRO CON DIEGO
Así en menos de media hora, Diego y
Barbarita se encuentran en el hotel donde
solían ir y sin hablar ni preguntarse nada, van
directo a la cama y se aman con una pasión
desenfrenada, como si intentaran recuperar el
tiempo perdido.
— Barbarita ¿Será posible que de ahora en
adelante me des el honor de no dejarme solo
por el resto de mi vida?
— ¿Qué te pasa Diego, tú crees que llevarse
bien en la cama es poder tomar una decisión
tan vital y trascendental como la que tú me
estás planteando? Nosotros ni nos conocemos,
yo no se si tú estás casado, separado,
divorciado o viviendo con alguien.
275
— Todo te lo puedo responder de una vez si
ese es el obstáculo que me vas a poner. Nací
el 22 de Junio de 1955 en Buenos Aires y he
vivido toda la vida aquí, estudié
Administración de Empresas, cuando tenía 25
años tuve mi primer hijo sin casarme porque
no creía en el matrimonio, luego tuve dos
mas de la misma forma con otra mujer, así
que tengo tres hijos, dos varones y una
mujercita. Y estoy libre de todo compromiso
como para formalizar con usted, señora.
— Eso precisamente quería yo saber— piensa
Barbarita y agrega — Bueno, no tienes que
decir nada mas y mucho menos después de
que me dices que no crees en el matrimonio.
— ¿Usted no me escuchó lo que le dije señora
Barbarita? Yo no “creía” en el matrimonio y a
pesar de los años que han pasado, cuando te
276
conocí cambié mi manera de pensar, pero tú
no me diste oportunidad de hacértelo saber,
además de que me dijiste que tu esposo era
“casi” perfecto, si no fuese porque no le
gustaba hacer el amor todos los días como a
mi. ¿Y qué pasó, te cansaste de pasar tanta
hambre?
— No precisamente, sucedió algo muy feo
— ¿Te fue infiel el hombre perfecto y
abnegado?
— Siempre lo fue, pero con un hombre
— ¡¿Ah!? Dios mío, no lo puedo creer, con
razón
En ese momento Barbarita se pone a
llorar, Diego la toma en sus brazos muy
dulcemente y le dice:
— No llores mi amor, yo te voy a sanar de
todas tus heridas, ahora Dios me está dando la
277
oportunidad de tenerte cerca otra vez y voy a
dedicar mi vida a ti y a tus hijos si ellos me
aceptan
Barbarita se pone muy nerviosa al oír
la palabra “hijos” y se sobre salta
— ¿Qué sucede mi amor, es que tú piensas
que tus hijos no me van a aceptar?
— No, no, no se, la verdad es que todo esto
acaba de pasar prácticamente y me parece que
sería muy difícil para ellos que yo llevara a
casa otro hombre después de todo lo que
sucedió con su papá. En mi caso yo no tengo
por qué guardarle luto a él, porque para mí
está muerto, pero para mis hijos las cosas son
más difíciles porque es su sangre.
— Tienes razón, mi vida, en tal caso yo estoy
dispuesto a vivir este romance a escondidas
hasta que tú decidas cuando será el momento
278
indicado para presentarme a tus hijospor
cierto ¿Cómo está tu hija la que tiene catorce
años?
— Todos están muy bien Diego, gracias
Barbarita se pone demasiado nerviosa
con la pregunta y le dice que se tiene que ir.
— ¿Pero por qué Barbarita, si ya no está tu
esposo esperándote?
— Están mis hijos Diego y ellos ahora son lo
más importante, más que nunca
— Si te entiendo, mi vida, pero quédate un
rato más
— No puedo Diego, por favor déjame ir, yo
no esperaba estar contigo así hoy y necesito
pensar y tomar muchas decisiones
— Entonces déjame amarte otra vez y luego te
vas, por favor
279
— Discúlpame Diego, estoy apurada, toma mi
teléfono y llámame cuando quieras
— Está bien, a la noche hablamos
— Gracias por entenderme, tenemos toda la
vida por delante, así que no hay razón para
apresurar los acontecimientos
Barbarita y Diego se despiden. Ella se
monta en su carro y llama a Marcela por el
celular
— Amiga, necesito hablar contigo, acabo de
encontrarme con Diego
— ¡Uy! Vente pues
En pocos minutos Barbarita llega a
casa de Marcela y ya ella está en la puerta
esperándola
280
— Me muero por saber qué pasó
— Amiga, estoy que me muero de la angustia
y de la alegría a la vez. Lo primero que
hicimos fue el amor, por supuesto. ¡Qué rico,
amiga, eso fue lo máximo! Después me
preguntó acerca de Angel y le conté todo, esa
parte estuvo muy emocionante porque cuando
terminé de hablar lloré y él me tomó en sus
brazos y fue muy dulce conmigo. Hasta me
dijo que quiere que vivamos juntos, pero le
dije que eso no puede ser todavía
— ¡Pero qué tonta Barbarita! ¿Por qué le
dijiste eso?
— ¿Cómo se te ocurre que voy a hacer eso
Marcela si yo ni lo conozco a él? Pero lo
mejor fue que ya me dijo que tiene dos hijos
varones, bueno, una hembra también, pero a
mi me interesan son los varones
281
— ¿Y qué mas pasó?
— Pues qué te parece que me preguntó por
“mi hija de 14 años”, ahí casi me desmayé, yo
se que él sospecha, amiga, él sospecha
— Tranquila que con sospechar nada puede
hacer
— Ahora no se qué hacer yo porque con sólo
saber que tiene hijos no puedo resolver nada,
tengo que conocerlos, identificarlos
— La única manera va a ser estando cerca de
Diego
— Por supuesto y eso lo voy a hacer, a pesar
del miedo de que él conozca a Isabelita y se
de cuenta de que es idéntica a él
— Pero no te queda mas remedio Barbarita.
Además creo que ese tipo se enamoró de ti y a
ti no te es indiferente ¿No?
282
— Para nada, Diego me fascina, pero, eso no
es amor, amiga, él me gusta en la cama, me
hace sentir mujer
— Eso me parece buenísimo. Saca cuentas
amiga, si él y tú son contemporáneos y sienten
esa pasión ¡Qué maravilla! porque van a pasar
el resto de sus vidas disfrutando del sexo
cuando la mayoría de las parejas a los 50 años
ya casi ni se miranque te lo digo yo
— Tienes razón, pero la diferencia es que
nosotros tenemos una hija, él no lo sabe y yo
se que cuando la vea se va a dar cuenta
— Pero qué importa si ya tú no estás con
Angel y él también te engañó a ti
— Si, pero yo no quiero hacer sufrir a mi hija,
porque ella adora a su papá
— Eso tiene solución como todo en la vida,
Barbarita. Si este tipo es una buena persona y
283
se da cuenta, tú llegas a un acuerdo con él. No
le dicen nada a Isabelita, él igual va a vivir
con ella y a disfrutarla y listo, no ha pasado
nada
— Qué fácil es decir eso Marcela, pero yo a él
no lo conozco y por muy bueno que sea no le
debe gustar que yo le hay negado a su hija
¿No te parece?
— Ok, Barbarita, mejor deja esto en manos de
Dios, si él es la persona que te conviene y lo
de ustedes sale bien, después se verá
Así Barbarita y Diego comienzan su
noviazgo en la clandestinidad, pero no para
las amigas de ella, quienes convocan una
reunión urgente a fin de ponerse al día con los
últimos acontecimientos.
— ¿Y a qué se debe esta reunión así tan de
repente?— pregunta María Graciela — ¿Será
284
que alguna salió embarazada? Por que eso es
lo único que les falta a ustedes
— Pues fíjate que eso sería maravilloso si me
sucediera a mi — comenta Noelia
— Discúlpame Noelia, no quise hacerte sentir
mal
— No amiga, no te preocupes, es una broma
— Bueno, pero aquí no vinimos a hacer
bromas ni a perder el tiempo— dice
Barbarita— tengo que contarles que encontré
al padre de Isabelita
— ¡Uy!— dice Inés — ¿Y ahora?
— Decidimos tener un noviazgo a escondidas
para conocernos y luego decidir qué vamos a
hacer con nuestras vidas si todo va bien
— ¿Y qué pretendes hacer con Isabelita,
mandarle a operar la carita? — pregunta
285
María Graciela— Porque según tú, esa niña es
la copia de su papá
— Y lo es, pero para que ustedes me den su
opinión, Marcela lo invitó hoy y ya está por
llegar
Enseguida suena el timbre y cuando
Marcela abre la puerta y todas lo ven, no
hallan donde meterse para esconder la cara de
asombro que tienen al notar el parecido de
Isabelita con ese hombre
— Bienvenido Diego— lo saluda Marcela
— Hola mi amor— lo recibe Barbarita con un
beso
— Permiso y gracias por la invitación, aquí
traje estas flores para ustedes: ¿Quién es
Noelia?
— Yo
— Toma Noelia, un gusto en conocerte
286
— Muchas gracias Diego, igualmente
— ¿Inés?
— Soy yo, Diego, no tenías por qué
molestarte, creo que con esto te estás
anotando unos cuantos puntos porque mira
que para Barbarita sus amiguitas somos lo
más importante, aparte de sus hijos
— Y de ahora en adelante para mi también,
Inés, porque todo lo que es importante para
ella lo es para mi. — ¿Quién es Patricia?
— Yo, amigo, muchas gracias, eres todo un
caballero
— Un gusto Paty— ¿Nancy?
— Yo Diego, muy amable de tu parte, muchas
gracias, no tenías por qué molestarte
— De nada, Nancy. Y dejé a María Graciela
de última porque como las malas lenguas
287
dicen que ella es la más bella de todas, quería
decirle que “los últimos serán los primeros”
— Jajajaja— todas se ríen a la vez y María
Graciela se acerca creyéndose todo lo que
Diego dijo
— Muchas gracias Diego, la verdad es que en
mi familia casi todos me dicen “Miss
Universo” pero te imaginarás que a los 52
años, ya no soy la misma de antes
— Pues no me parece porque te ves muy
conservada, aparte de Barbarita, que es la más
preciosa, tú te ves muy bien
— Jajajajaja— se ríen todos otra vez
En medio de esta reunión, María
Graciela le hace señas a Marcela y las dos se
van a la cocina.
— ¡Dio mío, Marcela que angustia, esa loca
de Barbarita no se da cuenta que Isabelita no
288
es parecida a esa hombre sino el clon!
Uyyyyyyyyyy ¿Qué va a pasar cuando ellos se
vean Marcela, tú te imaginas?
— Tienes razón, amiga, yo estoy que me
muero de los nervios desde que vi al tipo ese,
él se va a dar cuenta enseguida que vea a
Isabelita, estoy segurísima
— ¿Y entonces qué va a pasar ahí?
— Ay! no se, no se, no quiero ni pensar en
eso, será lo que Dios quiera y ya, vamos a la
sala y olvidémonos de esto
Allí están en plena conversa y Noelia dice:
— Yo me curé de andar con un hombre
casado. Siempre dije que lo último que haría
sería eso pero como la lengua es el castigo del
cuerpo, una vez en una fiesta que fui me
encontré a un tipazo que me clavó la vista y
289
no pude hacerme la desentendida porque era
demasiado bello.
Estaba con la esposa, y yo con mi
familia en la mesa de al lado; cada vez que me
paraba a bailar con alguno de mis hermanos o
primos, él hacía lo mismo con la esposa,
bailaba a mi lado y me miraba en todo
momento. Me hacía señas que yo no entendía,
pero luego me di cuenta que dejó a la esposa
sola y fue al baño de caballeros, yo me fui al
baño de damas a ver si había algún huequito
entre los dos baños por donde hablar y de
repente veo que cierran la puerta con llave y
era el loco ese.
De una vez nos besamos y él ya tenía
listo un papelito con su teléfono y los horarios
en lo que podía llamarlo. Me dijo el nombre:
Mauricio, y salió corriendo del baño.
290
Yo dudé una semana para llamarlo,
pero el tipo me había besado tan rico que
decidí arriesgarme y tener una aventura con
él, pero al cabo un mes me enamoré como
loca y él se puede decir que se apasionó
porque de verdad lo que yo sentía era que
ardía de deseos por mi, pero más nada. Iba a
ser el día de los enamorados, yo ya tenía un
bellísimo regalo y esperaba que él me invitara
a almorzar a algún lugar, pues pasó ese día y
otro y el condenado ni una flor me dio.
Apareció tres días después con una historia
absurda de que tuvo que llevar a su mujer al
médico, pidió mil disculpas, pero igual ni
regalo me dio.
Eso sí, en la cama seguía dándome
todo y cada vez mas apasionado y rico, pero
como ya yo estaba enamorada no me
291
conformaba sólo con eso y le dije que
termináramos. El tipo se puso a llorar, me dijo
que no lo dejara y que él se iba a separar de la
mujer; quedó en que hablaría con ella para
cambiarse de habitación porque él no tenía
otro lugar donde vivir, y yo de tonta
enamorada, creí que lo haría. Al cabo de una
semana le pregunté que si ya se había
cambiado de habitación y con su cara muy
lavada me dijo que él no tenía motivos para
hacer eso y que cómo se me ocurría a mi que
él le iba a decir a la esposa que estaba
saliendo con alguien, que si ella sabía eso lo
iba a botar de la casa.
Yo indignada le dije que no me
buscara más pero el tipo no me daba vida y
seguía persiguiéndome por todas partes donde
yo iba, hasta que decidí llamarlo a su celular
292
en la noche para que la esposa descubriera
todo. Justamente fue ella quien atendió y yo le
conté todo y además de que le pedí que hiciera
algo para que el esposo me dejara de molestar.
Ella sólo dijo que no podia estar detrás
de él y que nunca le había sido infiel, que si lo
hizo conmigo fue porque yo seguramente me
le ofrecí o me le metí por los ojos. Al final me
arrepentí de haber llamado y traté de cambiar
la ruta por donde me iba al trabajo y de llegar
mas temprano o más tarde para que él no
pudiera encontrarme.
Dos semanas después de la
conversación con la mujer, era Navidad y
recibí unas flores con una nota que decía:
Para la mujer más bella y rica que he
conocido. Te ama. Mauricio
293
P.D. por estas poquitas palabras que te
escribo no vayas a llamar a mi mujer.
— ¡Uff! yo quería morirme del dolor que me
causaron esas palabras. Ahí lo llamé y le dije
hasta del mal que se iba a morir. Él me pidió
mil perdones, me juró que no lo hizo por mal;
pero al final me causó un daño terrible y ahí
más nunca le acepté ni una sola llamada.
Hasta ahora a veces suena mi celular y
cuando me doy cuenta de que es él lo apago
por dos días y el hombre desaparece. Esa
humillación yo no quiero volver a sentirla mas
nunca, por eso un hombre casado es sinónimo
de muerto o inexistente para mi.
— ¿Y qué me dicen de los hombres que
prefieren las mujeres mucho menores? —
pregunta Inés —A decir verdad son todos
294
pero no lo demuestran, hasta que se les da la
oportunidad y ahí caen como corderitos.
A mi me sucedió con una tía de setenta
años que tenía un novio de setena y cinco
años. Ella vivía en otra ciudad, pero como
nosotras siempre hemos sido muy unidas, yo
conversaba con ella y con su novio también,
por supuesto que por teléfono. A él todavía
no lo conocía. Como mi tía es mi confidente,
llegó un momento en que hasta el mismo
novio compartía mis confidencias, así que los
tres hicimos una linda relación llena de
muchos secretos. También acostumbraba a
mandarle fotos y en una oportunidad hasta a
su novio le mandé. Un día después de un
tiempo de comunicación telefónica decidí
irme un fin de semana a visitarla y a conocerlo
a él.
295
Yo le comenté a Noelia que me parecía
que el novio de mi tía se emocionaba
demasiado cuando hablaba conmigo. Aclaro
que esto pasó cuando yo tenía veinte años y
ese señor de setenta y cinco. Noelia y yo
pensamos que sólo yendo hasta allá y
viéndolo personalmente me daría cuenta si el
hombre estaba ilusionado conmigo o no. Y
resultó que fue verdad lo que yo pensaba.
Cuando llegué los dos me buscaron en la
estación de autobuses y el tipo me dio un
abrazo que casi me parte los huesos. No me
quitó la vista de encima y delante de mi propia
tía me decía: — ¡Que bella eres Inés, que
lindos tus labios, que hermosos tus ojos!
— Y parece que al viejo se le olvidaba hasta
lo que me decía porque a los 10 minutos me
repetía lo mismo. Yo por supuesto que me
296
sentía muy incómoda y cada vez que el tipo
volvía con los elogios yo cambiaba el tema.
En una de esas me voy al baño y cuando
regreso a la sala mi tía no está.
El viejo verde ese le hizo que se fuera
a comprar unos ingredientes para hacerme un
postre. Él ya tenía todo planeado para
quedarse solo conmigo y cuando le pregunté
donde estaba mi tía, me dijo:
— Inés necesito decirte algo pero no quiero
que pienses mal de mí, además espero que me
escuches y me dejes hablar.
—Yo me asusté y hasta me puse a la
defensiva porque me di cuenta que mis
sospechas eran verdad aunque él no me
miraba de mala manera, hasta se comportaba
muy dulce y amable conmigo
297
—Quiero decirte que me enamoré de ti, yo se
que lo nuestro es imposible y que está tu tía de
por medio, pero es que tú te has metido dentro
de mi y me has hecho rejuvenecer, cuando he
hablado contigo por teléfono siento que sólo
tengo veinte años como tú.
— ¿Y tú cómo que estás loco?— le grité yo –
No te dejo hablar y punto, es una falta de
respeto demasiado grande lo que me estás
diciendo ¿Con quién crees que estás hablando,
no te das cuenta de qué yo soy la sobrina de tu
novia?
—Discúlpame Inés, pero yo no creo que sentir
amor verdadero es faltarle el respeto a nadie,
lo que yo llevo en mi corazón es demasiado
puro y no es culpa mía sentir así, si tú quieres
que yo termine la relación con tu tía por lo
que siento pues lo hago, ¿Pero para qué? Si
298
no vas a darme la oportunidad de estar
conmigo.
— ¿Yo contigo? ¡Por favor! En qué cabeza
cabe que una mujer de veinte años puede ni
siquiera imaginar tener algo con uno de
setenta y cinco años.
—El amor no tiene edad Inés, cuando tengas
la mía te darás cuenta de eso y si lo que estás
pensando es que sexualmente yo no sirvo,
estás muy equivocada, te repito tendrías que
llegar a mi edad para darte cuenta.
—Cochino, morboso ¿Cómo se te ocurre
hablarme de sexo?
—Yo soy un hombre completo y en todas mis
facultades y he llevado una vida bien sana
como para seguir funcionando perfectamente
en todos los aspectos de mi vida a pesar de mi
edad.
299
—Pues no me interesa y te digo que aunque
vine por tres días, mañana le invento una
excusa a mi tía y me voy, no voy a poder
aguantar tu hipocresía frente a ella.
—Bueno y para resumirles lo que sucedió
después yo llamé a mi mamá le dije que le
inventara algo a mi tía de que me tenía que
regresar con urgencia y me regresé, pero esto
no acabo aquí. Mi tía me llamó una semana
después llorando porque el viejo terminó con
ella. Yo le dije que era mejor estar sola que
mal acompañada y que seguramente el viejo
verde tenía a alguien más por ahí.
Ella me confesó que en dos años que
tenían de noviazgo le había descubierto como
tres mujeres y que se aguantó porque mal que
bien él era su compañía y ella prefería estar
con él y no sola. Pero no se imaginan,
300
terminando de hablar con mi tía y me llama el
viejo.
— Inés, te llamó para decirte que acabo de
termina mi relación con tu tía y quiero verte
— ¿Y es que te volviste loco? Tu dijiste que
esto es imposible y yo te lo recuerdo ¡Es
imposible y mas que imposible!
— ¿Por qué Inés? Yo puedo darte todo lo que
tú necesites desde amor hasta dinero ¿Me
entiendes?
—No me interesa nada de ti, así que hazme el
favor y no me vuelvas a llamar.
Yo me puse bravísima, le tranque el
teléfono pero me paso algo muy curioso,
después de esa última conversación no se me
quitaba de la cabeza pensar como haría el
amor el viejo ese
301
—Jajajaja— todas las amigas se rieron a la
vez y Marcela dice:
—Lo que pasa es que ahora cuando estamos
de cincuenta, si sabemos que un hombre de
setenta todavía funciona pero a los veinte yo
también hubiera tenido curiosidad de cómo
seria el viejo en la cama.
— Inés, que tonta— Agrega Noelia. Yo que tú
como ya la tía no tenía nada que ver con el
viejo le hubiese tomado la palabra a ver qué
tal.
—Espérense, lo que pasa es que ustedes no
me dejan terminar. Lo peor de todo es que
desde esa última conversación todas las
noches empecé a soñar que hacia el amor bien
rico con el viejo y se imaginan que me
despertaba con los diablos sueltos. Por suerte
en ese tiempo tenía un amiguito y con él me
302
desahogaba porque si no me hubiera muerto
de las ganas.
— ¿Y qué paso después?— pregunta
Barbarita
—Pues un día, como dos meses después, yo
no dejaba de soñar con el viejo y él me volvió
a llamar. Esta vez ya mi actitud fue diferente
y aunque no lo traté con cariño, al menos no
fui grosera y para resumir el cuento, hablamos
como tres horas y el viejo se vino a verme al
día siguiente.
Bueno no fue sólo a verme sino a tocarme, a
besarme y hacerme el amor.
— ¡Guao!— exclama Noelia —Entonces si te
acostaste con el viejo morboso ese.
—Jajajajaja— Todas las amigas sueltan la
carcajada y mueren de curiosidad por saber
303
qué mas pasó, pero como de costumbre María
Graciela sale a dar la nota discordante
—La verdad Inés, es que tú no hayas de que
palo ahorcarte ¿Cómo se te ocurrió haberte
acostado con el novio de tu tía siendo un
hombre tan mayor?, ¿Tú eres loca?
—Pero que raro que tú nunca estés de acuerdo
con lo que las demás personas hacen—
comenta Inés —Definitivamente tú como que
te equivocaste de profesión mas vale que
hubieses ocupado el lugar que dejó vacante
Marcela en el convento porque tú ingenuidad
y tu santurronería no te dan como para tener
amigas tan perversas como nosotras.
—Bueno, ya, no le hagan caso a los
comentarios de María Graciela— reclama
Marcela —sigue contando Inés.
304
—Aja sigo, pues el tipo en la cama se
comportó como un quinceañero. Es que no
me quiero ni acordar, fue perfecto. Ese viejo
me dio los besos que nunca antes joven
alguno me dio. Se movía de una manera que
me hacia acabar una y otra vez, él era como
una máquina de producir orgasmos y yo me
quedé demasiado sorprendida. Tanto que así
estuvimos viéndonos todos los fines de
semana por tres o cuatro meses pero ya él lo
que quería era casarse conmigo o que
viviéramos juntos, pero yo le dije que no
porque él era muy mayor y yo no tenia planes
de casarme para que el esposo se me muriera
en la luna de miel y menos tener hijos para
que el papá se les muriera en menos de un
año.
305
El viejo se puso demasiado bravo y
hasta puta me dijo porque yo le confesé que
me fascinaba tener sexo con él, pero más
nada. Al final pobrecito, pero pagó sus culpas
por haber hecho sufrir a mi tía ya que él sufrió
mas porque yo no quise vivir con él, pero
cómo iba yo hacer eso si mi tía estaba de por
medio. Y aunque no hubiera existido mi tía
como iba yo a hacer mi vida con alguien
cincuenta años mayor ¡No! Qué locura.
— ¡Ah! Pero ¿Si te servía el viejo para
disfrutarlo verdad?— Pregunta María
Graciela, — Esa es la verdad, María
Graciela ¿Quién te ha dicho a ti que al tener
sexo significa que hay que casarse
obligatoriamente con esa persona? Yo me di
el permiso y la libertad de sólo tener sexo con
306
el viejo y punto, lo disfruté, la pasamos bien y
ya, una experiencia más en la vida.
—Bueno, pero ya dejemos al pobre viejo que
descanse en paz, porque debe estar
retorciéndose en su tumba al acordarse de las
cosas que hizo con Inés— agrega Noelia.
—Jajajaja— se ríen todas a la misma vez.
Y hablando de mujeres que usan a los
hombres y después los dejan, ayer estuvo el
profesor Morillo en mi trabajo
— ¿Y qué fue a hacer el mañoso ese allá? —
Pregunta María Graciela
— A pedirme que intercediera por él ¿Qué te
parece?
— ¿Y tú qué le dijiste?
—Le dije que lo que te sucedió a ti es que te
ilusionaste con él, pero que no te enamoraste y
al darte cuenta de eso cometiste el error de
307
seguir sin pensar en que él tenía sus metas y tú
otras muy diferentes a las de él.
– ¿Eso quiere decir que María Graciela me ha
usado todos estos años? — Me preguntó
Morillo
—No Morillo, ella no te usó— le dije yo
—Tú permitiste que ella te usará y lo mejor es
que dejemos esta conversación así porque
María Graciela es mi amiga y no quiero darte
más detalles de lo que ella siente o no por ti.
—Lo que si te aconsejo es que te apartes y
seas feliz porque eso de que “está confundida”
no es verdad, ella siempre ha estado muy clara
de lo que quiere en la vida.
Morillo visible molesto me dijo — Y
yo te aconsejo a ti que dejes ya de compórtate
como una niña creyéndole el cuento de que un
tipo que está casado y en otro país, va a dejar
308
su hogar y se va a venir a jugar a la casita feliz
contigo.
—Jajajaja— yo me reí al darme cuenta de que
estaba pagando conmigo el dolor de entender
que Maria Graciela siempre lo usó y nunca se
enamoró de él.
—No te preocupes Morillo— le dije yo —
que aquí el único que dice la última palabra es
Dios.
—Pobre Morillo, dice Barbarita, pero él se lo
buscó ¿Tú no me vas a decir no se daba
cuenta de que ella lo usaba?... Ni que fuese un
bebé. Ese viejo de más de sesenta años tenía
que darse cuenta de que ella no lo quería, a
menos que María Graciela se haya
transformado en un actriz ganadora de del
Oscar.
309
— Estimadas, señoras— dice Diego — estoy
muy agradecido por la invitación y por la
conversación tan interesante, pero creo que ya
es hora de retirarme, por primera vez estoy
solo en medio de seis mujeres y me siento
como “cucaracha en baile de gallina” así que
las dejo para que sigan conversando
Todas se despiden de Diego y le agradecen
por las flores, pero aún no ha terminado de
irse cuando Marcela tranca la puerta y Noelia
le dice a Barbarita:
— Amiga ¿Se puede saber a dónde le vas a
meter la cara a Isabelita para que Diego no se
de cuenta de que es su hija?
— Óiganme todas: voy a vivir cada día a la
vez, no se si esto va a resultar o no porque aún
no termino de salir del problema con Angel,
así que no me quiero complicar mas la vida.
310
Lo que me interesa de él ahora es conocer a
sus hijos y tener todo el sexo posible, por lo
demás no me voy a “pre ocupar” cuando
llegue el momento me “ocuparé” ¿Si me
entienden?
— Tienes razón Barbarita— responde
Marcela — te entendemos y te apoyamos,
para eso somos tus amigas
— Y por cierto— pregunta Patricia — ¿Qué
ha pasado con Angel?
—¡Ay! amiga, por una parte sigo
desconcertada pero, tengo que aceptar que a
pesar de lo mal que actuó, él ha hablado
conmigo y no es que me ha convencido de
entenderlo sino que me ha explicado como su
padre prácticamente lo obligó a desviar sus
necesidades, sus deseos verdaderos para vivir
de las apariencias.
311
—Que daño nos hacen a veces los padre sin
querer—dice Inés —Tú no te imaginas como
sufrí yo con esos hombres que se me
acercaban.
— ¿Se acuerdan de Jaime? Tan bello, tan
galán, tan simpático, a mí me gustaba pero me
daba terror ir más allá de las agarradas de
mano, hasta que el tipo se consiguió otra que
estuvo más dispuesta que yo a darle lo que él
quería y se acabó todo.
Yo tan simpática tan atractiva y
coqueta, no me atrevía a darle rienda suelta a
mi sexualidad porque tenía esa etiqueta en la
cabeza que me decía que si me acostaba con
un tipo él no se casaría conmigo.
—Pero peor fue lo que te hizo la “y que amiga
esa” — agrega Marcela.
312
—Después de ochos años te viene a quitar el
novio de esa manera.
—Por lo mismo de siempre Marcela, yo con él
me atreví a llegar un poco más lejos pero
nunca permití más de lo que el límite que me
enseñaron me permitía.
—Por eso es con Angel todo fue perfecto—
dice Barbarita — él no me exigió nunca que
nos acostáramos, no se atrevía ni siquiera a
ponerme un dedo encima y yo lo tomé como
si el tipo era el más respetuoso y caballero de
todos, por eso me enamoré de él ¡por
supuesto! Si yo ni le gustaba. Hasta ahora me
pregunto para qué me pidió que me operará
los senos. Todo para aparentar, pero ahora
cuando se lo que es él y echo el pensamiento
hacia atrás me doy cuenta que durante diez
años mi sexualidad se volvió añicos porque él
313
prácticamente me uso para hacer a los hijos. Y
no se puede imaginar que cuando estaba
embarazada ni me tocaba porque decía que
eso era un irrespeto para el bebé y que él
sentía que la cabeza del pene le rozaba
¡Bah! Tantas excusas para ocultar que
simplemente no tenía ganas de mí.
—Amiga, pero no por eso te vas a negar un
futuro, ya Diego está ahí y no vas a echarte
para atrás— le aconseja Marcela
— ¿Y tú como vas con él gringo?— pregunta
Patricia
—Poco a poco, no quiero forzarme ni forzarlo
a él. Lo que noto es que está vez si está
dispuesto a todo, me dijo que su abogado está
haciendo unos arreglos para poner algunas
propiedades a nombre de sus hijos y está
314
comprando otras a nombre de un amigo de él
para que la esposa no lo deje en la calle.
— ¿Y te ha dicho que piensa venir?—
pregunta Inés
—Si, está planeado un viaje de negocios y se
va quedar nueve días conmigo. Ahí
hablaremos y decidiremos que vamos a hacer.
Él quiere que yo me vaya para allá, pero no
se porque no quiero tener problemas con la
presencia de su futura ex –esposa, si es que de
verdad Gilbert decide abandonar su casa.
Los e-mails y las llamadas telefónicas
entre Marcela y Gilbert van y vienen
Mi Marcela Adorada:
Cada día se me hace mas lento, ya
no aguanto las ganas de estar contigo me
trato de llenar de trabajo pero mi mente no
está aquí. Entenderás lo difícil que es
315
arreglar todo para decirle a mi esposa que
me voy, no es fácil pero estoy haciendo lo
posible por arreglar las cosas de la mejor
manera.
Hablé con mis hijos y aunque ellos
no saben de ti, si están de acuerdo con que
su mamá y yo nos separemos. Ellos dicen
que han crecido viendo como nosotros
somos tan infelices y creen que ya es
suficiente.Como te he dicho ella tiene un
muy mal carácter y una mentalidad muy a
la americana de que si el hombre se separa
hay que quitarle todo y dejarlo en la calle.
Ya pronto será nuestro día, el cual coincide
con el de Valentine´s, así que ese 14 de
febrero lo celebraremos por todo lo alto
¿Ya pensaste dónde vamos a ir?
Mi gringuito amado:
316
Hace tiempo que tengo listo el itinerario de
nuestros paseos: vamos a ir a la playa y a la
montaña; también hay demasiados lugares
lindos para disfrutar, te aseguro que esos
nueve días serán inolvidables.
Con respecto a lo fácil o difícil de
irte de tu casa a mi me parece que lo peor
es vivir y dormir con alguien a quien no se
quiere. Dime cómo te vas a separar de ella
si aun no te atreves ni a irte de tu casa.
A tal pregunta Gilbert no responde
directamente y por el contrario le da mil
explicaciones que no explican nada de por qué
aún el sigue durmiendo en la misma cama con
quien se supone en poco tiempo se va a
separar.
No se como serás capaz de venir por
nueve días para acá si aún no tienes la
317
hombría de irte de tu casa ya. Yo se que tú
no eres de piedra, pero te agradezco que
hagas las cosas como deben ser.
Hay un silencio de dos días hasta que
Gilbert contesta:
Te prometo que al regreso de los
nueve días me mudaré
Te amo sinceramente
Gil
Las amigas se reúnen de nuevo y
Marcela es la primera en hablar
—Yo no se de verdad qué pretende este tipo.
Me dice que en cualquier momento se va a
divorciar o a separar y no es capaz de mudarse
¿Qué puedo pensar yo?
— Creo que lo mejor es que tú te hagas
respetar y dejes ya el jueguito ese de estar con
318
amores prohibidos a estas alturas de tu vida—
dice María Graciela, estoy de acuerdo con lo
que Morillo te aconsejó, a mi me parece que
eso de destruir un matrimonio no es lo que a
nosotras nos enseñaron.
Enseguida interviene Barbarita en defensa de
Marcela:
— ¿Y se puede saber quién te destruyó el
matrimonio a ti? Porque según tengo
entendido los matrimonios se acaban, no
porque intervienen las personas de afuera sino
porque ya los matrimonios están dañados o
acabados. Tú no eres quien para andar
juzgando u opinando. Si Marcela está dañando
o no un matrimonio y si así lo estuviera
haciendo, eso es problema de ella y no tuyo.
—Pero bueno ¿Ahora me vas a regañar a mí?
Yo no la juzgo ni la condeno sólo estoy
319
viendo las cosas desde afuera, sin estar
enamorada y le estoy aconsejando lo que creo
que es mejor para ella.
— ¿Y quién sabe qué es lo mejor para los
demás?— Interviene Noelia —Yo pienso que
cada cabeza es un mundo y que lo que es
bueno para ti, es malo para Marcela y regular
para mí.
320
Es mejor que cada quien viva su vida,
sus experiencia y aprenda de ellas y que las
“amigas” simplemente seamos testigos y no
jueces.
—Y sobre todo tenemos que “apoyar” y
“entender”— agrega Patricia— y no
criticarlas. Ahora quiero hablar yo porque
también tengo derecho y estoy que exploto.
—Cuenta, cuenta sinvergüenza—, le gritan las
amigas
—Siguiendo el ejemplo de Marcela, me metí
en estos días en el Chat, no se si alguna vez
les comenté que mi sueño o fantasía sexual
era estar con dos hombres.
— ¡Guao! Pero tú eres más osada que yo—
comenta Noelia.
—Ok, entro al Chat y veo que alguien tiene
en su nick que dice: Somos dos, con algo de
321
temor pero, arriesgándome hago clic ahí y
pregunto:
— ¿Son dos qué?
—Dos hombres
— ¡Ah! Que bueno porque yo soy una mujer y
mi fantasía ha sido siempre estar con dos
hombres pero me da mucho miedo.
—No te preocupes, somos dos chicos buenos
¿Cuántos años tienes?
— Cincuenta y ¿ustedes?
—Mi amigo veintiocho y yo treinta
— ¿Y ustedes son homosexuales? Porque eso
no me gusta.
—No, somos amigos nada más
— ¡Ah! Y ¿Cómo podemos hacer para
vernos?
—Tú dirás, yo estoy desempleado y puedo
verte a cualquier hora.
322
— ¿Y tú amigo cuándo lo veo?
—El está trabajando, pero te puedo enseñar
una foto.
—Dejemos eso para después, mejor será
conocernos tú y yo ver si hay química,
después se verá lo de tu amigo.
— ¡Uy! Pero que loca eres Patricia —
comenta Nancy
—Por favor no me interrumpan porque si no,
no cuento nada.
— ¡No, no, no sigue! — gritan las demás
—El tipo y yo nos encontramos, él se había
descrito como alto, de ojos marrones claros, ni
gordo, ni flaco, cabello oscuro y cuerpo
atlético, pero cuando yo lo veo no se cómo no
me desmayé. ¡Tremendo cuerpazo, unos ojos
preciosos, una boca carnosa, la nariz
perfilada!
323
Las amigas abrieron los ojos incrédulas y
envidiosas a la vez.
—Bueno, pero para resumir el cuento, no
había pasado una hora hablando con él cuando
nos fuimos a un hotel.
—En media hora el modelo de revista me hizo
tener seis orgasmos.
— ¡Uyyyy! — gritaron las amigas y se rieron
pensado que Patricia exageraba
—En serio, en serio, ese que el tipo estaba
demasiado bueno y era muy apasionado. Me
decía cosas que me hacían excitarme cada vez
más.
—En realidad con solo treinta añitos cómo no
va a ser así, dice Marcela.
— ¡Shhhs! — Las mandaron a callar sus
amigas.
324
—Ok continúo— dice Patricia. Yo dentro de
mí pensaba que si eso fue así con este solo,
¿Qué será con el amigo también?
Ahí nos pusimos de acuerdo para otro
día, vi la foto de su amigo, hablamos por
teléfono y nos encontramos los tres en el
apartamento de él. No les voy a contar los
detalles porque esos son muy íntimos, pero lo
que les puedo decir es que aunque el amigo no
era tan bello como él, no estaba mal tampoco,
pero tenía un miembro mucho más grande
Y ya, no más comentarios.
El encuentro fue muy bueno pero nada
como para morirse. Al final considero que las
relaciones entre dos son igual de
satisfactorias, así que esto fue una experiencia
y nada más.
Al terminar Inés, Nancy dice:
325
—Me dirán lo que sea pero esto ya es el
colmo, ustedes andan con uno, con otro y con
otro y ahora Patricia con dos y eso les parece
bellísimo ¿No?
—Fue su experiencia y listo— reclama Noelia
—Tú no tienes nada que decir porque peor
que eso es tener a un solo hombre y tratarlo
mal, eso si es feo. Me parece que a tu esposo
lo has convertido en una basura: no lo
atiendes, no lo respetas. ¿Eso si es bonito,
verdad?
—Bueno, pero ¿Qué pasa aquí?— Pregunta
Marcela, nosotras nos reunimos, decidimos
hacer una terapia de grupo pensando que
estamos entre amigas y entonces esto se va
convertir en un escenario de crítica.
—Creo que Marcela tiene razón. — Agrega
Barbarita — Ya nosotras tenemos casi
326
cuarenta años de amistad y hemos pasado por
muchos ratos buenos y malos en la vida. Lo
más importante es aceptar que tal vez ahora es
cuando vamos a vivir lo que no pudimos
experimentar en la adolescencia porque nos
tenían sometidas.
—En eso si tienes razón— dice María
Graciela. —Pero yo si me eché mis escapadas
aunque asustada.
— ¿Ves?— Agrega Noelia — ¿Y ahora te la
vas a venir a dar de Santita?
—De Santita no, pero todo tiene su límite.
— ¿Y tú tuviste limites a la hora de joder al
pobre Morillo?— pregunta Patricia.
— ¡Ya! Y se acabo la discusión, vamos a
tomarnos un mate unas galletitas y no más
confesiones— dice Marcela.
327
—Mientras están merendado, suena el timbre
y es otra amiga del colegio que por razones de
trabajo aún no se había reunido con las demás.
Marcela abre la puerta y se consigue
con la sorpresa
— ¡Irene! Que alegría que estás aquí.
— ¡Cómo no iba a venir! ¿Dónde están las
demás bandidas?
— ¡Pasa, pasa estamos merendando en la
cocina!—Gritan sus amigas a la vez; todas la
besan, la abrazan y Barbarita dice: —A buena
hora te vienes a presentar, pero nunca es tarde,
cómete unas galletas, tómate un mate con
nosotras y cuenta tu historia de amor.
Todas se ríen e Irene pregunta:
— ¿Y como es eso, acaso ustedes no han
compartido conmigo mis historias de amor?
328
Yo a estas alturas de la vida no tengo nada
más que contar.
— ¡Claro que si! — agrega María Graciela. —
lo que pasa es que tus amigas se han desatado
después de viejas y están vueltas todas unas
Matahari, así que ahora las conversaciones no
son de agarraditas, ni de besitos.
—Y como María Graciela es una santita, ella
no ha hecho nada que no sea aprovecharse de
un hombre inocente, pero de ahí no hay más
nada— dice Patricia
—Bueno no es que yo no haya hecho nada ni
que sea una mujer asexuada— continúa Irene
—pero como se darán cuenta, el trabajo no me
da tiempo ni para masturbarme porque llego a
mi casa tan cansada que lo que hago es
bañarme, cenar y cuando voy a dormir, aun no
329
he puesto la almohada en la cabeza y ya estoy
soñando.
Lo que les puedo decir es que por la
experiencia que tuvieron mi abuela y mi
mamá de salir embrazadas tan jóvenes y
echarse a perder la vida, yo me vi en ese
espejo y hasta los veintitrés años no supe lo
que era perder la virginidad. Además mi
mamá me tenía sometidísima, así que cuando
me gradué y me mudé a vivir sola me desaté.
Pero empezar tan tarde fue malísimo
porque mis primeras relaciones las tuve con
hombres que no significaban nada para mí y
ni siquiera hubo química con ellos, peor pasó
cuando me fui a vivir a Madrid, no se
imaginan lo loca que me puse.
Una noche me iba en el metro a mi
casa y veo a un tipo súper bello, me le siento
330
enfrente y comenzamos los dos a mirarnos,
luego se me sentó al lado. Hablamos como si
nos hubiéramos conocido de toda la vida. A la
media hora nos estábamos besando, nos
bajamos del metro y nos fuimos a mi casa a
hacer el amor. Lo mejor del caso fue que el
tipo era super cariñoso y delicado, yo no lo
podía ni creer.
Cuando todo terminó él se fue y
prometió venir al día siguiente a desayunar.
Yo pensé que había dicho una mentirita para
quedar bien pero a las ocho de la mañana me
tocó la puerta y yo no me había ni despertado,
rápidamente me cepillé los dientes, me peiné
y así mismo en pijamas le abrí la puerta.
Aunque no lo crean no hicimos el amor, él
sólo fue a desayunar ya que se iba al
aeropuerto porque tenía que viajar a otra
331
ciudad. Lo acompañé e íbamos en el taxi
besándonos, tocándonos y felices como si
fuésemos dos enamorados.
Nos dimos los teléfonos pero él no me
llamó. Yo dejé que pasaran quince días y lo
llamé. Al principio pareció muy contento de
escucharme, pero luego se limitó a decir “si o
no”; ahí supe que eso había sido sólo una
aventura. Bueno, yo no podía esperar algo
más de alguien que conocí en el Metro y me
acosté con él en menos de dos horas de
conocerlo. Él seguramente ni se imaginaría
que era el tercer hombre con quien estuve. De
esta manera ya todas las amigas confesaron
sus experiencias más relevantes y a la vez
desahogaron sus
traumas de la adolescencia y la juventud.
332
CAPITULO 21
LOS NUEVE DIAS DE MARCELA Y
GILBERT
Pasaron dos meses y Marcela
está en el aeropuerto esperado a Gilbert, su
avión ya va a aterrizar y él se siente
extremadamente emocionado y decidido a
dejarlo todo por Marcela., si este encuentro lo
amerita. A su vez ella piensa si Gilbert es
capaz de decidirse a cambiar esa vida tan
infeliz por una nueva y diferente con ella,
333
cuando anuncian la llegada del vuelo que llega
de Miami.
Los dos se tocan el corazón a la misma
vez, cierran sus ojos, suspiran y piensan —
¡Por fin juntos otra vez!— Mientras Gilbert
baja del avión y recoge su maleta los minutos
se hacen eternos hasta que Marcela lo ve a lo
lejos caminado hacia ella, quien agita las
manos y brinca como una chiquilla
enamorada.
334
Se besan y se abrazan sin importar las
miradas que no dejan de observalos a su
alrededor, alguna personas se sonríen, otras
arrugan la cara y otras hasta aplauden al notar
la espontaneidad con la que ambos
demuestran ese amor que sin hablar gritan a
los cuatro vientos.
—No puedo creer que estás aquí mi amor
¿Cómo estuvo el viaje?
—Uff, demasiado largas esas horas, me
parecieron eternas porque estaba desesperado
por verte.
Gilbert y Marcela caminan abrazados
se tocan, se acarician, como asegurándose de
que no es un sueño, lo que están viviendo. A
llegar al carro Gilbert se emociona al ver que
está decorado con carteles de bienvenida. En
la casa también hay carteles: en la puerta, en
335
la cocina, en la habitación de Marcela y hasta
en el baño.
—Gracias mi amor, mejor bienvenida que esta
imposible, ahora vas a saber lo que es ser
agradecido.
Y los dos se ríen mientras Gilbert
comienza a quitarle la ropa a Marcela y a
besarle el cuello, a acariciar sus senos. Una
atmósfera de amor y pasión se crea entre los
dos. Ella se olvida del mundo y se entrega a
ese momento tan añorado. Cuantas palabras a
través de la computadora, tantos anhelos y
sueños que en este momento se hacen
realidad.
Marcela deja una filmadora prendida
para luego mostrarle a Gilbert lo que ahora
ellos están haciendo. Y así, después de
muchos besos, caricias y orgasmos, ella sonríe
336
y le coloca en la televisión todo lo que grabó
y los dos disfrutan de lo lindo que acaban de
hacer y se dan cuenta de que eso no es una
película porno sino la más bella demostración
de amor puro.
Y así una vez más hacen el amor y se entregan
con la profundidad de unos
sentimientos que nacieron de las palabras y los
detalles que se entregaron mutuamente a pesar de la
distancia. Al estar juntos Marcela y Gilbert sienten
que fueron hechos el uno para el otro y que en un
día muy especial Dios escribió la historia de sus
destinos.
—La luna de miel se tiene que posponer por unos
minutos, caballero— dice Marcela —porque tienes
que disfrutar ahora de un rico almuerzo que con
todo mi amor te preparé.
337
—¡Ay! Que bueno porque ya saciada mi sed de ti,
ahora muero de hambre, pero
después me darás el postre ¿No?—Jajajajaja— se ríe
Marcela—
—Todas las veces que mi rey desee, soy toda para
ti, a la hora que quieras y las veces que te provoque
—Uhmmm que rico— agrega Gilbert
Es así como comienza este viaje de
nueve días en donde Marcela y Gilbert
pasean por todo Buenos Aires y disfrutan de lo
hermoso y maravilloso que es estar juntos. Van a las
playas de Mar del Plata, a Bariloche y a Córdova.
Y aunque la hora de la despedida es muy
triste, queda la esperanza y la expectativa
de lo que Gilbert va a hacer cuando ponga un pie en
su casa. Pero él está claro en sus
sentimientos y su decisión de que ese matrimonio de
treinta años ha llegado a su fin.
338
Su esposa está acostada en la cama y al verlo
entrar a la habitación le reclama
por esos días que no la llamó, él no quiere pelear ni
discutir y simplemente buscar una
maleta para guardar su ropa.
— ¿Te vas de nuevo?— pregunta Joana
—Si, pero esta vez es para siempre
— ¿Cómo?
Se levanta de la cama totalmente sorprendida
con la actitud de Gilbert.
— ¿Esto significa qué me estas abandonado?
—Que bueno que te das cuenta porque así
todo va a ser más fácil.
–Pero ¿Qué paso? Vamos a hablar por favor.
— ¿De qué, aún no entiendes que llevamos
demasiados años viviendo un matrimonio que
no existe, no te has dado cuenta de cuánto
tiempo hace que ni siquiera hacemos el amor?
339
Ella baja la cabeza, se voltea de
espaldas y no responde.
— ¿Ves? Esa es la actitud, pero se acabó, ya
no aguanto más.
—Bueno, me supongo que vas a correr a los
brazos de la prostituta de Marcela ¿No?
— ¡Respeta Joana!— grita Gilbert —No
tienes derecho a decirle así. Tú no sabes quién
es ella y no puedes juzgarla porque no la
conoces. Y si ella es eso, la prefiero mil veces
que a ti porque al menos me ama, me llena de
amor. Y estos días en que no estuve me fui
con ella y supe lo que es una mujer que me
atienda y se preocupa por mi. Esa es la vida
que quiero de ahora en adelante. Me cansé de
tu indiferencia y de tu mal carácter
Joana lo abraza, llora y le ruega que no
se vaya
340
— Gilbert no te puedes ir, tengo que darte una
muy mala noticia
—¿Qué vas a inventar ahora?
— Tengo cáncer, Gilbert
— No te creo, cómo eres capaz de inventar
algo así sólo para que no me vaya
— No te miento, es verdad
— Pues lo comprobaré cuando tengas que
hacerte las quimioterapias
Gilbert termina de recoger sus cosas y
llama por teléfono a sus hijos para avisarles
que se va de la casa y que por un tiempo se
mudará a su apartamento de soltero. Al llegar
a allá llama a Marcela y le da la buena noticia
de que se fue de su casa para comenzar los
tramites de su separación legal y así poder
regresar con ella sin ningún obstáculo para
que puedan ser felices.
341
Pero esto no es como Marcela y
Gilbert lo piensan o lo sueñan porque Joana
hace lo imposible, por las buenas primero y
por las malas después, para que el encuentro
de Marcela y Gilbert se atrace. Y así pasa un
año entero hasta que Gilbert decide dejar todo
lo legal sin concluir para volver con Marcela.
Durante ese tiempo ellos intercambian
e-mails, cartas y hacen todo lo necesario para
mantenerse unidos y cerca, a pesar de la
distancia, hasta que Gilbert regresa a Buenos
Aires y se queda definitivamente viviendo con
Marcela.
342
CAPÍTULO 22
CONOCIENDO A LOS HIJOS DE DIEGO
Por su parte, Barbarita continúa su
romance con Diego, él la lleva a conocer a sus
hijos y al ver a su hija mayor, Sandra, se
desmaya de la impresión al darse cuenta de
que es idéntica a Isabelita.
— Mi, amor, mi amor ¿Qué te pasa?—
Pregunta Diego muy nervioso — por favor
Octavio, busca alcohol y tú Sandra, trae agua
con azúcar.
Cuando regresan los hijos, Diego le
coloca el algodón con alcohol en la naríz y
Barbarita despierta.
— Toma agua, mi vida ¿Qué te pasó?
343
— Nada, creo que como estoy exagerando con
la dieta, con la emoción de conocer a tus hijos
y el no haber almorzado me afectó
— ¿Y para qué haces dieta si estás tan bien?
Quisiera yo verme así con tu edad— comenta
Sandra
Barbarita se sonríe y no puede creer
que la hija de Diego sea tan parecida a la suya
— Gracias, Sandra y mucho gusto a los tres,
discúlpen el desmayo
— No, te preocupes Barbarita— agrega
Nelson, el hijo menor de Diego —eres
bienvenida a esta casa, pero vamos a comer
antes de que te vuelvas a desmayar
Todos se ríen y Diego abraza a
Barbarita para acompañarla a la mesa
344
— Barbarita de mi vida, de ahora en adelante
este será tu puesto cada vez que vengas, a mi
derecha, como la dueña de esta casa
— Gracias, mi amor—dice Barbarita
Al terminar de almorzar, los hijos de
Diego se van a hacer sus actividades del fin de
semana y Barbarita se queda sola con él a
pasar esos dos días ya que sus hijos están con
Angel.
En un momento en que Diego va al
baño, Barbarita llama a Marcela
— Amiga, no te imaginas lo que me ha
pasado aquí
—¿Qué pasó Barbarita, te trataron mal los
hijos de Diego?
—No, no…es que su hija es idéntica a
Isabelita
—¿Y ahora qué vas a hacer?
345
— Pues enfrentar esto y nada mas, que pase lo
que pase, pero esta relación entre Diego y yo
no tiene marcha atrás así que hablaré con él
enseguida
— Te deseo suerte entonces, espero que Dios
los ilumine para que esa conversación sea
llevada de la mejor manera y que todo salga
como tú deseas
— Eso espero, amiga
Diego entra a su habitación y ve que
Barbarita está llorando
— ¿Otra vez te siente mal, mi amor?
—No, Dieguito, no. Es que necesito hablar
algo muy importante contigo
— Esta bien, hablemos, pues
— Pero antes quiero pedirte que me escuches
sin interrumpirme y que trates de entenderme,
por favor
346
— Me preocupas Barbarita, por favor no me
digas que vas a terminar conmigo porque eso
no lo voy a aceptar
— No, mi amor, todo lo contario, esto es por
el bien de todos…lo que quiero decirte es que
cuando tú y yo estuvimos juntos por primera
vez yo no estaba tomando pastillas
anticonceptivas, como te dije cuando nos
encontramos después de varios meses y yo
estaba embarazada
Diego arruga el entrecejo
— Un momento, voy a repetirte lo que me
estás diciendo porque creo que no entendí
bien. ¿Tú no estabas tomando pastillas cuando
hicimos el amor por primera vez hacen como
catorce años?
—Exactamente, pero déjame seguir hablando.
Como te comenté en alguna portunidad, mi ex
347
esposo y yo a veces pasábamo hasta tres
meses sin hacer nada y justamente tú
apareciste en uno de esos meses
Diego comienza a caminar de un lado
a otro como león enjaulado y le dice a
Barbarita —Continúa, continúa, por favor
— Pues, como te dije, yo no me estaba
cuidando y tú tampoco lo hiciste, al cabo de
un mes no me vino la menstruación y supe
que estaba embarazada
— Barbarita, no puede ser, Barbarita ¿Tú me
estás queriendo decir que tienes un hijo mío?
— Una hija Diego
Diego no puede creer lo que Barbarita
le está diciendo y no sabe ni que decir. Se
pone las manos en la cabeza, sigue caminando
de un lado a otro hasta que finalmente habla
348
— Yo te lo pregunté y me lo negaste
Barbarita, yo lo sabía y tú me lo negaste ¿Por
qué Barbarita, por qué?
— Por eso te dije que no me interrumpieras y
que me entendieras. ¿Cómo creer tú que al
marido “perfecto” se le puede decir que el hijo
es de otro hombre? Tú no te imaginas todo lo
que yo he sufrido en estos años y mas aun
cuando mi hija nació y su papá, que no es su
papá dijo que ella era la hija mas linda que
había tenido y que cerró con broche de oro.
Luego cuando supe que él era homosexual,
ahí si se me quitó esa culpa tan grande de
haberle sido infiel.
—¿Y cómo le hiciste creer que era su hija si
ustedes pasaban tanto tiempo sin tener
relaciones?
349
— Al darme cuenta de que estaba embarazada
hablé con él y le dije que no entendía cómo
podía pasar tanto tiempo y no tener ganas de
hacer nada, le serví un whisky y cuando
estaba casi borracho se exitó un poco y
tuvimos relaciones.
—¿Y el médico que te atendió no se dio
cuenta de nada?
— No, porque yo en todo momento me
mantuve muy firme con respecto a la fecha en
la que “supuestamente” quedé embarazada y
al final cuando supe que ya iba a dar a luz,
llamé al doctor y le dije que me sentía muy
mal y que por favor me hiciera la cesarea.
Ël simpre pensó que la bebé era muy
grande y que estaba madura para nacer, pero
yo justifiqué eso diciendo en todo momento
que su papá es muy alto y por eso ella era así.
350
— Pero Barbarita, tenías que habérmelo dicho
¿Es que a caso tú no sabes lo que significa un
hijo y mas tuyo y mío?
— No es que no lo sepa Diego, pero dime si
había algo que hacer cuando tú y yo éramos
unos desconocidos y mi marido era el esposo
y padre perfecto
— No se Barbarita, no se y ahora dime tú qué
vamos a hacer
— Nada Diego, imagínate lo que tú sientes y
si eres capaz de hacerle un daño a tu hija y
decirle después de catorce, años que tú eres su
papá
—¡Pero soy Barbarita y tengo derechos como
padre!
—No Diego, tu engendraste, pero no criaste,
su papá es Angel y eso no va a cambiar nunca,
tienes que entenderlo. Piensa que nosotoros
351
vamos a casarnos y que tú vas a vivir bajo el
mismo techo de tu hija y la vas a disfrutar,
para qué entonces decirle nada y hacerla
sufrir, eso no lo voy a permitir
Diego se queda callado y pensativo,
camina por su cuarto, llora, se sirve un vaso
de agua y luego le dice a Barbarita
— Tienes razón, mi amor,no te niego que es
muy duro pensar que ella jamás se va a enterar
de que yo soy su verdadero padre, pero uno
por los hijos tiene que hacer los mil y un
sacrificios y si ya los he hecho por los que he
criado, no veo por qué no lo voy a hacer por
nuestra hija…nuestra hija Barbarita, nuestra
hija, aun no puedo ni creerlo
Diego abraza a Barbarita y los dos
lloran, pero esta vez de felicidad
352
— Gracias por entender mi amor— dice
Barbarita —yo sabía que tú si eras el hombre
especial que he tenido a mi lado por dos años
ya, esperando la oportunidad de conocer a mis
hijos y viviendo un noviazgo secreto. No te
preocupes por nada mi amor, todo va a salir
bien. Yo voy a hablar con ellos mañana y
seguramente te van a recibir en nuestra casa
como me recibieron tus hijos aquí
Así cuando el domingo Barbarita llega
a su casa y sus hijos también, ella conversa
acerca de su noviazgo secreto y ellos se ríen y
se burlan de ella porque todos estaban claros
de que tenía a alguien
—Sólo tú puedes pensar que el amor se puede
ocultar mamá— le comenta su hijo mayor —
tú crees que no nos dábamos cuenta de las
353
horas que te pasabas en el teléfono y la cara
de tonta que ponías
—¿ Y cuándo nos vas a presentar al novio
mas escondido del siglo?— pregunta Isabelita
—Cuando ustedes quieran, hijos, por él sería
ahorita mismo
Y en menos de quince minutos Diego
toca el timbre de la casa de Barbarita, quien
sale corriendo a recibirlo
—¿Y cómo me voy a dar cuenta de quién es
Isabelita?— pregunta Diego en tono de
murmullo
— No tengo necesidad de decírtelo, te darás
cuenta enseguida
Y así fue, cuando Diego entra y ve a
Isabelita, parecía que era Sandra con cinco
años menos
354
— Bueno, niños, él es Diego, el novio mas
escondido del siglo
—Jajajaja— todos se ríen y saludan a Diego
con cariño y alegría, sobre todo Isabelita,
quien lo ve mas guapo que a su propio papá,
Angel
—Que buen gusto mamá, de verdad que
Diego es todo un galán
Diego siente que el corazón se le
arruga y se le hace un nudo en la garganta
—¿Y entonces Isabelita, tú no respetas a
Diego? mira que él es un poco tímido
—Gracias, Isabelita, te agradezco el
cumplido– dice Diego
Así entre chistes y anécdotas de como
los hijos se dieron cuenta de que su mamá
tenía un novio “escondido” pasaron toda una
noche muy alegre y divertida, hasta Barbarita
355
los mandó a dormir con la excusa de que
tendrían clases al día siguiente. Y cuando se
quedaron solos, Diego le dice a Barbarita
—Ya entiendo por qué te desmayaste. ¡ Que
dieta ni que nada! Sandra y e Isabelita parecen
gemelas, no se cómo no me desmayé yo
también
—Te lo dije,mi amor, ahora no se como
vamos a justificar el parecido de esas dos
niñas
—No hay que justificar nada Barbarita,
dejemos las cosas como están.
356
CAPÍTULO 23
DOS BODAS
Y después de que el noviazgo mas
escondido del año se descubre y de que
Gilbert obtiene su divorcio, Barbarita con
Diego y Marcela con Gilbert, sellan sus vidas
en una linda boda donde los hijos de ambas
parejas hacen un gran cortejo para acompañar
a sus padres a casarse por segunda vez.
En esa linda boda que se lleva a cabo
bajo el cielo estrellado a las orillas de una de
las playas de Mar del Plata, Marcela hace sus
votos con un discurso diferente al que repiten
todos a la hora de casarse
—No se que va a pasar con nosotros después
de tantas cosas que hemos vivido y de las
historias que mis amigas me han contado y
357
ellas mismas han experimentado, pero lo que
te puedo decir es que desde que por primera
vez te encontré en el Chat, me sentí tan
cómoda y segura contigo que siempre he
pensado que si existe la reencarnación tú y yo
tuvimos que haber sido pareja en la otra vida.
A medida que fuimos hablando y nos
conocimos a través de lo que nos decíamos,
yo no tuve dudas de que tarde o temprano éste
tenía que ser el final para los dos.
Te pido disculpas por el tiempo que
perdimos al yo “escapar” de ti después de que
nos conocimos en Miami, pero creo que todo
tiene su momento y su tiempo exacto para que
suceda y eso es lo que estamos viviendo
ahorita.
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—No tienes que pedir disculpas— responde
Gilbert —porque yo fui el más culpable al
decirte que debíamos conocernos y
separarnos, aunque pagué por eso porque
cuando te alejaste de mi, más nunca pude ser
el hombre feliz que fui durante lo dos días que
pasamos juntos y los seis meses en el chat.
Fue un tormento y una agonía no estar contigo
—Y eternamente estaremos juntos— dice
Barbarita —porque después de haber sufrido
tanto estando separados, lo único que nos
queda es cuidarnos mutuamente y a nuestro
matrimonio para que no se acabe jamás, creo
que después de haber estado con otras
personas por tanto tiempo, ya sabemos lo que
nos gusta y nos disgusta y mantener una
comunicación sincera y abierta es la base,
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aparte del amor, para poder tener un
matrimonio eterno.Eso se llama regar la flor
Y así con un beso Marcela y Gilbert
permanecen juntos y felices hasta que Dios
dispone de ellos y juntos los lleva al cielo.
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