1.0 DG-1451 Bankinter 2002
1.0 DG-1451 Bankinter 2002
Universidad de Navarra
Barcelona-Madrid
0-304-031
DG-1451
Este documento es una de las 32 copias autorizadas para utilizar en el MPT 20-22, E.B/H.S, Dirección General, 2021-12-13
BANKINTER 2002
Caso preparado por María Luisa Blázquez, Investigadora Asociada, bajo la supervisión del Profesor Eduardo
Ballarín, como base de discusión y no como ilustración de la gestión, adecuada o inadecuada, de una situación
determinada. Diciembre de 2003.
Este caso fue escrito con la colaboración del Centro Anselmo Rubiralta de Globalización y Estrategia.
Algunos de los empleados y directores del banco definían a Echegoyen como «un gran
escuchador, que siempre te deja tomar la decisión a ti, un líder, todo el mundo le quiere,
inteligente, trabajador, dialogante, delega más, ambicioso, arriesgado1», y confiaban en la
capacidad del nuevo consejero delegado para llevar a cabo su misión con éxito.
Juan Arena llevaba más de treinta años en el banco. En 1986 fue nombrado
consejero director general, y siete años despues fue ascendido a consejero delegado. Arena
era el «alma mater» del banco y gozaba de un prestigio indiscutible entre sus empleados4.
Algunos de los directivos comentaban que Arena era «capaz de alinear» y escuchar todas las
opiniones, aunque finalmente solía decidir él mismo. Uno de ellos comentaba que «no se
puede entender Bankinter sin el liderazgo de Juan Arena». En esto coincidía un periódico
nacional, que publicaba que «Bankinter era un banco artesano, de autor, inventado por la
familia Botín, pero tambien por un equipo directivo nucleado en torno a Arena que ha creído
en el proyecto y que lo ha cosido de la cruz a la raya»5.
Mercado y competencia
Echegoyen analizaba los últimos resultados del banco en su ordenador, desde donde
podía acceder a una completa información de gestión, más de un 90% de la cual también era
accesible por el resto de los empleados desde sus terminales.
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Bankinter era el quinto banco de España, con 3.000 empleados y unos activos totales
medios en el año 2002 de 22.653 millones de euros, lo que suponía una cuota de mercado del
3,46% en esta magnitud (véase Anexo 2 con evolución de cuotas de mercado de Bankinter).
En el año 2002 Bankinter obtuvo unos beneficios de 110 millones de euros, lo que
suponía un incremento del 12,16% respecto al año anterior. Casi todas las principales
magnitudes de negocio también habían experimentado crecimientos, como el margen
de intermediación (5,57%), el margen de explotación (5,97%), la rentabilidad y los recursos de
clientes o el beneficio por acción (véase Anexo 3 con principales indicadores de negocio
de Bankinter). El banco mantenía una excelente calidad crediticia, con una cifra de morosidad
del 0,31% y un índice de cobertura del 440%. Sin embargo, la velocidad de crecimiento del
banco había sufrido una contracción, que la entidad achacaba no sólo a la situación
del entorno, sino también al deseo de mantener la calidad del riesgo crediticio y evitar las
guerras de precios en las que estaban entrando otras compañías.
El SCH había cerrado el año con una caída del beneficio atribuido del 9,62%, frente
a la del 27,3% del BBVA6. Este último había realizado saneamientos extraordinarios por
importe de 427 millones de euros, sin los cuales el descenso del beneficio atribuido habría
sido del 9,2%. La exposición a la variación en los tipos de cambio también había afectado
negativamente a sus márgenes. La inestabilidad del mercado latinoamericano, en el que desde
1995 habían invertido 25.560 millones de euros7, había llevado a los dos bancos a replegarse
de países de alto riesgo y a intentar recuperar cuota de mercado en España. Para ello, el SCH
pretendía reforzar su red de oficinas, abriendo 130 más. El BBVA, por su parte, manifestaba
su intención de seguir creciendo en el extranjero, especialmente en Estados Unidos y Europa,
de forma no orgánica, aunque el crecimiento orgánico en España y México, países en los que
mantenía una posición más sólida, era su principal objetivo.
El BBVA tenía a finales de 2002 unos activos totales de 279.542 millones de euros,
un 30% de los cuales correspondían a Latinoamérica. El banco se mantenía entre los primeros
puestos de la banca europea en lo relativo a eficiencia, que había mejorado sustancialmente en
los dos últimos años, pasando de un 53,3% en 2000 a un 47,2% en 2002.
La banca al por menor en España y Portugal constituía el grueso del beneficio del
grupo, aportando un 63% del total en 2002, y englobaba los segmentos de particulares,
comercios y pequeñas empresas. El banco estaba cambiando su enfoque y pasando de una
segmentación basada en distintas redes a una misma red que cubriera las necesidades particulares
Santander Central Hispano, por su parte, tenía una clara vocación internacional,
aunque se definía como una entidad multilocal, lo que según ellos evitaba la exposición a
riesgos globales. Con unos activos de 324.208 millones de euros y unos beneficios de 2.247
millones de euros, el grupo era el mayor banco español. Durante el año 2002 había sufrido un
empeoramiento de sus principales magnitudes, desde volumen de activos y beneficio hasta
los principales márgenes, que habían experimentado descensos de entre un 6 y un 9%
respecto al año anterior.
Santander Central Hispano contaba con una fuerte red de oficinas para atender a sus
35 millones de clientes, pero también promocionaba canales alternativos. Así, tenía ocho
millones y medio de clientes en línea telefónica y dos millones en banca Internet.
El tercer banco español por tamaño era el Banco Popular. Su Memoria anual de 2002
comenzaba con una cita de Robert Frost de 1916 que decía: «Encontré que la senda del
bosque se dividía en dos ramas, tomé la menos transitada y en esto ha consistido la
diferencia». Y es que frente a la tendencia de las grandes entidades durante los últimos años,
que habían optado por las grandes fusiones y la entrada en nuevos mercados geográficos, el
Banco Popular había mantenido su estrategia de centrarse en la banca comercial, sobre todo
en la banca minorista, y el mercado doméstico, y crecer de forma orgánica. Esta estrategia
parecía haberle funcionado bien, ya que en el año 2002 habían mejorado en todas las
magnitudes del negocio respecto al año anterior: 12,6% más en activos, 12,1% más en
beneficios, y mejoras de entre el 9 y el 13% en todos los márgenes. El banco tenía unos
activos de más de 42.000 millones de euros, y algo más de cuatro millones y medio de
clientes particulares y 350.000 empresas. La compañía consideraba a las sucursales como una
pieza básica en el negocio de banca comercial, aunque no la única. El 17% de sus clientes
particulares estaban dados de alta en el servicio de «bank-on-line». Echegoyen se confesaba
admirador del Popular, banco que según él le sorprendía de toda la vida.
El grupo Banco Sabadell, cuarto del ranking bancario español, estaba integrado por los
bancos Sabadell, Asturias, Sabadell Banca Privada y ActivoBank, las marcas Banco Herrero y
Solbank, y diferentes sociedades filiales y participadas. El grupo había experimentado ligeros
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aumentos en torno al 2%, tanto en sus activos totales como en sus beneficios, en el año 2002,
aunque sus márgenes habían sufrido una evolución desigual. El Banco Sabadell tenía un claro
enfoque hacia el segmento de la pequeña empresa y las economías familiares. El grupo estaba
realizando un importante esfuerzo desde hacía años en su renovación tecnológica.
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Las cajas también suponían una dura competencia. Caja Madrid había aumentado su
balance casi un 6% durante 2002, hasta alcanzar los 70.635 millones de euros, y a pesar de
las dificultades del entorno económico, había mejorado su beneficio respecto al año anterior,
rozando los 500 millones de euros, lo que le convertía en un competidor de considerable
magnitud. La entidad había mantenido un alto crecimiento durante los últimos cinco años,
doblando su balance y beneficio, abriendo 500 nuevas oficinas en ese período e incorporando
a 2.000 personas más a su plantilla.
Echegoyen opinaba que «la competencia es intensa desde hace tiempo. Las reglas
del juego no van a cambiar mucho porque ya eran demasiado duras. La única forma de
combatir esto es gestionando mejor a tus clientes y reduciendo más tus costes. También nos
defendemos subiendo la venta de productos por cliente»9. Bankinter había conseguido reducir
el margen de eficiencia en más de dos puntos respecto al año anterior, pero a pesar de todo
todavía se mantenía en niveles superiores a los de algunos de sus principales competidores en
esta magnitud.
En esa misma entrevista, Arena mencionaba que el objetivo del banco era «seguir
creciendo y mantener el quinto puesto del sector en tamaño (...) en 25 años el tamaño de la
entidad se ha multiplicado por cincuenta. Necesitamos crecer más que los demás».
Organización
un 75% de los recursos de clientes, y aportaban más del 60% de los beneficios antes de
impuestos del banco. (Véase Anexo 5 con resultados de clientes por segmentos.) Según
Hernández, el enfoque del banco estaba en la gestión, personalización y calidad de servicio.
En banca privada, donde los clientes y los productos eran más sofisticados, resultaba
más fácil la personalización, y contaban para ello con 21 centros específicos. Además de la
red tradicional, el banco contaba con 1.003 agentes y 424 oficinas virtuales. Estas últimas
eran el resultado de acuerdos con empresas-socio para distribuir los productos del banco a los
empleados de estas empresas. Una de estas oficinas se había abierto en el IESE en 1994.
Una de las áreas de mejora era la eficiencia, que variaba ampliamente según el tipo
de cliente (véase Anexo 5), así como el cobro de servicios, en lo que, según Hernández,
habían sido algo laxos.
Moreno pensaba que el banco debía hacer un esfuerzo en la calidad y eficiencia del
área de Pymes, y en la retención de sus comerciales, que tenían una rotación más elevada que
la del resto de empleados del banco.
Además de los bancos que tradicionalmente habían apostado por el área de Pymes,
como el Popular y el Sabadell, y que contaban con alrededor de 2.200 y 900 oficinas,
respectivamente, Bankinter debía competir con los grandes del sector, como Banesto, que
también tenía en estos clientes una de sus prioridades.
dirección, tenía como misión generar productos de activo, pasivo y fondos para las redes de
distribución, tutelar los productos que vendía el banco y hacer de soporte de todos ellos.
Bankinter no era excedentario en recursos, lo que hacía necesaria una importante y difícil
labor de priorización para decidir cuáles de las muchas ideas que se generaban se ponían en
marcha. De Diego consideraba la innovación continua como totalmente necesaria, ya que el
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La gestora del banco había sido elegido recientemente por el diario Expansión como
mejor gestora de fondos de renta variable, y dos de sus fondos habían sido premiados
como los mejores de su categoría. También en hipotecas eran una referencia obligada, según
de Diego, ya que su producto era flexible y de los más baratos. En ambos productos,
hipotecas y fondos, Bankinter tenía una cuota de mercado superior a la que le correspondería
por su tamaño.
Estas cuatro áreas estaban apoyadas por las divisiones de medios y plataformas,
riesgos y legal-auditoría.
Tecnología
A las ocho de la mañana suena la primera de las llamadas que uno de los empleados
de banca telefónica de Bankinter en Madrid contestará esa mañana.
«Bankinter, buenos días.» Nada más contestar la llamada y preguntar al cliente sus
claves de banca telefónica, el empleado tenía disponible toda la información necesaria para
resolver cualquier duda a la persona al otro lado de la línea.
los dos principios estratégicos, junto a la visión única del cliente. Los sistemas de Bankinter
posibilitaban esto último. También hacían posible la gestión eficaz de la multicanalidad y la
multirred, asegurando que todos los canales proporcionaran la misma información. Al mismo
tiempo, las herramientas tecnológicas posibilitaban la objetivización de la información, que
ya no se encontraba en poder de los empleados, sino del sistema.
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El banco mantenía una estrecha supervisión sobre el uso de los distintos canales que
hacían sus clientes. Un 65% de los clientes utilizaban más de un canal para relacionarse con
el banco, y más de un 28% utilizaba tres canales (véase Anexo 6 con distribución de clientes
por canal). Bankinter sabía, gracias a un estudio interno realizado recientemente, que la
satisfacción de los clientes del banco, especialmente los del sector de particulares, aumentaba
con el número de canales utilizado. El índice de calidad era dos puntos y medio superior en
clientes que utilizaban tres canales que en aquellos que sólo operaban a través de uno.
El que los empleados tuvieran cierto margen para fijar los precios hacía que se
sintieran gestores, lo que les motivaba en su trabajo.
El uso de varios canales tenía además otras ventajas, como una mayor lealtad entre
los clientes que usaban más de dos canales, mayores beneficios medios por clientes y unas
mayores ventas cruzadas entre clientes multicanal. Así, en clientes que usaban tres canales, el
número medio de productos vendido era de 7,5, frente a menos de 5 para aquellos que sólo
utilizaban uno de los canales. A diferencia de otros bancos, las oficinas de Bankinter
potenciaban el uso de otros canales por parte de los clientes, ya que el banco no era
excedentario en mano de obra, y que los clientes usaran el teléfono o Internet se percibía
como una ayuda por parte de las oficinas.
10 Datos
de transacciones por canal correspondientes a mayo de 2002. Fuente: Conferencia de Bancos españoles
BNP, de Jaime Echegoyen.
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rapidez de operaciones, Bankinter obtenía una puntuación por encima de 78, frente a una
media inferior a 70 del mercado.
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Juan se sentaba a escasos metros suyos, en una mesa exactamente igual a la suya,
siguiendo la cultura del banco según la cual no había despachos. Diversas salas de reunión se
repartían en cada planta, todas con paredes de cristal. En junio de 2002, El País publicaba
una entrevista con Juan Arena, en la que decía: «Juan Arena (...) no tiene despacho, ni
siquiera un biombo que separe su mesa del resto de los empleados (...) Cuando quiere tener
una conversación a solas acude a uno de los despachos cercanos, eso sí, todos con cristales
diáfanos. Esta distribución no es una casualidad. Revela una filosofía que se respira en este
banco: nada de protocolo y máxima proximidad con los empleados y clientes».
En cuanto a la gestión del talento, Juan Arena estaba llevando a cabo personalmente
un proyecto en el que se diseñaban mapas de talento, y éste se intentaba detectar y ubicar,
para realizar además una labor de reconocimiento. Según él: «… el día que no tengamos
talento, entendido como una manera de crear ideas y transmitirlas, el banco desaparece.
Bankinter se sostiene porque la densidad de talento por persona es superior a la de nuestros
competidores; el día que no sea así, nos barrerán»11.
11 Expansión, marzo de 2003.
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La apuesta por personas de la empresa suponía que de las 3.000 que trabajaban en
el banco, con una media de edad de 36 años, la antigüedad media superase los once años. El
banco se vanagloriaba de tener una plantilla fiel e instruida, en la que más del 63% contaba
con una titulación superior, y altamente motivada, como confirmaba el bajo índice de
rotación externa, 3,71%, y la no sindicalización de los empleados, caso peculiar en una
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La implicación de la plantilla en los asuntos del banco también era alta, como lo
demostraba el hecho de que durante el último año, más de un 51% de los empleados hubieran
participado en la web de innovación, aportando casi 4.000 ideas. También se intentaba
involucrar a los empleados en el funcionamiento general del banco, no sólo en su área estricta
de responsabilidad. En este sentido, se alentaba la propuesta de ideas y se asignaban premios
a las mejores, se organizaban foros de debate, etc. Todo ello contribuía a mantener a la
plantilla altamente comprometida con el banco. En palabras de Pablo de Diego, director del
área de mercados y productos, en Bankinter «se trabaja de forma más feliz».
Según Fernando Alfaro, director del área de innovación: «En una industria de
servicios, el capital intelectual era el 99% de la creación de valor, y los bancos, digan lo que
digan, son empresas de servicios». Ya lo manifestaba el anterior presidente, Jaime Botín, en
la última junta general, en la que expresó que «las expectativas de futuro previsibles son
sumamente halagüeñas, pues están basadas en el capital intelectual, que hace años
comenzamos a medir de manera sistemática, por primera vez en España, lo que permite la
utilización mejor de nuestro talento, que es nuestro principal activo».
Esta era una de las áreas en las que Jaime Echegoyen parecía poder marcar alguna
diferencia con su antecesor. Algunos de los directivos decían que Echegoyen siempre te
dejaba tomar la decisión, mientras que Juan Arena escuchaba todas las opiniones, pero
finalmente solía decidir él mismo.
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Anexo 1
BANKINTER 2002
Jaime Echegoyen
Juan Hernández
Fernando Alfaro
Pablo de Diego
Anexo 1 (continuación)
Fernando Moreno
Ana Peralta
Anexo 2
Cuota de mercado-Bankinter
Anexo 3
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Balance
Resultados
Ratios
Ratio de eficiencia 53,05% 55,08% –3,69
ROE 15,07% 14,30% 5,38
ROA 0,49% 0,45% 8,89
PER 15,99 24,79 –35,49
Anexo 4
BANKINTER 2002
Anexo 4 (continuación)
35
30 30,23
25 24,79
23,02
Bankinter
20 21,80
18,80 Popular
17
17,63 15,99 SCH
15 16,40
13,88 BBVA
14,20
13,40
10
0
2000 2001 2002
Anexo 5
BANKINTER 2002
* Puntos.
Fuente: Memoria anual Bankinter, 2002.
Anexo 6
Oficina
+ Internet
11 Teléfono
Oficina
23,5 + Internet
5,8
Teléfono
5,5
Internet
5,1
Oficina
+ Teléfono
20,7 Oficina
+ Internet
+ Teléfono
28,4