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Tema 7. Nuevas Masculinidades

Este documento presenta un curso sobre nuevas masculinidades. Explica que la lucha por la igualdad entre los sexos requiere que los hombres se involucren y adopten nuevos roles de género. Define la masculinidad tradicional y sus características dominantes. Luego introduce el concepto de nuevas masculinidades más flexibles e inclusivas que promuevan la igualdad entre hombres y mujeres.
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Tema 7. Nuevas Masculinidades

Este documento presenta un curso sobre nuevas masculinidades. Explica que la lucha por la igualdad entre los sexos requiere que los hombres se involucren y adopten nuevos roles de género. Define la masculinidad tradicional y sus características dominantes. Luego introduce el concepto de nuevas masculinidades más flexibles e inclusivas que promuevan la igualdad entre hombres y mujeres.
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Curso on line para Extremadura

¿Educamos en igualdad?
Tema 7. Nuevas masculinidades
Creado por:
Ricardo Hurtado Simó

y cedido a la Consejería de Educación y Empleo.


Junta de Extremadura.

Este curso y sus materiales se distribuyen con licencia Creative Commons

Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0
España (CC BY-NC-SA 3.0 ES)
Bajo las condiciones siguientes:

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Índice

Tema 7. Nuevas masculinidades

1. Planteamiento del tema.

2. La masculinidad tradicional. Definición, tipos y rasgos generales.

3. Hacia un modelo masculino transversal, flexible e integrador. Hacia


nuevas masculinidades

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TEMA 7: NUEVAS MASCULINIDADES

1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA


A estas alturas parece evidente que el feminismo no es una moda
pasajera ni una tendencia temporal. Ha venido para quedarse. La lucha de las
mujeres por lograr la igualdad de derechos, que esos derechos sean reales y
que puedan constatarse y disfrutarse con normalidad recorre todas las zonas del
mundo. Así, hoy en día, podemos decir que las mujeres han tomado sobrada
conciencia de las injusticias que sufren cotidianamente y de la necesidad de
mejorar sus condiciones de vida. Las reivindicaciones no entienden de
religiones, fronteras ni clases sociales. Y cada vez son más las mujeres que
tienen un discurso sólido y coherente en pos de la igualdad. Sin embargo, aún
queda mucho por hacer para conseguir los objetivos, y los hombres tienen que
sumarse y dar un paso al frente.

La lucha por la igualdad real entre sexos no es un asunto de mujeres; es


también un problema que atañe a los hombres, que han dominado
históricamente las relaciones humanas (es oportuno recordar la frase de Simone
de Beauvoir, «El problema de las mujeres siempre ha sido un problema de
hombres»). El patriarcado, y la consiguiente discriminación femenina, han
perpetuado actitudes, prejuicios y formas de conducta injustas que siguen
vigentes en la actualidad. Pero, igualmente, debemos subrayar que no pocos
han sido los hombres que se enfrentaron al peso de la tradición y enarbolaron la
bandera de la igualdad. En los últimos tres siglos, intelectuales como Nicolás de
Condorcet, John Stuart Mill o Herbert Marcuse defendieron el derecho de las
mujeres a ser ciudadanas, a una educación no diferenciada o la incorporación
de estas al mercado laboral para acabar con la dependencia de la figura
masculina. Sus ejemplos no solo nos recuerdan que los hombres son parte
indispensable en la tarea por la coeducación y la equidad real, que su implicación
es ineludible; también nos indican que la igualdad traspasa ideologías y
planteamientos políticos, pues es una cuestión transversal que tendría que
unirnos, no lo contrario.

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Mira el siguiente vídeo: ¿Hay que ser valiente para adoptar nuevas
masculinidades? ¿Crees que es fácil para los hombres?

Spot de masculinidades. Duración 1’56 minutos

https://youtu.be/UOCgZnVgFX8

Desgraciadamente, mientras que las mujeres han tomado partido por


reivindicar sin descanso la igualdad y la eliminación de toda forma de violencia,
a los hombres les queda mucho por hacer. Ante el machismo y la discriminación
no se puede mirar para otro lado, pues el silencio hace cómplices. Al mismo
tiempo, el fomento de la coeducación, el reparto equitativo en las tareas
domésticas o acabar con la brecha salarial beneficia a ambos sexos y rompe los
rígidos estereotipos y roles de género. En tiempos de la posverdad y las fake
news, recordemos que el feminismo no es el machismo pero al revés. El objetivo
no es otro que lograr la igualdad, algo que parece aún lejano pero que, con la
participación y el compromiso de los hombres, se puede lograr. Ellas han dado
el paso. Ahora les toca a ellos. Hagámoslo por los derechos humanos, por

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solidaridad y por justicia. Por los hombres y mujeres que nos precedieron y por
quienes vendrán. Pero, sobre todo, por ellas. Es una cuestión de deber y
responsabilidad.

Imagen extraída de www.uv.es

2. LA MASCULINIDAD TRADICIONAL. DEFINICIÓN, TIPOS Y RASGOS


GENERALES.

Como estamos viendo en este curso, la coeducación lleva a cabo un


cuestionamiento radical de los conceptos de sexo y género, poniendo el acento
en este último en la construcción de la identidad. Así, los factores socioculturales
se consideran claves en la forma de entender qué define a un hombre y qué
define a una mujer. Este cuestionamiento permite analizar críticamente la
imagen femenina y proponer formas alternativas que rompan estereotipos y
promuevan la igualdad. Pero, al mismo tiempo, no debemos pasar por alto que
el concepto de qué se entiende por hombre y en qué consiste la masculinidad
también debe ser revisado. La toma de conciencia por parte de las mujeres de
su situación y de las barreras con las que se han encontrado históricamente es
un hecho cada vez más extendido; las reivindicaciones igualitarias son un
movimiento imparable y la idea de la mujer sumisa, obediente y relegada al hogar
está en declive. Sin embargo, los hombres no se han sumado al cambio con el
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mismo convencimiento, lo que ha provocado una asimetría que se muestra en el
espacio público y en el privado. Ya sea por indiferencia, por falta de compromiso
o por un entorpecimiento deliberado, la mayoría de los hombres no ha dado aún
ese necesario paso al frente que logre una convivencia en igualdad plena y un
modelo coeducativo integrador. Si queremos lograrlo, necesitamos
replantearnos qué significa ser hombre y reconstruir desde los cimientos su
identidad, de tal forma que sea compatible con la exigencia de igualdad y,
simultáneamente, lo ubique en una posición de colaboración y
corresponsabilidad, no de dominio.

En este vídeo el entrevistado plantea muchas acciones que podrían hacer


los hombres. ¿Puedes pensar tres antes de ver el vídeo?

Hombres feministas y nuevas masculinidades. Entrevista al escritor Ritxar


Bacete García, autor de Nuevos hombres buenos: La masculinidad en la era del
feminismo. Duración: 6´10 minutos.

https://www.youtube.com/watch?v=E0BE2oJpklg&t=4s

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El estudio “Nuevas masculinidades o nuevos hombres nuevos: el deber
de los hombres en la lucha contra la violencia de género”, de Gonzalo Soto
Guzmán se detiene en comprender que, de la misma forma que el género
femenino está construido socialmente y actúa como un imperativo, el género
masculino también está edificado sobre los mandatos exigidos por todos los
varones, es decir, todos los hombres deben comportarse según esté definida la
masculinidad en su cultura. Los niños se hacen hombres en un proceso de
socialización que tiene entre sus funciones principales reprimir o fomentar las
actitudes que se consideran adecuadas para su sexo.

Imagen extraída de www.vinculocolectivo.es

La masculinidad tradicional, la que se nos viene inmediatamente a la


cabeza, está constituida por una combinación de valores, creencias, actitudes y
conductas en base al convencimiento de que los hombres son natural y
culturalmente quienes tienen la autoridad y el poder en las relaciones sociales.
Para conseguir esta finalidad, como estamos viendo en este curso, hay todo un
entramado de formas de dominación que, desde el nacimiento y a través de los
medios de comunicación, el lenguaje, la cultura y la educación promueven y
normalizan la separación de roles y jerarquías por motivos sexuales. Desde este

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punto de vista, la masculinidad tradicional supone una forma de pensar y de
actuar, una manera de relacionarse que, voluntaria o involuntariamente perpetúa
la discriminación de las mujeres en todos los ámbitos, principalmente en el
terreno económico (brecha salarial y techo de cristal), cultural (invisibilización y
distorsión de la imagen femenina), doméstico (con un injusto reparto de tareas)
y educativo (enseñando valores machistas y con ausencia de modelos
femeninos de conocimiento y poder).

Algunos estudios, como el trabajo de Enrique Gil Calvo, Máscaras


masculinas. Héroes, patriarcas y Monstruos, y ¿Todos los hombres son iguales?
Identidades masculinas y cambios sociales, de Carlos Lomas García, suelen
clasificarlas en cuatro grandes grupos:

1.Masculinidad hegemónica: es la practicada por los varones


heterosexuales que monopolizan el poder, el prestigio y la autoridad
legítima.

Extraído de redgesam.cl

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Puedes ver este vídeo sobre la masculinidad hegemónica. Piensa en
algún ejemplo de este tipo de comportamiento.

Definición y rasgos. Elaborado por CICADES. Duración: 3´55 minutos.

https://www.youtube.com/watch?v=j0lL3cxH5KI

2.Masculinidad subordinada: Hace referencia a masculinidades


divergentes de la posición de poder hegemónica de los varones. Se suele
asociar a los varones homosexuales o a los que se catalogan como
“afeminados”.

3.Masculinidad cómplice: Es la masculinidad silenciosa que no forma


parte de la minoría hegemónica pero que disfruta de las ventajas del
sistema patriarcal con la sumisión de la mujer.

4.Masculinidad marginada: Se suele relacionar con los grupos étnicos


minoritarios y frecuentemente marginados: personas afroamericanas en
los EE.UU, inmigrantes y refugiados, miembros de la etnia gitana, etc.

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Esta tipología de las masculinidades nos obliga a preguntarnos cuál es la
masculinidad mayoritaria actualmente en nuestra sociedad y si en ella se pueden
estar produciendo procesos de redefinición que lleven a ese modelo que hemos
denominado nuevas masculinidades. Parece que a la mayoría de los hombres
no podríamos considerarlos como parte de lo que se define como masculinidad
hegemónica, puesto que el monopolio (como su propio nombre indica) del poder,
solo lo ejercen unos pocos hombres, y en ese grupo no se incluye como poder a
la preeminencia del varón en el hogar. En cualquier caso, este tipo de
masculinidad que está en la cumbre de la pirámide jerárquica de las
masculinidades propuestas bien puede ser la imagen universal, como un
referente simbólico y normativo a seguir e imitar por el resto de varones y que
está presente en los modelos culturales que nos muestran la literatura, la
publicidad, los dibujos animados o la música.

Como resultado, podemos pensar que en nuestra sociedad abundan los


hombres que forman parte de esa masculinidad cómplice que no pone en duda
las relaciones de género establecidas y se beneficia cotidianamente de la
sumisión de las mujeres en el reparto de tareas domésticas, el cuidado de hijas
e hijos o la perpetuación de formas de conducta machistas a través de
micromachismos en el trabajo y sus relaciones sociales.

Imagen extraída de www.hombrescontralaviolencia.blogspot.com

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En este vídeo podemos ver que se puede construir la masculinidad de
forma consciente. ¿Crees que es así? Un hombre transexual cuenta su propia
experiencia identitaria y propone romper con los prejuicios y barreras que
conllevan ser hombre. Duración: 16´25 minutos.

https://www.youtube.com/watch?v=RhUYfwVb6dg

Otro sociólogo especialista en masculinidades, en este caso el


estadounidense Michael Kimmel en su trabajo “Homofobia, temor, vergüenza y
silencio en la identidad masculina”, propone serie de reglas que regularían la
masculinidad occidental actual, que representan un referente normativo para la
mayoría de varones y que se llevan a cabo como slogans sutiles e implícitos:

1. “¡Nada con asuntos de mujeres!” Uno no debe hacer nunca algo que
remotamente sugiera femineidad. La masculinidad es el desprecio
incontestable de lo femenino. Esto lleva a situaciones ilógicas como el

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rechazo de algunos hombres a vestir el color rosa o el prejuicio de que la
cocina es para ellas.

Extraído de slideshare.net/hernandomedina2

2. “¡Sea el timón principal!” La masculinidad se mide por el poder, el éxito,


la riqueza y la posición social. Pensemos en la perpetuación del techo de
cristal y las barreras que ponen muchos hombres al acceso de las mujeres
a puestos de gran responsabilidad y prestigio.

3. “¡Sea fuerte como un roble!” La masculinidad depende de permanecer


calmado y seguro ante los problemas, manteniendo las emociones y los
sentimientos bajo control y fuera del alcance de quienes nos rodean. El
hombre de verdad no llora y se muestra frío e impasible ante los golpes.

4. “¡Mándelos al infierno!” El hombre de verdad es valiente y osado. No tiene


miedo a nada ni a nadie y no acepta que alguien le imponga reglas. Es
dueño absoluto de su propio destino. El riesgo y el atrevimiento son parte
del objetivo de conseguir aquello que se desea. Un ejemplo es la idea de
que a la mujer se la consigue a través de la reiteración y el deseo
masculino es irrefrenable.

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Estas reglas informales, pero ampliamente seguidas por los hombres
occidentales durante mucho tiempo, ponen de relieve una de las principales
características que definen la masculinidad tradicional; se define no solo por el
dominio y la puesta en marcha de prácticas de poder y de sometimiento, también
por negación, es decir, la masculinidad es “no ser”, y más concretamente no ser
o al menos no parecer femenino, como sostiene Joan Sanfélix Albelda en su
artículo “Las nuevas masculinidades. Los hombres frente al cambio en las
mujeres”. El hombre tradicional se construye como oposición, como lo
radicalmente contrario a la mujer o, mejor dicho, a una imagen de la mujer
estereotipada y simplificada. Además, la masculinidad clásica se crea por
comparación, como una competencia interminable por mantener la hegemonía y
ser contemplado como el sujeto masculino paradigmático.

Imagen extraída de infobae.com

Y ante posicionamientos negacionistas y reaccionarios caracterizados por


la victimización, el objetivo, no debe ser fomentar o acrecentar la confrontación
sino entablar un diálogo crítico y abierto que muestre que los avances en materia
de igualdad y una masculinidad transversal beneficia al conjunto de la población.
Así conseguiremos que toda la sociedad lleve a la práctica relaciones justas y se
haga posible la plena autonomía de las mujeres.

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El psicólogo Luis Bonino Méndez, en el artículo “Los hombres y la igualdad
con las mujeres”, sostiene que las actitudes de los hombres hacia los avances
en materia de igualdad pueden englobarse en tres grupos:

A) El primero de ellos lo componen quienes son contrarios a los cambios. En


este colectivo se encuentran los hombres mayores de 55 años y jóvenes
que consideran a las mujeres potenciales competidoras en el ámbito
educativo y laboral. Tienden a afirmar que la igualdad plena ya se ha
logrado y entienden el feminismo como un intento de acabar con el orden
establecido.

B) El segundo grupo lo forman los hombres partidarios del cambio. Son en


su mayoría jóvenes con estudios superiores que viven en grandes
ciudades. Defienden una igualdad real y son partidarios a lograr una
coeducación y una convivencia igualitaria absoluta. Estudios sociológicos

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recientes consideran que este segundo grupo lo conforman en torno al 5-
8% del total de varones.

Imagen extraída de www.tvpublica.com

C) El tercer grupo son los llamados “acompañantes pasivos”, hombres que


se benefician de los avances de las mujeres como mayor comodidad y
bienestar económico en la pareja cuando ambos trabajan. Se consideran
partidarios de la igualdad pero no suelen llevarla a cabo y delegan en las
mujeres muchas responsabilidades que deberían ser compartidas.

Extraído de twitter.com/estrella_amn

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En lo que nos afecta como docentes, nuestros alumnos adolescentes se
encuentran ante el dilema de dar un paso al frente en pos de la igualdad de
género, con los cambios que esto supondrá en su forma de ver las cosas y de
relacionarse, o refugiarse en el inmovilismo y el victimismo. Un futuro en igualdad
depende en gran medida de qué camino tomen y de si la coeducación consigue
entrar en las aulas promoviendo la primera opción.

3. HACIA UN MODELO MASCULINO TRANSVERSAL, FLEXIBLE E


INTEGRADOR. HACIA NUEVAS MASCULINIDADES

Estamos viendo que la concepción que define la masculinidad tradicional


está sustentada en el mito patriarcal de la superioridad natural del varón y la
obediencia de la mujer, en una relación que se comprende por conceptos
antagónicos: amo-esclava; independiente-dependiente; activo-pasiva; espacio
público-espacio privado; mandar-obedecer. Así, hay un ideal rígido e inmutable
que define sin ambages cómo es un verdadero hombre. Y aunque las principales
víctimas de esta construcción masculina del mundo son las mujeres, los hombres
también tienen mucho que perder. La pregunta que nos podemos hacer es, si la
discriminación por motivos de sexo y género afecta negativamente a hombres y
mujeres, ¿por qué a los hombres les cuesta tanto dar ese paso al frente? ¿Por
qué hay demasiados hombres que siguen pensando que la igualdad no va con
ellos o, incluso, proponen una marcha atrás en los derechos de las mujeres?

A pesar de que se proponen modelos caracterizados por la coeducación,


el fin de los estereotipos machistas y el empoderamiento en el espacio público,
muchos hombres siguen mirando para otro lado. Solo una minoría de estos se
ha replanteado qué significa ser hombre hoy en día y qué aspectos hay que
cambiar para acabar con las desigualdades de género. Este grupo de hombres
por la igualdad está formado en su mayoría por sujetos de clase media, de

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profesiones orientadas a la educación y las ciencias sociales, y muy activos en
el tejido activo de la sociedad civil. Ya sea por su compromiso con la coeducación
o el programa feminista, por haber visto o promovido actitudes machistas y
sexistas o por haber sido víctimas de ese modelo imperante de masculinidad,
comparten el cuestionamiento de la injusticia de género, así como el
convencimiento de que las relaciones entre hombres y mujeres son en
demasiadas ocasiones reduccionistas y jerarquizadas. Estos grupos ejercen la
autocrítica y proponen practicar la igualdad y el activismo social, la investigación
académica y la formación de grupos de reflexión que desarticulen el concepto de
esa masculinidad hegemónica, rígida y obsoleta, para construir modelos
integradores y flexibles que asuman y asimilen valores y conductas
supuestamente femeninas, así como crear las condiciones para una disolución
de las actuales relaciones de género.

Imagen extraída de www.esloquehay.es

A través de estrategias y recursos educativos y debates, los defensores


de esta nueva masculinidad quieren erradicar acciones que fomenten los
micromachismos y la pérdida de autonomía por parte de las mujeres. Asimismo,
proponen un modelo de hombre que pierde todo valor de verdad universal y

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sólido, a favor de una masculinidad transversal compatible con la empatía, el
cuidado, la crianza y la corresponsabilidad. En España, este movimiento está
canalizado por diversas asociaciones de hombres por la igualdad, que centran
sus esfuerzos en la lucha contra la violencia de género, el compromiso con la
paternidad, la coeducación y el activismo político y asociativo.

Con todas estas coordenadas, podemos definir esta nueva masculinidad


como un modelo de ser que, sin dejar atrás ni eliminar rasgos tradicionalmente
asociados al hombre, como la fuerza, la valentía o la independencia, incorpora
valores que se consideraban propios de las mujeres, con el fin de replantear la
imagen y el rol tradicional del varón defendiendo que es libre de asumir su forma
de ser según su personalidad y, principalmente, que su identidad enriquece y
complementa a las mujeres de su entorno. De hecho, en este trabajo
defendemos que no solo hay una masculinidad imperante ni una nueva
masculinidad integradora con la mujer, y que acabar con el machismo y el
sexismo también libera a los hombres. Urge, ahora, la presencia de nuevos
modelos masculinos en la cultura; referencias que, a través del cine, la literatura,
las series o los medios de comunicación muestren que el hombre feminista es
posible y es beneficioso para todas y todos.

Imagen extraída de elconsejo.org

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Los rasgos básicos que caracterizan las nuevas masculinidades son:

1.Paternidad y cuidados: Una de las primeras acciones por la igualdad


consiste en recoger el testigo de las mujeres que reclaman el compromiso con
la paternidad: La idea de que el cuidado de los hijos e hijas no es una tarea
exclusivamente de la madre y de que no hay un determinismo natural que obligue
a la madre a llevar el peso casi exclusivo de los cuidados, sobre todo en los
primeros años de vida. Acciones cotidianas del proceso de crecimiento como el
cambio de pañales, la elaboración de papillas, elegir la ropa y vestirles,
ausentarse del trabajo para llevar al hijo o a la hija al médico han de ser llevadas
a cabo por ambos progenitores. Una nueva masculinidad, transversal y abierta,
pasa por que los hombres que son padres den un paso al frente y ejerzan sus
deberes desde la corresponsabilidad el reparto de las cargas de crianza. Este
enfoque igualitario es extensivo a los cuidados familiares para que se acabe con
ese prejuicio que convierte a la mujer en mujer-cuidadora, tanto de sus hijos e
hijas como de la totalidad de integrantes de la familia. El cuidado de las personas
mayores y la dependencia no son una función específica de las mujeres. Por el
contrario, es una tarea que atañe a ambos sexos.

Imagen extraída de iStock.com

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2.Coeducación y roles de género: La paternidad y la corresponsabilidad,
tanto dentro como fuera del hogar, se extiende por todas las etapas de la vida.
Las nuevas masculinidades consideran que es urgente acabar con los
estereotipos y roles de género que segregan y delimitan. El hombre ya no es el
perpetuador de modelos machistas sino que propone incluir nuevas formas de
pensar y actuar. De nuevo, el hogar se antoja clave como punto de partida para
lograr la plena coeducación. Involucrándose en las tareas domésticas,
promoviendo modelos inclusivos y una imagen transversal de lo que es ser
hombre son tres maneras de fomentar la coeducación. Ya no hay roles de
género sexistas, lo que hay en su lugar es la empatía y el compromiso por unas
relaciones entre hombres y mujeres inclusivas, justas y en igualdad.

Imagen extraída de www.elcompercio.pe

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3.Sentimientos: ¿Los hombres no lloran? Hay que echar abajo esa
máscara, esa coraza que considera que el elemento que define al hombre es su
inteligencia y, al mismo tiempo, romper con la idea que asocia los sentimientos
a las mujeres. Los hombres también lloran; sienten, disfrutan y sufren como las
mujeres porque la dimensión emocional define al conjunto de seres humanos.
Asimismo, las nuevas masculinidades afirman que este prejuicio afecta
negativamente a los propios hombres, pues los aboca al silencio de sus estados
de ánimo y la confusión de su identidad (parece que si el hombre tiene
sentimientos es menos hombre).

Imagen extraída de raicesdeperaleda.com

4.Sexualidad: La sexualidad es, tal vez, uno de los aspectos menos


abordados por los estudios de género y la promoción de formas de vida en
igualdad y del modelo coeducativo. El sexo es un hecho fundamental en la vida
de los seres humanos y constituye un tema siempre presente, tanto en el plano
individual como en el social. La construcción de una sociedad más justa pasa
por abordar la sexualidad desde un enfoque que incluya a las mujeres, que les
de voz y un espacio en igualdad a sus deseos y placeres. Y para lograrlo se
necesita a los hombres.

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Las nuevas masculinidades añaden al deseo sexual tanto la sensibilidad
afectiva como la empatía y la acción desinteresada. La sexualidad va mucho más
allá de los órganos sexuales y del orgasmo masculino. Por ello, este nuevo
modelo afirma que la sexualidad plena se consigue a través de un proceso
comunicativo y de aprendizaje. Hay que acabar con la cultura del porno, que
considera a las mujeres como mejor objetos sexuales y de consumo inmediato.
La cama no puede ser un espacio que perpetúe y refuerce posiciones y actitudes
jerárquicas definidas por relaciones de poder, sumisión y egoísmo.

Acabamos el tema con este vídeo sencillo y emotivo. -Seis de noviembre.


Cortometraje sobre las nuevas masculinidades. Duración: 2´52 minutos.

https://www.youtube.com/watch?v=2APsa5Klftk

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