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Bauman - Acaso Soy Yo El Guardián de Mi Hermano

El documento analiza los cambios en la estructura social y laboral en la sociedad global. Explica que la era de empleo masivo ha terminado y que la tecnología reduce la necesidad de mano de obra. Como resultado, menos de la mitad de los europeos tendrán empleos regulares en el futuro. Aquellos que quedan desempleados ya no son un "ejército de reserva" temporal, sino que enfrentan trabajos precarios sin protecciones. Esto lleva a que los pobres sean vistos como una "carga" en lugar de víct

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Bauman - Acaso Soy Yo El Guardián de Mi Hermano

El documento analiza los cambios en la estructura social y laboral en la sociedad global. Explica que la era de empleo masivo ha terminado y que la tecnología reduce la necesidad de mano de obra. Como resultado, menos de la mitad de los europeos tendrán empleos regulares en el futuro. Aquellos que quedan desempleados ya no son un "ejército de reserva" temporal, sino que enfrentan trabajos precarios sin protecciones. Esto lleva a que los pobres sean vistos como una "carga" en lugar de víct

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Estructura social, trabajo y desigualdad en la sociedad global IMANOLZUBERO

actuación del mercado capitalista era notable por tualidad iría a contrapelo de todo lo que es rele­
sus altibajos, por unos periodos de expansión vante para la prosperidad económica actual: los
seguidos de prolongadas depresiones; no todos los principios de flexibilidad, competitividad y pro­
recursos laborales potencialmente disponibles ductividad, medidas por los costes laborales en
podían por tanto ser empleados en todas las épo­ disminución. Y enfrentémonos con la verdad: que
cas. Pero quienes estaban ociosos en el momento aun cuando las nuevas reglas del juego del mer­
eran la fuerza de trabajo activa de mañana: por el cado prometan un aumento de la riqueza total de
momento, pero sólo de manera temporal, estaban la nación, también hacen, inevitablemente, que
desempleados; eran personas que se hallaban en sea casi inevitable que haya un abismo cada vez
una situación anormal pero pasajera y rectifica­ mayor entre los que están en el juego y los que se
ble. Eran el «ejército industrial de reserva»; su quedan fuera.
estatus estaba definido por lo que no eran enton­
ces pero estaban dispuestos a ser cuando llegase
el momento. Como dirá cualquier general, el Las cosas no acaban aquí, sin embargo. Los que
cuidar de la potencia militar de un ejército re­ se quedan fuera de juego se quedan también sin
quiere que los reservistas estén bien nutridos y se una función que de ningún modo se podría consi­
conserven sanos a fin de estar preparados para derar «útili>, mucho menos imprescindible, para la
enfrentarse con las tensiones de la vida militar marcha sin problemas y rentable de la economía.
cuando sean convocados al servicio activo. Y co­ No se les necesita como candidatos a productores;
L mo aquélla fue la época de los enormes ejércitos pero en una sociedad en la que se presenta a los
de trabajadores y del reclutamiento masivo, la consumidores, no los productores, como la fuerza
nación sólo podía estar segura de su fuerza si se impulsora de la prosperidad económica (es la re­
pudiera llevar a todo el mundo -si surgiese la cuperación «conducida por el consumo» la que
necesidad- a las filas del trabajo industrial o del esperamos que nos saque de los apuros económi­
ejército. La capacidad de trabajo y de lucha de cos), los pobres también carecen de valor como
sus ciudadanos fue la condición sine qua non de consumidores: no les tentarán los halagos del
la soberanía del estado y del bienestar de sus mercado, no llevan tarjetas de crédito ni pueden
súbditos. Considerada como un deber de la socie­ contar con descubiertos bancarios, y las mercan­
dad en su conjunto y como asunto que atañía a los cías que más necesitan proporcionan poco o nin­
intereses bien entendidos de la nación en su con­ gún provecho a los comerciantes. No es sorpren­
junto, la tarea de tener a los pobres y a los dismi­ dente que se les esté reclasificando como «margi­
nuidos, a los empobrecidos y los enfermos listos nados»: ya no son una anomalía temporal que
para unirse a las filas en cualquier momento era espera rectificación y volver a la fila sino una
total y verdaderamente un asunto «más allá de la clase fuera de las clases, una categoría arrojada
izquierda y la derecha». No había que convencer de modo permanente fuera de los límites del «sis­
a nadie de que el dinero gastado en previsiones de tema social», una categoría sin la cual los demás
bienestar era dinero bien gastado. estaríamos mejor y más cómodos.

L La época de la industria de empleo masivo ha


terminado, al menos en nuestra parte del mundo,
Ulrich Beck, el profundo y perspicaz sociólogo
alemán, ha publicado recientemente un libro titu­
y el ejército de reclutamiento masivo pertenece lado Schone neue Arheitswelt [Un mundo feliz de
asimismo al pasado. Las armas modernas signifi­ trabajo]; la tesis fundamental de este reflexivo
can menos soldados profesionales y el progreso libro es que dentro de diez años aproximadamen­
tecnológico en la producción de bienes consiste te sólo uno de cada dos europeos capaces de tra -
hoy en día en reducir la necesidad de empleo; la bajar se jactará de tener un empleo regular y a
inversión significa menos empleos, no más, y las tiempo completo, y hasta esta mitad difícilmente
bolsas de todo el mundo recompensan de inme­ gozará del grado de seguridad a largo plazo que
diato a las empresas que «racionalizan» y «redu­ los empleos protegidos por los sindicatos tenían
cen» y reaccionan con nerviosismo a la noticia de sólo hace un cuarto de siglo (como señaló el famo­
una tasa de desempleo en descenso. so economista de la Sorbona Daniel Cohen, todo
el que entraba en Ford o Renault podía contar con
Dejémoslo claro: las personas tradicionalmente
permanecer allí hasta el final de su vida laboral,
llamadas «desempleados» ya no son un «ejército
mientras q_ue los que consiguen lucrativos ero-
industrial de reserva», al igual que un hombre
pleos en las empresas de Bill Gates no tienen ni
adulto de Holanda o Inglaterra ya no es un reser­
la meno; idea de dónde estarán al año siguiente).
vista del ejército preparado para unirse a las tro­
Los demás se ganarán la vida «a estilo brasileño»:
pas en caso de necesidad militar. Nos engañamos
con trabajos eventuales, ocasionales, a corto pla­
si esperamos que la industria vuelva a llamar a
zo,. sin garantías contractuales ni derecho a pen-
las personas que hizo innecesarias. Esta even-

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Estructura social, trabajo y desigualdad en la sociedad global IMANOL ZUBERO

sión ni a indemnización, aunque con la clara po­ separarlos. Lo que los une y justifica que se les
sibilidad de ser despedidos repentinamente y por ponga en el mismo montón es que todos ellos, por
capricho del empleador. Si IBrich Beck tiene la razón que fuere, son una «carga para la socie­
razón (y sus predicciones tienen un amplio res­ dad». Todos estaríamos en mejor posición y se­
paldo de hecho y de opiniones autorizadas), los ríamos más felices si desaparecieran milagrosa­
recientes planes populares de «bienvenida al mente de una u otra manera.
workfare», concebidos para hacer superfluo el
Hay otra razón, y poderosa, por la que los pobres
Estado de bienestar, no son medidas encamina­
contemporáneos -los «clientes de los servicios
das a mejorar la suerte de los pobres y no privile­
sociales»-, puedan pasar de ser objeto de la piedad
giados, sino un ejercicio estadístico destinado a
y la compasión a serlo del resentimiento y la ira.
borrarlos del registro de los problemas sociales y
Todos nosotros, en mayor o menor grado, experi­
en realidad éticos mediante el sencillo truco de la
mentamos el mundo en que vivimos como lleno de
reclasificación.
riesgos, incierto e inseguro. Nuestra posición
Tal vez los predicadores de la llamada «tercera social, nuestros empleos, el valor de mercado de
vía» tengan razón cuando proclaman que el des­ nuestras habilidades, nuestras relaciones, nues­
mantelamiento del «Estado de bienestar tal como tros entornos y las redes de amigos en las que
lo conocemos» es una cuestión «Más allá de la podemos confiar son inestables y vulnerables, son
izquierda y la derecha», como lo fue en tiempos la puertos inseguros para echar el ancla de nuestras
creación del Estado de bienestar. Es más, los esperanzas. Una vida de constantes elecciones de
gobiernos de la izquierda y de la derecha apenas consumo no es tampoco tranquila: ;s la perpetua
pueden ganarse el favor del electorado de otro ansiedad sobre si las elecciones que nos vemos
modo que engatusando al capital y las finanzas forzados a hacer todos los días son sabias? ¿Y los
mundiales, extraterritoriales y de libre flotación objetos de deseo que pierden rápidamente sus
para que vengan a quedarse. Desde el punto de atractivos, y los objetos de orgullo que se convier­
vista de éstos, el mantener a los pobres en unas ten rápidamente en estigmas vergonzosos? ¿Y la
condiciones humanas decorosas, principal objeti­ identidad que todos buscamos desesperadamente,
vo del estado de bienestar, carece por completo de que tiene la fea costumbre de pasar de moda y
«sentido económico». dejar de ser estimada mucho antes de que la
hayamos encontrado? Lo cierto es que la vida
No puede sorprender que el Estado de bienestar
está llena de ansiedad y temor; habrá pocas per­
tenga «mala prensa». Hoy en día raras veces se
sonas que digan que no cambiarían nada si tuvie­
lee o se oye hablar acerca de los cientos o miles de
ran la oportunidad de hacerlo. Nuestra «sociedad
seres humanos a quienes unos entregados traba­
del riesgo» se enfrenta con una ímproba tarea
jadores sociales han rescatado al borde de la de­
cuando se trata de reconciliar a sus miembros con
sesperación o del derrumbamiento definitivos, ni
los azares y terrores de la vida cotidiana. Es esta
de los millones a quienes las prestaciones sociales
tarea la que los pobres, presentados como margi­
constituyeron la única diferencia entre la pobreza
nados y proscritos, hacen un poco más fácil. Si el
absoluta y una vida decorosa, ni de las decenas de
género de vida que llevan es la única opción ade­
millones que vieron que el saber que la ayuda
más de «seguir en el juego», los riesgos y horrores
vendría si hacía falta significaba que pudieran
de un mundo flexible y de una incertidumbre
enfrentarse a los riesgos de la vida con el valor y
para toda la vida parecen un poco menos repulsi­
la- determinación sin los cuales es inimaginable
vos e insoportables: es decir, se sienten mejor que
una vida que salga adelante y mucho menos una
con todas las demás opciones imaginables. Se
vida digna. Pero se lee y se oye hablar mucho de
podría decir, un tanto cínicamente, que nuestra
los cientos o miles que gorronean, estafan o abu­
paz mental, nuestra reconciliación con la vida y la
san de la paciencia o la benevolencia de las auto­
felicidad que podamos extraer de la vida con la
ridades públicas, y de los cientos de miles o tal
que nos hemos reconciliado dependen psicológi­
vez millones a los que el «vivir del paro» ha
camente de la s la y a miseria de los pobres pros­
trans­formado al parecer en vagos ineptos y
critos. Y cuanto más miserable y desdichado sea
perezosos que no sólo no son capaces sino que
el sino de los pobres proscritos menos miserables
tampoco es­tán dispuestos a aceptar un
nos sentimos.
trabajo cuando se cruza en su camino,
prefiriendo vivir a expensas de los Y, por tari.to, hacer que el sino de los pobres sea
contribuyentes, que trabajan duramente. En las todavía: peor hace que el sino de los demás parez­
definiciones populares americanas de los ca mé'jor. Esto es una mala noticia para las pers­
«marginados» hay personas que cayeron en las pecth;as de la solidaridad con los pobres, la soli­
garras de la pobreza, madres solteras, fracasados daridad que viene de manera fácil y natural en
escolares, drogadictos y delincuentes en libertad lás épocas en las que la principal opresión sufrida
condicional unos al lado de otros y ya no es fácil

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Estructura social, trabajo y desigualdad en la sociedad global IMANOLZUBERO

por el grueso de la población era la agotadora je más popular de nuestro tiempo el del interés y
rutina del trabajo cotidiano y las incesantes fae­ la rentabilidad. En realidad, se puede decir más:
nas de la cotidiana lucha por la supervivencia. no se puede invocar ningún argumento racional
Entre los apuros de los empleados y los apuros de en favor de que siga existiendo el Estado de bien­
los pobres desempleados había un estrecho e ín­ estar. Se podía presentar el cuidado del bienestar
timo parentesco; comprender la situación de del «ejército industrial de reserva» como una me­
quienes estaban sin trabajo no presentaba ningu­ dida racional que había que tomar, incluso como
na dificultad para quienes lo tenían. Sí unos y un mandato de la razón. Mantener con vida y
otros estaban en la miseria, lo estaban por razo­ salud a los «marginados» desafía a toda racionali­
nes en esencia seme antes y la diferencia en sus dad y no sirve a ningún fin razonable.
sufrimientos era cuestión de grado, no de tipo.
Y por tanto pasamos a perfilar uno. Tras un siglo
Hoy en día, por el contrarío, no es fácil para los
más o menos de feliz convivencia matrimonial
demás sentir una empatía con «los que están en
entre ética y razón racional-instrumental, el se­
paro». Ellos y nosotros seremos quizá infelices,
gundo miembro de la pareja optó por abandonar
pero es evidente que nosotros lo somos por razo­
el vínculo y la ética se quedó sola a cargo del
nes muy diferentes: nuestras desdichas asumen
hogar antaño común. Y ahora que está sola la
formas claramente diferentes y no se traducen
ética es vulnerable y no le resulta fácil mantener­
con facilidad.
se firme.

L Los miedos que nos acosan a la mayoría cotidia­


namente tienen origen en la excesivamente esca­
La pregunta «¿soy acaso el guardián de mi her
mano?», que no hace mucho se creía contestada
sa seguridad del bienestar; ellos, los pobres, es­
de una vez por todas y por ello apenas se oía, se
tán, por el contrario, demasiado seguros de su
vuelve a formular de manera más ruidosa y beli­
miseria. Si nosotros sufrimos es por la flexibili­
gerante cada día. Y quienes desean que la res­
dad y la inestabilidad de nuestra subsistencia;
puesta sea «sí» tratan desesperadamente, aunque
pero la inestabilidad es lo último de lo que se que­
con visible éxito, de hacer que parezca convincen­
jarían las personas condenadas a una vida de
te en el lenguaje frío y eficiente de los intereses.
pobreza. Ellos sufren por su escasez de oportuni­
Lo que deberían hacer, por el contrario, es re­
dades en un mundo que se jacta de ofrecer unas
afirmar atrevida y explícitamente la razón ética
oportunidades sin precedentes a todos; nosotros,
del Estado de bienestar, la única razón que éste
sin embargo, solemos ver su falta de oportunida­
necesita para justificar su presencia en una so­
des como libertad de los riesgos que nos atormen -
ciedad humana y civilizada. No existe garantía
tan. Puede que sus ingresos sean magros, pero al
alguna de que el argumento ético vaya a conmo­
menos son seguros; las prestaciones sociales se
ver gran cosa a una sociedad en la cual la compe­
pagan con regularidad, ocurra lo que ocurra, de
titividad, los cálculos de rentabilidad, el beneficio
manera que la gente no tiene que ponerse a prue­
y otros mandamientos del mercado libre gobier­
ba cada día para estar seguro de su mañana. Sin
nan por encima de todo y unen sus fuerzas en lo
hacer absolutamente nada consiguen y disfrutan
que, según Pierre Bourdieu, se está convirtiendo
L esa certeza que nosotros hacemos lo imposible por
conseguir, aunque en vano. Por eso los planes
rápidamente en nuestra pensée unique [pensa­
miento único], la creencia más allá de todo cues­
«del weHare [Estado de bienestar] al workfare»
tionamiento; pero la cuestión de la garantía no
pueden contar con el apoyo expreso o al menos
está aquí ni allí, ya que el argumento ético es la
tácito de la mayoría de los «flexiblemente em -
única línea de defensa que le queda al estado de
pleados»: que a ellos, igual que a nosotros, los
bienestar.
zarandeen las olas cambiantes del mercado de
trabajo, que les acose la misma incertidumbre Se mide la capacidad de un puente para soportar
que nos atormenta a todos ... el peso por la fuerza de su pilar más débil. La
calidad humana de una sociedad debería medirse
De esta manera está superdeterminada la pérdi­
por la calidad de vida de sus miembros más débi­
da de favor del Estado de bienestar. Los ricos y
les. Y puesto que la esencia de toda moral es la
poderosos lo consideran una mala inversión y
responsabilidad que asumen las personas de la
dinero malgastado, mientras que los menos ricos
humanidad de los demás, es asimismo la medida
y poderosos no sienten ninguna solidaridad con
del nivel ético de una sociedad. Es, a mi juicio, la
los «clientes del bienestar» y ya no ven en sus
única medida que se puede permitir el estado de
aprietos un reflejo de sus propios problemas. El
bienes,t�, pero también la única que necesita.
Estado de bienestar se halla a la defensiva. Tiene
Dicha medida puede resultar insuficiente para
que disculparse y discutir todos los días, una y
hacer que el Estado de bienestar sea querido por
otra vez, por su raison détre [razón de ser]. Y
todos aquellos de nosotros de quienes depende,
mientras discute apenas puede utilizar el lengua-

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Estructura social, trabajo y desigualdad en la sociedad global IMANOLZUBERO

pero es la única que habla resuelta e inequívoca­ reducir la variedad y complejidad de las necesi·
mente en su favor. dades y problemas humanos. Antes bien, depen­
de de los niveles éticos de la sociedad en la que
[...] Todos somos guardianes de nuestros herma­
todos vivimos. Son esos niveles éticos, mucho
nos, pero lo que esto significa está lejos de estar
más que la rácionalidad y la diligencia de los tra·
claro y es difícil hacerlo transparente y eindeutig.
bajadores sociales, lo que está hoy en crisis y
Claridad y ausencia de ambigüedad son tal vez el
amenazado.
ideal de un mundo en el que la «ejecución proce­
dimental» es la norma. Para el mundo ético, sin El futuro del estado de bienestar, una de las ma·
embargo, la ambivalencia y la incertidumbre son yores conquistas de la humanidad y de los más
su pan de cada día y no se puede acabar con ellas importantes logros de la sociedad civilizada, está
sin destruir la sustancia moral de la responsabili­ en el frente de la cruzada ética. Esa cruzada se
dad, el fundamento en el que se apoya ese mundo. podría perder: todas las guerras entrañan el ries­
go de la derrota. Sin ella, sin embargo, ningún
[...] Si la exigencia de responsabilidad y preocu­
esfuerzo tiene posibilidades de triunfar. Los ar­
pación «pudiera ser expresada en detalle», como -
gumentos racionales no serán de ayuda; no hay,
cansados de la perpetua incertidumbre· tantas
seamos francos, ninguna «buena razón>> para que
veces soñamos, «la responsabilidad sería un asun·
debamos ser guardianes de nuestros hermanos,
to puramente externo», «sin ninguna responsabi­
para que tengamos que preocupamos, para que
lidad por nuestra parte, sin ninguna inversión de
L nuestra propia humanidad, imaginación o perspi·
tengamos que ser morales, y en una sociedad
orientada hacia la utilidad los pobres y dolientes,
cacia». «La certeza absoluta ·concluye Logstrup·
inútiles y sin ninguna función, no pueden contar
es lo mismo que la irresponsabilidad absoluta.»
con pruebas racionales de su derecho a la felici·
«Nadie es menos irreflexivo que el que se esfuerza
dad. Sí, admitámoslo: no hay nada «razonable»
por aplicar y realizar unas directrices previamen·
en asumir la responsabilidad, en preocuparse y
te emitidas.»
en ser moral. La moral sólo se tiene a sí misma
Todo esto es una mala noticia para los que buscan para apoyarlo: es mejor preocuparse que lavarse
paz y tranquilidad. Ser el guardián de nuestro las manos, es mejor ser solidario con la infelicidad
hermano es un cadena perpetua a trabajos forza­ del otro que indiferente, es muchísimo mejor ser
dos y ansiedad moral, que por mucho que nos moral, aun cuando ello no haga a las personas
esforzáramos no podríamos nunca aliviar. Pero más ricas y a las empresas más rentables.
son buenas noticias para la persona moral [...]
Es una decisión de hace cien años el asumir la
El futuro del trabajo social y, más generalmente, responsabilidad de nuestra responsabilidad, una
del estado de bienestar no depende hoy de hacer decisión de medir la calidad de la sociedad por la
más precisas y más estrictas y centrar mejor las calidad de sus criterios éticos, la que celebramos
reglas, las clasificaciones, el procedimiento, ni de hoy.

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