RACIONALISMO
Extractos
La razón de la arquitectura
Si bien de diversos modos la arquitectura siempre se ha visto ligada a la razón
(proporciones matemáticas, armonía, geometría, etc.), alrededor de 1750, y luego de la
aparición de los ingenieros modernos como profesión independiente de la arquitectura, que
basaban sus diseños en el cálculo científico, la arquitectura parece perder el dominio de lo
racional. Retomando el mencionado origen etimológico del ratiotinato, se debiera
reflexionar acerca de qué aspectos de la racionalidad se distanció la arquitectura a partir de
entonces, y qué otros sentidos del término siguió albergando.
Si bien el cálculo surge en la Academia de Arquitectura y permanece en ella, las escuelas
de ingeniería (desde 1670 en adelante), orientadas a la resolución de estructuras de gran
escala (caminos, puentes, puertos), incorporan el cálculo científico de la resistencia de los
materiales (primero de modo experimental), lo que cobró una importancia primordial en la
resolución de obras con nuevas tecnologías. La arquitectura, amenazada, hacia mediados
del siglo XIX, con Viollet-le-Duc como paradigma, intentará reivindicar que la racionalidad
estructural no puede ser reducida al cálculo y depende de las formas adecuadas a la lógica
de una operación constructiva. Esto supuso la continuidad válida de la reflexión sobre
ejemplos del pasado, aun en la resolución de nuevos problemas.
El modo de pensar los elementos arquitectónicos por parte de los ingenieros aportó el poder
considerar a los elementos estructurales de una manera abstracta, aunque
paradójicamente estos cálculos se referían a las cualidades físicas y concretas de los
materiales.
Teóricos como Fergusson (1855) entendían la diferencia entre ingenieros y arquitectos por
encargarse unos de los trabajos utilitarios y otros de la faceta artística. Divisiones que no
explicarían la riqueza de relaciones que se advierte entre ambos campos en el siglo XX.
A pesar del aparente dominio del diseño racional en el siglo XVIII por parte de los
ingenieros, se sabe que desde Vitruvio (1787) la razón —aun la técnica— nunca se
abandona, y no faltaron los arquitectos y tratadistas que como Reynaud (1850) definieran
a la arquitectura como un arte "eminentemente racional", entendiendo que "ninguna forma
se define sin referirla a los aspectos racionales que motivaron su origen" (citado en Collins,
1977, p. 197).
Según Durand (1802-1805), la construcción tenía como primera regla no admitir nunca en
el planeamiento ni en la decoración de un edificio ninguna combinación que no estuviera
en perfecta armonía con los usos, el clima y los materiales constructivos de la localidad. Y
en este punto se encuentran similitudes con Viollet-le-Duc, quien ameritará un análisis más
profundo.
Por otra parte, hacia fines del siglo XIX se retoman en el ámbito de la Ècole de Beaux Arts
de París las ideas de Blondel (1752-1756), esgrimiendo que un edificio debía indicar su fin
mediante un estilo análogo al mismo. De modo que la lógica se traslada a cuestiones
estilísticas y de carácter.
Según Collins (1977), Daly definió al racionalismo como la convicción de que las formas
arquitectónicas no solo requieren una justificación racional, sino que solamente podrían
justificarse si sus leyes derivan de la ciencia. La postura de Viollet-le-Duc está de acuerdo
con esta última definición, cuya propuesta de un método y principios para llegar a las
verdaderas formas arquitectónicas descrito en sus Entretiens sur l’architecture (1863-72)
Jorge Néstor Bozzano – Rodolfo Schenone
equipara a la arquitectura con las ciencias al extremo de recomendar el uso de los preceptos
de Descartes y de Bacon cuyos métodos considera aconsejable seguir. Así, lejos de un
pensamiento ingenieril, reivindica la racionalidad más profunda de la tradición
arquitectónica que intenta reforzar en oposición a aquellos arquitectos preocupados solo
por los efectos.
Cutruneo, Jimena Paula. El tema de la razón en las teorizaciones de la arquitectura moderna Un recorrido por
textos de Viollet-le-Duc, Le Corbusier y Sartoris. Revista de Arquitectura, 13, 55-65. En:
https://revistadearquitectura.ucatolica.edu.co/article/view/769/949
Para Choisy, la esencia de la arquitectura es la construcción, y todas las transformaciones
estilísticas son meramente la consecuencia lógica del desarrollo tecnológico: «Alardear de
vuestro Art Nouveau es ignorar toda la enseñanza de la historia. No surgieron así los
grandes estilos del pasado. Fue en la sugestión de la construcción donde el arquitecto de
las grandes épocas artísticas encontró su más auténtica inspiración».
Choisy ilustró la determinación estructural de su Histoire con proyecciones axonométricas
que revelaron la esencia de un tipo de forma en una sola imagen gráfica, que comprendía
planta, sección y alzado. Como había observado Reyner Banham, estas ilustraciones
objetivas reducen la arquitectura que representan a pura abstracción y fue esto más la
cantidad de información que sintetizaron, lo que les convirtió en los pioneros del Movimiento
Moderno al cambiar el siglo.
El énfasis que la historia de Choisy impuso a la arquitectura griega y gótica fue una
racionalización de finales del XIX respecto a aquel ideal greco-gótico formulado por primera
vez, hacía más de un siglo por Cordemoy.
Esta proyección del siglo XVIII de la estructura gótica en una sintaxis clásica halló su
paralelo en la caracterización de Choisy del dórico como estructura de madera trasladada
al ladrillo. Semejante transposición iba a ser practicada por el discípulo de Chosy, Auguste
Perret, quien insistió en detallar sus estructuras de hormigón armado al estilo de la
estructura tradicional de madera.
Racionalista estructural hasta la médula, Choisy fue capaz, sin embargo, de responder a la
sensibilidad romántica cuando escribió acerca de la Acrópolis: «Los griegos nunca
contemplaron un edificio sin el terreno que lo circundaba… cada motivo arquitectónico, por
sí mismo, es simétrico, pero cada grupo es tratado como un paisaje donde sólo las masas
están equilibradas».
Frampton, Kenneth Historia crítica de la arquitectura moderna, Barcelona, Gustavo Gili, 1991, pp. 18-19.
"Arte y Cemento: una nueva unidad. ¡La técnica no necesita del arte, pero el arte tiene gran
necesidad de la técnica! Ejemplo: ¡la arquitectura! Las dos cosas son, por naturaleza, muy distintas,
y, por ello, no se pueden sumar; pero los que quieren fundamentar la nueva idea de la construcción
han de indagar y redescubrir su base creativa común. Medio: Instrucción preliminar básica de estos
hombres en el campo del artesanado y de le técnica. El artesanado es exclusivamente un medio
indispensable para este objetivo. Especialización solamente después de concluir la instrucción
preliminar.
Para poder dar a una cosa una forma tal que esté en disposición de funcionar adecuadamente,
debemos, ante todo, indagar su naturaleza.
Elementos de este estudio son no solamente las leyes de la mecánica, de la estática, de la óptica,
de la acústica, sino también las leyes de proporción, que pertenecen al mundo espiritual. Y para
poder alcanzar resultados EXACTOS también aquí, hemos de intentar conseguir por doquiera la
Jorge Néstor Bozzano – Rodolfo Schenone
OBJETIVACIÓN CONSCIENTE DEL MOMENTO PERSONAL; pero toda obra de arte lleva la marca
de su creador. En una pluralidad de soluciones igualmente económicas -puesto que nunca hay una
sola solución-, el individuo creativo escoge según su senbilidad propia y su gusto personal la que le
es más conforme ..."
Gropius, Walter. "Breviario para los miembros de la Bauhaus". 1924
[…] Racionalismo en la Arquitectura.
Racionalismo que buscará y encontrará sus nuevas apoyaturas conceptuales en lo que son
sus tres "piedras fundacionales": función, tecnología y sociedad.
Racionalismo que intentará unas nuevas formas "ex novo" que traduzcan
"onomatopéyicamente" los nuevos conceptos. Estas formas (así oourre históricamente), las
tomaré prestadas de la pintura
cubista que, adelantándose en el tiempo a la arquitectura racionalista, la seduce con su
sugestivo repertorio.
La función se tomará entonces como absoluta piedra angular del Racionalismo. A través de
ella, se hará una interpretación "exclusiva" (en la aceptación venturiniana del término),
ejtrictamente funcional, de la Arquitectura.
Se producirá así el olvido total del "significado" en una Arquitectura que cree poder
prescindir de él.
Se pretenderá una imposible traducción onomatopéyica de la función en la forma.
Se dará por supuesta la biunivocidad de la relación causa-efecto en la relación función-
forma.
La Tecnología, la nueva tecnología, será fuente de la que se desprenderá, con expresión
de Giedion, la inevitable arquitectura.
Tecnología que no se entiende como tradicionalmente se hacía con la construcción, como
raíz de la Arquitectura. En su abstracción, imparta más el qué que el cómo (todo es posible
para la nueva Tecnología). Posteriormente, acabará desembocando en el culto al fantasma
de la imagen tecnológica.
Sociedad a la que se querrá redimir con curioso mesianismo, desde la Arquitectura. Se
hablaré entonces de la revolución de una nueva forma de vida. Se soñará en una Sociedad
perfecta a la
que la Arquitectura Racionalista le posibilita el medio perfecto; La "Nueva Sociedad".
Formalmente, el difícil paso directo de la función a la forma, se convertirá en una voluntad
de máxima abstracción a través de una minimación de elementos, que acabará vertiéndose
en los
moldes ofrecidos por la plástica cubista.
Los normales y diversos desenfoques de esta casi imposible propuesta, dará lugar a todas
esas arquitecturas que, teniendo su origen en la teoría globalizadora del Racionalismo, lo
incumplen en diferentes grados.
Las arquitecturas, estrictamente funcionalistas, donde la Tecnología y el dato social serán
ignorados en aras de un cumplimiento absolutamente estricto de la función. El resultada
será una arquitectura confusa donde únicamente el programa pedido se habrá resuelto
satisfactoriamente, con precisión casi matemática.
Las arquitecturas predominantemente tecnológicas, como una primera manifestación,
todavía ligada a las ideas racionalistas con gran capacidad de atracción formal, aparece el
constructivismo. Posteriormente, y en una línea muy diferente a este conocimiento, en el
Jorge Néstor Bozzano – Rodolfo Schenone
énfasis tecnológico, producirá una arquitectura que, con nuevas y atrevidas soluciones,
olvidará e, incluso, pondrá en contradicción los otros principios racionalistas.
Las arquitecturas pretendidamente sociales. La acentuación, en su aspecto "social" no sólo
hará olvidar que se está tratando de Arquitectura, sino que, incluso, se considerará a ésta
como un tema "escapista". Se producirá una arquitectura que, a lo más, cubrirá
mínimamente las necesidades físicas del hombre.
Las arquitecturas superficialmente cubistas. Desinteresándose del orden conceptual,
elaboraren cualquier tema adoptando formas próximas al lenguaje cubista.
El instrumento formal del Racionalismo ha tenido una gran aceptación por diversos motivos
(economía, facilidad de realización, etc.) y se ha utilizado indiscriminadamente.
Será toda esa arquitectura, relativamente cercana al Racionalismo, que, sin profundizar en
su sentido, intuya algo de postivo en las nuevas formas arquitectónicas.
Es en este último grupo, de influencias formales, donde podemos ubicar casi la totalidad de
las arquitecturas que nos ocupan específicamente en este trabajo, y donde también se sitúa
la casi totalidad de la denominada "arquitectura racionalista" en Europa y en el mundo.
Lo que se dado en llamar, por los críticos, arquitectura racionalista en Madrid, no pasa de
ser un ejercicio de temas formales dentro de un repertorio cubista; ejercicio que aburrirá
enseguida a sus autores que con prontitud cambian de repertorio.
El Racionalismo, en el terreno de la vieja polémica de la cultura tradicional, en su eterna
contraposición entre realismo e idealismo, pretenderá ser la imposible síntesis, que supere
la antítesis existente como síntesis de utilidad y belleza, aunque en teoría suponga la
propuesta de un idealismo a ultranza.
Si históricamente los Racionalismos de la Arquitectura Iluminista supusieron una negación
a la REFERENCIA OBJETIVA CONCEPTUAL en aras de la autonomía (subjetivismo) ,
manteniendo todavía la REFERENCIA FORMAL existente (el lenguaje clásico), el nuevo
RACIONALISMO que se plantea la Arquitectura en nuestro siglo, abandona la referencia
objetiva conceptual (realismo trascendental) y se despaja también del ropaje formal,
intentando así un Racionalismo en su más pura acepción.
El peso de la Historia y la fuerza de la intuición, vendrán más que a contaminar a enriquecer
(en definitiva a salvar) esta postura prevista utópica e imposible, para en una síntesis, de
orden superior, dar paso a la Arquitectura.
El Racionalismo asi entendido, así de puro o conceptual, es imposible.
Sólo en las propuestas teóricas de Le Corbusier, y en muy contadas de sus primeras obras
añadiendo algún otro caso aislado excepcional, puntual, estaremos cerca de esos
presupuestos racionalistas.
Sin embargo, cuando la crítica habla de Racionalismo, aun cuando pocas veces se plantea
el tema desde el punto de vista analítico haciéndolo generalmente desde el descriptivo, da
por supuesta la existencia de un corpus arquitectónico, que si no extenso si es suficiente,
que entra en más coordenadas que, muy genéricamente, se denominan racionalistas.
La clave está en hacer esta distinción entre la casi imposible arquitectura racionalista y la
que, denominada hasta ahora como racionalista, sólo lo es parcialmente.
Dentro ya de esta estructura abierta, admitiendo un cierto grado de inclusividad en el
"llamado racionalismo" podríamos añadir a los ya citados función-tecnología-sociedad-
formas cubistas, otra serie de características que son denominador común de esas
arquitecturas:
Claridad estructural:
Una lectura casi evidente de la estructura en su acepción física. No tanto la exclusividad
Jorge Néstor Bozzano – Rodolfo Schenone
teórica de la estructura reticular, como, planteada cualquier estructura lógica, una
sinceridad manifiesta en su exposición.
Clara espacialidad interior:
Acentuación de la continuidad de los espacios internos que se equiparan en grado de
importancia con los externos con los que se relaciona, resolviendo un tema de continuidad
total. Aquí, la función de la luz es fundamental. Toman fuerza los conceptos de luminosidad,
fluidez espacial y diafanidad: el espacio continuo.
Unidad:
Como consecuencia necesaria de lo anterior y que se traduce en el máximo acercamiento
a la mayor compenetración de los temas funcionales, tecnológicos y sociales, expresados
a través de las formas que acentúsn unitariamente dichos temas.
Volumetría exterior rotunda, que manifestará dicha unidad: "el juego magnifico de los
volúmenes bajo la luz".
Abstracción de la materialidad constructiva:
No importa aquí tanto el "como" se construye (se da por supuesto que la nueva tecnología
tiene sobrada capacidad de resolución) , sino el "qué". Esas "blancas arquitecturas" son
expresión de esa voluntad de abstracción.
Ausencia del ornamento:
En la lógica planteada por el racionalismo, no encaja el ornamento como algo capaz de
distraer del purismo de los temas fundamentales que plantea. El ornamento entrarla así en
contradicción con esta lógica racionalista.
La proporción como apoyo a la belleza:
La ineludible búsqueda de la belleza, acaba haciéndose también aquí por el único camino
que le resta: el de la proporción: es "la arquitectura como poetización del aire".
Estas Arquitecturas, "ortodoxas" con cierto grado de heterodoxia, son las ya conocidas de:
Terragini, Figini y Pollini, en Italia;
Fuchs y Gocar, en Checoslovaquia;
Oud, en Holanda;
Los H. Luckardt y Gropius, en Alemania;
Connell, en Inglaterra;
Sartoris, en Suiza;
Le Corbusier, en Francia;
Schindler, en U.S.A.; y
Aizpurua y Sert, en España.
Campo Baeza, Alberto. En: http://oa.upm.es/14923/1/ALBERTO_CAMPO_BAEZA_TOMO_1.pdf pp31-36
La casa
La casa tiene dos finalidades. Es, primeramente, una machine à habiter, es decir, una
máquina destinada a procurarnos una ayuda eficaz para la rapidez y la exactitud en el
trabajo, una máquina diligente y atenta para satisfacer las exigencias del cuerpo:
comodidad. Pero luego es un lugar útil para la meditación, y finalmente el lugar donde la
belleza existe y aporta al espíritu la calma indispensable; no pretendo que el arte sea un
plato de todo el mundo, simplemente digo que, para ciertos espíritus, la casa debe aportar
el sentimiento de belleza. Todo lo concerniente a las finalidades prácticas de la casa lo
Jorge Néstor Bozzano – Rodolfo Schenone
aporta el ingeniero; en lo concerniente a la meditación, al espíritu de belleza, al orden
reinante (y que será el soporte de aquella belleza), lo hará la arquitectura. Trabajo del
ingeniero por una parte; arquitectura por otra parte.
Le Corbusier. El espíritu nuevo en arquitectura. Murcia: Colegio Oficial de Aparejadores y
Arquitectos Técnicos, Librería Yerba, 1993. Pag 25
“Une maison est une machine à habiter”
Leída apresuradamente, la frase afirma que la casa es una máquina que sirve para habitar.
Machine. ¿Qué es una “máquina”? Es algo que existe en una actualidad sin progreso, una
ley sin consciencia, que responde repitiendo idéntico gesto a cada nueva solicitación, cuyo
comportamiento sólo conoce un posible cambio: la avería. Funciona o no funciona, pero,
cuando funciona, está siempre en un eterno presente. ¿Y qué es, por el contrario, “habitar”?
Walter Benjamin lo ha dejado escrito: habitar es dejar huellas, porque no se habita si no en
el pasado, en la costumbre, en el reconocimiento de los lugares y las cosas. La diferencia
entre un cuarto de hotel y cualquier habitación es, precisamente, la presencia de una
memoria capaz de dar sentido a los objetos, los muebles, el deterioro, las manchas, con las
imágenes que el habitante ha ido adquiriendo en su pasado, y asocia a cada rincón. La
habitación es el lugar de la memoria personal, de la presencia del pasado. “Máquina” y
“habitar” son, pues, los términos diametralmente opuestos de un activismo amnésico y de
una mirada pendiente del pasado. ¿Nunca se encontrarán?, ¿es su escisión definitiva? No.
Allí donde se resuelva su oposición, allí donde lleguen a coincidir, a aquello podremos
llamarle “casa”. La definición que da Le Corbusier de “casa” es, por tanto, una pura fusión
de opuestos. Aunque quizás la parte más sugestiva de su definición no esté en ninguna de
las dos palabras fuertes, “machine” y “habiter”, sino en esa breve preposición, tan discreta,
“à”, que las separa. “Machine à habiter”, máquina de habitar. Pero la traducción no es
correcta, porque el “de” no recoge todos los sentidos que hay en el francés “à”. “Une
machine à coudre”, por ejemplo, es, sin duda, una máquina de coser, pero “un mur à
peindre” no es una pared de pintar, sino una pared por pintar, una pared que no está pintada
y que toca ponerse a pintar. “Machine à habiter”: ¿máquina de habitar?, quizás, pero
también, y sobre todo, máquina por habitar, máquina que hay que llegar a habitar, máquina
de la cual nuestra tarea es volverla habitable.
Quetglas, Josep. Les heures claires, proyecto y arquitectura en la Villa Savoye de Le Corbusier y Pierre
Jeanneret. Sant Cugat del Vallés: Massilia-Associació d’Idees. Centre d’Investigations Estètiques, 2008, pag
590
Le Corbusier ofrece la SOLUCIÓN POÉTICA, la única que se le reconoce unánimemente,
pero ofrece también la solución más práctica y exacta. No conozco una definición más
exacta y más culta de la función de la vivienda, en la arquitectura moderna, que la dada por
él: la vivienda es una "machine á habiter". Esta definición es tan exacta que todavía hoy
suscita la idignación de muchos críticos; y nótese que se trata de algo más que de un
slogan. ES LA DEFINICIÓN MAS REVOLUCIONARIA DE LA ARQUITECTURA
Aldo Rossi. En: "Casabella", N9 246, 1960, p4
1. "Nuestra época se caracteriza por un gran movimiento universal de renovación.
2. Nuevas estructuras sociales aparecen. Las sociedades modernas tienden a ser regidas
por las necesidades colectivas iguales para todos los países cultos. Fábricas, escuelas,
Jorge Néstor Bozzano – Rodolfo Schenone
deportes, habitaciones, espectáculos, transportes, vías de comunicación:
URBANISMO.
3. Se conocen nuevos procedimientos y materiales de construcción de uso universal
4. Debemos adoptarlos. La estructura de un edificio cambia con los materiales. Las
necesidades económicas -LEY DE ECONOMÍA-, exigen la rapidez, sin olvidar la perfección.
La industria (maquinismo), puede resolverlo, produciendo elementas-tipo fabricados en
gran cantidad: SERIE.
5. Estamos en presencia de un estado de ESPÍRITU NUEVO que anula costumbres y
tradiciones y que tiende a ser universal. La arquitectura contemporánea, debe estar de
acuerdo con estos caracteres. Adaptar un sistema histórico, es falsear el sistema, y negar
la época. En las Arquitecturas regionales, producto de las condiciones de clima, costumbres
locales y materiales de que se dispone, sólo el clima tiene un valor absoluto. Lo esencial
subsistirá. Lo episódico, lo accidental, debe desaparecer.
6. Una división de la arquitectura universal fundándose en las condiciones de clima puede
preverse.
7. Arquitectura meridional, terrazas, toldos, losas voladas, luz tamizada. Arquitectura
septentrional, grandes superficies vitreas.
8. La Arquitectura responde a una utilidad, a 'un fin. Debe satisfacer la razón. Partir de
elementos, programa, materiales, espacio, luz, ..., desarrollándose racionalmente del
interior (función) al exterior (fachada) de una manera simple y constructiva, buscando la
belleza en la proporción, en el orden en el equilibrio. Suprimir la decoración superflua
superpuesta, luchar contra el falso empleo de materiales, arquitectura de imitaciones. Llevar
la arquitectura a su medio natural, es decir, al técnico, social y económico del que esté
actualmente separada es el programa (aceptado por muchos pero que pocos tratan de
realizar), que el Grupo GATEPAC se propone llevar a la práctica coordinando esfuerzos y
trabajando colectivamente."
Revista AC, N° 1, Barcelona, Primer Trimestre de 1931, p 13
Para Zevi, el declive del racionalismo va de la mano de las diferentes dictaduras que dieron
pie a la Segunda Guerra Mundial. El organicismo no tiene tanto una intención naturalista o
biológica como social y cita a Wright cuando dice “una arquitectura orgánica significa ni más
ni menos una sociedad orgánica”. Por lo cual, en su libro, la arquitectura racionalista
aparece como fría, artificial, desnuda y geométrica; mientras que la orgánica es “humana”.
Una arquitectura que si bien se reconoce en Europa de la mano de Asplund y Aalto, es
Wright en América quien es la inspiración para los suecos.
María Cecilia O’Byrne. “La guerra fría en arquitectura: racionalismo vs. Organicismo”. En: dearq 15. diciembre
de 2014, Bogotá, pp. 146-163. Pag 158
Jorge Néstor Bozzano – Rodolfo Schenone