Hemmings-La Gramática Política de La Teoría Feminista - Introducción
Hemmings-La Gramática Política de La Teoría Feminista - Introducción
GRAMÁTICA POLÍTICA DE
LA TEORÍA FEMINISTA
¿Por qué las historias importan?
prometeo
l i b r o s
Hemmings, Claire
ÍNDICE
La gramática política de la leoria feminista : ¿por q u é las histo-
rias importan? / Clare Hemmings. - l a ed . - Ciudad A u t ó n o m a
de Buenos Aires : Prometeo Libros, 2018.
288 p. ; 2 3 x 16 cm.
AGRADECIMIENTOS 9
Traducción de: Mónica Rozanski.
ISBN 978-987-574-933-7
INTRODUCCIÓN 11
1. Feminismo. 2. Estudios de Género. 1. Rozanski, Mónica,
Narrativa 13
trad. 11. Título.
C D D 305.42 Movilizaciones 17
Correctivos 23
i- Tecnología de la presunción 28
Intervenciones 32
/•
PARTE I
1. PROGRESO 43
¿Cuándo es el pasado? 51
Las diferencias que produce una decada 55
Subversiones sexuales 61
Las huellas de la citas 68
2. PÉRDIDA 73
Amado: Yanina Pérez
Corrección de galeras: Marina Rapetti ¿Qué hemos perdido? 77
Traducción: Mónica Rozanski ¿Cómo hemos llegado a perder lo que se ha perdido? 81
De cuadros y co-optación 88
© De esta edición, Prometeo Libros, 2018
Apegos políticos 93
Pringles 521 (C1183AEI), Buenos Aires, Argentina
Tel.: (54-11) 4862-6794 / Fax: (54-11) 4864-3297 Rúbricas disciplinarias 99
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3 . RETORNO 111
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Interrupciones inmateriales 115
Prohibida su reproducción total o parcial
Sentimientos materiales 121
Derechos reservados
Invocando la materialidad 127
Fantasías mateñales 134
PARTE I I
4. DISPONIBILIDAD 149
AGRADECIMIENTOS
Resonancias 149
Anacronismo 154
' Encuadres sexuales 159
Como con todo lo escrito, este libro se debe a muchas más personas de las
^ Las generaciones 165
que podría agradecer. El proyecto nació del amor por la narrativa y del deseo
• Mapas insíitucionales 170 de jugar con ella: en esta gran aventura, David Hansen-Miller es siempre m i
Descifrando 175 principal c o m p a ñ e r o . Es u n privilegio estar acompañada por feministas que
transforman la desesperanza en esperanza, no escapando de la realidad, sino
5. TACTICAS DE CITAS 179 c o m p r o m e t i é n d o s e con ella. Solo por esto no sabría c ó m o agradecer a Ama
Treacher, Anne Phillips, Fran Tonkiss, Helen Crowley, Hilary Hinds, Jackie
Parejas extrañas 183
Stacey, Jane Rowley, Jo Eadie, Kate Nash, LalehKhahli, Nadje Al-AU, Ros
Tácticas de citas 194 Gilí, Rosi Braidotti, Ranjana Khanna, Robyn Wiegman, Rutvica Andrijasevic,
Recitación 200 Sara Ahmed, y Tina Campt, cuyos aportes personales e intelectuales me son
imprescindibles. A todos los lectores y a todos los que aportaron a m i trabajo
Conclusión 209
respondiendo, en momentos clave, d á n d o m e el coraje para seguir adelante,
c o n v e n c i é n d o m e de que este libro valía la pena ser escrito: u n agradecimiento
6. SUJETOS AFECTIVOS 211 particular a SadieWearing, Tyler Curtain, y VronWare. A Ken Wissoker y a
La empatia 217 todo el equipo de la Duke University Press que con gran paciencia soportaron
La acción 225 m i nerviosismo.
Reconozco la suerte de estar trabajando en proyectos feministas que apor-
La temporalidad •" 232
tan u n gran compromiso comunitario y crítico en igual medida. El Feminist
Las resoluciones afectivas 238 Review Collective y todos los miembros del Travelling Concepts otorgan
Conclusión 245 contextos de compromiso militante a lo que implica pensar y actuar como
feministas dentro y fuera de lo académico. Trabajar con colegas y estudiantes
sea en el pasado como en el presente en el Gender Institute es una expe-
riencia maravillosa. ¡Sea yo maldecida si alguna vez me olvido de la gran
BIBLIOGRAFÍA 249 vitalidad intelectual y del buen humor de este ambiente! Y todos los años, al
equipo Abersoch que me recuerda la importancia del vivir colectivamente y
i 1, . . . <'AAi VFJM .>: de las historias compartidas que nos conectan entre sí.
Finalmente agradezco también la suerte de tener padres que siempre me
apoyaron ante cada batalla emprendida así como ante aquellas que no pude
emprender
INTRODUCCIÓN
Este libro habla de cómo las feministas relatan historias acerca de las
teorías feministas occidentales recientemente sucedidas, de p o r q u é estas
historias importan, y se interroga acerca de lo que podemos hacer para trans-
formarlas. Explora sus formas narrativas y describe sus interacciones con
otras historias acerca del feminismo y los cambios sociales. Se interroga
acerca de q u é es lo que podría estar en juego en los relatos feministas, y a ú n
más importante, se busca intervenir en esos relatos, para reahnear su gramá-
tica pohtica y de ese modo permitir una visión diferente acerca del pasado,
presente, y futuro feminista'.
El trabajo parte de la asunción de que el modo en que las feministas
narran las historias es importante, en parte debido al modo en el cual estas
se entrecruzan con las más amplias institucionalizaciones de significados de
género. Por ejemplo, las historias que enmarcan la igualdad sexual como
fenómeno tínicamente Occidental, como un modo de medir o hacer cumplir
el desarrollo económico y democrático, resuenan desconcertadamente bien
con las historias feministas que posicionan "el feminismo" como un pro-
yecto de conocimiento radical firmemente en el pasado Occidental. Cuando
las feministas celebran el movimiento más allá de la unidad o la identidad,
cuando lamentan la falta de una agenda política feminista, o cuando propo-
nen el retorno a una visión feminista del pasado, construyen una gramática
pohtica que es sumamente móvil y no pertenece solo a las feministas. No es
suficiente para las feministas lamentarse de lo que muy a menudo es perci-
bido como la cooptación del feminismo en los distintos ámbitos globales. Los
teóricos feministas tienen que prestar atención a la receptibilidad de nuestras
propias historias, a la construcción narrativa, y a sus formas gramaticales en
' Le agradezco a uno de los lectores del manuscrito inicial por el tcrmino"gramática política" y
a ambos lectores por sus compromisos reflexivos y generosos.
11
el discurso de género y feminismo porque de otra manera p o d r í a m o s desear teóricos feministas cuyo trabajo, palabras, y vidas han insistido, y siguen
desvincularnos si la historia simplemente se repite. insistiendo, en el potencial de teorización influyente para el cambio. Leí Pat-
Este libro es u n reclamo al continuo potencial radical de la teoría feminista tems of Dissonance de Rosi Braidotti hace casi veinte años, y entonces fui
y a la importancia de narrar historias de manera diferente. Si las feministas influenciada por su concepto acerca de que la pasión es la base de la teoría,
Occidentales pueden estar atentas a la gramática política de nuestra narra- y que sin esa pasión, la teoría feminista no tendría n i n g ú n valor real (1991).
ción, si podemos destacar los motivos por lo que aquella atención podría ser Desde siempre a m é la teoría feminista gracias a su utopía, y espero poder
importante, entonces también podremos intervenir para cambiar el modo en contribuir a la tradición de optimismo obstinado que hace que sus militantes
que narramos las historias. Podemos interrumpir el consenso de las narrati- entiendan y experimenten la vida de manera diferente. En este sentido, exis-
vas que constituyen las historias dominantes Occidentales feministas y que ten tres líneas superpuestas en este trabajo, y cada una de ellas procura tener
narran las historias de manera diferente^. Este trabajo me lleva hacia dos en cuenta los diferentes tipos de pensamiento político feminista: las bases de
direcciones. Una es el interés en destacar la superposición existente entre una la narración feminista Occidental en este espacio intelectual que yo llamo
gaina de historias sobre género y feminismo que por lo general son dejadas casa; la exploración de la gramática pohtica de la narrativa feminista que con-
de lado. Quiero examinar las concordancias a través de las narrativas anta- forma estos relatos y su consistencia con otros relatos acerca de feminismo
gonistas Occidentales feministas, entre estas y las posiciones postfeministas y género; el esquematizar de las intervenciones que parten del nivel de una
que rechazan tales narrativas, sea en los medios de comunicación como en gramática política y proponen modos de romper abiertamente con las formas
los contextos culturales, o dentro del área creciente de la política de género. narrativas dominantes. De estas tres líneas, la última es la m á s importante,
La otra es la creencia de que la teoría feminista está particularmente bien ya que constituye u n punto de partida para una responsabilidad feminista
posicionada para desafiar estas intersecciones debido a su historia profunda Occidental reflexiva que oscila entre el pasado y el presente para imaginar u n
de atención a las diferencias, las intersecciones, las mentiras, y los silencios futuro hasta ahora desconocido. Mis intervenciones se focalizan fundamen-
(Ware 2006). La teoría feminista está ciertamente ligada a las relaciones de talmente en tácticas de cita y en el afecto textual como punto de partida para
poder global, particularmente cuando consideramos las variadas maneras en desenredar la cuestión de la narración occidental feminista y que esta tenga
la que una presunta oposición entre la igualdad de género Occidental y las un efecto transformador
culturas patriarcales no Occidentales se moviliza de modo espacial y tem-
poral, pero al mismo tiempo ocupa una posición de no inocencia reflexiva
que puede romper con la apertura de esas relaciones. A partir de la aten-
ción invertida en los silencios de la historia de la teoría feminista, sugiero
varios modos para que las historias que narramos sean tanto m á s éticamente
Narrativa
responsables como potencialmente m á s transformables políticamente. Esta
Entonces, ¿cuáles son esos relatos que yo sostengo se narran acerca de la
posición es quizás insostenible -que el feminismo sea tanto entendido como
reciente historia de la teoría feminista Occidental? La sorpresa que motivó
liberador-, pero sin embargo la sostengo y vuelvo a esta posición a lo largo de
muchas de las investigaciones pasadas acerca de este proyecto fue la unifor-
todo el trabajo que sigue. En esta creencia, reconozco la influencia de otros
midad de las representaciones de las trayectorias teóricas de las feministas
Occidentales. A pesar de la complejidad de algunas de las ultimas décadas
^ Utilizo los términos "historia", "narrativa" y "gramática" en todo el libro. Por "historias" me de teoría feminista - e l vertiginoso despliegue de autores, materias, discipli-
refiero a los relatos generales que las feministas cuentan sobre lo que sucedió en los últimos nas, y prácticas-, el relato de su pasado se narra consistentemente como una
treinta o cuarenta años de la teoría feminista occidental e indican también su estado como serie de relatos vinculados de progreso, pérdida, y retorno que simplifican
"mito" u "opinión comiin". Por "narrativas" me refiero a los estribillos textuales (contenido y
patrón) utilizados para contar estas historias y su movimiento a través del tiempo y el espacio.
demasiado esta historia compleja y posiciona a los sujetos feministas como
Por "gramática" me refiero a las técnicas (oposiciones, referencias intertextuales, etc.) que necesitados de habitar un filo teórico y político en el presente. Permítaseme
sirven como bloques constructivos narrativos. También utilizo el término "gramática política", dar algunos ejemplos al respecto.
con el que quiero sefialar la unión de todos estos niveles, así como la vida política más amplia
de estas historias. He tratado de ser coherente en la forma en que se usan estos términos, pero
Uno: Progreso. Estábamos acostumbradas a pensar en la "mujer" o en el
hay momentos en los que la técnica y la repetición no son distintas, o donde utilizo otros feminismo como una categoría unida, pero a través de los esfuerzos de las
términos como "historia" para salir del problema. teóricas feministas negras y lesbianas, entre otras, el campo se diversificó, y el
12 13
feminismo se convirtió en objeto de crítica y escrutinio político. Lejos de ser aceptar la oposición cinre la fragmentación y la unidad; nosotras podemos
un problema, las diferencias dentro de la categoría "mujer", y dentro de los combinar las lecciones del feminismo posmoderno con la materialidad de la
feminismos, deberían ser una causa de celebración. El feminismo postmo- personificación y las desigualdades estructurales para superar el actual estan-
derno nos ha llevado a ú n más lejos a enfocarnos en el efecto pohtico de las camiento político y teórico.
políticas de identidad y a subrayar la exclusión e inclusión que producen los A pesar de las proclamas de diferencia de cada historia con respecto a los
movimientos sociales, incluyendo el feminismo. En el proceso de adelantos otros relatos, existen similitudes asombrosas en la narrativa que unen estas
intelectuales y políticos, hemos desarrollado una serie de herramientas epis- historias y que facilitan u n movimiento discursivo entre ellas sin contradic-
temológicas y metodológicas y criticado el alcance, y la estrechez ontológica ción aparente. Daré u n p u n t a p i é inicial acerca de estas superposiciones, un
típica de las primeras preocupaciones y sujetos del feminismo Occidental.
p u n t a p i é que desarrollo en los siguientes capítulos que analizan la estructura
Desde que la "mujer" ya no es el fundamento del feminismo, y la relación
narrativa y a la vez las técnicas de cada relato. Cada una de las tres histo-
entre sujeto y objeto de la teoría feminista ha sido desestabilizada, un enfo-
rias divide el reciente pasado en claras décadas para proveer una narrativa
que intelectual por sí solo podría indicar un apego anacrónico a una falsa
de progreso o de pérdida, de prohferación o de homogenización. Las histo-
unidad o esencialismo.
rias de retorno son tratadas de la misma manera en estas distinciones con
Dos; Pérdida. Solíamos pensar en la "mujer" o en el feminismo como el propósito de argumentar acerca del por q u é necesitamos retornar a ellas
algo unido, pero la fragmentación progresiva de las categorías y de las luchas para rescatar la teoría feminista Occidental. Se sabe sin necesidad de decirlo
internas ha logrado una despolitización en aumento del compromiso femi- que cuando hablamos del "pasado" nos referimos fundamentalmente a los
nista. La institucionalización conservadora del pensamiento feminista y la años 70, que la referencia a la identidad y a la diferencia se refiere a los años
popularidad generacional del "postfeminismo" son parodias vacías de un 80, y que los años 90 son la década de la condición de diferencia, como la
movimiento social feminista que incontrovertiblemente ha pasado. La des- década que debe retornar de la nada. Las historias de la l e r parte del libro
aparición del feminismo puede entenderse como un fenómeno que es parte que se ocupan del seguimiento son por lo tanto "historias comunes"^. Implí-
de un cambio político más general hacia la derecha que ha destruido también cita o explícitamente también, cada década se caracteriza por alojar escuelas
la viabilidad de una alternativa de izquierda. Las feministas académicas y particulares de pensamiento y de teóricos particulares, independientemente
una nueva generación de mujeres han contribuido y heredado también esa
de que sus trabajos ocupen o no periodos m á s largos. Y, de este modo los
pérdida, especialmente a través de la falta de interés en la historia feminista
enfoques marxistas o radicales dan lugar a las identidades políticas, lo que
reciente y a través de la aceptación del individualismo político. Cualquiera
da lugar a las críticas deconstructivas, que a su vez son reemplazadas por
sea la causa del fracaso del pasado compromiso feminista, era mejor tener
un (nuevo) materialismo. Sin duda no hemos visto el último cambio. Ya sea
un movimiento feminista que no tenerlo en absoluto. Nosotras debemos
positiva o negativamente declinada, la cronología sigue siendo la misma, las
arriesgar la marginalización política y académica reconociendo verdades
décadas sobrecargadas si bien curiosamente aplanadas a pesar de que cada
incómodas acerca de la desigualdad de género actual, sea en Occidente como
una de las historias reclama su verdad única.
en todas partes.
Estas historias describen y colocan a los sujetos feministas así como a
Tres: Retorno. Hemos perdido nuestro camino pero podemos recuperarlo, los eventos o a las escuelas de pensamiento, naturalmente, y esto las hace
si aplicamos un poco de sentido c o m ú n a nuestra situación actual. Puede que también afectivamente saturadas sea para los autores como para los lectores.
nos hayamos convencido por el cambio en el lenguaje, una capacidad post Estas no son neutrales y no esperan que permanezcamos neutrales. Colocan
estructuralista para desmantelar el poder y valorar las diferencias, pero ahora a sus personajes narradores como heroínas del pasado, presente y futuro de
lo sabemos. Ahora sabemos que la crítica no altera las relaciones de poder y la teoría feminista Occidental. Discutir acerca de adonde hemos llegado en el
que de hecho estas se siguen padeciendo y se han agudizado. Ahora sabemos presente es discutir no solo algunas teorías feministas, sino también sus suje-
que el feminismo posmoderno conduce al relativismo y a la incapacidad polí- tos. Por lo que en una narrativa progresiva como la descripta previamente,
tica, mientras que las mujeres globalmente siguen desventajadas. Tal vez las
primeras teorías feministas a ú n puedan e n s e ñ a r n o s algo acerca de lo que las 3 Observará que no he proporcionado referencias a ningún autor en particular en mi descripción
mujeres tenemos en c o m ú n , a pesar de las críticas valiosas del esencialismo general aquí, confiando en un sentido inicial de estas historias como familiares. Y, es de hecho
esa familiaridad en la que estoy interesada lo que motiva el nivel de las "tácticas de citas" que
que han surgido desde entonces. El lado positivo es que no tenemos que
exploro en todo momento, y que exphcaré más adelante en este capítulo introductorio.
14 15
una feminista socialista o radical no es y no puede ser su sujeto trascendente; propiamente dicho a través de su ataque a la categoría "mujer'"*. La separa-
ella es dejada atrás. Tampoco puede una feminista post estructuralista ser el ción de estas tradiciones teóricas de sus genealogías feministas tiene algunos
sujeto ideal de una narrativa de pérdida o de retorno; ella tiene que cambiar efectos narrativos y políticos importantes. El primero es que "otras"criticas
su modo de ver las cosas. A l respecto, las demandas acerca de lo que pasó con a la feminidad unificada (desde las perspectivas de las políticas de identidad,
la teoría feminista son también las demandas acerca del estatus individual. por ejemplo) se unen teleológicamente y, a su vez, sus desafíos trascendieron.
Los propios compromisos intelectuales y políticos están siempre en juego en En consecuencia, los compromisos lésbicos y feministas negros se identifican
estas historias, y una se ve a su vez marginalizada con el pasar del tiempo, firmemente con el pasado, se vuelven anacrónicos, al igual que sus presuntos
o a la vanguardia del pensamiento c o n t e m p o r á n e o y de la práctica. Estos sujetos. Otro efecto relacionado es que la separación del postmodernismo y
compromisos también forman la base de las demandas de progreso o de pér- del postestructuralismo de sus historias feministas complejas significa que
dida generacionales, teniendo en cuenta la desviación de las esperanzas y de los primeros emergen también extrañamente sin sujetos y sin referencia a
las penas personales sobre lo colectivo o sobre las tendencias generales: las contextos que caracterizan su propia inclusión y exclusión. Tal separación
generaciones pasadas han cometido ciertos errores comprensibles; una gene- imaginativa es esencial para que funcionen las narrativas de retorno, desde
ración de académicos contribuye y paga el precio por la institucionalización que el postmodernismo y el postestructuralismo necesitan ser traducidos
profesional; los jóvenes en general no tienen conciencia de la historia, son como algo totalmente abstracto para que la petición de un retorno al "cuerpo"
apolíticos, aburridos, o están solo interesados en sí mismos. o a lo "social" tenga sentido. De hecho, estos imperativos son reincorporados
Para volver a una de las características de las tres historias de la teoría en las narrativas de retorno como la razón por la que necesitamos alejar-
feminista, la que década tras década ha significado cambios en la teoría, una nos del postmodernismo y del postestructuralismo: ¿los gritos repetidos de
clave de lectura es la de identificar cada una de las décadas. Como analizaré "Marchita el cuerpo, marchita la materia" no están para ser resueltos sino
detalladamente en los próximos dos capítulos, en la narrativa en curso, el que sirven como gestos retóricos que aferran la historiografía Occidental
feminismo negro actúa frecuentemente como un catalizador, posterior, para feminista?
un movimiento mas general hacia la diferencia como la proliferación. En el
proceso, este último es citado constantemente como participante de los años
80, mientras que u n feminismo radical esencialista o feminismo socialista
corto de miras ocupa los años 70, y el post estructuralismo se mueve hacia
los años 90 y de algún modo también m á s allá, libre de ambos esencialismos
Movilizaciones
y de las restricciones de identidad. En el mismo orden de cosas, la teoría
Para comenzar a pensar acerca de esta cuestión sobre la responsabilidad
feminista lesbiana es llamada a rendir cuentas por las demandas pro sexo
narrativa, quiero enfatizar que no son solo las feministas las que nos dicen
de los años 80, con los años 90 pertenecientes directamente a los teóricos
a nosotras (feministas) que las pohticas se han perdido. La separación inte-
queer. En la narrativa de pérdida, los años setenta son igualmente uniformes,
lectual y temporal del feminismo del postmodernismo y postestructuralismo
los años 80 una década importante de lucha por la identidad no obstante
resuenan como comprensiones más generales del feminismo como "algo aca-
ambivalente tanto en relación a los años 70 del radicalismo como a los años
bado". La teoría social y cultural más amplia reproduce la misma historia en
90 de la fragmentación. Hayan sido correctas o no las políticas por la identi-
relación a sus propias "políticas perdidas" del pasado, como han señalado
dad, estas han dado lugar a la profesionalización completa del conocimiento
Wendy Brown (1999) y Lisa Adkins (2004), entre otras. De hecho, mucho de
feminista en los años 90, y a ú n debemos retornar de este lamentable estado
de cosas.
En todas las versiones de esta historia, el feminismo post moderno y post •* E n las narrativas de progreso, pérdida y retorno feminista occidental, el posmodernismo y
el postestructuralismo a menudo se representan como s i n ó n i m o s , o uno u otro se comprende
estructuralista es entendido como el que marca una ruptura con el feminismo
para representar a ambos. Intenté no reproducir el mismo deslizamiento, en parte porque me
incliné hacia un enfoque postestructural. A l representar mi propio entendimiento, tiendo a
marcar una distinción (a veces arbitraria, lo admito) al utilizar el "postestructuralismo" para
denotar una actitud hacia el texto / sujeto / mundo sobre el "posmodernismo" como una crítica
del modernismo o la comprensión del mundo social como algo transformado, por ejemplo, por
el individualismo reflexivo.
16 17
lo que planteo en este libro podría ser visto como una manera de aportar a conseguido la igualdad?" El feminismono solo ha sido "expulsado(...) (a) u n
la crítica las historias acerca de la teleología de la teoría social en modo m á s geriátrico en una localidad de vacaciones fuera de moda", como dice sarcásti-
general. Estos elementos se solapan en el sentido de que la narración de la camente Angela McRobbie (2004:512), el miedo a "su retorno" es visto como
teoría social también está gobernada por narrativas de progreso, pérdida, y una amenaza al capital sexual y social de las mujeres jóvenes.
retorno que defienden, lamentan o abogan por revisar una visión unificada Si la lesbiana viene dejada de lado en el Occidente postfeminista, las
del cambio social. Y, el feminismo se lo ubica característicamente como parte mujeres no occidentales son dejadas de lado en los discursos populares de
de lo que fue superado, pero también como parte de lo que contribuyó a la cultura y tradición que hacen referencia al sur global y al occidente post
fragmentación de la Izquierda en su trayectoria narrativa descendente. Por lo socialista (y nunca los dos se encontrarán). Como hace notar Gloria Wekker
tanto, en las historias de teoría social acerca del reciente pasado, el feminismo en el contexto de los Países Bajos: "El Ministro de Asuntos Sociales(...)
es anacrónico, y el deseo de mantenerlo - y sus objetos y métodos también ha proclamado oficialmente en noviembre 2003 que la emancipación de
- está equivocado. Pero, en la narrativa de retorno de la teoría social, el femi- las mujeres 'autóctonas', léase blancas, había sido logrado(...) Ahora es el
nismo por lo general está varado o montado a horcajadas, como busca la momento de poner todas nuestras energías en la emancipación de las 'alócto-
teoría social su propia salvación dándole prioridad al retorno a la ortodoxia o nas', léase mujeres, negras, migrantes, y refugiadas" (2004: 490). Como ella
a una transformación que trascienda las distracciones mihtantes. misma sigue comentando, tal posición representa a "las mujeres holandesas
En forma a ú n m á s directa, es dentro de los medios occidentales y la cul- blancas como el epítome, el punto final de la emancipación teleológica, el
tura popular que el feminismo es mayormente traducido como algo pasado ejemplo para las mujeres negras, migrantes y refugiadas" (2004: 490)^ El
de moda, y de hecho es estereotipado como algo innecesariamente agresivo proyecto de modernización en sí mismo es por lo tanto profundamente de
o equivocado. En los medios populares, como ya han remarcado algunos género tanto en lo imaginativo como a nivel material, desde el momento en
comentaristas feministas en forma considerablemente profunda, el femi- que la atención a la desigualdad de género (dentro de u n marco específica-
nismo es entendido como algo que ha ya obtenido sus objetivos primarios mente económico) está frecuentemente nivelado como u n prerrequisito para
de igualdad en Occidente, otorgando la libertad a las mujeres jóvenes occi- la inversión/ayuda financiera de parte de los gobiernos, las corporaciones
dentales de ostentar su feminidad y sexualidad como parte de una acción internacionales, o las organizaciones transnacionales como el Banco Mundial
contemporánea de genero (McRobbie 2000; Gilí 2007). Cuando las feminis- o la Organización Mundial de Comercio (a pesar de sus propias prácticas des-
tas insisten con que la igualdad no ha sido propiamente alcanzada, o que el iguales en cuanto al género).
feminismo no puede solo ser la igualdad formal (Gilí 2000), se las considera La insistencia acerca de la igualdad de género en Occidente como la seflal
rabiosas y malhumoradas y se las culpa de ser las creadoras de una genera- de progreso comphca y perjudica el trabajo en cuanto intenta solucionar las
ción de hombres asustados, sin éxito, y metafóricamente castrados (Faludi cuestiones de las culturas no occidentales (como pre modernas) y que nece-
1992; McRobie 2004)'. Por lo tanto, el estereotipo del sujeto feminista, como sitan de la ayuda de los filántropos y expertos (como post modernos), como
en los textos postfeministas que enfrentan a las nuevas contra las viejas han observado muchas feministas y muchos autores post coloniales (Grewal
generaciones de feministas (Paglia 1992; Roiphe 1993), es conocido. Ella es y Kaplan 1994; Narayan 1997; Puri 2006). Y, de hecho, imaginar la igual-
masculina, no es atractiva para los hombres, es hipócrita, malhumorada y se dad de género como una exportación post moderna también hace u n trabajo
viste mal: en resumen, ella es una lesbiana. Y, el lesbianismo en sí mismo es importante asegurando la igualdad de género como la de las democracias
catalogado como algo anacrónico, a menos que no sea combinado con una capitalistas en relación al precedente Occidente socialista (Gal y Kligman
feminidad dominante aceptable, desde el momento en que simplemente no
es necesario ser hostiles con los hombres en la cultura c o n t e m p o r á n e a occi- ^ Como han sugerido varios teóricos, el deseo de desacoplar simbólicamente los estudios de
dental (ya no). ¿Por q u é ser poco afables con los hombres ahora que hemos género o de las mujeres del lesbianismo (como acusación) asume un tema heterosexual como
la norma y posiciona a las mujeres lesbianas o bisexuales de manera muy diferente dentro del
campo de estudio (Munt 1997; Hesford 2005; Hoogland 2007).
^ También centrándose en el ejemplo holandés, Rosi Braidoui señala además que este discurso
^ Un efecto del discurso postfeminista es que incluso las mujeres jóvenes peor tratadas se refieren oficial supone que "nuestras mujeres(...) ya están liberadas y por lo tanto no necesitan más
a sí mismas como liberadas y libres para elegir lo que quieren en la vida, independientemente de iniciativas sociales o políticas emancipadoras. 'Sus mujeres', como sea, (...) todavía están
las oportunidades e c o n ó m i c a s , sociales, culturales o interpersonales a menudo lamentablemente atrasadas y necesitan ser dirigidas hacia especiales acciones sociales emancipadoras o hacia
limitadas disponibles para ellas (Walkerdine, Lucey et al., 2001; Walkerdine 2003). una 'liberación' forzada" (2005: 180).
18 19
2000; Ousmanova 2003; Kasíc 2004). En todos estos contextos, el discurso de democracias occidentales, podemos saltar esa parte desagradable en el medio
igualdad de género lleva y desvía las diferencias culturales, étnicas y raciales y propulsar la cultura enlazada y no liberada directamente hacia esa parte
mientras aparece operando para reducirlas en nombre de u n mercado global emancipada, directamente hacia la libertad de participar en la parte de los
libre. Este trabajo se logra en parte a través de la representación - q u i é n habla mercados globales, lo que quiere decir sin alterar las familias, o desafiar u n
o para q u é habla (Suleri 1992; Alcoff 1995)-, quién aparece como individuo imaginario democrático.
o como representante de su "cultura" (Spivak 1988; Mohanty 2003 [1988]) Una gran variedad de estos discursos postfeministas de igualdad de
-que permanece como una preocupación clave de las feministas interesadas género resuenan muy familiares para aquellas feministas occidentales que
en explorar las manifestaciones globales de desigualdad de género en forma como nosotras forman parte también de las instituciones académicas. En
de transformación sostenible y ética (Spivak 1993b; Alexander 2005; Duha- términos institucionales el posicionamiento discursivo más ampho del femi-
cek 2006a)-^. El feminismo en sí mismo, en la medida en que se supone que nismo como algo equivocado, liinitado o anacrónico -dentro de la teoría
ha terminado en el oeste, no necesita ser exportado, solo la igualdad que uno feminista, el postfeminismo y las agendas de g é n e r o - hace que el feminismo
debe tratar de garantizar no llega demasiado lejos. académico sea extremadamente vulnerable. Como descubrió la Feminist and
Las ideas de la hteratura mencionada más arriba abarcan u n enorme campo Women's Studies Association (R.U. e Irlanda) mientras documentaban las
y ponen cuestiones acerca del papel del feminismo occidental en relación a justificaciones para el cierre de departamentos de estudios sobre la mujer
algunas de las movilizaciones problemáticas de género desde una perspectiva en el Reino Unido (Hemmings 2006), el éxito y el fracaso del feminismo
global. Quiero señalar la importancia de pensar en este sentido para este pro- son citados alternadamente como las razonespara que tales departamentos,
yecto. En primer lugar, me parece importante mencionar nuevamente que el cursos, o encuentros académicos, no sean m á s necesarios. Anecdóticamente,
uso de la igualdad de género como marcador de una modernidad económica y hay muchos ejemplos de narrativas de progreso feminista occidental en par-
regulatoria marca el sujeto de la igualdad de género como Occidental, capita- ticular, que son utilizados institucionalmente para justificar la no inversión
lista y democrático, y el Occidente, el capitalismo, y la democracia en sí como en proyectos de estudio feminista. El éxito del feminismo (sea como movi-
lugares que crean la posibilidad, y que reproducen, m á s que dificultarla, la miento social y como proyecto de conocimiento) en Occidente se entiende
igualdad de género. Críticamente, ellos colocan las cuestiones de la igualdad como algo que hace de su importancia intelectual algo redundante, y su fra-
de género como no Occidentales o post socialistas, y a tales contextos, y en caso en la coinunicación con las nuevas generaciones se cita como la causa
particular las culturas o las economías, como las creadoras y perpetuadoras principal de la baja adhesión, así como la evidencia por la falta de u n futuro.
de las desigualdades de género tradicionales y no parte del mundo moderno. Como Gabriele Griffin y Jalna Hanmer hacen notar de forma irónica, tales
Por lo tanto, una agenda de género está constantemente dominada por la historias dan cabida a cambios profundos en la Educación Superior Británica
diferencia cultural o económica de los sujetos y los lugares occidentales. En -las matrículas pagas, el aumento de la instrumentalización del aprendizaje
segundo lugar, el feminismo viene colocado en el pasado, irrelevante para los y el predominio de la cultura de auditoria- para permanecer sin ser exami-
lugares y sujetos contemporáneos de Occidente y no Occidente, asegurando nados (2001).
que cualquier ambivalencia acerca de los logros del feminismo en Occidente Lo que es más importante, el éxito que probablemente se validará institu-
está marginada, y que el sujeto de la igualdad de género moderno tiene u n cionalmente es el de la transición de los estudios de la mujer a los estudios de
sujeto no feminista y experto. Aquí es donde la geografía y la sexualidad, los género, donde estos se refieren a la transformación de las políticas y las ten-
medios y la política internacional llegan juntos tan productivamente: que el dencias en rigor y a la neutralidad u objetividad, en otras palabras, donde los
sujeto no es solo occidental, capitahsta, y democrático, sino también hete- estudios de género también son percibidos como libres del anacrónico pasado
rosexual y femenino (Annfelt 2002). Liberada de las cargas (históricamente feminista'. En particular, en un contexto como el Reino Unido, los estudios
comprensible, pero ya no necesario) de prejuicio, la igualdad de género puede
ser finalmente imparcialmente alcanzada. Aprendiendo de las lecciones de las
' Si bien ha habido muchas críticas a los estudios de género como un cambio de la intención
política de los estudios de las mujeres o feministas (Evans 1991, Richardson y Robinson 1994;
*Anne Phillips insiste en que, por lo tanto, necesitamos un "multiculturahsnio sin cultura" Threadgold 2000; Stromquist 2001), otros han celebrado el énfasis de los estudios de género
si queremos superar la sobre asociación de la cultura con la desigualdad de género. Ella sobre la mujer como el terreno de facto del feminismo académico (Gilhs y Munford 2003;
argumenta, con razón, creo, que esto es esencial para los desafíos feministas a la desigualdad Zalewski 2003), en línea con las narraciones de pérdida y progreso, respectivamente. Mi punto
de género global (2007). al respecto no es tomar una posición sobre estos debates, sino resaltar un aspecto de la vida
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de género m á s probablemente se apoyen institucionalmente cuando estos occidental firmemente en el pasado para "neutralizar" la igualdad de género
se aparejen a la globalización y se considere que generan futuros enfoques en sus circuitos globales. En particular, necesitamos pensar cuidadosamente
de género o de género y de desarrollo. De hecho, yo enseño en la London antes de presumir que la simple presencia de u n sujeto feminista será sufi-
School of Economics' Gender Institute (Instituto de Género), u n lugar que ciente para marcar la diferencia que podríamos desear.
podría ser descrito con precisión de esa manera. La vahdación institucional En el contexto de este libro, esta cuestión de la responsabihdad es clave,
del instituto se basa en nuestra capacidad de remarcar los grados de "valor porque también apunta a las formas con las que la movilización de los discursos
global" dentro del orden discursivo, y que produce tensiones y malentendi- de igualdad de género dentro y para los mercados globales y las reglamenta-
dos que atraviesan a los docentes y al cuerpo estudiantil y que no han sido ciones no es tan uniforme como la descripción anterior podría sugerir Las
resueltos fácilmente (una cuestión de la que me volveré a ocupar en el capí- c a m p a ñ a s por la igualdad de género globalmente p o d r í a n mejorar la vida de
tulo 3). En este sentido, los estudios de género son u n aspecto relevante en las mujeres y de los hombres y se utihzan a sabiendas y estratégicamente por
el Reino Unido, en primer lugar donde su formación institucional refuerza grupos transnacionales, como por ejemplo, grupos comunitarios y O N G , de
la división entre los tiempos y los lugares donde la igualdad de género se manera que a su vez alteran los significados de la temporahdad de género. De
supone haber sido lograda, o no haber sido lograda. En términos discursivos, hecho, la suposición de que la teoría feminista está simplemente 'cooptada'
si no en los términos en los que se enseña actualmente, el feminismo perma- en una arena global preserva tanto la inocencia de "la teoría feminista", como
nece una vez m á s en el pasado, ya que se fomenta la experiencia en materia la hegemonía de "la igualdad de género"; en cambio, parecería ser productivo
de género en términos de su capacidad para exportar las lecciones aprendidas trabajar a través de sus implicancias mutuas en espacio y tiempo, pensar cui-
de un feminismo de segunda oleada necesariamente ahora más occidental. dadosamente acerca de lo que la teoría feminista exphcable podría destacar
Estas críticas al postfeminismo o a los discursos de igualdad de género en esa relación y en q u i é n podría ser el sujeto contradictorio. Para comenzar,
no son nuevas, como indicado por los teóricos relevantes citados a través de quizás queramos seguir explorando los vínculos entre los imperativos hete-
esta sección. Ciertamente es urgente comprometerse con el cómo funciona rosexualizadores del posfeminismo, el paso violento del hbre mercado como
lo que p o d r í a m o s llamar "la temporalidad del discurso de género" como un liberador de las mujeres y las narrativas feministas occidentales que subrayan
mecanismo central para asegurar m á s que desafiar la desigualdad global en una linealidad similar, incluso -o tal vez particularmente- donde se lamentan
nombre de la libertad. Pero, la separación de la igualdad de género y el femi- estos cambios.
nismo, la recodificación del discurso de género como neutral y sus analíticas
como objetivo, y sus movihzaciones como excusa política para la interven-
ción económica o militar, por lo general se lamentan como cooptaciones
directas, como una serie de movimientos alejados de un feminismo necesa-
riamente crítico de tal duplicidad discursiva (p. e., Grewal and Kaplan 1994;
Correctivos
Duggan 2003). Y, de hecho es esencial sin duda mantener estas separaciones M i presentación extremadamente crítica acerca de la narrativa feminista
para retener la potencia pohtica del feminismo de acuerdo a las relaciones de occidental hasta ahora podría llevar al lector a preguntarse qué es lo que
poder global (Grewal 2005), para pensar en el feminismo como algo m á s que estoy sugiriendo como alternativa. Si los relatos feministas occidentales de
estas relaciones. Necesitamos herramientas críticas feministas para destacar progreso, pérdida, y retorno comparten aspectos de la gramática política
el heterosexismo y el racismo centrales en las movilizaciones contemporá- post feminista que dificultan los usos c o n t e m p o r á n e o s simphficados de "la
neas del discurso de género, para mostrarnos, como hace notar VronWare, igualdad de género", ¿qué podría hacer una teórica feminista?, ¿contar otras
" C ó m o atravesar las diversas trampas de racismo, etnocentrismo, relativismo historias por ejemplo?, ¿usar una historiografía alternativa que pueda contar
cultural, y la simple ignorancia que fluye del uso de 'la cultura' como una una historia mejor, una con pocas, o menos exclusiones?, ¿una que se niega
herramienta explicativa" (2006:532). Pero, también necesitamos examinar a dejar de lado el feminismo, por ejemplo? Parafraseando a Hayden White
las formas en que las historias feministas occidentales acerca del pasado (1992), podría organizar esfuerzos correctivos para establecer la historia de
reciente coinciden inquietantemente con las que colocan al feminismo la teoría feminista occidental directamente. Podría señalar los errores, como
lo he hecho hasta ahora, y sugerir otros pasados. Podría, como han suge-
institucional de la narración feminista. rido varios interlocutores en etapas diferentes de este proyecto, dar prioridad
22 23
a la diferencia por sobre la similitud y buscar momentos, y por supuesto Para m í , ese momento de comprensión no solo hizo hincapié en la impor-
estos son una infinidad, cuando esas historias no son reproducidas, o no (¡incia de la experiencia personal, la suerte si se quiere, en la relación de uno
son reproducidas fielmente. Podría intervenir a nivel de la verdad contando, i o n la historia, sino que también c o m p o r t ó una discusión que ya me daba
entonces, y de ese modo quedarnos con una versión m á s completa y más rica vueltas en la cabeza acerca de la mejor manera de responder a las ausencias
del pasado reciente de la teoría occidental feminista de lo que permiten estas tic los relatos c o n t e m p o r á n e o s .
narrativas dominantes. Sin embargo, a pesar de esta genuina atracción hacia lo correctivo y lo
De hecho, esos proyectos son importantes. Las historiadoras feministas múltiple, no creo que el intento de representación de este tipo pueda ser
han buscado constantemente contar historias diferentes a las dominantes, la respuesta a los problemas particulares de repetición y transfsribilidad
sea en respuesta a los registros tradicionales, sea como parte del enriqueci- gramatical identificados en este libro. Una razón de esta resistencia es que fui
miento de la historiografía feminista'". Siento también u n enorme respeto persuadida por la insistencia de las historiadoras feministas acerca de que las
por los proyectos que intentan contar historias alternativas que hacen ver lo historias que uno cuenta en relación al pasado están siempre motivadas por la
que ha quedado y que intentan reinsertar esas omisiones dentro del registro posición que uno ocupa o desea ocupar en el presente. Como Antoinette Bur-
histórico. Por ejemplo, Becky Thompson demuestra c ó m o el volver a contar lón (2001), Elizabeth Grosz (2002), Gayatri Spivak (1999a), Jennifer Terry
la historia del feminismo occidental desde una perspectiva multirracial vería (1991;1999), y Eve Sedwick(1991) todas ellas indican, ya que la plenitud
a los años 70 menos como el auge y m á s como "un punto bajo del femi- en las representaciones del pasado nunca puede ser alcanzada, una mirada
nismo - u n tiempo en el que muchas mujeres que estaban comprometidas correctiva sería siempre como borrar las condiciones de su propia construc-
con u n análisis antirracista tuvieron que poner su feminismo en segundo ción, sobre todo si esta pretende tener la última palabra'^ ¿Para corregir la
plano para poder trabajar con mujeres y hombres de color y en contra del historia, q u é autores tendríamos que elegir? ¿ C ó m o podría suceder esto sin
racismo" (2002: 3 4 4 ) " . Significativamente, el trabajo de Thompson apunta a la cosificación? ¿Quién va a contar esta historia? ¿Qué m é t o d o s se p o d r í a n
la importancia de asumir no solo que siempre habrán excepciones a la norma proponer (Campt 2004)? En u n articulo precedente que remarca mis preo-
de cualquier relato histórico dado, sino también que estas excepciones pro- cupaciones en este proyecto, estas cuestiones son abruptamente respondidas
porcionan un desafío epistemológico a las teleologías aceptadas. De hecho, por una nota a pie de pagina, mas bien fuera de lugar, en la cual proveo u n
m i propio ingreso en este proyecto surgió en parte de la experiencia de la elenco de escritoras feministas negras de los años 1960 y 1970 como una
disyunción entre las historias hneales contadas acerca del pasado reciente de forma de dejar en claro que las historias dominantes que yo critico no son
la teoría del feminismo occidental, y de mis encuentros con múltiples femi- solo políticamente injuriosas sino también erróneas (2005b: 132, n.7). Como
nismos y con varios debates feministas a través de este período de cuarenta y señala u n crítico de esa nota, la nota a pie de página autentica el deseo de
cincuenta años. A ú n recuerdo m i sorpresa cuando visité por primera vez u n criticar las maneras existentes de narrar historias y revela un enfoque m á s
archivo feminista, examiné minuciosamente los informes y las publicaciones correctivo que por lo contrario afirmo apoyar (Torr 2007: 61). Dicha nota
de grupos activistas, y me d i cuenta de que las discusiones acerca del sadoma- sigue descontextualizada y propone una historia alternativa sin delinearla en
soquismo en la comunidad lesbiana eran furiosas ya de mucho antes de "las su totahdad, o sin ser responsable por ello. Insinúa la multiplicidad pero no
guerras sexuales" y que las feministas negras y la crítica transnacional era puede encontrar una manera de representarla.
una componente consistente de la teoría feminista, más que una discusión Problemas similares asoman cuando las historias feministas occidentales
iniciada al final de los años 70 u 80. que he estado bosquejando se ubican en contra de alternativas geográficas.
En u n hilo argumental, las narraciones de progreso, pérdida y retorno están
Parecería extraño intentar citar una "historia feminista" en una nota a pie de página, así enmarcadas no como occidentales en general, sino como angloamericanas
que déjenme referirme a un proyecto (basado en Londres) que busca enriquecer nuestro
conocimiento del pasado enfocándose en las complejidades que a menudo se pasan por alto;
"History of Feminism Network; Celebrating, Exploring and Debating the History of Feminism" Todos los teóricos anteriores prestan cuidadosa atención al papel del "narrador de cuentos"
http;//h istoryfeminism.wordpress.com/. en el proceso de elaboración de la historia. No solo el narrador está motivado para contar esta
" Véase también el relato de Benita Roth sobre el surgimiento de una "vanguardia" feminista historia, no esa historia, sino que el sujeto de la narración también se produce y se produce a
negra en los años sesenta y setenta, y el trabajo de Nancy MacLean, que vincula la acción sí mismo en el proceso de hacer esa historia. Como Burton advierte: "Si no reconocemos esta
afirmativa a las luchas de las mujeres negras y de la clase trabajadora en el mismo período dinámica [entre el historiador y el archivo histórico] descuidamos la obligación de investigar
(MacLean 1999; Roth 1999). nuestro sentido de identificación con el archivo mismo" (2001: 67). >•
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en particular. Por lo tanto, la historia acerca de que la teoría feminista se ha (King 1994). Más importante a ú n , la conceptualización de los traslados de
movido del feminismo radical o socialista, a través de políticas de identidad la teoría feminista angloamericana como diseminación directa no capta las
y hacia el posmodernismo y que a partir de ahí ha hecho u n cambio post- transiciones y las traducciones que marcan su inoviiniento hacia adelante
cultural, es criticada por las feministas continentales europeas por situar las y hacia atrás y que ponen de relieve la naturaleza del compromiso interna-"'
trayectorias angloamericanas como descriptivas de la totalidad de la teoría i ional con sus diversas formas (Bal 2002; Vasterling, Demény et al. 2006).
feminista occidental. En esta ünea argumentativa, la alternativa europea se I'or ejemplo, la precisa obra de Sabine Hark acerca de la vida discursiva de
ofrece muy seguido como correctivo del (re)clamo de la diferencia sexual judith Butler en Gender Troubletn Alemania (2002) explora las maneras en
como algo corriente en vez de algo superado". Se aboga por un alcance teó- las que el rechazo del problema de género por los académicos feministas
rico m á s completo y geográficamente representativo, y la historia vuelve a ser influyentes sobre la base de su "americanismo seductivo" oculta y desplaza
contada. Sin embargo, en el proceso, por supuesto, solo ciertos tipos de "alter- los miedos centrales acerca del movimiento queer que el texto también lleva
nativas europeas" pueden ser incorporadas: las que están en contraste con las en sí cuando se traslada. N i tampoco lo que yo sigo llamando narraciones
percibidas como angloamericanas". Por lo tanto, no solo la "alternativa euro- feministas occidentales de progreso, pérdida y retorno emergen solo de sitios
pea" planteaba u n riesgo simphficando la diferencia que esta produce, sino angloamericanos, o incluso del inglés como idioma nacional; son producidos
que también el centro angloamericano permanece estático. En el libro Italian- y aprobados de modo mucho m á s amplio que eso. Las pubhcaciones como
Feminist Theory and Practice, por ejemplo, el futuro podría ser italiano, pero Nora: Nordic Journal of Women's Studies generan las mismas historias acerca
el pasado feminista angloamericano sigue incluyendo un cambio familiar del de lo que pasó en la teoría feminista occidental, aun cuando esta no encaje
sexo hacia el género, desde el esencialismo hacia la deconstrucción (Parati y con el contexto institucional específico o con la historia pohtica en cuestión.
West 2002). Y, en la obra Deleuze and Queer Theory de Chrysanthi Nigianni Ver estas historias como limitadas geográficamente, entonces, es sugerir que
y Merl Storr, son las versiones angloamericanas de lo último las que limitan, de hecho describen con precisión la historia de la teoría feminista en un con-
mientras que las inflexiones continentales prometen la movilidad (2009). A l texto occidental y que el fracaso es principalmente de inclusión en vez que de
respecto, a menudo es lo particular que se expande, mientras que lo domi- representación. Por lo tanto, la diferencia de la importancia dominante está
nante que es corregido permanece intacto. La corrección está destinada a siempre en otra parte m á s que por dentro. En términos de la marginalización
atesorar lo que se encuentra en el costo estereotipado de lo que es desechado. que tienen esas narraciones dominantes para los sujetos y las historias par-
Lo que le falta a tal correctivo geográfico son los modos con los que las ticulares, la creencia en su precisión geográficamente descriptiva redobla las
historias dominantes (angloamericanas u occidentales) atraviesan los límites exclusiones raciales y sexuales que impregnan esos sitios.
y operan en relación a los mismos. Estos tienden a sustituir la localización Por lo tanto, la realización de la multiplicidad de la teoría feminista me
hteral por una política de localización (Rich 1986), y de este modo perpetúan Ueva a querer analizar no tanto otras historias verídicas que podríamos escri-
los estereotipos acerca de quién vive d ó n d e y del c ó m o viajan las historias'^ bir, sino las políticas que producen y sostienen una versión de la historia
Por lo tanto, el poder geopohtico de las pubUcaciones locahzadas y del Inglés como m á s verdadera que otra, a pesar del hecho de que sabemos que la his-
como la lengua franca global implica que la teoría feminista producida en toria es más complicada que las historias que narramos al respecto. Si bien yo
un contexto angloamericano es siempre probable que exceda su geografía estoy siempre ligada a m i deseo de ver más multiplicidad representada, este
deseo no debe ser encarado desde la perspectiva de taponar las lagunas, como
si esto pudiese finalmente lograrse, o como si las lagunas que uno prioriza
" Véase el artículo de Iris van der Tuin "Jumping Generations", que vincula muy especialmente
la generación y la geografía, y mi propia respuesta a esta tendencia en el mismo número especial
no necesitasen de una explicación inás profunda. Recordando muchísimas
de Auslralian Feminisl Studies sobre "Feminist Timelines" (Hemmings 2009; van der Tuin historias que permanecen no representadas o subrepresentadas en el presente
2009). no debería determinar el modo de respuesta a esa representación y no señala
Esta puede ser una razón historiográfica por la cual se ha pasado por alto la tradición
a u t o m á t i c a m e n t e el remedio correctivo como el medio más adecuado para
marxista francesa, incluida Christine Delphy en preferencia por la tradición de la diferencia
sexual más c o m ú n m e n t e asociada con "écriture féminine" (Ver Braidotti 2000; Delphy 2000; abordar el problema de la omisión. El momento, esa instantánea de la diso-
Jackson 2001). nancia discursiva que compone la historia feminista, podría operar en su
" Caren Kaplan nos advierte que esto sucede cuando la cuidadosa contextualización del lugar como u n recordatorio acerca de que todas las historias son historias
posicionamiento feminista se reemplaza con los universalismos localizados o la estetización
(Kaplan 1994).
selectivas y motivadas, aun cuando estas puedan aclarar su "autorización
27
disputada" (Hemmings 2007a: 73). De acuerdo a m i interés sobre lo que ( rcycndo en las narrativas de progreso, pérdida y retorno. M i opinión es que
revela el relato acerca de las políticas del presente, mis respuestas al modo de c s i c tipo de atención particular puede permitir tanto u n seguimiento impor-
contar las historias del feminismo occidental en este libro comienzan, pero laiue acerca de cómo funcionan intertextualmente estas narrativas como la
no concluyen, con las múltiples cancelaciones e inversiones del presente. lorma en que ciertas corrientes de pensamiento y de sujetos llegan a enten-
Intento dar luz a la substancia de los relatos feministas occidentales e interve- derse como pasado o presente. Además, de alguna forma, esto sirve para
nir a través de la experimentación en la manera en que p o d r í a m o s narrar las entender c ó m o reproducimos estas narrativas de manera que vuelan frente a
historias de forma diferente en vez de narrar diferentes historias. las complejidades que de otro modo apreciamos'*. Este relevamiento de las
lormas narrativas en general y de las técnicas a través de las cuales son afian-
zadas permite una c o m p r e n s i ó n m á s detallada de las narrativas en sí: p o r q u é
y cómo funcionan. Esto también me permite diseñar algunas de las poten-
Tecnología de la presunción tes ausencias producidas en el presente a través de estas narrativas y por lo
lanto, proveer u n punto de partida fundamentado para comenzar a narrar las
historias en modo diverso.
Los tres capítulos que comprenden la primera parte proveen un releva-
Las publicaciones que elegí para anaUzar detalladamente son: Signs: Jour-
miento detallado de las narrativas de progreso, pérdida y retorno, que ya he
nal ojWomen in Culture and Society, Feminist Review, Feminist Theory, Nora:
detallado en esta introducción. Me focalizo en las formas en que los relatos
Nordic Journal of Women's Studies, Furopean Journal of Women's Studies, y Aus-
feministas occidentales se contienen en una selección de publicaciones inter-
Iralian Feminist Studies. Estas fueron elegidas con el propósito de proveer una
disciplinarias feministas y una gama m á s p e q u e ñ a de publicaciones de teoría
gama tanto geográfica como interdisciplinaria dentro de u n contexto femi-
cultural y social publicadas en inglés. Como estoy interesada en las narrativas
nista occidental del cual me estoy ocupando. Estas son todas pubhcaciones
dominantes que emergen en el relato de las historias feministas occidentales
en lengua inglesa, si bien la práctica editorial puede incluir artículos escritos
acerca del pasado reciente, m i objetivo es poner en claro los aspectos que
en otros idiomas y traducidos al inglés, y todos ellos están relacionados con
presumiblemente comparten, cuales son las afirmaciones o comentarios que
el desarrollo de la teoría feminista occidental. El análisis de estas publicacio-
no requieren ser evidenciados. Me amparo en eso que tiende a pasar inadver-
nes t o m ó dos rumbos principales. El primero se enfocó en algunos n ú m e r o s
tido en la transmisión de la narrativa, o las creencias que están enmarcadas
especiales relacionados con la historia de la teoría feminista, publicados con
por una particular certeza, como las afirmaciones que comienzan con frases
frecuencia alrededor del milenio, o en artículos individuales de las mismas
de la serie "todos podemos acordar con que x o y ha tenido lugar en la teoría
pubhcaciones que se ocuparon de la cuestión de la historia de la teoría femi-
feminista..." o "como todos nosotros sabemos...". Estos comentarios de sen-
nista directamente como parte de su argumento en general. Pero, al dar u n
tido c o m ú n sugieren puntos de vista que son sostenidos por la generalidad
sentido general útil de las diferentes narrativas presentadas, esta dirección
más que individualmente, y una evaluación acerca de lo anterior ofrece una
estaba limitada por el tipo de cuestiones que trataban esos artículos. Sentí
mirada profunda dentro de las formas narrativas dominantes que gobiernan
cada vez m á s que estas fuentes daban un sentido claro de progreso en la teoría
nuestra percepción acerca del pasado reciente del feminismo occidental. Para
feminista occidental porque tomaron esto como su objeto o meta primaria.
remarcar, estas son historias particularmente conmovedoras en las que partici-
pan, reproducen, y enriquecen las feministas y otros teóricos.
M i intención es la de identificar las formas narrativas repetitivas que Este proyecto debe una deuda más que considerable al trabajo de Michael Foucault, en
legitiman estas historias analizando los mecanismos textuales que generan términos de mi interés en el relevamiento de los conocimientos dominantes (1970, 1975,
un significado coherente y permiten el acuerdo entre el autor, el contexto y 2000), su producción, mantenimiento y efectos (1972, 1981), los vínculos a través de las
formas y las funciones discursivas (1980b) y las estrategias para imaginar lo contrario (1980a;
el lector Entonces, por ejemplo, le presto particular atención a la relación 1988). L a razón por la que describo los hilos dominantes de la narración feminista occidental
sujeto/objeto, a los pares binarios y al afuera excluido, a la temporalidad como narraciones más que como discursos en su mayor parte es para enfatizar sus patrones en
incorporada y a la jerarquía de los significados, a las prácticas de las citas y a lugar de su contenido o contexto. La atención a la ordenación del significado sigue a Foucault,
al igual que el enfoque en las oposiciones, las exclusiones y los silencios, pero mi interés
los efectos textuales. El objetivo de este análisis discursivo de los comentarios
permanece en su función narrativa, el ensayo, la repetición y el ritmo que son tan centrales para
de las publicaciones en la narración de las historias feministas occidentales la construcción de los acuerdos en la comunidad feminista. Donde sí uso el término "discurso"
es dejar al descubierto la gramática pohtica a través de la cual terminamos en el libro, mi uso sigue siendo fundamentalmente foucaultiano.
28 29
Sin embargo, estas no pudieron dar un buen sentido de las historias implíci- Iri lores que desarrollan temas similares y utilizan tropos indicativos. En tér-
tas narradas acerca del progreso de la teoría feminista occidental,cualquiera minos de género, tales reseñas parecerían ideales para el tipo de análisis que
fuese la dirección general del argumento. En otras palabras, no pudieron 1 sioy proponiendo; una investigación superficial sugiere que las narrativas de
dar una indicación real de las posiciones "sostenidas colectivamente" acerca piogicso, pérdida y retorno estructuran centralmente muchas de estas publi-
del pasado reciente, desde que el objeto era precisamente el de interrogar el raciones Oackson 1993; Nicholson 1996; Robinson and Richardson 1997;
pasado. Y, de esta forma la segunda dirección que t o m ó el análisis fue la I );ivis, Evans el al. 2006). Y, ahora hay una serie de memorias en la que teóri-
de la elección de las publicaciones en su totalidad, m á s que por los artículos cos y activistas feministas individuales tejen lo personal y lo histórico en sus
que se ocupaban del argumento que a mí me concierne. Este enfoque m á s relatos de la historia reciente del feminismo occidental y la teoría feminista
general involucró la lectura de todos los artículos en cada revista a partir de y lamentan o celebran su trayectoria de maneras que resuenan muy clara-
1998, para no suponer d ó n d e o en q u é tipo de artículos la comprensión de mente con este proyecto (Brownmiller 1999; Rowbotham 2000; Du Plessis
los cambios dentro de la teoría feminista occidental podría estar represen- y Snitow 2007; Segal 2007), así como una oleada de colecciones editadas
tada. A lo largo de este relevamiento me concentré en los extractos, o en las (|ue reflexionan sobre la cuestión de "¿hacer marchitar el feminismo?" y su
introducciones de los artículos que contaban una historia sobre el desarrollo relación con la institucionalización de las prácticas del conocimiento femi-
de la teoría feminista, independientemente de si el artículo se centraba o no nista después del milenio (Bronfen y Kavka 2001; Messer-Davidow 2002;
en ese desarrollo. Wiegman 2003). Estos textos forman la base intelectual para las discusiones
Para completar el análisis de estas publicaciones, también consulté algu- en el centro neurálgico del libro y me baso en muchos de estos pensado-
nos artículos inherentes en Feminist Studies, Women's Studies International res directamente a través del hbro en su conjunto'*'. Estos textos, y muchos
Forum, Gender, Place and Culture y otra gran cantidad de publicaciones de otros además, son dignos de atención crítica por derecho propio, pero son
teoría cultural y social como, Theory, Culture and Society, Critical Inquiij, limitados para m i análisis de manera similar a los n ú m e r o s especiales de
Differences, Economy and Society, Body and Society, y Cultural Studies, tam- las publicaciones acerca del destino de la teoría feminista occidental, en el
bién estos a partir de 1998 (ocasionalmente anteriores). En estos casos, leí sentido de que representan intentos directos de exphcar el cambio a través
artículos enfocados particularmente en el desarrollo de la teoría feminista o del tiempo. A este respecto, al igual que con los n ú m e r o s especiales de la
en el feminismo, o cuestiones y debates especiales sobre la misma temática. revista, estas publicaciones generales son menos útiles para descubrir lo que
M i principal interés era la comprobación cruzada de que patrones similares considero como las tecnologías ele la presunción dentro de la teoría feminista
estuviesen en evidencia en otros lugares, de que la narrativa dominante que occidental porque toman esas presunciones como su objeto analítico. Ade-
había identificado no fuese coincidente o particular a las pubhcaciones clave más, los libros de texto, los lectores y las colecciones editadas se basan en
para el relevamiento. Terminé el análisis de las publicaciones principales en una gama más limitada de contribuciones de la comunidad que las revistas,
junio de 2007 por temor a que el proceso se estuviese pareciendo al Día de la en particular cuando estas practican la revisión por pares como parte de la
Marmota'^ y encontrarme a mitad de camino el día de mi jubilación; dejé de aceptación de un artículo para su pubhcación (esto es cierto en relación a
analizar m á s pubhcaciones cuando noté que los ejemplos nuevos del mismo todas las publicaciones que anahcé). Las revistas se basan en u n n ú m e r o
fenómeno me parecían innecesarios para estar segura de no estar exagerando. niucho mayor de participantes en el campo como parte decisional en relación
En diversas etapas durante el proceso de relevamiento consideré ampliar a cuáles son los aspectos de un articulo que hay que volver a escribir y cuáles
el alcance del análisis para incluir textos de autor único, hbros de texto o no, como lo demuestra la lista habitual de los cientos o m á s de personas que
participan en la revisión por pares en un año dado en la parte posterior de
" El Día de la Marmota es un método folclórico usado por los granjeros, de Estados Uni-
una determinada revista.
dos y Canadá, para predecir el fin del invierno, basados en el comportamiento del animal cuan-
do sale de hibernar el 2 de febrero. Según la creencia, si la marmota al salir de su madriguera
no ve su sombra, por ser un día nublado, dejará la madriguera, lo cual significa que el invierno Los capítulos individuales en las antologías, o los artículos en revistas que no anahzo
terminará pronto. Si por el contrario, por ser un día soleado, la marmota «ve su sombra» y se directamente aquí, también pueden reproducir o criticar las historias que tomo como mi objeto
mete de nuevo en la madriguera, significa que el invierno durará seis semanas más. E l día de de investigación, y han tenido una clara inHuencia en mi pensamiento (Segal 2000; Felski 2001;
la marmota señala (aproximadamente) la mitad del periodo entre el solsticio de invierno y Wiegman 2002; Moore 2006). Y, sin duda, muchos lectores estarán familiarizados con otros
el equinoccio de primavera (de forma similar a la fiesta de Halloween, que señala la mitad del textos que avalan la comprensión social y cultural del feminismo como anacronismo (Sommers
periodo entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno). 1994, Hakim 1995, Coward 1999, Sommers 2000).
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Volviendo a la temática que introduje en m i discusión acerca de lo correc- respalda el enfoque de década tras década que ya he comenzado a criticar en
tivo, existe el riesgo de que al enfocarse en las historias repetidas en vez que rste contexto. Es la técnica primaria a través de la cual a las personas y a los
en aquellas anómalas de hecho podría estar reforzando a ú n m á s la m o n o t o n í a enfoques se les asigna una era, que se sitúa como pivote de cambios clave
de las narraciones de progreso, pérdida y retorno que identifico como tan i n la dirección teórica, o que escribe del pasado o del presente. El afecto es
problemáticas. Y de hecho, en diversas ocasiones en las que he escrito similarmente pertinente a las narrativas que analizo y del cómo estas funcio-
incluyendo tal relevamiento, muchos subrayaban que yo había ignorado la nan. Una de las maneras en que los extractos que examino apelan al sentido
multiplicidad en m i enfoque centrado en los patrones dominantes. No podría c o m ú n de su lector sin una discusión detallada es a través de la movilización
estar m á s de acuerdo en que las historias que relevo y analizo aquí no son del afecto. Las formas alternativas de narrar el pasado reciente de la teoría
toda la historia de la teoría feminista occidental. Muchas de las cuestiones feminista occidental se excluyen en las narrativas de progreso, por ejemplo,
que analizo son de hecho el preludio de argumentos innovadores y únicos a través del tono de celebración que proporciona poco espacio para disentir
que caracterizan los intereses particulares del autor individual en cuestión. Las narraciones de pérdida, como lamentos, expresan y producen sentimienr
Esta diversidad de argumentos no está en cuestión; de hecho, como ya se ha tos negativos que también permiten una visión sobre lo que podría faltar
indicado antes, el conocimiento de lo que queda de estas historias supone la en un relato dado y que paradójicamente se podría decir que apuntalan u n
tensión estructurante entre el impulso correctivo y el rechazo correctivo en estado afectivo positivo en el sujeto cuya versión de la historia se consolida
todo el proyecto. Pero, este no es un proyecto descriptivo, n i uno que bus- de ese modo. Tal como expongo m á s adelante, me interesa el afecto como
que el argumento que establecerá nuestra historia directamente. M i interés parte central de la gramática pohtica y, siguiendo a Laurent Berlant (por
en lo ensayado m á s que en lo creativo es tanto explicar la omnipresencia del ejemplo, 1997, 2007, 2008), lo entiendo como una cohesión interna textual
primero a pesar de la inventiva de otras posiciones, su co-presencia incluso y externa de la comunidad que es difícil de resistir. Entonces, tanto la cita
cuando estas parecen estar directamente en desacuerdo, y llegar a la política como el afecto parecen buenos lugares para empezar a pensar en mis propias
de lo ensayado en una serie de formas. La presencia de alternativas no hace tácticas en la narración de historias, precisamente por su centralidad en las
mella en sí misma en la persuasión implacable de lo presunto, y de hecho, narrativas dominantes en las que quiero intervenir
uno de los principios subyacentes en este relevamiento es que si podemos He desarrollado diferentes modos de experimentación de la cita en m i
identificar las técnicas a través de las cuales se aseguran las historias domi- análisis de las historias feministas occidentales a lo largo del libro. El primero
nantes, a través de las cuales se reproduce su estatus de "sentido c o m ú n " , esa se focahza en estas historias, independientemente de lo que u n autor pueda
gramática política también puede ofrecer un punto de intervención rigurosa, estar discutiendo. Cualquiera que haya pubhcado algo sabe que cualquier
cuyas historias feministas p o d r í a n transformarse. escrito supone y necesita referencias, así como las maneras de contar histo-
rias necesitan exphcación adicional de la argumentación, y estas nunca son
decisiones individuales por sí solas. Como editor o revisor de m á s de una de
las revistas que examino en el libro, mis prácticas de lectura son moldeadas
por el conjunto del conocimiento comunitario dentro del cual me muevo.
Intervenciones
Cuando reviso artículos, mis ojos se posan sobre ciertas cosas y no sobre
A través de este proyecto emergieron dos tácticas narrativas particulares, otras; algunas partes de u n artículo emergen, y hay mucho que pasa inad-
centrales para m i interés en la transformación de las narrativas de progreso, vertido. Por lo tanto, m i práctica de citas en este contexto se combina con
pérdida y retorno; atención a la cita y al afecto. He mencionado ambas cosas m i elección de centrarme en artículos de revistas en lugar de libros de texto,
al pasar hasta ahora, pero quiero concluir esta introducción extrayendo algu- libros de autor único o colecciones editadas como una forma de poner en
nos de los hilos de ambos enfoques a medida que recorren el texto en su primer plano prácticas de conocimiento compartidas en lugar de prácticas
conjunto. Ambas, la cita y el afecto, que yo argumento, son técnicas clave a individuales. La táctica primaria que empleo es citar la fuente del extracto que
través de las cuales operan dichas narrativas, y con las cuales se asegura la introduje -la revista y el año- m á s que el autor Esta táctica pretende enfatizar
credibilidad. Como demostraré con cierto detalle en los siguientes capítulos, el papel de las comunidades de revistas -editores, grupos, revisores y las res-
el que es citado o no como evidencia en el caso del pasado reciente de la teo- puestas a las convenciones y expectativas editoriales- en el establecimiento
ría feminista occidental como una historia de progreso, pérdida o retomo. de las prácticas de conocimiento feministas (y académicas más amplias).
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También porque esta elección proporciona una manera de poder centrarse Mi segunda láctica de cita en el libro similarmente interviene a nivel
en los modelos a través de las revistas, viéndolos como u n conjunto, en lugar II |iiis(iitaiivo, por lo tanto en modo más asertivo. En la parte 1, examino la
de distraerse por las resonancias a través de una obra individual. El mencio- I I I , I I tica de cita en las narrativas de progreso, pérdida, y retorno, poniendo el
nar el lugar y el momento de la publicación de esta manera también subraya Ini (1 particularmente en su papel, en separar t e m p o r á n e a m e n t e las corrientes
m i compromiso con los enfoques no correctivos para involucrar a las histo- >\i |icnsatniento feminista que podrían ser citadas fácilmente como co-exten-
rias feministas occidentales. Se pretende apartar la prioridad de quién dijo .i\,i'.. La cita es importante porque es el pilar de una cronología completa,
qué, lejos de pensar en la teoría feminista en términos de autores "buenos" y luiivcc una semblanza de detalles, y posee un estatus apropiado como eviden-
"malos" y alejarse de los atractivos del acuerdo previo. En relación con este I 1,1 l Ino u otro texto habría sido seguramente publicado (o a veces reeditado)
último punto, por ejemplo, un autor determinado puede utilizar los aspectos 1 n la lecha citada, pero este empirismo esconde la naturaleza selectiva de esa
1 M i l e n c i a . La elección repetida en las glosas narrativas para citar al feminismo
de una narración de pérdida o retorno a pesar de que se los conoce más (y
son apreciados o no) para respaldar las narrativas de progreso. Por lo tanto, iir)',i() como un fenómeno de los ochenta, por ejemplo, no nos habla solo de
sacar a los autores del marco de referencia es una forma de centrar la atención I '.,1 tlécada, sino que forma parte de una cronología completa. Asimismo,
en la repetición en lugar de la individuahdad y en c ó m o la repetición colec- un hecho indiscutible que Gender Trouble de Judith Buder fue publicado
tiva trabaja activamente para oscurecer las políticas de su propia p r o d u c c i ó n • II 1990, pero su cita incesante como la que precipita al feminismo en una
y reproducción. Otros autores feministas han sugerido movimientos simi- iiuiva era de crítica tiene una función narrativa mucho m á s amplia. En estos
lares. Christine Hughes, por ejemplo, sugiere que consideremos los textos \s otros casos, la cita funciona como apolítica o más política depen-
feministas no en términos de lo que está bien o mal en ellos, sino en términos ilicndo del impacto textual. En m i análisis de la cita en la parte 1, pongo el
de sus condiciones de p r o d u c c i ó n , resonancia institucional y posibilidades Inio tanto en la productividad política de estas prácticas - e l tipo de presente
interpretativas (2004), y Gayatri Spivak constantemente nos advierte contra Iriiiinista occidental que estas instancian- como en lo que está excluido a tra-
la culpabilidad del autor individual que mitiga contra el reconocimiento real vés de estas prácticas. Esta evaluación de la cita como clave para las políticas
de lo que históricamente y discursivamente constituyó los lugares de comu- ilcl presente forma la base de la primera intervención táctica más importante
nicación (1999b). En este espíritu, también espero que el enfoque sostenido dentro de la narración de las historias feministas occidentales en este libro.
de la cita que tomo en este contexto funcione contra la tendencia a producir I M la parte 2, capítulo 5, desarrollo un enfoque acerca de la narrativa que
un trabajo que en gran medida consiste en la crítica extendida de los autores llimio "recitación", que intenta interrumpir la gramática narrativa dominante
clave: seguimos discutiendo constantemente sobre quién lo hizo bien. En .ihriendo un espacio múltiple de relectura del presente. Comenzando por lo
cambio, veo los hilos narrativos que analizo como creadores de las historias c|iic está excluido en la práctica de la cita dominante, planteo estas inquietut
en las que todos participamos y que constituyen u n proceso de producción des de nuevo en la gramática política de la teoría feminista occidental para
de conocimiento colectivo que nos vibica de manera particular Esta táctica pioducir un conjunto de realineaciones feministas potenciales. Me pregunto
de cita me permite rastrear los puntos comunes de la emisión, los afectos (|iié es lo que sucede cuando relatamos historias en las que el feminismo fue
notablemente similares movihzados y producidos, y sugerir que no hay un dejado atrás por el post estructuralismo, forzando la ausencia de presencias a
"afuera" de estos procesos, ni una sola (o incluso múltiple) historia alter- volver a la narración, a partir de inversiones afectivas en lo que ha sido olvi-
nativa de la que se pueda decir que finalmente "lo hace bien", aunque haya dado. Se podría describir este proceso como uno que moviliza mis impulsos
maneras de pensar las historias de manera diferente". correctivos ambivalentes como punto de partida y no como punto final de
imaginar lo contrario.¿Qué tipo de posibilidades históricas y políticas nos
permite imaginar o vivir temporalmente? La recitación, entonces, se combina
tt)n m i otra táctica de cita de desautorización para constituir una consistente
" Un claro peligro de esle enfoque es que reduce el derecho de respuesta de un autor individual en la gramática política de la narrativa feminista occidental que recorre el
y dificulta que los lectores también verifiquen la precisión de mi cita. Intenté otros enfoques
libro.
para citar los comentarios de la revista en un punto, pero la cita del autor invariablemente me
llevó a comprometerme con argumentos individuales, en lugar de las narraciones pasajeras que M i introducción de la recitación táctica, m á s arriba, afirma que empiezo
un autor podría no querer ni siquiera reclamar Entonces, mientras reconozco que esta es una \-)0Y "lo que está excluido en la práctica de cita dominante" y avanza como si
estrategia arriesgada de varias maneras, este aspecto de la práctica de citas sigue siendo central la identificación de presencias ausentes no fuera u n proceso selectivo. Si la
en este proyecto.
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cita es selectiva en la forma que he sugerido, entonces también debe serlo m i l.r. peores excesos de un feminismo unificado, sea como sea que hayamos
propia identificación acerca de lo que se pierde. Este es el peligro de los correc- Ib )'.ui() a este estado actual, m á s sofisticado. A este respecto la atención a
tivos acerca de los que he estado advirtiendo a lo largo de esta introducción, lir. rcgisiros afectivos de la narración de los relatos feministas occidentales
por supuesto. La consideración de este problema me ha llevado a aclarar que inr peiinite concentrarme en las políticas del presente de manera que resulte
la recitación está limitada por sus marcos originales de compromiso (es decir, ial para este proyecto. Además, el uso de apelaciones emocionales en
no es u n enfoque de "nada vale") y a explorar m á s ampliamente la importan- l.i. narrativas feministas occidentales sitúa al sujeto narrador de historias
cia de una relación motivada con la teoría feminista occidental como la base I (lino heroico, triunfante, herido o marginado a su vez, refuerza este lado
de una historiografía reflexiva y responsable. La teoría feminista está llena de i livo y trabaja activamente para crear u n acuerdo a través de la identifica-
pasión y de apegos apasionados. Su expresión forma la materia del lenguaje . hm. De hecho, la falta de identificación de los riesgos de posicionamiento
feminista, hace viva la teoría feminista y produce respuestas apasionadas en ili I Ictior como la antiheroina: como interesado, privilegiado, o narcisista
las audiencias a su vez. Y, basta ver las hostiles respuestas online a la escritura n i (ainbio. Los teóricos feministas occidentales hacen juicios narrativos y
feminista en los medios de c o m u n i c a c i ó n para ver que estas respuestas son r \ luyen otras posibilidades narrativas, ponen al tema en contra del objeto,
tan motivadas como sus originales. De hecho, la rabia es uno de los modos .1 l.i icoría en contra de la pohtica, el ahora en contra del entonces, y el acá
primarios de las expresiones antifeministas, a pesar de su frecuente afirma- I I I (ontra del allá, en parte a través de la movilizacióndel afecto. Por lo tanto,
ción del haber traspasado la pohtica. Intentar responder a esa pregunta acerca ,imu|ue intento no sentirme atraída por u n proceso crítico que privilegia el
de la motivación -en las historias que narro así como en las que analizo y la ,il(( lo sobre la pohtica en m i lectura de la narrativa, también está claro que
relación entre ellas- me ha llevado a integrar las cuestiones del afecto como t i alecto es parte de la textura de las inversiones narrativas y pohticas en la
centrales tanto en cuanto a la forma en que funcionan las narrativas de pro- i c D i i a feminista (Sedgwick 2003).
greso, pérdida y retorno, así como la clave para una intervención efectiva a Siguiendo a Gilíes Deleuze y a Silvan Tomkins respectivamente, Brian
nivel de una gramática pohtica transformadora^". Massumi y Eve Sedgwick conciben los afectos como poseedores de una vida
El sentimiento de desilusión y de esperanza, el resentimiento y la pasión niiiológica que no puede ser analizada a través de marcos epistemológicos o
son centrales en la narrativa occidental feminista de progreso, pérdida, |Mir su reducción a estructuras sociales (Massumi 2002; Sedgwick 2003). Sin
y retorno. Suponen u n estado afectivo compartido, si no emociones com- niibargo, tal vez también p o d r í a n decirnos algo sobre la vida afectiva de esas
partidas^'. Por lo tanto, las narrativas de pérdida funcionan apelando a esa iiilsinas estructuras sociales, particularmente cuando se conciben en térmi-
sensación de pérdida que el narrador asume que ya está presente en el lector, nos de inversiones en colectividades pasadas y futuras, como es el caso en
proporcionando una plataforma afectiva compartida. Quien tiene la culpa de i s i c proyecto. De hecho, al seguir el impacto afectivo a través del libro lo que
esta pérdida, lo que tiene que suceder después y así sucesivamente, a menudo mas me ha impresionado es c ó m o esta atención puede revelar aspectos del
es menos importante que este punto de partida compartido, que anula las Mgiúficado de la narración que de otro modo estarían oscurecidos, en lugar
diferencias en la interpretación historiográfica. Las narrativas de progreso de revelar algo fuera de la narrativa por completo (Staunaes 2010). En este
también suponen un sentimiento compartido de placer al haber superado •.(•niido, j u n t o a Lauren Berlant (1997; 2004) yjacques Derrida con su obra
(lie Politicsoj Friendship (1997), entiendo el análisis del afecto como algo
" Mi "cambio hacia el aféelo" en este proyecto puede parecerle bastante irónico a los lectores I lave para leer la relación entre lo epistemológico y lo ontológico. El trabajo
familiarizados con mi crítica anterior a este término (Hemmings 2005a). A l " Invocar el afecto "
(le Elspeth Probyn sobre la tensión entre la epistemología de género y la
intervengo en los debates que anuncian el cambio afectivo como un medio de vanguardia para
ir más allá de los callejones sin salida epistemológicos y políticos. Al sugerir que tales llamadas experiencia ontológica como base de una política feminista reflexiva podría
producen una historia de postestructuralismo despojado de sus antecedentes feministas y mtlicar que el afecto es un objeto clave para una crítica feminista reflexiva^^
poscoloniales, sostengo que invocar el afecto como algo nuevo falla al proporcionar una historia Atlemás, la atención al afecto puede flevarnos a caminos diferentes, una susti-
que nos afecte y nos hace (como críticos) desatentos para que el afecto se entrevere y produzca
a través de lo social. E l tono de este artículo es tan crítico que podría leerse fácilmente como un
inción de una motivación por otra (porque la reflexión directa sobre el afecto
descarte de la importancia del afecto, aunque esta nunca fue mi intención. Mi enfoque en este
contexto, entonces, parte de ese interés en lo social como lo vivido en los registros afectivos y " Elspeth Probyn entiende la tensión entre los marcos epistemológicos de género y nuestras
de los resultados en el desarrollo de un tono más cálido de mi parte. experiencias ontológicas de lo mismo como base para la reflexividad feminista (1993). U n
^' E n este contexto estoy haciendo uso de la distinción de Silvan Tomkins entre los afectos n i í o q u e en el afecto como aquello que une lo epistemológico y lo ontológico también podría
(como estados) y las emociones (como expresiones particulares de esos estados) (1963). cimsiderarse como parte de un proyecto reflexivo.
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es a menudo demasiado difícil), y, por lo tanto, necesita ser analizado a través M U - sitúa plenamente dentro y fuera de estos debates, saturado de ten-
de la asociación y no a través de la oposición o la exclusión. •.itm ipistemológica-ontológica. Este seguimiento del afecto como revelación
Si la atención sobre el impacto afectivo es importante al leer las narrativas i l i ,ilgo aportado a lo revelado en el texto es central en el último capítulo
de progreso, pérdida, y retorno en toda su complejidad, también es impor- il( (\stc libro, donde exploro los límites de una fantasía feminista occiden-
tante intersubjetivamente en términos de c ó m o esta me ubica a mí, así como i. il (le su propio progreso a través de un enfoque en el exceso afectivo. En
a otros lectores. Como indica Sara Ahmed, la naturaleza afectiva de la forma- iMf segundo experimento, intervengo en las gramáticas políticas dominan-
ción intersubjetiva significa que no existe el "afecto externo", no hay lugar ii •, (le los feminismos occidentales partiendo de la estasis o explosión como
para retirarse a fin de no ser movilizado (2004c; 2004b; 2004a). De hecho, es li.uaso de la representación lingúística. Como en el caso de la recitación,
en parte tratando de rastrear m i propia relación con las historias feministas 1111 segundo experimento de la segunda parte es imaginar una historia de la
occidentales que me he convencido de la importancia del afecto en el soste- ii lina lemiitista en la que la consolidación afectiva del sujetos e interrumpe
nimiento del afecto crítico a una versión del pasado u otro. A lo largo de esta |ini un momento y explorar c ó m o el sujeto se vuelve a u n i r Propongo este
introducción y del relevamiento de la parte 1, por ejemplo, represento mis I iil(H|ue como una manera de explorar tanto lo que se conserva cuando la
propias prioridades en cuanto a las ausencias raciales y sexuales pertinentes ii. itiación falla y q u é nuevas formaciones pueden surgir entre las grietas de
que ocurren cuando se piensa que la teoría feminista ha dejado al feminismo lii i|iie creemos que ya sabemos (y sentimos) unos sobre otros. Tal enfoque
atrás, y con la relación de estas ausencias las movilizaciones políticas del dis- i.Miibién afecta a los centros sin considerarlo como una narrativa exterior o
curso sobre la igualdad de género. Este es u n conjunto bastante admirable de mas allá del texto. Ambas intervenciones -la recitación y la movilización afec-
inversiones, estoy segura de que todos estarán de acuerdo, uno que tiene la iiva- constituyen enfoques experimentales para narrar historias de manera
probabilidad de descubrir objetivos con menos valor en los textos que leo. iliíircnte para que la teoría feminista sea menos susceptible a la cooptación.
Sin embargo, este propone m i posición crítica como desde afuera de los rela- •Ambos experimentos parten de las ausencias textuales y políticas de las his-
tos que examino, uno ocupado en exponer sus exclusiones como si no fueran iiirias en las que ya participamos, exphcitando su rephegue en la narrativa
también míos. Relacionarme con m i propio impacto afectivo es instructivo, para leconfigurar las gramáticas políticas del feminismo occidental. Ofrecen
ya que esta "admirable neutralidad", por supuesto, es imposible de sostener maneras de abordar las historias feministas y la política sobre la tentación
a lo largo del libro. Me siento incapaz de mantener esta distancia en m i rele- (le producir un relato más correcto y de este modo priorizar lo desconocido
vamiento de las narrativas de pérdida, donde estoy directamente implicada por sobre lo conocido y el rechazo por sobre la aceptación. En este sentido,
como una "feminista profesional cooptada" en los relatos que leo. M i rabia ambas intervenciones desarrollan nuevos enfoques cualitativos que requie-
al ser mal representada es expresar con desprecio u n conjunto de registros icn atención a la memoria, al deseo y a la incertidumbre como centrales de la
emocionales que me permiten preservar las convicciones anteriores sobre piactica feminista y de la política radical, y que están destinados a ser utiliza-
el post-estructuralismo como no estoque traigo al texto. La intelectualidad dos, siempre y cuando les parezcan útiles.
y la pohtica se sostenían en la década de 1990 por las teorías postestructu-
ralistas queer, postcoloniales, feministas, veo m i yo pasado, y la vida y los
tiempos de mis nuez de Adam-camaradas, disolviéndose en narraciones que
evocan "esos días" como críticos solamente. En las narrativas de pérdida,
no solo estamos sujetos a la muerte del feminismo, sino que también somos
responsables de ello; de ahí el derramamiento de la rabia evidenciado en el
tono textual. M i interés presuntuoso en las exclusiones raciales y sexuales
está templado de este modo por u n interés previo en su inclusión que sigue
siendo parte del postestructuralismo que necesito recordar por m í misma.
Y, quizás también m i propia reticencia a revelar estos sentimientos desde
el principio tiene algo que ver con no querer ser catalogada como anacrónica
en esta área de "post-post estructurahsmo": mucho mejor ser la salvadora de
algo o alguien. Yo también tengo un estado afectivo que preservar que parece
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