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Oraciones de Sanacion

Este documento contiene tres oraciones de sanación. La primera oración pide sanación para los enfermos a través de la compasión de Jesús. La segunda oración pide sanación interior y curación de recuerdos dolorosos a través del Espíritu Santo. La tercera oración es una profunda oración de perdón dirigida a Jesús para perdonar a familiares, conocidos y extraños que hayan causado daño.
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Oraciones de Sanacion

Este documento contiene tres oraciones de sanación. La primera oración pide sanación para los enfermos a través de la compasión de Jesús. La segunda oración pide sanación interior y curación de recuerdos dolorosos a través del Espíritu Santo. La tercera oración es una profunda oración de perdón dirigida a Jesús para perdonar a familiares, conocidos y extraños que hayan causado daño.
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Oraciones de sanación

1 – ORACION POR LOS ENFERMOS.


(P. Emiliano Tardif)

Señor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado.

Creemos que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar y en cada uno de
nosotros.

Te alabamos y te adoramos, por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del cielo.

Tú eres la plenitud de la vida.

Tú eres la resurrección y la vida.

Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.

Hoy queremos presentarte a todos los enfermos, porque para Ti no hay distancia ni en el
tiempo ni en el espacio.

Tú eres el eterno presente y Tú los conoces.

Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos, para que todos reconozcan que Tú
estás vivo en tu Iglesia hoy; y que se renueve su fe y su confianza en Ti; te lo suplicamos,
Jesús.

Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón y de los que
sufren en su alma que están orando y oyendo los testimonios de lo que Tú estás haciendo por
tu Espíritu renovador en el mundo entero.

Ten compasión de ellos, Señor.

Desde ahora te lo pedimos.

Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan
abriendo a las maravillas de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu
compasión.

Te lo pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa
sangre.

Sánalos, Señor.

Sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma.

Dales vida y vida en abundancia.


Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los Dolores, quien
estaba presente, de pie, cerca de la cruz.

La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre.

Tú nos has revelado que ya has tomado sobre Ti todas nuestras dolencias y por tus santas
llagas hemos sido curados.

Hoy, Señor, te presentamos en fe a todos los enfermos que nos han pedido oración y te
pedimos que los alivies en su enfermedad y que les des la salud si es tu divina voluntad.

Te pedimos por la gloria del Padre del cielo, que sanes a los enfermos que van a leer esta
oración.

Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para gloria de tu Nombre.

Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y
prodigios de tu amor.

Todo esto te lo pedimos Jesús, porque Tú eres Jesús, Tú eres el Buen Pastor y todos somos
ovejas de tu rebaño.

Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de nuestra oración en
fe, te decimos: gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer en cada uno de ellos.

Gracias por los enfermos que Tú estás sanando ahora, que Tú estás visitando con tu
misericordia.

Gracias, Jesús, por lo que Tú vas a hacer.

Lo depositamos en tus manos desde hoy y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas.

Que lo cubras con tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón de Buen Pastor
hable a los corazones de tantos enfermos que van a leerlo.

¡Gloria y alabanza a Ti, Señor!

2 – ORACION DE SANACIÓN DE RECUERDOS.


(P. Emiliano Tardif)

Como todos estamos enfermos por heridas en nuestro pasado, a continuación, hacemos una
oración de curación interior para que el Señor sane el corazón de los que reconozcan
necesitarlo.

Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos
diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que él es la luz, la verdad


y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a).

Tú lo(a) conoces por su nombre.

Te lo(a) presento, Señor, para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso en su vida.

Tú conoces su corazón y conoces las heridas de su historia.

Tú conoces todo lo que él ha querido hacer y no ha hecho.

Conoces también lo que hizo o le hicieron lastimándolo.

Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.

Conoces los traumas y complejos de su vida.

Hoy, Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo, derrames tu Santo
Espíritu sobre este hermano(a) para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más
íntimo de su corazón.

Tú que Sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sana a este hermano, Padre.

Entra en ese corazón, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos
llenos de miedo.

Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste: «paz a vosotros».

Entra en este corazón y dale tu paz.

Llénalo de amor.

Sabemos que el amor echa fuera el temor.

Pasa por su vida y sana su corazón.

Sabemos, Señor, que Tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con
María, nuestra madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y Tú
respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.

Cambia su corazón y dale un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso,


dale un corazón nuevo.

Haz brotar, Señor, en este hermano(a) los frutos de tu presencia.

Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz y la alegría.


Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que él pueda saborear y
buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo(a), junto a su
familia, junto a sus hermanos.

Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida.

Te damos gracias de todo corazón porque Tú nos sanas, porque tú nos liberas, porque Tú
rompes las cadenas y nos das la libertad.

Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir
porque es la Casa de Dios.

Te damos gracias, Señor, por la fe.

Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones.

Qué grande eres Señor Bendito y alabado seas, Señor.

3 – ORACIÓN DE PERDÓN

(P. Roberto De Grandis)

Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en
mi vida. Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar. Te doy gracias porque Tú me amas y
deseas mi felicidad más que yo mismo.

«Señor Jesucristo, hoy quiero perdonarme por todos mis pecados, faltas y todo lo que es malo
en mí y todo lo que pienso que es malo. Señor, me perdono por cualquier intromisión en
ocultismo, usando tablas de uija, horóscopos, sesiones, adivinos, amuletos, tomado tu nombre
en vano, no adorándote; por herir a mis padres, emborracharme, usando droga, por pecados
contra la pureza, por adulterio, aborto, robar, mentir. Me perdono de verdad.

«Señor, quiero que me sanes de cualquier ira, amargura y resentimiento hacia Ti, por las
veces que sentí que Tú mandaste la muerte a mi familia, enfermedad, dolor de corazón,
dificultades financieras o lo que yo pensé que eran castigos. ¡Perdóname, Jesús, Sáname!

«Señor, perdono a mi madre por las veces que me hirió, se resintió conmigo, estuvo furiosa
conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas a mí, me dijo que era tonto, feo,
estúpido o que le había costado mucho dinero a la familia, o cuando me dijo que no era
deseado, que fui un accidente, una equivocación o no era lo que quería.

«Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo, falta de amor, o de afecto, falta de atención,
de tiempo, o de compañía, por beber, por mal comportamiento, especialmente con mi madre
y los otros hijos, por sus castigos severos, por desertar, por estar lejos de casa, por divorciarse
de mi madre, por no serle fiel.
«Señor, perdono a mis hermanos y hermanas que me rechazaron, dijeron mentiras de mí, me
odiaron, estaban resentidos contra mí, competían conmigo por el amor de mis padres; me
hirieron físicamente o me hicieron la vida desagradable de algún modo. Les perdono, Señor.

Señor, perdono a mi cónyuge por su falta de amor, de afecto, de consideración, de apoyo, por
su falta de comunicación, por tensión, faltas, dolores o aquellos otros actos o palabras que me
han herido o perturbado.

«Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto, obediencia, falta de amor, de atención, de
apoyo, de comprensión, por sus malos hábitos, por cualquier mala acción que me puede
perturbar.

«Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos, que hayan interferido en la familia y
hayan causado confusión, o que hayan enfrentado a mis padres.

«Señor, perdono a mis parientes políticos, especialmente a mi suegra, mi suegro, perdono a


mis cuñados y cuñadas.

«Señor, hoy te pido especialmente la gracia de perdonar a mis yernos y nueras, y otros
parientes por matrimonio, que tratan a mis hijos sin amor.

«Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo que son desagradables o me hacen
la vida imposible. Por aquellos que me cargan con su trabajo, cotillean de mí, no cooperan
conmigo, intentan quitarme el trabajo. Les perdono hoy.

«También necesito perdonar a mis vecinos, Señor. Por el ruido que hacen, por molestar, por
no tener sus perros atados y dejar que pasen a mi jardín, por no tener la basura bien recogida
y tener el vecindario desordenado; les perdono.

» Ahora perdono a mi párroco y los sacerdotes, a mi congregación y mi iglesia por su falta de


apoyo, mezquindad, falta de amistad, malos sermones, por no apoyarme como debieran, por
no usarme en un puesto de responsabilidad, por no invitarme a ayudar en puestos mayores y
por cualquier otra herida que me hayan hecho; les perdono hoy.

«Señor, perdono a todos los profesionales que me hayan herido en cualquier forma, médicos,
enfermeras, abogados, policías, trabajadores de hospitales. Por cualquier cosa que me
hicieron; les perdono sinceramente hoy.

«Señor, perdono a mi jefe por no pagarme lo suficiente, por no apreciarme, por no ser amable
o razonable conmigo, por estar furioso o no ser dialogante, por no promocionarme, y por no
alabarme por mi trabajo.

«Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado, así como a los actuales; a los que
me castigaron, humillaron, insultaron, me trataron injustamente, se rieron de mí, me
llamaron tonto o estúpido, me hicieron quedar castigado después del colegio.
«Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado, han perdido contacto conmigo, no
me apoyan, no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda, les presté dinero y no me lo
devolvieron, me criticaron.

«Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar a esa persona que más me ha herido
en mi vida. Pido perdonar a mi peor enemigo, la persona que más me cuesta perdonar o la
persona que haya dicho que nunca la perdonaría.

«Gracias Jesús, porque me estás liberando del mal de no perdonar y pido perdón a todos
aquellos a los que yo también he ofendido. Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mí
hasta ellos. Amén.»

4 – ORACION DE SANACIÓN DE LA PROPIA IMAGEN.


(Del P. Robert de Grandis)

PADRE, en nombre de Jesús, nos dirigimos a Ti para que toques a cada uno de estos hermanos
y les des una buena imagen de sí mismos y una verdadera autoestima en Cristo Jesús.

Señor, ellos pueden que se sientan indignos, inapropiados o inferiores; quizás se sientan feos,
tímidos, patosos o que no hacen nada bien. A lo mejor les llamaron apodos que no les
gustaron, e incluso de adultos pueden sentirse inseguros y no amados. Señor Jesús, llévate sus
sentimientos de fracaso, de vergüenza, decepción, culpabilidad o timidez. Te pedimos que los
liberes de toda fuerza negativa que les ha mantenido en la esclavitud y les ha apartado de
vivir una vida abundante y victoriosa.

Amado Señor, hazles saber cuánto les amas y que ellos son la niña de tus ojos. Nos dirigimos a
Ti, para que sepan que Tú has muerto en la cruz, no solo por sus pecados, sino también por
sus profundas heridas emocionales y sus recuerdos dolorosos. Te rogamos, Señor, que sanes
todo lo herido y roto que haya en ellos. Ayúdales a amarse a sí mismos, a aceptar tu perdón, a
perdonarse a sí mismos y perdonar a otros.

Señor Jesús, llena los vacíos de sus vidas. Y dales el amor y la seguridad que pueden no haber
recibido. Dales un atrevimiento santo, confianza y nuevas energías para que puedan hacer
todas las cosas a través tuyo. Señor, dales una buena imagen de sí mismos. Y que puedan
verse como Tú les ves: especiales, dignos y perdonados, para que cada uno de ellos llegue a
ser la persona que Tú creaste y quieres que sea. En el precioso nombre de JESÚS. Amén.

5.- ORACION DE SANACIÓN POR LA FAMILIA.

¡Señor Jesús! Hoy venimos a Ti, en nombre de cada una de las personas de nuestra familia. Tú,
en tus designios de amor por cada uno de nosotros, nos has colocado en ella y nos has
vinculado a cada una de las personas que la componen. En primer lugar, te queremos dar
gracias de todo corazón por cada uno de los miembros de mi familia, por todo el amor que he
recibido tuyo a través de el/os y te queremos alabar y glorificar porque nos has colocado en
ella. A través de la familia y en la familia, tú nos has dado la vida y has querido para nosotros
que formemos un núcleo de amor.
Hoy, Señor, queremos que Tú pases con tu sanación por cada uno de nosotros y realices tu
obra de amor en cada uno de nosotros. Y antes de nada, Señor, queremos pedirte perdón por
todas las faltas de amor que hayamos tenido en casa, por todas nuestras indelicadezas, por
todas nuestras faltas de comprensión, por no ser a veces cauces de tu amor para ellos.

En primer lugar, Jesús, te pedimos que entres en el corazón de cada uno y toques aquellas
experiencias de nuestra vida que necesiten ser sanadas. Tú nos conoces mucho mejor que
nosotros mismos; por lo tanto, llena con tu amor todos los rincones de nuestro corazón.
Donde quiera que encuentres – el niño herido -, tócalo, consuélalo y ponlo en libertad.

Vuelve a recorrer nuestra vida, la vida de cada uno de nosotros, desde el principio, desde el
mismo momento de nuestra concepción. Purifica las líneas hereditarias y líbranos de aquellas
cosas que puedan haber ejercido una influencia negativa en aquel momento. Bendícenos
mientras íbamos formándonos en el vientre de nuestra madre y quita todas las trabas que
puedan haber dificultado, durante los meses de gestación, nuestro desarrollo en plenitud.

Danos un profundo deseo de querer nacer y sana cualquier trauma tanto físico como
emocional que pudiera habernos dañado durante nuestro nacimiento. ¡Gracias, Señor!, por
estar ahí presente para recibimos a cada uno de nosotros en tus brazos en el momento mismo
de nuestro nacimiento, para darnos la bienvenida a la tierra y asegurarnos que Tú nunca nos
faltarías ni nos abandonarías.

Jesús, te pedimos que rodees nuestra infancia con tu luz y que toques aquellos recuerdos que
nos impiden ser libres. Si lo que más necesitamos cada uno fue más cariño maternal,
mándanos a tu Madre, la Virgen María, para que nos dé lo que nos falta. Pídele que nos abrace
a cada uno, que nos arrulle a cada uno, que nos cuente cuentos y llene el vacío que necesita el
calor y el consuelo que sólo una madre puede dar.

Quizá «el niño interior» siente la falta del amor del padre. Señor Jesús, déjanos gritar con
libertad, con todo nuestro ser: «¡Abba!, ¡papá! ¡Papito!. Si necesitábamos alguno de nosotros
más cariño paternal y la seguridad de que nos deseaban, y nos amaban de verdad, te pedimos
que nos levantes y nos hagas sentir la fuerza de tus brazos protectores. Renueva nuestra
confianza y danos el valor que necesitamos para hacer frente a las adversidades de la vida,
porque sabemos, Padre nuestro, que tu amor nos levantará y nos ayudará si tropezamos y
caemos.

Recorre nuestra vida, Señor, y consuélanos cuando otros nos trataban mal. Sana las heridas
de los encuentros que nos dejaron asustado, que nos hicieron entrar en nosotros mismos y
levantar barreras de defensa ante la gente. Si alguno de nosotros se ha sentido solo,
abandonado y rechazado por la humanidad, concédenos por medio de tu amor que lo sana
todo, un nuevo sentido del valor de cada uno como persona.

¡Oh Jesús, nos presentamos en este día ante ti, toda la familia y te pedimos que sanes nuestras
relaciones, que sean unas relaciones llenas de cariño, de comprensión y de ternura y que
nuestra familia se parezca a la tuya. Te pedimos, por intercesión de tu Madre, la Reina de la
Paz, que nuestros hogares sean lugares de paz, de armonía y donde realmente
experimentemos tu presencia. ¡Gracias, Señor!

6.- ORACIÓN POR LOS ENFERMOS


(Del padre Emiliano Tardif, M. S. C. Emitida en Radio 5 de RNE)

Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están cansados y
cargados y Yo los aliviaré».

Venimos a ti con todos los enfermos de esta parroquia que están unidos con nosotros, te lo
suplicamos Jesús, bendícelos a todos, pon tu mano de buen pastor sobre cada uno de ellos y
por los méritos de tu pasión comienza a sanarlos de su enfermedad; si es tu santa voluntad
sabemos Jesús que Tú puedes sanarlos; y te lo pedimos en fe, no mires nuestros pecados sino
la fe de tu Iglesia y por el poder de tus Llagas gloriosas, por tu santa Cruz y por tu preciosa
Sangre comienza a sanar a muchos de ellos Señor.

Y a los que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, Tú tienes algo distinto para
ellos, te pedimos que les des fortaleza para que nunca se desesperen y que sepan ofrecer sus
sufrimientos uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz para darle un valor de redención.

Pero estamos tan seguros de tu presencia viva en medio de nosotros Señor que, aun antes de
conocer el resultado de nuestra oración en fe te decimos gracias por todo lo que estás
haciendo ahora por nuestros enfermos.

Y todo esto te lo pedimos por intercesión de nuestra Madre la Virgen Santísima;

y te damos gracias por lo que Tú vas a seguir haciendo por ellos.

7.- ORACION POR LOS ENFERMOS DE CUERPO ENTERO

Jesús sabemos que tú estás presente en el santísimo sacramento del altar con tu cuerpo,
sangre, alma y divinidad.

Bendito y adorado sea el sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús.

-Te alabamos y bendecimos quisiste tener una mamá para que te diera su cuerpo y su sangre
para que tú la derramaras por nosotros. Gracias Jesús.

-Y como María queremos abandonarnos a tu voluntad, para que en tus manos de alfarero
divino reconviertas nuestra vasija en una obra de arte para ti.

-Aquí estoy Jesús tal y como soy, tal vez humillado, tal vez perseguido, incomprendido,
calumniado, alegre, triste, enfermo, sea como sea mi estado te digo “Señor hágase en mí según
tu Palabra”

Tú eres Cristo Jesús Salvador de mi historia presente pasada y futura, ven a caminar por ellas
y bendícelas.
-Tú curaste a los leprosos, cura mi lepra espiritual, producida por mi pecado, pecado de
soberbia, debilidad o ignorancia, arrogancia que fueron los que originaron en mi enfermedad.

Clávalos Cruz y unge mis heridas con tu bendita sangre.

-Tú que abriste los oídos a los sordos, cura y libérame del espíritu de ceguera que no me
permite verte para poder alabarte y bendecirte, ni me permite ver las necesidades de mis
hermanos.

-Tú que sanaste a los epilépticos y a los mudos, libérame de los espíritus de epilepsia y mudez
que me impiden expresarme y transmitir tu palabra con sabiduría, prudencia, claridad, afecto
y firmeza.

-Tú que hiciste caminar a los paralíticos, libérame del espíritu de parálisis s que me impiden
moverme y me dejan postrado largo tiempo haciéndome perder la alegría y no sé donde debo
ir para cumplir tu voluntad, y no me dejan caminar para evangelizar.

-Tú que resucitaste a los muertos, resucita las áreas de mi vida y de mi historia que están
marchitas, agonizantes o muertas. Resucita mi matrimonio, mi trabajo, mis relaciones
familiares, con mis hermanos de grupo, resucita mi corazón que murió al amor, o a mis
sentimientos que mataron, o dejaron herido y no puedo amar más.

-Tú que liberaste a los poseídos por el espíritu del mal, libérame de toda influencia maligna, a
mi persona, a mi familia, a mi entorno, y cólmame de tu espíritu santo para que rotas las
cadenas que me atan pueda reflejar tu gloria a través de tu obra.

-Tú Señor que sanaste a tus discípulos del miedo que los mantenía encerrados, libérame de
toda clase de miedos, al agua, a la gente, a las multitudes, a Dios, a las alturas, a la enfermedad,
al dolor, a la muerte, a la soledad a los lugares cerrados. Libérame a mí y toda mi familia.

Señor tú que abriste el Mar Rojo, ábreme los caminos en mi trabajo, en mis decisiones, en las
dudas que me atormentan, en la oscuridad de mi camino de fe.
Libérame a mí y a toda mi familia.

Tú que entregaste la bendición a Abrahán, Jacob e Isaac, bendice hoy a toda mi generación
Señor. A todos mis antepasados, a las generaciones presentes y futuras.

Libéranos de los odios, muertes, suicidios, enfermedades mentales, cualquier tipo de


brujerías, magia negra, tarot, ciencias ocultas, maldiciones, etc. y de todo aquello que pudiera
estar atado y que me estuviera produciendo un continuo sufrimiento, desesperación,
depresión etc.

Yo renuncio en nombre de Jesucristo a todos los caminos del mal, negatividad y falta de amor.

Te pedimos que nos liberes del espíritu de blasfemia que tuvieron mis antepasados y que aún
me salpican a mí y a mis generaciones futuras.
-Te pido Señor que traigas a mi mente cualquier actitud negativa arraigada profundamente de
dolor odio, remordimiento, desgracia, suicidio, alcoholismo malos tratos, o cualquier tipo de
vicio.

Te pedimos que sean sanadas y liberadas por el misterio de tu presencia Real en la eucaristía.

Gracias Señor. Envíanos a tus santos ángeles y arcángeles para que nos guíen a lo largo del
camino a mí y a mi familia. Amén

8.- ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS POR UN ENFERMO.


Dulcísimo Jesús, que dijisteis:

«Yo soy la Resurrección y la Vida», que recibiendo y llevando en Vos nuestras enfermedades,
curabas las dolencias de cuantos se te acercaban; a Ti acudo para implorar de tu Divino
Corazón a favor de los enfermos, suplicándote por intercesión de tu Santísima Madre, la
bienaventurada siempre Virgen María, salud de los enfermos, quieras aliviar y sanar en la
presente enfermedad a tu siervo_________________ , si es conveniente para su bien espiritual y el
de mi alma.

Señor Jesús, que al funcionario real que te decía: «Venid, Señor, antes que mi hijo muera», le
respondisteis: «Vete, tu hijo vive». Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que, al ciego de Jericó, que sentado junto al camino te decía en alta voz: «Jesús,
Hijo de David, ten piedad de mí», le respondiste: «Recupera tu vista, tu fe te ha salvado», y al
momento vio. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que diciendo: «Quiero, sé limpio», limpiaste al leproso, que te decía suplicante:
«Señor, si quieres puedes limpiarme». Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que librasteis al mudo poseído del demonio, hablando luego con admiración a las
turbas el que antes era mudo. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que sanaste al enfermo que llevaba treinta y ocho años de su enfermedad, junto a
la piscina de las ovejas, diciéndole: «Levántate, toma tu camilla y anda» y anduvo.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que delante del hijo muerto de la viuda de Naím, enternecido, dijiste a la madre:
«No llores»; y tocando el féretro, añadiste: «Joven, a ti te digo, levántate»; entregándolo luego
vivo a su madre. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis: «Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados».
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis: «En verdad, en verdad te digo, que todo cuanto pidieras al Padre, en
mi Nombre, os lo dará». Sánalo, Señor.
Omnipotente y sempiterno Dios, eterna salud de los que creen, escúchanos en bien de tus
siervos enfermos, por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia; a fin de que
recobrada la salud, te den en tu Iglesia ferviente acción de gracias. Por Cristo Nuestro Señor.
Así sea.

9.-ORACIÓN PETICION AL PADRE PIO POR NECESIDAD


Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino,
como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos «Un
crucificado sin Cruz».

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir
profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e
intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros.


Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

10.-POR LOS ENFERMOS


Santo padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y
afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre misericordiosos por los que
sufren. Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido
toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores;
protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o
ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes
buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes pasan las noches
insomnes; visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes
pasan una «noche oscura» y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido
movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los
atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se
estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se
rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los
padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el
conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al
encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los
consuelan en su angustia y los protegen con caridad. Amén.

11.-Novena a San Pío de Pietrelcina


(A) Oraciones para todos los días.

Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición: Dios mío me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido porque eres
infinitamente bueno. Dame tu santa gracia para no ofenderte más. Amén.
Padre Nuestro y Ave María.

Credo: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, Creo en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de
Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió al cielo
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a
vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos,
el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

(B) Oración final para todos los días.

San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados
entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su
Reino.
Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos
antes de que se lo pidamos.
Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que
sufren el rostro mismo de Jesús.
Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la
alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar
también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.

Día Primero

EL AMOR DEL PADRE PÍO HACIA DIOS

Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)

Reflexión: Dios es amor; Dios es un Padre bueno y misericordioso, lento a la cólera y pronto al
perdón.

>Dios nos ama –decía el padre Pío- y una de las pruebas que nos ama es el hecho de que nos
tolera en el momento mismo en que lo ofendemos. Dios es Padre de todos; pero lo es, de
modo especialísimo, para los desgraciados y de modo todavía más singular lo es para tiMe
siento devorado por el amor de Dios. Dios está, para mí, fijo en mi mente e impreso en mi
corazón. Nunca lo pierdo de vista; admiro su belleza, sus sonrisas, sus misericordiasSiento
cada vez la imperiosa necesidad –decía el Santo- de entregarme con más confianza a la
misericordia divina y de poner sólo en Dios toda mi esperanzaYo no deseo otra cosa que
morir o amar a Dios: o la muerte o el amor, pues la vida sin este amor es peor que la
muerteRecuerda –escribía a una hija espiritual- que el gozne sobre el que gira la perfección es
el amor; quien vive del amor, vive en Dios, porque Dios es amor, como dijo el ApóstolLa
caridad –decía el padre Pío- es la perla de las virtudes. Del mismo modo que las perlas se
mantienen unidas por el hilo, así las virtudes por la caridad. Y así como las perlas se caen si se
rompe el hilo, de igual modo, disminuye la caridad y las virtudes desaparecenTeniendo tantos
defectos que criticar en nosotros, ¿para qué perdernos en contra de los hermanos?Háganla
tan bonita como el paraíso, porque en ella va a habitar Cristo enfermo>. A los médicos y
enfermeros recomendaba: >Ustedes tienen la misión de curar al enfermo; pero si no llevan
amor al lecho de los enfermos, no creo que las medicinas sirvan de mucho. Sean portadores
de Dios para los enfermos; eso será más útil que cualquier otro cuidadoLo que más me hiere –
escribe el padre Pío a su director espiritual- es el abandono en que se encuentra Jesús en el
Santísimo Sacramento. Mi corazón se siente como atraído por una fuerza superior antes de
unirme a él al comulgar. Siento tanta hambre y sed de recibirlo, que falta poco para que no
muera de ansia.

A veces voy a recibirlo como con fiebre. Y esta hambre y sed en lugar que se apague, después
que lo he recibido, se acrecientan siempre más en mí, al grado de decirle a Jesús: ¡Basta!,
Porque no aguanto más.<

Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)

Oremos: Padre celestial, para la mayor gloria de tu santo nombre y por el mayor bien de las
almas, te suplicamos por intercesión de san Pío de Pietrelcina, que multipliques el número de
tus sacerdotes. Derrama sobre ellos tu divino Espíritu, enamóralos de la cruz y haz muy
fecundo su apostolado. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Día Quinto

EL PADRE PÍO, MÁRTIR DEL CONFESIONARIO

Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)

Reflexión: Podemos resumir el ministerio sacerdotal del padre Pío, en dos polos luminosos: el
altar y el confesionario. En el altar se inmolaba con Cristo en la cruz y en el confesionario
repartía la infinita misericordia del Señor.

En el confesionario el padre Pío desempeñó su paternidad con fuerza y ternura. Era severo y
exigente con los penitentes curiosos e hipócritas. Era inflexible con los pecados contra la vida,
los pecados de la blasfemia y la trasgresión del precepto dela misa festiva. No era raro que
cerrara la ventanilla del confesionario en las narices de los penitentes o les gritara: ¡Fuera de
aquí, desgraciado!.

Sus explosiones eran fuertes vibraciones de su espíritu para romper ciertas barreras y
sacudir ciertos corazones empedernidos.

El Papa Juan Pablo II, en la canonización del padre Pío, dijo:

“Aunque aquel singular confesor trataba a los peregrinos con aparente dureza, éstos,
tomando conciencia de la gravedad del pecado y sinceramente arrepentidos, volvían casi
siempre para recibir el abrazo pacificador del perdón sacramental”.
Un penitente tres veces despedido del confesionario y, finalmente absuelto, comentaba:
“Ahora sí que he llegado a comprender la gravedad de mis faltas. Hasta este momento nadie
había sacudido mi indiferencia, como ahora lo ha hecho el padre Pío. Ahora comprendo mejor
y le agradezco a Dios que se haya servido para ello del pulso firme y, al mismo tiempo,
paternal del padre Pío¡Si supieran cuánto cuesta un alma!. Las almas no se dan como regalo:
se compran. ¡Ustedes no saben lo que le costaron a Jesús!. Ahora y siempre hay que pagarlo
con la misma monedaEl mes de mayo para mí es el mes de las gracias. Quisiera tener una voz
poderosa para invitar a todos los pecadores del mundo a amar a la VirgenSu amor a la Virgen
era muy grande –cuenta un sacerdote-. Recuerdo que una vez le pedimos al padre Pío, en la
fiesta de la Asunción, que nos diera un pensamiento sobre la fiesta. Se le iluminó el rostro y
sollozando dijo: “Hijos míos, amemos a la Virgen, ella es nuestra Madre”. Se emocionó y se
puso a llorar. También nosotros nos pusimos a llorar, confundidos ante tanto amor.

Llamaba el rosario su arma preferida. Lo llevaba enrollado en la mano o en el brazo, como si


fuera un arma siempre empuñada.

Su devoción a la Virgen era concreta y profunda, que lo llevaba a Cristo. La Virgen Dolorosa lo
llevaba al misterio de la cruz, a embriagarse en los padecimientos de Jesús.

La Virgen lo introdujo también en el misterio eucarístico. Escribió: >¡Pobre madrecita, cuánto


me quiere! ¡Con qué cariño me ha acompañado esta mañana hasta el altar! Me ha parecido
que ella no tuviera ni siquiera en quién pensar sino sólo en mí, al llenarme el corazón de
santos afectosEl ángel de la guarda no nos abandona nunca –decía el padre Pío-. Él es nuestro
amigo más sincero y fielLa Iglesia es una madre a la que hay que amar y más cuando nos
pegaMi primer recuerdo de cada día en la oración de la mañana –decía- es por el PapaYo
quiero que mis grupos de oración –decía- oren siempre según las intenciones del Papa, a
quien amo tanto, tanto, como al mismo JesucristoSe busca a Dios en los libros, pero se lo
encuentra en la oración. Si hoy no se cree, se debe a la falta de oración. Más se ora, más
aumenta la fe y se encuentra a DiosUn fraile que ora<. Sus biógrafos lo definen como a san
Francisco de Asís. “Un hombre hecho oración”.

Los continuos llamados del Papa Pío XII a la oración para que terminara la guerra,
encontraron en el padre Pío una respuesta concreta. Él fundó sus ya famosos grupos de
oración, que definió: “Semilleros de fe, hogares de amor en los cuales Cristo mismo está
presente cada vez que se reúnen para la oración bajo la guía de sus directores espirituales”.

La oración principal que se reza en estos grupos, es el santo rosario y una breve reflexión
sobre algún mensaje espiritual y los ejemplos de la vida santa del padre Pío.

Pronto tuvieron mucha difusión en Italia y en todo el mundo. El mismo Santo Padre, Juan
Pablo II, dijo que los grupos de oración son una de las herencias espirituales más preciosas
que nos dejó el santo.

Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)


Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que nos diste en san Pío de Pietrelcina un modelo
insigne de oración, haz que nuestra vida transcurra en una constante y ferviente unión
contigo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

12.-Rosario de Dios Padre


En el Crucifico se dice:

Eterno Padre te hacemos este rosario en reconocimiento de que Tu eres El Creador; El Dios
Padre Todopoderoso y Omnipotente. Tu eres el Alfa y Omega, el que siempre fue y siempre
será. Tú eres el Padre que nos ama y que nos has llevado siempre gravado en la palma de Tu
mano. Desde antes de nacer, ya Tu nos conocías por nuestro nombre. No te olvidamos,
siempre estas presente como Nuestro Padre que amamos y respetamos.

En la primera cuenta siguiente:

Renuncio a Satanás y a todos los espíritus malignos. Creo solamente en el único Dios Trino y
Uno.

En las tres cuentas siguientes:

Bendito y Albado sean siempre, Dios Padre Nuestro Creador; Bendito y Alabado sea siempre,
Dios Padre Jesucristo, nuestro Salvador; Bendito y Alabado sean siempre Dios Espíritu Santo,
nuestro consolador.

En el lugar del Gloria, se dice:

Bendita seas por siempre la Inmaculada Hija de Dios, María Santísima, Madre de Dios Hijo,
Esposa y portadora del Espíritu Santo, Corredentora y Madre Nuestra. Te damos las gracias
por aceptarnos como tus hijos al pie de la Cruz de Jesús. Gracias Madre por Tu FIAT.

1er Misterio:

Dios Padre es el Alfa y Omega, El que siempre fue y siempre será (meditación); Un Credo y 10
Padres Nuestros y Gloria.

2° Misterio:

Dios Padre crea el Universo entero, (meditación); Un Credo, 10 Padres Nuestros y Gloria.

3er Misterio: Dios Padre crea a Adán y Eva y les regala el Paraíso, (meditación); Un Credo, 10
Padres Nuestros y Gloria.

4to Misterio:

La pena y dolor de Dios Padre; La desobediencia de Adán y Eva; La Expulsión del Paraíso;
Nace el pecado mortal, (meditación); Un Credo, 10 Padres Nuestros y Gloria.

5to Misterio:
Dios Padre a través de Moisés nos da los 10 Mandamientos para que el hombre viva a través
de las leyes de Dios y no las del hombre, (meditación); Un Credo, 10 Padres Nuestros y Gloria.

6to Misterio:

Dios Padre en su amor; permite que nazca María La Purísima, La Corredentora del mundo, la
que ha de tener en Su seno al Hombre Dios, (meditación); Un Credo, 10 Padres Nuestros y
Gloria.

7to Misterio:

Dios Padre en Su gran Amor nos da a su único Hijo, Jesucristo, El que ha de morir en la Cruz
para redimir al mundo y abrir las puertas del cielo, (meditación); Un Credo, 10 Padres
Nuestros y Gloria

13.-Devoción de la Santa Cruz se celebra cada 3 de Mayo

Podemos rezar los mil Jesús con la camándula,de la siguiente manera:

Nos persignamos. Por la señal de la santa cruz…


En silencio pedimos la gracia que se quiere.

Rezamos el Acto de Contrición y el Padrenuestro.


Al empezar la decena de la camándula se dice: “Santísima cruz de mayo, mi abogada has
de ser, en la vida y en la muerte me has de favorecer. Si a la hora de mi muerte el demonio
me tentare, le diré: Satanás, Satanás, conmigo no contarás ni tendrás parte en mi alma,
porque el Día de la Santa Cruz dije mil veces Jesús”.

Se pasan todas las cuentas del rosario diciendo Jesús, Jesús, Jesús… (50 veces) y cuando
haya terminado de contar un rosario completo con un granito se va sumando y se dice
un Gloria, un Padrenuestro y la oración inicial. Y se vuelve a repetir hasta que se acaben
los granitos.

Cuando se hayan contado los 20 rosarios, se terminan los mil Jesús.

Oración final:

Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos, que, por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Jesús, Jesús, Jesucristo.
Jesús, mi Jesús por siempre.
Jesús, Jesús en mi vida, Jesús, Jesús en mi muerte.
Dulce Jesús, sé mi Jesús y sálvanos.

Oremos
Oh, Dios, que, al recordar hoy el descubrimiento de la verdadera cruz, renovaste los
milagros de tu pasión, concédenos que por el valor de aquel sagrado leño de vida
alcancemos eficaz socorro y ayuda del cielo para la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración a los Santos Cosme y Damián para sanar males físicos y espirituales
Oh, Santos Cosme y Damián, a quien veneramos con toda humildad y afecto interior de
nuestro corazón, los invocamos en este momento, gloriosos mártires de Jesucristo, quienes
durante su vida ejercieron el arte de sanar con admirable caridad y sacrificio, sanando lo
incurable y enfrentándose a enfermedades peligrosas, no contando tanto con la ayuda de la
medicina y sus propias habilidades, sino por la invocación del poderoso nombre de Jesucristo.

Ahora que ustedes, están más cerca de la Gloria de Dios en el cielo, concédannos su
misericordiosa mirada sobre nuestras almas miserables y afligidas; y fijen su atención en
los muchos males que nos oprimen, las enfermedades espirituales y corporales que nos
rodean. Intercedan pronto por nosotros, en cada necesidad y cada dificultad
Nosotros no pedimos sólo por nosotros mismos, sino también por cada uno de nuestros
parientes, familiares, amigos y enemigos, de modo que, siendo restaurados en la salud del
alma y el cuerpo, podamos dar gloria a Dios, y agradecer a ustedes, nuestros santos
protectores. Amén

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