La importancia del Cuidado en Enfermería
El cuidado de los pacientes es la esencia de la profesión de enfermería, el cual se
puede definir como: una actividad que requiere de un valor personal y profesional
encaminado a la conservación, restablecimiento y autocuidado de la vida que se
fundamenta en la relación terapéutica enfermera-paciente. Sin embargo, existen
situaciones que influyen en el quehacer del profesional de enfermería, olvidando
en algunos momentos, que la esencia de ésta, es el respeto a la vida y el cuidado
profesional del ser humano. Por tal motivo, surge la necesidad de reflexionar
acerca de la importancia del cuidado de enfermería, ya que éste repercute y forma
parte de la producción de los servicios sanitarios, considerados imprescindibles
para conseguir algunos resultados finales tales como, el alta, la satisfacción y
menor estancia hospitalaria del paciente, mayor productividad, eficiencia y eficacia
del profesional y el mantenimiento de la calidad de la atención, entre otros. Es
sabido que el cuidar, es una actividad indispensable para la supervivencia, desde
que la humanidad existe, el cuidado ha sido relevante constituyendo una función
primordial para promover y desarrollar todas aquellas actividades que hacen vivir a
las personas y a los grupos. La importancia del cuidado de enfermería Paula Alina
Juárez-Rodríguez,1 María de Lourdes García-Campos2 1Estudiante de la
Maestría en Ciencias de Enfermería. 2 Maestra en Ciencias Médicas. Facultad de
Enfermería y Obstetricia de Celaya, Universidad de Guanajuato. México El
cuidado de los pacientes representa una serie de actos de vida que tienen por
finalidad y función mantener a los seres humanos vivos y sanos con el propósito
de reproducirse y perpetuar la vida, de tal forma, el cuidado es mantener la vida
asegurando la satisfacción de un conjunto de necesidades para la persona
(individuo, familia, grupo y comunidad), que en continua interacción con su
entorno, vive experiencias de salud.1 A través del tiempo y con el progreso de los
conocimientos biomédicos sobre el origen de la vida humana, se han podido
perfeccionar técnicas, han habido avances científicos y tecnológicos, que influyen
en el quehacer del profesional de enfermería olvidando, en algunos momentos,
que la esencia de éste es el respeto a la vida y el cuidado profesional al ser
humano.2 En la actualidad la enfermera (o) puede realizar acciones hacia un
paciente con el sentido de obligación o responsabilidad. Pero puede ser falso decir
que ha cuidado al paciente si tenemos en cuenta que el valor del cuidado humano
y del cuidar implica un nivel más alto: la integridad de la persona y la calidad de la
atención. Cuidar a todo ser humano llama a un compromiso científico, filosófico y
moral, hacia la protección de su dignidad y la conservación de su vida.2
Correspondencia: Paula Alina Juárez Rodríguez Calle 43 No. 203 entre 20 y 22.
Fracc. Limones, C.P. 97219. Mérida, Yucatán. México Dirección electrónica:
[email protected] www.medigraphic.org.mx 114 Rev Enferm Inst Mex
Seguro Soc 2009; 17 (2): 113-115 La revisión acerca del cuidado de enfermería,
nos lleva a la reflexión de que el profesional de enfermería necesita una reforma
humanista que le permita formarse un correcto y elaborado juicio de lo que
significa cuidar al paciente y centrar su función, en la atención y apoyo, para que
de esta manera se puedan brindar servicios de una clase nueva y diferente de
profesionales sanitarios. Para comprender y sensibilizarse ante la importancia del
cuidado de enfermería, es necesario identificar el origen y conceptualización del
cuidado. El cual surge en la etapa doméstica durante el siglo XVIII, definiéndose
como un acto instintivo femenino para la protección de las familias, ya que era la
presencia comprensiva y respetuosa de las mujeres quienes lograban el bienestar
de los seres humanos que las rodeaban. Al continuar con la historia, se llega a las
sociedades arcaicas superiores (entre la prehistoria y el mundo clásico) en donde
la responsabilidad del cuidado recaía en los sacerdotes y escribas, hombres cultos
que vivían en los templos y eran mantenidos por el pueblo.3 Fue hasta la aparición
de Florence Nightingale quién surge en la época moderna y marca por completo el
sentido del cuidado ya que la práctica médica, nunca pudo conceptualizar el
cuidado de los enfermos, al igual que no logró estructurarlo realmente para que
pudiera tener un impacto significativo como terapéutica.4 Sin embargo, en los
años noventa, el movimiento de reflexión sobre la conceptualización en
enfermería, indagó los conceptos propios de este campo y se propuso precisar
cuál es su objetivo o razón social, identificando el cuidado como la función
histórica de los profesionales de enfermería. En Colombia, se han dado algunas
aproximaciones como la desarrollada por el grupo de reglamentación profesional,
constituido por representantes de docencia y de servicio. Grupo que contribuyó a
la expedición de la Ley 266 en cuyo texto se define enfermería y se especifica el
cuidado como el fin de la práctica profesional: enfermería es una profesión liberal y
una disciplina de carácter social, cuyo sujeto de atención es la persona como ser
individual, social y espiritual. Su objeto es el cuidado integral de la salud de la
persona, familia y comunidad en todas las etapas de la vida dentro del espectro
del proceso salud-enfermedad.5 Por lo anterior se considera, que los cuidados de
enfermería son la razón de ser de la profesión y constituyen el motor del quehacer
diario y por lo tanto su objeto de estudio. El ideal y el valor del cuidado no son
simplemente cosas sueltas, exige una actitud que debe tornarse en un deseo, en
una intención, en un compromiso y en un juicio conciente que se manifiesta en
actos concretos e inicia al contacto con el paciente. El cuidado humano, como un
ideal moral, trasciende el acto y va más allá de la acción de la enfermera(o) y
produce actos colectivos de la profesión de enfermería que tienen consecuencias
importantes para la vida humana. Cuidar implica conocer a cada ser humano,
interesarse por él que exige un esfuerzo de atención, una concentración a veces
más agotadora que el esfuerzo físico. El valor del cuidado se fundamenta en la
enfermera(o) creativa(o) cuyo ser es trascendente. Las condiciones necesarias y
suficientes para que se dé el cuidado incluye: a) conciencia y conocimiento sobre
la propia necesidad del cuidado. b) Intención de actuar con acciones basadas en
el conocimiento. c) Cambio positivo como resultado del cuidado, juzgado
solamente con base al bienestar de los demás.6 Otro aspecto que es necesario
resaltar en el contexto de cuidado, es el referente a las características personales
de la enfermera(o), ya que uno de los problemas serios es que en ocasiones se
trata a los pacientes como patologías y no como personas, por esto es importante
considerar que el ser humano es una persona desde el primer momento de su
existencia, y como tal ha de ser tratado, respetado por sí mismo, y no puede
quedar reducido a un instrumento en beneficio de otros. El cuidado de todo
paciente tiene como fin su curación, la mejora de sus condiciones de salud o su
supervivencia, y por tanto, se debe respetar su vida y su integridad, sin ser
expuesto a riesgos. Dichas características son: el asumir una actitud de querer dar
y recibir para facilitar el establecimiento de la relación enfermera-paciente,
mantener una actitud libre, flexible, cálida, expectante, neutral, desprovista de
comportamientos autoritarios y centrados en lo que acontezca en la personalidad
del otro.6 Hasta aquí, se ha tratado de exponer el cuidado como el quehacer del
profesional de enfermería y las características que éste debe tener para que sea
considerado un cuidado de calidad. Pero también es necesario resaltar su
importancia en el ámbito práctico, ya que es evidente que el cuidado forma parte
de la producción de servicios sanitarios, siendo un producto intermedio,
imprescindible para conseguir uno de los propósitos finales, tales como el alta del
paciente. Se puede agregar a lo anterior, que el cuidado profesional de enfermería
conlleva a una serie de repercusiones positivas tanto para los pacientes, como
para los mismos profesionales de enfermería así como para las instituciones
donde se presta el servicio, de aquí la gran importancia de brindar un cuidado
profesionalizado de enfermería. En los pacientes: a) a recibir una atención
oportuna, personalizada, humanizada, continua y eficiente; b) eliminar o reducir las
molestias que se pudieran provocar por actividades de enfermería; c) mejorar la
comunicación y relación enfermera-paciente; d) que el paciente se encuentre
mejor informado para la toma de decisiones sobre su salud; e) menor alteración en
su economía por los costos; f) mínima estancia hospitalaria; g) incremento en la
satisfacción de la atención. A los profesionales de enfermería: a) una práctica
profesional competente y responsable; b) potenciación de la capacidad de
decisión y autocontrol sobre el trabajo; c) toma de conciencia y compromiso con el
cambio; d) proyección positiva de autoimagen e imagen pública; e) fortalecimiento
del sentido de identidad y pertenencia hacia la profesión; f) incremento en la
satisfacción profesional y laboral. A la institución: a) incremento en la satisfacción
del usuario; b) certificación hospitalaria; c) fortalecimiento de la imagen
institucional ante la sociedad; Juárez-Rodríguez PA, et al: La importancia del
cuidado de enfermería 115 d) mayor productividad, eficiencia y eficacia, e) menor
riesgo de demanda por mala calidad de atención; f) reconocimiento de calidad; g)
mayor control de costos por la prevención de errores; h) mantenimiento de la
calidad del servicio.7 Por todo lo planteado anteriormente se puede decir que, el
cuidado ha existido en todas las sociedades. Y en todas ellas han existido
personas que han cuidado de otros. Una actitud de cuidado se transmite mediante
la cultura de la profesión, como manera exclusiva de enfrentarse al entorno. Las
oportunidades de las enfermeras (os) para obtener una educación superior y
comprometerse en análisis de alto nivel de problemas y preocupaciones en su
formación y práctica del cuidado han permitido a enfermería combinar su
orientación humanística con la importancia de esta ciencia. Asimismo, resulta
importante destacar la conceptualización del cuidado para el esclarecimiento de
ideas y diversas formas de pensamiento, para la unificación de criterios
profesionales a favor del mejoramiento del ejercicio de la profesión. Y así contar
con un mayor número de oportunidades para el desarrollo de habilidades y
generación de conocimientos que permitan cambios significativos y crecientes en
enfermería, logrando de esta manera, un impacto en las diversas sociedades,
reconocimiento y prestigio profesional. De tal forma, el cuidado se define como
una actividad que requiere de un valor personal y profesional encaminado a la
conservación, reestablecimiento y autocuidado de la vida que se fundamenta en la
relación terapéutica enfermerapaciente. De esta aportación, surge la necesidad de
redimensionar el cuidado de enfermería desde la perspectiva del rol, que el
desarrollo de la profesión demanda ante las crecientes necesidades de salud, la
reorganización de los servicios y los avances científicos y tecnológicos que
imponen a enfermería un nuevo estilo de práctica. Para concluir, es necesario
resaltar que la importancia del cuidado de enfermería recae en el mejor modo de
servir a los intereses de las instituciones donde se prestan los servicios
profesionales de enfermería y de las personas que la integran mediante la
adopción de un enfoque global y ético para superar las expectativas y la
normatividad en su conjunto. Sin olvidar que calidad del cuidado de enfermería
nunca es un accidente; siempre es el resultado del esfuerzo y la inteligencia.
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PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LOS CUIDADOS DE ENFERMERIA* VIRGINIA HENDERSON,
R.N.
Al establecer las normas de las ramas especiales de enfermería, se supone que,
además de los cuidados especiales que requiere el trastorno o enfermedad que le
aqueja, el paciente recibe los cuidados básicos de enfermería. Se suele afirmar
que las normas de una especialidad clínica “no se refieren a los principios de
enfermería aceptados, con los cuales estará familiarizado el lector.” En este
trabajo se trata de una manera general de los cuidados fundamentales de
enfermería y se indican las actividades propias de esta profesión, sin entrar en
detalles de método que se pueden encontrar en los textos de enfermería de
cualquier pafs. Se ha tratado de precisar los cuidados que necesitan todos los
pacientes, independientemente del diagnóstico de la enfermedad o de la
terapéutica prescrita por el médico, aunque ambos pueden modificar el modo de
aplicación de los cuidados fundamentales de enfermería que se proporcionen.
ORIGEN DE LOS PRINCIPIOS FUXDAMENTALES DE LOS CUIDADOS DE
ENFERMERIA El análisis de la labor de la enfermera cerca del paciente ha de
basarse en el concepto que el investigador tenga de la función de aquélla. Un
grupo de personas que trate de llegar a un acuerdo sobre lo que constituye los
cuidados fundamentales de enfermería, debe encontrar una definición de la
función de la enfermera aceptable para todo el grupo. Se dice con frecuencia que
el papel y funciones de la enfermera han sido y siguen siendo variables; que
siempre que se encuen- * Trabajo preliminar presentado al “International Council
of Nurses, Nursing Service Committee,” Londres, Inglaterra. Manuscrito recibido
en julio de 1957. tra sola para atender a un paciente, debe prestarle los cuidados
que necesite, lo que la obliga a asumir el papel de médico, de trabajadora social,
de fisioterapeuta, o de cualquier otro especialista ausente en el momento. A veces
tiene que desempeñar hasta la función de cocinera o de plomero. Se ha dicho que
la enfermera es la “madre profesional” que, como la verdadera, atiende a las
necesidades del niño en momentos críticos realizando tareas que pueden ser muy
ajenas a su papel habitual. Este concepto de una función general, no específica,
hace difícil responder a la pregunta : “¿Cuáles son los principios fundamentales de
la enfermería?“. En cualquier edad, bajo cualquier sistema de prestación de
cuidados médicos, cada trabajador del “equipo médico” desea tener a su cargo
una función especial o propia, aparte de todas las que pueda tener en común con
los demás. Por lo tanto, todo grupo que trate de concretar las necesidades de
enfermería sentidas en todas partes del mundo, tiene que habérselas con el
problema de decidir cuál es la función esencial o propia de la enfermera. A falta de
una definición de validez internacional se ofrece, con carácter provisional, para
presentarlo a la consideración de un comité internacional, un concepto de lo que
son la enfermería y la función propia de la enfermera. “La enfermería consiste
fundamentalmente en ayudar al individuo (enfermo o sano) a realizar aquello que
conduce a mantener su salud, o a recuperarla (o a morir de una manera tranquila),
y que llevaría a cabo por sí solo si tuviera la fortaleza, la voluntad o el
conocimiento que ello requiere. De igual modo, representa una contribución única
de la enfermería contribuir a que el individuo se independice de dicha ayuda lo
antes posible. 217 218 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA
“La enfermería participa en otras actividades que contribuyen al logro de lo que
Goodrich denomina ‘ciudadanos sanos’, del mismo modo que la medicina, cuya
función propia es el diagnóstico y la terapéutica, puede participar en todas las
actividades relacionadas con la salud en su más amplia acepción. De la
precedente definición de la enfermería se deriva la de la función propia de la
enfermera: Ayudar al individuo, enfermo o sano, a hacer aquello que conduce a
conservar su salud, o a recuperarla (o a morir tranquilo), y que él haría de por sí si
tuviera la fortaleza, la voluntad o el conocimiento que ello requiere. De igual modo,
su función consiste en ayudar al individuo a valerse por sí mismo lo antes posible.
“Este aspecto de su trabajo, esta parte de su función, la inicia y rige la enfermera.
Además (o como parte de esta función definida, si se interpreta en sentido amplio)
ayuda al enfermo a cumplir el plan terapéutico establecido por el médico. En su
carácter de miembro de un equipo médico, ayuda a los otros miembros, del mismo
modo que ellos la ayudan a ella, a planear y ejecutar todo el programa de
asistencia. Ningún miembro del equipo debe solicitar de otro una colaboración tal
que le impida el desempeño de su función especial o propia, ni que se encargue
de actividades no médicas, tales como la limpieza, trabajos de oficina o archivo, si
ello le obliga a descuidar su función específica. Todos los miembros del equipo
han de considerar a la persona a quien sirven (el enfermo) como la figura central y
comprender que su deber primordial es ‘atenderlo’. Cuando el enfermo no
entiende ni acepta el programa de asistencia ni participa en el mismo, el esfuerzo
del equipo médico resulta en gran parte inútil. Cuanto antes el enfermo pueda
valerse por si mismo, incluso para la aplicación de su propio tratamiento, tanto
mejor para su recuperación. “Quizás a algún lector le parezca limitado este
concepto de la enfermera como un sustituto de todo aquello que le falta al enfermo
para ser [completo’, ‘integro’, 0 ‘independiente’, ya sea fortaleza física, voluntad o
conocimiento. Sin embargo cuanto más se piensa en el problema, más compleja
parece ser la función así definida de la enfermera. iRecuérdese cuán raro es ver
independencia, unidad o integridad de espíritu y cuerpo! Hasta qué punto la salud
es hereditaria o adquirida es tema de controversia, pero lo que sí se admite es que
la inteligencia y la educación, en general, tienden a ser paralelas al estado de
salud. Si, pues, es difícil para el hombre lograr una ‘buena salud’, icuánto más
difícil no será para la enfermera ayudarlo a conseguirla! En cierto sentido, tiene
que ‘meterse en la piel’ de cada paciente para saber qu6 clase de ayuda necesita
de ella. Alternativamente es la conciencia del inconsciente, el amor a la vida del
suicida, la pierna del amputado, los ojos del ciego, un medio de locomoción del
recién nacido, el conocimiento y la confianza para la joven madre, la voz de los
que, por débiles, no pueden hablar, y así sucesivamente. “Es esta necesidad de
estimar los cuidados, el estímulo y el adiestramiento que necesita el individuo hora
a hora, lo que hace de la enfermería un servicio de primer orden. Muchas de las
actividades que se requieren en esta profesión son sencillas, pero su adaptación a
las necesidades especiales de cada paciente es una tarea compleja. La
respiración no requiere esfuerzo alguno de una persona sana, pero la enfermera
que coloca a un paciente en posición adecuada para la expansión del pecho tras
una resección de las costillas, o que manipula un respirador, realiza una función
compleja. Cuando el enfermo tiene apetito, el comer no representa esfuerzo
alguno, sino todo lo contrario, pero cuando no lo tiene, el hacer que coma se
convierte en un problema para la enfermera. El cepillarse los dientes parece fácil a
la mayoría de las personas (en realidad, son pocas las que saben lo bastante
sobre la higiene de la boca), pero el limpiar perfectamente la boca de un paciente
inconsciente es tan difícil y peligroso que lWarz0 19581 CUIDADOS DE
ENFERMERLA. 219 son muy pocas las enfermeras con experiencia que lo logran
con eficacia y seguridad. “Quizás se ha repetido ya bastante que la principal
responsabilidad de la enfermera consiste en ayudar al paciente a realizar sus
funciones cotidianas ordinarias, o ayudarlo en aquello que habitualmente realiza
sin ayuda alguna: respirar, comer, eliminar, descansar, dormir y moverse, asearse
y mantener el cuerpo caliente y apropiadamente vestido. Contribuye también la
enfermera a brindar aquellas actividades que hacen de la vida algo más que un
proceso vegetativo: por ejemplo, trato social, instrucción, ocupaciones recreativas
y otras que, en cierto modo, son lucrativas. En otras palabras, la enfermera ayuda
al enfermo a alcanzar 0 conservar un régimen higiénico que él seguiría sin ayuda
alguna, si se sientiera fuerte, si tuviera conocimientos bastantes, y estuviera lleno
de amor a la vida. Es este servicio íntimo, exigente, y a la vez altamente
compensador, en el que la enfermera está. mejor preparada para prestar.“r Todo
el mundo reconoce que la enfermería tiene sus raíces en las necesidades
humanas fundamentales. Tanto si se trata de una persona sana como de una
enferma, la enfermera debe tener presente el ineludible deseo humano de
alimento, de techo, vestidos, de amor y comprensión, de un sentido de utilidad y
dependencia mutua en las relaciones sociales. Esas necesidades elementales se
exponen aquf de modo simplificado, pero se pueden dividir y subdividir repetidas
veces. Cada cultura las expresa en forma diferente y cada persona de manera
propia. No se deben considerar como una fórmula que explique la conducta
humana, la cual sigue siendo un misterio, a pesar de todo lo que se ha aprendido
sobre ella. Según se ha dicho, tales necesidades no abarcan específicamente el
anhelo común de una * Harmer, Bertha y Henderson, Virginia: Tertbook of the
Principies and Practice of Nursing, 5a. ed. The Macmillan Company, Nueva York,
1955, págs. 4-5. fe confortadora en un Poder Superior que sirve al hombre de
punto de referencia, de guía de su conducta. Ni expresan tampoco su deseo de
vivir de acuerdo con esa fe, para sentir que se camina “bajo el gesto tutelar del
Señor”. En toda exposición sobre las necesidades humanas se debe subrayar el
hecho de que un mismo motivo puede ser más fuerte en una persona que en otra
y que las necesidades aumentan y disminuyen en una misma vida. En algunas
personas, el anhelo de aprecio y comprensión, inextricablemente unidos al
impulso procreador (el medio que emplea la naturaleza para perpetuar la especie),
ha resultado ser, en determinadas épocas de su vida, más fuerte que el deseo de
sobrevivir. Otro ejemplo de lo dominante que puede ser una necesidad, es el
hecho de que, en todo momento se ven seres humanos en todas partes que
arriesgan la ‘(seguridad” del hogar y del alimento en osadas empresas que los
privan de ambas cosas; y hay artistas que trabajan durante años para satisfacer el
imperativo íntimo de su sentido de la verdad o de la belleza, en aparente desafío
de la aprobación de los demás. Si bien es importante saber que todos los
individuos tienen necesidades comunes, es igualmente importante tener en cuenta
que hay infinitas maneras de satisfacerlas; en otras palabras, que no hay dos
seres humanos iguales. Esto quiere decir que, a pesar de su inteligencia y sus
esfuerzos, la enfermera nunca puede interpretar plenamente lo que otra persona
necesita para tener la sensación de bienestar, o proporcionárselo. Solo puede
secundarle en aquellas actividades que contribuyan a lograr ese estado que, para
la persona en cuestión, significa buena salud, recuperarse de una enfermedad, o
tener una muerte tranquila. Desde este punto de vista, los cuidados fundamentales
de enfermería son universalmente los mismos, puesto que todos los seres
humanos tienen necesidades comunes, y al mismo tiempo son universahnente
distintos, porque cada persona interpreta 220 BOLETIN DE LA OFICINA
SANITARIA PANAMERICANA sus necesidades a su manera. Dicho de otro modo,
la enfermería fundamental se compone de los mismos elementos identificables,
pero éstos deben ser modificados y aplicados en mayor o menor grado, de
conformidad con las necesidades de cada persona. Existen cuidados
fundamentales de enfermería independientes del diagnóstico, aunque pueden ser
modificados por él. Dichos cuidados son afectados aún en mayor grado por ciertos
síntomas o síndromes, tales como el coma, el delirio, la depresión mental, la
deshidratación, el choque, la hemorragia, los trastornos motores, las alteraciones
acentuadas de los fluidos orgánicos o la falta aguda de oxígeno. De manera
especial, esas necesidades dependen también de la edad del individuo, de su
cultura, su equilibrio anímico y su capacidad física e intelectual. Todos estos datos
se deben tener en cuenta al evaluar los cuidados fundamentales de enfermería
que necesita cada persona. Aun en el caso de que dos personas estén sufriendo
del mismo estado patológico general (como, por ejemplo, un estado febril agudo) y
se haga el mismo diagnóstico (por ejemplo, neumonía bronquial), los cuidados de
enfermería de una criatura son por completo distintos de los que requiere una
persona de 80 años; los cuidados prestados a un muchacho de 16 años al que se
le va a amputar un brazo varían notablemente según se trate de una persona muy
retardada o muy inteligente; o, para poner otro ejemplo, la enfermera puede
encontrar relativamente fácil proporcionar cuidados básicos de enfermería a una
joven parturienta que es el centro de interés de una familia muy compenetrada y
encontrar el caso muy diffcil si se trata de una mujer desamparada, especialmente
de cultura distinta de la suya. El esquema de la pág. 221 muestra en la columna 1
los componentes 0 aspectos de la enfermería básica; en la columna 2, los
factores, siempre presentes, que modifican esas necesidades básicas de cuidados
de enfermería (edad, estado emocional, inteligencia, cultura, estado social, estado
de nutrición o estado físico general); y en la columna 3, algunos estados o
condiciones patológicos comunes (a diferencia de las enfermedades específicas)
que afectan las necesidades básicas de cuidados de enfermería. Al preparar el
plan de estudios, la facultad de enfermería debe llegar a un acuerdo respecto a
cuándo, dónde y cómo deben las estudiantes aprender esos elementos de
enfermería; cómo adaptarlos a las necesidades de cada enfermo y cómo
modificarlos de conformidad con los estados o condiciones patológicos que se
encuentran corrientemente en todos los servicios clínicos, a fin de evitar la
repetición innecesaria de su enseñanza, o su posible exclusión, puesto que el
profesor de cada especialidad clínica puede suponer que otros profesores se
ocuparon de hacerlo. Un comité encargado de establecer el nivel de los cuidados
de enfermería básica, debe determinar qué elementos integran ésta y decidir
hasta dónde debe llegar en la tarea de detallar las modificaciones de sus
procedimientos de acuerdo con la edad, con el estado afectivo, la capacidad
intelectual y física y el estado social, cultural y económico del enfermo. Si el nivel
de los cuidados se expresan en horas de atención, es evidente que, en igualdad
de condiciones, la persona de noventa años necesita más “cuidados de
enfermería básica” que el joven adulto ; el retrasado, más que el normal; el ciego,
más que el que ve ; el deprimido, más que el satisfecho, y así sucesivamente.
Dicho comité debe decidir también si las modificaciones esenciales han de
adaptarse a los estados patológicos comunes, tales como subida de la
temperatura, pérdida del conocimiento, o dolor refractario, todo lo cual influye en la
cuantía de los cuidados necesarios de enfermería básica. Si bien el nivel de la
enfermería más común y sencillo puede medirse por el número de horas que se
dedican al cuidado diario de los pacientes
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FERMERÍA EN EL TRATO DE PACIENTES
Conceptualización de la humanización del cuidado “Humanismo” es un término
polisémico. Jakob Bernhardt, define el humanismo, como una época en la que “el
hombre se convirtió en un individuo espiritual y se reconoció como tal3”,
haciéndose creador de su propia vida. El hombre no tiene ningún lugar en las
culturas de los siglos XVI al XVIII, ya que, durante este tiempo, se han ocupado de
Dios4. Los cuidados durante los periodos de enfermedad se otorgaban
esencialmente en hospitales, que fueron creados primero para atender a los
soldados heridos y después para atender a los desvalidos, la mayoría de ellos a
cargo de órdenes 1 Profesora Titular A. Escuela Nacional de Enfermería y
Obstetricia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Alumna del
Doctorado de Enfermería y Cultura de los Cuidados. Universidad de Alicante,
España. 2 profesor Especial, Emérito y Honorario. Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de Enfermería. 3 profesora Asociada B. Escuela Nacional de
Enfermería y Obstetricia de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Correspondencia: Lic. Liliana González Juárez. Antiguo camino a Xochimilco,
intersección periférico y viaducto Tlalpan S/N, Colonia San Lorenzo Huipulco, D. F.
Tlalpan, México, C.P. 14370. Correo electrónico:
[email protected],
[email protected]. 0 revista CONAMED, Suplemento de Enfermería
2009González-Juárez L. religiosas dedicadas al cuidado de los enfermos 5,6, con
un interés en algunos casos de eximir culpas, alejados de las necesidades de la
persona y organizados en torno a la enfermedad. La preservación y el
mantenimiento de la vida del hombre, requirió de cuidados que se derivan en dos
tipos; los de costumbre o habituales7, asociados principalmente al mantenimiento
de la salud y desarrollados en el hogar y los cuidados de curación, ligados a la
enfermedad e implementados principalmente en el ámbito hospitalario. Ambos
tipos de cuidado eran desarrollados esencialmente por mujeres, por lo que el
papel de enfermería en la época del Renacimiento se reflejó en un desarrollo
profesional incipiente vinculado al rol religioso y de género prevaleciente. El
Renacimiento se muestra como una época donde los conceptos de enfermería y
mujer significaban lo mismo, por la persistencia de la vocación precristiana y
ancestral de la mujer en todo lo concerniente a los cuidados de salud6. La
formación de enfermeras, tuvo una larga tradición a través de las órdenes
religiosas y las enfermeras pudieron mostrar su docilidad, su vocación de servicio
(muy relacionada con la obediencia religiosa); los médicos primero las aceptaron y
luego las necesitaron: ellas podían cuidar a los pacientes, mientras ellos se
reservaban la parte científica del trabajo médico: curar8. A través del desarrollo
histórico, el humanismo ha tenido diferentes significados, el humanismo griego
tenía como objetivo educar o civilizar y el del medievo cristiano, era evangelizar; el
humanismo renacentista tuvo como propósito central, llevar a cada grupo y sobre
todo a cada individuo singular, el saber más completo posible, para que cada uno
lo entendiera según su arte, según su estilo o su conciencia; y el humanismo
ilustrado, tiene como objetivo la emancipación y eleva al género humano al nivel
estrictamente humano, a saber, educar, formar para la vida ética, política y eso es
escolarizar, democratizar1. La conceptualización actual del humanismo se originó
hasta principios del siglo XIX, donde se dio pauta a un concepto que surge en
Alemania y termina de construirse (la imagen del así llamado “Renacimiento”
humanista) en Italia3. Humanismo es, encontrarse a sí mismo, recuperarse de la
alineación y encausar en una vida verdaderamente humana9. Se enfoca la
atención al ser humano, con valores, con ciertas necesidades, como centro de la
vida. El humanismo en la acepción de uso corriente hoy es un término acuñado
por los neoclásicos alemanes de fines del siglo XVIII y los románticos a principios
del IX. El humanismo en esta acepción se ocupa de la literatura, los valores y
problemas humanos en general, probablemente por contraposición con las
ciencias positivas emergentes10, se enfoca al ser humano integralmente,
generador de vida, libre de implicaciones religiosas, situación que ha favorecido
paulatinamente una gestión del cuidado, centralizada en la persona. Profundizar
en el estudio del humanismo podría repercutir en la formación de enfermería en
dos sentidos, hacia la formación de una enfermera satisfecha consigo misma,
consciente de las implicaciones éticas, sociales y políticas que influyen en su
práctica profesional y por otro lado, enfermeras del ámbito clínico, orientadas
hacia la humanización del cuidado, que tengan como propósito la gestión del
cuidado centrada en la persona. Sin embargo, una situación que preocupa es la
respuesta de la propia enfermera11, son las mismas enfermeras las que no
conciben como propia la gestión del cuidado, como se observa en el hospital, la
mayor parte de las actividades realizadas por la enfermera, son derivadas del
diagnóstico y tratamiento médico. La enfermera debe concebirse como gestora del
cuidado de las personas, por lo que debe ampliar su rol, enfocado a promover un
cuidado integral de salud. Revista CONAMED, Suplemento de Enfermería 2009
Humanización desde la educación de enfermería La humanización del cuidado
desde la educación de enfermería, requiere centrarse en el ser humano, en el
entendido de que ese ser humano no sólo incluye la persona sujeta de cuidado,
también a la enfermera y el estudiante de enfermería, quienes deben formarse
para proveer cuidados desde una perspectiva social, ética y política, pero
esencialmente humana. La educación de enfermería como fenómeno social se
centra en el aprendizaje de técnicas e incorpora el conocimiento científico. Sin
embargo, han dejado de lado al alumno como eje central del proceso educativo,
esto mismo, se replica en las situaciones de cuidado entre la persona sujeto de
cuidado y enfermera, ya que el cuidado se organiza en torno a la enfermedad. La
educación integral y de calidad, exige interacción y diálogo entre el educador y el
educando, a fin de tener la certeza de que el proceso educativo ha tenido su
efecto positivo o es captado por el estudiante. Se enuncia un discurso del ser
humano como sujeto global, único, holístico y multidimensional, pero este saber
complejo, se transmite mediante prácticas pedagógicas reductoras, rígidas y
mecánicas, esto es, simples12. La transmisión del conocimiento de enfermería, en
muchos de los casos se enfatiza en la adquisición de conocimientos teóricos, que
el alumno plasma en apuntes y que el estudiante memoriza a fin de aprobar un
examen o bien el desarrollo de prácticas en laboratorio, donde el propósito central
es el desarrollo de la habilidad técnica y se asigna poca importancia a la
comunicación con los pacientes. La educación no sólo es hacer seres humanos
con un dominio en el área científica, tecnológica, sino con un alto sentido
humanístico; con valores, responsables, maduros, personas que tiendan a la
realización personal y sensible a las necesidades humanas. La tarea de la
educación es humanizar o sea poner a los educandos en contacto con las obras
de la humanidad y los valores que ellas representan13. Las teorías curriculares
subyacentes en los planes de estudio de la profesión de enfermería no han
favorecido la exploración de intereses o experiencias significativas relacionadas
con los objetivos educativos, por lo que en muchas ocasiones el eje educativo es
el cumplimiento de los contenidos y no se reflexiona sobre la experiencia previa
del alumno, en situaciones de salud y enfermedad desde una perspectiva
sociocultural. La consideración de la actividad educativa sólo en su utilidad fáctica
dificulta la visión de la importancia de una educación del ser humano en lo
humano, ya que educar no es principalmente un proceso mecánico del cual se
obtienen determinados productos, sino algo ofrecido a un ser libre y libremente
asumido13. En la formación de enfermeras debe fomentarse valores como la
responsabilidad, lealtad, trabajo en equipo tanto interprofesionalmente como
multidisciplinariamente, donde se aborde la solución y evaluación de problemas
reales de forma conjunta, que faciliten el desarrollo de actividades. Hay que tener
cuidado de no continuar glorificando los valores técnicos y científicos de las
disciplinas de las ciencias básicas y clínicas, situación que ha llegado a tal punto,
que cuando se incorpora “lo social” no pasa de ser una simple variable en un
esquema de factores multicausales14. Debemos sumar esfuerzos desde la
educación, sobre aquellos problemas surgidos en la práctica clínica y durante el
ejercicio de la profesión, que nos alejan del propósito del quehacer de la
enfermería como lo es, el otorgar cuidados que favorezcan la salud de la persona
o su pronta recuperación. Uno de los principales retos a través de los currículos
es, como refiere Velandia (2000), hacer que los estudiantes adquieran un
conocimiento que les permita, básicamente, formarse en una visión de la
determinación social del proceso salud-enfermedad y de la práctica de salud como
fenómeno social14. Se requiere involucrar a los alumnos, en experiencias
asociadas a cuidados interculturales donde puedan clarificar con las personas, los
diferentes significados de salud, enfermedad y muerte, como parte de su proceso
de vida y no centrados sólo en la enfermedad. Cada grupo representa para el
profesor y para los propios alumnos, una oportunidad de conocer personas con
una historia y experiencia diferente, capaces de compartir y analizar la
problemática en plural de enfermería como profesión, pero esencialmente como
seres humanos capaces de enriquecerse de la interacción grupal. La educación
debe procurar la formación humana propiamente dicha o sea una formación
articulada, sistemática e intencional, con la finalidad de fomentar valores
personales y sociales, que incluyan a la persona en su totalidad. Atender a las
diferencias es parte de una formación integral en que se considera dar a cada uno
lo que necesita, lo que colma sus aptitudes y apetencias13. De acuerdo con el
paradigma humanista, los alumnos son entes individuales, únicos, diferentes de
los demás; personas con iniciativa, con necesidades personales de crecer, con
potencialidad para desarrollar actividades y para solucionar problemas
creativamente15. El Humanismo apremiante debe incorporar ideas y valores de
nuevo cuño, distinto a los establecidos hasta ahora. El hombre del mañana sentirá
y estará en un mundo diferente10. El crecimiento exponencial del conocimiento y
el avance tecnológico no pueden constituir el eje en la formación de enfermería,
debemos volver la mirada en el alumno y en el sujeto de cuidado, a fin de definir
los intereses conjuntos y afrontar creativamente los problemas de salud–
enfermedades tendentes a la humanización del cuidado. Haciendo alusión a lo
que Galindo10 describe, los enfermeros de hoy deben formarse en entornos más
libres, con sentido de responsabilidad, solidarios con los problemas del otro, como
pide el humanismo actual, tolerante y sensible a necesidades transculturales, con
capacidad crítica, intelectual y con capacidad de diálogo y autoconocimiento. Un
punto central en la formación de los estudiantes es privilegiar su sensibilidad a la
comunicación con la persona antes que, al rol técnico, en la medida que sean
capaces de clarificar las necesidades y sentimientos de cada persona, sujeta de
cuidado dentro del contexto donde se desenvuelven, paulatinamente irán
adquiriendo pericia en el manejo de tecnología y de los conocimientos científicos.
Por lo anterior, es recomendable incluir en los currículos, asignaturas enfocadas a
la bioética, relación de ayuda, cuidados transculturales y comunicación humana.
Humanización de los cuidados en el ámbito clínico. La estructura y normatividad
del ámbito clínico dan pauta a una transferencia de la responsabilidad de la
persona sobre su propio cuidado, a la institución y al personal de salud, factor que
determina el inicio de una serie de actividades enfocadas a la deshumanización
del cuidado, reflejado principalmente en una deficiente interacción entre la persona
- familia - personal de salud - enfermera, lo que se manifiesta en un cuidado poco
gratificante para cada uno de los implicados. Collière describe, cuidar y aprender a
tener en cuenta a los dos sujetos de los cuidados, tanto al que cuida como al que
es cuidado, hace que las enfermeras requieran reflexionar sobre las emociones y
las actitudes que acompañan a los cuidados7. El cuidar de otro, pierde su sentido
si no hay un interés real en la persona sujeto de cuidado o si el contexto donde se
otorgan los cuidados es adverso o altamente tecnificado, pues el contacto humano
se ve limitado. Cuidar de otros en el ámbito clínico, requiere de una serie de
elementos que facilitan la tarea de la enfermera, sin embargo, reducir la
comunicación humana tanto con el equipo de trabajo, como con las personas a las
que otorga el cuidado, repercutirá en una experiencia poco gratificante.
Humanizar, enfocado al mundo sanitario, se refiere al hombre en todo lo que se
hace para promover y proteger la salud, curar la enfermedad y garantizar el
ambiente que favorezca una vida sana y armoniosa en los ámbitos físicos,
emotivo, social y espiritual16. Algunos de los elementos que permiten humanizar
los cuidados se enfocan hacia el desarrollo de un proceso de cuidado familiar,
continuo, generador de vida, seguro para el paciente, culturalmente aceptable, con
aplicación de tecnología, con toque humano y fundamentalmente centrado en la
persona. La humanización de los cuidados hace referencia a personas en
interacción, que saben clarificar sus necesidades, reconocen sus sentimientos y
se enfocan positivamente. Para ello, se requiere formar una enfermera con
empatía, capaz de otorgar un cuidado familiar, significativo y gratificante. Cuidar
en enfermería implica el conocimiento de la persona a quien se brindará cuidado,
conocer sus actitudes, aptitudes, intereses y motivaciones, además de los
conocimientos que posee la enfermera, requiere manifestarse como persona:
única, auténtica, capaz de generar confianza, serenidad, seguridad y apoyo
efectivo17. Watson refiere que el cuidado requiere de un compromiso moral,
social, personal y espiritual de la enfermera consigo misma y con otros humanos,
para preservar la humanidad. El cuidar es el ideal moral, es protección,
engrandecimiento y preservación de la dignidad humana. Es volver a establecer
un compromiso con el mantenimiento de la salud de las personas en sus
contextos de vida, en los momentos de enfermedad y en las situaciones de
muerte18. Las enfermeras deben comprender, que las situaciones de cuidado
donde se involucra la vida o muerte pueden representar crecimiento y aceptación
personal. El cuidado, también puede ser entendido como; el arte de interactuar y
ofrecer reciprocidad, estar cara a cara con el otro (persona sola o con una familia)
en un compromiso de conservación, restablecimiento y auto cuidado de la vida.
Significa la presencia comprensiva y respetuosa a la experiencia de quien la
solicite y brindar especial apoyo a quien lo necesite, ya sea por incomodidad, dolor
físico o psíquico, limitación o incapacidad19. En una interacción reconfortante y
vivificante para la enfermera y la persona sujeto de cuidado, donde se aprende y
se amplía la experiencia. El cuidado humano implica valores, deseo y compromiso
de cuidar, conocimiento, acciones de cuidar y consecuencias. Se debe saber
quién es el otro, sus necesidades, limitaciones y fortalezas, que conducen a su
crecimiento18. Los cuidados otorgados deben asegurar a la persona que se está
haciendo todo lo posible para preservar su vida, deben proporcionar confianza y al
mismo tiempo compañía, el proveer cuidados despersonalizados repercutirá
finalmente en un restablecimiento prolongado o fallido. Los cuidados desarrollados
en el ámbito clínico han incrementado la aplicación de tecnología y conocimientos
científicos, con el propósito de diagnosticar y tratar la enfermedad en el menor
tiempo posible, sin embargo, las personas se quejan de un cuidado
deshumanizado, al trato recibido por parte de los profesionales sanitarios, la falta
de coordinación entre los profesionales y los servicios, las deficiencias en la
información, la falta de confidencialidad y el continuo cambio de los profesionales
durante el proceso de la enfermedad20. Cada vez que se masifica y
despersonaliza la atención clínica, los cuidados de enfermería se han alejado
paulatinamente, de ser más humanos, familiares y cordiales. Es elemental llamar a
la persona por su nombre y no por la patología que presenta, mantener un
contacto a través de todos los sentidos con el paciente, Revista CONAMED,
Suplemento de Enfermería 2009González-Juárez L. nos mantendrá pendientes de
los cambios que presente durante la hospitalización. Estamos situados en un
horizonte donde la vida humana ha sido objeto de ultrajes sin precedentes, donde
la idea de que el “Hombre” es cosa sagrada para el hombre carece de sentido. Por
ello, a esa corriente del humanismo de nuestro tiempo, se le ha calificado de
humanismo inhumano10. La enfermera debe conocer sus propias condiciones,
tanto personales como profesionales, que repercuten en otorgar un cuidado no
satisfactorio para la persona. Las enfermeras del ámbito clínico como docente, no
hemos propiciado el desarrollo de habilidades para la comunicación como:
escuchar, comprender, acompañar y clarificar. Es necesario dar mayor
importancia a las actividades, afiliadas al rol independiente de enfermería y base
para la valoración precisa de los cuidados. Sin embargo, enfatizar por encima de
la persona, el rol de actividades relacionadas con el diagnóstico y tratamiento
médico puede llevarnos a un cuidado deshumanizado. Hemos de reflexionar que
únicamente a través de una buena retroalimentación, al contenido, al sentimiento,
a la demanda de nuestro interlocutor, podremos saber si hablando de lo mismo
decimos lo mismo21. Debemos de indagar el efecto en la salud de mantener una
comunicación estrecha entre todas las personas involucradas en una situación de
cuidado, así como, valorar la pertinencia de realizar cambios en la metodología de
trabajo y en la estructura de los servicios de enfermería, con un enfoque más
cualitativo. Reflexiones finales Luchar por un rol independiente en el espacio
hospitalario implicará romper estructuras impuestas por los servicios de salud,
porque es conveniente demostrar objetivamente el efecto de mantener una
estrecha comunicación con las personas y sus familias en el restablecimiento del
estado de salud. Revalorar la importancia de la continuidad de los cuidados de
mantenimiento de la vida y no sólo de aquellos centrados en el diagnóstico y
tratamiento de la enfermedad. Hemos de reflexionar desde el punto de vista de la
bioética, sobre la importancia de aplicar tecnología con toque humano y de forma
selectiva, ya que evitaremos un tecnicismo indeseado y una prolongación de la
vida de forma artificial. Hacer del proceso de cuidado una labor más significativa
para todos los involucrados, es un reto inminente para las enfermeras, pues el
anhelado reconocimiento social se aleja cada vez más, ante la creciente
insatisfacción personal de cuidar de otros. Enfermería es una profesión en la que
debemos partir de un autoconocimiento, profesionalmente requiere de un dominio
y continua reflexión sobre problemas de interacción humana desde un punto ético,
social y político, porque la sociedad requiere de cuidado humanizado, basado en
una relación humana entre los diversos participantes en el acto de cuidar.
E-GRAFÍA
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