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Hegemonía Inglesa Desde El Último Cuarto Del Siglo XIX Hasta Principios Del Siglo XX

La hegemonía británica desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX se caracterizó por el dominio económico y comercial de Gran Bretaña, respaldado por su poderosa marina real. El Imperio Británico se expandió para obtener materias primas y mercados para sus productos industriales, estableciendo el control político y económico en India, África y otras regiones. Sin embargo, después de la Primera Guerra Mundial, la economía británica se debilitó y Estados Unidos emergió como la nueva potencia

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Hegemonía Inglesa Desde El Último Cuarto Del Siglo XIX Hasta Principios Del Siglo XX

La hegemonía británica desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX se caracterizó por el dominio económico y comercial de Gran Bretaña, respaldado por su poderosa marina real. El Imperio Británico se expandió para obtener materias primas y mercados para sus productos industriales, estableciendo el control político y económico en India, África y otras regiones. Sin embargo, después de la Primera Guerra Mundial, la economía británica se debilitó y Estados Unidos emergió como la nueva potencia

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 Hegemonía inglesa desde el último cuarto del siglo XIX hasta principios del

siglo XX: hegemonía parcial: dominio económico, formas de dominación del


poder inglés en la época.

El siglo XIX puede ser considerado el siglo de la hegemonía inglesa o británica, es


decir el siglo en el que Inglaterra se erige como la principal potencia a nivel
mundial.

Fue el periodo en el cual Inglaterra controlaba el comercio mundial respaldándose


en la naval inglesa la flota más poderosa de mundo.

El imperio británico se fue constituyendo a lo largo de los siglos, a través de una


serie de fases de expansión relacionada con el comercio, la colonización y la
conquista. Esto provocó que en ese país se crearan las condiciones para la
revolución industrial y ésta permitió la consolidación del imperio.

El imperio facilito la extensión de la tecnología, el comercio, el idioma y el gobierno


británico por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyó al crecimiento
económico de Gran Bretaña y al peso de sus intereses en el escenario mundial. El
punto de máximo auge imperial, puede situarse entre 1890 y 1910.

La revolución industria había permitido que Inglaterra fuera la única potencia


industrial del mundo hasta más allá del siglo XIX. Era considerado el taller del
mundo, y produciría de manera eficiente y económica que podía vender más
barato que los productores locales en los mercados extranjeros.

Su moneda, la libra esterlina era la base de las transacciones comerciales


internacionales.

En Asia, india fue un territorio importante para Inglaterra, como proveedor de


materias primas y mercado para los productos británicos. Este país era gobernado
por la Compañía de las indias orientales, y posteriormente fueron administrados
por la corona inglesa en 1858.

La reina Victoria fue proclamada emperatriz de la india en 1876. Ceilán y Birmania


se unieron a la lista de territorios británicos en Asia, que se extendían por el este
hasta Malasia y, desde 1841 a Hong Kong.

En áfrica, entre 1885 y 1914 Inglaterra tomó bajo su control aproximadamente el


30% de la población africana. El imperio británico se convirtió en el mejor
organizado y poderoso del mundo.

En 1887, con la creación de la “Commonwealth” Inglaterra transformó su imperio


en una comunidad de naciones.
La extensión del imperio permitió a Gran Bretaña alcanzar un enorme desarrollo
económico. Su mejor momento llegó cuando habían perdido sus colonias
norteamericanas (que formaron Estados Unidos), pero su posición en Asia y en
África y los intercambios comerciales permitieron que se convirtiera en el país más
poderoso de la época.

Esta hegemonía decayó con la Primera Guerra Mundial. Gran Bretaña, a pesar de
encontrarse en los vencedores, se vio sobrepasada poco a poco por una nueva
potencia mundial: Estados Unidos. Unas pocas décadas después, con la segunda
guerra mundial, este cambio de centro de poder se consolidó.

El imperio británico estaba gobernado por la corona, cuyo poder era superior al de
otras casas reales de los territorios imperiales. Sin embargo, la perdida de Estados
Unidos llevó a Gran Bretaña a adoptar una estrategia de control distinta a la de
otros imperios. Así, en lugar de pretender gobernar sus colonias de manera
directa, en muchas ocasiones prefirió hacerlo de manera más indirecta.

Lo importante, en este caso, era no perder los beneficios comerciales. Gran


Bretaña, a partir de la mitad del siglo XIX, creó el denominado modelo de colonia
autogobernada. Este estatus, reservado para los territorios mayoritariamente
blancos, como Canadá o Australia, le permitió conservar su poder sin desgastarse
en luchas políticas.

Más adelante, en 1887, los británicos fundaron la anteriormente mencionada


Commonwealth, una comunidad de naciones unidas más por los intereses
económicos que por los políticos.

Pérdida de la hegemonía

Gran Bretaña fue una de las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial.
Al finalizar el conflicto, su territorio imperial alcanzó su máxima extensión. No solo
se hizo con Palestina y Mesopotamia, sino también con las colonias alemanas
(país derrotado en la guerra) en África.

Problemas económicos

A pesar de las nuevas incorporaciones al imperio, Gran Bretaña comenzó a perder


su hegemonía mundial a partir de esos años posteriores a la Gran Guerra.

Uno de los motivos fue la situación económica, muy dañada tras el conflicto. Estos
problemas no permitían a Gran Bretaña mantener el control de su gran imperio y
su deuda no paraba de crecer.

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