Indicadores de Calidad en El Servicio de Anestesiologia
Indicadores de Calidad en El Servicio de Anestesiologia
10(04), 55-70
RESEARCH ARTICLE
INDICADORES DE CALIDAD EN EL SERVICIO DE ANESTESIOLOGIA
Introduction:-
El objetivo principal de un sistema de salud es contribuir para mejorar el bienestar de la población y satisfacer sus
necesidades de atención médica; por ello, los elementos y cada una de las variables de todo modelo de intervención
en salud generan un efecto para alcanzar dicho objetivo. Estos elementos son parte de una serie de criterios definidos
por normativas aplicables en materia de sanidad que buscan establecer métricas para la calidad ofrecida en los
hospitales. En ese sentido, conocer cómo un manual de calidad puede ayudar a cumplir los objetivos en una unidad
médica y todo lo que se puede hacer para incrementar la competencia en calidad mediante la aplicación de las
normas ISO, se vuelve parte fundamental para la gestión hospitalaria. Los indicadores de calidad de los procesos son
medidas estadísticas basadas en cifras o ratios que se utilizan como criterio para juzgar y evaluar el desempeño de
una organización, un sistema o un proceso.
La definición de buena calidad de los servicios de salud es difícil y ha sido objeto de muchos debates. Cuando
hablamos de Servicios de Salud, constituye un grave error si no pensamos en retroalimentarnos de cómo apreciaron
los pacientes la atención recibida, y oír de ellos sus recomendaciones. Tomando en cuenta este problema,
Donabedian definió una atención de alta calidad como “aquella que se espera maximice una medida comprensible
del bienestar del paciente después de tener en cuenta el balance de las ganancias y las pérdidas esperadas que
concurren en el proceso de atención en todas sus partes” (1).
Tanto la calidad como la eficiencia se miden a través de números y de datos cualitativos, y nos permiten medir
directa o indirectamente los cambios en una situación y apreciar el progreso alcanzado le llamamos indicador de
salud, que no son más como bien lo define Jiménez como “una variable que pretende reflejar cierta situación y
medir el grado o nivel con que ésta se manifiesta, de manera que resulte útil para evaluar cambios en el tiempo y
hacer comparaciones en el espacio” (2).
Marco Teórico
La calidad es la esencia de cualquier tipo de acción o actividad y la encontramos implícita en todas las áreas del
desarrollo del individuo y de la sociedad, de tal modo que la salud no es una excepción. A pesar de todos los
conocimientos, avances y esfuerzos realizados por la sociedad, la deficiencia de calidad o de garantía de la calidad
es una constante que representa un reto para la sociedad misma. En especial para aquellos países cuyos niveles de
desarrollo no han alcanzado estándares deseables y sostenidos que repercutan en su progreso sanitario y social.
Además, en materia de salud, no sólo los factores demográficos y epidemiológicos son los encargados de motivar
cambios sustantivos en la demanda y prestación de los servicios de salud en los últimos tiempos, sino también el
fenómeno de la globalización y la intervención de las instituciones supranacionales.
Las Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP) son consideradas como una estrategia para la medición y mejora
de la salud de la población desde 1997, cuando el Comité Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomendó aplicarse como punto de apoyo para la renovación de la política de la Salud para Todos en el año 2000.
Una de las once categorías de las FESP se definió para el tema de calidad y se denomina “La seguridad de la calidad
en los servicios de salud”. Según los propios reportes que ha emitido la propia Organización Panamericana de la
Salud (OPS), es la función que presenta el menor desempeño para la Región de las Américas.
El objetivo central de todo sistema de atención médica es mejorar el estado de salud de los pacientes y satisfacer las
necesidades de la población. Por ende, los elementos y cada una de las variables de todo modelo para intervenir en
la salud influyen en los resultados alcanzados. Uno de los ejemplos de intervención en dichas variables de los
sistemas de salud fue la Cruzada Nacional por la Calidad de los Servicios de Salud (CNCSS), lanzada formalmente
el 22 de enero de 2001, fue la primera estrategia de alcance nacional en México y en el mundo que permitió, por una
56
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
parte, integrar proyectos para mejorar la calidad de la atención médica que se desarrollaban de manera aislada, tanto
en el sector público como en el privado y, por la otra, estimulara aquellas organizaciones que nunca habían enfocado
sus acciones en mejorar la atención para sus pacientes. De esta manera, la Cruzada se convirtió en una plataforma
para la convergencia y el avance que, impulsada desde el Gobierno Federal, adquirió el rango de política pública, a
diferencia de lo que habían sido los programas institucionales, independientes unos de los otros
La medición de la calidad y la eficiencia de un servicio de salud es una tarea compleja ya que, además de la
dificultad intrínseca que conlleva la medición de conceptos abstractos, no pueden ignorarse la variedad de intereses
que pueden influir en una evaluación de ese tipo. En los sistemas de salud no públicos las contradicciones entre
clientes (pacientes), gestores y financistas son las principales promotoras del control y evaluación de la calidad y la
eficiencia. En consecuencia, no siempre se obtienen resultados favorables para una atención de buena calidad. En los
sistemas públicos y gratuitos el estado financia los servicios de salud y es el mayor interesado en que éstos sean
brindados con calidad y eficiencia. La falta de control y evaluación de estos dos atributos en los servicios de salud se
reflejará a la larga en una disminución de las posibilidades reales para brindar todos los servicios sociales.
a. Calidad
La calidad de la atención médica ha sido definida de diversas maneras que en mucho dependen del contexto
concreto en que el término quiera emplearse (2,3). En 1980, Donabedian, una de las personas más reconocidas en
este campo, definió la atención de alta calidad como “aquella que se espera maximice una medida comprensible del
bienestar del paciente después de tener en cuenta el balance de las ganancias y las pérdidas esperadas que concurren
en el proceso de atención en todas sus partes”(4). Además, señaló las múltiples facetas del concepto de calidad:
calidad técnica, calidad interpersonal, calidad individual y calidad social y ha profundizado en las relaciones entre
cantidad y calidad y entre beneficios y riesgos.
Esta definición considera que no es posible una sola definición de calidad que abarque todos los aspectos, pero que,
en el manejo de un problema específico de salud, la buena calidad puede resumirse como “el tratamiento que es
capaz de lograr el mejor equilibrio entre los beneficios de salud y los riesgos” (5,6).
b. Eficiencia
La eficiencia es el segundo concepto que nos ocupa y que, en principio, tiene un significado diferente. Murray Frenk
en el documento titulado “Un marco de la OMS para la evaluación del desempeño de los sistemas de salud”
considera que la eficiencia está estrechamente relacionada con el desempeño de un sistema de salud, que este
desempeño debe evaluarse sobre la base de objetivos (en inglés goal performance) y que debe tomarse como
eficiencia el grado en que un sistema alcanza los objetivos propuestos, con los recursos disponibles” (9). Además,
señala que “debe considerarse la eficiencia como el máximo resultado posible de productividad que puede ser
alcanzado a partir de un volumen de recursos determinados”.
Algunos definen eficiencia en su relación con dos términos de similar interpretación semántica: eficacia y
efectividad. La eficacia, en la esfera de la Salud Pública, se define como la expresión general del efecto de
determinada acción cuyo objetivo fuera perfeccionar la atención médica. Debido a que las relaciones causa-efecto
que implica esta definición pueden estar confundidas con diversos factores, la eficacia de un procedimiento suele
evaluarse en condiciones experimentales o ideales.En la eficiencia se consideran los gastos y costos relacionados
con la eficacia o efectividad alcanzadas (11,12).
No es poco lo que se discute el tema en el ámbito sanitario actual de un mundo donde prevalece el desigual reparto
de todas las riquezas, pero una discusión profunda estaría fuera del alcance de este trabajo. No obstante, me permito
señalar que la búsqueda del mejor balance calidad-eficiencia transita por el perfeccionamiento y uso racional de los
indicadores de ambos componentes y de su relación, un hecho que se enfatiza en la literatura más reciente (15-17).
57
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
d. Indicadores
De acuerdo con la OMS (19), el término indicador se establece como:
1. Variable con características de calidad, cantidad y tiempo, utilizada para medir, directa o indirectamente, los
cambios en una situación y apreciar el progreso alcanzado en abordarla. Provee también una base para
desarrollar planes adecuados para su mejoría.
2. Variable susceptible de medición directa que se supone asociada con un estado que no puede medirse
directamente. Los indicadores son a veces estandarizados por autoridades nacionales o internacionales.
3. Variable que contribuye a medir los cambios en una situación de salud, directa o indirectamente, y evaluar el
grado en que los objetivos y metas de un programa se han alcanzado.
Las 3 acepciones expresan que un indicador es una variable que pretende reflejar cierta situación y medir el grado o
nivel con que ésta se manifiesta, de manera que resulte útil para evaluar cambios en el tiempo y hacer
comparaciones en el espacio. Con este enfoque, puede decirse que los indicadores de calidad y eficiencia de la
atención sanitaria jugarían el mismo papel que los que utilizan los laboratorios para evitar problemas en el proceso
que afecten la calidad de los resultados y se produzca un descalabro en los niveles donde éstos se utilizan.
En la atención hospitalaria, los indicadores de calidad y eficiencia sirven de base para medir el desempeño de los
servicios que brinda o debe brindar el hospital y facilitar las comparaciones en el espacio y en el tiempo. Por tal
motivo, amén de la posibilidad del desarrollo de indicadores específicos a nivel local, la necesidad de indicadores de
valor general ha sido y es una necesidad cada día más comprendida.
Pero el desarrollo de buenos indicadores no es una tarea fácil ni puede abordarse sin un conocimiento profundo de
Medicina, unido al de otras disciplinas como la Administración de Salud, la Estadística y la Epidemiología. Un buen
indicador por lo menos deberá cumplir al menos con cuatro características:
1. Validez: debe reflejar el aspecto de la calidad para el que se creó o estableció y no otro.
2. Confiabilidad: debe brindar el mismo resultado en iguales circunstancias.
3. Comprensibilidad: debe comprenderse fácilmente qué aspecto de la calidad pretende reflejar.
4. Sencillez: debe ser sencillo de administrar, de aplicar y de explicar.
e. Tipos de indicadores
Donabedian señala que los métodos para evaluar calidad de la atención sanitaria pueden aplicarse a tres elementos
básicos del sistema: la estructura, el proceso y los resultados (25). Este enfoque se mantiene hoy y suele ser el
motivo de los trabajos que abordan el problema de la monitorización de la calidad de la atención sanitaria y
hospitalaria en particular. (3,26)
De manera general, los indicadores de calidad de la estructura, o indicadores de estructura, miden la calidad de las
características del marco en que se prestan los servicios y el estado de los recursos para prestarlos, los indicadores
dela calidad del proceso o indicadores de proceso miden, de forma directa o indirecta, la calidad de la actividad
llevada a cabo durante la atención al paciente y los indicadores basados en resultados o indicadores de resultados
miden el nivel de éxito alcanzado en el paciente, es decir, si se ha conseguido lo que se pretendía con las actividades
realizadas durante el proceso de atención. También se utilizan indicadores que miden sobre todo la eficiencia y que
resultan complemento obligado de los indicadores de calidad.
Su evaluación es casi siempre fácil, rápida y objetiva pues engloba una serie de características estáticas y
previamente establecidas, sobre la base de conseguir una calidad aceptable para un momento dado. No obstante, la
estructura más perfecta no garantiza la calidad y el uso de estos indicadores es limitado si se pretende tener una
visión real de la calidad de la gestión hospitalaria.
58
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
hecho, el proceso de la atención médica es el conjunto de acciones que debe realizar el médico (como exponente del
personal que brinda atención) sobre el paciente para arribar a un resultado específico que, en general se concibe
como la mejoría de la salud quebrantada de este último. Se trata de un proceso complejo donde la interacción del
paciente con el equipo de salud, además de la tecnología que se utilice, deben jugar un papel relevante.
Donabedian señalaba: “la satisfacción del paciente es de fundamental importancia como una medida de la calidad de
la atención porque proporciona información sobre el éxito del proveedor en alcanzar los valores y expectativas del
paciente que son asuntos en los que éste es la autoridad última” (35).
La OMS en su Marco para el Desempeño de los Sistemas de Salud señala tres objetivos:
1. Mejoría de la salud de las poblaciones a las que sirven.
2. Responder a las expectativas no médicas de la población.
3. Proveer protección financiera contra el costo de la salud deteriorada (36).
Indicadores de eficiencia
Eficiencia es un término de uso común al cual suelen dársele variados significados. El diccionario de la Real
Academia Española la define como la “virtud y facultad para lograr un efecto determinado” pero en su acepción más
técnica la eficiencia contempla también el esfuerzo que se hace para lograr un efecto.
En salud la eficiencia se refiere a la producción de servicios de salud, al menor costo social posible. Se plantea
además que la eficiencia se cuantifica mediante la relación por cociente entre los resultados y el valor de los recursos
empleados o simplemente como la medida en que las consecuencias de un proyecto de salud son deseables o no
(estén justificados o no) desde el punto de vista económico.
Métodos:-
Se considera un estudio científico observacional debido que no se realizara ningún tipo de intervención limitándose
observar, medir y analizar. Descriptivo porque solo se estudiará una sola población sin realizar ningún tipo de
comparación con otra población. Longitud debido a que las variables del estudio se medirán al o largo de un periodo
de tiempo específico. Prospectivo ya que la información se obtendrá partiendo de un punto cero en adelante.
Realizamos una encuesta destinada a la evaluación del dolor postoperatorio en la unidad de cuidados postanestesicos
registrando los ítems obtenidos en una base de datos, obtendremos la incidencia del dolor postoperatorio así como
59
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
sus principales causas atribuibles o no al acto anestésico, el segundo indicador basado en el número de
intervenciones quirúrgicas nos determinara su relación entre un número mayor o menor de cirugías en un promedio
determinado de tiempo y su relación con la calidad de las mismas relacionada con los indicadores previamente
propuestos. Determinando así un indicador de calidad de cada apartado descrito con base en la bibliografía
(INDICADORES DE ESTRUCTURA, BASADOS EN RESULTADOS Y DE PROCESO) para describirlos como
los principales en el servicio de anestesiología.
Se codificaron las respuestas de la encuesta y se elaboró base de datos con el software estadístico SPSS v.19 para
Windows para su análisis. Se realizó estadística descriptiva con medidas de tendencia central y dispersión, como
media, desviación estándar, frecuencias y porcentaje de acuerdo a la variable de estudio. La estadística inferencial
para prueba de hipótesis se obtuvo con chi cuadrada. Los resultados se presentan en texto y tablas. A continuación,
relacionamos los indicadores más frecuentes utilizados en el servicio de Anestesiología.
Resultados:-
Se trabajó sobre una muestra de 372 unidades correspondientes a pacientes tratados por el servicio de anestesiología
del Cemenav. De éstos, 160 (4.0%) fueron hombres y 212 (57.0%), mujeres. La edad promedio fue de 35.30
(±13.19) años, con un mínimo de 19 y un máximo de 72, y el IMC promedio fue de 26.41 (±2.76) con un mínimo de
20 y un máximo de 31. La mayor parte de la muestra contó con escolaridad secundaria (136), seguida por
preparatoria (83), primaria (80), licenciatura (56) y sin estudios (31).
60
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
Las cirugías que conforman la muestra estuvieron divididas en 9 especialidades quirúrgicas: Cardiología (n=26,
7.0%), Cirugía General (n=53, 14.2%), Hemodinámica (n=56, 15.1%), Híbrida (N=43, 11.6%), Neurocirugía (n=57,
15.3%), Oftalmología (n=35, 9.4%), Oncología (n=32, 8.6%), Otorrinolaringología (n=41, 11.0%) y Urología
(n=29, 7.8%). Se recabó información proveniente de 12 salas de operaciones en las cuales se efectuó un total de 477
procedimientos anestésicos durante un tiempo de 6 meses. El promedio de intervenciones por quirófano fue de 39.75
siendo el mínimo de 26 (Cardiología) y el máximo de 67 (Neurocirugía).
Las variables estudiadas correspondieron a los indicadores fisiológicos, nociceptivos y cognoscitivos evaluados,
retomados de un conjunto de escalas validadas. Con respecto a los indicadores fisiológicos, 212 (57.0%) pacientes
presentaron una presión sistólica de entre 90 y 140 mm Hg, valores que se estiman en rango normal, mientras que
160 (43.0%) tuvieron valores por debajo de 70 o superiores a 80 mm Hg, valores que exceden los rangos normales.
Del mismo modo, con respecto de la frecuencia cardíaca 212 (57.0%) pacientes presentaron frecuencias de entre 60
y 100 latidos por minuto, lo cual se estima dentro de los niveles deseables mientras que 160 (43.0%) tuvieron
valores inferiores o superiores a éstos. El control frecuencia respiratoria 212 (57.0%) pacientes presentaron valores
respiratorios de 15 a 20 respiraciones por minuto, mientras que 160 tuvieron valores inferiores o superiores a los
61
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
límites. Finalmente 162 (43.5%) pacientes requirieron de oxígeno suplementario, mientras que 210 (56.5%)
pacientes no lo necesitaron. En todos los casos se pudo acceder a intubación por la vía aérea sin alteraciones.
Con respecto de los indicadores nociceptivos probados, 162 (43.5%) pacientes presentaron sed durante el
postoperatorio; 160 (43.0%), náuseas; 160 (43.0%), ansiedad; 162 (43.5%), depresión, y 160 (43.0%), dolor.
Asimismo, con respecto de los parámetros cognitivos, 160 (43.0%) presentaron alteraciones en la percepción del
tiempo; 160 (43.0%), alteraciones a la memoria; 162 (43.5%), dificultades para realizar cálculos; 160 (43.0%),
pérdida de la noción del lugar donde se encontraban, y 160 (43.0%), pérdida de la ubicación en el espacio.
A los anteriores indicadores se sumaron otros indicadores de calidad habitualmente utilizados en la literatura y cuya
fuerza recae en la percepción del paciente acerca del servicio que les brindado. Sobre estos se encontró que 160
(43.0%) pacientes fueron sometidos a valoración preanestésica, mientras que 212 (57.0%) no la recibieron. 162
(43.5%) pacientes evaluaron la atención del anestesiólogo como buena y 210 (56.5%) como mala. 160 (43.0%)
pacientes presentaron miedo a la anestesia, contra 212 (57.0%) que no lo tuvieron. 162 (43.5%) pacientes evaluaron
el trato recibido como bueno, mientras que 210 (56.5%) lo consideran malo.
Otorrinolaringología
Cirugía General
Hemodinamia
Neurocirugía
Oftalmología
Cardiología
Oncología
Urología
Híbrida
Sexo Masculino 10 25 24 20 25 14 13 17 12
Femenino 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Valoración preanestésica Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Atención del anestesiólogo Buena 13 22 26 20 23 15 13 18 12
Mala 13 31 30 23 34 20 19 23 17
Miedo a la anestesia Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Trato recibido Bueno 13 22 26 20 23 15 13 18 12
Malo 13 31 30 23 34 20 19 23 17
Presión sistólica <70 ó >180 10 25 24 20 25 14 13 17 12
90 - 140 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Frecuencia cardíaca <60 ó >100 10 25 24 20 25 14 13 17 12
60 - 100 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Respiración <15 ó >20 10 25 24 20 25 14 13 17 12
15 - 20 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Oxígeno suplementario Sí 13 22 26 20 23 15 13 18 12
No 13 31 30 23 34 20 19 23 17
Vía aérea Sí 26 53 56 43 57 35 32 41 29
No 0 0 0 0 0 0 0 0 0
62
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
Especialidad
Otorrinolaringología
Cirugía General
Hemodinamia
Neurocirugía
Oftalmología
Cardiología
Oncología
Urología
Híbrida
Sed Sí 13 23 24 20 22 18 13 18 11
No 13 30 32 23 35 17 19 23 18
Náuseas Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Ansiedad Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Depresión Sí 13 22 26 20 23 15 13 18 12
No 13 31 30 23 34 20 19 23 17
Tiempo Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Dolor Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Memoria Sí 13 22 26 20 23 15 13 18 12
No 13 31 30 23 34 20 19 23 17
Cálculo Sí 13 22 26 20 23 15 13 18 12
No 13 31 30 23 34 20 19 23 17
Lugar Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Espacio Sí 10 25 24 20 25 14 13 17 12
No 16 28 32 23 32 21 19 24 17
Con el fin de obtener un modelo que permitiera evaluar la calidad del servicio anestésico con base en los indicadores
hasta aquí mencionados, se realizó un modelaje de puntuaciones tomando como referente los servicios de
especialidad a los que pertenece cada sala de operaciones. Así, se llevaron registros para cada una de las nuevas
especialidades integrando los 6 indicadores mayormente relacionados con la experiencia del usuario y la calidad de
la anestesia proporcionada: presión sistólica y frecuencia cardíaca (fisiológicos); náuseas, ansiedad y dolor
(nociceptivos); y atención del anestesiólogo. Para integrar la propuesta de escala se obtuvieron las frecuencias para
los valores de cada uno de estos indicadores divididos entre cada servicio de especialidad. Una vez conformada la
tabla, se calcularon las razones de cada valor dividido entre el total de pacientes atendidos por mes en los quirófanos
a los cuales corresponde cada especialidad quirúrgica. Con esto se obtuvieron dos tipos de razones: una positiva,
correspondiente al porcentaje de indicadores positivos para la medición de la calidad de la anestesia con respecto del
total de cirugías (valores fisiológicos en rango, ausencia de náusea, ansiedad y dolor, trato bueno por parte del
anestesiólogo), y otra negativa, correspondiente al porcentaje de indicadores negativos para medición de la calidad
de anestesia con respecto al total de cirugías (valores fisiológicos fuera de rango, presencia de náusea, ansiedad y
dolor, trato malo por parte del anestesiólogo). Una vez halladas ambas razones por cada servicio especialidad, se
restó el valor de la razón negativa al valor de la razón positiva, lo cual permitió un puntaje final por cada variable
analizada que, en términos teóricos, puede ir desde -1 hasta 1 punto. Por último, se realizó la suma de las seis
63
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
razones asignadas a cada servicio quirúrgico (una por cada variable estudiada), para obtener un puntaje final total
del modelo de calidad que, en términos teóricos, puede ir desde -6 hasta 6 puntos. Este puntaje final representa la
razón de calidad del servicio de anestesia, cuyo valor medio teórico sería de cero; es decir una calidad neutra donde
los atributos positivos y los negativos son iguales. Por lo tanto, de acuerdo con este modelo, una calidad deseable
sería aquella que supere el valor de cero (cuando los atributos positivos superan a los negativos) o, cuando menos,
evite caer en valores bajo cero (cuando los atributos negativos superan a los positivos).
Con base en lo anterior, los puntajes de calidad obtenidos para la muestra analizada con respecto de las variables
presión sistólica, frecuencia cardíaca, náuseas, ansiedad y dolor ubican a la muestra en una media de 0.1504
(±0.0292), con un valor mínimo de 0.53 y un máximo de 0.52 (siendo -1 y +1 los extremos teóricos). Los servicios
que obtuvieron los mayores puntajes de calidad en esta variable fueron Cardiología (0.2307) y Oftalmología sólo
(0.2000). Por su parte, los servicios con puntaje de calidad más bajo en esta variable fueron Cirugía General
(0.0566) y (Cirugía Híbrida, 0.0697). En el intermedio se ubicaron los servicios de Oncología (0.1875), Urología
(0.1724), Otorrinolaringología (0.1707), Hemodinámica (0.1428) y Neurocirugía (0.1228).
Por su parte, los resultados para la variable de atención del anestesiólogo mostraron resultados con tendencia
negativa; es decir, una mayor proporción de atributos negativos que positivos, indicadores de una calidad deficiente
percibida por el paciente. El valor promedio fue de -0.1254 (±0.0658), con un mínimo de -0.19 y un máximo de
0.00. El servicio mejor puntuado fue el de Cardiología (0.0000), seguido por Cirugía Híbrida (-0.0697) y Cirugía
Hemodinámica (-0.071). Mientras, los servicios con puntajes más bajos en este indicador fueron Neurocirugía (-
0.1929) y Cirugía Urológica (-0.1724).
64
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
El puntaje final de calidad del modelo obtenido arrojó un valor medio de 0.6265 (±0.3139), con un mínimo de 0.11
(Cirugía General) y un máximo de 1.15 (Cardiología). Esto coloca a la muestra por encima de la media teórica del
modelo de calidad ya que sus valores superan el cero. No obstante, no se distancian mucho de él si se considera que
los extremos teóricos son -6 (la peor calidad posible) y 6 (la mejor calidad posible). Éste es un indicador de que la
calidad de la anestesiología en el Cemenav tiende mayormente a ocupar atributos positivos que negativos, con base
en los indicadores considerados.
Con el fin de obtener valores de corte que permitan ubicar la puntuación obtenida por cada una de las variables y
conformar una propuesta final de escala, se corrió un análisis de percentiles dividiendo a cada submuestra analizada
en cuartiles dentro de la recta numérica. Las variables probadas fueron la razón de atributos positivos de cada
variable, la razón de atributos negativos de cada variable, la razón final de calidad de cada variable, y la razón global
de calidad de toda la muestra. Se tomó la decisión de considerar a los valores dentro del cuartil 4 como una calidad
sobresaliente, los valores de los cuartiles 2 y 3 como una calidad aceptable, y los valores en el cuartil 1 como una
calidad deficiente. Los resultados finales del cálculo arrojaron un valor de corte de 0.8036 puntos en adelante para
65
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
considerar a un servicio de anestesia en la mejor calidad. Las valoraciones de 0.3501 en adelante pueden
considerarse de calidad suficiente, y las inferiores a este valor se estimarían de calidad deficiente. Asimismo, se
obtuvieron valores de corte para cada una de las variables en sus puntajes positivo, negativo y total.
Figura 3:- Gráfico de caja de distribución de la muestra por puntaje final de la escala de calidad.
66
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
Con base en lo anterior, se pudo efectuar una revaloración de los puntajes finales de calidad obtenidos para cada
servicio quirúrgico. A la luz de este nuevo criterio, los servicios de Cardiología (1.1538) y Oftalmología (0.8571)
presentan puntajes de calidad buena (Q4). Mientras, los servicios de Oncología (0.7500), Otorrinolaringología
(0.7317), Urología (0.6896), Cirugía Hemodinámica (0.6428) Y Neurocirugía (0.4210) presentarían puntuaciones de
calidad aceptables (Q2-Q3). Por su parte, los servicios de Cirugía Híbrida (0.2790) y Cirugía General (0.1132)
presentan puntajes de calidad en anestesia deficientes (Q1). El puntaje global de calidad de los servicios de
anestesiología de toda la muestra estudiada sería aceptable (0.6265), pero sin llegar a ser sobresaliente ni alcanzar el
valor del cuartil 50 (0.6897). Esto significa que la muestra en general tiende a ubicarse en una calidad intermedia,
ligeramente tendiente hacia una calidad inferior.
Finalmente, se evaluó la correlación que pudiera existir entre los puntajes finales obtenidos por cada servicio y el
número de cirugías realizado en los últimos 6 meses. Para esto, se corrió una correlación de Pearson cumpliendo con
el requisito de normalidad de ambas variables según prueba de Shapiro-Wilk (p>0.050). Tomando un valor de α de
0.50, el resultado arrojó una correlación significativa (P= -0.711, p=0.032). De tal modo, es válido señalar que
mientras mayor sea el número de cirugías practicadas por especialidad, menor tenderá a ser el valor final del puntaje
de calidad; por ejemplo, es notable que Cardiología fue el servicio con menor cantidad de cirugías practicadas y
mayor puntaje de calidad final los resultados de la prueba de hipótesis, mientras que el servicio de Cirugía General
fue el peor evaluado y, al mismo tiempo, uno de los que más cantidad de cirugías presentó. No ocurrió así lo mismo
con otras variables que se trataron de probar, como el sexo, la edad y el IMC del paciente, que no mostraron
correlación estadísticamente significativa.
Discusión:-
Existen múltiples estudios sobre la calidad de la atención médica en los primeros niveles de atención que analizan,
especialmente, la calidad percibida por el paciente en consulta con el médico familiar o de especialidad que
incorporan los aspectos más relevantes como el tiempo de consulta, el surtimiento y disponibilidad de medicamentos
adecuados, entre otras variables (35, 36). No obstante, es necesario recalcar que las discusiones previas sobre la
calidad del servicio difícilmente pueden incluir en sus análisis la calidad de los servicios postoperatorios la
percepción del paciente, pues la subjetividad relativa al paciente a menudo puede llegar a mezclase con las
condiciones generales postoperatorias en sí mismas.
Esto constituye una de las principales controversias en la medición de parámetros hospitalarios, pues es el uso de
indicadores subjetivos como la percepción de la calidad del servicio es un indicador contingente. Si bien se puede
argumentar que algunos pacientes tienen a calificar con más buenas o malas intenciones, a menudo se puede hacer
uso de otro tipo de recursos para medir la percepción con otros soportes. En este trabajo se propone el uso de
variables de percepción como la calidad del servicio de anestesiología y del servicio médico en general, para
conjugarlas con otras variables como los resultados de las intervenciones quirúrgicas y así obtener métricas más
confiables sobre la percepción del paciente y mediciones objetivas.
Parte fundamental de los resultados del modelo de análisis para la calidad de los servicios de anestesiología están
relacionados con los problemas que puede presentar el paciente tras la intervención quirúrgica, independientemente
de los resultados y la naturaleza de los servicios de atención especializada. Otros estudios sobre la calidad de los
servicios en anestesiología incluyen la percepción del dolor post-anestésico para verificar si existen parámetros
adecuados en los servicios del personal (37) y establecen la necesidad de incorporar otras dimensiones en la
67
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
valoración de los servicios como la estructura del hospital y las capacidades del personal responsable de la atención
médica (38).
Sin embargo, estas propuestas no logran establecer criterios de operacionalización específicos, sino que señalan que,
por la naturaleza contingente de las condiciones del servicio hospitalario, es necesario establecer limitaciones que se
adecuen a las necesidades el paciente y a los lineamientos de la organización.
Si bien este instrumento busca conjugar las características del servicio de anestesiología con las necesidades del
hospital, es necesario establecer diversos criterios para el análisis en otras unidades médicas. Como se menciona al
inicio de esta investigación, los distintos dominios de los servicios médicos sean públicos o privados requieren de un
diseño especifico de los instrumentos en sus variables definidas con las necesidades de los pacientes.
Por lo tanto, se puede concluir que las variables relacionadas con las capacidades cognitivas en posible alteración,
así como los esquemas de dolor trans y post operatorios y la valoración preanestésica pueden ser replicables bajo
adecuaciones determinadas por el personal médico evaluador o su equivalente. El resto de las variables consideradas
son de aplicabilidad general y no representan mayor inconveniente para su operacionalización y replicabilidad del
instrumento en otras unidades médicas.
Entre las variables que se propusieron en este estudio para su medición se encuentra la presencia de náuseas,
sintomatologías de ansiedad y depresión, así como elementos contingentes como la sed también buscan evaluar lo
que para algunos autores es parte de la atención de enfermería (39) y que impacta directamente en la calidad de la
atención recibida, y por ende, en la calidad del servicio. Aunque la discusión se centra sobre las condiciones de los
pacientes que interactúan con estas sensaciones corporales, es necesario entender que el personal de enfermería
también forma parte del equipo médico y puede hacer una gran diferencia en el tiempo de recuperación.
Este es el primer estudio sobre la evaluación de algunos de los indicadores relacionados con la calidad en la
percepción del servicio de anestesiología realizado en nuestro hospital. De acuerdo con nuestros primeros
resultados, encontramos una alta percepción buena a excelente entre los pacientes con base en los puntajes emitidos
en el postoperatorio y en la evaluación de EVA general. Como se comentó en los antecedentes, la evaluación de la
satisfacción anestésica es difícil por no existir un instrumento considerado
Un paciente que ha sido atendido en un quirófano debe contar al menos con un Informe del Estudio Preanestésico,
donde se recojan los antecedentes anestésicos del paciente, los antecedentes de patologías, los tratamientos, las
pruebas complementarias realizadas, las posibles dificultades de intubación. Además, el gráfico de la anestesia debe
registrar las técnicas anestésicas empleadas, la monitorización, la posición del paciente, los fármacos utilizados, los
signos vitales y los posibles incidentes como estándar de oro aceptado mundialmente. Por ello, nosotros utilizamos
una adaptación de uno de los más reconocidos y empleados en estudios previos: el NQPS.
Dado que existen pacientes que requieren de una valoración preanestésica y que no reciben dosis de anestesia
suficiente o ninguna, es necesario establecer que la calidad del servicio en anestesiología requiere de una mayor
investigación sobre los criterios del personal para suministrar o no dosis las necesarias.
En la actualidad, es fundamental aplicar los conceptos de mejora continua de la calidad en anestesiología. Es nuestra
responsabilidad, como médicos anestesiólogos, conocer y aplicar indicadores de calidad a nuestra práctica diaria y
evaluarla en forma continua para brindar una atención mejor y más segura a nuestros pacientes. Siguiendo esta línea
de pensamiento, enumeramos a continuación algunos indicadores para un Servicio de Anestesia
Conclusiones:-
En los primeros resultados de esta muestra se encontró que el dolor postoperatorio fue mínimo, lo que incidió
positivamente en la evaluación del índice de calidad, así como un índice de uso de quirófanos alto en un promedio
mensual, relacionándose con los principales síntomas postoperatorios. De esta manera, las principales áreas de
mejora son, en materia de comunicación, incrementar la información de los riesgos anestésicos de manera clara y
con empatía suficiente para generar confianza y, en cuanto a la eficacia, realizar acciones para evitar y atender con
prontitud las molestias postoperatorias, continuando con un promedio de cirugías al día que permita mejorar con
mayor atención la calidad en el tratamiento del dolor postoperatorio.
68
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
Los principales problemas para la aplicación de este tipo de estudios se ciernen alrededor de las interacciones entre
los pacientes que recurren al uso de servicios de anestesiología y quiénes no. Esto implica que la presencia del
equipo encargado de la anestesia se encuentra presente en todo momento de la cirugía, a pesar de no ser puestos a
evaluación por parte del paciente. Sin embargo, es necesario señalar que las dinámicas de la intervención quirúrgica
reportadas en el levantamiento ayudaron a detectar que existen pacientes que requerían de atención del equipo de
anestesiología pero que no la recibieron, y en otros casos, no recibieron anestesia en general.
En adición a esto, bajo una escala de -6 a 6, la media de los servicios se encontraba por encima del primer valor
unitario, que se acerca a una calidad media. Estos resultados señalan que el servicio de anestesiología de la unidad
médica requiere de una mayor atención hacia los pacientes para mejorar la atención y la relación médico-paciente.
Es necesario señalar que este estudio se trata de una propuesta para la medición de la calidad en relación con las
características de la unidad médica en la que se ponderaron todos los indicadores en relación con su
proporcionalidad en la muestra. Por las características de los resultados, se establecieron puntos de corte en cuartiles.
Esta decisión no se trata de una señalización de análisis, sino de las características de la distribución de los datos.
Bibliografía:-
1. Donabedian A. Explorations in quality assessment and monitoring. The definition of quality and approaches to
its assessment. Annarbormich. 1980.
2. Jimenez Paneque, R. Indicadores de calidad y eficiencia de los servicios hospitalarios: una mirada actual. Rev.
Cubana salud pública, ene.-mar.2004, vol.30, no.1, p.0-0. ISSN 0864-3466.
3. Almenara-Barrios, J, García-Ortega, C, González- Caballero, J et al. Construction of hospital management
indices using principal component analysis. Saludpúblicaméx. [online]. Nov.2002, vol.44,
no.6[cited10may2006], p.533-540. Available from worldwide web:
http://www.scielosp.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0036-36342002000600005&lng=en&nrm=iso.
ISSN 0036-3634.
4. Silva lC. Escalas e indicadores. En: Silva lC. Cultura estadística e investigación científica en el campo de la
salud. Una mirada crítica. cap.3. Madrid, Díaz Desantos;1997:43-58.
5. Blumenthal D. Quality of care —what is it? p.1.nejm1996;335(12):
6. Brook RH, McGlynn EA, Shekelle PG. Defining and measuring quality of care: a perspective from us
researchers. Ijqjc 2000;12(4):281-95.
7. Donabedian A. Explorations in quality assessment and monitoring. The definition of quality and approaches to
its assessment. Annarbormich. 1980.
8. Donabedian A. Veinte años de investigación en torno a la calidad de la atención médica, 1964-1984. Salud
Publica Mex [Internet]. 30 de marzo de 1988 [citado 10 de marzo de 2022];30(2):202-15. Disponible en:
https://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/192
9. Donabedian A. Una aproximación a la monitorización de la calidad asistencial, p.2.
Contrcalidadasist.1991;6:31-9.
10. Lufth S, Hunts S. Evaluating individual hospital quality throughout comestatistics. Jama,986;255:2780.
11. Degeynd TW. Managing the quality of healthcare in developing countries. 1994.
(worldbanktechnicalpapersno.258).
12. Murrayc JL, Frenk J. A WHO framework for health system performance assessment. World Health
Organization ;2000.
13. Jaramillo J. Gerencia y administración de servicios médicos y hospitales. San José: Editorial de la Universidad
de Costa Rica, Editora Nacional de Salud y Seguridad Social;1998.
14. Corella JM. La gestión de servicios de salud. Cap 11. Madrid, Díaz de Santos; 1996.
15. Grupo de trabajo sobre terminología. Glosario de términos frecuentemente utilizados en fármacoeconomía.
Anexo A. En: Sacristán J A, Badía X, Rovira J, eds. Farmacoeconómica: evaluación económica de
medicamentos. Madrid, Editores médicos S.A; 1995.
16. Gálvez AM. Concepto de eficiencia en el contexto de la salud pública cubana. Taller. Aspectos
macroeconómicos de la eficiencia en salud. Febrero, 1999, Escuela Nacional de Salud Pública. Ciudad de la
Habana.
17. Gilmore CM, de Moraes H. Manual de gerencia de la calidad. Washington, DC. Ops Paltex; 1996: 36-54.
18. Brook RH, McGlynn EA, Shekelle PG. Defining and measuring quality of care: a perspective from us
researchers. Ijqjc 2000;12(4):281-95.
19. Chassin MR. Quality of healthcare, part 3: improving the quality of care. Editorial Nejm, 1996, 335(14): 1060-
69
ISSN: 2320-5407 Int. J. Adv. Res. 10(04), 55-70
63.
20. Kassirer JP.The quality of care and the quality of measuring it Editorial Nejm, 1993; 329(17): 1263-5.
21. NHS performance indicators: July 2000 foreword. Disponible en:
http://www.doh.gov.uk/nhsperformanceindicators/2002/index.html
22. World Health Organization. Glossary. Disponible en: http://www.who.int/health-systems-
performance/docs/glossary.htm#indicator
23. Lembcke PA. Medición de la calidad de la atención médica mediante estadísticas vitales basadas enáreas de
servicio hospitalario: 1. Estudio comparativo de las tasas de apendicectomía. En: Buck C, llopisa, Nájera E,
Terris M, editores. El desafío de la epidemiología. Problemas y lecturas seleccionadas. Washington, DC.,
Organización Panamericana de la Salud, 1988; p.972-82.
24. AHRQ quality indicators —guide to in patient quality indicators: quality of care in hospitals— volume,
mortality, and utilization. Rockville, md: agency for healthcare research and quality, 2002. (ahrqpub. No.02-
ro204).
25. OPS/OMS. La garantía de calidad. Acreditación de hospitales para América Latina y El Caribe. HSD/silos13.
Federación Latinoamericana de la Salud. Sept. 1991.
26. Blumenthal D. Quality of care —what is it? p.1. NEJM 1996; 335 (12):
27. Mulligan J, Appleby J, Harrison A. Editorials measuring the performance of health systems. BMJ. 2000; 321:
191-192.
28. Leatherman S, McCarthy D. Public disclosure of healthcare performance reports: experience, evidence, and
issues for policy. INTJ qualhealthcare, 1999; 11(2): 93-8.
29. Donabedian A. Approaches to assessment: what to assess in evaluating the quality of medical care? Milbank
memfundquart. 1986; 44:167-70.
30. Demorae SH, Paganini JM. Estándares e indicadores para la acreditación de hospitales en América Latina y el
Caribe. OPS/HSS; 1994.
31. Mauri I, Santuré J. Proyecto de gestión en el hospital. Todo hospital. 1996; 123: 11-16.
32. Mant J. Process versus outcome indicators in the assessment of quality of healthcare. Intern jqual healthcare.
2001; 13: 475-80.
33. Rubin HR, Pronovost P, Diette GB. Methodology matters. From a process of care to a measure: the
development and testing of a quality indicator intern jqual healthcare. 2001; 13: 489-96.
34. Rubin HR, Pronovost P, Diette GB. The advantages and disadvantages of process-based measures of
healthcare quality. Intern jqual healthcare. 2001; 13: 469-74.
35. Forrellat Barrios Mariela. Calidad en los servicios de salud: un reto ineludible. Rev
CubanaHematolInmunolHemoter [Internet]. 2014 Jun [citado 2022 Mar 15] ; 30( 2 ): 179-183.
36. Molina Astúa, Milena, Quesada Mena, Luis Diego, Ulate Gómez, Daniel, & Vargas Abarca, Sindy. (2004). La
calidaden la atenciónmédica. Medicina Legal de Costa Rica, 21(1), 109-117.
37. Torres-González Cristhofer Abel, Valera-Rodríguez Yolanda, Pinto Segura-María Elena. Calidad de la
atenciónen el servicio de anestesiología. Percepción del usuario. Acta méd. Grupo Ángeles [revistaen la
Internet]. 2017 Jun [citado 2022 Mar 15] ; 15( 2 ): 92-98.
38. González Pérez Elvis, Fernández Clúa Margarita, Jiménez Serrano Derby. Calidad en los
serviciosmédicosenanestesiología: algunasconsideracionesactuales. Rev cubaanestesiolreanim [Internet].
2011 Abr [citado 2022 Mar 15] ; 10( 1 ): 2-11.
39. Rojas Maritza J, Azevedo Pérez Doris. Estrategia de enfermería para disminuir los niveles de
ansiedadenpacientessometidosaintervenciónquirúrgicaen el hospital universitarioantoniopatricio de alcalá,
cumana, venezuela. Saber [Internet]. 2013 Sep [citado 2022 Mar 15] ; 25( 3 ): 273-278.
70