1.1.1.1.
Teoría triárquica de la inteligencia de Robert Sternberg
El psicólogo Robert Sternberg definió la inteligencia como «actividad mental
dirigida hacia la adaptación intencional, la selección y la configuración de entornos
del mundo real relevantes para la vida «. Si bien estuvo de acuerdo con Gardner
en que la inteligencia es mucho más amplia que una sola habilidad general, en
cambio sugirió que algunos de los tipos de inteligencia de Gardner se ven mejor
como talentos individuales. Sternberg propuso lo que él llamó «inteligencia exitosa
«, que involucra tres factores diferentes:
Inteligencia analítica: son las habilidades necesarias para resolver
problemas.
Inteligencia creativa: es la capacidad para afrontar nuevas situaciones
empleando las experiencias pasadas y las habilidades actuales.
Inteligencia práctica: es la capacidad de adaptarse a un entorno cambiante.
(Vergara, 2022)
1.1.2. Orígenes del término inteligencia emocional
El concepto de inteligencia emocional comienza a tomar fuerza en 1983,
cuando Howard Gardner, en su libro Inteligencias múltiples: la teoría en la
práctica, introdujo la idea de que los indicadores de inteligencia, como el cociente
intelectual, no explicaban plenamente la capacidad cognitiva.
El motivo principal de su insuficiencia es que no tienen en cuenta otros tipos
de inteligencia, como la «inteligencia interpersonal», que es la capacidad para
comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas y la
«inteligencia intrapersonal», habilidad para comprenderse a uno mismo y apreciar
los sentimientos, temores y motivaciones propios.
Posteriormente, otros autores como Solovey o Goleman han ahondado en
el tema, popularizando el concepto de inteligencia emocional y abriendo el debate
en programas educativos, medios de comunicación, seminarios, cursos, etc.
(Univeridad Internacional de Valencia, 2018)
1.1.3. ¿En qué consiste la inteligencia emocional?
Siempre hemos oído decir que el Cociente intelectual (IQ) es un buen
indicador para saber si una persona será exitosa en la vida. La puntuación del test
de inteligencia, decían, podría establecer una relación fuerte con el desempeño
académico y el éxito profesional. Esto no es en sí incorrecto, pero nos ofrece una
imagen sesgada e incompleta de la realidad.
De hecho, los investigadores y las corporaciones empezaron a detectar
hace unas décadas que las capacidades y habilidades necesarias para tener éxito
en la vida eran otras que iban más allá del uso de la lógica y la racionalidad, y
éstas capacidades no eran evaluables mediante ningún test de inteligencia. Es
necesario tener en cuenta una concepción más amplia de lo que son las
habilidades cognitivas básicas, aquello que entendemos que es la inteligencia.
Prueba de ello es que empezaron a ganar terreno algunas teorías de la
inteligencia que intentaban comprenderla desde ópticas diferentes, como la Teoría
de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, la teoría de Raymond Cattell (y
otros) que explicaba las diferencias entre Inteligencia fluida y cristalizada, o la
Inteligencia Emocional que popularizó Daniel Goleman.
Las emociones juegan un papel vital en nuestro día a día. Si pensamos
detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones en nuestra vida diaria
nos daremos cuenta rápidamente que son muchas las ocasiones en que éstas
influyen decisivamente en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta. (Regader,
sf)