IMPORTANCIA DE LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA EN EL DESARROLLO
DEL NIÑO MENOR DE 3 AÑOS
INTRODUCCIÓN:
No cabe duda que en la actualidad la estimulación temprana ha recibido gran
significancia para los niños y niñas desde que se encuentran en el vientre de
sus madres hasta los seis o siete años aproximadamente, y es que, de no
llevarse a cabo una atención y cuidados requeridos en el menor, este no
logrará consolidar diversos aspectos de su desarrollo, comprometiendo
irreversiblemente su progreso a lo largo de los años (Barreno y Macías, 2015).
Además, el desarrollo del niño requiere de diversos personajes, entre los
cuales el más relevante lo constituye la familia, donde el papel de la familia se
orienta a adjudicarse el reto con compromiso hacia los hijos o hijas a través de
diversas etapas: dentro del vientre, proceso de gestación, durante el
nacimiento, a través de la crianza y el desarrollo total en lo que se considera la
etapa primera para su periodo de vida.
Precisamente, producto de la ausencia de una adecuada estimulación
temprana es que muchos infantes suelen presentar problemas de lenguaje, no
logran concentrarse bien en los estudios, se les dificulta las actividades que
implican movimientos o desarrollan obstáculos a la socialización con el resto de
personas. Por ello, el objetivo del presente ensayo es analizar la importancia de
conocer y desarrollar la estimulación temprana en los niños de 0 a 3 años
(García, 2015).
DESARROLLO:
La estimulación temprana en los niños de 0 a 3 años resulta relevante porque
optimizará los aspectos físico, emocional, cognitivo y social en el menor,
perfeccionando sus acciones psicomotrices, contribuyendo a su proceso de
aprendizaje y permitiéndole alcanzar mejores calificaciones a lo largo de las
diversas etapas educativas (Barreno y Macías, 2015). Cabe señalar que un
actor importante dentro de este proceso de estimulación es la propia familia del
menor de edad, considerando que ellos velan por el buen estado del niño,
cuidando todas las necesidades del mismo. Asimismo, el niño necesitará de un
profesional que actúe como soporte y transmita a los padres de familia las
diversas actividades y herramientas necesarias para aplicar una correcta
estimulación temprana. De este modo, se asegurará el desarrollo total del niño,
es decir, se optimizará su desarrollo humano.
Otro punto por el que resulta importante la estimulación temprana en los
menores de edad en el rango de 0 a 3 años, es que vincula la adaptación del
cerebro con la capacidad de aprendizaje. A través de este procedimiento se
consigue que el niño desde los primeros meses de vida pueda reflejar una
adaptabilidad adecuada a su ambiente, del mismo modo a diversos contextos.
Más que una terapia o una metodología de aprendizaje formal, la estimulación
temprana constituye una forma para enfocar el potencial y las capacidades de
los menores de edad (García, 2015). Estimular tempranamente a un ser
humano en sus primeros meses de vida apertura ocasiones y vivencias que le
permitirán indagar, desarrollar habilidades y capacidades de manera natural,
asimismo, asimilará un mejor criterio para comprender los hechos que se
desarrollan en su entorno.
La estimulación temprana también se convierte en una práctica atractiva que va
favoreciendo aún más el vínculo madre-hijo, desarrollando en el menor
habilidades y destrezas con calidad y calidez por medio de sus vivencias
sustentadas rutinas lúdicas que aseguran un adecuado progreso integral. Tal
es así que, Osorio, Torres, Hernández y López (2010) sostienen que la
capacidad de los infantes para asimilar información de forma sencilla durante
su niñez, representa una particularidad denominada maleabilidad o plasticidad
del cerebro, la cual deja de existir por siempre cuando el menor sobre pasa los
seis años de edad y el desarrollo relevante del cerebro haya culminado. Por
ello, resulta aprovechar esa etapa de desarrollo del cerebro en la que su poder
de asimilación es bastante óptimo para adquirir habilidades y destrezas. En
este punto, es dable mencionar que el desarrollo del cerebro contempla
también el desarrollo de millones de células conocidas como neuronas y las
vinculaciones de las mismas. Precisamente, esta actividad se reconoce como
plasticidad cerebral y es la que fomenta en el organismo la susceptibilidad a la
estimulación de su ambiente.
La estimulación temprana también resulta importante para desarrollar de mejor
modo los sentidos del bebé, precisamente, dicha estimulación puede aplicarse
en el menor desde que este se encuentra en el propio vientre de la madre,
aprovechando así un mayor periodo de vida del menor para la estimulación. Y
es que el bebé puede aprender desde el vientre de su madre. Durante los
primeros seis meses de la gestación, las técnicas de estimulación se aplican en
torno a mejorar las capacidades emocionales y sensoriales del feto,
promoviendo así un mejor desarrollo de sus sentidos. Todo este proceso de
estimulación contribuye a mejorar la conexión madre-hijo desde una etapa
prenatal (Puente, Suastegui, Andión, Estrada y De los Reyes, 2020). Entre las
acciones más significativas para la estimulación desde el vientre, son las
caricias en la barriga utilizando las palmas de las manos y dar masajes a través
de los dedos son bastante sutileza. Asimismo, se debe aprovechar el sentido
auditivo del feto, pues es el primer sentido que desarrolla y se puede estimular
con música relajante o con sonidos propios de la madre para fortalecer aún
más la conexión.
La estimulación temprana también cobra relevancia por su función preventiva
ante futuros problemas en el aprendizaje, conflictos por conducta, requisitos
educativos especiales, entre otros, cuestionándose muchas veces el por qué se
actúa cuando los problemas están presentes y por qué no con antelación. Esto
se debe mayormente a que los padres de familia no tienen pleno conocimiento
sobre los beneficios de la estimulación temprana en sus hijos a partir de los
cero años de edad. Asimismo, consideran que la estimulación temprana resulta
bastante costosa o solo puede practicarse por parte de profesionales, lo cual es
completamente erróneo. Por ejemplo, en el Perú, en las guarderías públicas se
aplica la estimulación temprana en los menores, por lo que el costo sería cero
(Gabinete Creciendo, 2022). También, los padres de familia forman parte del
equipo de trabajo para propiciar la estimulación en el menor, por ello, son los
profesionales quienes orientan a los padres de familia en el manejo adecuado
de las rutinas y herramientas que deberán emplear para propiciar un desarrollo
integral. Es decir, la estimulación temprana es un trabajo colectivo que
contribuye al desarrollo de todos los infantes para que no presenten
alteraciones en su desarrollo.
La dimensión cognitiva también se ve beneficiada con la estimulación
temprana. De acuerdo a Piaget el desarrollo cognitivo busca elaborar
esquemas, los cuales representan una agrupación de acciones. Precisamente,
Piaget distribuye en etapas donde detalla habilidades y capacidades que debe
poseer el infante a una edad específica. Por ejemplo, durante la primera etapa
del niño se cataloga como “Sensorio motor”, la cual contempla el periodo de 0 a
2 años, donde se comprende que el menor debe percibir su entorno a través de
los sentidos (García, 2015). Esto confirma que el infante aprende y explora de
forma progresiva el mundo que le rodea por medio de sus sentidos, siempre
bajo el soporte de su familia.
También resulta importante por su aporte al desarrollo socio-afectivo del
menor, el cual repercutirá en un futuro próximo sobre sus relaciones afectivas
que desarrolle o busque desarrollar en su entorno. Este aspecto se logra
desarrollar desde los primeros años. Precisamente, Cuervo (2009) sostiene
que la familia interviene en el desarrollo socio afectivo del niño, ya que los
esquemas, valores, reglas, roles y destrezas se asimilan a través de la etapa
de la infancia, la cual se vincula con el aprendizaje y respuestas a las
contingencias, las destrezas sociales y adaptativas, con el desempeño pro
social y con el equilibrio emocional, entre otras (p. 112). Esta dimensión resulta
sumamente importante, porque hoy en día muchos niños no logran conectar
con la sociedad, suelen hallarse aislados y más aún con la aparición de las
innovaciones tecnológicas (dispositivos móviles), es que no responden
adecuadamente a la interacción social, perjudicando así su capacidad
comunicativa, pues no emplean un vocabulario adecuado o desarrollan
temores a interactuar con terceros. Problema que a futuro puede comprometer
oportunidades de desarrollo en su día a día.
Acerca de la relevancia de la estimulación temprana, Flores (2014) sostiene
que es importante brindar al niño vivencias a corta edad, que sean
significativas, en el instante adecuado y bajo un ambiente propicio, pues de ese
modo se justifica toda política que esté enfocada al desarrollo y fortalecimiento
pertinente del potencial intelectual en el infante (p.8). Por esta razón, se
considera que el padre de familia debe fomentar acciones de estimulación
temprana en su hijo para que este pueda desarrollar una serie de habilidades.
Por ejemplo, tenemos la etapa sensorio motora, donde el infante puede
experimentar con varios objetos para desarrollar sus sentidos. O también a
través de la musicoterapia desde el vientre de la madre.
CONCLUSIÓN:
En síntesis, por medio de la estimulación temprana en los niños de 0 a 3 años
de edad, permitirá que estos mejoren sus condiciones físicas, emocionales,
cognitivas y sociales, optimizando su progreso a lo largo de su crecimiento
(post etapa infantil), favoreciendo de ese modo su desarrollo no solo como
persona, sino también como profesional, pues existirán oportunidades únicas
que merecerán ciertas habilidades y capacidades, que bien pudieron o no
haber sido estimuladas desde su corta edad. Además, la efectividad de los
programas de estimulación temprana está sustentado en una interacción
precisa entre el un grupo multidisciplinario que integra la familia del menor y la
comunidad. En el presente, la ciencia ya ha logrado revelar ampliamente las
ventajas de la estimulación para el desarrollo de capacidades y habilidades en
el menor, así como también ha demostrado el impacto negativo o los efectos
no deseados por la carencia de estimulación para el desarrollo integral del niño.
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Santivañez