0% encontró este documento útil (0 votos)
118 vistas82 páginas

Viviendo de Rodillas Ante Dios

Una vida llena de oración confiando en las promesas de Dios y como debemos hacerlo cada dia vendiendo los obstáculos
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
118 vistas82 páginas

Viviendo de Rodillas Ante Dios

Una vida llena de oración confiando en las promesas de Dios y como debemos hacerlo cada dia vendiendo los obstáculos
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 82
10. uL. 12. yaw ey INDICE Introduccién Prefacio del autor . La gran necesidad de Dios - Promesas casi increibles “Pedid y se os dara” . Pidiendo sefiales cQué es la oracién? ECémo debemos orar? . GBs necesario orar “agonizando”? {Contesta Dios siempre la oracién’? Contestaciones a la oraci6n « {Cémo contesta Dios a la oraci6n? . Obsticulos a la oracién . Quienes pueden orar? uw 21 33 41 61 15 89 107 . 125 135 - 149 INTRODUCCION Ocutrié en el afio 1937. Yo estaba viajando por la costa del Pacifico, representando a la Casa de Pu- Dlicaciones Zondervan, y entré en una libreria de Seatt- Je (Washington). Durante Ia conversacién con el librero me hablo de un libro escrito y publicado en Inglaterra que él tenfa en gran aprecio. Esta fue la forma en que me enteré dela existencia de «Fl Creyente de Rodillas», lun creyente ‘ndnimo, El contenido del libro, me jo el librero, habia sido’ una gran bendicién para él Considerando mi interés en Ia oracién, que es el tema del libro, no tardé mucho en tener el libro entre Jas manos. Descubrfa que el autor escribe en un es- tilo sencillo, se expresa con claridad y de modo con- iso, usa ilustraciones que hacen el contenido més ameno € inteligible y que realmente realzan las verd es en presentadas. No tardé mucho la Casa Zondervan en legar a un acuerdo con la editorial inglesa para disteibuir «El Cristiano de Rodillas» en los Estados Unidos. Luego, durante la escasez de papel y material de imprenta en Gran Bretaiia, a causa de la Segunda Gue~ tra Mundial, el editor inglés nos permitié publicar esta joya, que se’ habia agotado alli, en nuestro pais, Hicimos, pues, un acuerdo para los derechos de jimpresién y'lo publicamos en Jos Estados Unidos. Des- 1 de 1945 hemos publicado 24 ediciones (antes de 1945 fo, se registraron el mtimero de ediciones hechas), has bigndose alcanzado una circulacién de 100.000 ejem: plares en tela y en ristica, Esta es una nueva edicién en ristica, en tamaio reducido, que esperames pond el libro a Ia dispost ci6n de un pablico més extenso atin. R libro sea causa de bendici Jo ha sido ya para mf y para millares de otros, alrede- dor del mundo. P. J. ZonDERvAN 5415 Lake Drive S. E., Grand Rapids, Michigan 49506, Estados Unidos de América PREFACIO DEL AUTOR Un viajero en China visit6 un templo pagano en un dia en que se celebraba un gran festival. Habia innw- merables personas que se acercaban a un idolo raro, enmarcado en el altar sagrado, para adorarlo. El visi tante nots que muchos de los devotos llevaban consigo tiras de papel, en las cuales habia eseritas oraciones, ‘mano 0 impresas. Estos devotos envolvian las tiras en tas de barro endurecido y las lanzaban al fdolo. El viajero pregunté cudl era el significado de este extrafio proceder, y se le dijo que si las oraciones se quedaban pegadas al fdolo, las oraciones habjan sido escuchadas; ppero que si la bolita se cafa, las oraciones eran recha- zadas. Es posible que nos sonriamos ante esta curiosa prue bba respecto @ la aceptabilidad de una oracidn. Pero no deja de ser un hecho que la mayoria de los cristianos tienen ideas muy vagas, cuando adoran y oran al Dios vivo, respecto a cudles’ son las condiciones que hacen Su oracion prevalecer ante El. Y, a pesar de ello, Ia wracion es Ta lave que abre in puerta de la sala ‘del resoro de Dios, 'No es exagerado decir que todo crecimiento verda- dero en la vida espiritual —toda victoria sobre la ten- tacién, toda confianza y paz en presencia de dificulta- des y peligtos, todo sosiego del espiritu en épocas de contratiedades y pérdidas, toda Ia comunién cotidiana 9 con Dice, todo elo a _ «on Diet a dpe de pi de Te be cit pagu me pin, lo eg in nts papel dnp de habeas edd mitts dudes, Una vez el, e irc ton mba trac. Que el gue dor «Or es newsao rary no desmayars, oct suse a oat LA GRAN NECESIDAD DE DIOS 4€¥ se maravillé Dios.» Estes palabras con realmen- te sorprendentes, Lo atrevido de la idea es suficiente para dejar pasmado al cristiano, y forzarle la atencién sobre el asunto, si es sincero, sea hombre, mujer 0 iUn Dios que esté maravillado! Qué extraordinario es sto. iCuén at6nites vamos a quedar en cl momento ‘que descubramos el por qué Dios se esté maravillando!, rnos decimos. Sin embargo, cuando lo sabemos, al pa parecer, no nos causa mucha impresién. De todas for- mas, si Jo consideramos con cuidado, nos daremos euei ta de que es una cosa de la mayor importancia para todo creyente en el Sefior Jess. No hay nada més, en realidad, que tea tan vital, de tanto trascendencia, para nuestro bienestar espiritual. En aquella ocasién Dios «se maravillé de que no hhubiera quien intercediese» (Isafas 59:16) 0 que «se i terpusiese», que «se pusiera en la brecha» como dicen otras traducciones. Pero esto era en los dias de anta- fio, antes de la venida de nuestro sefior Jesucrsto «lleno de'gracia y de verdad»; antes del derramamiento del Espiritu Santo, leno de gracia y de poder, para xayu- dar a nuestras flaquezas», para «interceder el mismo por nosotros», (Romanos 8:26.) Si, y este maravillar- n se do Dios ocuevié antes de las asombroses promesas ide nuestra Sefior respecto a la oracidn; antes de que los hhombres supieran mucho sobre Ia oracidn, en los dias ten que los sacrificios por sus pecados eran mucho més igyortants en ss jos que Ja spin por lov pee lores. Por tanto, Jeuénto més maravillado debe sentirse Dios hoy? Porque, ied pocos son los que saben qué ‘es realmente la oricién que prevalece! {Cuéntos de los ‘que decimos que creemos en Ia oracién, creemos real- mente en el pader de la oracién? ‘Antes de. dar wn paso ms adelante, el autor quiere suplicar al que lee este libro que no Io haga apresura- damente, un capitulo tras otre. No es ésia Ja manera de leer ¥ sacar provecho de este libro. Mucho, much Simo, depends del caso que haga el lector del conten do del libro. Porque todo depende de la oracién. {Pot qué los cristianos mos consideramos derrota- ds con tata frgiencia? La respnsta es: Porau os. ‘ios tan poco. {Por qué los miembros de las iglesi ‘que somos activos nos hallamos desalentados, alicafdos? Porque oramos tan poco. {Por qué vemos 4 tan pocos que son traides «de las tinieblas a Ja luz» por nuestro ministerio? Porque ‘oramos tan poco. Por gut nics igesis no estén sdiendo» por cl Seiier?’ Porque oramos de veras con tan poca fre~ cuenci El Sefor Jess tiene el mismo poder hoy que antes, ‘que siempre. El Sefior Jestis esté descoso de que ios hombres sean salvos, hoy y siempre. Sv brazo no se he acortada para selver; pero El no puede alargar este bbrazo a menos que nosotres oremos, oremos més de verdad. Podcmos estar seguros de esto: el secreto de todos nuestros fracasos es el fallo de la oraci6n privada. ‘St Dics «te maravillaba» en los dias de Isaias, n0 2 tenemos de qué sorprendemos de que en los dias en ‘que estaba sobre la tierra, nuestro Sefior se «maravilla- iv también de la incredulidad de algunos, la cual le Impedia hacer prodigios y milagros en sis ciudades (Marcos 6:6). Pero hemos de recordar que aquellos que eran cul- ppables de esta incredulidad no velan belleza en El para ‘gue le desearan y creyeran en El, como dice Islas. iCusnto mis, pues, debe «maravillarse» hoy, cuando ve entre nosotros, que de veras le amamos y ie adora- ‘mos, fan pocos que «invoquen su nombre, que se, des pierien para apoyarse en Dios» (Isaias 64:9). Sin duda, In existencia de un cristiano que précticamente no ore es algo asombroso. Estos son dias de extranos sucesos ¥_presagios ominosos. De hecho, hay muchas eviden- igs de que se trata de los dltimos tiempos>, en que Dios prometié derramar su Espititu —el Espiritu su- plica— sobre toda carne (Joel 2:28). Con todo, la in- ‘mensa mayorfa de cristianos apenas tienen idea de Jo que «suplicacisn» significa: y muchas de nuestras igle- sias no s6lo no celebran reuniones de oracién, sino que fin. sontojaree consideran que no hay necesidad de {ales reuniones y an parecen tener léstima del que culto de oracién, y espera plegarias de la Iglesia cada mafiana y cada noche. Pero, cuando esto se hace, no esté con frecuencia vaca Ia iglesia? Y gmo son lefdas las oraciones a una ‘que sus ministros lean lee velocidad que impide la verdadera adoracién? Por la fexpresién soracién comin» ce entiende no oraciéa que afecta a todos, sino oro significado: orcionvagn¢ n- "Y caus dicipos ds.aquellas iglesias on que se cle- tran ofies BUSH de orate cmenles gue se sone> Slderan ya posadas de moda? ZNo pedriames deci tam- bien que son «dsbies» entat reuniones? Recordemes 13 que C. H. Spurgeon tenfa el gozo de poder decir que ada Tunes por la noche dirigfa una reunidn de oracién ‘ea la qqie asisian entre mil y mil doscientas personas de un modo regular». Hermanos, hemes dejado de creer en la cracién? a su iglesia atin se yednen semanalmente para foracin, z0 es un hecho que la gran mayorfa de los miembros do la iglesia nunca asoman a Ta reuniGn? Si, ni atin piensan et ir. ¢ Por qué? 2Quién tiene la culpa? ‘«iS0l0 es tna reunida de oraci6n!», hemos ofdo de- cir muchas veces, ZCusntos de los que loen ahora estas, lineas han asistido y disfrutado en una reunién de or ‘cidn? {Se trataba de gozo o simplemente de un deber? Yor favor, que se me perdone por hacer tantas pregun- toe y por sefialar Io que me parece a mi son debilida- des peligresas y tna deficencia Jamentable en nuesteas iglesias. No esloy tratando de criticar, ni mucho menos condenar. Esto Io puede hacer todo ef mondo. Mi anhe= Jo es despertar en los cristianor el «deseo de apoyarse fen Dios», como nunea antes. Lo que deseo es animar, cestimular, elevar. 'Nunce gomos tan altos conio cuando estamos de 10- ills, {Criticse? Quién puede aireyerse a criticer a ‘tr. Cuando miramos en nuestro propio pasado y vemos feuds perfodos de la propia vida se han deslizado sin foracin, las pslabras de critica se desvanecen antes de Mega a los I Pero ereemos que ha Megado la hora de dar un to. ‘que de comets a los individuos y a la iglesia, Haman- doles... a la ozaciin. ‘Abiora bign. {Vamos a atrevernos a afrontar este avunto de Is ofcida? Parece una cvestin insensata, por. ‘que, zno es Ja orsciGn una parte integrante de todas fas teligiones? Creo que debo pedie a los lectores a que consideren este asunio con imparcialidad y franqueza. {ECreemos realmente on el poder de la cracién? ¢Fs la 4 acin, ealmente ehacer mover In mano que hace mo- ver al mundos? Aearoaas de veas as drdenes expect aI or oii MS fi Bas? on vias todavia Is pomesss See creel oracén? Todos homes to mast we se deat jonas unos eis prune, Nox singe oon dct gue 0a aguna de els Lo do, peo, um embargo. Petige Te ha ocurrido alguna vez que Dios no dio nun- ca, Gagan orden innectaia una orden 230 ca tutto aura djado a, nucopeién? ercems rte que Dios no tga nanea una promesa ge 10 Aero extuviora dxpuet a compli? Nowit Ei pnts ss Sones: as obedecemon? Clogs yee ov, He cad ce repeida por los prdicadores de hoy! Parece Smo a hubiera std la gatca orden que di, (Casa po Cou ese os recusran en cambio «Ora © ld Y'a'peser de todo, sin obediencia al «Orad» no sirve de mucho ni «Haced> ni «ld ‘De hecho se puede mostrar fécilmente que toda fata do div, sen, td fracso en la vida espiitual y en is obra xstiana es debida a 1 falta de oraciGn, se tate Ud calidad ola cantidad. A menos que oremor recta sRenle no podemos vivir 0 servir bien. Esto puede pa: {eet una exageracén a primera vista, pero, cuanto This pomsamos cn ello, «te haz de Yas Esrturs, ms how convencemon que’ se feta de una afirmscisn co- reels ‘Ahora bien, cuando empesemos a ver Io ques Bt bia tions que decit sobre este tema tan maravilloso y leno de msterio, nos eaforzaremos por leer algunas de 13 Jay promeses del Sofor, como st nunce fas hbiéramos leido antes. {Cudl sera el resultado? ace unos veine aos el ator estaba esadiando en un Seminario Toligico, Una mafiana, emprano, ‘in compro de estadios —que hoy es uno de les mish eros ms destacados de Yopatera—, icampio en ti fabiaciénllevando en ali wa Biba en Ia mano. Y aunque se preperabs ‘para cl minister, ere on aguel Enfonces un convertide 2 Criso reciente ate Joven habia ido ela Universidad diciendo que «no le importaban nada estas cosas». Era muy popular, Te gustaban fos deperes, se habia destacado entre tus Compatiers de coro en so college», candor to le ams. Acepts « Cristo Jests como su Salvador personaly s hizo tn fel segulder del Maestro. La Bt bia er un libro comparalivamente nacvo para él al Jeera hacia constantomente adescubrimientos» en lla En aquel dia memorable, en que invadio fa calma de ini habitacin, estaba. pitendo excitado, con Ta cara Tadinie de goed y asombro: «Creer eo? ZEs real mente verdad?» «ZQué es fo que debo crcr?s, Le pre- ‘Sun, Gando una fnizada ala Biblia gue tena sbierta, fon no Poca sorpress, «Pact, est,.2y me ij, ¥ lye neon emeciin en San Mateo 21:24, 22: Si tends fey ‘go duds, no aélo hari eto~- sino qoe todo To que ids en oracin, creyend, fo rsibieis. {Crees est Eis verdad’? «Sin, contesté com mucha sorgresa por ‘ht entusiasmo, satureimente es verdad; por To Tenet yp lo eo». ier, por mi mente ewaron toda clase de ideas! Benign, ijl «Esto cs ana promess magnifica. Me parece a1 que no tiene limites, For qué no orames iis? ¥ se marché, defindome samido en pensamien- tos profundor, Nunca habis sonsiderado estos verses. fos de esta manera. Cerrada Ia puera, cuando el vido seguidar del Moesio ya se habia ido, tuve una Vsin de mi Salvador de st amor y poder como n0 Ta hae 16 tenido antes. Tuve wna visiGn de una vida de oraciéa —si—, y poder ilimitado, que vi que depen dian sélo de dos cosas, de Ia fe y Is oracién. En aguel momento estaba emocionado. Cat de roillas e incling la cabeza ante mi Sefor. Qué de pensamientos sur sleron en mi mente, qué de experanzas y aspiraciones, Jnundaron mi alma’ Dios me estaba hablando de una manera extraordinaria. Era un gran lamamiento a la oracién, Pero —me avergtienzo de devitlo— no hice caso a la llamada. ‘Ea qué fallé? Es verdad que oxé un poco més ‘que’ antes, pero no parecio ocurtir nada nuevo. {Por ‘qué? ZFue porque no me di cuenta de las elevadas ex\- encias que cf Salvador hace en su vida interior a fquellos que oran de modo tiunfante? ‘Fue porque fracasé en estar ala altura en mi vids del‘criterio del «amor perfector que se_descrine de wun modo tan hermoso en el capitulo tuece de la pri mesg Enola alos Coration? rque, después de fod, Ia oracién no es simple. mente poner en accién una gran resoluciGn «a orat». Como David, tenemos que clamar: «Crea en mf, oh Dios, un corazin Himpio» (Salmo 51), antes de que podamos empezar a orar bien. Y las inspiradas palo. bras del Apéstol del amor deben ser tenidas en cuen- ta hoy como antes: «Amades, si nuestro corazin no nos reprocha algo, tenemos confianza ante Dios; y lo Que le pedimos lo recibimos de él». (1 Juan, 3:21, 2). ‘eFsto os verdadero, lo creo.» Si, ciertamente, es una ppromesa ilimitada, y, sin embargo, [cuén poco la po- nnemos en accién, ctuin poco reclamamos de Cristo. Y fnuestro Seior se’ «maravilla» de nuestra ineredulidad. Pero, si por arte de magia pudiéramos leer los Eva gellos por primera vez, {qué asombrosos los encontra- Hamos! ~No nos «maravillariamos+? Asi que hoy, ‘paso este gran Mamamiento al lector. (Quiere usted 7 hacer caso de él? {Quiere sacar provecho de €? O Ceaeré en ofdos sorties y se quedaré sin ora iHermanos, despertémonos! Fl diablo nos ha pues- to una venda Sobre Tos ojos. Se esté esforzando ahora mismo para que no 0s encaremos en serio con esta cuestign de la oracién. Estos pginas presentes han sido cscritas porque se me hizo una peticiin especial. Pero, hhace ya muchos meses de esta peticin. Todos los es” fuerzos que he hecho para empezar a escribir han sido frustrados hasta ahora, c incluso ahora el autor es cone ciente de una extrafa reticencia y dificulted pars ha- czrlo. Parece sentir un poder misterioso que [e retiene Ja mano. ¢Se da cuenta el lector de que no hay nada ue tema tanto el diablo como la oracion? Lo que quie re es impedimnos que oremos. No Ie importa vernos shasta Ia coronilla» trabajanda en la obra, si ccvando no oremos. No tiene ningtin and ne ye etdiando a Biblia con ages em pre y cuando dejemos de orar al hacerlo). Alguien ha dicho con sabiduria: «Satin se rie de nusstros exfuer- 20s, se burla de nuestra prudencia, pero tiembla cuen- do ramos». Esto es sin duda familiar para usted... pero, gora usted de verdad? Si no, cl fracaso le std rondando, por més obvio que sea el éxito suyo de mo- ‘mento. No olvidemos nunca que la mayor cosa que _po- demos hacer por Dios es orat. Porque podemos reali. ‘ar mucho més con nuettras oraciones que con muct- tras manos. La oracién es omnipotente; puede hacer nada menos que todo Jo que puede hacer Divs! Cuan- do ncsottos oramos, El obra. Todo rendimiento en el servicio es el resultado de Ia oracién, de las oraciones del que obra 0 de aquellos que oran en fator suyo. Todos creemos que sabemos orar, pero, quizd la ma. yoria deberiamos clamar, como los diseipulos hicieron sn dis: «Sefior, enséfanos a orse», {Seftor, por quien a Dios nos allegamos ‘eres la Vida, la Verdad y el Camino! Ensénianos fa via que has andado Ineluso Ta. ¢Enséhanos a orar! 2 PROMESAS CASI INCREIBLES «Cuando al fin con Cristo, allé en gloria, Contemplemos, pasada, nuestra historias Jo que Stnsideraremos Ia caracteristica mis extraordi- > naria de esta vida ya pasada, serd Ja gran falta de ore ign en ella No lo podremos comprender, estaremos aténios, rnos quedaremos petrifcados, al ver el poco tiempo que pasamos en Ia oracién. Entonces seremos nosotros fos que nos «maravillaremos». En su ditimo mensaje, el Sefior les dijo a sus ama- dos, antes de pronunciar ia més conmovedora de todas Jas oraciones, empufiando virtualmente en su mano el cetro de oro de su majestad gloriosa: «Qué es lo que Aesedis? {Os seré concedido, incluso mi reino entero!» ‘Creemos lo que dijo? Debemos creerlo si creemos Ja Biblia. {Por qué no leemos otra vez con calms y pensamos sobre una de las promesas del Sefior, que re- Ditid varias veces? Sino la hubiéramos lefdo antes, abririamos os ojos asombrados, porque estas. prone. sas parecen increibles. Pero, es el Sefior del cielo y te- ra el que habla; y esté hablando caf wnonenlo mis solemne de su vida, En la vispera de su pasién y muer- te, Es un mensaje de despedida. Leémasto a De cierto, de cierto os digo: EI que cree en mi, las obras que yo hago, también él las hard; y aun hard imayores que éstas, porque yo voy al Pade. Y cual. ‘quier cosa que pidais al Padre en mi nombre, la haré, para que el Padre sea glorifcado en el Hijo, Sime pedis algo en mi nombre, yo lo haré» (Juan 1412-14). Se padi deci algo de un modo mis clara y simple? {Podria concebirse una promesa mayor? {Ha of alguien, en cualquier tiempo algo semejante? 1Oué asembrades deberian quedarse los discipulos! Sin duda no podrfan creer lo gue estaban oyendo. Pero, cesta promesa es vilida tambien para usted y para mi. 'Y para que no haya ninguna equivocaciéa por su parte —o por la nuestra— nuestro Senor se repite a sf mismo unas momentos después. Si, y el Espiritu Santo He manda San Tuan que reise esas palabras otra ‘yea: «Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen fen vosotros, pedid todo To’ que querdis, y os ser he- cho, En esto es glorificado mi Padre, en que levéis ‘mucho fruto, y seas, asi, mis discipulos» (Juan 5:7.8). Exes palabras son de suma importancia, y de tal tuascendencia, que el Salvador del mundo no esta con- fento incluso’ con proaunciarlas tres veces. Requiere a tus diseipulos que obedezcan su orden de «pedir. En bfecto, les dice que una sefial de que son sus «amigos» serd la obediencia a sus rdenes en todas las cosas (wv. 14). ¥ entonces, repite de nuevo sus descos: «No me clegisteis vosotros @ mi, sino que yo.os elegi a voso- fros, ¥ os he puesto para que vaydis y llevéis fruto, y vvaestzo Truto permanezes, para que todo lo que pidais al Padre en mi nombre, os Jo dé» (Juan 16:15). ‘Se podria pensar que nuestro Sefior ha dejado ya bien claro que quiere que sus disefpulos een; que ne- sur oraciones, y que sin oracion, no pueden rea- sr tampoco ellos mucho, Pero tenemos la sorpresa dde que vuelve al mismo tema, diciendo més © menos las mismas palabras 2 s.De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto piddis al Padre en mi nombre, os lo ard, Hasta ahors, hhadz habéis pedido en mi nombre ppara que vuestro gozo esté comple ‘Nunca habfa puesto el Senior tanto énfasis en una promesao una orden, imuncal Esta maravillosa.pro- esa es repetida una’ y otra vez siete. veces, em. un Corto espacio en el Evangelio; nos manda que le pida- mos lo que queremos. Esta es Ia mayor y Ia més mara- villosa promesa que se ha hecho munca al hombre. Y fa pesar de ello, michos hombres —eristianos— no le pprestan précticamente ninguna atencién. No es ver- Sad? 1a extraordinaria grandeza de la promesa nos abru- ma, ¥ sabemos que es poderoso para hacer todas las cosas muicha mis abundantemente de lo que le pedi- ‘mos o pensamos (Efesios, 3:20), ‘De manera que nuesito bendito Salvador de una exhortacion final antes de ser prendido, atado y azo- fado, antes de que caiga el silencio sobre sus labios de gracia en Ie cruz: «En aquel dia pedirsis en mi nombre ... porque el mismo Padre os ama» (Juan 16: 26,27). Fiemos pasado mucho tiempo, y con frecuen- ia, relerionando sobre las siete diimas palabras de Jesiis en le cruz, y hemos hecho bien. Pero chemos pasado alguna vex una hora meditando sobre este it ign, del Salsador's orar que e¥ repega preci mde sicte veces? Hoy, Jesis, esti sentado en su trono de Majestad en lo alto, y tiene en su mano el cetro de poder. Nos facerearemos para tocarfo y decile cules son nuestros ‘deseor? El nos manda que nos aprovechernos de sus tesoros, El desea concedemos «segiin las riquezas de si gloria», para que «seamos reforzades con poder por ‘medio. del Espiritu Santo en nuestro hombre interior». Nos dice que nuestra fuerza y muestra utilidad depen- den de nuestras oreciones. Nos recuetda que nuestro 23 ‘mismo goro depende de la oracin contesada’ Juan 2. Ya sar de ello le pemitinos a diablo que nos convensa gue descudemos Ia orscisn. El diablo “nos hag ereee "que. podemos hater mas por qUesi0s "Pro. Bi chess nue om is Sein es ea ae nuedim relasiSn con los homies, que con nuestra in. tereesiém ante Dior. Es diffe comprender que aga- ‘rims tan oxo caso dé Ia invitacion del Seo wepetn ete ved, tinvitecin, mandaio, promecn, come s0 ‘quier! 2Céimo nos attevernos tasbalar para Cristo Sin pasar mucho\ tiempo de rodilas? Retintemente tia "mujer, un sobretoe cristiano “un mlembee. de fplesiinsestra “de Escuela Dominica me io “INo he tenido ninguna respueta a la crcion en toa ‘mi vidats Pero, cpor qué? EMiente Dios? zNo es Dios digno de confanze? 2No cuentan sus promccas pera tala? No qulere Dios decir realmente aquelo que dice? ¥, no hay duda que hay iuchos, que leea eoas palabras y que en sus corszones estan diciendo fo mis Ino abs eita sera erstiana, Payson tint taxén es decir, etd de acverdo\ con las Exetturas™ cuando dice: «Si queremos hacer iicho. por ‘Dis, tenemos gue peste mucho: hemor dese hombres de orion Si'nuestras oraciones no son contenadas, es dees ‘concedidas, porque contestadas lo son siempre-- Ta falta etd entersmente en nosotros, no ca Dies. Dies Se delta en conestor la orsign; El nes ha dade Palabra de que le conustar wp iGassos colabraors en su lente que nussro Maestro dasea que pidamonsy_ gue idarnot mucho. El not dise que le poticamos ase mos: Novhay sada mis all det acance Ge Te or és, ya que ése es cl aleaneg de su vouniad y no. ‘itt desecs acer nue no eS Een Se volun No nes atreveriamos a decir que las palabras del 4 Seior no son verdaderas. Sin embargo, de una manera «1 otra, los cxsianos realmente pareoen creerlo. 2Que ¢s To que nes retens? {Qué eso que sella nusstes labios? cQué nes priva de orsr mucho? Duidames Ge su amor? {Nanca! El dio rv vida por nootros y nusotres. Dudamos dsl ror del Badre? No. «El Iie mmo Padre os smas, dice Cristo instigande los dive pus a ora. 2Dudamos de su poder? Ni por un slo instante No ha dicho: «Toda poestad me es dada en el ciclo en la tierra, Bor tantogid.. ye agut esty con Yosaos ton lard ae cl fl stundon? te teo 28: 1820), cDuadamos de su sabiducia? ¢Dudamos de que nos haya elegido? Ni un momento, Y sin em argo son poses sus seguidores que consderen que la racén valga la pena. Naturfoente, lo. negaran, si alguien Jes acusara de ello, pero su8 actions hablan mals claro que lr palabras. Tenemos miedo’ de pone? 2 Dios a prosba El ha dicho que podemos hacero. “rtvaed fodon lor diezines al fo. prdbadme sho. fa em esto, dice Jchovd de los jeictos st no os abet. 1 Tas venianss de foe cieios,y devramaré sobre vor twos bendicion hasta que sobreabunder (Malaguias 10), Siempre que Dios hace una promess, digumos de rnodo altevide, como San Pablo: «Yo conflo én Dios: (fechos 27:25) y' no dudemoe que. complied si pe Iabea Vamos a empezar hoy a ser hombres de oraciéo, si no lo hemes sido antes? No fo aplacemes asta un faomento mis propiclo. EI Salvador quite que ore Necesita mis oraciones. Tanto que, en reslidady todo depende de la oracién. 2Cémo nos arevemos a retrace ‘ot? Que ceda uno ee progunts de rode: «Si nadie nla titra pide or la salvation de los pecadores con iis fervor ¥ con més frecuencia que yo, culos Se Coavertirin a Dios por medio de ls ofaion?» 25 aPasames diez minutos cada dia en oracién? {Cree- ‘mos que es bastante con este rato? ‘eDiex minutos al dia en oraciéa? {Es ésta toda la importancia que concedemes al Reind de los Cielos? Diez minutos al dia en oraciGn, cuando podemos conseguir el Reino de Ios Cielos con sélo peditlo! Diez, minutos parece que es una parte de nuestro tiempo insuficiente para «apoyarnos en. Dios» (Isafas 64:7). YY’ goramos de veras cuando «decimos» nuestras foraciones, © simplemente repetimos diariamente unas peas fries gue ya se han vuelto pritimente me jeas, mientras que nuestors pensamientos vagan de sci pare alla? = -_ Si Dios decidiera contestar Ins «palabras» que he mos repetido esta mafizna de rodillas, {recordariamos nosotros euéles habian sido? ZReconoceriamos la. res. puesta? {Recordamos en realidad 1o que dijimos? Fi contesta. Nos ha dado su palabra de hacerlo. El siempre contesta toda plegaria de fe verdadera. Pero, ya veremos lo que la Biblia tiene que decir sobre este tema en otro capitulo. Ahora estamos pen sando en el tiempo que pasamos orando. «zCon qué frecuencia ora», fue la’ pregunta que se hizo a una sefiora cristiana. «Tres veces al dia, y ademas el resto del dia», fue la respuesta rapida. Pero, desnts ay al gs a oracign para mt un deber, Se ttata de un privilegio, un placer, un gozo, una ne- eestgad? |” ENEBO, n PI a ‘Obtengamos una visién renovada de Cristo y de su lors, demos una nueva mirada a todas las erique- zas'de su gloria» que’ El coloca a nuestra disposielsn, y todo el inmenso poder que se halla bajo Jesus. En: ‘tonces, procuremos conseguir una nueva idea del mun- do y de sus necesidades (y el mundo munca estuvo en més necesidad que en el momento presente). Porque To extraordinario no es que oremos tan poco 26 sino que podamos levantarnos evando estamos de ro dtc So ngs gos dance cuenta de nse noes Sida las pecesidadc de noeto hogaty los que a thon as nceiades de nest pastor a gsi las tocesidades de nuortro pols, de los pagan, de Tos tmnlimetanoe Todas eta neceidadet podemos satis facerla con as rqheras de Dios en Crit Jess. San Tablo: no ten dua sobre esto, nf noses tampoco ‘Sil e¥ mi Dos proveerd 4 todas, vuestas necedo- des conforme asus iqueats en gloria en Cuso Jesse Cttpenses #19). Pero paa pacar de sus quezas tenes que orar, pordoe ono mismo es el Sehor Ge todos, ques Heo para con todos os que Te inv Gay marae 10:12). f "ran granie es la inportancia de In orecién que bic ha eonstdo con snpcn ton Is Cues 9 obfeciones que nosoton podemos presenta. “Algunoy oe excufon en at dbiidad 0 Maquern, © ticen que no saben com cra. Diss provid cla incapacidad hace muchos fos, ues fue EH que ingprd San Pablo a deci: «Y de igual manera, tambien el Expritu nos ayuda en muss ia deilidad, pues qué heme de pedi como convient, no lo sabemns, pero el Expt mismo intercede, por nosotros can gemides indectbles. Ye que escudtt top corazonesabe coal es la mentalidad det Fopiita», porque confiene a la yluniad de Dios intercede por fesotros», (Romanos 8:2627) {St Hay provsin hechn para nosotros. Pro so et Espirit puede. cestimulamos» a_eapoyaras on ase Ys ecottos simplemente nos enregmos los {stimuos del Espirit, seguiremos sn dda el ejemplo de fos apSebles que sae dedieaban asiduanente ala Sresene (chon 6:8) Podemos estar segures por completo de esio —la inuencia de un hombre en el mundo no se mide por Su eocuench, por si elo su eredoxl, su ener, a es. Si, eos mucho mf eon ath PSone ue nae pode ve tami Polcios tabejar por Cristo desde la mafia a nach podenion feats mucto tempo en elena de In palate de Digs podemos serfs y saceptor» et notta predcacén Jen nuesios trate, pero hinguna {eS en od vada fe 8 moe ue postman nico tempo en ori. Slo exturemos Hepat de buenas bra, pero no wlevando frat en toda buena bran (Cooecnee 1si0). El pest poes tempo com Dosen eracion gs hacer pos ea el or Wi Ge Dios. Pamr-esechovtenporsa Dew ort {ise privade signer tener meche poder pobico, Con ate un to qe mene nea ep Clone cal perfects, cues agoniar en ln racon es casi desconocido? oa ise embry = rent rr au dora {atte de oracién. Les avivamientos sempre han sido el Tesla del ora, Uno a voces dere fa or {in arloga, peo de gob we sty ena a a Cristo sles bo ean part eoalaroe 8 tee? Puce cal unm inpernends qe oa bowbre, opt tue clumar yorgue tor, euandsnvcszo Salvador ha nattecdo yu sobronesss aliniatassY sin cabargs, eres que m debe hncer ng, ceo que x el Bop Stnto'el que empuls a alunos agus reserden te cuerden a otros las palabras y el poder de Cristo. No trco que mngunapelabe mia pod cesar presen fies hems respecte al aloe de orion ane tid a2 oti 9 crip Pero fo que digs 1a digo on falabras empapadas de oane eee ap a piien cone tuys 112 cretion del poco dee tain do orca 4 fos ponga de ols, para que lamen a Dien, da 3 noc en oracin dnt arden, Ue" pe 28 valezea. El sefior Jesis ahora en el cielo, nos hace seis de que nos pongamos de rodillas y reclamemos las iquezas de su graci Senay ‘Nadie le puede decir a otro eudnto tiempo tiene ‘que dedicar a la oracién, ni sugerimos que los hombres chen hacer promesas de pasar tantos minutos y horas Cada dia orando. Naturalmente, Ia Biblia nos manda Orad sin cesara, Es evidente aqui que se refiere a una actitud de oracién», Ia actitud en la vida. “Aqui estamos hablando de actos definidos de ore cid, ZHa contado alguna ver el tiempo que paso oran- lo Creo que Ia mayoria de los lectores tendrfan una buena sorpresa si lo hicieran, Hace algin tiempo el que escribe decidié hacer algo sobre el asunto de la oracién, Consideré que una hhora diaria eta To minimo que tenia que pasar en ora- dn. Con cuidado fue anotando dia tras dia un registro Us su vida de oracién, Al pasar el tiempo, un dia se fencontt6 con un obrero que cra muy usado por Dice. ‘Cuando le pregunto este obrero a qué atribuia el éxito en su obra, contesté: «No podria pasar si horas al dia en oracion.privada. Tiuego se encontré con un misionero que Ik del campo de misiSn, un hombce leno del Espiritu Santo, que habl6 con gran humildad de Jas cosas ma- favillosas que Dios habia hecho por medio de su mi- histerio. (Se podia ver bien que el misionero estaba dando @ Dios todo el honor y gloria de sus hechos.) luNecesito, muchos dias, pasar cuatro horas en oracién iarias», dijo este misionero. TLuego recordames que el mayor Misionero de_to- dos, acostumbraba pasar noches enleras orando. {Por (que? Nuestro bendito Sefior no oraba simplemente para ‘damos ejemplo. Oraba porque necesitaba orar. Si do. un Hombre perfesto, I oracién le era necesaria. GCuinto mas necesaria nos es a usted y a mi? ‘ecCuatzo horas al dfa en oracién?», exclamé un 29 hombre que esté dando su vida en le obra de Cristo como mético misionero. «Cuatro horas? ;Dadme diez minutos y me bastaly Esta es una confsién alevida, ‘aunque teste. Y con todo, jsi muchos de nosotros foe: famos tan. sincezos..1 "Ahora bien, no fue casual que estos Hombres so cruzaran con mi camino. Dios me estabs hablando por medio de ellos. Era otra allamad a la oracién» del “Dios de pacienclan que es también el «Dios de con- Solaciéne (Romanos 15:8), y cuando su mensaje fue tomando asiento en mi alina, legs a mis manos un libro «por casualidads, como dice la gente. Contaba de modo breve y simple le historia de. John Hyde Sctiyde el que ore», como s© le llamaba—. De la misma manera que Dids envio « Juan et Bautista para preparar el camino de nusstro Sefor en su primera ‘enlda, tambien eovig, ea estos clines empos Juan cl que’ ors, para caderczar caminos para El otfa Ver. “Julan cl que ora» —iqué nombre! Cuando se lee so- bre la inarovillose vida de oracién de este hombre, tino se pregunta: «He orado yo alguna ver?» He fatlado a otros que se hicieron la misma pre- unla. Una sefiora, notable por su maravillosa capa fad intercesora me escrbi6, dciendo: «iCuando dejé ese Hr, mperd pensar habia odo alguna Yor Pero, debemos dejar esto aqui. zVamos a ponernos de rodilas ante Dios y permit a Su Espiritu que-nos fexcudrife de pies @ cabeza? cSomos sinceros? {Cree- ‘mos realmente en sus promeses Si eas, no ns guia HH el Espiritu Santo @ pasar mas tiempo de rodillas fame Dios? No haga promesas de orar etanto> al di Haga Ia resoluci6n de orar mucho, pero la oreci6n para tener. valor, debe ser espontinea, no forzada. Pero, debemos tener en cuenta que Ia mera resolu- ion de pasar mis tiempo en oraciGn, y de vencer nues. tra resistencia a orar, no scrd efcciva a menos que 30 haya una entrega sincera y absoluta al Seftor Jesuct to, Si no hemes dado ya este paso, debemos dario aho- 1, si es que deseamos ser hombres de oraci6n. Extoy convencida por completo de este heche: Dios quiere que oremos; quiere que usted ore. La cuestién 8, qqueremes nosotros orar? Salvador misericordioso, vierto sobre mi la_ple- nitud del Espitity Santo, para hacerme un cristiano de rodilas, Presentemos a Dios nuestras necesidades Usando la oracién Oremos con tesén, Y sin. desmayar nunca: Oremos sin cesar. 3 «PEDID Y SE OS DARA» ios quiere que ore, que pase tempo orando, por que ol ésito de’ mi-vida espiritual depende de:mi-ora- ion. ‘Un predicador que ora poco puede ver algunos ze sultados de sus labores, pero, si obtiene resultados, en- tonces es que alguien ora por él, El fruto viene de ia cracién, no del predicador. Qué sorpresa tendrén a unos predicadores cuando el Seftor dé «la recompen- fa conforme a sus obras. «jSefior! (Estos son mis con- vertidos! Fui yo quien dirigla la misién que lev a todos éstos a tu redil. Yo hice la predicacign, Ia invita- i6a, la persuasion... Pero, {ful yo que «hice» ta ora- cen también? ‘Cada convertide es el resultado de Ia obra det Es. pivituy Santo en respuesta a Ta oracién de algiin cre- te. iOh, Dios, que no tengamos esta desagradable sor presal iOh, Sefor, enséfianos 2 orar! Hemos ‘enido una visidn de un Dios que esté r0- gando a sus hijos que oren. {Cémo respondo a esta lamada? zPuedo decir como San Pablo: «No fui re beld a la visiin celestial»? Repito otra vez, si hay pena en el cielo serd de que hayamos pasado fan poco 33 tengo en intnsin verdndera cuando estdbanos en Tensemos en cl amplio aleancs de Ta oraciin «Pie deme y te daré por hetecia las nations, como Po. seion tuya los confines de la erro» (Salmo 28). Y a funos creyenies munca sc preccupan de presenta fun los poquefon dtalles de sus props vals a Dios en oracin, y de ada die essinos, nuove munea let Sn en ors por lr pagent. Uno sombre arses d os esas a omar Quiads es porque nunea han expert ido hablar de respuesta convincents aa ora, En este capielo emprendemos la trea deo, sine posblen. ZOu6 es esto? Deseamos hacer palpable faa corenén ¥y a cada concencia el poder de la ora. Gin? Nos atraemnoe a desi que cao es,timposblon PPorgue si Ios hombres no qusren creer y obra como resliado de Ie promesesy las Grdenes de Dies, Zeome Becemos caper perso con exhorines mere. Pero, crecuerda usted cuando nuestro Sefor, ha. blando a Sus isepuloy Tes prepunis i creian que El estaba en st Padre ol Pade en EI? Y Juego shade Si no, creme por las mismas obras» (juan 14e11)- Era como si diese: «Si mi Persona, mi vida sant. di, y mis palabras de vida no condguen que cresia en If, Entonces mired las bas que hago; és sin dude Sevin suftcentes para fora feet. Creede por 10 que hago» Tego fs prometis que si querian creer, havin ain obras mayores que aguéls. Fue desputs de decir eso ue hizo la maravitosapromesa metelonada antes con spe ae cn. irene podamos Car que agullas agrandes ‘obra slo se pueden realizar como resultado de la oracién. peed Puede el dscpulo pics seguir et mftodo del Maes tro? IComputero en It obra de Criol, dea de a omprender o de confiar en las extraordinarias prome- de Dios respecto a la oracién, Zno va a creerlas por lo menos, «por amor a la obra»? Esto ¢s, las fagrandes obras» que los hombres y mujeres real hoy, es decir, las grandes obras que Jestis esté rea zando por medio de ellos por medio de su cooper cidn en la oracién? 2Qué ¢¢ Io que tratamos de hacer? ZCudl es nues- tro objetivo real en la vida Sin duda deseamos més que na dar abundante fruto en el servicio del Maestro, No buscamos posicién, prominencia o poder. Pero an- hhclamas ser siervos wiles. Si es ast debemos orar en fabundancia, Dios puede hacer més por medio de nues- {rat oraciones que por medio de nuestra predicacién ‘A. J. Gordon, dijo: «Una vez se ha orado, se puede hhacer todavia’ més, pero no se puede hacer més que oar, hasta que se ha orado». Si creyéramos esta ver- dad! Una seiora, misionera en la India, estaba afligida, a ‘causa del fracaso de su vida y su obra. Era una perso- ina fel y devota, pero muy pocas conversiones habian resultado de su’ministerio, por alguna razén. BI Espiritu Santo parecia decisle «Ora més». Pero resiti6 Ins sugerencias del Espiritu durante un tiem. po, «Al fin» dice la misionera, «aparté un rato diario pata la cracién, Lo hice con temor, temiendo que mis Compaiiercs ponsaran que estaba tratando de escabu- Ilirme del trabajo, Al poco empecé a ver que algunas personas aceptaben a Cristo como su Salvador. Es més, todo el distrito parecfa que se despertaba, y la obra de los otzos misioneros fue bendecida como nunca an tes, Dios hizo més en seis meses, que lo que yo habia conseguido en seis aflos. Y afiadié: «Nunca me acusé nadie de cludir mi deber». Otra sefiora misionera en la India sintié también el lamamiento de orar. No hubo ninguna oposicign desde fuera, pero hubo mucha des- 35 de dentro. Pero, persis y en dos aos el nimero de convertidos en el dre, ise multiplic6 por sei Dios prometié «Desramaré mi espritu sobre toda carne, yprofetizarin yuestros Mjos y vustras hijas> Goel 2:28). 2Cuinto Espiritu de «suplicacién> hay en usted? Sin duda tenemos que conseguir este Espiritu a toda costa, Sinembarg, si no estamos dispuestos a ‘pasat-el tempo ti. Pero usted y yO Polemos cumpliris por-medio ‘de Ciisto. Y aquellos fue no pueden tener el prvileio de grvi a Dios en Th dia c en alguna parte do ultras. pueden, con / todo, tracy ou part de BondiclGn. Cuando a aviv to de Gales etaba en su apogee, un misionsro gales tecrbis asus paisanoepidiéndoies que oraran para Gus la India pudiera ser conmovida de modo simi. AAs que algunos mineros se reunieton diariamente eo Iowa dela mi media ora ante mec, pura orar por st pasano al oto Iado del mar. A las ocas cemungs se, reibi el esperado mensaje: «Hla Empezado Ia Benceisns. ‘No es esplendido. gue nuestras oraiones puedan tract lavas de bendilGn on In India en Africa, en China, de Ta misma manera que podemes obtener les fas que necestamor en nuestro propio texreno? aI | Muchos recordaremos las cosas maravilloses que Dios hizo por Corea hace algunos aos, las cuales fue: ron por complete en respussa a ln oracién, Unoe Po tos inloneres decidicrom reunite orar cada, dia] Imediodia. Al final de un mex un hermano sugii6 que foxmo 90 habia ocerido «nada en un mese sia me. Jor dejar de reunirse «Oreos en ucstras cass, te fin creamos convenicne>, dij. Pero los oltor ‘pro- fEstaron que Jo que tenlan que hacer era pasar mis eno orn ca dn Ash qu cetnunon erando falamente durante cuatro mcscs. Luego, de repent, empezarona lover bendiciones. Los servicios de las iglesias en diversos puntos eran interrumpidos por gen- te sollozando y confesando sus pecados. Al fin empezi ‘un poderoso avivamiento. En un lugar, durante un ser- ei una noche de domingo el dis ie de una iglesia confess que bia suraido cen dears ra el Iogado de una vuda, Inmedilamente, in eonvieeién de pecado = extendié por toda la dienela El servicio no tering hasta fas 2 de la ma "como nunca antes. Y evando la iglesia ho sto puifeade, muchos pscadors falar a a= vaci6n. Las multitudes acudian a las iglesias por curios dad. Algunos iban a mofase, pero el temor se apode- taba de ellos y se quedaban para orar. Entre los ecu riosos» habia el copitin de una pandilla de’ bandol ros, Fue convcto de pecado y's0 conviris. Se fue recto al magistrado y se entrogs. «No tienes quien te sease?s fe dl alto, oti, aay t acas smo? No tenemos en ia ley ninguna’ provision que cuba ts eat, lo dsp inc de tos misioneros desiaxé: dle nuestra alma. Las respuestas a la oraciOn, sin em: burgo, no dependen de nuestros sentimientos, sino dela firmeza y solidez del que promete. ‘Ahora bien, no sugerimos que el método de Gededn sew a propésito para nosotros, para nuestro normal cur. so de accién, Parece que Gedeén revela demasiada va Cilacion en creer la palabra de Dies. De hecho, da la Impresi6n de que esta dudando seriamente de Dios Y'sin duda ofende & Dios cuando le mostrames una fe cn Tl que es slo parc EL camino més seguro, mejor y més elevado es «pe- dir sin dudar nada». Pero es muy consolador y tan- ‘uilizante saber que Dios permitié a Gededn que le po- cra a prueba. No es este el nico easo mencionado en In Eseritura, El caso més sorprendente de «probar a Dios» ocurrié en ef Mar de Galilea. San Pedro puso 4 prucba al Sefor mismo: «Si eres Té, méndame it @ sobre las aguas.» El Salvador ya Te habia dicho que era El. El Senor le contesta: «Vens, y Pedro se piso 4 caminar sobre Tas aguas. (Mateo (24:28, 29). Pero tata «prueba de fe» para Pedro pronto fall. «Poca fe (vers. 31) es algo que pronto se transforma en wduda» Recordemos que Cristo no le reprende porque va hac EI No le dice: «:Por qué vinste?», sino que dice: «Por qué dudaste?» EL poner a Dios a prueba, después de todo, no es el rejor méiodo. Nos ha dado tantas promesas que depen- den de que oremos eon fe, y ha demostrado su poder y voluntad de contestar a'la oraeiéa tan. clarameate, fue deberfamos, como repla, pensarlo mucho antes de pedirle sefales 0 prodigios ero alguien puede penser, no nos mand6 ef Se flor Dios Todopoderoso mismo, ponerle a prueba? No dijo: «Traed todos fs diezmos al alloy probadime ahora en esto, dice Jehova de los ejercidfs, si no os 9 ae que sobreabunde’?» (Malaqu las ventanas de los celos no s abren cuando oramos, lite head hen aed oracién no contestada. 7 ee me ere orate ipa is ere oar Eo foucnwire did ocn b ee eae plant pte al Ear os eters ce Sore re camaneees Mrndiies amen bite & oie Tenet bce aoe 50 Yer micntras oraba la conviccién de que squello por 1p que oraba Te ha sido concedido? Los que conocen flgo de la vida privada de los hombres de oracién se estran sorprendides de Ia completa certeza que Yeces les sobreviene de que sus peticiones han sido con- jldas, mucho antes de que, 1o que buscan, haya pa- jo su posesién, Un adalid de la oracién decia: «iMe Vino wna paz al alma! Estaba seguro que mi peticion hubia sido concedida.» Entonces le dio gracias a Dios or Io que estaba seguro que Dios habia hecho por él Pir chrcen se demosne. que estaba: absolutamente blon fundad: 'Nustro Sefior tuva siempre esta seguridad, y debe- rlamos recordar que, aunque era Dios, vivia en Ta tierra tomo un perfecto Hombre, dependiendo del Santo Es- piu de Dies. ‘Cuando estaba delante de la tumba abierta de Léza- fo, antes de que realmente hiciera levantar al muerto, Uljo: «Padre, gracias te doy por haberme ofdo, Yo sa- bia que siempre me oyes» (Juan 11:41, 42). ZPor qué, fer dio las gracias? «A cause de la multitud que estd flrededor, para que crean que ta me has enviado.» Si Cristo mora en nuestros corazones por fe; si el Esph |W Santo esti inspirando nuestras peticiones, y si esta- mos «orando en el Espiritu Santo», {no tenemos que tuber si el Padre nos «oye»? (Judas 20) ZY no reco- hocerdn también los que estan alrededor que nosotros lumbign somos enviados por Dios? [Los hombres y mujeres de oraci6n suftirén como luvieran en agonia ante Dios por algo que saben que i6 de acuerdo con Su voluntad, como resultado de llgunas promesas definidas que encontramos en las pa iinas de las Escrituras. Algunos es posible que oren du nie horas, e incluso ‘dias, cuando de repente el Espi- fitu Santo fes revela de un modo indudable que Dios hha concedido su peticién; y estém seguros que ya no nen que enviar més peticiones a Dios sobre este ssun- 51 to, Es como si Dios les dijera en tonos bien elaros: «Tu cracién ha sido excuchada, y el deseo de tu corazén ha sido concedido, Esta es la experiencia, no ya de wna sola persona, sino de muchos para quienes ta oracién ela base de su vida, los cuales han te ‘Ademés, la oracién debe dar liga a dijo a Moisés: «Por qué elamas a mi? de Terael que marchen» (Exodo 14:15), No nos sorprendamos de ver que el doctor Goforth, nisionero en China, tenia con frecuencia la seguridad de que sus peticiones habfan sido concedidas. Tenfa la seguridad de que el camino estaba abierto. ¥ por qué tenemos que torprendernor de esto? El Seftor fess dijo: «Vosctros sos mis amigos, si hackis cuanto yo 0s mando. Yo no os llamo servos, porque el sabe lo que hace su sefor; sino que os he llamado gos» (Juan 15:14, 15). Si somos sus «amigor» qué ti 1 de sorprendente que El nos deje conocer algo de sis planes y: propésitos? ‘Aqui tenemos que preguntarnos si ios permite que esta sea Ia experiencia de algunos pcos tantos escopi- dos 0 bien si quiere que todos los ereyentes que ejer- citan su fe a-un alto nivel tengan una seguridad sit lac de que sus oraciones han sido contestada Sahemos que Dios no hace aeepetén do personas, y por tanto sabemos que todo verdadero creyente en El puede partcipar de sus ideas y su voluntad, Somos sus Amigos al hacemos Ja cosa que El nos manda, Una de fstas cosas es la woraciéns, Nuestro Salvador pidié. a sus disefpulos que «tuvieran fe en Dios» (la traduccion literal es «tuvieran la fe de Dios»). Ast, pues, declaro, cl que diga a un monte: «Sea quitado de'thi,'y aroj do al mar; y no dude en su corazén, sino que érea que lo que esté hablando sucede, To tendra.» Lego atade «sta promesa: «Por esos digo que toda cuanto rogis 52 Y pedis, creed que lo estdis recibendo, y lo tend (Marcos 11:24). Pues bien, esta es exactamente Ta ex- periencia de que estamos hablando. Esto es exactamen- te lo que hacen los hombres de fe de verdad, Estas cosas son por completo incomprensibles para los no creyen- tes, Son cosas que dejan perplejos & los creyentes debi- Jes, Nuestro Sefior, sin embargo, desea que los hombres sepan que somos sus disefpulos, enviados por El (Juan 17:18; 22°24). Ells lo sabrén si nos amamos unos a otros (fuen-25-35). Pero se da otra prueba y es ésta: si nosotros sabemos y ellos ven que «Dios nos escucha siempre» (Juan 11:42). ‘Algunos recordamos al punto Ia maravillosa vida de oracién de George Miller. En una ocasién, cuando esta- bba eruzando de Quebec Liverpool, habia orado para que una sille que habia encargado a Nueva York lle- gara a tiempo antes de partir el vapor, y estaba con. vencido de que Dios le: habia concedido la petiién. Como una media hora antes de que los pasajeros fue. ran embarcados, los agentes le jnformaron de que la silla habia Tlegado, y que no podia llegar a tiempo de partir con el vapor. La esposa de Mr. Muller se mateaba ‘mucho, y consideraba indispensable que ella no viajara sin la sills, Sin embargo, nadie pudo convencer a ter Miller de que comprara otra en una tenda. «He- ‘mos hecho una oracién especial al Padre Celestial de que nos proporeionaré la silla y confamos que lo hard.» Esta fue su respuesta. Subié a bordo convencido de que su confianza no podia ser vane. En el mismo momento de entrar fos tltimos pasajeros en el vapor llegs un ve- hiculo con Ia silla de Mr. Maller simplemente le di fracis y no olvid6 de dérsels también a su Padre Ce lestil. Para este hombre de Dios esta respuesta a la ‘oracién no era nada especial, sino natural. No pode- ‘mos pensar que Dios permitié que Ta silla legera en el ‘limo momento para dar una leccién a los amigos de 53 Mr. Miller y a nosotros? No habriamos sabido nunca de este incidente, de otro modo. Dios hace todo lo que puede para inducirnos a la oracién y a la confianza, y a pesat de ello, jeun reac- tios somos a hacerlo! {Cudnto perdemos’ a causa de nuestra falta de fe y de oraciGn! Nadie puede tener co- ‘unién real y profunda con Dios si no sabe eGmo orar de modo que reciba respuesias ala oraci ‘St alguien tiene slguna duda acerca de la buena voluntad'de Dios, de ser, El mismo, puesto a prueba, Geberfa Teer un Hibrito llamado «Sin Vale» (Marshall, Morgan and Scott, Ltd.). Miss Amy Wilson Carmichaei nos dice en sus péginas de qué mancra puso a prueba 4 Djos una y ota ver. Uno tiene la impresién, al leer l libro, que no fue casual que lo hiciera, Parece que fue la mano de Dios que la impulss a ello. Por ejemplo: Para rescatar a una chica hindé de una vida de «ver- glenza religiosa» le era necesario pagar la cantidad de 00 rupias. Sus dudas consistian en si era justficado pagar esta gran cantidad cuando con la misma podia Ger ayuda @ muchas més. Miss Wilson Carmichael! de- cidid que debia orar a Dios para que, si era su voluntad, ‘que ella gastara este dinero para esta persons, Dios de- ‘bia mandarie a ella esta suma exacta, ni més ni menos. La cantidad legs —cien rupias exactas— en un che- ‘que, ¥ el que oe las mandé le explied que iba a mandar tun cheque por otra cantidad determinada —no en ni- rmeros redondos— pero que se vio impelido a hacerlo por cien rupias. Esto ocurrié hace quince afios 0 més, y desde enton- ces esta misma misionera ha puesto a Dios a prueba una y otra ver, y nunca le ha fallado. Esto es lo que dice: “Nunca en los quince afios ha quedado una factura sin pagar; nunca Te hemos dicho a nadie que tenfamos ne- teridad de nada, pero no nos ha faltado nunca lo que nnecesitébamos. Una vez, como para ensefiarnos lo que © podia hacer si era necesario, nos mandaron 25 libras 3a por telegrama, A veces salia un hombre de entre una Taichedumbre en una estacion de ferrocrel, al despe- Times, y nos ponia en la mano la cantidad de dinero Give necestébamos con urgencia, y el hombre desa ASS ente Jos demée sin que 10 pudiéramos identi ficar» "INo es maravilloso? Si, lo es, Pero qué es lo que dice San Juan, hablando inspirado por el espiritu de Dics? a esta cs 1a confianza que tenemos ante él, que fH pedtimos alguna cosa conforme a su votuntad él nos oye Y ai sabemos que él nos oye en cualquier cosa Gque pidamos, sabemos que tenemos las petiiones que TE hayamos hecho (1 Juan 5:14, 15). ¢Tenemos esta confianza? Y si no, {por qué no? El calificarlo de maravillso es mostrar nuestra fal ta de fe. Lo natural es que Dios contest Ie oracin normal, no extraordinari, El hecho es que —se0 thos sinceros y francos— muchos de nosotros no cree: tos bastante en Dios. Es mejor que lamemos las costs Por su nombre. SI améramos « Dios deberiamos orar, Porgue El quiere que oremos; y nos manda que ore- ros Si ercems en Dios oraremos porque nos es im- posible dejar"€é hacerlo, no podemos pasar sin hacer Bo. Querido hermano en la fe: usted cree «en» Dios, como sabemos por Juan 5:16, pero, cha progresado fsted en su vide erstana hasta el punto de ereer elo (gucs dice y todo» To que dice? zNo parece casi una Tasemia el hacer esta pregunta a uno al que Tamamos fstiano ya de antemano? Pero, el caso es que es Ver foudntos ereyentes hay que crean «verdaderamen- te» en EI? ios nos perdone! Se Te ha ocurrido alguna vex aque ponemos més een la palabra de los hombres que Shia palabra de Dios? 1 sin embargo, cuando una petra? Sona ccree a Dios», jgié milagros de’gracia obra Dios nel y por medio de élt No hay ningin ser humano {Que haya sido respetado por més pueblos y en diferen- 55 tes lenguas que aque! de quien se nos dice en el Nuevo ‘Testamento tres veces que , «Pedid». La Biblia esté lena de respues- tas maravillosas a la oraciGn, respuestas milagrosas; y con todo, nuestra fe es la que falla y deshonramos a Dios al no tener confianza en El. ‘Si nuestra fe fuera més simple ‘Aceptariamos lo que dice en su Palabra, Y podriamos disfrutar en nuestras vidas Su generosidad que carece de limite. «Si nuestro ojo es sencillo, es decir si nuestra fe cs simple» nuestto cuerpo entero estaré leno de luz (Mateo 6:22). Cristo debe ser el Dueiio y Sefior tinico. No podemos esperar estar libres de ansiedad si intenta- mos servir 2 Dios y Mamén (Mateo 6:24, 25). Otra vez tenemos que regresar a la Vida Vietoriosa. Cuando pre- sentamos nuestros cuerpos «como sacrificio vivo, san- to aceplable a Dios (Romanos 12:1) cuando presente- 37 mos nuestros miembros «como siervos a. Ia justician (Romanos 6:19), entonces El nes wllena de toda la ple- aitud de Dios» (Efesios 3:19). Recordemos siempre que la fe real no sélo eree que Dios puede contestaz, sino que Dios contesta la oracién. Nosotros podemos ser negligentes en la oracién, pero ‘El Sefior no retarda su promesa» (2. Pedro 3:9). ¢NO fs esta una expresi6n sorprendente? ‘Hay atin ottes casos en que Dios fue puesto a prue- 'ba, como el que nos cuenta un misionero de Dohnavur. Se'trataba de si se debta comprar un Hoger de descanso fen unas colinas cereanas. ZEstaba bien hacerlo o era un error? La decisién final fue dejada a Dios. Se hizo mu ‘cha orscién. Finalmente se deeidié que si era Ia volun tad de Dios de gue se comprara la casa, se recibiria la ccantidad de 100 libras esterlinas. Esta cantidad legs al poco, Tedavia habia dudas. Dos meses nis tarde pidicron a Dios que les diera Ia misma sefial de apro- bacién para a compra. El mismo dia se recibié tro cheque de 100 libras esterlinas. Incluso entonces duda- ban todavia de si debian hacer ia compra. Aquel mismo dia recibieron otro cheque por 100 libras.estertinas, cn Ta indicacién de que debia ser pare comprar. Ia casa. ZNo 3g nos inunda el corazén de gozo al’ darnos ereventa de Gbondad de nuestro Salvador? Es San Lav cas, el médico, que nos dice que Dior «es bondadoso» (Lateas 6:35). Bt amor siempre es «bondadaso» (1 Co- intios 15:4); y Dios es amor. Pensemos en esto al orar, Nuestz0 Dios es ebondadoso». Nos ayuda cuando suplicamos algo. Tiene paciencia con nosotres cuando ‘nuestra fe vacila. «iCudn preciosa, oh, Dios, es ta mi sericordia!» (Salmo 36:7); «Mejor es tu miericordia que la vida» (Salmo 65:5). El peligro consistc que ieemos accice de esta fe sim- ple en Ja oracién y decimos: «jQué maravillotol>, y clvidamos que Dios desea que todos tengamos esta fe ¥ esta fuerza en Ja oracidn. (Dios no hace acepcién de 58 tel alot et eb ae a -s. Tomemos la palabra » Dios segin El la dice. ene ee er eee cnn ae i glad Ds es Sl ori pe en i Di ee ee gee Ae aca Br es vl nal pt nine a in ert pale rain, oo oa poses aL Se Le Oe ee oe Hie ee ee ee Seated esas eo we penn 7 sdemarpos pl eee ee gn oe See eae 2 a Dl Pe ew pi a ena aes eee el Padre sea glorificado en el Hijo.» (Juan 14:13.) L2 oracin cambia las cosas ‘mas nosotros somos ciegos, somos zordos; zo To vemos ni lo oimos. iQué bendicién ton grande es Ia de aguéllos ‘que conjian en Ti! iy lo que Ta dices! iOjalé que en adelante creamos simplemente en El! 39 5 2QUE ES LA ORACION? Mr. Moody estaba hablando a un grupo, de nics en Edimburgo y para captar su atencién Ti hizo la pregunta: «{Qué es la oracidne, sin esperar fespuesta, pues es To que él queria explicatles. Sin embargo, se qued6 asombrado, pues docenas de ‘manecitas se levantaron por toda la sala, dispuestas a aceptar el «reto». No tuvo més remedio que indicar a uno para que diea la respuesta; y la respussta lleg6; tersa y transparente: «La oracign es ofrecer nuestros ddeseos a Dios, respecto 2 Tas cosas que son conforme a su voluntad, én el nombre de Jess, confesando nues- ‘ros pecados y en reconosimiento agradecido por su misericordia.» Moody no podia ereer Io que estaba oyen- do, Se quedé maravillado y no pudo por menos que comentar: «Da gracias a Dios, hijo, de que naciste en Meteo c fon miele he. ake los ingleses, escoceses 0 norteamericanos podeian dar esta clase de definicién de la oracién? Piense usted por tun momento y decide qué clase de respuesta daria vaste Qué queremos decir con Ia palabra oracién? Creo que’ la mayoria de [os creyentes contestaria: «La ora on cién €s pedir cosas # Dios.» Pero, sin duda Ia oracién Ge cho mis que meramente, "7 Gon aibray ef hombre noe eda mia Santo ti eres solo, y nada hay a tu lado En poder perfecto, purece y corded. ‘Tenemos que exclamar, y hacerlo con frecuencia: ‘

También podría gustarte