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Lecturas para Una Misa de Graduación

El documento presenta tres lecturas bíblicas. La primera lectura habla sobre honrar a los padres. La segunda lectura trata sobre vivir en paz, perdón y gratitud. La tercera lectura contiene la parábola del sembrador donde Jesús enseña sobre cómo la palabra de Dios puede caer en diferentes terrenos y producir diferentes resultados.

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Lecturas para Una Misa de Graduación

El documento presenta tres lecturas bíblicas. La primera lectura habla sobre honrar a los padres. La segunda lectura trata sobre vivir en paz, perdón y gratitud. La tercera lectura contiene la parábola del sembrador donde Jesús enseña sobre cómo la palabra de Dios puede caer en diferentes terrenos y producir diferentes resultados.

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Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 3-7. 14-17ª

El Señor honra al padre en los hijos


y respalda la autoridad de la madre sobre la prole.
El que honra a su padre queda limpio de pecado;
y acumula tesoros, el que respeta a su madre.

Quien honra a su padre,


encontrará alegría en sus hijos
y su oración será escuchada;
el que enaltece a su padre, tendrá larga vida
y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez


y en su vida no le causes tristeza;
aunque se debilite su razón, ten paciencia con él
y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor.
El bien hecho al padre no quedará en el olvido
y se tomará a cuenta de tus pecados.

Palabra de Dios.
R/ Te alabamos Señor.

Al Salmo Respondemos:

R. Dichoso el que ama al Señor.

Dichoso el que ama al Señor


y sigue sus caminos:
comerá del fruto de su trabajo,
será dichoso, le irá bien.

R. Dichoso el que ama al Señor.


Su mujer, como vid fecunda,
en medio de tu casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.  

R. Dichoso el que ama al Señor.

Esta es la bendición del hombre que ama al Señor:


"Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida".

R. Dichoso el que ama al Señor.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apostol San Pablo a los


Colosenses. 3, 12-21

Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha


consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos,
magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense
mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro,
como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas
estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta
unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que


han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo.
Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su


riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que
sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con
salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo lo que digan y
todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús,
dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.

Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere


el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con
ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es
agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos,
para que no se depriman.

Palabra de Dios.
R/ Te alabamos Señor.

Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 4, 1-20

R/ Gloria a Ti Señor
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago, y se
reunió una muchedumbre tan grande, que Jesús tuvo que subir en una
barca; ahí se sentó, mientras la gente estaba en tierra, junto a la orilla.
Les estuvo enseñando muchas cosas con parábolas y les decía:

“Escuchen. Salió el sembrador a sembrar. Cuando iba sembrando, unos


granos cayeron en la vereda; vinieron los pájaros y se los comieron.
Otros cayeron en terreno pedregoso, donde apenas había tierra; como
la tierra no era profunda, las plantas brotaron enseguida; pero cuando
salió el sol, se quemaron, y por falta de raíz, se secaron. Otros granos
cayeron entre espinas; las espinas crecieron, ahogaron las plantas y no
las dejaron madurar. Finalmente, los otros granos cayeron en tierra
buena; las plantas fueron brotando y creciendo y produjeron el treinta,
el sesenta o el ciento por uno”. Y añadió Jesús: “El que tenga oídos para
oír, que oiga”.

Cuando se quedaron solos, sus acompañantes y los Doce le preguntaron


qué quería decir la parábola. Entonces Jesús les dijo: ‘El sembrador’
siembra la palabra.

‘Los granos de la vereda’ son aquellos en quienes se siembra la palabra,


pero cuando la acaban de escuchar, viene Satanás y se lleva la palabra
sembrada en ellos.

‘Los que reciben la semilla en terreno pedregoso’, son los que, al


escuchar la palabra, de momento la reciben con alegría; pero no tienen
raíces, son inconstantes, y en cuanto surge un problema o una
contrariedad por causa de la palabra, se dan por vencidos.

‘Los que reciben la semilla entre espinas’ son los que escuchan la
palabra; pero por las preocupaciones de esta vida, la seducción de las
riquezas y el deseo de todo lo demás, que los invade, ahogan la palabra
y la hacen estéril.

Por fin, ‘los que reciben la semilla en tierra buena’ son aquellos que
escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha: unos, de treinta;
otros, de sesenta; y otros, de ciento por uno”.

Palabra del Señor


R/ Gloria a ti Señor Jesús.

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