El Diagnostico de Las Claudicaciones en El Equino 1ra Parte
El Diagnostico de Las Claudicaciones en El Equino 1ra Parte
EL DIAGNÓSTICO DE LAS
CLAUDICACIONES EN EL
EQUINO.
(1ª Parte)
1
DEFINICIÓN DE CLAUDICACIÓN. ∗
La claudicación es la manifestación de un desorden estructural o funcional en uno
o más miembros, que se evidencia durante la progresión o en la estación;
también se denomina cojera. Las claudicaciones pueden deberse a traumatismos,
anormalidades congénitas o adquiridas, infección, disturbios metabólicos
(raquitismo), circulatorios y nerviosos, o a una combinación de éstos. El
diagnóstico de las claudicaciones requiere un detallado conocimiento de
anatomía, fisiología de los movimientos de los miembros y una apreciación del
diseño geométrico y las fuerzas resultantes. El examinador debe también ser hábil
para diferenciar entre cojeras resultantes de dolor y alteraciones no dolorosas en
la marcha, frecuentemente denominadas cojeras mecánicas.
Aún así, hay casos de claudicaciones que experimentados clínicos no se pondrán
de acuerdo.
CLASIFICACIÓN.
∗
Nota: Rooney define la claudicación como “el resultado de una inapropiada sincronización de algunos
componentes del aparato locomotor. Esta pérdida de sincronización puede ser estructural o funcional, o en
algunos casos ambos.”
∗∗
La clasificación de Dollar se refiere al tipo de claudicación, pero no se menciona la clasificación por
grados, tan útil en la clínica equina. Se reconocen cuatro grados de claudicación. En la de primer grado, el
trastorno es sumamente leve y el clínico debe tener cierta experiencia para percibirlo; en el segundo grado
ya el trastorno es evidente; en la de tercer grado el miembro enfermo sólo apoya en pinza y, finalmente en
la de cuarto grado el miembro se mantiene en el aire. Esta clasificación se refiere a lo observado cuando el
animal se mueve al trote. (Ver pág. 15, Grados de cojera)
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- Claudicaciones complementarias: el dolor en un miembro causará desigual
distribución del peso sobre otro u otros miembros, lo que puede derivar en el
desarrollo de claudicación en un miembro previamente sano. Una condición
relativamente menor en un pie, por ejemplo, puede producir una lesión más
severa en otro miembro o en el miembro opuesto. Rooney da ejemplos de cojeras
en un miembro anterior que provocan cojera en el otro miembro anterior y de
cojeras de un miembro posterior que provocan cojera en el miembro anterior del
mismo lado, y asimismo menciona que las cojeras en los miembros anteriores no
derivan en alteraciones de los miembros posteriores y que tampoco las de un
miembro posterior alteran al otro miembro posterior. ”De acuerdo con mi
experiencia, lo más común es que se produzcan claudicaciones complementarias
en un miembro anterior a raíz de una existente en el opuesto”. Por ejemplo, la
claudicación en un miembro anterior izquierdo provocará mayor esfuerzo sobre el
derecho, hasta que se produce una claudicación, con frecuencia, expresión de
una tendinitis en vientre de trucha. Aún los pequeños cambios en el peso que
soporta el cuerpo pueden desarrollar claudicaciones complementarias a altas
velocidades, especialmente cuando se recorren largas distancias. El ligamento
suspensorio, los huesos sesamoideos y los tendones flexores parecen ser las
estructuras que más sufren. Sin embargo los caballos ligeramente boyunos, con
frecuencia se fracturan ambos carpos en lugares idénticos, quizás porque
desvían en forma desequilibrada el peso hacia un carpo cuando el otro se
fracturó. En general, cuando uno de los miembros anteriores está afectado por
una claudicación, el animal sobrecarga el miembro opuesto en un intento de aliviar
al enfermo. El resultado del mayor esfuerzo del miembro sano provocará lesiones,
dado que no se lleva a cabo el normal intercambio de fuerzas con el miembro
enfermo. Además, debe estarse alerta frente a la posibilidad de que se desarrollen
lesiones más graves en un miembro con una lesión menor. Entonces, las causas
de las lesiones complementarias son fundamentalmente los aumentos de
esfuerzos sobre un miembro sano como resultado del intento de proteger a otro
enfermo, o en el caso de una nueva lesión a un miembro ya enfermo, la
sobrecarga de las presiones sobre estructuras sanas, intentando aliviar el dolor en
una zona previamente lesionada. Esta situación puede derivar en confusiones
diagnósticas. Por ejemplo, en un caballo con enfermedad navicular la parte del pie
que primero toma contacto con el suelo es la pinza, este hecho repetido puede
provocar contusión de la suela en esa zona y, en ciertos casos, puede existir tanto
dolor que el animal modificará su andar y pisará en exceso con los talones, dado
que la contusión de la pinza le provoca más dolor que la enfermedad navicular. En
otros casos, el caballo puede tomar contacto con la pinza para aliviar los talones
doloridos y entonces somete a mayores esfuerzos al ligamento suspensorio.
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CARACTERÍSTICAS DEL PASO.
1) Las fases del paso (Fig. 1 – 1.): El paso está constituido por una fase anterior
y otra posterior. Se considera fase anterior a la distancia que recorre el miembro
por delante de la huella del opuesto y fase posterior, a la distancia por detrás de la
misma. En un miembro que claudica, ambas fases pueden estar acortadas,
aunque la longitud del paso puede ser la misma que la del miembro opuesto si el
animal se desplaza en línea recta. Si se acorta la fase anterior, existirá un
alargamiento compensatorio de la fase posterior y viceversa. Si no hay
alargamiento compensatorio de la fase anterior o posterior, el caballo caminará de
lado, con el cuerpo angulado en vez de línea recta.
2) Altura de la trayectoria del pie (Fig. 1 – 2.): Esta trayectoria, o arco (arc foot
flight), se modifica cuando existe dolor en cualquier parte del miembro. Debe
hacerse la evaluación comparativa del arco que desarrolla el miembro opuesto
visto desde un lado. En algunos casos la modificación del arco se produce en
ambos miembros anteriores (enfermedad navicular bilateral, laminitis), o
posteriores (esparaván óseo bilateral) En el miembro posterior, el arco puede
modificarse de tal forma que la pinza arrastra cuando el miembro avanza
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(esparaván óseo o gonitis), debido a la disminución en la flexión del tarso o
babilla. Las lesiones tales como la enfermedad navicular, laminitis, clavaduras,
EDA de las articulaciones falangianas y otras, disminuyen la altura del arco en el
esfuerzo del animal por reducir el dolor que se produce cuando el pie toma
contacto con el suelo. Cuando hay lesiones del carpo, el arco se reduce en altura
debido a una disminución en la flexión del carpo.
Muchos caballos que muestran una disminución de la altura del arco también
muestran alteraciones en las fases del paso. Para detectar alteraciones sutiles en
la trayectoria del miembro posterior, es de ayuda observar al caballo desde atrás,
estimando y comparando la duración desde la superficie del suelo al examinador.
Fig. 1 - 3 a: Trayectoria del pie hacia adentro; b: Trayectoria del pie hacia afuera.
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4) Cómo el pie toma contacto con el suelo: Cuando existen lesiones dolorosas
a nivel del pie, el caballo lo indicará sobrecargando su peso del lado del dolor. Por
ejemplo, en la enfermedad navicular la zona de mayor dolor es la región de los
talones, por lo tanto el animal sobrecargará el peso sobre la pinza del casco,
apoyando inicialmente con ésta. En cambio, en el caso de existir una clavadura
cerca de la pinza, el peso se sobrecargará en los talones. Si la lesión se localiza
en la zona lateral de la suela, el peso será soportado por la parte medial de
aquélla, y viceversa.
5) Ángulos de flexión articular: los ángulos de flexión articular son mejor
observados desde el lado y pueden o no estar asociados con alteraciones en la
altura de la trayectoria del pie (arco de vuelo del pie), o con las fases del paso. En
algunos casos, la disminución del ángulo de flexión de la o las articulaciones de un
miembro es compensada por el aumento en la flexión en el miembro no afectado.
6) Simetría y duración de la elevación glútea: Para identificar claudicaciones
del miembro posterior, es de ayuda observar al caballo desde atrás para comparar
la simetría y duración de la elevación glútea, para correlacionar estos hallazgos
con alteraciones en el carácter del paso observado desde el lado.
La atenta observación de estas características del paso será de mucha ayuda
para diagnosticar las claudicaciones.
La mayoría de las claudicaciones ocurren en el miembro anterior y de ellas, cerca
del 95% hacia distal del carpo. Aproximadamente por cada tres claudicaciones del
miembro anterior, habrá una del miembro posterior. Esto no es válido si se trata de
equinos trotadores, donde por las características de su andar más balanceado,
cerca del 40% de las claudicaciones ocurren en el miembro posterior.
La razón por la cual los miembros anteriores resultan más afectados que los
posteriores se debe a que soportan entre el 60 y el 65% del peso del animal y por
lo tanto están sometidos a mayores concusiones. El miembro posterior actúa
predominantemente como propulsor, mientras que el anterior es el que recibe el
efecto del choque contra el suelo. El miembro posterior, la mayoría de las lesiones
que provocan claudicación residen en el tarso y en la babilla (N.T): articulación
fémoro-tibio-rotuliana. Por otra parte, debe tenerse presente que un caballo puede
claudicar de más de un miembro a la vez, o puede haber más de una alteración
patológica sobre el miembro que claudica. El veterinario debe comprender que las
lesiones que derivan en claudicaciones, pueden producir a su vez, nuevas
alteraciones en otra zona de ese miembro o en el opuesto como intento de
proteger la zona de lesión original ( ver claudicaciones complementarias)
Las claudicaciones también varían según el tipo de trabajo realizado. Aunque
existe una considerable superposición, debe sospecharse siempre primero la
existencia de una claudicación común asociada con el tipo de trabajo que efectúa
el animal: los caballos de carrera, por ejemplo, están propensos a padecer
carpitis, fracturas de los huesos del carpo, lesiones de la articulación metacarpo-
falangiana (artritis traumática), lesiones de los tendones y ligamento suspensorio,
y alteraciones a nivel de los sesamoideos. En el Quarter Horse utilizados para
carreras de barriles, para enlazar novillos, etc., son más frecuentes las formas
falángicas (ringbone), fracturas de las falanges (primera, segunda y tercera),
osificación de los cartílagos alares y esparaván óseo. La enfermedad navicular es
común en ambos tipos de animales. Cuando el veterinario deba efectuar el
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diagnóstico de un proceso claudicógeno debe tener presente estos hechos,
asegurándose de descartar primero los lugares y tipos de claudicaciones más
comunes. En todos los casos debe sospecharse primero la existencia de un
trastorno en el pie y proceder entonces a descartarlo como causa de claudicación.
Cuando se efectúa el examen de un animal con claudicación primero debe
pensarse en la existencia de las lesiones más comunes. Por ejemplo, nuestra
experiencia nos ha demostrado que en el miembro anterior, el 95% de las
claudicaciones se deben a lesiones que asientan desde el carpo hacia abajo.
Asimismo, si la claudicación es en el miembro anterior, deberán descartarse
primero todas las posibles causas que asienten desde el carpo hacia distal, a
menos que haya signos que indiquen que el trastorno está en otro lugar. En el
miembro posterior, el 80% de las lesiones se dan en el garrón y en la babilla, de
tal forma que después de evaluar el pie posterior, mediante la pinza de tentar, y la
parte distal del miembro, se hará prioritariamente el examen del tarso y de la
babilla hasta poder descartar que sufran lesiones. Cuando el diagnóstico es
dificultoso, se recurrirá a las anestesias de conducción.
Existen muchos factores a considerar como causa de claudicación. Los equinos
herrados en forma deficiente pueden claudicar. El herraje debe considerarse sólo
una ayuda para el andar del caballo, y si no es correcto, puede producir
claudicaciones, especialmente en los andares veloces. La superficie sobre la cual
se desplaza el animal es otro de los factores que contribuye al desarrollo de
claudicaciones. Los suelos demasiado blandos, demasiado duros, resbaladizos o
rocosos, pueden agravar imperfecciones conformacionales, o directamente
convertirse en la causa desencadenante de la claudicación. Una de las causas
predisponentes más importantes de las claudicaciones es la fatiga. Aún en
caballos con buena conformación, la fatiga permitirá la relajación de los tendones
y ligamentos, predisponiendo tal vez, a fracturas óseas, esfuerzos y lesiones
articulares ( Fig. 1 - 4) Condiciones impropias de entrenamiento son comunes, y
lamentablemente algunos entrenadores no llegan a comprender bien los
problemas que trae aparejado este hecho. La edad es, con frecuencia, otro factor
predisponente. Con el interés en las carreras de caballos de dos años, se
producen una serie de lesiones que no deberían darse con caballos de más edad
y mayor grado de madurez. Un sistema esquelético inmaduro no está capacitado
para soportar la carga que impone el sometimiento constante a altas velocidades.
Este problema persistirá mientras se siga insistiendo en hacer correr caballos de
dos años.
En resumen, los factores de riesgo más importantes en la aparición de
enfermedades claudicógenas son: 1) conformación (aplomos) defectuosa; 2)
herrado incorrecto; 3) actividad del equino; 4) suelos irregulares; 5) precocidad de
la doma y de la actividad; 6) la edad del animal.
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Figura 1 – 4: Fotografía de un SPC próximo a finalizar una carrera. la
Obsérvese desviación posterior del carpo, lo que predispone a las
fracturas a pequeño fragmento de los huesos del carpo. Si un caballo
presenta desviación posterior del carpo antes de que la fatiga del
miembro lo fuerce a adoptar esta posición, existirá sin duda, una
mayor predisposición a las fracturas del carpo.
N. del T.: Las flechas indican además otras regiones predispuestas a
fracturas (sesamoideos y primera falange), debidas a la sobre-extensión del
miembro anterior.
ANAMNESIS.
En cada caso de claudicación se tratará de obtener una historia lo más completa
posible. Muchas veces no se podrá obtener porque se adquirió el animal
recientemente, porque en forma intencional se altera (en especial la duración del
proceso) o porque se piensa que el animal claudica de otro miembro. En la
mayoría de los casos, la alteración de los datos no es maliciosa y, en general los
propietarios vacilan en admitir la razón por la cual no han solicitado antes los
servicios profesionales. La experiencia hará que el veterinario adquiera la
habilidad necesaria para obtener la información en forma adecuada a cada tipo
particular de cliente. Esto puede lograrse por preguntas directas o por medio de
sutiles sugerencias a fin de obtener datos que muy probablemente serán
esenciales para el diagnóstico.
Durante la anamnesis es importante formular las siguientes preguntas:
1) ¿Cuánto tiempo hace que el caballo claudica? Si el trastorno está
presente desde hace un mes o más, puede considerarse un caso crónico,
dado que en ese lapso pueden haberse producido modificaciones
estructurales permanentes, que impedirán la recuperación completa. En
estos casos el pronóstico debe ser siempre reservado, teniendo en cuenta
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que ante este hecho, tendrán más oportunidad de recuperarse los animales
jóvenes que los adultos.
2) ¿El caballo ha descansado o ejercitado durante el período de la
claudicación?¿La claudicación ha empeorado, mantenido igual o
mejorado? Aquellos casos en los que ha ocurrido una marcada mejoría,
tendrán mejor un pronóstico que aquellos que se han mantenido estáticos o
han empeorado.
3) A criterio del propietario, ¿qué es lo que provocó la claudicación? El
propietario puede mencionar, por ejemplo, que retiró un clavo de la suela, o
por lo menos saber que eso ocurrió. Se procurará que en la respuesta se
incluya la descripción de la claudicación la primera vez que fue observada.
Si al principio la claudicación era aguda, podría indicar por ejemplo, una
fractura de la tercera falange, pero en cambio si su desarrollo fue insidioso,
se podría pensar más en una artropatía.
4) ¿Desaparece la claudicación cuando el animal entra en calor? Si es
así puede haber alteraciones musculares o artropatías como esparaván.
5) ¿El animal tropieza? Los tropezones pueden deberse a interferencias en
la acción sinérgica de los músculos flexores y extensores. Pueden indicar
también la existencia dolor a nivel de los talones, como en el caso de la
enfermedad navicular o en las clavaduras de los talones, dado que el
animal intenta pisar con las pinzas, lo que provoca tropezones. Los estados
dolorosos del carpo y la ruptura del extensor carporradial, al interferir con la
flexión y extensión provocan tropezones. También debe tenerse en cuenta
la ataxia de origen espinal.
6) ¿Qué tratamientos se aplicaron y con qué resultado? Esta pregunta y
sus respuestas pueden influir en el pronóstico del caso. Si por ejemplo el
propietario introdujo una aguja en una estructura sinovial puede haberse
producido una tenosinovitis o una artritis séptica. Si el animal recibió
medicación adecuada sin resultados, el pronóstico deberá ser reservado,
dado que también los tratamientos posteriores pueden ser inefectivos. Es
muy importante saber si el animal recibió corticoides o anti-inflamatorios no
esteroides parenteralmente, dado que éstos pueden enmascarar los
síntomas de claudicación y dar una falsa impresión de recuperación.
Pueden haberse suministrado inyecciones intrarticulares de corticoides, que
en algunos casos pueden derivar en una artritis séptica si su aplicación fue
defectuosa. Si se observa una articulación tumefacta y dolorosa, deberá
hacerse un interrogatorio exhaustivo para verificar la posibilidad de que
hubiera producido esta complicación.
7) ¿Cuánto hace que el animal fue herrado por última vez? Algunas veces
el herrero introduce el clavo en la lámina sensitiva y ante la reacción del
animal lo retira. En este caso los signos de infección pueden no hacerse
aparentes hasta después de varios días. Otras veces, el clavo permanece
en los tejidos sensibles, por lo cual será necesario eliminar la herradura
para descubrir esta causa potencial de claudicación. Si el clavo no penetra
en los tejidos sensitivos, pero está muy cerca de ellos, puede producirse
claudicación por presión sobre las estructuras sensitivas. Esto se denomina
“clavo ensaucado o arrimado” y sólo se alivia retirando ese clavo.
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PROCEDIMIENTOS PARA EL EXAMEN.
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Inspección durante el ejercicio. (Inspección dinámica)
A. Ejemplo de escalpado. La
pinza del caco del miembro
anterior golpea la superficie
dorsal de la cuartilla o caña del
miembro posterior del mismo
lado.
B. Ejemplo de interferencia
cruzada. El lado interno del casco
del miembro posterior, y el lado
interno del miembro anterior del
lado opuesto hacen contacto.
Esto ocurre en “ambladores”.
Grados de cojera.
Los grados de claudicación deben ser recordados. Para algunos el uso de
leves, moderada y severa puede ser una descripción suficiente, pero una más
objetiva aproximación usando un sistema de graduación puede ser de mayor
ayuda. Un sistema de graduación no sólo es beneficioso para estandarizar los
grados de cojera, sino que lo hace fácil de recordar y permite al examinador
comparar la mejoría desde el comienzo de la cojera. No importa qué sistema
de graduación se use, sino que cada grado dentro del sistema ayude a
diferenciarlo del otro. El siguiente sistema que usa cuatro categorías ha sido de
mucha ayuda para los clínicos.
Grado 1: la cojera no es observada al paso, pero sí es reconocible al trote.
Típicamente, para los miembros anteriores el caballo desciende su cabeza
sobre el miembro sano y la eleva a una mayor altura sobre el lado afectado.
Para los miembros posteriores se puede notar una leve asimetría en la
elevación glútea, con leve acortamiento de la duración. No hay cambios
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evidentes en los movimientos de cabeza y cuello. Si se ejercita sobre una
superficie dura, como el asfalto se puede apreciar una diferencia audible en los
sonidos producidos por el casco, con un aumento de los sonidos provenientes
del casco sano. Este grado de cojera es comúnmente observado en afecciones
crónicas, no progresivas, o en caballos que hicieron reposo durante cierto
período de tiempo anterior al examen de la cojera.
Grado 2: se nota una alteración en la marcha al paso, pero no son evidentes
movimientos de cabeza asociados con ésta. Al trote la claudicación se hace
más evidente y hay algo de elevación de cabeza y cuello cuando el miembro
anterior apoya en el suelo, en un intento de reducir el apoyo sobre el miembro
afectado. Para los miembros posteriores, hay un mayor grado en la asimetría
de la elevación glútea y se nota un acortamiento de ésta. Un leve descenso de
la cabeza se notará cuando el miembro anterior opuesto apoya en el piso,
tratando de reducir el peso en el miembro posterior afectado.
Grado 3: la cojera es obvia tanto al paso como al trote. La elevación de
cabeza y cuello durante el apoyo es un hecho prominente si está afectado un
miembro anterior; si se trata de un miembro posterior, el cabeceo durante el
apoyo del miembro anterior opuesto en el trote es obvio.
Grado 4: no hay apoyo del miembro afectado en este tipo de cojera.
Estas últimas dos categorías están frecuentemente asociadas a fracturas,
abscesos sub-soleares, tendinitis severas y artritis sépticas.
El grado de claudicación debe ser anotado en los registros médicos y usado
como una referencia objetiva en cada re-evaluación. Por ejemplo, si el caballo
examinado inicialmente presentó un Grado 2 de cojera del miembro anterior
derecho, manifestado por un acortamiento de la fase craneal del paso, que
aumenta al Grado 3 cuando éste es trotado en círculos sobre la derecha, esto
debe ser registrado.
Si el significado de estos grados ha sido memorizado, la cantidad de
anotaciones necesarias para comprender esto, en última instancia, es menor, y
además esto provee información objetiva en relación a la severidad y carácter
de la claudicación.
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NOTA: Estos apuntes son una recopilación de diferentes autores,
confeccionado con el objetivo de facilitar el estudio de este tema a los
estudiantes, realizado por el Dr. Juan José Imelio, Ayudante de Clínica
Semiológica.
BIBLIOGRAFÍA.
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