LECTURA 24:
Garcia Cabrera, Juan Carlos, “Exti
. “Extirpacién de idoloatrias
sociedad colonial en los Andes. Apuntes para los siglos XVI y
XVII", en Mayén Cervantes (Coord
5. esoumért
Andes, CIESAS, México, 1996: Ssrsse omen » Wes
Extirpacién de idolatrias y sociedad
colonial en Los Andes. Apuntes para
los siglos XVI y XVII
Juan Carlos Garcia Cabrera
Introduccién
Para la zona andina y, concretamente, para Pers, cl ema de la ex:
tirpacién de idolatria ha rebasado ya, desde hace algunos afios, los
eatin cadémicos, convirtiéndose en lugar comin, al que han 2%
Gitte no sélo historiadores y antropélogos. No nos proponemos &r
prender aqui un estudio bibliogrico y de fuentes, 2 ae ello
perder cts limites del presente articulo; sin embargo, es necesari
hacer algunas anotaciones.t
Te facnte més importante y fa docamentacién més valiosa y ca
para el estudio de la extirpacin de la idotatria.en ot Peri, la confor-
Pare fas expedientes de la secciOn Idolatrias y Hechicerias de} Archi-
senArrobispal de Lima. Luego de miiltiples ordenacion®s y
yo aro sPts, esta documentaciGn aparece hoy agrupada en 18 le
jproximadamente 192 expedientes2 De éstos,
8518 7 corresponden a la época de las primeras campafins cont la
avis (1610-1622); otros 11 cubren Jos afios 1681-1647; eee
go0\y 1697 se cuentan alrededor de 143, y 21 para los afios 1700-
1650 Sie embargo, es intl cualquier extudio estadistico, pues 1
10. gn de los documentos ha dependido del azar. Muchos de
cr rvmcnes de. idolatria que cnviaron los vsitadores durante tis
‘campafias de extirpacién, no se encuentran en el archivo & han sido
guardados en otras secciones. Esta documentacién nos brinda infor-
rear eot blo sobre las religiones andinas y su represion: fs qe,
ade sus datos puede ser sometida a un andlisis mul
Dicho sea de paso, uno de los mds frecuentes err
Dicho ve at extudiar los papeles de idolatrias, consiste en haberlos
887aislado del conjunto de las otras secciones del Archivo Arzobispal,
‘cuando en realidad toda la documentacién de este repositorie docu-
mental esté intimamente ligada; y fa extirpacién de la idolatria, tan-
to en su génesis como en su aspecto formal y fenomenolégico no
puede ser entendida fuera de este contexto, que no es otro que la
sociedad colonial peruana del siglo xvit en general, y las caracteristi-
cas de la historia eclesidstica peruana en particular.*
Cabe anotar que parte de esta documentacién ha venido publi-
céndose en los tiltimos afios. Asi, en 1923 vio la luz la visita a los in-
dios wankaS Los informes def visitador Bernardo de Noboa,
relativos a los procesos iniciados por él y contra él durante su visita
a Cajatambo, fucron editados por el Centro Bartolomé de Las Casas
de Cuzco y Pierre Duviols.6 También sobre la zona de Cajatambo
tratan Jos documentos publicados por nosotros en 1994.7 Por su
parte, la historiadora espaiiola Ana Sanchez ha publicado siete expe-
dientes sobre idolatrias en cl antiguo corregimicnto de Chancay.®
‘También es de suma importancia la labor que se ha emprendido en
la elaboraci6n y publicacién de catalogos y guias de diversas seccio-
nes del Archivo Arzobispal de Lima;? a la larga, esto permitiré un
mejor conocimiento de la riqueza de datos de las diversas secciones,
que complementen, la fragmentaria informacién de los papeles de
idolatrias.
Etapas
‘Aunque generalmente la divisién de los hechos histéricos en eta-
pas tiende a ser arbitraria, es indudable que ésta ayuda a compren-
der las particularidades de la evolucién de un fenémeno
determinado. En el caso que nos ocupa, la extirpacién de la
tria como proyecta evangelizador « institucian..es llevado a cabo en
el arzobispado de Lima, séla al finalizar la primera década del siglo
Xv, El término “extirpacién de la idolatria”, presente en la docu-
mentacién de la época y aun antes, ha inducido a confusi6n a gran
cantidad de investigadores, sobre todo porque se ha llegado a con-
fundir el problema de la difusién del catolicismo espaiiol
parte del continente, y la consecuente represién de los cultos indige-
nas con el experimento concreto y limitado (hasta donide sabemos),
impulsado por algunos arzobispos limefios y la Compaiiia de Jestis
en el siglo Xvil. Hablando con rigor, la Iglesia espafiola no hizo otra
558
Jo en que pisé tierras americanas que
coma. desde el Pr aor ots postu, la Bstoria def ie
extn asia eatoica en Los Andes contra ‘a iota)
ao te iteoca de los aniguos cults al principio,» oe Setter
1a sap ge ton evangelzadorcs o el ‘catolicismo andine cole
ividirla en tres ela an
despues ee “ieate cores ccte inicial hasta principios del
xs se caracteriza por una extirpaci ion espera Per sen
ten ee Pt ate
paciér ox amnental la destruccin de templos, i
Poe are ies Hevada 2 cabo cn la mayoria de ios
tos y ea ec eli vedio de un debate sobre si cl
RG os Grdenes religiosas, en medio de breil
Sept et ce ere
abandon ronpulsivamente. Tarnbien en este periodo se Cciet A
luna sfonde cierossectores de fa iglesia de] nadie ot
as Beara que el Sunto Ofico tenga jurisdic sre
Pare eapecial, una especie de superintendencia de Te
o $e cree Un ca wh ervadicacion de Tos cultos prehispanicos,
Idolatrias, que di clos Ue
to mp eos pe Je Hos Linens
1584), ya que ellos. permiten, > Pes mas im
Cis SRS sec
ae jenian ls bases. de la creacion del sistema 2
Jas normativas est cil
Scag nit oa anceps
Bn ide ta demuncia del doctor Francisco, de Aste
Ira seaoso *descubrimiemto” de la idolaria de Jos We og
1600 shitty ta ereacién del Instituto de la Extirpaciony, hasta 1626,
dee) ras la muerte del arzobispo Gonzalo de Compe,
P Mn queda detgnida por varios aos in esta clapa vernos
Per opeco extiador, cuyos promotares Tuerory 00
Terre Fran A oaiones de Sn
‘pallarfa su forma ms el cones et Sie
32 1618 y ef libro del jesus Pablo Jost de Arti La aad
Sabena dees iquos cults. gentilicas. ¢ ites delinear
aie permitiese subsanar los defécios que.
senor ah ideado a partir de los conciligs Ie
el siglo XVI e inicios del siglo x¥™-
559La tercera etapa se inicia en 1649, cuando el arzobispo Pedro de
Villagémez les da nuevo impulso a las campafias de extirpacién, y se
prolonga hasta 1671. Luego de varios afios, en los cuales el proyecto
extirpador es dejado de lado por las sedes vacantes y el arzobispo
Hernando Arias de Ugarte (1631-1638), la erradicacién de supuesta
idolatria de la poblacién indigena vuelve a convertirse en la princi-
pal preocupacién de la politica oficial det Arzobispado de Lima. Pe-
To esta vez habran cambiado los fines y el sentido mismo de las
‘campajias: ya no se trataré de un proyecto evangelizador relativa-
‘mente ambicioso, sino de un sistema de control policial impulsado
1 el propio arzobispo, quien de esta manera buscaba enfrentar la
dificil coyuntura politica que encontré a mediados de siglo.
Extinpacién de idolatrias en el siglo XV1 peruano
Si es cierto que el fin formal de ta Conquista habia sido la evange-
Tizaci6n y la lucha contra las falsas religiones, muchas personas reco-
nocian que, pasada la primera mitad de siglo XVI, y a casi teinta
aos de presencia espafiola en Los Andes, era poco lo que se habia
hecho.10 Miiltiples fueron los problemas de ta época: no sdlo era re-
ducido el niimero de sacerdotes dedicados a la conversion de los in-
dios, sino que las constantes sublevaciones, guerras civiles y la falta
de toda infraestructura hacian imposible un ataque a fondo contra
las creencias religiosas de la poblacién del antiguo Estado inca.
En los primeros afios, al igual
dos de llevar a cabo,
eligi re todo los dominicos que, inlluidos por la prédica
del pad? Las Casas, buscaron un acercamiento humano a las pobla-
ciones indigenas; por supuesto que ello no implicaba la ausencia de
un afén extirpador intenso. Aunque dispongamos de pocos datos
sobre la actividad de las érdenes, durante los primeros afos de la
presencia espaiiola, existen ejemplos de destruccién de templos,
dolos y castigo a indios que no vivian de acuerdo a las normas de ta
“policia cristiana”.1
Sin embargo, la verdadera organizaciGn administrativa y eclesiés-
tica se dard s6lo a partir de las reformas llevadas a cabo por el virrey
Francisco de Toledo y los decretos de los tres primeros concilios li-
menses.12 En ambos casos podemos notar que la extirpacin de ta
idolatria merecia una especial atencién.
Don Francisco de Toledo (1569-1581) parece que tuvo una opi-
‘nién definida sobre el problema de la idolatrfa, y parece dispuesto a
resolverlo: la idolatria es una cuestidn de Estado y extirparla, el fin
560
n_Meso: nrica los.gncarga-
3 ones, la guerra
de toda su actividad como gobernante: las reducciones, la
Contra los incas de Vilcabamba, la persecucién de los dogmatizado-
teay hechiceros, los pedidos de que el Santo Oficio se ocupe de los
idétatras, la Visita General, son algunos de los momentos de ese em-
peito: :
pal ¢ -rsonal mia era el
1 pues el principal efecto de i visita general y personal
Se cfarar lave, bectserinydogmatadotes pry ayes doth
Sei Bangali eaiga en dsposicin y tierra que pueda haces
25, aur informado el poco gue se hace por ranon de consents y
Por ateine canigado tos tales iddlaras y echizeron dogmatic
oe aaerrcalo que a ellos mints hace entender que Hs tasgesores
YS iey ae Dids scan recibidos, no sean canigados con ef cemplo
oe PGlan [oy seria ela mayor parte infrutoaa la dich vista ge
ae en A se punter remedio (Toledo, 1986; 252-258).
i ta pobla-
reducciones, a la par que facilitaban el control de ta pol
cna forganizacién de la mano de obra y el cobro de tributos, tam-
bien asestaban un duro golpe a las creencias indigenas:
‘¢ como sabréis ¢ habréis de advertir para hacer las dichas reducciones
ts que a los dichos indios se quiten de los lugares y sitios donde te-
‘Sian us idalatrias y entierros de-sus pasacos por respeto a lo cual, de-
‘de otros colores de piedad, han engafado y engafian a los
Nistadores para que no les muden de donde estén (Toledo, 1986: 281-
282).
ler espaftol en.
Para Toledo es claro que no se puede asentar el poder espai
Los Andes, en tanto Ia idolatria atente contra el orden pibl oda
solucién a este problema es la represion; la justicia ordinaria ecle-
sidstica procederé a castigar:
siden ue lin cnr ct yon cn
pettnen ae el ta een
pe ee a can a
Ce lente eh
ae ae nine a reso ogee
2 gern ee Y
Se ec et et
jerto” (AL, leg. 5, exp: 2), A
Perrobo y piedra que dize haber descubico (ant, leg 5, ox? 2) &
garrobe 7 Fn ve surnaba otra: cl cura obligaba # los ing
i edad. ns
I onl ‘iventiado Bartolomé Jurado Palomino, autor
‘ales neces
et ase de las quatro paries mds esenciales ym
dle una Declare Cana (X6A3) ue acusado, ch Yaris aston:
Flas de Io dori calidad de cura doctrinero. En 1682 los Wr
por, abusos o Corongo denunciaban que el cura tenis “fast
ne Cn ec Sn ee
as con ways Pfs indios a que le tej y tenia ses ingion me
‘Ademés obliga tcurina. Por supuesto el cura nego todo ¥ 40°)
bas © his or to capitulaban pot odio” (AAL; leg. 8, eX. ©: SE,
8 os Ne tsa, que se te seguin en 1650, se le pela Que
exp. 11): Efi ganado de la iglesia de su doctrina, que 3! Pa
. i je Mi
ba indebidamente apo refrido también a un personals Eco
Por iltimo, ote muestra claramente la relacion que Poo
a ote las casas de eapstulos y las acusaciones de Har B14
de julea, princi '
juli “don Gerénimo Pomajulea, pi dl pcb
caer ttbal de Vargas Garrido. Cinco dias tris <1 ag
en ri i eps
golpeado er yao represalia por una causa de capitulos ave Wa
de edt tenn pts aa quer ap
Sitter que geipein etait 270 ate
me pues tom evs de pagar (AnL, seecion Causas CHIN
an wera at ego 2 aol en us Pana
. fue i ino cuando Var-
ee a ce
{gs Garrido presenté su defensa:
sacra don Gerénio ena quer
io (1 come cera congo po ae
Sendo as ae se a yarn yponerme cl sou 4 ho
ales Por an sinistrareacién de To que sucedio nase XP Te
‘er cn ey mac Ss
Shs bicios ¥ pecados (AAL, sec. Cau ‘orde-
ma
Hecho que, como era de esperar, es negado Por el defensor de
Jos naturales:
513se echa de ver tener el dicho licenciado mala voluntad a mi parte di-
siendo que es echisero no siendo lo que dise la verdad por ser como
cs mi parte yndio principal y muy buen cristiano temeroso de Dios y
de su conciensia yen quien no cabe hacer tales ritos como el suso di-
cho dise hacer mi parte (AAL, sec. Causas Criminales, leg. 3[ sin orde
nar]).
Evidentemente, después de la denuncia de Avila en 1609, y ya
‘montada la extirpacién, las acusaciones de idolatria no podian tener
un efecto espectacular. Pero continuaban siendo un buen modo de
desvirtuar acusaciones y ejercer presién sobre los indios.
La extirpacién interesaba a los curas doctrineros también por las
ventajas que ofrecia. Los visitadores gozaban de beneficios econémi-
os: conservacién del ingreso de la doctrina, derecho de procura-
cién o manutencién suya y de su comitiva durante la visita,34
donaciones y limosnas, y un sueldo de setecientos pesos trimestra-
les. De ahf el afin extirpador de ciertos curas que'empezaban la vi
{a antiidolatrica en sus propias doctrinas.25
Podemos suponer que la obtencién del oficio de visitador de fa
idolatria requerfa la posesién de importantes relaciones en la capi-
tal, tanto en la esfera eclesiistica como en la civil. Sabemos atin muy
poco de la vida de los visitadores de Ia idolatria,4 pero es un tema
que deberia ser investigado, ya que permitiria comprender mejor
{os fines y Ia forma en que eran Hlevadas a cabo las visitas. Un ejem-
plo: el bachiller Rodrigo Hernandez Principe, que realizé una inten-
sa actividad extirpadora en Huaylas-Cajatambo, contaba con.
importantes contactos en Lima, que debieron influir en su nomina-
ién como visitador de la idolatria. Entre sus amigos de infancia es.
taba don Francisco Fernandez de Cérdova, oider de la Real
Audiencia y fray Francisco de la Serna, prior del convento de San
Agustin en Lima, Ademds, mantenia relaciones con el doctor Diego
Ramirez, cura de la catedral de Lima y extirpador de idolatrias; el
doctor Melchor de Urbina, abogado de la Real Audiencia y'catedré-
tico de leyes; Juan Velazquez, arcediano de la Catedral de Lima y co-
misario general de la Santa Cruzada; el jesuita Pablo José de
Arriaga, verdadero director de la Extirpacién.3?
Sin embargo, lo que hacfa més interesante la extirpacién a los
de los doctrineros, eran las preferencias que ésta otorgaba en la
dacién de doctrinas y dignidades eclesifsticas. El haber participado
en las campafias de extirpacién era un buen argumento durante las
‘oposiciones:
‘es el dicho doctor Alonso Osorio visitador general de la ydolatria {..]
‘en cuyas visitas se ocupé de mds tiempo de cuatro afios y todas las ha
hecho a su costa con notable riesgo de su persona y vida por los mu:
374
por el odio y ren-
cosy maloscaminos y diferentes temples y pense) Pore ae
dicios te
q tne ead de les aver y
eisModes stony ‘adoratorios y demas supersiiciones
Lado todo lt eae avd por a persona wey 7405
‘neficios ‘nove! luck
‘nta pueblos de los cuales ha reel
Sit Sana ye elas nowenta pueblos 36108 Ss ge
Fern patacones con maser
tae) euye derecho es ano mds gus ot
ta ent peg que evel concur (ME 1 8P-
documento importante para la comprension de! eae chen
see as vistas de la idolatria, af como Ge os cng i
cue fsitadores, es la Informacis ona les
Gitadores Sot idoltra siaigo0 1624) 3° La causa fe i iad al dase
ents de la muerte del arzabispo Lobo Gutter Y repre
wermuestra de la resistencia qv era 8
ernepaden pnt grupo de autoridades ec daicas del chin -
Sap ences, el Cabildo de la Catedral sometié investgSe TT
" los visitadores nombrados por | ete: Fra
1 marorig ce Myemando de Avendano, Rodrigo Hern
Aa Fp se nt) ha Mera?
Be, Jullim de tesco, de Estrada Beltran, Hernando, Malsonsy
Aguilat Osorio, Por lo interesante de las preguntas
Tho nos detene nas de ellas. “ls
io nos detenemnes cn at os vsitadores, antes 0 después de
“ca pregunta 19 ing 1s te por cada al, cana
ston, valiéndose para ello de los curas de
iene’ St adores dejaban de visitar pueblos © Perso
fan o porintereses partculares.
Teor ata 32: hacian tere hilar a los indios de los P
aban, aprovechindose de su hacienda. satan
ve igunts 28: ils isitadoes evaban alos pueblos aque vistaan
cater’, € ‘otras cosas pat a
shercaderfas, ropa, vino y otr
Indios suet Vn vistadores aban dado torment
ese sefiados de tee fares “vendian a los dichos
ress etiados de los vsitadores “vendian ale
Ben snag?
rio Yate tas dihos vsitadores Ieee end a or
i ‘edoravan o tocante al
fos ydolos en que
ot regan 26; si los indios habian dicho ser igs or to
we 8 1¢ fueron cast
i ine los dichos yndios qu gados por
2 eroras come ydolatras después de acavada fa visita
‘alos indios
515sus curas que nunca haban sido ydélatras y que s6lo lo dijeron
por miedo que tuvieron de los dichos visitadores por eximirse del
tormento y otros castigos que hacfan a los que no manifestaban y
negavan ser ydélatras” (AAL, leg. 1, exp. 8).
A fin de llevar a cabo el interrogatorio, el visitador y juez eclesids-
tico del arzobispado, el docto Andrés Garcia de Zurita dio comisién
a varios curas del arzobispado en los cuales delegé amplios poderes.
En el archivo del arzobispado de Lima hemos encontrado tres de es-
tas averiguaciones; dos de ellas contra el visitador Alonso Osorio
(Ambar y Nazca, 1623) y una contra Fernando de Avendaio (Huau-
ray Barranca, 1622-23). Sin embargo, es de presumir que este tipo
de interrogatorios se levé a cabo en otros lugares del arzobispado.
La ausencia de documentacién puede deberse a las peripecias que
haa suftido el archivo en su larga historia.
En la averiguacién contra Avendafio, que por lo dems no fue to
do lo severa que podia esperarse, la mayoria de los testigos declaré
a su favor: el visitador habia cumplido todas las formalidades del ca-
30, destruido cabezas de venado, piedras y otras supercherias, funda-
do cofradias, probibido bailes tituales, borracheras, puesto cruces
en los caminos. Sin embargo, en Huaura algunos indios declararon
que el visitador habfa utilizado la tortura para obtener declaracio-
nes. Asi Hernando Tanta, principal del pueblo de Huacho, declaré
que: “el dicho visitador azotava a los yndios y los apremiava a que
descubriesen las guacas y que algunos le decubrian las que tenfan y
‘otros sin tenerlas de miedo dezfan que tenfan ydolos y buscavan pie~
dras diziendo que adoravan en ellas” (AAL, leg. 1, exp. 8)-
Por su lado, el visitador Alonso Osorio habfa hecho auto de fe'en
Nazca a simples piedras, “de éstas que ordinariamente ay en los
fos” (AAL, leg. 1, exp. 9). El visitador se las habla arreglado para ha-
Iar idolatrias en un pueblo habitado por indios ladinos y criados en-
tre espafioles: también a él los indios le habian declarado idolos por
miedo. Ademds, durante las averiguaciones en el pueblo de Ambar
(Cajatambo), varios testigos afirmaron que Osério habia vendido tie-
rras con el pretexto de que eran de las huacas. El dos de septiembre
de 1623, don Gaspar Rodriguez Pilco, cacique gobernador del puc-
‘blo de Ambar, denunciaba al visitador de vender tres parcelas de tie-
rra en el asiento de Puris, por decir que eran de las huacas,
basindose sélo en el testimonio de algunos viejos atemorizados por
fa tortura. Don Gaspar argumentaba que las tierras eran de sus
abuelos “desde tiempos de ynga”. A esta denuncia se sumé la deli
dio Baltasar Huaranga, alealde ordinario del pueblo de Tomao, que:
acusaba a Osorio de haber vendido sumariamente tierras de su pue-
blo en el asiento de Xaiba también bajo pretexto de ser de las hua-
‘cas. El asunto era grave para los indios, pues posefan pocas tierras y
376
i la
fa el cultivo de maiz, causa por
tas ue nian og en tne seg
hae ‘sido vendidas a un espafiol se aga ue ta Miguel Sols co
ie ecaudador de diezmos, ne} lose cl
nocido recardadzl asunto era por demds sospechoso, toda vez que
quier apelacéh: de las erras no era la tinica forma de evitar que low
{a expropidticasen en ellas ritos gentilicos, en el supucsto de que a
eset Bre “que eran entregadas al control del curs ‘del lugar Est ta
sing el mismo juez comisionado, licenciado Juan Sithe?
Sade wn nore erp cl prcedet Gel 9
Osorio habia +
dor. Resale” ig nisen de los indios interesados en las seeras.
dios, que no se atrevieron a recla-
‘Ademés, Mado: "de Tos tormentos que los visitadores de goncas les
solian dar” (AAL, leg. 1, €xP- 9). - los indios de Hacas, Ma-
‘de visitas: eri 1667 los indios
Veamos otro aio en el corregimiento de Cajatambo, presen:
hace, Cootjenuncia contra el visitador Bernardo de Nobos
ns da a cabo por este personaje habia estado lena de ee
-blos listas le :O-
Neg os Pfabia sido crue, s¢ aia hecho
aes cujaciones a fin de obtener declaraciones,
aBiso dls ore Yee dels interrogados. clio,
illas de las co-
jpoderarse de ganado, papas y st
mrunidadies, lo que acasion6 la reaccién de los indios que acudieron
a quejarse ante el tribunal del arzobispado:
sic vee decane
snp lace on Poh et nan
re razadas contra la pat
Fn ay
con eat eat erga
fa
ty gee eine, Mei rae Scene ny ee
een an ee lm on ae
Yoon spajo un gran ayo donde dijeron los yndios que estate
ch oe SS ae ee
Pt oe ec aro th ng
ane Room pn ce gman
moe les ei een ae
engin ory co Ed poe
eb ete Mur aa Sra
So ae
cho lugar
577‘Ademis, los indios exigieron que se nombrase a otro defensor,
por ser el anterior parcial « Nabon, Haba side ‘también malintencio-
ada la actuacién del fiscal de la visita, el indio Juan Tocas, que era
principal del pueblo de Ticllos, justamente el higar donde era cura
Noboa. Luego hubo recusacién de los intérpretes y se pedia que en
Io sucesivo no se nombrasen, otros sin el consentimiento de los in-
dios, ya que “siempre lo bueno o lo malo” recala en ellos (AL, [1]:
Leg, tla: 2). El nuevo defensor sostuvo que los indios eran buenos
ceristianos y que, en realidad, ningin cura se habia quejado de ellos:
acudian a misa, se confesaban y comulgaban. Uno de los acusados
de idotatria, don Pablo Guamin Chare, incluso habfa reparado el al-
tar mayor de la iglesia de Machaca y las capillas y tenia planeado
comprar ganado para, con sus aumentos, hacer mas reparos, orna-
‘mento y otras cosas tocantes al culto divino; ademds, en su calidad
de principal, siempre habia prohibido las idolatrias y si alguna vez
habia participado en algo era porque, seguramente, estaba borra-
cho. El juicio a Noboa es largo y complicado, En las mutuas acusa-
Giones de las partes y en las continuas recusaciones de los jueces
nombrados para la calisa, poco a poco, va quedando claro que en el
conflicto, entre el visitador de Ia idolatria y los indios, también to-
maban parte los curas doctrineros de la regién. Asi, el primer cura
nombrado para seguir la causa, el cura de Cajatambo, licenciado Pe-
dro Bermidez, fue recusado por el defensor de los indios por par-
Galidad a Noboa. El siguiente juez, el cura de Chiquidn, Cristébal de
Vargas Garrido, es recusado a su vez por el provisor del arzobispado
por ser parcial a los indios y ser uno de los que “ban fomentando las,
fausas a los yndios". Paginas atrés hemos visto que este cura tam-
bién habia tenido problemas con su doctrina. En este contexto, el
apoyo de Vargas Garrido a log indios en su causa contra Noboa pue-
de deberse a diferencias con el visitador. Los conflictos entre visita.
dores de la idolatria y curas doctrineros no eran raros.*® Tampoco
lo fue la peticién de defensor, luego de la tercera recusacién —esta
veral cura de Cahacay Juan Celis de Padilla, también amigo de! visi-
tador-, para que Noboa saliese de la regién, ya que tomaba activa
participacién en el proceso presionando e intimidando a los indios.
‘Como ya vimos, la figura no era nueva. Finalmente, no obstante los
‘esfuerzos de los indios, Noboa fue liberado de los cargos. Después,
hubo algin intento de apelaci6n al obispado de Huamanga, pero no
nos consta que haya tenido mayores consecuencias para el visitador.
‘Al parecer, en los afios sesenta del siglo XVuL, Ia poblaci6n indige-
na, encabezada por los curacas, ya habia alcanzado un perfecto co-
nocimiento de los mecanismos legales de la Colonia. Para los
‘lérigos coloniales las acusaciones generalmente no tenian mayores
‘consecuencias, como ya vimos; pero los embarcaban en un engorro-
578
s0 ajetreo judicial en extremo molesto y costoso. Asi, en 1661, el a
raca gobernador del pucblo de Ambar, don Juan Rodriguez Pilco,
habia efectuiado, junto con otros indios de su doctrina, una parodia
de la misa catdlica:
Francisco Maitin se vistié con opa colorada y sobrepellisy poniéndo-
‘se una miscara y grandes barbas de pellejosac6 de la iglesia del dicho
pueblo [--] un bysopo Y aceite [..] asperjando al concurso diziendo
ian en burl que mobian a gran risa y después se legé con
Fagui o danza de Indios entre quienes estaba uno que contrahazia una
je tra
por uns piedra en forma de criatura lo cogié en las manos el falso sa
Ferdote que trafa una corona de papel en la cabesa y hasiendo sobre
lla muchas nefandas ceremionias de baptiso ymitando en lo mds lo
{ue acosturmbra la sancta yglesia en los verdaderos baptsos y nego
Jrcontinenti se fue a un altar [...] poniendo en él un libro por misal y
Un pan [--} comensé el introito de la misa[..] sé de debajo de la
ope [a] un papel cortado en forma de ostia sobre el qual dixo las pa-
Tabras que 41 sabe y haziendo una genuflexin le lebanté en alto y La
mostré al pueblo que con arto regozijo y gozo vian aquel lamentable
expectaculo (AAL, seccién Causas Criminales (sin ordenar), leg. 14).
El sacristan del pucblo, el indio Agustin Capcha, traté de impedir
la burla, Entonces el curaca le dio con un palo en la cabeza “rom
piéndosela gravemente”. Acto seguido, cargaron sobre él todos los
Syudantes y amigos del curaca, lo golpcaron y encerraron en la ighe-
sia. Ante amenaza de algunos espaholes y del propio sacristin de
{que si fa Inquisici6n lo supiese le irfa mal, el curaca respondié que:
ino te le dava nada de que se quexase que él le daria [a Capcha] zien
azotes en las nalgas y que sc las 4) ‘después los sefiores arzobis-
poy virrey y que los seiores inquisidores no conosian de causas de
fos yndios y que si el cura hizicra alguna demostrarién de defensa a
ccte testigo todos lo avian de capitular al dicho cura (AaL, sec. Causas
Criminales, leg. 14 [sin ordenar
Para concluir esta breve incursién en el complicado tema de la vi-
da en las doctrinas de indios y las relaciones entre éstos y sus sacer-
dotes, muchos de los cuales luego fueron nombrados visitadores de
ja idolatria, quisiera profundizar, justamente, este aspecto de las in-
vestigaciones sobre el fendmeno de la represin religiosa en la épo-
fa colonial: los expedientes de idolatrias son ante todo juicios y
Geben ser contemplados asi, como documentos en los cuales se re
flejan los intereses contrapuestos de distinios sectores de la sociedad
colonial peruana.
579A modo de conclusién
La extirpacién de la idolatrfa en Peni fue constante durante el si-
glo Xv1, particularmente intensa a partir del gobierno del virrey
Fcledo, quien llegé a pedir que se extendiera la jurisdiccién del San-
to Oficio'a los indios. Mas no tuvo éxito. Como se ha seftalado, es a
‘pases del Estade solo-
nial ye ia, Toda k ‘que era necesaria para
fo Contra las creencias religiosas de la poblacién an-
nizacién de los indios, habia tenido una
sobre todo, a las turbulentas condicio-
liticas de la primera mitad del siglo. A partir de 1609, la extir-
pacién de la idolatria, que antes era vista como un proceso de larga
Furacién, se institucionaliza en el arzobispado de Lima, convirtién-
dose en una especie de Inquisicién para indios, Cabe anotar que la
aparicign del instituto de la extirpacién estuvo determinada por una
serie de causas socioeconémicas y politicas.
"A nuestro modo de ver, la extirpacién de la idolatria montada en
el Arzobispado de Lima, a partir de la denuncia de Avila, constituye
un pi ‘reformador, relativamente ambicioso, propugnado por
la propia Iglesia en estrecha colaboracién con la Compaiia de Jestis
y el poder civil virreinal que buscaba corregir los defectos del siste-
Ina que habia venido implementéndose a partir del Concilio de
Trenio y los concilios limenses del siglo xvi. Una especie de “peres-
troika” eclesiistica de relativamente corta duracién —16 afios aproxi-
madamente-, cuyo contexto histérico y consecuencias no han sido
atin evaluadas en su verdadera dimension. Este proyecto de reforma
eclesidstica debe diferenciarse de la campafia de exticpacién Hevada
2 cabo a mediados del mismo siglo XVII por el arzobispo Pedro de
Villagémez, a quien guiaron otros méviles y para quien las campa-
jas resultaron ser una propuesta alternativa a los pedidos de refor-
mma, que surgen en la época por iniciativa de altos miembros de la
administracién civil colonial y las érdenes religiosas, preocupados to-
dos ellos por el estado de adoctrinamiento de la poblacién indigena.
Es decir, que la diferencia fundamental entre las dos grandes
‘campafias antiidolétricas del siglo xvit viene dada por el contenido y
los fines, asi como por la correlacién de fuerzas que las impulsan, to-
da ver que en la primera campafa vemos una unién asombrosamen-
te arménica de metas entre el poder civil, la Compaiiia de Jestis y el
‘Arzobispado, mientras que la actitud de los dos primeros ante Ia ini-
580
Gativa extirpadora de Villagémez seré de una relativa frialdlad, cuan
‘do no de una fiera oposicién.
Ls caracteristica mas importante en los juicios a “idétatras” du-
rante el gobierno de Villagomez, es Ia obsesiva incidencia en to pro-
Tenal, un ensafiado refinamiento en las técnicas inquisitoriales,
cuyos mis experips representantes ton los visitadores Bernardo de
Noboa y Juan Sarmiento de Vivero. Sin embargo, a excepcién de las
visitas efectuadas por el primero, que nos muestran sistemas religion
Jos indigenas todavia vigentes, se nota que cada vez es mds dificil en-
contrar casos de idolatria espectaculares. Esto nos puede mostrar
Gna diferencia en las metodologias extirpadoras de los visitadores
gue nos resta por estudiar en el terreno concreto de los documentos
Jl contexto. Las visitas darante el gobierno de Villagémez eviden-
Yisn que Ia edad de oro de la extirpacién habia pasado, Al parecer,
la gran actividad desplegada durante la campatia de 1610-1622 habia
ciectado seriamente la Organizacién de las religiones autéctonas, €x-
terminado a sus especialistas religiosos ¢ inclinado, a favor del cato-
Iigiemo, a gran parte de la poblacién y jefes étnicos. En muchas
‘causas de esta época se nota ya una fuerie amalgama de creencias.
Por momentos parece como ai el imaginario popular de los coloni-
zadores se hubiese fundido con elementos de creencias indigenas y
Ja ritual: brujas que vuelan por las noches a reuniones sabsticas 0 @
‘Otros poblados con el fin de dar muerte a alguien; se convierten en
Yenados y perros, matan a la distancia con alguna prenda de la vieti-
na o hablan con los pajaros,43 preparan brebajes para seducir a los
hombres, baindose con flores secretas y escogidas, obtienen los fa-
vores del ser amado, con tierra de colores y cibezas de pdjaro atraen
Alamor. Pero ademas curan a la manera andina, frotando Ia parte
dolorida con un cuy, sebo de llama y coca. Es una brujeria que ataite
‘todos por igual, pues todos creen en clla: espaiiol, el indio y el
negro; y no solo en Ia costa, sino también en los pueblos serranos.
Mischae veces las denuncias a “hechiceros” ¢ “idélatras” vienen dic-
tadas por conflictos vecinales o los simples celos de una mujer. Cier-
tamente, en muchos casos, la visita de la idolatria se convierte en
luna visita de control de vida, costumbres y pecados publicos.
El instituto de la extirpaci6n no seré desmontado durante la Epo-
ca de Villag6mez; aunque ya en su gobierno se nota una progresiva
transicién: el control ideolégico de la poblacién andina se va convir-
Uendo en una tarea mas de las visitas ordinarias o de Tos curas doc:
trineros y sus ayudantes, que era To que habjan estipulado lot
conilios del siglo XVI. Es decir, que luego del gran intento reforma-
Gor que significs Ia extirpacion a inicios del siglo XVI y las grandes
Gisesiones que suscit6 en los afios de gobierno de Villagomez, el
581sistema evangelizador en Los Andes volvia a los principios de orga-
nizaci6n fijados, en lo general, por el Tercer concilio.
‘A fines del siglo XVII, con el conflicto de poderes entre la Iglesia y
el Estado colonial, el aparato de la extirpacién es pricticamente des-
montado; sin embargo, procesos por idolatria, hechiceria y amance-
bamiento serdn levados a cabo en el Arzobispado de Lima, a juzgar
ber la documentacién de su archivo, hasta los afios cincuenta del si-
xix
Notas
1 Debido al nimero de Investigaciones producidas er los dhimos afoe sobre fa ex.
tiepactén de Molar en Lot Andes, se hace necesario ya un estudio bibliogréfico, EL
Urubajo panordmico més completo es el de Duviols(1971,1977, 1986), Interesantes hi
[potctis ha venido formulando Antonio Acosta (1982: 17}. Documentacién
Riverta, informes de visitas, correspondeneta, datos sabre los viitadores podemos en-
‘Comrarlos en distintas colecciones publicadas (Aguatinos, 1865; Angulo y Urteaga,
1926; Barriga, 198-1953; Eguiguren, 1949; Liston Chaves, 1943-1947; Medina, 1965;
Vargas Uae, 1951-1054 y otros). Para un andlsis de fuentes véase Garcis (1990),
[Nutan tineas de interpretacin ls ha sugerido Urbana (1989, 1991); es también de
interés a compilacion de trabajos publicada bajo el tiulo Cateliciome y eirpacion de
‘dolatrtas por Cabricla Ramos y Henrique Urbano (1992).
+ Para una Ides del contenido de fa Seceién, yéase Gutiérréx (1992).
1
2 Debido'al earcter eminentemente procteal de la mayoria le los expedieits,
orfentados a demontrar la culpaildad del reo, pariendo de manifestacloncs exter
‘Sr dela idoatria(culto, ritual) se obvi Informacion sobre mitosy tadiciones en ln
‘ayoria de lee casos, Saire Eton veae la informacion recogida por Francaca de Av
Ir Husroghirt (Taylor, 1987), también lor expedientes de Cajatambo publicadoe
For Duval (1980 athe tas carceincns epee deo dacomenns tame
Pibiadelante
4 Rembtolat lector a la guia reclentemente publicada por el Arroblapado de Lima
(Gutierrez etat, 1995),
8 VéaseIdotatefas de los indios wanka, 1928,
* Dowie, 186, Lox proces fueron ranseiosfragmentaramente, sin un ete
io sd ia tan Se peep por lo vino, aqueion pj ie “cntenen
we LT Sc tormactohes antopetopets dl mayor ner sobre el Incanatoy
eres Sisgracadamente, por Haber itervenioo varia personas cn cl proceno
seer eins presnia tus erroren Al faber obviado gran cama de a
nee acnkramientn, sc hace impose sett el curve del proces oe
Sere? Sens ten dara del conten toque ndaitablemente ena valor
582
ss eite encomiable exfucrzo por hacer acceaibe Ia valfosa documentacién le Catan
Boa fos inwestigadores,
1 Gareta, 1994; se trata de un primer tomo que incuye la documentacion relatira
ata cane wert contr ysureha del antguo corregimiento de Cajatambo
8 Séncher, |. Bite libro nos brinda una correcta transeripel6s paleogriifica de
satin, 191: Ee en ns ager etocstn pos ek
ume scm a maxi ot Lo Andes de
a oe ote ny commie prorepada por ec
ies a isnot de Teno nena den 8
Sb a de Contr imo que eH asi no ques liege
“eats popula ring em amen eampoco ag ve iv cade de Gat
$Seceron que lew a cabo el bach :
Proce eda tanto que pala zona cacogida,cxsten erin expedient
serena tsi oo ie fueron deja furs de a colecin sn expec
il ecor trem al loge de Laure Cure (1992)
© Vease Tineo Morse, 1992. Por nucstra parte preparamos actualmente fe indices
de tas ationer de Concurso, Testaments y Causas Crminales dl tado archive,
10 Véanse tas apredaciones del doctor Cuenea sobre el lamentable caado $¢
evangslsnetin en Ferd ports afon 196667, Relacion del via de repartinienios
fcchs por él en: Lisson Chaves, 1943, voit, t: $2881.
ern; 0105 umber ue esl
vine Dr 27 1010 i Sanyo
te oe rg se
srl ge mn a Fa uct cl oboe
Berea een
18 Vease Vargus Usgerte, 1951 (tomo).
18 Millones ef al, 1990; sobre el persor ‘ver Urbano y Duviols, 1989, Albernoz
fo Mio 2 EO tes een el la 1909881, pub
for Dur 1080
14 Sobre el tai onqoy véase el trabajo de Rafael Varén en Milnes fal, 1990.
1S tre las divchdades *enucadas” po ol atk ongay no Siar sow
campers nan ato leva pera que la supuess febeisn aniexaols Prop
sare reign incas de Viksbambs, psiera ser solo una versign iniretads 4 cor
38 Por oe ncronen de la sociedad expafola Véase Urbano y Duviels 1989: 41 Y
Ramoe C., 1992.
16 Mitlones etal, 1990: 167, La peticion le fue negnds,
1 Duviol ha anotado que Molina y Albornoz, los des promovidos por Toledo 5
ah ecsen tno pueden haber dejado de sr un poco aus wurientiog, 1
cane Rikoneas que Toledo imponia por doquier” (Devils, 1977:
583,8 Millones af al, 1990: 115; recordemos que el salario (sinodo) promedio de un
‘cura doctrinero era de aprosimadamente 600 pesos anuales, véase Lisson Chaves,
im, vol mi 484487.
19 Remito af lector interesado a las actas de los concitios publicadas por Vargas
ag 1851 (ey Tabi Ease lan en Duvile (1977 97106, 126188;
18175)
2°81 discunto de Avila ha sido publicado por Emma Falque (1987: 141-180).
2 £n relidad, el descubrimiento era bastante dudosa. A to largo del sig X01 se
‘aia lamando consiantemente la stencin sobre este punto. Vease por jemplo Lis
son Chaves, 1948-1947, t 11, vol. m1: 433. Por cjemplo
2 Sobre la relacién Inquisicién-extirpacion, véase Garels, 1989.
2381 texto de las Conattuciones Sinodales que te refiere concretamente ala idola-
luia (capitulo VI del libro primero) fue incluide por Arriaga en eu Ubro (Arriaga
{1621} 1968) y reeditado por Duviols en 1986 (pp. 911 ys).
24 Eats tes fue defendida por Egafia (1966) y tltlmamente por Burga (1988). Ps-
‘2 ene sltimo Ia revitallzacin de las religiones andinas habria tenido lugar en un mo-
‘mento de deterioro del poder politico del Estado colonial y de desarrollo paraclo de
los poderes regionales (Burga, 1988:155). Los cambios producidos en la wociedad co-
lonlal se expretaban en wn deteriora del régimen étnico comunitari lo que eviden-
temente afeciaba a lor schores Zinicos que habrian apoyade los cultosidolutricon. De
{a oporicign entre éatos y cl grupo de indios aculturados y colaboracionists surgirfan
15 mayors de as acuclones contra a Holi. Sin embargo, no Lenemr ninguna
rucba de que la religionesandinay sc haya “actvado” de tmanra apelin
‘Gel siglo x0H o bien avanzado éste.Justamente es Ia usis de la "revitallzacién® de low
‘cultot andinos fa que exgrimen lor arifies del proyecto extrpador de inicios del vt
‘Para dar inicio alas campatia; el argumento de la gran actividad de los sacerdotes in-
‘igenas, que dirigfan ous esfucraoe contra el proceso de eristianizaién, fue el pretex-
toipara activar todo un aparato legal y procetal de control de la poblacién indigena y
dde lor curas doctrineros. De tal manera, pues, que Ia tesis de vialidad de la religién
2 inicios del siglo xv o mediados de éste poco nos ayuda a comprender sw
ponlendo comasdiffciles de probar, y nos coloca en fa ineémoda posicién de defenso-
fen de lar tess interesadas de los promotores de la extirpacién en el Arzobispado de
Lima, Por otro lado, los trabajos de Duviols (1977) y Acosta (1982) han echado por
Ulerra la versign de un “descubrimiento™ de la idolatria en 1609. Avila usd de la de-
‘nunca, sobre todo, para librarse de as acusaciones de los indios de au doctrina.
2 nts la defend Duviols en 1971 (1977) Antonio Aconta ha domontrado la
Imposiblidad de unarelaién eauea efecto. Segin €, estas creunstancias podian ha-
ber influida en algunas personas y animado eampaias, pero slo una vex ya iniiadas
(Aeonta 198274)
7 Véase Sincher, 1991: Introduccién.
17 Vease Duviols, 1977; 1986 (prefacto: 100uxxLVil}, Dicho vea de paso, e# poco
probable I afirmacién de Duviols segin la aval la extirpacién habeta buscado a inte
fracién o liquidacin de los doctrineros regulares (Duviols, 1986: XLVI). La legisla-
‘Sin de la Epoca relativa al control de parte de los ordinarios de las doctrinas de
fegulares es bastante confusay tendia a cambiar con bastante rspider. Asi, as cédulas
584
e508 9118p ample acannon oon ara area po me
seis itcmsy tema ns a Ee
ery ee Pca
a a coca
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Ere mc ae rn i 1 a ot eat
econ Fr ee rico
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ey i ec a ee ae ee lor
ceo re itt en lr eee
Cee i a ced ae
Beedle re RE
een a er eure caper
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Se En a Te a Du a pe
a coethe cer naraogoee
perpen rn ee eto
ope tecin pearance
Fi pe ac
1% Vase Acosta, 19822; 1982. Sin embargo, esta hipétesis no nor permite selarae
cl porgué ena supticsa iniciatva de los cures doctineros tuvo inmediata aceptackn
tre el poder civil y eclesiatco; un andlisis dela seccién capitulos del AAL nos mics
{ir que bos delitos de que eran acusados con mayor frecuencia los curas doctineroe
{del Ssobispado no se diferenciaban en mucho de la acusaciones que podian formm-
MAL oe Loctrincros de otres partes del vireinato peruano o de América, no ob
tame ello no se dio, hasta donde sabemoe, un institulo parecido a Ia extirpacién
TimeBa en otros lugares, Indudablemente en un ambiente como el colonial, donde lot
‘onfictos econémicos eran frecuentes entre el cara doctrinero y sus feligrese, crm
Gis recaryeni al plane simi con cl afdn de dewvitar fs acuaciones an
Ruxgade Ecesistic pero creemos que clo nos permite matizarsélo el curso deal
} rm onjusto del proyecto extrpador.
29 Fl visiador de la Moatriaentaba faeatado también para examinar la idoncidad
“det docsinante, por jemplo en el conociiento de la lengua on la predicacion y
‘atuininraclon de los acrtmente, Una mucstra la encontramos en la nominacign de
‘etador deta catia de Fernando de Avenéaho (1617. “decamoe abe lo
Perse icc pueblo y doctsinas de yon ta de cérigos como de reigowos saben |
eee) dellon yo ls admisran los scramentosy predican en a dich ley
tengo Boendola por dscuyde o neglgengia no cumplcn.. ox damos el poder yf
que hagas perculardilgensia cn li de lo que were telendo verdadera
Saray de fara uslguier coets que sea yopzdiba de a buena doczina yemachany
Tre) Siow nen avearels con puntualdad al os paresire er nestaro para
Encraroe Conidae def rb efeido elon cos curs predique ate
ERSTifin serman sobre cl evanglio dela Besta ode I feria en que cayere los podais
petiiry apremiar 2 que io prediquen.y también os damos cl dicho poder y fcuk
Sree Tabs ts buene enccnydireaion dla dicha visita connie que cl c-
SUN SILEISyoctrina donde esubleredesvstando salga della por e empe que
Dacielvuao por chaque tucre necemrio.-o ordenareisy mandareis como oF FO
teciere conventr" (act, Lina, 327).
585fue detenida por orden del Cabildo eclesiath
‘tn julio de reakdencia. La reaccién en contra del
(60 y a loe visitadores se les abr
Sroyecto extirpador, que es un tema ain insulicientemente explorado, puso haberse
Pina Tavorecida por la desapaticion de la escena politea de loa wes principales pro-
Thotores del proyecto: Arriaga y Lobo Guerrero murieron a inicios de ese afo y el ve
trey Principe de Eaquilache tuvo que regresar a Expat.
31 Et Memorial de Padilla ha sido put
591-420), Cabe anotar que por la épocs ipropuestas todavia mas radicales
Gn cl sentido de dar a'l Compaita doctrinas piloto en lor corregimientos, aaf en
$603, clvirrey Conde de Santisteban propuso al rey una lista de 47 doctrinas que po
rian ser entregadas 4 la Compatiia Ene} ‘de Lima esas doctrinas ity
‘Gian, Hunan Recuay, Zinga, Lata, Chavin, Hudnuco y Quinti (Marza, 1988: $95),
‘igunas de clas eran cOnsileradas las ms vias y apetecidas por el lero secular de la
epoca.
por Vargas Ugarte (1966-1971, mr
2 aut: Seccién Capitulos: Causa contra el bachiller Rodrigo Hemindez Principe
{(Corongo, 1610), eg, 1, Exp. 18; Causa de capitulos contra el icenciado Juan Arévalo
‘SCaefo (Casma, 1685), leg. 5, exp. 2; Causa contra el padre Francisco de Guevara
(Ghovin de Pardarea, 1655) leg. 16, exp. 1; Seccién Causas Criminales (dérigos}: leg.
15 (in grdenar): Gausa contra don GerSnimo Diaz cura de Chileas por haber violado
buna india, 1668; Causa contra Juan Tamayo cura interin de Ambar por haber mata,
4o.a golpes 2 un indio, 1666.
33 AAL, Scecién Testamentos, leg. 30, exp. 25 (Lima, 1650-1659). Bartolomé Jur
o Palomino fue uno de los vsitadores nominados en 1649, encomendandosete la re-
iin de Conchucos y Huamalies En una oposicion al curato de Siguas (1620)
Sfgumentaba ser. “un sacerdote de buena vida y fama y costumbres y graduado en
ai teologia.. hijo devea tierra y domicliario deste arzoblapado a quienes manda sa
agestad te preficran a los demas lo otro porque #f Ia lengua general de Jos yndios”
(fats Seectén Concursos, leg. 1. Exp. 28), Era por entonces cura de San Pedro de Tr
(ioe (Gajetambe) Hacla 1687 cra cura dela Cabana y Huandoval, en donde perma
even Pasta 1651 cuando serd promovido a Ihuari, A petar de que en 1645 él mismo
eclaraba entar “viejo y enfermo”, lo vemos todavia en actividad por 1666 cuando, no
‘tatante el celo extirpador mostrado afios antes, debido a diferencias con el vsitador
Sdinarios defendia« tos indios iddlatras ordendndoles que huyesen a los cerros €in-
Gluro amcnazando a los que te rebutuaban hacerlo. ast, Seccidn Concursos: leg. 4,
Sap. 10s leg, 3, exp, 48; Secclén Vilas: leg. 1, exp: 17 y 1B (Coronge, 1654); Ie.
Tae exp. 18 tibuari, 1656}, Seecién Testamentos, leg. 9, exp. 7 (1627).
Los visitadores deblan siempre ir acompafiados de un ical y un notario, Pero,
_gencralmente intervenian otras personas: indios delatores, negros esclavos, mestizos
5 Tat excl eato del bachiller Rodrigo Hernandez Principe, quien empeté por pro-
pis inicativay buscando hacer mérios en au carrera eclesiatica, la vista de st doc
Ra de Ocros, Véase Arriaga, 1968: cap. X
40 Véase ta estupenda biografa de Avila exerta por Antonio Acosta (en Taylor,
1967), también sobre Avena ver Gulbovich (1098) y sabve Herndndez Principe,
Garcia, 1902,
1 probanea de métitos del bachiller Rodrigo Hemnéndez Principe, (sci, Lima,
222) (1619).
586
99 sa, [i.teg. 1, expe 8, 9,10. Hemos publiado los autos en Carcia, 1994.
3 Resuka evidente que la extirpacién de la idolatria se hallaba en el centro de fa
tucha por el poder, desatada ala muerte del arzobispo. Lucha por el poder que era et
Comin de ls xcdcs vacantes, no aSlo de esta También podría gustarte
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