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Extirpacion de Idolatrias y Sociedad Colonial en Los Andes. Apuntes para Los Siglos XVI y XVII Por Juan Carlos Garcia Cabrera

Extirpacion de Idolatrias y Sociedad Colonial en Los Andes. Apuntes Para Los Siglos XVI y XVII Por Juan Carlos Garcia Cabrera
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LECTURA 24: Garcia Cabrera, Juan Carlos, “Exti . “Extirpacién de idoloatrias sociedad colonial en los Andes. Apuntes para los siglos XVI y XVII", en Mayén Cervantes (Coord 5. esoumért Andes, CIESAS, México, 1996: Ssrsse omen » Wes Extirpacién de idolatrias y sociedad colonial en Los Andes. Apuntes para los siglos XVI y XVII Juan Carlos Garcia Cabrera Introduccién Para la zona andina y, concretamente, para Pers, cl ema de la ex: tirpacién de idolatria ha rebasado ya, desde hace algunos afios, los eatin cadémicos, convirtiéndose en lugar comin, al que han 2% Gitte no sélo historiadores y antropélogos. No nos proponemos &r prender aqui un estudio bibliogrico y de fuentes, 2 ae ello perder cts limites del presente articulo; sin embargo, es necesari hacer algunas anotaciones.t Te facnte més importante y fa docamentacién més valiosa y ca para el estudio de la extirpacin de la idotatria.en ot Peri, la confor- Pare fas expedientes de la secciOn Idolatrias y Hechicerias de} Archi- senArrobispal de Lima. Luego de miiltiples ordenacion®s y yo aro sPts, esta documentaciGn aparece hoy agrupada en 18 le jproximadamente 192 expedientes2 De éstos, 8518 7 corresponden a la época de las primeras campafins cont la avis (1610-1622); otros 11 cubren Jos afios 1681-1647; eee go0\y 1697 se cuentan alrededor de 143, y 21 para los afios 1700- 1650 Sie embargo, es intl cualquier extudio estadistico, pues 1 10. gn de los documentos ha dependido del azar. Muchos de cr rvmcnes de. idolatria que cnviaron los vsitadores durante tis ‘campafias de extirpacién, no se encuentran en el archivo & han sido guardados en otras secciones. Esta documentacién nos brinda infor- rear eot blo sobre las religiones andinas y su represion: fs qe, ade sus datos puede ser sometida a un andlisis mul Dicho sea de paso, uno de los mds frecuentes err Dicho ve at extudiar los papeles de idolatrias, consiste en haberlos 887 aislado del conjunto de las otras secciones del Archivo Arzobispal, ‘cuando en realidad toda la documentacién de este repositorie docu- mental esté intimamente ligada; y fa extirpacién de la idolatria, tan- to en su génesis como en su aspecto formal y fenomenolégico no puede ser entendida fuera de este contexto, que no es otro que la sociedad colonial peruana del siglo xvit en general, y las caracteristi- cas de la historia eclesidstica peruana en particular.* Cabe anotar que parte de esta documentacién ha venido publi- céndose en los tiltimos afios. Asi, en 1923 vio la luz la visita a los in- dios wankaS Los informes def visitador Bernardo de Noboa, relativos a los procesos iniciados por él y contra él durante su visita a Cajatambo, fucron editados por el Centro Bartolomé de Las Casas de Cuzco y Pierre Duviols.6 También sobre la zona de Cajatambo tratan Jos documentos publicados por nosotros en 1994.7 Por su parte, la historiadora espaiiola Ana Sanchez ha publicado siete expe- dientes sobre idolatrias en cl antiguo corregimicnto de Chancay.® ‘También es de suma importancia la labor que se ha emprendido en la elaboraci6n y publicacién de catalogos y guias de diversas seccio- nes del Archivo Arzobispal de Lima;? a la larga, esto permitiré un mejor conocimiento de la riqueza de datos de las diversas secciones, que complementen, la fragmentaria informacién de los papeles de idolatrias. Etapas ‘Aunque generalmente la divisién de los hechos histéricos en eta- pas tiende a ser arbitraria, es indudable que ésta ayuda a compren- der las particularidades de la evolucién de un fenémeno determinado. En el caso que nos ocupa, la extirpacién de la tria como proyecta evangelizador « institucian..es llevado a cabo en el arzobispado de Lima, séla al finalizar la primera década del siglo Xv, El término “extirpacién de la idolatria”, presente en la docu- mentacién de la época y aun antes, ha inducido a confusi6n a gran cantidad de investigadores, sobre todo porque se ha llegado a con- fundir el problema de la difusién del catolicismo espaiiol parte del continente, y la consecuente represién de los cultos indige- nas con el experimento concreto y limitado (hasta donide sabemos), impulsado por algunos arzobispos limefios y la Compaiiia de Jestis en el siglo Xvil. Hablando con rigor, la Iglesia espafiola no hizo otra 558 Jo en que pisé tierras americanas que coma. desde el Pr aor ots postu, la Bstoria def ie extn asia eatoica en Los Andes contra ‘a iota) ao te iteoca de los aniguos cults al principio,» oe Setter 1a sap ge ton evangelzadorcs o el ‘catolicismo andine cole ividirla en tres ela an despues ee “ieate cores ccte inicial hasta principios del xs se caracteriza por una extirpaci ion espera Per sen ten ee Pt ate paciér ox amnental la destruccin de templos, i Poe are ies Hevada 2 cabo cn la mayoria de ios tos y ea ec eli vedio de un debate sobre si cl RG os Grdenes religiosas, en medio de breil Sept et ce ere abandon ronpulsivamente. Tarnbien en este periodo se Cciet A luna sfonde cierossectores de fa iglesia de] nadie ot as Beara que el Sunto Ofico tenga jurisdic sre Pare eapecial, una especie de superintendencia de Te o $e cree Un ca wh ervadicacion de Tos cultos prehispanicos, Idolatrias, que di clos Ue to mp eos pe Je Hos Linens 1584), ya que ellos. permiten, > Pes mas im Cis SRS sec ae jenian ls bases. de la creacion del sistema 2 Jas normativas est cil Scag nit oa anceps Bn ide ta demuncia del doctor Francisco, de Aste Ira seaoso *descubrimiemto” de la idolaria de Jos We og 1600 shitty ta ereacién del Instituto de la Extirpaciony, hasta 1626, dee) ras la muerte del arzobispo Gonzalo de Compe, P Mn queda detgnida por varios aos in esta clapa vernos Per opeco extiador, cuyos promotares Tuerory 00 Terre Fran A oaiones de Sn ‘pallarfa su forma ms el cones et Sie 32 1618 y ef libro del jesus Pablo Jost de Arti La aad Sabena dees iquos cults. gentilicas. ¢ ites delinear aie permitiese subsanar los defécios que. senor ah ideado a partir de los conciligs Ie el siglo XVI e inicios del siglo x¥™- 559 La tercera etapa se inicia en 1649, cuando el arzobispo Pedro de Villagémez les da nuevo impulso a las campafias de extirpacién, y se prolonga hasta 1671. Luego de varios afios, en los cuales el proyecto extirpador es dejado de lado por las sedes vacantes y el arzobispo Hernando Arias de Ugarte (1631-1638), la erradicacién de supuesta idolatria de la poblacién indigena vuelve a convertirse en la princi- pal preocupacién de la politica oficial det Arzobispado de Lima. Pe- To esta vez habran cambiado los fines y el sentido mismo de las ‘campajias: ya no se trataré de un proyecto evangelizador relativa- ‘mente ambicioso, sino de un sistema de control policial impulsado 1 el propio arzobispo, quien de esta manera buscaba enfrentar la dificil coyuntura politica que encontré a mediados de siglo. Extinpacién de idolatrias en el siglo XV1 peruano Si es cierto que el fin formal de ta Conquista habia sido la evange- Tizaci6n y la lucha contra las falsas religiones, muchas personas reco- nocian que, pasada la primera mitad de siglo XVI, y a casi teinta aos de presencia espafiola en Los Andes, era poco lo que se habia hecho.10 Miiltiples fueron los problemas de ta época: no sdlo era re- ducido el niimero de sacerdotes dedicados a la conversion de los in- dios, sino que las constantes sublevaciones, guerras civiles y la falta de toda infraestructura hacian imposible un ataque a fondo contra las creencias religiosas de la poblacién del antiguo Estado inca. En los primeros afios, al igual dos de llevar a cabo, eligi re todo los dominicos que, inlluidos por la prédica del pad? Las Casas, buscaron un acercamiento humano a las pobla- ciones indigenas; por supuesto que ello no implicaba la ausencia de un afén extirpador intenso. Aunque dispongamos de pocos datos sobre la actividad de las érdenes, durante los primeros afos de la presencia espaiiola, existen ejemplos de destruccién de templos, dolos y castigo a indios que no vivian de acuerdo a las normas de ta “policia cristiana”.1 Sin embargo, la verdadera organizaciGn administrativa y eclesiés- tica se dard s6lo a partir de las reformas llevadas a cabo por el virrey Francisco de Toledo y los decretos de los tres primeros concilios li- menses.12 En ambos casos podemos notar que la extirpacin de ta idolatria merecia una especial atencién. Don Francisco de Toledo (1569-1581) parece que tuvo una opi- ‘nién definida sobre el problema de la idolatrfa, y parece dispuesto a resolverlo: la idolatria es una cuestidn de Estado y extirparla, el fin 560 n_Meso: nrica los.gncarga- 3 ones, la guerra de toda su actividad como gobernante: las reducciones, la Contra los incas de Vilcabamba, la persecucién de los dogmatizado- teay hechiceros, los pedidos de que el Santo Oficio se ocupe de los idétatras, la Visita General, son algunos de los momentos de ese em- peito: : pal ¢ -rsonal mia era el 1 pues el principal efecto de i visita general y personal Se cfarar lave, bectserinydogmatadotes pry ayes doth Sei Bangali eaiga en dsposicin y tierra que pueda haces 25, aur informado el poco gue se hace por ranon de consents y Por ateine canigado tos tales iddlaras y echizeron dogmatic oe aaerrcalo que a ellos mints hace entender que Hs tasgesores YS iey ae Dids scan recibidos, no sean canigados con ef cemplo oe PGlan [oy seria ela mayor parte infrutoaa la dich vista ge ae en A se punter remedio (Toledo, 1986; 252-258). i ta pobla- reducciones, a la par que facilitaban el control de ta pol cna forganizacién de la mano de obra y el cobro de tributos, tam- bien asestaban un duro golpe a las creencias indigenas: ‘¢ como sabréis ¢ habréis de advertir para hacer las dichas reducciones ts que a los dichos indios se quiten de los lugares y sitios donde te- ‘Sian us idalatrias y entierros de-sus pasacos por respeto a lo cual, de- ‘de otros colores de piedad, han engafado y engafian a los Nistadores para que no les muden de donde estén (Toledo, 1986: 281- 282). ler espaftol en. Para Toledo es claro que no se puede asentar el poder espai Los Andes, en tanto Ia idolatria atente contra el orden pibl oda solucién a este problema es la represion; la justicia ordinaria ecle- sidstica procederé a castigar: siden ue lin cnr ct yon cn pettnen ae el ta een pe ee a can a Ce lente eh ae ae nine a reso ogee 2 gern ee Y Se ec et et jerto” (AL, leg. 5, exp: 2), A Perrobo y piedra que dize haber descubico (ant, leg 5, ox? 2) & garrobe 7 Fn ve surnaba otra: cl cura obligaba # los ing i edad. ns I onl ‘iventiado Bartolomé Jurado Palomino, autor ‘ales neces et ase de las quatro paries mds esenciales ym dle una Declare Cana (X6A3) ue acusado, ch Yaris aston: Flas de Io dori calidad de cura doctrinero. En 1682 los Wr por, abusos o Corongo denunciaban que el cura tenis “fast ne Cn ec Sn ee as con ways Pfs indios a que le tej y tenia ses ingion me ‘Ademés obliga tcurina. Por supuesto el cura nego todo ¥ 40°) bas © his or to capitulaban pot odio” (AAL; leg. 8, eX. ©: SE, 8 os Ne tsa, que se te seguin en 1650, se le pela Que exp. 11): Efi ganado de la iglesia de su doctrina, que 3! Pa . i je Mi ba indebidamente apo refrido también a un personals Eco Por iltimo, ote muestra claramente la relacion que Poo a ote las casas de eapstulos y las acusaciones de Har B14 de julea, princi ' juli “don Gerénimo Pomajulea, pi dl pcb caer ttbal de Vargas Garrido. Cinco dias tris <1 ag en ri i eps golpeado er yao represalia por una causa de capitulos ave Wa de edt tenn pts aa quer ap Sitter que geipein etait 270 ate me pues tom evs de pagar (AnL, seecion Causas CHIN an wera at ego 2 aol en us Pana . fue i ino cuando Var- ee a ce {gs Garrido presenté su defensa: sacra don Gerénio ena quer io (1 come cera congo po ae Sendo as ae se a yarn yponerme cl sou 4 ho ales Por an sinistrareacién de To que sucedio nase XP Te ‘er cn ey mac Ss Shs bicios ¥ pecados (AAL, sec. Cau ‘orde- ma Hecho que, como era de esperar, es negado Por el defensor de Jos naturales: 513 se echa de ver tener el dicho licenciado mala voluntad a mi parte di- siendo que es echisero no siendo lo que dise la verdad por ser como cs mi parte yndio principal y muy buen cristiano temeroso de Dios y de su conciensia yen quien no cabe hacer tales ritos como el suso di- cho dise hacer mi parte (AAL, sec. Causas Criminales, leg. 3[ sin orde nar]). Evidentemente, después de la denuncia de Avila en 1609, y ya ‘montada la extirpacién, las acusaciones de idolatria no podian tener un efecto espectacular. Pero continuaban siendo un buen modo de desvirtuar acusaciones y ejercer presién sobre los indios. La extirpacién interesaba a los curas doctrineros también por las ventajas que ofrecia. Los visitadores gozaban de beneficios econémi- os: conservacién del ingreso de la doctrina, derecho de procura- cién o manutencién suya y de su comitiva durante la visita,34 donaciones y limosnas, y un sueldo de setecientos pesos trimestra- les. De ahf el afin extirpador de ciertos curas que'empezaban la vi {a antiidolatrica en sus propias doctrinas.25 Podemos suponer que la obtencién del oficio de visitador de fa idolatria requerfa la posesién de importantes relaciones en la capi- tal, tanto en la esfera eclesiistica como en la civil. Sabemos atin muy poco de la vida de los visitadores de Ia idolatria,4 pero es un tema que deberia ser investigado, ya que permitiria comprender mejor {os fines y Ia forma en que eran Hlevadas a cabo las visitas. Un ejem- plo: el bachiller Rodrigo Hernandez Principe, que realizé una inten- sa actividad extirpadora en Huaylas-Cajatambo, contaba con. importantes contactos en Lima, que debieron influir en su nomina- ién como visitador de la idolatria. Entre sus amigos de infancia es. taba don Francisco Fernandez de Cérdova, oider de la Real Audiencia y fray Francisco de la Serna, prior del convento de San Agustin en Lima, Ademds, mantenia relaciones con el doctor Diego Ramirez, cura de la catedral de Lima y extirpador de idolatrias; el doctor Melchor de Urbina, abogado de la Real Audiencia y'catedré- tico de leyes; Juan Velazquez, arcediano de la Catedral de Lima y co- misario general de la Santa Cruzada; el jesuita Pablo José de Arriaga, verdadero director de la Extirpacién.3? Sin embargo, lo que hacfa més interesante la extirpacién a los de los doctrineros, eran las preferencias que ésta otorgaba en la dacién de doctrinas y dignidades eclesifsticas. El haber participado en las campafias de extirpacién era un buen argumento durante las ‘oposiciones: ‘es el dicho doctor Alonso Osorio visitador general de la ydolatria {..] ‘en cuyas visitas se ocupé de mds tiempo de cuatro afios y todas las ha hecho a su costa con notable riesgo de su persona y vida por los mu: 374 por el odio y ren- cosy maloscaminos y diferentes temples y pense) Pore ae dicios te q tne ead de les aver y eisModes stony ‘adoratorios y demas supersiiciones Lado todo lt eae avd por a persona wey 7405 ‘neficios ‘nove! luck ‘nta pueblos de los cuales ha reel Sit Sana ye elas nowenta pueblos 36108 Ss ge Fern patacones con maser tae) euye derecho es ano mds gus ot ta ent peg que evel concur (ME 1 8P- documento importante para la comprension de! eae chen see as vistas de la idolatria, af como Ge os cng i cue fsitadores, es la Informacis ona les Gitadores Sot idoltra siaigo0 1624) 3° La causa fe i iad al dase ents de la muerte del arzabispo Lobo Gutter Y repre wermuestra de la resistencia qv era 8 ernepaden pnt grupo de autoridades ec daicas del chin - Sap ences, el Cabildo de la Catedral sometié investgSe TT " los visitadores nombrados por | ete: Fra 1 marorig ce Myemando de Avendano, Rodrigo Hern Aa Fp se nt) ha Mera? Be, Jullim de tesco, de Estrada Beltran, Hernando, Malsonsy Aguilat Osorio, Por lo interesante de las preguntas Tho nos detene nas de ellas. “ls io nos detenemnes cn at os vsitadores, antes 0 después de “ca pregunta 19 ing 1s te por cada al, cana ston, valiéndose para ello de los curas de iene’ St adores dejaban de visitar pueblos © Perso fan o porintereses partculares. Teor ata 32: hacian tere hilar a los indios de los P aban, aprovechindose de su hacienda. satan ve igunts 28: ils isitadoes evaban alos pueblos aque vistaan cater’, € ‘otras cosas pat a shercaderfas, ropa, vino y otr Indios suet Vn vistadores aban dado torment ese sefiados de tee fares “vendian a los dichos ress etiados de los vsitadores “vendian ale Ben snag? rio Yate tas dihos vsitadores Ieee end a or i ‘edoravan o tocante al fos ydolos en que ot regan 26; si los indios habian dicho ser igs or to we 8 1¢ fueron cast i ine los dichos yndios qu gados por 2 eroras come ydolatras después de acavada fa visita ‘alos indios 515 sus curas que nunca haban sido ydélatras y que s6lo lo dijeron por miedo que tuvieron de los dichos visitadores por eximirse del tormento y otros castigos que hacfan a los que no manifestaban y negavan ser ydélatras” (AAL, leg. 1, exp. 8). A fin de llevar a cabo el interrogatorio, el visitador y juez eclesids- tico del arzobispado, el docto Andrés Garcia de Zurita dio comisién a varios curas del arzobispado en los cuales delegé amplios poderes. En el archivo del arzobispado de Lima hemos encontrado tres de es- tas averiguaciones; dos de ellas contra el visitador Alonso Osorio (Ambar y Nazca, 1623) y una contra Fernando de Avendaio (Huau- ray Barranca, 1622-23). Sin embargo, es de presumir que este tipo de interrogatorios se levé a cabo en otros lugares del arzobispado. La ausencia de documentacién puede deberse a las peripecias que haa suftido el archivo en su larga historia. En la averiguacién contra Avendafio, que por lo dems no fue to do lo severa que podia esperarse, la mayoria de los testigos declaré a su favor: el visitador habia cumplido todas las formalidades del ca- 30, destruido cabezas de venado, piedras y otras supercherias, funda- do cofradias, probibido bailes tituales, borracheras, puesto cruces en los caminos. Sin embargo, en Huaura algunos indios declararon que el visitador habfa utilizado la tortura para obtener declaracio- nes. Asi Hernando Tanta, principal del pueblo de Huacho, declaré que: “el dicho visitador azotava a los yndios y los apremiava a que descubriesen las guacas y que algunos le decubrian las que tenfan y ‘otros sin tenerlas de miedo dezfan que tenfan ydolos y buscavan pie~ dras diziendo que adoravan en ellas” (AAL, leg. 1, exp. 8)- Por su lado, el visitador Alonso Osorio habfa hecho auto de fe'en Nazca a simples piedras, “de éstas que ordinariamente ay en los fos” (AAL, leg. 1, exp. 9). El visitador se las habla arreglado para ha- Iar idolatrias en un pueblo habitado por indios ladinos y criados en- tre espafioles: también a él los indios le habian declarado idolos por miedo. Ademds, durante las averiguaciones en el pueblo de Ambar (Cajatambo), varios testigos afirmaron que Osério habia vendido tie- rras con el pretexto de que eran de las huacas. El dos de septiembre de 1623, don Gaspar Rodriguez Pilco, cacique gobernador del puc- ‘blo de Ambar, denunciaba al visitador de vender tres parcelas de tie- rra en el asiento de Puris, por decir que eran de las huacas, basindose sélo en el testimonio de algunos viejos atemorizados por fa tortura. Don Gaspar argumentaba que las tierras eran de sus abuelos “desde tiempos de ynga”. A esta denuncia se sumé la deli dio Baltasar Huaranga, alealde ordinario del pueblo de Tomao, que: acusaba a Osorio de haber vendido sumariamente tierras de su pue- blo en el asiento de Xaiba también bajo pretexto de ser de las hua- ‘cas. El asunto era grave para los indios, pues posefan pocas tierras y 376 i la fa el cultivo de maiz, causa por tas ue nian og en tne seg hae ‘sido vendidas a un espafiol se aga ue ta Miguel Sols co ie ecaudador de diezmos, ne} lose cl nocido recardadzl asunto era por demds sospechoso, toda vez que quier apelacéh: de las erras no era la tinica forma de evitar que low {a expropidticasen en ellas ritos gentilicos, en el supucsto de que a eset Bre “que eran entregadas al control del curs ‘del lugar Est ta sing el mismo juez comisionado, licenciado Juan Sithe? Sade wn nore erp cl prcedet Gel 9 Osorio habia + dor. Resale” ig nisen de los indios interesados en las seeras. dios, que no se atrevieron a recla- ‘Ademés, Mado: "de Tos tormentos que los visitadores de goncas les solian dar” (AAL, leg. 1, €xP- 9). - los indios de Hacas, Ma- ‘de visitas: eri 1667 los indios Veamos otro aio en el corregimiento de Cajatambo, presen: hace, Cootjenuncia contra el visitador Bernardo de Nobos ns da a cabo por este personaje habia estado lena de ee -blos listas le :O- Neg os Pfabia sido crue, s¢ aia hecho aes cujaciones a fin de obtener declaraciones, aBiso dls ore Yee dels interrogados. clio, illas de las co- jpoderarse de ganado, papas y st mrunidadies, lo que acasion6 la reaccién de los indios que acudieron a quejarse ante el tribunal del arzobispado: sic vee decane snp lace on Poh et nan re razadas contra la pat Fn ay con eat eat erga fa ty gee eine, Mei rae Scene ny ee een an ee lm on ae Yoon spajo un gran ayo donde dijeron los yndios que estate ch oe SS ae ee Pt oe ec aro th ng ane Room pn ce gman moe les ei een ae engin ory co Ed poe eb ete Mur aa Sra So ae cho lugar 577 ‘Ademis, los indios exigieron que se nombrase a otro defensor, por ser el anterior parcial « Nabon, Haba side ‘también malintencio- ada la actuacién del fiscal de la visita, el indio Juan Tocas, que era principal del pueblo de Ticllos, justamente el higar donde era cura Noboa. Luego hubo recusacién de los intérpretes y se pedia que en Io sucesivo no se nombrasen, otros sin el consentimiento de los in- dios, ya que “siempre lo bueno o lo malo” recala en ellos (AL, [1]: Leg, tla: 2). El nuevo defensor sostuvo que los indios eran buenos ceristianos y que, en realidad, ningin cura se habia quejado de ellos: acudian a misa, se confesaban y comulgaban. Uno de los acusados de idotatria, don Pablo Guamin Chare, incluso habfa reparado el al- tar mayor de la iglesia de Machaca y las capillas y tenia planeado comprar ganado para, con sus aumentos, hacer mas reparos, orna- ‘mento y otras cosas tocantes al culto divino; ademds, en su calidad de principal, siempre habia prohibido las idolatrias y si alguna vez habia participado en algo era porque, seguramente, estaba borra- cho. El juicio a Noboa es largo y complicado, En las mutuas acusa- Giones de las partes y en las continuas recusaciones de los jueces nombrados para la calisa, poco a poco, va quedando claro que en el conflicto, entre el visitador de Ia idolatria y los indios, también to- maban parte los curas doctrineros de la regién. Asi, el primer cura nombrado para seguir la causa, el cura de Cajatambo, licenciado Pe- dro Bermidez, fue recusado por el defensor de los indios por par- Galidad a Noboa. El siguiente juez, el cura de Chiquidn, Cristébal de Vargas Garrido, es recusado a su vez por el provisor del arzobispado por ser parcial a los indios y ser uno de los que “ban fomentando las, fausas a los yndios". Paginas atrés hemos visto que este cura tam- bién habia tenido problemas con su doctrina. En este contexto, el apoyo de Vargas Garrido a log indios en su causa contra Noboa pue- de deberse a diferencias con el visitador. Los conflictos entre visita. dores de la idolatria y curas doctrineros no eran raros.*® Tampoco lo fue la peticién de defensor, luego de la tercera recusacién —esta veral cura de Cahacay Juan Celis de Padilla, también amigo de! visi- tador-, para que Noboa saliese de la regién, ya que tomaba activa participacién en el proceso presionando e intimidando a los indios. ‘Como ya vimos, la figura no era nueva. Finalmente, no obstante los ‘esfuerzos de los indios, Noboa fue liberado de los cargos. Después, hubo algin intento de apelaci6n al obispado de Huamanga, pero no nos consta que haya tenido mayores consecuencias para el visitador. ‘Al parecer, en los afios sesenta del siglo XVuL, Ia poblaci6n indige- na, encabezada por los curacas, ya habia alcanzado un perfecto co- nocimiento de los mecanismos legales de la Colonia. Para los ‘lérigos coloniales las acusaciones generalmente no tenian mayores ‘consecuencias, como ya vimos; pero los embarcaban en un engorro- 578 s0 ajetreo judicial en extremo molesto y costoso. Asi, en 1661, el a raca gobernador del pucblo de Ambar, don Juan Rodriguez Pilco, habia efectuiado, junto con otros indios de su doctrina, una parodia de la misa catdlica: Francisco Maitin se vistié con opa colorada y sobrepellisy poniéndo- ‘se una miscara y grandes barbas de pellejosac6 de la iglesia del dicho pueblo [--] un bysopo Y aceite [..] asperjando al concurso diziendo ian en burl que mobian a gran risa y después se legé con Fagui o danza de Indios entre quienes estaba uno que contrahazia una je tra por uns piedra en forma de criatura lo cogié en las manos el falso sa Ferdote que trafa una corona de papel en la cabesa y hasiendo sobre lla muchas nefandas ceremionias de baptiso ymitando en lo mds lo {ue acosturmbra la sancta yglesia en los verdaderos baptsos y nego Jrcontinenti se fue a un altar [...] poniendo en él un libro por misal y Un pan [--} comensé el introito de la misa[..] sé de debajo de la ope [a] un papel cortado en forma de ostia sobre el qual dixo las pa- Tabras que 41 sabe y haziendo una genuflexin le lebanté en alto y La mostré al pueblo que con arto regozijo y gozo vian aquel lamentable expectaculo (AAL, seccién Causas Criminales (sin ordenar), leg. 14). El sacristan del pucblo, el indio Agustin Capcha, traté de impedir la burla, Entonces el curaca le dio con un palo en la cabeza “rom piéndosela gravemente”. Acto seguido, cargaron sobre él todos los Syudantes y amigos del curaca, lo golpcaron y encerraron en la ighe- sia. Ante amenaza de algunos espaholes y del propio sacristin de {que si fa Inquisici6n lo supiese le irfa mal, el curaca respondié que: ino te le dava nada de que se quexase que él le daria [a Capcha] zien azotes en las nalgas y que sc las 4) ‘después los sefiores arzobis- poy virrey y que los seiores inquisidores no conosian de causas de fos yndios y que si el cura hizicra alguna demostrarién de defensa a ccte testigo todos lo avian de capitular al dicho cura (AaL, sec. Causas Criminales, leg. 14 [sin ordenar Para concluir esta breve incursién en el complicado tema de la vi- da en las doctrinas de indios y las relaciones entre éstos y sus sacer- dotes, muchos de los cuales luego fueron nombrados visitadores de ja idolatria, quisiera profundizar, justamente, este aspecto de las in- vestigaciones sobre el fendmeno de la represin religiosa en la épo- fa colonial: los expedientes de idolatrias son ante todo juicios y Geben ser contemplados asi, como documentos en los cuales se re flejan los intereses contrapuestos de distinios sectores de la sociedad colonial peruana. 579 A modo de conclusién La extirpacién de la idolatrfa en Peni fue constante durante el si- glo Xv1, particularmente intensa a partir del gobierno del virrey Fcledo, quien llegé a pedir que se extendiera la jurisdiccién del San- to Oficio'a los indios. Mas no tuvo éxito. Como se ha seftalado, es a ‘pases del Estade solo- nial ye ia, Toda k ‘que era necesaria para fo Contra las creencias religiosas de la poblacién an- nizacién de los indios, habia tenido una sobre todo, a las turbulentas condicio- liticas de la primera mitad del siglo. A partir de 1609, la extir- pacién de la idolatria, que antes era vista como un proceso de larga Furacién, se institucionaliza en el arzobispado de Lima, convirtién- dose en una especie de Inquisicién para indios, Cabe anotar que la aparicign del instituto de la extirpacién estuvo determinada por una serie de causas socioeconémicas y politicas. "A nuestro modo de ver, la extirpacién de la idolatria montada en el Arzobispado de Lima, a partir de la denuncia de Avila, constituye un pi ‘reformador, relativamente ambicioso, propugnado por la propia Iglesia en estrecha colaboracién con la Compaiia de Jestis y el poder civil virreinal que buscaba corregir los defectos del siste- Ina que habia venido implementéndose a partir del Concilio de Trenio y los concilios limenses del siglo xvi. Una especie de “peres- troika” eclesiistica de relativamente corta duracién —16 afios aproxi- madamente-, cuyo contexto histérico y consecuencias no han sido atin evaluadas en su verdadera dimension. Este proyecto de reforma eclesidstica debe diferenciarse de la campafia de exticpacién Hevada 2 cabo a mediados del mismo siglo XVII por el arzobispo Pedro de Villagémez, a quien guiaron otros méviles y para quien las campa- jas resultaron ser una propuesta alternativa a los pedidos de refor- mma, que surgen en la época por iniciativa de altos miembros de la administracién civil colonial y las érdenes religiosas, preocupados to- dos ellos por el estado de adoctrinamiento de la poblacién indigena. Es decir, que la diferencia fundamental entre las dos grandes ‘campafias antiidolétricas del siglo xvit viene dada por el contenido y los fines, asi como por la correlacién de fuerzas que las impulsan, to- da ver que en la primera campafa vemos una unién asombrosamen- te arménica de metas entre el poder civil, la Compaiiia de Jestis y el ‘Arzobispado, mientras que la actitud de los dos primeros ante Ia ini- 580 Gativa extirpadora de Villagémez seré de una relativa frialdlad, cuan ‘do no de una fiera oposicién. Ls caracteristica mas importante en los juicios a “idétatras” du- rante el gobierno de Villagomez, es Ia obsesiva incidencia en to pro- Tenal, un ensafiado refinamiento en las técnicas inquisitoriales, cuyos mis experips representantes ton los visitadores Bernardo de Noboa y Juan Sarmiento de Vivero. Sin embargo, a excepcién de las visitas efectuadas por el primero, que nos muestran sistemas religion Jos indigenas todavia vigentes, se nota que cada vez es mds dificil en- contrar casos de idolatria espectaculares. Esto nos puede mostrar Gna diferencia en las metodologias extirpadoras de los visitadores gue nos resta por estudiar en el terreno concreto de los documentos Jl contexto. Las visitas darante el gobierno de Villagémez eviden- Yisn que Ia edad de oro de la extirpacién habia pasado, Al parecer, la gran actividad desplegada durante la campatia de 1610-1622 habia ciectado seriamente la Organizacién de las religiones autéctonas, €x- terminado a sus especialistas religiosos ¢ inclinado, a favor del cato- Iigiemo, a gran parte de la poblacién y jefes étnicos. En muchas ‘causas de esta época se nota ya una fuerie amalgama de creencias. Por momentos parece como ai el imaginario popular de los coloni- zadores se hubiese fundido con elementos de creencias indigenas y Ja ritual: brujas que vuelan por las noches a reuniones sabsticas 0 @ ‘Otros poblados con el fin de dar muerte a alguien; se convierten en Yenados y perros, matan a la distancia con alguna prenda de la vieti- na o hablan con los pajaros,43 preparan brebajes para seducir a los hombres, baindose con flores secretas y escogidas, obtienen los fa- vores del ser amado, con tierra de colores y cibezas de pdjaro atraen Alamor. Pero ademas curan a la manera andina, frotando Ia parte dolorida con un cuy, sebo de llama y coca. Es una brujeria que ataite ‘todos por igual, pues todos creen en clla: espaiiol, el indio y el negro; y no solo en Ia costa, sino también en los pueblos serranos. Mischae veces las denuncias a “hechiceros” ¢ “idélatras” vienen dic- tadas por conflictos vecinales o los simples celos de una mujer. Cier- tamente, en muchos casos, la visita de la idolatria se convierte en luna visita de control de vida, costumbres y pecados publicos. El instituto de la extirpaci6n no seré desmontado durante la Epo- ca de Villag6mez; aunque ya en su gobierno se nota una progresiva transicién: el control ideolégico de la poblacién andina se va convir- Uendo en una tarea mas de las visitas ordinarias o de Tos curas doc: trineros y sus ayudantes, que era To que habjan estipulado lot conilios del siglo XVI. Es decir, que luego del gran intento reforma- Gor que significs Ia extirpacion a inicios del siglo XVI y las grandes Gisesiones que suscit6 en los afios de gobierno de Villagomez, el 581 sistema evangelizador en Los Andes volvia a los principios de orga- nizaci6n fijados, en lo general, por el Tercer concilio. ‘A fines del siglo XVII, con el conflicto de poderes entre la Iglesia y el Estado colonial, el aparato de la extirpacién es pricticamente des- montado; sin embargo, procesos por idolatria, hechiceria y amance- bamiento serdn levados a cabo en el Arzobispado de Lima, a juzgar ber la documentacién de su archivo, hasta los afios cincuenta del si- xix Notas 1 Debido al nimero de Investigaciones producidas er los dhimos afoe sobre fa ex. tiepactén de Molar en Lot Andes, se hace necesario ya un estudio bibliogréfico, EL Urubajo panordmico més completo es el de Duviols(1971,1977, 1986), Interesantes hi [potctis ha venido formulando Antonio Acosta (1982: 17}. Documentacién Riverta, informes de visitas, correspondeneta, datos sabre los viitadores podemos en- ‘Comrarlos en distintas colecciones publicadas (Aguatinos, 1865; Angulo y Urteaga, 1926; Barriga, 198-1953; Eguiguren, 1949; Liston Chaves, 1943-1947; Medina, 1965; Vargas Uae, 1951-1054 y otros). Para un andlsis de fuentes véase Garcis (1990), [Nutan tineas de interpretacin ls ha sugerido Urbana (1989, 1991); es también de interés a compilacion de trabajos publicada bajo el tiulo Cateliciome y eirpacion de ‘dolatrtas por Cabricla Ramos y Henrique Urbano (1992). + Para una Ides del contenido de fa Seceién, yéase Gutiérréx (1992). 1 2 Debido'al earcter eminentemente procteal de la mayoria le los expedieits, orfentados a demontrar la culpaildad del reo, pariendo de manifestacloncs exter ‘Sr dela idoatria(culto, ritual) se obvi Informacion sobre mitosy tadiciones en ln ‘ayoria de lee casos, Saire Eton veae la informacion recogida por Francaca de Av Ir Husroghirt (Taylor, 1987), también lor expedientes de Cajatambo publicadoe For Duval (1980 athe tas carceincns epee deo dacomenns tame Pibiadelante 4 Rembtolat lector a la guia reclentemente publicada por el Arroblapado de Lima (Gutierrez etat, 1995), 8 VéaseIdotatefas de los indios wanka, 1928, * Dowie, 186, Lox proces fueron ranseiosfragmentaramente, sin un ete io sd ia tan Se peep por lo vino, aqueion pj ie “cntenen we LT Sc tormactohes antopetopets dl mayor ner sobre el Incanatoy eres Sisgracadamente, por Haber itervenioo varia personas cn cl proceno seer eins presnia tus erroren Al faber obviado gran cama de a nee acnkramientn, sc hace impose sett el curve del proces oe Sere? Sens ten dara del conten toque ndaitablemente ena valor 582 ss eite encomiable exfucrzo por hacer acceaibe Ia valfosa documentacién le Catan Boa fos inwestigadores, 1 Gareta, 1994; se trata de un primer tomo que incuye la documentacion relatira ata cane wert contr ysureha del antguo corregimiento de Cajatambo 8 Séncher, |. Bite libro nos brinda una correcta transeripel6s paleogriifica de satin, 191: Ee en ns ager etocstn pos ek ume scm a maxi ot Lo Andes de a oe ote ny commie prorepada por ec ies a isnot de Teno nena den 8 Sb a de Contr imo que eH asi no ques liege “eats popula ring em amen eampoco ag ve iv cade de Gat $Seceron que lew a cabo el bach : Proce eda tanto que pala zona cacogida,cxsten erin expedient serena tsi oo ie fueron deja furs de a colecin sn expec il ecor trem al loge de Laure Cure (1992) © Vease Tineo Morse, 1992. Por nucstra parte preparamos actualmente fe indices de tas ationer de Concurso, Testaments y Causas Crminales dl tado archive, 10 Véanse tas apredaciones del doctor Cuenea sobre el lamentable caado $¢ evangslsnetin en Ferd ports afon 196667, Relacion del via de repartinienios fcchs por él en: Lisson Chaves, 1943, voit, t: $2881. ern; 0105 umber ue esl vine Dr 27 1010 i Sanyo te oe rg se srl ge mn a Fa uct cl oboe Berea een 18 Vease Vargus Usgerte, 1951 (tomo). 18 Millones ef al, 1990; sobre el persor ‘ver Urbano y Duviols, 1989, Albernoz fo Mio 2 EO tes een el la 1909881, pub for Dur 1080 14 Sobre el tai onqoy véase el trabajo de Rafael Varén en Milnes fal, 1990. 1S tre las divchdades *enucadas” po ol atk ongay no Siar sow campers nan ato leva pera que la supuess febeisn aniexaols Prop sare reign incas de Viksbambs, psiera ser solo una versign iniretads 4 cor 38 Por oe ncronen de la sociedad expafola Véase Urbano y Duviels 1989: 41 Y Ramoe C., 1992. 16 Mitlones etal, 1990: 167, La peticion le fue negnds, 1 Duviol ha anotado que Molina y Albornoz, los des promovidos por Toledo 5 ah ecsen tno pueden haber dejado de sr un poco aus wurientiog, 1 cane Rikoneas que Toledo imponia por doquier” (Devils, 1977: 583, 8 Millones af al, 1990: 115; recordemos que el salario (sinodo) promedio de un ‘cura doctrinero era de aprosimadamente 600 pesos anuales, véase Lisson Chaves, im, vol mi 484487. 19 Remito af lector interesado a las actas de los concitios publicadas por Vargas ag 1851 (ey Tabi Ease lan en Duvile (1977 97106, 126188; 18175) 2°81 discunto de Avila ha sido publicado por Emma Falque (1987: 141-180). 2 £n relidad, el descubrimiento era bastante dudosa. A to largo del sig X01 se ‘aia lamando consiantemente la stencin sobre este punto. Vease por jemplo Lis son Chaves, 1948-1947, t 11, vol. m1: 433. Por cjemplo 2 Sobre la relacién Inquisicién-extirpacion, véase Garels, 1989. 2381 texto de las Conattuciones Sinodales que te refiere concretamente ala idola- luia (capitulo VI del libro primero) fue incluide por Arriaga en eu Ubro (Arriaga {1621} 1968) y reeditado por Duviols en 1986 (pp. 911 ys). 24 Eats tes fue defendida por Egafia (1966) y tltlmamente por Burga (1988). Ps- ‘2 ene sltimo Ia revitallzacin de las religiones andinas habria tenido lugar en un mo- ‘mento de deterioro del poder politico del Estado colonial y de desarrollo paraclo de los poderes regionales (Burga, 1988:155). Los cambios producidos en la wociedad co- lonlal se expretaban en wn deteriora del régimen étnico comunitari lo que eviden- temente afeciaba a lor schores Zinicos que habrian apoyade los cultosidolutricon. De {a oporicign entre éatos y cl grupo de indios aculturados y colaboracionists surgirfan 15 mayors de as acuclones contra a Holi. Sin embargo, no Lenemr ninguna rucba de que la religionesandinay sc haya “actvado” de tmanra apelin ‘Gel siglo x0H o bien avanzado éste.Justamente es Ia usis de la "revitallzacién® de low ‘cultot andinos fa que exgrimen lor arifies del proyecto extrpador de inicios del vt ‘Para dar inicio alas campatia; el argumento de la gran actividad de los sacerdotes in- ‘igenas, que dirigfan ous esfucraoe contra el proceso de eristianizaién, fue el pretex- toipara activar todo un aparato legal y procetal de control de la poblacién indigena y dde lor curas doctrineros. De tal manera, pues, que Ia tesis de vialidad de la religién 2 inicios del siglo xv o mediados de éste poco nos ayuda a comprender sw ponlendo comasdiffciles de probar, y nos coloca en fa ineémoda posicién de defenso- fen de lar tess interesadas de los promotores de la extirpacién en el Arzobispado de Lima, Por otro lado, los trabajos de Duviols (1977) y Acosta (1982) han echado por Ulerra la versign de un “descubrimiento™ de la idolatria en 1609. Avila usd de la de- ‘nunca, sobre todo, para librarse de as acusaciones de los indios de au doctrina. 2 nts la defend Duviols en 1971 (1977) Antonio Aconta ha domontrado la Imposiblidad de unarelaién eauea efecto. Segin €, estas creunstancias podian ha- ber influida en algunas personas y animado eampaias, pero slo una vex ya iniiadas (Aeonta 198274) 7 Véase Sincher, 1991: Introduccién. 17 Vease Duviols, 1977; 1986 (prefacto: 100uxxLVil}, Dicho vea de paso, e# poco probable I afirmacién de Duviols segin la aval la extirpacién habeta buscado a inte fracién o liquidacin de los doctrineros regulares (Duviols, 1986: XLVI). La legisla- ‘Sin de la Epoca relativa al control de parte de los ordinarios de las doctrinas de fegulares es bastante confusay tendia a cambiar con bastante rspider. Asi, as cédulas 584 e508 9118p ample acannon oon ara area po me seis itcmsy tema ns a Ee ery ee Pca a a coca re Fe cat tei Peete nineteen ce Ere mc ae rn i 1 a ot eat econ Fr ee rico Co ee i cra stapes ey i ec a ee ae ee lor ceo re itt en lr eee Cee i a ced ae Beedle re RE een a er eure caper Benne oe ee cca ay dl sowep ts Se En a Te a Du a pe a coethe cer naraogoee perpen rn ee eto ope tecin pearance Fi pe ac 1% Vase Acosta, 19822; 1982. Sin embargo, esta hipétesis no nor permite selarae cl porgué ena supticsa iniciatva de los cures doctineros tuvo inmediata aceptackn tre el poder civil y eclesiatco; un andlisis dela seccién capitulos del AAL nos mics {ir que bos delitos de que eran acusados con mayor frecuencia los curas doctineroe {del Ssobispado no se diferenciaban en mucho de la acusaciones que podian formm- MAL oe Loctrincros de otres partes del vireinato peruano o de América, no ob tame ello no se dio, hasta donde sabemoe, un institulo parecido a Ia extirpacién TimeBa en otros lugares, Indudablemente en un ambiente como el colonial, donde lot ‘onfictos econémicos eran frecuentes entre el cara doctrinero y sus feligrese, crm Gis recaryeni al plane simi con cl afdn de dewvitar fs acuaciones an Ruxgade Ecesistic pero creemos que clo nos permite matizarsélo el curso deal } rm onjusto del proyecto extrpador. 29 Fl visiador de la Moatriaentaba faeatado también para examinar la idoncidad “det docsinante, por jemplo en el conociiento de la lengua on la predicacion y ‘atuininraclon de los acrtmente, Una mucstra la encontramos en la nominacign de ‘etador deta catia de Fernando de Avenéaho (1617. “decamoe abe lo Perse icc pueblo y doctsinas de yon ta de cérigos como de reigowos saben | eee) dellon yo ls admisran los scramentosy predican en a dich ley tengo Boendola por dscuyde o neglgengia no cumplcn.. ox damos el poder yf que hagas perculardilgensia cn li de lo que were telendo verdadera Saray de fara uslguier coets que sea yopzdiba de a buena doczina yemachany Tre) Siow nen avearels con puntualdad al os paresire er nestaro para Encraroe Conidae def rb efeido elon cos curs predique ate ERSTifin serman sobre cl evanglio dela Besta ode I feria en que cayere los podais petiiry apremiar 2 que io prediquen.y también os damos cl dicho poder y fcuk Sree Tabs ts buene enccnydireaion dla dicha visita connie que cl c- SUN SILEISyoctrina donde esubleredesvstando salga della por e empe que Dacielvuao por chaque tucre necemrio.-o ordenareisy mandareis como oF FO teciere conventr" (act, Lina, 327). 585 fue detenida por orden del Cabildo eclesiath ‘tn julio de reakdencia. La reaccién en contra del (60 y a loe visitadores se les abr Sroyecto extirpador, que es un tema ain insulicientemente explorado, puso haberse Pina Tavorecida por la desapaticion de la escena politea de loa wes principales pro- Thotores del proyecto: Arriaga y Lobo Guerrero murieron a inicios de ese afo y el ve trey Principe de Eaquilache tuvo que regresar a Expat. 31 Et Memorial de Padilla ha sido put 591-420), Cabe anotar que por la épocs ipropuestas todavia mas radicales Gn cl sentido de dar a'l Compaita doctrinas piloto en lor corregimientos, aaf en $603, clvirrey Conde de Santisteban propuso al rey una lista de 47 doctrinas que po rian ser entregadas 4 la Compatiia Ene} ‘de Lima esas doctrinas ity ‘Gian, Hunan Recuay, Zinga, Lata, Chavin, Hudnuco y Quinti (Marza, 1988: $95), ‘igunas de clas eran cOnsileradas las ms vias y apetecidas por el lero secular de la epoca. por Vargas Ugarte (1966-1971, mr 2 aut: Seccién Capitulos: Causa contra el bachiller Rodrigo Hemindez Principe {(Corongo, 1610), eg, 1, Exp. 18; Causa de capitulos contra el icenciado Juan Arévalo ‘SCaefo (Casma, 1685), leg. 5, exp. 2; Causa contra el padre Francisco de Guevara (Ghovin de Pardarea, 1655) leg. 16, exp. 1; Seccién Causas Criminales (dérigos}: leg. 15 (in grdenar): Gausa contra don GerSnimo Diaz cura de Chileas por haber violado buna india, 1668; Causa contra Juan Tamayo cura interin de Ambar por haber mata, 4o.a golpes 2 un indio, 1666. 33 AAL, Scecién Testamentos, leg. 30, exp. 25 (Lima, 1650-1659). Bartolomé Jur o Palomino fue uno de los vsitadores nominados en 1649, encomendandosete la re- iin de Conchucos y Huamalies En una oposicion al curato de Siguas (1620) Sfgumentaba ser. “un sacerdote de buena vida y fama y costumbres y graduado en ai teologia.. hijo devea tierra y domicliario deste arzoblapado a quienes manda sa agestad te preficran a los demas lo otro porque #f Ia lengua general de Jos yndios” (fats Seectén Concursos, leg. 1. Exp. 28), Era por entonces cura de San Pedro de Tr (ioe (Gajetambe) Hacla 1687 cra cura dela Cabana y Huandoval, en donde perma even Pasta 1651 cuando serd promovido a Ihuari, A petar de que en 1645 él mismo eclaraba entar “viejo y enfermo”, lo vemos todavia en actividad por 1666 cuando, no ‘tatante el celo extirpador mostrado afios antes, debido a diferencias con el vsitador Sdinarios defendia« tos indios iddlatras ordendndoles que huyesen a los cerros €in- Gluro amcnazando a los que te rebutuaban hacerlo. ast, Seccidn Concursos: leg. 4, Sap. 10s leg, 3, exp, 48; Secclén Vilas: leg. 1, exp: 17 y 1B (Coronge, 1654); Ie. Tae exp. 18 tibuari, 1656}, Seecién Testamentos, leg. 9, exp. 7 (1627). Los visitadores deblan siempre ir acompafiados de un ical y un notario, Pero, _gencralmente intervenian otras personas: indios delatores, negros esclavos, mestizos 5 Tat excl eato del bachiller Rodrigo Hernandez Principe, quien empeté por pro- pis inicativay buscando hacer mérios en au carrera eclesiatica, la vista de st doc Ra de Ocros, Véase Arriaga, 1968: cap. X 40 Véase ta estupenda biografa de Avila exerta por Antonio Acosta (en Taylor, 1967), también sobre Avena ver Gulbovich (1098) y sabve Herndndez Principe, Garcia, 1902, 1 probanea de métitos del bachiller Rodrigo Hemnéndez Principe, (sci, Lima, 222) (1619). 586 99 sa, [i.teg. 1, expe 8, 9,10. Hemos publiado los autos en Carcia, 1994. 3 Resuka evidente que la extirpacién de la idolatria se hallaba en el centro de fa tucha por el poder, desatada ala muerte del arzobispo. Lucha por el poder que era et Comin de ls xcdcs vacantes, no aSlo de esta

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