LA INTERCULTURALIDAD, EL PARADIGMA DE LA DIVERSIDAD
Hoy en día se cree superado el snobismo del uso del término multicultural como
sinónimo de diverso. Las creencias, inventos e incluso falacias sobre el tema
llevaron por mucho tiempo a confundir los términos pluricultural, multiculturalidad e
interculturalidad e incluso a usarlos de forma indistinta; sin embargo y gracias a los
procesos sociales se ha podido determinar que existen diferencias básicas entre
estos términos, por lo que es fundamental definirlos para entender su dimensión
en el contexto actual de la conectividad y simultaneidad en la que vivimos a nivel
global.
Coloquialmente cuando se hablaba de cultura se refería a todo el acervo de
conocimientos, tradiciones y creencias que un individuo tenía, llegando incluso a
asociarlo con la educación, es decir un hombre con cultura era un individuo culto o
educado e incluso conocedor de las artes y de las ciencias. Este concepto común,
de la gente, ha ido cambiando en el contexto actual y gracias a los organismos
mundiales que se ocupan de mantener los órdenes sociales de los pueblos del
planeta podemos decir que cultura es el patrimonio ancestral de grupos sociales y
no necesariamente de un individuo que lo caracterice por sobre los demás.
En esta especie de orden jerárquico de términos, que en mucho se equipara a la
evolución de la sociedad, el siguiente nivel estaría ocupado por el término
multiculturalidad que se usa correctamente cuando se refiere para describir a la
multiplicidad de culturas que de modo paralelo conviven o comparten un mismo
espacio social o geográfico, pero sin una interacción entre ellas. Esta falta de
contacto de unas con otras debido justamente a las diferencias mutuas son las
que han llevado a conflictos, debido fundamentalmente, a que la riqueza cultural
de unos difícilmente es valorada por los otros, siendo incluso menospreciada o
segregada. Claro ejemplo de esta multiculturalidad la tenemos en los Estados
Unidos, sociedad donde conviven las más diversas minorías de blancos, negros,
indígenas, portorriqueños, cubanos, chicanos, chinos, judíos así como otros
grupos de inmigrantres asiáticos, europeos y africanos, cada uno en sus propios
barrios, comunidades o guetos.
Pero esta misma migración, que en Norteamérica o en Europa ha devenido en la
multiculturalidad, en América Latina el fenómeno se presenta con una connotación
diferente, la pluriculturalidad, concepto que represente esta característica regional
donde pueblos indígenas y pueblos negros conviven desde el mismo origen del
continente con blancos-mestizos y donde el mestizaje es la mejor muestra de la
pluriculturalidad que ha sido parte de la realidad misma de una pluralidad histórica
y actual, en la cual varias culturas conviven en un espacio territorial y, juntas,
hacen una totalidad nacional.
Esta categoría cuya presencia en nuestro país se la reconoció formalmente
cuando la Reforma Curricular Consensuada de 1996 implementó los ejes
transversales de la educación ecuatoriana reconociendo la condición pluricultural,
plurinacional y multiétnica de nuestro país ha evolucionado de la mano de las
diversos cambios o mejoras que se han dado a los procesos educativos,
acercándolos más al desarrollo humano integral que al desarrollo del conocimiento
por el conocimiento.
Es así como hoy llegamos a la interculturalidad, que ha decir de la Actualización y
Fortalecimiento Curricular de la Educación General Básica 2010, es el
reconocimiento a la diversidad de manifestaciones étnico-culturales en las esferas
local, regional, nacional y planetaria, desde una visión de respeto y valoración, la
misma que hoy está más vigente debido a la ola de inmigración que ha recibido el
Ecuador, así como otros países del orbe; así pues la interculturalidad se refiere a
complejas relaciones, negociaciones e intercambios culturales, que buscan
desarrollar una interacción entre personas, conocimientos y prácticas
culturalmente diferentes; interacción que reconoce que el otro, el distinto, el
diverso es un individuo con identidad, diferencias y capacidades propias y
valiosas; buscando reconocer, descubrir o tolerar al otro, o la diferencia en sí,
respondiendo a las exigencias de la democracia, el humanismo y la libertad que el
momento imponen.
Así llegamos a la comprensión de que la interculturalidad trata de impulsar
activamente procesos de intercambio que, por medio de mediaciones sociales,
políticas y comunicativas, permitan construir espacios de encuentro, diálogo y
asociación entre seres y saberes, sentidos y prácticas distintas. Y que a diferencia
de la pluriculturalidad, que es un hecho constatable, la interculturalidad es un
hecho en construcción, dinámico y versátil, que trata de hacerse realidad por
medio de prácticas y acciones sociales concretas y conscientes en la gran misión
del hombre contemporáneo que es, con el distinto construir nuevas identidades,
construir territorios de paz