COLIBRA
II CONGRESO INTERNACIONAL
DE LITERATURA BRASILEÑA
II CONGRESSO INTERNACIONAL
DE LITERATURA BRASILEIRA
ANA MARIA MACHADO Y EL
COMPROMISO LITERARIO
Ana Maria Machado e o
compromisso literário
LIBRO DE ACTAS
Livro de atas
2021 26.04 - 07.05
Libro de actas del II Congreso Internacional de Literatura
Brasileña - Ana Maria Machado y el compromiso literario,
organizado por el Centro de Estudios Brasileños de la
Universidad de Salamanca.
Libro de actas del II Congreso Internacional de Literatura
Brasileña - Ana Maria Machado y el compromiso literario
ISBN: 978-84-124371-4-0
El catálogo se encuentra bajo una licencia de Creative
Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual
4.0 Internacional.
Esta obra ha sido elaborada con motivo del II Congreso
Internacional de Literatura Brasileña - Ana Maria Machado
y el compromiso literario, celebrado del 26 de abril al 7 de
mayo de 2021, en el Centro de Estudios Brasileños de la
Universidad de Salamanca (España).
Portada: foto de Alfons Morales, Unsplash
Edición: Elisa Tavares Duarte, Esther Gambi Jiménez
Identidad visual y diseño: Thais Longaray
Salamanca, enero de 2022.
Contacto:
Centro de Estudios Brasileños
Palacio de Maldonado
Plaza de San Benito, nº 1, 37002 – Salamanca, España
Tel.: + 34 923 294 825
E-mail:
[email protected]SIMULACROS Y SIMULACIONES DEL
PEOR CANDIDATO DE LA HISTORIA DE LA
REPÚBLICA BRASILEÑA: O UN ANÁLISIS
DEL DIÁRIO DA CATÁSTROFE BRASILEIRA
- ANO I: O INIMAGINÁVEL FOI ELEITO
El objetivo de este artículo es analizar el libro “Diário da catástrofe
brasileira - Ano I: o inimaginável foi eleito”, de Ricardo Lísias
(2020), con los cimientos teóricos de los conceptos simulacro
y simulación del filósofo francés Jean Baudrillard (1991). Con
ello, demostramos cómo la elección del peor candidato de la
historia de la república brasileña se apoyó en la construcción de
realidades ficticias o ficciones realistas transmitidas a lo largo
de su campaña electoral. Además, discutimos cómo la estética
del libro – y de otras obras de Ricardo Lísias – está también
circunscrita en los límites de la realidad, de la ficción y propone
una historiografía del tiempo presente como un diario.
Palabras clave: Ricardo Lísias. Diario. Literatura Brasileña
Contemporánea. História Brasileña Contemporánea. Simulacros
y simulación.
RENAN INTRODUCCIÓN, OBJETIVO Y METODOLOGÍA
AUGUSTO
FERREIRA
El desafío de analizar el “Diário da catástrofe brasileira –Ano
BOLOGNIN
Instituto I: o inimaginável foi eleito” (Diário), de Ricardo Lísias (2020),
Federal de es enumerar y ordenar los varios absurdos políticos, sociales y
Educação, económicos ocurridos en Brasil los últimos años desde la campaña
Ciência e y elección del peor candidato de la historia de la república. Es
Tecnologia decir, para cumplir con el objetivo de analizarlo, es necesaria una
metodología que lo explore como un texto historiográfico metido
renanbolognin@
hotmail.com en las líneas del diario personal del escritor para señalar como los
episodios del país son descritos como escritura performativa. En
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mi opinión, es a través de la presencia constante de la primera
persona que el escritor construye un texto historiográfico sobre
una aparente ficción. De otro modo, es como si los últimos años
brasileños hayan sido tan absurdos como una ficción distópica.
Para deshacer los hilos del periodo anterior, parece importante
señalar que se puede conferir en todas las obras de Lísias
personajes mezclando su nombre propio, incluido el del escritor
y de otros personajes históricos, con ficciones. Es decir, la marca
estética de la obra de Lísias parece precisamente el anclaje de la
realidad en las líneas de la ficción para que el lector se dé cuenta
de que ambos términos no están separados.
Eses personajes simulados basan el Diario y toda la obra literaria
de Ricardo Lísias, como la novela O céu dos suicidas (Lísias,
2012) o la aparente obra del autor – que es anunciada como
suya en redes sociales, aunque no tengamos la seguridad que
sea (solamente) suya – Minha Luta: Messias Botnaro (2020)1.
Para discutirlos, sugiero que el libro central de este artículo –
el Diario – sea leído allá de los términos política, gobierno y se
desplace como un material de arte y literatura contemporáneos
interviniendo social, histórico, político y económicamente.
En dicha obra de Lísias, la narrativa y la política se relacionan como
interconectados, inseparables y apuntan para una intervención
social. Eso es demostrado incluso en una de sus publicaciones
en su perfil personal del facebook el 3 de septiembre de 2013: “El
arte no reproduce la realidad en ningún grado. Interviene sobre la
realidad a través de la creación de un objeto estético” (Lísias, 2020,
sin página). Creo que podría afirmar que los lectores del filósofo
Jacques Rancière disfrutarían sobremanera la composición
estético-política de las obras de Lísias, así como el intelectual
francés en su libro A partilha do sensível (2009). El común de
Lísias y de la obra mencionada de Rancière es considerar el lugar
de nacimiento de toda obra artística y estética como político. Es
decir, todos y cada uno de los artistas se ocupan de las formas
de hacer lo visible convertirse en realidad (o representarla)
desde puntos de vista que demuestran ciertos rincones y eliden
otros. De otra manera, la fuente política de toda obra de arte
corresponde a cómo los procedimientos miméticos pueden ser
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manejados por el artista para representar, o no, algunas capas
de la sociedad en una producción artística.
Un hecho curioso y alusivo a esta visibilidad puede verificarse en
el Diario de Lísias como objeto estético y político en sus líneas e
impresión: no importa si se trata de un problema gráfico de mi
libro, de edición o de una elección del editor: las páginas 29 y 30
de mi libro poseen un gran relieve en el borde inferior derecho
de la página como si apuntara una salida del libro al mundo real,
quizá “nuestro” mundo. En este interior-exteriorizado del Diario,
que también es un exterior-interiorizado, el protagonismo parece
sentar bases en la intervención de la realidad. Diciéndolo de otro
modo, aunque olvidemos algo de los libros que amamos: ellos
cambian la realidad porque la tocan, sea por la forma física del
libro puesto en nuestra estantería, sea por las ideas vertidas en
nuestros pensamientos.
2. EL ARGUMENTO
El sitio web de Amazon contiene una presentación breve de los
capítulos de la obra de Lísias mediante una autoría “inexistente”.
La traducción (como todas de este artículo) es mía:
Poco más de un año después, la policía se ha vuelto aún más
violenta, los casos de censura han vuelto a las artes, Brasil se
ha convertido en el hazmerreír del mundo, la deforestación ha
alcanzado índices más que alarmantes, se han liberado cientos
de pesticidas, se pretende hacer la población no creer en datos
científicos, la agresión a la prensa por parte del gobierno es
habitual, y la economía, como se ve, todavía sigue en crisis.
El lector encontrará un análisis revelador del material de campaña
que circuló incluso antes de 2018 que hasta ahora no ha sido
bien evaluado. Asimismo, la “Operação Lava Jato” como principal
hilo conductor y el exministro Sérgio Moro son vistos de forma
original y sorprendente. El texto alterna momentos de asombro
y de indignación, sin perder en ningún momento la coherencia
y la necesidad (que parece entender como una obligación) de
encontrar sentido en el éxito del que fue, según Lísias, “el peor
candidato de la historia electoral brasileña”.
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No hay condescendencia: si hay mucha crítica a la prensa, por
ejemplo, Lísias evalúa su propio comportamiento, el de su entorno
y desarrolla hipótesis sobre el arte, la sociedad y la cultura. Las
páginas de “Diário da catástrofe brasileira” se desarrollan sin las
principales conjunciones adversativas. Para el autor, ya ha pasado
definitivamente la hora del pero y del sin embargo. Y esto es sólo
un ejemplo de la originalidad de este libro, a veces asustador, a
veces divertido, “pero” siempre atrevido y esclarecedor (Anónimo,
2020, sin página)2.
En esta lectura introductoria, el interesado por el libro de Lísias se
da cuenta de tratarse de una obra conectada a hechos políticos
que impulsaron la candidatura y elección del presidente más
nefasto de la historia de Brasil. Así, se entiende cómo toda la
manipulación mediática del juicio sobre el supuesto “triplex”
del entonces expresidente Lula utilizó mecanismos comunes a
los medios tecnológicos y de comunicación que simularon una
lucha jurídica en contra la corrupción. Para ello, también sirvió
la “Operação lava-jato”, que, además de crear una simulación
fructífera para seducir al público brasileño – sobre todo el votante
– con otra lucha contra la corrupción, también fue transmitida
por el periodismo impreso, la televisión, series televisivas (con
ambos barajados e indistintos) y representó el motor para la
agudización de las polarizaciones entre izquierda/derecha
desde el fatídico junio de 2014 cuando miles de manifestantes
brasileños salieron a las calles contra el aumento de las tasas
de los autobuses en la capital paulista y posteriormente formó
varios grupos heterogéneos que ayudaron a consolidar el golpe
de Estado sufrido por la presidenta Dilma Rousseff, refrendado
por el Senado el 31 de agosto de 2016, quince días después de
una inescrupulosa votación en la cámara de diputados el 16 de
abril del mismo año.
Todo el absurdo del gobierno de Botnaro se apoderó de la vida
brasileña no sólo como representación teatral de lo absurdo al
aire libre en el “Palácio do Planalto”, sino como vulgarización de
la locura de (algunos) miembros del gobierno del peor candidato
de la historia de Brasil que alucinó de todos modos la salud mental
colectiva de su pueblo. De este modo, el Diario de Lísias parece
demostrar la construcción de un gobierno mortífero apoyado
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en farsas, como si la vida política brasileña fuera un programa
de televisión que no debe nada a las ficciones de las películas
y de las telenovelas. Los niveles de esta construcción serían tan
profundos que extenderían sus garras a la economía brasileña,
que, si no pasó por sus mejores momentos en el gobierno de
Dilma, en el de Botnaro llegaría al auge de la escasez, de la
desesperanza y al genocidio.
3. SIMULACIONES Y SIMULACROS
Toda simulación que no sirva a los parámetros del gobierno de
Botnaro será extremadamente atacada. No es casualidad que
después de darse cuenta de las mentiras de Botnaro, muchos
mecanismos de prensa expresaron repudio a su gobierno. Sin
embargo, como esta realidad (o la simulación de la misma) ya había
sido creada, pocos fueron los que consiguieron escapar de la trampa
tendida por Botnaro y su banda de lunáticos. Eso incluye todo el
material creado por apoyadores del presidente que circuló durante
las elecciones presidenciales de 2018 como falsas y teniendo como
puntapié la alucinación colectiva por fakenews como la de un
biberón en forma de pene que sería distribuido a estudiantes de la
enseñanza fundamental por la izquierda brasileña3.
Asimismo, las actas del juez Sérgio Moro y un PowerPoint
acusatorio al expresidente Lula proyectado por el jurista Deltan
Dallagnol son otros ejemplos de documentos oficiales que
se convirtieron en procesos de escritura en formato ficcional
cinematográfico y performativo que se han acercado los medios
públicos brasileños. Es decir, la obra de Lísias se relaciona a los
términos simulacros y simulaciones, de Jean Baudrillard (1991),
se desenrollan en la complicada vida social como creaciones
de realidades otras e internas a una realidad. En otras palabras,
los documentos de los dos miembros del poder judicial son tan
ficticios como la voz creada mientras me lees.
La crueldad del gobierno posterior al de Dilma – del parásito
Temer – volvería a usar estrategias de simulación en la televisión
e internet mediante imágenes de la ocupación militar en Río
de Janeiro para establecer el orden y la seguridad en la ciudad
maravillosa. Numerosos museos y obras de arte, destacándose
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el Queermuseum en la capital de Rio Grande do Sul, sufrirían los
impactos de las horrendas y prejuiciosas historias en torno a la
orientación sexual como un bien público que, al ser exocéntrico,
necesita (según la actitud de estos canallas) exorcizarse.
Los líos brasileños en el campo jurídico, político, social, económico,
sanitario, etc. que llevaron a la elección del peor presidente de la
historia de la República de Brasil parecen muy bien designados,
delimitados y presentados en el Diario. A este respecto, Ricardo Lísias
argumenta sobre la inaptitud de numerosos historiadores, citando
específicamente a Enzo Traverso, y la ineficacia de la academia
en admitir que el fascismo se haya apoderado del mundo político
contemporáneo. Para el escritor y profesor brasileño:
Sí, existe y hay varios. Como veremos, se ponen a sí mismos como
fascistas, estudian a sus antepasados fascistas y asumen actuar
como fascistas Hay muchos científicos sociales e historiadores
que rechazan con vehemencia la presencia del fascismo en la
política contemporánea. La situación acaba siendo absurda:
“Somos fascistas”, gritan los grupos de extrema derecha; ʺno sois
fascistas, no”, responden estos historiadores (Lísias, 2020, p. 98).
La integridad en la toma de posición no parece suficiente para
intelectuales que rechazan la actitud de los grupos masacrados
debido, posiblemente, a posiciones teóricas centradas única y
exclusivamente en el pensamiento crítico-teórico desvinculado
de la vida pragmática. Diciéndolo de otro modo, gran parte de
la vida intelectual brasileña parece denunciada por Lísias como
más cercana a la vida teórica que a una esencia práctica. Para
Lísias, los intelectuales no hacen más que despreciar el fascismo
de mediados del siglo XX no traducido totalmente en el XXIro.
Gustavo Bebianno, exministro de Botnaro, sirvió de ejemplo para
que Lísias confirmara el entonces neofascismo contemporáneo
con una pregunta del exfuncionario presidencial al jefe del
ejecutivo: “¿Por qué tanto odio, capitán?”. En la página siguiente,
Lísias recuerda que Bebianno se disculpó por ayudar la elección
del candidato más oscuro de la historia política brasileña y que
nunca idealizara que todo el odio, diseminado por el presidente
a lo largo de las elecciones, volvería contra él mismo. Además, si
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un gobierno neofascista, cuyo ministro de economía y el jefe del
ejecutivo llevan a cabo un gran esquema de chantaje para aprobar
una reforma de jubilaciones similar al modelo del Chile de Pinochet
– que llevó a miles de ancianos y ancianas a un suicidio colectivo –
no es prueba suficiente de que millones de brasileños eligieron un
gobierno (neofascista) enredado en los hilos de una necropolítica,
entonces quizás sea necesario dirigir nuestra atención intelectual
a la comprensión del desarrollo de las relaciones sociales desde un
punto de vista más pragmático que teórico.
En esta y en otras obras de Lísias, los simulacros entre la ficción y
más allá es una imagen recurrente. Por ejemplo, en su aparente
y más reciente libro, “Mi lucha: Messias Botnaro”, Ricardo Lísias
(o Messias Botnaro, o Márcio Vaccari u otro(s) o todos) expone
algunas de las innumerables opiniones absurdas publicadas
en vida por este fallecido-autor. Curiosamente, algunos hechos
narrados en el libro parecen coherentes al actual jefe del Ejecutivo
neofascista ya que algunos de ellos son absurdos como sus
discursos publicados en el Twitter.
En este libro – y en otros de Ricardo Lísias – el filósofo brasileño
Orvalho de Farfalho (o Do Carvalho, parodia del más grande
apoyador del gobierno de Botnaro) afirma que: “[...] el mundo
textual no debe concebirse como la realidad, sino como un
mundo escenificado, como si fuera la realidad” (Botnaro, Lísias,
Vaccari, 2020, p. 67). En otras palabras, los tuits – que constituyen
el último libro citado como una curiosa novela – se mezclan a la
realidad del Brasil contemporáneo en la forma de un compuesto
de publicaciones del actual presidente. En este caso, lo más
interesante es el hecho de que algunos de los posts pueden formar
parte de los discursos de odio con los que Botnaro alimentó sus
también odiosos seguidores años antes de elegirse presidente.
También podríamos decir que toda la campaña electoral de
Botnaro condujo a la inserción de lo absurdo, de lo distópico,
de lo anticientífico, de lo necropolítico, etc. en la vida cotidiana.
Aunque no sepamos a ciencia cierta si todos los tuits pertenecen
al personaje público, espanta como las obscenidades dichas
por el personaje combinan con las opiniones proferidas por el
hombre de carne y hueso:
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¡¡¡Fuera PT!!! Es una tontería tratar de ocultar la verdad. El grito que
une a los brasileños es la condena de la bancarrota moral, ética
y política del lulopetismo. Los patriotas ya no se dejan engañar
por esta obra maestra de la canalla ingenua, que entrega sin
disimulo el juego de la apropiación comunista-globalista de la
pandemia para subvertir completamente la democracia liberal y
la economía de mercado, esclavizar al ser humano y transformarlo
en un autómata desprovisto de dimensión espiritual, fácilmente
controlable (Botnaro, Lísias, Vaccari, 2020, p. 97).
Eses tuits pueden haber sido dichos o escritos por el Botnaro
real. Sin embargo, ¿quién podrá garantizar que eses discursos le
pertenecen si no los conocemos profunda y completamente? Aun
así, ¿cómo no relacionar el absurdo dicho por el bot al hombre?
Es precisamente en este nivel máximo de insensatez en que
desliza el verdadero tema del Diario y de Minha luta: entrelazando
realidad y ficción. La portada diseñada por Márcio Vaccari para
el segundo libro retrata magistralmente la figura del personaje
histórico presente y, a la vez,
ausente en la narración.
La elección estética de un
hombre invisible (y por lo
tanto sin rostro) que simula
un personaje anclado en
los valores ideológicos –
actualizados en la vida actual
– del libro homónimo (y) de
Adolf Hitler.
Indudablemente, sabemos
qué personalidad histórica
cubre el personaje sin rostro
de Ricardo Lísias. La sutileza
en cuestión es utilizar los
métodos de la derecha
brasileña, que construyó
realidades y/o simulaciones,
contra los neofascistas. Sin
embargo, hay una diferencia Fuente: Márcio Vaccari, Minha luta:
fundamental en Mi lucha y Messias Botnaro, 2020.
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Diario: por muy kafkianos que parezcan los acontecimientos
y los cargos políticos de los libros, todos “sin excepción” se
ordenan en la lúgubre línea histórica de la actualidad para
ganar el estatus de verosimilitud ante la repugnante realidad,
políticamente hablando, vivida en la actualidad.
En otras palabras, eses libros interponen la realidad con
disparates aparentemente disfrazados con los colores de la
ficción. En este caso, Diario parece poseer una construcción
con raíz en las tribulaciones brasileñas hasta el punto de que
podamos afirmar que las innumerables trampas narradas e
historiadas, que se desplegaron en la elección del peor candidato
presidencial brasileño de la historia, también pueden ser leída
como una ficción distópica que, miserablemente, se convirtió
en realidad y en la cual vivimos.
La necropolítica brasileña es aclarada a lo largo de los capítulos
del Diario con una presentación escalonada de los efectos del
fascismo en la vida pública brasileña. Para ello, Lísias (2020, p.
102-109), en el capítulo que va del 10 de febrero al 11 de marzo,
explora con el libro O fascismo eterno, de Umberto Eco – aunque
subraye que la obra esté incompleta en cuanto al trato analítico
dado a lo que sería el fascismo y sus desastrosos daños a la
vida humana. Entre los argumentos centrales del libro de Eco,
Lísias atenta a algunas estrategias particulares que perforan
microscópicamente la cáscara de la democracia y la minan como
actividad de la cosa pública.
Como ejemplo del intelectual italiano, el brasileño cita la aparición
de numerosos políticos en los años 90 que consideran la guerra
ideológica una actividad central para arruinar a sus adversarios
en elecciones, aunque se basen en acusaciones insostenibles.
Es decir, la creación de simulacros de candidatos rivales, que
actúan de forma contraria a lo que gran parte del electorado
tiene como valores comunes para votar y elegir a un candidato,
es indispensable para los (políticos) neofascistas.
Ronald Dump y Messias Botnaro hicieron muy bien ese deber
para ser elegidos a base de insultos y de una palabra extranjera
que ha circulado tanto entre nosotros y que hemos incorporado a
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nuestro vocabulario luso-brasileño: fakenews. Desgraciadamente,
esta palabra extranjera remonta a algunas de las páginas
más oscuras de la historia brasileña y de nuestra literatura de
resistencia: Memórias do cárcere, de Graciliano Ramos, recuerda
en sus líneas la falta de motivaciones y pruebas que llevaron el
escritor a cárcel por un posible posicionamiento ideológico de
izquierda. Por sí mismo, este hecho antidemocrático a comienzos
del siglo XX brasileño representaría la inminencia de uno entre
tantos los despropósitos que se desarrollarían con la elección
del presidente más siniestro de la historia de Brasil. Parece que
la historia se repite con la restricción de derechos en el país. Eso
se desarrollaría incluso en la extinción del ministerio de cultura,
sustituido por una secretaria que apoyaba a los gobiernos militares
brasileños; seguida por un insensato director de teatro despedido
posteriormente por grabar un discurso con frases del antiguo
ministro de propaganda del gobierno nazi, Joseph Goebbels4.
Todas las heterogeneidades de la vida y de las minorías que
componen la nación y que no se alinean con la extrema derecha,
según el propio presidente durante la campaña electoral – y con
una cita indirecta nuestra – deben obedecer a la mayoría. Esta
afirmación de Botnaro, como sabemos, es ignominiosa para la
dignidad humana y por eso creo que sea válida la afirmación
de Lísias respecto al jefe funerario del ejecutivo y todos sus
representantes, secretarios, ministros, votantes: “Lo que importa
es la política de restricción de los derechos de una gran parte
de la población y el establecimiento de un ambiente ideológico
a favor de la muerte, especialmente de los grupos vulnerables”
(Lísias, 2020, p. 109).
4. CONCLUSIÓN
La lectura del Diario no es necesariamente panfletaria: ésta
y otras obras del escritor pueden (y creo que deben) provocar
tensiones en el compromiso con las causas progresistas. De
este modo, la intervención en la realidad de una obra de arte
para Lísias se apoya precisamente en una multiplicidad de
significados insolentes al statu quo. Por lo tanto, Lísias también
sugiere que si una obra de arte es demasiadamente apetecible
desde el punto de vista político o es demasiadamente politizada
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COLIBRA 2021
su intervención poco aportará en la realidad ya que se relaciona
a la coyuntura socio-histórica.
Según Lísias, la “verdadera” obra de arte es la que interviene
en la realidad con innumerables desestabilizaciones de los
significados conservadores de la sociedad. No importa que haya
sido idealizada por un artista conservador, siempre que haya
una inestabilidad de significados como centro neurálgico, “Toda
obra de arte que se precie es, por lo tanto, antifascista y nunca
comprometida” (Lísias, 2020, p. 155). De este modo, Lísias expone
la diferencia de las simulaciones y simulacros de su obra en cuanto
a los mensajes transmitidos por los seguidores de Botnaro en las
redes sociales: las actividades del artista – también inmersas en
simulacros y simulaciones – sugieren apuestas del lector sobre la
realidad representada en diversos medios (no sólo los literarios)
para alarmar cómo eses procedimientos pueden ser utilizados
con motivaciones perversas.
El uso maligno de procedimientos simulados asusta el escritor
y sirve como explicación de lo que es la catástrofe brasileña
narrada en su libro:
Como el lector se habrá dado cuenta, sólo lo voy a repetir porque
creo que es importante (creo que es importante repetirlo,
aclaro), no quiero hacer predicciones. Por otro lado, revelaré un
temor: no creo que los militares apoyen un golpe de Estado.
Mi temor es que el presidente o uno de sus adjuntos se meta
en las redes sociales y ordene una revuelta en su milicia. No
se puede derrocar al Congreso y al Tribunal Supremo [...] La
pregunta sigue siendo la misma: ¿cómo casi 60 millones de
personas aceptaron votar por un candidato con un historial
nulo, con propuestas exclusivamente abyectas, avalando así el
neofascismo y trayendo movimientos radicales a Brasil? Eso es
lo que yo llamo una catástrofe (Lísias, 2020, p. 161).
Una catástrofe derivada precisamente del uso de los simulacros
por parte de Botnaro y sus seguidores. Incluso, una campaña
política basada en una propuesta fake de ofrecimiento de una
nueva política a través de calumnias a sus adversarios políticos,
además de un anclaje en el control de gran parte de la población
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COLIBRA 2021
inculta e identificación con numerosos neoliberales reaccionarios.
De cierto modo, casi sesenta millones de brasileños votaron en
un sinfín de simulacros y simulaciones de los sentimientos más
abyectos de parte de la sociedad brasileña sinónima a la figura
del peor candidato de la historia. El temor, sin embargo, es muy
real: los procedimientos estéticos del gobierno presidencial
pueden implicar aún más violencia. Además del temor a la
violencia, el autor (Lísias, 2020, p. 228) también explora cómo,
después del trabajo realizado por el periodístico The Intercept
Brazil, la operación policíaco-jurídica “Lava Jato” se evidenció
como una performance entre medios, en la frontera de la ficción,
de la realidad y adoptó elementos de la realidad como parte del
mejor arte contemporáneo.
Lísias también compara la “Lava Jato” con el Big Brother
Brasil; sin embargo, para él, la aproximación más coherente
sería con la película O show de Truman. El protagonista de la
película también está entre la realidad y la ficción por haber
sido creado desde niño en un reality show de la televisión. Al
final del largometraje, Truman ansia saber cómo sería la vida
por detrás de las cámaras. Por eso, el director del reality-show
intenta convencer al personaje para que permanezca el resto
de su vida como un personaje de programa de televisión de
acuerdo con una frase conocidísima en el cine contemporáneo:
“Aceptamos la realidad del mundo que nos presentan”. Por lo
tanto, la comparación de Lísias es acertada al referirse a los
votantes de nuestro gobierno catastrófico que aceptaron las
realidades que se les mostraron y no las cuestionaron.
En Diario, Lísias reutiliza eses procedimientos performativos
para chocar a los poderosos. O (¿por qué no?) demostrar nuevas
verdades a través del lenguaje performativo para que salgamos
de la prisión inmaterial, incorpórea, invisible, impalpable – aunque
efectiva en la vida cotidiana – creada por la “Lava-Jato”, por la
propaganda electoral fake, por los asustadores posts en Twitter
y otros espectáculos artificiales simulados por los neofascistas.
El repertorio presentado en el Diario de Lísias es realmente
asombroso. Para terminar este texto y comprender la importancia
del libro en la lectura socio-histórica de la actualidad, de las artes
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COLIBRA 2021
y de la literatura, inserto un extracto final del libro a continuación
y con un propósito: sugerir que los análisis literarios (al menos
de las obras de Lísias) que realicemos en un futuro próximo se
apoyen en su contigüidad con la realidad: “Una obra de arte (y sus
interpretaciones) no predice, ni anticipa, ni mucho menos remeda
la realidad, sino forma parte de la realidad” (Lísias, 2020, p. 286).
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