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Ensayo Judith Butler y Rick and Morty Patricia Cerda UAH

Este documento resume la teoría de la performatividad de Judith Butler. Explica que Butler critica la idea de que el sexo es meramente biológico, y propone en cambio que el género y el sexo son construcciones sociales que se manifiestan a través de la reiteración de prácticas normativas. Define la performatividad como la forma en que estas prácticas construyen la realidad mediante su repetición. Finalmente, discute cómo esta teoría ha influenciado el feminismo al desestabilizar la categoría "mujer" y dar cabida

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Ensayo Judith Butler y Rick and Morty Patricia Cerda UAH

Este documento resume la teoría de la performatividad de Judith Butler. Explica que Butler critica la idea de que el sexo es meramente biológico, y propone en cambio que el género y el sexo son construcciones sociales que se manifiestan a través de la reiteración de prácticas normativas. Define la performatividad como la forma en que estas prácticas construyen la realidad mediante su repetición. Finalmente, discute cómo esta teoría ha influenciado el feminismo al desestabilizar la categoría "mujer" y dar cabida

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Performatividad

en Judith Butler: introducción e interpretación de


“Raising a Gazorpazorp” de Rick and Morty
Paulina Guerrero Cerda1.

Describir o hablar sobre el concepto de performatividad de Judith Butler (1957) es
sumamente complicado: no tan sólo por la complejidad de su teoría social, sino que
también por las implicancias que esta ha tenido en variados ámbitos de la vida social.
Judith Butler, siguiendo la tradición post-estructuralista, saca del centro el binarismo
heteronormado y coloca en el centro el concepto esencial de toda su bibliografía: la
performatividad. Como veremos más adelante con mayor profundidad, la
performatividad es la reiteración de determinadas prácticas a través de las cuáles un
discurso se manifiesta en la realidad2.

La relevancia en ciencias sociales que alcanza el concepto de performatividad y las


implicancias que tiene para el estudio del género y la teoría feminista es difícil de
cuantificar: a diferencia de grandes autoras/es del género, Judith Butler logra dar
cuenta de una estructura en donde no se excluyen a las disidencias sexuales, las cuales
fueron excluidas en la segunda ola del feminismo. Con el concepto de performatividad
se logra dar un panorama más acabado y detallado sobre la realidad del género, el
sexo y los cuerpos sin excluir a quienes son excluidos por la heternorma: la
performatividad da cuenta de cómo comprendemos nuestros cuerpos y cómo, a través
de ellos, damos cuenta de nuestra identidad de género, performando así la realidad.

A través del presente ensayo, los objetivos que busco cumplir son dar una definición
clara de qué es la performatividad, cuáles son los conceptos que le rondan, y hacer un
ejercicio aplicado al capítulo “Raising a Gazorpazorp” de la serie Rick and Morty.


1 Estudiante de Sociología, Universidad Alberto Hurtado.
2 Butler, 2002.

1

Para hablar de qué es la performatividad considero necesario comenzar retomando la
tradición post-estructuralista de la autora: Judith Butler hace una crítica a la
descripción del sexo que lo entiende como algo meramente biológico y ajeno a las
convenciones sociales. Dado lo anterior, al realizar aquel aporte, Judith Butler pone en
tela de juicio al estructuralismo clásico de Lévi-Strauss y al átomo del parentesco
como configurador de la familia, comprendiendo que la naturaleza es también un
hecho que es interpretado según normas sociales ajenas al individuo, por lo que, para
la autora, el paso que realiza Lévi-Strauss de la naturaleza a la cultura a través de la
prohibición del incesto no sería un paso meramente natural, ya que la
desencialización de la misma naturaleza no da cabida para la suposición de
universalismos. Por consiguiente, esta descripción sencilla de la epistemología y de la
ontología de Judith Butler da el puntapié inicial para comprender su teoría social:
Butler centrará su trabajo en la desencialización de la categoría de sexo,
situándola en un área de comprensión en donde la relación entre los signos no se deja
nunca de lado, entendiendo además la perspectiva social de la categoría, haciendo
conjuntamente un esfuerzo por abandonar la heteronormatividad que caracteriza a
las teorías sociales.

La autora realiza una crítica a las maneras en que definimos tanto “sexo” como
“género”, y a la forma en que estas concepciones logran transformar nuestra realidad,
redefiniendo así el concepto de sexo. Para Butler, “la diferencia sexual nunca es
sencillamente una función de diferencias materiales que no estén de algún modo
marcadas y formadas por las prácticas discursivas”3; por lo que, a partir de dicho
enunciado podemos establecer que para la autora la materialidad del cuerpo, es decir,
lo que entendemos por sexo, siempre estará permeado por nuestras preconcepciones
que provienen de un determinado sistema social, el cual ya está marcado previamente
por una normativa de género. Judith Butler establece entonces que sexo es “un ideal
regulatorio cuya materialización se impone y se logra (o no) mediante ciertas prácticas
sumamente reguladas. En otras palabras, el sexo es una construcción ideal que se
materializa obligatoriamente a través del tiempo”4. Además, Butler comprende el
género como “el medio discursivo/cultural a través del cual “la naturaleza sexuada” o
“un sexo natural” se forma y establece como “prediscursivo” anterior a la cultura, una
superficie políticamente neutral sobre la cual actúa la cultura”5. Con esto, la autora no
pretende negar la categoría de género como categoría de análisis de los
cuerpos, sino que sitúa al sexo enmarcado también en la lógica binaria del
género, dejando de lado su característica “natural”, siempre desde la base de la
estructura heteronormada. Por lo demás, la constitución del género “no siempre se


3
Butler, p. 17, 2002.
4
Butler, p. 18, 2002.
5
Butler, p. 56, 2007.

2

constituye de forma coherente o consistente en contextos históricos distintos, y porque se
entrecruza con modalidades raciales, de clase, étnicas, sexuales y regionales de
identidades discursivamente constituidas. Así, es imposible separar el “género” de las
intersecciones políticas y culturales en las que constantemente se produce y se
mantiene”6.

Habiendo señalado las bases de su teoría, Judith Butler comprende que el género es
performativo. Tal como señala, “la performatividad debe entenderse, no como un “acto”
singular y deliberado, sino, antes bien, como la práctica reiterativa y referencial
mediante la cual el discurso produce los efectos que nombra”7. Esto quiere decir que las
normas que regulan el sexo (heteronorma) actúan de manera performativa para
construir la materialidad del cuerpo, en donde actuamos de manera reiterada en base
a las normas sociales que nos exceden. En este punto, y volviendo al punto
epistemológico y ontológico de la teoría social de Judith Butler, el concepto de
performatividad hace un guiño al concepto de hecho social8 de Émile Durkheim, ya
que entiende a la estructura como algo externo al individuo, lo cual repercute en sus
formas de sentir, actuar y pensar; en este caso, el género es una actuación obligatoria
y reiterada de las normas sociales, las cuales son totalmente ajenas a nuestras
consciencias y buscan reproducir la heteronorma, por lo que solo nos queda
adaptarnos a ella en la manera que podamos; de esta forma es que configuramos
nuestras identidades a partir de esta estructura ajena a nuestro alcance. Por lo mismo,
cuando nos referimos al concepto “género” estamos denotando relaciones de poder,
ya que el identificarnos y el representar un género nos puede permitir concebirnos y
ser concebidos como sujetos plenos, inteligibles para el sistema. En caso de no ser
inteligibles para este sistema pasamos a ser marginados y excluidos como sujetos
políticos.

Una de las principales consecuencias de la redefinición del concepto de sexo y género


en la teoría de Judith Butler tuvo lugar en la lucha feminista, debido a que al
desentrañar la categoría “sexo” como algo que trasciende lo natural se desestabiliza la
categoría “mujer/es” como sujeto dado de por sí por su naturaleza. Esto obligó al
feminismo a comprender que la categoría de mujer va más allá de una categoría de
representación en la lucha, sino que “mujer/es” será entendido, a partir de esta nueva
redefinición, como un significante político. Esto se produce ya que “la unidad del sujeto
ya está potencialmente refutada por la diferenciación que posibilita que el género sea
una interpretación múltiple del sexo”9. Así mismo, las categorías de género tienen un
efecto productor de subjetividades, pudiendo dar así cabida a las disidencias sexuales.

6
Butler, p. 48, 2007.
7 Butler, p. 18, 2002.
8 Durkheim, 1895. Las reglas del método.
9
Butler, p. 54, 2007.

3

A partir de este punto es que el feminismo vuelve a repensarse e incluye a estas
minorías: el feminismo comprende con estos aportes teóricos que la matriz
heterosexual es la responsable de estabilizar nuestros géneros y nuestros cuerpos
para mantenerlos dentro de la normalidad que requiere el sistema. Por lo tanto, si
nosotros reiteramos el género a través de la actuación, esto quiere decir que el género
en sí está siempre sujeto a la resignificación o a la transformación social, desafiando a
la matriz heterosexual por el reconocimiento y la legitimidad de las sexualidades.
El repensamiento del sujeto que representa el feminismo, Judith Butler hace una
crítica también a las totalizaciones que hace este con las categorías que produce. Para
la autora, “la crítica feminista debe explicar las afirmaciones totalizadoras de una
economía significante masculinista, pero también debe ser autocrítica respecto de las
acciones totalizadoras del feminismo”10. En ese sentido, plantea que el feminismo no
debe caer en las mismas lógicas falocéntricas en tanto acción colonizadora, ya que, por
mucho que propaguemos sobre la igualdad, aún así podemos caer en acciones
opresivas de tipo racial, sexual, clasista, etc. Por lo mismo, el repensar del sujeto que
realiza Butler se opone a la universalización de la identidad femenina como una sola,
y, por consiguiente, a la opresión masculina como algo absolutamente singular y
universal.
Ante esto, quisiera señalar dos cosas: en primer lugar, la negación del universalismo
del feminismo es una de las consignas principales del feminismo actual en
Latinoamérica en movimientos que realzan la consigna “ni sumisas ni devotas”; si bien
estos movimientos suelen utilizarse para dar cuenta de ejemplos de feminismo
interseccional, podemos también para dar cuenta de la multiplicidad de realidades en
las que se desenvuelven las categorías de género, sexo y sexualidad, performando las
materialidades de los cuerpos, es decir, las matrices en las que se desenvuelve la
performatividad de los cuerpos también está cruzada por la posición que ocupamos
dentro de la sociedad o comunidad a la que pertenecemos. Por consiguiente, en
segundo lugar, este rechazo al establecimiento de leyes o reglas que trascienden los
límites del lenguaje nos lleva devuelta a la comprensión de la ontología de la autora,
en donde rechaza los universalismos ya que la construcción del género y de las
manifestaciones en la realidad que se producen a través de los cuerpos dependen de
cómo se constituya cada matriz heterosexual en cada realidad particular.
Retomando todo lo señalado anteriormente, la teoría de Judith Butler aporta a la
discusión feminista el repensar cuál es el sujeto al que representa, esto al incorporar
la pregunta sobre si el feminismo realmente representa a la categoría “mujer/es”; al
respecto, el foco cambia y se integran a las disidencias sexuales, ya que el problema no
es tan solo el patriarcado, sino que es la matriz heterosexual la que regula y normaliza

10
Butler, p. 66, 2007

4

las corporalidades, las subjetividades, las identidades, etc., y, por ende, esta matriz
configura los modos de relación entre los géneros.
La performatividad de los géneros, los cuerpos, las sexualidades y los sexos es un
fenómeno que hemos visto mucho más frecuentemente a través de los medios
masivos de comunicación: el alejamiento del conservadurismo, los nuevos aires que
ha tomado el feminismo y la incorporación al debate público de las disidencias
sexuales como parte de una matriz cultural han favorecido una mejor integración de
quienes históricamente han sido excluidos del sistema político y cultural. En esta
misma línea, la serie Rick And Morty (2013), transmitida por Adult Swim de la cadena
Cartoon Network, al igual que en el caso de series como Los Simpson (1989) es un fiel
reflejo del humor estadounidense. Si bien Rick and Morty es una serie dirigida a una
audiencia masculina y adulta (+16), ha logrado instalar en el debate público ciertas
temáticas interesantes sobre género, ciencia, cambio climático, etc. En este caso en
particular, el capítulo “Raising a Gazorpazorp” 11nos servirá de base para aplicar los
conceptos previamente revisados de Judith Butler.
El capítulo en cuestión comienza con Rick, un anciano científico, comprando
antigüedades con su nieto Morty (14 años) en un planeta de otra galaxia, en donde
este último adquiere una muñeca sexual. Luego de mantener relaciones sexuales con
ella en reiteradas ocasiones, Morty se da cuenta que de ella emana una especie de
bola, la cual contiene un bebé alienígena. Después de decidir quedarse con el bebé,
Rick examina la muñeca sexual y descubre que es una máquina creada solo para
engendrar bebés, por lo que decide ir al planeta de donde proviene esta para
asegurarse de que el bebé que está a cargo de Morty no provenga con enfermedades
no tratables en la tierra. A esta aventura se suma de manera forzosa Summer, la nieta
mayor de Rick y hermana de Morty, la cual, al llegar al planeta, es atacada por
monstruos, quienes buscan violarla, por lo que Rick la obliga a utilizar un burka por el
tiempo en que permanezcan en ese planeta. En eso, mientras buscan una solución
para salir de aquel lugar, llegan a la conclusión de que las muñecas sexuales provienen
de un lugar en donde la evolución fue tanta que reemplazaron el parto natural por
máquinas que realizan toda la labor de parir. Al lograr entrar a la nave, se encuentran
con dos mujeres que le dan la bienvenida a Summer y obligan a Rick a mantenerse
quieto y en silencio.
La diosa del planeta (Gazorpazorp) lleva a los personajes a recorrer el planeta: este
fue creado con el fin de no tener hombres, ya que se les considera agresivos y
peligrosos, por lo que a las mujeres que nacen a través de estas muñecas sexuales se
les educa para que puedan servir al mantenimiento del planeta a través de lo que ellas
deseen, mientras a que a los hombres que nacen de estas muñecas los lanzan lejos
para que lleven el caos a otros rincones del universo.


11 Adult Swim, 2013.

5

Mientras recorren el planeta, se puede observar cómo perpetúan la identidad de
género construida en el imaginario estadounidense con respecto a las mujeres: en el
planeta el saludo es “I’m here if you need to talk” (estoy acá si necesitas hablar), beben
mojitos, tienen un gusto muy definido por la ropa y la moda, condenando incluso a
quienes trasgreden las normas del buen gusto. En ese sentido, Rick, completamente
molesto por el hembrismo de la situación, responde a la diosa del planeta con un
enorme pedo, ante lo cual Summer accidentalmente lo recrimina llamándolo “abuelo”,
generando la molestia de las habitantes del planeta ya que hace referencia a una
estructura patriarcal, por lo que se les envía a juicio, del cual son absueltos ya que
Summer alega que en su planeta, un porcentaje de los hombres que allí nacen son
gays, y esa es la verdadera razón por la que la ropa que utiliza es más bonita que la de
ellas.
¿Dónde encontramos la teoría de Judith Butler en un capítulo de una serie como lo es
esta? Como punto de partida, es preciso señalar que este capítulo lo aprecio como una
exageración de la heteronorma, lo cual retomaremos más tarde con la idea de parodia,
desarrollada también por Judith Butler.
En primer lugar, y tal como señala la autora, “la matriz cultural -mediante la cual se ha
hecho inteligible la identidad de género- exige que algunos tipos de “identidades” no
puedan “existir”: aquellas en las que el género no es consecuencia del sexo y otras en las
que las prácticas del deseo no son “consecuencia” ni del sexo ni del género”12. Ante esta
afirmación, como se puede observar en el capítulo, en el planeta Gazorpazorp la
heteronorma sigue siendo una constante pese a la liberación de las mujeres ante la
opresión masculina, ya que tanto el sexo como el género siguen siendo absolutamente
binarios. Si bien anteriormente señalo que el capítulo se trata de una exageración de
las normas sociales, considero relevante el papel que ocupa la disidencia sexual
dentro de este episodio, ya que deja bastante en claro y ayuda mucho a comprender
cómo funciona la matriz heterosexual en tanto configura las normalidades: dentro del
planeta se entiende que todos los hombres son de por sí malévolos y agresivos
dándose por entendido que al ser representantes directos del patriarcado deben ser
eliminados. Sin embargo, cuando Summer señala la existencia de gays en la tierra, toca
precisamente el punto del rechazo al universalismo que propone Butler, ya que, al ser
la estabilidad del género la que vuelve compresibles a los sujetos dentro de la
heteronormatividad, y comprendiendo también que el sexo y el género son categorías
susceptibles a cambios y transformaciones sociales, lo que pone de manifiesto esa
escena es que la matriz está dada, pero lo que cambian son las relaciones dentro de la
misma. En ese sentido, podemos ver el post-estructuralismo en su máxima expresión:
distintos centros configuran distintas relaciones en torno a este, por lo que,
aterrizándolo al capítulo en cuestión, a lo que se refiere Summer al hablar de la
existencia de gays en su planeta habla de una matriz que reconoce distintas formas de
sexo y género.

12 Butler, p. 72, 2007

6

La personificación del género, en tanto, sigue estando antes de la encarnación de un
sexo. Esta personificación la podemos ver en detalle a través de las costumbres de las
mujeres del planeta, tomándolas como características fundantes de un planeta
gobernado solo por hembras. Comprendiendo el género como el medio cultural a
través del cual la materialidad del cuerpo se establece como prediscursiva,
efectivamente las mujeres en Gazorpazorp desarrollaron un género en donde las
mujeres son libres de realizar aquello que las haga sentir plenas, siempre en función
de poder mantener el engranaje social de aquel sistema y librándose de las opresiones
machistas. Sin embargo, la caracterización extrema de las cualidades “femeninas” que
se aprecian en el capítulo siguen estando en la estructura heteronormada, lugar donde
se sigue distinguiendo a una otredad única: la figura masculina, quien es la que
encarna todo lo opuesto a la figura femenina. De esta diferenciación binaria, y a través
de la mirada butleriana, podemos comprender la manera en que se configuran los
cuerpos dentro de Gazorpazorp: si bien rechazan la maternidad al considerarla como
una opresión, sí reiteran corporalidades y estéticas que son propias al género.
Ejemplo de la estética reiterada es cuando una de las condenadas con las que se
encuentra Summer y Rick le dice que se encuentra allí “por tener un flequillo feo”.
El flequillo feo nos lleva al segundo punto: la performatividad de los cuerpos al interior
del capítulo. Las mujeres que habitan en Gazorpazorp, absolutamente emancipadas de
la opresión patriarcal, siguen reiterando corporalmente el género con el que se
identifican. El uso de vestidos, la condena por usar peinados feos, etc., son normas
sociales que representan la actuación del género que aquellas mujeres sienten como
propio, siendo absolutamente condenado socialmente cuando estas reglas se
trasgreden. Al igual que como ocurre cuando uno/a de nosotros/as trasgrede las
normas de la heteronorma se castiga socialmente a través de la exclusión y la
marginalización, en la serie este castigo se expresa en la ley del hielo, recurriendo
nuevamente a la exageración de las convenciones sociales.
De acuerdo con lo señalado por Butler, la construcción del sexo “es en sí misma un
proceso temporal que opera a través de la reiteración de normas; en el curso de esta
reiteración el sexo se produce y a la vez se desestabiliza”13. Con esto, el sexo femenino
que encarnan las habitantes de Gazorpazorp está estabilizado por la reiteración de la
actuación permanente del género. Además, la estabilización que se realiza está hecha
en función de mantener la normalidad de los cuerpos sexuados de la sociedad, siendo
este el motivo por el que no se menciona ni se hace referencia de parte de las
habitantes de Gazorpazorp a cualquier tipo de disidencia sexual.
Como tercer punto de cruce es esencial retomar la crítica al universalismo que realiza
Judith Butler al movimiento feminista en tanto que cae en prácticas colonizadoras.
Como se puede apreciar en el capítulo, las habitantes del planeta Gazorpazorp no
conciben razonable otra forma de convivencia con el opuesto binario que no sea la

13 Butler, 2002, p. 29

7

manera en que ellas lo hacen, buscando establecer su estructura como un paso natural
ante la opresión masculina, lo cual, en concordancia con lo que he descrito
previamente, habla de la existencia de una sola matriz que rige a todas las sociedades
por igual, lo cual es incorrecto ante los postulados de Butler. Por lo tanto, la acción
colonizadora que buscan llevar a cabo las habitantes de Gazorpazorp es totalmente
reprochable desde el punto de vista butleriano, ya que significa la existencia de una
naturaleza de la categoría “mujer/es” que no existe por la intersección de los hechos
sociales que componen a dicho sujeto.
Como último cuarto punto, tal como señalé anteriormente, el humor de la serie está
dirigido a un público masculino, adulto y estadounidense, lo cual tiende a confundirse
con una burla que, desde mi punto de vista, no realizan los creadores de la serie. En
consecuencia, siguiendo las propuestas de Butler y atendiendo el carácter provocador
que tiene la serie en cuestión, considero pertinente categorizar este capítulo como una
parodia sobre la cuestión de género. Para Judith Butler, a propósito de críticas que
realiza a la izquierda estadounidense, señala que la finalidad de la parodia es
introducirla en los medios masivos de comunicación para ganar popularidad, para
“triunfar empleando justamente los medios culturales que han sido tomados por
aquellos a los que se pretende desprestigiar”14. Consiguientemente, la parodia requiere
una capacidad de aproximación al fenómeno que se está parodiando, de manera en
que quien observa el espectáculo en cuestión sabe a qué nos estamos refiriendo y bajo
qué términos lo estamos haciendo. Por lo tanto, la parodia “ejemplifica y es un síntoma,
precisamente, del objeto cultural de la crítica al que se opone”15.
En función a esta definición de parodia es que defiendo la posición de que el capítulo
en cuestión de Rick and Morty es una parodia: esto en términos de que logra instalar
una crítica a la matriz heteronormada a través de la exageración de la reiteración de
las conductas normadas socialmente de los y las protagonistas de este episodio,
normas cuya transformación social está clara desde el comienzo: son las mujeres
quienes evolucionan y excluyen a los hombres de sus tierras, sus cuerpos, etc., pero
aún los mantienen como otredad para el reconocimiento de la propia identidad. La
crítica que realiza este capítulo lo hace a través de los mismos medios que legitiman y
dan cabida a la matriz heteronormada; no olvidemos la importancia que adquieren los
medios masivos de comunicación, a través de la reproducción de discursos, para
forzar la normalización del sistema social.
En consecuencia, retomando la pregunta sobre cuáles son los puntos clave del
concepto de performatividad y las consecuencias que tiene sobre la comprensión de
las diferencias entre sexo y género, a través de la interpretación del capítulo “Raising a
Gazorpazorp”, la principal disyuntiva entre sexo y género es que, para Judith Butler, el
sexo es también una construcción social que se hace en base a las diferencias binarias


14 Butler, p. 112, 2000.
15
Butler, p. 114, 2000.

8

de género: nosotros/as modificamos nuestros cuerpos de acuerdo a las normas
sociales y culturales externas a nuestra consciencia. Así, tanto en la vida real como en
el capítulo en cuestión, el asunto cultural está siempre presente en la modificación de
los cuerpos, ya sea a través del uso del burka, en la reiteración del uso de ciertas
vestimentas, la normalización de las conductas hembristas o machistas, etc. Por lo
tanto, la performatividad es en sí misma el medio por el cual materializamos nuestro
género en función de normas sociales completamente ajenas a nuestro control, las
cuales están dentro de una estructura repleta de signos de diferenciación.
Dentro del capítulo que sirvió de insumo para realizar un análisis de los conceptos
butlerianos, la realidad performativa es un hecho que queda de manifiesto sin lugar a
dudas. Al interior de la parodia que se lleva a cabo se hace explícita la diferencia entre
género y sexo, siendo el género el que modifica las sexualidades de las habitantes de
Gazorpazorp en función de la matriz que han creado y que definen como natural, lo
que, al ser definida como natural, cae en el aspecto universalista que critica Butler.
Junto con lo anterior, el argumento que se desarrolla a lo largo del capítulo y la
exageración de las características femeninas, como una actuación del género mismo,
sirve como crítica a la situación actual del sexismo que se vive en las sociedades
occidentales, especialmente la sociedad estadounidense. Una crítica absolutamente
precisa que realiza a través de la parodia el capítulo es cuando Rick no se horroriza ni
se molesta al ver que a su nieta tratan de violarla, posteriormente regañándola ya que
utiliza ropa que provoca a que la ataquen sexualmente.
Uno de los principales ejes de la teoría de Judith Butler descansa sobre el rechazo al
universalismo: de esta manera, el concepto de performatividad sirve también al
debate de la interseccionalidad dentro del feminismo, ya que ambos reconocen la
multiplicidad de posibles escenarios en los que la matriz heterosexual puede
desenvolverse y crear regularidades en torno a ella.
Finalmente, a través de la lectura del capítulo de Rick and Morty, su parodia y sus
exageraciones de un binarismo de género, es que se puede ver de manifiesto la teoría
de Judith Butler. La importancia de atribuirle a los medios masivos de comunicación
un rol no tan solo de entretención, sino también de insumo al debate contemporáneo
de género es esencial: los medios masivos de comunicación representan la sociedad
de la que formamos parte, siendo el humor el principal indicador de cuánto o no nos
apegamos con la realidad exhibida a través de la pantalla. Por lo mismo, el analizar un
capítulo de una serie que se ha hecho viral durante el último tiempo no es más que el
aterrizar una teoría abstracta de los cuerpos y las sexualidades al terreno de lo real.
Más concretamente aún, el ejercicio recientemente hecho nos devela que la teoría
butleriana sobre performatividad de los cuerpos está más latente que nunca en
nuestra realidad: si está presente en una serie de televisión, ¿por qué no podría estar
presente en nuestras relaciones sociales?.

9

Bibliografía:
1. Adult Swim (2013). Rick and Morty, Raising a Gazorpazorp. Los Ángeles,
California.
2. Butler, J. (2000). El marxismo y lo meramente cultural. New left review, 2, 109-
121.
3. Butler, J. (2002). Cuerpos que importan. Sobre los limites materiales y
discursivos del sexo. Buenos Aires: Editorial Paidós.
4. Butler, J. (2007). El género en disputa: el feminismo y la subversión de la
identidad. Buenos Aires: Editorial Paidós.
5. Durkheim, E. (2003). Las reglas del método sociológico. Ciudad de México:
Editorial Libertador.
6. Lévi-Strauss, C. (1968). Las estructuras elementales del parentesco. Buenos
Aires: Editorial Paidós.

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