Corbo Diez Ideas para La Educación Física
Corbo Diez Ideas para La Educación Física
DEPORTE Y ENSEÑANZA:
APORTES PARA
SU REFLEXIÓN
Compiladores:
Mariana Sarni
Javier Noble
Autores:
Andrés González
María Eugenia Bazan
Nicolás Mármol
Carlos Magallanes
Leticia Labaké
Ornella Gravano
David Pérez López
Mariana Sarni
Osvaldo Ron
Franco Cal
Franco Castro
Martín Kerome
Marcela Oroño
Patricia Rexach
Rodolfo Rozengardt
Inés Chirigliano
Matías Bartolozzi
Rodrigo Fender
Javier Noble
Mayra Bilo
Santiago Ciccone
Lucía Santos
Mirian Burga
Santiago Guido
Manuel Vieytes
Mónica Ruga
Tatiana Brandán
María Emilia Bulanti
José Luis Corbo
Jorge Giordano
Rector de la Universidad de la República: Licenciado Rodrigo Arim
Evaluadores externos de la publicación: Licenciada Isabel Pastorino y Doctor Jorge Ricardo Saraví
ISBN: 978-9974-0-1883-9
Introducción
El presente decálogo ensaya posibles respuestas para una serie de
preguntas que atraviesan el campo de la educación física en la ac-
tualidad. Muchas de ellas se formulan explícitamente y son objeto de
debate en espacios de diversa índole, y otras tantas deambulan espec-
tralmente, pero subyacen las construcciones sobre la educación física
que coexisten en los diversos espacios educativos.
Lo que aquí se presenta es una de las tantas perspectivas que respon-
den a una línea de pensamiento en particular y que, como todos los
postulados de su estilo, tienen pretensión de validez con relación a un
respectivo paradigma. Dicho de otro modo, estos no son simples pos-
tulados subjetivos con base en impresiones empíricas sobre hechos y
fenómenos, sino que son el producto de una construcción epistémica
que delimita una cierta forma de pensar los objetos. Para el caso, la
educación física. Su forma obedece a intenciones prácticas, pero el or-
den de las preguntas respeta una determinada lógica: cada una de las
respuestas significa la superación de un escalón hacia la construcción
final, la que no sería sostenible sin el manejo básico de los argumentos
que se plantean en las anteriores. Comencemos.
21
diversas. Quizás la más relevante en los últimos años es la que intenta
adjudicar a la ef el carácter de ciencia, discusión estrictamente epis-
temológica y subliminalmente política. El hecho es que definirla como
ciencia implicaría delimitar varios aspectos. El más importante, tal vez,
será establecer la línea epistemológica e, incluso, las posibles catego-
rías taxonómicas a partir de las cuales realizaremos el análisis. En este
sentido, en la mayoría de los casos, se apela a la delimitación epistémi-
ca en relación con el o los objetos. Es decir, en caso de ser ciencia, la
ef debería tener su propio objeto de estudio.
Dicha taxonomía, propia de científicos como Aristóteles, presenta algu-
nas dificultades. La primera es que, en la medida que la propia ciencia
avanza, el objeto puede desplazarse o simplemente cambiar, tal como
lo ha expresado Chalmers (1999). Es decir, una revolución científica, en
ideas de Kuhn (2018), podría provocar que una ciencia que se precia de
su objeto quedara sin él o, en el mejor de los casos, se encontrara ante
la necesidad de redefinirlo.
Lo cierto es que, para el caso particular de la ef, la discusión en torno
del objeto ha concentrado el interés de muchos investigadores en la
producción de conocimiento abstracto, y, en consecuencia, y en cierta
forma, lo ha desplazado de lo que, entendemos, ha de ser el interés
real de dicha producción: aportar a aquellos que construyen el área
en la praxis, concretamente, en la enseñanza de la ef en los patios.
Acordamos con Horkheimer: la teoría solo es buena teoría cuando se
piensa para la praxis, para las relaciones reales de los sujetos (Adorno
y Horkheimer, 2014).
Desde una perspectiva histórico-cultural, la ef es una representación
de las relaciones materiales de los sujetos, en el entendido de la mate-
rialidad como contenido y del orden de lo objetivable. Para el materia-
lismo histórico, serán las relaciones de producción las que determinen
la génesis de los fenómenos superestructurales, más allá de la relación
dialéctica que se sucede a partir de dicho origen. Para otras líneas de
pensamiento, la materialidad la definen otras relaciones, que en Fou-
cault (2019) serán, por ejemplo, las relaciones de saber y de poder.
Decimos, entonces, que la ef no es una mera construcción autónoma,
sino que depende dialécticamente de las relaciones sociales de pro-
ducción. O, dicho de otra manera, la ef es el recorte de una determi-
nada forma histórica de educación, la cual es, a su vez, la representa-
ción de las relaciones productivas. La educación será, entonces, una
suerte de paraguas que oficiará de gran campo y será la encargada
de establecer los límites para los subcampos que la componen, defi-
niendo, a su vez, límites epistémicos relativos, tanto de la ef como del
resto de las áreas.
A modo de cierre
La acción del docente, el hacer y el pensar de sus prácticas impli-
can, inevitablemente, una toma de postura. Como hemos expresado,
en cualquier área de conocimiento, en este caso, en la ef, la decisión
pasa por discernir entre el simple hecho de reproducir y nada más, y
reproducir para transformar. Aclaramos, además, que no proponemos
demonizar para eliminar aquello que se supone reproductor, sino que
la transformación real pasa por la superación dialéctica de las formas
prácticas que esconden la injusticia social, lo que implica, primero y
antes que nada, poner la cultura del movimiento y su producción en
manos de todos, y no de aquellos que hegemónicamente la manejan.