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Hora Santa Por Los Catequistas2016

Este documento es una guía para una Hora Santa dedicada a los catequistas. Contiene oraciones, reflexiones y cánticos para ayudar a los catequistas a profundizar su fe y compromiso con su vocación a través de la adoración eucarística. Se enfoca en pedir misericordia por las faltas de los catequistas y fortaleza para cumplir fielmente su misión de transmitir la fe.

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Hora Santa Por Los Catequistas2016

Este documento es una guía para una Hora Santa dedicada a los catequistas. Contiene oraciones, reflexiones y cánticos para ayudar a los catequistas a profundizar su fe y compromiso con su vocación a través de la adoración eucarística. Se enfoca en pedir misericordia por las faltas de los catequistas y fortaleza para cumplir fielmente su misión de transmitir la fe.

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Hora Santa por los catequistas

OH Dios, nos presentamos ante Ti con la sumisión que nos inspira la presencia de tu grandeza.
Creemos en ti porque eres la Verdad misma, esperamos en ti porque eres infinitamente bueno, te
amamos con todo nuestro corazón.

Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe, la fe en un Dios que por amor quedó oculto en las
apariencias del pan y del vino.

Cantamos: “Dios está aquí”

Delante de Jesús Eucaristía hacemos nuestros actos de contrición, en este año Santo le pedimos
que derrames sobre cada uno de nosotros su infinita misericordia.

Respondemos: Muéstranos Señor, tu misericordia.

Por las veces que no nos hemos comprometido con nuestra tarea catequística.

Por las que nos cuesta obedecer a nuestros superiores.

Por nuestra falta de compromiso con el Evangelio.

Porque muchas veces nuestra vida no es coherente con lo que anunciamos.

Por el desamino que en ocasiones sentimos.

(Meditamos en silencio)

Te suplicamos, Jesús Eucaristía, que tengas misericordia de cada uno de tus catequistas, danos la
certeza de que somos escuchados en tu presencia Eucarística, y alcánzanos el don de tu madre, la
Virgen María.
A ella, Nuestra Señora de la Eucaristía, le pedimos nos cubra con su manto maternal.

Canto( a elección)

Ser catequista significa dar testimonio de la fe; testimonio de un Jesús que sigue vivo en el
Santísimo Sacramento. Y esto no es fácil. Recordemos aquello que San Francisco de Asís decía a
sus frailes: “prediquen siempre el Evangelio y si fuese necesario también con las palabras”. Pero
antes el testimonio: que la gente vea en sus vidas el Evangelio, pueda leer el Evangelio.

“Ser” catequistas requiere amor, amor a Cristo en la Eucaristía cada vez más fuerte.

Momento de silencio
Señor queremos ser tus testigos, para comunicar tu enseñanza y tu amor.

Concédenos poder cumplir la misión de catequista con humildad y profunda Confianza.

Que la catequesis sea un servicio a los demás, una entrega gozosa a tu Evangelio.

Recuérdanos que la fe que deseamos irradiar la hemos recibido de ti como don gratuito.
Haznos verdaderos educadores de la fe, atentos a la voz de tu Palabra, amigos sinceros de los
demás, especialmente de nuestros compañeros catequistas.

Que sea el Espíritu Santo quien conduzca cada una de nuestras vidas; para que no dejemos de
buscarte amarte.

Señor danos valor para anunciar tu Palabra, se nuestro alimento en nuestro caminar

Silencio

Para ser discípulos y enseñar las verdades de la fe, debemos primero estar con el Maestro,
escucharlo, aprender de Él. Es un estar en presencia del Señor, dejarse mirar por Él. Y preguntarnos
“¿cómo estoy en presencia del Señor?”

Al mirar el Tabernáculo, ¿qué cosas haces? ………………… ¿Pero te dejas mirar por el Señor?

¡Dejarse mirar por el Señor! El nos mira y esta es una forma de rezar. ¿Te dejas mirar por el Señor?.
Esto enardece el corazón, tiene encendido el fuego de la amistad con el Señor, te hace sentir que Él
te mira verdaderamente, te es cercano y te quiere. En este momento cada uno puede preguntarse:
¿cómo vivo yo este estar con Jesús? ¿Este permanecer en Jesús?” ¿Tengo momentos en los que
permanezco en su presencia, en silencio, me dejo mirar por Él? ¿Dejo que su fuego enardezca mi
corazón?

Si en nuestro corazón no existe el calor de Dios, de su amor, de su ternura, ¿cómo podemos


nosotros, pobres pecadores, enardecer el corazón de los demás?

Lo meditamos en silencio

Mientras más te unes a Jesús y Él se vuelve el centro de tu vida, más Él te hace salir de ti mismo, te
descentraliza y te abre a los otros. Este es el verdadero dinamismo de amor, ¡éste es el movimiento
de Dios mismo!

Y este es el trabajo del catequista: salir continuamente de sí por amor, para testimoniar a Jesús y
hablar de Jesús, predicar a Jesús. Pero esto es importante porque lo hace el Señor: es precisamente
el Señor que nos empuja a salir.

Cantamos: ( a elección)

Antes de despedirnos queremos decirte gracias por esta vocación.

Gracias por mirar mi nada y llamarme.

Gracias por caminar a mi lado

Gracias por alimentarme con tu Cuerpo y tu Sangre.

Gracias por permitirme cada día volver a decirte “Si”, aquí estoy para hacer tu voluntad.

Canto: ( a elección)

Nuestra vocación es un regalo que hemos recibido de Dios, pues como El dijo: “yo los he elegido”.
Cuando decimos sí al Señor, hemos de saber exactamente que hay en ese “sí”.

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