HOMENAJE A JOSÉ CARLOS MARlÁlEGUI EN El CENlENARlO DE SU NAOMENTO (1 89';-199';1
Tradición migrante e
intertextualidad
multicultural: el caso de
_Ar_'. .g. .....u_e_d_a_s_____ ~~• •'•
Antonio Cornejo-Polar
University of California, Berkeley
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Vista en conjunto, la obra de José Maria Arguedas ha sido leida
como la espléndida celebración de la gesta del indio y del mestizo, pese
a que se trata, sin duda, de un proceso intelectual y estético incisiva-
mente desestabilizado por dramáticas vacilaciones y ambigüedades En
la base, sin embargo, hay tanto una fidelidad sin fisuras con respecto
a los valores de la cultura nativa cuanto una imbatible fe en su triunfo
histórico, aunque con frecuencia -para esto- tenga que desplazarse
hacia la utopfa y el mito, Salvo en pocos instantes, en los que se insinúan
contenidos que tienen que ver con formas impenetrables de resisten-
cias algo arcaizantes, o en los que se filtran tonos de un escepticismo
desgarrado, la vasta discursividad arguediana examina casi siempre con
optimismo la fortaleza o la astucia (la "plasticidad cultural" dirfa Rama) I
que permite al hombre andino apropiarse selectivamente de atributos
que le son ajenos y enriquecer con ellos su experiencia de mundo, En
el indio moderno -pensaba Arguedas- casi no hay rastros del pasado
Tradición migran te e intcrtextualidad... / Antonio Comejo-Polar
VI CONGRESO DE LA «ASOCIAOÓN AMIGOS DE LA UTERATURA LATINOAMERICANA»
prehispánico, pero lo que se le ha impuesto desde fuera y lo que más
o menos libremente ha asumido de otras tradiciones resulta radical-
mente transformado en términos de uso y de sentido hasta un punto
tal que su identidad moderna -pese y tal vez gr acias a esos cambios-
sigue siendo inconfundiblemente indfgena '
De esta manera, si por una parte se extrae el asunto de la
identidad de su habitual y desdichado nicho metaffsico, como terca
persistencia de un ser inmodificable, y se le coloca mucho más
.;;i." sensatamente en un campo fluido y relacional, no más que como
(~~' diferencio. por otra, se instituye una dinámica convergente en la que
.'.'. las mezclas e hibridaciones terminan siempre en la coherencia y la
unicidad de una nueva sfntesis. Esta materia tendrfa que ser objeto de
un examen harto más minucioso, pero -dicho en grueso- la ideologfa
salvffica del mestizaje, con su neoplatónica esperanza en la armonía de
los contrarios, reaparece aqul y aqul se instaura -además- un modelo
ejemplar de las intersecciones transculturales. Nose me escapa que esta
abrupta esquematización no hace justicia a la acezante fluidez ni a las
equfvocas oscilaciones que enriquecen, con sus multivalencias, la obra
de Arguedas, como tampoco paso por alto que la rápida asociación
entre mestizaje y transculturación tendrfa que ser sopesada con cuida-
do y esmero que por ahora sobrepasan las necesidades de mi estrategia
argumental En todo caso, me parece oportuno advertir que no intento
invalidar esta casi consensual interpretación de la producción arguediana
-que también y varias veces ha sido la mfa-.' interpretación que me
sigue pareciendo legftima en lo sustancial
Sin embargo, una reciente revisión de su inquietante novela
póstuma, El zorro de arribil y el zorro de abajo,' me ha hecho
sospechar que existen otros ej~s semánticos que -confundidos con los
anteriores- tienen la consistencia SlJficiente para solventar nuevas y tal
l/ez más incitantes lecturas . En este orden de cosas pretendo examinar,
primero, la configuración de un sujeto que no sustituye pero si
reposiciona a los hasta ahora privilegiados, el indio o el mestizo, e
indagar en el tejido de una red articulatoria multicultural que, desde
este punto de vista, no obedece más que parcialmente a los códigos de
la transculturación,. Se trata de la figura del migrante y del sentido de
CELEHIS - UNMdP
HOMéNAJE A JOSÉ CARlOS MARlÁlEGlJI EN El CENlENARlO DE SU NAGMENTO (1894-1994)
la migración
Como se sabe, la última novela de Arguedas propone -en su
estrato propiamente narrativo- la construcción de una azarosa
hermenéutica social que pueda dar razón de la conversión en pocos
años de una modesta caleta de pescadores en el puerto pesquero más
grande del mundo -con una referencia minuciosamente real, la de
Chimbote. Obviamente la explosión demográfica de Chimbote sólo se
explica por una masiva migración cuyos protagonistas tenfan las má~
variadas procedencias geográficas y condiciones sociales de infinita
diversidad: extranjeros de múltiples orfgenes, criollos costeños y :~~
afroperuanos, pero -sobre todo- indios y mestizos andinos, que prefi-
rieron enfrentarse a la temible amenaza del mar, recién descubierto, y
a maquinarias nunca vistas, ciertamente también aterrorizantes, que
repetir su inacabable y secular servidumbre . Ante tal desgalgamiento
Arguedas elaboró una variada retórica narrativa que finalmente ancló
en una intuición primordial: "hervor", "ebullición", "hervidero" son
los signos una y otra vez reiterados
Pero si migrante y migración son motivos obviamente recurrentes
en el orden del relato propiamente novelesco, ambos aparecen asimis-
mo en los otros estr atos discursivos que forman la textura global de El
zorro de arriba yel zorro de abajo: en las secuencias que re-enuncian
los antiqufsimos mitos de Huarochirf, recopilados por Francisco de Avila
hacia 1598 y traducidos del quechua por Arguedas en 1966, especial-
mente por el talante andariego de los animales legendarios que
finalmente dan tftulo a la novela; pero también en los fragmentos del
diario del autor, interpolados en el texto, diario que con frecuencia
deriva hacia la memoria y echa luz sobre lo que tal vez sea decisivo: la
condición migrante del propio narrador. Aún a riesgo de caer en la
"falacia biográfica" me parece inevitable aludir a los traumáticos
desplazamientos que Arguedas sufrió y gozó desde niño: de la casa-
hacienda de su padre y su madrastra, dueña de vastas tierras que
incluian feudalmente a siervos indios, a pobres comunidades quechuas
que acogieron con amor al pequeño fugitivo y luego el desorientado
deambular por decenas de pueblos y ciudades andinos para concluir
(omito muchas instancias) en una Lima que aún insistfa en su hechizo
Tradición migr.mte e intertextualidad_.. Antonio Cornejo· Polar
VI CONGRESO DE LA «ASOCIACiÓN AMIGOS DE LA UTERATURA LATINOAMERICANA»
linaje hispánico y en su acerado desprecio por los serranos. No en vano
Arguedas se autodefinió como un forastero permanente y elaboró
sutiles y agobiadas consideraciones sobre lo que llamaba el
"forasterismo", esa desasosegante experiencia de ser hombre devarios
mundos, pero a la larga de ninguno, y de existir siempre -desconcerta·
do- en tierra ajena.
Creo que a la luz de su novela final, en la que es tan evidente la
marca semántica de la migración, se puede releer toda la obra de
,ti'\>" Arguedas en esa misma clave -que, curiosamente, los criticos hemos
;~. frecuentado poco. De hecho, en efecto, casi no hay ningún texto
".'.' arguediano que no aluda elipticamente o tematice de manera explícita
tal asunto. De este modo, cabria definir la producción de Arguedas
como - también- la gesta del migrante. Aunque ahora que casi todo es
discurso resulta hasta de mal gusto referirse a la realidad, me parece
que no está demás añadir que el fenómeno migratorio es -a la par que
la violencia- el de mayor relieve en el Perú contemporáneo; una
migración interna del campo a la ciudad, en muchas ocasiones
compulsiva, que en menos de cincuenta años ha convertido un país
rural, con alrededor de165% de campesinos, en otro-urbano- en el que
la masa citadina sobrepasa un casi increible 70% de la población
Ciertamente la condición del migrante no desplaza a las catego-
das étnicas de indio o mestizo, pero de alguna manera puede englobarlas,
como a otras, en términos de un proceso tanto individual como
colectivo, dentro de un imprevisible proceso que sitúa al movimiento,
y por consiguiente a la historia y su encabritada fluencia, en un primer
plano. Después de todo, migrar es algo asi como nostalgiar desde un
presente que es o deberla ser pleno las muchas instancias y estancias
que se dejaron allá y entonces, un allá y un entonces que de pronto se
descubre que son el acá de la mem~)fia insomne pero fragmentada y el
ahora que tanto corre como se ahonda, verticalmente, en un tiempo
espeso que acumula sin sintetizar las experiencias del ayer y de los
espacios que se dejaron atrás y que siguen perturbando con rabia o con
ternura
Intento decir que la condición del migrante, si bien se vive en un
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HOIv'éNAJE A JOSÉ CARLOS MARlÁlEGUI EN El c&lfENARlO DE SU NAOMENTO (189A-199AI
presente que parece amalgamar los muchos trajines previos, es en
algún punto contraria al afán sincrético que domina la Indole del
mestizo. En efecto, en ésta la apuesta más enérgica es a favor de la
síntesis de sus encontrados ancestros, como se percibe en la figura
paradigmática del Inca Garcilaso, verdadero fundador de este linaje
mezclado y sincrético, aunque la verdad es que esa anhelada coheren-
cia casi siempre se deshilacha en conflictos tan soterrados como
imborrables; en cambio, imagino que el migrante estratifica sus expe-
riencias de vida y que ni puede ni quiere fundirlas porque su naturaleza
discontinua pone énfasis precisamente en la múltiple diversidad de esos .....
tiempos y de esos espacios y en los valores o defectividades de los unos ~f)'
y los otros. La fragmentación tal vez sea su norma. En el nutrido y
belUsimo cancionero andino, por ejemplo, el migrante nunca confunde
el ayer/allá con el hoy/aqul; al revés, marca con énfasis una y otra
situación y normalmente las distingue y opone, inclusive cuando el
peregrinaje ha sido exitoso: aún entonces la antigua tierra de origen es
drásticamente otra y en ella anidan vivencias o mitos -en el fondo
vivencias mlticas- que condicionan y disturban pero no se mezclan con
el presente y sitúan la actualidad en el imperioso orden de la necesidad,
pero - casi siempre- muy lejos del deseo.
Seria fácil, tratándose de Arguedas, enlistar decenas y decenas de
fragmentos en los que su imborrable experiencia infantil -cuando
fugitivo del inhabitable mundo de los mistis se internó en las comuni-
dades indlgenas·· es expHcitamente contrapuesta a sus transcursos por
las ciudades -aunque éstas frecuentemente lo entusiasmen y aunque,
lo que es más importante, sólo desde ellas pueda cumplir sus objetivos
de reivindicación de lo indlgena . Añado un dato obvio. Aqul la
migración tiene su sentido más fuerte porque a todos los disturbios
previsibles añade lo que en estas circunstancias es fundamental: el paso
de una cultura a otra, en más de un sentido contrapuestas, cuyo signo
mayor es un bilingüismo que aún si fuera simétrico -y casi nunca lo es-
produce una aguda ansiedad por la confusa hibridación de lealtades
y pragmatismos y -a fin de cuentas- por la coexistencia de competencias
lingülsticas desigualmente efectivas y como enraizadas en una memo-
ria que está trozada en geograflas, historias y experiencias disImiles que
Tradición mlgrante e intertcxtualidad ... / Antonio Cornejo-Polar
VI CONGRESO DE LA «ASOCIACiÓN AMIGOS DE LA UTERATURA LATINOAMERICANA"
se intercomunican, por cierto, pero preservan con rigor su vínculo con
el idioma en que se les vivió. Arguedas solla decir que le era casi
imposible expresar en español lo que habla experimentado en quechua
desde sus relaciones con el paisaje andino hasta sus modos de sentir las
pulsiones primarias, como las del amor o del odio, tal como las conoció
de niño, con sus protectores nativos, en circunstancias que nunca más
se repetirían. Es sintomático que la poesla de Arguedas esté íntegra-
mente escrita en quechua
,i En cualquier caso, y para burlar el inminente riesgo de trazar las
(·i~. coordenadas de una precaria psicología del migrante, prefiero pregun-
........ tarme -y sé que la respuesta será tentativa- si la condición migrante
funciona -como sin duda sucede con la del mestizo- como un locus
enunciativo y si a partir de allí se genera un cierto uso más o menos
diferenciado del lenguaje que podría remitir a la constitución de un
sujeto disgregado, difuso y heterogéneo: el sujeto migrante
Emplearé con abusiva libertad las categorlas de intertextualidad
y dialogismo. Diré primero que ambas, que en el fondo se solapan,
ejercen y operan una vacilante pero confortable economía para quie-
nes hablan desde una perspectiva mestiza: todas las palabras ingresan
a una constelación hecha precisamente para acoger las voces múltiples
de sus ancestros dialogantes, pero -obviamente- se trata de una
operación que normaliza la dispersión originaria en un discurso más o
menos autocentrado. No digo que la lengua del mestizo desproblematice
la basculación que está en su origen, pero sí que su política del idioma
reitera el gesto sintético que funda a su enunciante y opta por generar
esa fusión en el nivel de la lengua "culta" -haciéndola porosa para
rescatar a la otra, siquiera parcialmente, u operando (en caso extremo)
una traducción explícita o subti.'rránea . Se trata entonces de una doble
agencia lingüística: sí en la priml~ra los signos preservan su filiación y
funcionan con los intertextos que efectivamente les corresponden,
dialogando conflíctivamente con otros que no les son afines y que
mantienen su diferencia, en una segunda instancia -que en este punto
es definitoria- las dos o más series lingüísticas ingresan en una espacio
más dialéctico que dialógico y producen al menos un efecto de
conciliación armoniosa que desemboca o puede desembocar en la
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HOM:NAJE A JOSÉ CARLOS MAAlÁlEGUI EN El CENTENARIO DE su NAOMENTO (1894-1994)
configuración de una voz monológica
Quisiera recordar, como ilustración somera, cómo narra Garcilaso
la reacción de indios y españoles ante una extraña piedra que en su
interior guardaba oro. Anota el Inca: "En el Cuzco la miraban los
españoles por cosa maravillosa; los indios la llamaban huaca que
(. _. quiere decir J admirable cosa"'" Aunque brevísimo, el texto
consigna -de un lado- las dos voces ancestrales: "cosa maravillosa" y
"huacél', pero -de otro- el ejercicio del lenguaje mestizo las unimisma
mediante la traducción de la segunda como "admirable cosa", que es .
-a todas luces- sinónimo de "cosa maravillosa", con lo que se realiza a i5t
plenitud el ideal de síntesis que anima a todo proyecto mestizo. Es
necesario advertir, sin embargo, que el costo es muy alto: en efecto,
para obtener ese resultado se ha tenido que restarle a huaca su sentido
sagr ado porque de lo contrario -inútil decirlo- la trabajosa sinonimia
hubiera quedado drásticamente obturada_ Quiero insinuar que para
que la fusión sea posible siquiera uno de sus términos debe adelgazar
sus diferencias, y desligarse o alejarse de los intertextos que cultural mente
le corresponden, para facilitar, de este modo, la producción de la
slntesis.
Ahor a bien: creo que el lenguaje enunciado desde la posición del
migrante es en parte similar al que acabo de caracterizar algo brusca-
mente, pero asimismo me parece claro que entre ambos hay, a la vez,
notables diferencias . Me interesa en particular, primero, una coinciden-
cia fundamental: en uno y otro caso se trata de la producción de
discursos encabalgados en varias culturas, conciencias e historias; pero,
también, y sobre todo, pongo énfasis en una diferencia decisiva: el
discurso del migrante normalmente yuxtapone lenguas o sociolectos
diversos sin operar ninguna slntesis que no sea la formalizada externa-
mente por aparecer en un solo acto de enunciación, Subrayo en este
orden de cosas la dinámica centrífuga del discurso migrante y su
reivindicación de la múltiple vigencia del aquí y el allá y del ahora y el
ayer, casi como un acto simbólico que en el instante mismo en que
afirma la rotundidad de una frontera la está burlando, y hasta escarne-
ciendo, mediante la fluidez de un habla que se emite desde cualquiera
de sus lados y siempre de manera eventual, transitoria, repitiendo la
Tradición migrante e Intertextualidad.. , ! Antonio Cornejo-Polar
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condición viajera del sujeto que la dice Naturalmenteestatrashumancia
implica la falta de un eje centrado y fijo, ordenador de variables o
disidencias; al revés, su no-lugar es lo que incita al desparrame de signos
ubicuos, sin territorio establecido, o con vanos sobrepuestos, que
convocan desde su propia confusión intertextos desordenados y vaci-
lantes Dicho sin sutileza: si el sujeto mestizo intenta rearmonizar su
disturbado orden discursivo, sometiéndolo a la urgencia de una iden-
tidad tanto más fuerte cuanto que se sabe quebradiza, el migrante
como que deja que se esparza su lenguaje, contaminándolo o no, sobre
la superficie y en las profundidades de una deriva en cuyas estaciones
se arman intertextos vulnerables y efímeros, desacompasados, porque
su figuración primera es la de un sujeto siempre desplazado Me
atrevería a decir, desde esta perspectiva, que en un caso el sentido
último es dialéctico -y tal vez su retórica interna sea sobre todo la de la
metáfora- mientras que en el otro los términos serian los del diálogo
abierto e inconcluso y su modo preferencial-presumiblemente- el de la
metonimia. Aquélla establece su eficiencia en la solidez de un espacio
clasurado dentro del marco de la similaridad y ésta, a la inversa, en la
fragmentada pero continua indeterminación de su horizonte.
Precisamente la naturaleza de tal continuidad hace difícil encon-
trar fragmentos breves que permitan observar el funcionamiento de
este tipo de discurso -que se advierte, con nitidez, en cambio, cuando
se trata de desarrollos textuales más vastos . Extraigo sin embargo, de
El zorro de arriba y el zorro de abajo, el siguiente parlamento entre
dos migrantes:
- Cierto -dijo don Esteban r] Quizás el evangélico de Chimbote
es., ¿ cómo astí dice? ¿ Desabridoso?
- Desabrido
- Eso mismo, en quichua, més seguro dice qaima Pero, diga osti
Ese desabridoso, qaima, hace conocer a profeta Esaías Grandazo
esf.].'
Anoto apenas la persistencia del español anómalo (" desabridoso"),
pese a que es corregido ("desabrido"); la afirmación de la mejor
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HOMENAJE A JOSÉ CARLOS MAAlÁlEGUI EN El CENTENARIO DE SU NAOMENTO 11894·1994)
pertinencia del quechua (qaima es "más seguro" que desabridosol
desabrido); y finalmente la abrupta irrupción del intertexto blblico, no
católico sino evangélico, en fonética quechuizada: Esafas por Isalas, en
cuya definición -además- aparece un español fuera desitio, desubicado:
"grandazo es". Subrayo que aqul, al revés del ejemplo anterior, qaima
no es propiamente materia de traducción y el término quechua no
forma sinonimia con "desabrido"; y marco que el hablante distingue al
menos tres niveles: aunque sabe que" desabrido" es la forma correcta,
insiste en su peculiar dicción ("desabridoso") a la vez que subordina a
ambas frente a la voz quechua (qaima) que expresarfa mejor lo que
quiere decir. Obviamente esta preferencia remite a un tiempo-espacio
anterior, la forma normalizada se instala en el presente y la otra, en
algun sentido intermedia, como que grafica el desplazamiento del
sujeto La situación lingufstica se dramatiza porque su secuencia fntegra
está vinculada con la confusa novedad del mensaje de la iglesia
evangélica: para el migrante quechua se trata de algo "desabridoso",
que en su memoria verbal tiene un calificativo más fuerte (qaima),
aunque no deja de reconocer que las palabras del profeta Isafas, que
escucha en las predicaciones, lo conmueven por su intensidad.
Ciertamente no todo esto aparece plasmado de forma explícita
en el breve segmento que he citado, pero tal vez -pese a su vaguedad-
sirva para entender la fragmentación de una experiencia y de un
lenguaje que se sitúan casi indistintamente en diversos puntos y pueden
acodarse en ellos -sin diluirlos- para ejercer las funciones identificatorias
y lingüfsticas que corresponden a su condición errática y trashumante
Como el sujeto mestizo, el migrante es también -por cierto- un
sujeto social. Tal vez con menos arraigo colectivo y con tr adición menos
solvente, tiene, sin embargo, como el otro, su figura y texto fundado-
res: Guamán Poma de Ayala, La nueva crónica y buen gobierno y de
manera especial el intenso acá pite "El autor camina". De otro lado, la
espectacular masividad de su actual presencia urbana permite rever
una historia que -por siglos- ha sido en efecto. la historia de migraciones
sin fin, aunque sobre ella no se haya trabajado lo suficiente -y, mucho
menos, lamentablemente, en el campo especifico de la literatura 1
Bastaría el reto implfcito en El zorro de arriba y el zorro de abajo para
T .....dición mig....mte e intertcxtualidad.•. I Antonio Comejo·Pobr
VI CONGRESO DE LA 'ASOCIACiÓN AMIGOS DE LA UTERATURA LATINOAMIERICANA"
instalar al sujeto migrante, a su lenguaje y sistema de representaciones,
en el centro de una nueva reflexión sobre la discursividad andina -y no
sólo andina. Habrfa que recordar, en todo caso, que si Arguedas narró
en su última novela la aventura de un pueblo casi rntegramente
"trasplantado" y dejó constancia de su propia incertidumbre frente a
un "hervor" que trasmutarfa sus sentidos -sin modelo posible- al
imprevisible ritmo de incontenibles avalanchas, él mismo, pocos años
antes, publicó lo que tal vez fuera su primer poema, escrito en quechua
como se anotó hace un momento, que es un himno-canción en honor
a la gesta del migrante
En "A nuestro padre creador Túpac Amaru", cuya primera
edición es de 1962, Arguedas confiere origen y legitimidad mítica a una
experiencia histórica que por entonces ya es evidente: la conquista de
lima, sfmbolo del Perú hispánico e hispanizante, por inmensas muche-
dumbres indfgenas que hacen suyo, más con energfa que con violencia,
un espacio que siempre les fue ajeno y hostil. Con el ánimo que les viene
de antiguo, los migrantes invaden la ciudad, la transforman profunda-
mente y realizan desde ese topos-paradójicamente-Ia utopra milenaria
de la "ciudad feliz". Cito la traducción al español de los versos de
Arguedas:
Somos miles de millares, aquf, ahora. Estamos juntos; nos hemos
congregado pueblo por pueblo, nombre pOI nombre, y estamos
apretando a esta inmensa ciudad que nos odiaba, que nos
despreciaba como a excremento de caballos Hemos de conver-
tida en pueblo de hombres que entonen los himnos de las cuatro
regiones de nuestro mundo, en ciudad feliz, donde cada hombre
trabaje, en inmenso pueblo que no odie ysea limpio [de corazón]
como la nieve de los dioses montañas donde la pestilencia del
mal no llega nunca.·
Ciertamente el presagio de Arguedas no se cumplió: la cruda y
extendida miseria impidió la realización del enhiesto ideal con el que se
soñaba en una intensa y unánime felicidad social, pero sr fue certera,
en cambio, la imagen de una ciudad aluvional en la que conviven
en El liS - {lNMdP
HOMENAJE A JOSÉ CARLOS MAAlÁlEGUI EN El CENTENARIO DE SU NAaMENTO (189A-I99AI
hombres y mujeres de los cuatro suyos -las regiones de la cosmograffa
prehispánica- que cotidianamente realizan la múltiple hazaña de
preservar sus filiaciones de origen, comunicarse y enriquecerse con las
experiencias de los otros, ahora vecinos, y asumir como propia -pero
a su maner a- una modernidad que felizmente siempre tiene -cuando es
auténtica- más de un sentido, incluyendo el prismático y entreverado
de la modernidad periférica Transculturación masiva o mestizaje
universalizado se podria decir, y con razón, pero sucede que el migrante
nunca deja de serlo del todo, aunque se instale definitivamente en un
espacio y lo modifique a SU imagen ysemejanza, porque siempre tendrá 5,..... '
:,S,.,·.,',·,
detrás su experiencia fundante y una casi imperturbable capacidad
para referir la existencia en relación a la (ndole de las estaciones y de
las fronteras que hubo de conocer para instalarse en un lugar que
probablemente lo fascina tanto como lo aterra,
Una advertencia final: aunque en esta aproximación preliminar
he insistido en las diferencias, me interesa dejar en claro que no intento
formular una dicotomia entre mestizo y migrante, y entre sus respec-
tivos lenguajes e inserciones intertextuales, sino establecer dos posicio-
nes de enunciación, que a veces pueden y deben articularse, En todo
caso, por el momento, me entusiasma la idea de cruzar de ida y vuelta
el paradigma del mestizo y la transculturación, y su modelo en última
instancia sincrético, de una parte, con la movediza sintaxis del migrante
y su multicultura fragmentaria, de otra, Tal vez sólo con ambas
perspectivas -que por cierto no excluyen otras- nos será posible dar
razón de la trama de una literatura enredada, de un vasto y escurridizo
discurso, de una cultura que prolifera en variantes, de un universo
plural y pluralizante cuyo único orden quizás no sea otro que el caos de
una creación (¿gozosamente?) incompleta
Notas
El concepto es ampliamente utilizado por Angel Rama en Transculturación narrativa
en América latIna (México: Siglo XXI, 1982) (1 especialmente pp 38 Y ss
Tradición mlgmnte e intertcxtuaUdad .. , I Antonio Cornejo-Polar
VI CONGRESO DE LA «ASOCIACIÓN AMIGOS DE LA UTERATURA LATINOAAIERICANA"
El tema es tratado constantemente, aunque con obvias variantes,. en los textos de
Arguedas recogidos por Angel Rama en Formaci6n de una cultura nacional
indoamerícana (México: Siglo XXI. 1975)
la bibhografra mas reciente. aunque no del todo satisfactoria, aparece en José Maria
Arguedas. El zorro de arriba y el20rro de abajo, edición critica coordinada por Eve·
Marie Fell (Madrid: Colección Archivos, 1990) (f mi libro los universos narrativos
da José MarCa Arguedas (Buenos Aires: losada, 1973) Después he vuelto muchas
veces sobre el tema
la primera edición -póstuma~ es la de la Editorial losada, aparecida en 1971 Mis citas
se refieren a la edición critica referida en la nota anterior
Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios reales de los Incas Estudio preliminar y notas
deJoséDurad (Urna: Universidad de San Marcos, 1967) El episodio aparece en el Tomo
IV, libro VIII. CapItulo XXIV, pp 80-81. El texto lo he trabajado en varias ocasiones (f
especialmente mi artfculo "la 'invendón' de las nadones hispanoamericanas, Reflexio-
nes a partir de una relación textual entre el Inca y Palma", en: Iris Navala (ed), Discursos
sobre la "invención" de América (Amsterdam: Rodopi, 1992) y "El discurso de la
armonfa imposible" en Revista de Critica Literaria latinoamericana, XIX 38 (1993)
.Op. (il p. 153.
Cf. Mirko lauer, El sitio de la literatura (Urna: Mosca Azul, 1989)
Cito por la recopilación póstuma (bilingüe) de las poes{as de José Marfa Arguedas'
Katatay/Temblar (Urna: Instituto Nadonal de Cultura, 1972), pp. 24-25
CEI. FIIIS ' llNMdr