La teoría de la mente y la selección de la dieta
La teoría de la mente se refiere a la capacidad que tenemos de representar y atribuir
estados emocionales y pensamientos a nosotros mismos y a los demás. 24 Esta
habilidad nos permite la interacción social y es de crucial importancia en el
establecimiento de relaciones afectivas, de amistad y sexuales. 25 Debido a esta
habilidad podemos tener un aprendizaje vicario; es decir, aprender del modelaje de
nuestros pares o nuestros educadores y cuidadores primarios. 26 Se ha dado un gran
progreso en el entendimiento de los sistemas cerebrales que sustentan este
aprendizaje vicario con la descripción de las neuronas espejo. 27 Los humanos
tenemos que aprender diversas habilidades para poder contender con las demandas
del medio exitosamente: caminar, hablar, aprender, memorizar, poner atención,
incluso dormir a los horarios establecidos. Todos estos procesos tienen cierto
determinismo neurobiológico matizado por usos y costumbres de nuestra cultura.
Dentro de estas habilidades está la de establecer el concepto de alimento y la
posibilidad de comerlo.28 Es decir, hacer la diferencia entre lo que se come o no y si
dada las circunstancias se puede o no comer. Esta toma de decisiones requiere de la
integración de las funciones de todas las estructuras del cerebro mencionadas en
este texto y tal vez más. Así que el establecimiento de la dieta básica que un individuo
tiene ocurre en una etapa temprana del desarrollo mediante el aprendizaje, como
ocurre con el lenguaje. La dieta, al igual que el lenguaje, tiene sus matices culturales
y su expresión local. Comer tortillas de maíz o pan de trigo es una opción que tiene
su sesgo. Muchos europeos en México prefieren comer pan con sus alimentos en vez
de tortillas; mientras que muchos mexicanos preferimos éstas. En la teoría de la
mente suponemos que el que come tortillas disfruta, se siente bien y considera que
es parte importante de su dieta. Así que establecer la dieta que después decimos que
es de nuestra predilección requiere de una serie de procesos cognitivos que se
establecen con el aprendizaje y permanecen estables, en su mayor parte, a lo largo
de nuestra vida. Creemos que la dieta, como el lenguaje, puede enriquecerse. Si
tenemos un léxico básico que distingue entre una región de México y otra, asimismo
la dieta distingue entre las regiones mexicanas y nos distingue obviamente de otros
países. La dieta es difícil de cambiar, como es difícil de cambiar nuestro lenguaje.
Podemos agregar otro idioma a nuestras habilidades y forzarnos a hablarlo si vivimos
en el país en donde ese otro lenguaje se habla, pero siempre tendremos el materno.
Nos podemos adaptar a los usos y costumbres de otros países, pero no por ello
olvidamos lo que aprendimos en etapas críticas del desarrollo. De esta manera,
difícilmente sustituiremos nuestra dieta por otra. Ésta es una Teoría de la
Alimentación.28 El cerebro aprende a nutrirse con un tipo de dieta y si el sujeto
enferma, por ejemplo, de un síndrome metabólico, cambiarle la dieta será una tarea
titánica, como pedirle a esa persona que se comunique en inglés cuando toda su vida
ha hablado español. La Teoría de la Alimentación sugiere que la dieta que utilizamos
para nutrirnos es el producto de una serie de procesos cognitivos que, llegada a cierta
edad, han ayudado a que dicha dieta esté establecida a tal punto que el sujeto puede
solicitar los mismos platillos incluso diariamente (como arroz, frijoles, salsas y
tortillas de maíz, en México).
El chef del cerebro
"—Entonces, chef, ¿Qué recomienda comer para tener un excelente cerebro? Chef:
—Pescado, pescado y pescado". Sabemos que suena exagerado, porque lo es. Pero
queremos enfatizar que incluir pescado en la dieta es de gran importancia para
mantener a nuestro cerebro saludable. ¿Qué otros alimentos facilitan la salud del
cerebro y facilitan los procesos cognitivos? Frutas como kiwi, fresas y arándanos,
semillas como nueces y cacahuates. Otros productos: champiñones, espárragos,
aguacate, espinacas, huevos, lechugas, aceitunas. En fin, hay una enorme variedad
de alimentos que nos permiten proveer al cerebro de los nutrientes adecuados para
su funcionamiento óptimo y con ello queremos decir con sus procesos cognitivos en
estado óptimo (En el cuadro 2 hay una guía de los alimentos y qué sustancias nos
aportan).
CONCLUSIÓN
Como se puede apreciar, los sistemas cerebrales encargados de la regulación de la
ingestión de alimento son diversos. Es importante reconocer que los sistemas que
regulan más directamente la ingestión de alimento también promueven los procesos
cognitivos. Por lo mismo, es plausible convocar al reconocimiento de una Teoría de
la Alimentación. Si esta propuesta es válida, quiere decir que debemos promover una
dieta ventajosa desde los primeros años de vida. De otra manera, de acuerdo a esta
teoría, una vez establecidos los trazos de memoria y consolidado el aprendizaje de
la utilización de una dieta, las posibilidades de sustituirla se reducen. Por otro lado,
la falla en alguno de estos sistemas, por ejemplo, la del sistema hedónico o la del
sistema de regulación de los sistemas ejecutivos, puede llevar a un sujeto a consumir
alimento de manera compulsiva29 propiciando así el sobrepeso y la obesidad.
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