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C-439-16 Derogatoria Expresa

La Corte Constitucional colombiana emitió una sentencia sobre una demanda de inconstitucionalidad presentada contra el inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007. La Corte analizó cuestiones relacionadas con la facultad del legislador para expedir el Estatuto General de Contratación de la Administración Pública, los límites de la potestad derogatoria del Congreso, y los criterios para resolver conflictos entre disposiciones jurídicas. Finalmente, la Corte falló que el legislador no puede limitar su propia facultad para der
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C-439-16 Derogatoria Expresa

La Corte Constitucional colombiana emitió una sentencia sobre una demanda de inconstitucionalidad presentada contra el inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007. La Corte analizó cuestiones relacionadas con la facultad del legislador para expedir el Estatuto General de Contratación de la Administración Pública, los límites de la potestad derogatoria del Congreso, y los criterios para resolver conflictos entre disposiciones jurídicas. Finalmente, la Corte falló que el legislador no puede limitar su propia facultad para der
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Sentencia C-439/16

ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION DE LA


ADMINISTRACION-Debido a su naturaleza de ley ordinaria, el
legislador no podía establecer prevalencia en su aplicación frente a otras
leyes ordinarias, como tampoco, la obligatoriedad de que la derogatoria
de sus disposiciones sea siempre expresa/PREVALENCIA DE
NORMAS DEL ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION
PUBLICA FRENTE A OTRA SOBRE LA MATERIA, EXCEPTO
AQUELLAS DE NATURALEZA ESTATUTARIA U ORGANICA-
Desbordamiento del marco de competencia del legislador

PREVALENCIA DE NORMAS DEL ESTATUTO GENERAL DE


CONTRATACION PUBLICA FRENTE A OTRA SOBRE LA
MATERIA, EXCEPTO AQUELLAS DE NATURALEZA
ESTATUTARIA U ORGANICA-No es admisible limitar la facultad
del legislador para expedir nomas en materia de contratación
pública/ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION PUBLICA-
Vulneración del principio democrático y restricción a la libertad de
configuración del legislador en el ámbito de su competencia normativa
para derogar las leyes cuando refiere que derogatoria sólo podrá hacerse
de manera expresa, mediante su precisa identificación

ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION PUBLICA-No es


admisible limitar la facultad del legislador para derogar las normas en
materia de contratación pública/ESTATUTO GENERAL DE
CONTRATACION PUBLICA-Vulneración del principio democrático
y restricción a la libertad de configuración del legislador para
determinar la oportunidad y conveniencia de derogar o no una
disposición legal

CLAUSULA GENERAL DE COMPETENCIA-Ámbito de aplicación

CONGRESO DE LA REPUBLICA-Ejercicio de la cláusula general


de competencia normativa/CONGRESO DE LA REPUBLICA-
Potestad de hacer las leyes

CLAUSULA GENERAL DE COMPETENCIA-


Alcance/CLAUSULA GENERAL DE COMPETENCIA-Amplio
margen de libertad de configuración normativa del legislador

CONGRESO DE LA REPUBLICA-Ejercicio de la función legislativa


del Estado

MARGEN DE LIBERTAD DE CONFIGURACION NORMATIVA


DEL LEGISLADOR FRENTE A LA CLAUSULA GENERAL DE
COMPETENCIA-No es absoluta/MARGEN DE LIBERTAD DE
CONFIGURACION NORMATIVA DEL LEGISLADOR FRENTE
A LA CLAUSULA GENERAL DE COMPETENCIA-Limites

FACULTAD DEROGATORIA-Ejercicio

CONGRESO DE LA REPUBLICA-Facultad para interpretar,


reformar y derogar leyes

FACULTAD DEROGATORIA-Definición

DEROGACION-Finalidad/DEROGATORIA-Manifestación negativa
de la facultad legislativa/PRINCIPIO DE DOGMATICA
JURIDICA-En derecho las cosas se deshacen como se
hacen/DEROGATORIA-Alcance

DEROGACION-Modalidades

POTESTAD DEROGATORIA DEL CONGRESO DE LA


REPUBLICA-No es absoluta

LIMITES EN EL EJERCICIO DE LA FACULTAD DE


DEROGACION-Jurisprudencia constitucional

FACULTAD DEROGATORIA-Limites

DISPOSICIONES DEROGATORIAS-Objeto de control


Constitucional

CONFLICTOS Y ANTINOMIAS ENTRE DISPOSICIONES


JURIDICAS-Criterios de solución/CONFLICTOS Y ANTINOMIAS
ENTRE DISPOSICIONES JURIDICAS-Asociados al ejercicio de la
facultad derogatoria legislativa

LEYES-Criterios hermenéuticos para solucionar los conflictos entre


disposiciones jurídicas

CRITERIO CRONOLOGICO DE LAS LEYES-Ligado a los


conceptos de vigencia y derogatoria/VIGENCIA-
Definición/DEROGATORIA-Definición

CRITERIO DE ESPECIALIDAD DE LAS LEYES-Alcance

PRINCIPIO DE ESPECIALIDAD DE LAS LEYES-Aplicación


entre normas de igual jerarquía

2
CONGRESO DE LA REPUBLICA-Competencia para expedir el
Estatuto General de Contratación de la Administración Pública

EXPRESION “ESTATUTO GENERAL”-Connotación

EXPRESIONES “ESTATUTO” Y “LEYES ESTATUTARIAS”-No


existe identidad ni similitud/EXPRESION “ESTATUTO”-Concepto
genérico/EXPRESION “LEYES ESTATUTARIAS”-Característica

FACULTAD LEGISLATIVA PARA EXPEDIR ESTATUTOS-


Alcance

COMPETENCIA DEL LEGISLADOR PARA EXPEDIR EL


ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION DE LA
ADMINISTRACION PUBLICA-Jurisprudencia
constitucional/NATURALEZA DE LAS NORMAS SOBRE
CONTRATACION ADMINISTRATIVA-No tienen rango superior al
de las otras leyes

COMPETENCIA DEL LEGISLADOR PARA EXPEDIR EL


ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION DE LA
ADMINISTRACION PUBLICA-Características

ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION DE LA


ADMINISTRACION PUBLICA-Objetivo/ESTATUTO GENERAL
DE CONTRATACION DE LA ADMINISTRACION PUBLICA-
Criterios filosóficos/ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION
DE LA ADMINISTRACION PUBLICA-Principios

LEY 80 DE 1993-Modificaciones

CONTRATACION PUBLICA-Evolución

ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION DE LA


ADMINISTRACION PUBLICA-Derogatoria/ESTATUTO
GENERAL DE CONTRATACION DE LA ADMINISTRACION
PUBLICA-Prevalencia sobre otras normas excede los límites del
margen de configuración normativa del legislador

FUNCION LEGISLATIVA-Ejercicio/LEYES-Tipos/LEY-
Distinciones entre categorías/RESERVA LEGAL-Ámbito de
configuración ordinaria del legislador

LEY ESTATUTARIA-Ley especial/LEY ESTATUTARIA-Materias


que regula

3
LEY ORGANICA-Ley especial/LEY ORGANICA-Materias que
regula

LEYES MARCO O CUADRO-Alcance/LEYES MARCO O


CUADRO-No están sometidas a un trámite legislativo especial

LEYES ESTATUTARIAS Y LEYES ORGANICAS-Jerarquía sobre


las demás leyes sometidas al trámite ordinario de aprobación/LEYES
ESPECIALES Y LEYES ORDINARIAS-Relación/LEYES
ESTATUTARIAS-Supremacía frente a las leyes ordinarias/LEYES
ESPECIALES, ORGANICAS Y ESTATUTARIAS-Parámetro de
control de constitucionalidad

LEYES ORDINARIAS FRENTE A LAS LEYES ESPECIALES-No


hay reglas de jerarquía o subordinación

CONGRESO DE LA REPUBLICA-Inhabilidad para establecer


jerarquías entre normas de la misma naturaleza por ser materia
reservada a la Constitución Política

NORMAS DEL ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION


PUBLICA-Carta Política no les otorga rango normativo especial ni
superior al de las leyes ordinarias

MARGEN DE LIBERTAD DE CONFIGURACION NORMATIVA


DEL LEGISLADOR FRENTE AL ESTATUTO GENERAL DE
CONTRATACION DE LA ADMINISTRACION PUBLICA-Limites

ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION DE LA


ADMINISTRACION PUBLICA-Norma no aplica el criterio
hermenéutico de especialidad/ESTATUTO GENERAL DE
CONTRATACION DE LA ADMINISTRACION PUBLICA-
Cualquier medida expedida por fuera de la norma, no está llamada a
producir efectos jurídicos

FACULTAD DEROGATORIA-Potestades legislativas aun cuando no


son absolutas deben ser consideradas inagotables

OPORTUNIDAD Y CONVENIENCIA DE DEROGAR O NO UNA


DISPOSICION LEGAL-Carta política no establece restricciones

PRINCIPIO DEMOCRATICO-Fundamento de la temporalidad de la


ley/PRINCIPIO DEMOCRATICO-Voluntad posterior del pueblo
debe prevalecer sobre la anterior (lex posteriori derogat priori)

Referencia:
Expedientes D-11213
4
Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad contra
el inciso tercero del artículo 32 de la Ley
1150 de 2007 “Por medio de la cual se
introducen medidas para la eficiencia y
la transparencia en la Ley 80 de 1993 y
se dictan otras disposiciones generales
sobre la contratación con Recursos
Públicos”

Demandante:
Milton José Pereira Blanco

Magistrado Ponente:
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ

Bogotá D.C., diecisiete (17) de agosto de dos mil doce (2016).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones


constitucionales y de los requisitos y trámites establecidos en el Decreto 2067
de 1991, ha proferido la siguiente

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES

En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad consagrada en los


artículos 241 y 242 de la Constitución Política, el ciudadano Milton José
Pereira Blanco, presentó demanda de inconstitucionalidad contra el inciso
tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007 “Por medio de la cual se
introducen medidas para la eficiencia y la transparencia de la Ley 80 de 1993
y se dictan otras disposiciones sobre la contratación de Recursos Públicos”.

Mediante Auto del ocho (8) de febrero de dos mil dieciséis (2016), el
Magistrado Sustanciador admitió la demanda por encontrar cumplidos los
requisitos de procedibilidad previstos en el artículo 2° del Decreto 2067 de
1991. De igual forma, dispuso su fijación en lista y corrió traslado al
Procurador General de la Nación para que rindiera el concepto de su
competencia. Asimismo, ordenó comunicar la demanda a los Ministerios del
Interior, de Justicia, de Hacienda y Crédito Público, al Departamento
Nacional de Planeación, a la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la
República, a la Agencia Nacional de Contratación Pública, al Director de la
Academia Colombiana de Jurisprudencia, al Instituto Colombiano de Derecho
Procesal, a la Cámara Colombiana de Infraestructura y a los Decanos de las
Facultades de Derecho de las Universidades Javeriana, Libre, Rosario,

5
Nacional y Atlántico, para que, si lo consideran conveniente intervinieran
dentro del proceso, con el objetivo de impugnar o defender la
constitucionalidad de la norma acusada.

Una vez cumplidos los trámites previstos en el artículo 242 de la Constitución


Política y en el Decreto 2067 de 1991, la Corte Constitucional procede a
decidir acerca de la demanda de la referencia.

II. TEXTO DE LA NORMA ACUSADA

A continuación se transcribe el texto del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007,


destacando con negrillas y subraya el aparte acusado en la presente demanda.

“LEY 1150 de 2007”

(julio 16)

Diario oficial No. 46.691 de 16 de julio de 2007

CONGRESO DE LA REPÚBLICA

“Por medio de la cual se introducen medidas para la eficiencia y la


transparencia de la Ley 80 de 1993 y se dictan otras disposiciones
sobre la contratación de Recursos Públicos”

EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA

DECRETA:

“ (…)
ARTÍCULO 32. DEROGATORIA. A partir de la vigencia de la
presente ley, quedan derogados los siguientes artículos de la Ley 80 de
1993: El parágrafo del artículo 2o; la expresión “además de la
obtención de utilidades cuya protección garantiza el Estado” del inciso
segundo del artículo 3o; el inciso 4o del artículo13, el artículo 22; el
numeral 1 y el parágrafo 1o del artículo 24; el inciso 2o del numeral 15,
el numeral 19 y la expresión “la exigencia de los diseños no regirán
cuando el objeto de la contratación sea la de construcción o fabricación
con diseños de los proponentes” del inciso segundo numeral 12 del
artículo 25, el artículo 29, el numeral 11 del artículo 30, el artículo 36,
el parágrafo del artículo 39 y el inciso 1o del artículo 60, con excepción
de la expresión “Los contratos de tracto sucesivo, aquellos cuya
ejecución o cumplimiento se prolonguen en el tiempo y los demás que lo
requieran serán objeto de liquidación” el artículo 61 y las expresiones
“concurso” y “términos de referencia” incluidas a lo largo del texto de

6
la Ley 80 de 1993, así como la expresión: “Cuando el objeto del
contrato consista en estudios o trabajos técnicos, intelectuales o
especializados, el proceso de selección se llamará concurso y se
efectuará también mediante invitación pública”.

También se derogan las siguientes disposiciones: El parágrafo 2o del


artículo 50 de la Ley 789 de 2002, modificado por el artículo 1o de la
Ley 828 de 2003, el artículo 66 de la Ley 454 de 1998, el literal d) del
artículo 27 de la Ley 99 de 1993 y el artículo 19 Ley 161 de 1994.
Igualmente se entienden derogadas las normas del Decreto 1900 de
1990 y de la Ley 182 de 1995 que contraríen lo dispuesto en esta ley.

Las normas del Estatuto General de Contratación Pública preferirán a


cualquiera otra sobre la materia, con excepción de aquellas de
naturaleza estatutaria u orgánica. En consecuencia, la derogatoria de
las normas del Estatuto General de Contratación Pública sólo podrá
hacerse de manera expresa, mediante su precisa identificación.
(…)”

III. LA DEMANDA

1. Normas constitucionales que se consideran infringidas

El demandante considera que el inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150


de 2007, objeto de censura constitucional, contraviene lo dispuesto en los
artículos 1, 2, 3 y 150-1 de la Constitución Política de Colombia.

2. Fundamentos de la demanda

2.1. El accionante considera que la preceptiva acusada, al prever que las


normas del Estatuto General de Contratación Pública preferirán a cualquiera
otra sobre la materia, con excepción de aquellas de naturaleza estatutaria u
orgánica, y establecer que su derogatoria sólo podrá hacerse de manera
expresa previa su identificación, limita la competencia del Congreso de la
República para derogar las normas precedentes en materia de contratación
pública, lo cual vulnera los principios constitucionales de soberanía popular
y participación, y contraviene las facultades atribuidas por el constituyente al
legislador en el numeral 1º del artículo 150 de la Carta Política.

2.2. Para sustentar la acusación, el ciudadano estructura su demanda de


inconstitucionalidad con fundamento en los siguientes dos cargos:

2.3. Primer cargo. Sostiene que el parte acusado en el que se dispone que:
“[l]as normas del Estatuto General de Contratación Pública preferirán a
cualquiera otra sobre la materia, con excepción de aquellas de naturaleza
estatutaria u orgánica”, vulneran los artículo 1º, 2º y 150 de la Constitución
Política, por cuanto establece una prevalencia de las normas del Estatuto

7
General de Contratación de la Administración Pública sobre disposiciones de
la misma naturaleza.

2.3.1. Explica al respecto que “la creación de prevalencias entre leyes de la


mismas naturaleza y tipología implica la extralimitación del Congreso de la
República, desconociendo el artículo 150 de la C.N. Esto es, el Congreso
carece de competencia para crear prevalencias entre normas del mismo
tipo”. Ello es así, precisa, “por cuanto la Constitución de 1991 no consagra
expresamente dicha potestad”, pues “el legislador no puede crear
prevalencias entre leyes por cuanto los tipos de leyes y su naturaleza es
competencia exclusivamente del constituyente”.

2.3.2. Concluye señalando que “lo que hizo el legislador, fue establecer una
referencia legislativa de la Ley 1150 de 2007 sobre otras del mismo tipo o
crear una nueva tipología de ley”, actuando en pleno desconocimiento de las
competencias otorgadas por el constituyente a través del artículo 150
Superior.

2.4. Segundo cargo. Con respecto al parte acusado en el que se dispone que
“la derogatoria de las normas del Estatuto General de Contratación Pública
sólo podrá hacerse de manera expresa, mediante su precisa identificación”,
sostiene el actor que el mismo desconoce los artículo 1º, 2º y 150 de la
Constitución Política, “por limitación de la competencia del Congreso de la
República para la creación de las leyes”.

2.4.1. Sobre el particular, explica que la norma acusada “crea una prohibición
de derogación tacita para la norma demandada”, lo cual va en contravía de
los principios de participación y de seguridad jurídica, y de la competencia
del Congreso para derogar las leyes, en cuanto implica “que el legislador
imponga mayores exigencias a las establecidas por el Constituyente para la
derogatoria de las leyes”.

2.4.2. A este respecto, destaca igualmente que la “facultad derogatoria de las


normas legales está dada por la Constitución Nacional dentro de sus
artículos 1, 3 y 150.1, por tanto el legislador no puede limitar la forma de
derogar las leyes solo a través de la derogatoria expresa, ya que implica la
creación de nuevos supuestos no consagrados en la Constitución Nacional de
1991 para la derogatoria de leyes”.

2.4.3. A juicio del demandante, “[l]a derogación de las leyes encuentra


sustento en el principio democrático, en virtud del cual las mayorías pueden
modificar y contradecir las regulaciones legales precedentes, con el fin de
adaptarlas a las nuevas realidades históricas, con base en el juicio político de
conveniencia que estas nuevas mayorías efectúen”.

2.4.4. Conforme a lo anterior, concluye el actor señalando que la situación


contenida en el aparte demandado “desconoce la coherencia del sistema y el

8
principio de la lex posterior”1, en tanto que permite que las normas
posteriores, nazcan a la vida jurídica derogadas en el evento en que estas
contravengan una norma contenida en el Estatuto General de Contratación, lo
cual, a su juicio, resulta inconstitucional por cuanto el legislador actual estaría
limitando la forma de derogar las leyes atando al legislador del mañana,
anulando de esta forma el principio democrático.2

IV. INTERVENCIÓN

1. Agencia Nacional de Contratación Pública - Colombia Compra


Eficiente

El Secretario General de la Agencia Nacional de Contratación Pública,


intervino en el presente proceso con el fin de solicitarle a la Corte que declare
la exequibilidad del aparte demandado del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007.

Con fundamento en la Sentencia C-1119 de 2004, el interviniente parte del


reconocimiento que este Tribunal ha hecho de la Constitución Política como
una norma de carácter abierto, lo cual “permite que el legislador desarrolle su
tarea sin necesidad de que la misma sea avalada por la Carta de manera
expresa, en tanto que no se oponga a esta”.

Conforme con ello, señala que “el legislador tiene permitido desarrollar su
actividad legislativa, descrita entre otras disposiciones en el numeral 1º del
artículo 150 de la CP, sin contrariar la Constitución, pero al hacerlo no tiene
que ceñirse al tenor literal del referido numeral”, pues, “cuando la
Constitución le señala al legislador la facultad de derogar las leyes, se la
otorga para que la ejerza y la defina como considere le conviene al sistema
jurídico, y por ello, en algunos casos la hace expresa, y en otros tácita; y en
otro, como en este, decide previamente como se hará a futuro”3.

De ese modo, destaca que “no se evidencia contrariedad alguna entre el


último inciso del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007 y las normas
constitucionales citadas por el actor, puesto que, si bien la Constitución no
estableció que el legislador está facultado para estipular la derogación
expresa como única manera de modificación de un determinado cuerpo
normativo, también lo es, que dicha facultad tampoco tiene que provenir de
manera directa de la Constitución”.

Considerando la libertad de configuración del Congreso de la República,


conforme a carácter abierto de la norma constitucional, el interviniente
procede a señalar que el último inciso del artículo 150 de la Constitución
Política, le reconoce a dicho órgano una facultad especial para “expedir el
estatuto general de contratación de la administración pública y en especial
de la administración nacional”, la cual fue ejercida teniendo en cuenta la
expedición de la Ley 80 de 1993, la Ley 1150 de 2007 y la Ley 1474 de 2011.
1
Folio 6.
2
Ibídem.
3
Ibídem.
9
Lo anterior, bajo la compresión del estatuto, de acuerdo con la jurisprudencia
constitucional, como aquel “régimen jurídico revestido de fuerza obligatoria
compuesto por el conjunto de disposiciones legales vigentes sobre una
determinada materia, a fin de crear un régimen legal sistemático y armónico
que por virtud de la coherencia y completud propias de los cuerpos legales de
las características anotadas, se traduzca en certeza y seguridad jurídicas, de
modo que se asegure su observancia y aplicación”, el cual, además, no
requiere estar compuesto por un solo cuerpo normativo.

Sobre esa base, considera el interviniente que el actor, al estructurar la


acusación, desconoció las funciones que el poder constituyente le otorgó al
Congreso de la República a través del último inciso del artículo 150, cual es la
facultad exclusiva de crear, dentro del ordenamiento jurídico, un conjunto de
normas que regulen la contratación administrativa; habilitación conforme a la
cual, el legislador, atendiendo al principio de la libre configuración
legislativa, estableció en el último inciso artículo 32 de la Ley 1150 de 2007
la obligación de la derogatoria expresa de las normas que componen el
Estatuto General de Contratación Pública con el fin de mantener la coherencia
del mismo y garantizar la certeza y la seguridad jurídica en el ordenamiento
jurídico.

De la misma manera, sostiene que el demandante se equivoca al considerar


que el texto normativo demandado establece un criterio de jerarquización
entre normas del mismo rango, pues, en realidad, lo que la misma establece es
un criterio hermenéutico de especialidad y no de jerarquización. En ese
sentido, sostiene que lo que prevé la disposición acusada es que, en el evento
en que exista contradicción entre una norma contenida dentro del Estatuto
General de Contratación Pública y otra disposición vigente, se preferirá la del
Estatuto. Este criterio de interpretación le permite al operador jurídico aplicar
el principio de especialidad usado entre normas de igual jerarquía, por lo tanto
no es cierto que la norma jerarquizó normas de igual importancia.

2. Departamento Nacional de Planeación

El Departamento Nacional de Planeación intervino en la presente causa,


solicitándole a la Corte, como petición principal, que se declare inhibida para
emitir pronunciamiento de fondo y, subsidiariamente, que declare la
constitucionalidad del aparte demandado.

Respecto de la pretensión principal, el interviniente considera que la demanda


presentada por el actor no cumple con los requisitos de precisión, suficiencia
y claridad, pues la misma “plantea una serie de precepciones,
consideraciones o hipótesis de carácter subjetivo sin descender a la forma en
que se concreta [la] violación”, siendo la acusación, “por lo tanto, indirecta
o mediada de tal forma que no es posible debatirla en el marco
constitucional…”.

10
Respecto al análisis de fondo del apartado demandando, el interviniente pone
de presente el alcance que la Corte Constitucional le ha dado a la libertad
legislativa en cabeza del Congreso de la República, como principio con un
alcance de interpretación general y amplia.

Para sustentar lo anterior, el interviniente asegura que esta Corporación, a


través de diferentes pronunciamientos4, ha considerado que el objetivo de la
norma constitucional no está en regular de manera detallada y específica cada
una de las funciones asignadas a los organismos del Estado, pues la
Constitución se encarga de diseñar y fijar directrices básicas que permitan
desarrollar los principios que la misma ha implementado.

Con fundamento en lo anterior, las funciones atribuidas por la Carta al


Congreso de la República como órgano legislativo, dentro de la denominado
cláusula general de competencia, no están consagradas de manera taxativas
sino enunciativas, lo cual faculta a este órgano llevar a cabo la interpretación,
derogación, modificación, adición de la ley con el fin de cumplir su objetivo
principal el cual es “hacer la ley”, siempre y cuando dichas actividades no
resulten contrarias a la Constitución ni invada órbitas de competencias de
otros institutos estatales.

Por último, concluye que, de conformidad con lo establecido en la


jurisprudencia de esta Corporación, no existe duda que, en ejercicio de la
función legislativa, el Congreso de la República no se encuentra en la
obligación de regular todas las formas de derogación de una ley; por lo tanto,
si en materia de contratación pública ha decidido que la derogación de las
normas del Estatuto General de Contratación Pública, se debe hacer de forma
expresa, esta es una de las varias posibilidades que tiene el legislador para
manifestar su libertad de configuración.

V. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN

El Procurador General de la Nación, en concepto número 006071, radicado en


esta Corporación el 18 de marzo de 2016, le solicitó a la Corte declarar la
exequibilidad del inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007.

El jefe del Ministerio Público, después de realizar un resumen de los cargos


presentados en la demanda de inconstitucionalidad, hace referencia a los
temas relacionados con la (i) competencia del legislador para establecer los
tipos de derogatorias, y a la (ii) interpretación del actor del aparte demandado
del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007 como una norma superior frente a otras
disposiciones de igual jerarquía.

Respecto de la Competencia del Congreso de la República para establecer los


tipos de derogatorias, afirma el Jefe del Ministerio Público que la
Constitución Política no define de forma expresa los tipos de derogatorias de
las leyes, esto en razón a que en virtud del principio democrático y en
4
La intervención se lleva a cabo con fundamento en las siguientes Sentencias: C-527 de 1994, C-1648 de
2000, C-564 de 1995 y C-473 de 1997.
11
desarrollo de la cláusula general de competencia, le corresponde al mismo
órgano representativo a través de una ley orgánica, establecer las formas para
efectuar la derogación de las leyes a través del ejercicio de la función
legislativa.

No obstante lo anterior, advierte que, contrario a lo sostenido por el


demandante, el aparte de la disposición demandada no establece las formas de
efectuar la derogación de normas del ordenamiento jurídico en materia de
contratación, sino que está “resolviendo una ponderación a favor de la
seguridad jurídica en un caso de especial relevancia constitucional, como es
la contratación pública”5.

Respecto de la interpretación que hace el actor del aparte demandado como


una norma superior frente a otras disposiciones de igual jerarquía, señala el
Procurador General de la Nación, en igual sentido a lo sostenido por el
Departamento Nacional de Planeación, que la disposición demanda no puede
ser entendida como una norma de superior jerarquía, “toda vez que el artículo
acusado no sustrae al Congreso de la autoridad de derogar o modificar el
estatuto de contratación·”6. De esta manera, la disposición objeto de censura
actúa al interior del ordenamiento jurídico como una herramienta
interpretativa para el operador jurídico en el entendido que las leyes
ordinarias tienen entre ellas, una jerarquía natural sin que implique un
sometimiento de unas frente a otras.

VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1. Competencia

De conformidad con lo dispuesto en el numeral 4° del artículo 241 de la


Constitución Política, esta Corporación es competente para decidir sobre la
demanda de inconstitucionalidad que se formula contra el inciso tercero del
artículo 32 de la Ley 1150 de 2007.

2. Alcance de la presente demanda

2.1. En el asunto sometido a la consideración de la Corte, el actor solicita que


se declare inexequible la expresión “[l]as normas del Estatuto General de
Contratación Pública preferirán a cualquiera otra sobre la materia, con
excepción de aquellas de naturaleza estatutaria u orgánica. En consecuencia,
la derogatoria de las normas del Estatuto General de Contratación Pública
sólo podrá hacerse de manera expresa, mediante su precisa identificación”,
contenida en el inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007.

Sostiene que el referido inciso vulnera los artículo 1º, 2º y 150 de la


Constitución Política, por cuanto le reconoce una jerarquía superior a las
normas del Estatuto General de Contratación de la Administración Pública
5
Folio 67.
6
Folio 68
12
sobre disposiciones de la misma naturaleza (ordinarias), al tiempo que limita
la competencia del Congreso de la República para la creación de las leyes,
fijando una prohibición de derogación tacita para las normas del Estatuto de
Contratación Pública.

2.2. En relación con la anterior acusación, quienes intervienen en el presente


juicio, incluyendo el Ministerio Público, le solicitan a la Corte que declare la
exequibilidad de la norma impugnada, tras considerar que las medidas en ella
adoptadas se inscriben en el amplio margen de competencia normativa que la
Constitución le reconoce al legislador para expedir el Estatuto de
Contratación Pública, y para adoptar las medidas que correspondan en el
ámbito del ejercicio de la facultad derogatoria.

2.3. No obstante lo anterior, quien interviene en representación del


Departamento Nacional de Planeación, le plantea a la Corte, como petición
principal, la existencia de una presunta ineptitud sustantiva de la demanda,
tras considerar que el actor no formula un verdadero cargo de
inconstitucionalidad contra la norma impugnada, pues solo plantea
consideraciones o hipótesis de carácter subjetivo sin concretar el concepto
de violación.

2.4. Con respecto a la posición principal esbozada por el Departamento


Nacional de Planeación, advierte la Corte que, aun cuando del texto de la
demanda se advierten algunas inconsistencias argumentativas, en todo caso,
dando aplicación al principio pro actione, la Corte encuentra que la misma
cumple con los requisitos mínimos de procedibilidad previstos en el artículo
2° del Decreto 2067 de 1991, toda vez que de la acusación puede extraerse la
adecuada estructuración de al menos un cargo concreto de
inconstitucionalidad basado en razones claras, ciertas, pertinentes,
suficientes y específicas7.

En efecto, a juicio de la Corte, no obstante la brevedad de la demanda, el


actor sí presenta una acusación de inconstitucionalidad contra la disposición
impugnada, materializada en el hecho objetivo de destacar que la misma, al
prever que las normas del Estatuto General de Contratación Pública se

7
De acuerdo con el artículo 2° del Decreto 2067 de 1991, esta Corporación, en múltiples pronunciamientos
sobre la materia, ha dejado en claro que, para que exista demanda en forma y la Corte pueda adoptar la
respectiva decisión de fondo, es necesario que el escrito de acusación contenga: (i) las normas que se
acusan como inconstitucionales y (ii) las disposiciones superiores que se estiman violadas, siendo además
imprescindible la (ii) formulación de por lo menos un cargo concreto de inconstitucionalidad, el cual, a su
vez, debe estar respaldado en razones “claras, ciertas, específicas, pertinentes y suficientes”. La Misma
jurisprudencia constitucional, de manera particular en la Sentencia C-1052 de 2001, ha explicado que
existen razones “(i) claras, cuando la acusación formulada por el actor es comprensible y de fácil
entendimiento, (ii) ciertas, si la acusación recae directamente sobre el contenido de la disposición
demandada y no sobre una proposición jurídica inferida o deducida por el actor, (iii) específicas, en cuanto
se defina o se muestre en forma diáfana la manera como la norma vulnera la Carta Política, (iv) pertinentes,
cuando se utilizan argumentos de naturaleza estrictamente constitucional y no razones de orden legal,
personal, doctrinal o de simple conveniencia, y (v) suficientes, en la medida en que contengan todos los
elementos fácticos y probatorios que son necesarios para adelantar el juicio de inconstitucionalidad, de
forma que exista por lo menos una sospecha o duda mínima sobre la constitucionalidad del precepto
impugnado”.

13
prefieren sobre las demás, y establecer que su derogatoria sólo podrá hacerse
de manera expresa previa su identificación, está fijando una prevalencia en
favor de las disposiciones del Estatuto y un límite a la competencia del
Congreso para derogar las normas precedentes en materia de contratación
pública, lo cual vulnera los principios constitucionales de soberanía popular
y participación, y contraviene las facultades atribuidas por el constituyente al
legislador en el numeral 1º del artículo 150 de la Carta Política.

Sobre esa basa, si bien es cierto que alrededor de tal acusación, se presenta
algunos planteamientos que se advierten inconsistentes e incluso
contradictorios, en realidad, la demanda cuenta con un grado mínimo de
coherencia y solidez, que permite llevar a cabo una confrontación objetiva
entre la ley acusada y la Constitución, derivada a su vez de la necesidad de
establecer cuál es el alcance de la competencia constitucional reconocida al
Congreso para expedir el Estatuto General de la Contratación Pública y para
fijar reglas derogatorias en la materia.

De ese modo, conforme al principio pro actione, para la Corte es claro que la
acusación formulada se ampara en razones claras, ciertas, pertinentes,
suficientes y específicas, en la medida en que la misma: (i) permite entender
el sentido de la demanda y lo que con ella se persigue, (ii) se dirige a
controvertir directamente el contenido de la norma impugnada, (iii) algunos
de los argumentos en que se basa son de naturaleza estrictamente
constitucional, (iv) contiene igualmente elementos fácticos que buscan poner
en duda la constitucionalidad de la medida normativa cuestionada, e (v)
intenta mostrar la manera como la preceptiva acusada puede contrariar la
Constitución.

2.5. Así las cosas, estima esta Corporación que en el presente caso se está en
presencia de una demanda en forma, motivo por el cual debe proferirse el
respectivo pronunciamiento de fondo.

3. Problema jurídico

3.1. Teniendo en cuenta el contenido de la demanda formulada y las distintas


intervenciones, en esta ocasión le corresponde a la Corte establecer si el
inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007, en cuanto reconoce un
carácter preferente a las normas del Estatuto General de Contratación
Pública sobre las demás, con excepción de las disposiciones estatutarias y
orgánicas, y establece que su derogatoria sólo podrá hacerse de manera
expresa previa su identificación, vulnera los principios constitucionales de
soberanía popular y participación, y contraviene las facultades atribuidas por
el constituyente al legislador en el numeral 1º del artículo 150 de la Carta
Política.

Concretamente, deberá la Corporación determinar (i) si el legislador


desbordó sus ámbito de configuración normativa al reconocerle un alcance
preferente a las normas del Estatuto General de Contratación Pública frente a

14
disposiciones ordinarias que tratan la materia; y, al mismo tiempo, (ii) si el
mismo Congreso afecta el principio democrático al fijar la forma de
derogatoria aplicable a las normas del Estatuto de Contratación Pública.

3.2. Para resolver el anterior problema jurídico, la Corte abordará los


siguientes temas jurídicos: (i) la cláusula general de competencia y su
ámbito de aplicación; (ii) el ejercicio de la facultad derogatoria; (iii) los
conflictos y antinomias entre disposiciones jurídicas; (iv) la competencia del
Congreso para expedir el Estatuto General de Contratación de la
Administración Pública; para finalmente (v) evaluar la constitucionalidad de
la norma impugnada.

4. La cláusula general de competencia y su ámbito de aplicación

4.1. Tal y como lo ha puesto de presente esta Corporación, en Colombia, a


través de la historia, la cláusula general de competencia normativa se ha
radicado en cabeza del Congreso de la República, por ser el órgano que tiene
la potestad genérica de desarrollar la Constitución y expedir las reglas de
derecho que gobiernan las relaciones sociales.

4.2. En el marco de la actual Constitución Política, la llamada cláusula


general de competencia emerge directamente de los artículos 114 y 150 del
referido ordenamiento, los cuales le asignan expresamente al Congreso de la
República la atribución genérica de “hacer las leyes”, esto es, la facultad de
“de expedir el conjunto de normas jurídicas de contenido general, impersonal
y abstracto que, con carácter imperativo y permanente, regulan y gobiernan la
vida en sociedad de los habitantes del territorio nacional.”8

4.3. La jurisprudencia constitucional ha destacado que el ejercicio de dicha


actividad estatal por parte del parlamento, “encuentra un claro sustento en el
carácter democrático, participativo y pluralista que identifica nuestro Estado
Social de Derecho, el cual obliga a que sea el órgano de representación
popular por excelencia quien, dentro de una dinámica constitucional
preconcebida, detente la potestad general de desarrollar normativamente la
Carta Política mediante la expedición de leyes en sus distintas categorías:
orgánicas, estatutarias, cuadro y ordinarias”.9

4.4. Sobre el alcance de la llamada cláusula general de competencia, la Corte


ha destacado que, por su intermedio, se le reconoce al legislador un amplio
margen de libertad de configuración normativa para desarrollar la
Constitución, es decir, para determinar y establecer las reglas de derecho que
rigen el orden jurídico en Colombia y que no han sido fijadas directamente
por el propio Estatuto Superior. Dicha libertad de configuración legislativa, a
su vez, se materializa no solo en la posibilidad discrecional del Congreso para
expedir las leyes in genere, sino también para cambiarlas, adecuarlas y
suprimirlas, teniendo en cuenta los requerimientos sociales, la conveniencia
pública y la necesidad de adoptar las políticas públicas que en materia
8
Sentencia C-1648 de 2000.
9
Sentencia C-1648 de 2000.
15
legislativa se deban implementar en beneficio de la colectividad. 10 En torno a
este aspecto, ha destacado la Corporación que, “en cuanto ex propio jure el
Parlamento tiene la función de crear o producir la ley, en el mismo sentido, y
por ser una consecuencia directa de esa actividad, dicho órgano está
plenamente facultado para interpretarla, reformarla y derogarla o, lo que es
igual, para sustituirla, modificarla, adicionarla y, en fin, para cumplir
cualquier otra acción que, en torno a esa actividad privativa, no resulte
contraria a la Constitución ni invada órbitas de competencia confiadas a otros
institutos estatales”.

4.5. Conforme con lo anterior, este mismo Tribunal ha señalado que, aun
cuando el artículo 150 de la Carta define y enumera las funciones que le
corresponde cumplir al Congreso de la República, tal definición “no tiene un
carácter taxativo sino meramente enunciativo o simplemente enumerativo”,
pues, la actividad legislativa, por ocuparse de regular aspectos vinculados
con la conducta humana y sus relaciones socioeconómicas, políticas y de
cualquier otro orden, es por esencia evolutiva y dinámica, razón por la cual,
antes que interpretarse en forma restringida, debe entenderse en sentido
amplio y flexible, de manera que la misma se extienda a todos los asuntos
que, no obstante no haber sido considerados expresamente por la
Constitución, son materia de producción legislativa.11

4.6. En esa dirección, ha resalto la Corte que, considerando que los textos
constitucionales son concebidos o regulados en un contexto histórico
determinado, marcado por hechos específicos propios de su época, y que los
mismos son expedidos con vocación de permanencia y de adaptación futura,
es necesario que su articulado deje abierta la posibilidad de que los asuntos
no previstos en ellos o los nuevos que surjan, puedan ser regulados por el
órgano legislativo, siendo esa, precisamente, “la función que desarrolla la
cláusula general de competencia, pues de acuerdo con ella, en el caso
colombiano, todos los temas que no han sido tratados dentro de la
Constitución pueden llegar a ser regulados por el Congreso de la
República.”12

4.7. En plena correspondencia con lo anterior, también la Corte ha sostenido


que el objetivo de una Constitución no es regular de forma detallada las
funciones asignadas a los distintos órganos del Estado, pues dichos textos, en
razón a su importancia política y jurídica, se diseñan a través de un conjunto
de reglas generales por medio de las cuales se fijan las directrices básicas que
permiten desarrollar aquellos objetivos y principios fundantes que la propia
Constitución se ha propuesto. Desde ese punto de vista, lo ha dicho este
Tribunal, “las normas orgánicas de la Constitución, y en particular las que
describen el ejercicio de la función legislativa, son entonces esquemáticas,
abstractas, indeterminadas y elásticas, impidiendo en cualquier caso

10
Sobre el tema se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-473 de 1997, C-524 de 1997, C-1648 de
2000 y C-630 de 2011.
11
Sobre el tema se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-524 de 1997, C-1648 de 2000 y C-630 de
2011.
12
Sentencia C-473 de 1997.
16
predeterminar el acto de aplicación a partir de su lenguaje individual, el cual
se viene a producir únicamente a la luz de una interpretación sistemática y
armónica del conjunto normativo que avala y respalda el fundamento de su
consagración”13.

4.8. De ese modo, si es la propia constitución Política la que le confiere al


Congreso de la República el ejercicio de la función legislativa del Estado,
para que por su intermedio se fijen las reglas jurídicas llamadas a gobernar
las relaciones políticas, sociales y económicas en los distintos periodos de la
vida estatal, debe concluirse que las disposiciones constitucionales que
regulan el ejercicio de dicha función, “merecen una interpretación amplia y
flexible que facilite su adecuación jurídica a las necesidades latentes del país
y, al mismo tiempo, permitan al legislador desarrollar con tino, eficacia y
celeridad la actividad pública de producción legislativa.”14

Sobre el tema, se pronunció la Corte en la Sentencia C-524 de 1997, en los


siguientes términos:

“De otro lado, la Corte Constitucional recuerda que en Colombia la


cláusula general de competencia normativa está radicada en el
Congreso, puesto que a éste corresponde "hacer las leyes" (CP Arts
114 y 150). Esta es una diferencia profunda de nuestro ordenamiento
constitucional con el de otros países, como el de Francia. En efecto,
el artículo 34 de la Constitución de la V República enumera las
materias que son competencia del Parlamento, de suerte que toda
otra materia es competencia reglamentaria del ejecutivo (artículo 37
de esa constitución), lo cual significa que ese régimen constitucional
atribuye el poder principal de elaborar las reglas de derecho al
Ejecutivo (cláusula general de competencia) y tan sólo un poder
secundario y taxativo al Parlamento. En cambio, en Colombia, el
órgano que tiene la potestad genérica de desarrollar la Constitución y
expedir las reglas de derecho es el Congreso, puesto que a éste
corresponde "hacer las leyes", por lo cual la enumeración de las
funciones establecidas por el artículo 150 de la Constitución no es
taxativa. No es entonces legítimo considerar que si el Congreso
expide una ley que no encaja dentro de las atribuciones legislativas
específicas del artículo 150 superior, entonces tal norma es, por ese
solo hecho, inconstitucional, ya que ello implicaría desconocer que
en el constitucionalismo colombiano la cláusula general de
competencia está radicada en el Congreso”.

Posteriormente, en la Sentencia C-1648 de 2000, esta Corte reiteró:

Así, si el mismo constituyente otorga al Congreso de la República,


en su condición de órgano político de representación popular, el
ejercicio de la función legislativa del Estado, para que por su
intermedio de determinen los presupuestos jurídicos que van a
Sentencia C-1648 de 2000.
13

Sentencia C-1648 de 2000.


14

17
regular las relaciones políticas, sociales y económicas en los
diferentes momentos de la vida estatal, fácil es concluir que las
normas constitucionales que actúan como pilares reguladores de esa
actividad pública, en razón del principio democrático y pluralista que
las sustenta, merecen una interpretación amplia y flexible que facilite
su adecuación jurídica a las necesidades latentes del país y, al mismo
tiempo, permitan al legislador desarrollar con tino, eficacia y
celeridad la actividad pública de producción legislativa, la cual debe
ajustarse al trámite fijado por la Constitución para la expedición de
las leyes (arts. 157 y ss), observando también las materias que deben
ser desarrolladas por cada tipo y categoría de ley (C.P. arts. 150 y ss).

4.8. Ahora bien, aun cuando la jurisprudencia constitucional ha reconocido


que, en virtud de la cláusula general de competencia, el legislador cuenta con
un amplio margen de libertad de configuración normativa que trasciende o va
más allá de las funciones específicamente señaladas en el artículo 150 de la
Carta Política, también ha precisado que tal atribución no es absoluta, pues la
misma debe desarrollarse de conformidad con las limitaciones y requisitos
que la propia Constitución señala o que se derivan directamente de su texto.

4.9. En esa dirección, esta Corporación ha destacado que los límites a la


competencia del Congreso para producir el derecho, interpretarlo, reformarlo
y derogarlo, se derivan, fundamentalmente, (i) de la decisión constitucional
de asignarle a otra rama del Poder Público u órgano independiente la
regulación de un asunto determinado (C.P. art. 121); (ii) de las cláusulas
contenidas en la propia Carta Política que imponen barreras a la libertad de
configuración normativa del legislador sobre determinados temas (C.P. art.
136); y (iii) de la obligación también derivada del Ordenamiento Superior, de
respetar, en el contexto de la regulación legislativa de una determinada
materia, las normas constitucionales y los derechos y principios establecidos
directamente en la Carta.15 En armonía con ello, también la jurisprudencia ha
señalado que la atribución legislativa del Congreso (iv) debe ajustarse al
trámite fijado por la Constitución para la expedición de las leyes (C.P. arts.
157 y sigs.) y (v) observar igualmente las materias que deben ser
desarrolladas por cada tipo y categoría de ley (C.P. arts. 150 y sigs.).

4.10. Así las cosas, por fuera de las restricciones que la propia Carta Política
dispone, el Congreso de la República cuenta con la potestad genérica de
desarrollar la Constitución, potestad que lo habilita no sólo para expedir las
reglas de derecho que correspondan al adecuado funcionamiento del Estado
Social de Derecho, sino también para interpretarlas, reformarlas y derogarlas,
atribuciones que a su vez pueden ser ejercidas en forma amplia y flexible, en
relación con el marco de competencias legislativas previstas en el artículo
150 Superior.

5. El ejercicio de la facultad derogatoria

15
Cfr. la Sentencia C-473 de 1997, a su vez reiterada, entre otras, en las Sentencias C-1648 de 2000, C-778
de 2001, C-706 de 2005 y C-630 de 2011.
18
5.1. Tal y como lo dispone expresamente el numeral 1º del artículo 150 de la
Constitución Política, el Congreso de la República, en virtud de la potestad de
“hacer las leyes”, se encuentra facultado para ejercer, entre otras funciones,
la de “interpretar, reformar y derogar las leyes”.

5.2. En punto a la facultad derogatoria, que interesa a esta causa, la Corte ha


señalado que se trata de una atribución constitucional mediante la cual se le
permite al órgano legislativo retirar del ordenamiento jurídico disposiciones
legales, en forma total o parcial, amparado en razones políticas, económicas,
sociales o de cualquier otra naturaleza, sean estas de necesidad o
conveniencia16.

5.3. Acorde con dicha definición, la misma Corporación ha señalado que la


finalidad de la derogación es “dejar sin efecto el deber ser de otra norma,
expulsándola del ordenamiento”17, lo cual, a su vez, “implica la cesación de su
eficacia, y se produce cuando mediante otra ley posterior de igual o mayor
jerarquía, se priva de su fuerza vinculante, reemplazándola o no por un nuevo
precepto”18. En ese sentido, la derogatoria se constituye en la manifestación
negativa de la facultad legislativa, pues, en la medida que el Congreso está
habilitado para expedir normas, también puede suprimirlas disponiendo su
retiro del ordenamiento jurídico vigente, conforme al principio de dogmática
jurídica según el cual en derecho las cosas se deshacen como se hacen.

5.4. De ese modo, la derogatoria conlleva el cese de la vigencia de una ley por
efecto de otra posterior que se expide por el Congreso en ejercicio de la
libertad de configuración normativa, y que no responde a un criterio de
validez. Al respecto, este Tribunal ha precisado que la derogación de una
norma “no afecta tampoco ipso iure la eficacia de la norma derogada, pues en
general las situaciones surgidas bajo su vigencia continúan rigiéndose por
ella, por lo cual la norma derogada puede mantener su eficacia, la cual poco a
poco se va extinguiendo”19.

5.5. A partir de su alcance, la jurisprudencia constitucional también ha


señalado que la derogación no es una facultad menor e intrascendente del
Congreso, sino que, por el contrario, se trata de una atribución que resulta
consustancial a su existencia misma, pues constituye una expresión del
principio democrático y de la soberanía popular, pilares fundantes del Estado
Social de Derecho, en virtud de los cuales se habilita a las mayorías para
modificar y contradecir las regulaciones legales precedentes, con el fin de
adaptarlas a las nuevas realidades sociales, con base en el juicio político de
conveniencia que estas nuevas mayorías lleven a cabo20. Ello, en el entendido
que, en el ámbito legislativo, “la última voluntad de los representantes del

16
Cfr. entre otras, las Sentencias C-778 de 2001, C-226 de 2002, C-706 de 2005, C-857 de 2005, C-699 de
2007 y C-811 de 2014.
17
Sentencia C-055 de 1996, reiterada en la Sentencia C-857 de 2005.
18
Sentencia C-778 de 2001.
19
Sentencia C-443 de 1997.
20
Cfr. las Sentencias C-443 de 1997, C-778 de 2001, C-226 de 2002, C-706 de 2005, C-875 de 2005, entre
otras.
19
pueblo, manifestada por los procedimientos señalados en la Carta, prevalece
sobre las voluntades democráticas encarnadas en las leyes previas.”21

5.6. Ahora bien, de conformidad con las reglas generales de interpretación de


las leyes, previstas en la Ley 153 de 1887, esta Corporación ha sostenido de
manera uniforme que la derogación puede producirse, principalmente, a
través de tres modalidades: en forma expresa, tácita u orgánica. En la
Sentencia C-811 de 2014, la Corte, recogiendo lo dicho en decisiones
anteriores sobre la materia, explicó las referidas modalidades en los siguientes
términos: (i) en cuanto a la derogatoria expresa, manifestó que esta “ocurre
cuando la nueva ley dice explícitamente que deroga la antigua 22, de tal suerte
que no es necesaria ninguna interpretación, ‘pues simplemente se excluye del
ordenamiento uno o varios preceptos legales, desde el momento en que así lo
señale el legislador’23”. (ii) Sobre la derogatoria tácita, señaló que la misma
tiene lugar “cuando la nueva ley regula un determinado hecho o fenómeno de
manera diferente a la ley anterior, sin señalar expresamente qué disposiciones
quedan sin efectos, lo que implica que sólo pierden vigencia aquellas que sean
incompatibles con la nueva regulación24. En este evento es ‘necesaria la
interpretación de ambas leyes, para establecer qué ley rige la materia, o si la
derogación es total o parcial’25”. Finalmente, (iii) respecto de la derogación
orgánica, explicó que esta ocurre “cuando la nueva ley ‘regula íntegramente
la materia a la que la anterior disposición se refería’ 26.” Sobre dicha forma
de derogatoria, destacó que “[l]a derogación orgánica, que no requiere de
manera necesaria que haya incompatibilidad entre la nueva ley y la ley o leyes
anteriores27, ‘puede tener características de la derogación expresa y tácita, en
el sentido en que el legislador puede expresamente señalar que una
regulación queda sin efectos o que le corresponda al intérprete deducirla,
después de un análisis sistemático de la nueva normativa’28”.

5.7. Cabe aclarar, como ya lo ha hecho este Tribunal en anteriores decisiones,


que, aun cuando la potestad derogatoria del Congreso es amplia y dinámica,
la misma no es absoluta. Sobre el particular, la Corte ha sostenido que, si bien
el ámbito de configuración normativa con que cuenta el Congreso para ejercer
la potestad derogatoria, es amplio y flexible, el mismo se encuentra sometido
a la Constitución Política, razón por la cual, en ejercicio de dicha atribución,
el legislador está vinculado a los principios y mandatos Superiores, los cuales
deben ser observados y respetados, en lo que corresponda, sin excepción29.

21
Sentencia C-443 de 1997.
22
Cfr. Artículo 71 del Código Civil, Artículo 3 de la Ley 153 de 1887, Sentencias C-159 de 2004, C-823 de
2006, C-898 de 2009, C-775 de 2010, C-901 de 2011.
23
Sentencia C-159 de 2004.
24
Cfr. Artículos 71 y 72 del Código Civil, Artículo 3 de la Ley 153 de 1887, Sentencias C-159 de 2004, C-
823 de 2006 y C-775 de 2010.
25
Cfr. Sentencias C-159 de 2004, C-775 de 2010.
26
Cfr. Artículo 3 de la Ley 153 de 1887, Sentencias C-558 y C-634 de 1996, C-328 y C-329 de 2001, C-653
de 2003, C-159 de 2004, C-823 de 2006 y C-898 de 2009.
27
Cfr. Sentencias C-634 de 1996, C-745 de 1999, C-1144 de 2000, C-294, C-328 y C-1066 de 2001, C-1067
de 2008 y C-898 de 2009.
28
Sentencia C-775 de 2010.
29
Sobre el punto se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-778 de 2001, C-706 de 2005, C-857 de
2005 y C-699 de 2007.
20
5.8. En relación con este último aspecto, en la Sentencia C-778 de 2001, la
Corte sostuvo que los “límites trazados al legislador por el ordenamiento
constitucional para ejercer la facultad de derogación, esencial a la función
legislativa, son de tipo formal mas no sustancial, pues por ejemplo, una ley
estatutaria o una ley orgánica no pueden ser modificadas por una ley ordinaria
sino por otras de idéntica categoría”. En relación con lo dicho, en el mismo
fallo, citando la Sentencia C-529 de 1994, destacó que "[l]a ley podrá siempre
modificar, adicionar, interpretar o derogar la normatividad legal precedente,
sin que sea admisible afirmar que en el ordenamiento jurídico existen
estatutos legales pétreos o sustraídos al poder reformador o derogatorio del
propio legislador"30.

5.9. Finalmente, también en relación con los límites constitucionales a la


facultad derogatoria, la Corte ha concluido que si el legislador, “al ejercer su
potestad derogatoria, se encuentra vinculado a los principios y mandatos
constitucionales, entonces es claro que las disposiciones derogatorias
contenidas en las leyes se encuentran sometidas al control ejercido por esta
Corte Constitucional, cuando sean demandadas por un ciudadano (CP art.
241)”31 A juicio de la Corporación, resulta obvio que esas cláusulas
derogatorias deban ser controladas a través del proceso abstracto de
inconstitucionalidad, por cuanto las competencias del Congreso en la materia
deben desarrollarse de acuerdo con los mandatos previstos en el
Ordenamiento Superior.32

6. Los conflictos y antinomias entre disposiciones jurídicas.


Criterios de solución

6.1. Asociado al ejercicio de la facultad derogatoria legislativa, está el tema de


las tensiones y conflictos interpretativos que surgen al interior del
ordenamiento jurídico. La Corte ha tenido oportunidad de estudiar el punto,
concretamente, en el aspecto relativo a los criterios y reglas que deben
aplicarse para dar solución a las antinomias entre leyes, entendiendo por tal,
la situación en que se encuentran dos disposiciones pertenecientes a un mismo
sistema normativo que, concurriendo en los ámbitos temporal, espacial,
personal y de validez, reconocen consecuencias jurídicas incompatibles entre
sí a determinado supuesto fáctico, resultando imposible su aplicación
simultánea.

6.2. Recientemente, en la Sentencia C-451 de 2015, esta Corporación hizo


expresa referencia al aludido tema. En dicho fallo, basada en las previsiones
que sobre la materia establecen las Leyes 57 y 153 de 1887 y lo dicho en la
jurisprudencia, la Corte puso de presente que existen al menos tres criterios
hermenéuticos para solucionar los conflictos entre leyes: (i) el criterio
jerárquico, según el cual la norma superior prima o prevalece sobre la inferior
(lex superior derogat inferiori); (ii) el criterio cronológico, que reconoce la
30
Sentencia C-529 de 1994.
31
Sentencia C-226 de 2002, reiterada, entre otras, en las Sentencias C-857 de 2005 y C-699 de 2007.
32
Sobre el tema se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-226 de 2002, C-706 de 2005 y C-699 de
2007.
21
prevalencia de la norma posterior sobre la anterior, esto es, que en caso de
incompatibilidad entre dos normas de igual jerarquía expedidas en momentos
distintos debe preferirse la posterior en el tiempo (lex posterior derogat
priori); y (iii) el criterio de especialidad, según el cual la norma especial
prima sobre la general (lex specialis derogat generali). Con respecto a este
último criterio, se sostiene que, en tales casos, no se está propiamente ante
una antinomia, en razón a que se entiende que la norma general se aplica a
todos los campos con excepción de aquél que es regulado por la norma
especial, con lo cual las mismas difieren en su ámbito de aplicación.

6.3. En relación con el criterio cronológico, precisó la Corte en la aludida


providencia que este “se halla estrechamente ligado a los conceptos de
vigencia y derogatoria. La vigencia se refiere ‘al hecho de que la norma
formalmente haga parte del sistema, por haber cumplido los requisitos mínimos
para entrar al ordenamiento’33. La derogatoria, por el contrario, ‘es la cesación
de la vigencia de una disposición como efecto de una norma posterior’ 34, es
decir, la remoción de una norma del ordenamiento jurídico por voluntad de su
creador”. Cabe recordar que, como se expresó en el apartado anterior, de
acuerdo con las reglas generales de interpretación de las leyes, la derogación
puede ser expresa, cuando la nueva ley suprime específica y formalmente la
anterior; tácita, cuando la nueva normatividad contiene disposiciones
incompatibles o contrarias a las de la antigua; y orgánica, cuando una ley
reglamenta integralmente la materia, aunque no exista incompatibilidad con
las normas precedentes.

6.4. Sobre el criterio de especialidad, se destacó en la Sentencia C-451 de


2015, que el mismo “permite reconocer la vigencia de una norma sobre la
base de que regula de manera particular y específica una situación, supuesto o
materia, excluyendo la aplicación de las disposiciones generales”. Respecto al
alcance del criterio de especialidad, en el mismo fallo se trajo a colación lo
dicho por la Corporación en la Sentencia C-078 de 1997, al referirse esta al
carácter especial de las normas tributarias y su aplicación preferente sobre las
normas del anterior Código Contencioso Administrativo. Esta última
sentencia dijo sobe el particular:

“Ahora bien, con el objeto de contribuir a la solución de las


contradicciones o antinomias que puedan presentarse entre las
diferentes normas legales, las leyes 57 y 153 de 1887 fijaron diversos
principios de interpretación de la ley, que en este caso pueden ser de
recibo.

Entre los principios contemplados por las dos leyes mencionadas se


encuentra el de que cuando en los códigos adoptados se halle
disposiciones incompatibles entre sí ‘la disposición relativa a un asunto
especial prefiere a la que tenga carácter general’ (numeral 1° del
artículo 5° de la Ley 57 de 1887). Esta máxima es la que debe aplicarse
a la situación bajo análisis: el Código Contencioso Administrativo
33
Corte Constitucional, Sentencia C-443 de 1997.
34
Ídem.
22
regula de manera general el instituto de la revocación directa de los
actos administrativos y el Estatuto Tributario se refiere a ella para el
caso específico de los actos de carácter impositivo”35.

6.5. Así las cosas, frente a este último criterio, el de especialidad, cabe
entonces entender que el mismo opera con un propósito de ordenación
legislativa entre normas de igual jerarquía, en el sentido que, ante dos
disposiciones incompatibles, una general y una especial, permite darle
prevalencia a la segunda, en razón a que se entiende que la norma general se
aplica a todos los campos con excepción de aquél que es regulado por la
norma especial. Ello, sobre la base de que la norma especial sustrae o excluye
una parte de la materia gobernada por la ley de mayor amplitud regulatoria,
para someterla a una regulación diferente y específica, sea esta contraria o
contradictoria, que prevalece sobre la otra.

6.6. En relación con este último punto, la propia jurisprudencia constitucional


ha destacado que el principio de especialidad se aplica entre normas de igual
jerarquía, sin que dicho principio tenga cabida entre preceptos de distinta
jerarquía, como ocurre entre una la ley ordinaria y una ley estatutaria, o entre
la Constitución y la ley en general, pues en tales eventos es claro que
prevalece y se aplica siempre la norma superior36.

7. La competencia del Congreso para expedir el Estatuto General


de la Administración Pública

7.1. Tal y como lo prevé el último inciso del artículo 150 de la Constitución
Política, es competencia del Congreso de la República “expedir el estatuto
general de contratación de la administración pública y en especial de la
administración nacional”.

7.2. Con respecto a dicha competencia 37, la Corte ha señalado que la


expresión “estatuto general”, no alude a determinada tipología legislativa,
ya sea a las leyes estatutarias o a las leyes marco, pues, en realidad, tal
expresión “no tiene otra connotación que la de reflejar el querer del
constituyente de que exista un estatuto que regule toda la actividad
contractual del Estado con arreglo a unos principios universales”38.

7.3. Sobre este particular, la jurisprudencia tuvo oportunidad de aclarar que,


en los debates desarrollados al interior de la Asamblea Nacional
Constituyente, en torno a la definición de la aludida competencia, no se
generaron discusiones sobre su significado normativo, de manera que el
precepto en discusión “se aprobó considerando la pertinencia de que la
35
Corte Constitucional, Sentencia C-078 de 1997. En el mismo sentido ver la Sentencia C-576 de 2004.
36
Sentencia C-339 de 2002.
37
En la Sentencia C-449 de 1992, la Corte precisó que la competencia atribuida al Congreso en el último
inciso del artículo 150 Superior, tiene dos componentes básicos. El primero, refiere a una habilitación al
Congreso para expedir un estatuto general de contratación destinada a todo el Estado, esto es, a todas las
entidades descentralizadas territorialmente y por servicios. Y el segundo, hace relación a la atribución del
Congreso de expedir un estatuto especial de contratación para la Nación, es decir, dirigido solo al nivel
nacional.
38
Sentencia C-949 de 2001, reiterada en la Sentencia C-713 de 2009.
23
función de expedir un estatuto contractual para el Estado quedara
expresamente consagrada en cabeza del Congreso de la República, sin la
intención de imprimirle al régimen contractual un especial rango legal que,
de así haberse querido, seguramente habría conducido a la inclusión de esta
competencia dentro de la relación taxativa de los artículos 150-19 y 152 de la
Ley Suprema, que consagran las leyes marco y las leyes estatutarias,
respectivamente”39

7.4. En la Sentencia C-713 de 2009, recogiendo el criterio expresado


previamente en la Sentencia C-633 de 1996, la Corte dejo en claro que no
existe identidad ni similitud entre "estatuto" y “leyes estatutarias”.
Inicialmente, por cuanto la expresión "estatuto" alude a un concepto genérico
predicable del conjunto normativo referente a una materia cualquiera,
integrado por normas constitucionales, legales o de otro nivel, agrupadas o
dispersas, mientras que las “leyes estatutarias” se caracterizan por estar
destinadas, por disposición expresa de la propia Carta Política, a regular
determinadas materias cuya enunciación es además taxativa (C.P. art 152).
Pero además, porque la sola utilización de la palabra "estatuto", para
distinguir un conjunto de normas, no puede conducir por ese solo hecho a la
conclusión de que se está en presencia de una ley estatutaria o de una que
debiera tramitarse como tal.

7.5. En relación con el alcance de la facultad legislativa para expedir


estatutos, este Tribunal ha manifestado que lo que se persigue al formar
cuerpos jurídicos de esas características, “es precisamente integrar en un
único régimen jurídico, revestido de fuerza obligatoria y, por tanto
vinculante, el conjunto de las disposiciones legales vigentes sobre una
determinada materia, a fin de crear un régimen legal sistemático y armónico
que por virtud de la coherencia y completud propias de los cuerpos legales de
las características anotadas, se traduzca en certeza y seguridad jurídicas, de
modo que se asegure su observancia y aplicación”40.

7.6. De ese modo, la competencia asignada al legislador, para “expedir el


estatuto general de contratación de la administración pública y en especial
de la administración nacional”, lo ha dicho esta Corporación41, ha de
llevarse a cabo, en principio, conforme al procedimiento previsto en la
Constitución para las leyes ordinarias, por no tener dicho estatuto un rango
normativo especial ni pertenecer a una determinada tipología legal. Con esa
orientación, en la Sentencia C-713 de 2009, reiterando lo dicho previamente
en la Sentencia C-949 de 2001, este Tribunal destacó que, respecto a la
naturaleza de las normas sobre contratación administrativa, estas no tienen
un rango superior al de las otras leyes de la República, “puesto que de tales
preceptos no depende la expedición de otros ni mediante ellos se rige una
actividad a la que deba entenderse subordinada la función legislativa
ordinaria”. Se trata de contemplar normas especiales para la contratación que
tiene lugar entre el Estado y los particulares, por oposición a la que se
39
Sentencia C-949 de 2001, reiterando lo dicho en la Sentencia C-633 de 1996.
40
Sentencia C-558 de 1992.
41
Cfr. Sentencias C-949 de 2001 y C-713 de 2009.
24
desarrolla con arreglo a las leyes civiles y mercantiles únicamente entre
personas privadas, luego no existe motivo alguno para que, únicamente en
consideración a los sujetos que intervienen como partes en una y otra clase
de contratos, las reglas aplicables pudieran tener jerarquía normativa
diferente”.

7.7. En lo que hace relación a las características de dicha competencia,


también la jurisprudencia constitucional se ha pronunciado42, fijando los
siguientes criterios:

- Su ejercicio no obliga al legislador a dictar un estatuto contractual que


desarrolle la materia en forma integral y casuística, por cuanto una
concepción de esta naturaleza significa que el constituyente quiso
desconocer el campo de acción que le corresponde a la administración
respecto de los contenidos normativos, que al estar expuestos a las
cambiantes circunstancias, demandan una regulación ágil y expedita
que permita lograr la debida ejecución de la ley.

- De la Constitución no es posible inferir la obligación para el legislador


de incorporar en un solo cuerpo normativo toda la legislación existente
en materia contractual, pues si ésta hubiera sido la voluntad del
constituyente, en el artículo 150 Fundamental se habría autorizado al
Congreso de la República para expedir un estatuto único de
contratación para el Estado y no un estatuto general como prevé la
disposición constitucional.

- El mandato otorgado al Congreso de la República, en el artículo 150


de la Carta, para que dicte un estatuto general de contratación de la
administración pública y en especial de la administración nacional,
implica el reconocimiento de una amplia libertad de configuración del
legislador para diseñar un régimen legal cuya finalidad sea la de
propender por el logro de los objetivos constitucionales del Estado
Social de Derecho, toda vez que el cumplimiento de estas metas
requiere del aprovisionamiento de bienes y servicios por parte de los
órganos públicos mediante la contratación. En este orden de ideas, es
innegable el carácter instrumental que ostenta el contrato estatal,
puesto que no es un fin en sí mismo sino un medio para la consecución
de los altos objetivos del Estado.

- En virtud de la potestad de configuración legislativa, el Congreso tiene


libertad para regular los aspectos más significativos de la contratación
pública como son los referentes a las cláusulas excepcionales, la
clasificación de los contratos estatales, los deberes y derechos de las
partes contratantes, la competencia y capacidad para contratar,
principios fundamentales, nulidades, control de la gestión contractual,
responsabilidad contractual, liquidación de los contratos y solución de
las controversias.

Cfr. Las Sentencias C-449 de 1992, C-633 de 1996, C-949 de 2001 y C-713 de 2009.
42

25
8. Inconstitucionalidad del inciso tercero del artículo 32 de la Ley
1150 de 2007

8.1. Pues bien, con fundamento en la competencia atribuida al Congreso de


la República en el último inciso del artículo 150 Superior, para regular la
materia de la contratación estatal, este organismo expidió la Ley 80 de 1993,
“Por la cual se expide el Estatuto General de Contratación de la
Administración Pública”, cuyo objetivo, definido en el propio artículo 1º del
referido ordenamiento, es el de “disponer las reglas y principios que rigen
los contratos de las entidades estatales”.

8.2. Sobre los criterios filosóficos que inspiraron la expedición de la citada


ley, esta Corporación ha dicho que ellos se estructuran a partir de dos
premisas fundamentales: la autonomía de la voluntad y la incorporación de
los principios del derecho privado, criterios con los cuales se busca combatir
la ineficiencia administrativa que en ese escenario de la actividad estatal
había originado para la época el exceso de trámites burocráticos y la
abundancia exagerada e innecesaria de procedimientos43. Ha explicado
igualmente la jurisprudencia, que el mencionado estatuto contractual se
fundamenta en los principios de transparencia, economía y responsabilidad,
en el postulado de la buena fe consagrado expresamente en el artículo 83 de
la Carta Política, al tiempo que está llamado a desarrollarse conforme a los
principios que rigen la función administrativa fijados en el artículo 209 del
mismo Estatuto Superior (igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad,
imparcialidad y publicidad).

8.3. La Ley 80 de 1993, a su vez, ha sido objeto de diversas modificaciones,


entre otras, la propuesta por la Ley 1150 de 2007, “Por medio de la cual se
introducen medidas para la eficiencia y la transparencia de la Ley 80 de
1993 y se dictan otras disposiciones sobre la contratación de Recursos
Públicos”, cuyo artículo 32 es parcialmente cuestionado en esta causa.

8.4. En la exposición de motivos del proyecto de ley de origen


gubernamental que dio paso a la expedición de Ley 1150 de 2007, se explicó
claramente que su objetivo era “introducir medidas para la eficiencia y
transparencia en la gestión contractual que hagan del mecanismo
contractual un hito de eficiencia en la administración del recurso público y
un terreno adverso al accionar de la corrupción”44. Ello, marcado en el
propósito, también destacado en la exposición de motivos, de encontrar “la
forma de superar la evidente obsolescencia de las reglas contractuales
públicas en nuestro país”45.
Cfr. Las Sentencias C-449 de 1992, C-633 de 1996, C-949 de 2001 y C-713 de 2009, entre otras.
43

44
Exposición de motivos del proyecto de Ley 20 de 2005, Senado – 057, Cámara. Gaceta del Congreso No.
458 del 01-08 de 2005.
45
Exposición de motivos del proyecto de Ley 20 de 2005, Senado – 057, Cámara. Gaceta del Congreso No.
458 del 01-08 de 2005. En la exposición de motivos se dijo sobre el particular: “Es motivo de particular
satisfacción para el Gobierno Nacional, presentar por su conducto a la consideración del Congreso de la
República una iniciativa legislativa de gran importancia para la reforma del Estado colombiano, consistente
en la modificación al Estatuto General de Contratación para la Administración Pública con el objeto de
26
8.5. Dentro de ese marco, durante el curso de los debates al proyecto que
dio paso a la expedición de Ley 1150 de 2007, se hizo énfasis en que su
finalidad era “dotar a la contratación estatal de instrumentos y
herramientas que permitan alcanzar y garantizar la transparencia y
eficiencia en el uso de los recursos públicos, para la adquisición de los
bienes, obras o servicios que respondan a necesidades y prioridades de la
comunidad”; para lo cual, la referida ley introduce (i) nuevos mecanismos
para la selección objetiva de los contratantes; (ii) la obligación en cabeza de
las entidades de publicar proyectos de pliegos de condiciones y términos de
referencia con el propósito de suministrar al público en general la
información que le permita formular observaciones a su contenido; (iii) la
implementación de las audiencias públicas en licitaciones públicas; (iv) la
convocatoria pública en procesos de contratación directa, fijación de
factores de selección objetivos y lineamientos para evitar el
direccionamiento de los pliegos de condiciones; (v) así como el
fortalecimiento de mecanismos para la divulgación de la información
contractual, con lo cual se busca fortalecer la participación ciudadana en los
procesos y actuaciones contractuales que adelanten las entidades públicas.

8.6. En punto a la finalidad perseguida con la Ley 1150 de 2007, en la


Sentencia C-713 de 2009, la Corte manifestó que, teniendo en cuenta la
evolución en materia de contratación pública y de las condiciones bajo las
cuales los particulares contratan con el Estado, “ya no se está ante reglas que
buscan morigerar el poder exorbitante del Estado, sino ante reglas que
pretenden satisfacer los principios que orientan la función administrativa,
previstos en el artículo 209 de la Carta (igualdad, moralidad, eficacia,
economía, celeridad, imparcialidad y publicidad), y que imponen a las
entidades estatales asegurar el cumplimiento de tales principios en los
contratos que celebran”.

introducir medidas para la eficiencia y transparencia en la gestión contractual que hagan del mecanismo
contractual un hito de eficiencia en la administración del recurso público y un terreno adverso al accionar de
la corrupción. El proyecto de ley que hoy se presenta es fruto de una ya larga discusión sobre la forma de
superar la evidente obsolescencia de las reglas contractuales públicas en nuestro país. Es este el tercer
intento que realiza el Gobierno Nacional en esta dirección, asistiéndonos en ese sentido el convencimiento
de la conveniencia de la adopción de una iniciativa que como esta trasluce la madurez de la discusión
pública llevada a cabo sobre el particular. Así, a pesar de no haber recibido trámite en la Cámara de
Representantes los dos proyectos anteriores (007/03 Cámara y 035/04 Cámara), los mismos abrieron el
espacio para un saludable intercambio de ideas tanto al interior del Congreso, como con los actores
interesados en el proceso desde la perspectiva de los órganos de control, los contratistas del Estado, la
academia y la opinión pública en general. Debe en consecuencia reconocerse que al trabajo de base
realizado por el Departamento Nacional de Planeación desde comienzos del período de Gobierno (con la
colaboración de los Ministerios del Interior y de Justicia, de Hacienda y Crédito Público y de la Secretaría
Jurídica de la Presidencia de la República), vinieron a sumarse muy principalmente los aportes de la
Procuraduría General de la Nación y de la Contraloría General de la República, además de los no menos
trascendentes de la sociedad civil, que puestos ahora en contexto ofrecen un lúcido conjunto de medidas
legislativas que, no por ser de carácter puntual, dejarán de significar un cambio profundo en el devenir
contractual público y con él, en la materialización de los objetivos de eficiencia y transparencia comunes a
la tarea que la presente administración se ha propuesto en torno de la modernización de nuestras
instituciones gubernamentales”.

27
8.7. Sobre esas bases, y atendiendo a los cambios introducidos al Estatuto
General de Contratación de la Administración Pública por parte de la Ley
1150 de 2007, el artículo 32 de la citada ley regula el tema de la
“derogatoria”, fijando en el inciso tercero, objeto de la presente acusación,
reglas de prevalencia de las normas del Estatuto General de Contratación
de la Administración Pública sobre otras normas del ordenamiento. En ese
sentido, la preceptiva prevé: “Las normas del Estatuto General de
Contratación Pública preferirán a cualquiera otra sobre la materia, con
excepción de aquellas de naturaleza estatutaria u orgánica. En
consecuencia, la derogatoria de las normas del Estatuto General de
Contratación Pública sólo podrá hacerse de manera expresa, mediante su
precisa identificación”.

8.8. En relación con dicho texto, habrá de precisar la Corte que el mismo no
hizo parte del proyecto original presentado por el Gobierno ante el Senado de
la República, donde este inició su trámite para dar paso a la expedición de la
Ley 1150 de 200746. Tal como consta en el informe de ponencia para segundo
debate ante la Plenaria de la Cámara de Representantes (cuarto debate del
proyecto), la medida fue introducida en la referida instancia legislativa como
parte del pliego de modificaciones propuesto para la discusión en plenaria,
sin que exista justificación sobre su incorporación legal, ni en el trámite del
cuarto debate ni durante la etapa de conciliación, distinta a la de señalarse
que: “Por otra parte, se adiciona un inciso en el que se fijan reglas de
prevalencia de las normas del Estatuto General de Contratación de la
Administración Pública”.47

8.9. Cabe destacar, que contra el inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150
de 2007, se estructura la acusación del actor, en el sentido de sostener que,
por su intermedio, se vulneran los artículo 1º, 2º y 150 de la Constitución
Política, por cuanto este le reconoce una jerarquía superior a las normas del
Estatuto General de Contratación de la Administración Pública sobre
disposiciones de la misma naturaleza (ordinarias), al tiempo que limita la
competencia del Congreso de la República para la creación de las leyes,
fijando una prohibición de derogación tacita para las normas del Estatuto de
Contratación Pública.

8.10. La acusación referente a la presunta prevalencia jerárquica del


Estatuto General de Contratación sobre disposiciones de su mismo nivel, la
predica el demandante del aparte acusado que dispone: “Las normas del
Estatuto General de Contratación Pública preferirán a cualquiera otra sobre
la materia, con excepción de aquellas de naturaleza estatutaria u orgánica”.
Entre tanto, el cargo referente a la aparente limitación de la competencia del
Congreso de la República para la creación de las leyes, lo ubica el actor en el
aparte de la norma impugnada que establece que: “la derogatoria de las

46
Exposición de motivos del proyecto de Ley 20 de 2005, Senado. Gaceta del Congreso No. 458 del 01-08
de 2005.
47
Ponencia para segundo debate en Cámara al proyecto de ley 057 Cámara – 020 Senado. Gaceta del
Congreso 96 del 27-03 de 2007. Numeral 4, correspondiente al Pliego de Modificaciones.

28
normas del Estatuto General de Contratación Pública sólo podrá hacerse de
manera expresa, mediante su precisa identificación”.

8.11. En relación con la medida que le reconoce al Estatuto General de


Contratación Pública preferencia frente a cualquier otra norma que regule la
materia, excepción hecha de aquellas de naturaleza estatutaria u orgánica,
comparte la Corte la posición de la demanda, en el sentido de sostener que la
misma excede los límites que determinan el margen de configuración
normativa del legislador, en la medida que, por su intermedio, se establece
una regla de jerarquía del referido estatuto sobre las demás leyes de su
misma categoría -las leyes ordinarias-, que no surge del sistema de fuentes
del derecho previsto por la Constitución Política.

8.11.1. Ciertamente, tal y como lo ha puesto de presente esta Corporación,


por expresa disposición constitucional, el ejercicio de la función legislativa
se lleva a cabo a través de diferentes tipos de leyes, que pueden ser
agrupadas en dos grandes categorías: las leyes especiales (estatutarias y
orgánicas) y las leyes ordinarias o comunes (leyes marco, códigos o
conjuntos sistemáticos de normas, leyes de facultades extraordinarias, leyes
de honores y leyes ordinarias o comunes propiamente dichas, entre otras).
Las distinciones entre esas dos categorías de ley se refieren a aspectos
materiales y de procedimiento fijados en la propia Carta Política. En efecto,
por razón de su importancia y trascendencia, “el Constituyente reservó
algunas materias para ser incorporadas en el ordenamiento nacional a través
de ciertos tipos especiales de ley, con lo cual, los asuntos que no hagan parte
de dicha reserva harán parte del ámbito de configuración ordinaria del
legislador”48. Acorde con ello, para la aprobación de las leyes especiales, el
mismo Constituyente “dispuso que algunas de las fases o actuaciones del
proceso legislativo tuviesen un trámite diferente al procedimiento general de
aprobación de las leyes ordinarias o comunes”49.

8.11.2. En ese contexto, dentro del grupo de leyes especiales están las leyes
estatutarias, a las que se refieren los artículos 152 y 153 Superior, por cuya
vía se regulan las siguientes materias: (i) derechos y deberes fundamentales
de las personas y los procedimientos y recursos para su protección; (ii)
administración de justicia; (iii) organización y régimen de los partidos y
movimientos políticos, estatuto de la oposición y funciones electorales; (iv)
instituciones y mecanismos de participación ciudadana; (v) estados de
excepción; y (vi) igualdad electoral entre los candidatos a la Presidencia de la
República. Dichas leyes, al tiempo que requieren para su aprobación un
trámite más exigente que el de las leyes ordinarias, en el sentido que deben
ser aprobadas por la mayoría absoluta de los miembros del Congreso y ser
expedidas en una sola legislatura, son objeto del control previo y automático
de constitucionalidad.

8.11.3. También hacen parte del grupo de leyes especiales las leyes
orgánicas, consagradas en el artículo 151 de la Carta, las cuales, además de
Sentencia C-669 de 2004.
48

Sentencia Ibídem.
49

29
estar sometidas a un trámite de expedición especial, en el sentido que
requieren para su aprobación la mayoría absoluta de los votos de los
miembros de una y otra cámara, dada su propia naturaleza, tienen un rango
superior frente a las leyes que siguen el trámite ordinario, derivado de la
posibilidad de condicionar la expedición de esa última categoría de normas al
cumplimiento de ciertos fines y principios definidos en su propio texto, “a tal
punto que llegan a convertirse en verdaderos límites al procedimiento
legislativo ordinario”50. Por mandato de la norma constitucional citada, por
vía de ley orgánica se regulan: (i) los reglamentos del Congreso y de cada
una de las cámaras; (ii) las normas sobre preparación, aprobación y ejecución
del presupuesto de rentas y ley de apropiaciones y del plan nacional de
desarrollo; y (iii) las relativas a la asignación de competencias normativas a
las entidades territoriales.

8.11.4. En cuanto hace a las llamadas leyes marco o leyes cuadro, ha


señalado la jurisprudencia que son aquellas que implican “una nueva relación
entre el Legislativo y el Ejecutivo, en la medida en que éste último colabora
activamente con el primero en la regulación de la materia correspondiente, de
forma tal que el Congreso fija las pautas generales y directrices que habrán
de guiar la regulación, mientras que el Ejecutivo completa, precisa y
determina la reglamentación específica del asunto de que se trate” 51. En ese
contexto, la razón de ser de las leyes marco, lo ha dicho la Corte, “radica en
la existencia de asuntos cambiantes que es necesario regular de una manera
ágil y oportuna, aplicando conocimientos técnicos e información pertinente;
regulación que, en esas condiciones, el Congreso no está en posibilidad de
expedir, y en los cuales el Ejecutivo, en cambio, sí dispone de las
capacidades para reaccionar prontamente adecuando las regulaciones”52.
Sobre ese tipo de leyes, habrá de señalarse que, aun cuando por su
intermedio el Congreso fija las pautas generales o directrices de las materias
expresamente señaladas en el artículo 150 numeral 19 de la Carta Política
(comercio exterior y régimen cambiario internacional, régimen de aduanas,
actividades financiera, bursátil, aseguradora y cualquiera otra relacionada
con el manejo de recursos captados del público, y régimen salarial y
prestacional de empleados públicos y trabajadores oficiales), las mismas no
están sometidas a un trámite legislativo especial y, por tanto, no difieren por
ese aspecto de las leyes ordinarias, motivo por el cual se entienden inscritas
en esta última categoría legislativa.

8.11.5. De ese modo, la Constitución Política, al tiempo que define los


diferentes tipos de leyes, también consagra una jerarquía entre las dos
grandes categorías normativas, la cual se revela en favor de las leyes
especiales (estatutarias y orgánicas) sobre las demás leyes sometidas al
trámite ordinario de aprobación (códigos o conjuntos sistemáticos de normas,
leyes marco, leyes de facultades extraordinarias, leyes de honores y leyes
ordinarias o comunes propiamente dichas, entre otras). Al respecto, es
importante destacar que la relación existente entre las leyes especiales y las
50
Sentencia C-052 de 2015.
51
Sentencia C-579 de 2001.
52
Sentencia C-438 de 2011.
30
leyes ordinarias, permite inferir que las primeras, dada su particular
caracterización constitucional, actúan en realidad como parámetro general de
las segundas, lo que a su vez justifica la supremacía de las leyes especiales
frente a las leyes ordinarias. Tal supremacía se ve materializada en la
imposibilidad de que estas últimas puedan modificar o derogar materias de
ley orgánica o estatutaria, o invadir su órbita de competencia, pues estarían
contrariando los dictados de una norma que se ha expedido mediante el
trámite especial que la propia Constitución ha previsto para ello. Esto quiere
decir, además, que las leyes especiales, orgánicas y estatutarias, “pueden ser
utilizadas como parámetro de control de constitucionalidad, en tanto (i)
determinan en algunos casos el alcance real de las normas constitucionales y
(ii) su contenido, según la Constitución, enmarca los límites a los que deben
ceñirse otras leyes, lo cual configura la exigencia de un trámite especial en
ciertos temas (trámite de ley orgánica o estatutaria), que debe ser respetado
so pena de vulnerar los principios constitucionales que la contienen”.

8.11.6. Con respecto a las leyes ordinarias o comunes, al margen de la


subordinación existente frente a las leyes de naturaleza especial -estatutarias
y orgánicas-, habrá de señalarse que la Carta Política no estable categorías
entre ellas ni consagra procedimientos o trámites especiales para su
aprobación, así como tampoco habilita al Congreso de la República para
llevar a cabo dichas acciones. Por tales motivos, no obstante las diferencias
que puedan surgir entre las leyes ordinarias por razón de las materias que
están llamadas a regular, no es posible que el legislador fije reglas de
jerarquía o de subordinación entre ese tipo de leyes, reconociendo un mayor
estatus a unas sobre otras, pues ello implicaría un desconocimiento de la
Constitución Política.

8.11.7. Siguiendo lo dispuesto en el artículo 150 Superior, el Congreso de la


República, en ejercicio de su función de hacer las leyes, no se encuentra
habilitado para establecer jerarquías entre normas de la mismas naturaleza y
tipología, o para crear prevalencias entre ellas, pues se trata de una materia
reservada exclusivamente a la propia Constitución Política. Por lo tanto,
cualquier medida que sobre el particular adopte el Congreso, implica una
extralimitación de funciones, contraria al mandato contenido en la citada
disposición constitucional.

8.11.8. Así entendido, frente a las normas que hacen parte del Estatuto
General de Contratación Pública, la Carta Política no les otorga un rango
normativo especial ni superior al de las leyes ordinarias, pues de las mismas
no depende la expedición de otras leyes, ni a través de ellas se rige una
actividad a la que deba entenderse subordinada la función legislativa
ordinaria. Conforme fue precisado en el apartado anterior, la expresión
“estatuto general”, empleada en el inciso final del artículo 150 de la
Constitución para referirse a las normas de contratación estatal, no alude a
determinada tipología legislativa, ya sea a las leyes estatutarias, orgánicas o
incluso a las leyes marco, ni conlleva la circunstancia de someterlas a un
trámite legislativo especial de aprobación. En realidad, lo que quiso el

31
Constituyente con la inclusión de tal expresión en la Carta, fue promover la
configuración de un régimen legal sistemático y armónico que regule en
forma ordenada la actividad contractual del Estado, el cual debe ser expedido
conforme al procedimiento general previsto en la Constitución para la
aprobación de las leyes ordinarias, motivo por el cual dicho régimen de
contratación se entiende inscrito en esta última categoría legislativa -el de las
leyes ordinarias-.

8.11.9. Siendo ello así, respecto a la norma que se analiza, en la que se fija
una regla de prevalencia de las normas del Estatuto General de Contratación
Pública frente “a cualquiera otra sobre la materia, con excepción de
aquellas de naturaleza estatutaria u orgánica”, advierte la Corte que, aun
cuando la misma respeta la supremacía que la Constitución le reconoce a las
leyes especiales (estatutarias y orgánicas), en todo caso, a nivel de las normas
ordinarias que regulan la contratación pública, le está otorgando una
categoría superior a aquellas que hacen parte del Estatuto General de
Contratación Pública; categoría que no surge del sistema de fuentes del
derecho concebido por la Constitución Política.

8.11.10. En efecto, conforme fue explicado, no resulta constitucionalmente


admisible que las normas que integran el Estatuto General de Contratación
Pública puedan ser objeto de un tratamiento especial, desde el punto de vista
de atribuirles un carácter prevalente frente a otras del mismo tipo que
también se ocupan de aspectos relacionados con la contratación. Al hacerlo,
el legislador desbordó su marco de competencia pues la Constitución Política
no lo habilita para crear una tipología de ley más allá de las definidas en la
propia Carta, ni para reconocerle a las normas del Estatuto de Contratación
Pública, una condición superior a la de otras leyes ordinarias.

8.11.11. Aun cuando el legislador goza de un amplio margen de


configuración normativa para expedir las normas del Estatuto General de
Contratación Pública, el ejercicio de dicha atribución, se reitera, se encuentra
subordinada a los postulados que fija la propia Carta Política, la cual, como
se ha explicado, no lo faculta para alterar el sistema normativo de fuentes del
derecho previsto expresamente por dicho Estatuto Superior.

8.11.12. De acuerdo con lo expuesto, no comparte la Corte la posición


adoptada por algunos de los intervinientes, en el sentido de afirmar que el
propósito de la norma acusada es darle aplicación al criterio hermenéutico de
especialidad. Como ha quedado explicado, la regla según la cual, “[l]as
normas del Estatuto General de Contratación Pública preferirán a cualquiera
otra sobre la materia, con excepción de aquellas de naturaleza estatutaria u
orgánica”, antes que buscar resolver la posible antinomia que pueda surgir
entre una norma general y una especial, conforme lo impone el criterio
hermenéutico de especialidad, lo que propone es reconocerle supremacía al
Estatuto General de contratación Pública sobre otras normas ordinarias que,
no obstante regular la misma materia, no hacen parte de dicho estatuto.

32
8.11.13. En punto al criterio hermético de especialidad, se explicó que el
mismo opera con un propósito de ordenación legislativa entre normas de igual
jerarquía, en el sentido que, ante dos disposiciones incompatibles, una general
y una especial, permite darle prevalencia a la segunda, en razón a que se
entiende que la norma general se aplica a todos los campos con excepción de
aquél que es regulado por la norma especial. En esos casos, la norma general,
no obstante no resultar aplicable a la hipótesis prevista en la preceptiva
especial, en todo caso, mantiene su eficacia jurídica en cuanto puede ser
aplicada a las demás situaciones que se ajusten a su ámbito regulatorio.

8.11.14. Así entendido, el criterio hermenéutico de especialidad no es


recogido por la norma impugnada, como equivocadamente lo sostienen
algunos intervinientes, pues el objetivo de tal preceptiva es fijar una regla de
jerarquía normativa, cuyo efecto es impedir la validez y eficacia de las
disposiciones ordinarias que, no obstante regular aspectos de la contratación
pública, no hacen parte del Estatuto General. En ese sentido, cualquier medida
que en la materia sea expedida por el legislador por fuera del Estatuto General
de contratación Pública, no estaría llamada a producir efectos jurídicos en
ningún caso, lo cual, además de resultar contrario al sistema de fuentes del
derecho concebido por la Constitución Política, afecta también, sin
fundamento válido, la facultad atribuida al legislador por el artículo 150
Superior para expedir y derogar las leyes.

8.11.15. En relación con esto último, es importante precisar que la


posibilidad de expedir normas en materia de contratación pública por fuera
del cuerpo del Estatuto, puede tener lugar en razón a que, conforme lo ha
precisado la jurisprudencia de este Tribunal, de la Constitución no es posible
inferir la obligación para el Congreso de la República de incorporar en un
solo cuerpo normativo toda la legislación existente en materia contractual,
pues si ésta hubiera sido la voluntad del constituyente, en el artículo 150
Fundamental se habría autorizado al Congreso de la República para expedir
un estatuto único de contratación para el Estado y no un estatuto general
como lo prevé la citada disposición constitucional.

8.11.16. Por tanto, no resulta constitucionalmente admisible limitar la


facultad del legislador para expedir nomas en materia de contratación
pública, por la vía de reconocerle prevalencia a las disposiciones del Estatuto
sobre las demás preceptivas que no hagan parte del mismo.

8.12. Ahora bien, con respecto a la medida complementaria de la aludida


regla, la cual establece que “la derogatoria de las normas del Estatuto
General de Contratación Pública sólo podrá hacerse de manera expresa,
mediante su precisa identificación”, encuentra la Corte que la misma
también constituye una vulneración del principio democrático y una
restricción a la libertad de configuración del legislador para determinar la
oportunidad y la conveniencia de derogar o no una disposición legal y la
forma de hacerlo, ya sea de manera expresa o no. Dicha restricción, en la
medida en que no está prevista en el artículo 150-1 de la Carta Política,

33
implica, concretamente, limitar la actuación futura del legislador en el ámbito
de su competencia normativa para derogar las leyes.

8.12.1. Como ya se señaló, de acuerdo con lo preceptuado en el numeral 1º


del artículo 150 de la Constitución Política, el Congreso de la República se
encuentra facultado para ejercer, entre otras funciones, la de “derogar las
leyes”, entendiendo por tal, la atribución legislativa para retirar del
ordenamiento jurídico disposiciones legales, en forma total o parcial,
amparado en razones políticas, económicas, sociales o de cualquier otra
naturaleza, sean estas de necesidad o conveniencia.

8.12.2. En punto al ejercicio de dicha facultad, la Corte ha sido clara en


señalar que no es una atribución menor e intrascendente del Congreso, sino
que, por el contrario, se trata de una potestad que resulta consustancial a su
existencia misma, pues constituye una expresión del principio democrático y
de la soberanía popular, pilares fundantes del Estado Social de Derecho, en
virtud de los cuales se habilita a las mayorías representativas para modificar y
contradecir las regulaciones legales precedentes, en el entendido que “la última
voluntad de los representantes del pueblo, manifestada por los procedimientos
señalados en la Carta, prevalece sobre las voluntades democráticas encarnadas
en las leyes previas.”53

8.12.3. Sobre esa base, la propia jurisprudencia ha destacado que las


potestades legislativas, entre ellas la facultad derogatoria, aun cuando no son
absolutas, son amplias, lo que significa que las mismas, en la medida que no
resulten contrarias a la Constitución Política, “deben ser consideradas
inagotables”54. A este respecto, en la Sentencia C-443 de 1997, la Corte hizo la
siguiente reflexión:

“La competencia del Congreso para derogar las normas precedentes


encuentra sustento no sólo en el hecho de que expresamente la Carta le
confiere esa posibilidad a las cámaras (CP art. 150 ord. 1) sino en el propio
principio democrático y en la soberanía popular (CP art. 1 y 3), que hacen
que las potestades legislativas, siempre y cuando no violen normas
superiores, deben ser consideradas inagotables”.

8.12.4. Conforme con lo anterior, y considerando que el artículo 150-1 de la


Carta no establece restricciones en torno a la oportunidad y la conveniencia
de derogar o no una disposición legal y a la forma en que ello se puede llevar
a cabo (de manera expresa, tácita u orgánica, entre otras), no es posible que el
legislador, mediante ley ordinaria, pueda auto limitar su propia potestad
normativa general, tal y como ocurre en el caso de la norma acusada.
Ciertamente, disponer que la derogatoria de las leyes de contratación pública
solo se puede llevar a cabo por declaración expresa, previa su precisa
identificación, implica, sin lugar a equívocos, limitar la competencia del
legislador del futuro para derogar las leyes, pues este solo podría contradecir
las regulaciones legales precedentes por la vía de aplicar el aludido criterio,
Sentencia C-443 de 1997.
53

Sentencia C-443 de 1997, reiterada en la Sentencia C-226 de 2002.


54

34
encontrándose impedido para optar por otros que no están prohibidos por la
Constitución Política y que son considerados jurídicamente válidos. A este
respecto, el artículo 3 de la Ley 153 de 1887 es claro en señalar que una
disposición legal puede estimarse insubsistente “por declaración expresa del
legislador, ó por incompatibilidad con disposiciones especiales posteriores, ó
por existir una ley nueva que regula íntegramente la materia á que la anterior
disposición se refería”.

8.12.5. De ese modo, no obstante las previsiones del artículo 3° de la Ley 153
de 1887, bajo las reglas contenidas en la disposición acusada, la derogatoria
de las normas de contratación pública debe proceder por declaración expresa,
sin que resulte válido acudir a las modalidades de derogatoria tácita u
orgánica, entre otras, con lo cual, a través de una ley ordinaria, se le está
imponiendo al propio legislador ordinario un modo específico de cómo
proceder para derogar normas de la misma jerarquía, lo que a juicio de la
Corte resulta inconstitucional dado que, por esa vía, se están restringiendo
indebidamente las condiciones bajo las cuales el Congreso puede ejecutar en
el futuro la potestad derogatoria, que como se ha señalado, la ejerce
autónomamente, amparado en razones políticas, económicas, sociales o de
cualquier otra naturaleza, sean estas de necesidad o conveniencia.

8.12.6. Ello comparta, a su vez, cabe reiterarlo, una auto limitación del
legislador en el ejercicio de la facultad derogatoria que el propio Estatuto
Superior le confiere y respecto de la cual no se prevén restricciones en punto a
la manera como la misma debe ser ejecutada. Dicha limitación, por supuesto,
afecta el principio democrático, entendido como el fundamento de la
temporalidad de la ley, en el sentido de que la voluntad posterior del pueblo
debe prevalecer sobre la anterior (lex posteriori derogat priori). Precisamente,
sobre el ejercicio de las potestades legislativas, la jurisprudencia
constitucional ha tenido oportunidad de señalar que, “mediante la expedición
de una ley ordinaria, no se puede garantizar que en el futuro el Congreso de la
República se abstenga de ejercer sus competencias constitucionales para
interpretar, reformar o modificar textos normativos de idéntica jerarquía” 55.
En plena correspondencia con tal afirmación, también la Corte ha puesto de
presente que, “el Legislador actual no puede atar al Legislador del mañana,
pues esto anularía el principio democrático, ya que unas mayorías ocasionales,
en un momento histórico, podrían subordinar a las mayorías del futuro”56.

8.12.7. Y con base en las anteriores premisas, este Tribunal ha precisado que “El
legislador no puede prohibirse a sí mismo el futuro ejercicio de una facultad
que la propia Constitución le confiere. Pues si la atribución correspondiente
está contemplada por el Constituyente, a menos que éste supedite su ejercicio
a la previa existencia de una disposición legal -como acontece con la sujeción
de las funciones legislativas a las leyes orgánicas-, las restricciones al mismo
consagradas en un estatuto de jerarquía legal implican reforma de la

Sentencia C-320 de 2006.


55

Sentencia C-443 de 1997.


56

35
Constitución y por lo tanto exigen el pleno cumplimiento de los requisitos
correspondientes”57.

8.12.8. Así las cosas, conforme con su propia jurisprudencia, a juicio de la


Corte, es entonces claro que las posibilidades de limitar las atribuciones del
legislador para “interpretar, reformar y derogar las leyes”, solo puede darse
por la propia Constitución Política o por la ley Orgánica, de acuerdo con lo
previsto en el artículo 151 de la Carta, pero no por el legislador ordinario, que
es precisamente lo que ocurre en el caso de la norma impugnada.

8.12.9. En consecuencia, tampoco resulta constitucionalmente admisible


limitar la facultad del legislador para derogar las normas del Estatuto General
de Contratación Pública, previendo que ello “sólo podrá hacerse de manera
expresa, mediante su precisa identificación”, pues, como se ha explicado, tal
medida constituye una vulneración del principio democrático y una
restricción a la libertad de configuración del legislador para determinar la
oportunidad y la conveniencia de derogar o no una disposición legal y la
forma de hacerlo.

8.12.10. Por las razones expuestas, considera la Corte que la acusación


formulada contra el inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007 está
llamada a prosperar, motivo por el cual el referido inciso será declarado
inexequible en la parte resolutiva del presente fallo.

VII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional de la República de


Colombia, en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE

Declarar INEXEQUIBLE la expresión “Las normas del Estatuto General de


Contratación Pública preferirán a cualquiera otra sobre la materia, con
excepción de aquellas de naturaleza estatutaria u orgánica. En consecuencia,
la derogatoria de las normas del Estatuto General de Contratación Pública
sólo podrá hacerse de manera expresa, mediante su precisa identificación”,
contenida en el inciso tercero del artículo 32 de la Ley 1150 de 2007.

Notifíquese, comuníquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional y archívese el expediente.

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA


Presidenta
Con aclaración de voto

Sentencia C-341 de 1998.


57

36
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ
Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO


Magistrado

GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO


Magistrada

JORGE IVAN PALACIO PALACIO


Magistrado

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB


Magistrado
Ausente con excusa

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA


Magistrado
Permiso por calamidad

MARTA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO


Secretaria General

37
38
ACLARACIÓN DE VOTO DE LA MAGISTRADA
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA
A LA SENTENCIA C-439/16

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD SOBRE


ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACION DE LA
ADMINISTRACION-Alcance de referencia jurisprudencial que se
hace en las consideraciones del fallo, en relación con el principio de
especialidad (Aclaración de voto)

PRINCIPIO DE ESPECIALIDAD EN MATERIA DE NORMAS-


Aplicación en jerarquía igual (Aclaración de voto)

Referencia: Expedientes D-11213


 
Asunto: Demanda de inconstitucionalidad
contra el inciso tercero del artículo 32 de
la Ley 1150 de 2007 “Por medio de la
cual se introducen medidas para la
eficiencia y la transparencia en la Ley 80
de 1993 y se dictan otras disposiciones
generales sobre la contratación con
Recursos Públicos”
 
Demandante:
Milton José Pereira Blanco
 
Magistrado Ponente:
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ

Coincido con la decisión de la Sala, pero aclaro el voto con el debido respeto,
para precisar el alcance de una referencia jurisprudencial que se hace en las
consideraciones de este fallo. En el fundamento 6.6 de la parte motiva de esta
providencia, la Corte señala que el principio de especialidad funciona como
un instrumento para resolver problemas de incompatibilidad entre normas de
igual jerarquía, pues si las disposiciones en conflicto pertenecen a distintos
niveles jerárquicos es claro que prevalece la de rango superior. En ese
contexto cita la sentencia C-339 de 2002, en la cual la Corte declaró
exequible una norma del Código de Minas que les daba aplicación preferente
a sus normas sobre las de otros ordenamientos. Aclaro que, en mi criterio, esa
sentencia es pertinente por cuanto en ese caso la Corporación consideró la
norma ajustada a la Carta, en la medida en que se limitaba a prever un
criterio para resolver conflictos entre disposiciones genuinamente iguales en
su jerarquía y origen. Sin embargo, como se indicó en la sentencia C-339 de
2016, el problema resuelto en esa ocasión es distinto del que se presenta si la
antinomia se da entre dos normas que en apariencia están en el rango legal,
39
pero una de ellas reproduce principios de orden constitucional, pues en tal
caso las previsiones no estarían realmente en el mismo nivel jerárquico. En
este último caso, es claro que prevalece el contenido normativo que refleja
las previsiones superiores. Textualmente dijo la Corte al respecto:

“es oportuno señalar que las normas contenidas en leyes generales


que reproduzcan principios ambientales contenidos en la Carta
Política o en instrumentos relevantes del derecho internacional
para la interpretación y aplicación de las normas superiores,
tampoco estarían sujetas a tal preferencia, pues ello implicaría que,
tratándose de normas que conforman el cuerpo normativo
constitucional e internacional que define el contenido de un
derecho fundamental, su sola invocación en una ley les privaría de
su jerarquía superior. Ello ocurre, por ejemplo, con los principios
de la Declaración de  Río recogidos en la Ley 99 de 1999 y con
aquellos que establecen los principios de gradación normativa,
rigor subsidiario y armonía regional, que contribuyen a
comprender el alcance de la autonomía territorial en materia
ambiental.”

En estos términos, dejo consignadas las razones de la aclaración de voto.

Fecha ut supra,

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA

Magistrada

40

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