Literatura Gauchesca y Actividades
Literatura Gauchesca y Actividades
: Lucero, Marcelo
Contenidos:
La literatura Gauchesca El gaucho Martín Fierro
Literatura Gauchesca
E
s un subgénero propio de la literatura latinoamericana que
intenta recrear el lenguaje del gaucho y contar su manera de
vivir. Se caracteriza principalmente por tener al gaucho
como personaje principal, y trascurrir las acciones en espacios
abiertos y no urbanizados (como La Pampa argentina). Esta
literatura presenta descripciones de la vida campesina y sus
costumbres, así como de los personajes sociales de ese entonces: indios,
mestizos, negros y gringos, entre otros. Además, suele haber una
exaltación de lo folclórico y cultural, y se emplea como protesta y
para realizar una crítica social.
E
sta manifestación surge a través de una corriente genuina que
hacia fines del siglo XVIII encuentra expresión en los primeros
payadores, hombres de campo que reunían a un auditorio
formado por un grupo de paisanos amigos, a los cuales referían, con
un dejo folclórico, el espontáneo discurrir de versos improvisados,
acompañados por sus guitarras.
AUTOR
RELACIÓN
TRANSMISIÓN
PÚBLICO
r Roberto Chavero
Aramburo (Pergami
no, 31 de
enero de 1908 –
Nimes, 23 de
cantautor, guitarrista
y escritor argentino.
Se le considera el más
importante músico
argentino de folklore.
Sus composiciones
reconocidos
a) ¿De qué habla Yupanqui?
intérpretes, y siguen
b) ¿Cuál es el tema de estos versos?
formando parte del
c) ¿Qué palabras te llaman la atención?
d) Arma una lista con esas palabras e incluye algunas de repertorio de
ellas para armar en una payada sobre la condición del innumerables
gaucho. artistas, en Argentina
y en distintas partes
del mundo.
Periodización y representantes
D
entro de la literatura gauchesca pueden reconocerse
distintos periodos. La etapa fundacional es la que es la que
inicia Bartolomé Hidalgo y abarca desde 1812 hasta 1822,
en coincidencia con la Revolución, el sitio de Montevideo, las luchas
de Artigas, la campaña del Alto Perú y el comienzo de las
oposiciones partidistas. Luego, desde 1829 hasta la batalla de Caseros
en 1852, la poesía gauchesca tiene como centro temático la división
ideológica entre unitarios y federales, a partir de la figura de Juan
Manuel de Rosas. Sus exponentes son Hilario Ascasubi y Luis Pérez.
Finalmente, la última etapa va de 1872 a 1879, fecha de publicación
de las dos partes del Martín Fierro, de José Hernández, obra
culmine de la literatura gauchesca.
Los “cielitos”
Muchos de sus
“cielitos”, que
(Se supone recién llegado a la Guardia del Monte el capataz Chano y el diálogo en casa del
paisano Ramón Contreras, que es el gaucho de la Guardia)
CONTRERAS CHANO
Con que, amigo, ¿diáonde diablos Sí, amigo, estaba de balde,
sale? Meta el redomón, y le dije a Salvador:
desensille, votoalante.. . andá traeme el azulejo,
¡Ah pingo que da calor! apretamelé el cinchón
porque voy a platicar
CHANO con el paisano Ramón,
De las islas del Tordillo […]
salí en este mancarrón: ¡
pero si es trabuco, Cristo! CONTRERAS
¿Cómo está señó Ramón? ¡Ah, Chano! ... ¡Pero si es liendro
en cualquiera bagualón!...
CONTRERAS Mientras se calienta el agua
Lindamente a su servicio... y echamos un cimarrón
¿Y se vino del tirón? ¿qué novedades se corren?
CHANO CONTRERAS CHANO
Novedades... qué sé yo; ¿Y no se sabe en qué diasques* Mesmamente, así pasó,
hay tantas que uno no acierta este enriedo consistió? y en papeletas de molde
a qué lao caerá el dos*, ¡La pujanza en los paisanos por todo se publicó;
aunque le esté viendo el lomo que son de mala intención! pero hay sus dificultades
Todo el Pago es sabedor Usté que es hombre escrebido en cuanto a la ejecución.
que yo siempre por la causa por su madre digaló, Roba un gaucho unas espuelas,
anduve al frío y calor. que aunque yo compongo o quitó algún mancarrón,
Cuando la primera Patria*, Cielos o del peso de unos medios
al grito se presentó y soy medio, payador, a algún paisano alivió;
Chano con todos sus hijos. a usté le rindo las armas lo prienden, me lo enchalecan,
¡Ah tiempo aquel, ya pasó! porque sabe más que yo. y en cuanto se descuidó
Si jue en la Patria del medio le limpiaron la caracha,
lo mesmo me sucedió, CHANO y de malo y saltiador
pero, amigo en esta Patria... Desde el principio, Contreras me lo tratan, y a un presidio
Alcancemé un cimarrón*. esto ya se equivocó; lo mandan con calzador;
de todas nuestras Provincias aquí la lay cumplió, es cierto,
CONTRERAS se empezó a hacer distinción. y de esto me alegro yo;
No se corte, déle guasca*, Como si todas no juesen quien tal hizo que tal pague.
siga la conversación, […] alumbradas por un sol; Vamos pues a un Señorón;
entraron a desconfiar tiene una casualidá...
CHANO unas de otras con tesón, ya se ve... se remedió .. .
Pues bajo de ese entender […] Un descuido que a un cualquiera
empriestemé su atención, le sucede, si señor,
y le diré cuanto siente Pues oiga la aplicación, al principio mucha bulla,
este pobre corazón, […] la lay es una no más, embargo, causa, prisión,
En diez años que llevamos y ella da su proteición van y vienen, van y vienen,
de nuestra revolución a todo el que la respeta. secretos, almiración,
por sacudir las cadenas El que la lay agravió ¿qué declara? que es mentira,
de Fernando el balandrón*: que la desagravie al punto: que él es un hombre de honor,
¿qué ventaja hemos sacado? esto es lo que manda Dios, ¿Y la mosca? No se sabe,
Las diré con su perdón. lo que pide la justicia el Estao la perdió,
Robarnos unos a otros. y que clama la razón; el preso sale a la calle
aumentar la desunión, sin preguntar si es porteño y se acaba la función.
querer todos gobernar, el que la ley ofendió, ¿Y esto se llama igualdá?
y de faición* en faición ni si es salteño o puntano, ¡La perra que me parió!..
andar sin saber que andamos: ni si tiene mal color; En fin, dejemos, amigo,
resultando en conclusión […] tan triste conversación,
que hasta el nombre de pues no pierdo la esperanza
paisano CONTRERAS de ver la reformación.
parece de mal sabor, Pues yo siempre oí decir
y en su lugar yo no veo que ante la lay era yo
sino un eterno rencor igual a todos los hombres.
y una tropilla de pobres,
que metida en un. rincón
canta al son de su miseria:
¡no es la miseria mal son!
3. ¿Cuáles son los temas a los que hacen referencia los Azulejo: caballo con
muchas manchas blancas
paisanos en el momento del encuentro y durante las y negras.
Diasques: intrigas.
Le limpiaron la cancha: le
dieron muerte.
El Gaucho Gacetero
A
partir de 1829, la poesía gauchesca se convirtió en un
E
s con la aparición de Santos Vega o Los Mellizos de la Flor,
que la obra de Ascasubi adquiere su máximo esplendor. El
libro parcialmente vio la luz en 1850, cuando aparecieron en
Montevideo algunos cantos de lo que sería la obra completa, cuya
publicación definitiva se hizo en 1872 en París,
con una extensión de sesenta y cuatro capítulos
y un epílogo.
Hilario
Ascasubi
El poema no cuenta la historia del mítico
personaje, como hará luego Rafael Obligado, Nació en Córoba
sino que Santos Vega es el narrador de la en 1807 y murió en
Buenos Aires en
historia de dos hermanos: Luis y Jacinto, el malo
1875. Desde joven
y el bueno respectivamente, que relata al
recorrió el país y el
matrimonio compuesto por Rufo Tolosa y Juana mundo. Fue
Petrona, que serán los receptores del relato soldado, periodista
durante toda la obra. En esta obra Ascasubi, sin y político. Durante
20 años vivió
la atadura de sus pasiones políticas, logra
exiliado en
alturas que no había alcanzado con su poesía Uruguay.
militante e introduce una visión distinta de la
vida de campo. Aparece la estancia, que es el
centro de la existencia económica y social de
parejas de vida simple y de personajes diversos
que va incorporando en su relato.
Glosario
13 El maniador es una tira de cuero crudo y larga hasta de quince varas, que se soba hasta ablandarla, y
sirve para atar los caballos al pasto.
14 La marca es cierto signo o letra con que los hacendados identifican a sus ganados, tras quemarlos
con un hierro.
15 Mentao significa ‘renombrado’, ‘famoso’.
16 El parejero es un caballo de correr carreras.
El gaucho Martín Fierro
acia 1870, en el naciente Estado argentino, el gaucho ya no
H
tenía la imagen de peón de estancia sino que era
considerado vago, matrero o útil sólo para ser soldado en los
fortines. Por ese entonces y luego de haber servido en las
luchas que consolidaron la Nación, no encontraba un lugar
donde sus derechos fueran tenidos en cuenta.
a ninguno lo largaron;
en seguida lo estaquiaron
y la cosa se acabó.”
v.v 385-390
3. ¿En qué otros momentos de la historia argentina las personas vieron privada su libertad
de expresión y fueron sometidas a un régimen autoritario?
4. En la el texto de “El gaucho Martín Fierro” aparecen las siguientes frases:
2.b Explica qué quiere decir cada una de las frases y cómo se puede decir de otra manera.
2.c Dialoga con tus compañeros si crees que algunas de estas frases se siguen utilizando.
Piensa otras frases que estén ligados a la vida del campo que sigan vigente
5. Tomando como ejemplo la escritura utilizada por José Hernández en “El gaucho Martín
Fierro”, escribir sobre algún tema actual que se relacione con injusticias. Puede basarse en
una noticia buscada en los diarios, los noticieros, la radio.
Actividades
L
la identidad no sólo se ve en los ensayos, sino también en su
narrativa. Para ello toma los versos de Hernández como
texto base o “hipotexto” y consagra dos grandes relatos,
sendos relacionados a los personajes de esta obra gauchesca
fundamental: el Martín Fierro. En "El fin", Borges
ficcionaliza la muerte de Fierro. En "Biografía de Tadeo
Isidoro Cruz", el movimiento es inverso: narra la vida de Cruz antes
de su encuentro con Fierro. El relato exige un lector conocedor del
poema de Hernández. De algún modo, lo que formula Borges es un
homenaje y una actualización de los versos del Martín Fierro.
El seis de febrero de 1829, los montoneros que, hostigados ya por Lavalle, marchaban
desde el Sur para incorporarse a las divisiones de López, hicieron alto en una estancia cuyo
nombre ignoraban, a tres o cuatro leguas del Pergamino; hacia el alba, uno de los hombres
tuvo una pesadilla tenaz: en la penumbra del galpón, el confuso grito despertó a la mujer que
dormía con él. Nadie sabe lo que soñó, pues al otro día, a las cuatro, los montoneros fueron
desbaratados por la caballería de Suárez y la persecución duró nueve leguas, hasta los
pajonales ya lóbregos, y el hombre pereció en una zanja, partido el cráneo por un sable de las
guerras del Perú y del Brasil. La mujer se llamaba Isidora Cruz; el hijo que tuvo recibió el
nombre de Tadeo Isidoro.
En su oscura y valerosa historia abundan los hiatos. Hacia 1868 lo sabemos de nuevo en
el Pergamino: casado o amancebado, padre de un hijo, dueño de una fracción de campo. En
1869 fue nombrado sargento de la policía rural. Había corregido el pasado; en aquel tiempo
debió de considerarse feliz, aunque profundamente no lo era. (Lo esperaba, secreta en el
porvenir, una lúcida noche fundamental: la noche en que por fin vio su propia cara, la noche
que por fin oyó su nombre. Bien entendida, esa noche agota su historia; mejor dicho, un
instante de esa noche, un acto de esa noche, porque los actos son nuestro símbolo.) Cualquier
destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento
en que el hombre sabe para siempre quién es. Cuéntase que Alejandro de Macedonia vio
reflejado su futuro de hierro en la fabulosa historia de Aquiles; Carlos XII de Suecia, en la de
Alejandro. A Tadeo Isidoro Cruz, que no sabía leer, ese conocimiento no le fue revelado en un
libro; se vio a sí mismo en un entrevero y un hombre. Los hechos ocurrieron así:
En los últimos días del mes de junio de 1870, recibió la orden de apresar a un malevo,
que debía dos muertes a la justicia. Era éste un desertor de las fuerzas que en la frontera Sur
mandaba el coronel Benito Machado en una borrachera, había asesinado a un moreno en un
lupanar; en otra, a un vecino del partido de Rojas; el informe agregaba que procedía de la
Laguna Colorada. En este lugar, hacía cuarenta años, habíanse congregado los montoneros
para la desventura que dio sus carne a los pájaros y a los perros; de ahí salió Manuel Mesa,
que fue ejecutado en la plaza de la Victoria, mientras los tambores sonaban para que no se
oyera su ira; de ahí, el desconocido que engendró a Cruz y que pereció en una zanja, partido el
cráneo por un sable de las batallas del Perú y del Brasil. Cruz había olvidado el nombre del
lugar; con leve pero inexplicable inquietud lo reconoció... El criminal, acosado por los
soldados, urdió a caballo un largo laberinto de idas y de venidas; éstos, sin embargo lo
acorralaron la noche del doce de julio. Se había guarecido en un pajonal. La tiniebla era casi
indescifrable; Cruz y ¡os suyos, cautelosos y a pie, avanzaron hacia las matas en cuya hondura
trémula acechaba o dormía el hombre secreto. Gritó un chajá; Tadeo Isidoro Cruz tuvo la
impresión de haber vivido ya ese momento. El criminal salió de la guarida para pelearlos. Cruz
lo entrevió, terrible; la crecida melena y la barba gris parecían comerle la cara. Un motivo
notorio me veda referir la pelea. Básteme recordar que el desertor malhirió o mató a varios de
los hombres de Cruz. Este, mientras combatía en la oscuridad (mientras su cuerpo combatía
en la oscuridad), empezó a comprender. Comprendió que un destino no es mejor que otro,
pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro. Comprendió que las jinetas y el
uniforme ya lo estorbaban. Comprendió su íntimo destino de lobo, no de perro gregario;
comprendió que el otro era él. Amanecía en la desaforada llanura; Cruz arrojó por tierra el
quepis, gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear
contra los soldados junto al desertor Martín Fierro.
Cruz
B
orges decide narrar un episodio inconcluso del poema Martín
Fierro: la venganza de la muerte del moreno, asesinado por
Fierro. El gaucho se encuentra con el hermano de su víctima
en una payada en la que resulta vencedor en el poema de
Hernández, pero esta no es una venganza ya que el vengador no ha
triunfado, y es el destino del hermano del moreno vengar ese crimen.
El Fin
Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo raso de junco. De la otra pieza le
llegaba un rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que se enredaba y desataba
infinitamente... Recobró poco a poco la realidad, las cosas cotidianas que ya no cambiaría
nunca por otras. Miró sin lástima su gran cuerpo inútil, el poncho de lana ordinaria que le
envolvía las piernas. Afuera, más allá de los barrotes de la ventana, se dilataban la llanura y la
tarde; había dormido, pero aún quedaba mucha luz en el cielo. Con el brazo izquierdo tanteó,
hasta dar con un cencerro de bronce que había al pie del catre. Una o dos veces lo agitó; del
otro lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes. El ejecutor era un negro que
había aparecido una noche con pretensiones de cantor y que había desafiado a otro forastero
a una larga payada de contrapunto. Vencido, seguía frecuentando la pulpería, como a la espera
de alguien. Se pasaba las horas con la guitarra, pero no había vuelto a cantar; acaso la derrota
lo había amargado. La gente ya se había acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren,
patrón de la pulpería, no olvidaría ese contrapunto; al día siguiente, al acomodar unos tercios
de yerba,-se le había muerto bruscamente el lado derecho y había perdido el habla. A fuerza
de apiadamos de las dichas de los héroes de las novelas concluimos apiadándonos con exceso
de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que aceptó la parálisis como antes
había aceptado el rigor y las soledades de América. Habituado a vivir en presente, como los
animales, ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era señal de lluvia.
Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrió la puerta. Recabarren le
preguntó con los ojos si había algún parroquiano. El chico, taciturno, le dijo por señas que no,
el negro no contaba. El hombre postrado se quedó sólo; su mano izquierda jugó un rato con el
cencerro, como si ejerciera un poder.
La llanura, bajo el último sol, era casi abstracta, como vista en un sueño. Un punto se
agitó en el horizonte y creció hasta ser un jinete, que venía, o parecía venir, a la casa.
Recabarren vio el chambergo, el largo poncho oscuro, el caballo moro, pero no la cara hombre,
que, por fin, sujetó el galope y vi acercándose al trotecito. A unas doscientas varas dobló.
Recabarren no lo vio más, pero lo oyó chistar, apearse, atar el caballo al palenque y entrar con
paso firme en la pulpería.
Sin alzar los ojos del instrumento, donde parecía buscar algo, el negro dijo con dulzura:
-Ya sabía yo, señor, que podía contar con, usted.
-Y yo con vos, moreno. Una porción de días te hice esperar, pero aquí he venido.
-Más de siete años pasé yo sin ver a mis hijos. Los encontré ese día y no quise
mostrarme como un hombre que anda a las puñaladas.
-Ya me hice cargo -dijo el negro-. Espero que los dejó con salud.
El forastero, que se había sentado en el mostrador, se rió de buena gana. Pidió una caña
y la paladeó sin concluirla.
-Les di buenos consejos -declaró-, que nunca están de más y no cuestan nada. Les dije,
entre otras cosas, que el hombre no debe derramar la sangre del hombre.
El negro, como si no lo oyera, observó: - Con el otoño se van acortando los días con la
luz que queda me basta replicó el otro, poniéndose de pie.
-En el primero no te fue mal. Lo que pasó es que andas ganoso de llegar al segundo.
Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par. Un lugar de la llanura era igual a
otro y la luna resplandecía. De -pronto se miraron, se detuvieron y el forastero se quitó las
espuelas. Ya estaban con el poncho en el
antebrazo, cuando el negro dijo:
Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo
dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una
música... Desde su catre, Recabarren vio el fin. Una embestida y el negro reculó, perdió pie,
amagó un hachazo a la cara y se. Tendió en una puñalada profunda, que penetró en el vientre.
Después vino otra que el pulpero no alcanzó a precisar y Fierro no se levantó. Inmóvil, el
negro parecía vigilar su agonía laboriosa. Limpió el facón ensangrentado en el pasto y volvió a
las casas con lentitud, sin mirar para atrás. Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie.
Mejor dicho, era el otro: no tenía destino sobre la tierra y había matado a un hombre.
Borges, Jorge Luis. "El fin", en Ficciones. Madrid, Alianza Editorial, 1980, p. 183-187
Actividades
no te fue tan mal. Lo que pasó es que andabas ganosos de llegar al segundo”. Explícalo
5. ¿Qué características tiene el narrador? ¿En qué momento y por qué el narrador les
6. Qué significa la frase “Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho,
7. ¿Por qué en El Fin se invierte la situación planteada por Hernández y pone a Fierro en
8. Desarrolla en forma de historieta (que no supere las diez viñetas) los hechos
sucedidos en el cuento.
De Martín Fierro a Inodoro Pereyra
I nodoro Pereyra (el renegáu) es
una historieta creada en 1972 por
el dibujante rosarino Roberto
Fontanarrosa, que trata sobre la
vida de un gaucho solitario de la
pampa argentina.
Historia
Luego pasó por las revistas Mengano y Siete Días, con aventuras por
entregas, donde Mendieta (quien, según relató una vez, en realidad
era un "cristiano emperrado por un inoportuno eclipse de luna")
ganará letra y estatura de coprotagonista. Ahí crece la peripecia en
episodios de largo desarrollo y falso suspenso de folletín, con el héroe
siempre en busca de nuevas aventuras.
Actividades
3. Cuáles son los sentimientos predominante de los personajes (Jacinto Chano y Contreras)
en “Diálogo Patriótico Interesante […] del Monte” de Bartolomé Hidalgo
5. En qué año se publicó la segunda parte del Martín Fierro y cómo se tituló dicha
publicación
7. Lee el siguiente par de fragmentos del poema. Explica con tus palabras e indica, según lo
que allí se narra, a qué parte de la obra pertenecen dichos fragmentos.
Fragmento A
(…)
(...)
Juyeron los más matreros
y lograron escapar
Yo no quise disparar,
soy manso y no había porqué,
muy tranquilo me quedé
y ansí me dejé agarrar.
(...)
A mí el juez me tomó entre ojos
en la útlima votación:
me le había hecho el remolón
y no me arrimé ese día
y él dijo que yo servía
a los de la esposición..
8. ¿Por qué el Martín Fierro puede considerarse una obra literaria de denuncia social?
9. ¿Con qué episodios del Martín Fierro se relaciona el cuento “El fin” de Jorge Luis Borges?
TRIMETRAL DE LITERATURA: EJE N° 1
Objetivos:
Realizar una articulación entre “Martín Fierro, la película” y la obra literaria de José
Hernández-, y la época en que fue escrita.
Reflexionar e investigar sobre los contenidos de la película.
Identificar las características de la gauchesca.
Actividades
9. Investigá cuáles son las organizaciones de tu comunidad que realizan acciones solidarias.
10. ¿Qué escenas de injusticia y corrupción recordás de la película? ¿Quiénes son los
protagonistas de esos hechos?
11. ¿Qué prejuicios aparecen en la película en relación con la figura del gaucho?
12. Los personajes del gaucho, el indio y el gringo (extranjero) son discriminados y marginados.
¿Por qué? Pensá por qué en la actualidad se habla tanto del “respeto a la diversidad”.
14. Dibujá viñetas o historietas relacionadas con esas escenas, escribí una breve descripción y
elegí un título. .
20. Al final de la película, Martín Fierro abandona su cuchillo. ¿Qué crees que siente en ese
momento?