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Dictaduras Militares 1964

Las dictaduras militares gobernaron Bolivia entre 1964 y 1982. René Barrientos inició esta era con un golpe en 1964 y gobernó hasta su muerte en un accidente aéreo en 1969. Barrientos reprimió a sindicatos y apoyó la captura y muerte de Che Guevara en 1967. Sus sucesores, incluyendo Hugo Banzer, continuaron gobernando de forma autoritaria con el apoyo de Estados Unidos y reprimieron a la oposición de izquierda. Esta era dictatorial finalizó en 1982 con el retorno a la democracia

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Dictaduras Militares 1964

Las dictaduras militares gobernaron Bolivia entre 1964 y 1982. René Barrientos inició esta era con un golpe en 1964 y gobernó hasta su muerte en un accidente aéreo en 1969. Barrientos reprimió a sindicatos y apoyó la captura y muerte de Che Guevara en 1967. Sus sucesores, incluyendo Hugo Banzer, continuaron gobernando de forma autoritaria con el apoyo de Estados Unidos y reprimieron a la oposición de izquierda. Esta era dictatorial finalizó en 1982 con el retorno a la democracia

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DICTADURAS MILITARES 1964 – 1982 EN BOLIVIA

Con René Barrientos Ortuño se inicia la era de las dictaduras militares en la República de Bolivia en 1964. Militar
reconocido por su liderazgo natural en el seno de las Fuerzas Armadas, perteneció al ala de oficiales que profesaban
simpatía por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y el hecho de haber sido vicepresidente de Víctor Paz
Estenssoro marca con absoluta claridad la sociedad política civil-militar que habría de consolidar más tarde el líder
emenerrista con quien fuera Ministro de Educación del gobierno de Barrientos, el entonces coronel Hugo Banzer Suárez.

Las biografías resumidas con marca Wikipedia, dicen que Barrientos nació en Tarata, Cochabamba, el 30 de mayo de
1919. Hizo sus estudios primarios en su pueblo natal para luego ingresar al convento de su pueblo, pero dejaría muy
pronto los hábitos ya que sus gustos personales no coincidían con los de monje.

En 1938, con 19 años de edad, después de una discusión con el sacerdote superior del convento, Barrientos decidió
abandonarlo con la idea de dedicarse a la carrera militar, viajando para ello a la ciudad de La Paz para ingresar al Colegio
Militar del Ejército, de donde egresó como subteniente en 1943. Después realizó también estudios en la Escuela Militar
de Aviación Boquerón (actualmente denominada Colegio Militar de Aviación). En 1945 estudió como piloto en los
Estados Unidos de América, hecho que ya vislumbraba con toda claridad su relación de afinidad con las administraciones
gubernamentales y militares imperiales.

Durante el gobierno del presidente Mamerto Urriolagoitia Harriague, Barrientos participó en la guerra civil de 1949 a
favor del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), motivo por el cual fue dado de baja de las Fuerzas Armadas de
la Nación. Tres años después, en 1952, fue reincorporado con el grado de capitán. Al crearse la Fuerza Aérea Boliviana
(FAB) como nueva rama del Ejército boliviano en 1957, siendo ya general, Barrientos fue nombrado comandante en jefe
de la Fuerza Aérea de Bolivia.

Fue elegido vicepresidente de Bolivia acompañando al presidente Víctor Paz Estenssoro en su tercer gobierno, cargo del
que se posesionó el 6 de agosto de 1964. En la huelga nacional del 29 al 31 de octubre, el vicepresidente Barrientos se
encargó personalmente de reprimir a los obreros y mineros, y tres días después, el 4 de noviembre de 1964, perpetró el
golpe de Estado que significaría traición a quien lo llevara del brazo a la candidatura vicepresidencial.

Barrientos se autonombró presidente de la Junta Militar (1964-1965), al año siguiente (1965) tuvo que aceptar un
copresidente, el Gral. Alfredo Ovando Candía. En 1966, Barrientos fue elegido presidente constitucional, imprimiéndole
a su gobierno un sello de desarrollismo económico. Favoreció a los campesinos y se enfrentó contra los obreros y
mineros. En 1967 promulgó una nueva Constitución Política del Estado, que estuvo vigente durante 42 años, hasta 2009,
cuando fue cambiada durante el primer gobierno del presidente Evo Morales Ayma a través de una Asamblea
Constituyente.

El 7 de noviembre de 1966, se inició la guerrilla comandada por Ernesto Che Guevara. En marzo de 1967, casi medio año
después de su llegada, el Che y su grupo tuvieron el primer choque con el Ejército boliviano en Ñancahuazú, en el
departamento de Santa Cruz. René Barrientos y el jefe de Estado Mayor, Alfredo Ovando Candia, dedicaron todos sus
recursos a aplastar al comandante Che Guevara. Contrariamente a lo que él esperaba, Guevara no recibió la ayuda del
campesinado boliviano; por el contrario, estos daban un apoyo total a Barrientos.
En abril de 1967 fue capturado Regis Debray, intelectual francés socialista, amigo del Che; en octubre cayeron, fueron
apresados o huyeron dispersos los últimos guerrilleros sobrevivientes; el Che, herido en combate, fue asesinado horas
después en la escuelita de La Higuera, el 9 de octubre de 1967.

Durante su gobierno, Barrientos nombró al criminal de guerra nazi de la segunda guerra mundial Klaus Barbie —el
Carnicero de Lyon— que se cambió el nombre en Bolivia a Klaus Altmann, presidente de la Sociedad Naviera del Estado
(Transmarítima), que en la época contaba con un solo barco y que, según informaciones reservadas, se dedicaba al
comercio internacional ilegal de armas. Barbie también fue nombrado por Barrientos asesor de los Servicios de
Inteligencia de Bolivia. Particularmente elevado fue el número de víctimas durante su dictadura. Según Amnistía
Internacional, solo entre 1966 y 1968 se ejecutaron varios asesinatos por parte de los escuadrones de la muerte.
Incluida también la llamada Masacre de San Juan de 1967, en la que miembros del Ejército de Bolivia atacaron a la
población de los centros mineros de Catavi y Siglo XX.

Cabe destacar que René Barrientos, llamado El General del Pueblo en un panegírico biográfico escrito por Fernando Diez
de Medina, tuvo un amplio apoyo popular campesino; sin embargo, las distintas versiones biográficas de su trayectoria
coinciden en afirmar que poco es lo que hizo durante su período, pues se dedicó más a la política y a trasladarse
semanalmente a todos los distritos del país y especialmente en el departamento de Cochabamba, constituyéndose de
esta manera en uno de los pocos presidentes que viajó a todos los departamentos del país.

Precisamente en uno de esos viajes, que le alejaba de la sede de gobierno, sufrió el accidente que habría de costarle la
vida (según rumores nunca confirmados, un atentado). El 27 de abril de 1969, Barrientos había visitado el pueblo de
Arque y cuando su helicóptero levantaba vuelo para retornar a la ciudad de Cochabamba, éste impactó con unos cables
de postes de alta tensión, cayendo la nave a tierra e incendiándose inmediatamente. Barrientos llegó a fallecer en el
accidente, así como su edecán de servicio y el piloto. Hasta la fecha no se ha despejado el rumor de que no se trató de
un accidente, ya que otra versión afirmaba que la caída del helicóptero había sido provocada intencionadamente.

Inmediatamente después de la muerte de Barrientos, su vicepresidente Luis Adolfo Siles Salinas se hizo cargo de la
presidencia de Bolivia, meses más tarde derrocado por el Gral. Alfredo Ovando Candia. El entierro de René Barrientos
fue apoteósico, quizá muy comparable y similar al entierro ocurrido 104 años antes con el expresidente Manuel Isidoro
Belzu, en 1865.

Principalmente Barrientos, Banzer y García Meza establecieron una línea de continuidad gubernamental autoritaria,
apegada a las directrices establecidas desde el Departamento de Estado y el Pentágono estadounidenses. Convendría
establecer analíticamente las ligazones que estos militares establecieron con partidos políticos con los que
cogobernaron, pero que fueron fieles a una visión de país excluyente con fuerte vocación represiva contra las
expresiones políticas y sindicales progresistas de izquierda, principalmente en sociedad con el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR), la Falange Socialista Boliviana (FSB) y más adelante —con el Banzer democratizado— con el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). “Los políticos bolivianos tocaban las puertas de los cuarteles” era una
frase muy extendida para caracterizar la relación entre militares y partidos políticos, aspecto que fue nítidamente
evidenciado con un desprendimiento del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) que coauspicio la Masacre de
Todos Santos (1979), golpe de Estado asestado por el que fuera ministro de Asuntos Campesinos y Agropecuarios de la
dictadura banzerista, Gral. Alberto Natusch Busch.
A estos que gobernaron Bolivia durante cuatro décadas, entre Revolución Nacional, dictaduras militares y períodos
democráticos formales los cubrieron distintos mantos de impunidad procurados por actores políticos de la época. El
único que se atrevió a intentar impugnar histórica y políticamente esa impunidad fue Marcelo Quiroga Santa Cruz, jefe
del Partido Socialista – 1, con una proposición acusatoria de un juicio de responsabilidades contra la dictadura
banzerista en el parlamento nacional en 1979, osadía que un año más tarde le costaría la vida en las instalaciones de la
Central Obrera Boliviana (COB), cuando un grupúsculo de paramilitares lo abatió con metralletas en mano (17 de julio de
1980), en pleno golpe de Estado encabezado por Luis García Meza, otro oficial de Ejército bendecido por Hugo Banzer
Suárez.

La democracia autoritaria o la continuación de Banzer en la vida política de Bolivia (de 1971-1978 a 1997-2001)

Las peculiaridades de la democracia boliviana permitieron que el Gral. Hugo Banzer Suárez consiguiera ejecutar un
tránsito de su septenio dictatorial hacia la renaciente democracia inaugurada el 10 de octubre de 1982. De esta manera,
se convirtió en el único militar latinoamericano fuertemente ligado al imperio norteamericano, por formación
profesional y afinidad ideológica anticomunista, capaz de infiltrarse en la cancha democrática gracias a la fundación de
su partido político —Acción Democrática Nacionalista— en 1979, lo que le permitiría continuar en el protagonismo de la
vida política del país, respaldando al último gobierno de Paz Estenssoro (1985-1989), hacer sociedad política con quien
fuera uno de sus perseguidos políticos en dictadura, Jaime Paz Zamora (1989-1993) y recibir la devolución de favores del
propio Paz Zamora para finalmente convertirse en presidente democrático (1997-2001). En este contexto hay que leer a
Banzer como al autócrata democratizado, que no pudo jamás sacarse el estigma de dictador con el que siempre se lo
categorizará en términos históricos, fundamento que nos permite ensayar una mirada de su etapa como presidente
electo, como extensión de sus prácticas autoritarias desarrolladas entre 1971 y 1978. Banzer dominó la escena política
boliviana durante tres décadas consecutivas.

En ese marco de comprensión el gobierno democrático del Gral. Hugo Banzer Suárez (1997-2001) terminó confirmando
que la genuina vocación democrática de Hernán Siles Zuazo y la UDP (1982-1985) permitiendo el desamarre absoluto de
todas las fuerzas políticas progresistas y sindicales del país, encontraría en su sucesor, Víctor Paz Estenssoro, un muro de
contención y el paradigma de la instalación de gobiernos sustentados en la gobernabilidad parlamentaria que su
predecesor y excompañero revolucionario no había tenido, y en el uso monopólico de la violencia, respaldado en la
legalidad del principio de autoridad, lo que hizo de los gobiernos de esta era democrática, indiscutiblemente legales,
pero seriamente cuestionados desde la perspectiva de la legitimidad ciudadana.

Fue así que la democracia boliviana, entre 1985 y 2003, exhibió características de autoritarismo que encuentran sentido
y explicación en la amistad política entablada desde 1971 entre Paz Estenssoro y Banzer, interrumpida
momentáneamente por éste último en 1974, que se refrendó con el Pacto por la Democracia (1985-1989), primer gran
acuerdo político de la derecha, todavía sin repartija del aparato administrativo estatal, que permitió la aplicación
contundente del DS 21060 con el que se modificaban los tamaños y las correlaciones entre Mercado, Estado y Sociedad.

Si Paz Estenssoro fue el referente de los 50-60, con una reinserción electoral final en los 80, Banzer dominó el espectro
del poder en una extensión de su gobierno dictatorial entre los 70 y el comienzo del siglo XXI. Bajo sus dos regímenes, de
facto primero y democrático autoritario después, se consolidó la penetración del narcotráfico como variable de la
economía boliviana y de la dependencia del poder imperial, formó parte de la galería de dictadores fascistoides de
Sudamérica —en el marco estratégico militar de terrorismo de Estado denominado Plan Cóndor —, pudo sacarse de
encima al líder del Partido Socialista – 1 (PS-1), Marcelo Quiroga Santa Cruz —que le iniciara un juicio de
responsabilidades en 1979— con el asesinato que truncó su ascendente carrera, cometido por paramilitares que
facilitaron el golpe de Luis García Meza, lo mismo que se deshizo de sus primeros socios políticos (MNR y FSB),
suspendiendo de cuajo la actividad partidaria y sindical, quedando sacudido y liberado también de su camarada-rival, el
Gral. Andrés Selich Chop, primer ministro del Interior de su régimen en 1971, torturado y asesinado en 1973 bajo la
administración de su sucesor en las políticas de represión, Alfredo Arce Carpio, obsecuente y sombrío colaborador del
entonces coronel.

Estricto con su línea de pensamiento, Banzer autorizó la eliminación de campesinos en las localidades cochabambinas de
Tolata y Epizana (1974), sentenciados por comunistas, se abrazó en Charaña con Augusto Pinochet en el intento de un
trueque territorial para una salida boliviana por puertos del océano Pacífico, que le permitiría recuperar su cualidad
marítima, y encabezó la celebración del sesquicentenario de la fundación de la República (1975), tuvo como asesor al
Carnicero de Lyon, el nazi Klaus Barbie (finalmente deportado, años después, en 1983), refugiado y protegido en nuestro
país luego de la segunda guerra mundial, le tocó en suerte usufructuar del precio internacional del estaño que llegó a
cotizar en $us 8 la libra fina, y otro de sus camaradas, el Gral. Joaquín Zenteno Anaya, fue asesinado en Paris —enviado a
una especie de exilio dorado a la embajada boliviana en Francia luego de ser Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas—, por supuestos terroristas de izquierda en vendetta por el asesinato de Ernesto Che Guevara (1967), en el
que habría participado en su calidad de oficial del Ejército.

También fue violentamente abatido el expresidente Gral. Juan José Torres Gonzáles, a quién defenestró, exiliado en
Buenos Aires, con indicios de haber sido víctima del tenebroso Plan Cóndor, y para no extendernos más en el certificado
de antecedentes, incrementó la deuda externa que en 1971 registraba $us 460 millones a $us 3.000 millones para 1978.

Represión política y dictaduras militares: El recuento de los daños

Una investigación de la carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) estableció los nombres y
apellidos de al menos 627 personas que murieron en 18 años de dictaduras militares.

Esta cifra está incluida en un trabajo académico aún no concluido, fue presentada cuando se recordaron 38 años del
asesinato político del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz. La iniciativa responde al proyecto Paseo de la
memoria viva, que impulsa el Gobierno Municipal de La Paz junto con la carrera de Historia de la UMSA.

La investigación se inicia con la dictadura de René Barrientos Ortuño, quien lideró el golpe militar del 4 de noviembre de
1964 perpetrado contra Víctor Paz Estenssoro, quien se había habilitado para ganar elecciones, con acusaciones de
violación de la Constitución Política del Estado por afanes prorroguistas. Desde ese año se restringieron los derechos y
las actividades políticas, se produjeron frecuentes arrestos arbitrarios, torturas y asesinatos, como fue el caso del
reconocido dirigente minero de Siglo XX (Potosí) César Lora.

“Fue una convocatoria entre investigación, interacción social y trabajo voluntario”, dice la docente y coordinadora del
proyecto, María Luisa Soux, quien suscribe también que cuatro universitarios se sumaron a la idea: “Impacta volver a
trabajar este tema, se dice que hubo muertos y desaparecidos, pero cuando les pones nombre y apellido, la situación es
diferente”, dijo Soux a la periodista Ibeth Carvajal del diario La Razón.

Según el documento académico, el episodio de las dictaduras, dejó más de mil muertes, pero se identificó a 627
personas, como el caso de Santiago Anagua Mamani, un minero que fue masacrado por el Ejército en 1965, o Juan
Bernardino Condori, niño de ocho años que murió en 1967 en la Masacre de San Juan.

***

A diferencia de lo acontecido con los muertos y perseguidos políticos, producto de los gobiernos correspondientes a la
Revolución de 1952, investigaciones históricas de estas características permiten llegar al dato estadístico exacto y
concreto, y en lo posible, a los nombres y apellidos de todos quienes fueron perseguidos, desaparecidos y asesinados
por defender y profesar ideas políticas “subversivas” de izquierda —socialistas, comunistas, con varios matices e
intensidades — para el orden imperante inaugurado militar y dictatorialmente por el Gral. René Barrientos Ortuño en
1964, que tendría continuación ideológico-represiva con las dictaduras de Banzer (1971-1978) y García Meza (1980-
1981):

Dictadura del Gral. René Barrientos Ortuño (1964-65; 1966-69): Cinco desaparecidos, dos muertos. Masacre de San Juan
(Mina Siglo XX, 24 de julio de 1967): 12 muertos. Asesinato de Ernesto Che Guevara (Ñancahuazú, Vallegrande, 8 de
octubre de 1967) y otros 44 muertos (con asesoramiento y participación de la CIA, agencia central de inteligencia
estadounidense).

Dictadura del Gral. Alfredo Ovando Candia (1966; 1969): Guerrilla de Teoponte, 18 desaparecidos, 49 muertos. 1970:
Miembros de la guerrilla de Ñancahuazú, Teoponte y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), 11 muertos, dos
suicidios.

Dictadura del Gral. Hugo Banzer Suárez (1971-1978): 65 desaparecidos, 57 muertos.

Dictadura del Gral. Alberto Natusch Busch (noviembre, 1979): 145 desaparecidos, 77 muertos.

Dictadura del Gral. Luis García Meza (1980-1981): Asesinato y desaparición del cadáver de Marcelo Quiroga Santa Cruz,
jefe del Partido Socialista – 1 (PS-1). Ocho asesinatos a dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en
una casa de la calle Harrington de la ciudad de La Paz. Veintiún desaparecidos, 118 muertos.

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