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Historia Del Ministerio de Relaciones Exteriores 1844 Al 2000

Este documento presenta un resumen de tres oraciones de la historia del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana desde 1844 hasta el año 2000. Describe la evolución institucional de la Cancillería, las diferentes leyes y decretos que la fueron configurando a lo largo de la historia, y los cambios en su organigrama administrativo y diplomático en distintos períodos políticos del país. El libro es el resultado de una colaboración entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Academia Dominic
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Historia Del Ministerio de Relaciones Exteriores 1844 Al 2000

Este documento presenta un resumen de tres oraciones de la historia del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana desde 1844 hasta el año 2000. Describe la evolución institucional de la Cancillería, las diferentes leyes y decretos que la fueron configurando a lo largo de la historia, y los cambios en su organigrama administrativo y diplomático en distintos períodos políticos del país. El libro es el resultado de una colaboración entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Academia Dominic
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Eduardo J.

Tejera

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Historia del Ministerio
de Relaciones Exteriores
1844 - 2000
Eduardo J. Tejera

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Miguel Vargas Maldonado


Ministro de Relaciones Exteriores

Eduardo J. Tejera
Autor y Coordinador

Alejandro Paulino Ramos


Autor y Colaborador

Luis R. Cunillera M.
Corrector Principal

Antonio Báez
Asistente de Investigación

Frank Ubiera Peralta


Director de Diseño MIREX

Patricia Reyes Peralta


Diseño de Portada

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

ÍNDICE
Prólogo...........................................................................................................................................5

Presentación...................................................................................................................................7

Síntesis de la Historia de la Sede de la Cancillería......................................................................... xx

Cronología de la Leyes y Normativas del Servicio Diplomático y Consular................................... xx

Capítulo I
La Fundación de la Primera República 1844-1861.........................................................................9

Capítulo II
La Anexión de la República a España 1861-1865.........................................................................51

Capítulo III
La Segunda República 1866-1916: Primera Parte del 1866-1899.................................................67

Capítulo IV
La Segunda República del 1866-1916; Crisis Política y Financiera de 1900-1916......................107

Capítulo V
Caída de la Segunda República; La Ocupación Norteamericana 1916-1924...............................153
Capítulo VI
La Tercera República 1924-1930: Gobierno de Horacio Vásquez................................................187

Capítulo VII
La Era de Trujillo 1930-1961.....................................................................................................213

Capítulo VIII
Joaquín Balaguer y los Consejos de Estado 1961-1963...............................................................251

Capítulo IX
Gobierno de Juan Bosch, 1963...................................................................................................259

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EDUARDO J. TEJER A

Capítulo X
Gobierno del Triunvirato, 1963-1965........................................................................................269

Capítulo XI
La Guerra de Abril, 1965...........................................................................................................277

Capítulo XII
Gobierno de Héctor García Godoy, 1965-1966.........................................................................285

Capítulo XIII
Gobiernos de Joaquín Balaguer, 1966-1978...............................................................................289

Capítulo XIV
Gobierno de Antonio Guzmán Fernández, 1978-1982...............................................................309

Capítulo XV
Gobierno de Salvador Jorge Blanco, 1982-1986.........................................................................317

Capítulo XVI
Gobiernos de Joaquín Balaguer, 1986-1996...............................................................................327

Capítulo XVII
Gobierno Leonel Fernández Reyna, 1996-2000.........................................................................337

Anexos.......................................................................................................................................347

Bibliografía.................................................................................................................................356

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

PRÓLOGO

M
...e complace presentar esta novedosa obra, sobre la historia de
la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores desde la funda-
ción de la República Dominicana en 1844 hasta el año 2000.
Este libro es el resultado de una colaboración entre esta Canci-
llería y la Academia Dominicana de la Historia, que mediante el contrato suscrito
el 15 de septiembre de 2015, comisionó a esa prestigiosa institución académica,
para que se realizara un exhaustivo estudio para escribir esta obra tan valiosa y
oportuna.

Este libro encomendado por la Cancillería a la Academia Dominicana de la


Historia, describe y analiza la historia sobre la evolución institucional del Ministe-
rio de Relaciones Exteriores, las diferentes leyes y decretos que lo fueron forjando,
sus múltiples Cancilleres a través de la historia, los cambios en su organigrama
administrativo y diplomático en distintos períodos, sus presupuestos y tratados
y convenios firmados en cada época. La obra fue encargada por la Academia al
economista e historiador miembro de la institución, Dr. Eduardo J. Tejera, quien
actuó como coordinador y autor principal.

Nos sentimos muy satifechos con la labor de la Academia y su presidenta


Dra. Mu-Kien Sang Ben y el equipo de autores e investigadores, pues han logrado
una obra de lectura fácil y muy informativa, que servirá de consulta, tanto para
diplomáticos dominicanos y extranjeros; para estudiantes y para las nuevas gene-
raciones de diplomáticos, y aquellos que estudian la historia de la política exterior
dominicana.

Los investigadores y expertos de la Cancillería revisaron y aportaron sus co-


mentarios para enriquecer este valioso trabajo. Es una obra pionera sobre la evo-
lución institucional de esta Secretaría, dentro del contexto de cada momento po-
lítico de nuestra evolución como República independiente. Cada etapa histórica
fue configurando el desarrrollo de la Cancillería dominicana, en función de los
desafíos y problemas de cada período político interno y el contexto internacional.
En este sentido, esta obra es un aporte original, a la historia del Ministerio y po-
lítica exterior del país.

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EDUARDO J. TEJER A

La Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, hoy denominada Ministerio


de Relaciones Exteriores (MIREX), es una institución fundamental dentro del
aparato del Estado dominicano. Ha sido y es el vínculo de nuestro país con el
mundo y en especial con la región latinoamericana. Este Ministerio, ha sido y
será, el vehículo directo para fomentar las buenas relaciones internacionales y para
servir de enlace entre las diferentes naciones y para brindar asistencia a la comuni-
dad dominicana en el exterior. El actual Mirex es una institución de fomento de
la cooperación, la integración comercial regional y bilateral y comprometida en
avanzar el respeto de los derechos humanos y la la paz.

En mi calidad de Cancilller, reafirmamos nuestro compromiso con el país y


con el presidente de la República, Lic. Danilo Medina Sánchez, de continuar con
los esfuerzos de modernización institucional del Mirex y el servicio diplomático
y consular.

Miguel Vargas Maldonado


Ministro de Relaciones Exteriores

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

PRESENTACIÓN

E
sta es una obra sobre la historia y desarrollo de la Secretaría de Estado de
Relaciones Exteriores desde la fundación de la República Dominicana en
1844 hasta el año 2000. Es una historia sobre la evolución institucional de
la Cancillería dominicana a través de los diferentes períodos históricos de la
nación. No es un libro de historia de la política exterior dominicana, aunque sí contiene
importantes textos y narraciones de dicha política en cada etapa histórica.
En la reforma de la Constitución en el 2010, se le cambió el nombre a Minis-
terio de Relaciones Exteriores. La historia de la Cancillería y de la política exterior
de la nación ha estado íntimamente relacionada y forma parte de la historia polí-
tica, económica y social dominicana.
La investigación se realizó en la Biblioteca y Archivo de la Cancillería, en el
Archivo General de la Nación, la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Pedro Mir, en
la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y en obras de colecciones privadas
y en multiples libros de historiadores y diplomáticos. Como se apreciará en el ín-
dice, la obra está compuesta por diecisiete capítulos, cada uno de los cuales relata
la historia de las actividades y políticas de cada Canciller y del Poder Ejecutivo en
sus relaciones con los demás países del mundo.
Se ha hecho énfasis en la historia y evolución institucional de la Cancillería,
su normativa legal, organigrama, presupuestos, listado de todos los Cancilleres,
descripción del Cuerpo Diplomático y Consular, enumeración de Tratados y
Convenios internacionales y el desempeño de la política exterior en cada período.
La República Dominicana, desde que se fundó como una nueva nación in-
dependiente, tuvo que coexistir bajo diferentes graves presiones y tensiones, tanto
bilaterales, regionales y con las potencias europeas del Siglo XIX, que marcaron la
política exterior del país y definieron también la política interna y su evolución.
La Cancillería emergió durante el Siglo XX, como un actor dinámico y eficiente
de los múltiples problemas acaecidos durante la difícil construcción de un Estado
moderno, democrático y con vocación de desarrollo económico y social. La Can-
cillería fue protagonista y juez de un pujante y cambiante Siglo XX.
Su desarrollo ha sido notable como entidad encargada por el Poder Ejecutivo
de aplicar la política exterior, organizar el servicio diplomático y consular en cada
país y de participar como una Cancillería moderna en el concierto de las naciones
libres y en los cónclaves internacionales.
Dr. Eduardo J. Tejera
Miembro Correspondiente Nacional
de la Academia Dominicana de la Historia

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO I
LA FUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
La Primera República
1844-1861

L
a República Dominicana fue proclamada como un Estado inde-
pendiente y soberano el 27 de febrero de 1844, cuando un grupo
de patriotas encabezados por el prócer Juan Pablo Duarte y la
agrupación de los Trinitarios, se levantó en armas contra el ejér-
cito de ocupación haitiano. El país estuvo invadido por los haitianos durante
veintidós años. Luego de la declaración de independencia, los patriotas do-
minicanos iniciaron la organización política y administrativa a partir de la
formación del primer gobierno, denominado Junta Central Gubernativa que
contó entre sus responsabilidades, la de dirigir las guerras contra las tropas
haitianas y la de preparar el proyecto de Constitución que fue proclamado el
6 de noviembre de 1844. La República Dominicana logró su independencia
al separarse después de veinte y dos años de dominación haitiana. La Junta
Central Gubernativa eligió como su primer presidente a Don Tomás Boba-
dilla y Briones, mientras el general Pedro Santana, dirigió la guerra armada
contra las múltiples invasiones haitianas en el Sur, en tanto que en el Norte
las lideró el general José María Imbert.
En la primera Constitución de la nación de 1844 se establecieron los tres
poderes del Estado: el Legislativo, el Ejecutivo, y el Judicial, y se crearon cuatro
Secretarías de Estado, las de: Justicia e Instrucción Pública, Interior y Policía, Ha-
cienda y Comercio, y Guerra y Marina. Como se puede apreciar, no se constituyó
la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, por lo que las funciones de la
política exterior eran delegadas a uno de los secretarios existentes como encargado
del Despacho de Asuntos Exteriores. No fue hasta el 1874, con la modificación
constitucional de ese año, cuando por primera vez se creó la Secretaría de Estado
de Relaciones Exteriores.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Evolución Política de la República

El general Pedro Santana, fue el primer presidente de la República Dominica-


na, y gobernó de manera constitucional desde el 13 de noviembre de 1844 hasta
el 4 de agosto de 1848, cuando fue sustituido por el presidente Manuel Jimenes.
Sin embargo, dos años después, el 30 de mayo de 1849, el general Pedro Santana
recobró el control del Gobierno, propiciando que Buenaventura Báez asumiera la
primera magistratura, desde el 24 de septiembre de 1849 hasta el 15 de febrero
de 1853. Desde entonces, ambos líderes se alternaron la presidencia durante los
próxmos quince años. Santana y Báez temían la constante amenaza que repre-
sentaban las hordas del ejército haitiano mucho más numerosas en soldados y
pertrechos de guerra. También fue presidente en está década formativa, el General
Manuel Jimenes por un año en el 1848-49. Haití no descansaba en mantener la
guerra para recuperar la parte Este de la Isla, que constituía la nueva República.
Los primeros gobiernos del país eran conservadores y daban muestras de no tener
confianza en la capacidad del país de mantener su independencia plena, frente
a las constantes agresiones militares de Haití. La República de Haití se negaba a
aceptar la independencia dominicana y trató durante más de diez años de vencerla
en los campos de batalla.
Pedro Santana y Buenaventura Báez, por su temor de que la República su-
cumbiera ante la amenaza haitiana, fueron partidarios de negociar y acordar con
algunas de las potencias extranjeras de mayor poder en esa época, como lo eran
Francia, Inglaterra o España, un convenio de protectorado, o directamente, pro-
moviendo la anexión a esas naciones, lo que significaría la pérdida o grave limita-
ción de la naciente soberanía del país. Durante los primeros años de la República
se mantuvo una contradicción en la política exterior, entre los esfuerzos para ob-
tener el reconocimiento jurídico de la nueva nación soberana, y por el otro lado,
simultáneamente gestionar la búsqueda de un protectorado con alguna potencia
europea, así como tratados de paz, amistad y comercio, como forma de protegerse
contra otra dominación haitiana en la parte Este de la Isla. 1 En esos años también
solicitaron la cooperación de Estados Unidos.
Nuevamente el general Santana volvió a la presidencia y gobernó desde el 15
de febrero de 1853 hasta el 26 de mayo de 1856. En este período, Santana realizó
una activa campaña diplomática en busca del reconocimiento de la independencia
de la nación, de firmar tratados comerciales y, sobre todo, negociar un protec-
torado o anexión del país con España en primer lugar, o si fuera necesario, con

1 Mu-kien Adriana Sang. Política Exterior Dominicana 1844-1861. t. I. Santo Domingo, Secretaría de
Estado de Relaciones Exteriores, 2000, pp. 22-29.

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EDUARDO J. TEJER A

Inglaterra y después los Estados Unidos. Buenaventura Báez igual regresó al poder
y gobernó desde el 8 de octubre de 1856 hasta el 12 de junio de 1858. La Revo-
lución Cibaeña de 1857 declaró la presidencia de Baéz como anticonstitucional,
ya que de acuerdo a la constitución de 1854, Baéz no podía ser presidente hasta
1859. Esta revolución provocó la existencia de dos Gobiernos: uno conservador,
dirigido por el propio Báez, con la ciudad de Santo Domingo como centro polí-
tico y otro liberal gobernado por José Desiderio Valverde, que tuvo a Santiago de
los Caballeros como capital de la República y centro de sus operaciones.
El gobierno de Valverde se fue extendiendo por todo el país, hasta llegar a cer-
car el gobierno de Báez a los muros de la ciudad de Santo Domingo. Dicho asedio
se prolongó por cerca de dos meses sin lograr que Báez renunciara. Entretanto,
Pedro Santana, que se encontraba deportado por Báez en Saint Thomas, al ver la
situación del país decidió retornar por Santiago a finales de agosto, ofreciéndole
de inmediato al Gobierno Provisional de Valverde sus servicios como Comandan-
te en Jefe de las fuerzas que luchaban contra el gobierno de Báez, convertido ahora
en su enemigo acérrimo.
El diplomático e historiador Sumner Welles, escribió; “Los miembros del
Gobierno “Provisorio” aun comprendiendo el peligro que entrañaba el armar el
brazo de Santana, acaso desanimados por el poco éxito del sitio de la Capital, y
reconociendo la popularidad de que gozaba Santana entre los elementos militares,
consintieron, el 18 de septiembre, de que Santana recibiera del general Franco
Bidó el mando supremo de las fuerzas sitiadoras”. 2 El estado de sitio se prolongó
hasta que el 18 de junio, con la mediación del cónsul norteamericano en el país,
se firmó la rendición en términos demasiado favorables para Báez y su séquito,
partiendo de inmediato para Curazao, mientras Santana entraba victorioso a San-
to Domingo. El 28 de agosto el general Valverde presentó su renuncia, dejando el
camino libre a Santana para que pudiera armar unas elecciones donde fue electo
él mismo el 31 de enero de 1859, por tercera y última vez. 3
Este último período de Gobierno de Pedro Santana fue marcado por las pre-
siones de los cónsules de Gran Bretaña, Francia y en menor medida, España, en
la exigencia de que el presidente reconociera el valor del papel moneda emitido
por el Gobierno de Báez y que ellos tenían en su poder. Además, el Gobierno se
mostró muy temeroso ante una posible invasión haitiana, y las actividades cons-
pirativas de los seguidores del ex presidente Buenaventura Báez, enemigos de San-
tana. También fue notoria la búsqueda del protectorado o la anexión, ofreciendo

2 Sumner Welles. La Viña de Naboth. t. I. Santo Domingo, Ediciones Taller, 1981, p. 179.
3 Roberto Cassá. Historia Social y Económica de la República Dominicana. t. II. Santo Domingo, Editora
Alfa & Omega, 2004, pp. 39-48.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Santana como compensación económica la entrega de la bahía de Samaná y de


otros territorios. El 18 de marzo de 1861, el presidente Santana logró concretar
la anexión a España.
En resumen, los primeros diecisiete años de independencia hasta el 1861,
fueron de inestabilidad, crisis económicas recurrentes, guerras intestinas y per-
manentes guerras contra el enemigo haitiano. El acoso militar de Haití, condicio-
nó la política doméstica y la política exterior de la joven República durante este
período. Como resultado de la contínua amenaza de invasión externa por parte
de Haití, los gobernantes dominicanos dedicaron grandes esfuerzos políticos y di-
plomáticos para firmar un convenio de protección, o un protectorado o la misma
anexión a una de las potencias europeas y después con los Estados Unidos, que
emergía como una nación expansionista con anhelos imperiales. Estos convenios
eran a su vez promovidos por los gobernantes de la época frente al temor de la
amenaza haitiana.

La Política Exterior Dominicana

Como bien ha explicado la historiadora, Dra. Mu-kien Adriana Sang, en su


reconocida obra La Política Exterior Dominicana 1844-1861, los ejes funda-
mentales de la política exterior durante la Primera República, fueron; 1) Gestionar
el reconocimiento del país ante las naciones. 2) Gestionar el establecimiento de
relaciones diplomáticas y comerciales con las naciones más importantes para el
arranque del país. 3) Negociaciones secretas con Francia, Inglaterra y España para
conseguir el reconocimiento, la protección militar o un protectorado del país,
como una forma de protección ante el vecino intervencionista. 4) Establecimiento
de relaciones diplomáticas con la emergente potencia de Estados Unidos.4 Fueron
a veces objetivos contradictorios y guiados por intereses políticos internos de cada
presidente o caudillo político-militar.
Inmediatamente después de proclamada la República Dominicana en febrero
de 1844, el ejército haitiano procedió a invadir recurrentemente el territorio do-
minicano, empeñado en mantener su dominación, lo que fue imposible debido a
la resistencia nacional. La continua incursión en el país de los ejércitos haitianos,
provocó las batallas del 19 de marzo de 1844 en Azua y la del 30 de marzo en San-
tiago de los Caballeros. Las invasiones contra el territorio dominicano continua-
ron en 1845, produciéndose nuevos combates con las tropas dominicanas el 17 de
septiembre, en la Estrelleta y el 27 de octubre en la localidad de Beler. Más tarde,
el 21 de abril de 1849 se verificó la batalla de Las Carreras. El 22 de diciembre de
1855, las tropas dominicanas se enfrentaron victoriosas en las batallas de Santomé

4 Mu-kien Adriana Sang. Op. cit., p. 25.


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EDUARDO J. TEJER A

y Cambronal y el 24 de enero de 1856, en Sabana Larga.5 Todo esto condicionó


la política exterior dominicana a la búsqueda de protección y paz y tuvo que de-
jar como secunda prioridad la formación de la institucionalidad del Estado y la
organización de la economía, de la política monetaria y de las finanzas públicas.
Según el autor norteamericano, estudioso de esta época, Charles Christian
Hauch, durante los primeros años de su independencia, la República Domini-
cana estuvo bajo gran presión entre aquellos que confiaban en la soberanía plena
y aquellos presidentes que se debatían entre la idea de la “la anexión o protecto-
rado”, con alguna de las potencias europeas. Tanto los gobernantes dominicanos
deseaban aliarse a una gran potencia, como las naciones predominantes se dis-
putaban con discreción y celo el control del país, a cambio de protección frente
a las amenazas haitianas. Después de 1860, gradualmente el centro de gravedad
geopolítico se fue trasladando hacia las ambiciones e intereses de la emergente
nueva potencia, los Estados Unidos de América, que comenzó a desafiar la política
exterior de las naciones europeas. Fue un desplazamiento del interés de control
de la zona del Caribe, así como por la ubicación estratégica de la isla de Santo
Domingo, lo que incidió en las negociaciones de los gobiernos dominicanos con
los gobiernos norteamericanos.6 Hauch escribió en su obra:

“Inglaterra no había cedido aún a los Estados Unidos el control


naval del Caribe y aun así se considera una potencia caribeña de prime-
ra línea. Aunque al principio, los agentes norteamericanos destacados
aquí creyeron que Gran Bretaña quería la Bahía de Samaná, su gobier-
no aseguró al norteamericano que su único deseo era evitar que Francia
se estableciera aquí, podía haber añadido que también le sucedía lo
mismo con Estados Unidos”. 7

La política predominante de los Gobiernos dominicanos era compatible con


los planes de las potencias europeas en América. Desde antes de la proclamación
de la República y tan temprano como en 1841, ya el Cónsul General francés
Pierre E. Levasseur mostró su atención hacia la bahía de Samaná con el fin de
utilizarla como base carbonera naval en el Caribe, por lo que algunos políticos
negociaron discretamente un posible protectorado, que sería efectuado al pro-
ducirse la separación de Haití. El acuerdo buscado incluía el derecho de Francia

5 Frank Moya Pons. Manual de Historia Dominicana. 14ta. ed. Santo Domingo, Editora Buho, 2008, pp.
281-290.
6 Charles Christian Hauch. La República Dominicana y sus Relaciones Exteriores 1844-1882. Santo Do-
mingo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1996, pp. 54-58.
7 Ibid., p, 91. Vease tambien a Mu kien Adrian Sang. Op. cit., p. 33.
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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

sobre la bahía de Samaná por un período de 10 años. Los siguientes Cónsules


franceses ejercieron gran influencia en la nueva nación. En particular M. Eustache
de Juchereau de Saint Denys, el cual de 1844 al 1846 dedicó grandes esfuerzos a
obtener ventajas comerciales con el país, y patrocinó con ahínco la firma de un
convenio de protección o protectorado con Francia. Igual su sucesor el Cónsul
Víctor Place, fue un abanderado de que su país llegara a un entendimiento con la
República Dominicana. Por diferentes razones, Francia rechazó firmar un conve-
nio de protectorado con el país.
Desde el nacimiento de la República Dominicana en 1844, la Península de
Samaná fue un eje constante de la política exterior dominicana y de las ambicio-
nes e intereses de las cuatro potencias de mayor influencia en esa época. Todos
buscaban un tratado de protección o protectorado o de negociar el arrendamiento
o venta de la bahía. Los primeros tres presidentes dominicanos, Santana, Báez
y Jimenes, trataron de negociar la Península de Samaná con Francia, Inglaterra,
España o Estados Unidos, a cambio de préstamos, armas y apoyo militar para que
el presidente de turno pudiera mantenerse en el poder y defenderse, tanto de los
opositores internos, como de las constantes invasiones haitianas. Por su lado, las
potencias europeas y Estados Unidos y también aventureros privados deseaban
comprar o anexar a la Península de Samaná, para instalar una base carbonera en el
Caribe. Las luchas imperiales se reflejaban por tener posesiones y bases en el arco
de las islas antillanas.
El autor Dexter Perkins, en su obra; La Cuestión de Santo Domingo, 1849-
1865, expresó estos criterios, sobre lo que el Cónsul francés Pierre E. Levasseur
había opinado;

“recomendó a su gobierno incautarse de la Bahía de Samaná en


recompensa del incumplimiento, por parte de Haití, de los términos
de sus obligaciones; y desde los comienzos él metió la mano en las
conspiraciones de los dominicanos y los alentó a creer que podían ase-
gurarse la protección de Francia. Al mismo tiempo le urgió a su propio
gobierno la aceptación de semejante protectorado.” 8

Por su lado, los Estados Unidos también entraron en el rejuego diplomático


respecto a alquilar o anexar a Samaná. La Secretaría de Estado norteamericana
hacía esfuerzos para conocer de primera mano los informes de los agentes euro-

8 Dexter Perkins. La Cuestión de Santo Domingo, 1849-1865. Santo Domingo, Sociedad Dominicana de
Bibliófilos, 1991, p. 4.

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EDUARDO J. TEJER A

peos en la República y sus intenciones desde 1844. Sabían que los gobiernos de
los generales Santana y Buenaventura Báez estaban ofertando a Inglaterra, Francia
o España, la cesión de la Bahía de Samaná, por lo que daba instrucciones a sus
agentes para informar a Washington y evaluar la estrategia a seguir.
Como resultado, el Gobierno de los Estados Unidos envió al agente David D.
Porter, quien viajó de manera secreta a Santo Domingo en mayo de 1846 con el
especial encargo de conocer la situación política dominicana, sus recursos natura-
les, explorar los territorios en especial la Bahía de Samaná, y hacer contactos con
las autoridades para lograr gestionar una salida favorable o por lo menos evitar que
las potencias europeas tuvieran éxito.
De aquella visita a la República Dominicana, a la que llegó el 6 de mayo de
1846, David D. Porter entregó un informe a las autoridades norteamericanas,
que luego fue publicado como Diario de una Misión Secreta a Santo Domingo,
1846, en el que relató su reunión con el presidente Pedro Santana, diciendo sobre
él lo siguiente:
“Cuando se le informó de la naturaleza de nuestra visita, manifestó mucha
sorpresa, pues consideraba que el gobierno de los Estados Unidos había sido debi-
damente informado...y dijo que el gobierno dominicano estaba aguardando con
ansiedad el reconocimiento de su independencia…El deseo de formar una unión
más estrecha con nosotros era evidente”. 9
El historiador Charles Callan Tansill en su citada obra, también hace refe-
rencia a lo que esperaban los norteamericanos como ventajas, con las siguientes
observaciones:

“La adquisición de las ventajas que los Estados Unidos esperaban


obtener con la posesión y el control de una extensión de terreno en la
bahía de Samaná con los objetivos limitados mencionados en el artícu-
lo XXVII…No se propone que el territorio a arrendar sea grande. Una
milla cuadrada probablemente contendría todas las conveniencias que
los Estados Unidos desean obtener. Se considera muy importante que,
junto con la posesión del predio, usted obtenga todos los derechos de
autoridad y control sobre el mismo”. 10

9 David D. Porter. Diario de una Misión Secreta a Santo Domingo en 1846. Santo Domingo, Sociedad
Dominicana de Bibliofilos, 1978 y en Charles Callan Tansill. Los Estados Unidos y Santo Domingo y
Santo Domingo 1798-1873. Santo Domingo, Sociedad Dominicana de Bibliofilos, 1977, p. 3.
10 Ibid., p. 212

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

A partir de febrero de 1853, luego que Pedro Santana recobrara la presiden-


cia, volvió al coqueteo con los Estados Unidos, nación en la que tenía amigos
entre los norteamericanos que vivían en el país, provocando la reacción airada de
los cónsules de Inglaterra y Francia, los cuales, al darse cuenta que Santana estaba
negociando el alquiler de la bahía de Samaná para una estación carbonera con
los Estados Unidos. Como presión, hicieron penetrar en aguas territoriales de la
República Dominicana un buque de guerra, con el que amenazaron la ciudad de
Santo Domingo, debido a que Santana estaba negociando el alquiler de la estación
carbonera. Los cónsules de esas dos potencias amenazaron con retirar su influen-
cia en frenar a Haití, a menos que se retirara la oferta del alquiler de Samaná, y
además enfatizaron que habían recibido notas del Gobierno de Haití con amena-
zas de una nueva invasión.
Como parte esencial de la política exterior del la nueva república, los Go-
biernos dispusieron que enviados y plenipotenciarios del Despacho de Relaciones
Exteriores viajaran en misión especial a las grandes Capitales con el fin de motivar
acuerdos y tratados de paz, amistad y el reconocimiento formal de la República
Dominicana. Esas misiones, que descansaron en las habilidades de los funciona-
rios del Despacho de Relaciones Extranjeras y de prominentes figuras políticas,
produjeron negociaciones y acuerdos diplomáticos que gradualmente colocaron el
país en la órbita internacional. Llama la atención la agresiva actividad del Gobier-
no y del Despacho de Relaciones Exteriores de 1844 al 1861, pues el país envió
múltiples delegaciones y enviados plenipotenciarios a Europa y los Estados Uni-
dos. Se destacan las siguientes misiones de alto nivel político que fueron enviadas
a Francia, España, Inglaterra y Estados Unidos.
A finales de 1844 el presidente Pedro Santana envió a su representante per-
sonal, José María Caminero, para que visitara la capital norteamericana con el fin
de obtener la firma de un tratado de amistad y reconocimiento con los Estados
Unidos, que contemplaba las propuestas de anexión y enajenación de la bahía
de Samaná. Su primera reunión fue con el Secretario de Estado John C. Cal-
houn, influyente líder sureño, a quien le dirigió una extensa carta con las ideas y
propuestas dominicanas. Le propuso además de incrementar la inmigración de:
“agricultores extranjeros, que aumentando la población blanca no solo se establez-
ca más seguridad, sino que atrayendo y alimentando el comercio resulte también
la pública prosperidad y el aumento y demasía en las entradas de recursos de la
República”. 11 Son ideas muy racistas de la época, dirigidas a Calhoun, quien era

11 Carta de José María Caminero al Secretario John C. Calhoun, en Alfonso Lockward. Documentos
para la Historia de las Relaciones Domínico-Americanas. t. Santo Domingo, Editora Corripio, 1987, pp.
13-15.

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EDUARDO J. TEJER A

el político más representante de las ideas conservadoras y racistas del Sur de Esta-
dos Unidos. Recuérdese que la cuestión racial y la esclavitud eran temas de agrios
debates en esa nación.
No obstante, como la misión era prematura en 1844, no pudo tener el éxito
deseado. Pero dejó sentado el contacto y las propuestas del presidente Santana.
De esa misión, el Gobierno norteamericano envió en 1845 al Agente Especial,
John Hogan, para investigar y evaluar al país y su posibilidad de mantener la paz y
asegurar su propia independencia. Hogan estuvo un año y rindió un excelente in-
forme al Secretario de Estado norteamericano. Después de Hogan, al año llegó al
país en mayo de 1846, David Porter, enviado por el presidente James K. Polk. Los
emisarios recomendaron el reconocimiento formal de la independencia, pero su
Gobierno no la aceptó, y prefirió esperar las negociaciones con España y Francia.
Por otro lado, en 1846 fueron enviados nuevos delegados oficiales a Europa
para gestionar el reconocimiento de la independencia de la nueva República o un
convenio de protección o protectorado. La misión fue a Francia y España, con un
largo documento de instrucciones especiales, que es muy revelador de las contra-
dicciones diplomáticas y el entresijo de intrigas entre las potencias. El documento,
se titula, “Instrucciones dadas por el Gobierno de la República a los emisarios
acerca de los Gobiernos de España, Francia e Inglaterra para negociar con ellos el
reconocimiento de la independencia, de fecha 26 de mayo de 1946”. 12 Las partes
esenciales señalan, lo siguiente:

Objeto de la Misión

1. Solicitar el reconocimiento de la Independencia de la República


Dominicana por el Gobierno Español, con renuncia formal de los
derechos que le asistían, o podían asistirle el 1º de diciembre de
1821.
2. Que el Gobierno Francés haga el mismo reconocimiento.
3. Solicitar otro tanto de la Inglaterra.
4. Deseando el Gobierno Dominicano poner en término a la guerra
que sostiene hace dos años con la República Haytiana, es de necesidad
obtener la mediación de una nación poderosa a fin de que intervenga con
los Haytianos, haga cesar las hostilidades, fije los límites territoriales, y se
constituya en garante de la paz consintiendo en la intervención defensiva
en caso de que los haitianos quebranten la paz.

12 Emilio Rodriguez Demorizi (ed). Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo. 2ª. ed., t. II.
Santo Domingo, Editora Amigo del Hogar, pp. 421-436.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

5. Teniendo la Francia interés directo en la República Haytiana, parece llama-


da a ser la que intervenga y esto se puede lograr de uno de estos modos: o tratando
directamente con ella, o empeñando a la España en el tratado y como quiera que
esta intervención ocasionará gastos, cuya indemnización debe hacerse por la Re-
pública Dominicana, todo el empeño de los Emisarios estará en que sea una sola
Nación Interventora, i por tanto una sola será la indemnización que se consienta
sin que pueda jamás tener lugar el mixto Imperio.

Misión de Inglaterra: El objeto de esta misión, es obtener simple-


mente el reconocimiento de la Independencia de la República Domi-
nicana ofreciendo nuestra amistad a aquel Gabinete a cuyo efecto se
solicitarán cartas de introducción tanto en Francia como en España, de
los Embajadores de esa Nación. Firmado por Santana, Valencia, Puello,
Jimenes y Miura.” 13

Con los mismos objetivos diplomáticos, el Gobierno envió a Francia en mar-


zo de 1848 a Buenaventura Báez, junto con los delegados J. Esteban Aybar y
Pedro A. Bobea. Nuevamente, los comisionados dominicanos contactaron con
los representantes de los Ministros de las Coronas de Francia y España, entre
1846 y 1848. Igualmente, recibieron instrucciones particulares para negociar los
asuntos políticos, comerciales y de aceptación de deudas entre las dos naciones.
Báez buscó afanosamente el reconocimiento, la protección, un protectorado o
la mediación francesa, frente a Haití. Báez era reconocido como líder del bando
de los afrancesados. En aquella época era bastante normal invocar la protección
de un país más fuerte para defender a pequeñas naciones, aunque esto claro los
sometía aun un vasallaje político innegable. Ya como presidente del país, Báez en
1849 y 1850 envió dos cartas al presidente de Francia, Luis Napoleón Bonaparte,
solicitando formalmente a esa nación la protección o la firma de un convenio de
anexión o protectorado, debido a la grave amenaza de invasión del presidente hai-
tiano Faustin Soulouque, que tenía un ejército preparado de más de 40,000 tropas
regulares y voluntarias. A continuación las dos cartas.

13 Ibid., pp. 421-424. Véase también Archivo General de la Nación (AGN), Santo Domingo, Fondo
Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores, leg. 1, expediente (exp.) 6.

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Primera Carta del Presidente Báez al Presidente de Francia, del


20 de enero de 1849 14

“Recibimos entonces la promesa formal, de ayuda de armas, tropas y


una serie de garantías….también durante el pasado mes de abril (1849)
el gobierno y la asamblea nacional, de la cual yo era presidente, permitie-
ron al Señor Place dos nuevas propuestas de protectorado que fueron
llevadas a París por el Canciller del Consulado y desde ese tiempo no he
tenido conocimiento de ninguna respuesta. Sin embargo, perseveramos
en la idea, cuya realización persigo, en nombre de mis conciudadanos
desde 1842.
Pero usted comprenderá que la incertidumbre nos agobia, que un
silencio más largo comprometería hasta nuestra propia existencia y que
renovándole aquí, de una manera formal, la solicitud de protectorado
francés, con la esperanza que usted tendrá a bien responder rápida y
favorablemente.
Reciba, Señor Presidente, la seguridad de mis sentimientos más de-
votos y de la más alta consideración”.

Buenaventura Báez
Presidente de la República

Segunda Carta del Presidente Báez al Presidente de Francia, del


28 de enero de 1850 15
“El Señor Cónsul de Francia en Santo Domingo, acaba de transmi-
tirme la respuesta del Gobierno Francés a la solicitud de anexión o del
protectorado que había sido hecha por mi gobierno.
Esta respuesta que nosotros esperábamos desde hacía mucho tiem-
po, no podemos todavía considerarla como decisiva en presencia de los
eventos que sucedieron, desde hace un año, en nuestro desdichado país…
Si la política de Francia se opone, en las circunstancias actuales, a
toda idea de crecimiento colonial, lo que no puedo creer, sobre todo
con relación a un país tan favorecido como el nuestro…Siempre tomar

14 Emilio Rodriguez Demorizi. Op. cit., pp. 284-286.


15 Ibid., pp. 292-293.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

en consideración que a falta del protectorado, nosotros solicitamos la


paz y es solo a través de Francia que podemos obtenerla….También,
Señor Presidente, una palabra de su gobierno, el país entero le perte-
necerá…Tengo en mis manos propuestas que me han sido hechas por el
Encargado de Negocio Americano, el señor Benjamin Green”.

Buenaventura Báez
Presidente de la República

Tanto los presidentes Santana y Báez mantenían conversaciones secretas a la vez


con Francia, Inglaterra, España y también con los Estados Unidos. Buscaban causar
el recelo entre las potencias para obtener sus objetivos. En cuanto a la emergente
potencia de los Estados Unidos, amparada en la política de la Doctrina Monroe de
1823 y sus intereses regionales, comenzó a mostrar desconfianza de las intenciones
de las potencias europeas en América y empezó a participar en el escenario político
Hemisférico. Como resultado, nombró su agente comercial en la República Do-
minicana en febrero de 1847. Más tarde, en 1849, el presidente Manuel Jimenes
intentó la firma de un protectorado con Gran Bretaña o con los Estados Unidos,
desesperado por dinero, armas, y apoyo para mantener el poder.16 Los gobernantes
dominicanos Santana, Báez o Jimenes buscaron con agresividad negociar un tratado
de protección o protectorado con alguna de las grandes naciones. Cada presidente
envió emisarios al exterior y además negociaban con los Cónsules y Agentes acre-
ditados en el país. En el libro Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo
Domingo, que contiene las correspondencia entre Santana, Báez y Jimenes y los
Cónsules extranjeros o los informes diplomáticos de los Cónsules a sus respectivas
Cancillerías en Europa, se puede apreciar la intensa actividad negociadora y los ob-
jetivos de los gobernantes dominicanos desde el mismo nacimiento de la república
en 1844 y por la siguiente década de inestabilidad y amenazas haitianas. 17
Por ejemplo, el astuto Cónsul inglés en el país, Sir Robert Hernan Schom-
burgk, quien arribó al país en enero de 1849, desplegó grandes esfuerzos durante
sus ocho años de misión, con la finalidad de lograr la firma de un convenio de
protección y comercio con la República. Fue amigo de los presidentes Santana y
Báez y presionó por los intereses ingleses, pero también ayudó a frenar las ambi-
ciones haitianas en la parte Este de la Isla.18 Se mantuvo en constante rivalidad con

16 Charles Callan Tansill. Op. cit., pp. 225-245.


17 Emilio Rodriguez Demorizi. Op. cit., t. II.
18 Bernardo Vega y Emilio Cordero Michel. Asuntos Dominicanos en Archivos Ingleses. Santo Domingo,
Fundacion Cultural Dominicana, 1993.

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los Cónsules de Francia y España. Desde principios de la República comenzaron


las gestiones y propuestas de los representantes de los Estados Unidos, como el
Agente Comercial Jonathan Elliot y el Enviado Especial William L. Cazneau,
quien cabildeó agresivamente por la anexión de la República, arrendamiento de
Samaná o por un tratado de paz y comercio preferencial. Cazneau fue una figura
controversial y ligado a intereses oscuros dentro del Gobierno norteamericano y
con compañías especuladoras norteamericanas. Su labor fue salpicada de intrigas
y arreglos de negocios con los gobernantes y ministros dominicanos y su misión
no tuvo éxito. Después de Cazneau, fue designado el tercer Agente Especial nor-
teamericano en el país, Benjamin E. Green, por el Secretario de Estado John M.
Clayton, hombre de confianza del presidente Zachary Taylor.
Al llegar en 1849 al país el Agente Especial Benjamin E. Green estaba gober-
nando nuevamente el presidente Buenaventura Báez, partidario de una alianza o
protectorado con los franceses. En estos años las rivalidades entre España, Fran-
cia, Inglaterra y ahora los Estados Unidos eran intensas. Ninguno de los países
tomaban una decisión ante las peticiones dominicanas y dilataban toda respuesta,
pero tampoco ninguno quería que otra de las potencias firmara algún convenio
especial con la República. Para Santana, Báez y Jimenes era una situación incómo-
da de casi mendigar el apoyo de cada nación extranjera, sin resultados concretos.
El Agente Green captó todas estas rivalidades por el control de la República y su
posicionamiento en el Caribe, y en relación a Cuba y Puerto Rico. Las potencias
tenían un enfoque regional Antillano, de seguridad y geopolítica. Green alertó a
su Gobierno a acelerar la toma de decisiones, cuando en un informe escribió:

“Ya usted ha sido formado acerca de la posición y ventajas de Sa-


maná. Necesito por tanto solamente decir que, además de muchas otras
ventajas; el carbón de allí, se dice que es superior en calidad, según los
descubrimientos recientes hechos allí, revelaciones que han aumentado
el apetito de ingleses y franceses por obtener la posesión de una esta-
ción naval”. 19

Como Francia no tomaba una decisión a la solicitud de protectorado for-


mulada varias veces, el Presidente Báez cambió radicalmente su posición y so-
licitó la ayuda de los Estados Unidos y expresó su deseo de firmar un convenio
de paz, comercio y seguridad con esta nación. En consecuencia, el Secretario
de Relaciones Exteriores del país, Manuel Del Monte, escribió al Agente Green
una petición formal para que la tramitara al Gobierno estadounidense. Expre-

19 Alfonso Lockward. Op. cit., pp. 85-87.

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só en su carta del 24 de enero de 1850: “Tengo el encargo de mi gobierno de


comunicarle que, deseosos de poner fin a la guerra cruel, que hemos sostenido
contra los haitianos, desde el momento de nuestra gloriosa separación, veríamos
con placer conseguir la intervención de la poderosa nación angloamericana que
usted representa”. 20 Pero igual que años anteriores, Estados Unidos no tomó
ninguna decisión al respecto y siguió con la política de esperar y darle tiempo a
las circunstancias.
A partir de 1850, España de nuevo mostró un gran interés en los asuntos do-
minicanos y del Caribe. Su política cambió radicalmente después del llamado In-
forme Torrente, que tuvo gran impacto en la opinión y posición de los Ministros
de la Corona. La Corona española envió al experimentado diplomático Mariano
Torrente en diciembre de 1852 al Caribe, con la misión secreta de entrevistarse
con el Capitán General de La Habana y continuar su viaje a Santo Domingo y
reunirse con Santana y Báez con suma discreción y con otros líderes políticos del
país. Era una visita de investigación de la situación política y diplomática en la
República y conocer de primera mano las actitudes y opiniones de las demás po-
tencias europeas y de Estados Unidos. España deseaba estudiar cómo recuperar su
influencia en el Caribe, y fortalecer las plazas de Cuba y Puerto Rico como primer
paso, para aproximarse a Santana en busca de un acuerdo comercial y de seguri-
dad, que podría incluir la anexión e incorporación de la República Dominicana
a España.
Al reunirse a finales de 1852 con el presidente Santana, éste le comunicó el
deseo de protectorado o anexión con la Madre Patria, como forma de garantizar
que el país no fuera invadido por las tropas haitianas. Torrente debería evaluar
la reacción que pudiera tener tal negociación, frente a las demás potencias, y en
particular, los Estados Unidos. El Agente norteamericano Elliot de inmediato co-
noció de la presencia de Torrente y sus conversaciones, y lo informó a su Secretario
de Estado. La conversaciones con Torrente alentaron al presidente Santana en sus
planes anexionistas y renovaron una nueva ofensiva diplomática hacia Madrid.
Torrente entregó un detallado informe con datos y evidencias al Gobierno es-
pañol, titulado “Política Ultramarina”, que sería decisivo para la nueva posición
expansionista de la Corona y sus Ministros. 21
De las diferentes gestiones desplegadas por los emisarios diplomáticos domi-
nicanos y las actividades de los Cónsules extranjeros en Santo Domingo, que fue
amplia y decisiva, resultaron al final en el reconocimiento del Reino de España a
la independencia dominicana, el 22 de octubre de 1848 y la firma del Tratado de

20 Ibid., p.120.
21 Mu kien Adriana Sang. Op. cit., pp. 42-43.

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EDUARDO J. TEJER A

Amistad y Comercio. La República también fue reconocida por Gran Bretaña el 6


de marzo de 1850, mediante el Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación,
y el 6 de mayo de 1852, se suscribió un nuevo Tratado Comercial con Francia.
También con la República de Haití, el presidente Báez intentó un acercamiento
con el emperador haitiano Faustin Soulouque con el fin de conseguir un acuerdo
de paz entre las dos naciones, así como el reconocimiento de la independencia
dominicana, para lo cual envió a Puerto Príncipe al general Abad Alfau, pero esas
gestiones resultaron imposibles.
Como resultado de la visita de Torrente, a finales de 1853 el presidente
Pedro Santana envió al patricio Ramón Matías Mella, primero a La Habana y
Puerto Rico y de ahí continuara su misión a Madrid, con el fin expreso de po-
nerse en contacto con la Corona española. En Puerto Rico, donde se reunió con
el capitán general español general Fernando Norzagaray y le presentó sus planes
y objetivos y obtuvo de él las cartas de introducción ante la Corona. El general
Mella llegó a España el 12 de febrero de 1854, aquejado de una grave enfer-
medad. Sus contactos con las autoridades españolas los hizo en su condición
de “Encargado Confidencial del Gobierno de la República Dominicana” para
gestionar el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones y
convenios de paz y comercio y evaluar las posibilidades de firmar un protecto-
rado o anexión completa del país. Esta fue una encomienda muy importante
encargada al prócer Trinitario, quien tenía la jerarquía y experiencia política
para tal encomienda. 22
Dotado de plenos poderes, la Misión de Mella tenía el fin de “tratar y firmar
arreglos y convenios de alta importancia y suma necesidad para el bienestar y con-
servación de los intereses” de los dos pueblos, y con el interés de que la potencia
europea acordara con el gobierno dominicano, el protectorado o el reconocimien-
to de la independencia proclamada en 1844, debido a las continuas amenazas de
invasión de parte de la República de Haití. 23
En las negociaciones, Ramón Matías Mella le expresó a las autoridades espa-
ñolas, la intención de gestionar con el mismo fin ante los gobiernos de Francia e
Inglaterra, en caso de que no se llegara a un acuerdo satisfactorio con España. El
Gobierno español, luego de recibir las propuestas dominicanas, prefirió no dar
respuestas formales al enviado dominicano, debido a que, evitaba disgustar a las

22 Carlos Federico Pérez. Historia Diplomática de Santo Domingo. t. II. Tomo II. Santo Domingo, Fun-
dación Universitaria Dominicana, 1998.
23 Manuel A. Peña Batlle. “Documentos para la Historia Diplomática de la República Dominicana. La
Misión Mella a España en 1854”. Bahoruco, año 1, no. 33, Santo Domingo, 28 de marzo de 1931.
Véase también el informe “La Mision Mella”. Op. cit., año 1, nos. 33-37, 28 de marzo al 25 de abril de
1931.

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potencias europeas y los Estados Unidos y por el temor que afectara la situación
en Cuba. Sin alcanzar los frutos de su gestión diplomática, Ramón Mella salió de
España el 26 de mayo, haciendo nueva vez escala en Puerto Rico, donde llegó el
17 de junio y regresó a Santo Domingo el día 3 de agosto. El general Mella infor-
mó de su mission al presidente Santana en estos términos tan realistas:

“Hasta ahora, en efecto, el resultado de semejante mediación no


ha sido estéril, pues dado que no ha producido la paz que deseaba, ha
prolongado la tregua algunos años. Los cuales también han servido
para convencer a la República Dominicana de una verdad importan-
te, y es que sin la mediación oficial de España, combinada con la de
Francia e Inglaterra, el estado actual de cosas nunca pasará de ser un
estado inseguro, sin ninguna de las ventajas de la paz y con todos los
inconvenientes de la guerra”. 24

Como resultado de las gestiones, al año siguiente el 18 de febrero de 1855


se efectuó la firma del Tratado de Paz, Amistad, Comercio, Navegación y Extra-
dición entre España y la República Dominicana. El reconocimiento de España
y unas mejores relaciones comerciales y políticas abrieron las puertas a futuras
negociaciones. Desde entonces, España puso especial atención a las negociaciones
que cinco años después facilitaron la anexión de 1861.
Ese Tratado con España produjo un incidente diplomático con el Cónsul
español José Antonio Segovia, debido a su intromisión en los asuntos políticos de
la República Dominicana a favor de los planes electorales de Buenaventura Báez
para desplazar al presidente Santana de la primera magistratura. Segovia abrió
un libro de Actas para la matriculación o registro de nativos dominicanos como
ciudadanos españoles; una fórmula que también perseguía impedir que se ma-
terializara un acuerdo entre el Gobierno norteamericano y el dominicano. Esto
creó un incidente pues restaba una determinada cantidad de votos, al ampliar la
ciudadanía española de forma automática con el simple registro, ya que entonces
podrían afectar las elecciones.
Para el 1856, Buenaventura Báez fue juramentando de nuevo como presiden-
te de la República, mientras el general Pedro Santana salía del país en condiciones
de exiliado, pero muy pronto la posición de Báez pareció insostenible debido a la

24 “Nota del Enviado Extraordinario y Plenipotenciario Ramón Matías Mella, al Excelentísimo Ministro
de Estado en el 1854 de la Monarquía Española”. En Gustavo Adolfo Mejía Ricart. Historia de Santo
Domingo. vol. IX, Santo Domingo, Archivo General de la Nación, 2015, p. 632.

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reacción de sectores económicos contrarios a su desordenado manejo de la econo-


mía, especialmente en lo relacionado con las constantes emisiones de papel mone-
da y a la desastrosa política de precios y manejo del tabaco. La quiebra financiera
del país, creaba más conflictos internos y más presiones externas. La situación
devino en la revolución cibaeña del 7 de julio de 1857 y la proclamación de un
Gobierno paralelo, que tenía su centro en la ciudad de Santiago.
El Gobierno liberal instaurado por la revolución cibaeña, tuvo como pre-
sidente a José Desiderio Valverde, quien no contrajo compromisos lesivos a la
soberanía dominicana. No obstante, existió la sospecha entre los cónsules ex-
tranjeros de que tanto Francia como Gran Bretaña eran partidarios de la Revo-
lución de Julio, pero estos gestionaban el regreso de Santana a la presidencia,
en el entendido de que el Gobierno de Valverde podía estar negociando con los
Estados Unidos. La revuelta liberal cibaeña produjo la salida de la presidencia
de Buenaventura Báez y la juramentación de Pedro Santana, en 1858, para un
nuevo período de Gobierno.
El presidente Santana heredó unas finanzas públicas en ruinas y deficitarias,
por lo que los cónsules extranjeros presionaron y amenazaron con tomar repre-
salias contra el Gobierno, en caso de que el presidente se negara a aceptar las
reclamaciones económicas que le hacían, relacionadas con las deudas atrasadas
y con el reconocimiento del valor del papel moneda emitido por el Gobierno
de Buenaventura Báez. La protesta de los cónsules, en diciembre de 1859, se
manifestó a través de la presencia de barcos de guerra que amenazaron con dis-
parar contra la ciudad de Santo Domingo. El impasse finalizó con la firma de
un protocolo mediante el cual, el Gobierno se responsabilizó en reconocer tanto
el valor del papel moneda en manos extranjeras como las deudas contraídas por
los Gobiernos anteriores. Francia y Gran Bretaña, y en menor medida España,
se impusieron y el Gobierno reconoció y validó las exigencias económicas de las
referidas potencias.
El general Pedro Santana recobró la presidencia y mantuvo la creencia de que
Haití continuaba siendo un grave peligro para la República. A la vez se mostró
resentido con Francia y Gran Bretaña, quienes temían una posible acción de los
Estados Unidos en relación al territorio dominicano. Esta situación llevó al pre-
sidente a propiciar un mayor acercamiento a los intereses de España, para la con-
secución de un protectorado. Para presionar más a la Corona española, Santana
envió en mayo de 1859 una misión oficial a Madrid, encabezada por el general
Felipe Alfau, en calidad de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
con poderes para negociar con el gobierno español. El general Alfau se reunió va-
rias veces con el presidente del Consejo de Ministros Leopoldo O´Donnell y con
el Ministro de Ultramar Saturnino Calderón Collantes y les planteó las propuestas

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dominicanas, que enviaba el presidente Santana. 25 Alfau también se reunió en


audiencia especial con la Reina Isabel II en abril de 1859, quien resultó partidaria
de la anexión. En ese momento el presidente del Consejo de Ministros O´Donnell
de la Corona mostró poca importancia en volver anexar al país, por temores a sus
repercusiones en Estados Unidos y sobre las islas Cuba y Puerto Rico. Alfau, sin
embargo, se mantuvo un año en Madrid insistiendo en la propuesta de Santana,
e informaba que lentamente varios Ministros e influyentes políticos mostraban
simpatía hacia la anexión.
Para abril de 1860 Santana era partidario de la anexión, y deseó personalmen-
te escribir y persuadir a la reina Isabel II, de España. En una diplomacia de más
alto nivel, el presidente Santana escribió el 27 de abril de 1860, el siguiente oficio
a la Reina.

25 Charles Christian Hauch. Op. cit., p. 117.

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Carta del Presidente Santana a la Reina Isabel II 26

Palacio de Gobierno, Santo Domingo, 27 de abril de 1860.

Mi grande y Buena Amiga:

Después de la Divina Providencia me favoreció con vuestra poderosa asisten-


cia a traer paz a este pueblo, postrado por la guerra civil; cuando esa misma pro-
tección hizo posible obtener de nuevo la amistad de otras naciones que se habían
alejado a causa del mal gobierno que se instaló aquí por sorpresa; cuando al fin
logramos una tregua de cinco años con el enemigo que había perturbado nuestra
tranquilidad, me he considerado en la obligación de asegurar lo que todavía fal-
taba en el porvenir. Diecisiete años de continua inquietud nos ha enseñado que
nuestra situación política nos condenaría a sufrir una larga serie de tribulaciones
como las que experimentan nuestros hermanos del Continente Sud-Americano,
eso, si no fuésemos engullidos por la codicia de algún poderoso Estado.
Una solución semejante destruye la confianza que de otro modo infundiría
un gobierno fuerte y justo; destruye toda esperanza de utilizar bien las riquezas
bajo nuestro suelo que prometerían tano bienestar bajo circunstancias más favora-
bles, y obliga a aquél que es responsable hoy de la felicidad del pueblo a buscar un
porvenir mejor bajo condiciones que serían estables y duraderas.
Nuestro origen, nuestra lengua, nuestra religión, nuestras costumbres, en fin
nuestras simpatías, nos inclinan a buscar, nos impulsan a encontrar esa estabilidad
en una más perfecta unión con la que fue nuestra madre, y seguramente jamás se
presentará una oportunidad más favorable para estrechar aún más la unión que
existe, que la que ofrecen las condiciones actuales.
Los sentimientos de amor hacia la nación española han cobrado nueva vida,
gracias a la conducta noble y generosa con que la Nación española nos acoge y la
lealtad con que la república ha sabido despertar esos sentimientos. Además, la in-
fluencia con que el cielo me ha bendecido sobre un puebloque durante diecisiete
años ha guiado a la victoria, influencia que ha aumentado en la paz, que he podido
darle, haciendo cesar las luchas internas de las que soy libre de responsabilidad,
ni directa ni indirectamente. ¿No sería pues, Señora, este el momento oportuno

26 Sumner Welles. Op. cit., t. II, p. 117. Véase también José de la Gángara. Anexion y guerra en Santo
Domingo. t. I. Madrid, Imprenta El Correo Militar, 1884, pp. 395-396.

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para estrechar más íntimamente los vínculos que unen ambos pueblos? ¿Si, pasada
por alto esta oportunidad, sobreviniera otro levantamiento político de los cuales
se encuentran expuestas las repúblicas jóvenes, cuál sería entonces el resultado de
tal combinación de circunstancias cuando quizás mis sobrados sesenta años, me
hayan privado de la habilidad de ofrecer mis servicios a la República?
Si España tiene, pues, como estoy persuadido de que tiene, interés en evitar
semejante contingencia, yo y la gran mayoría de esta nación estamos dispuestos a
tomar cualquier medida que sea adecuada para asegurarse el bienestar del pueblo
dominicano y los intereses de España en sus posesiones americanas…
Reitero la expresión de estos sentimientos de aprecio y quedo de Vos, mi
Grande y Buena Amiga, vuestro Grande y Buen Amigo.

Pedro Santana
Presidente de la República Dominicana.

La inteligente y sutil carta de Santana apelaba a los sentimientos de la histo-


ria común entre las dos naciones y de paso señaló con diversos argumentos sus
justificaciones para pedir la incorporación de la República a la Corona de Espa-
ña, en calidad de provincia del reino, con determinados derechos y protección
como Cuba y Puerto Rico. Desde la óptica del presidente Pedro Santana y sus
seguidores, la anexión era la mejor salida, ante una posible invasión de unas más
numerosas tropas haitianas. La Corona, aparentemente, no contestó la carta, pero
en junio del 1860, el Gobierno le brindó seguridades de apoyo y protección al
Plenipotenciario general Felipe Alfau que todavía se encontraba en Madrid. El
poderoso presidente del Consejo de Ministros, Leopoldo O´Donnell cambió de
opinión y se convirtió a la tesis anexionista. Para el 31 de julio, arribó un buque
de guerra español con cien soldados, armas, municiones y desembarcó en Santo
Domingo un numeroso grupo de ingenieros y oficiales.
Evidentemente, comenzaba el proceso de incorporación política y jurídica
del país al seno de la Monarquía española. La diplomacia de Santana después de
largos años había tenido sus resultados, de acuerdo al credo político del conserva-
durismo dominicano. No obstante, quedarían varios meses de pasos vacilantes del
Gobierno español, aunque el presidente del Consejo de Ministros O´Donnell ya
era partidario de la anexión. Tal parece que España deseaba conocer la opinión y
posible reacción de Estados Unidos y de las demás potencias europeas, que habían
rivalidado por años por decidir una política caribeña.

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EDUARDO J. TEJER A

El presidente Santana deseaba realizar una consulta popular para que el pue-
blo votara por la anexión o su rechazo, pues parece evidente que quería cuidarse y
darle el giro de una mayoritaria votación de la sociedad a favor de tan importante
paso político y jurídico. La llamada consulta fue una farsa y Santana manipuló
con sus oficiales y aliados todo el proceso de votación. Después del referéndum,
en la Plaza Mayor frente a la catedral de la Capital la anexión fue formalmente
acordada y anunciada por el presidente Santana el 18 de marzo de 1861. Esto
significaba el fin de la Primera República y la incorporación legal de la República
al Reino de España, como provincia de ultramar, con un Capitán General militar,
en funciones de ejecutivo, dependiente de la Capitanía General de Cuba.
De hecho, el general Pedro Santana pasó de ser presidente a ser capitán ge-
neral de la Provincia de Santo Domingo durante un año y después de su renun-
cia, fue designado como el Marqués de las Carreras por los servicios prestados a
la Corona. Este cambio de soberanía fue un hecho insólito y sin precedente en
Hispanoamérica. La gran justificación de Santana y el sector conservador fue la
seria amenaza de invasión de Haití y el temor a ser conquistados por la República
negra. Buenaventura Báez, aunque enemigo de Santana, desde el exilio en Saint
Thomas apoyó igual la anexión, y fue designado Mariscal de Campo del Ejérci-
to español. 27 Muchos apoyaron esta anexión, pero de inmediato también hubo
muchos rechazos y varios caudillos militares se levantaron en armas en distintas
regiones.
La reacción de las potencias imperiales de la época fue tímida y en algunos
casos neutrales. No hubo ninguna reacción peligrosa contra la ampliación del
poder y soberanía de España en el Caribe. Francia no manifestó ningún disgusto
o protesta diplomática, pues prefería que tal incorporación fuese a España, que a
los Estados Unidos. Además, Francia tenía sus propios problemas en México con
la imposición del Emperador Maximiliano, con lo que tenía sus manos atadas.
Igual, Inglaterra que años anteriores se había opuesto a cualquier arreglo con otra
potencia, ahora tampoco protestó y mantuvo una neutralidad frente a los eventos.
Estados Unidos se vio ante una encrucijada, pues la acción de España clara-
mente violaba su propia Doctrina Monroe de 1823, de América para los ame-
ricanos y la no intromisión de potencias europeas en el Nuevo Continente. Por
supuesto, Europa no aceptaba esa doctrina unilateral. El Secretario de Estado
norteamericano William Seward si protestó inicialmente el 2 de abril de 1861 al
Ministro español en Washington y al Ministro de Exteriores, Saturnino Calderón
Collantes, pero no pasó de esa acción diplomática formal. Estados Unidos ya en-
trada la Guerra Civil tenía otros problemas y urgencias internas, y tuvo que dejar

27 Frank Moya Pons. Op. cit., pp. 337-339.

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pasar esta incursión española en el Caribe, con sus repercusiones sobre Cuba y
Puerto Rico. 28 En efecto, poca o ninguna reacción internacional de envergadura
hubo frente a la anexión. Lo cierto es que las potencias europeas recelaban más y
estaban más en desacuerdo con una anexión a Estados Unidos, el emergente ad-
versario, que con la incorporación de la República al Reino de España.

Sección de las Relaciones Extranjeras

Como se ha señalado, en la primera Constitución de 1844 no se creó una


Secretaría de Relaciones Exteriores. El encargado del Despacho de Relaciones Ex-
teriores, era designado por el presidente de la República, según se juzgaba conve-
niente. El primer Encargado del Despacho de Relaciones Exteriores fue el hábil y
experimentado político Don Tomás Bobadilla, pero con la condición de secretario
de Estado de Justicia e Instrucción Pública.
El 8 de junio de 1845, mediante la Ley Núm. 38, se establecieron las funcio-
nes de las Secretarías de Estado y sus responsabilidades efectivas, confirmándose
los cuatro ministerios establecidos en la Constitución de 1844. Se dispuso el nom-
bramiento de un secretario de Estado nombrado por el presidente y responsable
de las Relaciones Exteriores, adscrito al Ministerio de Guerra y Marina, bajo la
dirección de Tomas Bobadilla hasta 1846.29 La ley estableció que este Departa-
mento era el responsable de los asuntos diplomáticos, proponer lo relativo a los
nombramientos de ministros plenipotenciarios y enviados como representantes
oficiales ante otros Gobiernos, así como los cónsules generales y particulares para
las plazas de comercio establecidas en otras naciones. También tenía el compro-
miso de gestionar todas las diligencias de correspondencia y comunicación, esta-
blecer los despachos, diplomas, instrucciones y decretos relativos a los negocios y
comunicar las resoluciones a las consultas o representantes que en cualquiera de
esas materias se hicieran al Poder Ejecutivo. 30
Además, la ley establecía la necesidad de elaborar el presupuesto de gastos
necesarios para los departamentos, y comunicar al secretario de Estado en el Des-
pacho de Hacienda, para que este forme el Presupuesto General de su cargo, así
como presentar a este las cuentas de los gastos ordinarios y extraordinarios del año
anterior en ese departamento. La ley de 1845 establecía que al encargado del Des-

28 Carlos Federico Peréz. Op. cit., pp. 122-130.


29 Vease la ley no. 38, del 8 de junio de 1845, con la que se determinan las funciones de las Secretarias
de Estado. Gaceta Oficial, Santo Domingo, 1845.
30 Miguel Antonio Rodríguez Cabrer. Evolución Jurídica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteri-
ores 1844-2001. Santo Domingo, Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, 2002, pp.17-18

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pacho de las Relaciones Extranjeras, tocaban todas las relaciones exteriores con los
ministros y agentes diplomáticos o particulares de otras naciones, teniendo que
despachar con el Poder Ejecutivo para todas las determinaciones y decisiones de
carácter diplomático y político.
En cuanto al personal a utilizar para el buen funcionamiento del Departamen-
to, la Secretaría de Estado de Relaciones Extranjeras, que era como se nombraba,
encargada de las relaciones diplomáticas, tenía a su servicio un oficial mayor de la
Secretaría con sueldo de 1,200 pesos, un jefe de sección con 900 pesos, oficiales de
número, cada uno con 600 pesos de sueldo y un portero que devengaría 96 pesos.
Todos estos salarios eran anuales. Es curioso como en una ley se fijaban los salarios
anuales y también se destaca el personal tan pequeño de ese Despacho al año de
fundarse la República. Todavía una gran parte de las relaciones internacionales y
los nombrados en misiones extraordinarias y plenipotenciarias, eran designados y
se reportaban al presidente. La institucionalidad y los recursos humanos y econó-
micos eran muy precarios.
En relación a los cónsules generales y particulares para las plazas de comercio
establecidas en otras naciones, fue promulgada la Ley Orgánica del Servicio Con-
sular, del 29 de mayo de 1857, con el fin de cumplir con lo dispuesto por el Poder
Ejecutivo, de que correspondía a este “nombrar los cónsules generales, cónsules
particulares y vice-cónsules de la República en país extranjero”, en común acuerdo
con el Despacho de las Relaciones Exteriores.

Encargados del Despacho de la Secretaría de Relaciones


Exteriores del 1844-1861 31
  
1. Tomás Bobadilla y Briones, desde el 15 de abril de 1844, hasta el 12 de
febrero de 1846 y del 29 de mayo al 10 de agosto de 1866.
Abogado, político, escritor y patriota. Nació en Neyba, el 30 de marzo de
1785 y murió en Puerto Príncipe, Haití el 21 de diciembre de 1871. Participó
como miembro de la Trinitaria. Fue además el primer presidente de la Junta Cen-
tral Gubernativa, el primer gobierno de la República. Además, fue encargado del
despacho de Relaciones Exteriores, desde el 15 de abril de 1844, hasta el 12 de
febrero de 1846. Desempeñó interinamente la cartera de Interior y Policía, en

31 Max Henriquez Urena. “Contribucion a nuestra historia diplomática”. Boletín del Archivo General
de la Nación, año LXXII, vol. XXXV, no. 126 Santo Domingo, AGN, enero-abril de 2010, pp. 117-185.
También en Memoria de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, Santo Domingo, s.e,
1933.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

1845; presidente de la Suprema Corte de Justicia en 1851; miembro y presidente


del Senado, de 1854 a 1856 y de 1859 a 1860; Magistrado de la Real Audiencia
de Santo Domingo durante el período de la anexión española.

2. Ricardo R. Miura y Logroño, desde febrero de 1846, hasta el 31 de Julio


de 1848.
Militar y político. Nació en Santo Domingo el 7 de febrero de 1811 y murió
en la misma ciudad el 3 de diciembre de 1852. Fue encargado del despacho de
Relaciones Exteriores desde principios de febrero de 1846 hasta el 31 de julio de
1848. Además, desempeñó las carteras de Hacienda y Comercio de 1844 a 1847
y la de Justicia e Instrucción Pública, conjuntamente con la cartera de Interior y
Policía de 1847 a 1848. Además, miembro del Consejo Conservador (cámara alta
del congreso nacional) de 1849 a 1852. Ejerció la presidencia de dicho cuerpo
colegislador en 1851 y 1852.

3. José María Caminero y Ferrer, desde el 31 de Julio hasta el 30 de mayo de


1848 y en octubre de 1850 y en septiembre de 1851.
Médico y político. Nació en Santiago de Cuba, en 1782 y murió en Santo
Domingo en 1852. Fue encargado del despacho de Relaciones Exteriores, del 31
de julio hasta el 30 de mayo de 1849 y (interinamente) en octubre de 1850 y en
septiembre de 1851. Además, desempeñó las carteras de Hacienda y Comercio de
1848 a 1849 y la de Justicia e Instrucción Pública en 1849; ministro de Instruc-
ción Pública de 1850 hasta 1852.

4. Manuel Joaquín del Monte y Torralba, desde el 26 de Septiembre de 1849,


hasta el 25 de Febrero de 1850 y de finales de 1855 hasta el 9 de Julio de 1856.
Abogado, político y escritor, nacido en Cuba, probablemente en 1803. Tuvo a
su cargo el despacho de Relaciones Exteriores del 26 de septiembre de 1849 al 25
de febrero de 1850 y de finales de 1855 hasta el 9 de Julio de 1856. Además, des-
empeñó las carteras de Justicia e Instrucción Pública hasta el 8 de abril de 1850;
la de Hacienda y Comercio, desde 1850 hasta el 15 de febrero de 1853 y del 27
de junio de 1855 hasta el 9 de julio de 1856; interinamente la cartera de Interior
y Policía durante los últimos cuatro meses del año 1849; Consejero de Estado de
Haití en 1843; presidente de la Suprema Corte de Justicia en 1855; Senador  y
presidente del Senado 1859 a 1861.

5. José María Medrano y Soriano, desde el 5 de Febrero de 1850, hasta el


22 de Diciembre de 1851.

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Nació en Santo Domingo en 1800 y murió en San Francisco de Macorís:


agosto 12, 1857. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores desde el
5 de febrero de 1850 hasta el 22 de diciembre de 1851. Desempeñó conjunta-
mente la cartera de Interior y Policía de 1849 a 1851. Otros cargos: diputado a
la asamblea constituyente que redactó la primera constitución política, en 1844;
presidente del consejo conservador de 1845 a 1848.

6. Juan Esteban Aybar y Bello, desde el 23 de Diciembre de 1851, hasta


finales de Noviembre de 1852 y de octubre 3 de 1866 a diciembre 14 de 1867.
Militar y político. Nació en Santo Domingo el 27 de diciembre de 1801. Mu-
rió en Santo Domingo el 12 de febrero de 1885. Tuvo a su cargo el despacho de
Relaciones Exteriores, desde el 23 de diciembre de 1851 hasta fines de noviembre
de 1852 y de octubre 3 de 1866 a diciembre 14 de 1867. Desempeñó la cartera
de Guerra y Marina de 1849 a 1853; de 1856 a 1858 y de 1866 a 1867; y figuró,
además, como comisionado de Guerra y Marina, (mayo 30 a agosto 10, 1866).

7. Pedro E. Pelletier, desde finales de Noviembre de 1852, hasta el 24 de


noviembre de 1853.
Militar y Prócer, tanto de la Independencia como de la Restauración. Nació
en Francia y murió en Puerto Rico antes de noviembre de 1865. Tuvo a su cargo
el despacho de Relaciones Exteriores, desde fines de noviembre de 1852 hasta el
24 de noviembre de 1853. Además desempeñó las carteras de Interior y Policía de
1852 a 1853 y la de Justicia e Instrucción Pública 1853. Desempeñó interinamen-
te la cartera de Guerra y Marina 1853.

8. Antonio Abad Alfau y Bustamante, desde el 24 de Noviembre de 1853,


hasta el 4 de Mayo de 1854, luego por breves días en Mayo de 1856.
Militar y político. Nació en Santo Domingo en 1817 y murió en España en
1871. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores, del 24 de noviembre
de 1853 al 4 de mayo de 1854 y de nuevo en mayo de 1856, por breves días.
Desempeñó la cartera de Guerra y Marina de 1853 a 1854 y de 1854 a 1856.
También desempeñó interinamente la de Justicia e Instrucción Pública en 1856
y la de Interior y Policía de mayo a julio del mismo año. Fue vicepresidente de la
República de julio 25 a agosto 28, 1856 y de enero 31 de 1859 a marzo 18, 1861;
general del ejército dominicano durante la República; mariscal de campo del ejér-
cito español durante la anexión.

9. Domingo de la Rocha y Angulo, desde el 4 de Mayo, hasta de Octubre


de 1854.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Militar y político. Nació en Santo Domingo en 1797 y murió el 27 de enero


de 1883. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores, del 4 de mayo
a principios de octubre de 1854. Además, desempeñó las carteras de Interior y
Policía y Agricultura de 1854 a 1855; la de Justicia e Instrucción Pública de 1848
a 1849; la de Interior y Policía de 1858 a 1859. Actuó interinamente en Justicia
e Instrucción Pública en julio 1859 y en Hacienda y Comercio en septiembre,
1859. También fue ministro de la Suprema Corte de Justicia en 1847 y presidente
de ese organismo en 1848; senador electo en 1854 y 1855.

10. Juan Nepomuceno Tejera y Tejada, desde el 1 de Octubre de 1854,


hasta el 17 de agosto de 1858 y del 23 de agosto al 29 de septiembre de 1866.
Abogado y político. Nació en Puerto Rico en 1809 y murió, el 3 de enero de
1883 en Santo Domingo. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores,
del primero de octubre de 1854 al 17 de agosto de 1858 y del 10 de agosto al 29
de septiembre de 1866. Desempeñó la cartera de Justicia e Instrucción Pública, en
1854. También la de Interior y Policía, en 1866; diputado; ministro de la suprema
corte de justicia 1847; presidente de la Suprema Corte de Justicia de 1858 y en
1874.

11. Miguel Lavastida y Fernández, el 9 de Julio hasta principios de Octubre


de 1856 y del 17 de agosto de 1858 a diciembre de 1859.     
Militar y político. Nació en Santo Domingo en 1821 y murió en Cuba en
noviembre de 1887. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores, del 9
de julio a principios de octubre, de 1856 y del 17 de agosto de 1858 a diciembre
de 1859. Fue tesorero de la República durante la lucha independentista. Además,
desempeñó la cartera de Interior, Policía y Agricultura en 1856. También de Gue-
rra y Marina de 1858 hasta 1861. Otras carteras: Hacienda y Comercio de 1851
a 1852 y de 1853 a 1855; Interior y Policía en 1853 y de 1855 a principios de
abril de 1856.

12. Félix María del Monte, desde el 9 de octubre de 1856 al 13 de junio de


1858; agosto y septiembre de 1871.
Patriota, abogado, escritor y político. Nació en Santo Domingo el 20 de no-
viembre de 1819 y murió en su ciudad natal el 23 de abril de 1899. Tuvo a su
cargo el despacho de Relaciones Exteriores, del 9 de octubre de 1856 al 13 de
junio de 1858; también en agosto y septiembre de 1871. Fue secretario de Justicia
e Instrucción Pública, del 2 de mayo de 1868 al 2 de enero de 1874. También
atendió los despachos de Guerra y Marina en 1858 y 1872; de Hacienda y Co-

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mercio de 1872 a 1873 y en 1873; miembro de la Cámara de Representantes en


1854; presidente del senado en 1859.

13. Benigno Filomeno Rojas, desde el 8 de Julio de 1857, hasta el 1 de


marzo de 1858.
Abogado y político. Nació en Santiago en 1811 y murió en Santo Domingo
el 30 de octubre de 1865. Fue Comisionado de Relaciones Exteriores desde el 8
de julio de 1857. Fue además, presidente del Congreso en 1853; presidente del
congreso revisor que dictó la Constitución del 25 de febrero de 1854; senador
en 1854, vicepresidente del gobierno constitucional de Valverde en 1858, vice-
presidente de dicho gobierno; presidente provisional de la República en 1865; y
vicepresidente de la República en el gobierno constitucional de Pimentel, del 25
de marzo al 13 de agosto de 1865.

14. Vicente Antonio Reyes, desde el 7 de julio de 1857 hasta el 8 de marzo


de 1858.
Abogado y político. Comisionado de Relaciones Exteriores desde el 7 de julio
de 1857 hasta el 8 de marzo de 1858. Otras actuaciones: secretario del Senado;
presidente del Tribunal de Primera Instancia de Santiago de los Caballeros; y en
1861, durante el período de la anexión española, Alcalde Mayor de Puerto Plata.
Murió en Cuba entre 1886 y 1888.

15. Federico Peralta y Rodríguez, desde el 8 de Julio de 1857, al l 8 de


marzo de 1858.
Político. Nació en Puerto Plata, el 5 de enero de 1818 y murió en La Vega,
el 28 de noviembre de 1895. Comisionado de relaciones Exteriores desde el 8 de
julio de 1857 hasta el 8 de marzo de 1858. Otras actuaciones: diputado por La
Vega en la Cámara de Haití en 1843; miembro de la Cámara de Representantes
en el año de 1854; senador en el mismo congreso de 1854 que dictó la revisión
constitucional del 16 de diciembre de 1854.

16. José María Silverio, hijo, desde el 8 de julio de 1857, hasta el 8 de marzo
de 1858.
Comisionado de Relaciones Exteriores y de Hacienda y Comercio, junto con
Rojas, Reyes y Peralta, en el gobierno provisional de Valverde, desde el 8 de julio de
1857 hasta el 2 de marzo de 1858. Fue gobernador de Santiago de los Caballeros.

17. Pablo Domingo Pujol y Solano, desde el 2 de marzo hasta el 28 de agos-


to de 1858 y en agosto de 1864.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Patriota y político. Nació en Santo Domingo el 22 de diciembre de 1822 y


murió en San Juan de la Maguana, el 13 de septiembre de 1871. Tuvo a su cargo
el despacho de Relaciones Exteriores, desde el 2 de marzo hasta el 28 de agosto
de 1858, y también, durante algunos días, en agosto de 1864. Fue comisionado
de Hacienda de 1863 hasta 1864 y de 1864 hasta 1865; ministro de Hacienda y
Comercio desde 1866 hasta 1867. Fue miembro de la Asamblea Constituyente
que dictó la Constitución del 14 de noviembre de 1865.

18. Domingo Daniel Pichardo, de marzo a mayo de 1858.


Abogado y político. Nació en Ceuta, España, el 27 de febrero de 1809 y
murió en La Vega el 23 de Septiembre de 1884. Tuvo a su cargo interinamente el
despacho de Relaciones Exteriores, conjuntamente con el de Hacienda y Comer-
cio, de marzo a mayo de 1858. Desempeñó entre otros cargos la cartera de Go-
bernación, Justicia e Instrucción Pública en 1858; además la de Guerra y Marina
en 1858. Fue senador en 1854; vicepresidente del congreso revisor que dictó la
Constitución del 25 de febrero de 1854; y alcalde de Santiago de los Caballeros
en 1861.

19. Felipe Dávila Fernández de Castro y Guridi, desde el 19 de diciembre


de 1859 hasta mayo de 1860 y desde el 27 de diciembre de 1876 hasta el 2 de
marzo de 1878.
Político y poeta. Nació en San Juan de Puerto Rico en 1803 y murió en Santo
Domingo alrededor de 1880. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exterio-
res desde el 19 de diciembre de 1859 hasta el mes de mayo de 1860 y desde el 27
de diciembre de 1876 hasta el 2 de marzo de 1878. Fue secretario de Interior, Po-
licía y Agricultura en 1859; también la cartera de Hacienda en 1877; fue ministro
de Hacienda en 1876. Además, senador en 1859; secretario de gobierno en 1861;
Presidente de la Asamblea Nacional en l874.

20. Pedro Ricart y Torres, de mayo a octubre de 1860.


Político y abogado. Nació en La Vega el 28 de mayo de 1826 y murió en
Matanzas, Cuba, en 1897. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores
desde mayo a octubre de 1860. Desempeñó la cartera de Hacienda y Comercio en
1860. Además fue diputado en 1854; comisionado por Santana para someterle el
proyecto de anexión a España en 1861; secretario de gobierno y director general
de Hacienda y Negocios Internacionales, designado por Santana al proclamarse la
anexión a España 1861.

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EDUARDO J. TEJER A

21. Jacinto de Castro, desde finales de octubre de 1860, hasta el 22 de fe-


brero de 1861.
Abogado y político. Nació en Santo Domingo el 15 de agosto de 1811 y mu-
rió en la misma ciudad el 14 de diciembre de 1896. Tuvo a su cargo el despacho
de Relaciones Exteriores, conjuntamente con el de Hacienda y Comercio desde
fines de octubre de 1860 hasta el 22 de febrero de 1861. Desempeñó entre otras
la cartera de Justicia e Instrucción Pública en 1861; También de la de Interior,
Policía, y Agricultura en 1859. Fue fiscal de la Suprema Corte de Justicia en 1858;
secretario de gobierno en la Dirección General de Justicia e Instrucción Pública en
1861; presidente de la República del 5 al 30 de septiembre de 1878.

Presupuestos de la Sección de Relaciones Exteriores

Como se ha señalado, en estos años formativos de la institucionalidad de


la República no existió una Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, sino
un Despacho de Relaciones Exteriores, que estaba adscrito al Departamento de
Hacienda, Comercio y Relaciones Exteriores. A continuación se puede apreciar
la asignación del Despacho de Exteriores para el 1844, la del 1846-47 y la del
1848-49. Estos representan los tres de los primeros años del Gobierno domini-
cano. Para esta época existían dos tipos de moneda, la moneda dura y la nacio-
nal, la cual tenía muy poco valor en el mercado. En esos años los presupuestos se
preparaban en ambas monedas. Los Presupuestos eran publicados en la Gaceta
Oficial.
Se puede apreciar a continuación, para el primer año de existencia de la Re-
pública el Presupuesto de 1844 era muy pequeño, por la suma de $ 10,000.00
para gastos diplomáticos e imprevistos. Se debe recordar que para ese momento
existía solo un pequeño gobierno con muy poco personal e institucionalidad. To-
dos trabajaban desde la Mansión de Gobierno ubicado en la zona colonial. El
Presupuesto del país era mínimo, y se dedicaba casi exclusivamente a financiar
la guerra y pagar los sueldos al ejército y tropas del general Pedro Santana. Los
costos de la guerra absorbían el 90 % de los gastos presupuestales en la primera
década de la nación. Inclusive, muchos de los gastos de las campañas militares,
el envio de misiones especiales al extranjero y compras de armamentos y gastos
administrativos, se sufragaban de préstamos y avances de comerciantes, emisiones
de letras y contribuciones personales de hacendados. Era todavía un Estado muy
precario y rústico, que gradualmente fue tomando conciencia e institucionalidad
a través del tiempo.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

PRESUPUESTO SECCIÓN EXTERIORES 32


AÑO 1844-45

Presupuesto del Departamento de Justicia, Instrucción Pública y Rela-


ciones Exteriores:

Sección Exterior:
Gastos Diplomáticos e Imprevistos $ 10,000.00

Es interesante observar como al año, en 1846-47, el Presupuesto General del


Estado había aumentado a $ 1,771,830.00, y al Despacho de Relaciones Exte-
riores se le asignó la suma de $ 13,320.00, que representa un aumento del 33 %.

PRESUPUESTO DEPARTAMENTO DE EXTERIORES


1846-47

Presupuesto Total $ 1,771,830.00

Departamento de Hacienda, Comercio y Relaciones Exteriores:

Relaciones Exteriores:

Gastos Diplomáticos en moneda dura $ 10,000.00


Ídem, en Moneda Nacional $ 3,320.00

Gestiones de la Sección de Relaciones Exteriores, 1844-1861.33


Durante el período 1844-1861, los funcionarios del Despacho de las Rela-
ciones Exteriores de la República Dominicana, se ocupaban cotidianamente del
seguimiento de las gestiones que sus diplomáticos, enviados extraordinarios, mi-

32 Ley Número 47, que fija los gastos para el año económico a partir del 1 de julio, hasta el 30 de junio
de 1846. Gaceta Oficial, Santo Domingo, 1946.

33 Todas las informaciones relativas a este capítulo fueron tomadas del “Índice General de los Libros
Copiadores de Oficios de la Sección de Relaciones Exteriores”. Boletín del Archivo General de la
Nación, año I, no. 1, 31 de marzo de 1938, hasta el año XII, no. 60 de enero-marzo de 1949.

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EDUARDO J. TEJER A

nistros plenipotenciarios, cónsules y otros en misiones especiales que realizaban


ante naciones amigas y en el ámbito interno mantenían el contacto con los re-
presentantes oficiales de esas naciones y tramitaban con ellos los asuntos concer-
nientes a la concertación de tratados y aplicación de los ya firmados. Asimismo,
trabajaban junto al Gobierno central los temas favorables, los inconvenientes y los
de interés para la política internacional del país, garantizando que los ciudadanos
de otros países y los funcionarios de las legaciones respetaran la constitución, las
leyes dominicanas y las decisiones oficiales, así como los acuerdos bilaterales.
En los primeros años de la separación de Haití, el Departamento de las Rela-
ciones Exteriores se concentró en informar a los Gobiernos con los que se buscaba
establecer vínculos, negociar el reconocimiento diplomático de la República, tra-
tados de paz y comercio o negociar arreglos especiales de protectorado o anexión,
especialmente España, Francia, Estados Unidos de América y Gran Bretaña, so-
bre las razones de la independencia y proclamación de la República Dominicana
como Estado libre, independiente y soberano. Para ese fin, desde 1845 al 1861 el
Departamento o la misma Presidencia envió múltiples misiones, enviados extraor-
dinarios y ministros plenipotenciarios a todas estas potencias internacionales de la
época y también del Caribe. Con la República de Haití se mantuvo una activa y
permanente relación, a veces normales y positivas, pero la mayoría de manera con-
flictiva, debido a que ambas naciones estuvieron la mayor parte del estos años en
guerras y litigios. Las relaciones con Haití eran muy importantes y se mantenían
a nivel de las Despachos de Relaciones Exteriores, las mutuas Presidencias y entre
los líderes de ambos ejércitos.
Al ser el Estado dominicano de reciente proclamación, el Despacho de Rela-
ciones Exteriores remitía a los cónsules y representantes ante el Gobierno domi-
nicano, copias de la constitución de la República y los decretos emitidos por el
Gobierno. Además, los funcionarios de Relaciones Exteriores gestionaban en el
exterior la acuñación de monedas de cobre e indagaban sobre las posibilidades de
conseguir empréstitos con prestamistas internacionales, lo que se hacía principal-
mente en Francia y Gran Bretaña.
Por otro lado, era de interés de los encargados de las relaciones exteriores, ha-
cer del conocimiento de las naciones amigas sobre la situación histórica, política y
administrativa de la República, para lo cual instruían a sus funcionarios a realizar
propaganda a favor de la independencia, como una forma de contrarrestar la labor
del Gobierno haitiano que buscaba desconocer la separación de 1844. Durante
todo el período de la Primera República el tema haitiano fue una constante, por
lo que los diplomáticos dominicanos tuvieron que realizar innumerables gestiones
para lograr la mediación de los Gobiernos con representaciones en Haití, para es-
tablecer acuerdos de canje de prisioneros, lograr alcanzar treguas y negociar perío-

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

dos de paz que pusieran fin a las guerras, y a los conflictos fronterizos relacionados
con el merodeo y presencia de los haitianos en territorio dominicano. 34
En cuanto a las naciones con las que se lograban Tratados de Paz, Amistad,
Comercio y Navegación, la Sección de Relaciones Exteriores ponía atención a
los problemas vinculados con la deserción, la presencia ilegal y el fallecimiento
de ciudadanos extranjeros, así como la de emitir los pasaportes y exequátur co-
rrespondientes a los representantes de los países amigos en territorio dominicano.
Era de importancia promover la entrada de técnicos y especialistas para repara-
ción de buques, y gestionar los servicios de militares extranjeros para dedicarlos al
adiestramiento de los miembros del ejército dominicano. También que los diplo-
máticos incentivaran la inmigración, tanto desde los Estados Unidos, Francia, y
canarios desde Venezuela. 35

Cónsules, Ministros Plenipotenciarios y Enviados Especiales,


1844-1861 36
• José Billini fue designado secretario del doctor José María Caminero, en su mi-
sión en los Estados Unidos de América. Oficio número 3, del 5 de diciembre 1844.

• José María Caminero, recibió “plenos poderes para la compra y adquisición


de armas, municiones y equipos; e intervenir en la acuñación ordenada en Oc-
tubre, de $50,000 en monedas de cobre, de acuerdo con los diseños enviados”.
Oficio núm. 4, del 5 de diciembre 1844.

• Buenaventura Báez, José M. Medrano, y Juan Esteban Aybar designados


emisarios ante los Gobiernos de Francia, España y Gran Bretaña para motivar el
reconocimiento de la independencia y gestionar Tratados de Paz, Amistad y Co-
mercio con dichas naciones. Oficio núm. 29, del 25 de mayo 1846.

• Pedro Antonio Bobea, fue nombrado emisario en sustitución de José M. Me-


drano ante Francia, España y Gran Bretaña. Oficio núm. 42, del 14 de agosto 1847.

34 Mu-kien Adriana Sang. Política Exterior Dominicana. Op. cit., pp. 40-54.
35 Charles Christian Hauch. Op. cit.
36 Todas las informaciones relativas a este capítulo fueron tomadas del “Índice General de los Libros
Copiadores de Oficios de la Sección de Relaciones Exteriores”. Boletín del Archivo General de la
Nación, año I, no. 1, 31 de marzo de 1938, hasta el año XII, no. 60 de enero-marzo de 1949.

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• Francisco Costa designado agente de la República en Génova, Italia, para


recoger las Bulas del nuevo Arzobispo Portes e Infante. Oficio núm. 49, del 15 de
junio de 1848.

• Buenaventura Báez, José M. Medrano y Juan Esteban Aybar, emisarios en


Europa, recibieron la noticia de que el Gobierno francés sería mediador entre
Haití y República Dominicana. Oficio 58, del 8 de agosto de 1848.

• J. Gaillard designado agente comercial en la ciudad de Nueva York. Oficio


núm. 103, del 23 de febrero 1949.

• Juan Nepomuceno Tejera fue comisionado procurador y plenipotenciario


para conferenciar, convenir y ajustar Tratado de Paz, Amistad y Comercio con
Inglaterra. Oficio núm. 114, del 15 de abril de 1849.

• Manuel J. Delmonte fue investido de poderes especiales ante Inglaterra para


Tratado de Reconocimiento, Amistad y Comercio. Oficio núm. 7 del 13 de fe-
brero 1850.

• José M. Medrano, fue designado plenipotenciario ante Inglaterra para Tratado


de Reconocimiento, Amistad y Comercio. Oficio núm. 14, del 27 de febrero 1850.

• Elías Rodríguez fue designado comisionado ante el Gobernador de Cuba.


Oficio 19, del 15 de marzo de 1850.

• Segismundo Rothschild, plenipotenciario ante Dinamarca para confiden-


ciar, negociar, convenir Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Decreto del
15 de mayo de 1951.

• Abad Alfau, comisionado ante Gobierno de Haití para oír, bajo los auspicios
de los representantes de las potencias mediadoras, las proposiciones del Gobierno
haitiano. Oficio núm. 21, del 30 de marzo de 1852.

• José M. Caminero y Ricardo Miura fueron designados plenipotenciarios


ante Francia para Tratado de Paz, Comercio y Navegación. Oficio núm. 24 del 4
de mayo de 1852.

• Elías Rodríguez, Arcediano de la Catedral, fue designado plenipotenciario


ante Francia y el Sumo Pontífice para verificar canje ratificación de Tratado con

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Francia y solicitar a su Santidad el Papa, un Concordato. Oficio núm. 31, del 13


de mayo de 1852.

• Segismundo Rothschild fue designado plenipotenciario ante el Reino de


Dinamarca para Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación. Oficio núm.
39 del 8 de julio 1852.

• J. B. Camoin fue encargado de adquirir pertrechos de guerra, pero su verda-


dera Misión en New York es la de imponerse en secreto de las operaciones llevadas
a cabo contra la isla de Cuba. Sin número de oficio, 6 de noviembre de 1852.

• Manuel Joaquín Delmonte, plenipotenciario ante el Reino de los Países


Bajos y Curazao, para Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación. Oficio
47, del 15 de noviembre 1853.

• P. E Pelletier, viajó a Francia como enviado extraordinario para informarle


directamente a S. M. Luis Napoleón III sobre un incidente con el cónsul francés
en Santo Domingo. Oficio núm. 60, del 224 de noviembre 1853.

• José Fontana, fue designado plenipotenciario ante Rey de Cerdeña para


Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación. Oficio núm. 68, del 21 de
diciembre de 1853.

• Ramón Matías Mella, fue designado plenipotenciario ante los Gobiernos de


España, Francia y Gran Bretaña para gestionar el reconocimiento de la indepen-
dencia de la República. Oficio núm. 31, del 6 de julio 1854.

• Juan Nepomuceno Tejera y Juan Luis Franco Bidó fueron designados ple-
nipotenciarios ante los Estados Unidos de Norteamérica para Tratado de Recono-
cimiento, Amistad, Comercio y Extradición. Oficio sin número, del 1 de agosto
de 1854.

• Rafael María Baralt, enviado extraordinario y plenipotenciario ante S. M.


Católica de España para Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Oficio
núm. 21, del 21 de noviembre 1854.

• Daniel Pichardo, plenipotenciario ante la Ciudad Libre y Hanseática de


Bremen, para convenir, concluir y firmar Tratado de Paz, Amistad, Comercio y
Navegación. Oficio núm. 34, del 5 de mayo de 1855.

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EDUARDO J. TEJER A

• Felipe Medrano, plenipotenciario ante la Ciudad libre y Hanseática de


Hamburgo, para convenir, concluir y firmar Tratado de Paz, Comercio y Navega-
ción. Oficio núm. 35, del 5 de mayo 1855.

• José Antonio Álvarez Peralta, plenipotenciario ante el Gobierno de España,


para sustituir, en caso de ausencia o impedimento, al plenipotenciario Rafael Ma-
ría Baralt. Oficio sin número, 12 de mayo de 1855.

• José Antonio Álvarez Peralta, encargado de negocios ante el Gobierno de


España. Oficio 30, del 5 de abril de 1856.

• Tomas Bobadilla y Jacinto de Castro, plenipotenciarios ante los Estados


Unidos de Norteamérica para Tratado de Paz, Amistad, Comercio, Navegación y
Extradición. Oficio núm. 8, del 24 de enero 1856.

• José Antonio Álvarez Peralta, secretario y canciller de la Legación Extraordi-


naria acreditada en España. Oficio sin número del 5 de abril de 1856.

• Hipólito Victoria, cónsul de la República en Saint Thomas. Oficio 131, del


7 de noviembre 1856.

• Jacobo Abraham Jesurum, cónsul en Curazao. Oficio 134, del 7 de noviem-


bre 1856.

• Segismundo Rothschild, cónsul de la República en las Ciudades Libres y


Hanseáticas de Bremen y Hamburgo. Oficio núm. 59, del 7 de mayo de 1857.

• Juan Nepomuceno Tejera, Valentín Ramírez, Eusebio Puello y Santiago


Suero fueron miembros de la Comisión Sur y José Hungría, Fernando Valerio,
José Valverde y A. Batista, miembros de la Comisión Norte para tratar con comi-
sionados haitianos, en la frontera. Oficio núm. 65, del 25 de mayo 1857.

• Señor Pannet, cónsul interino de la República en Saint Thomas. Oficio


núm. 121, del 24 de noviembre 1857.

• Abraham Cohén, agente de la República en Curazao informando sobre re-


paraciones a goleta dominicana. Oficio núm. 54, del 8 de septiembre 1858.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

• David Cohén, comisionado en Europa para gestionar empréstito en Ingla-


terra y Francia. Oficio núm. 76 bis, del 21 de octubre 1858.

• Manuel J. Delmonte, plenipotenciario ante el Rey de Dinamarca. Oficio


núm. 24, del 1 de febrero 1859.

• Teodoro Meyer, designado como encargado del Consulado de Saint Tho-


mas. Oficio núm. 32, del 7 de febrero 1859.

• Agustín Fontana, cónsul honorario de la República en Génova y responsa-


ble de hacer propaganda periodística a favor del país. Oficio núm. 45, del 21 de
febrero 1859.

• Gustave Adolphe Schon y Teodoro Meyer, nombrados cónsul y vicecónsul


de la República en Hamburgo, y Felipe Dávila Fernández de Castro como pleni-
potenciario ante las cortes de Holanda y Dinamarca. Oficio núm. 69, del 21 de
marzo 1859.

• Teodoro Gruner, cónsul de la República en Bremen. Oficio núm. 71, del


21 de marzo 1859.

• Felipe Dávila Fernández de Castro, plenipotenciario ante el Gobierno espa-


ñol. Oficio núm. 72, del 21 de marzo de 1859.

• Felipe Dávila Fernández de Castro, plenipotenciario ante los Gobiernos de


Holanda y Dinamarca. Oficio núm. 74, del 21 de marzo de 1859.

• Manuel de Jesús Galván, secretario asignado a la Misión de Felipe Dávila


Fernández de Castro en España. Oficio núm. 76, del 21 de marzo 1859.

• José de la Cruz de Castellanos, enviado especial y ministro plenipotenciario


ante las cortes de París y Londres. Oficio núm. 84, del 6 de abril 1859.

• Felipe Dávila Fernández de Castro, enviado especial y ministro plenipo-


tenciario en Copenhague, para tratar asuntos relacionados con su Misión. Oficio
núm. 82, del 6 de abril de 1859.

• Felipe Alfau, enviado especial y ministro plenipotenciario en Madrid para


importantísima misión. Oficio núm. 109, del 20 de mayo 1859.

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• José Antonio Álvarez Peralta, secretario y canciller de la Legación de la Re-


pública para el canje y ratificación del Tratado dominico-vienés. Oficio núm. 114,
del 21 de mayo 1859.

• Cornelio G. Kolff, agente comercial de la República en New York. Oficio


núm. 163, del 24 de agosto 1859.

• M. Monsanto, cónsul de la República en Saint Thomas. Oficio núm. 321,


del 6 de marzo 1860.

• Manuel de Jesús García, comisionado del Gobierno en Venezuela, respon-


sable de la salida de inmigrantes canarios. Oficio núm. 321, del 29 de abril 1860.

• Andrés Angulo Beer, cónsul en Matanzas, Cuba. Oficio 403, del 20 de julio
de 1860.

• Diego de la Tejera y Piloña, cónsul de la República en Cuba. Oficio 404,


del 20 de julio de 1860.

• Auguste Postel, cónsul de la República en El Havre. Oficio núm. 446, del


21 de agosto 1860.

• J. B. Cambiaso, encargado de celebrar Tratado de Amistad, Comercio y


Navegación con el Reino de Prusia. Oficio núm. 453, del 3 de septiembre 1860.

• Generoso de Lima, cónsul de la República en Curazao. Oficio núm. 477,


del 16 de septiembre de 1860.

• José De La Cruz de Castellanos, plenipotenciario en Lisboa para Tratado


con el Gobierno de S. M. Fidelísima. Oficio núm. 486, del 20 de septiembre
1860.

• Ignacio Mandiola, secretario de la Legación de la República en Francia e


Inglaterra. Oficio 571, del 22 de enero 1861.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Ley Orgánica del Servicio Consular y


Creación de los Primeros Consulados 37

Durante el período de Gobierno de Buenaventura Báez, encontrándose el


Departamento de Relaciones Exteriores adscrito al Ministerio de Hacienda y Co-
mercio, se tomó la decisión de organizar el servicio consular de la República Do-
minicana, debido al auge y a la importancia que habían adquirido las relaciones
internacionales y el comercio de la República.
Hasta el 1857, los funcionarios de Relaciones Exteriores residentes en otros
países se concentraban en gestionar ante los Gobiernos amigos, el reconocimiento
del Estado dominicano, proponer y discutir proyectos acerca de posibles anexio-
nes o protectorados, la obtención de pertrechos militares, y ocasionalmente lo
relativo a servicios consulares puntuales y coyunturales, los que eran comúnmente
despachados por los Encargados de Negocios y Agentes Comerciales. Por lo gene-
ral, la Sección, que también llamaron “Secretaría”, en 1857, se concentraba en dar
seguimiento a los Tratados de Paz, Amistad, Comercio y Navegación firmados de
manera independiente con las naciones amigas. Esos tratados indicaban la forma
y disposiciones a las que los representantes dominicanos tenían que acogerse en
cada país; por igual sucedía con las representaciones de esos países en la Repúbli-
ca Dominicana; pero esto estaba lejos de ser una política en materia de servicios
consulares.
La situación comenzó a cambiar, cuando en 1856 el Gobierno de Buenaven-
tura Báez dio muestras de su interés en organizar las legaciones y oficinas consu-
lares. La primera Legación fue establecida en Madrid, España con carácter Ex-
traordinario en 1856, mientras que en 1860 fueron creadas las de Francia y Gran
Bretaña. Por lo general, las gestiones de carácter consular con esos países eran
tratadas a través de sus colonias en la región.
Los primeros Consulados de la República iniciaron sus labores después que el
Gobierno dominicano solicitó a los países con los que se tenía relaciones comer-
ciales, que concedieran los permisos correspondientes para establecerlos, como
sucedió con los Países Bajos y Saint Thomas el 6 de noviembre de 1856. En esa
última isla el Gobierno nombró a Hipólito Victoria como cónsul, constituyéndo-
se este país el primero en que se estableció un Consulado dominicano, lo que se

37 “Ley Orgánica del Servicio Consular”, no.486, del 29 de mayo de 1857. En Miguel Antonio Rodríguez
Cabrer. Evolución Jurídica de la Cancillería Dominicana (1844-2001), Santo Domingo, Universidad del
Caribe. 2003, pp. 19-28

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justificaba debido a las relaciones comerciales mantenidas con esa isla, que servía
de contacto comercial con Europa. En la misma fecha, se creó el Consulado de la
isla de Curazao, y se designó a Jacobo Abraham Jesurum para desempeñarlo, lo
que ocurrió el 7 de noviembre de 1856. Al cónsul Hipólito Victoria el Gobierno
le asignó 300 francos mensuales, sin embargo, meses después se le hizo una asig-
nación de 60 mensuales, lo que refleja que todavía no existía en la administración
pública un criterio claro sobre las asignaciones monetarias para los empleados
consulares.
En el sentido de organizar todos los asuntos consulares, el Senado Consultor
dispuso, a través de la ley número 486, del 29 de mayo de 1857, la Ley orgánica
del Servicio Consular, en el entendido de que el país había ampliado sus relaciones
internacionales y formalizado vínculos comerciales con varios países, lo que obli-
gaba al establecimiento de los Consulados dominicanos en los principales puertos
de las naciones con las que se tenía tratados, e inclusive con las que no, pero que
habían mostrado interés de que los mismos se acreditaran en sus territorios.
Los cónsules y vicecónsules, por igual como sucedía con todos los cargos de
la Sección de Relaciones Exteriores, que en ese momento dependía del Ministerio
de Hacienda y Comercio, eran nombrados por el Poder Ejecutivo, pero a la vez,
ellos estaban facultados para designar vicecónsules, agentes comerciales, y auxilia-
res de trabajo de manera interina, poniéndolo en conocimiento de la Sección de
Relaciones Exteriores, con el fin de dar seguimiento a todas las funciones desem-
peñadas por los designados. Aunque estaba previsto por la ley que los empleados
consulares no tendrían salarios fijos asignados por el Estado, ellos podían recibir
honorarios entre 600 y 2,400 pesos fuertes anuales, además de pagos de viáticos y
recibir en abonos los gastos relacionados con la función oficial.
En cuanto a las labores cotidianas, los empleados consulares estaban obli-
gados favorecer el comercio y la navegación dominicana en los lugares donde
existieran los Consulados, cuidar el buen nombre y los intereses del país, hacer
respetar el pabellón nacional y proteger los derechos de los ciudadanos dominica-
nos. Además, llevar las estadísticas mercantiles de interés y auxiliar a los nacionales
y buques dominicanos en casos de naufragios en las costas de los países amigos,
velando por la protección de la tripulación y las mercancías transportadas en las
embarcaciones accidentadas. Por igual, velar por la aplicación de los tratados in-
ternacionales y cooperar con el Gobierno dominicano en cuanto a incentivar en
el país el progreso de las ciencias, y la industria, las artes, entre otras funciones
propias del servicio consular.
Por otro lado, la Ley Orgánica del Servicio Consular de 1857, establecía los
mecanismos recaudatorios de los Consulados y las tarifas para cada uno de los
renglones contemplados en las funciones de los cónsules, que iban desde un peso

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

fuerte hasta el pago de un por ciento equivalente al costo de las operaciones co-
merciales, siendo las funciones más comunes las de expedir pasaportes, visitar las
embarcaciones dominicanas que tocaran sus puertos, ventas públicas, aperturas de
testamentos, liquidación de bienes y otras gestiones del servicio consular.
Debe subrayarse, que al momento en que se estaba procediendo a acreditar
los primeros Consulados en los países amigos en 1856, todavía no existía la legis-
lación que normalizara la gestión del cuerpo consular. Sin embargo, en mayo de
1857 ya existía el proyecto de Ley Orgánica del Cuerpo Consular, que fue aproba-
do y convertido en ley por el Congreso Consultor, el 29 de mayo de 1857. Debido
a la inexistencia de la referida ley, los primeros Consulados debieron comenzar sus
labores acogiéndose a lo que estaba indicado en el proyecto depositado en el Con-
greso. Bajo la recomendación de la Secretaría de Relaciones Exteriores, los cónsu-
les iniciaron sus labores utilizando de manera transitoria, la normativa contenida
en el referido proyecto para que sirva de pauta mientras dicha ley quede aprobada.
Los primeros Consulados dominicanos, de acuerdo con los “Copiadores de
Oficios” del Despacho de Relaciones Exteriores fueron: Saint Thomas, isla en la
que se abrió el Consulado en 1856; Curazao, 1856; Bremen, 1857; Hamburgo,
1857; Génova, 1859; Cuba, 1860; y El Havre, en 1860.

Ministros, Cónsules y Enviados Especiales


por Ciudades 1844-1860 38

Bremen, Ciudad Libre y Hanseática: Felipe Perdomo, plenipotenciario en, 1855.


Bremen, Ciudad Libre y Hanseática: Segismundo Rothschild, cónsul en, 1857.
Bremen, Ciudad Libre y Hanseática: Teodoro Grunes, cónsul de la República en, 1859.
Cerdeña: José Fontana, plenipotenciario en, 1853.
Copenhague: Felipe Fernández de Castro, enviado y ministro plenipotenciario en,
1859.
Cuba: Elías Rodríguez, comisionado del Gobierno en, 1850.
Cuba: Andrés Angulo Beer, cónsul de la República en Matanzas en, 1860.
Cuba: Diego de la Tejera y Piloña, cónsul de la República en Cuba en, 1860.
Curazao: Manuel Joaquín Delmonte, plenipotenciario en, 1853.
Curazao: Jacobo Abraham Jesurum, cónsul de la República en, 1856.
Curazao: A. Cohén, agente de la República en, 1858.

38 Todas las informaciones relativas a este capítulo fueron tomadas del “Índice General de los Libros
Copiadores de Oficios de la Sección de Relaciones Exteriores”. Op. cit.

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Curazao: Jacobo Abraham Jesurum, cónsul de la República en, 1858.


Curazao: Teodoro Meyer, encargado del Consulado en, 1859.
Curazao: Generoso de Lima, cónsul de la República en, 1860.
Dinamarca, Reino de: Segismundo Rothschild, plenipotenciario en, 1851.
Dinamarca, Reino de: Segismundo Rothschild, plenipotenciario en, 1852.
Dinamarca: Manuel de Jesús Galván, secretario Misión Dávila en, 1858.
Dinamarca: Felipe Dávila Fernández de Castro, plenipotenciario en, 1859.
Dinamarca: Manuel J. Delmonte, plenipotenciario en, 1859.
El Havre: Auguste Postel, cónsul de la República en, 1860.
España: Buenaventura Báez, emisario ante la Corte de, 1846.
España: José M. Medrano, emisario ante la Corte de, 1846.
España: Juan Esteban Aybar, emisario ante la Corte de, 1846.
España: Pedro Antonio Bobea, comisionado ante la Corte de, 1847.
España: Rafael María Baralt, plenipotenciario en, 1854.
España: Ramón Mella, enviado en, 1854.
España: José Antonio Álvarez Peralta, plenipotenciario comisionado en, 1855.
España: Rafael María Baralt, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario
en, 1856.
España: José Antonio Álvarez Peralta, encargado de negocios en, 1856.
España: José A. Álvarez Peralta, secretario y canciller de la Legación en 1856.
España: Felipe Alfau, enviado especial y ministro plenipotenciario en, 1859.
España: Felipe Dávila Fernández de Castro, plenipotenciario en,1859.
España: José Antonio Álvarez Peralta, secretario y canciller de la Legación en, 1859.
Estados Unidos de Norteamérica: José Billini, secretario de José María Caminero
en, 1844.
Estados Unidos de Norteamérica: José María Caminero, enviado plenipotenciario
en, 1844
Estados Unidos de Norteamérica: Juan Nepomuceno Tejera, plenipotenciario en,
1854.
Estados Unidos de Norteamérica: Luis Franco Bidó, plenipotenciario en, 1854.
Estados Unidos de Norteamérica: Tomás Bobadilla, plenipotenciario en, 1856.
Estados Unidos de Norteamérica: Jacinto de Castro, plenipotenciario en, 1856.
Francia: Buenaventura Báez, emisario ante la Corte de, 1846
Francia: José M. Medrano, emisario ante la Corte de, 1846.
Francia: Juan Esteban Aybar, emisario ante la Corte de, 1846.
Francia: Pedro Antonio Bobea, comisionado ante la Corte de, 1847.
Francia: Ricardo Miura, plenipotenciario en, 1852.
Francia: Elías Rodríguez, plenipotenciario en, 1852.
Francia: José M. Caminero, plenipotenciario en, 1852.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Francia: P. Pelletier, enviado extraordinario en, 1853.


Francia: T. S. Heneken, Misión financiera en, 1858.
Francia: David Cohén, Misión empréstito en, 1858.
Francia: José De La Cruz de Castellanos, enviado y ministro plenipotenciario en,
1859.
Francia: Ignacio de Mandiola, secretario Legación de, 1860.
Génova (Italia): Francisco Acosta, agente de la República ante la Santa Sede, 1848.
Génova: Agustín Fontana, cónsul honorario de la República en, 1859.
Haití: Abad Alfau, comisionado, enviado ante Gobierno haitiano, 1852.
Haití: A. Batista, miembro Comisión Norte tratar asunto fronterizo ante, 1857.
Haití: Eusebio Puello, miembro Comisión Sur tratar asunto fronterizo ante, 1857.
Haití: Fernando Valerio, miembro Comisión Norte tratar asunto fronterizo ante,
1857.
Haití: José Hungría, miembro Comisión Norte tratar asunto fronterizo ante, 1857.
Haití: José Valverde, miembro Comisión Norte tratar asunto fronterizo ante, 1857.
Haití: Juan Nepomuceno Tejera, miembro Comisión Sur tratar asunto fronterizo
ante, 1857.
Haití: Santiago Suero, miembro Comisión Sur tratar asunto fronterizo ante, 1857.
Haití: Valentín Ramírez, miembro Comisión Sur tratar asunto fronterizo ante, 1857.
Hamburgo, Ciudad Libre y Hanseática: Felipe Perdomo, plenipotenciario, 1855.
Hamburgo, Ciudad Libre y Hanseática de: Segismundo, cónsul en, 1857.
Hamburgo: Gustave Adolphe Schon, cónsul de la República en, 1859.
Hamburgo: Teodoro Meyer, vice cónsul de la República en, 1859.
Holanda: Felipe Dávila Fernández de Castro, plenipotenciario a la corte de, 1859.
Holanda: Felipe Dávila Fernández de Castro, plenipotenciario en, 1859.
Holanda: Manuel de Jesús Galván, secretario Misión Dávila en, 1859.
Inglaterra: Buenaventura Báez, emisario ante la Corte de, 1846.
Inglaterra: José M. Medrano, emisario ante la Corte de, 1846.
Inglaterra: Juan Esteban Aybar, emisario ante la Corte de, 1846
Inglaterra: Pedro Antonio Bobea, comisionado ante la Corte de, 1847.
Inglaterra: Juan Nepomuceno Tejera, comisionado procurador y plenipotenciario
de, 1849.
Inglaterra: José M. Medrano, plenipotenciario en, 1850.
Inglaterra: Manuel Joaquín del Monte, plenipotenciario en, 1850.
Inglaterra: T. S. Heneken, Misión financiera en, 1858.
Inglaterra: David Cohén, Misión empréstito en, 1858.
Inglaterra: José De La Cruz de Castellanos, enviado y ministro plenipotenciario. 1859.
Inglaterra: Ignacio de Mandiola, secretario Legación de, 1860.
Lisboa: José de la Cruz de Castellanos, plenipotenciario en, 1860.

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EDUARDO J. TEJER A

New York: J. Gaillard, agente comercial en la, 1849.


New York: J. Bta. Camoin, Misión secreta de espía en, 1852.
New York: Cornelio G. Kolff, agente comercial en, 1859.
Prusia, Reino de: J. B. Cambiaso, encargado de celebrar Tratado en, 1860.
Roma, Italia: Elías Rodríguez, plenipotenciario ante Santa Sede, 1852.
Saint Thomas: Hipólito Victoria, cónsul de la República en, 1856.
Saint Thomas: Pannet, cónsul interino de la República en, 1857.
Saint Thomas: Teodoro Meyer, encargado del Consulado en, 1859.
Saint Thomas: M. Monsanto, cónsul de la República en, 1860.
Venezuela: Manuel de Jesús García, comisionado del Gobierno en, 1860.
Viena: José Ma. Arzeno, representante de la República para ratificación de Trata-
do, 1859.

Presupuesto de la Cancillería de 1861-1862

Para el 1861 el monto del Presupuesto del Estado y del Despacho de Rela-
ciones Exteriores había aumentado notablemente, después de diez y siete años de
agresiva labor diplomática entre el país y los Gobiernos y Cancillerías de Francia,
España, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, y con las Capitanías Generales de
Puerto Rico y Cuba. Los gastos diplomáticos de las numerosas misiones especiales
y plenipotenciarias aumentaron, así como los gastos fijos de Consulados, Cón-
sules y agentes comerciales en el exterior. La actividad diplomática crecía con el
mayor interés de las potencias más importantes en los asuntos e intereses econó-
micos dominicanos.

Para el 1861-62 el Presupuesto del Departamento de las Relaciones Exteriores


había aumentado a $ 15,672 en moneda dura o divisa de cambio y a $ 2,627.00
en moneda nacional para pagar los salarios y gastos operacionales internos. Para
este año se asignó $ 15,000.00 para gastos diplomáticos y misiones especiales en
el exterior. Recuérdese las numerosas misiones al exterior, como la de Camine-
ro, Ricart, Mella, Alfau y diferentes misiones consulares y de oficiales militares.
Lentamente, la República Dominicana y su emergente Despacho de Relaciones
Exteriores desplegaba más esfuerzos, tiempo y dinero en los trabajos y funciones
ante los Gobiernos extranjeros.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Presupuesto del Departamento de Relaciones Exteriores


1861-62 39

Moneda Moneda
Fuerte Nacional

Total de Ingresos: $ 333,400.00 $ 227,00.00

Gastos:

1 Ministro 2,400.00
1 Oficial 192.00
1 Oficial 480.00
1 Portero 600.00
Gastos Diplomáticos 15,000.00
Gastos de Escritorio 40.00
1 Oficial Segundo 120.00

Total:
$ 15,400.00 $ 3,000.0

39 Ley 672, de Presupuesto y Gastos Públicos. Gaceta Oficial, Santo Domingo, 1861.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO II
LA ANEXIÓN DE LA REPÚBLICA A ESPAÑA
1861-1865

L
a Anexión a España confirmada por Real Decreto del 19 de mayo de
1861, completó varios años de intercambios y negociaciones secretas
llevadas por el presidente Pedro Santana y el capitán general Fran-
cisco Serrano, gobernador de Cuba, como representante de la reina
Isabel II. Proclamada la Anexión y la República Dominicana transformada en una
Provincia en Ultramar de España, el Consejo de Estado español instruyó en el
sentido que había dispuesto la reina, para que se mantuviera; “la pervivencia de las
leyes que habían regido en Santo Domingo, excepto la que se refería a la soberanía
dominicana” 40 Gradualmente se procedió a organizar el nuevo gobierno y nom-
brar los funcionarios interinos formado con los mismos ministros y empleados
que habían cesado al momento de efectuarse la incorporación.
Varios años antes, en 1858 Miguel Lavastida, secretario del Despacho de
Relaciones Exteriores de la República Dominicana, en una comunicación hecha
llegar al ministro de Estado de la Corona española, le señalaba; al decirle: “A no-
sotros podrían unirnos con la España la religión, el idioma y nuestras costumbres
originarias; con la Francia, su legislación que hemos adoptado; con la Inglaterra,
las más lucrativas relaciones comerciales y la ausencia de toda preocupación. Pero
con los Estados Unidos no tenemos ningún lazo, conexión ni simpatía”. 41 Este era
un sentimiento general entre la élite del país. Santana y sus aliados siempre fueron
partidarios de buscar un protectorado o anexión a España.
Sin embargo, los ministros españoles estaban conscientes de que no querían
chocar en sus relaciones con los Estados Unidos, en donde existía un grupo que
gestionaba arrendar o para instalar una base carbonera en Samaná o anexar por
compra a toda la península. Pero los Estados Unidos se encaminaban hacia la
Guerra de Secesión y existían grandes problemas entre los Estados del norte y del
sur, por lo que toda la atención estaba volcada a sus asuntos internos. El secretario

40 María Magdalena Guerrero Canó. Sociedad, Política e Iglesia en el Santo Domingo Colonial, 1861-1865.
Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia, 2010, p. 339.
41 Gaspar Núñez de Arce. Santo Domingo. Madrid, Imprenta de Manuel Minuesa, 1865. p. 51.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

de Estado Willian Seward fue un abanderado del expansionismo en el Caribe,


pero fue detenido por el propio presidente Lincoln y su gabinete para concentrar-
se exclusivamente en los asuntos de la guerra civil de ese país.
Por otro lado, Francia, con apoyo de España, se encontraba embarcada en
la aventura de instalar una monarquía austríaca en México que también distraía
su atención internacional y limitaba su acción militar. Inglaterra igual estaba su-
mergida en la extensión de su imperio en la India y estaba involucrada en la
cruel Guerra de Crimea, por lo que sus fuerzas militares y políticas estaban muy
compometidas. Para 1860 el momento, pues, era propio para que el presidente
Santana avanzara en sus gestiones ante el Consejo de Ministros españoles y en
forma directa en su apelación a la Reina Isabel II.

Incorporación de Santo Domingo a España

El proceso anexionista que se venía gestando desde finales de la década de


los cincuenta del siglo XIX, concluyó el 18 de marzo de 1861 con la anexión a
España. Confirmada por Real decreto del 19 de mayo, la decisión de la corona
española formalizó las negociaciones llevadas por el presidente Pedro Santana con
el presidente del Consejo de Ministros español Leopoldo O´Donnell y con el ca-
pitán general Francisco Serrano, gobernador de Cuba, quien fue encargado de los
detalles de las negociaciones y de la implementación de la anexión.
A continuación se presenta una segunda carta oficial que el presidente San-
tana le mandó a la Reina Isabel II, para confirmarle que había realizado una con-
sulta “popular” y que el pueblo mayoritariamente aprobó integrarse de nuevo a
la Monarquía española. La consulta fue una farsa, pero le sirvió para cumplir los
requisitos acordados. Es un documento diplomático muy interesante y revelador
del alto interés del general Santana:

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EDUARDO J. TEJER A

Carta del Presidente Santana a la Reina Isabel II, Informando


Haber Ejecutado la Anexión Por Proclamación 18 de marzo de
186142

“Señora: El pueblo que con el inmortal Colón levantó en la Española el estan-


darte de Castilla; el que más tarde reconquistó su antigua nacionalidad y devolvió
á la Corona de España la perla de que la había privado el tratado de Basilea; el que
después fue arrancado, á su pesar, de los brazos de la patria, que siempre había
mirado como madre amorosa para ser entregado á un yugo opresor que tomó á
empeño destruirlo; el que con heroico valor sacudió ese yugo y reconquistó su
libertad é independencia; el que en fin, os debió un lugar entre las naciones como
poder soberano, viene hoy, Señorea, á depositar en vuestras manos esa soberanía,
y a refundir en las libertades de vuestro pueblo las suyas propias.
El pueblo dominicano, Señora, dando suelta á los sentimientos de amor y
lealtad, tanto tiempo ha comprimidos, os ha proclamado, unánime y espontánea-
mente, por su Reina y soberana, y el que hoy tiene la insigne é inmerecida honra
de ser el órgano de tan sinceros sentimientos, pone á vuestros pies las llaves de esta
preciosa Antilla.
Recibidlas, Señora; haced la felicidad de ese pueblo que tanto lo merece; obli-
gadle á seguir bendiciéndoos como lo hace, y llenareis la única ambición del que
es, Señora, de V. M. el más leal y amante de vuestros súbditos. Santo Domingo,
Marzo 18 de 1861.

Firmado. Pedro Santana

Después del oficio formal del presidente Santana, a los dos meses el Consejo
de Ministros de la Corona aprobó, mediante el Real Decreto del 19 de mayo de
1861 la anexión dominicana, como provincia de ultramar española. En el Real
Decreto firmado por el presidente del Consejo de Ministros Leopoldo O´Don-
nell, se presenta una serie de informaciones sobre las negociaciones y argumentos
que sirvieron de base para realizar esta incorporación. Estos dos documentos ofi-
ciales y diplomáticas fueron los que formalizaron la anexión jurídica y política en-
tre ambas naciones. Santana se sintió satisfecho por lo que consideraba un triunfo
personal para él y para mantenerse en el poder. Pasó de ser presidente de la Re-
pública a capitán general y gobernador de la Provincia de Santo Domingo. Muy

42 José de la Gándara. Op. cit., p. 405

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

pronto se dio cuenta que él realmente no mandaba y que estaba integrado dentro
de una estructura jerárquica gubernamental y que dependía del capitán general de
Cuba para cualquier decisión de cierta importancia. El proceso de integrarse los
funcionarios y empleados públicos, y ante todo, los dos ejércitos fue muy comple-
jo y conflictivo, pues eran muy diferentes. He aquí el Decreto:

Real Decreto de Anexión del 19 de mayo de 1861 43

“En consideración á las razones que me ha expuesto mi Consejo


de ministros, acogiendo con toda la efusión de mi alma los votos del
pueblo dominicano, de cuya adhesión y lealtad he recibido tantas prue-
bas, vengo en decretar lo siguiente:

Artículo 1. El territorio que constituía la República Dominicana


queda reincorporado á la Monarquía.
Artículo 2. El Capitán General Gobernador de la isla de Cuba,
conforme á las instrucciones de mi gobierno, dictará las disposiciones
oportunas para la ejecución de este decreto.
Artículo 3. Mi Gobierno dará cuenta á las Cortes del presente
decreto y de las medidas adoptadas para su cumplimiento.
Dado en Aranjuez á 19 de Mayo de 1861. Está rubricado de la
Real mano.

Presidente del Consejo de Ministros, Leopoldo O’Donnell”.

El Consejo de Ministros en Madrid y la Capitanía General en Cuba, implantó


en Santo Domingo un sistema administrativo y de gobierno en algunos aspectos
similar al que existía en Cuba y Puerto Rico, pero no exactamente igual, debido
a que las leyes de la República Dominicana se mantuvieron vigentes, mientras no
fueran contrarias a la anexión. Por ejemplo, se prevalecieron los códigos civiles y
penales, y la esclavitud que era un tema de alta sensibilidad, se mantuvo prohi-
bida. Se crearon las Secretarías de Gobierno Militar y Política como órganos del
nuevo Gobierno. En los primeros meses de 1862 fueron separados de la Admi-
nistración los dos últimos secretarios de Estado que se habían mantenido en su
puesto, Felipe Dávila Fernández y Miguel Lavastida, quienes tuvieron funciones
en el Despacho de Relaciones Exteriores en Gobiernos anteriores a la anexión.
Estos y otros secretarios fueron sustituidos por altos oficiales militares españoles.

43 Ibid., p. 417

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EDUARDO J. TEJER A

Desempeño y Forma del Nuevo Gobierno

El primer capitán general de la Provincia de Santo Domingo fue el general


Pedro Santana, del 18 de marzo de 1861 al 20 de julio de 1862. Le siguió el capi-
tán general y gobernador Felipe Ribero y Lemoine del 20 de julio de 1862 al 22
de octubre de 1863, después como tercer capitán general gobernador Carlos de
Vargas y Cerveto, del 23 de octubre de 1863 al 30 de marzo de 1864, el cuarto
y el último fue el capitán general y gobernador, el general José de la Gángara y
Navarro, quien gobernó del 1 de marzo de 1864 hasta el 11 de julio de 1865. To-
dos obedecían y recibían sus instrucciones de la Capitanía General de Cuba, que
en los primeros años dirigía Don Francisco Serrano el segundo líder del partido
Unión Liberal de España, colaborador cercano de O´Donnell, quien era el presi-
dente del Consejo de Ministros. En Madrid manejaba los asuntos de la Provincia
de Santo Domingo, Saturnino Calderón Collantes, quien fungía como Ministro
de Ultramar. 44
En el corto período en que fue capitán general y gobernador de Santo Do-
mingo, al general Pedro Santana le tocó aplicar la resolución que le dio “provisio-
nalidad a las leyes, decretos y reglamentos y disposiciones vigentes en la Republi-
ca. Suprimió el servicio de relaciones exteriores y estructuró el gobierno con los
siguientes secretariados: Justicia e Instrucción Pública, con don Jacinto de Castro;
como titular, de Gobernación, con don Felipe Dávila Fernández de Castro; Ha-
cienda y Comercio, con don Pedro Ricart y Torres y Guerra y Marina, con don
Miguel Lavastida”.45 Su gestión de gobierno finalizó en julio de 1862, cuando fue
sustituido por capitán general brigadier Felipe Ribero y Lemoine.
El autor Luis Escolano Gimenez, en su obra La Rivalidad Internacional
por la República Dominicana y el Complejo Proceso de su Anexión a España
(1858-1865), señaló que Francisco Serrano recomendó al capitán general Pedro
Santana la conveniencia de no alterar “el orden administrativo interior, debiendo
V.E. seguir gobernando conforme a la legislación existente con la denominación
de general en jefe del Ejército y gobernador de Santo Domingo, ayudándose al
efecto de los consejos de los actuales ministros y miembros del Senado reunidos
bajo el carácter de Junta o Consejo de Gobierno”.46 Paulatinamente se comenza-
ron a introducir los cambios en la organización de Santo Domingo en cuanto a

44 Adriano López Morillo. Memorias Sobre la Segunda Reincorporación de Santo Domingo a España. vol.
I. Santo Domingo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1983.
45 Cesar A. Herrera. Anexión y Restauración. Santo Domingo, Archivo General de la Nacion, 2012, p. 79.
46 Luis Escolano Gimenez. La Rivalidad Internacional por la República Dominicana y el Complejo Proceso
de su Anexión a España (1858-1865). Santo Domingo, AGN. 2013, p. 508.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

lo municipal, económico y la justicia. Fue un proceso muy conflictivo, pues eran


costumbres y hábitos de administración muy distintos. Los funcionarios y em-
pleados dominicanos nunca se pudieron adaptar.
Posteriormente, el 3 de noviembre, al capitán general Pedro Santana, previa
solicitud, la capitanía general de Cuba le aprobó la autorización para que nombra-
ra en el territorio de su mando, “con las formalidades y limitaciones contenidas en
la real orden de 24 de octubre de 1859, todos los empleados cuyo sueldo anual no
exceda de 800 ps. Con excepción de los correspondientes al ramo de Hacienda”.
47
El gobierno español dispuso además, tomar medidas conducentes para “regirse
por los principios de una prudente economía” en los gastos públicos, pues era
siempre conveniente cuando se tratara de acordar gastos públicos, “lo es mucho
más al acometer una empresa gloriosa, pero cuyas dificultades no pueden calcu-
larse”. 48 Estas disposicones aunque bien intencionadas, no se pudieron cumplir
en Santo Domingo, ya sea por falta de recursos o por la debilidad institucional del
nuevo ensayo de gobierno.
Las disposiciones respecto a la administración pública del Gobierno colonial
y las modificaciones que se hicieron, se concentraron especialmente en materia de
orden público, y seguridad en el país. Sin embargo, el Gobierno no cumplió con
muchos de los acuerdos que justificaron la anexión, como fueron las promesas
relativas a los rangos militares y el pago de sus salarios y a la amortización del
papel moneda, lo que terminó por provocar una fuerte reacción en la sociedad
dominicana adversa a España. El Gobierno de Santo Domingo fue deficiente y no
pudo enderezar los múltiples problemas financieros, monetarios y de la agricul-
tura. Eran militares de rango y profesionalidad, pero sin experiencia de gobernar
una nación con un pasado tan peculiar.

Las Relaciones Diplomáticas

Durante los años de la anexión, pocas acciones de gestión diplomáticas se


realizaron por parte de los comisionados de Relaciones Exteriores, salvo la rutina
administrativa de manejar los consulados generales y consulados en el exterior, en
los asuntos jurídicos, comerciales y trámites entre los países. Desde Santo Domin-
go el gobernador y capitán general tenía que trabajar y administrar los asuntos de
Estado o militares con la Capitanía General de Cuba, cuyo titular fue Francisco

47 Gaceta del Notario Español, año X, no. 44, (Madrid), 3 de noviembre de1861.
48 Decreto firmado en Madrid por el Ministro de la Guerra y Ultramar. Madrid, 5 de octubre de 1861.
En Gaceta del Notariado Español, año X, no. 43, (Madrid), 27 de octubre de 1861.

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EDUARDO J. TEJER A

Serrano. Existe una copiosa correspondencia entre ambas gobernaciones relativas


al comercio, necesidades de pertrechos militares, soldados, armas y temas admi-
nistrativos regulares. Hay que recordar que la Provincia de Santo Domingo estaba
bajo la jurisdicción legal de Cuba, aunque también tuvo muchas relaciones de
intercambios y mutuos apoyos con la gobernación de San Juan, Puerto Rico.
Las altas relaciones internacionales se manejaban directamente desde el Mi-
nisterio de Ultramar o por el mismo presidente del Consejo de Ministros español.
Las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania,
Italia, Holanda, Haití y otras naciones eran dirigidas desde Madrid. La Corona
española se vio en la necesidad de dar seguridades a las potencias europeas de que
se le garantizaría su comercio y acuerdos con la Provincia de Santo Domingo y de
que nunca se restablecería la esclavitud, que tanto preocupaba a Haití e Inglaterra.
En efecto, la Provincia de Santo Domingo no tuvo propiamente una Cancillería,
ni tampoco desempeñó políticas exteriores o diplomáticas.

Haití frente a la anexión de Santo Domingo

Una de las supuestas razones que llevaron al gobierno del general Pedro San-
tana a convenir la anexión de la República Dominicana con España, fue la ame-
naza de invasión haitiana contra el país, como se rumoraba cada cierto tiempo.
Sin embargo, algunos historiadores consideran que Santana exageró la tesis del
peligro haitiano, para lograr su objetivos anexionistas, y consideran que para 1860
no existía una real amenaza militar por parte de Haití. El tema ha sido siempre
controversial en la historia dominicana, dividiendo las opiniones de políticos, his-
toriadores e intelectuales.
El conocido historiador del siglo XIX, José Gabriel García, señaló que des-
pués que Santana anunció la anexión, el gobierno haitiano presidido por Fabre
Geffrard protestó de manera formal oponiéndose a ese hecho. En consecuencia, el
presidente Geffrard envió una Nota Diplomática de protesta el 6 de abril de 1861,
planteando que el gobierno del general Pedro Santana no tenía derecho en enaje-
nar el territorio dominicano, además de que se “reservaba el empleo de todos los
medios que, según las circunstancias, pudieran ser propios para asegurar y afianzar
sus más precisos intereses”. 49

49 José Gabriel García. Compendio de la Historia de Santo Domingo. t. III, 4ta. ed. Santo Domingo, Publi-
caciones Ahora, 1968, p. 389. Véase también Ricardo Hernández.“Notas sobre la participación haiti-
ana en la Guerra Restauradora”. En Juan Daniel Balcácer. Ensayos sobre la Guerra Restauradora. Santo
Domingo, CPEP. 2007, p. 303.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Con ese fin, entendiendo que la anexión era una agresión directa a su te-
rritorio, Haití procedió a denunciarla en el ámbito diplomático ante los países
europeos y Estados Unidos, y procedió a prestar ayuda a los independentistas
dominicanos. La reacción de España ante la actitud haitiana, fue la de organizar
una operación militar comandada por el contralmirante Joaquim Gutiérrez de
Rubalcaba, que se adentró en aguas territoriales haitianas el 6 de julio, obligán-
dolos a reconocer la anexión y al pago de una indemnización de 25,000 pesos
fuertes, por los daños ocasionados por los insurgentes contra España.50

Gobierno Provisional en Armas de la Restauración

La anexión de la República Dominicana a España, fue un hecho conflictivo


y complejo tanto para los españoles como para los dominicanos. Ninguna de las
dos naciones ni sus gobiernos y altos funcionarios estaban preparados ni tenían un
plan operacional para una anexión de dos pueblos con historias para la fecha muy
diferentes, con 80 años de virtual separación. Pronto surgieron quejas y conflictos
con los dominicanos, y en particular con los grupos liberales y nacionalistas. Las
mismas autoridades españolas no tenían un plan administrativo y económico para
el país, y así surgieron las diferencias porque los problemas de deudas, producción
y empleos no mejoraron. Surgieron muchos problemas con las pagas atrasadas
a los soldados dominicanos y al proceso de integración administrativo y militar
dentro del rígido ejército español.
Todos estos poblemas no resueltos, explican el apoyo recibido por el Gobier-
no restaurador y el levantamiento del 16 de agosto de 1863 contra el gobierno
anexionista, en una lucha que se prolongó desde esa fecha hasta marzo de 1865,
cuando la corona española tomó la decisión de finalizar su dominio sobre Santo
Domingo, pero esto solo fue posible debido a la guerra encabezada por el Go-
bierno restaurador. La decisión de retiro del país tuvo diferentes causas, algunas
internas provocadas por el deterioro político en España y los elevados costos de
mantener la colonia y la guerra y además por las efectivas victorias que el ejército
restaurador propinó al ejército anexionista, que sufrió más de veinte mil bajas en
los dos años de enfrentamientos. 51
Fue después de encarnizados combates en los que los restauradores obligaron
a la retirada del ejército español que ocupaba a Santiago, el 14 de septiembre de

50 Charles Christian Hauch. Op. cit., p. 158. Véase además, Ricardo Hernández. Op. cit. En Juan Daniel
Balcácer. Op. cit., p. 305.
51 Manuel Ubaldo Collado. Resumen de la Historia de Santo Domingo. Santo Domingo, Sociedad Do-
minicana de Bibliofilos, 1983, p. 179-195.

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EDUARDO J. TEJER A

1863, que se constituyó el Gobierno Provisional Restaurador bajo la presidencia


del general José Antonio Salcedo y como vicepresidente Benigno Filomeno Ro-
jas. Entre los ministros del Gobierno estaban: Ulises Francisco Espaillat, Máximo
Grullón, Pablo Pujol, Pedro Francisco Bonó, Alfredo Deetjen, Sebastián Valverde
y Belisario Curiel.52 De ellos, la condición de comisionado de Relaciones Exterio-
res recayó en Ulises Francisco Espaillat y Quiñonez.
Las negociaciones para poner fin a la guerra, llevadas a cabo entre el capitán
general José De La Gándara y el presidente José Antonio Salcedo (Pepillo), causa-
ron la desconfianza entre las filas del ejército restaurador y provocaron que fuera
enjuiciado y condenado por alta traición, por lo cual Salcedo fue destituido y
fusilado, quedando como gobernante el general Gaspar Polanco, el 10 de octubre
de 1864, quien luego fue destituido, en enero de 1865, para dar paso a una Junta
Provisional Gubernativa encabezada por Benigno Filomeno Rojas y en la vicepre-
sidencia, el general Gregorio Luperón.
Esta Junta Provisional Gubernativa puso en vigor la Constitución de Moca
de 1858, que luego fue reformada por los restauradores, pero manteniendo su
esencia liberal. Con la nueva Constitución se dio paso a la elección como presi-
dente del general Pedro Antonio Pimentel. Este Gobierno tuvo la responsabilidad
de llevar las negociaciones para la retirada de las tropas españolas y finalizar la
anexión a España, lo que fue dispuesto por decreto de Isabel II, el 3 de marzo de
1865, quedando anulada la anexión. El 10 de julio comenzó de manera formal la
retirada de los militares y funcionarios de España. 53

52 Frank Moya Pons. Op. cit., pp. 351-352.


53 Gregorio Luperón. Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos. t. II. 4ta. ed. Santo Domingo, Sociedad
Dominicana de Bibliofilos, 1974.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Gestión Diplomática de los Restauradores

Iniciada la guerra restauradora, el Gobierno provisional en armas contra la


anexión a España gestionó ayuda y apoyo internacional, “en forma de dinero, mu-
niciones y pertrechos” tocando puertas de Gobiernos y países que de alguna mane-
ra rivalizaban esa nación, como sucedía con los Estados Unidos. Los restauradores
hicieron contacto con los norteamericanos en 1863 y ya en el mes de noviembre el
vice-presidente del Gobierno Provisional, en capacidad de Poder Ejecutivo, Benig-
no Filomeno de Rojas escribió al “ministro Norteamericano en Haití B. F. Whid-
den, a fines de explicarle las razones que habían motivado la guerra restauradora, al
tiempo que le reclamaba “la intervención de las naciones civilizadas, de tal modo
que, viendo todo esto en su verdadera dimensión, puedan prestarnos su ayuda en
forma de mediación con el fin de restablecer la autonomía del pueblo dominica-
no”.54 Después mandaron otras comunicaciones solicitando ayuda.
Igualmente, el vice-presidente del Gobierno Filomeno de Rojas, también le
escribió una exposición a la reina Isabel II, explicando las razones de la Guerra
de Restauración y le señaló que el general Pedro Santana la había engañado, al
hacer una consulta falsa y fraudulenta y que en ningún momento la mayoría de
la población deseó integrarse en la anexión a España. Es una carta muy cortés y
deferente, explicando los motivos de los restauradores y el deseo de llevarse bien
con España, una vez recuperaran la independencia. En la carta pidió el retiro de
la tropas españolas para evitar el derramamiento de sangre de ambos lados y la
designación de dos señores Pleniponenciarios por cada parte para negociar una
paz duradera. Se conoce que la reina y sus ministros tomaron nota de tan parti-
cular carta de insurrectos en armas, pero no le dieron contestación. Pero fue un
esfuerzo diplomático singular y de un intento de negociar una paz, sobre la base
de la soberanía dominicana.

Exposición a S.M. la Reina de España Gobierno Provisional, 24 de


septiembre de 186355
“Nosotros, los infrascritos, miembros del gobierno provisional de
esta República Dominicana, tenemos la honra de someter al imparcial
la apreciación de V.M. nuestra majestad, los justos y poderosos motivos

54 Emilio Conde Rubio y Reynaldo R. Espinal. Duarte en la Restauración. Sus Desvelos Patrióticos y
Diplomáticos. Santo Domingo, SEREX, 2014, p. 34.
55 “Exposición a S.M. la Reina de España” del 24 de septiembre de 1863. En Boletín Oficial, no. 4. Santi-
ago, 2 de febrero de 1864.

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EDUARDO J. TEJER A

que han decidido este pueblo al levantarse en armas contra el anterior


orden de cosas que el traidor general Pedro Santana y los suyos le im-
pusieron inconsultamente…la lucha, Señora, entre el pueblo domini-
cano y el ejército de V.M. sería por todo extremo ineficaz para España,
porque créalo V.M. podríamos perecer todos y quedar destruido el país
por la guerra y el incendio de sus pueblos y ciudades, pero gobernar-
nos otra vez autoridades españolas, eso nunca, jamás. Desde luego nos
anticipamos a someter a la alta apreciación de V.M. la conveniencia de
nombrar por cada parte dos Plenipotenciarios, quienes, reuniéndose en
un territorio neutral establecieran las bases de un arreglo del cual surja
en hora feliz un tratado, que nos proporcione los inapreciables bienes
de la paz, la amistad y el comercio.

Sírvase S.M. aceptar con su genial agrado esta franca exposición de


nuestras quejas, derechos y firme resolución de rescatarlos, y resolver en
consecuencia, según en ella tenemos el honor a V. M.”

Benigno F, de Rojas, Vicepresidente del Gobierno Provisional


Ulises F. Espaillat, Encargado de la Comisión de Relaciones Ex-
teriores
Pedro F. Bono, Encargado de la Comisión de Guerra
Pablo Pujol, Encargado de la Comisión de Hacienda
Genaro Perpiñán, Encargado de la Comisión de Interior y Policía.

El Gobierno Provisional también envió diferentes cartas e informes al Go-


bierno norteamericano, solicitando ayuda y apoyo moral y económico en su lucha
conra los españoles. Para las gestiones ante el Gobierno de los Estados Unidos,
el Gobierno Restaurador comisionó a Pablo Pujol, como Enviado Especial para
cabildear y presentar las demandas y necesidades de su Gobierno ante el Secretario
de Estado de ese país y la misma Casa Blanca, pero el Departamento de Estado
se negó a recibirlo pues no quería enojar al Gobierno español ni deliberar con un
delegado de un gobierno insurgente. Pujol se pasó como un año en Washington,
pero su misión fue infructuosa. 56
En cuanto a la República de Haití, desde antes de constituido el Gobierno res-
taurador, y desde los primeros enfrentamientos de los patriotas contra el Gobierno
anexionista, se sentía un cierto apoyo y simpatía con la causa dominicana, lo que

56 Pedro Troncoso Sánchez. “La Restauración y sus enlaces con la historia de occidente”. En Juan
Daniel Balcácer. Op. cit., p.170.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

fue evidente en 1861 cuando Francisco del Rosario Sánchez recibió la solidaridad
para penetrar por su frontera encabezando el Movimiento de la Regeneración.57
Por otro lado, cabe destacar que el Gobierno restaurador designó al patricio
Juan Pablo Duarte, quien había llegado al país para integrarse a la lucha contra
España el 25 de marzo de 1864, para que junto a Melitón Valverde encabezara
una misión diplomática ante los Gobiernos de Venezuela, Nueva Granada y Perú
y ante compañías particulares. El Encargado de la Comisión de Relaciones Ex-
teriores, Ulises Francisco Espaillat, le informó mediante oficio a Duarte el 15 de
abril de 1863, que procurara la adquisición de fusiles, plomo, pólvora, cartuchos
y otros pertrechos, y cualquier asistencia económica o material. 58
Además, Duarte recibió la instrucción de obtener un empréstito de medio
millón de pesos fuertes, y recaudar recursos económicos entre los amigos de la
causa dominicana. Los historiadores Emilio Conde Rubio y Reynaldo R. Espinal,
transcribieron este mandato: “Instrucciones para el general Juan Pablo Duarte y
Melitón Valverde en la misión que el Gobierno Provisional de la República Do-
minicana les confiere para los Gobiernos de Venezuela, Nueva Granada y Perú”.59
Lamentablemente, la gestión diplomática de Duarte y Valverde, debido a situacio-
nes de la política interna de los países que debían visitar no tuvo ningún resultado
positivo. En cierto modo, escribió el historiador Reynaldo R. Espinal, el Gobierno
Restaurador se encontró “solo y sin apoyo internacional de ninguna especie, en
momentos en que la causa de la redención nacional peligraba ante el poderío de
un imperio invasor como lo era a la sazón España”. 60

Comisionados de Relaciones Exteriores, del Gobierno Restaura-


dor 1863-1865
Durante los años del Gobierno Provisional Restaurador, las relaciones exte-
riores estuvieron encaminadas a la búsqueda del apoyo en recursos económicos y
militares de Gobiernos y fuerzas liberales que simpatizaran con la causa antiespa-
ñola. Fueron comisonados de Relaciones exteriores, las siguientes personalidades:

57 Emilio Rodríguez Demorizi (ed). Actas y Doctrinas del Gobierno de la Restauración. Santo Domingo,
Academia Dominicana de la Historia, 1963.
58 Carta de Juan Pablo Duarte al Gobierno Provisional, 28 de marzo de 1864. En Emilio Rodríguez
Demorizi. Ibid., p. 104.
59 Emilio Conde Rubio y Reynaldo R. Espinal. Duarte en la Restauración. Sus Desvelos Patrióticos y
Diplomáticos. Santo Domingo, SEREX, 2014, pp. 41-43.
60 Ibid., pp. 39-43.

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1. Ulises Francisco Espaillat y Quiñónez, el 14 de septiembre de 1863 y el


3 de octubre de 1866.
Político y civilista. Nació en Santiago de los Caballeros el 9 de febrero de
1823 y murió en Santo Domingo, el 25 de abril de 1878. Fue comisionado de
Relaciones Exteriores en el primer gobierno provisional de la Restauración, pro-
clamado el 14 de septiembre de 1863. Otras actuaciones: comisionado de Interior
y Policía de 1857 a 1858. Su firma autoriza el Acta de Independencia del 14 de
septiembre de 1863 en Santiago de los Caballeros. Fue vicepresidente en el go-
bierno provisional de Polanco de 1864 a 1865 y presidente de la República desde
el 29 de abril hasta el 5 de octubre de 1876.

2. Pedro Francisco Bonó y Mejía, de Mayo a Junio de 1864 y de Junio a


diciembre de 1867.
Abogado y político. Nació en Santiago de los Caballeros, el 18 de octubre de
1828 y murió en San Francisco de Macorís, el 13 de septiembre de 1906. Tuvo
a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores de mayo a junio de 1864. Nom-
brado para servir la cartera de Justicia e Instrucción Pública, junto con Relaciones
Exteriores, de Junio a diciembre de 1867. Otras carteras: comisionado de Interior
y Policía, de 1857 al 1858; comisionado de la Guerra, de 1863 a 1864.

3. Julián Belisario Curiel, en julio de 1864 y en agosto de 1866.


Abogado y político. Nació en Venezuela: en 1829 y murió en Azua en 1869.
Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores en julio de 1864, en el go-
bierno provisional de Salcedo, a la vez que atendía el de la Guerra. Además, en
agosto de 1866. Atendió los despachos de Interior, Policía y Relaciones Exteriores,
en 1868. Además, comisionado de Justicia e Instrucción Pública, en 1857; de
Guerra, de 1863 a 1865.

4. Manuel Ponce de León, del 24 de agosto al 10 de octubre de 1864.


Abogado y político. Nació en Venezuela y murió en Cuba en 1893. Nombra-
do por Salcedo con carácter de ministro de Relaciones Exteriores del 24 de agosto
hasta el 10 de octubre de 1864, fecha en que fue designado Gaspar Polanco para
la presidencia provisional en lugar de Salcedo. Ejercía en el país como defensor
público.

5. Silverio del Monte, en septiembre de 1864.


Militar restaurador. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores por
breves días en el mes de septiembre de 1864, durante el gobierno provisional de
Salcedo. General de la guerra restauradora, actuó algún tiempo después en la vida

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pública, aunque en cargos de menor importancia. En 1865 el presidente Cabral


lo nombró comandante de armas de Santiago de los Caballeros. Fue también
gobernador de esa provincia.

6. Manuel Nemesio Rodríguez Objío, desde el 10 de octubre de 1864 hasta


el 24 de enero de 1865 y desde el 28 de octubre hasta el 8 de diciembre de 1865
Militar, político y escritor. Nació en Santo Domingo, el 19 de diciembre de
1838 y murió en Santo Domingo el 18 de abril de 1871. Tuvo a su cargo el des-
pacho de Relaciones Exteriores desde 1864 hasta enero de 1865 y desde octubre
hasta diciembre de 1865, junto con los despachos de Justicia e Instrucción Públi-
ca. Otras actuaciones: en 1864 llegó de Venezuela, para incorporarse a la guerra
restauradora, en la cual alcanzó el grado de general de brigada; durante un tiempo
fue secretario del general Gregorio Luperón.

7. Teodoro Stanley Heneken, del 24 de enero al 25 de marzo de 1865 y


desde el 25 de marzo hasta principios de agosto de 1865.
Militar, político, escritor y patriota, nacido en Inglaterra y nacionalizado en el
país. Murió fusilado en Santo Domingo el 11 de octubre de 1865. Comisionado
de Relaciones Exteriores y de Hacienda y Comercio, del 24 de enero al 25 de mar-
zo de 1865. Además, desde marzo hasta agosto de 1865. Participó en las luchas
de Independencia y de la Restauración dominicanas. Otras actuaciones: miembro
de la Cámara del Tribunado, de 1847 a 1854 y secretario de la misma en 1847 y
1848; miembro de la Cámara de Representantes electa en 1854.

8. Eusebio Pereyra, del 24 de enero al 25 de marzo de 1865.


Militar y político. Nació el 5 de marzo de 1821 y murió en San Cristóbal el
17 de marzo de 1906. Participó en las luchas restauradoras. Comisionado de Re-
laciones Exteriores y de Hacienda y Comercio, del 24 de enero al 25 de marzo de
1865. Otras actuaciones: comisionado de Hacienda y Comercio, del 30 de mayo
al 10 de agosto de 1865; comisionado de Justicia e Instrucción Pública, del 10 al
28 de agosto de 1866.

El Final de la Anexión a España

Desde principios de 1865 era ya evidente que la guerra se encontraba estanca-


da y sin resultados provisorios para España. Las múltiples batallas sin definiciones,
las enormes pérdidas de vidas de soldados españoles mayormente provocadas por
la disentería y la fiebre amarilla, la fuerza indudable de un ejército de liberación
restaurador que no claudicaba, unido al altísimo costo económico, hizo que la

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opinión pública en España y los ministros de la Corona, llegaran al convenci-


miento de que era necesario salir de Santo Domingo, y concluir con una guerra
sin sentido ni beneficios.
España en su sueño de recuperar su absoluta hegemonía en el Caribe, se había
embarcado en un objetivo imperial, tardío y desfasado, en los mismos momentos
que en Cuba y Puerto Rico la llama de la independencia comenzaba a agitarse.
La anexión resultó una acción aberrante de Pedro Santana y sus seguidores y una
malograda política de los líderes españoles que anhelaban volver al pasado. Todo
culminó en un costoso fracaso.
Para esta fecha, el capitán general de Santo Domingo, José la Gándara, dirigió
al presidente Benigno F. Rojas, una interesante comunicación con elevados con-
ceptos, de fecha 2 de abril de 1865, en la que informaba de la necesidad de todos
tener una salida airosa y del interés de mantener su proyectado abandono de Santo
Domingo y le pedía, encarecidamente “el nombramiento de comisionados que a
nombre del gobierno tratasen con él para celebrar la paz y convenir la forma de
la evacuación del territorio dominicano”. 61 El Capitán General De la Gándara
escribió:

“Muy señor nuestro. Debe Ud. saber que está sometido a la resolu-
ción de los altos poderes del Estado, un proyecto de ley para que Espa-
ña abandone la posesión de Santo Domingo. Si se resuelve la continua-
ción de la guerra, Dios en su justicia decidirá cuál ha de ser el término
de la lucha. Si, por el contario, se decretase el abandono, comprenderá
Ud. demasiado que habrá necesidad y conveniencia recíproca de buena
y mutua inteligencia”. 62

Por su lado, el nuevo presidente Restaurador Pedro A. Pimentel, le contestó


a los 7 días, con altura y le informó de su aprobación y entendimiento sobre los
términos de su carta del 2 de abril. Le expresó;

“ No crea Ud, señor, General, me decía, que que yo sea un hombre


tan obcecado que me niegue a todo racional avenimiento. Podemos
entendernos y nos entenderemos”. 63

61 José de la Gángara. Op. cit., t. II, pp. 577-578.


62 Ibid., pp. 577 y 579.
63 Ibid., p. 579.

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El 14 de junio de 1865, Pimentel, el presidente del Gobierno restaurador, le


comunicó al capitán general De la Gándara la designación de los tres comisiona-
dos especiales con poderes para negociar una justa paz. Los comisonados fueron,
los generales José del Carmen Reinoso, Melitón Valverde y el Presbítero Miguel
Quesada. Por España José de la Gándara fue su comisionado apoderado para la
firma del pacto que surgiera. El mandato de los comisionados fue claro; “que
reunidos en territorio neutral, negociasen un Tratado de Desocupación, Recono-
cimiento y Comercio entre la República Dominicana y España”. 64 Por esa razón,
se reunieron representantes españoles y restauradores en Güibia, en las afueras
de Santo Domingo del 2 al 6 de junio de 1865, para negociar el acuerdo en que
España se retiraba del territorio dominicano finalizando la anexión.
Finalmente, el 6 de junio de 1865 se firmó entre ambas partes, el llamado
Convenio El Carmelo, mediante el cual, el Gobierno dominicano se comprome-
tió a no enajenar parte de su territorio a favor otras naciones. Se liberaron todos
los presos, se intercambiaron los heridos y se gestionó una transferencia de pode-
res pacífica y ordenada. El 20 de julio de 1865, España comenzó el proceso para
retirar sus funcionarios civiles y militares del territorio de la República Dominica-
na, que recobraba su condición absoluta de libre y soberana. Nacía así la Segunda
República con un gobierno nacional e independiente.

64 Emilio Conde Rubio y Reynaldo R. Espinal. Op. cit., pp. 43-44.

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CAPÍTULO III
LA SEGUNDA REPÚBLICA DEL 1866 AL 1916
Primera Parte: de 1866 al 1899
Años de Inestabilidad, Endeudamiento y Crisis
Evolución Política

L
a llamada Segunda República abarca un largo período de la historia
dominicana, que bien pudiera dividirse en dos partes esenciales: 1)
El período del 1866 al 1900, época de gran inestabilidad política,
predominio del caudillismo militar o civil, poca institucionalidad y
concertación de onerosos préstamos externos. Fueron los años de los gobiernos
efímeros liberales y conservadores; y 2) El período de 1901 hasta el 1916, que
representa otra época de cambios, caudillismo militar, golpes de estado, crisis de
la deuda externa y su renegociación, mayor injerencia de Estados Unidos, hasta
la Ocupación norteamericana de 1916. En este período se llevó a cabo una alta
penetración norteamericana en los asuntos dominicanos y debido al desorden de
los gobiernos concertando grandes deudas, se concluyó en un protectorado finan-
ciero de Estados Unidos en el país.
Con la restauración de la República en marzo de 1865 como nación soberana
e independiente, surgió una nueva clase de líderes y caudillos militares regionales
que habían luchado contra la anexión española para expulsar sus tropas del país.
El autoritarismo y militarismo surgió como un fenómeno político en la vida na-
cional, que dejaría profundas secuelas en el carácter de la población. Después de
tres años de guerras, la nueva República quedó económicamente arruinada, su
agricultura y ganadería devastada, y los nuevos gobiernos que surgieron duraban
muy poco tiempo y estuvieron agobiados por los pagos de las deudas externas e
internas, las constantes devaluaciones de la moneda y por las rivalidades sectarias
entre los líderes políticos y militares. La Guerra Restauradora había creado mu-
chos jefes militares, una oficialidad acostumbrada al poder y a numerosos caudi-
llos militares regionales, que pronto incidirían en la política nacional.
Los líderes políticos y militares se peleaban entre sí por causas personales y por
razones de poder, producto de las tendencias y grupos de caudillos con sus propias
tropas y las ansias de manejar las finanzas del país. La gobernabilidad fue muy di-
fícil y precaria y los gobernantes eran líderes sin experiencia de Estado. Según el

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historiador Frank Moya Pons, del 1865 al 1899 gobernaron la nación treinta y siete
presidentes, juntas, triunviratos, consejos de secretarios y dictadores, lo cual creó
grandes problemas de inestabilidad interna y gobernabilidad y graves problemas
económicos y monetarios. El país oscilaba como un péndulo a la luz de la incierta
realidad política de sus caudillos y jefes militares y de las presiones internaciona-
les. Los años de 1866 hasta el 1899 estuvieron dominados principalmente por dos
grandes corrientes políticas, la corriente conservadora (rojos), y la liberal, (azules). 65
Pero las dos figuras que dominaron la época con gobiernos autoritarios fueron
el cinco veces presidente Buenaventura Báez y el general Ulises Heureaux (Lilís),
el primero gobernó de forma constitucional en ocasiones y otras de manera dicta-
torial y el segundo con una larga y férrea dictadura del 1887 hasta su asesinato en
1899. Sobresalió de manera notable el general Gregorio Luperón, héroe de la Res-
tauración y presidente por un año de 1879-80 y líder por muchos años del bando
liberal.66 También sobresalieron en estos años los generales José María Cabral,
Césareo Guillermo e Ignacio María González, los cuales se alternaron el poder
varias veces y el civilista Ulises Francisco Espaillat, que gobernó en 1876, por unos
pocos meses, pero dejó un legado de pensamiento político y de conducta ética.
La norma del último cuarto del Siglo XIX fue la de gobiernos efímeros, gran
precariedad institucional, rivalidades económicas y políticas entre el Sur y el Ci-
bao, los problemas entre los productores agrícolas de tabaco, café y la industria
maderera, quiebra de las finanzas públicas y una moneda muy devaluada por el
exceso de emisiones inorgánicas. Además, tanto el presidente Báez como el dic-
tador Heureaux, tuvieron en común dos ideas nefastas para el país: primero: los
permanentes intentos para arrendar, vender o anexionar la Península de Samaná o
el propio país, a alguna potencia europea y después de 1865 a los Estados Unidos,
como muy bien describen en sus detalladas y excelentes obras, Charles Christian
Haugh y Charles Callan Tansill, que investigaron exhaustivamente en los archivos
norteamericanos.67 Ambos gobernantes se trazaron como parte de su política ex-
terior y para ampliar su poder político y económico, negociar el arrendamiento o
la anexión al gran vecino del norte.
La segunda constante política, fue la urgencia que ambos gobernantes tuvie-
ron para gestionarse onerosos préstamos en Europa y colocar bonos dominicanos
en las plazas financieras de París, Amsterdan y Londres. En la próxima sección
se explicará esta tristemente célebre diplomacia financiera que arruinó al país y

65 Frank Moya Pons. Manual de Historia Dominicana. Op. cit., pp. 366-385
66 Miguel Ángel Monclús. El Caudillismo en la República Dominicana. Santo Domingo. 3ª. Ed. Santo Do-
mingo, Editora del Caribe, 1962, pp. 55-70.
67 Charles Christian Hauch. Op. cit., pp. 190-211. Tambien en Charles Callan Tansill. Op. cit.

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quebró sus finanzas públicas, lo que provocó la injerencia y control de las aduanas
nacionales, primero por las casas bancarias privadas y al principio del Siglo XX por
el propio Gobierno de los Estados Unidos. 68 No obstante la inestabilidad política
y los problemas económicos recurrentes, durante este último cuarto del Siglo XIX
el país comenzó a experimentar grandes trasformaciones económicas y sociales y
de cambios en la infraestructura.
Debido a la Guerra de los Diez años en Cuba en 1868, una serie de cubanos
inversionistas azucareros con ingenios en la Provincia de Oriente de esa isla se tras-
ladaron a San Pedro de Macorís, y comenzaron a instalar ingenios de producción
de azúcar y a sembrar las plantaciones de caña. Para el 1870 existían 12 ingenios
en operación. Detrás de los capitales cubanos vinieron inversionistas portorrique-
ños, norteamericanos, italianos y dominicanos, que construyeron nuevos ingenios
de producción de azúcar. En veinte años en la región del Este del país había flo-
recido la industria azucarera, con sus redes de ferrocarriles, plantaciones de caña,
talleres y puertos de exportación en La Romana, San Pedro de Macorís y Santo
Domingo. Esto creó la moderna economía de productos primarios de exportación
y transformó la agricultura, la base social y el campesinado de esas zonas.
Para 1890 aumentó el número de pequeños ingenios a 23 unidades, y el valor
de su producción representaba el 32 % de la economía nacional.69 Igualmente, en la
región central del Cibao prosperó la agricultura del tabaco para fines de exportación
a Europa. El tabaco se cultivaba en pequeños predios de tierras fértiles y esa frag-
mentación en la base productiva dio lugar a un campesinado agricultor de baja clase
media. Los ferrocarriles de transporte de pasajeros y carga se comenzaron a construir
bajo el gobierno de Lilís, de Sánchez a La Vega, con ramificaciones por Moca y San
Francisco de Macorís y de Santiago a Puerto Plata. El ferrocarril propició que los
productos del campo dominicano pudieran ser transportados hasta los puertos de
embarque y entrelazó los pueblos, con lo que revolucionó la economía nacional.

Política de Relaciones Exteriores

En su reconocida obra, La Política Exterior Dominicana 1844-1961, la


historiadora Mu-Kien Sang, ha señalado que la política exterior del país durante
el período de 1866 al 1899, estuvo dominada por tres ejes políticos fundamenta-
les que fueron producto de las deficiencias internas políticas y económicas, y por
la correlación de fuerzas e intereses de las principales potencias, como Francia,

68 Franklin Franco Pichardo. Historia del Pueblo Dominicano. t. I y II. Santo Domingo, Instituto del Libro,
1992, pp. 304-345.
69 Arturo Martínez Moya. La caña da para todo. Santo Domingo, Archivo General de la Nación. 2011.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

España, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. En este período además de es-


tos países, la República tuvo muy pequeños contactos y relaciones con los países
hispanoamericanos, de Europa Central o del Asia. Durante estos años la cancille-
ría jugó un papel muy importante, en diversas negociaciones de índole política,
comercial y financiera. Los Secretarios de Relaciones Exteriores y los Enviados
Especiales Plenipotenciarios desempeñaron un papel muy relevante. Los tres ejes
o marcos fundamentales de la diplomacia dominicana fueron:
1) Las relaciones conflictivas con la vecina República de Haití en varios fren-
tes, el militar, comercial, político y el fronterizo;
2) Las relaciones con los Estados Unidos y el deseo de los gobernantes domi-
nicanos de firmar un contrato de arrendamiento o anexión de la península de Sa-
maná, y hasta la anexión del país, con sus vertientes de presiones y antagonismos
con varios países europeos;
3) La activa diplomacia financiera, encaminada a buscar recursos en la forma de
empréstitos con firmas bancarias de Europa y colocar bonos dominicanos, primero
en las plazas de capitales europeas, y después del 1892 en los Estados Unidos. 70

1. Relaciones Conflictivas con Haití

Como hemos explicado en el capítulo I, la dominación haitiana de la zona


española en el este de la Isla durante 22 años y las cuatro guerras con Haití des-
de la independencia dominicana de ese país en el 1844, marcaron una relación
altamente conflictiva en la historia de las dos naciones que comparten la Isla Es-
pañola. Las batallas para consolidar la independencia dominicana duraron once
años continuos, en las campañas de 1844, 1845, 1849 y del 1855 al 1856, cuando
finalmente fue derrotado el ejército haitiano comandado por el general Faustin
Soulouque. Estas constantes guerras no permitieron a la naciente República or-
ganizar el Estado, sus finanzas y su ordenamiento político. El país y los diferentes
gobiernos de ese período estuvieron sometidos al rigor y al costoso sacrificio de las
batallas, los gastos económicos en ejércitos y las armas. 71
Después de 1866 habían terminado las batallas formales con los gobiernos
de Haití. Los conflictos que emergieron eran de otra índole, pero de gran impor-
tancia para el futuro del país. El primero fue la constante migración de haitianos
cruzando la frontera indefinida e invisible que existía en esa época, basada en los

70 Mu-kien Adriana Sang. Op. cit., pp. 25-26.


71 Ramiro Matos González. Historia Militar Dominicana. Santo Domingo, Editora Libro 1984. Emilio Ro-
dríguez Demorizi. Guerra Domínico Haitiana. Documentos para su estudio. Ciudad Trujillo, Academia
Militar Batalla de las Carreras, 1957.

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límites del Tratado de Aranjuez de 1777, que nunca se deslindaron o precisaron.


Los haitianos fueron moviéndose hacia el este y tomaron pacífica y lentamente
vastos territorios considerados dominicanos, por el sur: Bánica, Jimaní, San Juan
de la Maguana, Pedernales y en el norte por Dajabón y Montecristi. Este traspaso
de habitantes fue una fuente de constantes disputas y de escaramuzas militares en
ocasiones. No hubo de parte de los gobiernos haitianos ningún interés en regula-
rizar o de llegar a acuerdos de paz y amistad.
Mu-Kien Adriana Sang, quien ha estudiado la política exterior de la nación,
ha señalado: “La explosión demográfica que se daba en Haití conduce a una ocu-
pación del territorio dominicano que es utilizada luego como razón jurídica para
conservar los territorios ocupados, no aprovechados por el Estado dominicano.
Para algunos gobiernos era preferible hacerse de la vista gorda ante esta situación
a cambio de otros favores por parte del Estado haitiano.” 72
Otra causa de conflictos fue el contrabando de mercancías por la frontera y a
través de los pueblos fronterizos de ambos países. Lo cierto es que los comercian-
tes de ambos lados mantenían un activo comercio al margen de controles o pagos
arancelarios de sus respectivos gobiernos. Esto causó frecuentes enfrentamientos
entre los dos gobiernos que deterioraban todo el clima político y diplomático. La
frontera era zona pionera y tierra de nadie. La otra forma de permanentes fric-
ciones fue el uso del territorio de uno o el otro país, para organizar movimientos
armados de un bando político contra el otro. Santana, Báez, Cabral, Luperón,
Lilís, González y los generales restauradores, todos en algún momento se aliaron
con presidentes y jefes militares haitianos para buscar apoyo a su causa, sea con
recursos financieros, armas, uso del territorio para lanzar invasiones o para exiliar-
se. Lo mismo hacían presidentes, generales y opositores haitianos que buscaban
refugio o protección en la República Dominicana.
Durante la presidencia del general Ignacio María González, el 9 de noviembre
de 1874, después de arduas negociaciones, se firmó en Puerto Príncipe el primer
Tratado de Paz, de Amistad, de Comercio, de Navegación y de Extradición.73 Fue
suscrito por el presidente González y el presidente haitiano Michel Domingue.
Dicho tratado fue ratificado por ambos Congresos y entró en vigor el 8 de febrero
de 1875. Este Tratado fue un hito en las relaciones entre las dos naciones, aunque
como veremos, sufrió múltiples incidentes y problemas para su aplicación. Ade-
más, por obtener ingresos y cierta paz, el presidente González cometió un grave
error. El historiador Frank Moya Pons comentó:

72 Mu-Kien Adriana Sang. Op. cit., p.63.


73 Frank Moya Pons. Op. cit., p. 380.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

“Este Tratado fue negociado durante todo el año 1874 y fue final-
mente firmado el 9 de noviembre estipulando que las líneas fronterizas
se establecerían conforme a los intereses de ambos países y permitiendo
el establecimiento del libre comercio, mediante el pago de una indem-
nización de ciento cincuenta mil pesos anuales durante ocho años a
favor del gobierno dominicano, quien aceptaba de forma tácita la so-
beranía de Haití en aquellos territorios ocupados por los haitianos a
la fecha…Con este Tratado los dominicanos perdieron la posibilidad
de recuperar los territorios que durante más de setenta años habían
ocupado los haitianos en violación a la línea fronteriza establecida en
1777, en virtud del Tratado de Aranjuez, que fue la frontera que los
dominicanos siempre reclamaron como verdadera.” 74

Desde el principio hubo problemas con la delimitación de la frontera, pues el


tratado fue vago en su redacción y aceptaba de hecho las zonas que habían ocu-
pado los haitianos a través de tiempo. Para los dominicanos los límites eran los
trazados en el Tratado de Aranjuez y para los haitianos, las posesiones actuales, es
decir, los terrenos o zonas ya ocupadas. Esto era un gran diferendo, pues se trataba
de extensos kilómetros de tierras fronterizas que lentamente fueron ocupadas.
Otro incidente fue el incumplimiento del Artículo 12 del Tratado, que establecía
que Haití debía pagar 150,000 pesos anuales por el costo del intercambio comer-
cial en la frontera. Haití incumplió con esta indemnización y pago contractual.
El problema de los límites y demarcación de la frontera fue el más serio y el que
tendría aún más repercusiones en el futuro.
Al año siguiente el conflicto de interpretaciones del Tratado se agravó y tam-
bién cambió la presidencia en Haití. Como resultado, la Asamblea Legislativa de
Haití el 9 de octubre de 1876 declaró nulo y sin efecto el convenio con la Repú-
blica Dominicana, lo que fue calificado de grave revés diplomático. El historiador
Manuel Arturo Peña Batlle, experto en el tema haitiano, escribió:

“El Gobierno dominicano no dio asentamiento a la denuncia del


instrumento, alegando que una sola de las partes no podía declarar
sin efecto el Tratado sin el consentimiento y anuencia de la otra. Al
efecto hizo enviar el Gobierno dominicano --1876 al 1880 -- a Puerto
Príncipe cuatro delegaciones diplomáticas para negociar con Haití el
restablecimiento y el cumplimiento del instrumento denunciado. La
última de estas gestiones, a cargo del entonces Secretario de Estado de

74 Ibid., pp. 380-381.

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lo Interior y Policía, general Ulises Heureaux, tuvo resultado relativa-


mente halagüeño: el 14 de octubre del 1880 se suscribieron en Puerto
Príncipe, dos convenciones de carácter político, una para restablecer
“las relaciones de franca y leal amistad, así como de buena vecindad
entre las dos Repúblicas, bajo las mismas condiciones que establecían
las convenciones anteriores.” 75

Sin embargo, el nuevo convenio firmado en 1880 no tuvo real efecto y los
mismos problemas y conflictos continuaron entre los dos países. De nuevo, en el
1890 el presidente Heureaux y el presidente haitiano Florvil Hippolyte intenta-
ron subsanar los problemas de interpretación y llegar a acuerdos más duraderos.
Pero nada sucedió y la situación quedó estancada hasta el 1895. Los gobiernos de
Haití no mostraban interés en negociar y preferían dejar los temas fronterizos en
el limbo. Por fin, en el 1895 ambos países firmaron una Convención de Arbitraje
y se delegaba en el papa León XIII, para que sirviera de árbitro en las decisiones
de los puntos de la frontera. Pero los gobiernos no se pudieron poner de acuerdo
en la interpretación práctica del principio de “posesiones actuales”, lo que volvió a
causar un estancamiento. En vista de estas indefiniciones el papa León XIII retiró
su oferta de arbitraje, con lo cual el diferendo quedó otra vez sin solución.
Nuevamente, en el 1898, los presidentes Heureaux y Sam, se reunieron en
Jacmel con el propósito de volver a solicitar al papa que aceptara servir de árbitro
final, brindándole más poder discrecional y de decisión. En Jacmel se firmó un
Acuerdo que según Mu-Kien Adriana Sang: “estipulaba que, en caso de no resol-
verse el asunto por mediación del papa en el transcurso de un año, el Gobierno de
Haití retendría los territorios que ocupaba desde 1874 y pagaría un millón de dó-
lares al Gobierno de la República Dominicana a guisa de indemnización. A su vez,
el Gobierno dominicano daría por concluido el asunto de los límites fronterizos y
pagaría US$ 300 mil dólares como retribución a los haitianos cuyas propiedades
hubieran sido confiscadas en 1844”.76
El gobierno de Lilís llegó a su fin cuando fue asesinado en Moca por un grupo
de jóvenes revolucionarios, el 26 de julio de 1899. Con su muerte este Tratado de
1880 con Haití no entró en vigor y quedó, como el anterior, en el limbo político
y jurídico. Con la entrada del Siglo XX llegarían nuevas y poderosas presiones para
el país, y las prioridades de los gobernantes cambiaron. La cuestión haitiana quedó
sin resolverse por varias décadas.

75 Manuel Arturo Peña Batlle. “El Tratado Domínico-Haitiano de 1874, no tiene vigencia”. En Juan Dan-
iel Balcácer (comp.), Ensayos Históricos. Santo Domingo, Fundación Peña Batlle, 1989, p. 338.
76 Mu-Kien Adriana Sang. Op. cit., p. 65.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

2. Intentos de Anexión de Samaná y venta de la República

Como hemos apreciado, los diferentes Gobiernos, tanto de Buenaventura


Báez, José María Cabral como del general Pedro Santana trataron de arrendar o
vender la Península de Samaná a Inglaterra, Francia o a los Estados Unidos. En
principio las dos naciones europeas estaban interesadas, pero no deseaban tener
conflictos entre ellas o con España, ni con la emergente potencia de Estados Uni-
dos. Había un interés de mantener un equilibrio entre los poderes. Los agentes
consulares de Francia, Inglaterra y España desplegaron una gran labor de cabil-
deos y presiones para obtener el contrato. Por el lado norteamericano también
existían fuertes partidarios del expansionismo en algunos círculos políticos y en
grupos privados de inversionistas. 77
Concluido el período de la anexión dominicana al Reino de España en 1865 y
también la Guerra de Secesión en Estados Unidos, nuevamente las ambiciones de
algunos políticos dominicanos liderados primero por el general José María Cabral
en 1865 y principalmente por el presidente Buenaventura Báez en 1866 y 1868, du-
rante su Gobierno de seis años, volvieron a resucitar en la política exterior dominica-
na la posibilidad de negociar un arrendamiento o venta de la Península de Samaná, e
inclusive, como veremos, intentaron hasta la anexión total del país a Norteamérica.
Los presidentes Andrew Johnson y el héroe militar y presidente Ulyses S.
Grant, fueron gobernantes expansionistas. Buscaron ampliar los territorios y te-
ner bases navales y carboneras en las islas del Caribe. Particularmente durante la
presidencia de Grant se desplegaron grandes esfuerzos por arrendar, anexionar a
Samaná o el país. El presidente Johnson tuvo al poderoso secretario de Estado de
ideas imperialistas William H. Seward, quien también había sido un influyente
secretario del presidente Lincoln. El secretario Seward tenía un agudo pensamien-
to imperialista y siempre abogó por incrementar la influencia norteamericana en
el Caribe, en toda la América y en mundo. Pensaba que los Estados Unidos tenía
que tener un papel más determinante en la política internacional y expandir sus
fronteras hacia el sur y nuevas posesiones en el Pacífico.
Seward defendió ardorosamente tanto ante el presidente Lincoln y Johnson
sus ideales expansionistas. Por la situación creada por la Guerra Civil norteame-
ricana tuvo que suspender sus planes, porque toda la prioridad de Lincoln estaba
centrada en la guerra doméstica. Seward dejó sin efectos sus insistentes amena-
zas a España y rivalidades con los países europeos hasta el fin de la contienda.
Sin embargo, terminada la Guerra de Secesión volvió a implementar sus ideas
expansionistas, en particular con la República Dominicana. Con el presidente

77 Charles Callan Tansill. Op. cit., pp. 218-230.

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nuevo Andrew Johnson (1865-69) volvió a abogar por la anexión de la República


Dominicana a los Estados Unidos, aunque tenía poderosos políticos e intereses en
contra de esa aventura regional. No había un real consenso. Muchos senadores y
distinguidos miembros de la opinión pública se oponían a la anexión de Samaná
o a todo tipo de aventurismo diplomático en el exterior.
El interés de anexar a Samaná y otras islas del Caribe del secretario Seward era
tan marcado que viajó el 9 de enero de 1866 a la Isla Holandesa St. Thomas y de
ahí llegó el 14 de enero, en un viaje relámpago a Santo Domingo, para entrevistarse
con su delegado Cazneau, y reunirse con el presidente Báez. Fue un viaje secreto
para evaluar en el terreno las perspectivas de estas dos posibilidades en el Caribe.
Seward se reunió con el presidente Báez para conocer sus impresiones sobre el país,
su seguridad y para tantear sus ideas sobre la Península de Samaná. Estuvo solo un
día en Santo Domingo y vino acompañado de asesores e ingenieros civiles y mili-
tares. Según un libro posterior de su hijo Frederick, su padre se llevó muy buena
impresión de Báez, y creyó en su propósitos de vender o anexar a Samaná a los Es-
tados Unidos. Al año siguiente el secretario Seward envió a su hijo y sub secretario,
Frederick W. Seward, acompañado del Vice-Almirante David D. Porter, quien era
un técnico con experiencia. Frederick Seward y su delegación llegaron al puerto de
Santo Domingo el 19 de enero de 1867, en el buque Gettysburg. Se entrevistó con
el nuevo presidente José María Cabral y con José Gabriel García, el secretario del
Despacho de Relaciones Exteriores. 78 Estos viajes muestran el gran interés del Se-
cretario Seward y sus aliados en obtener territorios y bases carboneras en el Caribe.
El Secretario de Estado William H. Seward expresó estas ideas con claridad
en 1868:

“Las condiciones políticas y sociales de las Repúblicas de Haití y


Santo domingo son dolorosas y muy poco satisfactorias…Una política
nacional comprensiva, sin duda sancionaría la adquisición e incorpo-
ración en nuestra Unión Federal, de una manera legal, de las varias co-
munidades continentales e insulares que nos rodean, sin violar la justi-
cia nacional, la buena fe o el honor. La posesión o el control extranjero
de esas comunidades, ha impedido el crecimiento y ha desvirtuado la
influencia de los Estados Unidos…Si cada una de esas Repúblicas inde-
pendientes, fueran incorporadas a los Estados Unidos, se convertirían
en una fuente de fuerza y de poder.” 79

78 Frederick Seward. Seward en Washington. New york, s.e., 1891, p. 310. Vease tambien a David D. Por-
ter. “Secret Mission to Santo Domingo”. North American Review, vol. CXXVII, Boston, 1879, p. 629.
79 Carta de William Seward, citada en la obra de Diómedes Núñez Polanco. Anexionismo y Resistencia.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Con el ascenso al poder del presidente Ulyses S. Grant en marzo de 1869,


junto con su Secretario de Estado Hamilton Fish, desarrollaron durante tres
años una intensa campaña con los gobiernos dominicanos con la finalidad de
lograr un acuerdo y firmar un contrato de anexión de la Península de Samaná,
como finalmente se logró el 29 de noviembre de 1869. Ambos presidentes y
sus secretarios de Estado fueron representantes del emergente imperialismo
norteamericano, aunque tuvieron también fuertes opositores aislacionistas
en el Congreso y la sociedad norteamericana, que no deseaban ninguna aven-
tura en el extranjero y que al final obstaculizaron y bloquearon sus planes. 80
Este episodio de las negociaciones y conversaciones secretas para pactar entre
ambos países la anexión de Samaná, es uno de los capítulos más interesantes
y controversiales en la historia diplomática en cada país, durante esos años de
turbulencias y corrupción en la República y comienzos de anhelos imperiales
en los Estados Unidos.
Con su llegada a la presidencia por cuarta vez en 1868, Buenaventura Báez
enseguida comenzó a cabildear y promover la idea de vender o anexionar a Sa-
maná o al país, tanto con los Agentes diplomáticos norteamericanos, como con
los cabilderos y promotores privados William L. Cazneau y Joseph W. Fabens y
después del 1869, directamente con el presidente Ulyses S. Grant. Báez fue un
persistente sostenedor de la política exterior de anexionar al país a una potencia
extranjera, por tres razones fundamentales: la primera era que no confiaba en la
capacidad de los dominicanos de gobernarse; la segunda: para afianzar su poder
político contra sus opositores y la tercera: por sus intereses económicos privados
fraudulentos. 81
El 8 de enero de 1868, el presidente Buenaventura Báez envió como Enviado
Especial a Washington a su delegado personal Pablo Pujol, con la finalidad de
negociar con el secretario Seward los términos de un tratado de venta o anexión
de Samaná. Pujol confrontó ciertas dificultades en las negociaciones, pues Seward
deseaba más seguridades del gobierno dominicano antes de volver a comprome-
terse ante su propio gobierno. Tenía desconfianza de la inestabilidad política y
los cambios de opinión de Báez. Por eso, nuevamente, el 18 de enero de 1868, el
enviado Pujol, volvió a escribirle al secretario Seward, brindándole estas inusitadas
garantías; “Cualquier dificultad que pueda surgir en el futuro entre los Estados
Unidos de Norteamérica y la República Dominicana en cumplimiento de este tra-

Santo Domingo, Alfa & Omega, 1997, p. 165. También en Mu kien Adriana Sang. Op. cit., p. 51.
80 Ibid., p. 350-365.
81 Alfonso Lockward. La Doctrina de Monroe y Santo Domingo 1823-1868. Santo Domingo, Editora Tall-
er. 1994, pp. 33-45.

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tado, o por cualquier otra causa que sea, será determinada por la Suprema Corte
de los Estados Unidos y a este fin la República Dominicana delegará a la misma
plenos poderes sometiendo a su arbitrio cualquier diferencia”. Esta carta era una
barbaridad jurídica de sumisión.
El secretario Seward le contestó el 20 de enero de 1868, solo dos días después,
señalando que podría acortar el plazo del contrato, pero que no podía considerar
ninguna oferta con un costo mayor a US$ 1.0 millón en efectivo y otro US$ 1.0
millón en armas y equipamientos de guerra. Respecto a que la República delegara
su jurisdicción legal ante la Corte Suprema, no la aceptó, bajo el argumento que
era inconstitucional en los Estados Unidos. 82 Esta carta de Pujol demuestra la
desesperación de Báez y sus delegados, que eran capaces de firmar cualquier carta
ilegal y aberrante, por obtener el dinero de la venta o anexión.
Desde abril de 1868, el presidente Báez envió personalmente con Joseph Fa-
bens un documento oficial al Gobierno norteamericano, en el cual reiteraba su
deseo de recibir inversiones de empresas norteamericanas y que él brindaría toda
la protección necesaria. El mensaje más secreto era la posibilidad de vender a
Samaná a Estados Unidos por un US$ 1 millón, y otros US$ 100,000.00 en
armas y pertrechos de guerra. 83 La propuesta fue considerada cuidadosamente
por el secretario Seward, pues desconfiaba de la seriedad de la oferta y por temor
a los constantes cambios políticos en la Isla. La experiencia hasta ahora había sido
negativa.
De estas complicadas negociaciones, por fin a principios de noviembre de
1869 firmaron un documento inicial de entendimiento, llamado “Base Preliminar”
de anexión, mediante el cual se transferiría toda la soberanía a Estados Unidos, se
le concedía la ciudadanía norteamericana a los dominicanos, tenían el control de
todos los puertos y las finanzas, en fin una cesión de soberanía absoluta. Tenía una
cláusula que establecía que en caso de no conseguir la aprobación del Congreso,
entonces se convertiría en un arrendamiento a 99 años de la Península de Samaná.
Es decir, en el mismo Acuerdo hubo dos opciones, según pudieran obtener las
aprobaciones. Finalmente, después de tantas intrigas e intercambios entre ambos
Estados y sus respectivos cabilderos y agentes libres u oficiales, el 29 de noviembre
de 1869 se firmó el Tratado de Anexión, suscrito por Manuel María Gautier como
secretario del Despacho de Relaciones Exteriores de la República Dominicana y el
mayor Raymond Perry, agente comercial por los Estados Unidos. 84
Charles Christian Haugh, en su obra ha descrito estos eventos tan entreguistas:

82 Charles Callan Tansill. Op. cit., p. 303.


83 Ibid., pp. 302-204.
84 Mu-Kien Adriana Sang. Op. cit., p. 53. También en Carlos Federico Pérez. Op. Cit., vol. II, pp. 164-68.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

“Con la ayuda de Fabens y Cazneau, Badcock concluyó dos Tra-


tados con el Ministro Gautier el 29 de noviembre de 1869. El Tratado
de anexión implicaba la renuncia a la independencia dominicana, la
admisión de los dominicanos a la ciudadanía norteamericana plena, y
al pago de $1,500,000.00 para cancelar la deuda pública dominicana.
Báez quedaba obligado a no incurrir en deuda alguna, y a la espera de
la ratificación, no podía hacer concesión alguna de tierras del Estado o
de recursos naturales...El segundo Tratado, es decir, la convención de
arrendamiento de Samaná, estipulaba el ya citado término de cincuen-
ta años y una renta anual de $ 150,000.00” 85

El convenio significaba la desaparición de la República Dominicana y su con-


versión en un Estado de la Unión. Cuando se conoció este Tratado de Anexión
se produjo una explosión de reacciones negativas en Estados Unidos y en el país.
Toda la negociación había sido muy discreta y ahora la opinión pública de ambos
países conoció y reaccionó en contra, cada uno por motivos políticos e intereses
diferentes. Una gran parte de los senadores norteamericanos protestaron y estaban
en desacuerdo con esta anexión. Para poner en vigencia el tratado, el Senado de
Estados Unidos lo tenía que aprobar y en la República Dominicana, se tenía que
realizar un plebiscito para que el pueblo votara a su favor. El plebiscito fue reali-
zado de forma fraudulenta por el Gobierno de Báez y fue una ficción el proceso.
Nada fue creíble.
Ante estas polémicas el Congreso norteamericano creó una Comisión Inves-
tigadora el 12 de enero de 1871 para estudiar y evaluar las consecuencias de la
anexión para ambos países. Los miembros de la Comisión designada fueron Dr.
Samuel G. Howe, el ex senador Benjamin F. Wade y Andrew D. White, Rector
de la Universidad de Cornell. La Comisión viajó a Samaná llegó el 24 de enero de
1871 y regresó a Nueva York el 26 de marzo, después de sesenta días en el país. Se
reunieron con el presidente Báez, el secretario Manuel M. Gautier, el secretario de
Justicia Félix Delmonte, y también con prominentes comerciantes, hacendados y
distintas personalidades del país. A su regreso a Washington la Comisión rindió
un informe favorable a la anexión que el presidente Grant envió de inmediato al
Congreso, con el anhelo de resucitar su insistente propuesta.
Un grupo de dominicanos descalificó a la Comisión del Senado y se pro-
nunció en contra de la anexión. En un documento publicado en Puerto Rico, los
señores Carlos Nouel, Melitón Valverde, Pedro Pablo y José Bonilla, criticaron los
trabajos de la Comisión. Los autores señalaron: “Qué ha aprendido la Comisión

85 Charles Christian Hauch. Op. cit., p. 215.

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en los treinta y tres días que ha recorrido…? Nada, absolutamente nada. Ella sólo
ha podido aprender lo que el aspecto general del país le ha revelado; lo que sus
hijos publican con su silencio; lo que no puede escaparse a la penetración de un
hombre ilustrado; lo que el mundo entero sabe; lo que ya se os ha dicho muchas
veces: Que la República Dominicana quiere conservar su autonomía.”.86 Este do-
cumento circuló y fue debatido entre los dominicanos en el país y el exterior. El
general Gregorio Luperón y José María Cabral lideraron la protesta en todo el país
contra la anexión e impulsaron un fuerte movimiento político y militar contra el
presidente Báez y su Gabinete. Los antibaecistas se levantaron en enérgicas protes-
tas y se alzaron contra el gobierno.
En el Senado de los Estados Unidos, surgió entonces la poderosa oposición
del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, el influyente senador por
Massachusetts, Charles Sumner, quien había sido amigo y aliado del presidente
Grant, pero no era expansionista, tenía una posición liberal abolicionista y fue
promotor del derecho del sufragio de votación de los negros ex esclavos. Sumner
tenía ideas racistas, aunque fue anti exclavista. La campaña de Sumner fue feroz,
acusando a Grant, Fish, Babcock y Perry de apoyos empresariales oscuros y acusó
de corrupción a algunos de los representantes privados norteamericanos, como
Babcock, Cazneau, Fabens y otros. En un vibrante discurso ante el Congreso, el
senador Charles Sumner, expresó:
“La isla de Santo Domingo, situada en aguas tropicales y ocupada por otra
raza, no podría jamás convertirse en una posesión permanente de los Estados
Unidos. La pueden capturar por la fuerza de las armas o mediante la diploma-
cia…, pero la jurisdicción impuesta no puede perdurar. Ya un estatuto superior
ha entregado esa isla a la raza de color. Es suya por derecho de posesión; por estar
mezclados su sudor y su sangre con la tierra por la posición tropical; por su ardien-
te sol; y por las inalterables leyes del clima…” 87
El presidente Grant durante tres años apoyó y él mismo fomentó con sus
partidarios la anexión de la República a la Unión Norteamericana. Primero con
el secretario de Estado Seward y después con el secretario Hamilton Fish, estuvo
muy comprometido con esta política expansionista. Tenía amigos y comerciantes
e intereses dudosos que colaboraron con su Gobierno en este empeño. El pre-
sidente Grant llegó a abogar en un discurso ante el Congreso el 21 de mayo de
1870, en los momentos decisivos del debate y la votación, que la anexión era una
causa noble y digna para su país. En el mensaje el presidente Grant señaló:

86 Emilio Rodríguez Demorizi. Proyecto de Incorporación de Santo Domingo a Norteamérica. Santo Do-
mingo, Editora Montalvo, 1965, p. 33.
87 Charles Callan Tansill. Op. cit., p. 510.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

“La adquisición de Santo Domingo está en consonancia con la Doc-


trina de Monroe; es una medida que favorece la seguridad nacional; afir-
ma nuestro justo derecho de ejercer una influencia determinante sobre
el gran tráfico comercial que en breve fluirá de este a oeste mediante el
istmo de Darién; robustecerá nuestra marina mercante; proveerá nuevos
mercados para los productos de nuestra agricultura, de nuestros talleres y
fábricas; hará de inmediato insoportable la esclavitud en Cuba y Puerto
Rico y en definitiva en Brasil…; proveerá a nuestros ciudadanos las cosas
necesarias de la vida cotidiana a precios menores que jamás anteriormen-
te; y es, finalmente, un paso rápido hacia la grandeza que la inteligencia,
la industriosidad y el espíritu de empresa de los ciudadanos de los Esta-
dos Unidos exigen para este país entre las naciones.” 88

Su mensaje es una muestra de sus ideas tan expansionistas y sus ambiciones


en el Caribe, aunque no tenía consenso en el Congreso o la opinión pública. El
tratado fue sometido al Senado norteamericano a principios de 1870, la votación
quedó empatada 28/28, sin lograrse una mayoría superior al 66 %, lo que signi-
ficó el fracaso del proyecto anexionista de Grant y de Báez. Fue una dura derrota
personal y política para el presidente Ulyses Grant, quien había empeñado su
prestigio y liderazgo. Charles Sumner y sus senadores aliados lograron triunfar, y
con ese rechazo del Senado, la República Dominicana pudo permanecer como na-
ción libre y soberana. Para el presidente Buenaventura Báez y sus aliados políticos
y comerciales fue una gran derrota y frustración, pues inclusive ya habían recibido
un avance de US$ 150,000.00 por el convenio, para ayudar en sus perentorias
necesidades de recursos para continuar las luchas contra los anti baecistas, guiados
por el general Luperón y por el general José María Cabral. Para las fuerzas liberales
del país fue un gran alivio y un motivo de júbilo. 89
Ante este rechazo del senado norteamericano, el presidente Báez con sus mi-
nistros continuó las negociaciones con los aventureros privados que llevaban años
buscando el arrendamiento o venta de la Península de Samaná. Báez buscaba re-
cursos para combatir la creciente oposición a cualquier costo. Nuevamente surgió
la figura del cabildero Joseph Fabens negociando un acuerdo privado de arren-
damiento y para esos fines él y sus socios crearon la Samaná Bay Company, una
empresa que prometía traer colonos agrícolas norteamericanos y explotar minas
de carbón y plantaciones agrícolas y establecer la base carbonera. Todo el proyecto
al final fue un fracaso y un fraude, denunciado en los Estados Unidos. El Con-

88 Ibid., p. 490.
89 Ibid., pp. 448-451.

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trato de Arrendamiento con la empresa fue firmado el 28 de diciembre de 1872,


por el secretario del Despacho de Relaciones Exteriores Manuel María Gautier y
J. Fabens y consistía de un arrendamiento a 99 años. La cancillería dominicana
jugó un papel muy destacado en estas gestiones, junto con el Enviado Especial a
Washington.
El inusual contrato le daba toda la soberanía y autoridad a la empresa privada,
convirtiéndola de hecho en un territorio aparte del país. Báez celebró hasta un
plebiscito fraudulento en febrero de 1873 para justificar la entrega de Samaná,
pero todos sabían que era una farsa. Los revolucionarios opositores internos de
Báez liderados por los generales Luperón y Cabral, rechazaron y denunciaron el
contrato y el falso plebiscito.90 La situación política del presidente Báez se deterio-
ró rápidamente y aún dentro de las fuerzas baecistas se levantó el general Ignacio
María González y lo obligó a dimitir. Con la caída de Báez el arrendamiento que-
dó en el limbo y no se ejecutó. Tanto en los Estados Unidos como en el país hubo
muchas acusaciones de aventurismo y de negocios sucios entre funcionarios de
ambos países y sus asociados privados. Este fue el último Gobierno del presidente
Buenaventura Báez. Murió en Puerto Rico el 14 de marzo de 1884.
Después de la revolución que derrocó al presidente Báez en 1873, ya muy desa-
creditado, surgió como caudillo principal el general Ignacio María González, quien
ya había sido presidente de la República. Fue el período de Gobierno de los rojos ex
baecistas y los liberales o azules que dominaron una década en el poder. La política
exterior del nuevo Gobierno de Ignacio María González se concentró en rescindir
el contrato de arrendamiento firmado con la Samaná Bay Company, mediante el
Decreto del Gobierno Provisorio del 25 de marzo de 1874, por incumplimiento de
pagos y por considerarlo oneroso al interés nacional. El Decreto fue firmado por el
presidente González, y refrendado por los ministros, Tomás Cocco de Interior, Po-
licía y Relaciones Exteriores, Carlos Nouel de Justicia e Instrucción Pública, Pablo
L. Villanueva de Guerra y Marina. El Decreto fue tajante, y señalaba;

“El convenio celebrado en esta ciudad, en fecha 28 de diciembre


de 1872, entre el estado dominicano y la Compañía Anónima titu-
lada”Compañía de la Bahía de Samaná de Santo Domingo”, para el
arrendamiento de la Península y Bahía de Samaná y de las islas y cayos
que se encuentran en sus aguas...se declara desde esta fecha, en virtud
del mismo convenio, rescindido en todas su partes, y nulo y de ningu-
no valor ni efecto”. 91

90 Gregorio Luperón. Op. cit., pp. 162-164, 181.


91 Ibid., vol. II, p. 204.

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La anulación del contrato fue una medida muy popular y fue motivo de jú-
bilo en todo el país. La lucha militar liderada por los generales Luperón, Cabral
y González, había tenido éxito. Lograron no solo forzar la renuncia de Báez, sino
también derogar sus odiosas medidas y convenios tan onerosos para la soberanía
nacional. Pero lamentablemente las disputas y rivalidades surgieron para generar
mayor inestabilidad y caos en el plano político. Cada gobernante subía al poder
y en pocos meses o años era derrocado, por diferencias personales o ambiciones
económicas. Durante la presidencia de Fernando A. De Meriño en 1881, el ge-
neral Luperón, quien estaba con su familia en París, fue designado ministro Ple-
nipotenciario y Enviado Extraordinario ante varios gobiernos de Europa. Con su
prestigio el diplomático general Luperón realizó varias iniciativas a favor del país,
que demostraron su capacidad negociadora. Gestionó la firma de un Convenio
de Arbitraje con el gobierno de El Salvador, de fecha 3 de julio de 1882, firmado
por Luperón y el ministro de El salvador José María Torres Caicedo. La Conven-
ción fue ratificada por el Congreso dominicano el 8 de agosto de 1882. Luperón
negoció varios asuntos comerciales y financieros ante el Gobierno de España e
Inglaterra. 92
El general Ulises Heureaux (Lilís) cuando regresó al poder en 1887 actuó
como un presidente tirano y sin escrúpulos en el manejo de la presidencia hasta
su final en el 1899. En su presidencia nuevamente surgieron intentos de arren-
dar o vender la Península de Samaná a los Estados Unidos, lo que después de
tantos fracasos, parecía un acto de desesperación por obtener recursos. Además
del intento del arrendamiento o venta de Samaná y continuó con la política de
endeudamiento externo del país. Estos fueron dos ejes constantes de la política
exterior de su gobierno, que a la larga hipotecaron el país y comprometieron al
final del siglo su soberanía financiera y política. Estos temas de los préstamos ex-
ternos e internos y sus graves consecuencias se tratarán en detalle en la siguiente
sección de esta obra.
Durante el 1890 el presidente Heureaux desplegó a la vez dos acciones
diplomáticas de relevancia para el país. Primero, intentó arrendar la Penín-
sula de Samaná y utilizó para esas negociaciones al veterano Manuel María
Gautier, de nuevo secretario del Despacho de Relaciones Exteriores. El pre-
sidente Heureaux buscó dinero y apoyo del Gobierno norteamericano contra
los revolucionarios azules liberales que adversaban su tiranía y para mantener
a flote la colapsada economía del país. Igual que Báez actuó desesperado por
llegar a un acuerdo con los Estados Unidos, porque lo único que deseaba era
dinero y armas. Fueron años de entreguismo y corrupción en ambos países.

92 Ibid., vol. III, p. 128. Luperón en su Autobiografía narra sus gestiones diplomáticas en varias capitales.

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El presidente Heureaux y con su secretario de Relaciones Exteriores también


negoció y firmó el 14 de junio de 1891 con los Estados Unidos un Tratado
de Reciprocidad Comercial que dejaba libre de impuestos arancelarios a 26
productos industriales de ese país.
Al conocerse este Tratado se produjo un incidente diplomático con Alemania
y los productores dominicanos de tabaco que se oponían a esas exoneraciones y
privilegios a los productores norteamericanos. Alemania protestó enérgicamente
y pidió mediante ultimátum la anulación del Tratado de Reciprocidad Comercial
con los Estados Unidos. Alemania fue respaldada por Holanda, Francia e Italia,
que sentían igual de afectados sus intereses comerciales. Ante este enfrentamiento
Lilís cambió de opinión y dejó sin efecto el Tratado de Reciprocidad, para no
enemistarse con los Gobiernos de los países europeos, con los que en esos precisos
momentos negociaba el préstamo con la Westendorp. Igualmente, el presidente
Heureaux tuvo que abandonar la idea de arrendar a Samaná, con lo que este fan-
tasma de anexión o arrendamiento terminó en otro fracaso. Lilís también fue de-
nunciado ese año de haber enviado a Washington al respetado escritor Manuel de
Jesús Galván a tantear la posibilidad de arrendar o vender la Península de Samaná,
una política que se consideraba superada y concluida. Ante una fuerte reacción de
los políticos y la opinión pública, Heureaux tuvo que retractarse y ofrecer declara-
ciones negando tales negociaciones sobre Samaná. Fue un intento que ni siquiera
comenzó seriamente. 93
Con esto terminaba una parte muy nefasta de la historia y diplomacia domi-
nicana. Desde esta fecha en adelante, la política exterior cambió y se abandonó
esta idea entreguista que tantas veces había fracasado. Después de tres décadas de
existencia de la República Dominicana se fue gradualmente organizando el Esta-
do y sus relaciones con los diferentes países. Ya observamos como en la reforma
Constitucional del 1874 se creó la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores
y con esta institución comenzaba a mejorarse la administración y jerarquía del
servicio exterior. Para 1890 ya había concluido la etapa oscura de buscar firmar
un protectorado con las potencias europeas o con Estados Unidos. También se
había terminado con veinte años de intentar vender, arrendar o anexar la Penín-
sula de Samaná o todo el país a una potencia extranjera. Todos los episodios e
intentos concluyeron en un fracaso, tanto en el país como en los Estados Unidos.
Como veremos, en lo adelante el dictador Heureaux se enfocó en buscar recursos
económicos para sostener su precario gobierno por la vía del agresivo y dudoso
financiamiento externo.

93 Frank Moya Pons. Op. cit., pp. 418-420.

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3. Activa Diplomacia Financiera Externa

Una de las características de esta época fue la diplomacia financiera que ejer-
ció la República Dominicana en varios países europeos y finalmente con agentes
financieros de Estados Unidos. Con el regreso a la cuarta presidencia de Buena-
ventura Báez en 1868 hasta el 1874, comenzó una etapa de dramáticas situaciones
políticas y económicas que sacudirían a la nación. Desde el inicio Báez reiteró
su empeño en concluir la negociación del famoso empréstito con la casa finan-
ciera Harmont and Co., de Londres, para obtener un crédito de 420,000 libras
esterlinas, cuya negociación y ejecución culminaron en una estafa y fraude para
el país y resultó ser una fuente de generosas comisiones para Báez y sus ministros
negociadores.
El historiador César Herrera, quien ha estudiado este espinoso tema de la
deuda externa, señaló, que el 21 de junio de 1868, el Gobierno de Báez otorgó
poderes especiales al coronel norteamericano Adolphe Mendes, encargado de ne-
gocios del país en Francia, para que gestionara un empréstito por 420,000 libras
esterlinas en París, en Londres o cualquier otra capital de Europa. El secretario del
Despacho de Relaciones Exteriores, Manuel María Gautier, se dirigió a Mendes
encargándole que gestionara el crédito con el agente financiero Edward H. Har-
mont, ciudadano alemán, quien tenía un dudoso historial y era un aventurero, no
un banquero formal, pero sabía penetrar los círculos del poder. Después de meses
de negociaciones e intentos, finalmente, el 1 de mayo de 1869 se firmó el contrato
de préstamo entre la República Dominicana, representada por su ministro de Ha-
cienda Ricardo Curiel y por Edward H. Harmont como representante de la Casa
Harmont y Cía, de Londres.94
El empréstito se convirtió en un escándalo y fuente de comisiones ilegales.
El especulador de Harmont sólo llegó a avanzar al Gobierno la suma de 38,095
libras, de modo que ni siquiera llegó a la cantidad de 50,000 libras esterlinas es-
tipuladas en el contrato. El préstamo tenía un plazo de 25 años, al 6 % de interés
y se amortizaba mediante un pago anual fijo de 58,900 libras esterlinas. Lo más
funesto y escandaloso fueron las garantías y comisiones permitidas por el presi-
dente Báez a los agentes externos, quienes se vieron implicados en acusaciones de
dolo por las inmensas comisiones que Hartmont repartió de 100,000 libras, casi
el 25 % del empréstito.
Este contrato fue una enajenación de la República. Se le concedió a la casa
bancaria como garantía de repago, las recaudaciones directas de las Aduanas de

94 César Herrera. Las Finanzas de la República Dominicana. Santo Domingo. Santo Domingo, Editora
Taller,. 1987, pp. 180-185.

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Santo Domingo y Puerto Plata, y autorizó además a los prestamistas a designar


empleados en ambas aduanas, para confirmar: “los recibos expedidos por los re-
ceptores..y..colectar los derechos hasta la concurrencia de la suma necesaria para el
pago de los intereses y de la amortización del empréstito, y enviarlo al Consulado
Británico en la ciudad de Santo Domingo, quien los remitirá mensualmente a
Londres”. 95
Este empréstito del presidente Báez fue el primero de una serie de emisiones
de bonos y créditos del país, que contribuyeron al colapso y la peor crisis de la
deuda externa en la nación. El historiador César Herrera, escribió: “La soberanía
nacional quedaba en poder de los prestamistas. El oneroso proceso de tan turbias
negociaciones, a lo largo del tiempo, culminaría en 1916 con una dominación
exótica, en nombre de acreedores extranjeros, cuyo origen era el empréstito Hart-
mont…Al concluir fríamente la vasta estafa, logró aniquilar la vida financiera del
Estado dominicano durante más de medio siglo, con sus terribles consecuencias
para la vida general del país”. 96 En resumen, con esta funesta operación se hipo-
tecó a la nación y se constituyó en el permiso de entrada a la injerencia extranjera
de acreedores privados y de sus respectivos Gobiernos, que en aquella época pro-
tegían con diplomacia de buques de guerra sus intereses.
Desde que ascendió al poder en 1887, el dictador Ulises Heureaux (Lilís)
volvió a repetir la historia de los préstamos onerosos y fraudulentos que enajena-
ron aún más al país y quebraron la moral y la soberanía nacional. Fue una época
desastrosa, de falta de integridad y patriotismo de sus gobernantes. El dictador
empeoró el estado de las finanzas públicas al convertirse en el campeón de las emi-
siones monetarias inorgánicas, llamadas por el pueblo las “papeletas de Lilís”. En
el 1887 el presidente Heureaux designó como agente fiscal para conseguir présta-
mos en Europa al hábil secretario Eugenio Generoso de Marchena,97 el cual había
trabajado con Buenaventura Báez en el proceso de obtener el préstamo Hartmont
y tenía experiencia en estas gestiones y negocios cuestionables. 98
Finalmente, para e1 1888 se terminó de firmar el crédito con la firma ban-
caria Westendorp & Co., de Holanda. Esta casa financiera gestionó la venta de
bonos dominicanos en varias capitales europeas. El Gobierno de Lilís realizó con

95 Ibid,, p. 131. Tambien en Antonio de la Rosa. Las Finanzas en Santo Domingo y el Control Americano.
Santo Domingo. Santo Domingo, Editora Nacional,1969. De la Rosa es el seudónimo del escritor y
diplomático haitiano Alexander R. Pujol, quien publico su obra en 1915.
96 Ibid., pp. 130 y 133.
97 Marchena fue acusado por Lilís de conspiración para derrocarlo. Fue fusilado en diciembre de
1893.
98 César Herrera. Op. cit., pp. 180-185.

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la Westendorp dos importantes operaciones de préstamos, ambas costosas para la


nación. El primer préstamo en 1888 fue de 770,000 libras, a un plazo de 30 años
al 6 % de interés. El instrumento final firmado por el secretario de Relaciones Ex-
teriores De Marchena en Amsterdam el 16 de agosto de 1888, en su artículo quin-
to, expresaba: “Se creará en Santo Domingo el 1 de noviembre de 1888, una Caja
General de Recaudaciones de Aduanas, -- llamada La Regie -- que será encargada
de efectuar el ingreso de los derechos de importación y exportación percibidos en
todos los puertos de la República actualmente abiertos al comercio exterior, o que
puedan serlo en lo adelante. Esta Caja General de Recaudaciones será adminis-
trada por los delegados nombrados por los señores Westendorp & Co., o los que
representen sus derechos hasta la extinción del empréstito”. 99 Esta entrega de las
Aduanas dominicanas y de la Regie a una compañía extranjera, fue algo insólito
que cercenó la soberanía nacional y profundizó el poder de los europeos en el país.
El historiador César Herrera expresó esta opinión: “La República, por obra y
gracias a sus gobernantes, daba un nuevo paso hacia el abismo. Este empréstito cons-
tituyó un fraude mayor que el de Hartmont…La operación con Westendorp fue de
consecuencias incalculables, porque la República no pudo desligarse de sus ataduras
hasta el 1947”.100 Lo más lamentable fue que en pocos años la Westendorp, para
salir de los fuertes compromisos con el país decidió vender sus derechos y buscó un
grupo de financistas aventureros norteamericanos para que formaran una compañía
y traspasarle todos sus derechos y concesiones. Fue entonces que se realizó la peor y
más criticable de las operaciones, con graves consecuencias políticas para la nación,
al entrar en escena la firma prestamista Improvement Co., de Estados Unidos, con
tentáculos e influencias con funcionarios dentro del Gobierno norteamericano.
La Improvement Co., creó también una firma financiera llamada Santo
Domingo Finance Co., filial 100 % suya, para colocar bonos en los mercados
bajo otro nombre. El dictador Heureaux buscó por esta vía la colocación de
300,000 libras. Se justificó este nuevo préstamo para financiar la prolongación
del ferrocarril de La Vega a Moca y otras inversiones y pagar deudas internas.
El Gobierno garantizó un beneficio de 4 % sobre la inversión del ferrocarril
calculada en 80,000 libras, cifra que después se triplicó y fue el resultado de
malversaciones de las dos partes. Pero la transacción más audaz y un verdadero
fraude fue la idea de emitir nuevos bonos para canjearlos y extender las deudas.
Los préstamos externos y emisiones de bonos colocados de manera fraudu-
lenta, comenzaron un período de gran inestabilidad de las finanzas públicas,
corrupción, creciente injerencia de los bancos, compañías y potencias extran-

99 Ibid., p. 181.
100 Ibid., pp. 175 y 197.

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jeras en los asuntos del país y al final en la quiebra financiera de la nación. A


continuación se presenta una síntesis de los préstamos y emisiones de bonos de
la segunda parte del siglo XIX.

Resumen de Préstamos Internacionales del Siglo XIX

Préstamos Fecha Libras Plazo


Préstamo Hartmont 1º Mayo 1869 420,000 25 Años
Primer préstamo Westendorp Octubre 1888 770,000 30 Años
Segundo préstamo Westendorp 14 Mayo 1890 900,000 50 Años
Primeros bonos Improvement 23 Marzo1893 1,250,000
Segundos bonos Improvement 25 Marzo1893 225,000
Terceros bonos Improvement 28 Abril1894 2,500,000
Cuartos bonos Improvement 3 Mayo1895 1,750,000
Santo Domingo Finance Octubre1896 300,000

César Herrera. Las Finanzas de la República Dominicana. Santo Domingo. 1987, págs. 175-87

El dictador Heureaux forzó a que el Congreso aprobara el 9 de agosto de 1897


la Ley de Reconversión, con el objetivo de que la Santo Domingo Finance Co.,
comprara e intercambiara las deudas y bonos de Westendorp al valor descontado de
28 centavos el dólar. Fue una operación de intercambio de deuda vergonzosa, que
dejó grandes beneficios a Lilís y sus secretarios. Con esta operación la Improvement
y su filial financiera se convirtieron en los dueños de casi toda la deuda externa y de
varios proyectos de transporte e infraestructura en el país. La diplomacia financiera
de Báez y Heureaux, fue agresiva y manejada de forma irregular y saturada de suce-
sos corruptos. Al no poder vender, arrendar o anexar a Samaná, se volcaron a buscar
dinero, a través de numerosos préstamos y colocación de bonos. Fue una política
económica y diplomática muy perjudicial para la soberanía del país. 101

Creación de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores en


1874
La nueva Constitución de la república del 1874, en su Artículo 64, estableció
las cinco Secretarías de Estado que tendría el Estado dominicano. En esta Cons-
titución por primera vez se creó la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores,

101 Antonio de la Rosa. Op. cit. La primera edición de la obra del intelectual haitiano Richelieu Poujol
fue impresa en París por A. Pecone Editeur en 1915.

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junto con la de Interior y Policía, Justicia e Instrucción Pública, Hacienda y Co-


mercio y de Guerra y Marina. La creación de la Secretaría de Estado de Relaciones
Exteriores en la Constitución representó un paso de avance en la institucionalidad
del país y en el reconocimiento de la importancia del papel de la política exterior
y las relaciones con los demás países del mundo. Inmediatamente, el presidente
Ignacio María González, mediante el Decreto Núm. 1275, del 6 de abril de 1875,
designó a don Pedro Tomás Garrido, como el primer secretario de Estado de
Relaciones Exteriores, siendo un hito en la formación de esta Cancillería. Con
esta creación quedó atrás la época en la cual las relaciones internacionales eran
manejadas como una dependencia de otra Secretaría.
Con el interés de dotarle de mayor profesionalidad y normativa, se promulgó
el 25 de agosto de 1875, la Ley Núm. 1446, denominada Ley Orgánica del Cuer-
po Diplomático y Consular, que modernizó y reformó la vieja Ley del Servicio
Consular del 1 de junio de 1857. La nueva ley en sus primeros cinco artículos
describe los cargos, funciones y la normativa del Cuerpo Consular, siendo una
primera guía para los funcionarios que se radicaban en el exterior. La ley es real-
mente importante en su descripción de los cargos, funciones, acreditaciones, y
reglamentación general. A continuación, se copian los principales artículos, de la
Ley 1446 Orgánica del Cuerpo Diplomático y Consular de 1875: 102
“Art. 1. La lista diplomática de la República se compondrá de Enviados Ex-
traordinarios y Ministros Plenipotenciarios, Ministros Residentes y Encargados
de Negocios.
Art. 2. La lista consular se compondrá de los Cónsules Generales, Cónsules
y Vice-Cónsules.
Art. 3. Corresponde al Poder Ejecutivo nombrar los Agentes diplomáticos,
Cónsules Generales, Cónsules particulares y Vice-Cónsules de la República en
país extranjero, y expedir las letras patentes de provisión a los nombrados.
Art. 4. Los Agentes diplomáticos de la República, y en su defecto los Cón-
sules Generales, tienen facultad de nombrar vice-cónsules interinos en el país de
su residencia, en los casos de falta, impedimento o suspensión de un Cónsul o
Vice-Cónsul o por motivos de inmediata conveniencia; y de solicitar su reconoci-
miento provisorio por el Gobierno para el cual están acreditados.
Art. 5. Los Cónsules, y en defecto los Vice-Cónsules, pueden nombrar bajo
su responsabilidad agentes comerciales para aquellos lugares del distrito consular
en donde convenga a su juicio establecerlos, como auxiliares a sus trabajos, avi-
sándolos a la autoridad local y al Agente diplomático o Cónsul General de la Re-
pública, y poniéndolo en conocimiento de la Secretaría de Relaciones Exteriores.”

102 Miguel Antonio Rodríguez Cabrer. Op. cit., pp. 33-46.

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La Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores durante los años del 1875


hasta el 1900, fue una institución pequeña, con un equipo administrativo en la
sede en Santo Domingo, y tenía muy pocas Legaciones o Consulados Generales
en el mundo. Muchas de las principales tareas y misiones diplomáticas especiales,
las ejercía un prominente político o secretario de Estado, a través de la designa-
ción como Enviado Especial Extraordinario y Plenipotenciario en misión especial,
como en los casos para gestiones diplomáticas de reconocimiento y convenios
comerciales, arrendamiento, o anexión de la Península de Samaná, negociaciones
con la República de Haití o para otorgarle un mandato para gestionar un crédito
externo o colocación de bonos en las plazas de capitales europeas.

Presupuestos de la Secretaría de Relaciones Exteriores,


de 1875, 1880 y 1890
A continuación se presenta un extracto del Presupuesto General del país
de 1875, ascendente a $ 7,562,500.00, de los cuales se asignó solo la suma de
$ 5,040.00 a la sede de la Secretaría y la cantidad de $ 13,550.00 para un solo
encargado de negocios en Europa, un encargado de negocios en Haití, tres cón-
sules en Haití y otro en Saint Thomas. Nótese la importancia de la diplomacia
en esa época con relación a Haití, país con el que se tenía serios problemas fron-
terizos y conflictivas relaciones políticas, pero también un activo intercambio
comercial y económico. La baja asignación de recursos a la Secretaría es una
demostración de su poca importancia relativa. No existían todavía Legaciones
permanentes con ministros en Estados Unidos, Cuba, España, Francia, Inglate-
rra y países hispanoamericanos. Este presupuesto y los cargos y asignaciones de
fondos, brinda una idea de la estrechez del servicio diplomático, a los treinta y
un años de fundada la República.
Durante las siguientes dos décadas tampoco aumentó mucho el servicio di-
plomático, ni abrió nuevas Legaciones permanentes con sus ministros plenipo-
tenciarios y extraordinarios. La mayor importancia se le daba a los Consulados
Generales y Vice Consulados, ubicados principalmente en puertos marítimos de
importancia para el comercio exportador e importador. Respecto a los presupues-
tos hay que tomar en cuenta que en esta época existía la moneda dura y la mone-
da nacional, altamente depreciada. En cada Presupuesto se asignaban fondos en
ambas monedas.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

PRESUPUESTO NACIONAL DE 1875


SECRETARÍA DE ESTADO DE RELACIONES EXTERIORES 103

I. Total de Presupuesto: $7, 562,500.00

II. Ministerio de Relaciones Exteriores:


El ministro, por mes $250 $ 3,000.00
Un oficial mayor, a 60 720.00
Dos oficiales auxiliares, a 35 840.00
Un portero y mensajero, a 10 120.00
Gastos de escritorio, a 30 360.00 $ 5,040.00

III. Cuerpo Diplomático:


Un encargado de negocios en Europa, a 200 $ 2,400.00
Aguinaldo diplomático al mismo 150.00
Un encargado de negocios en Pto. Príncipe, a 200 2,400.00
Gastos de instalación del Consulado General en Haití 500.00
Asignación al cónsul de:
Jacmel, a 25 300.00
Los Cayos, a 25 300.00
Cabo Haitiano, a 25 300.00
Saint Thomas, por mes 33 2/3 400.00
Gastos extraordinarios diplomáticos 6,500.00
Franqueo de la correspondencia 300.00 $ 13,550.00
IV. Total: $ 18,590.00

El Presupuesto Nacional de 1880 fue de $1,825,631 de “moneda corriente”,


y se le asignó a la Secretaría y para cónsules la suma de $7,524.00. Para el 1880 ya
se había establecido un Consulado en San Juan, Puerto Rico. El servicio exterior y
la Secretaría cambió poco en veinticinco años, tanto en tamaño del cuerpo diplo-
mático y consular. Sin embargo, en esos años hubo mucha actividad diplomática.
Del 1870 al 1894, con los temas de las gestiones de los préstamos y bonos colo-
cados por la agencia bancaria Casa Harmont y la holandesa Westendorp & Co.
Los comisionados dominicanos fueron en calidad de agentes especiales, ministros
ad-hoc y cónsules con mandatos concretos.

103 Ley de Gastos Públicos. Gaceta Oficial, Santo Domingo, diciembre de 1874.

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EDUARDO J. TEJER A

Igual, los distintos delegados dominicanos que mantuvieron largas negocia-


ciones con Francia, Inglaterra y Estados Unidos durante dos décadas, encamina-
das a lograr un contrato de arrendamiento o venta de Samaná o la anexión del país
a Estados Unidos, iban como agentes especiales, plenipotenciarios y extraordina-
rios, como hemos podido apreciar en el capítulo anterior. No existían Legaciones
permanentes para el 1900, solo en Haití y nueve Consulados y Vice Consulados.
Como referencia del poco cambio que experimentó la estructura de la Cancillería,
se presenta el Presupuesto de la Secretaría de estado de Relaciones Exteriores, tal
como aparece en la Gaceta Oficial del 1900, cuya dotación fue de $ 15,720.00.

PRESUPUESTO NACIONAL DE 1900 Y DE LA


SECRETARÍA DE ESTADO DE RELACIONES EXTERIORES 104

Presupuesto Nacional Total: $ 992,500.00

I. Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores:


1 Ministro a $ 250 mes $ 3,000.00
1 Oficial mayor a $ 50 mes $ 600.00
1 Oficial pendolista y encargado de protocolo a $ 40 mes $ 480.00
1 Oficial auxiliar a $ 30 mes $ 360.00
1 Portero a $ 10 mes $ 120.00
Sub-Total $ 4,560.00

II. Legaciones:
Haití y Consulado General a $ 500 mes $ 6,600.00

III. Consulados y Vice Consulados:


San Juan, P.R. a $ 100 mes $ 1,200.00
Vice Consulado Haití a $ 60 mes $ 720.00
Cabo Haitiano a $ 60 mes $ 720.00
Port de Paix a $ 60 mes $ 720.00
Fort Liberté a $ 30 mes $ 360.00
Juana Mendez a $ 30 mes $ 360.00
Turk Island a $ 50 mes $ 600.00
Inagua a $ 50 mes $ 600.00
Sub-Total $ 4,560.00

104 Ley de Gastos Públicos. Gaceta Oficial, Santo Domingo, marzo de 1900.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

IV. Gran Total $ 15,720.00

Cancilleres de la Segunda República

A continuación presentamos una lista de los cancilleres de la República del


1866 al 1899 con la respectiva nota biográfica de cada destacado funcionario. Se
puede observar la calidad profesional y política de las personalidades que ocu-
paron la Cancillería en esta época. Fueron los mejores intelectuales, abogados,
distinguidos políticos y patriotas. Es un listado preparado por el reputado escritor
y diplomático Dr. Max Henríquez Ureña y publicado en la Memoria, de la Secre-
taría de Estado de Relaciones Exteriores del 1932. El Dr. Maximiliano Henríquez
Ureña, señala los encargados o secretarios de Relaciones Exteriores desde el 1844
hasta 1932.

1. Segundo Peralta, en julio y agosto de 1865.


Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores, junto con el de Ha-
cienda y Comercio, en julio y agosto de 1865. Fue alcalde de Santiago de los
Caballeros en 1859.

2. José Gabriel García, del 4 de agosto al 26 de octubre de 1865; del 30 de


mayo al 10 de agosto de 1866; del 3 de octubre de 1866 al 30 de abril de 1867 y
como interino en mayo de 1876.
Escritor, militar y político. Nació en Santo Domingo, el 13 de enero de 1834
y murió en Santo Domingo, el 19 de enero de 1910. Tuvo a su cargo el despacho
de Relaciones Exteriores, conjuntamente con los de Justicia e Instrucción Públi-
ca, del 4 de agosto al 26 de octubre de 1865; del 30 de mayo al 10 de agosto de
1866; del 3 de octubre de 1866 al 30 de abril de 1867 y como interino en mayo
de 1876. Otras carteras: fue ministro de Justicia e Instrucción Pública, desde abril
hasta agosto de 1876; interinamente la cartera de Guerra y Marina de junio a
agosto 1876.

3. Manuel María Gautier, desde el 8 de diciembre de 1865 hasta fines de


mayo de 1866; del 31 de marzo de 1868 al 2 de enero de 1874 y del 6 de enero
de 1887 al 27 de febrero de 1889.
Periodista y político. Nació en Santo Domingo el 8 de diciembre de 1830 y
murió el 24 de mayo de 1897. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores
conjuntamente con la de Justicia e Instrucción Pública, desde el 8 de diciembre de
1865 hasta fines de mayo de 1866. Otras carteras: Interior y Policía 1878; en 1887

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EDUARDO J. TEJER A

y 1889); Hacienda y Comercio en 1887; en 1887 a 1888; contador de la Marina


de Guerra (1848): miembro de la Asamblea Nacional en 1874; Fue vicepresidente
de la República desde el 6 de enero de 1877 hasta el 27 de febrero de 1889.
4. Ricardo Curiel, del 30 de mayo al 10 de agosto de 1866
Político. Nació en Santiago y murió en Santo Domingo el 6 de mayo de
1889. Comisionado de Justicia, Instrucción Pública y Relaciones Exteriores, del
30 de mayo al 10 de agosto de 1866. Otras carteras: comisionado de Hacienda
de 1863 a 1864; ministro de Justicia e Instrucción Pública en mayo de 1866, y
en 1868; de Hacienda y Comercio, de 1868 a 1874; además. Otras actuaciones:
fiscal del de Santiago de los Caballeros, presidente del Senado (1866); diputado al
Congreso Nacional en 1887 y vicepresidente de dicho cuerpo en 1888.

5. Apolinar de Castro y Lara, del 25 al 29 de septiembre de 1866 y del 30


de abril a fines de julio de 1867
Abogado y político. Nació en Bani, el 23 de Julio de 1836 y murió en Santo
Domingo, el 21 de noviembre de 1899. Tuvo a su cargo interinamente el despa-
cho de Relaciones Exteriores, junto con los de Interior y Policía, del 25 al 29 de
septiembre de 1866, de nuevo, junto con los de Justicia e Instrucción Pública,
del 30 de abril a fines de julio de 1867. Otras carteras: comisionado de Interior y
Policía, en 1866; comisionado de Justicia e Instrucción Pública en 1866; ministro
de Justicia e Instrucción 1867; de Hacienda y Comercio 1879. Otras actuaciones:
miembro de la Asamblea Nacional en 1874; diputado y presidente del Congreso
Nacional 1874 a 1876..

6. Carlos Rafael Nouel y Pierret, del 12 al 31 de enero de 1868


Abogado, sacerdote y escritor. Nació en Santo Domingo, en 1833 y murió en
La Vega, el 19 de enero de 1905. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exte-
riores del 12 al 31 de enero de 1868, conjuntamente con la cartera de Hacienda
y Comercio. Fue ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1874. Otros car-
gos: secretario de la Cámara de Cuentas (1859); secretario del Congreso Nacional
(1867); diputado a la Cámara Legislativa y secretario de la misma en 1875.

7. Furcy Fondeur, el 22 de diciembre de 1867.


Coronel de la Restauración. Nació en París en 1814 y murió en Santiago el
22 de noviembre de 1892. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores
el 22 de diciembre de 1867, además, fue encargado de Hacienda. También fue
presidente del Consejo Edilicio del Ayuntamiento de Santiago de los Caballeros

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

8. Alejandro Antonio Reyes, del 26 de diciembre de 1867 al 31 de enero de


1868.
Militar y político. Nació en Guayacanes y murió en el mar en 1872. Tuvo
a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores, del 26 de diciembre de 1867 al
31 de enero de 1868, Fue encargado de Hacienda y Comercio. Fue regidor del
ayuntamiento de Santiago de los Caballeros en 1865.

9. Valentín Ramírez Báez, del 15 de febrero al 31 de marzo de 1868.


Militar y político. Nació en Azua, en 1818 y murió en Mayagüez, e1 26 de
junio de 1899. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores del 15 de
febrero al 31 de marzo de 1868. Otras carteras: Interior y Policía de 1876 a 1877
y actuó interinamente en Hacienda y Comercio en enero 1877 y en Interior y Po-
licía en mayo y junio de 1877. Otros cargos: senador (1866); jefe de estado mayor
del presidente Báez en 1872.

10. Tomás Cocco y Alum, desde el 27 de noviembre de 1873 hasta el 6 de


abril de 1874.
Militar restaurador. Nació en 1843 en Estados Unidos y murió en Puerto
Plata, el 18 de mayo de 1917. Tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exterio-
res, junto con los de Interior, Policía y Agricultura, desde el 27 de noviembre de
1873 hasta el 6 de abril de 1874, además, en Interior y Policía en abril de 1873 y
desempeñó interinamente la de Guerra y Marina en diciembre de 1873.

11. Pedro Tomás Garrido y Matos, desde el 06 de Abril de 1874 hasta el 8


de mayo de 1875 y del 06 de Julio al 31 de Agosto de 1978.
Abogado y político. Nació en Santo Domingo, en 1827 y murió en la misma
ciudad, el 13 de marzo de 1895. Ministro de Relaciones Exteriores, del 6 de abril
de 1874 hasta el 8 de mayo de 1875, y del 6 de julio al 31 de agosto de 1878.
Ocupó Interior y Policía en1865, 1875; Hacienda y Comercio en 1866; Fomento
y Obras Públicas en 1889; Justicia e Instrucción Pública en 1878. Magistrado
de la Suprema Corte de Justicia (1860); Presidente del Senado en 1871 y 1873;
Presidente de la Suprema Corte de Justicia, 1885.

12. José de Jesús Castro y Álvarez, desde el 08 de Mayo hasta el 29 de Abril


de 1976 y desde el 16 de mayo hasta el 14 de noviembre de 1885.
Político. Nació en Santo Domingo en 1829 y murió en la misma ciudad, el
14 de noviembre de 1885. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores, del
8 de mayo hasta el 29 de abril de 1876, de nuevo, desde el 16 de mayo hasta el
14 de noviembre de 1885. Otras carteras: Justicia e Instrucción Pública de 1874 a

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EDUARDO J. TEJER A

1875; Interior, Policía y Agricultura en 1876; Guerra y Marina (1874); Hacienda


y Comercio (1874 y en 1876); y Justicia e Instrucción Pública (1875). Además,
Diputado al Congreso Nacional en 1867.
13. Manuel de Jesús Galván, desde el 29 de Abril hasta el 05 de Octubre de
1876; del 28 de Febrero al 6 de Diciembre de 1879; del 27 de Febrero hasta el 25
de Marzo de 1893 y del 02 de Agosto hasta fines de Noviembre de 1903.
Político, escritor y periodista. Nació en Santo Domingo en 1834 y murió en
Puerto Rico, en 1911. Ministro de Relaciones Exteriores desde el 29 de abril hasta
el 5 de octubre de 1876; del 28 de febrero al 6 de diciembre de 1879; desde el 27
de febrero hasta el 25 de marzo de 1893, y desde el 2 de agosto hasta fines de no-
viembre de 1903. También Interior y Policía (1876 y 1879); Justicia e Instrucción
Pública (1879). Otras actuaciones: presidente de la Suprema Corte de Justicia de
1883 a 1889.

14. Joaquín Montolío, del 10 al 27 de Diciembre de 1876 y el 02 de Marzo


de 1878.
Abogado y político. Nació en Santo Domingo, el 7 de julio de 1821 y murió
en la misma ciudad, el 13 de diciembre de 1911. Tuvo a su cargo el despacho de
Relaciones Exteriores, del 10 al 27 de diciembre de 1876. De nuevo el 2 de mar-
zo de 1878. Fue ministro de Justicia e Instrucción Pública de 1876 a 1878 y de
Hacienda y Comercio. Otras actuaciones: Procurador Fiscal (1867); Procurador
General (1883); ministro de la Suprema Corte de Justicia en 1885 y 1886.

15. Casimiro Nemesio de Moya, desde el 03 de Marzo al 06 de Julio de


1878; del 01 de Septiembre de 1880 al 01 de Septiembre de 1882 en Enero y
Febrero 1913.
Escritor y político. Nació en Santo Domingo el 19 de diciembre de 1849 y
murió en la misma ciudad, el 27 de mayo de 1915. Ministro de Relaciones Exte-
riores del 3 de marzo al 6 de julio de 1878; volvió a serlo del 1ro. de septiembre de
1880 a septiembre de 1882; interinamente sirvió esa cartera en enero y febrero de
1913. Otras carteras: Guerra y Marina de 1884 a 1885 Fomento de 1912 a 1913;
Hacienda y Comercio, 1881. Otras actuaciones: vice-presidente de la República
de 1882 a 1884.

16. Francisco Gregorio Billini y Aristy, mayo de 1878.


Militar, escritor y periodista. Nació en Santo Domingo, el 25 de mayo de
1844 y murió en su ciudad natal, el 28 de noviembre de 1898. Tuvo a su cargo
la cartera de Relaciones Exteriores (mayo 1878). Otras carteras: Hacienda y Co-
mercio (1878); Guerra y Marina de 1880 a 1881. Otras actuaciones: diputado al

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Congreso Nacional 1879; presidente de la República de 1884 a 1885; presidente


del ayuntamiento de Santo Domingo en 1895 y 1896.

17. Manuel Altagracia Cáceres, del 05 al 17 de Septiembre de 1878.


Abogado y político. Nació en Azua en 1838 y murió el 17 de septiembre de
1878. Ministro de Relaciones Exteriores, del 5 al 17 de septiembre de 1878. Otras
actuaciones: vicepresidente de la República, desde el 3 de mayo de 1871 hasta el
24 de noviembre de 1873; encargado del Poder Ejecutivo, de enero al 5 de febrero
de 1868; fue ministro de Hacienda y Comercio de 1877 a 1878. Fue el padre de
Ramón Cáceres.

18. Alejandro Angulo Guridi, del 18 de Septiembre de 1878 al 27 de Fe-


brero de 1879.
Abogado, escritor y político. Nació en San Juan de Puerto Rico: mayo 3,
1823 y murió en Masaya, Nicaragua, enero 17, 1906. Tuvo a su cargo la cartera
de Relaciones Exteriores (septiembre 18 de 1878 a febrero 27, 1879). Desempe-
ñaba la cartera de Justicia e Instrucción Pública. Otras actuaciones: profesor de
Derecho Civil en el colegio de San Buenaventura en 1852.

19. Federico Lithgow y Pelegrín, desde el 7 de Octubre de 1879 al 18 de


Agosto de 1880.
Político. Nació en San José de las Matas en 1842 y murió en el mismo lugar,
el 26 de marzo de 1910. Ministro de Relaciones Exteriores, desde el 7 de octubre
de 1879 hasta el 18 de agosto de 1880. Otras carteras: Guerra y Marina (de 1889
a 1891); Interior y Policía (1880); (1889; 1890 y 1891); y Guerra y Marina (1879
y de noviembre 1879 a mayo 1880.

20. Eliseo Grullón y Julia, de Octubre a Noviembre de 1879 y del 18 de


Agosto al 01 de Septiembre de 1880; Noviembre de 1880 y Febrero de 1882; 01
de Septiembre de 1884 hasta el 16 de Mayo de 1885; Mayo a Agosto y del 10 de
Octubre hasta el 02 de Mayo de 1902 y del 20 de Noviembre de 1913 al 27 de
Agosto de 1914.
Escritor y político. Nació en Santiago de los Caballeros el 4 de mayo de 1852
y murió en la Habana el 23 de noviembre de 1915. Tuvo a su cargo la cartera de
Relaciones Exteriores, en 1879; en 1880; en febrero de 1882; de septiembre de
1884 hasta mayo de 1885; de mayo de 1901, hasta el 2 de mayo de 1902; y de
noviembre 1913 a agosto de 1914. Otras carteras: Justicia e Instrucción Pública
(1875); (1879 a 1880); (de 1880 a 1882);Interior y Policía, (1876). Fue Diputado

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EDUARDO J. TEJER A

al Congreso Nacional (1874 y 1883); Contador General de Hacienda (1884);


Encargado de Negocios en Cuba en 1915.

21. Segundo Imbert, desde el 01 de Septiembre de 1882 al 01 de Septiembre


de 1884.
Militar y político. Nació en Moca, el 12 de mayo de 1837 y murió en Puerto
Plata, el 16 de octubre de 1905. Secretario de Relaciones Exteriores (de 1882 a
1884). Otras carteras: Justicia e Instrucción Pública (1878); Interior y Policía (de
1882 a 1883) y de Guerra y Marina (diciembre 1882). Comandante de armas de
Puerto Plata (1867); gobernador de Puerto Plata en 1876 y 1878; vicepresidente
de la República desde el 6 de enero de 1887 hasta el 27 de febrero de 1889.

22. Eugenio Generoso de Marchena y Peláez, de Abril a Mayo y de Octubre


a Diciembre de 1883.
Abogado y político. Nació en Santo Domingo el 6 de septiembre de 1842 y
murió el 22 de diciembre de 1893. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exte-
riores, de abril a mayo y de octubre a diciembre de 1883. Además, la de Hacienda
y Comercio (de 1882 a julio de 1884). Otras actuaciones: Jefe de Operaciones y
gobernador interino de Azua (1885); miembro de la Junta Superior de Estudios
(1886); Presidente del Congreso Nacional (1887); Agente Fiscal en Europa en
1889 y 1890.

23. Juan Tomás Mejía y Cotes, de Mayo a Junio de 1883 y de Marzo a Julio
de 1884.
Abogado, escritor y político. Nació en Santo Domingo, el 7 de marzo de
1843 y murió en la misma ciudad, el primero de octubre de 1906. Tuvo a su cargo
la cartera de Relaciones Exteriores, de mayo a junio de 1883 y de marzo a julio
de 1884. Desempeñaba la cartera de Justicia, Fomento e Instrucción Pública (de
1882 a 1884), y de 1887 hasta febrero de 1889. También Hacienda (de 1882 a
1883). Fue Procurador General de la república en 1885; Presidente de la Suprema
Corte de Justicia de 1895 a 1899.

24. Alfredo Deetjen, desde el 14 de Noviembre de 1885 al 5 de Febrero de 1886.


Militar y político. Nació en Cabo Haitiano en 1836 y Murió en Port-au-
Prince, diciembre 5, 1895. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores,
de noviembre de 1885 al 5 de febrero de 1886. Desempeñaba la de Interior y
Policía (de 1885 a 1887). Otras carteras: Comisionado de Hacienda 1864; fue
ministro de Interior, Policía y Agricultura (de 1879 a 1880); y Guerra y Marina

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

(1879; 1885; 1886; y octubre 1886). Otras actuaciones: presidente del Congreso
Nacional en 1882 y 1884.

25. Rodolfo Roberto Boscowitz y Guirado, del 05 al 25 de febrero de 1886.


Político. Nació en Santiago de los Caballeros, en 1854 y murió en Niza el 29
de febrero de 1890. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores, del 5 al 25
de febrero de 1886. Desempeñaba la de Hacienda y Comercio (1880; 1882 y de
1885 a 1886); fue presidente del Congreso Nacional en 1884.

26. Juan Bautista Morel, desde el 26 de Febrero de 1886 al 06 de Enero de


1887.
Político. Nació en el Seybo. Ministro de Relaciones Exteriores del 26 de fe-
brero de 1886 al 6 de enero de 1887. Otras actuaciones: miembro de la Cámara
de Representantes (1866) y Secretario del Congreso Nacional en 1866 y 1867.

27. Ignacio María González y Santín, desde el 01 de Marzo de 1889 hasta el


10 de Febrero de 1893 y desde el 27 de Agosto hasta el 06 de Diciembre de 1914.
Político y militar. Nació en Santo Domingo, el 26 de enero de 1838 y murió
en la misma ciudad, el 8 de febrero de 1915. Ministro de Relaciones Exteriores
desde marzo de 1889 hasta febrero de 1893, y desde agosto hasta diciembre de
1914. También desempeñó las carteras de Interior y Policía (1889; 1890); y Fo-
mento y Obras Públicas (1891; 1892). Otras actuaciones: gobernador de Puerto
Plata de 1868 a 1873; presidente de la República desde el 6 de abril de 1874 hasta
el 23 de febrero de 1876; del 11 de noviembre al 9 de diciembre de 1876; y por
última vez del 6 de julio al 2 de septiembre de 1878; Ministro Plenipotenciario en
Haití, en 1889 y de 1899 a 1902.

28. Alejandro Woss y Gil, mayo y junio de 1889.


Político. Nació en El Seybo, el 2 de mayo de 1856 y murió en Santo Domin-
go, el 20 de enero de 1932. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores, en
mayo y junio de 1889. Otras carteras: Guerra y Marina (de 1882 a 1884; 1889);
Fomento y Obras Públicas (de 1889 a 1892); Hacienda y Comercio (1883; 1884);
Interior y Policía (mayo 1884); Justicia e Instrucción Pública (1889; 1890; 1891).
Otras actuaciones: presidente de la República (de septiembre de 1884 al 16 de
mayo de 1885); (del 16 de mayo de 1885 al 6 de enero de 1887); del 2 de agosto
a fines de noviembre de 1903.

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EDUARDO J. TEJER A

29. Juan Francisco Sánchez y Peña, del 10 al 27 de Febrero de 1893; del 02


de Mayo de 1902 al 18 de Abril de 1903; del 27 de Diciembre de 1903 al 19 de
Junio de 1904 y del 19 de Junio 1904 al 06 de Diciembre de 1905.
Político. Nació en Santo Domingo, en abril de 1852 y murió en la misma
ciudad, en agosto de 1932. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores (en
1893; de 1902 a 1903; de diciembre de 1903 a junio de 1904; de junio de 1904 a
diciembre de 1905); Otras carteras: Hacienda y Comercio (de 1889 a 1893); In-
terior y Policía (diciembre 1891 a abril 1892; noviembre 1892; 1905); Hacienda
y Comercio (junio a agosto, 1897; junio, julio, 1904); Fomento y Obras Públicas
(agosto a septiembre, 1897; mayo a agosto, 1902; mayo 1904; julio, septiembre,
1905). Otras actuaciones: presidente del Congreso Nacional (1886 - 1887); Era
hijo del general Francisco del Rosario Sánchez.

30. José María Pichardo Betancourt, desde el 25 de Marzo al 12 de Agosto


de 1893.
Político. Nació en Santo Domingo, en noviembre de 1843 y murió en la
misma ciudad, el 15 de junio de 1897. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones
Exteriores, del 25 de marzo al 12 de agosto de 1893. Desempeñaba la cartera de
Correos y Telégrafos, (marzo 13 de 1893 a 27 de febrero de 1897). También en
Fomento y Obras Públicas (marzo 25 a junio 6, 1893; agosto a septiembre, 1895);
Justicia e Instrucción Pública (septiembre 1895; diciembre 1895 a enero 1896;);
Hacienda y Comercio (de junio a agosto, 1896). Otros cargos: Administrador
General de Correos, de 1885 a 1893

31. Enrique Henríquez y Alfau, del 12 de Agosto de 1893 hasta el 29 de


Agosto de 1898.
Abogado, político, escritor y poeta. Nació en Santo Domingo, el 30 de no-
viembre de 1859 y murió en Ciudad Trujillo (Santo Domingo): junio 5, 1940.
Ministro de Relaciones Exteriores del 12 de agosto de 1893 hasta el 29 de agosto
de 1898. Desempeñó la cartera de Justicia e Instrucción Pública (diciembre 1893;
abril a julio, noviembre a diciembre, 1894; mayo a junio, octubre a diciembre,
1895; junio a diciembre, 1896). Otras actuaciones: diputado y presidente del
Congreso Nacional en 1888 y 1893.

32. Modesto Rivas, diciembre de 1896 (interino).


Abogado y político. Nació en Montecristi. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones
Exteriores, en diciembre de 1896. Desempeña la de Hacienda y Comercio (febrero
27 de 1893 a febrero 27 de 1897); y también actuó con Interior y Policía (diciembre

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

1893) y en Fomento y Obras Públicas (enero a marzo, noviembre y diciembre, 1895).


presidente del Tribunal de Primera Instancia de Montecristi en 1889.

33. José Dolores Pichardo Betancourt, agosto 1897 y julio 1898 (interino).
Político. Nació en Santo Domingo, el 19 de marzo de 1853 y murió en San-
tiago de Cuba, el 7 de diciembre de 1904. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones
Exteriores, (agosto 1897 y julio 1898). Desempeñaba la cartera de Interior y Po-
licía (febrero 27, 1897 a junio 29 de 1899). Otras carteras: Fomento y Obras Pú-
blicas (agosto 2 a fines de noviembre, 1903); (junio 1898); Hacienda y Comercio
(agosto, octubre 1903). Otros cargos: Gobernador de la Provincia de Santiago de
los Caballeros (1889); gobernador de la Provincia Capital de 1890 a 1897.

34. Tomás Demetrio Morales, marzo 1898 (interino).


Político. Nació en el Seybo diciembre 22, 1848. Murió el 4 de marzo de
1906. Tuvo a su cargo, la cartera de Relaciones Exteriores (marzo 1898); la de
Guerra y Marina (abril y mayo 1891; febrero a marzo, junio 1892; febrero 27 de
1897 a junio 28, 1899). Otras carteras: Justicia e Instrucción Pública (mayo 24 de
1890 a febrero 27, 1893); Interior y Policía, (abril, noviembre a diciembre 1891;
Justicia (agosto 1897; marzo 1898; abril a julio, 1899); Hacienda y Comercio
(mayo 1892; agosto 1897; marzo 1898). Fue gobernador del Seybo de 1888 a
1890.

35. Domingo Ferreras y Fondeur, desde el 29 agosto de 1998 al 15 noviem-


bre de 1899.
Abogado y político. Nació en San Francisco, de Macorís el 27 de junio de
1868. Fue el último secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno de Ulises
Heureaux y también durante el primer Gobierno provisional de Horacio Vásquez
(agosto 29 de 1898 a noviembre 15, 1899), durante el primer gobierno provisio-
nal de H. Vásquez. Desempeñó interinamente la cartera de Hacienda y Comer-
cio (septiembre 16 a noviembre 15, 1899); Procurador General de la República
(1930).

Como se puede apreciar, treinta y cinco personalidades ocuparon la Secretaría


de Estado de Relaciones Exteriores, aunque varios ostentaron el cargo más de una
vez, algo usual en ese inestable y confuso período de la política nacional. Además,
varios fueron con carácter interino y por cortos períodos. Con tantos cambios de
Gobiernos efímeros, era natural que igual cambiaran al secretario de Relaciones
Exteriores. La posición tenía prestigio, pero su real fuerza residía en que fuera
una persona de confianza y lealtad del presidente de la República. Hubo muy

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EDUARDO J. TEJER A

buenos secretarios y distinguidos profesionales e intelectuales que ocuparon la


alta posición en el último cuarto del Siglo XIX. El cargo en esos tiempos también
era a veces muy difícil, porque el secretario actuaba de acuerdo a los objetivos y
deseos del presidente. No obstante, en este período la Secretaría evolucionó no-
tablemente con la Constitución desde 1874 y la Ley del Cuerpo Diplomático y
Consular, que sentaría las bases de su futuro desarrollo institucional y su personal
administrativo y diplomático.
A continuación se presenta el listado de tratados y convenciones que tenía
firmado el país con diversos países europeos, con Estados Unidos y varias nacio-
nes hispanoamericanas. Esta lista aparece publicada en la Gaceta Oficial del 30
de agosto de 1890. Estos convenios de temas especializados muestran el avance
paulatino de las relaciones diplomáticas del país y su inserción en la comunidad
internacional. A partir de la siguiente década el país aumentó notablemente sus
relaciones con el mundo y participó en eventos y conferencias jurídicas, de paten-
tes y marcas y sobre tratados marítimos comerciales.

Relación de Tratados y Convenciones Celebrados al 1890


Gaceta Oficial Núm. 836, del 30 agosto de 1890105
• Con Inglaterra, Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación, 6 de
marzo 1850, 10 de septiembre 1850.

• Con Dinamarca, Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, 26 de julio


1852, 29 de enero 1853, 2 de febrero 1853.

• Con España, Tratado de Paz, Amistad, Comercio, Navegación y Extradición


(*), 18 de febrero 1855, 9 de mayo 1855, 19 de agosto 1855.

• Con Cerdeña, (hoy Italia), Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, 22


de marzo 1854, 5 de mayo 1855, 27 de diciembre 1855.

• Con Holanda, Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, 24 de julio


1856, 20 de noviembre 1857.

• Con los Estados Unidos, Tratado de Amistad, Comercio, Navegación y Ex-


tradición, 8 de febrero 1867, 20 de julio 1867, 5 de octubre 1867.

105 Página web del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sección Convenios Internacionales. http://en-
lacecongreso.mirex.gob.do/. En esta página se presenta una lista cronógica de todos los convenios.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

• Con Haití, Tratado de Paz, Amistad, Comercio, Navegación y Extradición,


9 de noviembre 1874, 30 de diciembre 1874, 8 de febrero 1875.

• Con Alemania, Tratado de Amistad, Comercio, Navegación y Consular, 30


de enero 1885, 30 de septiembre 1885, 26 de enero 1886.

• Con Francia, Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, 25 de octubre


1882, 23 de septiembre 1887, 21 de junio 1887.

• Con Francia, Convención Consular, 9 de septiembre 1882, 23 de septiem-


bre 1887, 21 de junio 1887.

• Con Portugal, Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, 1 de mayo


1883, 30 de julio 1885, 28 de noviembre 1885.
• Con Portugal, Convención Consular, 1 de mayo 1888, 30 de julio y 28 de
noviembre 1885.

• Con Salvador, Convención sobre Arbitraje, 3 de julio 1881, 15 de octubre 1883.

• Como se aprecia, ya para el año de 1890 el Estado dominicano había fir-


mado trece convenios y acuerdos con múltiples naciones del mundo, tanto de
Europa e Hispanoamérica. También ya había suscrito antes varios convenios con
los Estados Unidos. La nueva Cancillería que se creó en el 1875 comenzó a desa-
rrollarse gradualmente, aún con el inestable clima político que existía. La Secre-
taría tuvo distinguidos Cancilleres de alto talento y experiencia. Algunos fueron
prominentes políticos, intelectuales y hombres de Estado. Igual, sus Enviados
Plenipotenciarios y Extraordinarios y Cónsules en la mayoría de las veces eran los
hombres y talentos más experimentados y de altura política y cultural.

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CAPÍTULO IV
LA SEGUNDA REPÚBLICA DEL 1866 AL 1916
Segunda Parte: 1900-1916
Crisis Política y Dependencia Financiera
Evolución Política

E
ste período se caracteriza por la total dependencia financiera que here-
daron los nuevos gobiernos que surgieron del 1900 en adelante, debido
a la incapacidad de la República de poder pagar las amortizaciones e
intereses de la deuda externa. Se destaca un traslado de la injerencia
y control de las casas bancarias europeas, hacia una dependencia y protectorado
financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, para regularizar las
finanzas públicas del país. La diplomacia dominicana tuvo que acturar de manera
agresiva y permanente, junto con el Secretario de Finanzas, para reestructurar las
deudas y negociar la famosa Convención Domínico-Americana del 1907, que
confirmó el control de las aduanas dominicanas en manos de los Estados Unidos.
Con el control financiero, sobrevino una grave injerencia política norteamericana
en los asuntos del país. Con la revolución de 1899 tras la muerte del dictador
Heureaux, se abrió un nuevo capítulo en la política dominicana. Se despertó una
gran confianza en el porvenir de la nación y los dominicanos creyeron que vendría
un cambio en la forma de hacer política, saneando las finanzas y respetando la li-
bertad y el orden constitucional. Pero por el caos financiero heredado y la falta de
recursos, se convirtió la tarea de gobernar en algo extremadamente difícil.
Muerto el presidente Heureaus, inmediatamente , el vicepresidente, general
Wenceslao Figuereo ascendió a la presidencia y trató de reorganizar las fuerzas
lilisistas y mantenerse en el poder, pero en breves meses fue derrocado por la
juventud política liberal, dirigida por Horacio Vásquez. Con el triunfo revolu-
cionario, Horacio Vásquez asumió la presidencia provisional de la República con
treinta y nueve años de edad. El país siguió muy inestable y dividido y Vásquez no
pudo mantener la presidencia en medio de tantas rebeliones militares regionales y
limitaciones económicas. El desorden financiero y las presiones de los acreedores
hizo imposible poder estabilizar el gobierno. Este gobernó sólo por cuatro meses,
del 18 de agosto al 15 de noviembre de 1899, organizando unas elecciones en las
que auspició a Juan Isidro Jimenes.

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De las primeras elecciones libres en varias décadas, resultó electo presidente


Juan I. Jimenes y Horacio Vásquez vicepresidente y ambos se juramentaron el 15
de noviembre de 1899. Si bien el Gobierno estaba en bancarrota y sin recursos y
las Aduanas en manos de la Improvement Co., el presidente Jimenes comenzó a
poner orden en las finanzas nacionales y a buscar soluciones con los acreedores
extranjeros tenedores de bonos. El tema principal de su política exterior y de la
Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores fue hacerle frente y buscar soluciones
a las presiones y amenazas militares de los Gobiernos de los acreedores principales,
como Francia, Alemania, Holanda, Italia e Inglaterra y negociar con los Estados
Unidos. Comenzaría una activa diplomacia financiera de renegociaciones y ajustes
de deudas. Sobresale la labor de la Cancillería, junto con la Secretaría de Hacienda.

La Agresiva Diplomacia Financiera

Para 1900, la República tenía una deuda externa con los tenedores de bonos
europeos y norteamericanos de US$24 millones y la deuda interna a suplidores,
comerciantes y bancos ascendía a US$10.1 millones, lo que era una cifra de deuda
pública extraordinaria, teniendo en cuenta el monto del presupuesto y los ingresos
aduaneros que administraban los representantes de los acreedores.106 La situación
imperante de tantas deudas y nula capacidad de pagos del país, provocó que el
Gobierno cayera en incumplimiento de su deuda pública, y con esta suspensión
de pagos, comenzó a recibir fuertes presiones de los acreedores y tuvo varios en-
frentamientos y choques con Gobiernos extranjeros. Le tocó al Canciller Do-
mingo Ferreras, comenzar la negociaciones con los acreedores, pero estuvo poco
tiempo en el cargo y fue sutituido.
Quien continuó como principal negociador por el país fue el nuevo secretario
de Relaciones Exteriores, el Dr. Francisco Henríquez y Carvajal, quien se vio for-
zado a desarrollar una efectiva diplomacia con Francia y Alemania bajo las ame-
nazas de tomar los puertos aduaneros militarmente. Henríquez y Carvajal dejó un
detallado informe al presidente de la República sobre sus gestiones, que es muy
interesante y revelador de los graves problemas y expresó; “El Gobierno actual ha
recogido una herencia administrativa demasiado onerosa...Rodeado de ruinas por
todas partes y encontrando obstáculos a cada paso”.107 El secretario Henríquez y
Carvajal intentó renegociar con la Improvement para recuperar el control de las
Aduanas y repartir los ingresos y pagos entre todos los tenedores de bonos, no solo

106 Frank Moya Pons. Op. cit., p. 430.


107 Francisco Henríquez y Carvajal. “Memoria que al Ciudadano Presidente de la República Presenta el
Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, 1900”. Gaceta Oficial, no. 1335, Santo Domingo, 24 de
marzo de 1900.

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EDUARDO J. TEJER A

para la Improvement. Es decir, compartirlos con los bonistas europeos y nortea-


mericanos. El presidente Jimenes mantuvo una posición intransigente y exigía la
recuperación administrativa de las Aduanas.
Cansado de las presiones, y la falta de flexibilidad, el 10 de enero de 1901, el
presidente Jimenes dictó unilateralmente una resolución-decreto que le quitó el
control de las Aduanas a la Improvement y acordó entregarles el 40% de los ingre-
sos para pagarles. La Improvement protestó y llevó sus demandas ante el Departa-
mento de Estado norteamericano y solicitó su protección oficial. El Gobierno de
Estados Unidos intervino directamente y manipuló a favor de la Improvement,
lo que inició un proceso de injerencia oficial norteamericana en los asuntos bila-
terales y de protección indebida a una empresa privada y sus enredadas finanzas.
La Improvement había incumplido en rendir cuentas de las deudas y demostrar
su veracidad. El secretario de Hacienda y Comercio, Elías Brache remitió el 26 de
enero de 1901, un pliego de instrucciones al ministro de Relaciones Exteriores,
Francisco Henríquez y Carvajal, para negociar en Europa y Estados Unidos la me-
dida tomada por el presidente Jimenes y negociar con los bonistas y sus respectivas
cancillerías. Su misión no fue exitosa, pues ni los bonistas privados ni los Gobier-
nos de Bélgica, Francia, Holanda y Alemania aceptaron los términos del Decreto.
En el plano doméstico la situación económica y política del país se hizo insos-
tenible y tras nuevos conflictos internos el presidente Jimenes fue derrotado por
su vicepresidente. El general Horacio Vásquez asumió la presidencia mediante un
golpe de estado contra el presidente Jimenes el 2 de mayo de 1902, lo que tuvo
implicaciones confusas en las negociaciones que desplegaba la Cancillería domini-
cana en Europa y Estados Unidos. Vásquez gobernó esta segunda vez por un año,
asumiendo de inmediato la tarea de pacificar el país y retornar a la tranquilidad
tan deseada por el pueblo. El presidente Vásquez logró estabilizar el país y conti-
nuó las negociaciones con los acreedores internacionales.
Igual que Jimenes, la gran tarea del presidente Horacio Vásquez fue el manejo
de la crisis y las imposiciones de la deuda externa; el gran dolor de cabeza del país
y su economía. Vásquez siguió las negociaciones con la Improvement para llegar a
un arreglo sobre el manejo de las Aduanas y la reprogramación de pagos. Los comi-
sionados fueron el secretario de Hacienda Don Emiliano Tejera y el secretario de
Relaciones Exteriores don Juan Francisco Sánchez y el delegado norteamericano, el
ministro en Haití William Powell. La Improvement exigió el pago de US$ 11 mi-
llones para ceder sus derechos y propiedades en el país, en particular el Ferrocarril
Central Dominicano construido con recursos de la firma. Pero Vásquez y sus mi-
nistros rechazaron tales pretensiones, bajo el alegato de los fraudes y abultamientos
de deudas de la Improvement. La Cancillería insistió que existían deudas falsas y
documentos ilegales que no se debían pagar y que deberían ser objeto de altos des-

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

cuentos y de una extensa renegociación. El Gobierno exigía una absoluta rendición


de cuentas y auditoría internacional, antes de formalizar las deudas.
Después de complejas negociaciones, se firmó el 31 de enero de 1903 el Pro-
tocolo mediante el cual la Improvement aceptaba el monto de US$ 4.5 millones,
como deuda reconocida y se dejaba la forma de pago a un arbitraje de tres exper-
tos. 108 El citado Protocolo fue negociado por Don Emiliano Tejera, secretario de
Hacienda, y Juan Francisco Sánchez, secretario de Relaciones Exteriores, quien
suscribió el documento. La compañía fue representada por John T. Abbot, fun-
cionario de la Improvement y William Powell, ministro de Estados Unidos en
Haití y encargado de negocios ante el país. El Protocolo fue un avance, pero no
un acuerdo definitivo del enredo y confusión de las finanzas públicas del país. No
obstante, fue un avance y sirvió de base para futuras negociaciones.
En el plano político, el general Alejandro Woss y Gil comenzó una insurrec-
ción armada en la Línea Noroeste el 23 de marzo de 1903 que marchó a la capital
y forzó al presidente Vásquez a renunciar. El efímero Gobierno de Woss Gil apenas
duró ocho meses y fue derrocado por la llamada Revolución La Unión, liderada
por Carlos F. Morales Languasco, quien instaló un gobierno provisional presidido
por él y en breves meses celebró nuevas elecciones. Salió electo presidente el mismo
Morales Languasco y Ramón Cáceres, vicepresidente. Su Gobierno tomó posesión
el 24 de octubre de 1903 y duró dos años hasta el 24 de diciembre de 1905.

Laudo Arbitral 1904 y Modus Vivendi 1905

La diplomacia financiera y el papel de la Secretaría de Estado de Relaciones


Exteriores y de Hacienda fue determinante en este arduo y complejo proceso de
conciliar y depurar deudas reales y falsas, renegociarlas con descuentos y nuevos
plazos, tratar con los agentes diplomáticos en el país y sus Gobiernos, que pro-
tegían los intereses de sus ciudadanos tenedores de bonos. Como consecuencia
del Protocolo del 31 de enero de 1903, se había establecido crear un grupo de
expertos en arbitraje internacional, compuesto de tres miembros escogidos por el
Gobierno dominicano, el de Estados Unidos y un técnico financista independien-
te. El Protocolo de 1903 fue firmado entre el Gobierno dominicano y los Estados
Unidos en nombre de la Improvement Co., mediante la cual la compañía acepta-
ba como deuda reconocida la suma de US$ 4.5 millones. 109
El hecho que firmara el representante del Gobierno norteamericano cambió
la naturaleza de las negociaciones y ahora involucró a una potencia extranjera.

108 César A. Herrera. Op. cit., pp. 252-253.


109 Antonio de la Rosa. Op. cit., pp. 157, 187-191.

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Esto fue recomendado por el presidente Theodore Roosevelt, quien se involucró


personalmente en las estrategias. Es decir, Estados Unidos negoció y firmó en
nombre de una empresa prestamista privada. Algo nuevo e insólito. De ahí en
adelante, los Estados Unidos aumentó su injerencia directa en los asuntos del país
y gradualmente se fue perdiendo la soberanía nacional. El Gobierno de Carlos
F. Morales Languasco designó para negociar como plenipotenciarios a Federi-
co Velásquez, secretario de Hacienda y Emiliano Tejera, secretario de Relaciones
Exteriores. Ambos realizaron una labor muy encomiable y patriótica, tanto en el
plano financiero, como político-diplomático. 110
Después de un año de negociaciones, finalmente la decisión de la comisión
negociadora produjo el Laudo Arbitral, el 14 de julio del 1904. El Laudo ratifi-
có que se le pagaría la suma de US$ 4.5 millones a la Improvement Co. Se tuvo
que aceptar que el Gobierno norteamericano se encargara de pagar a todos los
acreedores y de nombrar a un agente financiero, con el mandato de administrar
las Aduanas nacionales, depurar las cuentas y realizar los pagos. Era, en efecto,
una intervención de un Gobierno extranjero, que ejercería una especie de tu-
telaje o protectorado económico sobre la República. Para garantizar todos los
pagos, el Gobierno entregó el control y administración de las Aduanas de Puerto
Plata, Montecristi, Samaná y Sánchez, las cuales ya controlaban los acreedores
privados.
El 20 de enero de 1905 se volvió a firmar un segundo Protocolo sobre las
nuevas decisiones tomdas, respecto a reducciones de deudas y fórmulas de re-
negoción de pasivos.111 Fue negociado y suscrito por el Gobierno dominicano,
por el secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Juan Francisco Sánchez y el
secretario de Hacienda Federico Velázquez, y por el Gobierno norteamericano, su
Ministro residente en el país Thomas C. Dawson y el Comisionado Alberto G.
Dillingham. Se estableció la repartición del total de ingresos aduaneros, el 45 %
para el gobierno Dominicano y 55 % para amortizar el capital e intereses de las
deudas y sufragar los gastos administrativos de las aduanas. El Gobierno nortea-
mericano se comprometió a ayudar en las negociaciones con todos los acreedores,
principalmente los europeos y buscar soluciones a la crisis de la deuda de la na-
ción. Pero el país quedó atrapado dentro un rígido protectorado y bajo la órbita
política estadounidense.
Los tenedores de bonos europeos protestaron, pues se sintieron afectados en
sus acreencias, ya que el sistema daba prioridad a las deudas de la Improvement,

110 Julio C. Estrella. La Moneda, la Banca y las Finanzas en la República Dominicana 1492-1947. t. I. Santia-
go, UCMM, 1971, pp. 208-212.
111 Gaceta Oficial, Santo Domingo, enero de 1905.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

que era una firma norteamericana. Esto causó reclamaciones y demandas legales
y la presión militar de los Gobiernos europeos, que enviaron buques de guerra
alrededor de la isla, en señal de protesta y advertencia. La opinión pública del país
estuvo en contra del Laudo y pidió su anulación por oneroso y abusivo. Pero eso
era imposible, pues, o se firmaba, o se sometía al país a grandes presiones y hasta
posibles intervenciones de varios países europeos. No existió tal parece otra salida,
que la de regularizar las complejas deudas del pasado.
A los pocos meses, el 31 de marzo de 1905, fue firmada una Resolución-De-
creto por el propio presidente Morales Languasco y refrendada por su Secretario
de Hacienda Federico Velázquez, llamada el Modus Vivendi. Este nuevo acuerdo
fue recomendado por el Gobierno de Estados Unidos, presidido por Theodore
Roosevelt y aceptado por el presidente Morales Languasco. En el mismo se esta-
bleció una fórmula de repartición de los ingresos arancelarios.112 Para el momento
Estados Unidos aplicaba la política llamada Corolario de Roosevelt, que consistía
en extender la Doctrina Monroe al ámbito de la administración y cobro de deudas
en los países de la región y justificar la intervención de una nación. Se le llamó
también, la diplomacia del dólar.
En el Modus Vivendi el presidente Morales Languasco, de acuerdo con el
presidente Roosevelt, estableció también pagar en partes proporcionales a los te-
nedores de bonos en manos de otros países, decisión que fue muy bien acogida
por los intereses europeos. En la misma se creó la famosa Receptoría General de
Aduanas, administrada y dirigida por un delegado norteamericano designado por
el presidente de ese país. Es decir, de aquí en adelante y por cuatro décadas, todas
las Aduanas y sus ingresos y egresos para pagos eran realizados por el Receptor
oficial norteamericano.
Con este convenio la República quedó formalmente intervenida, perdió su
soberanía financiera, y, en efecto, igual perdió su autonomía política. Es necesario
recordar que las Aduanas y otras garantías, habían sido cedidas desde los tiempos
de los préstamos Harmont y Westendorp, por Báez y Lilís, pero estas cesiones fue-
ron a compañías privadas, y cuando la Improvement compró todos los derechos
de estas dos casas bancarias europeas, el poder y las garantías pasaron al control,
primero de la Improvement, y después del Estado norteamericano. Algo que pasó
del ámbito oneroso privado a la enajenación y control público por un Estado ex-
tranjero. Fue un paso doloroso para el país.113

112 Franklin Franco Pichardo. Historia Económica y Financiera de la República Dominicana 1844-1962.
Santo Domingo, Universidad de Santo Domingo, 1996, pp. 143-148.
113 César A.Herrera. Las finanzas. Op. cit.

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EDUARDO J. TEJER A

Plan de Ajuste de la Deuda

En medio de estas trascendentales negociaciones, la situación política y mili-


tar interna se deterioraba día por día. Hubo oposición al presidente Morales Lan-
guasco por la firma del Modus Vivendi y por aprobar la creación de la Receptoría
General de Aduanas. El país se negaba a aceptar lo que era casi ineludible frente
a su bancarrota y su imposibilidad de pagar a sus acreedores. Los horacistas se
distanciaron del presidente, pues entendían que se había aliado con los jimenistas
y que planeaban sacar a todos los horacistas del Gobierno con un auto golpe de
estado. Las luchas fratricidas no cesaban ni en el medio de tan difícil situación con
la crisis de la deuda externa. En diciembre fue derrocado el presidente Morales
Languasco y enseguida fue designado como nuevo presidente, su vicepresidente
Ramón Cáceres Vásquez (Món), el 29 de diciembre de 1905. Cáceres fue el segun-
do político de importancia dentro del horacismo que asumió la presidencia de la
República y era un cercano primo y aliado de Horacio Vásquez.
Ramón Cáceres continuó las negociaciones con los Estados Unidos y los pro-
blemas y reclamaciones de los acreedores, pues aunque se habían tomado deci-
siones y creado mecanismos de pagos, no todos los tenedores de bonos estaban
satisfechos y no los habían aprobado. Para realizar un exhaustivo estudio del total
de deudas y depurarlas, el presidente Theodore Roosevelt propuso la designación
del profesor y financista Dr. Jacob H. Hollander.114 La misión del experto Hollan-
der fue precisamente investigar la realidad de las deudas, sus montos y distintos
acreedores, intereses acumulados, los principales vencidos, depurarlas y sanearlas y
recomendar soluciones. Un extracto largo del Informe de Hollander fue publica-
do en la revista Novedades en Nueva York y después fue reproducido en el Listín
Diario del 19 de febrero de 1906. Hollander estimó que la deuda total ascendía a
US $40.3 millones, pero que había documentos y pagarés dudosos y recomendaba
que no se aceptaran. Hollander llegó a la conclusión de que el pago de intereses
mensuales ascendía a US $100,000.00, un monto elevadísimo.
El Informe del Prof. Hollander se convirtió en el mejor estudio y más actual
del problema de la deuda externa e interna dominicana, y pronto sería la base para
el plan de renegociación con los acreedores de un sustancial descuento, consoli-
dación y reprogramación de pagos.115 Se negoció el llamado Plan de Ajuste que
produjo un gran alivio a la República y fue una excelente negociación. La deuda
se consolidó y bajó a US$ 17 millones, aceptada por los agentes bancarios y tene-

114 Antonio de la Rosa. Op. cit., pp. 189-197.


115 César Herrera. Op. cit., pp. 274-276. Aquí se Reproduce del documento final del Plan de Ajuste, del
12 de septiembre de 1906.

[ 113]

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

dores de bonos europeos y norteamericanos. Se redujo más de un 50 % la deuda


externa y la interna a los comerciantes Vicini, Salas, Bancalari, Batlle Cía., Ros,
A. Font y Cía. Igual la deuda flotante y la de los acreedores alemanes, italianos,
norteamericanos, belgas y franceses fue conciliada y reducida. La influencia del
Gobierno norteamericano ayudó a que los europeos aceptaran los descuentos de
principal e intereses.
En efecto, Estados Unidos quedó como avalista de la operación unido a su
fuerza y voluntad política. Para que se aceptara rápidamente toda la transacción,
había que pagar enseguida el compromiso pactado. Dentro del acuerdo, el Go-
bierno dominicano otorgó el 9 de junio de 1906 plenos poderes al Secretario de
Hacienda Federico Velázquez, para que con el aval del Gobierno norteamericano,
gestionara y garantizara ante el conocido banco Kuhn, Loeb & Co, de Nueva York
un préstamo de US$ 20 millones, a 50 años, 5 % de interés anual, para liquidar
todas las deudas reestructuradas y que le sobraran US$ 3 millones al Gobierno
dominicano para la construcción de obras públicas y de infraestructura vial y
mejorar sus finanzas generales. El Prof. Hollander sirvió de asesor del gobierno
dominicano.116

Convención Domínico-Americana de 1907

El presidente Cáceres designó el 6 de febrero de 1907, como delegados espe-


ciales ante el Gobierno norteamericano para negociar una Convención que reco-
giera los términos del Protocolo, el Modus Vivendi y el Plan de Ajuste, al Lic.
Emiliano Tejera, secretario de Estado de Relaciones Exteriores y al Lic. Federico
Velázquez, secretario de Hacienda, y por Estados Unidos fue designado el minis-
tro Thomas C. Dawson. La Convención Domínico-Americana, fue firmada el
8 de septiembre de 1907, representó la continuación de todos los protocolos y
acuerdos ya existentes y vinculantes. La Convención del 1907, sirvió realmente
como un protectorado financiero poco disimulado. Estados Unidos colaboró con
la reestructuración de todas las deudas y ayudó a pagarlas, pero al precio de que-
darse con el tutelaje de la nación y el control de las finanzas públicas y de ejercer
una poderosa influencia en la vida política y económica del país. Este fue el precio
para el país de los irresponsables y onerosos préstamos y bonos de los presidentes
Báez y Lilís, que terminaron arrodillando a la nación.
Con la Convención Domínico-Americana del 1907, se acabó con el anterior
sistema privado de los colectores aduanales representantes de los bancos presta-
mistas y se ratificó el largo período del control y manejo de todas las Aduanas

116 Ibid,, p. 281. Tambien en Frank Moya Pons. Op. cit., p. 444.

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del país hasta el 1940, por el Receptor General de Aduanas, nombrado por los
Estados Unidos. El Receptor, designado por el propio presidente norteamericano
tenía plenas facultades en la administración de las Aduanas del país con la finali-
dad de recaudar todos los impuestos arancelarios y de realizar la distribución de
los recursos y pagar a los acreedores reconocidos. Fue el verdadero secretario de
Hacienda por muchos años y de ahí en adelante todos los presidentes tuvieron que
lidiar y negociar cualquier recurso con el flamante Receptor.117
Del total de ingresos de la Receptoría, el 50% se destinaba para pagar la deuda
externa, y el 45% se entregaba al Gobierno y el 5% para su propia administración,
como ya había sido convenido. El Presupuesto Nacional manejaba solo el 45% de
los ingresos recaudados por la Receptoría, más algunos recursos adicionales de va-
rios impuestos internos. No se podía firmar ningún préstamo nuevo, sin la previa
autorización del Gobierno norteamericano y además, el presidente Cáceres tuvo
que designar a un ingeniero de ese país como director de la Secretaría de Estado
de Obras Públicas. En el país muchos se opusieron a esta Convención tan contro-
ladora y la mayoría la aceptó con resignación como algo inevitable.
El presidente Ramón Cáceres Vásquez (Món) venía gobernando desde la re-
volución que causó la renuncia de Morales Languasco en 1905 hasta el 1911.
Dos años después, tras las nuevas elecciones del 30 de mayo de 1908, Cáceres fue
electo constitucionalmente. Durante su presidencia se promulgó la nueva Cons-
titución del 1908, liberal y con garantías a las libertades individuales y de pren-
sa. Como presidente, Cáceres había demostrado ser emprendedor y organizador,
desde que asumió por primera vez la presidencia en 1905. Se dedicó a reorganizar
la administración pública, dotar la nación de nuevas leyes y emprendió un vasto
programa de obras públicas de escuelas, hospitales, carreteras y caminos. El Go-
bierno de Cáceres es considerado uno de los mejores del principio del Siglo XX. 118
Los beneficios de la Convención y la reorganización administrativa del Go-
bierno y del país, se reflejaron en las recaudaciones arancelarias de Aduanas para
los años 1904 al 1911. Con el aumento del comercio exterior las finanzas públicas
cambiaron de inmediato. En 1904 el Gobierno apenas recaudaba ingresos adua-
nales por US$1.8 millones, para el 1907 cerca de US$4.0 millones, y para el 1911
ascendieron a US$5.5 millones. Estos ingresos le brindaban una gran holgura al
Presupuesto Nacional del Gobierno para cumplir con los pagos de la reestructura-
da deuda externa y realizar importantes obras en el país. Durante estos años de paz
aumentaron las inversiones en ingenios azucareros, carreteras, en la agricultura,

117 Max Henríquez Ureña. Los Yanquis en Santo Domingo. Santo Domingo, Editora de Santo Domingo,
1977, pp.. 41-47.
118 Pedro Troncoso Sánchez. Ramón Cáceres. Santo Domingo, Fundación Santos Espaillat, 1992.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

redes de comunicación y alumbrado eléctrico. Promulgó las Leyes de Fomento,


creó la Dirección General de Agricultura y la Ley de Partición de Tierras Comu-
neras. Lamentablemente, el presidente Cáceres fue asesinado el 19 de noviembre
de 1911, lo que creó un gran vacío.
Desde el 1900 hasta la firma de la Convención del 1907, la República Do-
minicana había desplegado una activa y a veces agresiva política exterior en sus
relaciones bilaterales con los Estados Unidos o con los Gobiernos europeos cuyos
ciudadanos tenían acreencias con el país. Fue una real diplomacia activa desarro-
llada por los hombres más ilustrados e íntegros de la época. Profesionales e inte-
lectuales del calibre de Emiliano Tejera, Francisco Henríquez y Carvajal, Federico
Velázquez, Juan Francisco Sánchez, Álvaro Logroño y otros dignos diplomáticos
de la nación. Fue una labor ardua y muy compleja, dentro de un ambiente de pre-
siones militares y chantajes de acreedores reales y/o falsos. Era una época en que
las deudas se cobraran con el brazo de la fuerza militar de cada Estado y enviando
buques de guerra a los países más pequeños. Se podría decir, que la política exte-
rior del 1900 al 1907 fue la era de la diplomacia financiera, en la cual la Secretaría
de Estado de Relaciones Exteriores jugó un papel fundamental.

Gobiernos Caóticos y Fin de la Soberanía

Durante los próximos seis años, del 1911 al 1916, el país fue gobernado de
la manera más irresponsable y egoísta por ocho presidentes y Consejos de Secre-
tarios. Cada caudillo sólo miraba sus intereses y ninguno el interés nacional, ni
midieron el peligro de la amenaza de intervención norteamericana. El país, pues,
se encaminó directamente hacia el desastre y la pérdida de su soberanía política.
Al morir el presidente Cáceres, la influencia del Comandante de Armas de Santo
Domingo, el general Alfredo Victoria con menos de treinta años se hizo decisiva.
El general Victoria, con la fuerza de sus tropas impuso a su tío, el senador Eladio
Victoria, quien fue escogido por el Senado el 19 de noviembre de 1911. Eladio
Victoria convocó a las elecciones y fue electo presidente del 27 de febrero de 1912
al 26 de noviembre de 1912, en condiciones políticas muy precarias y de duros
enfrentamientos entre las facciones. 119
La situación política se volvió en un caos y el país vivió en la mayor de las
incertidumbres. El presidente de Estados Unidos William Taft apoyó al Gobierno
con recursos y también envió en octubre de 1912 una “Misión Pacificadora” en el
buque de guerra Prairie y sus comisionados el general McIntire y el diplomático

119 Luis F. Mejía. De Lilís a Trujillo. Santo Domingo, Banreservas-Sociedad de Bibliófilos, 2011, pp. 132-135.
La primera edición de esta obra fue publicada en Caracas, Venezuela, 1944.

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Doyle con 1,000 marinos de infantería, con la misión de detener la guerra civil
y buscar una salida política a la crisis. Así comenzaron las injerencias directas de
Estados Unidos por cualquier episodio político.
De estas negociaciones con los revolucionarios y ante la impopularidad de los
dos Victoria, salió escogido presidente provisional el Arzobispo Adolfo Alejandro
Nouel, el 30 de noviembre de 1912. Aún con el presidente Nouel, la paz no fue
conseguida. El historiador Frank Moya Pons, ha escrito: “No bien había tomado
posesión el presidente Arzobispo Nouel, Desiderio Arias se declaró en abierta
desobediencia al Gobierno, cosa que era bastante grave si se tiene en cuenta que
los jimenistas encabezados por él controlaban el noroeste del país, incluyendo las
provincias de La Vega, Santiago y Montecristi”.120
El impenitente caudillo Arias exigía la mayoría de los nombramientos públi-
cos y amenazaba con tomar el Puerto de Montecristi, en manos de la Recepto-
ría de Aduanas norteamericana. Es decir, no se daba cuenta que sus ambiciones
y continuas revoluciones podrían provocar la intervención armada de Estados
Unidos. El general Arias se movilizó de manera violenta con sus tropas a Santo
Domingo y tomó la Fortaleza Ozama y desde ahí presionó irrespetuosamente al
presidente Nouel, quien gobernó solo cuatro meses asediado y presionado por el
caudillo Desiderio Arias. El presidente Arzobispo Nouel renunció bajo una crisis
de nervios el 13 de abril de 1913 y nuevamente el país cayó en otro vacío político.
Inmediatamente se programaron nuevas elecciones presidenciales por el
Congreso. Pero la situación llegó a un tranque electoral. Nadie deseaba ceder
ni buscar alianzas. Al final la tesis de elegir a una tercera persona triunfó, y se
escogió al general José Bordas Valdéz, nuevo presidente el 14 de abril de 1913 y
gobernó hasta el 27 de agosto de 1914. Bordas, aunque de vieja militancia ho-
racista, buscó gobernar solo y con independencia de los demás partidos políticos
y su objetivo fue crear y fortalecer su propia base política electoral. El general
Bordas realizó unas elecciones llenas de amenazas y presiones militares salió re-
electo presidente de la República para el período de 1914-1920. Las elecciones
fueron rechazadas y no fueron aceptadas por los partidos políticos y surgió un
nuevo levantamiento.121 Los Estados Unidos volvieron a intervenir para dete-
ner la guerra civil y mandaron una nueva Misión Pacificadora, pero esta vez el
grupo trajo una carta famosa del propio presidente Woodrow Wilson, mediante
la cual urgía a las partes asometerse al orden y la paz, o de lo contrario su país
se vería forzado a intervenir y ocupar la República. Wilson invocó los derechos
que le brindaba la Convención de 1907. Fue una carta humillante, exigente y

120 Frank Moya Pons. Op. cit., p. 460.


121 Luis F. Mejía. Op. cit., pp. 153-160.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

más bien un ultimatum. A esta propuesta se le llamó el primer Plan Wilson


en la historia dominicana. Era irónico observar cómo un presidente liberal y
progresista en su país, en la diplomacia hacia el Caribe y Centroamérica, actuó
como un intervencionista.
El Plan Wilson contenía una serie de exigencias perturbadoras e interven-
cionistas. Primero, todos los bandos tenían que deponer las armas y aceptar una
tregua y después ponerse de acuerdo para elegir a un presidente provisional que
convocara a nuevas elecciones libres. Expresó que de no ponerse de acuerdo los
líderes rebeldes en escoger un presidente, entonces lo escogería el Gobierno de
Estados Unidos y que éste realizaría las elecciones y tomaría el control de la si-
tuación. Fue una carta dramática para el país. Al presidente Bordas no le quedó
más remedio que renunciar.122 Finalmente fue escogido de común acuerdo por los
líderes políticos el Dr. Ramón Báez como presidente provisional.
El Dr. Báez era un médico apolítico, hijo de Buenaventura Báez, que tomó
posesión el 27 de agosto de 1914 y su Gobierno interino duró varios meses con el
mandato de organizar y celebrar las nuevas elecciones. Se presentaron los mismos
líderes de cada partido tradicional, en especial Vásquez y Jimenes, los dos jefes de
mayor arraigo. Las elecciones se celebraron el 25 de octubre de 1914, y salió electo
Juan Isidro Jimenes, con la importante alianza que logró con los velazquistas, que
para el momento eran la tercera fuerza política. Fue la segunda presidencia de
Juan Isidro Jimenes.

Relaciones Exteriores y Diplomacia de Fuerza

En octubre de 1915 llegó al país el nuevo ministro plenipotenciario de la


Misión de Estados Unidos, William W. Russell. Comenzaría en lo adelante una
diplomacia norteamericana abiertamente intervencionista y de fuerza. Eran los
momentos del expansionismo estadounidense en el Caribe y Centroamérica y su
interés era controlar las pequeñas repúblicas, que eran la frontera sur de su geopo-
lítica de seguridad nacional. Además de controlar las finanzas públicas mediante la
Receptoría General de Aduanas, ahora intervenían en todo asunto doméstico sin
ningún pudor. De esta manera, el 19 de noviembre de 1915 el ministro Russell
mandó a la cancillería dominicana la famosa Nota 14, en la que volvió a reiterar
las demandas de su país y fue aún más explícito. El siguiente es el texto de la agre-
siva Nota de Estados Unidos.

122 Roberto Cassá. Historia Social y Económica. Op. cit., pp. 208-210.

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Nota Diplomática Núm. 14, del 19 de Noviembre de 1915


Presentada por el Ministro William Russell 123
“A) El de compeler a la observancia del Art. III, exigiendo el
nombramiento inmediato de un consejero Financiero para el Gobier-
no dominicano, el que será nombrado por el presidente de la Repú-
blica Dominicana sobre la designación hecha por el presidente de los
Estados Unidos, y quien será agregado al Ministerio de Hacienda, y
el Ministro de Hacienda le dará su ayuda eficiente para el efecto de
sus proposiciones y labores. El Consejero Financiero hará efectivas
las estipulaciones de la Convención de 1907, ayudando a los funcio-
narios del Gobierno dominicano en el ajuste y arreglo de toda deuda
del Gobierno pendiente; idear e inaugurar un sistema adecuado de
contabilidad pública; investigar los medios apropiados para aumentar
las rentas públicas y así ajustar los desembolsos a los ingresos de modo
que se evite que se produzca ningún déficit; averiguar la validez de
toda reclamación que se presente contra el Gobierno dominicano,
refrendar todo cheque, giro, orden o comprobante de pago de fondos
del Gobierno dominicano a terceros; ilustrar a ambos Gobiernos con
información acerca de si una deuda determinada está de acuerdo o no
con la Convención de 1907;

“Componer cualquiera desavenencia que pueda surgir entre la


Receptoría y el Ministerio de Hacienda y Comercio, en los asuntos
que no requieran la intervención de los dos Gobiernos; asesorar a los
funcionarios del Gobierno dominicano en la preparación del Presu-
puesto anual de Rentas y Gastos Públicos, ayudándoles a establecer la
correlación debida entre las rentas y los egresos; recomendar métodos
mejorados para la obtención y aplicación de rentas y hacer tales otras
recomendaciones al Ministro de Hacienda que juzgue conducentes al
bienestar de la República Dominicana; queda entendido que la autori-
dad del Receptor General descrita en el Art. I, para recaudar y aplicar
las rentas aduaneras no queda afectada por la presente interpretación”.

“B) Proveer al libre curso de las aduanas e impedir las perturbacio-


nes faccionales por medio de la creación de un cuerpo de policía nacio-
nal (gendarmería) a lo cual se obliga al Gobierno dominicano, para la

123 Sumner Welles. Op. cit., t. II, pp. 220-222.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

preservación de la paz, la seguridad de los derechos individuales y para


la fiel observancia de las estipulaciones de la Convención, lo que ha de
hacerse sin demora y será mantenida. La gendarmería será organizada
y mandada por un oficial americano, designado por el Presidente de
los Estados Unidos y nombrado por el presidente de la República Do-
minicana con el título de director de la Policía Nacional. Del mismo
modo serán nombrados otros oficiales americanos en cantidad que el
director juzgue necesario; y también serán nombrados por el presiden-
te de la República Dominicana un número de oficiales dominicanos
designados por el director, que a juicio de él sean deseables desde el
punto de vista de la eficiencia. El Gobierno dominicano investirá con
la autoridad adecuada y necesaria a estos oficiales para el desempeño de
sus funciones, en las que tendrán el apoyo del Gobierno.

El Gobierno dominicano autorizará el enganche en la Gendar-


mería del número de oficiales, clases y rasos que el director juzgue ne-
cesarios para la conservación de la paz y el orden en la República, y el
Gobierno ratificará y promulgará los reglamentos referentes al pago del
personal y que se refieran al enganche, nombramientos, rebajas, disci-
plina, licenciamientos, etc. Que proponga el director; queda entendido
que toda discrepancia que pueda surgir sobre las regulaciones que afec-
te la organización en que no estén de acuerdo el Gobierno dominicano
y el Director de la Gendarmería, será decidida por el presidente de los
Estados Unidos, quien también fijará el sueldo del director de la Gen-
darmería (Constabulary) de acuerdo con la República Dominicana.

“El Cuerpo de Policía Nacional arriba previsto, bajo la dirección


del Gobierno dominicano, tendrá la supervisión y el control de las ar-
mas y municiones, y todo otro material militar del Gobierno y del
tráfico en tales materiales, en todo el país.”

“Con referencia al Consejero Financiero, Diré a Vuestra Excelen-


cia que mi Gobierno preferiría que este puesto oficial sea establecido
de manera que quede excluido el peligro de ser abolido por adminis-
traciones futuras; pero en vista de pasadas experiencias con el puesto
de Consejero Financiero, está dispuesto a que sus atribuciones: dere-
chos y deberes, sean atribuidos a la Receptoría General, siempre que
la Receptoría sea debidamente autorizada a ejercer pleno control del
presupuesto y se le otorguen los poderes expresados en la Sección A”.

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“Al insistir sobre la organización del Cuerpo de Gendarmería,


Vuestra Excelencia no puede dejar de ver que este cuerpo proporciona-
rá protección amplia a las autoridades constituidas a un costo mínimo,
y que estará a las órdenes del Gobierno central, lo que lo colocará fuera
del alcance de administradores provinciales; y que el mantenimiento de
este cuerpo de policía será menos oneroso y mucho más efectivo que
el actual sistema de ejército, guardia aduanal y guardia republicana”.

El Ministro Russell exigió la designación inmediata del consejero financiero,


para que administrara todos los ingresos y pagos del Presupuesto Nacional, la
disolución del Ejército y la creación de una Policía bajo el mando de oficiales
norteamericanos y reiteró la prohibición de contratación de nuevas deudas sin
autorización del Gobierno estadounidense. Jimenes reaccionó molesto convocan-
do a todos los líderes nacionales para darle una respuesta común. Vásquez, ante la
gravedad cooperó con su antiguo amigo político, igual que los demás líderes. Al
mes, el 8 de diciembre de 1915, el Gobierno de Jimenes contestó la citada Nota
14 con un enérgico rechazo y exigiendo que se respetara la Constitución y la so-
beranía nacional. Pero a lo interno, los caudillos dominicanos actuaban como si
nada estuviera sucediendo frente a Estados Unidos. Seguían divididos, no supie-
ron unificarse, para oponerse a la intervención política norteamericana. Desiderio
Arias se levantó en armas y cercó la Capital, exigiendo la renuncia del presidente
Jimenes, su antiguo jefe político.
Ante la impotencia gubernamental y al no poder controlar la insurrección del
general Arias, el presidente Jimenes a los pocos días, el 7 de mayo de 1916, tuvo
que renunciar. Su caída significó la profundización de la crisis política más dra-
mática del país, con graves consecuencias para la soberanía nacional. De pronto el
país se encontró sin un Jefe de Estado que controlara la administración pública.
Los Estados Unidos colocaron sus buques de guerra frente a Santo Domingo para
someter al general Arias y enseguida comenzaron a ocuparla con contingentes de
tropas de infantería y marina. Los pobladores de la ciudad estaban consternados
ante tan graves sucesos y las personas presentían un desenlace fatal.
El 11 de mayo de 1916, se reunió la Cámara de Diputados con la intención de
escoger al nuevo presidente de la República. En la primera ronda se seleccionaron
dos nombres, el del Lic. Federico Henríquez y Carvajal, presidente de la Suprema
Corte de Justicia y el del Dr. Ramón Báez. Ante las dilaciones en la votación final,
en tres lecturas y pasados dos días, el ministro Russell mediante carta del 13 de
mayo, le exigía a Arias deponer las armas y marchar al norte o sería su Gobierno el
que utilizaría la fuerza militar para desalojarlo de la capital. Russell buscó eliminar
la poderosa influencia militar de Arias ante los debates en la Cámara, pues el cau-

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dillo maniobraba tras bambalinas. Después de esta carta amenazante, el general


Arias capituló y se retiró con sus tropas hacia el noreste, después de hacer un gran
daño al país y su futuro inmediato.
Pero la gran crisis ya estaba causada por la irresponsable conducta del caudillo
Desiderio Arias, quien no quiso comprender en la grave situación que colocaba a
la nación, tan amenazada como estaba. El levantamiento militar del general Arias
fue el detonante del inicio de la ocupación que pronto comenzaría. Desde prin-
cipios de mayo de 1916, los norteamericanos empezaron a desembarcar tropas
de marinos e infantería en Santo Domingo y otras ciudades y puertos. El propio
ministro William Russell y el contraalmirante W. B. Caperton, en carta enviada
ese mismo día 15 de mayo, informaban al presidente del Senado Mario F. Cabral y
al presidente de la Cámara de Diputados Luis Bernard, que: “Señores; Esta ciudad
ha sido ocupada militarmente por las fuerzas norteamericanas. Al tomar esta de-
cisión tenemos el sincero propósito de garantizar una libre e imparcial actuación
de las Cámaras para la elección del nuevo presidente de la República”. 124 Una
carta cínica que mostraba el grado de intervencionismo que existía. Varios buques
de guerra fueron anclados frente a los puertos del país. La ocupación tantas veces
anunciada, ya se realizaba de hecho.
Después de la renuncia del presidente Juan I. Jimenes el 7 de mayo, el Congre-
so se siguió reuniendo para elegir al nuevo presidente. Durante unos meses gober-
nó el país en forma interina el Consejo de Ministros y el Congreso a su vez siguió
reuniéndose y deliberando con la finalidad de escoger a un presidente constitucio-
nal provisional. Fue una tarea difícil, porque los partidos políticos y sus líderes,
aún ante la crisis, seguían peleando entre sí y no se ponían de acuerdo. El ministro
Russell declaró varias veces que su Gobierno no reconocería a ningún Gobierno o
presidente dominicano, que no aceptara en todas sus partes los términos de la in-
fausta Nota 14, y que tampoco se le entregarían los fondos que le correspondieran
del 45 % de los ingresos de la Receptoría de Aduanas. Se utilizó el chantaje y la
estrangulación financiera, para influir en el desenlace político. La situación interna
era muy penosa y delicada, al mismo tiempo que tropas de marinos seguían desem-
barcando en Santo Domingo, Puerto Plata, Manzanillo y otros puertos.
Mientras tanto el Congreso deliberaba para escoger un presidente provisional.
Después de varios intentos, finalmente la elección definitiva fue realizada el 25 de
julio de 1916 y el Senado escogió al intelectual y diplomático, Dr. Francisco Henrí-
quez y Carvajal, quien llevaba más de una década viviendo en Santiago de Cuba.125
Fue electo en ausencia por su prestigio y patriotismo reconocido por todos. Los

124 Max Henríquez Ureña. Los Yanquis. Op. cit., p. 105.


125 Ibid., pp. 113-115.

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principales líderes de los partidos -- Vásquez, Velázquez, Mota, Vidal y Brache, le


mandaron un escueto telegrama, que decía: “Partidos fusionados elegiránlo hoy
presidente. Venga”. Eso fue todo el mensaje, pero fue suficiente, para que don
Francisco regresara a Santo Domingo lo antes posible. Llegó a Santo Domingo el
29 de julio, y se juramentó como presidente provisional constitucional de la Re-
pública el 31 de julio, permaneciendo en el cargo hasta el 8 de diciembre de 1916.
El nuevo presidente designó el siguiente gabinete, en esos momentos tan cru-
ciales para el futuro de la nación: Lic. José María Cabral y Báez, secretario de Rela-
ciones Exteriores; Lic. Francisco J. Peynado, secretario de Hacienda; Lic. Federico
Henríquez y Carvajal, secretario de Interior y Policía; Lic. Emilio Prud´homme,
secretario de Justicia e Instrucción Pública; Eladio Sánchez, secretario de Agricul-
tura e Inmigración; Eliseo Espaillat, secretario de Comercio y Comunicaciones; y
el general Miguel Mascaró, secretario de Guerra y Marina. El país sintió un gran
respiro y recobró su optimismo en que se pudiera buscar una salida negociada
frente a los norteamericanos. Volver a tener un Gobierno dominicano después de
meses, abría nuevas esperanzas en la población. Todavía creían que podían detener
una ocupación militar formal, por un sistema de control más informal y que no
eliminara al Gobierno Provisional.
El mismo presidente Francisco Henríquez y Carvajal sostuvo reuniones y se
intercambiaron notas y propuestas de algún arreglo con los delegados y oficiales
norteamericanos. Pero nada se logró conseguir. La posición norteamericana era
que se tenían que aceptar previamente, las condiciones de la Nota 14 y sus one-
rosas exigencias. El secretario de Relaciones Exteriores, José María Cabral y Báez,
también desplegó en esos meses ingentes diligencias ante el ministro Russell y el
secretario de Estado de Estados Unidos, para negociar una forma de evitar una
ocupación total y eliminación del Gobierno provisional. Todos estaban conscien-
tes de que mientras hablaban, las tropas estadounidenses seguían ubicándose en
distintas regiones del país y avanzaban en su control de las provincias.
Francisco Henríquez y Carvajal aunque fue un presidente efímero con un país
ocupado por miles de tropas norteamericanas, trató con de gobernar durante cua-
tro meses en un momento convulsionado y de división de la clase política y bajo
la grave presión externa. No obstante, el presidente de manera activa intentó pasar
reformas políticas en las Cámaras Legislativas, en el medio de un ambiente hostil
con el país ocupado por tropas extranjeras. A las dos semanas del nuevo Gobierno,
comenzaron los problemas económicos para mantener la burocracia operando.
El 18 de agosto Henríquez y Carvajal recibió una comunicación titulada:
“Aviso Importante”, del receptor general de Aduanas, C. H. Daxter. El Aviso
informaba sobre la inmediata retención de los fondos que le correspondían al
Gobierno, el 45 % de las recaudaciones, y el Receptor también comunicó que

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

controlaría todas las rentas internas. Es decir, lo dejaban sin recursos presupuesta-
rios para gobernar.126 El ministro Russell en nombre de su Gobierno insistió que
para ser reconocido el nuevo Gobierno dominicano, tenía que aceptar los famosos
términos de la Nota 14 del 19 de noviembre de 1915, que fueron reiterados en
varias ocasiones. Era una propuesta altamente intervencionista, que permitía exis-
tir al Gobierno nacional, pero bajo el control financiero absoluto del Gobierno
norteamericano, insistían en imponer un consejero financiero norteamericano,
que sería de hecho un súper ministro de Hacienda con todas las facultades de
decisión, crear una guardia dominicana, pero formada y dirigida por oficiales es-
tadounidenses, y reiteraba los términos de la Convención de 1907.
Esta propuesta fue rechazada por el Gobierno dominicano, mediante un elo-
cuente informe que el secretario de Hacienda, Francisco J. Peynado, le dirigió a
su solicitud el 9 de septiembre de 1916 al presidente Henríquez y Carvajal. Este
Informe fue la base jurídica y política para rechazar las pretensiones norteameri-
canas, lo que causó más tensiones entre ambos Gobiernos. Sin éxito, Henríquez
y Carvajal, el secretario Peynado y el canciller Cabral y Báez sostuvieron una últi-
ma reunión el 20 de septiembre con Russell y el contralmirante Pond (Caperton
había sido sustituído), acompañado del general Pendleton, para presentarle un
plan en una importante nota diplomática con propuestas de reformas políticas,
financieras y policiales, para evitar que la ocupación se convirtiera en un Gobierno
militar permanente, como al final sucedió. El documento comenzaba: “La Repú-
blica Dominicana, deseosa de realizar las reformas necesarias para mantener el
orden y la tranquilidad, y por consiguiente, la regularización de la Hacienda”.127
He aquí la propuesta:

Convenio Propuesto por el Gobierno Dominicano 128

20 de septiembre de 1916
La República Dominicana, deseosa de realizar las reformas necesarias para
mantener el orden y la tranquilidad, y, por consiguiente, la regularización de la
Hacienda;
Y los Estados Unidos de América, interesados en que se realicen tales reformas
para seguridad de los derechos que les acuerda la Convención Domínico America-

126 Ibid., pp. 145-146.


127 Ibid., pp. 162-165.
128 Max Henríquez Ureña. Op. cit., pp. 162-165.

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na de 1907, y deseosos de cooperar a ellas con un espíritu de cordial amistad hacia


la República Dominicana.
Han resuelto concluir una Convención a tal fin, y al efecto han nombrado,
etc., los cuales, después de haberse comunicado sus plenos poderes, de haberlos
encontrado buenos y en debida forma, han convenido lo que sigue:
Art. 1. La República Dominicana se compromete a llevar a cabo, a más tardar
en el plazo de varios meses, a contar del día en que se verifique el cambio de rati-
ficaciones de este Tratado, las reformas políticas y administrativas conducentes a:
Que los gobernadores de provincias y demás autoridades civiles y militares
sean desprovistas del derecho de reclutar o enganchar soldados o guardias o mili-
cianos, sin orden expresa del Poder Ejecutivo, publicada en el órgano oficial, y a
que tal prohibición sea sancionada con penas que aseguren esa finalidad.
Que con iguales penas se sancione toda orden que dicte el Poder Ejecutivo
de que se hagan reclutamientos forzosos o enganches voluntarios que hayan de
pagarse por el Erario Público, de soldados o de guardias o de milicianos o de ofi-
ciales, por encima del cupo o número que haya consentido el congreso nacional.
No se deben basar erogaciones indispensables en proventos cuyos rendimien-
tos sean desconocidos.
No debe votarse un presupuesto anual que no contenga para imprevistos pro-
visión a disposición del Poder Ejecutivo de a lo menos el 5 por 100 de los ingresos
presupuestos, y a disposición del Congreso, de a lo menos el 10 por 100 de los
ingresos presupuestos.
Art. 3. La República Dominicana se obliga a mantener y a ejecutar durante
la vigencia de este trabajo leyes que aseguren la prestación de fianza por los recau-
dadores y manejadores de fondos públicos, y a someter al juicio correspondiente,
y a que se le castigue sin tardanza, a todo empleado de Hacienda que incurra en
responsabilidad.
Art. 4. La República Dominicana se obliga asimismo a investir con la autori-
dad necesaria para el buen desempeño de sus funciones a un consejero financiero
que el presidente nombrará mediante recomendación del presidente de los Esta-
dos Unidos, y cuyas atribuciones serán:

a. Ayudar a los funcionarios dominicanos competentes en el ajuste


y adjudicación de la deuda hoy pendiente.

b. Fórmular un sistema adecuado de contabilidad pública.

c. Investigar y aconsejar medios de aumentar las rentas públicas


y de ajustar a ellas los gastos públicos de modo que se eviten déficits.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

d. Averiguar la validez de todas las reclamaciones que se presenten


contra el Gobierno dominicano o ilustrar a ambos Gobiernos a ese
respecto.

e. Refrendar todos los cheques, giros, libramientos u órdenes con-


tra fondos dominicanos de conformidad con el presupuesto y otras
leyes de erogaciones.

f. Velar por la ejecución de este tratado e informar a ambos Go-


biernos a ese respecto.

g. Recomendar métodos adelantados de aplicar las rentas y hacerle


al secretario de Hacienda y Comercio todas las recomendaciones que
juzgue necesarias al bienestar y prosperidad de la República Dominica-
na, en el entendido que la facultad de la Receptoría General, según la
describe el artículo 1 de la Convención de 1907, de percibir y aplicar
las entradas aduaneras, no será afectada por sus recomendaciones.

Art. 5. Ambas partes convienen en que la Receptoría General de


las Aduanas dominicanas será durante años, receptoría de los proven-
tos, que se denominan renta interna, y que la Receptoría no podrá
hacer ningún pago ni ninguna aplicación de dichos fondos, ni de la
parte perteneciente al Gobierno dominicano en los proventos que se
recauden en virtud de la Convención de 1907, sino mediante órdenes
del Gobierno Constitucional de la República, que no estén en contra-
dicción con la ley del presupuesto ni con otras leyes que voten eroga-
ciones.

Art. 6. El salario del Consejero Financiero será fijado por acuerdo


del presidente de los Estados Unidos y el presidente de la República
Dominicana”.

A las dos semanas, el ministro Russell le contestó al Gobierno dominicano re-


chazando la propuesta muy pragmática presentada. Ya la intención intransigente
del Gobierno norteamericano era evidente. No deseaban negociar de verdad, su
posición fue radical, la de aceptar todos los términos de la famosa Nota Diplomá-
tica 14, o de lo contario seguirían con el proceso de ocupación militar. A conti-
nuación se presenta el texto completo de la respuesta del ministro norteamericano
Russell, el 4 de octubre de 1916, a solo mes y medio de la proclamación oficial.

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EDUARDO J. TEJER A

Respuesta del Ministro William Russell al Gobierno Dominicano129

4 de octubre de 1916

Art.1. Para preservar la paz doméstica del país, a fin de asegurar


los derechos individuales en la República Dominicana y para mejor
observancia de la Convención de 1907 entre los Estados Unidos y la
República Dominicana, la Guardia Rural constituirá la única fuerza
militar y policial de la República. Ella será colocada bajo el control y
dirección exclusiva del presidente de la República.

Art. 2. A requerimiento del presidente de la República Dominica-


na, el presidente de los Estados Unidos de América someterá el nombre
de un oficial militar americano para que se le asigne el mando de la
Guardia Rural, y los nombres de un adecuado número de oficiales ame-
ricanos que asistan a dicho comandante en la organización y mando de
la Guardia Rural.

Art. 3. Esos oficiales y esas gentes enganchadas, así como las re-
gulaciones en cuanto a paga, alistamiento, nombramiento, disciplina,
etc., que el comandante pueda recomendar, serán debidamente auto-
rizados, ratificados y promulgados por el Gobierno de la República. Si
no hubiere acuerdo en cualquier cuestión suscitada por las regulaciones
de que se habla en este artículo, esa cuestión será sometida, para su
decisión, al presidente de los Estados Unidos de América.

Art. 4. La Guardia Rural tendrá la súper vigilancia y el control de


las armas, municiones y efectos militares, así como de su circulación
por la República.

Art. 5. La reorganización de la Guardia Rural, según se prescribe


en los artículos anteriores, se comenzará dentro de un mes de la pro-
mulgación de este decreto.

La respuesta era clara en un punto clave de las exigencias, que la Guardia Ru-
ral y las fuerzas de seguridad estuvieran al mando de un alto oficial norteamerica-

129 Ibid., pp. 165-166.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

no y apoyado por distintos oficiales menores de la infantería y marina estadouni-


dense. Las diferencias eran fundamentales. El Gobierno de Henríquez y Carvajal
y sus ministros cedían respecto a la designación del Consejero Financiero, pero
no aceptaron, que el ejército y las fuerzas de seguridad fueran comandadas por
oficiales extranjeros. Las diferencias eran importantes y la situación cayó en un
delicado impasse. Como veremos los norteamericanos radicalizaron su posición.
El político y escritor Luis F. Mejía, señaló algo muy singular en su obra De Lilís
a Trujilllo, respecto a una afirmación muy brusca del general Pendleton, al decir:

“Uds. han de aceptar o de otro modo proclamaremos la Ley


Marcial y nombraremos un Gobierno Militar para Santo Domingo”.
Peynado, que hacía de intérprete le preguntó, para sondearlo, qué se
entendía por Ley Marcial y que aquel (Pendleton) le contestó; “La Ley
Marcial quiere decir que si Ud. pone la cabeza o el dedo en el camino
del Gobierno, esa cabeza o ese dedo desaparecerá”. Entonces Peynado
les dijo: “Si Uds. no tienen modificaciones algunas para ese tratado es
inútil seguir con esta conferencia y me creo autorizado para declarar,
en nombre del presidente Henríquez y en el de la República Domini-
cana, que no aceptaremos esa proposición. Puede usted declarar la Ley
Marcial desde ahora”. 130

El Gobierno decidió rechazar formalmente la propuesta mediante un Me-


morando entregado al ministro Russell por el secretario de Relaciones Exteriores
José María Cabral y Báez el 13 de octubre. 131 En el Memorando de tres páginas
se arguyó que la Constitución de la República prohibía explícitamente tal acuerdo
de delegación de facultades y el control de la soberanía e institucionalidad del país
a una potencia extranjera. Es un digno documento lleno de argumentos jurídicos
nacionales y de derecho internacional. Pero el presidente Henríquez y Carvajal
dejó una puerta abierta a la posibilidad de negociación, pues prefería buscar una
solución pactada, ante el atropello de que se eliminara el Gobierno y el país fuera
gobernado por una dictadura militar norteamericana.
Igual que se daban diferencias entre prominentes dominicanos respecto a
cómo y de qué forma tratar y negociar un posible acuerdo que detuviera la ocupa-
ción definitiva, lo mismo ocurría en Estados Unidos. Parecía que el Departamen-
to de Estado tenía una posición más flexible que los militares del Departamento
de Guerra, que mantenían una línea dura e intransigente, dominados como esta-

130 Luis F. Mejía. Op. citi., p. 213.


131 Max Henríquez Ureña. Op. cit., pp. 167-169.

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EDUARDO J. TEJER A

ban por un deseo expansionista e imperial. Por tal motivo, el ministro Russell fue
llamado a consultas el 19 de octubre a Washington y llevó esta última posición
negociadora del Gobierno dominicano, presentada por el canciller José María
Cabral y Báez.
Del 17 y 20 de octubre hubo fuertes enfrentamientos por la retención de
fondos por la Receptoría General de Aduanas que de manera ilegal, no entregaba
ningún dinero para sostener al Gobierno provisional. El receptor Baxter volvió a
reiterar el 17 de octubre que no entregaría recursos hasta que el Gobierno fuera
reconocido diplomáticamente por los Estados Unidos y recibiera instrucciones de
entregarlos y se negó a aceptar el Presupuesto Nacional del 1917, que había sido
aprobado por el Congreso el 30 de septiembre. El 20 de octubre el secretario de
Hacienda Peynado le escribió un oficio a Baxter, protestando por tales medidas
confiscatorias y declarándolas contrarias a la Constitución y los Convenios firma-
dos con los Estados Unidos.
Cabe señalar que durante el verano de 1916 siguieron los desembarcos de
tropas de marinos e infantería en varias ciudades del país. En medio de discusiones
políticas y diplomáticas, la gradual ocupación militar continuó todo el tiempo,
frente a la sorpresa y resignación de la mayoría de la población. Para mediados de
octubre, las tropas y oficiales encargados controlaban ocho de las doce provincias.
Las ciudades como Santo Domingo, San Pedro de Macorís, Puerto Plata, Man-
zanillo, Santiago y Sánchez estaban situadas por fuerzas militares y buques de
guerra, controlando el orden y preparándose para el paso final. Hubo resistencia
de políticos, periodistas y militares dominicanos y con frecuencia se enfrentaban
en escaramuzas y tiroteos barriales y zonas.
El diplomático y escritor Sumner Welles escribió: “Mientras el secretario Lan-
sing estaba indeciso en cuanto a la política que aconsejaría al presidente Wilson, el
señor Pérez Perdono, ministro dominicano en Washington, recibió instrucciones
del presidente Henríquez y Carvajal, de pedir de urgencia que se buscara alguna
solución que no conllevara la obliteración completa de la soberanía dominicana.
Cuatro puntos fueron recalcados en la comunicación que el ministro Domini-
cano entregó al Secretario de Estado”. 132 A Lansing le fue difícil y tortuoso dar
su opinión definitiva al presidente Wilson, pues ocupar un país y establecer un
Gobierno militar era un paso trascendental.
Sin embargo, a los dos meses el secretario de Estado Lansing al final tomó
su decisión y le envió el 22 de noviembre de 1916, un Memorando confidencial
al presidente Wilson, recomendando: “Debemos determinar inmediatamente el

132 Sumner Welles. Op. cit., p. 248. La primera edición de esta obra publicada originalmente en ingles,
data de 1928.

[ 129]

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

curso de la acción a tomar, pues de otro modo la revolución y el desastre sobre-


vendría inmediatamente…Se piensa que la única solución de la dificultad sería la
proclamación de la Ley Marcial poniendo a Santo Domingo bajo la ocupación
militar, basando esta acción en la interpretación que los Estados Unidos ha dado a
la Convención de 1907.” Este Memorando fue acompañado con el borrador de la
Proclamación para evaluación del mandatario. Finalmente, el 24 de noviembre de
1916, el presidente Woodrow Wilson contestó la petición del secretario Lansing,
en estos términos:
“Mi estimado señor Secretario: Es con profunda repugnancia que doy mi
aprobación y autorización a la acción propuesta, pero tengo la convicción de que
es el menor de los males a la vista en esta situación perpleja. Por lo tanto autorizo
a dar las instrucciones consiguientes...” 133

Con esta aprobación del 24 de noviembre, a los cinco días, en la madrugada


del 29 de noviembre de 1916, ocurrió el luctuoso y penoso hecho con que tanto
Estados Unidos había amenazado. La conducta del presidente provisional del Dr.
Francisco Henríquez y Carvajal y sus principales ministros fue digna y patriótica
y actuaron dentro de las dramáticas circunstancias con gran responsabilidad. El
caudillismo sectario de los jefes políticos y militares, en particular, del general
Desiderio Arias, que acorraló al Gobierno del presidente Juan Isidro Jimenes para
forzarlo a renunciar el 7 de mayo de 1916, le dio el tiro de gracia a la República,
y le abrió las puertas a la intervención militar. Se conjugaron las ansias expansio-
nistas norteamericanas y el caos político doméstico.
El fatídico 29 de noviembre de 1916, el capitán H. S. Knapp, en nombre del
Gobierno de Estados Unidos, publicó la infausta Proclamación, mediante la cual
anunciaba la ocupación militar oficial y la toma del control político y militar de
todo el país. En la Proclamación señaló, que la República estaba: “en un estado
de ocupación militar por las fuerzas bajo mi mando y queda sometida al Gobierno
militar y al ejercicio de la Ley Militar, aplicable a tal ocupación -- y siguió -- Las
leyes dominicanas, pues, quedarán en efecto siempre que no estén en conflicto
con los fines de la ocupación…La administración ordinaria de la justicia, tanto
en casos civiles como en casos criminales, por medio de las Cortes dominicanas
regularmente constituidas, no serán interrumpidas por el Gobierno militar…”. 134
Este fue un acto de usurpación política y derrumbe del Gobierno Constitucional
dominicano.

133 Ibid., p. 251.


134 Frank Moya Pons. Op. cit., p. 473. Vease ademas a Max Henríquez Ureña. Op. cit., pp. 199-205.

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EDUARDO J. TEJER A

PROCLAMACIÓN 135

CONSIDERANDO: Una Convención fue concluida entre los Estados Uni-


dos de América y la República Dominicana el día 8 de febrero de 1907, en la cual
el artículo III dice:

“Hasta que la República Dominicana no haya pagado la totalidad de los bo-


nos del empréstito, su deuda pública no podrá ser aumentada sino mediante un
acuerdo previo entre el Gobierno dominicano y los Estados Unidos. Igual acuerdo
será preciso para modificar los derechos de importación de la República, por ser
condición indispensable para que esos derechos puedan ser modificados que el
ejecutivo dominicano compruebe y el presidente de los Estados Unidos reconozca
que tomando por base las importaciones y exportaciones de los dos años que pre-
ceden al en que se quiere hacer la alteración en los referidos derechos, y calculados
el monto y la clase de los efectos importados o exportados, en cada uno de esos
dos años, al tipo de los derechos de importación que se pretendan establecer, el
neto total de esos derechos de Aduanas en cada uno de los dos años, excede de la
cantidad de dos millones de pesos oro americano”; y

CONSIDERANDO: El Gobierno dominicano ha violado el dicho artículo


III en más de una ocasión; y

CONSIDERANDO: El Gobierno dominicano, de cuando en cuando, ha


dado como explicación de dicha violación la necesidad de incurrir en gastos ex-
traordinarios incidentes a la supresión de las revoluciones; y

CONSIDERANDO: El Gobierno de los Estados Unidos, con mucha pa-


ciencia, y con el deseo amistoso de ayudar y permitir a la República Dominicana
mantener la tranquilidad doméstica y cumplir con las estipulaciones de la Con-
vención citada, ha prestado al Gobierno dominicano ciertas medidas necesarias
que el Gobierno dominicano ha sido inclinado a no aceptar o ha sido incapacita-
do a aceptar; y

CONSIDERANDO: En consecuencia, que la tranquilidad doméstica ha


sido perturbada y aún no está restablecida, ni asegurado el cumplimiento futuro
de la Convención de parte del Gobierno dominicano; y

135 Ibid., pp. 199-205.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

CONSIDERANDO: El Gobierno de los Estados Unidos que está determina-


do que ya ha llegado el tiempo de tomar medidas para asegurar el cumplimiento
de las provisiones de la Convención citada de parte de la República Dominicana y
mantener la tranquilidad doméstica en dicha República, la cual es necesaria para
tal cumplimiento,

AHORA, POR TANTO, YO, H. S. KNAPP, capitán de la Marina de los Es-


tados Unidos, comandando la fuerza de cruceros de la escuadra del Atlántico de los
Estados Unidos de América y las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América
situadas en los varios puntos dentro de la República Dominicana, actuando bajo la
autoridad y por orden del Gobierno de los Estados Unidos de América,

DECLARO Y PROCLAMO a todos los que les interese que la República


Dominicana queda por la presente puesta en un estado de ocupación militar por
las fuerzas bajo mi mando, y queda sometida al Gobierno militar y al ejercicio de
la ley militar, aplicable a tal ocupación.
Esta ocupación militar no es emprendida con ningún propósito, ni inmediato
ni ulterior, de destruir la soberanía de la República Dominicana, sino, al contra-
rio, es la intención ayudar a ese país a volver a una condición de orden interno,
que lo habilitará para cumplir las previsiones de la Convención citada, y con las
obligaciones que le corresponden como miembro de la familia de naciones.
Las leyes dominicanas, pues, quedarán en efecto siempre que no estén en con-
flicto con los fines de la ocupación o con los reglamentos necesarios establecidos al
efecto, y una administración legal continuará en manos de oficiales dominicanos,
debidamente autorizados, todos bajo la vigilancia y la supervisión de la fuerza de
los Estados Unidos que ejerce el Gobierno militar.
La administración ordinaria de la justicia, tanto en casos civiles como en casos
criminales, por medio de las Cortes dominicanas regularmente constituidas, no
será interrumpida por el Gobierno militar ahora establecido; pero los casos en los
cuales un miembro de las fuerzas de los Estados Unidos forma parte, o en los cua-
les haya envuelto desprecio o desafío de la autoridad del Gobierno militar, serán
juzgados por un Tribunal establecido por el Gobierno militar.
Todas las rentas provenidas al Gobierno dominicano, incluso derechos e impuestos
hasta el presente provenidos y no pagados, sean derechos de aduana bajo las provisiones
de la Convención concluida el día 8 de febrero de 1907, por la cual se estableció la Re-
ceptoría Aduanera, que permanecerá en efecto, o sean de rentas internas, serán pagados
al Gobierno militar, el cual, por cuenta de la República Dominicana, mantendrá en
custodia tales rentas y hará todo desembolso legal que sea necesario para la administra-
ción del Gobierno dominicano y para los propósitos de la ocupación.

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EDUARDO J. TEJER A

Invoco a todos los ciudadanos dominicanos y a los residentes y transeúntes en


Santo Domingo a cooperar con las fuerzas de los Estados Unidos en ocupación,
con el fin de que sus gestiones sean prontamente realizadas y que el país sea res-
taurado al orden y a la tranquilidad doméstica y a la prosperidad que solamente se
pueda realizar bajo tales condiciones.
Las fuerzas de los Estados Unidos en ocupación bajo mi mando actuarán
según la ley militar que gobierna su conducta, con debido respeto a los derechos,
personales y de propiedad de los ciudadanos dominicanos y residentes y transeún-
tes en Santo Domingo, sosteniendo las leyes dominicanas, siempre que éstas no
estén en conflicto con los propósitos para los cuales se emprende la ocupación.
El texto original de esta proclamación, en el idioma inglés, regirá en toda
cuestión de interpretación.

H. S. Knapp
Captain U. S. Navy, Commander Cruiser Force,
U. S. Atlantic Fleet. U. S. S. Olympia, Flagship.
Santo Domingo, D. R. Noviembre 29, 1916.

La ilegal Proclamación del entonces capitán Knapp, instruída por el Go-


bierno norteamericano, fue un acto de agresión militar vergonzoso en la historia
norteamericana y una real tragedia nacional para los dominicanos. La desmedida
inestabilidad política, la irresponsabilidad de los políticos y caudillos del país que
no cesaban de luchar e intrigar entre ellos, crearon las condiciones para que el
poder militarista de Estados Unidos interviniera a la nación. Pudo haber ayudado
a pacificar a la nación, con métodos más directos y sutiles, sin llegar a derrocar
un Gobierno legítimo e imponer una dictadura militar, que eliminó las libertades
públicas y de prensa y creó un sistema de fuerte censura y represión militar en
todo el país. Pero la parte del poder militar prevaleció en las decisiones finales, so-
bre los planes de la rama civil y diplomática. Estados Unidos tenía otros designios
geopolíticos y de seguridad, que estaban decididos.
No se podía esperar esta acción imperial de un país republicano y de fuer-
te tradición democrática y del propio presidente Wilson, un profesor liberal e
internacionalista, que en su país abanderaba las luchas democráticas y progre-
sistas. Pero la geopolítica de la época ante la inminencia de la Primera Guerra
Mundial y el imperialismo patriarcal norteamericano en el Caribe y la protec-
ción del Canal de Panamá, se impuso como una lógica militar y política de
seguridad inexorable.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Última Acción Diplomática del Gobierno Dominicano

Cuatro días antes del presidente Francisco Henríquez y Carvajal abandonar


el país el 8 de diciembre de 1916, instruyó al secretario de Relaciones Exteriores y
al ministro dominicano en Washington a mandar sendas Notas Diplomáticas de
protesta y rechazo de la Ocupación Militar y Proclamación del 29 de noviembre
de 1916. Estos fueron los dos actos de acción diplomática del Gobierno en proce-
so de desaparición. Dejó sentado un importante precedente de protestas, basado
en el derecho internacional. Estas Notas son las siguientes:

Nota al Secretario de Estado Norteamericano del Embajador


Dominicano ante Estados Unidos 136
4 de diciembre de 1916

Honorable Robert Lansing,


Secretario de Estado de los Estados Unidos,
Washington, D. C.

Señor Secretario:

Cumpliendo instrucciones recibidas de mi Gobierno, tengo a honor presen-


tar, por conducto de Vuestra Excelencia, al Gobierno de los Estados Unidos de
América, la formal protesta con que el Gobierno legítimo de la República Domi-
nicana rechaza de una manera definitiva e irrevocable el hecho insólito, descono-
cedor de la soberanía del pueblo dominicano, en que ha culminado, en fecha 29
de noviembre último, la ilegal actuación de las fuerzas interventoras americanas
en el territorio de la República Dominicana; hecho consistente en la proclamación
del capitán Knapp, jefe de dichas fuerzas, por la autoridad del Gobierno de Vues-
tra Excelencia, con el carácter de gobernador militar de la República Dominicana.

Funda su protesta el Gobierno dominicano:


1º. En que los Estados Unidos han reconocido siempre la personalidad inter-
nacional de la República Dominicana, y tratando en esa calidad fue como la Re-
pública Dominicana concluyó con los Estados Unidos de América la Convención
de 1907.

136 Americo Lugo. Antología de Américo Lugo. vol. I. Santo Domingo, Ediciones Taller, 1976, pp. 213-216.

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EDUARDO J. TEJER A

2º. En que si el Gobierno americano ha considerado, como lo dice en la pro-


clama que instituye gobernador de la República Dominicana al capitán Knapp,
“que Gobiernos anteriores de la República Dominicana han violado la cláusula
tercera” de dicha Convención, al aumentar, por causa de fuerza mayor, la deuda
interna de la República Dominicana, interpretación que difiere de la que a dicha
cláusula tercera da el Gobierno dominicano, el Gobierno americano, sólo tenía
derecho para perseguir contra el Estado dominicano, conforme a los trámites de
rigor en casos semejantes, las consecuencias legales de la falta en que se supone que
había incurrido; pero en manera alguna para erigirse en juez supremo del Contra-
to y destruir, por vía de sanción, la soberanía del pueblo dominicano.
3º. Porque tampoco podía derivar ese derecho el Gobierno de Washington
del supuesto estado de inquietud doméstica que igualmente se invoca en la pro-
clama referida, una vez que ningún Estado tiene derecho para inmiscuirse en
las cuestiones internas de otro Estado; y que, por otra parte, los sentimientos de
fraternal amistad que siempre fueron norma en las relaciones de ambos Estados
no debe entenderse que pudiesen ofrecerle al Gobierno de esta nación, frente a
un motivo análogo, sino oportunidad para cumplir el imperativo deber que su
excepcional situación en este Continente y sus constantes promesas de humani-
tarismo le imponen respecto de las distintas unidades autónomas de la América,
cuyo proceso evolutivo, ya en el orden social o político, no ha alcanzado todavía
el prodigioso desenvolvimiento de la ejemplar sociedad norteamericana.

Pero deber de humanidad, que no puede tener como correlativo sino


un humano derecho; derecho idéntico al que en 1912 llevó a la República
Dominicana la noble Comisión de Paz que afirmó los vínculos de gratitud
de la familia dominicana para la República del Norte; idéntico también al
que llevó al comisionado Lind a la capital mejicana en 1913; el mismo que
había dado vida al pensamiento de la Corte de Justicia Centroamericana
y a otras muchas actividades de verdadera confraternidad americana que
afirmaron, de modo igual, el concepto de justa admiración, de profundo
respeto y de merecido reconocimiento de los pueblos latinoamericanos para
el Gobierno y patria de Vuestra Excelencia.

Pero nunca, jamás, un derecho que deja de serlo cuando va a es-


trangular tradiciones y a demoler atributos que son tan inherentes a la
personalidad humana y a la vida misma de las entidades político socia-
les, que hacen inconcebible toda posible finalidad de bien para ellas,
si es que ésta no ha de comenzar cimentando su propia virtualidad en
un inequívoco y permanente reconocimiento de tales prerrogativas; y

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

4º. Porque un estado de guerra, que habría sido lo único capaz de justificar
un procedimiento semejante por parte del Gobierno de los Estados Unidos para
con la República Dominicana, jamás ha existido entre las dos naciones.

Y por cuanto, obrando de la manera que lo ha hecho el Gobierno


de Vuestra Excelencia respecto de la República Dominicana, es evidente
que ha violado en primer término los principios fundamentales del De-
recho internacional público, que consagran como una invariable regla
de orden público para las naciones el respeto recíproco de todos y cada
uno de los Estados libres del mundo civilizado; y en segundo térmi-
no, los principios que informan la doctrina del panamericanismo, que
igualmente consagran la inviolabilidad de las nacionalidades america-
nas; principios cuyo apostolado ha tenido, puede decirse, su más autori-
zada exposición en las frecuentes declaraciones oficiales del sabio presi-
dente de los Estados Unidos; el Gobierno constitucional de la República
dominicana, por medio de la presente, fórmula, además, la consiguiente
reserva de derechos que hará valer en su oportunidad.

Saluda a V. E. con la más distinguida consideración.


Armando Pérez Perdomo
E. E. y Ministro Plenipotenciario.

Ese mismo día 4 de diciembre de 1916 el Gobierno de Henríquez y Carvajal


volvió a actuar en el campo diplomático, instruyendo al secretario de Estado de
Relaciones Exteriores, Dr. José M. Cabral y Báez, que vía la Legación dominicana
en Washington, también le entregara otra Nota de protesta al mismo secretario
de Estado Robert Lansing. Esta fue una comunicación del canciller dominicano
al secretario de Estado norteamericano, en la cual protestaba por el atropello de la
invasión y planteando una serie de argumentos legales y financieros en contra la
justificación de un gobierno de facto militar estadounidense. Es decir, en un día,
el Gobierno dominicano que estaba casi desaparecido antes de claudicar remitió
dos Notas Diplomáticas al Departamento de Estado repudiando la ocupación
militar con argumentos jurídicos y políticos, una del canciller Cabral y Báez y otra
del ministro de la Legación en Washington. Por su importancia y el valor de las
ponderaciones, transcribimos la Nota in extenso.

[ 136]

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EDUARDO J. TEJER A

Nota al Secretario de Estado Norteamericano del Ministro de


Relaciones Exteriores Dominicano 137

4 de diciembre de 1916

Honorable Robert Lansing,


Secretario de Estado.
Departamento de Estado.

Honorable Señor Secretario:

Un empleado de la legación americana en Santo Domingo puso en manos del


presidente Henríquez, el miércoles 29 de noviembre último, en la tarde, un pliego
subscrito por el señor capitán H. S. Knapp, quien actúa por autoridad y mandato
del Gobierno americano, contentivo de una proclama en la cual se declara y se
anuncia que la República Dominicana queda puesta en estado de ocupación mi-
litar, y sujeta a un Gobierno militar y a la ley militar.
Con tal motivo, mi Gobierno me ordena notificar al Gobierno de los Estados
Unidos, por el digno órgano de usted, lo siguiente:
1º. Que el Gobierno de la República Dominicana no tiene ahora, ni ha te-
nido nunca, la intención de dejar incumplidas las obligaciones que le impone
la Convención domínico americana de 8 de febrero de 1907, cuya cláusula III
constituye el motivo del primer considerando de la antedicha proclama, y cuyas
prescripciones relativas al pago de los intereses y a la amortización de la deuda que
ella garantiza, se han cumplido, a pesar de los frecuentes disturbios ocurridos en
el país en estos últimos años.
2º. Que el Gobierno dominicano no tiene interés en buscar excusas a ningu-
no de los malos procedimientos políticos y administrativos que engendraron en
la República una situación poco satisfactoria, como la actual, y ha dado, desde la
llegada del Dr. Henríquez a la presidencia, repetidas y evidentes pruebas de que,
rigurosamente adscrito al cumplimiento de las leyes, condena aquellos errores y ha
buscado, por medio de un estudio sagaz y prolijo, el modo de corregirlos con ca-
bal conocimiento de las causas que los originaron; pero sostiene que, aun cuando
es innegable que, a consecuencia de los disturbios políticos de los últimos cinco
años, el Gobierno dominicano incurrió en gastos consiguientes a la represión de
esas revoluciones y restablecimiento del orden y de la paz, y que esos gastos dieron

137 Ibid., pp. 216-220.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

origen a la creación de una deuda distinta de la que la convención de 1907 tuvo


por objetivo principal garantizar, es innegable también:
a) que una parte de aquella deuda a que alude al considerando 2º. de la
Proclama, se ha venido pagando puntualmente, como le consta al Gobierno nor-
teamericano, sin afectar en nada al servicio de ésta, y así, por el mismo método,
podrá pagarse el resto;
b) que aquella clase de deuda es involuntaria por su origen, como lo sería
la que se derivara de calamidades públicas inesperadas, y no pudo ser aludida
cuando se estipuló la cláusula III de dicha Convención, pues el objeto específico
prohibido por esta cláusula es, a juicio del Gobierno dominicano, la creación de
deudas contractuales o provenientes de empréstitos; y,
c) que persistiendo sobre este punto una divergencia de criterios entre la altas
partes que suscribieron la Convención de 1907, lo natural habría sido encomen-
dar su solución, como lo desea el Gobierno dominicano, a un tribunal de arbi-
traje; pero nunca, en estricta equidad y justicia, ser resuelta por autoridad de una
sola de las partes.
3º. Que si bien es cierto que el Gobierno de los Estados Unidos le ha indi-
cado al Gobierno de la República Dominicana la necesidad de adoptar ciertas
medidas que, según asegura el 4º. Considerando de la proclama, este Gobierno
no ha querido o no ha podido adoptar, también lo es que la condición de esas
medidas hizo que el Gobierno dominicano no quisiera ni pudiera aceptarlas; pues
tendiendo ellas a que, antes de estudiarse y discutirse todas las diferencias y de
abarcar su solución en un Tratado que hubiera de someterse a la aprobación del
Senado, se comprometiera el presidente Henríquez a promulgar, por decreto o re-
solución ejecutiva, un modus vivendi que, operando sin necesidad de aprobación
legislativa, atribuyese a individuos designados por el presidente de los Estados
Unidos el manejo y la disposición absoluta de todas las rentas, así como de todas
las fuerzas armadas de la República Dominicana, sin límite y sin responsabilidad
ante el pueblo de ella; aun cuando las hubiese considerado buenas, por tener fe en
la competencia y en la honorabilidad de los empleados que hubiera de designar el
presidente de la República Dominicana sin violar la Constitución y las leyes que
ha jurado cumplir y hacer cumplir.
4º. Que ha sido admirable la tranquilidad del pueblo dominicano desde que
se inauguró el Gobierno del presidente Henríquez, tanto más admirable cuanto
más se reflexione sobre las excepcionales condiciones que han prevalecido desde
entonces en el país, puesto que el Gobierno ha existido sin Hacienda y sin Ejérci-
to, y era un gran incentivo para el desacato y la revuelta el no reconocimiento del
Gobierno por parte del de los Estados Unidos. Que si, no obstante ese hecho, el
Gobierno americano ha insistido en creer que aún no está asegurada la tranquili-

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dad ni, por tanto, la futura observancia, por el Gobierno dominicano, del antes
dicho Tratado, por lo cual cree el Gobierno americano que ha llegado el momento
de tomar tan graves medidas como son la ocupación militar, el establecimiento de
un Gobierno militar y la promulgación del ejercicio de la ley militar (consideran-
dos 5º. y 6º.), no puede desconocerse que el Gobierno dominicano ha mostrado
en las numerosas entrevistas celebradas con el honorable ministro Russell y el
señor contralmirante Pond.
El más vehemente deseo de evitar para siempre la posibilidad de aquellos
males y de llegar a un acuerdo sincero con el Gobierno norteamericano sobre la
base de recíproca conveniencia para ambos pueblos; y lamenta que la Cancillería
americana rechazara sin discutir las contraproposiciones presentadas a la legación
americana en septiembre y en octubre últimos, las cuales fundaban la no repeti-
ción de los disturbios políticos y del desorden administrativo en la reforma de las
defectuosas leyes que los generaron o estimularon, en un control efectivo, pero ra-
cional, de nuestra Hacienda, y en una organización científica, pero no humillante
para el decoro nacional, de nuestras fuerzas armadas, en lugar de confiar el orden
a sólo la acción coercitiva y represiva de una Hacienda regida y de una fuerza ar-
mada comandada, sin traba alguna, por jefes desligados de toda responsabilidad.
5º. Y como las medidas tomadas por el capitán H.S. Knapp, por autoridad y
mandato del Gobierno de los Estados Unidos, tienden a suprimir de hecho, aun-
que sólo fuere temporalmente el Gobierno dominicano, y a destruir de un solo
golpe el derecho innegable del pueblo dominicano de regir sus propios destinos,
libre de la imposición de fuerzas extrañas y de leyes votadas y promulgadas sin su
consentimiento, así como las garantías de vida y de libertad consignadas en nues-
tra Constitución política; y por cuanto tales medidas están en contradicción con
la doctrina Monroe, las cuales preservan a todo Estado de América no sólo contra
la agresión de cualquier potencia extraña al continente americano, sino también
de todo exceso o violencia de cualquier Estado americano, y especialmente de los
Estados Unidos de América, proclamadores y sustentadores principales de tales
doctrinas; en nombre de éstas y en defensa del derecho de libertad, independencia
y soberanía del Estado de la República Dominicana, hago por este acto la más
formal protesta contra las medidas tomadas respecto de ella por el Gobierno de
los Estados Unidos, y reserva de todo derecho en beneficio del Gobierno y del
pueblo dominicano.
Aprovecho la oportunidad para reiterarle las seguridades, etc.
Le saluda atentamente.

José M. Cabral y Báez


Secretario de Estado de Relaciones Exteriores.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

El presidente de la República, el Dr. Francisco Henríquez y Carvajal, ante la


situación del Gobierno de facto, se reunió con los líderes políticos de los partidos
para anunciarles su decisión y entre todos planear qué podían hacer ante tal situa-
ción irreparable. El Congreso siguió reuniéndose por varios días deliberando sobre
la situación creada, hasta que cesó en sus funciones. La población estaba descon-
certada y hubo una tristeza general. Por su parte, Henríquez y Carvajal, vencido
por los acontecimientos, sometió una carta a las Cámaras Legistativas dominica-
nas, informándoles que se ausentaría del país, pero en su misiva no renunció a su
alta investidura. Fue una hábil maniobra política el hecho de no renunciar, pues
de esa manera seguiría siendo el presidente de la República en el exilio y sus dili-
gencias diplomáticas tendrían un carácter más oficial. Se presenta la carta íntegra,
muy sencilla y llena de dignidad, a continuación:

Carta al Congreso Nacional 138

8 de diciembre de 1916
Santo Domingo.

Señor Presidente:

Juzgando que, al instituirse ilegalmente por el capitán H. S. Knapp, coman-


dante de los cruceros de la flota del Atlántico de los Estados Unidos de América,
en nombre y por mandato de su Gobierno, un Gobierno militar americano, por
encima de la autoridad legítima de la República, resulta imposible la coexistencia
del Gobierno nacional y del extraño, he decidido por razones de orden puramente
personal, retirarme al extranjero, a mi antigua residencia habitual de Santiago de
Cuba, mientras tan extraña situación anormal pase y vuelva la República a su vida
normal y a su régimen constitucional. En tal virtud, participo a usted mi resolu-
ción para solicitar por su conducto la necesaria autorización, de acuerdo con lo
que prescribe el Pacto fundamental de la República.

Saludos a usted con toda consideración.

Dr. Francisco Henríquez y Carvajal


Presidente de la República

138 Max Henríquez Ureña. Op. cit., p. 209.

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Este fue el golpe final de la desaparición del Gobierno Constitucional. La sa-


lida del presidente dejó un gran vacío y una indefinición política sui generis. Los
ministros renunciaron de inmediato y fueron sustituidos por oficiales militares.
A las pocas semanas, el 12 de enero de 1917 también se anuló y fue eliminado
el Congreso Nacional. El presidente Henríquez y Carvajal abandonó el país el 8
de diciembre de 1916, vía Puerto Rico y siguió a Nueva York, donde permaneció
unas semanas y se dedicó a reunirse con políticos y personalidades dominicanas
de la comunidad.
Para el presidente Henríquez y Carvajal y sus ministros, para la mayoría de
los políticos, intelectuales y hombres de bien dominicanos, comenzaba una nueva
cruzada que tomaría ocho años de lucha y acciones, encaminadas a recuperar la
soberanía nacional y volver a tener un Gobierno Constitucional nacional. Un
emergente grupo de profesionales e intelectuales formaron el movimiento nacio-
nalista, que más adelante se constituyó en la Comisión Nacionalista Dominicana,
que realizó grandes gestiones diplomáticas, diligencias políticas y denuncias en
Estados Unidos, España, Cuba, y la mayoría de los países hispanoamericanos en
pro de la causa dominicana. Fue la campaña diplomática nacional e internacional
más formidable realizada en la historia del país y representó un precedente en las
relaciones interamericanas. Esta campaña nacionalista se describirá más adelante
en los próximos capítulos.

Reformas en la Secretaría de Relaciones Exteriores

Desde el 1900 en adelante los nuevos gobiernos se dieron cuenta que no


contaban con delegaciones y suficientes consulados en el exterior para defender
la causa de las intromisiones y presiones de los acreedores financieros y de sus res-
pectivos gobiernos. Como dijeron en 1901 los secretarios de Relaciones Exteriores
Francisco Henríquez y Carvajal y después Emiliano Tejera, ambos consideraban
que el país estaba desamparado y sin vehículos diplomáticos en el extranjero. No
existían Legaciones en Misión Permanente, lo que hoy llamamos Embajadas. La
república no tenía un Cuerpo Diplomático y se encontraba aislada. Lo que más
existían en ciudades con puertos eran consulados o vice consulados, que más bien
solo trataban los asuntos comerciales y de trámites burocráticos. No tenían una
función política y diplomática. Esta situación fue cambiando rápidamente, con las
nuevas exigencias del momento y para insertarse más en el mundo diplomático.
A comienzos del Siglo XX las primeras reformas a la cancillería se realizaron en el
1910. El presidente Ramón Cáceres y su secretario de Estado de Relaciones Exteriores,
José María Cabral y Báez, lograron conseguir la aprobación del Congreso Nacional de
la importante Ley 2109, de Organización Diplomática del 8 de julio de 1910. Esta fue

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

la primera gran reforma de la Cancillería desde su creación en el 1875. La ley consta


de 34 artículos y diferentes secciones, en las cuales se definen los cargos diplomáticos,
sus funciones, organización, facultades y salarios, y describe las responsabilidades de las
Legaciones en el extranjero. En esta ley no se modifica la organización y funciones del
Cuerpo Consular, sólo las de los diplomáticos. En su Artículo 1, establece: “Las relacio-
nes diplomáticas de la República con las naciones extranjeras, son dirigidas por el presi-
dente de la República, por medio de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores y
de las misiones diplomáticas acreditadas en el exterior”. 139

En sus Artículo 3 y 7, definen los cargos, categorías y requisitos del personal


diplomático, que son los siguientes:

1. Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios, tenían que ser domi-


nicanos y haber cumplido treinta años.
2. Ministros Residentes, tenía que ser dominicano y cumplido los treinta años.
3. Encargados de Negocios, tenía que ser dominicano y cumplido los treinta años.
4. Primeros Secretarios, tenía que ser dominicano y cumplidos los veinte y cinco años.
5. Segundos Secretarios, tenía que ser dominicano y cumplidos los veinte y cinco años.
6. Agregados.”

En el Artículo 8, por primera vez se describen las calificaciones que deben tener
para ser escogidos los secretarios de primera y segunda clase. En una nota-párrafo seña-
la: “Se tratará de escoger para estos nombramientos a quienes posean títulos académicos
o conocimientos de historia universal y de la República, geografía universal y de la
República, nociones de economía política y estadística, nociones generales de derecho
civil, penal, comercial y constitucional, conocimiento del idioma nacional y del fran-
cés”. 140 En su Art. 19 fijó la escala de salarios a cada categoría. Es curioso observar lo
avanzado que fueron estos requisitos profesionales y exigencias para los diplomáticos
en el 1910. También nótese que se exigía el idioma francés, que en el pasado era la
lengua diplomática universal. Décadas después, sería el inglés. Sin duda, fue una ley de
progreso en la formación de la Cancillería y su servicio diplomático en el extranjero. La
próxima reforma de la Organización Diplomática vendría en el 1938.
Con esta nueva ley, la carrera diplomática adquirió prestigio y estatus de ca-
rrera pública. Se fueron enlistando jóvenes profesionales y hombres de letras y de
renombre al servicio exterior de la nación. Se convirtió así en cargos de jerarquía
y gran consideración social y cultural. En el pasado hubo a veces excelentes secre-

139 Miguel Antonio Rodríguez Cabrer. Op. cit., p. 47.


140 Ibid., pp. 48-49.

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tarios de estado, pero muchas veces eran nombramientos de políticos y militares


de influencia que enviaban al exterior en calidad de plenipotenciarios y extraordi-
narios. Pero no existía un Cuerpo Diplomático formal y permanente a distintos
niveles. Con esta ley de 1910 durante el mandato del presidente Ramón Cáceres
se creó por primera vez un real sistema, organigrama, facultades y administración
del Cuerpo Diplomático del país. De ahí en adelante, se establecieron Legacio-
nes Permanentes, designaron a Jefes de Misiones y se nombraron los primeros y
segundos secretarios en las Legaciones en el exterior. Fue, sin duda, un hito en la
historia de la evolución de la Cancillería y su Cuerpo Diplomático.

Ministros de Relaciones Exteriores del 1900-1916 141

Del período de 1900 al 1916 fueron designados veinte y dos secretarios de


Estado de Relaciones Exteriores. Fueron, como se ha indicado, unos años de mu-
cha inestabilidad política y cambios de gobiernos, con la excepción de la larga
presidencia de Ramón Cáceres del 1905 al 1911. Como se podrá apreciar, la
mayoría de los secretarios fueron destacadas personalidades, hombres de cultura,
de relevante profesión y experiencia pública. Algunos secretarios fueron de muy
poca duración, pero otros realizaron una verdadera labor patriótica en los deli-
cados y difíciles años de las negociaciones financieras con las potencias europeas
y con los Estados Unidos, y después desplegaron una enérgica diplomacia, para
evitar la ocupación militar del país por los norteamericanos en el verano de 1916.
Varios secretarios tuvieron que lidiar con honor con el emergente imperialismo
e injerencia de la nueva potencia norteamericana. Época cruda en las relaciones
internacionales y del Caribe. A continuación se presentan los secretarios, con sus
notas biográficas.

1. Domingo Ferreras y Fondeur, desde el 29 Agosto al 15 de 1899.


Abogado y político. Nació en San Francisco, de Macorís el 27 de junio de
1868. Ministro de Relaciones Exteriores (agosto 29 de 1898 a noviembre 15,
1899), durante el primer gobierno provisional de H. Vásquez. Desempeñó in-
terinamente la cartera de Hacienda y Comercio (septiembre 16 a noviembre 15,
1899); Procurador General de la República (1930).

141 Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores. Memoria de Relaciones Exteriores. Santo Domingo,
SEREX, 1932. Redactada por Max Henriquez Urena, Secretario de Estado de Relaciones Exteriores,
1933. Contiene el listado ponderado de Cancilleres de 1844 al 1931.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

2. Francisco Henríquez y Carvajal, desde el 15 de Diciembre de 1899 hasta


el 05 de Diciembre de 1901 y Marzo 1902.
Médico, escritor, orador y político. Nació en Santo Domingo, el 14 de enero
de 1859 y murió en Santiago de Cuba, febrero 6, 1935. Ministro de Relaciones
Exteriores (noviembre 15 de 1899 a diciembre 5, 1901). Agente Fiscal de la Re-
pública en los Estados Unidos y en Europa (1901). Presidente de la República
(1916); Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Bélgica, Francia,
Italia y Suiza (1932). Principal promotor del Movimiento Nacionalista contra la
Ocupación Militar Norteamericana 1916-1924.

3. Eugenio Deschamps y Peña, Junio 1900.


Escritor, orador y político. Nació en Santiago de los Caballeros, el 15 de julio
de 1861 y murió en la misma ciudad, el 27 de agosto de 1919. Tuvo a su cargo
la cartera de Relaciones Exteriores, interinamente (junio 1900), Desempeñaba en
propiedad la de Correos y Telégrafos (de 1899 a 1900). Desempeñó también las
carteras de Hacienda y Comercio; Guerra y Marina; Fomento y Obras Públicas
1900. Gobernador de la provincia de Puerto Plata (de 1900 a 1902); Vice-presi-
dente de la república (1903).

4. Francisco Leonte Vásquez y Lajara, Julio y Agosto 1900 y del 14 al 26 de


diciembre, 1912.
Político dominicano. Nació en Moca, el 29 de enero de 1856 y murió en San-
to Domingo, el 23 de julio de 1923. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exte-
riores en julio y agosto, 1900 y del 14 al 26 de diciembre, 1912. Desempeñaba la
cartera de Fomento y Obras Públicas (de 1899 a 1900). Otras actuaciones: Dipu-
tado al Congreso Nacional y Secretario de dicho cuerpo (1886, 1887 y 1888); go-
bernador de la Provincia Espaillat (1889); Cónsul General en Nueva York (1891 a
1895); Diputado de 1897 a 1899 y Presidente del Congreso en 1898.

5. Emilio C. Joubert, del 17 de Enero al 29 de Enero de 1901 y desde el 08


de Julio al 13 de Octubre de 1909.
Abogado y político. Nació en Santo Domingo el 15 de julio de 1888 y murió
en Santo Domingo en febrero 4, 1944. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones
Exteriores, de enero 17 a abril 29, 1901 y de julio 8 a octubre 13, 1909. Desempe-
ñaba la de Correos y Telégrafos (de 1900 a 1901). También desempeñó la cartera
de Hacienda y Comercio, en 1901 y en 1903. Otras actuaciones: Encargado de
Negocios en los Estados Unidos (1899 y en 1904); Superintendente General de
Enseñanza (1929).

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6. Genaro Pérez y Tavárez, desde el 29 de abril al 07 de Mayo de 1901.


Abogado y político. Nació en Santiago de los Caballeros, el 19 de septiembre
de 1845 y murió en 1838. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores, del
29 de abril al 7 de mayo de 1901. Desempeñaba la cartera de Justicia e Instrucción
Pública (de 1900 a 1901 y de febrero a mayo de 1889). Administrador de la Adua-
na de Sánchez. Otros cargos: Presidente de la Corte de Apelación de Santiago de
los caballeros (1908 y 1909).

7. Fidelio Despradel y Suárez, desde principios de Abril al 3 de Agosto de


1903.
Escritor, abogado y político. Nació en La Vega el 10 de agosto de 1863 y mu-
rió en Puerto Plata, el 22 de febrero de 1925. Ministro de Relaciones Exteriores
desde principios de abril hasta el 3 de agosto de 1903. Otras carteras: Fomento y
Obras Públicas (de 1900 a 1901); Justicia e Instrucción P. (1903); Guerra y Ma-
rina (1901); Justicia e Instrucción Pública (1901). Otras actuaciones: Diputado
al Congreso Nacional (1882 a 1885); Gobernador de la Provincia de Puerto Plata
(1899); y de Azua (1902).

8. Juan Elías Moscoso hijo, desde el 26 de Mayo a fines de Junio de 1903.


Escritor y político.Nació en Santo Domingo, el 19 de mayo de 1866 y mu-
rió en la misma ciudad, el 20 de junio de 1932. Tuvo a su cargo la cartera de
Relaciones Exteriores, interinamente (del 26 de mayo a fines de junio de 1903).
Desempeñó la de Justicia e Instrucción Pública (1903). Otros cargos: Presidente
del Tribunal de Primera Instancia de Santo Domingo (de 1893 a 1896); Procu-
rador Fiscal de Santo Domingo de 1899 a 1902.

9. Miguel Emilio Alfau, desde el 25 de Octubre al 06 de Diciembre de 1903.


Escritor y político. Nació el 6 de marzo de 1875 y murió en Dajabón, junio
17 de 1904. Ministro de Relaciones Exteriores (octubre 25 a diciembre 6, 1903).
Fue diputado en 1903. Gobernador de Puerto Plata en diciembre de 1903.

10. Manuel Arturo Machado y González, del 06 al 27 de Diciembre de


1903 y desde el 28 de Febrero hasta el 30 de Noviembre de 1912.
Escritor, abogado y político. Nació en Santo Domingo, en 1869 y murió en la
misma ciudad, en 1922. Ministro de Relaciones Exteriores (del 6 al 27 de diciem-
bre, 1903 y desde el 28 de febrero hasta el 30 de noviembre de 1912). Otros cargos:
secretario particular del presidente J. I. Jimenes (1900 a 1902); presidente del Con-
greso Nacional (1903); ministro de la Suprema Corte de Justicia (1909 a 1911).

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

11. Carlos Reynoso, del 06 de Noviembre de 1903 a finales del mismo mes.
Político. Murió en Puerto Plata, junio 12 de 1918. Tuvo a su cargo la cartera
de Relaciones Exteriores, interinamente, del 6 de noviembre a finales del mismo
mes de 1903. Desempeñó la de Interior y Policía (1903). Diputado por Puerto
Plata, septiembre 21 de 1903. Gobernador de San Pedro de Macorís en 1902

12. José Ramón Pérez Román, de Enero a Marzo de 1904.


Político. Nació en Santo Domingo, el 25 de abril de 1860. Tuvo a su cargo
interinamente la cartera de Relaciones Exteriores (enero a marzo, 1904). Fue Se-
cretario de la Legación Dominicana en Haití (1894 a 1896); Encargado de Ne-
gocios en la Habana (1905 a 1907), y después Encargado de Negocios en Italia.

13. Pelegrín L. Castillo y Agramonte, de Marzo a Abril y de Junio a Julio


de 1904.
Abogado y político. Nació en Las Matas de Farfán, en 1874 y murió en Pau
(Pirineos, Francia) en 14 septiembre de 1931. Tuvo a su cargo, interinamente, la
cartera de Relaciones Exteriores, de marzo a abril de 1904 y de junio a julio, 1904.
Desempeñó la de Justicia e Instrucción Pública (de 1903 hasta 1905); Guerra
y Marina (febrero, junio, 1904); Correos y Telégrafos (1904); Interior y Policía
(1904). Otros cargos: diputado al Congreso Nacional (1899 a 1902) y secretario
de dicho cuerpo en 1899; Senador 1914.

14. Federico Velázquez y Hernández, Diciembre 1905, Marzo 1908; desde


Noviembre 1910 a Marzo de 1911 y de Agosto a Septiembre de 1911.
Abogado, escritor y político. Nació en Tamboril, el 2 febrero de 1868 y murió
el 26 de julio de 1934, en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. Tuvo a su cargo la
cartera de Relaciones Exteriores, interinamente (diciembre, 1905; marzo 1908; de
noviembre de 1910 a marzo de 1911; y de agosto a septiembre 1911). Desempeñó
la cartera de Hacienda y Comercio (de 1904 a 1911). Fue ministro de Fomento
y Comunicaciones (desde 1904 a 1906). Otras actuaciones: Vicepresidente de la
República de 1924 a 1928.

15. Emiliano Tejera y Penson, desde el 18 de Diciembre de 1905 al 02 de


Enero de 1906 y del 02 de Enero de 1906 al 30 de Junio de 1908.
Abogado y político. Nació en Santo Domingo, el 21 de septiembre de 1841
y murió en su ciudad natal, el 9 de enero de 1923. Ministro de Relaciones Exte-
riores (de 1905 a 1908). Otras carteras: Hacienda y Comercio (de 1902 a 1903);
Hacienda y Comercio (1906 y 1907). Diputado al Congreso Nacional (1874).

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16. José María Cabral y Báez, desde el 30 de Junio de 1908 al 05 de Diciem-


bre de 1911, del 05 de Diciembre de 1911 al 27 de Febrero de 1912 y del 04 de
Agosto al 29 de Noviembre de 1916.
Abogado y político. Nació en la frontera del Sur, en 1864 y murió en San-
tiago, enero 7 de 1937. Ministro de Relaciones Exteriores (de 1908 a 1912 y de
agosto 4 a noviembre 29, 1916). Otras carteras: Justicia e Instrucción Pública (de
1902 a 1903). Otras actuaciones: diputado al Congreso Nacional (1899 a 1902),
Fue juez de la Corte de Permanente de Arbitraje de La Haya.

17. Emilio Tejera y Bonetti, en Julio y de Noviembre a Diciembre de 1908


y de Enero a Febrero y Agosto a Noviembre de 1910.
Abogado, historiador y político. Nació en Santo Domingo, el 24 de septiem-
bre de 1880 y murió en Miami, Florida, diciembre 9 de 1968. Tuvo a su cargo la
cartera de Relaciones Exteriores ( en 1908; y en 1910). Desempeñó Agricultura
e Inmigración (de 1908 a 1909); y la de Fomento y Comunicaciones (de 1909 a
1911). Otras actuaciones: Cónsul General en el Havre (1904).

18. Manuel Lamarche de García, Octubre de 1909.


Nació en Santo Domingo, el 6 de agosto de 1851 y murió en la misma ciu-
dad, el 22 de febrero de 1915. Tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores
(octubre 1909). Desempeñaba la cartera de Guerra y Marina (de 1909 a 1912).
Otras carteras: Fomento y Obras Públicas (de 1904 a 1905) e Interior y Policía
(1905 a 1906); Interior y Policía (de 1906 a 1908); y Justicia e Instrucción Pública
(de 1908 a 1909. Otras actuaciones: diputado al Congreso Nacional; ministro de
la Suprema Corte de Justicia (1889 a 1899).

19. Arturo Grullón y Julia, del 01 al 04 de Diciembre de 1912.


Médico y político. Nació en Santiago, el 8 de febrero de 1869 y murió en
Santiago, julio 15 de 1942. Ministro de Relaciones Exteriores, del 1 al 4 de di-
ciembre de 1912. Además desempeñó interinamente las carteras de Guerra y Ma-
rina y la de Hacienda y Comercio en 1912.

20. Elías Brache hijo, desde el 26 de Diciembre de 1912 al 13 de Abril de


1913; del 01 de Marzo al 16 de Agosto y Septiembre de 1930.
Político. Nació en Moca, el 25 de febrero de 1870 y murió en La Vega, junio
8 de 1964. Ministro de Relaciones Exteriores (de 1912 a 1913; de marzo 16, a
agosto 1930 y en septiembre, de 1930. Otras carteras: Hacienda y Comercio (de
1900 a 1902); Guerra y Marina (1912); Fomento y Comunicaciones (de 1913 a

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

1914); Interior y Policía (de 1914 a 1915); Justicia e Instrucción Pública (de 1926
a 1931). Otras actuaciones: Diputado al Congreso Nacional (1899 a 1900).

21. Ramón O. Lovatón y Mejía, desde el 14 de Abril al 20 de Noviembre


de 1913.
Abogado y político. Nació en Puerto Plata, el 27 de marzo de 1874 y murió
en 1933. Ministro de Relaciones Exteriores (abril 14 a noviembre 20 de 1913);
Interior y Policía (de 1913 a 1914). Otras actuaciones: diputado al Congreso
Nacional (1904 a 1908), y presidente de dicho cuerpo en 1907 y en 1910, y fue
presidente del Senado en 1912 y 1913; consultor jurídico del Poder Ejecutivo
(1923) y procurador general de la República.

22. Apolinar Tejera y Penson, de Junio a Agosto de 1913.


Escritor, abogado y político. Nació en Santo Domingo, el 6 de enero de 1855
y murió en la misma ciudad, el 10 de junio de 1922. Tuvo a su cargo la cartera
de Relaciones Exteriores, de junio a agosto de 1913. Justicia e Instrucción Públi-
ca (de 1913 a 1914). Otras actuaciones: vicepresidente del Congreso Nacional
(1884); presidente de la Suprema Corte de Justicia (1909 y 1910).

23. Mario A. Saviñón Sardá, de Octubre a Noviembre de 1913.


Abogado y político. Nació en Santo Domingo, el 14 de noviembre de 1870
y murió en Santo Domingo, octubre 8 de 1941. Tuvo a su cargo, interinamente,
la cartera de Relaciones Exteriores (de octubre a noviembre, 1913). Desempeñó
la cartera de Hacienda y Comercio (de 1913 a 1914). Otras actuaciones: juez de
la Corte de Apelación de Santo Domingo (1908 a 1910), ministro de la Suprema
Corte de Justicia (1912); juez del Tribunal de Tierras (1931); miembro del Con-
sejo Nacional de Educación (1931).

24. Bernardo Pichardo y Patín, del 05 de Diciembre de 1914 al 04 de Agos-


to de 1916.
Escritor e historiador. Nació en Santo Domingo, el 18 de octubre de 1877 y
murió en su ciudad natal, el 8 de octubre de 1924. Ministro de Relaciones Exte-
riores (de 1914 a 1916). Otras carteras: Correos y Telégrafos (de 1904 a 1905); y
actuó interinamente en Justicia e Instrucción Pública (1904); Fomento y Comu-
nicaciones (1915); Agricultura e Inmigración (1915); enviado extraordinario en
Misión Especial ante su Santidad Pío X (1912).

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Aumento del Presupuesto a la Cancillería

Con la implementación de la ley que creó el Cuerpo Diplomático en 1910,


se puede apreciar la gran transformación que sufrió la Cancilleria y su servicio
diplomático en el exterior. Fue un real cambio cuantitativo y cualicativo extraor-
dinario. La Cancillería creció de manera notable y el número de Legaciones que
se abrieron en Estados Unidos y las principales capitales europeas, Consulados
generales y cónsules y vice cónsules en varios países. El monto de las asignaciones
económicas a la Cancillería y el Cuerpo Diplomático y Consular creció notable-
mente en trece años, como se evidencia en una simple comparación por el monto
de los Presupuestos anuales de 1900 y el de 1912-1913.
Para el 1900 el total del Presupuesto General del país ascendió a $ 992,500.00
y de esa suma solo se dedicó la cantidad de $ 15,720.00 a la Secretaría de Rela-
ciones exteriores, lo que reprenta apenas el 0.016 % del total. Una cifra mínima.
Nótese que la única Legación permanente estaba en Puerto Príncipe, Haití, lo que
demuestra la gran importancia de las relaciones domínico-haitianas. En adición
en Haití, existía un Cónsul General en la capital, un vice consulado, y cuatro
cónsules en igual número de pueblos. Después un Consulado en San Juan, otro
en Islas Turcas y en Inagua. No existían para el 1900 Legaciones permanentes en
Washington, ni en Madrid, París, Londres, Roma, Berlín o Amsterdam y otras
capitales. Ninguna en Hispanoamérica. He aquí el Presupuesto del 1900.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

PRESUPUESTO NACIONAL DE 1900


SECRETARÍA DE ESTADO DE RELACIONES EXTERIORES 142
Presupuesto Nacional: $ 992,500.00

I. Secretaría de Estado:
1 Ministro a $ 250 mes $ 3,000.00
1 Oficial mayor a $ 50 mes $ 600.00
1 Oficial pendolista y encargado de protocolo a $ 40 mes $ 480.00
1 Oficial auxiliar a $ 30 mes $ 360.00
1 Portero a $ 10 mes $ 120.00
Sub-Total $ 4,560.00

II. Legaciones:
Haití y Consulado General a $ 500 mes $ 6,600.00

III. Consulados y Vice Consulados:


San Juan, P.R. a $ 100 mes $ 1,200.00
Vice Consulado Haití a $ 60 mes $ 720.00
Cabo Haitiano a $ 60 mes $ 720.00
Port de Paix a $ 60 mes $ 720.00
Fort Liberté a $ 30 mes $ 360.00
Juana Méndez a $ 30 mes $ 360.00
Turk Island a $ 50 mes $ 600.00
Inagua a $ 50 mes $ 600.00
Sub-Total $ 4,560.00

IV. Gran Total $ 15,720.00

Trece años después en 1912-13 y a solo tres años de haber sigo promulgada la
ley del Cuerpo Diplomático, se apreciará como la Cancillería y su servicio exterior
creció notablemente, y en años singularmente difíciles y precarios para el país.
El Presupuesto General del Estado ascendió a $ 4,208,400.00 que representa un
gran aumento en trece años. De esta suma se le asignó a la Cancillería la suma de
$ 198,054.40, que represnta un 4.8 % del total del presupuesto. Es decir, la Secre-
taría pasó de recibir una asignación de menos de un décimo del 1 % en 1900 a un

142 Ley General de Gastos. Gaceta Oficial, Santo Domingo, enero de 1900.

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4.8 % del total en 1912-13. Un cambio radical, que demostró la importancia que
se le concedió a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a las mismas funciones del
Cuerpo Diplomático y Consular y de la necesidad de insertar a la República en el
concierto de las naciones del mundo.
Para esta fecha existían Legaciones Permanentes y con sus Ministros, en Es-
tados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Suiza, Países Bajos y Haití.
Encargados de negocios en España, Portugal, Bélgica y Venezuela, y Consulados
Generales en Estados Unidos, Hamburgo, Haití, San Juan, y muchos consulados
en Haití las islas antillanas. Resalta la importancia de las relaciones comerciles con
el Caribe. Aún con las grandes dificultades políticas y cambios de gobiernos, se
evidencia que la Cancillería evolucionó de manera muy favorable, en medio de
tantas limitaciones de recursos económicos. Lamentablemente tres años después,
con la Ocupación Militar norteamericana del 1916, todo este Cuerpo Diplomáti-
co desapareció por ocho años, hasta que en 1924, el país recupera su soberanía y
volvió a tener un gobierno Constitucional dominicano.

PRESUPUESTO NACIONAL DE 1912-1913


SECRETARÍA DE ESTADO DE RELACIONES EXTERIORES 143
Total de Ingresos Presupuesto: $ 4,208,400.00

I. Secretaría Relaciones Exteriores:


1 Secretario de estado a $ 320 mensuales $ 3,840.00
1 Jefe de cancillería y protocolo a $ 150 $ 1,800.00
1 Encargado de archivo a $ 69 $ 828.00
1 Oficial segundo a 64.40 $ 772.80
2 Oficiales auxiliares a $ 40.00 $ 960.00
1 Traductor intérprete a $ 55.20 $ 662.40
1 Pendolista a $ 35 $ 420.00
Gastos representación secretaría $ 3,000.00
Gastos de material $ 240.00
Gastos imprevistos $ 1,000.00
Total $ 22,763.20

II. Cuerpo Diplomático y Consular: $ 175,291.20


Ministro y cónsul general Estados Unidos $ 22,836.00
Encargado de negocios y cónsul general $ 9, 420.00

143 Ley General de Gastos. Gaceta Oficial, Santo Domingo, enero de 1913.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Ministros ante Francia, Inglaterra e Italia $ 24,120.00


Encargado negocios España y Portugal $ 12,180.00
Ministro Alemania y Suiza $ 11,040.00
Encargado negocios Bélgica $ 7,080.00
Cónsul general Hamburgo $ 6,360.00
Ministro y secretario 2da. Países Bajos $ 11,040.00
Encargado de negocios Venezuela $ 19,080.00
Ministro Haití y un cónsul general, y cónsul
en Cabo Haitiano, Jacmel, Juana Méndez, Cayos $ 18,228.00
Cónsul general en San Juan, cónsul en Ponce, Mayagüez, $ 6,000.00
Cónsul en Curazao $ 1,200.00
Cónsul general en Jamaica $ 2,040.00
Cónsul Islas Turcas $ 480.00
Cónsul Saint Thomas $ 600.00
Cuota anual Unión Panamericana, La Haya, $ 700.00
Cuota anual de las tarifas aduaneras $ 124.00
III. Gran Total $ 198,054.40

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CAPÍTULO V
CAÍDA DE LA SEGUNDA REPÚBLICA EN 1916
La Ocupación Norteamericana
1916-1924
Evolución Política

E
l largo período de ocho años de la ocupación militar de Estados Unidos
en la República Dominicana, de 1916 al 1924, representa una de las
épocas más lamentables y complejas de la historia nacional. Fue un he-
cho trágico y luctuoso para la nación, la cual, mediante una invasión de
marinos y soldados de infantería quedó ocupada y perdió su soberanía. Después
del 19 de noviembre de 1916, con la Proclamación del capitán H. S. Knapp, que
oficializó la ocupación e implantó un Gobierno Militar, siguió la disolución del
Gobierno y Congreso dominicanos el 8 de diciembre y comenzó la época de los
distintos gobernadores militares norteamericanos, que ejercieron labores ejecuti-
vas, legislativas y de control militar-policial. Sin duda fue una dictadura formal
extranjera.
Durante el período de la ocupación, hubo 16 gobernadores militares. To-
dos fueron altos oficiales de la Marina de Guerra, ninguno fue civil y este hecho
significó un estilo de gobernar fuerte, disciplinario y poco político o tolerante.
Tenían una rígida concepción militar, aunque eran altos oficiales y preparados en
sus tareas militares, no tenían experiencia de estado y de gobernar. 144 Los Gober-
nadores Militares obedecían órdenes del Ministerio de Guerra y de Marina, no
del Departamento de Estado de Estados Unidos. A menudo esto creó múltiples
fricciones, pues los funcionarios civiles del Departamento de Estado tenían otra
visión y un pensamiento diferente a la rama militar.
La Ocupación Militar no significó una anexión del país a Estados Unidos, fue
un sistema híbrido institucional y político. Los ministros y vice ministros renun-
ciaron todos. Se cerró el Senado y la Cámara de Diputados y fueron destituidos y
cerrados todos los ministros en Misión y encargados de Legaciones extranjeras. El

144 Bruce Calder. El Impacto de la Intervención 1916-1924. Santo Domingo, Fundación Cultural Domini-
cana, 1998, pp. 30-45.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Gobierno Militar creó su propio gabinete y dominaron las principales institucio-


nes del país. No obstante, el aparato burocrático medio y bajo no desapareció y
los empleados administrativos dominicanos siguieron en sus funciones. Igual, los
funcionarios y empleados medios dominicanos del Poder Judicial y Poder Ejecu-
tivo fueron mantenidos en sus puestos. Se ha destacado que los norteamericanos
craron una colonia informal. Fue un sistema dual, utilizado en otros países de la
región, como en Haití, Nicaragua, y en parte la experiencia de la Ocupación en
Cuba de 1898-1902. No existía un plan de gobierno del interventor, ni tenían
ideas claras como gobernar, y más bien se improvisaba en cada país. No hubo un
modelo único de ocupación.
El sistema judicial quedó dividido, los asuntos civiles y penales normales en
manos del sistema judicial dominicano, y los asuntos y pleitos relacionados con
la política o la seguridad, fueron realizados por tribunales militares, los llamados
Tribunales Probostes, que eran manejados por jueces militares norteamericanos.
Tan pronto el gobernador militar tomó posesión comenzó a funcionar el aparato
burocrático estatal y empezó a tomar medidas de carácter presupuestal, organi-
zativas, de orden público e implantó la censura a la prensa y las personas. El país
quedó en pocos meses en manos del Gobierno norteamericano. 145
El gobernador militar capitán H. S. Knapp organizó su Gobierno y designó los
ministros militares y oficiales con labores en las provincias, todos del cuerpo de la Ma-
rina de Guerra norteamericana. El capitán L. H. Chandler, fue designado encargado
de la Secretaría de Relaciones Exteriores y a cargo de la Secretaría de Agricultura y
Fomento; el capitán I. F. Hagner, encargado de la Secretaría de Hacienda y Comercio
y el brigadier general J. H. Pendleton, encargado de la Secretaría de Marina y Guerra.
Fue una incongruencia que oficiales militares ocuparan puestos para los que no estaban
preparados ni tenían experiencia, ni la facultad legal para ejercer esas funciones. Todavía
más incomprensible e irónico fue que hubiera un encargado de Relaciones Exteriores, y
a la vez, un ministro jefe de la Misión norteamericana, ambos funcionarios del mismo
Gobierno estadounidense. Todas las Legaciones dominicanas en el exterior fueron ce-
rradas y sólo quedaron abiertos trabajando los Consulados Generales, con sus cónsules
y personal administrativo, para servir en las labores habituales jurídicas y de documen-
tación al comercio internacional.
En su obra La Política Exterior Dominicana 1844-1961, la historiadora
Mu kien Adriana Sang, ha descrito estos eventos;

145 Antonio Hoepelman y Juan A. Senior. Documentos Históricos que se Refieren a la Intervención Arma-
da de los Estados Unidos de Norte-América y a la Implantación de un Gobierno Militar en la República
Dominicana. Santo Domingo, Librería Dominicana, 1922. Esta obra fue reimpresa en Santo Domin-
go, Librería Dominicana, 1973, pp. 46-58.

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EDUARDO J. TEJER A

La política exterior dominicana quedó entonces reducida a las medidas que


considerase necesarias el Gobierno Militar. Una de la primeras Ordenes Ejecutivas
emitidas por dicho gobierno suprimió las Secretarías de Estado, incluyendo la de
Relaciones Exteriores, que quedó primeramente bajo el mando del Capitán L.H.
Chandler. Una orden suprimió el cargo de Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario en Washington y otra destituyó al Encargado de Negocios en
Cuba...La Orden Ejecutiva 26, del 22 de marzo de 1917, el Gobierno nombró
una comisión para investigar la representación diplomática y consular de la Repú-
blica Dominican en el exterior.” 146

Política Exterior y Diplomática del Gobierno Militar

Durante los ocho años de ocupación militar no hubo propiamente una po-
lítica exterior del Gobierno interventor por razones obvias, debido a que las re-
laciones diplomáticas mínimas, se desarrollaban desde la Secretaría de Estado, la
Secretaría de Marina o la de Guerra, de los Estados Unidos. En el país, el ministro
William Russell no tenía funciones, sino actuaba más bien como un asesor del
gobernador militar. Era una Legación simbólica, para guardar las apariencias. Sí se
mantuvo el cargo ejercido por oficiales superiores militares de encargados de Re-
laciones Exteriores. Éste se ocupaba de la rutina burocrática diplomática con los
consulados y cónsules honoríficos que siguieron funcionando en el mundo, con
personal administrativo dominicano. Pero no existían Legaciones Permanentes
ni ministros Plenipotenciarios y Extraordinarios en el exterior. Durante los ocho
años de ocupación no existieron jefes de Legaciones dominicanos.
Por otro lado, durante la Ocupación Militar sí existió una poderosa y fecunda
labor diplomática realizada por representantes de la nación dominicana. Esta fue
la campaña diplomática por la liberación del país, desarrollada por los miembros
de la Comisión Nacionalista, que de hecho operó como un Gobierno y Canci-
llería dominicana en el exilio. La narramos en esta obra porque actuó en forma
paralela como una Cancillería del último Gobierno Constitucional, y en vista que
interactuó oficialmente y fue recibida tanto por los altos funcionarios y Secretarios
norteamericanos, como por los Cancilleres y Presidentes hispanoamericanos. La
Comisión Nacionalista desarrolló una intensa campaña diplomática en práctica-
mente todos los países latinoamericanos, en Europa y dentro de los Estados Uni-
dos, siendo recibidos y respaldados por casi todos los jefes de Estado y cancilleres

146 Mu-kien Adriana Sang. Op. cit., pp. 87-88. La autora señala las Ordenes Ejecutivas no. 4 y 5, del 8 y
12 de diciembre de 1916. Santo Domingo, Colección de leyes y decretos, 1916.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

de cada país visitado, aún sin ser delegaciones oficiales, siempre recibieron un
tratamiento como los verdaderos representantes del Gobierno dominicano.
Como era natural, las grandes líneas y medidas en el campo internacional o re-
gional, eran desarrolladas por el Departamento de Guerra en Washington, y a veces
por el Departamento de Estado, según la naturaleza de los temas. En Santo Domin-
go, el Encargado de Relaciones Exteriores del Gobierno Militar solo se ocupaba de
la rutina de tareas burocráticas con los consulados abiertos, que seguían brindando
sus servicios habituales. No existió una Cancillería dominicana durante los ocho
años de la ocupación norteamericana. El país, que había avanzado en sus relaciones
internacionales y en el desarrollo del Cuerpo Diplomático, como hemos apreciado,
quedó temporalmente sin una Cancillería propia y suspendidas todas sus relaciones
formales con el exterior. Fue algo insólito y un grave retroceso institucional.
Como resultado, el Presupuesto anual dedicado a Relaciones Exteriores dis-
minuyó drásticamente, pues los gastos de las Legaciones y sus ministros fueron
suspendidos. Los Presupuestos de estos años estaban limitados a mantener a los
consulados abiertos y pagar sus operaciones y los sueldos del personal mínimo ne-
cesario. Se mantuvieron abiertos en el exterior los consulados generales, cónsules,
vice cónsules y los cónsules honoríficos en algunas ciudades del exterior.

Encargados del Departamento de Relaciones Exteriores

Durante las ocupación norteamericana cinco altos oficiales militares, ocu-


paron la posición de encargados del Departamento de Relaciones Exteriores, del
Gobierno Militar. Estos funcionarios administraban la correspondencia, los sis-
temas consulares y las relaciones de permisos y documentación comercial con el
exterior. No creaban ni ejecutaban políticas de relaciones exteriores ni mantenían
relaciones con otros Gobiernos o Cancillerías del mundo. Su trabajo era a lo in-
terno. Sus nombres y nombramientos, son los siguientes:

1. Capitán L. H. Chandler, Orden Ejecutiva Núm. 4, del 8 de diciembre de 1916.


2. Coronel Rufus H. Lane, Orden Ejecutiva Núm. 20, del 5 de febrero de 1917.
3. Coronel Arthur T. Marix, Orden Ejecutiva Núm. 397, del 10 de febrero de 1920.
4. Ten. coronel Frederick A. Ramsey, Orden Ejecutiva Núm. 659 del 8 de agosto de 1921.
5. Mayor Allen D. Rorex, Orden ejecutiva Núm. 767, del 7 de julio de 1922.

Campaña de la Comisión Nacionalista en el Exterior

Como hemos señalado, la campaña de la Comisión Nacionalista actuó como


una cancillería en el exilio. Por su importancia y gran trascendencia, incluimos su

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historia en este capítulo. Después de la terminación de la Primera Guerra Mun-


dial, las personalidades del Movimiento Nacionalista que estaban dispersas, co-
menzaron a conectarse y coordinarse y reactivar la campaña en varios países. Se
constituyeron en la famosa Comisión Nacionalista, presidida por Francisco Hen-
ríquez y Carvajal, y Tulio M. Cestero, secretario, con varios distinguidos miem-
bros. La Comisión actuó de hecho como un Gobierno en el exilio, o un estamento
singular y atípico, que interactuó y se reunió muchas veces para negociar con los
diferentes secretarios y subsecretarios de Estado de Estados Unidos, se escribió con
el presidente Wilson, la prensa norteamericana y latinoamericana y se reunieron
con más de seis presidentes y cancilleres y embajadores del Continente. Es decir,
fueron y actuaron como una diplomacia oficiosa, pero reconocida. Por eso consi-
deramos su historia como parte de la diplomacia dominicana.
La primera etapa de la campaña nacionalista en el exterior comenzó en el 1919
y se desarrolló en otros países con efectividad hasta el 1921. Empezó en Cuba,
primero en Santiago de Cuba y luego en La Habana. Lo primero fue comenzar
a crear los Comités Pro Santo Domingo a finales de 1918, en las principales
ciudades cubanas. Esta labor de agitación y campañas para crear conciencia in-
ternacional comenzó fuera del país, pues naturalmente con la censura y represión
del Gobierno Militar, no se podía escribir u ofrecer discursos contra la ocupación.
Después se creó la Comisión Nacionalista para trabajar en el exterior y en el país,
se fundó la Unión Nacionalista para promover la agitación interna.

Campaña en Cuba

Mientras tanto en La Habana, el 5 de enero de 1919, Max Henríquez Ure-


ña ayudó a su padre a constituir formalmente el Comité de La Habana, que
se reunió en el Centro Nacional de Veteranos de la Independencia. Después se
unió Don Federico Henríquez y Carvajal. Se crearon más de veinte Comités Pro
Santo Domingo en distintas ciudades y pueblos de Cuba. Como actor y testigo,
Max Henríquez Ureña, describió: “Concurrí, como delegado del Comité Central
Pro Santo Domingo, a organizar los Comités de Manzanillo, Holguín, Bayamo,
Guantánamo, Gíbara, San Luis, Songo, Palma Soriano; a tomar parte de actos pú-
blicos de diversa índole en esos lugares y en Jiguaní, Antilla, Banes” 147 Se crearon
redes de cooperadores económicos en todo el país.
Henríquez Ureña escribió, como testimonio personal, que; “Cada Comité
Pro Santo Domingo se formaba con grupos de intelectuales, empresarios y polí-
ticos cubanos junto con los nacionalistas dominicanos. Su labor fue la de apoyar

147 Max Henríquez Ureña. Op. cit., p. 246.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

la causa del retiro de Estados Unidos de la República Dominicana y colaborar a


financiar y promover la campaña en el exterior y los costos de viaje de sus líderes.”
148
Se establecieron Comités Pro Santo Domingo en muchas ciudades y pueblos
en toda la isla. En las reuniones del Comité se planeó la idea de que el presidente
Henríquez y Carvajal debería asistir a la Conferencia de paz de Versalles en París,
donde las grandes potencias victoriosas de la Primera Guerra Mundial, negocia-
ban el Tratado de Paz en 1919.
Inmediatamente, el Comité Central realizó recolectas entre los amigos cuba-
nos y se recaudó la suma de US$20,000.00, que le entregaron a Henríquez y Car-
vajal para comenzar su viaje a París y Estados Unidos. El político nacionalista de
esa época, Luis F. Mejía, escribió sobre estas gestiones: “Con los fondos recolecta-
dos por esas organizaciones fue a París el doctor Henríquez y Carvajal a demandar
ante la Conferencia de Versalles la restauración de nuestra independencia; pero a
pesar de haber llamado a todas las puertas, resultaron inútiles sus gestiones”. 149
Los resultados generales de esta Conferencia fueron importantes para la causa
dominicana porque colocó el problema dominicano en el plano regional y ante
distinguidos y conocidos internacionalistas, con influencias en sus respectivos paí-
ses. Esta fue la posterior doctrina interamericana, del principio jurídico-político
de no intervención entre los pueblos, que fue un corolario de la famosa doctrina
Drago, del internacionalista y canciller argentino Dr. Luis María Drago. Dicha
tesis diplomática fórmulada en 1902, intentó limitar el ámbito de la Doctrina
Monroe y de prohibir el uso de la fuerza militar para cobrar deudas internaciona-
les de los países.

Gestiones en la Conferencia de Paz en París

El ex presidente Francisco Henríquez y Carvajal llegó a París en abril de 1919,


con la misión de poder presentar el caso dominicano ante algunas de las Comisio-
nes de la Conferencia de Paz en Versalles. Henríquez solicitó entrevistarse con el
presidente Wilson, pero nunca le contestaron. Pero sí logró conversar varias veces
y entregarle un Memorando del 24 de abril de 1919, sobre las peticiones domini-
canas al diplomático norteamericano H. J. Stabler, quien era el Jefe de la División
Latinoamericana del Departamento de Estado.150 Stabler fue cortés con Henrí-
quez y Carvajal, pero no pudo darle ninguna respuesta. Los diplomáticos nortea-
mericanos estaban sólo dedicados a las complejas negociaciones con las potencias

148 Ibid., p. 245.


149 Luis F. Mejía. Op. cit., p. 255.
150 Max Henríquez Ureña. Op. cit., p. 247.

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aliadas y con la derrotada Alemania, y con los complejos problemas de la creación


de nuevos estados nacionales. Para ellos, el caso dominicano no se debía deliberar
en París, sino en Estados Unidos. Sin embargo, Henríquez y Carvajal sí aprovechó
su estancia en París para reunirse con varios jefes de Misiones hispanoamericanos,
a quien les explicó el caso dominicano y les dejaba copia del Memorando con las
reclamaciones dominicanas.

Cabildeos en Nueva York y Washington

Francisco Henríquez y Carvajal, Tulio M. Cestero y varios miembros de la


Comisión Nacionalista Dominicana se trasladaron a Washington en el verano de
1919, para llevar ahí una ardua labor de cabildeo ante los funcionarios norteame-
ricanos y promover las peticiones de una desocupación gradual y el inicio de un
proceso de regreso a la constitucionalidad y de un gobierno propio. Max Henrí-
quez Ureña narró que se reunieron en septiembre y octubre con funcionarios del
Buró de Asuntos Insulares del Departamento de Guerra y del Departamento de
Estado, y le entregaron un Memorando el 9 de octubre de 1919 a Leo S. Rowe,
recién nombrado Jefe de la División Latinoamericana.
El documento entregado tiene 10 páginas, y es un plan detallado de Gobier-
no, con propuestas de eliminación de la censura, los tribunales militares probos-
tes, realizar un censo nacional, creación de una nueva Junta Consultiva encargada
de estas reformas y nuevas leyes de carácter electoral, de partidos políticos, nueva
ley orgánica de municipios y de provincias, nueva ley orgánica del Poder Ejecutivo
y Justicia, de Presupuesto, de Sanidad, de Contabilidad Nacional, de Comunica-
ciones, de Hacienda, de Obras Públicas, de Servicio Civil, de Instrucción Pública,
Policía, y proponía el retiro gradual de las tropas norteamericanas. Como se apre-
cia, fue un serio y detallado Memorando para que sirviera de base de negociación.
En su libro El Impacto de la Intervención, Calder también expresó: “El pre-
sidente Henríquez sugirió que Washington comenzara inmediatamente un pro-
ceso gradual de traspasar el Gobierno en Santo Domingo a los dominicanos…A
continuación, el gobernador militar debería crear un Consejo Consultivo, inte-
grado por dominicanos representativos para asesorarlo durante este proceso.”151
Henríquez y Carvajal fue moderado y realista y no pidió un retiro puro y simple
en esta oportunidad. En una carta el 20 de noviembre a Horace G. Knowles, abo-
gado y defensor de la causa dominicana, le explicó: “En vista de las insuperables
dificultades que oponía el Departamento de Estado para oír las reclamaciones del
pueblo dominicano…yo me vi obligado a insinuar el restablecimiento gradual

151 Bruce J. Calder. Op. cit., pp. 277-278.

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del Gobierno de mi país”.152 En realidad desde el 1916 Henríquez y Carvajal


sostenía esta idea realista de retiro gradual.
No obstante, en Santo Domingo, por instrucciones del Departamento de
Estado, el gobernador militar Snowden creó la primera Comisión Consultiva Do-
minicana, el 3 de noviembre de 1919 y se reunieron en varias ocasiones para
acordar una agenda de reformas legislativas que prepararan al país hacia unas elec-
ciones y su soberanía. Sus miembros fueron Monseñor Adolfo A. Nouel, Jacinto
De Castro, Francisco J. Peynado y Federico Velázquez, todos hombres de gran
experiencia pública y de excelente preparación. 153 Los comisionados produjeron
buenos informes y ante proyectos de leyes, pero no pudieron lograr su mandato,
ya que el gobernador militar Snowden boicoteó el proceso y no quiso negociar las
propuestas presentadas. Como consecuencia del impasse, el 7 de enero de 1920,
renunciaron todos sus miembros por sentirse burlados. Por lo menos fue un ejer-
cicio oficial diplomático y de esa presión surgió la Comisión Consultiva Domini-
cana, que realmente fue el primer contacto de negociación oficial. Esto en sí era
un paso inicial positivo.

Campaña en España y Latinoamérica

Para continuar la campaña internacional en Europa, se designó a ex cónsul de


la República Dominicana en París, el Lic. Enrique Deschamps,154 quien con gran
dedicación desempeñó una productiva campaña en París y aún más productiva en
Madrid, con periodistas, políticos y hombres de empresa. Deschamps describió
su múltiples visitas a legisladores, intelectuales y diplomáticos en París, para expli-
car el caso de la Ocupación Militar del país y solicitar la ayuda de la comunidad
internacional. Como había sido cónsul en la ciudad de las luces, tenía amplios
contactos y amistades a todos los niveles. Deschamps pudo promover en base a
sus relaciones y amistades que un grupo de intelectuales y representantes de todos
los partidos ante el Parlamento español le mandaran una carta de protesta al pre-
sidente Wilson, en la cual solicitaban con urgencia el retorno a la soberanía de la
República Dominicana. La misiva fue firmada por el conde Romanones, el mar-
qués de Alhucemas, Santiago Alba, Augusto Barcia, y dos futuros presidentes de la

152 Ibid,, p. 277. Carta de Francisco Henríquez y Carvajal a Horace G. Knowles, del 20 de noviembre de
1919, en los archivos de Tulio M. Cestero preservados por la Biblioteca Pedro Mir. UASD.
153 Max Henríquez Ureña. Op. cit., p. 263.
154 Enrique Deschamps. El Espíritu de España en la Liberación de la República Dominicana 1916-1924.
Caracas, Tipografia Universal, 1928.

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República española, Niceto Alcalá-Zamora e Indalecio Prieto, entre otros más. In-
dudablemente, esta carta repercutió en toda Hispanoamérica y en Washington. 155
Desde 1918 el canciller uruguayo Baltasar Brum se había reunido con Hen-
ríquez y Carvajal y adoptaron un plan de campaña a favor de la desocupación. El
Dr. Brum al año siguiente fue electo presidente de Uruguay y desde esa posición
todavía desplegó más esfuerzos con los países y en la prensa del Hemisferio. Su
gran colaborador fue su propio canciller el Dr. Juan Antonio Buero en impulsar
la prédica nacionalista, acompañado del ministro de Uruguay en Cuba, otro gran
defensor de los dominicanos. La Cancillería del presidente Brum comunicó sus
opiniones de protestas a las demás Misiones y Cancillerías latinoamericanas, en
particular con los Gobiernos de Argentina y Chile.
Todas estas acciones y campañas contra la Ocupación empezaron a preocu-
par al Gobierno y la sociedad norteamericana. El propio diplomático Sumner
Welles, escribió: “Creciente aprehensión entre las repúblicas de América Latina...
Protestas, tanto informales como formales, que emanaban de los Gobiernos la-
tinoamericanos, de publicistas prominentes en Sudamérica y de asociaciones de
todo el continente, fueron continuamente dirigidas al presidente Wilson durante
todo el verano y el otoño de 1919, urgiendo la terminación de la ocupación y el
restablecimiento de un Gobierno dominicano”. 156

Nuevas Campañas en Estados Unidos

El Movimiento Nacionalista volvió a tomar cuerpo y una nueva ola de de-


nuncias se presentó ante la prensa norteamericana. Bruce Calder relata como para
finales de 1919 fueron publicados varios artículos en periódicos de influencia,
tales como el de Gruenning del The Nation, New York Times, la revista Current
History y Jacinto López en la Reforma Social, una revista que se repartía en toda
la América Latina. Escritores, periodistas y profesores norteamericanos comenza-
ron a escribir y a exigir el retiro de las tropas de su país de la República y devolver
el Gobierno a los dominicanos. Los debates y divulgación se llevaron a cabo en
medios populares y académicos, como lo hizo Moorfield Storrey del Yale Review,
el Washington Post, Kincheloe Robbins del New York Tribune, el Journal of
International Relations y William Hard del Metropolitan Magazine. Los ar-
ticulistas pedían la total desocupación, después de concluida la Primera Guerra
Mundial, pues alegaban que ya no existían amenazas a la seguridad de su país.157

155 Facsímil de las cartas en el Archivo Cestero, en la Biblioteca Pedro Mir, UASD.
156 Sumner Welles. Op. cit., vol. II, p. 281.
157 Bruce J. Calder. Op. cit., p. 278.

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Renovación Campaña en Estados Unidos 1920-1922

De nuevo en abril de 1920 se movilizaron los líderes nacionalistas dominica-


nos para profundizar la campaña nacionalista en Washington y Nueva York con la
finalidad de presionar a los Estados Unidos, movilizando la opinión pública nor-
teamericana y la internacional. El diplomático Tulio M. Cestero reactivó sus visi-
tas y contactos con los funcionarios en Washington y con miembros del Cuerpo
Diplomático Latinoamericano. El trabajo de Cestero a favor de la desocupación y
la tesis del regreso a la soberanía fue sistemático y eficaz, pues logró reunirse con
diversos senadores y representantes y con líderes sindicales y con los ministros de
la Misiones Latinoamericana.

Acciones del Diplomático Tulio M. Cestero y el Sindicalista


Gompers
En los últimos meses de 1919 y principios de 1920, la labor de Tulio M.
Cestero y otros nacionalistas se enfocó a tratar de plantear el caso dominicano
directamente al presidente Woodrow Wilson y ante el Departamento de Estado.
En esos meses, Cestero desplegó una formidable campaña de escritos y cabildeos
directos con personalidades de influencia en los Estados Unidos. Sobresalta su
activa relación con el líder sindical, Samuel Gompers, presidente del American Fe-
deration of Labor (AFL) y de la Pan American Federation of Labor. En noviembre
de 1919, producto de las diligencias diplomáticas desplegadas por el Dr. Cestero,
secretario de la Comisión Nacionalista, comenzaron a cruzarse una serie de cartas
y peticiones entre el sindicalista Gompers al presidente Wilson, entre Gompers y
Cestero, y con altos funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y
de la Marina de Guerra. Con estas acciones Cestero llevó el mensaje a las esferas
del poder.
Gracias a las gestiones de Tulio M. Cestero y del líder sindical dominicano
José Eugenio Kunhard, lograron entrevistarse con Gompers, debido a los esfuerzos
del sindicalista portorriqueño Canuto A. Vargas, quien fungía de Secretario de la
Pan American Federation of Labor. Canuto y Kunhard eran amigos gremialistas.
Sorprendido por las informaciones y denuncias que le plantearon los dominicanos
y de las condiciones de censura, tribunales militares, represión y abusos contra
los obreros, Samuel Gompers le escribió una carta el 29 de noviembre de 1919
al presidente Wilson, solicitando libertad de prensa y sindical y libertad política
democrática como la que existía en los Estados Unidos. Gompers pidió a Wilson
el retiro de Estados Unidos de una pequeña república que no era enemiga de su
país, ni estaba en guerra.

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Veamos parte de la carta de Gompers al presidente Wilson el 29 de noviem-


bre de 1919, que inicia una correspondencia cruzada entre Cestero, Gompers,
Canuto, Wilson y Daniel. Es una carta muy informativa y reveladora de los datos
y hechos que Cestero y Kunhardt le brindaron. El sindicalismo norteamericano
y su líder Gompers se convirtieron en campeones de la causa dominicana, gracias
al éxito de esta incesante actividad diplomática. Esta es la carta editada, debido a
su extensión:

Carta de Samuel Gompers al Presidente Wilson. 158


American Federation of Labor
Honorable Woodrow Wilson,
Presidente de los Estados Unidos
La Casa Blanca, Washington, D. C.

Washington, D. C., Noviembre 29, 1919

Señor:
El Sr. J.E. Kunhardt, delegado de la República Dominicana al Segundo Con-
greso Obrero Pan-americano, verificado en la Ciudad de New York del 7 al 10 de
julio de 1919, presentó en aquella reunión una exposición de quejas y agravios,
con referencia a las condiciones bajo las cuales labora el pueblo de aquella Re-
pública desde que fue establecido allí el Gobierno militar Americano. Antes de
entrar en los detalles de estas quejas y agravios, será conveniente hacer un breve
relato de los acontecimientos que tuvieron lugar hasta el momento del estableci-
miento del Gobierno militar en la República Dominicana.
Parece que con el objeto de reorganizar las finanzas de la República Domi-
nicana y para garantizar el pago de su deuda, la República Dominicana y el Go-
bierno de los Estados Unidos firmaron una Convención en 1907, por virtud de la
cual éste nombraría un receptor general de las aduanas dominicanas para recibir
las recaudaciones de las distintas aduanas de la República. De estas recaudaciones,
después de pagar los gastos de la receptoría los que en ningún caso deberían de
exceder de un cinco por ciento de las sumas recaudadas, la suma de $100,000
cada mes sería aplicada al pago de los intereses y cantidades señaladas para la

158 Carta en los archivos personales de Tulio M. Cestero, cuyos originales están en la Biblioteca Pedro
Mir, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Copiada por el autor. Ademas, Bolívar
Kunhardt. José Eugenio Kunhardt; La Audacia al Servicio de la Patria. Santo Domingo, Editora Taller,
1999, págs. 103-110.

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amortización de la deuda pública de la República, y el remanente sería entregado


al Gobierno dominicano.
Si en cualquier año las rentas recaudadas excedían la cantidad de $3, 000,000
la mitad del excedente sería destinada al fondo de amortización. Además, el Artí-
culo III de la Convención estipulaba que ‘hasta que la República Dominicana no
haya pagado la totalidad de los bonos del Empréstito, su deuda pública no podrá
ser aumentada sino mediante previo acuerdo entre el Gobierno dominicano y los
Estados Unidos’. En 1915, el Gobierno de los Estados Unidos hizo ciertas recla-
maciones al Gobierno dominicano, alegando que el artículo III de la Convención
de 1907 había sido violado por la República Dominicana, la supuesta violación
habría ocurrido entre 1911 y 1915 cuando el país había pasado por una serie
de revoluciones, habiendo, como resultado de estas revoluciones, erogado fuertes
gastos para los cuales no se había hecho ninguna provisión en el presupuesto. Para
hacer estos gastos hubo la necesidad de recurrir al presupuesto regular con la con-
siguiente discrepancia entre éste y los gastos actuales del Gobierno.
La reclamación del Gobierno de los Estados Unidos consistía en que este
déficit interior significaba un aumento de la deuda pública de la República Domi-
nicana, mientras que ésta insistía en que representaba solamente déficit doméstico
toda vez que consistía principalmente en los sueldos que se les adeudaban a los
empleados de los distintos departamentos del Gobierno y los cuales el Gobier-
no esperaba cubrir más adelante con el remanente de los presupuestos y con el
aumento de las recaudaciones. El Gobierno de los Estados Unidos insistió, sin
embargo, en que el artículo III de la Convención de 1907 era aplicable a todas las
deudas, cualesquiera que fuere su forma, en que incurriera la República Domini-
cana. A pesar de que representantes de los países varias veces intentaron llegar a
un arreglo con respecto a la interpretación del artículo III, no lo pudieron lograr.
Este parece que era el único punto en interpretación que se le debía dar, el Gobier-
no de los Estados Unidos presentó al Gobierno dominicano un memorándum,
pidiendo (1) que el receptor general de las aduanas dominicanas fuera autorizado
para percibir las rentas del interior de la república; (2) el nombramiento, por
designación del presidente de los Estados Unidos, de un superintendente (comp-
troller) de Hacienda, cuyos deberes serían preparar el presupuesto del Gobierno
dominicano y aprobar y refrendar los pagos, no siendo válido ningún pago sin ser
refrendado por él; (3) el control de los sistemas de la policía, (Constabulary), orga-
nizada y comandada por un oficial americano el cual será nombrado a designación
del presidente de los Estados Unidos, y los demás oficiales serán nombrados por
recomendación del comandante.
Las anteriores proposiciones no fueron aceptadas por el presidente Jiménez
de la República Dominicana, dando como sus razones que el aceptarlas sería en

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violación de la Constitución Dominicana. En la primavera de 1916 una nueva


revolución tuvo lugar en aquel país. El ministro Russell y el contra almirante Ca-
perton, jefe de las fuerzas navales americanas que se encontraban en aguas domi-
nicanas, le ofrecieron su apoyo al presidente Jiménez, pero éste prefirió renunciar
la presidencia a conservarse en el poder con la ayuda de tropas extranjeras. Al
mismo tiempo, los americanos intimaban a los rebeldes que depusieran las armas.
En Mayo 15 de 1916, el receptor general de las aduanas dominicanas, por instruc-
ciones del Departamento de Estado de los Estados Unidos y sin el consentimiento
del Gobierno dominicano, tomó el absoluto control de las rentas internas.
Una vez sofocada la revolución y después de consultar con las distintas faccio-
nes políticas, el Congreso dominicano procedió a la elección de un presidente pro-
visional, recayendo el nombramiento en el Dr. Francisco Henríquez y Carvajal. El
nuevo presidente había estado viviendo en Cuba por los últimos doce años y, por
lo consiguiente, no estaba identificado con ninguna de las facciones políticas de
Santo domingo. Por esta razón fue electo presidente, con la esperanza de que reci-
biría el decidido apoyo de todas las facciones políticas; creencia que no estaba mal
fundada, volviendo una vez más a pacificarse el país. Pero en agosto 16 de 1916,
el receptor general, siguiendo las instrucciones que recibiera de Washington, sus-
pendió el pago de las rentas al Gobierno dominicano con la intimación de que
quedaría suspenso dicho pago hasta que el Gobierno dominicano y el Gobierno
de los Estados Unidos llegaran a un completo entendido respecto de la interpre-
tación de “ciertas cláusulas de la Convención de 1907.” Como consecuencia, el
Gobierno fue dejado sin dinero por cuatro meses; no tenía dinero para pagar los
sueldos de los empleados de los distintos departamentos, incluso los maestros y
profesores de las escuelas y ni para alimentar a los prisioneros, por lo que para esto
último hubo que recurrir a la caridad pública.
El capitán S. H. Knapp, de la Marina de los Estados Unidos, llegó a Santo
Domingo el día 22 de noviembre de 1916, con instrucciones de establecer un
Gobierno militar, y el día 29 lanzó una proclamación que la República Domi-
nicana quedaba bajo un Gobierno militar americano y sujeta a la ley militar. El
presidente Henríquez y Carvajal salió del país el día 8 de diciembre de 1916, y
desde entonces ha estado la República Dominicana bajo un Gobierno militar.
Las quejas y agravios del pueblo de la República Dominicana, las cuales me
han llamado la atención, son principalmente tres: Primero, la no-aplicación de las
leyes de la inmigración a la República; segundo, la rigurosa censura allí estable-
cida; tercero, la manifiesta injusticia prebostal en la administración de la justicia.
Primero, las leyes de inmigración de la República Dominicana prohíben la en-
trada al país a braceros negros y orientales, excepto en casos de emergencia. El objeto
es prohibir la entrada de trabajadores accidentales que al venir a la República man-

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tienen los salarios a un nivel mucho más bajo del que requieren los dominicanos
para su subsistencia. Parece, sin embargo, que el Gobierno militar americano de
Santo Domingo en lugar de hacer cumplir las leyes de inmigración, muy a menudo,
y sin que se haya declarado un caso de emergencia, expide permisos para la importa-
ción de braceros negros de las islas cercanas. Cito el siguiente párrafo tomado de ‘El
Tiempo’ de Santo Domingo, R.D., de fecha Septiembre 4, 1919:
El Gobierno Militar acaba de autorizar al Sr. Alberto T. Bass, Administrador
de “The Consuelo Sugar Company”, para que pueda introducir en el país por el
puerto de San Pedro de Macorís, 800 braceros de las islas Vírgenes, Martinica,
Saint Kitt y San Martin, los que trabajarán en el Central mencionado.
La norma de vida en estas islas y en la república vecina de Haití, de donde un
gran número de braceros son importados durante la zafra, es mucho más baja que
en la República Dominicana, y, como consecuencia de esto, estos braceros pueden
trabajar por un salario con el cual a los dominicanos les es imposible vivir. Por esta
razón, los propietarios de las plantaciones importan esta clase de trabajadores en
preferencia a los obreros dominicanos que requieren mejor salario.
Por otra parte, los buques mercantes de la “Clyde Steamship Co.” Compañía
de vapores mercantes que prácticamente monopoliza el tráfico entre New York y
la República Dominicana, levantan braceros negros al pasar por las Antillas y los
ponen a trabajar en la carga y descarga en los puertos dominicanos, y en el viaje
de regreso los desembarcan en los lugares de donde los levantan. Estas condiciones
vuelven precaria y difícil la situación del obrero dominicano.
Segundo: Al ser ocupada la República Dominicana por las fuerzas america-
nas, el capitán S. H. Knapp, comandante de las fuerzas, entre otras cosas decretó
lo siguiente:
Todo comentario que se intente publicar sobre la actitud del Gobierno de
los Estados Unidos, y cualquiera cosa en conexión con la ocupación, deber ser
sometida primero al censor, y no se publicará ningún artículo o comentario sin su
aprobación. Esta censura no ha sido aplicada solamente a los periódicos y publi-
caciones, sino que ha sido extendida a las reuniones, conferencias, discursos, etc.,
y como consecuencia de ella, el pueblo ha sido privado de sus derechos de ciuda-
danía y del derecho de discutir los asuntos que afectan su vida nacional. Los traba-
jadores no pueden discutir el asunto que más les interesa, a saber, la importación
de un gran número de braceros baratos y la correspondiente rebaja en la norma
de vida. Como dato tendiente a apoyar el argumento de que la rigurosa censura
allí establecida no solo es innecesaria sino arbitraria, los dominicanos señalan el
hecho de que no es aplicada con uniformidad. Lo que en algunas localidades es
permitido por la censura, en otras es suprimido por la arbitrariedad de los oficiales
encargado de su aplicación.

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Tercero: Con referencia a la administración ordinaria de la justicia, el decreto


expedido por el capitán S. H. Knapp en parte dice así:
La administración ordinaria de la justicia, tanto en casos civiles como en casos
criminales, por medio de las cortes dominicanas regularmente constituidas, no
será interrumpida por el Gobierno militar.
Aun sin embargo de esto, parece que los prebostes encargados de la aplicación
de la ley militar muy a menudo han interrumpido el proceso ordinario de la admi-
nistración de la justicia. Se han dado casos en que personas que han sido absueltas
por las cortes civiles han sido llamadas a comparecer ante los tribunales militares y
sentenciados por estos a prisión o a trabajos forzados, o a pagar una fuerte multa.
Otros, después de juzgados y sentenciados por las cortes civiles, han sido puestos
en libertad por la justicia prebostal. Los prebostes militares son americanos que no
conocen el idioma del país; administran la justicia a su antojo sin tomar para nada
en cuenta las leyes del país, siendo en muchos casos, completamente injustificadas
las sentencias que imponen.
Estas, Sr. presidente, son las principales quejas a las cuales se ha llamado la
atención del Segundo Congreso Obrero Pan-Americano. El Congreso, después de
estudiar detenidamente el asunto, resolvió referir la exposición hecha por el dele-
gado dominicano, a la “American Federation of Labor” para que haga todo lo po-
sible y practicable por obtener y asegurar para los trabajadores de Santo Domingo
la completa libertad de expresión, libertad de acción, el derecho de asociación
voluntaria, y el derecho de entrar en tratos colectivamente, en la misma forma en
que todos estos derechos les son garantizados a los trabajadores asalariados de los
Estados Unidos y a los de todas las naciones libres. En otras palabras, se solicita
urgentemente de la “American Federation of Labor” que haga cuanto esté a su
alcance porque a los trabajadores asalariados de Santo Domingo se les den los mis-
mos derechos y privilegios de que gozan los trabajadores americanos. Esto quiere
decir, política, económica y socialmente, y en todas las actividades de la vida.
La descripción de las condiciones que existen en la República Dominicana, y
esto estando aquel país bajo un Gobierno militar americano, no concuerda con la
doctrina de que los hombres nacen libres y se les debe dar toda clase de oportuni-
dades para que disfruten de una vida libre y busquen su felicidad.
Las condiciones allí son de tal naturaleza que espero que le dará a este anuncio
la más pronta consideración.
Respetuosamente,

Samuel Gompers
Presidente, American Federation of Labor.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Al mes, el 31 de diciembre de 1919, el Secretario de Estado Lansing le escribió


una carta al jefe sindicalista Gompers, informándole que el presidente Wilson le man-
dó a acusarle recibo de su carta del 29 de noviembre y le explica y argumenta sobre la
posición de Wilson, respecto a sus denuncias sobre los actos irregulares o violadores de
derechos, cometidos por el Gobierno Militar en la República Dominicana.

Carta del Secretario de Estado Lansing a Samuel Gompers del 31


de diciembre de 1919 159
Diciembre 31, 1919.
Copy LFL
In Reply Refer
LA 839, 918/2

Sr. Samuel Gompers, Presidente,


American Federation of Labor,
Washington, D. C.

Señor:
He recibido de la Casa Blanca su carta de noviembre 29 de 1919, dirigida al
presidente, en la que pone en su conocimiento las quejas presentadas por el Sr.
J. E. Kunhardt, en contra del Gobierno Militar de Santo Domingo. Manifiesta
usted que las quejas y agravios del pueblo de la República Dominicana a los cuales
se le ha llamado la atención son tres, a saber: (1) la no-aplicación de las leyes de
inmigración de la República; (2) la rigurosa censura allí establecida; (3) la mani-
fiesta injusticia probostal en la administración de la justicia.
Con referencia a la censura, tengo que informarle que el ministro americano
en Santo Domingo me ha informado por telegrama de diciembre 25 a las 5p.m.,
que hace varios días se pusieron en efecto algunas regulaciones con el resultado de
que la censura ha sido prácticamente abolida. El ministro americano me informa,
además, que vendrá a Washington como para el día 10 de Enero, en cuya fecha
trataré con él los otros puntos a que se refiere usted en su carta.
Soy, Señor,
Su obediente servidor,

Robert Lansing
Secretario de Estado

159 Carta original copiada en los archivos personales de Tulio M. Cestero. Biblioteca Pedro Mir. UASD.

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EDUARDO J. TEJER A

A los seis meses, es el mismo Tulio M. Cestero, que residía en Washington,


quien le manda una larga carta de exposición al presidente Wilson, informándole
de la situación dominicana y de la necesidad de que Estados Unidos retire las tropas
y concluya con la odiosa ocupación. Cestero mandó la carta en español e inglés, el
1 de abril de 1920. Fue la primera vez que un miembro de la Comisión Naciona-
lista le escribió directamente al presidente Wilson sobe el caso dominicano.

Carta de Tulio M. Cestero al Presidente Woodrow Wilson 160

The Manchester
1424 H Street
Washington D.C.

1 de abril de 1920

Honorable Woodrow Wilson


Presidente de los Estados Unidos
Washington, D.C.

Honorable Señor Presidente:


El pueblo de la República Dominicana que, durante la Guerra expresó sus
simpatías a la causa de Estados Unidos con un espontáneo donativo de $ 83,000
a la Cruz Roja, el mayor relativamente de cuantos recibieron el beneficio de un
país extranjero y el segundo en cantidad procedente de la América Latina, donde
las naciones beligerantes se reunieron en Conferencia de Paz, ha reclamado por
los medios que le permite la Ocupación Militar, establecida por autoridad del Go-
bierno de Washington en su territorio el 29 de noviembre de 1916, la restauración
de su Gobierno legítimo.
En París y en Washington, el Dr. Francisco Henríquez Carvajal, presidente
constitucional depuesto por el hecho de fuerza de la Ocupación Militar, y cuya
representación del Estado ostenta, en memorando presentado al departamento de
Estado ha realizado varias recomendaciones para un efectivo gradual y progresivo
restablecimiento de un Gobierno de la República Dominicana. En Santo Domingo,
la Junta Consultiva, nombrada en noviembre de 1919 por el gobernador militar, de
la cual fue miembro Monseñor A. A. Nouel, Arzobispo de Santo Domingo y Me-
tropolitano de América, han sugerido como medio para el restablecimiento gradual
progresivo de la soberanía de la República Dominicana, la reforma de algunas de

160 Carta original copiada en los archivos personales de Tulio M. Cestero. Biblioteca Pedro Mir, UASD.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

las leyes existentes y la adopción de nuevas leyes para reorganizar la nación con un
Gobierno democrático y responsable, producto de su sincero y libre diseño.
La independencia soberana del pueblo dominicano, creada por su evolutivo
esfuerzo con copioso sacrificio de sangre, en una lucha de cinco años contra el ve-
cino dominante de la isla, varias veces superior en número, es un hecho constante
de setenta y seis años, reconocido solemnemente en actos internacionales como
un derecho, el pueblo dominicano defendió como propició la moral y cultura
cristiana en toda su integridad, vinculadas al predominio de la raza blanca, y con
la misma inquebrantable voluntad conserva religión, lengua, y los atributos de
raza, legados de la fundación española.
No ha incurrido en crimen alguno contra la civilización ni en abandono de sus
deberes internacionales, es, pues tan digno de simpatía y respeto como las naciona-
lidades que se levantan hoy para reclamar sus derechos, quitándose el yugo opresor
en virtud del principio de auto determinación que Su Excelencia promueve como
una de las bases para una justa paz tan necesaria para el bienestar humano.
Sin negar el progreso material que se debe a los Estados Unidos y sin negar los
puros motivos que inspiran al Gobierno de Washington, la cercana consecución
de la promesa de restaurar un auto Gobierno y de conservar la independencia, que
desde mayo de 1916 ha sido representada por el Gobierno de los Estados Unidos
es ardientemente deseado, aún más, que la prolongación del régimen militar y
responsable, por deprimir el estatus moral, de violar los derechos y poderes que
son consubstanciales a la independencia.
Además, Honorable presidente, se denuncian hechos contrarios a los derechos
del hombre, con daños a la propiedad y de la vida de los habitantes pacíficos cuya
investigación sería saludable elección del honor y de la fuerza justiciera del gran
pueblo dominicano. Estos hechos han sido anunciados por el Arzobispo Nouel en
carta dirigida al Honorable W. W. Russell, enviado extraordinario y ministro ple-
nipotenciario de Estados Unidos, así: “Tormento del agua, cremación de mujeres
y niños, torturas por extorsión o el uso de torniquete, la cacería de hombres por el
país como si fueran animales salvajes arrastrar a hombres mayores, septuagenarios,
en la cola de un caballo a plena luz del medio día en la Plaza de Hato Mayor.”
El propio Gobierno militar, en un artículo insertado en la prensa local de la
capital dominicana, bajo el título “sección oficial de Gobierno militar”, declaró:
“ha habido tiempos en que el Gobierno militar repelió violencia con violencia y
ha habido autoridades secundarias que se han distinguido por su crueldad por su-
perar las medidas de prevención o de represión. Esto es verdad, pero es una verdad
del pasado, no del presente.”. (Listín Diario No. 9193. Enero 12, 1920). Más con
posterioridad a ambos documentos, en cartas particulares y en un diario de San
Juan de Puerto Rico, se conocen otros hechos igualmente inhumanos.

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EDUARDO J. TEJER A

El pueblo dominicano, y el ciudadano que subscribe, confía en que el com-


promiso de las doctrinas del presidente Wilson sean la garantía y confiadamente
cree que su Eminencia Ejecutiva rendirá rápidamente justicia para la completa
reintegración de los derechos de la República.
Con la mayor estima, consideración y respeto,
Quedo como su seguro y obediente servidor.

Tulio M. Cestero
Ex Ministro Plenipotenciario de la República Dominicana.

A la semana, el Secretario Personal del presidente Wilson, Joseph Tumulty, le


contestó a Cestero, y le acusa recibo de su carta con fecha 9 de abril de 1920, y le
informó que su misiva fue pasada al secretario de Estado, para su conocimiento y
para que le brinde cuidadosa consideración.

The White House 161


Washington

April 9, 1920.

Tulio M. Cestero
The Manchester
1434 M Street
Washington, D.C.

My Dear Sir,
I beg to acknowledge the receipt of the comunication addresed to the Pre-
sident, and to inform you that by his direction I have referred the case to the
Secretary of State, who will give it careful consideration.
Sincerely yours,

Joseph Tumulty
Secretary of the President

Como resultado de estas importantes gestiones diplomáticas, al mes de estos inter-


cambios de Notas y cartas le fue presentado en Washington a Henríquez y Carvajal, a
Cestero y demás miembros de la Comisión el llamado Plan Wilson de desocupación.

161 Copia de la carta original los archivos personales de Tulio M. Cestero. Biblioteca Pedro Mir. UASD.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

El Departamento de Estado dio instrucciones para que en Santo Domingo el gober-


nador militar Thomas Snowden publicara el 23 de diciembre de 1920, el citado do-
cumento en la prensa dominicana, para conocimiento de la ciudadanía. Este plan que
fue el primer programa de retiro de la Ocupación Militar, aunque contenía condiciones
jurídicas, militares y políticas que los nacionalistas no aceptaban, anunciaba el proceso
de gradual desocupación de las tropas y del traspaso de Gobierno.

El Plan Wilson.
A esta proclama se le llamó el Plan Wilson, primera propuesta del Gobierno
norteamericano y el principio de cierto diálogo oficial. El Plan recogía una serie
de ideas y propuestas que desde 1916 en adelante había fórmulado el líder na-
cionalista, Francisco Henríquez y Carvajal. La propuesta contenía las siguientes
estipulaciones y conceptos:

Proclama del Plan Wilson 162


Gobierno Militar de Santo Domingo

Por cuanto han sido alcanzados sustancialmente los propósitos amistosos de


los Estados Unidos al emplear, en consecuencia de los derechos derivados de la
Convención de 1907, sus fuerzas militares dentro de la República Dominicana
para el restablecimiento del orden público y para la protección de la vida y la
propiedad: y,
Por cuanto, han sido siempre el deseo y la intención del Gobierno de los Esta-
dos Unidos retirar su ayuda tan pronto como pudiese hacerlo en consonancia con
dichos propósitos y tan pronto como mejores condiciones en Santo Domingo, a
lo cual los Estados Unidos han procurado contribuir, prometiesen ser estables.
Por tanto, ahora, YO, Thomas Snowden, contralmirante de la Armada de los
Estados Unidos, gobernador militar de la República Dominicana, actuando bajo
la autoridad y en virtud de instrucciones del Gobierno de los Estados Unidos,
declaro y anuncio a cuantos concierna que el Gobierno de los Estados Unidos cree
llegado el tiempo para el que pueda, con el debido sentido de su responsabilidad
respecto del pueblo de la República Dominicana iniciar el proceso sencillo de
su rápida retirada de las responsabilidades asumidas en relación con los asuntos
dominicanos.

162 Fabio Fiallo. La Comisión Nacionalista en Washington. Ciudad Trujillo, Imprenta La Opinión, 1939, pp.
83-85. Copia de la carta original en los archivos personales de Tulio M. Cestero. Biblioteca Pedro Mir.
UASD.

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EDUARDO J. TEJER A

Se anuncia, en consecuencia, que será nombrada una Comisión de ciudada-


nos dominicanos representativos, cuyo personal se publicará en breve, y a la cual
es mi propósito agregar un consultor técnico. A esta comisión se le confiará la
preparación de enmiendas a la Constitución y una revisión general de las leyes de
la República, inclusive la redacción de una nueva Ley Electoral. Tales enmiendas
a la Constitución y a dichas leyes, o tal reforma de las leyes vigentes, según sean
recomendadas por la Comisión, bajo la aprobación del Gobierno Militar de la
Ocupación, serán sometidas a una Asamblea Constituyente y al Congreso Nacio-
nal de la República Dominicana respectivamente.

Thomas Snowden
Contraalmirante de la Armada de los
Estados Unidos, Gobernador Militar de
Santo Domingo.

Palacio del Gobierno, Santo Domingo, R. D.


Diciembre 23, 1920.

En el país las opiniones estuvieron muy divididas. Muchos aceptaron el plan


como incompleto pero algo realista y prudente. Otros lo consideraron bueno y
aceptable y preferían cierto tipo de tutelaje financiero, político y militar de los
Estados Unidos sobre el país para mantener la paz y prosperidad. La Unión Na-
cionalista Dominicana, sin embargo, enseguida rechazó la propuesta y exigió la
inmediata formación de un Gobierno soberano. Sólo aceptaban el “retiro puro
y simple”, sin ninguna condición. Sin embargo, habían profesionales y políticos
que sí preferían aceptar la creación de una Junta Consultiva y aspectos del Plan
Wilson, como mecanismo de negociación, por ser lo más viable y conveniente
dentro de las circunstancias.

Campaña Electoral de Harding y la Desocupación

El candidato republicano a la presidencia William G. Harding se enfrentaba


al candidato demócrata James M. Cox y a su vice presidente Franklin D. Roose-
velt, quien había sido vicesecretario de la Marina, y fue quien supervisó y escribió
en 1917 la Constitución de Haití, país que estuvo ocupado por Estados Unidos
desde 1915 al 1934. Durante la campaña Harding criticó constantemente el ex-
pansionismo de Wilson, y más que atacar al candidato y gobernador Cox, su tác-
tica fue denunciar la política interventora del demócrata Wilson y su débil política
doméstica. El sentimiento de la opinión pública norteamericana era de volver al

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

aislacionismo y dejar de participar en conflictos mundiales. Por eso en un discurso


de campaña el 28 de agosto de 1920 en Marion, Ohio, Harding expresó:

“Yo no mal emplearé el Poder Ejecutivo para cubrir con un espeso


velo de disimulo los repetidos actos de desapoderada intromisión en los
asuntos domésticos de las pequeñas repúblicas de este Hemisferio Oc-
cidental, tales como los que durante estos últimos años han convertido
en enemigos a aquellos que deben ser nuestros amigos, pero que con
sobrada razón han dejado de considerar nuestro país como un vecino
en quien se puede confiar”. 163

Igualmente, Harding prometió sacar a su país de la República Dominicana,


de ese embrollo innecesario, que tanto afectaba la imagen de la democracia nor-
teamericana. Su campaña se basó en volver a la normalidad, y propugnaba por
un Estados Unidos que dejara de ser la policía del mundo y que se ocupara de
sus asuntos y problemas domésticos. Su postura era salir del internacionalismo
wilsoniano y desocupar las tropas norteamericanas en donde estuvieran. Para esta
fecha ya la mayoría de la prensa y la opinión pública norteamericana estaba en
contra de la ocupación militar, pues el pueblo deseaba que se acabaran las aven-
turas internacionales.

Nueva Campaña en Europa e Hispanoamérica

Francisco Henríquez y Carvajal, Cestero, y los principales miembros de la


Comisión Nacionalista, prepararon un plan de viaje de varias delegaciones por
más de seis países en América del Sur; además, a Cuba, México, Francia, España,
Bélgica y en varias ciudades de los Estados Unidos. Esta campaña, la cual que
consideramos la más formidable y fructífera, consistió en mandar dos misiones
especiales que viajaran a Sur América, por el Atlántico y el Pacífico, a visitar pre-
sidentes, congresistas, cancilleres, intelectuales y prominentes personalidades del
Hemisferio, para promover la causa dominicana. Fue un esfuerzo y coordinación
ejemplar para mover a la opinión pública Continental y presionar a los Estados
Unidos a cambiar su política respecto a la República Dominicana.

163 Sumner Welles. Op. citl, p. 295. También en Kenneth J. Grieb. “Warren G. Harding and the Domin-
ican Republic U.S. Withdrawal 1921-1923”. Journal of Inter-American Studies, vol. II, Miami, July
1969, pp. 425-440.

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EDUARDO J. TEJER A

Henríquez y Carvajal y su grupo dirigente, organizaron esta etapa de la


campaña internacional y enviaron delegaciones a diferentes países. Para Europa
designaron al veterano escritor y político Enrique Deschamps, quien había sido
diplomático en París y Madrid y tenía muy buenas relaciones a todos los niveles.
Deschamps recibió nuevas instrucciones de reunirse con las Cancillerías y autori-
dades de España, Francia, Bélgica y la Liga de las Naciones, misión que cumplió
cabalmente y con éxito. En cada reunión entregaba un memorando explicativo de
la ilegal Ocupación Militar del 1916.
Enviaron a México a los delegados Rafael Estrella Ureña y al sindicalista Eu-
genio Kunhardt, a asistir a un Congreso Obrero Panamericano, para que pro-
movieran la causa dominicana entre el movimiento gremial del Hemisferio. Esta
misión fue muy exitosa y se tomaron resoluciones e hicieron pronunciamientos
exigiendo el fin de la Ocupación Militar. Manuel María Morillo, más tarde se
unió a la delegación en México. A Cuba enviaron a Enriquillo Henríquez para
que mantuviera los contactos políticos con diferentes funcionarios del Gobierno
del presidente Mario García Menocal, y con los destacados miembros del Comité
Pro Santo Domingo.
Una Misión de la Comisión Nacionalista, compuesta por Federico Henrí-
quez y Carvajal y Max Henríquez Ureña, con las debidas acreditaciones formales,
partió desde Nueva York el 1 de diciembre de 1920 con rumbo a Río de Janeiro,
Montevideo, Buenos Aires, Paraguay, Chile y Perú a buscar el apoyo de los Go-
biernos de estas hermanas repúblicas, para solicitar su cooperación y ayudaran a
denunciar la ocupación ante Washington.164 Planearon visitar esos países, pues en
esas fechas también viajó a Sur América en misión oficial diplomática y en aras
de mejorar relaciones en el Continente, el secretario de Estado norteamericano,
Bainbridge Colby, quien visitó a Río de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires. 165
Federico Henríquez y Carvajal dejó igual estos testimonios de sus reuniones
oficiales: “A diario éramos huéspedes complacidos, ya del presidente, ya del secre-
tario de Relaciones Exteriores. Con el (presidente) Dr. Baltazar Brum i con el Dr.
J. A. Buero ahondamos a menudo en el problema de El Caribe. Nuestros puntos
de vista coincidían con los suyos. La controversia era siempre de altura. El Uru-
guay había hecho suya la causa dominicana. Fosalba, su ministro en La Habana
había dado a ese respecto un noble ejemplo…El Dr. Brum -- i el Dr. Buero en su
nombre -- aprovecharon la visita de Mr. Colby para abogar, resueltamente, por

164 Federico Henríquez y Carvajal. Nacionalismo. Santo Domingo, Imprenta J.R. Vda. Garcia, 1925, pp.
29-34.
165 Max Henríquez Ureña. Mi Padre; Perfil Biográfico de Francisco Henríquez y Carvajal. Santo Domingo,
Comision Permanente de la Feria Nacional del Libro, 1988, pp. 155-156.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

la desocupación del país i su reintegración al goce de su soberanía. El Dr. Brum,


por su parte, en un mensaje presidencial del año del 1921, le dio cuenta al Con-
greso Uruguayo de sus gestiones a favor del pueblo dominicano. Era la primera
vez que un jefe de Estado -- en toda América-- se refería oficialmente en el caso
dominicano”. 166
Federico Henríquez y Carvajal, miembro de la Comisión, explicó: “En la Le-
gación paraguaya en Washington habíamos conocido al Dr. Gondra. Era ministro
diplomático y su país lo llamaba por segunda vez al ejercicio de la presidencia de la
República. Nos recibió como antiguos amigos. Conocía a fondo el problema del
Caribe. El caso dominicano afectaba a toda la América.” 167 El presidente Manuel
Gronda Pereira le prometió a Don Federico y Don Max su apoyo ante una acción
Suramericana frente a Washington.
Federico Henríquez y Carvajal y Max Henríquez Ureña se reunieron con el
canciller argentino, quien los llevó a reunirse con el presidente Hipólito Irigoyen
con el que sostuvieron dos reuniones muy fructíferas. En su obra recuerda Don
Federico: “La acogida que nos dispensó el presidente Irigoyen -- tenido por re-
servado i frío -- fue de feliz augurio para el éxito de nuestra embajada. Los veinte
minutos de la audiencia se triplicaron en una hora. Por dos veces nos detuvo.
Inquiría i oía con interés marcadísimo. A su turno, con pocas palabras i gesto
prócer, nos manifestó que iba a actuar como el Dr. Brum, hasta lograr que se
le hiciese justicia al pueblo dominicano. Luego supimos que había iniciado sus
gestiones, hablando en persona con el embajador de los Estados Unidos, mientras
la Cancillería Argentina se preparaba para una acción concurrente tan pronto
Mr. Harding jurase la presidencia de la Unión i entrase en la Casa Blanca...El
presidente Irigoyen me impuso de su conversación al respecto con el diplomático
estadounidense i ratificó su decisión de actuar en Washington, a favor de nuestra
causa,”. 168 Concluida la misión en Buenos Aires, el 7 de marzo de 1921 ambos
comisionados salieron hacia Santiago de Chile.
Tulio M. Cestero concertó la primera vista oficial con el presidente chileno
Arturo Alessandri Palma, en el Palacio de la Moneda. Don Federico describió así
la audiencia: “El presidente Alessandri, al contrario, nos acogió sin reservas men-
tales. Hízonos conocer sus ideas i sus tendencias. Entonces demostró conocer en
sus líneas generales, el arduo proceso del Caribe…En breve les haré una vista a mis
colegas de Brasil, Uruguay, i la Argentina, con quienes estoy en excelentes relacio-

166 Ibid., p. 32.


167 Ibid., pp. 33-34.
168 Ibid., p. 38.

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EDUARDO J. TEJER A

nes, i espero concertar con ellos esa acción hasta obtener que se haga justicia”. 169
La misión en Chile, como las otras, fue un éxito político, que fue apoyada por la
opinión pública Suramericana.
En Perú el presidente Augusto Leguía les concedió una audiencia. Don Fede-
rico, reseñó: “El presidente Leguía nos concedió audiencia sin demora. La acogida
que nos dispensó fue una grata sorpresa...Conocía la situación creada por el impe-
rialismo en Centroamérica i las Antillas, expresó con encendida frase su simpatía
por la causa dominicana…Su deber era el mismo de Alessandri, de Brum, de
Irigoyen, de Gondra, de Pezoa i él no sería el último en ejercer sus buenos oficios
en pro del problema dominicano”.
Como se observa, las actividades y reuniones se celebraban simultáneamente
en distintos países y ciudades del hemisferio y de Europa. Fue una ofensiva po-
lítica admirable. La campaña nacionalista internacional y en particular en nues-
tro hemisferio tuvo gran repercusión en la política y diplomacia latinoamericana
hacia Washington. Las voces de protesta en contra de la intervención militar se
convirtieron en causa Continental, lo que afectó muy negativamente la política
latinoamericana del Gobierno de Estados Unidos. Ya la Ocupación Militar nor-
teamericana era profundamente repudiada, porque no tenía razón de ser, y era una
contradicción con los principios democráticos de ese país.

Esfuerzo Final de la Campaña Nacionalista

El nuevo presidente Warren G. Harding se juramentó el 4 de marzo de 1921


y de inmediato instruyó al Departamento de Estado a renovar las negociaciones
con la Comisión Nacionalista que estaba en Washington. El objetivo era negociar
modificaciones del Plan Wilson. Desde principios de marzo hasta el 2 de junio se ce-
lebraron varias reuniones con el nuevo secretario de Estado Charles Evans Hughes,
Henry Fletcher, subsecretario, Albert Hall, secretario de interior y Sumner Welles,
jefe de la División Latinoamericana. Participaron Francisco Henríquez y Carvajal,
Tulio M. Cestero, Fabio y René Fiallo, Manuel Morillo y Rafael César Tolentino. Se
unieron como asesores Horace Knowles, abogado; el ex receptor, William Pulliam;
Ira Bennet, editor del Washington Post y Ernest Gruening del Nation.
Estas reuniones constituyeron la primera vez que los comisionados dominica-
nos se entrevistaron a nivel ministerial norteamericano desde el 1916, lo que les
auguraba la posibilidad de mayor éxito. Sostuvieron varias reuniones de marzo a
junio con funcionarios del Departamento de Estado y al final Henríquez y Carva-
jal y el grupo lograron tener una entrevista con el presidente Warren G. Harding

169 Ibid., p. 41.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

en la Casa Blanca, la cual fue cordial y provechosa por el intercambio de opinio-


nes que sostuvieron. El presidente Harding se reunió, pues, con el ex presidente
Henríquez y Carvajal, lo que le dio un carácter más oficial a las reuniones y a las
negociaciones.
El poeta Fabio Fiallo, quien formaba parte de la Comisión, en su obra, La
Comisión Nacionalista en Washington 1920-1921, 170 relató de sus apuntes
personales, las siguientes impresiones sobre las tres reuniones de la Delegación
Nacionalista con el secretario Hughes. De la primera reunión de ambas delega-
ciones, Fiallo señaló: “Mr. Hughes recibió al doctor Henríquez con la cortesía
habitual en los medios diplomáticos, tomó en sus manos el memorial que se le
presentaba, y escuchó atentamente la relación que aquel (Francisco Henríquez y
Carvajal) le hizo de los esfuerzos anteriormente realizados para inducir al Gobier-
no norteamericano a poner fin a la Ocupación. Su actitud en la entrevista fue de
deferente e impenetrable reserva, no aventurando un juicio, un comentario, una
sola pregunta”. 171 En esta reunión no se avanzó realmente, salvo que Henríquez
y Carvajal, dejara sentada la posición dominicana. Dos semanas después, en la
segunda reunión más productiva con Hughes, Fiallo expresó:

“Invitó nuevamente al doctor Henríquez a pasar por su despacho.


Le acompañaron en esta ocasión, lo mismo que en la anterior, Mr. Ho-
race Knowles, el consejero norteamericano de la Comisión, René Fiallo,
quien, ya lo hemos dicho, ejercía las funciones de intérprete y secreta-
rio. Apenas cambiadas las cortesías de estilo, Mr. Hughes manifestó con
rostro risueño, que su Gobierno había llegado a la determinación para
poner fin a la Ocupación de Santo Domingo, y entró seguidamente a
exponer sus detalles principales con gran calor. A medida que hablaba,
en forma ininterrumpida, lo cual vedaba todo intento de argumentación,
el estupor iba ganando al doctor Henríquez y a sus acompañantes: pues
el Plan de Desocupación que perfilaban sus palabras no era otra cosa que
la resurreción del odioso memorandum del 1915. Esto es, la imposición
del Protectorado…con el control de las fuerzas armadas…de la hacienda
pública por funcionarios norteamericanos”. 172

Como queda evidenciado, Henríquez y Carvajal en la misma entrevista mos-


tró su rechazo y objetó los términos del plan propuesto por Hughes y Welles. Para

170 Fabio Fiallo.. Op. cit., pp. 44-46.


171 Ibid., p, 44.
172 Ibid., p. 45.

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los nacionalistas poco había cambiado del Plan Wilson, solo en temas menores.
En una tercera reunión de Hughes con los comisionados nacionalistas Henríquez
y Carvajal y Tulio M. Cestero, Fiallo describió que se les recibió con frialdad y
aún con hostilidad. Hughes se limitó a decirle que en lo adelante siguieran las
conversaciones y expresaran sus sugerencias verbales al jefe de la División Latinoa-
mericana, Sumner Welles. La situación se aproximaba a otro estancamiento y a
poco o ningún margen de negociación. En el proceso de las reuniones con Welles,
Henríquez y Carvajal le presentó el 9 de mayo de 1921 el documento titulado
Memento, que contenía la propuesta de desocupación del país y varias condicio-
nes y explicaciones del grupo negociador.

El Plan Harding

Después de otras reuniones e intercambios de notas, el Departamento de


Estado decidió redactar un nuevo acuerdo diferente al de Wilson. El diplomático
Sumner Welles quedó encargado por el secretario Hughes de redactar la propuesta
formal del Gobierno, con el mandato de remitirlo al nuevo gobernador militar
Samuel S. Robison, para que lo diera a conocer en Santo Domingo. Welles le pre-
sentó el nuevo plan redactado a Henríquez y Carvajal y Cestero el 2 de junio, pero
ya como un hecho consumado y le informó que la Proclama sería publicada en
Santo Domingo. A las dos semanas el 14 de junio se publicó en la prensa nacional,
el llamado Plan Harding, con la finalidad que fuera analizado y debatido por los
líderes políticos y la opinión pública dominicana.
A continuación presentamos el texto íntegro del programa de desocupación
gradual del presidente Harding y sus exigentes condiciones, tal como fue comu-
nicado al país;

Proclama del Plan Harding 173

Por Cuanto, la Proclama del gobernador militar de Santo Domingo, de fecha


23 de diciembre de 1920, dio a conocer al pueblo dominicano el deseo del Go-
bierno de los Estados Unidos de dar principio a sencillos preparativos precursores
de su rápida retirada de las responsabilidades con relación a los asuntos domini-
canos asumiera: y
Por cuanto, antes de ponerse en práctica la retirada de los Estados Unidos, es
menester que exista en la República dominicana un Gobierno debidamente cons-
tituido para que se reanuden en una forma ordenada las funciones de Gobierno.

173 Ibid., pp. 96-102.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Por Tanto, yo, Samuel S. Robinson, contralmirante de la Armada de los Esta-


dos Unidos, gobernador militar de Santo Domingo, en uso de las facultades que
me concede el Gobierno de los Estados Unidos y en cumplimiento de las instruc-
ciones de dicho Gobierno, hago saber a todos a quienes pueda interesar que el
Gobierno de los Estados Unidos se propone retirar sus fuerzas militares de la Re-
pública Dominicana con arreglo a lo expuesto en esta Proclama. Antes de efectuar
su retirada, el Gobierno de los Estados Unidos desea tener la seguridad de que la
independencia y la indivisibilidad del territorio de la República Dominicana serán
debidamente protegidas, que se conservará el orden público y que tendrán garan-
tía la vida y bienes de las personas: y desea, además, entregar la administración de
la República Dominicana a un Gobierno dominicano responsable, debidamente
constituido conforme a la Constitución y leyes vigentes. Por eso solicita del pue-
blo dominicano su cooperación provechosa, con la esperanza de que, si esta se
prestare a los términos de esta Proclama, se llevara a cabo la retirada de las fuerzas
americanas en el plazo de ocho días.
El Poder Ejecutivo del cual queda investido el presidente de la República de
acuerdo con la Constitución Dominicana se ejercerá por el gobernador militar
de Santo Domingo hasta que el presidente de la República, debidamente electo y
proclamado, tome posesión, y hasta que sea firmada por el Congreso dominicano
la Convención de Desocupación.
Dentro de un mes a partir de la fecha de esta Proclama, el gobernador militar
convocará a las Asambleas Primarias para que se reúnan a los treinta días de la
fecha del Decreto de Convocatoria conforme a los artículos 82 y 83 de la Cons-
titución.
Las asambleas procederán a nombrar los electores con arreglo al Artículo
ochenticuatro de la Constitución. A fin de que estas elecciones se celebren sin
desordenes y para que se expresen libremente los deseos del pueblo dominicano,
dichas elecciones se llevarán a cabo bajo la vigilancia de las autoridades que desig-
ne el gobernador militar.
El Colegio Electoral nombrado en esta forma por las Asambleas Primarias
procederá de acuerdo con el Artículo ochenticinco de la Constitución, a elegir
los senadores y diputados y los suplentes de estos últimos, y a formar la lista de
los jueces de la Suprema Corte de Justicia, de las Cortes de Apelación, y Tribu-
nales y Juzgados de Primera Instancia, conforme al Artículo ochenticinco de la
Constitución. Entonces, de acuerdo con el Artículo ochentitres de la misma, el
gobernador militar, en ejercicio de las funciones del Poder Ejecutivo, nombrará a
determinados ciudadanos dominicanos como representantes de la República para
negociar la Convención de Desocupación. Para que sea garantizado el disfrute de

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EDUARDO J. TEJER A

derechos individuales, y para que se conserve la paz y prosperidad de la República,


la Convención de Desocupación contendrá las siguientes disposiciones:
1. La ratificación de todos los actos del Gobierno Militar;
2. La validación del empréstito final de DOS MILLONES QUINIENTOS
MIL DOLARES (US$2.500.000), que es la cantidad mínima con que pueden
terminarse las obras publicas que en la actualidad se practican, que pueden llevarse
a cabo dentro del plazo que requiere la retirada de la Ocupación Militar, y que se
consideran necesarias al éxito del nuevo Gobierno de la República y al bienestar
de pueblo dominicano;
3. La facultad para el Receptor General de Aduanas, nombrado de acuerdo
con la Convención de 1907, de tener además de sus deberes, el de intervenir en
cuanto concierna al Empréstito;
4. La facultad para el Receptor General de Aduanas de tener, además de las
facultades inherentes a su cargo como tal, el cobro y desembolso de las porciones
de las Rentas Internas de la República que sean necesarias, siempre que las rentas
aduaneras resulten insuficientes para el servicio de la deuda extranjera de la Re-
pública;
5. La obligación que tiene el Gobierno dominicano de mantener una Guar-
dia Nacional eficiente, rural y urbana, compuesta de dominicanos nativos, para
conservar la paz, ofrecer protección adecuada a la vida y bienes de las personas,
y asegurar el desempeño de todas las obligaciones de la República Dominicana.
Con este fin se acordará también en dicha Convención que el presidente de la
República Dominicana solicite en seguida del presidente de los Estados Unidos el
envío a la República Dominicana de una Misión Militar encargada de procurar la
organización eficiente de la expresada Guardia Nacional, la cual estará al mando
de los oficiales dominicanos que sean competentes para desempeñar este servicio
y, por el tiempo que sea necesario para efectuar dicha organización eficiente ten-
drá oficiales, americanos nombrados por el presidente de la República Dominica-
na previa la designación de los mismos por el presidente de los Estados Unidos.
Serán por cuenta de la República Dominicana los gastos de dicha Misión, y esta
quedará investida por el Poder Ejecutivo de atribuciones convenientes y adecua-
das para el cumplimiento de los fines ya indicados.
El gobernador militar procederá entonces a convocar al Congreso dominica-
no a una asamblea extraordinaria para confirmar la Convención de Desocupación
ya expresada. Luego reunirá el gobernador militar al Colegio Electoral con el fin
de elegir un presidente de la República Dominicana de acuerdo con el artículo
ochenticinco de la Constitución, y al mismo tiempo, los funcionarios que no sean
senadores y diputados elegidos durante la primera convocatoria del Colegio Elec-
toral, tomarán posesión de sus cargos. El presidente electo de la República Domi-

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

nicana entrará a desempeñar sus funciones, de acuerdo con el Artículo cincuentiu-


no de la Constitución, tan pronto sea ratificada la Convención de Desocupación.
Dado que por medio de la cooperación del pueblo dominicano reine la paz y el
buen orden, el gobernador militar transferirá toda su autoridad al presidente de
la República, debidamente elegido, cesará el Gobierno Militar, y en el acto serán
retiradas las fuerzas americanas.
Como no hace falta ya la ayuda de la Comisión Consultiva que fue nombrada
conforme a la Proclama de Diciembre 23 de 1920 queda por la presente disuelta,
no sin que el Gobierno de los Estados Unidos exprese a los patriotas ciudadanos
de la República Dominicana que integraban dicha Comisión su agradecimiento y
aprecio por los servicios que a costo de sacrificios personales prestaron.

S. S. Robinson
Contralmirante Armada de los EE. UU.
Gobierno Militar, de S. D.

Santo Domingo, Junio 14 de 1921

El ex presidente Henríquez y Carvajal, Cestero, Fiallo y los nacionalistas cre-


yeron que el plan sería más flexible y menos condicionante, pero resultó ser en
algunos aspectos igual de rígido e intervencionista que el anterior. Las condiciones
exigían el reconocimiento y ratificación jurídica de todos los actos administrati-
vos, financieros y las Órdenes Ejecutivas de los Gobiernos Militares, convalidar
un nuevo préstamo de US$ 2.5 millones que se había tomado, extender el plazo
de la Receptoría de Aduanas y que incluyera la recaudación de las rentas internas,
mantener una Guardia Nacional dirigida por oficiales norteamericanos y la con-
vocatoria del Congreso Nacional y preparación de las elecciones por el Gobierno
Militar, seguidas de un retiro de tropas en ocho meses.174 Los norteamericanos
quedaron sorprendidos de la generalizada reacción contraria de la nación.
Francisco Henríquez y Carvajal en nombre de la Comisión Nacionalista en-
tregó el 14 de julio al Departamento de Estado en Washington, una importante
a nota de rechazo con sus ponderaciones y argumentos negociadores. Las razones
principales del rechazo fueron:

“El pensamiento concreto del pueblo dominicano es que la eva-


cuación del territorio de su República por las tropas americanas no
requiere ningún tratado, y que él no está dispuesto a prestar su con-

174 Luis F. Mejía. Op. cit., p. 272. También véase Sumner Welles. Op. cit., pp. 310-313.

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sentimiento a ninguna convención que limite o restrinja ni en la más


mínima parte su derecho al ejercicio pleno de su soberanía, ni a aceptar
más obligaciones que las ya consentidas en tratados libremente pacta-
dos…El que subscribe ha declarado ya, y vuelve a declarar hoy, que la
cláusula que obligara a la República a entregar el mando de su fuerza
pública a oficiales extranjeros nunca será aceptada por el pueblo domi-
nicano. No obstante tal decisión nada obstaculiza a que por su propia
iniciativa el Gobierno dominicano solicite y use los servicios de una
Misión militar americana en las mismas condiciones habituales en que
esto se ha hecho y se hace en las demás Repúblicas de la América La-
tina…El pensamiento fundamental de la proclama del 14 de junio,
como lo era en la del 23 de diciembre del pasado año, es la evacua-
ción del territorio de la República Dominicana y la restauración del
Gobierno nacional de ese país. Acomodándonos a este temperamento,
creo firmemente que podremos llegar pronto a una cabal solución del
problema actual de la República Dominicana.” 175

Los argumentos y análisis de Henríquez y Carvajal eran contundentes y te-


nían la misma línea de razonamientos jurídicos y políticos que los nacionalis-
tas habían desplegado por años. Su rechazo fue inevitable. El plan todavía tenía
exigencias duras e inaceptables, pero muchos creían que era una buena base de
negociación y pensaban que había que aprovechar el nuevo rumbo declarado por
el presidente Harding.176
Ante el total rechazo de la Comisión Nacionalista al plan presentado y la ne-
gativa del Departamento de Estado de negociar con el Dr. Henríquez y Carvajal
y sus aliados, las negociaciones cayeron en un impasse temporal. Ante el rechazo
nacional del Plan Harding, el gobernador militar Robison recibió instrucciones
de anunciar mediante Proclama del 6 de marzo de 1922, que la propuesta de plan
queda anulada y sin efecto, y que el Gobierno Militar continuaría en sus facul-
tades ejecutivas hasta que se terminaran las obras del Gobierno y se aceptasen las
condiciones presentadas por el Gobierno de Estados Unidos. Frente a este nuevo
estancamiento, el propio Henríquez y Carvajal, creyó que su misión estaba cum-
plida, al expresar en una carta: “Puesto que no he de ceder, mi papel frente al
Departamento de Estado ha terminado. Los americanos necesitan que surja
otro hombre para solucionar el problema nacional”.177

175
176 Luis F. Mejía. Op. cit., p. 275.
177 Américo Lugo. Antología. Op. cit., vol. III, pp. 250-251. Las negritas son del autor.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Plan Hughes-Peynado, Elecciones y Desocupación

En marzo de 1922 surgió una acción imprevista que resucitó las negocia-
ciones en Washington, pero por medio de un nuevo interlocutor. El respetado y
veterano abogado Francisco J. Peynado viajó solo a Washington con la misión de
dialogar con funcionarios del Departamento de Estado. Según la historia, fue una
iniciativa personal del Lic. Peynado, pues no se han encontrado evidencias que
viajara a la Capital norteamericana producto de una decisión colectiva o con un
mandato de los partidos políticos o de acuerdo con Henríquez y Carvajal que se
encontraba en Santiago de Cuba. El Lic. Peynado resultó ser un gran negociador
y diplomático, quien dominaba el idioma inglés y conocía la mentalidad de los
funcionarios, pues era abogado de varios ingenios e intereses norteamericanos en
el país y tenía una exquisita educación. Peynado resultó ser el nuevo hombre ne-
cesario para continuar las negociaciones, aquella persona más que había sugerido
el propio Henríquez y Carvajal.
Con un manejo diplomático sutil, Peynado brindó confianza en sus posturas
y sus ideas tuvieron muy buena aceptación ante el secretario Hughes, Welles y
Dana Munro del Departamento de Estado y Edwin Denby, del Departamento de
Marina y los senadores McCormick y Pomerence del Comité del Senado. En dos
meses realizó una intensa actividad de reuniones y cabildeos, asesorado y acompa-
ñado por el siempre presente Horace Knowles. Ambos desplegaron una campaña
admirable de conversaciones, envío de cartas e informes a altos funcionarios del
Gobierno, del Congreso y a los influyentes miembros de la prensa. Su labor por
unos meses fue secreta, pues deseaba avanzar sin conflictos y polémicas públicas.
Quiso hacerlo diferente.
El procedimiento de negociación utilizado entre el Lic. Peynado y la Secre-
taría de Estado norteamericana fue francamente original e interesante. Peynado
no representaba a un Estado o a un colectivo nacional o partido político, aunque
sus actuaciones sí estuvieron discretamente dirigidas y en coordinación con los
líderes de los partidos políticos. La novedad de Peynado fue la de respetar la pre-
eminencia de Francisco Henríquez y Carvajal, a quien mantenía al tanto. En sus
memorandos a Sumner Welles, Peynado siempre insistió en la necesidad de contar
con el apoyo de los líderes y partidos políticos de país. Esa fue su novedad.
El Lic. Peynado sometió a Welles dos memorandos en inglés sin firmar,
titulados Cuestionario, uno con cinco preguntas de fecha 28 de marzo de 1922
y otro títulado Preguntas Hipotéticas del 10 de abril de 1922, con más de
quince tópicos e interrogantes en tres páginas, que fue la manera de evaluar y

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conocer la posición norteamericana en temas claves y de presentar sus ideas.178


Las preguntas tenían que ver con la creación de un Gobierno Provisional, las
nuevas elecciones, las reformas legislativas necesarias, la aceptación de las leyes
y préstamos aprobados por los Gobiernos Militares, la terminación de la Carre-
tera a Montecristi, el sistema y fecha de retiro de las tropas, la aprobación de un
nuevo préstamo para terminar las obras pendientes, la creación de la Guardia
dominicana, así como numerosos tópicos muy concretos de las negociaciones.
Estos documentos, son unas piezas claves de estudio sobre la sagacidad negocia-
dora de estos dos hombres en un momento singular. Fue admirable este sistema
de negociación.
El Lic. Peynado lentamente logró cambiar diversos aspectos del Plan Har-
ding y proponer alternativas aceptables, la principal, la propuesta de un Gobierno
provisional dominicano, que llevara a cabo las elecciones de un Gobierno Cons-
titucional, y del retiro rápido de las tropas norteamericanas. En el fondo, curio-
samente, las ideas centrales estaban contenidas en los distintos memorandos y las
posiciones que había planteado Francisco Henríquez y Carvajal desde el 1916.
Después de varias reuniones entre Francisco J. Peynado y el secretario de Estado
Charles E. Hughes y Sumner Welles, llegaron a los siguientes acuerdos prelimina-
res: La terminación del Gobierno Militar y del consejero financiero con facultades
de ministro de Hacienda: la eliminación del requisito de extender el mandato
de la Convención del 1907 para incluir las recaudaciones y manejo de las rentas
internas: se aceptó la propuesta de Peynado de establecer un Gobierno Provisional
electo por los partidos políticos que se encargaría de realizar las reformas nece-
sarias y celebrar las elecciones generales, en cuyo momento cesaría el Gobierno
Militar. 179
El 30 de junio de 1922 se firmó en Washington el Memorando de Com-
prensión Mutua, que después fue publicado en el país bajo el nombre de: Plan
de Evacuación. Firmaron el Memorando el secretario Hughes, Welles, Peynado
y los líderes políticos Vásquez, Velázquez, Brache y el Arzobispo Nouel. Fue un
hecho singular, pues buscaron de manera calculada y deliberada que el acuerdo
tuviera una amplia aceptación y base política de los principales partidos. Esta fue
la sugerencia del Lic. Peynado, que tuvo un amplio apoyo político. En este plan
se mantenían los criterios y varias propuestas que ya se habían negociado ante-
riormente, pero con las variantes mencionadas que introdujo el Lic. Peynado. He
aquí el documento entero.

178 Estos documentos se encuentran en la Colección Cestero, depositados en al Biblioteca Pedro Mir,
de la UASD. Copiada por el autor.
179 Bruce J. Calder. Op. cit., pp. 330-332.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Acuerdo de Evacuación Provisional


Convenio Hughes-Peynado
30 de junio de 1922 180

1. Anuncio por el Gobierno militar de que se instalará un Gobierno provisio-


nal con el objeto de promulgar la legislación que regule la celebración de eleccio-
nes y prevea la reorganización de los Gobiernos provincial y municipal, a fin de
capacitar al pueblo dominicano para hacer las enmiendas a la Constitución que
crea convenientes y a celebrar elecciones sin la intervención del Gobierno militar.
Al mismo tiempo, el Gobierno militar anunciará que el Gobierno provisional asu-
mirá, desde que se instale, los poderes gubernativos para llevar a cabo libremente
los antedichos propósitos, y, consiguientemente, ese Gobierno provisional será
desde entonces el único responsable de sus propios actos.
2. Selección de un presidente provisional y de su Gabinete por mayoría de vo-
tos de una comisión compuesta por los señores general Horacio Vásquez, D. Fede-
rico Velásquez y Hernández, Licdo. Elías Brache (hijo) y Licdo. Francisco J. Pey-
nado, y por monseñor Dr. Adolfo A. Nouel, a quien otros cuatro representativos
han escogido. La comisión, al hacer el nombramiento del Gobierno provisional,
determinará las condiciones a que estará sometido el ejercicio de este Gobierno, y
la misma comisión, por mayoría de votos, llenará las vacantes que en ese Gobierno
puedan ocurrir por causa de muerte, renuncia o incapacidad de cualquiera de sus
miembros. Al instalarse el Gobierno provisional, los departamentos ejecutivos de
la República Dominicana serán entregados a los miembros del Gabinete así desig-
nado. El personal de estos departamentos no se cambiará durante el ejercicio del
Gobierno provisional sino por causa debidamente justificada; los jueces y demás
funcionarios del Poder judicial no podrán ser removidos sino en el mismo caso.
Los oficiales que están encargados de los departamentos ejecutivos del Gobierno
militar prestarán su cooperación a los respectivos secretarios de Estado del Gobier-
no provisional cuando fueren requeridos para ello.
No se efectuarán pagos por la secretaría de Hacienda que no estén de acuerdo
con la ley de Presupuesto en vigor, ni se harán en forma distinta de la acostumbra-
da. Cualquier necesaria erogación no prevista en ese presupuesto será votada por
el Gobierno provisional de acuerdo con el gobernador militar. Tan pronto como
se instale el Gobierno provisional, el Gobierno militar entregará a ese Gobierno el
Palacio Nacional, y al mismo tiempo las fuerzas militares de los Estados Unidos
en la República Dominicana se concentrarán en uno, dos o tres puntos, confor-

180 Max Henríquez Ureña, Los yanquis. Op. cit., pp. 290-295

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me lo determine el gobernador militar. Desde esa fecha, la paz y el orden serán


mantenidos por la Policía Nacional Dominicana, bajo las órdenes del Gobierno
provisional, excepto en el caso en que ocurran serios desordenes, que, en opinión
del Gobierno provisional y del gobernador militar, no puedan ser dominados por
las fuerzas de la Policía Nacional Dominicana.
3. El presidente provisional promulgará la referida legislación relativa a la
celebración de elecciones y a la reorganización del Gobierno de las provincias y
comunes.
4. El presidente provisional convocará las Asambleas primarias de acuerdo
con las provisiones de la nueva Ley Electoral, para la designación de los funciona-
rios electivos que prevean las leyes de organización provincial y comunal, y para
elegir los electores, según lo prescribe el artículo 84 de la actual Constitución.
5. El colegio electoral así elegido por las Asambleas primarias procederá a
elegir los miembros del Senado y de la Cámara de Diputados y preparará las listas
para los miembros del Cuerpo judicial, las cuales someterá al Senado Nacional.
6. El Congreso votará las reformas necesarias a la Constitución, y se con-
vocará para la elección de la Asamblea Constituyente, a la cual se someterán las
reformas propuestas.
7. El presidente provisional designará plenipotenciarios para negociar un tra-
tado de ratificación, concebido en estos términos:
I. El Gobierno dominicano reconoce la validez de las órdenes y resoluciones
ejecutivas promulgadas por el Gobierno militar, y publicadas en la Gaceta Oficial,
que hayan establecido rentas, autorizado erogaciones o creado derechos a favor de
terceros; de los reglamentos administrativos que se hubieren dictado y publicado y
de los contratos que se hubieren celebrado en ejecución de tales órdenes o de algu-
na ley de la República. Esas órdenes ejecutivas, esas resoluciones, esos reglamentos
y esos contratos son los que siguen a continuación. (Aquí se inserta la relación
detallada de las disposiciones que de esa suerte quedaban convalidadas.)
El Gobierno dominicano conviene en que esas órdenes, esas resoluciones,
esos reglamentos y esos contratos permanecerán en pleno vigor hasta que sean
abrogados por los organismos que, de acuerdo con la Constitución dominicana,
puedan legislar. Pero esta validación, en cuanto a aquellas de las anteriores órdenes
ejecutivas, resoluciones, reglamentos administrativos del Gobierno militar, solo se
refiere a los efectos que ellas produjeron mientras estuvieron en vigor.
El Gobierno dominicano, además, conviene en que ninguna subsecuente
abrogación de esas órdenes ejecutivas, resoluciones, reglamentos administrativos
o contratos, ni ninguna otra ley, orden ejecutiva y otro acto oficial del Gobierno
dominicano, afectará la validez y seguridad de los derechos adquiridos en virtud
de esas órdenes, esas resoluciones, esos reglamentos y esos contratos del Gobier-

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

no militar; pero las controversias que puedan surgir con relación a esos derechos
adquiridos serán soberanamente juzgadas por los Tribunales dominicanos; admi-
tiéndose, sin embargo, de acuerdo con las reglas y principios generalmente acep-
tados de derecho internacional, el derecho de intervención diplomática, cuando
dichos Tribunales incurrieren en injusticia notoria o denegación de justicia; casos
éstos que, si afectaren únicamente los intereses de los Estados Unidos y de la
República Dominicana, serán, si hubiere desacuerdo entre los dos Gobiernos,
dirimidos arbitralmente.
En ejecución de este compromiso, en cada caso, los contratantes, después de
reconocida la necesidad del arbitraje, concertarán un acuerdo especial definiendo
claramente la extensión de la controversia, la extensión de los poderes de los árbi-
tros y de los períodos que habrán de fijarse para la formación del tribunal arbitral
y del desarrollo del procedimiento. Queda entendido que, por lo que respecta a
los Estados Unidos, el referido acuerdo especial será concertado por el presidente
de los Estados Unidos, con y mediante el consejo y consentimiento del Senado de
los Estados Unidos, y, por lo que toca a la República Dominicana, dicho acuerdo
será concertado de conformidad con la Constitución y las leyes dominicanas.
II. El Gobierno dominicano, de acuerdo con las provisiones del artículo I,
reconoce específicamente la emisión de bonos de 1918 y el empréstito al 5 ½
por 100 por veinte años, con fondo de amortización, garantizado con las rentas
aduaneras, autorizado en 1922, como legales, inevadibles y como obligaciones
irrevocables de la República, y empeña su entera fe y crédito al mantenimiento
del servicio de esos bonos.
Con referencia a la estipulación contenida en el artículo 10 de la orden ejecu-
tiva número 735, en virtud de la cual el empréstito de 5 ½ por 100 autorizado en
1922 fue efectuado, la cual declara: “Que la actual tarifa aduanera no será alterada
mientras dure el actual empréstito, a no ser mediante un acuerdo previo entre el
Gobierno dominicano y el de los Estados Unidos”, ambos Gobiernos convienen
en establecer ese convenio previo en el sentido de que, según el artículo 3º de la
Convención del 8 de febrero de 1907 entre los Estados Unidos de América y la
República Dominicana, será preciso para modificar los derechos de importación
de la República, por ser condición indispensable para que esos derechos puedan
ser modificados que el ejecutivo dominicano compruebe y el presidente de los
Estados Unidos reconozca, tomando por base las importaciones y exportaciones
de los dos años precedentes al en que se quiera hacer la alteración en los referidos
derechos, y calculados el monto y la clase de los efectos importados o exportados
en cada uno de esos dos años, al tipo de los derechos de importación que se pre-
tenda establecer, que el neto total de esos derechos de aduana en cada uno de los
dos años excede de la cantidad de dos millones de pesos en oro americano.

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III. El Gobierno dominicano y el Gobierno de los Estados Unidos convienen


en que la Convención firmada en 8 de febrero de 1907 entre los Estados Unidos
y la República Dominicana permanecerá en vigor por todo el tiempo en que cual-
quiera de los bonos emitidos en 1918 y 1922 permanezca sin pagarse, y en que los
deberes del receptor general de las rentas aduaneras dominicanas, nombrado de
acuerdo con esa Convención, serán extendidos para incluir la aplicación de dichas
rentas afectadas al servicio de esos bonos emitidos bajo los términos de las órdenes
ejecutivas y de los contratos en virtud de los cuales fueron emitidos.
IV. Este convenio tendrá efecto después de su aprobación por el Senado de los
Estados Unidos y el Congreso de la República Dominicana. Esta Convención será
sometida al Congreso dominicano para su aprobación. El Congreso, además, vo-
tará una ley que reconozca, independientemente de la Convención de ratificación,
la validez de las órdenes, de las resoluciones, de los reglamentos administrativos y
de los contratos a que se refiere dicha Convención.
8. Los miembros del Poder judicial serán elegidos de acuerdo con la Consti-
tución.
9. Inmediatamente después de haberse hecho todo lo especificado en los artí-
culos anteriores, y de que el Congreso dominicano haya aprobado la Convención
y tocado la ley mencionada en el artículo 7º. , se procederá a la elección de los
miembros del Poder ejecutivo conforme lo determine la Constitución. Tan pronto
como el presidente tome posesión de su cargo, firmará la ley de ratificación y la
mencionada Convención, y entonces las fuerzas militares de los Estados Unidos
abandonarán el territorio de la República Dominicana.
Firmado: William W. Russell, Sumner Welles, Horacio Vásquez, Federico
Velázquez H., Elías Brache (hijo), Francisco J. Peynado y el arzobispo Adolfo A.
Nouel.
Después de la firma regresaron en julio todos a Santo Domingo para dar a co-
nocer el Plan una vez se publicara en la prensa y buscar el apoyo de la ciudadanía
y toda la clase política y poner en ejecución las reformas y las iniciativas acordadas.
Para hacer más viable todo el complejo proceso de transición, el presidente Har-
ding designó como su Comisionado Especial, el astuto diplomático Sumner We-
lles, quien fue instruído a crear en el país una Comisión de representantes, com-
puesta de los líderes Vásquez, Velázquez, Brache, Peynado y el Arzobispo Nouel,
con la misión de preparar los cambios y leyes electorales necesarios, y difundir
y buscar apoyo al programa entre todo el país y para consensuar la selección del
presidente del Gobierno Provisional.
En un editorial del periódico Patria, el Dr. Américo Lugo reiteró su rechazo,
al señalar que era: “Evidente la falta de claridad del concepto jurídico sobre el caso

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

dominicano” 181 Igual, en una vibrante conferencia el 23 de septiembre en Puerto


Plata, el Dr. Lugo volvió a atacar y rechazó con su tesis jurídica el Convenio, al
Gobierno Provisional y las elecciones nacionales que se celebrarían. De hecho,
Lugo y seguidores crearon la Junta de Abstención Electoral y además, instó a la
Asociación de Jóvenes, a que hicieran una agresiva campaña de boicot a las elec-
ciones. Rechazaban la celebración de elecciones mientras en el país hubiera tropas
extranjeras.
La posición de Francisco Henríquez y Carvajal, parecía más flexible y ambi-
valente. Él había sido desde finales de 1916-1917 y en 1920-1921 pragmático y
realista y se recuerda que en sus Memorandos entregados en Washington y Misio-
nes Diplomáticas latinoamericanas propugnaba por una gradual desocupación,
aceptaba las leyes, préstamos, Órdenes Ejecutivas de los Gobiernos Militares y la
reforma Constitucional y la ley electoral. Pero ahora tomó la posición de rechazo.
Sucedió que los nacionalistas patriotas de larga lucha se dividieron; el ala radical
liderada por el ilustre Dr. Américo Lugo y un grupo rechazaron el Plan y sus bases
jurídicas. No obstante otros prominentes nacionalistas si lo aceptaron, como Tulio
M. Cestero y Luis F. Mejía, y apoyaron el Convenio y las elecciones del 1924 y se
integraron al proceso político que se avecinaba.

181 Américo Lugo. Op. cit., p. 249.

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CAPÍTULO VI
LA TERCERA REPÚBLICA
Gobierno de Horacio Vásquez
1924-1930
Evolución Política

E
n el último año de la ocupación norteamericana, fue seleccionado de
común acuerdo entre la clase política y los principales líderes, un Go-
bierno Provisional presidido por Juan B. Vicini Burgos en el 1923, con
la finalidad de organizar las elecciones para elegir al presidente Consti-
tucional de la República. Inmediatamente, las agrupaciones políticas se activaron
y comenzaron a realizar una agitada campaña electoral en todo el país. El Partido
Nacional del general Horacio Vásquez se reorganizó y puso a funcionar su vieja
maquinaria política, la cual tenía ramificaciones en todo el país. El Partido Pro-
gresista dirigido por Federico Velázquez, igual comenzó su labor de proselitismo y
creación de su estructura electoral. Elías Brache y los jimenistas crearon el Partido
Liberal siendo su real líder Desiderio Arias. Pronto surgieron alianzas y coaliciones
políticas. Por un lado, se creó la gran Alianza Nacional Progresista de la unión
de las fuerzas horacistas y velazquistas. Esta Alianza presentó la candidatura de
Horacio Vásquez para presidente y Federico Velázquez como vice presidente. La
otra alianza de jimenistas, felipistas y otras fuerzas, fue la Coalición Patriótica de
Ciudadanos, que presentó la candidatura de Francisco J. Peynado. 182
Las elecciones del presidente, vicepresidente y miembros del Congreso fueron
realizadas el 15 de marzo de 1924 y salió electo presidente constitucional don
Horacio Vásquez y Federico Velázquez como vicepresidente, y la Alianza Nacio-
nal-Progresista obtuvo una mayoría absoluta, tanto en la Cámara de Diputados
como en el Senado. Fue una victoria democrática contundente, después de ocho
años de Ocupación Militar extranjera. Las elecciones transcurrieron sin incidentes
y fueron pacíficas. El país estaba en un estado de gran efervescencia y algarabía
política. Los dominicanos ya se sentían seguros que faltaba poco tiempo para ter-

182 Eduardo J. Tejera. Gobierno de Horacio Vásquez 1924-1930. Santo Domingo, Editora Luz de Luna,
2014.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

minar con la ocupación militar y anhelaban el regreso a la soberanía y a tener su


gobierno propio. 183 A los pocos meses llegó el tan anhelado 12 de julio de 1924,
día de toma de posesión del nuevo presidente Vásquez y su vicepresidente.
Vásquez de inmediato nombró un Gabinete de coalición nacional, con lo mejor
de cada partido y algunos independientes. El Lic. Ángel Morales, secretario de Inte-
rior, Policía, Guerra y Marina, el Dr. Ángel María Soler, Relaciones Exteriores, Pedro
A. Lluberes, Justicia e Instrucción Pública, el Dr. José Dolores Alfonseca, Hacienda y
Comercio, Andrés Pastoriza en Fomento y Comunicaciones, Pedro A. Ricart, Sanidad
y Beneficencia, Rafael Espaillat en Agricultura e Inmigración.184 José del Carmen Ariza
fue nombrado jefe de la Misión en Washington. Se escogió a Gustavo A. Díaz presi-
dente del Senado y Ernesto Bonetti Burgos presidente de la Cámara de Diputados. El
Gobierno tenía una cómoda mayoría en ambas Cámaras. El pueblo celebraba la nueva
etapa histórica y apoyaba en su gran mayoría al nuevo Gobierno.

Reactivación de la Diplomacia

Después de las elecciones, una de las primeras tareas del presidente electo
Vásquez fue reactivar las relaciones bilaterales con los Estados Unidos, después
de los años difíciles de la Ocupación Militar para buscar nuevas vías de coope-
ración y entendimiento con ese país y el mundo. El país había estado esos ocho
años sin una activa política exterior, ya que las reales funciones diplomáticas las
llevaban a cabo el gobernador militar, el encargado de Relaciones Exteriores, y
los Departamentos de Estado y el de Guerra directamente en Washington. Pero
ahora se iniciaba una nueva época que demandaba una política exterior adecuada
a los nuevos tiempos y una renovación de la cancillería dominicana. Desde que
fue electo presidente, Vásquez comenzó a organizar su Gobierno y coordinar la
política con todas las provincias y municipios del país. La transición sirvió para
preparar a la nueva administración de cara a los problemas y necesidades internas
e internacionales.
Para mejorar las relaciones con los Estados Unidos y sentar nuevas bases de
cooperación, el presidente electo Vásquez fue invitado a viajar a Washington con
sus principales colaboradores el 19 de mayo de 1924. Sumner Welles fue el inspi-
rador y organizador de este viaje y las citas y sirvió de asesor de Vásquez y su comi-
tiva, compuesta por José del Carmen Ariza, designado ministro en Washington,
Alfredo Ricart Olives, y Federico C. Álvarez. La Comisión dominicana estuvo
cuatro días en esa Capital. En Washington Vásquez se reunió con el presidente

183 Sumner Welles. Op. cit., pp. 343-346.


184 Ibid., p. 316.

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Calvin Coolidge, quien lo recibió en visita privada y tuvieron una fructífera con-
versación y después le brindó un almuerzo informal en la Casa Blanca. También
se reunió con el secretario de Estado Charles E. Hughes y otros altos funcionarios,
con la presencia de Sumner Welles, que ya estaba fuera del Servicio Exterior y
quien sirvió de enlace y facilitador. Vásquez deseaba explicar su plan de Gobierno
e intercambiar tópicos de mutuo interés de las relaciones bilaterales.
El presidente electo conversó sobre sus ideas de reformar áreas de la Convención
de 1907, explicó la falta de fondos en la Tesorería Nacional y el deseo de flexibilizar
algunos aspectos operativos de la Receptoría General de Aduanas, en aras de recibir
más dinero para el Presupuesto Nacional. En su reconocida obra, Sumner Welles,
escribió sobre el viaje, “Se llegó a un acuerdo en principio para la deseada modifica-
ción de la Convención del 1907 y el nuevo ministro en Washington quedó encar-
gado de concluir las negociaciones para una nueva Convención”.185 Fruto de estas
deliberaciones, a los pocos meses de tomar posesión el presidente Vásquez comenzó
a negociar la modificación del citado Convenio del 1907.
Los funcionarios del Departamento de Estado aprovecharon para exponerle
sus deseos de mantener la protección de los intereses e inversiones norteamerica-
nas en el país. Vásquez les aseguró la estabilidad de dichas inversiones, y expresó
su interés de que ambas naciones mejoraran sus relaciones políticas y cooperación,
para disminuir la desconfianza de la población dominicana sobre las intenciones
de Estados Unidos. También se reunió con algunos miembros de la Cámara de
Representantes, como el representante Edward H. Wason, quien mediante carta
del 25 de junio de 1924 dirigida a Sumner Welles, relata los pormenores de su
entrevista con Vásquez, Ariza, Álvarez y Ricart Olives.186 El representante Wason
cabildeó a favor de la compañía Liberty Trust Company y Santo Domingo Water,
Light and Power Company, en el sentido que el nuevo Gobierno comprara la
empresas de luz y electricidad de Puerto Plata, para acabar con una vieja litis pen-
diente. Vásquez y su comitiva tomaron nota de esta petición. En general, la visita
a Washington fue un éxito para las nuevas relaciones con los Estados Unidos.

Convención Domínico Americana del 1924

La primera batalla política del Gobierno de Horacio Vásquez, del ministro de


Relaciones Exteriores, Ángel María Soler y de José del Carmen Ariza, su ministro
en Washington, fue la campaña para lograr la ratificación en el Congreso Nacional

185 Ibid., p. 345.


186 Carta digitalizada bajo el No. R132-039. Colección Bernardo Vega. Santo Domingo, Archivo Gener-
al de la Nación.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

de la modificación de la Convención del 1907. Esta fue una labor de cabildeo


político y activas negociaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Después de
múltiples negociaciones, la nueva Convención Domínico Americana fue firmada
ad referendum el 27 de diciembre de 1924 en Washington, por el ministro de la
Legación, Lic. Carmen Ariza y por el secretario de Estado Charles Evans Hughes.
Después tenía que ser ratificada por los Congresos de ambos países. Vásquez y sus
ministros de confianza buscaron cambiar ciertos aspectos de la Convención para
tener mayor flexibilidad en el manejo de los recursos y también para obtener la
autorización del Gobierno norteamericano para negociar una reestructuración de
la deuda externa, mediante un nuevo préstamo de US$ 25.0 millones.
Sumner Welles, fuera del Servicio Diplomático, actuó de manera preponde-
rante tras bambalinas influyendo en sus ex colegas del Departamento de Estado y
con el propio secretario de Estado Hughes para que flexibilizaran sus posiciones
y aceptaran las propuestas de Vásquez y su Cancillería. Welles tuvo una positiva
participación en avanzar los planteamientos del Gobierno dominicano en Was-
hington. Aunque hay que recordar que este crucial tema de modificar la Con-
vención original había sido tratado por presidente electo Vásquez con el mismo
presidente Coolidge, el secretario Hughes y con altos funcionarios durante su
visita a Washington.
Pero en la República Dominicana, algunos políticos se oponían a modificar
la Convención para no extender el plazo de su terminación en 1935, otros no
deseaban legitimizar los préstamos contraídos durante los Gobiernos militares
norteamericanos y muchos porque no deseaban ni la consolidación ni nuevos
préstamos. La polémica fue apasionada y muy politizada, lo que recordaba los
debates y luchas de los viejos tiempos. Los nacionalistas se oponían a la nueva
Convención más favorable al país, por una posición de principios y sostenían que
tanto el primer Convenio de 1907 como este de 1924 eran ilegales. Como era de
esperarse, varios de los políticos opositores también la repudiaron, incluso algunos
que la habían aprobado en el 1907. Pero en general fue bien aceptada por el país.
Sin duda, la firma del nuevo Convenio y su ratificación en el Congreso desató una
dura lucha política. Todo este revuelo político sucedió entre diciembre del 1924
y abril de 1925. En los debates y maniobras políticas hubo absoluta libertad de
expresión y de prensa. 187
Después de muchas negociaciones, cambios de posiciones y alianzas perso-
nales, la Convención del 1924 fue aprobada por el Senado de la República el 23
de mayo de 1925. En efecto, la nueva Convención fue aprobada después de una

187 Víctor M. Medina Benet. Los Responsables. Fracaso de la Tercera Republica. Narraciones de historia
dominicana, 1924-1930. Santo Domingo, Impresora Arte y Cine, 1974, pp. 55-60.

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tumultuosa sesión en el Senado y la Cámara, pero el préstamo de US$ 25.0 millo-


nes y la reestructuración de la deuda fueron rechazados. En términos concretos, el
nuevo Convenio le daba un mejor tratamiento financiero y administrativo al país
que la Convención del 1907.
En la Convención del 1924 se eliminó el Art. II, que otorgaba el derecho al
Gobierno norteamericano, de intervenir el país y defender al receptor general y
funcionarios norteamericanos. Esto representaba, en esencia, el derecho de inter-
vención por cualquier causa, justificada o no. Fue un gran logro. Anteriormente,
si las recaudaciones brutas de Aduanas excedían los US$ 3.0 millones al año, el
50 % excedente iba al Fondo de amortización de la deuda. Ahora, con la nueva
Convención, se aumentó el tope de recaudaciones a US$ 4.0 millones y solo el
10 % del excedente se destinaría al Fondo de amortización. Este cambio fue muy
relevante y de impacto inmediato, pues le brindó más recursos al Presupuesto Na-
cional para sufragar obras y proyectos. Se mantuvo la prohibición del Gobierno de
tomar nuevos préstamos sin la previa autorización del Gobierno norteamericano.
También quedó la prohibición de modificar el arancel aduanero, sin la aprobación
estadounidense.

Diplomacia Internacional y con Hispanoamérica

El Gobierno de Vásquez emprendió una política exterior de acercamiento con


las naciones latinoamericanas, debido a que todos los países del Continente ha-
bían ayudado a la campaña de la Comisión Nacionalista en contra de la ocupación
norteamericana y la demanda para que se retiraran del país. La República Domi-
nicana tenía una deuda de gratitud con la mayoría de los países del Continente
porque fueron solidarios con el empeño dominicano de restaurar la soberanía del
país. Nombró jefes de Legaciones en la mayoría de los países del Hemisferio. Vás-
quez desarrolló una relación muy especial con Cuba, nación que admiraba y había
vivido en su exilio en el 1903. Además fue amigo del presidente cubano Gerardo
Machado. Las relaciones e intercambios comerciales entre los dos países fueron
muy fluidos y estrechos. Históricamente, eran dos países muy vinculados política
y culturalmente y con larga tradición migratoria entre ambas naciones.
Vásquez también se empeñó en mejorar las relaciones con Haití y resolver el
viejo problema fronterizo. El presidente Vásquez y el secretario de Relaciones Ex-
teriores, Rafael Augusto Sánchez y otros funcionarios visitaron a Puerto Príncipe
desde el 28 de julio hasta el 3 de agosto de 1927 para reunirse con el presidente
Louis Bornó y su canciller para tratar diferentes temas, como las soluciones a los
permanentes conflictos entre ambos países y la necesidad de ampliar el comercio
bilateral y mejorar las relaciones políticas. El tema de la solución de la frontera fue

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

conversado de forma privada, porque no fue conocido públicamente. Más adelan-


te el presidente Bornó visitó a Santo Domingo del 17 a 19 de diciembre de 1927
para reunirse con Vásquez y su Gabinete y deliberar sobre asuntos bilaterales. Al
mes, el 20 de enero de 1928, la Cancillería dominicana informó a la Legación hai-
tiana en el país su deseo de crear una Comisión Mixta de funcionarios y expertos,
para estudiar y definir mediante un Convenio el viejo problema fronterizo.
El primero fue Ángel María Soler, nombrado en su primer Gabinete secreta-
rio de Relaciones Exteriores de 1924-1926. En total designó cinco secretarios más
que desplegaron una buena labor diplomática y de apertura del país y la Canci-
llería hacia el mundo. El último canciller del Gobierno fue el distinguido hom-
bre público y negociador del Plan Hughes-Peynado, el Lic. Francisco J. Peynado,
quien fue designado en agosto de 1929 y permaneció en el cargo hasta el final del
Gobierno de Vásquez.188
Para complementar su equipo diplomático Vásquez nombró a su primer jefe
de Misión en Washington al reconocido comerciante y político José del Carmen
Ariza, quien anteriormente había sido su secretario de Fomento. Después, en
1926 nombró al talentoso horacista Lic. Ángel Morales, quien prestó grandes
servicios al país hasta que fue sustituido en 1930, al producirse el golpe de estado
de Trujillo y Estrella Ureña. Ariza y Morales fueron muy buenos embajadores en
representación de los intereses de la República y establecieron una relación más
amistosa y sutil con los Estados Unidos. En varias cartas a Welles, Vásquez expresó
altos elogios sobre ambos diplomáticos por sus servicios y efectividad en beneficio
de su Gobierno y el país.
Durante el período de Gobierno de Vásquez, Estados Unidos designó a tres
jefes de Misión en el país, el primero fue el ministro William W. Russell, quien
dirigió la Misión durante la ocupación norteamericana y permaneció hasta sep-
tiembre del 1925, le siguió el diplomático Evan E. Young desde octubre de 1925
hasta el 31 de diciembre de 1929, éste a veces fue amigo del país y otras un inter-
vencionista. Por último, designaron a Charles B. Curtis del 28 de enero de 1930
hasta agosto de 1931. Los ministros Young y Curtis tuvieron gran influencia sobre
la política y los políticos dominicanos para bien a veces y otras para mal. En gene-
ral, fueron injerencistas y ejercieron demasiado influencia en el país.
El presidente Vásquez en su interés de estrechar aún más los lazos con las
naciones hispanoamericanas, había decidido y --- así lo informó al Gobierno cu-
bano --- participar en la importante Sexta Conferencia Pan Americana, que se
celebraría en La Habana en 1928. La Cancillería organizó el viaje y la agenda
a tratar en la Conferencia y con el Gobierno cubano. El propio Vásquez había

188 Eduardo J. Tejera. Op. cit., p. 177.

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comunicado al Gobierno cubano que llegaría el 20 de mayo, fecha que coincidía


con las celebraciones del día de la independencia de esa nación. Por razones, no
conocidas, al final canceló su viaje e informó por la vía diplomática que en otra
oportunidad visitaría a Cuba. 189 Sin embargo, la delegación dominicana que acu-
dió al evento, participó de manera activa y con propuestas de derecho internacio-
nal sobre el principio interamericano de no intervención de un Estado sobre la
política de otra nación. En esa Conferencia también se decidió fundar la Unión
Pan Americana. Vásquez, en una carta del 6 de marzo de 1928 dirigida a Welles le
comunicó su opinión sobre la Conferencia: “Vivamente interesado en las trascen-
dentales cuestiones de la VI Conferencia Panamericana, celebrada en la Ciudad
de La Habana”.190 América Latina presentó una oposición unánime contra nuevas
intervenciones militares en el Continente.
Durante el Gobierno de Vásquez, el país también participó en diferentes cón-
claves internacionales. Por ejemplo, en agosto de 1927 el diputado horacista Luis
F. Mejía fue designado como presidente de la delegación dominicana ante las se-
siones de trabajo de la 24 Conferencia Interparlamentaria que se celebró en París.
Mejía explicó su misión y los resultados del evento internacional en su obra ya
comentada. Por otro lado, el Dr. José D. Alfonseca fue enviado a Río de Janeiro
como presidente de la delegación ante la Conferencia de carácter económico que
se celebró en dicha ciudad en 1927. El país también participó en eventos hemisfé-
ricos del naciente sistema Panamericano, en reuniones de asuntos políticos, diplo-
máticos, jurídicos y económicos. En efecto, el país había salido del aislamiento al
que fue sometido por sus permanentes crisis políticas y Gobiernos efímeros y los
ocho años de la intervención norteamericana. La República Dominicana comen-
zó una nueva etapa de política exterior.
En resumen, durante el Gobierno de Horacio Vásquez se reactivaron las la-
bores de la Cancillería, del Cuerpo Diplomático y se renaudó la política exterior
dominicana con una dinámica diplomacia en todo el Continente. La República
Dominicana volvió a participar en cónclaves internacionales y desarrolló con éxito
sus relaciones bilaterales con todas las naciones hispanoamericanas, después de
ocho años de Gobierno Militar extranjero y más de dos décadas de Gobiernos
inestables, revoluciones y caos político.

189 Un cable de C. B. Curtis, de mayo de 1928, entonces Charge de Affairs interino en La Habana
informó al Departamento de Estado de los Estados Unidos del viaje del general Vásquez a la
Conferencia y su día de llegada. Veáse. Archivo General de la Nacion, Santo Domingo, Colección
Bernardo Vega. Ficha R134-046.
190 Archivo General de la Nación, Santo Domingo, Colección Bernardo Vega. Versión digital, carta No.
001-066.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

En el plano internacional, se destaca el ingreso de la República a la Sociedad


de Naciones, precursora de las Naciones Unidas, el 29 de septiembre de 1924. El
país fue de los fundadores de este primer organismo multilateral. Igual, durante
el Gobierno de Vásquez, la Cancillería actuó de manera dinámica en suscribir
convenios y ratificar numerosos tratados y acuerdos internacionales y regionales,
como se apreciará a continuación. Después de ocho años sin una política exterior
dominicana, la Cancillería desplegó una actividad meritoria para volver a insertar
a la nación en el concierto de las naciones libres y soberanas. Estos son los princi-
pales convenidos firmados o ratificados por el país.

Convenios y Tratados Internacionales 191

Convenio de Ingreso de la República Dominicana a la Sociedad de Naciones.


29 de septiembre de 1929.
Convenio para disponer la colonización de la frontera con inmigrantes de las
Islas canarias. 4 de diciembre de 1924.
Convenio Aprobando la Convención con Estados Unidos para nombrar el
receptor de Aduanas. 26 de mayo de 1925.
Convenio de Ratificación de la Convención Postal Universal. 29 de noviem-
bre de 1925.
Convenio Ratificando la Convención de Uniformidad de Nomenclatura de
Clasificación de Mercancías. 20 de noviembre de 1925.
Convenio Ratificando la Convención sobre Marcas de Fábrica y Comercio.
20 de noviembre de 1925.
Tratado Aprobando la Convención Interamericana sobre Documentos de
Aduanas. 10 de diciembre de 1925.
Ratificación del Tratado sobre el Archipiélago de Spitzberg. 12 de diciembre
de 1925.
Convenio que Ratifica la Resolución de la Quinta Conferencia Internacional
Americana sobre la Erección del Faro a Colón. 2 de marzo de 1926.
Tratado de Ratificación de la Convención Telegráfica Internacional. 25 de
mayo de 1926.
Convenio de Ratificación Convenio Telegráfico con Cuba. 24 de junio de
1926.

191 Página portal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sección Convenios Internacionales. http://
enlacecongreso.mirex.gob.do/

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EDUARDO J. TEJER A

Acuerdo Aprobando el Convenio Iberoamericano de Navegación Aérea. 27


de junio de 1926.
Acuerdo que Aprueba el Convenio de La Haya sobre Diseño y Modelos In-
dustriales. 4 de mayo 1928.
Acuerdo que Aprueba el Convenio de La Haya sobre Propiedad Industrial. 4
de mayo de 1928.
Convenio que Aprueba la Convención Interamericana de Comunicaciones
Eléctricas. 26 de mayo de 1928.
Aprobación de la Convención de Ginebra sobre Heridos de Guerra. 1 de
junio de 1926.
Aprobación del Convenio de Madrid sobre la represión De Falsas Indicacio-
nes de Mercancías. 4 de mayo de 1928.
Acuerdo que Autoriza la Adhesión de País al Tratado Kellog-Briand. 19 oc-
tubre de 1928.
Acuerdo de Ratificación del Tratado para Evitar o Prevenir Conflictos entre
Estados Americanos. 27 de noviembre de 1928,
Convenio de Aprobación del Tratado Fronterizo con Haití. 8 de febrero de
1929.
Acuerdo de Aprobación del Tratado de Paz, Amistad, y Arbitraje con Haití.
14 de marzo de 1929.
Aprobación de Tratado General de Arbitraje Internacional. 27 de mayo de
1929.

Relaciones con Haití y el Tratado Fronterizo de 1929

El tratamiento del conflicto con Haití respecto a solucionar el problema fron-


terizo siempre había sido un objetivo primordial de la política exterior de la Repú-
blica Dominicana. Como se recuerda, varios intentos de negociaciones pacíficas
se habían realizado durante la segunda mitad del Siglo XIX y principios del Siglo
XX, sin llegarse a ningún acuerdo. El único Tratado que se firmó con Haití había
sido en el 1874, pero el mismo no fue implementado.192 Horacio Vásquez y su
canciller, tenían el problema haitiano como una gran meta a solucionar. Por esta
razón, el 20 de enero de 1928, el Gobierno, a través de la Cancillería dirigió una
Nota a la Legación haitiana en el país, en la cual invitaba a su Gobierno a concluir;
“Un acuerdo definitivo, franco y abierto”, respecto a la definición legal y territorial

192 Manuel Arturo Peña Batlle. “El Tratado Domínico-Haitiano de 1874 no Tiene vigencia Alguno en la
Actualidad”. Op. cit., pp. 336-348. Este texto tambien esta publicado en Emilio Rodriguez Demorizi
(ed.). Política de Trujillo. Ciudad Trujillo, Impresora Dominicana, 1954, pp. 123-130.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

de la frontera. 193 La Legación haitiana contestó de manera afirmativa, su disposi-


ción a negociar en forma bilateral y llegar a un acuerdo fronterizo que garantizara
la paz entre ambas naciones. Vásquez personalmente impulsó esta idea y había rea-
lizado una visita oficial con su Canciller Rafael Augusto Sánchez a Puerto Príncipe
el 28 de julio de 1927 para reunirse con el presidente haitiano M. Louis Bornó.
Esta reunión abrió el camino a creación de las Comisiones de trabajo.
Pero para realizar negociaciones, la República Dominicana tenía que modi-
ficar el Artículo 3 de su Constitución, que establecía las líneas y coordenadas de
la frontera basadas en el Tratado de Aranjuez de 1777. Esta limitación restaba
capacidad de negociación del Gobierno frente al Gobierno haitiano. Había, por
tanto, que modificar la Constitución para negociar las nuevas coordenadas físicas
de la frontera. El presidente Vásquez solicitó en noviembre de 1928 la celebración
de una Asamblea Revisora para modificar el Artículo 3 de la Constitución. Hubo
también oposición a la reforma Constitucional y a negociar con Haití de parte de
algunos prominentes ciudadanos y políticos. Pero la mayoría del país aceptaba y
deseaba esta negociación de demarcación de la frontera.
Finalmente, el 9 de enero de 1929 fue aprobado un cambio en estos aspectos
constitucionales y se modificó el Artículo 3. Esta nueva versión del artículo auto-
rizaba al Poder Ejecutivo a celebrar con el Estado haitiano un nuevo Tratado de
límites fronterizos que realizaría una Comisión de peritos y juristas. Se identifica-
ron los puntos principales de la demarcación de los dos territorios, definiéndose:
“el curso del río Dajabón o Masacre y su desembocadura en el Atlántico al Norte,
hasta la del río Pedernales y su desagüe en el mar Caribe, en el Sur”. 194 Se decidió
crear una Comisión Mixta de seis miembros, tres por cada país, encargada de la
fijación de los mojones y determinar sobre el terreno físico los puntos visibles de
las demarcaciones topográficas. Se aceptó que para cualquier diferencia o consulta
se referiría el caso a una Comisión Internacional de cinco miembros, uno por
Haití, otro por la República Dominicana y los tres otros serían designados por los
presidentes de Estados Unidos, Venezuela y Brasil.
Por la República Dominicana fueron designados miembros de la Comisión
Mixta, el Lic. Manuel Arturo Peña Batlle, presidente, y los ingenieros Manuel
S. Gautier y Miguel A. Cocco. Por Haití, Louis Roy, presidente, Lic. Edme Th.
Manigat y el ingeniero Gentil Tippenhauer. Esta era la primera vez en la historia
que ambos países formaban al más alto nivel Comisiones de negociación del dra-
mático caso histórico de la frontera. No obstante, las negociaciones fueron muy

193 Manuel A. Machado. La Dominicanización Fronteriza. Ciudad Trujillo, 1955, p. 189. Vease además a
Eduardo J. Tejera, Op. cit., p. 174.
194 Ibid., p. 175.

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EDUARDO J. TEJER A

complejas y difíciles pues los haitianos no deseaban devolver zonas que habían
tomado en las provincias del sur a través de los años y como botín de guerra. Este
fue un grave punto de disensión. Después de las negociaciones diplomáticas, se
firmó el 21 de enero de 1929 el nuevo Tratado Domínico-Haitiano entre la Repú-
blica Dominicana y la República de Haití. Por la República Dominicana firmaron
con los debidos poderes el Dr. José D. Alfonseca, Lic. Francisco J. Peynado, Lic.
Manuel Arturo Peña Batlle, Lic. Manuel de J. Troncoso de la Concha, Lic. Ángel
Morales, y el General José de J. Alvarez. Por Haití, firmó M. Dejean. 195
Con este Tratado se dio un importante avance en la diplomacia de ambas
naciones y en la búsqueda por una convivencia más civilizada y cordial. Para rea-
firmar los lazos de amistad y paz entre ambas naciones, se firmó el 20 de febrero
de 1929, un Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje, que fue un gran logro
de la Cancillería dominicana. El Gobierno de Vásquez se llevó la gloria de ser el
primero en avanzar hacia la demarcación técnica de la frontera, aunque los proble-
mas siguieron, las invasiones pacíficas de ciudadanos haitianos no se detuvieron,
pero más bien por flexibilidad y hasta corrupción de los centinelas de ambos lados
de la frontera, que siempre fue una zona de trasiego humano y contrabando co-
mercial. Pero el Gobierno y la Cancillería y su equipo técnico realizaron un gran
trabajo que propició definir los límites físicos de la frontera. Estos Tratados fueron
un real hito diplomático y un logro del Gobierno.

Presupuestos, Legaciones y Consulados al 1930

A continuación se presenta el último Presupuesto preparado por el Gobierno


de Horacio Vásquez, después de seis años de su administración. Al final de la
sección, se inserta también un cuadro con la serie de los Presupuestos anuales de
1924-1930, que representan todo el período de Gobierno de Vásquez. Realizare-
mos un breve análisis de este último Presupuesto, que refleja cómo se desarrolló
la Cancillería y el servicio diplomático en el exterior en estos años de desarrollo
y estabilidad. Se puede observar el crecimiento de la Cancillería y el aumento en
el número de Legaciones, Consulados Generales y Consulados, tanto en Europa,
como en América Latina.
Desde el 1925 en adelante, el Gobierno de Vásquez reactivó la diplomacia
dominicana y aumentó su personal y presencia institucional en distintas capi-
tales europeas y en Hispanoamérica y en eventos y conferencias internacionales.
Después de los contactos y relaciones que se cultivó la campaña nacionalista y los
viajes de los Comisionados por el Continente, se había logrado integrar al país en

195 Mu-kien Adriana Sang. Op. cit., pp. 100-101.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

el concierto de naciones del Continente y el mundo. En las asignaciones anuales


para la Secretaría se refleja esta renovada importancia.
Para el 1930 el Presupuesto total de la nación fue $ 14,042,093.00, menos las
deducciones ascendentes a $ 7,571,883.00 que se destinaban al pago de las amor-
tizaciones e intereses de la deuda externa, según las estipulaciones de la Conven-
ción Domínico-Americana de 1907 y su modificación en 1924. La mitad del total
de ingresos se dedicaba al pago del servicio de la deuda pública, lo que limitaba
enormemente la capacidad financiera del gobierno. De la suma neta disponible de
$ 6,470,210.00 en el 1930 se le asignó $ 284,593.00 a la Secretaría de Relaciones
Exteriores, que representó menos de la mitad del 1 % del total. Una suma bastante
limitante, aún para esos años. Pero como la estructura de costos y gastos en el ex-
terior era muy baja en esa época de crisis mundial, con esos recursos la Cancillería
podía desempeñar una activa y razonable labor. Hay tomar en cuenta que muchas
misiones especiales eran financiadas por la Presidencia.
La institucionalidad del servicio exterior y la misma Secretaría habían crecido
en los últimos ventiocho años, sin contar el período de la Ocupación Militar.
Como se observa en el Presupuesto de 1930, el Gobierno tenía las siguientes Mi-
siones Permanentes, con oficinas y personal: Estados Unidos, Haití, Cuba, Chi-
le, Argentina, Uruguay, Brasil, Francia, Italia, Suiza, Bélgica y España. A su vez,
tenía un Cuerpo Consular residente de Cónsules Generales en: New York, New
Orleans, San Juan, Mayagüez, Ponce, Montreal, La Habana, Santiago de Cuba,
Caracas, Cabo Haitiano, Juana Méndez, Curacao, Islas Turcas, Havre, París, Bur-
deos, Marsella, Londres, Liverpool, Madrid, Barcelona, Cádiz, Sevilla, Málaga,
Islas Canarias, Bruselas, Amberes, Génova, Hamburgo, Bremen y Ámsterdam.
Además, participaba y pagaba las cuotas anuales, en los siguientes organismos
internacionales: Asociación de Arbitraje de La Haya, la Unión Panamericana en
Washington, la Oficina Internacional de Tarifas, la Oficina Internacional Ame-
ricana para la Protección de Marcas de Fábrica y de Comercio y la Sociedad de
Naciones, precursora de las Naciones Unidas.

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PRESUPUESTO NACIONAL DE 1930


Y SECRETARÍA DE RELACIONES EXTERIORES 196

I. Presupuesto Nacional Total: $ 14,042,093.00


Secretaría de Relaciones Exteriores:
207. 1 Secretario de Estado $450.00 $ 5.400.00
208. 1 Sub-secretario de Estado y director
del protocolo $250.00 $ 3.000.00
$ 8.400.00
II. Oficina del Secretario de Estado:
209. 1 Oficial mayor $175.00 $ 2.100.00
210. 1 Auxiliar especial mecanógrafo,
traductor e interprete 150.00 1.800.00
211. 1 Auxiliar de 1ª clase, archivista 100.00 1.200.00
212. 1 Auxiliar de 2ª clase, estenógrafo,
mecanógrafo 90.00 1.080.00
213. 1 Auxiliar de 3ª clase, pendolista,
bibliotecario y contable 80.00 960.00
214. 2 Auxiliares de 4ª clase, mecanógrafos
a $75.00 c/u 150.00 1.800.00
215. 2 Auxiliares de 5ª clase, mecanógrafos
a $50.00 c/u 100.00 1.200.00
216. 1 Chauffeur 50.00 600.00
217. 1 Mensajero 30.00 360.00
218. Suministros para el automóvil 50.00 600.00
$ 11.700.00
III. Cuerpo Diplomático y Misiones:
1. Estados Unidos, Washington
219. 1 Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario $600.00 $ 7.200.00
220. 1 Secretario de 1ª Clase 300.00 3.600.00
221. Gastos de representación, para el
ministro y el secretario 400.00 4.800.00
222. 1 Auxiliar mecanógrafo 100.00 1.200.00
223. Local 300.00 3.600.00
224. Material 50.00 600.00
$ 21.000.00

196 Ley General de Presupuesto 1930. Gaceta Oficial, no. 4158, Santo Domingo, 2 de diciembre de 1929.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

2. Haití, Puerto Príncipe


225. 1 Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario $500.00 $ 6.000.00
226. Gastos de representación 200.00 2.400.00
227. 1 Secretario de 1ª clase y Cónsul
General 300.00 3.600.00
228. 1 Mecanógrafo 60.00 720.00
229. Local 125.00 1.500.00
230. Material 15.00 180.00
$ 14.400.00
3. Cuba, La Habana
231. 1 Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario $500.00 $ 6.000.00
232. Gastos de representación 200.00 2.400.00
233. 1 Mecanógrafo 75.00 900.00
234. Local 130.00 1.560.00
235. Material 15.00 180.00
$ 11.040.00
4. Chile, Argentina, Uruguay, Brasil
236. 1 Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario $500.00 $ 6.000.00
237. Gastos de representación 200.00 2.400.00
238. 1 Secretario de primera clase 300.00 3.600.00
239. Local 100.00 1.200.00
240. Material 15.00 180.00
$13.380.00
5. Europa
a. Francia, Italia, Suiza, Bélgica
241. 1 Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario $600.00 $ 7.200.00
242. Gastos de representación 200.00 2.400.00
243. 1 Secretario de primera clase 300.00 3.600.00
244. Gastos de representación del secretario 100.00 1.200.00
245. 1Mecanografo 75.00 900.00
246. Local 180.00 1.560.00
247. Material 25.00 300.00
$ 17.160.00

[ 204]

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EDUARDO J. TEJER A

b. España, Madrid
248. 1 Ministro residente $500.00 $ 6.000.00
249. Gastos de representación 100.00 1.200.00
250. 1 Mecanógrafo 100.00 1.200.00
251. Local 130.00 1.560.00
252. Material 15.00 180.00
$ 10.140.00
IV. Cuerpo Consular

1. Estados Unidos
a. New York
253. Cónsul General $400.00 $ 4.800.00
254. Canciller 150.00 1.800.00
255. Mecanógrafo 75.00 900.00
256. 1 Archivista 75.00 900.00
257. Loca 180.00 2.160.00
258. Para información sobre mercado
de productos nacionales 20.00 240.00
259. Material 20.00 240.00
$ 11.040.00
b. New Orleans
260. Cónsul $200.00 $ 2.400.00
261. Mecanógrafo 75.00 900.00
262. Local 50.00 600.00
263. Material 10.00 120.00
$ 4.020.00
c. San Juan, Puerto Rico
264. Cónsul General $300.00 $ 3.600.00
265. Canciller 125.00 1.500.00
266. Local 75.00 900.00
267. Para información sobre mercado
de productos nacionales 20.00 240.00
268. Material 20.00 240.00
$ 6.180.00
d. Mayagüez
269. Cónsul $150.00 $ 1.800.00
270. Local 25.00 300.00
271. Material 10.00 120.00
$ 2.220.00

[ 205]

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

e. Ponce
272. Cónsul $150.00 $ 1.800.00
273. Local 50.00 600.00
274. Material 10.00 120.00
$ 2.520.00

2. Canadá

a. Montreal
275. Cónsul General $300.00 $ 3.600.00
276. Mecanógrafo 50.00 600.00
277. Local 50.00 600.00
278. Material 10.00 120.00
$ 4.920.00
3. Cuba

a. La Habana
279. Cónsul General $300.00 $ 3.600.00
280. Mecanógrafo 60.00 720.00
281. Local 100.00 1.200.00
282. Material 10.00 120.00
$ 5.640.00
b. Santiago de Cuba
283. Cónsul General $200.00 $ 2.400.00
284. Canciller 50.00 600.00
285. Local 50.00 600.00
286. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
287. Material 10.00 120.00
$ 3.960.00
4. Venezuela

a. Caracas
288. Cónsul General $300.00 $ 3.600.00
289. Mecanógrafo 50.00 600.00
290. Local 50.00 600.00
291. Material 10.00 120.00
$ 4.920.00

[ 206]

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EDUARDO J. TEJER A

5. Haití

a. Cabo Haitiano
292. Cónsul $100.00 $ 1.200.00
293. Local 30.00 360.00
294. Material 10.00 120.00
$ 1.680.00
b. Juana Méndez.
272. Cónsul $100.00 $ 1.200.00
274. Material 10.00 120.00
$ 1.320.00
6. Antillas Menores

a. Curaçao
297. Cónsul $ 75.00 $ 900.00
298. Local 25.00 300.00
299. Material 10.00 120.00
$ 1.320.00
7. Islas Turcas
300. Cónsul $ 75.00 $ 900.00
301. Local 15.00 300.00
302. Material 5.00 60.00
$ 1.140.00
8. Francia

a. Havre
303. Cónsul General $300.00 $ 3.600.00
304. Canciller 75.00 900.00
305. Local 60.00 720.00
306. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
307. Material 20.00 240.00
$ 5.700.00
b. París
308. Cónsul $200.00 $ 2.400.00
309. Local 50.00 600.00
310. Material 10.00 120.00
$ 3.120.00

[ 207]

LIBRO DE HISTORIA MIREX 2018.indd 207 5/22/18 10:47 AM


HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

c. Burdeos
311. Cónsul General $250.00 $ 3.000.00
312. Mecanógrafo 75.00 900.00
313. Local 60.00 720.00
314. Material 10.00 120.00
$ 4.740.00
d. Marsella
315. Cónsul General $200.00 $ 2.400.00
316. Mecanógrafo 60.00 720.00
317. Local 50.00 600.00
318. Material 10.00 120.00
$ 3.840.00
9. Inglaterra

a. Londres
319. Cónsul General $300.00 $ 3.600.00
320. Mecanógrafo 75.00 900.00
321. Local 100.00 1.200.00
322. Para cables de información
sobre mercado de productos nacionales 20.00 240.00
323. Material 10.00 120.00
$ 6.060.00
b. Liverpool
324. Cónsul General $250.00 $ 3.000.00
325. Mecanógrafo 75.00 900.00
326. Local 60.00 720.00
327. Material 10.00 120.00
$ 4.740.00
10. España

a. Madrid
328. Cónsul $250.00 $ 3.000.00
329. Canciller 100.00 1.200.00
330. Local 50.00 600.00
331. Material 10.00 120.00
$ 6.180.00

[ 208]

LIBRO DE HISTORIA MIREX 2018.indd 208 5/22/18 10:47 AM


EDUARDO J. TEJER A

b. Barcelona
332. Cónsul General $300.00 3.600.00
333. Mecanógrafo 50.00 600.00
334. Local 75.00 900.00
335. Para cables de información
sobre mercado de productos nacionales 20.00 240.00
336. Material 10.00 120.00
$ 5.460.00
c. Cádiz
337. Cónsul $200.00 $ 2.400.00
338. Mecanógrafo 60.00 720.00
339. Local 50.00 600.00
340. Material 10.00 120.00
$ 3.840.00
d. Sevilla
341. Cónsul, Encargado de investigaciones
Históricas en el Archivo de Indias. $200.00 $ 2.400.00
342. Mecanógrafo 50.00 600.00
343. Local 50.00 600.00
344. Material 10.00 120.00
$ 3.720.00
e. Málaga
345. Cónsul $200.00 $ 2.400.00
346. Mecanógrafo 60.00 720.00
347. Local 50.00 600.00
348. Material 10.00 120.00
$ 3.840.00
f. Islas Canarias. Las Palmas

349. Cónsul $200.00 $ 2.400.00


350. Mecanógrafo 60.00 720.00
351. Local 50.00 600.00
352. Material 10.00 120.00
$ 3.840.00

[ 209]

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

11. Bélgica

a. Bruselas
353. Cónsul $250.00 3.000.00
354. Mecanógrafo 75.00 900.00
355. Local 60.00 720.00
356. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
357. Material 10.00 720.00
$ 4.980.00
b. Amberes
358. Cónsul $250.00 3.000.00
359. Mecanógrafo 75.00 900.00
360. Local 60.00 720.00
361. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
362. Material 10.00 720.00
$ 4.980.00
12. Italia

a. Génova
363. Cónsul General $300.00 3.600.00
364. Mecanógrafo 75.00 900.00
365. Local 50.00 600.00
366. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
367. Material 10.00 720.00
$ 5.460.00
13. Alemania

a. Hamburgo
368. Cónsul $300.00 $ 3.600.00
369. Mecanógrafo 75.00 900.00
370. Local 75.00 900.00
371. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
372. Material 0.00 720.00
$ 5.760.00
b. Bremen.

[ 210]

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EDUARDO J. TEJER A

373. Cónsul $250.00 3.000.00


374. Mecanógrafo 75.00 900.00
375. Local 75.00 900.00
376. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
377. Material 10.00 720.00
$ 5.160.00
14. Holanda

a. Ámsterdam
378. Cónsul $300.00 $ 3.600.00
379. Mecanógrafo 60.00 720.00
380. Local 60.00 720.00
381. Para cables de información sobre
mercado de productos nacionales 20.00 240.00
382. Material 10.00 720.00
$ 5.400.00
15. Inspección de Consulados

383. Cónsul General


e Inspector de Consulados $400.00 $ 4.800.00
384. Para Gastos 200.00 $ 2.400.00
$ 7, 200.00
385. Jubilación al Sr. Manuel Pérez,
ex-Cónsul de Curazao 75.00 $ 900.00

16. Compromisos Internacionales.

386. Cuota de la República como miembro de la


Corte Permanente Arbitraje de la Haya, fls. 550 $224.00
387. Cuota en la Oficina internacional de la
Unión para la protección de la Propiedad
Industrial de Berna 1000 francos suizos. 200.00
388. Cuota en la Unión Panamericana de
Washington 897.41
389. Cuota en la Comisión permanente de la
Asociación Internacional del Congreso de
Ferrocarriles de Bruselas. 200 francos belgas 40.00
390. Cuota en la Oficina Internacional de Tarifas

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Aduaneras de Bruselas. 695 francos belgas oro 139.00


391. Cuota en el fondo de la caja de Provisión
de la Oficina Internacional de Tarifas
Aduaneras de Bruselas. 82 francos belgas oro 17.00
392. Cuota para las gastos en los servicios del
Palacio de la Paz en la Haya. 312 florines 156.00
393. Cuota en la Oficina Internacional
Americana para la Protección de
Marcas de Fábricas y de Comercio
de la Habana 360.00
394. Cuota como Miembro en la Soc. de
Naciones 5.000.00
395. Óbolo para el Monumento conmemorativo
a la Batalla de Ayacucho 1.000.00
396. Para cubrir gastos de cambio de moneda,
primas y otras cuotas no previstas 1.500.00
$ 9.533.41

17. Atenciones Varias

397. Gastos de viaje y diligencias en los


servicios Diplomático y Consular $ 6.000.00
398. Para cubrir los gastos de muebles y
materiales para la exposición de
productos nacionales en algunas
oficinas consulares 3.000.00
399. Material de escritorio ye quipo de
Oficinas de esta Secretaria de Estado y
de sus dependencias 10.000.00
400. Gastos imprevistos de esta Secretaria
de Estado y de sus dependencias $ 4.000.00 $ 23.000.00
Total General $284.593.41

Presupuesto Nacional y de la SEREX de 1924-1930

Como señalamos, a continuación se presenta un cuadro el Presupuesto Na-


cional con las asignaciones a la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores para
todo el período de Gobierno del presidente Horacio Vásquez. El cuadro es de-
mostrativo del crecimiento de la Cancillería y del aumento del Cuerpo Diplo-

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EDUARDO J. TEJER A

mático dominicano, en Estados Unidos, Hispanoamérica y en distintas capitales


y ciudades de Europa. La asignación presupuestal dedicada a la Cancillería subió
drásticamente en el 1925, al volverse a activar la Cancillería dominicana y desig-
narse al personal del servicio diplomático en el exterior, después de ocho años de
ausencia. Además, se abrieron nuevas Legaciones y Consulados. En 1924 solo se
le asignó la suma de $ 63,331.00 y para el primer año de ejercicio presupuestal de
Horacio Vásquez aumentó a $ 258,593.00. Para el 1927 la asignación a la Can-
cillería incrementó a $ 391,245.00, lo que demuestra el crecimiento del Cuerpo
Diplomático en esos años. Los dos años siguientes la asignación se redujo ligera-
mente, como producto de la crisis económica del 1929 y 1930. La serie de cifras
del Presupuesto total y de las asignaciones al Serex es importante y refleja la nueva
vocación internacional del Gobierno.

Secretarios de Relaciones Exteriores 197

El período de Gobierno de Vásquez tuvo seis Secretarios de Estado de Rela-


ciones Exteriores, todos fueron personalidades distinguidas, con excelente pre-
paración profesional y experiencia de Estado. Algunos duraron pocos meses en
el cargo, pero varios se mantuvieron por uno y dos años. Todos ayudaron con
sus relaciones y conocimientos a la reactivación de la diplomacia internacional
dominicana. A continuación se presenta una breve biografía de los Secretarios de
Relaciones Exteriores del período:

197 Max Henríquez Ureña. Memorias de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Ciudad Trujillo,
SEREX, 1932.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

1. Ángel Morales y Córdova, desde el 21 de Octubre de 1922 al 12 de Julio


de 1924.
Abogado y político. Nació en Sánchez, el 16 de julio de 1894 y murió en
Puerto Rico en 1959. Secretario de Estado de Relaciones Exteriores (octubre
21 de 1922 a julio 12, 1924). Secretario de Estado de Interior y Policía (julio
12 de 1924 a marzo 2 de 1925); enviado extraordinario y ministro pleni-
potenciario en Francia (1925); delegado ante la Sociedad de las Naciones
(1925); enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Washington
de 1926 a 1930.

2. Ángel María Soler y Andújar, del 13 de Julio de 1924 al 29 de Diciembre


de 1925.
Abogado, escritor y político. Nació en Santo Domingo, octubre 2 de 1872
y murió en junio 28, 1934. Secretario de Estado de Relaciones Exteriores (julio
13 de 1924 a diciembre 29, 1925). Otras carteras: Hacienda y Comercio (1911)
y Justicia e Instrucción Pública (1912). Actuó interinamente en Agricultura e
Inmigración (junio a julio 1912). Fue presidente de la Suprema Corte de Justicia
en 1904.

3. Apolinar de Castro Peláez, desde el 29 de Diciembre de 1925 al 30 de


Abril de 1926.
Abogado y político. Tuvo a su cargo, interinamente, la cartera de Relaciones
Exteriores (diciembre 29 de 1925 a abril 30 de 1926). Fue sub-secretario de Rela-
ciones Exteriores (enero 5 de 1925 a abril 30, 1926). Senador (1928). Sub-secre-
tario de Estado de Interior, Policía, Guerra y Marina en 1932.

4. M. Martín de Moya y Moya, desde el 30 de Abril al 15 de Mayo de 1926.


Abogado y político. Nació en La Vega, el 5 de febrero de 1883 y murió en La
Vega, junio 3 de 1953. Tuvo a su cargo, interinamente, la cartera de Relaciones
Exteriores (abril 30 a mayo 15 de 1926 y en julio de 1927). Desempeñaba la car-
tera de Hacienda y Comercio (enero 18 de 1926 a marzo 1 de 1930). También
desempeñó (1930), la de Interior y Policía. Fomento y Comunicaciones en junio
1928.

5. Rafael Augusto Sánchez, desde el 15 de Mayo de 1926 al 7 de Julio de


1929.
Abogado y político. Nació en Santo Domingo, octubre 25 de 1890 y murió
en Santo Domingo, febrero 8 de 1964. Secretario de Estado de Relaciones Exte-

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EDUARDO J. TEJER A

riores (mayo 15 de 1926 a julio 7, 1929). Además: Justicia e Instrucción Pública


de 28 diciembre de 1927 a marzo de 1928; mayo 1929). Juez de la Corte de Per-
manente de Arbitraje de La Haya.

6. Alfredo Ricart y Olives, del el 07 de Julio a Agosto de 1929.


Abogado, escritor y político. Nació en Santo Domingo el 27 de diciembre de
1883. Murió en Santo Domingo, junio 13 de 1941. Tuvo a su cargo, interina-
mente, la cartera de Relaciones Exteriores (julio 7 a agosto de 1929). Desempeña-
ba la cartera de Defensa Nacional (mayo 8 de 1929 a enero 31, 1930).

7. Francisco J. Peynado y Huttlinger, del 30 de Julio de 1929 al 1 de Marzo


de 1930.
Abogado, escritor y político. Nació el 4 de octubre de 1867, en Puerto Plata
y murió en la ciudad de Santo Domingo, el 1 de enero de 1933. Secretario de
Estado de Relaciones Exteriores (julio 30 de 1929 a marzo 1, 1930). Desempeñó
la cartera de Hacienda y Comercio (1916). Otras actuaciones: Negociador para
dar fin al gobierno de ocupación militar norteamericano (1916-1924), logrando
el Tratado de Evacuación Hughes-Peynado (junio 12 de 1924); candidato a la
presidencia de la República en1924.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO VII
LA CANCILLERÍA Y DIPLOMACIA DE TRUJILLO
1930-1961
Contexto Internacional

P
. .ara la década de 1920 el mundo vivía acontecimientos perturbadores
en el orden económico, social y político. Fue la época del fin de la
Primera Guerra Mundial, el colapso de los viejos imperios, había ex-
plotado la revolución comunista en Rusia de 1917, como una marea
surgieron las doctrinas nazistas y fascistas impulsadas por los líderes de Alemania
Adolph Hitler y en Italia, Benito Mussolini. El mundo confundido se apegaba a
los radicalismos de derechas, izquierdas y anarquistas. En Europa y Estados Uni-
dos había estallado la crisis bursátil del 1929 que provocó una gran caída de la
producción y comercio mundial, que se tradujo en varios años de gran desempleo,
de más de 25 % en casi todos los países industrializados. Fueron los años de la
Gran Depresión en Estados Unidos e Inglaterra lo que sacudió las bases sociales y
económicas del sistema capitalista. La Alemania de la post guerra sufría una grave
crisis monetaria, de hiper inflación y desempleo. Francia estaba sumergida en
constantes crisis económicas y políticas. 198
En los últimos años del presidente Herbert Hoover Estados Unidos la eco-
nomía norteamericana sufrió la más violenta depresión de su historia. El colapso
de la bolsa de valores de Nueva York en octubre de 1929, desató una ola de quie-
bras masivas de bancos, industrias, fincas agrícolas y del comercio. El fenómeno
de la depresión no se podía comprender por los seguidores del pensamiento de
la economía clásica. En el 1932 resultó electo el presidente democráta Franklin
Delano Roosevelt, liberal pragmático que propuso a la nación el llamado “New
Deal” o Nuevo Pacto, que consistía en una mezcla de políticas intervencionistas
del Estado, unido a déficit fiscales para estimular la demanda agregada e impulsar
de nuevo el crecimiento y el empleo. Era el nuevo paradigma económico preconi-
zado por el gran economista inglés John Maynard Keynes, que articuló una nueva
base teórica para explicar la economía industrial moderna y conciliar las ideas del

198 John Kenneth Galbraith. The Great Crash 1929. Boston, Houghton Mifflin Co., 1988.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

mercado con la intervención fiscal y monetaria por los gobiernos. Sus ideas fueron
parcialmente aplicadas por las economías desarrolladas.
En los Estados Unidos el presidente Roosevelt cambió la política exterior
de su país hacia América latina. Impulsó la nueva doctrina del “Buen Vecino”,
que consistía en comprometerse a no invadir u ocupar naciones del Continente,
en especial del Caribe y Centroamérica. Cambió la política del “Corolario del
Dólar”, a la buena vecindad con los latinoamericanos. Diseñó con sus Secreta-
rios de Estado programas y políticas de cooperación, más comercio recíproco y
la no intervención, e impulsó con los gobernantes del Hemisferio, instituciones
y conferencias Panamericanas. Sin duda, nuevos vientos soplaron en el Conti-
nente.
En el plano político y económico en toda la Latinoamérica también se sin-
tieron los efectos negativos de la depresión mundial. En la República Domini-
cana los efectos fueron muy dañinos en el último año de Horacio Vásquez y los
primeros del presidente Rafael L. Trujillo. Los precios de las exportaciones de
azúcar, café, cacao y tabaco cayeron entre 60 y 100%. Los ingresos de divisas se
redujeron abruptamente, igual que los ingresos arancelarios. Las finanzas públi-
cas se vieron muy afectadas, con crecientes déficit fiscales, altísimo desempleo y
caída de la producción. Cerraron más de veinte ingenios azucareros por quiebra,
muchos comercios desaparecieron y el desempleo aumentó a niveles alarman-
tes. Se pasaba hambre. La población tenía más preocupación por su situación
económica personal, que por la política nacional. El general Trujillo aprovechó
este descontento para subir al poder, y una vez presidente de la república tuvo
que lidiar con los inmensos problemas y presiones financieras y la carestía de
alimentos y trabajos.

Los Primeros Años de Gobierno

El Gobierno de Rafael L. Trujillo Molina se inició constitucionalmente


el 16 de agosto de 1930, luego de un traumático proceso electoral en el que
resultó electo junto a Rafael Estrella Ureña como vicepresidente. Con la jura-
mentación de Trujillo se acrecentó la persecución de sus opositores, acusán-
dolos de buscar una posible intervención de los Estados Unidos en los asuntos
dominicanos. Mientras que el ministro norteamericano Charles B. Curtis es-
tudiaba recomendar el reconocimiento del nuevo Gobierno antes de la toma
de posesión, su Gobierno mantuvo ciertas reservas al principio, al ver que un
militar general entraba en política de manera violenta, pero pronto se acomodó
con su gobierno y lo reconocieron. La manera represiva con que Trujillo logró
ser electo, provocó la aparición de movimientos armados de líderes regionales

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EDUARDO J. TEJER A

relacionados con la Alianza Nacional-Progresista que le temían a la instaura-


ción de un régimen militar.199
A la semana de la juramentación la ciudad Capital fue destruida por el ciclón
San Zenón el 3 de septiembre de 1930, con un saldo estimado de unos 2,000
muertos y más de 5,000 heridos. Santo Domingo fue arrasada y quedó sin agua,
sin alimentos y sin servicios. El Gobierno a través de la Cancillería envió a la Le-
gación dominicana en Washington el 4 de septiembre de 1930 un extenso cable,
para que fuera referido al Departamento de Estado, en el cual explicaba los graves
daños causado por el ciclón, la destrucción de la ciudad, la falta de agua, alimentos
y ropas y pidió ayuda económica y material a la Cruz Roja Internacional. Una
parte del Cable señala; “Le rogamos sondear al Departamento de Estado respecto
a la posibilidad de obtener un préstamo”. 200 Ese mismo día en la tarde el secretario
de Estado interino, Cotton, le escribió un cable de respuesta a las 9 am al ministro
Curtis, indicando que la Cruz Roja enviaría de inmediato desde Puerto Rico US$
15,000.00, más suministros y un equipo de expertos. Ese 4 de septiembre ambas
Cancillerías y presidentes se cruzaron seis cables sobre el esfuerzo para aliviar la
penosa situación de la Capital.
El mismo día 4 de septiembre el presidente Herbert Hoover le escribió al
presidente Trujillo un cable de simpatías y apoyo, que dice; “Estoy en choque
y dolor al conocer los desastres de la terrible tormenta que han acaecido sobre
Santo Domingo y le expreso mis simpatías a todos los afectados que sufren”. 201 Al
día siguiente, el 5 de septiembre el Chargé de Affairs norteamericano en Puerto
Príncipe, Señor Grummon, informó que el gobierno de Haití, había aprobado
conceder un crédito de 100,000 gourdes para Santo Domingo, además del envío
de material médico, harina, arroz, habichuelas y materiales de construcción.
Es decir, Estados Unidos y Haití de inmediato auxiliaron al gobierno y pue-
blo dominicano. La Cruz Roja volvió a donar US$ 25,000.00 al segundo día del
ciclón. El 20 de septiembre, el presidente Trujillo le escribió un cable al presidente
Hoover y al pueblo norteamericano, expresando su gran gratitud por toda la ayu-
da material y en naturaleza que nos brindaron en momentos tan difíciles para el
país.202 Reconoció los servicios del Dr. Lucius M. Johnson, del MCUSN (Cruz

199 Alejandro Paulino Ramos.“Luchas políticas durante la primera mitad de la dictadura 1930-1945”. En
Historia General del Pueblo Dominicano. vol. V. Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia,
2014, pp. 203-267.
200 Cable del 4 de septiembre de 1930, “The Dominican Government to the Delegation at Wash-
ington. Hurricane Disaster”. Foreign Relations, vol. II. Washington, Department of State. Washing-
ton,1930, p. 727.
201 Ibid., p. 729.
202 Ibid., p. 736.

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Roja), por su valioso trabajo humanitario, ayudando a construir hospitales infor-


males, llevando medicamentos y auxilios a la población. De estos intercambios
con funcionarios norteamericanos y con el mismo presidente Hoover surgió una
amistad y reconocimiento, que le serviría poco después a Trujillo, para conseguir
el apoyo norteamericano cuando gestionó una moratoria de pagos y al año si-
guiente para aprobar en el Congreso dominicano la Ley de Emergencia.

Moratoria, Ley de Emergencia y Nuevo Préstamo

Como resultado de los graves daños causados por el ciclón San Zenón y la
falta de recursos e ingresos presupuestarios por la crisis económica del 1930, el
Gobierno realizó una activa diplomacia a través de la Cancillería y mediante mi-
siones especiales, en procura de obtener una moratoria en el pago del principal
e intereses de la deuda e inclusive, envió una Comisión Especial de secretarios a
Nueva York para tantear obtener un préstamo de US$ 25 o $ 50 millones. Los
desastres del ciclón y los efectos tan negativos sobre la economía dominicana y la
caída de las recaudaciones arancelarias, ayudaron a Trujillo en sus relaciones con
los Estados Unidos, pues vieron en él a un eficiente administrador. El colapso
presupuestario no podía ser más dramático en el 1930-1931, pues mientras que
el total de los ingresos en 1929 ascendió a US$ 15.5 millones y el servicio de la
deuda fue de $ 1.2 millones, que representaba el 8 % del total, ya para 1930 los
ingresos totales se redujeron en 33 %, a US$ 10.0 millones, mientras que el servi-
cio aumentó a US$ 2.4 millones, que representó el 24 % de los ingresos totales. El
Gobierno no tenía dinero en esos años para pagar los sueldos y gastos del Estado
y tuvo que detener las obras públicas. La situación era extremadamente difícil,
como había advertido la Comisión Dawes en 1929.
Desde el primer año, el presidente Trujillo y sus secretarios de Relaciones
Exteriores y de Hacienda, comenzaron a conversar con el Jefe de la Misión nor-
teamericana en el país y a escribirse con el Departamento de Estado en busca
de una moratoria de pago de la deuda pública, para lo cual, de acuerdo con la
Convención Domínico-Americana del 1907, modificada en 1924, se requería la
aprobación del presidente de Estados Unidos. El economista e historiador Ber-
nardo Vega, en su obra Trujillo y el Control Financiero Norteamericano,203
describe y presenta una serie de documentos muy útiles sobre estas negociaciones.
La Cancillería dominicana desplegó una activa campaña diplomática y Trujillo
mismo se involucró para lograr una moratoria temporal del servicio de la deuda,

203 Bernardo Vega. Trujillo y el Control Financiero Dominicano. Santo Domingo, Fundación Cultural Do-
minicana, 1990, pp. 13-22.

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o por lo menos del principal, pagando solo los intereses. Como se apreciará, tanto
en círculos del Departamento de Estado, banqueros y asesores financieros con-
tratados, todos coincidían en que el Gobierno no tendría los recursos para pagar
los compromisos de la deuda. El mismo Receptor de Aduanas interino, estaba
consciente, e informó que los ingresos no eran suficientes pagar una amortización
de US$ 200,000.00 a finales de septiembre de 1930.
Como bien demuestra el Lic. Bernardo Vega en su referida obra, la primera
idea de una posible moratoria provino de la misma Receptoría de Aduanas admi-
nistrada por los funcionarios norteamericanos. Señala Vega; “el Receptor interino
Mr. Orme, cablegrafió a sus superiores en los Estados Unidos: “Receptoría no
tendrá fondos servicio deuda vence el día 20. Deben hacerse arreglos allá para mo-
ratoria...también planteó un préstamo adicional”. 204 La idea no era descabellada
para entonces, aunque representaba una violación del Convenio Domínico-Ame-
ricano, salvo que Estados Unidos previamente la aprobara. Pero rápidamente los
funcionarios del Departamento de Estado que por realismo financiero eran sim-
patizantes de la propuesta, se dieron cuenta de las adversas implicaciones legales
para Estados Unidos como avalista de la refinanciación de los préstamos y bonos
incluídos en la citada Convención. Debido a la grave crisis económica mundial ya
estaban en suspensión de pagos Alemania y varios países europeos y en esos me-
ses también más de siete naciones Latinoamericanas habían caído en moratorias.
La Grave Depresión y quiebras masivas internacionales, comenzaba a cambiar la
mentalidad imperante.
Al principio de septiembre, Trujillo se entrevistó con el Receptor interino
Orme, a quien no le aceptó la idea de la moratoria y el presidente le juró que la
República pagaría el servicio de la deuda a la fecha establecida. Fue una bravu-
conada, pues sabía que no tendría los recursos, o fue una estrategia para crear
una imagen positiva frente al Gobierno y los banqueros tenedores de bonos. Sin
embargo, al mes siguiente y en adelante Trujillo cambió su criterio y sí buscó,
directa e indirectamente, la moratoria y un préstamo adicional de más de US$
25-50 millones. Por eso dio instrucciones a la Cancillería y al Jefe de la Legación
en Washington para que conversaran la idea de la moratoria con los funcionarios
del Gobierno estadounidense.
El Canciller Max Henríquez Ureña desplegó una gran ofensiva diplomática
para lograr esos objetivos. Trujillo también envió en octubre del 1930 una Comi-
sión Financiera a Nueva York y Washington, compuesta por el secretario de Finan-
zas Roberto Despradel, Rafael Vidal, el secretario de Interior Elías Brache, y Rafael
Brache, asistidos por el Encargado de Negocios de la Legación Persio C. Franco.

204 Ibid., p. 12. Cita del cable enviado al Departamento de Estado.

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Tantearon un nuevo préstamo con el National City Bank, con la Lee Higginson &
Co., con la Ulen & Co., y con la compañía constructora J.G. White & Co, para
construir y terminar algunas obras de infraestructura paralizadas y otras nuevas.
Durante el primer semestre de 1931, diversas diligencias y reuniones simul-
táneas se llevaron a cabo con los bancos y con Harvey Bunty, funcionario de la
Secretaría de Estado. Trujillo contrató como asesor financiero al profesor y econo-
mista W. E. Dunn, quien fue muy valioso en las negociaciones con el Gobierno
norteamericano y los bancos y aconsejando a Trujillo, a la Cancillería y a la Se-
cretaría de Finanzas, dirigida ese momento por el veterano Martín de Moya. Se
cruzaron distintas propuestas que fueron al final rechazadas por no contar con el
apoyo del funcionario del Departamento de Estado Harvey H. Bunty, quien fue
asignado para estos asuntos financieros con la república y quien fue respaldado
por el Secretario de Estado Henry L. Stimson. Ante la imposibilidad de Dunn
conseguir un préstamo, el presidente Trujillo, el 25 de agosto de 1931, le escribió
al presidente Hoover una carta de petición de préstamo, explicando la grave situa-
ción fiscal del país y recabando su apoyo.

Carta del Presidente Trujillo al Presidente Hoover


25 de agosto de 1931 205
“Aun cuando el monto total de nuestra deuda pública no es exce-
sivo, las previsiones para el pago del fondo de amortización convenidas
por administraciones anteriores son tan onerosas y anticientíficas, que
constituyen un gravamen que nuestras disminuidas entradas naciona-
les no pueden soportar por más tiempo. Nuestros ingresos nacionales
han disminuido desde un total de aproximadamente US$ 14 millones
en 1929 hasta un nivel de US$ 7 millones anuales, actualmente, con
la perspectiva de seguir disminuyendo, a no ser que se produzca una
pronta reacción en la situación mundial.

Nuestras rentas aduaneras, comprometidas de acuerdo con la


Convención domínico-americana como garantía para el pago de los
bonos de la deuda, han sido afectadas también por la crisis económi-
ca, habiendo descendido a tal extremo que mientras anteriormente el
gobierno dominicano recibía un remanente considerable, después de
atender el servicio de su deuda exterior, ahora resulta necesario com-
pletar el producido de las rentas aduaneras destinado a nuestros agentes

205 Bernardo Vega. Op. cit., pp. 72-73. Extractos principales de la carta.

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fiscales en New York, con fondos tomados de nuestras escasas rentas in-
ternas. Esto anula por completo las entradas del gobierno por concepto
de rentas aduaneras para fines administrativos.

“Por las razones expuestas precedentemente, el gobierno ha decidi-


do adoptar un plan de procedimiento que parece ser la única solución
rápida de las dificultades actuales sin afectar el alto crédito que este país
ha conquistado…Hemos llegado ya al límite de nuestras fuerzas. El plan
que ahora propongo tiene como aspecto principal, que debe ponerse en
ejecución no más tarde del 1 de octubre de 1931, esto es, tan pronto
como los pagos semianuales corrientes, de interés y amortización, se
hayan llevado a cabo. Lo que el gobierno por medio de un intercambio
de nuestros bonos de la deuda exterior, por nuevos bonos de conversión
que se emitirán de acuerdo con los términos de la Convención domíni-
co-Americana vigente. Existen en la actualidad aproximadamente US$
17 millones de nuestros bonos del 5 ½ pendientes de redención, ven-
cederos en 1940 y 1942. El gobierno propone dar en cambio por estos
bonos, nuevos bonos con igual garantía, pero ganando intereses mayo-
res, o sea, de 6% anual, y teniendo un fondo de amortización de 1% en
vez del erróneo y oneroso tipo de amortización de los bonos actuales”

Esta carta al presidente Hoover y las gestiones y cabildeos de los miembros


de la Comisión Financiera y las reuniones del asesor Dunn con altos funcionarios
de la Secretaría de Estado y banqueros, fueron creando un clima de comprensión
hacia los problemas fiscales del país. Como había informado la misma Receptoría
de Aduanas desde septiembre de 1930, materialmente le era muy difícil al país
cumplir con sus compromisos internacionales, en medio de tan grave crisis mun-
dial y del país. Ya el ambiente internacional había cambiado, con el impacto de la
Gran Depresión. En el Departamento de Estado y del Tesoro, comprendieron que
por razones legales y de reacciones de demandas de los tenedores de bonos, era que
cualquier iniciativa tendría que venir del mismo Gobierno dominicano y nunca
del Gobierno norteamericano. De tal forma que el asesor Dunn, para octubre de
1930 ya tenía la conformidad verbal de una moratoria de Bunty, Wadworth y del
mismo Secretario de Estado Stimson. Pero todo era discreto y nada por escrito.
En conocimiento de estas opiniones, Trujillo autorizó que se redactara el pro-
yecto de la Ley de Emergencia, que fue aprobado por el Congreso dominicano el
21 de septiembre de 1931, aunque estuvo más de una semana sin publicarse en
la prensa. La ley incluía una moratoria del principal por dos años, pagando solo
todos los intereses, autorizaba a crear un oneroso Cobrador Especial de Emergen-

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cia, que era una figura intenventora, y también autorizaba el canje de bonos por
US$ 25 millones, con emisión a 100 años. Este plazo era totalmente irrealizable y
fuera de toda posibilidad del mercado, por lo que no fue ejecutado. Pero además,
si hubiera tenido éxito, significaba la extensión de la Receptoría de Aduanas y el
control norteamericano por 100 años. Superado con la Ley de Emergencia de
1931 y el apoyo de los Estados Unidos, los primeros tres años críticos de su pre-
sidencia, gradualmente el país, aún con la permanencia de la depresión mundial
y doméstica, comenzaba a recuperarse. Los años más dramáticos en lo económico
habían pasado. Del 1930 al 1934 fue un período de consolidación de su presiden-
cia y de mejoras en el régimen administrativo. Fueron años muy difíciles de crisis
económica, como lo fueron en todo el mundo.

Tratado de Demarcación de Frontera con Haití de 1936

El país llevaba casi un siglo de conflictos con la vecina República de Haití.


Desde la independencia hasta la fecha, habían tenido años de guerras, conflictos
fronterizos, inmigración masiva ilegal, ocupación por los haitianos de tierras de la
parte dominicana y trasiego de productos de contrabando. El primer Convenio de
Amistad y Comercio y de intento de demarcación de la frontera, fue firmado en
1874, pero sin que el mismo fuera puesto en ejecución. El segundo Tratado con
Haití firmado en el 1929, fue impulsado por el presidente Horacio Vásquez y el
presidente Louis Bornó, que se reunieron en Puerto Príncipe primero y después
en Santo Domingo. El mismo marcó un gran paso de avance, pues se crearon
comisiones técnicas de ingenieros y expertos. Fue suscrito por ambas delegaciones
el 9 de enero de 1929. Pero este tratado no llegó a definir exactamente la frontera,
pues se mantuvieron posiciones diferentes en cuanto territorios ocupados. 206
A su llegada al poder, el presidente Trujillo tuvo varios años de buenas rela-
ciones con los gobiernos de Haití y ambos países hicieron el intento por mejorar
sus relaciones en la frontera, y regularizar el comercio y la inmigración ilegal. El
presidente Trujillo mantuvo una cordial relación con el presidente haitiano Stenio
Vincent y se reunió con él en Visita Oficial en Puerto Príncipe el 8 de marzo de
1936. Convinieron en crear sendas Comisiones Mixtas de expertos para concluir
y determinar la demarcación de la frontera, que había quedado en suspenso desde
1929. Luego de varias reuniones, el 9 de marzo de 1936 Trujillo y Vincent firma-
ron el Protocolo Final del Acuerdo Fronterizo Domínico-Haitiano, mediante el
cual la República Dominicana cedió unas zonas de sus territorios ocupados, en

206 Manuel A. Machado Báez. La Dominicanización Fronteriza. Ciudad Trujillo, Impresora Dominicana,
1955, págs. 230-245.

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cambio de una indemnización y logró concluir el histórico diferendo entre los


dos países. La firma del Tratado se realizó el 14 de abril de 1936. Este tratado fue
un gran logro de la diplomacia dominicana y por la participación directa de los
presidentes Trujillo y Vincent.207

La Matanza de Haitianos en 1937

Sin embargo, un año después de la firma de tratado fronterizo el presidente


Trujillo ordenó la matanza de los campesinos ilegales haitianos en la región norte
y fronteriza del país. Un grave episodio de gran impacto diplomático con Estados
Unidos y la región fue esta matanza de haitianos en la frontera a finales de 1937.
En esos años Trujillo y muchos intelectuales de pensamiento hispanista, promo-
vieron la política de atraer una inmigración blanca caucásica como forma de con-
traponerla a la presencia haitiana y racial, ideas con la que trataron de justificar la
matanza de haitianos en octubre de 1937. No obstante, la posición oficial del go-
bierno ante la opinión pública internacional fue que esas muertes fueron causadas
por incidentes entre campesinos, por los numerosos robos de ganado realizados
por los haitianos ilegales de la zona.
Sin embargo, por diversos factores Trujillo y los Ministros nacionalistas que
lo rodeaban comenzaron a mostrar una actitud hostil hacia el vecino país, se con-
sidera que debido al fuerte contrabando de productos y los robos de ganado en la
frontera por los campesinos haitianos, por la constante inmigración ilegal y por
viejos sucesos históricos. Existía en esa época el predominio de la tesis de la nece-
sidad de blanquear la raza, teorías raciales muy en boga en los nuevos regímenes
militares nazistas y fascistas en Europa. Las primeras matanzas comenzaron en
Dajabón el 28 de septiembre de 1937, de ahí siguió a otras regiones y la masacre
aumentó aún más del 2 de octubre hasta que cesó el 8 de octubre.
Trujillo ordenó detener la matanza después de varios cables de presiones de
Haití y Estados Unidos, y de una cena reunión que sostuvo Trujillo el 8 de octu-
bre, con el Ministro haitiano en Santo Domingo Evremont Carrie, quien era por-
tador de un mensaje del presidente Vincent, junto con el Ministro dominicano en
Haití Enrique Jimenes. No obstante, por dos meses más, siguieron los asesinatos
en comunidades de la Línea Noroeste y la frontera.
El incidente creó un escándalo de trascendencia internacional, y provocó una
enorme repulsa Continental y quejas diplomáticas. El número de haitianos ase-
sinados es muy diferente según la fuente o el país. Diversos autores que han in-

207 Gaceta Oficial, no. 4890, Santo Domingo, 1 de abril de 1936. El canje del Tratado fue realizado el 14
de abril de 1936.

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vestigado el tema, concluyen que entre 5,000 a 12,000 personas pudieron morir.
El historiador Bernardo Vega, después de un estudio de todas las fuentes y sus
cálculos propios, lo sitúa en alrededor de 5,000-6,000 muertos. Sin duda, afectó
muy negativamente la imagen del dictador, que fue severamente censurado por
la opinión pública internacional y recibió el total rechazo y protesta de todos los
países latinoamericanos.208 El affaire provocó un serio incidente diplomático entre
los dos países vecinos y con los Estados Unidos. 209
Para el momento de la matanza existía cierto vacío diplomático en las dos na-
ciones, en la República Dominicana el Dr. Joaquín Balaguer con 31 años, ejercía
la labor de canciller interino, debido a la enfermedad del titular, Ernesto Bonetti
Burgos, quien salió del país en agosto de 1937, a practicarse tratamientos médicos.
Le siguió de Canciller Julio Ortega Frier, y después Arturo Logroño, los tres, recios
intelectuales y hombres públicos. En Haití sucedió algo similar, el canciller George
Leger, también estaba muy enfermo y le fue concedida una licencia, y fungía como
canciller interino, Auguste Turnier, quien llevaba dos semanas en el cargo al inicio
de la matanza. El secretario de Estado Cordell Hull se encontraba en Europa en
ocasión de la guerra en esa región, y estaba de secretario interino el veterano diplo-
mático Sumner Welles, reconocido enemigo de Trujillo. Los Ministros en Misiones
de la República en Haití Enrique Jimenes y en Washington Andrés Pastoriza, fue-
ron eficaces en sus funciones. Además, se destacó por su excelente papel en las ne-
gociaciones, el jurista y hombre de Estado Manuel de Jesús Troncoso de la Concha.
La presión internacional llevó a Trujillo y a la Cancillería dominicana a tener
que buscar formas de lograr un entendimiento con el gobierno haitiano. La inter-
vención del Departamento de Estado y del propio presidente Roosevelt fue muy
seria, y Trujillo se vio forzado a negociar dentro del llamado Pacto Gondra en arbi-
traje de tres países y permitir una Comisión Investigadora que fue presionada por
los Estados Unidos. Sin embargo, también negoció con éxito en forma bilateral
con el presidente Vincent y su Canciller para llegar a un acuerdo de paz mediante
el pago de una indemnización. El historiador Frank Moya Pons, escribió sobre
este incidente internacional: “Después de muchas protestas e investigaciones, el
caso quedó cerrado cuando el gobierno dominicano pagó al gobierno haitiano
US$ 750,000.00 en compensación de daños y perjuicios”. 210 Se concluyó el 20-
21 de enero de 1938.

208 Bernardo Vega. Trujilllo y Haití. vol. I-II. Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 1988-1995,
pp. 344-345.
209 José Israel Cuello. Documentos del Conflicto Domínico-Haitiano de 1937. Santo Domingo, Editora Tall-
er. 1985.
210 Frank Moya Pons. Manual de Historia. Op. cit., p. 519.

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Trujillo tuvo que pactar con el presidente haitiano Stenio Vincent. El escán-
dalo internacional que generaron estos crímenes incidió en la decisión de Trujillo
de no presentarse como candidato y apoyar la elección de su primer presidente
designado, Jacinto B. Peynado, quien ocupó la presidencia desde mayo de 1938
hasta marzo de 1940, cuando falleció, dando paso al vice presidente Manuel de
Jesús Troncoso de la Concha, quien fue presidente hasta el 18 de marzo de 1942.

Crisis Política y sus Implicaciones Internacionales

En 1933, el Gobierno dominicano declaró como enemigos a los gobernantes


extranjeros que favorecieran las actividades del exilio dominicano en sus territo-
rios. La medida buscaba, principalmente, evitar la concentración de exiliados en
el territorio haitiano, haciendo que el presidente Stenio Vincent se cuidara de no
solidarizarse con los enemigos del régimen de Trujillo. Esto favoreció un acerca-
miento entre los dos Gobiernos, constituyéndose en Santo Domingo el Comité
de Relaciones Culturales Domínico-Haitiano, en el que Trujillo y Vincent apare-
cían como presidentes honoríficos.
En cuanto a Cuba, después del derrocamiento del del presidente Gerardo
Machado en 1933 y con el establecimiento del Gobierno provisional de Ramón
Grau San Martín la situación dio un cambio radical contrario al Gobierno domi-
nicano. El Gobierno de la pentarquía de Grau y los grupos revolucionarios que lo
apoyaban eran marcadamente anti trujillistas y de ahí en adelante las tensiones en-
tre ambos países se mantuvieron. La nueva generación con el tiempo formó parte
del grupo de gobernantes democráticos del Caribe y Centroamérica, denomina-
dos la Legión del Caribe, que abogaban por gobiernos democráticos y apoyaban
los luchadores contra las dictaduras militares.
El exilio dominicano trataba de obtener el apoyo de los Estados Unidos, pre-
sionándolo para que le retirara su apoyo a la dictadura de Trujillo. 211 De tal forma,
el Gobierno de Grau San Martín apoyó los preparativos expedicionarios que los
exiliados activaban desde el puerto de El Mariel, coincidiendo con la presencia
de Sumner Welles en Cuba.212 Los servicios de inteligencia cubanos daban se-
guimiento a los planes, con las dudas de si éstos podían influir sobre la política
cubana, pero no los evitaban pues tenían conocimiento de que contaban con el
apoyo discreto de las autoridades, aunque con el desagrado de la embajada de los
Estados Unidos. Los planes expedicionarios estuvieron muy avanzados, pero la
caída de Grau San Martín en 1934 y la intervención de la Cancillería norteame-

211 Juan I. Jimenes Grullón. Sociología Política. Vol. I. Santo Domingo, Editora Taller, 1974-1975, p. 339.
212 Nicolás Silfa. Guerra, Traición y Exilio. Barcelona, IPSAG, 1980, p.122.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

ricana llevaron al fracaso el proyecto antitrujillista. 213 Con el fracaso del intento
expedicionario de El Mariel se puso fin a la tensión vivida entre Cuba y la Repú-
blica Dominicana, mientras los Estados Unidos se mantenían en actitud neutral
acorde con la política “del buen vecino” de Roosevelt.
La situación del Gobierno durante los siguientes años, no tenía mayores pro-
blemas en la política doméstica debido a inexistencia de agrupaciones políticas
opositoras. Pero en el campo de la política exterior comenzó a encontrar dificul-
tades que se reflejaron de manera negativa, especialmente a partir del momento
en que de forma errática el Gobierno dominicano dejó de ser coherente en sus
relaciones con los Estados Unidos. Los norteamericanos protestaron la política de
acercamiento a la Unión Soviética y el reconocimiento de Alemania Democráti-
ca oriental en 1950 y al coqueteo con organizaciones consideradas comunistas,
terminó por convertir a Trujillo en un aliado poco confiable para los norteameri-
canos. En ese proceso fluctuante que lo alejaba de Washington, el mandatario do-
minicano patrocinó el secuestro en 1956 en la ciudad de Nueva York del exiliado
español Jesús de Galíndez, por razones de carácter personal y políticas. Eso creó
una crisis entre Estados Unidos y Trujillo, por haber secuestrado y desaparecido a
Galíndez en plena ciudad de Nueva York.
Otro grave incidente político regional fue el atentado de los agentes de Truji-
llo el 24 de juno de 1960 contra el presidente Rómulo Betancourt de Venezuela,
que tuvo graves consecuencias diplomáticas contra Trujillo y el país. Por este grave
incidente la Organización de Estados Americanos (OEA) convocó una Asam-
blea de Cancilleres de la organización en Costa Rica, del 16 al 20 de agosto de
1960, en la que los países miembros tomaron la decisión de sancionar política y
económicamente al Gobierno de Trujillo, sumiéndolo en un virtual aislamiento
internacional. Fue aprobado el rompimiento de relaciones diplomáticas de todos
los países miembros de la OEA con la República Dominicana, un acto inusitado
que ocurrió por primera vez, igual que la invocación del Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca (TIAR). El canciller dominicano en la reunión fue Por-
firio Herrera Báez y el secretario norteamericano, lo fue Christian Herter, quien
tenía instrucciones precisas de su Gobierno. Para esta fecha, los Estados Unidos
abandonaron a Trujillo, y más bien lo percibieron como un estorbo. El propio
presidente Dwight Eisenhower, abogó por el cambio de política hacia Trujillo.214

213 Eliades Acosta Matos. “1934: La Expedición del Mariel”. Boletin del Archivo General de la Nacion,
año LXXII, vol. XXXV, no. 127, Santo Domingo, mayo-agosto de 2010, p. 66.
214 Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo; Los Días Finales 1960-1961. Santo Domingo, Fundación Cultur-
al Dominicana, 1999. Tambien en Bernardo Vega. Eisenhower y Trujillo. Santo Domingo, FCD. 1991.

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Viajes de Trujillo al Exterior y Diplomacia Personal

Trujillo siempre buscó el apoyo del gobierno de los Estados Unidos y de sus
presidentes. Deseaba ser admirado y recibido por los presidentes, tanto por su ego
particular, como para demostrar que era aceptado por el gobierno estadounidense.
También sentía gran recelo de que los presidentes o dictadores de la región habían
sido recibidos por los presidentes norteamericanos en Visitas Oficiales o de Traba-
jo, como fueron los casos de Fulgencio Batista y Anastacio Somoza, y los presiden-
tes haitianos Lescot y Magloire y otros. Pero a él, los presidentes norteamericanos
lo trataban con distancia. Trujillo sí aprovechó sus viajes para hacer contactos y
cabildeos con altos funcionarios, senadores, representantes y, sobre todo, con los
jefes de los distintos Cuerpos Militares norteamericanos.
Sus visitas más frecuentes eran a los Departamentos de Guerra, Marina y
Ejército y a los generales amigos suyos. Trujillo viajó seis veces entre 1939-1941
en calidad de canciller, otras veces de Ministro Extraordinario y Plenipotenciario
para tener un cargo que le brindará jerarquía oficial. Durante su régimen de 31
años, fueron presidentes del vecino del norte, Herbert Hoover, Franklin D. Roo-
sevelt, Harry S. Truman, Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy. La política
exterior norteamericana cambiaba naturalmente con las épocas y los problemas y
necesidades geopolíticas de cada etapa y también en función de la personalidad e
ideas de cada gobernante.
En el 1939, Trujillo y una nutrida delegación dominicana viajaron a Was-
hington a negociar distintos acuerdos y tratados de cooperación militar. Durante
su estadía en Washington, el mandatario fue recibido por funcionarios del De-
partamento de Estado y de manera privada por el presidente Franklin Delano
Roosevelt. El presidente norteamericano no permitió que se tomaran fotografías
ni saliera ningún comentario de la breve entrevista en la prensa. Trujillo sentía el
rechazo y le hería su orgullo, pero para la propaganda interna en el país, se le daba
una cobertura de triunfo y de recibimiento en gran gala. Desde Estados Unidos
viajó a Europa en el momento en que Alemania declaraba la guerra a Francia e
Inglaterra, lo que hizo que regresara nuevamente a los Estados Unidos y a finales
de octubre a la República Dominicana.
Como ha descrito el historiador Bernardo Vega, en el 1948 Trujillo visitó
nuevamente a Washington y tuvo una breve reunión privada con el presidente
Harry S. Truman, en la Casa Blanca, para conversar asuntos de la agenda bilateral
y tratar de obtener su aprobación para la compra de armas y equipos militares.
En esta ocasión tampoco se permitió tomar fotografías ni se emitieron notas de
prensa. Toda la reunión y las conversaciones fueron privadas. Cinco años des-
pués, en febrero de 1953, Trujillo logró sostener una entrevista igual privada con

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

el presidente Dwight D. Eisenhower, que también fue discreta, sin fotografías y


notas de prensa. Esta audiencia fue promovida por los generales norteamericanos
amigos de Trujillo, pues los funcionarios del Departamento de Estado no estaban
de acuerdo con el encuentro. Para Trujillo era muy importante asistir a la Casa
Blanca, pues en el país se presentaban como reuniones formales y se desarrollaba
una amplia campaña a favor de los triunfos de sus viajes.215 Se firmó un Acuerdo
entre ambos países por ambos cancilleres Virgilio Díaz Ordoñez y John Foster
Dulles.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial aminoró el descrédito en que se
encontraba la dictadura a principios de los años cuarenta. 216 Trujillo se vio for-
zado a cambiar su política de clara simpatía hacia Alemania y alinearse con los
Estados Unidos. Desde 1935, tanto desde el gobierno como desde la Cancille-
ría, se venía produciendo un discreto acercamiento con la Alemania hitleriana,
cuando Trujillo designó a José María Bonetti Burgos ministro dominicano en
Berlín. El diplomático, al presentar sus credenciales puso de relieve los vínculos
de simpatía y compenetración ideológica que tenía Trujillo con la nación ale-
mana.217 Como gesto, Trujillo designó a Viriato A. Fiallo como miembro del
Senado Científico de la Academia Médica Germano-Iberoamericana de Berlín,
en febrero de 1936.
Sin embargo, estos tanteos diplomáticos cesaron cuando Estados Unidos
le declaró la guerra a Japón en el 8 de diciembre de 1941, después del ataque a
Pearl Harbor y de inmediato a Alemania e Italia, y buscó la alianza de los países
latinoamericanos. El Gobierno de Trujillo rápidamente cambió y se convirtió
en un eficiente aliado, en la política de proteger la zona del Caribe contra las
incursiones de barcos y submarinos alemanes en la región. El Gobierno domi-
nicano le declaró la guerra a Alemania, a Italia y al Japón en enero y febrero de
1942, uniéndose así a los Aliados, después que los Estados Unidos convocara la
III Reunión de Cancilleres en Río de Janeiro de enero de 1942, donde solicitó la
solidaridad Hemisférica. Todos los países Latinoamericano declararon la guerra
a las potencias del Eje.

215 Bernardo Vega. “La Era de Trujillo 1930-1961”. En Frank Moya Pons (cord.). Historia de la República
Dominicana. (Madrid), CSIC, 2010, pp. 477-478.
216 Virgilio Álvarez Pina. La Era de Trujillo. Narraciones de Don Cucho. Santo Domingo, Editora Corripio.
2008, p. 73.
217 Listín Diario, Santo Domingo, 3 de julio de 1935.

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Tratado Hull-Trujillo; Fin de la Receptoría de Aduanas

La terminación del Convenio Domínico-Americano de 1907 y 1924, era un


viejo anhelo de la población dominicana y los líderes de opinión pública, pues
representaba una injerencia externa que limitaba la soberanía nacional y signi-
ficaba tener un protectorado financiero por los Estados Unidos. Para 1939, las
circunstancias internacionales estaban dadas para una mayor cooperación entre
Estados Unidos y el país, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y la
necesidad de ese país contar con los aliados Latinoamericanos y del Caribe, para
que ayudaran a proteger las costas caribeñas y el Canal de Panamá. Además, con
la recuperación de la economía mundial al salir de la Gran Depresión y el creci-
miento de la economía norteamericana, la República mejoró substancialmente su
situación económica, sus ingresos arancelarios y había podido cumplir con todos
los compromisos del Convenio Domínico-Americano del 1924.
Los primeros contactos con el Departamento de Estado norteamericano los
realizó el canciller Arturo Despradel, en nombre del gobierno que presidía Ja-
cinto B. Peynado. Luego de su fallecimiento, alcanzó la presidencia Manuel de
Js. Troncoso de la Concha, quien dirigió junto con la Cancillería las primeras
negociaciones con Estados Unidos. En octubre de 1939, Trujillo visitó de nuevo
a Washington y le mandó una carta al presidente Roosevelt donde le explicaba
la nueva situación del país y pedía negociar la terminación de la Convención.
Roosevelt le contestó señalando que la derogación tenía que ser aprobada por el
Congreso, pero que estaría abierto a conocer los argumentos y explicaciones.
El historiador César A. Herrera, en su valiosa obra describe el proceso nego-
ciador;

“El 15 de agosto de 1940, el departamento de Estado de Washing-


ton dio un comunicado a la prensa informando que se había designado
al Sr. Hugh R. Wilson, como embajador representante del secretario de
Estado, para que continuara en Ciudad Trujillo las negociaciones ini-
ciadas en Washington para la solución de los problemas originados de
la Convención de 1924. El gobierno dominicano designó a su vez una
comisión para negociar con el enviado americano, integrada por el Lic.
Arturo Despradel, secretario de Estado de Relaciones Exteriores; José
Ma. Bonetti Burgos, secretario de Estado de la Presidencia, y por el Lic.
Jesús Ma. Troncoso Sánchez, subsecretario de Estado de la Presidencia.
Completadas las negociaciones en Ciudad Trujillo se resolvió que la
firma del tratado se realizara en Estados Unidos”.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

“El 28 de agosto el Presidente Troncoso de la Concha confirió ple-


nos poderes al Generalísimo Trujillo, como Embajador Extraordinario
en Misión Especial, para firmar el trascendental acuerdo con que se
le daba fin a tan laboriosas negociaciones, y se clausuraba un proceso
histórico dominicano de tantas influencias en el cuadro general de los
problemas nacionales”. 218

Finalmente, el Tratado Hull-Trujillo fue firmado en Washington, el 24 de


septiembre de 1940, por el Embajador Trujillo y el Secretario Cordell Hull, lo
que representó un gran logro para la nación. La firma del Tratado ponía fin al
sistema de la Receptoría General de Aduanas administrada por los norteamerica-
nos, y de esa manera la República Dominicana, logró independizar sus finanzas
públicas y tomó el control de su régimen aduanal. También se estableció que el
National City Bank of New York fuera depositario único de las rentas y fondos
públicos del Gobierno, como protección para los poseedores de bonos de 1922 y
1926. 219 Las negociaciones de la Cancillería dominicana dirigida por el secretario
Arturo Despradel y los comisionados, junto con los diplomáticos de la Legación
en Washington, con los comisionados norteamericanos habían concluído muy
satisfactoriamente. El Tratado Hull-Trujillo representó un gran logro de la diplo-
macia dominicana y de las mismas gestiones que Trujillo realizó. Se terminó con
el control financiero y la administración de las aduanas por la Receptoría General
de Aduanas que existió de 1906 al 1941. El país recuperaba su real plena soberanía
sin el tutelaje financiero norteamericano.

Firma del Concordato con el Vaticano

Trujillo realizó un importante viaje lleno de pompa y colorido a Madrid, Es-


paña, a visitar a su homólogo el Generalísimo Francisco Franco. El Gobierno de
Franco le brindó una gran bienvenida cuando llegó al Puerto de Vigo el 2 de junio
de 1954. Fue recibido por el canciller español Alberto Martín Artajo. En Madrid
se encontraron los dos gobernantes. Trujillo hizo fe de su admiración por la his-
panidad y el catolicismo y de su afinidad con las ideas falangistas en boga. Fue
recibido en un acto oficial en el Palacio del Pardo el 5 de junio, y ambos caudillos
se condecoraron mutuamente. En ese viaje Trujillo firmó un Acuerdo Migratorio,
para atraer a la República Dominicana colonos agrícolas españoles y convenios

218 César A. Herrera. Op. cit., p. 349.


219 Lauro Capdevila. La Dictadura de Trujillo. Republica Dominicana 1930-1961. Santo Domingo, Socie-
dad Dominicana de Bibliofilos, 2000, p. 120-121.

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EDUARDO J. TEJER A

educativos. Después de España, Trujillo y su séquito siguieron rumbo a Roma, a


una visita al Papa Pío XII.
Ya antes de su llegada el Lic. Rafael F. Bonnelly, quien era secretario de Esta-
do de la Presidencia, fue enviado a principios de 1954 a negociar un Acuerdo de
Concordato con la Santa Sede. El texto del Concordato estaba listo y negociado
cuando llegó Trujillo a Roma, y fue firmado el 16 de junio de 1954, por el propio
Trujillo como Plenipotenciario de la República, junto con el pro-secretario de
Estado del Vaticano, Monseñor D. Tardini. Trujillo y su séquito oficial fueron
recibidos en Audiencia Especial por el Papa Pío XII. 220 Para Trujillo este Concor-
dato fue un gran éxito de la diplomacia.

Cancillería y Diplomacia Durante la Guerra Fría

El Gobierno norteamericano insistió en acordar, en el marco de la guerra fría


los pactos militares que garantizaran su control sobre la región del Caribe. En ese
orden, en 1947 el Gobierno dominicano firmó con los Estados Unidos el Acuerdo
Bilateral de Asistencia Militar y en abril de 1951, gobernando el presidente Harry
S. Truman, el Gobierno dominicano apoyó la guerra de los Estados Unidos con-
tra Corea del Norte, a la vez que el país comenzó a recibir asistencia del Military
Asistence Advisory Group (MAAG).221
De acuerdo al historiador Roberto Cassá, la política exterior de la dictadura
de Trujillo a partir de 1946 y en los primeros años de la década de los cincuenta,
estaba encaminada a adherirse a las posiciones de los Estados Unidos contra la
Unión Soviética, a la vez que se proclamaba como campeón del anticomunismo
en América. Aunque con recelo entre muchos, Washington lo tuvo como uno de
sus cercanos aliados en la región del Caribe.222 Esto permitió que las relaciones de
Trujillo se mantuvieran en auge en los primeros cinco años de la década de 1950,
dando el régimen suficiente muestras de apoyar totalmente la política norteame-
ricana para la región, a la vez que recibía asistencia militar y armas que fortalecían
la capacidad militar del Gobierno.
En 1955, los Estados Unidos, con una política de manos suaves con las dicta-
duras latinoamericanas, se mostraban dispuestos a apoyar a Trujillo, neutralizando

220 Wenceslao Vega Boyrie. “Trujillo, Bonnelly, Pío XII y el Concordato de 1954”. Clío, año 83, no.188, San-
to Domingo, Julio-Diciembre de 2014.
221 Bernardo Vega. “Las Relaciones Internacionales”. En Historia General del Pueblo Dominicano. vol. V.
Santo Domingo, Academia Dominicana de Historia, 2014, págs. 553-590 y pág. 564.
222 Roberto Cassá “El Proceso Político de la Segunda Mitad de la Dictadura (1945-1961)”. En Historia
General del Pueblo Dominicano. Op. cit., pp. 473-552, 494.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

en cierta forma las dificultades que este había tenido con los Gobiernos de la
region. Trujillo tuvo serias dificultades con los Gobiernos de Rómulo Betancourt
y Rómulo Gallegos de Venezuela en el período de 1945 al 1948 y con el de Cuba
en 1947. También tuvo tensas relaciones con el presidente Juan José Arévalo de
Guatemala 1934-1951, con el Gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala, 1951-
1954, y con José Figueres de Costa Rica en los períodos de 1948-1949 y 1953-
1956. A partir de 1956, los problemas de Trujillo se hicieron más incomodos con
sus vecinos centroamericanos y caribeños, lo que se expresó en los cambios de su
política exterior a través de las medidas que lo alejaban de la política americana. 223
Especialmente después de 1955, la situación comenzó a cambiar de manera
desfavorable para su Gobierno: Honduras rompió sus relaciones con la República
Dominicana en 1957, Brasil mostraba irritación con Trujillo y México en un
gesto de repudio a lo que pasaba en Santo Domingo, se negó a aceptar a Johnny
Abbes, quien fue máximo jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), como
agregado militar de la embajada Dominicana: El Gobierno de Cuba bajo Batista
sí se mantuvo como un cercano aliado de Trujillo. Ambos dictadores coopera-
ban entre ellos. El mandatario dominicano mostró interés en evitar el triunfo de
Fidel Castro que combatía la dictadura de Batista, por lo que entregó armas y
pertrechos a su Gobierno, lo que explica la llegada del presidente Batista a Santo
Domingo, luego de huir con sus familiares y más cercanos colaboradores la noche
del 31 de diciembre de 1958.
De acuerdo a Lauro Capdevila: “Las relaciones con Cuba cambiaron desde
enero de 1959 con el ascenso al poder del régimen de Fidel Castro, quien de
inmediato se solidarizó con los planes expedicionarios de los exiliados dominica-
nos, que penetraron al país en las expediciones de junio del mismo año”.224 Las
expediciones contaron también con el apoyo en armas y dinero del Gobierno de
Rómulo Betancourt de Venezuela.

Trujillo Aislado en el Plano Internacional

La situación de la existencia de un régimen contrario a los intereses nortea-


mericanos en Cuba y las expediciones de junio de 1959, provocaron una situación
conflictiva en la región del Caribe, que acrecentó el enfrentamiento de Trujillo
con los países de la zona, a la vez que los Estados Unidos reorientaron su política
exterior en la que se comenzaba a criticar las dictaduras. Cuba y República Domi-
nicana entraban en una estrategia combinada: Eliminar la existencia de una Cuba

223 Ibid., p. 576


224 Lauro Capdevila. Op. cit., pp. 284-285.

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comunista en la zona y evitar que otros países siguieran el ejemplo revolucionario


de Fidel Castro, a la vez que la dictadura de Trujillo iba quedando aislada de
los países de tendencia democrática. En ese proceso, la Organización de Estados
Americanos (OEA), se convirtió en mediadora de los conflictos, asumiendo posi-
ciones en contra del régimen dominicano, como sucedió con el tratamiento que
la OEA dio a la denunciada expedición de cubanos en la República de Haití, que
en realidad fue planificada contra Trujillo en agosto de 1959:

“El 15 de agosto de 1959, el Ministro de Relaciones Exteriores


de la República de Haití informó a la Quinta Reunión de Consulta
de Ministros de Relaciones Exteriores que su país había sido objeto de
una invasión ocurrida el 13 de ese mes. El 17 de agosto el Ministro de
Relaciones Exteriores de Haití manifestó a la Reunión de Consulta que
las fuerzas invasoras habían zarpado de un puerto de Cuba y que las
autoridades de ese país expresaron no haber podido impedir la salida
de los invasores”.225 La Comisión designada por la OEA para estudiar
ese y otros incidentes con el Gobierno dominicano, entrevistó a cinco
prisioneros “únicos sobrevivientes de la expedición invasora, de nacio-
nalidad cubana, quienes declararon haber zarpado del puerto cubano
Puerto Padre bajo las órdenes del Comandante Henry Fuertes, alias
“El Argelino”, y que, al lanzarse a la aventura, habían ignorado cuál
sería su verdadero destino. Agregaron que, una vez en Haití, y en vista
de que no recibieron el apoyo de la población haitiana, conforme les
habían prometido los dirigentes de la invasión, decidieron entregarse a
las fuerzas haitianas”.226

También fue llevada al seno de la OEA y presentada en la Sexta Reunión


de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, la querella del Gobierno ve-
nezolano acerca del lanzamiento de volantes desde una nave en contra del Go-
bierno de Venezuela, el 19 de noviembre de 1959. El Informe de la Comisión
Interamericana de Paz a la VI Reunión de cancilleres en agosto de 1960, relató;
“El avión, de matrícula norteamericana, tripulado por dos ciudadanos cubanos,
había lanzado sobre la isla de Curazao hojas volantes en las cuales se incitaba al
Ejército de Venezuela a rebelarse contra los poderes legítimamente constituidos de

225 Informe de la Comisión Interamericana de Paz a la Sexta Reunión de Consulta de Ministros de


Relaciones Exteriores. San Jose (Costa Rica), doc. CIP-6-60 de la Comisión Interamericana de Paz,
doc. 6 (español) 5 de agosto 1960, agosto de 1960, p. 5.
226 Ibid., p. 5.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

ese país. La intención había sido lanzar los volantes sobre una ciudad venezolana,
pero equivocadamente fueron lanzados sobre Curazao. Realizada esta operación
los tripulantes del avión se vieron obligados a hacer un aterrizaje forzoso en la isla
de Aruba, en donde fueron detenidos por las autoridades holandesas. El avión
había partido de Miami, con escalas en Nassau y Ciudad Trujillo antes de volar
sobre Curazao y Aruba”. 227
Otro conflicto que se sumaba al tenso clima de las relaciones exteriores del ré-
gimen de Trujillo, fue el tenido con el Gobierno del Ecuador, cuando las autorida-
des dominicanas enfrentaron al Gobierno ecuatoriano por permitir la presencia de
opositores dominicanos en su embajada de la República Dominicana. Producto
de la tensión vivida en su representación diplomática, Ecuador solicito a la OEA,
en nota del 16 de febrero de 1960, que una comisión mediara en la controversia
surgida entre ambos países, aduciendo que la actitud de las autoridades domi-
nicanas, ponían en peligro la sede y las vidas de los diplomáticos ecuatorianos.
Para estudiar los conflictos relacionados con las denuncias presentadas a la OEA,
se nombró una comisión especial, encabezada por el embajador de los Estados
Unidos, John C. Dreier como presidente, y Héctor David Castro, Embajador de
El Salvador, Vicente Sánchez Gavito, de México, Carlos A. Clulow de Uruguay,
y Nelson Himiob de Venezuela, como miembros. Casi todos se inscribían en una
posición crítica a la política exterior dominicana.

Reunión de la OEA de Cancilleres en Costa Rica, 1960

En junio de 1960, la profundización de las dificultades con el Gobierno de


Venezuela vino a propiciar el aislamiento definitivo de la dictadura de Trujillo en
el campo internacional. Dentro de la estrategia de la política exterior dominicana,
resultó contraproducente el fallido intento para asesinar a Rómulo Betancourt,
presidente de Venezuela el 24 de junio de 1960, con el que Trujillo intentaba
promover el surgimiento de un Gobierno que fuera más favorable a sus intereses
geopolíticos.
En 1960, cuando el régimen de Trujillo acometió contra el Gobierno de Ve-
nezuela, los norteamericanos se acogieron a las sanciones impuestas en la Con-
ferencia de Cancilleres del Consejo de la Organización de Estados Americanos,
del 21 de agosto. Las medidas contra el régimen de Trujillo incluyeron sanciones
económicas, el rompimiento de las relaciones diplomáticas con la República Do-
minicana: “las relaciones Trujillo-Washington se resquebrajaron. Trujillo declaró

227 Ibid., pág. 6.

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persona non grata al vicecónsul James McNamara, en febrero de 1961”. 228 En


esta coyuntura, el gobernante dominicano había perdido el apoyo que por más de
veinticinco años le había prestado el Gobierno norteamericano, el más importante
para continuar dirigiendo la República Dominicana.
En la VI Conferencia de Ministros de Relaciones Exteriores, reunidos en Cos-
ta Rica, la posición del canciller dominicano Porfirio Herrera Báez, fue la de criti-
car que la OEA pretendiera justificar una “alegada participación de las autoridades
dominicanas en los sucesos de la Avenida de los Próceres en Caracas, del 24 de
junio”.229 En un gesto que pareció a la defensiva, acusó al presidente de Venezuela
de haber patrocinado el asalto a la legación dominicana en Caracas en 1945, y de
financiar la oposición dominicana, detener embarcaciones dominicanas y prestar
apoyo a los expedicionarios de junio de 1959.
El canciller Herrera Báez propuso como salida a la crisis que se había presen-
tado, alegando que ya Trujillo se había retirado del Gobierno y en el país existía un
nuevo Gobierno, encabezado por Joaquín Balaguer, que se hicieran esfuerzos para
“explorar las posibilidades de adopción de un plan que, mediante el cumplimiento
de etapas progresivas, pudiera conducir a la completa normalización de la con-
vivencia internacional en la zona del Caribe”.230 Pero esta propuesta no logró el
objetivo de la delegación dominicana, y las sanciones fueron aprobadas, y comen-
zadas a aplicar por los Gobiernos presentes. A partir de esa cumbre, el Gobierno
dominicano asumió una actitud contraria a lo decido por la OEA, negándose a
recibir la comisión que esta organización había designado para visitar República
Dominicana con el fin de estudiar el problema dominicano.231
Coincidiendo con la crisis que estremecía al régimen de Trujillo y con el re-
pudio de la OEA a su política, en los Estados Unidos asumió la presidencia el
demócrata John F. Kennedy, quien inició su mandato el 20 de enero de 1961,
sustituyendo a Dwight D. Eisenhower, quien ya había iniciado el proceso de ale-
jamiento del Gobierno dominicano. La política del nuevo presidente norteame-
ricano hacia América Latina estaba condensada en la propuesta de Alianza para
el Progreso, con la que se proyectaba un esfuerzo común hacia la libertad y el
desarrollo económico y la lucha contra la pobreza en América Latina, lo que fue
planteado en su discurso pronunciado el 13 de marzo de 1961. El autor Bernardo
Vega ha expresado: “Cuando en marzo Kennedy pronunció su discurso anuncian-

228 Ibid., pp. 473-552.


229 La República Dominicana en la VI. Reunión de Cancilleres, San José Costa Rica, agosto 16-20, 1960.
Ciudad Trujillo. Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, 1960, p. 1.
230 Ibid., pp. 3-11.
231 Lauro Capdevila. Op. cit., p. 286.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

do la Alianza para el Progreso, un plan para promover el desarrollo económico


y social de América Latina, criticó a Trujillo”.232 Después de las sanciones de la
OEA la situación del régimen se vio cada vez más grave y limitada. Tantos factores
internos y externos condicionaron el final de la era.

Presencia Internacional y Labores de la Cancillería

Como se ha podido apreciar, durante el largo régimen de Rafael L. Trujillo


el desarrollo institucional de la Cancillería y de la diplomacia dominicana fue
muy notable. Trujillo y sus ministros eran conscientes de la importancia de la
diplomacia y del Cuerpo Diplomático acreditado en el exterior para avanzar los
intereses políticos del presidente y para defenderse de sus adversarios regionales.
La Cancillería creció en funciones, en números de diplomáticos, en mejoras a la
normativa legal y las asignaciones presupuestarias y también en la calidad y núme-
ro de embajadas y consulados a través del mundo. La historiadora Mu-kien Sang
Ben, en su obra, señala; “Destaca el informe que en 1930, momento en que subió
al poder el presidente Trujillo, las misiones diplomáticas del país en el exterior no
llegaban a una docena. En 1958 se podía contar con 31 misiones diplomáticas, 59
oficinas consulares rentadas y 200 oficinas honorarias”. 233
Claro está que este mismo crecimiento del sistema diplomático fue un fenó-
meno mundial y regional, después de la Segunda Guerra Mundial y de la creación
de los organismos internacionales de la post-guerra, como las Naciones Unidas, la
OECD, la OEA, los diferentes Tratados Hemisféricos y la mayor actividad en las
relaciones entre las naciones. No obstante, es claro que Trujillo por su parte le dio
mucha importancia al servicio exterior y siempre tuvo una Cancillería activa, en
la defensa y/o promoción de sus intereses políticos o del país.
En la era de Trujillo el país continuó con la ya iniciada tradición de partici-
par en los múltiples cónclaves diplomáticos internacionales o Continentales. Por
ejemplo, podemos citar la participación de la Cancillería y Misiones Especiales,
en los siguientes eventos: 234

Las Asambleas de la Sociedad de Naciones celebrada en Ginebra en 1931 y


1933.

232 Bernardo Vega. Op. cit., pp. 553-590, 587.


233 Mu-kien Sang Ben. Op. cit., p. 133.
234 Ibid,, pp. 128-129. Memorias de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, por cada año.
Y en página web.convenios/tratados, del portal digital de la Secretaría de Estado de Relaciones
Exteriores.

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EDUARDO J. TEJER A

Conferencia Interamericana de Consolidación de la Paz, en Buenos Aires, el


5 de diciembre de 1936.
VII Conferencia para la Represión Internacional del Terrorismo, en Ginebra
en 1937.
VIII Conferencia Interamericana de Lima, en diciembre de 1938.
Conferencia de Chapultepec, en Ciudad México, en marzo de 1945.
La Conferencia de la Primera Asamblea General de las Naciones Unidas, ce-
lebrada en Estados Unidos, en 1945.
Conferencia de las Naciones Unidas, celebrada en San Francisco, California,
en 1945, donde se suscribió el Convenio que fundó las Naciones Unidas.
Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad
del Continente. Río de Janeiro, en 1947. Se firmó el importante Tratado Intera-
mericano de Asistencia Recíproca (TIAR), de mutua asistencia en seguridad y/o
agresión.
Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas, celebrada
en La Habana. en 1947, donde se firmó la puesta en vigencia del Acuerdo General
sobre Aranceles y Comercio (GATT).
IX Conferencia Internacional Americana, celebrada en Bogotá, en 1948.
En marzo de 1956 el país fue sede de la Conferencia Especializada Interame-
ricana sobre Preservación de los Recursos Naturales.

Reformas de la Cancillería y del Marco Jurídico

Desde el principio de su largo régimen, Trujillo le dio gran importancia a


las relaciones internacionales y regionales. Por eso fortaleció la Cancillería y creó
un Cuerpo Diplomático dominicano más extenso y con mejor formación. La
Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores y la diplomacia fue modernizada
durante estas décadas. La legislación normativa de la Secretaría, fue modificada a
partir de 1930, para adecuar su estructura y funcionamiento a los intereses de la
política del nuevo presidente Trujillo. La primera reforma durante el gobierno de
Trujillo se realizó mediante los cambios introducidos por la Ley no. 278 del 7 de
enero de 1932, después en 1934 con la creación de la subsecretaría de Relaciones
Exteriores en 1934, con la modificación de la ley Orgánica del Cuerpo Consular
en 1938, y mediante nuevos cambios en 1944 y 1959 de la Ley Orgánica de la
Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Los cambios más importantes, fue-
ron los siguientes: 235

235 Miguel Antonio Rodríguez Cabrer. Op. cit.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

1. La Ley Orgánica de Organización Diplomática de 1932, centraba sus efec-


tos en la remuneración de los funcionarios de la Cancillería en el exterior, lo que
incluye salarios adicionales, gastos de viajes, viáticos y licencias. (Ley no. 278 del
7 de enero de 1932, Modificando el artículo 21 de la ley número 2109 del 8 de
julio de 1910).
2. Creación de la Escuela Diplomática y Consular: En 1934 se iniciaron, por
decreto del Poder Ejecutivo, los Cursos teóricos y prácticos de Derecho Diplomá-
tico, con el fin de impulsar y darle mayor eficiencia y efectividad a las funciones
de los funcionarios de la Cancillería, (decreto núm. 924 de fecha 12 de febrero
de 1934) los que servían de prerrequisitos para el ingreso a la Carrera. En 1942,
por decreto 301, del 13 de diciembre se reglamentó la Escuela Diplomática y
Consular. 236
3. La Ley Orgánica del Cuerpo Diplomático: El 4 de enero de 1938 se pro-
mulgó la Ley 1453, en la que se reconfirmó que las relaciones diplomáticas de
la República eran dirigidas por el presidente de la República por conducto de la
Secretaría de Relaciones Exteriores. El presidente era el responsable de nombrar
todo el personal diplomático. Para ese fin, la ley dividía a los funcionarios en diez
categorías: 1) Enviados extraordinarios y ministros plenipotenciarios, 2) Ministros
residentes, 3) Encargados de negocios, 4) Consejeros, 5) Secretarios de primera
clase, 6) Secretario de segunda clase, 7) Secretarios de tercera clase, 8) Agregados
de primera clase, 9) Agregados de segunda clase, y 10) Agregados de tercera clase.
Muchas de estas disposiciones y normas ya existían, pero ahora fueron refundidas
y detalladas con mayor rigor en la nueva ley, que sin duda fue un avance.
Por la disposición legislativa, se contemplaba la acreditación de embajadores
y ministros plenipotenciarios, en Misión Especial o comisionados especiales, con
funciones independientes de las Legaciones de carácter permanente. Entre esos
diplomáticos estaban incluidos los “agentes confidenciales” con carácter diplomá-
tico, con el fin de dar seguimiento a las actividades anti trujillistas en el extranjero.
La Ley establecía las normativas referidas a los derechos, deberes, remune-
raciones y licencias de los diplomáticos, así como un régimen de sanciones por
razones éticas. Contemplaba velar por el comportamiento de los miembros del
cuerpo diplomático, para lo cual la Secretaría llevaba un “expediente confiden-
cial de la conducta de cada uno los funcionarios”, quedando a discreción del
presidente de la República y del secretario de Estado, las sanciones a tomar. Esta
ley de 1938 derogaba la de Organización Diplomática del 14 de julio de 1910,

236 Reglamento de la Escuela Diplomática y Consular. Decreto 301, del 13 de diciembre de 1942. Gaceta
Oficial no. 5814, Santo Domingo, 21 octubre 1942.

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EDUARDO J. TEJER A

y otras normativas relativas a los funcionarios diplomáticos vigentes hasta ese


momento.
4. Ley Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores de 1944:
Esta nueva Ley núm. 617, del 2 de junio de 1944, modificó sustancialmente la es-
tructura de la Secretaría, dividiéndola en tres áreas fundamentales: a) Cancillería,
b) Misiones Diplomáticas, y c) el Servicio Consular. De estas dependían los de-
partamentos, divisiones, secciones y las embajadas, legaciones y consulados. Se de-
jaba consignado que solo serían funcionarios de carrera todos los que al momento
de su publicación, tuvieran cuatro años laborando como tales. Los diplomáticos
que no llegaran a esa antigüedad, estaban obligados a llenar el requisito para poder
ingresar a la Carrera. También, a partir de esa fecha podían ser nombrados por el
Poder Ejecutivo todos los subsecretarios que fueran necesarios.
Por otro lado, la ley incluía la categorización de los funcionarios diplomáticos
de la siguiente manera: a. Embajador extraordinario y plenipotenciario. b. Envia-
do extraordinario y ministro plenipotenciario. c. Ministro consejero de Embajada.
d. Ministro residente. e. Encargado de negocios. f. Consejero. g. Primer secretario.
h. Segundo secretario. i. Tercer secretario, y j. Agregado, que podía ser militar, de
prensa, comercial, y de agricultura, entre otros. Como se aprecia, esta ley actuali-
zaba y ampliaba algunas normas existentes.
En cuanto a las Misiones especiales, delegados a congresos, a exposiciones y
conferencias solo podían ser nombrados por el Poder Ejecutivo, bajo las categorías
de: a. Embajadores plenipotenciarios en Misión Especial. b. Delegados plenipo-
tenciarios. c. Delegados asesores. d. Comisionados especiales, y e. Secretarios. De
ellos, los embajadores y ministros plenipotenciarios podían ser nombrados por el
presidente de la República, aunque no pertenecieran a la carrera diplomática, ya
que esas funciones eran consideradas políticas.
En otro sentido, las funciones del Servicio Consular fueron modificadas para
ponerlas acordes con la ley, estableciéndose entre otras medidas, las categorías
de los funcionarios consulares, incluyendo funciones, responsabilidades, y una
amplia normativa, que incluye aspectos remunerativos, éticos, morales, y la con-
dición de dependencia en relación a las embajadas y legaciones. La ley Orgánica
de la Secretaría de Relaciones Exteriores fue dotada para su funcionamiento, del
Reglamento núm. 2086 del 31 de julio de 1944.
5. En 1950 se extendieron las funciones de la Secretaría de Estado de Relacio-
nes Exteriores, para agregarle y Cultos: Mediante ley núm. 2525, del 7 de octubre
de 1950, se integró a la Cancillería la sección de Cultos que había pertenecido
hasta ese año a la Secretaría de Estado de Interior y Policía. Desde entonces y has-
ta 1957 la institución responsable de las relaciones internacionales se denominó

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores y Cultos.237 Siete años después fue


modificada la ley y se eliminaron las funciones de Cultos.
6. Mediante la Ley Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exte-
riores 1959: La nueva Ley Orgánica núm. 5086, del 11 de febrero de 1959, intro-
dujo importantes cambios en la anterior Ley núm. 617, del 2 de junio de 1944,
aunque mantuvo las tres principales áreas de trabajo: a. Cancillería. b. Misiones
Diplomáticas, y c. Servicio Consular.
Con los cambios, la Cancillería integró los Departamentos de Política Exte-
rior, formados por cuatro Divisiones; el Departamento Consular con dos Divisio-
nes y el Departamento Administrativo integrado por siete Secciones. El área de
Misiones Diplomáticas estaba integrada por las Embajadas y las Legaciones y el
Servicio Consular, por: a. Cónsules generales, b. Los cónsules y vicecónsules, y c.
Cónsules, y vicecónsules honorarios. Se establecieron las categorías de los funcio-
narios y de los designados en misiones diplomáticas, señalándose, igual que en la
ley de 1944, que los cargos de embajadores y Ministros Plenipotenciarios podían
ser ocupados por personas extrañas al Servicio.
Todas estas reformas de la Secretaría de Relaciones Exteriores, del Cuerpo
Diplomático y del régimen Consular, que se fueron adaptando a través de los
años, significaron un enorme paso de desarrollo institucional y de los profesio-
nales y diplomáticos dominicanos. De hecho, Trujillo fue muy celoso al escoger
Cancilleres, pues como se advierte, todos estuvieron entre las principales figu-
ras del mundo profesional e intelectual de la época. Trujillo se rodeó de cola-
boradores y funcionarios diplomáticos muy bien formados académicamente y
con buena experiencia profesional y miembros refinados de la élite de la época.
Veamos el organigrama de la Cancillería para 1944 y 1959, para apreciar los
cambios cualitativos.
En cuanto a la Carrera Consular, se dispusieron tres categorías: a) Cónsules
generales, b). Cónsules, y c) Vice cónsules, advirtiéndose que los funcionarios
diplomáticos que renunciaran a sus cargos en el exterior y sin motivos justificados
se negaren a regresar al país, estaban sujetos a ser sancionados con prisión correc-
cional que iba desde los seis meses hasta los dos años y multas de doscientos mil
pesos. También contenía la disposición legislativa, un control de normas y medi-
das relacionadas con remuneración, licencias, deberes, responsabilidades

237 Decreto 3334, del 26 de noviembre de 1957. Al ser creada la Secretaría de Estado de Cultos, se dictó
el decreto no. 3351 del 2 diciembre 1957, con el que la institución retornaba a su antiguo nombre
de Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Véase Santo Domingo, Colección de leyes y decre-
tos, 1957.

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EDUARDO J. TEJER A

Por último, igual que la Ley Orgánica de 1944, para la aplicación de la Ley
de 1959 se publicó el Reglamento Orgánico núm. 4745, del 30 de abril de 1959.
En este Reglamento, como dato curioso, quedaban señaladas las funciones de los
“Agentes confidenciales”, que ejercían únicamente las tareas que expresamente
dispuestas en las instrucciones que se proveían al momento de ser nombrados,
así como la responsabilidad de los encargados de las misiones de las claves de
seguridad y de cifrar y descifrar los mensajes, lo que evidencia el interés en las
actividades de espionaje, típicas durante la dictadura de Trujillo.
En resumen, hay que destacar el mejoramiento de la Cancillería y su institu-
cionalidad, la modernización de Cuerpo Diplomático y Consular. El objetivo fue
tener una institución funcional que pudiera ejecutar la política exterior del país y
las propias metas de Trujillo.

Cancilleres de la Era de Trujillo 1930-1961

En los treinta y un años de gobierno de Rafael L. Trujillo, fueron nombrados


por el Poder Ejecutivo veintiún cancilleres, siendo el primero de ellos quien osten-
taba la condición de vicepresidente de la República, Rafael Estrella Ureña, pero
que debido a la estrategia política de Trujillo y como una forma de tenerlo alejado
de los asuntos propios del presidente, lo designó como secretario de Estado de
Relaciones Exteriores. Una característica que fue común a todos los cancilleres,
fue su condición de intelectuales y profesionales de los más renombrados del país,
como fueron los casos de Max Henríquez Ureña, Arturo Logroño, Manuel Arturo
Peña Batlle y Joaquín Balaguer, entre otros.
Los cancilleres eran nombrados por cortos períodos de tiempo que iban entre
uno y cuatro años, sin embargo se dio el caso de Arturo Despradel quien fue res-
ponsable de la cartera en los años 1938-1943 y 1946-1947, lo que demuestra la
confianza de Trujillo al designarlo en períodos tan complejos como el de la matan-
za de haitianos y en la etapa de la “democratización” de los años cuarenta. Además,
era común que a la salida del país o por enfermedad del titular, se nombraba un
“encargado” de la Secretaría, pero cuando la ausencia era prolongada, o de interés
del mandatario, entonces se nombraban secretarios interinos, como sucedió con
Arturo Logroño de 1933-1934, Joaquín Balaguer en 1937 y Juan O. Velázquez en
1943. No deja de ser llamativo, las veces en que Trujillo se hizo designar secretario
de Estado de Relaciones Exteriores en los años 1938 y 1953. En esas ocasiones
Trujillo se había retirado formalmente de la presidencia, pero era quien tomaba
todas las decisiones del Gobierno.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Listado de Cancilleres de 1930-1961 238

1. Rafael Estrella Ureña, desde el 16 de agosto de 1930 a diciembre de 1931


Abogado y político. Nació el 10 de noviembre de 1889 y murió el 25 de mayo
de 1945. Fue ministro de Justicia e Instrucción Pública (1925); embajador en
Francia y varios países de Europa; juez de la Suprema Corte (1943) ministro de
Interior y Policía (1930); presidente y vicepresidente de la República en 1930. Fue
el líder civil de la Revolución de Febrero, que en 1930 hizo renunciar al presidente
Horacio Vásquez.

2. Maximiliano Henríquez Ureña, desde agosto de 1931 hasta abril de 1933.


Humanista, diplomático, escritor y orador. Nació en Santo Domingo el 16
de noviembre 1886 y murió en Santo Domingo el 23 de enero de 1968. Secre-
tario de Relaciones Exteriores; ministro de Interior y Policía; Superintendente de
Enseñanza; Ministro Plenipotenciario en Londres y Washington; Embajador en
Brasil y Argentina; miembro de las Academías Dominicana y Mexicana de las Le-
tras. Fue miembro destacado del Movimiento Nacionalista durante la Ocupación
Militar Norteamericana de 1916-1924.

3. Arturo Logroño, interino, desde abril de 1933 hasta agosto de 1934.


Escritor, orador, abogado, diplomático y político. Nació en Santo Domingo
en 1891 y murió en Santo Domingo el 24 de enero de 1949. Secretario de Estado
de Relaciones exteriores; Secretario de Trabajo; Secretario de Interior y Policia;
Secretario de Justicia; Secretario de Educación; Secretario de la Presidencia y Se-
cretario Particular del Presidente.

4. Elías Brache hijo, desde el 26 de diciembre de 1912 hasta el 13 de abril de


1913; desde el 1ro. de marzo hasta el 16 de agosto de 1930 y de mayo a noviem-
bre de 1935. Abogado, diplomático y político. Nació en Moca el 25 de febrero de
1870. Además de secretario de Relaciones Exteriores, fue ministro de: Hacienda y
Comercio; Guerra y Marina; Fomento y Comunicaciones; Justicia e Instrucción
Pública; Interior y Policía; Agricultura e Inmigración; fue diputado al Congreso y
Ministro Plenipotenciario en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

5. Moisés García Mella, desde el 15 de noviembre de 1935 hasta el 4 de


marzo de 1936.

238 Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores. Memorias de la Secretaría de Estado de Relaciones


Exteriores. Santo Domingo, SEREX, años 1930 a 1961.

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EDUARDO J. TEJER A

Abogado, diplomático, educador y periodista. Nació en Santo Domingo el


22 de diciembre de 1870 y murió en 1955. Además de secretario de Relaciones
Exteriores, fue procurador fiscal de Santo Domingo; regidor del Ayuntamiento de
Santo Domingo; senador de la República y Ministro en Francia, Suecia, Bélgica
Italia y Haiti.

6. Ernesto Bonetti Burgos, desde el 4 de marzo de 1936 hasta junio de


1938. Presidió la Cámara de Diputados y desempeñó funciones diplomáticas en
Alemania. Cuando murió en 1937, era Canciller. 

7. José Manuel Cabral y Báez, 1936-1936. Abogado y político. Nació en


Santiago en 1864 y murió en Santiago en 1937.

8. Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, interino, desde 1937-1937 y 1955-1957


Político, escritor y abogado. Nació en Navarrete el 1ro. de septiembre de
1906 y murió en Santo Domingo el 14 de julio del 2002. Además de secretario
de Relaciones Exteriores ocupó diversos cargos públicos, entre estos: Embajador
Extraordinario en Colombia y Ecuador 1940-43 y 1943-47, Embajador en Mé-
xico 1947-1949, Secretario de Educación 1949-1955. Presidente de la República
1960-1962; 1966-1978 y 1986-1996.

9. Julio Ortega Frier, 1937-1938


Abogado, político y educador. Nació el 30 de junio de 1888 y murió en Santo
Domingo el 12 de mayo de 1953. Además de secretario de Relaciones Exteriores,
fue Secretario de Estado de Justicia y Embajador de la República Dominicana en
Washington. También fue miembro de los consejos de directores del Banco de
Reservas y de la Cervecería Nacional Dominicana y de la Comisión Permanente
del Faro a Colón, de la cual fue presidente.

10. Rafael L. Trujillo, 1938-1938 y 1953-1953


Militar y político. Nació en San Cristobal el 24 de octubre de 1991 y murió
en Santo Domingo el 30 de mayo de 1961. Fue secretario de Relaciones Exterio-
res cuando requirió un cargo diplomático para viajar al exterior en los períodos en
que no era presidente. Además, ocupó todos los cargos en el Ejército Dominicano
y dirigió los destinos de la República desde el 16 de agosto de 1931, hasta su
muerte en mayo de 1961.

11. Arturo Despradel, desde julio de 1938 hasta septiembre de 1943 y desde
diciembre de 1946 hasta agosto de 1947.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

12. Virgilio Díaz Ordóñez, 1943-1943 y 1947-1953


Abogado, diplomático y literato. Nació en San Pedro de Macorís el 5 de mayo de
1895 y murió en Washington el 30 de abril de 1968. Además de secretario de Relacio-
nes Exteriores, ocupó diversos cargos públicos, entre estos: juez de Primera Instancia;
magistrado del Tribunal Superior de Tierras; secretario de Estado de Educación y Bellas
Artes; consultor jurídico del poder ejecutivo y Embajador en la OEA.

13. Manuel A. Peña Batlle, desde el 23 de septiembre de 1943 al 23 de di-


ciembre de 1946.
Abogado, diplomático e historiador. Nació el 26 de febrero de 1902 en Santo
Domingo y murió en Santo Domingo el 15 de abril de 1954. Además de ministro de
Relaciones Exteriores, fue diputado y presidente de la Cámara de Diputados; ministro
de Fomento; embajador y miembro de la Academia Dominicana de la Historia.

14. Arturo Despradel, desde julio de 1938 hasta septiembre de 1943 y desde
diciembre de 1946 hasta agosto de 1947.

15. Emilio García Godoy, Interino desde el 4 de agosto al 3 de diciembre


de 1947.
Escritor, diplomático y político. Nació en La Vega, el 24 de mayo de 1894 y
murió el 21 de agosto de 1969. Fue además, senador de la República y represen-
tante diplomático en diversos países, entre estos: Estados Unidos, España, Cuba,
Chile, Haití y Alemania.

16. Virgilio Díaz Ordóñez, 1943-1943 y desde el 9 de diciembre de 1947


hasta el 27 de febrero de 1953.

17. Rafael L. Trujillo, 1938-1938 y desde el 28 de febrero al 28 de julio de 1953.

18. Joaquín Balaguer, 1937-1937 y del 28 de febrero de 1953 hasta el 1 de


febrero 1955.

19. Enrique de Marchena, desde el 1 de febrero de 1955 al 11 de enero de 1956.


Músico, abogado y diplomático. Nació en Santo Domingo en 1908. Fue fun-
dador de la Orquesta Sinfónica Nacional y representante diplomático en diversas
naciones.

20. Porfirio Herrera Báez, desde el 11 de enero de 1956 hasta julio de 1961.

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EDUARDO J. TEJER A

Abogado, escritor y diplomático. Nació en San Pedro de Macorís el 8 de no-


viembre de 1915. Además de secretario de Relaciones Exteriores, fue Embajador
de la República en la Santa Sede; Reino Unido; Portugal e Italia.

21. Ambrosio Álvarez Aybar, interino, desde el 1 de septiembre al 13 de


agosto de 1960 y desde el 6 de julio de 1961 al 15 enero de 1962.
Abogado, diplomático y político. Nació en Santo Domingo, en agosto de
1910 y murió el 3 de mayo del 2004. Desempeñó diversas funciones públicas, en-
tre otras: Juez de la Suprema Corte; Vicegobernador del Banco Central; consultor
jurídico; Rector de la UASD.

Creación Subsecretaría de Relaciones Exteriores

Desde el surgimiento de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores en


1874, no hubo funcionarios que acompañaran a los cancilleres como subsecre-
tarios. Sin embargo, a partir de enero de 1904, mediante decreto 4365, 239 el
Gobierno provisional de Carlos Morales Languasco creó el cargo de subsecretario,
pero esto no dio motivos para la modificación de la estructura organizativa de la
Secretaría adicionando una Subsecretaría, aunque se hizo “atendiendo a la necesi-
dad de dar al Ministerio (…) una organización adecuada a la actual importancia
de las relaciones internacionales que mantiene la República Dominicana con las
naciones extranjeras”. Para ese fin, el decreto citado designó como tal a José R.
Pérez Román como subsecretario. Tres décadas después de 1904, por ley núm.
488 del 5 de abril de 1933 240, el Gobierno de Trujillo reorganizó la Secretaría para
establecer la Subsecretaría de Estado de Relaciones Exteriores, lo que se concibió
en conjunto y con el mismo fin, para las Secretarías de Hacienda, así como la de
Agricultura y Comercio. En 1935, mediante ley núm. 914 el Gobierno dispuso la
creación de la “nueva Subsecretaría de Estado de Relaciones Exteriores”.

Subsecretarios Relaciones Exteriores, 1904-1961 241

Dec. 4365 de 1904, José R. Pérez Román.


Dec. 244 de 1924, Tulio M. Cestero.

239 Gaceta Oficial, no. 1525, Santo Domingo, 16 de enero de 1904.


240 Gaceta Oficial, no. 4564, Santo Domingo, 12 de abril 1933.
241 Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores. Memorias de la Secretaría de Estado de Relaciones
Exteriores. Op. cit.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Dec. 92 de 1925, Apolinar de Castro Peláez


Dec. 552 de1926, Daniel Marty
Dec. 485 de 1926, Víctor Garrido
Dec. 701 de 1933, Virgilio Álvarez Pina
Dec. 788 de 1933, Porfirio Rubirosa
Dec. 870 de 1933, Apolinar de Castro Peláez
Dec. 1046 de 1934, Telésforo Calderón
Dec. 1293 de 1935, Máximo Vásquez
Dec. de 1944, Juan O. Velázquez
Dec. 7699 de 1951,Virgilio Hoepelman
Dec. 5147 de 1959, José Mariano Sanz Lajara

La Escuela Diplomática y Consular

Durante el primer cuatrienio de gobierno de Rafael L. Trujillo, en 1934, se


dio inicio a la reorganización de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores,
creándose los Cursos Teóricos y Prácticos de Derecho Consular, “como un ensayo
destinado a permitir que los aspirantes a ingresar en el servicio consular adquirie-
ran los conocimientos teóricos y prácticos indispensables para la mayor eficiencia
y la mayor efectividad de sus funciones”. Como “medida preliminar”, el decreto
recomendaba la creación de “un nuevo Curso de Derecho Diplomático” con el
objetivo de rodear de garantías de que la carrera diplomática se fuera especializan-
do.242 Para la apertura de los dos cursos, fueron responsabilizados el subsecretario
de Relaciones Exteriores y los jefes del Negociado de Tratados y Convenciones.
El primer curso fue inaugurado el 12 de abril, impartido por Francisco Espaillat
de la Mota.

El programa incluía las siguientes materias:

A. Para el Curso de Derecho diplomático: Principios de Derecho Interna-


cional Público; Principios de Derecho Diplomático; Historia diplomática y en
particular de la República Dominicana.
B. El Curso de Derecho Consular contemplaba las siguientes asignaturas: De-
recho Consular; Principios de Economía Política; Legislación dominicana, conexa
con las materias de Contabilidad y Prácticas Consulares.
Desde 1934, la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, para ingresar a
la carrera diplomática recomendaba tomar en cuenta, “si procediese para un nom-

242 Decreto no. 924, de fecha 12 de febrero de 1934. Colección de Leyes y decretos, 1934.

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EDUARDO J. TEJER A

bramiento para el Servicio diplomático o Consular”, a los que habían cumplido


de manera satisfactoria los referidos cursos. La medida buscaba imprimirle un
alto grado de eficiencia al Servicio Consular. También, se tomaba en cuenta para
ingresar como diplomático, poseer títulos académicos a nivel universitario lo que
exoneraba de los referidos cursos impartidos por la Cancillería.
El curso fue reabierto el 18 de noviembre de 1941, con la participación de
un selecto grupo de estudiantes entre los que se encontraban Daniel A. Batista
Clisante, Julio E. Bonetti Pichardo, Marcos A. Cabral, Julio G. Campillo Pérez,
Federico A. Didiez Burgos, Rafael Febles Castillo, Buenaventura Garrido Feliz,
Ángel María Gautier, Antonio B. Hernández Sanz, Homero Hoepelman Santos,
Julio E. Munigh Ramírez, José Peña Sánchez, Rafael Pereyra Lugo, Roque Pérez
G., y Francisco Sanabia Rojas.
En 1942, por Decreto número 301, la Cancillería creó y reglamentó la Escue-
la Diplomática y Consular.243 A requerimiento de la ley que creaba la Comisión
Nacional de Servicio Civil, quedó formalmente establecida como una dependen-
cia de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, y los cursos a “cargo de los
subsecretarios de Estado de Relaciones Exteriores, altos funcionarios del Departa-
mento y personas ajenas al mismo, que sean designadas por el Poder Ejecutivo”. El
programa de estudios constaba de dos cursos que debían ser completados en dos
años, con las siguientes materias:
Primer Curso: Elementos de Ciencias Jurídicas; Historia Universal (primera
parte): Historia Diplomática General (primera parte); Derecho Consular; Conta-
bilidad y Prácticas Consulares; Lengua Española; Idiomas.
Segundo Curso: Historia Universal (segunda parte); Historia Diplomática
General (segunda parte); Historia Diplomática Dominicana; Derecho Interna-
cional Público; Economía Política y Política Económica; Geografía Económica;
Prácticas Diplomáticas; e Idiomas.
Entre los requisitos para ingresar a la Escuela Diplomática, los aspirantes
debían poseer una sólida cultura general y condiciones personales necesarias y
suficientes para ingresar a Relaciones Exteriores, además de otras condiciones aca-
démicas.244

243 Decreto no. 301, del 13 de diciembre de 1942. En Gaceta Oficial, no. 5814, Santo Domingo, 21 oc-
tubre 1942.
244 Reglamentando del funcionamiento de la Escuela Diplomática y Consular. Decreto no. 301, del 13
de diciembre de 1942. Gaceta Oficial, op. cit., .

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

La Comisión Consultiva Permanente

Fue una práctica cotidiana que el Gobierno, a través de la Secretaría de Es-


tado de Relaciones Exteriores, nombraba comisiones especiales para abordar si-
tuaciones puntuales en las relaciones internacionales, o nombraba Enviados Ex-
traordinarios, Ministros Plenipotenciarios “para arreglar asuntos pendientes con
la Cancillería americana”, como sucedió en 1915, o para que los enviados parti-
ciparan en congresos y conferencias, como aconteció con la Comisión adscrita
a la Cancillería para participar en la 3ra. Conferencia Panamericana de 1910.
Igualmente, también la Secretaría nombraba comisiones asesoras cuyos trabajos
se relacionaban con el estudio y tomas de decisiones, emitiendo dictámenes para
las firmas de convenios y tratados. Con esos fines se nombró una Comisión Con-
sultiva Permanente en 1913, y en el período de la ocupación militar americana, se
designó, la “Comisión de Relaciones Exteriores” para asesorar al Gobierno militar
y “el establecimiento de un servicio que llene eficientemente las necesidades de la
República”. 245
Más tarde, en septiembre de 1931, el Gobierno de Trujillo estableció median-
te decreto la “Comisión Consultiva Permanente, con carácter de asesora en todo
lo relativo a las relaciones con la Sociedad de las Naciones y la Unión Panamerica-
na”, adscrita a la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores 246, en la que par-
ticipaban el canciller de la República como “presidente y los licenciados Jacinto J.
Peynado, Arturo Logroño, Augusto A. Júpiter y J. Humberto Ducoudray.

Convenios Bilaterales de República Dominicana, 1930-1958247

1930. Convenio sobre Propiedad Literaria y Científica con España, 4 no-


viembre 1930
1930. Resolución del Congreso Nacional. Núm. 52, 23 diciembre de 1930,
Convenio sobre Propiedad Artística y Científica entre España y República Domi-
nicana.
1931. Convenio Radiotelegráfico con Cuba, 19 de diciembre 1931
1932. Acuerdo sobre Bultos Postales con la República Francesa, 4 de mayo
1932

245 Orden Ejecutiva no. 26, de 1917. Santo Domingo, Colección de leyes y decretos, 1917.
246 Decreto no. 224 de 1931. Santo Domingo, Colección de leyes y decretos, 1931.
247

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EDUARDO J. TEJER A

1932. Acuerdo sobre Encomiendas Postales entre las Américas y España, Ter-
cer Congreso Postal Panamericano, 18 de mayo 1932
1932. Código Sanitario Panamericano, Séptima Conferencia, 18 de marzo
1932.
1932. Convención general de Conciliación Interamericana, Conferencia In-
ternacional Americana de Conciliación y Arbitraje, 4 de febrero 1932
1932. Convención general de Conciliación Interamericana, Conferencia In-
ternacional Americana de Conciliación y Arbitraje, 4 de febrero 1932.
1932. Convención para fijar Edad mínima de admisión de los niños en el Tra-
bajo Agrícola, Tercera Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo,
9 de diciembre 1932.
1932. Convención para fijar la Edad mínima de admisión de los niños en los
Trabajos Industriales, Primera Conferencia General de las Organización Interna-
cional del Trabajo, 9 de diciembre 1932
1932. Convención para limitar la Fabricación y reglamentar la distribución
de estupefacientes, Secretaria General de las Naciones, 8 de abril 1933.
1932. Convención Radiotelegráfica Internacional, 9 de abril 1932.
1932. Convención sobre Agentes Consulares, Sexta Conferencia Internacio-
nal Americana, 1 de abril 1932.
1932. Convención sobre Asilo, Sexta Conferencia Internacional Americana,
22 de marzo 1932
1932. Convención sobre Aviación Comercial sexta Conferencia Internacional
Americana, 23 de abril 1932.
1932. Convención sobre Condición de los Extranjeros, Sexta Conferencia
Internacional Americana, 9 de diciembre 1932.
1932. Convención sobre Deberes y Derechos de los Estados en caso de Lu-
chas Civiles, 18 de marzo de 1932.
1932. Convención sobre Funcionarios Diplomáticos, Sexta Conferencia In-
ternacional Americana, 19 de abril 1932.
1932. Convención sobre Limitación de las horas de trabajo en los Estableci-
mientos Industriales, Conferencia General de la Organización Internacional del
Trabajo, 17 de diciembre 1932.
1932. Convención sobre Neutralidad Marítima, Sexta Conferencia Interna-
cional Americana, 9 diciembre de 1932.
1932. Convenio de Bultos Postales con Cuba, pendiente de canje, 20 febrero
1932.
1932. Convenio de la Unión Postal de las Américas y España, Tercer Congre-
so Postal Panamericano, 1 de agosto 1932.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

1932. Convenio sobre Agentes Consulares, Sexta Conferencia Internacional


Americana, 1 de abril de 1932.
1932. Convenio sobre Funcionarios Diplomáticos, Sexta Conferencia Inter-
nacional Americana, 19 de abril 1932.
1932. Protocolo de revisión del Estatuto de la Corte Permanente de Justicia
Internacional, 4 febrero 1932
1932. Resolución del Congreso Nacional, núm. 265, 23 enero 1932 Conve-
nio entre Francia y la República Dominicana sobre tasas y condiciones postales.
1933. Acuerdo sobre formalidades relativas a Visitas de buques de guerra,
Alemania, 31 de agosto.
1933. Convención para Limitar la Fabricación y Reglamentar la Distribu-
ción de Estupefacientes, Secretaría General de las Naciones, 8 de abril 1933.
1933. Ley 775, del 13 diciembre 1934, Convención sobre Asilo Político.
Suscrita en la Séptima Conferencia Internacional Americana, diciembre 1933.
1933. Ley 782 del 15 noviembre 1934, aprobando la Convención sobre De-
rechos y Deberes de los Estados suscrita en la Séptima Conferencia Internacional
Americana, Montevideo, diciembre 1933.
1933. Tratado de extradición Domínico-Cubano, pendiente de canje, 15 de
junio 1933
1934. Ley 761 10 octubre 1934, Convención sobre Extradición subscrita en
la Séptima Conferencia Internacional Americana, Montevideo, diciembre 1933.
1936. Protocolo de Revisión del Tratado de Fronteras Domínico-Haitiano, 9
de marzo de 1936.
1939. Modus Operandi entre la República Dominicana y la República de
Haití, 21 de noviembre de 1939.
1940. Resolución 373 del 29 de noviembre 1940, aprobando el Convenio
Comercial entre el Gobierno del Canadá y la República Dominicana.
1940. Resolución 381 del 29 de noviembre 1940, aprobando el Tratado de
Amistad intervenido entre la República Dominicana y la República de China.
1940. Resolución del Congreso Nacional, núm. 353 del 25 octubre 1940,
Aprobando el Acuerdo Trujillo-Hull que abroga la Convención Dominico-Ame-
ricana de 1924.
1941. Decreto del Congreso Nacional 631, del 8 de diciembre 1941, autori-
zando al presidente de la República a declarar la guerra a Japón en solidaridad con
los Estados Unidos.
1941. Decreto del Congreso Nacional 633, del 11 de diciembre 1941, auto-
rizando al presidente de la República a declararle la guerra a Alemania en solida-
ridad con los Estados Unidos.

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EDUARDO J. TEJER A

1941. Decreto del Congreso Nacional 634, del 13 de diciembre 1941, auto-
rizando al presidente de la República a declararle la guerra al Reino de Italia, en
solidaridad con los Estados Unidos.
1941. Resolución 406 del 21 de febrero de 1941, aprobando el Convenio
Interamericano del Café.
1941. Resolución 552 del 18 septiembre de 1941, aprobando el Convenio
Comercial entre la República Dominicana y la República de Haití.
1943. Resolución 166, del 30 de enero 1943, aprobando el Convenio de
Intercambio Cultural entre la República Dominicana y los Estados Unidos del
Brasil.
1946. Acuerdo con el Fondo Internacional de Socorro a la Infancia, Naciones
Unidas 11 de diciembre de 1946.
1947. Resolución 1394 del 1 de abril 1947. Acuerdo relativo a la emisión de
un documento a los refugiados. El acuerdo incluye a Bélgica, Chile, República
Dominicana, Francia, Gran Bretaña, Grecia y Holanda.
1952. Reglamento Sanitario Internacional adoptado en la IV Asamblea de la
Organización Mundial de la Salud, mayo de 1951. Entró en vigor en octubre de
1952.
1952. Resolución 3198, del 10 de febrero 1952, aprobando el Tratado de
Amistad Dominico-Turco.
1952. Resolución 3450, del 27 de septiembre 1952, aprobando Tratado de
Amistad entre la República Dominicana y España.
1953. Ratificación por el Poder Ejecutivo del Código Sanitario Panamerica-
no, del 25 de abril de 1953.
1953. Resolución 3545, del 7 de mayo 1953, aprobando el Tratado de Amis-
tad entre la República Dominicana y la República de Filipina.
1953. Tratado de Amistad entre la República Dominicana y España, 10 de
noviembre de1 1953.
1956. Convenio de Emigración Hispano-Dominicano, 11 de febrero 1956.
1956. Modelo Revisado de Acuerdo de Asistencia Técnica entre las Naciones
Unidas y el Gobierno de la República Dominicana. 5 de octubre 1956.
1956. Resolución del Congreso Nacional, núm. 4528, del 31 de agosto 1956,
aprobando los Convenios 19, 26 y 52 de la Organización Internacional del Traba-
jo relativos a la igualdad de Trato entre los Trabajadores Extranjeros y Nacionales.
1958. Resolución de Congreso Nacional, núm. 4927, del 29 de mayo 1958,
aprobando la Convención para Arreglo Pacífico de los Conflictos Internacionales,
firmada en la Segunda Conferencia Internacional de la Paz de La Haya.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

1958. Resolución del Congreso Nacional, núm. 4846, del 5 de febrero 1958,
aprobando el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre República Do-
minicana y Alemania.
1958. Resolución del Congreso Nacional, núm. 4914, del 16 de mayo 1958,
aprobando el Convenio y Protocolo Internacional para la Represión del Tráfico
Ilícito de Drogas Peligrosas y el Protocolo sobre Cultivo de la Adormidera.

Evolución del Presupuesto de la Secretaría

Durante los 31 años de gobierno de Rafael L. Trujillo el presupuesto de la


Cancillería experimentó grandes cambios. Trujillo fue siempre muy consciente
de la importancia de contar con una disciplinada y fuerte diplomacia, y le dedicó
amplios recursos a la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Para Trujillo la
Cancillería, además del rol tradicional de llevar el manejo de la diplomacia inter-
nacional y regional, era también un instrumento eficaz para defender su régimen
y ampliar los contactos con personalidades políticas y empresariales del mundo.
Empleó como embajadores y diplomáticos a las figuras intelectuales más impor-
tantes, así como también a personalidades de buen apellido de la vida social. Por la
personalidad de Trujillo le gustaba presumir de tener embajadores y diplomáticos
de cultura y alta posición social, que representaran dignamente a la nación.
Como se puede apreciar, en el 1933, año de crisis económica, la Cancillería
recibió US$ 252,625, acorde con los estándares de la época, que representaba el
0.036 % del total del Presupuesto Nacional. Para el 1940 casi duplicó la dotación
de la SEREX a US$ 482,252, pero represento el 0.040 del total del Presupuesto.
Diez años después en 1950 la triplicó a US$ 1.9 millones, y para 1960, la Canci-
llería recibió US$ 2.8 millones del Presupuesto, pero en términos proporcionales
al Presupuesto total, la relación bajó a 0.027 % y en 1960 a 0.020 % del total. Es
decir, si bien en términos absolutos se aumentaron las asignaciones a la Secretaría,
en términos porcentajes se redujeron del total del Presupuesto.
Sin embargo, durante su régimen los sueldos de diplomáticos y dotaciones
de las misiones en el exterior y los gastos de representación eran elevados, así
como gastos para eventos o gestiones especiales. Trujillo gustaba de presentar un
servicio exterior espléndido y con personalidades distinguidas y apropiadas para
esas funciones. En resumen, de 1930 al 1961 fue una época de crecimiento de la
diplomacia y de la Cancillería.

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EDUARDO J. TEJER A

Presupuesto Nacional y de Serex 1933-1960

Años 1933 1940 1950 1960

Ingresos 7,093,660 12,139,954 72,688,840 138,247,740


Totales

Gastos 7,063,495 12,134,956 71,376,208 138,247,740


Totales 1/

Serex en 252,625 482,252 1,972,794 2,841,686


RD$

Tasa de 1.0 1.0 1.0 1.0


Cambio

Serex en US$ 252,625 482,252 1,972,794 2,841,686

1/ Diferencia del gasto total, con ingresos, representa créditos externos. Hay
diferencias debido a la tasa de cambio. En 1993 y 1940 solo circulaba el dólar
norteamericano. En 1947 se fundó el Banco Central, el peso estuvo a la par con
el dólar hasta 1968, que se creó el mercado paralelo de divisas. Gaceta Oficial, de
cada año. Archivo General de la Nación. Banco Central.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO VIII
JOAQUÍN BALAGUER Y LOS CONSEJOS DE ESTADO
1961-1963
Evolución Política

R
afael Leónidas Trujillo gobernó la República Dominicana hasta su
ajusticiamiento, acaecida el 30 de mayo de 1961. Su deceso dio inicio
a un intenso proceso de democratización política, de apertura social
y popular y de cambios económicos, que en principios estuvo con-
trolado por los remanentes de su régimen. Bajo el liderazgo de quien había sido
presidente designado, el doctor Joaquín Balaguer y por su hijo el general Rafael L.
Trujillo (Ramfis), que tenía el control militar en todo el país. La familia de Trujillo
seguía viviendo en Santo Domingo, lo que era causa de gran preocupación.
El trágico final de Trujillo dio paso a protestas públicas y enfrentamientos
callejeros contra la política del régimen de Balaguer, que se sustentaba en el poder
militar y en sectores paramilitares para imponer el orden. Sin embargo, la presen-
cia en el país de comisiones de la Organización de Estados Americanos (OEA), a
una semana del tiranicidio, y más tarde del 12 al 28 de septiembre y del 22 a 28 de
octubre de 1961, constituyó un estímulo para empujar una verdadera transición
política y sacar a la familia Trujillo del país. La desaparición de Trujillo creó el
clima para aumentar las protestas de los partidos y la ciudadanía que reclamaban
el fin de esa era trujillista y sus principals allegados. La activación de los nuevos
partidos políticos fue una importante apertura hacia la democracia.
El 5 de julio de 1961 llegó al país una delegación del Partido Revolucionario
Dominicano (PRD), procediendo a organizar, junto a otras agrupaciones opo-
sicionistas, la primera manifestación pública, la cual fue celebrada en el parque
Colón el 7 de julio del mismo año, y concluyó en la zona del Malecón con la
destrucción de Radio Caribe, emisora que, junto al Partido Dominicano, se ha-
bía destacado como instrumento político del régimen de Trujillo. Balaguer trató
de quedarse en la presidencia e influyó para sacar al General Trujillo hijo y a los
hermanos del dictador. Los meses finales de 1961 fueron muy difíciles con demos-
traciones públicas contra el gobierno y una permanente agitación política.
El gobierno del doctor Joaquín Balaguer, en medio de una visible crisis eco-
nómica, centraba sus esfuerzos en el control de las protestas y en la búsqueda del

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

levantamiento de las sanciones establecidas por la OEA en la Sexta Reunión de


Cancilleres de Costa Rica, en agosto de 1960, mientras que los Estados Unidos
de América intentaban la formación de un Gobierno que integrara las fuerzas
de la oposición, junto a civiles con experiencia que trabajaron para Trujillo. Sin
embargo, los familiares de Trujillo propiciaban una salida de fuerza, que incluyera
la ruptura con los Estados Unidos y la continuidad de un gobierno de facto. Los
hermanos de Trujillo no comprendieron el cambio de rumbo del país y la nueva
etapa que surgía. Por su parte, la oposición procedió a organizar huelgas sindicales
y luchas callejeras, presionando la salida de todos remanentes del Trujillato.
En ese ambiente, Ramfis Trujillo renunció de la Jefatura de Estado Mayor
Conjunto de las Fuerzas Armadas el 14 de noviembre y en pocos días salió del
país hacia Europa. La movilización popular, las presiones diplomáticas y el levan-
tamiento del general Rodríguez Echavarría en la base aérea de Santiago el 19 de
noviembre, pusieron fin a la presencia de los Trujillo en República Dominicana.
El 18 de noviembre, antes de abandonar el país, Ranfis Trujillo dio muerte en
la Hacienda María, a los implicados en el tiranicidio. La salida de los Trujillo
permitió que desde el 19 de noviembre de 1961 en adelante, el doctor Balaguer
gobernara plenamente, a la vez que negociaba con la OEA, dando muestras de
simpatizar con medidas democráticas y de acercamiento con sectores de la opo-
sición, especialmente con la Unión Cívica Nacional (UCN), bajo el liderazgo de
Viriato Fiallo. Ese partido representó las aspiraciones de sectores económicos y
políticos opuestos a Trujillo.
En tanto que en las negociaciones del Gobierno con la OEA, se comenzaba
a tratar la reforma electoral y de la organización de las elecciones, previstas para
mayo de 1962, tanto la Unión Cívica Nacional como el Partido Revolucionario
Dominicano y el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, se convirtieron en par-
tidos políticos, mientras mantenían la presión para que se profundizara el proceso
hacia la democracia. El PRD desarrolló como táctica electoral, ganarse a sectores
que estuvieron vinculados con la dictadura y bajo la consigna de “borrón y cuenta
nueva” inició su propaganda política, tratando de definirse como una opción di-
ferente a la de los “cívicos”, los cuales insistían en sustituir como Gobierno a los
remanentes del trujillismo.
Entre las medidas más importantes tomadas por el gobierno de Balaguer entre
el 19 de noviembre de 1961 y el 18 de enero de 1962, se encontraron, además del
restablecimiento del nombre de la ciudad de Santo Domingo, el traspaso de las
empresas de Trujillo al Estado, y la aprobación en el Congreso de la Ley de Auto-
nomía Universitaria, la que se venía reclamando desde los tiempos de la primera
ocupación norteamericana.

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EDUARDO J. TEJER A

Primer Consejo de Estado, 1961-1962

El 1 de enero de 1962, Joaquín Balaguer juramentó el Consejo de Estado, un


Gobierno colegiado que incluía a miembros destacados de la Unión Cívica Na-
cional. Presidido por Balaguer, además. Fue acompañado por los vicepresidentes
Rafael F. Bonnelly y Eduardo Read Barreras, y contó con el beneplácito de la OEA
y del Gobierno norteamericano, lo que facilitó el levantamiento de las sanciones
que desde 1960 afectaban la economía y las relaciones internacionales del país.
Sin embargo, este Gobierno no pudo evitar la profundización de la crisis política.
Entre las medidas del efímero Consejo de Estado estuvo la promulgación de
la Ley de Autonomía Universitaria el 8 de enero de 1962 y haber dado inicios al
plan de “destrujillización” de la sociedad, expulsando del cuerpo diplomático a los
que se habían destacado como prominentes trujillistas y confiscando los bienes de
los Trujillo. Además, se restablecieron las relaciones diplomáticas con los Estados
Unidos de América. Las labores de la Cancillería dominicana fueron activadas y
desarrolló una dinámica relación con el Departamento de Estado norteamericano.
El 16 de enero de 1962, un nuevo acontecimiento puso fin al primer Con-
sejo de Estado, profundizando la crisis política. Tropas de la Aviación Militar
Dominicana reprimieron sangrientamente una manifestación que desarrollaba la
oposición en el Parque Independencia de la ciudad Capital, utilizando tanques de
guerra, con un saldo de cinco muertos y veinte heridos de balas, lo que provocó
protestas callejeras exigiendo la renuncia del Dr. Balaguer y la destitución del
general Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría. La crisis dio paso, en horas
de la noche, a que el general Rodríguez Echavarría ejecutara un golpe de Esta-
do, dejando constituida una Junta Cívico-Militar presidida por Huberto Bogaert.
Además, la integraban Luis Amiama Tió, Armando Oscar Pacheco, Antonio Im-
bert Barrera y dos oficiales de las Fuerzas Armadas. La situación hizo que Joaquín
Balaguer renunciara y se refugiara en la Nunciatura Apostólica el 20 de enero, de
donde salió el 7 de marzo para marcharse al extranjero. Con la salida de Joaquín
Balaguer del gobierno, comenzaba una nueva época, pues había sido un cercano
colaborador de Trujillo.

Segundo Consejo de Estado, 1962-1963

El fugaz mandato del general Rodríguez Echevarría finalizó el 18 de enero de


1962, presionado por un amplio movimiento de protestas contra su Gobierno,
que incluyó la renuncia masiva de los funcionarios públicos, paralización de las
actividades educativas y del transporte público. En ese ambiente, sectores militares
produjeron un contragolpe y procedieron a juramentar el segundo Consejo de

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Estado bajo pleno control de la Unión Civíca Nacional (UCN), encabezado por
Rafael F. Bonnelly, que incluía además a Donald J. Reid Cabral, a José A. Fernán-
dez Caminero y otros cívicos prominentes.
Entre las medidas adoptadas por el nuevo Consejo de Estado, se encuentran:
cambios en la política monetaria que incluyó los billetes de la moneda de curso
legal, se creó la Dirección Nacional de Seguridad y promulgó la Ley de Emergen-
cia del 20 de febrero, que permitía la deportación de los acusados de actividades
subversivas. Esa ley fue una de las condiciones impuestas por los Estados Unidos
para que el país recibiera un préstamo de 25 millones de dólares. También comen-
zó la expropiación de los bienes de la familia Trujillo, se reformó la ley electoral y
se procedió a organizar las elecciones generales para celebrarlas el 20 de diciembre
de 1962. El país comenzó a vivir en la antesala de la democracia plena.

Política Exterior y Diplomática 1961-1963

El historiador Frank Moya Pons, ha descrito ese momento, al señalar: “A


raíz de la muerte de Trujillo la política dominicana estuvo influida decisivamente
por las manipulaciones del Departamento de Estado a través de sus funcionarios
consulares y diplomáticos” 248. El presidente Joaquín Balaguer, que gobernó la
República Dominicana a partir de junio de 1961, lo hizo en el interés de lograr el
levantamiento de las sanciones que la Organización de Estados Americanos había
impuesto en la reunión de cancilleres, en Costa Rica en 1960. Balaguer estuvo
muy atento a lograr el apoyo de Estados Unidos y la comunidad internacional y,
a la vez, presentarse en el país como un reformador realista y anti-comunista, el
hombre hacia una ordenada transición. Pero ya el país deseaba un cambio real.
Intentó negociar con sectores del Gobierno norteamericano y participó con
un vibrante discurso en la Asamblea de las Naciones Unidas, el 2 de octubre de
1961. Balaguer expresó; “En la República Dominicana está naciendo un estado
de derecho. El edificio de la dictadura se ha desplomado totalmente”.249 Pidió
el levantamiento de las sanciones económicas impuesta por los cancilleres en la
Asamblea de la OEA. Denunció el carácter dictatorial del régimen de Trujillo al
cual había servido desde su inicio y se comprometió con la vigencia de la demo-
cracia y las libertades. También se invocó como el único capaz de mantener la paz

248 Frank Moya Pons. El Pasado Dominicano. Santo Domingo, Fundación J.A. Caro Álvarez, 1986, p. 345.
249 Eduardo J. Tejera. Cincuenta Años de Democracia y Desarrollo Dominicano 1961-2011. Santo Domin-
go, Editora Buho, 2012, p. 38. Véase también Joaquín Balaguer. La Palabra Encadenada. 3ª. edición.
Santo Domingo, Editoria Corripio, 1993, p. 238. Se presenta el discurso entero.

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EDUARDO J. TEJER A

y el orden. Este fue el último gran esfuerzo de Balaguer, para intentar quedarse
en el poder.
Antes, delegaciones de la OEA, especialmente de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, habían visitado el país, presionando para lograr un clima
de libertades públicas que permitiera la democratización de la nación. Con ese fin,
fueron iniciadas las negociaciones el 7 de junio de 1961, lo que también se repitió
del 12 al 28 de septiembre y del 22 al 28 de octubre. La presencia de la OEA,
tuvo repercusión en el ámbito nacional, ya que los opositores democráticos co-
menzaron a actuar de manera pública y a organizar partidos políticos. Las fuerzas
políticas y sociales se organizaban para las elecciones.
El Gobierno de los Estados Unidos se mantuvo atento a lo que pasaba en
el país, y gestionaba una salida política que permitiera el fin del trujillismo y a la
vez impidiera que en la región del Caribe surgiera otra nación similar a la Cuba
revolucionaria, por lo que incentivaron las negociaciones entre el Gobierno de
Balaguer y los partidos surgidos después de la muerte del dictador, especialmente
con la Unión Cívica Nacional. Como parte de esa estrategia, Washington favore-
cía el levantamiento de las sanciones diplomáticas y económicas a la República, lo
que reforzó su política y deseos con el envío a Santo Domingo de varios buques
de guerra frente a las costas dominicanas de la ciudad Capital.
El manejo de las relaciones diplomáticas de los Estados Unidos con la Repú-
blica Dominicana, en el período del presidente John. F. Kennedy, fue abordado
dentro del programa de la Alianza para el Progreso, diseñado para propiciar el
desarrollo económico y social de América Latina. Las sanciones tomadas contra
el país en la Asamblea de la OEA en Costa Rica, fueron levantadas el 4 de enero
de 1962, después que el día 1 de enero, el doctor Joaquín Balaguer juramentara
el Consejo de Estado que incluía a varios líderes de la oposición política, especial-
mente de la Unión Cívica Nacional. Posteriormente, la OEA se comprometió a
asesorar el Gobierno en materia de reforma electoral, administración pública y en
el reordenamiento de la economía y sus necesidades financieras. Un día antes, el 3
de enero, el canciller Ambrosio Álvarez Aybar, declaró a la prensa que el gobierno
del Consejo de Estado tendría como política internacional el respeto al principio
de no intervención. 250
John Bartlow Martin, que fue el embajador de los Estados Unidos en este
período, mantuvo las negociaciones con el Consejo de Estado, y firmó con Rafael
F. Bonnelly un acuerdo para implementar un programa de cooperación y ayuda
en las Fuerzas Armadas. Además, el Gobierno recibió un préstamo de 25 millo-
nes de dólares, financiado por la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID).

250 “Cancillería traza política internacional del Consejo”. El Caribe, Santo Domingo, 4 de enero de 1962.

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También fue firmado un acuerdo con el programa conocido como “Alianza para
el Progreso” para asentar familias campesinas sin tierras, en Juma, Caracol y La
Vega. Los Estados Unidos deseaban ayudar a levantar la economía y a fortalecer la
incipiente democracia electoral que se organizaba.
Además, el país ingresó como miembro a la Comisión Interamericana de la
OEA y obtuvo la ayuda norteamericana con la asignación de la cuota azucarera de
350 mil toneladas, a la vez que logró la devolución de 23 millones de dólares que
el Gobierno americano mantenía congelados, como parte de las sanciones econó-
micas de 1960. En noviembre de 1962, el Gobierno firmó un Acuerdo Bilateral
sobre Compras Agrícolas con los Estados Unidos, para faciliatra la adquisición de
trigo y otros rublos alimenticios. Bajo la asesoría de la OEA y coordinado por el
Departamento de Estado de los Estados Unidos, el Consejo de Estado impulsó
un conjunto de medidas y reformas electorales para facilitar la organización de los
partidos políticos con miras a las elecciones del 20 de diciembre de 1962.

Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, 1962

El 22 de enero de 1962 se efectuó la Octava Reunión de Consulta de Minis-


tros de Relaciones Exteriores, en Uruguay, para “tomar las medidas que convenga
tomar frente a las amenazas a la paz y a la independencia política de los Estados
Americanos, provocadas por la intervención de potencias extra-continentales”,251
en una clara alusión a la Unión Soviética, China comunista y Corea del Norte, lo
que de paso afectaba al Gobierno de Cuba, debido a las relaciones que este man-
tenía con el gobierno soviético.
Esta reunión de cancilleres, en la que estuvo presente José Antonio Bonilla
Atiles, secretario de Estado de Relaciones Exteriores de República Dominicana,
tenía como antecedentes las sanciones aplicadas a Cuba desde la Reunión de Can-
cilleres celebrada en Costa Rica en agosto de 1960, y las investigaciones realizadas
por la Comisión Interamericana de Paz, de noviembre de 1961, con el fin de
determinar la veracidad de las acusaciones de Colombia contra el Gobierno de
Castro.
La reunión finalizó con una resolución, aprobada por la República Dominica-
na, contra el Gobierno de Cuba, referida a un tratado de asistencia recíproca que
planteaba entre otros aspectos, el pleno ejercicio de la democracia representativa,
el rechazo a la ideología comunista y la intervención extra continental, referida a
los países del campo comunista. De acuerdo con estos principios, Cuba fue dejada

251 Héctor Luis Martínez. Tensiones Políticas y Arbitraje de la OEA en el Caribe, 1944-1965. (Tesis UASD).
Santo Domingo, Universidad Autonoma de Santo Domingo, 2012, p. 330.

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fuera del sistema interamericano, debido a sus relaciones con la Unión Soviética
y por tener un Gobierno apegado a la ideología del marxismo leninismo.252 En el
marco de la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de 1962, el presidente
de los Estados Unidos John F. Kennedy, presentó por primera vez su programa de
Alianza para el Progreso, con el fin de satisfacer “rápidamente, entre otras aspira-
ciones, las necesidades de trabajo, vivienda, tierra, salud y educación”.253

La Comisión de Fronteras

Debido a la necesidad de dar respuestas a los problemas suscitados de manera


cotidiana en la frontera domínico-haitiana, el Consejo de Estado presidido por el
doctor Rafael F. Bonnelly, emitió el decreto Núm. 9109, el 5 de febrero de 1963,
integrando un área permanente de la Cancillería con el nombre de Comisión de
Frontera, 254 con las atribuciones de conocer los asuntos que se suscitaran en las
relaciones con la República de Haití. Esta nueva Comisión de Frontera dentro de
la Cancillería fue muy beneficiosa.
La Comisión estaba integrada por el Secretario de Relaciones Exteriores que
la presidía, el Secretario de Obras Publicas y Comunicaciones, el embajador en-
cargado para Asuntos del Caribe y por cinco otros miembros designados por el
Poder Ejecutivo. Para sus labores, la Comisión fue autorizada a designar asesores
que actuarían como consultores técnicos.255

Cancilleres 1961-1963

El período posterior a la muerte de Rafael L. Trujillo, ocurrida el 30 de mayo


de 1961, se caracterizó por la inestabilidad política y por la transición gradual
hacia la democracia de 1961-1963. Los dos primeros cancilleres del período re-
presentaron la política exterior del Consejo de Estado que gobernó el país desde
principios de 1962 hasta el 27 de febrero de 1963, fueron:
Ambrosio Álvarez Aybar, desde el 5 de julio de 1961 hasta el 15 de enero de
1962. Abogado, escritor y diplomático. Nació en Santo Domingo, en agosto de
1910. Además de ocupar el cargo de secretario de Relaciones Exteriores, durante

252 Texto de la resolución adoptada contra Cuba en Punta del Este. El Caribe, 31 enero 1962.
253 Organización de Estados Americanos. Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones
Exteriores: Acta Final. Punta del Este (Uruguay), OEA, 22 a 31 de enero de 1962.
254 Gaceta Oficial, no. 8746 bis, del 24 de marzo de 1963.
255 Ibid.

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más de treinta años trabajó en la carrera diplomática hasta escalar el rango de


ministro.
José Antonio Bonilla Atiles, desde el 16 de enero de 1962 hasta el 27 de fe-
brero de 1963. Abogado, escritor y político. Nació en Santo Domingo. Luchador
contra el régimen de Trujillo, sufriendo persecución y el destierro. Ocupó luego
de la muerte de Trujillo la Secretaría de Relaciones Exteriores y fue embajador
ante la OEA y en los Estados Unidos.

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CAPÍTULO IX
ALBORES DE LA DEMOCRACIA
Gobierno de Juan Bosch
1963
Evolución Política

E
n diciembre de 1962 existían más de veinte agrupaciones con interés
en participar en las primeras elecciones libres después de varias cuatro
décadas. Fue un acontecimiento de júbilo y optimismo. Se organizaron
varios partidos políticos, algunos de ellos formados con exiliados políti-
cos que regresaron después del 1961. Entre los más importantes se encontraban el
Partido Revolucionario Dominicano (PRD), fundado en el exilio en La Habana
a finales de los años treinta, que llevaba como candidato a Juan Bosch, la Unión
Cívica Nacional (UCN), que nació al fragor de la lucha contra los remanentes
trujillistas, presentó como candidato al doctor Viriato A. Fiallo y el Partido Revo-
lucionario Social Cristiano (PRSC), fundado en diciembre de 1961, llevó como
candidato al doctor Alfonso Moreno Martínez. Los dos candidatos favoritos fue-
ron Bosch y Fiallo.
La campaña electoral fue intensa y representó un evento novedoso para la
gran mayoría de la población. Las elecciones fueron libres y democráticas. Re-
sultó triunfador el profesor Juan Bosch, candidato del Partido Revolucionario
Dominicana (PRD), con el 58.7 % de la votación. Su más cercano competidor, el
doctor Viriato A. Fiallo, solo obtuvo el 30.1 % de los votos.256 Para el país celebrar
elecciones libres fue un verdadero acontecimiento político y social. Los ojos de la
región vieron con gran satisfacción esta victoria de la nueva democracia.
Juan Bosch fue juramentado el 27 de febrero de 1963, como presidente cons-
titucional en una ceremonia en la que estuvieron presentes delegaciones de países
Latinoamericanos y Norteamérica: Francisco J. Orlich presidente de Costa Rica,
Ramón Villeda Morales, presidente de Honduras, Alexander Bustamante, primer
ministro de Jamaica, Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela, Luis Muñoz

256 Miguel Guerrero. El Golpe de Estado. Santo Domingo, Editora Centenario, 2013, pp. 14-18. Tambien
en Piero Gleijeses. La Esperanza Desgarrada. Santo Domingo, Editora Búho, 2011, p. 15.

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Marín, gobernador de Puerto Rico, y Lyndon B. Johnson, vicepresidente de los


Estados Unidos de América. También estuvo presente el ex presidente de Costa
Rica José Figueres. 257
El nuevo presidente Juan Bosch llegó al poder dentro de un ambiente de gran
optimismo y fe en la capacidad del país de alcanzar progreso económico y social y
consolidar la emergente democracia. Bosch fue un líder carismático y conocedor
de las masas y sus necesidades. Gobernó por solo siete meses, pues el país vivía
sumergido en divisiones, conflictos ideológicos y tensiones en las fuerzas armadas,
todavía dominadas por oficiales formados en la época de Trujillo. La transición
hacia un gobierno democrático fue muy difícil y el gobierno de Bosch, desde el
principio se vio abrumado por presiones sociales, problemas y limitaciones eco-
nómicas y por una oposición política muy agresiva. El presidente no pudo lidiar
con esas fuerzas contradictorias a la vez. Las tensiones y conflictos con los militares
más conservadores fueron creciendo hasta llegar a la abierta confrontación.
Como gobernante intentó implementar proyectos de desarrollo y bienestar
social. Por ejemplo, el 14 de marzo, a solo tres semanas de iniciar su mandato, el
presidente firmó un convenio de préstamo con la empresa inglesa Overseas In-
dustrial Limited, para la construcción de las Presas de Tavera y Valdesia, así como
para la ampliación del acueducto de la ciudad de Santo Domingo y obras para el
desarrollo industrial de Puerto Plata. El acuerdo fue firmado por el presidente do-
minicano y el representante de la Overseas, el señor Robert Gref. Pero el convenio
nunca se ejecutó y creó ciertas tensiones, pues afectaba intereses norteamericanos.
El gobierno de Bosch se vio acosado desde su inicio por las permanentes pro-
testas de los empresarios, empleados públicos, sectores militares, partidos oposito-
res y la iglesia católica, que realizaba concentraciones con su feligresía para denun-
ciar el comunismo, acusando al presidente de ser complaciente con los partidos
marxistas. La conspiración para derrocar a Bosch tomó fuerza desde los primeros
días de su gobierno. 258 Pero el presidente no le hizo caso a los amplios rumores
del golpe de Estado.
Conociendo la crisis y la inminencia del golpe de Estado, Bosch viajó hacia
México, el 13 de septiembre, regresando tres días después. Este viaje fue riesgoso
dentro de las tensiones que existían. Coincidiendo con la conspiración llegó al
país el almirante de los Estados Unidos William E. Ferrall. Esta visita fue aprove-
chada por el mandatario para una reunión con oficiales de las Fuerzas Armadas,
pero no hubo forma de poder evitar el golpe de Estado ejecutado en la madrugada
del 25 de septiembre de 1963. Los implicados en el derrocamiento acusaban al

257 Gaceta Oficial, no. 8749, Santo Domingo, 31 marzo 1963.


258 Bernardo Vega. Kennedy y Eisenhower. Santo Domingo, FCD, 1993, p. 12-18.

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Gobierno de llevar el país a un enfrentamiento internacional y de estar consintien-


do las actividades comunistas. Lo acusaban también de ser un gobernante indeciso
y sin políticas definidas. Pero nada podía justificar un golpe de estado al primer
presidente de la democracia post Trujillo. Fue un grave retroceso para el país, que
en pocos años causaría dolor y desconcierto.

Política Exterior y Diplomática

Respecto a la política exterior, el gobierno de Bosch se caracterizó en tres ejes


centrales, no muy bien definidos. La cancillería durante su mandato ejerció un
papel de ejecutor de las políticas y acciones que emanaban del propio presidente
Bosch, quien con sus declaraciones y relaciones trazó los elementos esenciales de
sus relaciones internacionales. Una política que preconizó desde antes de llegar al
poder fue esforzarse en mantener las buenas relaciones con Estados Unidos, pero a
la vez ampliar el acercamiento a los países de Europa y América Latina. En 1963,
antes de su juramentación, el presidente electo viajó a Estados Unidos y se reunió
el 10 de enero en Washington con el presidente John F. Kennedy y su Secretario
de Estado y asesores. Fue una reunión muy importante para intentar preparar una
agenda de trabajo entre las dos naciones. 259
Después de Washington y Nueva York, Bosch visitó varias capitales europeas
y se entrevistó con los principales líderes, presidentes y primeros ministros. En
Francia el 1 de febrero se reunió con el presidente Charles De Gaulle. Como
parte de su periplo por Europa, también conversó con Julián González del Solar,
representante del Banco Interamericano para el Desarrollo en Europa y con re-
presentantes del Mercado Común Europeo. En Inglaterra sostuvo entrevistas con
el primer ministro Harold MacMillan, y con hombres de empresa de esa nación.
En Alemania fue recibido por el presidente Heinrich Luebke y el primer ministro
Conrad Adenauer. Regresó a República Dominicana el 17 de febrero. En Europa,
el líder del PRD hizo contactos con empresarios que se interesaron en los proyec-
tos de obras de desarrollo del país.
En cuanto a las relaciones con el Gobierno de Cuba, el presidente Bosch
actuó a veces con cierta independencia de los intereses norteamericanos, pero
durante su mandato mantuvo cordiales relaciones con la Casa Blanca y con los
líderes políticos liberales, que siempre le apoyaron. Las relaciones con la OEA fue-
ron normales, pero en ocasiones puntuales hubo ciertas tensiones. No obstante,

259 Bernardo Vega. Kennedy y Bosch. Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 1993, pp. 24-26.
Veáse en esta obra el Memorando del Departamento de Estado sobre la reunión y conversaciones
entre Kennedy y Bosch.

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algunas declaraciones de Bosch a veces sorprendían a los norteamericanos, aunque


su gobierno fue aliado de Estados Unidos y tenía a un canciller, Andrés Freites
Barreras, quien era conservador y amigo y propulsor de las estrechas relaciones
con el Gobierno norteamericano. Hubo momentos de cierta dualidad, pero más
de forma que de fondo. El embajador norteamericano John Bartlow Martin fue
un buen amigo y colaborador del presidente, y fue muy consultado por Bosch.
Las relaciones con los Estados Unidos fueron desde el principio cordiales y
estrechas, después de la visita del presidente dominicano al presidente Kennedy,
quien le brindó su apoyo para destrujillizar las fuerzas armadas y le brindó todo
tipo de cooperación técnica y financiera para desarrollar el país y realizar reformas
sociales y económicas. Para Kennedy era esencial apoyar a un demócrata liberal
como Bosch, frente a la alternativa comunista de Fidel Castro. Para demostrar ese
apoyo político, el presidente Kennedy envió al vicepresidente Lyndon B. Johnson
como su representante a la toma de posesión del mandatario dominicano. Para
los actos de juramentación, también llegaron al país el portaviones USS Boxer y
el USS Rankin. En aquella oportunidad, los principales oficiales de los buques
de guerra, hicieron una visita de cortesía al embajador americano John Bartlow
Martin, el 24 de febrero. El vice presidente Johnson y miembros de la delegación,
dejaron constancia pública del apoyo de Washington al gobierno de Bosch.

Crisis Diplomática con Haití

Desde los primeros meses, las relaciones diplomáticas con Haití fueron alta-
mente difíciles. Este fue el segundo eje de su visión diplomática y política. Explotó
una grave crisis entre los dos países que casi los llevó a la guerra. Bosch personal-
mente dirigió los intercambios diplomáticos y las acciones en cada fase de esta
crisis con el gobierno de François Duvalier. Desde abril de 1963 hasta el final del
Gobierno de Juan Bosch se desarrollaron una serie de conflictos entre los Gobier-
nos de Haití y la República Dominicana, que tendrían amplias repercusiones en
el país, dentro de las fuerzas armadas y en la política exterior del Presidente Bosch.
Esta crisis y casi guerra con Haití estuvo motivaba por varios sucesos principales;
uno, porque Bosch rechazaba la naciente dictadura del Presidente François Duva-
lier y veía su continuidad en el poder después de terminar su mandato legal el 15
de mayo de 1963 como una amenaza a la democracia dominicana, dos, porque
agentes del Gobierno haitiano ingresaron a la fuerza a la Embajada dominicana
en Puerto Príncipe en busca de unos militares haitianos asilados en ella, y tres, por
enfrentamientos bélicos en la frontera, entre militares haitianos y dominicanos
que fueron sobre dimensionados.

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EDUARDO J. TEJER A

La crisis también tuvo ramificaciones con Estados Unidos, porque el mismo


Presidente Kennedy por la vía diplomática y militar trató de impedir la continui-
dad en el poder de Duvalier y tomó acciones para que se celebraran elecciones.
Para Kennedy una dictadura sangrienta como la de Duvalier con su temible ejérci-
to de “tonton macoutes”, solo podría crear más tensiones y riesgos en el Caribe en
esos momentos y podría ser influida por los designios de la revolución castrista y
a la vez contagiar a nuestro país. También desde el país salieron varias incursiones
de ex militares haitianos con la finalidad de derrocar a Duvalier, situación que éste
denunciaba como agresión desde la República Dominicana. El Presidente Bosch
no invitó a Duvalier a su juramentación presidencial y también anuló el contrato
de 1957 de importación de braceros haitianos para el corte de la caña. Las tensio-
nes se acumulaban entre los dos mandatarios.
En abril de 1963 el Presidente Bosch comenzó una serie de actividades con el
objetivo de dejar saber a al presidente haitiano su oposición a que continuara en el
poder, con una dictadura cruel, que podría prestarse a permitir a miembros de la
familia Trujillo operaran desde esa nación. Bosch también decía que Duvalier te-
nía un plan para asesinarlo. En marzo el Gobierno haitiano declaró al Encargado
de Negocios dominicano en Haití persona non grata y Bosch por su parte le negó
las credenciales al Encargado de Negocios haitiano en la República Dominicana.
Los conflictos bilaterales aumentaban entre los dos países. Según describe el Em-
bajador norteamericano John Bartlow Martin, en su libro El Destino Dominica-
no, Bosch le había expresado; “Así que he tomado fuertes medidas diplomáticas
para ver si Duvalier reacciona. Si lo hace moveremos las tropas hacia la frontera
y haremos que aviones sobrevuelen, para hacer ver a los militares haitianos, que
somos anti-duvalieristas. Eso podría producir una reacción en sus militares”.260
El 26 de abril frente a una crisis en Puerto Príncipe de intento de asesinato
de los hijos de Duvalier, los agentes de seguridad haitianos penetraron la Emba-
jada dominicana en dicha Capital para llevarse preso al General haitiano François
Benoit. Este incidente creó un verdadero problema entre los dos países y Bosch
solicitó que su Canciller pidiera una Misión de la OEA para investigar la crisis con
Haití. Para acentuar las tensiones varios miembros de la familia Trujillo, incluyen-
do su hermano José Arismendy (Petán) Trujillo, llegaron a Puerto Príncipe, con la
intención de conspirar. Ese mismo día Bosch ordenó a su Canciller Andrés Freites
enviar un ultimátum de que salieran del territorio de la Embajada o tomaría ac-
ciones contra el país. En la Embajada dominicana había numerosos ex militares
haitianos asilados, igual que en más de ocho Embajadas latinoamericanas más.
Duvalier deseaba sacarlos a la fuerza, violando el derecho internacional.

260 Bernardo Vega. Op. cit., p. 104.

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El 28 de abril el presidente Duvalier rompió relaciones diplomáticas con la


República Dominicana. Ese domingo en la noche el Presidente Bosch con miem-
bros de su Gabinete al lado y los Jefes de las Fuerzas Armadas, se dirigió por radio
y televisión a la nación. Exigió al presidente Duvalier sacar a sus soldados de la
sede de la Embajada en Puerto Príncipe y lo acusó de conspirar contra el país en
unión de los familiares de Trujillo. Bosch dijo; “la Embajada ha sido invadida por
las fuerzas armadas haitianas, lo que equivale a una invasión a nuestro país y es
una ofensa imperdonable a nuestra dignidad”. 261 Bosch ordenó después a movi-
lizar tropas del ejército hacia Dajabón y otros pueblos fronterizos y amenazó con
proteger al país y si fuera necesario bombardear a puntos claves en Puerto Prínci-
pe. 262 Muchos consideraron que Bosch sobredimensionaba la crisis y sucesos para
distraer la atención nacional y ganar tiempo en consolidarse en la presidencia y
aglutinar el país tras un problema externo con Haití.
Otros pensaban que Bosch y el Gobierno de Kennedy estaban unidos en esta
presión tan fuerte sobre Duvalier, o que Kennedy a propósito utilizó a Bosch para
involucrarse en la crisis haitiana y sacar a Duvalier del poder, antes de cumplir su
mandato legal el 15 de mayo. Lo cierto es que la crisis y las mutuas declaraciones
entre Bosch y Duvalier, sus Cancillerías y la Misión de la OEA, tenían repercusio-
nes y costos internos. El país se mantuvo en alerta y semi paralizado, la economía
sufrió por la intranquilidad y también afectó la moral en el Ejército y la Fuerza
Aérea. Los militares dominicanos veían con gran preocupación la anunciada in-
tención de Bosch de bombardear a Puerto Príncipe o invadirla, sino otorgaba más
de 22 salvoconductos a ex militares haitianos asilados en la Embajada. Las Fuerzas
Armadas hasta llegaron a sospechar que con esta posición belicosa el Presidente
los comprometía y los colocaba en una situación muy vulnerable que podría des-
acreditarlas o destruirlas.
Para el 5 de mayo, la situación entre ambos países se puso más tensa. El Pre-
sidente Bosch declaró a la agencia UPI que; “El propósito del empleo de la fuerza
militar es lanzar una guerra de liberación del pueblo haitiano. Nuestro conflicto
no es con el pueblo haitiano, sino con un enloquecido que se apoderó del poder
y desencadenó el terror contra su pueblo”. El Presidente también solicitó la ayuda
de los gobiernos de Venezuela y Costa Rica para juntar esfuerzos dentro de la
OEA para que; “Una fuerza latinoamericana democrática” actuara para derrocar a

261 Víctor Gómez Bergés. Verdades Ocultas del Gobierno de Juan Bosch y de la guerra de abril. Santo Do-
mingo, Edit.as, 2001, p. 88. Véase también Víctor Grimaldi. Golpe y Revolución. El derrocamiento de
Juan Bosch y la intervención americana. Santo Domingo, Comision Permanente de Efemerides Patri-
as, 2000.
262 “Bosch emplaza régimen Duvalier: demandan desalojar sede en un plazo de 24 horas”. El Caribe,
Santo Domingo, 29 de abril 1963.

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Duvalier. Bosch llegó a plantear que; “La OEA no debería de permitir que su tra-
dición de no intervención le evite ejercer su responsabilidad por el cumplimiento
de los derechos humanos y el ejercicio de la democracia, que no pueden ser subor-
dinados a cualquier otro principio”. 263 Esta es una declaración sin precedente del
mismo Presidente Bosch que invocó que el respeto de los Derechos Humanos y el
ejercicio de la democracia, estaba por encima de los principios de no intervención.
Curioso paralelo de la OEA en la Guerra de Abril de 1965.
En su obra, el entonces Embajador Bartlow Martin reveló las preocupaciones
de los militares dominicanos. Martin, señaló; “El alto comando dominicano se
reúne en Palacio, donde Wessin y Wessin explica que las Fuerzas Armadas no
tenían capacidad para invadir Haití. Algunos oficiales plantean que Bosch estaba
utilizando la aventura haitiana para distraer la atención sobre el comunismo, o
hasta llevando a las Fuerzas Armadas hacia un suicidio colectivo, para destruirlas.
Bosch rehúsa reunirse con ellos”.264 Mientras tanto el Presidente ordenó movilizar
numerosas tropas a Jimaní y Dajabón y mandó tanques, cañones y aviones hacia
la frontera. Del 5 al 7 de mayo, el Ejército y la Fuerza Aérea ya estaban movili-
zados y listos para intervenir a Haití, aunque en el fondo no deseaban ninguna
guerra y más bien ganaban tiempo, sin tener que revelarse abiertamente contra el
Presidente. Llegó el día 15 de mayo y el Presidente haitiano se quedó en el poder
y se declaró reelecto y los Estados Unidos con distintas maniobras diplomáticas y
militares, incluyendo la presión dominicana, no lograron impedir que Duvalier se
perpetuara en una larga dictadura.
Bosch comprendió que había llegado el momento de bajar la tensión por los
problemas y huelgas que ocurrían en el país. Además, era poco lo que ya se podía
hacer. El ex Embajador Bartlow Martin resumió el incidente que por poco lleva
a ambos países a la guerra. Escribió en su libro que; “Al final, Bosch no consiguió
ayuda de la OEA, se dio cuenta que sus Fuerzas Armadas eran incapaces de in-
vadir a Haití y el mismo se sintió derrotado traicionado y solo…Lo peor de todo
fue que la crisis haitiana fertilizó la semilla de sospecha mutua entre Bosch y sus
propios militares”.265
El siguiente enfrentamiento entre el Gobierno dominicano y el haitiano sur-
gió en agosto, de la información de que el General haitiano León Cantave con
250 exilados en la República Dominicana había invadido dos zonas dentro de

263 Bernardo Vega. Op. cit., p. 125. Véase también B. Diederich y A. Burt. Papa Doc y los Tonton Macoutes.
Santo Domingo, FCD, 1986, pp. 219-220. La primera edición de esta obra fue publicada en 1969.
264 Bernardo Vega. Op. cit., p.127.
265 John Bartlow Martin. El Destino Dominicano; La Crisis Dominicana desde la Caída de Trujillo hasta la
Guerra Civil. Santo Domingo, Editora de Santo Domingo, 1975, pp. 147-148.

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Haití con el propósito de tumbar a Duvalier. Se creó otra crisis regional y ese día
el Gobierno haitiano solicitó una reunión de emergencia con el Consejo de la
OEA para que investigara la acusación de que el General Cantave había salido de
territorio dominicano con el apoyo del Gobierno y de los militares dominicanos.
Esta crisis llegó en momentos muy débiles y conflictivos para Bosch. Para finales
de agosto y las primeras semanas de septiembre no paraban los rumores en el país,
sobre el golpe de estado para derrotar al Presidente Bosch. Esta crisis empeoró la
situación interna entre los militares, por un lado, y la oposición política, por otro,
en contra de Bosch. Políticos, empresarios y curas abiertamente lo acusaban de ser
débil con el comunismo y con la izquierda radical criolla.
El país era un hervidero de intrigas y rumores. Todos estos graves enfrenta-
mientos con los políticos, más las tensiones con los militares, deterioraban rápi-
damente la estabilidad del Gobierno. Ya no se hablaba del golpe de estado, sino
cuando sería. El mismo Bosch en reiteradas ocasiones presentaba un triste fatalis-
mo y decía que las fuerzas de la derecha y los grandes intereses políticos y militares
lo iban a tumbar. El Presidente socavaba su misma posición al insistir en la prensa
de que habían planes de derrocarlo. Sus reiteradas palabras en este sentido, eran
casi una insinuación o provocación al golpe. Quizás se sentía solo y aislado, y sin
una real sustentación política.
El 31 de agosto se juramentó como nuevo Canciller el Dr. Héctor García
Godoy. Ese mismo día el Gobierno de Haití reiteró una convocatoria al Consejo
de Seguridad de la Naciones Unidas, para forzar al Gobierno dominicano a sacar
a todos los exilados haitianos del territorio nacional. El último enfrentamiento
sucedió el 23 de septiembre, dos días antes del golpe de estado. Bosch acababa
de llegar de un viaje oficial a México. El Presidente Bosch había sido informado
equivocadamente de una supuesta invasión haitiana a Dajabón. No tenía ni so-
licitó un informe de las agencias de seguridad ni de los jefes del Estado Mayor.
Bosch convocó de urgencia ese mismo día, 23 de septiembre, al Palacio Nacional
al jefe de la Marina Comodoro Julio Rib Santamaría, al jefe del Ejército, el general
Renato Hungría Morel, al general Miguel Atila Luna, jefe de la Fuerza Aérea y al
ministro de las Fuerzas Armadas el general Víctor Elby Viñas Román.
En la reunión, Bosch le hizo preguntas al general Atila Luna respecto a que
si los aviones podrían bombardearan al Palacio Presidencial haitiano, sin afectar
un hospital cercano. Después de un intercambio de impresiones el Presidente le
dijo al general Atila Luna “Pues comience a bombardear a las 11 de la mañana…
Yo soy el Presidente y le estoy dando una orden”.266 El general Atila Luna le pidió

266 Víctor Gómez Bergés. Verdades Ocultas. Op. cit., p. 196. Véase también a Miguel Guerrero. Op. cit.,
pp. 157-158.

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la orden por escrito al Presidente y a la vez le preguntó si se había investigado


la información de la supuesta invasión a Dajabón y le sugirió que era necesario
confirmar esa acusación. La situación se tornaba más delicada, porque la jefatura
militar dominicana no creía que el pueblo de Dajabón había sido invadido, ya que
no tenían ninguna información de las autoridades civiles y militares de la ciudad
o la región. 267
En resumen, es curioso observar como durante el breve Gobierno de siete
meses de Bosch se crearon y sobre dimensionaron diferentes incidentes menores
que por la agitación se convirtieron en crisis regional y nacional. Era conocida
la profunda enemistad de Bosch contra la dictadura de Duvalier. El Presidente
quería ayudar a liberar al pueblo haitiano, como el mismo pueblo dominicano se
pudo liberar del dictador Trujillo. La política del Presidente Kennedy también fue
la de evitar la permanencia en el poder de Duvalier. Kennedy lo hizo de manera
directa y, en cierto modo, indirecta apoyando a Bosch.
En su libro Crisis de la Democracia, escrito varios años después, en el 1965,
Juan Bosch expresó; “El Embajador Martin fue a verme, alarmado, y era la prime-
ra vez que le veía alarmado. La posibilidad de una guerra domínico-haitiana lo ha-
bía inquietado, sin duda porque había inquietado al Departamento de Estado”.268
La crisis con Haití fue un hecho grave que fue escalando política y militarmente
y pudo haber desembocado en una guerra entre naciones vecinas. Las Fuerzas
Armadas dominicanas actuaron con prudencia y tacto para evitar un conflicto
bélico y de consecuencias imprevisibles. Lo cierto es que las tres o cuatro crisis
con Haití debilitaron la imagen del gobierno frente a la comunidad regional. Pero
en realidad también fue un enfrentamiento entre un presidente demócrata y una
naciente cruel dictadura de Duvalier.

Deterioro del Gobierno

Pero a los pocos meses del gobierno de Bosch, los militares contrarios al man-
datario dominicano hacían los preparativos para despojarlo del poder a través de
un golpe de Estado. La situación política interna cada día se hacía más difícil. El
embajador norteamericano Martin se mantuvo monitoreando los acontecimien-
tos y llegó a recomendar al Departamento de Estado de los Estados Unidos, un
día antes del golpe de Estado, que se pusiera en alerta un portaviones, lo que había
sido solicitado para brindarle el respaldo necesario a Bosch y poder detener las

267 John Bartlow Martin. Op. cit., pp. 338-346.


268 Juan Bosch. Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana. México, Centro de Estu-
dios y Documentacion Social, 19645, p.173.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

fuerzas que buscaban su derrocamiento. No obstante, el presidente fue depuesto


el día 25 de septiembre, por un golpe de Estado cívico-militar y salió del país el 29
de septiembre en una fragata, acompañado por el general Antonio Imbert Barrera,
a la isla Guadalupe y de ahí viajó a Puerto Rico. El primer gobierno democrático
después de 31 años de dictadura, por razones contradictorias internas y externas,
solo duró siete meses, lo cual fue una gran frustración nacional. 269

Cancilleres de la República 270

1. Armando González Tamayo, interino, desde el 4 de marzo y el 10 de


mayo de 1963. Médico y político. Nació en Puerto Plata el 27 de Septiembre de
1929 y murió en Santo Domingo el 1ro. de septiembre del 2004. Fue vicepresi-
dente de la República durante los 7 meses del gobierno de Juan Bosch.

2. Andrés Freites Barrera, desde el 10 de mayo al 1ro. de septiembre de


1963. Ingeniero y empresario dominicano. Empresario y Gerente de la Esso Stan-
dard Oil. Fue embajador en Washington durante el Consejo de Estado. Freites
era primo del general Antonio Imbert Barrera, y un hombre moderado y cordial,
amigo de los norteamericanos.

3. Héctor García Godoy, del 1ro. al 26 de septiembre de 1963. Abogado


y político. Nació en Santo Domingo el 11 de enero de 1921 y murió en Santo
Domingo el 20 de abril de 1970. En 1948, fue designado Secretario de la Junta de
Directores del Banco de Reservas, en 1954, Superintendente de Bancos. En 1955,
fue nombrado  Vicegobernador  del Banco Central. Fue embajador en Londres,
Reino Unido entre 1956 y 1963, año en que el fue designado Ministro de Rela-
ciones Exteriores. Fue presidente provisional de la República al finalizar la guerra
civil de 1965-66.

269 Bernardo Vega. Kennedy y Eisenhower. Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 1993, pp.
278-290.
270 Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores. Memorias de la Secretaría de Estado de Relaciones
Exteriores. Santo Domingo, s.e., 1963.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO X
GOBIERNO DEL TRIUNVIRATO
1963-1965
Evolución Política

C
on el golpe de Estado al presidente Juan Bosch el 25 de septiembre de
1963 terminó el experimento democrático más importante posterior a
la muerte de Rafael L. Trujillo. El país pasó a ser gobernado por un
Gobierno colegiado llamado Triunvirato, que se juramentó el día 26 de
septiembre, integrado por Emilio de los Santos, quien lo presidió, Manuel Tavárez
Espaillat y Ramón Tapia Espinal. En el gabinete contó con representación de los
partidos que apoyaron la acción anticonstitucional, principalmente la Unión Cí-
vica Nacional, Alianza Social Demócrata, Vanguardia Revolucionaria y el Partido
Progresista Demócrata. Condenaron el golpe de Estado el Partido Revolucionario
Dominicano, Partido Revolucionario Social Cristiano y las organizaciones de iz-
quierda. La Iglesia Católica apoyó el golpe de estado, así como sectores trujillistas
de los cuerpos militares y el alto empresariado organizado. El país quedó muy
dividido en estos siete meses.
El golpe de estado causó un gran desconcierto en la nación y en la población
demócrata. A los dos meses, grupos de la izquierda comenzaron a movilizarse
contra el gobierno del Triunvirato. En noviembre de 1963 se produjo un levan-
tamiento guerrillero del Movimiento 14 de Junio liderado por el Dr. Manuel
Aurelio Tavárez Justo en las montañas. Las tropas del Ejército Nacional lograron
liquidar el foco insurrecto y le dieron muerte al líder alzado en armas. Como con-
secuencia de estos eventos sangrientos, en diciembre de 1963 renunció el presi-
dente del Triunvirato, Emilio de los Santos, en protesta por las muertes y la repres-
sion militar. De inmediato fue sustituido por el canciller actuante, el Dr. Donald
Reid Cabral, quien fue nombrado presidente de la República. Su Gobierno vivió
bajo constantes presiones de ambos extremos radicales de la derecha y la izquierda.
En lo económico, aplicó una política de desarrollo con la finalidad de recuperar la
economía e incentivar la actividad comercial e industrial. Favoreció con medidas
económicas a la emergente clase empresarial que surgía tras trujillismo.
Entre las medidas políticas y económicas inmediatas tomadas por el nuevo
Gobierno, se cuentan: la ilegalización de los partidos de izquierda y comunistas;
declarar como nula la Constitución de 1963; disolver el Congreso Nacional; pro-

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

clamar el respeto a los compromisos internacionales, a los derechos humanos y a


la propiedad privada. Además, se promovió e implementó una política en favor
del desarrollo económico, mediante políticas de exoneración de impuestos y otros
incentivos al sector industrial y agroindustrial. A través de esas medidas, se busca-
ba frenar las importaciones y aumentar las recaudaciones de impuestos aduanales,
lo que formó parte de la política de sustitución de importaciones en el país y tan
boga en todo el Continente.271
Por otro lado, en el aspecto militar, el Triunvirato nombró nuevos comandan-
tes en las Fuerzas Armadas, designando en importantes puestos a los principales
oficiales que habían apoyado el golpe de estado. El general Elby Viñas Román
fue nombrado jefe de las Fuerzas Armadas. También ocuparon importantes posi-
ciones, el coronel Elías Wessin y Wessin y el general Antonio Imbert Barrera. La
mayoría de los miembros de las fuerzas armadas y la policía nacional, habían sido
formados en la escuela y pensamiento de la era de Trujillo y no lograron asimilar
los cambios políticos y el estilo de gobierno democrático. En el 1963 el país sufría
los embates de la Guerra Fría mundial y regional que se manifestaba en el apoyo
de la revolución de Castro a los grupos de izquierda en América Latina. Eran
tiempos de Fuertes confrontaciones ideológicas y acciones violentas de ambos
lados. La política norteamericana y de los grupos moderados era la de evitar otra
nueva Cuba en el Continente. El gobierno de Bosch fue muy afectado por estas
grandes presiones.
Desde el 26 de septiembre de 1963, se iniciaron las protestas contra el Gobier-
no, los paros de labores simbólicos y huelgas de trabajadores y del transporte pú-
blico fueron cotidianas. Para impedir esos movimientos, las autoridades aplicaban
la represión política contra los líderes opositores y en especial contra los dirigentes
de los partidos comunistas y del PRD, muchos de ellos se asilaron en embajadas,
o fueron apresados y confinados en cárceles dominicanas. Las movilizaciones po-
pulares se acrecentaron a partir octubre con manifestaciones organizadas por la
Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), y los legisladores se reunieron
secretamente en Asamblea Nacional para desconocer al Triunvirato. Dentro de
las Fuerzas Armadas se dieron conatos de resistencia al nuevo Gobierno, mientras
el llamado “Clan de San Cristóbal”, vinculado al ex presidente Joaquín Balaguer,
intentó promover una rebelión entre los soldados de la base aérea de Santiago y
entregar el Gobierno al presidente del Congreso, Dr. Juan Casasnovas Garrido,
electo como presidente en asamblea secreta del Congreso. El intento fracasó y
varios oficiales y civiles fueron apresados. El clima político se fue poniendo más
tenso en el 1964.

271 Eduardo J. Tejera. Cincuenta años. Op. cit., p. 137.

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EDUARDO J. TEJER A

Otro sector militar, bajo el liderazgo del teniente coronel Rafael Tomás Fer-
nández Domínguez, intentó un contragolpe a favor del regreso de Juan Bosch a la
presidencia, pero fue descubierto. Éste inició el llamado movimiento constitucio-
nalista que abogaba por el regreso de Bosch a la presidencia. El coronel Fernán-
dez Domínguez fue sacado del país y designado agregado militar en la embajada
dominicana en España y después trasladado a Chile. Además, fueron apresados el
capitán Héctor Lachapelle Díaz, y otros oficiales que formaban parte del grupo
constitucionalista. Por su lado, la oposición liderada por el Partido Revolucionario
Dominicano y otras agrupaciones, desarrollaban una intensa labor política para
promover el regreso hacia la constitucionalidad democrática.

Final del Gobierno del Triunvirato

En diciembre de 1963, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) deci-


dió suspender todas sus actividades proselitistas y procedió a organizar un movi-
miento para restaurar el Gobierno de Juan Bosch en la presidencia hasta que se
retornara al estado de derecho. El PRD incrementó sus tareas conspirativas dentro
de las Fuerzas Armadas, a la vez que firmaba el “Pacto de Rio Piedras”, con el Par-
tido Revolucionario Social Cristiano, en Puerto Rico. El propósito de todas estas
acciones era la vuelta a la presidencia de Juan Bosch sin elecciones, simplemente
que terminara su período constitucional.
El ambiente de protesta tenía relación con el clima de represión política,
el aumento del costo de los productos de primera necesidad y las denuncias de
corrupción administrativa. Desde principios de 1964 se organizaron huelgas
del transporte público y variadas jornadas reivindicativas. La situación se hizo
tan inmanejable, que el 31 de marzo fue apedreado el automóvil en que viaja-
ba el triunviro Ramón Tapia Espinal y circularon rumores del regreso de Juan
Bosch. También, en el Gobierno tomó fuerza la crisis que obligó a la renuncia
del triunviro Tapia Espinal y meses después a Manuel E. Tavares Espaillat, que-
dando Donald J. Reid Cabral como único gobernante. La salida a la situación
política apuntaba, con el consentimiento de la embajada americana y de sectores
empresariales, a impulsar la “fórmula de Santiago”, para llamar a nuevas eleccio-
nes, pero Juan Bosch se opuso a esta salida. Para finales de 1964 y principios de
1965, la situación política del gobierno era muy débil y existían varias conspi-
raciones para derrocarlo.
La crisis política del triunvirato y las conspiraciones de grupos militares en los
cuarteles incidieron para el derrocamiento del Gobierno la tarde del 24 de abril de
1965, provocando la guerra civil y la segunda ocupación militar norteamericana
de la República Dominicana en el siglo XX. El país seguía siendo sacudido por

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

la falta de una cultura democrática y el antagonismo entre las diferentes fuerzas


políticas y sociales.

Política y Diplomacia

El gobierno del Triunvirato surgido el 25 de septiembre de 1963, se mantuvo


gestionando su reconocimiento de parte de los Estados Unidos, debido a que el
presidente demócrata J. F. Kennedy, no mostró interés en reconocerlo, situación
que se prolongó hasta diciembre de ese año. La diplomacia dominicana gestionó
en todo momento el reconocimiento del Triunvirato, pero a Estados Unidos se
le hacía muy difícil apoyar a un gobierno de facto, que derrocó a un gobierno
demócrata liberal. Varios gobiernos de la región también se resistieron a reconocer
como legítimo al gobierno de facto.
Los Estados Unidos llegaron a proponer, el 14 de octubre, la renuncia en
pleno del Triunvirato y entregar el gobierno al presidente legítimo del Senado,
Juan Casasnovas Garrido, para que este ejerciera de manera provisional. Casasno-
vas Garrido había sido proclamado como tal en una asamblea secreta celebrada
por el Congreso Nacional, que estaba suspendido desde el 25 de septiembre. La
actitud de Washington hizo que el Triunvirato acusara al gobierno americano de
estar interviniendo en los asuntos domésticos de los dominicanos. La posición
de Estados Unidos respecto al Triunvirato, buscaba estudiar el desarrollo de los
acontecimientos y determinar las intenciones del gobierno, mientras que sectores
políticos, sindicales y empresariales vinculados al golpe hacían persistentes llama-
dos al Departamento de Estado norteamericano para que revocara la medida y
procediera al reconocimiento del gobierno.
El demócrata John F. Kennedy se encontraba presionado por la actitud de
repudio tomada por varios países de la región y por la opinión pública nortea-
mericana, entre ellos 22 senadores que solicitaban el cierre de la embajada nor-
teamericana en Santo Domingo y el retiro de las misiones militares. Además abo-
gaban por la suspensión de la ayuda económica que hasta ese momento recibía
la República Dominicana, situación que coincidió con la declaración pública del
mandatario americano de que condenaba enérgicamente los golpes de Estado en
América Latina.
Sin embargo, la actitud de Estados Unidos comenzó a cambiar luego de la
insurrección guerrillera del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, iniciada el
21 noviembre de 1963, y por el asesinato perpetrado contra el presidente Ken-
nedy, el 22 de noviembre. El nuevo presidente de los Estados Unidos, Lyndon B.
Johnson, procedió al levantamiento de las sanciones el 14 de diciembre, sugirién-
dole al gobierno respetar los derechos humanos y las libertades públicas, así como

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EDUARDO J. TEJER A

propiciar un clima político que facilitara el regreso a la constitucionalidad. Como


parte de las negociaciones del Triunvirato con los Estados Unidos, el Gobierno
solicitó a la Organización de Estados Americanos el envío de una misión técnica
de expertos en cuestiones electorales, para que asesorara a la Junta Central Electo-
ral en los preparativos de las elecciones generales, que estaban siendo prometidas
para agosto de 1965.
Igual sucedió con la selección del empresario Donald J. Reid Cabral como
miembro principal del Triunvirato. Reid Cabral había ocupado la Secretaría
de Estado de Relaciones Exteriores desde 1963 y se le tenía como un hombre
pragmático y amigo de los americanos. Si bien su gobierno no fue reconocido
en principio, al final fue reconocido y apoyado por los Estados Unidos, que
veían en él un líder civil y más conveniente que la opción de una Junta Militar.
Además, Reid Cabral era anti comunista y abogaba por reformas económicas
y una filosofía desarrollista. El apoyo de Washington al gobierno de Reid Ca-
bral se expresó con la ayuda de más de US$ 100 millones.272 El 18 de marzo
de 1965 el Gobierno Dominicano firmó con los Estados Unidos, un Acuerdo
sobre Compras de Productos Agrícolas, que ampliaba, el Acuerdo de 1962 para
adquirir, trigo y otros alimentos. 273La embajada norteamericana se mostró muy
activa participando en las soluciones de los problemas que se le presentaban al
gobierno. Por ejemplo, cuando el 8 de abril de 1964 el triunviro Ramón Tapia
Espinal presentó su renuncia, en medio de denuncias de que se preparaba un
golpe de Estado, el embajador de Estados Unidos, que en ese momento lo era
William Tapley Bennet, realizó una rueda de prensa, el 10 de abril de 1964, para
anunciar su parecer de que el país progresaba más en lo económico que en lo
político. El embajador Tapley Bennet favorecía más a los políticos moderados y
empresarios que al gobierno.
El apoyo americano al Triunvirato se mantuvo hasta el último día de ese go-
bierno, el 24 de abril de 1965. Los funcionarios de la embajada americana y los
asesores norteamericanos en las Fuerzas Armadas Dominicanas, hicieron todo lo
posible para persuadir a oficiales constitucionalistas para que abandonaran su acti-
tud militar contra el gobierno, tal y como lo hizo el coronel Thomas B. Fishburn.
Sin embargo, las gestiones y la mediación de la embajada en la crisis cívico-mili-
tar, no lograron evitar el derrocamiento de Donald J. Reid Cabral y el fin del su
gobierno.

272 Ibid., p. 228.


273 Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores. Memoria de la Secretaría de Estado de Relaciones
Exteriores. Santo Domingo, s.e., 1965.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Legislación y Reformas en la Cancillería

Curiosamente, aún con la gran inestabilidad económica y política que expe-


rimentaba el gobierno, en el campo de la Cancillería y la diplomacia el Triunvi-
rato si logró avanzar mucho en este campo, mediante importantes reformas a sus
leyes y normativas. En efecto, durante el triunvirato se promulgaron dos valiosas
leyes de reforma de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores y el servicio
diplomático. Primero, en febrero de 1963 fue creada, por Decreto Núm. 9109, la
Comisión Permanente de Fronteras, integrada por el secretario y el encargado de
Asuntos del Caribe de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, además del
secretario de Obras Públicas.
De gran importancia fue la promulgación de una nueva ley de la Secretaría
de Relaciones Exteriores y asuntos diplomáticos. Esta fue una gran reforma legis-
lativa del servicio exterior y la Cancillería. La Secretaría de Estado de Relaciones
Exteriores fue transformada, mediante la Ley No. 314, del 6 de julio de 1964,
dotándola de una nueva estructura que sustituyó la ley orgánica de 1959. En esta
nueva ley de 1964, se establecieron cuatro grandes áreas: 1. Cancillería, 2. Servicio
Exterior, 3. Escuela Diplomática y 4. Comisiones Consultivas y además se crearon
nuevos Departamentos y Divisiones especializadas.
Esta ley creaba además, la División de Asuntos Americanos con funciones
separadas de las contempladas en la División de Asuntos Europeos y Afroa-
siáticos, siendo suprimida la División de Asuntos Caribeños. Estos cambios
muestran el interés de la Secretaría de Relaciones Exteriores en consolidar los
vínculos con otros continentes. La nueva ley de la Cancillería amplió los servi-
cios y departamentos por áreas geográficas del mundo y fortaleció la labor ad-
ministrativa y consular. Fue un importante paso de avance hacia una secretaría
diplomática más moderna. Otras modificaciones importantes se relacionaron
con la atención puesta en los asuntos económicos en la política internacional,
para lo que se creó el Departamento de Asuntos Económicos y la División de
Estudios Económicos.
En cuanto a la profesionalización de los diplomáticos, la Secretaría dio im-
portancia al aspecto de la formación de sus funcionarios, convirtiendo la Escuela
Diplomática en un área estratégica, para incentivar el conocimiento. También, la
nueva ley de 1964, evidencia el cuidado puesto en los asuntos de las relaciones
exteriores, estableciendo la Comisión Consultiva como un espacio de asesoría
para la toma de decisiones.

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EDUARDO J. TEJER A

Convenios y Tratados

Durante el período de gobierno del Triunvirato, muchos gobiernos democrá-


ticos de la región que se oponían a los golpes de Estado militares y a los gobiernos
de facto, no mostraron interés en acuerdos bilaterales con este gobierno por no
haber surgido del libre ejercicio de la democracia representativa. Entre los pocos
acuerdos y convenios firmados, se encuentran el Acuerdo de Cooperación Técnica
entre la República Dominicana y la República de China, 8 de noviembre de 1963
y el Convenio de Cooperación Técnica de Jerusalén, entre Israel y el de la Refine-
ría Dominicana, del 25 de diciembre 1963.

Cancilleres de la República

Los gobiernos del Triunvirato se prolongaron por un período de un año y


siete meses, en que el país tuvo como cancilleres a:

1. Donald J. Reid Cabral, desde septiembre de 1963 hasta enero de 1964 y


del 16 de agosto de 1986 al 16 de agosto de 1988. Abogado, empresario, y polí-
tico. Nació el 9 de junio de 1923 en Santiago y murió en Santo Domingo el 22
de julio del 2006. Además de ocupar en dos ocasiones el ministerio de Relaciones
Exteriores, fue miembro y presidente del Triunvirato que gobernó la República
desde diciembre de 1963 hasta el 24 de abril de 1965.

2. Luis Aquiles Mejía Guzmán, desde el 4 de febrero de 1964 al el 24 de


abril de 1965. Fue Embajador en Venezuela y dirigente de la oposición contra
Trujillo en el exilio.

Presupuesto de la Cancillería de 1961 al 1965

Como se puede apreciar, el Presupuesto asignado a la Cancillería aumentó nota-


blemente con la apertura democrática, a pesar de las dificultades económicas y de la
difícil transición política e institucional del país. Para el 1961 la Secretaría de Estado
de Relaciones Exteriores recibió una apropiación de US$ 2.0 millones, para el 1963
había ascendido a la elevada cifra de US$ 5.3 millones, y para el 1965 la asignación
se redujo abruptamente a US$ 3.6 millones. Debe recordarse que el 1965 fue un
año traumático en lo político y económico, por la caída del Triunvirato, la Guerra
Civil y un Gobierno Provisional. La actividad diplomática se limitó al ámbito de las
soluciones de los problemas internos y a la recuperación de la democracia.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Presupuesto Nacional y de SEREX 1961-1965

Años 1961 1963 1965

Ingresos
129,225,845 167,866,605 179,934,420
Totales

Gastos
129,225,845 167,866,605 179,934,420
Totales 1/

Serex en RD$ 2,000,293 5,327,100 3,605,950

Tasa de
1.0 1.0 1.0
Cambio

Serex en US$ 2,000,293 5,327,100 3,605,950

1/ Diferencia del gasto total, con ingresos, representa créditos externos. Hay
diferencias debido
a la tasa de cambio. Gaceta Oficial, de cada año. Archivo General de la Na-
ción. Banco Central.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO XI
LA GUERRA CIVIL DE 1965
Evolución Política

L
a situación de crisis permanente en el Triunvirato no desapareció del
todo con la convocatoria a elecciones. Por otro lado, todavía a prin-
cipios de 1965 el Gobierno se negaba a permitir el regreso de Juan
Bosch y de Joaquín Balaguer a la República Dominicana, mientras
grupos de militares relacionados con ambos líderes políticos conspiraban para po-
nerle fin al gobierno. En marzo de 1965, los planes para el derrocamiento estaban
avanzados, solo a la espera del momento oportuno. La rebelión militar se inició
el sábado 24 de abril de 1965, en la Escuela de Entrenamiento del Ejército 27 de
Febrero, ubicada en la Carretera Duarte, en el Campamento 16 de Agosto.
La rebelión de los militares constitucionalistas, seguidores de Juan Bosch,
contó con el apoyo del partido PRD que alertó a la población de lo que estaba
ocurriendo y procedió, junto a los soldados rebeldes, a tomar bajo control la emi-
sora oficial Radio Santo Domingo, de donde anunciaron el final del gobierno de
Donald J. Reid Cabral. Las tropas implicadas en el golpe estaban formadas por
unos 1,200 hombres, y la que respaldaba al depuesto gobernante solo tenía unos
550 hombres. Una parte importante de los campamentos de las Fuerzas Armadas
se mantuvieron en expectativa sin apoyar a uno u otro bando. 274
Después de repetidas acciones militares y protestas de civiles armados en las
calles de la ciudad de Santo Domingo, los sectores que apoyaban el retorno de la
constitución de 1963, procedieron a tomar el control del Palacio Nacional y elegir
como presidente provisional al al ex presidente de la Cámara de Diputados doctor
José Rafael Molina Ureña, a la espera del regreso de Juan Bosch. En medio del
conflicto, los líderes militares del llamado “Clan de San Cristóbal” presionaron
la negociación para que se designara una Junta Cívico-Militar que los incluyera a
ellos y a otros sectores militares, y fueran convocadas las elecciones generales en un
período que no pasara de los 90 días, siendo la propuesta rechazada por los oficia-
les constitucionalistas, quienes se apegaban a la fórmula de regreso de Juan Bosch
a la presidencia sin elecciones. La negativa produjo un movimiento de resistencia
contra el golpe, en la base aérea de San Isidro, encabezado por el coronel Elías

274 Víctor Grimaldi. Op. cit., pp. 168-175.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Wessin y Wessin, con el apoyo del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas
(CEFA).
Atentos a lo que acontecía en territorio dominicano, los Estados Unidos tras-
ladaron hasta las costas dominicanas buques y embarcaciones de guerra, favore-
ciendo la formación de una Junta Militar. Buscaban presionar a los insurrectos
hacia una tregua y entendimiento. El Embajador norteamericano, William Tapley
Bennett, quien acababa de regresar de Estados Unidos, convocó a los líderes cons-
titucionalistas a una entrevista en la embajada y de manera brusca y nada política
les pidió la rendición. Participaron el presidente provisional José Rafael Molina
Ureña y varios oficiales que le seguían, entre ellos los coroneles Miguel Ángel
Hernando Ramírez y Francisco Alberto Caamaño Deñó, quienes a partir de ese
momento y al rechazar las propuestas norteamericanas, tomaron el liderazgo de la
insurrección. Tapley Bennett actuó de manera incorrecta y solo consiguió radica-
lizar a los rebeldes. La situación político-militar era muy incierta y el país estuvo
por dos días en un gran vacío de autoridad y dirección. 275
El 28 de abril, los Estados Unidos, bajo la presidencia de Lyndon B. Johnson,
ordenó el desembarco de sus tropas en la ciudad de Santo Domingo y poblaciones
cercanas, con el objetivo de salvar vidas y evacuar a los ciudadanos norteamerica-
nos que residían en el país. Los soldados de la División 82 del Cuerpo Aéreo del
Fuerte Bragg, tomaron como zonas de operación, la base aérea de San Isidro y las
cercanías del Hotel El Embajador, en la que hicieron causa común con las tropas
del coronel Elías Wessin y Wessin. Con la invasión norteamericana, se detuvo
la guerra civil y crearon cordones de seguridad y pacificación. Para muchos esta
intervención norteamericana era nefasta, y recordatoria de la ocupación militar
del 1916, pues la situacióm no había llegado a ningún extremo. Lo que comenzó
como un golpe de Estado, dividido en dos bandos militares, concluyó en una
guerra civil e invasión de tropas extranjeras.

Dos Gobiernos en Medio de la Guerra

En la zona constitucionalista, que comprendía la parte colonial de la ciudad y


barrios aledaños, se concentró la mayor parte de los soldados y civiles armados que
defendían la constitucionalidad y el regreso de Juan Bosch. El 3 de mayo de 1965,
en una reunión con algunos miembros de la Asamblea Nacional convocada de
emergencia se proclamó al coronel Francisco A. Caamaño Deño como presidente
constitucional, procediéndose de inmediato a la formación del Gobierno. En el

275 José Rafael Molina Ureña. Mis Memorias 31 de mayo de 1961 al 27 de abril de 1965. Santo Domingo,
Letragráfica, 2014.

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EDUARDO J. TEJER A

territorio bajo su control se organizaron las unidades de combate que integraban


a 1,800 militares y 3,000 civiles armados, distribuidos en 117 unidades constitu-
cionalistas de combate.
El 7 de mayo de 1965, los Estados Unidos apoyaron la formación del Gobier-
no de Reconstrucción Nacional, presidido por el general Antonio Imbert Barrera
y con un Gabinete de personalidades civiles con experiencia política y adminis-
trativa. Apoyado por los Estados Unidos, la iglesia católica, los empresarios y mu-
chos dominicanos que se sentían temerosos por el futuro inmediato, ese gobierno
procedió a controlar todas las principales ciudades y gobernó las finanzas y la
institucionalidad en todo el país y mantuvo la maquinaria estatal operando y la
marcha de la economía.
Aunque por varias semanas el Estado dominicano sufrió una parálisis que
llevó la incertidumbre a la población dominicana, posterior a la invasión nor-
teamericana y a la formación del Gobierno de Reconstrucción Nacional, el país
se mantuvo económicamente activo con el apoyo de los Estados Unidos, lo que
facilitó que los empleados públicos cobrarán sus sueldos a partir del mes de mayo,
y las recaudaciones tributarias mantuvieron su ritmo. Sin embargo, las importa-
ciones descendieron considerablemente, y el comercio, principalmente en Santo
Domingo, fue muy afectado por la situación de conflicto. Las exportaciones na-
cionales se mantuvieron estables, pero a niveles igual inferiores. 276
Según dice el historiador Frank Moya Pons: “El movimiento cívico-militar
con el propósito de instalar al depuesto presidente Bosch nuevamente en el poder,
fue frustrado por el uso masivo de fuerzas militares de los Estados Unidos, que
no salieron del país hasta que no quedó instalado un Gobierno que claramente
convenía a los intereses norteamericanos. Si por un momento existió la idea entre
los dominicanos de que los Estados Unidos no eran capaces de volver a intervenir
militarmente en un país latinoamericano, la acción de 1965 creó la conciencia -- y
el convencimiento -- de que la era de la no-intervención no había pasado y que
los Estados Unidos seguirán interviniendo militarmente, cuando su permanente
intervención diplomática no dé los frutos esperados”.277
Durante la Guerra Civil tomaron parte, dos bandos enfrentados, los Consti-
tucionalistas que abogaban por el regreso de Bosch a la presidencia, liderado por el
coronel Caamaño, y los miembros y seguidores del Gobierno de Reconstrucción
Nacional, presidido por el general Antonio Imbert Barrera, que deseaban celebrar
nuevas selecciones generales. Después de tres meses de negociaciones durante el
verano de 1965, el conflicto entre dominicanos finalizó con un acuerdo de paz

276 Eduardo J. Tejera. Op. cit., pp.153-183.


277 Frank Moya Pons. El Pasado. Op. cit., p. 345.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

firmado el 31 de agosto de 1965, mediante el cual se estableció el desarme de la


población, la juramentación de un Gobierno Provisional encabezado por el Dr.
Héctor García Godoy, la convocatoria a elecciones y la reintegración de los milita-
res rebeldes a sus respectivos cuarteles. El gobierno de García Godoy fue instalado
el 3 de septiembre 1965 se encargó de preparar las elecciones de 1966. 278

Política Exterior y Diplomática

La política exterior que desarrollaron ambos gobiernos y sus cancilleres du-


rante la Guerra Civil se concentró en las negociaciones de un acuerdo de paz,
impulsado y bajo el amparo del Gobierno de los Estados Unidos y su delegado
especial, John Bartlow Martin, el delegado especial escogido por la Asamblea de
la OEA Embajador Ellworth Bunker, quien llegó al país el 3 de junio y el venezo-
lano José Antonio Mayobre, representante del Secretario General de las Naciones
Unidas, junto a los altos oficiales de Fuerza Interamericana de Paz. Fuera de estas
difíciles negociaciones, no hubo de parte de ambos gobiernos ninguna otra acti-
vidad diplomática de relieve. La gran mayoría de las acciones de los cancilleres y
diplomáticos estuvo relacionada a lograr negociar una paz digna para todos.
En las negociaciones de paz, participó activamente el Dr. Jottin Curry como
canciller del Gobierno constitucionalista y el Dr. Horacio Vicioso, canciller del
Gobierno de Reconstrucción Nacional y otros secretaries de ambos gobiernos.
Las negociaciones diplomáticas fueron intensas y se llevaban a cabo por separado,
para buscar una formula de acuerdo acceptable para ambas partes. El ex presi-
dente Juan Bosch desde San Juan, Puerto Rico, aconsejó activamente al coronel
Caamaño y a los dirigentes del PRD. En estas negociaciones los dos presidentes,
Caamaño e Imbert Barrera, tuvieron una partipación clave y decisiva, aunque no
juntos, para lograr la paz.
Mientras el Gobierno de Caamaño, que permanecía aislado en una zona res-
tringida, y rodeado por tropas norteamericanas y de la Fuerza Interamericana de
Paz, carecía de los recursos económicos necesarios para organizarse y pagar los
sueldos de los empleados, el de Reconstrucción Nacional recibió la ayuda econó-
mica de los Estados Unidos, a través de la Agencia Interamericana para el Desarro-
llo (AID), y también gozaba de los ingresos de los impuestos regulares del Estado
y los de las aduanas nacionales, para cumplir los compromisos de la administra-
ción pública. Además, el Gobierno del general Imbert Barrera tenía el control de

278 Bonaparte Gautreaux Piñeyro. Santo Domingo; Guerra Patria 1965. Mi Memoria. Santo Domingo, s.e.,
2009.

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EDUARDO J. TEJER A

las principales provincias de la República Dominicana y también administró las


finanzas y operaciones de todos los municipios del país.
En medio del conflicto, la situación dominicana fue llevada a debate tanto a
las Naciones Unidas (ONU), reunión en la que el gobierno constitucionalista re-
cibió oportuno respaldo solidario de la Unión Soviética, de Francia, Chile, China
y México. Sin embargo, la mediación entre los sectores en pugna era llevada prin-
cipalmente por la Organización de Estados Americanos (OEA), que se mostró
parcializada a favor del Gobierno de Reconstrucción Nacional.279 La participación
del embajador norteamericano y delegado especial de la OEA Elkwoth Bunker
fue decisiva por la relación que llegó a mantener con los líderes de ambos gobier-
nos. Bunker se reunió por semanas con el canciller constitucionalista Jottin Cury,
con Héctor Aristy, ministro de la Presidencia y con el mismo presidente, coronel
Francisco Caamaño. Igual, se reunía para negociar aspectos claves, con el presi-
dente provisional general Antonio Imbert Barrera, el canciller Horacio Vicioso, y
con miembros de su gabinete. 280
Como parte de la estrategia norteamericana, que invadió el territorio domini-
cano con miles de soldados de los Estados Unidos el 28 de abril, la OEA aprobó su
propuesta para un mando interamericano de las tropas de ocupación, presentada
en la Décima Reunión de Consulta de los Ministros de la OEA y aprobada con la
oposición de México, Chile y Perú, y la abstención de Venezuela. Con el beneplá-
cito de Brasil, Paraguay, Bolivia, Costa Rica, Honduras y Nicaragua, quienes inte-
graron representaciones militares para participar con sus soldados en la ocupación
de la República Dominicana, fue formada la Fuerza Interamericana de Paz (FIP),
comandada por el general brasileño Hugo Panasco Alvin, y por el mayor Bruce
Palmer, de los Estados Unidos, como segundo responsable.
La situación nacional e internacional era favorable a una negociación pacífica
entre los dos bandos enfrentados, pues todos deseaban evitar una sangrienta gue-
rra civil que hubiera tenido miles de muertos y heridos civiles. Bajo la inciativa del
gobierno norteamericano y contando con el apoyo de numerosos gobiernos del
Continente, el conflicto pasó a ser dirimido en la mesa de negociación de la OEA,
a cargo de un Comité Ad-Hoc encabezado por Ellsworth Bunker embajador de
los Estados Unidos ante esa organización. El 18 de junio la Comisión entregó su
primera propuesta de paz aduciendo que su misión era de conciliación. Propusie-

279 Bonaparte Gautreaux Pineyro.“El Gobierno del Coronel Caamaño: sus ejecutorias y encrucijadas”. En
Guerra de Abril: Inevitabilidad de la Historia. Santo Domingo, CPEP, 2005, pp. 88-90.
280 Víctor Gómez Bergés. Balaguer y Yo: La Historia. t. I. Santo Domingo, Cuesta –Veliz Ediciones y Editora
Buho, 2006, pp. 325-334. El Dr. Bergés fue Secretario de Interior y Policía del gobierno de Imbert
Barrera y mas tarde canciller en el gobierno de Joaquín Balaguer, en el periodo 1966-1978.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

ron ponerle fin a la guerra mediante el establecimiento de un gobierno provisional


que pacificara el país y se dedicara a organizar las elecciones generales.
Los gobiernos de Imbert Barrera y del coronel Caamaño mostraron algu-
nos puntuales desacuerdos con la primera propuesta de la OEA, rechazando
posiciones e insistiendo en puntos favorables que los beneficiaran en el tra-
tamiento de los acuerdos. Por ejemplo, el gobierno de Caamaño protestó, el
9 de julio, por la imposición de Héctor García Godoy en el Comité de nego-
ciaciones, mientras que Imbert Barrera pronunció un discurso, el 1 de julio,
criticando que se negociara el establecimiento de un Gobierno provisional.
El general Imbert llegó a señalar la propuesta como un “absurdo porque la
misión que se le ha encomendado a los miembros de la OEA se limita simple
y exclusivamente a una labor de mediación. Imponer un gobierno no está en
sus atribuciones, ni puede estarlo”.
El gobierno de los Estados Unidos, presidido por el demócrata Lyndon B. Jo-
hnson, favorecía la convocatoria a elecciones en un período de seis a nueve meses,
para las que contaban con un candidato de su agrado, el doctor Joaquín Balaguer,
para oponerlo a Juan Bosch cuando llegara el momento. Balaguer, que había sa-
lido al exilio en 1962, ingresó al país a finales de junio de 1965, bajo la excusa de
que lo hacía para visitar a su madre enferma. Desde que regresó al país comenzó
a organizar su Partido Reformista y a preparar toda la maquinaria electoral a nivel
nacional. 281
Las negociaciones se hicieron largas durante el verano, hasta llegar a la fórmu-
la presentada por la Comisión de la OEA a los diferentes actores participantes en
la misma. El 30 de agosto, el Gobierno de Reconstrucción Nacional renunció, sin
firmar de inmediato el Acta de Reconciliación. En cuanto al Partido Revoluciona-
rio Dominicano, éste se acogió a la propuesta, que incluía el Gobierno provisional
y también el gobierno de Caamaño firmó el Acta Institucional. En el acuerdo de
paz fue aceptado el doctor Héctor García Godoy como presidente provisional,
quien tomó posesión el 3 de septiembre de 1965, haciéndose responsable de pa-
cificar el país, desarmar a la población civil, reintegrar los militares constitucio-
nalistas y preparar todo lo relativo a las elecciones generales, propuestas para ser
celebradas el 1 de junio de 1966. La tarea era difícil después de tantas pasiones y
enfrentamientos. Posteriormente, los dirigentes del Gobierno de Reconstrucción
Nacional, apoyaron el Acta Institucional, que puso fin a la denominada Guerra
de Abril de 1965.

281 Bernardo Vega. Cómo los Americanos Ayudaron a Colocar a Balaguer en el Poder en 1966. Santo Do-
mingo, Fundación Cultural Dominicana, 2004.

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EDUARDO J. TEJER A

La Cancillería y el Servicio Diplomático

Durante los meses de la Guerra Civil, desde abril hasta finales de agosto de
1965, la Cancillería bajo la dirección del secretario de Relaciones Exteriores, Ho-
racio V. Vicioso, fue la que siguió operando normalmente, pagando los sueldos,
gastos operacionales y manteniendo sus relaciones y servicios habituales con las
Embajadas y Consulados en el exterior. Todo el servicio diplomático se quedó en
sus cargos y responsabilidades, igual que los consulados generales y cónsules en
múltiples ciudades. Igual, los embajadores ante las Naciones Unidas, la OEA y
los organismos multilaterales, servían y se mantuvieron ligados a la Secretaría de
Relaciones Exteriores del Gobierno de Reconstrucción Nacional, que era quien
mantenía la administración general del Estado.
El canciller Jottin Cury del gobierno constitucionalista, llevó las labores prin-
cipalmente de las negociciones de paz y en servir de intermediario del Gobier-
no Constitucionalista ante los delegados de las Naciones Unidas, de la OEA, el
gobierno norteamericano y con algunos gobiernos amigos. El Dr. Jottin Cury,
distinguido abogado y catedrático de derecho, realizó una importante labor en cir-
cunstancias muy particulares. Fue un factor de reconciliación. Realizó gestiones y
denuncias internacionales, contra la intenvención militar norteamericana ante las
Naciones Unidas y con países como Francia, cuyo presidente Charles De Gaulle
criticó a los Estados Unidos por su invasión.
Por su lado, el presidente Caamañó mediante el Decreto Núm. 45, del 14 de
mayo de 1965, canceló a más de 40 embajadores que ya cumplían sus funciones
en cada país. Estos diplomáticos ya estaban acreditados en el exterior y cobraban
a través de la Cancillería de Vicioso. Esta cancelación masiva no fue ejecutada ni
cumplida y chocaba con el servicio exterior existente. Evidentemente, Caamaño
buscaba reafirmar su autoridad en estos complejos meses politicos y diplomáticos.
Igual, Caamaño mediante los Decretos 42, 43, y 44, del mismo 14 de mayo,
también nombró cónsules y jefes de Departamentos de la cancillería, que no lle-
garon a tomar posesión de sus cargos. 282 La situación era muy singular con dos
cancillerías durante estos meses. Pero la Secretaría de Relaciones Exteriores y el
cuerpo diplomático en el exterior se mantuvieron sin cambios y eran sostenidos
y pagados por el Gobierno de Reconstrucción Nacional, que a su vez era respal-
dado económicamente por los estados Unidos. Sin embargo, los dos presidentes
en gobiernos en armas y los dos cancilleres, junto a varios secretarios de Estado,
tuvieron una participación fundamental en las negociaciones de paz.

282 Bonaparte Gautreaux Piñeyro. El Gobierno de Caamaño 1965; Documentos, Discursos y Decretos. San-
to Domngo, Editora Corripio, 1989, pp. 87-92.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Cancilleres de la República

Durante la conflagración de 1965, desde el 24 de abril hasta el 3 de septiem-


bre, los sectores enfrentados tuvieron un Gobierno cada uno con su canciller y
Gabinete.

Gobierno Constitucionalista: El Dr. Jottin Cury, fue canciller desde mayo


hasta septiembre de 1965. Destacado abogado y político. Nació en Barahona el 27
de diciembre de 1920 y murió en Santo Domingo el 10 de junio del 2011. Ade-
más fue consultor jurídico del Poder Ejecutivo; Diputado al Congreso Nacional y
Rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Gobierno de Reconstrucción Nacional: El Dr. Horacio V. Vicioso, fue Can-


ciller desde septiembre hasta noviembre de 1965. Abogado y diplomático. Nació
en Santo Domingo, el 28 de agosto de 1915 y murió el 7 de junio de 1996. Ocu-
pó diversos cargos en la administración pública y desarrolló una amplia carrera
diplomática, siendo representante del país, como ministro consejero, embajador y
ministro plenipotenciario en varias naciones.
La labor principal de ambos cancilleres de estos gobiernos en armas fue cola-
borar y ejecutar las negociaciones para una solución pacífica al conflicto y apoyar a
sus respectivos gobiernos en aras de acordar una paz honorable para ambas partes
y pactar con los norteamericanos el retiro de sus tropas del país. Los norteamerica-
nos y las fuerzas de paz de la OEA, comenzaron a retirarse de inmediato una vez se
instaló el gobierno provisional de Héctor García Godoy. Se quedó un contingente
militar norteamericano, hasta después de las elecciones celebradas en 1966, para
ayudar a garantizar la tranquilidad del proceso electoral.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO XII
GOBIERNO DE HÉCTOR GARCÍA GODOY
1965-1966
Evolución Política

E
l 3 de septiembre de 1965 fue juramentado el doctor Héctor García
Godoy como presidente provisional de la República Dominicana, fruto
del acuerdo entre las fuerzas en pugna durante la guerra de abril. El Acta
Institucional, suscrita con la mediación de la Organización de Estados
Americanos, incluyó la escogencia del Dr. García Godoy como presidente del
país, con el mandato de organizar el gobierno, reactivar la economía, desarmar la
población y reincorporar los militares constitucionalistas a sus respectivos cuerpos
castrenses y preparar las nuevas elecciones generales para el 1966. Se había acor-
dado también, en aras de pacificar la nación, que los principales actores militares
de la contienda fueron enviados como agregados en distintas embajadas en el exte-
rior. Las medidas tomadas por el Gobierno para dar cumplimiento al Acta, fueron
resistidas por algunos de los oficiales que antes estuvieron vinculados al gobierno
de Reconstrucción Nacional o al gobierno constitucionalista. La transición hacia
la institucionalidad fue a veces incidentada, por los rencores y pasiones políticas
que existían entre algunos líderes militares.
Con el fin de desarmar la población, el gobierno desarrolló un programa
de compra de armas de fuego. Además, las autoridades procedieron a requisar
las viviendas en búsqueda de armas, y la persecución de los excombatientes. Los
eventos políticos y militares durante este complejo período de vuelva a la norma-
lidad, preocupó mucho a la población, que deseaba paz y progreso en el país. No
obstante, se avanzaba en medidas económicas y de recuperación de las finanzas
públicas y también en la preparación de las elecciones. El gobierno de García
Godoy tuvo que lidiar, con el apoyo de los norteamericanos y los organismos de
créditos multilaterals, con muchas dificultades fiscales.
Mientras estos acontecimientos se desarrollaban, el ex presidente Joaquín Ba-
laguer, que ya se encontraba en el país desde el 28 de junio de 1965, se dedicó
a organizar y fortalecer el Partido Reformista y comenzó a desplegar una activa
campaña por la presidencia. Igual, Juan Bosch regresó al país el 25 de septiembre
de 1965, y se dedicó a reorganizar al Partido Revolucionario Dominicano y todas

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

las candidaturas y desarrollar su propia campaña electoral. Otros partidos también


se organizaron para competir en las elecciones. La democracia dominicana estaba
a prueba nuevamente.
Los partidos procedieron a enfocarse en los preparativos para las elecciones
nacionales. En ese ambiente a veces exaltado, después de la guerra civil, el Go-
bierno provisional organizó las elecciones del 1 de junio de 1966. La campaña fue
agitada y con algunos conflictos, pero se desarrolló dentro de las circunstancias
inestables propias de un momento delicado. Pero la sociedad estaba decidida a
participar con entusiasmo en las segundas elecciones generales libres luego de la
dictadura. Balaguer y Bosch representaban dos pensamientos políticos diferentes,
pero los ciudadanos tuvieron la oportunidad de apreciar las ideas y propuestas de
cada uno y tomar sus propias decisiones. Se enfrentaban las dos tendencias, con-
servadores y liberales, que han marcado la historia dominicana. Pero ahora con
más vocación democrática.
El 1 de junio de 1966, fueron celebradas las elecciones con dos candidatos
y varios partidos: el doctor Joaquín Balaguer y el Profesor Juan Bosch, resul-
tando triunfador Balaguer con el 57% de los votos, contra el 39% recibido por
Juan Bosch. 283 Fueron unas elecciones con momentos de tensión y pequeños
conflictos.

Política Exterior y Diplomática

El gobierno provisional de Héctor García Godoy se inició el 3 de septiembre


de 1965, y de inmediato designó un Gabinete de personalidades con experiencia.
Fue un gobierno de transición después de una guera fraticida. Fue asesorado por
las agencias de desarrollo de Estados Unidos y por la Organización de Estados
Americanos. Todavía seguían en país tropas de la Fuerza Interamericana de Paz.
El objetivo de la Cancillería y la diplomacia dominicana fue apoyar los planes y
medidas del gobierno de García Godoy y conseguir el apoyo y ayuda de la comu-
nidad internacional y latinoamericana.
La situación de incertidumbre y confrontaciones entre grupos civiles y mili-
tares obligó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, a
monitorear y tomar medidas en relación a las violaciones de los derechos civiles,
recomendando al Gobierno la adopción de prontas y efectivas medidas que ga-
rantizaran a los ciudadanos el disfrute de los derechos fundamentales consagrados
en el Acta de Reconciliación. Todo el esfuerzo diplomático y de las actividades

283 Resultados de las elecciones provinciales, congresuales y municipales del año 1966. Resultados
electorales.jce.gob. do. Total de votantes 1,345,406.

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de la OEA se concentraron en crear un clima de paz propicio para celebrar las


elecciones.
La difícil situación fue denunciada por el PRD, precisando que aun con la
presencia de la Comisión Ad-Hoc de la OEA, representación de las Naciones Uni-
das (ONU), y embajadores y ministros de varios países de América y del mundo,
así como la presencia de las tropas de la FIP y de los Estados Unidos, los conflictos
no cesaban. La tensa situación alertó al Departamento de Estado de los Estados
Unidos, propiciando que el presidente Lyndon B. Johnson externara a la prensa
norteamericana, el 11 de febrero, su preocupación por el caso dominicano. El día
14, una Comisión formada por funcionarios de la OEA, la Embajada Americana
y funcionarios de la ONU, realizaron gestiones de paz ante los huelguistas, mien-
tras el Gobierno procedió a renovar los mandos militares.
A partir de febrero de 1966, luego de la salida de los principales militares
dominicanos de ambos bandos hacia el extranjero, el Gobierno se concentró, ase-
sorado por los organismos internacionales, en organizar el proceso electoral que
debía celebrarse a mediados del año, con el fin de entregar el mando al candidato
que saliera electo. El 1 de junio el doctor Joaquín Balaguer triunfó en el certamen
electoral, siendo juramentado el 1 de julio del mismo año.

Cancilleres de la República

Durante el mandato provisional de García Godoy, fueron designados como


cancilleres:

1. José Ramón Rodríguez, desde noviembre de 1965 hasta el 19 de enero


de 1966.

2. Carlos Federico Pérez, del 10 al 26 de mayo de 1952; del 15 de agosto al


10 de septiembre de 1960 y desde el 22 de enero hasta el 30 de junio de 1966.
Escritor, profesor y político. Nació el 26 de marzo de 1912 y murió el 25 de sep-
tiembre de 1984. Fue además embajador en Argentina y México. Presidente de
Instituto Duartiano y Presidente de la Academia Dominicana de la Lengua.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO XIII
GOBIERNO DE JOAQUÍN BALAGUER
1966-1978
Evolución Política

C
omo parte del acuerdo de paz firmado entre las fuerzas beligerantes en la
guerra civil de 1965, el Gobierno provisional de Héctor García Godoy
organizó las elecciones generales, celebradas el 1 de junio de 1966. En
las mismas participaron 10 partidos políticos, resultando triunfador el
Partido Reformista, que llevó a Joaquín Balaguer como candidato a la presiden-
cia, seguido del profesor Juan Bosch del Partido Revolucionario Dominicano.
En esas elecciones los partidos más votados fueron: el Partido Reformista que
obtuvo 759,887 votos, el 57. %, y el Partido Revolucionario Dominicano obtuvo
494,570, 39 %. El total de votantes fue de 1,345,406.
El doctor Joaquín Balaguer, junto a Francisco Augusto Lora, que había sido
elegido vicepresidente, se juramentó como presidente constitucional el viernes 1
de julio de 1966, con la presencia de Hubert H. Humphrey, vicepresidente de los
Estados Unidos y el secretario general de la OEA José A. Mora. De inmediato el
Gobierno de Balaguer se tuvo que enfrentar a un país dividido con severas heridas
dejadas por la Guerra Civil, con grandes problemas económicos y con un grave
déficit de las finanzas públicas. De hecho, en esa época, el Gobierno para sostener-
se dependía de donaciones de la Alianza para el Progreso, créditos blandos de la
Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) y créditos del Banco Interameri-
cano de Desarrollo (BID). En 1966 el país tenía que volver a levantarse. Balaguer
desde el principio demostró ser un buen administrador y reformador.
El primer anuncio del presidente Balaguer, fue la Ley de Austeridad, aprobada
el 5 de julio, con la reducción de los salarios a empleados públicos que devengaran
más de RD $200.00. Posteriormente nombró 26 gobernadoras, haciendo que
por primera vez mujeres ocuparan esa responsabilidad en todas las provincias, y
a través de la Secretaría de Estado de Educación se dispuso la erradicación de las
actividades políticas en los planteles escolares. Igualmente, el Gobierno comenzó a
organizar y sanear la numerosas empresas ahora del Estado, que fueron de Trujillo
y su familia. La mayoría estaban en transición, pasando por graves limitaciones
financieras, falta de adecuada administarción y muchas de ellas eran deficitarias.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Por otro lado, el 28 de noviembre de 1966 fue proclamada por la Asamblea


Nacional, después de ser discutida por la Asamblea Revisora, la nueva Constitu-
ción de la República Dominicana. En ella se eliminó el principio de la no reelec-
ción, lo que sustentaría el continuismo del presidente Balaguer en las elecciones
de 1970, 1974 y 1978. El profesor Bosch, que había perdido las elecciones de
1966, se fue a residir a España a partir del 26 de noviembre, quedando el gobierno
virtualmente sin oposición fuerte y dinámica. La Asamblea Nacional aprobó la
nueva Constitución del 1966.
Durante el período de 1966 al 1970 el país fue sometido a una tensa guerra
ideológica entre bandos extremistas de la izquierda-comunista y la derecha militar,
como consecuencia de los inevitables residuos de la Guerra Civil de 1965 y del
ambiente de antagonismos que se vivían en toda la América Latina en la época de
la política de exportación de la revolución cubana y el foquismo guerrillero. La
Cancillería se vio involucrada en diferentes acciones frente a la diplomacia nor-
teamericana y los organismos de seguridad Continental. Sin duda, en el país se
vivieron años de enfrentamientos y represión policial contra la izquierda extrema
y los movimientos comunistas. No obstante estos difíciles enfrentamientos, el
Presidente Balaguer logró comenzar a levantar la economía y sentar las bases para
una reorganización del aparato del Estado y sus finanzas públicas. El país, gradual-
mente, comenzaba a despegar en lo económico, con una autoritaria y centralizada
democracia.
Las elecciones del 16 de mayo de 1970, en las que Joaquín Balaguer se pre-
sentó como candidato del Partido Reformista (PR), se produjeron en medio de
una delicada situación política debido a las actividades de protesta encabezadas
por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), la izquierda organizada, y el
regreso de España de Juan Bosch, el 16 de abril del mismo año, lo que reactivó de
inmediato el debate político. Además, dentro del Partido Reformista, un sector
encabezado por el vicepresidente de la República, Francisco Augusto Lora, repu-
dió la reelección, lo que produjo un rompimiento en ese partido y el surgimien-
to del Movimiento de Integración Democrática (MIDA), liderado por Augusto
Lora. Sin embargo, la actitud de los sectores opuestos a Balaguer, que incluyó la
abstención electoral del PRD, no logró impedir las votaciones del 16 de mayo, en
las que resultó triunfante el líder del Partido Reformista, con 653,565.284
Para las próximas elecciones cuatro años después, en el 1974, se volvieron a
vivir momentos de angustia y tensiones. El presidente Balaguer se volvió a pos-

284 Véase “Reiteran no irán a las elecciones”. El Caribe, Santo Domingo, 3 de abril de 1970, y El Caribe, 17
de abril de 1970. Fuente: Resultados de las elecciones presidenciales, congresionales y municipales
del año 1970. http://resultadoselectorales.jce.gob.do/boletines/1970/nivel1970.htm

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EDUARDO J. TEJER A

tular a la presidencia para el período 1974 al 1978. La tensa situación política


preelectoral, hizo que el 15 de mayo, a solo un día de las elecciones, los partidos
de oposición decidieran abstenerse de participar en las votaciones por considerar
que el organismo responsable de organizar el certamen no era nada confiable. El
presidente Joaquín Balaguer se presentó a las elecciones, sin una verdadera oposi-
ción de partidos. Como se esperaba, Balaguer, candidato del Partido Reformista,
resultó electo para el período 1974-1978, con 942,706 votos. 285

Desarrollo Económico y Social

Durante los años de 1970 al 1974 el país experimentó unos años de desa-
rrollismo económico, cambios sociales y una agresiva política de construcción
de viviendas y bloques de apartamentos, llamados multifamiliares y de grandes
obras de infraestructura. Se construyeron importantes presas, acueductos, carre-
teras, y planteles escolares. En el campo industrial se implementó la política de
sustitución de importaciones, mediante la Ley 299 de Desarrollo Industrial y se
promulgó la Ley 69 de Fomento de las Exportaciones. El Gobierno contó con el
importante apoyo de créditos concesionarios del Banco Interamericano de Desa-
rrrollo, el Banco Mundial y la Agencia Internacional para el Desarrollo y de los
Estados Unidos. Las ciudades crecieron y se construyeron nuevos barrios y zonas
urbanas. El sector privado creció notablemente en esos años, y surgió una nueva
generación de empresarios industriales jóvenes, no comprometidos con el pasado
y con deseos de aumentar la producción doméstica y las exportaciones.
Balaguer hizo pasar por el Congreso importantes leyes desarrollistas, como
la Ley 153 de Desarrollo e Incentivos al Turismo, la ya mencionada Ley 299 de
Desarrollo Industrial, también creó mediante ley los dos consorcios, el Consejo
Estatal del Azúcar (CEA) y la Corporación Dominicana de Empresas Estatales
(CORDE). Ejecutó también una amplia reforma agraria y creó numerosos asen-
tamientos agrícolas para los campesinos sin tierra e impulsó el sistema de coopera-
tivas. En efecto, las ejecutorias del Gobierno de Balaguer en lo económico, trans-
formaron la sociedad y los niveles de mejoramiento urbano y de la infraestructura
en todo el país. 286

285 Fuente: Resultados de las elecciones presidenciales, congresionales y municipales del año 1974;
http://resultadoselectorales.jce.gob.do/boletines/1974/nivel1974.htm. Vease Boletín Oficial de la Junta
Central Electoral en que se informa que las cifras difieren de las aparecidas en la Gaceta Oficial.
286 Economía Dominicana 1976. Santo Domingo, Academia de Ciencia de la República Dominicana,
1977.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Pero, “La sociedad deseaba un cambio de mentalidad, de apertura, de es-


peranzas y de un nuevo modelo político y económico -- expresa el historiador
Eduardo J. Tejera -- El desarrollo económico alcanzado había creado las bases de
la misma obsolescencia de Balaguer. La hegemonía militar y política trujillista
con los años perdió vigencia y atractivo para algunos sectores económicos, puesto
que con la corrupción se convirtieron en rivales empresariales. El pueblo estaba
cansado de los militares, de la altísima corrupción y de la falta de mayor libertad
y conciencia social”. 287 El país reclamaba un cambio político y un relevo gene-
racional. Los cambios y el desarrollo que logró el país de 1970 al 1978, también
cambiaron la mentalidad de la ciudanía y sus expectativas.

Fin de los Doce Años de Balaguer

En el campo internacional y la relaciones con Estados Unidos, la llegada de


Jimmy Carter a la presidencia en los Estados Unidos, en enero de 1977, sirvió
para cambiar en la región el nuevo énfasis de la política exterior norteamericana
de afianzar la democracia y el respeto de los derechos humanos en el Continente
y el mundo. Esta nueva visión de respeto a los derechos humanos, influyó dra-
máticamente en la política interna de la presidencia del Dr. Joaquín Balaguer. El
Departamento de Estado impulsó estas ideas del Presidente Carter con el objetivo
de reducir la violencia y conflictos en la región e impulsar y apoyar gobiernos de-
mocráticos. El presidente Carter abogaba por gobiernos más abiertos y tolerantes.
Las elecciones de 1978 tuvieron muchas presiones y accidentes entre los par-
tidos y grupos militares politizados, pero no fueron frustradas. De esas conflicti-
vas elecciones, que tuvieron repercusión en Estados Unidos y Venezuela, resultó
triunfador el Partido Revolucionario Dominicano, siendo electo presidente An-
tonio Guzmán Fernández, quien obtuvo 855,765 votos, derrotando al doctor
Joaquín Balaguer, candidato del Partido Reformista, que obtuvo 698,163 votos.
Sin embargo, la noche de las elecciones, tropas de las Fuerzas Armadas ocuparon
por la fuerza el local de la Junta Central Electoral, paralizando el escrutinio de los
votos, provocando una grave crisis electoral. 288
En la solución del diferendo electoral ejerciendo presiones diplomáticas y
amenazando con el no reconocimiento de un gobierno surgido del fraude, jugaron
un papel muy decisivo las intervenciones del presidente venezolano Carlos Andrés
Pérez y de Jimmy Carter de los Estados Unidos, lo que influyó en que Balaguer

287 Eduardo J. Tejera. Op. cit., p. 247.


288 Fuente: Resultado de las elecciones presidenciales, congresionales y municipales de 1978. En
http://resultadoselectorales.jce.gob.do/boletines/1978/nivel1978.htm.

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EDUARDO J. TEJER A

cediera ante la realidad y se pactara una salida a las elecciones. Como resultado,
fue juramentado el 16 de agosto de 1978 como presidente constitucional don
Silvestre Antonio Gúzman Fernández, lo que puso fin a los doce años de Balaguer.

Cancillería y Diplomacia en los Doce Años

Las relaciones entre la República Dominicana y Estados Unidos fueron cer-


canas durante los Gobiernos del Dr. Joaquín Balaguer. Con altas y bajas, las re-
laciones exteriores durante los doce años de Gobierno de Balaguer, estuvieron
centradas en el mantenimiento y ampliación de dichos vínculos para ampliar la
cooperación comercial, económica, y política y ejecutar una fuerte alianza en ma-
teria de seguridad y en detener cualquier intento de la izquierda extrema o comu-
nista. El Gobierno de Balaguer y su diplomacia fue un aliado de Estados Unidos
en los conflictos de la Guerra Fría. Desde su primera elección en 1966, Balaguer
destacó el propósito de canalizar la ayuda internacional hacia la promoción eco-
nómica y a los programas agrícolas: “Hemos llegado a un momento en que no
podemos seguir viviendo de limosnas y protestando por la presencia de botas ex-
tranjeras en nuestro suelo mientras nos avenimos cómodamente a recibir dadivas
que no solo lastiman nuestro orgullo nacional sino que también nos exponen a
perder a la larga el sentido de responsabilidad”.289
En lo concerniente a las relaciones con el Gobierno de Fidel Castro, el man-
datario hizo pública su decisión de no restablecer relaciones diplomáticas con
Cuba y de que apoyaría las medidas aprobadas por la OEA en relación a ese país.
La política exterior del Gobierno de Balaguer en el medio de la Guerra Fría y en
los años de más agitación revolucionaria castrista, estuvo bien vinculado con la
política de contenimiento. Balaguer conocía las presiones internas tanto de la
izquierda moderada y democrática y también la de los grupos más extremos y
comunistas, por lo que en todo momento alineó al país, dentro de la política nor-
teamericana de seguridad internacional de frenar el comunismo.
Respecto a Haití ejecutó una política de acercamiento y reconciliación desde
el principio de su mandato. El 5 de julio de 1967, las relaciones fueron resta-
blecidas, nombrando a Manuel Guerrero Pou como embajador extraordinario y
ministro plenipotenciario en Haití y en 1967 fue creado el Consejo Nacional de
Fronteras. No obstante, de vez en cuando surgían conflictos fronterizos entre los
dos países.

289 El Caribe, Santo Domingo, 2 de julio de 1966.

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El Gobierno dio muestras, de propiciar también un acercamiento con el Go-


bierno del Estado Libre y Asociado de Puerto Rico, especialmente en los asuntos
económicos, lo que entendía dentro de la estrategia de integración caribeña y
como una forma de fomentar las exportaciones y las inversiones portorriqueñas
en nuestro país. Balaguer y la Cancillería le dieron importancia a desarrollar las
relaciones con Puerto rico y a estrechar la cooperación y el comercio entre ambas
naciones.
El presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson anunció que Estados
Unidos ayudaría a la República Dominicana, y que estaba a disposición de apoyar
al país invirtiendo 50 millones de dólares, con el objeto de reforzar la economía,
y ayudar en la construcción de puentes y carreteras. El plan de asistencia nortea-
mericana fue dado a conocer por el embajador John H. Crimmins, en un discurso
del 20 de julio de 1966 en la Cámara de Comercio Americana, en el que dijo que;

“Los principios básicos que rigen la actual política de los Estados


Unidos hacia la República Dominicana; la manera en que esta política
se está traduciendo en acción en cooperación con y en apoyo del nuevo
gobierno del presidente Balaguer y las oportunidades y responsabili-
dades del sector privado (…), para llevar a cabo los actuales esfuerzos
del sector público para promover el adelanto económico y social en la
República Dominicana.

“Deseamos ayudar, y estamos listos para ayudar, al Gobierno do-


minicano y al pueblo dominicano en toda forma apropiada consistente
con su soberanía y nuestras posibilidades en sus esfuerzos para lograr
progreso social y económico en la libertad. (…). Durante las pasadas
cinco semanas, nuestros técnicos y representantes del doctor Balaguer,
organizados en siete fuerzas conjuntas de trabajo, confeccionaron en
un esfuerzo verdaderamente colaborativo el programa de emergencia
de 6 meses orientado hacia el desarrollo de la inversión pública que el
doctor Balaguer, después de cuidadosa revisión, anuncio el lunes pa-
sado”. Se prevé la inversión de 40 millones de dólares en proyectos en
todo el país. 290

El embajador Crimmins, también dijo que era evidente; “que el programa


de emergencia del gobierno de Balaguer y la asistencia general que los Estados
Unidos están prestando para este y otros programas tendrán efectos directos y

290 “Embajador de EU Pronuncia Discurso en un Acto”. El Caribe, Santo Domingo, 21 de julio de 1966.

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positivos sobre el sector privado. Ciertamente, el programa de emergencia debe


ser contemplado como un medio para crear las condiciones psicológicas y físicas
que harán atractiva a la República Dominicana para la inversión privada tanto
extranjera como nacional”.291

Reunión de Cancilleres en Punta del Este, 1967

Previa a la cumbre de presidentes de los países miembros de la OEA, en Punta


del Este, Uruguay, fue realizada en ese país la Décima Reunión de Consultas de
Cancilleres con la presencia de Fernando Amiama Tió, secretario de Relaciones
Exteriores de la República Dominicana, el 7 de abril del mismo año. Este en-
cuentro se realizó en el marco de la organización de la importante actividad de los
presidentes de América Latina, celebrada del 12 al 14 de abril de 1967.292 En la
misma, se discutió la agenda de seis puntos que abordarían los mandatarios: 1. In-
tegración económica; 2. Proyectos multinacionales de infraestructura-comunica-
ciones; 3. Comercio exterior latinoamericano; 4. Modernización rural y aumento
de la producción agropecuaria; 5. Desarrollo educacional, tecnológico, científico
y programas de salud; y 6. Gastos militares innecesarios. Este último aspecto in-
cluyó lo relativo a la defensa multilateral y colectiva, con la creación de una Fuerza
de Paz Interamericana permanente, lo cual no fue aprobado.

Balaguer y Cumbre de Presidentes en Uruguay 1967

El presidente Balaguer asistió a la Segunda Cumbre de Presidentes de las


Americas, celebrada en Punta del Este, Uruguay, del 12 al 14 de abril de 1967.
Fue una de las principales Cumbres de Presidentes en esos años de tensiones ideo-
lógicas y seguridad Continental, en la cual el enfoque era fortalecer el desarrollo
económico y aumentar el comercio regional a trávés de la integración. En esa
Cumbre, auspiciada por la Organización de Estados Americanos y el Gobierno
de Uruguay, el presidente Balaguer acudió con la esperanza de obtener beneficios
económicos, comerciales y politicos para el país. 293 En el marco del encuentro, el
Dr. Balaguer se entrevistó con el presidente Lyndon B. Johnson, quien en decla-

291 Ibid., 21 de julio de 1966.


292 “Cancilleres inician su conferencia hoy”. El Caribe, Santo Domingo, 8 de abril de 1967.
293 “Balaguer dice espera lograr lo que más convenga al país”. El Caribe, Santo Domingo,10 de abril
1967.

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raciones a la prensa, dijo sentirse satisfecho con la estabilización política del país
lograda por el presidente Balaguer.294
El presidente Balaguer le agredeció al presidente Johnson el apoyo brindado
en los últimos dos años a la República Dominicana y le presentó varias iniciativas
de cáracter económico y proyectos de infraestructura. Acompañaron al presidente
Balaguer a la Cumbre, además del canciller Fernando Amiama Tió, los miembros
de la delegación Pedro Troncoso Sánchez, Mario Read Vittini, José María Bonetti
Burgos, Marcos de Peña, y Enriquillo del Rosario Ceballos. Fue una Cumbre
muy importante para el país, no solo en lo político para recuperar su prestigio en
el Hemisferio, sino por los temas muy variados que fueron tratados a todos los
niveles con la delegación norteamericana y las delegaciones de todo los países del
Continente. Impresionó la calidad y nivel intelectual y profesional de los delega-
dos dominicanos, todos figuras con experiencia de Estado y relieve.
En la reunión bilateral con el mandatario norteamericano, el presidente do-
minicano solicitó a los Estados Unidos la adopción de una tarifa arancelaria redu-
cida para algunos productos agrícolas y pecuarios de la República Dominicana,
especialmente los relacionados con el comercio con Puerto Rico. Además, que se
permitiera un proceso de integración regional con esa isla, en materia de política
azucarera y otros campos de la economía. El presidente Johnson le pidió que se
reuniera con Douglas Dillon, su Secretario del Tesoro, quien estaba en la Cumbre.
El 14 de abril de 1967, Balaguer se reunió con Dillon y le solicitó respaldo para el
financiamiento de las presas de Valdesia y Taveras en ante el BID y con recursos de
la Alianza para el Progreso.295 En la Cumbre de Presidentes, el presidente Balaguer
apoyó las resoluciones tomadas por veinte de los presidentes latinoamericanos, en-
tre ellas las referidas a la integración económica y el desarrollo industrial de Amé-
rica Latina, la acción multinacional para proyectos de infraestructura física, y la
modernización de la vida rural y el aumento de la productividad de alimentos. 296

Segundo Viaje de Balaguer al Exterior en 1977

El doctor Balaguer viajó a Washington en septiembre de 1977, igual que otros


Jefes de Estado, para participar en la sede de la Organización de Estados America-
nos, en la solemne ceremonia de la firma del Tratado del Canal de Panamá, entre

294 “Balaguer se entrevista con presidente Johnson”. El Caribe, Santo Domingo, 11 de abril 1967.
295 Listín Diario, Santo Domingo, 15 de abril de 1967. La información reseña la reunión con un amplio
despliegue.
296 “Declaración de los presidentes de América”. Punta del Este (Uruguay), Reunión de Jefes de Esta-
dos Americanos, 12 al 14 de abril de 1967.

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el presidente Omar Torrijos y el presidente Jimmy Carter. La ocasión fue singular


e histórica para los Latinoamericanos. En esa ocasión el presidente norteameri-
cano expresó su reconocimiento al gobernante dominicano, observando que sus
palabras; “no eran expresiones dictadas por el protocolo, sino juicios espontáneos
y objetivos que fueron apreciados en todo su valor, tanto por vuestros amigos,
como por vuestros adversarios políticos”.297

Visita de Nelson Rockefeller a la República

La visita de Nelson Rockefeller, gobernador de Nueva York, el 2 de julio de


1969, permitió un rápido relanzamiento de las relaciones de República Domini-
cana con los Estados Unidos. Este enviado especial de Nixon visitó varios países
de América Latina, entre ellos Perú, Costa Rica y Venezuela, con el fin de conocer
los problemas políticos y económicos de la región. Nelson Rockefeller fue recibido
por una amplia delegación encabezada por el canciller de la República, Fernando
Amiama Tió, el embajador dominicano en Washington, Dr. Mario Read Vittini,
y otros importantes funcionarios. Igualmente, el presidente Balaguer designó una
Comisión Organizadora de la llegada de Rockefeller y para preparar la agenda de
trabajo entre ambos países. Los miembros fueron, el influyente Luis Julián Pérez,
quien la presidió, Pablo Jaime Viñas, sub Secretario de Relaciones Exteriores, y
Andrés Hermida, Jefe de Protocolo de Palacio Nacional.
En horas de la tarde, el doctor Balaguer se reunió con el enviado especial y
tuvieron una reunion muy fructífera en la agenda económica, comercial y de se-
guridad. Sin embargo, en rueda de prensa, Rockefeller apuntó que de su gestión;
“provendrán una mayor libertad y bienestar para nuestros pueblos”. Rockefeller
habló muy bien del gobierno de Balaguer y de su recuperación económica y paz
interna. Por su parte, el canciller Amiama Tió señaló que la misión del gobernador
de Nueva York era una “prueba de la adhesión de los Estados Unidos a los prin-
cipios de la cooperación internacional”, además de que su presencia mostraba la
“preocupación del Gobierno y del pueblo de los Estados Unidos por el destino de
la República Dominicana”. 298
En la rueda de prensa se anunció también que Estados Unidos haría los me-
jores esfuerzos para otorgarle al país una cuota mínima azucarera para el mercado

297 Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Memoria de la Secretaria de Estado de Relaciones


Exteriores. Santo Domigo, s.e., 1977.

298 Listín Diario, Santo Domingo, 4 de julio de 1969, p. 1.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

norteamericano de 700,000 toneladas o hasta 1 millón, lo que era una gran no-
ticia económica. Se trató el tema de obtener un regimen arancelario preferencial
con Puerto Rico, que ayudara a aumentar las exportaciones dominicanas a la isla
vecina. También enumeraron varios proyectos de infraestructura con la inversión
extranjera. Fue valiosa la colaboración de los Estados Unidos en las áreas de prés-
tamos, asistencia militar, cooperación técnica al sector agrícola, alimentación y
vivienda, entre otros. El 15 de septiembre de 1969, el presidente Balaguer le es-
cribió una carta de gratitud al Gobernador Rockefeller, en la cual le reconocía su
valiosa asistencia durante su viaje al país, y felicitaba al presidente Richard Nixon,
por tan feliz iniciativa para la República Dominicana y todo el Continente His-
panoamericano. 299

La Cancillería en Acción

La Cancillería cumplió con su labor habitual de representar al país en las


asambleas anuales de la ONU, la OEA, y los diferentes cónclaves internacionales
y regionales. Después de cinco años de intestabilidad política tras la muerte de
Trujillo, lo que en parte limitó la política exterior, sin embargo, para la década de
1970 la Cancillería y su diplomacia estaban otra vez activas e integradas al deba-
te Continental y en su particular relación económica y política con los Estados
Unidos. Sus vice cancilleres, embajadores en misiones especiales y embajadores en
Misión Permanente, y economistas del Departamento de Estudios Económicos y
los expertos de la Comisión Consultiva contribuyeron a insertar al país de nuevo
en el concierto de naciones democráticas.
El presidente Balaguer no queda en la historia diplomática como un agresivo
propulsor de la política exterior y de favorecer la diplomacia, pero si queda claro
por el historial dejado en documentos y despachos, que la Cancillería jugó un
papel adecuado en los doce años de Balaguer y mantuvo su presencia en todos los
forum internacionales. Hay que reconocer que en aquellos años no existían tan-
tas reuniones de cumbres de presidentes, cancilleres, o tratados le libre comercio
anuales. La acción diplomática era más de cáracter bilateral y de presencia en los
organismos multilaterales. Los presidentes no jugaban un papel tan personal y
directo como sería dos décadas después. La gran labor era de la Cancillería.
En este sentido, el país fue visitado por una comisión de la OEA, la que en re-
unión con la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, el 12 de abril de 1970,
dio a conocer, junto al canciller dominicano, que se había llegado a un acuerdo
para realizar en el país una próxima reunión de cancilleres, y se estaba discutiendo

299 Mu-kien Sang Ben. La Política Exterior Dominicana 1961-1974. Op. cit., pp. 98-99.

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EDUARDO J. TEJER A

la manera de compartir las responsabilidades económicas y administrativas del


evento internacional. Sin embargo, la reunión de cancilleres no fue realizada, por
diversas razones. Pero los comisionados de la OEA si deseaban tener la reunión
en el país.
En 1971, la República Dominicana y otros países de América Latina, tuvie-
ron un momento difícil en sus relaciones con los Estados Unidos, debido a que
en el marco del Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso (CIAP), se
comenzó a insistir en la renegociación de la deuda externa: “Si esa renegociación
no se logra -- decía uno de los representantes -- tendremos que apelar a las ins-
tituciones internacionales de crédito para pedirles que sean más generosas y más
rápidas en el estudio y solución de los préstamos destinados a acelerar el proceso
del desarrollo en la América Latina”.300 El tema de la creciente deuda externa,
provenía de las consecuencias tan negativas que tuvieron los aumentos del precio
del petroleo, tras el choque petrolero y la flotación del dólar estadounidense. Este
súbito aumento de precio comenzó la escalada de endeudamiento externo para
financiar la balanza de pagos.
Otro problema espinoso para las buenas relaciones, tuvo que ver con las in-
tenciones de los Estados Unidos para reducir la cuota azucarera del Perú, Brasil,
México, y la República Dominicana, lo que se entendía lesionaría las economías
de las referidas naciones. La Comisión de Agricultura de la Cámara de Represen-
tantes había propuesto reducir en un 15% la cuota que esos países mantenían. En
el periódico El Caribe, el 4 de junio de 1971, se reseñó:

“El azúcar, renglón fundamental de exportación del país, sujeto


hasta 1974 al sistema de cuotas internacionales, y a una escalada de
precios en los mercados internacionales, experimentó a partir de no-
viembre de ese mismo año un descenso extraordinario de los mismos,
fenómeno que ha incidido, negativamente, en la balanza de pagos del
país al disminuirse el flujo de las necesarias divisas para el desarrollo y
en las economías de los demás países exportadores del dulce (...). En los
actuales precios internacionales del azúcar son ruinosos para los países
productores-exportadores del mismo. Se hace pues, urgente y necesario
negociar un nuevo convenio internacional azucarero”. 301

300 “República Dominicana trata renegociar deuda externa”. El Caribe, Santo Domingo, 1 de junio de
1971.
301 El Caribe, Santo Domingo, 4 de junio de 1971

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

De aquella situación, relacionada con la reducción de la cuota azucarera, es-


cribió el historiador Bernardo Vega: “En junio de 1971 un proyecto de ley ante el
Congreso norteamericano amenazaba con reducir la cuota azucarera dominicana
y romper la espina dorsal de entonces de nuestra economía. El presidente Bala-
guer no solo decidió pronunciar un discurso ese mes ante la Cámara Americana
de Comercio implorando por una mayor cuota, sino que le escribió una carta al
presidente Richard Nixon y le pidió a Charles Bluhdorn, presidente de la Gulf &
Western, entonces dueña del Central Romana, que fuese a ver a Nixon y se la en-
tregara personalmente, lo que hizo (…). La República Dominicana fue beneficia-
da con una cuota de 659,874 toneladas. Aunque la solución favorable a República
Dominicana fue recibida con júbilo por el Gobierno, la caída de los precios en el
mercado internacional no dejó de ser preocupante para la balanza comercial”.302
En aquellos años las exportaciones de azúcar eran determinantes en la economía.
En ese mismo año, el país formó parte de la Comisión investigadora de las
acciones guerrilleras, que, supuestamente vinculadas a Cuba, actuaban en Vene-
zuela. Para la conflictiva situación entre los dos países se convocó la Duodécima
Reunión de Consulta de Cancilleres celebrada en Washington, Estados Unidos,
del 19 de junio al 24 de septiembre 1967. Los países participantes se centra-
ron en hacer; “más específicos los medios para aislar a Cuba, especialmente en
el aspecto económico y de las comunicaciones en general”, así como estrechar el
cerco marítimo y aéreo contra el Gobierno del presidente Fidel Castro.303 El 15
de septiembre de 1967, el canciller Fernando Amiama Tió, junto a una amplia
delegación dominicana, participó en el XXIII Período Ordinario de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, en la que la República Dominicana fue electa a la
vicepresidencia de la misma, siendo la primera vez que el país era elegido como tal.
En 1968, por decreto del 28 de agosto de 1968, fue designado el canciller
Fernando Amiama Tió para encabezar una delegación y participar junto a la Mi-
sión Permanente de la República Dominicana ante la XXIII Asamblea General de
la Organización de las Naciones Unidas. El canciller Amiama Tió ejerció el cargo
de 1968 al 1970. Fue un notable político y abogado con larga experiencia en el
Estado dominicano.
Bajo el mandato del secretario Amiama Tió, la Cancillería gestionó el acer-
camiento con el Gobierno de Puerto Rico. De conformidad con la política hacia
esa isla, fue celebrada del 14 al 16 de agosto de 1968, el segundo período de sesio-
nes de la Comisión Conjunta Dominico-Puertorriqueña, para dar seguimiento a

302 Bernardo Vega. http://acento.com.do/2016/opinion/8360660-bluhdorn-balaguer-nixon/


303 Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Memorándum DSE 2751.

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EDUARDO J. TEJER A

las negociaciones que previamente se habían emprendido en Santo Domingo en


noviembre de 1967. Los objetivos de esa Comisión estaban relacionados con el
desarrollo económico, industrial, turístico y agrario de ambos países y sus zonas
fronterizas. El objetivo era crear nuevas industrias, empleos, aumentar el comercio
y mejorar la seguridad.
La Cancillería dominicana cuenta en su haber, haber organizado del 17 al
26 de junio de 1968, el Quinto Período de Sesiones a nivel ministerial, de la
Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana (CECLA), organismo inte-
grado por veinte países. En el evento se dieron citas los más importantes expertos
de esos países en materia de comercio internacional. En este foro, la cancillería
dominicana fue elegida para ocupar la Secretaría de la Organización del impor-
tante organismo internacional, mientras se realizara la elección de la nueva sede
permanente. Resultado del encuentro fue la firma de la “Declaración de Santo
Domingo” que contempla la “Estrategia de la Acción de América Latina, frente a
los problemas inmediatos de Comercio y Desarrollo”, para alcanzar un criterio de
consenso dentro del sistema general de preferencia arancelaria.304
Igual en 1972 también la Cancillería fue la organizadora en Santo Domingo
de la Conferencia Especializada de Países del Caribe, el 9 de junio de 1972, en
la que estuvieron presentes todos los cancilleres del gran Caribe, a excepción del
de México, que se hizo representar por su vice canciller. La reunión abordó temas
relacionados con los problemas del mar y se aprobó la tesis del “Mar Patrimonial”
como espacio marítimo enfocado con criterio económico, en que los Estados ejer-
cerían su soberanía para la conservación, exploración y explotación de los recursos
marítimos.
En materia de la preservación y restauración de la documentación histórica
de la región del Caribe, el 14 de marzo de 1975, fue creado el Centro Taller Re-
gional de Restauración y Microfilmación de Documentos para el Caribe y Centro
América (CENTROMIDCA). Este organismo multilateral, con sede en Santo
Domingo, resultó de la VIII Reunión del Comité Interamericano de Cultura de
la Organización de los Estados Americanos (OEA), con el objetivo de prestar ser-
vicios de asistencia técnica, formación y microfilmación, a los países del área. Este
organismo fue establecido en la capital dominicana.
Dos años después, el 18 de noviembre de 1977, en la XXXII Asamblea Gene-
ral de las Naciones Unidas, la República Dominicana fue elegida como miembro
del Consejo Económico y Social (ECOSOC), y del 9 al 15 de marzo, la Cancille-
ría se destacó en la organización y dirección de los trabajos preparatorios de la III

304 Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Memoria de la Secretaría de Estado de Relaciones


Exteriores, Santo Domingo, s.e., 1968.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Reunión del Comité de Expertos Gubernamentales de Alto Nivel (CEAGAN),


perteneciente a la CEPAL. También, del 9 al 23 de marzo, fue organizada la II
Reunión del Comité de Cooperación y Desarrollo del Caribe, con la asistencia
de los ministros y jefes de Estado del Caribe.305 Para 1978, año en que se preveía
un cambio de gobierno y por tanto, de la política internacional, la Cancillería
organizó en Santo Domingo, del 24 al 28 de abril, la VIII Reunión Ordinaria de
la Comisión Especial de Consulta y Negociaciones (CECON).
Por último, para la toma de posesión del presidente electo Antonio Gúzman
en las elecciones de mayo de 1978, la Secretaría de Relaciones Exteriores tuvo
la responsabilidad oficial de organizar el recibimiento de todos los dignatarios y
todo lo relativo al protocolo de la ceremonia de transición de mando del 16 de
agosto, en cuanto a los invitados internacionales y de todas las misiones diplomá-
ticas adscritas al país. Era el Canciller el Contralmirante Ramón Emilio Jimenes,
quien llevaba años en la cartera de exteriores. Para la toma de posesión del nuevo
presidente de la República Dominicana, entre los presentes se encontraron Carlos
Romero Barceló, gobernador de Puerto Rico. Alejandro Orfila, secretario general
de la OEA; Pierre Schori, presidente del Partido Socialista Sueco; Rubén Berrios,
presidente del Partido Independentista de Puerto Rico; Carlos Andrés Pérez, pre-
sidente de Venezuela y el general Omar Torrijos, presidente de la República de
Panamá, más numerosos vice presidentes y cancilleres de distintas naciones.
En el marco de las relaciones internacionales, la Cancillería dominicana reci-
bió a importantes personalidades, diplomáticos y funcionarios de los países con
los que el país mantiene relaciones diplomáticas. Durante los Gobiernos de Joa-
quín Balaguer, del período que va de 1966 a 1978, se pueden destacar las visitas
del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el 27 de
septiembre de 1968, con el fin de intercambiar ideas y conocer la situación del
país, para lo que se celebraron varias reuniones en la Cancillería.
Otra visita que generó expectativas, fue la llegada a Santo Domingo del rey
Juan Carlos I de España, siendo recibido por el presidente Joaquín Balaguer en
ceremonia oficial, en la que participaron los más importantes funcionarios del
Gobierno, de la Cancillería, así como de las representaciones diplomáticas acredi-
tadas en el país, el 31 de mayo de 1976. En la ceremonia, en la que estuvo presente
el canciller Ramón Emilio Jiménez, el rey se refirió a la solidaridad de España con
América Latina, que lo “hace vivir muy de cerca sus problemas más acuciantes,

305 Véase la XVI Reunión Anual de Junta Directiva y la XXII del Consejo Técnico Consultivo del Insti-
tuto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), organismos dependientes de la OEA, en mayo
de 1977. Secretaría Estado de Relaciones Exteriores, Archivo General de la Nacion (AGN), Santo
Domingo, IT 30101.

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EDUARDO J. TEJER A

los que plantean su independencia política y económica, su desarrollo, sus ansias


de una mayor justicia social y sus ideales de libertad”. 306 El rey de España partió
hacia los Estados Unidos el 1 de junio de 1976.
Otra visita importante a la República Dominicana, fue la del Secretario de
Estado de los Estados Unidos, Henry A. Kissinger, el 6 de junio de 1976, con
el fin de; “fortalecer mediante consultas y propuestas concretas el impulso para
mejorar las relaciones entre los Estados Unidos y las naciones de América Latina y
para ayudar a convertir a nuestro hemisferio en un modelo de lo que las naciones
interdependientes pueden lograr mediante el esfuerzo cooperativo. Poner en vi-
gencia nuestro compromiso hacia una seguridad mutua y mantener la integridad
regional contra aquellos que traten de socavar la solidaridad, amenazar la indepen-
dencia o exportar violencia”.307 La vista del secretario de Estado Kissinger fue muy
importante para los planes y agendas de ambos países.
En ocasión de la entrevista, el presidente Balaguer expresó unas palabras que
parecieron ser de disgusto ante el funcionario norteamericano, diciendo, en res-
puesta a las palabras de Kissinger, que el país no tenía problemas: “ni fricciones
con nuestros vecinos ni con ninguna otra de las naciones del mundo democrá-
tico. De ahí la importancia que concedemos a vuestra visita, señor canciller. No
venís a hacernos ningún tipo de requerimiento ni a instarnos a que adoptemos
determinadas actitudes en beneficio vuestro o de algún otro miembro de la co-
munidad internacional de la que formamos parte. Poco o nada es, asimismo, lo
que podemos pedir de los Estados Unidos, adicionalmente a la asistencia técnica
y a la cooperación económica que recibimos de ese gran país. Ojalá que siempre
vuestras visitas, Excelentísimo señor canciller, pudieran ser como esta, de pura
cortesía, antes que de trabajo o de afanosa búsqueda de fórmulas para la conci-
liación de puntos de vista contradictorios entre naciones hermanas”.308 Sin duda,
Balaguer trató de halagar a Estados Unidos, pero también decirle que ya no tenían
agendas conflictivas, algo que llamó la sorpresa, pues Balaguer siempre mantuvo
una estrecha alianza con ese país.

306 Listín Diario y El Caribe, Santo Domingo, 30 de mayo y 1 de junio de 1976. Palabras del Rey Juan
Carlos I, reseñadas en la prensa nacional.
307 “Henry Kissinger pronuncia discurso en almuerzo”. El Caribe, Santo Domingo, 7 de junio de 1976.
Citas del discurso.
308 “Henry Kissinger pronuncia discurso en almuerzo”. El Caribe, Santo Domingo, 7 de junio de 1976.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Cancillería de Víctor Gómez Bergés:


Intento de Lograr la Secretaría General de la OEA
El doctor Víctor Gómez Bergés fue designado por el Poder Ejecutivo como
secretario de Estado de Relaciones Exteriores el 1 de marzo de 1972, cargo que
desempeñó hasta el 30 de abril de 1975. Su gestión fue valorada como muy positi-
va para las actividades diplomáticas del país y su participación en la Organización
de Estados Americanos (OEA) recibió el reconocimiento de muchos de los can-
cilleres de América Latina, siendo propuesto por México y Costa Rica, en 1975,
para ocupar la Secretaría General de la OEA.
La candidatura fue ampliamente difundida por la prensa dominicana y Con-
tinental, llegando el Consejo Nacional de Hombres de Empresa a respaldar la
propuesta de que el diplomático dominicano se escogiera como secretario general
de la OEA. Porque -- de acuerdo a los empresario -- el canciller “ha demostrado
un interés constante por el desarrollo sostenido de la economía nacional y en el
fortalecimiento de sus instituciones internas que tienen repercusión en la comu-
nidad internacional”.309 Estas declaraciones podían ser tomadas como indicio del
prestigio de la diplomacia dominicana. Sin embargo, el canciller Gómez Bergés
por diversas razones no salió electo. Pero la Cancillería jugó un gran papel de pro-
moción y cabildeos en el Hemisferio. El Canciller Gómez Bergés, con su amplia
experiencia, le brindó relieve y altura a la Cancillería y diplomacia del país.

Legislación y Cambios en la Cancillería

En 1967 la ley y normativa de la Cancillería volvió a experimentar reformas y


ampliaciones de funciones. En efecto, mediante Ley número 113 del 15 de mar-
zo de 1967, la Ley Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores
número 314, de 1964, sufrió modificaciones en su artículo 3. Con los cambios
introducidos, el Gobierno del doctor Joaquín Balaguer dio un giro y priorizó más
vínculos con la República de Haití, con la cual, desde 1963, el país había roto sus
relaciones diplomáticas. A partir de esta ley, previa la apertura de embajada en ese
país, la Cancillería incluyó, en la reforma:
1. La División de Asuntos Haitianos, con los siguientes negociados;
a. El Negociado de Límites;
b. Negociado de Aguas Territoriales;
c. Negociado de Tránsito y de Migración;
d. Consejo Nacional de Fronteras.

309 “Venezuela baja posibilidad Gómez Bergés”. El Caribe, Santo Domingo, 3 de mayo 1975.

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EDUARDO J. TEJER A

En 1968 la Cancillería dejó establecida la Comisión de Comercio Exterior,


que estaba prevista en la Ley Orgánica de 1964, con las funciones relacionadas
con la política comercial, la promoción de las exportaciones, y todo lo concer-
niente a la participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comer-
cio y Desarrollo (UNCTAD).310 Esta Comisión de Comercio Exterior jugó un
gran papel durante muchos años tanto de coordinación interna con los empresa-
rios y exportadores, como en sus relaciones con todos los países latinoamericanos
y algunas naciones de Europa. La Comisión de Comercio Exterior durante dos
décadas, fue el organismo de más prestigio en la Cancillería, y en cual formaban
parte destacados funcionarios, expertos y empresarios del país.
Por decreto número 1948, del 20 de enero de 1972, el doctor Balaguer de-
signó como encargado de los asuntos culturales de la Secretaría de Estado de
Relaciones Exteriores a Tomás Báez Díaz, con rango de Embajador. Los asuntos
culturales no estaban contemplados orgánicamente en la Ley de la Secretaría de
l964, para subsanar esto, la Cancillería dispuso mediante circular del 20 de enero,
las funciones del nuevo Departamento, que tendría como principal responsabili-
dad fomentar y velar por todo lo relativo a los intercambios culturales y elaborar
publicaciones.

Convenios y Tratados Internacionales 311

Convenio de Cooperación Social suscrito entre los Gobiernos de España y


República Dominicana, 1 de mayo 1967.
Acuerdo suscrito con el Gobierno de Israel, que suprime el requisito de visado
para los respectivos nacionales, 2 de mayo 1968,
Convenio de Intercambio Cultural con Argentina, 12 de septiembre de 1967.
Acuerdo con el Ecuador para la supresión de visas para la movilización de
funcionarios y ciudadanos de ambos países, 18 de agosto de 1967.
Convenio de Transporte Aéreo entre la República Dominicana y España, 15
de marzo 1968.
Establecimiento de Relaciones Diplomáticas con Trinidad y Tobago, 8 de
mayo de 1968.

310 Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Memoria de la Secretaria de Estado de Relaciones


Exteriores, Santo Domingo, s.e., 1968.

311 Página portal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Santo Domingo, Sección Convenios Interna-
cionales, http://enlacecongreso.mirex.gob.do/

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Convenio de Cooperación Económica, Comercial y Técnica de la República


Dominicana y la República de Colombia, 20 de diciembre 1969.
Convenio Doble Nacionalidad entre la República Dominicana y España, 22
de enero 1969.
Convenio de Cooperación Técnica en materia de Turismo suscrito entre la
República Dominicana y España, 21 de diciembre 1970.
Convenio Básico de Cooperación Técnica, subscrito entre el Gobierno domi-
nicano y el Gobierno de España, 2 de junio 1973.
Convenio de Cooperación Económica entre la República Dominicana y el
Estado Español, 2 de junio de 1973.
La República Dominicana firmó con España un Convenio Cultural, para
definir las relaciones y la cooperación cultural y científica entre los dos Gobiernos.
Convenio Básico de Cooperación Técnica entre el Gobierno de la República
de Venezuela y el Gobierno dominicano, 15 de enero 1974.
Convenio Operacional del Programa de Migración Selectiva, que sustituyó el
anterior de 1969, firmado con el Comité Intergubernamental para las Migracio-
nes Europeas (CIME).
Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica entre la República Do-
minicana y Chile, 18 de marzo de 1976.
Convenio Básico de la Colaboración y Asistencia con la Unión Panamericana,
Secretaria General de la OEA, 1974.
Acuerdo de Cooperación Técnica entre la República Dominicana y Francia,
5 de septiembre de 1977.
Convenio para la Construcción del Dique Derivador Internacional sobre el
Rio Pedernales, 9 de febrero 1978.

Cancilleres de la República

El Gobierno de los doce años del Dr. Balaguer tuvo cinco cancilleres, siendo
el general Ramón Emilio Jiménez el que más tiempo permaneció en calidad de
canciller de la República, prolongando su gestión de 1975 al 1980, lo cual abarcó
dos gobiernos diferentes. Los cancilleres fueron;

1.- Gilberto Herrera Báez, desde el 1 de julio de 1966 hasta el 16 de enero de


1967; Médico y político. Nació en San Pedro de Macorís el 12 de marzo de 1919.
Además de su desempeño como Secretario de Relaciones Exteriores, también fue
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en Barbados, Secretario de Estado
de Salud Pública y Asistencia Social, Secretario de Estado sin cartera y miembro
de la Comisión Nacional de Desarrollo.

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EDUARDO J. TEJER A

2.- Fernando Amiama Tió, desde el 17 de enero de 1967 hasta agosto de


1970. Nació en San Pedro de Macorís en 1913 y murió en Santo Domingo el
22 de septiembre del 2005. Además del ministerio de Relaciones Exteriores, fue
diputado y presidente de la Cámara de Diputados y Embajador dominicano ante
las Naciones Unidas ONU. 

3.- Jaime Manuel Fernández, desde agosto de 1970 hasta el 28 de febrero de


1972. Abogado y político. Nació en La Vega el 4 de febrero de 1920 y murió en
Santo Domingo el 6 de septiembre de 1988. Además de Secretario de Relaciones
Exteriores, desempeñó importantes cargos públicos, entre otros: secretario de la
Liga Municipal dominicana; contralor general de la República; superintendente
de Bancos y secretario Administrativo de la Presidencia.

4.- Víctor Gómez Bergés, desde el 1 de marzo de 1972 hasta el 12 de junio


de 1975. Abogado, diplomático, político y escritor. Nació en Santiago el 25 de
febrero de 1940. Además de haber sido Secretario de Relaciones Exteriores, ha
sido Secretario de Interior y Policía; presidente de la Liga Municipal Dominica-
na; Secretario de Educación; Secretario de Estado de Finanzas; Juez del Tribunal
Constitucional; Embajador en Argentina; Embajador en la Santa Sede y candida-
to a la Secretaría General de la OEA.

5.- Ramón Emilio Jiménez, desde el 12 de junio de 1975 hasta el 30 enero


de 1980. Militar y político. Nació en Santiago de los Caballeros el 10 de diciem-
bre de 1926 y murió en Santo Domingo el 30 de junio del 2016. Además de
Secretario de Relaciones Exteriores, fue Contraalmirante, Jefe de Estado Mayor de
la Marina de Guerra y Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas Dominicanas.
Fue durante año medio Canciller del presidente Antonio Gúzman.

Presupuestos de la Cancillería

En el cuadro que se presenta a continuación, se observa las asignación pre-


supuestal que recibió la Cancillería en el 1967 que fue de US$ 2.1 millones, en
1970 se mantuvo igual en US$ 2.0 millones y subió a US$ 3.2 millones en el
1974. En todos estos años se le dotó de menos recursos que en el 1963 y 1965, lo
que representa la menor prioridad en las políticas públicas que tuvo la cancillería
durante los gobiernos del presidente Balaguer, quien además de sostener una po-
lítica diplomática más limitada y aislacionista, también aplicó una fuerte política
de austeridad fiscal durante sus doce años de gobierno.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Presupuesto Nacional y de Serex 1967-1974


Años 1967 1970 1974
Ingresos
178,232,300 214,215,000 365,384,000
Totales

Gastos
178,232,300 214,215,000 383,366,924
Totales 1/

Serex en RD$ 2,148,236 2,048,063 3,235,824

Tasa de
1.0 1.0 1.0
Cambio

Serex en US$ 2,148,236 2,048,063 3,235,824

1/ Diferencia del gasto total, con ingresos, representa créditos externos. Hay
diferencias debido a la tasa de cambio. En 1970-1974, estaba autorizado el mer-
cado paralelo de divisas, pero oficial la par.
Gaceta Oficial, de cada año. Archivo General de la Nación. Banco Central.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO XIV
GOBIERNO DE ANTONIO GUZMÁN
1978-1982
Evolución Política

E
l 16 de agosto de 1978, después del período de los doce años del pre-
sidente Joaquín Balaguer de 1966 al 1978, asumió al poder el segundo
presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el hacen-
dado y político don Silvestre Antonio Guzmán Fernández, después de
un traumático proceso electoral que creó una fuerte crisis política. Con el presi-
dente Guzmán, comenzó a gobernar una nueva generación comprometida con la
apertura democrática, los derechos humanos, las libertades políticas y con el fin
de las luchas ideológicas. El presidente Antonio Guzmán, eliminó los vestigios
neo trujillistas de la casta militar, pasando a retiro y trasladando a los principales
generales comprometidos con el presidente Balaguer, legalizó todos los partidos
políticos sin distinción de doctrinas, promulgó una Ley de Amnistía presentada
en el Congreso por el senador Salvador Jorge Blanco y abrió las puertas del país al
regreso de todos los exiliados políticos, ya fueran dirigentes de la extrema derecha
o de partidos comunistas revolucionarios. 312 Estas acciones representaron un gran
cambio político para el país.
El presidente Guzmán organizó un Gabinete de personas muy cercanas a él
de la sociedad de Santiago de los Caballeros y de familiares. Para guardar un equi-
librio, porque las fuerzas conservadoras del país consideraban todavía peligroso
a un Gobierno liberal del PRD, Guzmán fue cauteloso y creó un Gobierno con
reconocidas personalidades conservadoras o de centro reformador. Buscó el equi-
librio para tener aceptación, lo que logró con astucia y moderación. Se concentró
en desmantelar el sistema autoritario y centralizador de Balaguer, renovar los líde-
res militares con una mentalidad más abierta y tolerante y crear un nuevo sistema
liberal y democrático de gobernar, aunque postergó políticas de transformaciones
sociales más urgentes. Por su éxito con estas medidas de profundos cambios mi-
litares, políticos y de estilo, Guzmán quedó como el creador de la nueva etapa

312 Frank Moya Pons. Manual de Historia. Op. cit., pp. 551-553.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

más democrática del país y la despolitización de las Fuerzas Armadas y la Policía


Nacional. Fue, un gobernante apreciado y una persona decente en su conducta.
Respecto a la política económica, el presidente Guzmán y su equipo econó-
mico modificaron notablemente la política presupuestaria y el modelo económico
que desarrolló Balaguer. Una de sus primeras medidas fue el aumento salarial a
todos los empleados públicos después de estar congelados por 12 años debido a la
política de austeridad que ejecutó Balaguer, reorientó el gasto público, reducien-
do el monto asignado a las inversiones públicas anuales y aumentando el gasto
corriente en salarios y beneficios sociales. Su equipo económico denominó a esta
política la de promover la demanda inducida, para aumentar el valor y demanda
agregada. Esto creó una desaceleración del crecimiento de la economía al caer las
inversiones y el Gobierno se vio forzado a buscar créditos internacionales y recurrir
al dinero del Banco Central a través de las emisiones inorgánicas, hecho este que
estimuló la inflación y la devaluación de la moneda. Hubo tensiones económicas,
pero no crisis del sistema, aunque sí de la balanza de pagos. El cambio de modelo
económico fue difícil y traumático para la población y la clase empresarial. 313
El 31 de agosto de 1979, el país fue sacudido por el fuerte y destructivo Hu-
racán David, seguido en pocos días por la tormenta Federico, ambos causaron
grandes daños e inundaciones a la agricultura, la industria, muchas pérdidas de
viviendas, daños a la infraestructura y a la economía en general. Fue un verdadero
desastre nacional, que afectó mucho las finanzas del Gobierno y a toda la pobla-
ción dominicana, en particular a las clases pobres con precarias viviendas y que
vivían de la agricultura.
En el plano político, el Gobierno de Guzmán se vio también afectado por
las divisiones del Partido Revolucionario Dominicano, que se bifurcó en tenden-
cias. Las luchas entre los grupos del partido debilitaron los últimos dos años del
Gobierno y dificultaron la gestión económica. Para las elecciones del 16 de mayo
de 1982, salió electo el Dr. Salvador Jorge Blanco rival del presidente dentro del
mismo partido.
Trágicamente para el país, durante la transición del Gobierno en el verano,
atacado por una depresión emocional desconocida, el presidente Antonio Guz-
mán, se suicidó en la noche del 4 de julio de 1982 en su despacho del Palacio Na-
cional. Su triste e innecesaria muerte causó una conmoción nacional pues había
sido una personalidad muy respetada por su hombría de bien e integridad. El país
vivió días de gran luto y dolor. Su vicepresidente, Jacobo Majluta, gobernó cons-

313 Carlos Despradel. 40 Años de Economía Dominicana. Santo Domingo, Editora Buho, 2005, pp. 62-67.

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EDUARDO J. TEJER A

titucionalmente los siguientes 45 días hasta la transferencia del poder al nuevo


presidente Salvador Jorge Blanco el 16 de agosto de 1982.

La Cancillería y Diplomacia

La política exterior de la presidencia de Guzmán fue limitada al cumpliento


y participación en los organismos multilaterales y regionales. Pero no fue una
política pro activa en el área internacional. El presidente Guzmán estaba más de-
dicado a los asuntos domésticos del país. Por otro lado, con los Estados Unidos y
con los países hispanoamericanos mantuvo una buena relación más activa que la
década anterior, pero no sucedió ningún evento singular en materia diplomática
o de política internacional. Comenzó gradualmente a abrir el país, después de
doce años de cierto aislacionismo y fueron unos años de estabilidad en el entorno
diplomático. La Cancillería jugó un papel formal y de presencia en los cónclaves
regionales. Tampoco en esos años se presentaron en el escenario internacional,
grandes iniciativas o Cumbres Presidenciales. No obstante, la cancillería cumplió
con las obligaciones internacionales y se mantenía participando normalmente en
las Asambleas de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos
(OEA), el Grupo-77, y en la formación de la Inciativa del Caribe. 314
Es bueno destacar que en la década de los 1970 y 1980 la política internacio-
nal y regional era mucho menos activa, que diez años después. En esos años no
existían múltiples y constantes Cumbres de Jefes de Estado regionales o interna-
cionales. Esa modalidad todavía no existía. La diplomacia era fundamentalmente
bilateral. Sí habían bloques de integración regionales, como el Centroamericano
o Caribeño, pero todavía la política de tratados de libre comercio no estaba en
boga. El país todavía no formaba parte de estos esquemas de integración regional,
pero comenzaba a acercarse. La diplomacia se desarrollaba también con visitas
de distinguidos gobernantes o cancilleres. Los presidentes asistían a la Asamblea
Anual de las Naciones Unidas y de la OEA o reuniones con la entonces Comisión
Económica Europea, precursora de la Unión Europea. Los presidentes y sus can-
cilleres viajaban en visita oficial a Gobiernos amigos, para firmar tratados comer-
ciales, culturales, marítimos, políticos o de otra índole.
Entre los hitos de la política exterior de la época, cabe destacar la importante
e histórica visita a la nación del papa Juan Pablo II quien viajó al país en misión
pastoral el 25 de enero de 1979 por varios días. Esta fue la primera visita de un
Papa al Continente americano, y comenzó su trascendental visita por la Ciudad
Primada de América, Santo Domingo, por ser la isla donde comenzó el descubri-

314 Luis Arias Núñez. Gobiernos del PRD y su Política Exterior; 1978-1986. Santo Domingo, UASD, 1986.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

miento de América y se le conoce como la Cuna del Nuevo Mundo. Esta visita
tuvo un gran efecto internacional y de ejercicio de coordinación diplomática. La
Cancillería y su equipo organizó esta visita oficial del Papa, junto con la Presiden-
cia y los organismos de seguridad.
Como parte de su política exterior, el presidente Guzmán y su canciller Ra-
món Emilio Jiménez Reyes se reunieron dos veces en la frontera haitiana con el
presidente Jean Claude Duvalier, para tratar asuntos fronterizos, firmar un acuer-
do de contratación temporal de braceros cortadores de caña para el Consejo Es-
tatal del Azúcar, y temas de intercambios comerciales. Durante la presidencia de
Guzmán, las relaciones con Haití fueron fluidas y estables, sin ningún incidente
fronterizo o de carácter político.
Otro importante evento diplomático de esos años, fue el viaje al país en visita
oficial del vicepresidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush, el 11-12
de octubre de 1981, junto con una comitiva del Departamento de Estado, para
tratar varios asuntos de interés bilateral. Fue recibido por el vice presidente Jacobo
Majluta y el canciller Manuel Enrique Tavares Espaillat. El presidente Guzmán
le ofreció una cena oficial en el Alcázar de Colón, junto con el canciller Tavares
Espaillat y varios ministros. El vicepresidente Bush se reunió en la Secretaría de
Estado de Relaciones Exteriores, con el canciller Tavares Espaillat y en equipo de
ministros y técnicos con una agenda de trabajo de temas bilaterales.
De esas reuniones, se lograron suscribir varios convenios de cooperación, de
comercio, asuntos de seguridad y de inversiones. Se conversó ampliamente con
la futura Iniciativa de la Cuenca del Caribe, que comenzaba a forjar el presidente
Ronald Reagan. La visita del vicepresidente Bush fue muy útil y sirvió para marcar
la nueva agenda con los Estados Unidos, con mayor énfasis en temas de comercio,
aranceles, inversión y el sector privado.
El 2 de octubre de 1981 el presidente Guzmán, junto con el canciller y
una delegación, asistió a los funerales del ex presidente de Venezuela Rómulo
Betancourt, quien había recién fallecido. Guzmán exaltó la figura de Betancourt
como un gran amigo de los dominicanos y colaborador en forjar la democracia
en diferentes graves ocasiones. En esa ocasión se dieron cita todos los presiden-
tes demócratas del Continente y Guzmán aprovechó y sostuvo varias reuniones
bilaterales.
El canciller Manuel E. Tavares Espaillat realizó varios importantes viajes al ex-
terior, acompañado de delegados diplomáticos y expertos economistas conocedo-
res del comercio internacional. Durante el 1981 viajó en visita oficial a los Estados
Unidos, Israel, España, Venezuela, Colombia, Chile, Argentina, Perú, Jamaica, y

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EDUARDO J. TEJER A

Dominica. 315 Su labor fue activa en el área de comercio e inversión. Se buscaba


desgravar distintos aranceles y fomentar el comercio e inversión. La República
Dominicana participó a nivel ministerial en una alta reunión del Grupo de los 77,
países en desarrollo, el 13 al 19 de mayo de 1981, en la ciudad de Caraballada,
en Venezuela. Fue una importante reunión de dicho bloque de 83 países, que
buscaban consensuar una agenda de mayor comercio e inversión con los países
desarrollados, dentro del llamado Diálogo Norte-Sur. Igual, la cancillería y sus
técnicos participaron en la Sexta Reunión del Comité de Desarrollo y Coopera-
ción del Caribe (CDCC), celebrada del 4 al 10 noviembre en Granada. Eran los
primeros pasos de insertarse en los planes caribeños.
En el orden insitucional, la Cancillería durante el gobierno del presidente
Guzmán tuvo el mérito de pagar todas las cuotas atrasadas en las organizaciones
multilaterales, pues el presidente Balaguer no acostumbraba a pagarlas y muchas
veces el país no podía votar en la Naciones Unidas, FAO, OEA, OIT y otros or-
ganismos, por tener varios años de deudas acumuladas. El gobierno de Guzmán
puso al día las deudas y cuotas pendientes, con lo que el país además de poder
participar con más derechos, recuperó su capacidad de votación en las asambleas.
Esto fue un importante logro del presidente Guzmán y su Cancillería. Estos pagos
reactivaron la diplomacia multilateral y por tanto facilitaron que embajadores y
técnicos pudieran participar en las comisiones y eventos de esos organizaciones.
Esto le dio prestigio al país.

Listado de Cancilleres

El gobierno de Antonio Guzmán tuvo cuatro Secretarios de Relaciones Exte-


riores, que ejercieron el cargo con profesionalidad y respeto de las normas interna-
cionales. Fueron activos en los distintos cónclaves y foros mundiales y regionales,
y la Cancillería desplegó una diplomacia convencional y participativa. Los secre-
tarios de Relaciones Exteriores, fueron los siguientes:

1.- Ramón Emilio Jiménez, desde el 12 de junio de 1975 hasta el 30 enero


de 1980. Militar y político. Nació en Santiago de los Caballeros el 10 de diciem-
bre de 1926 y murió en Santo Domingo el 30 de junio del 2016. Además de
secretario de Relaciones Exteriores, fue Jefe del Estado Mayor de la Marina de
Guerra y Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.

315 Secretaria de Estado de Secretaria Exteriores. Memoria de la Secretaría de Estado de Relaciones


Exteriores. Santo Domingo, SEREX. 1981, pp. 8-15. Estas memorias en formato mecanografiado, se
encuentran en el AGN y en el archivo del SEREX.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

2.- Emilio Ludovino Fernández, desde el 30 de enero de 1980 hasta mayo


de 1981. Abogado, diplomático y político. Además de Secretario de Relaciones
Exteriores, fue Embajador en Francia; Secretario de Industria y Comercio; Secre-
tario de Interior y Policía; Agregado Militar en Washington, Italia y México.

3.- Manuel Enrique Tavárez Espaillat, desde el 3 de mayo de 1981 hasta


abril de 1982. Ingeniero industrial, empresario y político. Fue miembro del go-
bierno del Triunvirato. Secretario de Industria y Comercio.

4.- Pedro Padilla Tonos, desde el 23 de abril hasta el 15 de agosto de 1982.


Abogado, diplomático de carrera. Nació en Barahona el 18 de enero de 1937.
Además de Secretario de Relaciones Exteriores, fue embajador en Venezuela y
en la FAO y enviado especial en la ONU y la OEA. Fue Catedrático de derecho
diplomatico y servidor público.

Cuerpo Diplomático y Consular

Durante el período de 1978 al 1982 el Cuerpo Diplomático y Consular había


aumentado desde 1961, año en que fue ajusticiado el dictador Rafael Trujillo.
Con la apertura democrática de la nación gradualmente se fueron ampliando las
Embajadas y Misiones fijas y las concurrentes, con lo que el país logró tener una
mayor presencia en la comunidad internacional. Ya para el período del presidente
Guzmán la presencia de la República Dominicana era amplia en Hispanoamérica,
Europa, África, Asia y otras regiones. No obstante, todavía no tenía Embajadas
y/o Consulados Generales en todas las naciones, en particular en los países Árabes,
África y Asia. En las próximas dos décadas se cumpliría con estas metas de abrir y
mantener representaciones fijas o concurrentes a nivel mundial de la diplomacia
dominicana. Pero comenzó un proceso de inserción permanente y de establecer
nuevas relaciones diplomáticas.
El país siguió como miembro activo de las Naciones Unidas y sus Asambleas
Anuales y Extraordinarias, así como en las agencias especializadas, en la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los Derechos Humanos,
Organización Mundial de la Salud (OMC), en la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), OIT, OMPI, ACNUR, y
demás agencias multilaterales. Igual, el país mantenía su representación perma-
nente ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y participaba en todas
sus actividades y eventos regionales.

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EDUARDO J. TEJER A

Convenciones y Tratados 316

Acuerdo Básico de Cooperación entre la República Dominicana y Haití, Sus-


crito por los presidentes Antonio Guzmán y Jean Claude Duvalier, el 31 de mayo
de 1979.
Acuerdo de Adhesión de la República Dominicana a la Facultad Latinoame-
ricana de Ciencias Sociales (FLACSO), el 8 de junio de 1979.
Acuerdo Comercial entre la República Dominicana y Haití, el 13 de diciem-
bre de 1979.
Acta de las Sesiones celebradas por las Misiones de la República Dominicana
y España, para Negociar un Tratado de Extradición y Asistencia Judicial en Mate-
ria Penal. 20 de marzo de 1981.
Acuerdo entre la República Dominicana y la Asociación Latinoamericana de
Instituciones Financieras de Desarrollo (ALIDES), el 23 de julio de 1981.
Acuerdo Básico de Cooperación Técnica entre la República Dominicana y
República del Perú, el 24 de julio de 1981.
Acuerdo Administrativo de Cooperación y Asistencia entre la República Do-
minicana y Colombia, el 28 de enero de 1982.
Acuerdo de Cooperación Económica-Financiera entre la República Domini-
cana y la República de China (Taiwán), el 11 de febrero de 1982.
Acuerdo entre la República Dominicana y la Organización para el Desarrollo
para el Medio Ambiente y Desarrollo del Tercer Mundo, el 20 de mayo de 1982.

Presupuestos de la Cancillería

En el cuadro a continuación se presenta una serie selectiva de varios años del


Presupuesto Nacional y de la asignación a la Secretaría de Relaciones Exteriores,
del período de 1979 al 2000, que comprende cuatro presidentes de la República,
con distintas visiones de política doméstica e internacional. Para estos años, a
diferencia del pasado, la Ley de Gastos Públicos, el Presupuesto Nacional, que el
Congreso Nacional aprueba cada año y el presidente promulga, las asignaciones
monetarias asignadas son globales y no brindan un detalle por Departamento de
la Serex, Embajadas, Consulados Generales, Consulados y gastos de pago de cuo-
tas de los organismos internacionales. Esos desgloses por actividad o programas,

316 Página portal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Santo Domingo, Sección Convenios Interna-
cionales. http://enlacecongreso.mirex.gob.do/

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

se encuentran en los Presupuestos de cada Ministerio y en sus Memorias. Pero este


cuadro de las apropiaciones a la Serex, brinda una idea del dinero dedicado a la
Cancillería y el Servicio Diplomático.
El Presupuesto Nacional de 1979, el primero preparado por el Gobierno de
Guzmán, fue de RD$ 666.3 millones, de los cuales RD$ 4.7 millones fueron
asignados al Serex, aunque claro, la tasa de cambio estaba casi a la par, a RD$
1.20 por dólar. La estructura de costos era mucho más baja en el país en esos años,
pues todavía no se habían sufrido los momentos de ajustes económicos y Planes
de Estabilización.

Presupuesto Nacional y de la Serex 1979-2000

I. Total de Ii. Total de Tasa de cam-


Concepto Serex en rd$
ingresos gastos 1/ bio rd$-us$

1979 663,240,740 701,370,811 4,699,190 1.24

1983 804,991,620 819,991,620 6,185,320 1.8

1987 1,687,164,540 1,815,362,320 12,679,965 3.1

1990 4,829,376,375 6,520,044,665 46,900,990 11.4

1997 24,414,109,480 26,914,109,480 188,030,260 14.2

2000 46,634,213,705 50,366,389,715 408,901,970 16.1

1/ Diferencia del gasto total, con ingresos, representa créditos externos. Hay
grandes diferencias de montos, debido a la variación de la tasa de cambio.

Fuente: Gaceta Oficial, de cada año. Archivo General de la Nación. Santo Do-
mingo.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO XV
GOBIERNO DE SALVADOR JORGE BLANCO
1982-1986
Evolución Política

E
l Dr. Salvador Jorge Blanco fue el tercer mandatario del Partido Revolu-
cionario Dominicano en asumir la presidencia. Había sido senador de
la República y prominente abogado santiaguero con larga experiencia
política. Al tomar posesión, el país estaba inmerso en una crisis econó-
mica, tanto por factores internos, como externos. La crisis en el Continente fue
producto del impacto del choque petrolero y el aumento de sus precios mundial-
mente, lo que afectó sensiblemente la balanza de pagos del país y la capacidad de
pagar la deuda externa vencida. Igualmente, en el campo internacional, tres meses
antes de la toma de posesión, México y después todos los países latinoamerica-
nos, se declararon en incumplimiento de pagos de la deuda externa, y comenzó
la llamada década perdida del Hemisferio. La situación económica internacional
era muy delicada ante tantas adversidades. Un año antes había asumido Ronald
Reagan la presidencia de Estados Unidos, en medio de una recesión económica
y altas tasas de interés. Reagan comenzaba su revolución económica neoliberal.
En lo interno, el Gobierno de Jorge Blanco tuvo que hacerle frente a la in-
solvencia financiera de las empresas del estado, las llamadas tres C´s; el Conse-
jo Estatal del Azúcar (CEA), dueña de 12 ingenios azucareros, la Corporación
Dominicana de Empresas Estatales (CORDE) y la Corporación Dominicana de
Electricidad (CDE), las tres estaban en quiebra total. En el orden cambiario el Go-
bierno heredó más de US$ 450 millones en cartas de créditos y cobranzas vencidas
que el Banco Central por falta de divisas no podía honrar. La presión cambiaria
se había acumulado desde el 1973 y profundizado en el 1979 por los dos choques
petroleros producidos por el aumento del precio de los hidrocarburos, hecho este
que sacudió todas las economías no productoras de ese combustible en el mundo.
El país, no obstante, ansiaba cambios y una reactivación del crecimiento eco-
nómico y más reivindicaciones sociales atrasadas. La sociedad aspiraba a mejores
condiciones de vida, viviendas y empleos. El Gobierno se vio forzado a navegar
entre un mar de presiones económicas y sociales y el equipo económico tuvo
que hacerle frente a las crecientes adversidades. Como consecuencia, durante este
período presidencial el país firmó dos convenios de apoyo financiero y ajuste con

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

el Fondo Monetario Internacional, uno en enero de 1983 y el segundo en enero


de 1985, que aunque muy necesarios, tuvieron efectos traumáticos en los pre-
cios internos, eliminación de subsidios y freno a la actividad económica. Ambos
Stand-by fueron aplicados en la etapa más radical y dogmática del neoliberalismo
del FMI y Estados Unidos. Esto fue muy lamentable. También se reestructuró la
deuda externa pública con el Club de París el 21 de mayo de 1985 por US$ 360
millones y con la banca comercial privada internacional el 24 de febrero de 1986
por US$ 775 millones. Con estas políticas, se sincerizó la economía y la tasa de
cambio fue por primera vez devaluada, con la finalidad de que el país quedara
preparado para despegar hacia una economía de servicios, el turismo y las zonas
francas industriales. 317
Pero el Gobierno sufrió un fuerte desgaste político y se vio involucrado en
luchas de tendencias dentro del partido oficial y con una oposición muy agresiva.
También surgieron escándalos puntuales de corrupción que afectaron la imagen
del Gobierno. El Partido Reformista Social Cristiano seguía bajo el liderazgo del
Dr. Joaquín Balaguer, que nuevamente aspiraba a la presidencia en las elecciones
de mayo de 1986. El Partido de la Liberación Dominicana, bajo la dirección del
profesor Juan Bosch, todavía era pequeño, pero realizaba una fuerte oposición. En
el último año de Gobierno la economía comenzó a reaccionar y activarse. En esen-
cia, fue un período de transición hacia una nueva economía. El Dr. Jorge Blanco
realizó un gobierno en un entorno nacional e internacional muy adverso, pero
con su equipo económico logró ajustar y crear las bases de la economía moderna.
Los problemas políticos y divisiones opacaron negativamente algunos aspectos de
su gobierno.

La Cancillería y la Diplomacia en Acción

El gobierno de Salvador Jorge Blanco activó la política exterior, acompañado


de su activo canciller, el Dr. José Augusto Vega Imbert, quien desempeñó el cargo
durante todo el período de gobierno. El presidente Jorge Blanco fue de los pri-
meros mandatarios en participar en las Cumbres Presidenciales en el Hemisferio,
realizar una Visita de Estado a la Casa Blanca en Washington invitado por el pre-
sidente Ronald Reagan y en tener una activa presencia con los países del Caribe.
La labor de la Secretaría de Relaciones Exteriores fue muy dinámica, tanto en el
plano internacional como regional. El canciller Vega Imbert, abogado con expe-

317 Eduardo J. Tejera. Op. cit., pp. 273-278. Vease tambien a Bernardo Vega. El Ajuste de la Economía Do-
minicana 1982-1986. Santo Domingo, FCD, 1988.

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EDUARDO J. TEJER A

riencia política, creó un buen equipo de profesionales que le sirvieron como vice
cancilleres y directores de departamentos especializados de la Cancillería.
Entre las principales acciones en el plano de la política exterior del Gobier-
no se debe destacar la Visita de Estado a la Casa Blanca, el 10 de abril de 1984
del presidente Jorge Blanco, el canciller Vega Imbert y varios ministros del área
económica y política. Se reunieron con el presidente Ronald Reagan y parte de
su equipo ministerial. Fue una visita histórica, pues fue la primera vez que un pre-
sidente dominicano viajaba en Visita de Estado a reunirse en Washington con un
presidente norteamericano. El propio Reagan, en sus palabras de apertura en una
ceremonia en la explanada frontal de la Casa Blanca expresó: “presidente y Sra. de
Jorge Blanco, es verdaderamente un honor para mí darle la bienvenida a usted, el
primer presidente de su país en hacer una Visita de Estado a los Estados Unidos.
Esta es una visita especial.” 318
Los temas centrales de la reunión presidencial fueron recabar su apoyo para un
Acuerdo de Stand-by con el FMI más flexible, respaldo para la reestructuración de
la deuda externa, aspectos comerciales de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe que
el presidente Reagan había promovido y asuntos de interés bilateral y regionales.
Estuvo presente el gran tema de la crisis de la deuda externa en Latinoamérica y
de la misma República Dominicana. Ese fue el período de la Década Perdida por
el incumplimiento de pagos y devaluaciones masivas en todo el Continente. La
Visita de Estado fue un hito histórico en las relaciones diplomáticas dominicanas.
Después de esta Visita de Estado del presidente Jorge Blanco todos los siguientes
presidentes dominicanos fueron invitados en Visitas de Estado en la Casa Blanca,
el Dr. Joaquín Balaguer, Dr. Leonel Fernández y el Ing. Hipólito Mejía.
Una segunda reunión del presidente Salvador Jorge Blanco con el presidente
Reagan fue realizada en el 1985 en una Cumbre de presidentes de países miem-
bros de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, que fue auspiciada por el presidente
Reagan en Carolina del Sur. El Dr. Jorge Blanco se hizo acompañar por su can-
ciller Vega Imbert, y por miembros de su equipo económico y comercial. Allí
hubo dos días de reuniones plenarias con los jefes de Estado y líderes de los países
caribeños miembros y una reunión bilateral entre el presidente norteamericano y
el dominicano. Fue una importante reunión caribeña, en la que se trataron asun-
tos comerciales, de seguridad, diplomáticos y políticos. También fue la segunda
reunión bilateral entre Ronald Reagan y el Dr. Salvador Jorge Blanco. 319

318 http://www.presidency.ucsb.edu/ws/?pid=39748. En esta página portal de la Presidencia están los


discursos completos del Presidente Ronald Reagan y del Dr. Salvador Jorge Blanco.
319 José Augusto Vega Imbert. Crisis Mundial y Política Exterior. Santo Domngo, Editora Corripio, 1986.
Contiene una colección de sus discursos y ensayos como Canciller de la República.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

El canciller Vega Imbert asitió como representante del país a la 37 Asam-


blea General de las Naciones Unidas el 14 de septiembre de 1982. Fue el primer
discurso ante dicho organismo del nuevo gobierno, en el cual delineó la política
exterior del país. 320 Este discurso marcó una renovada postura hacia el exterior
en los problemas del momento, como la crisis económica mundial y la crisis de la
deuda en el Continente, apoyo el proceso de paz en Centroamérica, los reclamos
de Argentina por las Islas Malvinas y los derechos de los Palestinos. En noviembre
de 1982 el canciller participó en Washington en el 12 Período de Sesiones de la
Asamblea General de la Organización de Estados Americanos.
Un logro de la política exterior de la Cancillería fue la incorporación de la
República Dominicana el Convenio de Lomé III, en enero de 1984. Este fue otro
triunfo de la labor de cabildeo y eficacia de la Cancillería y su Departamento de
Asuntos Económicos. Este importante Tratado Comercial fue firmado en el 1985,
con fines de cooperación comercial, técnica y cultural entre los países europeos
con sus ex colonias, en el grupo llamado ACP, de naciones de África, Caribe y
Pacífico. Dentro de este Tratado se creó el Fondo Europeo de Desarrollo y logró
liberalizar las exportaciones de bananos, azúcar, ganado y otros bienes producidos
por los países del ACP. Este Convenio en 1990 fue convertido en Lomé IV y des-
pués en el Convenio Cotonou en el 2000.
Un éxito de la política comercial externa del país fue la entrada como miem-
bro del Tratado para la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (CBI), que entró en vi-
gencia el 1 de enero de 1984. Esta fue una iniciativa de comercio libre con Estados
Unidos del presidente Reagan. Dicho convenio fue negociado por la Cancillería,
la Secretaría de Industria y Comercio, el Banco Central, el Secretariado Técnico
de la Presidencia y el Centro Dominicano de Promoción de Exportaciones. El
CBI fue promovido por el presidente Reagan por una duración inicial de 12 años
y representó un convenio unilateral de comercio, por el cual los países del Caribe
podían exportar al mercado norteamericano libre de aranceles, sin reciprocidad.
El CBI le dio un gran impulso a las exportaciones dominicanas no tradicionales y
ayudó a preparar al país para futuros acuerdos de libre comercio.
Durante el 1983 a nivel internacional ocurrieron dos significativos eventos
de la política exterior dominicana. Del 28 de marzo a 6 de abril de 1983 se llevó
a cabo la Conferencia Internacional de Ministros de Relaciones Exteriores del
Grupo de los 77 de países en vías de desarrollo, en Buenos Aires, Argentina. De
ahí surgió el documento de acción regional, titulado, Plataforma de Buenos Aires.
Esta fue la primera vez que el canciller dominicano participaba en nombre del país

320 Ibid., pp. 10-25. Discurso completo ante la Organización de las Naciones Unidas del canciller
dominicano.

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EDUARDO J. TEJER A

en una reunión Ministerial de todo un bloque del Tercer Mundo, con la finalidad
de negociar y presionar a los países industrializados por mejores condiciones de
comercio y en los términos de intercambio.
La Cancillería y miembros del equipo económico del gobierno jugaron un
importante rol diplomático. Igualmente, el 15 de junio de 1983 la delegación de
la República Dominicana, presidida por el canciller, asistió a la VI Conferencia de
las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), celebrada, en Bel-
grado, Yugoslavia. Esta fue una conferencia muy importante en la época de mayor
fuerza y prestigio de la UNCTAD. El Canciller Vega Imbert y una delegación
participó como observador a la VII Cumbre del Movimiento de No Alineados
celebrada en Nueva Delhi, en marzo de 1983. La diplomacia nacional estaba,
pues, activa en el mundo.
En el plano de América Latina, la política exterior y comercial también fue
muy activa. Un grupo de países de la región, preocupados por las condicionalida-
des de los préstamos y programas del Fondo Monetario Internacional y la crisis
generalizada de la deuda externa en incumplimiento en todo el Continente, se
reunió en Santo Domingo del 1 al 3 de agosto de 1983 bajo la presidencia del
canciller Vega Imbert, para coordinar un plan de trabajo conjunto. Esta fue una de
las primeras reuniones regionales y la primera liderada por la diplomacia domini-
cana. Participaron 26 países, a nivel de los cancilleres y representantes personales
de jefes de Estados y de Gobiernos. Después de los debates, al final se suscribió del
Compromiso de Santo Domingo, el 3 de agosto de 1983.
Este esfuerzo de cooperación fue realizado para atender una iniciativa del
presidente de Colombia Belisario Betancur, que había convocado una Cumbre
Ministerial de Cancilleres y Ministros de Hacienda del Continente. La reunión
de Cartagena de Indias, la presidió el canciller dominicano Vega Imbert, lo que
fue una distinción para la diplomacia dominicana. Participaron Argentina, Bo-
livia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, México, Perú,
Uruguay y Venezuela y otras delegaciones de países de la región. Al final se firmó
un documento denominado Consenso de Cartagena que fue el primer esfuerzo
de unión entre los países latinoamericanos para presentar un frente común ante
la crisis de la deuda externa y para exigir menos condicionalidades y medidas dra-
conianas al Fondo Monetario Internacional y demás organismos internacionales.
La diplomacia del presidente Jorge Blanco y del canciller Vega Imbert fue crucial,
pues la reunión fue presidida por el canciller dominicano por haberse realizado la
reunión previa en Santo Domingo. Participaron también los ministros de Finan-
zas de cada país y sus delegaciones técnicas.
Varios meses después, como consecuencia de la Conferencia de Cartagena,
durante los días del 9 al 13 de junio de 1984, se celebró en Quito, Ecuador, la

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

primera Cumbre de Jefes de Estados y Gobiernos o Representantes Personales,


denominada la Conferencia Económica Latinoamericana la cual agrupó a varios
presidentes y jefes de Estados y representantes en esa importante cumbre regional.
Fue parte de la iniciativa desarrollada por el presidente de Ecuador Dr. Oswaldo
Hurtado para que en dicha Cumbre de Presidentes y Cancilleres se deliberara en
forma de bloque regional la delicada situación del problema de la deuda externa
con la finalidad de llegar a recomendaciones concretas para presentarles a los go-
biernos de los países industrializados y a los organismos internacionales multila-
terales.
En dicha cumbre se firmó la conocida Declaración de Quito y el Plan de
Acción, que en su época tuvo gran repercusión frente a las naciones desarrolladas.
El presidente Salvador Jorge Blanco, el canciller Vega Imbert y una delegación de
funcionarios y de empresarios invitados y miembros de la Asociación Domíni-
co-Ecuatoriana participaron en dicha cumbre para tratar una agenda comercial,
económica, de temas políticos y sobre las relaciones sub regionales. Participaron
cinco jefes de Estado y 25 representantes de gobiernos de América Latina y el
Caribe, incluyendo los organismos multilaterales. Con la Declaración de Quito y
el Plan de Acción por primera vez se forjó un consenso de plataforma negociadora
del bloque latinoamericano.
Del 23 de julio de 1985 el presidente Salvador Jorge Blanco y el canciller
José Augusto Vega Imbert, con una amplia delegación, comenzó una gira por Sur
América, en Visitas de Estado a Brasil, Argentina, Uruguay y Perú. En Brasil se re-
unió en audiencia con el presidente José Sarney y se firmaron varios convenios y se
profundizó en la agenda del Consenso de Cartegena. En Argentina dejó instalada
la Comisión Mixta Domínico-Argentina. Un grupo de empresarios dominicanos
se reunió con empresarios argentinos, con la finalidad de realizar inversiones con-
juntas, en el marco de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe. Los días 25, 26 y 27
de julio la delegación dominicana visitó a Montevideo a celebrar varias reuniones
de comisiones sectoriales. El presidente Jorge Blanco, junto al canciller Vega Im-
bert cerró el 1985 con su participación ante la Asamblea General de las Naciones
Unidas, celebrada el 24 de octubre de 1985.
En el escenario caribeño, el presidente Jorge Blanco, el canciller Vega Imbert
y miembros de la delegación dominicana asistieron a Kingston, Jamaica a una
reunión en octubre de 1985 de jefes de Estado y cancilleres de países caribeños
auspiciada por el primer ministro Edward Seaga. El presidente Jorge Blanco y
el canciller Vega Imbert, junto con una amplia delegación de altos funcionarios
y empresarios invitados, desarrolló una amplia agenda de temas comerciales, de
integración caribeña, sobre el candente tema de la crisis de la deuda externa y las
negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y el Club de París.

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EDUARDO J. TEJER A

De regreso de Kingston por invitación del presidente haitiano Jean Claude


Duvalier, el presidente Jorge Blanco y su comitiva se detuvieron por un día en
Puerto Príncipe, para asistir a una Visita de Estado con su homólogo Duvalier.
Fue una importante reunión en la cual se celebraron diversas reuniones bilate-
rales. Fue la primera vez que ambos presidentes trabajaron una agenda juntos, y
también hubo reuniones de tres comisiones especiales de ministros y directores
generales, en las áreas de inversión, comercio bilateral, contrato de braceros, de
seguridad y controles fronterizos y de carácter diplomático. En esa ocasión se
firmó un Tratado de Libre Comercio bilateral limitado, pero en ninguno de los
dos países fue ratificado posteriormente por sus respectivos Congresos. Esa Visita
de Estado tuvo efectos positivos para la armonía, el comercio y diplomacia entre
ambas naciones que comparten la isla Española.
El país fue admitido como miembro del Comité de Acción para el Desarrollo
Económico y Social de Centroamérica, con lo cual se daban los primeros pasos
oficiales de acercamiento e inserción al grupo Centroamericano. Hay que destacar
la labor del canciller, los vice cancilleres y jefes de departamentos especializados,
en las Asambleas Anuales de las Naciones Unidas, los Consejos de Ministros de la
Organización de Estados Americanos y la activa partipación de distintos ministros
en la Conferencia de la Organización Internacional de Trabajo, en Ginebra, la
Organización Internacional Azucarera en Londres, la Organización Panamericana
de Salud, en Washington, en el Grupo de los 77 de países en vías de desarrollo, así
como en distintas instancias y reuniones mundiales y en el Continente America-
no. El Departamento de Asuntos Económicos jugó un importante papel técnico
en las relaciones internacionales y Hemisféricas, en la que predominaban los te-
mas de la deuda, el comercio y la economía.

Canciller

El Gobierno del Dr. Salvador Jorge Blanco solo tuvo un canciller para todo
el período gubernamental, el Dr. José Augusto Vega Imbert, quien realizó una
importante misión de apertura hacia el exterior. Como canciller comenzó a parti-
cipar en Cumbres ministeriales regionales y en organizar varias Visitas de Estado
a los Estados Unidos y a otras naciones. También acompañó al presidente de la
República a varias Cumbres Presidenciales. Durante su incumbencia se comenzó
a dinamizar la diplomacia y la Secretaría jugó un papel cada vez más importante.
Modernizó los departamentos diplomáticos y consulares de la cancillería, ade-
cuándolos a las nuevas exigencias y necesidades de la época.
Su trabajo como canciller y la del equipo de vice secretarios y directores gene-
rales fue muy reconocida en el país y en los círculos diplomáticos internacionales.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Fue el primer período de gobierno que abrió el país en forma más dinámica a la
comunidad internacional, y que coincidió con el inicio de reuniones internacio-
nales y regionales de Cumbres y grupos de bloques comerciales bilaterales, regio-
nales y mundial.

1.- José Augusto Vega Imbert, Canciller del 16 de agosto de 1982 al 16 de


agosto de 1986. Abogado, diplomático y político. Nació en Puerto Plata, el 13 de
febrero de 1933. Fue de los fundadores de la Unión Cívica Nacional; Embajador
en España y Diputado al Congreso de 1986 al 1990 por el Partido Revolucionario
Dominicano. Luchador anti trujillista.

Cuerpo Diplomático y Consular

Con el desarrollo de la democracia y las relaciones exteriores, la nación gra-


dualmente fue ampliando la instalación de nuevas Embajadas y Misiones fijas y
las concurrentes. En este período de Gobierno del Partido Revolucionario Domi-
nicano, el país logró tener una mayor presencia en la comunidad internacional.
Durante el Gobierno del presidente Jorge Blanco la presencia de la República
Dominicana fue más amplia y dinámica frente en sus relaciones con los Estados
Unidos y en Hispanoamérica, Europa, Asia y otras regiones.
En país siguió siendo miembro activo de las Naciones Unidas y sus Asambleas
Anuales y Extraordinarias, así como en las agencias especializadas, en el área eco-
nómica en la CEPAL, los Derechos Humanos, Organización Mundial de la Salud
(OMS), y otras. Igual, el país mantenía su representación permanente ante la Or-
ganización de Estados Americanos (OEA) y participaba en todas sus actividades
y eventos regionales, en la Organización de las Naciones Unidas de PNUD, OIT,
ACNUR, UNCTAD, ONU HABITAT y la Organización para la Alimentación
y la Agricultura (FAO), entre otras instituciones.

Convenciones y Tratados 321

Acuerdo entre la República Dominicana y los Estados Unidos de América


para la Venta de Productos Agrícolas, el 11 de diciembre de 1982.

321 Página portal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Santo Domingo, Sección Convenios Interna-
cionales. http://enlacecongreso.mirex.gob.do/

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EDUARDO J. TEJER A

Acta de Consulta entre la República Dominicana y la República Federativa


de Brasil sobre el Establecimiento de Servicios Regulares de Pasajeros, Cargas y
Correos, el 25 de enero de 1983.
Acuerdo entre la República Dominicana y la República de Italia sobre Coo-
peración Económica e Industrial, el 29 de noviembre de 1983.
Acuerdo AID/PL-480 para la Venta de Productos Agrícolas entre Estados
Unidos de América y la República Dominicana, el 13 de enero de 1984.
Acta Final de la Reunión de Consulta Celebrada entre las Delegaciones Aero-
náuticas de la República Dominicana y España, el 7 de febrero de 1984.
Acta de Entendimiento entre las Autoridades Aeronáuticas de la República
Dominicana y la República de Panamá, el 27 de enero de 1984.
Acuerdo de la República Dominicana con la Agencia Internacional para el
Desarrollo PL-480 para la Venta de Productos Agrícolas, el 15 de mayo de 1985.
Acta Final de la II Reunión de la Comisión Mixta Domínico-Colombiana
para el Control, la Prevención y la Represión de Uso y Tráfico Ilícito de Sustancias
Estupefacientes y Sicotrópicas, el 20 de noviembre de 1985.
Acuerdo de Cooperación Energética entre la República Dominicana y Jamai-
ca, el 29 de noviembre de 1985.
Acta Final entre la República Dominicana y la República de Italia, el 5 de
diciembre de 1985.
Acuerdo Básico con el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas sobre
Privilegios e Inmunidades, el 9 de enero de 1986.

Presupuestos de la Cancillería

En el primer presupuesto del Gobierno, el de 1983, se puede apreciar un total


de ingresos de RD$ 805.0 millones, y la asignación a la Serex aumentó a RD$ 6.2
millones, con una tasa de cambio de la moneda de RD$ 1.8 por dólar, o lo que
era equivalente a US$ 3.6 millones para la Secretaría. Naturalmente, la estructura
de precios y costos internacionales eran muy diferentes y bajos en esos años. Por
eso es muy difícil la simple comparación en términos absolutos nominales, y no
en términos reales y a la tasa de cambio de paridad internacional

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Presupuesto Nacional y de la Serex 1983-1986

Años 1983 1984 1986

Ingresos
804,991,620 1,174,015,270 1,374,475,000
Totales

Gastos
819,991,620 1,174,015,270 1,374,475,000
Totales 1/

Serex en RD$ 6,185,320 8,272,200 9,619,342

Tasa de Cambio 1.0 1.0 1.0

Serex en US$ 3,436,288 8,272,200 9,619,342

1/ Diferencia del gasto total, e ingresos, representa créditos externos. Aunque la tasa de cambio fue
ajustada en 1983 y 1985, se mantuvo a la par para uso de divisas del Gobierno. Gaceta Oficial, de cada
año. Archivo General de la Nación. Banco Central.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO XVI
GOBIERNOS DE JOAQUÍN BALAGUER
1986-1996
Evolución Política

L
as elecciones de 16 de mayo de 1986, volvieron a ser tensas y con
alegatos de falta de transparencia y equidad. El candidato Jacobo
Majluta del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) estuvo muy
cerca de ganar las elecciones, pero luego de un impasse en el conteo
de los votos observados en la Junta Central Electoral y la opinión de una Co-
misión de Notables externa, creada por Decreto por el presidente Jorge Blanco,
resultó electo el Dr. Joaquín Balaguer, por el Partido Reformista Social Cristiano.
El candidato Lic. Majluta perdió por apenas 45,000 votos. El Partido de Libera-
ción Dominicana con Juan Bosch de candidato quedó en un tercer lugar. El Dr.
Balaguer regresó al poder con una edad muy avanzada e invidente, producto de las
divisiones del partido oficial. Fue un hecho singular su ascenso al poder después
de ser presidente durante los doce años de 1966 al 1978.
El nuevo presidente Balaguer volvió en 1986 a gobernar con su mismo estilo
personalista y con su mismo modelo de altas inversiones públicas y congelación de
salarios y gastos corrientes. Balaguer regresaba a la presidencia con una economía
y una sociedad muy distinta a la del 1978. La democracia se había afianzado y la
población deseaba progreso y bienestar personal. El debate y los enfrentamientos
ideológicos habían desaparecido. El país se mantuvo en calma y deseoso de seguir
su crecimiento económico en paz y democracia. En lo político, Balaguer regresó
un estadista cambiado, no era el mismo presidente de la etapa dura más represiva
del pasado. Ahora fue un gobernante respetuoso de las libertades públicas y con
normal tolerancia política.
El presidente Balaguer heredó una economía saneada con una tasa de cambio
estable de RD$ 2.80 por un dólar, después del proceso de ajuste y dos Stand-by
con el Fondo Monetario Internacional en el Gobierno anterior. Durante su pri-
mer período de esta etapa de 1986 al 1990, el equipo económico del presidente
Balaguer ejecutó una política de expansionismo fiscal y monetario sobre la base de
altas emisiones inorgánicas de dinero para financiar los planes de obras públicas.
Al principio la economía creció con mayores montos de inversiones públicas, pero

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

al año y medio surgió un sólido proceso inflacionario y devaluatorio de la mone-


da. La inflación fue de 60 % en 1988, 47 % en 1989 y 100 % en 1990. En cuatro
años la moneda se devaluó en 300 %, lo que desembocó en una grave crisis econó-
mica y de abastecimiento en 1990. El gobierno de balaguer dejó de pagar la deuda
externa y dejó que el país cayera en incumplimientos internacionales, lo que creó
notables presiones. Para el 1990 la situación económica era crítica. Había llegado
el momento de nuevas reformas y ajustes y de reenfocar la política económica.
A finales de 1990, el presidente Balaguer, presionado por el empresariado
nacional y los organismos multilaterales aceptó cambiar abruptamente la política
económica. Con su acostumbrado pragmatismo el presidente reconoció que te-
nía que manejar la economía moderna con ortodoxia fiscal y monetaria. Primero
realizó por decreto una importante reforma arancelaria de profundidad en sep-
tiembre de 1990 para aumentar los ingresos presupuestarios. Después la reforma
arancelaria fue aprobada por ley del Congreso Nacional. En julio de 1991, el
gobierno firmó un Plan de Estabilización de tipo Stand-by con el Fondo Moneta-
rio Internacional. Al año siguiente, en marzo de 1992 fue promulgado un nuevo
Código Tributario, consensuado con los partidos políticos, el empresariado y la
sociedad civil. Estas tres políticas y medidas relanzaron la economía por cuatro
años de progreso con estabilidad. La nueva política económica fue exitosa.
En lo político, en las elecciones de mayo de 1994 se produjo un grave enfren-
tamiento electoral, que intranquilizó al país y tuvo repercusiones internacionales.
En las elecciones, el candidato del Partido Revolucionario Dominicano, el Dr.
José Francisco Peña Gómez se consideraba el ganador y el partido no aceptó los
resultados ofrecidos por la Junta Central Electoral, con acusaciones y pruebas de
fraude. La Junta daba victorioso al presidente Balaguer, pero este enfrentamiento
causó una crisis política y constitucional. En la crisis intervinieron como media-
dores los Estados Unidos, Canadá, España, Venezuela, y varios países europeos.
Balaguer y Peña Gómez, con mediación de la Iglesia Católica, el PLD, el empre-
sariado y otros partidos, después de varias reuniones llegaron a un arreglo político
muy atípico. Se decidió reformar la Constitución para darle al presidente Balaguer
dos años más en el poder, se aprobó realizar nuevas elecciones en 1996, se creó el
Consejo Nacional de la Magistratura, y se modificó el sistema electoral, cambian-
do la fórmula de requerir la mayoría simple, por el de mayoría absoluta, o sea, el
ganador debería obtener el 50 %, más un voto, para ganar en las futuras elecciones
nacionales, de lo contrario se celebraría una doble vuelta electoral. Fue un proceso
traumático, con serias implicaciones diplomáticas. 322

322 Ángela Peña. Campañas y Crisis Electorales; La Experiencia Dominicana. Santo Domingom Editora
Lozano. 1996.

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EDUARDO J. TEJER A

Los siguientes dos años se desarrollaron con tranquilidad y continuó el creci-


miento de la economía y construcciones de infraestructuras y viviendas. Fueron
años de buen desarrollo de las zonas francas, el turismo y la economía de servicios,
que lentamente sustituía a la economía tradicional de exportaciones de productos
primarios. En lo político, el país y los partidos políticos se preparaban para las
elecciones de mayo de 1996. Ahora, se presentaban tres partidos, el Partido Refor-
mista Social Cristiano con el candidato Jacinto Peynado, el Partido Revoluciona-
rio Dominicano, nuevamente con el Dr. José Francisco Peña Gómez, y el Partido
de la Liberación Dominicana, con el joven dirigente Dr. Leonel Fernández Reyna.
La campaña fue virulenta y en exceso agresiva y recriminatoria.
En las elecciones, el candidato que sacó más votos fue el Dr. Peña Gómez
con 47.4 %, pero no sobrepasó el nuevo límite del 50 %, más uno. Esto causó un
impasse delicado. De acuerdo al nuevo sistema, había que celebrar una segunda
vuelta electoral a los 45 días. Para sorpresa del país, se aliaron en el llamado Frente
Patriótico dos fuerzas rivales y muy opuestas, el Partido Reformista Social Cristia-
no y el Partido de la Liberación Dominicana, y ambos presentaron a Leonel Fer-
nández contra el Dr. José Francisco Peña Gómez. Como resultado, en la segunda
vuelta ganó el Dr. Leonel Fernández, con la alianza del Frente Patriótico, solo por
72,000 votos por encima del Dr. Peña Gómez.

La Cancillería y Diplomacia en Acción

La política exterior del presidente Joaquín Balaguer siguió un curso normal


y la diplomacia dominicana y la Cancillería mantuvieron su presencia y partici-
pación en los cónclaves internacionales y regionales. La política exterior cambió
respecto al papel y presencia del Dr. Balaguer, primero porque nunca le brindó
mucha importancia a su participación personal en la arena internacional, y segun-
do, debido a su avanzada edad y problemas visuales tampoco podía viajar mucho.
El presidente Balaguer acostumbraba delegar en la Cancillería y el cuerpo diplo-
mático las gestiones y la política exterior que él trazaba. Solo en ocasiones cuando
era necesario, viajaba y participaba personalmente en alguna reunión Hemisférica.
Pero como gobernante de larga experiencia, estaba al tanto de todos los aspectos
diplomáticos y mantenía muy buena relación con los gobernantes de Estados Uni-
dos y de Hispanoamérica. En estos años comenzaron a profundizarse los proyec-
tos de tratados de libre comercio bilaterales y regionales y de mayor cooperación
económica y comercial a nivel mundial. Lo que había comenzado en 1980, ahora
tomaba un mayor impulso con las doctrinas de integración económica y libertad
comercial.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

En marzo de 1988, el presidente Balaguer fue invitado por el presidente Ro-


nald Reagan a una Visita Oficial, en la Casa Blanca, para tratar asuntos bilaterales
y regionales en momentos difíciles en Centroamérica. Se reunieron en el Despa-
cho Oval y ambos hicieron declaraciones públicas a la prensa. El canciller domi-
nicano Dr. Donald Reid Cabral estuvo presente, junto con el secretario de Estado
norteamericano George Shultz. Fue un viaje importante y Balaguer y la delega-
ción dominicana y norteamericana sostuvieron varias reuniones de trabajo con
distintos ministros y diplomáticos estadounidenses. En esa ocasión el presidente
Balaguer y su equipo también se reunieron con el director general del Fondo
Monetario Internacional, Michael Candesus para evaluar la situación económica
del país. Esta fue una de las más importantes reuniones bilaterales del presidente
Balaguer y la Cancillería. El gobierno le brindó todo su apoyo a los esfuerzos de
buscar una paz negociada a las guerrillas e inestabilidad en Centroamérica.
Durante el año de 1988, distintos vice cancilleres y embajadores desplegaron
una activa diplomacia en el Caribe angloparlante con la misión de integrar a la
República Dominicana más cerca con los países miembros de CARICOM y para
recabar su apoyo para que el país fuera aceptado de pleno derecho ante el Conve-
nio de Lomé III, con la Comunidad Europea. El canciller Joaquín Ricardo estuvo
personalmente empeñado en estas labores y envió varias misiones en busca de
incorporar al país a las corrientes de integración económica y comercial reginal.
El Sub secretario de Relaciones Exteriores Frederich Emán-Zadé G., fue enviado
del 12 al 23 de junio a visitar cinco países del Caribe. Asimismo, el Embajador
dominicano ante la OEA, Eladio Knipping Victoria, fue designado como embaja-
dor concurrente los gobiernos de Grenada, Santa Lucía, Saint Kitts, Nevis, Anti-
gua, Barbados y Trinidad Tobago y taambién dejó instalados Cónsules Honorarios
ante esos gobiernos.
El Vice canciller Fabio Herrera Cabral viajó el 4 y 5 de julio a la reunión de
Jefes de Estados de los países del Caribe, que se celebró en Antigua. Herrera Ca-
bral solicitó el apoyo para que el país entrara en el Convenio Lomé III. El canciller
Joaquín Ricardo habló en octubre de 1988 ante la Asamblea Anual de la ONU en
nombre del gobierno dominicano. En la reunión del 21 al 25 de marzo de 1988,
de los países miembros de ACP y al Comunidad Europea, celebrada en Lomé,
Togo, mediante la resolución 548, Haití y la República Dominicana, fueron acep-
tados como miembros observadores. Es fue un gran paso hacia la membresía total
dentro del convenio. Distintos diplomáticos de la cancillería fueron enviados a
varias capitales europeas a cabildear la posición dominicana. El canciller Joaquín
Ricardo visitó a Madrid para participar en la Asamblea Paritaria CEE-ACP, del 19
al 23 de septiembre, y el ahí gobierno realizó un coordinado esfuerzo, inclusive
con el apoyo líder del Partido Revolucionario Dominicano, José Francisco Peña

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EDUARDO J. TEJER A

Gómez, debido a sus buenas relaciones con el presidente español Felipe González,
quien prestó amplia colaboración al país, ante los gobiernos de la Comunidad
Europea.
Finalmente después de grandes esfuerzos de la cancillería y sus equipos téc-
nicos y embajadores en Europa, en octubre de 1989, la República Dominicana
fue aprobada a ingresar al grupo de países ACP, y varios meses después, el 15 de
diciembre de 1989, la República ingresó de pleno derecho a Convenio Lomé IV.
Esto, sin duda, fue un éxito de la diplomacia dominicana y de la voluntad institu-
cional de sus líderes políticos.
Continuando con la ampliación de las relaciones exteriores y económicas del
país, para el 29 de noviembre de 1988 el presidente Joaquín Balaguer viajó a la
ciudad de Miami, con el canciller y una delegación oficial y de empresarios a la
XII Conferencia Anual sobre Inversión, Comercio y Desarrollo en la Cuenta del
Caribe. Balaguer ofreció un discurso que fue muy aceptado por la concurrencia
al evento.
Tres años después, el Dr. Joaquín Balaguer participó en la I Cumbre Ibe-
roamericana en Guadalajara, México del 18 y 19 de julio de 1991, junto con
todos los jefes de Estado y de gobierno de todos los países de la región. Fue un
evento memorable. Al año siguiente, el presidente Balaguer también participó en
la II Cumbre Iberoamericana, celebrada en Madrid, España, el 23 y 24 de julio
de 1992, que estaba muy relacionada con la conmemoración del V Centenario
del Descubrimiento y Evangelización de América y una serie de eventos culturales
internacionales en la Feria de Sevilla. Este magno evento contó con la asistencia
de 18 Jefes de Estados con sus delegaciones.
La cancillería participó en diferentes reuniones regionales y mundiales duran-
te el 1992 y 1993. Cabe destacar la participación del país en la Conferencia de
Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo (ECO-92), celebrada en junio
en dicha ciudad. El vice presidente Carlos Morales Troncoso fue jefe de la delega-
ción, acompañado de varios ministros y expertos en el área de cambio climático
y medio ambiente.
El presidente Joaquín Balaguer participó personalmente en la primera Cum-
bre de las Américas en Miami del 9 al 11 de diciembre de 1994, auspiciada por el
presidente norteamericano Bill Clinton, a la cual asistieron los 34 jefes de Estado
del Hemisferio Occidental, con el propósito de lanzar el proyecto de integración
comercial más ambicioso hasta la fecha, el Área de Libre Comercio de las Améri-
cas (ALCA). Esta fue una iniciativa que buscaba la integración comercial gradual
en fases del Continente, e incluía el intercambio de bienes, servicios, flujos finan-
cieros, apertura de mercados, protección a la propiedad intelectual y garantizar los

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

derechos sindicales y sociales. A pesar de su edad y limitaciones físicas, el presiden-


te Balaguer jugó un activo papel en la Cumbre Presidencial.
Durante el Gobierno del presidente Balaguer se celebró del 12 al 15 de abril
de 1994, la reunión internacional de más de 130 países en Marrakech, Marruecos,
que formaba parte de la importante Ronda Uruguay de Negociaciones Comercia-
les, en la cual el GATT fue reconvertido en la Organización Mundial de Comer-
cio (OMC). En este cónclave internacional se aprobó la famosa Declaración de
Marrakech, el 15 de abril de 1994. La delegación dominicana fue presidida por
el secretario técnico de la Presidencia Miguel Sang Ben. Este fue un gran acuerdo
internacional encaminado a crear las instituciones y sistemas para liberalizar el co-
mercio mundial, eliminar barreras y fomentar el intercambio de bienes y servicios.
El 1 de enero de 1995 quedó formalmente constituida la OMC.

Listado de Cancilleres

Durante los 10 años de Gobierno del presidente Balaguer, tuvo cinco se-
cretarios de Relaciones Exteriores, todas personalidades del mundo político, em-
presarial y profesional. El primer canciller, el Dr. Donald J. Reid Cabral, había
sido canciller en el 1962 y también fue presidente del Gobierno del Triunvirato,
en una difícil época del país, a los pocos años de concluir la Era de Trujillo. Los
demás cancilleres fueron todos funcionarios con experiencia de Estado. A conti-
nuación se presentan sus nombres y fechas del cargo.

1.- Donald J. Reid Cabral, Canciller del 16 de agosto de 1986 al 16 de


agosto de 1988. Abogado, empresario y político. Nació el 9 de junio de 1923 en
Santiago y murió en Santo Domingo el 22 de julio del 2006. Fue Secretario de
Relaciones Exteriores, fue miembro y presidente del Triunvirato que gobernó el
país desde finales 1963 al el 24 de abril de 1965.

2.- Joaquín Ricardo García, del 16 de agosto de 1988 al 16 de agosto de


1991. Político nacido en Santiago el 18 de enero de 1952. Desempeñó diversas
posiciones públicas durante el período 1986-1996.

3.- Juan Arístides Taveras Guzmán, el 16 de agosto de 1991 al 17 de agosto


de 1994. Abogado, diplomático y político. Nació en Moca el 24 de Noviembre de
1936 Además de Secretario de Relaciones Exteriores, fue Consultor Jurídico del
Poder Ejecutivo; Secretario de Interior y Policía; Secretario de Trabajo y Embaja-
dor ante la ONU.

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EDUARDO J. TEJER A

4.- Carlos Morales Troncoso, del 17 de agosto de 1994 al 5 de mayo de


1996. Ingeniero, diplomático y político. Nació en Santo Domingo, el 29 de sep-
tiembre de 1940 y murió en Texas el 25 de octubre del 2014. Fue Secretario de
Relaciones Exteriores, Vice Presidente de la República, Embajador en Washington
y director Ejecutivo del Consejo Estatal del Azúcar CEA. Fue alto ejecutivo del
Central Romana y Gulf & Western Co.

5.- Caonabo Javier Castillo, del 5 de mayo de 1996 al 16 de agosto de 1996.


Ingeniero, diplomático y político. Nació en Tenares en 1934 y murió en Santo
Domingo el 9 de octubre de 1996. Además de ser secretario de Relaciones Exte-
riores, fue administrador de Instituto Nacional de Auxilios y Viviendas; adminis-
trador general del Banco de Reservas, diputado al Congreso Nacional y Directo
General de las empresas de CORDE.

Convenciones y Tratados 323

Acta Final de la V Reunión de la Comisión Domínico-Colombiana para el


Control, la Prevención y la Represión del Uso y Tráfico de Estupefacientes y Sico-
trópicas, el 27 de marzo de 1987.
Acta de la Reunión de Consulta Domínico-Francesa en Materia Aérea, el 7
de mayo de 1987.
Acuerdo Complementario de Cooperación Técnica en Materia Socio-Laboral
entre la República Dominicana y España, el 12 de mayo de 1987.
Acta Final de las Negociaciones entre la República Dominicana y la Repúbli-
ca de Italia sobre Cooperación Financiera y Técnica, el 19 de noviembre de 1987.
Acuerdo Complementario General de Cooperación del Convenio Básico de
Cooperación Científica y Técnica entre la República Dominicana y España, el 8
de marzo de 1988.
Acta Final de la Reunión de la Sub Comisión de Expertos Domínico-Españo-
la prevista en el Artículo IV del “Convenio de Cooperación Cultural y Educativa
entre la República Dominicana y el Reino de España, el 15 de marzo de 1989.
Acuerdo de Intercambio de Información Tributaria entre los Estados Unidos
de América y la República Dominicana, el 7 de agosto de 1989.
Acuerdo Adicional sobre el Proyecto Mejora de la Elaboración del Cacao en-
tre República Dominicana y Alemania, el 24 de febrero de 1992.

323 Página portal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Santo Domingo, Sección Convenios Interna-
cionales. http://enlacecongreso.mirex.gob.do/

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Acuerdo entre los Países Miembros de la Organización de Estados America-


nos (OEA) para la Creación del Instituto Interamericano para la Investigación del
Cambio Global. 13 de mayo de 1992.
Acuerdo Adicional sobre Cooperación de Cámaras de Artesanía entre IN-
FOTEP y la Cámara de Artesanía de los Países Bajos y Alto Palatinado, el 11 de
febrero de 1993.
Acuerdo Complementario sobre el Manejo de Bosques Secos (INDESUR),
entre la República Dominicana y la República Federal Alemania, el 25 de agosto
de 1993.
Acuerdo de Marrakech, por el que se establece la Organización Mundial de
Comercio (OMC), y anexos, el 15 de enero de 1994.
Acuerdo Adicional sobre el Proyecto de Cooperación entre la Cámara de Ar-
tesanía de Baja-Baviera y Alto Palatinado con INFOTEP, el 27 de junio de 1994.
Acuerdo Cooperación Económica entre Perú y República Dominicana. 28 de
julio de 1994.
Acuerdo de Cooperación en Materia de Turismo entre la República Domini-
cana y Rusia, el 8 de septiembre de 1994.
Acta Final de la Segunda Reunión de la Comisión Mixta Ecuatoriana-Domi-
nicana, el 16 de noviembre de 1994.
Acuerdo que Modifica el Cuarto Convenio de ACP-UE de Lomé. 4 de no-
viembre de 1995.
Acta de Entendimiento entre la República Dominicana y la República de
Cuba, sobre Regulación Aérea y Marítima, el 15 de noviembre de 1995.

Presupuestos de la Cancillería

Este período de Gobierno del presidente Balaguer abarca diez años, por lo
cual los montos de ingresos totales de los Presupuestos varían bastante, debido
a los procesos inflacionarios y la devaluación de la moneda. Las cifras absolutas
asignadas en el Presupuesto no pueden compararse a valor nominal, pues no re-
flejarían la verdad, al no tomar en cuenta la inflación y devaluación de la moneda
anual o acumulada. No obstante, es un indicador útil y se pueden realizar análisis
porcentuales comparativos. Por ejemplo, para el 1987 la asignación a la Secretaría
de Relaciones Exteriores representó el 0.075 %, del total del Presupuesto. El el
1990 la relación fue de 0.097 %. Es decir, al 1 % del total de ingresos.
Para el 1996, la asigación a la Secretaría ascendió a RD$ 188,030,260 y el
total de ingresos de Presupuesto fue RD$ 24,414,109,480, lo que representa una
relación de 0.077 %. Hay que tomar en consideración la evolución de tasa de
cambio de la moneda, que pasó de ser RD$ 3.1 por un dólar norteamericano en

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EDUARDO J. TEJER A

1987, a RD$ 11.4 por un dólar y en el 1996 se devaluó aún más a RD$ 12.8 por
un dólar estadounidense. Todo este proceso tuvo un efecto en la estructura de
costos del país y su economía y afectó las capacidad financiera de la cancillería.
Por eso observaremos los montos de ingresos globales y las asignaciones a
la Secretaría presupuestarias más altas, pero a una tasa de cambio de la moneda
triplicado. En resumen, durante este período de diez años la Cancillería cumplió
su rol diplomático y obligaciones, pero con muy limitados recursos económicos.

Presupuesto Nacional y de Serex 1987-1996

Años 1987 1990 1996

Ingresos
1,687,164,540 4,829,376,375 24,414,109,480
Totales

Gastos
1,815,362,320 6,520,044,665 26,805,918,710
Totales 1/

Serex en RD$ 12,679,965 46,900,990 188,030,260

Tasa de
3.1 11.4 12.8
Cambio

Serex en US$ 4,090,311 4,114,121 14,689,864

1/ Diferencia del gasto total, con ingresos, representa créditos externos. Hay dife-
rencias debido a la tasa de cambio. Gaceta Oficial, de cada año. Archivo General
de la Nación.

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EDUARDO J. TEJER A

CAPÍTULO XVII

GOBIERNO DE LEONEL FERNÁNDEZ REYNA


1996-2000
Evolución Política

E
l nuevo presidente, Dr. Leonel Fernández Reyna asumió la riendas del
Poder Ejecutivo luego de un dramático proceso electoral, en el cual se
produjo una alianza táctica entre dos partidos tradicionalmente adver-
sos, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) liderado por el Dr.
Joaquín Balaguer y el Partido de Liberación Dominicana (PLD), presidido por el
profesor Juan Bosch. En el verano de 1996, antes de la segunda vuelta electoral,
ambos partidos formaron el Frente Patriótico, contra el Dr. José Francisco Peña
Gómez, el carismático y popular líder del Partido Revolucionario Dominicano
(PRD). Las elecciones fueron reñidas, pero salió electo con una ligera mayoría
el Dr. Fernández Reyna. Este fue el primer gobierno del Partido de Liberación
Dominicana (PLD), lo que constituía un hecho novedoso en la política domini-
cana. El país estaba deseoso de un cambio generacional y de conocer la forma de
gobernar del nuevo presidente. Se esperaba un cambio en la política exterior, pues
era conocida la inclinación y conocimientos del presidente en el campo político
internacional.
El presidente Leonel Fernández, acompañado de parte de una nueva genera-
ción de políticos y tecnócratas, formó un gabinete mixto más reformador. Nom-
bró de inmediato como canciller, al académico y notable profesional de expe-
riencia pública, al Dr. Eduardo Latorre, quien era muy conocido y respetado. El
presidente comenzó a gobernar en una situación política y económica de transi-
ción después de los traumas de las elecciones, pero la sociedad estaba imbuida de
optimismo y deseos de progreso y una nueva forma de hacer política interna e
internacional. Su equipo ministerial estuvo conformado por profesionales econo-
mistas, ingenieros y abogados de vieja militancia en el partido.
En lo interno, el gobierno comenzó a realizar las reformas estructurales reque-
ridas y realizó cambios en la política fiscal y presupuestaria. También modernizó
los servicios públicos y mejoró notablemente la administración, pues el equipo de

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

funcionarios técnicos se esforzó por crear una burocracia más ágil y con servicios
de mayor procesamiento tecnológico. Se evidenció un cambio de rumbo favora-
ble en la administración pública. El gobierno le dio prioridad a los proyectos de
inversión urbana, y se trazó la política de modernizar la ciudad capital. Muchos
funcionarios y empleados del Estado provenían del Partido Reformista, como
producto de la alianza electoral. Surgieron algunas tensiones con los aliados, pero
nada de gravedad, y el presidente Fernández pudo desarrollar un gobierno en paz
y en un ambiente de renovación después de diez años pasivos del Dr. Joaquín
Balaguer. La diferencia de enfoques, visiones y estilos fueron notorias entre ambos
gobernantes.

La Cancillería; Política Exterior y Diplomacia

El presidente Leonel Fernández durante su período de gobierno del 1996 al


2000, se destacó por la reactivación de la política exterior del país y por llevar per-
sonalmente una agresiva diplomacia internacional y regional. Contó con la valiosa
colaboración del dinámico secretario de Relaciones Exteriores, el Dr. Eduardo
Latorre, profesional con experiencia en organizaciones internacionales. La Pre-
sidencia y la Cancillería desplegaron en estos años una activa participación en
los convenios y organismos internacionales y regionales. Se evidenció un notable
cambio en la política exterior después de diez años del presidente Balaguer man-
tener una diplomacia pasiva y sin fuerte presencia en los cónclaves internacionales
y/o regionales. 324
El secretario Eduardo Latorre reforzó el personal diplomático y técnico de
la Cancillería con personas de mayor formación profesional y académica. El pre-
sidente Fernández nombró embajadores en las principales capitales a destacados
profesionales e intelectuales del país. Se le dio un nuevo giro a la Cancillería y
al entrenamiento del personal. La Escuela Diplomática adscrita a la Cancillería
adquirió un nuevo dinamismo y se brindó y exigió una mayor formación diplo-
mática al nuevo personal nombrado. El secretario Latorre realizó grandes reformas
institucionales y tecnificó el personal consular. Fue un período de modernización
de la Secretaría de Relaciones Exteriores. En estos años la cancillería firmó un
acuerdo de asistencia técnica y reformas con el programa del PNUD de las Na-
ciones Unidas. Esta fue una asesoría muy importante, pues del trabajo de ambas
instituciones, surgieron numerosos cambios y reformas dentro de la Cancillería.

324 Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Crónica de Una Transformación; Una Nueva Cancillería
para los Nuevos Tiempo 1996-2000. Santo Domingom Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores,
2000.

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EDUARDO J. TEJER A

Como parte de la política exterior en foros internacionales de importancia, el


país siguió su participación activa en los eventos y en las Asambleas y Comisiones
en las Naciones Unidas, en la OEA, en las nuevas Cumbres de Presidentes de las
Américas y realizó un positivo esfuerzo por vincular más al país con las naciones
del bloque Centroamericano y en el CARIFORUM con los países caribeños, en
particular los angloparlantes. La Presidencia y la Secretaría de Relaciones Exte-
riores se esforzaron por estrechar los lazos con el grupo de países caribeños en
CARICOM, con el Sistema de Integración Centroamericano, el Grupo de Río,
entre otros.
El 8 de marzo de 1997, el presidente Fernández asistió como invitado a la
reunión en San José, Costa Rica, del Sistema de Integración Centroamericano
(SICA), para acercarse y solicitar la inserción del país a dicho bloque comercial.
A los pocos meses, el 8 de julio de 1997, participaron tanto el presidente como
el canciller en Montego Bay, Jamaica, en la XVIII Cumbre de la Comunidad
del Caribe (CARICOM). Finalmente, los jefes de Estado y de Gobiernos de
Centroamérica, Belice y la República Dominicana, se reunieron en Santo Do-
mingo, los días 5 y de noviembre de 1997, lo que marcó un hito en la historia
diplomática dominicana. Fue la primera Cumbre Presidencial celebrada en el
país, fuera de Centroamérica y sirvió de paso decisivo para que el país ingresara
en poco tiempo al Sistema de Integración Centroamericano, que significó una
inserción de carácter comercial, político y económico entre el país y ese dinámi-
co bloque regional.
El canciller Latorre desplegó un activa diplomacia para negociar la integra-
ción del país a los esquemas sub regionales del Caribe y Centroamérica, que era
una definida política exterior del Gobierno nacional. Como resultado de estas
gestiones a nivel de Jefes de Estado y de las Cancillerías, el Gobierno del pre-
sidente Fernández firmó la entrada del país al Tratado de Libre Comercio con
CARICOM y después con Centroamérica, los que constituyeron dos logros en
la historia diplomática nacional y fueron pasos muy positivos y novedosos. Con
estos dos convenios, la República Dominicana salió de su tradicional aislamiento
y se convertía en un jugador diplomático activo y respetado en la comunidad
regional. La diplomacia activa personal del presidente Leonel Fernández, con sus
numerosos viajes y nuevos contactos, fue muy bien vista y obtuvo resultados muy
favorables para la nación.
Durante el 1997, el presidente Leonel Fernández y el canciller Latorre reali-
zaron varios viajes en Visita de Estado a los Estados Unidos, a Chile, Costa Rica,
Jamaica y Panamá. Fueron en cada caso reuniones con los jefes de Estado y los mi-
nistros y delegaciones de expertos de los países visitados para adelantar la agenda
del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que estaba en su momento

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

de mayor apogeo como aspiración de integración económica y comercial Con-


tinental. 325 El presidente Fernández y el canciller Latorre, acompañado de una
amplia delegación mixta, visitó al gobierno de México en agosto de 1997. De las
reuniones se firmaron Acuerdos de Energía, Comerciales, de Transporte y Finan-
cieros y Culturales. Ambas Cancillerías firmaron un Convenio de Entrenamiento
Diplomático y de Cooperación Académica Profesional.
La Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores estuvo muy activa durante
los años 1997 y 1998, ya que organizó y fue sede de varias importantes reunio-
nes Hemisféricas. El canciller Latorre desplegó una fructífera labor diplomática
que enalteció a la institución. En los días 25 y 26 de marzo tuvo efecto en Santo
Domingo la Conferencia-Debate sobre el futuro de las relaciones de los países
miembros del ACP-UE, a la que asistió el Comisario Europeo. Asimismo, en
noviembre de 1997 se celebró en Santo Domingo la Cumbre Extraordinaria de
Jefes de Estado y de Gobiernos de Centroamérica, Belice y la República Domini-
cana. Funcionarios de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana
(SIECA), asistieron y avanzaron con la delegación dominicana la agenda para in-
corporarnos a ese esquema regional de tanta importancia. También se sostuvieron
varias reuniones a nivel técnico y de jefes de departamentos de la Cancillería. En
febrero los Cancilleres de Haití y la República Dominicana se reunieron en Jimaní
con una agenda comercial, de temas fronterizos y seguridad y en julio se reunió en
Santo Domingo la Comisión Mixta Domínico-Haitiana. La política hacia Haití
fue renovada en estos años.
En la arena internacional, el presidente Fernández desarrolló un agresiva
agenda diplomática con su canciller Latorre y las delegaciones del país. El pre-
sidente participó en las VI, VII, VIII, y IX Cumbres Iberoamericanas en cada
noviembre del 1996 al 1999, y participó por primera vez en la II Cumbre de las
Américas, que se celebró en Santiago de Chile, del 18 y 19 de noviembre de 1998.
El presidente Fernández y la diplomacia dominicana participaron también del 20
al 22 de agosto de 1998 en la Cumbre Especial del CARIFORO (Foro del Caribe
de los Estados ACP), profundizando así más las relaciones con los países anglopar-
lantes de la región. Otra acción en el área caribeña, fue firmar con la República de
Cuba un Acuerdo de Restablecimiento de Relaciones Consulares, el 27 de julio de
1997. Este paso fue un preludio al restablecimiento total de relaciones diplomáti-
cas. Al año se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y la República
Dominicana, designando embajadores y abriendo sus Misiones permanentes.

325 Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores. Memoria de la Secretaría de Estado de Relaciones


Exteriores. Santo Domingo, SEREX, 1997, pp. 3-4.

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EDUARDO J. TEJER A

El presidente Leonel Fernández, acompañado del canciller Latorre y una de-


legación oficial e invitados privados, realizó una gira europea por varios países. El
presidente viajó del 13 al 20 de enero de 1999, en Visita Oficial a Francia y fue
recibido por el presidente Jacques Chirac y el primer ministro Lionil Jospin, en
Italia se reunió con el presidente Oscar Luigi Scalfaro y en el Vaticano con el Papa
Juan Pablo II. De ahí siguió a Madrid, en Visita de Trabajo, y se reunió con el
presidente José María Aznar y su canciller. Este viaje sirvió para proyectar la nueva
política exterior del presidente Fernández y de la Cancillería que impulsó aún más
las excelentes relaciones que ya existían con los países europeos.326 En adición, el
presidente Leonel Fernández, acompañado del canciller Eduardo Latorre, realizó
Visitas Oficiales a Japón y Singapur en el año 2000.
En Santo Domingo se celebró la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobier-
nos de la Asocicación de Estados del Caribe (AEC), el 16 y 17 de abril de 1999.
Asistieron 26 países y territorios. Se firmó la Declaración de Santo Domingo y
se arribó al Acuerdo Post-Lomé IV y se concertó la posición del grupo frente a
la Ronda del Milenio, a celebrarse en Seattle, Washington. Toda la coordinación
y preparativos de la Cumbre estuvo a cargo de la Cancillería. La agenda fue pro-
mover la mayor integración comercial de bienes y servicios en la región. El país
como anfitrión se acercó más a la comunidad caribeña de naciones angloparlantes
y reiteró su voluntad de abirse más al exterior. 327
Durante el mandato del presidente Fernández y el canciller Latorre, la Repú-
blica Dominicana había solicitado su ingreso al Grupo de Río, creado en 1986 en
la ciudad de Río de Janeiro, compuesto por varios países latinoamericanos. En la
reunión del Grupo de Río celebrada en Cartagena de Indias, el 15 y 16 de junio
de 2000, la República Dominicana formalmente ingresó como miembro de pleno
derecho a esta organización regional. En esa reunión también ingresaron cinco
países más de la región. Los objetivos centrales del Grupo de Río son promover la
paz, la seguridad, la democracia, y las buenas relaciones entre las naciones partici-
pantes. También tiene como metas ampliar la cooperación regional, la integración
comercial y económica y servir de mecanismo de consulta entre los países para
deliberar y solucionar cualquier conflicto. Este fue un logro de la diplomacia do-
minicana, de insertar el país en los organismos regionales.

326 Un Lugar en el Mundo. Presidencia de la República y la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.


Visita oficial del 13-20 de enero de 1999, a Francia, Vaticano, Italia y Visita de Trabajo a España.
327 Memoria II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados Caribeños.
Santo Domingo, el 16 y 17 de abril de 1999. SEREX. 1999.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Estudio para la Modernización de la Cancillería

Con el apoyo del Programa de Reforma y Modernización del Estado del


PNUD de las Naciones Unidas, con la finalidad de renovar y mejorar los de-
partamentos y servicios de la Cancillería, se contrató a un grupo de consultores
nacionales que tuvieron por encargo elaborar informes de recomendaciones con
relación a países claves (como Estados Unidos, Haití, China), grupos de países por
regiones y bloques de integración (Unión Europea, Caricom, SICA), y esquemas
de integración regional. Entre los consultores figuraron Miguel Sang Ben (China)
y José del Castillo Pichardo (Haití). Como parte de ese proyecto de moderniza-
ción, se reiniciaron los trabajos de la Escuela Diplomática y Consular de la Canci-
llería”. 328 Esta fue una etapa de gran trabajo en equipo de expertos para cambiar y
mejorar los servicios y modernizar la Cancillería y el servicio consular. 329
En una Nota informativa que suministrara el Lic. José del Castillo, quien ac-
tuó como consultor en este estudio de modernización de la Cancillería, escribió:
“A raíz de la asunción del presidente Leonel Fernández en 1996, bajo la conduc-
ción de la Cancillería por Eduardo Latorre, se desarrolló un conjunto de acciones
orientadas a modernizar la política exterior dominicana, de cara a los nuevos retos,
incluyendo los bloques de integración económica, la OMC y otras realidades.
Una de ellas, consistió en un programa de modernización de la SEREX, bajo
la responsabilidad de los embajadores Jesús María Hernández y Maritza Ama-
lia Guerrero, anterior directora de Estudios Económicos del Banco Central, y la
participación de los profesionales José Ricardo Roques, José Alejandro Ayuso y
Virgilio Gautreaux. 330

Preparación de una Nueva Ley de Migración

Durante la administración de los 10 años (1986-96) del presidente Balaguer,


cuando la problemática migratoria que afectaba a nacionales haitianos -- particu-
larmente trabajadores de los ingenios azucareros -- alcanzó niveles de resonancia
en organismos como la OIT, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU,
entidades de derechos humanos como Human Rights Watch y sindicales como

328 Nota escrita por el Lic. José del Castillo entregada al autor, el 23 de marzo de 2017, quien actuó de
consultor y formó parte de los equipos de trabajo.
329 Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores. Memoria de la Secretaría de Estado de Relaciones
Exteriores, SEREX, 1999, p. 13.
330 Nota escrita por el Lic. José del Castillo. Op. cit.

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EDUARDO J. TEJER A

AFL-CIO, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) ofrecieron


sus servicios al gobierno dominicano para revisar la legislación migratoria que
databa de 1939. Durante esos años, personal de la Cancillería y de la Dirección
General de Migración, consultores nacionales y expertos de la OIM, laboraron en
la preparación de un proyecto que actualizaba la citada legislación.
Según escribió en una Nota al autor el Lic. José del Castillo, consultor nacional
que  participó en la elaboración de esta Ley: “Bajo el primer gobierno de Leonel
Fernández, el 27 de febrero del 2000, se preparó un anteproyecto de una nueva
Ley de Migración en el Congreso, que sería discutido al inicio de la administra-
ción del presidente Hipólito Mejía. Aprobado en primera lectura por la Cámara
de Diputados con fuertes sanciones para los hospedajes que alojaran y centros de
salud que asistieran a inmigrantes indocumentados, la reacción de la prensa obligó
a retirarlo del Congreso para someterlo a revisión. La Cancillería encabezada por
el Dr. Hugo Tolentino designó una comisión especial para tales tareas, coordinada
por la Dra. Carmen Amelia Cedeño e integrada por Pelegrín Castillo, Alejandro
González Pons, Carlos Dore, Eduardo García Michel, José del Castillo Pichardo,
Wilfredo Lozano, entre otros. Al asumir el Lic. Francisco Guerrero la SEREX, di-
cha comisión fue parcialmente modificada con la incorporación del embajador Dr.
Wenceslao Guerrero, Encargado de Asuntos Haitianos, y otros nuevos miembros.
El proyecto así consensuado durante esos cuatro años fue convertido en Ley por
el Congreso y promulgado el 15 de agosto del 2004 por el presidente Mejía”. 331

Lista de Cancilleres

El presidente Leonel Fernández solo tuvo un Secretario de Relaciones Exte-


riores durante su mandato completo. El canciller fue el Dr. Eduardo Latorre, un
reconocido profesional y académico con experiencia en los organismos internacio-
nes y la actividad diplomática.

1.- Eduardo Latorre, del 16 de agosto de 1996 al 16 de agosto de 2000. Eco-


nomista y diplomático. Nació en Santo Domingo el 12 de diciembre del 1941 y
murió en Miami el 16 de junio del 2003. Fue Secretario de Estado de Relaciones
Exteriores, co-fundador y Rector de la Universidad INTEC y funcionario del
Consejo Estatal del Azúcar CEA y de la Secretaría de Finanzas.
El canciller Latorre realizó un notable trabajo en relanzar la política exterior
del país y en modernizar y crear nuevos Departamentos en la Secretaría. Su labor

331 Nota explicativa escrita por el Lic. José del Castillo entregada al autor, el 23 de marzo de 2017.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

de reformador de la Cancillería ha sido reconocida por su calidad profesional y


dinamismo.

Cuerpo Diplomático y Consular

Al año 2000, después de más de 125 años desde que se creó la Secretaría de
Estado de Relaciones Exteriores en 1875, la República Dominicana tiene relacio-
nes diplomáticas con 80 Embajadas y Misiones permanentes y concurrentes en el
mundo. El país tiene representación diplomática en todos los países hispanoame-
ricanos, países caribeños, Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea del Sur, Singa-
pur, Bélgica, Francia, Gran Bretaña e Irlanda, Alemania, España, China (Taiwán),
Egipto, Israel, La India, Santa Sede, Emiratos Árabes, Rusia, Sudáfrica, Suiza,
Suecia, Países Bajos, Camboya, Turkmenistán, Guinea Ecuatorial, Luxemburgo,
Nigeria, Azerbaiyán, Botswana Namibia, Burkina Faso, Cabo Verde, Eritrea, Etio-
pía, Libia, Siria, Guinea-Bissau, Mali, Jordania, Suazilandia, Timo-Leste, Uganda,
Micronesia, Bielorrusia, Eslovaquia, Ucrania, Letonia, Uzbekistán, Zimbabue,
Seychelles, Armenia, Reino de Bahréin, Kenia, Islas Fiji, Sudán, Naurú, Angola,
Bosnia-Herzegovina, Yemén, San Marino, Georgia, Montenegro, Brunei, Darus-
salam, Sultanato de Omán, Andorra, Irak, Australia, Mauricio, Sri Lanka, Croa-
cia, Albania, Estado Palestino, Mongolia, Benín, Estado de Catar, Kuwait, Orden
de Malta, Tailandia, Guyana, República Checa, Reino de Marruecos, Austria y
otros territorios.
Con la apertura democrática a partir del 1961, la nación gradualmente fue
ampliando las Embajadas y Misiones fijas y las concurrentes, con lo que el país lo-
gró tener una mayor presencia en la comunidad internacional. Ya para finales del
siglo XX, la presencia diplomática de la República Dominicana se amplía en Amé-
rica del Norte, Hispanoamérica, el Caribe, en Europa, África, Asia y varios países
árabes. Fue un proceso de inserción permanente en los últimos cuatro décadas y
de establecer relaciones diplomáticas con la mayoría de las naciones del mundo.

Convenciones y Tratados332

Durante este período se suscribieron los siguientes acuerdos y convenios in-


ternacionales, bilaterales y regionales:
Acta de Entendimiento entre los Miembros de Acción Financiera del Caribe,
el 1 de octubre de 1996.

332 Página portal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Op. cit.

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EDUARDO J. TEJER A

Acuerdo Adicional Suscrito entre la República Dominicana y la República de


China (Taiwán), el 30 de septiembre de 1996.
Acuerdo Adicional Sobre Asistencia a la Corporación Dominicana de Electri-
cidad, el 20 de noviembre de 1996.
Acuerdo entre la República Dominicana y la República de Venezuela sobre
Ejecución de Sentencias Penales, 31 de enero de 1997.
Acta de la IV Reunión de la Comisión Mixta Hispano-Dominicana de Coo-
peración Técnica y Cultural, el 7 de marzo de 1997.
Acta de Intención entre la Ciudades de La Lamentin, Guadalupe y Santo
Domingo, el 7 de mayo de 1997.
Acuerdo de Asistencia Técnica entre la República Dominicana y la República
de China, el 18 de julio de 1997.
Acta de Fundación Organización Iberoamericana de Juventud, el 1 de agosto
de 1997.
Acuerdo Adicional de Proyecto sobre acceso de la Mujer a Profesiones Arte-
sanales, entre la República Dominicana y la República Federal Alemana, el 14 de
noviembre de 1997.
Acuerdo Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Uni-
das, el 11 de diciembre de 1997.
Acuerdo de Cooperación entre el Servicio Nacional de Turismo de Chile y la
Secretaría de Estado de Turismo de la República Dominicana, el 4 de marzo de
1998.
Acuerdo Interinstitucional de Cooperación Energética y Financiera entre
ECOPETROL, CARBOCOL; BANCOLDEX y el Secretariado Técnico de la
Presidencia de la República Dominicana, la CDE y REFIDOMSA, el 27 de junio
de 1998.
Acuerdo de Libre Comercio entre la República Dominicana y la Comunidad
del Caribe (CARICOM), el 22 de agosto de 1998.
Acta Relativa a la Donación de Corea del Sur a favor de la República Domi-
nicana, el 22 de diciembre de 1998.
Acta Final de la II Reunión Comisión Mixta México-Dominicana, el 15 de
abril de 1999.
Acta Constitutiva de Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desa-
rrollo de Bibliotecas Nacionales de los Países de Iberoamérica, el 12 de octubre
de 1999.
Acuerdo de Cooperación entre la Secretaría de Estado de Relaciones Exterio-
res de la República Dominicana y la Secretaría de Integración Económica Centro-
americana (SIECA), el 19 de abril de 2000.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Presupuestos de la Cancillería

Como producto del mayor dinamismo desplegado por la Secretaría de Re-


laciones exteriores, el presidente Leonel Fernández cada año le aumentó su asig-
nación presupuestaria, tanto en términos absolutos nominales en pesos, como su
equivalente en dólares norteamericanos. El Presupuesto de la Serex dio un gran
salto cuantitativo de 1997 al 2000, tanto en pesos como en dólares de US$ 13.3
millones a US$ 25.4 millones, a la tasa de cambio promedio del año. De hecho se
duplicó en cuatro años, lo que brindó un gran apoyo a la ampliación de las fun-
ciones de la Cancillería, como al Cuerpo Diplomático y Consular en el exterior.

Presupuesto Nacional y de Serex 1997 y 2000

Años 1997 2/ 2000

Ingresos Totales 24,414,109,480 46,634,213,705

Gastos Totales 1/ 26,805,918,710 50,366,176,370

Serex en RD$ 188,030,260 408,901,970

Tasa de Cambio
14.2 16.1
en RD$
Serex en US$ 13,241,567 25,397,637

1/ Diferencia del gasto total, con ingresos, representa créditos externos. Hay diferen-
cias debido a la tasa de cambio.
2/ El Presupuesto de 1997, es el mismo de 1996, debido a que no fue aprobado por
el Congreso Nacional. Gaceta oficial, de cada año. Archivo General de la Nación.

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EDUARDO J. TEJER A

ANEXOS

ANEXO I
CRONOLOGÍA DE LAS LEYES Y NORMATIVAS
DEL SERVICO DIPLOMÁTICO Y CONSULAR 333

1. En la primera Constitución de la naciente República Dominicana del 6


de diciembre de 1844, en el Artículo 109, no se contempló la creación de una
Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, sino un Encargado adscrito a otra
Secretaría.

2. La Ley No. 486, Orgánica del Servicio Consular del 29 de mayo de 1857.
Primera normativa del sistema consular, pero no del diplomático.

3. Por primera vez, mediante el Artículo No. 64, de la nueva Constitución de


1874, se establece la creación de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.
Se crearon cinco Secretarías de Estado.

4. Mediante Decreto No. 1275, del 6 de abril de 1874, el Presidente Ignacio


María González, designó al primer Canciller, al señor Pedro Tomás Garrido.

5. La Ley No.1446, fue la primera Ley Orgánica del Cuerpo Diplomático


y Consular, del 25 de agosto de 1875, que estableció las diferentes categorías de
Diplomáticos y sus rangos, los Departamentos internos, el sistema de Legaciones,
Misiones Permanentes, Cónsules Generales, Cónsules, y Cónsules Honorarios y
sistemas administrativos y protocolares.

6. La Ley No. 2109. Ley de Organización Diplomática del 8 de julio de


1910, modificó y modernizó el servicio exterior de la Cancillería. En su Artículo
3, amplió las categorías y niveles Diplomáticos: Enviados Extraordinarios y Mi-

333 Miguel Antonio Rodríguez Cabrer. Evolución Jurídica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteri-
ores. Op. cit.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

nistros Plenipotenciarios, Ministros Residentes, Encargado de Negocios, Primeros


Secretarios, Segundo Secretarios y Agregados. También definió rangos y sueldos.

7. Ley No. 278, del 7 de enero de 1932, que introduce modificaciones a la


Ley No. 2109 del 8 de julio de 1910, respecto a aspectos operacionales del servicio
diplomático.

8. El Decreto No. 436 de fecha 10 de noviembre de 1939, que “autoriza a


sendos cursos teóricos y prácticos de Derecho Diplomático y de Derecho Consu-
lar” en la Cancillería. Señala cursos, de derecho, economía, historia, diplomacia y
cátedras sobre tratados y convenios internacionales que tienen que ofrecerse.

9. La Ley No.1453, Orgánica del Cuerpo Diplomático del 4 de enero de


1938, que amplía el número de categorías y cargos del Servicio Diplomático en el
exterior y creó una normativa interna en la Cancillería.

10. El Decreto No. 924, de fecha 12 de febrero de 1934, que amplía y extien-
de las funciones y programas de los cursos teóricos y prácticos que los Diplomá-
ticos deben realizar.

11. El Decreto No. 301, del 13 de octubre de 1942, que reglamenta el funcio-
namiento de la Escuela Diplomática y Consular y amplía el número de cursos de
derecho internacional, derecho consular, idiomas, historia, geografía, economía y
otras materias técnicas.

12. La Ley No. 617, Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exte-


riores del 2 de junio de 1944, que moderniza y amplía los Departamentos de la
Cancillería, el Servicio Diplomático y el Consular. Igual reglamenta las normas y
jerarquías de las Misiones.

13. El Reglamento No. 2086, del 31 de julio de 1944 para el funcionamiento


de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, sus dependencias y servicios.

14. La Ley No. 1702, que modifica y reforma el Artículo 13 de la Ley Orgáni-
ca de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, de fecha 9 de abril de 1948.

15. El Decreto No. 448, de fecha 11 de diciembre de 1954, que establece los
niveles de salarios del Servicio Diplomático en el exterior, los viáticos y gastos de
viajes.

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EDUARDO J. TEJER A

16. La Ley No. 5086, Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Ex-


teriores, de fecha 11 febrero de 1959, que modifica ciertas partes de las leyes
anteriores.

17. El Reglamento Orgánico No. 4745, de la Secretaría de Estado de Rela-


ciones Exteriores, del 30 de abril de 1959, respecto a sus dependencias y servicios.
Tiene nueve Capítulos y 60 Artículos.

18. La Ley No. 314 de fecha 6 de julio de 1964, denominada Ley Orgánica
de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.

19. La Ley No.113, que modifica el Artículo No. 3, de la Ley No. 314, Ley
Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, de fecha 22 de mar-
zo de 1967. Se creó el Departamento de Asuntos Culturales.

20. La Circular No.5 de fecha 20 de febrero de 1972, sobre las funciones del
Departamento Cultural de la Cancillería.

21. La nueva Ley Orgánica No.630-16, de la Secretaría de Relaciones Exte-


riores y del Servicio Diplomático, de 28 de julio de 2016, que actualiza la anterior
ley vigente de 1964 y moderniza aspectos de la Carrera Diplomática que crea un
sistema de cuotas de Diplomáticos de Carrera y amplía las funciones e importan-
cia de la Escuela de Formación Diplomática y Consular.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

ANEXO II
SÍNTESIS DE LA HISTORIA
DE LA SEDE DE LA CANCILLERÍA
Desde la creación de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores en la
Constitución del 1874, la sede de la Cancillería ha operado en distintos edificios
de la Capital de la República Dominicana, Santo Domingo de Guzmán. La sede
de la Secretaría fue cambiando en las distintas etapas de la historia y también de
acuerdo a su propio crecimiento institucional y a la importancia de la diplomacia
y las relaciones exteriores en la historia política del país. Durante muchas décadas
el Departamento de Relaciones Exteriores estuvo ubicado físicamente en el Mu-
seo Palacio de la Capitanía General y también en la Mansión Presidencial, que
fueron sedes de los Gobiernos, pues no tenía un edificio propio y más bien tenía
muy poco personal y ocupaba dos o tres despachos. 334
En la primera etapa desde la fundación de la República en 1844, no exis-
tió una Secretaría de Relaciones Exteriores y durante treinta y cinco años operó
como un Departamento de la Secretaría de Estado de Interior y Policía o de otra
Secretaría. A veces con los cambios políticos, el Despacho del Departamento de
asuntos exteriores era pasado de una Secretaría de Estado a otra. Fueron los años
formativos de la organización del Estado dominicano y el aparato burocrático ad-
ministrativo era pequeño. La sede de la Cancillería estuvo en el último cuarto del
Siglo XIX y buena parte del Siglo XX en el edificio de la Capitanía General, en la
Calle Las Damas, en lo que hoy se denomina la Zona Colonial de la Capital. Es
una hermosa mansión con espléndido patio interior y amplios espacios.
A partir de la presidencia de Horacio Vásquez, la sede del Gobierno y la Can-
cillería estuvieron ubicadas en la Mansión Presidencial y después se construyó en
el año 1947 el Palacio Nacional. En el año 1952, por primera vez la Cancillería
tuvo su propia sede. En ese año se instaló la sede de la Cancillería en la Estancia
Michelena o San Gerónimo, en la antigua mansión residencial del acaudalado
empresario azucarero y banquero Santiago Michelena Bellvé, quien la construyó
en 1912 y vivió en ella por 25 años. La mansión residencial campestre de la fami-
lia Michelena Bellvé y Michelena Pou, tenía una edificación grande con amplios
salones y habitaciones de lujo con exquisita decoración, rodeada de un extenso

334 Celsa Albert Batista. Estancia San Jerónimo; Sede de la Cancillería de la República Dominicana. Secre-
taría de Estado de Relaciones Exteriores. Santo Domingo. 1999, págs. 6-13.

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EDUARDO J. TEJER A

jardín con palmeras y hermosos espacios de plantas y viva naturaleza tropical. Fue
una de las mejores residencias de la época.
Con el afianzamiento político y económico del presidente Trujillo, en 1937 le
compró a Don Santiago Michelena Bellvé su mansión en Estancia San Gerónimo.
La familia Michelena se mudó de la estancia en 1938. La primera remodelación
importante de la mansión ordenada por Trujillo en 1938-1939 fue diseñada y
coordinada por el reconocido Arquitecto José Antonio Caro, para modernizar
la casa y convertirla en la Mansión Presidencial del Jefe de Estado. La familia de
Trujillo vivió en la mansión de San Gerónimo, luego llamada Estancia Ramfis en
honor a su hijo mayor, del 1939 hasta 1952, año en que la mansión fue ampliada
y remodelada para convertirla en la reformada sede de la Secretaría de Estado de
Relaciones Exteriores.
Desde el 1952 hasta el presente, la sede de la Cancillería se ha mantenido en
la vieja Estancia San Gerónimo, con frente a la Avenida Independencia y la parte
de atrás con cara al Malecón y el Mar Caribe. La Cancillería y sus edificios anexos
han sido intervenidos arquitectónicamente en diferentes oportunidades a través
de los últimos 65 años. Se le han añadido edificios que albergan una biblioteca,
sala de convenciones, Instituto de Estudios Diplomáticos, departamentos con-
sulares, departamentos administrativos, culturales, de estudios e investigación y
nuevos despachos para poder cumplir con sus múltiples funciones. La estructura
de la mansión ha sido ampliada y reformada en varias ocasiones para adaptarla
a las nuevas exigencias de una Cancillería en pleno crecimiento físico e institu-
cional. En la actualidad se está construyendo una gran ampliación del edificio y
sus espacios de oficinas, Salón de Convenciones Internacionales y una moderna
zona de parqueos. Es una intervención importante de las facilidades físicas de la
Cancillería dominicana.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

Vistas de la Cancillería, antigua Residencia de Trujillo

En Estancia San Gerónimo. 335

335 Celsa Albert Batista. Estancia San Jerónimo; Sede de la Cancillería de la República Dominicana.
Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Santo Domingo, SEREX, 1999, p. 67.

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EDUARDO J. TEJER A

Vista de la Estancia Michelena en San Gerónimo

construida en 1912 336

Entrada a la Cancillería de San Jerónimo.

336 Ibid., p. 40.

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HISTORIA DEL MINISTERIO D E REL ACIONES EX TERIORES DE L A REPÚBLIC A DOMINIC ANA 1844 AL 2000

La Mansión Presidencial, 1924.


Sede de Gobierno y Cancillería.

La Mansión Presidencial y Sede Cancillería.

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EDUARDO J. TEJER A

Museo de la Capitanía General, fue sede de la Cancillería en distintas épocas.

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Esta obra, Historia del Ministerio de Relaciones Exteriores del 1844 - 2000,
del Dr. Eduardo J. Tejera y Curbelo
Se imprimió en Santo Domingo, República Dominicana,
en el mes de mayo del año 2018.

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