ARGENTINA Vilma Milletich La Formación Del Capital de Un Comerciante Porteño Juan Esteban de Anchorena, 1750-1775
ARGENTINA Vilma Milletich La Formación Del Capital de Un Comerciante Porteño Juan Esteban de Anchorena, 1750-1775
Resumen
Abstrae!
Juan Esteban de Anchorena 's merchant career developed from his arrival to the port of Buenos
Aires in 1751 until his death in 1808. The study of the correspondence which Anchorena
maintained both with his economic partners, commercial agents and "cajeros" enable us to design
the importance and extent ofhis trades between 1751 and 1775 when he gave his "instrumento
de capital". At that time he had achieved 76.000 pesos. His business combined wholesa1e and
retail selling, loans and various proceedings for partners living far from the port. We study haow
his knowledge of the job, the good fortune and the network o commercial and social relations he
wove contributed to consolidate his merchant house.
1
Prohal 1 Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. E. Ravignani. Departamento de Historia. Facultad
de Filosofía y Letras. U. B. A. Dirección postal: Rio IV 2860, 1292 Buenos Aires.
Correo-e: [email protected].
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Introducción
Juan Esteban de Anchorena llegó a Buenos Aires sin capital propio, en 1751, a los 17 años
de edad, y a sus 34 años, en 1768, antes de emprender un viaje a la provincia del Tucumán y
Reino del Perú, otorgó un poder para que su representante se ocupara de sus negociaciones
durante su ausencia del puerto y redactara su testamento en caso de fallecimiento. 2 En ese
momento tenía créditos por valor de 11.000 pesos en obligaciones a cobrar y mercancías
suyas en poder de varios comerciantes establecidos en distintos lugares del Virreinato' y
aguardaba la llegada de una partida de mercancías europeas provenientes de Cádiz por
valor de 4.500 pesos4 "con la plata que fue en la rénus de mi cuenta" y otras compradas
a Gardeazaval "con los pesos mios".' Además poseía 583 tercios de yerba, 128 arrobas
de tabaco, 67 barras de estaño, esclavos y "menudencias" despachadas a las provincias de
arriba. Unos años más tarde, a Jos 39 años, en 1773, cuando Anchorena contrajo matrimonio,
declaró tener nn caudal propio de 76.098 pesos y 4 1/2 reales', un capital mercantil cuantioso
aunque no excepcional en tanto era equiparable al del comerciante Gaspar de Santa Coloma
"{ . .] un hombre moderadamente exitoso, un ejemplo del 'típico' comerciante porteño { . .}
figuraba { . .] más bien dentro del grupo de mayoristas de nivel medio alto { . .] ". 1
La carrera comercial de J. E. de Anchorena se extendió desde su llegada al Rio de la
Plata en Jos primeros años de la década de 1750 hasta su muerte en 1808. La casa comercial
fundada por él siguió operando a cargo de sus herederos hasta bien entrado el siglo XIX
y es conocida la participación en el comercio, la producción y la política por parte de sus
Aires en 1767 después de haber trabajado como aprendiz con un comerciante de Cádiz y con una pequeña
suma de dinero con la que abrió una tienda minorista en la ciudad. Ver Socolow, S. Los mercaderes del
Buenos Aires virreina!: familia y comercio, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1991 (1978) pp. 159-162.
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Década, 1970; Sebreli, J. J., La saga de los Anchorena, Buenos Aires, Sudamericana, 1972~ Halperin
Donghi, T., Revolución y Guerra, Buenos Aires, Siglo XXI, 1979; Jonathan C. Brown, A Socioeconomic
History of Argentina, 1776~1860, Cambridge, 1979; Buechler. R.M., Gobierno, minería y sociedad.
Potosí y el Renacimiento Borbónico, La Paz, Biblioteca minera Boliviana, 1989; Poengsen, R., "The
Cha11enge toan Argentine Merchant House in the Late 18th Century", Jarbuch, Band 3, 1996~ Mira, G. y
A. Gil Lázaro, "Minería, comercio y moneda en un período de transición" en lrigoin, M. A. y R. Schmit, La
desintegración de ia economía colonial, Buenos Aires, Biblos, 2003; Hora, R., "Del comercio a la tierra
y más allá: Los negocios de Juan José y Nicolás de Anchorena (1810~1856)" en Desarrollo Económico,
vol. 44, W 176, 2005.
2 SocoJow, S. Ibid.; Gelman, J., De mercachifle a gran comerciante, Huelva, La Rábida-U.I.de A., 1996;
GaJmarini, H., Los negocios del poder. Reforma y crisis del estado, 1776-1826, Buenos Aires, Corregidor,
2000.
3 Jumar, F., "Le commerce Atlantique au Rio de la Plata, 1680- 1778", These de Doctorat. École des
Hautes Etudes en Sciencíes Sociales, 2000; Trujillo, 0.1., "Así en la ciudad como en el campo. Negocios
e inversiones de un comerciante, 1750-1773", mimeo, 2003; Tarragó, G., "Los Diez de Andino, un linaje
colonial santafesino, 1660-1822" en Cuadernos de Historia Regional, 16, UN1u, Luján, 1994 y "Cartas
y cuentas: los negocios de un mercader santafesino en el siglo XVIII" en Empresarios y empresas en la
historia argentina, Buenos Aires, U.A.D.E., 2001.
4
Moutoukias, Z., "El crecimiento en una economía colonial de Antiguo Régimen: reformismo y sector
externo en el Rio de la Plata ( 1760~ 1796) ",en Arquivos, Funda¡;ao Calouste Gulbenkian, Lisboa, 1996.
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1
Ver nota 8.
2
La fuente principal para este estudio es el "Fondo Juan Esteban de Anchorena y sucesores" conservado
en J:>...G.N., Sala 7. Este incluye, entre otra documentación, la correspondencia recibida por el mencionado
comerciante porteño y sus sucesores desde 1753 hasta mediados del siglo XIX.
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Cuadro 1
Capital de algunos comerciantes de Buenos Aires en el momento de su matrimonio
a gran comerciante: los caminos del ascenso en el Rio de la Plata Colonial, Huelva, Universidad
Internacional de Andalucía, 1996, p. 28 (J. G. Espinosa) y A.G.N. Protocolos Notariales, R. 5 (E. Boyso),
año 1775 (J. E. de Anchorena).
2 A.G.N., Sala 7, L. 310, f. 171.
3 A.G.N., Sala 7, L. 314. Pamplona, 29/191786, Ma. Theresa de Jesús Anchorena a J. E. de A.
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Si bien cumplió con su obligación de servir al rey en las milicias de la ciudad primero como
soldado de infantería, más tarde como alférez de caballería y luego como teniente de la
misma, en 1783 pidió y se le concedió el retiro.' Tampoco se interesaba en participar en la
gestión del gobierno de la ciudad, sólo desempeñó el cargo de diputado del Ramo de Policía
por el Cabildo de Buenos Aires en 1789.
Sólo le interesaban aquellas actividades directamente vinculadas con la actividad
mercantil, mostrando escaso interés por el resto. Después de la sanción del Reglamento de
Comercio Libre los comerciantes porteños comenzaron a reunirse en juntas' para solicitar a
las autoridades la creación del tribunal y consulado en la capital del Virreinato del Río de la
Plata, según lo establecía el mencionado reglamento. En 1785, Anchorena integró el grupo
de quince comerciantes designados por los individuos del comercio porteño para asesorar
y colaborar con los apoderados de los comerciantes de la ciudad en sus presentaciones ante
el virrey y el rey a los efectos de la instalación del tribunal.' En 1794, cuando se autorizó
la creación del gremio de mercaderes en Buenos Aires, Anchorena fue designado primer
cónsul y ésta fue su actuación pública más notable.
A diferencia de otros comerciantes coloniales, a lo largo de toda su vida no mostró
interés por invertir sus ganancias en otras actividades económicas más allá de aquéllas
vinculadas con la actividad mercantil, ni en la adquisición de bienes inmuebles. "Pero
advierto que de ninuna manera combiene hacerme cargo de fincas por mas que sean de
mas valor"', escribía en 1764 a su apoderado en Montevideo quien litigaba en su nombre
por una deuda incobrable. En 1777 afirmó tener "una casa propia y tienda en Jujuy"' y en
su testamento otorgado en 1808 declaró ser propietario de la casa en que vivía junto con su
familia comprada en 17756 frente al convento de la Merced.
Sus reflexiones sobre las prácticas del comercio estaban orientadas a la obtención del
beneficio mercantil. Esto se advierte claramente cuando se refiere a las "virtudes teologales
de la mercancía". En marzo de 1764 escribió una carta a un corresponsal en Santiago quien
estaba pensando en "cambalachar la cera a Anís", en ella se advierte su conocimiento
de los diversos mercados, las características de los productos demandados, los costos del
transporte:
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cosa se podrá esperar se pierdan las tres virtudes teologales de la Mercancial, tiempo,
conduzion y principal, en cuia atencian si acaso estubiere efectuado el cambio y que no
tenga remedio, estimare coadyude a otra cosa en que no se arriesguen los fletes". 2
La región del Río de la Plata comenzó a salir de su relativo aislamiento hacia la década de
1740. La creciente actividad comercial del puerto de Buenos Aires, de importancia capital
para su supervivencia atrajo tanto a migrantes provenientes del interior del espacio como
de Europa. En efecto, la población porteña aumentó de 11.600 habitantes en 1744 a 24.363
en 1778. 3 El aumento de los individuos dedicados a la actividad mercantil acompañó al
crecimiento de los habitantes de la ciudad. Así, en 1738 había unos 75 personas relacionadas
de alguna forma con el comercio y seis años más tarde eran 2224 , en su mayoría peninsulares.
Muchos de ellos emigraban de sus pueblos buscando un destino mejor, a veces llamados
por parientes ya instalados en el espacio con el objetivo de aprender la profesión como
dependiente o cajero. Otros acompañaban una partida de mercancías y permanecían en
Buenos Aires o Montevideo el tiempo necesario para su venta, algunos se convirtieron en
residentes y más tarde en vecinos de la ciudad. Agentes de casas de comercio metropolitanas,
capitanes y maestres de barcos así como sus escribanos y cajeros, en fin, la tripulación de los
navíos de registro eran otra fuente de reclutamiento de muchos de Jos mercaderes porteños.
Comerciantes (mayoristas), mercaderes (minoristas), tratantes, pulperos, mercachifles
integraban la compleja y multiforme comunidad mercantil porteña. La historiografia se
ha ocupado de estudiar a los comerciantes importadores-exportadores prestando menos
atención al comercio minorista excepto la pulpería.' En 1750 había en la ciudad 188
pulperías. La forma más común de convertirse en pulpero y formarse un capital propio era
empezar trabajando en la pulpería como administrador o habilitado con participación en las
utilidades y pérdidas, eran sociedades muy sencillas "a medias" en las que uno aportaba el
capital y el otro su trabajo. Por lo general los contratos no se protocolizaban ante escribano,
eran más bien arreglos entre las partes que guardaban ciertas formalidades como ponerlos
por escrito y firmarlos. 6
Entre los actores recién mencionados se encontraba J. E. de Anchorena que ya en
1753 trabajaba para el mercader español Domingo de !barra, representante de la Compañía
de Comercio y Fábricas de Toledo y es posible que Anchorena se ocupara de la venta de las
mercancías que aquél importaba en Buenos Aires. De Ibarra hemos logrado averiguar que
participó en la junta de cargadores convocada en 1752 para organizar las tareas de rescate
de los caudales del comercio embarcados en una fragata portuguesa que había naufragado
frente a las costas de Montevideo. 7 Desconocemos cuando partió de Buenos Aires, pero en
1
Mercancía: el trato de vender y comprar, comerciando con generos. Ver R.A.E., Diccionario de
Autoridades, Madrid, 1734 y 1780
2
A.G.N., Sala 7, L. 31 O. Buenos Aires, 1/311764. J. E. de A. a Ag.n de Arguelles. (El subrayado es nuestro).
3 Johnson, L.L., "Estimaciones de la población de Buenos Aires en 1744, 1778 y 1810", en Desarrollo
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agosto de 1755 está nuevamente en el Río de la Plata como capitán del navío de registro
San Francisco Javier, alias el Torero, perteneciente a la Compañía de Buenos Aires cuyo
administrador y maestre era Nicolás de Aizpurúa.'
Un cuaderno de apuntes iniciado por Anchorena en 17 542 contiene anotaciones
realizadas entre 1753 y 1757 de donde se desprende que opera como cajero de !barra. Éstas
incluyen tanto ventas al vecindario como entregas de mercancías y préstamos en metálico a
mercaderes viajeros que se dirigían hacia las distintas plazas del interior del espacio como
gastos realizados, e ingresos en moneda y en productos locales. En uno de esos registros
de 1753 consignó "Domingo de /barra mi Patron deve 208 pesos que este dia entregue" y
en otro del año siguiente anotó la remisión a Cadiz de JO doblones de oro "para tenerlos
a la orden de mi tío y una parte de ellos a mi Padre". En julio de 1755 registró un gasto
realizado por su patrón "por 925 pesos 5reales del gasto diario de la Casa de 6 meses
corridos desde el 1 de enero de este año a ultimo de junio siguiente", los del año siguiente
sumaron 3. 029 pesos por "una cuenta de materiales para la compostura de dos quartos de
la Casa", suplementos por seis meses y gastos diarios de la casa de un año, y otro de 1757
"por 538 pesos que cargo aqui los mismos que son saldo de este respecto de que habiendo
hecho liquidacion de quentas de gastos de maestría diarios de Casa y suplementos le entere
a dicho mi Patron el resto en plata".
Los registros consignados en el cuaderno no permiten inferir la relación laboral
específica que existió entre Anchorena e !barra, sin embargo uno de ellos sugiere que estaba
encargado de la administración de una "esquina"' o pulpería instalada por !barra. Los apuntes
del Borrador de Anchorena son similares a los que realizaban los pulperos de Buenos Aires
en sus libros de cuentas. Éstos registraban compras, ventas, créditos en métalico, entregas
de mercaderías en consignación, pago de alquileres del local, gastos por arreglos en la casa,
nombre de Jos clientes.<
El cuaderno de Anchorena contiene algunos registros que nos permiten inferir que
éste no se reducía a trabajar para !barra sino que, en forma paralela, también Jo hacía para
otros comerciantes y realizaba negociaciones por cuenta propia -que a veces incluían créditos
en metálico-, con otros mercaderes itinerantes que se dirigían a mercados cercanos y lejanos.
Así, las deudas contraídas por Agustín Arguelles en 1753 incluyeron la entrega de 60 pesos
dobles que "de mi quenta corrieron", una docena de medias de seda y textiles todo por un
valor de 557 pesos. Durante 1754 Juan Antonio Ubarte Mendia, residente en Montevideo,
recibió sombreros, ponchos, un saco de ají y 100 pesos dobles y el año siguiente, entonces
en el Paraguay, se endeudó por 70 pesos "por el gasto de manutención que hicieron antes
de su propartida". Juan José Ruiz, vecino de Buenos Aires y pulpero en Luján, se endeudó
Academia Nacional de la Historia, Investigaciones y Ensayos, no 35, Buenos Aires, 1987 y "La RSBAP
y el Río de la Plata", La Real Sociedad Bascongada y América. III Seminario de Historia de la Real
Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Bilbao, Fundación B.B.V., 1992.
1
A.G.N., Sala 9~4-3A, Navíos de Registro, 1755. Mariluz Urquijo, J. M., "Proyección y límites del comercio
vasco en el Rio de la Plata", en Fundación Banco de Vizcaya, Los Vascos y América. El comercio vasco
con América en el siglo XVIII. La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, Bilbao, 1989.
2
A.G.N., Sala 7, L. 321. Borrador de varios apuntes de Juan Estevan de Anchorena en Buenos Aires a 1o
de Henero de 1754.
3 Juan Jph Ruiz debe "2pesos este dia en la esquina de casa". Esquina era un establecimiento comercial
similar a un almacén de ramos generales, más surtido y prestigioso que la pulpería. Ver Althaparro, A.J.,
De mi pago y de mi tiempo, Buenos Aires, 1944 y Bossio, J. A., Historia de las Pulperías, Buenos Aires,
Plus Ultra, 1972 y Mayo, C., J. Mirando y L. Cabrejas, "Anatomía de la pulpería porteña", en Mayo, C.
(dir), op. cit., p. 13.
4
Duart, D. y Van Hauvart, C., "Las prácticas mercantiles de los pulperos", en Mayo, C. (dir.), op. cit., pp.
67/68.
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en 1754 por 106 pesos por la entrega de ají, ponchos y pellones más 31 pesos en plata, el
año siguiente recibió un préstamo de cuatro pesos en plata y en 1756 el registros de sus
débitos incluyeron 41 pesos por distintos pagos hechos por Anehorena en su nombre, 130
pesos por la remisión de ají, yerba, algodón, tabaco, un par de calzones de ante, suelas,
velas, candados, vino Carlón, naipes, cuchillos y cuatro pesos en plata. Ruiz había escrito
encargando esos productos "porque ya se acerca el dia de la Virgen" y en otra carta anotó
"le envio mi carreta para todo". 1
Este accionar independiente no se reducía a la redistribución de efectos de diverso
origen sino que las gestiones de Anchorena incluían también la distribución de mercancías
pertenecientes a otros comerciantes. Así lo sugiere un recibo firmado por Arguelles a
principios de 1755: "AgustinArguelles residente en Buenos Aires recibía en casa de Joseph
Robles varios efectos textiles y 8 piezas negras todo lo cual en mayor cantidad estaba a la
orden de Juan Estevan de Anchorena, pertenecientes a Fernando de Escalada a quien le
abono su importe". 2
La mayoría de los individuos que se endeudaron en la "esquina" eran españoles
recién llegados, residentes en Buenos Aires y viajeros hacia el interior, sus destinos eran
Montevideo, Córdoba, Paraguay, Potosí, Santiago de Chile.
Las cartas más antiguas conservadas en el archivo de Anchorena datan de 1753
y fueron enviadas desde Luján y Córdoba. En ese año remitió algunos textiles y artículos
de mercería europeos a Lorenzo Blanco de Noriega, un español recién llegado a la ciudad
mediterránea quien las pagó con plata amonedada y cueros.
A partir de 1755 aumentan tanto la correspondencia como el número de remitentes
y el espacio de su actividad mercantil. Desde 1757 Anchorena realiza frecuentes viajes
entre Buenos Aires y Montevideo llevando y trayendo mercancías. Desde la última ciudad
mencionada viajaba a Salto Chico, sobre el rio Uruguay, para organizar ventas y cobranzas
en el campamento de las Misiones. Los productos remitidos incluían efectos de la tierra
recibidos de sus corresponsales residentes en el interior (ponchos, pellones, fresadas,
lomillos, caronas) y prendas de vestir y cuchillos importados, entre otros por la Compañía
de Buenos Aires. Estas mercancías se pagaban con metálico y cueros y los negocios de
Anchorena se realizaban tanto con particulares como con los religiosos de la Compañía de
Jesús.
Su comercio en la zona de las Misiones, según se desprende de sus cartas de
esos años, reflejan las dificultades existentes en sus relaciones con otros comerciantes y,
especialmente, para las cobranzas, debido a la competencia portuguesa pero también porque
el comerciante local "repartía, adelantaba" efectos a través del "capataz mayor y proveedor"
y tenía que esperar a que los peones recibieran su "pagamento". Uno de los deudores de
Anchorena escribía desde Salto Chico informando sobre las ventas realizadas y agregó
"todo lo dho lo he dado con plazo de tres meses, a el Cappataz maior y al proveedor de
ese acampamento y este quedo a pagarlo cumplido que fuese el termino" y ante el proyecto
de Anchorena de pasar al pueblo de San Borja señalaba un problema adicional ocasionado
por la competencia de otros mercaderes allí "se halla abarrotado de Portugueses, que los
generos los dan mas en combeniencia que nosotros lo pudieramos dar". 3 No obstante las
dificultades, el año siguiente, mientras esperaba una partida de mercancías, volvió a escribir
advirtiendo en qué consistían los problemas para cobrar los bienes adelantados "como sean
proporcionados a la ocasión presente tendran salida por motivo que acavan de repartir el
'A.G.N., Sala 7, L. 321. Luján, llill y 31/ll/1756, Juan Ruiz a J, E de A.
'A.G.N., Sala 7, L. 310.
'A.G.N., Sala 7, L. 317. Salto Chico, 21/811758. Mig.l de Iraola a J. E. de A.
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Pagamento y de lo contrario no ay que azer asta que aiga otra ocasion [. . .} Que no ai orden
de cobrar a ningun Peon y esa es la causa de tanta demora con las cobranzas asta que se
de otra orden ". 1
Las cartas recibidas de un jesuita sugieren que el religioso acopiaba y vendía cueros
para nuestro mercader, por orden del Provincial de la Compañia de Jesus. Una de ellas
firmada por Carlos Perez JHS, informaba "la de vm de 7 del pasado recivi en el Corra/ita
cargando los cueros [. . .} Lleva el Patron Pedro Juan 1380 cueros de los de desecho y tapas
que quedamos unos con otros a 6 reales van 512 para nosotros, que para el Padre Procurador
seran 292 revajando 22 ", más adelante agregó que debido al mal tiempo de la época no
podrla remitir "los cueros de vaca, que tengo en las cercanías de San Joseph son 2320'~
y en otra carta anunciaba el envio de 919 cueros por los que recibió 821 pesos, añadiendo
"Sobre los cueros de toro, que vm pidio al Padre Provincial y me dijo su Reverencia que si
habia lugar le diese a vm esse consuelo [. . .} pero esto depende de mi Padre Cura, que es el
principal agente en estos tratos". 3
La cartas sugieren que para poder comerciar en esas regiones era necesario obtener
alguna protección. Para ello Anchorena realizaba distintas gestiones para facilitar el éxito
de las negociaciones. En una carta dirigida a Pedro Medrano4, quien se encontraba en el
pueblo de San Botja solicitó "me hiciese vm la honra de conseguirme un pasaporte o
lizenzia para que no se me pusiese impedimento el transitar a ese Real A campamento con
mi Persona y los equipajes y Provisiones que condujere y que se me diese auxilio pagando
lo que foese regular especialmente en dicho Salto pues el haver padecido cierta violencia
(que puedo justificar en caso necesario) me obliga a valerme de la autoridad de vm para
esta consecusion ". 5 Esas gestiones incluyeron solicitar la autorización para embarcar los
cueros que tenia en Salto Chico en alguna de las lanchas ancladas alli y conducirlas al puerto
de Buenos Aires.
Durante estos años J. E. de A. se vinculó con otros comerciantes vascos radicados en
forma transitoria o permanente en Buenos Aires, entre ellos con Juan Bautista deAndonaegui
y Nicolás de Aizpurúa quienes lo designaron apoderado para que los representara en la
conclusión de los negocios pendientes cuando partieron de la ciudad. Andonaegui había
llegado al puerto en 1753 como capitán y maestre de la polacra Santa Bárbara con una carga
de hierro y vino, debió permanecer varios años en la ciudad y a su regreso cargó con cueros
su embarcación. Seguramente, nuestro comerciante, durante sus viajes a la región de las
Misiones, se ocupó de la venta de las mercancias importadas por su paisano y del acopio de
cueros necesarios para el retomo a Cádiz. 6
A fines de la década de 1750 Anchorena remitía mercancias a Chile. En estos
negocios se enviaban textiles europeos para vender en Chile a cambio del oro de sus minas y
esclavos que luego pasaban por vía marítima a Lima. Las informaciones intercambiadas en la
correspondencia hacen referencia a los mecanismos utilizados para organizar la internación
1 A.G.N., Sala 7, L. 317. San Borja, 3/8/1759. Vicente Lopez a J. E. de A.
2 A.G.N., Sala 7, L. 310. Corralito, 6/8/1759. Carlos Perez JHS a J. E. de A.
3 A.G.N., Sala 7, L. 310. Salto, 20/8/1759. Carlos Perez JHS a J. E. de A.
4
P. Medrano llegó al Río de la Plata integrando el séquito del gobernador Cevallos. Éste favoreció los
comienzos de su carrera como oficial de la Real Hacienda y como comerciante. Ver Moutouk.ias, Z..
"Gobierno y sociedad en el Thcumán y en el Rio de la Plata, 1550-1800", en Tandeter, E. (dir), Nueva
Historia Argentina, t. 2 La sociedad colonial, Buenos Aires, Sudamericana, 2000.
'A.G.N., Sala 7, L. 317. Corralito, 6/811759. J. E. de A. a Pedro Medrano.
6
Mariluz Urquijo, J. M, '"'La RSBAP y el Rio de la Plata" en La Real Sociedad Bascongada y América,
III Seminario de historia de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Bilbao, Fundación
BBV, 1992.
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de las mercancías y la relación existente entre su patrón y los funcionarios encargados del
control. En 1758, Agustín de Arguelles, mercader-viajero a Chile con una partida de textiles
y esclavos, escribió agradeciendo "elfavor que el S.r Domingo de /barra me hacia, dando/e
parte de mi benida a esta": y dos años después informaba desde Mendoza que "a mi tocaio
Concha, el Guarda de la Punta del Sauce por combenio le quito 3 piezas a vista nuestra, y
no llego a las nuestras que benian unos veinte por alto" y quince días después le anunciaba
que los llevaría "a donde foere se me proporcione mejor venta de ellos". Una vez llegado
a Santiago de Chile trató de vender allí los pañetes que llevaba "dentro de ocho dias tiro a
salir de ellos y ver si en oro puedo remitir su importe" y en otra "por falta de Navío no me
he embarcado para Lima y es/are temiendo la ida de los negros que tengo que llevar, por
esta rebuelta, que en Puerto querran andar con novedades; y en caso de hirme y llevarlos
sera con algun seguro". 1
En esos años también comenzó a recibir cartas desde Santa Fe, Juan de la Helguera,
un español recién llegado al Rio de la Plata, informaba sobre su llegada a la ciudad en
compañía de Joseph de Uriarte y la inmediata instalación de una tienda "en la esquina de
San Roque { . .] estamos todavia sin saber que Partido me hara el Patron porque aun no
me ha dicho nada ". 2
Durante la primera década de residencia en el Río de la Plata, Juan Esteban de
Anchorena desarrolló una actividad mercantil como dependiente de Ibarra, como apoderado
de otros comerciantes y también realizó negocios por cuenta propia. A través de estas
actividades y de sus viajes entró en contacto con los mercados más cercanos y a través de
otros mercaderes accedía a los mercados de la campaña bonaerense, Montevideo, Córdoba,
Santa Fe, Paraguay, Santiago de Chile y Potosí.
En los primeros años de la década de 1760 Juan Esteban de Anchorena amplía la red de
sus relaciones personales a través de sus negociaciones y de viajes hacia el Tucnmán y el
Alto Perú. El destino del primero de ellos fue la ciudad de Córdoba donde tenía una parte
importante de sus intereses. Al regreso de éste, en 1762, condujo 28.965 pesos recibidos de
manos de individuos de esa ciudad3, algunos eran sus corresponsales habituales, pero otros
simplemente confiaban en su persona para el transporte de sus caudales o productos hacia
el puerto. Entre los primeros, Francisco Caravia entregó 2.081 pesos para que Anchorena
cancelara en Buenos Aires dos obligaciones con Manuel de Escalada y Francisco Conget;
Miguel de Learte y Zegama otros 1.823 de la misma moneda para cancelar deudas con
Juan de Lezica y Torresuri y Manuel Alfonso Sanjinés; Lorenzo Blanco de Noriega 3.500
más; de Francisco Antonio Diaz recibió 1!.300 pesos "para tenerlos a su orden". Entre los
segundos, recibió de un tal Jph Martinez 200 pesos "para emplearlos de su cuenta" y de
Miguel Femandez recibió seis delantales de Cambray para entregar a Francisca Sorarte.
La información que surge de la correspondencia no permite inferir los beneficios
obtenidos por Anchorena en sus negociaciones, gestiones y servicios para otros mercaderes
y vecinos de otras jurisdicciones. En todo caso sugieren que en algunos de esos tratos
actuaba por cuenta propia y en la mayoría de ellas cuenta de sus mandantes. Actuaba como
apoderado de comerciantes que regresaban a España y también de aquéllos que residían en
'A.G.N., Sala 7, L. 310. Varias cartas de 1756 y 1758, Agustín de Arguelles a J. E. de A.
'A.G.N., Sala 7, L. 321, Santa Fe, 15/911758, Juan A. de la Helguera a J. E. de A.
3
A.G.N., Sala 7, L. 317. Córdova y octtubre 8 de 1762. Encargos que conduzco de esta ciudad a Buenosayres.
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Anuario IEHS 2 I (2006)
ciudades del interior. En nombre de estos últimos tomaba créditos, registraba sus caudales
a España, hacía pagos a terceros, compraba por ellos a los navíos que llegaban al puerto y a
otros comerciantes y luego se ocupaba de remitir las mercancías al lugar de residencia de sus
colegas; vendía en el puerto los efectos de la tierra que le enviaban sus corresponsales. Una
cuenta corriente de 1762 con Francisco Antonio Díaz, vecino de Córdoba, alcanzó el valor
de 38.630 pesos; en el mismo año los negocios con Lorenzo Blanco Noriega de la misma
ciudad, sumaron casi 10.000 pesos de la misma moneda.'
Una carta de Anchorena de 1763 da cuenta de haber recibido 445 pesos 7 reales por
la venta del azúcar que le había remitido Caravia desde Córdoba, la suma obtenida no alcanzó
para pagar las deudas que éste había contraído quedando a su favor 13 pesos y 5 reales que
"dejo anotado por principio de cuenta·~; dos meses más tarde escribió a Diaz pidiendo le
remitiera ponchos, ají y algodón. Los productos remitidos desde Córdoba dan cuenta del
rol de la jurisdicción mediterránea como bisagra en los intercambios mercantiles entre el
puerto y el interior en los que se combinaban mercancías provenientes de las jurisdicciones
cercanas y también de aquéllas más lejanas. Así, el azúcar remitido provenía de los valles de
la costa peruana e ingresaba al Río de la Plata desde Chile, en tanto que el ají y el algodón
llegaban de los valles de Catamarca y los ponchos eran producto de la manufactura textil
doméstica cordobesa que por estos años comenzó a producir excedentes significativos para
la exportación-'
Por esos años, muy incómodo en Buenos Aires, Anchorena está pensando en viajar
a España, el proyecto no se concretó, en cambio lo hará hacia las provincias del norte y
las zonas mineras altoperuanas. En 1763 escribió a Córdoba "podremos parlar despacio
antes de mi partida para Cadiz que por mas breve que sea pasaran ocho a diez meses de la
fecha", y agregó: "Esta vien me remita vm todos los Ponchos y demas que hubiese juntos,
en la primera ocasion pues a lo menos serviran de divertimento a la mucha ociosidad en
que me alto y si pareciesen por hai algun aji y algodon siendo razonable vea vm si me lo
puede despachar, que todo ayudara a llevar Purgatorio que asi lo considero a este Pais al
presente". 4
En el mismo año dirigió una carta al padre Carlos Perez en el pueblo de San Borja
proponiendole "le hicieran el favor" de venderles otros cueros "con motivo de tener que
mantenerme en esta efectivamente por al¡,>unas casillas que espero de España y con la
mira de embarcarme, valiendo me del favor de V.R. escribo al dicho P. Jaime sobre algunos
cueros de buena calidad en caso de que disponga entablar faenas [ . .] en cuio asumpto si
V. R. pudiese mediar espero renueve para conmigo sus favores "5 ; y a Yapeyú a este último
religioso para ajustar cuentas antiguas por la venta o devolución de cuchillos y zapatos,
además le sugería que organizara una vaquería' "seria mui verosimil el que V. R. disponga la
Matanza de alguna torada en las medianías de /garapey tanto por divertir a la gente como
para aliviar el campo de algunos animales maulas y viejos, y teniendo que permanecer en
'A.G.N., Sala 7, L. 3!0.
2 A.G.N., Sala 7, L. 310. J. E. de A. a Francisco Caravia.
3 Punta, A I., "La producción textil en Córdoba en la segunda mitad del siglo XVIII" en Cuadernos de
Historia Regional, Universidad de Luján, 0° 15, 1992 y Palomeque, S. "Los circuitos mercantiles de San
Juan y de las provincias cuyanas. Las relaciones con los mercados de Chile, del Pacífico y del 'interior
argentino' (1800-1810)". XIX Jorandas de Historia Económica, San Martín de los Andes, 2004.
4
A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 28/9/1763. J. E. de A. a Francisco A. Diaz.
5 A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 26/6/1763. J. E. de A. a M. R. P. Carlos Perez.
6 Los cueron constituían la principal producción de la reducción de Yapeyú. Ver: Garavaglia, J. C., "Las
misiones jesuíticas: utopía y realidad", en ldem, Economía, sociedad y regiones, Buenos Aires, Ediciones
de la flor, 1987, pp. 165 y 173.
322
Anuario IEHS 21 (2006)
esta algun tiempo, desearía entablar la compra de algunos cueros de buena calidad y peso
con ese Pueblo, como lo hube ejecutado con el antecesor de V. R. { . .} en caso de disponer
dha Matanza, espero me diga lo que se le ofreciese en el asumpto de su tiempo, numero
calidad, pelaje y precio, si a dinero o a genero, previniendo a V. R. que en caso de que me
hubiese de haser cargo entregar a cuenta algun genero que no sea plata, su ajustamento en
esta sera con intervenzion del P. Procurador". 1
Las cartas escritas por Anchorena a sus colegas del interior reflejan su visión
negativa sobre el estado de la plaza. Escribió a sus colegas residentes en Jujuy y Córdoba
"la trapería se halla en el peor estado que en estos diez años se ha visto", "se ha puesto
la entrada y trajines del Pueblo, incapaz, por lo que algunos viendo esto han tirado desde
esta costa a esa ciudad donde procuraran despachar ". 2 También lo hizo a Santiago de Chile
"he celebrado se hubiese determinado a establecerse en esa ciudad con tienda pues segun
tengo entendido ademas de ser buena Plaza la mejora la proteccion de quienes pueden y en
el tiempo presente lo tengo por mejor pensamiento que viajar a emplear a esta". 3
En los años finales de la década de 1760 Anchorena realizó una serie de viajes al
interior y al Alto Perú que lo mantuvieron alejado del puerto por largas temporadas. A fines
de 1765 escribió a Cádiz "Aunque me halle con determinazion de pasar a esa despues de
mi enfermedad { . .} y concurrido con otros accidentes y que aquí hai vastante persecusion
mude de idea por lo que en el siguiente mes estoy en animo de dar un galope a las cercanías
de Potosi desde donde espero estar de vuelta { . .} para Julio o Agosto con el designio
de embarcarme aunque para conseguirlo esperimente a/gun quebranto "4, y al mismo
tiempo informaba sobre sus planes a sus corresponsales en Córdoba, Salta y Montevideo. 5
Estimamos que la incomodidad y 'persecución' manifestada en las cartas de estos años
podrían estar relacionadas con la hostilidad de los comerciantes y hacendados porteños
hacia los mercaderes vinculados con la Compañía de Buenos Aires debido al privilegio de
exclusividad que había obtenido ésta para sus navíos de registro que provocaban escasez,
altos precios de las mercancías importadas, la caída del precio de los cueros y el aumento
del valor de los fletes por cargarlos en sus bodegas. 6
En 1766 comenzó a redactar un borrador con instrucciones a sus apoderados, hizo
algunas correcciones en 1767 y a fines del año siguiente otorgó un poder general a Cristóbal
de Aguirre en primer lugar, a Mateo del Castaño y a Francisco Ignacio de Álzaga en orden
sucesivo, para que atendieran sus negocios durante su ausencia y, en caso de fallecimiento,
otorgaran su testamento. 7 La "Instrucción" proporciona información sobre el estado de sus
negocios en ese momento así como sobre los recursos acumulados después de 18 años de
ejercicio del comercio en el Rio de la Plata. En ese momento tenía deudas por poco más de
2.000 pesos y sus existencias alcanzaban un valor de 11.000 pesos 8 El 64% de esa suma
estaba integrada por deudas a cobrar en Buenos Aires, Montevideo, Santa Fe, Córdoba, Salta,
Jujuy y Potosí a otros comerciantes establecidos en esas ciudades; el 28% eran mercancías
'A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 26/61!763. J. E. de A. a M. R. P. Jaime Mascaro.
2A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 7/l y 17/1/1762. J. E. de A. a Fran.co de Barrenechea y a Miguel
de Learte y Zegama respectivamente.
3
A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 6/21!763. J. E. de A. a Agustin de Arguelles.
'A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 16112/1765. J. E. de A. a Jph San.o de Casas.
5 A.G.N., Sala 7, L. 310. Varias cartas escritas por J. E. de A. en 1765.
6
Mariluz Urquijo, J. M., "Solidaridades y antagonismos de los comerciantes de Buenos Aires a mediados
del setecientos", en Academia Nacional de la Historia, Investigaciones y Ensayos, n° 35, Buenos Aires,
1987.
7
A.G.N., Protocolos Notariales, R. 4 (E. Gorordo). Años 1765- 1769.
8 Estimación realizada en base a las "Instrucciones para Cristobal de Aguirre". Ver A.G.N., Sala 7, L. 310.
323
Anuario !EHS 21 (2006)
(textiles y herramientas) para vender en Santiago del Estero. Además había despachado a
las "provincias de arriba" dos esclavos, 583 tercios de yerba, 128 arrobas de tabaco y en
Buenos Aires tenía 67 barras de estaño y dos esclavos. Finalmente, esperaba la Jlegada de
una partida de efectos de España. La distribución de los créditos y de las mercancías en
poder de otros mercaderes establecidos en los principales mercados del "espacio peruano"
dibujan Jos circuitos mercantiles que unían el puerto de Buenos Aires con el interior y el
Alto Perú con Cádiz.
El primero de sus viajes a las provincias del norte se concretó a principios de
1767 1, sin embargo había comenzado a planificarlo casi dos años antes, durante los cuales
se interiorizó sobre el tráfico de la yerba en Jos mercados altoperuanos, utilizando sus
vínculos con algunos religiosos de la Compañía de Jesús y consultando a sus colegas sobre
el particular. Las cartas escritas por Anchorena en estos años a sus colegas establecidos en
el interior proporcionan alguna información que nos permite acercarnos a las estrategias y
recursos desplegados en la organización del negocio. En efecto, a mediados de 1765 escribió
a un viajero a Salta informándole que iría a Santa Fe a comprar yerba para Jlevarla a Jujuy,
preguntaba sobre su precio en el Perú y pedía consejos "pues corno de practico a ignorante
me podran servir", también solicitó ayuda financiera para el flete de las mulas y agregó
"corno si algun corregidor tubiese amigo y en que matheria y terminas se puede tratar".'
Al mismo tiempo se dirigió a un antiguo corresponsal residente en Santa Fe encargando
la compra de 400 a 500 tercios de yerba porque sabía que habían Jlegado cinco barcos del
Paraguay. En enero de 1765 volvió a escribirle "vajo del sigilo que acostumbra la confianza
de vrn, le hable a Gaviola si podra aprornptar dichas 25 carretas con buen avio [ . .] y que
sea como para negocio de vm, y asimismo caminara personalmente y en la inteligencia que
al levantar la carga se le entregara la mitad del flete y la otra mitad en Jujuy o aqui "3, y
nuevamente dos semanas después adjuntando nna carta para entregar al padre Arnal "con
la adjunta se servira vm pasar a ver al P. Procurador para quedar acordes de que la yerva
este a la orden de vrn para romanear/a al tiempo de la carga cuia determinacion he tornado
porque intento solicitar el sacarla como que es de los Padres, para lo qua! es preciso el sigilo
que suplico a vm y despues de vissto al Padre y no haviendo novedad en la conformidad
avisara vm a Gaviola [ . .] y de todo encargue/e vm el silencio hasta la partida [ . .] yo
pasare a esa a fines de febrero proximo ", después de despachar una carga para Salta'. El
párrafo sugiere que mediante la intervención del religioso estaba tratando de evitar pagar Jos
derechos de entrada y de salida de la ciudad de Santa Fe. 5
Preocupado porque sabía que muchos mercaderes habían Jlevado 1.180 tercios y
440 zurrones de yerba para venderlos en Tucumán, Salta, Cochabamba, Potosí y Santa Cruz
de la Sierra, escribió a Potosí pidiendo información sobre
"el precio de la yervo de Palos en esa Plaza, y lo que considero de vaja pues me allo en
un negocio con una porcioncilla de ella para conducirla a esa y quisiera tener alguna luz
para mi gobierno [ . .} espero me escriva sobre este asurnpto a Salta [ . .} previniendo
1
En 1767 se registró como pulpero. Ver Carretero, A., op. cit., p. 1O
2
A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 3017/1765, J. E. de A. a Mateo del Castaño.
3
A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 3017/1765 y 14/l/1766, J. E. de A. a Ju.n Ant.o de la He1guera.
4
A.G.N., Sala 7, L. 310. Buenos Aires, 28/1 y 12/2/1766, J. E. de A. a Ju.n Ant.o de la He1guera.
5
Los productos originarios de la Compañía de Jesús no pagan la sisa de entrada a Santa Fe ni la de
internación si es para consumo de las instituciones de la orden. Ver Garavaglia, J. C., Mercado interno y
economía colonial, México, Grijalbo, 1983, p.470.
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Anuario IEHS 21 (2006)
que para formar vm algun juicio sobre la alta o va}a del precio por las porciones que
han ido de esta y Santa Fe desde principio del año pasado de 65 [ . .} no podran
hir por lo menos en seis meses pues aunque yo voy con animo de vender con corto
ingreso, sin embargo no me perjudicara porque creo hir desembarazado de empeño y
con disposicion de costearlos en la misma forma". 1
325
Anuario !EHS 21 (2006)
ofrecieron a doze pesos mitad a ropa y el resto a plata y plazo, en Sicasica hizo trato don
Pedro Gurruchaga [ . .] a entregar a diez pesos ropa y plata. En Chichas [ofrecian} a onze
pesos fiadas a por año", sin embargo se haría cargo de ellas pagando todo su importe al
contado si estaban en Salta a mediados de febrero del año siguiente junto con los caballos
comprados, encargó además 18 mulas andadoras y otras seis "bizarras" y agregó que al
arrear las mulas "dira que las mulas son mias y que vienen de mi cuenta y que tambien
de mi cuenta las inverno con lo que ahorrara vm la Alcavala que le servira de ayuda de
costo", puesto que las mulas criadas y llevadas al Perú por sus propios dueños pagaban este
derecho en la jurisdicción donde se realizaba su venta.' Además, avisaba al mismo que ya
había mandado confeccionar los platos y fuentes de plata que le había encargado.' Escribió
también a otro residente en Santiago comunicando que no había podido vender sus 200
mulas pero tenía comprador para las "Mulas aguilillas que vmd me dijo tenia y si acaso
es tan gordas y quisiera mandar [ . .] hasta dose o diez y ocho que sean nuebas y de buena
presenzia y de paso natural las mejores que tenga le mandare el dinero de contado, pues
tengo un encargo y se pueden colocar. Los Ponchos existen en Potosi en poder de Gil [ . .]
la venta de estos esta como las Mulas, Yerva Negros y el mejor genero". 3
Anchorena permaneció varios meses en Oruro, allí recibía tocuyos, cera y azúcar
remitidos de Cochabamba por Manuel del Rivero quien le había encargado el cobro de
algunas deudas. 4 Al mismo tiempo, un corresponsal de Potosí le escribía anunciando la
remisión de cecina, grasa y lenguas, agregando "en Asunto al negocio de barras ya camino
la Plata oy con el situado [ . .] tengo recibido 43 piessas de Plata labrada mas un emboltorio
y otra media Piessa ".'
Los viajes se repitieron en 1771, 1773 y 1775. En esta época nuestro comerciante
se vinculó con los hermanos Gutierrez quienes le escribían desde Potosí y Cuzco
encomendándole la realización de diferentes gestiones, entre ellas cobrar deudas, hacer
pagos a terceros, vender textiles de la tierra y efectos de matanza que remite Isidro Gutiérrez
desde Cuzco, reducir plata amonedada a barras y remitirlas después a sus propietarios. A su
vez, Simón, residente en Potosí reduce las barras de plata remitidas por Juan Esteban, "las
barras produjeron 15.392 pesos 1 112 reales "6 y en otra oportunidad escribió "las Barras
produjeron en la moneda 20.495 pesos en las petacas van 200 pesos sueltos". 7
Los hermanos Gutierrez, naturales del valle de Soba en la diócesis de Santander,
llegaron al Perú a mediados del siglo XVIII, se establecieron en Cuzco donde se iniciaron
como comerciantes de efectos de Castilla y de la tierra, más tarde se convirtieron en obrajeros
y hacendados por medio del matrimonio de dos de ellos -Isidro y Simón- con las hijas del
propietario del obraje de Huancaro. Las redes comerciales de los Gutierrez traspasaban
los límites del espacio cuzqueño, con sus hermanos establecidos en forma permanente o
temporal en Potosí, Tucumán, Lima, Arequipa haciendo de consignatarios de las mercancías
americanas y europeas remitidas por los que residían en Cuzco, además de estar directamente
conectados con Cádiz donde posiblemente tuvieran una casa comercial establecida.'
1
Sanchez Albornoz, N. "La saca de mulas de Salta al Perú, 1778-1808" en Anuario del Instituto de
Investigaciones Historicas, no 8, Rosario, 1965, p.273.
2
A.G.N., Sala 7, L. 335. Jujuy, 31112/1769.
3
A.G.N., Sala 7, L. 317. Jujuy, 111/1769. J. E. de A. a Fr.co de Ellacurriaga.
4
A.G.N., Sala 7, L. 321. Cochabamba, 6/8/1770. Manuel del Rivera a J. E. de A.
5 A.G.N., Sala 7, L. 321. Potosí, 23/811770. Antonio Ferreira a J. E. de A.
6
A.G.N., Sala 7, L. 321. Potosí, 14/9/1771. Simón Gutierrez a J. E. de A.
7
A.G.N., Sala 7, L. 336. Potosí, 3111/1772. Simón Gutierrez a J. E. de A.
8 Escandell Tur, N., Producción y comercio de tejidos coloniales. Los obrajes y chorrillos del Cusco,
1570-1820, Cusco, Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", 1997 y O'Phelan
326
Anuario IEHS 21 (2006)
Cuadro2
Resumen de los registros de metálico reslizados por J. E. de Anchorena
Durante su ausencia en el Alto Perú Juan Esteban de Anchorena contrajo matrimonio por
poder con Romana Josefa López de Anaya y Ruiz el 4 de agosto de 1773. 2 La novia era
hija de Juana Josefa Ruiz y Gamis, vecina de Buenos Aires perteneciente a una familia
respetable pero empobrecida y de Manuel López de Anaya, comerciante español nativo
Godoy, S., "Aduanas, mercado interno y élite comercial en el Cuzco antes y después de la Gran Rebelión
de 1780", Apuntes, 1986.
1
Brading, D., Mineros y comerciantes en el México Borbónico (1763-1810), México, F.C.E., 1975;
Kicza, J., Empresarios coloniales. Familias y negocios en la ciudad de México durante los borbones,
México, F.C.E., 1986; Socolow, S., op. cit; Gelman, J., op. cit.
'A.G.N .• Protocolos Notariales. R. 5 (E. E. J. Boysso). Año 1773.
327
Anuario IEHS 2! (2006)
de Toledo 1, fallecido en Potosí tiempo atrás. 2 En ese momento el novio declaró poseer un
caudal de 76.098 pesos y se comprometió a otorgar formalmente su instrumento de capital'
cuando regresara de su viaje por el Alto Perú, "condición expressa" impuesta por la madre
de la novia sin la cual no tendría validez el matrimonio. El hecho que la novia no aportara
dote al matrimonio hace más llamativa la cláusula del contrato matrimonial y nos señala
que a pesar de la envergadura de sus negocios, aún no era socialmente reconocido por la
sociedad porteña como un mercader adinerado. Es razonable pensar que doña Juana Josefa
quisiera asegurarse por este medio que un español sin arraigo en la ciudad contara con los
medios económicos necesarios para fundar una familia. En 1782, cuando doña Juana Josefa
otorgó su testamento declaró que cuando su marido viajó al Reino del Perú fue concursado
y se embargaron todos sus bienes en Potosí y en Buenos Aires a pedido de sus acreedores.
En ese momento reconoció poseer como bienes propios tres esclavos y una quinta que le
había entregado un funcionario del Presidio en 1751.4 Es posible pensar que Juan Esteban de
Anchorena adquiriera, además de la calidad de vecino de la ciudad, las relaciones comerciales
del difunto padre de su esposa.
El instrumento de capital otorgado por Anchorena en 1775 nos proporciona una
visión del patrimonio acumulado hasta ese momento (cuadro 3). Del total declarado de 76
098 pesos, el 22% consistía en "plata doble existente sin agregar el premio", el solar de
terreno en la ciudad de Jujuy donde estaba la pulpería representaba el 0.65%, las deudas
a cobrar el 1.36%. El 75% de su caudal se componía de mercancías europeas y de la
tierra, la mayor parte de ellas en Oruro a cargo de un dependiente, el resto en la pulpería
de Jujuy y en otras ciudades del camino al Alto Perú.' El análisis de la composición del
capital de nuestro comerciante da cuenta de las ganancias obtenidas durante Jos cuatro
años transcurridos entre el Tucumán y el Alto Perú en tanto que septuplicaron Jos recursos
que había acumulado hasta 1769. Las pruebas presentadas sobre la existencia del 75% de
sus bienes se probaron con escrituras protocolizadas, cuentas, recibos, cartas firmadas por
sus apoderados, colegas y dependientes residentes en diferentes localidades del Río de la
Plata, el Tucumán y el Alto Perú.
1 Femandez de Burzaco, H., Aportes biogenealógicos para un padrón del Rio de la Plata, Buenos Aires.
1991.
2 A.G.N., Protocolos Notariales, R. 4 (E. José de Gorordo). El31 de julio de 1769 Juana Josefa Ruiz y Ga-
mis otorgó poder a favor de Manuel de la Serna, residente en Cochabamba, para que se ocupara de cobrar
a los deudores de su difunto marido.
3 El instrumento de capital consiste en el inventario o declaración de bienes protocolizado que hace el novio
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Cuadro3
Composición del capital de J. E. deAnchorena en 1775.
Fuente: elaboración propia consultando A.G.N., Protocolos Notariales, R. 5 (E. J. Boysso), año 1775.
Reflexiones finales
329
Anuario IEHS 21 (2006)
a comerciantes de Buenos Aires, recibir las que llegaban a Buenos Aires y remitirlas luego
a sus mandantes.
Ya se ha señalado que muchos de los jóvenes vascos que llegan espontáneamente
al Río de la Plata con el deseo de prosperar lo hacen como cajeros o escribanos de algún
comerciante, o del maestre, o capitán de un navío de registro y una vez en Montevideo o
en Buenos Aires se emplean como cajeros o dependientes -por lo general- de un paisano
ya establecido. Otro paso en la carrera comercial era convertirse en mercaderes itinerantes
participando en el comercio de mulas o yerba o acompañando mercancías propias y
ajenas desde el puerto hasta Jos mercados del Alto Perú. 1 En efecto, las primeras etapas
de las carreras comerciales de Domingo de Basavilbaso2 y de Juan Esteban de Anchorena
responden a ese patrón, aunque entendemos que las investigaciones anteriores no enfatizan
lo suficiente la amplia gama de actividades y circuitos que cubrían estos comerciantes en las
primeras etapas de su carrera comercial, según se desprende del caso de Anchorena.
Los viajes realizados por nuestro comerciante entre 1767 y 1775 le permitieron
conocer personalmente las principales plazas de la ruta que unía Buenos Aires con el Alto
Perú, entablar vínculos mercantiles con sus colegas establecidos en ellas, así como acumular
un capital propio como para encargar mercancías a Cádiz por cuenta propia para cuya
compra registró en diferentes navíos 33.450 pesos entre 1769 y 1775.
Los negocios de Juan Esteban de Anchorena incluían la importación de mercancías
ultramarinas así como la compra de las mismas a otros comerciantes mayoristas de la ciudad,
la venta en el puerto de productos americanos que le remitían sus colegas del interior y la
realización de diversas gestiones mercantiles encargadas por éstos en Buenos Aires. Los
recursos y estrategias desplegados hicieron posible la ampliación del espacio por donde
transcurrió su actividad hasta incluir los principales circuitos mercantiles que convergían
en el puerto de Buenos Aires vinculando en sus tráficos el Alto Perú, el Río de la Plata y los
puertos españoles. Las mayoría de los vínculos mercantiles forjados durante los primeros
años de residencia en la ciudad se mantuvieron durante el período analizado, observándose
al mismo tiempo la ampliación de sus corresponsales y de las plazas involucradas.
Casi un cuarto de siglo después de su llegada a Buenos Aires, mediante una
combinación de audacia, riesgo empresario, contactos personales, conocimiento del oficio
de mercader y experiencia comercial adquirida en sus viajes logró acumular un capital
que los situaba entre los comerciantes notables en los años inmediatamente anteriores a la
creación del Virreinato del Río de la Plata.
1
Mariluz Urquijo, J.M., "Proyección y límites del comercio Vasco en el Río de la Plata", Fundación
Banco de Vizcaya, Los Vascos y América. El comercio Vasco con América en el siglo XVIII. La Real
Compañía Guipuzcoana de Caracas, Bilbao, 1989.
'Jumar,F., opus cit., p. 522.
330