Historia de La Homo Sexualidad en Maniza
Historia de La Homo Sexualidad en Maniza
Resumen
1
Introducción
Estos tres grandes momentos discursivos coexisten hoy en día y dan cuenta de las
diferentes posturas que actores institucionales, religiosos, políticos, académicos y
gente del común tiene acerca de la sexualidad como conjunto complejo de
prácticas y representaciones sociales sobre el sexo, pero también sobre el género,
2
el cuerpo, el deseo, el placer, en aristas que se mueven entre la norma y la
disidencia, entre lo hetero-homoerótico y bisexual, en identidades de género cada
vez más distanciadas de las prácticas sexuales, en fin, un trama compleja y
rizomática de categorías, nominaciones y representaciones.
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Al igual que Núñez (2001), entiendo por homoerotismo “al erotismo entre personas del “mismo
sexo biológico”.
3
portadora de una identidad como la conocemos hoy día; tal aseveración implicaría
suponer una “esencia” homosexual a lo largo de la historia y postular el carácter
anacrónico, ahistórico, transcultural, interclasista y transétnico de las implicaciones
concretas de un modelo de “sexualidad” básicamente eurocéntrico y
contemporáneo.
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visibilidad de unas propiedades que pudieran observarse en otros personajes
cronológica o geográficamente distantes. Sus especificidades, tanto evidentes (el
establecimiento de espacios de encuentro o formas de comunicación), como
supuestas (un cuerpo o una mente particulares), dependen de complejos sistemas
de relaciones institucionales y culturales, así como de procesos (económicos,
políticos o sociales) que son localizables geográfica e históricamente. Estos
elementos no están presentes en el sujeto ni le permiten emerger: lo constituyen.
En este sentido, no se puede hablar de un sujeto homosexual hasta que, en un
contexto determinado, se hace necesario establecer dicho término. Tal sujeto es
generado al ser definido (o definirse) y al establecer sus implicaciones (Llamas,
1998).
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la antigüedad, la amistad constituyó una relación social muy importante: una
relación social en el seno de la cual los individuos disponían de alguna libertad, de
cierto tipo de elección (limitada) y que también les permitía vivir relaciones
afectivas muy intensas (Boswell, 1996). “La amistad tiene la ventaja de su mayor
capacidad de generalización en lo temporal y en lo social; puede exigir constancia,
duración y fidelidad; y es posible entre personas que no puedan o no quieran
mantener relaciones sexuales” (Luhmann, 1985). Asimismo, agrega Foucault
(1999), la amistad tenía implicaciones económicas y sociales –el individuo estaba
obligado a ayudar a sus amigos-. Y agrega, "Pienso que en los siglos XVI y XVII
desaparece ese género de amistades, por lo menos en la sociedad masculina. Y
la amistad empieza a ser otra cosa. A partir del siglo XVI, se encuentran textos
que critican explícitamente la amistad intensa las cuales se llegaron a consideran
como algo peligroso”.
A finales del siglo XVII, y de acuerdo con Luhmann (1985), se volvió a la amistad
con mayor fuerza, después de años de haber sido considerada un sentimiento
egoísta, carente de ethos y por lo tanto irrealizable; el resurgimiento de la amistad
coincidió con la crisis del amor pasión en el marco de una nueva tutela moral-
religiosa (Luhmann, 1985).
Con el transcurrir del siglo XVIII, fue el amor y no la amistad la que determinó el
código para la intimidad (Luhmann, 1985). La obsesión por la virtud, la concesión 2
y la recusación, que se dan en el culto a la amistad, tienden a seguir esta
dirección, apartada del mecanismo simbiótico de la sexualidad (Luhmann, 1985);
mecanismo que el amor si soportaba en las relaciones personales íntimas
(Luhmann, 1985). Es decir, cuerpo y sexualidad también contribuían a esta
diferencia. Si bien los amigos podían tener contacto corporal, éste tenía una
intención espiritual; la sexualidad estaba reservada solo para los amantes, en el
marco de la atracción sexual.
2
Puesto que el verdadero amigo no puede sustraerle a su amigo la libertad de decidir no.
Precisamente es una prueba de amistad verdadera mostrar comprensión y aceptar las decisiones
del amigo, aún cuando éstas nos afecten negativamente a nosotros mismos (Luhmann, 1985).
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El advenimiento del romanticismo hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX,
retoma esta diferenciación y posibilita dos tipos de sentimientos con sus propios
códigos: el amor romántico y la amistad romántica3, las cuales no se diferenciaban
la una de la otra por el amor, sino por el placer y el deseo (de contenido sexual)
que se encontraban presentes en el primero y ausentes en la segunda (Luhmann,
1985); en el siglo XIX, por primera vez, se perfeccionó la idea de que el amor no
era más que la realización ideal y la sistematización del instinto sexual
(Luhmann,1985).
3
Para finales del siglo XVIII la amistad romántica era ya una institución a ambos lados del atlántico
y un tema de moda en la literatura (Mogrovejo, 2000).
4
Hay dos interpretaciones distintas a este fenómeno que no se contradicen: la primera sostiene
que en esta institución se manifiesta la conciencia por parte de las escritoras y artistas de estar
abriendo la brecha, el camino es arduo y se requiere de la solidaridad de género; en segundo
lugar, algunas investigadoras sobre todo las norteamericanas han destacado la presencia del
lesbianismo o safismo, como era denominado en aquella época el sexo entre mujeres, en algunos
círculos de escritoras (Galí, 2002). Martha Vicinus (2004) agrega que el principal obstáculo para las
amistades entre mujeres estuvo asociado principalmente al matrimonio; de acuerdo a sus
investigaciones buena parte de las amistades íntimas terminaban cuando una de las mujeres se
casaba y la lealtad hacia su esposo y sus parientes se hacía suprema.
5
Un tema que queda pendiente por discutir es si en Manizales del XIX puede hablarse de
“amistades románticas” entre hombres y entre mujeres, o si lo que existió fue simplemente un
sentimiento de “amistad profunda”. Personalmente me inclino por la segunda hipótesis.
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De las “amistades profundas” entre varones en los países de América Latina,
durante el siglo XIX, hay pocas referencias escritas, los pocos trabajos que se han
hecho sobre el tema relatan las amistades románticas en la sociedad
estadounidense (Chauncey, 1994; Katz, 2001), donde la expresión de afecto entre
varones, era lícita y más o menos generalizable. El mismo Luhmann (1985) así lo
describe, “basta con leer la abundancia de fórmulas de éxtasis en el culto al amor
del amigo, que abarcan lo corporal. Los amigos que se saludan con una lluvia de
besos, que caen uno en brazos del otro o que dejan descansar la cabeza sobre el
pecho del amigo; que hablan sin timidez, con toda sencillez de una inundación de
cordialidad” (Luhmann, 1985).
Las siguientes fotografías (tomadas de Brett y Kate McKay, The History and
Nature of Man Friendships y de http://www.accionpreferente.com/cocktail/amigos-
ante-todo-historia-fotografica-del-carino-masculino/) reflejan como entre amigos
era relativamente común visitar el estudio fotográfico para tener un retrato que
recordara su amor y lealtad. De acuerdo Brett y Kate McKay (2008) los fotógrafos
ofrecían varios fondos y accesorios que los hombres podían elegir para incluir en
la fotografía. A veces los hombres hacían escenas, otras veces se sentaban uno al
lado del otro. A veces se sentaban en las faldas del otro tomándose de las manos.
Las cómodas y muy familiares poses de los hombres, así como su lenguaje
corporal, dan a entender la existencia de este sentimiento de amistad profunda
entre ellos.
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Sin embargo, la sociedad Manizaleña de principios del siglo XX parece que no era
ajena a tal situación. Un día de recorrido por una marquetería encontré, sin
buscarlo, este par de fotografías que reflejan la existencia de amistades profundas
entre hombres en nuestro contexto, tal vez como una señal de presencia de este
sentimiento, que como lo anunciamos, estaba instalado a ambos lados del
atlántico, incluyendo pueblos y caseríos.
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Todo este tipo de manifestaciones de afecto entre hombres fueron posibles
previas a la aparición del discurso homosexual y su difusión durante la primera
mitad del siglo XX. Sin embargo, es muy difícil demarcar el límite en donde la
amistad entre hombres y el amor fraternal se vuelve amor homoerótico; tampoco
podemos negar el erotismo inevitable. En efecto, el mismo Luhmann (1985)
plantea que en el marco de la amistad entre hombres existió el problema de las
prácticas homoeróticas “como una oscura hipoteca del concepto de amistad”.
Una de las hipótesis que plantea Michel Foucault (1999) – y de la cual estaba
seguro se verificaría si se emprende la tarea- es que la homosexualidad (que
entendía como la existencia de relaciones sexuales entre los hombres) llegó a ser
un problema a partir del siglo XVIII con la policía y con el sistema jurídico. “Y
considero que si llegó a ser un problema, un problema social en esa época, es
porque la amistad había desaparecido” (Foucault, 1999). Y agrega, en la medida
en que la amistad representó algo importante, en tanto fue socialmente aceptada,
nadie se apercibió que los hombres tenían entre sí relaciones sexuales. Tampoco
se podía decir que no las tuvieras en absoluto, pero simplemente eso carecía de
importancia. La cosa no tenía ninguna implicación social y el asunto estaba
culturalmente aceptado. Que hicieran el amor o que se abrazaran no tenía
10
ninguna importancia. Una vez desaparecida la amistad, en tanto relación
culturalmente aceptada, se planta la cuestión: Pero, ¿qué es lo que hacen, pues,
los hombres juntos? Y precisamente en ese momento apareció el problema. Y en
nuestros días, cuando los hombres hacen el amor o tienen relaciones sexuales,
esto se percibe como un problema. De hecho, continúa, “estoy convencido de
tener razón: la desaparición de la amistad, en tanto que relación social y el hecho
de que la homosexualidad haya sido declarada un problema social, político y
médico forma parte del mismo proceso” (Foucault, 1999).
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dicotomía fundamental de la sociedad moderna. Las actitudes hacia el mestizaje y
los “indios”, los estilos de vida de las clases bajas y los “léperos”, las mujeres y la
divergencia sexual influyeron en las percepciones de la criminalidad y
determinaron en definitiva la cuestión básica de la ciudadanía: quienes
pertenecían a ella y quienes no. La retórica liberal de tolerancia y derechos
humanos, la positivista visión del orden y el progreso y la revolucionaria
concepción de justicia social e integración, se propusieron a su vez ocultar las
exclusiones de la sociedad colombiana moderna bajo el velo de la criminalidad,
para proscribir como delictivas actividades inequívocamente vinculadas con
grupos sociales marginales (Buffington, 2003).
A finales del siglo XIX, se conocieron los últimos avances en las clasificaciones
médicas y sexuales: la histeria, la inversión sexual, el dandismo y los discursos
acerca de la degeneración, la decencia y el aseo (Irwin et al, 2003; Macías-
González, 2004). Toda esta nueva información se fundió y produjo una serie de
nuevos desórdenes sociales que fueron pensados, y en algunos casos
representados, de forma diferente (Irwin, et al, 2003). De igual manera el discurso
de la medicina legal permitió la fusión entre enfermedad, patología e infracción en
un esfuerzo de normalización de la conducta sexual (López, 2003).
6
A principios de siglo XX, se les llamaba “invertidos sexuales”, a los hombres afeminados/pasivos y
“pervertidos sexuales” a los hombres agresivos/activos (cuya masculinidad nunca estuvo en entredicho).
También se usaba el término “pederasta” para los hombres y “sáficas” para las mujeres que tenían sexo con
otras mujeres.
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Los delincuentes constituían una clase identificable, entre cuyos rasgos distintivos
figuraban las tendencias homosexuales atávicas (Buffington, 1998). Las
desviaciones sexuales, a su vez, ponían en peligro el desarrollo nacional, político,
económico y social y socavaban la existencia misma de la nación, fomentando
uniones sexuales estériles (Buffington, 1998).
7
Entiendo por enfoque biográfico “El uso sistemático y colección de documentos vitales, los cuales describen
momentos y puntos de inflexión en la vida de los individuos. Estos documentos incluyen autobiografías,
biografías, diarios, cartas, historias y relatos de vida, crónicas de experiencias personales” Denzin (1989). Y
las encuestas biográficas.
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particular se sedimenta en las representaciones sociales que sobre la sexualidad
tiene un población específica en un contexto particular, estas constituyen nuestra
herencia, a modo de categorías y nominaciones, para designar y calificar las
prácticas sexuales; el periodo seleccionado fue 1921-19858. La primera
coordenada corresponde al año de fundación del periódico y el punto de partida al
registro cotidiano y sistemático de los hechos de la ciudad en su máxima
expresión, el de cierre coincide con la muerte violenta en 1981 de la travesti más
famosa de Manizales llamada Estrella y la irrupción del VIH-SIDA (1984) y los
reportes de los primeros casos en Manizales y el Eje Cafetero.
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Si bien se reconoce que la larga duración corresponde a aquellas estructuras sociales que se
mantienen permanentes por años y que cambian muy lentamente, se hace uso del término en tanto
el periodo analizado conserva aún nominaciones y representaciones históricas, estructurales,
sobre las formas como las sociedades entendieron y representaron la (homo)sexualidad.
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retomar las buenas costumbres. La criminalidad era un elemento consustancial al
relato, no sólo por su relación con la delincuencia sino también por la transgresión
del orden de género con claras referencias implícitas al degeneramiento y la
depravación.
No obstante este llamado que hacía la prensa, debe advertirse que la primera obra
completamente homoerótica escrita en Colombia Por los caminos de Sodoma, de
autoría de Sir Edgar Dixon (Bernardo Arias Trujillo), publicada en 1932, es
concebida en Manizales, una ciudad que para la época contaba con 100 mil
habitantes, una villa de tierra fría en lo alto de los Andes Colombianos. Por los
caminos de Sodoma y otras obras escritas durante los años 70´s y 80´s del siglo
XX indican que las relaciones erótico-afectivas entre hombres si fueron
problematizadas en el Eje Cafetero, como también ocurrió en México (Gallego,
2010; Nuñez, 1999), Estados Unidos (Chauncey, 1994) y Europa (Foucault, 1976).
En casi todas las situaciones las relaciones eróticas y afectivas entre varones
suceden de manera sórdida y en ambientes cuyas características desprestigian
tanto a los actores como a las mismas prácticas sexuales, se tratan de espacios
físicamente miserables y abyectos, actores lúgubres y realidades cicateras.
Las alusiones directas al safismo, lesbianismo o amor erótico entre mujeres no fue
una situación que se nombrara en el Eje Cafetero, constituyen una representación
ausente, ni que decir del transgenerismo en su expresión más amplia que solo
hizo su presencia en la prensa de la región desde mediados de los años setenta
del siglo XX. El cuerpo travesti emerge con relatos e historias de suplantación de
mujeres, historias del tercer sexo y crímenes en las llamadas zonas de tolerancia.
Las narraciones de lo travesti en la prensa reiteran la constante confusión entre
prácticas homoeróticas e identidades de género asociando homosexualidad con
quiebres a la identidad de género. El homosexual es el travesti, el que quiere ser
o actúa como una mujer, el amanerado.
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El emparejamiento entre personas del mismo sexo es el gran ausente de este
recorrido. Si nominar lo homosexual, lo travesti fue complejo para la sociedad
Manizaleña, el emparejamiento es lo abyecto, lo impensable, lo irrepresentable. Si
bien en México y otras sociedades latinoamericanas existía, desde los años
sesenta, una literatura que enunciaba el emparejamiento (Gallego, 2010), en la
zona cafetera, y tal vez en el país en general, poca referencia se hacía al asunto.
El emparejamiento entre personas del mismo sexo, o como le denominamos gay o
lésbico, es una situación narrada de los años ochenta en adelante.
Los incendios que en los años veinte del siglo pasado causaron estragos en la
ciudad, frenando su desarrollo económico, social y cultural, captaron la atención
9
Las representaciones sociales son “formas de conocimiento del sentido común propio a las sociedades
modernas bombardeadas constantemente de información a través de los medios de comunicación de masas
(...) en sus contenidos encontramos sin dificultad la expresión de valores, actitudes, creencias y opiniones,
cuya sustancia es regulada por las normas sociales de cada colectividad. Al abordarlas tal cual ellas se
manifiestan en el discurso espontáneo, nos resultan de gran utilidad para comprender los significados, los
símbolos y formas de interpretación que los seres humanos utilizan en el manejo de los objetos que pueblan
su realidad inmediata” (Banchs 1986:39)
10
Este apartado se enmarca en la propuesta de tesis “las Representaciones sociales del homoerotismo en el
Gran Caldas colombiano entre los años 1920 y 1985”, para la Maestría en Estudios de Familia y Desarrollo
adelantado por la estudiante Adriana María Galvis, quien estuvo vinculada durante su formación como
becaria a la investigación Biografías socio-sexuales en varones y mujeres con prácticas homoeróticas,
liderada por el grupo Colectivo Estudios de Familia, Universidad de Caldas. Agradecemos a la magister el
compartir parte de su material y archivo gráfico.
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de este diario. En los pueblos en que no se hablaba del tema, la cotidianidad
transcurría y fue impresa entre ofertas de paños, celebraciones de misa, anuncios
de viaje por las trochas y carreteras colombianas y algún delito representado
generalmente en homicidio que debía ser castigado. Se resalta la fuerte influencia
europea en el comercio, la arquitectura y las ideas.
Entre los años 1930 – 1940 por las páginas del Periódico “La Patria” se deslizan
las ya importantes campañas políticas al lado de los reinados que empezaban a
aparecer pálidamente en el paisaje. La modificación arquitectónica y urbana de las
ciudades centrales, Manizales, Pereira y Armenia, alcanzando protagonismo la
reconstrucción de la ciudad capital, paralelo a ello numerosos anuncios del sector
agro que ilustra la floreciente economía cafetera, con su manifiesta y creciente
actividad comercial; situación que socialmente se hallaba ilustrada en el inicio de
las edificaciones republicanas, construidas muchas de ellas en esta época.
Muestra de ello fue la construcción de la Catedral Basílica en Manizales, espacio
al que el periódico realizó un seguimiento asiduo, que como símbolo permite
comprender los cimientos de la idiosincrasia gran caldense, atada a lo religioso
como emblema de crecimiento y progreso.
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el tema; se nominan los matrimonios, los nacimientos y los bautizos, las formas
institucionales en las que la iglesia permitía la sexualidad, lo “demás”, lo que no
estuviera en esa estrecha franja de posibilidades estaba también al margen de las
buenas costumbres, por ende fuera de las posibilidades de la prensa institucional
que representa el periódico “La Patria”.
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manera la prensa se convierte en un medio desde el que se crean imaginarios y
se difunden maneras de pensar, normalizar y leer los sujetos que conforman la
sociedad, y se asegura la futura normalización de los individuos que se formen en
esas coordenadas.
El siguiente texto del período “La Patria” en su edición 13773, del jueves 16 de
mayo de 1963, recoge lo acá discutido,
19
mujeres de 0 en conducta, marihuanos, elementos considerados como
pervertidos sexuales.
Ahora solo se espera que las autoridades encargadas de conservar la
moral pongan manos en el asunto.”
Al final el autor dice, a manera de petición, que espera que las autoridades se
encarguen del “asunto”. Lo no nombrado, lo abyecto, lo sucio, aquello que no
puede ni debe ser nombrado aparece allí a medias tintas en un claro oscuro
reclamando la luz pública y la autoridad, un llamado a la moral.
20
21
Homosexual identificado? (Sábado 21 de mayo de 1966. Periódico La
Patria, Edición 14822)
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refiere el columnista, permite comprender en medio del contexto por qué ese
“elemento” es “homosexual”, distinto al resto, al conjunto social.
Para los años 70 del siglo XX aparece en las páginas del periódico “La Patria” ya
no sólo una relación explícita a la sexualidad y la homosexualidad criminal, sino
que nuevas rupturas en el horizonte moral hacen evidente un nuevo sujeto, el
travesti (ver fotografía edición 17262). Representar algo es describirlo o dibujarlo,
llamarlo a la mente mediante una descripción, retrato o imaginación; poner una
semejanza de ello delante de nuestra mente o de los sentidos (Hall, 1997). La
figura del travesti –siempre de varones feminizados- debía ser representada.
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Desde finales de los años sesenta del siglo XX se venía reportando en la prensa la
presencia de travestis en países de América Latina y otras ciudades, pero poco se
hablaba del tema en el Eje Cafetero. En la edición 15077 del martes 14 de Febrero
de 1967, un titular en las páginas sociales pone de manifiesto este asunto. El
texto es rico en detalles de la suplantación, de relatos de verdad, autoridad del
aparato médico para definir el “sexo verdadero”, la verdad del sexo, un texto en
semejanza con lo descrito por Foucault (1985) para la Herculine Barbin llamada
Alexina (1985) de la Francia de finales del siglo XIX.
Ahora son los médicos los que han intervenido en este asunto, porque
parece tratarse de un caso de ambigüedad sexual, y el individuo que
durante años se ha posesionado mentalmente de tal manera de su
aparente sexo, que ahora se limita a pedir intervención médica para
convertirse definitivamente en mujer. Mientras tanto él debe
permanecer en la cárcel, no solo acusado de engaño, sino también de
perversión y suplantación de personalidad.
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En el año 1972, aparece en la edición 17155 del lunes 13 de marzo, un artículo
interesante de la columnista Olinda Zapata Alvarez “El tercer sexo”. Allí comenta
que poco está de acuerdo con los cambios que implican el tercer sexo y no tienen
una verdadera filosofía (…) “Los (las) del tercer sexo nos acecharon con sus
opiniones tan ambiguas como: las mujeres les tenemos envidia, ellos (ellas) se
maquillan mejor, que su estatura aunque otras medidas no, son muy acordes y
bien recibidas en reinados de belleza. En fin una serie de eficiencias. Nosotras las
mujeres que pertenecemos a un sexo tan antiguo como el sexo masculino no nos
alardeamos tanto, aunque si vemos con tristeza como ellos (los hombres) dejan
sus normales actividades”. Describe como los(as) del tercer sexo participan en
desfiles, reinados de belleza y como modelos en agencias publicitarias. En sí es
un artículo que marca la presencia social del trasvestismo en nuestra sociedad.
25
No obstante, existían lugares para la presencia cotidiana de las travestis, la zonas
de tolerancia que permitían un confinamiento al lado de prostitutas y trabajadoras
sexuales. La zona de tolerancia, como espacio de socialización, es la estrategia
legal que en cierta medida permitió la apertura de una franja social al margen de la
homofobia, del despojamiento vivido en los espacios públicos, del excesivo control
policiaco y en general de la exclusión social justificada en la dicotomía
natural/antinatural que ronda la vida cotidiana. Si bien el travestismo no es una
expresión propia de la homosexualidad, si es un eje en torno del cual han girado
los imaginarios sobre homoerotismo, en la medida en que el travesti cruza la
frontera del género, y rompe de manera definitiva la idea del hombre varonil
heterosexual, además cambia, se trasforma, se trasmuta de una identidad
genérica a otra, esa franja de ambigüedad, su constante movilidad deja un espacio
para la confusión del otro que valora y juzga las prácticas y apariencias
(Bourdieu,1990:280:288).
Dentro de los espacios existían dos clasificaciones, los abiertos como el bar de la
Estrella, en Arenales, donde podían acudir los curiosos y en los que se presentan
las mayores tensiones sociales, y los espacios cerrados, donde solo se podía
entrar con una invitación previa.
26
reemplazado por el salmón, el caviar y el jamón serrano… (Marín, 2001:
90).
Según Carlos Eduardo Marín, “en Arenales acudían hombres para disfrutar los
goces del licor y la carne, a espaldas de sus hogares y de la mojigatería de
entonces. Allí acudían todos los varones ilustres y no tan ilustres a dar rienda
suelta a su hipocresía… porque había sitio para todos los gustos, de todas las
categorías y para todos los bolsillos” (89)
De dos cuchilladas que le interesaron el corazón fue muerto un conocido homosexual de esta capital, en un
sector del Barrio Arenales”.
El CASO
Por circunstancias aún no determinadas, Nelson Hidalgo y un compañero de trabajo identificado solo como
“media luna” sostuvieron una discusión que se prolongó por varios minutos.
Según se dijo en medios allegados a la residencia donde se registraron los hechos, Hidalgo había
amenazado varias veces a media luna, ya que dizque era bastante problemático cuando se hallaba
embriagado.
LO MATAN
Hidalgo, un individuo de 35 años, era conocido en su medio como “Estrella” y por varias veces estuvo
retenido por lesiones personales. Media Luna conociendo la peligrosidad de su compañero, aprovechó que
se durmiera y así le propino las dos lesiones que más tarde le ocasionaran la muerte
SE FUGA DEL HOSPITAL
Nelson Hidalgo, “Estrella” fue conducido al Hospital Universitario de Caldas, y cuando era intervenido
quirúrgicamente, se fugó del centro asistencial, ante la mirada atónita de los médicos de turno.
Allí, según indicaron quienes estaban cerca, expreso que “no tengo nada” en su carrera tomo la avenida
paralela, donde cayó ya agonizante. En este nuevo estado fue llevado de nuevo al hospital, donde dejó de
existir a los pocos segundos.
LEVANTAMIENTO
Las diligencias de rigor las adelantó la policía judicial en asocio con otros funcionarios. Un juez 27 de
instrucción se hizo cargo de la correspondiente investigación.
Una estrella que se apaga
“El tema del día ha sido el famoso travesti “La Media Luna”, que se encuentra sometido a juicio por haber dado a muerte al
legendario personaje “la estrella”. Estos dos personajes han dado suficiente con que enriquecer la novelística y la historia de
la ciudad.
Con la muerte de “La Estrella”(…) es el final del famoso sitio de prostitución, del famosos sitio conocido como “Arenales” y que
fue en sus mejores tiempos vivero del hampa, malevaje, tangos, cuchillas, traiciones.
La vida de la zona era espectacular, luces, bailaderos y las señoritingas con sus zapatos rojos de tacón puntilla y sus
candongas de plástico y sus vestidos de zaraza. Mujeres de la vida y de la muerte en la orgía desenfrenada de la prostitución
autorizada.
Mundo de canarreos, espinas, ratas y tinieblos calandracos. Hoy es otro mundo, gente humilde, buena, habita ese mundo
que antes fuera el reino de las emperatrices del mercado del amor.
(…..)
Solo Libaniel, el famoso dueño del bar “Gay” más antiguo y tradicional todavía mantiene “la moral en alto”, hoy ese famoso
sitio de homosexuales se ha convertido en un sitio “in” frecuentado por lo más “caché” del set “frisolero”, Gentecita que se
viste como para ir al estudio 54 en New York. Libaniel le ha metido orquesta y lo que era un sitio gay se ha convertido en un
bar con mucha “gente de dedo parado etc.”
De toda esta historia que es larga y que no terminaría de contarla, se desprende la imagen única, fatal, sublime, vampiresa:
Estrella Hidalgo, una vida de fantasía, de espectáculo cinematográfico muerta gracias a la pericia de media luna que pudo
aventajar a su muestra en estos asuntos de muerte.
La gente se ha botado con curiosidad morbosa a conocer La Media Luna y por eso hoy el Palacio Nacional ha vivido un agite
desusado para sus juicios regulares. Mas no es lo mismo que Pedro mate a Juan, que media Luna mate a un mito cuya
sombra y recuerdo recorre los prostíbulos, las callejuelas, las crónicas rojas y las conciencias de todos aquellos que tuvieron
alguna vez que conocer a la estrella, que por gracia de la historia natural de los pueblos pasa a formar parte de los mitos y
leyendas necesarios.
Cuando los jueces determinen el veredicto a la media luna, se estará de esta manera y en forma simbólica cerrando el último
caso de la zona de tolerancia más importante que tuvo el imperio del café. Hoy en día la prostitución se ejerce en las partes
aledañas a la alcaldía, en los moteles, por la plaza de toros, en el parque caldas…en todas partes y salimos más rápido. La
prostitución es la prostitución, se ejerza en una casa de citas o en un motel.
Como detalle curioso, fue imposible entrar a la sala donde se estaba celebrando el proceso contra La Media Luna, de lejos y
con mucha dificultad le vimos unas gafas de color amarillo, un collar de artesanía, tal vez elaborado con dientes de algún
animal, una blusa en “ye” y una chaqueta puesta encima de los hombros, con mucha coquetería. Slacks, no pude ver si iba de
zapatos de tacón porque no alcancé por la multitud, a detallar otros aspectos, el calor era insoportable y mejor me fui a tomar
aire fresco. La sala se encontraba atestada de estudiantes, médicos, abogados, curiosos, travestis, estudiantes de derecho,
travestis, homosexuales y más travestis, se fueron las amigas de la finada Estrella y naturalmente las íntimas de La Media
Luna. Siglo XX cambalache.”
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El juicio fue seguido de cerca por la prensa local, y con lujo de detalles se describe
la vida de Estrella y Media Luna, del lugar llamado Arenales, de Libaniel y su
nuevo sitio “gay”, y el fin de una era en esta zona de la ciudad, situación que
efectivamente sucedió con el paso del tiempo.
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ficticios duros que se pueden poner y quitar, rellenos de medias de seda y
espuma.
(…) Por ella viaje para Arenales, pues ella hacia fichas en “El cabaret de las
Estrellas”, de propiedad, creo que de la propia Estrella Hidalgo. Allí
trabajaban de planta su hermana, también vestida, la muda, la pizca,
manuela, “La Taylor”, “La sortilegio”, y “La rascacielos”. En un principio le
caí bien a “La Estrella”, nos hicimos amigas, me encantó su estilo, estaba
vestida de rojo de traje largo muy ceñido, guantes, medias, y zapatos
negros, peluca rubia, pestañas largas como tarántulas, la boca roja como
una manzana, coronada con diadema de brillantes, oliendo a “intimite” de
“revlon”, a polvo flores de liza y a sahumerio. (…) Estaba tomándose una
copa en la barra, su lugar favorito, siempre llevaba una a medio llenar,
donde quiera que estuviera. No era muy bebedora para que no le cogieran
ventaja cuando estaba trabajando, pero cuando estaba triste se
emborrachaba sola y se revolcaba como una perdida.
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- Hola, me dijo, “La rasca” habla bien de vos. Que sos regia. Bienvenida a
mi reino y a mi corte. Se acercó y me dio un beso en la mejilla. Esa noche
bailamos casi hasta el amanecer con los clientes y cuando quedamos solas
las del negocio, nos pusimos a barrer el bailadero, a tender las camas
revolcadas, a lavar vasos y recoger botellas. Casi a las siete de la mañana
nos fuimos a dormir.
La estrella me invito a compartir su cuarto, todo era rojo, la luz, las cortinas,
los muebles, el edredón de la cama. Tenía espejos por todas partes, hasta
en el cielo raso. Flores de plástico gigantescas, y una grandiosa colección
de lociones. Perfumes, maquillajes, pestañas, pelucas, y lo que más me
impresiono, su increíble guardarropa lleno de vestidos de fiesta; plenos de
lentejuelas, canutillos, bordados brillantes. Infinidad de zapatos, mallas,
chales, mantones, pieles, de todo; era el vestuario de una reina. No
dormimos, se sentó a verme, maravillada y alcahueta, midiéndome sus
cosas dijo: -si te manejas bien te presto trapos y hasta te regalo los que ya
no me pongo, porque vos si pareces vestida por tus enemigas, mijita.
Los primeros tiempos, para que lo voy a negar, fueron buenos, regia
comida, hecha por su hermana la muda, fichas pagadas al cobro y pocas
problemas con la clientela, pues había una solidaridad absoluta para
defendernos, esconder lo robado y cobrar lo debido por trago y catre. Nadie
salía sin pagar y sin perder al menos su reloj, su billetera o sus joyas.
Estrella era experta carterista y vaciaba bolsillos bailando sin necesidad de
empelotar al cliente.
31
Claro que había invitados especiales a los que se trataba con consideración
por su rango y fortuna., ellos nos daban sus billetes a chorros y estrella
personalmente los atendía. Nosotros teníamos el encargo de cuidarlos.
Eran sus protectores y a ellos acudíamos cuando habían problemas, no
estoy segura, pero oía decir que eran políticos como gobernadores,
alcaldes, senadores y gentes de esas que salen en las noticias. Otra gente
de trato especial eran los policías, nos acosaban, nos bebían, nos pedían
dinero, cigarrillos, marihuana; Estrella los manejaba de manera especial, a
los tenientes los seducía, los hacía volver al amanecer, los domaba, los
desnudaba, los vestía con sus ropas y ella se ponía sus botas, sus pistolas
y sus kepis y los montaba, porque ella casi siempre montaba a su clientela,
la buscaban para eso, era brutal, mala, y gozaba con el dolor y el miedo
ajeno.
32
Y era de creerle, pues ella guardaba cuidadosamente de cada personaje
algo que lo identificaba, pues sostenía que uno nunca sabe cuándo va a
necesitar a la gente para bien o para mal.
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otros desprotegidos. La zona perdía su reina, su razón de ser. El entierro se
hizo en la iglesia de Cristo rey con la asistencia de no menos de cinco mil
personas y hubo escenas de histerismo en el “Cementerio de San
Esteban”, cuando la fueron a meter a la fosa común con el numero sección
156.
34
Manizales: cuna de pensadores y de la investigación sexológica.
35
La homosexualidad no es una enfermedad”
El problema de la homosexualidad, si así puede considerarse- ha sido despojado en la última década del tabú y los
misterios que perjudicialmente lo revistieron durante siglos y hoy en día puede discutirse amplia y objetivamente en
cualquier ambiente, por cerrado y tradicionalista que este sea.
Ebel Botero fue siempre un ameno y buscado escritor y columnista que se ocupó de asuntos sociales, políticos y religiosos,
hasta que un buen día se marchó de Manizales su ciudad y radicado en Armenia, comenzó a preparar su libro sobre este
tema.
Invirtió cinco años en la recopilación de la bibliografía y la elaboración en si del libro, que salió recientemente al mercado
con el no muy sugestivo título de “Homofilia y Homofobia” el cual aborda con absoluta propiedad, todo el intríngulis social,
económico, político y hasta religioso de este tema, que por escalofriante y espinoso que sea no deja de ser interesante y de
vibrante actualidad.
Para empezar valdría la pena considerar si en realidad el homosexualismo es una enfermedad o lo que el escritor responde:
“la homo sexualidad no es una enfermedad por si misma porque no conlleva ningún tipo de patología. Si muchos
homosexuales sufren desarreglos emocionales, estos se deben al rechazo social milenario de la homosexualidad. El
homosexual que logra aceptarse plenamente y desculpabilizarce no sufre ni tiene por qué sufrir sino solo en cuanto se
sienta ridiculizado y humillado por la sociedad homofóbica”.
“Hoy en día las asociaciones de psicólogos y siquiatras en los países más desarrollados excluyen la homosexualidad por sí
misma de la lista de enfermedades mentales”
Casi que a fuerza de las circunstancias, la sociedad empieza a aceptar así sea a regañadientes, a los homosexuales,
quienes sin embargo, afrontan gravísimos problemas todavía de desadaptación y rechazo social. Sobre este punto, Ebel
Botero opina:
“La mayoría de los homosexuales se ven obligados a llevar una máscara permanente de heterosexualidad, a simular que
son heterosexuales”.
“Aunque el rechazo social está cambiando ligeramente, todavía en el fondo la sociedad no acepta al homosexual, lo
considera enfermo o depravado, lo ridiculiza, lo discrimina, laboralmente y lo obliga a conservar su máscara, hay un poco de
tolerancia pasiva, pero es la misma tolerancia que se muestra para los criminales, asesinos, ladrones, traficantes en
general”.
“Es innegable, que nuestra sociedad se mueve actualmente bajo parámetros autentica e irrefutablemente machistas y que
solo ahora la mujer comienza a obtener una serie de reivindicaciones sociales y laborales que antes se le negaban casi por
completo”.
Este es un punto que obligatoriamente hay que traerlo a este tema que nos viene ocupando y sobre el cual observa el
escritor: “la causa más profunda y remota de la anti homosexualidad es precisamente el machismo o androcracia que es el
sistema sociales de todas las sociedades de la tierra en los últimos 8.000 años”.
La interiorización de la mujer, que es la esencia del machismo, hace que se desprecie al homosexual masculino como si
fuera una mujer y a la homosexual femenina “dizque” porque usurpa el papel del varón dominador.
“se da una importancia exagerada al rol masculino y se desprecia todo lo femenino. El sistema machista ha comenzado a
ceder levemente en virtud del movimiento feminista, especialmente en las naciones industrializadas del mundo occidental,
pero todavía muchos varones que dicen no tener nada contra los homosexuales, sufren un enorme desengaño si sus
propios hijos varones resultan homosexuales”.
“hay una idea errónea que atribuye a los homosexuales masculinos debilidad de carácter, falta de entereza y otros atributos
que se consideran “femeninos”. La verdad es que la valentía está igualmente distribuida en ambos sexos y en las dos
tendencias sexuales. Lo mismo ocurre con la cobardía”.
“La mera orientación sexual no tiene nada que ver con el carácter según los sociólogos modernos”.
En su libro, Botero trae una tesis que aunque no es nueva, vale la pena discutir y analizar, en el sentido de que la
homosexualidad no es amoral socialmente. Esta premisa la explica así:
“Las actividades homosexuales mientras no estén rodeadas de circunstancias delictivas no le hacen daño a nadie ni a la
sociedad. Mientras no haya violencia, engaños, seducción de menores, coacción, escándalo, etc, los actos homosexuales
no solo no son malos, sino que a menudo contribuyen al progreso de la persona, sobre todo si van acompañados de amor,
mutua ayuda, emulación hacia el progreso, etc”.
Homosexuales prostitutos
A todas estas surge otro problema social, que también es analizado en el libro que acaba de publicar el Manizaleño Ebel
Botero y que hace relación con estos estrafalarios personajes que campean como sin pena y vergüenza por la calle,
vestidos de mujer “lobamente” adornados, para quienes pese a todo no pueden ocultar del todo que se trata en realidad de
“auténticos” varones.
A la postre son los mismos que copan por las noches, clubes especializados en homosexualismo, donde se comercia con
la carne, de idéntica manera a cuanto acontece en una casa de lenocinio.
Este asunto merece la siguiente consideración para Ebel Botero: “La miseria económica lleva a muchas personas a
prostituirse de muchas formas y una de ellas es la sexual. Así como en el campo heterosexual (hombre-mujer, mujer-
hombre) muchas mujeres se ven obligadas a comerciar con su cuerpo, también muchos hombres muchachos practican la
prostitución. Sin embargo en la inmensa mayoría de casos, los prostitutos homosexuales son verdaderos homosexuales que
disfrutan plenamente de la relación erótica. Casi nunca los prostitutos homosexuales son manejados por intermediarios o
proxenetas, sino que se entienden directamente con sus clientes, pero el rechazo social a la homosexualidad (lo que el libro
denomina homofobia) sirve de pretexto para que algunos prostitutos y la misma policía, exploten al homosexual mediante el
chantaje.
Precisamente en Gran Bretaña, cuando en 1967 se despenalizó la homosexualidad entre adultos consensuales, actuó así
principalmente por evitar el chantaje, la prostitución y las enfermedades venéreas. Cuando una sociedad acepta plenamente
la homosexualidad no criminal, se puede ver libre de estas tres lacras. En últimas, la responsable de la prostitución
masculina es la sociedad misma y no los homosexuales individualmente vistos.
El libro
“Con el libro busco ante todo esclarecer las situaciones sociales y morales de la cuestión homosexual. Busco que se levante
el tabú del silencio y se ventile libremente el tema. Que se haga justicia y se suspenda la opresión inhumana a los
homofilos. Busco comprensión, objetividad, y busco también que la auto represión del homosexual deje de engendrar
neurosis y conflictos internos que perpetúen diariamente en la sociedad, porque muchos homosexuales que se reprimen
totalmente por miedo al oprobio social, se entregan a la usura, la maledicencia, las intrigas y a otros males graves.
36
“
Homofilia y homofobia, es un texto de autoría de Ebel Botero, nativo de Manizales,
que fue publicado en la ciudad de Medellín en 1980. Aunque poco se conoce y no
tiene reimpresiones desde el primer tiraje, en un documento emblemático para
hablar de la homosexualidad, puesto que usa una serie de argumentos
elaborados, pero de manera respetuosa y comprensible, enfatizando en su
experiencia y lectura como fuentes para la creación de su obra. Usa además
elementos de disciplinas médicas y humanísticas para crear finalmente lo que el
mismo denominó un ensayo de “divulgación científica” interdisciplinario, no médico
ni “experto”.
37
escalofriante y espinoso que sea no deja de ser interesante y de vibrante
actualidad.
Por el lado académico, el Dr. Helí Álzate, médico y profesor titular de Sexología de
la U. de Caldas, hizo contribuciones fundamentales al campo de la sexología.
Entre los años 1969 y 1982, salen a la luz dos polémicos textos de su autoría, el
primero titulado “Apuntes de información sexológica” (1969) y el segundo
“Compendio de sexualidad humana” (1982), allí propone:
38
Motivación similar a la de los guerreros griegos, quienes creían que durante
la penetración, el amante adulto transmitía con su semen la “virtud varonil”
SUBSTRATO BIOLÓGICO
De las varias funciones de la sexualidad resaltan dos, que son la más
arcaica y la más moderna, filogenéticamente hablando: la primera la
reproductora y la segunda la placentera. Desde un punto de vista
cualitativo, es probable que ambas tengan importancia similar para la
mayoría de los seres humanos. Desde un punto de vista cuantitativo la
función erótica eclipsa casi por completo la reproductora, ya que se puede
asegurar que más del 99% de los coitos que realiza una pareja durante la
vida matrimonial tiene propósito placentero, al menos para el hombre; la
importancia del erotismo en la vida sexual del ser humano es un producto
del proceso
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Ambos fragmentos recogen el pensamiento vanguardista del profesor Álzate en la
Universidad de Caldas; su obra sentó las bases para la formación en sexología
pionera en el país y en la conformación de la Academia Colombiana de Sexología
de la cual sería su presidente. La obra de Álzate suscitó la necesidad de repensar
la sexualidad, no ya como un hecho estrictamente inherente al cuerpo material,
sino a las realidades que lo circundan, constriñen y conforman, desde el ámbito
físico, pero especialmente desde el componente ideológico, contextual y cultural.
A modo de cierre.
40
determinantes de las prácticas sociales, pues la representación del discurso y la
práctica se generan mutuamente”. Es decir, entender la dinámica de las
interacciones es también comprender la razón o el motor por el que la gente actúa
de ciertas maneras y la forma cómo se conforman las ideologías y creencias.
41
Es decir, las maneras de distinguir el género fueron más limitadas y un poco más
complejas que aquellas que impuso la psiquiatría y la sexología europea -y los
discursos sobre la homosexualidad y la inversión sexual- a su arribo a Colombia y
América Latina.
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