Los hermanos L
ste y Louis son, como es
ne, En 1895 presentaron en
el Grand Café de Paris la pri a a
era pelicula: La salida de
las Fabricas Lumibre y, en el os
mismo afi, la primera cinta ]
‘con argumento”, El regador
regado que es, en rigor y co-
mo se le llamaria mas tarde,
un gag, estoes, un chiste con:
tado visualmente. En la
ctualidad algunos investigadores espe
culan sobre cémo la eritiea moderna hubiera tratado este corto,
Si se habrian escrito densos articulos que empezaran: "El rega
dor regado 0 €l discurso de la crisis de la pareja...” que descu:
brieran en este film un alegato en favor de la liberacién del
cuerpo, las tendencias “machistas” del realizador, el hallazgo del
primer cine de auteur,
Aurelio de
México que la primera exhibicién de cine —que ind
Reyes nos informa en L ine en
tomadas en el pais— se efectus el 14 de agosto de 1896 en el
entresuelo de la Drogueria Placeros, sita, en el 9 de la calle de
Plateros, hoy Av@nida Madero, ante reporteros y ",,rupos cienti
ficos”. No aclara si pertenecian al gabinere d rfirio, pero
a de “maravillosa”, con s6lo una
si que la exhibicién fue califica
la del diario El Paés al que cabe el honor de ser
el primero que calificd una pelicula de deni;
De los Reyes
época en que se filmaron las primera peliculas nacionales, con
» 1899 un film
brid el pais-a un
critica en cont
te para México.
iza el periodo 1896-1900 del cine mexicano,
‘odas sus virtudes y defectos, incluso la censura: €
fue autorizado para "hombres solos” y
medio de exp
sién que va de la vulgaridad mis ram
arte maravilloso de Chaplin, Eisenstein y Welles.
~___ FONDO fal
‘CONOMICA
DE_ CULTURA —Lecturas Mexicanas divulga en ediciones de grandes :i-
radas y precio reducido, obras relevantes de las letras, la
historia, la ciencia, las ideas y el arte de nuestro pais.
AURELIO DE LOS REYES
Los origenes
del cine en México
1896-1900
CULTURA SEPPrimera edici6n, uvam, 1972
Primera edicién, st»/80, 1983
Primera edicidn en Lecturas Mexicanas, 1984
D. R. © 1983, Foxvo pe Curruna Econowica
Av. de la Universidad, 975; 03100 México, D. F
ISBN 968-16-1830-0
Impreso en México
INTRODUCCION
Los CUATRO ajios que ocupa la investigacién, son testigos
de dos cambios fundamentales en la sociedad. El primero en
cl periodismo. Asistimos al nacimiento de un nuevo enfo-
que de la prensa oficial; el gobierno estimulé la publicacion
de El Imparcial y de El Mundo en 1896; se autocalificaron
de “‘cientificos” y “‘progresistas”. Y vemos las muertes de
los diarios liberales, El Monitor Republicano (1897), El
Globo (1898), Gil Blas (1898), entre otros; y de la vieja
prensa oficialista, El Partido Liberal y El Siglo XIX (1896).
El segundo cambio esti en el gusto del piblico, se rechazan
las obras dramaticas y se busca lo ligero, como la zarzucla,
Virginia Fabregas, Eliza de la Maza y las compafias de
pera fracasaban estrepitosamente en lo econémico, porque
la gente no acudia a sus representaciones, Este cambio en
las predilecciones del piblico ser determinante para el éxi-
to de las exhibiciones del cinematdgrafo, tema de nuestra
tesis.
La capital de la Repdblica mexicana cont6 con gran ni-
mero de publicaciones periodisticas en el cuatrienio que
ocupa nuestra investigacién. Algunas demasiado especiali-
zadas para nuestro propésito, las de circulos agricolas, ju-
diciales, etcétera. Los diarios que nos surtieron de datos se
pueden clasificar en varios grupos:
1. Positivistas 0 gobiernistas: E! Mundo, El Imparcial y
El Mundo Ilustrado, Todos de la empresa de Salvador Reyes
Spindola (que durante la administracion de Madero orga-
nizé una manifestacion contra la libertad de expresion),dedicados a divulgar el “‘conocimiento de la ciencia entre las.
masas”.
2. Catdlicos: La Voz de México, El Pais y El Tiempo.
Los dos primeros editados por José Trinidad Sanchez San-
tos. La Voz... estaba bajo el patrocinio de la Santisima
Virgen de Guadalupe.
3. Independientes: El Nacional (Revolucionario), El
Universal y El Diario del Hogar,
4. Liberales: El Monitor Republicano, Gil Blas, El Popu-
lar, El Globo, El Chisme y El Liberal
5. Voceros de la iglesia: hojas insertas en La Vor de Mé-
xico, sin catalogacion en la hemeroteca, Una revista men-
sual, El Reproductor Eclesistico, publicacion oficial del
clero poblano. Deseamos aclarar que para entender la acti-
tud de la iglesia frente al progreso y, obviamente ante el
cinematégrafo, nos basamos en esta revista porque era el vo-
cero del clero poblano, famoso por su intransigencia y orto-
doxia. Esta revista se dedicaba a contestar las dudas de los
sacerdotes de pueblos remotos con respecto a la aplicacién
del dogma. Estos escribfan a la redaccién y se les contestaba
en las paginas de la publicacién, También ten{a El Repro-
ductor una seccién que orientaba sobre la temética de los,
sermones. Pusimos especial atencién al revisar esta publi-
cacién, para comprobar la afirmacién de los Moulinié de
que el cine fue considerado en muchos pueblos cosa del
Diablo. No encontramos que un solo sacerdote consultara
al respecto, ni que los editoriales anatematizaran el espec
ticulo. Fue basico para suponer que la censura impuesta a
los ‘“cémicos de la legua”, por las autoridades eclesidsticas
y civiles de los villorrios, fue de tipo moralista; causada, sin
duda, por las exhibiciones para hombres solos. Los alegatos
de que el cristianismo fue un vehiculo para tract el progreso
a México, los tomamos de El Tiempo y La Vor de México,
8
diarios de tendencia religiosa mas no voceros oficiales del
cleto, porque El Reproductor Eclesidstico no editorializa
ni a favor ni en contra; sencillamente clude el tema, Los pe-
riddicos catdlicos 2 inenudo publicaban ponencias, articu-
los, sermones o estudios de sacerdotes mexicanos, espafioles
o italianos sobre el asunto, que no sirvieron para fundamen-
tar nuestra conclusién.
Una de las fuentes imposibles de adquirir por el historia-
dor son los sermones. El piilpito hasta hoy ha sido subes-
timado cn su aspecto propagandistico, y sin embargo
ereemos que es determinante en la conducta de las perso-
nas. Maxime en los pueblos pequefios, a donde legaban los
“comicos de la legua” Seria por demis interesante conocer
las prédicas contra la pornografia cinematografica de aque-
los aftos,
6. Un capitulo aparte merecen los semanarios Cémico y
Frégoli, Los dos comentaban jocosamente la vida capitalina.
Estdn plagados de ilustraciones y comentarios chuscos de
los acontecimientos que afectaban a los capitalinos. Resefia-
ban con mucho sentido del humor los especticulos. Estos
semanarios fueron considerados “pornogrificos”. Ha sido
una verdadera fortuna que la hemeroteca los conserve com-
pletos y sin una sola mutilacién. Verdaderamente milagroso
que hayan escapado de las manos de los que se encargan de
tijeretear las publicaciones, Parece que las dos revistas han
sido consultadas poco por los investigadores; estén tan
nuevas que dan impresién de no haber sido tocadas por la
mano humana. Quien desee asomarse a la vida capitalina de
estos afios no puede prescindir de ellas. Comico y Frégoli
dan una imagen muy amplia y completa de la época, sobre
todo de los estratos bajos de la sociedad y de los gustos de
Ia clase media. Si se nos permiten los calificativos, nos atre-
vemos a decir que fueron las més hermosas, amenas y bellasfuentes que consultamos a lo largo de tan ardua investiga-
cién.
7, Habia otros diarios encargados de recoger las noticias
que interesaban a las colonias extranjeras. Los franceses te-
nian su Courrier du Mexique, que aport6 tan solo un dato, a
pesar de que los hermanos Lumidre, creadores del cinema-
tografo, eran de esa nacionalidad. Los norteamericanos
publicaban su Mexican Herald y, al igual que los franceses
no mostraron curiosidad por su compatriota Edison, crea-
dor del kinetoscopio y el vitascopio. Los espaftoles editaban
El Correo Espaiiol que aporté miiltiples datos acerca del
cinematografo y de los espectaculos del género chico, que
tanto disgustaban a la prensa “cientifica” y “religiosa”. El
Correo Espaiiol estaba destinado a defender los intereses de
los espafoles, en esos aftos de peligro por el recrudecimien-
to del odio a lo hispano, reavivado por la lucha indepen-
dentista cubana.
Un grupo independiente publicaba El Continente Ameri-
cano notable por su aversion a lo yankee. Tenia por lema
“América para los americanos”, y parodiéndolo se anatema-
tizaba contra el vecino pais del norte, puesto que la finali-
dad de los editores era hacer propaganda en pro del movi-
miento separatista.
Esté ilustrado con una magnifica galeria de los héroes de
la lucha, cuyo autor es José Guadalupe Posada. Desgraciada-
mente no nos fue til. Al cine no le dedicd ningtin comen-
tario. Desapareci6 esta publicacién poco después de finalizar
la guerra hispanoamericana en 1899. Para los redactores,
Cuba seria una colonia yankee y parece que tuvieron voz de
profetas. A pesar de que despert6 nuestro entusiasmo y
emoci6n, para nuestra desgracia no dio ni una vaga noticia
acerca del cinematdgrafo.
Entre los diarios consultados habia un residuo del parti-
10
do conservador, La Patria de México, que no aport6 tam-
poco ningin dato sobre nuestro tema,
‘Se consultaron otras muchas revistas literarias, que con-
firmaron la fobia de los intelectuales al cinematgrafo. Una
publicacién de Guadalajara solamente public un verso
titulado ‘‘Cinematografo” y vagas notas de los “‘cémicos de
la legua” que legaban a dicha ciudad. El Album de la Ju-
ventud, editado por la Sociedad Cientifica y Literaria
Cuauhtémoc no dice absolutamente nada. Otras publica
nes literarias de Cuernavaca, Aguascalientes y Zacatecas
asumen idéntica actitud hacia el espectéculo objeto de
nuestra tesis. Todas esas publicaciones parecen indicar un
desprecio de los intelectuales al cinematografo.
La Hemeroteca Nacional guarda muy pocos diarios pro-
Vincianos, Pudimos consultar El Diario de Jalisco y El Con-
tinental de Guadalajara, El Contemporinco de San Luis
Potosi, El Reproductor y El Cosmopolita de Orizaba, Ver.,
Lucifer y La Democracia de Tepic (éste nos lo facilit6 el
cenciado Eugenio Noriega Robles). Vimos otros muchos
rotativos que no informaron de la llegada de los “cémicos
de la legua’” a las ciudades; publicaban una que otra noticia
procedente de los diarios capitalinos, mezcladas con poemas
y cuentos de autores locales. Nos lamentamos indtilmente
del poco cuidado de las editoriales que, por modestia o des-
cuido, no remitieron a la hemeroteca ejemplares de sus pu-
blicaciones conforme a la ley. Las que lo hicieron, sin duda
tenfan el 4nimo de perpetuar su memoria.
El archivo del ex Ayuntamiento de la ciudad de México
fue una de nuestras fuentes mas importantes. Desgraciada-
mente no guarda el legajo que podria despejar dudas respec
to a la programacion. No estan catalogados los papeles de la
‘Administracién de Rentas del Ayuntamiento, encargada de
recabar los impuestos y a la que los empresarios de espec-
nLtculos deberian entregar dos ejemplares de los programas,
segin se ordenaba en el reglamento respectivo. La sefiora
Carmen Toscano de Moreno Sanchez guarda una coleccién
de programas de los afios que nos ocupan, pero por desgra-
cia no tuvimos acceso a ella.
Después de haber dado un ligero vistazo a las publicacio-
nes que consultamos, nos acercamos a los diarios “‘cienti-
ficos” y “liberales” para introducirnos un poco en la época
que ocupa la tesis. Nos fijamos en ellos porque el antagonis-
mo entre si, da una idea de la estratificaci6n ideolégica tan
marcada en la sociedad mexicana de esos afios. En lo politico,
las otras publicaciones giraron en torno aestas dos tendencias.
Los diarios cientificos se destacaron por su incondicional
apoyo al gobierno. En ellos no se encuentran més que ala-
banzas a la conducta del general Diaz. Los periddicos libe-
rales, sobre todo El Popular, se caracterizaron por la viru
lencia de sus ataques a los hombres més destacados de la
administracidn, incluyendo al propio general Diaz. Funda-
mentaban sus criticas en que la responsabilidad de regir los
destinos del pais, no los hacia inmunes a las censuras, por el
contrario, su conducta piblica se beneficiaba con las obser-
vaciones de la prensa. Los diarios cientfficos no fueron de-
mandados por calumnias 0 difamaciones, en cambio no
hab{a semana en que no cayeran acusaciones contra los dia-
s liberales. Sus reporteros morfan © desaparecian miste-
riosamente. Se fomentaba una subterfugia persecucién a la
prensa, Por lo pronto, el lunes 21 de diciembre de 1896 El
Globo fue demandado por difamacién y un reportero fue a
hacerle compaiia al director del mismo a Belén, donde es-
taba prisionero por otra denuncia contra el diario que re-
genteaba.’ La acusacién se basaba en que el dia 15 de ese
1 “Qua denuncia de EI Globo”,
bre de 1896, p. 2.
El Globo, martes 22 de diciem-
12
mes se habfa denunciado en las piginas del periédico un
simulacro de duelo en Chapultepec. La noticia no era direc-
ta, la habia tomado de El Nacional” que, a la vez, criticaba
a El Imparcial por el sensacionalismo dado a la nota. El
Globo se alarmé sobremanera porque el fingido duelo tenfa
por objeto “‘impresionar” una “vista” cinematogrifica y de
ese modo se engafaria a la gente. Le preocupaba ademis, el
amarillismo de El Imparcial y el poco respeto a las autori-
dades.
..se dice que en el simulacro de duelo que se hizo en
Chapultepec, la policia que concurria no era verdadera,
sino que particulares se vistieron de gendarmes para dar
mayor realce al dicho simulacro. .
Pues mayor burla a la verdadera policfa. .
La pelicula reconstrufa un sonado combate entre dos di-
putados, Verdstegui y Romero, en el que el primero quedé
muerto. El caso estaba ain muy reciente y los énimos no
se habfan calmado ¢Por qué despertar de esa manera incon-
veniente, conclufa B/ Globo, el duclo Romero-Veristegui?
El dia 22 de diciembre de 1896 el diputado coronel
Francisco Romero, aludido en la noticia, acusé de difam:
cién a El Globo, en lugar de 2 El Imparcial que habia infor-
mado con sensacionalismo, sobre ¢l fingido combate. Fl dfa
2 Decia El Nacional del lunes 14 de diciembre de 1896, p. 2 “El
Imparcial de hoy, con ¢l alarmante titulo de ‘Don Francisco Rome-
ro hiere en duelo a don Fernando Veraza. Intervencién de la poli-
cfa’, cuenta a sus lectores un simulacro de duclo verificado con el
permiso de la autoridad ayer, a las diez de la mafiana en un potrero
cercano a Chapultepec y Ilevado a cabo con el objeto de sacar una
vista para el cinematografo Lumiere. .
3 "Ms burlas a la policia”, El Globo, miércoles 16 de diciembre
de 1896, p. 2
1324 Alfonso Lépez, reportero, fue aprehendido por su res-
ponsabilidad en la redaccion de la nota ofensiva, y el 26 se
encarcelé por la misma causa al redactor y director interino.
El juicio siguié su curso y los acusados fueron declarados
formalmente presos. El acusador, diputado Romero, dejé
entrever que si el redactor de la nota pedfa disculpas o acla-
raba en el periddico que habia sido objeto de una confu-
sién, pues el sefior Romero que tomé parte en el duclo
fingido era un homénimo del diputado, retiraria su acusa-
cidn. Hasta el 4 de marzo de 1897 el periodista Alfonso
Lopez publicé la nota aclaratoria* y el 16 de marzo fue ex-
carcelado, junto con el director interino.5
Las acusaciones contra los diarios independientes y libe-
rales que criticaban aspectos de la administracién, estaban a
la orden del dia; no se necesitaba que censuraran tal o cual
acto, los comentarios més triviales causaban la demanda,
Los periddicos “‘cientificos” gozaban de inmunidad, se afir-
maba que el gobierno les pagaba una subvencidn de cin-
cuenta y dos mil pesos anuales, El director de El Universal,
sefior Ramén Prida, fue acusado de difamacin por la de-
nuncia gue hizo de los escindalos en unos hoteles de la
Merced.® El Popular fue acusado por ¢l ofendido padre de
una muchacha, que colectaba fondos para la causa cubana
en la calle; el diario coment6, sin el 4nimo de injuriar a na-
die, la generosa iniciativa de unas damas.” Se pueden citar
4 “Los procesos de Ei Globo”, Ibidem, jueves 4 de marzo de
1897, p. 3.
5 "Noticias del dia”, El Tiempo, marzo 16 de 1897, p. 2.
6 “Actualidades", La Voz de México, martes 13 de abril de
1897, p. 3
7 “Denuncia de El Popular”, El Popular, viernes 5 de marzo de
1897, p. 2.
14
miiltiples casos, hemos puesto tres, escogidos por las causas
tan baladies que originaron el encarcelamiento de reporte-
ros o de los directores de los diarios. Otro de los métodos
usados para aminorar la censura a los actos de la administra-
cién consistié en el asesinato de periodistas; los crimenes
permanecieron inmunes y sus autores nunca fueron apre-
hendidos, ni los casos investigados. Este eficaz método se
‘empez6 2 utilizar hacia 1894, con el reportero Emilio Ordé-
fiez. Este habfa desempenado el puesto de administrador de
rentas en Zacualtipan. El cacique de esta poblacién habia
dominado a los habitantes por el terror; en ocasiones habia
encontrado gusto en ejercitar su blanco en los habitantes
del lugar. Emilio Ordéiiez habia ayudado a un vecino con
una recomendacion en un litigio que tenia contra el cacique
de Zacualtipan. La desinteresada colaboracién de Ordéiiez
fue su perdicién; con el cambio de poderes en el estado de
Hidalgo, el secretario del gobernador result amigo del caci-
que de Zacualtipén, que aproveché para sujetarlo a tenaz
persecucién. De inmediato pidié la destitucién de Ordéiiez,
éste se dedicd al comercio de ganado, hasta que se enterd
que su enemigo lo emboscaria. Pidié una escolta de dos
guardias y en el camino fueron atacados. El hermano de
Orddiiez pudo contestar al fuego y maté al tirador, que
result6 ser el cacique de Zacualtipan.
Como la conducta del secretario se comentaba sotto vo-
ce en Pachuca, el disgusto piblico aumenté, Emilio Ordé-
fiez conocia al secretario desde su juventud, pues los dos
procedian de Chicontepec. A raiz de la persecucién iniciada
en su contra, Ordoiiez comenz6 a publicar en el diario pa-
chuquefio Las Novedades y en El Liberal Espattol, articulos
que revelaban el oscuro pasado politico de aquél.
Ordéfiez se hab{a mudado a la ciudad de México después
de la muerte del cacique de Zacualtipan, para evitar compli-
15caciones, y en la capital, la policia del estado de Hidalgo®
lo aprehendié con lujo de violencia, Fue conducido a Pa-
chuca en tren, pero logro fugarse pidiendo asilo en la casa
del licenciado Justino Fernandez, ex gobernador de Hidal-
go,? que se limit6 a pedir garantias al gobernador del estado
de México, que se comprometid a entregar al reo vivo a la
policia de Pachuca. La aprehensién de Ordéjiez la ordena-
ron por el tiroteo donde murié el amo de Zacualtipin, aun-
que su hermano se habia entregado a la policia y asumido la
culpabilidad.
La prensa de la ciudad de México denuncié con grandes
titulares, las irregularidades que habia en el encarcelamien-
to, todo fue initil. El periodista fue enviado a la prision de
Pachuca. Se le abrié un proceso por asesinato que durd
cuatro afios. No obstante los vejamenes y hostilidades, se
mantuvo firme en sus declaraciones de inocencia. Esta-
ba por finalizar el juicio y todos crefan que saldria libre, pero
por ausencia del gobernador, su secretario, Ramon Riveroll,
fue designado gobernador interino y ordend el asesinato del
‘diarista”. Contra la costumbre, una noche encerraron a los
dems presos en las celdas bajo lave, para evitar que defen-
dieran a Ordéfiez, Se presenté gente en la celda de éste y lo
ahorcaron con una cuerda de c4iiamo, lo sacaron al patio de
la cdrcel y ahi lo remataron a puntapiés. Su cadaver y el
centinela vivo, fueron a dar al horno crematorio de caballos.
La policia informé que habia intentado una fuga, pero los
presos comentaron a sus esposas el fin de Ordéfiez. Como el
hecho fuera conocido, dio por resultado dos muertes mas
8 “La muerte de Emilio Ord6fez; pginas para un proceso, En-
trevista con la sefiora viuda, Habla un reportero”, Ibidem., enero 28
de 1897, p. 2.
9 Ibidem, enero 31 de 1897, p. 2
16
entre los presos. La prensa atemorizada guardé silencio. En
dos afios no hablé més del asunto.
En septiembre de 1896, dos aiios después del crimen,
aparecié en Gil Blas un articulo titulado “El cinematografo
en Pachuca, Vistas de actualidad”, que narraba unas pelicu-
las “muy realists” que mostraban al gobernador del
estado de Hidalgo, a su hacienda en el Zoquital y al horno
‘crematorio de caballos, que lanzaba fumarolas a las que los
“caprichosos giros del aire le dan formas fantisticas de
hombre vestido de negro. . .”"° La prensa continué en silen-
cio, nadie hizo eco de este ingenioso panfleto. Los diarios
estaban atemorizados porque los crimenes y acusaciones se
sucedian intermitentemente. Luis Gonzdlez fue “‘Fusilado a
machetazos...”" y Jestis Olmos Contreras “Despedazado
con més de cuarenta pufialadas, apufialado hasta en la boca,
apuiialado hasta romperse el hierro en el cuerpo sangriento
de la victima, .."'' El misterio rodeaba a los erimenes lo
que aunado a las denuncias por difamacién, minaron el espi-
ritu combativo de los rotativos liberales.
Hasta el 21 de enero de 1897 los diarios volvieron a ha-
blar del asesinato y cremacién de Emilio Ordéiez. Esta vez
con decidida energia y sin temor alguno. El Universal inicid
la campaiia, secundado por El Popular, y a los pocos dias
por La Voz de México, El Tiempo, El Nacional, etc.; El
Mundo y El Imparcial guardaron silencio. Los periédicos
“liberals”, independientes y religiosos, comenzaron una
investigacion: entrevistaron a la viuda, que ensefié irrefuta~
bles pruebas, cartas que recibid de los compaiieros de pri-
10 “El cinematografo en Pachuca. Vistas de actualidad”, Gil Blas
sibado 5 de septiembre de 1896, p. 1.
11 “La desaparicién del periodista don Emilio Ordéfiez. La res.
ponsabilidad del gobernador Cravioto. Escindalo sobre escindalo”,
FI Popular, enero 21 de 1897, p. 1.
17sién de su marido, nombres de testigos, entre los cuales
estaba el mismo jefe de la carcel, el licenciado Justino Fer-
ndndez, que abog6 por el reo; el hermano del gobernador
del estado de Hidalgo, compadre de la victima. Se publica-
ron los asesinatos ordenados por Riveroll, uno de los cuales
escandalizo aiin més a la sociedad, habia encarcelado y deja-
do morir de gangrena a un padre que sc atrevid a protestar
por la violacion de su hija de catorce afios. La prensa de la
provincia reprodujo los escritos y el caso trascendid las
fronteras. Se comentd en Estados Unidos y en algunos pai-
ses latinoamericanos. Se pedia la apertura de una investiga-
cién oficial y la condena de los culpables, maxime que ya
se habian dado las pruebas y los nombres. Ante la presion
ejercida sobre las autoridades, se abrié cl proceso. La parte
acusadora la componjan los escritos de los diarios; el acusa-
do, Riveroll, que dijo acataria la decision del tribunal. Dia~
riamente, con grandes titulares y en primera plana, los
periddicos seguian publicando entrevistas ¢ informaban del
proceso. Finalmente, El Imparcial y El Mundo hablaron
del asunto, sblo para acusar a los otros diarios de chanta-
jistas.
La viuda de OrdéAez eseribié una carta ala sefiora Diaz
para que le diera audiencia; a los pocos dias recibi6 contes-
tacién y fue recibida en el castillo de Chapultepec (con
anterioridad habia enviado carta tras carta y nunca recibid
respuesta. La sefiora Dfaz informé que recibia tanta corres-
pondencia que olvidaba contestar). Se le prometié ayuda y
a los pocos dias recibié un nombramiento de maestra de la
Escuela Normal.'? Todo parecfa indicar que cl pleito se ga
12 “La sefiora viuda de Ord6fiez ante la sefiora esposa del presi-
dente de la Repablica, Escena de lagrimas, Promesa solemne de just-
cia”, Ibidem, febrero 10 de 1897, p. 2.
18
naria y que los culpables serfan castigados con el rigor de
la ley. E18 de julio de 1897 se dio el veredicto: Emilio
Ordéiiez se fugd y se desconoce su paradero. La noticia
cay6 como cubetazo de agua fria sobre los diarios.!
El asunto Ordéfiez armé un escéndalo fenomenal porque
salicron a flote las irregularidades de la administracién del
estado de Hidalgo. El general Diaz movié sus resortes y a
los pocos meses, el gobernador renuncié. Iniciése un nuevo
periodo leno de esperanzas para los pachuquefios'* y de
temores para los periodistas, que quedaron tristes y cabiz-
bajos.
El gobierno debe haber querido tener una ley que fuera
un instrumento més flexible y tres afios después reformé la
Ley Organica de los articulos 60. y 7o. de la Constitucién,'*
referentes a la libertad de expresion. La redaccion fue sufi-
cientemente vaga, de manera que los motivos para denun-
ciar por difamacion y los casos para limitar la libertad de
imprenta, no resultaban excepcionales.
Los diarios independientes y liberales desaparecieron
paulatinamente. En enero de 1897 El Monitor Republicano
se retiraba de circulacién porque no vio cristalizadas, en la
realidad, ninguna de las causas por las que tanto habja lu-
chado, entre otras, la democracia y la libertad de prensa. El
Monitor Republicano no comprendia los cambios operados
en la administracion y luchaba por los més puros ideales del
liberalismo. E! Universal le dedicd un epitafio:
13 “El asesinato de Ord6fiez”, Ibidem, domingo 18 de julio de
1897, p. 2.
1#"La caida de la dinastia Cravioto”, El Tiempo, noviembre 4
de 1897, p. 2.
15 “EI aborto fin de siglo del Congreso de Ia Uni6n. Como ganan
sus honorarios algunos diputados. La libertad de imprenta y la liber-
tad de disparatar”, E! Popular, domingo 20 de mayo de 1900, p. 1.
19Sentimos de todo corazén el fracaso de El Monitor, por-
que no es la muerte del decrépito, y con los cuantiosos
elementos que contaba, bien pudo evolucionar en el sen-
tido en que nuestras necesidades actuales van exigiendo.
Las viejas doctrinas pierden un campeén esforzado y la
honradez. periodistica la representacién mas generosa del
cumplido y leal adversario, . .'®
A El Monitor Republicano siguicron El Globo y El Noti-
cioso, adquiridos en el transcurso de 1897 por El Universal.
Gil Blas se dejo de editar a fines de 1898. El sefior Carlos
Roumagnac, ex propietario de EI Globo, fundo El Liberal
en 1899, pero sdlo tuvo dos afios de vida y su formato reve-
la pobreza. El Universal y El Nacional, diarios independien-
tes, continuaron publicindose y desaparecieron en los
primeros afios del nuevo siglo. De los periddicos liberales
sobrevivié El Popular (desaparecido en 1904), cuya empresa
edité El Chisme en 1899 (desaparccido en 1900); ambos
periddicos contaron con la colaboracién de José Guadalupe
Posada y otros excelentes grabadores, que satirizaban los
acontecimientos que afectaban a los capitalinos, sobre todo
los de tipo politico. Lo notable de estos periddicos es el
ingenio con que aludfan a los problemas y eludfan la cen-
sura. Eran opositores de El Imparcial y El Mundo, destina-
dos a difundir “la ciencia entre las masas”.
La presentacion de los rotativos “cientificos” superaba
a la de sus opositores: profusas ilustraciones y mayor n
mero de paginas por el mismo precio. El Popular y El Chis-
‘me, para competir dignamente, comentaban en forma de
coplas, chistes y adivinanzas los sucesos politicos y los ilus-
traban con magnificos grabados. De esa manera querian in-
16 “La muerte de El Monitor Republicano”, El Universal, enero
1o, de 1897, p. 2.
20
fluir en la conciencia piblica, sobre todo la del “pueblo”; le
hablaban en su idioma para que no perdiera su conciencia
de ser politico, Bello ideal, ciertamente, pero la realidad era
muy otra, Los dos residuos del periodismo liberal, desapare-
cieron en los albores del siglo. En cambio El Imparcial, El
Mundo y el semanario El Mundo Ilustrado se caracterizaron
por reflejar el pensamiento del “grupo activo” en el gobier-
no, por omitir toda censura a la administracién del general
Diaz y por sus continuas alabanzas a éste. Criticaron a las
autoridades menores, la conducta de algunos militares en
las guerras contra los yaquis y contra los mayas, pero el
general Diaz permanecié intocable; no se le lanz6 ni un solo
dardo venenoso.
Los diarios catélicos El Tiempo, La Voz de México y El
Pais prosperaron, Es importante seftalar que estos diarios,
los “cientificos” y el recuerdo del partido conservador La
patria de México, se dejaron de publicar en el transcurso de
los gobiernos de Madero y de Victoriano Huerta (1911-
1915). Fueron incondicionales del militar y enemigos ac
rrimos de Madero.
Volviendo a nuestros afios, y para cerrar el capitulo solo
diremos que en 1899 se anuncid la publicacién de Bl Anar-
quista “. ..su programa es de ataque y su cardcter indepen-
diente, iDios lo coja confesado!”, decia con tristeza y
nargura El Popular,!?
17 “Bl Anarquista”, El Popular, stbado 14 de enero de 1899,
p.2
2EL ORIGEN DE LA INVESTIGACION
ANTES QUE nada cs importante narrar el proceso por el cual
Hegamos al tema de nuestro estudio. Al principio tenfamos
la intencién de estudiar la imagen de la Revolucion mexica-
na a través de las peliculas y del tiempo. Nos fijamos la cro-
nologia de 1910 a 1940, desde el inicio hasta el final del
movimiento. Una vez iniciada la investigacién, el material
hemerografico se empez6 a multiplicar como por arte de ma-
gia, se redujeron nuestras ambiciones y nos fijamos de limi-
te el afio de 1924, en que terminé el régimen del general
Alvaro Obregén, y antes del movimiento cristero.
Vimos con caima el iltimo aio del porfirismo, agotamos
fuentes hemerograficas disponibles del interinato de Leén
de la Barra, de los regimenes de Madero y del general Victo-
iano Huerta; consultamos abundantes publicaciones de las
€pocas de la Convencién, del Preconstitucionalismo, del ré-
gimen de Carranza, de De la Huerta, de Obregén y recopila-
‘mos el material necesario para nuestro estudio. Sin embargo,
no comprendiamos el cine mexicano que se hizo mis o me-
nos hasta 1917; resultaba extraiio que los cineastas naciona-
les filmaran los acontccimientos revolucionarios y casi no
hicieron peliculas con argumento. Los filmes basados en al-
guna anécdota, por lo general tenfan un enfoque histérico,
Cuaubtémoc (1910), El grito de Dolores (1910), Colén
(1911). En ocasiones los cinematografistas unian los aspec-
tos de Ia lucha en el campo federal y en el revolucionario,
como en Revolucién orozquista de los hermanos Alva, y no
nos cabe la duda de que no deseaban tomar partido; este he-
22
cho nos lamé singularmente la atencién. Con posterioridad
observamos que ademis, todas las peliculas tenian un pruri-
to de objetividad; habia en los autores un deseo de apegarse
4 la realidad, haciendo el montaje en un riguroso orden geo-
grafico y cronolégico. Comprendimos que no se trataba de
un caso excepcional, por el contrario, desde el porfirismo se
seguia esta costumbre. Las peliculas de las giras del general
Diaz se apegaban al orden geogréfico de los itinerarios; por
ejemplo, cuando fue a entrevistarse con el presidente Taft
de los Estados Unidos, a El Paso, Texas, en 1909, el filme
que se tomé estaba dividido en “‘cuadros” y lo mostraban
saliendo de la estacién Colonia, llegando a Querétaro, a Ce-
laya, a Salamanca, a Leén, eteétera; y en la pelicula no se
alter lo mas minimo el trayecto del viaje. Esto mismo lo
observamos en las peliculas de las giras de Francisco I. Ma-
dero, Concluimos que los filmes nacionales se podian tipifi-
car por su apego en mostrar la realidad inmediata, no im-
portaba el argumento, querfan solamente ensefiar la verdad
de los hechos. Nuestra conclusién la afirmamos atin mas al
ver que las peliculas extranjeras que mostraban sucesos no-
tables, no se apegaban ni a la cronolog{a ni a la geografia:
La guerra de Melilla, La coronacion de Jorge V de Inglaterra,
y nos dimos cuenta de que estabamos ante un “cise mexica-
0". Como se habia Ilegado a él? Ello nos remitid a los
origenes y con paciencia, no constante, agotamos las fuen-
tes disponibles de los cuatro primeros afios que hubo cine
en México, 1896-1900, para aclarar mds 0 menos qué fue lo
que determiné a los camarégrafos para hacer de las pelicu-
las un “‘fiel documento histérico”. Nuestro estudio cambid
de tema, de sentido, de titulo y se convirtié en Los orige
nes del cine en México, 1896-1900.
Ahora bien, el trabajo lo emprendimos con la conciencia
de que no seria total, puesto que las peliculas que mencio-
23namos parece que se destruyeron. Es decir, nuestra investi-
gacién se bas6 en documentos escritos. Faltaria, para redon-
dearla, conocer fisicamente los filmes, y contestar a la si-
guiente pregunta: en lo estético, ése puede hablar de un
cine mexicano? Puesto que hemos concluido que respecto
a la temitica y al modo de hacer los filmes la respuesta es
afirmativa,
Por otra parte, nuestros propésitos se modificaron, como
lo hemos dicho, y més que una historia del cine, creemos
que result una historia social vista a través del cine; éste, a
la postre, fue un merc pretexto para fijarnos en el compor-
tamiento de la sociedad mexicana durante cuatro afios del
porfirismo.
No creemos haber agotado el tema. Esperamos que nues-
tro trabajo anime a otros investigadores a realizar monogra-
fias del cine en un punto determinado de la repiblica, pues
siendo ésta tan vasta, légico es de suponer que en cada parte
reaccionaron de diferente manera ante el nuevo espectaculo.
24
I. LAS FUENTES
LA HISTORIOGRAFIA DEL CINE MUDO
LA HISTORIOGRAFIA del cine mexicano es reducida, sobre
todo la que se refiere al periodo mudo. Practicamente son
tres los autores que han hecho investigaciones. El iniciador
fue José Maria Sanchez Garcia y ha sido copiado hasta la
saciedad, sin que ninguno de sus sucesores, Emilio Garcia
Riera o Francisco Ignacio Taibo, hayan intentado el andli-
sis de su método y sus fuentes. Esto ha dado lugar a la di-
fusién de datos cuya veracidad es dudosa y con poca sig-
nificacién para la historia del cine mexicano. Moisés Gonzi-
lez Navarro dedicé al cine un breve capitulo de su estudio
sobre la sociedad porfirista, pero a pesar de que es el que
mis ha comprendido su significado, ¢s poco conocido por
los especialistas, y por no ser una monografia, sino parte de
un estudio de conjunto, su investigacién tampoco fue ex-
haustiva. Luis Reyes de la Maza hizo una recopilacién de
datos, articulos y anuncios, sin completar, ni tan siquiera
confrontar con otras fuentes las afirmaciones de Sanchez
Garefa. Por el contrario, enmarcé sus datos dentro del rela-
to de éste, y por tanto, adolece de las mismas deficiencias:
fallas en el método y escasez de fuentes.
Un homenaje tributado a los supuestos iniciadores del
cine mexicano, fue lo que motivé a Sanchez Garcia para ha-
cer su historia, originalmente publicada en forma de articu-
los en el diario Novedades, durante el afio 1944. Los tituld
“Apuntes para la historia de nuestro cine” y “Quién es
25quién en la industria cinematografica”. Diez afios més tarde,
los ordené, agregé datos y publicd su historia bajo el rubro
“Bosquejo histérico del cine mexicano”, en la Enciclopedia
Cinematogrigica Mexicana, 1897-1955 editada por Rafael
Portas sin ninguna novedad y sin citar su fuente, Antonio
Magafia Esquivel hizo una sintesis que aparecié en México,
cincuenta aitos de Revolucién (1959). Por lo menos con cré~
dito para Sanchez Garcia, Emilio Garefa Riera hizo otra
sintesis en El cine mexicano (1964). En ese mismo afio apa-
recié otro resumen en el Diccionario Porria de historia, bio-
grafia y geografia de México que tampoco cita a la fuente,
Francisco Ignacio Taibo en su “Breve biograffa del cine
mudo”, aparecida en la revista Cine Avance durante 1966,
dedicé el capitulo VIL al cine mexicano. En él mezelé datos
de Sanchez Garcfa con otros que encontré en el semanario
porfirista El Mundo Ilustrado, El resultado fue cadtico; el
desconocimiento de la materia lo condujo a muchas afirma-
ciones afin més confusas que las del periodista.
Puesto que los reportajes publicados por Novedades en
1944 iniciaron los errores reproducidos profusamente, vale
Ia pena analizarlos con cuidado.
El del 26 de noviembre (p. 6, cols. 3-5) dio noticia de un
festejo tributado dos afios antes. Afirmaba que el agasajo
habja sido una muestra de gratitud de la industria cinemato-
grafica mexicana en esos afios de prosperidad— a sus fun-
dadores. Sanchez Garcfa se quejaba de que no habia sido
sino un “‘. . .desfile disfrazado de homenaje. . .”, que le des-
perto “‘un deseo ardiente de sacar de las tinieblas la realidad
de los hechos . . .para dar honor a quien honor merece y des-
pojar a los usurpadores de sus falsas glorias. ..” Relataba a
continuacién, cémo en biisqueda de antigiiedades dio con
una carta del general Porfirio Diaz al ingeniero Salvador
Toscano, fechada el 6 de diciembre de 1897, en la que de-
26
clinaba una invitacion para asistir a las exhibiciones en su
cinematégrafo. Sanchez Garcia se dio a la bisqueda del in-
geniero, que todavia no fallecfa.
El articulo del 3 de diciembre (p. 14, cols. 1-2) narraba
que el ingeniero, por no disponer de tiempo para una entre-
vista, a cambio del documento encontrado, le envié una car-
ta donde contaba cémo y cudndo introdujo el cine a México.
‘Toscano afirmaba haberse enterado por la prensa francesa
de la invencién del cinematégrafo, e inmediatamente haber-
se dirigido a los hermanos Lumitre para averiguar el costo
del aparato, obtenido a pesar de su elevado precio.
Poco después le llegé una notificacién de Emilio Cabessut,
de esta ciudad [de México]. . . en la que se le informaba
que el proyector. .. habfa llegado... Elsefior Cabessut. ..
hizo firmar al comprador varias letras... y entreg6 el
aparato sin mas vacilaciones . . .[el ingeniero Toscano]
abrié una sala de espectaculos que se lamé cinematogra-
fo Lumiere en la calle de Jesis [Maria] alumbrado con
luz eléctrica, y dotado, para amenizar las funciones, de
un fondgrafo Edison de bocina y cilindros de cera. . . El
precio por cada tanda era de diez centavos. . . Buscando
una situacién més céntrica, Toscano trasladé después el
cine, con el mismo nombre, a la calle de Plateros. .
El reportaje del 10 de diciembre (p. 10, col. 3-4) conti-
nda con el relato del ingeniero Toscano ¢ incluso transcribe
parte de la carta. El ingeniero afirmaba que, como el apara-
to servia también para filmar, hizo algunas tomas del famo-
so actor Paco Gavilanes, con un truco fotogrdfico que daba
la impresion de que era atropellado por una aplanadora;
también tomé algunos espectaculos del género chico, Don
Juan Tenorio, escenas del presidente Diaz y de la plaza de
la Constitucién. Posteriormente el 2 de febrero de 1898,
27inicié unas giras para dar a conocer el espectéculo en el inte-
rior de la Repiiblica mexicana, empezando en Tehuacdn y
siguiendo en las ciudades de Puebla, Durango, San Luis Po-
tosi, Celaya, Guadalajara, Zamora, Zacatecas, Matehuala y
Chihuahua. A su regreso se establecié en la calle de Cinco
de Mayo 9, en los bajos del hotel Gillow, y en 1899 realiz6
un viaje a Europa para asistir a la Exposicin Universal de
Paris. A su regreso traia peliculas de Mélits, Viaje a la Luna,
El reino de las badas y Juana de Arco. Relataba cémo en su
salon alternaba las peliculas francesas, norteamericanas y
mexicanas, La muerte de Leon XIII, El advenimiento de Pio
X, La guerra ruso-japonesa, La catistrofe de San Francisco,
Las bodas de Alfonso XIII, La inundacion de Guanajuato,
eteétera y cémo durante la Revolucién filmé algunos acon-
tecimientos, de los cuales tenia negativos. Sanchez Garcia,
convencido de quién habfa dado a conocer el cinematdgrafo
en México, hizo que el poderoso Sindicato de Trabajadores
de la Industria Cinematogréfica (STIC) tomara una fotogra-
fia de todos
los camardgrafos de México y se invité al ingeniero Tos-
cano Barragin aque figuraraen ella en sitio preferente. .
EI ingeniero, presa de gran emocién, dio las gracias por
aquella, que él consideraba inmerecida atencién, He aqui
aun verdadero hombre que no quiere recibir los honores a
que se ha hecho acreedor.
EI articulo del 17 de diciembre informaba que el seior
Enrique Moulinié habfa sido el segundo empresario que se
dedicé en México al negocio cinematogrifico, en especial en
el interior de la RepGblica mexicana, mientras el ingeniero
Toscano lo hacia en el Distrito Federal. Cuenta que Mouli-
nié, asociado con un sefior Churrich, inicié en el afio 1897
28
las exhibiciones en la ciudad de Puebla y las continué en las
principales poblaciones del pais. Segiin el autor:
...el fanatismo religioso de algunas personas [hizo que
rechazaran] el invento como cosa diabélica. Hasta las au-
toridades, sea porque participaban de la supersticion pa-
blica 0 porque temian desagradar a los que, por medio
de periédicos, proclamas, etc., se oponian al cine, resis-
tianse a conceder los permisos solicitados para establecer
las salas. En muchos casos se hizo necesario dar funcio-
nes previas, para las autoridades civiles y eclesidsticas
que, después de convencerse a si mismas de cuan inofen-
siva era la nueva invencién, daban su licencia y anuncia-
ban a los timoratos que “‘aquello no estaba en pugna con
los santos principios de la Iglesia, y que Satan no habia
puesto sus diabdlicas manos en el pastel”. . .
Después informaba de las peripecias y de las dificultades
que Moulinié tuvo en sus giras, con algunas anécdotas sobre
cl entusiasmo que despertaba el cine en los habitantes y de
las incomodidades que soportaban durante las exhibiciones.
El articulo del 24 de diciembre (p. 15, col. 2-5) conti-
nuaba con los incidentes ocurridos a Moulinié. Al cabo de dos
aiios y después de haber reunido un capital, se establecié
cn la ciudad de México con un salén de espectaculos deno-
minado El Palacio Encantado, en lo que hoy ¢s calle de 16
de Septiembre, en cl edificio ocupado por la papelerfa La
Helvetia y que entonces pertenecia a la testamentarfa de
Sebastién Lerdo de Tejada. Afirmaba que sélo tenia como
competidor al cinematgrafo Lumiére, propiedad del inge-
nieto Toscano Barragén. Moulinié también ‘“impresionaba”
sus “vistas” frecuentemente con la participacion de actores
de teatro, lo que no dejé de molestar a los empresarios que
lo consideraban desleal competencia. Al cabo de algunos
afios, el negocio vino a menos y Moulinié se asocié con el
29seior Ernesto Pigibet, para dar funciones gratuitas a cam-
bio de cierto nimero de cajetillas de cigarros El Buen Tono.
Los otros articulos se dedicaron al cine mexicano poste-
rior a 1910, no incluidos en esta investigacién.
En el “Bosquejo histérico del cine mexicano”, publica-
do diez aiios después en la Enciclopedia Cinematogrdfica
Mexicana, 1897-1955, editada por Rafael Portas, Sanchez
Garcia agrega algunos datos. Segiin se desprende de la lec-
ura, parece que al consultar fuentes hemerograficas en-
contré algunas contradicciones a afirmaciones del ingeniero
Toscano. El autor se limité a contar que un sefior Vayre fue
el que trajo el especticulo en 1896 e insert6 los titulos de
las peliculas, con la direccién del local donde se efectué la
primera exhibicién. Se quejaba de la falta de informacion,
daba noticias de la partida de dicho sefior a Cuba el 10 de
enero de 1897, y afirmaba que la representacidn de los her-
manos Lumiére quedé con el sefior Emilio Cabessut. A
continuacién repitié lo publicado en sus articulos de 1944.
La fuente principal de Sanchez Garcia fueron los testigos
conectados con la industria cinematografica desde sus orige-
nes, el ingeniero Toscano y los descendientes de Moulinié,
Después se asomé a una fuente hemerogrifica, y casi podria-
mos afirmar que fue el diario El Universal del mes de agosto
de 1896, puesto que es la tinica que sefiala la ubicacién
exacta del lugar en que se efectuaron las primeras exhibicio-
nes, los titulos de los filmes y el nombre de los enviados de
los Lumiere.
La queja sobre las pocas noticias localizables de los ori-
genes del cine en México, hace suponer que consult algu
nas otras publicaciones, sin fruto. Su desénimo, creemos, se
debe a que la distribucién de las noticias en los diarios de
finales de siglo, era poco rigurosa y a veces hasta arbitraria.
No se seguia un orden similar al acostumbrado en los cua-
30
rentas, muchas noticias sobre el cine —segiin sabemos por
propia experiencia—, aparecieron mezcladas con otras que
nada tenfan que ver con el especticulo, bajo rubros como
"Gacetilla”, “Informacién general” 0 “Especticulos”, nun-
ca con el nombre de “Seccibn cinematogréfica”. Por otra
parte, el interés de Sanchez Garcia de “tributar honor a
honor merece” le dificulté mas su bisqueda pues no
habia encabezados “Zutano filmé tal pelicula” y los titulos
y nombres de autores se omiten, en lo general. Por ejemplo;
al resefar las fiestas patrias de 1896, un diario informa que
"en la esquina del puente de San Francisco, un emplea-
do del cinematégrafo tomaba negativas” (del traslado de la
campana de la Independencia).! La informacién no reune
las condiciones que Sanchez Garcia suponia en las fuentes.
Un periédico? que reseiié Ia visita del espectaculo a Puebla,
cita algunas de las peliculas sin dar titulos, pero mencionan-
do que retrataban acontecimientos y personajes mexicanos,
la inauguracién del panteén Francés, en la ciudad de Méxi-
co y el viaje que el general Diaz acababa de hacer a dicha
ciudad. Tampoco aparece el nombre del empresario o del
utor de las vistas. Los ejemplos que se pueden dar son mu-
chos. Ante tal situacién, no es extrafio el pesimismo de San-
chez Gare‘a, porque su intencién de homenajear a los igno-
rados, recibié serios reveses.
(Otra de sus limitaciones es su método basado simplemen-
te en la entrevista. Sin duda hizo cierta critica hacia los da-
tos proporcionados por los “testigos fieles”, confrontando-
los con una fuente hemerografica. En 1955 ya no afirma
que el ingeniero Toscano introdujo el cinematografo a Mé-
xico, sino que fue un sefior Vayre, representante de los her-
1 E1 Municipio Libre, miércoles 16 de septiembre de 1896, p. 1.
2 El Pais, Puebla, viemes 21 de diciembre de 1986, p. 4.
1manos Lumiére. No se pregunta més, sus intenciones queda-
ron satisfechas y su galeria de héroes cinematogrificos au-
ment6 a tres: el ingeniero Toscano, Enrique Moulinié y el
sefior Gabriel Vayre. La ausencia de noticias exactas obligé
a Sanchez Garcia a aceptar los relatos del ingeniero y de los.
descendientes de Moulinié.
Dados sus propésitos, su historia resulté un catélogo de
nombres y titulos de peliculas, que dice poco sobre éstas, y
nada de la repercusién que el cine tuvo en la sociedad mexi:
cana de aquellos afios, comprendidos entre 1896 y 1900.
Ahora bien, en el relato de los ‘‘testigos fieles” es muy
confuso el orden cronoldgico de los hechos; la falla resulta
por haberse basado exclusivamente en la memoria al anali-
zar los relatos. No puede uno menos que censurar la falta de
cuidado de Sanchez Garcia. El poco sentido del periodista
salta a la vista con una simple lectura de sus articulos, El in-
geniero Toscano dice que al cabo de una gira por el interior
del pais, se establecié en las calles de Cinco de Mayo 9; San-
chez Garcia, por su parte afirma, que “EI Palacio Encanta-
do de Moulinié s6lo tenia un competidor, el cinematogrifo
Lumiere” de la calle de Plateros 9. Por otra parte, el inge-
niero afirma que en 1898 dio a conocer el nuevo especticu-
lo en el interior del pais y Sanchez Garcia le atribuye pri
macia a las giras de Moulinié en 1897. Para nuestro objeto
importa menos saber quién lo hizo, ya que no ¢s rendir “ho-
nor a quien honor merece”. Pero es criticable que Sanchez
Garcia atribuya a dos un mismo hecho.
Si confrontamos las afirmaciones de los “testigos fieles””
con los datos extraidos de las fuentes hemerograficas, el en-
redo crece y adquiere semejanza con la trama de una come-
dia del siglo de oro espaiiol. El ingeniero Toscano Barragin
dice que partié a Paris en 1899, pero en enero de 1900 ape-
nas disolvié la sociedad que manejaba el cinematégrafo Lu-
32
miere, si es que hemos de creer a la prensa,? convirtiéndose
en Gnico propictario. Los anuncios del salén se dejaron de
ppublicar en mayo de 1900, seguramente cuando partié al
extranjero.* Dice el ingeniero que a su regreso (no aclara el
who, suponemos que fue a principios de 1901, a mas tardar)
ajo Viaje a la Luna y Juana de Arco, ambas de Méliés;la
primera fue filmada en 1904 y la segunda en el transcurso
de 1900 y exhibida en un salén de 1900. Agrega que en
1898 proyect6 su Don Juan Tenorio, la prensa indica que
{ue en 1899.5 $i Sanchez Garcia hubiera consultado con
cuiidado los diarios, sin duda se hubiera percatado ademis
de que el precio que se cobraba en el cinematégrafo Lumit-
re, al inicio de las exhibiciones del ingeniero, no era de diez
eentavos, sino de veinticinco. Fue en 1900 cuando se cobré
la cantidad mencionada por Toscano.®
La cronologia de las peliculas de Méliés nos indica que
Sinchez Garcfa tampoco consulté ninguna historia del cine
mudo extranjero. Esto se comprueba al dar como cierto que
un fondgrafo Edison funcionara en un cinematégrafo Lu-
miére. Efectivamente, en enero de 1898 habia sesiones de
fondgrafo en el mismo local; pero se efectuaban en una acce-
toria independiente, aunque se podian disfrutar ambas dis-
tracciones por el mismo precio? Suponemos que el perio-
dista ignoraba el pleito por la patente entre los hermanos
9 “El cinematografo y un impresor”, EI Universal, sibado 13 de
‘enero de 1900, p. 2.
4 Anuncio publicado en El Diario del Hogar, jueves 17 de mayo
de 1900, p. 3.
5 “'Especticulos”, EI Universal, miércoles 15 de noviembre de
1899, p. 2.
6 Véase el capitulo “La cruz. La competencia”.
7 “Teatro y Diversiones”, El Universal, miércoles 5 de enero de
1898, p. 3.
33Lumiere y Edison, y que los primeros intentos de sincroni-
zacion de imagen y sonido fueron realizados por Edison,
con su Kinetéfono y por los ingleses en el cinematégrafo
Joly. Episodios que consideramos bisicos para un historia-
dor del cine. En octubre de 1896, dos afios antes de las au-
diciones en el local del cinematdgrafo Lumitre en México
se instalé en la calle de la Profesa 6, un salon que exhibia el
kinetfono de Edison,® y en 1899, un afio después se inau-
guro el salén de Novedades con funciones del cinematogra-
fo Joly.”
‘La agencia de Emilio Cabessut no representaba a los her-
manos franceses en 1896, como lo afirma el mencionado
historiador; sus comerciales anunciaban productos farma-
céuticos. En cambio Edison si tenia un distribuidor con un
local apropiado para la exhibicién permanente de sus inven-
ciones. Todo lo anterior, segiin hemos podido comprob:
no ameritaba demasiada minuciosidad. Cabessut y la agen-
cia Edison se anunciaban en desplegados de un cuarto de
plana. Pero tal vez la omisién més grave de Sinchez Garcia
fue un anilisis de la produccién filmica nacional. Sin mis,
acepta que el ingeniero Toscano hizo peliculas a base de
trucos cinematogréficos, como la simulacién del atropella-
miento de Paco Gavilanes. El ingenicro no aclara el aiio,
pero da a entender que fue de las primeras que realizé, es
decir entre 1897 y 1900. El citado historiador tal vez no
consult6 el importante semanario porfirista El Mundo Ilus-
trado, que vl 26 de febrero de 1908 incluye un articulo des-
criptivo del proceso de la manufactura de las peliculas “imé-
gicas” en Francia y, extrafia coincidencia, es igual a la des-
8 “Gacetilla”, Diario del Hogar, jueves 22 de octubre de 1896,
Pe
9 “Especticulo Moderno”, El Chisme, miércoles 19 de abril de
1899, p. 3.
34
ipcibn de la técnica que el ingeniero siguid para la simula-
cin del atropellamiento.
Las informaciones proporcionadas por los descendientes
de Moulinié, presentan la misma confusién cronologica, ya
que también se basaron en la memoria, sin embargo se apro-
man mas a los hechos.
Dudamos mucho que las autoridades civiles y eclesiasti-
‘ous de las poblaciones del interior del pafs, exigieran una ex-
hibicion previa para ver sien efecto el cinematografo era
luna invencién de Satands. La prensa catélica, El Tiempo y
La Vox de México nunca lo refirieron, y eran diarios que te-
‘n{an una profusa circulacién en toda la Republica, y en oca~
1s los periddicos locales reproducfan sus articulos mis
nportantes, Por el contrario, cuando el Papa permitio ser
filmado, la noticia se destacé!® y cuando las “vistas” fuc-
fon exhibidas en la Exposicion Universal de Paris, el envia-
lo de La Voz de México se apresuro a resefiarlas detallada-
te.!! Hasta un seminario de la ciudad de Puebla?
exhibid el cinematdgrafo a los colegiales, aunque la noticia
10 ““Cinematografo en el Vaticano”, El Tiempo, miércoles 28 de
Junio de 1899, p. 1.
M1 “EL Papa en el cinematografo”, La Vox de México, domingo
18 de marzo de 1900, p. 2. Dice la noticia: "... ya que todos los
fieles, ha dicho el Papa, no pueden llegar a mi, es conveniente que
yo vaya hasta ellos para darles mi bendicion. Este original e intere-
‘ante especticulo al que ha concurrido el Nuneio y que se apresuran
‘ contemplar todas Las clases sociales, empieza reproduciendo algu-
fas escenas de Ia Roma Antigua. Después, tras las ruinas evocativas,
hace su aparicion el Papa Le6n XIL. Se lo ve sentado en un aillén,
‘erguido el busto con Ia sonrisa en los labios, revelando delicadeza y
bondad, Ia mirada dulce y penetrante aa vez, reflejando en el expre-
fivo rostro la dignidad que suavemente llega hasta la majestad, el
uerpo flaco y vestido con la gran sotana blancs...
12 “Puebla”, El Tiempo, viernes 9 de marzo de 1900, p. 1.
35.no precisa si los fines eran educativos o recreativos. Es facti-
ble que en ocasiones las autoridades exigieran funciones
previas para censurar los programas. En 1899 empezaron en
Ja ciudad de México exhibiciones para “hombres solos’ !?
de inmediato criticadas por la prensa catélica, cientifica y
liberal. Se repiticron en las ciudades de Puebla, Guadalaj
ra’ y a no dudarlo, en algunas otras de provincia. La reac-
cién de los diarios fue tan violenta que se inicié una campa-
fia a nivel nacional para desterrar estos especticulos.
La Iglesia no se oponia al progreso del cual el cinematé-
grafo era una muestra. Todo lo contrario, en los periddicos
de tendencia religiosa a menudo salian editoriales que lo
fundamentaban histéricamente en el cristianismo.
En resumen, Sanchez Garcia adjudicd al ingeniero Tos-
cano Barragin y a Moulinié todo un proceso, sin analizar
qué era lo que los determinaba. Los “testigos fieles”, sus
principales fuentes, se basaron en la memoria, de ahi la con-
fusién en conceptos y en cronologia. Independientemente
de que los relatos estuvieran condicionados por el afecto, y
a no dudarlo, por la nostalgia: se trataba de narrar parte de
la juventud o las aventuras de un padre. A los ojos de los
“testigos fieles” y a los de Sanchez Garcia, eran los lejanos
tiempos de la edad mitica y legendaria del nacimiento del
cine mexicano.
Moisés Gonzilez. Navarro ha comprendido la importancia
del cine en la sociedad porfirista, pero el capitulo “Ilusién a
oscuras”, del tomo dedicado al estudio de la sociedad en la
Historia Moderna de México (1957), tiene finalidades dife-
rentes. Entre las fallas que saltan a simple vista esta la au-
13 “En el cinematégrafo", Cémico, domingo 13 de agosto de
1899, pp. 76-77.
14 “Puebla”, Bl Pais, martes 20 de febrero de 1900, p. 3.
36
sencia de un anilisis de los filmes nacionales, o un paralelo
ide éstos con los extranjeros. Se circunscribe a relatar el au-
wento de las salas cinematogrificas; a decir algunos titulos
We peliculas y a cnunciar el rechazo de la prensa catdlica al
especticulo; no ahonda en los motivos que tuvo para tomar
Wa medida. Dada la envergadura de la obra, fue necesario
un breve capitulo para mostrar que el cine fue bisico en el
Wisfrute del ocio de la sociedad porfiriana. Sin duda esté
ks cerca de los hechos que Sanchez Garcia.
Reyes de la Maza es el filtimo de los investigadores
c, con interés histérico. Su libro Salén Rojo, publi-
‘ado por la UNAM (Cuadernos de Cine No. 16), se inicia el
ho 1895, en que se exhibid en México el ““kinetoscopio”
de Edison y termina el afio de 1920. Nuestro interés es acla-
el origen det cine en México, por lo que hemos decidido
eireunscribirnos a comentar los afios de 1896 a 1900, que
abarcan nuestra investigacién. De las 242 paginas que tiene
Wi libro, s6lo 13 se refieren a los afios que nos interesan.
Kis sabido que Reyes de la Maza se ha venido ocupando
del teatro en México y tal parece que eso lo lev, acciden-
talmente, a enfrentarse con el cine. Al buscar la critica tea-
(wal se encontro con cronicas cinematogrificas no citadas
por Sanchez Garcia, como las de Luis G. Urbina, Amado
Nervo y José Juan Tablada.
Sus fuentes son escas{simas, E! Diario del Hogar, El Uni-
versal y El Mundo, la historia de Sanchez Garcia y el texto
de la pelicula Memorias de un mexicano, montaje hecho en
1947, por Carmen Toscano de Moreno Sanchez; no cita
4 Gonzalez Navarro, por lo que suponemos no lo conocié.
Reyes de la Maza da la impresién de que s6lo hojeé los
iarios. Los mencionados rotativos incluyen numerosos da-
tos para la historia del cine, hasta hoy desconocidos por los,
que han hecho investigaciones. Tal vez no vio la crénica de
37El Universal (una de sus fuentes) sobre la primera exhibi-
cién, sino slo a Sénchez Garcfa. Para citar las peliculas
proyectadas en ella, remite al periodista en lugar de a la
fuente original, que es mis explicita.
‘A Reyes de la Maza no le interesaba el significado que tuvo
el cine en la sociedad y por tanto no profundiz6. Las cronicas
y los anuncios publicados en su libro fueron encajados den-
tro del marco de la “historia” de Sanchez Gareia y del anec-
dotario de Memorias de un mexicano (pp. 8-17). Trata de
evitar las contradicciones, No es casual que en dos ocasiones
remita a esas fuentes, la primera al referirse al origen del cine
en México y Ia segunda al tratar sobre el autor del material
filmico de la Revolucién (p. 73), que, como es sabido, se ha
venido adjudicando al ingeniero Toscano Barragin.
Uno de los motivos que lo llevé a publicar las cronicas
fue, sin duda, su admiracién por los autores modernistas; de
Luis G. Urbina dice que tenfa “una exquisita sensibilidad”.
Lo malo es que su respeto hacia ellos lo llevard a alterar los
textos. Al de Amado Nervo le mutilé un gran fragmento
por no tener que calificarlo de “cursi”.'5 Al de José Juan
Tablada le cambié palabras, puntuacién y hasta suprimi6
vocablosté tal vez para darle mas actualidad. Lo grave es
que no hizo ninguna advertencia.
45 He agu{ el pirrafo que Reyes de la Maza suprimib: “ iComo
sorprenderiamos la verdadera filosoffa de Ia historia, y qué dejo tan
profundo de resignacién y de esperanza nos quedaria en el alma,
ante el especticulo de ese dolor de milenarios que ha de labrar por
fin el ciliz de diamante, en que el hombre postrero deberé la ciencia
etema y el eterno amor ante el universo mudo, purificado ya por
‘muchos fuegos de caridad y lavado ya por muchos mares de Ianto!”
“La Semana”, EI Mundo (ilustrado), domingo 20 de marzo de 1898,
Pe
Para una mejor ilustracion, insertamos una parte de la version
original y una de las de Reyes de la Maza.
38
fv poca seriedad se hace més palpable cuando afiade
Jaton; suponemos que fue para que sus informaciones no
ijeran a Sanchez Garcfa y a la sefiora Moreno Sin-
cher, En la pagina 15 transcribe un anuncio procedente de
Hl Universal'? que carecfa de direccién; Reyes de la Maza
le ogrega la de Plateros 9, con lo que manifiesta, ademis, su
\gnorancia y poco cuidado. Los enviados de los Lumiere, a
\ regreso de Guadalajara,"® se establecieron en la calle del
Hypiritu Santo 4. Esto prueba que no vio El Universal con
#1 cuidado necesario, lo que nos hace dudar de la seriedad
ide wu obra.
lin el transcurso de las investigaciones nos fuimos perca-
tando de los Japsus que hemos sefialado en los historiadores
del cine mudo mexicano; automaticamente nuestra atencién:
ye centré mas en la difusién y el efecto del cinematografo
la sociedad mexicana. Al agotar las fuentes, vimos que el
jaterial reunido era tan abundante que por simple metodo-
logia convenfa centrarse en el periodo de 1896 a 1900.
\Versién original “El cinemat6grafo Lumitre continéa funcionan-
» con un éxito grande y merecido. Aquellosmetros de blanco lienzo
@ sniman al galope de la proyeccién luminosa con une vida intensa,
sosprendente y prodigiosa. El primer sentimiento que ese espectécu-
lo wugiere es de supersticion y fanatismo, Se busca instintivamente al
Nowra-damus de negra tinica. . .”
Version de Reyes de Ia Maza: “El cinematégrafo Lumitre conti-
‘wis exhibiéndose con un éxito grande y merecido, Aquellos metros
tle blanco lienzo se animan al galope de la proyeccién luminosa con
luna vida intensa, sorprendente y prodigiosa. El primer sentimiento
{que ese especticulo sugiere es la superstici6n y el fanatismo: se bus-
‘es vivamente al Nostradamus de negra tinies. ..””
17 “Cinematbgrafo Lumitre”, El Universal, martes 15 de diciem-
Ine de 1898,
18 Vase el capitulo “La fiebre del cinematbgrafo”, para detalles.
39Il. EL PROGRESO
EL PROGRESO
EL MIERCOLES 5 de agosto de 1896 anunciaba El Nacional
la proxima exhibicion de un aparato dptico llamado cinem:
tbgrafo Lumitre, invento que habfa sido recibido con bene-
plicito por los principales estadistas europeos. Otro diario
agregaba que la primera funcién seria exclusiva para repor-
oly jerupor cientificos”.1 La exhibicién se efectué el
torce de ese mes ef i
cee ear el entresuelo de la drogueria Plateros,
Las crénicas no se hicieron esperar. Todas coincidi:
lo admirable de la invencin, calficindola de porte al
villa, © de aparato prodigioso.3 Incluso el semanario El
Mundo (Ilustrado), que se ocupaba en expreso de informar
sobre los iiitimos adelantos de la ciencia, de la técnica y sus
respectivas aplicaciones, le dedicd un amplio reportaje el 23
de agosto, con una rigurosa descripcién de su mecinica. No
hubo ninguna critica adversa; por el contrario, el diario
catélico El Tiempo, publicaba un panegirico, en el que solo
se lamentaba de que, en las “vistas” que se habfan toma-
do de la ciudad de México, y que irian a otras naciones,
1 El cinematdgrato de Ed P
ato de Edison en México, Ef Comeo Exp
jueves 6 de agosto de 1896, p. 2. 1H Coie sae
2 “El cinematografo Lumitre” Iniver é
Se ', El Universal, miércoles 19 de
3 “Cinematografo Lumid facional, mi
ae re", El Nacional, miércoles 19 de sgos-
40
aparezcan tantos encamisados y tantos sucios.
(tra cronica recomendaba a sus lectores que: “os apresuréis
4 sdmirarlo cuanto antes, si no correis el riesgo de legar
Yetrasudas. iAvanza tanto tan y de prisa la ciencia en estas
Postrimerfas de siglo! Tuidu”.5 Todos los reportajes, en
jwma, en forma clara o entrevelada coincidian en sefialar al
\nvento como una prueba mis del progreso del siglo.
‘or otra parte, ese afio de 1896 se eligi por primera vez,
sin una oposicion digna de tomarse en cuenta, al general
Diaz como presidente de la Repiblica. Es interesante desta-
far que los diarios subrayaban, para justificar la dictadura,
que su administracion habfa encauzado a México por la
senda de la “civilizacion y el progreso”, logrando que el pais
{iurasc en el concierto de las naciones.
El progreso, originado en el racionalismo, quimera y sue-
fho acariciado a lo largo del siglo XIX, en México se iba
Jogrando gracias a la paz. En su nombre se disculpaba el
gobierno de una minoria: la de los “elementos activos” y se
perdonaba el olvido en que habian cafdo las instituciones
democraticas, que eran la causa de las grandes conmociones
politicas que padecian los pueblos que se regian por ellas,
ya lo habia demostrado la experiencia mexicana.
4 “Notas de la semana”, El Tiempo, domingo 13 de septiembre
de 1896, p. 1.
5 “El cinematdgrafo", EI Globo, domingo 30 de agosto de 1896,
pa
6 La politica en México en 1896”, EI Mundo (Ilustrado) do-
Jingo 27 de agosto de 1896, p. 410. He aqui fragmentos del texto:
Yodavia hace veinticineo aiios hubiera caido como una ducha de
spun fria sobre el cuerpo de un febriciente las siguientes palabras,
Nesprendidas del tnforme del general Diaz acerca de los actos de su
tulministracion, en los periodos constitucionales comprendidos entre
{1 10. de diciembre de 1884 y el 30 de noviembre de 1896. “Los
pueblos pobres no pueden, en general, ni instruirse, ni moralizarse:
41cuando no yacen inertes bajo el yug = i
yace ig0 del despotismo, viven
estes agitaciones de In anarquiasatenton ls difcateade dal
Presente, descuidan prever las eventualidades del porvenir; les estén
asi por completo vedadas la autonomia y la libertad y con mayor
razon Ia democracia de la Repiiblica; impotentes o débiles contra el
enemigo exterior; sus gobiemos son inestables y cambiadizos, ince
oe ae
bidos por un pueblo poderoso, ose consumen y desaparecen sin de
jar en la historia otra huclla que a veces, las de su miseria y suffi
mieni len ia
Se ae eae ae eee
encontramos ideas sustentadas en estas columnas, ns dan conocer
|a clave del movimiento evolutiv iniciado para a RepGblics en estos
Pero sila nacion no podiani debfa arriesgar sus conquis
1s conquistas alos
bates de una gran conmocién politica, auna de esas uemendas crisis
{ks instcuciones democriticasimponen necesariamente alos pue-
que por ellas se rigen: s{ podria, y lo que han hecho, los que no-
sotros hemos Hamado elementos activos, los que representan la suma
total de los intereses nacionales y basar en ellos la consolidacién del
poder péblico... De ese modo hemos dado solucién a uno de los pro-
ae arduosy erzados de difcultades con las que aunen pases
mejor preparados que el nuestro para el ejercicio de la liberta
roped en cl funclonamiento del sufragi popular. an
Todavia es menestar que estas instituciones se aj
/ ones se ajusten a nuestro
¢sado socal, y para ello se ha iniciado ya en nuestro Cuerpo Legis
lativo una serie de reformas constitucionales que seri sometida a dis
usion en el préximo periodo parlamentario. La Consttucién de
41857 fue ereada en medio de grandes agitaciones politics, y los
rombres que en ella intervinieron, deslumbrados por las creaciones
del momento, arrastrados por sus nobles impulsos, sugestionados
Bor los grandes ideale, hicieron un e6digo, no adaptado alos redimi-
flesciudadanos, que en oro suyo se agrupaban, sino a la medida de
héroes, tales como en su conciencia Tos presentfan, ran adlides
de una gran idea portastandartes de nobles sntimientos, pero pe
ieron de vista la tierra, y al colocar sus pri ic -
ic 5 principios en el cielo, fi
yon un pacto de dieses, no una obra ce humanes, y no padieron
hacer otra cosa; ha sido menestar una gran suma de hechos agrupa-
dos para hacer de ellos uns sintesis sever, ofrecer sn hipoctesas
4 Ia conciencia pablica, los puntos ne rachon:
branteBlaneura Je nuerra Repablica.s woman @ Sesame
42
Lu recleccién presidencial imponfa, pues, una mirada
fetrospectiva. México habfa cambiado mucho comparado
on el de hacfa unos veinte afios. Casi parecfa que se habi:
foperado una revolucién: muchos ferrocarriles, luz eléctrica,
jumnerosas publicaciones period{sticas, estabilidad, indicios
ld na prosperidad econémica mediante la industrializacion,
‘ioétera, y que todo ello gracias a la sabia politica del gene-
tal Diaz. Por ello la nacién le devolvia una vez mi:
. los elementos de inteligencia, de orden, de riqueza y
de progreso a los que él mismo les habia dado vida y ser
con su politica regeneradora y organizadora, y le reitera
una vez més y con undnime aquicscencia su confianza
para el desempefio del mando supremo de la Nacion y
‘esperanzas todas de que continuaré, pacifica y eficaz-
inte, su patriética obra de progreso y engrandecimiento
dde la Patria, secundando su patriética labor el esfuerzo de
Ja Nacion toda. . .7
EI progreso se manifestaba en muchos aspectos de la vida
mexicana de aquellos afios. Por lo pronto, el general Diaz
Nab/a informado al Congreso, en septiembre de 1896, que
se iniciarfan las obras de drenaje; el Ayuntamiento a su vez
telebraba contratos para uniformar el alumbrado piiblico y
para continuar la pavimentacion de las calles de la ciudad de
México.8
Con ello el progreso de la metropoli daba pasos firmes
hacia un mejoramiento continuo que influja en la vida coti-
diana de sus habitantes.
7 “EL nuevo periodo presidencial, Las esperanzas de la nacién",
Gil Blas, miércoles 14 de octubre de 1896, p. 1.
8 “El alumbramiento pGblico en México”, I Imparcial, enero
27 de 1900, p. 1.
43El alumbrado piblico, hasta ese afio de 1896, consistfa
en lamparas de gas, trementina y electricidad. La instalacion
de la electricidad se habja iniciado en el aio 18819 con cua»
renta focos y se fue haciendo la sustitucién gradual de los
viejos sistemas; sin embargo, el servicio dejaba mucho que
desear; segiin las informaciones, la intensidad de la luz eléc-
trica resultaba molesta para la vista, por su irregularidad, Se
necesitaba la uniformidad del sistema de alumbrado, para lo
cual el Ayuntamiento lanzé una convocatoria, que fue publi-
cada en los diarios de varias naciones, Estados Unidos,
Canada, Bélgica. La beneficiada con el contrato de! nuevo
sistema result6 ser una compaiia alemana, que se compro-
metié a efectuar el cambio en un plazo de catorce meses.10
El plazo fue rigurosamente cumplido, y las primeras prucbas
se efectuaron en febrero de 189811 y al mes siguiente, gas y
trementina quedaron sustituidos en su totalidad.? La nueva
luz result de mucha mayor claridad.
-;+ aperlada, suave, a la vez intensa, no ofende la vista,
tiene una fijeza completa, y un gran poder luminico y
nada més vistoso que las filas interminables de globos
opalinos a Io largo de nuestras avenidas y suspendidos
como acréstatos en el espacio. . . Yano clamaremos como
Goethe: Luz... mas luz. .. Ya México esta alumbrado y
ha dado los mas importantes pasos de progreso en el sen-
tido de bienestar ptiblico. . .13
9 Ibidem, febrero 20 de 1900, p. 1.
10 “Notas de Cabildo”, Fl Universal, martes 13 de octubre de
1896, p. 1.
1 “La semana”, El Mundo (Ilustrado), domingo 18 de febrero
de 1898, p. 118,
12 “£1 alumbramiento pGblico”, El Imparcial, enero 27 de 1900,
13 “La semana”, El Mundo (Ilustrado), domingo 18 de febrero
de 1898, p. 118,
44
» obstante, los “eclipses” o apagones eran frecuentes!
¥ ¢l servicio no duraba todo el dia, terminaba a la mediano-
fhe y la ciudad quedaba en la mis completa oscuridad, Hasta
40, conta instatacin de ls eranvias eléctricos, el servicio
argo inticuatro horas del dia.
ei ceive "México habia crecido, sus necesidades
sumentado y sus condiciones higiénicas empeorado. Desde
Jhediados del siglo no se habjan hecho mejoras de conside-
facibn en el sistema de atarjeas, que conducian los desperdi-
fos al lago de Texcoco, que quedaban expuestos al aire y
provocaban nauseabundos olores. Agréguese el clima poco
wilubre del valle de México y se tendré una idea de lo perju-
Wicial que era para la salud la atmésfera de la ciudad. Se
wela necesario y urgente un drenaje que ayudara a descon-
Jaminar un poco el aire viciado. ; .
Desde la Colonia se habia venido trabajando, segin lo
permitfa la situacién politica del pafs, en el desagite del valle
dle México. Las obras no se habfan concluido en 1876, por
Jo que las inundaciones eran frecuentes y el desecho de las
nmundicias era lento.t§ En 1885, con la estabilidad, se
eontaba con el numerario necesario para la prosecucién del
desugiie, obra de romanos. En 1896 se habja adelantado lo
M4 "Lue elena”, Lt Vos de México, febrero 17 de 1898, p. 3
especto dice el periodista: ...el martes en la noche, cuando
eis sev eaperaha, la Guded se quedo completamente a O:curas,
lina gran parte de ella, por no sabemos qué percance acaccido ala de
Ia luz nueva de instalacion eléctrica, El eclipse durd sproximads-
jente una hora, después de lo cual los focos brillaron intensamente,
por lomenos que nos conste de vista, no volvieron « spagarse, has
(a la una de la mafiana, Esperdbamos que algunos diarios bien infor.
mados, que cuentan con reporters de sobra, nos dijeran la causa del
‘eclipse, pero nada, ni una palabra.
Ms Reseda de las obras de saneamiento", E! Mundo (Iustrado),
domingo 22 de octubre de 1899, pp. 259-261.
45suficiente para dar comienzo al drenaj
je, que estarfa conecta:
do a los colectores que desembocarfan en el lago, segin lo
anunciara el general Diaz al Congreso.16 La noticia desper-
t6 un gran optimismo, porque as{ la ciudad de México
podria parangonarse con Roma, Paris o Londres, que ya
ontaban con ese servicio indispensable para a vida modema,
Progreso en la ciudad de México, no se limitaba al
alumbrado piiblico y al sistema de saneamiento, también se
ie i en la pavimentacion de las calles, en la construccién
le colonias residenciales, planificadas de altie
mos adelantos urbanisticos: eee
Los que han vivido en México, en la llamada Ci
! : da Ciudad de
los Palacios, hace unos veinte afios, y habiéndose ausen-
tado de la capital hayan vuelto hasta hoy, no podran
menos que admirarse, aun habiendo viajado en el extran-
Jero, de la transformacion que ha suftido o mejor dicho,
gozado de la vieja ciudad de los virreyes. .. yu admira,
ién seré justificada.
iQué cambio tan enormel. . . Casi todos I i
r los palacios. .
sr ban desmoronado hechos polo, haciendo higar a
construcciones: le estilo modero y el te -
siutiesspe dein ee
El progreso se palpaba en la modemnizacién de la poli
30 policta,
dotada de bicicletas para prestar un eficiente servicio en el
traslado de los heridos;!8 habia penetrado a la circel de
Belén, donde se instalo un fonégrafo para hacerles mis lleva-
Is “Informe le{do por el C. Presidente”, El Universal, viernes 18
de septiembre de 1896, p. 1,
47"“La nueva y la vieja metrbpoli", Gil Blas, miércoles 21 de oc
tubre de 1896, p.
18 “Las bicicletas para la " ju
eee nen ambulancia”, EI Universal, jueves 4 de
46
« (iltimos dias a unos reos condenados a muerte, El
Joyreso hab{a llegado a la educacion pablica, donde tam-
Hien se abi adoptado el fondgrafo para impartr cases a
Wh suiditorio numeroso, ante el cual la voz del maestro resul-
Jabs insuficiente.19 Era notorio hasta en la vida intelectual,
¥ wn librero observaba que sus ventas aumentaban un
somedio de veinte mil pesos anuales,20 y el tiraje de EI
per Jal alcanz6 en 1897 un promedio de treinta mil ejem-
iplares diarios®! (los rotativos que editaban entre diez y doce
il, eran considerados de gran circulacién), y para 1900 los
\juplicd. En fin el progreso se percibia en todos lados, pues-
fo que justificaba y fundamentaba el régimen del general
Dine, Era un dogma de fe que no admitia dudas, el que las
{en{a era considerado un blasfemo, descastado, los refracta-
‘ion eran sometidos por la fuerza: la leva o las prisiones se
eneargaban de “civilizarlos”.22
La Iglesia, por su parte, no querfa tener divergencias con
el listado y se consideraba a si misma una de las més entu-
14s promotoras del progreso material de México. Una y
a ver la prensa catolica explicaba en los editoriales como
fl cristianismo, a través de Espafia, habia traido la “‘civiliza-
cin" a la América “salvaje”. Para el cristianismo, mientras
fl progreso no atacase los dogmas de fe? y fuera el patri-
mmonio de unos cuantos, no ten{a nada de prohibitivo; por el
1 “EI fonbgrafo en los tribunales”, El Imparcial, martes 19 de
de 1897, p. 1.
aracteristicas de un progreso intelectual”, E! Mundo (Isus-
trado), domingo 14 de febrero de 1897, p. 98.
21 Ibidem.
22 Carlos Diaz Dufob, “La politica en México en 1896", EI
‘Mundo (Ilustrado), domingo 27 de diciembre de 1896. p. 410.
23 “El progreso por el cristianismo”, La Voz de México, martes
to, de mayo de 1900, p. 1
47contrario, era un medio por el cual Dios permitia al hombre
hacer més llevadera su vida:
Progresar... no ¢s solamente no volver hacia atris, ni
caer hacia abajo, ni aun para adelante, sino que en rigo
¢s ir hacia arriba . . Lo demas sera girar, agitarse, mover.
se, precipitarse o estrellarse; pero progresar no... Y..,
¢l progreso condenado. . . es el que se opone a la verdad,
que se opone al bien, el progreso anticristiano es el que
se opone ala doctrina de Cristo. . .24
México creia, pues, firmemente en el progreso y éste encon-
traba el camino expedito para cambiar la fisonom{a del pais,
Se lo buscaba y se le aplicaba con el rigor de una ley. Incluso
hubo quien Io vio como una revolucién muy perjudicial,
por los cambios tan bruscos que se operaban en el pafs;no
habia etapas previas a igual que en las naciones “cultas y ci
vilizadas de la vieja Europa”.
El tiempo vol6, el cuatrienio presidencial tocé a su fin.
Llegé nuevamente el periodo de las elecciones y, por sexta
vez, los comicios indicaron que el general Diaz serfa presi-
dente de la Repiblica mexicana, por otro periodo. De nue-
vo se echaba una mirada retrospectiva, que tranquilizaba los
espiritus porque todo indicaba que México iba por buen ca-
mino: el del progreso.
Ahora bien, en el aio de 1900 tendria lugar la Exposi-
cién Universal de Parfs, escaparate ad boc para exhibir ante
el mundo los “logros”, El pabellén nacional fue preparado
% Ibidem,
25 “La pedagogia modema des aplicable a México dadas las com
diciones especiales?”, La enselanza moderna, diciembre 16 de 1897,
pp. 8485,
48
fn toda anticipacién, se desechd un proyecto para cons-
{Wwirlo en estilo azteca, porque cabja la posibilidad de que
‘extranjeros vieran en ello reminiscencias de “salvajismo””,
¥ ¥ acordé un soberbio edificio en estilo clisico francés,
‘eon todos los adelantos de Ia época. El muestrario enviado
{we de lo més variado: vistas fotograficas estereoscépicas
{we mostraban edificios y paisajes mexicanos, vinos, mine-
ales, telas “a la y con la calidad europea”; nada de “primi-
fivas «clas confeccionadas por manos indigenas”; pianos
Nwchos con maderas preciosas de los bosques mexicanos,
productos alimenticios, cuadros estadisticos que mostraban
fl iinpresionante avance de las vias de comunicacién ferro-
‘uvileras, telegrificas y telefénicas; en suma, todo aquello
strara al extranjero que México podia figurar orgu-
rente en el concierto de las naciones “cultas y civili-
Las intenciones del gobierno al enviar tan numeroso y
viriado contingente las coroné el éxito. Las criticas elogia-
fon cl pabellon. México sobresalié ain més porque contadas
Haciones latinoamericanas participaron en el evento.
1 periédico parisino Le Temps informaba:
México, .. ha efectuado una de las revoluciones mis feli-
ces en este ltimo cuarto de siglo. Clasificado en otros
dias entre los paises legendarios, donde florecian los pro-
hunciamientos y se fecundaban las guerrillas, hace veinte
tiios rivaliza con la gran democracia nortamericana, su
vecina, y da muestras envidiables de prudencia y estabi-
lidad.
Un militar, un protagonista de la época de guerra, el
general Porfirio Diaz, transformado en estadista meritisi-
%6 “México en la exposicin”, El Mundo, julio 7 de 1900, p. 1.
49mo, después de haber cimentado la paz, se ha puesto ala
cabeza de esta revolucion desde 187. . .?”
A pesar de que la prensa mexicana dio detalles de los pre-
parativos de la exposiciOn, con una anticipacion de cuatro
aiios, y de que habfa destacado la noticia de que el cinema:
tografo contarfa con un pabellén especial, este especticulo
no entrd en los proyectos del gobierno mexicano. El cine
estaba olvidado y en el pabellén de México brillé por su
ausencia, no obstante que podia haber sido un magnifico
vehiculo para mostrar con mayor “verdad” y realismo los
progresos alcanzados.
Si retrocedemos un afio, y damos un vistazo a las crénicas
sobre espectéculos, descubrimos, con asombro, que hay una
gran indignacién contra el fondgrafo y el cinematografo,
con todo y ser palpables muestras del progreso y del ingenio
humanos. Se les acusa de ser aparatos de “vulgarizacién cien-
tifica”.™® El progreso de México habia sido ininterrumpido
en cuatro afios, y sin embargo en ese mismo lapso, el cine~
matografo habfa perdido su categoria dentro del parnaso
progresista: habfa retrocedido, se habia convertido en un
lugar, en una mancha del progreso.
EL PROGRESO COMO DIVERSION
El progreso era privilegiado de una minorfa, estaba en abier=
ta contradiccién con los principios que sobre él sostenfa la
27 “El pabellon mexicano en Ia exposicién de Paris", El Impar
ial, julio 16 de 1900, p. 1.
a ad Ce arene oa
P. 264.
50
jyensa catdlica, y ésta nada hacia para remediar la situacién,
formaba con fundamentarlo histéricamente en el
smo.
Ahora bien, si revisamos con més calma la imagen de la
sivwdad de México, nos daremos cuenta de que s6lo el cen-
40, €1 corazon de ella participaba de los beneficios. Muchas
‘ios lo negaban, la mayoria de los barrios estaban sucios y
Weseuidados; no como hacia veinte afios, sino peor, dado
ie el descuido y la incuria habfan sido catastréficos; no
gios. El progreso los habia ignorado.
as en 1896, la pavimentacion y cl dre-
jaje, caminaban en forma demasiado lenta, y en ocasiones
feultaban estorbosos y molestos, dirfase que hasta contra-
fyoducentes por la tardanza con que se realizaban; en espe-
al el indispensable drenaje, motivo de acres censuras de la
St al Ayuntamiento. En lugar de beneficios causaba
yentables accidentes:
Yodavia existe la calle de las Damas, San Juan y en algu-
fins otras de esta culta capital, la cordillera, trocha, para-
peto, fortificacién, foso, canal 0 lo que sea, construido
jpor los scfiores del drenaje o saneamiento, y sobre temas
ide gran “Colector”. Alli los trenes se detienen, los co-
‘hes vuelcan, los caballos se despernancan, los transetin-
(es pasan haciendo prodigiosos equilibrios, y la higiene
Jes cubre el rostro por pudor y se tapa las narices por
precaucibn.
Masta los comerciantes de San Francisco cooperaron eco-
Hbmicamente para pagar la jornada nocturna a los trabaja-
‘ores; querian evitar pérdidas en sus negocios, las obras es-
® Ibidem, junio 25 de 1898, p. 302.
1Pantaban a la clientela. Pero no se terminaron en cuatro
afios y duraron hasta el siguiente periodo presidencial.
En la ciudad de México habia pocas diversiones, por lo
que Ia gente convirtié al progreso en una distraccién. Vio
on buenos ojos la modernizacion de la policia y de la enses
fianza, ni duda cabe, que quedé complacida con sus dota:
ciones de bicicletas y fondgrafos, respectivamente. Pero
estaba més complacida con lo ameno que resultaba contem>
Plar la instalacion de los postes de la electricidad y de las
excursiones, carreras y concursos que se organizaban con
las bicicletas.
A la gente poco le preocupaba la aplicacién “‘cientifica"”
de los nuevos inventos, los tomaba como un medio de es
Parcimiento. No es de extrafiar que lo mismo sucediera con
el cinematégrafo.
La instalacién de los postes de hierro para laluz eléctrica,
es lo que esti provocando actualmente la curiosidad de
los buenos habitantes de esta ciudad de los palacios y los
Jacales. A lo mejor encuentra usted a su paso un monton
de seres que se apifian en torno aun tripié, y una colum-
na muy larga que sc balancea en distintas direcciones. No
Je queda més recurso a la gente ocupada que atravesar
Por entre aquella trinchera de carne, buscando el pun-
to por donde haya menos densidad.
Y por supuesto que no es remoto, al encontrarse ya
en terreno libre, extrafiar el peso del reloj, de la plata o
de la cartera. Se deja comprender que los sefiores gendar-
mes no pongan ningin remedio a aquel inconveniente,
iQué van a poner! Si ellos son los primeros que se que-
dan con tamafia boca abierta, al ver que se va irguiendo
Poco a poco el poste de metal, hasta rematar en una ufia
inmensa, por cuya punta sc han de escapar torrentes lu-
minosos.
Porque es lo que ellos dicen:
52
jueno que el pueblo reciba lecciones practicas de
sonveimientos tiles, El sistema objetivo es la aiima ps
Inbra de la civilizacion; mafiana, uae separ
una columna, ya s
Wilton que hay: aparatos para economiaar fuerza ¥
\empo. Hoy todavia acostumbran hacerlo por medio de
Featas, gritos y sombrerazos. Se termina la aa a
te un poste y all se van empleados, peones y acompafi
yniento de desocupados, con su gendarme y to ace
metros mas adelante la escena se repite y ast Ta vamos pi
wando.”?
gente se lené de jibilo con el nuevo alumbrado pi-
bcc, ¥ para celebrar el hecho, el gobiemo sical
‘os el z6calo,>! en septiembre de 1899, coceny au E
ono con el repique de las campanas de cate alae 2
ie clisico Ygrto. Cuentan las crnicas que l iluminacion
fjrecia migica y que la gente lloraba de emocién’* aungu
ji por la luz, sino por la solemnidad de la conmemoracin,
[a bicicleta también habia invadido México, El Ayunta:
Wwiento se vio obligado a reglamentarla y a crear una plaza
ile inspector del ramo, con sueldo de cuarents pesos men-
Wales, para vigilar su estricto cumplimiento. a oan
flab ciclista que cece ea eo que
lebraba competencias de velocidad. ;
Brito. Coneursos de bicicletas adomadas, reece
por cl gobierno municipal. En los desfiles de las fiestas p
© “Notas de la semana”, Frégoli, domingo 4 de agosto de 1897,
4 * =
Poet La iluminacion de la catedral”, EI Popular, septiembre 17
1099, pe
®® Ibidem. ; —
10 "Notas de Cabildo”, El Universal, domingo 28 de m:
1n97, p. 5.
53sidenciales marchaban contingentes de ciclistas con teas
las manos, para darle vistosidad a la peregrinacion, Lag
Hos “cientificos” no cejaban de escribir sobre su util
prictica: excelente susti
ituto del equino, en el cuerpo de
balleria de ejército** 0 en un combate al estilo medieval,”
y hasta en los matrimonios “fin de siglo”, los contrayente
¢ invitados podian hacer en bicicleta el trayecto de la igles|
a la casa donde se celebrari:
fue su utilizacion en el om:
cés, donde se festejaba el
lla” las bicicletas adornal
medio punto.
Pero, ademés de itil,
traccion, ya que permit:
gueras a Chapultepec,
8 apoderaba paulati
dad de México; era el ritmo del progreso.
El fondgrafo, al igual que el cinematografo,
multiplicé casi por arte de magi
voz de los comandantes del ejérc
sofocar a los independentistas cul
biamos sentido emocién igual ala que nos Produjo esta ver
cl maravilloso invento de Edison, .. Nos produjo gran delei-
tacién ¢ hizo que prorrumpiéramos en exclamaciones de
Jabilo al escuchar los rumores de un combate. . .”38 Habig
‘ato: en un sal6n del casino frane
aniversario de la toma de la Bastir
ban los timpanos de los arcos de
, la bicicleta resulté una amena dis:
a las invariables excursiones domin:
al Ajusco y hasta Toluca. La velocidad
inamente de los habitantes de la ciue
Pronto se
Habia sesiones para ofr la
ito espafiol, encargados de
banos “,. pocas veces ha:
34 “Una bicicleta ametralladora”,
1897, p. 3,
36 ef gautlo de fin de siglo”, Ibidem, mayo 30 de 1897, p. 4
37 oqsamer y el cclismo”, Ei imparcal, abril 21 de 1897, 1,
aac ABECt© del salén", EY Mundo (Ilsirado), dominge, V1 de
abril de 1897, p, 232,
38 “Sesion de fondgrafo”,
mayo de 1897, p. 1,
FI Mundo, 22 de agosto de
El Correo Espatiol, miércoles 2 de
54
‘Hi arias de pera,
ja el banquete.*® Pero el colma.
i 4
fos en las calles, que distraan los domingos a todos
Minpesinos o indigenas que legaban a la metrop. EE
Jr tus mereaneias. Los programas consistian pear
i u it sterioric
discursos politicos y con post c
ian escuchar poemas de los “modernists”. Los apars:
1p distribuyen al amparo y diez charros y
‘pulos con diez pilluelos escuchan, riendo con ingenua bon-
Homa”. El
{Quien se quejaré
elencia entre las masas?. . .' ann -
In embargo es el eine el que tuvo una dius aces
Jin mis generaizada. Lo podian disfrutar un nine mas
re Me personas, el precio de admision era nee ae
Hao que 7 rT El costo inici:
we el de otras diversiones. 0
Oe oe ccasnirsa de ues aos hasta cinco y t4es een
pecho sintomético de su acepeacion. Ahi
Wy a bicicleta eostaba demasiado para el labri oy paral
sees instalaciOn de la luz dej6 de ser espect deo alee
omeluida; el fondgrafo lo podian cue cae aspen”
queria el uso de aurculares que no siempre estaban
Ilniory producfan enfermedades que en ocasiones ca
th Soa a su favor la posblidad de reunir en un sa
Hie «cn euditoddo muy numeroso, Aderts, caine oe
daptaba con facilidad para reunir @ un grupo de pen
eee sietiea eccpresartaa aprovechaban | es
ee ‘del Ayuntamiento en materia de higiene y
On
ahora de la falta de difusion de la
ao
No fue diffcil que los cinematografos se reprodujeran,
é 4 curso de tres
(asi diriamos por generacion espontinea. En el
1:1 fondgrafo al aire libre”, EI Mundo (Ilustrado), domingo 2
“EL fonbgrafo al aire ;
We mayo de 1897, p. 1.
55afios hubo es;
a: con su invencién se d
Para captar el movimiento,*®
José Juan Tablada se ocuparon de él,
los circulos “cientificos y literarios
cuenta,
Las publicaciones de
nunca lo tomaron en
—iAh qué caray!
- Mo nos haga tan de al tiro, pos éeé-
emanate due camine lo que eité nomis ints
++-menearan el papel,
—INo, —decia otro Tanchero—
5 que son figuras en
movimiento.
® “La novedad del dia en México, El cinematografo Lumiére”,
Hi fendo (lustrado), domingo 23 de sgoste de 18he Pp. 118-119,
ves gy itemstégrafo de Edison en México”, El Ogee, Espanol,
Jueves 6 de agosto de 1896, p, 2.
| mematografo Lumitre”, £1 Unicersal, miércoles 19 de
1» P. 2.
Parcidos en la metrépoli hasta veintidés salo-
El cine fue al principio un objeto de curiosidad cientifi-
laba cima a los estudios realizados
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