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Apostar A La TRANSMISIÓN Y ENSEÑANZA. Zelmanovich 2007

1) La autora habla sobre la importancia de apostar a la transmisión y enseñanza en relación a la producción de las infancias. 2) Estar implicados en los niños significa pensar en la relación con ellos en lugar de lo que les pasa. Implica una apuesta al futuro que puede conllevar frustración. 3) La apuesta se basa en un ideal con una confianza en lo que pueden lograr los niños, aunque sin certezas. Esto se aplica cotidianamente en la enseñanza y transmisión.

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Apostar A La TRANSMISIÓN Y ENSEÑANZA. Zelmanovich 2007

1) La autora habla sobre la importancia de apostar a la transmisión y enseñanza en relación a la producción de las infancias. 2) Estar implicados en los niños significa pensar en la relación con ellos en lugar de lo que les pasa. Implica una apuesta al futuro que puede conllevar frustración. 3) La apuesta se basa en un ideal con una confianza en lo que pueden lograr los niños, aunque sin certezas. Esto se aplica cotidianamente en la enseñanza y transmisión.

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“Apostar a la transmisión y a la enseñanza. A propósito de la producción de infancias ”.

Perla
Zelmanovich (2007)

La autora elige este título para hacer hincapié en pensar nuestro oficio vinculado a la
transmisión y enseñanza, siendo importante situar ambos términos y la riqueza de lo que
hacemos estando en cada momento con cada niño.

Apostar, en esta primera palabra, hablando de infancia, hay un punto de partida: estamos
implicados, el que apuesta está implicado y los que apostamos somos nosotros. En cuanto a
los pequeños siempre hay o debe haber una implicación por parte del adulto, sea madre,
padre, maestros, o quien cumpla la función adulta.

Función adulta, otra idea que la autora trabaja, expresando que es importante distinguir el rol
de la función. No necesariamente van de la mano, tener el guardapolvo puesto o haber parido
un hijo no implica necesariamente el sostenimiento de la función adulta. Hoy en día una
abuela o una tía pueden cumplir la función materna o paterna, aunque tengan ese rol en la
familia. Podemos decir que una función puede no ser sostenida por quien asume un rol, o ser
sostenida por distintos roles. Desabrochar la función del rol, nos permite aceptar la diversidad
de quienes están hoy llamados a cumplir la función y, por otro lado, pone en foco de que se
trata cumplir la función adulta y apostar desde esta función. Pero….

En el apostar hay una particularidad, cuando alguien apuesta, puede ganar o puede perder,
apostar implica confiar que algo bueno puedo llegar a suceder, puede que sea como lo imaginé
o no necesariamente. En la función adulta hay algo necesario que es el tema de los ideales, con
aquello que nosotros queremos para el otro. Aquí existe un riesgo…

Es que, en esa apuesta, en esa confianza haya un solo camino posible, un ideal tan cerrado de
nuestro lado que deja poco margen para alojar toda la diversidad de niños y familias que
recibimos en la escuela.

Aposta Estar implicados. Pensar a los niños en una relación, no en lo que les pasa a ellos,
r sino lo que nos pasa con ellos.

Más allá de la situación de cada niño, hay una apuesta a futuro que puede implicar
algún riesgo de frustración de haber apostado tanto y no lograr lo que queríamos.

Entonces, la apuesta está vinculada a un ideal que supone una confianza, -Laurence Cornu- una
filósofa habla sobre una confianza basada en el pasado, en lo que conocemos, por ejemplo,
confiamos en que a tal niño le irá bien porque viene de una familia pudiente, familia bien. Sin
embargo, hay una confianza basada en el futuro, no en lo que conozco, sino, en lo que creo
que el otro va a poder, confianza de que algo bueno puede pasar, pero sin certezas. Es una
apuesta a ganar, pero sin seguridades.

Apostar desde la confianza, cotidianamente lo hacemos en la enseñanza y la transmisión.

Enseñanza. La confianza es aquellos que expresamos cotidianamente en la enseñanza, cuando


cumplimos el rol, es aquellos que le entregamos a los niños, al planificar, etc. confiamos en
que algo podrán hacer con lo que le brindamos. La autora lo asemeja a un río que está más en
la superficie.

Transmisión. Connota algo menos visible, también se aprende de aquello que no decimos,
relacionado con el currículum oculto. Son cuestiones que no están en el plano de la conciencia
pero que se transmiten, tiene que ver con los gestos, miradas, actitudes, nuestros propios
miedos, dificultades. Más ligado a la desconfianza que a la confianza, tal vez, continuamente
hablamos de la inclusión y en la transmisión doy a entender otra cosa, se filtra algo de, por
ejemplo, “me parece que este niño no va a poder”, etc. Cuando no tenemos un “enganche”
con el alumno, se nota. Es un rio subterráneo.

Práctica entre varios. En la institución escolar hay algo interesante, es que somos varios. No es
solo la función materna, paterna quienes pueden tramitar este río de la superficie y el
subterráneo; lo que a uno le puede resultar difícil de tramitar con un niño, a un colega le
puede resultar más sencillo. La autora se basa en experiencias que se vienen realizando hace
más de veinte años en Bélgica y en otras instituciones, llamada práctica entre varios. Puede
sonar similar al trabajo en equipo, pero está mas asociado a la distribución de la apuesta de la
función adulta, entre varios, teniendo en cuenta la complejidad que conlleva la transmisión y
enseñanza porque quienes cumplimos la función, también, estamos atravesados por diversas
circunstancias personales articuladas a lo social.

Tal vez, para ese niño anteriormente nombrado con el que no tengo un “enganche”, que es
revoltoso, inquieto, agresivo… llega temprano y noto que tiene cierto feeling con una asistente
escolar, lejos de tener celos o una cuestión de culpa, servirme de ese otro, ver que es lo que sí
se produce allí que me puede ayudar, es desde la humildad aceptar que uno no puede,
aprender del otro, colega, para sostenerme con ese otro, apoyarme, reponerme y no
abandonar esa función, porque tal vez tengo el rol pero no estoy pudiendo cumplirlo. Puedo
observar que a través del juego el profe de Educación Física logra colocar límites que en el aula
no estoy pudiendo lograr, el niño es completamente otro niño que el problemático del aula. Lo
primordial es poder alojar al niño ya que soy responsable de transmitir la cultura, con la
práctica entre varios debemos dejar de lado la competencia tan marcada en la docencia (“mis
alumnos”, tradición de que cada uno se arregla con su grupo)

¿Cómo y en que dimensiones se juega esta apuesta de enseñanza y transmisión con respecto al
tópico del título del texto, la producción de las infancias?

La pregunta ya denota a la producción de las infancias, por ello, no son naturales. Las infancias
son producidas y dependen de la apuesta de la función adulta inscripta en un marco social. Por
ejemplo, un ser que viene al mundo, se convierte en hijo por el trabajo de quienes cumplan la
función materna y paterna, luego llegan a la escuela y con suerte y por nuestra apuesta y
nuestro trabajo se producen alumnos…

Todo esto nos coloca en un lugar de suma fertilidad y responsabilidad, un campo que Perla
imagina, de dos dimensiones y una intersección, pensado desde el Diagrama de Venn.

Dimensión social

-Apuestan, función
Constitución del adulta. (madre, padre, tíos)
sujeto, constitución
Su apuesta no está en el
psíquica
aire, sino que, desde un
lugar, en una trama social y
cultural particular y singular

Tarea educativa

Inmersos en época y contexto sociocultural particular.


Los fundamentos en los que se basa la autora para pensar el Diagrama de Venn.

Zelmanovich retoma a -Freud- quien, en el siglo pasado, 1929 precisamente, un título del texto
“El malestar en la cultura”, planteando que hay un malestar inevitable, imposible de disolver, e
irreductible; pero que allí mismo en la imposibilidad y en la aceptación de esa imposibilidad, se
puede recortar una posibilidad de hacer algo. Por ejemplo, se puede psicoanalizar no todo,
educar no todo y gobernar no todo, las tres profesiones que Él planteaba como imposibles.
Freud planteaba que lo irreductible es el conflicto entre ese mar de pulsiones inherente al
sujeto (diagrama de const. Psíquica) y la cultura (diagrama de dimensión social). Esta última es
llamada a darle un destino a las pulsiones. Parte del conflicto radica en que ese encauzamiento
de las pulsiones no es sin un otros, y ahí estamos nosotros, en la intersección. Lo imposible es
dominar todo allí, pretender ajustar todo a las formas de la cultura. Algo se escapa, y está bien
que se escape, alivia nuestra omnipotencia y nos abre un campo de posibilidades.

La autora expresa que en cada momento histórico se debe actualizar de qué modo la cultura
se las arregla para encauzar las pulsiones y el conflicto que supone. Podemos pensar a modo
de ejemplo, cuáles son las características de la época y la cultura que hacen que hoy los niños
cierren la boca y no se dejen alimentar, o que haya más niños impulsivos los cuales se dificulta
mantener ocupados con la cultura.

Cuando decimos “no pongas los dedos en el enchufe”, estamos tratando de encauzar las
pulsiones de ir a tocar y mirar todo, mediada por quién cumple la función adulta atravesada
también esta función por nuestras condiciones sociales. Se habla de pulsiones y no de instinto
porque el presupuesto que está en la base del malestar de la cultura, y ahí está el punto de
imposibilidad, es que, en el humano no hay un plan instintivo, algo prefijado, automático. Esto
es lo que nos diferencia de los animales que poseen tiempos y conductas prefijadas, (podemos
observarlo por ejemplo con el destete de los cachorros que luego de éste la madre no quiere
ni que la sigan). Un claro ejemplo es el de la alimentación, parece que es instintivo, pero en
realidad no es natural, es pulsional y no se da sin el atravesamiento por el otro. No se podría
explicaría sino como una persona que tiene a su disposición el alimento se niegue a recibirlo, o
incluso pueda llegar a morir de anorexia, encontrándonos aquí con la pulsión de muerte que
tratamos de encauzar a través de la alimentación.

El devenir de las pulsiones va siendo encauzada, dominada por la cultura, cotidianamente


hacemos esto en la escuela.

¿Qué operaciones son necesarias para que se dé efectivamente el desarrollo de la constitución


psíquica, por ende, la constitución del sujeto?

La autora trabaja el concepto de desamparo que requiere de ciertas operaciones por parte de
la función adulta, lo diferencia del concepto de abandono porque éste tiene que ver más con
lo social, lo material. Retoma a -Freud- y su concepto Hilflosingkeit en alemán desamparo
simbólico, que después -Lacan- nombra como prematuración del cachorro humano, nueve
meses no alcanzan para que sea un sujeto independiente. Lo vemos, por ejemplo, en una jirafa
un ternero que a las pocas horas de nacer ya se pone de pie o está arreglándoselas para la
búsqueda de alimento, el cachorro humano siempre es prematuro, no puede sustentarse o
constituirse como sujeto. Insiste en la implicación de la función adulta, sobre todo en esta
edad de la vida, hay tres operaciones que hacen el trabajo de amparo y están en el punto de la
intersección.
1- Constitución de un SÍ, de un lugar simbólico, implica ciertos ideales (que espero para
este sujeto), en el psicoanálisis se lo denomina alienación.
2- Producción de un NO, es una diferenciación con el otro al cual desde un primer
momento el sujeto debe estar aliado, en el psicoanálisis denominado separación.
3- Inscripción.

Enmarca a estas tres operaciones bajo el título de Filiación, para ser pensada requiere de dos
grandes funciones: La Inscripción y el reconocimiento. Ahora bien, ¿qué sucede cuando estas
operaciones no están dadas? La autora para ello, hace referencia a un texto de -René Spitz-
donde comenta el suceso de bebés que son abandonados simbólica y materialmente en
hospitales, y a pesar de brindarles el amparo material necesario de medicina, alimento, etc.,
terminan muriendo producto de un marasmo a lo que la autora agrega marasmo simbólico.
Aquí no están operando estas funciones por eso el desamparo es simbólico. Nuestra
herramienta es la eficacia simbólica. Apelando ahora al antropólogo francés -Lévi-Strauss-
quien en su antropología estructural acuña este concepto de eficacia simbólica, que toma a su
vez del sociólogo -Mauss- comenta en sus estudios antropológicos sobre algunas comunidades
que, si consideran que un sujeto estaba embrujado, le quitan todos los lazos de filiación
posibles, entonces, un sujeto que estaba físicamente sano termina muriendo, operando aquí la
eficacia simbólica.

El desamparo originario e inevitable del sujeto, sumado a las pulsiones inherentes a éste,
requieren siempre de un otro al cual ligarse, produciendo estos puntos de imposibilidad,
porque la cultura que viene a hacer algo con esto, llega a través de nosotros quienes
encarnamos la función adulta que también estamos atravesados por ciertos desamparos. Esta
idea de amparo y eficacia simbólica apuesta a producir una filiación, no hay sujeto que se
sostenga sin ésta, que no será posible sin las funciones de inscripción y reconocimiento.

Inscripción refiere a varios tópicos, podríamos hablar de una inscripción primaria en una
genealogía de una inscripción jurídica, estar anotados en una escuela y una inscripción social
que hace al lazo social y es indispensable para hacer algo con ese desamparo. Estar en la
escuela esta naturalizado, pero no es menor que un niño esté anotado en una escuela
(sabemos lo que pujan algunos por pertenecer a tal o cual escuela) si ese niño comienza a
faltar, un día otro día y nadie se da cuenta se produce una des-inscipción social.

Reconocimiento. La autora destaca una dimensión del reconocimiento que implica la filiación
retomando el libro “Tiempo y narración” del filósofo -Ricouer- donde expresa que el
reconocimiento es el que da paso al conocimiento, siendo esto importante para pensar en la
enseñanza y la transmisión y como juega la filiación, ¿qué pasa con los niños que no pueden
aprender entonces? ¿Cuándo un niño cierra los ojos, la boca, los oídos para dejarse invadir por
la cultura que le ofrecemos?

¿Qué de la inscripción y el reconocimiento están en juego en la enseñanza y transmisión?

La psicoanalista Perla Zelmanovich nombra rasgos de la época para actualizar el malestar de la


cultura que dificultan los procesos de enseñanza y transmisión. Expresa que educar y
humanizar son sinónimos, cuando educamos estamos operando sobre ese andamiaje de
desamparo porque así llegamos al mundo, desamparados. La educación viene a hacer algo con
eso y ahí estamos nosotros, los mediadores, educadores. Por otra parte, los adultos también
sufrimos desamparos, debemos buscar la forma de ampararnos en el mundo adulto, para así,
amparar a los sujetos ya que somos pasadores de ese alimento simbólico indispensable junto
con las familias.

Un rasgo de la época es la dificultad en la producción del lazo social, toda la apuesta es al lazo,
un sujeto que se ligue a otro es el centro de todo, esta dificultad reside en este mundo
globalizado, hiper conectado, llamativamente hiper enlazado; muy de la mano de las
tecnologías de la información y la comunicación, que nos brindan si queremos, la posibilidad
de estar conectados veinticuatro siete, las veinticuatro horas del día, generando una “Ilusión”
de que el trabajo de la cultura se puede dar sin la necesidad de un mediador, “me puedo
divertir sin la presencia de otro, educarme sin un maestro”. El aprendizaje no puede darse por
fuera del orden del reconocimiento, Google puede brindarme mil respuestas y en buena hora,
pero no me puede brindar ese reconocimiento que sí lo puede hacer un maestro. Entendamos
que desde la educación podemos hacer un trabajo calculado en cuanto a la puesta, e
incalculable en sus efectos. Esta ilusión antes mencionada, impacta en la hiper producción de
niños desatentos; en la intersección, donde disponemos de los recursos de la cultura, está
nuestro amparo, y es allí donde también se producen sujetos con los síntomas que la cultura
genera en esa dialéctica de las dos dimensiones del diagrama, que expresa modos de transitar
las infancias y modos de padecerlas.

¿Con qué se atiende la desatención? Se supone que la desatención es del niño, está en el niño,
el niño es ADD, pero podemos decir que los síntomas tienen su época. Cuando Freud
construye su teoría las mujeres histéricas se les paralizaba el brazo, hoy depresión, trastorno
bipolar, son los diagnósticos que circulan; están en los libritos DSM4 producidos en el Norte
que junto con los laboratorios producen objetos como la Ritalina, la medicina. Podemos pensar
que vivimos en una época en el que el lazo social pretende ser suplantado por objetos,
tecnologías y productos de la ciencia. En hora buena sean todas estas innovaciones, el
problema es pensar que una pastilla curará al niño de su desatención.

Zelmanovich retoma a -Elena Lacombe- una psicoanalista que escribió el artículo “La
desatención del otro” como una forma de dar vuelta asunto, estamos desatentos con aquello
que le pasa al sujeto en su necesidad de inscripción. Por ejemplo, podemos pensar que el niño
desatento que tiende a sustraerse de otro invasivo, como la madre insiste, presiona para que
coma, éste cierra la boca en un intento de producir un NO, esa separación necesaria. Por el
contrario, con un niño hiperactivo que se cuelga de nuestra falda, que invade, tal vez, está
tratando de expresar una dificultad en su producción del sí, el ligar simbólico, tratando de
hacerse lugar a la fuerza en el otro.

Otro rasgo es el impacto que tienen los vínculos intergeneracionales que hacen al proceso de
filiación, la cadena filiatoria supone más de dos generaciones. Citando a -Margaret Mead- en la
década de los `70 en sus estudios sobre cultura generacional, ésta visionaria expresa que
entramos en una época que a diferencia de las culturas tradicionales son los niños y los
jóvenes quienes nos enseñarán a notros, ya que, nacen con esta cultura de la informática y
comunicación la cuál nosotros no tenemos referencias para pensarlos, entenderlos.

Cuando la cultura genera ciertos ideales, se habla de un perfil de alumnos, se corre el riego de
situar un ideal en el cual algunos no encuentren la forma de alojar su singularidad, el perfil
puede ser una apuesta a que este sujeto se suba al carro de la cultura pero cada uno lo hará
desde su particularidad, singularidad, trayendo lo que cada uno tiene.

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