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Almas Perdidas

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David Montgomery

ALMAS
PERDIDAS
Título Original: Almas Perdidas.
Autor: David Montgomery. © 2019
© 2019 Editorial Unamuno
[email protected]
Impreso en España / Printed in Spain
Impreso por EDITORIAL UNAMUNO 2019
Maquetación: EDITORIAL UNAMUNO
Diseño de Portada: EDITORIAL UNAMUNO
1ª edición
ISBN: 978-84-120240-0-5
Cada una de estas cartas y reflexiones, reflejan algunas de las cosas
que han pasado en mí vida o en la vida de otras personas y que han
decido contar, porque siempre he creído que escribiendo
Podemos expresar todo aquello que nos callamos por algún que otro
motivo o simplemente
Para desahogarnos.

Estas son algunas de las historias:

7
Capítulo 1:
Eric
Eric te escribo después de tanto tiempo, desde que dejemos de
hablar, desde que nuestros corazones se separaron aquella noche de
noviembre.

Me resulta complicado volver a escribirte, pese a que ha pasado


más de dos años desde que no nos vemos sigues en mi memoria
como un recuerdo que no puedo borrar por más que lo intenté..

Porque pese a que te amé con todas mis fuerzas, que a veces al
terminar el día ese amor se convertía en un océano enorme con olas
de decepciones.

Cada estación de tren, me recuerda a ti. Me resulta bastante com-


plicado el tener que coger un tren hacia el trabajo o hacía otro lugar,
porque antes de conocerte nunca había cogido el tren, salvo para ir
corriendo a tus brazos. Aunque ahora ya me estoy acostumbrando,
intento mirar hacia otro lado cuando el tren se aproxima a la parada
donde vives.

Nunca quise decirte adiós, porque sabes que nunca he querido


despedirme de ti, porque a veces ese adiós es definitivo y aunque
siempre mantuve la esperanza de que volvieras, sé que esta vez aun-
que vuelvas seré yo el que no quiera volver a tu lado.

Aunque quizás no te importe y no lo leas lo que te escribo porque


siempre has sido la persona más orgullosa que he conocido, siento
que aunque no te quiera de vuelta fuiste mí primer amor y es el amor
que marco mí vida.

11
Siempre he ido con las cosas muy claras contigo, no me gusta
quedarme sin decir lo que realmente siento, yo he cometido muchos
errores contigo debo reconocer, porque era mi primera relación, una
relación a distancia, una relación que podía haber sido hermosa, pero
tristemente se terminó y fuiste tú quien decidió poner punto y final a
nuestra historia de amor.

No sé en qué momento decidiste que lo nuestro no podía conti-


nuar. ¿Fue por mí culpa? Me castigue durante mucho tiempo, pen-
sando que fui el culpable de que te alejaras de mí.

Aquello me torturaba, lo di todo por ti, lo deje todo por ti, solo
tenía ojos para ti, te quería, siempre me estaba preocupando por ti,
te daba todo el cariño que podía darte y te llenaba de regalos cada
vez que discutimos porque me sentía culpable de discutir aunque yo
nunca tuviera la culpa de nada.

Quizás nunca me amaste, quizás solo era yo quien estaba enamo-


rado, quizás te avergonzabas de mí y decidiste que el juego se había
terminado.

Porque nunca me decías en persona que me querías, solo por


mensajes, y yo necesitaba escucharlo de tu boca, nunca me acaricia-
bas, nunca me tocabas, nunca me besabas, nunca me decías tengo
ganas de verte, nunca me decías o hacías nada de lo que esperaba de
ti. Y aunque creía que eras así, que eras frío y que quizás tenías algún
trauma con tus ex parejas, vi actitudes que conmigo no tenías.

Con los demás eras amable y cariñoso, te comportabas de otra


manera, tenías siempre todo el tiempo del mundo para ellos, peor
para mí nunca. Jamás pisaste un tren para venir a verme, pero si

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pisabas otros trenes para ir a ver a otras personas. No entendía que
era lo que sucedía entre tú y yo y aunque yo estaba cegado de amor,
creía que cambiarían las cosas, pero lo que hiciste fue dejarme.

No te voy a culpar, seguramente tus motivos tendrías para tra-


tarme como me tratabas, quizás yo esperaba algo que tu no podrías
darme, pero lo que torturaba es que yo mismo te decía en muchas
ocasiones que no podía continuar, que me estabas haciendo daño y
pedías que me quedara, que era la única persona que realmente te
comprendía, que te escuchaba y te ayudaba, por lo que me generaba
dudas, dudas realmente que hacían que pensara que realmente me
amabas pero que no necesitabas tu tiempo para lograr amarme de
verdad.

Hoy en día sigo pensando en tu cabello rizado,


en tus mejillas rechonchas, en tus labios gruesos,
en tus suave piel. El sabor que me dejaban tus
besos en mis labios. Tus pequeñas y tiernas orejas que me
encantaba mordisquear y acariciar a todas horas. Esa paz y
esa tranquilidad que sentía al estar contigo. A esa sensación
de que todos mis problemas se quedaban en casa cuando
estaba contigo, a que era feliz. Esas mariposas en mí
estomago cada vez que te venía a ver. Extraño nuestros
viaje, nuestras comidas en restaurantes raros, extrañare ese
ceño fruncido que ponías cuando mirabas fijamente algo.
Extrañare tus ojos color café. La olor que hacía a incienso
tu ropa cuando me abrazabas y que cada vez que huelo incienso
no puedo evitar recordarme de ti.

No quiero que pienses que te odio ni te guardo rencor, en mí co-


razón no hay odio ni rencor para ti, pese a que tu no sentías lo mismo

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que yo sentía, me hiciste la persona más feliz del mundo, y aunque
me hiciste daño con tus actitudes y seguramente yo también, te pido
perdón.

Sólo quiero decirte que gracias a ese amor, he aprendido a amar-


me más a mí mismo, a valorarme y a que por mucho que quieres que
las cosas funciones o quieras volver a hacer las cosas bien, el botón
de reinició no siempre funciona.

Sé que aún no estoy preparado para volver a amar, porque aun-


que lo he intentado, no he logrado aún superar lo nuestro, sé que
ha pasado tiempo, pero mi corazón sigue cicatrizando lentamente
y aunque ahora al escribirte las heridas han vuelto a sangrar, nece-
sitaba decirte lo mucho que te sigo queriendo, porque pese a todo,
siempre y siempre serás mí único y verdadero amor. Porque da igual
cuantas personas entren en mí vida, como te amé a ti, no creo que lo-
gre amar a nadie más, porque entregarme como me entregue a ti, va a
ser muy complicado, porque pensare siempre en que me van a volver
a hacer daño y aunque no es justo para mí ni para otra persona, lo que
me hiciste me marco y aunque eso es el amor supongo, amar y sufrir
van de la mano, yo por ahora no quiero volver a sufrir por amor,
prefiero sufrir por otras cosas, pero por ahora quiero que mi corazón
siga latiendo por las cosas nuevas que me esperan en la vida.

En cuanto a ti cariño, espero y deseo con todo corazón que estés


donde estés, siempre te recordare con cariño y te deseo que en esta
vida todo te vaya bien y cumplas todos aquellos sueños que querías
ver cumplidos y que yo solo pude ayudarte en algunos, espero que
seas feliz.

Te quiero rey.

14
Reflexión sobre el amor
a distancia

15
Siempre escuche que el amor a distancia nunca es perfecto, que
siempre sale mal… esta es mi opinión.

Ten una relación a distancia, porque te emocionaras ante los bue-


nos días y sus despedidas antes de dormir.

Aprenderás la forma que tiene de escribir, a notar sus cambios de


humor con tan solo una coma, un punto, un emoticono.

Pasarás horas en el teléfono solo para saber un poco más de esa


persona, y a pesar de estar todo el día hablando, sentirás que fue muy
poco, pero que mereció la pena.
Que lucharas día a día por esa persona, por amarla, cuidarla, mi-
marla y esperar en el andén hasta abrazarle.

Aunque también tiene sus contras:

Enamórate a distancia porque aprenderás que si se enfada no es


tan fácil de solucionar, no puedes ir corriendo a ver a la persona y
preguntarle qué está mal. Porque cada vez que logre algo no tendrás
que reprimir los deseos de mirar sus ojos, besarle y decirle lo orgu-
lloso que estas.
Cuando ambos discutan, no es tan fácil pedir perdón por teléfo-
no, no es tan sencillo. Porque no lo tienes cerca para decirle lo mu-
cho que lo sientes y lo amas, porque las letras se las lleva el viento.
Una relación a distancia, puede ser complicado pero no imposible.
Siempre al final de día cuando te despidas, lo único que querrás
hacer es llamarle, volver a escuchar su voz, que hizo después de des-
pediros. Estarás pendiente de que te diga que llego bien a casa y de
que te de las buenas noches, aunque estés horas despierto.

17
Los celos serán más frecuentes, ya sea porque envidies a las per-
sonas que puedan verle a diario, o aquellos que quieran aprovecharse
de él. Cuando uno de los dos este mal, la impotencia te estrujara el
pecho, pues no puedes ir a abrazarle y acariciarle el pelo, solo podrás
llamarle y decirle que todo estará bien.

Los celos son algo inevitable, pero hay que confiar en uno en el
otro, una relación a distancia es más la confianza que otra cosa.

Otro de los problemas, es que el deseo de estar con esa persona


será más fuerte, imaginarte estar a su lado, viéndole prosperar, ima-
ginando cada movimiento, cada paso o acción. Echaras de menos
que te diga que te quiere al oído, veras como esa persona va madu-
rando y creciendo cada día y no importa porque aunque la distancia
sea larga el amor no tiene límites.
Imaginaras la textura de su piel, el olor de su fragancia, el brillo
de sus ojos la altura a su lado, su mejilla en tu brazo, y el besar de sus
labios, el sabor de su sonrisa y la alegría de su cuerpo junto al tuyo.

Enamorarse a distancia puedes valorar cada pequeño detalle que


haga por ti: una llamada, una película, una canción, una imagen,
un vídeo o una iniciativa; aprenderás que los defectos físicos son
los menos importantes cuando hay un amor limpio y puro, que los
problemas se resuelven hablando, que las promesas son sagradas y
que cada día transcurrido hace que cada día ames más a esa persona.

Memorizaras los kilómetros que hay entre los dos y todas las
formas de llegar hasta encontraros. Imaginaras cada día el día del
encuentro y sentirás ese dolor en el pecho porque no sucederá en ese
instante.

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Querrás ahorrar todo lo posible para ir a verle, así tengas que de-
jar de darte ciertos lujos, harás lo imposible por juntar cada céntimo
que te acerque a él.

Aras cualquier cosa por esa persona, hasta lo que menos te imaginas.

Un amor a distancia es aprender a escuchar a esa persona, desde


su éxito más grande, sus miedos más profundos, hasta sus metas del
futuro. Te contará lo que le ocurrió aquel día que se graduó, hasta la
primera vez que le destrozaron el corazón.

Grabarás en tu mente su tono de voz, el de la alegría, el del en-


fado, el de la sorpresa y hasta el de la melancolía. Comprenderás
que una mentira puede derrumbar todo lo construido y que las dudas
pueden destruir la relación. Pero juntos y con confianza, romperéis
los miedos, aprenderás que la vergüenza no existe cuando se trata de
amor, quebrantarás las normas del amor. Comprenderás que el térmi-
no “paciencia” “pronto” “cuando pueda nos vemos” en carne propia
y será un dolor que te sangrara el alma. Sentirás lo valioso que es el
tiempo y que nunca será suficiente.
Creo que el mayor esfuerzo que se puede hacer, es confiar en
esa persona mutuamente, olvidar que te hicieron daño y arriesgarse.
Porque si, solo piensas en el pasado estarás perdiendo la oportunidad
de estar al lado de alguien que a lo mejor solo tiene unas horas para
verte.
Disfruta del amor, de ser sincero y decirle cuanto le amas.

Enamorarse a distancia es hermoso, porque te puedes asombrar


de lo grandioso que es enamorarse de un alma, antes de tocar su piel.

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Dedicatoria:

Aún sigo pensando en ti, en lo que estarás haciendo.


Si estarás en tu habitación escuchando música o
viendo una película.

Siempre pienso en ti.


Sobre todo por las mañanas y por las noches,
así se cuando estás despierto o dormido.
Te quiero.

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Reflexión:

Si saliste de una relación herido,


date tiempo a que esas heridas sanen y una vez cicatricen dale otra
oportunidad al amor.
No tengas miedo a volver a amar, pero tomate un tiempo para
recuperarte y ser más fuerte.

21
Capítulo 2:
El agresor
Supongo que te acordaras de mí toda tu vida, del mismo modo en
que yo te recuerdo cada día de mi existencia.

Era un día de verano del 2013, en un parque a plena luz de día.


Aquel día estaba disfrutando del verano, hacía mucho calor y deci-
dí irme a dar un paseo por un parque donde siempre había flores y
aunque estaban en obras ese día me puse música y me tumbé en el
césped.
Aunque lo obreros hacían algo de ruido, subí el volumen de la
música y no me di cuenta como cada vez tú te acercabas más a mí.

Me di cuenta que estabas porque una sombra empezó a tapar


aquel cielo tan claro, abrí los ojos y allí estabas tú. Me estabas ha-
blando pero no podía entenderte y me quite los auriculares para po-
der entenderte. Me estabas pidiendo fuego, ya que habías visto como
tenía un cigarrillo en mi mano. Te di un mechero, prendiste tu cigarro
y me dijiste gracias, así que me puse de nuevo la música y me relaje.

Pensé que te habías ido, pero aquella sombra volvía a tapar mi


cara, volví a abrir los ojos y estabas volviendo a hablar, así que volví
a quitarme los auriculares y me estabas preguntando que si conocía
un bar cerca de aquí. Me incorporé y mientras te indicaba el camino
me pusiste una navaja en el cuello. Estaba confusa, te dije que me
dejaras tranquila pero apretaste la navaja y comencé a gritar.
Después es que me diste un fuerte puñetazo en la cara y me par-
tiste el labio, el puñetazo fue tan fuerte que me caí de espaldas dán-
dome un golpe en la cabeza.

Lo siguiente que recuerdo es como me estabas llevando arras-


tras a los montones de arena que había por las obras que estaban
haciendo, allí empezaste a desnudarte mientras yo empezaba a ser

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consciente de lo que estaba pasando. Comencé a gritar, dar patadas
y a defenderme con la esperanza de que no me hicieras nada y de
que los obreros me escucharan gritar, pero no me escuchaba nadie,
estaban haciendo demasiado ruido y las montañas de arena impedían
que alguien me viera.

Te di una patada y me volviste a dar otro puñetazo en el estóma-


go, sabía que eras demasiado fuerte y que no tenía suficiente fuerza.
Me hiciste poner de rodillas y que te practicase sexo oral y al ver
que me negaba, pusiste de nuevo aquella navaja en mi cuello y me
amenazaste con matarme.
Así lo que lo hice, pero estaba demasiado asustada, llorando,
pensando en cómo salir que te mordí. Aquello te causo dolor al es-
cuchar tu grito, que me tiraste al suelo, me pusiste de forma que mi
cara estaba en el suelo y tus manos rodeando mi cuello, estabas es-
trangulándome. Yo pataleaba mientras intentaba coger lo que fuese
del suelo, arena o piedras, pero cada vez apretabas más y no podía
moverme, me quedaba sin aire.

Me bajaste los pantalones, la ropa interior y me penetraste, el


dolor fue realmente doloroso, pero como habías dejado de estrangu-
larme, pude volver a coger aire y gritar y me diste de nuevo varios
puñetazos en la espalda y la cabeza, tirabas de mi cabello y me de-
cías que me callase mientras me seguías penetrando.

Intente resistirme y pude alcanzar una piedra, no era muy grande


pero pude lanzarla hacía ti. Te echaste hacía atrás y pude levantarme,
me di la vuelta estabas buscando la navaja, me subí los pantalones
y al intentar escapar de allí, me agarraste de la camiseta pero pude
escapar, salí corriendo de allí, entre gritos y gritos, me faltaba el aire.
Me fui tan deprisa de allí que los obreros apenas se percataron de que
algo me había pasado, seguían trabajando.

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Sentí que ellos me podrían haber ayudado, pero lo que hice fue
salir gritando y gritando hasta llegar a un supermercado y encerrar-
me en uno de los baños.

Empecé a llorar y a vomitar, me sentía aturdida, sucia y no enten-


día que es lo que había pasado, tarde mucho en poder respirar tran-
quilamente. Limpie mi boca con jabón de mano y seguí vomitando,
estaba muy nerviosa y no sabía qué hacer, tenía tanto miedo de salir
de ese baño, que me quede un buen rato llorando, hasta que picaron
en la puerta. Era una señora que quería entrar, limpie mis lágrimas y
salí con la cara cubierta por mi cabello.

Me fui directa a casa y lo primero que pensé era en meterme en


la ducha, me sentía tan sucia y tan miserable que no quería estar así.
Pero volvía vomitar y pensé en ir a comisaría y denunciar, pero
tenía miedo tanto miedo, pero a la vez estaba pensando en ti, en lo
que me habías hecho y que se lo podías estar haciendo a otra chica
en este momento y no quería que te salieras con la tuya.

Aquella mañana no había nadie en casa, mi madre se había ido


de compras y mi hermana estaba fuera con su novio, así que agarre
unas tijeras y me las puse en el bolsillo de una chaqueta y volví
a salir de casa, tenía miedo pero quería que mi viera alguien y no
quería terminar como esas personas a las que abusan y deciden no
denunciar.

Al llegar al hospital, había bastante gente y hice mi turno para


que me atendieran, no me estaba dando cuenta que una de mis pier-
nas tenía sangre, arena y moratones y mi cabello estaba completa-
mente enredado.

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Cuando me tocó el turno, la mujer me pregunto qué me pasaba y
le dije entre lágrimas casi sin voz, que me acaban de violar, la mujer
se quedó sin palabras y llamo a un médico que me llevo por un pasi-
llo mientras veía como la gente me miraba.

Me preguntaron que me había pasado, pero empecé a llorar y


llorar y me faltaba el aire, no sabía por dónde empezar y al tener 14
años llamarón a mi madre que vino sin saber lo que me había ocurri-
do, creía que había tenido un accidente.

Me tomaron pruebas del interior de mi boca, y de mí vagina y de


mi culo. Me sentía realmente avergonzada no podía parar de llorar,
me sacaron fotos de las marcas en mi cuello, de los puñetazos en mi
espalda de mí cara.

Tras tomar las muestras y preguntarme que había pasado, mi ma-


dre entro a la sala llorando y dándome un abrazo fuerte.

Me preguntaron si te conocía, les dije que no te había visto en


mi vida y me preguntaron cómo eras, les dije lo que había visto un
monstruo de 1,80 metros, 80 kilos, con el cabello corto rizado negro,
barba espesa y ojos negros.

Pregunté si habían recogido algún tipo de ADN tuyo y me di-


jeron que estaban analizando las muestras y que quizás si ya tenías
antecedentes podían encontrarte, eso es lo que estaba deseando.

A las horas me pude ir a bañar, no quería hablar con nadie más y


me dijeron que me limpiase. Mi ropa se la habían quedado ellos y yo
solo tenía una bata que me dejaba mi trasero al aire libre.

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Me puse el agua lo más caliente que pude y me quede destro-
zada, vi los moratones en mis costillas que antes no había visto, las
marcas en mi cuello. Me sentía sucia, no quería sentir esa sensación
de haberte tenido dentro de mí y que me arrebataras mi virginidad.

Me quede la noche en el hospital y insistí varias veces en que


me hicieran la prueba del VIH porque no quería pensar que además
de haberme violado, hubieras dejado algo más dentro de mí. Así que
tras volver a hacerme la prueba salió negativo, pero que pasado unas
semanas la volverían a repetir.

Le pedí a mi madre que no contara nada a nadie. No somos una


gran familia, pero siempre hemos estado unidos, pero en ese mo-
mento no quería que nadie me dijera nada. Mi hermana y mi padre
me abrazaron y me trajeron ropa nueva.

Sabía por sus caras los preocupados que estaban por mí, pero no
tenía ganas de hablar de lo sucedido, ya que me había pasado horas
hablando con médicos y policías de lo que me había pasado. Les dije
que estaba vivía y eso ya era importante, no quería preocuparles más.
Además era verano y por suerte no tenía que volver a clase hasta
otoño y podía estar tranquila en casa.

Los primeros días fueron bastante complicados, tuvieron que


darme unas pastillas para dormir. Cada vez que iba al baño sangra-
ba porque me tenía un rasgado y aquello me hacía rabiar de dolor.
Me quedaba dormida junto a mi hermana que no se separaba de mí
y aunque apenas comía intenté que mi familia no de desmoronase
conmigo y intenté hacerme la fuerte.

Me dejaron descansar unos días, cuando me llamaron que tenía


que ver unas fotos de posibles sospechosos ya que el ADN que

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encontraron en mi cuerpo no encajaba con ningún perfil, pero si que
había sospechosos que habían abusado de otras personas y encaja-
ban con la descripción.

Aquello fue una tortura, al principio pensaba que todos eran cul-
pables, que todos se te parecían pero nunca saliste en ninguna de
aquellas fotografías.

Pasaron las semanas, todo estaba volviéndose insoportable, no


salía de casa y si lo hacía era en compañía de mis padres. Aquel
verano sabía que lo iba a pasar en casa y era el único lugar donde
me sentía segura. Volví a pasar por el parque porque me dijeron que
tal vez recordaría algo de lo que pasó, pero solo me puse a llorar, no
podía recordar nada, salvo tus malditas manos apretando mi cuello.

Pesé a que me llevaron a profesionales y tenía que acudir a te-


rapia para ver como lo estaba llevando, aquello no hacía que me
sintiera mejor, hacía que me sintiera peor, porque escuchaba algunas
de las mujeres que habías sufrido abusos sexuales y aunque algunas
tuvieron suerte y encontraron a su agresor, otras estaban destrozadas
porque no habían tenido esa suerte, ya que no había pruebas suficien-
tes o porque no encontraron a su agresor.

Yo creía que me iba a pasar lo mismo, que jamás iba a poder


encontrarte, pero por suerte te volví a ver.

Era casi septiembre y las clases estaban a punto de empezar y


salí sola, aunque mi madre no me dejaba salir sola, le dije que solo
iba hasta la tienda de regalos, que quería comprarme una mochila
nueva para el nuevo curso. Cuando al salir allí estabas en una terraza
de un bar bebiendo unas cervezas y hablando con otros hombres, que
seguramente eran tus amigos.

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Estabas sonriendo, estabas feliz y yo estaba allí asustada y nues-
tras miradas se cruzaron, mientras yo te miraba fijamente tu me ig-
noraste, era como si no me conocieras.

Pensé en huir de allí, las piernas me temblaban, pensé en gritar


y pedir ayuda. Había mucha gente seguramente no te ibas a escapar,
pero sabía que yo no te iba a dejar escapar. Así que entré de nuevo
en la tienda y les dije que me dejasen un teléfono que tenía una
emergencia, al principio me dijeron que no, pero como estaba llo-
rando me dejaron un teléfono y rápidamente llame a la persona que
estaba llevando mi caso. Desde el otro lado del teléfono me dijo que
me quedase en la tienda, que no me moviera y que no tardarían ni 5
minutos en llegar y así fue.

Aunque para mí fue una eternidad, miraba por el cristal de la


tienda y allí estabas aún, tenía miedo de que te fueses al ver llegar a
la policía, pero unos señores vestidos con ropa de calle se me acer-
caron y me dijeron que eran de la policía y me preguntaron dónde
estabas, les dije exactamente dónde y te señale.
Mientras uno de ellos sé quedó conmigo y me dijo que ahora
me llevarían a comisaría para declarar, los otros dos fueron hacia tu
mesa y te detuvieron ante la atenta mirada de tus amigos y de la gen-
te que estaba allí. Estabas esposado aunque por tu cara y tus gestos,
sabía que les estabas diciendo que no habías hecho nada malo, pero
al fin te tenían.

Aquel mismo día en comisaria, estaba nerviosa. Estaba esperan-


do a ver que decían, mi abogada me dijo que esto llevaría un tiempo,
que lo estaban interrogando y que te tomarían pruebas de ADN para
saber si encajaría con las que me encontraron a mí.

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Y luego todo fue muy rápido, me dijeron que las pruebas de
ADN coincidían y que por fin iba a cumplir mi deseo de verte entre
rejas, aunque aseguraste que yo te había seducido y que había queri-
do tener sexo contigo. Pero había demasiadas pruebas en tu contra,
las marcas de mi cuello, los puñetazos tu ADN, todo.

Pero para mi decepción la condena que te pusieron fue realmente


triste, ya que solo te condenaban de 6 a 12 años y seguramente sal-
drías en menos de 2 años.

Quería que te pudrieras en el infierno, te odiaba, pensaba en que-


rer matarte una vez salieras de la cárcel.

Luche con mi familia para que no salieras de aquella cárcel, pero


todo fue en vano.

Paso un año y sabía que tu libertad podía estar cerca y no quería


saber que podíamos volver a coincidir en algún sitio y que termina-
ses lo que no pudiste terminar o peor aún que le hicieras esto a otra
persona.

Así que no pienso quedarme con las ganas de decirte todo el


daño que me has causado, aunque ahora estoy lejos de ti y nunca
vas a saber dónde estoy, tú tienes una marca de agresor sexual de
por vida, al igual que yo estoy marcada por una violación y esto ha
cambiado mi vida por completo, es algo con lo que viviré el resto de
mi vida al igual que tu.

Espero y deseo que nunca salgas de esa cárcel y espero que si


sales hayas recapacitado y no vuelvas a tocar a nadie más, porque te
aseguro que te estaré vigilando y si un día vas a por alguien más te
aseguro que are lo que sea necesario para verte entre rejas el resto
de tu vida.

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Reflexiones:

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Me gustaría saber si todas esas personas que han abusado tanto
físicamente como mentalmente o sexualmente de una persona... pue-
den dormir tranquilos... yo sufrí acoso durante años, en casa, en el
colegio, en la calle... No sé muy bien, que les hizo pensar que yo era
el punto blanco de burlas y golpes. Pero te aseguro que todo aquello
me hizo más fuerte y aprender la lección.

Ahora bien ¿Tú has aprendido la lección? ¿Ahora te crees más


hombre o más mujer por meterte con personas que son “diferentes”
según tu criterio? Dime... si un día tienes hijos y Dios no quiera, pero
le ocurre lo que tu me hiciste... entenderás lo mal que yo lo pase? No
quiero que te disculpes conmigo, solo quiero que sepas que hacer
daño a alguien no te va hacer mejor persona. Me pregunto porque
otros lastiman a otros sin motivo... En el colegio ¿Popularidad, res-
peto...? Por eso golpeas a tu compañero? Para ser más popular... o
tú, porque abusas de un niño pequeño sexualmente? ¿Te sientes más
hombre teniendo el control de un niño indefenso? O tú... ¿porque
insultas a los demás por su aspecto? Que te importa si están gordos,
delgados, sin son homosexuales, si les gusta tener el pelo de otro
color, si les gusta vestir de otra forma... ¿Qué te importa? Luego te
preguntas... ¿No entiendo porque se cortan o se suicidan? Tal vez la
respuesta a todo eso eres tú... la persona que está haciendo la vida
imposible a otra persona y la única manera de calmar ese dolor in-
terno, es cortándose y cuando no puede más se quitan la vida... y
no te digo que sea todo tu culpa, tal vez esa persona tenga otros
problemas... pero tal vez influyan el hecho que la trates así, como
basura. ¿Te gustaría que a ti también te tratara así? ¿Qué te golpeara,
te insultara y abusara de ti?

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Yo creo que no... No saben el daño que están haciendo a nuestra
vida, vivir con miedo, crecer con miedo, salir a la calle con miedo,
ir a clase con miedo, llegar a casa con miedo... dormir llorando y
con miedo porque mañana se repetirá la misma historia. Basta ya de
bullying o de mobbing. Si, las que personas que trabajan también
sufren acoso en el trabajo...hasta los profesores sufren el acoso de
los alumnos... basta ya de acosar a los demás y basta ya de discrimi-
nar, basta ya de homofobia de discriminación... Y basta ya de abusar
sexualmente de las personas, nadie te da derecho a abusar de una
niña, de un niño, de una mujer, de un hombre... no te da derecho
nadie a abusar de su cuerpo... Tampoco tiene nada de malo tener un
gusto diferente a ti respecto al sexo. Puedes amar a un hombre a una
mujer, pero eso no te da derecho a llamar a esa persona “marica” o
“bollera”. Y dejen de tratar a las mujeres de putas y a los gais de vi-
ciosos... Y no saquen cosas sobre Dios...Por favor... si van a sacar a
Dios tengan en cuenta su propio comportamiento.... a ver si ellos les
perdonara por cómo se comportan con los demás... ¿Quieren que sus
hijos se crezcan en un mundo así? Con miedo a ser lastimados por
ser ellos mismos... Tal vez si entre todos hacemos un mundo mejor,
donde las etiquetas solo sean para la ropa y donde cada uno pueda
ser como le guste ser... tal vez los niños del futuro no tengan miedo
y puedan vivir una vida feliz y tranquila sin miedo. Sé que todos
cometemos errores a lo largo de nuestra vida, algunos más que otros.
Algunos aprenden de ellos y otros siguen en el mismo camino donde
se creen que son más importantes que nadie, por golpear a alguien...
somos humanos cometemos errores, no somos perfectos, pero pode-
mos hacer de este mundo algo mejor y está en nuestra mano el poder
hacer ese cambio.

36
Capítulo 3:
Perdonar
Para mí acosador.

Siempre he sido una persona que he querido hacer las paces con
todo el mundo, siempre que he discutido con alguien siempre he
querido disculparme como he podido, porque el odio lleva a una
persona a sentirse mal por dentro y no quiero sentirme mal.

Aunque no te merezcas mi perdón, estoy dispuesto a perdonarte


porque aunque lo que hiciste no está bien, quiero que sepas que no
te guardo rencor.

Durante años me atormentaste en el instituto por ser homosexual,


no parabas de meterte conmigo, de insultarme, pegarme y hacerme
de todo para humillarme, por tu culpa pase los peores años de mi
vida e hicieron mella en mí.

Nunca entendí que porque me castigabas porque me gustaran los


hombres ¿Qué tenía de malo? Por culpa de tu homofobia hacía mí,
estuve rechazando mi sexualidad y culpándome de ser gay y de que
estaba como tú me decías enfermo.

Nunca habíamos sido amigos, pero aunque siempre te creíste el


más popular de la clase, aprovechaste ese poder para hacer daño a
los demás. Usaste que todos se ponían a hacer lo que tú querías y a
destrozar la vida de personas sin que te importara y yo fui una de
ellas.

No puedes imaginar el daño que me hiciste al contar a todos en


el instituto que yo era gay, porque me viste dándome un beso con
otro chico en una estación de bus, hiciste fotos y las publicaste sin
importar nada de lo que a mí me podía afectar.

39
Otros del instituto ya sabían mi orientación sexual, pero nunca
me decían nada y tú fuiste quien abrió la brecha para que todo el
mundo empezase a atacarme.

Al principio me lo tome muy mal, porque mi familia muy con-


servadora no sabía nada de ello y apenas tenía 13 años como para
contar que me gustaban los hombres, pero tú no tenías ningún de-
recho en decir a mi familia que era gay simplemente porque… ¿por
qué? Sigo sin entender porque lo hiciste.

Aunque mi familia les costó aceptar que era gay, no me sentí tan
humillado cuando me decías en el instituto que espiaba a los chicos
en los vestuarios y me dieron una paliza por tu culpa. Tampoco me
sentí tan mal como cuando le dijiste a todo el mundo que estaba
teniendo sexo con hombres en los bosques y que estaba enfermo.
Nadie se acercaba a mí, decían que era un enfermo y que acabaría
muerto.

No sé con qué intención hacías todo aquello, pero todo tenía unas
consecuencias que yo solo he sufrido.
Aunque intente defenderme, sabías que no podía, era yo contra
ti y medio instituto. Aunque había algún que otro homosexual, tu
hermano mayor era el capitán del equipo de fútbol lo que te daba
más poder porque él era “intocable” y tú te aprovechabas de que si te
hacían algo, tu hermano se protegería.

Aunque tu hermano nunca me hizo nada, ni me humillo, sabía


por las historias que se había peleado con más de una persona por tu
culpa.

Aquellos 4 años fueron la mayor tortura de mí vida, aunque pase


de ti y de tus insultos y tú me dejaste un poco de lado, cuando vino

40
una chica de otro país y te metiste con ella y fue tu nueva víctima,
pero aquella chica apenas estuvo 3 meses allí, porque decido irse al
ver el daño que le estabas haciendo.
El día que termino el instituto, dije que por fin iba a perderte de
vista o al menos iba a perder de vista a todo el instituto y podía vol-
ver a ser invisible como lo había sido toda mi vida.

Pero la cosa no quedo allí, pese a que ahora no nos veíamos


tanto y mi círculo de amistades cambio, tú cada vez que me veías y
sobre todo cuando ibas en compañía de tus amigos te asegurabas de
insultarme, pegarme, escupirme y recordarme que era un marica de
mierda.

No sabré nunca homofobia que tenías y esa rabia interna y esa


obsesión por hacer daño a los demás.

Tú me hiciste daño, hiciste que agachara la cabeza cada vez que


pasaba por tu lado, que me escondiera en algún rincón hasta que
pasases, que eliminara mis redes sociales, porque te metías a insul-
tarme junto a tus amigos, a comentar mis fotos y a decirme cosas
horribles.

Podría haberte denunciado, podría haberte dañado como tú lo


hiciste, pero no quería hacerlo porque no creía que te lo merecieras,
creía que estabas siendo influenciado por alguien, que alguien no
podía tener esa maldad.

Aquello continuo hasta que incluso intente suicidarme tomán-


dome unas pastillas, pero no hicieron efecto, ya que cada día recibía
más insultos y aunque mi familia sabía que me insultaban, poco po-
dían hacer salvo estar a mi lado.

41
Por suerte, aquello termino el día que a mi padre le ofrecieron un
trabajo fuera del país y me fui, al fin estaba a salvo de ti.

Al llegar aquel lugar, decidí que no iba a ser otra víctima más y
aunque me han seguido insultando y se han vuelto a meter conmigo
por ser gay, ya que resulta complicado el hecho que te miren mal por
ver a dos chicos de la mano.

Si piensas que te odio, no te odio. Deje de odiarte hacer años,


cuando desapareciste de mí vida. Además tengo que agradecerte que
gracias a ti, ahora soy más fuerte.

Así que hoy te digo claramente que no te hago culpable de nada,


que en tu conciencia quedará lo que me hiciste. Yo te perdono y no
te guardo rencor. He decidido convertirme en un ejemplo de supera-
ción y hacerme activista y defender nuestros derechos. Ahora ayudo
a jóvenes que han pasado por lo mismo que yo. A que se sientan
protegidos y que no están solos, cosa que tenía que haber hecho yo,
pero que por miedo no hice.

Así que gracias en parte porque ahora soy libre y puedo hacer del
dolor algo bonito. Ojala un día entiendas que el odio que tienes, esa
homofobia no te va llevar a ningún lado.

42
Reflexiones:

Para todas aquellas personas que están siendo víctimas o han sido
víctimas solo les quiero decir que:

Somos la chispa que encenderá el fuego que acabará con el bu-


llying, el acoso, las agresiones, el racismo, la homofobia... todos
juntos viviremos sin miedo.

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Cosas que pienso:

Puedes culpar a tus padres,


puedes culpar a tu infancia,
puedes culpar a tus amigos,
puedes culpar a tu primer amor,
puedes culpar al bullying,
puedes culpar a la sociedad,
puedes culpar al karma,
puedes culpar al diablo...
pero si reflexionas nadie te puede obligar a
ser quien eres.
Solo tú puedes decir una cosa así.
Tú te conviertes en quien quieres ser, no ellos.

44
Pensamientos comunidad gay:

¿Porque la sociedad nos rechaza?

Porque tenemos que sentir constantemente ese rechazo


de ciertas personas.
¿Por qué tú dices que somos diferentes? ¿Diferentes en qué?
¿Qué es ser normal? ¿Es que no somos humanos?
¿Es que no podemos amar a alguien del mismo sexo?
No hacemos nadie a daño ni te lo hacemos a ti.
Así que creo que no es necesario tus insultos y rechazo.
Si tú tienes una idea sobre lo que es el amor, adelante.
Pero yo no te voy a juzgar por quien ames.
Ama a quien quieras, pero no juzgues a los demás por
quien han decidido amar.
El amor no entiende de edad ni de género.
Así que calla esa boca que tienes.
Vive tu vida y deja que el resto viva la suya como quiera,
gilipollas.
Tus insultos son nuestras cosquillas.
Porque ya no tenemos miedo de ser “diferentes”
el único diferente eres tú.

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Siempre por lo general, por la mierda de sociedad.
Siempre se ha considerado a la mujer como el sexo más fácil para
poder agredir tanto verbal, psicológicamente o sexualmente. Aun-
que estoy de acuerdo con esto, también tengo que decir que los
hombres en parte los de la comunidad LGTB (gais, lesbianas,
transexuales…)
También tenemos que aguantar los insultos, agresiones físicas y
verbales que provienen tanto de hombres o mujeres. Por lo que
deberían incluir a los hombres también en esto, porque nosotros
tanto como las mujeres sufrimos el acoso y la discriminación por
parte de esta sociedad de mierda.

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Redes
Sociales

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Esta nueva generación se va cada vez más a la mierda… se han
perdido tantos valores… ahora lo que a la gente solo le importa es
que le den “me gusta” a su foto de Instagram, tener cientos de ami-
gos en Facebook… Salir de fiesta y ver quien es quien más se em-
borracha para subirlo a redes sociales, tener aplicaciones en el móvil
solo para tener sexo, drogarse para sentirse incluido en la sociedad…
odio esta generación donde lo más importante es llegar a tener sufi-
cientes seguidores en Instagram para considerarte alguien… para mí
eso es tener poca autoestima.

¿Sabemos usar las redes sociales correctamente? Yo tengo que


decir que he tenido que aprender mucho sobre el uso de las redes
sociales. Porque esta generación me desgasta, porque se pierden tan-
tos valores solo por tener un “me gusta” en una foto o por tener más
seguidores. Salir de fiesta y ver quien más se ha emborrachado para
subirlo a las redes sociales, tener aplicaciones en el móvil solo para
tener sexo, humillar a alguien en las redes sociales para sentirse im-
portante. Porque cuando alguien se cree superior a alguien se cree
con derecho a destrozar la vida de una persona.

Hay que tener mucho cuidado con lo que se hace en las redes so-
ciales, porque pueden hacer mucho daño. La gente vive obsesionada
con ella, hay gente que disfruta compartiendo buenos momentos,
pero hay mucha gente que disfruta con el sufrimiento de los demás.

Me siento desgastado por la sociedad no se toma en serio muchas


cosas de la vida. Compartimos fotos, vídeos, estados y demás co-
sas sobre nuestra vida cotidiana, pero también a veces compartimos
nuestro desacuerdo sobre lo que está mal en la sociedad. ¿Pero nos

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sentimos mejor enviando un mensaje de apoyo? Quizás si. ¿Pero
no sería mejor hacer las cosas que decirlas? Porque por mucho que
defiendas los derechos de una persona “no ayudas” a que esas situa-
ciones cambien. Por eso me desgasta que la gente use sus redes so-
ciales para “apoyar” o dar una “una opinión” si luego no hacen nada
más para que todo eso termine. Creo que hay que ayudar a todas
esas personas que lo pasan mal. Porque hoy son ellos, pero mañana
podría tocarte a ti y te gustaría sentir el apoyo y que te ayudaran. Así
que menos palabras y más actos para una sociedad libre de malas
personas.

50
Capítulo 4:
Ave Fénix
Querida yo, sabes que ahora tienes una vida realmente maravi-
llosa y no puedes consentir que las cosas se vuelvan de nuevo trá-
gicas. Por eso estás ahora leyendo esta carta, porque pensaste que
te ayudaría cuando las cosas fuesen mal y darte a ti misma apoyo y
consejos.

Sabes que siempre has creído en el karma, en que todo y lo bueno


que se hace en la vida se devuelve y tú ya has cometido demasiados
errores en tu vida para cometer nuevos errores. Sé que es complicado
porque siempre has sido un imán para los problemas, que tu vida ha
sido una espiral de autodestrucción de la que no podías salir, que era
como ataques de ira y emociones que subían y bajaban como una
montaña rusa y que tenías que parar.

Por eso, sé que si has abierto esta carta, te diré yo misma las co-
sas por las que tienes que seguir adelante y por las que no te tienes
que dejar rendir porque las cosas no salgan bien.

A veces cuando las cosas no te salen bien, tiendes a desesperarte


y a creer que todo ha salido mal por tu culpa, pero sabes que a veces
no podemos controlar todo aquello que pasa a nuestro alrededor.

¿Cuántas veces has pasado llorando en la cama pensando en que


no tenías futuro? En que todo era un castigo y que no lograbas hacer
las cosas bien por mucho que te esforzabas.
Intentabas decir vamos a por otra, a por otra oportunidad de ha-
cer las cosas bien y siempre había algo que te hacía volver atrás y
no avanzar.

53
Pero mírate ahora eres un Ave Fénix, cada vez que morías, re-
nacías de tus propias cenizas mucho más fuerte, porque siempre has
sido una luchadora y pese a los malos momentos tu sabías como
poder seguir adelante.

Así que no te rindas, puede que ahora las cosas se hayan torcido
de nuevo, pero recuerda que cada problema que se te presenta tú vas
a poder con ellos.

Sé que se te hace muy complicado seguir hacia delante, pero


seguramente ahora sigues en tu casa, en esa casa que tardaste años
en poder tener, porque nunca tenías el dinero suficiente como para
pagar un alquiler y tuviste que trabajar horas y horas para poder
ahorrar un poco. También tendrás ese coche, ese coche automático
de segunda mano. Aquel coche que todo el mundo te decía que no
podías tener porque nadie te daba confianza para que condujeras de
nuevo por aquel accidente de coche que tuviste. Ahora tienes aquel
trabajo que tanto querías, quizás no el mejor pero si el que realmente
te sientes mejor y has conocido a un chico maravilloso y del que
espero que sigas con él.

Además te has librado de todas aquellas amistades tóxicas y da-


ñinas que hacían que te sintieras mal cada día, llegabas a casa lloran-
do y te consolabas de nuevo en aquellas personas que solo te usaban
o solo te llamaban porque se aburrían o se querían reír de ti. De aquel
chico que solo te llamaba para tener sexo y luego te dejaba tirada
como una colilla pese a que te prometía amor eterno y tú te lo creías.

Y por no hablar de la familia. ¿Cuántas veces te han rechazado?


¿Cuántas veces te has sentido mal en esa familia? ¿Cuántas veces
has querido irte de allí pero no podías porque no tenías sito dónde ir?
¿Cuántas veces esperabas que fuesen las 12 de la noche para llegar a

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casa y saber que todos estaban dormidos para poder irte a dormir sin
que nadie te hablase? ¿Cuántas humillaciones tenías que aguantar
por no ser la hija perfecta, por estar siempre rodeada de gente que te
hacía daño, por no tener un trabajo estable? ¿Cuántas veces has mor-
dido la lengua para no hacer más daño y solo querer desaparecer?
¿Cuántas veces te has sentido culpable por las cosas que pasaban
cuando tú no tenías la culpa?

¿Y ahora te vas a rendir?

No pienso dejar que te rindas. Estas lejos de esa familia a la que


no te querían ni en pintura, pese a que son tu familia, sabes que les
das igual, que ellos miran por sí mismos y que no te quieren cerca
y si estás con ellos solo te hacen daño al sacarte a la cara todas las
cosas que hiciste mal, como si ellos fuesen santos.

Ahora es como si tuvieras una nueva identidad, estas bien lejos.


Estás en un trabajo donde apenas hablas de tu pasado, te has creado
una nueva vida junto a ese chicho que tampoco te pregunta nada
sobre tu vida, ya que le dijiste la verdad, que no querías recordar el
pasado porque te hacía daño.

Ahora tú elijes a tus amigos, antes no tenías la fuerza como para


mandar a todo el mundo a la mierda, ahora eres fuerte y has luchado
mucho para tener la suficiente fuerza para decir NO a lo que no te
gusta.

Ya no tienes que sentirte culpable por nada. Quizás estás leyendo


esta carta porque algo ha salido mal, pero no te preocupes, medita,
respira y reflexiona nada puede ser tan malo que no puedas salir ade-
lante y si algo no funciona empieza de cero otra vez.

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Has empezado de cero muchas veces y siempre has seguido ha-
cía delante, así que lucha por tu vida. Sabes que en el fondo siempre
te has preocupado por todo el mundo, pese a que te hicieran daño,
sabes que tienes un gran corazón, pero es hora de que mires por ti, de
que aprendas a valorarte y a cuidarte, porque cariño sabes que nadie
va a estar ahí salvo tu cuando estés mal.

Así que sonríe, mírate en el espejo y purga todo aquello que este
mal en tu vida, no te sientas mal por querer ser feliz. Han sido mu-
chos años de sufrimiento y ahora aunque no sé si tendrás una vida
perfecta, porque no todos tienen una vida perfecta, tú al menos has
salido de aquel pozo del que nunca más quiero que vuelvas.

Así que haz lo que hacías cada vez que todo iba mal. ESCRIBE.
Escribe todo aquello que te duele, todo aquello que te hace daño,
desahógate y luego quema todas esas hojas y te sentirás mejor, sabes
que escribiendo ha sido tu forma de plasmar todo eso que no puedes
decir y que luego hace que te sientas mejor.

Ánimo y se fuerte. Tú no necesitas a nadie para ser feliz, por-


que siempre has estado sola luchando contra tus propios demonios,
aquellos demonios de lo que te costaba tanto salir y que finalmente
están fuera, todos esos años de esfuerzo para lograr al menos ser un
poco más feliz.

Sabes que no quieres volver a pasar malos momentos y que pre-


fieres tener una vida como la que tienes ahora, que sigue siendo una
vida humilde y pobre, pero sigue siendo mejor que aquella en la
estabas atrapada.
Ten fuerza ten coraje, y olvida todo aquello. Has escrito un nue-
vo capítulo de tu vida.

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“Tu pasado está muerto” y no puede volver a hacerte daño, ese
pasado del que tanto pensabas que no ibas a salir y que todo el mun-
do te recordaba. ¿Ahora no hay nadie quien te recuerde todo aque-
llo? Y si lo hay ya sabes que hacer, sacar a esa persona de tu vida,
porque malas personas siempre van a ver y lo mejor para ti, es que
no haya nadie que te haga llorar otra vez.

No vuelvas a hacerte boicot a ti misma y lucha por tu vida, por-


que quiero verte vencer.

Siempre que tengas miedo, lee esta carta que tú misma estás es-
cribiendo hoy desde tu habitación porque has tenido un mal día y
crees que todo va a salir mal.
Respira se fuerte y no dejes que el infierno vuelva a tu vida.
Aquellas cadenas que te ataban se han roto y ahora eres libre, tienes
unas alas gigantes y has volado hacia la libertad.

Recuerda que has logrado lo que tú querías, algunas cosas han


mejorado y otras aún tienen que mejorar pero no tires la toalla.
Has aprendido a olvidar ese primer amor, a madurar, a aprender
de tus errores, a defenderte cuando te atacan, a no dejar que nadie
te pise, a amarte a ti misma, a comprender mejor los sentimientos
de las personas, a que todo pasa por una razón, a no castigarte si
te equivocas en algo, en alejarte de las personas tóxicas y de las
que te hacen daño, a no tener que compartir toda tu vida en las
redes sociales, porque a nadie le importan ciertas cosas de tu vida,
porque sabes que no tienes que demostrar a nadie como eres ni
lo que te ha pasado, porque a veces eso lo usan en tu contra. Has
aprendido a tener tu propio criterio y a no dejarte manipular por
nadie, a pedir perdón a quien te hizo daño y pedir perdón si tú ha-
ces daño, a amar la vida, a valorar a los verdaderos amigos, a ver
el lado positivo de las cosas, a mantener la cabeza alta y a ignorar

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a todo lo que puede hacerte daño, a luchar por tus sueños. Sabes
que has creído en ti y que has crecido como personas. Sabes que tu
anterior yo está muerto y que renaces de tus propias cenizas y que
ahora eres una nueva persona.

No dejes que los constantes año de lucha caigan en un saco roto,


saca esas garras que tienes y ve a por todas, no dejes que el miedo
vuelva a apoderarse de tu vida.

Porque no le tienes que temer miedo a nada.

Has logrado purgar tu cuerpo, sacar todo lo malo de ti, tus adiccio-
nes, tus traumas, tus tristeza, tus malos recuerdos, tu corazón roto
esta sanado, has logrado dejar atrás aquellas personas que eran tu
pesadilla… has logrado purgar tu cuerpo por dentro y por fuera.
Te has dado una nueva oportunidad a ti misma y a la vida, has roto
con tu anterior tú y con tu pasado. Has ardido en las llamas del in-
fierno para luego renacer como una nueva persona, como ese Ave
Fénix que tienes tatuado en tu muñeca y espero que sigas mirando
para recordarte que eres más fuerte de lo que te crees.

Así que cuídate y espero que esta carta te ayude a que sigas hacía
delante Sabes que la vida es dura, pero si te mantienes fiel a ti misma
sabrás que pese a que haya malos momentos siempre vas a poder
contar contigo misma para salir adelante.

Te quiero.

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Reflexión:

Para empezar de cero no hace falta que empiece un nuevo año.


Siempre puedes empezar de cero, cuando tú quieras. Es tan sen-
cillo como deshacerte de todo aquello que te ata y que no te hace
feliz. Tanto sean amigos, amores, hasta esas clases de pintura a las
que vas y no te sientes feliz. Siempre cuando ya no aguantamos
más, cuando los ojos nos pesan, cuando las ojeras están profun-
damente marcadas porque no dormimos, porque no sabemos qué
hacer con nuestras vidas. Lo mejor es analizar la situación y hacer
las cosas que crees que son correctas. No te aferres a un amigo
por lástima, si esa persona es tóxica y lo sabes tienes que alejar-
te de ella, si estás con alguien y no te hace feliz y sigues con esa
persona por lástima o miedo a estar en soledad, también deja ir a
esa persona, porque no solo te haces daño a ti, si no se lo acabarás
haciendo a esa persona. Si estas estudiando algo que no te gusta,
también puedes dejarlo. Sé que suena todo muy sencillo, pero es
muy complicado. Por eso, hay que tener tiempo, reflexionar sobre
ello y darse cuenta de que la vida no es perfecta, pero podemos
hacer que lo sea. La vida puede ser larga o corta depende desde
la perspectiva que la mires. Así que siéntate, evalúa la situación y
toma decisiones. Pero no esperes a un nuevo año para deshacerte,
puedes hacerlo hoy o mañana... pero cuanto más tiempo lo atrases
peor será para ti, porque estarás perdiendo nuevas oportunidades.
Haz lo que te haga feliz y si no lo has encontrado, lo encontrarás.
Solo disfruta de la vida, porque solo tenemos una y no hay que
malgastar el tiempo con cosas que no nos hacen feliz.

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• ¿Y si hago esta vez las cosas bien?
• ¿Y si me tomo 10 segundos antes de hablar y pienso
lo que tengo que decir?
• ¿Y si le digo le amo antes de que sea tarde?
• ¿Y si pienso en mí en vez de los demás?
• ¿Y si me valoro más?
• ¿Y si me olvido de ti?
• ¿Y si me doy una oportunidad al amor?
• ¿Y si mando a la mierda a las personas que no quiero
en mi vida?
• ¿Y si pido disculpas a todos antes de que sea tarde?
• ¿Y si pruebo a hacer algo que me guste?
• ¿Y si en vez de quejarme empiezo a cambiar cosas de
mí?
• ¿Y si cumplo por fin mis metas?
• ¿Y si dejo todo aquello que me hace daño?
• ¿Y si empiezo a leer un poco más, a meditar, a pasear
para sentirme mejor?
• ¿Y si me vuelvo a rodear de las personas que me aleje
y aun les quiero y las necesito a mi lado?
• ¿Y si por una vez digo y hago lo que quiero?
• ¿Y si dejo de esconderme y me enfrento a la realidad?
• ¿Y si empiezo de cero?
• ¿Y si lo hago? ¿Las cosas cambiaran? Sé que volvería
a cometer errores. Pero como ya tengo experiencia los
errores serían unos nuevos, no iguales. Así que quiero
un cambio.

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Capítulo 5:
Mama
Querida mama sé que siempre has estado aquí cada vez que te
necesitado, pero esta vez me voy a despedir para siempre o al menos
hasta que nos veamos al otro lado.
Sé que no tengo muy buena letra pero ante todo quiero expre-
sar todo aquello que a veces no he podido decirte, lo mucho que te
quiero.

Sé que solo tú has dado todo por mí, que todo lo que hiciste lo
hiciste por nosotros. Que aunque no pensaras que quizás no tuve la
mejor infancia de mí vida, te equivocas porque tenerte a ti cada día
al llegar a casa de la escuela era el mejor regalo de todos.
Nunca te he culpado de nada, sé que he sido rebelde, que me he
portado mal y que a veces te he contestado muy mal y lo siento mu-
cho, sabes que me ha costado mucho controlar mis impulsos.
Jamás he pretendido hacerte daño ni causarte ningún tipo de do-
lor, sabes que ahora estoy aquí en esta cama del hospital esperando
que llegue mi momento de irme para siempre, pero no quiero que te
quedes con la sensación de que me voy triste.

Me voy muy feliz, me voy con todo el amor que me has dado, me
voy con todo lo que tu me has aportado en la vida el “amor.”

Sé que no quiero irme de tu lado, que aún quiero seguir a tu lado


todo el tiempo que pueda, pero la vida es así, me ha tocado esta en-
fermedad y tras 1 año de lucha mi cuerpo ya no lo va aguantar, peor
me voy feliz, me voy feliz. Aunque estaba triste porque te dejare
sola, sé no vas a estar sola, tienes a papa y tienes a una familia y
amigos que no te van a dejar sola.

63
No quiero que vistas de luto por mí, no quiero que te encierres
por mí, sé que me vas a echar de menos, pero no quiero que estés
triste y no quiero que dejes de hacer tu vida porque yo ya no este.
Sabes que en el fondo siempre estaré a tu lado. Siempre en el fondo
de tu corazón siempre estaré a tu lado y no quiero que te pases la
vida llorando porque yo ya no este, quiero que disfrutes de la vida,
que hagas lo que te gusta hacer, salir de caminar, salir a comprar, ir a
nadar aquel lago que cada verano vamos, quiero que sigas acudiendo
a clases de baile con papa, quiero que los viernes sigas teniendo esa
cena tan especial con papa en un restaurante, quiero que seas feliz.

Nunca he querido verte triste y tampoco quiero que lo estés aho-


ra. Sé que lloraras mi muerte, pero ya lo hemos hablado, no quiero
que te pases la vida triste y sola, porque la soledad es dañina y no
quiero verte así.

Sé que será complicado, sé que como madre me vas a echar de


menos al igual que papa y al igual que todos los que me rodean, peor
la vida sigue y mírame a mí, pese a que estoy a un paso de irme al
otro lado, sigo siendo feliz, porque realmente no quiero irme triste,
quiero irme feliz. Sé que ha llegado mi momento y si Dios me quiere
a su lado allí estaré.

Tú has sido una buena madre, la mejor que he podido tener y ya


le he pedido a papa, que todas mis cosas las donde a la beneficencia
y no quiero que conviertas mi habitación en un templo para poder
llorar, quiero que esa habitación sea otra cosas, quiero que hagas
con ella lo que quieras, pero no quiero que dejes esa habitación ce-
rrada para siempre. Te puedes quedar con algunas de mis cosas que
he guardado en una caja para ti y para papa, peor todo lo demás no
quiero que siga allí. Eso no significa que así desapareceré de tu vida,
pero no quiero verte sufrir porque abras aquella habitación y me si-
gas recordando y te sientas mal.

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Sólo quiero decirte que te quiero, que eres mi madre y que es-
perare el día que nos volvamos a ver, cuida de papa ya sabes que
aunque él es mucho más fuerte sabes que unidos vías a superar todo
esto juntos y quiero que esparzas mis cenizas en aquel sitio tan boni-
to que tú y yo sabemos, no quiero tener una lápida en el cementerio
y que me lleves flores, quiero estar libre, quiero sentir la naturaleza
en lo que quede de mí, no quiero estar bajo tierra y que los gusanos
terminen comiendo mi cuerpo, quiero ser libre y quiero que mis ce-
nizas desaparezcan en aquel maravilloso lugar.

Bueno, solo quiero despedirme de ti, aún no sé cuándo será mi


último día aquí, pero aquí estoy escribiendo esta carta antes de que
vegas de hacer unos recados.

Le daré la carta a papa y cuando yo ya no esté quiero que te la de


para que puedas leerla. De papa ya me he despedido con otra carta,
no te preocupes.

Te quiero mama y aunque no esté no quiero verte triste, quiero


verte feliz. Te quiero.

65
Capítulo 6:
Bigotes
A mí gato Bigotes:

Recuerdo el día que te conocí. Estabas allí muerto de calor al


lado de un montón de basura, eras tan pequeño que encajabas per-
fectamente en mis manos. Aunque ahora ya eres todo un señor gato,
sigues siendo el mismo gato mimoso y hambriento que tanto quiero.

Aunque ahora ya eres el dueño de mi vida y de mi casa, solo


quiero agradecer a la vida, por haberte puesto en mi vida, porque
sin ti me habría sentido tan solo que me hubiera rendido. Pero aquí
siempre estás tú dándome mimos, y esperando que llegue a casa para
que te de caricias y besos y te de comer, y te pongas bajo mis mantas
cuando hace frío y me despiertes a las 6 de la mañana porque tienes
hambre.

Pese a que siempre me dejas todo lleno de pelos y me has destro-


zado el sofá, nunca podré dejar de amarte y nunca puedo enfadarme
contigo, porque se eres quien está a mi lado cuando más te necesito.

Aunque a veces te digo que eres demasiado pesado, ya que no


me dejas casi ni ducharme porque empiezas a maullar y querer entrar
en el baño y a ponerte celoso cuando viene alguien a casa y no te
presto atención. Pero sabes que te quiero demasiado.

Señor Bigotes, ese fue el nombre que te puse al ver que te habías
quemado los bigotes el primer día que te traje a casa con la chimenea
al acercarte demasiado porque tenías frio.

69
Ahora no me imagino una vida sin ti, cuando te has puesto malo
y he llevado al veterinario. Pese a lo poco que te gustan los veteri-
narios, sufría porque no quería malas noticias, sin embargo siempre
han sido cosas poco grabes. Me hubiera sentido terriblemente mal si
te hubiera pasado algo, porque cuando el día va mal solo tú quien me
saca una sonrisa.

Tú has sido mi mejor terapia cuando me sentía tan solo y no tenía


fuerzas para levantarme de la cama.

Gracias por llegar a mi vida, por hacerme feliz y por dejar com-
partir mis días contigo.

Espero que sigas aguantándome mucho tiempo y pese a mi mal


humor que tengo a veces, no dudes en seguir pidiéndome caricias y
mimos porque aquí estaré a tu lado, como tú estás en el mío.

70
Reflexión:

Encontré más amor en los animales que en las personas.


Porque ellos son los únicos que están a tu lado cuando todo
va mal, son los únicos que te perdonan y los únicos que
siempre van a estar cuando necesites amor. Así que
cuida bien a los animales porque ellos cuidan de ti.

71
Capítulo 7:
Emily
Siempre quise tener una mejor amiga, siempre quise tener esa
amiga de la cual podía hablar de todo sin tener ningún problema y
que estuviera allí cada vez que la necesitaba.
Y esa eres tu Emily, tú eres y serás esa amiga esa amiga a la que
yo consideró “mi otra hermana”.

Nunca pensé que llegarías a ser tan importante en mi vida, ya


que cuando te conocí parecías la típica chica que se mete en la vida
de los demás simplemente para criticar o por aburrimiento. Tardé
mucho en coger esa confianza en ti, porque ya me habían traicionado
anteriormente y no quería que tú hicieses lo mismo.

Aunque no tardaste en ganarte mi confianza cuando empezaste a


salir de fiesta conmigo, a protegerme de los chicos que solo querían
pasar una noche conmigo, tú me entendías. Peor al mismo tiempo te
envidiaba. Porque tú sabías como lidiar con aquellos hombres du-
rante la noche, bailabas, los provocabas y te ibas a casa a dormir,
mientras que yo pese a que hacía lo mismo me acababa acostando
con esos hombres de los que no me apetecía saber nada de ellos.

Pero tú me enseñaste a que no tenía que seguir en esa situación,


gracias a ti aprendí que no tenía que abrirme de piernas con cada
hombre que bailaba o me decía guapa.
Entonces empecé a ver a una Emily que no conocía, empezaste
a hablarme de que llevabas años trabajando en un maldito bar y que
habías aprendido a lidiar con esos hombres y que pese a que aparen-
tabas tener una vida envidiable, trabajabas 8 horas cada día en un
restaurante para poder pagarte los estudios y comprabas ropa de se-
gunda mano en Internet y acudías a una peluquería del barrio donde

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por poco dinero te hacían maravillas y que no ibas al gimnasio como
hacían las demás, te levantabas temprano para ir a correr y te ponías
a hacer pesas en casa. Vi que tenía una imagen muy equivocada.

Yo sin embargo estaba viendo en un apartamento con otras chicas


y tenía que pedir dinero prestado a mis padres para pagar el alquiler,
que trabajaba 4 horas al día como asistenta del hogar y que ocultaba
mi trabajo porque me daba vergüenza que supieran de qué trabajaba.
Me gastaba el dinero que no tenía en las mejores peluquerías, me
gastaba dinero que no podía permitirme en ropa cara y siempre que-
ría un novio que me mantuviera para no tener que trabajar.

En cuanto a ti, salías con un repartidor de pizzas que según tú


te hacía feliz y que pese a que las demás chicas te criticaban eras
realmente feliz.

Me comían la cabeza cada día para que dejase de hablar conti-


go, que eras una perdedora que no tenías futuro, pero yo no quería
dejarte ir, porque eras una verdadera amiga. Siempre estabas allí
cuando necesitaba un abrazo, eras con la única que podía ir al cine
y traer comida en el bolso, porque con las demás no comían porque
engordaban.

Contigo podía hacer cosas cotidianas como salir a comer comida


basura, a caminar por la playa y beber vodka del barato, contigo me
sentía verdaderamente yo.

Por eso me dolió el tener que dejarte de hablar, creía que tu im-
pedirías que yo terminase casada con un hombre solo por dinero,
tu serías un impedimento para que yo pudiera tener la vida que me
gustaba tener, me gustaba hacer creer a todos, que provenía de una
familia rica y que estaba estudiando y que al terminar el curso me iba
a casar y mudarme de allí.

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Pero todo aquello cambio cuando mis padres dejaron de enviar-
me dinero al ver que mis notas estaban bajando y habían recibido
una llamada ya que había sido detenida un día antes por robar unos
vaqueros en una tienda estando ebria.

Mis compañeras de apartamento se enteraron y también des-


cubrieron que trabajaba como asistente del hogar, porque se había
acercado varias señoras a buscarme porque hacía días que no iba a
limpiar sus casas porque estaba distraída con ellas acudiendo a fies-
tas, emborrachándome y follando con todos los hombres que parecía
que tenían dinero.

Empezaron a llamarme apestosa, falsa y me dijeron que me fuese


de allí y no sabía dónde ir y me tuve que mudar a casa de mis padres
y ellos me llevarían a la universidad, lo que significaba que mi padre
tenía que llevarme 1 hora antes allí porque él trabajaba y era la única
manera de ir.

Empecé a sentirme sola, los rumores ya se habían extendido en la


universidad, aunque mucha gente pasaba de ellos, otros me miraban
como si fusé un bicho raro y sentía impotencia.

Así que te volví a buscar Emily, tú seguías haciendo tu vida,


creía que te enfadarías conmigo por haberte dejado de lado, pero me
abrazaste y me dijiste que me mudara contigo.

No entendía lo buena que podías ser conmigo, pese a lo mala


que había sido yo, no entendía nada, pero sabía que eras una buena
persona.

Te preocupaste por mí, me búscate trabajo de nuevo y esta vez


sirviendo cafés y yo estaba realmente feliz, aunque ansiaba volver

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a tener la vida que tenía antes, pero sinceramente prefería mil veces
tenerte como amiga y renunciar a esa vida que yo me había inventa-
do en la cabeza.

Gracias a ti, comprendí que no tenía que fingir una doble vida,
que tenía que ser feliz con lo que tenía, que aún podía lograr tener
una vida mejor si me esforzaba. Y así lo hice, termine mi carrera,
aunque tu tuviste que mudarte porque te ibas a casar y te fuiste y yo
sabía que no podía atarte, que tenías una vida y que tenías que vivir
la tuya con aquel chico, que aunque fuese un repartidor de pizzas
tenía un corazón gigante y te amaba con locura.

Así que me quede en ese piso, pagando el alquiler y tras terminar


mis estudios, encontré trabajo como secretaria de una empresa de la
cual me encantaba, pero aun así te echaba de menos.

Sé que no nos vemos tanto como desearía, me gustaría tenerte


cerca y poderte pedir perdón por el tiempo ausente, aunque ya lo
hice, me siento culpable.

Quiero darte las gracias por estar en mi vida, en sacar mi mejor


lado y por escucharme y decirme que todo iba a salir bien, a decirme
la verdad a la cara y no a mentirme. Gracias por estar ahí a pesar de
mis errores, gracias por mantener tus promesas de ser amigas para
siempre.

Has demostrado que te importo, y que siempre vas a estar cuando


te necesite.
Gracias por hacer un pequeño espacio en tu vida para venir a
verme, sé que ahora es complicado debido a que ahora tienes un hijo
y estás muy ocupada, gracias por entenderme cuando nadie lo hace.

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Gracias a ti, por enseñarme los valores de la amistad, gracias por
ser siempre tú y por todo lo que has estado haciendo por mí.

Te prometo que te iré a ver más a menudo, que estaré a tu lado y


que nunca te abandonaré, que seguiré llamándote y hacerte reír con
mis chistes malos. No quiero perder nuestra amistad, ya sabes que
siempre he sido algo indecisa y siempre he tenido miedo de fallar y
que me fallen, por eso siempre estaré aquí para lo que me necesites.

Sé que debería decirte todo esto y quizás lo haga y esta carta


termine en la basura, porque realmente quiero ser sincera contigo
y agradecerte un millón de veces la alegría que me hace saber que
tú eres la única amiga que me conoce y me acepta como soy, pese a
que sé que a veces no hago las cosas buen, tu estas para lo bueno y
lo malo.

Te quiero Emily, no eres solo mi amiga, eres mi hermana, eres mi


otro yo, eres mi otra mitad.

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Reflexiones.

Las amistades que surgen de la nada y acaban siendo


todo son las mejores.

La verdadera amistad no se trata de quien vino primero o de quien


te conoce más tiempo: se trata de quien llego y nunca se fue.

Un amigo verdadero es alguien que cree en ti aunque tú hayas


dejado de creer en ti mismo.

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Capítulo 8:
Dolor
Estaba loca por ti, la primera semana que te conocí aunque me
dijeron que eras muy celoso, no hice caso, me deje llevar por lo que
sentía, por lo que me hacías sentir, estaba enamorada.

No tardé ni dos semanas en enamorarme de ti, creía que eras lo


mejor que me iba a pasar en la vida, pero estaba equivocada.

Aunque notaba tus celos, al ver que hablaba con mis amigos,
creía que eso te pasaría cuando me conocieras mejor y que te dieras
cuentas que solo tenía ojos para ti.

Pero todo cambio aquella noche en la que llegue tarde a nuestra


cita en tu casa, había estado en el cumpleaños de una amiga y tú esta-
bas borracho, y me dijiste que no querías que fuese con esas guarras
y me diste un bofetón. Creía que era todo porque estabas borracho y
lo deje pasar, al día siguiente me tratase con mucho amor y no vol-
vimos a hablar del tema.

Pasaron las semanas y me fui a vivir contigo, tenías tus manías


como todo el mundo, pero siempre me decías que me amabas y que
era tu vida.

Pero aquello no duro demasiado, las primeras noches yo me que-


daba sola en casa, preparando la cena ya que tú llegabas tarde de
trabajar. Llegabas borracho y me decías que habías salido a tomar
algo, que a mí no me importaba.
Cuando viste la comida me dijiste que esto me lo comiera yo, y
lanzaste los platos contra la pared y me llamaste puta enferma, me
dijiste que esa no era comida y que era una guarra controladora.

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Me puse a llorar, pensé de nuevo en que la bebida había jugado
en tu contra, pero aquella noche tras ducharte y meternos en la cama,
me forzaste a tener sexo pese a que yo no quería, me abriste de pier-
nas y me hiciste daño.

A la mañana siguiente te fuiste y me llamo una chica muy asus-


tada diciendo que te habías estado acostando con ella y que la habías
dejado embarazada, mi mundo empezó a desmoronarse y pensé en
que todo aquello era mentira y colgué el teléfono.

Al llegar aquella noche, estabas sobrio, llegaste y cenaste pero al


ver que estaba inquieta me preguntaste que me pasaba y entre lágri-
mas te conté la llamada, pero te dije que no creía a esa mujer, pero tú
te enfureciste me agarraste del pelo, me encerraste en el baño y me
dijiste que no saliese hasta que no viniese, que iba a dar una vuelta.

Me pase 4 horas allí encerrada, llorando, temiendo lo peor, no


pedí ayuda ni nada, porque no sabía qué hacer. Pese a que te quería
con todo mi corazón, también sabía que todo aquello no era normal
y al llegar a casa, estabas mirándome y de nuevo borracho.

Me dijiste que me quitara la ropa, que íbamos a jugar. Te supli-


que que no, pero me diste un puñetazo en la cara y me dijiste que lo
hiciera. Me desnude y tú también y me obligaste a caminar de rodi-
llas hacía ti, me dijiste que te la chupara y así lo hice hasta que me
pediste que me levantase, le cogiste en brazos, me tiraste en la cama
boca abajo y me violaste por detrás, me hacías daño, mucho daño,
yo gritaba y tú no parabas. Al terminar me llevaste a la bañera y te
duchaste conmigo, me limpiabas mientras me besabas y me decías
“eso te pasa por cabrearme”.

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Aquella noche no pude dormir, sabía que aquello iba a continuar,
pero no entendía como ese hombre del que yo me había enamorado
y estaba tan ciega de amor se tenía escondido a ese monstruo.

Pero los días pasaron, te volviste cariñoso y aunque mirabas


quien me escribía en el móvil, borraste los números de casi todas las
personas y lo decías que era por mi protección.

Volvías a ser cariñoso, me hacías el amor y me traías regalos y


me decías que me querías.

Yo volví a pensar que estabas bien, habías dejado a bebida por


recomendación del médico ya que te afectaba al hígado.

Pero una mañana al sentir nauseas, fue al baño a vomitar y me


encontraba mal, tú me llevaste en coche al hospital y allí me dijeron
que estaba embarazada.

Mi cara de alegría se transformó en tristeza al ver tu cara de mal


humor y no me dejaste llamar a mi familia, a la que apenas llamaba
porque no me dejabas.

Estuviste todo el camino callado hasta llegar a casa y al entrar


me dijiste que me sentara en el sofá, allí te sentaste a mi lado mien-
tras me mirabas y me preguntaste de quien era ese hijo que esperaba.
Yo estaba alucinando, te dije que era tuyo, que eras el padre y
que no lo pusiese en duda.

Me dijiste que era demasiado puta y que seguramente ese hijo


podía ser de cualquiera y que no dudaría en hacerse las pruebas de
paternidad que era una zorra e iba a ser una mala madre.

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Pasaron los días y estabas tan extraño, me dejabas encerrada en
casa con suficiente comida, te pedía que me dejaras salir que tenía
que hacer cosas y me dijiste que no tenía que ir a zorrear a ningún
sitio, que me quedase en casa.

Me negué y dije que tomaría medidas y me dijiste que fuese al


baño agarrándome de la mano y allí me encerraste con un trozo de
pan y que si tenía sed, en el baño había suficiente agua y que me
quedase reflexionando hasta que llegase.

Aquel día hice todo lo posible para salir de aquel baño, me en-
furecí di golpes, grite, llore intente romper la puerta, peor no pude.
De los nervios empecé a sangrar por la vagina y me dio tanto miedo,
estaba de 3 meses y no quería perder a mi bebe y me duche y me
tumbe en el frio suelo esperando que pasaran las horas. No volví a
sangrar, peor me quede dormida hasta que llegaste.

Entraste abriste la puerta y me dijiste que te preparase algo para


cenar. Te hice la cena y te conté que había sangrado, me dijiste que
te daba igual, que era una puta.

Cenemos y te fuiste a la ducha, agarré mi bolso y quise salir por


la puerta pero tenía unos candados que habías puesto y no encontra-
ba la llave, busque un teléfono pero no encontraba ninguno, estaba
nerviosa y te escuche salir de la ducha y me viste con un cuchillo en
la mano porque quería romper los candados. Me diste un bofetón y
me metiste en la ducha con agua fría, me sacaste me desnudaste y me
diste una paliza, te daba igual que estuviera embarazada o no.

Y me metiste en la cama y me dijiste que no querías volverme a


escuchar ni a que te desobedeciera, que tenía que callarme.

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Sentí mucho dolor, tenía miedo de mi bebe y volví a sangrar te
suplique que fuésemos al hospital, y te negabas y me dijiste que si
volvía hablar me matarías.

Pase la noche en vela, mientras tú te masturbabas tocando mis


pechos y me dijiste que abriese la boca y te corriste dentro y me su-
surraste “esto es lo que tienes que comer puta, para estar bien.”, me
obligaste a tragar y te dormiste.

A la mañana siguiente, la cama estaba llena de sangre y me des-


pertaste y me dijiste que me pusiese ropa que íbamos al hospital y
que no se me ocurriera decir nada, que sentía lo que había pasado,
que me querías y lloraste y me abrazaste.
Al llegar al hospital me llevaron a una sala donde me dijeron que
había sufrido un aborto, peor el médico que me examino vio los car-
denales de mi cuerpo y me pregunto qué había pasado. Le dije que
nada, pero me dijeron que me quedase aquí, que tenían que llamar a
la policía.

A los pocos minutos te escuche decir “puta, puta, zorra, te voy a


matar” desde la otra puerta, la policía te llevaba esposado.

Entonces no me quedo más remedio que contar todo lo que me


había pasado, estaba destrozada, avergonzada, mi familia y amigos a
lo que no veía desde hacía tiempo vinieron a verme y a darme apoyo.

A los pocos días salí de allí y me fui a casa de mis padres, allí me
dijeron que tendría que enfrentarme contigo para que la justicia te
castigara por lo que me hiciste.

Estabas entre rejas provisionalmente y yo quería que te pudrieras


en la cárcel, pero seguía amándote, estaba completamente ciega, no
sabía qué hacer. Quería perdonarte pero quería que te fueses de mí vida.

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Gracias a Dios, logre recapacitar, logre entender que tú no esta-
bas bien, que eras un maldito maltratador y que ya habías sido con-
denado anteriormente por maltrato y que tenías varios hijos por ahí.

Me enfrenté a ti, confesé todo lo que me hacías y el daño que me


hiciste al hacerme abortar. Las pruebas no dejaban lugar a dudas de
que él bebe que esperaba era hijo tuyo y tú lo mataste.

Espero que ahora que estás entre rejas te arrepientas de todo el


daño que me hiciste y le hiciste a nuestro bebe.

Yo quería ser una buena esposa, una buena madre y tú estabas


enfermo.

Doy gracias a Dios por ayudarme y haber conseguido que la jus-


ticia te condenara a estar en la cárcel, maldito maltratador asesino.

Aunque ahora nunca podrás volver a encontrarme, espero que tu


estancia en la cárcel te sirva para darte cuenta de lo que me hiciste a
mí y a todas esas mujeres que antes que yo les hiciste daño.

Te odio y ya no guardo ningún recuerdo bonito tuyo, solo espero


que nunca salgas de tu propio infierno que tú mismo te has buscado.

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Reflexiones:

No te quedes callada antes el maltrato, antes los insultos, antes las


humillaciones, no dejes que
nadie te haga daño. No dejes que nadie te haga sufrir, se fuerte
grita y ponte a salvo.

No dejes que el miedo te silencie. Tienes una voz, utilízala. Di lo


que piensas. Levanta la mano. Grita tu dolor. Haz que se te oiga.
Cueste lo que cueste encuentra tu voz. Y cuando lo hagas... llena
el maldito silencio.

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Capítulo 9:
Confesiones
Es cierto que las circunstancias de mi infancia determinaron mi
carácter. No me voy a excusar por haber consumido drogas y alco-
hol, era joven y había pasado una infancia que lo único que me hacía
seguir adelante eran las drogas y el alcohol.

En un principio lo hacía para evadirme de todos los problemas,


no tenía ganas de llegar a casa y aguantar lo que tenía que aguantar.

Así que como muchas otras personas, empiezan a consumir. Pri-


mero lo hice por probar, ya fumaba pero quería probar otras cosas,
así que fumaba hierba a lo que se sumó grandes cantidades de alco-
hol y drogas.

Era fácil conseguir drogas, mi padre era un cocainómano y mi


madre era una borracha, así que les pillaba a ellos material cuando
yo no podía hacerlo y si no podía porque ellos se pasaban días en la
cárcel o desaparecidos porque no sabía en que estaban metidos.

Me iba a los servicios de las áreas de descanso, allí me prostituía


con hombres a cambio de dinero, pese a que siempre me han gustado
las mujeres, tenía ganas de meterme una raya de cocaína y ellos me
daban el dinero o cuando no me ponía a robar a ancianas o a vender
cosas en las tiendas de segunda mano.

Dejaba de estudiar y me pasaban los días colocados junto a otros


delincuentes que había por allí y acababa siempre pelado y llegaba a
casa sin saber en qué día ni en qué hora estaba.
Pero una mañana un chico de los que conocía apareció muerto
debido a las grandes cantidades de drogas que tenía en su cuerpo,
vi su cuerpo allí en el puerto. Sus brazos, llenos de marcas por las
agujas de inyectarse heroína. Aquello me hizo recapacitar, ese chico
apenas tenía 20 años y yo estaba a punto de cumplir los 18 años y no
quería acabar igual.

Así que me dispuse a dejar todo aquello atrás, pero me era com-
plicado pese a que pedí ayuda y me metieron en un programa de
desintoxicación al salir todo era lo mismo, me esforzaba por seguir
estudiando e intentar que mis padres dejaran aquella mierda, que les
estaba destrozando la vida y una noche volvía a consumir.

“Las adicciones son para toda la vida, tienes que luchar contra
ellas todos los días.”

Y de nuevo empecé el ciclo de volver a consumir, a volver a ha-


cer lo mismo, pero no con la misma intensidad, ya que lo hacía los
fines de semana, pero sabía que podía ir a peor.

Una mañana un agente de la policía llego a mi casa para decirme


que mis padres iban a pasar una temporada entre rejas porque habían
sido pillados con bastante droga.

Así que yo me quede solo en aquella casa y tuve que hacerme


fuerte para no dejarme llevarme por el camino de la perdición y me
puse a entretenerme, lo que aprendí en mi desintoxicación es que
tenía que mantenerme ocupado para que mi mente no pensara en el
alcohol y las drogas.

Así que me puse a arreglar aquella desastrosa casa, conseguía algo


de dinero trabajando como jardinero y de lo que fuese y al mismo

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tiempo ordenaba mi vida y aquella casa. Sabía que mis padres habían
llegado a un acuerdo con el juez de pasar por un centro de rehabili-
tación para evitar la cárcel y quería que ellos se limpiaran como lo
estaba haciendo yo.

Al principio iba a todo bien, aunque empezaron a llegar personas


que venían a venderme drogas ya que mis padres eran clientes habi-
tuales y tenía que hacerme frente a ellos. Tuve que alejarme de los
drogadictos con lo que me había relacionado en el pasado, necesita-
ba mantenerlos lejos porque si estaban cerca podían hacerme recaer.

Me sentía solo, no tenía a mis padres y aunque empecé a relacio-


narme con otras personas la tentación siempre estaba ahí y compraba
alguna botella de alcohol que luego tiraba antes de dar un trago.

Pero los 3 meses que mis padres estuvieron encerrados pasaron


rápidamente y al salir mis padres estaban mejor que nunca. Mi padre
estaba realmente con unos kilos de más, mi madre apenas tenía aque-
llas espantosas ojeras y tenía una sonrisa en su cara.

Los tres nos dispusimos a trabajar duramente para intentar ser


aquella familia feliz, aunque al principio mi padre consumió a escon-
didas, pudo hacer frente a sus demonios y ahora estamos orgullosos
de estar limpios, ya que ahora ayudamos a jóvenes con problemas
con adicciones, me he convertido en alguien de provecho y no me
siento avergonzado de mi familia ni de los adicciones, sé que esos
monstruos seguirán en mi vida esperando que les deje entrar, pero es
algo que no pienso hacer y pienso luchar para que así sea.

Luchar contra una adicción es muy complicado, pero cuando te


mentalizas y te preparas para ello, puedes terminar con tus adicciones.

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Aunque no somos una familia perfecta, ahora podemos sentir
que estamos haciendo algo bien y que ninguno de nosotros ha acaba-
do bajo tierra, porque si hubiera pasado algo así, seguramente nues-
tras vidas hubieras terminado igual.

Para todas aquellas personas que están leyendo esto, les deseo
doy toda la fuerza que necesitan para superar los días difíciles de la
vida.

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Reflexiones:

Cuando lo has pasado mal por algo o por alguien y tienes el


impulso de volver a hacerlo, es decir hacer algo que no sabes
que no te conviene, piénsalo dos veces, porque luego
no va haber marcha atrás.

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