EL 4 DE MAYO DE 1810 EN MARGARITA
Dr. Alejandro Canónico Sarabia
1. ANTECEDENTES
Caracas 1809, el Capitán General Casas fue sustituido por Vicente Emparan; quien había
sido nombrado por el gobierno usurpador francés de Napoleón, luego de haber tomado el trono
español, cedido por Carlos IV, previamente arrebatado a su hijo Fernando VII. La coyuntura
provocada por esta sustitución fue aprovechada por los mantuanos caraqueños para conspirar
nuevamente a favor de una Junta que cuidara sus intereses de clases.
A mediados del mes de abril, concretamente el día 19, en plena celebración de la
semana santa, específicamente el jueves santo, triunfará la nueva intentona mantuana. Los
sucesos de la guerra en España, nada favorable a los hispanos, que habían perdido territorio en
la metrópoli ante la acometida de los franceses, de quienes se esperaba, por otra parte, que
controlaran pronto toda la Península, obligaron a los conspiradores a poner en marcha la
sedición.
Habiéndose ganado la cooperación de los jefes militares que comandaban los batallones
de veteranos o las milicias, así como el apoyo de los notables, de los intelectuales, de parte del
clero y de otros sectores de la sociedad, lo mismo que de un núcleo considerable del pueblo, en
la casa del Cabildo, frente a la Plaza Mayor, celebraron una agitada sesión, presidida por
Emparan1.
En esa oportunidad se incorporaron nóveles personajes como Juan Germán Roscio, el
canónigo José Cortés de Madariaga y otros representantes –o que pretendían ser tales- del
pueblo y del clero, quienes asumieron una postura firme ante el Capitán General. Ante esta
actitud, Emparan realizó el célebre acto que ha registrado la historia: preguntar al pueblo,
reunido en la Plaza Mayor, si deseaba que él, como Capitán General, continuara en el mando.
La respuesta popular fue negativa. Manifestando Emparan: ¡pues yo tampoco quiero mando!.
De inmediato quedó allí formada oficialmente la Junta Conservadora de los Derechos de
Fernando VII, la cual desde el comienzo se denominó a si misma “Nuevo Gobierno”.
El verdadero carácter de dicho proyecto autonomista, aun cuando se mantuviera al principio
la ficción de la defensa de los Derechos de Fernando VII, se revela cuando el 20 de abril de
Procurador General del estado Bolivariano de Nueva Esparta. Abogado. Doctor en Derecho Administrativo
Iberoamericano. Magister en Historia Regional d Venezuela. [email protected]
1
Historia Global de Venezuela. Desde los orígenes hasta la actualidad (S.XXI), editorial Globe, Caracas
2006.
1
1810, los dos Alcaldes que encabezaron entonces la Junta Suprema, el criollo Martín Tovar
Ponte y el español José de las Llamozas, dirigen una proclama a los “Habitantes de las
Provincias Unidas de Venezuela” en la cual ofrecen: “…os llamaremos oportunamente a tomar
parte en el ejercicio de la Suprema Autoridad con proporción al mayor o menor número de
individuos de cada Provincia”.
Al día siguiente (04/05/1810), en un edición de la Gazeta de Caracas, se ratifica el propósito
de la Suprema Junta de convocar a las Provincias Unidas a constituir un nuevo Gobierno2.
Durante las semanas siguientes al acontecimiento histórico, el letrado Juan German Roscio,
el más copiscuo de los ideólogos del movimiento, redacta la instrucción para la elección de los
Representantes de Caracas y las demás Provincias. En el Nro. 103 de la Gazeta de Caracas se
comienza a publicar por partes “El Reglamento para la Representación legítima y universal de
todos los Pueblos en la confederación de Venezuela”.
La imagen de Venezuela como una Nación separada de hecho de España desde el 19 de
abril se perfila todavía con mayor nitidez en un texto firmado por Francisco Javier Ustáriz, que
dice: “…la Suprema Junta tiene adelantada la convocación de los Diputados que han de
componer nuestra representación nacional y llevar a su perfección el objeto más recomendable
que se le confió el 19 de Abril…”
En el plano interior de la Capitanía General, los Cabildos de las Provincias de Cumaná,
Barinas, Trujillo, Barcelona, Mérida y Margarita, crearon juntas similares a la de Caracas. Sólo
Coro, Maracaibo y Guayana –que al comienzo también habían dudado para constituir Juntas-
permanecieron fieles a la causa monárquica y desconocieron a la Junta de Caracas.
2. MARGARITA, EL 4 DE MAYO DE 1810.
Para conocer realmente la historia de la nación, es necesario estudiar y profundizar en las
particularidades regionales y en las historias de las localidades, a su vez cuando enfrentamos el
estudio de alguna región, zona o ciudad, debemos tener en cuenta que ésta forma parte del
contexto nacional, que influye en su comportamiento; es decir, que no está aislada, y
necesariamente hay que tener en cuenta esta relación
La realidad histórica demuestra que la emancipación de Venezuela fue el resultado de la
suma de muchos factores que venían conformándose mucho tiempo antes de 1810, dentro y
fuera de Caracas, la mayoría de los cuales no se conocen suficientemente. Este es el caso de
lo ocurrido en las provincias de Maracaibo, Cumaná, Guayana y Margarita, y dentro de ellas sus
ciudades, villas y pueblos, que con autonomía de Caracas habían venido existiendo hasta la
implatación de las reformas político-administrativas de Carlos III y Carlos IV, y la creación de la
Capitanía General de Venezuela en 1777.
José de Austria considera que el 19 de abril de 1810 era inevitable y para eso los sucesos
de la metrópoli contribuyeron a dar el paso que se necesitaba; en el libro del destino estaba
escrita la libertad de la patria, (…) las cadenas forjadas en trescientos años se rompieron en
aquel venturoso día …a la paz sucedió la guerra; a la tiránica dominación de un monarca, la
libre soberanía del pueblo; a la opresión, la libertad…” 3.
Casi la totalidad de las provincias siguieron el ejemplo que Caracas dio….! Dándole
contenido a la armonía de nuestro himno nacional. Desde la perspectiva local de la Provincia de
2
El Congreso Nacional de 1811 y el Acta de Independencia, Edición aniversario de la presidencia del
Senado de la República, Caracas 1990, pág. 6
3
Morales peña, Alicia Margarita, la Independencia…Ob cit., pág. 95
2
Margarita, podemos afirmar sin ambages que los eventos revolucionarios ocurridos en Caracas
en días anteriores, influyeron definitivamente en los hechos que se producirían a continuación
en la isla de las perlas, en cuanto a su autodeterminación; a la par de sus propias realidades,
verificadas previamente.
En ese sentido fue determinante la encomienda que recibió el empresario insular Manuel
Placido Maneiro, quien se encontraba conectado con el movimiento independentista que se
gestaba desde Caracas, y a quien se le pidió que promoviera un movimiento similar en
Margarita. Es por ello que Maneiro se pone en marcha y contacta a los capitanes Juan Bautista
Arismendi, José Manuel Marcano y Rafael de Guevara y al comandante de artillería Cayetano
de Silva, logrando convencerlos de las ideas libertarias, así como a un grupo de personalidades
influyentes, incluyendo a españoles.
En la isla se encontraba como gobernador interino el capitán Don Joaquín de Puelles, quien
ejerció previamente la comandancia del Castillo de San Carlos Borromeo, con rango de
segundo jefe militar, hasta la muerte del Gobernador de Margarita, Antonio Montaña, ocurrida el
27 de abril de 1808. Puelles estaba casado con Trinidad Pérez, quien era una dama nativa de
la isla proveniente de una familia acomodada.
El 4 de mayo se concentran en la Plaza Mayor de la ciudad de La Asunción, justo frente al
cabildo, los notables, los cuerpos milicianos y gran parte del pueblo, quienes exigían la
destitución del gobernador interino Joaquín Puelles y que se nombrara una junta que
administrara los destinos de la isla. En consecuencia Puelles entrega el mando e
inmediatamente se constituye, por designación colectiva, la Junta Suprema Provincial que se
adhiere al movimiento independentista central del 19 de abril. La junta quedó presidida por el
Teniente Coronel Don Cristóbal Anés; se nombra a Manuel Placido Maneiro para representar a
la isla como Diputado ante la Junta Suprema de Caracas y posteriormente ante el Congreso
Nacional; a Don Joaquín Guevara, Gobernador Político y al capitán de infantería Rafael de
Guevara, Comandante General de las Armas.
Cabe resaltar la determinante participación y actuación del capitán Juan Bautista Arismendi,
para lograr la deposición del gobernador Puelles del poder; debido a la autoridad de Arismendi y
la credibilidad que poseía en la sociedad y frente a sus compañeros de armas. En virtud de ello
la Junta Provincial, recién designada, lo ascendió al rango de coronel y le confió la organización
de las tropas en la región insular.
El movimiento reaccionario de la provincia de Margarita fue tan significativo y legítimo, que
su espíritu se mantuvo vivo y latente durante mucho tiempo, a pesar de las diferencias entre los
actores del momento; “superó la caída de la primera y segunda República, todos los estragos,
penurias y sinsabores que la larga guerra ocasionó y hasta las acciones de armas del 31 de
julio de 1817 en Matasiete”4.
3. REFLEXIONES
La marcha que se emprendió y que vio luz -principalmente- desde el 19 de abril de 1810,
fue indetenible en cuanto a los aportes para la unificación de Venezuela como nación y, en lo
que respecta a los principios y valores que irradiaron para la organización política y los
derechos del pueblo.
4
José Joaquín Salazar “Cheguaco”, La Asunción ciudad próspera.
3
Es a partir de este evento, que se comienza a hablar de una entidad nacional, pero –muy
importante- sin perder las particularidades regionales, y rescatando la noción de soberanía
desde la población hacia el estado.
Se incorporan nociones como independencia, libertad, justicia y felicidad. Veamos la
Declaración de los Derechos del Pueblo pronunciada por la Junta Suprema de Caracas a la
sazón de los acontecimientos emancipadores, encontrando como fuente de inspiración la
declaración francesa de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, que –por cierto- aún
sigue vigente.
Se vincula la idea de independencia con los conceptos de libertad y soberanía. Un pueblo
debe buscar su propia identidad y destino, sin estar sometido a los designios de otra fuerza
externa. Y adicionalmente se incorpora la noción de felicidad como objeto y fin de la sociedad,
entendiendo que el establecimiento de un orden propio de actuación gubernamental y de
derechos, debe estar encaminado a proporcionarle felicidad al pueblo y no opresión; que en lo
personal consideramos más acertado asimilarlo a la fórmula contemporánea y constitucional,
referida al respeto por la dignidad humana.
Es evidente que aún estamos en deuda con este noble pueblo que reclama independencia,
libertad y felicidad con la garantía de su dignidad. Y con aquellos próceres que comenzaron
esta enorme gesta eternamente inconclusa.
Se pueden tener ideologías diferentes o simplemente puntos de vista distintos, pero lo que
no se puede permitir -por principio general y por humanidad- es el vaciamiento institucional. La
persona deja de ser libre e independiente cuando deja de ser capaz de tomar decisiones
individuales libremente, sin coacción; cuando pierde la capacidad de mantenerse por sí mismo;
cuando es obligado a sucumbir y entregar su dignidad por su subsistencia vital; generando
pérdida de garantías y de derechos para los ciudadanos, vulnerando su libertad. La
independencia y la soberanía no se conciben sólo para invocarlas frente a estados extranjeros,
son conceptos vivos y dinámicos que deben estar siempre presentes.
Un país donde ha perdido valor la idea de constitución, donde se instalan estructuras
paralelas desconociendo las instituciones legítimas, con órganos públicos controlados, no
brinda, ni seguridad jurídica, ni garantías para sus ciudadanos, perdiéndose por lo tanto los
componentes o atributos esenciales de los conceptos de libertad e independencia.
Es hora del reencuentro, es hora de que “cesen los partidos y se consolide la unión” de una
vez por todas, parafraseando al Libertador. Es el momento de pensar de verdad en la gente.
Por ello no podemos desmayar. Nuestra desesperanza es el triunfo y alimento de lo oprobio
y oscuro, lo indeseado gana si dejamos de luchar, nos derrota si dejamos de soñar con el país
que aspiramos y que nos merecemos todos. Reconquistemos los espacios que nos
corresponden, donde impere la fraternidad, la honestidad, la prosperidad y la excelencia,
vivamos con dignidad. Si no trabajamos todos en rescatar los valores, principios y la ética,
vamos a mantener un país fragmentado, corriendo el riesgo de perderlo.
Debemos reinstitucionalizar a la nación, redimensionar nuestro sistema democrático, pero
no desde la imposición de un grupo sobre otro, o de un sector sobre el otro, sino desde la
generación de conciencia sobre el bienestar colectivo, apoyándonos en la tecnología. Lo
anterior se inicia con el respeto de la legalidad, de la institucionalidad, de las autoridades
legítimas, de la ética y en fin de la democracia. Recordemos que los aportes o legados de los
acontecimientos históricos antes descritos se inscriben en grandes valores y principios que se
incrustaron en el ser del venezolano, como la libertad, la igualdad, la propiedad, la seguridad y
la independencia…así como, la felicidad como objeto y fin de la sociedad.
4
Isla de Margarita, 4 de mayo de 2020